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    gora. Estudos Clssicos em Debate17.1 (2015) 237-255 ISSN: 0874-5498

    Los antpodas de Alexander Ross y John Wilkins:

    una lectura de la contienda

    The antipodes according to Alexander Ross and John Wilkins:

    reading a dispute

    VIRGINIA IOMMI ECHEVERRA1(Instituto de Historia, Pontificia Universidad Catlica deValparaso Chile)

    Abstract:This article deals with the dispute which involved Alexander Ross and JohnWilkins concerning the crisis of Aristotelic cosmology which occurred in the first half ofthe 17thcentury. By examining the arguments of both thinkers pertaining to the idea ofthe antipodes in classical and Christian authors, this article seeks to reassess the tradi-tional interpretation of this debate as the confrontation between an advocate of theancient and an apologist of the modern by suggesting the reciprocal influence of bothsides of the controversy.

    Keywords:Classical cosmology; antipodes; Copernicanism.

    Introduccin

    Cada poca de la historia ha dado a la disputa sobre la supremaca delos antiguos o los modernos, un significado y estilo particulares.2La crisisdel sistema aristotlico durante el Renacimiento, fue tal vez uno de los esce-narios ms proclives a dicha querella. Si bien el enfrentamiento entre losvalores de lo antiguo y el avance de los modernos haba hasta entoncestenido un carcter ms bien literario, con la crisis de la cosmologa clsicaeste adquiri tambin un alcance cientfico.

    Fueron fundamentalmente dos los asuntos centrales de la contro-

    versia. El primero aluda a la negacin emprica del modelo de esferaselementales concntricas del Estagirita. El filsofo griego haba descrito el

    Texto recibido el 17.10.2013 y aceptado para publicacin el 05.06.2014.Investigacin financiada por Proyecto FONDECYT N 1140962

    [email protected] su clsica obra de 1856, Hippolyte Rigault mostr la extensa tradicin del

    tema desde sus orgenes entre los propios antiguos hasta los filsofos del siglo XVIII,ejercicio que podramos proyectar sin esfuerzo hasta nuestros das. De esta manera,Rigault interpretaba el famoso debate sostenido por los literatos en la Academia francesaya avanzado el siglo XVII, como expresin de un tpico recurrente en el pensamiento

    occidental. RIGAULT(1856). Al respecto ver tambin FUMAROLI(2005).

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    centro del cosmos como la sucesin descendente de las esferas de fuego,aire, agua y tierra. Sus comentaristas haban precisado que la existencia detierra sobre la superficie del agua era una excepcin permitida ya fuerapor razones fsicas o divinas nicamente en el hemisferio norte. De esta

    manera, durante siglos predomin la visin de la esfera terrestre comopunto central del universo, asomada extraordinariamente sobre la esfera deagua en su parte superior. Con la difusin de la versin completa de laGeografa de Ptolomeo y las navegaciones ultramarinas, este modelo se vioseriamente cuestionado desde el siglo XV. Durante la primera mitad delsucesivo, la idea de dos esferas separadas fue dando paso a la nocin de unnico globo compuesto por tierra y agua o, como se le denomin,terrqueo.3

    Precisamente mientras esta nueva concepcin se difunda y comen-zaba a ser adoptada por los propios escolsticos, una segunda y ms

    profunda crtica al sistema cosmolgico clsico comenzaba a instaurarse. Lapublicacin en 1543 de De revolutionibus orbium coelestium represent elgolpe ms significativo al modelo imperante, propiciando el abandono delorden geocntrico en favor del heliocntrico.4A diferencia de lo ocurrido conla idea de globo terrqueo, esta alternativa contradeca en su fundamento ellegado aristotlico, por lo que durante las dcadas siguientes y particular-mente a lo largo del siglo XVII el debate entre los defensores de ambossistemas nutri numerosos escritos que llevaron esta disputa astronmica ala arena de los antiguos y los modernos. En ese escenario el enfrentamientorespecto de las esferas elementales fue utilizado no solo como evidencia de

    los errores del modelo griego, sino tambin como prueba de las ambige-dades argumentativas de los referentes clsicos. Los matices de esta contro-versia se relacionaron asimismo con la consideracin religiosa del pro-

    blema. Los pasajes del Antiguo Testamento en que se aluda a la inmovi-

    3Ver GRANT(1984) y RANDLES(1994).4El sistema de Coprnico no era propiamente heliocntrico, pues consideraba que

    las esferas giraban en torno al Sol y este no se ubicaba exactamente en el centro deluniverso (el que corresponda al punto central de la rbita terrestre). Por este motivo se

    habla en su caso de un sistema helioesttico antes que heliocntrico. ROSSI (1997), 80-83.

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    lidad de la Tierra y al trnsito del Sol, agregaban un componente insos-layable a la reflexin cosmolgica.5

    El problema de los antpodas ocup en esta discusin un lugarrecurrente. La existencia de espacios habitados ms all de los territorios

    conocidos haba sido abordada en repetidas ocasiones desde la Antigedad.En trminos generales podran identificarse al menos cuatro tipos de argu-mentos que primaron en la tradicin occidental.6El primero de ellos corres-ponde al criterio hipottico, de gran fortuna en el pensamiento clsico.Segn este, la posibilidad de tierras lejanas en las que eventualmenteviviran hombres nunca antes vistos, era una alternativa admisible. Dentrode esta categora podran incluirse las reflexiones de Platn sobre un espa-cio ignorado paralelo al que habitamos, las afirmaciones de Aristtelesrespecto de sectores habitables en el hemisferio sur o la alusin de Cicern ala insignificancia de la regin conocida en relacin a la extensin real del

    mundo.7 Asimismo, las consideraciones de la esfera terrestre que imagi-naban cinco zonas climticas en el orbe - de las cuales solamente las dostempladas de ambos hemisferios eran habitables -; cuatro masas terrestresrepartidas en la superficie o bien tres tipos de habitantes segn la sombraque proyectaban de acuerdo a su ubicacin respecto del Sol, tambin

    5 Por ejemplo, en su comentario a la Esfera de Sacrobosco, el jesuita ChristophClavius citaba tres pasajes bblicos como evidencia al respecto: Salmo 103: 5 ("Quifundasti terram super stabilitatem suam, non inclinabitur in seculum seculi"), Eclesiasts 1: 4-5("Terra in aeternum stat, oritur Sol, & occidit, & ad locum suum revertitur, ibique renascensgyrat per meridiem, & flectitur ad aquilonem") y Salmo 18: 4-6 ("In sole posuit tabernaculumsuum, & ipse tanquam sponsus procedens de thalamo suo, exultavit vt Gigas ad currendam viam,a summo caelo egressio eius: Et occursus eius usque ad summum eius, nec est qui se abscondat acalor eius"). CLAVIUS (1570) 247-258. Ver al respecto MCCOLLEY (1938). Sobre Claviusvase LATTIS(1994), GRANT (1984) y IOMMI& IOMMI(2013).

    6 La distincin que aqu proponemos corresponde a una agrupacin de lasprincipales teoras al respecto segn el eje argumentativo utilizado. Aunque no incluyenecesariamente todas las propuestas o rene bajo una misma categora concepcionesalgo diversas, nos parece til como introduccin histrica al problema, sin tenerpretensin de exhaustividad alguna.

    7 Platn, Fedo, 109 B; Arist. Meteorologica 2.5 (362b), Cic. De republica 6.21. Esteltimo enfoque sera seguido por Plinio en su His. Nat. 2. 172-174. Para una anlisis delas diversas posturas respecto de los antpodas en la tradicin occidental, vase H IATT

    (2008).

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    valdra incorporarlas dentro del parecer hipottico puesto que especulabancon la distribucin de tierras sobre el globo. 8

    Un segundo argumento es el que llamaremos cosmolgico y que deri-vaba directamente de la concepcin aristotlica del universo. Aunque en sus

    Meteorologica el Estagirita adhera a la divisin zonal del globo, en De caelohaba descrito la sucesin decreciente de las esferas de fuego, aire, agua ytierra, ubicando a esta ltima en el centro del cosmos.9Segn este principio,la tierra deba estar totalmente sumergida en el agua, siendo fsicamenteimposible la existencia de terra firma o seca sobre la superficie del mar.Aunque el filsofo griego no abord este problema en su exposicin, suscomentaristas medievales desarrollaron diversas teoras para salvar eldilema. Desde la explicacin que recurra al milagro divino, pasando por laatraccin magntica ejercida por las estrellas del hemisferio norte sobre lamasa terrestre, hasta llegar a las propuestas fsicas de la Escuela de Pars en

    el siglo XIV que distinguan entre el centro de gravedad de la tierra y elcentro geomtrico de la esfera para permitir la elevacin de una porcin delelemento central del cosmos sobre el agua; la extensa tradicin medieval enla materia insista en la excepcionalidad del fenmeno en la parte superiordel globo, negando siquiera la opcin de tierra emergente en la seccinmeridional del mismo.10

    Esta lectura estuvo en gran medida acompaada por un tercer tipo deargumentacin: la religiosa. Segn Lactancio (s. IV) la posibilidad de ant-podas era una ficcin derivada de una filosofa corrupta, por lo que en suobra ridiculizaba la idea de hombres que colgaban al otro lado del mundo.11

    Ms all de las innegables proyecciones de su enfoque segn veremosms adelante fue la visin de San Agustn la ms relevante en la tradicincristiana medieval. El obispo de Hipona desarroll en De civitate dei el razo-namiento que sera aceptado y reproducido por la gran mayora de

    8La primera de estas teoras es atribuida a Parmnidas (s. V a. C.), la segunda aCrates de Malos (c. 150 a. C.) y la tercera a Posidonio (I a. C). Ver HIATT(2008) 16-17.

    9Arist. De cael. 2.4.10Sobre los distintos argumentos ver DUHEM(1965).11PL 6, cols. 425-428. Ver HIATT(2008) 56-58.

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    pensadores cristianos medievales. 12 Segn l, la creencia en pueblos en laparte opuesta del mundo no solo era una mera conjetura, sino que ademsera contradictoria con las Escrituras. Puesto que esos territorios eraninaccesibles, sus habitantes no podan ser descendientes de Adn y por lo

    tanto no haban sido redimidos por Cristo.13Estas tres perspectivas fueron protagonistas de la discusin hasta

    mediados del siglo XV, cuando comenz a imponerse una nueva visin dela esfera terrestre que inclua espacios habitables en el hemisferio sur. Esteenfoque geogrfico-emprico estuvo influenciado tanto por la difusin de laGeografa de Ptolomeo, como por las cada vez ms numerosas navegacionesultramarinas de entonces. Si en el texto del autor alejandrino se ubicaban

    bajo el Ecuador - supuesta zona trrida - una serie de islas, el conocimientorecabado en la experiencia de viajes alrededor del globo confirmaba la exis-tencia de territorios antes desconocidos.14Esta nueva imagen del globo per-

    miti la reivindicacin de la idea de antpodas, lo que explica la profusaalusin al tema en los tratados cosmogrficos del Renacimiento.15 As loscuatro argumentos que hemos descrito hipottico, cosmolgico, religiosoy geogrfico-emprico fueron revisados en medio de las discusionescientficas desarrolladas durante el siglo XVI, buscando contrastar la nuevaevidencia recopilada con la tradicin literaria.

    El presente trabajo abordar una etapa tarda del debate antesdescrito, pues analizar el conflicto a partir de las obras publicadas enInglaterra por Alexander Ross (1590- 1654) y John Wilkins (1614-1672) entre1634 y 1646. Lo interesante de este caso no es tanto la persistencia del

    problema cuando ya haba una suerte de consenso amplio respecto de laestructura del globo terrqueo, sino los matices que el mismo adopt apropsito de la consideracin de las posturas antiguas y modernas. El en-

    12Entre las excepciones se cuenta a Virgilio de Salzburgo (s. VIII), quien habra

    defendido la existencia de hombres bajo la tierra, segn una acusacin realizada por uncontemporneo. Como precisa Hiatt, desconocemos si ms que antpodas se trataba deun mundo subterrneo. HIATT(2008) 82-83.

    13PL 41, col. 487. Ver HIATT(2008) 58-59; RANDLES(1994) 19-20.14GAUTIER DALCH (2009) 200; RANDLES(1994) 35-74; RANDLES(1980).15 Para las menciones en escritos italianos sobre la esfera del siglo XVI, vase

    IOMMI(2012).

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    frentamiento entre ambos autores ha sido estudiado tradicionalmente comola disputa entre un exponente de la nueva ciencia y un defensor de loscriterios de autoridad clsicos.16 Esa perspectiva ha ponderado el tema delos antpodas dentro del marco general de los argumentos esgrimidos por

    ambos autores a propsito del heliocentrismo, apreciando esta distincinevidente en el tipo de explicacin ofrecida. En este artculo pretendemosmostrar que a propsito del problema especfico de habitabilidad del hemis-ferio sur es posible identificar un razonamiento ms complejo tanto en Rosscomo Wilkins, el cual permite proponer la influencia recproca de ambos

    bandos en la contienda. Como veremos, la adopcin de un planteamientocientfico no es exclusiva a Wilkins, ni la valoracin de los antiguos espropia nicamente de Ross.

    1. La defensa del argumento bblico en Ross

    Nacido en Aberdeen hacia 1590, la vida de Alexander Rosstranscurri en uno de los perodos ms agitados de la historia inglesa.Formado en su natal Escocia segn un estricto currculo escolstico,17desarroll tempranamente su inters por el gnero argumentativo de lascontroversias. Como ha afirmado Adrian Johns, Ross estuvo destinado aescoger el lado perdedor en cada una de las polmicas en las que se vioenvuelto, lo que explica la escasa simpata con la cual ha sido recordado porlos historiadores de la ciencia.18No obstante, el estudio de su obra permiteconocer un tipo de conservadurismo filosfico caracterstico del perodoinmediatamente anterior a la Guerra Civil de mediados de siglo. 19 Sus

    tratados sobre cosmologa, o mejor dicho, a propsito de la misma, dancuenta de las premisas y razonamientos desde los cuales se defenda elmodelo aristotlico.

    El ao 1634, Ross public en Londres su primer escrito en la materiatitulado Commentum de terrae motu circulari.El libro estaba dedicado al en-

    16Este ha sido el enfoque seguido por los principales estudiosos de la querella:

    MCCOLLEY(1938); FOSTERJONES(1982), cuya primera edicin es de 1961; JOHNSON(1968);JOHNS(1997) y ALLAN(2001).

    17JOHNS(1997) 28.18JOHNS(1997) 23.19ALLAN(2001).

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    tonces Arzobispo de Canterbury, William Laud.20 Como Canciller de laUniversidad de Oxford, Laud haba liderado una serie de reformas orien-tadas a enfatizar el legado escolstico y patrstico en la formacin, 21por loque la cercana intelectual con Ross era evidente.

    Dejando en claro su postura desde la dedicatoria, Ross presentaba suobra como una refutacin a los planteamientos de dos autores: Philip vanLansberg (1561-1632) y Nathanel Carpenter (1589-c.1628). El primero era unastrnomo holands que haba defendido pblicamente el heliocentrismo yla realidad de los movimientos de rotacin y traslacin terrestre, recha-zando explcitamente el uso de las Escrituras como prueba en estas mate-rias.22 El segundo era un filsofo calvinista ingls que haba sostenido elmovimiento diurno de la Tierra sin aceptar el heliocentrismo.23 Comohemos sealado, uno de los puntos recurrentes en este debate era el vnculoentre la nocin de esferas elementales abandonada ya incluso por los

    seguidores de Aristteles al momento de esta controversia y la negacindel heliocentrismo. Los defensores del copernicanismo insistan en que notena sentido aceptar el error de los antiguos en el primero de estos temas ynegarlo en el segundo recurriendo a la autoridad de los clsicos comoprueba de certeza.

    Justamente al tema de los antpodas dedic Ross el noveno captulode su Commentum, con el propsito de examinar la opinin de algunos

    20Sobre su rol religioso y poltico como consejero de Carlos I, ver CARLTON(1987).21JOHNS(1997) 32.22 Sobre Lansberg ver VERMIJ (2002). Lansberg menciona a Lactancio y San

    Agustn como evidencia del error de este criterio a propsito de los antpodas. LANSBERG(1651) 6-7.

    23 Las ideas de Carpenter estn contenidas en las obras Philosophia libera tripliciexercitationum decade proposita (1621), Frankfurt, Sumptibus Hulsianis y Geographydelineated forth in two books (1625), Oxford, I. Lichfield & W. Turner. Sobre la posturacosmolgica de Carpenter y su defensa del llamado "cuarto sistema" (el Sol ubicado enmedio de los planetas y la Tierra al centro de las estrellas fijas), ver MCCOLLEY (1940).McColley seala que el enfoque de Carpenter respecto a las Escrituras era tandiplomtico que resulta difcil comprender porqu fue elegido por Ross como objeto de

    sus crticas. MCCOLLEY(1938).

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    autores cristianos al respecto.24 El polemista comenzaba por precisar queSan Agustn haba negado los antpodas a partir de una razn pa: la impo-sibilidad de descendencia de Adn ms all de las columnas de Hrcules.25Enseguida, el autor escocs resuma los argumentos de los copernicanos

    sobre la consideracin de los padres de la Iglesia y las Escrituras en materiacosmolgica, preguntndose si las apreciaciones de los mismos probabanlas limitaciones bblicas en la disciplina astronmica. Su respuesta eratajante: el principio que llevaba a estas dudas era errneo.26De esta manera,su defensa deba demostrar la inconsistencia de dicha crtica si pretendasalvaguardar la tradicin precedente.

    A partir de dos pasajes del Antiguo Testamento en los que se afir-maba que la Tierra estaba cubierta por agua en la parte inferior, sin otorgaraparentemente posibilidad a los antpodas, 27 Ross argumentaba un errorinterpretativo por parte de Agustn como causa de la equivocacin. Segn

    el autor escocs, el obispo de Hipona no haba comprendido, dado su escasodominio de la lengua hebrea, el versculo: Porque el Seor puso las bases de laTierra y la afirm sobre los mares y los ros (Psalmo 24,2). Agustn ignoraba queese "sobre" deba ser traducido como "ms alto que". 28 Sin embargo, agre-

    24El ttulo del captulo es Examinatur opinio Augustini, Lactantii & Virgilii Episcopi,

    de Antipodibus.25 ROSS (1634) 19. En el pasaje de la Ciudad de Dios en que trataba el tema, San

    Agustn argumentaba que si en el Nuevo Testamento se estableca que la evangelizacinhaba tenido lugar como resultado de las actividades proselitistas de los apstoles,entonces deba descartarse la existencia de seres humanos en la seccin meridional de laTierra. PL 41, col. 487. Ver HIATT(2008) 55.

    26 "An quia Augustinus negat Antipodes, propterea negat Scriptura? 2. AnScriptura negat Antipodes, quia de illis nihil loquitur? 3. An quia ex Scripturis nonprobatur dari Antipodes, ergo ex Scripturis non potest probari terrae immobilitas? 4. AnScriptura est inepta ad examinanda Astronomica, quia Lactantius derideteos quiasserunt Antipodes? Imo ineptum est hoc tuum enthymema, quod tot laborat absurdis".ROSS(1634) 19.

    27 Los versculos son Psalmo 24: 2 ("quia, ipse super maria fundavit eum et superflumina praeparavit eum") y Gnesis 1:9 ("dixit vero Deus congregentur aquae quae sub caelosunt in locum unum et appareat arida factumque est ita").

    28"Ratio autem cur Augustinus phrasin hanc Psal. 24 non intellexit, fuit ignoran-tia Linguae Hebraeae; haec enim caret comparativis, ad quorum vim supplendam, utitur

    praepositionibus, prae, super, &c. Terra est super mare, id est, terra est altior mari. Sic

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    gaba Ross, no era extrao que leyese de esta manera el pasaje, puesto quetanto Aristteles como Plinio haban tambin negado los antpodas.29 Elautor retomaba de esta manera la tradicin que insista en la imposibilidadde vida en las zonas glidas extremas de la Tierra y el centro ecuatorial o

    zona trrida. Ni Aristteles ni Plinio negaban en dichos pasajes la habita-cin de la zona templada meridional, sino ms bien referan a la divisinzonal del globo.30Ross situaba hbilmente esta reflexin en el mismo planodel rechazo agustiniano.31

    El polemista en menos de diez lneas salvaba de este modo el textobblico, defenda a San Agustn e insista en el valor de la autoridad de losantiguos como criterio de verdad. Conclua luego el captulo insistiendoque la pretensin de los copernicanos era subvertir con este tipo de maqui-naciones el testimonio de las Escrituras en materia cosmolgica.

    2. Wilkins y la modernidad de los antiguos

    El libro de Ross haba pasado casi inadvertido entre sus contempo-rneos,32 hasta que fue escogido por un joven defensor del nuevo sistemaastronmico como blanco de sus crticas. John Wilkins se haba formado enOxford y llegara a ser conocido como una de las figuras ms importantes

    eloquia tua super mel, id est, dulciora melle". ROSS(1634) 20. Ross afirma que debe tra-ducirse como el Psalmo 119, 103: "quam dulcia faucibus meis eloquia tua super mel ori meo".

    29ROSS(1634) 20. Los pasajes citados por Ross son Arist.Mete. 2. 362b y Plin. Nat.2. 172.

    30 De hecho hemos mencionado la postura de ambos respecto a los antpodascomo parte del argumento hipottico clsico (ver Introduccin). En el pasaje citado porRoss, Aristteles describe la tradicional divisin zonal que distingua cinco reas: la zonaecuatorial, las dos polares y dos secciones templadas ubicadas entre los trpicos y cr-culos polares de cada hemisferio. De estas, solamente las ltimas podan ser habitadas.Por su parte Plinio reproduca la misma distincin, insistiendo en la separacin deambas zonas templadas por la franja trrida. Posiblemente Ross consider estos pasajescomo negacin de vida humana en los antpodas siguiendo el principio de San Agustn:era imposible llegar hasta la otra rea habitable atravesando el calor extremo de la zonacentral.

    31 Mientras en Cael. 2. 287a-287b Aristteles describa el modelo de esferasconcntricas, enMete.2. 362b reproduca la teora de las cinco zonas terrestres. Sobre estacontradiccin, rara vez mencionada por los comentaristas, ver RANDLES (1994) 8-9.

    32JOHNS(1997) 39.

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    en el desarrollo de la filosofa experimental inglesa.33Todava no ganaba esareputacin cuando public en 1640A Discourse concerning a New Planet. Dosaos antes haba difundido un impreso annimo titulado The Discovery of aWorld in the Moone, en el que defenda una idea considerada comnmente

    insensata.34 Wilkins reedit este texto junto a su Discourse, omitiendosiempre su nombre. No es extrao que el autor ingls reuniese ambosescritos, pues los dos estaban orientados a criticar posturas sostenidas porsiglos: si The Discovery sugera que era posible la existencia de un mundohabitado desconocido en la Luna, el Discourse declaraba, siguiendo a Copr-nico, que la Tierra poda ser considerada como uno ms de los planetas.Wilkins asuma la posibilidad de nuevos descubrimientos y del tan ansiadoavance del saber como una realidad cierta,35 cuestionando directamente auno de los defensores modernos de la tradicin antigua.

    En su Discurso, el autor ingls afirmaba que la gente comn juzga por

    sus sentidos, mecanismo inapropiado para decidir cualquier duda filosficapues, enfatizaba, era necesaria la razn.36 Los "padres antiguos", aunqueeminencias por sus santas vidas y sabidura teolgica, haban sido igno-rantes en otros temas, como por ejemplo, los antpodas. En este punto,Wilkins recordaba el argumento esgrimido por Ross para defenderlos,segn el cual no se trataba de ignorancia puesto que tambin Aristteles yPlinio haban rechazado su existencia.37 Para rebatirlo, el copernicanocomenzaba por afirmar que los filsofos naturales no eran infalibles (dehecho ese era el sustento de todo su escrito). Enseguida completaba su res-puesta indagando en la postura de los antiguos, reprochando tcitamente la

    ignorancia del propio Ross de las ideas clsicas. Wilkins diferenciaba entre

    33Sobre Wilkins ver SHAPIRO(1969).34 En la carta dedicada al lector, Wilkins afirma: "It is my desire that by the

    occasion of this discourse, I may raise up some more active spirit to a search after otherhidden and unknowne truthes. Since it must needes be a great impediment unto thegrowth of sciences, for men still so to plod on upon beaten principles, as to be afraid ofentertaining any thing that may seeme to contradict them". W ILKINS (1638), To thereader, s/n.

    35FOSTERJONES(1982) 77.36WILKINS(1802) 38.37WILKINS(1802) 139.

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    quienes negaban la existencia de los antpodas como Juan Crisstomo oLactancio y aquellos que crean erradamente en la inhabitabilidad deotras zonas que no fuesen templadas, rebatiendo la asociacin hecha por elescocs entre ambos grupos. Dado que lo opuesto de la zona templada

    habitada deba necesariamente ser otra zona templada, estos autores norefutaban de plano su existencia. Wilkins agregaba adems que algunosparecan haber olvidado, o no entendido, la comn distincin geogrficaentre "antaci, periaeci and antipodes".38

    El filsofo ingls recordaba as la denominacin de los habitantes dela esfera terrestre propuesta por Gmino, astrnomo griego del siglo I.Siguiendo la teora atribuida a Crates de Malos (c.150 a.C),39Gmino distin-gua tres grupos de habitantes en las zonas desconocidas del globo: perioikoi(en el otro extremo del hemisferio norte), antoikoi (bajo la ecmene en elhemisferio sur) y antipodas (en el extremo inferior opuesto del hemisferio

    sur).40Los nombres utilizados por Wilkins permiten suponer que haba con-sultado los Elementa astronomiae de Gmino, publicados por primera vez en

    38"Though these great naturalists, for want of some experience, were mistaken inthat opinion, whilst they thought no place was habitable but the temperate zones: yet itcannot be from hence inferred that they denied the possibility of antipodes; since theseare such inhabitants as live opposite unto us in the other temperate zone: and it were anabsurd thing to imagine that those who lived in different zones, can be antipodes to oneanother; and argues that a man did not understand, or else had forgotten that commondistinction in geography, wherein the relation of the world's inhabitants unto oneanother are reckoned up under these three heads; antaci, periaeci, and antipodes. But letthis pass: it is certain, that some of the fathers did deny the being of any such, uponother more absurd grounds. Now if such as Chrysostom, Lactancius, &c. who werenoted for great scholars; and such too as flourished in these latter times, when all humanlearning was more generally professed, should notwithstanding be so much mistaken inso obvious a matter: why then may we not think that those primitive saints, who werethe penmen of scripture, and eminent above others in their time for holiness andknowledge; might yet be utterly ignorant of many philosophical truths, which arecommonly known in these days?" WILKINS (1802) 139-140. En sus Homiliae de Statuis,Juan Crisstomo haba afirmado que la Tierra flotaba sobre el agua. PG 49, cols.107-108.

    39Sobre Crates ver BROGGIATO(2001).40HIATT(2008) 17.

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    1590,41 o la ms conocida adaptacin de este modelo propuesta por Cle-medes en De motu circulari corporum caelestium.42La influencia de este ltimofue significativamente ms extensa y se le atribuye la difusin renacentistadel concepto de periokoi, ausente en otros seguidores del modelo crate-

    siano.43 De hecho, uno de los tratados cosmolgicos ms populares enInglaterra entre finales del siglo XVI e inicios del siglo XVII, el Tractatus de

    globis et eorum usu del matemtico Robert Hues, reproduca esta nomen-clatura,44por lo que Wilkins pudo haberla extrado de un libro moderno.

    Wilkins desafiaba al propio Ross en el conocimiento de los antiguos yrescataba una tradicin particular con el propsito de admitir la pertinenciade la teora que reconoca cuatro zonas habitadas en los hemisferios norte ysur. El autor ingls atacaba as la defensa indiscriminada de los antiguosdestacando paradjicamente aquellos aspectos de la tradicin clsica que nose contradecan con el conocimiento moderno. Si Ross quera defender a los

    antiguos deba comenzar por conocerlos.A propsito de su orientacin cientfica, se ha afirmado que Wilkins

    se opona a cualquier tipo de dogmatismo a pesar de su compromiso con lanueva cosmologa, conservando una postura desprejuiciada y crtica frenteal conocimiento.45 Esta descripcin puede aplicarse al caso antes descrito,

    41 TODD (2003) 10. Si bien parte de la obra de Gmino haba sido estudiada ypublicada con anterioridad bajo el ttulo de Sphaera(atribuida errneamente a Proclo),esta seleccin no inclua el captulo XVI referido a los habitantes de la Tierra. La editioprinceps del texto estuvo a cargo de Edo Hilderich von Vatel (1533-1599). Esta fuepublicada en 1590 y en la traduccin latina que acompaa al original, se utilizan losconceptos deperioeci, antoeci y antipodes.GMINO(1590) 190.

    42Aunque la primera traduccin latina, obra de Carlo Valgulio (c.1450-1517), fuepublicada en Brescia en 1497, esta no translitera el trmino griego y prefiere circumcolae,CLEOMEDES (1497) Libro I, sin paginacin. Giorgio Valla (1447-1500) en De expetendis etfugiendis rebus utiliza en cambio ambos conceptos (circumcolentes y perioecos), VALLA(1501) Libro XXIII, captulo V, sin paginacin. Aunque el texto griego haba sido copiadoprofusamente en los siglos XIV y XV, la primera edicin griega apareci en Pars en 1539a cargo de un editor annimo y en 1605, Robert Balfour public una edicin bilingecomentada, donde tambin utiliza el concepto deperioecos.CLEOMEDES(1605) 12. Sobre latradicin del texto ver TODD(1992).

    43RANDLES(1994) 11. Sobre Cleomedes ver BOWEN& TODD(2004).44HUES(1889) 40-42.45FOSTERJONES(1982)78.

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    pues su intencin no es atacar a los antiguos en cuanto tales, sino los erroresen los que algunos de ellos haban incurrido.

    3. La respuesta de Ross.

    Ross elabor su respuesta casi inmediatamente, pero esta aparecirecin en 1646, posiblemente como consecuencia de la guerra civil que paraentonces haba ya costado la cabeza de William Laud.46Su libro llevaba porttulo The new planet no planet, en claro ataque contra Wilkins. El captuloprimero era una reelaboracin de sus ideas publicadas en el Commentumrespecto de la postura de los padres de la Iglesia sobre los antpodas. Enesta versin el texto estaba enfocado a rebatir su supuesta ignorancia enmateria cosmolgica. Para eso comenzaba por sealar que en realidad eranlos filsofos antiguos quienes tenan opiniones erradas al respecto, las quehaban sido rechazadas prudentemente por los telogos cristianos. Ross

    deca no negar los antpodas, sino los postulados equivocados que preten-dan probar su existencia.47Enseguida resuma las reflexiones de San Agustn sobre esta deno-

    minada "fbula" insistiendo en las dudas sobre la existencia de habitantesen la parte contraria de la tierra, puesto que no se explicaba cmo habanatravesado el vasto ocano despus del estrecho de Gibraltar. Ross repetaque no se haban entregado pruebas l agregaba ni demostrativas, niexperimentales sino que eran meras conjeturas.48 Los filsofos habanargumentado que era otra raza de hombres, que haba estado all perpetua-mente y que jams llegara a conocerse. Asuman, por la redondez de la

    tierra, que el hemisferio sur deba necesariamente estar habitado y sugeranque la tierra opuesta tena un movimiento contrario.49Este elenco de errorespermita a Ross mostrar que las dudas de los Padres eran razonables y queno se trataba de ignorancia en temas de filosofa natural. Agregaba adems

    46JOHNS(1997) 45.47ROSS(1646) 3.48 "The reasons which they alledged to prove the Antipodes were not

    demonstrative, nor experimentall, but meerely conjecturall; so that the Fathers couldreceive no satisfaction from their reasons" ROSS(1646) 3. Para apreciar las adiciones deRoss al pasaje de San Agustn ver PL 41, col. 487.

    49ROSS(1646) 4.

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    que los filsofos algunas veces dudaban, sealando que los antpodasestaban ubicados al oeste y a veces al sur, confundindolos con losantichthones.50 El autor escocs responda as a la acusacin personal deWilkins respecto del desconocimiento de las fuentes antiguas, incluyendo

    una de las categoras omitidas por el ingls en su escrito. Se trata de losantikthones, concepto al parecer introducido en el modelo cratesiano porMarciano Capela (s. V) en su escrito De nuptiis Philologiae et Mercurii.51Segnla denominacin adoptada por Wilkins (deudora de Gmino y Clemedes),correspondan a los periokoi ubicados en el otro extremo del hemisferionorte. La confusin entre antipodasy antikthonesa la que refiere Ross no apa-rece en el texto del autor ingls, quien ocupa correctamente los trminos.Aunque la nocin ya se utilizaba para designar una lejana tierra opuesta enel mundo antiguo,52 la mencin del polemista podra ser una alusin alpropio Coprnico. En su De revolutionibus el astrnomo polaco haba afir-

    mado a propsito de la continua extensin de las tierras habitadas graciasa los descubrimientos de espaoles y portugueses que no debiese mara-villar la existencia real de antipodasy antichtones.53Aunque del fragmento nopuede deducirse una confusin de los conceptos, la mencin a las navega-ciones portuguesas permite asumir que Coprnico pensaba en los viajes porel sur de frica y Asia, zona que corresponda a la de los llamados antoikoi.Ross devolva as la acusacin de ignorancia sobre las teoras de los an-tiguos hecha por Wilkins, atacando la impericia en la materia del mximoreferente de la nueva cosmologa.

    Ross propona diferenciar entre filsofos o pensadores paganos y los

    Padres de la Iglesia. Los primeros, bsicamente los seguidores de Crates,haban admitido su existencia en base a meras conjeturas. Los segundos,haban negado la posibilidad de antpodas siguiendo un razonamientoprudente y ajustado a la evidencia disponible. El autor escocs adoptaba asun criterio explicativo moderno sustentado en el principio cientfico de laprueba experimental para defender a ciertos antiguos.

    50ROSS(1646) 4.51RANDLES(1994) 11. Ver De nupt. 6, 605.52HIATT(2008) 17 y 34 (nota 19).53De Revolutionibus, I, 3.

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    Wilkins, por su parte, prefera resguardar la tradicin cratesiana paraatacar la obstinacin de los adalides contemporneos de la Antigedad.Remitindose al conocimiento de las distinciones entre cuatro zonas habi-tadas en la superficie terrestre, el autor ingls se burlaba de la torpeza argu-

    mentativa de su rival. Esta defensa de lo antiguo por parte del moderno noresulta sorprendente si se considera por ejemplo uno de sus escritos tardos,

    An Essay towards a Real Character and a Philosophical Language.En l asuma laprecisin cientfica de la Biblia - soporte de las crticas de los antiguos a losmodernos a propsito de las dimensiones del Arca de No.54La curiosareflexin de Wilkins reflejaba, segn Richard Westfall, uno de los principiosde su pensamiento: la ausencia de contradiccin entre la filosofa natural yla religin.55 Paradjicamente, Ross estaba de manera totalmenteopuesta en el mismo bando.

    Conclusiones

    La relacin entre la posibilidad de antpodas y el nuevo modelo cos-molgico haba sido sugerida desde los inicios de la crisis del sistema deesferas elementales. Durante el siglo XVI la posibilidad de habitantes desco-nocidos de la esfera terrestre haba sido evidencia de la sabidura de losantiguos y la pertinencia de su pensamiento para corregir las deficienciasdel modelo aristotlico.56 En medio de la polmica inglesa casi un sigloms tarde cuando el modelo de las esferas tenda a su desaparicin, lacontroversia sobre la explicacin cratesiana de los cuatro grupos dehabitantes haba cambiado de enfoque. El antiguo rechazaba la teora con el

    propsito de defender a quienes razonablemente se haban negado aadoptarla, como Lactancio o San Agustn. El moderno optaba en cambio porresaltar su coherencia con la nueva evidencia emprica y criticar a quienespreferan abrazar las ideas obsoletas de Aristteles. Ross vesta as su argu-mento con la retrica cientfica moderna para resguardar el modelo escols-

    54WESTFALL(1958) 35.55WESTFALL(1958) 35.56Ver por ejemplo el uso que hicieron de la tradicin cratesiana los comentaristas

    renacentistas de Sacrobosco en IOMMI(2012).

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    Resumo: Este artigo aborda a disputa mantida entre os pensadores Alexander Ross eJohn Wilkins a propsito da crise da cosmologia aristotlica na primeira metade dosculo XVII. Partindo da anlise dos seus argumentos em torno da ideia de antpodas em

    autores clssicos e cristos, o presente trabalho pretende matizar a tradicional apreciaodeste debate como o confronto de um defensor do antigo e um expoente do moderno,propondo a influncia recproca de ambos os lados da contenda.

    Palavras-chave: Cosmologia clssica; antpodas; copernicanismo.

    Resumen: Este artculo aborda la disputa sostenida entre los pensadores Alexander Rossy John Wilkins a propsito de la crisis de la cosmologa aristotlica durante la primeramitad del siglo XVII. A partir del anlisis de sus argumentos en torno a la idea deantpodas en autores clsicos y cristianos, el presente trabajo pretende matizar latradicional apreciacin de este debate como el enfrentamiento entre un defensor de loantiguo y un exponente de lo moderno, proponiendo la influencia recproca de ambos

    bandos en la contienda.Palabras clave:Cosmologa clsica; antpodas; copernicanismo.

    Rsum: Cet article aborde la dispute entre les penseurs Alexander Ross et John Wilkins propos de la crise cosmologique aristotlicienne dans la premire moiti du XVIIesicle. En partant de lanalyse de leurs arguments, autour de lide dantipodes chez desauteurs classiques et chrtiens, ce travail prtend nuancer la traditionnelle apprciationde ce dbat comme la confrontation dun dfenseur de lancien et un reprsentant dumoderne, en proposant linfluence rciproque de part et dautre de la dispute.

    Mots-cls: Cosmologie classique; antipodes; copernicanisme.