7 - Witker - Occidente Ante Las Nuevas Tipologías Del Terrorismo

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Estudios Públicos, 98 (otoño 2005). ESTUDIO OCCIDENTE ANTE LAS NUEVAS TIPOLOGÍAS DEL TERRORISMO Ivan Witker El terrorismo, instrumento de larga data de la violencia política, ha devenido en un poderoso factor de las relaciones internacionales contemporáneas. Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas y el Pentágono en EE.UU., y de marzo de 2004 en Atocha, Madrid, ocupa un lugar preeminente en el arsenal de los grupos fundamentalistas islámicos contra Occidente, al punto que tales ataques marcarían el fin del corto período de post Guerra Fría. En la primera parte de este artículo se periodizan cuatro fases de su desarrollo evolutivo: anarquista, insurgente, revolucionario y funda- mentalista religioso y nacionalista. La segunda se detiene en el terro- rismo fundamentalista o neoterrorismo, advirtiéndose la amenaza que éste representa para el proyecto de civilización de Occidente que conjuga democracia, estado de derecho y mercado. IVAN WITKER. Ph. D., Universidad Carlos IV, Praga. Es responsable de la Cáte- dra de Relaciones Internacionales de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (ANEPE) y analista de BBC World Service para asuntos latinoamericanos. Entre 1997 y 2004 se desempeñó como coordinador de la mención en Estudios Inter- nacionales del Doctorado en Estudios Americanos de la Universidad de Santiago. Este artículo forma parte del proyecto de investigación Fondecyt 1030017 “Estado, Socie- dad y Terrorismo”.

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Iván Witker - Occidente ante las nuevas tipologías del terrorismo

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  • Estudios Pblicos, 98 (otoo 2005).

    ESTUDIO

    OCCIDENTE ANTE LAS NUEVAS TIPOLOGASDEL TERRORISMO

    Ivan Witker

    El terrorismo, instrumento de larga data de la violencia poltica, hadevenido en un poderoso factor de las relaciones internacionalescontemporneas. Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 alas Torres Gemelas y el Pentgono en EE.UU., y de marzo de 2004en Atocha, Madrid, ocupa un lugar preeminente en el arsenal de losgrupos fundamentalistas islmicos contra Occidente, al punto quetales ataques marcaran el fin del corto perodo de post Guerra Fra.En la primera parte de este artculo se periodizan cuatro fases de sudesarrollo evolutivo: anarquista, insurgente, revolucionario y funda-mentalista religioso y nacionalista. La segunda se detiene en el terro-rismo fundamentalista o neoterrorismo, advirtindose la amenazaque ste representa para el proyecto de civilizacin de Occidenteque conjuga democracia, estado de derecho y mercado.

    IVAN WITKER. Ph. D., Universidad Carlos IV, Praga. Es responsable de la Cte-dra de Relaciones Internacionales de la Academia Nacional de Estudios Polticos yEstratgicos (ANEPE) y analista de BBC World Service para asuntos latinoamericanos.Entre 1997 y 2004 se desempe como coordinador de la mencin en Estudios Inter-nacionales del Doctorado en Estudios Americanos de la Universidad de Santiago. Esteartculo forma parte del proyecto de investigacin Fondecyt 1030017 Estado, Socie-dad y Terrorismo.

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    El revolucionario es un ser perdido desde el comienzo.No tiene inters propio, propiedad,

    sentimientos, relaciones personales, ni siquiera nombre.(Josef Bakunin, El Catecismo Revolucionario.)

    INTRODUCCIN

    l terrorismo ha sido desde siempre un componente de la violenciapoltica y se le debe aprehender como un instrumento de agresin, destina-do a aniquilar o atemorizar al rival mediante el terror e intimidacin de perso-nas inocentes y no combatientes. Es una manera irregular de enfrentar aladversario que ha existido desde tiempos inmemoriales1. Por lo tanto es unerror pretender que por las formas y dimensiones adquiridas tras el 11-S y el11-M, estemos en presencia de un nuevo fenmeno disruptivo en las rela-ciones internacionales.

    Sin embargo, tratndose de un fenmeno de larga data, que, si bienno ha cambiado su esencia, exhibe en la actualidad cinco aspectos especfi-cos que les otorgan un sello cualitativamente distinto a las etapas evoluti-vas previas: un creciente carcter transnacional, un poderoso basamentoreligioso y nacionalista, elevada frecuencia en el uso de suicidas, alta letali-dad de los ataques y marcada orientacin antioccidental, especialmente enlos grupos fundamentalistas islmicos. Estos cinco aspectos nos permitenafirmar que estamos en presencia de un terrorismo de nuevo tipo, suscepti-ble de ser denominado neoterrorismo, siendo el 11-S y el 11-M sus ejem-plos ms elocuentes2. Su significado para la historia de las relaciones inter-nacionales es anlogo al lanzamiento de la bomba atmica sobre Hiroshima,

    1 Por razones epistemolgicas, este trabajo deja de lado el concepto de terrorismode Estado. Para entender el terrorismo moderno y su lugar en la poltica mundial resultaclave aprehenderlo en tanto opcin de un grupo poltico antisistmico. Esta conceptua-lizacin encuentra raigambre en los escritos de los pensadores socialistas utpicos ale-manes como Wilhelm Weitling (Garantas de la Libertad y la Armona, 1835) y KarlHeinzen (Asesinato, 1848), y de los anarquistas como Johan Most (La Ciencia de laGuerra Revolucionaria, 1885) y Michail Bakunin (Dios y el Estado, 1871). La utiliza-cin del terror por parte del Estado, que conduce al llamado rgime de terreur y aestados policiales, tiene connotaciones conceptuales muy distintas, pues en ese caso sele debe comprender como parte de una manera orgnica de ejercer la autoridad, visibleen la Rusia bolchevique y posteriormente en la URSS, en las democracias populareseuropeo-orientales, en la Alemania nazi, en las experiencias fascistas, en las dictadurasmilitares de diverso signo, en el apartheid, en regmenes unipersonalistas o unipartidis-tas en frica y Asia, entre otros. Donde s existira un espacio comn para la reflexinentre ambos es en torno al concepto violencia poltica.

    2 Dependiendo de los aspectos que cada autor pone de relieve, el fenmenorecibe diversas denominaciones. As por ejemplo, Nye lo denomina terrorismo catastr-fico; vase Nye, Joseph: La Paradoja del Poder Norteamericano, 2003, p. 10. La RandCorporation, por otro lado, introdujo el concepto terrorismo internacional, dando

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    al inicio de la Primera Guerra Mundial, o a la Guerra de los 30 aos enEuropa: un Wendepunkt3. Un hito que marca el fin del breve perodo cono-cido como Post Guerra Fra, que haba comenzado con el derrumbe del Murode Berln y la disolucin de la URSS, y que estuvo rodeado de un fuerteoptimismo sobre los efectos benficos que la expansin de la democracia yla economa de mercado tendran para la paz en todo el mundo.

    Las democracias occidentales registran hasta ahora conductas y vi-siones diferentes respecto a cmo abordar esta mutacin tan fuerte delterrorismo. Mientras Estados Unidos ha adoptado una conducta enrgica yorientada a la reaccin unilateral, Europa ha preferido avanzar por la va deprivilegiar acuerdos de tipo multilateral, pues cree que el mundo, principal-mente Occidente, vive una suerte de transnacionalizacin de sus vulnerabi-lidades, las cuales se pueden enfrentar con xito si se acta de maneracooperativa4. O sea, el nudo central de la divergencia en el seno de Occi-dente lo constituye la respuesta a la interrogante de cmo se puede (odebiera) neutralizar este tipo de conflicto irregular, mxime cuando el enemi-go parece no tener voluntad de diferenciar entre poblacin civil y objetivosmilitares o policiales, o entre nacionales y extranjeros, y cuando la respuestademocrtica al terrorismo debe ajustarse a derecho y esforzarse por mante-ner legitimidad ciudadana. Las diversas aristas de estas consideraciones ylas diferentes polticas a que ellas dan lugar, es lo que se denomina en lateora de las relaciones internacionales el dilema democrtico5.

    cuenta de la singularidad de organizar y ejecutar operaciones en gran escala que traspa-san las fronteras nacionales; vase Lesser, Ian et al.: Countering the New Terrorism,1999. Por su lado, H. A. Fernndez sostiene que tras el M-11, este terrorismo de nuevotipo nacional, moderno y de gran agilidad podra estar entregando evidencias deuna caracterstica igualmente novedosa: conocer profundamente las realidades sociales ypolticas internas de un pas para ejercer de catalizador en un proceso de cambiopoltico interno con consecuencias internacionales, una capacidad de previsin alar-mantemente sofisticada, lo que estara dejando en claro que al-Qaeda se ha dotado deun mando poltico encargado de disear una estrategia global capaz de cambiar laconfiguracin del tablero mundial; vase Fernndez, Haizam Amirah: Tiene al-Qaedauna Estrategia Global?, 2004. Finalmente, cabe destacar la contextualizacin de Waltzal explicar estos nuevos rasgos del terrorismo. Waltz seala que la poltica mundialdesde la desaparicin de la Unin Sovitica se caracteriza por tres elementos esenciales:la distribucin desbalanceada del poder, especialmente el militar, en favor de EstadosUnidos, la proliferacin de armas de destruccin masiva y el crecimiento exponencialde crisis regionales, observndose hasta ahora slo en este ltimo una incidencia impor-tante del factor terrorista; vase Waltz, Kenneth: The Continuity of InternationalPolitics, 2004, p. 351.

    3 O sea son etapas gravitantes, mas como se seala ut supra, hasta ahora nohan transformado la naturaleza o aquello que se considera la ultima ratio de las relacio-nes internacionales: el poder y sus equilibrios.

    4 Sobre la creciente diferenciacin de percepciones entre europeos y estadouni-denses respecto a la poltica mundial, vase Rifkin, Jeremy: El Sueo Europeo, 2004.

    5 El dilema democrtico lo ilustra muy bien Ignatieff, quien seala que la demo-cracia debe combatir el terror con una mano atada a la espalda. Siguiendo a este

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    Este dilema emerge de las nuevas percepciones que se han ido confi-gurando en Occidente respecto a cmo se criminaliza, penaliza y neutraliza alos grupos terroristas y sus bases de apoyo.

    En efecto, hasta la Segunda Guerra Mundial prevaleca la idea deentender al enemigo como un todo, como un conjunto de partes iguales omuy parecidas. La poblacin civil era vista como un elemento activo de laretaguardia, esencial para las actividades logsticas, para el reclutamiento, y,en consecuencia, susceptible de ser tomada, entre otros, como blanco parabombardeos. Sin embargo, producto de algunas realidades propias de laGuerra Fra, empez a cambiar tal enfoque, y aquellas naciones que queda-ron bajo la rbita sovitica en Europa central y oriental comenzaron a serdenominadas cautivas o subyugadas, principalmente por Foster Dulles,situacin que evidenciaba la idea, nueva en Occidente para ese entonces,de que el rgimen poltico imperante en un pas no deba necesariamentecoincidir con los deseos de su ciudadana6. Luego, la revolucin tecnolgi-ca de los 70 y 80 empez a producir armas cada vez de mayor precisin, loque permiti definir con claridad los blancos y establecer controles msefectivos sobre el uso de la fuerza y sus resultados, con lo cual los daoscolaterales pasaron a ser objeto de crticas abiertas. Esta posibilidad tecno-lgica, acompaada de un riguroso escrutinio de parte de la opinin pbli-ca, dio vigor a una demanda ciudadana enteramente nueva, orientada aexigir que la autoridad acte igualmente con creciente precisin en la luchacontra los grupos radicalizados y antisistmicos. Por ltimo, en el orbispictus occidental ha tomado mucha fuerza estos ltimos aos la idea de queel ser humano, independientemente de su condicin, tiene derecho a tratosjustos y decentes, lo que obliga a la autoridad a generar mecanismos antite-

    reconocido historiador y periodista, profesor en Harvard, entendemos por dilema de-mocrtico la difcil tarea que tiene la democracia en la lucha contra el terrorismo deevitar un fortalecimiento excesivo del poder ejecutivo. En su opinin, la democracia nopuede ser derrotada por el terrorismo, pero corre el peligro cierto de derrotarse a smisma producto del uso excesivo de la brutalidad, pues entonces empieza a perderlegitimidad; vase Ignatieff, Michael: El Mal Menor: tica Poltica en una Red deTerror, 2003. Para Brzezinski, el dilema democrtico se encadena a las nuevas configu-raciones internacionales y por lo mismo lo denomina dilemas de la hegemona demo-crtica, desglosndolo en: los dilemas de la inseguridad nacional, los dilemas del desor-den global, los dilemas de gestin de alianzas y los dilemas propios de la globalizacin;vase Brzezinski, Zbigniew: The Choice, 2004.

    6 Fundamental en este debate fueron los levantamientos obreros y estudiantilesen la RDA en 1953 y 1954, Polonia 1954 y 1957, y principalmente en Hungra en1956. John Foster Dulles, Secretario de Estado de Eisenhower, sostena que EE.UU. estabamoralmente obligado a disear no slo polticas de contencin del comunismo Doc-trina Truman, sino de liberacin de esas naciones cautivas. Esta idea se fortaleci apartir de 1968 tras la invasin sovitica a Checoslovaquia. Vase Kissinger, HenryDiplomacia, 1997, p. 542.

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    rroristas confiables y transparentes tanto en los aspectos policiales comojurdico-legales, e incluso, recientemente, en el plano de las llamadas tcni-cas intrusivas propias de la Inteligencia.

    O sea, en funcin de los valores ticos de su propio desarrollo polti-co, Occidente estima que se pueden inyectar elementos regulatorios detipo humanitario y/o legal a la naturaleza sangrienta de los conflictos arma-dos, y cuya persistencia se ve inevitable tras el fin del optimismo que rodeel breve perodo conocido como Post Guerra Fra7.

    1. La larga marcha hacia el neoterrorismo

    El terrorismo es susceptible de ser estudiado conceptualmente bajofases evolutivas acotadas segn sus respectivas singularidades histricas:la anarquista, la insurgente, la revolucionaria y la fundamentalista. Las for-mas y contenidos de cada una de estas fases estn marcadas por su respec-tivo signo de los tiempos, por su Zeitgeist.

    En efecto, en la primera, de tipo anarquista, se advierte un carcteresencialmente germinal, donde predomina la individualidad de los involu-crados. Esta etapa ofrece expresiones inorgnicas de influencia en la vidapoltica de las naciones, al estar compuesta por acciones aisladas, que sonencaradas por la autoridad mediante mecanismos esencialmente policiales,por ser algunos de ellos actos filodelictivos sin propsitos claros. Nos refe-rimos aqu al asesinato en 1894 del Presidente francs Sadi Carnot, del Pre-mier espaol Antonio Cnovas en 1897, del Rey Umberto en 1900 a manosdel anarquista Caetano Bresci, y del Presidente estadounidense WilliamMcKinley en 1901 a manos del igualmente anarquista Len Czolgosz. Elnico antecedente primigenio de cierta organicidad del terrorismo anarquis-ta se encuentra en el movimiento antizarista Narodnaya Volya (Voluntaddel Pueblo), formado por jvenes aristcratas rusos, que en 1881 asesin alzar Alejandro II, y en cuyo contexto debe entenderse tambin la visinrelativamente nihilista del terrorismo anarquista ruso forjada por MijailBakunin y el prncipe Alexis Kropotkin. Pronto se advierte un deseo deinfluir efectivamente en los asuntos internacionales, lo que se materializa en1914 con el asesinato del heredero del trono austro-hngaro, Francisco Fer-dinando, a manos del grupo separatista serbio Cern ruka (Mano Negra),toda vez que marca el inicio de la Primera Guerra Mundial y el advenimientodel terrorismo como instrumento de accin de la violencia poltica de tiponacionalista. Con posterioridad, y dentro de esta primera etapa, se van su-

    7 Vase Waltz, Kenneth: The Continuity of International Politics, 2004, p. 352.

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    cediendo otros hechos, como asesinatos selectivos y secuestros de perso-nas, que refuerzan la premisa sealada. Entre ellos:

    El asesinato del Primer ministro bvaro, el socialdemcrata Kurt Eis-ner, en 1919, que significa la irrupcin de un terrorismo vinculado aorganizaciones derechistas, tendencia reforzada en 1922 con el asesi-nato del ministro de Exteriores alemn Walter Rathenau por parte delgrupo Organisation Cnsul.La fundacin del IRA en 1921.

    El asesinato de Len Trotsky el 21 de septiembre de 1940 en Co-yoacn, Ciudad de Mxico, por parte del agente del servicio de segu-ridad sovitico NKWD, Ramn Mercader8.

    Asesinato de Mahatma Gandhi a manos de terroristas religiosos en1948.

    Y precisamente, cuando el terrorismo anarquista comienza adquiririncipientes rasgos de organicidad producto de los influjos de la revolucinbolchevique, en Amrica Latina nacen movimientos insurgentes de hetero-gnea raigambre y difuso planteamiento de redencin social, pero que secaracterizan por la utilizacin de tcnicas terroristas (asesinatos selectivos,matanzas de civiles, secuestros, destruccin de propiedad privada y pbli-ca) para amedrentar al Estado y a la poblacin.

    Las evidencias empricas apuntan a que el terrorismo insurgente esaquel que hace uso prolongado de violencia, con intensidad relativa, queprocura cambios sociales, aunque sin un planteamiento claro de sustitucinde rgimen poltico, y que casi por regla va acompaado de actividadesafines no necesariamente violentas. La insurgencia, si bien nunca alcanz atener un impacto gravitacional en el sistema internacional, s exhibi ciertoshitos que le dan alguna connotacin de relevancia internacional, como es elsangriento ataque de la Divisin del Norte de Pancho Villa al poblado deColumbus en Estados Unidos (que desencaden una vasta expedicin pu-nitiva a cargo del general Pershing a travs de territorio mexicano), o elmovimiento insurgente de Csar Augusto Sandino en Nicaragua, que tam-

    8 Trotsky haba sido objeto de un fallido atentado en el mes de mayo del mismoao por parte de un comando donde particip el famoso muralista David Alfaro Siquei-ros y el agente italiano al servicio de la URSS, Vittorio Vidali. Siqueiros fue arrestadopero logr salir luego con destino a Chile invitado por Pablo Neruda. El comando de laNKWD (Narodnyi Komissariat Wnutrennich Del) que ejecut finalmente a Trotskyestuvo compuesto por Ramn Mercader, Caridad Mercader y el general Naum Ejtingon,de los cuales slo el primero cay en manos de la polica mexicana, logrando huir aMosc los otros dos. A fines de los 50 Mercader fue liberado y recibi la medalla de Hroede la Unin Sovitica; falleci en Cuba en 1977. Datos extrados de Roewer, Helmut,Stefan Schfer y Matthias Uhl: Lexikon der Gehemdienste im 20. Jahrhundert, 2003.

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    bin tuvo consecuencias relevantes en la relacin de Estados Unidos contodo el espacio centroamericano a lo largo de muchas dcadas. Mirado elproblema del terrorismo en toda su extensin, y desde Amrica Latina, re-sulta gravitante escudriar el trasfondo social que acompa a la violenciapoltica de tipo insurgente, ya que por esta va es posible explicar parteimportante de la posterior etapa de la violencia poltica revolucionaria quesacudi a la regin durante casi tres dcadas. En ambos casos, terrorismoinsurgente y terrorismo revolucionario, subyace la idea de una insurreccinde carcter nacional y la supeditacin de los medios a los fines.

    Posteriormente, en su tercera fase de desarrollo, la violencia polticade tipo revolucionario adquiri una dimensin ms claramente antisistmi-ca, que procuraba un cambio radical del orden poltico, social y econmico,asociado a la idea del socialismo/comunismo, y a travs de la constitucinde un grupo cohesionado y altamente homogneo, la guerrilla, que se en-tenda a s misma como vanguardia popular. Producto de su exacerbadaideologizacin, y de sus nexos con una de las superpotencias, la UninSovitica y su proxy power, Cuba, las guerrillas y sus mtodos de accin setransformaron rpidamente en una variable que se subsumi de manera di-recta en la lgica y dinmica de la Guerra Fra, particularmente en las cues-tiones ideolgicas9. El reconocido Dictionary of Terrorism pone nfasis enla operatoria militar de la guerrilla, en su warfare (desplazamientos irregula-res, enfrentamientos sorpresivos, corte de vas de comunicacin, combina-cin de actos intimidatorios con otros orientados a la bsqueda de apoyoen la poblacin local, y sus tcticas de hostigamiento)10. Mariano CsarBartolom, al indagar acerca de las similitudes y diferencias entre los gruposterroristas y guerrilleros, seala que estos ltimos procuran crear unidadescombatientes cada vez mayores y establecer zonas liberadas, con mediosde propaganda propios, donde se inicia una etapa de ejercicio del poder.Por lo mismo, los guerrilleros aplican tcnicas terroristas de forma selectivay combinada. La teora de la guerra de guerrillas de Mao, por ejemplo,supone una primera fase de preparacin, una segunda de constitucin deun movimiento durante la cual pueden emplearse tcnicas terroristas, y unatercera en que se transforma en una unidad militar capaz de derrotar a un

    9 Siguiendo a Drake, debemos entender por ideologa el conjunto de valores,creencias y principios que guan el actuar de un movimiento poltico y forman parte desu identidad. En muchos casos, la ideologa, o interpretaciones particularizadas de uncorpus ideolgico, establece las formas de lucha que adopta un determinado grupo,como ocurri con aquellos de inspiracin maosta que manteniendo el principio marxia-no de la lucha de clases, privilegiaron el espacio rural y el campesinado. Vase Drake, C.J. M.: The Role of Ideology in Terrorists Target Selection, 1998.

    10 Thackrah, John: Dictionary of Terrorism, 2004, p. 107.

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    ejrcito regular11. Sin embargo, la fuente primaria que con mayor nitidezfundamenta las similitudes entre ambos es la clebre obra de Carlos Marig-hella Manual del Guerrillero Urbano, verdadero cono del movimiento in-surreccional de los 60 y 70, que pone nfasis en la necesidad de ejecutaracciones que generen miedo en el establishment capitalista.

    Por lo tanto, pese a que la Convencin de Ginebra establece ciertasgarantas a combatientes irregulares de naturaleza guerrillera, homologablesal de uno regular, siempre y cuando su causa sea en contra de una ocupa-cin armada (occupatio bellica), son numerosos los casos en que la fronte-ra entre un terrorista y un guerrillero, o un terrorista y un insurgente, esextremadamente tenue. La mayora de los casos corresponden a un mismomodus operandi, signado por el terror en contra de la poblacin civil, ycomo parte de un enfrentamiento poltico con el adversario. Los actualesgrupos de resistencia irak plantean en este sentido un interesante caso deestudio. Al Sarkawi, por ejemplo, es en aspectos formales un grupo deresistencia, sin embargo, su actuar calza en la lgica terrorista en trminosabsolutos; ms an, el propio Sarkawi se entiende a s mismo como brazo deal-Qaeda.

    Es en esta fase de terrorismo revolucionario (dcadas del 60 al 80),cuando se observan los primeros atisbos de su transnacionalizacin, al en-troncar la experiencia revolucionaria guerrillera o insurreccional con el axio-ma marxiano de internacionalismo proletario que eleva a las clases socia-les al nivel de actor de las relaciones internacionales. Al entenderse la lucharevolucionaria como una guerra en contra del imperialismo mundial, seacepta que en los focos insurreccionales participen combatientes interna-cionalistas, puesto que Marx-Engels dixit, la clase obrera mundial tiene inte-reses comunes y debe aunar fuerzas en contra el capitalismo12.

    Una muy importante variante de esta tercera fase, de terrorismo revo-lucionario, es la que se comienza a avizorar en los aos ochenta en lospases rabes, pues engarza con un paulatino renacer de la identidad pan-rabe basado esta vez en una mezcla de ideologismo, etnicismo y religinislmica, que procura superar el socialismo panrabe de los aos cincuentay sesenta (asociado a Gamal Abdel Nasser y al proceso de descoloniza-

    11 Bartolom, Mariano Csar: La Seguridad Internacional en el Ao 10 des-pus de la Guerra Fra, 1999, p. 213.

    12 Por ello no debe extraar que la guerrilla guevarista en Bolivia haya estadocompuesta bsicamente por combatientes no bolivianos y que, dcadas ms tarde, en lasguerrillas nicaragense y salvadorea haya tenido importante participacin el llamadoBatalln Amrica compuesto por chilenos, argentinos, espaoles y mexicanos, entreotros. Incluso cuatro chilenos miembros de aquel grupo fueron destinados ms tarde aintegrarse al MRTA peruano, siendo capturados por las fuerzas de seguridad de Per yprocesados tras cometer varios secuestros.

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    cin). Esta variante de la violencia poltica de tipo revolucionario se consoli-da de forma muy rpida, tomando las banderas del anticapitalismo, antinor-teamericanismo y antioccidentalismo, as como asocindose de manera ace-lerada con las demandas del pueblo palestino. Importante resulta destacarque el desmantelamiento de las Fuerzas Armadas en el Lbano a mediadosde los setenta contribuy decisivamente al transnacionalismo del terrorismorabe y su estrecha vinculacin con la causa palestina. Este terrorismo re-volucionario rabe se vio alimentado por el apoyo econmico de regmenessocialistas sui generis, como Libia. En la consolidacin de esa tendenciason vitales tres hechos de sangre con enorme impacto comunicacional: Sep-tiembre Negro, perpetrado por Al Fatah-OLP en contra de deportistas israe-les durante la Olimpada de Munich (septiembre 1972), el ataque del EjrcitoRojo japons en contra de pasajeros en el aeropuerto israel de Lod (mayo1972), y el secuestro del crucero italiano Acchille Lauro en el Mediterrneopor parte de FLP- OLP (mayo 1985)13.

    La violencia poltica, a travs de esta variante levantina, exhibeotras importantes mutaciones. Segn Lesser, junto a la transnacionalizacinde su accionar, otra particularidad es su rpida desideologizacin y adop-cin de elementos religiosos como sustento. Estas dos ltimas caractersti-cas avizoran el surgimiento de la nueva etapa, la de la violencia poltica detipo fundamentalista, cuarta en el proceso evolutivo. Atrs empiezan a que-dar las etapas en que el terrorismo era practicado por individuos identifica-bles (que muchas veces operaban con sus verdaderos nombres debido aldeseo de trascendencia que implicaba su entrega a la causa), que pertene-can a una organizacin tambin identificable con relativa facilidad, cuyajerarqua era relativamente conocida y que no tena problemas en dar aconocer el conjunto de elementos polticos, ideolgicos, sociales y econ-micos en que se apoyaban. Hasta ese momento, grupos anarquistas, movi-mientos insurgentes, focos guerrilleros revolucionarios, rurales y urbanos,formaciones de extrema izquierda (con inspiracin en alguna de las corrien-tes marxistas), otros etno-nacionalistas (como el IRA, Abu Nidal) y otrosantisistmicos per se (Rote-Armee-Fraktion, Ejrcito Rojo japons, BrigadasRojas), se asociaban en mayor o menor medida a este estereotipo. Hastaentonces, todas las actividades terroristas tenan un tipo de cdigo dehonor que evitaba masacres gigantescas e indiscriminadas de inocentes, o

    13 La fuerza de esta tendencia hacia la transnacionalizacin del terrorismointernacional y hacia el antioccidentalismo (que se advierte principalmente en losgrupos radicalizados del Medio Oriente) explica que el Programa de Estudios sobreTerrorismo, creado por la Rand Corporation en 1972, les otorgue a ambos ejes temti-cos, hacia finales de los aos setenta, el carcter de prioritarios.

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    baos de sangre masivos, y el cual, de alguna manera, explica la tendencia aasociarlo con causas justas, con acciones que conllevan cierto romanticis-mo, con la bsqueda de un futuro mejor o con manifestaciones picas, auncuando el camino sea doloroso14. Igualmente, Pancho Villa, Sandino, CheGuevara, los grupos de guerrilla urbana que operaron en los 60 y 70, comolos Tupamaros, las Brigadas Rojas o la Rote-Armee-Fraktion, buscaron in-tuitiva o reflexivamente legitimar su accionar en base a dicho cdigo dehonor15.

    Es precisamente este halo de romanticismo el que a juicio de dos delos principales tericos de este problema, Walter Laqueur y Boaz Ganor,plantea la principal dificultad de orden gnoseolgico en el estudio del pro-blema16. Ambos critican la explicacin del terrorismo segn variables socio-econmicas, como pobreza, explosin demogrfica, desempleo crnico ybajos niveles educacionales. Esfuerzos en esa direccin empezaron a serconstruidos ya a fines de los setenta con la irrupcin de la sociologa y laantropologa en los estudios internacionales, ambas disciplinas fuertementeinfluidas por las corrientes marxistas en sus primeros aos de expansinacadmica17. Posteriormente, al finalizar la Guerra Fra, se produce en lacomunidad epistmica de las relaciones internacionales una convergenciaentre el emergente paradigma constructivista y las escuelas globalistas ytransnacionalista que dio paso a una perspectiva humanista, entendidaen los 90 como polticamente correcta, y que gener una mirada de nocio-nes nuevas, muy controversiales al interior de la disciplina e ntimamente

    14 Laqueur, Walter: Terroristen oder Militante, 2003.15 Vase Hoffmann, Bruce et al.: Trends in Outside Support for Insurgent

    Movements, 2001; y Witker, I.: Del Prototerrorismo al Narcoterrorismo: Revisitandola Violencia Poltica en Amrica Latina, 2004.

    16 En el mundo acadmico se observa una importante disparidad de opiniones encuanto a la definicin del concepto, aunque la ms aceptada es la establecida en elDictionary of Terrorism de J. R. Thackrah. El documento oficial del Gobierno norte-americano seala que no existe entre acadmicos y analistas unanimidad acerca de losalcances y contenidos de una definicin nica; vase Departamento de Estado: Patternof Global Terrorism, 2001. Ganor se refiere a un estudio de campo encabezado porSchmidt y Youngman, entre especialistas israeles, europeos y estadounidenses, que diopor resultado 109 definiciones. Por lo tanto, existe a su juicio un vasto terreno destina-do a la discusin terico-conceptual. Entre los principales mbitos que demandan aten-cin estn, a su entender: las fronteras internas entre terrorismo y violencia poltica,entre criminalidad y terrorismo, entre guerrilla y terrorismo y los nexos con la nocinterrorismo de Estado. Vase Ganor, Boaz: Defining Terrorism, 1998.

    17 Las relaciones internacionales como disciplina autnoma se desenvuelven apartir del derecho y la historia (E. H. Carr), siendo clave en su consolidacin la cienciapoltica (Hans Morgenthau) y la economa (Robert Gilpin). El aporte de otras discipli-nas de las ciencias sociales se produce recin a partir de los setenta y ochenta.

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    ligadas a los conflictos internacionales, como aquella de la seguridad hu-mana18.

    Muy ligado al tema del presunto romanticismo, otra de las sinuosida-des que presenta el estudio del terrorismo se asocia a la causa justa, y sedesprende del hecho que se ha logrado alimentar desde el entorno intelec-tual de los grupos terroristas una imagen de tipo davidiano, asimilable a lade un luchador por ideales nobles de redencin social, lo que legitimara eluso de la uso de la violencia en la poltica, sea justificndola o buscandoexplicaciones benvolas. Esta manera de abordar el problema se observacon claridad en algunos medios de prensa que, directa o indirectamente,abierta o subliminalmente, transmiten los hechos vinculados con la activi-dad terrorista desde una perspectiva de simpata con la entrega y disposi-cin a la lucha por un bien superior19. Un buen e ilustrativo ejemplo, encuanto a la sensibilidad que despierta el uso de vocablo terrorista, lo repre-senta la prensa rabe, la cual para referirse a los terroristas suicidas empleala palabra Shahid, cuya traduccin real es mrtir20.

    Laqueur no niega que la pobreza cree condiciones que indirectamen-te pudiesen ayudar a los terroristas, pero seala que la evidencia empricaapunta a que en los 50 pases ms pobres del planeta no hay problemas

    18 Este concepto hace su aparicin en el debate terico en 1977 con el trabajodel canadiense Lester Brown (Redefining National Security), quien desarrolla la idea deque lo emergente para las dcadas venideras es la amenaza ambiental (environmentalthreats). Su inspiracin terica radica en los estudios sobre la paz llevados a cabo por elnoruego Johan Galtung. Luego cobra vigor a mediados de los noventa con las obras deotra acadmica canadiense, Jessica Matthews (Redefining Security, 1989), quien poneel concepto seguridad sobre un eje kantiano que tiene al individuo como centro de lareflexin. Para la seguridad humana resultan fundamentales aquellos aspectos socialesy econmicos que brindan seguridad al individuo, por ello se compone de una mirada demicronociones: seguridad alimentaria, seguridad ciudadana, seguridad social, etc. Parale-lamente, el Secretario General de la ONU Boutros-Boutros Gahli introduce esta nocinoficialmente en los documentos de trabajo de la ONU a partir de 1994. Datos enFlorini, Ann y P. J. Simmons: The New Security Thinking: A Review of the NorthAmerican Literature, 1997, pp. 29 y 30.

    19 Ganor analiza el caso concreto del abierto manejo meditico de los vocerosde Hamas en relacin a ataques suicidas contra Israel, quienes usando intersticios legalesrespecto a la libertad de prensa, transmiten mensajes idealistas respecto a terroristassuicidas palestinos. Vase Ganor, B.: Terror as a Strategy of Psychological Warfare,2002.

    20 Bergman, Kristina: Der Selbstmordanschlag als Heldentod, 2003. Un Sha-hid es un musulmn que muere defendiendo a su pas, su familia y su propiedad, leexplic a Bergman, Abdelmooti Bayyumi, decano de la Facultad de Teologa de laUniversidad Azhar de El Cairo, la mxima institucin acadmica sunnita del pas. Liga-do a este aspecto semntico estn otras sensibilidades que emanan de la cautela con quese entiende la metamorfosis de algunos hombres que actuaron como terroristas (oluchadores por la libertad) y que luego se convirtieron en reconocidos y respetadoshombres de Estado, como es el caso de Menachem Begin y Yitzhak Shamir en Israel,quienes dirigieron grupos judos de liberacin nacional como el Irgun y el Estrella.

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    graves de ataques terroristas. Son, a su juicio, factores relacionados con lanaturaleza poltica de cada grupo, y los sico-culturales de sus miembros yde su entorno, los decisivos a la hora de que un grupo adopte mtodosterroristas, incluyendo ciertamente los suicidas, los que permiten compren-der el problema en su integralidad21. Laqueur sita como fuentes del nuevoterrorismo al separatismo tnico, al nacionalismo frustrado, al extremismoreligioso, a los subproductos de rivalidades regionales, a las estribacionesremanentes del antiguo conflicto ideolgico global, al crimen organizado y alas respuestas paranoicas ante la globalizacin.

    2. El terrorismo suicida: La vida como arma

    El uso de terroristas suicidas ha cobrado sbita actualidad en elcontexto del conflicto palestino-israel, en la resistencia iraqu y en los movi-mientos independentistas checheno, kurdo, tamil, uzbeco y daguestan.

    Sin embargo, el uso de terroristas suicidas tampoco es un fenmenopropio del terrorismo fundamentalista moderno. De hecho, el terrorismo has-ta la Primera Guerra Mundial era en gran medida suicida, puesto que rara vezel ejecutante lograba escapar con vida. Y, mucho antes, sectas judas comolos zelotes utilizaron el terror suicida como arma poltica en contra de losromanos (siglo 1 d.C.), grupos musulmanes como los Ismailitas o Hashashi-yun (siglos 11 y 12, y de donde proviene la palabra asesino) y los gruposreligiosos hindes Thugs (siglo 18) hicieron otro tanto, aunque los regis-tros apuntan a un uso restringido22.

    Nuevamente, la novedad radica en que el terrorismo fundamentalistahace uso masivo de este recurso.

    El primer ataque suicida enmarcado en el contexto de violencia polti-ca moderna es ejecutado por Hezbollah en diciembre de 1981 y marca laconsolidacin de una variante del terrorismo revolucionario, especialmenteletal, y como se afirma ut supra, estrechamente asociada a las demandaspalestinas y al surgimiento de una identidad islmica religiosa con visosfundamentalistas. En esa oportunidad, grupos terroristas pro-iranes atacanla embajada iraqu en Beirut, Lbano, causando 27 muertos ms de 100 heri-dos y la completa destruccin del inmueble. Sin embargo, al ser asesinadoun ao ms tarde, por este mismo procedimiento, el Presidente libans Bas-hir Gemayel, y al ser volado con otro atacante suicida un edificio que alber-

    21 Laqueur, Walter: Mythen um Selbstmordattentter, 2002 y Es Wird NochSchlimmer Kommen (entrevista a W. Laqueur), 2004, pp. 20-22.

    22 Estos datos histricos en Atran, Scott: Genesis of Suicide Terrorism, 2003.

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    gaba a soldados norteamericanos y franceses en Beirut, provocando la sali-da del personal militar de ambos pases del Lbano, el terrorismo suicidapasa a registrar rasgos de sistematicidad. Nace la bomba humana, o bombaH, cuya presencia masiva es bsica para entender las especificidades delneoterrorismo.

    Buscando factores explicativos, Croitoru analiza el terrorismo suicidaen un contexto histrico-cultural ms amplio y lo sita en dos planos, el dearma tctica y arma estratgica. Lo primero, argumenta, sera verificable enlas guerras de Corea y Vietnam, donde si bien no fue utilizada masivamente,s ocurri con mucho mayor frecuencia de lo que suelen reconocer los estu-dios militares. Y, anteriormente, el empleo de kamikaze en la Segunda Gue-rra Mundial es para Croitoru un ejemplo muy ilustrativo de un culto almartirio, que ayudara a explicar su uso como arma tctica23.

    En tanto, Gal Luft sostiene que con el uso intensivo de la bomba H,en el caso del conflicto rabe-israel, y las reacciones de parte de Israel, elterrorismo suicida la ha convertido en un arma estratgica, toda vez que esaarma, y no otra ni algn mecanismo de negociacin o de presin poltica, hagenerado una situacin absolutamente nueva en aquel conflicto24.

    Segn Luft, el terrorismo suicida, a diferencia de las formas tradicio-nales, apunta con la misma fuerza a los crculos dirigentes, quienes se venforzados a adoptar determinadas actitudes y conductas, como a la pobla-cin civil. La finalidad es generar un ambiente de inseguridad total, donde lapoblacin civil no tenga zonas de movimiento libre y seguro. Bajo la lgicadel terrorismo suicida, el teatro, el restaurant, el bus y el mall pasan a serobjetivos.

    Las consecuencias que trae aparejada esta nueva situacin que afec-ta por igual a gobernantes y gobernados son enormes. No slo en el planoemocional, donde se reducen los espacios pblicos de libre disposicin,sino para la propia vida econmica de un pas asolado por este fenmeno.El comercio minorista, los servicios y la industria tursticas son, desde lue-go, los sectores ms afectados. El terrorismo suicida obliga a redefinir loque tradicionalmente se entiende como normalidad, algo vital para la acti-vidad econmica de cualquier pas.

    23 Vase Croitoru, J.: Der Mrtyrer als Waffe. Die Historischen Wurzeln desSelbstmordattentats, 2003. Los kamikazes (viento divino) fueron utilizados por primeravez por el almirante Takiro Onishi en la batalla por las Filipinas (noviembre, 1944),como voluntarios para ataques especiales (tokkotai). En la batalla de Okinawa (abril,1945) 2.000 kamikazes atacaron 300 buques provocando ms de 5.000 bajas entre losnorteamericanos. Estas cuantiosas muertes facilitaron el apoyo pblico al uso de bom-bas atmicas contra Japn.

    24 Luft, Gal: The Palestinian H-Bomb: Terrors Wining Strategy, 2002.

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    Scott Atran dirigi el equipo interdisciplinario que en 2002 elaborpor encargo del Instituto CNRS de Francia y la Universidad de Michigan, elprimer perfil sico-sociolgico del fenmeno terrorista. La publicacin finaldel proyecto se denomina Gnesis del Terrorismo Suicida25. En l ratificala suposicin inicial de los principales servicios de Inteligencia, respecto aque la reivindicacin nacionalista y religiosa constituyen las dos principalesmotivaciones genricas que se advierte en los grupos que utilizan la bombaH, y que se basaba en los primeros estudios de Ganor sobre la materia26.

    Atran argumenta que en funcin del nivel educacional de los volun-tarios, la erradicacin del fenmeno pasa por remover las diferencias cultu-rales entre los pueblos involucrados, y por buscar soluciones en el mbitosociolgico de la convivencia intertnica e interreligiosa. Atran cree que enel fenmeno poco o nada tienen que ver las desigualdades sociales. Aadeque segn el perfil de los terroristas suicidas, las acciones de represaliacentradas en lo estrictamente militar producen un efecto contrario al busca-do y slo aumentan el nmero de voluntarios dispuestos al suicidio. Por lotanto, Atran propone acciones encaminadas a superar los sentimientos deaislamiento, de desplazamiento, de marginacin y de opresin tnica y reli-giosa.

    Segn el estudio de Atran, los terroristas son preparados en gruposde tres a seis individuos por un lder muy carismtico, mediante procedi-mientos de muy bajo costo y que concluyen con una suerte de contratoentre la organizacin y la familia del voluntario que se refleja en un videoque se hace pblico.

    Hay estudios posteriores, como los de Kimhi y Even, segn los cua-les, la reivindicacin religiosa y/o tnica no son suficientes por s mismaspara explicar el conjunto de acciones que se requiere para poner en prcticaeste tipo de ataques. Sus estudios apuntan a la existencia de voluntarios,dotados de poderosas motivaciones de tipo sicolgico, y de expertos adies-tradores, definibles a partir de algunos prototipos de terroristas suicidas.Particularmente interesantes, para el estudio del caso del terrorismo suicidapalestino, son las categoras de tipo multifactorial desarrolladas por ShaulKimhi, del International Policy Institute for Counter-terrorism, Shemuel

    25 Scott, Atran: Genesis of Suicide Terrorism, 2003.26 Ganor escribe: un ataque suicida es un mtodo operacional en el cual el acto

    mismo del ataque depende de la muerte de quien lo ejecuta. Segn sus estudios losterroristas suicidas prototipos son jvenes entre 18 y 27 aos, preferentemente solte-ros, desempleados y provenientes de familias de escasos recursos, por lo general coneducacin secundaria completa, en su mayora devotos estudiantes de centros religiososy deseosos de vengar ciertas afrentas de Israel a familiares o amistades cercanas; vaseGanor, Boaz: Suicide Terrorism: An Overview, 2000.

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    Even, del Jaffee Center for Strategic Studies) en su trabajo monogrficoThe Palestinian Suicide Bombers27.

    A juicio de Kimhi y Even existen cinco prototipos de terroristas sui-cidas: a) el religioso, b) el sicolgicamente devastado, c) el nacionalista, d)el manipulado y e) el circunstancial o random.

    a) En el caso del primero, el prototipo est representado por terroris-tas dispuestos al martirio, se trata de personas que tuvieron en su infancia oadolescencia una fuerte preparacin religiosa, as como de militantes degrupos donde la religin juega un papel central (Yihad, Hamas). Por lo gene-ral son hombres solteros y jvenes, que han tenido necesidad de adentrarseen la religin con ayuda de un gua espiritual muy cercano, y que tuvieronalguna participacin (relativamente marginal, pero activa) en la Primera Inti-fada, por lo general en desrdenes callejeros. En los casos estudiados porKimhi y Even, se trata de jvenes, cuyas familias (por lo general muy nume-rosas) reciben un importante apoyo material.

    b) En el segundo caso, se trata de jvenes reclutados que se en-cuentran en estado de profunda depresin, y cuya vida ha estado marcadapor hechos extraordinariamente dolorosos o traumticos, por fatalidades dediverso tipo, que han terminado minando su fortaleza emocional, y se en-cuentran ansiosos de venganza. Por lo general, se trata de integrantes defamilia desintegradas o que padecen de aguda violencia intrafamiliar. El gru-po reclutador, en estos casos, realiza una paciente preparacin que ponenfasis en la conmemoracin de hitos polticos y religiosos y en gestos deadmiracin personal hacia su persona. Aqu tambin se observa el apoyoeconmico a la familia o al ser querido ms cercano emocionalmente.

    c) El prototipo nacionalista est representado esencialmente por fa-nticos militantes, con cierta formacin poltica bsica. Este terrorista suici-da proviene, por lo general, de grupos seculares como Al Aksa (el ala militarde Al Fatah) y tuvo una activa participacin en la Primera Intifada. En estegrupo se registra la mayor presencia de mujeres suicidas.

    d) El prototipo manipulado corresponde, por lo general, a terroristasextremadamente jvenes menores de 18 aos sujetos a fuertes presio-nes familiares o grupales, de la ms diversa ndole. Se trata de muchachos ymuchachas que han sufrido acusaciones graves en sus entornos ms prxi-mos (por homosexualismo, deshonra familiar, colaboracionismo con Israel oactos inmorales). La preparacin suele ser muy severa y focalizada, en trmi-nos de que el suicidio terrorista al servicio de la causa palestina es la mane-ra ms idnea de reivindicacin familiar o grupal.

    27 Trabajo presentado al 19 Congreso Mundial de Ciencia Poltica, IPSA, Dur-ban, Sudfrica, julio, 2003.

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    e) Por ltimo, el prototipo circunstancial (random prototype) respon-de a terroristas que optan por el suicidio por coyunturas fortuitas (curiosi-dad por el tema, deseos de trascendencia, carencia de perspectivas para larealizacin personal o dilatacin de proyectos personales por causas ajenasa l). Son personas a las cuales se les prepara reforzando su imagen social yensalzando lo ejemplificador de la conducta terrorista suicida. Por inferen-cia, a este tipo debera corresponder el grueso de los voluntarios de al-Qaeda y sus grupos satlites.

    Muy significativo resulta el dato que, hasta diciembre de 2003, untercio de los 250 suicidas palestinos tena formacin universitaria completao parcial, cifra que supera con creces el promedio de escolaridad palestino.Cuarenta individuos tenan educacin media completa y el resto enseanzabsica. Segn el periodista Ronnie Shaked, del diario israel Yedioth Ajro-not, y que se ha especializado en terrorismo palestino, todos los lderes delgrupo religioso Hamas tienen formacin universitaria, incluso, varios deellos con postgrados28.

    Los lderes de las organizaciones palestinas interpretaran favorable-mente, segn Luft, la situacin creada con la introduccin masiva del terro-rismo suicida, pues los indicios apuntan a que finalmente parecieran haberdescubierto el taln de Aquiles de la sociedad y Estado israeles. Tras va-rias dcadas de lucha (derrotas o status quo temporal), los palestinos, pormedio de la bomba H, parecieran estar pavimentando el camino hacia lo queen los estudios de Seguridad y Defensa se denomina paridad estratgica29.

    Para poner en perspectiva real las consecuencias de la bomba H, sedebe efectuar un pequeo ejercicio comparativo. Para evaluar correctamenteel impacto real del nmero de vctimas al interior de una sociedad, dichonmero debe ser puesto en proporcin al nmero de habitantes. Por eso,por ejemplo, si los muertos por estos ataques en el mes de enero de 2002fueron 12 personas, en febrero 16, en marzo 108 y en abril 41, el equivalenteestadounidense de estos nmeros suena dramtico. Slo en marzo equival-dra a ms de 5 mil muertos en EE.UU.30.

    3. Occidente ante la bomba H

    Las bombas humanas, si bien han sido empleadas estos ltimosaos especialmente por grupos palestinos, no constituyen un arma privati-

    28 Shaked, Ronnie: The Heroes of the Mass Death, 2002, citado por Kimhi yEven: The Palestinian Suicide Bombers: Typology of a Suicide Terrorist, 2003.

    29 Luft, G.: The Palestinian H-Bomb: Terrors Winning Strategy, 2002.30 Hoffmann, B.: The Calculus of Terror, 2003.

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    va de stos. Entre el 2001 y el 2003 se efectuaron en todo el mundo 300ataques de este tipo en 14 pases por parte de 17 organizaciones; con resul-tados diversos, que van desde la captura o arrepentimiento del terrorista,falla total o parcial de los detonadores hasta demoledoras explosiones congrandes daos y numerosas vctimas.

    Los tres primeros ataques efectuados a comienzos de los ochenta enel Lbano se los adjudic la organizacin shiita Hezbollah. Luego, y siempreen el Lbano, se registraron ataques similares en contra de objetivos milita-res israeles, aunque aislados y sin vctimas numerosas, ejecutados por va-rias organizaciones como Amal, por algunas clulas del Partido ComunistaLibans y por organizaciones de tarda inspiracin nasserista.

    Durante esta etapa formativa, Hezbollah alcanz notoriedad inter-nacional, especialmente entre simpatizantes de la causa palestina. En esosambientes se comenz a admirar de manera entusiasta la entrega y capa-cidad de sacrificio de los militantes de esta organizacin. Hezbollah pas aser un verdadero smbolo y ejemplo para otras organizaciones terroristas,especialmente aquellas que operan en el Medio Oriente y la regin del GolfoPrsico.

    Gracias a estos antecedentes, las fuerzas de seguridad israeles nofueron sorprendidas el 16 de abril de 1993, cuando Tamam Nabulsi, militantede Hamas se hizo estallar al interior de un bus en la ciudad de Mechola,matando a dos personas e hiriendo a cinco. El modus operandi no eranuevo.

    La preocupacin comenz a partir del 29 de noviembre de 2001,cuando dos militantes de Al Aksa (brigadas militares del secular Al Fatah)utilizaron la bomba H en un ataque simultneo que fue el inicio de unaseguidilla de otros ataques similares. En pocos das, los grupos terroristaspalestinos transformaron esta smart bomb, como tambin la denomina GalLuft, en la nueva gran arma estratgica de la violencia poltica.

    A partir de entonces, Al Aksa, Hamas y la Yihad Islmica compren-dieron, como sostiene Luft, que ante este tipo de bombas, Israel no podradesarrollar adecuadas respuestas. Los terroristas suicidas son ms inteli-gentes que los Scuds, es el dictum de Luft31. Y es que nunca antes, lospalestinos haban logrado penetrar el territorio israel de la manera que loconsigui la bomba H.

    El devastador efecto de la bomba H en la poblacin civil, llev aIsrael ante un nuevo punto de inflexin. Los israeles se vieron enfrentadosa un dilema vital, que perdura hasta hoy. A lo largo de las ltimas dcadasno han logrado resolver el tema palestino por ninguna va, ni la de la fuerza,

    31 Luft, G.: The Palestinian H-Bomb: Terrors Winning Strategy, 2002.

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    ni la de la negociacin poltica. El tema central es que la bomba H hizo suaparicin masiva justo en momentos en que Israel constataba su imposibili-dad de convertir logros tcticos en ganancias estratgicas. Mediante unaadecuada combinacin de Inteligencia, acciones preventivas y punitivas enlos campos policial y militar, as como a travs de un permanente debatepoltico y una efectiva educacin cvica en la poblacin, los israeles habanlogrado una suerte de statu quo con el problema palestino. Pese a las turbu-lencias, se mantena a raya al terrorismo tradicional y se mantena ahogadauna salida pacfica, negociada.

    Sin embargo, el uso intensivo de la bomba H ha pasado a ser el granrasgo distintivo que exhibe la Segunda Intifada, creando una situacin to-talmente distinta, al lmite de haber gestado una paridad estratgica, suigeneris, pero efectiva. Hasta fines de abril de 2004 se haban efectuado 250ataques suicidas contra Israel; 135 por parte de Hamas, 7 de la Yihad Islmi-ca, 39 de Al Aksa, 3 del Frente Democrtico de Liberacin Palestina y elresto por cuenta de grupos menores. 198 de los terroristas provenan de losterritorios de Judea y Samaria, 54 de Gaza, 7 de Jerusaln oriental y el restode otras zonas32.

    32 Grupos palestinos que usan la bomba H:Kataib Al-Aksa (Brigadas Al Aksa):Brazo armado de Al Fatah, creado en el 2000 a partir de numerosos grupos

    cercanos a Fatah (como Brigada de los Mrtires Jalid-Ikr, Brigadas del Retorno, yBrigadas Saladin), con el propsito de apoyar la llamada Segunda Intifada, por lo quegoza de amplio margen de autonoma. Sus mximos lderes formaron parte de la escoltade Arafat y se agruparon en torno a Marwan Bargutti, capturado por Israel en abril del2002 y condenado a cadena perpetua, y Raid Karmi, muerto por el Mossad en 2002. Suobjetivo no es la destruccin del Estado israel, aunque s forzar la recuperacin deterritorios perdidos en 1967.

    Hamas (Movimiento de Resistencia Islmico):Grupo terrorista que busca explcitamente la destruccin del Estado israel. Fue

    fundado en 1988 en Egipto por la Hermandad Musulmana y se siente continuador de laPrimera Hermandad creada en Egipto en 1928. En 1987 se instal en Gaza comoorganizacin caritativa y ONG de tipo social. Procura un estado islmico, sin precisio-nes territoriales. Ha acusado de corrupto a Yasser Arafat por lo que no lo consideralegtimo representante de los intereses palestinos. Por extensin no acepta a la Autori-dad Palestina. Se estima que es financiado por familias palestinas adineradas y por Irn.Los atentados suicidas los ejecuta a travs de su rama las Brigadas Qassam.

    Yihad Islmica o Haraka al-Yihad al Islamim al-Filastini (Guerra Santa):Grupo cercano a Hamas en los aspectos poltico y financiero. Procura crear un

    Estado Islmico sin compromisos territoriales. No hay antecedentes fidedignos acercade su fundacin, pero su accionar se comienza a rastrear en la dcada de los 80 enEgipto en torno a la figura de su legendario lder Fathi al-Shakaki (muerto a manos delMossad en 1995). La Yihad Islmica ha operado en asuntos palestinos desde sus iniciosa travs de la llamada Yihad Islmica Palestina, que plantea la destruccin total delEstado israel.

    Frente Popular de Liberacin Palestina:Grupo pequeo de inspiracin marxista fundado por el legendario terrorista

    palestino George Habbash. La radicalizacin de la Intifada y el fortalecimiento de una

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    Laqueur relativiza las inferencias realizadas por Luft y califica de mitola idea de que la bomba H sea un arma estratgica. Ninguno de los gruposque la ha utilizado, salvo Hezbollah, ha tenido xito en alcanzar sus objeti-vos por esta va. Hezbollah consigui efectivamente la retirada de las tropasisraeles y estadounidenses del Lbano. Los otros, ni siquiera el exitosooperador de estos ataques los Tamiles han avanzado en la obtencinde sus objetivos, segn Laqueur33.

    En efecto, los Tigres Tamiles de Sri Lanka utilizan con elevada efica-cia desde 1987 la bomba H34. Estos constituyen el nico grupo terrorista anivel mundial que ha asesinado, mediante terroristas suicidas, a dos Jefesde Estado (Rajiv Gandhi, mayo de 1991 y Primadaassa, mayo de 1993). Endiciembre de 1999, los Tigres Tamiles perpetraron un nuevo intento de mag-nicidio con bomba H, contra el Presidente de Sri Lanka Chandrika Kamara-tunga, quien sobrevivi milagrosamente al ataque.

    Por su parte, los movimientos independentistas chechenio y dagues-tan han recurrido de manera menos frecuente a la bomba H, pero s handesarrollado otras variantes del terrorismo suicida, cuyas repercusiones enla vida civil han sido idnticas. Ejemplos son la toma del teatro Dubrovka enpleno centro de Mosc en octubre del 2002 y de una escuela en Beslan,Osetia del Norte, por parte de comandos chechenos, acciones que finaliza-ron en baos de sangre con una elevada cantidad de vctimas inocentes,entre ellos nios de corta edad.

    Los registros de ataques con bomba H disminuyen en otras latitudesen cuanto a frecuencia. A lo largo de la dcada de los 90, el movimientohind Jaish Mohammed (Ejrcito de Mahoma) exhibe slo tres operaciones,todas contra objetivos militares de su pas. Al-Qaeda tiene a su haber va-

    base religiosa que apoya a Yihad, Hezbollah y Hamas lo hicieron perder apoyo popular.Trat de recobrar notoriedad con el asesinato del ministro de Turismo israel ReehavanZeevi en octubre del 2001.

    Hezbollah (Partido de Dios):Organizacin shiita fundada en el Lbano con apoyo financiero de Siria y

    principalmente de Irn. Es el ms religioso y antinorteamericano de los grupos terroris-tas rabes. Tiene una estructura transnacional que tiene bases en varios pases, por loque se estima que tiene fuertes nexos con al-Qaeda. Aparentemente es el grupo respon-sable de los ataques contra objetivos israeles en Buenos Aires. En el Lbano actaabiertamente, tiene escuelas, hospitales, medios de comunicacin (inclusive un canal deTV).

    Fuente: datos recopilados por el autor en los siguientes medios: Der Spiegel(Alemania), Neue Zrcher Zeitung (Suiza), Die Zeit (Alemania), El Mundo (Espaa), ElPas (Espaa), Clarn (Argentina), The New York Times (EE.UU.).

    33 Laqueur, W.: Terroristen oder Militanten, 2003.34 Laqueur sostiene que se trata del grupo terrorista que con mayor xito ha

    empleado la bomba H. Vase Laqueur, Walter: Mythen um die Selbstmordattentter,18 julio 2002.

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    rios, la mayora contra objetivos norteamericanos, que se han caracterizadopor sus extraordinarias dimensiones. Las organizaciones egipcias Gama alIsmailia y la Yihad egipcia tienen dos cada uno, todos contra embajadasegipcias. A su vez, el PKK kurdo registra 16 ataques contra objetivos tur-cos, aunque concentrados entre 1997 y el 2000. En los ltimos cuatro aos,el PKK ha permanecido inactivo en este tipo de materias.

    El desarrollo de la bomba H deja como conclusin principal que losterroristas son gente ingeniosa y perversamente creativa, flexible a la horade concebir sus atentados y escasamente inhibida por trabas de algunandole. En el mbito de lo inescrupuloso se podra reflexionar adicionalmen-te que nunca antes se haba desarrollado un arma que a tan bajo costofuese capaz de discriminar el momento preciso de ocasionar el mayor daoposible. La bomba H est en condiciones de reconocer in situ y rpidamen-te si la densidad de posibles vctimas es la adecuada o no segn los planesoriginales, puede cambiar de posicin de acercamiento o alejamiento delblanco hasta el ltimo segundo, y, finalmente, puede reconocer inter crimi-nis las medidas de seguridad establecidas por el enemigo tomando contra-medidas casi instantneamente.

    El registro posterior a los atentados, realizado por las fuerzas deseguridad israeles, rusas, hindes y norteamericanas, indica, adems, quemuchas veces la bomba H fue activada a distancia por telfono celular, loque indudablemente refuerza la hiptesis de que no se trata de actos deses-perados o sin grandes conexiones logsticas entre unos con otros. Algunosterroristas suicidas que han visto frustrada su operacin, sea por la accinpreventiva de las fuerzas de seguridad o por circunstancias fortuitas queimpidieron detonar la carga explosiva, han relatado en interrogatorios poste-riores, la forma de entrenamiento ha que fueron sometidos. Pese a que laautora de los ataques es distinta, dicho entrenamiento es extraordinaria-mente similar en los ms diversos pases. stas consisten bsicamente enbreves, pero intensas sesiones de adiestramiento sicolgico y tcnico engrupos de tres a seis individuos en casas de seguridad, donde se mantienecontacto espordico con la familia o su grupo de amigos ms prximo. Lue-go, en das previos a la accin, son aislados de su entorno familiar y deamistad, manteniendo contacto slo con su grupo de apoyo, con el queestudia los blancos y afina detalles de la operacin.

    Al-Qaeda: hydra del terror anti-Occidente

    Bali, Nairobi, Casablanca, Estambul, Nueva York, Madrid son algu-nos de los lugares donde se ha establecido esta red transnacional de terro-

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    rismo, cuyas caractersticas son dos. Por un lado, la alta letalidad de susataques (convirtiendo cada atentado en una masacre de vastas proporcio-nes), y, por otro, que en todas quede un sello muy claro de antioccidentalis-mo. Con al-Qaeda a ambos lados del Atlntico, el terrorismo fundamentalis-ta ha dejado de ser una amenaza emergente. Al-Qaeda se ha transformadoen el smbolo de la violencia globalizada35.

    En efecto, los blancos escogidos se pueden dividir en blandos yduros. Los primeros se orientan a liquidar instalaciones civiles frecuenta-das por ciudadanos de clara pertenencia a Occidente (turistas australianosen Bali, turistas israeles en Mombasa, masones judos en Estambul). Lossegundos se orientan a aquellos con fuerte carga simblica y directamenterelacionados con EE.UU. y Gran Bretaa (como el navo de guerra Cole en elPuerto yemenita de Aden, las Torres Gemelas, el consulado britnico enEstambul, y otros). Al-Qaeda es, en tal sentido, la mayor expresin del terro-rismo como fenmeno transnacional y el mayor desafo a los servicios deseguridad y los crculos de toma de decisiones en Occidente.

    Al- Qai dah, o la Base, es un grupo originado en el entorno delmillonario saud, de origen yemen, Usama bin Laden, y sobre el que antece-dentes histricos hablan de su presunta fundacin en el ao 1988 en Afga-nistn. El origen del nombre se debe a la manera informal que los combatien-tes islmicos se referan a los campos de entrenamiento que posea BinLaden en Afganistn. ste estudi en Yedahh, Arabia Saudita y se estimaque su proceso de radicalizacin religiosa y poltica comenz en aquellapoca de estudiante, al unirse a la Hermandad Islmica y partir como comba-tiente voluntario a Afganistn en contra de las tropas soviticas de ocu-pacin.

    Desde el punto de vista de las ideas surgidas desde este grupo loms destacable es su recurrente posicin a favor de una guerra santa encontra de Estados Unidos e Israel, lanzada en 1998 por primera vez. Ambospases son vistos por al-Qaeda como vallas en el camino para alcanzar unaUmma o comunidad de creyentes. El grupo llama a sus partidarios cons-

    35 Para algunos estudiosos del terrorismo moderno, como el filsofo MichaelIgnatieff, al-Qaeda es un ejemplo del nihilismo que caracterizara al terrorismo moder-no. Vase Ignatieff, Michael: El Mal Menor: tica Poltica en una Red de Terror,2003. Laqueur y Hoffmann refutan esta apreciacin. Para el primero, al tener unaraigambre religiosa islmica, que pretende alcanzar el edn o la concrecin del edn enla Tierra, el terrorista no tendra espacio para el nihilismo, an ms, ningn fantico esun nihilista, sostiene Laqueur; vase entrevista Es Wird Noch Schlimer Komen,2004. Para el segundo, el terror y la destruccin forman parte de un camino definidopreviamente y conducente a una situacin esperada. Por lo tanto si no se marcha haciala nada, no se puede ser nihilista; vase Hoffmann, Bruce et al.: Trends in OutsideSupport for Insurgent Movements, 2001.

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    Algunas de las principales acciones terroristas adjudicadas aal-Qaeda y grupos afines figuran hasta marzo de 2004

    1993 febrero: Primer atentado con explosivos en el World Trade Center deNueva York. Seis muertos y cerca de mil heridos.

    1995 noviembre: un coche bomba explota en Ryad, capital de Arabia Saudi-ta. Cinco soldados estadounidenses y dos hindes mueren.

    1996 junio: un camin bomba explota en la entrada de la base estadounidensede Jobar, cerca de Dharan, Arabia Saudita. 19 muertos, todos norteamericanos, y386 heridos.

    1998 agosto: coches bombas estallan casi simultneamente en los frontis delas embajada de EE.UU. en Kenia (Nairobi) y Tanzania (Dar Es Salam). En totalmueren 224 personas, 12 de ellos estadounidenses, y ms de 5000 heridos.

    2000 octubre: atentado contra el destructor estadounidense Cole en Adn,Yemen, donde murieron 17 militares norteamericanos.

    2001 septiembre: ataque simultneo con aviones comerciales contra las To-rres Gemelas en Nueva York, contra el Pentgono en Washington y contra unobjetivo indeterminado en Pennsylvania. Mueren en total 2.978 personas36.

    2002 abril: atentado suicida contra una sinagoga en Yerba (Tnez). Mueren21 personas, incluidos 14 alemanes.

    2002 mayo: un coche bomba explota contra un autobs en el que viajabanempleado de la Direccin de Construcciones Navales (DCN) francesa en Pakis-tn. Mueren 14 personas, once de ellas franceses.

    2002 octubre: atentado contra un petrolero francs en las costas de Yemen,que causa la muerte a uno de los miembros de la tripulacin.

    2002 octubre: atentado con coche bomba contra una discoteca en la isla deBali, Indonesia. Mueren 202 personas y quedan 300 heridos. Las vctimas sonprincipalmente australianas.

    2002 noviembre: atentado suicida contra un hotel en Mombasa, en la costade Kenia. Mueren 18 personas. Simultneamente dos cohetes son disparadoscontra un avin comercial israel que despegaba de Mombasa, sin que alcancen elobjetivo.

    2003 mayo: triple atentado suicida contra complejo residencial habitado porestadounidenses en Ryad, Arabia Saudita. Mueren 35 personas; entre ellos 9terroristas suicidas. 200 heridos.

    2003 agosto: atentado suicida con un camin bomba contra un hotel de lacadena estadounidense Marriott, en el centro de Yakarta, Indonesia. Mueren 12personas; 150 heridos.

    36 Considerado el ataque terrorista ms mortfero de todos los tiempos. ElComit de Finanzas del Senado estadounidense calcul que las prdidas totales queprovocaron estos atentados en la economa de Estados Unidos, sumando las inmediatasy posteriores en todos los sectores afectados (industria de seguros, turstica, aeroportua-ria, burstil, construccin, etc.), totalizan US$ 639 mil millones. Estimaciones de con-sultoras privadas suelen aadir un cero al contabilizar las prdidas econmicas a nivelmundial. Mor, Iigo: El 11-M No Tendr las Consecuencias del 11-S, 2004.

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    2003 noviembre: atentado suicida con coche bomba en un complejo residen-cial habitado por ciudadanos occidentales en un suburbio de Ryad. Mueren 17personas; 100 heridos.

    2003 noviembre: atentado con camin bomba contra una base militar italianaen Nasiriya al sur de Irak. Mueren 28 personas, de los cuales 19 son italianos.

    2003 noviembre: ataques suicidas simultneos contra una sinagoga, una logiamasnica juda, el consulado del Reino Unido y una sucursal del banco britnicoHBSC en Estambul. Mueren en total 60 personas.

    2004 febrero: ataques suicidas contra sedes de partidos nacionalistas kurdosen Erbil, Irak. Mueren ms de 100 personas, incluyendo decenas de dirigentes deesos partidos.

    2004 marzo: atentados simultneos contra trenes urbanos en Madrid, Espa-a. Mueren 192 personas; 1500 heridos.

    tantemente a mantenerse limpios de influencias forneas, especialmentelas occidentales, y a observar cnones valricos estrictos como condicinsine qua non para construir una verdadera sociedad islmica. Haizam AmiraFernndez considera que al-Qaeda ha emitido dos documentos polticos derelevancia poltico-terica. Ambos de diciembre de 2003 y que se puedenrecoger de la blog del investigador israel Reuven Paz: El Irak del Yihad:Esperanzas y Riesgos y Mensaje al Pueblo Espaol37.

    Desde el punto de vista operacional, los atentados de al-Qaeda sonanlogos en medios (explosivos y detonantes convencionales), en mtodos(bombazos o ataques en serie, de forma coordinada y, salvo excepciones,con suicidas), as como en organizacin (fuerte apoyo logstico). Su formade operar, por medio de clulas prcticamente autnomas, tambin es relati-vamente novedosa. Por ello, pese a que los servicios policiales de diversospases han capturado despus del 11 de septiembre de 2001 a cerca de 3.000presuntos miembros, de los cuales 30 ejercan algn tipo de liderazgo, ellono ha impedido que en 90 pases del orbe se hayan registrado mensajes oactividades de este grupo; estimndose que en aproximadamente 60 hubo ohabra campos de entrenamiento38. Es probablemente el grupo que ms di-nero ha dispuesto en toda la historia del terrorismo. Segn informes delDepartamento de Estado, las incautaciones de dinero fresco, de cuentas yde depsitos de diversa ndole que aparentemente han afectado las finanzasdel grupo suman US$ 125 millones.

    37 El autor analiza los efectos directos sobre Espaa.38 Sobre el nuevo modelo de terrorismo desarrollado por al-Qaeda, vase Smith,

    Paul: Transnational Terrorism and the al-Qaeda Model: Confronting New Realities,2002, y Henzel, Christopher: The Origins of al-Qaedas Ideology: Implications for USStrategy, 2005.

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    Otro rasgo es la capacidad de realizar actividades de outsourcingterrorista con grupos creados con fines especficos. En esta relacin desta-can el grupo pakistan Harkat al-Ansar, el grupo Jemaah Islamayiah, la clu-la de Imad Mughniyed39 y Abu Hafs, sobre el que existen presuncionespoliciales de estar detrs del gigantesco apagn que afect al nororestenorteamericano en agosto de 2003 y del intento de asesinato del Papa JuanPablo II durante su visita a Filipinas en 1994. Para los servicios de inteligen-cia britnica y espaola, Abu Hafs es la principal lnea de investigacin paraesclarecer los ataques ferroviarios en Madrid. Otro tanto ocurre con YamaaIslamiya, el principal grupo terrorista indonesio (de fuerte rasgo anticristia-no), el cual habra perpetrado dos ataques a pedido de al-Qaeda (el de Bali yotro contra el hotel Marriot de Jakarta), as como con el grupo filipino deAbu Sayyaf, especializado en el secuestro de turistas estadounidenses. Va-rios de los ms activos grupos de la resistencia iraqu (especialmente enFalluya y Mosul) tambin estaran operando por esta va con al-Qaeda.

    En sntesis, el neoterrorismo, con sus especificidades (alta letalidad,operaciones en escala global, uso frecuente de atacantes suicidas, leitmotivmarcado por un profundo antioccidentalismo, y fuerte sustento religioso) esparte gravitante del movimiento tectnico que vive el sistema internacionaltras el fin de la Guerra Fra. Las variantes suicidas de las conductas terroris-tas y la eventualidad del uso de armas biolgicas, qumicas o radiolgicas,han demostrado cun vulnerables son las ciudades hoy da y cun profun-do y complejo es el denominado dilema democrtico respecto al desafoterrorista. Lo primero guarda relacin con una dimensin prctica, o sea conla seguridad del individuo, del territorio y de la infraestructura. Lo segundocon la aprehensin terica de un fenmeno lleno de especificidades, que nose muestra dispuesto a desarrollar mrgenes razonables de cohabitabilidadcon el proyecto civilizacional que encarna Occidente.

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