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    I

    L DILEM DE

    MERIC L TIN

    estrttctur s del poder

    y

    ftterz s

    insurgentes

    por

    D RCY RIBEIRO

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    lO. LOS MOVIMIENTOS REVOLUCIONARIOS

    n oposicion al caracter intrinsecamente conciliador de

    las antielites y a su incapacidad de crear estructuras po-

    liticas autonomas y estables respaldadas en las fuerzas

    populaTes encontramos

    los

    regimenes y los movimien

    tos de caracter socialism. Estos se caracterizan sobre

    todo por preconizar una nuevo ordenacion

    socioeco-

    nomica, fundada en la propiedad social de los medios

    de produccion, y luchar por implantarla, ya sea a traves

    de levantamientos armados que logren extenderse como

    insurrecciones populares generalizadas, en

    eI

    caso del

    socialismo revolucionario,

    0

    a traves de la accion poli

    tico-electoral, en

    el caso

    del socialismo evolutivo.

    Cuba

    es el

    unico ejemplo del modelo socialista-revo

    lucionario de gobierno en America Latina. Se estruc

    tur6 a traves de un movimiento nominalmente refor

    mista que polarizo a la poblacion contra la dictadura

    de Batista y organiz6 las fuerzas potencialmente re-

    volucionarias en franca oposicion a la politica conci

    liadora de la izquierda tradicionaI. Despues de tomar

    e

    poder, disolvio las fuerzas armadas institucionales y

    progreso hacia un regimen socialista, bajo la presion de

    las aspiraciones nacionales de independencia y progreso

    y de la intervencion del gobierno norteamericano que

    acudio en defensa de sus intereses empresariales en la

    isla.

    La

    presion norteamericana, y sobre todo la identi

    ficacion del patronato y patricia

    do

    cubanos con aque-

    1I0s intereses, facilit6 la transicion de

    10

    que podrfa

    haber sido una nueva estructura nacionalista-moderni

    zadora a un regimen socialista-revolucionario. Su pre

    sencia en

    l

    Caribe, en una nacion que tiene tanto

    de comun con todos los paises de America Latina, hizo

    que pasara a desempefiar un pape decisivo en la toma

    [

    235 J

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    LAS FUERZAS INSURGENTES

    de conciencia politica del continente y en Ia radicali

    zacion de sus movimientos de izquierda.

    Los exitos alcanzados por e gobierno socialista cu

    bano en el plano de la educacion In democratizacion

    de las relaciones raciales la elevaci6n del nivel

    de

    vida de las capas mas pobres de su poblaci6n

    asi

    como

    en la afirmaci6n de la dignidad de su pueblo tienen

    un efecto de demostraci6n de muy grande importan

    cia en

    esa

    radicalizaci6n. A esto

    se

    suma la acci6n

    cubana de incentivo a los movimientos revolucionarios

    del continente. Cuba

    se

    convirti6 asi en un centro de

    irradiacion

    ideo16gica

    para America Latina opuesIo al

    centro difusor del conformismo y la regresi6n estable

    cida en Estados Unidos.

    Chile

    es

    el primer ejemplo de un regimen en tran

    sicion evolutiva a un socialismo de orientacion marxis

    ta surgido de elecciones libres en las que

    se

    plante6

    abiertamente una opcion entre el sistema vigente y el

    socialismo. Como tal contrasta tanto con

    el

    modelo

    .

    cubano identificable como una variante de los SOC13

    lismos revolucionarios- como con

    el

    liberal socialista

    hacia el que pareeen tender regimenes como el de

    Suecia. Con el primero tiene en comlm la inspiraci6n

    marxista de su proyecto de reordenaci6n social y con el

    ultimo el caracter de una progresi6n gradual y conse :

    tida hacia el socialismo que se pretende edificar balo

    un regimen parlamentario pluripartidista.

    Sus

    caracteristicas distintivas son las de un poder

    nominalmente socialista pero aun desafiando a desenca

    denar

    la

    revolucion social. Es decir a realizar la ha

    zaiia sin precec1entes de implantar progresivamente e

    socialismo explotando los recursos gubernamentales de

    control de la economia utilizando a ascendencia esta

    tal sobre

    las

    fuerzas armac1as, aprovechando

    las

    poten

    cialic1ades

    de la red publica de comunicaci6n dc masas.

    Para esto e gobierno se valc1ria de la alianza c ~ .10s

    particlos victoriosos con los sindicatos para

    movl J7.ar

    poHticamente las masas popularcs como una ac1verten-

    LOS MOVIMIENTOS REVOLUCIONARIOS 237

    cia de que la respuesta a posibles intentos golpistas

    de la derecha

    serh

    la revolucion. Sin embargo de

    producirse

    el

    enfrentamiento representaria el fracaso

    de Ia via pacifica y conllevaria probablemente a su

    abandono una vez que por su propia dinamica las

    salidas al socialismo evolutivo no son facilmente reduc

    tibles al socialismo revolucionario.

    Todos os casos conocidos de regimcnes socialistas

    revolucionarios surgieron de insurrecciones populares

    generalizadas en el curso de las cuales se erradico el

    poder de las clases dominantes tradicionales se anulo

    la capacidad de represion de los aparatos de seguridad

    del antiguo regimen y se colectivizo

    la

    economia.

    En

    esas

    circunstancias el gobierno revolucionario en gene

    ral menos comprometido en los prim eros pasos con un

    proyecto francamente socialista se implanto sobre un

    vado de poder que Ie permitio movilizar bases popn

    lares de apoyo y organizarlas en estructuras eficaces

    de defensa de la revolucion antes que se desencadenase

    la contrarrevolucion.

    En el caso de Chile las condiciones son del todo

    distintas y aparentemente mas dificiles aunque mucho

    mas promisorias por la esperanza que ofrecen de crear

    una via no autoritaria hacia el socialismo. Esto porque

    no se parte de una guerra civil victoriosa pero tam

    poco se dispone del control total del poder que ello

    facultaria.

    No se perdio la capacidad gerencial y ~ -

    nica de los sectores intermedios pero ellos perrnaneccn

    en

    sus

    puestos prontos a conspirar y a insurgir.

    No se

    necesito implantar una dictadura del proletariado pero

    tarn poco se cuenta con la movilizacion popular sufi

    ciente para disuadir la contrarrevolucion. No se en

    frenta la agresion directa del enemigo externo pero

    no se cuenta con la

    movili2

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    L. O

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    titucional por un movimiento politico socialista no

    es

    mas que un primer paso hacia la conquista del poder

    para reordenar

    la

    sociedad. Los pasos siguientes son

    los que definiran su caracter futuro que pueden ser:

    el

    de una restauracion del reformismo sobre nuevas

    bases,

    0

    eI

    de un nuevo modelo de socialismo.

    En

    esta

    opcion reside

    eI desaHo

    primordial con eI que se en

    frenta Salvador Allende para llevar a la practica un

    "socialismo en democracia, pluralismo y libertad". Su

    gobierno,

    al

    ser percibido por las

    clases

    dominantes in

    ternas y pOI las potencias imperialistas como revoln

    cionario, tiende a provocar la contrarrevolucion. Pero

    se teme que

    sea

    impedido en su capacidad de moviliza

    cion popular para realizar la revolucion,

    1

    cual, todos

    saben, constituye la {mica forma de enfrentarse con

    exito a la contrarrevolucion. Su mayor problema es im

    poner la reordenacion socialista a traves de medidas le

    gales que la vudvan irreversible, y obligar a las clases

    dominantes a aceptar la nueva legalidad socialista como

    un mal menor en relacion con un enfrentamiento que

    les

    serla fatal. Lograr estas metas prcsenta enormes difi

    cultades y exigira eI maximo de decision y crcatividad,

    de fuerza y astucia por parte de la izquierda chilena.

    Sin embargo, las propias singlllaridades de la demo

    cracia chilena que posibilitaron llegar a este resultado

    a l

    contrario de

    1

    que ocurre en elresto de America

    Latina doncle la simple amenaza de victoria electoral

    de

    los

    partidos rcformistas hace no viable

    el

    regimen

    republicano- alliman a pensar que su izquierda en con

    trara tambien una via politica hacia

    eI

    socialismo. Es

    decir, aquel camino de progresion pacifica

    cle

    que ha

    blan los teoricos marxistas, que ninguno de los par

    ticlos

    comunistas que enfrentan coyunturas poUticas

    semejantes ha logrado formular y llevar a la practica.

    '

    1.

    Puede concebirse

    la

    evoluci6n pacifica de

    la vieja

    sociedad

    hacia a nueva en los paiscs daude

    la

    representaci6n popular

    con

    centra en ella

    todD cl

    poder; donde, de acucrclo con 1a

    C O l S ~

    tituci6n,

    se

    puede haeer 10

    que se

    desec

    desde el momento en

    LV; .1Vl.VV.lLV.I..lJ: ..L'IIJ.V;:Jr . n . J : . V V . L o U v . l . V J . ' U ~ I . ' \ . . l . V i )

    ~ . n

    La explotacion de esta via ineclita presentara muchos

    problemas, sobre toclo eI de no subestimar las ventajas

    que Ie son inherentes. Tales son: primero, la posibi

    lidad de activar la accion reordenadora del parlamento

    a traves

    cle

    consultas plebiscitarias. Segundo, el carac

    ter dimimico del pluripartidismo chileno dividido en

    tres bloques: Ia derecha, aislada en su conservadorismo;

    el

    centro, dinamizado por eI reformismo clemocrata-cris

    tiano; y

    la

    izquierda, polarizada por dos particlos mar

    xistas aliados a un partido reformista y a un movimien

    to socialista-cristiano. Tercero,

    eI

    orgullo de la izquiercla

    chilena y de amplios sectores de la poblacion por su

    socialismo de corte clemocratico, garantizaclor de las

    libertacles publicas. Cuarto, la calidad del liderazgo

    politico de Salvador Allende como conductor de masas

    para la lucha hacia grandes metas sociales. Quinto, eI

    cankter legalista

    y

    profesional de las fuerzas armadas

    chilenas que clificulta las articulaciones golpistas de la

    derecha.

    El otro problema basico sera no superestimar estas.

    ventajas, olviclando ciertos riesgos fundamcntales. En

    primer lugar,

    eI

    descuiclar los requisitos necesarios para

    mantener la disciplina en las fuerzas armadas

    y

    afianzar

    su Iealtad lucia la nueva legalidad socialista. Segundo,

    olviclar

    la necesidad de establecer una vinculacion orga

    nica y una atencion prioritaria a las masas marginaclas.

    En tercer lugar, postergar

    la

    movilizacion y la organiza

    cion de las

    bases

    populares

    cle

    defensa del regimen, por

    temor de provocar una tension politico-militar que po

    drla ser desastrosa. 0

    1

    que serb aun mas grave, con

    fiar en que la movilizacion del pueblo conln los inten

    tos golpistas

    cle

    la derecha se produciria espontanea

    mente como un movimiento natural de autoclefensa

    popular contra la reaccion.

    Los clos modelos latinoamericanos de socialismo

    ya

    que se tiene tras de

    51

    a la mayoria de 1a

    113ci6n.

    (F. Engels,

    citado por Salvador Allende. 5

    de

    noviembre de 1970.)

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    240

    LAS FUERZ S INSURGENTES

    ejercen una poderosa influencia sobre todas las izquier

    das revolucionarias cuyas. directrices te6ricas y cuyas

    Uneas de acci6n practica fueron fuertemente sacudidas.

    Primero por la eclosi6n

    de

    la revoluci6n cubana que

    plante6 la conquista del poder para construir el socia

    lismo como tarea irreductible de las izquierdas. Y mas

    tarde por la victoria electoral de la Unidad Popular

    y la puesta en marcha de la

    via chilena hacia el socia

    lismo

    que

    replante6 bajo nueva 6ptica la extraordi

    naria importancia de la acci6n poHtica en la lucha por

    el socialismo. Los dos eventos

    han

    tenido efectos

    desalienadores que vuelven las izquierdas latinoamerica

    nas mas autenticas y mas eficaces para el cumplimiento

    de sus objetivos revolucionarios.

    El

    presente capItnlo esta dedicado al estudio

    de

    las

    posibilidades de desencadenamiento de nuevas revolu

    ciones socialistas en America Latina. Es decir acciones

    colectivas de masas populares poHticamente orientadas

    para la ruptura del sistema socioecon6mico vigente a

    fin de implantar una nueva ordenaci6n politicosocial

    favorecedora de las capas subalternas y oprimidas den

    tro

    de

    las directrices de la teorfa marxista del socialismo.

    Estos conceptos contienen varias implicaciones que

    necesitan explicarse.

    Entre

    otras el supuesto de una

    ordenaci6n social opresiva deendida por una estructura

    de poder instrumentada por la represi6n contra la cual

    se lanzan las fuerzas revolucionarias; la presencia de

    vanguardias politicas capacitadas para movilizar las

    masas populares hacia la acci6n y orientarlas segun una

    estrategia insurreccional; la posibilidad de rebeldla de

    esas

    masas contra condiciones de vida y

    de

    trabajo que

    encuentran inaceptables;

    y

    finalmente la necesidad

    de

    un

    proyecto racional

    de

    reconstrucci6n de la socie

    dad que atienda a ideales de los cuales participen las

    masas.

    Algunas de estas cuestiones ya fueron debatidas en

    los capftulos anteriores. En el siguiente analisis

    s61?

    examinaremos tres aspectos decisivos

    que

    todavla

    ex\-

    LOS MOVIMillNTOS REVOLUCIONARIOS

    241

    gen atenci6n: las caracteristicas de los liderazgos

    y

    vanguardias que se proponen conducir la lucha revolu

    cionaria; las posibilidades de movilizar para la revolu

    ci6n las clases subalternas y oprimidas; y las reacciones

    probables

    de

    las estructuras

    de

    poder contra los movi

    mientos insurgentes.

    Nuestro tema fundamental es estudiar la composi

    ci6n y las tendencias de esas vanguardias para determi

    Bar e alcance de su opci6n revolucionaria y preyer las

    perspectivas de exito

    que

    se les abren. Esta tarea pre

    senta enormes dificultades. Primero por la falta de

    inforrnaci6n y documentaci6n fidedigna respecto de mo

    vimientos clandestinos duramente perseguidos. Segun

    do porque se

    trata de

    movimientos y grupos

    mucho

    mas informes y fluidos

    que

    los componcntes de la es

    tructura de poder

    que

    examinamos arriba.

    Tan

    in for

    mes que a veces no es practico determinar los limites

    de cada uno rente a los otros; y tan fluidos que sus

    identidades presentes son a sus propios oios formas

    transitorias destinadas a transfigurarse. A pesar de esta

    ambigiiedad elIos se pueden reconocer como los pro

    tagonistas hist6ricos opuestos a la estructura de

    poder

    vigel1te

    que

    a traves

    de

    su interacci6n solidaria

    0

    con

    flictiva estan organizando las vanguardias de las fuerzas

    sociales que desencadenanln un dia la revoluci6n

    necesaria.

    LA NUEVA IZQUillRDA

    En el movimiento de izquierda de America La tina se

    pueden distinguir tres componentes principales:

    l

    nue

    va izquierda lospartidos comunistas y las herejlas. des

    prendidas de elIos y los

    ~ r u p o s v i r t l l l m e n ~ e i n ~ u r r e c -

    cionales. Todos son nommalmente revoluclOnanos ya

    que

    no tienen ataduras can el sistema institucional

    vigente y se proponen la composicion

    de

    una nueva

    estructura de poder apta para prestar atenci6n a

    Jas

    aspiraciones de las clases menos favorecidas. Sin em-

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    242

    LAS FUERZAS INSURGENTES

    bargo son variables los grados de su independencia

    frente

    al

    sistema vigente

    aSl

    como

    la

    decision de

    enfrentarlo y proscribirlo.

    Lo

    que designamos por nueva izquierda

    es,

    en esen

    cia un izquierdismo de vanguardia integrado sobre

    todo par grupos intclectualizados de actitud radical

    provenientes de los sectores intermedios desligados de

    las organizaciones partidarias cuyas criticas se dirigen

    mas bien contra la moderacion del movimiento comn

    nista que contra

    el

    voluntarismo de los grupos insurrec

    cionales. Pero su accion excede en mucho estos limites.

    En realidad el izquierdismo dc vanguardia

    es

    la expre

    sian mas elevada de la madurez de la concicncia critica

    en America Latina/ En t

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    244 LAS FUERZAS INSURGENTES

    ci6n . iberal y tambien impugnando cualquier cuerpo

    ideol6gico convertido en doctrina. Esos j6venes son, en

    cierta forma, producto de decadas de contestaci6n vehe-

    mente y de denuncias indignadas contra toda suerte de

    iniquidades que no pasaron de ser discursos. Compe-

    netrados del fracaso de las generaciones anteriores en

    construir sociedades que correspondiesen a los ideales

    que profesaban, dan un paso al frente: se niegan a pac-

    tar con el sistema y a utilizar las antiguas formas de

    lucha poHtica en las que yen la complacencia de quie-

    nes, pudiendo actuar,

    se

    contentan con protestar.

    Quiza su principal caracteristica sea la resistencia a

    participar del activismo partidista, a aceptar la institu-

    cionalizaci6n y l formalismo de las organizaciones

    poH-

    ticas e incluso a adherirse a cualquiera de los cuerpos

    de doctrina que alimentan a las izquierdas tradiciona-

    les. Su peculiaridad reside en que no ejercen esta

    im-

    pugnaci6n contra

    las

    izq uierdas para defender el siste-

    ma, sino para combatirlo mas eficazmente, en que

    no

    se

    oponen a las antiguas ideologias por espiritu

    poIemico 0 como ejercicio intelectual, sino para buscar

    una teoria critica de la revolucion social fundada en

    la

    realidad latinoamericana, mas realista en el diagn6stico,

    mas convincen te en la denuncia y mas eficaz como

    directriz de acci6n.

    Un ejemplo de la postura tipica de la nueva izquierda

    se

    encuentra en un documento redactado por los estu-

    diantes de letras de la Universidad Central de Vene-

    zuela:

    Aprendimos a estar en desacuerdo a estar juntos.

    Nos negamos a ser encerrados en la trampa de quienes,

    pretextando la urgencia de actuar siempre es urgente

    actuar violan el derecho a estar en desacuerdo. Dere-

    cho que no pueden arrebatarnos los amos del pais y no

    deben menguarlo quienes se les enfrentan.

    En estos sectores j6venesde la nueva izquierda se

    LOS MOVIMffiNTOS REVOLUCIONARIOS

    245

    observa un profundo paralelismo con la actitud etica

    y politica de las minorias profeticas que actuan hoy

    en casi todas las naciones desarrolladas. En ese sen-

    tido, ellos forman la porci6n latinoamericana de las

    nuevas generaciones que surgen en todo el mundo como

    la voz candente de protesta contra el

    s i s ~ e m a

    0 mas

    concretamente, contra la connivencia del liberalismo

    con el despotismo; contra los que testimoniaron l a ~

    matanzas en los campos de concentraci6n nazi y por

    igual, en Hiroshima y Nagasaki y que, al nO contestar-

    los y no actuar en contra suyo de hecho

    se

    hicieron

    c6mplices de elias. A sus ojos, somos todos culpados por

    las atrocidades cometidas en Vietnam, por

    eJ

    sadismo

    de los torturadores en Latinoamerica, por el despotismo

    ejercido en nombre del socialismo y de la dicta dura del

    proletariado, en la medida en que seguimos disfrutando

    vidas tranquilas, de espalclas a esas iniquidac1es.

    Tal

    como aquellas minorias profeticas , la facci6n

    iracunda de la juventud latinoamericana tiene en Ho

    Chi Minh y en Ernesto

    Che

    Guevara

    sus

    heroes y

    sus

    martires; y en Frantz Fanon, en Sartre, en Marcuse

    (a quien comienzan a leer aun en los liceos y cuyo

    mensaje comprende mejor que sus padres y frecuente-

    mente mucho mejor que la mayoria de los intelectua-

    les), sus interpretes predilectos del mundo contempora-

    neo. Raramente alcanzan, sin embargo, el radicalismo

    etico de algunos activistas de los paises desarrollados

    que dan las espaldas a la civilizaci6n de consumo, des-

    precian l exito personal y optan por una militancia

    penosa junto a las capas mas pobres y oprimic1as de la

    poblaci6n, sobre todo a

    los

    combatientes negros. Tam-

    poco abrazan las formas rn:is aberrantes de conc1ucta

    ippy como los crimenes gratuitos.

    Pero ya empieza a aumentar e numero de j6venes

    latinoamericanos que busca la fuga catartica en la orgia

    sexual en l consumo de drogas. Estas Intimas formas

    de alejamiento respecto a la moral de su clase, los

    acerca a los j6venes marginados los cuales siempre

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    , ,0 La;:) .l ' UBltL.ll;) IN;)U.K(.;>l .l'IJ.J ,;:)

    . eonsumieron mariguana y ahora la suministran a adie

    tos de las clases superiores- permitiendo, por primera

    vez, una eomunieacion directa y simetrica entre sus

    vivencias eontrastantes que conlleva potencialidades po-

    Hticas insospechadas hasta ahora.

    En

    efecto, la adiccion

    a las drogas por parte de crecientes sectores de la juven

    tud de la clase media, a pesar de scr una evasion a la

    responsabilidad social y mas todavla a la militancia

    politica, puede contribuir a una concientizaeion y ulte

    rior aetivaeion de las capas marginadas, jamas a1canzada

    antes por eualqnier eorriente poHtica.

    En cuanto al paralelismo entre la rebeldia de los

    jovencs iracundos de los palses desarrollados y la de

    los subdesarrollaclos se puede senaIar que, por un aclo,

    ello constituye un rechazo generacional comun a ambos,

    tanto cle la eivilizacion como de la sociedad y de los

    regimenes sociopoliticos vigentes. Por otro ado,

    un

    despertar politico de la juventud, que en los paises

    desarrollados moviliza multitudes en manifestaciones

    contestarias de protesta; y en los palses depelldientes

    produce nuevas cosechas de revolucionarios. En ambos

    casas, el alistamiento politico surge como la asuncion de

    un scntido de responsabilidad social y de espiritu de mi

    sion que

    es,

    quiza, la unica forma de salvar.la juventud

    de las desviaciones oriundas de

    su

    revuelta y perplejidad.

    Heredera de un mundo ordenado segun formas cle

    vivencia y normas de moral que no la atracn ni la con

    muevcn, la juvcntud empieza por alejarse y protestar

    por

    ]a

    fuga catartica. Pero de pronto retrocede sobre

    sus pasos para asumir la mision de deshaeer y rehaccr

    la sociedad segun nuevos cuerpos de valores. Estos no

    pueden ser otros que las utopias de reconstruccion

    racional del muodo y del hombre, cuyo fruto mas mao

    duro cs el humanismo marxista.

    En

    este enlace, donde

    y cuando ocurran, se fundiran la energla espiritual de

    los desalientados que

    se

    reeuperanln para

    S

    mismos y

    para la sociedad, can e desespero de los desheredados

    a quienes

    se

    ofrccera la esperanza de edificar una nueva

    LOS

    MOVIMillNTOS R E V O L U C I U N A U U ~

    . : ; . /

    vida,

    y

    eon la estrategia politica de las vanguardias

    revo-

    l u c i o n ~ i s para contribuir a concretar la revolucion

    necesana.

    Sin embargo, falta mucho a

    l juventud rebelde

    latinoamericana para el cabal cumplimiento de esta

    funcion. La cumplira en la medida en que desarrolle

    una sensibilidad todavla mas aguda frente a las taras-

    de sus sociedades. Tales son, entre otras, la distancia.

    abismal entre ricos y pobres

    -sabre

    todo entre ella.

    misnm y a juventud de

    las

    capas desheredadas- y d

    prejuicio racial que, aunque mas sutil que el norte

    amcricano, pesa sabre

    los

    enormes contingentes indl

    genas, mestizos, negros y mulatos de la poblacion. La

    maduracion de semejante sensibilidad

    es

    el requisito

    indispensable para salvar a Sl misma al definir Sll fun

    cion como agen :es de la revolucion social, y tambien

    para una actuacion politica consecuente junto con la"

    masas marginadas.

    Los

    jovenes iracundos latinoamericanos apenas em

    piezan a profundizar su postura critica frente a las refc-

    ridas dcsigualdades sociales y a asumir

    su

    compromiso

    con

    los

    desheredados. Pero, en correspondencia, innu

    merables cuadros provenientes de ellos han avallzado

    mas en la adhesion a las formas insurreecionales de

    lucha que cualquier generacion anterior. Para ella con

    tribuye poderosamente la contingencia en que se en

    cuentra la juventud latinoamericana

    -sobre

    todo la de .

    los palses clonde se instauraron dictaduras regresivas-

    a enfrentarse a la brutalidad del sistema y a la violen

    cia mas cruel, que solo Ie permite manifestar su discon

    formidad ejerciendo tambien la violencia en sentido

    opucsto. En efecto, es cada vez mayor el numero de

    jovencs iracundos que superando

    el

    mero izquierdismo

    de vanguardia opta por la accion revolucionaria. J :stu

    adquierc muchas

    veces

    un caracter dramatico por

    el

    valor con que cnfrentan la represion armada, ofreciendo

    sus

    cuerpos a las balas en gestos puros de autoafirma

    cion

    y

    de

    fe.

    La combatividad que muchos

    cle

    ellos

  • 5/20/2018 6. Darcy Ribeiro. Las fuerzas insurgentes. En El dilema de Amrica Latina Estructuras de poder y fuerzas insurgentes. S. XXI, Mxico, 1978, pp. 235-2.pdf

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    248

    LAS FUERZAS INSURGENTES

    a l c a n ~ n

    como c o n ~ e s t a t a r i o s del sistema, bajo

    1a

    ame-

    naza directa de sufrir

    las

    formas.mas atroces de tortura

    n ~ tiene p ~ r a l e l o convirtiendolos en

    el

    prototipo d ~

    ~ e r o e s - m a r h r e s

    de la nueva izquierda. Actuan casi

    Slempre en pequefios grupos altamente solidarios de

    estudio y de accion, flojamente articulados a

    los ~ o v i -

    mientos organizados de izquierda. y muchas veces en-

    teramente autonomos.

    e

    ellos volveremos a tratar en

    el estudio de

    los

    grupos insurreccionales.

    TIl m o v i m i ~ t o e s ~ u . d i a n t i l constituye

    la

    principal for

    ma . d ~ aCClOn polihca de la nueva izquierda.

    En

    el

    partIclpan desde estudiantes liceistas hasta universita-

    rios que militan sobre todo en sus escuelas con fre

    c u ~ c i a aliados a los movimientos populares' mas pro-

    greslstas, aunque muchas veces pueden alinearse en

    campafias de restauracion del poder patricia . Su acti-

    vismo politico

    se

    basa esencialmente en su condicion

    de

    jovenes aun no comprometidos con

    el

    sistema, y no

    compenetrados con los deberes de clase ni con las acti-

    tudes de compromiso de los sectores politico profesio-

    nales, a los que ingresadan mas tarde. Su radicalismo

    e s t i m u J ~ d o en parte por la seguridad que les canfiere

    su POSICIon socIal, contrasta con la prudencia que debe

    mantener la juventud obrera, contenida por la brutali-

    dad de la represion poJicial, asi como por las limita-

    ciones que Ie imponen la misma dependencia econo-

    mica y la disciplina del trabajo.

    El cad.cter radical del activismo estudianh1 en Ame-

    rica Latina

    es

    un reflejo de

    l

    concien tizacion cada vez

    m ~ s generalizada de sociedades descontentas consigo

    mIsmas, que no pueden

    ya

    disfrazar ni esamder los sin-

    tomas del subdesarrollo, visibles

    en

    la miseria de la

    poblacion, en

    el

    sometimiento ante

    l

    explotacion ex

    tranjera y

    en]a

    opresion de

    1a

    estructura de poder. Los

    u n i v ~ r s i t ~ r i o s ~ ~ r formar uno de los. grupos de mayor

    conClenCIa

    pohhca y el mas capaCItado para mani-

    festarse, can frecuenda se erigen en portavoces de los

    r

    LOS MOVIMIENTOS REVOLUCIONARIOS

    i tY

    contingentes enmudecidos, expresando reivindicaciones

    campesinas y obreras y tomando a su cargo la defensa

    de los intereses nacionaJes y populares.

    Como militancia de izquierda,

    el

    movimiento estu-

    dian til constituye el mayor centro de proseli tismo y la

    principal agl

    -Kia

    de formacion de nuevos liderazgos

    reformistas

    0

    revolucionarios cn America Latina. Es

    sabido que las universidades son las instituciones

    donclC

    las

    c ases

    dominantes forman sus futuros cuadros tanto

    tecnicos como politicos. Casi todos son recuperados

    para el sistema al final de sus estudios, cuando tienen

    acceso a las funciones de mando reservadas a los pocos

    que obtienen educacion superior en paises donde

    los

    analfabetos son mayoria. Pero algunos se encausan

    en una actitud revolucionaria que

    Jes

    permite eludir

    el

    acomodo

    y

    despreciar

    los

    alicientes ofrecidos a la mi

    noria privilegiada. La mayor debilidad de los movi-

    mientos estudiantiles quiza reside en su incapacidad de

    acercarse a Ia juventud de otras capas sociales a fin

    de movilizarla para Ia lucha

    poHtica_

    Contenidos en

    esa limitacion clasista, tienden a hablar genericamente

    a la opinion publica, en especial a las clases medias

    urbanas, satisfaciendose, algunas veces, con el mero

    radicalismo verbal.

    En los paises donde

    se

    implantan dictaduras regre-

    sivas, el movimiento estudiantil tiende a representar un

    papel aun mas activo respecto del enfrentamiento con-

    tra

    el

    sistema, excediendo los Hmites de defensa que Ie

    confiere su condicion de cJase. En casos como el de

    Brasil, l lucha contra el regimen se realiza bajo con-

    diciones de represion feroz, lanzando todo el movi-

    miento estudiantil, con clara posicion politica, a la clan-

    destinidad y arrastnindolo a una radicalizacion que solo

    puede expresarse en formas insurreccionales de lucha.

    En estas condiciones,

    se

    quiebra

    el

    vigor de su actna-

    cion como movimiento de masas. Pero la minoria

    que

    se

    enrol a en la lucha mantiene sn liderazgo sobre

    ]a

    masa estudiantil silente, infundiendole una postura

  • 5/20/2018 6. Darcy Ribeiro. Las fuerzas insurgentes. En El dilema de Amrica Latina Estructuras de poder y fuerzas insurgentes. S. XXI, Mxico, 1978, pp. 235-2.pdf

    10/26

    250

    LAS FUERZAS INSUR(}ENTES

    rebelde pronta a hacer eclosion en la primera oportu

    nidad, en grandes manifestaciones de protesta, no ya

    contra

    el

    gobierno, sino contra

    el

    sistema en Sl. Es asf

    como se explican las grandes manifestaciones estudian

    tiles de los afios mas recientes, ocurridas en Brasil, Ar

    gentina, Uruguay y Mexico que, aprovechando coyun

    turas favorables, ganaron las calles, obtuvieron una

    calurosa acogida popular y solo pUdieron ser contenidas

    por la represion

    m ~ \ s

    violenta.

    La lucha interna por rcnovar estructuralmel1te la uni

    versidad constituye un nuevo frente que a partir de los

    prim eros

    ~ l l I O S

    de

    la septima decada retorno, en plan

    infinitamcnte mas alto, las preocupaciones de la Refor

    ma de Cordoba. Esta reversion del movimiento estu

    dian til hacia

    el

    interior de sus casas de estudio refleja,

    en csencia, los gnves problemas que enfrcntall las uni

    versidadcs.

    POI

    un lado, la expansi6n fantastica de las

    matriculas

    que

    Ilcvo a algunas de ellas a saltar de cifras

    entre cinco mil y

    cliez

    mil estudiantes a cifras entre

    cincucnta mil y ochenta mil, gcnerando una

    agl1da cri-

    sis

    de crecimiento y la caida de sus

    ya

    precarios nivclcs

    de eficacia. Por otro lado, la creciente deformacion del

    mercado latinoamcricano de lTabajo, que por cxpandirse

    tan solo en

    el

    sector de servicios (estos, incluso, en pro

    porcion menor

    que el

    crecimiento demogdfico), no

    ofrece suficientes oportunidades de empleo a los

    jove-

    nes

    que

    necesitan trabajar para estudiar y a los que sc

    graduan. Estos dos 6rdcnes de problemas, que vienen

    suscitando una politica de contenci6n en

    el

    allmento

    de las matricillas y de comercializaci6n de la ensefianza

    superior por parte de los gobiernos, agravaron mas toda

    via la crisis interna.

    e

    ese modo el movimiento estu

    dian til esta siendo compelido a experimentar profundas

    transformacioncs que

    10

    hacen evolucionar de una mili

    tancia democratica, preparatoria para el ejercicio de las

    funciones de custodios del regimen, hacia una lucha

    clandcstina de cankter rcvolucionario, y simultanea

    mcnte

    hacia la movilizacion en tomo de reivindicacio-

    t

    LOS MOVIMIENTOS REVOLUCIONARIOS -L 1

    nes propias del estlldiantado relativas a sus condiciones

    de estudio y

    de

    trabajo.

    En

    los ultimos afios un gran numero

    de

    Hderes reli

    giosos y de sacerdotes la tinoamericanos se incorpor6 a

    las posicioI cS de la nueva izquierda.

    La

    toma de con

    ciencia poHtica del clero, cumplida a despecho de los

    obstaculos

    Pl1estos

    por las altas jerarquias eclesiasticas,

    se intensific6 extraordinariamente gracias a los esfuer

    zos

    del papa Juan XXIII por liberar la Iglesia de los

    compromisos

    que

    siempre mantuvo con los sectores mas

    reaccionarios de las clases dominantes y sustraerla de su

    tradicional fun cion de fuerza sustentadora del regimen.

    e

    esta forma sc han abierto cauces al activismo de los

    sacerdotes latinoamericanos dentro

    de

    posiciones polf

    ticas progresistas,

    sobre

    todo en

    el

    caso de los mas

    jovenes, afectados al igual

    que

    toda su generaci6n por

    Ia

    concicncia del subdesarrollo, pero mejor capacitados

    por sus propias vivencias para apreciar debidamente

    las condiciones de penuria, ignorancia

    y

    opresi6n a que

    esta somctida

    la

    mayor parte de la poblaci6n.

    En

    la actualidad,

    el

    sector renovador del clero cstu

    dia los problemas sociales conla mayor amplitud de

    miras; confratcrniza can los, intelectuales de vanguardia

    de su generaci6n de quienes sicmpre estuvieron

    se-

    parados; milita en las organizaciones poHticas mas avan

    zadas, OIganiza sindicatos campcsinos y hasta

    c o m b ~ c

    cn las guerrillas. Algunos de ellos ya fueron victima

    dos en guerrillas

    0

    en atentados policiales

    y

    sufrieron

    tortmas crueles

    que

    en divcrsos casos recayeron sobre

    monjas. Sin embargo, su principal funci6n

    ha

    sido

    aportar

    un

    contenido progresista a los movimientos

    ca-

    tolicos juveniles, obreros y universitarios, que los pone

    a salvo del compromiso con los movimientos poHticos

    reformistas (muchas veces de caracter oportunista al

    cstilo de los democratas cristianos,

    de

    derecha, finan

    ciados y orientados

    pot

    grupos ncofascistas alemanes)

    y

    les otorga grandes posibilidades de expansi6n.

    E

    ma

    yor desaHo

    can que

    se enfrentan estos sacerdotes

    le

    BANCO ) ~

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  • 5/20/2018 6. Darcy Ribeiro. Las fuerzas insurgentes. En El dilema de Amrica Latina Estructuras de poder y fuerzas insurgentes. S. XXI, Mxico, 1978, pp. 235-2.pdf

    11/26

    vanguardia consiste probablemente en librar de secta

    rismos a las izquierdas, permitiendoles abarcar sectores

    mas amplios de la poblacion; sectores que jamas habian

    sido alcanzados por el proselitismo revolucionario ni

    aun por el reformista, sobre todo la juventud de las

    capas marginales.

    EI apartamiento de

    los

    sacerdotes latinoamericanos

    de la antigua actitud reaccionaria es uno de

    los

    sinto

    ~ s ~ s

    c1aros de la profunda alteracion que la con

    CIenCIa de los pueblos de este continente ha experimen

    tad? Tal c o m ~ ocurriera en el periodo de las guerras

    ?e mdependencIa, cuando su adhesion fue decisiva, al

    Igual que en l ~ s grandes movimientos sociopoliticos,

    como la lIberacion de los esclavos, su adhesion a la

    lucha por reordenar globalmente las sociedades latino

    americanas puede completar el cuadro de fuerzas reque

    ndas para derrotar la vieja entente reaccionaria.

    Otro contingente de la nueva izquierda

    es

    reclutado

    entre las fIguras de mayor conciencia politica de los

    cuerpos tecmco-profeslOnales. La influencia de este sec-

    tor en

    1a

    vida nacional ha ido aumentando a raiz de la

    i m p o ~ t n c i ~ i ~ n d a las tareas de los planificadores,

    conseJeros polItIcos y sobre todo de los asesores h ~ c n i c o s

    de los organos gubernamentales y de empresas privadas.

    En

    las naciones plenamente desarrolladas don de el

    sistema permite una elevacion constante del nivel de

    vida de. los sectores asalariados, estos cuerpos tecnicos

    se convierten en una burocracia sometida a la autori

    dad constituida. y a los dirigentes de las grandes empre

    sas; En las naClOnes s u b d e s a r r ~ l l a d a s , cuyas poblaciones

    e.stan conden.adas en su mayona a permanecer margina

    hzadas del SIstema, muchos de estos t c ~ c n i c o s rehusan

    encarnar el papel de agentes de mantenimiento del

    statu quo.

    Por su

    ~ c t t u d

    ideo o.gica y por su actuacion poHtica,

    esos

    ~ p e c l h s t s se

    ~ h v l . d e n el; dos grupos. El primero,

    a;mphamente mayontano, esta enteramente comprome

    tIdo con el orden vigente del que procura obtener todo

    r

    LOS

    MOVIMIENTOS

    REVOLUCIONARIOS

    253

    tipo de ventajas personales. EI

    otro

    profundamente

    afectado por las situaciones traumaticas que afligen a

    sus

    sociedades, se empefia en la busqueda de soluciones

    que atiendan efectivamente a los intereses nacionales

    y populares. Este grupo constituye un componente de

    la nueva izquierda, generalmente desligado de organiza

    ciones partidarias, pero no por

    eso

    menos actuante en

    el planteamiento de los problemas nacionales y en la

    explicitacion de las alternativas reales de desarrollo que

    se abren a las naciones atrasaclas. Su principal campo

    de actividad

    es

    el servicio pllblico, en calidad de tec

    nicos y dirigentes. La actitud politica de los tecnicos

    progresistas

    es,

    sin embargo, la de una elite intelectual.

    Raramente se identifican con los movimientos revolu

    cionarios. Aun cuando se alinean en campauas refor

    mistas, evitan cualquier accion politica que requiera

    l

    reclutamiento de masas populares. Con

    Han

    en

    que las

    enormes tensiones estructurales a que estan sometidas .

    sus sociedades podran dar lugar, en ciertas coyuntu

    ras, a la ascension de gobiernos mas independientcs,

    dispuestos a tratar los problemas sociales como cues

    tiones t t ~ c n i c s cuya soluci6n solo se puede encontrar

    con el concurso de los mas competentes. Esta visi6n

    simplista no toma en cuenta

    l

    canlcter funcional de

    las estructuras de poder, capaces unicamente de mo

    verse dentro de Hmites establecidos por la red de inte

    reses en que estan envuelt 1s. Tampoco les permite

    percibir que los problemas politicos del subdesarrollo

    sobrepasan a los tecnicos, y que por esa razon solo

    se

    pueden resolver mediante un enfrentamiento revolucio

    nario previo, ya que implican la proscripcion de intere

    ses poderosos que no estan dispuestos a dejarse anular

    pasivamente.

    En esta categoria deben incluirse los cientificos socia

    les que integrah la nueva izquierda y actllan desde

    posiciones docentes 0 de investigacion en las universi

    dades y en otras institnciones. Como estudiosos de la

    realidad social, ellos contribuycn hoy en el mejora-

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    254

    LAS

    FUERZ S INSURGENTES

    miento del discurso de las izquierdas, tanto en sus

    as-

    pectos diagnosticos como prospectivos. Ademas de

    esta contribucion directa, los cientificos sociales adheri-

    dos a la nueva izquierda actuan en l desenmascara-

    miento dc los contenidos ideologicos de las versiones

    academizadas de

    sus

    ciencias y en la den uncia del

    ca-

    d.cter policial de ciertos programas de estudio (subsi-

    diados por agencias del gobierno norteamericano, como

    el Plan Camelot), muchas veces llevados a cabo en

    colaboracion con universidades e institutos de investi-

    gacion nacionalcs,destinados a recolectar datos y crear

    t t ~ c n i c s que permitan alcanzar mayor eficacia en man-

    tener la dependencia, en disuadir movimientos revolu-

    cionarios y en manipular toda Ia vida poHtica de Ame-

    rica Latina.

    Sus actividades de desenmascaramiento ya tuvieron

    el

    decto

    de polarizar poHticamente a los cientificos

    sociales en dos grupos; los enrolados en la nueva iz-

    quierda que guardan leal tad a sus pueblos, y los agen-

    tes llicidos

    0

    ingenuos de la domina cion externa.

    En los ultimos anos la nueva izquierda se vio engro-

    sada por gran numero de personas proscritas de la vida

    poHtica de sus paises a causa de

    sus

    posiciones refor-

    mistas 0 revolucionarias. Tratase de politicos, milita-

    res, perioclistas, profesores, que integraban las facciones

    mas avanzaclas de los particlos patriciales, populistas y

    reformistas, sobre toclo en los paises clonde sobrevinie-

    ron clictaduras regresivas. Su inclusion como compo-

    nentes de la nueva izquierda es cuestionable, porque

    antes de ser proscritos, constituian un grupo heteroge-

    nco cuyos liclerazgos eran mas hostiles los unos a los

    otros que a la reaccion, y permanecen diviclidos a pesar

    de su uniclad Msica de oposicion a las dictacluras. Es

    cuestionable, por otra parte, porque tienden mas al acti-

    vismo reformista que a las actitucles radicales de con-

    testacion de la nueva izquierda.

    r

    1

    I,

    LOS MOVIMIENTOS

    REVOLUCION RlOS

    255

    Lo que todo ese sector tiene en comlin

    es

    Ia expe-

    riencia de su compromiso con movimientos politicos

    populares que aspiraban a aIcanzar reformas estructura-

    Ies a traves de proceclimientos parlamentarios, de cam-

    panas de prensa 0 de pronunciamientos nacionalistas

    en circulos militares. La mayoria de ellos permane-

    cio en sus paises, lucgo de la proscripcion, dedican-

    dose a actividades que las dictacluras les consienten.

    Toclos enfrentan enonnes clificultades para cualquier

    tipo de actuacion politica

    debiclo

    a la constante vigilan-

    cia de que son objeto. Muchos tuvieron que asilarse en

    distintos paises y asi, quedaron, excluidos de cualquier

    participacion directa en la vida politica de

    sus

    paises.

    La proscripcion de ese contingente, que comprende

    decenas de millares de personas vivamenle interesaclas

    en el destino nacional y que incluye algunas de las

    personalidades mas brillantes y con mas Iarga expe-

    riencia politica y administrativa, representa un dana

    enorme para

    esas

    naciones cuya carencia cle cuadros

    experimentados es notoria. Para las personas afectaclas

    esta exclusion representa una convocatoria compulsiva

    para

    Ia

    toma

    cle

    posiciones politicas mas consecuentes,

    en las que puedan trascender su antiguo radicalismo

    reformista y la propension a confiar

    en Ia

    supuesta

    capacidad autocorrectiva del sistema, para asumir po-

    siciones verdacleramente revoluciouarias.

    A pesar cle estar marcados por sus carreras politicas

    anteriores,

    esos

    cuadros mas macluros,

    a

    asumir

    la

    pos-

    tura de la nueva izquierda, consiguen establecer un

    puente entre su genera cion y las nuevas generaciones

    de activistas que les permitc trasmitir de alguna

    for-

    ma una experiencia rica en errores y aciertos. Otro

    efecto cle

    esa

    proscripcion es que la cliaspora que pro-

    voco ha perrniticlo ensanchar los horizontes politicos e

    ideoI6gicos de esos cuaclIOs haciendoles percibir cuan-

    to tienen de comun las Iuchas que se traban en

    toclas

    las naciones latinoamericanas.

    En

    el

    caso de Brasil,

    se puede afirmar que

    sus

    numerosos exiliados politicos

    1

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    256

    LAS

    FUERZ S INSURGENTES

    eshin madurando para actuar, como la primera genera

    cion de brasilefios, con actitud latinoamericana. Para

    lelamente a este ensanchamiento de vision,

    se

    observa

    una viva preocupacion por estudiar la realidad latino

    americana, en un esfuerzo lucido por comprender el

    malogro de las revoluciones inconclusas' de America

    Latina y descubrir nuevos caminos mas promisorios.

    Concluyendo este retrato de la nueva izquierda, que

    remos sefialar que ella constituye un estrato intelectua

    lizado de los sectores intermedios que

    se

    distingue

    del con junto de la poblacion por su conciencia criti

    ca

    y su posicion ideologica rebelde. Es probable que

    elb venga a tener gran importancia para la revolucion

    . latinoamericana, por la agitaci6n proselitista que ejer

    ce profundizando y ampliando el autoconocimiento de

    las situaciones de subdesarrollo, y mas importante to

    davia, como un vivero de cuadros dispuestos a superar

    su izquierdismo para enrolarse activamente en la lu

    cha revolucionaria.

    El ejercicio de este papel activador, sin embargo,

    puede reducirse por ciertas debilidades caracteristicas de

    la nueva izquierda. Tales son, primero, el temor de una

    franca adhesion al socialismo, como unico sistema so-

    ciopolitico que abre reales perspectivas de desarrollo

    autonomo a las naciones dependientes. Segundo, la

    fideJidad a ciertos

    val ores

    de la ideologia liberal que

    encubren bajo su lenguaje revolucionario. Tercero, el

    verbalismo politico que se contenta con b indigna

    cion y la protesta. Estas actitudes conducen, por

    un

    lado, a una posici6n de faIsa sup.:rioridad moral de-

    lante de los grupos insurreccionales que consideran

    aventureros inconsecuentes; y de los comunistas a los

    cuales acusan de todas las culpas, errores y fall as con

    virtiendo a veces ese combate en su preocupacion prin

    cipal, pero no oponiendo a unos y otros mas que su

    no partidismo_ Y, por otro lado, a una cierta indul

    gencia con las viejas elites patriciales, que contrasta

    con la dureza de

    sus

    'juicios sobre las autocracias nacio-

    J

    LOS MovIMmNTOS REVOLUCIONARIOS

    257

    nalistas modernizadoras, en cuanto regimenes militares.

    Mientras las capas populares ya tienen asentada una

    posici6n francamente antipatricial que las hace

    incnclu-

    las ante cualquier simulacro de legitimacion del ordeu

    vigente, los lideres de la nueva izquierda tienden a

    enrolarse en cualquier falso movimiento de redemocra

    tizacion como masa manejable por politicos patriciales.

    Las

    dos prim eras deficiencias mencionadas anulan

    las potencialidades revolucionarias de la nueva izquier

    da. La ultima facilita su utilizaci6n por politicos pro

    fesionales para atender a sus propios fines, al cederle:,

    su enorme poder movilizador en la lucha por las

    bertades democraticas, contra la corrupci6n y el des

    potismo, tan s610 para restaurar en el poder el vle}o

    patriciado. Otro riesgo a que

    se

    ~ ; P 0 n e la nu;va IZ -

    quierda es que, superando su aversIOn a los reglmenes

    militares de caracter nacionalista modernizador, asuma

    una posicion reformista-radical, e1udiendo: asi, la lud1a

    por un pIoyecto socialista de reordenacl6n de

    la so-

    ciedad.

    COMUNISTAS:

    ORTODOXOS

    Y

    HERETICOS

    Los comunistas desempefiaron nn papel capital en la

    vida politica latinoamericana en las ultimas cIecac1as

    ejerciendo una influencia i d e o I 6 ~ i ~ a m a r c : , d a ~ n c n t e su-

    perior que la de su fuerza polrtrca y smdlca1. Esta

    importancia desproporcionacla se exphca tanto. por las

    propias condiciones de subdesarrollo que facllrtan la

    den uncia del regimen como por l ~ e c h o de conta:

    con nna tcoria explicativa muy superIOr a Jas doctn

    nas liberales vigentes. A pesar de la ineptitucl. con que

    se

    utiliz6, la teoria marxista revelo una capacldad para

    diagnosticar los problemas del subdesarrollo

    y

    formu

    lar soluciones qne superaron y desenmascararon las

    e1aboraciones conservadoras y las viejas y nuevas doc-

    trinas justificativas del statu quo de inspiracion posi

    tivista

    0

    sociologica .

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    258

    LAS FUERZAS INSURGENTES

    Actualmente,

    la

    mayoria de las interpretaciones de la

    realidad social de cada pais, aun las mas conservado

    ras, estan impregnadas de conceptos marxistas, porque

    s610 ellos corresponden a la percepei6n generalizada

    en la conciencia social sobre las causas del atraso y

    los caminos de su superaci6n. Probablemente

    sea

    en

    este campo ideo16gico donde los comunistas por

    marxistas ejercen una influencia mas profnnda,

    res-

    pondiendo a las preguntas de todos, especialmente de

    los sectores intelectualizados, sobre eJ origen de la

    des-

    igualdad entre las naciones y entre las clases sociales,

    proveyendo una teoria explicativa mas convincente que

    cualquiera otra. Sin embargo, no alcanzaron igual cxi-

    to en fonnular una estrategia revolucionaria.

    Las caraeteristieas distintivas de los comunistas la-

    tinoamericanos provienen de

    dos

    factores. Primero, cl

    origen social de la mayoria de sus cuadros dirigentes

    que provienen de las capas intelectualizadas de

    1a cla-

    se media, y de sus militantes de base rec1utados sobre

    todo en los sectores asalariados mas favorecidos prin

    cipalmente de las empresas estatales. Esta composiei6n

    limita su ambito de mi1itancia politica a los sectores

    que se encuentran en una posici6n relativamente des-

    ahogada, 10 que dificulta cualquier actuaci6n sobre

    las grandes masas marginales del campo y la ciudad.

    Tambien restringe sus ohjetivos de aeci6n al logro de

    reivindicaciones inmediatas de aquellos sectores, convir

    tiendo una buena parte de los cuadros comunistas eu

    Hderes burocraticos del sindicalismo econ6mico antes

    que en miJitantes de una reordenaci6n revolueionaria

    de la sociaded. Segundo, la tamizaci6n de sus cuadros

    dirigentes a 10 largo de tres decadas de poHtica de

    frente popular, destinada originalmente a eimentar ]a

    unidad antifascista, pero cristalizada despues por

    los

    sovieticos

    en e

    ambito de la politica de coexistencia

    pacifica . Esta orientaci6n culmin6 en una poHtica de

    cuadros que retuvo y promovi6 a aquellos mas capa

    citac10s

    para la lueha legalista que para la conspira-

    LOS MOVIMffiNTOS REVOLUCIONARIOS

    259

    ci6n, entregando, de

    ese

    modo, los con troles del movi-

    mien to a dirigencias oonciliatorias mas identificadas con

    e

    modelo sovietico de revoluei6n que con

    el

    cubano

    o el chino.

    Consecuentes con aquella composici6n y con esta

    actirnd,

    los

    i d e r a z g o ~

    comunistas parcdan confiar en

    que la revoluci6n latinoamericana sera efectiva cuan

    do la coyuntura internacional

    se

    vuelva favorable al

    inicio de la lucha por

    el

    poder debido a la supremada

    del campo socialista. De esta forma, transfieren hacia

    la polltica de acumular fnerzas de los sovicticos en

    su emulaci6n con losnorteamericanos,

    0

    para alguna

    nueva crisis dclica del capitalismo , la responsabili-'

    dad por la revoluci6n en sus palses, atribuyendose el

    papel de Hderes progresistas cuya funci6n seria la de

    propagandistas y preparadores de cuaclros para un en-

    frentamiento postergado.

    En estas circunstancias, los partidos comunistas, no

    obstante su caracter pretendidamente proletario, opeTan

    en America Latina sobre todo a traves de cuadros

    oriundos de los sectores interrnedios, dedicados profe

    sionalmente al activismo poHtico

    De

    ese modo

    curn-

    plen la funci6n de fennento de la vida intelectual y

    poHtica; de nucIeos de difusi6n de interpretaciones

    avanzadas de la realidad social; de politizaci6n de cua-

    dros, de formulaci6n de consiguas politicas y de mo-

    vilizaci6n popular en torno de elias a los efectos de

    emprender grandes campafias en defensa del derecho

    de sindicalizaci6n, de la reforma agraria, de la lucba

    antirnperialista y

    cle

    la industrializaci6n aut6noma.

    Muchas de esas proposiciones s610 alcanzaron a las

    grandes masas a traves de otros portavoces politicos,

    que supieron darles colorido local y viabilidad, al rnis-

    mo tiempo que; defendiendolas, fijaban su imagen de

    Hderes

    nacionaJistas y progresistas. Por medio de tales

    mecanismos, consignas originalmente formlliadas por

    los comunistas y entendiclas como radicales se fueron

    librando de sectarismo hasta reducirse a proposiciones

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    I

    Ii

    I

    I

    260

    LAS

    FUERZAS

    INSURGENTES

    reformistas y

    as

    penetrar en amplios sectores, impo

    niendose finalmente a la consideracion de

    los

    drcnlos

    dominantes. Gracias a esto la accion poIitica de los

    comunistas

    se

    concreto, de preferencia en alianzas con

    sectores progresistas de la cIase dominante, en un jue

    go rcalista en el quc cada cual busea haeer del otro

    eI

    instrumento de consecucion de sus objetivos. Puesto

    que tales propositos son inmediatos para los aliados

    y lejanos para los comunistas, con freeuencia estos

    se

    convierten en instrumento de propositos ajenos, y mu

    chas veces de propositos antirrevolucionarios. Con todo,

    a traves de estos procedimientos la vida poHtica lati

    noamericana alcanzo una agudeza mayor para com

    prender la realidad social y una mayor amplitud de

    VISIOn

    La acciou proselitista asi como la formulacion de

    directivas politicas, a pesar de haber ampliado la in

    flueneia de los partidos comunistas, se via limitada

    porque estuvo siempre enmarcada en el ambito del

    reformismo, como

    si los comunistas pensasen que, aeu

    mulando pequefias reformas, lIegarian algun dia a ha

    cer la revolucion.

    De

    hecho, la revolucion socialista

    se habra vuelto una meta lejana para estos partidos co-

    munistas mediocrizados por el caracter dogmatico del

    marxismo quedifundieron y por las desviaciones obrc

    ristas de las eupulas partidarias,

    10

    cual trabo la crea

    tividad de

    los

    inteleetuales de izquierda y termino apar

    tando

    la

    maY0rla

    de ellos de la militancia partidaria.

    Desprovistos de los que podrlan haberse constituido

    en un nucleo teorico autonomo, los partidos comu

    nistas

    se

    inclinaron a un dogmatismo infecundo, rei

    terador de consignas internacionales e incapaz de

    for-

    mular una linea poIitica autenticamente revolucionaria

    adaptada a

    las

    condiciones de las naciones subdes

    arrolladas.

    EI

    principal factor adverso a la expansion del movi

    mien to

    eomunistafue

    sin duda su sul)ordinacion a

    las

    directrices sovieticas y su vinculaciou con las vicisi-

    LOS MOVIMIENTOS REVOLUCIONARIOS

    261

    tudes de

    ]a

    politic;} rusa. Si cn

    los

    llllimos aiios de

    la

    segunda guerra mundial y luego de la victoria, tal

    vinculaci6n rcprcsent6 prcstigio, dc abi en adelantc

    constituy6 una carga cada vez mas insoportabIc, espc

    cialmente despues de la reveIaci6n de los crimenes

    del

    stalinismo y de las denuncias sobre el caracter eru

    damente dcsp6tico de

    los

    gobiernos implantados en

    nombrc de b dictadura del proIctariado. En afios milS

    n:cientcs, Ia rigidez de ]a politiea extcrna sovictica, sus

    incolllprcnsioncs rente a

    los

    problemas de

    los

    pueblos

    del Tercer Mundo y su dificultad en estabIccer rcIa-

    ciones satisfactorias de convivcncia politica y de inter

    cambio econ6111ico dentro del propio campo socialista,

    crcaron incompatibilidadcs a los sovicticos con todas

    las

    izquierdas indcpcndientcs y desprcstigi6 sin rcmcdio

    a los coml1nistas que

    se

    solidarizaron con esa poHtica.

    La debilidad tcorica propia

    y

    la subordinaci6n a direc

    trices externas incapacitaron a los comunistas latinoame

    ricanos para dcfinir una linea de acci6n rcvolucionaria

    para si

    lllismos

    y

    para toda la izquierda. AI

    b n d o n ~ r

    la

    pcrspectiva Icninista de lueha por un

    pocler proplO

    con el objcto de implantar el socialismo, deja ron de

    preparar cl1adros rcvolucionarios, olvidaron el proseIi

    tismo propiamcnte socialista y se alia ron a todo poli

    tico con propcnsioncs rcformistas que los quisiese usar

    para fincs cIcctorales. Tales alianzas y la avidez por

    participar

    cle

    alguna forma en la estructura clel podcr

    vigcnte

    los

    comprometi6 con la

    Clite

    dirigente, impidien

    doles percibir y dcnunciar su can\cter retr6grado. Toda

    su acci{m se vole6 en contra del terrateniente y del

    emprcsarios foraneos, como antagonistas naturales, pero

    no tuvieron la menor rcstricci6n

    en

    convivir y cooperar

    con

    la

    vieja elite cle polIticos profesionaIcs que institu

    y6 Ia

    propicdacl latifundiaria y la explotaci6n extrall

    jcra. Aun cuando

    se

    propollian altcrar el orden vigcnte,

    preconizaban reformas en el ambito de un regimen par

    lamentario patricial, como

    si

    estc fuera capaz de lIevarlas

    a cabo. Por tanto, pasaron a ejercer ellos tam bien y a

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    262

    LAS FUERZAS INSURGENTES

    su pesar una funcion de mantenedores del orden esta

    blecido,

    que

    deseaban antes mejorar que transformar.

    Actnando en este marco cl movimiento eomunista

    latinoamerieano se estructuro en dos circulos concen

    tricos.

    Un

    pequeno nucleo ortodoxo

    de

    dirigentes y

    militantes buroeratizados, alrededor del cual se abre

    un

    drculo

    mas amplio de simpatizantes, eompuesto prin

    cipalmente por intclectuales izqnierdistas que los par

    tidos no son capaees de absorber en sus cuadros

    ni

    Iiberar para la accion politica como una izquierda inde

    pendiente.

    Entre

    ambos se traba una lucha ideologica

    permanente; los eomunistas, exigiendo de la periferia

    apoyo, lealtad y eongruencia de aceion con sus obi

    e

    -

    tivos tacticos; esta ultima, convirtiendose en un drculo

    de simpatizantes que critican ora el sectarismo, ora cl

    oportunismo partidario. Ninguno

    de eUos

    se capacita,

    empero, para las fnnciones

    que

    Ie sedan propias. Los

    comunistas, porque se desvian del proselitismo socialis

    ta y

    de

    la accion revolucionaria para dedicarse prefe

    rentemente a un sindicalizmo reivindicativo y

    anna

    polltica de participacion en el sistema lIevada a cabo

    a traves de alianzas con politicos populistas y reformis

    tas.

    La

    periferia

    de

    simpatizantes

    -permanentemente

    engrosada por los activistas juveniles que no integran

    cn la organizacion

    partidaria-

    al carecer de un cami

    no propio de militancia, se paraliza tambien como fuer

    za politica por no poder dedicarse a las tareas pIopia

    mente

    revolucionarias

    que

    los comunistas postergan, ni

    competir con ellos en el activismo politico meramente

    rdormista

    0

    en l militancia sindical.

    Esta ambigiiedad de los partidos comunistas

    que

    no

    desechan su pape revolucionario pero se resisten a en

    camado

    por entero se cxplica por varios factores. En

    tre eUos, Ia referida debilidad teorica

    qne

    les impide

    formular una estratcgia revolucionaria y,

    ademas, cier

    tos efectos indirectos de la critica difamatoria que desde

    haee decadas soportan. En" el esfuerzo por diferenciarse

    del retrato que Ia reaccion pinta

    de

    ellos

    -como

    radi-

    LOS

    MOVIMIENTOS

    REVOLUCIONARIOS

    263

    cales, intemacionalistas, impersonales, subversivos, tota

    litarios,

    etcetera-

    exageran los signos opuestos hafta

    hacerse en la realidad simples reformistas envueltos en

    todas las campanas progrcsistas, pero temerosos de

    SCI

    considerados como agentes de transformacion revolucio

    naria

    de

    la sociedad.

    A pesar

    de

    esta postura reformista, hasta hace muy

    poco se consideraba a los partidos comunistas como

    e

    paradigma del activismo politico de estrategia insurrec

    cional. Es decir,

    el

    mimetismo no produjo el decto

    de disfraz politico esperado ni redujo el precio que la

    reaccion les cobraba por su virtual compromiso con

    Ia reordcnacion de la sociedad. Esta ambigiiedad que,

    par un Iado, desectarizaba a los comunistas

    y,

    por otro,

    fortaleda su antoimagen revolucionaria, fue debilitada

    enormemente por la revolucion cubana, al inaugurar

    el

    primer regimen socialista en

    cl

    continente desarrollan

    do una estrategia opuesta.

    Antes de surgir Ia variante cnbana, los comunistas, a

    pesar de sn reformismo, pudieron mantener

    el

    vigor

    de la adhesion partidaria y la etica revolucionaria asen

    tiinclolas en tres bases: Ia conviccion de

    que

    como por

    tavoces de la mas avanzada

    y

    generosa de las doctri

    nas sociales sedan los constructores del futuro

    humano

    y los instrumentos de la emancipacion de sus patrias;

    el orgnllo

    de

    pertenecer a una vanguardia revoluciona

    ria presente en todo el mundo que habia integrado en

    el

    socialismo a una tercera parte de

    l

    humanidad; y

    el

    hecho de con tar en sus propios paises con decenas

    o centenas de compafieros asesinados asi como con mi

    llares de otros, probados en las torturas mas atroces.

    Hasta recientemente ningun grupo rcvolucionario po

    dia dar igualcs pruebas de coherel1cia ideologica,

    de

    fir-

    meza, dedicaci6n y estoicismo. Desde la revolucion cu

    bal1a, sin embargo, cl carJcter rcvolucionario de la mi

    litancia comunista dejo de ser apreciado en

    10

    que

    respecta a su devocion a

    ]a

    lucha, poniendose en tela

    de juicio sobre todo la eficacia desu estrategia. Se

    :

    I

    i

    i

    I

    i

    I

    I

    I

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    264

    LAS FUERZAS

    INSURGENTES

    hizo evidente que el estoicismo, cuando esta desligado

    de una conducta efectivamente revolucionaria, solo

    po

    dia conducir a un faquirismo iniltil aunque heroico_

    Se

    generaliz6 desde elltonces la conviccion de que los

    co

    munistas latinoamericanos habian perdido su posicion

    de vanguardia, dejandose atrapar par una orientacion

    poJitica de caracter refonnista y espontanelsta, tal

    vez

    justificable en otros contextos, pero que en las condi

    ciones actuales de

    los

    paises subdesarrollados y en

    la

    eoyuntura mundial presente no parece tener posibili

    dad de eonducir a una revolucion social. El debate en

    torno a estas euestiones sacude hoy a las izquierdas

    latinoamericanas, dividiendolas en eorrientes muehas

    veees

    mas opuestas entre s que respecto

    de

    la

    reac

    cion. Estas disenciones separaron del nucleo ortodoxo

    original a una serie de subgrupos, haciendo surgir, al

    b.do de la vieja herejia trotskista, la china y la cuba

    na, y luego varias otras, mas irreverentes todavia fren

    te el nllcleo ortodoxo que se vio, as , cada vez mas

    ais

    ado de su drcul0

    de

    simpatizantes y de todo

    el

    iz

    quierdismo

    de

    vanguardia.

    Los nucleos ortodoxos, caracterizados par su actitud

    reforrnista, hasta haee muy poco podian cIasificarse en

    la izquiercla instituciol1alizada y la izquierda consenti

    da. La primera est.i rcprescntada par

    los

    partidos

    co

    munistas y socialistas

    de

    los paises latinoamerical1os en

    os

    que, como Uruguay, Venezuela y Chile, pueden

    funcionar legalmel1t

    o

    ultima, por partidos

    de

    iz

    quierda condicionados a actuar en la c1andestinidad. La

    izquicrda institucionalizada aetlm por proeedimientos

    parlamentarios y sindiea1cs y parcee tener como perspec

    tiva de largo alcance contrihuir aliandose con otras

    fuerzas progresistas, para una politica de acumulacion

    de pequeI1as reformas y un pcrfeccionamiento de las ins

    rituciones democriticas, que pennita

    el

    avance

    de sus

    paises hacia un socialismo evolutivo del tipo propugna

    do por ciertos sectores de la izquierda francesa e italiana.

    La reciente victoria

    de

    un frente de izquierda

    la

    LOS MOVIMIENTOS REVOLUCIONARIOS

    LO>

    Unidad Popular en Chile alento cstas esperanzas, rc

    elleendiendolas

    aun

    en partidos comunistas. de los palses

    sometidos a dictaduras regresivas. Su efecto inmediato

    fue reforzar los nuc1eos ortodoxos que permanecieron

    fielcs

    a la linea de la Declaracion

    de

    los Oehenta y

    un partido comunistas de 1960.2

    Basta hace poco el

    ide-al

    politico inmediato de la

    corriente ortodoxa de la izquierda consentida parccia

    ser a1canzar el grado

    de

    institucionalizacion logrado

    par chilenos y uruguayos. Como perspectivas de mas

    largo alcance, pretend an contribuir con su militancia

    politica y sindical al surgimiento de un regimcn "de

    rnocratico-burgues" que tcnnillase con los "remallcntes

    feudales" y promoviese la modernizacion del sistema

    en

    e

    marco capitalista. Cumplida esta etapa historica

    10 mas pronto posible y cuando 10 permitiesc la "corre

    lacion

    de

    fuerzas intema y extema", se allanaria e1

    camino hacia el soeialismo.

    Esta estrategia parte del presupuesto

    de

    la existencia

    de una "burgues a" cuyos intereses antagonicos con los

    dellatifundio y

    cl

    irnperialismo

    Ie

    predisponen a una ac

    cion eonjunta con c1 proletariado y c1 campesinado para

    desencadenar una revolucion social. Como en los pai-

    2 Sintetizanclo los resultados de ]a experiencia revoluciona

    ria del comunismo mllndial

    r

    la Declaracion de la Conferencia

    de Represcntantcs e los Particlos COlllunistas

    y

    Obrcros de

    1960 fij6 el punta de vista unanimc de los marxistas-Icninis

    tas, esta

    Y Z

    en las condiciones generadas por

    la

    presencia del

    sistema socialista mllndial:

    a

    clase obrcra

    y

    su vanguardia, el

    partido marxista-leninista, tienden a haeer la revolucion socialis

    ta por via pacifica. La realizacion de esta posihilidad corrcspon

    deria a los intereses de ]a clasc obrem y de todo cl pueblo, a

    .

    10 intereses naciunales del pais.

    n

    v:lIios paises capitalistas,

    la clase obrera, cncabczada por su dcstacamcnto de vanguar

    dia, puedc,

    en

    las condiciones actuales, basandose en

    un

    frente

    obrero y popular y en otras posiblcs formas de acuerdo y co

    laboracion politica de distintos partidos y organizacioncs socia

    les, agrupar a la mayoria del pueblo, conquistar

    el

    poder e s t ~ t l

    sin guerra ci\il

    y

    asegnrar

    el

    paso

    de

    los medius de producclon

    fundamentales a man

    os

    del pueblo.' (peA, 1967, pp. 7-8).

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    266

    LAS FUERZAS INSURGENTES

    ses latinoamericanos no

    se

    encuentra esta burguesia de

    perfil chisico, sino una estructura de poder de otro

    caracter, las alianzas propugnadas solo pudieron con-

    cretar con los sectores mas oportuuistas del patriciado

    y con los lidcrazgos populistas y reformistas. Tales

    alianzas sirvieron a

    los

    objetivos politicos de estos, con

    virtiendo a las izquierdas consentidas en fuerzas anxi

    Jiares del sistema politico, que aunque

    Ie

    agreguen con

    tenidos hetcrodoxos, contribuyen

    mas

    al mantenimiento

    que a 3 alteracion de la estructura de poder.

    Como nlla consecuencia de esta orienta cion, la in-

    luencia cubana en la revolucion latinoamericana se

    vio

    precisada a ejercerse hasta ahora, de modo princi-

    pal, a traves de las izquierdas hereticas y los reformis-

    tas radicales. Con clio se acentuo mas Ja obsesion

    de las izquierdas consentidas por concertar, aun ante

    las dictaduras regresivas, una politica de rente am-

    plio y, rcchazada esta, una actuacion restrillgida a

    los

    Iimites minimos del reivilldicacionismo econ6mico y

    del reformismo progresista. Acosados por

    cl

    sector mas

    radical de

    sus

    propias fuerzas y de la nueva izqllierda,

    los mas osados de estos lideres sostieuen a veces que,

    de surgir una Coyulltura insurreccional, los partidos

    co

    mnnistas actuarian como una vanguardia revolucionaria.

    Habria que preguntarse, sin embargo,

    si

    creen en esta

    estrategia dirigcncias que no preparan sus cuadros para

    a eventualidad de una lucha; que no se permiten dis

    cutir el problema de la toma del podcr por nuevas

    fuerzas sociales, y que, en consecuencia, vieron suee

    derse varias crisis politieas en que los sectores popuhi-

    res maduran para evcntuales movilizaciones sin a brir-

    les perspectivas de accion revolucionaria.

    Es suficicnte con

    las

    criticas hechas por

    los

    sectores

    hereticos para hacer impracticable

    ]a

    defensa de la an

    tigua politica frenteunionista. Pero no son suficientes

    para persuadir a

    l

    izquierda consentida a emprender

    las luchas que las condiciones de cada pais imponen.

    Paralizados por las dudas, los coulUnistas ortodoxos

    pro-

    LOS MOVIMIENTOS REVOLUCIONARIOS

    267

    claman su disposieion a prepararse para un enfrenta-

    miento, pero ponderan que 10 haran con

    el

    necesario

    sentido de responsabilidad, sin dejar de explotar prime-

    ro las potencialidades de a lucha en

    cl

    plano politico.

    En oposicion al

    nucleo ortodoxo del movimiento co

    munista latinoamericano, surgieron y se vienen fortale-

    ciendo en los ultimos alios diversos grupos muchos

    de los cuales oriundos de

    61

    que designamos como

    comunistas hereticos.

    3

    En algunos casos se orientaron

    hacia la lucha de tipo insurreccional, arrastral1do parte

    o la casi totalidad del partido de origen. ASl ocurrio

    en Guatemala, Bolivia, Colombia

    y,

    de forma mas

    or

    ganizada, en Venezuela 1961 a 1964). Alli el propio

    Partido Comunista y todas las fuerzas de izquicrda se

    unieron para constituir e Frente de Liberacion Nacio-

    nal que, voleado en la lucha por la conquista del poder,

    consiguio convulsionar vastos territorios del

    pais.

    La

    tentativa fracaso. Entre las explicaciones de la denota

    se

    mencionan las siguientes: menor apoyo de masas que

    el necesario para dar a la guerra caracter de insurrec-

    ei6n popular; duplicidad de direcciones, 10 que sometia

    a los combatientes de la ciudad y del campo a la orien-

    taci6n de dirigentes burocdticos no identificados con

    a guerra y hasta hostiles a ella; precipitaci6n de

    ]a

    guerrilla urbana antes de la consolidaci6n de la lucha

    en

    el

    campo; apelaci6n a levantamientos de tipo gol

    pista que ocasionaron

    la

    eaida de importantes

    aliaclos

    J Hablamos de corrientes hereticas dcntro del movimiento co-

    munista latinoamericano

    para

    referir dos tipos de militancia

    En

    primer

    lugar, los particlos de orientaci6n

    marxista

    que nunca

    aceptaron el Iiderazgo sovietico. Son ejemplos de ese modelo

    los partidos socialistas chileno y UIuguayo y los diversos inteu-

    tos de

    crear

    partidos ohreros de oricntaci6n antirrefonnista En

    segundo

    Ingar,

    las disidencias de los

    partidos

    comunistas que

    sc organizaron

    en

    agrnpacioncs propias, mejor

    estructuradas

    y

    mas estahles que los grupos illstlrreccionales. EjempIifican esa

    varialltc las disidenci:.ls

    del Partido Comunista

    en Brasil, el

    Mo-

    yimiento

    3

    SociaIismo

    (MAS),

    resultante de

    ]a

    reciente escisi6n

    del Partido Comunista venezolano y el Partido Comunista reo

    vo]ucionario de Argentina.

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    1

    268

    LAS FUERZAS INSURG NT S

    militares. Ademas de estas causas,

    se

    menciona l as

    tucia de la elite dirigente venezolana que, a pesar de

    todo, mantuvo formalmente el aparato institucional y

    parlamentario, convocando mas tarde a elecciones, a

    las

    cuales la poblacion aeudio masivamente, contrarian

    do la orientacion del LN que ordeno abstencion total.

    Y sobre todo la contingencia en que

    se

    vieron las fuer

    zas

    insurreeeionales de cnfrenmr

    el

    cnorme poder

    eco

    nomico del Estado venezolano y el poder militar de

    Estados Unidos que adiestro

    las

    tropas antiguerrillas

    y reorganiz6 las polich" tormlndolas mas cficaecs en

    las

    tareas de represi6n, infiltraeion y loealizaei6n de

    grupos armados y sns aparatos loglstieos.

    Cada uno de estos factores eiertamente tuvo que

    ver en

    el

    fracaso (mas de mil muertos y euatro mil

    prisioneros) sufrielo por las izquierdas venezobnas, que

    las

    oblig6 a un repliegue (1964), haeiendo que la

    ma

    yorb se acogiese (1968) a la poHtiea de pacifica cion

    del

    nuevo gobicrno demoerata-eristiano. La opci6n en

    tre 13 lueha armada y

    cl

    repliegue provoeo un debate

    amargo en toda la izquierda, con aeusaciolles ele par te

    a parte entre

    las

    corrientes insurreceiollales y las tradi

    ciouales. Es de seiialar que, por haber optado por la

    lueha annada, los eomunistas venezolanos eonsiguieron

    mantener su unidad mientras eombatieron, en tanto

    que casi todos

    los

    demas partidos comunistas de Ame

    rica Latina, opuestos a la estrategia insurreecional, ter

    minaron por cscindirsc en

    dos

    0

    mas agrupamicntos

    hostiles a

    las

    dircceioncs de oricntaeion ortOdOX3.

    Empero, tam bien el Partido Comunista vcnezolano

    termin6 por escindirse. No para dar cabida a multi

    ples grupos de orienmcion insurrcecional, quiza porquc

    la izquierda venezolana agot6 sus esperanzas en cl fo

    quismo. Lo que se desprcndio del nuclo ortodoxo fue

    un movimiento socialista nacional, que bllsca aplicar

    las enseiianzas de las luchas en su propio pals formlllan

    do nna estrategia revolucionaria de toma del poder por

    emprender la reordenaei6n socialista de su socicclad.

    LOS MOVIMI NTOS REVOLUCIONARIOS

    269

    A medida que el ala mas ortodoxa de

    los

    partidos

    comunistas sc estanca por su iclentifieacion con la orien

    taci6n pas

    iva

    de inspiracion sovietica, los sectores mas

    raclicalcs

    desligados de

    sus

    propios nucleos tienden a

    aglutinarse como disidencias poUticas semejantes a

    ]a

    vCIIczolana

    dccididas a ganar los aparatos partidarios

    para sus lfncas

    0

    a estructurarsc en nuevos partidos.

    Parado)icamCllte,

    esas

    disidencias hereticas que debili

    tan los partidos comunistas en America Latina parecen

    constituir su oportuniclad de sobrevivencia y renovacion.

    Ulla vcz unificadas y eonsolidadas, elias podran lograr

    que

    el

    propio movimiento comunista

    se

    libere de las

    viejas trabas ortodoxas y enfrente

    sus

    deficiencias a fin

    de alcanzar tres objetivos fundamentales. Primero, la

    reconciliacion con las nuevas izqnierdas cuya radicali

    zacion las viene alcjando y hasta oponiendo a las

    iz

    quierdas tradicionales. Segundo, hallar la manera de

    articular sus formas de accion

    y

    de organizaci6n con los

    1l10vimientos insnrgentes a fin de

    11

    verse en la disyull

    tiva de oponerselcs, sino al contrario, ganandolos para

    formas de lueha mas capaces de extenderse como re

    bcliones populares generalizadas. Tercero, establecer,

    entre la aecion poHtica y sindical el proselitismo de la

    nueva izquierda y los grupos insurreccionales, el enlace

    posible que clara scntido y justificacion a toda snerte

    ele actividades poUtieas, teoricas y reivindicativas como

    modos de concatenaci6n de tacticas, dentro de una

    -

    trategia general rcvolucionaria.

    LOS GRUPOS INSURRECCIONALES

    Los

    grupos virtualmcnte insurreccionales

    1

    constituyen

    -I En elahoracion del moc c o tuvimos en mente los diversos

    3srnpamicntos militarizados e lueha guerril cra y de propaganda

    armada

    surgidos despucs de 1960 en mayoria de los palses de

    America Latina. Son ejemplos de ella los Movimicntos de

    Izquicrda RC\'olncionaria , Movimicntos de

    Liberacion

    Nacio-

    nal", "Fuerzas Armadas de Liberaci6n Nadona " llQjivia,

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    270

    LAS FUERZAS INSURG NT S

    hoy dia l contingente mas dinamico de las izquierdas

    revolucionarias latinoamericanas. Son reclutados tanto

    en los cuadros de la nueva izquierda, que se radicalizan,

    como entre los militalltes de la izquierda tradicional,

    que se rehelan contra el quietismo y la conciliacion.

    aun entre militares proscritos, principalmente snbofi-

    cialcs

    que se disponen a luchas por todos los medios

    contra

    el

    orden vigente. n Jas condiciones actuales de

    America Latina, sus expresiones

    mas

    altas son

    los com-

    batientes guerrilIeros, urbanos y rmales y los gmpos

    c1andestinos con

    elIos

    identificados. Estan integrados

    principalmente por jovenes que Yen en la experiencia

    cubana su paradigma de revolucion social y ademas, en-

    cuentran en aquella experiencia una forma concreta de

    iniciar movimientos revolucionarios, aparentemente ca-

    paces de difundirse como insurrecciones generalizadas

    cn la medida en que activen las tensiones estructurales

    caracteristicas del subdesarroUo.

    Los

    regimenes

    regresivos

    impuestos a varios palses de

    America Latina, a estrangular las formas de expresion

    institucional de

    1a

    oposicion politica y al inhabilitar

    a los liderazgos reformistas para la accion dentro de

    los

    marcos tradicionales, tienden a provocar la amplia-

    cion de los grupos virtualmente insurreccionales en el

    campo y en las ciudades. Aunque no tengan perspec-

    tivas de conquistar eI poder en plazos previsibles, sn

    contestacion al regimen desafia los gobiernos y las fuer-

    zas

    armadas, que concentran en ellos su mayor preocu-

    pacion y los hacen objeto de 1a represion mas brutal.

    EI radicalismo politico y la combatividad dc

    esos

    pe-

    quefios grupos provoca una serie de efectos concatena-

    dos. Primero, una crisis de redefinicion en todos los

    movimientos de izquierda, en la medida en que des-

    vendan su caractcr conciliatorio u oportunista, operan-

    do

    como un activador de la

    vida

    poIltica. Segundo,

    impugnan vigorosamente e orden instituido, abriendo

    PCftI Chile Ecuador Colombia

    Vcnczuc1a

    Gtt.:1.tcmala

    N i c a ~

    ragna Paraguay Argeil tina Uruguay

    y

    sus

    congeneres

    en Brasil.

    LOS

    MOVIMI NTOS

    REVOLUCIONARIOS

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    /

    .

    LAS FUERZAS INSURGENTES

    de p ~ o m o v e r la revoluciou social; en

    e

    riesgo de aven

    ~ u r e n s m o ~ ~ e suponia y que llevaba impHcita cierta

    IIlcomprenslOn respecto de la importancia del trabajo

    poHtico y organizativo.

    La estrategia de esos grupos insurretcionales parecia

    ser la

    ~ e

    arribar del

    ~ o c o

    a la fase de guerra de

    gue-

    rnllas

    como

    sucedio ayer en Cuba y hoy en Guinea

    portuguesa-:- p a ~ a l l e g a r

    ~ i n a l m e n t e

    a la etapa de gne

    rra revoluclOnana que IIlvolucra y activa la mayoria

    de la poblacion.

    En

    verdad, los requisitos necesarios

    para. cumplir la primera etapa son muy simples. Se

    reqUiere so]am insurreccionales a una re-

    flexion profunda sobre

    los

    caminos de la revoluci6n.

    .: sos analisis criticos hacen resaltar, cada vez mas fre-

    cuentemente, que la revoluci6n social

    es

    una empresa

    demasiado compleja para ser llevada a huen termino

    por pequefios grupos radi