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I
L DILEM DE
MERIC L TIN
estrttctur s del poder
y
ftterz s
insurgentes
por
D RCY RIBEIRO
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lO. LOS MOVIMIENTOS REVOLUCIONARIOS
n oposicion al caracter intrinsecamente conciliador de
las antielites y a su incapacidad de crear estructuras po-
liticas autonomas y estables respaldadas en las fuerzas
populaTes encontramos
los
regimenes y los movimien
tos de caracter socialism. Estos se caracterizan sobre
todo por preconizar una nuevo ordenacion
socioeco-
nomica, fundada en la propiedad social de los medios
de produccion, y luchar por implantarla, ya sea a traves
de levantamientos armados que logren extenderse como
insurrecciones populares generalizadas, en
eI
caso del
socialismo revolucionario,
0
a traves de la accion poli
tico-electoral, en
el caso
del socialismo evolutivo.
Cuba
es el
unico ejemplo del modelo socialista-revo
lucionario de gobierno en America Latina. Se estruc
tur6 a traves de un movimiento nominalmente refor
mista que polarizo a la poblacion contra la dictadura
de Batista y organiz6 las fuerzas potencialmente re-
volucionarias en franca oposicion a la politica conci
liadora de la izquierda tradicionaI. Despues de tomar
e
poder, disolvio las fuerzas armadas institucionales y
progreso hacia un regimen socialista, bajo la presion de
las aspiraciones nacionales de independencia y progreso
y de la intervencion del gobierno norteamericano que
acudio en defensa de sus intereses empresariales en la
isla.
La
presion norteamericana, y sobre todo la identi
ficacion del patronato y patricia
do
cubanos con aque-
1I0s intereses, facilit6 la transicion de
10
que podrfa
haber sido una nueva estructura nacionalista-moderni
zadora a un regimen socialista-revolucionario. Su pre
sencia en
l
Caribe, en una nacion que tiene tanto
de comun con todos los paises de America Latina, hizo
que pasara a desempefiar un pape decisivo en la toma
[
235 J
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r
I
l
236
LAS FUERZAS INSURGENTES
de conciencia politica del continente y en Ia radicali
zacion de sus movimientos de izquierda.
Los exitos alcanzados por e gobierno socialista cu
bano en el plano de la educacion In democratizacion
de las relaciones raciales la elevaci6n del nivel
de
vida de las capas mas pobres de su poblaci6n
asi
como
en la afirmaci6n de la dignidad de su pueblo tienen
un efecto de demostraci6n de muy grande importan
cia en
esa
radicalizaci6n. A esto
se
suma la acci6n
cubana de incentivo a los movimientos revolucionarios
del continente. Cuba
se
convirti6 asi en un centro de
irradiacion
ideo16gica
para America Latina opuesIo al
centro difusor del conformismo y la regresi6n estable
cida en Estados Unidos.
Chile
es
el primer ejemplo de un regimen en tran
sicion evolutiva a un socialismo de orientacion marxis
ta surgido de elecciones libres en las que
se
plante6
abiertamente una opcion entre el sistema vigente y el
socialismo. Como tal contrasta tanto con
el
modelo
.
cubano identificable como una variante de los SOC13
lismos revolucionarios- como con
el
liberal socialista
hacia el que pareeen tender regimenes como el de
Suecia. Con el primero tiene en comlm la inspiraci6n
marxista de su proyecto de reordenaci6n social y con el
ultimo el caracter de una progresi6n gradual y conse :
tida hacia el socialismo que se pretende edificar balo
un regimen parlamentario pluripartidista.
Sus
caracteristicas distintivas son las de un poder
nominalmente socialista pero aun desafiando a desenca
denar
la
revolucion social. Es decir a realizar la ha
zaiia sin precec1entes de implantar progresivamente e
socialismo explotando los recursos gubernamentales de
control de la economia utilizando a ascendencia esta
tal sobre
las
fuerzas armac1as, aprovechando
las
poten
cialic1ades
de la red publica de comunicaci6n dc masas.
Para esto e gobierno se valc1ria de la alianza c ~ .10s
particlos victoriosos con los sindicatos para
movl J7.ar
poHticamente las masas popularcs como una ac1verten-
LOS MOVIMIENTOS REVOLUCIONARIOS 237
cia de que la respuesta a posibles intentos golpistas
de la derecha
serh
la revolucion. Sin embargo de
producirse
el
enfrentamiento representaria el fracaso
de Ia via pacifica y conllevaria probablemente a su
abandono una vez que por su propia dinamica las
salidas al socialismo evolutivo no son facilmente reduc
tibles al socialismo revolucionario.
Todos os casos conocidos de regimcnes socialistas
revolucionarios surgieron de insurrecciones populares
generalizadas en el curso de las cuales se erradico el
poder de las clases dominantes tradicionales se anulo
la capacidad de represion de los aparatos de seguridad
del antiguo regimen y se colectivizo
la
economia.
En
esas
circunstancias el gobierno revolucionario en gene
ral menos comprometido en los prim eros pasos con un
proyecto francamente socialista se implanto sobre un
vado de poder que Ie permitio movilizar bases popn
lares de apoyo y organizarlas en estructuras eficaces
de defensa de la revolucion antes que se desencadenase
la contrarrevolucion.
En el caso de Chile las condiciones son del todo
distintas y aparentemente mas dificiles aunque mucho
mas promisorias por la esperanza que ofrecen de crear
una via no autoritaria hacia el socialismo. Esto porque
no se parte de una guerra civil victoriosa pero tam
poco se dispone del control total del poder que ello
facultaria.
No se perdio la capacidad gerencial y ~ -
nica de los sectores intermedios pero ellos perrnaneccn
en
sus
puestos prontos a conspirar y a insurgir.
No se
necesito implantar una dictadura del proletariado pero
tarn poco se cuenta con la movilizacion popular sufi
ciente para disuadir la contrarrevolucion. No se en
frenta la agresion directa del enemigo externo pero
no se cuenta con la
movili2
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L. O
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titucional por un movimiento politico socialista no
es
mas que un primer paso hacia la conquista del poder
para reordenar
la
sociedad. Los pasos siguientes son
los que definiran su caracter futuro que pueden ser:
el
de una restauracion del reformismo sobre nuevas
bases,
0
eI
de un nuevo modelo de socialismo.
En
esta
opcion reside
eI desaHo
primordial con eI que se en
frenta Salvador Allende para llevar a la practica un
"socialismo en democracia, pluralismo y libertad". Su
gobierno,
al
ser percibido por las
clases
dominantes in
ternas y pOI las potencias imperialistas como revoln
cionario, tiende a provocar la contrarrevolucion. Pero
se teme que
sea
impedido en su capacidad de moviliza
cion popular para realizar la revolucion,
1
cual, todos
saben, constituye la {mica forma de enfrentarse con
exito a la contrarrevolucion. Su mayor problema es im
poner la reordenacion socialista a traves de medidas le
gales que la vudvan irreversible, y obligar a las clases
dominantes a aceptar la nueva legalidad socialista como
un mal menor en relacion con un enfrentamiento que
les
serla fatal. Lograr estas metas prcsenta enormes difi
cultades y exigira eI maximo de decision y crcatividad,
de fuerza y astucia por parte de la izquierda chilena.
Sin embargo, las propias singlllaridades de la demo
cracia chilena que posibilitaron llegar a este resultado
a l
contrario de
1
que ocurre en elresto de America
Latina doncle la simple amenaza de victoria electoral
de
los
partidos rcformistas hace no viable
el
regimen
republicano- alliman a pensar que su izquierda en con
trara tambien una via politica hacia
eI
socialismo. Es
decir, aquel camino de progresion pacifica
cle
que ha
blan los teoricos marxistas, que ninguno de los par
ticlos
comunistas que enfrentan coyunturas poUticas
semejantes ha logrado formular y llevar a la practica.
'
1.
Puede concebirse
la
evoluci6n pacifica de
la vieja
sociedad
hacia a nueva en los paiscs daude
la
representaci6n popular
con
centra en ella
todD cl
poder; donde, de acucrclo con 1a
C O l S ~
tituci6n,
se
puede haeer 10
que se
desec
desde el momento en
LV; .1Vl.VV.lLV.I..lJ: ..L'IIJ.V;:Jr . n . J : . V V . L o U v . l . V J . ' U ~ I . ' \ . . l . V i )
~ . n
La explotacion de esta via ineclita presentara muchos
problemas, sobre toclo eI de no subestimar las ventajas
que Ie son inherentes. Tales son: primero, la posibi
lidad de activar la accion reordenadora del parlamento
a traves
cle
consultas plebiscitarias. Segundo, el carac
ter dimimico del pluripartidismo chileno dividido en
tres bloques: Ia derecha, aislada en su conservadorismo;
el
centro, dinamizado por eI reformismo clemocrata-cris
tiano; y
la
izquierda, polarizada por dos particlos mar
xistas aliados a un partido reformista y a un movimien
to socialista-cristiano. Tercero,
eI
orgullo de la izquiercla
chilena y de amplios sectores de la poblacion por su
socialismo de corte clemocratico, garantizaclor de las
libertacles publicas. Cuarto, la calidad del liderazgo
politico de Salvador Allende como conductor de masas
para la lucha hacia grandes metas sociales. Quinto, eI
cankter legalista
y
profesional de las fuerzas armadas
chilenas que clificulta las articulaciones golpistas de la
derecha.
El otro problema basico sera no superestimar estas.
ventajas, olviclando ciertos riesgos fundamcntales. En
primer lugar,
eI
descuiclar los requisitos necesarios para
mantener la disciplina en las fuerzas armadas
y
afianzar
su Iealtad lucia la nueva legalidad socialista. Segundo,
olviclar
la necesidad de establecer una vinculacion orga
nica y una atencion prioritaria a las masas marginaclas.
En tercer lugar, postergar
la
movilizacion y la organiza
cion de las
bases
populares
cle
defensa del regimen, por
temor de provocar una tension politico-militar que po
drla ser desastrosa. 0
1
que serb aun mas grave, con
fiar en que la movilizacion del pueblo conln los inten
tos golpistas
cle
la derecha se produciria espontanea
mente como un movimiento natural de autoclefensa
popular contra la reaccion.
Los clos modelos latinoamericanos de socialismo
ya
que se tiene tras de
51
a la mayoria de 1a
113ci6n.
(F. Engels,
citado por Salvador Allende. 5
de
noviembre de 1970.)
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I
l
240
LAS FUERZ S INSURGENTES
ejercen una poderosa influencia sobre todas las izquier
das revolucionarias cuyas. directrices te6ricas y cuyas
Uneas de acci6n practica fueron fuertemente sacudidas.
Primero por la eclosi6n
de
la revoluci6n cubana que
plante6 la conquista del poder para construir el socia
lismo como tarea irreductible de las izquierdas. Y mas
tarde por la victoria electoral de la Unidad Popular
y la puesta en marcha de la
via chilena hacia el socia
lismo
que
replante6 bajo nueva 6ptica la extraordi
naria importancia de la acci6n poHtica en la lucha por
el socialismo. Los dos eventos
han
tenido efectos
desalienadores que vuelven las izquierdas latinoamerica
nas mas autenticas y mas eficaces para el cumplimiento
de sus objetivos revolucionarios.
El
presente capItnlo esta dedicado al estudio
de
las
posibilidades de desencadenamiento de nuevas revolu
ciones socialistas en America Latina. Es decir acciones
colectivas de masas populares poHticamente orientadas
para la ruptura del sistema socioecon6mico vigente a
fin de implantar una nueva ordenaci6n politicosocial
favorecedora de las capas subalternas y oprimidas den
tro
de
las directrices de la teorfa marxista del socialismo.
Estos conceptos contienen varias implicaciones que
necesitan explicarse.
Entre
otras el supuesto de una
ordenaci6n social opresiva deendida por una estructura
de poder instrumentada por la represi6n contra la cual
se lanzan las fuerzas revolucionarias; la presencia de
vanguardias politicas capacitadas para movilizar las
masas populares hacia la acci6n y orientarlas segun una
estrategia insurreccional; la posibilidad de rebeldla de
esas
masas contra condiciones de vida y
de
trabajo que
encuentran inaceptables;
y
finalmente la necesidad
de
un
proyecto racional
de
reconstrucci6n de la socie
dad que atienda a ideales de los cuales participen las
masas.
Algunas de estas cuestiones ya fueron debatidas en
los capftulos anteriores. En el siguiente analisis
s61?
examinaremos tres aspectos decisivos
que
todavla
ex\-
LOS MOVIMillNTOS REVOLUCIONARIOS
241
gen atenci6n: las caracteristicas de los liderazgos
y
vanguardias que se proponen conducir la lucha revolu
cionaria; las posibilidades de movilizar para la revolu
ci6n las clases subalternas y oprimidas; y las reacciones
probables
de
las estructuras
de
poder contra los movi
mientos insurgentes.
Nuestro tema fundamental es estudiar la composi
ci6n y las tendencias de esas vanguardias para determi
Bar e alcance de su opci6n revolucionaria y preyer las
perspectivas de exito
que
se les abren. Esta tarea pre
senta enormes dificultades. Primero por la falta de
inforrnaci6n y documentaci6n fidedigna respecto de mo
vimientos clandestinos duramente perseguidos. Segun
do porque se
trata de
movimientos y grupos
mucho
mas informes y fluidos
que
los componcntes de la es
tructura de poder
que
examinamos arriba.
Tan
in for
mes que a veces no es practico determinar los limites
de cada uno rente a los otros; y tan fluidos que sus
identidades presentes son a sus propios oios formas
transitorias destinadas a transfigurarse. A pesar de esta
ambigiiedad elIos se pueden reconocer como los pro
tagonistas hist6ricos opuestos a la estructura de
poder
vigel1te
que
a traves
de
su interacci6n solidaria
0
con
flictiva estan organizando las vanguardias de las fuerzas
sociales que desencadenanln un dia la revoluci6n
necesaria.
LA NUEVA IZQUillRDA
En el movimiento de izquierda de America La tina se
pueden distinguir tres componentes principales:
l
nue
va izquierda lospartidos comunistas y las herejlas. des
prendidas de elIos y los
~ r u p o s v i r t l l l m e n ~ e i n ~ u r r e c -
cionales. Todos son nommalmente revoluclOnanos ya
que
no tienen ataduras can el sistema institucional
vigente y se proponen la composicion
de
una nueva
estructura de poder apta para prestar atenci6n a
Jas
aspiraciones de las clases menos favorecidas. Sin em-
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LAS FUERZAS INSURGENTES
bargo son variables los grados de su independencia
frente
al
sistema vigente
aSl
como
la
decision de
enfrentarlo y proscribirlo.
Lo
que designamos por nueva izquierda
es,
en esen
cia un izquierdismo de vanguardia integrado sobre
todo par grupos intclectualizados de actitud radical
provenientes de los sectores intermedios desligados de
las organizaciones partidarias cuyas criticas se dirigen
mas bien contra la moderacion del movimiento comn
nista que contra
el
voluntarismo de los grupos insurrec
cionales. Pero su accion excede en mucho estos limites.
En realidad el izquierdismo dc vanguardia
es
la expre
sian mas elevada de la madurez de la concicncia critica
en America Latina/ En t
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244 LAS FUERZAS INSURGENTES
ci6n . iberal y tambien impugnando cualquier cuerpo
ideol6gico convertido en doctrina. Esos j6venes son, en
cierta forma, producto de decadas de contestaci6n vehe-
mente y de denuncias indignadas contra toda suerte de
iniquidades que no pasaron de ser discursos. Compe-
netrados del fracaso de las generaciones anteriores en
construir sociedades que correspondiesen a los ideales
que profesaban, dan un paso al frente: se niegan a pac-
tar con el sistema y a utilizar las antiguas formas de
lucha poHtica en las que yen la complacencia de quie-
nes, pudiendo actuar,
se
contentan con protestar.
Quiza su principal caracteristica sea la resistencia a
participar del activismo partidista, a aceptar la institu-
cionalizaci6n y l formalismo de las organizaciones
poH-
ticas e incluso a adherirse a cualquiera de los cuerpos
de doctrina que alimentan a las izquierdas tradiciona-
les. Su peculiaridad reside en que no ejercen esta
im-
pugnaci6n contra
las
izq uierdas para defender el siste-
ma, sino para combatirlo mas eficazmente, en que
no
se
oponen a las antiguas ideologias por espiritu
poIemico 0 como ejercicio intelectual, sino para buscar
una teoria critica de la revolucion social fundada en
la
realidad latinoamericana, mas realista en el diagn6stico,
mas convincen te en la denuncia y mas eficaz como
directriz de acci6n.
Un ejemplo de la postura tipica de la nueva izquierda
se
encuentra en un documento redactado por los estu-
diantes de letras de la Universidad Central de Vene-
zuela:
Aprendimos a estar en desacuerdo a estar juntos.
Nos negamos a ser encerrados en la trampa de quienes,
pretextando la urgencia de actuar siempre es urgente
actuar violan el derecho a estar en desacuerdo. Dere-
cho que no pueden arrebatarnos los amos del pais y no
deben menguarlo quienes se les enfrentan.
En estos sectores j6venesde la nueva izquierda se
LOS MOVIMffiNTOS REVOLUCIONARIOS
245
observa un profundo paralelismo con la actitud etica
y politica de las minorias profeticas que actuan hoy
en casi todas las naciones desarrolladas. En ese sen-
tido, ellos forman la porci6n latinoamericana de las
nuevas generaciones que surgen en todo el mundo como
la voz candente de protesta contra el
s i s ~ e m a
0 mas
concretamente, contra la connivencia del liberalismo
con el despotismo; contra los que testimoniaron l a ~
matanzas en los campos de concentraci6n nazi y por
igual, en Hiroshima y Nagasaki y que, al nO contestar-
los y no actuar en contra suyo de hecho
se
hicieron
c6mplices de elias. A sus ojos, somos todos culpados por
las atrocidades cometidas en Vietnam, por
eJ
sadismo
de los torturadores en Latinoamerica, por el despotismo
ejercido en nombre del socialismo y de la dicta dura del
proletariado, en la medida en que seguimos disfrutando
vidas tranquilas, de espalclas a esas iniquidac1es.
Tal
como aquellas minorias profeticas , la facci6n
iracunda de la juventud latinoamericana tiene en Ho
Chi Minh y en Ernesto
Che
Guevara
sus
heroes y
sus
martires; y en Frantz Fanon, en Sartre, en Marcuse
(a quien comienzan a leer aun en los liceos y cuyo
mensaje comprende mejor que sus padres y frecuente-
mente mucho mejor que la mayoria de los intelectua-
les), sus interpretes predilectos del mundo contempora-
neo. Raramente alcanzan, sin embargo, el radicalismo
etico de algunos activistas de los paises desarrollados
que dan las espaldas a la civilizaci6n de consumo, des-
precian l exito personal y optan por una militancia
penosa junto a las capas mas pobres y oprimic1as de la
poblaci6n, sobre todo a
los
combatientes negros. Tam-
poco abrazan las formas rn:is aberrantes de conc1ucta
ippy como los crimenes gratuitos.
Pero ya empieza a aumentar e numero de j6venes
latinoamericanos que busca la fuga catartica en la orgia
sexual en l consumo de drogas. Estas Intimas formas
de alejamiento respecto a la moral de su clase, los
acerca a los j6venes marginados los cuales siempre
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, ,0 La;:) .l ' UBltL.ll;) IN;)U.K(.;>l .l'IJ.J ,;:)
. eonsumieron mariguana y ahora la suministran a adie
tos de las clases superiores- permitiendo, por primera
vez, una eomunieacion directa y simetrica entre sus
vivencias eontrastantes que conlleva potencialidades po-
Hticas insospechadas hasta ahora.
En
efecto, la adiccion
a las drogas por parte de crecientes sectores de la juven
tud de la clase media, a pesar de scr una evasion a la
responsabilidad social y mas todavla a la militancia
politica, puede contribuir a una concientizaeion y ulte
rior aetivaeion de las capas marginadas, jamas a1canzada
antes por eualqnier eorriente poHtica.
En cuanto al paralelismo entre la rebeldia de los
jovencs iracundos de los palses desarrollados y la de
los subdesarrollaclos se puede senaIar que, por un aclo,
ello constituye un rechazo generacional comun a ambos,
tanto cle la eivilizacion como de la sociedad y de los
regimenes sociopoliticos vigentes. Por otro ado,
un
despertar politico de la juventud, que en los paises
desarrollados moviliza multitudes en manifestaciones
contestarias de protesta; y en los palses depelldientes
produce nuevas cosechas de revolucionarios. En ambos
casas, el alistamiento politico surge como la asuncion de
un scntido de responsabilidad social y de espiritu de mi
sion que
es,
quiza, la unica forma de salvar.la juventud
de las desviaciones oriundas de
su
revuelta y perplejidad.
Heredera de un mundo ordenado segun formas cle
vivencia y normas de moral que no la atracn ni la con
muevcn, la juvcntud empieza por alejarse y protestar
por
]a
fuga catartica. Pero de pronto retrocede sobre
sus pasos para asumir la mision de deshaeer y rehaccr
la sociedad segun nuevos cuerpos de valores. Estos no
pueden ser otros que las utopias de reconstruccion
racional del muodo y del hombre, cuyo fruto mas mao
duro cs el humanismo marxista.
En
este enlace, donde
y cuando ocurran, se fundiran la energla espiritual de
los desalientados que
se
reeuperanln para
S
mismos y
para la sociedad, can e desespero de los desheredados
a quienes
se
ofrccera la esperanza de edificar una nueva
LOS
MOVIMillNTOS R E V O L U C I U N A U U ~
. : ; . /
vida,
y
eon la estrategia politica de las vanguardias
revo-
l u c i o n ~ i s para contribuir a concretar la revolucion
necesana.
Sin embargo, falta mucho a
l juventud rebelde
latinoamericana para el cabal cumplimiento de esta
funcion. La cumplira en la medida en que desarrolle
una sensibilidad todavla mas aguda frente a las taras-
de sus sociedades. Tales son, entre otras, la distancia.
abismal entre ricos y pobres
-sabre
todo entre ella.
misnm y a juventud de
las
capas desheredadas- y d
prejuicio racial que, aunque mas sutil que el norte
amcricano, pesa sabre
los
enormes contingentes indl
genas, mestizos, negros y mulatos de la poblacion. La
maduracion de semejante sensibilidad
es
el requisito
indispensable para salvar a Sl misma al definir Sll fun
cion como agen :es de la revolucion social, y tambien
para una actuacion politica consecuente junto con la"
masas marginadas.
Los
jovenes iracundos latinoamericanos apenas em
piezan a profundizar su postura critica frente a las refc-
ridas dcsigualdades sociales y a asumir
su
compromiso
con
los
desheredados. Pero, en correspondencia, innu
merables cuadros provenientes de ellos han avallzado
mas en la adhesion a las formas insurreecionales de
lucha que cualquier generacion anterior. Para ella con
tribuye poderosamente la contingencia en que se en
cuentra la juventud latinoamericana
-sobre
todo la de .
los palses clonde se instauraron dictaduras regresivas-
a enfrentarse a la brutalidad del sistema y a la violen
cia mas cruel, que solo Ie permite manifestar su discon
formidad ejerciendo tambien la violencia en sentido
opucsto. En efecto, es cada vez mayor el numero de
jovencs iracundos que superando
el
mero izquierdismo
de vanguardia opta por la accion revolucionaria. J :stu
adquierc muchas
veces
un caracter dramatico por
el
valor con que cnfrentan la represion armada, ofreciendo
sus
cuerpos a las balas en gestos puros de autoafirma
cion
y
de
fe.
La combatividad que muchos
cle
ellos
-
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248
LAS FUERZAS INSURGENTES
a l c a n ~ n
como c o n ~ e s t a t a r i o s del sistema, bajo
1a
ame-
naza directa de sufrir
las
formas.mas atroces de tortura
n ~ tiene p ~ r a l e l o convirtiendolos en
el
prototipo d ~
~ e r o e s - m a r h r e s
de la nueva izquierda. Actuan casi
Slempre en pequefios grupos altamente solidarios de
estudio y de accion, flojamente articulados a
los ~ o v i -
mientos organizados de izquierda. y muchas veces en-
teramente autonomos.
e
ellos volveremos a tratar en
el estudio de
los
grupos insurreccionales.
TIl m o v i m i ~ t o e s ~ u . d i a n t i l constituye
la
principal for
ma . d ~ aCClOn polihca de la nueva izquierda.
En
el
partIclpan desde estudiantes liceistas hasta universita-
rios que militan sobre todo en sus escuelas con fre
c u ~ c i a aliados a los movimientos populares' mas pro-
greslstas, aunque muchas veces pueden alinearse en
campafias de restauracion del poder patricia . Su acti-
vismo politico
se
basa esencialmente en su condicion
de
jovenes aun no comprometidos con
el
sistema, y no
compenetrados con los deberes de clase ni con las acti-
tudes de compromiso de los sectores politico profesio-
nales, a los que ingresadan mas tarde. Su radicalismo
e s t i m u J ~ d o en parte por la seguridad que les canfiere
su POSICIon socIal, contrasta con la prudencia que debe
mantener la juventud obrera, contenida por la brutali-
dad de la represion poJicial, asi como por las limita-
ciones que Ie imponen la misma dependencia econo-
mica y la disciplina del trabajo.
El cad.cter radical del activismo estudianh1 en Ame-
rica Latina
es
un reflejo de
l
concien tizacion cada vez
m ~ s generalizada de sociedades descontentas consigo
mIsmas, que no pueden
ya
disfrazar ni esamder los sin-
tomas del subdesarrollo, visibles
en
la miseria de la
poblacion, en
el
sometimiento ante
l
explotacion ex
tranjera y
en]a
opresion de
1a
estructura de poder. Los
u n i v ~ r s i t ~ r i o s ~ ~ r formar uno de los. grupos de mayor
conClenCIa
pohhca y el mas capaCItado para mani-
festarse, can frecuenda se erigen en portavoces de los
r
LOS MOVIMIENTOS REVOLUCIONARIOS
i tY
contingentes enmudecidos, expresando reivindicaciones
campesinas y obreras y tomando a su cargo la defensa
de los intereses nacionaJes y populares.
Como militancia de izquierda,
el
movimiento estu-
dian til constituye el mayor centro de proseli tismo y la
principal agl
-Kia
de formacion de nuevos liderazgos
reformistas
0
revolucionarios cn America Latina. Es
sabido que las universidades son las instituciones
donclC
las
c ases
dominantes forman sus futuros cuadros tanto
tecnicos como politicos. Casi todos son recuperados
para el sistema al final de sus estudios, cuando tienen
acceso a las funciones de mando reservadas a los pocos
que obtienen educacion superior en paises donde
los
analfabetos son mayoria. Pero algunos se encausan
en una actitud revolucionaria que
Jes
permite eludir
el
acomodo
y
despreciar
los
alicientes ofrecidos a la mi
noria privilegiada. La mayor debilidad de los movi-
mientos estudiantiles quiza reside en su incapacidad de
acercarse a Ia juventud de otras capas sociales a fin
de movilizarla para Ia lucha
poHtica_
Contenidos en
esa limitacion clasista, tienden a hablar genericamente
a la opinion publica, en especial a las clases medias
urbanas, satisfaciendose, algunas veces, con el mero
radicalismo verbal.
En los paises donde
se
implantan dictaduras regre-
sivas, el movimiento estudiantil tiende a representar un
papel aun mas activo respecto del enfrentamiento con-
tra
el
sistema, excediendo los Hmites de defensa que Ie
confiere su condicion de cJase. En casos como el de
Brasil, l lucha contra el regimen se realiza bajo con-
diciones de represion feroz, lanzando todo el movi-
miento estudiantil, con clara posicion politica, a la clan-
destinidad y arrastnindolo a una radicalizacion que solo
puede expresarse en formas insurreccionales de lucha.
En estas condiciones,
se
quiebra
el
vigor de su actna-
cion como movimiento de masas. Pero la minoria
que
se
enrol a en la lucha mantiene sn liderazgo sobre
]a
masa estudiantil silente, infundiendole una postura
-
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250
LAS FUERZAS INSUR(}ENTES
rebelde pronta a hacer eclosion en la primera oportu
nidad, en grandes manifestaciones de protesta, no ya
contra
el
gobierno, sino contra
el
sistema en Sl. Es asf
como se explican las grandes manifestaciones estudian
tiles de los afios mas recientes, ocurridas en Brasil, Ar
gentina, Uruguay y Mexico que, aprovechando coyun
turas favorables, ganaron las calles, obtuvieron una
calurosa acogida popular y solo pUdieron ser contenidas
por la represion
m ~ \ s
violenta.
La lucha interna por rcnovar estructuralmel1te la uni
versidad constituye un nuevo frente que a partir de los
prim eros
~ l l I O S
de
la septima decada retorno, en plan
infinitamcnte mas alto, las preocupaciones de la Refor
ma de Cordoba. Esta reversion del movimiento estu
dian til hacia
el
interior de sus casas de estudio refleja,
en csencia, los gnves problemas que enfrcntall las uni
versidadcs.
POI
un lado, la expansi6n fantastica de las
matriculas
que
Ilcvo a algunas de ellas a saltar de cifras
entre cinco mil y
cliez
mil estudiantes a cifras entre
cincucnta mil y ochenta mil, gcnerando una
agl1da cri-
sis
de crecimiento y la caida de sus
ya
precarios nivclcs
de eficacia. Por otro lado, la creciente deformacion del
mercado latinoamcricano de lTabajo, que por cxpandirse
tan solo en
el
sector de servicios (estos, incluso, en pro
porcion menor
que el
crecimiento demogdfico), no
ofrece suficientes oportunidades de empleo a los
jove-
nes
que
necesitan trabajar para estudiar y a los que sc
graduan. Estos dos 6rdcnes de problemas, que vienen
suscitando una politica de contenci6n en
el
allmento
de las matricillas y de comercializaci6n de la ensefianza
superior por parte de los gobiernos, agravaron mas toda
via la crisis interna.
e
ese modo el movimiento estu
dian til esta siendo compelido a experimentar profundas
transformacioncs que
10
hacen evolucionar de una mili
tancia democratica, preparatoria para el ejercicio de las
funciones de custodios del regimen, hacia una lucha
clandcstina de cankter rcvolucionario, y simultanea
mcnte
hacia la movilizacion en tomo de reivindicacio-
t
LOS MOVIMIENTOS REVOLUCIONARIOS -L 1
nes propias del estlldiantado relativas a sus condiciones
de estudio y
de
trabajo.
En
los ultimos afios un gran numero
de
Hderes reli
giosos y de sacerdotes la tinoamericanos se incorpor6 a
las posicioI cS de la nueva izquierda.
La
toma de con
ciencia poHtica del clero, cumplida a despecho de los
obstaculos
Pl1estos
por las altas jerarquias eclesiasticas,
se intensific6 extraordinariamente gracias a los esfuer
zos
del papa Juan XXIII por liberar la Iglesia de los
compromisos
que
siempre mantuvo con los sectores mas
reaccionarios de las clases dominantes y sustraerla de su
tradicional fun cion de fuerza sustentadora del regimen.
e
esta forma sc han abierto cauces al activismo de los
sacerdotes latinoamericanos dentro
de
posiciones polf
ticas progresistas,
sobre
todo en
el
caso de los mas
jovenes, afectados al igual
que
toda su generaci6n por
Ia
concicncia del subdesarrollo, pero mejor capacitados
por sus propias vivencias para apreciar debidamente
las condiciones de penuria, ignorancia
y
opresi6n a que
esta somctida
la
mayor parte de la poblaci6n.
En
la actualidad,
el
sector renovador del clero cstu
dia los problemas sociales conla mayor amplitud de
miras; confratcrniza can los, intelectuales de vanguardia
de su generaci6n de quienes sicmpre estuvieron
se-
parados; milita en las organizaciones poHticas mas avan
zadas, OIganiza sindicatos campcsinos y hasta
c o m b ~ c
cn las guerrillas. Algunos de ellos ya fueron victima
dos en guerrillas
0
en atentados policiales
y
sufrieron
tortmas crueles
que
en divcrsos casos recayeron sobre
monjas. Sin embargo, su principal funci6n
ha
sido
aportar
un
contenido progresista a los movimientos
ca-
tolicos juveniles, obreros y universitarios, que los pone
a salvo del compromiso con los movimientos poHticos
reformistas (muchas veces de caracter oportunista al
cstilo de los democratas cristianos,
de
derecha, finan
ciados y orientados
pot
grupos ncofascistas alemanes)
y
les otorga grandes posibilidades de expansi6n.
E
ma
yor desaHo
can que
se enfrentan estos sacerdotes
le
BANCO ) ~
LA
f;'.< ,J;: T:i
RmUOTECP.
i.. "';;;", i
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, \ t : . \ ~ K 1 )
-
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vanguardia consiste probablemente en librar de secta
rismos a las izquierdas, permitiendoles abarcar sectores
mas amplios de la poblacion; sectores que jamas habian
sido alcanzados por el proselitismo revolucionario ni
aun por el reformista, sobre todo la juventud de las
capas marginales.
EI apartamiento de
los
sacerdotes latinoamericanos
de la antigua actitud reaccionaria es uno de
los
sinto
~ s ~ s
c1aros de la profunda alteracion que la con
CIenCIa de los pueblos de este continente ha experimen
tad? Tal c o m ~ ocurriera en el periodo de las guerras
?e mdependencIa, cuando su adhesion fue decisiva, al
Igual que en l ~ s grandes movimientos sociopoliticos,
como la lIberacion de los esclavos, su adhesion a la
lucha por reordenar globalmente las sociedades latino
americanas puede completar el cuadro de fuerzas reque
ndas para derrotar la vieja entente reaccionaria.
Otro contingente de la nueva izquierda
es
reclutado
entre las fIguras de mayor conciencia politica de los
cuerpos tecmco-profeslOnales. La influencia de este sec-
tor en
1a
vida nacional ha ido aumentando a raiz de la
i m p o ~ t n c i ~ i ~ n d a las tareas de los planificadores,
conseJeros polItIcos y sobre todo de los asesores h ~ c n i c o s
de los organos gubernamentales y de empresas privadas.
En
las naciones plenamente desarrolladas don de el
sistema permite una elevacion constante del nivel de
vida de. los sectores asalariados, estos cuerpos tecnicos
se convierten en una burocracia sometida a la autori
dad constituida. y a los dirigentes de las grandes empre
sas; En las naClOnes s u b d e s a r r ~ l l a d a s , cuyas poblaciones
e.stan conden.adas en su mayona a permanecer margina
hzadas del SIstema, muchos de estos t c ~ c n i c o s rehusan
encarnar el papel de agentes de mantenimiento del
statu quo.
Por su
~ c t t u d
ideo o.gica y por su actuacion poHtica,
esos
~ p e c l h s t s se
~ h v l . d e n el; dos grupos. El primero,
a;mphamente mayontano, esta enteramente comprome
tIdo con el orden vigente del que procura obtener todo
r
LOS
MOVIMIENTOS
REVOLUCIONARIOS
253
tipo de ventajas personales. EI
otro
profundamente
afectado por las situaciones traumaticas que afligen a
sus
sociedades, se empefia en la busqueda de soluciones
que atiendan efectivamente a los intereses nacionales
y populares. Este grupo constituye un componente de
la nueva izquierda, generalmente desligado de organiza
ciones partidarias, pero no por
eso
menos actuante en
el planteamiento de los problemas nacionales y en la
explicitacion de las alternativas reales de desarrollo que
se abren a las naciones atrasaclas. Su principal campo
de actividad
es
el servicio pllblico, en calidad de tec
nicos y dirigentes. La actitud politica de los tecnicos
progresistas
es,
sin embargo, la de una elite intelectual.
Raramente se identifican con los movimientos revolu
cionarios. Aun cuando se alinean en campauas refor
mistas, evitan cualquier accion politica que requiera
l
reclutamiento de masas populares. Con
Han
en
que las
enormes tensiones estructurales a que estan sometidas .
sus sociedades podran dar lugar, en ciertas coyuntu
ras, a la ascension de gobiernos mas independientcs,
dispuestos a tratar los problemas sociales como cues
tiones t t ~ c n i c s cuya soluci6n solo se puede encontrar
con el concurso de los mas competentes. Esta visi6n
simplista no toma en cuenta
l
canlcter funcional de
las estructuras de poder, capaces unicamente de mo
verse dentro de Hmites establecidos por la red de inte
reses en que estan envuelt 1s. Tampoco les permite
percibir que los problemas politicos del subdesarrollo
sobrepasan a los tecnicos, y que por esa razon solo
se
pueden resolver mediante un enfrentamiento revolucio
nario previo, ya que implican la proscripcion de intere
ses poderosos que no estan dispuestos a dejarse anular
pasivamente.
En esta categoria deben incluirse los cientificos socia
les que integrah la nueva izquierda y actllan desde
posiciones docentes 0 de investigacion en las universi
dades y en otras institnciones. Como estudiosos de la
realidad social, ellos contribuycn hoy en el mejora-
-
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254
LAS
FUERZ S INSURGENTES
miento del discurso de las izquierdas, tanto en sus
as-
pectos diagnosticos como prospectivos. Ademas de
esta contribucion directa, los cientificos sociales adheri-
dos a la nueva izquierda actuan en l desenmascara-
miento dc los contenidos ideologicos de las versiones
academizadas de
sus
ciencias y en la den uncia del
ca-
d.cter policial de ciertos programas de estudio (subsi-
diados por agencias del gobierno norteamericano, como
el Plan Camelot), muchas veces llevados a cabo en
colaboracion con universidades e institutos de investi-
gacion nacionalcs,destinados a recolectar datos y crear
t t ~ c n i c s que permitan alcanzar mayor eficacia en man-
tener la dependencia, en disuadir movimientos revolu-
cionarios y en manipular toda Ia vida poHtica de Ame-
rica Latina.
Sus actividades de desenmascaramiento ya tuvieron
el
decto
de polarizar poHticamente a los cientificos
sociales en dos grupos; los enrolados en la nueva iz-
quierda que guardan leal tad a sus pueblos, y los agen-
tes llicidos
0
ingenuos de la domina cion externa.
En los ultimos anos la nueva izquierda se vio engro-
sada por gran numero de personas proscritas de la vida
poHtica de sus paises a causa de
sus
posiciones refor-
mistas 0 revolucionarias. Tratase de politicos, milita-
res, perioclistas, profesores, que integraban las facciones
mas avanzaclas de los particlos patriciales, populistas y
reformistas, sobre toclo en los paises clonde sobrevinie-
ron clictaduras regresivas. Su inclusion como compo-
nentes de la nueva izquierda es cuestionable, porque
antes de ser proscritos, constituian un grupo heteroge-
nco cuyos liclerazgos eran mas hostiles los unos a los
otros que a la reaccion, y permanecen diviclidos a pesar
de su uniclad Msica de oposicion a las dictacluras. Es
cuestionable, por otra parte, porque tienden mas al acti-
vismo reformista que a las actitucles radicales de con-
testacion de la nueva izquierda.
r
1
I,
LOS MOVIMIENTOS
REVOLUCION RlOS
255
Lo que todo ese sector tiene en comlin
es
Ia expe-
riencia de su compromiso con movimientos politicos
populares que aspiraban a aIcanzar reformas estructura-
Ies a traves de proceclimientos parlamentarios, de cam-
panas de prensa 0 de pronunciamientos nacionalistas
en circulos militares. La mayoria de ellos permane-
cio en sus paises, lucgo de la proscripcion, dedican-
dose a actividades que las dictacluras les consienten.
Toclos enfrentan enonnes clificultades para cualquier
tipo de actuacion politica
debiclo
a la constante vigilan-
cia de que son objeto. Muchos tuvieron que asilarse en
distintos paises y asi, quedaron, excluidos de cualquier
participacion directa en la vida politica de
sus
paises.
La proscripcion de ese contingente, que comprende
decenas de millares de personas vivamenle interesaclas
en el destino nacional y que incluye algunas de las
personalidades mas brillantes y con mas Iarga expe-
riencia politica y administrativa, representa un dana
enorme para
esas
naciones cuya carencia cle cuadros
experimentados es notoria. Para las personas afectaclas
esta exclusion representa una convocatoria compulsiva
para
Ia
toma
cle
posiciones politicas mas consecuentes,
en las que puedan trascender su antiguo radicalismo
reformista y la propension a confiar
en Ia
supuesta
capacidad autocorrectiva del sistema, para asumir po-
siciones verdacleramente revoluciouarias.
A pesar cle estar marcados por sus carreras politicas
anteriores,
esos
cuadros mas macluros,
a
asumir
la
pos-
tura de la nueva izquierda, consiguen establecer un
puente entre su genera cion y las nuevas generaciones
de activistas que les permitc trasmitir de alguna
for-
ma una experiencia rica en errores y aciertos. Otro
efecto cle
esa
proscripcion es que la cliaspora que pro-
voco ha perrniticlo ensanchar los horizontes politicos e
ideoI6gicos de esos cuaclIOs haciendoles percibir cuan-
to tienen de comun las Iuchas que se traban en
toclas
las naciones latinoamericanas.
En
el
caso de Brasil,
se puede afirmar que
sus
numerosos exiliados politicos
1
-
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256
LAS
FUERZ S INSURGENTES
eshin madurando para actuar, como la primera genera
cion de brasilefios, con actitud latinoamericana. Para
lelamente a este ensanchamiento de vision,
se
observa
una viva preocupacion por estudiar la realidad latino
americana, en un esfuerzo lucido por comprender el
malogro de las revoluciones inconclusas' de America
Latina y descubrir nuevos caminos mas promisorios.
Concluyendo este retrato de la nueva izquierda, que
remos sefialar que ella constituye un estrato intelectua
lizado de los sectores intermedios que
se
distingue
del con junto de la poblacion por su conciencia criti
ca
y su posicion ideologica rebelde. Es probable que
elb venga a tener gran importancia para la revolucion
. latinoamericana, por la agitaci6n proselitista que ejer
ce profundizando y ampliando el autoconocimiento de
las situaciones de subdesarrollo, y mas importante to
davia, como un vivero de cuadros dispuestos a superar
su izquierdismo para enrolarse activamente en la lu
cha revolucionaria.
El ejercicio de este papel activador, sin embargo,
puede reducirse por ciertas debilidades caracteristicas de
la nueva izquierda. Tales son, primero, el temor de una
franca adhesion al socialismo, como unico sistema so-
ciopolitico que abre reales perspectivas de desarrollo
autonomo a las naciones dependientes. Segundo, la
fideJidad a ciertos
val ores
de la ideologia liberal que
encubren bajo su lenguaje revolucionario. Tercero, el
verbalismo politico que se contenta con b indigna
cion y la protesta. Estas actitudes conducen, por
un
lado, a una posici6n de faIsa sup.:rioridad moral de-
lante de los grupos insurreccionales que consideran
aventureros inconsecuentes; y de los comunistas a los
cuales acusan de todas las culpas, errores y fall as con
virtiendo a veces ese combate en su preocupacion prin
cipal, pero no oponiendo a unos y otros mas que su
no partidismo_ Y, por otro lado, a una cierta indul
gencia con las viejas elites patriciales, que contrasta
con la dureza de
sus
'juicios sobre las autocracias nacio-
J
LOS MovIMmNTOS REVOLUCIONARIOS
257
nalistas modernizadoras, en cuanto regimenes militares.
Mientras las capas populares ya tienen asentada una
posici6n francamente antipatricial que las hace
incnclu-
las ante cualquier simulacro de legitimacion del ordeu
vigente, los lideres de la nueva izquierda tienden a
enrolarse en cualquier falso movimiento de redemocra
tizacion como masa manejable por politicos patriciales.
Las
dos prim eras deficiencias mencionadas anulan
las potencialidades revolucionarias de la nueva izquier
da. La ultima facilita su utilizaci6n por politicos pro
fesionales para atender a sus propios fines, al cederle:,
su enorme poder movilizador en la lucha por las
bertades democraticas, contra la corrupci6n y el des
potismo, tan s610 para restaurar en el poder el vle}o
patriciado. Otro riesgo a que
se
~ ; P 0 n e la nu;va IZ -
quierda es que, superando su aversIOn a los reglmenes
militares de caracter nacionalista modernizador, asuma
una posicion reformista-radical, e1udiendo: asi, la lud1a
por un pIoyecto socialista de reordenacl6n de
la so-
ciedad.
COMUNISTAS:
ORTODOXOS
Y
HERETICOS
Los comunistas desempefiaron nn papel capital en la
vida politica latinoamericana en las ultimas cIecac1as
ejerciendo una influencia i d e o I 6 ~ i ~ a m a r c : , d a ~ n c n t e su-
perior que la de su fuerza polrtrca y smdlca1. Esta
importancia desproporcionacla se exphca tanto. por las
propias condiciones de subdesarrollo que facllrtan la
den uncia del regimen como por l ~ e c h o de conta:
con nna tcoria explicativa muy superIOr a Jas doctn
nas liberales vigentes. A pesar de la ineptitucl. con que
se
utiliz6, la teoria marxista revelo una capacldad para
diagnosticar los problemas del subdesarrollo
y
formu
lar soluciones qne superaron y desenmascararon las
e1aboraciones conservadoras y las viejas y nuevas doc-
trinas justificativas del statu quo de inspiracion posi
tivista
0
sociologica .
-
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258
LAS FUERZAS INSURGENTES
Actualmente,
la
mayoria de las interpretaciones de la
realidad social de cada pais, aun las mas conservado
ras, estan impregnadas de conceptos marxistas, porque
s610 ellos corresponden a la percepei6n generalizada
en la conciencia social sobre las causas del atraso y
los caminos de su superaci6n. Probablemente
sea
en
este campo ideo16gico donde los comunistas por
marxistas ejercen una influencia mas profnnda,
res-
pondiendo a las preguntas de todos, especialmente de
los sectores intelectualizados, sobre eJ origen de la
des-
igualdad entre las naciones y entre las clases sociales,
proveyendo una teoria explicativa mas convincente que
cualquiera otra. Sin embargo, no alcanzaron igual cxi-
to en fonnular una estrategia revolucionaria.
Las caraeteristieas distintivas de los comunistas la-
tinoamericanos provienen de
dos
factores. Primero, cl
origen social de la mayoria de sus cuadros dirigentes
que provienen de las capas intelectualizadas de
1a cla-
se media, y de sus militantes de base rec1utados sobre
todo en los sectores asalariados mas favorecidos prin
cipalmente de las empresas estatales. Esta composiei6n
limita su ambito de mi1itancia politica a los sectores
que se encuentran en una posici6n relativamente des-
ahogada, 10 que dificulta cualquier actuaci6n sobre
las grandes masas marginales del campo y la ciudad.
Tambien restringe sus ohjetivos de aeci6n al logro de
reivindicaciones inmediatas de aquellos sectores, convir
tiendo una buena parte de los cuadros comunistas eu
Hderes burocraticos del sindicalismo econ6mico antes
que en miJitantes de una reordenaci6n revolueionaria
de la sociaded. Segundo, la tamizaci6n de sus cuadros
dirigentes a 10 largo de tres decadas de poHtica de
frente popular, destinada originalmente a eimentar ]a
unidad antifascista, pero cristalizada despues por
los
sovieticos
en e
ambito de la politica de coexistencia
pacifica . Esta orientaci6n culmin6 en una poHtica de
cuadros que retuvo y promovi6 a aquellos mas capa
citac10s
para la lueha legalista que para la conspira-
LOS MOVIMffiNTOS REVOLUCIONARIOS
259
ci6n, entregando, de
ese
modo, los con troles del movi-
mien to a dirigencias oonciliatorias mas identificadas con
e
modelo sovietico de revoluei6n que con
el
cubano
o el chino.
Consecuentes con aquella composici6n y con esta
actirnd,
los
i d e r a z g o ~
comunistas parcdan confiar en
que la revoluci6n latinoamericana sera efectiva cuan
do la coyuntura internacional
se
vuelva favorable al
inicio de la lucha por
el
poder debido a la supremada
del campo socialista. De esta forma, transfieren hacia
la polltica de acumular fnerzas de los sovicticos en
su emulaci6n con losnorteamericanos,
0
para alguna
nueva crisis dclica del capitalismo , la responsabili-'
dad por la revoluci6n en sus palses, atribuyendose el
papel de Hderes progresistas cuya funci6n seria la de
propagandistas y preparadores de cuaclros para un en-
frentamiento postergado.
En estas circunstancias, los partidos comunistas, no
obstante su caracter pretendidamente proletario, opeTan
en America Latina sobre todo a traves de cuadros
oriundos de los sectores interrnedios, dedicados profe
sionalmente al activismo poHtico
De
ese modo
curn-
plen la funci6n de fennento de la vida intelectual y
poHtica; de nucIeos de difusi6n de interpretaciones
avanzadas de la realidad social; de politizaci6n de cua-
dros, de formulaci6n de consiguas politicas y de mo-
vilizaci6n popular en torno de elias a los efectos de
emprender grandes campafias en defensa del derecho
de sindicalizaci6n, de la reforma agraria, de la lucba
antirnperialista y
cle
la industrializaci6n aut6noma.
Muchas de esas proposiciones s610 alcanzaron a las
grandes masas a traves de otros portavoces politicos,
que supieron darles colorido local y viabilidad, al rnis-
mo tiempo que; defendiendolas, fijaban su imagen de
Hderes
nacionaJistas y progresistas. Por medio de tales
mecanismos, consignas originalmente formlliadas por
los comunistas y entendiclas como radicales se fueron
librando de sectarismo hasta reducirse a proposiciones
-
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I
Ii
I
I
260
LAS
FUERZAS
INSURGENTES
reformistas y
as
penetrar en amplios sectores, impo
niendose finalmente a la consideracion de
los
drcnlos
dominantes. Gracias a esto la accion poIitica de los
comunistas
se
concreto, de preferencia en alianzas con
sectores progresistas de la cIase dominante, en un jue
go rcalista en el quc cada cual busea haeer del otro
eI
instrumento de consecucion de sus objetivos. Puesto
que tales propositos son inmediatos para los aliados
y lejanos para los comunistas, con freeuencia estos
se
convierten en instrumento de propositos ajenos, y mu
chas veces de propositos antirrevolucionarios. Con todo,
a traves de estos procedimientos la vida poHtica lati
noamericana alcanzo una agudeza mayor para com
prender la realidad social y una mayor amplitud de
VISIOn
La acciou proselitista asi como la formulacion de
directivas politicas, a pesar de haber ampliado la in
flueneia de los partidos comunistas, se via limitada
porque estuvo siempre enmarcada en el ambito del
reformismo, como
si los comunistas pensasen que, aeu
mulando pequefias reformas, lIegarian algun dia a ha
cer la revolucion.
De
hecho, la revolucion socialista
se habra vuelto una meta lejana para estos partidos co-
munistas mediocrizados por el caracter dogmatico del
marxismo quedifundieron y por las desviaciones obrc
ristas de las eupulas partidarias,
10
cual trabo la crea
tividad de
los
inteleetuales de izquierda y termino apar
tando
la
maY0rla
de ellos de la militancia partidaria.
Desprovistos de los que podrlan haberse constituido
en un nucleo teorico autonomo, los partidos comu
nistas
se
inclinaron a un dogmatismo infecundo, rei
terador de consignas internacionales e incapaz de
for-
mular una linea poIitica autenticamente revolucionaria
adaptada a
las
condiciones de las naciones subdes
arrolladas.
EI
principal factor adverso a la expansion del movi
mien to
eomunistafue
sin duda su sul)ordinacion a
las
directrices sovieticas y su vinculaciou con las vicisi-
LOS MOVIMIENTOS REVOLUCIONARIOS
261
tudes de
]a
politic;} rusa. Si cn
los
llllimos aiios de
la
segunda guerra mundial y luego de la victoria, tal
vinculaci6n rcprcsent6 prcstigio, dc abi en adelantc
constituy6 una carga cada vez mas insoportabIc, espc
cialmente despues de la reveIaci6n de los crimenes
del
stalinismo y de las denuncias sobre el caracter eru
damente dcsp6tico de
los
gobiernos implantados en
nombrc de b dictadura del proIctariado. En afios milS
n:cientcs, Ia rigidez de ]a politiea extcrna sovictica, sus
incolllprcnsioncs rente a
los
problemas de
los
pueblos
del Tercer Mundo y su dificultad en estabIccer rcIa-
ciones satisfactorias de convivcncia politica y de inter
cambio econ6111ico dentro del propio campo socialista,
crcaron incompatibilidadcs a los sovicticos con todas
las
izquierdas indcpcndientcs y desprcstigi6 sin rcmcdio
a los coml1nistas que
se
solidarizaron con esa poHtica.
La debilidad tcorica propia
y
la subordinaci6n a direc
trices externas incapacitaron a los comunistas latinoame
ricanos para dcfinir una linea de acci6n rcvolucionaria
para si
lllismos
y
para toda la izquierda. AI
b n d o n ~ r
la
pcrspectiva Icninista de lueha por un
pocler proplO
con el objcto de implantar el socialismo, deja ron de
preparar cl1adros rcvolucionarios, olvidaron el proseIi
tismo propiamcnte socialista y se alia ron a todo poli
tico con propcnsioncs rcformistas que los quisiese usar
para fincs cIcctorales. Tales alianzas y la avidez por
participar
cle
alguna forma en la estructura clel podcr
vigcnte
los
comprometi6 con la
Clite
dirigente, impidien
doles percibir y dcnunciar su can\cter retr6grado. Toda
su acci{m se vole6 en contra del terrateniente y del
emprcsarios foraneos, como antagonistas naturales, pero
no tuvieron la menor rcstricci6n
en
convivir y cooperar
con
la
vieja elite cle polIticos profesionaIcs que institu
y6 Ia
propicdacl latifundiaria y la explotaci6n extrall
jcra. Aun cuando
se
propollian altcrar el orden vigcnte,
preconizaban reformas en el ambito de un regimen par
lamentario patricial, como
si
estc fuera capaz de lIevarlas
a cabo. Por tanto, pasaron a ejercer ellos tam bien y a
-
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262
LAS FUERZAS INSURGENTES
su pesar una funcion de mantenedores del orden esta
blecido,
que
deseaban antes mejorar que transformar.
Actnando en este marco cl movimiento eomunista
latinoamerieano se estructuro en dos circulos concen
tricos.
Un
pequeno nucleo ortodoxo
de
dirigentes y
militantes buroeratizados, alrededor del cual se abre
un
drculo
mas amplio de simpatizantes, eompuesto prin
cipalmente por intclectuales izqnierdistas que los par
tidos no son capaees de absorber en sus cuadros
ni
Iiberar para la accion politica como una izquierda inde
pendiente.
Entre
ambos se traba una lucha ideologica
permanente; los eomunistas, exigiendo de la periferia
apoyo, lealtad y eongruencia de aceion con sus obi
e
-
tivos tacticos; esta ultima, convirtiendose en un drculo
de simpatizantes que critican ora el sectarismo, ora cl
oportunismo partidario. Ninguno
de eUos
se capacita,
empero, para las fnnciones
que
Ie sedan propias. Los
comunistas, porque se desvian del proselitismo socialis
ta y
de
la accion revolucionaria para dedicarse prefe
rentemente a un sindicalizmo reivindicativo y
anna
polltica de participacion en el sistema lIevada a cabo
a traves de alianzas con politicos populistas y reformis
tas.
La
periferia
de
simpatizantes
-permanentemente
engrosada por los activistas juveniles que no integran
cn la organizacion
partidaria-
al carecer de un cami
no propio de militancia, se paraliza tambien como fuer
za politica por no poder dedicarse a las tareas pIopia
mente
revolucionarias
que
los comunistas postergan, ni
competir con ellos en el activismo politico meramente
rdormista
0
en l militancia sindical.
Esta ambigiiedad de los partidos comunistas
que
no
desechan su pape revolucionario pero se resisten a en
camado
por entero se cxplica por varios factores. En
tre eUos, Ia referida debilidad teorica
qne
les impide
formular una estratcgia revolucionaria y,
ademas, cier
tos efectos indirectos de la critica difamatoria que desde
haee decadas soportan. En" el esfuerzo por diferenciarse
del retrato que Ia reaccion pinta
de
ellos
-como
radi-
LOS
MOVIMIENTOS
REVOLUCIONARIOS
263
cales, intemacionalistas, impersonales, subversivos, tota
litarios,
etcetera-
exageran los signos opuestos hafta
hacerse en la realidad simples reformistas envueltos en
todas las campanas progrcsistas, pero temerosos de
SCI
considerados como agentes de transformacion revolucio
naria
de
la sociedad.
A pesar
de
esta postura reformista, hasta hace muy
poco se consideraba a los partidos comunistas como
e
paradigma del activismo politico de estrategia insurrec
cional. Es decir,
el
mimetismo no produjo el decto
de disfraz politico esperado ni redujo el precio que la
reaccion les cobraba por su virtual compromiso con
Ia reordcnacion de la sociedad. Esta ambigiiedad que,
par un Iado, desectarizaba a los comunistas
y,
por otro,
fortaleda su antoimagen revolucionaria, fue debilitada
enormemente por la revolucion cubana, al inaugurar
el
primer regimen socialista en
cl
continente desarrollan
do una estrategia opuesta.
Antes de surgir Ia variante cnbana, los comunistas, a
pesar de sn reformismo, pudieron mantener
el
vigor
de la adhesion partidaria y la etica revolucionaria asen
tiinclolas en tres bases: Ia conviccion de
que
como por
tavoces de la mas avanzada
y
generosa de las doctri
nas sociales sedan los constructores del futuro
humano
y los instrumentos de la emancipacion de sus patrias;
el orgnllo
de
pertenecer a una vanguardia revoluciona
ria presente en todo el mundo que habia integrado en
el
socialismo a una tercera parte de
l
humanidad; y
el
hecho de con tar en sus propios paises con decenas
o centenas de compafieros asesinados asi como con mi
llares de otros, probados en las torturas mas atroces.
Hasta recientemente ningun grupo rcvolucionario po
dia dar igualcs pruebas de coherel1cia ideologica,
de
fir-
meza, dedicaci6n y estoicismo. Desde la revolucion cu
bal1a, sin embargo, cl carJcter rcvolucionario de la mi
litancia comunista dejo de ser apreciado en
10
que
respecta a su devocion a
]a
lucha, poniendose en tela
de juicio sobre todo la eficacia desu estrategia. Se
:
I
i
i
I
i
I
I
I
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264
LAS FUERZAS
INSURGENTES
hizo evidente que el estoicismo, cuando esta desligado
de una conducta efectivamente revolucionaria, solo
po
dia conducir a un faquirismo iniltil aunque heroico_
Se
generaliz6 desde elltonces la conviccion de que los
co
munistas latinoamericanos habian perdido su posicion
de vanguardia, dejandose atrapar par una orientacion
poJitica de caracter refonnista y espontanelsta, tal
vez
justificable en otros contextos, pero que en las condi
ciones actuales de
los
paises subdesarrollados y en
la
eoyuntura mundial presente no parece tener posibili
dad de eonducir a una revolucion social. El debate en
torno a estas euestiones sacude hoy a las izquierdas
latinoamericanas, dividiendolas en eorrientes muehas
veees
mas opuestas entre s que respecto
de
la
reac
cion. Estas disenciones separaron del nucleo ortodoxo
original a una serie de subgrupos, haciendo surgir, al
b.do de la vieja herejia trotskista, la china y la cuba
na, y luego varias otras, mas irreverentes todavia fren
te el nllcleo ortodoxo que se vio, as , cada vez mas
ais
ado de su drcul0
de
simpatizantes y de todo
el
iz
quierdismo
de
vanguardia.
Los nucleos ortodoxos, caracterizados par su actitud
reforrnista, hasta haee muy poco podian cIasificarse en
la izquiercla instituciol1alizada y la izquierda consenti
da. La primera est.i rcprescntada par
los
partidos
co
munistas y socialistas
de
los paises latinoamerical1os en
os
que, como Uruguay, Venezuela y Chile, pueden
funcionar legalmel1t
o
ultima, por partidos
de
iz
quierda condicionados a actuar en la c1andestinidad. La
izquicrda institucionalizada aetlm por proeedimientos
parlamentarios y sindiea1cs y parcee tener como perspec
tiva de largo alcance contrihuir aliandose con otras
fuerzas progresistas, para una politica de acumulacion
de pequeI1as reformas y un pcrfeccionamiento de las ins
rituciones democriticas, que pennita
el
avance
de sus
paises hacia un socialismo evolutivo del tipo propugna
do por ciertos sectores de la izquierda francesa e italiana.
La reciente victoria
de
un frente de izquierda
la
LOS MOVIMIENTOS REVOLUCIONARIOS
LO>
Unidad Popular en Chile alento cstas esperanzas, rc
elleendiendolas
aun
en partidos comunistas. de los palses
sometidos a dictaduras regresivas. Su efecto inmediato
fue reforzar los nuc1eos ortodoxos que permanecieron
fielcs
a la linea de la Declaracion
de
los Oehenta y
un partido comunistas de 1960.2
Basta hace poco el
ide-al
politico inmediato de la
corriente ortodoxa de la izquierda consentida parccia
ser a1canzar el grado
de
institucionalizacion logrado
par chilenos y uruguayos. Como perspectivas de mas
largo alcance, pretend an contribuir con su militancia
politica y sindical al surgimiento de un regimcn "de
rnocratico-burgues" que tcnnillase con los "remallcntes
feudales" y promoviese la modernizacion del sistema
en
e
marco capitalista. Cumplida esta etapa historica
10 mas pronto posible y cuando 10 permitiesc la "corre
lacion
de
fuerzas intema y extema", se allanaria e1
camino hacia el soeialismo.
Esta estrategia parte del presupuesto
de
la existencia
de una "burgues a" cuyos intereses antagonicos con los
dellatifundio y
cl
irnperialismo
Ie
predisponen a una ac
cion eonjunta con c1 proletariado y c1 campesinado para
desencadenar una revolucion social. Como en los pai-
2 Sintetizanclo los resultados de ]a experiencia revoluciona
ria del comunismo mllndial
r
la Declaracion de la Conferencia
de Represcntantcs e los Particlos COlllunistas
y
Obrcros de
1960 fij6 el punta de vista unanimc de los marxistas-Icninis
tas, esta
Y Z
en las condiciones generadas por
la
presencia del
sistema socialista mllndial:
a
clase obrcra
y
su vanguardia, el
partido marxista-leninista, tienden a haeer la revolucion socialis
ta por via pacifica. La realizacion de esta posihilidad corrcspon
deria a los intereses de ]a clasc obrem y de todo cl pueblo, a
.
10 intereses naciunales del pais.
n
v:lIios paises capitalistas,
la clase obrera, cncabczada por su dcstacamcnto de vanguar
dia, puedc,
en
las condiciones actuales, basandose en
un
frente
obrero y popular y en otras posiblcs formas de acuerdo y co
laboracion politica de distintos partidos y organizacioncs socia
les, agrupar a la mayoria del pueblo, conquistar
el
poder e s t ~ t l
sin guerra ci\il
y
asegnrar
el
paso
de
los medius de producclon
fundamentales a man
os
del pueblo.' (peA, 1967, pp. 7-8).
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266
LAS FUERZAS INSURGENTES
ses latinoamericanos no
se
encuentra esta burguesia de
perfil chisico, sino una estructura de poder de otro
caracter, las alianzas propugnadas solo pudieron con-
cretar con los sectores mas oportuuistas del patriciado
y con los lidcrazgos populistas y reformistas. Tales
alianzas sirvieron a
los
objetivos politicos de estos, con
virtiendo a las izquierdas consentidas en fuerzas anxi
Jiares del sistema politico, que aunque
Ie
agreguen con
tenidos hetcrodoxos, contribuyen
mas
al mantenimiento
que a 3 alteracion de la estructura de poder.
Como nlla consecuencia de esta orienta cion, la in-
luencia cubana en la revolucion latinoamericana se
vio
precisada a ejercerse hasta ahora, de modo princi-
pal, a traves de las izquierdas hereticas y los reformis-
tas radicales. Con clio se acentuo mas Ja obsesion
de las izquierdas consentidas por concertar, aun ante
las dictaduras regresivas, una politica de rente am-
plio y, rcchazada esta, una actuacion restrillgida a
los
Iimites minimos del reivilldicacionismo econ6mico y
del reformismo progresista. Acosados por
cl
sector mas
radical de
sus
propias fuerzas y de la nueva izqllierda,
los mas osados de estos lideres sostieuen a veces que,
de surgir una Coyulltura insurreccional, los partidos
co
mnnistas actuarian como una vanguardia revolucionaria.
Habria que preguntarse, sin embargo,
si
creen en esta
estrategia dirigcncias que no preparan sus cuadros para
a eventualidad de una lucha; que no se permiten dis
cutir el problema de la toma del podcr por nuevas
fuerzas sociales, y que, en consecuencia, vieron suee
derse varias crisis politieas en que los sectores popuhi-
res maduran para evcntuales movilizaciones sin a brir-
les perspectivas de accion revolucionaria.
Es suficicnte con
las
criticas hechas por
los
sectores
hereticos para hacer impracticable
]a
defensa de la an
tigua politica frenteunionista. Pero no son suficientes
para persuadir a
l
izquierda consentida a emprender
las luchas que las condiciones de cada pais imponen.
Paralizados por las dudas, los coulUnistas ortodoxos
pro-
LOS MOVIMIENTOS REVOLUCIONARIOS
267
claman su disposieion a prepararse para un enfrenta-
miento, pero ponderan que 10 haran con
el
necesario
sentido de responsabilidad, sin dejar de explotar prime-
ro las potencialidades de a lucha en
cl
plano politico.
En oposicion al
nucleo ortodoxo del movimiento co
munista latinoamericano, surgieron y se vienen fortale-
ciendo en los ultimos alios diversos grupos muchos
de los cuales oriundos de
61
que designamos como
comunistas hereticos.
3
En algunos casos se orientaron
hacia la lucha de tipo insurreccional, arrastral1do parte
o la casi totalidad del partido de origen. ASl ocurrio
en Guatemala, Bolivia, Colombia
y,
de forma mas
or
ganizada, en Venezuela 1961 a 1964). Alli el propio
Partido Comunista y todas las fuerzas de izquicrda se
unieron para constituir e Frente de Liberacion Nacio-
nal que, voleado en la lucha por la conquista del poder,
consiguio convulsionar vastos territorios del
pais.
La
tentativa fracaso. Entre las explicaciones de la denota
se
mencionan las siguientes: menor apoyo de masas que
el necesario para dar a la guerra caracter de insurrec-
ei6n popular; duplicidad de direcciones, 10 que sometia
a los combatientes de la ciudad y del campo a la orien-
taci6n de dirigentes burocdticos no identificados con
a guerra y hasta hostiles a ella; precipitaci6n de
]a
guerrilla urbana antes de la consolidaci6n de la lucha
en
el
campo; apelaci6n a levantamientos de tipo gol
pista que ocasionaron
la
eaida de importantes
aliaclos
J Hablamos de corrientes hereticas dcntro del movimiento co-
munista latinoamericano
para
referir dos tipos de militancia
En
primer
lugar, los particlos de orientaci6n
marxista
que nunca
aceptaron el Iiderazgo sovietico. Son ejemplos de ese modelo
los partidos socialistas chileno y UIuguayo y los diversos inteu-
tos de
crear
partidos ohreros de oricntaci6n antirrefonnista En
segundo
Ingar,
las disidencias de los
partidos
comunistas que
sc organizaron
en
agrnpacioncs propias, mejor
estructuradas
y
mas estahles que los grupos illstlrreccionales. EjempIifican esa
varialltc las disidenci:.ls
del Partido Comunista
en Brasil, el
Mo-
yimiento
3
SociaIismo
(MAS),
resultante de
]a
reciente escisi6n
del Partido Comunista venezolano y el Partido Comunista reo
vo]ucionario de Argentina.
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1
268
LAS FUERZAS INSURG NT S
militares. Ademas de estas causas,
se
menciona l as
tucia de la elite dirigente venezolana que, a pesar de
todo, mantuvo formalmente el aparato institucional y
parlamentario, convocando mas tarde a elecciones, a
las
cuales la poblacion aeudio masivamente, contrarian
do la orientacion del LN que ordeno abstencion total.
Y sobre todo la contingencia en que
se
vieron las fuer
zas
insurreeeionales de cnfrenmr
el
cnorme poder
eco
nomico del Estado venezolano y el poder militar de
Estados Unidos que adiestro
las
tropas antiguerrillas
y reorganiz6 las polich" tormlndolas mas cficaecs en
las
tareas de represi6n, infiltraeion y loealizaei6n de
grupos armados y sns aparatos loglstieos.
Cada uno de estos factores eiertamente tuvo que
ver en
el
fracaso (mas de mil muertos y euatro mil
prisioneros) sufrielo por las izquierdas venezobnas, que
las
oblig6 a un repliegue (1964), haeiendo que la
ma
yorb se acogiese (1968) a la poHtiea de pacifica cion
del
nuevo gobicrno demoerata-eristiano. La opci6n en
tre 13 lueha armada y
cl
repliegue provoeo un debate
amargo en toda la izquierda, con aeusaciolles ele par te
a parte entre
las
corrientes insurreceiollales y las tradi
ciouales. Es de seiialar que, por haber optado por la
lueha annada, los eomunistas venezolanos eonsiguieron
mantener su unidad mientras eombatieron, en tanto
que casi todos
los
demas partidos comunistas de Ame
rica Latina, opuestos a la estrategia insurreecional, ter
minaron por cscindirsc en
dos
0
mas agrupamicntos
hostiles a
las
dircceioncs de oricntaeion ortOdOX3.
Empero, tam bien el Partido Comunista vcnezolano
termin6 por escindirse. No para dar cabida a multi
ples grupos de orienmcion insurrcecional, quiza porquc
la izquierda venezolana agot6 sus esperanzas en cl fo
quismo. Lo que se desprcndio del nuclo ortodoxo fue
un movimiento socialista nacional, que bllsca aplicar
las enseiianzas de las luchas en su propio pals formlllan
do nna estrategia revolucionaria de toma del poder por
emprender la reordenaei6n socialista de su socicclad.
LOS MOVIMI NTOS REVOLUCIONARIOS
269
A medida que el ala mas ortodoxa de
los
partidos
comunistas sc estanca por su iclentifieacion con la orien
taci6n pas
iva
de inspiracion sovietica, los sectores mas
raclicalcs
desligados de
sus
propios nucleos tienden a
aglutinarse como disidencias poUticas semejantes a
]a
vCIIczolana
dccididas a ganar los aparatos partidarios
para sus lfncas
0
a estructurarsc en nuevos partidos.
Parado)icamCllte,
esas
disidencias hereticas que debili
tan los partidos comunistas en America Latina parecen
constituir su oportuniclad de sobrevivencia y renovacion.
Ulla vcz unificadas y eonsolidadas, elias podran lograr
que
el
propio movimiento comunista
se
libere de las
viejas trabas ortodoxas y enfrente
sus
deficiencias a fin
de alcanzar tres objetivos fundamentales. Primero, la
reconciliacion con las nuevas izqnierdas cuya radicali
zacion las viene alcjando y hasta oponiendo a las
iz
quierdas tradicionales. Segundo, hallar la manera de
articular sus formas de accion
y
de organizaci6n con los
1l10vimientos insnrgentes a fin de
11
verse en la disyull
tiva de oponerselcs, sino al contrario, ganandolos para
formas de lueha mas capaces de extenderse como re
bcliones populares generalizadas. Tercero, establecer,
entre la aecion poHtica y sindical el proselitismo de la
nueva izquierda y los grupos insurreccionales, el enlace
posible que clara scntido y justificacion a toda snerte
ele actividades poUtieas, teoricas y reivindicativas como
modos de concatenaci6n de tacticas, dentro de una
-
trategia general rcvolucionaria.
LOS GRUPOS INSURRECCIONALES
Los
grupos virtualmcnte insurreccionales
1
constituyen
-I En elahoracion del moc c o tuvimos en mente los diversos
3srnpamicntos militarizados e lueha guerril cra y de propaganda
armada
surgidos despucs de 1960 en mayoria de los palses de
America Latina. Son ejemplos de ella los Movimicntos de
Izquicrda RC\'olncionaria , Movimicntos de
Liberacion
Nacio-
nal", "Fuerzas Armadas de Liberaci6n Nadona " llQjivia,
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270
LAS FUERZAS INSURG NT S
hoy dia l contingente mas dinamico de las izquierdas
revolucionarias latinoamericanas. Son reclutados tanto
en los cuadros de la nueva izquierda, que se radicalizan,
como entre los militalltes de la izquierda tradicional,
que se rehelan contra el quietismo y la conciliacion.
aun entre militares proscritos, principalmente snbofi-
cialcs
que se disponen a luchas por todos los medios
contra
el
orden vigente. n Jas condiciones actuales de
America Latina, sus expresiones
mas
altas son
los com-
batientes guerrilIeros, urbanos y rmales y los gmpos
c1andestinos con
elIos
identificados. Estan integrados
principalmente por jovenes que Yen en la experiencia
cubana su paradigma de revolucion social y ademas, en-
cuentran en aquella experiencia una forma concreta de
iniciar movimientos revolucionarios, aparentemente ca-
paces de difundirse como insurrecciones generalizadas
cn la medida en que activen las tensiones estructurales
caracteristicas del subdesarroUo.
Los
regimenes
regresivos
impuestos a varios palses de
America Latina, a estrangular las formas de expresion
institucional de
1a
oposicion politica y al inhabilitar
a los liderazgos reformistas para la accion dentro de
los
marcos tradicionales, tienden a provocar la amplia-
cion de los grupos virtualmente insurreccionales en el
campo y en las ciudades. Aunque no tengan perspec-
tivas de conquistar eI poder en plazos previsibles, sn
contestacion al regimen desafia los gobiernos y las fuer-
zas
armadas, que concentran en ellos su mayor preocu-
pacion y los hacen objeto de 1a represion mas brutal.
EI radicalismo politico y la combatividad dc
esos
pe-
quefios grupos provoca una serie de efectos concatena-
dos. Primero, una crisis de redefinicion en todos los
movimientos de izquierda, en la medida en que des-
vendan su caractcr conciliatorio u oportunista, operan-
do
como un activador de la
vida
poIltica. Segundo,
impugnan vigorosamente e orden instituido, abriendo
PCftI Chile Ecuador Colombia
Vcnczuc1a
Gtt.:1.tcmala
N i c a ~
ragna Paraguay Argeil tina Uruguay
y
sus
congeneres
en Brasil.
LOS
MOVIMI NTOS
REVOLUCIONARIOS
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LAS FUERZAS INSURGENTES
de p ~ o m o v e r la revoluciou social; en
e
riesgo de aven
~ u r e n s m o ~ ~ e suponia y que llevaba impHcita cierta
IIlcomprenslOn respecto de la importancia del trabajo
poHtico y organizativo.
La estrategia de esos grupos insurretcionales parecia
ser la
~ e
arribar del
~ o c o
a la fase de guerra de
gue-
rnllas
como
sucedio ayer en Cuba y hoy en Guinea
portuguesa-:- p a ~ a l l e g a r
~ i n a l m e n t e
a la etapa de gne
rra revoluclOnana que IIlvolucra y activa la mayoria
de la poblacion.
En
verdad, los requisitos necesarios
para. cumplir la primera etapa son muy simples. Se
reqUiere so]am insurreccionales a una re-
flexion profunda sobre
los
caminos de la revoluci6n.
.: sos analisis criticos hacen resaltar, cada vez mas fre-
cuentemente, que la revoluci6n social
es
una empresa
demasiado compleja para ser llevada a huen termino
por pequefios grupos radi