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69 5. L ENGUAS Y ESCRITURAS M. Teresa Magadán Olives Introducción: la pluralidad lingüística de Chipre L a pluralidad lingüística ha sido y es aún una de las características más destacadas de la cultura chipriota. El intrincado devenir histórico de Chipre, expuesto en los apartados anteriores, es causa directa de esta plu- ralidad, que aquí abordaremos en lo que concier- ne al mundo antiguo. No obstante, no hay que perder de vista que los avatares sufridos por el estado chipriota desde fines del s. XIX a nuestros días, marcados por el enfrentamiento entre las distintas comunidades –chipriotas de habla grie- ga, chipriotas turcófonos, chipriotas de dialecto árabe, colonos y sectores de la administración anglófonos–, han incidido de manera directa e indirecta sobre la interpretación de las lenguas antiguas, generando movimientos de opinión favorables o desfavorables a un grupo lingüístico concreto, desde el impulso por parte de los britá- nicos de todo lo relacionado con el eteo-chipriota para evitar el recurso a la continuidad lingüística por parte de los movimientos nacionalistas, ya fueran griegos o turcos; a los esfuerzos del sector progriego por favorecer los estudios encamina- dos a demostrar la primacía del griego sobre las demás lenguas, contrarrestados en los últimos años por los del sector proturco en sentido con- trario, es decir resaltar el papel desempeñado por fenicios y otros pueblos orientales en la forma- ción de la identidad de la isla. Sistemas de escritura durante el II milenio a.C. La aparición de la escritura en Chipre es lige- ramente tardía respecto a otros territorios próxi- mo-orientales, puesto que, de momento, se atesti- gua en torno al s. XVI a.C., tres siglos más tarde que en la vecina isla de Creta. La mayoría de los especialistas se inclinan por hacer coincidir la apa- rición de la escritura con los cambios que se produ- cen en la isla a raíz de su plena incorporación a la red de intercambios diplomáticos y comerciales hacia mediados del II milenio a.C., los cuales lleva- ron a la aparición de formas estatales más comple- jas necesitadas de un control administrativo eficaz. Sin embargo, y éste es un hecho curioso, Chipre no recurrirá para crear su escritura a ninguno de los sistemas gráficos en uso en el área del Próximo Oriente o Egipto, con los cuales estaba familiariza- da, como demuestran las cartas de El Amarna, sino que optará por un sistema más simple, el silabario cretense conocido como Lineal A, en el cual un reducido número de signos –en torno a unos 90– reproducen sonidos silábicos (consonante + vocal). La relación entre las escrituras chipriotas del II milenio y las cretenses está fuera de duda, pese a que sigue siendo un misterio el porqué, el cómo y el cuándo, dado que los contactos entre las dos islas no son especialmente intensos en el perí- odo en que se documentan los primeros textos escritos, llegándose a proponer incluso un punto de encuentro externo.

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5. LENGUAS Y ESCRITURASM. Teresa Magadán Olives

Introducción: la pluralidad lingüística deChipre

La pluralidad lingüística ha sido y es aúnuna de las características más destacadasde la cultura chipriota. El intrincado

devenir histórico de Chipre, expuesto en losapartados anteriores, es causa directa de esta plu-ralidad, que aquí abordaremos en lo que concier-ne al mundo antiguo. No obstante, no hay queperder de vista que los avatares sufridos por elestado chipriota desde fines del s. XIX a nuestrosdías, marcados por el enfrentamiento entre lasdistintas comunidades –chipriotas de habla grie-ga, chipriotas turcófonos, chipriotas de dialectoárabe, colonos y sectores de la administraciónanglófonos–, han incidido de manera directa eindirecta sobre la interpretación de las lenguasantiguas, generando movimientos de opiniónfavorables o desfavorables a un grupo lingüísticoconcreto, desde el impulso por parte de los britá-nicos de todo lo relacionado con el eteo-chipriotapara evitar el recurso a la continuidad lingüísticapor parte de los movimientos nacionalistas, yafueran griegos o turcos; a los esfuerzos del sectorprogriego por favorecer los estudios encamina-dos a demostrar la primacía del griego sobre lasdemás lenguas, contrarrestados en los últimosaños por los del sector proturco en sentido con-trario, es decir resaltar el papel desempeñado porfenicios y otros pueblos orientales en la forma-ción de la identidad de la isla.

Sistemas de escritura durante el II milenioa.C.

La aparición de la escritura en Chipre es lige-ramente tardía respecto a otros territorios próxi-mo-orientales, puesto que, de momento, se atesti-gua en torno al s. XVI a.C., tres siglos más tardeque en la vecina isla de Creta. La mayoría de losespecialistas se inclinan por hacer coincidir la apa-rición de la escritura con los cambios que se produ-cen en la isla a raíz de su plena incorporación a lared de intercambios diplomáticos y comercialeshacia mediados del II milenio a.C., los cuales lleva-ron a la aparición de formas estatales más comple-jas necesitadas de un control administrativo eficaz.Sin embargo, y éste es un hecho curioso, Chipre norecurrirá para crear su escritura a ninguno de lossistemas gráficos en uso en el área del PróximoOriente o Egipto, con los cuales estaba familiariza-da, como demuestran las cartas de El Amarna, sinoque optará por un sistema más simple, el silabariocretense conocido como Lineal A, en el cual unreducido número de signos –en torno a unos 90–reproducen sonidos silábicos (consonante +vocal). La relación entre las escrituras chipriotasdel II milenio y las cretenses está fuera de duda,pese a que sigue siendo un misterio el porqué, elcómo y el cuándo, dado que los contactos entre lasdos islas no son especialmente intensos en el perí-odo en que se documentan los primeros textosescritos, llegándose a proponer incluso un puntode encuentro externo.

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Como casi siempre en el Egeo, la constata-ción de esta relación y el nombre con que se cono-cen las escrituras chipriotas del II milenio lo debe-mos a A. Evans, quien ya en 1909 sugirió que laescritura chipriota derivaba de la cretense Lineal A,denominada así por el firme trazo vertical y hori-zontal de sus signos en contraste con el trazado

sinuoso de la escritura cuneiforme. De ahí queEvans bautizara como cipro-minoico las muestrasescritas chipriotas. Este nombre se mantiene aúnhoy en día, aunque la investigación posterior haestablecido la existencia no de uno, sino de trestipos de escritura chipriota, los tres derivados delLineal A, pero con formas propias, que parecenuna evolución independiente. Estos tipos se cono-cen como Chipro-Minoico 1, Chipro-Minoico 2 yChipro-Minoico 3, términos creados por la epigra-fista E. Masson en 1974, a los que cabría añadir uncuarto que ella llamó Chipro-Minoico Arcaico, porcorresponder a los textos más antiguos, que lamayoría de los especialistas actuales, en particularJ.-P. Olivier, consideran bien un intento fracasadode escritura, bien variantes de los signos del Chi-pro-Minoico 1 que Masson erróneamente identifi-có como signos distintos.

Entre los tres tipos de escritura se poseenunos 217 documentos, que contabilizan un total de4000 signos, cifra exigua para intentar un descifra-miento, pese a que ha habido algún intento par-tiendo de aquellos signos que son homomorfos–misma forma– y homófonos –mismo sonido–con el silabario Lineal B, derivado del Lineal A yescrito en griego, y que coinciden además con sig-nos equivalentes en el silabario chipriota del I mile-nio, que sí ha sido descifrado. Estos intentos,infructuosos, han resultado más bien contraprodu-centes, ya que se ha primado el averiguar si cadasistema –CM1, CM2 y CM3– representaba unalengua distinta en lugar de sistematizar y contex-tualizar los hallazgos para comprender el uso quese hacía. El hecho que en Chipre coexistieran,entre el 1550 a.C. y el 1100 a.C., tres sistemas gráfi-cos ha de tener una razón práctica, más allá de laposible diferencia lingüística subyacente. De ahíque últimamente se hayan centrado los esfuerzosen reunir y publicar un corpus completo de toda ladocumentación, que ayude realmente a establecersi estamos ante uno, dos o tres sistemas gráficosdistintos. De momento, no obstante, conviene

Los “tres” silabariosciprominoicos del IImilenio a.C., a partir deJ.-P. Olivier 2012, Fig. 9.

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mantener la división tripartita para explicar lascaracterísticas generales del cipro-minoico.

El Chipro-Minoico 1 es el sistema máscomún. Se conocen inscripciones procedentes detoda la isla, aunque la mitad se han hallado en elcentro principal –Enkomi-, que se escalonan desdeel s. XV al s. XI a.C., con un total de 206 documen-tos y 1300 signos, que hacen suponer la existenciade unos 72 fonogramas. La escritura va de izquier-da a derecha y presenta divisores de palabras.Dejando a un lado las marcas –pintadas e incisas–sobre cerámica, la mayoría de las inscripciones,sobre todo tipo de soportes, son cortas –entre 2 y15 signos– y parecen responder al tipo habitual deantropónimo más dedicatoria, razón por la cual sepuede suponer su uso en contextos rituales. Demomento, sólo se han identificado 2 logogramas–signos representando un concepto– y apenas seposeen documentos con cifras, hecho que lo dife-rencia del Lineal A y que indujo a pensar en unprincipio que no se emplearía en la administración.No obstante, los hallazgos de inscripciones ensellos, cilindros y, sobre todo, las enigmáticas bolas

de arcilla en contextos productivos y administrati-vos han obligado a replantear esa suposición. Ade-más el hallazgo de una tablilla de cera en el peciode Ulu-Burun, con fuerte presencia chipriota, debehacernos recordar el empleo de otro tipo de sopor-tes hoy desaparecidos y que están en consonanciacon el trazo (ductus) característico del cipro-minoi-co, más próximo a un recorrido sobre superficieblanda e incluso al uso de un pincel que a una inci-sión sobre piedra.

El Chipro-Minoico 2 forma un grupo com-pletamente aparte. Lo integran únicamente 3 tabli-llas, procedentes todas de Enkomi entre el 1190 y el1000 a.C. aproximadamente, con 2000 signos. Lastablillas son más parecidas a las abombadas cunei-formes que a las planas egeas, rasgo que ha servidopara proponer su relación con la tradición próxi-mo-oriental. La escritura va de izquierda a derecha,con divisores, y da la impresión der ser un textolargo, tal vez literario, pues la estructura de la tabli-lla y la repetición de ciertos grupos de signos haciael final no concuerdan con la disposición de inven-tarios, listas o cartas. El CM2 tiene 42 signos encomún con el CM1 sobre un total de 61 para elCM2. Asimismo los signos de las tablillas son máspequeños y más cuadrados que en el CM1, si bienesto puede deberse a la función concreta de lastablillas.

El Chipro-Minoico 3 se aparta de los otrosdos por su localización geográfica. Todos los docu-mentos, 8 en total, proceden de Ugarit en la costasiria. Se contabilizan 350 signos, con la posibleexistencia de 50 fonogramas, además de logogra-mas y cifras en dos tablillas. El CM3 presenta 3fonogramas que no existen en el CM1, 16 que nose dan en el CM2 y 7 que no se dan ni en el CM1ni en el CM2. Asimismo el trazo de los signos esmenos lineal, acaso por el uso de un estilo de puntaredondeada. Estamos, por tanto, ante un sistemaque ha evolucionado de manera paralela llegando aresultados diferentes. La escritura continúa siendode izquierda a derecha, aunque hay un ejemplo

Bola de arcilla escrita enChipro-Minoico,procedente de Enkomi.Museo del Louvre.Foto: Wikimedia Commons.

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bustrofedon (en ambos sentidos) y uno posible dederecha a izquierda en una copa de plata. De lostres sistemas, el CM3 es sin duda el más problemá-tico, por cuanto se localiza fuera de la isla, en unlugar donde ciertamente los chipriotas tenían inte-reses, pero donde cohabitaban multitud de lenguasy sistemas escritos. Por otro lado, en Ugarit tam-bién se han hallado 2 documentos en CM1, lo cualplantea aún más interrogantes sobre quiénes hací-an uso de la escritura chipriota y con qué fines.

El Chipro-Minoico continuó en uso en la islade Chipre en el período de transición de la Edad deBronce a la Edad de Hierro, cuando en el continen-te griego se abandonaba el Lineal B y la escrituradesaparecía por espacio de algún tiempo. Aunqueapenas se poseen documentos de este período, lasimilitud formal y fonética entre los signos del CM1 y el silabario chipriota del I milenio indican queestamos ante una evolución del primero. Es más, lallegada desde el s. XIII-XII a.C. de griegos proce-dentes del continente que se establecieron envarios puntos de la isla no trajo consigo la adopcióndel Lineal B por parte de los chipriotas. Al contra-rio. Serán los griegos quienes acaben adoptando elsilabario chipriota para escribir el dialecto griegoque traen consigo.

Sistemas de escritura del I milenio a.C.Durante el I milenio a.C. en Chipre convivi-

rán tres sistemas gráficos de escritura, el denomi-nado silabario chipriota, heredero de la tradicióndel II milenio, el alfabeto fenicio y el alfabeto grie-go, a los que más tarde se unirán el latino con ladominación romana y el hebreo, a raíz de la insta-lación en Chipre de una importante comunidadhebrea. Por el contrario, el dominio persa y egipcioapenas dejará huella escrita, como tampoco el asi-rio, aunque precisamente sea una inscripcióncuneiforme asiria de época de Esaradón la que nosinforme de manera más precisa de la diversidad delenguas presentes en Chipre. De hecho, si algunacaracterística merece destacarse es el apego que los

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de los territorios donde el latín tardará en arraigar,incluso entre la élite. Una vez más, como en el IImilenio, no deja de sorprender el camino seguidopor la escritura en Chipre, que siempre parecehaber transitado por vías muy peculiares.

El Silabario chipriotaLa escritura principal de la isla de Chipre en

el I milenio a.C. será el denominado SilabarioChipriota, descifrado en el año 1871 por el asirió-logo George Smith a partir de una tablilla debronce bilingüe hallada en Idalion en 1849, escri-ta en alfabeto fenicio y silabario chipriota, curio-samente aún hoy el texto más largo que se cono-ce en dicha escritura. Para sorpresa de la comuni-dad científica la lengua resultó ser una variante delgriego, el llamado dialecto arcado-chipriota, muypróximo al griego micénico y emparentado con el

Tablilla de bronce deIdalion (s. V a.C.).Cabinet des Médailles,París.Foto: Wikimedia Commons.

Tablilla de Enkomi escritaen Chipro-Minoico.Museo del Louvre, París.Foto: Wikimedia Commons.

chipriotas demostraron por ese peculiar silabario,que permaneció en uso hasta época helenística,pese a la competencia directa de los sistemas alfa-béticos, más sencillos y prácticos. Algunos autoreshan explicado esa continuidad por el papel defini-torio en términos de identidad insular que desem-peñó la escritura chipriota, especialmente a partirdel momento que los reinos antes independientesse vieron sometidos al dominio extranjero. Estoexplicaría a la vez que, con excepción de las comu-nidades fenicias que nunca llegaron a integrarse deltodo en lo que podríamos denominar cultura chi-priota, tanto chipriotas autóctonos como griegosasentados en la isla usaran el mismo sistema gráfi-co, el silabario chipriota, y que el empleo del alfa-beto griego sea un hecho tardío. Ahora bien, esaidentidad colectiva debió en algún de momento deasociarse con el elemento griego, pues Chipre será

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de Arcadia –de ahí el apelativo–, región con la quemitos y leyendas enlazan varias ciudades chiprio-tas. De hecho, el silabario había llamado la aten-ción de los primeros viajeros alemanes y francesesque se habían adentrado en la isla entonces enpoder otomano. Las tentativas de desciframientofueron numerosas, proponiéndose diferentes len-guas semitas hasta que el análisis de los antropó-nimos permitió identificarlo como griego. Hayque decir que el silabario chipriota desempeñódespués un papel importante en el desciframien-to del Lineal B, pues la similitud formal de los sig-nos ayudó a identificar posibles fonogramas, queresultaron correctos.

El silabario chipriota no es, sin embargo, unaescritura uniforme, sino que presenta variantespaleográficas en función de las regiones y tambiénde la cronología. La clasificación tradicional distin-gue entre el llamado Silabario Común, presente entoda la isla, y el llamado Silabario Pafio, propio dela región en torno a la ciudad de Pafos, zona en laque se supone se originó el silabario a principiosde la Edad de Hierro, dentro del cual se distinguenademás dos variantes cronológicas, el Pafio Anti-guo y el Pafio Reciente. Aparte del ámbito geográfi-co, existen dos diferencias importantes entre losdos silabarios. En primer lugar, el sentido de laescritura. Mientras que el silabario pafio es dextro-

Los silabarios chipriotasdel I milenio, a partir deJ.-P. Olivier 2012, Fig. 11.

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verso, es decir se escribe de izquierda a derecha,como el cipro-minoico del II milenio y el alfabetogriego, el silabario común es sinistroverso, o sea vade derecha a izquierda, como el alfabeto fenicio ydemás escrituras semitas. Además sobre el total de50-55 signos del silabario, estas dos variantes pose-en tres signos propios que no se dan en la otra. Silas diferencias dialectales pueden estar en la raíz delos distintos fonogramas, el sentido de la escriturase ha puesto en relación con la influencia del alfa-beto fenicio, explicación no del todo satisfactoriapues en cada área geográfica se conocen inscripcio-nes en sentido inverso al habitual.

Tampoco son satisfactorias las explicacionessobre el momento y creación del silabario. Pese aque la relación formal con el silabario cipro-minoi-co del II milenio está clara, existen bastantes inte-rrogantes, ya que no se trata de una evolución cro-nológica, sino más bien de una readaptación. Delos casi 80 signos del cipro-minoico pasamos a 55,y de estos 55 sólo 34 –un 62%– presentan paralelis-mo formal con el cipro-minoico. Estamos, porconsiguiente, ante un proceso de adaptación quepodría explicarse en términos de una adecuaciónde los fonogramas a una nueva lengua, en este casoel dialecto griego de los recién llegados. Aún así seestá lejos del 74% entre el Lineal A y el Lineal B.Por otro lado, la llegada de los griegos a Chipre esun proceso que se escalona a lo largo de siglos y delcual todavía ignoramos muchos aspectos. Así nosabemos si los griegos trajeron consigo el sistemaLineal B y lo emplearon –de lo cual por ahora nohay testimonios–, o si quienes crearon el silabariofueron griegos ajenos a la tradición del Lineal B,que arribaron a la isla después de la caída de lospalacios micénicos y recurrieron a la escritura localcuando tuvieron necesidad de ello.

Hasta hace poco, una inscripción sobre unobelos de bronce hallado en una tumba de Palaepa-fos-Skales, escrita en arcado-chipriota, parecía eleslabón perdido entre el cipro-minoico y el silaba-rio chipriota, pues data del s. XI a.C., momento en

el que supuestamente se podría haber producido elpaso de un sistema de escritura a otro. Sin embar-go, una reciente propuesta de J.-P. Olivier pone enduda que estemos ante la muestra más antigua delsilabario chipriota; al contrario, argumenta queestaríamos ante la muestra más reciente del cipro-minoico. De ser correcta la propuesta, tendríamosentonces un hiatus considerable entre el cipro-minoico y el silabario, dado que, con excepción delalgún objeto que se puede fechar en el s. VII a.C.,como un ostrakon de Salamina, la mayoría de lasinscripciones en silabario chipriota se documentana partir del s. VI a.C., y tienen su máxima expan-sión en el V-IV a.C.

De momento sólo podemos constatar que talvez, hacia el s. VIII a.C., paralelamente a la forma-ción de los reinos chipriotas de la Edad de Hierro seempezó a hacer uso de un sistema de escritura porparte de la población griega, que enlazaba gráfica-mente con las escrituras del II milenio, pero que seadaptaba de una manera muy aceptable –más queel Lineal B– al griego, con signos que representaban

Inscripción en silabariochipriota del I milenio.Museo Arqueológico deNicosia.Foto: M. Teresa Magadán.

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bien vocales cortas, bien sílabas abiertas, recurrien-do a convenciones para representar gráficamentelas sílabas cerradas del griego, en particular las con-sonantes finales e iniciales, y empleando líneas ver-ticales para separar las palabras. El sistema gozaríade larga vida, pues resistiría el empuje de los siste-mas alfabéticos hasta el s. III a.C.

Esta escritura, de la cual se conocen unas 800inscripciones, se extendió por toda la isla y la halla-mos representada en todo tipo de soportes –pie-dra, arcilla, metal, moneda, cerámica. La mayoríason inscripciones cortas, de carácter votivo,muchas bilingües –alfabeto fenicio o alfabeto grie-go/silabario chipriota, pero se documentan tam-bién textos más largos, de carácter público. Ungrupo importante lo componen además las ins-cripciones halladas fuera de Chipre, en variasregiones del Asia Menor, y muy especialmente los80 grafitos incisos por mercenarios chipriotas enmonumentos egipcios, que atestiguan las diferen-cias regionales, pues los originarios de Pafos escri-ben de izquierda a derecha, y los restantes de dere-cha a izquierda.

El silabario chipriota no se usó sólo paraconsignar por escrito el dialecto griego. Otras doslenguas más como mínimo hicieron uso del sila-bario. Una de ellas, confinada a la región de Gol-goi, y de la cual se poseen muy pocos documen-tos, parece de momento imposible de definir. Laotra, denominada Eteo-Chipriota, término creadoen la década de los 30 del s. XX para designar laque parecía ser lengua autóctona de la isla a simi-litud del eteo-cretense, cuenta con una distribu-ción geográfica y cronológica más amplia, que per-mite establecer algunos puntos. Al parecer lasmuestras más antiguas datan del s. V a.C., es deciren pleno dominio persa, y se concentran en sumayoría en torno a la región de Amatonte. Seposeen en total 23 documentos, que apuntan a unsilabario de entre 40-50 signos. Muchos son bilin-gües, aunque normalmente el texto griego sueleresumir el texto eteochipriota escrito de derecha aizquierda, lo que supone una dificultad para eldesciframiento, pese a que no han faltado inten-tos, como el de T. Petit, quien lo relaciona con elhurrita. Más problemáticos son los interrogantesderivados de esa concentración geográfica y cro-nológica, pues la mayor parte de las inscripcionesdatan de un período muy corto, del 329/8 al295/4, los 30 años previos al dominio ptolemaico.El hecho resulta aún más extraño si se tiene encuenta que los reyes de la región de Amatonte tie-nen todos nombre griego y que Amatos es la ciu-dad chipriota que más inscripciones alfabéticas haproporcionado de época helenística. Por lo tanto,no podemos establecer una simple ecuación entreescritura y lengua en este caso. La complejidadsocial se nos escapa aún. Así pues, pese a lasdudas que siempre han existido sobre el eteo-chi-priota y aún deplorando el término, no se puedenegar que probablemente estamos ante una len-gua distinta, emparentada con las habladas en el IImilenio, que en un momento determinado sirviópara legitimar las aspiraciones políticas de inde-pendencia de los reinos chipriotas.

Inscripción eteochipriotaprocedente de Amatonte.Museo Ahsmolean deOxford. Foto: Wikimedia Commons.

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El alfabeto griegoEn contraste con el resto de territorios de

habla griega y pese a la situación geográfica deChipre en contacto con las regiones que hacíanuso de sistemas alfabéticos, el empleo del alfabetogriego en Chipre es relativamente tardío. Las ins-cripciones más antiguas se fechan a fines s. VII-principios s. VI a.C., aunque de hecho son muyescasas y hay que esperar al siglo IV a.C. para quesu número aumente de manera perceptible. Estasinscripciones reproducen dialectos griegos distin-tos al arcado-chipriota, sobre todo el jónico-ático.Será el rey Evágoras de Salamina quien, en 410a.C., acuñará las primeras monedas de oro y platacon caracteres alfabéticos griegos en un momentode fuerte enfrentamiento con el imperio persa y demarcada helenización en todos los ámbitos. Sinembargo, no será hasta época ptolemaica, conChipre formando parte de un reino helenístico,cuando el alfabeto griego se imponga definitiva-mente sobre los demás sistemas. Asimismo elgriego koiné substituirá el antiguo dialecto arcado-chipriota. No deja de sorprender que, en pocotiempo, una tradición de casi 600 años desaparez-ca sin apenas dejar rastro, lo que debe hacernospensar que las muestras visibles de escrituraesconden una realidad bastante más compleja delo que parece.

El alfabeto fenicioEl establecimiento fenicio en Chipre está

bien documentado desde el 800 a.C. cuando,desde Tiro, se impulsa la creación de una coloniaestable en la región de Kition, que se organizarácomo reino, extendiendo su influencia incluso aAmatonte y Tamaso. Sin embargo, los siglos prece-dentes que asisten a un intenso intercambio entreChipre y la costa levantina no lo están tanto, demodo que no se puede fijar con exactitud elmomento preciso de la llegada del alfabeto fenicioa la isla. La inscripción más antigua hallada enKition, una dedicatoria votiva a la diosa Astarté en

el patio del antiguo santuario de la edad de Bronce,data de finales del s. IX a.C., pero con anterioridadse conocen varias inscripciones, algunas incisas opintadas sobre cerámica, que proceden de diferen-tes puntos de la isla. Esto lleva a suponer que lapresencia de fenicios en Chipre tal vez se inicie enun momento no muy lejano al de la llegada de losgriegos.

A partir del s. VII a.C., una vez constituido enreino, la región de Kition hará uso exclusivo del

Estátera de plata del reyEvágoras de Salamina(411-374/3 a.C.). MuseoBritánico. Foto: Museo Británico.

Moneda fenicia de platadel rey Baalmelek II deKition (425-400 a.C.).Museo Fitzwilliam. Foto: Fitzwilliam Museum.

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alfabeto fenicio y lo mantendrá hasta mediados dels. III a.C. No obstante, como ocurre con el alfabe-to griego, no es hasta el s. V a.C. que encontramoslas primeras monedas inscritas en alfabeto fenicio,y sólo entonces el número de inscripciones alfabé-ticas fenicias aumenta de manera considerable.Existe, pues, un cierto paralelismo en la evolucióndel uso de ambos alfabetos. También en el períodofinal. La inscripción más tardía conocida data del245 a.C., ya en pleno dominio ptolemaico, queimpondrá el uso del alfabeto griego en Kition demanera oficial.

Otros sistemas de escrituraA lo largo del I milenio Chipre conoció el

dominio de diferentes potencias extranjeras –asi-rios, egipcios, persas– que no llegaron a ejercer uncontrol total sobre la isla, de tal modo que las esca-sas muestras de escritura pertinentes se limitan ainscripciones en objetos personales u ofrendasvotivas, que no implican una influencia directasobre la población. No obstante, vale la pena hacer

referencia a una inscripción asiria en cuneiforme,una estela erigida por el rey Sargón II hacia el 707a.C., hallada en el s. XIX en la región de Kition yhoy conservada en el Museo de Berlín. La estelamarca el punto más occidental del imperio asirio,que se extendía en esas fechas desde “el mardonde sale el sol” al “mar donde se pone el sol”, latierra de los “siete reyes de Ya en la isla de Adna-na”. En las inscripciones del palacio de Korsabad,se especifica muy claramente que es la primera vezque un gobernante asirio alcanza un territorio tanlejano. Estas inscripciones de Sargón II, junto conlas posteriores de Esaradón, constituyen nuestraprincipal fuente de información sobre la toponi-mia y onomástica chipriota de la Edad de Hierro ypueden ayudar a entender la complejidad lingüís-tica de la isla.

Chipre y la difusión del alfabeto griegoLa posición de Chipre como punto de

encuentro entre Oriente y Occidente es un argu-mento que también se ha aplicado a la difusión delalfabeto. Chipre reúne a priori todas las condicio-nes como lugar de contacto entre fenicios y griegos,por la temprana presencia de ambas comunidadesen ella y por una tradición ininterrumpida de escri-tura. La tesis del papel que pudo desempeñar Chi-pre en la transmisión del alfabeto a Occidente fuepropuesta hace unos años por R. Woodard, perono ha gozado de gran predicamento, en parte porconsiderarse que el uso de un silabario en la isla esinexplicable si hay conocimiento paralelo del alfa-beto. Precisamente, el argumento de una presenciafenicia en los siglos XI-X a.C. se esgrime con fre-cuencia para justificar la necesaria anterioridad dela creación del silabario chipriota, pues se da porsupuesto que, de haber entrado en contacto con unsistema alfabético, las comunidades chipriotas nohabrían recurrido a un silabario. Sin embargo, esteargumento parte de una visión actual de los siste-mas escritos, en los cuales la ventaja del alfabeto esincontestable, pero no tiene en cuenta otras razo-

Prisma de Esaradón(673/2 a.C.). MuseoBritánico, Londres.Foto: Museo Británico.

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nes, menos prácticas y más ideológicas, que pare-cen operar en el caso de Chipre.

Si bien de momento no hay consenso sobreel lugar donde pudo iniciarse el proceso de adapta-ción del alfabeto fenicio a la lengua griega, la cone-xión chipriota no debería descartarse simplementepor el uso en la isla de sistemas silábicos, puestoque el silabario chipriota es ya simplificación de unsilabario más complejo y una adaptación fonéticaal griego más que aceptable. Cierto que juega encontra de Chipre el hecho que no se haya docu-mentado hasta ahora ningún tipo de inscripción enalfabeto griego arcaico, como en Creta, el Dodeca-neso, Eubea o incluso las colonias de Occidente.No obstante, los mecanismos de creación del alfa-beto pueden haberse desarrollado paralelamenteen varios lugares y durante cierto tiempo y abocara formas distintas. Desempeñara Chipre o no unpapel vital en la creación y transmisión de alfabetoa Occidente, es indiscutible que la isla posee unatradición de sistemas de escritura poco habitual enel contexto mediterráneo.

Estela funeraria coninscripción en griego deépoca romana (s. II d.C.).Museo Pierides. Foto: M. Teresa Magadán.