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Soteriología: Perspectiva Bíblica (NT) Carlos Raúl Sosa Siliézar No cabe duda que la plenitud de la revelación divina en cuanto al tema salvífico se encuentra en el Nuevo Testamento. En general, los evangelios describen la vida y obra del Salvador. Gran parte del relato evangélico está destinado a la descripción del ministerio terrenal del Mesías prometido. Otra parte del relato se dedica a describir las horas amargas de la pasión ymuerte de Jesucristo, pero también incluye la gloriosa resurrección de nuestro Señor. Luego, las epístolas se encargan de interpretar el hecho salvífico acaecido en la persona de Jesús en la cruz. La literatura paulina, particularmente, se dedica a este asunto. SAN MATEO Mateo inicia indicando el cumplimiento de las profecías soteriológicas anunciadas en el Antiguo Testamento. Jesucristo está conectado con Abraham (pacto patriarcal) y David (monarquía). La genealogía de Mateo deja ver que a lo largo de la historia de Israel se mantuvo una línea salvífica que desembocaría en el Mesías (Cristo,j). El nacimiento de Jesucristo estuvo antecedido por un anuncio angelical salvífico. El ser que nacería del vientre de María sería llamado Jesús, porque El salvará a su pueblo de sus pecados (1:21). 1 Hasta entonces el acto salvífico era patrimonio exclusivo de Dios. Ahora, la salvación está en Cristo. Debe notarse, además, que la razón por la que José tenía que llamar a su hijo con el nombre Jesús tiene que ver con el papel que desarrollará en el futuro. Jesús salvará (sw,sei) a su pueblo. Nótese que la salvación está anunciada para el pueblo de Jesús (Israel). La salvación es comunitaria (to,n lao,n). La salvación tiene que ver con los pecados del pueblo (avpo, tw/n a`martiw/n). El nacimiento de Cristo fue un cumplimiento profético. La esperanza de Jacob (Gn. 49:18) finalmente se veía cumplida. El hijo de la virgen profetizado por Isaías por fin aparecía (Is. 7:14). “Dios con nosotros” (lae WnM'[i ) asegura la presencia divina para con su pueblo. En el Antiguo Testamento una de las promesas emanadas del pacto tenía que ver con la presencia de Dios a favor de su pueblo. Jacob había predicho que el cetro no se apartaría de Judá (Gn. 49:10). Jesús es descendiente de Judá (1:2). Jesús es el Rey a quien todos los pueblos le deben obediencia (2:2). Jesús es el gobernante pastor que guiará a Israel (2:6). Jesús derrotó al diablo en su función de tentador (4:11). A lo largo del Antiguo Testamento, el único tentador –además de personas humanas– fue la serpiente en Edén. El diablo no pudo con Jesús porque este era Dios (4:7). Esa serpiente que había herido el talón de cada persona a lo largo de la historia finalmente pudo ser resistida (Gn. 3:15). La misión de Jesús en está tierra fue afirmada por él mismo de manera clara: ...el Hijo del hombre... vino... para dar su vida en rescate por muchos (20:28).

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Notas de clase para la unidad.

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Soteriología: Perspectiva Bíblica (NT) Carlos Raúl Sosa Siliézar

No cabe duda que la plenitud de la revelación divina en cuanto al tema salvífico se encuentra en el Nuevo Testamento. En general, los evangelios describen la vida y obra del Salvador. Gran parte del relato evangélico está destinado a la descripción del ministerio terrenal del Mesías prometido. Otra parte del relato se dedica a describir las horas amargas de la pasión y muerte de Jesucristo, pero también incluye la gloriosa resurrección de nuestro Señor. Luego, las epístolas se encargan de interpretar el hecho salvífico acaecido en la persona de Jesús en la cruz. La literatura paulina, particularmente, se dedica a este asunto.

SAN MATEO

Mateo inicia indicando el cumplimiento de las profecías soteriológicas anunciadas en el Antiguo Testamento. Jesucristo está conectado con Abraham (pacto patriarcal) y David (monarquía). La genealogía de Mateo deja ver que a lo largo de la historia de Israel se mantuvo una línea salvífica que desembocaría en el Mesías (Cristo,j).

El nacimiento de Jesucristo estuvo antecedido por un anuncio angelical salvífico. El ser que nacería del vientre de María sería llamado ÛJesús, porque El salvará a su pueblo de sus pecadosÜ (1:21). 1 Hasta entonces el acto salvífico era patrimonio exclusivo de Dios. Ahora, la salvación está en Cristo. Debe notarse, además, que la razón por la que José tenía que llamar a su hijo con el nombre ÛJesúsÜ tiene que ver con el papel que desarrollará en el futuro. Jesús salvará (sw,sei) a su pueblo. Nótese que la salvación está anunciada para el pueblo de Jesús (Israel). La salvación es comunitaria (to,n lao,n). La salvación tiene que ver con los pecados del pueblo (avpo, tw/n a``martiw/n).

El nacimiento de Cristo fue un cumplimiento profético. La esperanza de Jacob (Gn. 49:18) finalmente se veía cumplida. El hijo de la virgen profetizado por Isaías por fin aparecía (Is. 7:14). “Dios con nosotros” (lae WnM'[i) asegura la presencia divina para con su pueblo. En el Antiguo Testamento una de las promesas emanadas del pacto tenía que ver con la presencia de Dios a favor de su pueblo.

Jacob había predicho que el cetro no se apartaría de Judá (Gn. 49:10). Jesús es descendiente de Judá (1:2). Jesús es el Rey a quien todos los pueblos le deben obediencia (2:2). Jesús es el gobernante pastor que guiará a Israel (2:6).

Jesús derrotó al diablo en su función de tentador (4:11). A lo largo del Antiguo Testamento, el único tentador –además de personas humanas– fue la serpiente en Edén. El diablo no pudo con Jesús porque este era Dios (4:7). Esa serpiente que había herido el talón de cada persona a lo largo de la historia finalmente pudo ser resistida (Gn. 3:15).

La misión de Jesús en está tierra fue afirmada por él mismo de manera clara: Û...el Hijo del hombre... vino... para dar su vida en rescate por muchosÜ (20:28).

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Salvación y Reino de los cielos

La primera alusión al reino de los cielos aparece en 3:2. Juan anuncia que el Reino de los cielos ya llegó y sus resultados son efectivos en el presente (cf. el tiempo perfecto de h;ggiken). Además, Juan traza una relación estrecha entre el Reino de los cielos y el arrepentimiento (metanoei/te). Por los versículos siguientes se puede notar que el arrepentimiento incluye un acto de fe (Ûacudía a élÜ), confesión de pecados, y el bautismo unido a los frutos dignos de arrepentimiento (3:5­8). Los fariseos y saduceos no debían tener una falsa confianza en la salvación étnica (3:9). Los herederos legítimos de Abraham podían ser privados de las promesas (3:10). 2

El bautismo de Juan está íntimamente ligado al arrepentimiento (3:11). 3 Como complemento, el bautismo de Cristo está relacionado con el Espíritu Santo y el juicio (3:11­12). El juicio de Dios sobre algunos descarta la posibilidad de salvación efectiva universal. Además, el bautismo de Cristo es un bautismo futuro (bapti,sei).

La predicación de Cristo estaba muy ligada al arrepentimiento también (4:17). El contenido de su predicación está determinado por la presencia y progresivo desarrollo del Reino de los cielos (cf. el perfecto de h;ggiken). Jesús predicaba en los centros de reflexión judía (4:23) anunciando el evangelio del Reino. Aquellas ciudades que recibían sus milagros pero no se arrepentían estaban condenadas al juicio (11:20­24).

El Reino de los cielos no le pertenece a cada uno de los seres humanos. En el Sermón del Monte notamos que el Reino pertenece a un grupo especial de personas. Los pobres en espíritu (5:3), los que lloran (5:4), los humildes (5:5), los que han sufrido injusticias (5:6), los misericordiosos (5:7), los de limpio corazón (5:8), los que procuran la paz (5:9) y los perseguidos por causa de la justicia (5:10) heredarán el Reino de los cielos.

Nótese que 5:2­10 está enmarcado por un inclusio con la frase o[ti auvtw/n evstin h` basilei,a tw/n ouvranw/nÅ Esta observación nos puede llevar a entender cada frase de 5:3­9 como sinónimos del Reino de los cielos. Si esto es cierto, el Reino de los cielos consiste en consuelo, herencia de la tierra, justicia, misericordia, relación cercana con Dios. 4 En una palabra, el Reino de los cielos consiste en vida plena.

Mateo indica que en el Reino de los cielos hay una especie de ÛcategoríasÜ. Cualquiera que anule un solo mandamiento será llamado muy pequeño en el Reino de los cielos (5:19). Cualquiera que guarde y enseñe los mandamientos será llamado grande en el Reino de los cielos (5:19). En esta tierra, Juan el bautista es uno de los más grandes, pero en el Reino de los cielos el más pequeño será considerado más grande que él (11:11). El que se humilla en la tierra será más grande en el Reino de los cielos (18:4).

Para entrar al Reino de los cielos se requiere una justicia que supere la hipocresía de los escribas y fariseos (5:20). 5 Esta justicia ÛsuperiorÜ consiste en abstenerse de insultar al hermano (5:22­ 23), evitar el uso de nuestros miembros para incitar el adulterio (5:28­30), no divorciarse (5:32), no jurar en ninguna manera (5:34­37), no resistir al malo (5:39), amar al enemigo (5:44), no practicar la justicia delante de los hombres (5:48). 6 La entrada al Reino no es por una simple

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confesión verbal (7:21). Profetizar y expulsar demonios o hacer milagros en el nombre de Cristo no concede la entrada al Reino, si esto no va acompañado de la práctica de la voluntad divina (7:22­23). Solamente el que hace la voluntad del Padre entrará en el Reino (7:21).

La narración de la sanidad del siervo del centurión aporta algunos elementos útiles que se deben considerar en cuanto a la entrada al Reino. En primer lugar, el centurión es romano, no judío. Segundo, Jesús indica que la fe del centurión es ÛespecialÜ (8:10). El centurión cree que la palabra de Jesús tiene poder sanador aun a distancia (8:8). A la luz de esta respuesta, Jesús indica que los extranjeros –del oriente y occidente– se sentarán con los patriarcas (Abraham, Isaac y Jacob) en el Reino de los cielos (8:11). A la par de esto, los hijos del reino 7 serán arrojados a las tinieblas (8:12). 8 La entrada al Reino no está garantizada por la circuncisión (algo étnico) sino por la fe (algo interno). En contraste, la fe de Pedro es calificada como Ûpoca feÜ (14:31). Una mujer cananea tiene una fe grande (15:28). Los discípulos tienen poca fe (16:8; 17:20). De hecho, Jesús les llama generación incrédula (17:17).

El Reino de los cielos debe buscarse (6:33). El Reino está unido a la justicia y se contrapone a los afanes de la vida. Según 11:12 el Reino de los cielos sufre violencia desde los días de Juan. Y los violentos toman por la fuerza el Reino de los cielos. El versículo es enigmático. Quizá sea una referencia a los discípulos como Ûzelotes espiritualesÜ. Jesús describe a los seguidores del Reino como personas de gran celo por la causa del Reino. 9 Pero esta interpretación es poco probable. ÛEl contexto de todo el evangelio de san Mateo y especialmente del cap. 11 nos inclina más bien a pensar en los enemigos del reino de Dios, que cierran al hombre el acceso al reino (cf. Mt 23, 13). El reino está presente en la persona de Jesús. Sólo porque es algo que realmente existe, puede ser arrebatado y puede sufrir violencia. Al igual que Jesús mismo está expuesto a sufrir violencia de parte de los que detentan el poder, el reino que con él comienza sólo puede abrirse camino a través de la lucha y del sufrimientoÜ. 10

El Reino de los cielos es vida (6:14). La entrada es como una puerta estrecha y una senda angosta. Con todo, su final es vida. En contraste, la perdición es el final de una puerta amplia y un camino ancho (6:13).

El Reino de los cielos debe ser predicado inicialmente a los judíos (10:5­7). En un pasaje que parece un tanto cruel, Jesús afirma ÛNo fui enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de IsraelÜ (15:24). Ante la respuesta de la mujer (fe), Jesús concede su petición. La ayuda divina es efectiva para los que tienen fe. No obstante, el Reino de Dios se le quitará al pueblo de la promesa y se le entregará a un pueblo que produzca los frutos del Reino (21:43). 11

La acción de Jesús de expulsar demonios por el Espíritu es la señal característica de la llegada del Reino (12:28). El versículo parece sencillo de entender pero presenta algunas dificultades. Primero, se debe tomar en cuenta que el verbo e;fqasen es aoristo. El anuncio de la llegada del Reino se plantea como un resumen. Segundo, este mismo verbo se puede interpretar como proximidad o presencia real. 12 Finalmente, la construcción prepositiva evfV u`ma/j puede interpretarse como esfera (en ustedes [Reino espiritual]) o se puede traducir Ûentre ustedesÜ (cercano a ustedes [refiriéndose a la presencia de Jesús]). 13

El Reino es predicado de forma velada para que aquellos que tienen el corazón endurecido no lo

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entiendan (13:15). La palabra del Reino puede ser recibida, pero su efecto puede menguar (13:21). La efectividad de la predicación del Reino es evidente en aquellos que escuchan, entienden y producen fruto (13:23).

El Reino de los cielos crece al lado de la cizaña (13:24­30). Será hasta la época de la consumación cuando se hará distinción entre los hijos del Reino y la cizaña que ha crecido al lado de ellos. El que siembra la semilla es el Hijo del Hombre (13:37). El campo donde se siembra la semilla es el mundo (13:38). La buena semilla representa a los hijos del Reino (13:38). El diablo es el enemigo que siembra la mala hierba. La mala hierba son los hijos del maligno (13:38­39). La cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles (13:39). Los que no son hijos del Reino se caracterizan por pecar y hacer pecar (13:41).

El Reino de los cielos crece (13:32). El Reino de los cielos es el fermento del mundo. El Reino de los cielos ejerce influencia en las esferas seculares (13:33). El Reino de los cielos es lo más valioso que posee una persona (13:44­46). En el estado presente del Reino de los cielos pueden coexistir hijos del Reino y aquellos que no lo son. Sin embargo, en el fin del mundo, los ángeles apartarán a los justos de los malvados (13:47­49).

El Reino de los cielos incluye misericordia y perdón de pecados (18:23­27). Curiosamente, en esta historia la persona perdonada actúa incorrectamente y el perdón le es revocado (18:34­35).

En el Reino de los cielos los últimos serán primeros, y los primeros, últimos (19:30; 20:16). Los recaudadores de impuestos y las prostitutas irán delante de los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo en el Reino de los cielos (21:23, 31).

El Reino de los cielos es como un banquete de bodas. Los invitados originales no aceptan la invitación (22:5). Los invitados originales son culpables de homicidio (22:6). Los invitados originales reciben juicio (22:7). Los que al fin fueron al banquete eran buenos y malos (22:10). Ya dentro del banquete, algunos son expulsados (22:13). Dentro del grupo de invitados hay un grupo selecto de escogidos (22:14). Para entrar al banquete se requiere que las personas estén preparadas (25:1­13) y sean productivas (25:14­30).

El Reino de los cielos tiene una dimensión escatológica. El Rey dará a los herederos su bendición cuando el Hijo del hombre venga (25:34). Los herederos escatológicos son aquellos justos que sustentaron a los discípulos del Reino (25:35­40). La recompensa de los justos será la vida eterna (25:46). Sin embargo, la pasión, muerte y resurrección de Cristo hace visible el Reino de Dios (26:64). 14

Salvación y sanidad

La misión salvífica de Cristo aquí en la tierra abarcaba la enseñanza en las sinagogas, la proclamación del evangelio del Reino y la sanidad de toda enfermedad (9:35). La predicación del Reino (10:7) está acompañada de la sanidad de los enfermos, la resurrección de los muertos, la expulsión de demonios (10:8). La identidad de Jesús está definida precisamente por las sanidades que realiza (11:5).

En el Antiguo Testamento se notó que la salvación se concibe como los actos históricos de Dios

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a favor de su pueblo para bendecirlos y otorgarles vida plena. Jesús desarrolla su papel salvífico en esta línea. A lado de la proclamación del evangelio de Reino, Jesús se dedicaba a sanar toda enfermedad y dolencia del pueblo (4:23). Jesús sanaba a la gente de su pueblo pero también hacía lo mismo con los habitantes de Siria (4:24). Jesús sanaba a los enfermos, endemoniados, epilépticos y paralíticos (4:24; 8:16). Jesús sana a un leproso (8:2). También sanó al siervo paralítico de un centurión (8:13). Jesús sanó a la suegra de Pedro (8:15).

Jesús también sanó a un paralítico (9:1). Jesús vio la fe de los que habían traído al paralítico (9:2). Perdonó (avfi,entai,) los pecados del paralítico. Luego, Jesús sanó al paralítico (9:6). El enfermo sano es enviado de vuelta a casa. Jesús no le pide seguimiento.

Jesús sanó a una mujer enferma. La fe de esa mujer le concedió la sanidad (9:22). 15 Además, Jesús sanó a una niña que ya había muerto (9:25). Jesús también sanó a dos ciegos. Los ciegos reconocían a Jesús como el Hijo de David, ¡aunque no podían ver! (9:27). La fe de los ciegos posibilitó la sanidad (9:29). Otra persona sanada fue un mudo endemoniado. Como en otros casos, Jesús expulsó al demonio y el mudo pudo hablar (9:33).

Jesús sana a un endemoniado (12:22). Este acto milagroso hacía que la gente se preguntara si Jesús era Hijo de David. Movido por la compasión, Jesús sanaba a los enfermos (14:14).

En otra ocasión, Jesús sanó a multitudes de cojos, ciegos, lisiados, mudos y muchos enfermos (15:30). Más adelante, Jesús sana a un endemoniado (17:18). Posteriormente, Jesús sana a dos ciegos. En respuesta a la sanidad, los ciegos siguieron a Jesús (20:34).

Salvación e interpretación

Este es uno de los epígrafes del libro Después de la cristiandad: Por un cristianismo no religioso del filósofo italiano Gianni Vattimo. Este autor llega a afirmar que ÛEl acontecimiento de la salvación (la venida de Jesús) es en sí mismo, íntimamente, un hecho hermenéuticoÜ. La interpretación del Antiguo Testamento tiene que ver con el tema soteriológico. Vattimo dice que ÛPara salvarse es necesario entender la Palabra de Dios en la Escritura y aplicarla correctamente a nuestra condición y situación (subtilitas applicandi)Ü. 16 La salvación está precedida por la interpretación correcta de la Palabra de Dios. Ser salvo, entonces, significa aceptar y vivir la interpretación ÛcristianaÜ (de Cristo) del Antiguo Testamento. Parte de la misión de Cristo en la tierra es cumplir la ley (5:17).

Jesús interpreta la ley del sábado desde una postura profética. Partiendo del principio Ûlo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificiosÜ Jesús indica que él es Señor del sábado (12:8). Jesús sana a un enfermo en sábado (12:13).

Para Jesús hay una radical distinción entre el mandamiento y la tradición. Esta última no debe ser un obstáculo para el cumplimiento de aquella (15:6). Seguir la tradición puede llevar a una falsa adoración a Dios (15:8­9). El pecado no está relacionado con la no observancia de la tradición, sino con las intenciones del corazón (15:19­20).

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Salvación y seguimiento

Al lado de la predicación del Reino, Jesús está interesado en formar un grupo de seguidores. Aquellos que tienen la fortuna de recibir el llamado de Jesús son judíos. El llamado es lacónico: ÛSeguidme, y yo os haré pescadores de hombresÜ. Jesús se compromete a darle una nueva tarea a sus discípulos, toda vez estos lo sigan (4:19, 21). Más adelante, parece que los discípulos siguieron a alguien que no conocían plenamente (8:27).

El seguimiento de Cristo implica estar dispuesto a no tener una morada permanente (8:20), aceptar las limitaciones económicas (8:22), abstenernos de pecar (18:8­9). El claro que pertenecer al Reino es algo que transforma toda la conducta del discípulo. Lo que no está tan claro es si esa conducta implica la renuncia al matrimonio según (19:12). El seguimiento de Jesús es algo que está por delante de todos los vínculos familiares, incluso por delante del vínculo con la esposa. 17 Aquí cabe bien la frase: “No hay sacrificio demasiado grande cuando es Dios quien lo exige”.

Jesús llama a Mateo al seguimiento (9:9). Curiosamente, el llamado de Mateo está precedido por la curación de un paralítico a quien Jesús no le demanda seguimiento (9:6).

Jesús ha indicado que el discipulado acarrea persecución (5:10). Ser discípulo de Cristo implica el odio del mundo. En ese contexto, el que se mantenga firme hasta el fin será salvo (10:22). Reconocer el discipulado de Cristo ante la persecución garantiza el reconocimiento de Cristo ante Dios a favor del discípulo (10:32). Solamente el que toma su cruz y sigue a Cristo es digno del evangelio (10:38). Seguir a Jesús implica, incluso, perder la vida (10:39).

Formar parte de la familia de Cristo implica hacer la voluntad del Padre (12:50). Ser discípulo de Cristo significa: (1) negarse a uno mismo, (2) tomar su cruz y (3) seguir a Jesús (16:24). En ese contexto, perder la vida por la causa de Cristo le ganará la verdadera vida. En contraste, aquel que quiere conservar su vida y por eso no sigue a Cristo perderá la verdadera vida (16:25­ 26).

El seguimiento está muy ligado a la entrada al Reino de los cielos. Entrar al Reino de los cielos implica obedecer los mandamientos, hacer tesoros en el cielo y seguir a Cristo (19:20­21). Jesús sostiene que la salvación para los ricos es poco posible en cuanto dependa de ellos. No obstante, puesto que para Dios no hay nada imposible, la salvación de ellos depende de Dios (19:26).

El seguimiento incondicional tiene su recompensa: tesoros en el cielo y vida eterna (19:29). La salvación también está relacionada con la vida. Ante la amenaza de zozobra, los discípulos piden a Jesús que los salve (8:25). Jesús vino para sanar a los enfermos. Los recaudadores de impuestos y pecadores caían dentro de esa lista. Por tal razón, Jesús procuraba la comunión con ellos (9:11­12). Jesús no vino a llamar a justos sino a pecadores (9:13).

En los últimos tiempos habrá persecución, matanzas y odio para los discípulos (24:9). En aquella ocasión muchos se apartarán de la fe (24:10). En medio de esa situación, el que se mantenga firme hasta el fin será salvo (24:13). Los falsos profetas de los últimos tiempo engañarán, de ser posible, aun a los elegidos (24:24).

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Salvación y condenación

La condenación de las personas se sopesará por sus palabras, especialmente aquellas dirigidas en contra del Espíritu Santo (12:37). De igual forma, las palabras buenas absolverán al que produce buen fruto (12:37).

Los que no son hijos del Reino crecen al lado de los hijos del Reino, pero al final serán arrancados del Reino y arrojados a un horno encendido (13:42). Los que pecan y hacen pecar no son hijos del Reino (13:41). Los malvados serán arrojados a un horno encendido en el día del fin (13:50).

Finalmente, se debe destacar que Mateo también tiene la noción de una salvación universal en el más amplio sentido de la expresión. En 19:28 se habla del nuevo nacimiento del cosmos, de todas las cosas.

2 CORINTIOS

En muchos de sus escritos Pablo trata el tema de la salvación. En algunas ocasiones el trato de tal tema es directo, pero en otras es solamente una exposición que tiene como propósito algún asunto práctico. Este es el caso de 2 Corintios. Su relación con el Antiguo Testamento y la diversidad de sentido de la soteriología en esta carta son algunas de las razones para dedicarle algunas líneas en este curso.

Resulta evidente que uno de los temas sobresalientes en los escritos paulinos tiene que ver con la salvación. Para el apóstol Pablo la salvación era una realidad que él mismo había esperado como judío, pero que solamente pudo experimentar plenamente en Cristo. La vida ministerial de Pablo estuvo signada por la cruz de Cristo y los beneficios salvíficos que de ella se desprenden.

En 2 Corintios el tema de la salvación es desarrollado por Pablo como una doctrina que sirve para dar instrucciones prácticas. La salvación no es un tema especulativo cuyo fin es la reflexión per se. Antes bien, la salvación está íntimamente ligada a asuntos prácticos relacionados con la vida ministerial del creyente.

Particularmente, Pablo trata en 2 Corintios el tema de la salvación unido a otras doctrinas y en relación estrecha con la vida ministerial. Sería arriesgado afirmar categóricamente que la perspectiva soteriológica de Pablo en 2 Corintios es trinitaria. Con todo, es evidente que para el apóstol la salvación está relacionada con el Espíritu Santo, el Nuevo Pacto y la obra de Cristo. En sus dimensiones ministeriales, la soteriología está relacionada en 2 Corintios con el sufrimiento y la proclamación del mensaje evangélico.

En líneas sucesivas se intenta explorar exegéticamente la doctrina de la salvación en 2 Corintios. Para darle coherencia sistemática al tratamiento del tema se iniciará con la soteriología concebida en su dimensión trinitaria: la salvación y el nuevo pacto (Dios), la salvación y la obra de Cristo, y la salvación y el Espíritu Santo. Posteriormente, se detallarán algunas dimensiones ministeriales de la salvación, especialmente en su relación con el sufrimiento y la proclamación del mensaje evangélico.

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Cabe indicar que la división anterior se hace únicamente por razones estrictamente prácticas. Es indudable que cada uno de los apartados que se especificarán a continuación están interrelacionados y cada uno de ellos tiene alcances prácticos.

La salvación y el nuevo pacto

El anuncio del evangelio de salvación –y de condenación– es una gigantesca responsabilidad. Requiere más competencia que la que pueda ofrecer cualquier persona (2:16). Sin embargo, el creyente puede desarrollar esta atribución porque ha sido capacitado por Dios para ser servidor del nuevo pacto (3:5). 18 Pablo describe este nuevo pacto a través de contrastarlo con el antiguo pacto. 19

El nuevo pacto es del Espíritu que produce vida (3:6). La acción vivificadora del Espíritu ya había sido anticipada en 3:3 (pneu,mati qeou/ zw/ntoj). El nuevo pacto es del Espíritu. El pacto antiguo era de letras. Está escrito en tablas de piedra (3:3). El nuevo pacto está escrito en los corazones (1:22; 3:3). 20 El contraste en estos versículos no es entre la letra de la Ley y el espíritu de la Ley. El contraste, más bien, se da entre la Ley de Dios y el Espíritu de Dios. 21

El nuevo pacto vivifica por medio del Espíritu (3:6). El antiguo pacto produce muerte a través de la letra. 22 La letra únicamente señala el mandamiento pero no concede el poder para cumplirlo (cp. Rom. 7:6). Por la trasgresión del mandamiento viene la condenación. Por el contexto, la muerte se refiere al acceso velado que se tiene al evangelio por medio del antiguo pacto (3:14).

El antiguo pacto era un ministerio de muerte (h` diakoni,a tou/ qana,tou), fue grabado con letras (evn gra,mmasin evntetupwme,nh) y fue escrito en piedras (li,qoij). Con todo, ese pacto fue excesivamente glorioso (3:7). 23 En contraste, el nuevo pacto es el ministerio del Espíritu (h` diakoni,a tou/ pneu,matoj) que será más glorioso que el antiguo pacto (ma/llon e;stai evn do,xh|). 24

El antiguo pacto cesa en gloria (to. katargou,menon dia. do,xhj), pero el nuevo pacto permanece en gloria (to. me,non evn do,xh|) (3:11).

El antiguo pacto produce condenación (th/| diakoni,a| th/j katakri,sewj) aunque es glorioso (3:9). En cambio, el nuevo pacto produce justicia (h` diakoni,a th/j dikaiosu,nhj). El antiguo pacto produce condenación porque a través de él no se puede obtener justicia ante Dios. En cambio, el nuevo pacto produce justicia porque por medio de él se alcanza la justicia ante Dios (5:21). 25

Aun hoy los israelitas no pueden contemplar plenamente el antiguo pacto porque hay dos obstáculos: (1) el velo de Moisés aun permanece en sus corazones (3:15), y (2) su mente ha sido endurecida (3:14). 26 ÛEl velo [de Moisés] tuvo un efecto agravante pues los israelitas perdieron la percepción intelectual. El impedimento visual de entonces se perpetuó en el impedimento intelectual de ahoraÜ. 27

Indudablemente, el evangelio de Cristo está muy relacionado con el conocimiento (2:14). Es claro que si la mente de los israelitas está endurecida no podrán acceder a la dimensión cognitiva del evangelio, por eso están condenados. También es cierto que el nuevo pacto está muy relacionado con el corazón (1:22; 3:3; 4:6). Solamente el Espíritu (no la letra) puede

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trabajar en el corazón. El que está en el Espíritu adquiere la libertad del velo que le permite ingresar al nuevo pacto (3:17), y es transformado de la gloria del antiguo pacto a la gloria del nuevo (3:18). 28

El velo de los israelitas puede ser descorrido solamente en Cristo (3:14). 29 Por eso, cada vez que alguien se vuelve al Señor, el velo desaparece (3:15). En Cristo se adquiere una nueva perspectiva hermenéutica que provee salvación. 30 El acceso al nuevo pacto es obra de Dios en Cristo y a través del Espíritu.

En suma, ambos pactos tienen su origen en Dios y son gloriosos. Sin embargo, el nuevo pacto es interno porque está en el corazón y su efecto se produce gracias a la acción del Espíritu. Por otro lado, el pacto antiguo es externo porque está confinado en tablas de piedra y su acción requiere la interpretación y obediencia humana. No obstante, la mente de los seres humanos tiene un velo que impide aproximarse correctamente al antiguo pacto.

Puesto que el nuevo pacto es efectivo a través del Espíritu, sus resultados son eficaces. El nuevo pacto produce vida, justicia y libertad. El ser humano necesita de la vida porque está muerto, de la justicia ante Dios para ser salvo y de la libertad de la ley para escapar de la condenación. En contraste, el antiguo pacto produce muerte, condenación y esclavitud.

Nuevo Pacto Antiguo Pacto

Proviene del Espíritu (3:6) Fue escrito con letras (3:7)

Está escrito en los corazones (3:3) Está escrito en tablas de piedra (3:7)

Tiene una gloria permanente (3:10) Fue glorioso momentáneamente (3:9, 11)

Produce vida (3:6) Produce muerte (3:6­7)

Produce justicia (3:9) Produce condenación (3:9)

Da libertad (3:17) Esclaviza (3:14­15)

La salvación y la obra de Cristo

Pablo discute su legitimidad como siervo del Señor en contra de aquellos que se dejan llevar por las apariencias (5:12). Pablo se sentía obligado a persuadir a todos de su legitimidad como

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ministro del Señor (5:11). Esa obligación venía del amor de Cristo (5:14). 31 En ese contexto, Pablo explica la obra salvífica de Cristo. En primer lugar, la obra de Cristo está basada en el amor (5:14). En segundo lugar, la manifestación máxima del amor es que uno (Cristo) murió por todos. 32 La obra salvífica de Dios en Cristo es universal. La aplicación de la obra de salvación es individual y depende de la respuesta de la persona receptora del mensaje de reconciliación.

En tercer lugar, la muerte de Cristo consiguió la muerte de la mala vida (5:14). En otras palabras, la mala vida es la existencia individual volcada para el bienestar propio (Ûvivir para sí mismoÜ). La muerte de Cristo provoca que los que viven para sí mismos mueran a ese modo de existencia y resurjan 33 a un modo de existencia centrado en el Salvador (5:15).

La obra salvífica produce un cambio de vida gracias a la muerte y resurrección de Cristo. La obra salvífica es una nueva creación, porque el cristiano es una nueva criatura (5:17; 6:15). 34 Tómese en cuenta que Pablo no sugiere que el cristiano puede experimentar un nuevo modo de vida. Pablo da por sentado que el creyente está en un estado nuevo de vida. 35 Por definición, el cristiano vive de una manera distinta a su modo de existencia antiguo. 36

La obra de Cristo en la cruz no se concibe solamente como un acto para satisfacer la justicia de Dios, o como un sacrificio para el perdón en aras del honor de Dios. La obra de Dios en Cristo en 2 Corintios es ante todo existencial, relacional. 37 La cruz de Cristo se presenta en términos de relaciones interpersonales entre Dios y los hombres. 38

La salvación es obra de Dios (5:18). 39 La obra salvífica de Dios incluye la reconciliación. Dios es llamado Ûel que reconciliaÜ (5:18). 40 Aunque el ser humano era el ÛofensorÜ, es el ÛofendidoÜ quien toma la iniciativa y hace efectiva la reconciliación entre el ser humano y Dios. 41 Además de reconciliar al ser humano consigo mismo, Dios le dio el ministerio de la reconciliación (5:18). La salvación produce en el creyente una responsabilidad ministerial que debe emular la obra de Dios en Cristo. 42

La forma como esa reconciliación se llevó a cabo fue a través de Cristo. En 5:18 Pablo indica que Dios reconcilió a los seres humanos por medio de Cristo (dia. Cristou/). Más adelante (5:19), Pablo indica que la reconciliación la llevó a cabo Dios en Cristo (qeo.j h=n evn Cristw/). 43

La reconciliación incluye el perdón de los pecados (mh. logizo,menoj auvtoi/j ta. paraptw,mata auvtw/n) 44 , un encargo ministerial (5:19­20) y la justicia de Dios (5:21).

La obra salvífica de Cristo también incluye la pobreza que adoptó con tal de hacer ricos a los creyentes (8:9). 45 Esta obra de Cristo es por gracia (8:9). 46

Se ha notado que la obra salvífica de Cristo se fundamenta en el amor que lo llevó a una muerte sustitutiva. Los resultados de esta obra singular son: (1) perdón de pecados, (2) justificación, (3) un nuevo modo de existencia, (4) reconciliación, (5) riqueza, y (6) la responsabilidad de anunciar el mensaje de la reconciliación.

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La salvación y el Espíritu

Como se notó arriba, es típico en Pablo la agradable combinación entre teología y vida práctica. Esto se nota en casi todas sus cartas. Particularmente aquí en 2 Corintios, esta combinación se puede advertir en 1:15 – 2:4. Pablo expone a los corintios su deseo planificado de visitarlos otra vez (1:16­17). Pablo actuaba conforme al mensaje que predicaba. Su mensaje no había sido ambiguo sino certero (1:18). De igual forma, el Hijo de Dios siempre ha sido certero, sin rasgos de ambigüedad (1:19). En ese contexto, Pablo describe la obra de Dios. Dios mantiene al creyente firme en Cristo y, además, él fue quien lo ungió (1:21). 47 El v. 22 destaca dos obras más de Dios a favor del creyente. 48 Dios selló al creyente y puso su Espíritu en el corazón del cristiano.

La primera obra de Dios a favor del creyente tiene que ver con la firmeza (1:21). Pablo ha dicho que Dios es fiel (1:18). La fidelidad divina se ve reflejada en el cumplimiento de cada una (o[sai) de las promesas (1:20). La fidelidad divina en el cumplimiento de las promesas se hace patente en Cristo (evn auvtw/| to. nai ,). En Cristo, las promesas de Dios se universalizan y llegan a su cumplimiento. 49 Así como Dios es fiel en Cristo, él mantiene firme al creyente en Cristo. De acuerdo con el participio o. bebaiw/n, la obra divina es continua. 50

La segunda obra de Dios tiene que ver con el ungimiento (1:21). Dios ungió al creyente. A diferencia del participio anterior, el participio cri,saj es aoristo. La obra de Dios se contempla como un acto completado en el pasado. 51 De hecho, los siguientes dos participios en 1:22 también serán aoristos (o. sfragisa,menoj kai. dou.j). Esta obra divina en cuanto al ungimiento se debe interpretar con el sello del Espíritu. Dios sella al creyente y le da su Espíritu como arras en su corazón. En Efesios 1:13 Pablo indica que el cristiano es sellado al momento de creer en el evangelio de salvación que se había predicado. 52 En este versículo de Efesios el sello es el Espíritu Santo de la promesa. En 2 Corintios 1:21­22 Dios sella al cristiano y le da las arras del Espíritu en su corazón.

Debe tomarse en cuenta que los participios adjetivales enfatizan no tanto la acción de Dios a favor del creyente, sino el carácter de Dios en relación con el cristiano. En cuanto a que Dios sella, es posible que el significado tenga que ver con un símbolo de propiedad. El sello de Dios en el creyente es el símbolo de su propiedad. 53

La otra obra divina se relaciona con dar la garantía del Espíritu en el corazón del creyente. Más adelante, Pablo indicará que la garantía se relaciona con las promesas (5:5). 54 Las Ûarras del EspírituÜ es un regalo anticipado que garantiza el cumplimiento pleno de lo prometido. Para Oscar Cullmann las Ûarras del EspírituÜ expresa la tensión entre el ya y todavía no en la vida de la iglesia. ÛEl mismo Espíritu santo es, en efecto, la primicia del finÜ. 55 La construcción evn tai/j kardi,aij h`mw/n se puede interpretar Ûpara que habite en nuestro corazónÜ. 56 El cristiano puede disfrutar ya de su morada celeste a través del Espíritu, pero la experimentará plenamente en el futuro (5:5).

Por medio del Espíritu la salvación abarca la totalidad de la existencia del ser humano. El creyente fue ungido y sellado como propiedad divina. El creyente se mantiene firme en la fe de Cristo por obra de la fidelidad divina. El creyente experimentará plenamente los bienes salvífico

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en el futuro escatológico, porque disfruta hoy de la obra del Espíritu Santo en su vida.

La salvación y el sufrimiento

El cristiano participa abundantemente de los sufrimientos de Cristo (1:5; 4:10­11). 57 Aquel que ha sido salvo por Cristo, de alguna manera comparte sus sufrimientos. El creyente sufre por ser seguidor de Cristo. De hecho, Pablo relata en esta misma carta las aflicciones que padeció en la provincia de Asia y la multitud de sufrimientos a lo largo de su ministerio (11:23­28). El sufrimiento fue tan intenso que incluso llegó a perder la esperanza de salir con vida de esa situación (1:8).

Los sufrimientos que acarrea el seguimiento de Cristo redundan en el consuelo y la salvación de otras personas (1:6). 58 Los sufrimientos de Pablo son para el beneficio de los creyentes de Corinto. 59 Los de Corinto pueden beneficiarse de los sufrimientos de Pablo porque a través de ellos el apóstol puede consolarlos mejor (cf. 1:4). En cuanto a la salvación (swthríi,aj), debe estar relacionada de alguna forma con el consuelo. 60 Este término vuelve a aparecer hasta 6:2 y 7:10. Por eso, la interpretación de swthríi,aj en 1:6 debe buscarse en el contexto inmediato. Es posible advertir un paralelismo en este versículo:

ei;te de. qlibo,meqa( u`pe.r th/j u`mw/n paraklh,sewj kai. swthri,aj\

ei;te parakalou,meqa( u`pe.r th/j u`mw/n paraklh,sewj th/j evnergoume,nhj evn u`pomonh/| tw/n auvtw/n paqhma,twn w-n kai. h`mei/j pa,scomenÅ

ÛEl consueloÜ (paraklh,sewj) se repite en ambas líneas, pero esto no sucede con ÛsalvaciónÜ (swthri,aj). En lugar de repetir ÛsalvaciónÜ en la segunda línea, Pablo amplia el significado del consuelo. El consuelo obra porque capacita para soportar los mismos sufrimientos del apóstol. Entonces, es probable que soportar los sufrimientos está relacionado con la salvación. En este contexto, salvación se refiere a la capacidad para soportar las circunstancias adversas. 61 Como en 7:10, salvación aquí se contrapone a la muerte física. Por eso, ÛsalvaciónÜ en 1:6 debe tener un sentido opuesto a muerte física. 62

La salvación también está relacionada con la liberación del peligro de muerte (1:10). Pablo da testimonio de la obra divina a su favor cuando estaba en Asia (1:8). Dios 63 lo libró del peligro de muerte (evrru,sato). En el Antiguo Testamento, la salvación se concebía como los actos histórico­salvíficos de Dios a favor de su pueblo elegido. 64 Parece que Pablo retoma este significado e indica que Dios lo salvó en el sentido de una liberación de la muerte.

Además, esa salvación entendida como liberación de la muerte tiene un sentido escatológico que se anticipa desde el v. 9. A Dios se le denomina Ûel que resucita a los muertosÜ (4:14). Con esa idea en mente, Pablo trabaja la liberación de Dios en sentido futuro. Así como Dios libró a Pablo del peligro de muerte en Asia, de la misma forma lo librará (r`u,setai) y seguirá librándolo (e;ti r`u,setai). La acción divina de liberación se entiende en un aspecto temporal integral (pasado, presente y futuro). 65 En el futuro, Dios librará de la muerte porque él resucita a los muertos. Así, la liberación escatológica está relacionada con la resurrección de los muertos. 66

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Por tal motivo, los sufrimientos actuales producen una gloria eterna (4:17). Evidentemente, esto no significa que el sufrimiento es el medio de salvación. El participio adverbial skopou,ntwn en 4:18 puede tener función condicional. De ser así, el sentido sería: ÛPorque el insignificante momento de nuestra aflicción... nos produce una carga eterna de gloria, si no ponemos nuestra atención en las (cosas) que se ven...Ü. De ser así, la aflicción presente produce gloria si, y sólo si, la atención del que padece está en las cosas que no se ven. Por el contexto, Ûlas cosas que no se venÜ quizá se refiere a la morada celestial (5:1). De hecho, en 5:1 la Ûedificación divinaÜ se la califica como ÛeternaÜ, al igual que Ûlas cosas que no se venÜ en (4:18). La morada celestial es eterna (aivw,nion, en 5:1) al igual que las cosas que no se ven son eternas (aivw,nia, en 4:18).

En este mismo contexto de consuelo y sufrimiento debe entenderse 7:10. La salvación aquí parece referirse a la liberación de una situación problemática. 67 Dios produce tristeza en sus hijos para que se arrepientan y así se vean liberados de situaciones difíciles (salvación). Pero el que no se arrepiente se dirige a un desenlace fatal, la muerte. 68

En los tres apartados anteriores se hicieron notables los beneficios que el creyente obtiene de la obra salvífica en Cristo. Ahora, en este apartado, se ha descrito la relación de la salvación con el sufrimiento. El creyente debe tomar en cuenta que la salvación incluye una plena identificación con los sufrimientos de su Salvador. Pero aún en medio de esos sufrimientos, el creyente puede estar seguro que la salvación incluye la paciencia y el consuelo para soportar las aflicciones, la liberación de los peligros mortales y la liberación escatológica de la muerte.

La salvación y el mensaje evangélico

Las buenas nuevas de la obra de Cristo (to. euvagge,lion tou/ Cristou/) 69 se esparcen a todas las regiones (2:12­14). Los heraldos del evangelio son el aroma de Cristo entre los que se salvan y entre los que se pierden (2:15). Probablemente Cristou/ euvwdi,a es una figura que se refiere a la proclamación del evangelio (Ûevangelio de CristoÜ). 70 En 1:14 se hizo referencia a th.n ovsmh.n th/j gnw,sewj (Ûla fragancia del conocimientoÜ) en relación muy estrecha con el anuncio del evangelio (2:12).

La imagen que Pablo tiene en mente parece ser la del humo del incienso que acompañaba al sacrificio diario en el templo. 71 El incienso se quemaba para aminorar el hedor de la carne quemada. 72

El creyente ha recibido el encargo de anunciar un mensaje de reconciliación. Primero, el heraldo ha sido objeto de la reconciliación de Dios en Cristo. Ahora, ese creyente se transforma, inmediatamente, en un heraldo del evangelio de la reconciliación (5:19­20). Aceptar el evangelio de la reconciliación implica ser partícipe de la reconciliación con Dios y ser responsable del anuncio de la reconciliación al resto del mundo.

El anuncio del evangelio de Cristo a través de los apóstoles es el medio a través del cual la salvación y la condenación llegan a las personas (2:15). Pablo traza claramente dos grupos de personas respecto al evangelio: los que se salvan (toi/j sw|zome,noij) y los que se pierden (toi/j avpollume,noij). Ambos participios están en voz media / pasiva. Pueden hacer referencia a una acción exterior sobre el sujeto: Ûlos que son salvosÜ y Ûlos que son extraviadosÜ. Puede hacer

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referencia a una acción causativa: Ûlos que permiten ser salvosÜ y Ûlos que permiten ser extraviadosÜ. Puesto que la proclamación del evangelio supone la respuesta del oyente, parece que la segunda opción es la más probable. 73

Los heraldos del evangelio son instrumentos de juicio puesto que llevan la fragancia de la muerte que conduce a la muerte a los que se pierden (2:16). Por otro lado, los heraldos del evangelio son instrumentos de vida puesto que llevan la fragancia de la vida que conduce a la vida a los que se salvan (2:16). El sentido de estas frases no tiene que ver con el mensaje anunciado. El evangelio siempre es buena noticia. No obstante, aquellos que no reciben el mensaje se pierden porque están destinados a la muerte.

El mensaje salvífico es por naturaleza buena nueva. La obra de Dios en Cristo es efectiva por medio del Espíritu cuando la persona escucha la proclamación del evangelio. Por eso, el heraldo es el canal por medio del cual el evangelio llega a las personas para anunciar la salvación o la condenación de aquellos que escuchan el mensaje.

Conclusión

En 2 Corintios Pablo trata el tema soteriológico desde una perspectiva trinitaria, contemplando el papel de Dios Padre en el nuevo pacto, su acción efectiva a través de la obra reconciliadora en Cristo, y la obra del Espíritu como garantía de la salvación escatológica.

Además, se notó que para Pablo la salvación está íntimamente ligada a asuntos ministeriales prácticos. El nuevo pacto está relacionado con el encargo ministerial de anunciar el mensaje de reconciliación. La obra de Cristo como ofrenda de Dios para el mundo es paradigmática para que las iglesias ofrenden generosamente. La identificación del creyente con el Salvador implica asumir la responsabilidad de sufrir en la vida cristiana, pero siempre consciente de la consolación y beneficios que acarrea el sufrimiento en Cristo.

En cuanto a los pactos, se ha notado que ambos (el antiguo y el nuevo) tienen su origen en Dios y son gloriosos. No obstante, con la llegada del nuevo pacto en Cristo el antiguo pacto debe ser reinterpretado a la luz de la obra de Cristo. La única manera de acceder al antiguo pacto es a través de la perspectiva que provee el Espíritu Santo en el corazón del creyente. Buscar la salvación a través del antiguo pacto es condenación y muerte.

Los resultados de la obra salvífica de Cristo incluyen tanto beneficios como responsabilidades. La obra de Cristo provee perdón de pecados, justificación, una nueva vida, reconciliación y riqueza. A la par de estos beneficios, la obra de Cristo acarrea la responsabilidad de ser participe del anuncio del mensaje de reconciliación. Toda persona que ha sido objeto de la reconciliación de Dios se transforma, automáticamente, en heraldo del evangelio. Recibir la reconciliación de Dios implica aceptar la responsabilidad de anunciarla a otras personas. La reconciliación es una obra universal histórica de Dios en Cristo. No obstante, para ser efectiva en cada persona, el ministerio de la reconciliación debe ser anunciado a todo el mundo.

A través del Espíritu, la obra salvífica se contempla integralmente. La salvación es aplicada al creyente por Dios a través del Espíritu. Esa obra salvífica incluye un acto pasado (ser sellado y ungido), un acto presente (la certeza de que Dios confirma al creyente en la fe que ha

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confesado), y un acto futuro (la esperanza de la redención futura a la luz de la primicia del Espíritu).

El creyente en virtud de su unión con Cristo padecerá sufrimientos. Las aflicciones en la vida cristiana son, hasta cierto punto, normales. Aquel que se ha identificado con Cristo sufrirá por él. Unido a esto, el creyente que sufre debe tener la certeza que la salvación incluye el poder divino para soportar y superar las aflicciones. Parte de la salvación es, también, la seguridad de que Dios puede librar al creyente de la muerte física.

EFESIOS: SALVACIÓN Y ESPÍRITU SANTO

En la sección 1:3­14 se puede observar una obra trinitaria. Dios Padre actúa directamente en vss. 3­6, a través del Hijo en vss. 7­12 y por medio del Espíritu Santo en vss. 13­14. 74 La obra del Espíritu Santo está íntimamente relacionada con el evangelio y la incorporación de los gentiles al cuerpo de Cristo.

El evangelio se especifica como “la palabra de la verdad” (to.n lo,gon th/j avlhqei,aj) 75 (1:13). Esta caracterización del evangelio se clarifica con la aposición to. euvagge,lion th/j swthri,aj (1:13). El evangelio, entonces, tiene una dimensión conceptual (to.n lo,gon th/j avlhqei,aj) cuya eficacia redunda en la salvación (th/j swthri,aj). Por ser “palabra”, el evangelio supone un discurso racional, necesita de la predicación. El evangelio solamente adquiere dicha dignidad cuando se lo predica, es escuchado y creído. 76

Para que el sello del Espíritu se pueda aplicar se presupone la fe en Cristo. 77 En contraste, el “sello” no debe ser creído para que sea eficaz porque es un evento que ocurre por obra de Dios exclusivamente. Nótese el contraste entre la voz activa de avkou,santej kai. pisteu,santej y la voz pasiva de evsfragi,sqhte. El sello es obra de Dios. 78

Indudablemente, “ser sellado” es una figura que expresa una realidad teológica profunda. En primer lugar, debe notarse que el verbo evsfragi,sqhte tiene como agente la construcción tw/| pneu,mati th/j evpaggeli,aj tw/| a`gi,w|. En general, el dativo señala un medio impersonal en la acción de la voz pasiva. 79 Así, Dios es el que sella (agente final), y el Espíritu es el medio con el que se realiza tal acto (medio impersonal). 80

Segundo, el orden gramatical de tw/| pneu,mati th/j evpaggeli,aj tw/| a`gi,w señala cierto énfasis en th/j evpaggeli,aj. 81 Pablo se está refiriendo al Espíritu Santo que estaba prometido. De esa cuenta, está llevando al lector judío al Antiguo Testamento (Ez. 36:26­27; 39:29; Jl. 2:28­29). 82 Los judíos cristianos de Éfeso se verían obligados a reconocer que el Espíritu de la promesa, también fue prometido a los gentiles en Cristo.

Tercero, la figura del sello tiene que ver con los sellos de cera que tenían una señal de propiedad estampada, que identificaba el contenido de lo que había sido sellado. 83 Probablemente la mentalidad judía concebía que el Espíritu sería una realidad de los últimos tiempos. No obstante, aquí Pablo indica que es una realidad presente aunque no completa.

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“Ser sellado” entonces señala al acto divino mediante el cual el creyente puede disfrutar actualmente de la promesa veterotestamentaria del Espíritu. Así, el papel del Espíritu Santo es llevar a plena culminación la obra salvífica de Dios en Cristo.

Ese mismo Espíritu prometido 84 es garantía de la herencia prometida. 85 “Las arras del Espíritu” es un regalo anticipado que garantiza el cumplimiento pleno de lo prometido. 86 El cristiano puede disfrutar aquí y ahora de un anticipo de su herencia a través del Espíritu Santo. 87

El Espíritu Santo como sello garantiza la redención final del pueblo de Dios. 88 Como sello, el Espíritu tiene un doble propósito: (1) garantizar la redención final del pueblo de Dios 89 y (2) la alabanza de la gloria de Dios (1:14).

En 1:13­14 la obra del Espíritu Santo está relacionada con la salvación. El Espíritu realiza una obra consumadora y garantizadora de la salvación en Cristo. La obra del Espíritu presupone la audición y aceptación del evangelio. El sello del Espíritu consuma la obra salvífica cuando el evangelio es escuchado y creído. El sello del Espíritu garantiza la consumación escatológica de la redención de los creyentes (4:30). 90 Además, se ha notado que la obra del Espíritu Santo está muy relacionada con promesas veterotestamentarias dirigidas al Pueblo de Dios (Israel). Así, el Espíritu es un factor unificador en la relación judío­gentil.

COLOSENSES

Generalmente, el tema del Reino de Dios se traza desde el Antiguo Testamento, a través de los pactos. En el Nuevo Testamento el enfoque está en los evangelios. Se estudia el cumplimiento de las promesas del Reino ofrecidas en la antigüedad. En el estudio de la literatura apocalíptica se trata de discernir el concepto del Reino de Dios en su dimensión escatológica. Sin embargo, existe un gran vacío en el estudio del corpus paulino en relación con el Reino de Dios. C. René Padilla, teólogo latinoamericano, se pregunta “...por qué, si en la proclamación de Jesús el Reino de Dios ocupó un lugar tan prominente, en la de Pablo y los otros apóstoles prácticamente desaparece”. 91

En líneas sucesivas se notará que el Reino de Dios en Colosenses es un tema importante, con dimensiones distintas y, a la vez, complementarias al concepto del Reino de Dios en el resto de la Escritura. Específicamente, en Colosenses el Reino de Dios es tratado en su dimensión cristológica, ética, presente y escatológica. Cabe aclarar que el arreglo de estas categorías no sigue el orden establecido por Pablo mismo. Sin embargo, sí sigue una secuencia lógica. En otras palabras, en Colosenses la cristología es el punto de partida para una vida ética que se manifiesta en el presente con repercusiones en el futuro.

El Reino de Dios: Dimensión cristológica

La obra redentora de Jesucristo es la puerta de entrada al Reino. 92 En el cap. 1, Pablo agradece a Dios por los informes que ha recibido de la iglesia en Colosas por parte de Epafras (1:7­8). 93 Pablo ora para que los colosenses conozcan plenamente la voluntad de Dios (1:9), vivan correctamente (1:10) y sean fortalecidos con el poder divino (1:11). Dentro de este contexto, Pablo recuerda a los colosenses que Dios los ha facultado para participar del Reino (1:12). 94

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En la frase “Él los ha facultado” 95 se tiene un dativo en aposición simple (tw/| patri. tw/| i`kanw,santi). El segundo dativo (participio aoristo) clarifica al primero (sustantivo). A Dios Padre se le designa como “el que capacitó / preparó” 96 a los creyentes de Colosas para tomar parte de la herencia (tou/ klh,rou) de los santos. De esa cuenta, tomar parte del Reino 97 es una obra que fue hecha posible por Dios Padre.

Dios libró a los creyentes del dominio de la oscuridad (evk th/j evxousi,aj tou/ sko,touj) 98 y los trasladó al Reino de su amado Hijo. 99 La salvación es concebida por Pablo en este versículo como un “traslado” de Reino. Este Reino pertenece al Hijo Amado. Por lo tanto, el Rey es Cristo. Esto fue posible por la acción de Dios en Cristo, en quien 100 el creyente disfruta de la redención, que es el perdón de los pecados. 101

A diferencia del reino de la oscuridad, el Reino del Hijo es absoluto. Él es cabeza de todo lo creado (1:15) 102 . Su autoridad está por sobre todo lo que existe (1:16­18; 2:10). 103 Su poder es total; mucho mayor que el de cualquier gobierno existente (2:15). 104

El Rey está “arriba” sentado a la derecha de Dios (3:1). El adverbio “arriba” (a;nw) y el participio (kaqh,menoj) 105 señalan el gobierno actual de Dios. Debe notarse que el participio kaqh,menoj está en tiempo presente. Actual y continuamente, Cristo está reinando desde “arriba”. 106

En Colosenses, el Reino de Dios es visto a través de su dimensión cristológica. 107 La redención en Cristo es la entrada al Reino. El Reino de Dios es distinto y superior a cualquier otro dominio. Todo gobierno está sujeto al Reino de Dios. El Rey es Jesucristo, que actualmente está reinando en los cielos a la diestra de Dios.

El Reino de Dios: Dimensión ética

Para Pablo, el Reino de Dios tiene una dimensión ética que se manifiesta en el presente 108 en la vida de cada creyente. En el saludo de la carta que se está analizando, Pablo da a entender que el amor de los colosenses por todos los santos tiene su origen en la esperanza del cielo (1:4­5). 109 El cambio de reino no es un traslado espiritual sino un modo de existencia histórico distinto.

La salvación que Dios efectuó en Cristo a favor del creyente tiene una dimensión ética. En 1:21 Pablo recuerda la vida antigua de los colosenses. 110 Cuando estaban alejados de Dios, los colosenses tenían actitudes y acciones malas (1:21), estaban muertos en sus pecados (2:13). Sin embargo, Dios trasladó a los colosenses al Reino de su Hijo (1:13). 111 El propósito de este “traslado de Reino” fue presentar a los colosenses santos (a`gi,ouj), intachables (avmw,mouj) e irreprochables (avnegklh,touj) delante de él (1:22).

Ser parte del Reino del Hijo independiza al creyente del legalismo inútil. Todos aquellos que mueren con Cristo a los principios del mundo, son liberados de reglas humanas opresivas e inefectivas (1:20­23). Y todos aquellos que resucitan con Cristo, deben vivir de acuerdo a los valores de “arriba” (3:1). Esto significa dos cosas: desechar la valores del reino de la oscuridad e integrar los valores del Reino del Hijo. Por un lado, los valores del reino de la oscuridad son: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos, avaricia (3:5) 112 , enojo, ira,

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malicia, calumnia, lenguaje obsceno (3:8), y mentiras entre hermanos (3:9). 113 Por otro lado, los valores del Reino del Hijo son: afecto entrañable, bondad, humildad, amabilidad, paciencia (3:12), tolerancia entre hermanos, perdón (3:13) y, principalmente, amor (3:14).

El creyente vive sumiso al Rey. Acata su voluntad (4:12). Debe estar conciente que eso también implica sumisión para con otras personas humanas. Los colosenses fueron librados del sometimiento a las potestades malignas (1:13; 2:15), para someterse a Cristo y a su prójimo. Por tal razón, la esposa cristiana debe someterse a su esposo (3:18). 114 El esposo debe someterse a su esposa por medio del vínculo perfecto, el amor (3:19; 3:14). Los hijos deben mostrar su sumisión al padre por medio de la obediencia (3:20). El trabajador debe ser sumiso a su amo, por medio de la obediencia (3:22) y el trabajo excelente (3:23). Los amos deben ser justos con sus trabajadores (4:1).

El cristiano vive en el Reino del Hijo Amado. Por lo tanto, deben desechar los valores del reino de la oscuridad y optar por los valores del Reino de la Luz. Debe reflejar sumisión en sus relaciones familiares y laborales. El creyente que vive en la esfera del Reino es un trabajador excelente, sabe que su Amo es Dios mismo y, tiene su vista puesta en las recompensas y castigos futuros (3:24­25). 115

El Reino de Dios: Dimensión presente

En Colosenses se destaca la dimensión presente del Reino de Dios. Su presencia en este mundo no es tangible, pero es real. George Ladd, erudito neotestamentario, relaciona el Reino de Dios en su estado presente con la mesianidad de Jesús: “...si Jesús es el Mesías y ha traído la salvación mesiánica a su pueblo, algo ha cambiado. El Reino de Cristo debe ser ya una realidad presente de la cual su pueblo participa, aunque el mundo no lo pueda ver (Col. 1:13)”. 116

Los súbditos del Rey deben trabajar a favor del Reino en su dimensión presente. Tíquico (4:7), Onésimo (4:9), Aristarco (4:10), Marcos (4:10), Jesús el Justo (4:11) y Epafras (4:12) son ejemplos notables de creyentes que laboran en pro del Reino de Dios. 117 Por la mención de Epafras, es posible relacionar el trabajo en el Reino de Dios (4:11) con el servicio a Cristo Jesús (4:12). En tal caso, trabajar en pro del Reino significa “luchar en oración” a favor de otros creyentes (4:12); ser servidores de los miembros de la iglesia 118 ; padecer por causa del Reino (4:10). 119

En su dimensión presente, el Reino es espiritual. 120 El gobierno de Dios se manifiesta en los corazones de los colosenses (3:15) 121 por medio de la paz. 122 El Rey mismo habita en los corazones de los creyentes (1:27) 123 , porque ellos lo recibieron como Señor (2:6). El creyente está unido a Cristo en su resurrección (2:13). Es más, Cristo es la vida del cristiano (3:4). 124 También, en el apóstol Pablo moraba el poder de Cristo (1:29). 125

En suma, el Reino de Dios en el presente es posible porque Jesucristo, el Mesías, ha sido confirmado como Rey en su resurrección. Los súbditos del Reino deben trabajar en pro de él, a favor y en la Iglesia, sean judíos o gentiles. Además, en su dimensión presente, el Reino es espiritual. Se manifiesta en los corazones de los cristianos, por medio de la paz y en unión con Cristo.

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El Reino de Dios: Dimensión escatológica

La dimensión escatológica del Reino de Dios en Colosenses está estrechamente relacionada con la esperanza. En el tiempo de la iglesia primitiva, era muy común leer los textos judíos que enfatizaban las recompensas futuras para los justos. 126 Este concepto, probablemente, influyó en el pensamiento de Pablo (3:24). En los cielos (evn toi/j ouvranoi/j), los creyentes tienen una esperanza reservada (1:5). Los colosenses ya la conocen, pero no es una realidad completa todavía (1:5). Parte de la proclamación del evangelio es el anuncio de la esperanza futura (1:5­ 6). El evangelio mismo ofrece esperanza (1:23).

Nuevamente, la cristología es el tema que da coherencia al Reino de Dios. En este caso, Cristo mismo es la esperanza de gloria (h` evlpi.j th/j do,xhj). 127 La realidad futura se halla en Cristo (2:17). 128

En el futuro del Reino, además, habrá recompensas, tanto para los buenos como para los malos. Esta es una motivación fuerte para vivir conforme a los valores del Reino. El trabajador cristiano, como se mencionó más arriba, debe realizar sus labores de buena gana porque en el futuro habrá recompensa (3:24). La interpretación de este versículo es difícil. Sin embargo, es indudable que la dimensión que se quiere destacar es futura. 129 El buen trabajador recibirá del Señor th.n avntapo,dosin th/j klhronomi,aj. 130 En cambio, el mal trabajador pagará por su propia maldad (3:25). Entonces, el Reino de Dios en su dimensión escatológica tiene recompensa y castigo para los trabajadores “seculares”.

En resumen, el Reino de Dios en su dimensión escatológica está relacionado con la esperanza futura en los cielos, que es Cristo mismo. Además, en la dimensión futura del Reino habrá recompensa para los buenos trabajadores, y castigo para los malos obreros.

Conclusión

Indudablemente, Pablo aborda el tema del Reino de Dios desde una perspectiva “gentil”. Jesucristo se dirigió mayormente a judíos. El Antiguo Testamento fue escrito principalmente para judíos. Por tal razón, la perspectiva del Reino en la proclamación de Cristo y del Antiguo Testamento fue “judaica”. Sin embargo, Pablo fue apóstol de los gentiles. Su perspectiva del Reino debía ser “gentil”. De esa cuenta, Pablo ve el Reino de Dios tomando como punto de partida la soberanía y gobierno de Cristo en la vida presente y sus repercusiones futuras.

El Reino de Dios es una realidad presente a la que puede acceder el ser humano. Esta posibilidad fue abierta por la obra redentora de Cristo. El Reino de Dios incluye beneficios y responsabilidades. Por un lado, los beneficios comprenden el perdón de pecados, la libertad de las potestades de la oscuridad, la santidad ante Dios y la libertad del legalismo. Por otro lado, las responsabilidades incluyen vivir conforme a los valores del Reino, desechar los valores del reino de la oscuridad, sumisión a la voluntad del Rey y sometimiento a otras personas en el ámbito familiar y laboral.

Además, el Reino de Dios actualmente es absoluto. Su Rey está por sobre todas las cosas. Su autoridad se extiende a todo lo que existe. Su poder es mayor que el de cualquier gobierno. El

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Reino tiene una dimensión espiritual, porque Cristo gobierna en los corazones de los cristianos. Con todo, el Reino tiene una dimensión futura que da al cristiano una vida de esperanza. El anuncio del evangelio, por lo tanto, debe incluir la esperanza. Hay esperanza de recompensas y castigos dentro del Reino.

Finalmente, el creyente trabaja a favor del Reino actualmente por medio de la Iglesia. Esto incluye el servicio a otros cristianos y padecer por causa del evangelio.

LA SALVACIÓN EN LAS CARTAS DE PEDRO

Uno de los propósitos más importantes de Pedro al escribir sus cartas fue confirmar a los creyentes en la “verdadera gracia de Dios” (1 P. 5:12), recordándoles las palabras de los profetas y el mandamiento del Señor y Salvador Jesucristo dados mediante los apóstoles (2 P. 3:2). Parte de la gracia de Dios otorgada a los creyentes es la salvación en Cristo. De manera que la soteriología es un tema al que Pedro le presta profunda atención.

Parece que el apóstol parte del hecho de que la salvación es una obra de Dios. Fue el Padre quien planificó de antemano la salvación, y es él mismo quien llama a los creyentes conforme a su preconocimiento. La salvación es obrada por Cristo mediante sus sufrimientos, muerte y resurrección. Gracias a la obra de Cristo el creyente recibe la redención y la regeneración. Esta salvación está al alcance del creyente a través del bautismo. Pero además de esta dimensión pasada (la planificación de la salvación) y presente (redención y regeneración), la salvación tiene una dimensión futura y cósmica. Para Pedro la salvación del creyente se completará en el futuro y formará parte de una salvación más amplia que incluye todo el cosmos. En la primera parte del trabajo se detallarán estos conceptos.

Posteriormente se dedicarán algunos párrafos para describir el papel que Pedro asigna a la fe del creyente en el proceso de la salvación, tanto en su dimensión presente como futura. Finalmente, se tratará de ilustrar la soteriología de Pedro con relación a los creyentes explicando algunos títulos que el apóstol atribuye a la iglesia.

La salvación como obra de Dios

La salvación planificada

La salvación es un plan de Dios establecido en el Antiguo Testamento que se cumple con la persona y obra de Jesucristo. Los profetas indagaron e investigaron la salvación de la que gozan y gozarán plenamente en el futuro los creyentes del tiempo de Pedro (1 P. 1:10; 2 P. 1:19­21). Los profetas del Antiguo Testamento profetizaron la “gracia” (ca,ritoj) reservada para los creyentes del tiempo de Pedro (1 P. 1:10). 131 Parte de la salvación incluye la obra de Cristo, particularmente en cuanto a sus sufrimientos y su resurrección (1 P. 1:12).

Con razón ha dicho el erudito católico J. A. Fitzmyer que: “La doctrina del judaísmo tardío de que los profetas hablaron bajo la inspiración del Espíritu de Dios... fue adoptada por la Iglesia primitiva. Al aplicar esta idea a los autores del AT, Pedro vincula entre sí las distintas fases de la historia de la salvación”. 132

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De manera que el evangelio predicado a los creyentes no es un mensaje nuevo sino una continuidad estrecha con el mensaje profético del Antiguo Testamento (1 P. 1:12). Cristo mismo fue escogido por Dios antes de la creación del mundo (1 P. 1:20; 2:4). Fue elegido por Dios como la piedra viva principal que sería el objeto de la fe de los creyentes (1 P. 2:6 // Is. 28:16).

La muerte de Cristo

Cristo es llamado Señor y Salvador (2 P. 1:1, 11; 2:20; 3:2, 18). 133 La obra de Cristo en su muerte, resurrección y segunda venida tiene incidencia en la salvación de los creyentes. Jesucristo redime al creyente con su sangre (1 P. 1:2). Por medio de la resurrección de Cristo el creyente recibe el nuevo nacimiento (1 P. 1:3, 21; 3:18, 21­22). La consumación de la salvación será en la futura manifestación de Cristo (1 P. 1:7, 13; 2:12; 4:5, 17­18; 5:1).

La muerte de Cristo constituye un elemento importante en la salvación. Los sufrimientos de Cristo forman parte de la salvación (1 P. 1:11; 2:21; 4:1). Su muerte en la cruz, y particularmente su sangre derramada en ella, fue el pago del precio por el rescate de los creyentes (1 P. 1:18­19). Cristo no cometió ningún pecado pero padeció insultos y maltratos (1 P. 2:23). En su cuerpo llevó al madero los pecados de los creyentes (1 P. 2:24; 3:18). Sus heridas constituyen la sanidad del creyente (1 P. 2:24). El propósito de los sufrimientos de Cristo y su muerte en la cruz era proveer al creyente un cambio radical en su vida: muerte al pecado, vida para la justicia, sanidad (1 P. 2:24; 5:1) y una nueva relación con Dios (1 P. 3:18). 134 Los salvos son aquellos que reciben el perdón de los pecados y la libertad del pecado. La salvación es un cambio de vida (1 P. 4:1­5).

El creyente que sufre por llevar una conducta como la de Cristo demuestra que ha roto con el pecado (1 P. 4:1). El cristiano deja de satisfacer las pasiones humanas y cumple la voluntad de Dios (1 P. 4:2, 13).

Rescate

Los creyentes fueron rescatados (evlutrw,qhte) de la vida absurda transmitida por sus antepasados (1 P. 1:18). Por la voz pasiva del verbo mencionado se puede notar que el rescate es obra divina. La figura del rescate tiene que ver con una compra. Testimonio de esto lo constituye la frase “El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas… sino con la preciosa sangre de Cristo” (1 P. 1:18­19). 135 En 2 Pedro 2:1 se dice que el Señor fue quien compró (to.n avgora,santa) a los creyentes.

La obra de rescate es efectuada por Dios a través de Cristo. “La preciosa sangre de Cristo” es una alusión a su muerte, en donde él padeció como un cordero sin mancha y sin defecto (1 P. 1:19). La comparación de Cristo con un cordero de esta naturaleza inmediatamente invita al lector a considerar el trasfondo veterotestamentario. En la LXX la frase “cordero sin defecto” aparece en Levítico 9:2­3 para identificar parte del sacrificio por el pecado que se ofrecía como holocausto a Yahvé. 136 Con ese sacrificio Aarón debía ofrecer expiación (rP,Ki) por él y por el pueblo de Israel (Lv. 9:7).

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Bo Reicke va un paso más allá puesto que considera que aquí (1 P. 1:18­19) es posible encontrar ecos de la doctrina del Siervo Sufriente de Isaías 53:7. 137 Evidentemente, en este pasaje el Siervo es comparado con un cordero que sufre hasta la muerte (cp. 1 P. 2:23). Si el paralelo trazado por Bo Reicke es correcto se puede decir que el sacrificio del “Cordero” tiene como propósito principal el perdón de los pecados. Como sea, se debe admitir que Pedro no atribuye a Cristo explícitamente el título de Siervo. 138

A la luz de este trasfondo se puede notar que Pedro concibe el sacrificio de Cristo como un rescate efectuado sacrificialmente. Cristo es el cordero sin mancha y sin defecto que fue presentado como ofrenda ante Dios. Su muerte constituye el pago del precio por el rescate del creyente. 139

La obra de rescate efectuada por Dios también se refiere a la liberación de peligros actuales que atentan contra la salvación. En el caso de Noé y Lot, se dice que Dios los libró del mal (2 P. 2:5, 7). Estos ejemplos históricos muestran que el Señor sabe librar (r`u,esqai) a los piadosos de la prueba (2 P. 2:9).

Nuevo nacimiento

Dios hace renacer a los creyentes, les da nueva vida. 140 Esta es una de las características de Dios. Él es por naturaleza el que regenera al creyente 141 por pura misericordia. 142 Pero la aplicación de la regeneración a los creyentes se da por medio de la resurrección de Cristo de entre los muertos. Pedro establece un contraste entre 1:2 y 1:3 de su primera carta. En 1 Pedro 1:2 la elección de los creyentes tiene el propósito de que puedan recibir la aspersión de la sangre de Cristo (muerte), y en 1 Pedro 1:3 los elegidos son regenerados mediante la resurrección de Jesús (vida). El contraste devela que la muerte y la resurrección de Cristo tienen profundas incidencias en la salvación del creyente.

Los creyentes han nacido de nuevo a través de una simiente imperecedera, la palabra viva y permanente de Dios (1 P. 1:23). La regeneración es obra de Dios que se aplica al creyente por medio de la Palabra del evangelio anunciada en la predicación (1 P. 1:25).

El propósito de la regeneración de los creyentes es múltiple. Los beneficios del nuevo nacimiento se manifiestan en el presente a través de una “esperanza viva” (1 P. 1:3). Pero dichas bendiciones emanadas del nuevo nacimiento también serán cumplidas en el futuro cielo: una herencia indestructible, incontaminada e inmarcesible (1 P. 1:4). Esta herencia futura es parte de la salvación de Dios que se revelará en los últimos tiempos (1 P. 1:5). Por medio de la fe, los creyentes son protegidos por Dios para alcanzar la plenitud de la salvación en los últimos tiempos. Al igual que la regeneración inicia con la palabra de Dios, el crecimiento en la salvación también se alcanza mediante la Palabra (1 P. 2:2).

De manera que la salvación aquí es presente y futura a la vez. “San Pedro... describe aquí... [la regeneración] en primer lugar... como esperanza, pues nuestra salvación definitiva es todavía futura..., auque la exhortación a la perseverancia y a una vida moral... hacen ver que no se trata de un bien puramente escatológico”. 143

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Bautismo

Pedro indica que durante el tiempo de Noé solamente se salvaron ocho personas (1 P. 3:20; 2 P. 2:5). Evidentemente, “salvación” aquí se refiere a la liberación de la muerte provocada por el diluvio (cp. evfu,laxen en 2 P. 2:5). 144 El dato llamativo es que ellos se salvaron mediante el agua (diV u[datoj), no del peligro del agua. La exégesis que Pedro utiliza lo lleva a identificar las aguas del diluvio con el bautismo. El agua simboliza (avnti,tupon) el bautismo que salva ahora al creyente (1 P. 3:21). Por la identificación tan estrecha entre bautismo y agua no se puede interpretar este “bautismo” como el que efectúa espiritualmente el Espíritu Santo durante la conversión. Según el contexto, este bautismo se refiere a la inmersión en agua. Cuando Pedro predicó el día de Pentecostés inmediatamente invitó a su audiencia arrepentida a bautizarse en el nombre de Jesús para el perdón de los pecados (Hch. 2:38).

Pero Pedro mismo aclara que el bautismo del creyente no es una purificación ritual que limpia el cuerpo (1 P. 3:21). Antes bien, el bautismo es el compromiso de llevar una buena conciencia delante de Dios (1 P. 3:21). Lo que da sentido al bautismo no es el agua en sí misma sino la resurrección de Jesucristo (1 P. 3:21). 145 A la luz de 1 Pedro 1:3 es posible trazar una relación estrecha entre resurrección de Cristo, el nuevo nacimiento y el bautismo en agua.

La consumación de la salvación

Parte de la consumación de la salvación del creyente es la “divinización”. 146 Los cristianos anhelan llegar a tener parte en la naturaleza divina (2 P. 1:4). Para llegar a esta meta el camino inicia con la fe y prosigue con la virtud, el entendimiento, el dominio propio, la constancia, la devoción a Dios, el afecto fraternal y el amor (2 P. 1:5­7).

La noción de divinización como parte de la redención es ajena a la predicación de Jesús. Al parecer esta idea se encontraba como enseñanza muy divulgada dentro del helenismo. La tradición griega, las religiones de misterio del siglo I, la tradición platónica, la literatura gnóstica y el judaísmo helénico conocían esta doctrina. Sin embargo, para ellos la divinización consistía, en general, en que el alma del ser humana era absorbida por la divinidad después de la muerte. 147 Según parece, Pedro utiliza jerga común del entonces para explicar una de las dimensiones de la redención. La diferencia es que Pedro mantiene la distinción entre el ser humano y Dios. El creyente llegará a ser divino en el sentido de que será inmortal e incorruptible. 148

El que inicia en la fe pero no recorre la senda de la divinización (ge,nhsqe qei,aj koinwnoi. fu,sewj) corre el riesgo de olvidar que ha sido limpio de sus pecados e, incluso, puede llegar a caer (2 P. 1:10; 3:17). Aquellos que han conocido el camino de justicia están en riesgo de enredarse en la contaminación del mundo y, consecuentemente, corren el peligro de terminar en condiciones peores que las de su antigua vida (2 P. 2:20). A los tales, más les valdría no haber conocido el camino de justicia (2 P. 2:21­22). 149

Los creyentes que han sido elegidos y llamados por Dios se esfuerzan por recorrer la senda de la divinización (2 P. 1:10). La meta de este camino es evitar caer (2 P. 1:10) y entrar al reino eterno del Señor y Salvador Jesucristo (2 P. 1:11). La consumación de la salvación de los

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creyentes se dará en el reino eterno, cuando entren por las puertas que les han sido abiertas de par en par (2 P. 1:11).

Antes de que llegue la consumación de la salvación el deseo de Dios es que nadie perezca sino que desea que todos procedan al arrepentimiento (2 P. 3:9). La paciencia de Dios es la posibilidad que tienen los incrédulos de alcanzar todavía la salvación (2 P. 3:15).

La salvación cósmica

En su segunda carta Pedro lleva la salvación de Dios más allá de la esfera de los creyentes. Para este apóstol la salvación también afectará al cosmos. Cuando llegue la consumación de la salvación los cielos desaparecerán, los elementos serán destruidos por el fuego, y la tierra –con todo lo que hay en ella– será quemada (2 P. 3:10, 12). Pero, según la promesa de Dios, los creyentes esperan la regeneración del cosmos: “un cielo nuevo y una tierra nueva, en los que habite la justicia” (2 P. 3:13, NVI). 150

Para algunos estudiosos piensan que 2 Pedro 3:10, 12 es una alusión a Isaías 65:17­25. La expresión “cielos nuevos y tierra nueva” está tomada de Isaías 65:17; 66:22. 151 Si esta tesis es certera –como lo sugiere el paralelismo de vocabulario– la “justicia” en 2 Pedro 3:13 se puede explicar a la luz de los pasajes de Isaías. De esta manera se puede decir que la salvación cósmica que el creyente espera es una transformación completa de la creación cuyo fundamento es la justicia.

La fe del creyente en el proceso de la salvación

Aquel que ha sido elegido por Dios (1 P. 1:1), santificado por el Espíritu (1 P. 1:2; 4:14) 152 y regenerado mediante la resurrección de Cristo (1 P. 1:3) debe tener la fe en el tiempo presente de la salvación y esperar con esa misma fe la consumación futura de la salvación. Esta fe ha sido recibida por el creyente por medio de Dios y Cristo (2 P. 1:1). La salvación, entonces, se experimenta en dos tiempos: en la presente conversión y en la futura consumación. 153

Por medio de la fe los creyentes aman a Cristo a pesar de no haberlo visto (1 P. 1:8), creen que ya han recibido los primeros beneficios de la salvación (1 P. 1:9). El creyente pone su confianza en Jesucristo, la piedra viva principal de Dios, y jamás será defraudado (1 P. 2:6 // Is. 28:16).

Además, la fe del creyente es útil hasta que llegue la salvación final (1 P. 1:5, 13; 2:12; 5:1; 2 P. 3:11­13). 154 Mientras llega tan anhelado momento, la fe sufre diversas pruebas con el propósito de ser aprobada cuando Jesucristo se revele (1 P. 1:7; 4:1­2, 16; 2 P. 3:11­12). En el entretanto, la fe de los creyentes les ayuda a resistir al diablo (1 P. 5:8­9) y llevar una vida santa (2 P. 3:14). Por eso, es comprensible que para Pedro el creyente pueda crecer en la gracia y el conocimiento del Salvador (2 P. 3:18).

La meta de la fe del creyente es alcanzar la plenitud de la salvación (1 P. 1:9). La fe del creyente en Dios es posible gracias a la obra de Cristo (1 P. 1:21). De modo que su fe está puesta principalmente en Dios (1 P. 1:21). Será Él quien complete plenamente la salvación iniciada: perfeccionará, reafirmará, fortalecerá y consolidará al creyente (1 P. 5:10). 155 Esto deja de lado cualquier posibilidad de colaborar en la salvación con mérito propio por parte del cristiano. 156

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Títulos de los creyentes que revelan su salvación

Pedro aplica a los creyentes de la iglesia títulos que formaban parte de la distinción de Israel como pueblo de Dios. Así que este autor traza una línea de continuidad entre el pueblo de Dios en el Antiguo y el Nuevo Testamento. “El hecho de que Pedro considere a la Iglesia como el Israel verdadero se sostiene en que él... aplica a la Iglesia palabras que, en su contexto veterotestamentario, hacen referencia a la conversión futura del Israel literal (Os. 1:10)”. 157 También debe observarse que la mayoría de las designaciones que recibe la iglesia en Pedro develan la dimensión comunitaria de la salvación en Cristo.

Elegidos

Los receptores de 1 Pedro son llamados “elegidos” (evklektoi/j) en 1:1. En su despedida, Pedro envía saludos de parte de “la Elegida” (SBCI) que está en Babilonia, probablemente aludiendo a una comunidad de creyentes en aquella región (1 P. 5:13). 158 En 2 Pedro 1:10 se vuelve a mencionar la idea de que los creyentes son elegidos por Dios.

El grupo de creyentes es un “linaje escogido” (1 P. 2:9; Dt. 10:15; 14:2; Is. 43:21). Los creyentes reciben esta elección a través de una obra trinitaria. El Padre elige y llama al creyente según su preconocimiento (1 P. 1:2, 15). Esta elección se hace realidad en la vida actual del creyente por medio de la obra santificadora del Espíritu (1 P. 1:2). 159 Además, la elección de Dios tiene como propósito la redención y la obediencia (1 P. 1:2). El creyente es elegido para recibir la aspersión de la sangre de Cristo y para que viva en obediencia a sus enseñanzas. La obra de elección es totalmente iniciativa divina. El creyente no interviene en dicho proceso. Pero al ser elegido por Dios está obligado a llevar una vida santa (1 P. 1:15­16).

Llamados

Los cristianos han sido llamados por Dios a través de su poder y gloria (2 P. 1:3, 10). Este llamamiento ha sido desde las tinieblas de la vida antigua hacia la luz admirable de la salvación (1 P. 2:9). Los creyentes han sido llamados por Dios hacia su gloria eterna en Cristo (1 P. 5:10).

Su llamamiento incluye también la obediencia (2 P. 1:3). Los creyentes son llamados a sufrir por hacer el bien durante esta vida (1 P. 2:20­21). Al igual que Cristo sufrió por ellos, los creyentes deben imitar su ejemplo y sufrir por ser obedientes a Cristo durante esta vida (1 P. 2:21­23).

Otro de los aspectos del llamamiento del creyente tiene que ver con la bendición. Los cristianos fueron llamados para heredar bendición (1 P. 3:9; 2 P. 1:4). Por eso, los creyentes deben ser ante todo agentes de bendición para con su prójimo (1 P. 3:9).

Sacerdocio santo

Los creyentes constituyen un sacerdocio santo. No solo fueron elegidos como pueblo de Dios, sino que forman un grupo selecto de sacerdotes que tiene una cercanía exclusiva con Dios puesto que puede ofrecer sacrificios espirituales por medio de Jesucristo (1 P. 2:6, 9; Is. 61:6).

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Pueblo de Dios

Los creyentes son una nación santa, pueblo que pertenece a Dios (1 P. 2:9; Ex. 19:6; Dt. 4:20; 7:6; 14:2). Han recibido la bendición de ser pueblo de Dios y han sido objetos de la misericordia divina (1 P. 2:10). Al igual que Israel en el Antiguo Testamento, el privilegio de ser el pueblo de Dios conlleva una misión y responsabilidad enormes. Los creyentes como pueblo escogido deben proclamar las obras maravillosas de Dios que ellos ya han experimentado. Deben dar testimonio de la obra de Dios quien los llamó de las tinieblas a su luz admirable (1 P. 2:9). Cabe destacar que en este pueblo de Dios se incluyen tanto judíos como gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres (1 P. 2:10, 18; 3:7).

Desde una perspectiva sociológica, Elliott interpreta que el énfasis comunitario que Pedro imprime en su primera carta tiene un sustrato ideológico. “Frente a las presiones exteriores hostiles que constituían una amenaza contra la cohesión... de las comunidades... de Asia Menor, la Carta primera de Pedro... estaba encaminada a fomentar la identidad colectiva... así como su continuada entrega a los... ideales del movimiento cristiano”. 160 Esto resulta particularmente cierto si se toma en cuenta que los receptores de la epístola son denominados “extranjeros dispersos” (1:1).

Ovejas

Pedro compara a los creyentes con un rebaño que estaba sin pastor, pero que por medio de Cristo ahora conforma la grey de Dios que está bajo el cuidado del supremo Pastor y Obispo (1 P. 2:25; 5:4). Esta figura de los creyentes como rebaño aparece en el diálogo entre Pedro y Jesús relatado en el evangelio de Juan (21:15­22). Después de su resurrección, Cristo encargó a Pedro que apacentara sus corderos y cuidara de sus ovejas (Jn. 21:15, 16, 17). 161 Con esta figura, el apóstol demuestra que aquel que ha recibido a Cristo como Señor y Salvador necesita de cuidado permanente y alimentación constante.

Aplicaciones

Una de las dimensiones de la salvación que pueden ser útiles en la predicación evangélica hoy día tiene que ver con el elemento comunitario. Para Pedro ser salvo es formar parte de una selecta comunidad formada por Dios mismo. La salvación se experimenta en el seno de una comunidad que actúa como familia. Esta observación es pertinente porque en los últimos años la humanidad se ha caracterizado por la trashumancia. Miles de latinoamericanos, por ejemplo, abandonan sus familias de origen para probar fortuna en otros países, particularmente en los Estados Unidos. Al llegar a esas tierras se ven a sí mismos como extranjeros y desarraigados sociales. Esta es una gran oportunidad para predicarles un evangelio que no solo los salva como individuos sino que también les ofrece la oportunidad de formar parte de la familia de Dios. La iglesia es el pueblo de Dios que extiende sus brazos para acoger en su seno a todo aquel que se siente huérfano por haber dejado su madre patria. Por eso se puede decir que el cristiano que no se congrega tiene una soteriología incompleta.

Con la llegada de la globalización, los observadores sociales se preguntan si los diferentes países perderán su identidad. La increíble cantidad de información que se recibe a diario puede influir de tal forma que las culturas pierdan sus identidades propias al adoptar diversos valores y

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perspectivas exógenos. Toda perdida de identidad trae crisis. Pero el evangelio según Pedro nos recuerda que la identidad del cristiano está basada en la obra salvífica de Dios en Cristo. Este es el asidero del cristiano ante un mundo cuya única constante parece ser el cambio.

Una tercera aplicación se asoma cuando se considera la soteriología como “divinización”. Se ha notado que este lenguaje es ajeno al resto de los escritos bíblicos pero común para la audiencia del apóstol. Para algunos exegetas la teología de 2 Pedro en cuanto a la “divinización” es más bien un oscurecimiento del mensaje de redención. Ernst Käsemann habla de “recaída del cristianismo en el dualismo helénico”. 162 Pero visto desde otro ángulo, el uso que Pedro hace de la “divinización” demuestra que en el proceso de contextualización un paso importante es la traducción del mensaje evangélico a categorías lingüísticas aceptables a los oyentes contemporáneos. Aunque Pedro utilizó lenguaje “gnóstico” hizo las aclaraciones necesarias a la hora de presentar la salvación como “divinización”.

Conclusión

Una consideración panorámica de la soteriología de Pedro tal y como se percibe en sus dos cartas demuestra que la salvación es mucho más que obtener la liberación de la condenación eterna. En Pedro se puede observar una salvación policroma con dimensiones novedosas y, a la vez, complementarias del mensaje de Cristo y otros escritores del Nuevo Testamento.

En Pedro la salvación se ve particularmente como obra de Dios. El plan de salvación, la redención en Cristo, el nuevo nacimiento, el bautismo, y la consumación de la salvación en su dimensión micro y macro cósmica son procesos que le competen exclusivamente a Dios.

Pedro concibe la salvación de manera amplia. La acción soteriológica de Dios en Cristo se dio en el pasado, se percibe en el presente y se consumará en el futuro. La salvación no se reduce a un momento existencial datable en donde se toma una decisión por Cristo.

La teología de las Cartas de Pedro demuestra que la salvación es cósmica pero no universal. Algunos pasajes referentes al juicio final hacen una clara distinción entre los que se salvan y los que se pierden (2 P. 2:3; 9­17; 3:7).

De acuerdo con Pedro, la fe tiene un papel muy importante en la salvación de Dios. La fe no solamente sirve para aprehender los beneficios del sacrificio de Cristo, con ella el creyente también se ejercita en la esperanza de la consumación de su salvación. En el entretanto, la fe del creyente es perfeccionada para que le ayude a llevar una vida santa. Por eso en Pedro no se puede disgregar la salvación de la santificación. Para el apóstol la salvación por fe incluye la capacitación para una vida santa.

Finalmente, los títulos que Pedro aplica a la comunidad cristiana revelan el estatus salvífico de los creyentes. Para el apóstol la iglesia es el nuevo pueblo de Dios que recibe las bendiciones prometidas en el Antiguo Testamento a través de los pactos. En ese sentido la salvación de Dios incluye un aspecto positivo, la bendición divina. Para Pedro salvación no es solamente la liberación del castigo eterno. El apóstol concibe la soteriología en su aspecto positivo de bendición.

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1 El nombre VIhsou/j es la trascripción griega del nombre veterotestamentario ÛJosuéÜ. El nombre “Jesús” estuvo muy extendido en el judaísmo de Palestina, así como en el de la diáspora, tanto como en la época de los primeros años de la iglesia cristiana. VIhsou/j es una palabra que enlaza el nombre de Dios y el verbo hebreo –en conjugación piel– que significa Ûpedir auxilioÜ. Así, VIhsou/j significa ÛYhwh es auxilioÜ. K. H. Rengstorf, ÛJesucristo (VIhsou/j)Ü, en Lothar Coenen, et al, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento (Salamanca: Sígueme: 1998), I: 766­7. 2 La contraparte del Reino de Dios es, en este pasaje, la figura del fuego. 3 El arrepentimiento es un elemento indispensable para disfrutar del Reino. Es posible pensar que Judas experimentó arrepentimiento: (1) reconoce su error, (2) hace restitución, (3) confiesa su pecado, (4) pero no busca perdón sino saldar su deuda él mismo con su propia muerte (27:3­5). La palabra metamelhqei.j tiene que ver más con el remordimiento que con el arrepentimiento. 4 Nótese, sin embargo, el tiempo de lo verbos en cada versículo de esta sección. Los verbos del inclusio aparecen en presente, pero los demás verbos aparecen en futuro, y las más de las veces en voz pasiva. 5 Los maestros de la ley y fariseos eran hipócritas porque le cerraban a los demás el Reino de los cielos. Con esto, no permitían que entraran otros y, aun ellos mismos no podían entrar (23:13). Incluso sus esfuerzos ÛevangelísticosÜ estaban mal hechos (23:15). Los maestros de la ley y fariseos habían descuidado la justicia, la misericordia y la fidelidad por causa del cumplimiento literal de la ley (23:23). 6 Esto se refiere a la limosna (6:2), la oración (6:5) y el ayuno (6:16). Cuando se practican estas obras de justicia en secreto se obtiene recompensa. Por el contexto, la recompensa está muy ligada al Reino de los cielos. 7 Por contraste ha de referirse a los judíos de nacimiento. 8 Según el erudito neotestamentario Joachim Jeremias, ÛEn Jesús, la palabra ge,enna comprende dos cosas: a)... la[s] tiniebla[s]... [es decir, ser] excluido de la luz de Dios; b)... ‘llorar y rechinar de dientes’ al ver la comunión de mesa que los gentiles tienen con los patriarcas, [esto] es expresión de la desesperación por la salvación perdida por la propia culpa. Esto es el infiernoÜ. Joachim Jeremias, La predicación de Jesús, tomo 1 de Teología del Nuevo Testamento (Salamanca: Sígueme, 2001): 158. 9 Craig S. Keener, Comentario del contexto cultural de la Biblia. Nuevo Testamento, trad. Nelda Bedford de Gaydou, et al (El Paso: Mundo Hispano, 2003): 70. 10 E. Tiedtke, ÛArrebatar, raptar (a`rpa,zw)Ü, en Lothar Coenen, et al, Diccionario teológico del Nuevo Testamento (Salamanca: Sígueme, 1998), I: 148. 11 Así Jesús afirma que Jerusalén llegará a quedar abandonada (23:38). 12 George Eldon Ladd, Teología del Nuevo Testamento, trads. José­María Blanch y Dorcas González Bataller (Barcelona: Clie, 2002): 98. 13 Sería muy difícil suponer que la frase signifique que el Reino es espiritual y se encuentra en el corazón de cada persona, porque esto significaría que los detractores de Cristo son herederos del Reino. Por otro lado, esta frase prepositiva rara vez se traduce Ûentre vosotrosÜ. Como sea, esta última interpretación parece encajar de mejor forma en el contexto. 14 Con esta afirmación Jesús se identifica con el Hijo del hombre celeste que reina desde el cielo, no con el Mesías judío que gobierna terrenalmente. Oscar Cullmann, Cristología del Nuevo Testamento, trad. X. Pikaza (Biblioteca de Estudios Bíblicos 63; Salamanca: Sígueme, 1998): 179­80. 15 Nótese que el verbo se,swke,n se puede referir a salvación o sanidad. Se puede decir que en este contexto el verbo significa salvación como liberación de una enfermedad. 16 Citas en Alberto F. Roldán, ÛLa kenosis de Dios en la interpretación de Gianni Vattimo: Hermenéutica después de la cristiandadÜ, Kairós 35 (julio­diciembre 2004): 128­9. 17 Jeremias, La predicación de Jesús: 261­2. A continuación Jeremías aclara: ÛLo equivocado que sería deducir de todo esto un aprecio menor del matrimonio, lo vemos por la prohibición de repudiar a la esposa...Ü. 18 La mayoría de versiones traducen Ûun nuevo pactoÜ. Nueva Versión Internacional (1999) [= NVI], La Biblia de las Américas (1997) [= LBLA], Nueva Biblia Española de Luis Alonso Schökel y Juan Mateos (1993) [= NBE], Sagrada Biblia de F. Cantera y M. Iglesias (2003) [= SB], Nueva Biblia de Jerusalén (1999) [= NBJ], y Santa Biblia Reina­Valera (1995) [= RV95]. Esta traducción da la idea de que existen varios Ûpactos nuevosÜ. Sin embargo, la ausencia del artículo en kainh/j diaqh,khj se debe a otra razón. Generalmente, sustantivos monádicos (como es el caso aquí) no requieren el artículo para ser definidos (cp. Lc. 1:35). 19 Por las referencias a Moisés en 3:7, 13, 15, el antiguo pacto se refiere al pacto mosaico. 20 Las tablas de piedra (plaxi.n liqi,naij) hacen referencia a algo impersonal, exterior a la persona. En cambio, las tablas de carne en el corazón (plaxi.n kardi,aij sarki,naij) se refieren a algo personal e interno.

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21 Ronald Y. K. Fung, ÛJustification by Faith in 1 & 2 CorinthiansÜ, en Donald A. Hagner y Murray J. Harris, eds., Pauline Studies. Essays presented to Professor F. F. Bruce on his 70 th Birthday (Australia: The Paternoster Press, 1980): 252. 22 Temprano en la historia de la iglesia, estos versículos se interpretaron como una llave hermenéutica. En otras palabras, el lector del evangelio no debe interpretar literalmente la Escritura, sino espiritualmente, porque Ûla letra mata, pero el espíritu da vidaÜ. Un ejemplo claro de esta interpretación se encuentra en la obra de san Jerónimo, exponente inigualable del sentido ÛespiritualÜ de la Escritura. ÛEl apóstol dice que sobre los ojos de Moisés se ponía un velo. Y yo os digo que no sólo en la ley hay un velo, sino que también en el Evangelio lo hay para el que no sabe... Abandonemos, por tanto, la letra con los judíos y sigamos el espíritu con Jesús. No se trata de que rechacemos la letra del Evangelio..., sino de que, paso a paso, vayamos ascendiendo hacia cosas más elevadasÜ. San Jerónimo, Comentario al Evangelio de San Marcos, trad. Joaquín Pascual Torró (Biblioteca de Patrística 5; Madrid: Ciudad Nueva, 1989, 1995): 41. 23 ÛLo gloriosoÜ (evn do,xh|) se refiere aquí a su esplendor visible. Este esplendor fue tan intenso que los hijos de Israel no podían ver la gloria del rostro de Moisés (cp. Ex. 34:29­35). Con todo, esa gloria estaba cesando (katargoume,nhn). El antiguo pacto fue glorioso pero no permanentemente. 24 3:7­8 forman una cláusula condicional de primera clase. La apódosis de la cláusula es una pregunta que espera una respuesta positiva: Ûpor supuesto que el ministerio del Espíritu será más glorioso que el ministerio de la muerteÜ. Además, el uso del futuro e;stai puede dar la idea de que el nuevo pacto todavía no es glorioso y lo será en el futuro. No obstante, este futuro es deliberativo porque se encuentra dentro de una pregunta. La idea es plantear un asunto para que los lectores lleguen a su propia conclusión. 25 Literalmente, 5:21 dice Û...para que nosotros llegásemos a ser justicia de Dios en él [Cristo]Ü. La NVI interpreta: Û...para que en él recibiéramos la justicia de DiosÜ. El que está en Cristo es justo ante Dios porque no se le toman en cuenta su pecado (5:19). Obviamente, el antiguo pacto no podía cargar con el pecado de las personas. 26 No sería correcto interpretar la voz de evpwrw,qh como una Ûpasiva teológicaÜ, porque más adelante Pablo indica que fue el dios de este mundo quien cegó la mente de los que se pierden (4:3­4). Evidentemente, el Ûdios de este mundoÜ se refiere a la potencia que se opone a Dios. ÛEste mundoÜ (aivw/noj tou,tou) Û...señala a la totalidad de la vida sin Cristo, la vida no redimida, dominada por el pecado... Por lo tanto, el mundo en su unidad y totalidad está bajo el dominio de poderes demoníacos... [y] fuerzas espirituales... de las cuales Satanás es la cabeza... en su calidad de ‘el dios de este eón’Ü. Herman Ridderbos, El pensamiento del apóstol Pablo, trad. Juan van der Velde (Países Bajos: 1966; Grand Rapids: Libros Desafío, 2000): 119­20. 27 Mario Alberto Molina Palma, ÛLa remoción del velo o el acceso a la libertad. Ensayo hermenéuticoÜ, Estudios Bíblicos 41 (1983): 290. 28 Nótese que esta es una obra exclusiva del Espíritu. El verbo en voz pasiva metamorfou,meqa tiene un agente final divino (avpo. kuri,ou pneu,matoj). 29 Es posible advertir un juego de palabras entre 3:11 y 3:14. En 3:11, el antiguo pacto se extingue (to. katargou,menon) y en 3:14 el velo es el que se extingue (katargei/tai). 30 Al respecto vea el interesante estudio del filósofo italiano Gianni Vattimo. Este autor llega a afirmar que ÛEl acontecimiento de la salvación (la venida de Jesús) es en sí mismo, íntimamente, un hecho hermenéuticoÜ. La interpretación del Antiguo Testamento tiene que ver con el tema soteriológico. Vattimo dice que ÛPara salvarse es necesario entender la Palabra de Dios en la Escritura y aplicarla correctamente a nuestra condición y situación (subtilitas applicandi)Ü. La salvación está precedida por la interpretación correcta de la Palabra de Dios. Ser salvo, entonces, significa aceptar y vivir la interpretación ÛcristianaÜ (de Cristo) del Antiguo Testamento. Citas en Alberto F. Roldán, ÛLa kenosis de Dios en la interpretación de Gianni Vattimo: Hermenéutica después de la cristiandadÜ, Kairós 35 (julio­diciembre 2004): 128­9. 31 El genitivo de Ûamor de CristoÜ (h` avga,ph tou/ Cristou/) puede ser plenario (objetivo­subjetivo). Tanto el amor de Cristo para con Pablo, como el amor de Pablo hacia Cristo lo hacían sentirse con cierta obligación. 32 Note la perspectiva universal de la obra de Cristo señalada por u`pe.r pa,ntwn. Los calvinistas radicales agregarían: Û...murió por todos los elegidosÜ. De hecho, esta postura tiene cierto apoyo. El uso de pa,ntwn a continuación (Ûpara que todos murieranÜ) parece señalar que esta palabra se refiere a Ûtodos los creyentesÜ. No obstante, en el versículo siguiente es claro que la obra de Cristo es universal, pero los alcances efectivos de la misma se limitan a aquellos que ya no viven para sí. Cp. 5:19. 33 Nótese en el v. 15 el énfasis en la muerte y resurrección de Cristo. 34 Dada la ausencia de verbos en la cláusula condicional de este versículo, es posible que esta oración sea de primera o segunda clase. Puesto que es evidente que Pablo escribe a creyentes, la cláusula debe ser de primera

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condición. 35 El verbo parh/lqen es aoristo. La acción se contempla como un todo: ÛLo viejo ya pasóÜ. En contraste ge,gonen es perfecto. La acción se contempla como un suceso pasado con repercusiones en el presente: ÛLas (cosas) viejas llegaron a ser nuevas y continúan siendo nuevasÜ. 36 De hecho, el adjetivo sustantivado avrcai/a se puede entender de dos maneras: (1) los hábitos pecaminosos de la vida antigua, (2) la existencia bajo el antiguo pacto. En el contexto inmediato, los hábitos pecaminosos se reducen a un mal juicio de los siervos de Dios (5:11­13). En el contexto más remoto hay una clara distinción entre el viejo y el nuevo pacto (3:7­18). Por otro lado, la palabra avrcai/a se refiere a lo que existe desde tiempos antiguos. En Mat. 5:21, por ejemplo, se refiere a los israelitas que recibieron la ley. 37 Enrique Gómez, ÛDios nos reconcilia en Cristo (2 Cor 5,18­19). Hacia una soteriología existencialÜ, Revista agustiniana 128 (mayo­agosto 2001): 715­76. 38 José Ignacio Vicentini, ÛDéjense reconciliar con DiosÜ, Revista Bíblica 152 (1974): 99. 39 El uso de ta.. pa,nta enfatiza esta idea. Además el artículo parece tener referencia anafórica a la idea de: Ûnueva creaciónÜ (vv. 15­17). 40 El aoristo del participio adjetival tou/ katalla,xantoj puede indicar que la obra salvífica de reconciliación es completa. 41 Debe tomarse en cuenta 5:20 que LBLA traduce: Û¡Reconciliaos con Dios!Ü. Si la reconciliación es obra divina, ¿por qué se hace esta exhortación? Probablemente la respuesta esté en la voz pasiva del imperativo (katalla,ghte). Es una obra divina (voz pasiva) pero requiere que la persona obedezca (imperativo). La reconciliación como obra salvífica pertenece a Dios. No obstante, aquellos que han sido reconciliados pueden alejarse del Señor siguiendo falsos líderes o falsas doctrinas. A ellos, Dios los llama en Cristo, a través de los apóstoles a que se reconcilien con él. Cp. los llamados proféticos al Israel escogido en el Antiguo Testamento con 6:1­2, 14­18. Vicentini entiende Ûdéjense reconciliarÜ como la colaboración humana en el proceso salvífico. Cristo murió por todos y les ganó la reconciliación. Ahora, el ser humano debe aceptar esa reconciliación y morir a sí mismo para reconciliarse con Dios. Vicentini, ÛDéjense reconciliar con DiosÜ: 103. Esta interpretación no cabe en el contexto de 2 Corintios. Ni en el contexto del resto de escritos paulinos. 42 Este último aspecto es de particular importancia para Pablo porque lo repite en 5:18, 19, 20; 6:1. Así debe entenderse 6:1. ÛColaboradores de DiosÜ no significa colaborar en el proceso salvífico, sino llevar a otras personas el ministerio de la reconciliación que se ha recibido de Dios. 43 La gramática del versículo ofrece dos alternativas: (1) Dios estaba en Cristo reconciliando..., o (2) Dios estaba reconciliando en Cristo. La proximidad de evn Cristw/| a qeo.j h=n puede apoyar la primera traducción. También, el hecho de que Jesús frecuentemente dijera que el Padre estaba en él (Jn. 10:38; 14:10, 11, 20; 17:21) puede apoyar esta postura. No obstante, no se debe pasar por alto que en ocasiones el griego utiliza el orden de las palabras para dar énfasis. En este caso particular, es probable que Pablo antepone evn Cristw/| ko,smon. De hecho, lo más natural parece ser la continuidad ininterrumpida entre el sujeto (qeo.j) y el complemento del verbo copulativo (katalla,sswn). Además, es posible considerar h=n katalla,sswn como una construcción perifrástica. Cp. Simon J. Kistemaker, Exposición de la Segunda Epístola a los Corintios, trads. Ricardo Cerni, Eugenio Orellana y Alejandro Pimentel (Grand Rapids: Libros Desafío, 2004): 220­1. 44 Esto es posible porque Cristo no cometió pecado, pero Dios lo trató como pecador (NVI) o lo hizo ofrenda por el pecado (SB) por nosotros (5:21). 45 La riqueza aquí puede ser material (9:8­9) porque el contexto es de ofrenda material, o no material porque había iglesias de cristianos con pocos recursos materiales (8:14) y la iglesia de Corinto abundaba en fe, palabras, conocimiento, dedicación y amor (8:7). 46 Nótese la combinación entre teología y asuntos prácticos relacionados con al vida eclesial, porque el contexto de caps. 8­9 es la ofrenda para las iglesias. 47 La estructura de este versículo es interesante. Al parecer, el predicado nominal antecede al sujeto (qeo,j). Dios realiza una doble obra: (1) confirma al creyente en Cristo (bebaiw/n, presente), y (2) lo ungió (cri,saj, aoristo). 48 De hecho, parece que hay una relación estrecha entre v. 21 y v. 22. La coma editorial después de qeo,j al final del v. 21 se puede omitir. Así, qeo,j funcionaría como sujeto de las dos construcciones ASKS: qeo,j (es) o` bebaiw/n kai. cri,saj kai. o`. sfragisa,menoj kai. dou.jÅ 49 La frase evpaggeli,ai qeou/ puede referirse a las promesas veterotestamentarias. En 7:1 se hace referencia nuevamente a las promesas. Por el contexto, tau,taj puede tener referencia anafórica a 6:18. La promesa en este versículo está relacionado con el pacto mosaico. No obstante, 6:18 solamente menciona un a promesa, mientras que ta.j evpaggeli,aj en 7:1 es plural. Cp. Lorenzo Turrado, Hechos de los Apóstoles y Epístolas paulinas, tomo 6 de

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Biblia Comentada. Profesores de Salamanca (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1965): 466. 50 Más adelante (1:24), Pablo dirá que los corintios se mantienen firmes por la fe (th/| pi,stei e`sth,kate). 51 La perspectiva temporal del aoristo se nota en el modo indicativo y en los participios independientes. En este caso, el participio es adjetival en una construcción predicativa que tiene un verbo copulativo implícito. No es posible determinar certeramente el tiempo del verbo implícito que afectaría al participio. Probablemente, la omisión del verbo copulativo es intencional porque la construcción presenta dos participios, uno en presente y otro en aoristo. 52 El participio aoristo pisteu,santej está relacionado con el verbo principal evsfragi,sqhte, que también está en aoristo. Al parecer, la relación es acción simultánea. 53 R. Schippers, ÛSello (sfragi,j)Ü, en Diccionario teológico del Nuevo Testamento, Lothar Coenen, Erich Beyreuther y Hans Bietenhard, eds. (Biblioteca de Estudios Bíblicos 29; Salamanca: Sígueme, 1980, 1999), 2:633. Si se acepta esta interpretación es posible trazar una línea de relación entre 1:20 y 1:22. En 1:20 se dice que Dios cumple sus promesas en Cristo. Anteriormente se discutió (ver pág. 9) que Dios es fiel con sus promesas cuando se realizan en Cristo. Las promesas se pueden referir al compromiso divino de formar un pueblo exclusivo en una relación familiar (6:18). Ahora, en 1:22 Pablo enfatiza que Dios selló al creyente. Así, el sello es el símbolo del cumplimiento de su promesa de formar una relación familiar entre él y los creyentes. 54 De hecho, las frases son muy similares: o` kai. dou.j h`ma/j to.n avrrabw/na tou/ pneu,matoj, en 1:22 y o` dou.j h`mi/n to.n avrrabw/na tou/ pneu,matojÅ El genitivo tou/ pneu,matoj puede interpretarse de varias maneras: (1) atributivo (Ûgarantía espiritualÜ), (2) epexegético (Ûgarantía que es el EspírituÜ). La segunda opción cumple con los tres requisitos para su aplicación: el sustantivo descrito expresa una categoría grande y una metáfora, y el genitivo nombra un ejemplo específico que es parte de la categoría general. Turner considera que el genitivo tiene función apositiva. Esta opción no es viable porque para tener un genitivo en aposición se requiere tener dos genitivos lado a lado. Aquí, no se cumple esta norma porque hay un acusativo (to.n avrrabw/na) y un genitivo (tou/ pneu,matoj). N. Turner, A Grammar of New Testament Greek (Edimburgo: T. & T. Clark, 1963), 3:218, en Roberto Hanna, Ayuda gramatical para el estudio del Nuevo Testamento griego, trad. Edgardo Alvarez (El Paso: Mundo Hispano, 1993, 1998): 474. 55 Oscar Cullmann, Cristología del Nuevo Testamento, trad. Carlos T. Gattinoni y Xabier Pikaza (Tubinga: 1957; Salamanca: Sígueme, 1997, 1998): 300. 56 Cp. SB, n. 1:22. La NVI interpreta de manera similar: Û...puso su Espíritu en nuestro corazónÜ. 57 Literalmente la frase de 1:5 se traduce: Û...los sufrimientos de Cristo abundan en nosotros...Ü. Se debe determinar a que se refiere el genitivo Ûsufrimientos de CristoÜ (ta. paqh,mata). Si el genitivo es objetivo, una posible traducción sería: Ûlos sufrimientos en nosotros por causa de CristoÜ. Si el genitivo es subjetivo, la traducción sería: Ûlos sufrimientos que padeció Cristo abundan en nosotrosÜ. La mayoría de las traducciones prefieren dejar la ambigüedad del griego traduciendo Ûlos sufrimientos de CristoÜ. Entre esas traducciones están NVI, LBLA, NBE, SB, NBJ, RV95. 58 Este versículo indica una relación disyuntiva. Es relativamente frecuente en 2 Corintios este tipo de construcción (ei;te... ei;te en 5:9, 10, 13; 8:23; 12:2, 3). La idea del versículo es: Ûya sea que suframos... o que seamos consoladosÜ. Pablo indica que ambas situaciones pueden ser posibles, tanto el sufrimiento como el consuelo. 59 El uso de uvpe,r aquí es representación o ventaja: Ûa favor de, para el beneficio deÜ. 60 Debe tomarse en cuenta la construcción th/j paraklh,sewj kai. swthri,aj. El hecho de que solamente aparezca un artículo para ambos sustantivos señala una relación cercana entre ambos. No obstante, la cercanía no debe interpretarse como identidad. La salvación y el consuelo no son idénticos, pero tienen cierta relación. 61 Es sabido que en el Antiguo Testamento uno de los sentidos de la salvación era el que aquí señala el apóstol. En Is. 31:5, por ejemplo, el sentido de ÛsalvarÜ tiene que ver con el cuidado divino para con el ejército de Jerusalén ante la amenaza de sus enemigos. Cp. U. Bergmann, ÛlcnÜ en Ernst Jenni y Claus Westermann, eds., Diccionario teológico manual del Antiguo Testamento, trad. Rufino Godoy (Madrid: Cristiandad, 1985), 2:133­7. 62 Victor Paul Furnish, II Corinthians (The Anchor Biblie 32A; Nueva York: Doubleday, 1984): 111. 63 El pronombre relativo o]j del v. 10 se refiere a tw/| qew/| tw/| evgei,ronti tou.j nekrou,j del v. 9. 64 Gerhard von Rad, Las tradiciones históricas de Israel, tomo 1 de Teología del Antiguo Testamento, trad. Victoriano Martín Sánchez (Biblioteca de Estudios Bíblicos 11; Chr. Kaiser Verlag, 1957; Salamanca: Sígueme, 1969, 2000): 147­75. 65 Curiosamente, el término rvu,omai solamente aparece tres veces aquí en 2 Corintios. En el resto de la carta, Pablo no vuelve a utilizar este término.

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66 El tema escatológico salpica varios capítulos de 2 Corintios (1:14 y 5:1­10, por ejemplo). 67 Pablo escribe a los corintios porque tenían problemas que los llevarían a desenlaces fatales si no los resolvían. Al escribirles una carta severa, los corintios se entristecieron. Consecuentemente, la tristeza los llevó al arrepentimiento y, por lo tanto, fueron salvos de llegar a caer en errores graves (7:8­10). 68 Cp. 12:21 y 13:5. 69 El énfasis en la obra de Cristo como parte del anuncio evangélico se deja ver por el uso específico del genitivo tou/ Cristou/. Pablo utiliza el vocablo euvagge,lion sin calificativos (la mitad de las veces que usa el vocablo), describiéndolo como Ûde DiosÜ (seis veces), Ûde CristoÜ (ocho veces), Ûde salvaciónÜ (Ef. 1:13), Ûde pazÜ (Ef. 6:15) y Ûde gloriaÜ (2 Co. 4:4). Pablo Sywulka B., ÛDimensiones olvidadas del evangelio: El evangelio de DiosÜ, Kairós 31 (julio­diciembre 2002): 43. 70 El sustantivo euvwdi,a expresa una categoría grande y es una metáfora. El genitivo Cristou/ está en aposición, porque nombra algo específico y clarifica la metáfora de euvwdi,a. 71 W. Rees, “Epístolas a los Corintios”, en B. Orchard, E. F. Suteliffe, R. C. Fuller y R. Russell, Nuevo Testamenteo: Hechos a Apocalipsis, tomo 4 de Verbum Dei. Comentario a la Sagrada Escritura (Barcelona: Herder, 1962): 230. 72 Craig S. Keener, Comentario del contexto cultural de la Biblia. Nuevo Testamento, trads. Nelda Bedford de Gaydou, et al. (El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano, 2003): 494. 73 En cuanto a Ûlos que se pierdenÜ, cabe destacar que 4:3­4 indica que el evangelio del nuevo pacto está encubierto para los que se pierden. Estos son aquellos que han sido cegados en sus mentes por el dios de este mundo 74 1:13­14 es la primera referencia manifiesta al Espíritu Santo en Efesios. En el saludo de la Carta no se menciona explícitamente la obra del Espíritu Santo. Se hace referencia clara al Padre y a Jesucristo (1:2), pero no al Espíritu Santo. Probablemente, la idea de que los receptores de la carta son santos (toi/j a`gi,oij) señale de manera tácita a la obra santificadora del Espíritu (1:1, 4). 75 Aunque el genitivo también puede ser atributivo: “palabra verdadera”. 76 El participio adverbial avkou,santej está en tiempo aoristo al igual que el verbo al cual modifica (evsfragi,sqhte). La similitud en el tiempo puede indicar acción simultánea: en el momento de escuchar, los gentiles son sellados. No obstante, el echo de que el participio anteceda al verbo puede indicar acción cercanamente subsiguiente: primero, los gentiles escuchan el evangelio, luego, son sellados. Esta opción es más segura que la primera, si se toma en cuenta que entre ambos elementos (avkou,santej y evsfragi,sqhte) hay un segundo participio aoristo (pisteu,santej). Los dos participios y el verbo están íntimamente ligados, pero primero se necesita escuchar el evangelio, posteriormente creerlo, para –finalmente– ser sellado con el Espíritu. 77 En v. 13 se lee evn w-| kai. pisteu,santej. Por el contexto, evn w-| es una construcción que señala al Amado (1:6), Jesucristo. Los gentiles oyeron el mensaje de Cristo (VEn w-| kai. u`mei/j avkou,santej) y creyeron en el Cristo que se les predicaba (evn w-| kai. pisteu,santej). 78 Desde esta perspectiva evsfragi,sqhte tiene una voz “pasiva divina”. 79 Daniel S. Steffen, ed., La sintaxis del Nuevo Testamento. La adaptación y abreviación de Greek Grammar Beyond the Basics. An Exegetical Syntax of the New Testament por Daniel B. Wallace (Grand Rapids: 1996; Guatemala: Seminario Teológico Centroamericano, 2004): 214­5. Esto no significa que el Espíritu Santo sea un objeto en vez de una persona. Paradójicamente, el medio impersonal puede ser, en ocasiones, una persona. El medio impersonal significa que es el medio usado por un agente. 80 En cierto sentido se podría decir que el evangelio escuchado y creído es el medio para que tal acción sea posible (agente intermedio). 81 Las posibilidades para este genitivo son variadas: (1) partitivo: “que es parte de la promesa”, (2) atributivo: “Espíritu Santo prometido”, (3) aposición de definición: “que es la promesa”. La segunda opción es apoyada por la Reina Valera Actualizada [= RVA], la Nueva Biblia Española [= NBE], la Sagrada Biblia de Cantera­Iglesias [= SBCI] y la Nueva Versión Internacional [= NVI]. Otras versiones prefieren dejar la ambigüedad traduciendo “Espíritu Santo de la promesa”: Reina­Valera 1960 [= RV60], Reina­Valera 1995 [= RV95], Sagrada Biblia de Nacar­Colunga [= SBNC], Nueva Biblia de Jerusalén [= NBJ]. 82 Esta observación es importante porque en 1:12 se encuentra una referencia clara a los judíos y en 1:13 (el versículo bajo estudio), a los gentiles (cp. h`ma/j y u`mei/j). En el contexto más amplio, es claro que uno de los propósitos de Pablo es enfatizar que la obra del Espíritu es común a judíos y gentiles (4:4). 83 Craig S. Keener, Comentario del contexto cultural de la Biblia. Nuevo Testamento, trads. Nelda Bedford de Gaydou, et al. (El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano, 2003): 538.

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84 El artículo o[ del v. 14 debe ser neutro y hacer referencia al Espíritu. La segunda lectura en el aparato crítico (o]j) no encuentra mayor sentido en el contexto. Si la lectura fuese o]j la referencia obligada sería Cristo. No obstante, en Pablo es común que el Espíritu sea la garantía (cp. 2 Co. 1:22; 5:5). 85 Nótese que th/j klhronomi,aj h`mw/n ha de referirse a judíos y gentiles. “Nosotros” no se refiere a Pablo y los judíos, sino a todo aquel que está en Cristo. De nuevo, la perspectiva judía nacionalista es afectada por esta afirmación paulina. Los judíos llegaron a pensar que la herencia prometida sería únicamente para judíos. Ahora, Pablo indica que la herencia es para todo el pueblo adquirido por Dios. Los gentiles que estaban excluidos de la ciudadanía de Israel y excluidos de los pactos de la promesa (2:12) pasan a ser –en Cristo– conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios (2:19). 86 Para Oscar Cullmann las “arras del Espíritu” expresa la tensión entre el ya y todavía no en la vida de la iglesia. “El mismo Espíritu santo es, en efecto, la primicia del fin”. Oscar Cullmann, Cristología del Nuevo Testamento, trad. Carlos T. Gattinoni y Xabier Pikaza (Tubinga: 1957; Salamanca: Sígueme, 1997, 1998): 300. 87 Oswald Becker, “Don (avrrabw,n)”, en Diccionario teológico del Nuevo Testamento, Lothar Coenen, Erich Beyreuther y Hans Bieternhard, eds., (Salamanca: Sígueme, 1980, 1998), I:434. 88 El genitivo en avrrabw.n th/j klhronomi,aj ha de ser epexegético porque (1) el sustantivo descrito expresa una categoría grande y metafórica, (2) el genitivo nombra un ejemplo específico que es parte de la categoría mayor y clarifica la metáfora. 89 El sustantivo peripoih,sewj ha de significar “propiedad de Dios”. Su significado está muy relacionado al sentido que adquiere en 1 Pedro 2:9. En este pasaje, Pedro aplica a la Iglesia títulos que eran exclusivos de Israel (cp. los LXX de Is. 43:20­21). Pedro indica que los cristianos fueron comprados (1:18) y por lo tanto son posesión divina (2:9). Peter H. Davids, La Primera Epístola de Pedro, trad. Dorcas González Bataller (Barcelona: Clie, 2004): 135, 7. 90 La redención (avpolu,trwsin) ha de ser la redención escatológica que funciona como reserva de esperanza (1:18) para los creyentes. 91 C. René Padilla, “Introducción: una eclesiología para la misión integral”, en La iglesia local como agente de transformación. Una eclesiología para la misión integral, eds. C. René Padilla y Tetsunao Yamamori (Buenos Aires: Argentina, 2003): 18­9. 92 En realidad, la obra redentora de Cristo en Colosenses tiene dos aspectos: la reconciliación cósmica (1:20) y la reconciliación personal del creyente (1:21­22). Pablo Sywulka, “Los resultados de la obra de Cristo en la cruz según la Epístola a los Colosenses”, Kairós 7 (julio­diciembre 1990): 30. 93 De aquí en adelante se utilizará la Nueva Versión Internacional (en adelante NVI) de la Biblia para leer los textos citados. Cuando suceda lo contrario, se indicará con una nota respectiva. 94 La frase traducida en 1:12 “el reino de la luz”, literalmente es “en la luz” (evn tw/| fwti,). Sin embargo, se debe leer “reino de la luz” por el contraste que existe con 1:13. En este versículo la oscuridad se contrasta con el Reino. Cf. La Biblia para todos (en adelante BPT), La Biblia Latinoamérica (en adelante BL) y NVI. 95 Existe un problema textual con tw/| i`kanw,santi. La primera lectura (i`kanw,santi) es la lectura más antigua. Cuenta con el apoyo de℘ 46, 61 vid que data del año 200 d.C., pero tiene algunas corrupciones posteriores. Además, cuenta con el testimonio del código sinaítico (a) y alejandrino (A). La segunda lectura (kale,santi) posee una antigüedad del siglo VI. Su distribución geográfica es escasa. La tercera lectura es ecléctica (kale,santi kai. i`kanw,santi). La evidencia apunta a la primera lectura como la original. 96 Así p.ej. la Sagrada Biblia de Cantera­Iglesias (en adelante SB), Nueva Biblia de Jerusalén (en adelante NBJ) y BL. Estas tres versiones captan el aspecto aoristo del verbo griego. 97 El Reino parece ser un buen sinónimo de la “herencia de los santos” (tou/ klh,rou tw/n a`gi,wn). 98 La palabra evxousi,a tiene la idea de esfera de autoridad, poder gubernamental o gobierno. Alfred E. Tuggy, “evxousi,a”, en Léxico griego­español del Nuevo Testamento (El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano, 1996): 334­ 5. 99 Debe notarse que las tres acciones referidas al Padre –capacitó (i`kanw,santi), libró (evrru,sato) y trasladó (mete,sthsen)– están en tiempo aoristo. Parece ser un acto divino –la redención en Cristo– con tres aspectos diferentes (1:14). 100 El pronombre relativo del v. 14 refiere a Cristo, no al Reino. El pronombre w-| es masculino singular al igual que tou/ ui``ou/. En cambio, th.n basileíi,an es un sustantivo femenino. 101 h.n a;fesin tw/n a`martiw/n está en aposición con th.n avpolu,trwsin. De esa cuenta, “la redención” significa “perdón de pecados”. Nuevamente, el Reino está muy relacionado con la salvación.

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102 Aquí, “primogénito (prwto,tokoj) de la creación” es el equivalente del hebreo becoro shel olam. Este título rabínico se aplicaba para Yahweh y el Mesías. Juan B. Stam, Las buenas nuevas de la creación (Grand Rapids: Nueva Creación, 1995): 44, citando a J. B. Lightfoot, Saint Paul’s Epistles to the Colossians and to Philemon (Londres: Macmillan, 1886): 145. Además, debe destacarse el hecho que dentro de las cosas creadas aparecen las “autoridades” (v. 16). En 1:13 Pablo indicó que Dios libró a los creyentes del dominio (lit. “autoridad”) de la oscuridad. 103 De hecho, se piensa que la sección 1:15­20 no es original de Pablo, sino un himno independiente de la iglesia primitiva. Cf. Gabriel Cañellas, “El himno cristológico. Origen y perspectivas”, Biblia y Fe 30 (septiembre­ diciembre 1984): 5­15. 104 El erudito neotestamentario Joaquín Jeremías ha observado que la iglesia primitiva, con base en pasajes como Colosenses 2:15, Efesios 20­21 y 1 Corintios 15:24, concebía a Cristo como el vencedor de Satanás en virtud de su crucifixión y resurrección. Joaquín Jeremías, tomo 1 de Teología del Nuevo Testamento, trad. Constantino Ruiz­ Garrido (Salamanca: Sígueme, 1973, 2001): 93. 105 El verbo estativo “estar sentado” señala, en el Nuevo Testamento, posición de autoridad. En el célebre sermón de Pedro en Hch. 2 se aplica la promesa davídica a Jesucristo en su estado exaltado. En 2:30 Pedro recuerda la promesa hecha a David: uno de sus descendientes se sentaría en su trono. Pedro, con mucha libertad hermenéutica, aplica el Sal. 110:1 a Jesucristo sentado a la diestra de Dios (2:34). De una manera similar, el autor de Hebreos enfatiza que Jesucristo “...se sentó a la derecha de la Majestad en las alturas. Así llegó a ser superior a los ángeles...” (1:3­4). En ambos casos (Hechos y Hebreos) el verbo para indicar la posición de autoridad de Cristo proviene de la raíz “sentarse”. 106 Al parecer, “arriba” se refiere al cielo. En 4:1 se indica que el Señor está en el cielo (evn ouvranw/). 107 Sin embargo, debe tenerse en cuenta que esta perspectiva cristológica no fue incluida por Pablo per se. En realidad, la cristología en colosenses tiene un propósito apologético en contra de la falsa doctrina que se estaba infiltrando en la iglesia. Cf. Everett F. Harrison, Introducción al Nuevo Testamento, trad. Norberto Wolf (Grand Rapids: Libros Desafío, 1987, 1999): 322. 108 Ver infra “El Reino de Dios: Dimensión presente”. 109 La preposición que abre el versículo 5 (dia.) tiene un sentido de causa. “La esperanza reservada para ellos en el cielo” (th.n evlpi,da th.n avpokeime,nhn u`mi/n evn toi/j ouvranoi/j) es una referencia al Reino (cf. nuevamente 4:1). Sin embargo, la esperanza también puede ser Cristo mismo (1:27). Esa esperanza es la causa del amor que los colosenses tiene para con los santos. 110 En el contexto, la vida antigua de los colosenses estuvo en la esfera del reino de la oscuridad (1:13). En ese reino, los colosenses adoptaron el pecado como modo de existencia (3:7). 111 El reputado exegeta protestante Eduard Schweizer sostiene que detrás de este versículo “está la promesa davídica del futuro reino del Hijo de Dios (2 Sam 7,16; Sal 2,7...)”. Eduard Schweizer, La carta a los Colosenses, trad. Manuel Olasagasti (Salamanca: Sígueme, 1987): 53. 112 Es llamativo el hecho que el verbo “hagan morir” (Nekrw,sate) es un imperativo aoristo. En este caso, el mandamiento tiene un enfoque global sin indicación de duración o repetición. Los colosenses no pueden optar por obedecer o no. El mandamiento es una consecuencia ineludible que se desprende de su nueva vida en Cristo. 113 De acuerdo con esta lista, los valores del Reino son, en realidad, lo opuesto a los valores del reino de la oscuridad. Nótese el contraste que Pablo marca con la construcción nuni. de. en 3:8. 114 En esta ocasión, el mandamiento (u`pota,ssesqe) es un imperativo presente. Pablo manda a las mujeres que la costumbre en su vida conyugal debe ser la sumisión. El verbo puede ser una voz media directa. En tal caso, una mejor traducción sería “sométanse ustedes mismos”. J. H. Moulton, A Grammar of New Testament Greek, tomo 2 (Edimburgo: T.&T. Clark, 1908): 163. En Roberto Hanna, Ayuda gramatical para el estudio del Nuevo Testamento griego, trad. Edgardo Alvarez (El Paso, Texas: Editorial Mundo Hispano, 1993, 1998): 555. 115 La “herencia” (th/j klhronomi,aj) aquí debe estar relacionada con el Reino. En 1:12 se usa una palabra similar (tou/ klh,rou) en relación con el Reino de la Luz. 116 George Eldon Ladd, Teología del Nuevo Testamento, trads. José­María Blanch y Dorcas González Bataller (Barcelona: Editorial Clie, 2002): 503. Sin embargo, aun existen grupos cristianos que niegan rotundamente la existencia presente del Reino de Dios. A través de Internet circula un documento auspiciado por la “Iglesia de Dios Restaurada”. En la exposición de este versículo (1:13) sostienen que El Expositor’s Bible Comentario [sic], Clarkes’s Comentario [sic], El Abingdon Bible Comentario [sic], entre otros se equivocan en interpretar Col. 1:13 como la manifestación presente del Reino. El creyente –dice el documento– es parte del Reino, pero el Reino no está presente. Su postura la ilustran de la siguiente manera: “Por ejemplo: Usted es un ciudadano Americano que

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está viajando en el extranjero. Aunque usted no esté en los Estados Unidos, usted todavía es un ciudadano Americano. En la misma forma, que la ciudadania [sic] de un Cristiano es del cielo, y el no vive allí”. La Iglesia de Dios Restaurada, “Siete pruebas de que el Reino de Dios no está aquí todavía”, 2002, 6 de julio de 2004 <http://www.restoredcog.org/es/articulos/sietepreubas.html>. 117 Indudablemente, el pronombre demostrativo ou-toi en 4:11 se refiere a Tíquico, Onésimo, Aristarco, Marcos y Jesús el Justo. 118 Cf. 4:7, en donde se dice de Tíquico que era un “fiel servidor y colaborador en el Señor”. En este versículo se utilizan dos sustantivos muy significativos que subrayan el servicio sacrificial: dia,konoj kai. su,ndouloj. Este mismo título se le aplica a Epafras en 1:7. 119 Aristarco colaboró con Pablo puesto que fue su compañero de cárcel (4:10). Debe notarse un detalle interesante. Los colaboradores en la dimensión presente del Reino son judíos (4:11). En realidad, una de las posibilidades para traducir la frase oi` o;ntej evk peritomh/j es “los judíos”. Cf. NVI, NBE (Nueva Biblia Española), SB, BL. Por otro lado, NBJ y LBDLA (La Biblia de las Américas) dejan sin interpretar la frase. Quizá uno de los pasajes que apoye una interpretación no literal de estos versículos sea 2:11. De todos modos, si “los de la circuncisión” son judíos raciales (como parece ser la interpretación más natural), significa que actualmente los judíos trabajan a favor del Reino por medio y en pro de la Iglesia de Cristo. 120 Esta dimensión del Reino de Dios ha sido destacada particularmente por los reformadores del siglo 16. En la Apología de la Confesión de Augsburgo, preparada por Felipe Melanchton, los luteranos sostuvieron ante Carlos V que “...el Reino de Cristo es espiritual, esto es, que hace que en el corazón del hombre surja el conocimiento de Dios, el temor y la fe en Dios, la justicia y la vida eterna”. Apología de la Confesión de Augsburgo (1530), art. 16, § 2, en Libro de Concordia. Las Confesiones de la Iglesia Evangélica Luterana, ed. Andrés A. Meléndez (San Luis, Misuri: Editorial Concordia, 1989): 215. De igual forma, aunque con palabras distintas, Juan Calvino subraya esta dimensión del Reino en su ya clásico libro Institución de la Religión Cristiana: “Dios reina, cuando los hombres, renunciando a sí mismos y menospreciando el mundo y esta vida terrestre, se someten a la justicia de Dios para aspirar a la vida celestial. Y por eso este reino tiene dos partes; una es que Dios, con la virtud y potencia de su Espíritu, corrija y domine todos los apetitos de la carne, que en tropel le hacen la guerra; la otra, que forme todos nuestros sentidos para que obedezcan sus mandamientos”. Juan Calvino, Institución de la Religión Cristiana, trad. Eusebio Goicoechea (Grand Rapids: Nueva Creación, 1988, 1996): libro 3, cap. 20, § 42: 710. 121 Literalmente, el imperativo brabeue,tw tiene la idea de “ser arbitro”. Sin embargo, a la luz del uso de este mismo término en la literatura paulina, se puede concluir que brabeue,tw está relacionado con el Reino de Dios y la participación del cristiano en él. Cf. A. Ringwald, “brabei/on”, en Diccionario teológico del Nuevo Testamento, Lothar Coenen, et al (Salamanca: Sígueme, 1980, 1998), 1:847­8. 122 Debe observarse que el imperativo brabeue,tw está en tiempo presente. El gobierno espiritual de Cristo en el creyente es actual. Este imperativo se puede interpretar como que los colosenses debían permitir que la paz de Cristo gobernara en la iglesia. A la luz del contexto inmediato, 3:15 alude a la paz en la iglesia. Herman Ridderbos, El pensamiento del apóstol Pablo, trad. Juan van der Velde (Grand Rapids: Libros Desafío, 2000): 493. 123 En realidad, el griego queda ambiguo. Se puede traducir “Cristo en ustedes” o “Cristo entre ustedes”. Una solución ecléctica sería afirmar que se refiere a ambas cosas. Cristo está presente en cada creyente, pero también lo está entre la comunidad cristiana. Franz Mussner, “Carta a los Colosenses”, en Carta a los Colosenses. Carta a Filemón, trad. J. M a . Querol (Barcelona: Herder, 1970): 54. 124 En este versículo, “la vida” está en aposición con “Cristo” (o` Cristo.j... h` zwh. u`mw/n). Entonces, “vida vuestra” y “Cristo” son términos intercambiables. Cf. N. Turner, Grammatical Insights into the New Testament: 119, en Hanna, Ayuda gramatical: 553. 125 Indudablemente, el pronombre auvtou/ (1:29) se refiere a Cristo (v. 28). 126 Craig S. Keener, Comentario del contexto cultural de la Biblia. Nuevo Testamento, trad. Nelda Bedford de Gaydoy, et al (El Paso: Editorial Mundo Hispano, 2003): 565. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que casi todos los cristianos en Colosas eran gentiles (1:27; 2:13). No se debe descartar, por supuesto, la existencia de numerosas e influyentes comunidades judías en la zona de Colosas. F. Foulkes, “Colosenses, epístola a los”, en Nuevo diccionario bíblico, eds. J. D. Douglas y N. Hillyer (Argentina: Ediciones Certeza, 1991): 263. 127 Debe observarse que en 1:27 aparece “Cristo” y “la esperanza” en caso nominativo. Esta construcción cumple todos los requisitos para estar en aposición (dos sustantivos lado a lado, el mismo caso, los dos refieren a la misma persona, los dos tienen la misma función dentro de la cláusula). El segundo sustantivo (“la esperanza de gloria”), entonces, es la clarificación o descripción del primero (“Cristo”). 128 En realidad, el griego de este versículo es ambiguo. Una traducción literal sería “Las cuales [comida, bebida y

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fiestas religiosas] son una sombra de las cosas venideras. Pero el cuerpo (es) de Cristo”. Algunas traducciones interpretan la segunda parte del versículo (“Pero el cuerpo (es) de Cristo”) como un paralelismo antitético con la primera línea. De esa cuenta, el sentido de “cuerpo” no es literal sino relativo a su paralelo “sobra”. Los alimentos y fiestas son sombra de lo futuro, pero la realidad (to. sw/ma) es Cristo (cf. NVI, BPT, NBE, SB, BL). 129 Precisamente, el verbo avpolh,myesqe está en tiempo futuro. 130 No se sabe con exactitud cuál es la relación entre el acusativo y el genitivo (“remuneración de la heredad”). Debe tenerse en cuenta que th/j klhronomi,aj es usado por Pablo para referirse a las bendiciones del Reino de Dios prometidas a su pueblo (Ef. 1:14; 5:5). Actualmente, nadie pone en tela de duda que Efesios y Colosenses pertenecen a una misma época y tiene increíbles semejanzas. Cf. Harrison, Introducción: 324­5. Volviendo a la relación entre el acusativo y genitivo en este versículo, se puede analizar varias opciones. Una de ellas es tomar el genitivo en su función partitiva. Así, la traducción quedaría “la remuneración que es parte de la herencia”. Otra posibilidad es interpretar el genitivo en su función epexegética. La traducción, en este caso, quedaría “la remuneración que es la herencia”. Por el contexto, parece que la primera opción es la mejor. La recompensa es solo una parte de la herencia. La herencia incluye los beneficios logrados por Cristo y aquellos logrados por el comportamiento correcto del creyente en su vida terrenal. 131 La “gracia” en este versículo es diferente a la “multiforme gracia de Dios” de 1 Pedro 4:10. En este último pasaje la “gracia” equivale a los dones que reciben los creyentes para servir a los demás. 132 Joseph A. Fitzmyer, “Primera Epístola de San Pedro”, en Comentario bíblico San Jerónimo, tomo 4 (Madrid: Ediciones Cristiandad, 1972): 278. 133 Acertadamente observa O. Cullmann que “el título Salvador… aparece esporádicamente en el evangelio de Lucas y de Juan; es más frecuente en las Cartas pastorales, 2 Pedro y en las cartas de Ignacio [de Antioquia]”. El destacado es original. Oscar Cullmann, Cristología del Nuevo Testamento, trad. Carlos T. Gattiononi y Xavier Pikaza (Biblioteca de Estudios Bíblicos 63; Salamanca: Ediciones Sígueme, 1957, 1997): 313. 134 Incluso, durante su muerte Cristo fue y predicó a los espíritus encarcelados (1 P. 3:19­20; 4:6). Una consideración detallada de este pasaje escapa a los propósitos del presente trabajo. Cp. David G. Horrell, “Who are ‘The Dead’ and When vas the Gospel Preached to Them?: The Interpretation of 1 Pet 4:6”, New Testament Studies 49 (enero 2003): 70­83. 135 Nuevamente, el orden de las palabras devela el énfasis del autor. En 1 Pedro 1:18­19 el orden del texto es ouv fqartoi/j( avrguri,w| h' crusi,w|( evlutrw,qhte evk th/j matai,aj u`mw/n avnastrofh/j patroparado,tou avlla. timi,w| ai[mati w`j avmnou/ avmw,mou kai. avspi,lou Cristou/. La frase “no con (cosas) perecederas (como) oro o plata” aparece al inicio. También puede observarse que el genitivo Cristou/ se relaciona con timi,w| ai[mati. El autor de 1 Pedro se apresura a colocar la frase w`j avmnou/ avmw,mou kai. avspi,lou “como un cordero sin mancha y defecto” entre timi,w| ai[mati “con la preciosa sangre” yCristou/ “Cristo”. 136 En el contexto de Levítico 1 parece que el holocausto posee una función expiatoria. Aunque este tipo de sacrificio también se ofrecía en momentos de alegría para expresar agradecimiento (1 S. 6:14, Jue. 11:30), o en tiempos de tribulación cuando se experimentaba la ira de Yahvé (Jue. 21:4; 1 S. 13:9; Mi. 6:6. Gerhard von Rad, Las tradiciones históricas de Israel, tomo 1 de Teología del Nuevo Testamento, trad. Victoriano Martín Sánchez, 8º edición (Biblioteca de Estudios Bíblicos 11; Salamanca: Ediciones Sígueme, 2000): 323­24. 137 Bo Reicke, The Epistles of James, Peter, and Jude: Introduction, Translation, and Notes (The Anchor Bible 37; Garden City, New York: Doubleday & Company, 1978): 85. 138 Everett F. Harrison, Introducción al Nuevo Testamento, trad. Norberto Wolf (Grand Rapids: Libros Desafío, 1980, 1999): 397. Harrison indica –en la misma página– que las alusiones de Pedro a Isaías son obvias: 1 P. 2:22 // Is. 53:9; 1 P. 2:25 // Is. 53:6; 1 P. 2:24 // Is. 53:4, 5, 12; 1 P. 1:19 // Is. 53:7. 139 En el evangelio de Juan, el bautista llama a Cristo “Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Jn. 1:29, 36). En Hebreos 9:14 se describe la muerte de Cristo como un sacrificio voluntario y sin mancha que purifica al creyente. 140 La frase “nacer de nuevo” sólo se encuentra en 1 Pedro 1:3 y 1:23, y al parecer tiene el mismo sentido que “nacer de arriba” en Juan 3:3, 5. A. Ringwald, “Nacer, engendrar (genna,w)”, en Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, eds. Lothar Coenen, Erich Beyreuther y Hans Bietenhard, 4ª edición (Biblioteca de Estudios Bíblicos 28­29; Salamanca: Ediciones Sígueme, 1999) 2:155. 141 El participio adjetivo o` avnagennh,saj “ha hecho nacer de nuevo” (1 P. 1:3) puede que señale más al carácter de Dios como regenerador que a la acción propia de la regeneración. 142 Obsérvese que entre el artículo o y el participio adjetivo avnagennh,saj se encuentra la frase kata. to. polu. auvtou/ e;leoj “por su gran misericordia” (NVI). Se puede sospechar que este arreglo literario devela el énfasis de Pedro en

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la misericordia de Dios como el presupuesto para su obra de regeneración. 143 Ricardo Franco, “Cartas de San Pedro”, en Nuevo Testamento, tomo 3 de La Sagrada Escritura: Texto y comentario por profesores de la Compañía de Jesús, 2ª edición (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1967): 245. 144 De Lot se dice que lo “libró” (evrru,sato), 2 Pedro 2:7. 145 En la frase ouv sarko.j avpo,qesij r`u,pou “no por quitar las impurezas de la carne”, hay dos genitivos que modifican al sustantivo avpo,qesij. El primer genitivo (sarko,j) es de separación, el otro (r`u,pou) es objetivo. Esta es la opción de Daniel S. Steffen, ed., La sintaxis del Nuevo Testamento. La adaptación y abreviación de Greek Grammar Beyond the Basics: An Exegetical Syntax of the New Testament de Daniel B. Wallace, trad. Julio García, Gabriel López y Daniel S. Steffen (Guatemala: Seminario Teológico Centroamericano, s.f.): 45. 146 La teología de los primeros padres de la iglesia oriental enfatizó esta dimensión de la salvación. Según ellos, el cristiano es un ser salvo que concurre a un proceso de divinización que concluirá en el futuro. Cp. Orígenes, Tratado de los principios (s. III), en Lo mejor de Orígenes, Alfonso Ropero, comp. (Barcelona: Editorial Clie, 2002): 200­09, 289­98 y 336­48. Ver además, Basil Studer, Dios Salvador, en los padres de la Iglesia: Trinidad, cristología, soteriología (Koinonia 31; Salamanca: Secretariado Trinitario, 1993): 180­82 y Salvador Vergés, Imagen del Espíritu de Jesús: Persona y comunidad de amor (Ágape 1; Salamanca: Secretariado Trinitario, 1977): 121­22. 147 Richard J. Bauckham, Jude, 2 Peter (Word Biblical Commentary 50; Waco, Texas: Word Books, 1983): 180­ 81. 148 Ibid. 149 La prótasis de la cláusula tiene la estructura eiv + h`ttw/ntai (presente indicativo), la apódosis inicia con un verbo indicativo en tiempo perfecto (ge,gonen). Este tipo de estructura presume la realidad de la prótasis. Para Pedro era un peligro real y latente la posibilidad de que algunos creyentes atendieran a las enseñanzas de los falsos maestros. 150 El orden de las palabras hace ver que el énfasis está en los cielos y tierra nuevos: kainou.j de. ouvranou.j kai. gh/n kainh.n kata. to. evpa,ggelma auvtou/ prosdokw/men. 151 Ugo Vanni, Lettere di Pietro, Giacomo e Giuda, nella Nuovissima Versione della Biblia (Paoline: Roma, 1977), citado en Raúl H. Lugo Rodríguez, “Fin del mundo: ¿Destrucción o recreación? (Estudio sobre la 2 Pe. 3, 5­13)”, Revista de interpretación bíblica latinoamericana 21 (1995): 137. 152 En Pedro no se detalla cuál es el papel del Espíritu en la salvación. Sin embargo, en 1 Pedro 1:2 su obra de santificación puede interpretarse como “el acto inicial de consagración al momento de la salvación cuando el creyente es transferido de un reino a otro”, Keith Warrington, Discovering the Holy Spirit in the New Testament (Peabody, Massachusetts: Hendrickson Publishers, 2005): 197. 153 Peter H. Davids, La Primera Epístola de Pedro, trad. Dorcas González Bataller (Estudios Bíblicos 10; Barcelona: Editorial Clie, 2004): 56. 154 Aunque según 1 Pedro 1:20 los “últimos tiempos” ya han iniciado con la primera venida de Cristo. 155 Los cuatro verbos (katarti,sei( sthri,xei( sqenw,sei( qemeliw,sei) están en tiempo futuro. 156 Martín Lutero, Sermones sobre la Primera Epístola de Pedro (1522), en Comentarios de Martín Lutero: Primera y Segunda de Pedro, Judas y Primera de Juan, trad. Rosa Roger I Moreno (Barcelona: Editorial Clie, 2001): 167. 157 George Eldon Ladd, Teología del Nuevo Testamento, trad. José­María Blanch y Dorcas González Btaller (Estudios Teológicos 2; Barcelona: Editorial Clie, 2002): 783. 158 En realidad, este versículo tiene un problema textual. La primera lectura es: “la (que está) en Babilonia” (h` evn Babulw/ni). Esta lectura está apoyada por ℘ 72 cuya antigüedad se remonta al siglo III o IV. Además, está apoyada por 37 copias distintas. Otra lectura probable es “la iglesia que está en Babilonia” (h` evn Babulw/ni e``kklhsi`a). Esta cuenta con el apoyo del manuscrito uncial ℵ que data del siglo IV. Solamente está apoyado por cinco testimonios manuscritos. Una tercera opción es la lectura h` evn +Rw,mh. El único testimonio que apoya esta lectura es 2138, cuya antigüedad se registra hacia el año 1.072. Conclusión: la última opción es una adición posterior para apoyar la teoría de que Pedro es el fundador de la iglesia en Roma. Las opciones uno y dos son más probables. La multitud de testigos de la primera en diferentes áreas geográficas es una pista bastante fuerte para suponer que sea la lectura original. Con todo, sea explícita o implícitamente, es muy probable que Pedro haya pensado en una iglesia “escogida” al igual que sus lectores habían sido “escogidos” (1 P. 2:9). 159 La preposición evn + a`giasmw/| tiene una función de medios, “por medio de” (cp. NVI y SBCI). 160 John H. Elliott, Un hogar para los que no tienen patria ni hogar: Estudio crítico social de la Carta primera de Pedro y de su situación y estrategia, trad. Constantino Ruiz­Garrido (Navarra: Editorial Verbo Divino, 1995): 343.

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161 Pablo también veía a la congregación de creyentes como un rebaño que necesitaba ser apacentado (Hch. 20:28). 162 Citado en Anselm Grün, La redención: el significado en nuestra vida, trad. José Pedro Tosaus (Navarra, España: Editorial Verbo Divino, 2005): 116.