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 71 Estudios Atacameñ os: Arqueología y Antropología Surandinas N° 34, pp. 71-95 (2007) RESUMEN  El P erío do T ard ío del Nor oeste Ar gent ino ha sido cara cteri zado como una época de creciente complejidad, desigualdad social  y estratificación político-económic a institucionalizadas. El objetivo de este artículo es discutir críticamente esta inter-  pretación y la evidencia empleada para apoy arla. Sostengo que si abandonamos las perspectivas externas y a “vuelo de pájaro” al analizar los poblados de esta época y si nos enfocamos en las experienc ias subjetivas e intersubjetivas, las prácticas y las relaciones sociales que se desarr ollaban diariamente en estos lugares, entonces alcanzaremos una visión distinta de las sociedades tardías, las cuales, argumento, desarrollaron una vida social más cercana a la integración comunal que a la estratificación y segregación.  Pal abras clav es: P eríodo Tar dío – poblad os conglomerado s – experiencias – relaciones sociales – integra ción comunal. ABSTRACT  Northwest Argentina´s Late Pre-Hispanic Period has been generally characterized as a time of increasing complexity, institutionalized social inequality and political-economic stratification. This article’s goal is to critically discuss this view and the evidence employed to support it. I claim that if we leave aside “bird’s-eye” views when analyzing late-period sites and focus instead on the subjective and intersubjective experience s, practices, and social relations that past people daily developed in these places, we will then be able to reach a different understanding of late-period societies, which, I argue , developed a social li fe that was closer to communal integration than to stratification and segregation.  Key words: Late Period – conglomerated settlements – expe- riences – social relations – communal integration . Recibido: diciembre 2006. Aceptado: junio 2007. Introducción El Período Tardío (1000-1450 DC) 2  del Noroeste Argentino ha sido generalmente caracterizado como una época de desarrollos regio nales, conflictos inte- rregional es, complejidad sociopolítica, desigualdad social y estratifi cación económica institucionalizadas (Núñez Regueiro 1974; Ottonello y Lorandi 1987; T arragó 2000; Nielsen 2001). Se ha sostenido que durante esta época, unidades políticas tipo jefaturas habrían ejercido su poder sobre territorios especí- ficos, al mismo tiempo que surgían los primeros asentamientos extensos y conglomerados, conside- rados cabeceras de gobierno y administración de un sistema político estratificado (Figura 1). De acuerdo a esto, el camino hacia la complejidad social, la desigualdad y la estratificación, iniciado al menos en algunas regiones del Noroeste Argentino (en adelante N.O.A.), durante el Período Medio con Aguada, parecería haberse acentuado y consolidado durante el Período Tardío. En la arqueología del N.O.A. ha sido frecuente el empleo, ya sea implícita o explícitamente, de los mo- delos sobre evolución social propuestos en la década de 1960 (Fried 1967; Service 1984), que establecen una sucesión lineal de tipos de sociedades u organizac io- nes políticas, que va de menor a mayor complejidad, especialmente en los aspectos políticos y económicos. Así, un período de complejidad sociopolítica emergente es siempre seguido por otro de mayor complejidad, estratifi cación y desigualdad. Cada uno de estos tipos de sociedades cuenta con una estructura política (re- presentada por niveles de toma de decisiones), una organización económica y modo de producción, un nivel de desarrollo tecnológico, una forma de ocupar el espacio, entre otros, que les son propios. Se plantearon ciertas expectativas de registro para cada caso (banda, tribu, jefatura o Estado), especialmente expresadas en patrón de asentamiento, infraestructura de producción 2  Período inmediatamente anterior a la expansión incaica. Coincide con el Período Intermedio Tardío para los Andes Centrales, Centro-Sur y Chile. 1  CONICET - Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas. Saavedra 15, Piso 5, Buenos Aires (C1083A CA), ARGENTIN A. Email: [email protected] m Fragmentación vs. integración comunal: Repensando el Período T ardío del Noroeste Ar gentino F A. A 1

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Esds Aaameñs: Arqegía y Anrpgía Srandnas N° 34, pp. 71-95 (2007)

RESUMEN

 El Período Tardío del Noroeste Argentino ha sido caracterizado

como una época de creciente complejidad, desigualdad social

 y estratificación político-económica institucionalizadas� El

objetivo de este artículo es discutir críticamente esta inter-

 pretación y la evidencia empleada para apoyarla� Sostengo

que si abandonamos las perspectivas externas y a “vuelo

de pájaro” al analizar los poblados de esta época y si nos

enfocamos en las experiencias subjetivas e intersubjetivas,

las prácticas y las relaciones sociales que se desarrollaban

diariamente en estos lugares, entonces alcanzaremos una

visión distinta de las sociedades tardías, las cuales, argumento,

desarrollaron una vida social más cercana a la integración

comunal que a la estratificación y segregación�

 Palabras claves: Período Tardío – poblados conglomerados –

experiencias – relaciones sociales – integración comunal�

ABSTRACT

 Northwest Argentina s Late Pre-Hispanic Period has been

generally characterized as a time of increasing complexity,

institutionalized social inequality and political-economic

stratification� This article’s goal is to critically discuss this

view and the evidence employed to support it� I claim that if 

we leave aside “bird’s-eye” views when analyzing late-period 

sites and focus instead on the subjective and intersubjective

experiences, practices, and social relations that past people

daily developed in these places, we will then be able to reach

a different understanding of late-period societies, which, I 

argue, developed a social li fe that was closer to communal

integration than to stratification and segregation�

 Key words: Late Period – conglomerated settlements – expe-

riences – social relations – communal integration�

Red: demre 2006. Aepad: jn 2007.

Introducción

E Períd Tardí (1000-1450 DC)2 de NreseArgentino ha sido generalmente caracteriado comouna época de desarrollos regionales, conflictos inte-rregionales, complejidad sociopolítica, desigualdadsocial y estratificación económica institucionaliadas(Núñe Reger 1974; One y Lrand 1987;

Tarragó 2000; Nesen 2001). Se ha ssend qedurante esta época, unidades políticas tipo jefaturasharían ejerd s pder sre errrs espeí-ficos, al mismo tiempo que surgían los primerosasentamientos extensos y conglomerados, conside-rados caeceras de goierno y administración de unsistema político estratificado (Figura 1). De acuerdoa esto, el camino hacia la complejidad social, ladesgadad y a esrafaón, nad a mensen algunas regiones del Noroeste Argentino (enadelante N.O.A.), durante el Período Medio con

Aguada, parecería haerse acentuado y consolidadodrane e Períd Tardí.

En la arqueología del N.O.A. ha sido frecuente elempleo, ya sea implícita o explícitamente, de los mo-delos sore evolución social propuestos en la década de1960 (Fried 1967; Service 1984), que estalecen unasesón nea de ps de sedades rgana-nes pías, qe va de menr a mayr mpejdad,especialmente en los aspectos políticos y económicos.Así, un período de complejidad sociopolítica emergentees sempre segd pr r de mayr mpejdad,estratificación y desigualdad. Cada uno de estos tiposde sedades ena n na esrra pía (re-presenada pr nvees de ma de desnes), narganaón enóma y md de prdón, nnivel de desarrollo tecnológico, una forma de ocupar elespacio, entre otros, que les son propios. Se plantearonciertas expectativas de registro para cada caso (anda,triu, jefatura o Estado), especialmente expresadas enpatrón de asentamiento, infraestructura de producción

2 Período inmediatamente anterior a la expansión incaica.Cnde n e Períd Inermed Tardí para s Andes

Cenraes, Cenr-Sr y Che.

1 CONICET - Instituto Multidisciplinario de Historia y CienciasHmanas. Saavedra 15, Ps 5, bens Ares (C1083ACA),

ARGENTINA. Ema: [email protected]

Fragmenaón vs. negraón mna:

Repensand e Períd Tardí de Nrese Argenn

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FELIX A. ACUTO

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Figura 1. Principales sitios tardíos del Noroeste Argentino: 1) Pucara de Rinconada; 2) Doncellas; 3) Puelo Viejo de Tucute; 4) Coctaca;

5) Yacoraite; 6) Los Amarillos; 7) La Huerta; 8) Juella; 9) Pucara de Tilcara; 10) Volcán; 11) Morohuasi; 12) Tastil; 13) Esquina Aul; 14) Valdé; 15) Mariscal, Tero y Fuerte Alto; 16) borgatta; 17) Las Pailas; 18) Loma del Oratorio; 19) Corral del Algarroal; 20) La Paya; 21) ElChurcal; 22) Molinos I; 23) Tolomón; 24) El Pichao; 25) Quilmes; 26) Fuerte Quemado; 27) Rincón Chico; 28) Loma Rica de Shiquimil;29) Cerro Mendocino.

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y dsrón de enes, ps de edfs y mas,clases de ienes de consumo y desarrollo tecnológico,enre s más mpranes.

Varias han sido las revisiones y críticas que han

red ess mdes, aes m s napadadpara explicar el camio entre estadios y su tendenciaa hmgenear ass dsns and a vara-dad y a rear ps my amps qe nyernsociedades muy diferentes (ver Shanks y Tilley1987). No intentaré expandir estas críticas, sinodeenerme en ds de eas:

1) Ls ps de sedad defnds pr s mdesevnsas sn freenemene esenaads.Son caracteriados por una serie de indicadoresarqueológicos presentados como “receta de cocina”

y asumidos como “paquetes”, donde la presencia deers “ngredenes” ndaría a esena de ndeermnad p de sedad. Anqe es rar qeds s ndadres se deeen, a presena desó agns de es, generamene nsderadsaves, es sfene para presmr a esena deres y asmr a adad de “paqee”. Más qepensar explicaciones alternativas y reflexionar sores a asena de ess ndadres es prd dedferenas hsóras y raes, s arqeógshan argumentado que la falta de ciertos aspectos que

caracterian al tipo definido se dee a prolemas demuestreo o de visiilidad arqueológica. Además,raramente se explicita cuáles son los indicadores másmpranes áns de es sn neesars paranfrmar a presena de n deermnad p.

2) Ess mdes evvs, pr enfarse en saspectos estructurales, institucionales y funcionalesdel proceso social, y por no interesarse en las prácticasqe s sjes desarran y as reanes saesque entalan, no consideran la interrelación sujetiva(social, simólica, cognitiva y corporal) que las per-snas esaeen enre sí, n s jes y n asformas espaciales (paisajes, lugares y arquitectura).Tampoco reconocen la influencia que la materialidady a espaadad ( espa sa) enen sre eproceso social, especialmente sore las experiencias,práas y reanes saes, así m e r qe juegan en la conformación de identidades, formas deaegrar a mnd, e degías. Ess mdesconsideran a la cultura material y a las formas espa-ciales en términos funcionales y como suproductosy reflejos pasivos de la organiación social y del

grado de complejidad política y económica. A partirde esas deas eóras, s ss arqeógs snfrecuentemente representados desde perspectivas

“a ve de pájar”, m pans dmensnaesy pns en n mapa qe speran ampamene aescala humana. No son vistos como lugares signifi-avs en dnde se nsía a eperena say se prdía y reprdía a sedad, así m

amn s sjes y a sjevdad.

En los últimos 20 años, parte de la arqueología,en snnía n s avanes en a ería sa, hamenad a ardar e esd de as sedadespasadas desde el punto de vista de las personas,sus prácticas, relaciones sociales y experienciasintersujetivas, considerando su desarrollo histórico(Pauketat 2001). De esta manera, se han aandonadolas perspectivas y análisis ojetivistas y sincrónicosde la sociedad, que sólo se interesan por lo estructuraly/ ssm (íps de fnnasm, e esr-

rasm, as erías de ssemas y as perspevasecológico-evolutivas), para poner el acento en la acciónsa y en a reaón daa qe se esaeeenre esrra y agene, a a esá medada pra práa y es prd de a hsra (brde1977, 1999; Sahns 1981; Gddens 1995).

Ess nevs enfqes sre as práas, a ne-raón y as eperenas de a gene en e pasadhan comenado a reconsiderar tamién la incidenciaqe a maeradad y a espaadad enen sre

a vda sa y a nsón de s sjes. Sngar a ddas, as práas, reanes y anessaes se desarran en enrns maeramenensds, en reaón n jes (y a ravs deellos) y dentro de espacios significativos. Desde finesde a dada de 1980, y espeamene en a dadade 1990, n númer varad de dspnas (enreellas la arqueología, la antropología, la geografía, losestudios culturales y más tardíamente la sociología)han menad a repensar e r qe s jes ya dmensón espaa enen en a nsón deje y de sje sa. Ess nevs enfqesnsderan qe:

1) La cultura material y las formas espaciales jueganun papel activo en la conformación de la vida social.Los ojetos, los paisajes y lugares no son los conte-nedres eemens neres en a dnáma sa, smpes aesrs fnnaes y ars de asrelaciones y prácticas sociales, sino que activamenteprden, reprden y ransfrman a as msmas(Miller 1987; Soja 1989; Lefevre 1991; bender1993; A 1999).

2) Ese na reaón daa enre as práasy relaciones sociales que los sujetos desarrollan,

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y s jes y as frmas espaaes qe empeanpara evaras a a. Menras qe as anes yreanes saes prden y dan frma a a ma-eradad y espaadad de manera nngene, amismo tiempo estas últimas producen y reproducen

relaciones sociales, prácticas e identidades. Además,y como parte de una relación dialéctica, el escenarioen dnde se reaa na práa sa y dnde seenaan reanes saes, así m s jesqe nervenen en e desarr de dhas práasy relaciones, no son simplemente un complemento,n prd ag añadd a sas, sn qe snuna parte constitutiva de tales prácticas y relacionessaes. La mdfaón asena de n de scomponentes de la relación dialéctica transformaríala misma relación (McGuire 1992). Por lo tanto,

s e esenar s jes empeads para evaradeane na práa varasen, dha práa am-n haría.

3) Tanto los ojetos como las formas espacialesestán significativamente constituidos; es decir, tienensgnfads y narravas nsrs en es (Hdder1994; Potteiger y Purinton 1998). Así, cualquieradad adqere s aráer de gar n só prlas transformaciones materiales que puedan ocurriren la misma, sino tamién por los significados,emnes e hsras qe as persnas e aryeny argan; es der, pr s “send de gar” (Rse1995; Hayden 1997).

4) La interacción y aprehensión de la materialidad yespacialidad no es simplemente un proceso intelectual,sino que se da a partir de la experiencia corporal. Laspersnas n sn espeadres eerns y jevsde mnd, sn qe se nsyen m sjescompletos a partir de su inmersión mental y corporalen e mnd (Thmas 1996; Ingd 2000; Warner2001). La maeradad y a espaadad dan frma

de manera contingente (histórica y culturalmente) aa sjevdad y rpredad de as persnas.

Considerando todo lo anterior, el ojetivo central deeste artículo es repensar el Período Tardío del N.O.A.desde el punto de vista de las experiencias, prácticasy reanes saes qe desarraan dana-mene s haanes de s grandes asenamensngmerads de esa pa. M nenón n esanaar s ss desde na vsón eerna y are-siana, a “vuelo de pájaro”, idimensional y mayor a

la de la escala humana. Por el contrario, sostengo lanecesidad de generar interpretaciones arqueológicasqe nyan a as persnas aand, mvndse

en el paisaje, interactuando con otras personas yempleando todos sus sentidos. Espero acercarmea as eperenas sjevas e nersjevas qese generaan a resdr en ess gares, rar aravs de es y perr qe aí pasaa. Inen

así repar e pasad, eamnand s ss mespacios tridimensionales y significativos en dondetenían lugar la acción, las experiencias y la interacción(Thmas 1996, 2001; bender et al. 1997; Jhnsn1998; Acuto 2004, entre otros). Considerando que lacultura material y la espacialidad son aspectos acti-vs, nsds y nsyenes de a vda sa,examino el diseño espacial y la materialidad de estosgrandes pads n e je de deermnar qprácticas, relaciones, experiencias y significadosestos lugares hailitaan y promovían, y cuáles

rs nhían asraan.

Cre qe a parr de ese am de ópa eór-metodológica podemos alcanar interpretaciones muydistintas sore el Período Tardío, opuestas a las quegeneramene se han earad, para dar ena deesa parar pa de N.O.A. Cnsder qe engran pare de ese errr, e Períd Tardí n secaracterió por la centraliación política, la desigual-dad sa y a esrafaón pía y enómansnaadas, pr a presena de jefes npoder y marcados privilegios por sore el resto de sucomunidad, aspecto que se ha exagerado y pocas vecesdemostrado. Incluso las investigaciones etnohistóricasnraden esa vsón de as jefaras de N.O.A.,ya que indican que durante la conquista española los

 jefes ndígenas adqrían s psón sre a asede ss desreas en aaa y s hadad píapara organiar la resistencia contra los hispanos,negociar con éstos, o hacer alianas con otros gruposindígenas (Lorandi y boixadós 1987-1988; Raffino1988; Sánhe y Sa 1991). Sn emarg, e argde jefe fue temporal, inestale y aún no consolidado,refrándse en pas de gerra nf, paraeg dsverse na ve qe a saón píase mdfaa. Además, e pder de aón de s

 jefes esaa mad pr ras nsnes, aescomo consejos de ancianos (Schaposchnik 1996). Deaerd a ess esds, and as fenes haande “jefes principales” se refieren a líderes nativos conhailidad para atraer seguidores y competentes paraa negaón, y n a ndvds n pder rea yapadad para nrar s meds de prdóny extraer traajo y el excedente de producción de su

gente (Lorandi 1988). El manejo del conflicto fue lamanera en qe s jefes adqrían presg y agde poder temporal, sin ser capaces, sin emargo, de

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manener ese pder y empear para reprdr nsnaar s psón. S en esa saónrró drane s prmers mmens de Perí-do Colonial, pudo haer tenido sus raíces en elPeríodo Tardío. Como sostiene Lorandi (2003),

a pesar de que los arqueólogos suelen halar de“señrís” para ese períd, esa es na aegríasa qe mpa na esrra mh más m-peja qe a qe se pede denfar a ravs de asfenes hsóras.

En ese arí afrm qe a negraón mna ya hmgenedad smóa y maera, así m enr y vgana mna sre e desarr dedesgadades, prd de na frma pararde haitar, fue un rasgo articulador de la vida social de

este período.

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Sin emargo, este sentido de integracióncomunal y de no segregación y fragmentación socialque se experimentaa en los asentamientos del Tardíopd haer esad en ensón n has pr enerpder y jerarqía. Así, ese paree haer sd n pe-ríd de mpeenas pr derag (Pama 1998)que intentaan superar la homogeneidad estructural,más qe na pa de enraaón y mpejdadspía mpeamene esaeda.

En esta dirección, en primer lugar, evalúo críticamentes ndadres qe se han ad para defnr a

las sociedades del Período Tardío como sistemaspís enraads y de rangs araeradspor la desigualdad y la estratificación política yeconómica institucionaliada. Luego, discuto los indi-cadores claves aún no detectados o que directamenten nerdan n as epeavas arqeógasplanteadas para los modelos evolutivos. Al analiar laaplicación de dichos modelos, sigo su propia lógicade “lista de compra”. Mi intención es demostrar quelas evidencias empleadas para sustentar las interpre-taciones sore el Tardío son prolemáticas, y variosaspes aves qe araerarían a na saónde desigualdad y estratificación sociopolítica yeconómica institucionaliada, están ausentes delregistro arqueológico de este período. Por último, ya partir del análisis del haitar en los asentamientosconglomerados tardíos y de las relaciones, prácticas,experiencias y sentidos que estos lugares generaany restringían, desarrollo una interpretación alternativasre a vda sa en esa pa.

3 Recientemente Nielsen (2006) ofrece un argumento quepresena agns pns en mún sre e Períd Tardí

n s desarrads aqí (ver amn A 2004).

¿Desigualdad social y estratificacióneconómica y política institucionalizadas?

Indadres arqeógs samenensderads

Esen ar ndadres arqeógs qe hanservido para interpretar al Período Tardío del N.O.A.m na pa araerada pr a mpejdady desgadad sa, y a esrafaón pía yeconómica: 1) sistemas de asentamientos compuestospr ss de dferene jerarqía; 2) evdenas deconflictos y guerras; 3) presencia de ojetos queindican especialiación artesanal, y relacionadon es, aparón de na ra maera de e;y 4) diferencias entre las tumas con respecto a

as frendas depsadas. Sn emarg, hay varsprolemas con estas interpretaciones: por una parte,no siempre estos indicadores aparecen cominados,y además hay dfades eóras y anaías ena manera en qe se han nerpread ess arndadres, qe a nnaón epar.

Se ha asmd freenemene qe a presena dess de dferene amañ en na regón refejaríaun sistema político jerarquiado y estratificación enla toma de decisiones (Tarragó 1995; Nielsen 1996,2001; DeMarrais 1997, 2001; Nastri 1997-1998;Semp 1999; Tarragó y Nasr 1999). Empeandla lógica de los modelos de lugar central o derango-tamaño, así como algunos otros análisisprvenenes de a aresana gegrafía frma, esitio más grande de la región ha sido considerado laaeera pía, menras qe s ss menres,de segundo y tercer orden, han sido vistos comoasentamientos satélites, dependientes y proveedoresde enr prnpa. Además de dferena en samañs, se esperaría qe s ss de n ssemade asenamen jerarqad n só varíen en ss

funciones, sino especialmente en su infraestructurainterna. Así, las caeceras deerían concentrar lanfraesrra admnsrava, pía y de nrde rerss, y nsr e gar de resdena dea e. Sn emarg, y m se dsrá mas ade-ane, anqe esen ss de dferenes amañsy fnnes asgnaes a Períd Tardí, en varasregiones no se registran claras diferencias de in-fraestructura entre aquellos de distintos tamaños.Por otra parte, recientes investigaciones señalanqe s ss de dsns amañs n harían sd

nempránes. Rva (2007) ssene qe en aquerada de Humahuaca los asentamientos medianosy pequeños harían sido aandonados hacia el siglo

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XIII, para eg haar as esvamene en sgrandes ss ngmerads.

En el caso de la guerra y el conflicto, se ha supuestoque estas circunstancias propiciarían el surgimiento

de líderes encargados de organiar a su comunidad,quienes, como consecuencia, adquirirían poder ypresg. La endena a par gares as y dedfí aes, así m a presena de fraeasdefensivas, ha llevado a caracteriar al Tardíom na pa de nfs enre mndadesy regnes (Tarragó 2000). N sane, y m heargumentado, los estudios etnohistóricos señalanqe en e ne sa de N.O.A. drane esapa as gerras n harían neesaramene fav-recido el surgimiento de una élite institucionaliada

n nr sre a ma de desnes y aespreferena a rerss.

La especialiación artesanal ha sido considerada indi-cadora de complejidad, desigualdad y estratificaciónpr ds ranes: 1) señaaría qe a mens agnaspersonas no necesitaan traajar en otras actividades(p.e., en a prdón de enes prmars) y qes raaj esaa aspad pr rs sjes nrerss sfenes m para maneneras; 2) sprdres espeasas harían esad asadsn na enmía de enes de presg en a a

los ojetos especiales que manufacturaan, queimplicaan un conocimiento particular y mayor inver-sión de traajo en comparación con otros artefactos,servían a qenes aspaan a ess prdrespara distinguirse del resto, estalecer su estatussperr y nsrse m na e (brmfe yEarle 1987). De acuerdo con los modelos evolutivoscitados, en las jefaturas y los Estados, estos especia-sas esaan asads y dependían de as es,produciendo ienes de prestigio para éstas. Creo quees aún premá asmr qe a espeaaón

aresana de emp mpe esv ampamenedesarrollada en el N.O.A. durante el Tardío. Esto nosgnfa qe haya esad asene, per sí qe femás resrngda de qe se ha spes.

Un de s premas referds a ema de a espe-aaón es de p eór. Se see reer qe amera presena de n je qe mesra sgns deprdón espeaada mpa a esena deuna élite que se apropió de estos ienes (ver Raffino1988; Gonále 1997; Tarragó 2000; DeMarrais

2001; Nielsen 2001). Sin emargo, esta apropiacióndee ser demsrada, a ga qe dee eparsecómo, para cada caso, un grupo se apropia de la

prdón de r. Además, demsrar qe ersienes fueron empleados para crear distinción yreafrmar e esas de n grp, n mpa qe ssa esena egmaa a psón de as es,a m se ha asmd (Nesen 1996; Tarragó y

Gonále 1996; Gonále y Peláe 1999). Esta ideampa na fehaón de a ra maera yn s fnnasa y sperfa de nep dedegía.

Hay amn agns premas anaís en ainterpretación de las evidencias de especialiación.En primer lugar, la mayor parte de la cultura materialdel Tardío no fue fruto de producción especialiada.Muchos de los artefactos más significativos elao-rads en esa pa (agns de s aes, pr s

uicuidad, pueden ser considerados emlemáticosde as ras de períd) n fern hehs prespecialistas. La evidencia arqueológica indicaque las vasijas cerámicas se manufacturaron anve dms. Asmsm, y a dferena de speríds Tempran y Med and a erámaderada fe de eeene adad y msraa naimportante inversión de traajo en su elaoración,a gran mayría de a afarería ardía n reqróuna gran inversión de energía, y su manufactura nonvró mhas eapas en s adena prdva.La prdón e amn se desarró denrde a esfera dmsa y n en aeres espea-ads. Pr ra pare, hay n númer mpranede jes de madera, agns de s aes snaas de ena manfara, aes m aeasy tuos para aspirar alucinógenos, sin emargo,n hay evdena qe avae qe fern prdde avdades espeaadas. En segnd gar,s en a mearga es generamene nsderadauna actividad especialiada que demandaa unparticular tipo de conocimiento y una inversiónimportante de tiempo, tamién se ha señaladoqe en varas regnes a prdón de arefasde mea nvró na engía smpe qe nrequería de técnicas o instrumental complejos,sn qe era evada a a n rses peqeñsy fámene manejaes pr ndades dmsas(baldini 1992; Tarragó 1992; D’Altroy et al. 2000;Angiorama 2001, 2005; Nielsen et al. 2004).4 Aunque el uso de crisoles no necesariamenteimplica ajos niveles de producción (Tarragó y

4 Angiorama (2001: 39) señala que la mayoría de los mineralesutiliados en la querada de Humahuaca podían fundirse conmds reavamene sens.

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Nasr 1999), sí demesra qe n se neesó deuna infraestructura y un conocimiento sofisticado.Smad a es, se mpró en vars ass qeas avdades meaúrgas fern efevamenerealiadas a nivel doméstico y desarrolladas direc-

amene en s mpejs resdenaes (D’Aryet al. 2000; Nesen 2001; Angrama 2005).5 Entercer lugar, hay pocas evidencias sólidas de produc-ción metalúrgica a gran escala como para sostenerqe s espeaaón fe n rasg ampamenedfndd drane e Períd Tardí. E as másnae es, sn dda, e de Rnón Ch (vae deYav), dnde se deeó n aer meaúrgn ndadres de eqpamen para prdónnensva y a gran esaa, n renada a nsmdoméstico (Tarragó y Gonále 1996; Gonále

1997). De ds mds, pr ahra Rnón Ches un caso atípico. En cuarto lugar, en muchasregnes de N.O.A. a mayr pare de s jesde mea n mesran sgns de espeaaón,sn qe sn peqeñs arefas ars.6 Lsjes de mea más mpejs sn s dss yampanas deradas, ya prdón nvróuna importante inversión de traajo y un tipoespecial de conocimiento. Tarragó y Gonále(1996) han sostenido que estos artefactos estu-vern reanads n a gerra, per, s feraasí, s arefas de mea de mayr earaón

e inversión de traajo harían estado relacionadosn na avdad qe reaa dsnón, per qen neesaramene generaa desgadades y es-rafaón nsnaadas.

5 Angrama (2005) esna a dea de qe a prdón

de enes de mea esv aprpada y nrada pr na

e. A ravs de eavanes de nes dmss en

Ls Amars (n de s pads prnpaes y de mayr

amañ de a qerada de Hmahaa) y de n mns

análisis de la evidencia recuperada con anterioridad en laregón, e ar demesra qe: a) as ndades dmsas

naan n engía, herramenas, aes a as fenes

y recursos suficientes para producir ojetos de metal; y ) noh resrón aparene en e aes a jes meás,

tanto utilitarios como ornamentales, cuya amplia distriucióny presencia en una variedad de contextos indicaría que elaes a es n fe esv de na mnría prvegada

y n pder.6 Contrariamente a esto, Gonále y Peláe (1999) han demos-

rad qe a mayr prprón de mea era empeada para

confeccionar ienes ornamentales, especialmente discos. Sinemarg, s anáss se asa en jes prvenenes de as

mas (n fehadas) de La Paya y Para de Tara, dsss n fere nfena naa. Pr an, resa aún

determinar si la manufactura de ojetos ornamentales fuena práa de Tardí asa de a nervenón naa.

Relacionado con la especialiación artesanal, algunosares ssenen qe drane e Períd Tardí aaparición de una cultura material de élite de carácterinterregional, proaría la existencia de desigualdadestructural y estratificación. Nielsen (1996) afirma

que es en este período cuando comienan a aparecerojetos especiales manufacturados con materialesescasos o alóctonos en la querada de Humahuaca(p.e., equipos de inhalar alucinógenos, adornos demeaes press y pedras sempresas e ns-trumentos de core o ronce); ienes que, por otrapare, fern ennrads en as mas de psindividuos. Argumenta además que artefactos simi-lares fueron usados por las élites de otras regionespara marcar distinción, e incluso sugiere que el augedel tráfico a larga distancia estuvo más relacionado

n a neesdad de as es pr nsegr essíems qe n reqermens enóms.

Hay vars aspes qe demandan na revsónde esta interpretación. Muchos de estos ojetos noson nuevos, sino que están circulando previamentey apareen en mas de sedades qe han sdaraeradas m mens mpejas y esraf-adas. Asmsm, e nsm de anógens esuna práctica anterior al Período Tardío. Deeríaexplicarse entonces por qué se considera que estosjes ahra, y n anes, nsyen pare de as

estrategias de ciertas personas para distinguirsede as demás y nsrr s pder. Pr ra pare,interpretar de esta manera al tráfico a larga distanciaes demasiado simple. El intercamio es una prácticacompleja que no está solamente ligada con estrategiaspías. Cm ha demsrad a engrafía, eintercamio implica un entrelaamiento de distintasesferas de prdón y reprdón de a vdasocial, en donde se involucran necesidades eco-nómas (p.e., enón de sdana), regsas(trayectorias a través del paisaje), ideológicas (tejerredes enre mndades pr dferenes mvs),pías y de reprdón sa (Laar 1999).Además, se ha proado que productos foráneoscomo la osidiana y el estaño (empleado para pro-ducir ienes de ronce, considerados de prestigio)estuvieron ampliamente distriuidos en algunasregiones (Acuto 2004; Angiorama 2005). Además,faa epar pr q y óm ess jes eg-marían a psón prvegada de a e, ya qerear dsnón es na sa y egmara, msostiene Nielsen (1996), es otra. Por último, incluir

a las tumas en estos análisis es prolemático tantopr ranes eóras m pr a frma en qe seha anaad a evdena.

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En efecto, se ha asumido, siguiendo los modelosfnnasas de a arqegía presa, na re-aón drea enre a nversón en e ra fúnerey el estatus social, suponiendo que las tumas cons-yen n refej dre de esas de a persna

enerrada y, pr an, de a rganaón say nivel evolutivo alcanado por la sociedad. De estamanera, anqe práamene n se deearn d-ferencias constructivas entre las tumas tardías (verAmrosetti 1907-1908; Cigliano 1973; Palma 1998,2003), la distriución diferencial de las ofrendas fueinterpretada como indicador irrefutale de desigualdadsa y de na sedad de rangs.

En an a s aspes eórs, e anáss mr-tuorio procesual ha sido criticado por su visión

nsrmena de a degía, s nepón pasvade a ra maera y pr rgare agena sóa as es. S en as práas fneraras pnenen juego estrategias de los vivos, no involucranna úna esraega (represenar e esas sa),ni la estrategia de un solo grupo (la élite). Se hademsrad ampamene a ravs de ass arqe-ógs, engráfs e hsórs qe as práasfneraras n sempre sarn afrmar, y a marefejar, e esas de mer y, pr an, esaidea no puede ser generaliada transhistórica ytransculturalmente. Aunque hay casos en que lases nvrern en e ra mrr para mararsu jerarquía, representando las tumas el estatusde s, en mhas ras rnsanas es nrró. E ra fnerar pede esar neadcon diversos campos de la vida social, y así la tumarepresentar otros aspectos de la organiación social,tal como negociaciones entre géneros, ciclos de vida,aspes de a grafía de mer, reenas re-giosas, cosmovisiones particulares sore la muerte,reaón enre persna y mndad, msfaón,reificación, negación o inversión de la organiación

social (ver Parker Pearson 2000). Además, todos losagentes sociales y no sólo las élites pueden desarrollarestrategias durante los rituales funerarios orientadasa enmascarar, naturaliar, criticar, negar o resistir larganaón sa de s vvs.

Respe a s premas anaís, s mdesprocesuales son relevantes para tumas individualesdnde se nvería en defnr y desaar e esas depersnas parares, y n para mas evas(m sn a mayría de as mas de Períd

Tardío), las cuales pueden estar involucradas enprocesos ideológicos diferentes (ver Shanks yTey 1982). Pr ra pare, n hay en e regsr

arqeóg de períd mnmens mrrsqe hayan servd para nmraar a n ndvdseparándolo del resto de la comunidad, creando unamemoria hegemónica de su persona y sus logros. Nohay enterratorios que por su localiación y arquitec-

ra se separen y dferenen de s demás. N sehan ennrad mas qe hayan nvrad naampa mvaón de man de ra y qe pr smonumentalidad y solide (que implica perduraciónen el tiempo) legitimen el rango de los descendientes.7 Tamp, en a mayría de s ass, as práasfunerarias parecen haer sido rituales comunalesasociados con actos políticos orientados a justificar onaturaliar rangos. No fueron actividades desarrolladasen espacios púlicos (salvo pocas excepciones) y quehayan involucrado acciones de consumo conspicuo

áas para agrandar a fgra de mer (mla monumentaliación). Por el contrario, estas prác-as esvern esrehamene reanadas n aesfera doméstica y, por lo tanto, con la reproducciónsa y smóa de as ndades dmsas y slinajes más que con procesos políticos. Aunque hayagns ass qe presenan seres de emene-rios, la mayoría de los enterratorios se asocian a losmpejs resdenaes. Además, s emenersse enenran a ra dsana de s ss y, pr an, asads n s pads.8 Smad a anterior, la mayor proporción de los ojetos ofrendadosfern de s dms y dan. Fnamene,las evidencias indican una gran variailidad de tiposde enerrars9 y n n parón renad a refejar

7 S en hay mas en mnís (DeMarras 1997; Tars

y Núñe Regueiro 2001), éstos eran estructuras de pocampejdad nsrva y amañ redd.

8 Pr ejemp en La Hera, e 80% de as mas esá en s

pas de s mpejs resdenaes (Raffn y Avs 1993:

46). En e Para de Tara hay na neróps qe paree

haer sido contemporánea a algunos entierros en sectores

dmss, per ss fern s más freenes y se pr-ngarn drane da a paón de s (Rva m.

pers. 2007). En Ván, e emener se enenra a ra

dsana de s rens. En Tas, a mayría de as mas

está relacionada con las casas (Cigliano 1973: 95). En muchosss de vae Cahaqí Nre, as mas se asan n

la esfera doméstica (Tarragó 1977; Día 1978-1980 Ms).En La Paya, casi la mitad de las tumas excavadas estánen s mpejs resdenaes, y e res, en n emener

adyaene a s (Amrse 1907-1908). Es n se da en

Mns I, a sr de vae Cahaqí (badn 1992).9 En sas en emeners, en sas denr de s mpejs

residenciales, en cistas circulares o cuadrangulares, en urnas,

dres en fsas, en gras avdades rsas, prmars,sendars, smpes, múpes, de ads ss, de ads

n nñs en rnas, n ajar, sn ajar, n gran andad

de jes, n ps jes, n jes varads, n -

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y refar en a mere e esas de s vvs. Tdes nda qe e ra fnerar drane e Tardífe na práa mpeja qe n pede redrsea una sola estrategia relacionada con representarlos distintos estratos sociales y marcar distinción

de rangs. Esa varadad sgere qe esraegasdsímes fern pesas en jeg pr s vvs, yque las tumas estuvieron entrelaadas con otrasesferas saes, más qe n a pía.

Indadres arqeógs asenes

A pesar de que varias investigaciones han intentadodeear rs maradres para ssener a dea dela existencia de rango, estratificación y desigualdadinstitucionaliada durante el Tardío, varios indi-

adres aves pareen esar asenes de regsrarqeóg de períd.

En primer lugar, no hay evidencias de moviliación,control y administración de la producción de ienesprmars de a aprpaón de a prdón e-cedentaria que podrían haer servido para financiary asegrar a psón de as es y ss ns-nes. No se han encontrado rastros de almacenajecentraliado, siendo esta actividad desarrollada anivel doméstico, en pequeñas estructuras de piedra,en ps en as (Raffn 1988). En ms prpas

investigaciones en el valle Calchaquí Norte (verFigura 1), los relevamientos sistemáticos en losasenamens Marsa y Las Paas n deearnmpejs de amaenes, m sí sede en ssnas. Tamp s han deead ras nves-ganes en rs ss ardís de a msma regón,aes m La Paya (Gnáe y Día 1992), Ter(Día 1978-1980 Ms), Crra e Agarra, Rde s Lans, bena Vsa y brgaa (DeMarras1997), Valde (D’Altroy et al. 2000) o del área de LaPoma (Gifford 2003). Sumado a esto, excavacionesen n mpej resdena de Las Paas señaarnqe e amaenaje se reaaa a nerr de pa(Tarragó 1977: 506).

En vars ss de a Pna de Jjy se ha mpr-ado que las actividades de almacenaje tenían lugaren s mpejs resdenaes.10 Ese amaenaje

 jes smares, e. (Amrse 1907-1908; Cgan 1973;

Día 1978-1980 Ms; Afar 1983; Garay 1998; Pama 1998;

Jhanssn 2001; Crne y Fahander 2002).10 Por ejemplo, en Puelo Viejo de Potrero (Aleck et al. 1999,2001), Pe Vej de Te (Aek 1997) y Dneas

(One 1973).

doméstico se realiaa en estructuras circularespeqeñas en as. Más de 100 añs de raajarqeóg en a qerada de Hmahaa n handetectado complejos de almacenes, y en varios casosse mpró qe esa avdad se evada a a

en e ám dms. En La Hera (Fgra 2),uno de los sitios más importantes de esta región, nohay evdenas de amaenaje enraad (Pama1998); tampoco en Juella (Nielsen et al. 2004) yVán, en dnde, además, se mpró qe era anve dms (Garay 1998). En n mpej re-sidencial excavado casi en su totalidad en el Pucarade Tilcara, se encontraron tamién evidencias deamaenaje (Tarragó 1992).

Tas fe e pad prnpa de a qerada de

Toro. Se ha propuesto que varios sitios cercanosrenads a a prdón agría prveyernde recursos (Cigliano y Raffino 1973). Sin emargo,n hay en Tas nenranes de depóss, snque cada unidad doméstica almacenaa sus propiosenes (Cgan 1973). Tamp hay en s ssagrícolas evidencias de depósitos que pudieronhaer sd je de nr. Pr e se ha sse-nd qe sehad era evad dreamene aTastil y distriuido entre sus haitantes (Raffino1972: 204). En el sector medio del valle Calchaquí,el sitio de Molinos I, uno de los asentamientosmás investigados de esta área, tampoco presentaalmacenaje centraliado (baldini 1992), al igualqe rs ss de vae Cahaqí Sr, aes mTmón (Wams 2003), y de vae de Yavm E Pha, Qmes y Rnón Ch (Tarragó1995; bengssn 2001a).

En segundo lugar, no se han encontrado en los prin-cipales asentamientos del período sectores político/ administrativos demarcados y segregados de losmpejs resdenaes, n edfs esrras

cuyas dimensiones, diseño y calidad constructivaindiquen la presencia de instituciones políticascentraliadas, o demuestren la existencia de un nivelde ma de desnes pr enma de a mndad de as ndades dmsas. En ese send, npodemos afirmar que un grupo administrador tiempocompleto y lierado de las actividades primariashaya esad presene en s asenamens de esaépoca. Tampoco hay evidencias de estructurasmnmenaes qe represenen raaj nrad,mvad y renad haa a esfera pía, es

decir, traajo coactado y apropiado por un individuoy su unidad doméstica con el propósito de agrandarsu figura y aumentar su poder. Contrariamente a

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Figura 2. Plano de La Huerta, querada de Humahuaca. Cortesía de Jorge Palma.

qe sede en s Andes Cenraes, aqí n hayconstrucciones como pirámides, plataformas o tumasreales, que hayan servido para representar e intentaregmar e pder de a e gernane. N se ha

ennrad ese p de esrras en nngn des ss ardís esdads en e vae Cahaqí Norte; tampoco en muchos de los principales

enrs pads de a Pna de Jjy, a qeradade Humahuaca, o el valle Calchaquí Medio. Inclusonvesgadres de Períd Tardí en a pare sr delos valles calchaquíes, han destacado la ausencia de

seres pí/admnsravs nsrnesmonumentales en sitios como Tolomón y el Pichao(bengssn 2001a).

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N sane, y a parr de agns ps ass deaerraamen masv para a prdón agría(p.e., en algunos sitios de la Puna de Jujuy, en Coctacay Afar en a qerada de Hmahaa, y en EPha en e vae de Yav), se ha señaad qe

a mpejdad de esas ras sgerría n nve deorganiación con cierto grado de jerarquiación(Aek 2001; Senrg 2001).

Si ien estas construcciones deieron ser producto detraajo coordinado, esto no necesariamente implicala existencia de poder y jerarquía institucionaliaday de maradas dferenas saes, ya qe amnpeden ser prd de raaj mna y redes desolidaridad y cooperación (Pauketat 2000). Además,se ha ssend qe agnas de eas peden haer

sd prd de a nervenón naa.

Existen, por supuesto, casos de estructuras “especia-les” en varios sitios tardíos del N.O.A., que pudieronesar reanadas n avdades eremnaes ycomunales, tales como grandes recintos o montícu-s n mrs de nenón, rampas esanespara s aes, neads enfrenand espasaers, y en agns ass, aramene separadsde los sectores residenciales. Sin emargo, ningunade estas construcciones es excepcional, monumental nvró na nversón nsderae de raaj.

Tal es el caso de las estructuras “especiales” en-nradas en Dneas (Afar 1983: 26) y PeVej de Te, en a Pna de Jjy (Aek et al.1999), en Volcán, en la querada de Humahuaca(Garay 1998), y en El Pichao, en el norte del valle deYocavil (Tartusi y Núñe Regueiro 2001). Respectoal valle Calchaquí Norte, DeMarrais (1997, 2001) hadesaad a presena de mnís de erra nmrs permeraes en agns ss, ssenendqe s msms sn prea de “a maeraaónde raaj rprav y de pder de n jefe”.

En la investigación que estoy desarrollando he puestoespecial atención en estas estructuras “especiales” que,de acuerdo a DeMarrais demostrarían la existencia dedesigualdad social en esta época. He oservado queesas esrras mnares sn mnes en sss ardís de a regón haend más de na prsitio. No presentan forma regular, ni ocupan lugaresespeciales o centrales en los asentamientos, sino quese asocian a los complejos residenciales y distan deser oras monumentales (Figura 3). En general no son

de gran tamaño, no llegando a superar los 6 m de alto(aunque la mayoría son menores) y su construcciónn haría mpad na gran nversón de raaj

ya que la tierra moviliada es poca. Sus muros peri-meraes sn peqeñs mrees de nenón paraevitar su derrume. Traajadores locales actuales connmen en nsrón y aañería nfr-maron que la edificación de estos montículos no les

haría demandad a n raajadres más de ds res días de raaj. Td es nda qe dhsmnís n sn represenanes maeraes depder de n jefe y de a mvaón de man deora a gran escala. Por el contrario, nuestros estudiosseñalan que estos montículos se formaron por laacumulación del sedimento excavado para construirlos recintos semisuterráneos y/o la acumulación deasra generada en as resdenas.

El valle de Yocavil, sin emargo, parece ser una

excepción. Rincón Chico, el sitio más estudiado delvalle, cuenta con varios sectores separados y funcio-nalmente distintos, por lo que se ha argumentado ques parón de asenamen es jerarqad (Tarragó1987, 1995). Enre s dferenes seres desaan área eremna dadsamene panfada ysegregada de las áreas residenciales, que cuenta conuna plataforma ceremonial construida con hileras derocas de tres colores distintos e infraestructura rela-cionada con oservaciones astronómicas. Destacanlas características acústicas y escenográficas deldiseño del sector ceremonial del sitio (donde lasvistas y los movimientos fueron orientados), así como su cuidada manufactura, la inversión deraaj empead en s nsrón y s reaónn avdades eremnaes reanadas n ss anaes (Reyns 2003). Además, e dseñespacial de este sector propició la división entre losndres de s raes y s servadres.

En tercer lugar, muchos polados destacados delPeríodo Tardío no cuentan con plaas o espaciospús frmaads. Las paas vern n r

destacado en la reproducción de relaciones socialesy esrras de pder en as sedades esraf-adas de s Andes. Ls espas pús eran eescenario de fiestas y celeraciones en las cuales seactivaan mecanismos de redistriución de ienes yservs. En ess nes, as es negaane apy y favres de s mndad segdres,ofreciendo comidas y regalos. Asimismo, utilia-an ess raes para egmar as desgadadesesenes. Esas paas seen ener n dseñ fr-maad, par n gar enra de s y esar

conectadas con arquitectura púlica y de poder.Sn emarg, as adeas y pes ardís n es-vern rganads en rn de n espa pú

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hay espas aers qe peden ser nsderadspaas en agns de s prnpaes asenamensardís, en a mayría de s ass só se raa deespas aers de frma rregar, sn n dseñformal y sin conexión con edificios administrativos

(Figura 4). Resulta destacale que en muchos des prnpaes ss ardís hay más de n espaaer esrras de grandes dmensnes qepudieron haer cumplido perfectamente el rol deespacio púlico. En algunos casos son espaciosaers sn dseñ frma aparene, menras qeen rs sn esrras reangares de grandesdmensnes, asadas a n vars mpejsresdenaes. Agns ejemps sn Pe Vejde Prer, Oj de Aga y Pe Vej de Te,en a Pna de Jjy (Aek et al. 1999, 2001; Dp

2001); Los Amarillos (Nielsen 2001), Juella (Nielsenet al. 2004), La Hera y Ván (Garay 1998) en aqerada de Hmahaa, anqe e úm enan n mní parar; Tas en a qeradade Tr (Cgan y Raffn 1973; Cgan 1973);Las Paas, La Paya, Vade, bena Vsa, R delos Llanos y posilemente borgatta12 en el valleCalchaquí Norte; y El Pichao (Stenorg 2001) yLma Ra en e vae de Yav (Tarragó 1995).

Si realmente estos espacios aiertos se utiliaron pararealiar actividades púlicas y ceremoniales es algoque aun dee demostrarse, porque si así fuera, indicaríauna falta de centraliación política. La presencia demás de na paa sgerría qe en s pads dePeríd Tardí esó más de n grp, faón fama eensa aspand fesas y eremnas,y mpend pr pder y presg denr de amsma mndad. Pr an, n esaríams anela presencia de sociedades de rangos marcadamentecentraliadas, sino de comunidades en las cuales aúnse competía por el liderago y donde las posicionesdavía deían ser negadas. Un ejemp de es

es La Hera (ver Fgra 2). La pare n naa yardía de s (ser b) presena a mens aro cinco módulos de estructuras conglomeradasdvdds enre sí pr senders.13 E prmer desdee sr ene más esrras grandes, nerpreadas

12 Aunque en este sitio hay un gran espacio rectangular destacado,s frma y dseñ sgere qe es prd de a nfena

naa (DeMarras 2001).13 E ser C de s amn repe ese parón, anqe en

ese as s nvesgadres ssenen sre a ase de fe-hads ends de n asra asad y de reenes

de sperfe, qe s paón, a ga qe a de ser A,

rró en emps nas (Pama 1998).

Figura 3. Plano de Mariscal, valle Calchaquí Norte.

central y formaliado o a estructuras especiales quepderan haer aad m axis mundi.11 S en

11 bengssn (2001) nde n ese pn, ndand qe

n pd rener a presena de paas en vars ss de

valle de Yocavil, como El Mollar, Talapao, Tolomón, FuerteQemad, Qmes y E Pha. Además argmena qe s

ss de a Cra Sana María n enen enrs pns

faes.

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FRAGMENTACION VS� INTEGRACION COMUNAL: REPENSANDO EL PERIODO TARDIO DEL NOROESTE…

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m rraes (Raffn y Avs 1993). En ada n

de ess móds hay más de na esrra grande

que pudo perfectamente haer servido como espaciopú de rennes. Es pse qe ada n de

estos conjuntos edilicios tan definidos haya sido

el espacio de vivienda y actividades de familiaseensas fanes pías qe nvvían en n

msm gar, per qe amn mpeían, denr

de s ímes de a esrra sa, pr ener

segdres y amar pder.

En cuarto lugar, en la Puna de Jujuy, la querada deHumahuaca, la querada del Toro y el valle Calchaquí Nre y Med, s ss ardís n esán dvdds

en seres jerárqamene dsns, sn qe se

presentan como grandes y uniformes conglomerados

de complejos residenciales interrumpidos en algunossectores por espacios aiertos o estructuras mayoresy sn eh, qe se han araerad m paas

espas de parpaón mnara. En esspolados, el complejo residencial (en ocasiones se-misuterráneo), conformado por un número varialede rens asads a n pa aer, nsyela unidad edilicia ásica. Los asentamientos parecen

haer red a parr de na dspsón ear deestos complejos residenciales (ver Figura 4), losaes se amdarn n a ad de r. Essgrandes asentamientos conglomerados presentanun traado y una arquitectura llamativamentehmgnes, espeamene en an a frmas ynas nsrvas.14 A pareer, es n rre

14 Varios investigadores destacan esta homogeneidad, comoAek y aradres (1998) para Pe Vej de Te

en la Puna de Jujuy; Nielsen (2001) para los sitios de laqerada de Hmahaa drane e Períd de Desarrs

Regionales I, y en esta misma región Garay (1998: 133) paraVolcán, Leiowic (2006) para La Huerta preincaica, Madrao

Figura 4. Plano parcial de Tastil, querada del Toro. Modificado de Raffino (1988: 88).

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en regnes de más a sr, m e vae de Yav e enr de a prvna de Caamara, dnde sss n sn ngmerads nns de renssino que se dividen en sectores distanciados entre sí,y con distintas funciones y diferentes jerarquías. Este

es e as de E Pha (anqe n hay dferena jerárqa enre ss seres send s arqerahmgnea), Tmón, Qmes y Rnón Ch,entre otros (Tarragó 1987; Nastri 1999; Sempé 1999;bengssn 2001a; Wams 2003).

Reanad a anerr, en vars asenamensardís n se han ennrad maradas dferenasenre s mpejs resdenaes, n regsrándseviviendas significativamente diferentes del restoen términos de su estilo arquitectónico y calidad

nsrva (Raffn 1988), n de s aaóndentro del sitio (p.e., controlando espacios púlicosy almacenes, o en sectores más altos), siendo laarqera dmsa asane nfrme, anqeresta aún investigar diferencias en tamaño y cantidadde esrras. En Las Paas y Marsa en e vaeCalchaquí Norte no hemos detectado diferencias en lastécnicas y en la calidad constructiva de los distintosedfs, n enre s mpejs resdenaes. Snemarg, y m ep más adeane, en varscasos fue difícil definir los límites de dichos comple-

 js y, pr an, e númer de esrras de adan. En nsón, s esds qe aameneesams reaand sre a arqera dmsade ss ardís de vae Cahaqí Nre señaanpreliminarmente la similitud formal y arquitectónicade los complejos residenciales. Asimismo, otrosestudios sore la arquitectura y la organiaciónespacial de sitios tardíos han notado este mismoparón, espeamene en ss m R de sLlanos y buena Vista (DeMarrais 1997) y Tero (Día1978-1980 Ms). Esto parece tamién tener lugar envars ss de a Pna de Jjy. En Pe Vej

de Tucute la arquitectura doméstica es uniforme,a excepción de dos complejos residenciales queapenas se diferencian del resto, uno por tener murosrevads n ara rja y e r pr a presenade un gran deflector monolítico con graados deamas. En ese as, deems panearns, a gaqe qenes nvesgarn e s (Aek 2001) s

(1969) y Cremonte (1992) para el Pucara de Tilcara preincaico;Cigliano (1973) para Tastil y Raffino (1972) para Morohuasi

en a qerada de Tr; y badn (1992) para Mns I ene vae Cahaqí Med. Nesras prpas nvesganes

en e vae Cahaqí Nre esán deeand amn ese

aspe en ss m La Paya, Las Paas y Marsa.

ess rasgs pr sí ss fern n sgn de mayresas. En Dneas, s mpejs resdenaestampoco parecen diferenciarse unos de otros, inclusivevars presenan menhres índrs de pedra en

ss mrs (Afar y Sea 1976; Afar 1983). La

arquitectura doméstica es tamién similar en PueloVej de Prer y en Oj de Aga (Aek et al.1999, 2001; Dp 2001), así m en e Para deRinconada (Alfaro y Suetta 1970; Aleck 2001). Envarios sitios de la querada de Humahuaca se destacaa nsderae hmgenedad en e raad de sámitos domésticos, tal como en Juella (Nielsenet al. 2004), Volcán (Garay 1998), el Pucara deYacoraite (Krapovickas 1969), La Huerta (Palma1997-1998; Leiowic 2006) y el Pucara de Tilcarapreincaicos (Casanova 1958). Los Amarillos merece

n párraf apare.

En efecto, arquitectónicamente el sitio es homogéneo,con excepción del Complejo A, que presenta una téc-nica constructiva marcadamente distinta producto dela influencia incaica (Nielsen y Walker 1999; Nielsen2001). Recientemente, un sector del sitio ha sido de-talladamente estudiado (Taoada y Angiorama 2003a,2003; Angrama 2005), pdndse esaeer arerrena de n parón arqeón mpespr mpejs resdenaes de n ren mayr y

n ds rens menres, send a arqerade estos complejos similar, así como su tamaño. Sinemarg, en ese asenamen esen dferenasen as aras en as qe se empaan s mpejsresdenaes, qe haría generad asmerías enlas vistas accesiles desde uno u otro lugar. LosAmars es n s de esrras agmeradas,con diferentes nucleamientos de recintos separadospr aes ses y ag prfnds qe nfgranuna topografía con pendientes y estructuras uicadasa dsnas aras. Ls aes djan anfearsnaraes n seres deprmds y rs eevadsen dnde se nsryern y esrras de dsnasfrmas y amañs. Aqeas qe esán más era delos cauces se encuentran topográficamente más ajasque las que están más alejadas. Estas aglomeracionesofrecen en un espacio reducido estructuras a diferentenivel y otras enfrentadas al mismo nivel, pero de unlado y otro de los cauces. El diseño espacial del sitioy la topografía creaan asimetrías visuales, que hansd desaadas m ndadres de desgadady estratificación. Estas asimetrías en las vistasvern gar en e Cmpej A, pr qe se

ha nsderad n ser de e (Nesen 1995).La psón pgráfa más aa de ese njnresrngía e aes vsa de s qe esaan más

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FRAGMENTACION VS� INTEGRACION COMUNAL: REPENSANDO EL PERIODO TARDIO DEL NOROESTE…

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aajo. Se dee destacar que este no es el único casoen Ls Amars, sn qe esen rs njnsarquitectónicos en condiciones similares al delCmpej A. Además, y s en desde s rensmás elevados se podía tener una mejor vista de lo que

haía a gene de más aaj de enfrene, menrasqe desde s edfs de a pare más deprmdase tenía menor campo de visión, el aglomeramientoy a dspsón de s rens en ess anfearsn resrngía a perepón de qe sedía en eentorno a través de otros sentidos. La aglomeracióny la topografía deieron haer facilitado escuchar yer a s de rs seres, y pr an ner qe rría en a mndad.

En Tas as nas arqeónas empeadas enel sitio son las mismas. Posee dos tipos de complejosresdenaes: smpes ( de n s ren) y m-puestos (Cigliano 1973; Cigliano y Raffino 1973). Sien a mayría de s mpejs sn mpess,a ese de s se empaarn de frma agnadarens qe, a pareer, n esaan arads enresí. Esa dvsón en ds n demesra esrafaón,sn qá dferenas fnnaes. En E Pha, aarquitectura residencial es uniforme y de tamañosimilar (bengtsson 2001a, 2001; Stenorg 2001;Cornell y Fahlander 2002), y el patrón de asenta-miento astante homogéneo, no exhiiendo rastros de

 jerarqaón espaa (bengssn 2001a; Senrg2001). Una situación similar parece haer tenido lugaren Mns I en e vae Cahaqí Med (badn1992). Sn emarg, más a sr a saón pdríahaer sd dsna, ya qe en Rnón Ch esenesrras qe pdern haer perened a a edel asentamiento, puesto que se localian en un sectorresdena en a mre de n err y asadas apses espas pús (Tarragó 1995, 2000).

En quinto lugar, y si ien este es un aspecto que nece-

sita mayor investigación, los artefactos se encuentrannfrmemene dsrds en s ss ardís, nhaiendo indicadores claros de control y acumulaciónde ienes por parte de unidades domésticas o gruposdentro de las comunidades que haitaan estos gran-des polados conglomerados. Consecuentemente,n harían esd maradas dferenas respea s enes nsmds empeads denr de scomplejos residenciales. Todos los residentes den pad saan s msms ps de jes ynaan n smares herramenas y meds deprdón. Es mún ennrar denr de as v-

vendas ress de vasjas erámas deradas y sndecorar de distintas formas y tamaños, instrumentospara a prdón e (reras y hss), para e

procesamiento de recursos vegetales (manos, conas y morteros), para la producción metalúrgica (moldes,crisoles, minerales), para la producción cerámica(aras, anpáss y pgmens), para as areasagrícolas (aadas y palas), así como otras herramientas

y materia prima necesaria para su producción, comolíticos locales y foráneos. En el valle Calchaquí Norte, he seleccionado al aar 20% de los complejosresdenaes de s Marsa, s aes han sdojeto de estudios de superficie (arquitectónicos,espaciales y del material de superficie), detectándoselos mismos tipos de artefactos: cerámica decorada ysin decorar, artefactos y materia prima lítica, osidianay artefactos de molienda. Excavaciones parciales endos de dichos complejos residenciales confirman loanerr, y msm paree rrr en rs ss

de la región, como borgatta (DeMarrais 1997)

15

,Ter (Día 1978-1980 Ms) y Vade (D’Ary et 

al. 2000). Smares ps de arefas fern de-psads en as mas eavadas pr Amrse(1907-1908), al menos aquellas que no muestrannfena naa. Ins vars jes de mea(cinceles, pinas, hachuelas y punones) estuvieronampliamente distriuidos, incluyendo pequeñaspaas de re. Una saón smar pdría haerrrd en asenamens de ras regnes, men Dneas, en a Pna de Jjy (One 1973;Afar y Sea 1976); Ls Amars (Angrama2005), La Hera (Pama 2000; Lew 2006),Jea (Nesen et al. 2004) y e Para de Tara(Madrao 1969) en la querada de Humahuaca; y enE Pha, en e nre de vae de Yav (Crne1993; bengssn 2001a; Crne y Senrg 2001;Sjödn 2001; Senrg 2001), verfándse ara-mene en Tas, dnde as eavanes en vars

15 Sn emarg, esa nvesgadra paree frar a evdena

para adecuarla con su úsqueda de jefaturas. A partir del

anáss de maera de sperfe afrma haer ennraduna unidad residencial con más fragmentos de escudillasdecoradas que el resto (1997, 2001). De acuerdo con elmodelo de jefatura que sigue, las escudillas harían sidoempeadas pr as es para servr y redsrr mda en

nes eremnaes aspads pr s jefes, n e fn

de adqrr adeps y amar pder. DeMarras nsdera

que esta aparente acumulación de escudillas proaría que loshaitantes de esta unidad residencial constituían una élite quemonopoliaa el uso de ciertos ítems materiales para otenere nr de agnas práas aves para a reprdón

sa. N sane, a dferena en a dsrón de ress

de escudillas entre las unidades residenciales que presenta es

mínima y no es estadísticamente significativa. Sumado a esto,n free evdena arqeóna de mpej resdena

con más escudillas para demostrar que era la vivienda de unae separada y dferenada de res.

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FELIX A. ACUTO

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recintos haitacionales demostraron que distintostipos de ienes y herramientas de producción seennraan nfrmemene dsrds enre ss

haanes (Cgan 1973). La eráma a esá

hmgneamene dsrda, a ga qe agns

ps fránes, m s vass pneñs (Cgany Caandra 1973). Ors ps eráms fránes

amn enen na ampa dsrón en e s

(espeamene en as mas), y apareen en na

variedad de contextos, como haitaciones, asurerosy tumas (Cigliano 1973; Cigliano y Calandra 1973).Relacionado a lo anterior, las evidencias señalanqe s mpejs resdenaes fern e f de

una amplia variedad de actividades (producción,almacenaje, procesamiento y consumo de alimentos,prdón y s de arefas, práas raes,

reproducción social, entre otras) y que las mismas novariaan significativamente entre las distintas unidadesdmsas qe haaan n msm asenamen.Por lo tanto, se puede afirmar que no existía unamarcada división del traajo y que la esfera domésticafe e enr de mhas práas aves en a vda

sa de as mndades de Tardí.

Vida cotidiana y experiencias en los

poblados conglomerados: Hacia una nueva

interpretación del Período Tardío del

Noroeste Argentino

Se ha señaad qe n rasg desaad de PerídTardío fue la tendencia a localiar los asentamientosen lugares elevados que eneficiaan su defensa, loque indicaría que el conflicto entre regiones y comu-ndades fe freene (Tarragó 2000). Ls enrs

más mpranes de a mayría de as regnes de

N.O.A. fueron polados extensos y conglomerados(ver sector b en Figura 2, ver tamién figuras 3 y 4).Esa agmeraón de s edfs pd haer sd

asada pr a psón eevada qe s padsocuparon en el paisaje, en lugares defensivos aunquede esasa sperfe. Sn emarg, mhs de s

grandes centros del período no presentan rasgosdefensvs y se empaarn en s fnds de vae

en ampas erraas pedemnes erans a s

fondos de valle y a los campos agrícolas (Raffino 1988:163-164), donde haía más lugar para construir. Enestos casos, y a pesar de la disponiilidad de espacio,as mndades ardías egern n parón ear

concentrado para asentar sus viviendas y edificios. Se

puede suponer entonces que si ien el conflicto pudoen prnp haer empjad a as persnas a vvrmás cerca unas de otras que en períodos previos, en

algún momento del período, construir polados conesrras agmeradas se nvró en a manera

normal y estalecida de haitar. Entre éstos, los másdestacados son Doncellas, Puelo Viejo de Potrero,Ojo de Agua, Pucara de Rinconada y Puelo Viejo de

Te en a Pna de Jjy; Ls Amars, Parade Yacoraite, Campo Morado, La Huerta, Pucara deTara, Jea y Para de Ván en a qerada

de Hmahaa; Tas y Mrhas en a qerada

del Toro; Valde, Mariscal, borgatta, Las Pailas,Crra e Agarra, Lma de Orar y La Paya,

enre rs, en e vae Cahaqí Nre; Mns I

y E Chra en e vae Cahaqí Med; Lma

Ra de Shqm y ers seres de Tmón,

El Pichao, Quilmes, Fuerte Quemado y RincónCh, enre rs, en e sr de vae Cahaqí y

en e vae de Yav.

Ahra en, ¿óm era vvr en n de ess asen-

tamientos tardíos?, ¿cómo se estructuraan lasreanes saes?, ¿q p de eperenas se

vivían?, ¿qué se perciía diariamente?, ¿qué tipode habitus (sensu brde 1977, 1999) generaa

a eperena en ess enrs?, ¿q aspes es-

rraes se nrpraan y rpraan a ravs

de as rnas daras?, ¿q ps de eperenas,

perepnes y reanes saes danas pr-

piciaan el diseño espacial de los asentamientosngmerads, y áes asraan?

Cm he epad, en regnes m a Pna de

Jjy, a qerada de Hmahaa, a qerada de

Toro y el valle Calchaquí Norte y Medio, los grandesasentamientos de la época no estaan fragmentadosy dvdds en seres jerárqamene dferenes,

sino que se constituyeron como extensos campos deesrras aradas enre sí. Esaan frmads

por complejos residenciales aglomerados, siendo la

residencia doméstica la unidad arquitectónica ásicaen a rganaón espaa de ess asenamens.

N se han deead edfs de nsnes qe

indiquen centraliación política, y los asentamientosno parecen haer crecido a partir de un edificio par-ar espa pú enra, n esend na

estructura que haya actuado como polo de atraccióndel resto. Más ien, los grandes polados tardíos sedesarrollaron a partir de la acumulación de complejosresidenciales y algunos espacios aiertos no forma-ads neraads, ds de arqera smar

en an a es, nas y adad nsrva,y emplaados unos al lado de los otros, dando lugara n parón ear. Las vvendas de ess grandes

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pads mparían mrs, pass y pasajes, yen varios casos fueron semisuterráneas (Raffino1988: 175, 176). Caladas especialmente diseñadas(en algunos casos artificialmente soreelevadas)y los anchos muros de las numerosas estructurassin techo creaan redes de senderos internos queserpenteaan a través de los asentamientos ypermitían la circulación entre y por arria de losedificios (Figuras 4 y 5). En otros casos, la faltade estas caladas hace suponer que para accedera rens nerns se deía pasar de esrra en

esrra (ver Fgra 2). Hay ns ass dndelos senderos penetran y atraviesan el interior des mpejs resdenaes (Afar y Sea 1970;

Aek et al. 1999; Taada y Angrama 2003a,

2003), de manera que circular implicaa pasar entrelos diferentes complejos residenciales. Por ejemplo,en e vae Cahaqí Nre, e esd de a frma

de raón nerna deermnó qe en Marsa

ese n sender qe rerre e ad ese de s

y un posile sendero que recorre el lado este, amosentre las estructuras y la arranca. Tamién, recono-ms rams de n sender nern qe ra prarria de los recintos semisuterráneos. En algunaspares, dh sender se ra para ararse n

s mrs de esrras, para vver a apareer enr ser de s. De esa manera, a raónnerna se reaó a ravs de sendas y pr sre smrs anhs (de hasa 1 m) de s rens másgrandes. La aón de s mrs m vías deraón prdj a ramfaón de s senderssre a sperfe de s.

La rganaón espaa y a arqera de spolados tardíos ponían en proximidad física asus haitantes, que gracias a la conglomeración

de estructuras podían oír las conversaciones de losvens más erans rener advameneel tipo de actividades que estaan realiando (p.e.,tallar artefactos líticos, moler granos o cortar leña).Deió haer sido tamién fácilmente perceptile elolor de lo que otros estaan cocinando o quemando,ya que las paredes, o la gran cantidad de estructurassin techo16, hacían permeale los sonidos y los

16 Raffino y Alvis (1993) calculan que el 46% de las estructuras

de La Hera n fern ehadas. En mhas eavanesde recintos en sitios tardíos, especialmente en recintos degrandes dimensiones, no se encontraron evidencias de techado(Casanva 1958; Cgan 1973; Afar 1983).

Figura 5. Sendero interno y entre recintos en La Paya, valle Calchaquí Norte.

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olores. La cercanía entre las residencias permitía alos miemros de una comunidad conocer lo que losotros hacían o halaan, lo que tamién fue facili-ad pr a raón a ravs de asenamen.A amnar pr s senders sreeevads pr

arra de s anhs mrs, a rar pasan-d de ren en ren, s haanes de essasenamens se ennraan n s mndad,pudiendo ver lo que otros hacían en sus residencias,espeamene en s grandes pas aers y asampas haanes sn eh, dnde, pr es-nes de emperara, , espa y venaón,la mayoría de las actividades eran efectuadas.17 La circulación dentro de estos sitios de estructurasagmeradas prdía a nsane neraón dea gene y as famas, permend a as persnas

ver as avdades qe s rs resdenes desa-rraan, s enes qe nsmían s raesqe reaaan. Anqe qá h resrnessmóas a a raón, eramene n hmanes maeraes.

De este modo, la espacialidad y la materialidad deess asenamens n prdían na mndadfragmentada, sino articulada y aparentementehmgnea. E dseñ espaa y maera de sgrandes polados tardíos, más que separar a laspersnas, as aeraa.18 Vvr en n asenamen-

to tardío implicaa compartir paredes, espacios,sendas y, ya sea explícitamente o porque quedaanal alcance de las percepciones, experiencias. Elheh de qe as avdades qe se reaaan enas dsnas resdenas feran aprmadamenesimilares indica que tamién se compartían co-nmens áss para e desarr de a vdadana (pe., sre nas nsrvas, pr-ducción de artefactos, producción primaria, formasde rganar e espa, e.). Y e heh de qe

17 Hay actividades que necesitan insolación y ventilación, yque por lo tanto es mejor que se realicen al aire lire, talm e sead de prds amens, a mearga y

a remre. Además, e ehad de n ren reqería de

na gran nversón de raaj para nsegr s eemens

y para reaar. En s ss de vae de Yav, anqe

no en otros lugares, se encontraron evidencias de galeríasnsrdas en s rdes de s pas, anqe n en d e

perímer, sn só en agn de ss ads (Raffn 1988).18 Loma Rica de Shiquimil es un sitio conglomerado alargado de

189 recintos entre haitaciones y patios, con dos plaas hacia

e ese y 15 espas de raón y n sender nre-srqe segmena a s en ds. Enre das esas esrras

hay só neve njns arads (Tarragó 1995), qe

demesra a gran nerneón de s rens.

ds nsmesen empeasen jes smaresy una misma iconografía señala que tamién semparía na dendad mún, de md qe eethos qe se epermenaa esaa más gad auna ideología de compartir, articular e integrar,

qe a na de dvdr segregar.

Aunque aún se necesita más investigación sore lasfrmas y ímes de s mpejs resdenaes, aexistencia de grupos de recintos no asociados a patios, a presena de grandes esrras ( njnsasociados de grandes estructuras) comunicadasn vars mpejs resdenaes n nngnen espea, sgere qe as grandes esrras espacios aiertos eran compartidos por los miemrosde distintos complejos residenciales. Por ejemplo, en

las investigaciones en Mariscal no siempre pudimosencontrar los “clásicos” complejos residenciales delTardí de N.O.A. mpess pr n pa aerasad a ds res rens haanaes, snqe hay ass de rens haanaes n asa-ds a pas (ver Fgra 3, njn A), grpsde res ar pas arads y n asadsdreamene a rens haanaes (ver Fgra3, njn b).

Es posile entonces, que distintas unidades domésticashayan usado en conjunto un espacio aierto o patiosdnde se ngregaan para desarrar avdadesgrupales. Estos espacios mayores no articuladosdirectamente con los recintos haitacionales omnads a msm emp n varas resden-cias, pudieron haer sido lugares de uso colectivo ysocialiación que superaan los límites de la unidaddoméstica. Esto demostraría la permeailidad entrelos distintos complejos residenciales, no pudiéndosedeterminar con claridad los límites entre unos y otros.Solemos transferir nuestro modelo occidental dendad dmsa a pasad, sand pr an

residencias individuales y autocontenidas para cadaunidad doméstica, sin emargo, los límites entre loscomplejos residenciales en los sitios del PeríodoTardío son a veces orrosos y, por lo tanto, la formade conceir el ámito doméstico no incluía unapreocupación estrecha por la privacidad. Así, losímes enre as resdenas, enre pú y prvad, enre a ndad dmsa y a mndad,fern fees y permeaes.19

19 A ravs de n sfsad anáss arqeón de n s

ardí de Lípe (bva), Vaqer (2006 Ms) demesra ese

pn.

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FRAGMENTACION VS� INTEGRACION COMUNAL: REPENSANDO EL PERIODO TARDIO DEL NOROESTE…

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Reanad n es, ae desaar as evdenas

de avdades mnaes de menda qe apare-

en en vars ss, m rens qe aman

arefas de menda aframens de ra qe

agrpan mrers (Raffn 1972, 1988; Cgan y

Raffn 1973; Tarragó 1987; Crne 1993; Nasr1997-1998; Sempé 1999; Williams 2003), así comola cominación de actividades de molienda grupalesy amaenaje n enraad, sn qe reaad a

nivel doméstico (Raffino 1988). La falta de evidenciasque indiquen que la producción comunal era captu-rada para e sfr de ns ps señaa qe a

avdad de menda njna n era prd de

man de ra mvada y epada, sn qe era

na práa vnara qe nsyó ra esfera

de experiencia comunal, donde posilemente se

compartían historias, noticias y experiencias. Lacominación de almacenaje doméstico y actividadesde prdón mpardas pd haer end nafuerte carga ideológica. En estos casos, los recursossalen del traajo comunal y se dirigen a las familiasndvdaes, qe genera a sensaón de qe es

a mndad qen prvee, da y amena a s

sys.

Para el valle Calchaquí Norte tenemos un datointeresante: las ollas de cocina recuperadas de

vars ss sn de grandes dmensnes, eganda ener 80 m de a y n dámer de hasa 60 m.

Prácticamente no se han encontrado ollas de cocinapeqeñas. Es ndaría qe se naa para n

gran númer de gene y n só para s negran-

es de a fama near, send pse qe varaspersonas participaran en las comidas, compartiendolos alimentos cocinados. La alimentación constituíaasí ra esfera de negraón.

Un aspecto importante sore las experiencias que se

vivían en un asentamiento del Período Tardío fue lahmgenedad maera. En ess pads, ds

resdían en vvendas de dseñ, frmas y nas

constructivas similares, empleaan los mismos tiposde arefas, apaan as msmas nas y m-

vs para derar s jes y nsmían enes

similares. Al circular por estos asentamientos, visitara vecinos o participar de actividades comunales, laspersnas pdían perr a redndana maera,

epermenand n pasaje maera nfrme y re-

ped qe deó haer nrd a esaeer n

send de semejana, dnde ada fama grpera e refej de r.

Se puede argumentar entonces que el diseño espacialde los polados tardíos promovía la interaccióncotidiana de sus residentes. Al haitarlos, laspersnas n se paan n seres a s qe npdían aeder, n nsrnes mnmenaes

qe speraan y mnmaan a esaa hmana con edificios que representaan un poder coercitivo.Las práas e neranes en ess pads ntenían lugar en un amiente de límites rígidos yqe generaa segregaón, sn qe se desarra-an en na espaadad y maeradad qe físay smóamene prpaan a permeadad yla integración comunal.20 Muchas actividades yreanes se daan ane s js (y rs sends)de a mndad. Cnseenemene, a prvadadn fe na prepaón enra.

La raón paree haer sd n md enrade socialiación y una manera de otener un co-nocimiento estrecho de la comunidad propia. Loqe a gene servaa a rar n eran áreas deasentamiento que estaan materialmente restrin-gdas, edfs aads apare de res, geneempeand nsmend ras ases de enes,famas haand vvendas mejr nsrdas, la infraestructura de un poder político. Al contrario,se epermenaa n pasaje maeramene hm-gne y qe prpaa redes de mnaón (y

posilemente solidaridad) intracomunales, lo quedee haer creado un sentido de lugar caracteriadopor un sentimiento de integración comunal y deasena de dferenaón sa. La maeradady espacialidad que caracteriaa a la vida social delPeríodo Tardío propiciaa una ideología de igualdadmaterial y similitud, más que de estratificación, queera rprada pr qenes aí haaan a parrde desarr de práas e neranes en essesenars.

El diseño espacial promovía el encuentro constantede los miemros de la comunidad y el reconoci-men de as práas qe ada a reaaa. Laagmeraón psó a a gene ver qe adandad dmsa haía, así m amn er escuchar la actividades de los vecinos. Dentro de estosasentamientos conglomerados muchas experiencias,como rituales, producción y consumo de ienes,

20 Muchos sitios de este período tienen muro perimetral. En

mhs ass, ess mrs n vern fnnes defens-vas, ya qe s ss n se enenran en gares fáes de

preger, pr a se pede pensar qe era na frma de

defnr a a mndad.

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FELIX A. ACUTO

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práas mrras y , fern mpardas ynras, a mpó n a grad de nrmna pr nsens, send a amaón depoder y eneficios materiales muy evidentes yfáciles de regular y restringir. Así, la comunidad

podía limitar y controlar los intentos por otenerenefs y amar pder.

E nremen en e nf qe menó a darseen e períd evó a as mndades a haar enlugares estratégicos donde el espacio era escaso y aresidir en asentamientos conglomerados, modalidadqe en agún mmen se nsyó en a frmanormal de haitar. Fue justamente esta forma dehaar a qe, a mens en pare, generó na vdasa araerada pr a negraón mna y

dnde as endenas a a desgadad y a a a-maón de pder se vern madas. Denr des pads ardís a gene mparía eperen-cias, espacios, muros, sonidos, olores, ojetos ysíms. N haía gene vvend aparada de sdemás, n mejres mpejs resdenaes, naes a arqera mnmena y nr sreel excedente de producción, consumiendo ienesdferenes and r p de herramenas yengía. Ls nmens eran mpards ya pareer n eran ads m fene de pder,experimentándose así un sentido de homogeneidad,araón y permeadad.

Esa degía de gadad maera e negraónqe se vvía en s pads, prdda y refadapr e mnd maera y a espaadad en as qelas personas haitaan, no necesariamente deióimplicar su plena aceptación o la inexistencia denradnes anes renadas a desafaray superarla. La misma experiencia de haitar enestos lugares deió generar al mismo tiempo reivin-danes y reha de ese ethos de negraón

mna. E mnd sa y maera read en spads ngmerads enarnaa na degíaqe nenaa nrar y mar nradnes,qe sn ddas esían, qe endían a frarar ascomunidades y a crear distinción y desigualdad.Como claramente se ha estalecido, el PeríodoTardío fue una época de conflictos e incrementodel contacto e intercamio interregional (Nielsen1996, 2001; Tarragó 2000). Psemene as pr-ndades para ener presg y pder qe daanas avdades as, así m as prndades

para crear distinción que el intercamio y el acceso anuevos ienes, información y conocimientos podíangenerar, rearn presnes sre esa degía de

integración e igualdad material. Así, el mundo socialqe se epermenaa denr de s pads pdhaer esad en ensón y nradón n aqeqe se vvía fera de msm. Ins en s nerrla preservación de la integración comunal pudo haer

esad en ensón n nens pr amar pdery presg. La evdena arqeóga sgere qetamién huo dentro de estos asentamientos compe-ena pr pder y presg ya qe a presena demás de n espa aer esrras de pses pú ra adas en dsnas pares deun sitio sugiere que diferentes grupos, faccionespolíticas o familias extensas pudieron haer llevadoa a fesas redsrvas para ganar adeps ysegdres, y así ener pder y presg. De esemodo, la integración comunal pudo haer estado cons-

tantemente en tensión y contradicción con prácticasqe prpaan a esrafaón y a desgadad.Sin emargo, durante el Período Tardío éstas estaanaún ejs de ser aspes nsnaes de a vdasocial de la época. La concentración polacional, quepudo haerse iniciado a partir del incremento de lassituaciones de conflicto, no llevó, como generalmentese prpne, a a mpejdad sa ded a a ne-cesidad de organiar y controlar a un número mayorde gene. A nrar, haar pads ngme-rados generó una dinámica social caracteriada porfluidas relaciones sociales, permeailidad y estrechonmen de a prpa mndad. E sendde gar epermenad en ess asenamens nera de segregaón y desgadad, sn qe esvmás eran a a negraón mna.

N sane, esa saón n paree haer esaddfndda en d e N.O.A. En regnes de sr,m e sr de vae Cahaqí, e vae de Yavy e enr y sr de a prvna de Caamara, avda dana n enía gar en pads ng-merados y homogéneos, sino que muchos de susprnpaes asenamens esaan nsds prseres separads y jerárqa y fnnamenediferenciados (Tarragó 1987, 1995; Nastri 1999;Semp 1999). En esas regnes a mayría de sss se araeran pr a asena de agna-men ran (Raffn 1988), n mparndsemrs, espas, avdades nmens; sedificios no estaan necesariamente articulados y laraón nerna n negraa as dsnas paresde s. Además, haría esd na dsróndesga de s enes (Tarragó y Gnáe 1996;

Tarragó y Nastri 1999). Esta diferencia entre, agrandes rasgos, el área norte y sur del N.O.A., puedeser producto de trayectorias históricas diferentes,

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ya qe en e área sr s press de desgadad yestratificación harían tenido mayor profundidadempra ded a fenómen de Agada.

Conclusiones

He intentado realiar una reinterpretación del PeríodoTardío del Noroeste Argentino a partir de un camiode enfoque teórico-metodológico. Propuse dejarde lado las perspectivas ojetivistas usualmenteempleadas para analiar el período, apoyadas enacercamientos evolucionistas y funcionalistas,para pner nfass en as práas, eperenas yrelaciones sociales que tenían lugar en el transcurrirdar de a vda sa. Se pasó de ese md, de macro a lo micro; de explorar aspectos estructurales

(espeamene reanads n a araeraónde la escala de organiación sociopolítica), a estudiara vda sa mand m enrada a naraeade a vda dana.

Para esto, se dejó de considerar a los ojetos y formasespaciales como productos neutrales y estáticos de laorganiación social, y de examinar a los sitios (a travésde perspectivas “a vuelo de pájaro” y que superan laesaa hmana) m refejs pasvs de presssaes de mayr esaa, para pasar a nvesgar ep de vda sa qe espaadades (hsóra yramene espeífas) rersvamene reaany reprdían. De ese md, n s arqeógn fe nsderad smpemene m n pn ene espa, sn más en m n gar qe reaauna red de relaciones específicas entre materialidad,gene, sgnfads e hsra. Se só así repare pasad, refenand sre s ss a ravs delas prácticas, experiencias y relaciones que la espa-adad y maeradad de s pads de PerídTardío creaan y articulaan cotidianamente, así m amn maan resrngían.

A ravs de ese enfqe y de a revaaón ríade las evidencias se argumentó que en regiones comola Puna de Jujuy, la querada de Humahuaca, la que-rada de Tr y e vae Cahaqí Nre y Med,a vda sa en e Períd Tardí, prd de na

forma particular de haitar, estuvo más relacionadacon la integración comunal y la homogeneidadsimólica y material, que con una organiaciónspía araerada pr a enraaón, adesigualdad y la estratificación institucionaliadas.N sane, es n mpó a asena de n-flictos y contradicciones. El sentido de integración,permeailidad y de no segregación y fragmentaciónsa qe se epermenaa en s asenamens,pudo haer estado en tensión con luchas por su-perar s nsreñmens esrraes y ener

pder y jerarqía, psemene generadas pr asprndades qe daan s reenes nfse intercamios interregionales que en esta épocaharían end gar. Sn emarg, en regnes demás a sr, m e vae de Yav y e enr ysr de a prvna de Caamara, a saón fedferene y sí haría nvrad press de des-gadad y esrafaón, psemene prdde na rayera hsóra dsna.

En sintonía con las tendencias en teoría social de lasúltimas décadas, intenté mostrar que un entendimientomás prfnd y deaad de a dnáma sa selogra al analiar las acciones, prácticas y relacionessociales, y su contingencia histórica. Como nos hanenseñado la historia, la etnografía y la sociología, lampejdad de esas úmas spera ampamenelas generalidades que una descripción ojetivista dea sedad see freer.

Agradecimientos A Jorge Palma, Clara Rivolta,Iván Leiowic y Cristian Jaco por sus útilesmenars.

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