3.- Etnicidad y Sujeto Indígena en La Formación Del Estado

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ICSYH-BUAP Etnicidad y sujeto indígena en la formación del Estado Eje temático: Estado y Organización Colectiva Ever Sánchez Osorio Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades Benemérita Universidad Autónoma de Puebla [email protected] IV Congreso Internacional de Sociología Universidad Autónoma de Baja California Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales 27, 28, 29 y 30 de septiembre de 2010 Ensenada, Baja California, México

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El trabajo observa, mediante recursos teóricos, el problema de la construcción étnica como alternativa posible para el reconocimiento del municipio autónomo de “Villa” Vicente Guerrero, Centla, Tabasco. El análisis explora la emergencia de categorías étnicas e indígenas en el contexto de cambios del Estado y su importancia en las relaciones sociales. En este escenario del México integrado a la globalización neoliberal pretendo estudiar cómo se construye la etnia chontal en un proceso de lucha por el reconocimiento de su espacio autónomo, ligado a un campo de poder y relacionado a las transformaciones del Estado moderno.

Transcript of 3.- Etnicidad y Sujeto Indígena en La Formación Del Estado

  • ICSYH-BUAP

    Etnicidad y sujeto indgena

    en la formacin del Estado

    Eje temtico: Estado y Organizacin Colectiva

    Ever Snchez Osorio

    Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades Benemrita Universidad Autnoma de Puebla

    [email protected]

    IV Congreso Internacional de Sociologa Universidad Autnoma de Baja California

    Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales 27, 28, 29 y 30 de septiembre de 2010

    Ensenada, Baja California, Mxico

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    Etnicidad y sujeto indgena en la formacin del Estado

    Resumen El trabajo observa, mediante recursos tericos, el problema de la construccin tnica como alternativa posible para el reconocimiento del municipio autnomo de Villa Vicente Guerrero, Centla, Tabasco. El anlisis explora la emergencia de categoras tnicas e indgenas en el contexto de cambios del Estado y su importancia en las relaciones sociales. En este escenario del Mxico integrado a la globalizacin neoliberal pretendo estudiar cmo se construye la etnia chontal en un proceso de lucha por el reconocimiento de su espacio autnomo, ligado a un campo de poder y relacionado a las transformaciones del Estado moderno.

    Palabras clave: Etnicidad, sujeto indgena, poder, Estado, autonoma.

    A finales de 1989, habitantes de extraccin campesina de Villa Vicente Guerrero del

    municipio de Centla en Tabasco, bajo procesos polticos coyunturales que definan la

    entidad tabasquea el arribo del PRD como opositor al partido hegemnico PRI-, el

    contraste de vida entre las comunidades (regin de los pueblos) y el centro poltico del

    municipio (cabecera municipal ciudad y Puerto de Frontera), organizaron las

    comunidades y buscaron la constitucin del municipio No. 18 apelando a la categora

    tnica. Otro recurso poltico, adems del tnico, lo fue el reconocimiento jurisdiccional

    de la agencia del ministerio pblico creado para que Vicente Guerrero atendiera la

    regin de los pueblos.

    Este trabajo reflexiona las ideas de etnicidad y sujeto indgena en relacin a la

    formacin del Estado posrevolucionario. Parte de que el estado vive en y a travs

    de sus sujetos (Sayer, 2002:237), por lo que existe un marco comn significativo

    perceptible en la materialidad de las interacciones cotidianas y en los procesos de

    identificacin social. El anlisis explora la emergencia de categoras tnicas e indgenas

    en el contexto de los cambios del estado y su implicacin en las relaciones sociales,

    culturales y polticas; en concreto, cmo surgen determinados sujetos, lo que tiene que

    ver con la gradual transformacin de la soberana estatal en el marco de poderes

    fragmentados (Ong, 2006). El problema de la construccin tnica como alternativa

    posible para lograr el reconocimiento del municipio autnomo de Villa Vicente

    Guerrero, municipio de Centla en Tabasco, ser el eje terico de estas reflexiones.

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    Acompaa la lectura el concepto de gubernamentalidad de Michel Foucault,

    definido como la tendencia, la lnea de fuerza [], hacia la preeminencia de ese tipo de

    poder que se llama gobierno sobre todos los dems: soberana, disciplina: lo que ha

    comportado, por una parte, el desarrollo de toda una serie de aparatos especficos de

    gobierno, y por otra, el desarrollo de toda una serie de saberes (1999:195). Es decir,

    gubernamentalidad se refiere a tcnicas concretas del poder y conocimiento que

    constrien al sujeto bajo especficos medios de control sobre el cuerpo y el ser, al

    mismo tiempo que los define.

    El escrito sostiene que bajo la sombra de estas tcnicas modernas de poder se

    producen nuevos sujetos sociales, y que las prcticas de estos dispositivos incluyen a

    determinados grupos de personas (para el cuidado de s mismos) y excluyen a otras.

    En este escenario ubico la demanda de los grupos tnicos chontales de Centla, en una

    ambivalencia poltica, los que legitiman el orden participan en ella y quienes se resisten

    o lo amenazan permanecen a la expectativa y en la exclusin.

    Acerca de la cuestin tnica, Adolfo Gilly (2006:121) sostiene que estamos as

    ante una construccin racial de la subalternidad, una construccin imaginaria que niega

    en el discurso y preserva y necesita en las realidades de dominacin y explotacin a la

    civilizacin negada y dominada, mientras sta se perpeta en la vida cotidiana de los

    subalternos, en smbolos, sociabilidades y creencias en sus mltiples culturas de

    resistencia y rebelin (2006:121). Lo importante es entender cmo surge la

    confrontacin y los procesos de negociacin que mantiene la dominacin o hace

    estallar la lucha.

    Es importante sealar que la creacin de categoras tnicas, auto-construidas o

    impuestas emergen dentro de un campo de fuerza y negociacin, en el que el poder

    adems de ser desafiado, construye un un marco discursivo comn a travs de los

    cuales existen controversias y luchas (Roseberry, 2002:220). Pero como tambin

    indica Roseberry (2002) cuando este marco discursivo comn se rompe, los grupos y

    personas comienzan a escribir sus propias historias, a resistirse y cuestionar las reglas

    sociales que los constrien. Lo que sigue busca reforzar nuestros conceptos analticos

    sobre la formacin de etnicidades en las relaciones de poder.

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    La etnicidad como metfora

    Hablar de etnicidad implica entender la posicin que sta juega en la formacin social

    del estado posrevolucionario y neoliberal. Si bien, el trmino ubica zonas, espacios y

    grupos, tambin emerge de la existencia de un otro fragmentado y reinventado

    polticamente por el peso de formaciones discursivas que lo definen (Gmez F,

    2007:143). La metfora tnica se resuelve por el momento bajo la esencializacin y

    el peso por el cual el trmino es inventado, reinventado y determinado para un grupo en

    particular. El enunciado tnico queda subordinado a la comprensin de otro diferente,

    por el cual el conocimiento de su existencia misma es puesto en prctica. sta

    subordinacin no debe ser entendida como algo casual, sino relacionada a estructuras

    de poder que moldean una identidad, una cultura o prctica social, para garantizar algo

    deseable.

    Entender desde aqu la metfora, significa desfetichizar su contenido ideolgico y

    observar su prctica poltica tal como es. No es muy difcil entender por qu en algunos

    casos la etnicidad se convierte en parte de polticas de gobierno y organismos no

    gubernamentales, sobre todo cuando los grupos externos tienen el control de los

    recursos que llegan a las comunidades concretas. Sin embargo como en el caso de

    Vicente Guerrero, cuando se apela al recurso tnico para contender por la formacin

    de un municipio, no siempre se podrn encontrar apoyos del gobierno, por el contrario,

    las polticas de desarrollo para las comunidades cambian de direccin. La etnicidad

    entonces se presenta como una construccin ideolgica, imaginada y creada por

    razones propias desde los grupos en el poder, que clasifica, separa y determina grupos,

    naturalizando comportamientos que con el tiempo se reconocen como propios (Cruz

    Borguete, 1998; Gmez gueda, 2001).

    Vale la pena sealar lo que Susana Devalle establece como las mscaras y los

    rostros de la etnicidad (1989:13-14) en torno a su relevancia en las prcticas polticas

    del Tercer Mundo, como un proceso inconcluso pero an en marcha. Ella considera la

    etnicidad, en primera instancia, como una variable dependiente de las trasformaciones

    sociales, por lo tanto, ligada a las contradicciones sociales de clase y determinante en

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    las visiones culturales.1 En segundo lugar, marca la pluralidad de los discursos tnicos,

    y seala dos vertientes: a) la etnicidad puesta en prctica por la hegemona vigente, el

    estado y los grupos de poder2 y, b) la etnicidad como una fuerza contrahegemnica3

    destacando la relacin existente entre adscripcin (autoconciencia) y subordinacin

    econmica, de lo que resulta la etnicidad como metfora de oposicin.

    En uno u otro sentido la etnicidad es slo el reflejo de relaciones sociales

    desiguales de poder, algo impuesto que caracteriza a un grupo o persona en donde

    el poder del estado descansa no tanto en el consenso de sus dominados, sino en las

    formas y rganos normativos y coercitivos del estado, que definen y crean ciertos tipos

    de sujetos e identidades mientras niegan y excluyen a otros (Roseberry, 2002:216).

    Las relaciones desiguales de poder, que tratan de encajonar al sujeto indgena, es lo

    que hace que nieguen las relaciones sociales que los construyen, por la fuerza con que

    el poder toca sus vidas y marca esas diferencias.

    Sin embargo, la identidad no es un todo acabado. Las tnicas, por ejemplo, son

    un proceso histrico y dinmico con una dimensin real profunda y especfica, que tiene

    como base las contradicciones que existen en la vida real por lo que tambin pueden

    dar cuenta de un proceso (Bonfil, 1992:64; Warman, 2003:21). Esta experiencia es

    compartida, se puede llegar a acuerdos que nos identifican como parte de un grupo o

    nos excluyen de l, por no actuar conforme una convencin social acordada. En este

    campo social, en un desequilibrio de igualdades, el poder privilegia a los grupos que

    legitiman su lgica creando pautas y acuerdos que regulan la vida cotidiana de todos,

    pero que favorecen slo a unos cuantos.

    En ese sentido, la etnicidad no es un simple reflejo de la pluralidad como lo

    expresa la sociologa liberal (Barre, 1985; Bonfil, 1992; Cruz Borguete, 1998; Devalle,

    1989; Gmez gueda, 2001; Gimnez, 1996), tampoco es una dimensin esttica, sino

    que es dinmica y se reconstruye en el marco de transformaciones globales, incluidas

    1 Esta subordinacin social, segn la autora, responde a relaciones sociales didicas como centro y periferia, alterno

    y subalterno, occidente y tercer mundo, cultura hegemnica y contrahegemnica (Devalle, 1989:13). 2 Aqu, la etnicidad slo juega el papel de legitimar la hegemona vigente mediante la confirmacin de prcticas

    polticas del estado. 3 La etnicidad se convierten subversiva a los ojos del poder vigente y contribuye a una autoconsciencia que se

    afirman frente al estado, manifestndose en el reconocimiento de uno mismo, sus espacios autnomos y la

    reivindicacin de sus grupos.

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    las del estado.4 La etnicidad es la diferencia de unos y otros con categoras especficas

    de identidad, es algo que define la individualidad y que tambin seala formas de

    comportamiento social. Asimismo es un trmino que implica resistencia y lucha contra

    las alternativas que se presentan desde el estado y las instituciones financieras

    internacionales.

    Acerca del papel del estado en la formacin de la etnicidad y del sujeto indgena

    en esta poca, Charles Hale opina que el estado encomienda a los mismos grupos

    realizar el trabajo de formacin de sujetos que de otro modo tendra que realizar el

    mismo estado (2007:301). Nos encontramos ante un modelo de gubernamentalidad

    que ordena las relaciones sociales de acuerdo a una lgica de control diseada por

    expertos, en una sociedad segmentada de autorregulacin: responsabilizada para

    algunos y de rebelin abierta para otros (Fraser, 2003:19). Es decir, es posible observar

    dos grupos concretos, a) personas que no buscan ningn cambio social y legitiman el

    gobierno en el que viven y, b) otros que sintiendo una diferencia social fuerte entre

    grupos sociales- manifiestan el descontento y presentan luchas desde abajo buscando

    un equilibrio social.

    Sabemos, por otros casos, que la etnicidad en un contexto temporal es una

    categora que se construye sobre las contradicciones de la distribucin desigual de

    valores, es decir, sobre contradicciones de clase inseparables de las contradicciones de

    las reformas neoliberales (Roth, 2008:75). En esta era de cambios, el estado liberal

    tolera el surgimiento de nuevas subjetividades, pero no tolera a todas de la misma

    forma. Vicente Guerrero es un ejemplo, su lucha por la municipalizacin de carcter

    tnico no ha tenido una respuesta, pese a los compromisos polticos de algunos

    mandatarios como Vicente Fox quien dijo alguna vez refirindose a la problemtica

    tnica de Mxico, nunca ms un Mxico sin ustedes (INI, 2002:13).5

    4 El indio no representa nicamente un tipo, un tema, un motivo, un personaje. Representa un pueblo, una raza, una

    tradicin, un espritu. No es posible, pues, valorarlo y considerarlo, desde puntos de vista exclusivamente literarios,

    como un color o un aspecto nacional, colocndolo en el mismo plano que otros elementos tnicos (Maritegui,

    1995:241). 5 El prrafo completo del texto menciona Como presidente de Mxico asumo responsablemente el compromiso de

    crear condiciones que hagan posible la participacin de todos y cada uno de ustedes, de sus comunidades y de sus

    pueblos, en la construccin de marcos legales de que garanticen dentro del Estado Nacional el ejercicio pleno de su

    autonoma y de su libre determinacin a la unidad nacional, para que sea el maana el que florezca, Nunca ms un

    Mxico sin ustedes! (INI, 2002:13).

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    Esto no es slo el problema de los chontales de Centla en Tabasco. Aunque esta

    lucha comenz en 1989, fue en 1994 -con el caso del EZLN en Chiapas- cuando lo

    tnico alcanz una fuerte demanda, surgiendo muchos intentos fallidos de autonoma

    municipal sobre todo en el estado Oaxaca, en donde, los mismos presidentes

    municipales de Temaxcapa, Camotln y Yatzona, de la Sierra Jurez gestionaron su

    autonoma directamente del estado. Este sentimiento de autonoma es compartido

    tambin con grupos tnicos mazahuas, otomes, tlahuicas, matlacintlas y nahuas del

    estado de Mxico (Gmez Rogelio, 2008:208-209). El mismo esfuerzo se observ en

    Veracruz en 1998 y 2001, en la ciudad de Mxico y Puebla en 1999 (Macip, 2002:171).

    Las luchas por autonoma de carcter indgena han persistido bajo diferentes enfoques,

    por ejemplo, organizaciones y consejos que promueven y organizan las movilizaciones.

    Por otro lado, la poltica indigenista ha llegado a expresarse en la vida local, en

    donde pequeos agentes del gobierno llamados promotores organizan la vida social y

    colectiva. Esto demuestra que las tcnicas de gubernamentalidad estn presente en la

    vida local, se han reconocido espacios tnicos integrados al estado nacional, de donde

    resultan las formulaciones de sentido de comunidad, de lo que es y de lo que debe ser,

    haciendo uso de la vida cotidiana, el pensamiento, el saber y la cultura. Una de esas

    concepciones es la que se aprecia alrededor de los pueblos mgicos, que son vistos

    en el espacio pblico nacional como entidades esencializadas para sustentar discursos

    multiculturales, industrias tursticas potenciales, as como para constituir una red densa

    de poder que ensambla la vida local al mbito nacional y global. Vale decir, un

    reconocimiento de lo tnico que no socave ni cuestione la poltica nacional, por el

    contrario, sirva de pivote para el desarrollo econmico de la nacin, bajo una nueva

    forma de colonialismo contemporneo.

    As, la etnicidad se convierte en aquella diferencia entre unos y otros, patente en

    la individualidad de vida de las personas, de su cotidianidad, en la construccin de un

    nosotros y un ellos en el imaginario colectivo de todos. Tambin en una metfora,

    como aquella hegemona aceptada e internalizada que nos coloca en diversos medios y

    mbitos de lo social, como totalmente diferentes a otros. La etnicidad es siempre

    una representacin estructurada que slo alcanza su sentido positivo a travs del ojo

    estrecho de la negatividad. Es decir, que tiene que operar mediante del ojo de la aguja

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    del otro para slo luego poder construirse as misma. Esa identidad produce un juego

    maniqueo de opuestos (Hall, 1991:3), una lnea ambivalente de identificacin por el

    que se divide el conocimiento de lo que es uno y de lo que es el otro.

    Siguiendo a Hale (2007), podemos admitir que lo tnico es como una ley

    aplanadora, asume las diferencias de unos y otros sin considerar opinin, mucho

    menos es permitida la posibilidad de elegir. Sin embargo, cuando lo tnico e indgena

    comienza a internalizarse en la subjetividad de la gente, se convierte en una amenaza y

    se trata de rechazar mediante formas entendidas y legitimadas por los discursos

    dominantes, por lo que slo la categora tnica e indgena- se integran a las polticas

    del estado y de los discursos multiculturalistas. Es decir; los argumentos de

    capacidades humanas sobre heterogeneidad cultural corresponden a la necesidad de

    los Estados neoliberales para manejar un discurso multiculturalista como instrumento

    de gobernabilidad (Zamorano, 2008:70).

    Construccin de la identidad: imposicin por otros y autoadscripcin

    En los ltimos aos la categora tnica y la del sujeto indgena tienen ms dificultad

    para ser definidas. Primero, debido que los cientficos sociales e investigadores, al

    recurrir a la investigacin terica se ocupan de transcribir la experiencia de otros y no

    toman en cuenta que la identidad vara segn el espacio y los tiempos, pues la

    identidad se trasforma dentro de los mismos cambios sociales. Segundo, porque la

    historia selectiva al ser parte misma de la construccin ideolgica de intereses del

    poder, se vincula a jerarquas fundamentales en la creacin de relatos histricos. Como

    dice Roth, lo que ms pesa para considerar la autosufiencia de la categora tnica es

    la nueva relevancia de las particularidades culturales y sus profundidades histricas

    en el contexto de las reformas neoliberales y la consolidacin de los mercados

    transnacionales durante un proceso de globalizacin econmica (Roth, 2008:57).

    La identidad colectiva de los grupos sociales, cuales fuesen, es el resultado de

    procesos estructurados en contextos sociales histricos, econmicos y polticos. Por lo

    que la constelacin de caractersticas propias de los grupos indgenas tales como:

    identidad, costumbre, tradicin, modos y formas de vida, vale decir aculturacin, son el

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    resultado de imposiciones sociales que pueden ser explicadas por la forma en cmo

    han operado los poderes regionales y locales histricamente.

    Siguiendo a Andrew Roth, en su crtica a Barh, es posible entender que la

    categora tnica es constreida por la violencia con el cual se marcan y se etiquetan a

    grupos concretos, podramos sospechar [] la operacin de procesos de violencia

    simblica en lo que Barth caracteriz como un tipo de interconexin emprica que

    constrie al sujeto (2008:56). De esta manera, pareciera ser que a nivel local,

    nacional y global el problema de la identidad se resuelve por una asociacin histrica y

    articulacin selectiva de categoras de un grupo, pero stas no se vinculan con las

    transformaciones estructurales de la poca.6

    Podemos, por un lado, observar la imposicin por otros a travs de la

    categorizacin de las personas por la genealoga de lo tnico y de lo indgena. Una

    revisin histrica nos lleva a considerar la dialctica colonizadorcolonizado. La primera

    muestra el efecto del poder del primero sobre el segundo. Bajo este enfoque el

    colonizador impone las formas y los modos de una regla social observada en rituales,

    fiestas, fechas importantes, lenguajes, etc. Quien tiene el poder usa esas categoras

    para definir al sujeto y/o ciudadano, y el otro, pasivamente lo acepta.

    Por otro lado, entiendo la autoadscripcin, bajo dos formas. Primero cuando

    determinados grupos o personas asumen ser diferente a otra, no porque se lo

    impongan sino por conciencia propia, una relacin que escapa del estado y del

    colonizar y emerge como una categora para s mismo. Segundo, cuando grupos

    concretos al interior de la comunidad o como sujetos asumen la diferencia como una

    forma de una lucha y estrategia poltica, en la que la etnicidad o ser indgena resultan

    ser categoras de resistencia.

    ...un problema con el argumento [] sobre la autosuficiencia de la categora

    tnica, una autosuficiencia que resulta de una conexin emprica e interactiva entre

    estatus y conducta, es precisamente el problema pragmtico de la relacin entre lo

    ideal y actual en los procesos de autoadscripcin y adscripcin por otros (Roth,

    2008:65). Estas especificidades tienen que enfocarse a las condiciones reales en que

    6 En este sentido la construccin tnica es una construccin desde arriba, desde la visin y la determinacin de los

    grupos de poder y no es una eleccin de querer ser parte de o no.

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    se viven y experimentan las relaciones de poder. Hay que recordar, precisamente, que

    en este campo social, el estado se arroga el poder de dar nombres, de crear e imprimir

    mapas con marbetes sancionados por el [propio] estado (Roseberry, 2002:220).

    La nocin de hegemona que usa Roseberry da cuenta que a travs de esos

    discursos las relaciones de dominacin son experimentadas y confrontadas desde

    abajo, por lo cual la etnicidad puede adquirir el carcter de una fuerza emancipadora y

    no slo dominante; es decir, la hegemona contenida en los discursos de etnicidad

    pueden impulsar la lucha, que emerge dentro de especficos e histricos campos de

    fuerza.

    Por otro lado, diversos grupos o sectores comienzan a tener voz y asumen,

    mediante la autoadscripcin, el reconocimiento como grupo tnico. La cuestin aqu es

    cuando los intereses no corresponden a los mismos grupos sino a personas, programas

    polticos o grupos de asistencia social que externamente manipulan los intentos de

    autonoma social. A nivel global estas inclinaciones hacia lo propio de un grupo

    pertenecen a polticas de organizaciones financieras internacionales, quienes redefinen

    las identidades y las representan, por lo que la identidad en estos casos- se convierte

    en una categora de dominacin y subordinacin por la apropiacin de recursos

    econmicos y polticos. Esto nos plantea la necesidad de ubicar en sus espacios

    reales- los movimientos o luchas de reivindicacin tnica, es decir, observar la

    autoadscripcin y la imposicin en procesos ms amplios relacionados a la presencia

    de poderes mayores en el mbito local y regional (Roth, 2008).

    La autoadscripcin, por otro lado, no slo es la aceptacin de ser parte de un

    grupo, -ser indio y ya, envuelve la afirmacin de lo propio confrontando lo que es

    diferente, desenmascarando los procesos sociales de dominacin al que fueron

    adaptados y reconocindose como una identidad especfica. En un esfuerzo consciente

    de este tipo, los grupos afirman su autonoma frente al Estado, y dejan los significados

    construidos dentro de la cultura del Estado para hacer una resignificacin de la propia.

    Podemos entender que el caso de Vicente Guerrero, su ubicacin en la geografa

    del estado y la nacin, es slo parte de un legado histrico, de una ubicacin geogrfica

    y de experiencias cotidianas que establecieron la identidad chontal, pero hoy la

    autoadscripcin de ese grupo ha determinado en la unidad de su identidad social. Es

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    decir; la bsqueda de su propio desarrollo mediante el reconocimiento autnomo de su

    territorio.

    En suma, la autosufiencia de una construccin social, de una identidad como la

    tnica es generada bajo espacios de confrontaciones en los marcos de poderes

    estatales, en los que es posible la inclusin o la exclusin, es decir, aquella violencia

    evidente en la consumacin, negacin o no consumacin de adscripcin y de

    autoadscripcin (Roth, 2008:80).

    Espacios de representacin autnoma: una etnicidad desde abajo

    Casualmente y en el mejor los casos, las luchas tnicas e indgenas han tomado

    distancia de los partidos polticos y comienzan a organizarse desde abajo. Como

    consecuencia se revelan contra el poder ms inmediato. En Mxico los movimientos

    indgenas y tnicos siempre han estado presente,7 cobrando fuerza de nueva cuenta en

    1994, con el levantamiento armado del Ejercito Zapatista de Liberacin Nacional

    (EZLN), constituido por campesinos pertenecientes a grupos indgenas: chamulas,

    tzeltales, tojolabales, choles y lacandones del estado de Chiapas.

    El 19 de enero 1996, tras las manifestaciones de los movimientos tnicos se

    incorpor en la Constitucin Poltica Mexicana el reconocimiento de la autonoma

    indgena. Hay que aclarar que dicho reconocimiento slo es patente en el discurso, ya

    que la problemtica tnica, sobre todo la que concierne a la autonoma territorial, es un

    caso que aun persiste.

    Despus de la lucha poltica del EZLN muchos grupos indgenas se han

    manifestado en gran parte de la repblica, sobre todo en los estados de Chiapas,

    Guerrero y Oaxaca. Movilizaciones tnicas y campesinas han tenido como escenario de

    disputas y contiendas el zcalo del Distrito Federal. Tambin, Vicente Guerrero en

    Tabasco es uno de ellos. La identidad en tal sentido es atvica, corre por las

    venas y sigue siempre latente; por lo tanto, debemos estar especialmente atentos a las

    seales de su aparicin, a los discursos y prcticas que podran actuar como

    catalizadores (Hale, 2007:326).

    7 Taylor (1987) registra 142 motines en el centro de Mxico, la Mixteca y el Valle de Oaxaca entre 1680 y1811,

    pero es probable que otras ms sucedieron fuera de esas jurisdicciones o hayan quedado sin registro (Warman,

    2003:284) (Ver texto completo Resistencia y rebelin pp. 246-272).

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    La bsqueda de la autonoma bajo la apelacin tnica nos dice que existe una

    fragmentacin latente al interior de cada estado, que el poder est siendo cuestionado y

    que existe una negociacin. Por lo que hoy, la categora del indio y del indgena a modo

    de el otro como encarnacin de alguien no slo culturalmente distinto sino

    econmica y polticamente subordinado, dista mucho de ser una categora residual

    (Gmez F, 2007:143).

    La otra Tabasco afirm la lucha de los chontales, por ende, una rebelin abierta

    contra el poder y sus intereses. La madrugada del 9 de febrero del 2008 en Vicente

    Guerrero, aquellos que no compartan la lucha por el municipio cambiaron de opinin.

    No fue un sueo, la polica federal preventiva, la polica estatal y la polica municipal

    interrumpieron el silencio de la villa y de algunas de sus comunidades. El objetivo,

    segn los discursos, fue liberar a dos trabajadores del gobierno municipal que fueron

    detenidos por habitantes del lugar cuando intentaban cobrar el derecho de piso del

    tianguis sobre rueda. Recurso que siempre ha cobrado la comunidad y que es

    utilizado para auxiliar con algunos gastos en funerales y fiestas locales. Cabe aclarar

    que en ese momento, los presuntos secuestrados ya haban sido trasladados a sus

    domicilios por los mismos guerrerenses. Despus de aquel encuentro los chontales

    apelaron a una denominacin nacional imbricada al EZLN, hacindose llamar la otra

    Tabasco, manifestando su repudio contra el gobierno por la manera en que

    respondieron a dicho suceso.

    El llamado a nivel nacional por parte de la Otra Campaa- fue estar atento al

    caso de Vicente Guerrero. Bajo el lema, la indignacin es el comienzo, una manera de

    levantarse y empezar a caminar, uno se indigna, se revela y despus se ver (El

    pueblo de Vicente Guerrero, 2008:1), dejaban abierto un sentimiento de rechazo al

    gobierno del estado. Si bien en Tabasco los chontales representan una minora en la

    entidad, en este momento toda una regin apel a dicho reconocimiento.

    Lo que se observ en este caso fue que el desequilibrio del poder patente entre

    gobernantes y los gobernados es por una desigualdad en trminos materiales de

    justicia poltica y social. La bsqueda de esa igualdad se convierte en resistencia,

    rebelda o lucha por la bsqueda de un equilibrio social. En este caso, la etnicidad

  • 13

    desde abajo se presenta como violencia, pues es el nico medio por el cual pueden

    reivindicar sus identidades y sus vidas mismas.

    Quiz sea necesario traer a colacin lo sugerido por Devalle, cuando nos dice

    que la etnicidad se ha empleado en la prctica estatal de control social, y ha sido

    concebida como una variante de la sociologa liberal como un elemento en los juegos

    de acomodo y competencia montados por la ingeniera social, en boga en las

    formaciones sociales (1989:12). Con ello observamos la existencia de una relacin, la

    disputa entre dos grupos, el gobierno quienes establecen las condiciones sociales y los

    gobernados (ciudadanos) quienes experimentan estas trasformaciones dentro de

    campos sociales y marcos regulados de poder (Joseph y Nugent, 2002: 41-42).

    Contradicciones y conflictos en la construccin de la etnicidad desde

    abajo

    La presencia del estado mantiene relacin con los grupos de poder en el mbito local,

    de este modo, las luchas que se realizaban verticalmente de abajo hacia arriba y

    viceversa se tornan tambin en horizontales, entre la gente de un mismo lugar,

    aquellos que en el espacio de la vida cotidiana pueden ser identificados con nombres y

    apellidos. sta lucha adquiere un sentido ms profundo cuando el apoyo del gobierno y

    del poder favorece algn grupo de la comunidad, pues, el poder impone los trminos

    en que las cosas deben de hacerse en los niveles ms cotidianos [En donde], la

    gente no tiene ms alternativa que avenirse a lo que es, en la actualidad la realidad

    social (Sayer, 2002: 236).

    La eficacia del poder ha encontrado aliados en contra de los intereses de los

    grupos locales, vale decir, aquellos que representan algn grupo o faccin poltica en lo

    local y que encuentran favorable legitimar al poder para sostener sus intereses en la

    comunidad. El poder en el mbito regional y nacional logra una negociacin ms directa

    con ciertos grupos de poder que con otros grupos que desde este nivel- presentan

    demandas sociales, incluye entonces las aspiraciones de stos para mantener su

    hegemona y consenso. El resultado, segn Nancy Fraser (2003:31), es una nueva

    forma de gubernamentalidad dentro de una sociedad dual, quien reconoce a unos y los

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    responsabiliza de su autorregulacin, mientras niega, excluye y reprime abiertamente a

    otros.

    La lucha por la autonoma en Vicente Guerrero y de las comunidades que

    componen el proyecto de municipalizacin no es la excepcin. Despus del inicio de la

    lucha municipal (1989) hasta hoy, los dirigentes no son los mismos, han sido

    convencidos de algn modo para dejar el movimiento y, en contraste, se convierten en

    instrumentos de grupos de inters para frustrar el desarrollo de actividades o programas

    emancipadores.

    No es casualidad que las tcnicas del gobierno generen ms gentes pasivas que

    conscientes de s mismas. Resulta ms fcil para las personas ser partidarios de esta

    arte de gobernanza, de lo contrario seran exceptuados de los programas de gobierno

    federales y locales. Estos medios y programas de desarrollo social, en la idea Michel

    Foucault, se convierten en los grandes panpticos del siglo XXI (Hale, 2007:301). Lo

    que nos ensea precisamente que, en la tradicin de los oprimidos el estado de

    excepcin en que ahora vivimos no es la excepcin sino la regla (Gilly, 2007:18). Por lo

    que las agencias del estado y el sector privado ceden bajo garanta concesiones a

    una determina y selectiva parte de la poblacin, con la finalidad de alejar demandas y

    movimientos que puedan alterar el gobierno.

    Estas concesiones oportunistas logran una gran aceptacin sobre los sectores

    ms pobres de la poblacin, quienes legitiman al gobierno y lo defienden con el fin de

    seguir bajo su respaldo. Ejemplo de estos tipos de concesiones en Vicente Guerrero

    pueden ir desde la membreca de cooperativas pesqueras, cocoteras, ganaderas o

    agrcolas, crditos o subsidios, hasta personas que reciben apoyos econmicos por ser

    madres solteras, de la tercera edad o estudiantes, estos ltimos bajo programas como

    Oportunidades y Seguro Popular.

    La teora panptica de Foucault en su libro Vigilar y Castigar (2005), puede

    ayudarnos a ver cmo en lo local, el poder ejerce una disciplina sobre la vida cotidiana

    de la gente, cmo actores locales se convierten en ojos, orejas y personas fsicas que

    obstruyen el desarrollo de una lucha o rebelin con el fin de obtener prebendas

    directamente de los poderes existentes, lo que implica una estrategia del poder, para

    mantener su legitimacin. Esto provoca entre los dominados una lnea divisoria entre

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    aquellos que pueden participar del gobierno y aquellos que no, aquellos que son

    receptivos al dilogo y los otros que resultan ser los tajantes (Hale, 2007:219).

    Helga Baitenmann seala, siguiendo a Roseberry, que lo ms importante es la

    diferenciacin y las fracturas en las comunidades, ms que entre las clases sociales,

    pues es necesario saber la implicacin que estos procesos tienen en los niveles ms

    amplios de la formacin del estado (2007:75).

    Bajo esta perspectiva la hegemona cambia de forma, tambin de lugar. En este

    escenario lo tnico y el sujeto indgena juegan un papel central en su dinmica,

    llammosle, procesos de re-etnizacin, re-indianizacin, configurando nuevos modelos

    de militancia ciudadana:

    en esos rastros, huellas, indicios de iniciativa autnoma es donde se presenta la lnea de juntura de dominacin, donde duele, donde arde, donde est ms viva y menos cristalizada la relacin, donde la actividad humana se manifiesta y se revela dentro de una hegemona que, para seguir siendo tal, se ve obligada a adaptarse o a cambiar (Gilly, 2007: 86). Conclusin

    La formacin del estado es un largo proceso de lucha y negociacin, su presencia en

    los mbitos de gobierno no es la misma, se observan nuevos mandos y se configuran

    nuevos mapas de poder del mismo modo que refuerzan sus instituciones. En este

    campo social es perceptible cmo grupos locales se integran a esta forma de gobierno,

    mientras que otros grupos (marginales), en un sentido de injusticia, rechazan una forma

    de gobierno que no parece incluirlos.

    Vicente Guerrero, en el municipio de Centla, en Tabasco emerge precisamente

    de estas contradicciones, donde las estructuras de poder embrollados por las

    prcticas que desde arriba se imponen a lo local, son cuestionadas y forman algunos

    elementos para que grupos concretos apelen a una identidad tnica para contender por

    su autonoma.

    Los enfrentamientos entre grupos regionales, subordinados al municipio y el

    estado, y la formacin poltica de grupos locales sealan que la presencia de poderes

    cotidiano[s] y descentralizado[s] cambia[n] las escalas de anlisis, por lo que hay

    que redefinir nuestra percepcin de poder y poltica (Walsh, 2007:98). Encontramos en

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    este caso a grupos esencializados polticamente como indgenas, los cuales reconocen

    ese calificativo y lo utilizan como un medio para su lucha.

    En torno a estos encuentros nuestra mirada sociolgica debe estar atenta en la

    relacin cotidiana de personas y grupos concretos para entender cmo surgen estas

    subjetividades, cmo ellas se relacionan a los efectos polticos de los cambios sociales.

    En suma, cmo la etnicidad llega a tornarse en algo propio y se aleja de los proyectos

    del estado para convertir su diferencia ideolgica en el espacio desde el cual pueden

    hablar y confrontar los poderes sociales. Observamos -a propsito de la obra de Gilly-:

    en las cuestiones de marginalidad generadas por el presente un modo de abrir estos mismos aspectos a la exploracin de sitios y prcticas donde luchas y experiencias diarias nos permiten entender que en realidad los subalternos no estn fuera de ningn lado, sino encaran, enfrentan y modifican las formas de mando o de control social redefiniendo constantemente las fronteras que median entre ellos y los poderes sociales (Gmez F, 2007:154).

    Lo que subraya la capacidad con que hoy, los chontales defienden su autonoma

    y sus tierras.

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