3- El Incipiente Ocaso de L. Birth.

7/30/2019 3- El Incipiente Ocaso de L. Birth.

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Pablo EMILIODos de ellas, el rabihorcado y el zapallo en almbar

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3- El incipiente ocaso de L. Birth.

Hamukuro escribe un nombre, con el cabo de un fsforo en el tizne viscoso mezclado

con grasa adherido al enlozado blanco del calefn. Se arrepiente e intenta borrarlo

pero resulta espeso y pegajoso.

Con sus yemas renegridas sella diferentes zonas de la chapa tibia del artefacto. To-

ma distancia, las observa, las limpia con un trapo rejilla, toma el detergente y se

dirige al bao. Abre el grifo y vierte en la baera parte del lquido denso que cae pe-

sadamente hasta convertirse en espuma.

Ella encuentra en los baos de inmersin su espacio reflexivo.

Utiliza a modo de almohada un pato inflable que le regal su padre. En algunos casos

agrega islotes de aceite comestible y sobre ellos, salpicaduras de tinta de colores. Alemerger la tinta se deposita caprichosa en su piel mareada por la untuosidad del

aceite y queda ah impregnada hasta que decide limpiarla.

Esta maana no hay tinta, solo espuma de detergente. Minsculas burbujas que na-

cen, crecen, se reproducen, se enciman y explotan generando una reflexin capri-

chosa y latente.

A este efecto, ella lo denomina MOM, multiplicidad de ojos de mosca. MOMsiempre

est observndola desde los espejos no ortodoxos de la ciudad. Es su contralor a

distancia, la seal que indica que es preciso accionar el freno.A pesar de sus diecisiete aos de edad ella sigue jugando con muecos.

Hoy, como casi siempre, le toca el turno a Joy, una marioneta apolillada que perte-

neciera a su bisabuela. Posee rasgos humanoides, un canes amarilleado por el

tiempo, puntillas y rayas de birome que ella misma garabate cuando era nia.

Cuando sumerge muecos no utiliza tintas.

Un frasco casi lleno de aceite dend1, reciclado, oxidado y turbio reposa a la espera

en bambalinas.

Hamukuro, o una reinvencin de s misma llamada Lady Birth, dialoga con Joy utili-

zando dos tonos diferentes susurrados e impostados. Joy lo hace en un dudoso cas-

tellano neutro de telenovela alternado con un espaol castizo sui generis acentuado

con gestos toscos de sus manitos de madera despintada.

_ Algn da vas a matarme de una pualada en la espalda. A traicin!

_ Podra ahorcarte con una sola mano muecote o ahogarte ahora mismo si quisiera,

pero tengo una misin para encomendarte.

1Aceite de palma.


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_ Otro crimen? Matar se ha convertido en mi centro. Aunque no disfrute de ello me

tranquiliza, me hace sentir til.

_ Mats para sobrevivir. De lo contrario chafff, al agua! Un fantoche ms al ro.

_ No juegues con eso. Cul es mi nuevo encargo?

_ Si te pidiera que me mates? Cmo lo llevaras a cabo?

_ No podra.

_ Nunca lo pensaste?

_ Nunca he dejado de pensarlo. El pasaje a la libertad y el consecuente miedo a la

libertad, al y ahora qu?

Te ultimara a traicin, sin que lo notes. Eres ms hbil e inteligente que yo, un sim-

ple matarife cobarde y desconfiado, un pusilnime, un tibio.

_ Ni siquiera eso. Un pelotudo alegre, aunque alegre no, sonriente.

_ Si ro es por el miedo mismo.

_ No hay felicidad en tu vida, Joy.

_ Tampoco la hay en la tuya, Lady Birth. Toda tu ropa vistosa y tus collares fueron

robados a los muertos. An poseen girones desgarrados por los zamarreos y costras

agrietadas de sangre seca.

_ Joy, Joy, Joy, querido, querido. Siempre ansiaste quitarme la vida, pero me deses

ms de lo que me odis.

_ No te odio, slo intento sobrevivir. Yo te amo pero ms me amo a m mismo.

_ Te amo? Ja ja! Joy, Joy, Joy, ests encendido. Sos el rescoldo que se oculta bajo

mi ceniza. Un da te doy el gusto y cuando ests en pleno xtasis te estrujo el cuello

con las mismas manos con las que digito la totalidad de tus actos.

Jooooy,Joyzinho. Seguramente sos virgen, mueco de caca.

_ Si fuera de caca me habra disuelto en el agua.

Tangiblemente t tambin eres virgen, Lady Birth, a pesar de tus cincuenta y tantos

aos.

_ Castiiiigo, al agua! Joooooooooy, avioncito y papapapapapapapaaaaa. Plafff!

Haces patito y te hunds leeeeentamente.

Joy? Qu es esa cara de espasmo? Ya no me ams?

Voy a pintarte los labios y vas a trabajar de travesti en la esquina del semforo

Guay con que te quedes con parte de la recaudacin! _ El mueco voltea hacia aba-

jo como si observara el reflejo de la adolescente en la superficie del agua.

_ Joooy! Atrevido! Qu mirs?


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_ Miro pero no veo. Pienso que te esfuerzas denodadamente en ser alguien que nun-

ca sers. Nadie llorar en tu lecho de muerte y nadie recordar tu fama. Slo apare-

cers en un pasqun de pueblo de baja tirada.

Seora mayor se ahorca en un poste y un casal de horneros hace nido en su

cabeza.

La imagino inclinada y con el nido de barro an fresco chorreando sobre tu rostro

plido y maquillado, con los labios amoratados y esos lentes de mierda que tens,

despedazados en el piso de tierra.

Una muerte buclica y programada.

Tena el semblante apacible y sonriente.

Una pena, una prdida inreparable.

_ Irreparable, troglodita.

_ No son mis palabras, son las del pasqun de pueblo.

Recuerdo cuando le exigiste un deseo a una estrella fugaz. Pretendiste fama y cuan-

do te incorporaste tenas los muslos brotados de un sarpullido. Estabas arrodillada en

una ortiga enorme y no lo notabas. As de insensible eres, Lady Birth.

_ As somos las estrellas, deslumbrantes e insensibles. Aunque para el populacho

aparentemos ser absolutamente despojadas, siempre estamos actuando. Caridad

orientada, altruismo siniestro desparramado estratgicamente.

_ Me volv de pronto altruista, pero dej una nota con mi nombre.

_ La meloda inconclusa de G. Rein.

_ De todas las tonalidades del amor me qued con la ms verde . _ Canturrea el mu-

eco.

_ Deca algo de una cabra tambin, pero no me acuerdo.

_ Estoy en campaa. Quiero ser intendenta de Pehuaj, desayunar sopa de tortuga,

impartir justicia y administrar como lo hara una estrella.

_ La justicia no la imparte un intendente. No estudiaste divisin de poderes? T

crees que podrs adaptarte a esa funcin? Ser aclita del gobernador de la provincia

de Buenos Aires? Recibir rdenes de alguien? De un hombre tan luego?

_ Mi meta es utilizar la intendencia como trampoln y en uno o dos perodos conver-

tirme en la primera gobernatriz de Buenos Aires. Me har llamar nuestra seora de

aqu, nuestra seora de all.

Pods ser mi lacayo, mi guardaespaldas. Para que no intentes propasarte voy a ca-

parte. Vas a convertirte en mi siervo eunuco.

_ Reaccion! Sos una vieja llena de telaraas.

_ Soy quien teje y desteje las telaraas.


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Debiste haberme visto en la tarima anunciando mis proclamas polticas para luego

arrojarme a la multitud que vociferaba mi nombre. Queran despacharme de a uno,

de a dos. Ay, Little Joy, cuanto te falta aprender!

_ Cuntos fueron? Tres, diez, veinticuatro? Sos muy barata.

_ Tus celos te obnubilan.

_ Tu incoherencia me exaspera.

_ No dilapides tus ltimos minutos. Tu fecha de vencimiento se avecina, todos tene-

mos una.

_ Ves? Volvs a amenazarme.

_ Esta vez no intento amedrentarte. Perteneciste a mi abuela, coqueteaste con mi ta

y mi madre y ahora ests frente a m declarndome tu amor. Resulta inevitable ima-

ginar que a todas les habrs dicho lo mismo, y todas son sangre de mi sangre; por lo

tanto, tu traicin es mltiple e inexcusable.

_ La cronologa de los hechos impide llamarlo traicin. Ests celosa de tu ta. Ella s

fue una estrella y tu abuela, una dama. Por supuesto que antes fueron unas nias

adorables.

_ Ella fue quien te puso ese canes de marica.

_ Es una guayabera.

_ En Corea no hay guayaberas. Es un canes de nena. Nennnnna!

Sos el bufn, el bufarrn, el bufarrete.

Preparate, nos vamos a dar una vuelta por el mundo real. _ Hamukuro coloca a Joy

cerca de la estufa para quitarle la humedad. Se frota enrgicamente con una toalla

salpicada con cloro y se viste con la misma ropa que se haba quitado minutos antes.

Se ventila el cabello con un secador elctrico y luego a Joy, que permanece hmedo

aunque tibio. Coloca al mueco en el bolsillo de red de su mochila, toma un puado

de pistachos salados y se va.

Camina rpidamente y llega a una esquina.

_ Ahora vas a conocer el mundo real. Ahora vas a ver Joy, ahora vas a ver. _ Repite

mientras con su mano extendida logra detener un colectivo de la lnea 180.

Hamukuro usa pantalones enormes que dejan entrever el elstico de los calzoncillos

que eventualmente utiliza en lugar de bombachas. Recurre a una gran cantidad de

hebillas metlicas para poder controlar su catico cabello cortado caprichosamente

por ella misma con filos de trincheta.

All estaba, despanzurrada en un asiento individual del colectivo y cuchicheando en-

tre susurros con Joy, cuando una mujer tropieza con sus pies, extendidos ms all

del lmite natural del asiento.


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_ Te corrs nena? Casi me caigo. _ Hamukuro coloca sus borcegues en posicin y

refunfua en tono de secreto.

_ Lady Birth, Lovely Birth, otra vez te comiste los mocos. Pudiste haberla atravesado

con el doble espadn parrillero de chorizo, para luego arrojarla a las brasas hasta que

le exploten los ojos y el colgeno de sus pmulos rozagantes. Deberas haberla

arrastrado hasta colocar su mano en la mquina de coser y ah bordarle una cruz

pampa.

Te coms los mocos. Los mocos! Oste? Incluso ahora, conmigo. Qu queras mos-

trarme, esto?

_ Vas a ver, quiero que conozcas a alguien. Conocer en realidad no, vas a quedarte

guardadito sin chistar en la mochila, mientras visito a alguien.

Al cruzar Lisandro de la Torre el 180 qued casi vaco. La seora del incidente se

acerca y le pregunta.

_ Nena, por qu te vests as? Qu hacs sola un domingo? Vas a visitar a tu pa-

dre? Ahora todas las familias son disfuncionales Pobrecita!

Ests bien? Sos mudita? Mudita no, te escuch susurrar por lo bajo despus que te

puse en vereda. _ Hamukuro alza la vista cuarenta y cinco grados y parsimoniosa-

mente se dirige verbalmente a la seora que sonrea en sorna.

_ Lady Birth es misericordiosa. Va a perdonarle la vida, aunque usted no lo merezca,

aunque en realidad, estara hacindole un favor si ultimo esa existencia hueca y des-

dichada.

_ Ni hueca ni desdichada, chinita de mierda!

Voy a visitar a mi hermana, Mi familia! Efe, a, eme, i, ele, a. Familia. No s si sabes

qu significa. Si la tuviste no fue capaz de educarte en el respeto a los mayores.

_ Fui educada en una cultura milenaria, pero escupo a la tradicin. Yo soy yo y mi

circunstancia. Nadie me dice qu hacer ni cmo vivir, y menos una vieja pattica que

ni siquiera aprendi a deletrear, enfundada en un vestido de florcitas Libertyy con

races blancas de hace ms de un mes.Soy Lady Birth y no acostumbro a dar tantas explicaciones. _ Hamukuro se incorpora

y ocupa otro asiento opuesto diametralmente al escenario del pleito. El colectivero,

sorprendido, sigue la trama a travs del espejo superior tallado con la inscripcin

Isabel y Alfredo.

La mujer prosigui su viaje despotricando contra los improperios de la menor hasta

que descendi en General Paz y Crovara. Al hacerlo no tuvo otra chance de pasar

frente a Hamukuro, quien la salud dulcemente con un _ Que tenga buenos das se-

ora, saludos a su hermana.

Hamukuro baja treinta cuadras despus, en Crovara y la va.


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Desde pequea suele entablar dilogos con personas que conoce en la calle. Uno de

ellos, Emerico, est ahora trabajando de sealero en la estacin La Tablada.

Hacia all se dirige.

Ah se queda un instante, de pie, observando a su alrededor; mientras las patas del

mueco cuelgan de su mochila emparchada.

El hombre es propietario de un Ford Taunus blanco que posee el paragolpes posterior

atado con alambre. En la luneta trasera lleva calcomanas descoloridas de Mar del

Plata, San Clemente del Tuy, Claromec, Reta y Punta Alta.

A Emerico le fastidia que golpeen su puerta y sobre todo que aplaudan o le chisten.

Una vez le dijo a Hamukuro indignado. Pods creer nena?, vino uno y me golpe la

ventanita del costado. Si lleg hasta ah es porque pisote todo el jardn. Es el nico

camino posible. Encima, quin sabe cunto haca que estaba parado espiando para

adentro. No puedo tener intimidad. Ella, por respeto, no se anim a decirle que esa

no es su casa, sino su puesto de trabajo y que el usuario, indirectamente, paga su

salario a travs del boleto, los impuestos y los subsidios. Explicar eso hubiese sido

ftil ya que habra comenzado a despotricar contra cualquier otra cuestin enca-

ramndose cada vez ms a la frase anterior y sacando a relucir una faceta huraa

que Hamukuro detesta.

_ Emerico! (golpea con los nudillos). Emeriiiico!

_ Voooy! _ Hoy Emerico est afable, o al menos sonriente.

_ Te traje churros rellenos.

_ Te traje churros? Acaso vos no vas a comer?

_ Traje sin corbata. Para m, para vos y para Chila. _ Chila est sucio, rengo y mal-

tratado por los vaivenes de vivir al costado de la va en un sitio de difcil posiciona-

miento para un gato macho.

_ Eme, por qu le pusiste Chila?

_ Iba a ponerle Flix pero me pareci trillado y termin ponindole Chila. No me alej

mucho de Flix, por lo del paraguayo arquero. Me entends?

_ No.

_ No importa nena, un arquero.

Abr el paquete y renov el mate que ahora vengo. _ Por el ventanuco que da a la va

la adolescente observa a Emerico verter la yerba hmeda sobre los rieles, flanqueado

por Chila y una seal ferroviaria. Su madre dira: ese no es lugar para una nena de

tu edad; pero Emerico es incapaz de hacer algo malo.

Vino de Italia cuando era pequeo luego de que su madre conociera la posguerra y

no regres jams.


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En la pared gris azulado que da al Oeste aparece una foto de la boda de sus padres y

otra ms pequea, coloreada, de B. Mussolini, ridiculizado con un bigote azul de bi-

rome2. Sobre la mesa, una radio pequea con pilas flamantes, un blister abierto, un

mantel de plstico ajado y con quemaduras, un almanaque de bolsillo con la foto de

un caballo y un cenicero de chapa de aluminio embutida, en un lugar en el que se

prohbe fumar. Del piso afloran las palancas para los cambios de seal, un cesto para

residuos, una escoba y Hamukuro, que observa hacia afuera acodada en el alfeizar.

La ventanita ahora le proporciona la imagen de Emerico, que la llama con sus manos.

Sale.

Atraviesan unos pastizales y a menos de cincuenta metros divisan un altarcito erigido

en homenaje a un pasajero que cay del tren y fue arrollado cerca de ese punto. A

un costado botellas de cerveza y fernet con flores marchitas alternan con esquelas,

inscripciones y molinetes multicolores girando por accin del viento.

Al fondo, los automviles cruzan y se funden entre la va y el sol.

_ Este no cay, lo tiraron. Flor de turro era. Ahora lo tratan como a un santo milagre-

ro pero fue un hijo de puta.

Para qu me amargo. Quera que lo vieras. Ah tienen, vos y tu berretn por los asun-

tos de la muerte.

Dicen que le pedan a San La Muerte que lo limpiase. Ahora se agrandaron como so-

rete en querosn. Se agrandaron y los agrandaron. Para m que lo tiraron del tren o

se cay, vaya uno a saber.

_ Quin era?

_ Un dirigente que se olvid de sus orgenes y de su fuente. Se fue del barrio y se

qued con un par de recuerdos y algn que otro vuelto. Puro despilfarro, ominoso.

_ Qu haca un tipo as en el tren?

_ Decilo, no me ofendo. Qu haca un tipo con poder y dinero en este trencito de

merda?

No s. El tipo se mamaba y le daba por la nostalgia. Hay quien quiere avanzar en la

vida slo por la vanidad de ostentarle a otro que el tiempo los convirti en algo me-

jor.

Coqueteaba con la fatalidad. Tarde o temprano iba a ocurrir. Algunos dicen que fue

San La Muerte, a favor y en contra. Supuestamente tiene su sello.

Otros alegan que lo mataron para echarle el fardo al santo.

Pura sanata. La historia es segn quien la cuente, ms en este tipo de casos. La rea-

lidad a veces es fofa y aburrida y uno debe condimentarla para crear un postulado

2Bolgrafo descartable.


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amarillo. Probablemente el tipo se emborrach, trastabill y zcate: papilla entre las

ruedas.

_ Jamn del diablo3.

_ El diablo es otro invento.

_ Que escptico sos. Pon un poco de romanticismo.

_ Yo en mi candor conoc el rigor de la guerra y los callos an quedan en el alma.

_ Que potico Eme, pero la guerra termin hace mil aos.

_ No creo que te maten con plegarias y macumbas pero mucho menos que los de-

tractores del santo armen semejante puesta en escena. Ni lo uno ni lo otro, fatalidad.

_ Las comadronas hoy releern su nombre en un obituario.

_ Qu decs, nena?

_ Vuelvo a tus palabras. El tipo quiso ser alguien. Quiso destellar, que se hable de l.

Cuando vio que la luz se apagaba y que se haba pasado el cuarto de hora se liquid

a s mismo. Se inmol para iniciar su propio mito. El acto ms trascendente de su

vida fue modelar su propia muerte.

Las comadronas que antes lo desdeaban ahora deben estar leyendo su nombre con

respeto, una y otra vez, comentando: Yo lo conoc; yo los conoc de verdad, al nio y

al hombre.

Algo habrn escrito. Alguien habr ledo.

El tipo va a convertirse en una leyenda. Van a empezar a decir que ven al fantasma,

que protege a los pobres, que envenena a los perros con su mirada, que canta cuan-

do silba el viento.

_ Ya empezaron, le llevan ofrendas para que est contento y no se les ponga en con-

tra.

Ese que viene ah, ves? Trae una botella.

Escondete que si nos ve vamos a intimidarlo. Ac son todos supersticiosos.

Tambin se dice que no muri, que todo es una farsa, que el fiambre era de otro..

Qu s yo? Para viajar en ese tren sabiendo que no te quieren ni los perros tens

que ser dejado, boludo o fabricante de coartadas. En fin.

_ Ves porque vengo? Siempre tens algo para contar.

_ Vos no tens que estudiar, nena?

_ S, comemos los churros y me voy. A propsito, los vengo paseando desde hace

dos horas.

_ A las 3:47 pasa el tren, bajs en Haedo y toms el Sarmiento4.

3Pasta crnica comestible.


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_ Qu precisin. Desde cundo la puntualidad?

_ Son aos.

_ Aos mintindole a la gente. Igual vuelvo para Mataderos, voy a otro lado.

_ Tu mam est con ese tipo joven?

_ Si, no s. Y qu?

_ Te fastidia y se te nota.

_ Es medio guachn, va a hacerla sufrir.

_ Pedile que te lo saquen de encima a San La Muerte o a alguno de esos pelotudos.

_ Funcionar?

_ Te estoy codiendo.

_ Jodiendo, tano bruto.

_ Entremos, compr una bombilla5 nueva. Pilas para la radio tambin.

_ Gracias, se que lo hacs por m.

_ La otra serva pero no hay que contradecir a las mujeres, menos en esas pavadi-

tas.

El tiempo se me hace ms liviano cuando vens a visitarme. _ Mientras Emerico di-

serta acerca de los hechos que rodearon la misteriosa muerte, ella despega con las

uas restos de una calcomana adherida al termo azul con el que ceban los mates.

_ Cuidado, el repuesto no se consigue. La otra vez se me rompi y me tuve que ir

hasta San Custo.

_ Qu tremendo! San Justo queda a quince cuadras de ac, Emerico.

_ No jodas, no hay necesidad. Y afloj con la calcamona.

_ Calcomana6.

_ Eso.

_ Como las de la luneta trasera del Taunus.

Estuviste en todos esos lugares?

_ Me ves cara de andar comprando recuerdos y pegarlos por ah? Las conserv por

respeto al dueo anterior del auto. Te parecer una boludez, pero cuando el tipo las

peg habr sido importante para l. Adems, forma parte de la historia del coche.

Uno hereda el kilometraje y las historias. Todos tenemos una, l tambin; no voy a

arrancarla. _ Cada cosa que dice la grafica en el envoltorio desplegado de los chu-

rros. Rodea las aureolas de grasa con su bolgrafo hexagonal amarillo de tinta azul,

pero no los atraviesa para que no se empaste el dibujo.

4

Lnea ferroviaria argentina.5Tubo filtrador utilizado para beber mate.

6Pegatina, sticker.


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Le gusta definir y catalogar las cosas y a las personas. Por un lado los buenos y por

otro los malos. Los neutros e indefinidos lo inquietan porque son incgnitas que ne-

cesariamente deben abandonar ese lugar para ocupar una de las dos fracciones ante-

riores.

_ Ese tipo es bueno o malo?

_ Cul, Emerico?

_ Cmo cual? El novio de tu mam.

_ No s, me faltan pruebas para condenarlo. Ponelo en la nebulosa.

_ Lo pongo, como ordenes.

_ Tengo otro para el lado bueno, lo conoc hace unos das en la guardia del hospital.

_ Hospital?

_ Se me infect el piercing del ombligo, no era nada. No empecs con la filpica y lossermones.

_ No dije ni mu.

_ Ya no voy a lo de mi amiga, es tardsimo.

_ Enrollo el rbol?

_ Hac como quieras.

_ Enrollalo vos, yo llamo para ver a qu hora tenemos tren. _ Para obtener esa in-

formacin es preciso hacer girar la manivela del telfono de madera mencionado an-

teriormente.

Un tipo desde afuera percute sus palmas a la voz de Jefe! Jefe!

_ Otro candidato Ser posible? A las cuatro y veintitrs para Haedo y a las cuatro y

diecisiete para Tmperley!

Ves? Ni las gracias te dan. Creen que uno es responsable de la demora de esta ca-

tramina.

Lo hacen a propsito porque da prdida. Van atrasando los horarios y se produce una

reaccin en cadena. Al final del da se ahorran como cinco formaciones.

_ La gente no sabe esperar, no lo tolera.

_ A nadie le gusta, pero yo supe. Esper como un hombre que mi padre retornara de

esa guerra de merda. Vinimos a la Argentina y segu esperando.

La muerte conduce al duelo, y el duelo, a la corta o a la larga, se termina; pero la

incertidumbre te lleva a una desazn permanente.

Dec que mi madre conoci a un tipo bueno despus, qu va a hacer.

_ Nunca me contaste nada de ese tipo.

_ And yendo o vas a perder el tren.


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_ cuatro y veintitrs me dijiste.

_ A vos no, al muerto de fro ese. Pero creo que le dije al revs. Ya baj la seal.

And, cuidate, nena. _ Las aberturas de la estacin La Tablada estn tapiadas con

maderas cubiertas ahora de grafitis y papeletas. Est abandonada a su suerte pero el

tren sigue detenindose ah todos los das. En el andn de enfrente (separado por un

alambrado) esperan los que viajan hacia Temperley. Dos de ellos miran a Hamukuro

y cuchichean.

Como vaticin Emerico los horarios estn al revs de su anuncio.

Desde el sur avanza la locomotora Diesel con su triste foco encendido. A medida que

se acerca, afloran los bracitos, torsos y piernitas de los ms impacientes que se pa-

ran en el estribo como si faltara espacio en el interior o el tiempo apremiase.

Hamukuro espera que desciendan cuatro o cinco y se encarama en la escalerita

metlica.

El pasaje puede ser adquirido dentro del vagn y, de acuerdo al guarda de turno,

existen dos formas de pago. Abonar la tarifa exacta a cambio de un boleto o una su-

ma inferior sin comprobante que ser ganancia neta para el expendedor.

Lady Birth y Hamukuro se acovachan contra la ventana de plstico. Segn Emerico,

es poliestireno cristal. Hay que hablar con propiedad, dira. El vidrio lo rompen a los

piedrazos los chiquilines que merodean a los costados de la va y el acrlico es carsi-

mo. A cambio, pusieron estas placas lechosas de mala calidad, que resultan ptimas

por combinar resistencia y bajo costo.

_ Cunta gente conociste hoy, con tu cabecita loca husmeando por ah? Ahora aten-

cin, puede acechar el peligro.

Casi todo a mi alrededor es lgubre y sombro. Ser ese mi destino, Joy? El ocaso

en el tren, como aquel impuro del altarcito.

Mir, mujeres con changuitos, dientes metlicos Cuantas pulseras! Se ve que quie-

re llamar la atencin la chirusa.7 Y ese celular,pi, pi, pi!

Ves ese gordo con camisa a cuadros? Vive en la estacin San Justo. Fuma rollitos depapel de diario, descalzo y con los pies renegridos. A esa costra no la atraviesa un

cuchillo, es cuero de oso puro. Menos mal que se qued cerca de la puerta y la co-

rrentada se lleva todo ese hedor inmundo. _ El tren se detiene en la desolada esta-

cin Ingeniero Brian y el linyera desciende.

_ Ves, Joy? No hay un alma. Voy a tirarte aqu y nadie va a rescatarte. En otro lugar

puede compadecerse un espritu noble, pero aqu no. Son todos despiadados, aut-

matas, apticos o desconsiderados.

7Mujer, en trato despectivo.


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De todas maneras, nunca hay nadie. Van a consumirte la lluvia y el sol, y vas a des-

integrarte antes de que alguien advierta tu presencia. Ese ser tu final, un manojo de

pelusa en Brian. _ El tren cruza el paso a nivel de Don Bosco. Ella se estira, bosteza

y se acerca a la puerta. En unos pocos minutos estarn en Haedo y de ah otro tren

hasta su casa.

_ Lady Birth, en qu penss?

_ Quin pregunta? El pelusn? El vmito de gato?

Estuviste toda la tarde en esa casilla y te perdiste lo mejor.

San la Muerte va a darme un empujoncito con mi candidatura, lo presiento. Debo

encontrar el mtodo, establecer contacto.

Hay gente que puede ayudar, colaboracionistas.

Debo formar una cohorte de colaboracionistas con influencia mstica en el inframun-

do.

Se inicia la etapa de siembra. Pronto ver los resultados.

Squito luctuoso. Luctus sequitum!

_ Potus pus.

Pussssss, pusssssssssss.

Cuan vulnerable eres, L.B, eres la fragilidad hecha cuerpo. Pueden manipularte con

cualquier argumento. Con una proclama o panfleto infundado te llevan de las narices.

De esa horrenda nariz en forma de gancho. Meat hook, meat hook, meat hook. Nariz

de cuervo desplumado vestido gracias al sogueo o a la limosna.

_ Slo pido que me allanen el camino. Siembro aqu, siembro all, siembro aj.

_ Y los rboles atiborrados arrojan tantos frutos que ni siquiera pods tomarlos.

Naranjas amargas para tu seca garganta. Naranjas secas para tu amarga garganta.

Se escurre el tiempo entre tus dedos y, cuando te conviertas en ceniza, valdrs me-

nos que yo hecho pelusa en el desolado viento de Ingeniero Brian. Estamos perdidos,

Lady Birth. Aunque ms no sea, ese parmetro nos aglutina.

_ Quizs est condenada a envejecer sola, pero estoy a tiempo de torcer el destino.

Nada est escrito. Ni siquiera tu futuro, que est intrnsecamente ligado a mis capri-

chos y decisiones arbitrarias. Improviso tu guin y el mo a cada instante siguiendo

ciertos lineamientos trazados de antemano. Diseo macro estructuras slidas habita-

das por una oquedad insoportable que debo completar con inteligencia y carcter.

No soy tan voluble como infers, me adapto para sobrevivir.

Yo, al fin y al cabo, tambin soy una invencin que caducar algn da. Vos al menos

tens ms de cien aos de edad y, aunque tuviste varias voces y personalidades, en

el plano fsico te mantens casi como el primer da.


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_ Estropeaste mi guayabera cuando Ella era nia. Fue un acto de maldad.

_ Fue una agresin destinada a ella, no a esta Ella a la que te refers, a su madre y a

todas las Ellas que coartaron nuestra libertad y condicionaron mis actos.

_ Ellas te observan desde el cromado de los pasamanos.

_ Retrocedo frente a la afrenta del otro para ganar distancia y meditar el contraata-

que. Soy Lady Birth, a partir de este instante, nadie maneja mi vida.

Ante la afrenta me distancio. Abro una brecha, me adentro en ella, y la utilizo como

trinchera. Combato protegida. De abajo hacia arriba, donde duele. Con una certera

coz genital, los derribo y salgo airosa a la superficie.

_ Sos Lady Birth, pero por momentos hablas como ella. A veces me resulta difcil

discernir de cul de las dos se trata.

_ Quizs algn da nos fusionemos y yo sea carne de su carne.

_ Los palos borrachos indican que Floresta se aproxima.

_ Los murales de Flores aparecern inexorablemente y ser momento de descender.

_ Siempre me llam la atencin el fofo contorno de los palos borrachos y su barriga

cubierta de espinas en todos los frentes de avance. Un gordo verde inasible, con tu-

pida cabellera dotada de enormes frutos y bellas flores.

_ Todava retumba en mi cabeza la frase naranjas amargas y se renueva el escalofro

producido por mi primer acercamiento culposo a la mentira. Hace algunos aos, una

vecina me trajo un frasco de mermelada de naranjas silvestres recolectadas por ellamisma y de su propio rbol. Fue preparada con una receta ancestral, en una olla de

hierro renegrida y gruesa.

Se pudri casi intacta en el frasco y tuve que desecharla.

Al poco tiempo mi vecina se present en mi casa preguntando por el dulce.

_ Exquisita, Mabel _ fue mi respuesta.

_ Bueno, me alegro, cuando prepare ms te traigo. _ Replic ella.

Con el tiempo, supe que mi madre le haba contado a Mabel que la mermelada no me

haba gustado y que luego de cubrirse totalmente de unos hongos algodonosos tuve

que deshacerme de ella. No obstante, vino a verme y a montar la farsa para poner a

prueba mi sinceridad.

A partir de ese hecho, cada vez que me carcome la conciencia tomo el trabajo casi

penitente de recolectar naranjas silvestres, preparar un frasco de dulce y devorarlo

en una semana.

Con el tiempo comenc a disfrutar su sabor, el sabor de la redencin.

3- El Incipiente Ocaso de L. Birth.

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