3. Cuerpo, Narración y Genealogía en Yukio Mishima

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A Parte Rei 63. Mayo 2009 http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei 1 El muchacho que escribía poesía. Cuerpo, Narración y Genealogía en Yukio Mishima. Elisa Maradey | Juan Carlos Moraga [email protected] | [email protected] “La historia es quizás una gran anécdota” Novalis. 1. “Quiero hacer de mi vida un poema”: Anécdota, Historia, Genealogía. Anécdota: Para poder escribir, Kimitake Hiraoka cambio su nombre por el de Yukio Mishima. Yuki, en japonés, quiere decir “nieve”; y Mishima es el “lugar desde el que se ve la nieve del Monte Fuji”. “Nieve” y “lugar desde el que se ve la nieve”. Dentro y fuera, a la vez.

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Mishima.

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    El muchacho que escriba poesa.Cuerpo, Narracin y Genealoga en Yukio Mishima.

    Elisa Maradey | Juan Carlos [email protected] | [email protected]

    La historia es quizs una gran ancdota Novalis.

    1. Quiero hacer de mi vida un poema: Ancdota, Historia, Genealoga.

    Ancdota: Para poder escribir, Kimitake Hiraoka cambio su nombre por el deYukio Mishima. Yuki, en japons, quiere decir nieve; y Mishima es el lugar desde elque se ve la nieve del Monte Fuji. Nieve y lugar desde el que se ve la nieve. Dentroy fuera, a la vez.

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    Nietzsche considera que si la historia se dedica a buscar y defender losprimeros principios y los fines ltimos termina por errar, y as el historiador, de tantomirar hacia atrs, termina por creer tambin hacia atrs1, como los cangrejos.

    La historia olvida la naturaleza y su naturaleza, su origen contingente, azaroso,antagnico, egosta, y se da a plantear orgenes trascendentes, cuando las cosascarecen de estos, o ms bien, cuando estos mismos orgenes son constructos,creaciones, consecuencias antes que primeras causas: su esencia fue construidapieza por pieza a partir de figuras que le eran extraas2.

    Obsesivamente la historia que Nietzsche critica no hizo ms que enquistar esahueste en movimiento de metforas, metonimias, antropomorfismos3 que hemos dellamar verdad. Cristalizando los acontecimientos, volviendo esttico sistema lo que noes ms que la fluctuante suma de relaciones humanas que han sido realzadas,extrapoladas y adornadas potica y retricamente y que despus de un prolongadouso, un pueblo considera firmes, cannicas y vinculantes.4

    La historia y su saber, y el poder que este produce, se perpetuaran entoncesen tanto oculten que un aparato epistemolgico no puede tener fundamentosesenciales, no puede corresponder a una sustancia5, ya que detrs de los fenmenosno hay sino una voluntad de poder se ha enseoreado de algo menos poderoso y haimpreso en ello, partiendo de s misma, el sentido de una funcin.6

    A los ojos de Nietzsche la historia toda, y todas las historias, pueden serconcebidas como una ininterrumpida cadena indicativa de interpretaciones y reajustessiempre nuevos, cuyas causas no tienen siquiera necesidad de estar relacionadasentre s, antes bien a veces se suceden y se relevan de un modo meramente casual7revelando con esto que lo que llamamos verdad e historia no es sino el resultado finalde los enfrentamientos sucesivos, los procesos de cambio, los avasallamiento ms omenos profundos, mas o menos independientes entre s, que tienen lugar en la cosa, alo que hay que aadir las resistencias utilizadas en cada caso para contrarrestarlos,las metamorfosis intentadas con una finalidad de defensa y de reaccin, as como losresultados de contra-acciones afortunadas.

    Ahora bien, si una historia esencialista se encargara de ocultar, la genealoga(en tanto mtodo) surgir para proponerse como tarea percibir la singularidad de lossucesos, fuera de toda finalidad montona; encontrarlos all donde menos se espera yen aquello que pasa desapercibido por no tener nada de historia -los sentimientos, elamor, la conciencia, los instintos-, captar su retorno, pero en absoluto para trazar lacurva lenta de una evolucin, sino para reencontrar las diferentes escenas en las quehan jugado diferentes papeles; definir incluso el punto de su ausencia, el momento enel que no han tenido lugar8; haciendo prevalecer la progresin de enfrentamientos quegeneran el cambio, aquel inocente devenir, por sobre los principios y la teleologa.

    Nuestra primera pregunta surge ante el papel que puede jugar la ancdota enun posible anlisis genealgico, como instrumento que ayudara a revelar las capas de 1 Foucault, M. Nietzsche, La Genealoga y la historia, Pre-Textos, Valencia, 2004.2 Foucault, M. Nietzsche, La Genealoga y la historia, Pre-Textos, Valencia, 2004.3 Nietzsche, F. Sobre verdad y mentira en sentido extramoral. en Obras Completas, vol. I,Ediciones Prestigio, Buenos Aires, 1970.4 Nietzsche, F. Sobre verdad y mentira en sentido extramoral. en Obras Completas, vol. I,Ediciones Prestigio, Buenos Aires, 1970.5 Cacciari, Massimo; Krisis. Ensayo sobre la crisis del pensamiento negativo de Nietzsche aWittgenstein6 Nietzsche, F. Genealoga de la moral en Obras Completas, vol. III, Ediciones Prestigio,Buenos Aires, 1970.7 Nietzsche, F. Genealoga de la moral en Obras Completas, vol. III, Ediciones Prestigio,Buenos Aires, 1970.8 Foucault, M. Nietzsche, La Genealoga y la historia, Pre-Textos, Valencia, 2004.

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    sedimento que fueron formando las metforas gastadas de la verdad histrica, de lamoral, de las estructuras de poder.

    Ancdota proviene del griego an-kdotos, que se dice del que no esta casado9,del que es clibe por que no ha sido dado en matrimonio. La ancdota es ese dato queno ha sido atado a los lazos de la verdad histrica, pero que aun as persiste.

    Aquello que sin ser necesariamente verdadero o falso se dice de algo y ha dedelinear suavemente su contorno.

    La ancdota es un espacio contiguo, un lugar que aborda tanto la contingenciade la historia como la memoria y, principalmente, el olvido; en su fragmentariedad, ensu descanso10, en la reconstruccin por medio de la ficcin de sus baches y lagunas:la ancdota es un suceso particularmente memorable o tambin la inscripcinmemoriosa de un suceso particular11.

    Espacio en que, prevaleciendo la vida por sobre la verdad, mezclndose en ellahistoria, acontecimiento y ficcin. La ancdota presentara la paradoja de que en estaes imposible distinguir entre la narracin y el hecho acaecido.

    Cuestiona la historia sin salirse de ella. Cuestiona, por su uso, la intrnsecamoral de la ciencia histrica, en su afn de verdad, sentido y trascendencia. Ancdotacomo una herramienta genealgica que se enfrenta al despliegue meta-histrico delas significaciones ideales y de los indefinidos teleolgicos. Se opone a la bsquedadel origen12.

    2. El querer libera, pues querer es crear: El caso de Mishima.

    Ancdota: En cierta ocasin un escritor francs visito a Mishima en su casa. Elescritor, sorprendido por el estilo occidental de la casa y sabiendo la profundafascinacin de Mishima por la tradicin, lo interroga: -Cmo explica usted que entoda su casa no haya nada japons? Mishima respondi amable: Aqu, solo loinvisible es japons.

    No pretendemos inquisicin biogrfica, sino bsquedas en funcin de dosnecesidades13:

    1) La ancdota no cristaliza ni impone, solo trazara, delinea: de ah ha desurgir nuestro Mishima. Trazara fragmentos de vida, de obra, de cuerpo.

    2) Exponer como el aparato historiogrfico-filolgico que busca,desesperadamente, separar la verdad de la mentira, es incapaz de asimilarestos elementos como parte de la pretendida totalidad, y soslaya estoselementos, precisamente por moverse en el espacio de lo ambiguo.

    El anecdotario de Mishima, en el que se cruza su obra como expresin de suvida, y su muerte, como prolongacin de su obra; delinea una figura esquiva, difusa.Rompiendo con el espacio biogrfico (anexo al de las ciencias histricas).

    Sus mltiples y contradictorias ancdotas, la escasa parte de su obra traducidaal castellano sumado a la compleja diferencia cultural que trastoca nuestro horizonte

    9 Oyarzun, P. El dedo de Digenes, Dolmen, Santiago de Chile, 1996.10 Nietzsche, F. Genealoga de la moral en Obras Completas, vol. III, Ediciones Prestigio,Buenos Aires, 1970.11 Oyarzun, P. El dedo de Digenes, Dolmen, Santiago de Chile, 1996.12 Foucault, M. Nietzsche, La Genealoga y la historia, Pre-Textos, Valencia, 2004.13 Seguimos aqu el modelo de anlisis propuesto por Pablo Oyarzun en su obra El dedo deDigenes, Dolmen, Santiago de Chile, 1996.

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    de normalidad, las aventuras hagiogrficas o exegticas (tambin contradictorias)que ha despertado, y por sobre todo las propias limitaciones de nuestras lecturas,influida por rumores, entredichos y comentarios, constituirn la posibilidad de explorarepisodios de una vida donde nuestras nicas certeza sern las ancdotas.

    Si la ancdota surge en esos lugares donde se siembra la duda biogrfica o elrumor, llenando, o provocando, silencios, espacios y azares, nos obliga entonces apensar sujetos plurales e histricos, ubicados en espacio y tiempo, en un lugar, con uncuerpo, para poner en juego (y en juicio) su verosimilitud. As el cuerpo y la creacinartstica de Mishima se unirn para relatar un campo o trazado, no un cuerpoindividual aislado del resto del mundo, sino transitado, colectivo: atravesado por lasrelaciones humanas, las fuerzas histricas, las instituciones, las consignas religiosas,morales, etc.

    Un cuerpo, una vida, donde no estn slo las marcas del individuo sino tambinlas de su generacin y las de las generaciones pasadas, las de su sociedad y las detodas las otras fuerzas que lo constituyen en su entrecruzamiento14.

    Tendremos entonces que construir un Mishima fragmentario, el Mishimaanecdtico, en base a relatos que se mueven en el terreno de lo indefinido. Unproyecto de genealoga de la narracin y el cuerpo en Mishima. En Mishima y no en laobra de Mishima. No en el espacio aislado de la obra. Sino en el de la existencia, yaque es ah donde suponemos acontece la ancdota.

    3. Escrito en/con el cuerpo: la construccin literaria.

    Ancdota: Mishima, en Confesiones de una Mscara; narra su primeramasturbacin mientras contemplaba la reproduccin de San Sebastin de Guido Reni.Aos ms tarde, desnudo, con los brazos en alto y dos flechas clavadas en su cuerpo,se hace fotografiar personificando al santo, pero Mishima agrega una tercera flecha,clavada en su vientre, justo donde hundir su pual el da de su hara-kiri.

    Desordenar la vida de Mishima, despreciar la teleologa del cuerpo esdespreciar la historia en el sentido teleolgico, es rescatar la wirkliche historie,conocerlo no por escritor, sino por anecdotario: conocer su mala respiracin, malaalimentacin, cuerpo dbil y abatido respecto al cual los padres han cometido errores()15, en la muerte, en la masturbacin16, en la sexualidad alterna, el

    14 Vattimo, G. Arte e identidad. Sobre la actualidad de la esttica de Nietzsche.Edicin electrnica.15 Foucault, M. Nietzsche, La Genealoga y la historia, Pre-Textos, Valencia, 2004.16 La ancdota de la masturbacin, repetida en varias de sus obras nos conecta con la visindel cuerpo entre normales y anormales delineada por Foucault, cuerpos que sufren lamarginacin como resultado del operativo instaurado por las fuerzas que ejercen poder sobreellos.Uno de estos Anormales descrito por Foucault es precisamente el nio masturbador: Lamasturbacin es el secreto universal, el secreto compartido por todo el mundo, pero nadiecomunica nunca a ningn otro.Estaba anmico de tanto masturbarse. Pero su propia fealdad no haba empezado amolestarle. La poesa era algo aparte de esas sensaciones fsicas de asco. La poesa era algoaparte de todo. En las sutiles mentiras de un poema aprenda el arte de mentir sutilmente. Sloimportaba que las palabras fueran bellas. Todo el da estudiaba el diccionario. (El nio queescriba poesa)La puesta en obra de Mishima convierte esa convencin del silencio y el secreto en narracindonde se cruza ficcin y biografa. No sabemos si fue o solo fue escrito. Pero aun as en esanarracin la incomodidad que produce, su carga perturbadora, devela la convencin.

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    sadomasoquismo o los sueos canbales... Esas emergencias es donde radican losnudos que un genealogista debera seguir e investigar para encontrar el trazo deMishima escritor.

    La Historia slo reconoce los nacimientos, las muertes, las enfermedades, entanto pequeos fragmentos que pueden entrar en el monoltico sistema de datos yestadsticas. Pero las pequeas historias, que cuenta el cuerpo y que sonsistemticamente despreciadas, solo tiene espacio en las lindes de la verdad, en laliteratura, en el rumor y la ancdota. La obra ser prolongacin del cuerpo y nada msque cuerpo ya que el alma no es sino una palabra que designa algo que forma parte elcuerpo17.

    Mishima ser ejemplo del nietzscheano hombre de una poca de disolucin,que tiene en su cuerpo la herencia de una procedencia mltiple18. La historia efectivase reflejara as en el cuerpo, lo moldeara, a travs de las fuerzas que en ella juega, yaque es el cuerpo quien soporta, en su vida y en su muerte, en su fuerza y en sudebilidad, la sensacin de toda verdad o error, como lleva en si tambin, a la inversa,el origen la procedencia-.19 Sobre el cuerpo se encuentra el estigma de los sucesospasados, de l nacen los deseos, los desfallecimientos y los errores; en l seentrelazan y de pronto se expresan, pero tambin en l se desatan, entran en lucha,se borran unos a otros y continan su inagotable conflicto20.

    Revelar, por ejemplo, el cmulo de experiencias y contingencias que expresanla tensin de una poca de crisis (el Japn de postguerra en un incompleto mestizajecon la sociedad occidental en el caso de Mishima) asolada no slo por la concienciamoral puritana, sino por el cambio radical que conllevo el sistema de vida en lasciudades21.

    La lucha de una poca, un pas y una tradicin por resistir, ya sea de la formams radicalmente revolucionaria la ms frreamente conservadora, la entrada de unavisin occidental del mundo.

    Obra mediante, Mishima pretende intervenir como sujeto activo, padeciendo eldevenir de la vida y no esttico espectador en esa lucha. Como un centro de fuerza,cargado de una voluntad que pretende construir todo el resto del mundo a partir de simismo, es decir que lo mide, lo modela y lo forma segn su fuerza22.

    Y este centro de fuerza nos era otra cosa que su cuerpo escribiendo,poniendo en acto su voluntad de poder: no slo es un cuerpo el que escribe, sino quela escritura misma se convierte en cuerpo, generando en la escritura no slo el "relatode la experiencia sino una experiencia de vida. Porque quien escribe cuando

    El acto de masturbarse se transforma en otra cosa: no secreta e individual bsqueda del placer,sino develamiento, desde la experiencia y al obra de Mishima, de una representacin sobre elcuerpo: el hecho de que Mishima haya eyaculado ante la imagen de Guido Reni querepresentaba a san Sebastin habla de cmo el arte japons no conoci la glorificacin deldesnudo. Ningn samuri habra muerto de esa manera, nunca ningn guerrero de Japnhabra aceptado esa desnudes a la hora de su muerte: Los hroes del Japn antiguo aman ymueren con su caparazn de seda y acero.Devela tambin una compleja relacin con la belleza, el arte y la sexualidad: sea porqueMishima siempre relacion el desafo con la carne; o bien porque crea que era necesarioprofanar y matar la belleza por ser demasiado hermosa.17 Nietzsche, F. As habl Zaratrustra en Obras Completas, vol. III, Ediciones Prestigio,Buenos Aires, 1970.18 Foucault, M. Nietzsche, La Genealoga y la historia, Pre-Textos, Valencia, 2004.19 Foucault, M. Nietzsche, La Genealoga y la historia, Pre-Textos, Valencia, 2004.20 Foucault, M. Nietzsche, La Genealoga y la historia, Pre-Textos, Valencia, 2004.21 Mishima, Y. Msica, Seix Barral, Barcelona, 1993.22 Massimo, Cacciari Ensayo sobre la crisis del pensamiento negativo de Nietzsche aWittgenstein, Siglo XXI, Mxico, 1976.

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    escribimos es nuestro cuerpo con sus fuerzas, que siempre son, al mismo tiempo, lasfuerzas de los otros que se interceptan con las propias. Fuerzas propias ydesapropiadas de la escritura: () no se escribe con el cuerpo, sino que es el cuerpoel que escribe y se escribe.23

    El cuerpo como una pgina donde se narra el devenir, superficie de inscripcinde los sucesos. La historia estar escrita en el cuerpo y la obra literaria, mostrara alcuerpo impregnado de historia.

    4. Solo una flor cada es una flor total: muerte y puesta en escena.

    Ancdota: Tras su suicidio en el edificio del estado mayor del ComandoOriental de las Fuerzas de Autodefensa del Japn, donde llevo adelante su fracasadollamamiento golpe de estado, el cuerpo de Mishima fue sacado del lugar en una cajade madera. Por alguna razn, los periodistas de radio y de televisin rodearon la caja yacercaron sus micrfonos a la tapa de madera. Esperando alguna ultima declaracin

    En Japn, el suicidio entre escritores no es un dato raro. A el han recurrido,hasta la fecha, once de los mas importantes del siglo XX: Bizan Kawakami (1908);Takeo Aishima (1923); Ryonosuke Akutagawa (1927); Shinichi Makino (1936); OsamuDazai (1948); Tamiki Hara (1951); Michio Kato (1953); Sakae Kubo (1958); Ahihei Hino(1960); Yukio Mishima (1970) y Yasunari Kawabata (1972).

    La muerte por mano propia, en el caso de Mishima, develara una serie deproblemticas: no solo el vaco cultural y el conflicto de tener entre los mayores, y msvendidos, escritores del pas un suicida golpista, sino tambin contradictorio unmensaje poltico (especie de suicidio entre altruista y anmico) y el problema ademsdel mtodo empleado24. Pero quizs el mayor problema fue que su suicidio incluyotoda una puesta en escena que fue transmitida por la radio y la televisin japonesa,mostrndose como parte constitutiva de su propuesta esttica: Su suicidio fue una desus obras.25

    23 Cragnolini, M. Del cuerpo-escritura. Nietzsche, su "yo" y sus escritos, edicin electronica24 Seppuku es el trmino japons empleado para denominar un suicidio ritual pordesentraamiento. Se conoce en occidente tambin como hara-kiri (literalmente abrirse lasentraas).Para los Samuris, la muerte significaba un asunto de honor, y la muerte por vejez y porcausas naturales no era algo deseable ya que una muerte noble, temprana y violenta era unsigno de predileccin de los dioses, expresando el ideal de "Vivir bellamente y morir de manerahermosa". De all la adopcin de la flor del cerezo como emblema del Samurai: bello y efmero.El seppuku era una parte clave del cdigo samuri.En el rito del seppuku, el samuri se colocaba de rodillas y hunda una espada corta por el ladoizquierdo del vientre, continuaba el corte hacia la derecha, volva al centro y efectuaba un giropara ascender en la trayectoria del corte, hasta el esternn. Como curiosidad, el samurai queefectuaba el seppuku tena que sostener el arma usando un pao para no salpicarse lasmanos, ya que morir con las manos manchadas de sangre constitua una deshonra.Mientras el guerrero efectuaba el seppuku, un compaero se mantena a su lado de pie, y sivea a ste sufrir demasiado, le cortaba la cabeza.El Seppuku haba sido abolido como practica alrededor de 1880 y sus ltimas expresiones sevieron en el contexto de la derrota durante la Segunda Guerra Mundial, veinticinco aos antesdel suicidio de Mishima, donde fue realizado por ms de quinientos soldados y oficialesresponsabilizndose de la derrota.25 Yourcenar, M. Mishima o la visin del vacio, Seix Barral, Barcelona, 2003

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    Suicidio no solo como un modo altivo, cuando no es ya posible vivirdignamente. La muerte elegida voluntariamente, la muerte en tiempo oportuno, conclaridad y serenidad...26 Sino tambin como Puesta en escena que permite montarsedesde la simulacin de ser otro que s mismo, cuyo ser no puede decidirsesimplemente.

    Actuar, poner en escena, resulta entonces sustituirse a s mismo, adems desustituir a otro en el acto de tomar un nombre ajeno (Kimitake Hiraoka llevo hasta ellimite su interpretacin de Yukio Mishima). Significa la presencia de otro (quizs un jesuis une outre, al estilo de Rimbaud) y no la mera representacin.

    La posibilidad de tomar otra naturaleza a la usanza de los antiguos dioses, lasnarraciones de Ovidio, o, las mutaciones del Zaratustra, alejan al ser de lo esttico, ypareciera desobedecer el carcter estable de la creacin, la certeza del culto y launidireccionalidad del sentido.

    La puesta en escena nos transforma en otro, desenmascara enmascarando: elactor no slo debe intentar dejar de ser l, sino creer en la realidad de aquellaheterognea e impresentable fuerza que asalta su interior. As, Nietzsche seala queen la poca presocrtica el fenmeno dramtico primordial es verse uno transformadoa s mismo delante de s, y actuar uno como si realmente hubiese penetrado en otrocuerpo, en otro carcter27

    Narra Mishima esta otredad en sus Confesiones de una mascara:Aunque en ese momento no me daba cuenta con claridad, a mis ojos

    representaba la revelacin de cierto poder, el primer llamado que me haca una vozextraa y secreta () Entonces tuve el presentimiento de que en este mundo existe untipo de deseo parecido a un dolor agudo. Levantando mi vista hacia ese jovenmugriento, me sent ahogado por el deseo y pens: Quiero cambiarme por l, quieroser l.

    O en su hermoso cuento Onnagata:Era indudable que las representaciones de Mangiku posean momentos de

    poder diablico. Usaba sus preciosos ojos tan efectivamente que, a menudo, con unasola mirada poda crear en la audiencia la ilusin de que el personaje de una escenaera otro, muy distinto.28

    Puesta en escena no como mero engao, parodia o disfraz. Sino comoespacio desde la tragedia y el rito, buscando interrumpir cualquier principio y ser,momentneamente y en el propio cuerpo, para volverse otro: en que el hombre estfuera de s y se crea a si mismo transformado y hechizado. En el estado del hallarsefuerades, en el xtasis, ya no es menester dar ms que un solo paso: noretornamos a nosotros mismos, sino que ingresamos en otro ser, de tal modo que nosportamos como seres transformados mgicamente. De aqu procede, en ltima

    Cabe sealar tambin que el tema del suicidio ritual ya haba sido abordado en su obra, tantointerpretndolo en la pelcula Yokoku, en la cual intervino como actor, o en cuentos comoPatriotismo:Al mirarse a los ojos descubrieron en su interior una muerte honorable, estaban de nuevo asalvo tras las paredes de acero que nadie podra destruir, enfundados en la impenetrablecoraza de la Belleza y la Verdad.Sus mejillas, recin afeitadas, irradiaban nuevamente el brillo de la juventud y parecan iluminarla opacidad del espejo. Sinti que haba cierta elegancia en la asociacin de la muerte conaquella cara sana y radiante. Sera su rostro de difunto.2526 Nietzsche, F. El ocaso de los dolos en Obras Completas, vol. IV, Ediciones Prestigio,Buenos Aires, 1970.27 Nietzsche, F. Origen de la tragedia en Obras Completas, vol. I, Ediciones Prestigio,Buenos Aires, 1970.28 Mishima, Y. "Muerte en el esto y otros cuentos", Monte Avila, Caracas, 1969.

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    instancia, el profundo estupor ante el espectculo del drama: baila el suelo, la creenciay al indivisibilidad y fijeza del individuo.29

    5. Extraa forma de vida.

    Ancdota: Un da, ya en Naumburgo, Nietzsche se escapa y estdesaparecido durante dos horas. Al final, un polica lo trae de vuelta a casa: "Habaquerido baarse en una charca que haba al lado del bao de caballeros, y en efectose haba paseado desnudo durante un buen rato".30

    Cunta importancia le podemos dar al rumor en filosofa, a la ancdota? Nossirve de algo la fealdad de Scrates, el tonel de Digenes, los tropiezos de Tales, lascrnicas de Digenes Laercio, los fornculos de Marx, los fallidos suicidios de Saint-Simon, las parafernalias religiosas de Comte, las aventuras anales de Joyce, los librossubrayados con las uas de Lezama-Lima, las alucinaciones de Althusser, loscangrejos de Sartre? Son parte de su filosofa, de su historia, siquiera de su vida? Nolo sabemos.

    Pero son esos comentarios anecdticos, los rumores, lo que nos llama siemprela atencin de esas vidas narradas, de esas vidas escritas. Siembran la sombra deuna duda (Podra ser la filosofa clsica fruto de un creativo narrador llamadoDigenes Laercio que se ha cristalizado y devenido corpus fundamental?31).

    El mismo sistema educativo, sostenido en ese mtodo acromtico32 descritocon humor por Nietzsche, nos da la posibilidad de quedarnos solo con la ancdota,con eso que omos en la clase como un cotilleo, en los pasillos como rumor, en loslibros como nota al pie, en la clase como comentario de color.

    El lazo invisible entre boca y odo de la ctedra (de la boca al odo van tanto lapalabra del poder como el rumor, el secreto, el chisme, o algn sensual beso) nosrevela el pensamiento, pero tambin los fragmentos imprecisos de la vida, los rinconestrgicos o cmicos, quizs mas interesantes que el mismo pensamiento: de la boca alodo, el estudiante universitario oye, escucha (). Muy frecuentemente el estudianteescribe mientras esta escuchando. Esos son los momentos en que est unido a launiversidad por un cordn umbilical. Puede escuchar lo que guste, no esta obligado acreer lo que oye, puede taparse los odo si no quiere escuchar.33

    29 Nietzsche, F. El drama musical griego, en Obras Completas, vol. I, Ediciones Prestigio,Buenos Aires, 1970. Valga indicar que en sus textos posteriores el pensamiento de Nietzscheno se desmarca del inters por la teatralidad. Pues no slo lee como tal a la filosofa, sino quetambin la modulacin de la propia fuerza se piensa desde la analoga con el teatro. Porejemplo en el pargrafo 97 de Ms all del bien y el mal, Nietzsche seala que all donde sehabla de un gran hombre el concibe al comediante de su propio ideal. Pues, desde la miradaperspectivista, todos terminan acabando por ser comediantes.30 El viaje de Nietzsche a la locura documentado en las cartas de su madre, en revista 08/08/08.31 Las vidas imaginarias, inventadas o reescritas, particularmente las enciclopedias-biogrficas-filosficas imaginarias no son menores en la literatura y nos basta un ramillete como ejemplos:La obra toda de Borges, Vidas imaginarias de Marcel Schowob, La literatura nazi enAmrica de Bolao, La Sinagoga de los Iconoclastas de Wilcock, Las teoras salvajes dePola Oloixarac, la obra completa de Vila-Matas, y un hermoso y extenssimo etctera32 Nietzsche, F. Sobre el porvenir de nuestros establecimientos educacionales, quintaconferencia, en Obras Completas, vol. 1, Ediciones Prestigio, Buenos Aires, 1970.33 Nietzsche, F. Sobre el porvenir de nuestros establecimientos educacionales, quintaconferencia, en Obras Completas, vol. 1, Ediciones Prestigio, Buenos Aires, 1970.

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    Literatura y filosofa nos regalan esas extraa formas de vida surgidas deltrabajo con la palabra y las ideas, como estas marcan, deforman, transforman, loscuerpos y las existencias. Podemos escuchar la verdad y quedarnos con laancdota, que difusa y peculiar, nos hace ms cercanos, al revelar la vida quesubyace al endiosado pensamiento. Es la vida que resiste a la idea. Literatura yfilosofa pueden ser consideradas como expresiones, como caras, de un mismooficio.34

    La larga lista de notas con el que termina este trabajo, sus ms o menosamplias fuentes y la rigurosa bibliografa que la ctedra propone, no garantizan que losautores se hayan comportado como historiadores, genealogistas o siquiera comofidedignos bigrafos, declarando de antemano su negativa a esta intencin.

    Intentamos ser esquivos a los mtodos que persiguen la diosa Verdad,prestando odo a lo difuso, retocando algunos datos o ponindolos en duda. Ya quecreemos que en esa delgada lnea que separa ficcin y conocimiento es donde seencuentra los ultimo documentos ledos a la espera de su confirmacin o desmentidoseventuales35, esperando con su humildad, su imprecisin y su belleza.

    Y quizs, en esa ancdota, en ese rumor, en ese indicio, est el inicio de algo,como sealara Althusser en su carta del 1963 a Franca Madonia: En todo comienzo,la Filosofa esta all, toda entera () Es por eso que su comienzo la obsesiona, hastaque ella se haya reconocido a s misma como no siendo ms que el comienzo mismo.Comenzar es su absoluto mismo. As pues, para alcanzar ese absoluto, le basta (a laFilosofa) con comenzar: comenzar con esas siluetas que, en las brumas delanochecer, distingue mal Teeteto; por esos sombreros que antes de Cartier-Bresson Descartes y Comte, desde su primer piso terico, vieron flotar lentamente sobre elcurso de agua de una calle hasta el confluente de la bocacalle; por esa llama al fincompartida sin que medie palabra, simple, libremente, entre dos seres portadoresempero del mundo en sus gestos: el cigarrillo que Sartre enciende a un trabajador enla calle; por ese boleto ajado que Aron hace marcar en la entrada del metro para entrara la circulacin de los hombres; por la luna redonda en el horizonte grvido de losarboles, de las sombras y de los sueos; por la tierra abrumada de luz donde pint sunoche un demente. Le basta por comenzar.36

    34 Colli, G. Introduccin a Nietzsche, edicin electrnica.Colli seala que: La literatura, a travs del instrumento de la palabra escrita, es la ficcin dedecir algo a alguien que no escucha, que no existe. Todo el mundo de los libros se resiente deesta mentira. El texto de un filsofo no puede contener la verdad: el filsofo finge nicamentedecirla, pero ni una sola vez resuena, ni un solo odo oye, ni una sola mirada recibe la vida.35 Prologo de Elide Pittarello al libro Vidas Escritas de Javier Maras, DeBolsillo, Buenos Aires,2008.36 De Ipola, E. Althusser, el infinito adis, Siglo XXI, Buenos Aires, 2007.

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