2.Las Revoluciones de 1848

92
Las revoluciones de 1848 Alemania: Desde 1815 Alemania constituía una Confederación germánica con 39 estados: el Imperio austríaco, el reino de Prusia, los reinos de Hannover, Sajonia, Baviera y Wurtemberg, más 29 grandes ducados y principados y cuatro ciudades libres. El solo órgano común, la Dieta confederal, tenía su sede en Francfort, bajo la presidencia de Austria. Era una asamblea de plenipotenciarios que representaban a los soberanos, no una asamblea elegida. En la práctica sus poderes eran casi nulos. En los grandes estados y en muchos de los otros existía un régimen absolutista. En 1834 se crea la Unión aduanera (Zollverein), con exclusión de Austria, que da un gran impulso al desarrollo económico de Alemania. Pero el fraccionamiento estatal sigue siendo un gran obstáculo, tanto desde el punto de vista económico como político, para el progreso de Alemania. De ahí que la unificación nacional y estatal sea una de las grandes reivindicaciones de la revolución del 48. Al finalizar los años cuarenta del siglo XIX, Alemania es el país donde la revolución parece más inminente. Desde la insurrección de los tejedores silesianos (verano de 1844), la situación general de Alemania no cesa, en efecto, de degradarse. Empeora bruscamente con las desastrosas cosechas de 1844-1845 y la enfermedad de la patata (alimento básico, junto con el pan, de la población laboriosa) en 1845-1846; se agrava aún más bajo los efectos que tiene en el continente la crisis económica inglesa de 1847. Escasez y carestía, hambre y epidemias (sólo en Silesia la de tifus causa 16.000 defunciones), cierre de empresas y paro masivo acaban por exasperar los ánimos. Desde el verano de 1846 se suceden los «desórdenes». En agosto de ese año el pueblo de Colonia se enfrenta con la guarnición prusiana y en abril de 1847 el de Berlín asalta panaderías y carnicerías. Interviene la tropa. Surgen barricadas. Motines semejantes estallan en Ulm, Stuttgart y otras ciudades alemanas.

Transcript of 2.Las Revoluciones de 1848

Las revoluciones de 1848

Alemania:

Desde 1815 Alemania constituía una Confederación germánica con 39 estados: el Imperio austríaco, el reino de Prusia, los reinos de Hannover, Sajonia, Baviera y Wurtemberg, más 29 grandes ducados y principados y cuatro ciudades libres. El solo órgano común, la Dieta confederal, tenía su sede en Francfort, bajo la presidencia de Austria. Era una asamblea de plenipotenciarios que representaban a los soberanos, no una asamblea elegida. En la práctica sus poderes eran casi nulos. En los grandes estados y en muchos de los otros existía un régimen absolutista. En 1834 se crea la Unión aduanera (Zollverein), con exclusión de Austria, que da un gran impulso al desarrollo económico de Alemania. Pero el fraccionamiento estatal sigue siendo un gran obstáculo, tanto desde el punto de vista económico como político, para el progreso de Alemania. De ahí que la unificación nacional y estatal sea una de las grandes reivindicaciones de la revolución del 48.

Al finalizar los años cuarenta del siglo XIX, Alemania es el país donde la revolución parece más inminente. Desde la insurrección de los tejedores silesianos (verano de 1844), la situación general de Alemania no cesa, en efecto, de degradarse. Empeora bruscamente con las desastrosas cosechas de 1844-1845 y la enfermedad de la patata (alimento básico, junto con el pan, de la población laboriosa) en 1845-1846; se agrava aún más bajo los efectos que tiene en el continente la crisis económica inglesa de 1847. Escasez y carestía, hambre y epidemias (sólo en Silesia la de tifus causa 16.000 defunciones), cierre de empresas y paro masivo acaban por exasperar los ánimos. Desde el verano de 1846 se suceden los «desórdenes». En agosto de ese año el pueblo de Colonia se enfrenta con la guarnición prusiana y en abril de 1847 el de Berlín asalta panaderías y carnicerías. Interviene la tropa. Surgen barricadas. Motines semejantes estallan en Ulm, Stuttgart y otras ciudades alemanas.

En el proletariado alemán predomina el artesanado pobre, en trance de proletarización. Según los datos del historiador germanista francés Jacques Droz, en su gran obra sobre las revoluciones alemanas del 48, los obreros de fábrica constituían aproximadamente en esa época el 4 por 100 de la población total de Alemania. En Prusia había, en 1846: 551.000 obreros de fábrica, distribuidos en 78.000 empresas; 417.000 maestros-artesanos y 585.000 oficiales-artesanos. En Sajonia, 258.000 obreros de fábrica, y en Baviera, 177.000. Eran contadas las fábricas con más de 100 obreros. Krupp, en Essen, empleaba 140 obreros. La fábrica Borsing, de Berlín, con 1.200 obreros, constituía una excepción. (Jacques Droz, Les révolutions allemands de 1848, PUF, 1957, p. 83-84.)

En Prusia, la ocasión propicia parece presentarse en los primeros meses de 1847. Federico-Guillermo IV necesita dinero y para salir del paso se ve obligado a solicitar un importante empréstito que sólo puede cubrirse si la burguesía acepta. A cambio de su dinero el rey le ofrece la institucionalización de la Dieta Unida, especie de Constitución vergonzante, con la que en realidad trata de escamotear la aspiración constitucional de la burguesía. Engels comenta el acontecimiento en un importante artículo de febrero de 1847. Prevé que la burguesía no se prestará a la maniobra y el rey no logrará otra cosa que abrir el proceso revolucionario. Se está, dice, ante el 1789 alemán – un paralelo entre la convocatoria de la Dieta Unida y la de los Estados Generales por Luis XVI.

La burguesía acude a la Dieta Unida (se inaugura el 11 de abril de 1847) y, según había previsto Engels, se niega a votar el empréstito si el rey no se compromete a la instauración de un verdadero régimen representativo (verdadero en lo que respecta a la representación de la burguesía). El rey resiste y en junio se llega, de hecho, a la ruptura. La asamblea es disuelta por el rey y se cierra la vía pacífica legal hacia la transformación de Prusia en Estado constitucional. En el segundo semestre de 1847 la oposición de la burguesía liberal se radicaliza y, paralelamente, cobra cuerpo e impulso el movimiento político de la pequeña burguesía, el «partido demócrata», cuya fracción de izquierda levanta la bandera de la república.

El foco principal de esta corriente política estaba en el Gran Ducado de Badén, pero existía, bajo formas diversas, en todos los estados alemanes. El 12 de septiembre de 1847 se reunieron en Offenburg representantes de esta tendencia, procedentes en su mayoría de los estados del sur, y adoptaron una declaración exigiendo: abolición de todas las medidas represivas, libertad de prensa, supresión de la censura, libertad de conciencia, adjunción a la asamblea confederal (Dieta Unida) de representantes electos del pueblo alemán, ejército confederal constituido sobre bases populares, acceso de todos a la instrucción, incluida la instrucción superior, impuesto progresivo sobre la renta, medidas para atenuar los conflictos entre el capital y el trabajo, abolición de toda clase de privilegios. Este partido reflejaba una tendencia general socializante —se declaraba a favor de la «república democrática y social»—, pero no reconocía la lucha de clases. Expresaba, dice Droz, las preocupaciones de la pequeña burguesía artesanal (Droz, p. 120). En los meses siguientes será un elemento constitutivo fundamental del llamado partido demócrata. Un mes después (10 de octubre de 1847) se reunían en Happenheim, Gran Ducado de Hess, los representantes del liberalismo moderado. Reclaman la convocatoria de un parlamento único, elegido por todos los estados miembros del Zollverein, lo cual significaba pronunciarse por una unidad alemana restringida (sin Austria) bajo la dirección de Prusia.

Francia:

En Francia la situación no parecía tan explosiva a primera vista, pero la crisis agraria —de características similares a la alemana; se trataba, en realidad, de una crisis agraria europea—, junto con los efectos de la crisis económica inglesa (más acentuados que en Alemania por el mayor desarrollo capitalista de Francia), dan lugar también al empeoramiento brusco de las condiciones de vida de las masas y el conjunto de estos factores repercute, agravándolas, en las contradicciones internas de la burguesía. Francia conoce su ola de «motines del pan». En numerosos lugares las panaderías son asaltadas al grito de “¡abajo Luis Felipe!” (En julio de 1830 una insurrección del pueblo de París derriba a los Borbones, que habían sido restaurados en 1815, y reclama la república, pero los políticos de la burguesía saben maniobrar hábilmente e imponen un rey de la rama orleanista, Luis Felipe. La monarquía «parlamentaria» de Luis Felipe encubría el monopolio del poder por los altos financieros y especuladores.)

Como si la cosa estuviera orquestada por el viejo topo, la crisis de subsistencias coincide con una espectacular crisis de prestigio del régimen. Uno tras otro estarían grandes escándalos en los círculos de la alta burguesía y de la aristocracia próximos al trono. La corrupción de las alturas aparece como una provocación insolente al hambre de los de abajo. Pero en Francia, a diferencia de Alemania, no existe ya contradicción importante entre el conjunto social formado por la burguesía y las ciases populares, de

2

un lado, y las supervivencias del antiguo régimen, de otro. Si la Restauración había resucitado algunos aspectos secundarios del pasado barrido por la gran revolución, la revolución de julio (1830) no había dejado en pie más que la fachada monárquica. Bajo Luis Felipe, constata Engels, la dominación de la burguesía es total, pero el gobierno está monopolizado por los altos financieros y especuladores. Apoyada en un sistema electoral censatario muy restrictivo, esa fracción de la burguesía excluye del mecanismo legal de acceso al poder político no sólo a la gran masa pequeñoburguesa —sin hablar ya del proletariado y los campesinos—, sino incluso a grupos importantes de la burguesía, en especial a la burguesía industrial, agente de las fuerzas productivas ascendentes. La aristocracia financiera no sólo se lleva la parte del león en la explotación de las masas, incluido algo de lo que «legítimamente» corresponde a las otras fracciones burguesas, sino que su monopolio del poder constituye, por lo que acabamos de decir, un obstáculo al desarrollo de las fuerzas productivas. Y es un peligro, también, para el conjunto de la burguesía, porque estrecha la base social de su dominación.

Debido a este conjunto de circunstancias, la contradicción que se pone en el primer plano de la escena política francesa es el antagonismo entre aristocracia financiera y burguesía industrial. Antagonismo que, de por sí, no era de naturaleza revolucionaria, y ninguna de las fracciones burguesas en pugna se propone una solución revolucionaria. Al contrario, es lo que tratan de evitar a toda costa. Pero por la grieta que ese antagonismo produce se abren paso otras contradicciones: entre el poder de los grandes financieros y la masa de pequeños propietarios campesinos, parcelarios, agobiados por los impuestos y las hipotecas; entre el proceso de industrialización y la economía artesanal, aún muy considerable, y, sobre iodo, la contradicción burguesía-proletariado, que en Francia tenía ya una entidad muy superior a la que revestía en Alemania. Las sucesivas huelgas e intentonas insurreccionales que jalonan los dos decenios de monarquía orleanista lo habían revelado suficientemente.

En los dos decenios que preceden a la revolución de 1848 la clase obrera francesa había aumentado considerablemente, al compás del desarrollo industrial del país, aunque constituía todavía una minoría reducida. Los centros principales de concentración eran París, Lyon, Marsella, Rouen y Burdeos. De la población de París en 1846, un millón de habitantes, casi la tercera parte eran obreros y pequeños artesanos. Los dos decenios citados están jalonados de numerosas luchas obreras, entre las que destaca la insurrección de los obreros textiles de Lyon en 1834, las huelgas contra la disminución del salario y por la reducción de la jornada de trabajo en 1836-1838, la sublevación blanquista de 1839, la huelga de París de 1840, en la que participan cerca de 60.000 trabajadores y dura varios meses, las huelgas de los mineros del carbón de la cuenca del Loire en 1846 y 1847. Las dos terceras partes de la población eran campesinas.

Francia contaba, además, con una particularidad única en la Europa de aquel tiempo: su centro político estatal, donde se decidía la cuestión del poder —al menos en «primera instancia»—, era al mismo tiempo su centro revolucionario por excelencia, y en el curso de los años cuarenta ese centro revolucionario se proletariza masivamente, si bien en la masa proletaria predominan los obreros de las pequeñas empresas y los artesanos en vías de proletarización. París, dice Engels, es un volcán en plena ebullición.

La agudización de la lucha de clases se traduce, a nivel político, en la reactivación de las sociedades obreras secretas, de diversas tendencias, con predominio de la neobabuvista;

3

en la rápida progresión del partido de la pequeña burguesía (y de una débil fracción burguesa republicana), cuyos portavoces en la prensa, Le National y La Reforme, representan, respectivamente, el ala moderada y el ala radical (incluyendo esta segunda numerosos obreros y comunistas); se traduce, finalmente, en la acción más decidida de la misma oposición parlamentaria, pese a su reaccionarismo. Esta oposición parlamentaria, representativa de la mayoría de la burguesía, toda ella monárquica, es quien toma la iniciativa de la llamada «campaña de los banquetes» por la «reforma», que desembocará, con gran consternación de sus promotores, en la revolución.

La reforma, bajo cuya bandera se agrupan en una primera fase todas las fracciones de la burguesía no gubernamental e incluso los demócratas pequeñoburgueses, es la reforma electoral. El problema de régimen —monarquía o república— no se plantea formalmente, pero está latente y tiende, cada vez más, a salir a la superficie, como demuestra Engels en sus minuciosos análisis de la campaña de los «banquetes». En estos artículos examina cada matiz, cada divergencia, siguiendo paso a paso el proceso de diferenciación entre la oposición burguesa interna al sistema y la fracción centrista, entre ambas y el partido demócrata, y, dentro de éste, entre el ala derecha (Le National) y el ala izquierda (La Reforme).

Resto de Europa:

La insurrección polaca de febrero-marzo de 1846, pese a su rápido aplastamiento por las tropas de Metternich; la victoria de los cantones democráticos sobre los clericales, en la guerra civil suiza de octubre-noviembre de 1847; la victoria de los liberales en las elecciones belgas de 1847 y, sobre todo, la agitación de carácter insurreccional que va ganando los estados italianos desde el verano de 1847 contra el yugo austríaco y sus cómplices locales, se suman a la evolución política de Alemania y Francia para ofrecer un cuadro de conjunto que presagia —los contemporáneos con preocupaciones políticas son conscientes de ello— la aproximación de una nueva crisis revolucionaria europea. La opinión ilustrada era sensible al problema porque en medio siglo se habían sucedido varias crisis de este género. Estaba muy fresca la de 1830 y no se había borrado el recuerdo de la gran revolución, ni el de las guerras revolucionarias y napoleónicas.

Italia:

Los siete estados italianos no tenían entre sí ni siquiera el frágil vínculo que era la Confederación germánica para los 39 estados alemanes. La península se la repartían de norte a sur: el reino de Piamonte-Cerdeña, los Ducados de Parma y Módena, el Gran Ducado de Toscana, los Estados pontificios, el reino de Napóles, y al nordeste el reino Lombardo-veneciano, ocupado por Austria. No había una potencia italiana análoga a Prusia o Austria. En el movimiento patriótico por la unidad italiana y por la liberación del yugo austriaco había dos tendencias. Una, revolucionaria y republicana, encabezada por Giuseppe Mazzini, que en 1832 había fundado la Joven Italia. Otra, moderada y monárquica, fundada en 1847, con el nombre de Risorgimento. En 1847 la agitación contra los regímenes absolutistas y la dominación de los austríacos alcanza un nivel desconocido desde 1831. Pío IX esboza en Roma algunas medidas liberales para frenar el proceso. Otros soberanos (Leopoldo II en Toscana, Carlos Alberto en Piamonte) siguen tímidamente el ejemplo. Metternich envía tropas a Ferrara, en el Estado pontificio, pero bajo la presión de Inglaterra y Francia las retira al cabo de cuatro meses, no consiguiendo más que intensificar la agitación en toda la península. Del 2 al 4 de

4

enero 1848 Milán es teatro del «motín de los cigarros». Con motivo del aumento del precio del tabaco, el pueblo declara el boicot y ataca a los militares austríacos que fuman en público para provocar. El 11 de febrero 1848 el mariscal austriaco Radetzky declara el estado de sitio en Lombardía. Entre tanto, la insurrección estalla en Palermo (12 de enero 1848) contra el rey de Napóles, obligándole a promulgar una constitución.

Polonia:

La situación favorable creada en Europa por la revolución francesa de 1830 fue aprovechada por el movimiento de liberación nacional de Polonia, dirigido en ese período por la alta nobleza, para sublevarse en noviembre del mismo año contra el triple yugo de Rusia, Prusia y Austria. La insurrección fue aplastada por el ejército zarista en febrero de 1831. Entre las causas de la derrota figuraba el antagonismo entre la alta nobleza y las masas populares. De esta experiencia nace un movimiento más radical, encabezado por la pequeña nobleza y elementos burgueses, que adopta un programa democrático y, en particular, un programa agrario favorable a los campesinos. Este movimiento organiza una nueva insurrección en febrero de 1846. La policía prusiana logra desbaratar en gran parte la insurrección deteniendo a sus principales organizadores, pero estalla en varios lugares, principalmente en Cracovia, donde los revolucionarios se hacen dueños de la situación y forman un gobierno nacional que lanza un manifiesto aboliendo las cargas y vinculaciones feudales. Las tropas austríacas aplastan el movimiento a comienzos de marzo. Al mismo tiempo que lanzan fuerzas militares contra los insurrectos, las autoridades austríacas se sirven de los campesinos ucranianos de Galitzia, atizándolos contra la nobleza polaca.

En los acontecimientos italianos de la segunda mitad de 1847 y enero de 1848, así como en la insurrección polaca de 1846, se prefigura uno de los componentes principales de las revoluciones de 1848: los movimientos patrióticos de liberación nacional. Italianos, húngaros y checos contra el yugo austríaco; polacos contra el yugo ruso-austriaco-prusiano; irlandeses contra el yugo inglés. Los italianos y alemanes luchan también por la creación de un Estado nacional unificado, al cual se oponen las principales potencias de la hora: Inglaterra, Francia, Rusia y Austria. El protagonista de esos movimientos de liberación y unificación nacionales es la burguesía, más o menos desarrollada, según el país. Bajo el modo romántico y la retórica grandilocuente con que se expresaban entonces las reivindicaciones nacionales se escondían los muy prosaicos intereses económicos de esta clase, necesitada de su mercado nacional y de su estado nacional. Pero las masas populares estaban también vitalmente interesadas en la liberación nacional. Los análisis de Engels incluyen este factor en el conjunto del proceso que lleva hacia la revolución europea.

Todo el sistema de regímenes reaccionarios y de relaciones internacionales opresivas instaurado por el Congreso de Viena de 1815, el sistema de la Santa Alianza, se sentía amenazado. (Reunidas en Viena de septiembre de 1814 a junio de 1815 las potencias vencedoras de Napoleón organizan un orden europeo cuyo principal objetivo es prevenir nuevos movimientos revolucionarios. Con este objetivo esencial se combinan y se oponen los diferentes intereses de estado. Finalmente, las nuevas relaciones europeas se articulan sobre dos sistemas; la Santa Alianza, bajo la hegemonía rusa, que agrupa Rusia, Prusia y Austria; la Cuádruple Alianza, que agrupa a las mismas tres potencias más Inglaterra. Inglaterra se convierte, de hecho, en la potencia hegemónica de Europa.)

5

Gran Bretaña:

La Carta del Pueblo incluía seis puntos: sufragio universal, parlamentos anuales, voto secreto, indemnización a los miembros del parlamento, supresión de la obligación de ser propietario para ser miembro del parlamento, circunscripciones electorales iguales. La organización llamada Asociación Nacional Carlista, creada en 1840, llega a contar en su apogeo con unos 40.000 miembros. El cartismo no se define en ningún momento como socialista, aunque las ideas socialistas tuvieran amplia difusión en sus filas, y el ala izquierda, con la que se relacionaban Marx y Engels, estuviera influida por el comunismo.

Marx y Engels albergan grandes esperanzas en una victoria próxima de la principal reivindicación cartista: los plenos derechos electorales para el proletariado. Ya en julio de 1846, a raíz de la abolición de las leyes cerealistas, consideraban que «la gran lucha entre el capital y el trabajo, entre el burgués y el proletario, debe entrar en la fase decisiva». La conquista de la principal exigencia de la clase obrera —«transformación democrática de la Constitución sobre la base de la Carta del Pueblo»— significará, dicen, que «la clase obrera se convierta en la clase dirigente de Inglaterra». (En 1841 Inglaterra contaba ya con 3.800.000 obreros, el 34 por 100 de la población activa; en 1851 las cifras son, respectivamente, 4.800.000 y 37,6 por 100".)

En diversos artículos del año 1847 dedicados a la coyuntura política inglesa, Engels considera que la crisis económica «supera por su profundidad todas las precedentes», suscita extraordinario descontento en los trabajadores y va acompañada de la reactivación del movimiento carlista. Este sale de la relativa postración en que había caído después de la dura derrota sufrida por la gran huelga insurreccional de 1842. Las elecciones parlamentarias de 1847 marcan un neto desplazamiento de la opinión hacia la izquierda y, pese al sistema electoral antiobrero, O'Connor, principal líder cartista, irlandés, es elegido diputado. Por otra parte, la crisis agraria crea una situación dramática en Irlanda, exasperando la lucha de liberación nacional. El gobernador inglés adopta medidas de excepción. Engels considera posible que el movimiento de liberación irlandés y el movimiento cartista conjuguen sus esfuerzos contra el enemigo común, la burguesía inglesa.

El 10 de abril de 1848, el ejército y las fuerzas de orden público (los llamados constables) bloquean una gran concentración proletaria organizada por los cartistas, impidiéndole dirigirse al parlamento para entregar la tercera petición demandando la adopción de la Carta. El gobierno había prohibido la manifestación del 10 de abril de 1848 —permitiendo sólo un mitin—, concentrando tropas y policías. Los dirigentes cartistas decidieron renunciar a la manifestación, aconsejando a la muchedumbre reunida dispersarse, mientras una pequeña delegación iba al parlamento a entregar la Tercera Petición. Como demostró ía evolución ulterior, fue una grave derrota política del carlismo, el jalón que marca en cierta forma el comienzo de su declive histórico.

El estallido de las revoluciones de 1848

La revolución estalla en París del 22 al 25 de febrero de 1848. El 13 de marzo de 1848 la insurrección del pueblo de Viena impone la dimisión de Metternich, símbolo de la

6

Santa Alianza; el 14 de marzo de 1848 se proclama la Constitución en Roma, y el 17 de marzo de 1848 triunfa la revolución popular en Venecia, instaurándose la república; el 15 de marzo de 1848 se inicia la revolución nacional húngara; el 18 de marzo de 1848, la insurrección del pueblo de Berlín obliga a Federico-Guillermo IV a hacer una serie de concesiones y promesas liberales; el 22 de marzo de 1848 triunfa la insurrección de Milán contra las tropas de ocupación austríacas, y el 23 de marzo de 1848 comienza la guerra de los patriotas italianos contra el yugo austríaco. Y no hemos enumerado más que los acontecimientos sobresalientes. Durante esas semanas casi todos los pequeños estados alemanes e italianos —monarquías, principados o ducados más o menos absolutistas— se metamorfosean en estados constitucionales; los levantamientos campesinos se multiplican en diversas regiones alemanas contra las supervivencias feudales. La revolución toma dimensiones realmente europeas. De momento se detiene al este en la frontera rusa y al oeste en el canal de la Mancha, pero en Inglaterra está en pleno auge, en esos momentos, una nueva movilización de masas por la Carta. Bajo el efecto de la revolución de París tienen lugar grandes manifestaciones de parados en Londres y Glasgow. La dirección cartista decide organizar una gran marcha sobre Westminster el 10 de abril de 1848 para presentar la tercera Petición. El gobierno Palmerston y la prensa burguesa agitan el peligro rojo.

Represión de las revueltas eslavas en Posnania (polacos ‘prusos’) y Praga (Austria)

Al iniciarse las revoluciones de marzo en los estados alemanes, incluso los liberales moderados simpatizaban con la idea del restablecimiento del Estado polaco y con la guerra contra Rusia que implicaba dicho restablecimiento. Pero cuando los polacos del Gran Ducado de Posnania, sometido al yugo de Prusia, intentan independizarse aprovechando la revolución alemana, el gobierno de Berlín les envía el ejército, que lleva a cabo una represión sangrienta. La reacción y la gran burguesía utilizan el hecho para reavivar el nacionalismo alemán. En gran parte de la opinión, incluido el sector moderado del partido demócrata, se produce una involución negativa respecto a la causa polaca. Al mismo tiempo, la burguesía liberal teme cada vez más las consecuencias revolucionarias de una guerra con Rusia.

El 11 de marzo, dos días antes de la insurrección de Viena y una semana antes de la insurrección de Berlín, tuvo lugar en Praga una reunión del movimiento nacional checo que se dirigió al gobierno de Viena reclamando la abolición de las cargas feudales, la reconstitución del reino de Bohemia y la igualdad de checos y alemanes. Después de la victoria de la revolución en Viena y Budapest, el movimiento se intensificó, desembocando en el Congreso eslavo que se reunió en Praga el 2 de junio de 1848. En el Congreso eslavo los demócratas, partidarios de la alianza con el movimiento revolucionario alemán, eran minoría. La mayoría, liberal moderada, estaba por la conservación de la monarquía austro-húngara, transformada en una federación de nacionalidades con iguales derechos. Esta posición de la burguesía checa es severamente condenada por Marx y Engels, porque ven en ella un apoyo a los Hasburgos, considerados como uno de los máximos pilares de la reacción europea.

Apenas iniciado se producen choques entre civiles checos y las tropas austríacas mandadas por el mariscal Windischgrätz. La lucha se generaliza y el mariscal austríaco aplasta la sublevación bombardeando Praga, que capitula el 17 de junio de 1848. La insurrección checa era tan resueltamente democrática que todos los checos del partido aristocrático huyeron. Estaba dirigida tanto contra los señores feudales checos como

7

contra la soldadesca austríaca. Los austríacos atacaron al pueblo no porque fuera checo, sino porque era revolucionario. Para el ejército, el asalto de Praga no era más que el preludio al asalto y la reducción a cenizas de Viena. Después de la rendición de Praga el Congreso eslavo fue disuelto y Bohemia sometida a una dictadura militar.

La Alemania de la revolución hubiera debido, sobre todo en sus relaciones con los pueblos vecinos, abjurar de todo su pasado. Al unísono con su libertad hubiera debido proclamar la libertad de los pueblos que hasta entonces había oprimido. ¿Y qué hizo la Alemania de la revolución? Ratificar plenamente la antigua opresión de Italia, Polonia y Bohemia por el militarismo alemán. La represión alemana en Posnania y Praga determina el paso de los pueblos eslavos del imperio austro-húngaro o de la Confederación germánica al lado de Rusia.

18 de marzo de 1848: Revolución en Berlín:

El 18 de marzo el rey prometió una constitución introdujo la libertad de prensa con caución e hizo declaraciones a favor de una unidad de Alemania llevada a cabo mediante su absorción por Prusia. Los berlineses fueron en comitiva a palacio para dar gracias al rey muestra con claridad meridiana la necesidad de la revolución del 18 de marzo. El ataque de los soldados, la prolongación del combate durante 16 horas, la necesidad en que se encontró el pueblo de imponer por la fuerza la retirada de las tropas, todo esto demuestra que el pueblo se había equivocado completamente sobre las concesiones del 18 de marzo. Engels llama revolución del 18 de marzo a los acontecimientos que siguen a esa demostración de ingenuidad política de los berlineses: la represión de la manifestación y la respuesta insurreccional del pueblo. Según la versión gubernamental, la insurrección del 18 de marzo se había debido a un «malentendido» entre las tropas y el pueblo.

Entretanto regresa a Berlín el príncipe de Prusia, hermano del rey, cabeza de la contrarrevolución extrema, al que la insurrección de Berlín había obligado a refugiarse en Londres. Por las mismas fechas, el arsenal de Berlín, guardado hasta entonces por la milicia cívica, pasa a ser «protegido» por el ejército. Estos dos hechos, unidos a la actitud de la mayoría de la Asamblea en el debate «sobre la revolución», alarma a las fuerzas democráticas de Berlín. La situación tiende a deteriorarse también por el descontento de los obreros, cuya situación material ha empeorado desde marzo. El 10 de junio el oficioso Vossische Zeitung hace responsables de la agravación de la crisis económica a «las exigencias incomprensibles, escandalosas, de los obreros en materia de salarios». Días antes los obreros en paro forzoso habían ocupado uno de los ministerios, no evacuándolo hasta obtener la promesa de trabajo y un anticipo a cuenta. El descontento de obreros y artesanos pobres tiene también motivaciones políticas inmediatas, como es su exclusión de la milicia cívica. Todo este conjunto de factores pone al rojo vivo la situación social y política en Berlín. Los clubs democráticos y el comité de estudiantes organizan el 4 de junio una manifestación de homenaje a los caídos en las barricadas de marzo. Por primera vez aparece en Berlín la bandera roja. La agitación crece. El 14 de junio una gran manifestación popular asalta el arsenal y se apodera de gran cantidad de armas. Los demócratas habían visto como una amenaza grave la ocupación del arsenal por un destacamento del ejército al lado del que ya había de la guardia cívica, la única encargada hasta entonces de su seguridad. Por esta razón organizan la manifestación del 14 de junio ante el arsenal. Suena un tiro. Aparecen banderas rojas. Se levantan barricadas. La guardia cívica se retira del arsenal. El

8

destacamento del ejército se refugia en el primer piso. Los emisarios de los insurrectos y el lugarteniente del destacamento hacen creer al comandante de éste que la revolución es dueña de Berlín y el rey ha huido. La tropa abandona el arsenal. Sigue un pillaje anárquico de armas hasta que a medianoche un destacamento de la Guardia (unidad selecta del ejército) desaloja el arsenal.

Engels analiza así el asalto del arsenal: «El 14 de junio el pueblo, indignado de ver que los pactistas reniegan de la revolución, marcha sobre el arsenal. Quiere tener una garantía contra la Asamblea y sabe que las armas son la mejor garantía. El arsenal es tomado por asalto y el pueblo se arma por sí mismo. Acontecimiento sin resultado inmediato, revolución a medias, la toma del arsenal tuvo, sin embargo, los siguientes efectos: 1) la Asamblea, temblorosa, retiró su resolución de la víspera y declaró ponerse bajo la protección de la población de Berlín; 2) desautorizó al gobierno en una cuestión que ponía en juego su existencia y rechazó el proyecto de Constitución de Camphausen por una mayoría de 46 votos; 3) el gobierno entró en seguida en plena descomposición. Todo esto fue obtenido gracias al asalto del arsenal».

La crisis del gobierno Camphausen sigue al asalto del arsenal en Berlín. Pocos días después el rey encarga de formar gobierno a Hansemann, el otro gran político liberal de la burguesía renana. El gobierno Hansemann, llamado «gobierno de acción», se forma el 26 de junio de 1848 y dura hasta el 8 de septiembre del mismo año. En él desempeña un papel importante, al principio, el economista Rodbertus, representante del centro-izquierda, pero dimite rápidamente.

23-26 junio 1848: Les journées de Juin en París:

La insurrección es puramente obrera. El resentimiento de los obreros se ha desencadenado contra el gobierno y la Asamblea, que han decepcionado sus esperanzas, que diariamente han tomado nuevas medidas contra los obreros en interés de la burguesía, que han disuelto la Comisión para los trabajadores con sede en Luxernburgo, que han reducido los Talleres nacionales y han dictado una ley contra la formación de grupos en la calle. «Es la guerra civil bajo su forma más feroz, la guerra entre el trabajo y el capital.» Seguidamente se instaura la dictadura militar de Cavaignac.

31 de julio 1848: Choque entre las tropas y los manifestantes en Silesia:

El 31 de julio en Silesia las tropas matan catorce civiles y dejan numerosos heridos. Las relaciones entre la Asamblea de Berlín y el gobierno Hansemann, que han ido deteriorándose en el transcurso de julio, se agravan súbitamente. La Asamblea aprueba una moción exigiendo del gobierno que ordene a los oficiales permanecer al margen de los manejos reaccionarios, evitar todo conflicto con los civiles y probar, mediante su convivencia con los ciudadanos, su buena disposición constitucionalista. Se aprueba también, aunque por un solo voto de mayoría, que los oficiales cuyas opiniones discrepen de esta decisión «tienen por deber de honor abandonar el ejército». Todo lo cual era, naturalmente, inaceptable para el rey y los mandos militares y, por tanto, para el gobierno. Al cabo de casi un mes —primeros de septiembre— el gobierno comunica a la Asamblea su negativa a aplicar la moción Stein (del nombre del diputado que la había presentado). En respuesta, la Asamblea vota el 7 de septiembre una nueva moción Stein reclamando la ejecución inmediata de la anterior. Al día siguiente Hansemann presenta la dimisión del gobierno.

9

Septiembre 1848: Las crisis simultáneas en Francfort y en Berlín

Simultáneamente a esta crisis política en Berlín, determinada fundamentalmente por factores internos, se desarrolla otra en Francfort, provocada por la cuestión de Schleswig-Holstein. El Congreso de Viena (1815) había dado a Dinamarca los ducados de Schleswig y Holstein. Pero este segundo ducado, de evidente mayoría alemana, quedaba incluido al mismo tiempo en la Confederación germánica. A través de diversas vicisitudes, el movimiento de liberación nacional de los alemanes de Schleswig-Holstein fue desarrollándose, sobre todo a partir de 1830, bajo la influencia de la revolución de julio en Francia. La gran burguesía comercial de los ducados tenía intereses ligados a Dinamarca y se oponía al movimiento nacional alemán. Este último tomó carácter insurreccional a favor de la revolución alemana de marzo. El 24 de marzo de 1848 se formó un gobierno provisional en Kiel, que proclamó la independencia de Schleswig-Hollstein, declaró la guerra a Dinamarca y pidió ayuda a Prusia. El gobierno provisional, formado por burgueses liberales, intentó frenar la revolución, pero bajo la presión del pueblo tuvo que proponer a la Asamblea de la región de Kiel, elegida por sufragio universal, un proyecto de Constitución, que, según Engels, era el «más democrático de todos los redactados en lengua alemana». Prusia entra en guerra con Dinamarca, pero desde el primer momento comienza a ceder a la presión diplomática de Rusia e Inglaterra, lo cual se refleja en la manera de conducir las operaciones militares y en la aceptación del armisticio que la opinión liberal y democrática de Alemania consideraba una capitulación, cuando la ventaja militar estaba claramente de parte de los alemanes. La verdadera intención de la monarquía prusiana no era arrancar los ducados a Dinamarca, sino utilizar la guerra para luchar en Alemania contra los elementos radicales y revolucionarios. Una nota secreta del rey de Prusia, remitida por el comandante Wildenbruch al rey danés, indicando que la guerra de los ducados no tenía por objeto arrancárselos a Dinamarca, sino, esencialmente, luchar en Alemania contra los elementos radicales y republicanos.

El armisticio ata las manos de Alemania durante el período más favorable para la campaña militar, disuelve el gobierno revolucionario y la Asamblea constituyente democrática de Schleswig-Holstein, anula todos los decretos de ese gobierno, entrega los ducados a un gobierno danés presidido por Moltke, especialmente detestado en los ducados, arranca las tropas de Schleswig a sus regimientos, las sustrae al alto mando alemán y las entrega al gobierno danés, que puede disolverlas. En un primer momento la Asamblea nacional de Francfort se niega a ratificar el armisticio, pero a los pocos días, bajo la presión de Prusia y de las potencias indicadas, vuelve sobre su decisión y lo acepta, provocando una ola de protestas en toda Alemania, que en Francfort desemboca en insurrección armada. Mientras las guerras en Italia, Posnania y Bohemia eran impopulares, en mayor o menor grado, la guerra en Schleswig-Holstein fue popular en las masas desde el principio. Mientras que en Italia, Posnania y Praga los alemanes combatían la revolución, en Schleswig-Holstein sostenían la revolución. La guerra contra Dinamarca fue la primera guerra revolucionaria que hizo Alemania.

Engels: «La guerra que puede surgir ahora de las decisiones de Francfort sería una guerra de Alemania contra Prusia, Inglaterra y Rusia. Y justamente es una guerra de este género la que necesita el movimiento alemán en trance de dormirse, una guerra contra las tres grandes potencias de la contrarrevolución, una guerra que lleve a la absorción de Prusia por Alemania, haciendo de la alianza con Polonia la más ineluctable necesidad,

10

implicando inmediatamente la liberación de Italia, una guerra dirigida a justo título contra los antiguos aliados contrarrevolucionarios de Alemania de 1792 a 1815, una guerra que poniendo «la patria en peligro» la salve justamente, haciendo depender la victoria de Alemania de la victoria de la democracia.»

El 16 de septiembre de 1848 la Asamblea nacional de Francfort capitula ratificando el armisticio con Dinamarca. El voto de la Asamblea de Francfort contra el armisticio provoca la dimisión del gobierno del Reich (gobierno del Imperio), que la Asamblea nacional de Francfort forma a comienzos de agosto. Mientras se elabora la Constitución, la Asamblea decide, a título provisional, nombrar un Vicario del Imperio, recayendo el nombramiento en el Archiduque Juan, de la familia de los Habsburgos. Una vez nombrado el Vicario del imperio, la Asamblea disuelve la Dicta Federal (Dieta Unida) y forma el gobierno del imperio. El poder autónomo efectivo, tanto del Vicario como del gobierno, era prácticamente nulo. Dependía de los soberanos alemanes y, sobre todo, de los de Prusia y Austria. Esta primera crisis del recién nacido y fantasmal gobierno central alemán coincide, por tanto, con la crisis del gobierno prusiano. Ambas Asambleas se encuentran en conflicto con los respectivos poderes ejecutivos. En ambas, por primera vez, se forma en torno a un problema fundamental una mayoría de centro-izquierda con predominio de la izquierda. El acontecimiento moviliza a las fuerzas democráticas en una serie de puntos de Alemania. Marx y Engels consideran que se ha entrado en una fase decisiva de la lucha entre evolución y contrarrevolución. Tal es la óptica de los artículos de Engels sobre el problema de Schleswig-Holstein y la de los artículos de Marx, dedicados principalmente a la crisis de Berlín.

Al día siguiente de la capitulación de la Asamblea nacional las asociaciones democráticas y obreras de Francfort organizan una gran manifestación de protesta, calificando de traición la conducta de la Asamblea e invitando a la izquierda a constituirse ella misma en Asamblea soberana. El gobierno del Reich concentra tropas prusianas y austríacas de varias guarniciones próximas. El 18 de septiembre de 1848 los manifestantes intentan penetrar en la Asamblea, siendo rechazados por los soldados. Surgen barricadas en numerosos puntos de la ciudad. Las barricadas comienzan a construirse al grito de Die Prüssen müssen aus der Stadt! (¡fuera los Prusianos del Estado!). La agitación gana las ciudades próximas. En Hanau el pueblo se apodera de las armas del arsenal. Grupos de campesinos se arman también y deciden marchar sobre Francfort. Pero en la ciudad la opinión está muy dividida. Los obreros y artesanos se muestran decididos y aplican su inventiva manual a la construcción de barricadas. Los combates comienzan en la tarde del 18 de septiembre de 1848 y duran más de seis horas. Francfort es ocupada por 7.000 soldados. . Al cabo de varias horas de combate los insurrectos son vencidos. Los insurrectos tienen 53 muertos y 132 heridos. Las tropas, seis oficiales, 55 suboficiales y soldados muertos. Son disueltas todas las asociaciones, ordenándose la detención de los revolucionarios conocidos. Fracasa también un intento de insurrección en Baden. Al conocer la insurrección de Francfort, Struve, dirigente con Hecker de la insurrección republicana de abril en Badén, refugiado en Suiza, decide pasar la frontera con un puñado de hombres y proclamar la República alemana en Lorrach (Baden). El intento fue secundado por pequeños grupos en otros puntos, pero antes de que tomara cuerpo fue aplastado por el ejército prusiano.

Septiembre 1848: La crisis política en Berlín:

11

El 8 de septiembre 1848, miles de berlineses se manifiestan ante la Asamblea, acogiendo con júbilo la caída del gobierno de Hansemann. La crisis política prusiana entra en una nueva fase con el motín de los regimientos 1 y 2 de la Guardia en Potsdam. Los regimientos 1 y 2 de la Guardia —unidades selectas del ejército prusiano— se habían amotinado el 13 de septiembre de 1848 en Potsdam, a causa de la confiscación por los oficiales de un mensaje de agradecimiento dirigido al diputado Stein y a la Asamblea nacional de Berlín por su resolución del 7 de noviembre. Los soldados llegaron a levantar barricadas. Tres días antes los coraceros de la Guardia se habían negado en Nauen a obedecer a sus oficiales, que les ordenaban disparar contra civiles. El conflicto entre la democracia y la aristocracia estalla dentro mismo de la Guardia. Los soldados ven en la resolución adoptada por la Asamblea el día 7 de septiembre de 1848 su liberación de la tiranía de los oficiales y envían mensajes de agradecimiento a la Asamblea.

6-31 de octubre de 1848: Revolución en Viena:

A diferencia de lo sucedido en los otros centros de la revolución, el proceso revolucionario sigue en Viena una progresión ascendente de marzo a octubre de 1848. Los demócratas radicales, apoyados por estudiantes, artesanos y obreros, se oponen al proyecto de Constitución que el emperador Fernando I pretende otorgar, e imponen la elección de una Asamblea constituyente. Cada vez más organizadas y radicalizadas, estas fuerzas llegan a tener prácticamente el poder en Viena frente a los gobiernos liberales, que tratan de buscar una vía de compromiso con la camarilla contra-revolucionaria que rodea al emperador. Pero a medida que las masas se revolucionan, la fracción avanzada de la burguesía, que al comienzo apoya la acción revolucionaria, empieza a vacilar y retroceder. El 23 de agosto 1848 se producen choques sangrientos entre algunas unidades de la guardia nacional (controlada principalmente por dicha fracción de la burguesía) y manifestantes obreros que protestan contra las reducciones de salarios decretadas por el gobierno. El conflicto es semejante, en esencia, al que en Francia había desembocado en las jornadas de junio 1848, pero con mucha menor gravedad, y los demócratas radicales consiguen mantener el impulso revolucionario.

Maniobrando ante la revolución, el emperador Fernando I había concedido en marzo la libertad de prensa y la organización de una guardia nacional. Pero sólo había «prometido» una constitución. Entre marzo y mayo 1848 piensa que puede cumplir la promesa «otorgando» una de carácter muy conservador, sin consultar al pueblo. Frente a esta maniobra de la monarquía se forma un Comité central revolucionario que agrupa delegados de la guardia nacional y de la legión académica (organización democrática de estudiantes y profesores). El gobierno imperial cede en algunos aspectos (renuncia al sistema electoral censatario), pero intenta disolver el Comité central. Una gran manifestación popular le obliga a dimitir el 15 de mayo de 1848. El 26 de mayo el gobierno intenta, de nuevo, debilitar el movimiento disolviendo la legión académica, pero la movilización armada de los estudiantes le obliga, una vez más, a retroceder. Esta jornada consolida la revolución. Se forma un Comité de seguridad con delegados de la municipalidad, de la legión académica y de la guardia nacional. Los problemas sociales, la miseria e inseguridad de los trabajadores, obreros y artesanos pobres comienzan a ponerse en primer plano. El ala más moderada de los elementos burgueses (cuyos principales representantes en el Comité de seguridad son los delegados de la municipalidad y de la guardia nacional) comienza a inquietarse. A finales de agosto el gobierno decide rebajar los salarios de mujeres y niños, a fin de reducir los gastos de los

12

trabajos públicos emprendidos para aliviar el paro (construcción de carreteras y ferrocarriles, cultivo de nuevas tierras, etc.). Se producen violentas manifestaciones de protesta que son duramente reprimidas por la guardia nacional, resultando una veintena de obreros muertos y gran número de heridos. Los dirigentes demócratas radicales se desolidarizan de esa represión, atribuyéndola a intrigas del gobierno. El Comité de seguridad se disuelve y la dirección del movimiento revolucionario pasa al Club democrático de Viena, en torno al cual se agrupan artesanos, obreros, estudiantes, intelectuales y la fracción más radicalizada de la pequeña burguesía o burguesía media.

Mientras en Viena la revolución se radicalizaba, en el conjunto del imperio, exceptuada Hungría, se rehacían las fuerzas reaccionarias. El ejército austríaco aplasta en el huevo el movimiento nacional checo y derrota al ejército italiano de liberación. Aparece desde el primer momento como el instrumento principal de la reacción. La masa campesina se agita y exige la abolición de las cargas feudales, pero en su mayor parte es eslava y está bajo la influencia del nacionalismo antialemán. Para atraérsela, la nobleza, en vías de aburguesamiento, y la burguesía consiguen que la Asamblea constituyente decrete la abolición de los derechos señoriales. La lucha de las minorías nacionales constituye un elemento esencial de todo el proceso político. El gobierno imperial se ve forzado, desde abril, a conceder un estatuto autonómico a los húngaros, pero al mismo tiempo se sirve contra ellos de los croatas y otros pueblos eslavos dominados por los húngaros. Cuando en el movimiento nacional húngaro se impone la tendencia más radical, encabezada por Kossuth, que reclama la independencia total, el gobierno de Viena lanza contra él un ejército, formado principalmente por croatas y mandado por el jefe nacional croata, Josip Jelačić. Los demócratas de Viena comprenden que la causa húngara es su propia causa y se levantan contra el envío de tropas para combatir a Kossuth. Parte de estas tropas se unen a los sublevados, que ocupan el Ministerio de la Guerra, ejecutan al ministro y se apoderan de 30.000 fusiles en el arsenal. El resto de las tropas, junto con el emperador y la corte, abandonan Viena, refugiándose en Olmütz, bajo la protección del. mariscal Windischgrätz (el autor del bombardeo de Praga), al que ordenan sitiar Viena. La mayoría de los diputados de la Constituyente huyen también de la capital, en la que el poder pasa a un Comité revolucionario, dirigido por demócratas radicales. Viena queda aislada, sin recibir ayuda de ninguna parte. Sólo le queda la esperanza de que el avance victorioso del ejército húngaro llegue a tiempo para salvarla. La Asamblea de Francfort intenta mediar, pero el gobierno austríaco rechaza toda negociación con los revolucionarios. La izquierda parlamentaria de Francfort se limita a expresar su solidaridad moral enviando a Viena dos diputados. Los demócratas de Berlín organizan una manifestación cuando ya es demasiado tarde. El ejército húngaro paraliza su avance, estando ya próximo de la capital austríaca, y a finales de octubre la revolución de Viena sucumbe en un baño de sangre, ante un ejército austríaco-croata de 70.000 hombres.

Los defensores de Viena sólo contaban con 30.000 a 40.000 hombres armados, la mayor parte sin instrucción militar, 72 cañones y pocas municiones. Se combate encarnizadamente del 23 al 31 de octubre de 1848. El 31 se rinde la ciudad y el 1 de noviembre entran las tropas croatas y austríacas. La represión es implacable. Los tribunales militares funcionan hasta mayo de 1849. Son condenadas a prisión 2.400 personas, sin contar las que sufrieron detenciones breves. Hubo 74 condenas de muerte, de las que fueron ejecutadas 25. Entre ellos el líder de la izquierda del Club democrático de Viena, el doctor Jellinek. Otro de los fusilados fue Robert Blum, uno de los dos delegados de la Asamblea nacional de Francfort, que habiendo participado en los

13

combates no quiso huir, pudiendo hacerlo. Había declarado: «En Viena se decide la suerte de Alemania y tal vez de Europa. Si la revolución triunfa aquí reanudará en todas partes su ciclo de victorias; si es aplastada, reinará durante un tiempo sobre Alemania la paz de los cementerios».

La crisis de noviembre en Berlín

En octubre, mientras se libera en Viena la gran batalla, la lucha política y social se agudiza también en Prusia. Agrupada en torno al rey, la contrarrevolución va ganando terreno, pero los clubs o asociaciones democráticas y obreras se movilizan a su vez. Entre estas dos fuerzas extremas, la Asamblea nacional prusiana intenta mediar y maniobrar. El 6 de octubre de 1848 se organiza en Berlín una manifestación contra la nueva legislación relativa a la milicia cívica (que implica la disolución de algunas de sus unidades formadas de estudiantes y obreros). Diez días después se produce la llamada «matanza de Köpenik»: el ametrallamiento por la milicia cívica de una manifestación de obreros en huelga que trabajan en la construcción del canal Köpenik. La izquierda y la extrema izquierda de la Asamblea nacional prusiana sostienen una petición obrera exigiendo el castigo de los oficiales responsables, el pago de los días de huelga y otras reivindicaciones. Pero la Asamblea nacional se limita a remitir la petición obrera al ministro de la justicia. Los funerales de las víctimas del 16 de octubre constituyen una imponente manifestación popular. La prensa democrática considera que la «matanza de nacional prusiana » ha sido una provocación del gobierno para justificar la declaración del estado de sitio y la prohibición del congreso democrático convocado para el día 26 de octubre de 1848.La evolución de la Asamblea nacional alemana de Francfort (su capitulación en la cuestión del armisticio con Dinamarca y la subsiguiente represión de los levantamientos que provocó) desplazaba cada vez más el centro de la revolución alemana hacia Berlín, al mismo tiempo que hacia Viena. Los dirigentes demócratas de Berlín son conscientes de la responsabilidad que recae sobre ellos, pero al mismo tiempo carecen de la audacia y la energía necesarias para estar a la altura de esa responsabilidad. Les paraliza, en particular, su temor a las masas obreras y sus ilusiones parlamentarias. Para el 27 de octubre de 1848 convocan en Berlín el llamado Contra-parlamento —reunión de diputados de izquierda de diversas asambleas parlamentarias alemanas—, pero asisten escasos diputados del resto de Alemania y no adopta, además, ninguna decisión eficaz. No se ponen de acuerdo sobre la cuestión urgente y vital de cómo ayudar a Viena.

Por las mismas fechas (26-30 de octubre de 1848) se reúne en Berlín el segundo congreso de demócratas de toda Alemania, en el que se manifiestan claramente las reservas y temores de la mayoría de los líderes demócratas hacia el naciente movimiento obrero. Stefan Born ofrece la colaboración de la Fraternidad Obrera, pero su propuesta cae en el vacío. Sin embargo, la comisión de asuntos sociales y luego el pleno del congreso aprueban la plataforma que presenta el delegado de la Asociación obrera de Colonia, inspirada, como ya dijimos, en las Reivindicaciones del partido comunista de Alemania. Pero este acuerdo queda en el papel, no se traduce en una política. El Congreso dirige un llamamiento al pueblo alemán invitándole a reclamar de los gobiernos alemanes ayuda a Viena (Marx fustiga esta directiva ilusoria y termina diciendo: «Esperamos que pese al llamamiento del Congreso democrático el pueblo sacudirá su letargo y aportará a los vieneses la única ayuda que puede aportarles en este momento: la derrota de la contrarrevolución en su propia casa»). El segundo congreso de demócratas de toda Alemania convoca también para el 29 de octubre de 1848 una

14

manifestación popular en Berlín con el mismo fin. Arengada por Arnold Ruge, una muchedumbre considerable, sobre la que ondean banderas rojas, marcha ese día sobre la Asamblea nacional para apoyar la proposición que presenta Waldeck en la Asamblea de dirigirse al gobierno reclamando ayuda militar y financiera a Viena. El rechazo de la proposición por la mayoría de la Asamblea provoca la ira del pueblo y sólo la protección de la milicia cívica impide que las masas irrumpan en el salón de sesiones. Pero varios diputados son golpeados a la salida y el mismo jefe del gobierno, el general Pfüel, se salva gracias a la protección de algunos diputados de izquierda.

Al mismo tiempo que se aparta del ala dinámica del movimiento democrático en la cuestión vital de Viena, la Asamblea nacional prusiana se decide, bajo la presión del mismo movimiento, a abolir la nobleza, sus privilegios y títulos, así como las antiguas Ordenes de Caballería. Esta decisión lleva de nuevo a un punto crítico el conflicto entre la Asamblea nacional y la Corona. Al conocer la capitulación de Viena, Federico Guillermo IV considera llegado el momento de abordar la fase final de la lucha contra la revolución. El 2 de noviembre de 1848 despide a Pfüel y encarga del gobierno al conde de Brandenburg, personaje bien conocido por su reaccionarismo e incondicionalidad ante el rey. El 9 de noviembre Brandenburg ordena a la Asamblea nacional prusiana suspender sus sesiones hasta el 27 del mismo mes y no reanudarlas en Berlín, sino en Brandeburg, pequeña ciudad provincial. Sólo la derecha de la Asamblea se inclina. La gran mayoría —263 diputados— permanecen en el salón de sesiones. El jefe de la milicia cívica de Berlín se niega a cumplir la orden de requisición del local. Pero unos y otros ceden, finalmente, ante el ejército. El gobierno disuelve la milicia cívica. Los diputados se reúnen los días siguientes en diferentes locales, pero sin decidirse a tomar medidas enérgicas. Finalmente, la Asamblea nacional prusiana declara inconstitucional la disolución de la milicia cívica, desautoriza la proclamación del estado de sitio por el gobierno y resuelve, el 15 de noviembre de 1848 —momentos antes de ser disuelta por una compañía de soldados— votar un llamamiento al pueblo de Prusia dándoles la consigna de no pagar los impuestos. El documento sólo lo firman 180 diputados. Los restantes —hasta los 263 que inicialmente ofrecen resistencia— han ido cediendo uno tras otro a las presiones gubernamentales. Los ánimos eran propicios al combate, pero la mayoría de los dirigentes demócratas temían la intervención de las masas.

La idea del boicot a los impuestos aparece en NRZ, bajo la firma de Marx, el 12 de noviembre de 1848, tres días antes de que los 180 diputados de la izquierda de la Asamblea nacional prusiana se decidieran a lanzar esa consigna. Las instrucciones internas del Comité democrático de Renania iban más allá que las públicas e incluían medidas para afrontar la lucha armada. La movilización por el boicot de los impuestos, en apoyo de la Asamblea nacional prusiana tuvo su máxima amplitud en Renania y Silesia, sobre todo en las ciudades con concentraciones proletarias importantes, contribuyendo en gran medida la intervención de la Fraternidad Obrera (Brüderschaft), que llamó a sus miembros a participar activamente en esta importante batalla política y a prepararse para la lucha armada. Pero la sangre no llegó al rió. Sólo en Erfurt se produjeron algunos choques entre las tropas y el pueblo. La pequeña burguesía, los campesinos, sin hablar ya de la burguesía, no apoyaron masivamente el boicot de los impuestos, y cuando lo hicieron fue en la línea de la «resistencia pasiva» preconizada por la Asamblea nacional. Incluso el boicot de los impuestos aparecía ante los burgueses liberales y demócratas como heraldo de la revolución social, de la «república roja». Reflejando esta actitud, la Asamblea de Francfort acuerda el 20 de noviembre de 1848 declarar inconstitucional la decisión de la Asamblea de Berlín. La orientación de NRZ,

15

compartida por algunas decenas de comunistas y de los núcleos demócratas más avanzados, de transformar la resistencia pasiva en lucha armada no tuvo éxito. Y este fracaso creó una situación propicia para que la monarquía pudiera imponer su solución.

Victoria de la contrarrevolución y nueva constitución en Prusia:

El golpe de Estado del rey de Prusia el 15 de noviembre de 1848 no significó la simple vuelta al pasado. Era la «semivictoria» prevista por Marx, la forma constitucional que tomaba, finalmente, el compromiso que había ido tejiéndose desde marzo entre la gran burguesía liberal, representada por Camphausen y Hansemann, y la monarquía. Se imponía el contenido del pactismo, aunque no revistiera la forma de un entendimiento entre el rey y la representación nacional, sino de un ukase real. Los principales órganos de la burguesía liberal se declaraban agradablemente sorprendidos por la Constitución otorgada, incluso el portavoz de la gran burguesía renana, la Kölnische Zeitung, que siempre se había manifestado hostil a una constitución otorgada. El texto constitucional reconocía, en efecto, los «derechos fundamentales» (igualdad civil, libertad individual, libertad de prensa, libertad de asociación, libertad de enseñanza, libertad de cultos); establecía la responsabilidad ministerial y el derecho de iniciativa del parlamento, creaba dos cámaras, una elegida por sufragio censatario y otra por sufragio universal indirecto; proclamaba la inviolabilidad de la propiedad privada. Pero, por otra parte, el rey conservaba poderes decisorios: derecho de veto, derecho a legislar fuera de las sesiones parlamentarias y a prolongar la vigencia de los impuestos ya establecidos, derecho a declarar el estado de sitio y suspender las garantías constitucionales.

Marx sitúa la crisis de Berlín en el contexto del duelo entre revolución y contra-revolución a escala europea. «La revolución europea describe un movimiento circular. Comenzó en Italia, tomó en París un carácter europeo, en Viena dio la primera réplica a la revolución de febrero y en Berlín la réplica a la revolución de Viena. En Italia, Napóles, la contrarrevolución ha asestado su primer golpe y en París, durante las jornadas de junio, ha tomado un carácter europeo, sufriendo Viena el primer efecto de la contrarrevolución de junio y siendo Berlín donde se completa y se desacredita.»

Las grandes fechas de la contrarrevolución europea fueron: Londres, 10 de abril de 1848; París, 15 de mayo y 25 de junio; Milán, 6 de agosto; Viena, 1 de noviembre 1848. 10 de abril de 1848: el ejército y las fuerzas del orden público (los llamados constables) en Londres bloquean una gran concentración proletaria organizada por los cartistas, impidiéndole dirigirse al parlamento para entregar la tercera petición demandando la adopción de la Carta; 15 de mayo de 1848: represión de la manifestación del proletariado de París, que irrumpe en la Asamblea constituyente e intenta imponer un nuevo gobierno. Son detenidos y procesados los líderes revolucionarios (Blanqui, Barbès, Raspail y otros), cuyo proceso se vería en marzo-abril de 1849, siendo condenados a largos años de cárcel. Este golpe debilitó considerablemente la dirección del movimiento revolucionario francés; 25 de junio de 1848: aplastamiento de la insurrección del proletariado de París; 6 de agosto de 1848: entrada en Milán de las tropas austríacas; 1 de noviembre de 1848: caída de Viena.

El 10 de abril de 1848 de Londres no sólo quebró la fuerza revolucionaria del carlismo; asestó también el primer golpe a la influencia revolucionaria de febrero, dio a la contrarrevolución, en todas partes, una consistencia nueva. Se tuvo la impresión, por primera vez, de que el movimiento desencadenado en febrero no era invencible. El 15

16

de mayo de 1848 en París fue el contrapunto al 10 de abril de 1848 de Londres: demostró que se podía detener el movimiento insurreccional de París. Golpeada en su centro, la revolución no podía por menos de sucumbir en la periferia, pero la corriente revolucionaria era aún suficientemente fuerte como para obtener algunas victorias: 15 de mayo y 26 de mayo de 1848 en Viena. Para doblegarla hacía falta algo más. La victoria de Cavaignac fue la victoria de una superioridad militar aplastante, pero la burguesía acogió las cuatro jornadas de junio como un milagro porque había arrebatado al pueblo de París, a las barricadas de París, la aureola de la invencibilidad. Al vencer a los 40.000 obreros de París, los 300.000 hombres de Cavaignac vencieron también, sin saberlo, a la revolución europea. A partir de entonces la contrarrevolución se ha desatado de modo incontenible por toda Europa. Al de París siguió el gran golpe de Milán. Su reconquista por Radetsky el 7 de agosto de 1848 no significaba sólo la caída de toda Italia, sino 1a resurrección del centro de gravedad de la contrarrevolución europea, i.e. de Austria. En ese momento Jelačić pasa a la ofensiva y se forma la gran alianza de la contrarrevolución con los eslavos austríacos. El 1 de noviembre de 1848 se completa la obra iniciada en Custozza el 24 y 25 de julio de 1848. Windischgrätz y Jelačić entran en Viena como Radetzky había entrado en Milán. Así, el método de Cavaignac, la artillería, fue aplicado al foco principal de la revolución alemana.

El movimiento revolucionario en Italia:

La guerra de liberación nacional italiana iniciada en marzo de 1848 contra la dominación austríaca, encabezada por el reino de Cerdeña (el actual Piamonte, principalmente), en cuyo trono estaba Carlos Alberto, termina con la derrota de Custoza (25 de julio de 1848) y la entrada de los austríacos en Milán (5 de agosto de 1848). Se firma un armisticio el 9 de agosto de 1848. La resistencia al ejército austriaco se mantiene únicamente en Venecia, donde los republicanos se sublevan el 11 de agosto de 1848, dirigidos por el abogado Manín, y resisten durante un año. El fracaso de Carlos Alberto, debido en gran parte a su política, dominada por los intereses dinásticos, impulsa a los republicanos a tomar la iniciativa en algunos estados italianos. En Florencia, capital de Toscana, el gran duque Leopoldo II cede ante una insurrección de los republicanos a fines de octubre de 1848 y se forma un gobierno de izquierda. En enero de 1849, después de la huida de Leopoldo, se proclama la república. Pío IX maniobra también en sus Estados para prevenir la revolución. Nombra jefe de gobierno al conde Rossi, político liberal enemigo de reformas profundas. Rossi perece en un atentado el 15 de noviembre de 1849, el Papa huye a Gaeta (reino de Nápoles) y en Roma se proclama la república el 6 de febrero de 1849, eligiéndose una Asamblea constituyente que el 6 de febrero de 1849 declara abolido el poder temporal del Papa. Se confía el poder ejecutivo a un triunvirato, cuya principal personalidad es Mazzini. Garibaldi manda el ejército de voluntarios republicanos (las camisas rojas) que debe proteger a la nueva república. Casi simultáneamente se proclama la república en Toscana. Y el 20 de marzo 1849, aprovechando que Austria tiene absorbidas gran parte de sus fuerzas en la guerra contra Hungría, Carlos Alberto reanuda las hostilidades. Pero a los tres días es nuevamente derrotado en Novara por el ejército de Radetzky el 23 de marzo 1849. Carlo Alberto, Re di Sardegna, abdica en favor de su hijo Vittorio Emanuele. La batalla de Novara representó una derrota —decisiva por muchos años—de los ejércitos piamonteses y, por ende, de la revolución italiana.

La «nueva Santa Alianza» no pierde tiempo en frases vacías como los revolucionarios de febrero y marzo 1848. Actúa. Después de derrotar a los piamonteses, los austríacos

17

comienzan a extender su dominación más al sur. El gobierno francés envía un cuerpo expedicionario a Roma para oponerse a un eventual avance austríaco, pero con el objetivo también de derrocar el poder republicano y restablecer el poder del Papa. El ejército austriaco, contorneando Piamonte, había entrado en los ducados de Parma y Módena, así como en el gran ducado de Toscana, restaurando los correspondientes soberanos. Más tarde entra en Bolonia y la Romana, zona norte de los Estados pontificios. Pero en Roma se adelantan los franceses. Finalmente (los austríacos) se apoderan de Venecia el 22 de agosto de 1849. Todas las revoluciones italianas, así como el movimiento por la unidad nacional, quedan aplastados por varios años.

La elección de Luis Bonaparte como presidente (10 de diciembre de 1848)

El 4 de noviembre de 1848, se promulga la constitución de la II República, y se presenta como candidato en la elección presidencial, la primera al sufragio universal masculino en Francia. Luis-Napoleón ganó por abrumadora mayoría, en las elecciones celebradas el 10 de diciembre de 1848, con 5,5 millones de votos de los 7,4 millones registrados (alrededor 75% de votos) contra los 1.900.000 votos de Louis-Eugène Cavaignac, su rival más cercano.

El partido socialista democrático se había dividido desde febrero en dos grupos. El de Ledru-Rollin, que participa en el gobierno provisional y luego en la comisión ejecutiva, haciendo el juego, de hecho, a la burguesía republicana y siendo cómplice, incluso, de la represión de junio. Engels caracteriza a Ledru-Rollin de representante de la pequeña burguesía radical y dice que el 25 de febrero de 1848, «cuando el proletariado en armas era dueño de París y se podía alcanzar una victoria total, esas gentes, en lugar de acciones revolucionarias no tuvieron más que sublimes palabras de apaciguamiento». El otro grupo, representado por Raspail y Armand Barbès, había preconizado una línea de acción más resuelta orientada —dicho con palabras de Raspail— a «la sustitución del capital por el trabajo». El encarcelamiento de Raspail a consecuencia del 15 de mayo de 1848 le había dado aún mayor popularidad. Al iniciarse los combates de junio, la comisión ejecutiva (especie de segundo gobierno provisional designado por la Asamblea constituyente) dimite y la Asamblea decreta el estado de sitio y concede poderes dictatoriales al general Cavaignac. Aunque estos poderes son suprimidos el 28 de junio, Cavaignac sigue en el poder hasta el 15 de diciembre de 1848, cuando entra en funciones como presidente de la república Luis Napoleón, elegido el 10 de diciembre.

Después de junio, el partido de Ledru-Rollin —conocido por la Montaña— se ve relegado a la oposición y busca de nuevo el apoyo de los obreros. AI votar por Raspail, dice Engels, los obreros han marcado su desconfianza a la pequeña burguesía radical, su resolución de no caer otra vez en la trampa. Pero Engels no comenta otro aspecto fundamental de la actitud de la clase obrera en ese momento: gran parte de ella, sobre todo en provincias pero también en París, no vota ni por Ledru-Rollin ni por Raspail, sino por Luis Bonaparte, lo mismo que la masa campesina.

La reivindicación de Devolución de los mil millones: Después de la restauración de la monarquía en 1814, con Luis XVIII, se concedió a los contrarrevolucionarios emigrados, a los aristócratas, etc., una indemnización de mil millones de francos. Cuando el gobierno provisional decretó un impuesto suplementario de 45 céntimos que habría de provocar la cólera ele las masas campesinas (error del gobierno provisional), en París aparecieron pasquines reclamando que en lugar de aumentar los impuestos se

18

ordenara la devolución de los mil millones. Aunque bajo otra forma —un impuesto de mil millones sobre los ricos— esta reivindicación la presentó Barbès en la Asamblea nacional. En su campaña electoral Luis Bonaparte había prometido la anulación del aumento de los 45 céntimos y la devolución de lo entregado. La campaña por la devolución de los mil millones cobró nuevo vigor, unida a la exigencia de que fuera utilizada para reembolsar lo pagado en concepto de aumento del impuesto. Esta reivindicación se hizo muy popular en las masas campesinas y numerosas comunas rurales se dirigieron a la Asamblea apoyándola.

La guerra de independencia húngara y la revolución europea

Después de la caída de Viena en octubre de 1848 las tropas húngaras son derrotadas en Schwechat, y durante unas semanas se observa una tregua que ambos lados aprovechan para reforzarse. A finales de diciembre de 1848 el mando imperial pasa a la ofensiva con un ejército de 200.000 hombres, de los cuales más de la mitad son croatas, serbios, rumanos, etc. Los húngaros disponen de unos 80.000 hombres entrenados y 60.000 reservistas o voluntarios mal preparados. En la guerra húngara, al principio llevan ventaja los austríacos, que el 5 de enero de 1849 ocupan Pest. El entusiasmo y la energía del pueblo permite a Kossuth, mientras organiza una lenta retirada, movilizar al máximo los recursos del país y preparar las condiciones de una gran contraofensiva en marzo y abril de 1849, llevando la guerra más allá de sus fronteras. A finales de abril de 1849 el ejército húngaro libera Pest. El gobierno húngaro y la Asamblea nacional se trasladan a Dobrizin, donde el 14 de abril de 1849 se proclama la independencia de Hungría en Debrecen (alemán: Debrezin) y se conceden a Kossuth plenos poderes para dirigir la guerra.

La guerra húngara se convierte en guerra europea. La alianza con los polacos, proclamada desde mediados de enero de 1849, fue consumada con la incorporación de 20.000 a 30.000 polacos en el ejército húngaro. La alianza con los alemanes de Austria, que existía ya desde la revolución de Viena del 6 de octubre de 1848 y la batalla de Schwechat, fue igualmente respaldada y consolidada por la presencia de unidades de voluntarios alemanes en el ejército húngaro, así como por la necesidad estratégica y política en que se encontraban los magiares de obtener el reconocimiento de su declaración de independencia mediante la toma de Viena y la transformación revolucionaria de Austria. Por tanto, la guerra magiar perdió muy pronto el carácter nacional que había tenido al principio para tomar un carácter definitivamente europeo, justamente por su paso más aparentemente nacional, por la declaración de independencia. La alianza con los polacos por la liberación de los dos países, la alianza con los alemanes por la transformación revolucionaria de Austria, no adquirió una base sólida más que en el momento en que Hungría se separó de Austria y con ello declaró disuelta la monarquía austríaca.

Los húngaros resisten con bravura al invasor. Organizan guerrillas, cuya acción complementa las operaciones del ejército regular creado de nueva planta por el poder revolucionario. Voluntarios de diferentes nacionalidades europeas, sobre todo polacos, participan en la lucha en las filas del ejército húngaro. Pero los rusos preparan su intervención. El gobierno austríaco solicita la intervención rusa para hacer frente al avance húngaro, y Nicolás I, que no deseaba otra cosa, decide enviar un ejército de 140.000 hombres. De no haberse producido la intervención rusa, el ejército húngaro no hubiera tardado más que unos días en entrar en Viena y aplastar la monarquía austríaca.

19

En junio de 1849 las tropas rusas y austriacas, muy superiores al ejército húngaro, entraron en Hungría. Después del fracaso de todos los llamamientos a otros Estados europeos, Kossuth abdicó el 11 de agosto de 1849 en favor de Artur Görgey, que él pensaba que era el único general que era capaz de salvar a la nación. El 13 de agosto de 1849, Görgey firmado la rendición en Világos (ahora Şiria, Rumania) ante los rusos, que entregó el ejército húngaro a los austriacos.

Artículos de Engels contra la Liga paneslava formada por los pueblos eslavos del imperio austriaco, también llamados eslavos del sur: checos, moravos, eslovacos, croatas, rutenos, ilirios, serbios, acusados de ser instrumentos del zarismo.

La nueva constitución austriaca:

En lo que concierne a Austria, la solución que ambos pueden tener depende, ante todo, del desenlace de la guerra húngara. El gobierno del príncipe Schwarzenberg, formado en noviembre de 1848, después del aplastamiento de Viena, tiene como principales objetivos integrar la gran burguesía en el bloque de las clases dirigentes, consolidar el apoyo de los campesinos y asegurar la unidad del imperio. El 4 de marzo de 1849 da un golpe de Estado similar al prusiano del 5 de diciembre: disuelve la Asamblea nacional cuando estaba a punto de aprobar el proyecto de constitución y otorga otra, preparada por los servicios gubernamentales. Esta constitución otorgada trata de asegurar los fines mencionados. Los campesinos quedan liberados de las cargas feudales y a la alta burguesía se le da acceso al gobierno y la administración. La unificación económica (aduanera-comercial) y política amplía considerablemente el campo de sus actividades. Esta unificación se realiza en detrimento, particularmente, de Hungría y de la región italiana-lombardo-veneciana, que quedan incluidas en el todo indivisible de la monarquía, al mismo nivel que naciones hasta entonces sometidas a los húngaros, como Croacia y Transilvania. Las concesiones a las nacionalidades se limitan al plano municipal. Se conservan las Dietas territoriales, las dos cámaras parlamentarias del imperio, con un sistema electoral censatario para la cámara baja, y el gobierno ya no es —como en el proyecto de la disuelta Asamblea austriaca— responsable ante el parlamento. El emperador, asistido por un consejo de Estado, dispone del derecho absoluto de veto. La burguesía liberal vienesa acoge con satisfacción este compromiso que le ofrece la monarquía y apoya plenamente la guerra contra los húngaros, incluida la petición de ayudar al zar. La derrota de los húngaros en agosto 1849 cierra definitivamente el período revolucionario y consagra el triunfo de la contrarrevolución en todo el imperio austríaco, pero no sobre las bases feudal-absolutistas de antaño, sino asentado en un compromiso entre la nobleza y la burguesía, que crea condiciones más favorables al desarrollo capitalista.

La creación de este Estado austríaco indivisible implica cerrar definitivamente las puertas a la integración de la Austria alemana en el nuevo Reich que intenta poner en pie la Asamblea de Francfort. Ya desde finales de noviembre Schwarzenberg anuncia su hostilidad al proyecto y reclama la participación de todo el imperio austríaco, con posición hegemónica, en una Confederación germánica. Esta pretensión de las clases dominantes austríacas, que significa, en la práctica, la aspiración a ser el núcleo dirigente de un gran imperio extendido desde el Báltico al mar Negro y al Adriático, contribuye a agudizar la lucha entre las fuerzas contrarrevolucionarias y revolucionarias en Prusia y en el resto de los estados alemanes.

20

La disolución de la asamblea prusiana

En Prusia, el golpe de palacio de diciembre 1848 deja en pie parte de las libertades conquistadas en marzo, y las asociaciones democráticas y obreras intensifican su actividad. Su acción política se polariza en las elecciones a la nueva Asamblea nacional (segunda Cámara), convocadas para el 22 de enero de 1849 sobre la base de la «constitución otorgada» del 5 de diciembre. (El 22 de enero se elegían los grandes electores, que, a su vez, debían elegir los diputados el 5 de febrero.) A fines de diciembre los diputados de la izquierda y del centro-izquierda de la disuelta Asamblea nacional forman un Comité central para coordinar la movilización de las fuerzas populares. En las elecciones de enero de 1849, la oposición demócrata obtiene 160 diputados frente a 184 de la coalición conservadora-liberal. En Berlín, aún en estado de sitio, salen elegidos los nueve candidatos demócratas, y en Silesia y Renania las ciudades votan, por lo general, contra el gobierno. En Colonia las candidaturas demócratas obtienen una brillante victoria, obteniendo 200 de los 344 grandes electores. Aunque el resultado no es concluyente, se pone de manifiesto que mientras el sufragio universal sea mantenido es difícil obtener una mayoría reaccionaria suficiente. La monarquía recurre, una vez más, al expediente de disolver la Asamblea, tomando ahora como pretexto su votación contra la actitud del rey cuando éste rechaza la corona imperial. Al mismo tiempo el gobierno lanza una campaña contra el sufragio universal, presentándolo como «comunista», portador de la anarquía, destructor de la jerarquía y la individualidad, etc.

La campaña por la Constitución del Reich (marzo-junio 1849)

Al cabo de largos debates, la Asamblea nacional alemana de Francfort adopta, a finales de marzo de 1849, la constitución que debía servir de fundamento jurídico a un Estado alemán unitario. El documento preveía la creación de un imperio (Reich) que englobase a los estados alemanes, conservando cada uno amplia autonomía (gobierno, parlamento, etc.). El gobierno central del Reich asumía las funciones de carácter pangermano: política exterior, mando de las fuerzas armadas, comunicaciones, política aduanera, etc. El poder ejecutivo recaía en el gobierno y el emperador del Reich. El poder legislativo, en un Reichstag con dos cámaras.

Esta Constitución era un compromiso entre una serie de principios liberales, votados por la Asamblea de Francfort en la primavera y el verano de 1848, y otras disposiciones no tan liberales adoptadas en meses posteriores, cuando ya la revolución había sufrido los reveses que conocemos. Pero incluso en este período el complicado juego de las contradicciones y rivalidades entre los representantes de los grupos dirigentes de Austria y Prusia había favorecido a la izquierda y al centro izquierda de la Asamblea de Francfort, haciendo posible la introducción en la Constitución de algunas de sus concepciones. Por estas razones, en el contexto de comienzos de 1849, caracterizado por los avances de la reacción, la Constitución del Reich, pese a su moderación, aparecía ante las fuerzas democráticas y obreras como la última encarnación de la revolución de 1848. No hay que olvidar, por otra parte, que la unidad alemana figuraba entre los máximos objetivos de los revolucionarios alemanes del 48, desde su franja liberal-burguesa hasta su franja democrática, tanto en su ala pequeñoburguesa como en la proletaria. Ya sabemos la relevancia de este problema para Marx y Engels. Es lógico, por consiguiente, que la Constitución del Reich obtuviera un amplio respaldo, desde las

21

masas populares a la burguesía liberal, al mismo tiempo que la hostilidad de los círculos dirigentes de Prusia y otros estados alemanes donde la nobleza y la burocracia habían recuperado en mayor o menor medida el control del Estado.

Como la actitud de Austria hacía imposible la creación del gran Reich, la Asamblea de Francfort hubo de resignarse a dar a luz el pequeño Reich, donde la presencia de Prusia pasaba a ser abrumadoramente predominante en virtud de la ausencia de Austria. El mismo día que promulga la Constitución imperial (28 de marzo de 1849) la Asamblea acuerda designar emperador a Federico Guillermo IV. La gran mayoría de los estados alemanes aprueban la Constitución y la designación del rey de Prusia como emperador, pero se trata de los estados pequeños o diminutos (29 en total), sin peso alguno frente a Prusia, Baviera, Sajonia y Hannover, que se niegan a reconocer las «históricas» decisiones de Francfort. Friedrich Wilhelm IV rechaza una corona de «fango y arcilla», como la califica despectivamente aludiendo al origen plebeyo y revolucionario de la institución que le ofrece el símbolo imperial. Pero la Asamblea nacional prusiana —la elegida en enero sobre la base de la constitución otorgada— acuerda reconocer la Constitución del Reich y la designación de Friedrich Wilhelm IV. La respuesta de éste y de su gobierno es disolver la Asamblea nacional prusiana (27 de abril de 1849).

Con esta actitud de los principales soberanos y gobiernos alemanes se venía abajo el presupuesto en que había descansado toda la obra constitucional de Francfort: la posibilidad de edificar la unidad alemana sin destruir las estructurales estatales particularistas, mediante un compromiso pacífico y armonioso agenciado por la simple gravitación del ideal unitario, crisol en el que debían fundirse contradicciones y antagonismos. Ante este derrumbamiento de sus ilusiones conciliadoras la Asamblea de Francfort quedó desconcertada, incapaz de tomar medida alguna para hacer valer sus decisiones. No se atreve a encabezar las sublevaciones que estallan en varios estados alemanes contra los gobiernos hostiles a la Constitución del Reich.

La insurrección de Dresden y las insurrecciones de Baden y del Palatinado

El movimiento se inicia en Dresden, capital de Sajonia (Sachsen), el 3 de mayo de 1849, instaurándose un gobierno provisional revolucionario de demócratas y liberales. Durante cuatro días los obreros y artesanos, en cuya dirección desempeñan un papel de primer plano Josef Born y Bakunin, hacen frente a las fuerzas regulares sajonas y prusianas (el rey y el gobierno de Sajonia solicitan la intervención de estas últimas), que el 9 de mayo de 1849 logran aplastar la insurrección. Ese mismo día y días siguientes se levantan Elberfeld, Iserlohn y otros centros industriales del valle del Wuppertal, así como Dusseldorf. Pero las fuertes guarniciones prusianas instaladas en Renania sofocan rápidamente y sin casi resistencia estos brotes insurreccionales. En cambio, el movimiento adquiere gran extensión en el Palatinado y Baden – dos pequeños estados agrarios, sin casi burguesía ni clase obrera, situados a ambas orillas del Rin, en el extremo sudoeste de Alemania –, donde es secundado por una parte del ejército. El 17 de mayo de 1849 se forma un gobierno provisional en Karserslautern, que proclama la separación del Palatinado de Baviera. El 13 de mayo de 1849 triunfa la insurrección en Karlsruhe, capital de Baden, formándose también un gobierno provisional, presidido por Brentano, personalidad liberal moderada. El ejército prusiano acude prontamente en auxilio de los gobiernos derrocados, aplastando la insurrección al cabo de mes y medio de combates. La última batalla se libra los días 29 y 30 de junio de 1849 ante la fortaleza de Rastatt, en Baden. Entre tanto, la Asamblea de Francfort desaparece sin

22

pena ni gloria. Abandonada desde el primer momento por los diputados conservadores, las deserciones se multiplican en el centro e incluso la izquierda a medida que la lucha se endurece y la derrota se perfila. Ante el avance de las tropas prusianas se traslada de Francfort a Stuttgart, capital de Württemberg, de donde sus restos son expulsados por el gobierno del Estado el 16 de junio de 1849. Los planes posteriores para mover el Parlamento (o lo que quedaba de el) a Karlsruhe en Baden no pudieron aplicarse debido a la inminente derrota de los revolucionarios de Baden, que se completó cinco semanas después.

La insurrección del 13 de junio de 1849 en Francia

El 1 de agosto 1849 se celebraron elecciones parlamentarias en Francia. Los votantes eligieron a la primera Asamblea Nacional de la Segunda República. El burgués Partido de la Orden (Parti de l'Ordre), opuesto a la presidencia de Luis Napoleón Bonaparte, obtuvo la mayoría absoluta de 450 escaños.

Las elecciones parlamentarias del 1 de agosto de 1849 habían dado neta mayoría a los monárquicos, salvo en París, donde tuvieron la mayoría los republicanos de izquierda y los socialistas. Los republicanos moderados, que en la Asamblea constituyente contaban con más de 600 diputados, se ven reducidos a 75. Frente a 500 monárquicos de diversas tendencias salen 180 diputados de la Montaña, el partido republicano y socialista de Ledru-Rollin. El ataque de la Roma republicana por el cuerpo expedicionario francés provoca la indignación de republicanos y socialistas en todo el país. Sus diputados denuncian el hecho como violación de la constitución (la cual, en efecto, declaraba que la república francesa no atentaría nunca contra la soberanía y la libertad de otros pueblos). El 11 de junio de 1849 Ledru-Rollin exige en el parlamento que se condene al gobierno y declara que los suyos están dispuestos a defender la constitución «por todos los medios, incluso por las armas». Era amenazar veladamente con la insurrección armada. Una reunión conjunta del Comité democrático socialista de París con los principales periódicos democráticos de la capital y los diputados más destacados de la Montaña decide lanzar una proclama el 13 de junio de 1849 declarando fuera de la constitución al presidente de la república (Luis Bonaparte) y a los ministros, anunciando al mismo tiempo la sublevación del guardia nacional. Ese mismo día se organiza una manifestación de guardias nacionales, con uniforme pero sin armas, en la que participan entre 6.000 y 10.000 guardias nacionales —las estimaciones varían—, a los que se suman pocos obreros. Un grupo de personalidades de la Montaña, con Ledru-Rollin a la cabeza, se constituye en «convención». Pero toda esta parodia de levantamiento es fácilmente disuelta por las tropas gubernamentales. Sólo en Lyon, donde llega el rumor del triunfo de la revolución en París, los obreros más avanzados se levantan en serio, siendo bárbaramente reprimidos (150 muertos y gran cantidad de heridos). Hay pequeños desórdenes en otros lugares pero en conjunto el fracaso es total. Mientras los principales líderes republicanos (Ledru-Rollin, Víctor Considerant, Félix Payat, etc.) logran huir a Inglaterra, la Asamblea y el gobierno aprovechan el pustch para adoptar una serie de medidas y leyes restrictivas de las libertades democráticas. Según Marx, la razón del fracaso de la insurrección del 13 de junio de 1849 en Francia fue «el recuerdo que el pueblo tenía de la actitud más que equívoca de la Montaña, especialmente de Ledru-Rollin, en mayo y junio» (de 1848). Tomado globalmente, dice Marx, «el 13 de junio de 1849 fue el castigo por junio de 1848. En 1848 el proletariado fue abandonado por la Montaña. Esta vez, la Montaña fue abandonada por el proletariado».

23

Triunfo de la contrarrevolución europea en la segunda mitad de 1849

La victoria reaccionaria en París el 13 de junio de 1849 es la primera de una serie que consagra, en el verano de 1849, el triunfo de la contrarrevolución en toda Europa. El 30 de junio de 1849 cae la república romana, el 23 de julio de 1849 capitulan en Rastatt los restos del ejército revolucionario de Baden y el Palatinado, a fines de ese mes entran los croatas en Pest, Kossuth dimite y huye de Hungría, el 13 de agosto de 1849 el ejército húngaro capitula ante los rusos en Vilagos y el 22 de agosto de 1849 sucumbe el último reducto de las revoluciones del 48: la república de Venecia.

24

Cronología de las revoluciones de 1848

1846

Febrero 1846: Insurrección polaca en Cracovia

Crisis de alimentación en Europa debido a la plaga de la papa. Desórdenes con este motivo. Abolición en Inglaterra de las leyes proteccionistas cerealistas.

1847

Comienzo de la crisis económica europea, que se prolongará durante 1848, constituyendo uno de los factores principales de la revolución de 1848.

Abril-junio. Reunión de la Dieta Unida de Prusia en Berlín. Conflicto entre el rey y la burguesía liberal.

Junio. Congreso de la Liga de los justos en Londres, con participación de Engels. Se decide su transformación en Liga de los comunistas.

Julio-diciembre. Intensificación de la agitación social y política en Francia. Campaña de los banquetes por la reforma del sistema electoral.

12 septiembre. Asamblea de los demócratas alemanes en Offenburg (Badén).

10 octubre. Asamblea de los liberales alemanes en Heppenheim (Hesse-Darmstadt).

21 octubre-23 noviembre. Guerra civil en Suiza. Derrota del Sunderbund (Liga de los Cantones clericales).

Noviembre. Reactivación del movimiento carlista.

Noviembre-diciembre. Segundo Congreso de la Liga de los comunistas. Encomienda a Marx la redacción de un Manifiesto comunista.

1848

2-4 enero. Motín de los cigarros en Milán. Enfrentamiento de los patriotas con la oficialidad austríaca.

12-17 enero. Insurrección de Palermo (Sicilia) contra la monarquía absoluta de Fernando II (reino de Nápoles).

10 febrero. Fernando II cede a la insurrección. Introducción de la Constitución.

11 febrero. Las autoridades austríacas decretan el estado de sitio en Lombardía.

14 febrero. El papa Pío IX, soberano de los Estados papales, crea una comisión para introducir reformas liberales.

17 febrero. Introducción de la Constitución en Florencia.

22-24 febrero. Insurrección victoriosa en París. Derrocamiento de la monarquía de Luis Felipe. Formación de un gobierno provisional con participación de socialistas (Luis Blanc y Albert).

25 febrero. El proletariado y el pueblo de París imponen la instauración de la República. El gobierno, provisional proclama el «derecho al trabajo».

25

28 febrero. El gobierno provisional francés acuerda crear los Talleres nacionales para asegurar trabajo a los obreros y crear una Comisión (llamada Comisión de Luxemburgo) para estudiar el problema obrero.

1848

Finales de febrero. Se edita en Londres el Manifiesto Comunista (en alemán). El Comité central de la Liga delega sus funciones en el Comité de Bruselas.

Primera quincena de marzo. Bajo la presión de los acontecimientos franceses y de manifestaciones populares se forman gobiernos liberales en una serie de estados alemanes (con exclusión de Prusia y Austria). Sublevaciones campesinas en el sudoeste de Alemania.

1 marzo. Insurrección en Neuchâtel (Suiza).

2 marzo. Decreto del gobierno provisional francés reduciendo la jornada de trabajo.

4 marzo. Marx es detenido por la policía belga y expulsado del país. El gobierno provisional francés le autoriza a instalarse en París, donde llega el 5 de marzo. El Comité de Bruselas de la Liga, en funciones de Comité central, le encarga formar en París un nuevo Comité central.

5 marzo. Carlos Alberto, rey de Cerdeña (Piamonte) promulga el Estatuto constitucional.

5 marzo. Liberales y demócratas alemanes se reúnen en Heidelberg y deciden convocar un pre-parlamento alemán.

5-6 marzo. Desórdenes en Glasgow.

11 marzo. Asamblea popular en Praga.

13-15 marzo. Insurrección en Viena. Huida de Metternich.

14 marzo. Introducción de la Constitución en Roma.

15 marzo. Comienzo de la revolución húngara.

Segunda quincena de marzo. El nuevo Comité central de la Liga formado por Marx en París, bajo su presidencia, se opone a la medida tomada por otros comunistas y demócratas exiliados de organizar un cuerpo expedicionario armado para penetrar en Alemania. Decide recomendar y organizar el regreso individual a Alemania de los comunistas y obreros alemanes exiliados. El 21 de marzo Engels llega a París y se incorpora a la actividad del Comité central. A finales de marzo el Comité central elabora la plataforma de Reivindicaciones del partido comunista de Alemania, que, junto con ejemplares del Manifiesto Comunista, son llevados a Alemania por los comunistas y obreros que regresan.

17-22 marzo, insurrección en Venecia contra el yugo austriaco. Proclamación de la república veneciana.

17 marzo. Manifestación de la extrema izquierda en París por el aplazamiento de las elecciones a la Asamblea constituyente.

18-19 marzo. Insurrección en Berlín. El rey de Prusia se ve obligado a formar un gobierno de liberales burgueses —el gobierno Camphausen— y a prometer reformas.

18-22 marzo. Insurrección en Milán contra la ocupación austríaca.

26

13 marzo. Abdicación de Ludwig I de Baviera. Asamblea de los demócratas en Offenburg, que se pronuncia por la república.

23 marzo. Comienzo de la guerra de independencia nacional italiana contra los austríacos, encabezada por el reino de Cerdeña.

26 marzo. Motín en Madrid.

31 marzo-3 abril. Reunión del pre-parlamento en Francfort.

4 abril. La tercera Convención nacional del cartismo se reúne en Londres.

Hacia el 5 ó 6 de abril. Marx y Engels entran en Alemania.

10 abril. Concentración cartista en Londres. Entrega de una nueva Petición al parlamento. Pero el plan cartista fracasa porque las medidas militares tomadas por el gobierno impiden la marcha proyectada sobre el parlamento. Comienzo del declive del movimiento cartista.

11 abril. Marx y Engels llegan a Colonia.

12-20 abril. Insurrección republicana en Baden. Es derrotada por las tropas de este Estado alemán.

16 abril. Nueva manifestación de la extrema izquierda en París por el aplazamiento de las elecciones.

Abril-mayo. Una serie de militantes de la Liga comienza a desempeñar un papel destacado en diversas asociaciones obreras y demócratas, pero la organización de la Liga propiamente dicha apenas existe. En Colonia, Marx y Engels concentran su esfuerzo en preparar la salida de Neue Rheinische Zeitung.

23 abril. Elección de la Asamblea constituyente francesa. Fracaso de la extrema izquierda.

Abril-mayo. Insurrección de los polacos de Posnania contra ¡a dominación prusiana.

Mayo. Contra la opinión de Schapper, Moll y otros dirigentes veteranos de la Liga, Marx —apoyado por Engels y otros miembros del Comité central de la Liga— decide interrumpir la actividad de la Liga como tal en Alemania y actuar en el ala izquierda del partido demócrata.

1 mayo. Se promulga en Inglaterra la ley estableciendo la jornada de diez horas para las mujeres y adolescentes en la industria textil.

4 mayo. Inicia sus trabajos la Asamblea constituyente francesa.

7 mayo. Motín en Madrid.

13 mayo. Autonomía de la Vojvodina serbia.

15 mayo. Manifestación revolucionaria contra la Constituyente en París, seguida de la represión contra Blanqui y otros líderes revolucionarios.

15 mayo. Manifestación revolucionaria en Viena contra el intento de la monarquía de otorgar una Constitución. Decreto democratizando el sistema electoral.

15-16 mayo. Aplastamiento de un levantamiento popular en Nápoles. Se inicia la contrarrevolución en el reino de Fernando II.

18 mayo. Apertura en Francfort de la Asamblea nacional alemana, elegida en Prusia, Austria y demás estados alemanes por sufragio universal indirecto.

27

22 mayo. Apertura en Berlín de la Asamblea nacional prusiana, elegida por el mismo sistema, que se propone elaborar una Constitución.

1 junio. Salida en Colonia del primer número de la Neue Rheinische Zeitung, dirigida por Marx.

2 junio. Apertura del Congreso eslavo en Praga.

12-17 junio, insurrección en Praga aplastada por las tropas austríacas.

14 junio. Manifestación insurreccional de los obreros y demócratas radicales de Berlín. Asalto del arsenal.

14-17 junio. Primer congreso de los demócratas alemanes en Francfort.

21-25 junio. Levantamiento en Valaquia (Rumania).

23-26 junio. Insurrección del proletariado de París. El general Cavaignac, nombrado jefe del Poder ejecutivo, dirige la represión.

28 junio. Dispersión del Congreso eslavo de Praga por las tropas austríacas.

29 junio. La Asamblea nacional de Francfort designa Vicario del Imperio al Archiduque Juan.

Julio. Garibaldi organiza su Cuerpo de Voluntarios para luchar contra los austríacos.

15 julio-18 agosto. Se reúne en Francfort el congreso de maestros artesanos de toda Alemania.

20 julio-20 septiembre. Se reúne en Francfort el congreso de oficiales artesanos.

22 julio. Apertura en Viena del Reichstag (parlamento del Imperio austríaco).

25-25 julio. Derrota de los italianos en Custozza.

Julio-agosto. Fracaso de un intento de insurrección irlandesa.

9 agoste Armisticio entre austríacos y piamonteses.

23 agosto. Manifestación insurreccional obrera en Viena.

23 agosto-3 septiembre. Tiene lugar en Berlín un congreso de asociaciones obreras de diferentes estados alemanes. El congreso es dirigido por Stefan Born y crea la Fraternidad Obrera (Allgemeinen Deutschen Arbeiterverbrüderung).

26 agosto. Armisticio de Malmö entre Dinamarca y Prusia.

Fines de agosto. Ruptura austro-húngara.

Septiembre. Expedición de Ferdinand II contra Sicilia, último baluarte del movimiento revolucionario en el reino de Nápoles.

7 septiembre. Abolición del régimen señorial en los «Estados hereditarios» de la corona austríaca.

10 septiembre. De acuerdo con el gobierno de Viena, las tropas croatas atacan Hungría.

16 septiembre. La Asamblea nacional de Francfort ratifica el armisticio de Malmoe.

77 septiembre. Nueva concentración de masas en las proximidades de Colonia, actuando Engels de secretario.

18 septiembre. Insurrección popular en Francfort contra la ratificación del armisticio.

28

22 septiembre. Se crea en Hungría el Comité de defensa de la patria, encabezado por Kossuth.

21-24 septiembre. Fracaso de la intentona republicana en Baden, dirigida por Struve.

28 septiembre. Es muerto en Pest el conde Lamberg, representante del gobierno imperial austriaco en Hungría. El hecho sirve de pretexto para la intervención austriaca.

Comienzos de octubre. Victoria del ejército revolucionario húngaro sobre los austríacos y croatas.

6 octubre. Revolución popular en Viena. Resiste hasta el 31 de octubre a las tropas austríacas y croatas que cercan la ciudad.

26-30 octubre. Se celebra en Berlín el segundo congreso de demócratas de Alemania.

Finales de octubre. Se forma en Florencia un gobierno demócrata.

31 octubre. Gran manifestación en Berlín en solidaridad con el pueblo de Viena.

1 noviembre. Las tropas austro-croatas entran en Viena y llevan a cabo una represión sangrienta.

4 noviembre. La Asamblea constituyente francesa aprueba la Constitución de la república.

15-16 noviembre. Triunfo de la insurrección republicana en Roma.

Segunda quincena de noviembre. Conflicto entre la Asamblea nacional prusiana y el gobierno instrumento del monarca. Movilización de las asociaciones demócratas y obreras en apoyo de la Asamblea.

14 noviembre. El Comité regional de demócratas renanos lanza un llamamiento a la población para que exprese su solidaridad con la Asamblea de Berlín negándose a pagar los impuestos. El llamamiento se publica en Neue Rheinische Zeitung.

27 noviembre. Declaración austríaca sobre la «unidad estatal» del imperio, que significa crear una dificultad insuperable a la creación de una unidad estatal alemana que incluya la Austria alemana.

27 noviembre. Los líderes demócratas alemanes forman la Asociación central de marzo (Centralmärzverein) que se propone reagrupar para la dirección del grupo parlamentario de la Asamblea nacional de Francfort al conjunto de las organizaciones demócratas de Alemania. Marx critica duramente a esta Asociación.

2 diciembre. Abdicación de Ferdinand I y proclamación de Franz Joseph I emperador de Austria.

5 diciembre. Friedrich Wilhelm IV disuelve la Asamblea nacional prusiana con un destacamento del ejército y otorga una Constitución confeccionada por sus servicios.

10 diciembre. Luis Bonaparte es elegido por sufragio universal, obteniendo una gran mayoría de votos, presidente de la Segunda República francesa.

1849

5 enero. Las tropas austro-croatas ocupan Pest, capital de Hungría.

Mediados de enero. Engels regresa a Colonia desde Suiza.

26 enero. Derrota de los húngaros en Kapolna.

29

28 enero. La Asamblea nacional alemana de Francfort somete a los gobiernos alemanes el proyecto de Constitución del Reich.

8 febrero. Proclamación de la república en Florencia, capital del ducado de Toscana.

9 febrero. Proclamación de la república en Roma.

15 febrero. Se forma en la Asamblea nacional de Francfort el grupo de los «gran-alemanes», partidarios de la inclusión de Austria en la unidad alemana.

17 febrero. Se forma en la Asamblea nacional de Francfort del grupo de los «pequeño-alemanes», que propugna la unificación de Alemania sin Austria en torno a Prusia.

Febrero-abril. Contraofensiva victoriosa del ejército revolucionario húngaro. '

7 marzo. El emperador austríaco disuelve el Reichstag y promulga una Constitución otorgada que refuerza la centralización del Imperio.

20-23 marzo. Carlos Alberto reanuda las hostilidades contra los austríacos y es aplastado en Novara. Abdica en Vittorio Emanuele II.

Segunda quincena de marzo. Restauración de los viejos poderes en los pequeños estados italianos de Parma, Modena y Florencia.

28 marzo. La Asamblea nacional de Francfort adopta la Constitución del Reich y ofrece la corona imperial a Friedrich Wilhelm IV.

5-11 abril. Neue Rheinische Zeitung publica el trabajo de Marx Trabajo asalariado y capital. El 11 de abril el Comité de la Asociación obrera de Colonia decide discutir en sus filiales la cuestión del trabajo asalariado utilizando como base el trabajo de Marx.

5 abril Los austríacos ocupan Florencia,

14 abril Proclamación de la independencia de Hungría en Debrezin (Debrecen).

14 abril 1849. Marx y otros comunistas se retiran del Comité regional de los demócratas renanos, declarando que van a consagrarse a la tarea de agrupar y cohesionar las asociaciones obreras de la provincia. El acto significa, de hecho, la salida del partido demócrata y el comienzo de creación del partido obrero. (cambio de táctica)

16 abril. La Asociación obrera de Colonia decide abandonar el partido demócrata y afiliarse a la Fraternidad Obrera. Decide convocar un congreso de todas las asociaciones obreras de Renania y Westfalia. Marx es designado para la Comisión encargada de preparar este congreso.

24 abril. Comienza la intervención francesa contra la república romana.

26 abril. Friedrich Wilhelm IV disuelve la Asamblea nacional prusiana elegida en febrero porque toma partido a favor de la Constitución del Reich.

28 abril. Friedrich Wilhelm IV rechaza la corona imperial que le ofrece la Asamblea nacional de Francfort.

3 mayo-23 julio. Insurrección en Sajonia, Baden y el Palatinado, con algunos focos en Renania y otros lugares de Alemania, a favor de la Constitución del Reich adoptada por la Asamblea nacional de Francfort. El ejército prusiano acude en ayuda de los gobiernos de estos estados. En Baden y el Palatinado se forman gobiernos revolucionarios.

9 mayo. Aplastamiento de la insurrección de Sajonia, cuyo centro era Dresde.

30

9 mayo. Sublevación en Elberfeld (Renania), rápidamente sofocada. Engels participa del 11 al 14 de mayo.

11 mayo. Derrota final del movimiento revolucionario siciliano. Restauración de la monarquía absoluta en todo el reino de Napóles.

Mediados de mayo. Marx es expulsado de Prusia y Engels es objeto de una orden de detención. Lo mismo sucede con otros redactores de Neue Rheinische Zeitung.

19 mayo. Deja de salir Neue Rheinische Zeitung.

27 mayo. Comienza la intervención del ejército zarista contra Hungría.

30 mayo. La Asamblea nacional alemana abandona Francfort y se refugia en el Estado de Würtemberg.

Hacia el 2 de junio. Marx marcha a París. Engels queda en el Palatinado.

4 junio. El gobierno de Kossuth se instala en Pest.

13 junio 1849. Fracaso del intento de levantamiento organizado en París por el partido socialista-democrático de Ledru-Rollin, conocido como la Montaña. Se desencadena la represión contra el partido. Los principales líderes emigran.

15 junio. Insurrección obrera en Lyon ligada a la intentona del 13 de junio en París. Es aplastada.

16 junio 1849. El gobierno de Würtemberg dispersa los restos de la Asamblea nacional de Francfort.

1 julio. Capitulación de la república romana ante el cuerpo expedicionario francés.

17 julio. Derrota del ejército húngaro en Komárno.

13 agosto. Capitulación del ejército húngaro en Vilagos.

22 agosto. Capitulación de la república de Venecia.

Últimos meses de 1849. Marx y Engels entran a formar parte de nuevo del Comité central de la Liga de los comunistas, reorganizado en Londres.

1850

Marzo. Aparición del primer número de Neue Rheinische Zeitung. Politisch-ökonomische Revue editada en Hamburgo, dirigida por Marx desde Londres.

Marzo 1850. El Comité central de la Liga de los comunistas envía una circular a sus organizaciones (la «circular de marzo») exponiendo la política de la Liga en relación con la nueva revolución que considera inminente: revolución permanente

12 abril El Papa se reinstala en Roma.

31 mayo. Ley restringiendo el sufragio universal en Francia.

15 septiembre. Escisión de la Liga de los comunistas.

Noviembre. Bajo la presión de Austria, Friedrich Wilhelm IV renuncia a la creación de la «pequeña Alemania» en torno a Prusia.

1851

2 diciembre 1851. Golpe de Estado de Luis Bonaparte.

31

Karl Marx, Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850

27-29 juillet 1830: Révolution de Juillet («Trois Glorieuses»): Charte de 1830

9 de agosto 1830: Proclamación de la monarquía de julio (Louis-Philippe d'Orléans).

24 de febrero 1848: Proclamación de la Segunda República, Luis Felipe abdica.

La que dominó bajo Luis Felipe no fue la burguesía francesa sino una fracción de ella: la llamada aristocracia financiera. La burguesía industrial propiamente dicha constituía una parte de la oposición oficial, es decir, sólo estaba representada en las Cámaras como una minoría. Su oposición se manifestaba más decididamente a medida que se destacaba más el absolutismo de la aristocracia financiera y a medida que la propia burguesía industrial creía tener asegurada su dominación sobre la clase obrera, después de las revueltas de 1832, 1834 y 1839. El 5 y el 6 de junio de 1832 hubo una sublevación republicana en París que dejó unos 800 muertos y fue descrita por Victor Hugo en Les Misérables. En abril de 1834 estalló la insurrección de los obreros de Lyon, una de las primeras acciones de masas del proletariado francés. La insurrección del 12 de mayo de 1839 en París fue preparada por la Société des Saisons de Auguste Blanqui y Armand Barbès.

La pequeña burguesía en todas sus gradaciones, al igual que la clase campesina, había quedado completamente excluida del poder político. El incremento de la deuda pública interesaba directamente a la fracción burguesa que gobernaba y legislaba a través de las Cámaras. El déficit del Estado era precisamente el verdadero objeto de sus especulaciones y la fuente principal de su enriquecimiento. La monarquía de Julio no era más que una sociedad por acciones para la explotación de la riqueza nacional de Francia, cuyos dividendos se repartían entre los ministros, las Cámaras, 240.000 electores y su séquito. Luis Felipe era el director de esta corrupción.

Periódicos opositores:

Le Siècle (derecha, monárquicos constitucionales): creado el 1 de julio de 1836 por Armand Dutacq, el periódico de mayor circulación de la época. Odilon Barrot, jefe de la oposición monárquico-burguesa, es uno de los principales accionistas.

Le National (republicanos de derecha): Armand Marrast (editor), Farrel, Matire, Joules Bastide

La Réforme (republicanos de izquierda y socialistas): Flocon (editor), Ledru-Rollin, Louis Blanc, Caussidière

Démocratie pacifique (fourierista): Victor Considérant

El jefe de los comunistas era Étienne Cabet: escribió en 1840 Voyage en Icarie, descripción de una ciudad ideal, y fundó en 1848 una comunidad utópica en Texas.

Finalmente dos acontecimientos económicos mundiales aceleraron el estallido del descontento general e hicieron que madurase el desasosiego hasta convertirse en revuelta. La plaga de la patata y las malas cosechas de 1845 y 1846 avivaron la efervescencia general en el pueblo. La carestía de 1847 provocó en Francia, como en el resto del continente, conflictos sangrientos. En Buzançais (departamento del Indre), en la primavera de 1847 fueron asaltados los almacenes de comestibles pertenecientes a los especuladores; esto dio lugar a un sangriento choque de la población con las tropas, seguido luego de despiadadas represiones gubernamentales: cuatro participantes directos en los sucesos de Buzançais fueron ejecutados el 16 de abril de 1847, y otros muchos fueron condenados a trabajos forzados.

32

El otro gran acontecimiento económico que aceleró el estallido de la revolución fue una crisis general del comercio y de la industria en Inglaterra, que estalló en el otoño de 1847. La asolación del comercio y de la industria por la crisis económica hizo todavía más insoportable el absolutismo de la aristocracia financiera. La burguesía de la oposición provocó en toda Francia una campaña de agitación en forma de banquetes a favor de una reforma electoral, lanzada el 9 de julio de 1847, que debía darle la mayoría en las Cámaras y derribar el ministerio de la Bolsa. La población de Francia en 1848 era 35.520.000; la de París, 1.000.000 en 1844.

22-25 février 1848: Révolution française de 1848: Seconde République (24 février 1848 - 2 décembre 1851)

François Guizot (el primer ministro de Francia desde el 19 de septiembre de 1847 al 23 de febrero de 1848) y las Cámaras contestaron a las propuestas de reforma con un reto; Luis Felipe se decidió, cuando ya era tarde, por un ministerio Barrot; hubo choques entre el pueblo y las tropas pero el ejército se vio desarmado por la actitud pasiva de la Guardia Nacional. Se estima que tres días de combate en el mes de febrero dejaron al menos 350 muertos y 500 heridos. La monarquía de Julio hubo de dejar el sitio a un gobierno provisional. Su gran mayoría estaba formada por representantes de la burguesía. La pequeña burguesía republicana estaba representada por Ledru-Rollin y Flocon; la burguesía republicana, por los hombres del National; la oposición dinástica, por Crémieux, Dupont de l'Eure, etc. La clase obrera tenía dos representantes: Luis Blanc y Albert. Finalmente, el poeta Lamartine no representaba a ninguna clase en particular, pero pertenecía, tanto por su posición como por sus ideas, a la burguesía. El general Eugène Cavaignac fue nombrado gobernador general de Argelia.

Marche, un obrero, dictó el decreto por el que el Gobierno provisional que acababa de formarse se obligaba a asegurar la existencia de los obreros por el trabajo, a procurar trabajo a todos los ciudadanos, etc. Y cuando, pocos días después, el Gobierno provisional olvidó sus promesas y parecía haber perdido de vista al proletariado, una masa de 20.000 obreros marchó hacia el Hôtel de Ville a los gritos de ¡Organización del trabajo! ¡Queremos un ministerio propio del trabajo! A regañadientes y tras largos debates el Gobierno provisional nombró una Comisión especial permanente encargada de encontrar los medios para mejorar la situación de las clases trabajadoras. Esta Comisión estaba formada por delegados de las corporaciones de artesanos de París y presidida por Luis Blanc y Albert. Se le asignó el Palacio de Luxemburg como sala de sesiones. De este modo, se desterraba a los representantes de la clase obrera de la sede del Gobierno provisional. La Comisión de Luxemburg, a diferencia de todo poder estatal profano no disponíande ningún presupuesto ni de ningún poder ejecutivo.

A su vez, el Gobierno provisional, que se había visto obligado a proclamar la república, hizo todo lo posible por hacerla aceptable para la burguesía y para las provincias. El terror de la primera república francesa fue desautorizado mediante la abolición de la pena de muerte para los delitos políticos; se dio libertad de prensa para todas las opiniones; el ejército, los tribunales y la administración siguieron, salvo algunas excepciones, en manos de sus antiguos dignatarios y a ninguno de los altos delincuentes de la monarquía de Julio se le pidieron cuentas (impunidad).

El reconocimiento de la deuda pública y del Banque de France.

Para terminar con la aristocracia financiera, el Gobierno provisional debería haber a declarado la bancarrota del Estado. Al reconocer las letras de cambio libradas contra el Estado por la vieja sociedad burguesa, el Gobierno provisional había caído bajo su férula. Se convirtió en deudor acosado de la sociedad burguesa.

33

La aristocracia financiera, que había dominado bajo la monarquía de Julio, tenía su iglesia episcopal en el Banque de France. Y del mismo modo que la Bolsa rige el crédito del Estado, el Banco rige el crédito comercial. El Gobierno provisional podía obligar al Banco a declararse en quiebra, sin ninguna ingerencia violenta, por vía legal; para ello no tenía más que mantenerse a la expectativa, abandonando al Banco a su suerte. La quiebra del Banco hubiera sido el diluvio que barriese en un abrir y cerrar de ojos del suelo de Francia a la aristocracia financiera, la más poderosa y más peligrosa enemiga de la república, el pedestal de oro de la monarquía de Julio. Y una vez en quiebra el Banco, la propia burguesía tendría necesariamente que ver como último intento desesperado de salvación el que el Gobierno crease un Banco nacional y sometiese el crédito nacional al control de la nación.

Pero lo que hizo el Gobierno provisional fue, por el contrario, dar curso forzoso a los billetes de Banco. Y aún hizo más. Convirtió todos los Bancos provinciales en sucursales del Banco de Francia, permitiéndole así lanzar su red por toda Francia. Más tarde, le hipotecó los bosques del Estado como garantía de un empréstito que contrajo con él. De este modo, la revolución de Febrero reforzó y amplió directamente la bancocracia que venía a derribar.

El aumento del 45% en los impuestos pagados por los campesinos

Entretanto, el Gobierno provisional se encorvaba bajo la pesadilla de un déficit cada vez mayor. En vano mendigaba sacrificios patrióticos. Sólo los obreros le echaron una limosna. Había que recurrir a un remedio heroico: establecer un nuevo impuesto. Pero el gobierno provisional no iba a quién gravar con él a la burguesía: los lobos de la Bolsa, a los reyes de la Banca, a los acreedores del Estado, a los rentistas, a los industriales. Eso hubiera sido poner en peligro con una mano el crédito del Estado y el crédito comercial, mientras con la otra se le procuraba rescatar a fuerza de grandes sacrificios. El gobierno provisional estableció un recargo de 45 centavos por franco sobre los cuatro impuestos directos (foncière, mobilière, portes et fenêtres, patente). Este impuesto iba sobre todo contra la clase campesina, es decir, contra la gran mayoría del pueblo francés. Los campesinos tenían que pagar las costas de la revolución de Febrero; de ellos sacó la contrarrevolución su principal contingente. El impuesto de los 45 céntimos era para el campesino francés una cuestión vital y la convirtió en cuestión vital para la república. Desde este momento, la república fue para el campesino francés el impuesto de los 45 centavos y en el proletario de París vio al dilapidador que se daba buena vida a costa suya. Mientras que la revolución del 1789 comenzó liberando a los campesinos de las cargas feudales, la revolución de 1848, para no poner en peligro al capital y mantener en marcha su máquina estatal, anunció su entrada con un nuevo impuesto cargado sobre la población campesina.

Las Guardias Móviles

La revolución de Febrero había echado de París al ejército. La Guardia Nacional, es decir, la burguesía en sus diferentes gradaciones, constituía la única fuerza. Sin embargo, no se sentía lo bastante fuerte para hacer frente al proletariado. Además habíase visto obligada, si bien después de la más tenaz resistencia y de oponer cien obstáculos distintos, a abrir poco a poco sus filas, dejando entrar en ellas a proletarios armados. No quedaba, por tanto, más que una salida: enfrentar una parte del proletariado con otra.

El Gobierno provisional formó con este fin 24 batallones de Guardias Móviles, de mil hombres cada uno, integrados por jóvenes de 15 a 20 años. Pertenecían en su mayor parte al lumpenproletariado, que en todas las grandes ciudades forma una masa bien

34

deslindada del proletariado industrial. Esta capa es un centro de reclutamiento para rateros y delincuentes de todas clases, que viven de los despojos de la sociedad, gentes sin profesión fija, vagabundos, gente sin patria ni hogar, que difieren según el grado de cultura de la nación a que pertenecen, pero que nunca reniegan de su carácter de lazzaroni (desclasados, gente de la calle); en la edad juvenil, en que el Gobierno provisional los reclutaba, eran perfectamente moldeables, capaces tanto de las hazañas más heroicas y los sacrificios más exaltados como del bandidaje más vil y la más sucia venalidad. El Gobierno provisional les pagaba un franco y 50 céntimos al día, es decir, los compraba. Les daba uniforme propio, es decir, los distinguía por fuera de los hombres de blusa. Como jefes se les destinaron, en parte, oficiales del ejército permanente y, en parte, eligieron ellos mismos a jóvenes hijos de burgueses. Así hubo frente al proletariado de París un ejército salido de su propio seno y compuesto por 24.000 hombres jóvenes, fuertes y audaces hasta la temeridad.

Les ateliers nationaux

Talleres Nacionales: tal era el nombre de los talleres del pueblo, que Luis Blanc predicaba en el Luxemburg. Los talleres del ministro de trabajo públicos Pierre Marie de Saint-George, proyectados con un criterio que era el polo opuesto al del Luxemburg, como llevaban el mismo rótulo, daban pie para un equívoco. El propio Gobierno provisional hizo correr por debajo de cuerda el rumor de que estos Talleres Nacionales eran invención de Luis Blanc, cosa tanto más verosímil cuanto que Luis Blanc, el profeta de los Talleres Nacionales, era miembro del Gobierno provisional. Y en la confusión, medio ingenua, medio intencionada de la burguesía de París, lo mismo que en la opinión artificialmente fomentada de Francia y de Europa, aquellas Workhouses eran la primera realización del socialismo, que con ellas quedaba clavado en la picota.

No por su contenido, sino por su título, los Talleres Nacionales encarnaban la protesta del proletariado contra la industria burguesía, contra el crédito burgués y contra la república burguesa. Sobre ellos se volcó por esta causa, todo el odio de la burguesía. Esta había encontrado en ellos el punto contra el que podía dirigir el ataque una vez que fue lo bastante fuerte para romper abiertamente con las ilusiones de Febrero. Todo el malestar, todo el malhumor de los pequeños burgueses se dirigía también contra estos Talleres Nacionales, que eran el blanco común. Con verdadera rabia, echaban cuentas de las sumas que los vagos proletarios devoraban mientras su propia situación iba haciéndose cada día más insostenible. ¡Una pensión del Estado por un trabajo aparente: he ahí el socialismo! —refunfuñaban. Los Talleres Nacionales, las declamaciones del Luxemburgo, los desfiles de los obreros por las calles de París: allí buscaban ellos las causas de sus miserias. Y nadie se mostraba más fanático contra las supuestas maquinaciones de los comunistas que el pequeño burgués, que estaba al borde de la bancarrota y sin esperanza de salvación.

La manifestación del 17 de marzo de 1848

El 16 de marzo la burguesía, representada en la Guardia Nacional, organizó una manifestación hostil al Gobierno provisional. Al grito de à bas Ledru-Rollin! marchó al Hôtel de Ville. Y el 17 de marzo el pueblo viese obligado a gritar: «¡Viva Ledru-Rollin! ¡Viva el Gobierno provisional!» Viose obligado a abrazar contra la burguesía la causa de la república burguesa, que creía en peligro. Consolidó el Gobierno provisional, en vez de someterlo. Su manifestación perseguía, en un principio, la finalidad de retrotraer el Gobierno provisional al cauce de la revolución, y eventualmente la de conseguir la eliminación de sus miembros burgueses e imponer el aplazamiento de las elecciones para la Asamblea Nacional y para la Guardia Nacional.

35

La manifestación del 16 de abril de 1848

El 16 de abril fue un equívoco organizado por el Gobierno provisional de acuerdo con la burguesía. Los obreros se habían congregado en gran número en el Campo de Marte y en el Hipódromo para preparar sus elecciones al Estado Mayor General de la Guardia Nacional. De pronto, corre de punta a punta de París, con la rapidez del rayo, el rumor de que los obreros armados se han concentrado en el Campo de Marte, bajo la dirección de Luis Blanc, de Blanqui, de Cabet y de Raspail, para marchar desde allí sobre el Hôtel de Ville, derribar el Gobierno provisional y proclamar un Gobierno comunista. Se toca generala. (Más tarde, Ledru-Rollin, Marrast y Lamartine habían de disputarse el honor de esta iniciativa). En una hora están 100.000 hombres bajo las armas. El Hôtel de Ville es ocupado de arriba abajo por la Guardia Nacional. Los gritos de: «¡Abajo los comunistas! ¡Abajo Luis Blanc, Blanqui, Raspail y Cabet!» resuenan por todo París. Y el Gobierno provisional es aclamado por un sinnúmero de delegaciones, todas dispuestas a salvar la Patria y la sociedad. Y cuando, por último, los obreros aparecen ante el Hôtel de Ville para entregar al Gobierno provisional una colecta patriótica hecha por ellos en el Campo de Marte, se enteran con asombro de que el París burgués, en una lucha imaginaria montada con una prudencia extrema, ha vencido a su sombra. El espantoso atentado del 16 de abril suministró pretexto para dar al ejército orden de regresar a París —verdadera finalidad de aquella comedia burda— y para las manifestaciones federalistas reaccionarias de las provincias.

Las elecciones del 23 de abril de 1848 y la Asamblea Nacional Constituyente

El 5 de marzo de 1848, el gobierno provisional había instituido el sufragio universal masculino, en sustitución del sufragio en vigor desde 1815. De repente, el electorado aumentó de 250.000 a 9 millones de votantes, mayormente campesinos. Las elecciones del 23 de abril de 1848 se realizaron para designar a los 800 miembros de la Asamblea Nacional. La participación es masiva (84% de los votantes). Los diputados elegidos son reclutados casi exclusivamente en la burguesía (hay 410 abogados) y la nobleza. No hay campesinos, y los obreros y artesanos son sólo 15 de los 900 miembros electos. La nueva asamblea cuenta con unos 300 monárquicos disfrazados de républicains du lendemain, como los legitimistas (100) y orleanistas (unos 200) como Odilon Barrot, Charles de Rémusat y Alexis de Tocqueville. Hay alrededor de 500 r républicains de la veille, los radicales y los socialistas son sólo 100. La Asamblea Nacional Constituyente se reunió el 4 de mayo de 1848, dispuesta a deshacerse de "la hipoteca roja". Se elige un nuevo gobierno, la Comisión Ejecutiva (Commission exécutive). Esto permite eliminar a los socialistas Louis Blanc y Albert, que sirvieron en el Gobierno Provisional.

En la Asamblea Nacional Constituyente, reunida el 4 de mayo de 1848, llevaban la voz cantante los republicanos burgueses, los republicanos del Le National. Por el momento, los propios legitimistas y orleanistas sólo se atrevían a presentarse bajo la máscara del republicanismo burgués. La lucha contra el proletariado sólo podía emprenderse en nombre de la República.

La manifestación del 15 de mayo de 1848

El proletariado aceleró el desenlace cuando, el 15 de mayo de 1848, se introdujo por la fuerza en la Asamblea Nacional, esforzándose en vano por reconquistar su influencia revolucionaria, sin conseguir más que entregar sus jefes más enérgicos a los carceleros burgueses. Los manifestantes se dirigen al Palais-Bourbon, sede de la Asamblea Nacional Constituyente. La multitud fuerza la entrada a la sala de reuniones. En el barullo, se lee una petición en favor de Polonia. Luis Huber exclama: "La Asamblea Nacional se disuelve". La multitud se dirige al Hôtel de ville (la Municipalidad de París)

36

donde se nombra un gobierno insurreccional (Blanqui, Ledru-Rollin, Albert, Louis Blanc, Huber, Thoré, Cabet, Pierre Leroux, Raspail). Pero los elementos de la Guardia Nacional, junto con Lamartine y Ledru-Rollin, los miembros de la Comisión Ejecutiva elegida el 10 de mayo de 1848 para suceder al Gobierno Provisional de febrero, sitian el al Hôtel de ville y desalojan a los manifestantes. La Asamblea Nacional Constituyente y la Comisión Ejecutiva retoman el control de la situación. Los líderes republicanos fueron arrestados (Vincent Raspail, Armand Barbès, el obrero Albert, Benjamín Flotte). Blanqui escapó de ser arrestado hasta la 27 de mayo de 1848, Aloysius Huber, huyó a Inglaterra, Sobrier fue atrapado. ¡Esta situación tiene que terminar! Con este grito, la Asamblea Nacional expresaba su firme resolución de forzar al proletariado a la batalla decisiva. La Comisión Ejecutiva promulgó una serie de decretos de desafío, tales como la prohibición de aglomeraciones populares, etc. Pero el verdadero punto de ataque estaba, como hemos visto, en los Talleres Nacionales.

La Comisión Ejecutiva comenzó poniendo dificultades para el ingreso en los Talleres Nacionales, convirtiendo el salario por días en salario a destajo, desterrando a la Sologne a los obreros no nacidos en París, con el pretexto de ejecutar allí obras de explanación. Estas obras no eran más que una fórmula retórica para disimular su expulsión, como anunciaron a sus camaradas los obreros que retornaban desengañados. Finalmente, el 21 de junio de 1848 apareció en el Moniteur un decreto que ordenaba que todos los obreros solteros fuesen expulsados por la fuerza de los Talleres Nacionales o enrolados en el ejército. Los obreros no tenían opción: o morirse de hambre o iniciar la lucha. Contestaron el 22 de junio de 1848 con aquella formidable insurrección en que se libró la primera gran batalla entre las dos clases de la sociedad moderna. Los obreros, sin jefes, sin un plan común, carentes de armas en su mayor parte, tuvieron en jaque durante cinco días al ejército, a la Guardia Móvil, a la Guardia Nacional de París y a la que acudió en tropel de las provincias. Y la burguesía se vengó con una brutalidad inaudita del miedo mortal que había pasado, exterminando a más de 3.000 insurgentes.

23-26 de junio de 1848: Journées de Juin:

Las jornadas de junio obligaron a dimitir a la Comisión Ejecutiva. El general Cavaignac, elegido Presidente del Consejo de Ministros, forma un nuevo gobierno compuesto por republicanos burgueses: Sénard (Interior), Goudchaux (Finanzas), Lamorciére (Guerra), Maris (Justicia), Armand Marrast (Presidente de la Asamblea), Chagernier (Comandante de la Guardia Nacional). Este gobierno duró hasta la toma de posesión del nuevo presidente electo, Luis Napoleón Bonaparte, el 20 de diciembre de 1848. París estuvo de manera oficial en estado de sitio durante la mayor parte del tiempo. Louis Blanc se exilió en el Reino Unido.

Al quebrarse la fuerza revolucionaria de los obreros se quebró también la influencia política de los republicanos demócratas, es decir, de los republicanos pequeño-burgueses, representados en la Comisión Ejecutiva por Ledru-Rollin, en la Asamblea Nacional Constituyente por el partido de la Montaña y en la prensa por La Réforme. Conjuntamente con los republicanos burgueses habían conspirado contra el proletariado el 16 de abril de 1848, y conjuntamente con ellos habían luchado contra el proletariado en las jornadas de Junio. De este modo, destruyeron ellos mismos el fondo sobre el que su partido se destacaba como una potencia, pues la pequeña burguesía sólo puede afirmar una posición revolucionaria contra la burguesía mientras tiene detrás de sí al proletariado. Se les dio el pasaporte. La alianza aparente que, de mala gana y con segunda intención, se había pactado con ellos durante la época del Gobierno provisional y de la Comisión Ejecutiva fue rota abiertamente por los republicanos burgueses.

37

Desde 1830, la fracción republicano-burguesa se agrupaba, con sus escritores, sus tribunos, sus talentos, sus ambiciosos, sus diputados, generales, banqueros y abogados, en torno a un periódico de París, en torno a Le National. En provincias, este diario tenía sus periódicos filiales. La pandilla del Le National se adueñó inmediatamente de todos los puestos dirigentes del Estado, de los ministerios, de la prefectura de policía, de la dirección de correos, de los cargos de prefecto, de los altos puestos de mando del ejército que habían quedado vacantes. Al frente del poder ejecutivo estaba Cavaignac, su general; su redactor-jefe, Marrast, asumió con carácter permanente la presidencia de la Asamblea Nacional Constituyente.

El primer acto de la Asamblea Nacional Constituyente fue el nombramiento de una Comisión investigadora sobre los sucesos de junio y del 15 de mayo de 1848, y sobre la participación en estas jornadas de los jefes de los partidos socialista y demócrata. Esta investigación apuntaba directamente contra Luis Blanc, Ledru-Rollin y Caussidière. Los republicanos burgueses ardían en impaciencia por deshacerse de estos rivales. Y no podían encomendar la ejecución de su odio a sujeto más adecuado que el señor Odilon Barrot, antiguo jefe de la oposición dinástica.

El plan de crear un impuesto sobre el capital —en forma de un impuesto sobre las hipotecas—, plan concebido por el Gobierno provisional y recogido por Goudchaux, fue rechazado por la Asamblea Constituyente; la ley que limitaba la jornada de trabajo a diez horas, fue derogada; la prisión por deudas, restablecida; los analfabetos, que constituían la gran parte de la población francesa, fueron incapacitados para el Jurado. ¿Por qué no también para el sufragio? Volvió a implantarse la fianza para los periódicos y se restringió el derecho de asociación. El 30 de junio de 1848, el decreto de 2 de marzo de 1848 restringiendo la jornada laboral a 11 horas diarias en Francia y a 10 horas en Paris fue abolido, y la jornada de trabajo se incrementó en una hora, a 12 horas diarias como máximo.

Prensa feminista en Francia, 1848-1849

Además, la Asamblea restringe las actividades de los clubes y prohíbe la participación de las mujeres en los mismos. Eugenie Niboyet fundó el primer periódico feminista diario, La Voz de la Mujer (Voix des femmes), y publicó 45 números entre el 19 de marzo y 17 de junio de 1848. La Voz de la Mujer fue dirigida por un comité central compuesto por Eugenie Niboyet, Desirée Gay, Jeanne Deroin, Josephine Deland, Amelie Pray, y Jeanne Marie Monniot, que más tarde sustituyó a Desirée Gay. El 13 de junio de 1848, la convención constitucional niega el sufragio a las mujeres. El primer número de un nuevo periódico, llamado desafiantemente Politique des femmes, apareció del 18 al 24 junio de 1848. Publicado por la Sociedad para la Educación Mutual de la Mujer y dirigido por Gay y Deroin, el diario sigue apoyando el otorgamiento de los derechos políticos a las mujeres, pero se centró en la organización del trabajo. Después de las jornadas de junio, el gobierno reestableció una fianza para los editores para controlar los ataques políticos. En el segundo y último número de Politique des femmes, Gay dijo que ella sería incapaz de levantar la fianza, pero anunció una nueva revista, Opinion des femmes, fundada por la sociedad y dirigida por Deroin. Se publicó un solo número el 21 de agosto de 1848. A finales de 1848, los demócratas y los socialistas se aliaron a la espera de ganar las elecciones de mayo 1849 para la nueva asamblea legislativa. Animados por su apoyo a los derechos de la mujer, en enero de 1849 Deroin refundó Opinion des femmes, que apareció mensualmente hasta agosto de 1849 e incluyó artículos de Deroin, Hortense Wild, y Jean Mace. Deroin atacó a Proudhon por limitar las opciones de las mujeres a la prostitución o el matrimonio y apoyó la admisión de las mujeres en pie de igualdad a todas las profesiones y vocaciones de

38

acuerdo a sus capacidades. Apelando al vínculo común de la maternidad, alentó a las mujeres de clase media para ayudar a sus hermanas de la clase trabajadora para formar asociaciones. Pero la alianza democrático-socialista se negó a apoyar la candidatura de Jeanne Deroin por la Asamblea Legislativa en abril de 1849. Después del número de agosto 1849 de Opinion des femmes, Deroin fue incapaz de pagar la fianza y el periódico dejó de aparecer. Seis meses más tarde, el comité central, incluyendo Deroin y Pauline Roland, fue arrestado y declarado culpable de conspiración política.

Alienación de la pequeña burguesía de los republicanos burgueses y Cavaignac

Los pequeños burgueses se dieron cuenta, con espanto, de que, al aplastar a los obreros, se habían puesto mansamente en manos de sus acreedores. Su bancarrota, que pasaba desapercibida, aunque desde Febrero venía arrastrándose como una enfermedad crónica, después de Junio se declaró abiertamente. Se reunieron en masa en el vestíbulo de la Bolsa y exigieron, en términos amenazadores, que a todo comerciante que pudiese probar que sólo había dado en quiebra a causa de la paralización de los negocios originada por la revolución y que el 24 de febrero de 1848 su negocio marchaba bien, se le prorrogase el término de vencimiento por fallo del Tribunal comercial y se obligase al acreedor a retirar la demanda por un tanto por ciento prudencial. Al ser entregados los pequeños burgueses, como deudores, a merced de los burgueses, como acreedores, una gran parte de los primeros quedó arruinada y al resto sólo le fue dado continuar el negocio bajo condiciones que le convertían en un siervo incondicional del capital. El 22 de agosto de 1848, la Asamblea Nacional rechazó los concordats à l'amiable (convenios amistosos, es decir acuerdo extrajudicial: out-of-court arrangement).

El 19 de septiembre de 1848, en pleno estado de sitio, fueron elegidos representantes de París el príncipe Luis Bonaparte (Napoléon III) y el comunista Raspail, preso en Vincennes, a la vez que la burguesía elegía al usurero Fould, banquero y orleanista. Y así, de todas partes al mismo tiempo, surgía una declaración abierta de guerra contra la Asamblea Nacional Constituyente, contra el republicanismo burgués contra Cavaignac.

4 de noviembre de 1848. La Constitución de 1848 es aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente.

En el primer proyecto de Constitución, redactado antes de las jornadas de Junio, figuraba todavía el «droit au travail», el derecho al trabajo, esta primera fórmula, torpemente enunciada, en que se resumen las reivindicaciones revolucionarias del proletariado. Ahora se convertía en el droit à l'assistance, en el derecho a la asistencia pública. Con ocasión de los concordats à l'amiable, los republicanos burgueses sacrificaban efectivamente la pequeña burguesía a la grande. Y este hecho aislado lo elevaron a principio, prohibiendo constitucionalmente el impuesto progresivo. El Poder Legislativo se delega en una sola asamblea compuesta por 750 miembros elegidos por sufragio universal masculino. La Asamblea se renueva totalmente cada tres años. El poder ejecutivo reside en el Presidente de la República, elegido por cuatro años por sufragio universal directo, con una mayoría relativa con un mínimo de 2 millones de votos, y no es reelegible antes de transcurridos cuatro años después del final de su mandato. La Asamblea Nacional Constituyente legalizó el hecho de la dictadura de Cavaignac, sustituyendo la monarquía hereditaria, estacionaria e irresponsable, por una monarquía electiva, pasajera y responsable, por una magistratura presidencial reelegible cada cuatro años. Y elevó asimismo a precepto constitucional los poderes extraordinarios con que la Asamblea Nacional había investido previsoramente a su presidente.

39

Ya a principios de octubre Cavaignac viese obligado a nombrar ministros de la República a Dufaure y Vivien, antiguos ministros de Luis Felipe. Mientras rechazaba toda transacción con la pequeña burguesía y no sabía captar para la nueva forma de gobierno a ningún elemento nuevo de la sociedad, la Constitución tricolor se apresuró, en cambio, a devolver la intangibilidad tradicional a un cuerpo en el que el viejo Estado tenía sus defensores más rabiosos y fanáticos. Elevó a ley constitucional la inamovilidad de los jueces, puesta en tela de juicio por el Gobierno provisional.

Los republicanos burgueses, a las pocas semanas de su victoria, pasaban del nivel de un partido al nivel de una pandilla. Manejaban la Constitución como una gran intriga. Lo que en ella había de constituirse era, ante todo, la dominación de la pandilla. El presidente había de seguir siendo Cavaignac, y la Asamblea Legislativa la Constituyente prorrogada.

Pero este régimen no funcionó como lo predijeron sus arquitectos, porque Louis-Napoléon Bonaparte fue elegido Presidente de la República el 10 de diciembre de 1848, y porque la Asamblea elegida en las elecciones del 13 de mayo de 1849 es en gran parte monárquica. La República es derrocada por un golpe de estado de Luis Napoleón Bonaparte el 2 de diciembre 1851. La Constitución de 1848 fue derogada el 14 de enero 1852 con la promulgación de la Constitución de 1852, que sirvió de base para el Segundo Imperio, que fue proclamado oficialmente el 2 de diciembre 1852.

10 de diciembre de 1848: Elección del Presidente de la República

* Luis Napoleón Bonaparte obtuvo 5.587.759 votos o el 74% de los votos

* Louis Eugène Cavaignac obtuvo 1.474.687 votos o el 19% de los votos

* Alexandre Ledru-Rollin obtuvo 381 026 votos o el 5% de los votos

* François-Vincent Raspail (izquierda) recibió 37 121 votos o el 0,5% de los votos

* Alphonse de Lamartine se 21.032 votos o 0,3% de los votos

Marx: "El 10 de diciembre de 1848 fue el día de la insurrección de los campesinos". La república se había presentado ante esta clase con el recaudador de impuestos; ella se presentó ante la república con el emperador. ¡Basta de impuestos, abajo los ricos, abajo la república, viva el emperador! Detrás del emperador se escondía la guerra de los campesinos. La república que derribaban con sus votos era la república de los ricos.

Las demás clases contribuyeron a completar la victoria electoral de los campesinos. Para el proletariado, la elección de Napoleón era la destitución de Cavaignac, el derrocamiento de la Constituyente, la abdicación del republicanismo burgués, la cancelación de la victoria de Junio. Para la pequeña burguesía, Napoleón era la dominación del deudor sobre el acreedor. Para la mayoría de la gran burguesía, la elección de Napoleón era la ruptura abierta con la fracción de la que habían tenido que servirse un momento contra la revolución, pero que se hizo insoportable tan pronto como quiso consolidar sus posiciones del momento como posiciones constitucionales. Napoleón en el lugar de Cavaignac era, para ella, la monarquía en lugar de la república, el comienzo de la Restauración monárquica. Finalmente, el ejército, al votar a Napoleón, votaba contra la Guardia Móvil, contra el idilio de la paz, por la guerra.

La pequeña burguesía y el proletariado habían votado en bloc en pro de Napoleón para votar en contra de Cavaignac y de la Constituyente. Sin embargo, la parte más avanzada de ambas clases presentó candidatos propios: Ledru-Rollin, el candidato de la pequeña burguesía democrática y Raspail, el del proletariado revolucionario.

40

El partido demócrata —la pequeña burguesía democrática y su representante parlamentario, la Montaña— presentó como candidato a Ledru-Rollin. Ahora, Francia tenía una Montaña al lado de un Napoleón.

El 20 de diciembre de 1848, Cavaignac abandonó su cargo y la Asamblea Constituyente proclamó a Luis Napoleón presidente de la República. El 19 de diciembre de 1848, último día de su autocracia, la Asamblea rechazó la propuesta de amnistía para los insurrectos de Junio. Revocar el decreto del 27 de junio de 1848, por el que, esquivando la sentencia judicial, se había condenado a deportación a 15.000 insurrectos, ¿no hubiera equivalido a desautorizar la misma matanza de Junio?

Odilon Barrot, el caudillo de la vieja oposición dinástica bajo la monarquía de julio, el último ministro de Luis Felipe, fue el primer ministro de Luis Napoleón. A él, orleanista y volteriano, fue a juntarse, como ministro de Cultos, el legitimista y jesuita Falloux. Pocos días después, el ministerio del Interior fue entregado a Léon Faucher, el malthusiano. El Partido del National fue apeado inmediatamente de todos los altos puestos en que había anidado. La prefectura de policía, la dirección de correos, el cargo de fiscal general, la alcaldía de París: a todos estos sitios se llevó a viejas criaturas de la monarquía. Changarnier, el legitimista, obtuvo el alto mando unificado de la Guardia Nacional del departamento del Sena, de la Guardia Móvil y de las tropas de línea de la primera división militar; Bugeaud, el orleanista, fue nombrado general en jefe del ejército de los Alpes. Y este cambio de funcionarios continuó ininterrumpidamente bajo el gobierno de Barrot. El primer acto de su ministerio fue restaurar la vieja administración monárquica. Sólo la Asamblea Constituyente antediluviana seguía aún en su puesto. La Asamblea Nacional decidió la caída del ministerio, y el propio ministerio le brindó una ocasión de ataque.

El 27 de diciembre de 1848, el ministerio de Barrot propuso la conservación del impuesto sobre la sal, odiado por los campesinos, cuya abolición había decretado el Gobierno provisional. Al rechazar el impuesto sobre la sal, no hizo más que madurar en Bonaparte y en su ministerio la decisión de «acabar» con la Asamblea Constituyente. Y comenzó aquel largo duelo que llenó toda la última mitad de la vida de la Constituyente. El 29 de enero, el 21 de marzo y el 8 de mayo de 1849 fueron las grandes jornadas de esta crisis, otras tantas precursoras del 13 de junio de 1849.

29 de enero de 1849 (crisis de enero entre Napoleon III y la Constituyente)

La Constituyente había querido, con su voto de censura, empujar al ministerio Barrot a dimitir. Frente a esto, el ministerio Barrot propuso a la Constituyente darse a sí misma un voto de censura definitivo, suicidarse, decretar su propia disolución. El 6 de enero de 1849, Rateau, uno de los diputados más insignificantes, hizo, por orden del ministerio, esta proposición a la Constituyente; la misma que ya en agosto 1848 había acordado no disolverse hasta no promulgar una serie de leyes orgánicas, complementarias de la Constitución.

En el conflicto entre la Constituyente y el presidente, a aquélla no le quedaba más que un camino: el de la insurrección. Las fuerzas de combate de la insurrección eran la parte republicana de la Guardia Nacional, la Guardia Móvil y los centros del proletariado revolucionario, los clubs. Los guardias móviles, estos héroes de las jornadas de Junio, constituían en diciembre la fuerza de combate, organizada de la fracción burguesa republicana, el ministerio de Bonaparte ordenó la disolución de la Guardia Móvil. La mitad de sus efectivos fueron licenciados y lanzados al arroyo, y a la otra mitad se le cambió su organización democrática por otra monárquica y se le redujo la soldada a la corriente de las tropas de línea.

41

¿Y los clubs? El 26 de enero de 1849, el ministro Faucher presentó un proyecto de ley sobre el derecho de asociación, cuyo artículo primero decía así: «Quedan prohibidos los clubs». Y formuló la propuesta de que este proyecto de ley fuese puesto a discusión con carácter de urgencia. La Constituyente rechazó la urgencia, y el 27 de enero de 1849 Ledru-Rollin depositó una proposición, con 230 firmas, pidiendo que fuese procesado el Gobierno por haber infringido la Constitución.

El 29 de enero de 1849, bajo la amenaza del ejército realista del general Changarnier, que rodea la reunión, la Asamblea Nacional Constituyente decidió que las elecciones se llevarán a cabo 19 de marzo 1849 para formar la Asamblea Legislativa prevista en el Constitución (de hecho, las elecciones son luego aplazadas al 13 de mayo de 1849).

7 de marzo - 3 de abril de 1849: Proceso de Bourges:

En Bourges se celebró entre el 7 de marzo y el 3 de abril de 1849 el proceso contra los participantes en los acontecimientos del 15 de mayo de 1848. Armand Barbès y l'ouvrier Albert son condenados a la deportación, Auguste Blanqui a diez años de cárcel. Joseph-Marie Sobrier es condenado a 7 años y François-Vincent Raspail a 6 años.

21 de marzo de 1849

El 21 de marzo de 1849, en el orden del día de la Asamblea Nacional estaba el proyecto de ley del Ministro del Interior León Faucher contra el derecho de asociación: la supresión de los clubs. El artículo 8 de la Constitución garantiza a todos los franceses el derecho a asociarse. La prohibición de los clubs era, por tanto, una violación manifiesta de la Constitución, y la propia Constituyente tenía que canonizar la profanación de sus santos. Pero los clubs eran los centros de reunión, las sedes de conspiración del proletariado revolucionario. Hasta el levantamiento del estado de sitio el 19 de octubre de 1848, los clubs habían estado prohibidos de hecho por el estado de sitio. Una parte de los republicanos burgueses, Pagnerre, Duclerc, etc., votó a favor del Gobierno, dándole así la mayoría. La supresión de los clubes republicanos fue finalmente aceptada el 24 de marzo de 1849.

Para vengarse, la Asamblea Nacional vota el 28 de diciembre de 1848, en contra de la opinión del Gobierno, por la reducción del impuesto sobre la sal, la cual fue solicitada en las zonas de pastoreo, aumentando así el déficit del presupuesto y la deuda pública.

8 de mayo de 1849

Sólo quedaba un punto por resolver: las relaciones entre la república y la revolución europea, su política exterior.

La expedición romana. Cavaignac había expedido, ya a mediados de noviembre de 1848, una escuadra a Civitavocchia para proteger al papa, recogerlo a bordo y transportarlo a Francia. El papa Pío IX había de bendecir la república «honesta» y asegurar la elección de Cavaignac para la presidencia. Con el papa, Cavaignac quería pescar a los curas, con los curas, a los campesinos, y con los campesinos, la magistratura presidencial. La expedición de Cavaignac, que era, por su finalidad inmediata, una propaganda electoral, era al mismo tiempo una amenaza contra la revolución romana. Llevaba ya en germen la intervención de Francia en favor del papa. Para los republicanos, se trataba de defender la incipiente República romana creada después de la muerte del Papa Pío IX, amenazada por el retorno agresivo de los ejércitos austriacos en el norte de Italia y Europa Central. Para el partido del orden, es ayudar militarmente al Papa para recuperar su poder absoluto en los Estados Pontificios.

42

Esta intervención a favor del papa y contra la república romana, en alianza con Austria y Nápoles, fue acordada en la primera sesión celebrada por el Consejo de Ministros de Bonaparte, el 23 de diciembre de 1849. Bonaparte necesitaba al papa para conservar a los campesinos. Entretanto, Piamonte había sido derrotado. Carlos Alberto había abdicado, y el ejército austríaco llamaba a las puertas de Francia. Como la suerte de Italia se decide en los campos de batalla del Norte de Italia, con la Lombardía y el Piamonte había caído Roma.

El 14 de abril de 1849, 14.000 hombres, bajo el mando de Oudinot, se hicieron a la vela con rumbo a Civitavecchia; y el 16 de abril de 1849 la Asamblea Nacional concedía al ministerio un crédito de 1.200.000 francos para sostener durante tres meses una flota de intervención en el Mediterráneo. De este modo suministraba al ministerio todos los medios para intervenir contra Roma, haciendo como si se tratase de intervenir contra Austria. El 24 de abril de 1849 desembarcan en Roma las tropas francesas.

Finalmente, el 8 de mayo de 1849 se representó la última escena de la comedia. Estaban en el orden del día el ataque del ejército francés sobre Roma, su retirada ante la defensa de los romanos, su infamia política y su oprobio militar, el asesinato vil de la república romana por la república francesa: la primera campaña italiana del segundo Bonaparte. La Constituyente requirió al ministerio a que acelerase las medidas encaminadas a reducir la expedición italiana al objetivo que se le había asignado. La Montaña había vuelto a jugarse su gran triunfo. Ledru-Rollin había vuelto a depositar sobre la mesa presidencial la inevitable acta de acusación contra el ministerio, y esta vez también contra Bonaparte, por violación de la Constitución. Aquella misma noche, Bonaparte publicó una carta en el Moniteur en la que expresaba a Oudinot su más profundo agradecimiento.

El 11 de mayo de 1849, la Asamblea Nacional rechazó la demanda de juicio político contra el gobierno presentada por Ledru-Rollin. La expedición a Roma concluirá el 4 de julio de 1849 con la derrota militar de la república romana.

13-14 de mayo de 1849: Elecciones para la Asamblea Legislativa.

Dos grupos principales se enfrentaron: el partido del orden (una coalición de las dos fracciones monárquicas de Francia, es decir, de los legitimistas y los orleanistas) y el partido demócrata-socialista o partido rojo, y entre los dos estaban los Amigos de la Constitución, bajo cayo nombre querían hacerse pasar por un partido los republicanos burgueses del National. El partido del orden se había formado inmediatamente después de las jornadas de Junio. Sólo la elección de Luis Napoleón Bonaparte como Presidente de la República el 10 de diciembre de 1848 le permitió apartar de su seno a la pandilla del National, la pandilla de los republicanos burgueses, se descubrió el misterio de su existencia: la coalición de los orleanistas y legitimistas en un solo partido. La clase burguesa se dividía en dos grandes fracciones, que habían ostentado por turno el monopolio del poder: la gran propiedad territorial bajo la monarquía restaurada, y así mismo la aristocracia financiera y la burguesía industrial bajo la monarquía de Julio. Borbón era el nombre regio para designar la influencia preponderante de los intereses de una fracción; Orleáns, el nombre regio que designaba la influencia preponderante de los intereses de otra fracción; el reino anónimo de la república era el único en que ambas fracciones podían afirmar, con igualdad de participación en el poder, su interés común de clase, sin abandonar su mutua rivalidad. La república burguesa se reveló como la dominación de los orleanistas complementados por los legitimistas, como la síntesis de la restauración y de la monarquía de Julio. Los republicanos burgueses del National no representaban a ninguna gran fracción de su clase apoyada en bases económicas.

43

Frente a la clase burguesa contrarrevolucionaria coligada, los portavoces demócratas de la pequeña burguesía en el parlamento, es decir, a la Montaña, tenían que coligarse naturalmente con los portavoces socialistas del proletariado. El 27 de enero de 1849 habían festejado la Montaña y los socialistas su reconciliación; en el gran banquete de febrero de 1849, reafirmaron su decisión de unirse. El partido social y el demócrata, el partido de los obreros y el de los pequeños burgueses, se unieron para formar el partido socialdemócrata (los demo-socs). Ledru-Rollin, el jefe de la Montaña, el campeón parlamentario de la pequeña burguesía demócrata, salió elegido en cinco departamentos. Los campesinos se encontraban en situación muy análoga a la de los pequeños burgueses y tenían casi las mismas reivindicaciones sociales que formular. Por eso, todas las capas intermedias de la sociedad, en la medida en que se veían arrastradas al movimiento revolucionario, tenían que ver necesariamente en Ledru-Rollin a su héroe.

En las elecciones para la Asamblea Legislativa del 13-14 de mayo de 1849, el Partido de la Orden, con el 59% de los votos, recibe una mayoría absoluta y cuenta con 64% de los escaños (tenía sólo el 34% en la anterior asamblea elegida en abril). Los demócratas-socialistas reciben el 25% de los escaños (entre 200 y 210 diputados), frente al 11% en la sesión anterior. Con el 11% de los escaños (frente al 55% en la sesión anterior) y sólo un centenar de diputados, los republicanos burgueses, el partido del National, sufren un colapso, sobre todo porque gran parte de las personalidades de esta tendencia no son elegidos (incluso Marrast y Lamartine).

Con las elecciones para la Asamblea Nacional legislativa se completó la formación de la república constitucional, es decir, de la forma republicana de gobierno en que queda constituida la dominación de la clase burguesa, y por tanto la dominación conjunta de las dos grandes fracciones monárquicas que forman la burguesía francesa: los legitimistas y los orleanistas coligados, el partido del orden. Y, mientras de este modo la República Francesa era concedida en propiedad a la coalición de los partidos monárquicos, la coalición europea de las potencias contrarrevolucionarias emprendía al mismo tiempo una cruzada general contra los últimos refugios de las revoluciones de Marzo. Rusia se lanzó sobre Hungría, Prusia marchó contra el ejército que luchaba por la Constitución del Reich y Oudinot bombardeó a Roma. La crisis europea marchaba, evidentemente, hacia un viraje decisivo; las miradas de toda Europa se dirigían a París y las miradas de todo París a la Asamblea Legislativa.

13 de junio de 1849

El 28 de mayo de 1849 se reunió la Asamblea legislativa, y el 11 de junio de 1849 Ledru-Rollin, en nombre de la Montaña, sube a la tribuna y presenta una requisitoria violenta. El ataque contra Roma es un ataque contra la Constitución; el ataque contra la República Romana, un ataque contra la República Francesa. El artículo 5 de la Constitución dice así: «La República Francesa no empleará jamás sus fuerzas militares contra la libertad de ningún pueblo»; y el presidente emplea el ejército francés contra la libertad de Roma. El artículo 54 de la Constitución prohíbe al poder ejecutivo declarar ninguna guerra sin el consentimiento de la Asamblea Nacional Legislativa. El acuerdo de la Constituyente de 8 de mayo ordena expresamente a los ministros ajustar sin pérdida de tiempo la expedición romana a su primitiva finalidad, les prohíbe, por tanto, no menos expresamente, la guerra contra Roma; y Oudinot bombardea Roma. Así, Ledru-Rollin invocaba a la misma Constitución como testigo de cargo contra Bonaparte y sus ministros. Y él, el tribuno de la Constitución, lanzó a la cara de la mayoría monárquica de la Asamblea Nacional esta amenazadora declaración: «Los republicanos sabrán hacer respetar la Constitución por todos los medios, ¡incluso, si es preciso, por la fuerza de las armas!» «¡Por la fuerza de las armas!», repitió el eco centuplicado de la

44

Montaña. La mayoría contestó con un tumulto espantoso; el presidente de la Asamblea Legislativa llamó a Ledru-Rollin al orden. Ledru-Rollin repitió el desafío y acabó depositando en la mesa presidencial la moción de que se formulase un acta de acusación contra Bonaparte y sus ministros. La Asamblea Legislativa acordó, por 361 votos contra 203, pasar del bombardeo de Roma al simple orden del día.

En respuesta, la Montaña intentó, el 11 de junio de 1849, llevar a cabo una insurrección puramente parlamentaria. La mayoría de la Asamblea Legislativa, intimidada por la perspectiva de un alzamiento armado de las masas, debía destituir a Bonaparte y sus ministros. Si la Montaña salía adelante con su insurrección parlamentaria, vendría a parar directamente a sus manos el timón del Estado. La pequeña burguesía democrática y su representación, la Montaña, conseguirían, con una insurrección parlamentaria, su gran fin: romper el poder de la burguesía sin desatar al proletariado o sin dejarle aparecer más que en perspectiva; así se habría utilizado el proletariado sin que éste fuese peligroso.

Después del voto de la Asamblea Nacional del 11 de junio de 1849, se celebró una reunión entre algunos miembros de la Montaña y delegados de las sociedades secretas obreras. Estos insistían en lanzarse aquella misma noche. La Montaña rechazó resueltamente este plan. No quería a ningún precio que la dirección se le fuese de las manos; sus aliados le eran tan sospechosos como sus adversarios. Pero los obreros estaban encadenados a la alianza con la Montaña. Esta representaba la mayoría de los departamentos, exageraba su influencia dentro del ejército, disponía del sector democrático de la Guardia Nacional y tenía consigo el poder moral de los tenderos. Comenzar en este momento la insurrección contra su voluntad, significaba exponer al proletariado —diezmado además por el cólera y alejado de París en masas considerables por la desocupación— a una inútil repetición de las jornadas de Junio de 1848, sin una situación que obligase a lanzarse a la lucha desesperada. Los delegados proletarios hicieron lo único racional. Obligaron a la Montaña a comprometerse, es decir, a salirse del marco de la lucha parlamentaria, en caso de ser rechazada su acta de acusación.

El 12 de junio de 1849, el propio ministro Lacrosse presentó en la Asamblea Legislativa una proposición pidiendo que se pasase inmediatamente a discutir el acta de acusación. El Gobierno había adoptado durante la noche todas las medidas para la defensa y para el ataque. La mayoría de la Asamblea Legislativa estaba resuelta a empujar a la calle a la minoría rebelde. La minoría ya no podía retroceder; la suerte estaba echada: por 377 votos contra 8 fue rechazada el acta de acusación, y los diputados del Partido de la Montaña abandonaron la sala de sesiones de la Asamblea Legislativa para celebrar una reunión en las oficinas del periódico Démocratie pacifique, en la tarde del 12 de junio de 1849. Los participantes en esta reunión se negaron a recurrir a las armas y decidieron limitarse a una manifestación pacífica.

La Montaña dio a luz «una proclama al pueblo», que apareció el 13 de junio de 1849, declarando al presidente, a los ministros y a la mayoría de la Asamblea legislativa «fuera de la Constitución» (hors la Constitution) y llamando a la Guardia Nacional, al ejército y finalmente al pueblo también, a «levantarse». «¡Viva la Constitución!», era la consigna que daba, consigna que quería decir lisa y llanamente: «¡Abajo la revolución!»

A la proclama constitucional de la Montaña correspondió, el 13 de junio de 1849, una llamada manifestación pacífica de los pequeños burgueses, es decir, una procesión callejera desde Chateau d'Eau por los bulevares: 30.000 hombres, en su mayoría guardias nacionales, desarmados, mezclados con miembros de las sociedades secretas obreras, que desfilaban al grito de «¡Viva la Constitución!».

45

Al llegar a la desembocadura de la rue de la Paix, el cortejo fue recibido en los bulevares por los dragones y los cazadores de Changarnier, comandante de división de París y de la Guardia Nacional, de un modo nada parlamentario y se dispersó en todas direcciones. La mayoría de la Montaña, reunida en la rue du Hasard, se dispersó también al conocer aquella disolución violenta de la procesión pacífica. Ledru-Rollin, a la cabeza de un puñado de diputados, salvó el honor de la Montaña. Bajo la protección de la artillería de París, que se había concentrado en el Palacio Nacional, se trasladaron al Conservatoire des Arts et Métiers (Museo de Artes y Oficios), a donde había de llegar la quinta y la sexta legión de la Guardia Nacional. Pero los montañeses aguardaron en vano la llegada de la quinta y la sexta legión; estos prudentes guardias nacionales dejaron a sus representantes en la estacada; la misma artillería de París impidió al pueblo levantar barricadas. Parte de los representantes fueron hechos prisioneros y los demás lograron huir. Así terminó el 13 de junio de 1849, la insurrección de los pequeños burgueses demócratas – no la tragedia sangrienta entre el trabajo asalariado y el capital, sino la comedia entre el deudor y el acreedor.

Sólo en Lyon se produjo un conflicto duro y sangriento. Aquí donde la burguesía industrial y el proletariado industrial se encuentran frente a frente, donde el movimiento obrero no está encuadrado y determinado, como en París, por el movimiento general, el 13 de junio de 1849 perdió, en sus repercusiones, el carácter primitivo. En las demás provincias donde estalló, no produjo incendios.

El 13 de junio 1849 cerró la primera etapa en la vida de la república constitucional , cuya existencia normal había comenzado el 28 de mayo de 1849, con la reunión de la Asamblea legislativa. Todo este prólogo lo llenó la lucha estrepitosa entre el partido del orden y la Montaña, entre la burguesía y la pequeña burguesía, que se encabrita inútilmente contra la consolidación de la república burguesa, a favor de la cual ella misma había conspirado ininterrumpidamente en el gobierno provisional y en la Comisión Ejecutiva, a favor de la cual se había batido fanáticamente contra el proletariado en las jornadas de Junio. El 13 de junio de 1849 la burguesía del Partido del Orden rompió su resistencia y convirtió la dictadura legislativa de los monárquicos coligados en un hecho consumado. A partir de este momento, la Asamblea Nacional no es más que el Comité de Salvación Pública del partido del orden.

París había puesto al presidente, a los ministros y a la mayoría de la Asamblea Nacional en «estado de acusación»; ellos pusieron a París en «estado de sitio». La Montaña había declarado «fuera de la Constitución» a la mayoría de la Asamblea Legislativa; la mayoría entregó a la Montaña a la Haute Cour por violación de la Constitución y proscribió a todos los elementos de este partido que representaban en él una fuerza vital. La Montaña quedó mutilada: 34 diputados de la Montaña fueron juzgados por el Tribunal Superior, mientras que muchos de ellos escaparon al exterior, entre ellos Ledru-Rollin, Félix Pyat, Charles Delescluze y Victor Considérant. La minoría había ido hasta la tentativa de una insurrección parlamentaria; la mayoría elevó a ley su despotismo parlamentario. Decretó un nuevo reglamento parlamentario que destruía la libertad de la tribuna y autorizaba al presidente de la Asamblea Nacional a castigar a los diputados por infracción del orden, con la censura, con multas, con privación de dietas, expulsión temporal y cárcel. Al mismo tiempo que fueron despojados de su poder parlamentario, los pequeños burgueses demócratas fueron despojados de su poder armado con la disolución de la artillería de París y de las legiones 8, 9, y 12 de la Guardia Nacional. El licenciamiento de los guardias nacionales sospechosos de republicanismo se repitió por todo el territorio francés.

46

El Parti de l'Ordre había vencido. Sus jefes eran Adolphe Thiers, François Guizot, Odilon Barrot, los condes de Montalembert y Falloux, y Alexis de Tocqueville. Una nueva ley de prensa, una nueva ley de asociación, una nueva ley sobre el estado de sitio, las cárceles de París abarrotadas, los emigrados políticos expulsados, todos los periódicos que iban más allá que el National suspendidos, Lyon y los cinco departamentos circundantes entregados a merced de las brutales vejaciones del despotismo militar, los Tribunales presentes en todas partes, el tantas voces depurado ejército de funcionarios deparado una vez más: éstos eran los inevitables y siempre repetidos lugares comunes de la reacción victoriosa. Después de las matanzas y las deportaciones de Junio son dignos de mención simplemente porque esta vez no se dirigían sólo contra París, sino también contra los departamentos; no iban sólo contra el proletariado, sino, sobre todo, contra las clases medias.

Las elecciones parciales del 8 de julio de 1849 en París —celebradas bajo la influencia del estado de sitio y la abstención electoral de una gran parte del proletariado—, la toma de Roma por el ejército francés, la entrada en Roma de las eminencias purpuradas (la comisión del papa Pío IX, compuesta de tres cardenales) y de la Inquisición y el terrorismo monacal tras ellas, añadieron nuevas victorias a la victoria de junio y exaltaron la embriaguez del partido del orden.

Finalmente, a mediados de agosto 1849, con la intención de asistir a los consejos departamentales que acababan de reunirse, los monárquicos decretaron suspender por dos meses las sesiones de la Asamblea Nacional. Una comisión de 25 diputados, la crema de los legitimistas y orleanistas —Molé, Changarnier, etc.— fueron dejados, con ironía, como representantes de la Asamblea Nacional y guardianes de la república.

Con la suspensión de sesiones de la Asamblea Nacional termina el segundo período de vida de la república constitucional. (13 de junio 1849 - mediados de agosto 1849)

En los meses siguientes vuelve a levantarse el estado de sitio en París y a funcionar la prensa. Las sociedades secretas crecían en extensión y actividad a medida que los clubs públicos se hacían imposibles.

Mientras tanto, la masa de los representantes del pueblo, amigos del orden, intrigaba en los consejos departamentales, que acababan de reunirse. Se trataba de hacer que éstos expresaran lo que la mayoría de la Asamblea Nacional no se atrevía a pronunciar aún: la propuesta de urgencia para la revisión inmediata de la Constitución. Con arreglo a su texto, la Constitución sólo podía revisarse a partir de 1852 y por una Asamblea Nacional convocada especialmente al efecto. Pero si la mayoría de los consejos departamentales se pronunciaban en este sentido, ¿no debía la Asamblea Nacional sacrificar a la voz de Francia la virginidad de la Constitución?

A comienzos de octubre 1849 volvió a reunirse la Asamblea Nacional legislativa; pero para entonces su fisonomía había cambiado completamente. La repulsa inesperada de la revisión por parte de los consejos departamentales la hizo volver a los límites de la Constitución y le recordó los límites de su plazo de vida. Los orleanistas se volvieron recelosos por las peregrinaciones de los legitimistas a Ems; los legitimistas encontraban sospechosas las negociaciones de los orleanistas con Londres, donde se encontraba Luis Felipe. Orleanistas y legitimistas abrigaban conjuntamente rencor por los manejos de los bonapartistas, que se traslucían en los viajes principescos del presidente, en los intentos más o menos claros de emancipación del presidente, en el lenguaje pretencioso de los periódicos bonapartistas; Luis Bonaparte abrigaba rencor contra una Asamblea Legislativa que no encontraba justas más que las conspiraciones legitimistas-orleanistas y contra un ministerio que le traicionaba continuamente a favor de esta Asamblea.

47

Finalmente, el propio ministerio Barrot-Falloux estaba dividido en el problema de la política romana y del impuesto sobre la renta proyectado por el ministro Passy, que los conservadores tildaban de socialista.

La ruptura entre Bonaparte y la Asamblea Legislativa fue acelerada por la discusión sobre el retorno de los Orleáns y los Borbones. Napoleón Bonaparte fue lo bastante irreverente para presentar el retorno de las familias reales expulsadas y la amnistía de los insucrectos de Junio, como dos partes de una misma proposición. La Asamblea legislativa rechazó enérgicamente la vuelta de las familias reales.

El 1 de noviembre de 1849, Luis Bonaparte contestó a la Asamblea Legislativa con un mensaje anunciando la destitución del ministerio Barrot y la formación de un nuevo ministerio. El ministerio Barrot-Falloux había sido el ministerio de la coalición monárquica; el ministerio d'Hautpoul era el ministerio de Bonaparte, el órgano del presidente frente a la Asamblea Legislativa, el ministerio de los recaderos. Su ministro de Hacienda era Fould. Hacer de Fould ministro de Hacienda significaba entregar oficialmente la riqueza nacional de Francia a la Bolsa, la entrega del patrimonio del Estado a la alta finanza. Con Fould, la iniciativa gubernamental volvió a caer en manos de la aristocracia financiera.

Del 1 de noviembre de 1849 data el tercer período de vida de la república constitucional, el período que termina con la elecciones parlamentarias complementarias del 10 de marzo de 1850.

El 14 de noviembre de 1849, Fould subió a la tribuna de la Asamblea Nacional y explicó su sistema financiero: ¡la apología del viejo sistema fiscal! ¡Mantenimiento del impuesto sobre el vino! ¡Revocación del impuesto sobre la renta de Passy! El 20 de diciembre de 1849, en el aniversario de la elevación de Bonaparte a la Presidencia, la Asamblea Legislativa decretó la restauración del impuesto sobre el vino, odiado por el campesinado (Francia contaba con una población vitivinícola de unos doce millones).

La gradual revolucionarización de los campesinos en 1849-1850

La población campesina constituía entonces más de los dos tercios de la población total de Francia. La gradual revolucionarización de los campesinos se manifestó en diversos síntomas. Se reveló ya en las elecciones a la Asamblea Legislativa; se reveló en el estado de sitio de los cinco departamentos que circundan a Lyon; se reveló algunos meses después del 13 de junio de 1849 en la elección de un miembro de la Montaña en lugar del ex presidente de la Chambre introuvable de 1815, por el departamento de la Gironda; se reveló el 20 de diciembre de 1849 en la elección de un rojo para ocupar el puesto de un diputado legitimista muerto, en el departamento du Gard, esta tierra de promisión de los legitimistas, escenario de los actos de ignominia más espantosos contra los republicanos en 1794 y 1795, sede central de la terreur blanche de 1815, donde los liberales y los protestantes eran públicamente asesinados. Esta revolucionarización de la clase más estacionaria se manifiesta del modo más palpable después del restablecimiento del impuesto sobre el vino. Durante los meses de enero y febrero de 1850, las medidas del Gobierno y las leyes que se dictan se dirigen casi exclusivamente contra los departamentos y los campesinos. Es la prueba más palmaria de su progreso.

La circular de d'Hautpoul por la que se convierte al gendarme en inquisidor del prefecto, del subprefecto y, sobre todo, del alcalde y por la que se organiza el espionaje hasta en los rincones de la aldea más remota; la ley contra los maestros de escuela, ley por la que éstos, que son las capacidades intelectuales, los portavoces, los educadores y los intérpretes de la clase campesina, son sometidos al capricho de los prefectos; ley por

48

la que los maestros —proletarios de la clase culta— son expulsados de municipio en municipio como caza acosada; el proyecto de ley contra los alcaldes, por el que se suspende sobre sus cabezas la espada de Damocles de la destitución y se les enfrenta en todo momento —a ellos, presidentes de los municipios campesinos—, con el presidente de la república y con el partido del orden; la ordenanza de 1850 por la cual el gobierno dividió el territorio de Francia en cinco grandes regiones militares, como resultado de lo cual París y los departamentos adyacentes quedaron rodeados de otras cuatro regiones, a la cabeza de las cuales se colocó a los reaccionarios más declarados; la ley de enseñanza, la ley Falloux del 15 de marzo de 1850, que decretó la libertad de enseñanza primaria y secundaria en beneficio de la Iglesia Católica, que obtiene el derecho a controlar la organización y el contenido de la educación pública, y con la que el partido del orden proclamó que la ignorancia y el embrutecimiento de Francia por la fuerza son condición necesaria para que pueda vivir bajo el régimen del sufragio universal: todas estas leyes y medidas eran otros tantos intentos desesperados de reconquistar para el partido del orden a los departamentos y a los campesinos de los departamentos.

Las grandes medidas, como el mantenimiento del impuesto sobre el vino, el impuesto de los 45 céntimos, la repulsa burlona dada a la petición campesina de devolución de los mil millones, etcétera: todos estos rayos legislativos inoculaban la revolución en todas las aldeas, la llevaban a los pueblos y la hacían campesina.

Mientras que, unos tras otros, los campesinos, los pequeños burgueses, las capas medias en general, se iban colocando junto al proletariado, el proletariado va agrupándose más en torno al socialismo revolucionario, en torno al comunismo, que la misma burguesía ha bautizado con el nombre de Blanqui. Este socialismo es la declaración de la revolución permanente, de la dictadura de clase del proletariado como punto necesario de transición para la supresión de las diferencias de clase en general, para la supresión de todas las relaciones de producción en que éstas descansan, para la supresión de todas las relaciones sociales que corresponden a esas relaciones de producción, para la subversión de todas las ideas que brotan de estas relaciones sociales.

Las elecciones parlamentarias complementarias del 10 de marzo de 1850

Las elecciones parlamentarias complementarias del 10 de marzo de 1850 se celebraron para cubrir los puestos de los 31 diputados enviados a prisión o al destierro después de la revuelta de la Montaña del 31 de junio de 1849. En las elecciones del 10 de marzo de 1850, a pesar de todos los esfuerzos hechos en contra, vencieron los candidatos socialistas en París. Con el 10 de marzo de 1850, la república constitucional entra en una nueva fase, en la fase de su disolución . A la elección de De Flotte, el insurrecto de Junio, contesta Bonaparte, por mandato del partido del orden, con el nombramiento de Baroche para ministro del Interior; de Baroche, el acusador de Blanqui y Barbès, de Ledru-Rollin y Guinard. A la elección de Carnot contesta la Asamblea Legislativa con la aprobación de la ley de enseñanza; a la elección de Vidal con la suspensión de la prensa socialista.

La victoria que el pueblo, coligado con los pequeños burgueses, había alcanzado en las elecciones del 10 de marzo de 1850, fue anulada por él mismo, al provocar las nuevas elecciones del 28 de abril de 1850. La victoria del 10 de marzo de 1850 perdió con esto su significación decisiva; el plazo de la decisión volvía a prorrogarse, y la tensión del pueblo se amortiguaba: estaba acostumbrándose a triunfos legales en vez de acostumbrarse a triunfos revolucionarios. La nueva victoria electoral del 28 de abril de 1850 ensoberbeció a la Montaña y a la pequeña burguesía. Aquélla se regocijaba ya con la idea de poder llegar a la meta de sus deseos por la vía puramente legal y sin volver a

49

empujar al proletariado al primer plano mediante una nueva revolución; la Montaña tenía la plena seguridad de que, en las nuevas elecciones de 1852, elevaría al señor Ledru-Rollin al sillón presidencial por medio del sufragio universal y traería a la Asamblea una mayoría de hombres de la Montaña. El partido del orden, completamente seguro por la renovación de las elecciones, por la candidatura de Sue y por el estado de espíritu de la Montaña y de la pequeña burguesía, de que éstas estaban resueltas a permanecer quietas, pasase lo que pasase, contestó a ambos triunfos en las elecciones con la ley electoral que abolía el sufragio universal. La abolición del sufragio universal fue la última palabra del partido del orden, de la dictadura burguesa.

El 31 de mayo de 1850, la Asamblea Legislativa aprobó una ley electoral muy restrictiva. Ahora los votantes debían tener tres años de residencia continua. Todos los trabajadores móviles en la industria y la artesanía, entonces muy numerosos, se fueron desprovistos del derecho al sufragio universal masculino. El número de votantes se redujo de 9,6 a 6,8 millones. El distrito duodécimo de París, muy trabajador pierde el 80% de sus electores, el Saint-Sauveur-de-Lille pierde un 85%, el departamento de Rhône pierde un 40%. Un ejército de 150.000 hombres en París, las largas que le habían ido dando a la decisión, el apaciguamiento de la prensa, la pusilanimidad de la Montaña y de los diputados recién elegidos, la calma de los pequeños burgueses y, sobre todo, la prosperidad comercial e industrial, impidieron toda tentativa de revolución por parte del proletariado. Una serie de leyes entre marzo y julio de 1850 disuelven las sociedades de socorros mutuos para impedir cualquier resistencia de los trabajadores. La constitución de 1848 exigía, para que la elección del presidente fuera válida, un mínimo de dos millones de votos; de lo contrario la Asamblea Legislativa podía elegir al Presidente entre los tres candidatos que obtuvieran más votos. La reducción del censo electoral en tres millones de electores elevó el mínimo legal de una quinta parte a un tercio del electorado, lo cual representó un golpe para los planes de reelección de Luis Bonaparte.

El partido del orden consideraba la ley electoral, al mismo tiempo, como una victoria sobre Bonaparte. A su vez, Bonaparte veía en la ley electoral una concesión hecha a la Asamblea, con la que había comprado la armonía entre el poder legislativo y el poder ejecutivo. Como premio, el vulgar aventurero exigía que se le aumentase en tres millones su lista civil. En vez del aumento anual de principio de la lista civil en tres millones, la Asamblea Legislativa le concedió una ayuda de 2.160.000 francos.

La ley electoral requería otro complemento: una nueva ley de prensa, promulgada el 16 de julio de 1850. Un proyecto del Gobierno, agravado en muchos respectos por enmiendas del partido del orden, elevó las fianzas, estableció un impuesto del timbre extraordinario para las novelas por entregas (respuesta a la elección de Eugenio Sue), sometió a tributación todas las publicaciones semanales o mensuales hasta cierto número de pliegos y dispuso, finalmente, que todos los artículos periodísticos debían aparecer con la firma de su autor. Las disposiciones sobre la fianza mataron a la llamada prensa revolucionaria. Con la ley electoral y la ley de prensa, el partido revolucionario y democrático, la Montaña, desaparece de la escena oficial.

La Asamblea Legislativa suspendió, por tanto, sus sesiones desde el 11 de agosto hasta el 11 de noviembre de 1850. Como Bonaparte no ocultaba, ni mucho menos, que lo único que perseguía era deshacerse de la molesta fiscalización de la Asamblea Nacional, la Asamblea Legislativa alejó de la comisión permanente de 28 miembros, que habían de seguir en sus puestos durante las vacaciones, a todos los bonapartistas. El Partido del Orden quería fusionar a los legitimistas y los orleanistas para establecer una monarquía constitucional. Bonaparte, a su vez, quería obtener de la Asamblea Legislativa una revisión de la Constitución que le permitiera ser reelecto en 1852.

50

Durante la suspensión de sesiones de la Asamblea Legislativa, se reunieron las representaciones departamentales. Su mayoría se pronunció en favor de una revisión de la Constitución, más o menos condicionada, es decir, se pronunció en favor de una restauración monárquica, no deteniéndose a puntualizar, a favor de una «solución». La fracción bonapartista interpretó inmediatamente este deseo de revisión en el sentido de la prórroga de los poderes presidenciales de Bonaparte, pero la Asamblea Legislativa se niega a derogar el artículo 45 de la Constitución de 1848, que prohibía la reelección del Presidente. Las elecciones debían celebrarse el 10 de diciembre de 1851.

Los bonapartistas tenían tan poca confianza la personalidad de su jefe, que mandaban con él a todas partes, como claque, a gentes de la Sociedad del 10 de Diciembre —la organización del lumpenproletariado parisino—, empaquetándolas a montones en los trenes. Convencido de haber entusiasmado así al pueblo, Bonaparte se puso en movimiento para ganar al ejército. Hizo celebrar cerca de Versailles grandes revistas, en las que quería comprar a los soldados con salchichón de ajo, champán y cigarros. El pseudo Napoleón creía que las tropas le mostraban su agradecimiento al gritar: «vive Napoleón, vive le saucisson!», es decir, «¡Viva Napoleón, viva el salchichón!».

12 de enero de 1851: Destitución de Changanier por Luis Bonaparte

En el general Changarnier, el jefe del ejército y de la Guardia Nacional, había descubierto el Partido del Orden a su hombre neutral, respecto al cual no podía hablarse de pretensiones dinásticas personales. Le tenía destinado para sucesor de Bonaparte. Además, con su actuación del 29 de enero y del 13 de junio de 1849, Changarnier se había convertido en el gran mariscal del partido del orden, que había cortado el nudo gordiano de la revolución. El mismo Changarnier coqueteaba en el asunto del suplemento a la lista civil, con la protección que dispensaba a Bonaparte, y adoptaba con él y con los ministros un aire de superioridad. Cuando, con motivo de la ley electoral, se esperaba una insurrección, prohibió a sus oficiales recibir ninguna clase de órdenes del ministro de la Guerra o del presidente. Por fin, la última revista de Satory hizo estallar el viejo rencor. La indignación constitucional de Changarnier no conoció ya límites cuando vio desfilar los regimientos de caballería al grito anticonstitucional de «Vive l'Empereur!». Pero bastó un plumazo de Bonaparte para convertir a Changarnier en un general retirado.

El 12 de enero de 1851 Bonaparte nombra a un nuevo ministerio en el que continúan los jefes del antiguo, Fould y Baroche. Saint-Jean d'Angely es nombrado ministro de la Guerra. Bonaparte traslada de París a Nantes al brazo derecho de Changarnier, al general Neumayer, quien había hecho que en la última revista toda la infantería desfilase con un silencio glacial ante el sucesor de Napoleón. Changarnier, a quien se había asestado el golpe en la persona de Neumayer, protestó en vano. Después de dos días de debate, el decreto de traslado de Neumayer apareció en el Moniteur, y al héroe del orden no le quedó más salida que dimitir. El general Baraguey d'Hilliers sucedió a Changarnier al mando del ejército de París, y fue él mismo poco después reemplazado por el general Magnan, mientras que Perrot se hizo cargo de la Guardia Nacional.

La Asamblea Legislativa responde con un voto de desconfianza del 18 de enero de 1850, que se decidió por 415 votos contra 286, pero este fue un golpe contra los ministros y no contra el presidente. El 20 de enero de 1850, el Moniteur anunció que había sido aceptada la dimisión de todo el ministerio. Bajo el pretexto de que ningún partido parlamentario tenía ya la mayoría, Bonaparte nombró un llamado ministerio-puente, en el que no figuraba ningún diputado y en el que todos eran individuos completamente desconocidos e insignificantes, un ministerio de simples recaderos.

51

El 11 de abril de 1851 Bonaparte pudo atreverse a restaurar el ministerio del 18 de enero, con Rouher, Fould, Baroche, etc., reforzados por Léon Faucher, a quien la Asamblea Legislativa, durante sus últimos días, por unanimidad, con la sola excepción de los votos de cinco ministros, había estigmatizado con un voto de desconfianza.

El 19 de julio de 1851, la Asamblea Legislativa rechaza el proyecto de revisión de la Constitución para la reelección del presidente. Sólo queda a Luis Bonaparte la alternativa del golpe de Estado. Desde el 20 de agosto de 1851, los conspiradores preparan la operación, que, como resultado de la renuencia de algunos conspiradores, finalmente fue pospuesta al 2 de diciembre de 1851. La Asamblea Legislativa acordó, precisamente en este momento crítico, retirarse de la escena y aplazar sus sesiones por tres meses, del 10 de agosto al 4 de noviembre de 1851.

El partido parlamentario no sólo se había desdoblado en sus dos grandes fracciones y cada una de éstas no sólo se había subdividido, sino que el Partido del Orden dentro del parlamento se había divorciado del partido del orden fuera del parlamento. Los portavoces y escribas de la burguesía, su tribuna y su prensa, en una palabra, los ideólogos de la burguesía y la burguesía misma, los representantes y los representados aparecían divorciados y ya no se entendían más. La masa extraparlamentaria de la burguesía se rebela contra la lucha puramente parlamentaria y literaria en pro de la dominación de su propia clase y traiciona a los caudillos de esta lucha.

El 10 de octubre de 1851, Bonaparte anunció a sus ministros su resolución de restaurar el sufragio universal; el 16 de octubre de 1851 le presentaron la dimisión y el 26 de octubre de 1851 conoció París la formación del ministerio Thorigny, formado para preparar el golpe de Estado. El prefecto de policía Carlier fue sustituido al mismo tiempo por Maupas y el jefe de la primera división militar (Paris), Magnan, concentró en la capital los regimientos más seguros. El 4 de noviembre de 1851 reanudó sus sesiones la Asamblea Legislativa.

El mismo día en que reanudó sus sesiones, la Asamblea Nacional recibió el mensaje en que Bonaparte exigía la restauración del sufragio universal y la derogación de la ley de 31 de mayo de 1850. Sus ministros presentaron el mismo día un decreto en este sentido. La Asamblea rechazó inmediatamente la proposición de urgencia de los ministros, y el 13 de noviembre de 1851 la propuesta de ley, por 355 votos contra 348.

Si el Poder Ejecutivo, con su propuesta de restauración del sufragio universal, apelaba de la Asamblea Nacional al pueblo, el Poder Legislativo, con su proyecto de ley sobre los cuestores, apelaba del pueblo al ejército. Esta ley de los cuestores había de fijar el derecho de la Asamblea Nacional a requerir directamente el auxilio de las tropas, a crear un ejército parlamentario, erigiendo así al ejército en árbitro entre ella y Bonaparte. Al rechazar la ley de los cuestores, confesaba abiertamente su impotencia. Esta ley fue desechada con una minoría de 108 votos; la Montaña decidió la votación, de una parte, por el miedo a Changarnier; de otro lado, por el miedo a Bonaparte.

2 de diciembre de 1851. Golpe de Estado de Luis Bonaparte.

Bonaparte roba al Banco de Francia 25 millones de francos, compra al general Magnan por un millón y a los soldados por 15 francos a cada uno y por aguardiente, hace que asalten las casas de los jefes parlamentarios más peligrosos, sacándolos de sus camas y llevándose a Cavaignac, Lamoriciere, Le Flô, Changarnier, Charras, Thiers, Baze y otros, manda ocupar las plazas principales de París y el edificio del Parlamento con tropas y pegar, al amanecer, en todos los muros, carteles proclamando la disolución de la Asamblea Nacional y del Consejo de Estado, la restauración del sufragio universal

52

y la declaración del departamento del Sena en estado de sitio. La resistencia republicana en el centro y en el suroeste, en Languedoc y el Var, no consigue salvar a la República.

21-22 de diciembre de 1851. Plébiscite de décembre 1851

La consulta se lleva a cabo "en medio del terror", en la parte del territorio rige todavía el estado de sitio. Sólo los periódicos que apoyan el plebiscito son autorizados. Las listas electorales son purgadas entre el golpe y el voto. El electorado se pronuncia a favor de la revisión de la Constitución: 7.481.231 por "sí" contra 647.292 por "no".

14 de enero de 1852. Nueva Constitución

En gran parte inspirada en la Constitución del año VIII (1799), la Constitución del Consulado. Restauración del sufragio universal. El poder ejecutivo se concentra por diez años en manos del presidente electo, quien detenta la iniciativa legislativa.

7 de noviembre de 1852. Un senadoconsulto (acto aprobada por el Senado que tiene el valor de una ley) revisa la Constitución y restaura el Imperio.

21-22 de noviembre de 1852: Un referéndum aprueba la restauración del Imperio.

2 de diciembre de 1852. Proclamación del Segundo Imperio: Luis Napoleón Bonaparte se convirtió en Napoleón III hasta el 4 de septiembre de 1870 (derrota de Sedán en la guerra franco-prusiana).

25 décembre 1852. Constitution Impériale promulguée sans modifications importantes du texte du 14 janvier. Le gouvernement est confié pour 10 ans à Louis-Napoléon Bonaparte qui concentre l'essentiel des pouvoirs exécutifs et législatif. L'Empereur exerce les fonctions classiques du Chef d'État (chef des armées, grâce, amnistie, conclusion des traités). Il exerce également le rôle de Chef de gouvernement puisqu'il nomme et révoque ses ministres et peut dissoudre le Corps législatif. Il est aidé par le Conseil d'État qu'il contrôle et préside et qui est chargé de rédiger et soutenir les projets de lois. Il exerce également la puissance législative par son initiative exclusive des lois, son pouvoir de promulguer ou d'opposer son veto sur les lois et les sénatus-consulte. Les deux Assemblées sont contrôlées étroitement et ont des pouvoirs très réduits. Le Corps législatif est composé 260 députés élus pour 6 ans au suffrage universel direct mais le découpage des circonscriptions et le système des candidats officiels favorisent les partisans de l'Empire. Il ne peut proposer ni amender les lois, et ne contrôle pas l'action des ministres. Il ne dispose d'aucune autonomie puisque son président est désigné par le gouvernement qui fixe également son règlement. Le Sénat est composé de 80 à 150 membres nommés à vie par l'Empereur. Il peut prendre des sénatus-consultes pour adapter les institutions et vérifie la constitutionnalité des lois.

53

Periodización de K. Marx (1852): El 18 brumario de Luis Bonaparte, Cap. VI

I. Primer período. Del 24 de febrero al 4 de mayo de 1848. Período de febrero. Prólogo. Farsa de confraternización general.

II. Segundo período. Período de constitución de la república y de la Asamblea Nacional Constituyente.

1. Del 4 de mayo al 25 de junio de 1848. Lucha de todas las clases contra el proletariado. Derrota del proletariado en las jornadas de junio.

2. Del 25 de junio al 10 de diciembre de 1848. Dictadura de los republicanos burgueses puros. Se redacta el proyecto de Constitución. Declaración del estado de sitio en París. El 10 de diciembre se elimina la dictadura burguesa con la elección de Bonaparte para presidente.

3. Del 20 de diciembre de 1848 al 28 de mayo de 1849. Lucha de la Constituyente contra Bonaparte y el partido del orden coligado con él. Caída de la Constituyente. Derrota de la burguesía republicana.

III. Tercer período. Período de la república constitucional y de la Asamblea Nacional Legislativa.

1. Del 28 de mayo al 13 de junio de 1849. Lucha de los pequeños burgueses contra la burguesía y contra Bonaparte. Derrota de la democracia pequeñoburguesa.

2. Del 13 de junio de 1849 al 31 de mayo de 1850. Dictadura parlamentaria del partido del orden. Corona su dominación con la abolición del sufragio universal, pero pierde el ministerio parlamentario.

3. Del 31 de mayo de 1850 al 2 de diciembre de 1851. Lucha entre la burguesía parlamentaria y Bonaparte.

a) Del 31 de mayo de 1850 al 12 de enero de 1851. El parlamento pierde el alto mando sobre el ejército.

b) Del 12 de enero al 11 de abril de 1851. El parlamento sucumbe en sus tentativas por volver a adueñarse del poder administrativo. El partido del orden pierde su mayoría parlamentaria propia. Coalición del partido del orden con los republicanos y la Montaña.

c) Del 11 de abril al 9 de octubre de 1851. Intentos de revisión, de fusión, de prórroga de poderes. El partido del orden se descompone en los elementos que lo integran. Definitiva ruptura del parlamento burgués y de la prensa burguesa con la masa de la burguesía.

d) Del 9 de octubre al 2 de diciembre de 1851. Ruptura franca entre el parlamento y el poder ejecutivo. El parlamento consume su defunción y sucumbe, abandonado por su propia clase, por el ejército y por las demás clases. Hundimiento del régimen parlamentario y de la dominación burguesa. Triunfo de Bonaparte. Parodia de restauración imperial.

54