2do número "El Mercado"
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P. 4
RolterRolter P. 14
Austerlitz en busca de en busca de
las las
Andrés N. CastroAndrés N. Castro
Culpa y Olvido; Culpa y Olvido;
algunos de los algunos de los
actos violentos de la Creación. actos violentos de la Creación.
SONIA PEÑASONIA PEÑA P. 3 advierte sobre el uso de los advierte sobre el uso de los
MUERTOS INCÓMODOSMUERTOS INCÓMODOS
P. 2 una escena “fatídica” en honor a
Johnny Weissmuller.
ARTURO DÁVILAARTURO DÁVILA
P. 8
Interpone formal Interpone formal
denuncia de denuncia de hurtohurto
URIEL SÁNCHEZURIEL SÁNCHEZ Dejo al caminarDejo al caminar
P. 6
¡¡Se confiesa¡¡Se confiesa
David David
RobinsonRobinson!!!!
testimonio testimonio
“De la lidia “De la lidia
areniscaarenisca””
Jorge Jorge
Chen Chen
ShamSham
ADRIANO CORRALESADRIANO CORRALES
MaríaMaría
Le dice Adiós a Le dice Adiós a
JUAN BAUTISTA PÁIZ ... conversa con las ... conversa con las
piedraspiedras
OMAR ELVIROMAR ELVIR P. 10 “Tal vez esta foto sea un fraude”
RAÚL ZURITA “EL arco del cielo de Chile
cae sobre las tumbas
ensangrentadas…” P. 13
RAFAEL ZELEDÓN
P. 15P. 15
“perfecto para una revista anoréxica”
PEREZALONSOPEREZALONSO
Editorial: Nicanor Parra, en tiempos aciagos… Editorial: Nicanor Parra, en tiempos aciagos… Editorial: Nicanor Parra, en tiempos aciagos… León Salvatierra León Salvatierra León Salvatierra P. 1
P. 12
P. 9
P. 11P. 11
P. 5
P. 18 ESTADO DE CUENTAS
Contenido Neto …..……………………………………………..N°
(EDITORIAL) La obra Nicanor Parra,
su vigencia en estos tiempos aciagos - Por León Salvatierra….….……. 1
Tarzán - Carlos Perezalonso………….……………………………………………………. 2
Muertos Incómodos - Andrés Norman Castro …...…………………………….. 3
Génesis 1—4 - Sonia Peña ……………………………………………………………….. 4, 8
Dejo al caminar - Uriel Benito Sánchez Galo ……………………………..……… 5
Confesión de credo en formato
pequeño - David C. Robinson O. ……………………………………………………… 6-7
XLVII - Arturo Dávila………………………………………………………………………… 8.
De la lidia arenisca - Jorge Chen Sham ………………………………………….… 9
La mejor pose - Omar Elvir……………………………………………………………... 10
Adiós María - Adriano Corrales ……………………………………………………… 11
Edith Gron - Juan Bautista Páiz ……………………………………………………….. 12
Fragmento de EL MAR (INRI) - Raúl Zurita ……………….……………………… 13
Las chinelas Rolter - Erick Andrey Moncada Austerlitz …………………… 14, 16
Chinelas colgadas de una antena en símbolo de desamor y pérdida del apetito a causa del aumento de la canasta básica - Rafael Zeledón………………………….. 15
USO DE LA MONEDA EN EL MERCADO / Contáctenos….…………………… 17
ESTADO DE CUENTAS: PUBLICACIONES EL MERCADO 2011 …………...…. 18
Nota: Reproducción íntegra del texto: Para qué antipoetas
en tiempos aciagos - Heriberto Yépez….……..………………………………….. 19
AGRADECIMIENTOS…………………………………………………………………………… 20
CONSEJO EDITORIAL:
León Salvatierra
Marcia Ondina Mantilla
José Luis Pereira
DISEÑO GRÁFICO Y DE PORTADA:
José Luis Pereira
CONTRAPORTADA:
Marcia Ondina Mantilla
y
León
Salvatierra
CIUDADO DE LA EDICIÓN:
Consejo Editorial
ILUSTRACIÓN DE PORTADA:
Eugenia Tenorio.
(Fuente: FACEBOOK María Tenorio)
FOTOGRAFÍAS Y ESTILO:
A cargo del Consejo Editorial
NICARAGUA: Iglesia La Recolección 3 c., y 1/2 al este, León. Cels : 89294462
88377924 / EE.UU.: Berkeley California.
Rápidamente después que saliera la noticia del nuevo premio Cervantes, Heriberto Yépez escribe un breve artículo titulado: Para qué antipoetas en tiempos aciagos *1+. Hace un cotejo de la obra de Nicanor Parra que rebosa de frases hechas y vacías. Cierra con una sentencia: “Despidámonos de Parra citándolo: ‘La poesía pasa – la antipoesía también”’. Aunque la liviandad crítica de Yépez no nos interesa aquí, sirve para iniciar una reflexión sobre el modo-pasarela en que, con frecuencia, se lee dentro y fuera de las academias. Ha pasado de una obsesión por lo ‘nuevo’ a una cultura obsesionada por lo que vendrá después. La cita de Parra pro-viene de la “Nota sobre la lección de la antipoesía”. Yo la entiendo de otro modo: la poesía como la antipoesía “pasa”, ocurre, se experimenta en la vida cotidiana. Esa es la lección perdurable de Parra, en cuyo campo textual, la autoridad del “yo” se disuelve en el lenguaje común de la gente. Pero ojo, no es el chistoso Chespirito como sugiere Yépez, es quizás el primer poeta de América Latina que pone en crisis, de modo radical, la autoridad del autor, anticipando los planteamientos teóricos de los franceses: ¿Qué es un autor? (Michel Foucault) y La Muerte del autor (Roland Barthes).
Recordemos: es el año 1968 ó 69 en París, podría ser también el D.F, Berkeley o Berlín. Estudiantes, profesores, grupos marginados protestan, reclaman derechos civiles y humanos, se manifiestan en contra de la guerra en Vietnam. Ellos popularizan una idea central: cuestionar la autoridad—todo tipo de autoridad. En ese despertar político resulta difícil desvincular al autor de la voz autoritaria del poder. Con la palabra compuesta “Autor-Dios”, Barthes enmarca la univocidad del autor. Esta aproximación cambia la modalidad en la lectura. La balanza, naturalmente, se inclina hacia el lector.
Poco más de cuatro décadas han pasado, y aunque en Los EEUU se eligió al primer presidente negro o “casi negro” como lo llama Eduardo Galeano, hoy se intensifica la descomposición mundial. Las maniobras económicas en los llamados países del pri-mer mundo destruyen las economías del resto. Auque Obama haya alcanzado la presidencia, mucha gente está indignada porque al fin de cuentas, Obama es sólo el rostro que representa a los grandes monopolios. Sin embargo, como nos recuerda Stéphane Hessel, la indignación es el núcleo generador del compromiso con la historia, y de la indignación debe surgir la lucha contra la dic-tadura de los mercados. El problema es que el consumismo amenaza con dictar y definir el mismo acto de la protesta. Basta anotar que la revista Time eligió al “manifestante” como la persona del año 2011.
Al reflexionar sobre la administración Obama, Ángela Davis subraya nuestra tendencia a creer en los Mesías y a depositar nuestro potencial en otros. Sobre ese mismo tema, Galeano se burla del papel “mesiánico” de los EEUU, diciendo que el único me-sianismo que le parece es el de Leonel Messi. Ahora me pregunto: hacia qué horizonte nos encaminamos el lector, espectador, ciudadano. Esto ha sido para mí la lección de la antipoesía: desacralizar el aura de los autores para leer las obras desde un enfoque estético-político de reflexión y crítica, un lugar de tensiones y particularmente un lugar de trabajo, donde se percibe cierto modo de intervenir en el mundo, una forma de sentir e imaginar la comunidad. A mí me parece que antes de despedirnos de Parra, to-davía podemos tomar algo de su obra para enfrentar estos tiempos aciagos, de indignación e incertidumbre, sin deslizarnos en el modo-pasarela del sistema, en la apatía o en el cinismo.
[1] Véase nota al final de esta edición de el mercado [p. 19] donde reproducimos el artículo ínte-
gro de Yépez, publicado en: http://impreso.milenio.com/node/9077032
1
León Salvatierra
A la memoria de Johnny Weissmuller
Tarzán murió gritando
dentro de una alberca en Acapulco.
Gritó y nadó todo el día y toda
La noche.
Y ni un mono, ni león, ni elefante
Acudió a su triste alarido.
Al borbollón de espuma,
cloro y anhídrido carbónico,
grito burbujeante,
nadie respondió.
EL sol se puso como siempre.
Sus vecinos, los otros ricos,
Ya no lo soportaban.
Erezalonso
Ocaso en El Tránsito/ Carlos
Perezalonso-- 1 a. ed. Ma-
nagua 2009.
Publicado con permiso del
Autor.
(Nicaragua)
2
Foto
: León Salva
tierra
/Com
posición
: José Luis P
ereira
An
dré
s
Después de muertos
todos somos pobres.
Nos enterramos en todas partes:
en un recoveco entre el lóbulo occipital y el parietal,
en las nubes que desgastan el cielo,
en los versos liberados del verso libre
o en el casquillo de una .357.
3
Norman Castro
Muertos inc modos
Pero también hay muertos distintos.
Estos se entierran en el acto,
se hilvanan fantasías redentoras
y se asume demencia incurable.
Pero ante todo esfuerzo,
seguirán siendo cuñas que detienen puertas;
muertos incómodos.
En memoria de Roque Dalton.
Fotografía: Joseph Ríos
"It is our duty to fight for freedom. It is our duty to win."
Génesis 1- 4.
nada le faltaría (después de todo había sido uno de sus preferidos).
El traidor pasaba sus días y sus noches en soledad, pensando qué habría sido de él
si su levantamiento hubiera resultado exitoso, se paseaba por los senderos del Paraí-
so con la idea del triunfo, cabizbajo por la derrota. El Creador se compadeció del po-
bre diablo (¡ojalá nunca lo hubiese hecho!). Dijo entonces: “No es bueno que el desca-
rriado esté solo”. Y creó a la mujer, a su imagen y semejanza la creó.
Desde ese día vivieron en absoluta armonía, hasta cierta noche de insomnio en que el
ángel caído oyó roncar a la mujer de forma grosera, a punto tal que no pudo evitar
darle un codazo con tanta fuerza que le dislocó una costilla. Pero Dios hizo que ella
siguiera durmiendo, y, luego de reprender al ángel, quitó la costilla a la mujer sin que
ésta se percatara. Para no desperdiciar nada de su magnífica obra, creó de allí al hombre, y
con su aliento le infundió vida. Así, los tres convivían felices sobre la faz de la tierra, compar-
tiendo sus penas y alegrías.
En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
Luego, hubo una gran sublevación celestial y ex-
pulsó al cabecilla. A la tierra lo envió, allí
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4
(continúa en la pág. 8)
(Nicaragua)(Nicaragua)(Nicaragua) Ur
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Dejo al caminar hoy al igual que ayer y siempreDejo al caminar hoy al igual que ayer y siempreDejo al caminar hoy al igual que ayer y siempre
las huellas de mis zapatos fabricados por unalas huellas de mis zapatos fabricados por unalas huellas de mis zapatos fabricados por una
transnacional encima del pavimento del ranchotransnacional encima del pavimento del ranchotransnacional encima del pavimento del rancho
postizo de los autos de las cosas sintéticas delpostizo de los autos de las cosas sintéticas delpostizo de los autos de las cosas sintéticas del
desarrollodesarrollodesarrollo
dejo al caminar el deseo de mis piesdejo al caminar el deseo de mis piesdejo al caminar el deseo de mis pies
de ir en la playa o en la selvade ir en la playa o en la selvade ir en la playa o en la selva
dejo huellas solo huellasdejo huellas solo huellasdejo huellas solo huellas
Solo huellas dejan mis zapatos y mis piesSolo huellas dejan mis zapatos y mis piesSolo huellas dejan mis zapatos y mis pies
donde caminodonde caminodonde camino
donde los pongodonde los pongodonde los pongo
donde quieren estar y disfrutardonde quieren estar y disfrutardonde quieren estar y disfrutar
alguna preocupación de un descalzoalguna preocupación de un descalzoalguna preocupación de un descalzo
de un simple caminante explotadode un simple caminante explotadode un simple caminante explotado
dejo huellas solo huellas dejan mis zapatosdejo huellas solo huellas dejan mis zapatosdejo huellas solo huellas dejan mis zapatos
y mis pies donde caminoy mis pies donde caminoy mis pies donde camino
Niñ@s de la calle y otros poe-
mas / Uriel Benito Sánchez Ga-
lo. - - 1a ed. Managua 2011.
Con permiso del Autor.
Dejo al Caminar
5
CONFESIÓN DE CREDO EN FORMATO PEQUEÑO
“La existencia misma del Estado exige
que haya alguna clase privilegiada
vitalmente interesada en mantener esa
existencia”.
Mikhail Bakunin
¿Será verdad que las civilizaciones fueron construi-
das para beneficio de unos pocos? ¿Qué sólo después de al-
canzados y acrecentados los privilegios de esos pocos, los
muchos pueden esperar algo de las civilizaciones y ese algo
les va a costar sangre, sudor y lágrimas?
¿Qué hay un hilo conductor en la historia de las civili-
zaciones y que ese hilo conductor no es más que la creación
de una cultura manipuladora disfrazada de progreso? ¿Qué
esa cultura se ha ido perfeccionando a lo largo de los siglos?
¿Qué mucho del desarrollo tecnológico de las civilizaciones
nació con el objetivo de sustentar a esa cultura manipulado-
ra?
6
¿Qué los pocos siempre están dispuestos a hacer la guerra donde mueren mu-
chos de los muchos? ¿Qué cuando no hay guerra la estrategia es mantener distraídos
a los muchos? ¿Crearles problemas innecesarios y después ofrecerles soluciones nece-
sarias, que van a ser cobradas? ¿Qué cuando no se tienen suficientes fusiles para jo-
der brutalmente, lo hacen gradualmente, sin importar los años o décadas que demore
el proceso? ¿Qué para mantener ese proceso de joder gradualmente se hacen prome-
sas ipso facto y que se demora su cumplimiento? ¿Qué se trata a los muchos como a
los idiotas? ¿Qué por considerarlos idiotas se les habla emocional y no racionalmente?
¿Qué se aplaude la ignorancia y la mediocridad? ¿Qué al que no acepte ser ignorante
y mediocre se le hace sentir culpable?
¿Será verdad que los muchos, sino son asesinados, sólo pueden esperar ser estu-
pidizados por los pocos en las civilizaciones construidas con el sudor de los muchos
para beneficio de los pocos?
Por David C. Robinson O. (Panamá)
7 Foto: León Salvatierra
Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del Reino, dijo entonces a Luzbel: ¿Te has dado cuenta que
la mujer presta mayor atención y cuidado al hombre? ¿Vas a permitir que se burlen de ti? ¿Dónde está tu dignidad?
Estas últimas palabras obraron con rapidez en la mente del desterrado, encendiendo su ira. Pero luego de recupe-
rar la calma se encaminó al encuentro con el hombre, a quien dijo con voz tierna: “salgamos al campo a dar un pa-
seo”. Y aconteció que estando en el campo se levantó contra el hombre y lo mató. Y Dios (que suele distraerse en
otras creaciones) no se percató de ello hasta muchos días después, cuando le preguntó a Luzbel “¿Dónde está el
hombre?” Y éste contestó: “No sé, ¿soy yo acaso su guardián? ¿No es esa tu tarea? ¿Para qué lo creaste si no te ocu-
pas de él?” Dios se sintió culpable y no quiso seguir con el interrogatorio, es más, dio por desaparecido al hombre, a
quien olvidó (ocupado en nuevas creaciones). Con el tiempo también olvidó la traición de Luzbel y otorgó a la pa-
reja la capacidad de concebir y reproducirse por los siglos de los siglos...
XLVIIXLVII Caco vio el auto nuevo de Patricio.
Patricio nunca vio su auto de nuevo.
(México, EE.UU.)
Arturo Arturo
DávilaDávila
8 (viene de la pág. 4)
Foto: José Luis Pereira
El matador conquista con sus movimientos soberbios;
Su cuerpo suda ante la víctima obediente,
De atávico estrabismo sensual a los instintivos gozos
El matador hiere con su portentosa daga;
Su cuerpo se inmola para que la víctima cumpla
Su papel sangriento de deseado amor, expectante a sus embates.
El matador se lanza una y otra vez al ataque;
Su cuerpo se gratifica de sudor y de vista altiva,
Cuando la víctima no claudica a sus delirios.
El matador cumple su faena en vítores quejumbrosos
Su cuerpo no obedece más a su pasión primera
Pues la víctima se lamenta, en tumefacta unión, transida.
……………………………………………………………………………………….
Víctima y matador se complacen en la arena mullida.
Son la luna y el mar los testigos,
Cuando no las estrellas...
(Costa Rica)
Nocturnos de mar inaca-
bado/ Jorge Chen Sham.
San José Costa Rica.
2011.
Con permiso del Autor.
9
Omar
La mejor pos
Un hombre de mediana edad, sin camisa, algo tenso, sentado frente a una máquina
de escribir, usando lentes de marco negro y grueso. Indiferente ante la cámara, ab-
sorto más bien en lo que escribe o transcribe; incluso parece no darse cuenta de que
le toman una foto. Es como si al margen del contenido del papel, del trabajo que rea-
liza frente al aparato, no existiera nada más.
Esta imagen es la primera que se me viene a la mente cuando nombran al autor ni-
caragüense protagonista de la misma y pienso en el contraste con los retratos de los
escritores que aparecen en las solapas y contraportadas de los libros donde se les
ve por lo general sonriendo, orgullosos, seguros de sí mismos, tal vez rodeados de
libros en su casa o leyendo; disertando en alguna conferencia o fumando en actitud
despreocupada.
Pienso en la foto también cuando leo una entrevista o artícu-
lo en el que se habla sobre la escritura y el acto de escribir.
Para mí, ahí se condensa el significado de escribir: un hom-
bre sin camisa, solitario, un ser humano tan frágil o despre-
ciable como cualquiera, concentrado en la máquina y en los
papeles, atareado, buscando un medio de expresarse, sin
pensar en premios, ni viajes, ni en cómo será recordado.
Tal vez esta foto sea un fraude más y tanto nuestro autor co-
mo el fotógrafo pactaron de antemano sacarla de esta forma
y no de otra. Al menos, para mí, no fueron tan obvios.
(Nicaragua)
(Nicaragua)
(Nicaragua)
10
Te recuerdo a mis 15 años calentado
Por tu insolente desnudez y el vigor del cabrón Marlon
Que te sodomizaba con mantequilla
Recuerdo tus lágrimas que fueron reales
Fuera del script y del director
Recuerdo muy bien la furia
El encabronamiento con Brando
Es decir los celos
Te recuerdo María Schneider
Ahora que te fuiste de manera discreta
Luego de un largo descenso
Por eso continuás teniendo los veinte años descocados
Que exhibías y que fueron el puerto de salvación
Y al mismo tiempo la condena de Paul
El boxeador exguerrillero exmarido exrebelde y extrabajador
Una pérdida enorme
Dicen las escasas noticias
Para quienes todavía creen en el nudo erótico
Porque allí pueden estar las señales
De una evasiva o extraviada redención
AdrianoAdriano (Costa Rica)
Del Libro Inédito:
“San Lucas y otros poemas”
11 Foto: Marcia Ondina Mantilla y León Salvatierra
Nadie da un ápice por sus primeros trabajos,
emergen de su intelecto a fuerza de cincel y mazo.
A la piedra de mármol le da forma novedosa, ex-
presión en la boca, los ojos, las facciones del ros-
tro, sus esculturas casi hablan. La belleza se asemeja a los dioses. El tacto especial de
ésta artista de la sílice, esculpe con síntesis y formas simples. Tendencia al realismo
en sus realizaciones. Priva en ella una manifestación hacia la abstracción modera-
da, sus creaciones casi son reales: las venas, los tendones, el estado anímico del
modelo. Logra establecer en sus obras el equilibrio y la armonía en toda su magni-
ficencia. La mujer artista elabora movimientos alucinantes en cada bronce: de pie, sen-
tada, reclinada, en actitud desafiante, con los puños crispados o, en total pasividad. A veces
se olvida que son seres inanimados: conversa con ellos, les pregunta, crítica, espera res-
puestas. Se da cuenta que son piedras, no importa si son de mármol, bronce o, si
la escultura es de madera, lo que le interesa es que son obras convertidas en
maravillosos productos de la imaginación de la gran escultora. Una noche
seca y calurosa de abril en su estudio no podía darle el acabado que
deseaba, entonces enfadada lanzó el cincel y el mazo. Pareció escuchar
que la escultura le susurró: “No te empeñés en darme un acabado per-
fecto, yo tengo mis defectos físicos, me has labrado mejor de lo que
soy”. Sorprendida piensa “Será mi terquedad, el silencio o, su espíritu
el que habla y se siente ligado a mí por un lazo condenable. Él merece
más que este rústico monigote de piedra caliza”. La escultora percibe una admi-
ración por su obra y se lo manifiesta esculpiéndolo. “A lo mejor él lo sabe, por eso me
hace sufrir y no logro darle el retoque final a este joven pálido, no le puedo dar vida, pero sí
esculpirlo sin sangre, construido de una roca”.
La aprendiz cierra el gran libro y piensa: “Cuando grande seré como esta labradora de la
piedra y la primera escultura que haga la nombraré Edith Gron”.
12
(Nicaragua)
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. Jo
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uis
Per
eira
Cruces hechas de peces hechas para los Cristo. EL arco del
cielo de Chile cae sobre las tumbas ensangrentadas
de Cristo para los peces. He allí tu madre. He allí
tu hijo. Sombras caen sobre el mar. Extrañas
carnadas de hombres caen sobre las cruces de peces
en el mar. Viviana quiere acurrucar peces, quiere
oír ese día claro, ese amor trunco, ese cielo fijo.
Viviana es ahora Chile. Acurruca peces bajo el
hosanna del cielo.
Caen sorprendentes Cristo en poses extrañas sobre
las cruces del mar. Sorprendentes carnadas llueven
del cielo: llueve un último rezo, una última pasión,
un último día bajo las hosannas del cielo. Infinitos
cielos caen en raras poses sobre el mar.
Infinitos cielos caen, infinitos cielos de piernas
rotas, de brazos contra el cuello, de cabezas torcidas
contra las espaldas. Lloran para abajo cielos
cayendo en poses rotas, en nubes de espaldas y
cielos rotos. Caen, cantan.
He allí tu madre. He allí tu hijo.
13 Foto: León Salvatierra
(Chile)
Fuente: INRI / Raúl Zurita.
Fono Económico de Cultura
EFE. 2003. Fragmento de la
sección titulada El mar.
Nota: Publicado con permiso
del autor.
El marEl marEl mar
Una de esas tantas mañanas
iba yo al mercado, con la inten-
ción de reponer mi viejo par de chinelas
Rolter que tanta comodidad le han brinda-
do a mis pies, desde que soy un niño. Era
satisfactorio imaginar que después de una larga faena co-
mo estudiante de colegio, llegar a mi casa con tremendo
cansancio, quitarme los zapatos, los calcetines; y ponerle
a mis pies ese par de chancletas de tosca imagen pero de
divina sensación. Tan así que al rozar el suave hule que
las formaba, con las plantas de mis pies, era un delicioso momento que a pesar de los años se
mantiene intacto y pragmático.
Poco a poco el tiempo fue pasando y me era inusual usar un par de chinelas que no fueran de
aquella marca “Rolter”; tradicionalmente histórica en el ser nicaragüense, evolucionando el hemis-
ferio del pobre, porque muchos llegaron incluso a remplazar calzados por estas, que eran baratas,
duraderas y cómodas para el trabajo; pensando a veces que el ingenioso creador allá por los años
56 las hizo con la intensión de fomentar la capacidad autónoma de nuestra pequeña nación a las
grandes empresas de zapatos que sin piedad sangraban a los habitantes de Nicaragua en épocas
del gran dictador, pero ese no fue el punto, la marca Rolter trascendió en todos los estatus socia-
les de los ciudadanos, eran médicos, maestros, personajes del gobiernos, empresarios quienes
adoptaron para sus pies estas emblemáticas chinelas.
Con el pasar de los años, las chinelas Rolter se convirtieron en un ícono nacional, niños, mujeres,
hombres de todas las edades adquirían sus chinelas en los mercados de todo el país. Se emitían
anuncios y comerciales en casi todos los medios de comunicación y prensa, hasta grupos musica-
les en escenario cantaban y bailaban llevando en sus pies las famosísimas chinelas Rolter, como
emblema cultural de la personalidad del nicaragüense.
Era común recuerdo, en los centros comerciales, en los supermercados, incluso en muchos res-
taurantes, personas que portaban en sus pies chinelas Rolter, sin acomplejarse en lo absoluto, a
decir verdad, debo confesar que en muchas ocasiones lucí mi chinelas en lugares elegantes sin
sentir la mínima vergüenza, mostrando grotescamente mis dedos, porque al final de cuentas
todos se salían de la chancleta… más si eran usadas por individuos de dedos largos y
encorvados.
(Nicaragua)
14
(continúa en la pág. 16)
15
Chinelas Chinelas colgadascolgadas de de una antena una antena en símbolo en símbolo de desamor de desamor y pérdida y pérdida del apetito a del apetito a causa del causa del aumento de aumento de la canasta la canasta básicabásica
A como se terminaron los frijoles que cociné anoche,
así se terminó la atracción que sentías hacia mí,
ni media libra de azúcar para endulzar tu ausencia,
me quedo derramando lágrimas en una sartén
para freír mis culpas, tus culpas, las culpas
eso, aquello, lo otro
lo que se queda conmigo,
un par de chinelas colgadas en la antena
para captar mejor la señal en el televisor,
¿por qué?
Porque me adueñé de la desgracia en una sola compra,
te alejas y se aleja el precio de la canasta básica.
Y me quedo aquí, muerto de hambre y desamor,
perfecto para una revista anoréxica.
(Nicaragua)
Al acercarme al puesto de doña Lupe, una mujer de épocas retóricas quien
llevaba años vendiendo estas chinelas a cientos de personas que transita-
ban el mercado, incluyéndome; me dijo con un rostro de decepción. Que
los agentes vendedores de la compañía le habían contado, que el dueño
de las chinelas Rolter había fallecido hace un tiempo a los casi 90
años de edad; el negocio y la empresa había quedado a nombre y en
manos de sus hijos, quienes malversaron la fortuna construidas por
años, siendo inevitable la decisión de aumentar considerablemente
el precio de la chinelas Rolter, a tal punto que ya no era una chinela
para todo mundo. “Aunque usted no lo crea”, y por si fuera poco, do-
ña Lupe aun mas resignada me mostró el nuevo prototipo de estas, con
un material de baja categoría lo que ponía en riesgo su creíble durabili-
dad. En palabras breves: de material comercial y barato.
.Yo creo que van a quebrar, me dijo doña Lupita un poco triste por-
que ella era una de las tantas vendedoras que usaban en sus
pies éstas chinelas.
Me despedí de ella, siempre con cordialidad y
cariño, esa vez me había ido con las manos
vacías, al llegar a mi casa lo primero que
hice fue quitarme los zapatos, los calceti-
nes y sacar entre la basura mis viejas
chinelas Rolter que aún conservaban su
color anaranjado desteñido. Las lavé
con detergente y quedaron algo lim-
pias, procedí a ponérmelas, siempre
surtiendo el mismo efecto de comodi-
dad en mis pies, medité en silencio y
encendí la televisión mientras me
agitaba en la mecedora.
Qué risible esta muerte que
no respeta siquiera, el lega-
do y la idea del alguien, me-
nos la cultura de un país…
no es tradicionalista.
16
(viene de la pág. 14)
Foto
: José Lu
is Pereira
17
La moneda que corre
en el mercado tiene
valor facial simbólico
y su propósito es
llevar un registro de
las publicaciones de
cada colaborador.
El valor incrementará a razón de colaboraciones publicadas
en próximas ediciones.
¡No desespere; nunca
es tarde para abrir su
cuenta en el mercado!
Contáctenos a:
Edición:
Año: 1
N° 1
Junio - Agosto 2011.
Acu
arel
a. J
osé
Lu
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erei
ra
18
En Altazor, Huidobro presumió ser “antipoeta y mago”. No era cierto: era demasia-do mago para ser antipoeta. Antipoeta y mago fue Neruda. Y Parra sólo lo primero. Y con eso digo todo. Recién salió el segundo tomo de sus Obras completas & algo †, y ganó el Premio Cervantes. Sin candor o parracidio, urge sopesar a Nicanor Pa-rra.
Neruda demostró que el idioma es tan amplio que se puede ser varios tipos de poeta. El poeta muda de piel cada ciertos libros. Y no hablaré de Pessoa, porque Parra, entonces, padece tunda.
Parra explotó su nicho. Buen escritor; no gran poeta. Y como antipoeta fue siempre idéntico a sí mismo. Lo más cercano a renovarse fue su poesía visual. En Parra, se nota el common sense de Chicago y el influjo (confeso) de Chespirito. Fue un demócrata del verso, lo redujo a la gracia más asequible y tanda de prédica chistosa. Quizá sea ingrato decirlo de un escritor tan disfrutable, pero hoy me sería imposible ponerlo a la misma altura que Neruda.
Parra fue indispensable para desintoxicar la poesía chilena de tantas imágenes de vuelo alto. Y eso nos ocurrió a todos los que nos iniciamos en los libros de Neruda. Después de tanta alucinación, Parra y su vaso de agua fueron frescos. Pero el agua cansa y nada pesa tanto como la transparencia. En las sucesiones literarias, suele ocurrir una ley del me-nor esfuerzo (desproporcionado).
Un rasgo saliente (y novedoso) de un autor es retomado (y exagerado) por sus epígonos, y restándole todo otro ele-mento más complejo que le acompañó en la fórmula origi-nal. Así, de un autor que acomete vistosa ruptura se toma sólo su factor más llamativo, popular o emulable. De la fórmula de Parra —coloquio paradójico más anticlímax humorístico—, sus seguidores sólo se quedaron con el chanfle. La poesía latinoamericana —por Parra— se relajó. De no ser por los neobarrocos post-Lezama —que tampo-co fueron filósofos o magos— la poesía de este idioma se hubiera desplomado, y la diferencia entre verso y prosa diluido por completo.
La aportación de Parra fue alcanzar, por vez primera en nuestro idioma, una poesía sin aura. Esa bofetada en pleno onirismo huidobreano-nerudiano fue oxígeno. Y lue-go simpaticón verso oxigenado. La irreverencia de la anti-poesía, pocas décadas después, deparó género para agra-dar y sacar aplausos. Por eso muchas de sus obras son dis-cursos, que buscan llana elocuencia y risa entre referen-cias. Los textos de Parra se disfrutan fácilmente. Y su con-dición de persona entrañable ha familiarizado la figura del poeta. Parra es el abuelo bonachón de la vanguardia. Pero, en el corte de caja, parte del legado parreano es que la barra para que algo sea considerado “poesía” quedó más abajo.
Despidámonos de Parra citándolo: “La poesía pasa – la antipoesía también”.
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(Ver EDITORIAL de este número de EL MERCADO en pág. N-° 1)
NOTA:
Para qué antipoetas en tiempos aciagos
Heriberto Yépez
hyepez.blogspot.com
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10 de Diciembre 2011
Acu
arela. José Lu
is Pereira
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