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Unasylva 208, Vol. 53, 2002 26 Los entornos de montaña y su desarrollo 1 M. Muthoo Una visión de la diversidad de los entornos de montaña y de los factores del entorno –no sólo naturales y biofísicos, sino también sociales, económicos y culturales– que son importantes para el desarrollo sostenible de las zonas de montaña. A gar firdaus ho bar rue zamin ast o hamin ast, o hamin ast, o hamin ast» («si puede hablarse de un paraíso en la Tierra, aquí está, aquí está, aquí esta»). Estas son las palabras que pronunció el emperador mogol Jehangir a comienzos del siglo XVII mientras visitaba el valle de Cachemira en la In- dia, cautivado por su majestuoso entor- no montañoso que comprende cuatro cumbres que superan los 8 000 m. Esta belleza es intemporal. Sin embargo, Nehru (1946), refiriéndose a la misma región, lamentaba que a pesar de «los grandes dones de la naturaleza, reina una pobreza intolerable y los seres humanos mantienen una lucha constante por la mera subsistencia». ¿Por qué ese con- traste tan acusado entre la belleza física y las dificultades de las condiciones de vida en las montañas? ¿Por qué los do- nes de la naturaleza no proporcionan un medio que permita a las comunidades de las montañas una subsistencia adecuada y sostenible? No es posible en este artículo dar res- puesta a esas preguntas. En él simple- mente se pone de manifiesto esta cues- tión al examinar la situación de algunos entornos de montaña, con especial refe- rencia al mundo pobre en desarrollo. En esta aproximación, se describe la diver- sidad de situaciones existentes y se re- fleja un descuido generalizado de la ca- pacidad de sustentación de los ecosistemas de montaña y de los medios de subsistencia de las comunidades lo- cales. Basándose en la imagen general que se desprende del análisis, se estudia la interrelación de los factores ambienta- les, económicos y sociales y se llega a la conclusión de que sólo adoptando un enfoque holístico se podrán afrontar es- tos problemas. LA DIVERSIDAD DE LAS ZONAS DE MONTAÑA Y EL DESARROLLO HUMANO Hay en el mundo más de 130 cordilleras montañosas, sin contar las que se yer- guen bajo el nivel del mar. Dada la varie- dad de los ecosistemas de montaña, en ellos se ha desarrollado una gran biodi- versidad. La diversidad de los recursos de las montañas es importante no sólo para asegurar un medio de vida sosteni- ble a las comunidades que habitan en ellas, sino también desde el punto de vista de la seguridad alimentaria y el bienestar socioeconómico de las poblaciones de las tierras llanas. La heterogeneidad del relieve y la com- presión de las zonas climáticas (Körner, Spehn y Messerli, 2001) determinan en gran medida la diversidad de las zonas de montaña. Estos factores, junto con otros como la intensidad del sol, la fuer- za de desecación del viento y la hume- dad atmosférica, dan lugar a una multi- plicidad de hábitats de montaña. El grado de inclinación de la pendiente es otro de los factores geomorfológicos fundamen- tales que influyen en el proceso de me- teorización de las rocas, la formación del suelo, los tipos de vegetación y la pre- sencia de asentamientos humanos y de fauna silvestre. Por esta razón, a menu- Maharaj Muthoo es el Presidente de Harinternational, que se ocupa de cuestiones relacionadas con los ecosistemas frágiles, el medio ambiente y el desarrollo. Ha sido Director de Operaciones Forestales de la FAO y Director Ejecutivo del Consejo de Administración Forestal. La belleza intemporal de Cachemira, un paraíso en la Tierra M. MUTHOO 1 Este artículo se basa en parte en las notas preparadas por Rakesh Agrawal para Uttaranchal, Siddharta Bajrachraya para Nepal, David Barkin para México, Anvar Buzurukov para Tayikistán, Gerry Neville para el monte Elgon, Mauricio Castro para Colombia y Prasert Trakansuphakon y Helen Leake para Tailandia. «

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Los entornos de montaña y su desarrollo1

M. Muthoo

Una visión de la diversidad de los entornos de montaña y de los factores del entorno –no sólo naturales y biofísicos, sino también sociales, económicos y culturales–

que son importantes para el desarrollo sostenible de las zonas de montaña.

Agar firdaus ho bar rue zamin asto hamin ast, o hamin ast, o haminast» («si puede hablarse de un

paraíso en la Tierra, aquí está, aquí está,aquí esta»). Estas son las palabras quepronunció el emperador mogol Jehangira comienzos del siglo XVII mientrasvisitaba el valle de Cachemira en la In-dia, cautivado por su majestuoso entor-no montañoso que comprende cuatrocumbres que superan los 8 000 m. Estabelleza es intemporal. Sin embargo,Nehru (1946), refiriéndose a la mismaregión, lamentaba que a pesar de «losgrandes dones de la naturaleza, reina unapobreza intolerable y los seres humanosmantienen una lucha constante por lamera subsistencia». ¿Por qué ese con-traste tan acusado entre la belleza físicay las dificultades de las condiciones devida en las montañas? ¿Por qué los do-nes de la naturaleza no proporcionan unmedio que permita a las comunidades delas montañas una subsistencia adecuaday sostenible?

No es posible en este artículo dar res-puesta a esas preguntas. En él simple-mente se pone de manifiesto esta cues-tión al examinar la situación de algunos

entornos de montaña, con especial refe-rencia al mundo pobre en desarrollo. Enesta aproximación, se describe la diver-sidad de situaciones existentes y se re-fleja un descuido generalizado de la ca-pacidad de sustentación de losecosistemas de montaña y de los mediosde subsistencia de las comunidades lo-cales. Basándose en la imagen generalque se desprende del análisis, se estudiala interrelación de los factores ambienta-les, económicos y sociales y se llega a laconclusión de que sólo adoptando unenfoque holístico se podrán afrontar es-tos problemas.

LA DIVERSIDAD DE LAS ZONASDE MONTAÑA Y EL DESARROLLOHUMANOHay en el mundo más de 130 cordillerasmontañosas, sin contar las que se yer-guen bajo el nivel del mar. Dada la varie-dad de los ecosistemas de montaña, enellos se ha desarrollado una gran biodi-versidad. La diversidad de los recursosde las montañas es importante no sólopara asegurar un medio de vida sosteni-ble a las comunidades que habitan enellas, sino también desde el punto de vistade la seguridad alimentaria y el bienestarsocioeconómico de las poblaciones delas tierras llanas.

La heterogeneidad del relieve y la com-presión de las zonas climáticas (Körner,Spehn y Messerli, 2001) determinan engran medida la diversidad de las zonasde montaña. Estos factores, junto conotros como la intensidad del sol, la fuer-za de desecación del viento y la hume-dad atmosférica, dan lugar a una multi-plicidad de hábitats de montaña. El gradode inclinación de la pendiente es otro delos factores geomorfológicos fundamen-tales que influyen en el proceso de me-teorización de las rocas, la formación delsuelo, los tipos de vegetación y la pre-sencia de asentamientos humanos y defauna silvestre. Por esta razón, a menu-

Maharaj Muthoo es elPresidente de Harinternational,que se ocupa de cuestionesrelacionadas con los ecosistemasfrágiles, el medio ambiente y eldesarrollo. Ha sido Director deOperaciones Forestales de laFAO y Director Ejecutivo delConsejo de AdministraciónForestal.

La bellezaintemporal deCachemira, unparaíso en la Tierra

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1Este artículo se basa en parte en lasnotas preparadas por RakeshAgrawal para Uttaranchal,Siddharta Bajrachraya para Nepal,David Barkin para México, AnvarBuzurukov para Tayikistán, GerryNeville para el monte Elgon,Mauricio Castro para Colombia yPrasert Trakansuphakon y HelenLeake para Tailandia.

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do, las laderas desnudas y los bosquesexuberantes aparecen en estrecha proxi-midad. La biota de las montañas depen-de particularmente del contacto con lasformaciones rocosas subyacentes, elpermanente desplazamiento de labiomasa hacia zonas de menor altitud yla erosión del suelo. Además, la mayoríade los sistemas de montaña son dinámi-cos y los torrentes, los cursos de aguacambiantes, las erupciones de lava, elmovimiento de los glaciares y la activi-dad geológica que explican su existen-cia contribuyen a su fragilidad intrínse-ca. Desde el punto de vista geológico, elHimalaya es joven y aún está en fase deexpansión, dado que surgió de la coli-sión de las placas tectónicas de la corte-za terrestre hace apenas 60 millones deaños. Esta es la razón por la que en lascumbres de las montañas aparecen sue-los y sustratos marinos, incluso conchasmarinas, que incrementan su diversidadgeológica.

La diversidad geológica de las monta-ñas, mayor que la de las tierras bajas,explica en parte su gran biodiversidad(Körner y Spehn, 2002). También la di-versidad ecológica –una combinación debiodiversidad y diversidad geológica– esmayor que en los demás lugares.

La diversidad ecológica se refleja en ladiversidad cultural y en las prácticas deuso de la tierra de las zonas de montaña,que son fruto de la adaptación a las con-diciones específicas del suelo, el agua,la vegetación y el clima, marcando deforma significativa la evolución de lasociedad y las civilizaciones. La mayo-ría de las poblaciones prehistóricas decazadores-recolectores (a partir del año10 000 a.C., aproximadamente) del Cer-cano Oriente y Asia central, del valle delRift en Áfr ica y, posteriormente, de losAndes, Sier ra Madre y el Tibet, surgie-ron en las montañas debido a la grandiversidad vegetal y animal existente enzonas reducidas, a la existencia de agua

durante todo el año, a la disponibilidadde madera, lana, cobijo y condicionesadecuadas de supervivencia, con fre-cuencia en un aislamiento seguro. Des-de comienzos del tercer milenio a.C., losagricultores-pastores de las zonas demontaña desarrollaron sistemas de pas-toreo y de cultivo que dieron lugar a ladomesticación de especies de animaleslocales como el yac, la llama y la cabray oveja de montaña, así como de mu-chos de los más importantes alimentosbásicos, tales como la cebada, el trigo, elmaíz y la papa. Pero como lo atestiguanel auge y la caída de las civilizaciones deMesopotamia (la cuenca del Tigris y elÉufrates) y del Indo, no es posible sos-tener el suministro de agua que haga po-sible la vida en las tierras llanas, ni impe-dir la existencia de inundaciones yhambrunas recurrentes si se ignora lanecesidad de cuidar adecuadamente elentorno de montaña.

Muchas montañas son islas funciona-les y tienen un elevado endemismo, deespecial importancia para la seguridadalimentaria del mundo su conjunto. Elpastoreo tradicional y los sistemassostenibles de ordenación forestal y deagricultura de subsistencia de las tierras

altas han contribuido al establecimientode ricas biotas alpinas y subalpinas. Lariqueza biológica es un indicador de laintegridad de los entornos de montaña,que están en situación de riesgo a causade los cambios de uso de la tierra deter-minados por la naturaleza o por el mer-cado, la presión demográfica o la pobre-za. Como observó Sir Edmund Hillary(citado en Jefferies, 1985) 30 años des-pués de haber escalado el Everest, «en elpasado la población sherpa de la regióndel Everest (Sagarmatha) protegía cui-dadosamente sus bosques, pero ahora seve sometida a una presión económicacada vez mayor para talarlos».

Afortunadamente, integrantes de lasociedad civil y una comunidad interna-cional mejor informada han decididoafrontar el descuido de la diversidad, queignoraba el conocimiento local de lascomunidades de montaña. Se están pro-pugnando mecanismos para internalizarexternalidades positivas mediante el pagode servicios ambientales y del uso derecursos, por ejemplo, los servicios rela-cionados con las cuencas hidrográficasy la bioprospección (Barbier, 2000), demanera que se compensa a las comuni-dades locales y los países por iniciativas

El paso Khyber enAfganistán, de gran

importanciaestratégica a lo largo

de la historia pormotivos relacionados

con el comercio, laconquista y la

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de conservación que proporcionan be-neficios ambientales al mundo en suconjunto.

En las secciones que siguen se ilustrala diversidad de entornos de montaña; eltérmino «entorno» se refiere al entornogeneral humano, biofísico y social, na-tural y antropogénico, económico y cul-tural, pasado, presente y futuro.

ALGUNOS DE LOS ENTORNOS DEMONTAÑA DEL MUNDOAfganistán y el Hindu KushEl Hindu Kush cuenta con losecosistemas más elevados del mundo,con una extensión de más de 3 500 km,en los que las precipitaciones varían demenos de 150 mm a más de 2 500 mm.La mayor parte de las poblaciones de lasmontañas se agrupan en comunidadesagrosilvopastorales fuertemente depen-dientes del difícil medio en el que viven.Estas comunidades figuran entre las máspobres del planeta.

El Hindu Kush or iental en Afganistánes un desierto frío cubierto de tundraalpina en el que las cumbres cubiertaspor la nieve se elevan por encima de los7 000 m. En la estepa, con unas precipi-taciones anuales inferiores a 300 mm, lamayor parte de la cubierta vegetal, ar-bustos de pequeña altura y herbáceas, seseca al llegar el mes de mayo. Con elaumento de la altitud y las precipitacio-nes, los bosques de hoja caduca com-prenden formaciones xeromorfas denogal, abedul, avellano y Platanusorientalis. Los bosques de coníferas, quese extienden hasta los 3 300 m, com-prenden especies como el pino, el abeto,el enebro y el cedro deodar (Cedrusdeodara ). Afganistán, que posee unaamplia gama de ecosistemas, cuenta con4 500 especies de plantas vasculares,460 especies de aves y 119 especies de

mamíferos (Hassanyar, 1996). Entre losanimales incluidos en la lista de especiesen peligro hay que señalar el tigre delCaspio, el guepardo, el leopardo de lanieve y el markhor (Capra falconeri).

En las montañas existen casi 20 zonasagroecológicas que permiten practicar laagricultura de secano y que tienen unaamplia diversidad de cultivos. Los pas-tos de montaña son esenciales para losmillones de nómadas que pueblan la re-gión. De las ovejas y otros animales seobtienen las renombradas pieles, lana ycueros de karakul. En las montañas deAfganistán se encuentran antepasadossilvestres del arroz, el trigo y numerososfrutos y nueces. Entre las especies decultivos y animales figuran varias varie-dades primitivas de escaso rendimientopero con resistencia genética a enferme-dades y al estrés ambiental. En el desier-to de la montaña se cultivan la uvas, al-baricoques, peras, ciruelas y pistachos,así como la adormidera y el hachís, queocupan un lugar destacado en el comer-cio internacional de estupefacientes. Eneste país se ha practicado la caza sincontrol alguno y se ha registrado des-trucción de hábitats y pérdida de árbolesy de otros tipos de vegetación, que hasupuesto la desaparición de la leña, tannecesaria para calentarse y para cocinar.

Afganistán ilustra tristemente el pro-blema de los conflictos de las zonas demontaña; más de la mitad de los conflic-tos y guerras tribales han surgido en lasmontañas, y han dejado sentir sus efec-tos en zonas mucho más alejadas. Lasmontañas de Afganistán han sido esce-nario de conflictos desde la antigüedad,cuando el Khyber y otros pasos de mon-taña eran la única ruta existente para losejércitos invasores que atravesaban Asiaen busca de riquezas.

Ladakh, una región en el estado indio

de Jammu y Cachemira, está situada enla confluencia del Hindu Kush y elHimalaya. Es una zona inhóspita y áridacon características similares a las de laszonas próximas de Afganistán y el Tibet.En Leh (que con sus 3 800 m, es uno delos lugares habitados de mayor altituddel mundo, rodeado de mesetas y pasosmontañosos por encima de los 6 000 m)la temperatura desciende en ocasioneshasta –40 °C. El agua de sus lagos sala-dos, entre los que destaca un lago de 5 kmde longitud situado a 5 000 m de altitud,no es potable para los seres humanos peropuede ser consumida por el caballo y elyac. El yac es para estas tierras altas loque el camello para el desierto arábigo.La escasa población de esta región semantiene principalmente gracias al ga-nado, al que trasladan de unas a otraszonas de pasto. Debido a la corta dura-ción de la campaña agrícola y a la pobre-za de los suelos, los cultivos (principal-mente cebada, sorgo y mijo) dan muybajos rendimientos. Las pronunciadaspendientes existentes en la región, en laque las precipitaciones raramente supe-ran los 100 mm, no permiten el cultivoen terrazas y el pastoreo. A pesar de lapobreza material, la mayor parte de sushabitantes se comportan con una sereni-dad y un estoicismo que tienen muchoque ver con su filosofía budista y su totalaislamiento.

El HimalayaEn el estado indio de Uttaranchal, situa-do en el corazón del Himalaya, las pre-cipitaciones alcanzan los 2 000 mm. ElGanges fluye desde las cumbres neva-das que se alzan desde los 4 800 a los6 000 m. Las cordilleras intermedias,entre 1 500 y 2 700 m de altitud, son lasmás pobladas, junto con las zonas demenor altitud próximas a los ríos. Los

El Himalaya en elestado indio de

Uttaranchal

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bosques son muy densos y en algunosde los pequeños bosques comunitariosse practica la ordenación forestal con-junta a través de cooperativas rurales(panchayats ); fue allí donde se inició elmovimiento «abrazar a los árboles»(Chipko Andolan) para impedir la ex-plotación maderera. Las zonas protegi-das ocupan alrededor del 20 por cientode Uttaranchal (lo que supone una su-perficie cuatro veces superior a la medianacional de la India). Se ha puesto enmarcha un proyecto de desarrolloecológico, que incluye la actividad tu-rística, para proporcionar otras fuentesde ingresos a la población rural. Entre-tanto, más de un millón de personas si-gue dependiendo casi exclusivamente delas plantas medicinales y los productosforestales no madereros, incluyendo loslíquenes para la obtención de especias yperfumes, el bambú para la confecciónde cestos y esteras y el sangrado de resi-na, que crea puestos de trabajo. Es nece-sario conseguir prácticas agroecológicasy pastorales mejoradas y otras fuentesde forraje, fertilizantes y energía reno-vable para sustituir a los escasos recur-sos de biomasa y leña. Se está introdu-ciendo la ordenación forestal conjuntacon objeto de promover la participaciónde los interesados directos en la protec-ción de los bosques y las cuencashidrográficas. Como consecuencia de lacreciente presión demográfica existenteen las zonas de montaña, en el transcur-so de los 30 últimos años se han secadopor completo muchas de las fuentes deagua potable (Bhandari, 1998).

Bhután, situado en la parte oriental delHimalaya, se encuentra en un estadorelativamente inalterado; alrededor del60 por ciento de su superficie está cu-bierta de bosques. Por encima de la líneade vegetación arbórea, que se sitúa enlos 4 000 m, el ecosistema alpino com-prende pastizales de herbáceas y rodo-dendros de escasa altura. Más abajo seextiende un ecosistema templado forma-do por bosques de caducifolias de roblesy hayas, y en las altitudes más bajasaparecen bosques de abetos y coníferasmezcladas, incluyendo el pino delHimalaya (Pinus wallichiana). El pinochir subtropical (Pinus roxburghii) apa-rece en los valles áridos y profundos desuelos arenosos entre los 900 y los1 800 m. Los bosques contienen unagran parte de la biodiversidad del país:160 especies de mamíferos, 800 espe-

cies de aves y 5 000 especies de plantasvasculares (Grierson y Long, 1994).Alrededor del 26 por ciento de la super-ficie terrestre ha sido reservada en formade parques nacionales, reservas y áreasde conservación, incluida la zona prote-gida de Jigme Dorji, que tiene una ex-tensión de 3 900 km2, y se ha estableci-do un fondo fiduciario de 20 millones dedólares EE.UU. para fines de conserva-ción ambiental (Pommaret-Imaeda eImaeda, 1989). Estas zonas protegidasreflejan la importancia de una buenagestión en la ordenación de las zonas demontaña en función de los límites y desu capacidad de carga, que se aseguratambién estableciendo contingentesanuales de turistas.

De las 24 cimas de más de 8 000 m, 17están situadas en Nepal, en la zona cen-tral del Himalaya. Nepal, que cuenta concinco zonas fisiográficas importantes yuna gran biodiversidad, está amenazadapor graves problemas ecológicos, enrazón de lo cual se han establecido va-rias zonas protegidas. La zona de con-servación del Anapurna (ZCA) es la másextensa y constituye un microcosmos deNepal, con unas 1 140 especies vegeta-les, 100 especies de mamíferos, 750 es-pecies de aves y centenares de plantasmedicinales. Entre las especies raras yamenazadas figuran el leopardo de lanieve, el ciervo almizclado y el argalitibetano. La gestión de la ZCA se basaen un concepto multifuncional del usode la tierra y en la filosofía popular deque la eficacia de la conservación de-pende de la capacidad de la poblaciónlocal. El modelo de conservación puestoen práctica se cita como una experienciasatisfactoria. Sin embargo, es mucho loque queda por hacer para adaptar la ges-tión a la frágil ecología y a la diversidadde la ZCA frente a la presión demográ-fica, la pobreza y las disparidadessocioeconómicas.

TailandiaEn las montañas del norte y el nordestede Tailandia, la evolución del sistemaagrícola de rotación de cultivos ilustra laconservación de los recursos naturalesen consonancia con las característicasespecíficas del medio de montaña y lasnecesidades de las comunidades locales,que comprenden 13 tribus de montaña,que en tailandés se conocen como chaokhao, pueblo de montaña. La regiónseptentrional es la principal zona fores-

tal del país; los bosques cubren las cor-dilleras que se extienden de norte a sur,en las que nacen varios ríos importantes.Las condiciones ambientales de estaszonas de montaña del norte están deter-minadas por la existencia de dosmonzones estacionales, incluidos losmonzones del sur de China que determi-nan la existencia de períodos secos y fríosen las montañas. El ecosistema compren-de bosques propiciados por los mon-zones, desde el bosque siempreverde degran altitud hasta el bosque semi-caducifolio en zonas de altitud media yla vegetación subtropical en los estratosinferiores. La capa superficial del suelo,que puede desaparecer fácilmente debi-do a la existencia de formaciones roco-sas amorfas, requiere la existencia de unacubierta vegetal para evitar la lixiviacióny la erosión provocadas por las lluviasdurante la estación húmeda.

El sistema agrícola y agroforestal, degran eficiencia ecológica, basado en elconocimiento tradicional y los ciclos derotación, conserva la biodiversidad enlos campos cultivados, las tierras en bar-becho y los bosques circundantes. Com-porta también la prevención de los in-cendios y el cuidado de la vegetación enzonas más extensas que las que utiliza lacomunidad. El aforismo de la poblaciónkaren según el cual «cuando muere ungibón siete bosques quedarán solitarios;cuando muere un colibrí pico de espada,siete banianos quedarán solitarios» ex-presa la necesidad de mantener la inte-gridad del ecosistema y de proteger lasespecies vegetales y animales, inclusolas que no aprovecha la comunidadlocal.

Pamir, Asia central y el CáucasoLa explotación de los recursos naturalesen el transcurso de los 50 últimos añosha causado graves daños a los eco-sistemas de Tayikistán, un país en elque el 93 por ciento de la superficie estáocupado por montañas. Tayikistán, si-tuado en su casi totalidad en la cordilleradel Pamir, con picos que alcanzan7 495 m de altitud, posee el glaciar demontaña continental más extenso(8 041 km2) y abundantes recursos deagua, que le sitúan solamente por detrásde la Federación de Rusia. La situaciónde los bosques, los pastizales y los par-ques es poco satisfactoria debido a lasconstantes presiones antropogénicas.Las singulares formaciones de matorral

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tugai han desaparecido casi por comple-to, así como el tigre de Turan, cuya pre-sencia se notificó por última vez en eldecenio de 1950. La migración forzosade comunidades, como el desplazamien-to de los yagnobis desde la parte septen-trional del valle de Yagnob a comienzosde los años setenta, ha ocasionado lapérdida de conocimientos agropastoraleslocales y ha aumentado la entrada deganado, causando erosión e infestaciónde los prados alpinos por plantas invaso-ras y enfermedades animales. Los bos-ques de montaña que aún persisten sonescasos y están sometidos a un excesode explotación por el ganado, lo que hahecho aumentar la extensión del desier-to en las montañas. La introducción delcultivo de la vid y la mayor demanda deleña han determinado una tala excesivaen las proximidades de las zonas habita-das. La principal actividad agrícola es elcultivo del algodón que exige una inten-sa actividad de regadío. Sin embargo, seha descuidado la gestión del agua y delas cuencas hidrográficas y loscorrimientos de tierra y las inundacionesson frecuentes, como ocurre también enotras repúblicas de Asia central. Se hapuesto en marcha un proyecto del Fon-do para el Medio Ambiente Mundial(FMAM) para el aprovechamiento delagua y de los recursos de tierra de Aral,una iniciativa positiva pero que exige un

atento seguimiento e intensificación. Esnecesario disponer de programas a largoplazo de movilización de recursos y re-habilitación, fortalecimiento de las insti-tuciones nacionales y buena gestión.

La meseta de Anatolia en Turquía esun puente biológico cultural entre el estey el oeste. En muchas zonas de estameseta, los suelos están erosionados ylos cultivos (principalmente el trigo)dependen del agua conseguida al fun-dirse la nieve y de un aprovechamientoexcesivo del agua freática. Cada vezexiste una mayor conciencia de la im-portancia de la ordenación de las monta-ñas para conservar la importante biodi-versidad del país y para garantizar laseguridad alimentaria y la sostenibilidadde los medios de subsistencia. Cabe ci-tar como ejemplo el bosque Camili, en

las montañas de la zona nororiental delmar Negro próximas a la frontera deGeorg ia. Alcanzan una altitud de3 500 m, y están ocupadas por una zonade bosque pluvial templado mezclado yaltos prados alpinos. Comprenden algu-nos de los últimos bosques naturalesinalterados de la región, dominados porel haya oriental (Fagus or ientalis) y porla picea oriental (Picea orientalis), el tilodel Cáucaso, el abeto de Crimea, el cas-taño, el nogal, el carpe y el roble. Losmedios de sustento se basan en la agri-cultura sostenible de subsistencia, elpastoreo en la meseta durante el períodoestival, la cría de animales, la produc-ción de avellanas y nueces en pequeñaescala y la producción de miel de tilo ycastaño. La explotación maderera y elturismo no se han introducido todavía yexigirán una gestión ambiental adecua-da para impedir daños irreversibles.

Otro ejemplo es el de Koprulu, un par-que nacional localizado en las montañasmeridionales del Tauro con una intensaactividad turística cultural (dado queexisten restos grecorromanos y pisidios),con ecosistemas forestales y alpinos queno superan los 2 500 m. Koprulu tieneprobablemente el bosque de cipreses(Cupressus sempervirens ) inalteradomás extenso del mundo. Comprende 350especies vegetales (43 endémicas) y lamayor parte de los elementos de la garrigamediterránea (FMAM, 2000). La pobla-ción rural que vive por encima de la lí-nea de formaciones arbóreas cultiva va-riedades de trigo y cebada adaptadas a lazona y complementa sus ingresos con elsangrado de resina de los pinos, la pro-ducción ganadera y el turismo. La zonaes vulnerable a un aumento del númerode visitantes, a la caza incontrolada, a laexplotación maderera ilegal para la ob-tención de leña, la fabricación de mue-bles y la obtención de materiales de cons-

El 93 por ciento delterritorio deTayikistán estáformado pormontañas, en sumayor parte en lacordillera dePamir

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trucción, al aprovechamiento no soste-nible de plantas herbáceas y al pastoreoexcesivo del ganado caprino. Este par-que ofrece una excelente oportunidadpara demostrar la planificación multi-funcional en una zona protegida con unaatención especial a los servicios de es-parcimiento sin detrimento del medionatural.

Las tierras altas africanasEn África existen varios sistemas monta-ñosos aislados, entre los que cabe señalarel Atlas en el norte, el Kilimanjaro y elmonte Kenya en el este, Lesotho en el sury Foutah Djallon en el oeste. Pese a labaja densidad demográfica del continen-te africano, los lagos y la lava determinanla concentración de comunidades en lasregiones montañosas. En las zonas demontaña se registran con frecuencia si-

tuaciones de urgencia humanitaria, cau-sadas por los estragos de la guerra y porfrecuentes catástrofes naturales, comoterremotos y temblores de tierra, despren-dimientos de rocas, tormentas y aludes,torrentes e inundaciones y erupcionesvolcánicas. El monte Nyiragongo, en elCongo, con sus 3 465 m, es el volcán másactivo de África. Cada erupción se cobraun alto precio en vidas humanas y provo-ca grandes sufrimientos, tal como ocurrióen Goma, el Congo, en 1977 y 2002. Lainestabilidad de las zonas de montañaexige una planificación cuidadosa delcultivo en terrazas y de los asentamientoshumanos y explica en parte por qué elnomadismo es la característica esencialen muchas comunidades de las monta-ñas.

El monte Elgon, que se yergue en lafrontera entre Kenya y Uganda, es un

volcán inactivo, que se originó 15 millo-nes de años antes que los montes Kenyay Kilimanjaro contiguos. Debido a suantigüedad, a su ubicación en las proxi-midades del ecuador y a su elevacióndesde el suelo del gran valle del Rift, entorno a los 1 000 m, hasta su cima de4 320 m, el monte Elgon alberga variasespecies vegetales y animales únicas enel mundo (UICN, 2001). En la parte in-ferior se pueden encontrar extensas zo-nas de bosques siempreverdes que danpaso a los prados alpinos por encima delos 3 000 m. La valiosa biodiversidad deesta montaña está amenazada por el ries-go de invasión, sobrepastoreo, desmon-te para la agricultura, explotación nosostenible del bosque e incendios, que amenudo arden de forma incontrolada enla estación seca. La población que viveen la montaña y en sus proximidades

Bosques de montañaEl mapa y las cifras que aquí se presentan se han obtenido combinando el mapa de lacubierta forestal mundial elaborado por la FAO en la Evaluación de recursos forestalesmundiales 2000 (ERF 2000) y el mapa de las montañas del mundo (para todas las categoríasde montañas) elaborado por el Centro Mundial de Vigilancia de la Conservación (WCMC)del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Los resultadosmuestran que el 24 por ciento de los bosques del mundo son bosques de montaña.

Bosques de montaña por zonas ecológicas mundiales

Región Superficie de los bosques de montaña(millones de hectáreas)

Tropical Subtropical Templada Boreal Polar Total

África 69 7 76 12Asia 129 94 46 6 276 50Oceanía 19 6 10 35 17Europa 33 61 183 1 278 27América del Norte y América Central 43 35 74 39 1 192 35América del Sur 68 8 6 82 9Total mundial 327 183 198 228 2 939 24

Bosques demontaña en

porcentaje deltotal de bosques

Bosques de montaña

Otros bosques

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obtiene el sustento de sus recursos natu-rales y depende de sus bosques paraconseguir leña. Se están introduciendoprácticas mejoradas de producción agrí-cola y de forraje, así como de agro-silvicultura, comprendido del cultivo depasto elefante, árboles y arbustosforrajeros y papas para siembra.

Para que las comunidades que vivenpróximas a la montaña puedan reducirsu dependencia de ella es necesario di-versificar las actividades y los ingresos.Un entorno de política adecuado es re-quisito indispensable para conservar losrecursos naturales del monte Elgon. EnUganda se ha llevado a cabo un proyec-to de conservación y desarrollo con apo-yo internacional y ahora se está inician-do en Kenya. También es necesaria lacooperación entre países para la conser-vación del gorila de las montañas, engrave peligro de extinción, que vive enla frontera entre el Congo, Rwanda yUganda. Si se promoviera la coordina-ción y la cooperación entre estos paísespara la ordenación integrada de las cuen-cas hidrográficas y el desarrollo regio-nal de estas zonas de montaña tal vez sepodrían evitar algunos de los conflictosy enfrentamientos que se originan enellas.

El Kilimanjaro posee distintos entornosen función de las zonas altitudinales,comenzando con bosques bajos de mon-taña entre 2 000 y 2 400 m con olivossilvestres y podocarpos, jabalíes gigan-tes de la selva, damanes arbóreos,mangostas y monos Sykes. A este estra-to le sigue una rica zona de bambúesentremezclados con herbáceas y árbolescon largos tramos de líquenes, helechos,musgos y orquídeas, hasta los 3 000 m.Hasta los 3 500 m se extiende un pára-mo abierto con prados de gramíneascespitosas y otras plantas según la alti-tud, que mantienen el suelo. El ecosistema

está amenazado debido a la presencia deun número excesivo de alpinistas pococuidadosos, a la excesiva explotaciónilegal de la cubierta arbórea, a la sustitu-ción de especies autóctonas y al desvíosistemático de los cursos de agua. Todoello tiene efectos importantes sobre elsuministro de agua para las comunida-des locales por lo que respecta al ganadoy a la obtención de un medio de vidasostenible. Se observan efectos simila-res en la cuenca del monte Kenya, don-de en las actividades hortícolas comer-ciales se utiliza una cantidad excesiva derecursos hídricos sin compensación paralos usuarios locales. Estos conflictos deinterés entre empresarios externos y co-munidades agrícolas de montaña, quecarecen de fuentes alternativas de ingre-sos, son frecuentes y deben resolversede forma equitativa.

Las montañas de Etiopía figuran entrelos lugares destacados del mundo por labiodiversidad. El café tiene su origen enestos lugares y el mayor antílope africa-no (Tragelaphus buxtoni) procede de laszonas montañosas próximas al lago Zwai,en Etiopía central. Las montañas deAlimar y Mondebo, en el sur del país, lasfuentes del Nilo Azul en el norte , y lasmontañas Bale en el sudeste tienen tem-peraturas estivales por el día e invernalespor la noche durante todo el año. Variasespecies de flora y fauna son endémicasde los montes Bale; entre ellas destacanvarias especies en peligro como el cha-cal simio (Canis simensis ). La vegeta-ción varía con la altitud desde la sabanay el bosque claro en las faldas de lasmontañas, hasta los 1 450 m, a algunosbosques densos y la vegetación alpinaen las zonas más próximas a la cima demayor altura, que alcanza 4 377 m. Lafisiología, el relieve y la ecología cam-bian rápidamente en un radio de 75 km;subir a la montaña es como pasar en

menos de medio día desde el ecuadorhasta los 50°N.

En Etiopía, donde los bosques cubrensolamente el 4 por ciento de la superficie(FAO, 2001), la extensión de la sabanay de las condiciones semiáridas suponenuna mayor carga para el entorno y lascomunidades vulnerables de las monta-ñas. Esporádicamente, se han estableci-do plantaciones de eucaliptos exóticos,que no han tenido efectos positivos. Laintensa erosión del suelo y los episodiosrecurrentes de sequía producen ham-brunas e inseguridad alimentaria. Laquema de vegetación para preparar latierra, las condiciones de secano de laagricultura y la excesiva explotaciónganadera en todo el país no hacen sinoagravar la situación. Sin embargo, enGuichi, en las tierras altas de Etiopía, seha introducido la agricultura con técni-cas adecuadas de aprovechamiento delagua, de laboreo y de cultivo con el finde asegurar los ingresos agrícolas sinagravar la erosión del suelo a pesar de ladesaparición de praderas.

Es necesario poner en práctica progra-mas bien orientados para potenciar lacapacidad de acción de las comunidadesde montaña y reducir su pobreza median-te el fortalecimiento de su capacidad paraadministrar los recursos de tierras yaguas, impedir los incendios provoca-dos y aprovechar los mecanismos delmercado para conseguir mayores bene-ficios por su trabajo, ganado, cultivos yproducciones artesanales. Se ha de apli-car una política ambiental y de desarro-llo coordinada, que incluya medidas deconservación del suelo y el agua y derehabilitación de la cubierta vegetal.

Oaxaca y los AndesLas montañas de Sierra Norte, en el es-tado mexicano de Oaxaca, están habita-das desde hace un milenio o más por el

Zona rehabilitada dela cuenca superior

de Copalata-Zimatan, en el

estado de Oaxaca,México

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pueblo zapoteco, cuyo gusto por la con-servación ha permitido salvaguardar susbosques de pinos y robles y sus bosquesnubosos semiáridos. Las cuencas hidro-gráficas de montaña alcanzan los2 000 m y luego vierten sus aguas en losacuíferos situados más abajo. En razóndel clima primaveral perenne de Oaxaca,las tierras zapotecas están amenazadaspor asentamientos sin planificar y porprácticas agrícolas que no respetan elmedio ambiente. La intensa actividadturística ha reducido drásticamente elnivel de agua de los acuíferos en Bahíasde Huatulco, con el riesgo de que sehayan agotado totalmente en 2020.

Las comunidades indígenas de lasmontañas próximas han sufrido intensa-mente los efectos del sistema de cultivode corta y quema y de la destrucción sis-temática de sus bosques. En el marco delprograma de rehabilitación de las cuen-cas hidrográficas que se ha puesto enmarcha para posibilitar la recarga de losacuíferos dañados mediante la adopciónde técnicas mejoradas de gestión de latierra y el agua se compensa a las pobla-ciones locales sus iniciativas de restau-ración de los bosques y aprovechamien-to del caudal de los ríos (Barkin y Pailles,2000). El programa promueve fuenteslocales de ingresos, contribuye a reducirla pobreza, fomenta la reintroducción deprácticas agrícolas de conservación yregula los cursos de agua. Una de lasactividades que ha emprendido la pobla-ción de Yavesia es el embotellamientode agua de manantial que se comerciali-za en localidades distantes. El apoyo dela sociedad civil propicia la integraciónde la producción de agua y los progra-mas de conservación en un proceso co-munitario más amplio de manejodiversificado de los recursos, medianteiniciativas como el establecimiento defondos fiduciarios para la puesta enmarcha de proyectos locales encamina-dos a proteger los cauces y riberas de losríos y la insistencia de que el sector pri-vado y los grandes usuarios de agua dela costa paguen un canon que contribu-ya a sufragar los costos de regeneraciónde las cuencas fluviales. Sin duda, esnecesario reconocer y recompensar losservicios ambientales que proporcionanlas comunidades indígenas de las mon-tañas mediante un sistema de obligacio-nes de los usuarios del agua en las tierrasllanas como parte de un enfoque inte-grado de manejo de las cuencas

hidrográficas que garantice el suminis-tro sostenible de agua.

Los Andes, con sus estribaciones, abar-can una superficie de 8,1 millones dekilómetros cuadrados. En la Argentina,Bolivia y el Perú se alcanzan altitudessuperiores a los 4 000 m. La zona tropi-cal de los Andes es una zona de grandiversidad biológica, con 45 000 espe-cies de plantas vasculares. En los Andesperuanos, por encima de los 5 000 m,existen 200 familias de plantas fane-rógamas, un 20 por ciento más que en elconjunto de Europa, cuya superficie es20 veces mayor. Esta riqueza biológica,muy superior a la de los bosquespluviales amazónicos vecinos, es el re-sultado de la compresión de zonasclimáticas a lo largo de los gradientesaltitudinales. De modo análogo, los17 000 km2 de bosques nubosos tropi-cales ecuatorianos contienen más de3 400 plantas vasculares, un númeromayor de especies que las existentes enlos 70 000 km2 del Amazonas. En loscinco países andinos tropicales, la diver-sidad de especies de musgo es 7,5 mayorque la que existe en toda cuenca delAmazonas (Braun et al., 2002; Myers etal., 2000).

Más del 70 por ciento de la poblaciónde Colombia reside en las montañas, queabarcan el 28 por ciento del territorio. Elbosque nuboso andino entre los 2 000 y3 800 m tiene un elevado endemismo deespecies de aves y árboles. Las precipi-taciones varían de 900 a 2 000 mm y latemperatura de 6° a 15 °C. Por ejemplo,la cuenca hidrográfica de montaña de laprovincia de Quindio es una fuente deleña y otros productos forestales, pero,por encima de todo, regula el caudal deagua para la agricultura y los asen-tamientos urbanos aguas abajo. El ríoQuindio es un elemento vital para lapoblación de las tierras bajas, especial-mente durante la estación seca. Es nece-sario evaluar las funciones hidrológicasdel bosque nuboso y otra vegetación dealtura para establecer medidas adecua-das de conservación y recompensar a lascomunidades de las montañas.

En reconocimiento de la necesidad deconservar y ordenar de manera sosteni-ble las altas praderas húmedas de mon-taña de la zona andina, o páramos, se haconstituido recientemente una red deno-minada Grupo Páramo, integrada porrepresentantes del gobierno, de organi-zaciones no gubernamentales, de la po-

blación rural y de instituciones de inves-tigación de todos los países andinos, asícomo de varios asociados europeos, parala conservación y buena gestión de lospáramos. Es necesario prestar atencióna especies en peligro del géneroPolylepis, árboles que crecen a mayoraltitud que ninguna otra especie en elmundo. Los bosques de Polylepis de lastierras altas andinas actúan a modo decuencas naturales de captación de aguaal acumular la humedad de las nubes y laniebla. Albergan también al raro pinzónde Cochabamba, un ave que sólo se en-cuentra en el norte de Bolivia, entre los3 000 y 4 000 m (Hjarsen, 1997). Sinembargo, en las actividades dereforestación se utilizan con frecuenciaeucaliptos y pinos exóticos, en lugar deregenerar el medio natural, en detrimen-to de los medios de sustento de la pobla-ción local que dependen de las plantasmedicinales, la caza y los tubérculos. Losobjetivos ecológicos, hidrológicos ysocioeconómicos a largo plazo exigen laprotección y regeneración de los bosquesamenazados de Polylepis, así como lazonificación de los diferentes usos de latierra.

El escenario andino que se acaba dedescribir pone de manifiesto que losbosques y la actividad forestal son sola-mente un componente de la ordenaciónintegrada de las zonas de montaña, aveces necesario pero no siempre sufi-ciente, y casi nunca importante en todaslas zonas altitudinales. Aunque la repo-blación forestal es el principal uso de latierra, la selección de especies y las prác-ticas deben adecuarse no solamente a lasexigencias de la conservación del sueloy el agua, sino también en función de sucompatibilidad con las necesidades yconocimientos de las comunidades lo-cales y a la demanda de leña, combusti-ble y productos no madereros que per-mitan sistemas de subsistencia sos-tenibles. Es necesario tener en cuenta elpotencial de productos valiosos, ya seancultivos (como patatas para siembra, tu-bérculos y frutos), pieles de animales yla lana de alpaca, tanto para el consumocomo para su comercialización, especial-mente aquellos que se basan en la biodi-versidad local; se ha de compensar apro-piadamente a las comunidades demontaña no sólo por esos productos, sinopor el suministro de agua, el turismoecológico y otros servicios ambientales,incluido el almacenamiento de carbono.

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CONCLUSIONESMao Zedong decía que «las montañasnutren al valle y el valle nutre a la ciu-dad». Pero, ¿quién nutre a la montaña?

El flujo ininterrumpido de bienes natu-rales hacia las tierras llanas y lamarginación las comunidades de monta-ña induce a pensar que es urgente que seadopten medidas para compensar a lapoblación de las montañas por sus fun-ciones de buena gestión. La potenciaciónde las poblaciones de las montañas, elfortalecimiento de su capacidad y lareinversión de ingresos son necesariospara asegurar un caudal continuado debienes y servicios ambientales y paraconseguir un equilibrio equitativo entrelas necesidades de las montañas y lasdemandas cada vez mayores de las tie-rras bajas.

En todos los continentes hay montañasy la existencia de factores comunes en-tre los distintos entornos de montaña tras-ciende la división Sur-Norte. A pesar deello, las montañas de los países en de-sarrollo albergan la proporción más ele-vada de las personas más pobres delmundo. Más del 80 por ciento de lascomunidades de montaña de los paísesen desarrollo sobreviven con menos de

un dólar al día. De los 7 millones depersonas que residen en las zonas debosques de Turquía, los ingresos anua-les de unos 6 millones de las regiones demontaña es inferior a 200 dólaresEE.UU. (Muthoo, 2001), y Turquía noes el caso más extremo. Esta pobrezaextrema es al mismo tiempo causa y efec-to del agotamiento de los recursos natu-rales y la degradación del medio ambien-te, que provoca problemas de super-vivencia en el Hindu Kush-Himalaya,Pamir, el Cáucaso, los montes Elgon,Kenya y Kilimanjaro, la Sierra Madre ylos Andes. Estos problemas exigen quese afronten de forma conjunta la conser-vación del medio ambiente y la erradica-ción de la pobreza.

Aunque es necesario adoptar solucio-nes específicas según los lugares, entodos los casos deberán formularse en elmarco de estrategias ambientales y dedesarrollo integradas y apropiadas paracuencas hidrográficas y ecosistemasvulnerables distintos. No es suficientecon la transformación en zonas de con-servación ni con intervenciones secto-riales centradas únicamente en los bos-ques, los suelos y el agua, en la ganaderíay la agricultura, en la energía renovable,

o en el turismo ecológico y la infraes-tructura. En la utilización actual de losrecursos deben adoptarse solucionesinnovadoras que concilien la protecciónde la flora y fauna silvestres, las cuencashidrográficas y los paisajes con las posi-bles funciones productivas, equilibran-do las demandas presentes y futuras delos usuarios aguas abajo (por ejemplo,agua, electricidad, madera y turismo) conlas necesidades de las comunidades delas montañas (por ejemplo, alojamientoseguro, leña, pieles y alimentos). Unfactor que favorecería este equilibriosería que los usuarios, productores yencargados de la gestión de los recursosadoptaran como principio rector el con-cepto de multifuncionalidad de las mon-tañas.

Las iniciativas de desarrollo deben pro-mover la diversificación de las tecnolo-gías de conservación y aprovechamien-to, así como de las oportunidades deingresos para todos los interesados, por-que, por general, el potencial mono-funcional es demasiado limitado en eltiempo y el espacio para garantizar lasupervivencia. La multifuncionalidadcomporta el reconocimiento de los vín-culos existentes entre la diversidad bio-

Pradera húmeda dealta montaña, opáramo, en losAndes, en la cuencaalta del Quindio,Colombia

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necesitan soluciones innovadoras queintegren a las montañas en el desarrolloequitativo de todas las comunidades,países y continentes. ◆

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Alrededor de la cuarta parte de la po-blación del mundo vive en las montañaso en sus alrededores y tal vez más de lamitad de la humanidad depende de losrecursos de las montañas (Messerli,2001). El deterioro de los ecosistemasde montaña no sólo afecta a las comuni-dades que viven en ellos, sino que es unobstáculo para el bienestar a largo plazode las poblaciones de las tierras bajas.Posiblemente, la seguridad es el serviciomás importante que pueden proporcio-nar las montañas, ya sea en relación conel agua, los alimentos o la energía, o conla protección de los asentamientos fren-te a los peligros naturales y de origenhumano. La degradación del medioambiente, la erosión cultural y la exclu-sión social determinan la existencia decontingentes de refugiados en las mon-tañas, desencadenando conflictos y cri-sis en zonas muy alejadas de ellas. Losresponsables de la formulación de laspolíticas deben reconocer este hecho ytener en cuenta que en este problemaexisten factores ambientales, económi-cos, sociales y culturales que están rela-cionados.

La adopción de un enfoque holísticoes el método realista para abordar lasoportunidades ambientales y los proble-mas de desarrollo de las montañas delmundo. El entorno de las montañas nopuede ser considerado aisladamente,pues de él dependen, directa o indirecta-mente, millones de personas de las pro-pias montañas y de las zonas llanas. Se

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Los bosques de niebla o bosques nubosos, definidos como bosques cuya ecología y

fisiología están vinculadas a su contacto directo con las nubes, se encuentran en laderas

de montañas y cordilleras frecuentemente envueltas por nubes y niebla. Los hay en más

de 60 países y en muchas islas tropicales. Sus árboles suelen ser pequeños y retorcidos

y estar cubiertos por abundantes musgos, orquidáceas y helechos epifíticos. Son

frecuentes los helechos arbóreos y las especies gimnospermas primitivas como las

podocarpáceas. La característica más destacada de estos bosques es su capacidad

para captar el agua que se condensa sobre la vegetación. Aunque a menudo se exageran

los beneficios hidrológicos de las cuencas de captación arboladas, hay muchas pruebas

de que los bosques de niebla incrementan realmente los suministros de agua (Bruijnzeel,

2000; Bruijnzeel y Hamilton, 2000). El suministro regular durante todo el año de agua

limpia de los bosques de niebla es un recurso vital para muchas poblaciones de montaña

y ciudades de llanura.

Hay bosques de niebla en más de 60 países, pero como rara vez se distinguen como

un tipo de bosque es difícil determinar su superficie total. Sin duda no es mucha: los

bosques de niebla son una parte del 1,6 por ciento de los bosques cerrados del mundo

considerados como bosques húmedos tropicales de montaña entre 1 500 y 3 500 m, los

cuales cubren 539 263 km2 (Kapos et al., 2000).

Una de las características de los bosques de niebla es que tienen una riqueza

excepcional de especies endémicas. Por ejemplo en México, los bosques de niebla

cubren menos del 1 por ciento del país pero contienen alrededor del 12 por ciento de las

Los bosques de niebla tropicales de montaña:es hora de actuar

P. Bubb, M. Aldrich y J. Sayer

Philip Bubb es Asesor en elCentro Mundial deVigilancia de laConservación (WCMC) delPrograma de las NacionesUnidas para el MedioAmbiente (PNUMA).Mark Aldrich es Oficialforestal en el programaBosques para la Vida delFondo Mundial para laNaturaleza (WWF).Jeff Sayer es AsociadoMayor de la Comisión parala Gestión del Ecosistema,WWF y Unión Mundial parala Naturaleza (UICN).

Una amenaza para losbosques de niebla: en

las laderas de losvolcanes Santa Isabel

y El Ruiz, al lado delparque nacional de

Los Nevados enColombia (altitud

aproximada, 2 500 m),se han talado árboles

para dar paso a la críade ganado y la

agricultura

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especies vegetales del país, siendo el 30 por ciento de éstas endémicas de México

(Rzedowski, 1996). En el occidente de Ecuador se encontraron en una sola sierra con

bosque de niebla unas 90 especies vegetales aparentemente endémicas en una zona

forestal de sólo 20 km2 (Gentry, 1992). El gorila de montaña en los volcanes de Virunga

en Rwanda y Zaire y el ave de refulgentes colores llamada quetzal (Pharomachrus

mocinno) en América Central son endémicos de bosques de niebla y constituyen fuertes

atracciones turísticas. Los bosques de niebla son el hábitat de parientes silvestres de

la papaya, el tomate, el aguacate, los frijoles Phaseolus, el pepino, la papa y la pimienta.

El cascarillero o quino (Cinchona succirubra), del que se extraía la quinina para combatir

el paludismo, procede de los bosques de Ecuador envueltos en niebla.

Los bosques de niebla tienden a dispersarse en fracciones en las cumbres montañosas

y están muy expuestos a una mayor fragmentación por obra de la deforestación y la

construcción de carreteras. Su amenaza principal es el desmonte para dedicar las tierras

a la agricultura y la ganadería. El cultivo de hortalizas, frutas y flores de zona templada

para la exportación es una amenaza creciente. Estos boques parecen especialmente

sensibles al cambio climático, habiéndose comprobado que el calentamiento puede

hacer que la base de las nubes se eleve sobre la altitud del bosque (Foster, 2001). La

sequedad consiguiente del bosque se ha relacionado con la extinción del sapo dorado y

otros anfibios y con el menor caudal de los arroyos en el bosque de Monteverde en Costa

Rica (Pounds, Fogden y Campbell, 1999). Sin embargo, los planes de conservación a

menudo han pasado por alto los bosques de niebla.

Los bosques de niebla son ideales para poner a prueba mecanismos de pago del

servicio de agua limpia, que fluye durante todo el año. En América Latina varios

proyectos experimentan planes en los que los usuarios del agua procedente de los

bosques de niebla pagan una tasa a los programas de conservación. Estos bosques han

dado lugar, en varias partes de América Latina, a prósperas empresas turísticas

privadas. En África y Asia, en cambio, el valor de los bosques de niebla se ha ignorado

en gran medida.

Como contribución al Año Internacional de las Montañas, el Centro Mundial de

Vigilancia de la Conservación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio

Ambiente (PNUMA-WCMC), el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), la Unión

Mundial para la Naturaleza (UICN) y el Programa Hidrológico Internacional de la

Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura

(UNESCO) están colaborando en una Iniciativa para los Bosques de Niebla Tropicales.

Su objetivo es promover el reconocimiento y los recursos para la conservación de los

bosques de niebla en todo el mundo, recalcando su papel en el suministro de agua. Se

está elaborando una base mundial de datos sobre los bosques de niebla y se están

estableciendo redes de especialistas en su conservación. La Comisión para la Gestión

del Ecosistema de la UICN proyecta realizar otros estudios de los valores hidrológicos

únicos y de la biodiversidad de los bosques de niebla, con especial atención a las

amenazas del cambio climático. Para más información, consúltese el sitio Web del

PNUMA-WCMC (www.unep-wcmc.org/forest/cloudforest/english/homepage.htm) o

contáctese con Philip Bubb ([email protected]) o Mark Aldrich

([email protected]).

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