2 LOS TRES TRABAJOS DEL FUTURO.doc

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EL TRABAJO DE LAS NACIONES 1 Hacia el capitalismo del siglo XXI ROBERT REICH CAP. 14 LOS TRES TRABAJOS DEL FUTURO Las discusiones habituales acerca del futuro de la economía nacional se concentran en temas como la competitividad de General Motors o la producción automotriz americana o, más generalmente, la industria de los Estados Unidos. Pero, como se ha observado, estas categorías se están volviendo irrelevantes. Suponen la existencia permanente de una economía norteamericana en la cual las actividades asociadas con una firma, industria o sector en particular están de algún modo relacionadas dentro de las fronteras de la nación, de manera que los trabajadores norteamericanos se enfrentan a un destino común; y también a un enemigo común: en los campos de batalla del mundo industrial inequívocamente combaten entre sí nuestras empresas y nuestros trabajadores. Pero esto ya no es así. En la nueva economía internacional, pocas compañías e industrias nacionales compiten con sus pares extranjeras, si con el término "nacionales" nos referimos al lugar donde se hace el trabajo y se agrega el valor. La red mundial se está convirtiendo en algo corriente. Por lo general, tienen sus sedes centrales en un determinado país (muchas en los EstadosUnidos), y reciben gran parte de su capital financiero de mismo, pero sus laboratorios de investigación y diseño, sus plantas de producción están diseminadas en Japón, Europa y América del Norte, con fábricas suplementarias en el Sudeste Asiático y en Latinoamérica; centro de marketing y distribución en cada continente; e inversores y prestamistas en Taiwán, Japón y Alemania Occidental, así como en los Estados Unidos. Estas organizaciones universales compiten con otras compañías análogas con sedes centrales en otras naciones. Los frentes de batalla ya no coinciden con las fronteras nacionales. Por eso, cuando una compañía "norteamericana" como General Motors muestra considerables beneficios, esta es una buena noticia para sus intermediarios estratégicos en Detroit y para sus inversores de los Estados Unidos. También es una buena nueva para otros ejecutivos y empleados, subcontratistas e inversores de la firma diseminados por el mundo. Pero no es necesariamente un motivo de regocijo para un montón de operarios de rutina que todavía trabaja en su línea de montaje de Detroit, o en cualquier otro lugar de los Estados Unidos, quienes son 1 REICH, R.: El Trabajo de las Naciones - Hacia el Capitalismo del Siglo XXI. Edit. Vergara, Buenos Aires, 1993.

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PGINA 41Robert Reich - El Trabajo de Las Naciones

EL TRABAJO DE LAS NACIONES

Hacia el capitalismo del siglo XXI

ROBERT REICHCAP. 14

LOS TRES TRABAJOS DEL FUTUROLas discusiones habituales acerca del futuro de la economa nacional se concentran en temas como la competitividad de General Motors o la produccin automotriz americana o, ms generalmente, la industria de los Estados Unidos. Pero, como se ha observado, estas categoras se estn volviendo irrelevantes. Suponen la existencia permanente de una economa norteamericana en la cual las actividades asociadas con una firma, industria o sector en particular estn de algn modo relacionadas dentro de las fronteras de la nacin, de manera que los trabajadores norteamericanos se enfrentan a un destino comn; y tambin a un enemigo comn: en los campos de batalla del mundo industrial inequvocamente combaten entre s nuestras empresas y nuestros trabajadores.

Pero esto ya no es as. En la nueva economa internacional, pocas compaas e industrias nacionales compiten con sus pares extranjeras, si con el trmino "nacionales" nos referimos al lugar donde se hace el trabajo y se agrega el valor. La red mundial se est convirtiendo en algo corriente. Por lo general, tienen sus sedes centrales en un determinado pas (muchas en los EstadosUnidos), y reciben gran parte de su capital financiero de mismo, pero sus laboratorios de investigacin y diseo, sus plantas de produccin estn diseminadas en Japn, Europa y Amrica del Norte, con fbricas suplementarias en el Sudeste Asitico y en Latinoamrica; centro de marketing y distribucin en cada continente; e inversores y prestamistas en Taiwn, Japn y Alemania Occidental, as como en los Estados Unidos. Estas organizaciones universales compiten con otras compaas anlogas con sedes centrales en otras naciones. Los frentes de batalla ya no coinciden con las fronteras nacionales.

Por eso, cuando una compaa "norteamericana" como General Motors muestra considerables beneficios, esta es una buena noticia para sus intermediarios estratgicos en Detroit y para sus inversores de los Estados Unidos. Tambin es una buena nueva para otros ejecutivos y empleados, subcontratistas e inversores de la firma diseminados por el mundo. Pero no es necesariamente un motivo de regocijo para un montn de operarios de rutina que todava trabaja en su lnea de montaje de Detroit, o en cualquier otro lugar de los Estados Unidos, quienes son cada vez menos y que cada vez ms reciben sus salarios de compaas con sedes centrales en Tokio o Bonn.

Consecuentemente, los norteamericanos estn llegando a formar parte de un mercado laboral internacional, que abarca Asia, Africa, Amrica Latina y Europa del Este, y en forma creciente la ex Unin Sovitica. La competitividad de los norteamericanos en este mercado mundial est llegando a depender, ya no de la prosperidad de las compaas o de las industrias nacionales, sino de las tareas o funciones que los mismos lleven a cabo del valor que puedan agregar dentro de la economa mundial. Otras naciones estn experimentando precisamente la misma transformacin, algunas ms lentamente que en los Estados Unidos, pero todas participan de la misma tendencia transnacional. Las barreras al intercambio internacional de conocimiento, dinero y productos tangibles se estn derribando; numerosos grupos en cada nacin se unen a las redes mundiales. En unos pocos aos, prcticamente no habr manera de distinguir una economa nacional de otra, excepto por las tasas de cambio de su moneda corriente, e incluso esta distincin es cada vez menos notable.

De modo que las instituciones nacionales norteamericanas afrontan una competencia mundial cada vez ms directa e inmediata. A medida que desechamos las ideas remanentes acerca de la competitividad de la economa, de las industrias y de las compaas "nacionales", y las reconsideramos desde el punto de vista de la competitividad de la fuerza de trabajo norteamericana, se hace evidente que los xitos o fracasos no sern igualmente compartidos por todos los ciudadanos.

Algunos ciudadanos, cuyas contribuciones a la economa mundial estn ms cotizadas en los mercados mundiales, tendrn xito, mientras otros, cuyos aportes sean mucho ms valiosos, no lo lograrn. Por ejemplo, los gerentes norteamericanos de General Motors pueden llegar a ser ms competitivos, aun cuando los operarios de produccin de la compaa no lo sean, porque las funciones que cumplen los del primer grupo estn mucho mejor cotizadas en el mercado mundial que las del ltimo grupo. Por eso, cuando se habla de "competitividad" de los norteamericanos en general, se hace referencia solamente a cunto est dispuesto a pagar el mercado mundial, en promedio, por los servicios prestados por los mismos. Algunos norteamericanos podrn demandar ingresos mucho ms altos; otros mucho menores. Ya no habr ciudadanos que se eleven o sucumban juntos, como en una gran "nave nacional". Nos estamos transformando, cada vez ms, en pequeas balsas que navegan con rumbos diferentes.

II

A fin de observar con mayor detenimiento lo que sucede en el mercado laboral y comprender por qu el destino econmico de los norteamericanos se est bifurcando, antes es necesario considerar las tareas que desarrollan los mismos en trminos de categoras que reflejen sus posiciones competitivas reales en la economa mundial.

La informacin oficial acerca de los puestos de trabajo est organizada en categoras que no son muy ilustrativas al respecto. La Oficina de Censos de los Estados Unidos comenz a investigar acerca de los puestos laborales en 1820, y desarroll un mtodo sistemtico para categorizarlos en 1870. A partir de 1943, la Oficina de Censos dio con un mtodo para dividir esas categoras en diferentes niveles de "status socioeconmico", de acuerdo con entre otras cosas- el prestigio y los ingresos asociados con cada puesto. Con el propsito de identificar los grupos adecuadamente, la oficina citada dividi primero todos los puestos dentro de la clase empresarial y trabajadora las mismas dos categoras globales que definieron los Lyntis en su investigacin de Middletown, y luego dividi cada una de ellas, en subcategoras. En 1950, la Oficina de Censos agreg la categora de trabajadores de servicios" y denomin al esquema resultante como "Principales Grupos Ocupacionales" de los Estados Unidos, que ha subsistido desde entonces. Todas las encuestas posteriores se inspiraron en este mismo conjunto de categoras. Por eso, incluso en 1990, de acuerdo con el criterio de la oficina mencionada, cada persona ocupada puede estar clasificada dentro de una "especialidad gerencial y profesional", dentro de una funcin tcnica, de ventas, y de apoyo administrativo", "una actividad de servicio", una tarea de "operario, obrero y jornalero", o dentro de una ocupacin de "transporte y traslado de material".

Este conjunto de clasificaciones tena sentido cuando la economa estaba concentrada en la produccin estandarizada de alto volumen, en la cual casi todos los puestos estaban dentro, o en torno, de las compaas centrales, y cuando el status y el ingreso dependan de la jerarqua propia dentro de la escala burocrtica empresarial. Pero esas categoras tienen poco que ver con los puestos competitivos ahora que las compaas centrales norteamericanas se estn transformando en sutiles entrelazamientos de redes mundiales. Alguien cuya funcin entra oficialmente dentro de una subcategora "tcnica o de ventas" puede estar, efectivamente, entre el personal mejor remunerado y ms influyente de dichas redes. Para comprender la verdadera situacin competitiva de los norteamericanos en la economa mundial, es necesario planear nuevas categoras.

Bsicamente, estn surgiendo tres amplias categoras de trabajo, que corresponden a las tres diferentes posiciones competitivas en las cuales se encuentran los norteamericanos. Estas mismas categoras estn tomando forma en otras naciones. Las denominaremos servicios rutinarios de produccin, servicios en persona y servicios simblicoanalticos.

Los servicios rutinarios de produccin abarcan los diferentes tipos de tareas cumplidas por los trabajadores de la "tropa de infantera" del capitalismo americano, en las empresas de alto volumen de produccin. Se hacen una tras otra; son una etapa en una secuencia de fases para fabricar productos terminados que luego se comercian en el mercado mundial. Si bien a menudo se las considera como tareas manuales, tambin incluyen funciones de supervisin rutinaria desempeadas por gerentes de bajo y mediano nivel capataces o encargados, gerentes de lnea, jefes de personal y jefes de seccin, y consisten en un control repetitivo del trabajo de los subordinados y en velar por el cumplimiento de los procedimientos operativos estndar.

Los servicios rutinarios de produccin se pueden encontrar en muchos sitios dentro de una economa moderna, adems de las industrias tradicionales. Se los puede encontrar incluso en las ms jvenes y relucientes empresas de alta tecnologa. Pocas tareas son ms tediosas y repetitivas que armar los tableros de circuitos para computadoras o componer las claves o cdigos de rutina para los programas de software en computacin.

Contrariamente a lo que predijeron muchos profetas de la "era de la informtica", quienes auguraban con entusiasmo una abundancia de puestos bien remunerados, incluso para la gente con las habilidades ms elementales, la dura realidad es que muchas tareas del procesamiento de datos entran fcilmente dentro de esta categora. Los "infantes" de la economa moderna son las hordas de operadores que, instalados en oficinas apartadas, trabajan en las terminales de las computadoras conectadas con los bancos de datos mundiales. Ellos introducen rutinariamente en las computadoras o extraen los datos con las listas de compras y cancelaciones de las tarjetas de crdito, cheques librados, cuentas y correspondencia de los clientes, nminas de sueldos, listas de pacientes, facturas de internacin, fallos judiciales, listas de suscriptores, catlogos, y as sucesivamente. La "revolucin de la informtica" nos ha hecho ser ms productivos, pero tambin ha generado una enorme acumulacin de datos, los cuales deben ser procesados con mtodos tan rutinarios como los de las lneas de montaje de una fbrica.

Los empleados de los servicios rutinarios habitualmente trabajan junto con una serie de otras personas que cumplen la misma tarea, dentro de amplios y cerrados espacios. Se orientan en su tarea a travs de procedimientos estndar y normas codificadas, e incluso sus jefes son supervisados, a su vez, por personas que controlan rutinariamente a menudo con la ayuda de computadoras cunto trabajan y con qu esmero lo hacen. Sus salarios se fijan sobre la base de la cantidad de tiempo que trabajan, o su rendimiento laboral.

Estos trabajadores deben saber leer y efectuar clculos simples. Pero sus virtudes esenciales son la fiabilidad, la lealtad y la capacidad para cumplir las directivas. Para eso basta normalmente con una educacin estndar sobre la base de principios tradicionales.

En 1990, los trabajos rutinarios de produccin abarcaban cerca de un cuarto de los empleos cubiertos por los norteamericanos, y su cantidad iba en disminucin. Aquellos que trabajaban en las industrias metalrgicas eran en su mayor parte hombres de raza blanca; los operarios de planta o el personal de informtica eran en su mayora gente de color o hispano, y mujeres; sus jefes, varones de raza blanca".

Los servicios en persona, el segundo tipo de funcin que cumplen los norteamericanos, tambin comprende tareas simples y repetitivas. Y como en los servicios rutinarios de produccin, el empleado cobra en funcin de las horas trabajadas o el rendimiento laboral; estn estrechamente supervisados (como sus jefes), no necesitan haber adquirido demasiada formacin (como mximo, un ttulo secundario, o su equivalente, adems de cierto entrenamiento vocacional).

La mayor diferencia entre un empleado de los servicios en persona y otro de produccin rutinaria es que estos servicios se deben proporcionar de persona a persona, y por lo tanto no se prestan a todo el mundo. (Desde luego, este empleado podra trabajar para una organizacin mundial. Por ejemplo, en 1988, la compaa britnica Blue Arrow PLC adquiri Mainpower Inc., que provee servicios de custodia en todos los Estados Unidos. La firma danesa ISSAS empleaba ms de 16.000 trabajadores norteamericanos para la limpieza de oficinas en la mayora de las principales ciudades de los Estados Unidos.) Estos trabajadores estn en contacto directo con los destinatarios finales de su trabajo; sus objetivos inmediatos son los clientes especficos y no las barras de metal, las telas o la informacin. Trabajan solos o en grupos reducidos. Estn incluidos dentro de esta categora los vendedores minoristas, los camareros y camareras, los empleados de hoteles, los conserjes o porteros, los cajeros, los enfermeros y asistentes hospitalarios, las nieras, los servicios de limpieza domiciliaria los conductores de taxis, las secretarias los peluqueros, los mecnicos de coches, los vendedores de bienes inmuebles, las azafatas de aerolneas, los fisioterapeutas y -entre los de ms rpida expansinlos guardias de seguridad.

Los trabajadores de los servicios en persona se supone que deben ser puntuales, fiables y dciles, como los empleados de los servicios rutinarios de produccin. Pero muchos de estos trabajadores deben satisfacer un requisito adicional: tener un trato afable. Tienen que saber sonrer y transmitir confianza y optimismo, incluso cuando se sientan abatidos. Deben ser corteses y serviciales, aun con el ms aborrecible de los patrones. Ante todo, tienen que hacer que los dems se sientan cmodos y complacidos. Quiz por eso no sorprenda el hecho de que, tradicionalmente, hayan sido mujeres las que cumplan la mayora de estas tareas. El estereotipo cultura de la mujer como educadora o formadora le ha abierto incontables oportunidades en' este mbito.

En 1990, este tipo de servicios comprenda casi el 30 por ciento de los puestos ocupados por los norteamericanos y su nmero aumentaba a un ritmo acelerado. Por ejemplo, Beverly Enterprises, una simple cadena de residencias geritricas, que opera en todos los Estados Unidos, empleaba casi la misma cantidad de trabajadores que toda la compaa Chrysler (115.174 y 116.250, respectivamente) si bien la mayora de los norteamericanos estaban mucho ms informados acerca de esta ltima. En los Estados Unidos, se crearon durante la dcada de los ochenta ms de 3 millones de puestos dentro de estos servicios "de persona a persona" en los locales de comidas rpidas, bares y restaurantes. Esta cifra supera a la cantidad total de puestos en la produccin rutinaria de la industria automotriz, siderrgica y textil combinadas, que todava existen en los Estados Unidos hacia el final de la dcada.

Los servicios simblicoanalticos, la tercera categora de puestos, incluye las actividades de los expertos en intermediacin estratgica, identificacin y resolucin de problemas, que ya hemos considerado en los captulos anteriores. Como los servicios rutinarios de produccin (y a diferencia de los servicios en persona), los simblicoanalticos se pueden prestar universalmente y por eso tienen que competir con los prestadores extranjeros, incluso en el mercado norteamericano, pero no se ofrecen al comercio mundial como algo estandarizado. Lo que se comercia son smbolos datos, palabras, representaciones visuales y orales.

Incluidos dentro de esta categora estn los individuos que se denominan a s mismos investigadores cientficos, ingenieros proyectistas, ingenieros de sistemas, ingenieros civiles, biotecnlogos, ingenieros de sonido, ejecutivos de relaciones pblicas, banqueros de inversin, abogados, planificadores de bienes races e incluso algunos contadores creativos. Tambin abarca gran parte de la tarea que cumplen los consultores de varias especialidades: management, finanzas, impuestos, energa, agrcolas, armamentos, arquitectura; los especialistas en manejo de informacin y en desarrollo de las organizaciones, los planificadores estratgicos, los buscadores de talentos y cerebro para las empresas (headunters) y los analistas de sistemas. Adems: los publicistas, los estrategas de marketing, los directores de arte, los arquitectos, los cineastas, los guionistas, los editores y escritores, los periodistas, los msicos, los productores de cine y televisin, e incluso los catedrticos universitarios.

Los analistas simblicos hacen de intermediarios, identifican y resuelven problemas valindose de smbolos. Simplifican la realidad con imgenes abstractas que se pueden reordenar, alterar y experimentar con ellas, comunicarlas a otros especialistas y, finalmente, convertirlas nuevamente en una realidad. Para ello se utilizan instrumentos de a~, obtenidos a travs de la experiencia. Los instrumentos pueden ser algoritmos matemticos, argumentos legales, tcticas financieras, principios cientficos, observaciones psicolgicas acerca de cmo persuadir o entretener, mtodos inductivos o deductivos, o cualquier otro tipo de tcnica para resolver problemas.

Algunas de estas tcticas revelan de qu manera desplegar ms eficazmente los recursos, o los activos financieros, o bien cmo ahorrar tiempo y energas. Otras tcticas llevan a nuevos descubrimientos: prodigios tecnolgicos, argumentos legales innovadores, nuevas campaas publicitarias para convencer a la gente de que ciertos pasatiempos han Negado a ser una necesidad vital. Y otros recursos ms de sonidos, palabras, imgenes que apuntan a distraer a los destinatarios o hacerles reflexionar ms profundamente sobre sus vidas, o sobre la condicin humana.

Como los trabajadores rutinarios de la produccin, los analistas simblicos rara vez establecen un contacto directo con los destinatarios de su labor. Sin embargo, otros aspectos de su tarea son muy diferentes de los que caracterizan a los empleados de produccin. Los analistas simblicos a menudo tienen socios o colegas en lugar de jefes o supervisores. Sus ingresos pueden variar de vez en cuando, pero no estn en relacin directa con la cantidad de tiempo o esfuerzo que invierten. El ingreso depende, ms bien, de la calidad, originalidad, destreza y oportunidad, y surge de lo que ellos identifican y resuelven. Sus carreras no son lineales ni jerrquicas; pocas veces siguen una trayectoria bien definida, hasta llegar progresivamente a los niveles ms altos de responsabilidad e ingresos. De hecho, los analistas simblicos pueden asumir grandes responsabilidades y disfrutar de una prspera situacin a una edad ms bien temprana. W mismo modo, pueden perder influencia e ingresos si no son suficientemente hbiles para innovar y crear sobre la base de su experiencia acumulativa, aun cuando sean veteranos.

Estas personas generalmente trabajan solas o en pequeos equipos, los cuales pueden estar conectados con grandes organizaciones, inclusive con redes mundiales. El trabajo en equipo, por lo general, es un aspecto crtico. En vista de que ningn problema o solucin se puede definir por anticipado, el intercambiofrecuente e informal de opiniones contribuye a asegurar el mejor uso de los conocimientos y descubrimientos, y su evaluacin crtica inmediata.

Cuando no conversan con sus compaeros de equipo, los analistas simblicos se sientan junto a los terminales de computadora: examinan las palabras y las cifras, las desplazan, las cambian, prueban nuevas expresiones y guarismos, formulan y comprueban hiptesis, o planean estrategias. Tambin pasan largas horas en reuniones o conversaciones telefnicas, en viaje y en los hoteles, asesoran, dictan conferencias, dan instrucciones, hacen negociaciones. Peridicamente entregan informes, planes, proyectos, borradores, memorandos, esquemas, propuestas, manuscritos, los cuales, a su vez, dan lugar a ms reuniones para clarificar lo que ha sido propuesto y llegar a un acuerdo para su realizacin. El producto final a menudo es la parte ms fcil. La cantidad de tiempo y el coste (y con ello el valor real) se determina al conceptualizar el problema, entrever la solucin y planear su ejecucin.

La mayor parte de estos analistas son graduados de las carreras terciarias o universitarias; muchos tambin poseen ttulos de posgrado. La gran mayora son varones, pero la proporcin de mujeres va en aumento, y entre ellos hay una pequea pero creciente cantidad de gente de color. En total, los analistas simblicos cubren no ms del 20 por ciento de los puestos en los Estados Unidos. La proporcin de trabajadores norteamericanos que entran dentro de esta categora se ha incrementado considerablemente desde la dcada de los cincuenta (segn mis clculos, no ms del 8 por ciento de los trabajadores norteamericanos se podan calificar como analistas simblicos a mediados de siglo), pero el ritmo de crecimiento disminuy en los aos ochenta aun cuando cierta especialidades analticas, como los fondos de inversin y la asesora jurdica, cobraron impulso. (Volver sobre el tema ms adelante).

III

Estas tres categoras de tareas cubren ms de tres de cada cuatro puestos laborales en los Estados Unidos. Entre los restantes figuran los trabajadores rurales, los mineros y otras personas que trabajan en la explotacin de yacimientos naturales, quienes en conjunto representan menos del 5 por ciento de los trabajadores norteamericanos. Los dems son principalmente empleados pblicos (que incluyen a los maestros de las escuelas pblicas), empleados de las industrias reguladas (como los empleados de los servicios pblicos), y profesionales pagados por el gobierno (ingenieros que trabajan en los sistemas de armamentos y mdicos de los programas mdico asistenciales del gobierno: Medicaid y Medicare); ea. si todos ellos al amparo de la competencia.

Algunas categoras de empleos tradicionales gerentes, secretarias, vendedores, etctera se superponen con ms de una de estas nuevas categoras funcionales. Es necesario destacar que las categoras tradicionales datan de una poca en la cual la mayora de las tareas estaban tan estandarizadas como los productos que contribuan a crear. Dichas categoras ya no resultan muy tiles para determinar qu hace realmente un individuo en su puesto, ni cunto es posible que gane por eso. Solamente algunas de las personas que estn clasificadas como "secretarias" prestan servicios personales, como concertar citas y servir caf. Mientras un tercer grupo de "secretaria? cumplen funciones de analista simblico en estrecha cooperacin con la tarea de sus jefes. El hecho de clasificarlas a todas como "secretarias" es una interpretacin errnea de sus muy diferentes funciones en la economa. Del mismo modo, las tareas de "ventas" pueden entrar dentro de cualquiera de los tres grupos funcionales: algunos vendedores simplemente llenan los pedidos; otros invierten la mayor parte de su tiempo en servicios personales, y algunos se ocupan de la identificacin de problemas no muy lejos de lo que hacen los consultores de management ms cotizados. Las tareas de los programadores de computacin (una de las categoras recientemente incorporadas a la lista de ocupaciones estndar) tambin son variadas: pueden planear cdigos de rutina, resolver dificultades "en persona" para clientes en particular, o traducir complejas especificaciones funcionales en software.

El hecho de que una categora de trabajo se clasifique oficialmente como "profesional" o "gerencial" tiene poca conexin con la funcin que su ocupante realmente desempea dentro de la economa mundial. No todos los profesionales son analistas simblicos. Algunos abogados pasan toda su vida laboral haciendo cosas que la gente comn podra calificar como

intolerablemente montonas, girando siempre en torno de los mismos testamentos, contratos y divorcios, en los cuales slo cambian los nombres. Algunos contadores hacen auditoras rutinarias, sin un activo compromiso de sus cortezas cerebrales. Ciertos gerentes no asumen ms responsabilidad que anotar quin llega tarde por la maana, y cerrar con llave la

oficina al retirarse. (Me han contado de catedrticos universitarios que han dado la misma conferencia durante treinta aos, mucho despus que sus cerebros se atrofiaran, pero no creo en esas historias.) Evidentemente, ninguno de estos profesionales es un analista simblico.

Tampoco todos los analistas simblicos son profesionales. En el viejo sistema econmico estandarizado, un "profesional" era alguien que haba adquirido un particular dominio del conocimiento. El conocimiento exista previamente, listo para ser adquirido. Haba sido registrado en polvorientos volmenes o codificado segn reglas y frmulas precisas. Una vez que el principiante haba absorbido debidamente el conocimiento y haba aprobado el examen que testimoniaba su "asimilacin", el status profesional le era conferido automticamente, por lo general a travs de una ceremonia con indumentarias y boato adecuadamente medievales. A continuacin, el profesional estaba autorizado a estampar algn ttulo despus de su apellido, colgar un diploma en la pared de su oficina, inscribirse en la asociacin profesional, asistir a las reuniones anuales en Palm Springs y buscar afanosamente a sus clientes con un mnimo de evidente avaricia.

Pero en la nueva economa con innumerables problemas sin identificar, soluciones inexploradas y medios desconocidos para ponerlas en prctica la adquisicin de los viejos dominios del conocimiento no es suficiente para garantizar un buen ingreso. Si bien no es importante, todava es necesario. Los analistas simblicos a menudo pueden recurrir a un cmulo de conocimientos con slo oprimir una tecla de la computadora. Hechos, cdigos, frmulas y reglas son fcilmente accesibles. Mucho ms valiosa es la capacidad de utilizar eficaz y creativamente ese conocimiento. Tener un ttulo profesional no garantiza ese conocimiento. Una formacin profesional en la cual se ha enfatizado la adquisicin rutinaria de ese conocimiento sobre el pensamiento original puede inhibir dicha capacidad.

IV

Cmo se puede describir entonces lo que hacen los analistas simblicos? No es fcil. Toda vez que el status, la influencia y los ingresos de estos analistas tienen poco que ver con las categorizaciones formales o los ttulos, su funcin puede parecer enigmtica a las personas que trabajan fuera de una red empresarial y a las que no estn familiarizadas con la verdadera funcin de un analista simblico dentro de las mismas. El anlisis simblico abarca procesos de reflexin y comunicacin, antes que una produccin tangible. Los alcances de esta tarea pueden resultar difciles de transmitir. Al responder a la pregunta "Qu hiciste hoy, pap?", no siempre es instructivo, o particularmente ejemplar, contestar que uno ha pasado tres horas conversando por telfono, cuatro horas en reuniones, y el resto del tiempo con la vista fija en una pantalla de computadora, tratando de resolver un problema.

Algunos analistas simblicos le asignan un ttulo a sus funciones que no aclara nada, pero al menos suena como si les otorgara una autoridad independiente. Las viejas jerarquas se han desechado, pero un nuevo lenguaje ha comenzado a perpetuar las prcticas, consagradas por el tiempo, de usar los ttulos como expresin de status.

He aqu una muestra. Agregue cualquier trmino de la primera columna a alguno de la segunda, y luego agregue ambos trminos a cualquiera de la tercera columna, y tendr una funcin que es posible atribuir a un analista simblico.

Ingenierode PlaneamientoFinanciero

Directorde AdministracinCreativo

Diseadorde Procesamientode Comunicaciones

Coordinadorde Desarrollode Sistemas

Consultorde Estrategiade Proyectos

Gerentede Polticade Negocios

Asesorde Utilizacinde Recursos

Planificadorde Investigacin de Producto

No obstante, en la organizacin "chata" de las empresas de alto valor existen sutiles diferencias de categora para los analistas simblicos. El status real es inversamente proporcional a la importancia de ttulo o cargo. Dos trminos significan un cierto grado de autoridad. (La segunda o tercera columna se eliminan, dejando una ms simple y elegante combinacin como "Ingeniero de Proyectos" o "Director Creativo".) Sobre los analistas simblicos ms meritorios que ejercen una influencia mayor sobre sus pares dentro de la red recae el ms alto honor: un ttulo formado por un solo trmino de la primera columna seguido de adjetivos honorficos, como "Senior" "Ejecutivo" o "Principal". El analista se convierte en Traductor Senior", Coordinador Ejecutivo", o "Asesor Principal", ya no por sus largos aos de servicio, o por el impecable acatamiento de las rutinas, sino por su especial destreza para negociar, identificar y resolver problemas.

Hace aos, los jvenes ambiciosos y afortunados ascendan en las escalas jerrquicas empresariales con predecible facilidad. Cuando ingresaban en una compaa central, comenzaban, por ejemplo, como segundo asistente de marketing. Despus de cinco aos aproximadamente suban a la categora de primer asistente, y de all en adelante continuaban la escala ascendente. Cuando se incorporaban a un estudio jurdico, a una consultora o a una compaa financiera, se iniciaban como asociados, despus de cinco u ocho aos ascendan a socio junior, y luego a socio senior, socio gerente y finalmente la cumbre.

Ninguna de estas predecibles etapas requera un pensamiento original. En realidad, una imaginacin particularmente creativa o crtica hasta poda ser peligrosa para el desarrollo de la carrera, especialmente si se formulaban preguntas del tipo subversivo, como "No estamos enfocando mal el problema?" o "Por qu lo hacemos de esta manera?" o ms peligroso aun," Cul es la razn de ser de esta organizacin?" La carrera ms segura era el camino ms fiable, y este ya haba sido lo suficientemente transitado por otros previamente, de modo que no se poda fallar.

Desde luego, todava existen lugares apartados dentro de las organizaciones donde los progresos en la carrera son secuenciales y predecibles. Pero los ms jvenes se sienten cada vez menos atrados por esas situaciones, y tampoco desean transitar por los caminos conocidos. No les interesa. En la nueva economa mundial, aun los puestos ms importantes de las organizaciones ms prestigiosas son vulnerables a la competencia mundial cuando consisten en rutinas fcilmente emulables. La nica verdadera ventaja competitiva estriba en la habilidad para identificar, intermediar y resolver problemas.

CAP. 15

UNA DIGRESIN SOBRE EL ANLISIS SIMBLICO:

EL INCENTIVO DEL MERCADO

Vale la pena mencionar una acotacin final acerca del analista simblico, si bien el lector ansioso por urdir la trama puede saltar al prximo captulo sin riesgo. Hago una pausa para estimar los beneficios colectivos del anlisis simblico, y cmo las habilidades y conocimientos de estos analistas pueden ser utilizados por el bien de la humanidad.

Tanto la intermediacin estratgica como la identificacin y resolucin de problemas pueden generar un valor significativo para los consumidores, pero este aporte no necesariamente mejora la sociedad. Desde luego, a veces existe una convergencia entre lo que los consumidores pretenden y las necesidades colectivas: las enfermedades temidas se pueden diagnosticar y se descubren nuevos tratamientos; se escriben nuevas partituras musicales, se ejecutan y se venden a millones de oyentes que las aprecian; los automviles se hacen ms rpida y convenientemente, ms seguros y econmicos. En otras pocas, los analistas simblicos simplemente acrecentaban el bienestar de algunas personas, mientras mantenan el de las dems en un nivel parejo, o sus consecuencias podan ser reducir el bienestar de todos. Por ejemplo, un analista simblico que descubre una nueva e inusitada manera de utilizar el combustible fsil o los plsticos no biodegradables puede ser generosamente compensado, pero est contribuyendo a privar a las futuras generaciones de los recursos naturales y el equilibrio ecolgico que disfrutaron sus antecesores.

Incluso en la vieja y estandarizada economa de alto volumen, las innovaciones a menudo tenan consecuencias para la humanidad, si bien no estaban en relacin directa con ellas. Algunas consecuencias eran benficas: los ferrocarriles transportaban grano a miles de kilmetros para abastecer a consumidores que de otra manera no podran haber tenido acceso a esos recursos. Pero algunos efectos laterales eran menos benficos: las locomotoras tambin provocaban incendios en las praderas y bosques. A medida que las empresas de alto valor van remplazando a la produccin de alto volumen, surgen mayores posibilidades para las innovaciones que mejoran las condiciones de vida de la humanidad, aunque existe un potencial similar para los descubrimientos que las afectan negativamente. Mientras se acortan las distancias en el inundo y el progreso econmico se acelera, esos efectos laterales benficos o nocivos cobran ms importancia. Una nueva vacuna puede proteger a millones de nios; un escape en una planta de energa nuclear puede contaminar la atmsfera en la que respiran otros tantos nios.

Cmo podemos garantizar que los analistas simblicos apliquen sus energas creativas en la direccin correcta? La histrica disputa entre el libre mercado y el intervencionismo nos obliga, ya sea a ignorar la existencia de los efectos laterales de sus actividades, o a depender de las incontables directivas del gobierno para promover los efectos benficos y prevenir los perjudiciales. Cualquiera de estas alternativas dependencia exclusiva de los mercados o de las instrucciones del gobierno incitan al abuso y la ineficiencia. La respuesta adecuada estriba en organizar el mercado, de manera tal que incentiva a los analistas simblicos a descubrir los medios para preservar a la humanidad, infligiendo el menor dao posible.

IIDe todos modos, la idea de un "mercado libre", al margen de las leyes y decisiones polticas que el mismo genera, es una pura fantasa. El mercado no fue creado por Dios en alguno de los primeros seis das (al menos, no directamente), tampoco se mantiene por la voluntad divina. Es un artificio humano, la ingeniosa suma de una serie de criterios acerca de los derechos y responsabilidades individuales. Cules son los mos? Cules son los tuyos? Cules son los nuestros? Y, cmo definimos y reaccionamos con respecto a las acciones que amenazan esos lmites? Por la fuerza, el fraude, la extorsin o la negligencia? Qu deberamos vender, y qu no? (Drogas? Sexo? Votos? Bebs?) Cmo podramos hacer cumplir esas decisiones, y qu castigos se deberan aplicar a los transgresores? A medida que una nacin formula y acumula respuestas a estas preguntas, crea su propia versin del mercado.

Las respuestas a esta clase de preguntas no se pueden encontrar tan slo en la lgica o el anlisis. Diferentes naciones en diferentes pocas han respondido de distintas maneras. Las respuestas dependen de los valores que profese una sociedad, de la importancia que le adjudique a la solidaridad, la prosperidad, la tradicin, la compasin, etctera. En las naciones modernas, el gobierno es el principal intermediario, a travs del cual la sociedad delibera, define y hace cumplir las normas que establece el mercado. Los jueces y legisladores, as como los funcionarios y dirigentes del gobierno, adaptan y modifican constantemente las reglas del juego por lo general en forma tcita, a menudo intencionadamente, y siempre bajo la atenta mirada, cuando no bajo el influjo, de intereses con claros compromisos en las consecuencias de algunas decisiones. Por lo general, esta retrica plantea el problema como una gran eleccin entre el gobierno y el mercado, y no nos permite ver la serie de pequeas alternativas para regular la propiedad y el intercambio.

La "desregulacin", un trmino que tuvo su apogeo a fines de los aos setenta y en la dcada de los ochenta, se consider ampliamente como una manifestacin de un impulso decisivo hacia el libre mercado, al margen de la intervencin de los gobiernos. De hecho, la desregulacin slo representara un cambio en la accin de gobierno, del control de los rendimientos especficos a la creacin y mantenimiento de nuevos mercados. Por ejemplo, en 1980, las aerolneas comerciales se desregularon en los Estados Unidos, de manera que el Consejo de Aeronutica Civil ya no tena que aprobar las medidas sobre tarifas y rutas areas. Ahora, las compaas podan competir por los precios y los servicios para bien de los pasajeros y de los analistas simblicos, contratados por las aerolneas, para sacar ventaja de las nuevas oportunidades, o para crear nuevos productos.

Sin embargo, esta reforma no elimin las responsabilidades del gobierno en la materia; simplemente las modific. El gobierno era el encargado de organizar un nuevo mercado, cuyo desarrollo requera todo tipo de decisiones: bajo qu condiciones se deban limitar las fusiones y adquisiciones entre las aerolneas para no eliminar la competencia? Cmo se podan asignar las pistas de aterrizaje entre las compaas competidoras? En qu trminos las aerolneas podan obtener acceso a los sistemas de reserva computarizados de sus competidoras? Cmo manejar mejor el cada vez ms transitado espacio areo?

Sin embargo, la obstinacin ideolgica acerca de la desregulacin de las compaas areas sobre la base de la mtica opcin entre el control del gobierno y el mercado libre hizo que los planificadores polticos ignoraran sus responsabilidades de crear y mantener este nuevo mercado. El resultado: la industria de la aeronutica civil qued concentrada en manos de unas relativamente pocas y grandes empresas, y la competencia disminuy por el mismo motivo. Las tarifas de los pasajes aumentaron. Por otra parte, con la mayor cantidad de vuelos y de pasajeros, los riesgos de accidentes eran mayores. En consecuencia, el gobierno tuvo que invertir en nuevos sistemas para el control del espacio areo, ampliar las inspecciones de seguridad y reformular los incentivos de la industria para garantizar el adecuado nivel de prestacin. Todo esto alent a algunas personas a hablar acerca de la necesidad de "volver a regular" las aerolneas. Pero esta opcin era inadecuada para resolver el problema inmediato. Los analistas simblicos de las compaas recientemente desreguladas sacaron ventaja de cuantas oportunidades pudieron encontrar para incrementar las ganancias. Sin embargo, sus esfuerzos pueden mejorar el bienestar general solamente cuando el mercado est adecuadamente organizado.

El control de la contaminacin ofrece otro ejemplo. Despus de la aprobacin de una ley de prevencin de la contaminacin del aire (Clean Air Act) en 1970, el gobierno de Estados Unidos dict una serie de medidas en las cuales se especificaba la concentracin mxima permitida de polucin en todo el pas, as como la cantidad mxima de materias txicas voltiles que poda emitir cada una de las diez mil plantas industriales de la nacin. Se acumularon y analizaron enormes cantidades de datos, e incluso entonces el gobierno slo pudo dictar normas uniformes e inflexibles para todas las industrias y regiones. Estas normas uniformes quiz fueran adecuadas para una produccin estandarizada de alto volumen, pero no tenan en cuenta las necesidades especficas, ni las derivaciones de las empresas de alto valor. Tampoco les ofrecan ningn incentivo a los analistas simblicos a fin de descubrir nuevos mtodos para reducir la polucin a ms bajo coste.

Los partidarios del libre mercado (que incluan no pocas asociaciones industriales y grandes empresas) argumentaban reiteradamente que sus gastos para el control de la polucin haban superado largamente sus ganancias. Finalmente, las regulaciones perdieron vigencia. Los ecologistas (y si hemos de creer en las encuestas, la mayora de la poblacin norteamericana) no estuvieron de acuerdo. La discusin se centr en la importancia del "aire puro", contra los costes e ineficiencias de las regulaciones para lograrlo. Sin embargo, planteado de esta manera el debate impidi una investigacin ms a fondo y ms til: cmo poda el gobierno organizar mejor el mercado para alentar la produccin de alto valor, y motivar a los analistas simblicos para descubrir nuevos mtodos de control de la contaminacin con el menor coste social? Esta manera de encarar el debate podra haber dado lugar a la consideracin de un sistema de permisos de polucin transferible. Estos permisos otorgados por igual hasta un mximo de contaminacin aceptada par a cada regin en particular podan ser comprados y vendidos por las industrias contaminantes, permitindoles decidir qu sera ms barato: reducir la polucin o pagar los permisos. Un sistema semejante podra haber preservado el aire puro, pero desplazara la mayor parte del coste de preservacin a las empresas que pudieran controlar su contaminacin en forma ms barata. Adems podra haber motivado a los analistas simblicos para desarrollar mtodos de control ms eficientes.

La renuncia del gobierno a asumir sus responsabilidades en la creacin del mercado puede tener costosas consecuencias. A comienzos de la dcada de los ochenta, los partidarios del libre mercado suponan que la mejor manera de ayudar a los bancos de crdito y a las cajas de ahorro nacionales a competir con otras instituciones crediticias era permitirles invertir los ahorros de sus depositantes cada vez que lo desearan. Pero en el empeo por desregular, los planificadores polticos slo consideraron un aspecto del mercado. En vista de que el gobierno tambin aseguraba a los ahorristas contra las prdidas, los analistas simblicos que manejaban los prstamos y ahorros tenan todo para ganar, como consecuencia de la desenfrenada especulacin. El resultado predecible fue un coste para los contribuyentes norteamericanos que, en estos momentos, es posible que supere los 300.000 millones de dlares.

Y aqu nuevamente la verdadera opcin no fue entre el mercado libre y el control centralizado. Los planificadores polticos realmente se enfrentaron a una decisin sobre cmo proteger mejor a los ahorristas, mientras permitan a las instituciones de ahorro y crediticias obtener un beneficio. Visto de esta manera, se deberan haber tomado una serie de decisiones. Una debera haber sido permitir a los bancos una mayor libertad para invertir los depsitos, pero reduciendo simultneamente la garanta oficial por los depsitos, adems de exigir a los bancos que asesoraran a los depositantes acerca del riesgo al cual sus ahorros estaran expuestos.

III

En ningn sitio se defiende con ms conviccin y firmeza el mtico poder del mercado libre como en Wall Street y en las entidades financieras y jurdicas vinculadas con el mismo. All los analistas simblicos han estado menos condicionados. Los honorarios de los corredores y agentes se desregularon a mediados de la dcada de los setenta; muchas grandes compaas americanas pudieron ocultar desalentadores balances tras las mscaras de la especulacin financiera. Por otra parte, el rpido y desenfrenado movimiento de dinero cre nuevas oportunidades para introducir innovaciones legales y financieras. La Comisin de Valores y Tipos de Cambio y otros organismos reguladores no han ido muy a la par del ritmo de las innovaciones simblicas.

Hay que tener en cuenta que los abogados, los inversores bancarios y los negociadores de valores futuros juegan un importante papel en una economa desarrollada, ya que deben asegurar el uso adecuado y productivo de sus activos. En este sentido pueden ser los supervisores de trfico en el capitalismo moderno orientar el caudal de dinero a medida que fluye en el mundo y hacer que llegue con seguridad a destino, all donde sea ms necesario. Pero a no ser que las intensas energas de estos analistas simblicos sean debidamente encauzadas hacia esta funcin til, pueden causar una serie de perjuicios. Existen infinitas oportunidades para el juego especulativo a corto plazo, en el cual la ganancia de una parte significa la prdida de la otra. Como los diseadores de los complejos mecanismos de las armas militares, que ganan esplndidas sumas tratando de superar a los diseadores de otros armamentos, los analistas simblicos que venden servicios financieros y legales pueden acumular enormes fortunas sobrepujando entre s.

Las opciones para poner orden en este caos abundan. Hay muchas maneras de organizar los mercados financieros, as como para limitar la rentabilidad de dichas maniobras, preservando las ganancias por la intermediacin. Por ejemplo, los impuestos sobre las ganancias de capital se podran incrementar para la tenencia de acciones a corto plazo, y reducir en la tenencia de valores a largo plazo, beneficiando de esta manera a los inversores perseverantes. Adems, podra introducirse un pequeo impuesto a la transferencia sobre la venta de cada grupo de acciones, haciendo que las maniobras especulativas resulten menos rentables. Una tercera posibilidad podra ser eliminar las deducciones de intereses sobre los prstamos utilizados para la adquisicin de un paquete de acciones; las transacciones que generan rendimientos reales deberan ser suficientemente atractivas para subsistir sin este impuesto extra. De mismo modo, se podran limitar los excesos especulativos de los abogados, fijando lmites para los honorarios eventuales que recaudan de los pleitos en este tipo de transacciones financieras.

La maniobra especulativa es muy frecuente en todos los mbitos. A cada argumento legal ingenioso se responde con otro ms astuto de la otra parte, a cada innovacin financiera con otra ms innovadora. Cada paso que se da hacia una informacin de mercado ms actualizada es superado por otro recurso ms gil. La escalada no tiene lmites ni fronteras: los alegatos judiciales aumentan; la cantidad de testimonios, declaraciones e interrogatorios es aun mayor. Las maniobras financieras se han vuelto ms complejas; las computadoras y el software son ms poderosos y caros. Mientras tanto, los clientes se sienten compelidos a gastar cada vez ms a fin de ganar un poco de terreno, o al menos evitar la costosa derrota. Desde el punto de vista de la sociedad en su conjunto, dichos gastos representan activos malgastados. Estaramos en mejores condiciones si se terminara esta disputa y se declarara la tregua, liberando de esta manera el considerable talento de estos analistas simblicos, a fin de mejorar los ingresos de la poblacin, en lugar de trasladarlos de los bolsillos de unos a los de otros.

Las personas que facilitan estas transacciones desafan la ley de la oferta y la demanda: cuanto mayor es su oferta, mayor es la demanda de sus servicios. Su mera disponibilidad sugiere que deben ser utilizados, induciendo a los dems a hacer lo propio: como el menesteroso abogado de pueblo cuya estrategia de atraer a otro abogado al mismo pueblo, finalmente los hace ricos a ambos.

Existe una segunda razn por la cual la oferta de estos softwares genera su propia demanda. Los abogados, los corredores de bolsa y los asesores financieros estn dentro de un grupo selecto de proveedores de softwares (cuyos miembros tambin incluyen a los mdicos y los mecnicos de automviles) que les indican a los clientes qu es lo que necesitan y luego, una vez que se toma la decisin, satisfacen dicha necesidad. Esta combinacin brinda oportunidades para proveer servicios de todo tipo, insospechados para el cliente, que de otra manera no los hubieran considerado necesarios. Desde luego, los cdigos de tica profesional previenen contra las formas ms flagrantes de seduccin. Pero, en el calor de la batalla por el cliente, no es inusual que los asesores legales o financieros adviertan tenazmente a sus clientes contra los peligros de la pasividad.

A medida que la economa norteamericana se ha ido fusionando con la economa mundial, las oportunidades para la manipulacin legal y financiera se han intensificado. Con cada oscilacin en las tasas de inters o en los valores corrientes, grandes sumas de dinero se trasladan a travs de las fronteras nacionales en busca de mejores rendimientos; suben y bajan con velocidad vertiginosa los precios de los bonos y la cotizacin de las acciones. Estas fluctuaciones son el sueo de todo especulador. Miles de analistas simblicos, con los ojos pegados a las terminales de las computadoras, tratan de adelantarse a los dems, sacando ventajas en una fraccin de segundo, al detectar el destino del dinero del mundo, y luego transferir el capital propio (o el de sus clientes) antes de que la mayor parte del resto llegue. Legiones de abogados se aprestan a colaborar en la refinanciacin, restructuracin y reorganizacin de las entidades financieras que han accionado muy lentamente, o responden las demandas de otros que han accionado ms rpidamente, o analizan cmo obtener una ganga o dividir las cuantiosas prdidas.

IV

El anlisis simblico en el mbito legal y financiero se ha convertido en la principal fuente de ingresos para un nmero creciente de norteamericanos, as como en el pasatiempo nacional para otros. En 1971, aproximadamente 343.000 ciudadanos ofrecan servicios legales; en 1989, su nmero haba aumentado hasta casi un milln, cerca del triple. Durante el mismo perodo, la poblacin norteamericana creci solamente un 20 por ciento. Como era de esperar, con tantos abogados dedicados a esta especialidad, la cantidad de juicios tambin aument ms rpidamente que la poblacin, y las amenazas de litigio se incrementaron sbitamente, junto con las conciliaciones fuera de la corte, que llegaron a ser tan comunes como los divorcios. Hacia 1990, los estudios jurdicos del pas recaudaron 73.000 millones de dlares, y sus ganancias crecan a razn de un 10 por ciento anual, colocando a la especialidad entre las industrias ms florecientes y lucrativas de la nacin. Un crecimiento similar se observ en la cantidad de corredores de bolsa, asesores financieros e intermediarios (brokers), si bien las cadas en el mercado de valores, en 1987 y 1989, retardaron algo el crecimiento. Entre 1979 y 1987, el empleo en el circuito financiero de Wall Street se duplic, de 182.000 a 364.000. Incluso despus de la estrepitosa cada en el mercado que ahuyent a miles de pequeos inversores, y oblig a las firmas tenedoras a reducir sus staffs Wall Street todava empleaba ms norteamericanos de los que trabajaban en toda la industria siderrgica.

Desde luego, el movimiento de los activos financieros va parejo con la cantidad de abogados ejecutivos, financieros y banqueros comprometidos en ello. En todo el ao 1960, se negoci un total de 776 millones de acciones en la Bolsa de Valores de Nueva York cerca del 12 por ciento de las acciones en circulacin y la tenencia de dichas acciones dur en promedio casi ocho aos. En 1987, con el boom de Wall Street, cambiaron de manos semanalmente 900 millones de acciones, lo cual representaba el 97 por ciento de los valores en circulacin durante ese ao. Esta cifra no incluye los nuevos instrumentos especulativos, como las opciones de ndices y a futuro que se movieron cinco veces ms rpido que las acciones, y su tenencia dur, en promedio, unos pocos das o apenas unas horas. Slo una parte insignificante de esas transacciones representaba nuevos capitales. Casi todas las acciones e instrumentos simplemente cambiaban de manos cada vez ms rpidamente.

Como era fcil suponer, los salarios aumentaron uno tras otro. En 1990, los estudios jurdicos ms importantes de Nueva York, Washington, Atlanta, Chicago y San Francisco pagaban a cada uno de sus socios entre 300.000 y 1 milln de dlares. Los estudios ms pequeos en las ciudades menos importantes ofrecan sumas ms modestas, aunque todava de unas generosas seis cifras. Mientras tanto, los socios de las principales firmas inversionistas percibieron sus dividendos anuales, considerablemente ms modestos en comparacin con las buenas pocas antes de 1987 pero con todo rondaban el medio milln de dlares. En 1987, las comisiones y otros gastos comerciales llegaron a los 25.000 millones de dlares: ms de un sexto de todas las ganancias empresariales de ese ao. Incluso dentro de los muros conventuales de las universidades, donde los catedrticos jams ponen en tela de juicio los salarios ajenos, hubo una gran sorpresa ante la revelacin de que los colegas que enseaban finanzas reciban sueldos cuatro veces ms altos de los que se pagaban a los doctos hombres de letras.

Si el mercado financiero pasara por otro serio colapso, tendran pocos motivos para preocuparse aquellos que viven de eso. En 1990, los abogados, ejecutivos financieros y especuladores estaban dispuestos a ganar sumas aun mayores para compensar las prdidas que haban sufrido durante la dcada de los ochenta. Pocas actividades son tan rentables como ayudar a los inversionistas cuando las ventas en el mercado de valores vuelven a subir. Cuando no estaban comprometidos en "reestructuraciones financieras", "desarrollo de proyecto? y otras operaciones que aluden eufemsticamente al hecho de ayudar a una empresa a evitar la bancarrota, los profesionales de Wall Street estaban embarcados en reunir fondos para impedir adquisiciones, intentando revertir lo que se hizo durante el boom de la Bolsa, esta vez reduciendo las obligaciones y aumentando la cantidad de accionistas. Se haba previsto que los ttulos de las compaas recientemente declaradas en quiebra se podran adquirir por una pequea parte de su valor real, y que se emitiran nuevas acciones para los dems acreedores. Las firmas recin reestructuradas se podran vender luego por una suma nada despreciable. En 1990, RJR Nabisco presupuest 250 millones de dlares por los honorarios de los corredores, los asesores financieros y los abogados que ayudaran a la firma a refinanciar su gigantesca deuda. Mientras tanto, el rea de asuntos legales empresariales, que haba tenido tan rpido crecimiento, se declaraba en quiebra. Ese ao, el socio gerente de la firma consultora Drexel Burnham Lambert explic el problema en los siguientes trminos: "Desde el punto de vista de los asesores financieros y abogados... ellos ya no hacen ese trabajo. Por eso ahora se encuentran en el otro lado de la pendiente, reestructurando la deuda que no se puede pagar. Despus de todo, es una manera de utilizar al personal."

El coste social de estos excesos fue ms all de los honorarios pagados directamente por dichos servicios. Primeramente est la prdida de talento: las habilidades simblicoanalticas de los abogados y asesores financieros se alejaron de otras aplicaciones presumiblemente ms productivas, a las cuales podran haber consagrado su dedicacin. En segundo lugar figura el recelo que estas actividades despertaron entre la gente, cuya cooperacin es fundamental para la produccin de alto valor. Desde luego, la desconfianza no se puede cuantificar, pero existen indicios de su magnitud. Por ejemplo, los ttulos de alto rendimiento y riesgo que financiaron la adquisicin de RJR Nabisco por 25.000 millones de dlares en 1988, redujeron el valor de las acciones ordinarias en poder de los acreedores de la firma, haciendo a la misma ms vulnerable a la bancarrota. Como los accionistas regulares de RJR no haban negociado por este riesgo adicional, perdieron aproximadamente 1 milln de dlares. Esta prdida no preocup demasiado a los analistas simblicos que haban preparado el acuerdo; lo que ellos haban hecho era decididamente rentable a corto plazo, y completamente legal (no existan leyes que pudieran evitar este tipo de problemas, porque nadie se haba imaginado que pudieran suceder). Pero y aqu est el quid de la cuestin todos los futuros acreedores de las compaas norteamericanas seran de all en adelante mucho ms cautelosos. En lo sucesivo, los ttulos empresariales incluiran automticamente una pliza de seguro para proteger al inversionista de una maniobra semejante. El coste de este seguro y de los abogados y financieros que lo planearan, as como de los gerentes y el personal que lo manejara reducira las ganancias de RJR generadas por el manejo de las inversiones de los accionistas regulares.

Quienquiera que piense que la economa o la sociedad norteamericana, a pesar de todo, se han beneficiado con la creciente cantidad de abogados y asesores financieros que hoy da nos rodea, debe ser un abogado o un financiero. El resto de la gente tiene motivos para ponerlo en duda. Los miles de abogados que han surgido no nos han trado ms justicia; las legiones de ejecutivos no nos han proporcionado una economa ms productiva. Los europeos occidentales y los asiticos, cuya productividad ha crecido a un ritmo considerablemente ms acelerado que la nuestra en las ltimas dcadas, han evitado los litigios y las manipulaciones financieras, sin ninguna aparente disminucin en su calidad de vida.

A comienzos de la dcada de los noventa, los norteamericanos que analizaban y manejaban smbolos legales y financieros ampliaron diligentemente sus servicios en el extranjero. Los japoneses, los alemanes y los britnicos (quienes durante largo tiempo ofrecieron al mundo su asesoramiento financiero) estuvieron muy dispuestos a aceptar estos servicios, y aprender las tcnicas del anlisis simblico sobre las cuales se, fundamentan, Quiz no tenan noticias de su decadencia en Estados Unidos, o cayeron vctimas de una engaosa maniobra urdida por los polticos de Washington para mejorar la competitividad relativa de los norteamericanos, obstruyendo las venas del comercio europeo y asitico con la misma arteriosclerosis legal y financiera que haba afectado a Estados Unidos. Ms probablemente, fueron vctimas de una seduccin similar a la que pusieron en prctica los comerciantes de armas en todo el mundo. Si otros estn dispuestos a pagar por esos costosos armamentos, debe valer la pena. Y en un mundo tan a la defensiva, es necesario jugar el mismo palo.

CAP. 16

LA DIVERGENCIA EN LOS INGRESOS

En suma, mi argumento hasta aqu es que el bienestar econmico de los norteamericanos (o, por caso el de cualquier otro grupo de personas que compartan una identidad poltica comn) ya no depende de la rentabilidad de las compaas que posean o del empuje de sus industrias, sino del valor que puedan agregar a la economa mundial, a travs de sus conocimientos y habilidades. Cada vez es ms el trabajo que realizan los ciudadanos, antes que el xito de sus entidades abstractas, como las compaas, las industrias o las economas nacionales, lo que determina su estndar de vida.

Ya he mencionado que los trabajos de los norteamericanos se pueden agrupar en tres amplias categoras para determinar qu es lo que agregan a la economa mundial. Estas son los servicios rutinarios de produccin, los servicios en persona y los servicios simblicoanalticos. Las personas que entran dentro de cada categora ocupan una diferente posicin competitiva dentro de la economa mundial. Por ltimo, he destacado el hecho de que los destinos econmicos de los norteamericanos est comenzando a bifurcarse. Algunos encajan dentro de la economa mundial, otros no tanto. A continuacin analizar esta divergencia.

II

Los datos acerca de la distribucin de ingresos en Estados Unidos no estn libres de controversia. Como todos los datos, se pueden interpretar de maneras ligeramente diferentes de acuerdo con la importancia as nada a una serie de cambios que se han producido en forma simultnea que dependen tambin de cules sean los aos que se tengan en cuenta para las estimaciones, y de cmo se hagan las mismas. Pero casi todos coinciden en que la tendencia, al menos desde mediados de la dcada los setenta, ha sido hacia la desigualdad.

Estimado por familia, situacin geogrfica y otros cambios, entre 1977 y 1990 el ingreso medio de la quinta parte menos favorecida de la poblacin descendi casi un 5 por ciento, mientras la quinta parte de los ms ricos se increment aproximadamente un 9 porciento. Durante esos aos el ingreso medio del quinto ms pobre de las familias norteamericanas baj casi un 7 por ciento, mientras el de las familias ms ricas aument cerca de un 15 por ciento. Esto significa que el 20 por ciento menos favorecido de los norteamericanos reciba en 1990 un 3,7 por ciento del ingreso total de la nacin, por debajo del 5,5 por ciento registrado veinte aos antes, el ms bajo porcentaje recibido desde 1954. En cambio, en 1990, el quinto ms rico perciba algo ms de la mitad de los ingresos de la nacin el ms alto porcentaje registrado por el 20 por ciento ms acomodado la poblacin. Por su parte, el 5 por ciento de los ms ricos manejaba el 2 por ciento del total de ingresos de la nacin, otro rcord.

Si trazramos una curva que se elevara en la mitad para luego bajar gradualmente a ambos lados, hasta unirse con la coordenada horizontal, podramos apreciar que se asemeja a la distribucin de los ingresos durante las dcadas de los cincuenta y sesenta. La mayor parte de los norteamericanos estaran agrupados en la mitad de la curva, percibiendo ingresos medianos. Una cantidad menor estara a ambos lados, tanto los muy pobres como los muy ricos. Solamente una insignificante minora estara en los extremos de la curva, los extremadamente pobres y los sumamente ricos. Pero la cresta de la curva comienza a desplazarse a mediados de 1970 y en la dcada de los ochenta hacia el extremo de los pobres: un mayor nmero de norteamericanos seran ms pobres. Luego la mitad de la curva comienza a deprimirse a medida que el grupo de los ingresos medios disminuye, y el extremo que representa a los ms ricos empieza a alargarse, a medida que se hacen ms ricos.

Tampoco se puede exagerar esta tendencia. Algunos investigadores que seleccionaron diferentes aos y utilizaron otras medidas observaron una desigualdad menos pronunciada. Pero, en general, la tendencia es inequvoca. Existen buenas razones para pensar que no es una divergencia temporal, y que la brecha quiz se ensanche aun ms.

III

Muchos motivos se han expuesto para explicar la tendencia hacia la desigualdad de ingresos. Algunas personas responsabilizan al sistema impositivo. Durante la dcada del ochenta, las aportaciones salariales a Seguridad (Social Security), los impuestos sobre las ventas y las contribuciones del usuario, como el peaje de las autopistas y los servicios de provisin de agua corriente, se incrementaron. Este tipo de contribuciones inevitablemente reclamaba una mayor proporcin de las ganancias para el pobre que para el rico. Las aportaciones a Seguridad Social operan exactamente como el impuesto sobre las ganancias pero a la inversa. En lugar de exceptuar a los bajos ingresos, libera a los ms altos. Este impuesto debe pagarse incluso sobre el primer dlar ganado, pero solamente hasta cierto tope (53.300 dlares en enero de 1990). Por encima de ese tope no es necesario hacer ningn pago anual. La Seguridad Social tambin excepto los ingresos por inversiones, como los intereses y las ganancias de capital Entre 1978 y 1990, las aportaciones salariales a la Seguridad Social a mentaron un 30 por ciento. Asimismo, la parte correspondiente a los ingresos federales provenientes de Seguridad Social aument considerablemente, del 21 por ciento al comienzo de la dcada, hasta el 27 por cien hacia el final de la misma.

Mientras tanto, los norteamericanos prsperos con el auxilio los ms diestros analistas simblicos especializados en impuestos que dinero poda comprar buscaban afanosamente los medios ms decoros de proteger sus ingresos. Las presentaciones para eludir el pago de i puestos, as como las excusas mismas, proliferaron rpidamente a lo lar de la dcada de los setenta. En 1981, Ronald Reagan cooper en sus esfuerzos, al reducir las tasas del impuesto sobre los ingresos y bajar las imposiciones sobre las ganancias de capital. (Las modificaciones introducidas en la legislacin en 1986, las cuales redujeron el mximo porcentaje del impuesto sobre los ingresos del 50 al 33 por ciento, a cambio de un incremento en el porcentaje de las ganancias de capital, signific un pequeo paso adelante, pero apenas suficiente para compensar el desequilibrio de 1981.)

Como resultado, en 1980 la quinta parte menos favorecida de contribuyentes pag en promedio un 8,4 por ciento de sus ingresos en impuestos federales; hacia 1990, pagaron un 9,7 por ciento, con un incremento de un sexto. El promedio de las obligaciones impositivas de la quinta parte ms acaudalada de los contribuyentes, en cambio, baj del 2 por ciento al 25,8 por ciento, una doceava parte menos. La disminucin fue aun ms pronunciada para los muy ricos: a fines de la dcada de ochenta, el 1 por ciento ms acaudalado de los norteamericanos paga una tasa combinada de impuesto localestatalfederal de slo el 26,8 porciento, comparado con un 29 por ciento en 1975 y un 39,6 por ciento 1966.

El desplazamiento regresivo en las obligaciones tributarias, indudablemente, no acort la brecha abierta entre los ricos y, los pobres. Pero, y esto es importante, tampoco fue la causa de la divergencia. (Las cifras mencionadas al principio de este captulo acerca de la diferencia en los ingresos son previas al pago de cualquier impuesto.)

Las mezquinas polticas sociales de la poca de Reagan son otra causa citada con frecuencia. Durante el perodo del laissezfaire, los beneficios de los cupones de comida (emitidos por el gobierno para los trabajadores de bajos ingresos) disminuyeron un 13 por ciento de su valor (ajustado a la inflacin), mientras varios estados no pudieron aumentar las subvenciones para los indigentes y desocupados, a fin de equiparar as con la inflacin. Pero ni aun la mezquindad del gobierno explica la creciente desigualdad, que comenz antes de la gestin de Reagan. Tampoco da cuenta de la decadencia de los trabajadores menos favorecidos, ninguno de los cuales recibi asistencia social. Como los cambios en los cdigos impositivos, las mezquinas polticas sociales de Ronald Reagan y de su ms benvolo y gentil sucesor no lograron neutralizar las poderosas fuerzas ya desatadas, de las cuales, desde luego, no eran responsables.

Otra explicacin puede ser el aumento del porcentaje de padres solteros, el ms bajo ingreso familiar, que indudablemente ha sido significativo. En 1960, el 91 por ciento de los nios blancos y el 67 por ciento de los de color vivan con sus dos progenitores. Hacia 1988, solamente el 79 por ciento de los blancos y el 39 de los de color estaban en la misma situacin. Y, en este sentido, la relacin entre las familias con padres solteros y la pobreza es indiscutible. Sin embargo, mientras la cantidad de estas familias, generalmente a cargo de la madre, ha aumentado significativamente, el porcentaje de las ms pobres apenas se increment. De 1979 a 1987, un 50 por ciento del aumento de la pobreza en Estados Unidos tuvo lugar entre las familias de dos progenitores. Los porcentajes de pobreza para las familias de dos progenitores con el esposo menor de veinticinco aos subieron del 10,5 por ciento en 1979 al 21,5 por ciento en 1986. En realidad, el aumento en el nmero de familias con un solo progenitor fue ms lento desde fines de los aos setenta, as como la brecha entre los ricos y los pobres comenz a ensancharse precipitadamente.

Una hiptesis final responsabiliza de la brecha a todos los jvenes boomers (las personas nacidas durante el rcord de natalidad registrado e postguerra), inexpertos y carentes de formacin, que irrumpieron en el mercado laboral en los aos setenta y ochenta, quienes desde luego recibiran salarios ms bajos que los trabajadores ms capaces. Pero esta explicacin tampoco logra echar luz sobre el asunto. La brecha salarial se ensanch ms en la dcada de los ochenta, despus de la irrupcin de los babyboomers. Esta brecha tambin se observa en los grupos de diferentes edades. Incluso entre los trabajadores jvenes, los ricos se han hecho ms ricos, y los pobres pobres. Por ltimo, segn esta teora, la mano de obra en general habra llegado a ser menos educada, ms joven y ms predominantemente masculina cuando en realidad sucedi lo contrario: ha llegado a ser un poco ms educada, de ms edad, y con un porcentaje mayor de mujeres.

Aun consideradas en su conjunto, las explicaciones convencionales acerca del ensanchamiento de la brecha entre los ricos y los pobres dan cuenta de un aspecto del problema. Otras economas desarrolladas, con diferentes polticas asistenciales y distintos regmenes impositivos al de Estados Unidos, han experimentado un desplazamiento similar hacia la desigualdad. El hecho de que la brecha se haya ensanchado visiblemente en la Inglaterra de Margaret Thatcher quiz no sorprenda a nadie, pero hasta la caritativa y socialdemocrtica Holanda no ha sido inmune a esta tendencia. Desde luego, en muchas economas subdesarrolladas la gran brecha entre los ingresos de la minora rica, en los niveles ms de la sociedad, y casi todos los dems integrantes de la misma, ha sido una modalidad de vida aparentemente inmutable. Pero la tendencia en esos pases tiene nuevas caractersticas: es menos probable que las elites del tercer mundo actual desciendan de familias de terratenientes acaudalados, y ms probable que hayan acumulado su fortuna con el trabajo que hacen. Por ejemplo, Taiwan, despus de la redistribucin de las tierras en 1950, se convirti en una de las sociedades ms igualitarias del mundo. Sin embargo, a pesar de que los ingresos estn ms equitativamente distribuidos all que en la mayora de las naciones en desarrollo la brecha entre los ricos y los pobres se ha ensanchado considerablemente durante la dcada del ochenta. Las calles de Taipei estn invadidas de Mercedes Benz, Volvo y Jaguar, as como de precarias bicicletas.

IV

Un indicio importante: el aumento de la desigualdad dentro de los Estados Unidos (as como en muchas otras naciones) ha sido significativo, incluso entre la gente que ya tena empleo. Hay que tener en cuenta que durante casi todo el perodo de la postguerra, por lo menos hasta mediados de la dcada de los setenta, los salarios de los norteamericanos con diferentes niveles de ingresos subieron casi al mismo ritmo: entre un 2,5 y un 3 por ciento anual. Mientras que la brecha salarial entre los trabajadores de ms alto y ms bajo nivel se redujo apreciablemente. Esto sucedi, en parte, como consecuencia de la beneficiosa accin de las compaas centrales y los sindicatos, que procuraron elevar los niveles ms bajos y contraer los ms altos.

En esa poca, la pobreza era una consecuencia de la falta de trabajo. El mayor desafo econmico de la postguerra fue crear suficientes empleos para todos los norteamericanos en condiciones de trabajar. La plena ocupacin fue el grito de batalla de los liberales americanos, alineados frente a los conservadores, que se preocupaban por las tendencias inflacionistas de la misma.

Sin embargo, la falta de empleo es ahora menos problemtica. En las dcadas de los setenta y ochenta, se crearon ms de 25 millones de puestos en Estados Unidos, algo ms de 18 millones solamente en los aos ochenta. A menudo se produce un desajuste entre la ubicacin de los trabajos y el lugar de residencia de los trabajadores. Muchos trabajos suburbanos en locales de comidas rpidas no se pueden cubrir mientras los jvenes de ciudad no puedan acceder fcilmente a los mismos. Y adems, el Consejo de Reserva Federal enfra peridicamente la economa en un esfuerzo por detener la inflacin, y al hacerlo, arrastra a la lucha antiinflacionaria a los miles de norteamericanos que menos pueden afrontarla. Pero a pesar de estos impedimentos, la verdad es que, en la ltima dcada de siglo XX, casi todos los norteamericanos que desean trabajar pueden encontrar un puesto. Adems, en vista de que el crecimiento de la poblacin ha sido lento (ms en esta ltima dcada), es probable que la necesidad de personal para cubrir puestos sea mayor en los aos venideros. Los gobernadores de los estados y los alcaldes se siguen preocupando cada vez que una fbrica cierra, y se sienten satisfechos cada vez que obtienen nuevos puestos para sus jurisdicciones. Sin embargo, el problema ms importante a largo plazo es la calidad del trabajo, y no su cantidad.

En 1990, muchos puestos no alcanzaban a proporcionar un salario vital. Ms de la mitad de los 32 millones y medio de norteamericanos cuyos ingresos caen dentro de la calificacin oficial de nivel de indigencia y cerca de dos tercios de todos los nios pobres vivan en hogares con, al menos, un trabajador. Esto revela un porcentaje de trabajadores pobres mucho ms alto que el registrado en cualquier otro ao de la postguerra. La cantidad de trabajadores norteamericanos empobrecidos subi casi 2 millones el 23 porciento entre 1978 y 1987 (aos con caractersticas similares en el ciclo empresarial).

Las familias de dos progenitores con un trabajador fulltime descendieron ms abajo aun del nivel de indigencia oficial, en promedio, que cualquier otro tipo de familia, incluyendo los padres solteros de altos ingresos.

La brecha salarial se ha ido ensanchando incluso dentro de las principales compaas norteamericanas (o ms precisamente, dentro del sector de las redes mundiales que formalmente pertenece y es manejado por norteamericanos).

~ En 1990, el promedio de las ganancias por horade los trabajadores norteamericanos sin responsabilidades de mando dentro de las compaas nacionales, era ms bajo que en cualquier otro ao desde 1965. Los gerentes de mediano nivel prosperaron algo ms, si bien sus ingresos medios (ajustados a la inflacin) estaban slo ligeramente sobre los niveles de los aos setenta.

Sin embargo, entre 1977 y 1990 los altos ejecutivos de las compaas americanas hicieron su agosto. Su remuneracin promedio aument el 220 por ciento, o sea, cerca de un 12 por ciento anual. (Esto al margen de los normales beneficios empresarios: el automvil y el avin de la compaa, la pertenencia a un club, los planes de propiedad, los anlisis mdicos y as sucesivamente).

Hay que tener en cuenta que en 1960, como ya se vio antes, el profesional ejecutivo de las principales compaas americanas ganaba aproximadamente 190.000 dlares anuales. Esta suma representaba casi 40 veces el salario medio de un operario de planta norteamericano. Desde luego, en 1960, cuando la tasa mxima de impuesto era del 90 porciento, el sueldo real, en mano, de un director ejecutivo quedaba sustancialmente reducido, ya que l (siempre era "l") deba contentarse con ser slo 12 veces ms rico que sus trabajadores de planta. Pero hacia 1988, el principal director ejecutivo de una de las cien ms importantes compaas americanas reciba, en promedio, 2.025.000 dlares anuales. Esto representaba 93 veces el salario pagado a un trabajador de produccin de las mismas compaas. Adems, como la tasa mxima de impuesto era del 28 por ciento el ejecutivo reciba en mano casi 70 veces ms que el operario de planta.

Los gerentes que estaban apenas por debajo de ese nivel ganaban una suma algo menos esplndida, pero no menos confortable. Cuando el director ejecutivo de American Expresss, James Robinson, se embolsaba sus 2.700.000 dlares en 1988, su sucesor en la cadena de mando, Louis Gerstner, reciba la apropiadamente ms modesta suma de 2.400.000 dlares. De acuerdo con las expresiones de Graef S. Crystal, un experto en remuneraciones empresariales, "eso produca el efecto de succin, como una aspiradora elctrica".

V

Un segundo indicio importante: la amplia brecha en los ingresos est estrechamente relacionada con el nivel de educacin. Supongamos que usted es un varn con un ttulo secundario, pero sin formacin universitaria. Usted cuenta adems con un empleo estable. En 1987, usted reciba por ese empleo (en promedio) 27.733 dlares. Quince aos antes, en 1973, alguien con su formacin hubiera ganado el equivalente a 31.677 dlares en el mismo puesto. En otras palabras, con no ms de un nivel secundario de formacin, sus ingresos reales (ajustados a la inflacin) disminuyeron un 12 por ciento. (Si usted fuera una persona de color y sin formacin universitaria, su promedio de ingresos habra disminuido un 44 por ciento durante el mismo perodo.) Supongamos ahora que usted ha abandonado sus estudios secundarios. Su puesto fijo en 1987 le proporcionaba un ingreso (en promedio) de slo 16.094. Catorce aos antes, alguien con su formacin habra ganado 19.562 dlares. Esto significa que sus ingresos ajustados a la inflacin disminuyeron aun ms hasta un 18 por ciento.

Por otro lado, si usted fuera un varn titulado en una carrera terciaria de cuatro aos, encabezara la partida, aunque con poca venta ja. Sus ingresos en 1987 ascenderan a 50.115 dlares comparado con el salario promedio de alguien con su misma formacin en 1973, que era de 49.53 dlares. De modo que la brecha salarial parece estar directamente relacionada con el nivel de educacin. Si bien una graduacin universitaria no garantiza un ingreso mucho ms alto que el de hace unos aos, sin un nivel universitario usted ni siquiera tiene posibilidades de ganar ms. En 1980, nuestro graduado universitario ganaba casi un 80 por ciento ms los empleados con ttulos secundarios; en 1990, la distancia se duplic nuevamente.

Otras naciones han experimentado una divergencia similar entre los ingresos de sus graduados secundarios y los graduados de la universidad (o sus equivalentes). Incluso en Suecia las diferencias salariales han comenzado a ampliarse. Significativamente, el Japn constituye algo as como una excepcin a la regla. All, los titulados secundarios todava se mantienen a la par con los graduados universitarios. Entre 1979 y 191 mientras los ingresos de los graduados de colegios secundarios disminuan paulatinamente en Estados Unidos, los salarios de sus pares japoneses suban un 13 por ciento. En cambio, los graduados universitarios japoneses no estaban mejor remunerados que sus colegas en Estados Unidos. Aparentemente, las medidas sociales en Japn apuntan a elevar los salarios y beneficios de aquellos que estn en la mitad inferior de la escala de educacin.

Un indicio final: durante la dcada de los ochenta, la llamada brecha de los sexos entre los ingresos de los hombres y mujeres disminuy casi un tercio. Incluso entre los hombres y mujeres con relativamente escasa formacin los salarios y beneficios convergieron.

En sntesis, la amplia brecha entre los ricos y los pobres parece estar relacionada con una creciente divergencia en la cantidad de dinero que recibe la gente por el trabajo que realiza. Y esta divergencia, a su vez, parece tener algo que ver con su nivel de formacin. Si usted es graduado universitario, sus ingresos mejoran; si no lo es, y especialmente si es varn, sus ingresos son insuficientes. Adems, la tendencia no se circunscribe a Estados Unidos; esto ocurre en muchos otros lugares del mundo. Para comprender su causa fundamental, es necesario volver a considerar la economa mundial y las diferentes funciones que la gente est llegando a desempear dentro de la misma.

CAP. 17

POR QU LOS RICOS SE HACEN MS RICOS

Y LOS POBRES MS POBRES

La divisin del trabajo est limitada por la extensin del mercado.

ADAM SMITH,

Un estudio acerca de la naturaleza y causas

de la prosperidad de las naciones (1776)

Ms all de la clasificacin oficial de un puesto (de produccin, servicio, gerencial, tcnico, de secretaria, etctera), o de la industria en la cual se trabaje (automotriz, siderrgica, de la computacin, publicidad, alimentacin o finanzas), la verdadera posicin competitiva en el mundo de la economa est llegando a depender de la funcin que se cumple. En eso estriba la razn fundamental de la divergencia en los ingresos. Los salarios de los empleados de la produccin rutinaria estn en disminucin. Los servicios en persona tambin estn menos remunerados, aun cuando su destino sea menos incierto. Pero los analistas simblicos quienes intermedian, identifican y resuelven los nuevos problemas son los que de una manera general tienen ms xito en la economa mundial.

Todos los norteamericanos solan compartir el mismo destino. Casi todos se elevaban o sucumban juntos, as como las compaas en las cuales trabajaban, y las industrias en las que operaban esas compaas, y la economa nacional en su conjunto se haca ms productiva, o se estancaba. Pero las fronteras nacionales ya no definen nuestro destino econmico. Ahora estamos embarcados en diferentes naves, algunas se hunden, otras van al garete, y las terceras navegan airosas.

II

Los trabajadores de la produccin rutinaria, que a mediados de siglo perciban buenos sueldos, ahora se debaten en la indigencia. No hace mucho, las grandes organizaciones piramidales en el centro de cada industria importante coordinaban sus precios e inversiones -evitando las arremetidas de la competencia, mientras preservaban sus cuantiosas ganancias. Algunas de esas ganancias, a su vez, las reinvertan en nuevas plantas y equipos (generando economas de escala cada vez mayores); otra parte iba a los altos ejecutivos y a los inversores. Pero una gran parte pasaba a los gerentes de mediano nivel y a los operarios de produccin. Las huelgas o la paralizacin de tareas creaban un problema tan grave para la produccin de alto volumen que los gremialistas podan exigir bonificaciones cada vez mayores por su cooperacin. Por otro lado, las pautas salariales establecidas dentro de las grandes compaas incidan sobre los criterios de toda la economa nacional. Eso trajo consigo el crecimiento de una clase media relativamente prspera, en condiciones de adquirir todos los artculos producidos en gran escala por las grandes empresas.

Sin embargo, como ya se ha sealado, las compaas centrales rpidamente se dispersaron en redes mundiales que obtienen sus mayores ganancias a travs de la destreza en la identificacin y resolucin de problemas. A medida que los costes de transporte y comunicacin continan bajando, los mrgenes de ganancia de las empresas, de produccin estandarizada (de alto volumen) se reducen, porque se van eliminando las barreras de acceso. Las fbricas y la maquinaria moderna se pueden instalar prcticamente en cualquier parte del planeta. Por lo tanto, los empleados de los servicios rutinarios de produccin de los Estados Unidos estn en competencia directa con millones de trabajadores de otras naciones. Doce mil personas se suman a la poblacin mundial cada hora, la mayora de las cuales trabajara complacidamente por una pequea fraccin de los salarios de los trabajadores de rutina de los Estados Unidos.

Sus efectos son ms evidentes en las industrias ms antiguas y de mayor escala, donde la produccin estandarizada de alto volumen contina su inevitable desplazamiento hacia donde la mano de obra es ms barata y ms accesible en todo el mundo. Por ejemplo, la empresa Maquiladora distribuy sus fbricas a lo largo del lado mexicano, de la frontera con Estados Unidos en los pueblos pobres de Tijuana, Mexicali, Nogales, Agua Prieta y Ciudad Jurez la mayora de los. propietarios son norteamericanos pero hay cada vez ms japoneses entre ellos en las cuales ms de medio milln de trabajadores de rutina arman las piezas de los productos que luego se envan a los Estados Unidos.

El mismo recurso se utiliza en otra partes del mundo. Hasta fines de la dcada de los setenta, AT&T dependa de su mano de obra de rutina en Shreveport, Lousiana, para armar los telfonos estndar. Ms tarde comprob que los trabajadores de Singapur podan llevar a cabo las mismas tareas por un coste mucho ms bajo. Frente a la intensa competencia de otras redes mundiales, los intermediarios estratgicos de AT&T se vieron obligados a buscar

nuevas alternativas. De modo que a comienzos de los aos ochenta dejaron de emplear la mano de obra de rutina en Shreveport, y comenzaron a incorporar a los trabajadores ms baratos en Singapur. Pero bajo este tipo de presiones para lograr una produccin de alto volumen, a costes cada vez ms bajos, los trabajadores de Singapur podan acabar como ayer los de Louisiana. Hacia fines de los aos ochenta, los intermediarios estratgicos de la compaa observaron que la mano de obra thailandesa estaba en condiciones de armar los

aparatos por una pequea fraccin de los salarios percibidos por los empleados de Singapur. Y enseguida trasladaron las plantas a Thailandia.

La bsqueda de salarios cada vez ms bajos no ha estado circunscrita a las industrias en gran escala. El procesamiento de datos de rutina ha seguido el mismo camino. Los operadores de informtica de cualquier parte del mundo podan ingresar datos en las computadoras, transmitidos va satlite, o a travs de los cables transocenicos de fibras pticas (reduciendo aun ms los costes de las comunicaciones), con lo cual los operadores de rutina de los Estados Unidos tuvieron que hacer frente a una competencia cada vez ms directa de sus colegas del extranjero, quienes a menudo estaban dispuestos a trabajar por mucho menos.

En 1990, los operadores de informtica en los Estados Unidos ganaban, por lo menos, 6,50 dlares por hora. Pero los mismos operadores en el resto del mundo estaban deseosos de trabajar por una fraccin de esta suma. Por ese motivo, muchos puestos potenciales de procesamiento de datos fueron desapareciendo, mientras los salarios y beneficios de los restantes decayeron. Un caso tpico es el de Saztec International, una compaa de informtica e( sede en Kansas City, cuyos intermediarios estratgicos hacan contratos con operadores de Manila y con firmas norteamericanas que necesitaban dichos servicios. En comparacin con el ingreso medio de Filipinas que era de 1.70 dlares por ao, los operadores de datos que trabajaban para Saztec ganaba una esplndida suma de 2.650 dlares. El resto de los empleados de la compaa eran especialistas en identificacin y resolucin de problemas, quienes tenan a su cargo la bsqueda de nuevos mtodos para mejorar el sistema.

En 1990, la compaa Americen Airlines empleaba a ms de 1.000 procesadores de datos en Barbados y la Repblica Dominicana para que ingresaran los nombres y los nmeros de vuelos de los pasajes areos usados (enviados diariamente hacia Barbados desde aeropuertos de todo Estados Unidos) en un gigantesco banco de datos ubicado en Dallas. La empresa editora R. R. Donnelley de Chicago enviaba manuscritos completos a Barbados para procesarlos antes de la impresin. La firma New York Insurance Co. enviaba plizas de seguro a Castle Island, Irlanda, donde los operadores de rutina con simples indicaciones ingresaban las plizas, determinaban las sumas adeudadas, y luego instantneamente transmitan los datos hacia los Estados Unidos. (Cuando la firma puso un anuncio en Irlanda para cubrir veinticinco puestos de procesamiento de datos, recibi seiscientas solicitudes.) La editorial McGrawHill procesaba las renovaciones de suscripcin y la informacin de marketing para sus revistas cerca de GaIway. Literalmente, millones de trabajadores de rutina en todo el mundo han estado recibiendo informacin, convirtindola a los cdigos de las computadoras y devolvindola al sitio de donde provena, con la velocidad de los impulsos electrnicos.

La codificacin del software de las computadoras tambin ha ingresado en el comercio mundial. India, que tiene una gran cantidad de tcnicos que dominan el ingls, dispuestos a elaborar programas de rutina a bajo precio, ha mostrado ser especialmente atractiva para las redes mundiales que requieren de estos servicios. En 1990, Texas Instruments mantena una oficina de desarrollo de software en Bangalore, que comunicaba va satlite a cincuenta programadores indios con las oficinas centrales de la compaa en Dallas. Estimulado por este y por otros emprendimientos similares, el gobierno de la India construy un telepuerto en Poona, con el propsito de facilitar y hacer ms econmico para muchas otras empresas enviar sus especificaciones de diseo de software de rutina, para ser codificado.

III

Este traspaso de las tareas rutinarias de produccin de las naciones con economas avanzadas a los pases en vas de desarrollo ha sido una gran oportunidad para muchos trabajadores de estas naciones, quienes de otra manera estaran sin empleo, o trabajando por salarios mucho ms bajos. Estos trabajadores, a su vez, obtienen ms dinero con el cual adquirir los servicios simblicoanalticos de los pases ms avanzados (a menudo comprometidos en todo tipo de produccin ms compleja). La tendencia tambin es beneficiosa para todos los consumidores de mundo, que ahora pueden obtener productos estandarizados (incluyendo la informacin y el software) a precios ms accesibles que antes.

Pero estos beneficios no se logran sin un determinado coste. Esta carga la deben soportar especialmente aquellos pases que ya no tienen servicios rutinarios de produccin bien remunerados dentro de sus economas avanzadas, como los Estados Unidos. Muchas de esas personas solan pertenecer a los sindicatos, o al menos se beneficiaban con las normas salariales establecidas mediante convenios colectivos de trabajo. Pero, a medida que las burocracias empresariales se aplanan dentro de las redes mundiales, la influencia de los convenios se va perdiendo. En realidad, el tcito pacto nacional ya no rige.

A pesar del gran nmero de nuevos puestos de trabajo en los Estados Unidos, la sindicacin ha disminuido. En 1960, el 35 por ciento de los trabajadores no rurales perteneca a un sindicato. Pero en 1980 ese porcentaje se redujo, hasta llegar en 1989 aproximadamente al 17 por ciento. Sin considerar a los empleados pblicos, la afiliacin gremial descendi hasta un 13,4 por ciento. Este es un porcentaje aun ms reducido que el de comienzos de la dcada de los treinta, antes de que la Ley Nacional de Relaciones Laborales creara un derecho legalmente amparado para la representacin sindical. La disminucin de la afiliacin ha estado acompaada por una cantidad creciente de negociaciones colectivas para congelar los salarios a niveles normales, reducir los niveles salariales de los ingresantes o reducir el conjunto de los salarios. Este es un importante motivo por el cual