Miércoles 29 de julio de 2015

MENSAJE DIRIGIDO A

MONS. GUSTAVO RODRÍGUEZ VEGA

Celebración Eucarística por el inicio del

Ministerio Episcopal de

S.E. Mons. Gustavo Rodríguez Vega

Centro de Convenciones Yucatán Siglo XXI

Eminentísimo Cardenal….

Hermanos Arzobispos y Obispos:

Carísimos Hermanos Sacerdotes:

Hermanos y Hermanas de la Vida Consagrada:

Hermanos todos en Cristo Jesús:

Con el corazón emocionado y profundamente agradecido

a Dios y a la Sede Apostólica por el significado que contiene

esta celebración eucarística, tengo la oportunidad de dirigirme

a ustedes para expresarles los sentimientos encontrados que

anidan en mi corazón.

1

Con el Papa Francisco yo también pregunto este

mediodía: “¿Quién está ante ustedes? Y les respondo a la

pregunta con una certeza de mi vida: El que está ante ustedes

es un hombre perdonado. No tengo mucho para ofrecerles en

este momento definitivo de mi ministerio en Yucatán, pero lo

que tengo y lo que amo, sí quiero compartirlo: es Jesús,

Jesucristo, la misericordia del Padre”1.

Quisiera dejarles un pensamiento sencillo, un

pensamiento sobre la Iglesia, sobre su misterio, que

constituye para todos nosotros la razón y la pasión de la vida.

Porque los hombres sólo somos instrumentos en las manos de

Dios para sacar adelante su voluntad salvífica. Las personas

estamos de paso por este mundo. La Iglesia permanece.

Me dejo ayudar por una expresión de Romano Guardini,

escrita en el año en que los padres del Concilio Vaticano II

aprobaban la Constitución Lumen gentium, en su último libro.

Dice Guardini: la Iglesia «no es una institución inventada y

construida en teoría..., sino una realidad viva... Vive a lo largo

del tiempo, en devenir, como todo ser vivo,

transformándose... Sin embargo su naturaleza sigue siendo

siempre la misma, y su corazón es Cristo»2.  La Iglesia vive,

crece y se despierta en las almas, que acogen la Palabra de

Dios y se hacen capaces de generar a Cristo hoy en el mundo.

1 PAPA FRANCISCO, Mensaje en el reclusorio de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia (10 julio de 2015).2 BENEDICTO XVI, Mensaje a los Cardenales el 28 de febrero de 2013.

2

Cristo sigue caminando a través de los tiempos y de todos los

lugares. Cristo permanece. Cristo ayer, hoy y siempre.

Quisiera decir como san Pablo a su discípulo Timoteo:

“He combatido el buen combate, he conservado la fe. Sólo me

queda recibir la corona de la salvación…”3. Sin embargo,

prefiero mencionar la recomendación de Jesús a sus

discípulos: “Cuando hayan hecho lo que se les había

mandado, digan: soy simplemente un siervo: hice lo que tenía

que hacer”4.

Queridísimos hermanos sacerdotes, miembros de la Vida

Consagrada, laicos de los distintos Movimientos y Grupos

Apostólicos, todo el pueblo santo de Dios que peregrina en

Yucatán: les doy las gracias de corazón por todo el amor y el

trabajo con que han llevado junto a mí el peso de mi

ministerio, y pido perdón por todos mis errores. Ahora,

confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro

Señor Jesucristo5, y suplicamos a la Virgen María en su

advocación de Nuestra Señora de Izamal, aquí presente, que

asista con su materna bondad a mi hermano Gustavo

Rodríguez Vega, V Arzobispo de Yucatán.

Y, como siempre pide el Santo Padre Francisco, hoy les

pido que sigan rezando por mí. Hoy más que nunca necesito

3 2 Tim 4, 7-8.4 Lc 17, 10.5 BENEDICTO XVI, Declaratio en el Consistorio del 10 de febrero de 2013.

3

de sus oraciones, a las que de corazón corresponderé con las

mías. Y que Dios nuestro Padre mire nuestro corazón, y que

Dios nuestro Padre, que nos quiere, nos dé su fuerza, su

paciencia, su ternura de Padre, y nos bendiga6.

¡Gracias, muchísimas gracias a todos!

¡Que Dios les bendiga!

+ S. E. Mons. Emilio Carlos Berlie Belaunzarán

Arzobispo Emérito de Yucatán

6 PAPA FRANCISCO, Ibid.

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