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Avances en Psicología Latinoamericana Fundación para el Avance de la Psicología [email protected] ISSN (Versión impresa): 1794-4724 COLOMBIA 2005 Mercedes Cubero Pérez / Andrés Santamaría Santigosa PSICOLOGÍA CULTURAL: UNA APROXIMACIÓN CONCEPTUAL E HISTÓRICA AL ENCUENTRO ENTRE MENTE Y CULTURA Avances en Psicología Latinoamericana, año/vol. 23 Fundación para el Avance de la Psicología Bogotá, Colombia pp. 15-31 Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal Universidad Autónoma del Estado de México http://redalyc.uaemex.mx

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Avances en Psicología LatinoamericanaFundación para el Avance de la Psicologí[email protected] ISSN (Versión impresa): 1794-4724COLOMBIA

2005 Mercedes Cubero Pérez / Andrés Santamaría Santigosa

PSICOLOGÍA CULTURAL: UNA APROXIMACIÓN CONCEPTUAL E HISTÓRICA AL ENCUENTRO ENTRE MENTE Y CULTURA

Avances en Psicología Latinoamericana, año/vol. 23 Fundación para el Avance de la Psicología

Bogotá, Colombia pp. 15-31

Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal

Universidad Autónoma del Estado de México

http://redalyc.uaemex.mx

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Avances en Psicología Latinoamericana2005 Volumen 23, Pp. 15-31.

PSICOLOGÍA CULTURAL: UNA APROXIMACIÓNCONCEPTUAL E HISTÓRICA AL ENCUENTRO ENTRE

MENTE Y CULTURA

MERCEDES CUBERO PÉREZ*

Y

ANDRÉS SANTAMARÍA SANTIGOSA

Universidad de Sevilla, España

ABSTRACT

The aim of this paper is to analyse different theoretical approaches that stand out therelevance of studying the differential aspects of mental functioning and its causes. Theseperspectives are supposed to, in a different grade, overcome the mainstream position aboutthe study of the invariable nature of mind. So, in this paper, we try to find some conceptualclues in order to understand the current state of Cultural Psychology. We explore twoperspectives interested in analyzing the role of culture in mental life. The first one starts withthe positivistic and realistic tradition of Enlightenment –being Cross-cultural Psychology amodern version–. The second one comes from a relativistic point of view as the one thatinvolves the movement of Romantic Revolution against Enlightenment Rationalism. This lastperspective is represented by the second psychology of Wundt.

Key words: mind, culture, dialectic interaction, cultural psychology, history.

* Correspondencia: MERCEDES CUBERO PÉREZ. Laboratorio de Actividad Humana, Departamento de Psicología Experimental,Universidad de Sevilla, Av. Camilo José Cela s/n, 41018 Sevilla, España. Teléfono: (34-95) 4557743. Fax: (34-95) 4551784. Correoelectrónico: [email protected]

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INTRODUCCIÓN

En este trabajo se exploran los orígenes deuna disciplina que en los últimos años ha venidotomando cuerpo pero que de algún modo estabaya presente en la antigüedad clásica. Nosreferimos a la denominada Psicología Cultural,al estudio del papel de la cultura en la vidamental de los seres humanos.

En torno a este estudio, a lo largo de lahistoria de la psicología ha existido, y aúnexiste, una contradicción que interesa destacar.Por una parte, se reconoce que una de lascaracterísticas definitorias de los seres humanoses su capacidad y necesidad de vivir en contextosculturales. Por otra, sin embargo, es habitual porparte de gran cantidad de psicólogos académicosasignar un papel secundario a la cultura en laconstrucción de la vida mental. ¿Cómo entendertal contradicción?; la cultura es importante en laconstitución de lo mental, no obstante se le asignaun papel secundario. Dicho de otro modo ¿porqué resulta tan difícil incluir la cultura dentro delas agendas de algunos psicólogos y de algunaspsicologías? Y, quizá más importante, si creemosque la cultura es consustancial al pensamiento y

RESUMEN

El objetivo de este trabajo es analizar diferentes posiciones teóricas que sitúan como centrode debate el análisis de los aspectos diferenciales del funcionamiento mental y de las causas quegeneran tales diferencias. Son perspectivas que, en cierto sentido y en distinto grado,abandonan la posición hegemónica detentada por el estudio de los aparentes invariantes de lamente. Con ello se pretende resaltar algunas claves conceptuales que nos permiten entender elpresente de dicha disciplina. En concreto exploraremos dos líneas de pensamiento interesadasen analizar el papel de la cultura en la vida mental. Una primera arranca de la tradiciónpositivista y realista de la Ilustración, teniendo su versión más actualizada en la PsicologíaTranscultural. Una segunda proviene de posiciones relativistas como la que encarna elmovimiento de la Revolución Romántica contra el racionalismo de la Ilustración. Esta tomaforma en la segunda psicología de Wundt.

Palabras clave: mente, cultura, interacción dialéctica, psicología cultural, historia.

a la acción humana ¿qué deberíamos hacer paraque fuera aceptada científicamente? Por supuesto,estas cuestiones no son en modo alguno originales.Tal vez las respuestas sí puedan llegar a serlo.

En las últimas décadas, han sido muchos yvariados los intentos por presentar argumentos afavor de una psicología que incluyera la cultura.Se ha defendido la idea de que mientras no seevalúe la posible variabilidad cultural de losprocesos psicológicos resultará imposibledeterminar si éstos son universales o específicosa circunstancias culturales particulares. Preci-samente, este centro de interés constituye elnúcleo de debate principal de un modo de hacerpsicología que en la actualidad ha tomado formaen la denominada Psicología Cultural.

La Psicología Cultural se ha desarrolladoprincipalmente como una respuesta alternativa alos proyectos de psicología que no incluían,como elementos claves de sus agendas, a lacultura y a su relación dialéctica con el individuo,como por ejemplo el proyecto de la PsicologíaCognitiva. Pero al mismo tiempo supone unanálisis crítico de aquellos enfoques que, aúnenfatizando el papel de las fuerzas histórico-

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culturales, no adoptan una perspectiva dialéctica.La Psicología Cultural se ha constituido, entreotros factores, a partir de las criticas al modo enel que algunos enfoques intentaron superar lasdeficiencias de la Psicología Cognitiva, perodesde esta misma perspectiva. Greenfield (1997),señala que quizá el error de estos enfoques fuemantener los términos de dicha relación. Estamoshablando de la Psicología Transcultural. Desdeeste enfoque, los procesos cognitivos sonconsiderados capacidades globales, homo-géneas, más o menos permanentes y universales,que permiten ser analizadas como variablesdependientes.

El interés de la Psicología Cultural, más queen las funciones mentales universales, se centraen los aspectos diferenciales de las mismas. Aúnreconociendo la naturaleza biológica y culturaldel ser humano, persigue, primordialmente,resaltar el papel de la cultura en el desarrollopsicológico. La cultura es aquí considerada comouna característica específica del ser humano.Así, la Psicología Cultural adopta una posiciónintermedia en cuanto a la relación entre mente ycultura. Asume que estos términos son dos carasde la misma moneda, ya que ambas están en lagénesis y son producto de la otra (Boesch, 1996;Bruner, 1997; Cole, 1996/1999; Eckensberger,1990; Shweder, 1991). De alguna manera, lacultura es un fenómeno indiferenciable de lapropia mente (Overton, 1997).

Quizá una de las aportaciones de interés delpresente artículo sea la de considerar a laPsicología Cultural no como un campo específicode investigación o una rama concreta de lapsicología, sino como un modo de hacerpsicología (Boesch, 1991, 1996; Cole, 1996/1999). Más en concreto, como una maneradeterminada de abordar los fenómenos yproblemas en los que están interesados lospsicólogos. En adelante, se intentará mostrarcómo la Psicología Cultural representa unrenovado interés por el análisis de la relaciónmente-cultura y se defenderá la existencia deuna larga trayectoria histórica en este campo queno puede ser olvidada.

El debate sobre la influencia de la cultura enlos procesos psicológicos individuales y laspreguntas que de él se derivan sobre la naturalezade la mente humana, tienen una larga trayectoriaen la historia de la ciencia, en general, y de lapsicología, en particular. En este trabajo haremosun breve recorrido histórico. Recorrido, que nopretende ser, en sentido estricto, una historia dela Psicología Cultural, ya que no siempreencontramos una línea directa de descendenciaentre los distintos movimientos y autores a losque haremos referencia y la Psicología Culturalde nuestros días. Lo que no significa que no sepuedan rastrear las huellas del legado de ciertascorrientes que le antecedieron en un tiempo máso menos cercano. A veces, simplemente comopostura a la que enfrentarse y criticar, otras,como punto de partida sobre el que profundizar.

Nuestro propósito es proporcionar unaperspectiva histórica de la Psicología Cultural,entendida ésta en sentido amplio, una visión delos elementos de continuidad y cambio en lasnociones sobre cultura y mente. Todas lasposiciones conceptuales sobre las quediscutiremos, que han surgido y se handesarrollado en distintos momentos de la historiadel pensamiento, tienen un punto en común, elinterés por identificar las variables culturalesque influyen en la génesis y evolución de losprocesos psicológicos y que pueden estardeterminando la existencia de diferenciasindividuales en los mismos. Cada una de ellassupone, por tanto, la visión predominante en unaépoca de la relación entre cultura y mente.

Relatar esta historia nos permitirá demostrarcomo un ethos que ignora la cultura y que hadominado durante gran parte de este siglo es, enpalabras de Jahoda (1992/1995), una aberracióntemporal. Esta historia de la relación entre mentey cultura no sólo nos ayudará, por otra parte, aentender mejor las visiones actuales sobre dicharelación, sino que, además, nos proporcionarádatos sobre cómo la propia historia delpensamiento ha contribuido a moldear nuestrasideas actuales sobre el tema; es decir, recrea elpasado del que es heredero. En este sentido, el

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interés, utilidad e incluso la necesidad de unadimensión histórica cuando se pretende describiry explicar una determinada área del saber, loencontramos en autores clásicos como Vygotski(1978/1979a, 1979b, 1934/1986, 1991, 1993).Este autor, en distintos momentos de su obrainsistió en la conexión entre historia y Psicología.Su defensa del método genético, de la necesidadde métodos de investigación y análisis queestudien los fenómenos en su proceso de cambio,en su génesis, formación y transformación, es lamuestra más evidente de cómo, para él, el análisishistórico de las acciones humanas no es unaspecto auxiliar del estudio, sino que constituyesu propia esencia y naturaleza. La defensa deuna perspectiva histórica se constituye, además,en la pieza clave que estructura tanto lasaportaciones teóricas como metodológicas de latan olvidada segunda Psicología de Wundt oPsicología de los Pueblos (Wundt, 1900-1909/1916).

La existencia de muy buenas revisionessobre el tema nos ayudará a ir más allá en elanálisis de las nociones de mente y cultura, asícomo del modo en que ambas se han relacionado(Cole, 1996/1999; Cubero, 1999; Jahoda,1992/1995, 1993; Jahoda & Krewer, 1997; Moore,1997; Poortinga, 1997; Santamaría, 2000;Shweder, 1991; Triandis & Berry, 1980; Trian-dis & Heron, 1981; Triandis & Lambert, 1980;Triandis & Lonner, 1980). En esta empresaincluiremos tanto las aportaciones de filósofos,antropólogos y psicólogos pioneros en el intentode relacionar las evoluciones de la cultura y lamente, como los antecedentes más directos de laPsicología Cultural.

Las primeras, aunque sin demasiado rigormetodológico, representan los cimientos de uninterés por los estudios comparativos de lascaracterísticas psicofísicas de individuos de

distintas culturas, enmarcados bajo los presu-puestos de la Ilustración. Haremos tambiénreferencia a la respuesta a estas concepciones,para lo cual se hará mención al movimientodenominado como “La Rebelión Romántica”desde sus preámbulos con Giambatista Vico,hasta su expresión en el relativismo cultural de J.G. Herder. Así como algunos de los autores másseñeros centrados en lo que denominaban labúsqueda de “La Unidad Psíquica de laHumanidad”, como T. Waitz y A. Bastian. Enúltimo lugar citaremos algunos trabajos querepresentan los albores de la PsicologíaTranscultural1.

Por último, entre los antecedentes másdirectos, y más extensamente citados en laliteratura psicológica actual sobre PsicologíaCultural, encontramos la denominada Psicologíade los Pueblos, desde sus primeros momentos–con Lazarus y Steinthal– hasta su reformulacióny desarrollo en la perspectiva de Wundt(Cole, 1990a, 1990b, 1996/1999; Cubero, 1999;de la Mata & Cubero, 2003; Eckensberger,1990; Jahoda, 1992/1995; Jahoda & Krewer,1997; Krewer, 1990; Krewer & Jahoda, 1990;Santamaría, 2000; Shweder, 1990; etc.).Señalaremos además, cómo a partir dedeterminadas críticas hechas a la PsicologíaTranscultural desde dentro de la misma se hagenerado la necesidad de una Psicología quebien puede ser etiquetada como Cultural.

LA PERSPECTIVA RACIONALISTADE LA ILUSTRACIÓN

Una de estas líneas de pensamiento, la queencuentra sus raíces en la perspectiva empirista yracionalista del pensamiento ilustrado, secaracteriza por defender modelos basados en laobservación, argumentar a favor de la misma

1. Somos conscientes de las ausencias. La antropología de Boas, la obra de Malinowski -derivada en parte de la de Bastian-,el movimiento de Cultura y Personalidad de Kardiner, el interaccionismo simbólico de Mead, el funcionalismo de Durkheim, entreotros, juegan un papel protagonista en este recorrido por el estudio de la relación entre la cultura y la mente. No obstante, su desarrolloexcedería con mucho los límites del presente trabajo.

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naturaleza interna y mental de todos los hombresy, sobre todo, por explicar las diferencias humanassobre la base de la doctrina o el ideal del progreso.(Braudel, 1980, Jahoda, 1992/1995; Jahoda &Krewer, 1997). Según ésta, la humanidad avanzade manera inevitable por una sucesión fija deestadios o etapas que suponen una evoluciónascendente en el nivel de progreso desde elsalvajismo y la “barbarie” hasta la civilización.Esta perspectiva, implica un uso de la noción decultura muy próximo al concepto de civilización,como el estado de bienestar que se alcanza unavez salido de la barbarie. Esta concepción implicauna visión racionalista de la evolución de lacivilización o cultura, entendida ésta como untodo. Intentos como los de la psicología sensistade E.B. Condillac y trabajos como los de J.M.Degérando, enmarcados dentro de la “Sociedadpara los Observadores del Hombre”, representanlas primeras tentativas en el desarrollo de unaciencia empírica basada en la observación yencaminada en la búsqueda de explicaciones noinnatistas del desarrollo humano.

Los descendientes más directos de esta líneade pensamiento los encontramos en los teóricosque, frente a un poligenismo en auge en el sigloXIX, defendieron la unidad psíquica de lahumanidad. Éstos, frente a la idea básica de losteóricos de la raza de que los humanos tiene unamultiplicidad de orígenes, lo que justifica lasdiferencias entre ellos, defienden la idea ilus-trada de la unidad psíquica de la humanidad. Taldefensa les obligó a buscar las causas de lasdiferencias entre los humanos fuera de la biología,por lo que centraron su interés en la relaciónentre mente y cultura (Jahoda & Krewer, 1997).

Así, de manera más clara que los autoresanteriores, apostaron por la evolución conjuntade cultura y mente y, como en el caso de T.Waitz, se llegó a estrechar tanto dicha relaciónque se defendió también la influencia de lamente en la cultura. Este autor establece unarelación dialéctica de interdependencia entremente y cultura, en términos similares a losempleados recientemente por autores como Coley sus colegas (Cole, 1990a, 1990b, 1992, 1995a,

1995b, 1996/1999). No sólo considera que lacultura determina los modos de pensar yrelacionarse con los demás, sino que va más alláy analiza el otro sentido de la relación. Tambiénel pensamiento incide en la cultura generándolay preservándola. Esta relación es, en parte,producto de una crítica al ideal de progreso, queaunque en el caso de Waitz es implícito, enautores como A. Bastian es explícito.

El concepto clave de la teoría de Bastian esprecisamente la noción de idea, y másconcretamente los términos “ideas elementales”(compartidas por todos los pueblos) e “ideas delos pueblos” (específicas de cada contexto físicoo temporal, producto de condicionantesambientales e históricos). Su objetivo último eraconstruir de manera inductiva los procesos decambio y transformación de las ideas, así comolas leyes de desarrollo histórico que guiabandichas transformaciones (Koepping, 1983). Así,cuando trabajaba con las ideas de los pueblosrecogía material etnográfico sobre creencias,prácticas religiosas, mitos, costumbres, le-yes, instituciones, artefactos, etc. En este sentido,podríamos decir que la noción de “ideas de lospueblos” es una noción próxima a lo que en laactualidad se conoce como cultura. Ya en estosmomentos es común, para los teóricos quedefendían la unidad psíquica de la humanidad,aceptar la existencia de fenómenos psicológicosuniversales (los procesos) y de otros deter-minados claramente por la cultura (los contenidosdel pensamiento), ambos objetos de la cienciapsicológica.

La Psicología Transcultural, de orientaciónclaramente positivista, podría considerarse laculminación de esta línea de pensamiento sobrela relación entre mente y cultura. Ésta encuentrasus raíces más directas en las ideas de la Ilustraciónsobre la unidad psíquica de la humanidad, yhasta cierto punto recupera el enfoque racionalistadel hombre y de su evolución derivado de ladoctrina de progreso. Obviamente, las exigenciasteóricas y metodológicas de una nueva psicologíay las conclusiones de los trabajos realizados bajoeste prisma han generado importantes avances,

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sobre todo en lo que se refiere al nivel deformulación conceptual y a los apoyos empíricoscon los que cuenta tal visión. Sin embargo, sulínea de argumentación básica no se ha vistomodificada, continúa centrada, fundamen-talmente, en el estudio de los universales cognitivosy las diferencias en éstos generadas por lascondiciones ecológicas, sociales, culturales ehistóricas de vida.

Así, se entiende la relación entre lo cognitivo ylos aspectos socioculturales desde un punto devista causalista y determinista; es decir, en términosde variables dependientes e independientesrespectivamente. En cuanto a los aspectos me-todológicos, aunque se ha avanzado mucho en labúsqueda de materiales y tareas más significativaspara los sujetos estudiados, el modo de obtenciónde los datos sigue siendo fundamentalmente através de estudios comparativos.

Esta perspectiva se refleja en la mayoría dedefiniciones que sobre la Psicología Transculturalpodemos encontrar en el último cuarto de estesiglo (una buena muestra de éstas puedenencontrarse en Lonner & Adamopoulos, 1997).Una de las más claras y frecuentementereferenciada es la de Berry, Poortinga, Segall yDasen (1992), según los cuales la PsicologíaTranscultural es:

“el estudio de las similaridades y diferenciasen el funcionamiento psicológico individualen varias culturas y grupos étnicos; de larelación entre variables psicológicas yvariables socioculturales, ecológicas y bio-lógicas; y de los cambios en estas variables.”(p. 2).

Estos mismos autores resumen los objetivosprincipales de esta disciplina en tres, a saber: (a)explorar y descubrir las variaciones de lasconductas en otras culturas y buscar expli-caciones para tales variaciones; (b) poner aprueba lo generalizable que puede llegar a ser lateoría psicológica, cuando desde ella se proponenhipótesis que se intentan corroborar en otrasculturas; (c) integrar los hallazgos obtenidos de

los dos primeros objetivos, para desarrollar unapsicología más universal.

Por todo lo expresado, la PsicologíaTranscultural, a pesar de que se preocupa por larelación entre mente y cultura difiere,considerablemente, en sus presupuestos teóricos,métodos y objetivos, de la Psicología Cultural, loque no significa que sean modos de hacerpsicología totalmente irreconciliables (el trabajode Poortinga, 1997, por ejemplo, es un intentode hacer converger estas distintas perspectivas).De hecho, algunos de los psicólogos que en laactualidad más claramente se les reconoce comoprincipales abanderados de la Psicología Cultural,como son los casos de J. Bruner o de M. Cole,empezaron sus vidas como investigadores en elseno de la Psicología Transcultural; o el mismoE. E. Boesch reconocido por muchos como elpionero de la Psicología Transcultural enAlemania (Eckensberger, 1990).

LA REBELIÓN ROMÁNTICA CONTRALA ILUSTRACIÓN

Permítasenos un salto hacia atrás en la historiapara presentar el punto de arranque de la segundatradición en el estudio de la relación entre mentey cultura. Éste podríamos situarlo en elmovimiento denominado la “Rebelión Román-tica” contra el racionalismo de la Ilustración(Shweder, 1990, 1991, etc.). Esta línea depensamiento critica de la primera su empirismoy defiende la necesidad de utilizar métodosevolutivos o históricos. También de maneramuy especial critica su defensa de la doctrina delprogreso y la perspectiva racionalista del hombrey de su evolución que ésta implica.

Siguiendo a Albano (1986) y a Berlin (1976)podríamos decir que entre los autores másrepresentativos de dicho movimiento, G. Vicoy J.G. Herder, hay diferencias importantes.Para empezar, Vico desarrolló su teoría durantelos mismos años en que se estuvo gestando elpensamiento filosófico de la Ilustración ypreviamente a que éste alcanzara su punto

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álgido. De hecho, propiamente hablando,debería situársele mejor en el humanismobarroco o como antecedente de la rebeliónromántica y no como representante de ésta. Encambio, Herder y su defensa del relativismocultural, fue, en principio, un seguidor de losideales de la Ilustración, aunque más tarde sealzó como uno de sus principales detractores.Sin embargo, a pesar de sus diferencias, estosautores comparten tres pilares básicos de susrespectivas teorías, las cuales han dejadoprofundas huellas en lo que hoy en día esconocido como Psicología Cultural.

En primer lugar es importante considerar queambos diferían radicalmente en la noción decultura de la Ilustración. Mientras que en laIlustración la noción de cultura y/o civilizaciónse utilizaba en singular y la humanidad seconceptualizaba como un todo indiferenciado,Vico y Herder asumen una idea de cultura enplural que supieron concretar en la existencia deculturas específicas, a las que denominaron“naciones” y “pueblos” respectivamente. Laimportancia que Herder concedió a la cultura seconstata además en que en su análisis no pone elénfasis en el estudio de la naturaleza de losindividuos aislados, sino como miembros deuna cultura.

En segundo lugar, podemos aludir a la críticaexplícita de ambos al ideal de progreso de lahumanidad. Crítica que abarca a dos de losimplícitos de dicha doctrina. En primer lugar,se critica el implícito de que sea la humanidad,entendida como un todo, la que pase por lasdistintas etapas. Como alternativa se proponeque es cada una de las culturas específicas laque transcurre por sus distintos momentos. Elsegundo implícito rechazado es la secuenciafija de etapas inalterables de la evolución de lanaturaleza humana. Herder, si cabe aún, fuemás radical que Vico en lo que se refiere a sucrítica al ideal de progreso de la humanidad y alpapel que le otorga a la cultura en ladeterminación de las características psicológicasde los individuos (Berlin, 1976; Berlyne, 1980).No sólo defiende las evoluciones socio-

históricas, políticas y ambientales particularesde cada cultura en distintos tiempos, comoVico (1725/1995), sino además, la hetero-geneidad y multiplicidad de formas que lanaturaleza humana puede adoptar.

El tercer pilar que comparten ambos autores esla potencialidad que otorgaron al lenguaje, comoprincipal agente de los cambios de valores ymodos de pensamiento (Burke, 1985; Cole, 1996/1999). Vico consideraba que la historia de las pa-labras era clave para rastrear la historia de lasmentalidades, ya que en el significado de las pala-bras se refleja las maneras de pensar y sentir deuna cultura y sus individuos. Así, entendía que dela historia de la lengua se podían extraer datossobre qué cualidades y sentimientos eran más va-lorados en una cultura y en un momento específico,o cuáles eran sus intereses o juicios morales, etc.

Pero lo que más nos puede interesar es supropuesta acerca de que la naturaleza humana sedebe comprender necesariamente por medio deuna análisis histórico del lenguaje. Herder, aligual que Vico, resalta la importancia del lenguaje.Por un lado, le otorga la función de ser capaz deunificar el grupo o cultura, al ser el elemento másbásico que comparte y le da identidad grupal. Ensegundo lugar, sólo a través de él nos aseguramosla comunicación entre individuos y la transmisiónde formas de pensar, de sentir, etc. Es, en ciertosentido, el que asegura el mantenimiento ytransmisión de la cultura de cada comunidad.Fue Herder quien introdujo la noción de Volk,una comunidad de personas cuyo lenguaje ytradiciones históricas moldean los procesosmentales y proporcionan recursos esencialespara su proceso de desarrollo (Herder, 1774/1982, citado en Berlin, 1976). Es en este sentidoen el que a menudo se atribuye a Herder laformulación inicial del concepto actual derelativismo cultural, pues él creía que ladiversidad de Volk es algo valioso, y afirmó quelas naciones cambian según el lugar, el tiempo ysu carácter interno. Tal consideración del papelque juega el lenguaje en el desarrollo psicológico,junto con su visión sobre la determinaciónhistórico-cultural de la mente hacen que Vygotski

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lo considere el más próximo inspirador de susideas sobre la naturaleza del psiquismo (Vygotski,1930/1981a, 1934/1986, 1991, 1993).

EL INTENTO POR RECONCILIAR LASCIENCIAS NATURALES Y CULTURALES:

LA PSICOLOGÍA DE LOS PUEBLOS

La tradicional dicotomía entre las teoríasa-históricas y universales de la mente y las teoríashistóricas remite a otra dicotomía, la oposiciónentre las ciencias “naturales” y las “culturales-históricas”. Berlin (1981/1983) contrasta lossupuestos de una y otra ciencia en relación a lanaturaleza humana del siguiente modo. Para laciencia natural, a) cualquier pregunta real tieneuna única respuesta verdadera, b) el método pararesponder a los problemas es racional y aplicableuniversalmente, y c) las soluciones a los problemasson verdaderas universalmente. Para las cienciashistórico-culturales, a) las respuestas a laspreguntas reales dependen de los supuestos y lospuntos de vista particulares proporcionados porla cultura en cuestión, y b) tanto el método parallegar a una respuesta como lo que constituye unproblema o una respuesta son localmentecontingentes, no universales.

A mediados del siglo XIX se desarrollanvarias tentativas para reconciliar las afirmacionescontrapuestas de la ciencia natural y las cienciashumanas. Debido al creciente prestigio de lasciencias naturales, las reconciliaciones plantea-das tenían muchas posibilidades de estar sesgadashacia propuestas sobre el modo en que podríaextenderse la categoría científica al estudio delos procesos y los productos de la vida mental.No obstante, la importancia de los estudioshistóricos para comprender la mente tambiénconsiguió amplia aceptación. Como resultadode todo esto, se comienzan a encontrar propuestaspara una psicología que incorpore ambascosmovisiones dentro de una única disciplina.

Podemos situar aquí la propuesta de J. S. Millacerca de lo que él llamó una psicología dual.Este autor defendía, en contra de la opinión

admitida en la época, que los pensamientos, lossentimientos y las acciones podían ser realmenteobjeto de estudio científico. La propuesta de Millera crear una ciencia dual, “…empleamos elnombre de Psicología para la ciencia de las leyeselementales de la mente, Etología servirá para laciencia posterior que determina el tipo de carácterproducido en conformidad con esas leyes ge-nerales…” (Mill, 1943/1948, pág 176, citado enCole, 1996/1999). Pero lo que es más importante,esta ciencia dual requería una metodología dual.La Psicología utilizaría la experimentación y ladeducción para producir leyes mentales ele-mentales. La Etología, el estudio del carácter, sebasaría en generalizaciones aproximadas de loselementos al todo.

Esta segunda línea de pensamiento fueposteriormente desarrollada por el idealismoalemán, fundamentalmente por el movimientodenominado como Psicología de los Pueblos.Los dos fundadores de la primera versión de laPsicología de los Pueblos fueron M. Lazarus y H.Steinthal. Estos autores utilizaron las ideas deMill, junto con las de Von Humboldt, con elobjetivo de reconciliar las ciencias naturales ylas culturales/históricas (Jahoda, 1992/1995;Krewer & Jahoda, 1990; Whitman, 1984). Supropósito fue el de explicar las diferencias en elVolkgeist (Espíritu del Pueblo) de manera quefuera simultáneamente científica e histórica.

La psicología desarrollada por Lazarus ySteinthal se caracteriza, fundamentalmente, porponer en el centro de interés los aspectos socialesy culturales de la vida de los individuos, encuanto que responsables de la constituciónpsicológica de éstos. La clara orientación socialde la Psicología de Lazarus y Steinthal se reflejaen su insistencia en la necesidad de estudiar lasconductas, actividades y productos del grupo. Yesto es porque consideraban que los fenómenosmentales colectivos tienen prioridad psicológicay temporal sobre los fenómenos puramenteindividuales, sobre el desarrollo de los cualesinfluyen decisivamente. Compartían la crítica deHerder a la doctrina del progreso y la perspectivaracionalista del hombre y de su evolución que

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ésta implica. Asumían también la alternativasugerida por este último a dicha doctrina,centrando, por tanto, su análisis, no en el estudiode la naturaleza de los individuos aislados, sinocomo miembros de una cultura. Precisamente deél tomaron el papel central concedido a la culturacomo la fuerza productiva y unificadora deldesarrollo histórico específico de las diferentespersonas, y la importancia del lenguaje, comoproducto cultural, que desempeña un papelprimordial en dicho desarrollo. Producto de talesinfluencias, defienden una estrecha relación entremente y cultura y entre mente y lenguaje (Krewer& Jahoda, 1990).

Pero existen dos autores que influyeron aunmás si cabe, en la psicología de Lazarus ySteinthal. Nos referimos al filósofo y psicólogoalemán Herbart y al lingüista también alemánHumboldt (Jahoda & Krewer, 1997; Krewer &Jahoda, 1990). De manera muy resumida, yrespecto a la relación entre mente y cultura,podríamos decir que del primero asumieron suinsistencia en la determinación social de laconstitución psicológica del individuo; lo queles proporcionó su hipótesis básica: los fenómenoscolectivos deben ser analizados como acon-tecimientos similares de los que suceden en lamente individual. Por otro lado, de Humboldttomaron su defensa de la estrecha relaciónexistente entre lenguaje, pensamiento y lamentalidad de los pueblos. Este autor, a princi-pios del siglo XIX, introduce el términoVölkerpsychologie, para referirse al estudio delGeist nacional, el “espíritu del pueblo”, lo quehoy llamaríamos el estudio del carácter nacional.En sintonía con el interés de Herder por la fusióndel lenguaje, la costumbre y la mente en un Volk,Humboldt afirmó que el lenguaje y el pensamientoestán íntimamente relacionados, lo que implicaque los modos de pensamiento encontrados encada grupo cultural mostrarán diferenciasfundamentales. De este modo, Humboldt, aligual que harán Lazarus y Steinthal, analiza lamente humana a través del estudio de suslenguajes, ya que considera que el lenguajecumple funciones primordiales tanto en el planoindividual como en el social (Cubero, 1999).

La importancia de ambos autores se debefundamentalmente a que desarrollaron ypopularizaron el término acuñado por Herder deVölk o espíritu de un pueblo, término que Herderdefinía de manera muy parecida a lo que en laactualidad llamamos cultura. Lazarus y Steinthalampliaron dicha noción, incluyendo bajo esteepígrafe a los fenómenos mentales y materialescomunes a un grupo que relacionan y cohesionana los miembros de una colectividad a través,sobre todo, del lenguaje, el arte, los mitos, y lascostumbres. Es lo que hace que el grupo, comotal, se constituya en algo más que la adición deindividualidades (Carpintero, 1996; Cole, 1996/1999; Jahoda, 1992/1995; Klineberg, 1980;Krewer & Jahoda; 1990). La relación entre loindividual y social en estos autores nos recuer-da mucho a la concepción de Vygotski,especialmente como queda expresada por ésteen la ley genética del desarrollo cultural.

Es en este punto en el que nos parece mássugerente las aportaciones de Lazarus y Steinthalde cara a la constitución de una Psicolo-gía Cultural. La cultura se relaciona muyestrechamente con el individuo, ya que tomaexistencia al penetrar y rodear al individuo(Jahoda & Krewer, 1997; Krewer & Jahoda,1990). Dicho de otro modo, es, por un lado,parte del individuo al dotarle de conocimientos,sentimientos valores, actitudes que el sujetoaprende en su contexto social e histórico y hacesuyas y, por otro lado, es parte de su contextomaterial e institucional, en la medida que le dacontenido, estructura y sentido a los mismos.Estos autores consideran que la cultura “vive”dentro y fuera del individuo. Tales afirmacioneshan dejado huellas muy profundas en los teóricosposteriores interesados por la relación entre mentey cultura, como por ejemplo los representantesde la Psicología Sociocultural o la PsicologíaCultural. De hecho no se apartaría mucho de loque éstos afirmarían sobre el papel que ejerce lacultura como escenario de práctica y motor dedesarrollo y cambio del individuo. La tesisfundamental de Lazarus y Steinthal, ladeterminación social de la mente individual, lesllevó a defender la necesidad de una psicología

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centrada en los procesos mentales colectivos, oPsicología de los Pueblos.

Pero aunque fueron ellos quienes trazaronlos objetivos, tareas y principios básicos dedicha psicología, Wilhelm Wundt, comoveremos, fue quien más hizo por su desarrollo,expansión y difusión.

Antes de entrar en Wundt, nos parece ne-cesario resaltar que, al igual que Mill, Lazarus ySteinthal, Wilhelm Dilthey trató también dereconciliar las ciencia naturales y culturales. LaPsicología, creía Dilthey, debía servir comociencia fundadora para todas las cienciashumanas. Sin esa ciencia fundadora, afirmaba,éstas no podrían ser un sistema verdadero(Dilthey, 1923/1986). En un principio Diltheyconsideró la posibilidad de que la psicologíaexperimental pudiera ser esa ciencia fundadora.Sin embargo, rechazó gradualmente estaposibilidad porque, según su criterio, al intentarsatisfacer los requisitos de las ciencias naturalespara formular leyes causa-efecto entre loselementos mentales, los psicólogos habíandespojado a los procesos mentales de lasrelaciones de la vida real entre las personas quedan significado a sus elementos. Así, llegó adecir que “…la psicología contemporánea se haconvertido solamente en una doctrina de lasformas de los procesos psíquicos, captando asísólo una parte de lo que realmente ex-perimentamos como vida mental” (citado enErmath, 1978, pág. 148). El enfoque de Diltheyrecuerda así a las ideas de Vico para quien lanaturaleza humana es un fenómeno contingentehistóricamente. Dilthey entendía que, puestoque la psicología explicativa abarca sólo unaparte de la vida mental, debe estar subordinadaa un enfoque histórico-social que estudie a losindividuos en relación con sus sistemas ycomunidades culturales. A este enfoque lo llamópsicología descriptiva. Y lo más importante esque para Dilthey esta psicología debe basarse enun análisis de los procesos mentales de la vidareal en situaciones de la vida real, incluidos tantolos procesos entre las personas –lo quellamaríamos plano interpsicológico– como los

procesos individuales –lo que denominaríamosplano intrapsicológico–.

LAS DOS PSICOLOGÍAS DEWILHELM WUNDT

Como decíamos más arriba, quizá el autorque más contribuyó al desarrollo de esta visiónfue Wilhelm Wundt. Como recuerda Cole (1996/1999), Wundt concebía la psicología comoconstituida necesariamente por dos partes, cadauna de las cuales se basaba en una capa distintivade la consciencia humana. Estas partes siguensus propias leyes y utilizan su metodologíacaracterística. El sistema de psicología propuestopor Wundt adoptó la estrategia de Mill, esto es,reconocer que están implicados dos órdenes derealidad diferentes, lo que supone crear dospsicologías, una apropiada para cada uno. Poruna parte, la psicología fisiológica, el estudioexperimental de la experiencia inmediata. Lameta de esta mitad de la disciplina sería explicarlas leyes que posibilitan que las sensacioneselementales surjan en la consciencia, y las leyesuniversales por las que se combinan los elementosde la conciencia. Wundt, de este modo, incorporóa la psicología el método experimental de lafisiología, fundando con ello la denominadaPsicología Fisiológica o Experimental. ParaWundt, esta ciencia, de marcado carácterexperimental y explicativo, debía tener comoobjetivo el estudio de la experiencia inmediata,de los procesos psicológicos simples (como lassensaciones), a través de métodos experimentales,para, con ello, poder explicar las leyes universalesa través de las cuales los contenidos de laconciencia individual humana se combinan(Carpintero, 1987, 1993, 1996; Cole, 1990b,1996/1999; Cole & Engestrom, 1993; Sahakian,1975/1982).

Sin embargo, para completar su proyecto,Wundt vio la necesidad de contar con unasegunda psicología, la Psicología de los Pueblos.Entendía que, debido fundamentalmente a losmétodos que utilizaba la primera, se hacíaimposible el estudio de los procesos psicológicossuperiores (como el pensamiento o la memoria).

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Además, consideraba que estos procesos teníanun fuerte carácter social, o lo que es lo mismo, seveían influidos y modificados por la cultura. Másespecíficamente habló de factores culturales osociopsicológicos y definió como tales al lenguaje,los mitos y las costumbres. Así, el hecho de quepor su propia naturaleza, los procesos psicológicossuperiores estén modificados por la cultura, y elhecho de que si son estudiados utilizando métodosexperimentales corran el riesgo de ser alterados,justifica la necesidad de nuevos métodos.

Wundt, siguiendo a Von Humboldt, llamóa esta segunda rama de la psicología“Völkerpsychologie”. Esta psicología entroncadirectamente con toda una tradición psicológi-ca que ve a los fenómenos sociales y culturalescomo motor de desarrollo y cambio de losfenómenos psicológicos individuales. De hecho,Wundt considera que el objetivo de la Psicologíade los Pueblos no es otro que entender cómo lacultura penetra tanto en los procesos psicológicoscolectivos como individuales, transformándolos(Wundt, 1900-1909/1916).

De este modo, la Psicología de Wundt estuvodividida en dos. No por la existencia de objetivosdistintos (lo que negaría la posibilidad de que estadisciplina fuese una ciencia unitaria), sino por lanecesidad de usar dos métodos para abordarfenómenos de naturaleza diferentes. Esto le llevóa defender que los procesos superiores requeríanser estudiados como parte de una cienciadescriptiva e histórica, como es la Psicología delos Pueblos, y a través de los métodos comparativosde la etnografía, la lingüística y la psicologíasocial (Carpintero, 1993, 1996; Cole, 1990b,1996/1999; Farr, 1983). Mientras la Psicología individualse construía a través del método experimental, laPsicología de los Pueblos o psicología colectiva,demandaba, métodos observacionales e históricos.Wundt creía que las dos empresas –la psicologíafisiológica y la Völkerpsychologie– debíancomplementarse entre sí. Sólo por medio de una

síntesis de sus respectivos logros se podría alcanzaruna psicología completa.

Al mismo tiempo, desarrolló un acercamientometodológico central para la historia y la prácticaactual de la investigación en psicología cultural.Según este autor, esta “segunda psicología” es, enun sentido importante de la palabra, psicologíagenética. Es decir, el estudio de las funcionespsicológicas superiores requiere el uso de unametodología evolutivo-histórica. Hay que decirque el interés en la “segunda psicología” deWundt, aquella a la que él asignó la tarea decomprender la participación de la cultura en losprocesos psicológicos (Farr, 1983; Toulmin, 1980),ha aumentado en los últimos años.

La obra de Wundt, en su conjunto, es muyextensa y no se agota con sus aportaciones a laPsicología de los Pueblos. Sin embargo, de caraa nuestros intereses nos hemos centradobásicamente en ella. De hecho, para algunoshistoriadores y estudiosos de dicho autor (Cahan& White, 1992; Carpintero, 1993, 1996; Cole,1990b, 1996/1999; Farr, 1983; Feger, 1981;Toulmin, 1980), sus aportaciones han sidoduraderas y especialmente decisivas en el avan-ce y camino seguido por la psicologíacontemporánea. La importancia de su legadodescansa en su proyecto de construir una cienciaunitaria (que contemple fenómenos biológicos ysociales), con un objetivo que la definiera ydistintos métodos que le fueran propios y quepudieran hacer frente a fenómenos de distintaíndole. Tales propósitos dan sentido a que en laobra de Wundt encontremos las raíces más cla-ras tanto de la Psicología Experimentalcontemporánea como de la Psicología Cultural.

La influencia de la obra de Wundt ha sidomuy importante pero desigual. Su psicologíaexperimental generó toda una revolución enpsicología, condicionando y guiando en unadeterminada dirección el avance de ésta2. Como

2. De hecho el Conductismo y la propia Psicología Cognitiva son dignas herederas de esta primera psicología wundtiana.

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consecuencia de ello, otra parte de sus ideas, lasque corresponden con su Psicología de losPueblos, fueron simplemente abandonadas. Elolvido de su segunda Psicología se constata enhechos como que sus seguidores no aceptaran larelación que Wundt estableció entre funcionesmentales superiores e inferiores, o que preten-diesen estudiar todas las funciones psicológicascon el método experimental. Y, sobre todo, elque se relegara, de nuevo, el papel de la culturaa un segundo plano.

EN BUSCA DE UNA PSICOLOGÍA DE LAMENTE Y LA CULTURA

A nuestro juicio, el desarrollo de la PsicologíaCultural ha permitido recuperar la Psicología delos Pueblos de Wundt, especialmente su defensade la estrecha relación existente entre mente ycultura, mediada ésta por el desarrollo histórico,y con ello, reconocerle como antecedente de lamisma. Esta es la tradición de la que es herederouno de los enfoques actuales más importantes dePsicología Cultural. Nos referimos al enfoquesimbólico del antropólogo Richard Shweder ysus colaboradores. Otras aproximacionesculturales, como la Psicología de Bruner o latradición europea de Psicología cultural deBoesch y Eckensberger, aunque no de maneratan directa, también bebieron de esta segundalínea de pensamiento.

A pesar de la relevancia de esta segundapsicología wundtiana, a partir de Wundt nuestradisciplina se caracteriza por una etapa en la quela cultura es apartada de todo proyectopsicológico, tomando el rumbo de su primerapsicología. Esto tuvo como consecuencia másdirecta el desarrollo de una psicología, laconductista, fundamentada en la defensa delpostulado empirista de que el conocimientocientífico debe basarse en la observación y en suacumulación progresiva. Psicología que teníacomo conceptos fundamentales a los estímulos,las respuestas, a la conducta observable y a sutransformación. Precisamente por ello, estemodelo, según algunos (Bruner, 1991; Shweder,

1990), no sólo abandonó nociones como las demente, conciencia, intenciones, etc. sino que,con ello, alejó a la psicología de la comprensiónde los fenómenos y procesos específicamentehumanos.

Ahora bien, el hecho de que la psicologíaasumiera como tarea propia el descubrimientode los rasgos universales de la constituciónpsicológica humana no significa necesariamenteque ignorara la cultura. No obstante, si exa-minamos cualquier manual introductorio actualpodremos comprobar como se concede a lacultura un papel claramente menor y, cuandoaparece, se alude a ella únicamente en términosde diferencias culturales. Autores como Shweder(1990, 1991) mantienen que los psicólogos,incluso cuando parecen atribuir gran influenciaa la cultura, asumen que ésta actúa por medio demecanismos universales que son el objeto realde sus intereses.

Como es sabido, en los años sesenta surge ladenominada revolución cognitiva como reacciónante el tipo de psicología dibujada por elconductismo radical. El proyecto inicialabanderado por la revolución cognitiva, del queBruner fue uno de sus máximos impulsores,tenía, de cara a nuestros intereses, dos objetivosfundamentales.

Por un lado, pretendía instaurar el significadocomo objeto de estudio de la psicología. Su metaera “descubrir y describir formalmente lossignificados que los seres humanos creaban apartir de sus encuentros con el mundo, paraluego proponer hipótesis acerca de los procesosde construcción de significado en que se basaban”(Bruner, 1991, p. 21). Con ello, Shweder (1990)considera que la psicología recuperaba nocionesabandonadas y relegadas de la psicología por elconductismo como la de representacionesmentales, o sus estados y mundos intencionales.

Por otro lado, la revolución cognitiva quiso,en un principio, incluir a la cultura en el esquemageneral de interpretación de la naturalezapsicológica del individuo. Esta revolución

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pretendía ser más que una manera de mejorar elconductismo. Debía fundar una psicologíacentrada en el proceso de crear significado(Santamaría, 2002).

No obstante, las intenciones iniciales de estarevolución fueron de algún modo secuestradaspor aquellos que reducían la mente a una máqui-na. Bruner se sitúa con aquellos que estánpreocupados por el hecho de que la trans-formación de la “psicología cognitiva” en“ciencia cognitiva” y el creciente énfasis en lareducción de lo cognitivo a lo fisiológicodeshumanice el concepto de mente que la mismarevolución cognitiva se había propuesto rescatar.Más de 40 años después de que se iniciará talrevolución, podríamos decir que el resultado hasido muy distinto al que se esperaba.

De un lado, se produjo un cambio de unidadde análisis: la información en lugar delsignificado. Así, se giró desde posicionesiniciales para las que la construcción delsignificado se situaba en el centro del debatepsicológico, a las que se preocupaban funda-mentalmente del procesamiento de la infor-mación. La adopción de la metáfora delordenador tuvo mucho que ver en este giro.Pero, además, el segundo objetivo que se propuso,la inclusión de la cultura en el análisis de lopsicológico, desde muy pronto fue borrado de laagenda de la Psicología Cognitiva. La década delos setenta supuso una nueva organización delos medios académicos para dirigirse a lanaturaleza de la mente: la ciencia cognitiva,cuyas voces dominantes se mantuvieron firmesen la tradición de la primera psicología de Wundt.

De este modo, mientras que para algunos, laciencia cognitiva, con su énfasis en la laborinterdisciplinar y la reintegración de la filosofíay la lingüística en las ciencias sociales,proporciona un prometedor punto de partidapara restituir la cultura al estudio de la mente(Hutchins, 1995), para otros, como Bruner, laciencia cognitiva representa sólo la última formade la fascinación humana con la tecnología y eltecno-racionalismo, así como con la ilusión de

que las máquinas proporcionan la medida de lanaturaleza humana.

Pero esto no es todo. Por otra parte, cuandola cultura se convirtió en tema de investigación,lo hizo en forma de investigación transcultural.Ahora bien, la mayor parte de este trabajo sedesarrolló en el marco del conductismometodológico, en el que se concede a la culturala categoría de variable independiente. Comohemos señalado anteriormente, la PsicologíaTranscultural supone un intento renovado desuperar, precisamente, el fracaso de la PsicologíaCognitiva para incluir en sus análisis a los aspectoshistórico-culturales como motor del desarrollopsicológico. Pero es un intento que, al adoptarlos términos típicos de la Psicología Cognitiva ymantener las nociones que ésta defendía sobreellos, entiende la relación entre los procesoscognitivos y los aspectos culturales en términosde variables dependiente e independienterespectivamente.

Con esto, no queremos renunciar a losresultados de los cien últimos años de in-vestigación en el marco de lo que hemosdenominado la primera psicología. Los estudiostransculturales, cuando han sido sensibles a lavariable actividad o práctica cultural, han servidoincluso para refutar algunas conclusionesetnocéntricas. Como por ejemplo ha ocurridocon la creciente atención de estos investigadores,especialmente los que estudian el desarrollocognitivo, hacia las cuestiones del contexto(Wozniak & Fisher, 1993). Ahora bien, hemosde decir, y en esto nos situamos con Cole (1996/1999), que la investigación transcultural tieneuna capacidad limitada en proporcionar unaexplicación positiva para el papel de la culturaen la vida mental. Lo que se necesita es unaforma distinta de investigación psicológica quereconozca que la psicología es una disciplinaclaramente dividida (Koch & Leary, 1985).

Es por ello, tal y como recuerda Greenfield(1997), por lo que en este artículo se consideraque la Psicología Cultural ha surgido y se hadesarrollado fundamentalmente por dos razones.

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Por un lado, por la insatisfacción de muchosinvestigadores con la Psicología Transculturaltradicional (Boesch, 1991, 1996; Cole, 1995a,1996/1999; Eckensberger, 1990), y espe-cialmente con el modo en que ésta entendía lamente y la cultura así como la relación entreambas. Por otro, por el deseo de algunosantropólogos por entender a la persona más alláde ser considerada como una especie de“envoltorio” supraindividual (Cole, 1995a, 1996/1999). Frente a visiones que defendían que lapsicología debía encargarse de desentrañar losprocesos cognitivos (el “software”), entendidoséstos como atributos universales de la especie,un buen número de investigadores ha comen-zado a formular importantes críticas a laPsicología Transcultural tradicional y, en muchoscasos, ha reconocido la necesidad de desarrollaruna nueva psicología de la cultura, para la que seha propuesto el título de “Psicología Cultural”.

Partiendo de las críticas a la PsicologíaTranscultural tradicional de la década de los sesenta,en un intento de diferenciarse de ella, y comoconsecuencia de los nuevos desarrollos de laantropología psicológica, especialmente aso-ciados a las nociones de persona y self, se agrupanun conjunto de autores que coinciden en defenderla necesidad de una nueva forma de estudiar larelación entre individuo y cultura y de otorgar unpapel central a ésta última (Koch & Leary, 1985).No obstante puede hablarse de una granheterogeneidad de ideas, tanto en lo teórico comoen lo metodológico, en todos estos autores.Algunos de ellos, entre los que nos situamos, nocoinciden en el diagnóstico de que la PsicologíaCultural pudiera haber surgido únicamente comorespuesta a las deficiencias de la psicologíacomparativa transcultural. En esta línea, hemosvenido señalando en el presente artículo que lapre-historia de la Psicología Cultural habría quebuscarla ya en el siglo XVII con los trabajos delhumanista Giambatista Vico. Ademas, a nuestrojuicio, la investigación transcultural de los años

sesenta no fue la primera en aplicar métodosestándar para investigar la interacción entre mentey cultura. Como otros autores señalan, el términoPsicología Cultural no es nuevo, sino que puederemontarse a autores como Lazarus y Steinhal oWundt (Jahoda, 1992/1995). Ahora bien, en lasdos últimas décadas ha vuelto a popularizarse, enun intento por marcar las diferencias con lainvestigación transcultural tradicional.

Así, en la construcción de la llamada PsicologíaCultural, junto a la Psicología Transcultural, nopodemos olvidar la importancia de otras tradicionesdesarrolladas a finales del siglo XIX y principiosdel XX como la escuela histórico-cultural rusa deVygotski, Leontiev y Luria; la tradición culturalalemana, desde Dilthey a Boesch; la tradiciónbritánica de autores como Rivers y Bartlett; eltrabajo de Baldwin, Mead y Dewey en los EstadosUnidos; el trabajo de Janet y Bergson, y lospsicólogos sociales inspirados en Durkheim, enFrancia; etc. Estas y otras tradiciones constituyenuna especie de red de visiones y perspectivascoexistentes y mutuamente enriquecedoras en latarea de construir una Psicología Cultural.

Todo ello no quiere decir que entre los distintosdefensores de esta empresa no existan ciertasdiscrepancias, tanto en lo teórico como en lometodológico, a la hora de concretar dichoproyecto. El criterio que podría diferenciarlas noes ya el hecho de que asuman diferentesperspectivas metodológicas, o incluso queimpliquen comparaciones y análisis multi-culturales de distinta naturaleza, más bien lacaracterística que las distinguiría estaríarelacionada con los presupuestos teóricos yconceptuales en los que se sustentan. En estalínea, Miller (1994) habla de que la PsicologíaCultural puede ser definida desde múltiplesperspectivas, siendo cada una de ellas claramenteincompleta3. Miller destaca hasta tres perspectivasdesde las que definir la Psicología Cultural:

3. En la actualidad no existe un acuerdo generalizado en cuanto a la definición de Psicología Cultural. Incluso algunos autoresdestacan la conveniencia de hablar de “Psicologías Culturales” más que de “Psicología Cultural”. Los acercamientos a la misma, ofrecidosen este artículo, representan únicamente algunas de las posibles interpretaciones en este campo.

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a) desde una perspectiva categorial, la PsicologíaCultural puede ser entendida como un campointerdisciplinar que encuentra sus raíceshistóricas en la antropología, la psicología yla lingüística.

b) desde una perspectiva teleológica, laPsicología Cultural es entendida como unadirección a seguir en la investigación y lateoría acerca de la relación mente-cultura.

c) desde una perspectiva que Miller denominapolitética, la Psicología Cultural haríareferencia a un conjunto de aproximacionesque comparten muchos, pero no todos, lospresupuestos teóricos y metodológicos quela sustentan y que, en ocasiones, mantienenpresupuestos mutuamente incompatibles.

Esta falta de unanimidad entre autores yperspectivas, a la que venimos aludiendo, seconstata en varios aspectos, pero especialmenteen la idea de cultura y cognición –y la relaciónentre ambas– que éstas manejan, y que les hallevado a defender distintas posiciones –enocasiones bastante alejadas– sobre los objetivosque la Psicología Cultural debe plantearse, laspreguntas a las que debe responder, los métodosy técnicas que debe emplear y en definitiva, supropio estatus y relación con la Psicología.

Por último, conviene reseñar no obstante quea pesar de la gran cantidad de autores y trabajosque pueden estar relacionados con la constituciónde una Psicología Cultural, son concretamenteuna serie de trabajos teóricos, coincidentescasualmente en su fecha de publicación, los quede alguna manera se han terminado considerandocomo marcadores de la emergencia de laPsicología Cultural como una perspectiva teóricay metodológica con entidad propia. Se puedendestacar tres.

Por un lado, el trabajo de Richard Shweder(1990) en el que defiende que la Psicología

Cultural representa una aproximación inter-disciplinar cuyas asunciones y agenda se derivande campos estrechamente relacionados como lapsicología general, la psicología transcultural, laetnopsicología, y la antropología psicológicatradicional. Por otro, el trabajo de Michael Cole(1990a) en el que enfatiza las raíces de laPsicología Cultural en la aproximación socio-histórica asociada a figuras como Vygotski,Luria y Leontiev, y en cuya aproximación escentral una visión de que los procesospsicológicos están culturalmente mediados,históricamente desarrollados, especificadoscontextualmente, y derivados de la actividadpráctica. Y por último, el trabajo de JeromeBruner (1991), centrado en la consideración delindividuo como participante en mundosculturalmente constituidos, vitales en el desarrollode sus capacidades. En dicho trabajo, Brunerdestaca la importancia de los significadosculturales en la constitución del individuo ycómo éstos son negociados en la interacción, yseñala que deben ser parte necesariamenteintegral de cualquier teoría psicológica.

Algunos otros trabajos podrían ser destacadoscomo orígenes de la Psicología Cultural (para unacercamiento histórico ver, Jahoda, 1992/1995;Cole, 1996/1999), pero quizá los tres arribaseñalados suponen un acuerdo generalizadocomo impulsores de un nuevo modo de hacerpsicología. Un modo de hacer psicología, con elque coincidimos, y que centra la atención enestudiar la relación entre cultura y mentedesplazando el centro de interés desde losprocesos a las prácticas en las que éstos tienenlugar, desde la búsqueda de universales al análisisde los aspectos del funcionamiento psicológicogenerados y moldeados por las características deestas prácticas, y desde el procesamiento de lainformación a la construcción conjunta designificados (Santamaría, 2004). Esta orientacióntoma forma en la Psicología Cultural que en estetrabajo se ha venido configurando.

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