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Una Educación Pública, Laica y Gratuita Tomás Scherz 1 Tras las protestas del año 2011 se ha ido extendiendo el discurso, entre los principales líderes estudiantiles, a favor de una educación pública, laica y gratuita. Por cierto, todos sabemos que lo que hay que hacer en educación es mucho más complejo que eso; pero detrás de la consigna se esconden afirmaciones que deben ser reflexionadas, porque ellas han cristalizado un extendido sentir. Es más, las compartimos, siempre y cuando no se confunda lo público con lo estatal, lo laico con lo no religioso y lo gratuito con un beneficio estrictamente pecuniario. Si se nos permite, cambiemos en algo el orden de la consigna, y partamos por lo que tenemos más a mano: educación y religión, Estado e Iglesia. Laico y religioso Los cristianos estamos de acuerdo con la laicidad del Estado, si con ello se quiere afirmar que su misión no se puede confundir con la de la(s) Iglesia(s) y que esta(s) no debe(n) usar de la fuerza física del Estado para imponer creencias religiosas. Fue Jesús, la roca en que está fundada la Iglesia, quien, al afirmar “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Mt 22, 21), sentó las bases de esta laicidad que no conocieron romanos, griegos, judíos ni mayas, aztecas o incas; imperios en los cuales la cabeza del poder político coincidía con la jerarquía religiosa. Por el contrario, laicos se llamaron los primeros cristianos pues ellos, en la lengua de los griegos, se sabían miembros “del pueblo" (“laós”). Todos los católicos somos originalmente laicos al interior de la iglesia, ya que somos parte del pueblo de Dios, tal como el concilio Vaticano II volvió a recordar. Francisco es un miembro del pueblo de Dios que terminó siendo ministro (servidor) como Papa. Laico es así el contrario al “lego”, pues no busca afirmar sus verdades desde la jerarquía que puede dar el poder político, el económico, el ideológico o el militar. No nos asusta la laicidad, por el contrario, la sentimos nuestra; y hemos pedido perdón porque durante tiempos prolongados los cristianos impusimos por la espada la cruz de Jesús, el Cristo, el manso y humilde de corazón, de yugo suave y carga ligera (Mt 11,25- 30) 2 . 1 Vicario de la Educación. Doctor en Filosofía Universidad de Tubinga. 2 En la Tertio Millennio Adveniente (1994) Juan Pablo II ha reconocido la responsabilidad de la Iglesia Católica en la escandalosa división entre los cristianos y la persecución contra los judíos, la censura a la ciencia y la imposición violenta del cristianismo a pueblos y culturas (cf. especialmente nn. 33-36). Informe 1142 Sociedad 17/06/2014 públicos asuntos .cl Novedades 17/06/2014 Sociedad Una Educación Pública, Laica y Gratuita 12/06/2014 Política Los Pilares de la Agenda del Gobierno 10/06/2014 Economía Anatomía de la Reforma Tributaria 05/06/2014 Economía Reforma Tributaria: No sólo recaudar, también redistribuir 03/06/2014 Política Algunas notas sobre el pensamiento y la obra de Pierre Manent 29/05/2014 Política La política de la amistad “I can’t get no satisfaction” Acerca de Este informe ha sido preparado por el Consejo Editorial de asuntospublicos.cl. ©2000 asuntospublicos.cl. Todos los derechos reservados. Se autoriza la reproducción, total o parcial, de lo publicado en este informe con sólo indicar la fuente. Acerca de

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  • Una Educacin Pblica, Laica y Gratuita

    Toms Scherz1

    Tras las protestas del ao 2011 se ha ido extendiendo el discurso, entrelos principales lderes estudiantiles, a favor de una educacin pblica,laica y gratuita. Por cierto, todos sabemos que lo que hay que hacer eneducacin es mucho ms complejo que eso; pero detrs de la consignase esconden afirmaciones que deben ser reflexionadas, porque ellas hancristalizado un extendido sentir. Es ms, las compartimos, siempre ycuando no se confunda lo pblico con lo estatal, lo laico con lo noreligioso y lo gratuito con un beneficio estrictamente pecuniario. Si senos permite, cambiemos en algo el orden de la consigna, y partamospor lo que tenemos ms a mano: educacin y religin, Estado e Iglesia.

    Laico y religioso

    Los cristianos estamos de acuerdo con la laicidad del Estado, si con ellose quiere afirmar que su misin no se puede confundir con la de la(s)Iglesia(s) y que esta(s) no debe(n) usar de la fuerza fsica delEstado para imponer creencias religiosas. Fue Jess, la roca en que estfundada la Iglesia, quien, al afirmar Dad al Csar lo que es del Csar ya Dios lo que es de Dios (Mt 22, 21), sent las bases de esta laicidadque no conocieron romanos, griegos, judos ni mayas, aztecas o incas;imperios en los cuales la cabeza del poder poltico coincida con lajerarqua religiosa. Por el contrario, laicos se llamaron los primeroscristianos pues ellos, en la lengua de los griegos, se saban miembrosdel pueblo" (las). Todos los catlicos somos originalmente laicos alinterior de la iglesia, ya que somos parte del pueblo de Dios, tal como elconcilio Vaticano II volvi a recordar. Francisco es un miembro delpueblo de Dios que termin siendo ministro (servidor) como Papa. Laicoes as el contrario al lego, pues no busca afirmar sus verdades desdela jerarqua que puede dar el poder poltico, el econmico, el ideolgicoo el militar. No nos asusta la laicidad, por el contrario, la sentimosnuestra; y hemos pedido perdn porque durante tiempos prolongadoslos cristianos impusimos por la espada la cruz de Jess, el Cristo, elmanso y humilde de corazn, de yugo suave y carga ligera (Mt 11,25-30)2.

    1 Vicario de la Educacin. Doctor en Filosofa Universidad de Tubinga.2 En la Tertio Millennio Adveniente (1994) Juan Pablo II ha reconocido la responsabilidad de laIglesia Catlica en la escandalosa divisin entre los cristianos y la persecucin contra los judos, lacensura a la ciencia y la imposicin violenta del cristianismo a pueblos y culturas (cf.especialmente nn. 33-36).

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    Novedades17/06/2014SociedadUna Educacin Pblica, Laica yGratuita12/06/2014PolticaLos Pilares de la Agenda delGobierno10/06/2014EconomaAnatoma de la ReformaTributaria05/06/2014EconomaReforma Tributaria: No slorecaudar, tambin redistribuir03/06/2014PolticaAlgunas notas sobre elpensamiento y la obra dePierre Manent29/05/2014PolticaLa poltica de la amistadI cant get no satisfaction

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    Los cristianos creemos, adems, en una educacin laica en el sentido que abraza el pluralismo de lasdistintas concepciones del bien, sin buscar imponer ninguna de ellas. La laicidad no es un contenidofilosfico, sino una disposicin mental de estar siempre abierto a las verdades del otro. Laico es el toleranteque se aproxima a la diversidad como expresin de riqueza y que ve en la diferencia un motor de vida.Laico es el que destruye los dolos, los fanatismos y los sectarismos, siendo capaz de creer profundamenteen sus valores, reconociendo a la vez que existen otros igualmente respetables. Laico es quien abraza unaidea, no es un cnico servil ni un escptico desesperado; pero que, creyendo en ciertas ideas e ideales, nose transforma en un fundamentalista que desprecia y persigue a quien no piensa como l. Laico no es eltolerante que se resigna a soportar al otro, sus ideas, costumbres e intereses, sino quien lo acoge. Jessdijo Dejad que los nios vengan a m (Lc 18,16) y se alegraba de compartir la casa y la mesa con losdespreciados (Lc 19,1-10) o marginados (Lc 7,36-50) de su sociedad.

    Los cristianos no creemos y nos rebelamos cuando se nos dice que la educacin laica es no religiosa osimplemente anti religiosa. Porque justamente lo que se busca con la laicidad de Estado es evitar que unaverdad se imponga sobre las otras; poco importa si ella sea religiosa o ideolgica. De lo contrario setransforma en un laicismo anacrnico. Si el poder del Estado, en una sociedad democrtica, ha de serneutral para garantizar la igual libertad tica de sus ciudadanos y ciudadanas, no puede intentargeneralizar polticamente una visin secularista no religiosa del mundo3. Eso sera negar en principio alas convicciones religiosas sus potencialidades de verdad y afectar el derecho que todo creyente tiene dehacer presente, por valiosas, sus tradiciones, ritos y lenguajes en un mbito tan central como es laeducacin, la gran transmisora de la cultura de un pueblo. Un Estado no puede pretender hacer de sulaicidad una cruzada en contra de la religin y sus smbolos4. Fue Gabriela Mistral, maestra de maestras,quien escribi en 1927 que rechazaba todo Estado que asumiendo una falsa majestad de Jpiter, veda elderecho a trascender la materia, a transfigurarla mediante la creencia, sea en ella en Buda o en Jesucristo.Tampoco apoyara un Estado que se apoderara del dogma o del atesmo5.

    Ms all del temor negativo a volver a un Estado que impone una verdad que desprecia lo que millones dehombres y mujeres, en el curso de miles de aos, han credo sagrado, los cristianos creemospositivamente, adems, en el poder fecundo de las religiones en la educacin, pues ellas son portadoras desentido. El homo sapiens es un animal que busca significado. No le basta con vivir, experimentar el placery soportar el dolor; quiere saber quin es, por qu est aqu y cmo ha de vivir. Las religiones son lamayor herencia de significado que tiene la humanidad para responder a estas preguntas. La ciencia puedeexplicarnos el cmo, jams el porqu. La tecnologa nos da poder, pero no nos dice cmo usarla. Lademocracia nos garantiza la libertad, pero no nos resuelve la cuestin de qu hacer con ella. El mercadonos ofrece mil oportunidades de consumo de bienes y servicios, pero no nos ensear jams qudecisiones son sabias y cules necias. Es la religin la mayor expresin cultural de una humanidad quebusca integrar, sintetizar y dar sentido. Como lo ha dicho Jonathan Sacks, el Gran Rabino de la

    3 Es lo que afirma el socilogo de la modernidad Jrgen Habermas, en: Moratalla, A.D. (2011), Ciudadana activa y religin, Madrid, p.1274 El artculo 13 del Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas, ratificado por Chile,seala que los "Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a respetar la libertad de los padres y, en su caso, de los tutoreslegales, de escoger para sus hijos o pupilos escuelas distintas de las creadas por las autoridades pblicas, siempre que aquellassatisfagan las normas mnimas que el Estado prescriba o apruebe en materia de enseanza, y de hacer que sus hijos o pupilos recibanla educacin religiosa o moral que est de acuerdo con sus propias convicciones."5 Mistral, G. (1999), Recados para hoy y maana; Santiago de Chile, p. 242

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    Commonwealth, La ciencia desmonta las piezas para ver cmo funcionan; la religin las junta para verqu significan6.

    Los cristianos ofrecemos adems la religin como signo visible de una unidad que ya existe, pero que anle falta plenitud. El estar unidos re-ligados es un llamado esencial de lo propiamente humano. Somosseres por otros, con otros y para otros. La religin, cuando no se rinde al sectarismo dogmtico, es fuenteinapreciable de cohesin social en la libertad y la igualdad. Al proclamar Jess que tenemos un PadreNuestro (Mt 6,9) nos reconocemos como hermanos e iguales. As leemos aquello de Ya no hay judo nigriego; no hay esclavo ni libre; no hay varn ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jess(Gal 3,28). Por ello es en tierras judeo-cristianas que surgen con tanta fuerza los valores de la democracia.Por ello tambin encontramos tantos cristianos en el voluntariado solidario, en el compromiso cvico y en lareforma social. Pero la religacin que ofrecemos no se agota en una humanidad finalmente reconciliada, enlas que las distintas culturas, religiones y etnias se amen como lo hacen los hermanos entre s. Nuestrasesperanzas son an ms altas, pues nos abren un horizonte de sentido en el que la humanidad sereencuentra, junto al hermoso escenario de la naturaleza de la que es parte. Ms alto an, las religiones nodeben descansar hasta que la humanidad reconciliada no vuelva a religarse con su Creador.

    En suma, creemos en la laicidad de la educacin como apertura siempre dinmica a la verdad del otro;pero nos rebelamos en contra de una educacin que en el nombre de la neutralidad del Estado desprecia ymargina el aporte de las religiones en el cultivo de lo propiamente humano. Ese sera un laicismo, hoy yasuperado entre los pases desarrollados. A un Estado laico ofrecemos nuestra religin como memoria designificado, fuente inagotable de integracin social y esperanza de reconciliacin con la creacin y Dios.Nos hacemos eco del positivo comentario que le haca Benedicto XVI al presidente de Francia cuando estepropona hablar de una laicidad positiva: en efecto, es fundamental, por una parte, insistir en ladistincin entre el mbito poltico y el religioso para tutelar tanto la libertad religiosa de los ciudadanos,como la responsabilidad del Estado hacia ellos y, por otra parte, adquirir una ms clara conciencia de lasfunciones insustituibles de la religin para la formacin de las conciencias y de la contribucin que puedeaportar, junto a otras instancias, para la creacin de un consenso tico de fondo en la sociedad7.

    Lo pblico, lo privado y el aporte de la educacin particular

    Si esto es lo que pensamos de una educacin laica, qu decir de la demanda por una educacin pblica?Nuevamente pedimos reflexionar acerca del sentido de las palabras y la verdad de sus significados. Vamosal punto.

    Lo pblico y lo privado son dos palabras de una tradicin ms de dos veces milenarias y cuyos significadosy valoraciones no solo han cambiado mucho, sino que adems son nada de pacficas8. Pblico y privadovienen del derecho romano, significando el primero lo relativo a la condicin del Estado y el segundo lo queatae al individuo. Para algunos se tratara de dos mundos completamente separados y que agotarantodas las posibilidades. Una cosa es pblica o es privada; no existira una tercera posibilidad. Lo pblicoterminara donde se inicia lo privado; y cuando crece lo privado, el Estado disminuye. El Estado sera elmundo de la jerarqua que separa gobernantes y gobernados, regidos por la ley de la justicia distributiva6 Sacks, J. (2012), Los lmites del laicismo, en: Cuadernos de pensamiento poltico, Madrid, p. 108.7 Discurso de Benedicto XVI en la ceremonia de Bienvenida en Paris, Palacio del Elseo, 12 de septiembre de 2008.8 As lo sostiene Norberto Bobbio, a quien seguimos: Bobbio, N. (1996), Estado, gobierno y sociedad, Ciudad de Mxico, pp. 11-38.

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    que otorga a cada uno segn su mrito o necesidad. El privado es el mundo de los iguales, unidos por loscontratos, regulados por la justicia conmutativa que garantiza que los intercambios sean de igual valor. Unsegundo significado de la dicotoma pblico/privado apunta a separar lo manifiesto de lo secreto. Pblicoes lo que est abierto al pblico, sometido a la publicidad de la luz de la opinin pblica, pues concierne alos derechos de todos. Lo privado sera lo secreto, lo que se dice y se hace en un crculo restringido depersonas, y que solo compromete sus derechos, intereses y pasiones, como son el dolor o el amor. Larepblica es cosa pblica, mundo comn, no solo porque es generada por el pueblo, sino que es controladapor la opinin pblica. Por el contrario, lo privado es el espacio de las decisiones rpidas e imprevisibles, nocontrastadas ni controladas por poderes ajenos a este. Lo privado, al concernir a unos pocos, no es dignoni debe ser visto ni odo por todos. Es el mundo de nuestra propiedad privada, que nos da libertad personaly poder poltico, pero que nos priva de la realidad de ser visto y odos por los otros, nos separa del mundocomn que nos une, junto con quitarnos la oportunidad de realizar algo ms permanente que la propia vidapersonal9.

    En suma, hablar de pblico y privado nos somete a las dicotomas colectivo/individual y manifiesto/secreto.Quienes concuerdan en la descripcin anterior, se diferencian en cuanto a la valoracin de lo uno y de lootro. Los publicistas defienden el inters general, que debe primar sobre lo privado pues el todo essuperior a las partes. Los privatistas, por su parte, afirman que las partes son seres humanos dotados dedignidad y libertad, quienes han creado el Estado para su servicio, no para su reemplazo totalitario. Lospartidarios de lo pblico reclaman que todo lo que dice relacin con los derechos de los dems, y quequiera mantener a oscuras, es por definicin injusto. Los otros temen que tal publicidad, de invadirlo todo,termine por destruir la intimidad, privacidad y libertad de los seres humanos y de sus comunidades en unmundo totalitario.

    Como se ve, no se trata de un tema fcil y que no est tampoco resuelto por los propios estudiantes.Muchos de ellos rechazan el mundo de la educacin privada porque la asocian con el lucro. Pero tambindesconfan de lo estatal por que ven en sus instituciones, tambin las educativas, autoritarismo represivo,clientelismo poltico o corrupcin. Se trata de falsas generalizaciones, aunque se basen en verdadesparciales. Sin embargo, existe otra forma de ser pblico: desde la especificidad de lo particular. Loprivado se sustrae a lo pblico. Lo particular apoya y ampla lo pblico. Por un lado, es una falsageneralizacin sostener que todo lo privado busca el lucro y que todo lo lucrativo es malo. Pero loparticular, como usualmente se han llamado los colegios catlicos, amplan lo pblico y agregan muchasveces un sentido10. La educacin est llena de ejemplos de personas y comunidades no estatales que daneducacin, sin perseguir ganancia pecuniaria. Ms an, el movimiento estudiantil es una parte de lasociedad civil, no de la estatal, que persigue un inters general: el garantizar una educacin de calidadpara todos. Lo hacen adems en forma visible y sometida al escrutinio pblico. Pero atencin, tambinpartes del movimiento estudiantil pueden usar mtodos secretos para promover intereses gremiales,privados e incluso injustos.

    A su vez, la Iglesia como conocedora de la humanidad y de s misma, sabe muy bien el poder del egosmo,codicia y avaricia que puede afectar desde la empresa privada. Pero sabe que desde la iniciativa privada sehacen muchos y muy valiosos aportes a la sociedad. Como en todo orden de cosas, ella siempre debe estar9 Para la distincin entre pblico y privado en este sentido ver: Arendt, H. (1993), La condicin humana, Madrid, pp. 59-67.10 Es interesante la opinin de Atria, F.; Larran, G.; Benavente, J.M.; Couso, J. y Joignant, A. (2013), El otro modelo, Santiago deChile, pp. 204-205.

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    puesta al servicio del bien comn. El Estado, por otra parte, y por definicin, debe perseguir el intersgeneral, garantizando por igual derechos ciudadanos sin que pueda negociar caso a caso condiciones deacceso y de permanencia distintos11. Esta es la verdad de la demanda por una educacin pblica. Pero setrata de una falsa generalizacin el asociar lo estatal a lo pblico, pues aparte que establecimientosparticulares pueden ofrecer educacin cumpliendo con este rgimen pblico12, no siempre es cierto que elEstado garantice el inters general por medios visibles. El siglo XX, y los estudiantes lo saben bien, fuetestigo de Estados represores y adoctrinadores, o que hicieron de sus instituciones medios de undespotismo blando y clientelismo poltico, donde no falt la corrupcin al poner medios pblicos al serviciode enriquecimientos privados o intereses partidarios. Por eso, cada vez ms, en el mundo se valora untercer sector de la sociedad: particulares que no buscan lucrar y que persiguen un inters pblico comoMdicos sin fronteras, Greenpeace. Amnista Internacional, Caritas, etc. Ese tercer sector se une almercado y al Estado constituyendo las bases de una sociedad virtuosa. Hacemos mal en identificar privadocon lucro, Estado con corrupcin, pero especficamente en negar el aporte de particulares que, sinperseguir el lucro ni reclamar monopolios estatales, sirven al Bien Comn. No es demasiado evidente loque decimos si lo aplicamos a la experiencia de la educacin chilena?

    Si la nica educacin fuera estatal, deberamos acabar con los colegios particulares de Iglesia y laicosque desde la Colonia han contribuido a la tarea de la educacin. El Instituto Don Bosco de Punta Arenas, laSociedad de Instruccin Primaria en Santiago o el Colegio San Luis de Antofagasta no debieran existir. LaUniversidad Tcnica Federico Santa Mara, la Universidad de Concepcin, la Austral de Valdivia y lasuniversidades catlicas deberan cerrar. Concentrar todo el poder educativo, acadmico y cientfico enmanos del Estado podra ser una amenaza seria a la democracia, en una sociedad como la nuestra. Larazn laica y pblica perdera pluralismo y vitalidad. Por eso, lo sabemos bien, nadie pretende seriamentereducir la educacin al solo emprendimiento estatal. Aunque cuando todo se reduce a la consigna deeducacin pblica, no faltan las confusiones. Por eso hemos escrito este prrafo.

    Del mismo modo, extremando los argumentos, los defensores del lucro en la educacin deben sopesar quela economa es la ciencia de lo til y cuantificable, lo monetario, y esa lgica solo puede aplicarse muyrestrictivamente en el campo de la educacin. Cmo calcular el precio de lo valioso que es tener unaciudadana educada, productiva, integrada, cvica y respetuosa del medio ambiente? Volveremos a estepunto a propsito de la gratuidad en la educacin. Despreciar el aporte de colegios y universidadesestatales como el Instituto Nacional, el Colegio Enrique Molina Garmendia de Concepcin o la Universidadde Chile es olvidar una buena parte de la historia de Chile. Cuando el poder del dinero lo gobierna todo,corremos el riesgo de que todo el poder se concentre en l. Cuando el acceso a una educacin de calidaddepende del nivel de ingreso de los padres, nos condenamos a vivir en una sociedad segmentada. PabloNeruda lleg de Parral y Gabriela Mistral de Vicua. Sin el Estado como regulador de la sociedad y rectordel Bien Comn, la sociedad cae fcilmente en la anomia y en la ley del ms fuerte. Tampoco nadiepretende seriamente vivir en una suerte de sociedad sin Estado; sin embargo, hay veces que se defiendecon tanta pasin el mercado y el lucro, y se arremete con tanta fuerza contra el Estado, que se induce a lasociedad a dudar.

    11 Ibdem, p. 211.12 Ibdem, pp. 199-200. Aunque obviamente no estamos de acuerdo con ellos en todos los fundamentos y conclusiones de susrazonamientos.

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    La educacin es pblica porque ama la luz y odia la oscuridad. La verdad que transmitimos a travs de laeducacin puede y debe ser vista y oda por todo el mundo, con la ms amplia publicidad posible. El hechoque otros escuchen y vean lo que nosotros vemos y escuchamos es certeza de que la realidad y nosotrosmismos existimos. La educacin es adems pblica porque compromete el bien comn, el inters pblico,el mundo que es comn a todos nosotros y que, por lo mismo, no podemos poseer privadamente. Laeducacin es entonces pblica no porque sea estatal, sino porque es de todos y para todos. En esta tareapblica y visible todos estn invitados: personas, comunidad y empresa dentro del marco que debe fijar laley de un Estado garante del bien comn, edificado y controlado por todos y todas. Cmo lograr esemarco? No dejndonos llevar por el camino de las falsas dicotomas y de las fatales arrogancias de unoscontra otros. En dcadas anteriores se hizo idolatra de lo privado y empresarial. Rechacemos ahora latentacin inversa de adorar el dolo contrario. Lo que hay que hacer es lo contrario a la muda y ciegavoluntad de imposicin. De lo que se trata es de abrir ojos para ver, odos para escuchar y mentes paravalorar lo que el otro visualiza, dice y aporta. Justamente la razn pblica es la que debe gobernarnos. Ellaes la que surge cuando la mayor cantidad de personas adultas, con la ms profunda intensidad, es capazde usar su razn ilustrada, autnoma y crtica, para llegar a acuerdos en torno a un inters general, ante elcual todo capricho personal, inters particular o pasin disociadora deben hacerse a un lado. Para eso eseste documento de trabajo.

    La gratuidad como don y como actitud de sabidura frente a la lgica econmica

    Habiendo aclarado la laicidad y publicidad que apoyamos, reflexionemos ahora acerca de la gratuidad en laeducacin, que, para algunos, es otra forma de llamar a expulsar de ella al lucro. Pero no vayamos tanrpido.

    Partamos recordando que la educacin es un derecho humano y, que por ende, no debiera depender en suejercicio del ingreso pecuniario del ciudadano. As, el Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Socialesy Culturales de las Naciones Unidas, ratificado por Chile, sostiene en su artculo 13 que la "enseanzaprimaria debe ser obligatoria y accesible a todos gratuitamente". Respecto de la enseanza secundaria ysuperior deben hacerse accesibles a todos, mediante la implantacin progresiva de la enseanza gratuita".Como se trata de un derecho social, que supone recursos ingentes, esta gratuidad se desarrollarprogresivamente, en la medida de los recursos disponibles, por va legislativa u otros medios apropiados(Art.26 de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos convenida en San Jos de Costa Rica en1969). Los jvenes que reclaman que la educacin debe ser gratuita en todos sus niveles tienen razn. Sinembargo, lo que es cierto en la teora, no siempre es cierto en la prctica. La cuestin prctica laeconoma es una ciencia prctica nos recuerda que la educacin no es gratuita pues ella supone personas(profesores), recursos materiales (libros), fsicos (edificios) y tecnologa (computadores) que alguien debepagar. Adems, es ya un hecho la incorporacin del Management y el Marketing en la administracin de losestablecimientos educacionales, sobre todo en las universidades13. Si creemos que la educacin debe serpagada por el Estado, la economa nos vuelve a recordar otra verdad: que los recursos con los quecontamos son limitados, y las necesidades sociales de los chilenos y chilenas son enormes. Por ello

    13 Meller, P. (2011), Universitarios, el problema no es el lucro, es el mercado, Santiago de Chile.

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    creemos que sigue siendo debatible si la enseanza superior debe ser enteramente pagada por el Estado ono14.

    Ms all de ello, la gratuidad de la educacin la entendemos en el sentido que ella es una donacin querecibimos de las generaciones pasadas y debemos saber entregar a los que vendrn. Los estudiantes, niosy jvenes, eran llamados por los griegos los nuevos porque eran nuevos en un mundo viejo y deextraos, estando adems en proceso de transformarse en un nuevo ser humano15. Esta es una cuestincentral, pues observamos que en torno al debate de la gratuidad o el lucro en la educacin no nos damoscuenta cmo la lgica econmica lo invade todo. Los razonamientos de los economistas deben equilibrarsecon el hecho que este tipo de lgica es valiosa y necesaria, pero histricamente ha sido peligrosa por suevidente unilateralidad y potencial tendencia hegemnica. Dos son los reparos que se pueden encontrarmucho mejor desarrollas en la obra de dos filsofos que de catlicos no tienen nada. Nos referimos aMichael Walzer16 y Michael Sandel17.

    El primero de nuestros reparos, es que cuando hablamos de educacin estamos pensando en sereshumanos, dotados de dignidad, racionalidad e igual libertad. Justamente algunos filsofos han definido a lapersona como reino de fines18, sujeto autnomo que define el sentido de su vida, y no objeto, recurso omedio. Cunto ms debemos creer en el carcter inobjetable del ser humano si la teologa afirma sucerteza de que somos hijos de Dios, creados a su imagen y semejanza. Por eso preocupa que se sostengaprofusamente en jerga economicista que nuestros nios y jvenes deben estudiar para transformarse encapital humano avanzado. Es aqu donde la economa invade violentamente la educacin y donde seatenta ms sutilmente a la gratuidad de la educacin.

    El ser humano tiene un valor en s. De all que nuestra segunda preocupacin es que se asigne a todos losbienes humanos entre ellos el de la educacin un precio a partir del costo de su produccin, de suapreciacin en el mercado. Pues, como dijo el poeta, cuando todo tiene un precio, nada tiene valor.Cuando todo es susceptible de compra y venta, en un mercado que no discrimina entre venta de armas odrogas o compra de alimentos o libros, todos los bienes humanos parecen corromperse. Esto no tiene nadade neutral ticamente hablando, pues el mercado es incapaz de hacer valoraciones morales; estas estnntimamente ligadas a la valoracin gratuita del ser humano: vale por lo que es, no por lo que tiene.Adems, cuando vivimos en un mundo mercantilizado se nos olvidan los fines propios que cada bienhumano busca realizar, que no solo es ganar dinero. Cuando se concibe a la educacin nicamente comoun bien econmico, se termina por corromper su esencia. Es por lo mismo que la enseanza social de laIglesia nos recuerda que la idea que se pueda confiar solo al mercado el suministro de todas las categorasde bienes no puede compartirse, porque se basa en una visin reductiva de la persona y de la sociedad(DSI n 349).

    14 Parece razonable la reflexin de Mario Waissbluth al respecto: En esta secuencia, estoy convencido de que la gratuidad en educacinsuperior queda al final y no al inicio de este camino y, por cierto, comenzando por la educacin tcnico-profesional antes que launiversitaria (Waissbluth, M. (2013), Cambio de rumbo. Una nueva va chilena a la educacin, Santiago de Chile, p. 169ss.15 Arendt, H. (1996), La crisis de la educacin, en: Entre el pasado y el futuro. Madrid, p. 197.16 Walzer, M. (1982), Las esferas de la justicia, Ciudad de Mxico.17 Sandel, M. (2013), Lo que el dinero no puede comprar, Barcelona.18 Kant, I., Fundamentacin a la metafsica de las costumbres, BA 67-87.

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    La gratuidad es un don recibido, pero en la educacin ella es adems una actitud ideal para in-formar, esdecir, otorgar forma humana desde lo ms interno hasta la madurez personal y social, en un dilogoverdaderamente reflexivo, sin coaccin externa o sin intereses estratgicos. As, el clsico ejemplo delaustero Scrates con sus interlocutores y amigos dando a luz, no sin dificultad, la verdad, la belleza y labondad. Por ello creemos que la ausencia de esa actitud gratuita o del otium, ocio, como expresin deestar liberado de la produccin para poder discurrir, reflexionar o escribir puede hacer vulnerable unaformacin humana, transformndola en un instrumento espurio de instruccin. De la misma poca eran lossofistas, de quienes se dice inventaron el lucro en la educacin instruyendo a sus alumnos todos hijos defamilias de la aristocracia poltica- en la tcnica retrica y en la astucia poltica de autopromocin.

    Es cierto que una persona educada puede ser ms productiva, pero esa no es la finalidad primera niprincipal de la educacin. El bien que la define es el cultivo de la excelencia humana. A travs de laeducacin buscamos ser mejores seres humanos, que ejercitemos nuestras potencialidades fsicas,afectivas, intelectuales y espirituales para que aprendamos a bien vivir y a convivir en paz. Que ello tengaun efecto derivado en aumento de la productividad y competitividad de una sociedad est muy bien.Tambin que pueda haber un alto retorno econmico privado producto de ser parte del capital humanoavanzado es otra realidad y beneficio adicional de una buena educacin, pero eso es una consecuencia dealgo mucho mayor. En suma, la educacin es un bien humano, con costos y beneficios econmicos, que vamucho ms all de su sola dimensin material. El olvidarlo produce tal corrupcin y desnaturalizacin detodo que no es raro que se movilice una sociedad entera contra el lucro, especialmente y con razncuando se trata de recursos pblicos, retirando legtimas utilidades para invertirlas en otras iniciativasdistintas a la educativa.

    Si bien esto se puede aplicar a la educacin en general, puede verse paradigmticamente en la educacinuniversitaria, donde se deja ver especialmente esa gratuidad dialogal para llegar a la madurez y lainstruccin en alguna profesin. Segn la tradicin, la enseanza universitaria procura originalmente unsaber universal (de all su nombre, universitas) y reflexivo, que se hereda y desarrolla comunitariamenteen sus aulas y que ayuda a situar integralmente la relacin entre humanidades, ciencias, sociedad y lamisma especificidad profesional en la que la persona se forma. Por ello no es solo una instruccinprofesional, sino tambin un crecimiento humano, social y espiritual, que jams podr prescindir de labsqueda de lo verdadero, lo bueno y lo bello.

    Pero cuando ese saber se reduce al resultado, a la mera informacin, entonces puede adquirir un valoreconmico. De hecho, la instruccin de dicha informacin se constituye en un mecanismo para apropiartcnicas estratgicas, sobre todo cuando es una informacin privilegiada (no universal). Con ello, adems,la demandada y esencial investigacin cientfica, deriva muchas veces en patentes industriales que s sonobjeto de lucro para muchas empresas o laboratorios supranacionales. Esta promocin de una verdaderaeconoma del conocimiento19, transforma el ocio reflexivo tan propio de la universidad original en unnegotium, en un negocio, es decir, en una negacin del elemento formador, reflexivo y espiritual. Perojunto a ello creemos que detrs de esa estrategia que transmuta al profesor o al maestro en un informanteo instructor, tambin transforma al estudiante en un sujeto en el cual hay que invertir. El dinero que segasta en l, tiene que traducirse en un resultado, sobre todo de carcter econmico. Ese es el concepto

    19 Cf. Morand, Pedro (2011), Lo pblico y lo privado en el sistema universitario chileno: visin desde la cultura, en Brunner J.J. & PeaC. (eds.), El conflicto de las universidades: entre lo pblico y lo privado, Santiago de Chile.

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    que est, como ya lo dijimos, detrs del trmino capital humano, que segn la literatura especializadaest a la base de la incursin de la educacin superior en el mercado20.

    De esta manera la educacin universitaria podra llegar a ser valorada principalmente por la capacitacinpara la productividad, que es desde donde nace el neologismo21, ms que por su educacin de personas envistas de la sociedad y el bien comn. Si bien el trmino puede tener su justificacin en el mbito de laeconoma an cuando la DSI (276) expresa que el trmino no es totalmente apropiado22, la personaque interacta formndose y reflexionando en la comunidad universitaria no puede reducirse a un medio.Ya lo decamos, la persona es un fin en s mismo, y la educacin universitaria, desde la iniciativa privada oestatal, es siempre un camino de humanizacin y de aporte a la sociedad toda. Y si bien la universidadchilena pudo haber incursionado en humanismos ideologizados, jams qued tan expuesta a una tcitaideologizacin economicista como la que contemplamos en estos das. Por ello es que no puedesubordinarse acrticamente al mercado y menos ser una proveedora de profesionales que solo son expertosen la lgica de la economa.

    20 Brunner, J.J. (2009), Educacin superior en Chile, Santiago de Chile.21 Schulz, Thomas (1971), Investment in Human Capital: The Role of Education and of Research, New York, 1971; Becker, Gary (1984),El capital humano, Madrid.22 De igual manera se expresan los obispos en el documento de la CECH (2012), Humanizar y compartir con equidad el desarrollo deChile, cap. IV.1, Santiago de Chile.

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    Conclusin

    Los temas aludidos por nuestros hermanos estudiantes, siempre lcidos desde la legtima temeridad por lajusticia, deben ser aclarados. Nosotros tenemos nuestra manera de interpretarlos a la luz del Evangelio,intentando no hacerla desde una manera fundamentalista o caprichosa. S somos conscientes de laproblematicidad y demanda que estos temas tienen. Deseamos, con todo, que se pueda comprender laamplitud benfica del laico que sabe integrarse desde su fe en el pueblo; de que se valore el aporte de loparticular a lo pblico, y que la demanda por una gratuidad econmica en la educacin sea adems de ellouna demanda por una forma de educacin sapiencial, es decir, por un rescate de la donacin que otorga elverdadero educador. En la educacin de nuestros jvenes, junto con buenas tcnicas en vistas de un buenSIMCE o una exitosa PSU, o incluso la profesin bien retribuida, deseamos como dice el trminooriginalmente, e-ducere, un extraer desde lo ms propio hasta la plenitud, el verdadero hombre y mujer,en vistas de una convivencia que an necesita nuestra patria.