10-Rafael Américo Henríquez (1899-1968)

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RAFAEL AMÉRICO HENRÍQUEZ (1899-1968) Nació en Santo Domingo el 30 de septiembre de 1899. Colaboró inicialmente con el movimiento postumista. Hijo de Enrique Henríquez, uno de los nombres más puros de nuestra poesía romántica, Rafael Américo Henríquez se forma dentro de un círculo de intelectuales pulcros y disciplinados. A su alrededor se aglutina un grupo heterogéneo de poetas, cuentistas, novelistas, quienes se reúnen en su casa, no con el propósito de formar un movimiento literario, sino como un medio de estímulo dentro de sus obras y de intercambio de ideas. Asistían a estas reuniones tanto escritores jóvenes como figuras consagradas, tales como Fabio Fiallo, quien según cuenta Max Henríquez Ureña en su Panorama histórico de la literatura dominicana, bautiza el estrecho cuarto donde se realizan las tertulias con el nombre de «La Cueva». Se daban cita allí, además, el propio padre del poeta, Andrés Julio Aybar, Juan Bosch, Ramón Marrero Aristy, Andrés Requena, Manuel Llanes, Franklin Mieses Burgos, Héctor Incháustegui Cabral, Manuel del Cabral, Juan José Llovet y otros. Rafael Américo Henríquez -»Puchungo» para sus íntimos- se incorpora más tarde al movimiento de La Poesía Sorprendida, siendo uno de sus directores. Lo mejor de su obra se publica entonces. El colorido y la gran plasticidad de su lenguaje débense a la mezcla de elementos modernos y de giros arcaizantes. Su estilo, eminentemente sensorial e imaginativo, recibe influencias de Gabriel Miró y de García Lorca. Su obra es breve y poco conocida. Trabajó con suma morosidad y poemas extensos como Rosa de Tierra fueron compuestos y corregidos en la mente en sus más mínimos detalles antes de ser vertidos al papel. Falleció en Santo Domingo el 11 de enero de 1968. OBRAS PUBLICADAS: Rosa de Tierra (Ediciones La Poesía Sorprendida, 1944), Briznas de cobre (1977). NORMA Exprimir de la luz todo su contenido: árbol, agua sendero... a cielo suficiente, a pájaro bastante; latir en el sentido humilde de la vida; con ímpetu consciente quedar en lo cantado,

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'PAGINAS CUBANAS'

RAFAEL AMRICO HENRQUEZ (1899-1968) Naci en Santo Domingo el 30 de septiembre de 1899. Colabor inicialmente con el movimiento postumista. Hijo de Enrique Henrquez, uno de los nombres ms puros de nuestra poesa romntica, Rafael Amrico Henrquez se forma dentro de un crculo de intelectuales pulcros y disciplinados. A su alrededor se aglutina un grupo heterogneo de poetas, cuentistas, novelistas, quienes se renen en su casa, no con el propsito de formar un movimiento literario, sino como un medio de estmulo dentro de sus obras y de intercambio de ideas. Asistan a estas reuniones tanto escritores jvenes como figuras consagradas, tales como Fabio Fiallo, quien segn cuenta Max Henrquez Urea en su Panorama histrico de la literatura dominicana, bautiza el estrecho cuarto donde se realizan las tertulias con el nombre de La Cueva. Se daban cita all, adems, el propio padre del poeta, Andrs Julio Aybar, Juan Bosch, Ramn Marrero Aristy, Andrs Requena, Manuel Llanes, Franklin Mieses Burgos, Hctor Inchustegui Cabral, Manuel del Cabral, Juan Jos Llovet y otros. Rafael Amrico Henrquez Puchungo para sus ntimos se incorpora ms tarde al movimiento de La Poesa Sorprendida, siendo uno de sus directores. Lo mejor de su obra se publica entonces. El colorido y la gran plasticidad de su lenguaje dbense a la mezcla de elementos modernos y de giros arcaizantes. Su estilo, eminentemente sensorial e imaginativo, recibe influencias de Gabriel Mir y de Garca Lorca. Su obra es breve y poco conocida. Trabaj con suma morosidad y poemas extensos como Rosa de Tierra fueron compuestos y corregidos en la mente en sus ms mnimos detalles antes de ser vertidos al papel. Falleci en Santo Domingo el 11 de enero de 1968. Obras publicadas: Rosa de Tierra (Ediciones La Poesa Sorprendida, 1944), Briznas de cobre (1977). NORMA Exprimir de la luz todo su contenido: rbol, agua sendero... a cielo suficiente, a pjaro bastante; latir en el sentido humilde de la vida; con mpetu consciente quedar en lo cantado, y ser en hora alguna ms verde que lo verde, ms luna que la luna. CANCIN DE CUNA Oh destino fiero!... Oh cancin humosa de sepulturero!... Con filo de estrellas, cavando su fosa, rompieron la tierra de toda la sierra. Voces de campana, dedos de roco abren la ventana. El hueco titila en la paz de acero de un blanco sendero, y se enreda el cielo en la frente yerta de la nia muerta. Velan a su vera dolientes colores: el verde oloroso que lanzan las flores, el rosa andariego que viaja en los vientos, el vago violeta de los pensamientos, el gris y el bermejo de la cordillera y el verdn sonoro de la primavera. El sol vespertino sirvi de mortaja. De vaho montaero le hicieron la caja; bujas de aurora vestirn de luz dos alas de alondra que sern la cruz. Paisaje nocturno, duro, taciturno. Ringlas de silencio huellan la campia que espej la nia, y es cancin de cuna el canto amarillo que canta la luna... VA CANTANDO Amarillos sus pezones. Amarillas las estrellas de las charcas del sendero. Va descalza, va desnuda, va sin miedo cuesta arriba. Son sus huellas huellas vagas de una luna ya difunta. Canta un gallo. Cantan ciento. Amanece. Verde y rojo en el viento y en el filo de la sombra: colorido montaero. Algn da sus pezones, y sus ojos, y sus manos sern joyas de silencio, sern tierra, sern nada. Monte arriba, con los ojos en las luces de la aurora, va sin miedo, va descalza, va desnuda, va cantando. CIELO I (Onda) Expresin de paisaje en el agua vestida de claras desnudeces, de pjaro, de nube, y de pena que llega y de pena perdida y de espiga que ya de madura no sube. Entrega bajo el cielo de gloria luminosa, gil, varia, perfecta. Dispersin dolorosa de formas escapadas de la forma concreta: Dibujo de la rosa; movimiento de un vuelo. Matices de una fronda. Plasticidad secreta de la luz en la luz que moja por el suelo y si quiebra la luna toma carne de estrella y corriendo por sueos de sueos se querella. II (Sol) A llevar, ya llevara sueos de peregrino pues le tornan barbado las sombras del camino. En limones, redondo; en dolor, concebido y en pechos de doncella por luz oscurecido. III (Nube) En qu gota del hilo sonoro de la fuente comienza a ser paisaje el paisaje de fuera el cierto de la nube que lucha vanamente por salirse de nube y quedar a tu vera? IV (Hostia) Hostia para la misa azul de primavera, ha de quedar en moza que pan es de sendero, y suyos son espejos de plata volandera, y toma lo tomado por el cielo de Enero, y suea porque suea, y llora por la luna, y al mozo vagabundo le muda la fortuna, y siempre va por agua, y desnuda la tarde si su cuerpo desnuda dndose sin alarde. V (Maravilla) Onda con sol y nube: msica, maravilla libre, maravillada de ser luz y semilla de cancin campesina si el sol, rudo, violento, desenreda la siesta a lo largo del viento. PAZ Ademanes de barro de manos sembradoras han tomado la tarde. Jcaras amarillas la gozan prisioneras, la muestran triunfadoras, que tales son bandadas sonoras de semillas. Oro mvil, espigas, color y campanadas son presencias de luz, pjaros forasteros en esferas de sol, en lumbres alcanzadas por el propio rebrillo. Irrumpen los primeros heraldos de la paz. Ya no siembra la moza mil diamantes azules llovidos de la frente cndida, nazarena; en rojez alboroza un naranjo dormido. Y rezuma la gente y mecen los frutales arpegios de laguna, reflejos de senderos... Despereza la luna! ROSA DE TIERRA Rosa de Tierra fue pez. Pez de la mar llevado por el viento a ser pez de la luna. Hoy es pjaro y sombra de pjaro. Los pjaros frustrados quedan siendo rosas de rosal. Un pjaro imperfecto ha de ser siempre una rosa perfecta. Si Rosa de Tiera fuera nicamente pjaro, ella bebera de la luna y buscara cancin en los pechos de las doncellas. Pero adems de pjaro Rosa de Tierra es sombra de pjaro. De ello se deriva que, siendo Rosa de Tierra sombra de pjaro en vuelo, o en actitud de volar, o en actitud de dormir, malamente podra ser Rosa de rosal. Los cabellos de Rosa de Tierra jams han sido cauce de ro, ni gajo de almendro, ni agua de montaa; y ello es as porque Rosa de Tierra jams ha sido tierra concebida como tal, jams ha sido vereda con soledad de cielo, ni surco de tierra de labranto, ni espinazo embellecido por retozo de criaturas, ni sendero ceido por sombras de vientos de montaa. Quien vace miel bastante a colmar una jcara de corteza, o trence agua con superficie bastante a contener la sombra de un pjaro, dar por cosa bien sabida que Rosa de Tierra no ha sido pjaro ni sombra de pjaro. Y quienes hayan tomado enseanza de las estrellas de los siete mares tendrn por verdad comprobada que no hay pez de la mar que viaje a lomo de viento hasta mudar su condicin de cosa marina en condicin de cosa astronmica. La figura de Rosa de Tierra es figura vaga, imprecisa, derretida como los bronces de los crepsculos. Las posturas y las actitudes de Rosa de Tierra guardan gran semejanza con las posturas y las actitudes de las hembras posibles, nicamente, en luces y sombras de recuerdo. Las hembras que van por los sueos de los que suean son hembras como todas, hembras como las que beben de los ros y orillan las orillas de los senderos. Sus manos se muestran humedecidas porque han padecido ilusin de atizar deseos exigentes; y si dan prueba de desgana de danzar, cuando la luna se posa sobre un gajo del almendro ms alto, es porque pecaran sabiamente si escaparan de la nasa de los sueos. Rosa de Tierra no ha pecado pecados de la carne. No ha yacido donde yacen las aguas. Las reacciones de Rosa de Tierra han sido reacciones de gran candor; han sido como sera la leche de una cabra que fuese ordeada mientras cantara el gallo de Beln. Los pezones de Rosa de Tierra no han sido gotas de sombra roja. Cuando al anochecer ha parpadeado con prpados de plata de estrellas, las manos de Rosa de Tierra no han sido como araas que araasen sobre plata de estrellas, ni como araas que fuesen como candeladas o que trepasen hilos de luz invisible. Sera demasiado figurarnos a Rosa de Tierra desnuda, puesta en pie y sorbiendo miel a orillas de un mar con sombras de pjaros mudos. Y demasa mayor, concebir a una Rosa de Tierra que hiciese porque tal postura fuera espejada por espejos de agua elstica. Si la lgrima de ahora no fuera el retorno de la lgrima que vimos mientras cantaba o se astillaba o se dorma en retinas borradas ya por la muerte, o puestas ms all del crculo que van trazando los pjaros del ro por realidad de ausencia; si no fuera esta lgrima de ahora la lgrima que rod como nube sobre el jbilo de nuestra madre o de nuestra hermana, sera lgrima vulgar, sin mritos capaces de sensibilizarnos; y si no fuese porque el paisaje, quieto ahora con quietud de oveja dormida, ha de subir a nuestros ojos detalles de otro paisaje y a nuestra sangre msica de otras estrellas, cerraramos los ojos negados a ver lo que hemos visto tantas veces. Y la luna, que ya rebasa las campanas del campanario y que cuando los ros ennegrezcan ser lmpara para los pjaros de la montaa, sera paja de horizonte si no fuese porque lo que vamos viendo no es la luna actual, sino una luna vista ya en horas de antao y cuya lumbre alcanz modos de enredarse en las escenas que hacan con nuestras abuelas, o nuestra madre, o alguna de nuestras tas, cuando se atolondraban como mariposa en busca de buenos hallazgos para que no llorramos. Las campanadas de una campana que taese asfixiada por el revoloteo de los vencejos, seran pura ficcin como campanadas de campana. Cosa as le ocurre a Rosa de Tierra en su marcha hacia personaje de poema. Rosa de Tierra es pura ficcin como personaje cierto, concreto, sensible a palpo de playa con bulla de veraneantes. Unas manos deshilachan luz recia, luz torrada por las distancias del mar. El litoral padece orfandad de pjaros de mar. Falta el detalle, de belleza frvola, que caracteriza los litorales con ocio de seores que han amasado fortuna. Las manos se van comunicando de algo postizo, de belleza madura, de ademanes que siempre les fueron ajenos. Y para que el fenmeno se realice, ha bastado con que hubiese ausencia de pjaros que vuelan con gran majestad y lanzan gritos de jbilo como si lanzasen pedradas. El litoral sin pjaros, sin vuelos de mucha lentitud, como si fuesen nubes que volasen, hizo bosquejo. Bosquej a Rosa de Tierra como personaje de poema. Lanz los inicios de un personaje que fuese realidad y estmulo de recuerdo. Durante aos Rosa de Tierra fue esbozo de personaje de poema. Las races de sensibilidad resultaban con cualidades de azogue, incapaces de concrecin, de quietud meditativa. Y los caminos pasaron a enrojecer; y las piedras criaron barbas de musgo; y las estrellas lamieron sobre las piedras y las campanas de los campanarios. Fueron cosas ociosas, escapadas del significado que les alcanzaba como integrantes de paisaje til. Las muchas mudanzas mantuvieron a Rosa de Tierra como esbozo de personaje de poema. El bosquejo, concebido como luna que nunca cambiase y llevado a realizacin con trazos de monotona severa, paraba en mostrenco, en cosa sin armona de lnea, en proyecto al aire, en sueo sin basamento lgico. Haba desniveles y resaltos violentos. Rosa de Tierra cuajaba como fuerza que mudase siempre y que siempre estuviese inmvil, esttica, atada a s misma. Cuajaba en pez, en pjaro y en sombra de pjaro. Y el pez de la mar y pez de la luna. Y el pjaro y la sombra de pjaro no fueron sino canto de tierra. Canto de la tierra tomado por pjaro y sombra de pjaro. Como canto, Rosa de Tierra era emocin con riesgo de volver a pjaro y a sombra de pjaro. Era canto inestable, quebradizo como gajo de rbol que ha proyectado sombra sin laxitud de tregua. Haba desniveles, resaltos violentos entre el canto y la fuerza que lo originaba. Era mezcla sin pureza de ligazn. Bosquejo con invalidez, sin posibilidades de marcha, sin modo de llegar a realidad con rasgos firmes, con psicologa definida, con personalidad propia, capaz de concitar, en su contra, los celos de las estrellas acadmicas. Las aguas muertas son aguas con flores que agonizan en busca de expresin, que padecen agobio de mudez, que mueren porque no han de decir cmo es la luna, ni cmo son las estrellas. All la sombra y los silencios podran turnar cual msica de mar o cual msica de cancin, sin que el paisaje sufriera mengua en la sinfona de sus perspectivas. Rosa de Tierra siente lstima de s. No ha de encarnar sino en persona de moza con brazos aptos para levantar cosecha; o en persona de moza que ha de cantar para que los aquejados de invalidez de andar, sepan dnde van quedando las revueltas de los caminos de la marina. Para que Rosa de Tierra sepa cmo es la luna y cmo son las estrellas, ser menester que Rosa de Tierra sea realidad y estmulo de recuerdos. Un horizonte reflejado en el nimo de los nios, ha de ser necesariamente rotundidez de afirmacin o de negacin. Ha de afirmar o de negar las delicias imaginadas durante el lapso de horas de clase. Si el horizonte es horizonte desnudo de nubes, ser afirmacin de retozos, de gritos que han de durar mientras dure el crepsculo. Si el horizonte, visto ms all de una ventana y mientras se hace aritmticas amenaza con que ha de llover durante las horas de asueto, ser negacin de retozos, de gritos que han de durar lo que dura el crepsculo. Lo bello es sensacin amable para el nimo de las criaturas; pero sensacin captada, como si lo fuere desde las ventanas de una casa que girase, como si les viniese de un jardn con trasunto de juguetera. Los recuerdos son pjaros que vuelan en crculo sobre las entraas de los nios; pero pjaros que no se posan porque el ruido de posarse podra despertar algo que duerme, algo que los hombres se han dado en llamar infancia. El factor belleza empieza cuando empiezan los recuerdos. Es sombra proyectada por semilla que lleg a ser fronda de rbol, mientras la luna fue danzando arrebatada por la msica de los aos que ya se han vivido. Los recuerdos van a todos. Son como si fuesen estrellas que visemos siempre durante las noches, y con sol todava llegndonos de rechazo, de rebote por haber querido ser badajo de campana; son como nia que anduviese sin susto de lo miserable, porque fuera ciega; y sin asquear de las llagas de los llagados, porque como cosa que anda ciega ha de andar con estorbo de roco en los palpos y con estorbo de luz en el sentido del olfato: Los recuerdos no hacen distingos. No dicen aqu s, all no. Son como viajeros que llegasen atrados por la lumbre de una sola buja, o que cantasen imanados por infantes, o por ancianos en aguardo de que la muerte llame a las puertas de sus pulsos. Rosa de Tierra entr en jerarqua de personaje de poema por accidente fortuito. La simetra, la correspondencia entre los tonos y los movimientos del mar le dieron enseanza; modos de ser, a la vez, realidad y estmulo de recuerdo. Habiendo sido pez de la mar y pez de la luna, pjaro y sombra de pjaro, le haba dado cumplimiento a las leyes de la preceptiva. Haba quedado lograda la fantasa que ha de alcanzar a cualquier personaje de poema. Cro pringoso en calle de arrabal. Una seora que por all acertara a transitar, y que mientras transitara viera, aunque fuese por primera vez, al cro puesto sobre un fondo de pregones, podra ser gobernada por atraccin extraa, por corrientes que buscasen cauce en chico con mugre en la vestimenta. Y la fuerza, el fluido determinante, podra ser lanzado a correr por identidad de parecido entre el chico mugriento y otro que viviera circuido por suavidad de luz recatada, y que fuera llevado por la muerte, porque la madre, que tuvo ternuras de madraza, no tuvo por imprudencia de mucha gravedad el entonar canciones de cuna, de manera que las canciones ascendieran hasta rebasar las tejas de los tejados. Cuando las canciones de cuna ascienden hasta rebasar las tejas de los tejados, la muerte, que es siempre como loba que ronda en busca de presa, busca disfraz en cosas inocentes. Se disfraza de luna o de estrellas; y, escondida en halos de luna o de estrellas, baja sin ruido, sin que se aperciban las aspaventeras, y como sueo que andase, se cuela por las junturas de las ventanas que quisieron cerrar. Y en las cunas que han de quedar vacas, habr mucha angostura para las campanadas de tantas campanas. Perfecciones en las lneas del dibujo facial; o boca, que para dibujada, fueran menester lpices de estrellas; o fallas en los modos de andar, de rer, o de estarse quieto, podran ser puentes para cruzas zonas oscuras, para que un cro que jugase con pregones, sirvindoles de fondo, cruzase a ser l estmulo de recuerdo. Como era de todo rigor que Rosa de Tierra encarnase, sin que quedasen fuera realidad o estmulo de recuerdo, fue Rosa de Tierra a todos los ojos y de todos tom ojos propios; y fue a todas las manos y de todas tom manos propias. Y como la luz hace la sombra, Rosa de Tierra se hizo y fue persona de hembra ventanera. Siempre asomada a ventano con grosuras de hierros y flores de jazminero. Lo fsico en Rosa de Tierra es de gran paradoja. Armonas inarmnicas, perfecciones conseguidas por acumulacin de imperfecciones, afirmacin de belleza negada por estetas con bizquera trasmitida durante siglos. Un pintor hbil hara retrato de Rosa de Tierra mientras durmiese, mientras los recuerdos soasen. Una luna que no diese lugar a confusin, que fuese luna sin dar barruntos de ser otra cosa, le vendra mal a Rosa de Tierra. Sera como lmpara sumergida en un mar con estrellas y con pjaros que volasen desde una torre. Das con sol redondo y vientos de sequa, han trado al ventano polvo de la marina. Pero como el polvo ha de ser polvo, que no persona, lo que pudiera creerse como dicho por Rosa de Tiera, y lo que lleve indicacin de ser como dicho por persona que hablase con Rosa de Tierra, no sern sino pensamientos de Rosa de Tierra, expuestos a modo de conversacin, ya que Rosa de Tierra es soledad sola, realidad sin presencia de personas ciertas. Los hombres conocen una luna de verdad, cromtica, cierta, buena para sacristn dado a requiebros. Yo conozco a la que encoge en tus ojos, y descoge descendiendo a tu boca, y no queda all, sino que baja a las manos o retorna a los ojos. Nunca ser igual. Para unos ser en los ojos, para otros en la boca, para otros en las manos. Y siendo uno, he de ser yo el de los ojos y el de la boca y el de las manos. Sers lo que eres. Tierra, polvo de la marina, trado aqu por sol y vientos de sequa. Polvo... Seguir volando. Hasta la luna... que conozco. Es como una hermana. Hermana nica para m que no he tenido hermana. Ella va mudando en las cosas que yo voy imaginando. Es criatura con consciencia, con gozo de ser criatura; esto es, criatura desnuda, porque ya que el alma no tiene cosa que la cubra, las carnes inocentes han de ir descubiertas. Cuando no, es como mar que diese flores o flores con distancias de mar; y camino, para andado, sin que sea menester ir andando; y torre que hablase, y ro que cupiese en el hueco de una mano. Es el eco de tu propia persona. S. Eco llevado a forma slida, dura, palpable. Pero siempre en la sangre de todos. Y siempre all, sin salir, aunque salgan las estrellas y alumbre la luna. Y aunque el amor cante como cantan las campanas del campanario. Si eso ocurre... ha de venir la muerte. Siempre acude llamada por las campanas de los campanarios. El amor le har miedo, le dar espantos. Sabes de ensalmos? S de amor. La muerte es noche cuando el amor es da. La muerte engaa siempre. Ha sido invento mo para que la mentira quedase inventada. Entonces... es mentira eso del cementerio? Mentira. Yo... pens que la tierra era para que luego no sintiera fro. Pensaste sin engao. Y pens que fueras t... Pensaste lo que soy. Soy la que t has enterrado y la que han enterrado y han de enterrar todos los hombres. Pero... jams te he besado. Si. Ya. Me besaste por las orillas de todos los caminos; y como si los caminos son muchos, las orillas son ms, los besos fueron tantos que de ellos cay sangre. Sangre como la que dan las piedras de las montaas. Lo he olvidado. Los besos no recuerdan. Por eso se besa de nuevo. Si te besara... olvidara que te he besado? La luna hace siempre el mismo camino y siempre piensa: qu bello! Pude haber venido antes. No mezcles la luna. Es sombra que rastrea por los caminos de la tierra, y por los caminos del mar. Y yo sombra de la suya. Y sombra de moza, y sombra de barbas de abuelo. Bsame. Busco que brotes de m como brota el humo de las candeladas. Eres tierra, polvo de la marina trado aqu por sol y vientos de sequa. Soy carne en tus pechos. Aunque yazga en el fondo de los mares, habr de calentar tu lecho cuando duermas. Cierto. Eres ya o sers carne en mis pechos; y ellos calientan el lecho mientras duermo. Te he dado lo que eres: tierra... a ti y a todos los hombres. El futuro fue semilla, para que yo fuese hembra y sombra de rbol y lumbre de luna. Todo queda en m, y todo corre fuera de m. Soy cuerpo slido y sombra de cuerpo slido. Posible. Soy polvillo de la marina, cosa mnima, sin sangre para que beban las races de los rboles. Los vientos me han trado aqu y me han llevado all. Me han arrojado sobre copa de rbol y sobre manos en espera y sobre cancin de camino. Y llevado y trado, he sido muchas cosas. He sido nivel, para que guarden un mismo nivel los ros, los mares y la luna. Y de ello he sacado que todo ha de ser posible. Porque somos cosa idntica. Tierra, polvo de la marina, y polvo de la luna, y polvo del mar. Vas a donde voy; y quedo yo donde quedas. Somos los sueos y la carne y la sangre de todos los hombres. Quizs... habr algo imposible: son muchos los caminos para que t seas tantas cosas a la vez. Soy para que los caminos de la tierra y los caminos del mar sean caminos borrados. Cuando la muerte sea mentira, han de sobrar todos los caminos. La he inventado yo para que la mentira quedase inventada. Y sin inventar la verdad, la mentira ha de ser verdad y la verdad mentira. Todo ha de ser recuerdo. Sin que nada quede. Algo ha de quedar. Han de quedar los pensamientos; porque andando sobre los pensamientos, llegan los recuerdos. Y por caminos de pensamientos, llega y asoma la luna. Y llegan y asoman las estrellas. Y los hombres marchan como si no marchasen, y suean como si no soasen. Todos se empean en ignorarme. Se figuran que soy como fruta de rbol, que cae porque ya ha madurado; y que el mar es el mar, y la luna, la luna. Y que ellos son hombres, y sus sombras son sombras de hombres. Y que los recuerdos llegan a ellos y de ellos salen como las palomas llegan y salen de los campanarios. Y que lloran, porque lloran. Y ren, porque ren. Y no porque recuerdan. Y que sern como canciones, cuando las canciones de ahora sean todas palabras, todas estrellas; porque las estrellas fueron palabras que jams retornaron. Palabras de ternura, o de odio, porque volando hasta all, las palabras que salieron de los odios, de ver la tierra tan lejana, son ya palabras de amor... Son ya recuerdos. En eso aciertan. Sern recuerdos. Hoy todava recuerdan o creen recordar. Maana sern recuerdos. Marcharn sobre sus propios pensamientos. Como llega y asoma la luna. Como llegan y asoman las estrellas. Los que te trajeron, hacen por arrastrarte. S. Me arrojarn sobre copas de rboles y sobre manos que esperan y sobre cancin de camino. Sera as; porque los hombres marchan sobre los mares, y sobre la tierra, y sobre los sueos que suean. Golpean los caminos cuando creen haber alcanzado mayor quietud; cuando beben o estn en aguardo del fruto de la compaera. Y t, volando y volando, les dars ilusin de reposo, de quietud hogarea; y yo, de que los recuerdos son como el ganado que ellos gobiernan o como el agua que beben cuando les quema la sed. Me empujan ya. Y yo, quedando aqu y t, yendo a donde te lleven, seremos cosa idntica. Realidad y estmulo de recuerdo, tierra sobre los que mueren y luz sobre los que han de nacer. Luna, mar, paisaje y palabras hoy y risa maana y lgrimas siempre. Lgrimas caedizas y lgrimas que no se lloran. Porque decimos callando, y lloramos sin que se vean las lgrimas y cantamos con lgrimas lloviendo sobre el jbilo de cantar. Cuando las palabras y los ademanes y los sueos son de verdad: cuando los recuerdos son recuerdos. El ventano con grosuras de hierros y flores de jazminero pasa a ser luna con belleza y alas de pjaro. Y la luna, que ha sido luna de todos los caminos, no remonta con ruido de pjaro que volase, sino que asciende en gran silencio, como si la ascendiesen vientos de sangre. Y ascendida ms all de nubes que fuesen posibles como tales, es lmpara que alumbra, con sol brillando, a los que viven; y noche ya, a los que duermen sin fatiga de soledad interior, sin cansancio de ir sobre sombras de seres y de cosas. Es ya luna alta, ingenua, leal. Es Rosa de Tierra