1. Las Vísperas de Nuestro Tiempo

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1. LAS VÍSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERÍODO DE ENTREGUERRAS La Primera Guerra Mundial marcó el inicio real del “tiempo histórico” del siglo XX. La primera consecuencia de gran calado fue la instauración de un modelo de sociedad comunista sobre las cenizas del extinto (y recortado territorialmente) imperio zarista. El miedo al contagio comunista fue una de las claves del período de entreguerras que, por otra parte, asistió al declive de la democracia liberal y al auge de los totalitarismos como aparato de encuadramiento de masas. Desde el punto de vista nazi-fascista, los estrechos límites del parlamentarismo liberal resultaban ineficaces para desactivar el fantasma del paro y la amenaza de la revolución. Eran tiempos difíciles para el capitalismo y la democracia liberal, sumidos en una crisis sin precedentes, pues la gran depresión desestabilizó las estructuras políticas y sociales. La depresión económica dividió el mundo occidental entre países que buscaban una solución parlamentaria a la crisis y los que consideraban que era más eficaz imponer una dictadura. Mientras en Europa se iban reduciendo el número de estados que conservaron las instituciones parlamentarias y los derechos básicos, en España se experimentaba, a inicios de los años treinta, un Estado social y democrático que resultó fallido ante la doble amenaza de las fuerzas revolucionarias y contrarrevolucionarias, la debilidad de la cultura política democrática y los propios errores de los sectores reformistas. Curso 2014-15 Ángel Luis López Villaverde HISTORIA DEL MUNDO ACTUAL. Facultad de Periodismo, Cuenca, UCLM Curso 2014-15

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an overview of the interwar period

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  • 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL

    PERODO DE ENTREGUERRAS

    La Primera Guerra Mundial marc el inicio real del tiempo histrico del siglo XX. La primera consecuencia de gran calado fue la instauracin de un modelo de sociedad comunista sobre las cenizas del extinto (y recortado territorialmente) imperio zarista. El miedo al contagio comunista fue una de las claves del perodo de entreguerras que, por otra parte, asisti al declive de la democracia liberal y al auge de los totalitarismos como aparato de encuadramiento de masas. Desde el punto de vista nazi-fascista, los estrechos lmites del parlamentarismo liberal resultaban ineficaces para desactivar el fantasma del paro y la amenaza de la revolucin. Eran tiempos difciles para el capitalismo y la democracia liberal, sumidos en una crisis sin precedentes, pues la gran depresin desestabiliz las estructuras polticas y sociales. La depresin econmica dividi el mundo occidental entre pases que buscaban una solucin parlamentaria a la crisis y los que consideraban que era ms eficaz imponer una dictadura. Mientras en Europa se iban reduciendo el nmero de estados que conservaron las instituciones parlamentarias y los derechos bsicos, en Espaa se experimentaba, a inicios de los aos treinta, un Estado social y democrtico que result fallido ante la doble amenaza de las fuerzas revolucionarias y contrarrevolucionarias, la debilidad de la cultura poltica democrtica y los propios errores de los sectores reformistas.

    Curso 2014-15

    ngel Luis Lpez Villaverde HISTORIA DEL MUNDO ACTUAL. Facultad de Periodismo, Cuenca, UCLM

    Curso 2014-15

  • 2 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS

    H I S T O R I A D E L M U N D O A C T U A L . F a c u l t a d d e P e r i o d i s m o , U C L M

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    1. LA CRISIS DE LA DEMOCRACIA LIBERAL Y EL AUGE DE LOS

    TOTALITARISMOS

    1.1. Las culturas polticas contemporneas

    El trmino cultura poltica ha generado un amplio debate epistemolgico en las ciencias

    sociales y ha sido empleado desde diferentes

    puntos de vista. Si lo entendemos como sistema de

    representaciones culturales compartidas por los

    grupos humanos resulta til como instrumento para

    explicar los comportamientos polticos y las

    motivaciones de los actos de los grupos humanos en

    un momento dado, pues remite a un sistema de

    valores, normas y creencias compartidas, de

    representaciones sociales y de aspiraciones de

    futuro. En realidad, habra que hablar en plural

    (culturas polticas), pues dentro de una nacin existe una pluralidad de culturas o subculturas

    polticas, con zonas comunes o valores

    compartidos. Si stos son fuertes, entonces se

    establece una cultura poltica dominante sobre las

    otras (sub)culturas polticas contemporneas.

    Cada cultura poltica supone una respuesta

    ante los grandes problemas y crisis de su historia y

    esa respuesta requiere de un tiempo determinado y

    de canales socializadores: la familia, la escuela, el

    trabajo, los partidos polticos, etc. Naturalmente, se

    trata de un fenmeno evolutivo. La cultura poltica,

    elaborada y difundida a escala generacional,

    necesita irse adaptando a los nuevos tiempos,

    enriquecindose con aportes de otras culturas

    polticas vecinas.

    Pues bien la cultura poltica democrtica fue la

    gran novedad del siglo XIX. Entre sus componentes

    estn: la ciudadana, la participacin, el

    asociacionismo y la deliberacin, la secularizacin,

    la competencia cvica, la legalidad, la pluralidad, la

    cooperacin y una autoridad polticamente

    responsable.

    Pero fruto de esa variedad comentada, en

    permanente tensin y dialctica con la cultura

    poltica democrtica nos encontramos

    (sub)culturas polticas diversas y especialmente

    significativas en esta poca, como la liberal, la

    socialista, la comunista, la nacionalista, la fascista, la

    catlica, la anticlerical, la feminista, etc.

    1.2. La primera oleada democratizadora

    La primera ola democratizadora (HUNTINGTON) supuso la instauracin de las

    democracias liberales primitivas, en un largo

    proceso que arranc en el segundo tercio del siglo

    XIX, avanz significativamente en el trnsito de los

    siglos XIX al XX y padeci, a modo de contra-ola, los totalitarismos del perodo de entreguerras.

    El concepto de democracia va ligado al de ciudadana. Los revolucionarios franceses, a fines del s. XVIII, slo consiguieron imponer la ciudadana

    legal o la igualdad civil. La primera ola

    democratizadora introdujo la ciudadana o

    igualdad poltica durante las ltimas dcadas del

    siglo XIX. Y la segunda ola democratizadora (tras la

    II Guerra Mundial), trajo la ciudadana social.

    Los indicadores de esta democratizacin son

    varios. En primer lugar, la adopcin del sufragio

    universal (masculino). En segundo, el creciente

    influjo de la opinin pblica en la marcha de la

    poltica, merced al creciente papel de la prensa y

    la aparicin de partidos de masas. En tercer lugar,

    el nacimiento de nuevos movimientos polticos y

    sociales que demandan participar en la vida

    pblica y en la vida educativa de forma

    generalizada. En resumen, la democratizacin en

    este perodo tiene que ver con el proceso por el que

    la poltica pas a integrar el horizonte vital de un

    nmero creciente de poblacin, obligando a los

    partidos a buscar el voto de las masas empleando

    un lenguaje popular y contando con una prensa

    afn y una buena organizacin.

    El avance de la democracia se complement

    con otras iniciativas gubernamentales para paliar

    los problemas. Por un lado se acentuaron las

    polticas de nacionalizacin de las masas por medio

    de las fiestas polticas, smbolos identificadores

    (banderas, himnos, fiestas nacionales) o, incluso, la

    generalizacin del deporte, cuya capacidad de

    nacionalizacin se ha ido incrementando desde

    entonces hasta el presente; de esta manera, la

    democracia poltica se haca ms viable gracias a

    la existencia de un patriotismo de Estado. Por otro

    lado, se adoptaron las primeras medidas

    encaminadas a construir un incipiente Estado social

    (antecedente del futuro Estado de bienestar) en el

    Imperio alemn (Bismarck puso en marcha un serie

    de medidas paternalistas de proteccin de la vejez,

    el desempleo y la atencin mdica, entre 1883-

    1889, para desactivar el auge socialista) y Gran

    Bretaa (para contrarrestar el creciente influjo del

    movimiento obrero).

    En realidad, los partidos socialdemcratas no

    slo haban reclamado la institucionalizacin del

    sufragio universal y un marco amplio de legislacin

    social, sino tambin una reforma fiscal progresiva y

    una reforma constitucional que instaurara un

    verdadero rgimen parlamentario. Sin embargo, a

    estas reformas se opusieron las elites polticas

    (parapetadas tras los partidos conservadores,

    nacionalistas o catlicos), que se mantuvo en el

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    poder, por lo general, pero aument su inquietud

    ante el proceso irreversible de decadencia de los

    notables. En definitiva, aunque a fines del XIX el

    ejercicio de la poltica todava quedaba reservado

    a una minora de gobernantes (en ocasiones de aire

    aristocrtico y de comportamiento autoritario), su

    legitimidad dependa cada vez ms del consenso

    de la ciudadana y del recurso a las consultas

    electorales y al papel de la opinin pblica.

    Otra de las caractersticas a destacar es el

    incremento del gasto gubernamental, por la

    necesidad de atender el creciente proceso de

    urbanizacin, la carrera armamentstica y la

    llamada cuestin social. Era imprescindible buscar

    vas de financiacin para equilibrar el presupuesto,

    pero las soluciones variaban en funcin de las

    distintas opciones polticas.

    El avance del sufragio universal, unido a la

    adopcin de polticas proteccionistas, al

    intervencionismo estatal o al imperialismo puso en

    crisis el liberalismo clsico, que tuvo que

    evolucionar, bien adoptando posiciones de

    liberalismo radical (que buscaba el voto de las

    clases medias e incluso del voto obrero en

    ocasiones, y apoyaba reformas polticas y fiscales),

    bien confluyendo con el conservadurismo en el

    rechazo de las reformas, como ocurri con el

    partido liberal britnico.

    En este juego de contrastes que suponen las

    innovaciones y las continuidades, hay que destacar

    otra caracterstica del perodo de entresiglos. Se

    trata de la continuacin del predominio de la

    monarqua en Europa como forma de Estado (con

    la excepcin de la republicana Francia), si bien hay

    diferencias notables entre los diferentes sistemas

    monrquicos: mientras la Corona britnica se

    mantuvo al margen de los partidos polticos y

    favoreci la progresiva democratizacin de pas, en

    otras estados los soberanos conservaron amplios

    poderes y obstaculizaron los intentos de reforma.

    En cualquier caso, conviene establecer

    diferencias notables en cuanto a los ritmos y

    profundizacin de los avances democrticos, pues

    no todos los pases europeos siguieron el mismo

    rumbo. As, mientras en la monrquica G. Bretaa y

    la republicana Francia se haban cumplido los

    principales postulados de la democracia moderna

    a mediados de los ochenta del siglo XIX y en los

    pases escandinavos fructificaron las reformas

    sociales y polticas ms profundas desde los primeros

    aos del siglo XX, en el Sur de Europa los sistemas

    constitucionales no echaron las mismas races que

    en Europa Occidental, pues su atraso social dificult

    la integracin de las grandes masas en el sistema.

    1.3. La debilidad de la democracia liberal en el

    perodo de entreguerras

    Al terminar la I Guerra Mundial pareca que la

    democracia era el sistema triunfante. Con el

    desmoronamiento de los imperios centrales

    (Alemania y Austria-Hungra), cayeron sus regmenes

    autoritarios. Los nuevos pases nacidos de los

    tratados de Pars (1919) adoptaron constituciones

    (formalmente) democrticas y en la mayora de los

    casos (a excepcin de Yugoslavia) se convirtieron

    en repblicas. Salvo en URSS, todos los regmenes de

    europeos de posguerra eran parlamentarios.

    Pese a las apariencias, no se haba conseguido

    el sueo del presidente norteamericano Wilson de

    que el fin de la guerra supusiera la sustitucin del

    liberalismo (como sistema poltico dirigido por una

    minora de gobernantes ilustrados) por un sistema

    de carcter democrtico y parlamentario (en el

    que los parlamentos y la opinin pblica ejercieran

    su capacidad de controlar el poder). Dicho de otra

    manera, fue muy dura la transicin desde un mero

    parlamentarismo liberal, puesto en cuestin en

    1914, a una verdadera democracia parlamentaria,

    anclada en un Estado social y de Derecho, que no

    ver la luz hasta 1945.

    Y, lo que es an ms grave: en las dos dcadas

    siguientes, la democracia fue cediendo terreno a

    las dictaduras. Cuando termin la II Guerra Mundial,

    slo cinco pases europeos (G. Bretaa, Finlandia,

    Irlanda, Suecia y Suiza) conservaban sus

    instituciones democrticas sin interrupcin.

    Cules fueron las causas del retroceso de la

    democracia liberal en el perodo de entreguerras?:

    a) En primer lugar, qued en evidencia la

    estrechez del marco poltico e ideolgico para

    poder asimilar la profunda modificacin de la

    estructura social y de la actividad poltica. En otras

    palabras, el marco poltico liberal en que se haba

    movido la sociedad burguesa del s. XIX quedaba

    obsoleto en pleno s. XX. La incorporacin de las

    masas a la participacin poltica, el reforzamiento

    del papel del Estado y el fortalecimiento de los

    partidos de masas puso en dificultades a los partidos

    tradicionales para adecuarse a las nuevas reglas de

    juego y, en consecuencia, provoc la reaccin de

    las oligarquas frente al cuestionamiento de su

    poder tradicional. En opinin del historiador marxista

    britnico HOBSBAWM, la mayor amenaza para la

    democracia de entreguerras proceda de la

    amenaza derechista, que se preparaba a hacer frente a una supuesta revolucin social

    propugnada por la izquierda.

    b) Por otra parte, con el sometimiento de las

    decisiones polticas a los grupos de presin, los

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    parlamentos quedaron deslegitimados, al

    desplazarse el protagonismo de las decisiones hacia

    las organizaciones sindicales, agrarias o patronales.

    De esta manera, perdieron peso los parlamentarios

    en la negociacin de los conflictos y sometieron a

    una mayor debilidad a los gobiernos que deban

    sustentar. Una consecuencia fue la sensacin de las

    clases medias de los pases industrializados de estar

    desamparados ante la crisis y que la creciente

    inflacin y su empobrecimiento o las incertidumbres

    sobre su futuro se deban al poder de los sindicatos

    y al enriquecimiento de los especuladores,

    culpando de ello al sistema y constituyendo as una

    base social de apoyo al fascismo.

    c) Porque el marco socioeconmico del

    perodo de entreguerras estuvo marcado por

    permanentes dificultades econmicas y una

    agudizacin de los conflictos sociales. Los

    problemas de la reconstruccin de posguerra

    (primero), la fragilidad de la prosperidad

    econmica (despus) y la depresin econmica

    (finalmente) puso en entredicho todas las ilusiones

    de progreso y bienestar material. Las consecuencias

    sociales fueron la extensin del desempleo, la

    proletarizacin de la vieja clase media de los pases

    industrializados y, en contrapartida, la aparicin de

    nuevas fortunas (los nuevos ricos). Los gobiernos de

    las democracias europeas nunca se recuperaron

    plenamente de la Gran Depresin antes de la II

    Guerra Mundial y tuvieron que asumir pesadas y

    nuevas responsabilidades sociales (en especial, la

    proteccin contra el desempleo y la miseria).

    d) A los problemas anteriores, se sumaron las

    tensiones nacionalistas (por la disociacin de

    nacionalismo y democracia) provocadas por la

    alteracin del mapa europeo tras la I Guerra

    Mundial y la imposicin de duras condiciones a los

    vencidos. La diversidad tnica, lingstica y religiosa

    de los nuevos estados propici movimientos

    irredentistas y conflictos entre minoras.

    e) Al catlogo de dificultades hay que sumar la

    irrupcin de nuevas ideologas, como el fascismo y

    el comunismo, que catalizaban buena parte de los

    descontentos y se proponan la conquista violenta

    del poder al margen del Derecho.

    Durante los aos veinte, las democracias se

    quebraron bajo la tensin de la revolucin y la

    contrarrevolucin (Hungra, Italia, Portugal) o de los

    conflictos nacionales (Polonia, Yugoslavia) y en los

    treinta padecieron la Depresin. En este ambiente

    la democracia era ms bien un mecanismo para

    formalizar las divisiones entre grupos irreconciliables.

    Para hacer frente a los nuevos problemas, los pases

    democrticos tuvieron que experimentar pruebas y

    ajustes polticos, como las alianzas electorales

    amplias (uniones nacionales y frentes populares, en

    especial). Pero no siempre fueron la solucin por s

    solas. Algunos autores han destacado las

    condiciones bsicas que necesitaron los sistemas

    polticos de estos aos para mantenerse dentro de

    las reglas del juego democrtico. Y todas ellas (o la

    mayor parte) tuvieron que darse simultneamente:

    a) Ante todo, era necesaria la presencia de una

    tradicin democrtica y constitucional antes de la I

    Guerra Mundial. Slo si el sistema poltico gozaba de

    consenso y aceptacin generales poda soportar las

    dificultades crecientes.

    b) Tambin necesitaba un nivel de desarrollo

    econmico y de modernizacin (en otras palabras,

    que hubiera riqueza y prosperidad suficiente). De

    ah que se llegara a decir que la democracia slo

    era conveniente para pases ricos o prsperos y que

    no era la forma ms apropiada de dirigir los Estados

    en la era de las catstrofes. c) As mismo, era necesario un cierto grado de

    compatibilidad entre los diferentes componentes

    del pueblo con el fin de solucionar los problemas fundamentales de religin, integracin regional y

    tensiones sociales.

    d) Tuvieron ms xito en el mantenimiento del

    sistema democrtico aquellos pases que haban

    sido neutrales o haban resultado victoriosos durante

    la I Guerra Mundial

    Aunque la crisis de la democracia fue general,

    sin embargo hubo particularismos nacionales.

    1.4. El derrumbe de la civilizacin occidental y la

    crisis del capitalismo

    Las tres dcadas transcurridas entre las dos

    guerras mundiales marcaron el derrumbe de la

    civilizacin occidental. Cinco eran las bases

    fundamentales del orden que se tambaleaba: a) el

    capitalismo en lo econmico; b) el liberalismo en lo

    poltico; c) la sociedad burguesa; d) los avances de

    la ciencia y el conocimiento; y e) el papel de Europa

    como posicin central de este sistema.

    En la descomposicin de los valores

    occidentales confluyeron tres procesos paralelos: a)

    la aparicin de las nuevas ideologas antisistema y

    el deterioro de la legitimidad democrtica; b) el

    avance de fuerzas irracionales en las

    construcciones cientficas y filosficas (que supuso

    un serio golpe a la cultura de la modernidad

    mientras la cultura del pesimismo se extenda entre

    la intelectualidad de posguerra, abriendo el debate

    sobre el agotamiento de la civilizacin occidental;

    c) y, por ltimo, el inadecuado funcionamiento del

    sistema econmico internacional. En ste ltimo

    punto nos centraremos a continuacin.

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    Desde la revolucin industrial, la historia

    econmica mundial se haba caracterizado por un

    progreso tcnico acelerado, un crecimiento

    econmico continuo y sostenido aunque desigual y

    una creciente divisin del trabajo a escala mundial.

    Sin embargo, durante el perodo de entreguerras

    hubo cambios. Mientras el progreso tcnico sigui

    acelerndose, el crecimiento econmico se

    desaceler y la mundializacin de los flujos

    migratorios y del comercio internacional se vieron

    interrumpidos durante la Gran Depresin. Vamos a

    ver las causas y las consecuencias de este proceso.

    Ya antes de la Primera Guerra Mundial, los

    fundamentos del capitalismo liberal del XIX

    (predominio econmico britnico, el patrn oro y el

    funcionamiento del mercado internacional) se

    estaban fracturando. La guerra aceler an ms la

    desintegracin del viejo modelo econmico, pues

    los intercambios internacionales quedaron

    dislocados. Se interrumpi el grueso del trfico

    internacional (que hasta ese momento se daba,

    bsicamente, entre Gran Bretaa, Francia,

    Alemania y Estados Unidos) y los estados

    intervinieron los precios y sus recursos econmicos

    para adecuarlos a la marcha de la contienda

    (economas de guerra). Cuando aqulla termin,

    fue preciso reconvertir las economas para la paz.

    Pero el deseo de restaurar el modelo de desarrollo

    capitalista de preguerra acab fracasando a causa

    de las distorsiones de posguerra y la deficiente

    recuperacin de los aos veinte. La Gran Depresin

    anunciar el fin del viejo liberalismo econmico.

    1.4.1. El declive europeo. El estancamiento

    econmico, 1918-24

    La crisis de los fundamentos de la civilizacin

    occidental conlleva, como se ha dicho, la quiebra

    de la tradicional supremaca europea. El declive

    europeo se relaciona con varios aspectos. En primer

    lugar, con el coste demogrfico y econmico de la

    guerra. Tambin con la quiebra del consenso

    poltico y la modificacin de la correlacin de

    fuerzas sociales, merced al desprestigio de las clases

    dirigentes y al creciente protagonismo de los

    sindicatos y partidos obreros. Pero especial atencin

    hay que reservar a la desintegracin del espacio

    econmico nico de la preguerra a raz del nuevo

    orden territorial: la gran reestructuracin de

    fronteras y la cuestin de las reparaciones crearon

    ms problemas de los que resolvi, pues desmantel

    grandes espacios econmicos, balcaniz la Europa centro-oriental e impidi una ms eficaz

    reconstruccin econmica.

    Se pueden establecer tres etapas en cuanto a

    la evolucin econmica del perodo de

    entreguerras que, bsicamente, coinciden con las

    mismas fases desde el punto de vista de las

    relaciones internacionales. As, la primera fase, de

    estancamiento (hasta 1924), se corresponde con la

    que en poltica internacional coincide con la

    Europa de Versalles; la segunda, de bonanza

    econmica (1924-29) se vincula a la Europa de

    Locarno; y la tercera, la depresin (a partir de 1929)

    corresponde con el incremento de las tensiones

    internacionales y los virajes hacia la guerra.

    Vamos a centrarnos ahora en la primera de

    ellas. Los aos de posguerra son una poca de

    estancamiento econmico, como consecuencia

    de los efectos demoledores de la I Guerra Mundial

    sobre la vida econmica y social: prdida de vidas,

    incremento de la mortalidad por la desnutricin y a

    malas condiciones sanitarias, cada de la natalidad,

    destrucciones materiales, inflacin crnica, pago

    de indemnizaciones por parte de potencias

    centrales y excedentes de bienes y servicios

    improductivos y destructores.

    La guerra perjudic no slo las economas de los

    pases vencidos, sino tambin de los neutrales (que

    se haban beneficiado temporalmente de la

    contienda) y de los vencedores. En realidad slo se

    beneficiaron econmicamente Estados Unidos y

    Japn. Los factores bsicos de esta poca son la

    crisis de 1920-21, la inflacin, las deudas y las

    indemnizaciones.

    La crisis hizo pensar que para restaurar la

    economa internacional era preciso volver al

    consenso y a la colaboracin. Pero los tratados de

    paz fueron un fracaso porque no esbozaron nuevas

    reglas de juego para el funcionamiento de la

    economa internacional y dificultaron la

    reconstruccin econmica de Alemania (clave

    para el restablecimiento econmico europeo).

    Desde el punto de vista interno, los estados

    inauguraron prcticas intervencionistas para llevar

    a cabo reconversiones industriales complicadas por

    los procesos inflacionistas. La inflacin se dispar tras

    la I Guerra Mundial a niveles desconocidos hasta

    entonces. Esto resultaba ms chocante entonces

    porque durante el siglo XIX los precios fueron ms

    bien bajando o estabilizndose.

    Las causas de este incremento espectacular de

    la inflacin son variadas. En primer lugar por el auge

    del proteccionismo y del dominio de los mercados

    por crteles y monopolios. En segundo lugar porque,

    tras el racionamiento, se increment la demanda

    reprimida. Y, por ltimo, tambin aliment la

    inflacin la bsqueda de materias primas. Ahora

    bien, las respuestas fueron diferentes. Mientras en los

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    pases neutrales, en los anglosajones y en Japn se

    practicaron polticas deflacionistas (volviendo a los

    viejos principios de moneda estable y el patrn oro),

    desde Alemania a Rusia se registr un hundimiento

    espectacular del sistema monetario y se emiti

    moneda a gran escala, lo que increment an ms

    la espiral inflacionista. La economa alemana

    representa el caso extremo en ste ltimo sentido:

    aqu la moneda perdi completamente su valor, se

    esfum el ahorro privado y su economa se vincul

    estrechamente a los crditos exteriores, lo que

    caus su vulnerabilidad al llegar la Gran Depresin.

    Son tambin aos en que se tuvo que afrontar el

    pago de las deudas de guerra. Los aliados haban

    contrado deudas respecto a G. Bretaa y sta

    tambin deba a Estados Unidos, aunque fueron las

    deudas francesas a los norteamericanos las que

    aguijonearon los malos sentimientos nacionalistas.

    Pero no hay que confundir las deudas con las

    indemnizaciones. En el Tratado de Versalles se

    responsabilizaba a Alemania de la guerra y se la

    castigaba con el pago de unas indemnizaciones

    cuyo montante se pospona para una comisin

    interaliada que se reunira al efecto en marzo de

    1921 en Londres, cuyo montante result exagerado

    y contraproducente. Fue necesario renegociar las

    indemnizaciones y la ocasin lleg en 1924, con la

    participacin norteamericana, mediante el Plan

    Dawes, que redujo el montante de las reparaciones

    (para colocar a Alemania en condiciones de pagar

    a los aliados y que stos pudieran pagar a Estados

    Unidos) y fortaleci el marco alemn, mediante

    prstamos e inversiones de capital norteamericano

    en Alemania, permitiendo un principio de

    reactivacin econmica alemana desde 1926.

    1.4.2. El ascenso de EE.UU. Produccin en masa,

    sociedad de consumo y americanizacin de

    las costumbres

    El centro de gravedad de la economa

    internacional se desplaz al otro lado del Atlntico,

    a Estados Unidos, como nuevo titular del poder

    financiero y monetario, poniendo fin al ciclo

    marcado por la europeizacin del mundo. El

    dominio financiero norteamericano resultaba

    evidente, desplazando Wall Street a la City y

    quebrando definitivamente el papel internacional

    de la libra esterlina. La economa norteamericana

    se convirti en la nica gran financiadora de la

    reconstruccin europea y el dlar en la nica

    moneda convertible en oro. En consecuencia,

    irrumpi un nuevo modelo cuya influencia se

    extendi por la propia Europa y el resto del mundo,

    el llamado americanismo, que no se limit al sistema

    productivo, sino tambin a las pautas de consumo,

    las costumbres o las formas de esparcimiento.

    La hegemona norteamericana llevar a los

    gobiernos europeos a tratar de imitar un modelo de

    crecimiento basado en los siguientes principios: a) la

    produccin en masa y el extraordinario crecimiento

    de la oferta relacionados con el incremento de la

    productividad; b) la creciente capacidad de

    consumo; y c) la propagacin de la prosperidad a

    escala mundial mediante un sistema internacional

    de relaciones comerciales y financieras basados en

    un orden comercial y monetario estables.

    a) La produccin en masa

    Los avances en la produccin en masa se

    concentraron bsicamente en EE.UU. en los sectores

    industriales nuevos y en la energa petrolfera,

    gracias a la mayor productividad vinculada a la

    racionalizacin de la produccin. La industria

    automovilstica sirve de paradigma: su produccin

    mundial se cuadruplica entre 1921-29 (con un lugar

    de privilegio para la Ford), acortndose el proceso

    de fabricacin por unidad de manera

    espectacular.

    Los logros en la productividad se relacionan con

    los siguientes procesos: mecanizacin (sustituyendo

    el trabajo humano y la mquina de vapor por

    motores elctricos y de combustin); taylorismo

    (gestin cientfica del trabajo para racionalizarlo,

    aumentar la productividad y bajar los costes con el

    cronometraje) y fordismo (produccin en cadena);

    y concentracin empresarial (favorece los avances

    tecnolgicos y controla la competencia).

    b) Consumo y sociedad de masas

    El incremento de la produccin implicaba

    tambin cambiar las pautas del consumo de las

    sociedades industriales. Para ello eran necesarios

    varios factores. En primer lugar, un imparable

    avance de la publicidad para aumentar las ventas.

    En segundo lugar, la expansin del crdito a gran

    escala entre los consumidores, multiplicando la

    capacidad de consumo y de endeudamiento

    personal en crditos a corto y largo plazo, con

    Estados Unidos como referente.

    El incremento del consumo esboz la aparicin

    de una sociedad de masas. El crecimiento de las

    grandes aglomeraciones urbanas fue el escenario

    ideal para el desarrollo de los medios de

    comunicacin social, el espectculo y la cultura de

    masas. La prensa de masas busc tiradas millonarias

    a base de ilustraciones y noticias sensacionalistas y

    dando satisfaccin a todo tipo de pblico lector. La

    radio irrumpi con una fuerza espectacular en los

    hogares de millones de europeos y norteamericanos

  • 7 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS

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    durante los aos veinte. El cine se convirti en el

    entretenimiento preferido de la poblacin, con

    grandes compaas monopolizando la produccin

    (Universal, Paramount, Warner BROS, etc.) y una

    poltica de precios populares en las salas donde se

    proyectaba. Precisamente fue el cine de Hollywood

    el mejor agente para extender los cnones

    norteamericanos (el americanismo), que se reflej

    en la renovacin no slo de la esttica musical sino

    tambin de la personal y de la moda.

    c) El marco internacional: el restablecimiento del

    patrn oro

    Para que funcionara el modelo econmico, se

    necesitaba un adecuado marco institucional que

    aportara seguridad. Tras la inflacin y el caos

    monetario de posguerra (que impedan la

    recuperacin y amenazaban con arruinar las

    certidumbres burguesas basadas en el ahorro y la

    moral de trabajo), los acuerdos internacionales

    fueron encaminados a la estabilidad monetaria y el

    restablecimiento de la convertibilidad de las

    monedas en oro. Pero la regulacin monetaria y la

    vuelta al patrn oro no impidieron en la prctica

    elementos de inestabilidad en la produccin, el

    consumo y los intercambios internacionales.

    1.4.3. El mito de la poca dorada o los lmites de la

    prosperidad de los aos veinte. Bonanza

    econmica (1925-29) y signos precursores de

    la depresin

    La revisin o disminucin de las indemnizaciones

    y la intensificacin de intercambios y transferencias

    de capital (tras el Plan Dawes), los avances

    tecnolgicos, la ampliacin de mercados (por el

    crecimiento demogrfico, pese a los desastres de la

    guerra) y los adelantos de las comunicaciones

    (telfono, radio) dieron origen a un nuevo marco

    econmico y de relaciones internacionales que

    culmin cuando los pases vencedores volvieron a

    examinar el tema de reparaciones y aprobaron el

    Plan Young en 1928; fundamentado en la creencia

    de que los pagos exigidos a Alemania eran an

    excesivos, esta plan alivi la carga de las

    reparaciones mientras se retiraban las tropas

    francesas de Renania.

    En esta etapa de optimismo econmico,

    magnates como Ford o Rockefeller se permitan el

    lujo de hablar del final de los ciclos y del comienzo

    de la era de crecimiento ininterrumpido. Antes de

    1929 pareca que el sistema funcionaba muy bien,

    pues el comercio estaba conociendo una

    expansin sin precedentes y los precios se

    mantenan estables. Sin embargo, la expansin

    econmica de los aos veinte fue ms una

    caracterstica norteamericana que europea, donde

    aqulla lleg de forma ms tarda o marginal. Este

    es el caso de G. Bretaa, que sacrific su

    produccin interior al mantenimiento de una libra

    fuerte que compitiera con el dlar, lo que repercuti

    negativamente en sus exportaciones y en tasas de

    paro superiores a otros pases industrializados. En

    Francia, la recuperacin econmica (confiada en

    el pago de las reparaciones alemanas) no se

    produjo hasta la definitiva estabilizacin del franco

    en 1928. En Alemania, la situacin fue catastrfica

    hasta 1926. En Centroeuropa, las dificultades

    econmicas corrieron paralelas a las

    desmembracin del espacio econmico del

    antiguo imperio austrohngaro. En Europa

    mediterrnea (Italia y Espaa), con regmenes

    dictatoriales, fue el Estado el inductor del

    crecimiento (mediante infraestructuras y obras

    pblicas para lograr el pleno empleo).

    La prosperidad de los aos veinte se

    circunscribi bsicamente a Estados Unidos. La

    situacin del resto del mundo industrializado fue

    menos brillante. La poca dorada fue un mito

    porque el crecimiento ni fue tan homogneo en el

    tiempo y el espacio, ni la expansin fue uniforme en

    el conjunto de la estructura econmica.

    Lo que pareca un retorno a la normalidad se apoyaba en bases poco slidas; las apariencias no

    podan ocultar signos preocupantes, como la

    depresin de la agricultura, la inadecuada

    estructura industrial europea o las limitaciones de la

    demanda o los obstculos a la libre circulacin (de

    hombres, mercancas y capitales).

    En el mbito agrcola se incrementaron los

    stocks, por la sucesin de unos aos de cosechas

    excepcionales (crisis de superproduccin) y por una

    baja demanda (crisis de subconsumo), que oblig

    a sostener los precios polticamente por acuerdos

    internacionales hasta 1929. En realidad, la depresin

    de la agricultura reflejaba la incapacidad del

    mercado internacional para absorber una

    produccin creciente a precios remuneradores.

    Tambin haba superproduccin industrial,

    causada porque desde 1925 Europa recuper los

    niveles de produccin de preguerra pero los pases

    de ultramar (cuyas exportaciones industriales se

    haban incrementado durante la guerra para suplir

    la falta de produccin europea) no redujeron la

    suya, lo que increment los stoks (pues el consumo

    no aument en proporcin a la produccin). El

    problema estructural de la industria europea estaba

    en el excesivo peso de la produccin de industrias

    bsicas y tradicionales y en la poca adaptacin a

    los cambios en las pautas de la demanda.

  • 8 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS

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    Otro signo intranquilizador lo representaba la

    desigual distribucin de la riqueza (que provocaba

    que la oferta superara la demanda), ya que los

    asalariados (mayoritarios) no tenan el poder

    adquisitivo suficiente para absorber la creciente

    produccin industrial, mientras los ms ricos

    (minoritarios) usaban parte de sus ingresos para

    ampliar sus empresas y crear otras nuevas para

    aumentar su produccin.

    En cuarto lugar, el paro era patolgicamente

    alto (por encima del 10%) en la mayor parte de los

    pases occidentales (con la excepcin de Estados

    Unidos, cuya economa funcionaba a pleno

    rendimiento y apenas tena un 4% de paro).

    Por ltimo, la especulacin (a pesar del desfase

    produccin y ventas) no dejaba de subir pues los

    costes de produccin se afrontaban gracias a

    prstamos bancarios (para poder repartir altos

    beneficios) y el sistema bancario orientaba sus

    fondos ms a respaldar a los especuladores que a

    invertir en sectores productivos.

    Por otra parte, las dificultades econmicas

    nacionales se incrementaron por los desajustes

    internacionales en materia de inmigracin o

    proteccionismo. Esto supuso una manifiesta

    incompatibilidad para Estados Unidos como pas

    prestamista a escala mundial, pues las elevadas

    tarifas entorpecieron las ventas de los pases

    deudores, que no pudieron devolver los intereses de

    los prstamos.

    Tambin las perturbaciones monetarias (por la

    crisis del patrn oro y la ausencia de un sistema

    monetario internacional, con dos divisas rivales

    como la libra y el dlar) coadyuvaron a la limitar la

    expansin econmica. La inexistencia del grado

    necesario de cooperacin entre Estados Unidos, G.

    Bretaa y Francia as como el escaso esfuerzo

    norteamericano por asumir el papel dominante

    representado por G. Bretaa antes de la guerra,

    impidi que el sistema monetario mundial careciera

    de una direccin eficaz.

    1.4.4. La crisis del 29 y la gran Depresin

    Sin negar la importancia del crack burstil

    norteamericano, la depresin tuvo races ms

    amplias y su naturaleza fue diversa.

    La versin tradicional insista en las races

    americanas de la depresin. Aunque la I Guerra

    Mundial haba provocado graves problemas

    econmicos en Europa, haba beneficiado a la

    economa norteamericana de manera

    espectacular, situndola como principal productor,

    acreedor y exportador mundial. Y fue la Gran

    Depresin la que interrumpi momentneamente

    esta situacin de predominio econmico

    norteamericano (al ser la principal vctima de la

    crisis) y lo que explica su alcance mundial. Las

    conmociones y deudas contradas durante la I

    Guerra Mundial, la posguerra y los problemas

    polticos europeos as como las reparaciones

    impuestas a Alemania (que la obligaron a recurrir a

    crditos norteamericanos) hicieron de esta pas, en

    particular, y de Europa, en general, economas muy

    vulnerables al descenso de los crditos

    norteamericanos. Por eso, al cortarse stos tras la

    crisis de Wall Street, el entramado se derrumb.

    Pero las races fueron ms complejas. Es una

    simplificacin vincular el inicio de la depresin con

    la crisis burstil norteamericana pues la economa

    internacional ofreca mltiples focos depresivos

    antes del otoo de 1929 (la cada de precios se

    generaliz desde 1927, la actividad econmica

    alcanz su techo entre marzo y julio en diversos

    pases y la cada burstil empez antes en Europa)

    y su violencia fue consecuencia del sincronismo de

    los cambios en la economa internacional.

    a) El crack del 29

    Durante varios aos, la especulacin burstil

    haba hecho ganar dinero fcil a muchos inversores

    que, aprovechando el alza de la bolsa, recurra a

    prstamos para comprar acciones.

    El primer signo de recesin se apreci en 1928,

    ao en que la industria de la construccin sufri una

    cierta contraccin; no obstante, la euforia alcista

    de bolsa continu de forma general hasta que, en

    septiembre de 1929, la tendencia de bolsa se

    estabiliz y pareci amagar a la baja.

    El crack de la bolsa de Nueva York tuvo lugar la

    ltima semana de octubre (entre los das 24 al 29)

    de 1929. Al bajar las acciones, muchos inversores

    tuvieron que vender sus valores para hacer frente a

    las deudas, contribuyendo as a bajar an ms las

    cotizaciones. Al iniciarse el pnico, muchos

    impositores retiraron su dinero de los bancos y stos

    tuvieron que vender sus acciones para aumentar su

    liquidez, negando la concesin de nuevos crditos

    y la refinanciacin de los existentes, lo que no

    impidi que se iniciara una espiral fatal que oblig a

    declararse en quiebra millares de bancos. La crisis

    burstil provoc la ruina de muchas empresas (por

    la restriccin de crditos y la bajada de precios) y el

    incremento espectacular del paro.

    El hundimiento fue mucho ms espectacular en

    Estados Unidos, donde se haba reforzado la

    demanda con una gran expansin del crdito a

    consumidores. Pero la recesin se extendi por

    Europa y el resto del mundo. Afect antes a los

    pases con mayor dependencia econmica exterior

  • 9 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS

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    y los ms industrializados pero pronto sacudi a los

    pases agrcolas (pues el descenso de los productos

    agrcolas fue ms rpido que el de los industriales).

    En Europa, Alemania fue la ms afectada, pues

    los bancos americanos repatriaron enseguida los

    capitales para afrontar la crisis. Francia, por el

    contrario, fue de los pases europeos menos

    afectados por su menor nivel de industrializacin y

    su agricultura ms diversificada. Gran Bretaa, an

    no haba superado la crisis econmica posblica

    pero dispona de ciertas ventajas para enfrentarse a

    la crisis de 1929 (posea oro en sus dominios, dispona

    del mayor imperio mundial y se benefici del mayor

    descenso de precios de materias primas y

    alimentos), aunque tuvo que adoptar medidas

    drsticas, como el abandono de librecambismo y

    del patrn oro as como la devaluacin de la libra.

    Hacia 1932, haba consenso general en que la

    solucin pasaba por un acuerdo internacional sobre

    aranceles, comercio y crditos. La Conferencia de

    Londres (1933), en la que participaron las grandes

    potencias para buscar soluciones a la reduccin del

    comercio mundial y a la crisis de los medios de

    pago, fue un fracaso. Desde entonces, cada

    nacin se ocupar exclusivamente de s misma.

    A partir de 1933, el mundo estaba empezando

    poco a poco a salir de la crisis econmica, aunque

    no se produjo ningn relanzamiento espectacular.

    Y, tras unos aos de mayor actividad, sobrevino una

    nueva crisis (1937-38), aunque de proporciones ms

    modestas que la de 1929.

    b) Las consecuencias sociales de la depresin. El

    desempleo y otras lacras sociales

    Las consecuencias fueron de amplio calado y

    afectaron a mbitos muy variados. Empezaremos

    por las de tipo econmico. Mientras los crticos del

    capitalismo encontraron el gran argumento (tanto

    tiempo esperado) en esta coyuntura, los defensores

    del mismo hubieron de revisar los mecanismos de

    desarrollo (para evitar que otra crisis similar acabara

    con el sistema) y apostaron por una mayor

    intervencin por parte del Estado para corregir los

    desequilibrios econmicos. De hecho, tras la II

    Guerra Mundial el pleno empleo fue el objetivo

    bsico de la poltica econmica en los sistemas

    capitalistas democrticos reformados. El

    keynesianismo propugnaba la eliminacin del

    desempleo generalizado (por ser social y

    polticamente explosivo) fomentando polticas de

    demanda, pues la demanda de los trabajadores

    ocupados estimulara las economas deprimidas.

    Por otro lado, las diferencias entre los sectores

    agrcola e industrial continuaron. El hundimiento de

    los precios agrarios supuso la ruina de los

    agricultores que dependan del mercado de

    exportacin, lo que oblig a los gobiernos a

    proteger y subvencionar la agricultura para

    garantizar los precios al productor.

    Desde la perspectiva social, lo ms visible fue el

    paro generalizado en cantidad y tiempo

    inimaginables y sin precedentes. La situacin fue

    ms dramtica an porque los sistemas pblicos de

    seguridad social o no existan o eran insuficientes. En

    estas circunstancias, la imagen ms visible de la

    poca la ofrecan los comedores de beneficencia y

    los ejrcitos de desempleados que se dirigan hacia

    las capitales para denunciar a los que crean

    culpables de su situacin. Los gobiernos tuvieron

    que dar prioridad a las consideraciones sociales

    sobre las econmicas en la formulacin de sus

    polticas, pues, de lo contrario, el peligro de

    radicalizacin de la izquierda y la derecha creca

    de manera amenazadora. Ahora bien, no todos los

    grupos sociales sufrieron la crisis con la misma

    intensidad; las consecuencias fueron nefastas para

    los profesiones liberales (se arruinan sus clientes), los

    accionistas (se arruinan) y los obreros (descienden

    sus salarios o van al paro); pero otros sectores se

    beneficiaron, como los propietarios de inmuebles,

    rentistas o funcionarios, pues mantuvieron sus

    ingresos mientras bajaban los precios.

    Desde el punto de vista demogrfico se aprecia

    una disminucin de la natalidad, que detuvo el

    incremento de la poblacin y la concentracin

    urbana, a la vez que se paraliz la emigracin

    intercontinental.

    La poltica sufri tambin las consecuencias. El

    desempleo tuvo un impacto poltico traumtico y

    derrib a los gobiernos que estaban en el poder

    durante la Depresin. No debe extraar que

    repercutiera tambin en el descrdito de la

    democracia y que coadyuvara al triunfo casi

    simultneo de regmenes nacionalistas y belicistas

    en potencias militares como Japn (1931) y

    Alemania (1933). Por tanto, la depresin abri las

    puertas para la II Guerra Mundial.

    c) El ocaso del capitalismo liberal

    Si la I Guerra Mundial haba puesto punto final al

    sistema poltico vigente, la depresin del 29 tuvo un

    papel semejante respecto al sistema econmico.

    Aunque era habitual que el capitalismo

    experimentara fluctuaciones econmicas, lo que no

    poda esperarse es que fuera tan extendida y de

    tanta magnitud, pues por primera vez, las

    fluctuaciones econmicas del capitalismo parecan

    poner en peligro al sistema. De modo que la

    economa capitalista mundial pareca derrumbarse

    en el perodo de entreguerras y nadie saba cmo

  • 10 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS

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    podra recuperarse. En este sentido, y siguiendo al

    mismo autor, hay que valorarla como una catstrofe

    que acab con cualquier esperanza de restablecer

    la economa y sociedad del XIX.

    Se desterr el viejo liberalismo econmico

    durante medio siglo (incluso en Gran Bretaa).

    Aunque el comercio mundial disminuy el 60% de

    1929 a 1932, los estados levantaron barreras

    comerciales cada vez mayores para proteger sus

    mercados nacionales y sus monedas, provocando

    una guerra de aranceles a gran escala. Adems, se

    incrementaron los impuestos y se abandon

    definitivamente el patrn oro.

    En realidad, se estaba produciendo una

    transicin que estaba alumbrando un nuevo

    modelo econmico global que sustituyera al

    capitalismo liberal del XIX. Y este alumbramiento

    econmico tuvo tal calado que, como afirma

    HOBSBAWM, Si no se hubiera producido la crisis econmica no habra existido Hitler y, casi con toda

    seguridad, tampoco Roosevelt. Adems,

    difcilmente el sistema sovitico habra sido

    considerado como un antagonista econmico del

    capitalismo mundial y una alternativa al mismo... El

    mundo de la segunda mitad del s. XX es

    incomprensible sin entender el impacto de esta

    catstrofe econmica.

    1.5. El ascenso de los totalitarismos

    En el periodo de entreguerras, tuvo lugar en

    Europa, Japn y Amrica Latina una eclosin de

    regmenes polticos de naturaleza fascista. Mientras,

    se fortaleca la URSS bajo la frrea dictadura

    comunista de Stalin.

    Tanto la emergencia de los fascismos (en forma

    de dictaduras autoritarias y totalitarismos) como del

    totalitarismo comunista se producan cuando ms

    dificultades encontraban las democracias liberales

    en los estados europeos. Porque los factores que

    explican la emergencia de los totalitarismos de los

    aos veinte y treinta son muy parecidos a los que

    provocan la debilidad de las democracias. A las

    dificultades ya comentadas de la transicin de

    varios pases europeos hacia un sistema

    democrtico y parlamentario, en especial entre los

    estados perdedores o los que haban nacido a raz

    de los tratados de paz, se suman los efectos de la

    crisis econmica mundial y la influencia ejercida por

    el pas de los sviets. Paradjicamente, el

    comunismo, que apareca como una amenaza

    para la democracia, daba alas a un enemigo

    comn, el fascismo. Porque lo que se vea como

    amenaza o peligro bolchevique entre amplios sectores de las clases medias y acomodadas

    (infundadas porque Stalin no pretenda exportar la

    revolucin) explica el rechazo a admitir como socios

    gubernamentales a los socialistas y a la

    decantacin de las fuerzas conservadoras hacia

    posturas autoritarias o fascistas.

    Pero antes de continuar, conviene hacer

    algunas precisiones. Segn E. HERNNDEZ

    SANDOICA, totalitarismo significa un perfeccionado

    y moderno aparato de encuadramiento de masas, slo aplicable a la Alemania nazi, la Italia

    fascista (incluso, el italiano es un totalitarismo imperfecto) y el estalinismo sovitico. Las principales caractersticas del totalitarismo son:

    a) El control absoluto del individuo por el Estado.

    Toda forma de asociacionismo debe estar bajo

    control del Estado, decidiendo qu formas de

    corporativismo son compatibles. Incluso se extiende

    a los aspectos ms ntimos o privados. El Estado

    ejerce su control mediante la propaganda, la

    instrumentalizacin de los conocimientos cientficos

    y tecnolgicos para llevar a cabo aquel control

    hasta su extremo y, por supuesto, la represin (no

    slo por la polica, sino tambin por las bandas

    paramilitares). En relacin a sta ltima, se pone en

    marcha un sistema terrorista de control policaco

    (que llega hasta donde el partido no lo hace, y

    ejerce, al mismo tiempo, una supuesta vigilancia y

    garanta de anticorrupcin) y una evidente arbitrariedad en la actuacin de la polica poltica,

    cuyas purgas de dirigen no slo contra los enemigos

    del rgimen, sino tambin a los suyos, y reprime

    determinados sectores de poblacin, explotando

    sin limitacin tica los avances de la psicologa

    cientfica y el potencial de la propaganda y los

    medios de comunicacin de masas.

    b) Existencia nica de un partido (de masas)

    encargado de la difusin de una nueva ideologa

    totalitaria hasta el ltimo rincn de sociedad. Se

    trata, por un lado, de un partido fuertemente

    jerarquizado y fundido absolutamente con la

    organizacin burocrtica del gobierno. Por otro,

    destaca su gran componente milenarista, que

    aspira a la renovacin absoluta de la sociedad y de

    sus individuos, y a su sustitucin radical por una

    especie de hombre nuevo, proponiendo para ello

    soluciones globales (pues su visin del hombre y del

    mundo va ms all de lo poltico). Practica, por

    tanto, lo que se ha venido a denominar religin poltica, en la que se busca sustituir las religiones sobrenaturales por el culto a la personalidad y

    dogmas y parasos ms terrenales. Por ltimo,

    practica un control centralizado de la economa

    bajo la rgida direccin del Estado.

    Pero dentro de los sistemas totalitarios, hay

    notorias diferencias entre el totalitarismo nazi-

  • 11 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS

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    fascista y el comunista. En realidad, el fascismo

    viene a ser la versin conservadora del Estado

    totalitario, que niega la existencia de la lucha de

    clases, incide de manera ms acusada en el

    racismo y el nacionalismo y defiende la

    absolutizacin del Estado. Mientras que el

    comunismo tiene una dimensin internacionalista, promete la extincin de la lucha de clases y aboga

    (en teora) por la provisionalidad del Estado

    comunista ya que considera que la dictadura del

    proletariado es una etapa previa a la necesaria

    desaparicin del Estado.

    Ms complejo es llegar a un acuerdo sobre la

    correcta utilizacin de trminos que, en ocasiones,

    se emplean como sinnimos mientras, en otras, se

    establecen ciertas diferencias. Fascismo,

    totalitarismo, autoritarismo o dictadura se emplean

    en ocasiones para definir todos aquellos regmenes

    polticos que se caracterizan por su negacin del

    pluralismo poltico y el ejercicio carismtico del

    poder. Numerosos autores prefieren diferenciar

    trminos como autoritarismo y totalitarismo. Aunque

    en este terreno nos movemos entre debates

    abiertos, se suele reservar el vocablo autoritarismo o

    dictadura para sociedades ms tradicionales,

    menos avanzadas, en este proceso generalizado

    de socializacin poltica de las masas si en dichas

    sociedades se producen procesos histricos

    reconocidos como dictatoriales. Sera, por tanto, un

    grado de control poltico y policaco menor y una

    elaboracin ideolgica ms difusa. Lo que no tiene

    que llevar la semntica es a infravalorar las

    dictaduras o sistemas autoritarios por el hecho de

    ser menos duras y la represin ms selectiva; y

    mucho menos a ignorar el paso de sistemas

    autoritarios a otros totalitarios (como ocurri en la

    Italia fascista) o a la evolucin inversa, por motivos

    coyunturales (como en la dictadura franquista).

    1.6. El fascismo: caractersticas, orgenes y desarrollo

    La aparicin y naturaleza de los fascismos es uno

    de los hechos histricos que mayor atencin e

    interpretaciones ha merecido. Aunque el elenco de

    problemas que suscita este asunto es enorme, nos

    centraremos en su concepto, el contexto histrico

    en que desarrolla, sus caractersticas y

    trascendencia como sistema poltico.

    Es complejo definir el trmino fascismo. ste, en

    un contexto internacional marcado por la

    brutalizacin de la vida poltica (MOSSE), se caracteriza ms por sus negaciones, estilo y

    organizacin que por un programa

    verdaderamente slido (PAYNE). Aunque en los

    ltimos aos, su interpretacin ha ido perfilndose

    ms como sacralizacin de la poltica (GENTILE). Se trata sobre todo de una tcnica de conquista

    del poder, subordinando todo lo dems al espritu

    de lucha, disciplina militar y accin. Dicho de otra

    manera, es ms importante la forma que el

    contenido. Su obsesin por hacerse con el poder

    slo se explica como reaccin contra algo o

    alguien, de manera que son ms notables las

    negaciones fascistas que su propia ideologa: define a sus enemigos pero no dice qu o quin

    colocar en su lugar. Un ltimo factor se suma a esta

    complejidad: el fascismo genrico es una abstraccin que no existe nunca en forma emprica

    pura, pero sirve de procedimiento conceptual para

    clasificar el anlisis de fenmenos polticos

    individuales (PAYNE). Otra cuestin conviene dirimir: es un

    movimiento dependiente de un contexto histrico

    o geogrfico determinados o existen caracteres

    bsicos para definir como tal a otros regmenes de

    otras pocas o pases? De optar por una u otra

    concepcin se han establecido dos grandes formas

    de concebirlo: bien como un concepto genrico, o

    bien como una forma concreta.

    Los autores ms beligerantes y quienes lo

    combatieron directamente con las armas no han

    dudado en emplear un concepto genrico del

    fascismo, incluyendo en el mismo todos aquellos

    movimientos antidemocrticos de derecha que

    tienen como meta un Estado nacional autoritario de

    un slo partido, y que ha de ser visto como

    contragolpe frente a los ordenamientos estatales y

    sociales comunistas y socialistas, pero tambin

    liberales-democrticos. En este sentido, no es

    patrimonio de una poca ni de un lugar.

    Pero en la historiografa actual, el trmino se suele

    restringir a una forma concreta de desarrollo

    histrico limitada a Alemania (aos 30), Italia (20-30),

    Japn y las prolongaciones derivadas de los

    regmenes subordinados al nacionalsocialismo en la

    Europa ocupada por Hitler en la II Guerra Mundial.

    Las causas que explican la aparicin de

    regmenes fascistas tambin han suscitado

    controversias. Ni la crisis del capitalismo ni el temor

    al socialismo explican por s solos la aparicin del

    fascismo ni su triunfo. Por qu la burguesa iba a

    sacrificar a sus representantes polticos tradicionales

    y dejar el aparato del Estado en manos de grupos

    polticos incontrolados? Por qu surge el fascismo

    slo en algunos pases si la crisis afectaba a otros

    ms? Hace falta buscar otras variables.

    En primer lugar, el fascismo triunf en pases

    donde la prdida de los referentes tradicionales

    (familia, comunidad local, Iglesia) no haban sido

  • 12 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS

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    sustituidos sin sobresaltos por otros propios de una

    sociedad pluralista moderna. As, la falta de canales

    de integracin deriva en una sociedad de masas (constituida por individuos aislados, atomizados e

    inseguros), donde sus miembros son fcilmente

    instrumentalizados por grupos que, como los

    fascistas, invocan programas de salvacin colectiva

    (nacin, raza, historia del pueblo, etc.) y consideran

    el autoritarismo o totalitarismo como nica forma de

    soldar el grupo; de hecho el fascismo triunf (salvo

    Alemania) en pases donde nunca haba acabado

    de asentarse una sociedad moderna (Italia, Espaa,

    Portugal, pases balcnicos, Hungra).

    Por supuesto, habra que aadir otros factores,

    propios de la poca (la guerra y la crisis

    econmica). Los efectos de la I Guerra Mundial

    fueron decisivos, no slo en el modo en que

    trastocaron las estructuras de la sociedad, sino en

    haber forjado una mstica belicista que, en tiempos

    de paz, mantuvieron vigentes las legiones de ex

    combatientes, que tanto protagonismo tuvieron en

    los primeros pasos dados por los partidos y

    organizaciones fascistas (freikorps alemanes o los

    fasci di combattimento italianos).

    Por otra parte, el impacto de la depresin de

    1929 fue, tambin decisivo en la quiebra de la

    Repblica de Weimar y en el ascenso del nazismo

    en Alemania. Y sin el triunfo de Hitler, el fascismo no

    hubiera alcanzado una dimensin mundial, pese a

    su amplia difusin ya desde la dcada de los veinte

    en numerosos pases europeos.

    Adems de las causas nos interesan sus

    consecuencias, su significado. En relacin a la

    forma de acceso al poder, tanto en Italia como en

    Alemania, accedi al poder por procedimientos

    constitucionales, ante la debilidad de los partidos

    tradicionales y un clculo errneo de sus

    verdaderas intenciones por parte de la clase

    poltica tradicional; pero la novedad del fascismo

    fue que, una vez en el poder, se neg a respetar las

    viejas normas del juego poltico y, cuando le fue

    posible, impuso una autoridad absoluta: llev ms

    tiempo en Italia (1922-28) que en Alemania (1933-

    34), pero una vez conseguida, no hubo ya lmites

    polticos internos para lo que pas a ser la dictadura

    ilimitada de un lder populista supremo. Para HOBSBAWM, hay que rechazar dos tesis

    incorrectas sobre fascismo. La primera es que no

    hubo una revolucin fascista (tesis fascista, pero

    adoptada por muchos historiadores liberales), pues

    el fascismo revolucionario no tuvo ningn

    predicamento: Hitler elimin a los que se tomaban

    en serio el componente socialista del nombre de su partido y el fascismo italiano era ms claramente

    un rgimen que defenda los intereses de viejas

    clases dirigentes. Y, la segunda, es que el fascismo

    no era la expresin de los intereses del gran capital

    monopolista en mayor medida que el gobierno

    laborista o la Repblica de Weimar, pues el gran

    capital poda entenderse con cualquier rgimen

    que no pretendiera expropiarlo, si bien es cierto que

    el fascismo presentaba importantes ventajas para el

    capital que no tenan otros regmenes: eliminando

    al movimiento obrero impidi la revolucin social y,

    por otra parte, moderniz y dinamiz las economas

    industriales, aunque no tuvo tan buenos resultados

    como las democracias en la planificacin cientfico-

    tecnolgica a largo plazo.

    A partir de este momento podemos analizar las

    caractersticas esenciales del fascismo (siguiendo

    bsicamente a S. PAYNE).

    1.6.1. Negaciones fascistas

    Como ya se ha sealado anteriormente, el

    fascismo se entiende mejor desde sus negaciones

    que desde sus propuestas, basadas,

    verdaderamente, en la conquista del poder. La

    primera es su antiliberalismo, rompiendo as con la

    concepcin individualista liberal (los derechos

    inalienables de la persona definidos ya durante las

    revoluciones liberales: libertad, igualdad jurdica y

    propiedad) y con el sistema poltico pluralista que se

    monta sobre ella. Frente al individuo, la tolerancia,

    las libertades y la limitacin del poder propuestos

    por el liberalismo, el fascismo contrapone la

    organicidad del todo (patria, nacin, raza), la

    unidad desde arriba, la imposicin del bien comn

    por la jerarqua y el poder totalitario.

    El otro gran enemigo era el comunismo

    (antimarxismo). El bolchevismo apareca como

    enemigo declarado por oponerse a la propiedad

    privada y su visin internacionalista de la lucha

    proletaria. Para combatirlo, el fascismo intenta

    recurrir a las mismas armas: los movimientos de

    masas, la jerarquizacin dentro del partido y una

    retrica socializante (para atraer a sus filas a los

    sectores menos ideologizados de la clase obrera);

    no hay que olvidar que Mussolini haba sido un

    destacado militante socialista hasta 1915 y que el

    fascismo alemn se llamaba nacional-socialismo.

    Ms dbiles, aunque calculadas, era su

    aparente anticapitalismo y anticonservadurismo.

    Las declaraciones anticapitalistas tenan un

    carcter ms estratgico que doctrinal y no se

    concretaban en claras medidas de reforma

    profunda del sistema productivo; de hecho, su

    discurso anticapitalista era titulado en su jerga

    como antiplutocrtico. Por su parte, el

    anticonservadurismo responda a la necesidad

  • 13 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS

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    tctica de delimitarse frente a otros grupos de la

    derecha. En este sentido, como seala PAYNE, al ser

    unos recin llegados, fueron muy hostiles contra las derechas, el centro y la izquierda para abrirse un

    espacio poltico propio, pero esto se complic

    cuando tuvieron que buscar aliados en su marcha

    hacia el poder; y como surgieron en pases con

    regmenes parlamentarios bien establecidos no

    pudieron llegar al poder mediante golpes de estado

    o guerras civiles revolucionarias sino con alianzas

    con otras fuerzas, en especial de la derecha

    autoritaria radical. Estas alianzas exigan

    concesiones tcticas o programticas. Hitler y

    Mussolini empezaron su gobierno con coaliciones

    de partidos. Adems, las doctrinas derechistas

    autoritarias eran ms claras y articuladas que la

    fascista y podan influir ideolgicamente en ella. Sin

    embargo el fascismo se diferenciaba de la nueva

    derecha autoritaria en su talante antitradicional,

    secular y vitalista y sus mtodos violentos.

    1.6.2. Ideologa y fines

    Ms que una ideologa coherente, los

    movimientos fascistas posean filosofas bsicas,

    eclcticas y no racionalistas.

    Frente a la tradicin liberal, el fascismo desplaza

    el centro de gravedad de su concepcin de la

    poltica desde el individuo hacia el Estado o, al

    menos, a organizaciones supraindividuales de

    carcter orgnico y corporativo. Es su respuesta a la

    necesidad de encuadrar polticamente a las masas,

    haciendo depender a los individuos de una

    voluntad externa. Pero las aspiraciones fascistas no

    se limitaban a modelos tradicionales de Estado

    (monarqua, mera dictadura personal o

    corporativismo) sino que afirmaba un sistema

    secular radicalmente nuevo y fuerte, un Estado

    nacionalista fuerte (concepcin absoluta del

    Estado), mxima encarnacin de la nacin. Fuera

    del Estado no puede haber ni individuos ni grupos

    (sindicatos, asociaciones, clases), pues no es la

    nacin la que crea el Estado, sino ste a aqulla,

    siendo as el Estado representante de la voluntad

    poltica universal y creador de derechos y deberes.

    Ese modelo de Estado debe controlar todos los

    aspectos de la vida de sus sbditos, y, por tanto,

    defiende el totalitarismo. Los otros ingredientes

    ideolgicos son el liderazgo (principio del caudillaje,

    llamado Fhrer, Duce, o Caudillo, jefe al que se

    atribuye atributos carismticos y se rinde culto,

    buscando la conversin de clases en masas, slo

    unidas por su relacin por arriba con el jefe); la jerarquizacin y el protagonismo de las elites (slo

    una minora debe gobernar, en aplicacin del

    darwinismo social, como expresin de un proceso

    de seleccin biolgica, y rompiendo con la

    concepcin de igualdad democrtica basada en

    la tradicin judeocristiana que considera a todos los

    hombres hijos de Dios).

    Otro de sus pilares ideolgicos es la

    desconfianza en la razn. Frente la tradicin

    racionalista legada de Grecia y defendida por la

    Ilustracin, el fascismo adopta posturas

    antirracionalistas (fanatismo, dogmas, tabes). Se

    basa en el vitalismo e idealismo para crear un

    hombre y cultura nuevos, pues la decadencia de la

    sociedad slo podra ser superada por una nueva

    cultura revolucionaria, encabezada por nuevas

    elites que sustituiran a las del liberalismo,

    conservadurismo y la izquierda.

    En cuanto a su poltica econmica, el fascismo

    era contrario tanto al liberalismo econmico como

    al colectivismo comunista. Apostaba por subordinar

    las cuestiones econmicas al Estado y al mayor

    bienestar de la nacin, pero sin negar el principio

    de la propiedad privada. De ah que los regmenes

    fascistas practicaran un constante nacionalismo

    econmico. Por otra parte, la mayora de los

    movimientos fascistas eran corporativistas, con el fin

    de integrar capital y trabajo (se prohiban las

    huelgas, y creaba una nueva relacin de

    produccin mediante un estricto control y

    reglamentacin gubernamentales), aunque la

    forma ms desarrollada, la de Alemania, lo

    rechazaba explcitamente.

    Otros rasgos no son aplicables a todos los

    Estados fascistas o no son especficos del mismo

    aunque le diera un tinte especial. Por ejemplo, el

    racismo era esencial en el nazismo, pero no tanto

    en Italia. El imperialismo (en aplicacin del

    darwinismo social a la lucha de razas o como

    supervivencia) no es monopolio del fascismo, pero

    adquiere tintes nuevos bajo la teora del espacio vital nazi. En cuanto a las relaciones con las confesiones religiosas, fueron mejor con Mussolini

    (Pacto de Letrn, de 1929) que con Hitler.

    1.6.3. Estilo y organizacin

    Tiene enorme inters, porque el contenido

    doctrinal pasa a un segundo trmino. Lo ms

    importante es la forma. De este modo, lo simblico,

    lo ritual, el performance resulta fundamental, pues

    se pretende buscar una exaltacin anmica para

    anular resistencias racionales del pblico (a modo

    de catarsis que mueva al oyente a tener fe ms que

    a convencerlo). Para ello, se insiste en la estructura

    esttica de los mtines porque el fascismo entendi

    la era contempornea como una era visual en la

  • 14 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS

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    que dominara la cultura visual. Gran atencin

    mereca as mismo el lenguaje, cerrado, en el que

    imperaba el monlogo, pues no buscaba la

    comprensin, sino la obediencia: ordena y apela a

    lo irracional. En este contexto hay que entender

    tambin la militarizacin (uniformizacin, desfiles,

    marchas militares) y la intensa movilizacin de

    masas, buscando no slo la destruccin de la

    identidad personal, sino la adhesin emocional y

    entusiasta al jefe y a los valores de la patria; este

    encuadramiento poda hacerse por medios

    persuasivos (propaganda o enseanza) o

    coercitivos (violencia y tctica del terror). El objetivo

    era la milicia de masas del partido.

    Los valores en los que se insista

    machaconamente eran el principio masculino y la

    dominacin masculina. Tambin se exaltaba la

    juventud, por encima de las dems generaciones

    por no estar contaminadas de los valores tradicionales y por su concepto orgnico de nacin

    y de la juventud como su nueva fuerza vital.

    Relacionado con los principios de caudillaje y la

    rgida jerarquizacin est su tendencia al estilo de

    mando personal: desde la figura del jefe, se marcan

    distintas escalas con smbolos y uniformes y se

    representa en forma gestual el orden jerrquico.

    Tambin su evaluacin positiva y uso de violencia.

    No hay totalitarismo sin violencia (fsica, psquica o

    moral) y se emplea para exigir sumisin, crear

    fantasmas (judos, masones, bolcheviques) o purgar a los sectores ms rebeldes del partido. Uno de los principales objetivos del fascismo fue la

    destruccin de la dignidad moral de los individuos y

    su plasmacin ms extrema son las limpiezas tnicas

    o genocidios de los campos de exterminio.

    1.6.4. Bases sociales

    Est admitido casi sin discusin que su soporte

    sociolgico eran las clases medias y medias bajas

    (tanto urbanas como rurales), sobre todo de los

    pases en que no haba demasiado arraigo

    democrtico; estas capas sociales vean que

    haban perdido seguridad y estabilidad desde el fin

    de la guerra, que les haban surgido nuevos

    competidores entre la nueva burocracia y no tenan

    instrumentos organizativos propios. Especial

    atractivo tuvo entre los jvenes de clase media y ex

    oficiales que consideraban decepcionante su

    regreso a la vida civil. Fueron los temores los que

    determinaron la inclinacin de la clase media.

    Y ya una vez que los gobiernos fascistas

    adquirieron legitimidad pblica, muchos

    trabajadores que antes haban simpatizado con

    comunistas y socialistas ingresaron en el partido nazi.

    Donde consigui menos apoyo fue en elementos

    tradicionales de la sociedad rural. Al respecto,

    conviene tener en cuenta una reflexin del

    historiador BAHAMONDE MAGRO: el radicalismo de los movimientos fascistas fue proporcional al grado

    de profundizacin democrtica de la sociedad que

    trataba de cambiar. En los estados dbilmente

    desarrollados, el fascismo se apoy en sectores

    clericales o militares para alcanzar el poder o

    sostenerse en l (Hungra, Polonia, Portugal o

    Espaa); en cambio, all donde la movilizacin

    democrtica haba sido profunda, como en la

    Alemania de Weimar, fue donde adquiri mayor

    capilaridad social, alcanzando hasta los ltimos

    confines de la sociedad. Algunos elementos

    definidores del fascismo, como pueden ser el

    radicalismo xenfobo y antisemita, el gusto por lo

    irracional y la crtica al liberalismo, ya existan antes

    de la guerra. La novedad del periodo de

    entreguerras es que estas ideas encuentran arraigo

    sociolgico. Los elementos potenciales para el

    desarrollo del fascismo existan, pero stos no

    conducan necesariamente al mismo. Fueron la

    guerra, la crisis social subsiguiente, el miedo

    bolchevique y, finalmente, la crisis de 1929, los

    elementos que precipitaron la difusin por toda

    Europa de los regmenes fascistas. Esta diversidad

    de orgenes y de procesos es lo que explica no slo

    su triunfo, sino las manifestaciones que presenta y su

    diferente implantacin en el tiempo.

    1.6.5. Fases

    - 1, 1918-22), desarrollo del fascismo italiano

    durante la crisis socioeconmica de posguerra.

    - 2, 1922-33), el fascismo italiano est en el poder

    mientras el nazismo alemn lucha por

    alcanzarlo y se dan las primeras imitaciones y

    extensin a otros pases europeos.

    - 3, 1933-43), plenitud del fascismo y nazismo

    (dominan Europa y la guerra), a la vez que otros

    pases establecen regmenes anlogos o

    satlites (Francia de Vichy, Espaa de Franco,

    Portugal de Salazar).

    - 4, 1943-45), final de fascismo: a la cada de

    Mussolini (1943, aunque establece una efmera

    Repblica de Sal que es derrotada definitivamente en 1945) se suma la derrota de

    Hitler (1945) y la cada de los fascismos europeos

    tras victoria aliada. Slo queda el fascismo

    residual (Espaa, Portugal y Grecia).

    1.7. El totalitarismo comunista

  • 15 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS

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    El totalitarismo estalinista, pese a sus diferencias

    con el nazi-fascismo, comparti numerosos objetivos

    y tcticas. De l hablaremos ms detenidamente

    en temas posteriores.

    2. LA SEGUNDA REPBLICA ESPAOLA Y LAS GRANDES

    DEMOCRACIAS OCCIDENTALES EN LOS AOS TREINTA

    2.1. Las democracias occidentales y las respuestas

    nacionales a la crisis

    Gran Bretaa fue el pas que mejor haba

    sorteado la crisis de la democracia en el perodo de

    entreguerras. Su tradicional cohesin poltica,

    basada en la monarqua parlamentaria y el

    bipartidismo poltico (conservadores y liberales en el

    XIX; conservadores y laboristas tras la I Guerra

    Mundial), as como la capacidad de adaptacin a

    los nuevos tiempos, le posibilit superar dos

    obstculos tan difciles como la crisis econmica y el

    problema secesionista de Irlanda. Se mostraba as la

    paradoja de que la democracia ms estable se

    asentaba en una economa tambaleante.

    La trayectoria de Francia fue diferente a la

    britnica. No slo diferan sus sistemas polticos

    (Repblica, en Francia, Monarqua, en G. Bretaa),

    tambin sus bases econmicas. Tras la guerra,

    Francia fue el pas ms beneficiado econmica y

    territorialmente a consecuencia del Tratado de

    Versalles. Pese al gran endeudamiento contrado

    con Estados Unidos durante la guerra, la devolucin

    de las ricas regiones de Alsacia y Lorena facilit su

    recuperacin econmica en poco tiempo.

    La economa de la III Repblica francesa result

    ms resistente a la crisis aunque sus gobiernos

    fueron ms dbiles (ms de 40 entre las dos guerras),

    lo que se reflej en una alternancia pendular (de la

    derecha a la izquierda) consecuencia de un

    sistema electoral de representacin proporcional.

    No obstante, las dificultades no impidieron que

    Francia siguiera confiando en las instituciones

    democrticas republicanas. Afront los problemas

    econmicos y sociales sin suspender la vigencia

    constitucional y sin hacer uso de medidas represivas

    excesivas (salvo en los aos posteriores a la guerra).

    A diferencia de las naciones europeas, Estados

    Unidos no vivi incertidumbres polticas en el

    perodo de entreguerras (pese a la Depresin),

    debido a la fortaleza de sus instituciones y a su

    menor esfuerzo blico, del que, sin embargo,

    obtuvo unos fuertes beneficios, al convertirse en la

    primera potencia econmica, poltica y militar. Al

    finalizar la I Guerra Mundial, era el principal

    acreedor mundial: los europeos deban unos diez mil

    millones de dlares, lo que origin una fuerte

    dependencia econmica de las principales

    potencias europeas (Francia, Gran Bretaa y

    Alemania, sobre todo) respecto a la economa

    norteamericana y convirti al dlar en la principal

    moneda de pago.

    La depresin econmica originada por el crack

    dispar la tasa de desempleo en Estados Unidos. Las

    elecciones de 1933 castigaron la incapacidad del

    presidente republicano Hoover para hacer frente a

    la situacin econmica y social y otorgaron la

    presidencia al demcrata Franklin Delano Roosevelt

    (1933-45), cuya presidencia estuvo marcada por el

    impulso de reformas sociales para combatir la

    depresin y el incremento del poder presidencial.

    Su programa, New Deal (Nuevo Trato), supona

    un intervencionismo estatal para reactivar la

    economa con incentivos a la iniciativa privada y el

    fomento de obras pblicas para favorecer el

    consumo y el empleo. Se trataba de un programa

    de poltica econmica basado en las tesis del

    economista britnico J. M. Keynes, que propona

    recetas heterodoxas (ms gasto social e

    intervencionismo econmico) para salir del

    marasmo econmico y salvar el capitalismo. Pese a

    todo, la reactivacin econmica norteamericana

    fue lenta y hubo que esperar al estallido de la

    Segunda Guerra Mundial para que se resuelva en

    EE.UU. el problema de desempleo.

    Como respuesta a la crisis, en Europa hubo un

    fuerte giro a la derecha (excepto en Escandinavia

    y, temporalmente, en Espaa). En pases con una

    dbil tradicin democrtica (como Alemania) se

    apoy a un hombre presidencial con ideas

    totalitarias (Fhrer). Paradjicamente, la crisis del

    capitalismo provoc un retroceso de la izquierda.

    Los socialistas europeos atravesaron momentos

    bajos y el movimiento comunista (fuera de la URSS)

    alcanz una debilidad tal que qued en agua de

    borrajas la temida revolucin social en Europa. En Gran Bretaa se incrementaron las

    prerrogativas del poder ejecutivo. Para

    salvaguardar las instituciones parlamentarias,

    plenamente consolidadas, funcionaron gobiernos

    de concentracin nacional, compuestos por

    ministros de los tres principales partidos

    (conservadores, liberales y laboristas), con el fin de

    arrinconar a los partidos ms extremistas

    (comunistas o fascistas), bastante ms dbiles aqu

    que en otros pases europeos. Desde esta

    perspectiva, se explica que se consensuara la

    poltica econmica, basada en la devaluacin de

    la libra y el abandono del patrn-oro (para

    favorecer la exportacin), los acuerdos

    preferenciales con las colonias y polticas de

    inversiones en la construccin.

  • 16 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS

    H I S T O R I A D E L M U N D O A C T U A L . F a c u l t a d d e P e r i o d i s m o , U C L M

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    En Francia la crisis poltica se vino a sumar a la

    social y poltica. La alternancia de gobiernos de

    derecha e izquierda tuvieron su traduccin en la

    poltica econmica de Francia. Frente a las polticas

    deflacionistas practicadas por los gobiernos de

    centro-derecha (que, destinadas a favorecer las

    exportaciones, fueron lesivas para los trabajadores,

    el consumo interno y las inversiones), el gobierno del

    Frente Popular (presidido por el socialista Lon Blum)

    impuls un giro en materia econmica, teniendo

    como horizonte la reactivacin del consumo y la

    reduccin del paro. Las medidas ms significativas

    fueron la devaluacin del franco, la subida de los

    salarios, la reduccin de la jornada laboral a 40 h.,

    las vacaciones anuales pagadas (de 15 das), la

    creacin de la Oficina del Trigo (para evitar la cada

    de los precios agrarios) y la institucionalizacin de los

    convenios colectivos. Con estas medidas, el

    gobierno del Frente Popular consigui solucionar el

    problema del paro pero no el de la produccin.

    El nico pas importante inmune a las

    consecuencias de la depresin fue la URSS, pues

    haba rechazado el capitalismo una dcada antes.

    Estaba inmersa en un proceso de industrializacin

    acelerada, con la aplicacin de planes

    quinquenales, que consiguieron triplicar la

    produccin industrial en los aos treinta a la vez que

    eliminar prcticamente el desempleo. Aunque sus

    consecuencias sociales fueron tremendas, sus logros

    econmicos impresionaron a los observadores

    extranjeros de todas las ideologas y, a partir de

    entonces, los trminos plan y planificacin estaban en boca de todos los polticos. Incluso los

    nazis plagiaron la idea cuando Hitler inici un plan cuatrienal.

    Este fue el contexto sociopoltico internacional

    con el que convivi la Segunda Repblica

    espaola, un intento, a la postre fallido, de construir

    un Estado social y democrtico.

    2.2. La Segunda Repblica espaola

    2.2.1. La proclamacin y su significado

    El amplio apoyo urbano de la candidatura

    republicano-socialista en toda Espaa desconcert

    al Gobierno y a la oposicin, dudando ambos la

    estrategia a seguir. El Gobierno buscaba una salida

    que salvase la monarqua, pero el paso del tiempo

    jugaba en su contra, conforme se pona de manifiesto

    su desorganizacin y desnimo.

    El Comit Revolucionario solicit a la Monarqua,

    el da 14 de abril que se sometiese a la voluntad popular expresada en las urnas abandonando el pas y a primeras horas de la tarde, inst a sus

    correligionarios de las diversas provincias a que se

    manifestasen en la calle. Ya a primera hora de la

    maana se haba proclamado la Repblica en Eibar

    y otras ciudades siguieron su estela a lo largo de la

    maana. Pero fue por la tarde cuando se extendi la

    insurreccin popular por las principales ciudades

    espaolas.

    En Madrid, entre las 6 y las 8 de la tarde del 14

    de abril se vivi una dualidad de poderes: el

    Gobierno segua siendo monrquico, pero el control

    de algunas localidades y capitales era de los

    republicanos. La insurreccin popular urbana

    aprovech unas horas de una especie de vaco de

    poder para acabar con el gobierno del almirante

    Aznar que, con l, arrastr al Rey.

    Romanones negoci la salida hacia el exilio de

    Alfonso XIII y aquella misma tarde del 14 de abril se

    proclam la Repblica, dirigida por un Gobierno

    Provisional presidido por el catlico Alcal Zamora

    (ex ministro liberal de Garca Prieto en 1917 y 1922 y

    ahora lder de la Derecha Liberal Republicana) y

    completado por otros lderes republicanos (Miguel

    Maura, del partido del Presidente; Alejandro Lerroux,

    del histrico Partido Republicano Radical; Manuel

    Azaa, de Accin Republicana; o Marcelino

    Domingo, del an ms izquierdista Partido Radical

    Socialista) y socialistas (con Indalecio Prieto,

    Francisco Largo Caballero o Fernando de los Ros).

    La Repblica no se origin, pues (a diferencia

    de los cambios polticos decimonnicos) a travs de

    un golpe militar con apoyo civil, sino de manera

    pacfica (como en la I Repblica all en 1873),

    aunque ahora en medio de una gran fiesta popular, algo de lo que haba carecido la primera experiencia republicana. Despus de mltiples

    experiencias, fue la insurreccin popular de las

    ciudades la que acab con la monarqua, como lo

    reconoci das despus el propio Alcal Zamora al

    asegurar que los de las provincias son los que han trado la Repblica.

    Con la proclamacin de la II Repblica en abril

    de 1931 se abran inmensas perspectivas de

    cambios polticos, econmicos y sociales,

    pospuestas durante decenios. A diferencia de lo

    sucedido en 1868, no slo se pretendan reformas

    polticas, sino que tambin se quera atacar el

    problema de fondo, mediante un cambio profundo

    de las estructuras sociales, econmicas y culturales.

    Las expectativas que suscitaba el nuevo Gobierno

    entre los sectores populares (la llamada esperanza republicana) no tendra parangn en ningn momento anterior de nuestra historia

    contempornea, pero, precisamente por eso, era

    muy difcil poder dar cumplida satisfaccin a las

    mismas.

  • 17 1. LAS VSPERAS DE NUESTRO TIEMPO. EL PERODO DE ENTREGUERRAS

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    Era necesario, pues, poner en marcha un

    ambicioso programa de reformas (demasiadas a la

    vez) que, en sentido figurado, lograra poner en hora

    las manecillas de un reloj que atrasaba demasiado.

    Sin embargo, no era especialmente adecuado el

    contexto internacional (dominado por los fascismos

    y sistemas autoritarios as como por una depresin

    econmica internacional cuyas consecuencias

    estaban an en pleno auge) y los obstculos fueron

    superiores al mpetu de las reformas. Dichos

    obstculos fueron de orden interno y, sobre todo

    externos.

    Los internos estn relacionados, por