1 - Descartes - 3MM

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Federico Santiago Festa Historia de la Filosofía Moderna Comisión 3 La cuestión de la moral en Descartes puede considerarse desde, al menos, dos posiciones. En primer lugar puede ser vista simplemente como una de las ciencias que culminarían su proyecto filosófico, expresado metafóricamente mediante la imagen del árbol que va ramificándose. En este sentido, la moral no debería diferir en el grado de certeza de su contenido con respecto a las otras ciencias (mecánica y medicina), poseería verdades firmes obtenidas a través del método y no implicaría hipotéticamente mayores inconvenientes en su estudio. En segundo lugar, Descartes debe enfrentarse a una de las consecuencias ineludibles que implica ser un humano, es decir, vivir en sociedad. En relación con este punto es que, si realmente pretende llevar a cabo su osada labor filosófica, debe planear el modo de no morir en el intento; más aun considerando las particulares hostilidades de su época. Es decir que su motivación se encuentra relacionada con la supervivencia, evitando conflictos mortales con las autoridades eclesiásticas, dirigiéndose lo más prudentemente posible en su vida cotidiana, etc. En la tercer parte de su Discurso del método es donde se enfrentará a esta compleja tarea planteando, en principio, tres máximas que constituyen su “moral provisional”. La primera de ellas indica el acatamiento de las leyes y costumbres de su país así como la conservación de la religión católica según la cual fue criado, en lo que exceda a esto seguir las opiniones más moderadas de los más sensatos; por tres razones, estas opiniones son las más cómodas en la práctica, además suelen ser las mejores por evitar el exceso y por último, en caso de error, permiten estar más cerca de la verdad. La segunda consiste en sostenerse resuelta y firmemente en un curso de acción ya tomado, incluso cuando se presentasen dudas sobre su corrección. Aun siendo esta una exposición breve, entre las dos primeras máximas salta a la vista una aparente incompatibilidad o incoherencia. Esta consiste en que mientras la primer regla indica sobre el final que debe optarse por las opiniones moderadas siendo que estas permiten estar más cerca de la verdad en caso de ser erróneas y por ende abandonadas, rechaza como un exceso el hecho de aceptar una opinión y obligarse a sostenerla en el futuro incluso cuando deje de considerarla correcta; en la segunda regla insiste sobre la importancia de mantenerse firme en una opinión aun cuando pueda dudarse de ella.

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Federico Santiago Festa Historia de la Filosofa ModernaComisin 3La cuestin de la moral en Descartes puede considerarse desde, al menos, dos posiciones. En primer lugar puede ser vista simplemente como una de las ciencias que culminaran su proyecto filosfico, expresado metafricamente mediante la imagen del rbol que va ramificndose. En este sentido, la moral no debera diferir en el grado de certeza de su contenido con respecto a las otras ciencias (mecnica y medicina), poseera verdades firmes obtenidas a travs del mtodo y no implicara hipotticamente mayores inconvenientes en su estudio. En segundo lugar, Descartes debe enfrentarse a una de las consecuencias ineludibles que implica ser un humano, es decir, vivir en sociedad. En relacin con este punto es que, si realmente pretende llevar a cabo su osada labor filosfica, debe planear el modo de no morir en el intento; ms aun considerando las particulares hostilidades de su poca. Es decir que su motivacin se encuentra relacionada con la supervivencia, evitando conflictos mortales con las autoridades eclesisticas, dirigindose lo ms prudentemente posible en su vida cotidiana, etc. En la tercer parte de su Discurso del mtodo es donde se enfrentar a esta compleja tarea planteando, en principio, tres mximas que constituyen su moral provisional. La primera de ellas indica el acatamiento de las leyes y costumbres de su pas as como la conservacin de la religin catlica segn la cual fue criado, en lo que exceda a esto seguir las opiniones ms moderadas de los ms sensatos; por tres razones, estas opiniones son las ms cmodas en la prctica, adems suelen ser las mejores por evitar el exceso y por ltimo, en caso de error, permiten estar ms cerca de la verdad. La segunda consiste en sostenerse resuelta y firmemente en un curso de accin ya tomado, incluso cuando se presentasen dudas sobre su correccin. Aun siendo esta una exposicin breve, entre las dos primeras mximas salta a la vista una aparente incompatibilidad o incoherencia. Esta consiste en que mientras la primer regla indica sobre el final que debe optarse por las opiniones moderadas siendo que estas permiten estar ms cerca de la verdad en caso de ser errneas y por ende abandonadas, rechaza como un exceso el hecho de aceptar una opinin y obligarse a sostenerla en el futuro incluso cuando deje de considerarla correcta; en la segunda regla insiste sobre la importancia de mantenerse firme en una opinin aun cuando pueda dudarse de ella. En lo que respecta a mi opinin personal sobre la aparente incompatibilidad considero que una lectura minuciosa permite disolverla. Cuando la primera regla habla del abandono de una opinin se refiere al caso en que se llegue a considerar de manera clara que es errnea, lo cual, dado que nada permanece en el mismo estado, puede suceder. En cambio, la segunda regla menciona que debe sostenerse con firmeza una opinin elegida aunque se dude de ella, ya que cualquier leve razn podra generar esta duda. La diferencia radica en una cuestin de grado, y al ser interpretada bajo este enfoque cobra otro sentido la relacin entre las dos primeras mximas: la voluntad debe sostenerse firmemente frente a razones leves o dbiles de duda, las cuales siempre van a surgir, ya que de otro modo el tormento seria, en la prctica, insoportable. Sin embargo, cuando se juzguen a las razones que hacen cuestionarse esa decisin demasiado fuertes y sea claro que es errnea, entonces deber alejarse del error que implicaba, abandonarla, y retomar el camino correcto. La mera existencia de una posibilidad de debate sobre la presencia o no de una incompatibilidad es signo de lo provisional de esta moral; a esto se refiere Descartes en su metfora inicial. Mientras se derriba y se reconstruye el edificio, se necesitan materiales, un arquitecto y adems una habitacin en la que pasar el tiempo; posiblemente esta no se encuentre maravillosamente decorada sino lo suficientemente bien edificada como para no derrumbarse.