056,22 LbDibs, En Busca Del Yo

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libro Psicologia

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5VIRGINIA M. AX LINEDIBSEn busca del yoIntroduccin de:LEONARD CARMICHAELEDITORIAL DIANAMEXICO1a. Edicin, Julio de 197733a. Impresin, Abril de 2003IMPRESO EN MXICOIgual que JORDI/LISA Y DAVID, estudio perceptivo de adolescentes perturbados,Dibs, en busca del yoEs el retrato de un nio que, sujeto a terapia, lleva a cabo una lucha (en la cual resulta triunfante) por la propia identidad. Para quienquiera que tenga, o que espere tener alguna vez, contacto con nios pequeos, Dibs ser una experiencia grata y profundamente conmovedora.VIRGINIA M. AXLINE es la autora de Terapia de juego, obra que ha contribuido a hacer que su nombre se convierta en sinnimo de la tcnica de terapia de juego para nios. En Dibs trasforma al lector en compaero, en una situacin que, por ser verdadera, resulta extraordinariamente emotiva: la aparicin de la inteligencia y de la emocin en un nio de cinco aos, tan retrado, que sus propios padres lo haban considerado un dbil mental. Dibs, como luego se vio, result ser un nio muy inteligente. En este relato de su tratamiento, tomado, en gran parte, de cintas grabadas, surge la personalidad del pequeo a quien el lector dejar con una sensacin de enorme afecto y admiracin. Espiritual y moralmente Dibs es un nio tan maravilloso como lo fue la joven Hellen Keller, y su dominio final de la comunicacin emocional es paralelo al triunfo fsico que ella logr.IntroduccinEsta es la historia de la aparicin de una personalidad fuerte y sana en un nio que haba estado profundamente perturbado.Para cuando el relato se inicia, Dibs lleva en la escuela casi dos aos. Al principio, no hablaba para nada. Algunas veces se quedaba sentado, mudo e inmvil toda la maana, o se arrastraba por el piso del saln de clases, ajeno a los otros nios o a su maestra. A veces era presa de violentos berrinches. Las profesoras, la sicloga y el pediatra del plantel se hallaban penosamente perplejos ante la situacin. Era acaso un retrasado mental? Sufra quiz una profunda enfermedad mental? Se daara su cerebro a la hora del parto? Nadie lo saba.El libro relata la aventura que la autora denomina apropiadamente "en busca del yo" de parte de ese, al principio, pequeo ser humano patticamente enfermo que al final aparece como resultado de la ayuda clnica sutil y superlativamente diestra de la doctora Axline, como una persona brillante y capaz, un verdadero lder.La autora es ya famosa en el mundo de la sicologa, por sus aportaciones a la teora y a la prctica de la terapia de juego en los nios; su libro, Terapia de juego: la dinmica interna de la infancia, ha ganado aplauso y aceptacin unnimes.Dibs es un libro interesante y lleno de emociones para el lector en general; pueden leerlo con especial placer y provecho los padres de familia que estn interesados en las maravi910llas del desarrollo mental de sus hijos. Su lectura resultar tambin ventajosa a los estudiantes universitarios de sicologa infantil y asignaturas referentes a la naturaleza de la vida mental normal y anormal.Desde luego, el nio descrito en este libro es, al principio, de lo ms inslito; pero los estudiantes de sicologa y siquiatra se han percatado hace mucho de que no poca de la actual comprensin de los procesos mentales normales y tpicos, y una gran proporcin del desarrollo mental sano, pueden obtenerse a travs del estudio de las diferentes formas de conducta exageradas] que aparecen en individuos atpicos. Debe hacerse notar, 'adems, que la sicologa histricamente moderna debe mucho al anlisis detallado de casos aislados. En relacin con esto, deben mencionarse los trabajos iniciales de Freud y de Morton Prince.Tampoco puede haber duda de que uno de los grandes problemas de nuestra poca, tumultuosa y tecnolgica, se refiere al adecuado entendimiento de tcnicas por medio de las cuales se obtienen cambios de personalidad y conducta permanentes. Dibs, como estudio de organizacin mental y de modificacin de la conducta, es importante en tal contexto. Nadie que lea ste libro con inters, podr ya pensar que el desarrollo sicolgico humano, el xito en el saln de clases o la adquisicin de alguna destreza complicada, pueden lograrse meramente por medio de la repeticin evidente o del refuerzo de simples patrones de respuestas.Otra idea nueva, subrayada en este libro, es que la curacin verdaderamente profunda y efectiva de un nio perturbado puede ayudar en forma muy real a la higiene mental de los padres del mismo. Esta es una novedosa reversin de la vieja verdad que establece que el tratamiento clnico afortunado de los padres de un nio es, a menudo, la mejor forma de terapia para un pequeo perturbado.Pero sobre, todo, Dibs es buena lectura! Para m, tan emocionante como una novela policiaca de primera clase!LEONARD CARMICHAELWashington, D. C.PrlogoEsta es la historia de un nio en busca del yo, a travs del proceso de la sicoterapia. De la experiencia de una persona viva, se cre un niito llamado Dibs. Al encaminarse a enfrentar las fuerzas abruptas de la vida, crecieron dentro de l una nueva conciencia del ser, y el descubrimiento intenso de que tena dentro de s una estatura y una sabidura que se ensanchan y se contraen influidas por el sol y las nubes, como, lo hacen las sombras.Dibs experiment profundamente el complejo proceso de crecer, de esforzarse por los preciosos dones de la vida, de empaparse en el torrente solar de sus esperanzas y en la lluvia de sus penas. Lenta, tentativamente, descubri que la seguridad de su mundo no estaba totalmente fuera de l, sino que el centro estabilizador que buscaba con tanta intensidad, se hallaba bien adentro de ese yo.Porque Dibs habla en un lenguaje que reta la complacencia de tantos de nosotros, y porque anhela lograr un ser que pueda orgullosamente reconocer su nombre y su lugar en el mundo, su historia se vuelve la historia de todos. A travs de sus experiencias en el cuarto de juegos, en el hogar y en la escuela, su personalidad se desenvuelve gradualmente y realza, en cierta forma gentil, la vida de otros que tuvieron el privilegio de conocerlo.111Era la hora del almuerzo, la hora de ir a casa, y los nios se movan en desorden por el saln, a su manera ruidosa acostumbrada, perdiendo el tiempo, ponindose abrigos y sombreros; pero Dibs, no: se haba arrinconado en una esquina del saln y estaba ah agachado, con la cabeza baja, los brazos cruzados apretadamente sobre el pecho, sin hacer caso de que era hora de regresar a casa. Miss Jane y Hedda ayudaban a los otros nios cuando era necesario, y vigilaban a Dibs subrepticiamente.Los otros nios dejaban la escuela cuando sus madres llegaban por ellos. Ya solas con Dibs, las maestras intercambiaron miradas y lo observaron acurrucado contra la pared.Es tu turno dijo Miss Jane, y sali silenciosamente del saln

ndale, Dibs. Es hora de ir a casa. Es hora del almuerzo dijo pacientemente Hedda.Dibs no se movi; su resistencia era tensa y resuelta.Te ayudare con tu abrigo dijo Hedda, acercndose lentamente a l, llevndole la prenda.

El no levant la vista. Se apret hacia atrs contra la pared, con la cabeza hundida entre los brazos.Por favor, Dibs. Tu madre no tardar en estar aqu. La seora siempre llegaba tarde, probablemente esperando que la batalla del sombrero y del abrigo hubiera pasa

1314do, a fin de que entonces Dibs se fuera tranquilamente con ella.Hedda estaba ahora junto a Dibs. Se inclin y le acarici el hombro.ndale, Dibs dijo gentilmente. T sabes que es hora de irnos.

Como una pequea furia, Dibs la atac, golpendola con los pequeos puos apretados, arandola, tratando de morderla, gritando:No voy a casa! No voy a casa! No voy a casa! era el mismo grito de todos los das.

Ya s i dijo Hedda; pero tienes que ir a casa a comer. Quieres llegar a ser grande y fuerte, o no?

Sbitamente Dibs perdi la energa. Dej de atacar a. Hedda. La dej que le metiera los brazos en las mangas del abrigo y que se lo abotonara.Regresars maana dijo Hedda.Cuando su madre lleg por l, Dibs se fue con ella, inexpresivo, con la cara manchada por las lgrimas.Algunas veces la batalla duraba ms y no haba pasado cuando su madre llegaba. Las veces que eso ocurra, ella mandaba por el chofer, un hombre muy alto y fuerte. Este entraba, tomaba a Dibs en los brazos, y lo llevaba al automvil, sin decir palabra a n die. Algunas veces Dibs gritaba por todo el camino hacia el auto y golpeaba al chofer con los puos apretados; otras, se callaba sbitamente, derrotado y sin energas. El hombre nunca le hablaba a Dibs. Pareca no importarle si lo atacaba y gritaba o si se callaba inmediatamente y se quedaba pasivo.Dibs haba asistido a esta escuela particular durante casi dos aos. Las maestras haban hecho todo lo que. estaba de su parte para establecer una relacin con l, obtener una respuesta suya, pero no haban tenido xito. Dibs pareca determinado en mantener alejados a todos; al menos, eso era lo que Hedda pensaba; Haba hecho algunos progresos en la escuela. Cuando empez a asistir, no hablaba y nunca se aventur fuera de su silla. Se sentaba ah mudo e inmvil toda la maana. Despus de muchas semanas empez a dejar su silla y a gatear por el saln, aparentemente mirando algunas de las cosas que 15haba a su alrededor. Cuando alguien sede acercaba, se acurrucaba sobre el piso y no se mova. Nunca vea a nadie directamente a los ojos, ni responda cuando alguien le hablaba.El rcord de asistencias de Dibs era perfecto. Todos los das su madre lo traa a la escuela en el automvil. A veces ella lo guiaba hacia adentro, torvo y silencioso, o el chofer lo cargaba y lo dejaba justo adentro de la puerta. Nunca lloraba o gritaba al llegar a la escuela. Cundo lo dejaban ah precisamente dentro de la puerta, se quedaba de pie, lloriqueando, esperando hasta que alguien se le acercara y lo condujera al saln. Cuando portaba abrigo no trataba de quitrselo; una de las maestras, al saludarlo, se lo quitaba, y lo dejaba solo. Los otros nios pronto se ocupaban en alguna actividad en grupo o en tareas individuales. Dibs pasaba el tiempo gateando por los extremos de la habitacin, escondindose bajo las mesas, o tras el piano, mirando libros todo el tiempo.En la conducta de Dibs haba algo que desafiaba a las maestras a ponerlo en alguna categora, volublemente y en forma rutinaria, y a dejarlo seguir su camino: su conducta era tan dispareja! En alguna ocasin, pareca ser extremadamente retrasado mental; en otra, haca rpida y tranquilamente algo que indicaba que quiz tena una inteligencia superior. Si pensaba que alguien lo estaba observando, se esconda rpidamente en su concha. La mayor parte del tiempo se arrastraba por los extremos del saln, acechando bajo las mesas, mecindose de atrs para adelante, masticando el costado de su mano, chupndose el pulgar, postrndose rgido en el piso cuando alguna de las maestras o alguno de los nios trataba de involucrarlo en alguna actividad. Era un nio solitario en lo que debe de haberle parecido un mundo fro y hostil.Caa presa de berrinches algunas veces cuando era hora de ir a casa, o cuando alguien trataba de forzarlo a realizar algo- que no quera hacer. Las maestras haban decidido que siempre lo invitaran a unirse al grupo, pero que nunca trataran de forzarlo a hacer algo, a menos que fuera absolutamente indispensable. Le ofrecan libros, juguetes, rompecabezas, toda clase de materiales que pudieran interesarle. El no tomaba nada, directamente, de nadie. Si el objeto se colocaba en una mesa o en el piso cerca de l, ms adelante, lo tomaba y lo16examinaba cuidadosamente. Nunca dej de aceptar un libro. Escudriaba las pginas impresas "como si pudiera leer", como deca tan a menudo Hedda.Algunas veces, una maestra se sentaba cerca de l y le lea un cuento o le hablaba de algo mientras l yaca boca abajo en el piso, sin retirarse, pero sin ver hacia arriba y sin mostrar algn inters abierto. Miss Jane haba pasado en esa forma mucho tiempo con Dibs. Ella hablaba de diversas cosas mientras sostena los materiales en su mano, demostrando lo que estaba explicando. En una ocasin el tema era imanes y los principios de la atraccin magntica; en otra, tena una interesante roca en la mano. Hablaba de cualquier cosa que pensaba que podra despertar. inters. Deca que a menudo se senta como una tonta, como si estuviera ah sentada hablando consigo misma, pero algo en la postura del nio le daba la impresin de que estaba escuchando. Adems, se deca ella, qu poda perder?Las maestras estaban perfectamente desconcertadas con Dibs. La sicloga de la escuela lo haba observado y haba tratado de ponerle algunas pruebas, pero Dibs no estaba preparado para ellas. El pediatra del plantel lo haba visto varias veces y al final se dio por vencido, no sin desesperacin. Dibs desconfiaba del mdico, con su bata blanca, y no le permita acercrsele. So pona de espaldas contra la pared y extenda las manos hacia adelante, "listo para rasguar", preparado para atacar si alguien se acercaba demasiado.Es un nio extrao haba dicho el pediatra. Quin puede saberlo? Retrasado mental? Sictico? Daado del cerebro? Quin puede acercrsele lo suficiente para averiguar lo que le pasa?No era aquella una escuela para dbiles mentales o para nios con problemas emocionales, sino un plantel particular, muy exclusivo' para nios de tres a siete aos de edad, en una hermosa mansin antigua del alto lado oriente; por tradicin atraa especialmente a los padres de nios muy inteligentes y sociables.La madre de Dibs haba convencido a la directora para que lo aceptara a l. Haba usado influencias a travs de la mesa directiva para que lo admitieran. La ta abuela de Dibs 17contribuy generosamente al sostenimiento de la escuela. Debido a estas presiones fue admitido en el grupo de educacin preescolar.Las maestras haban sugerido varias veces que Dibs necesitaba ayuda profesional.Denle ms tiempo haba sido siempre la respuesta de la madre.Casi haban pasado dos aos y aunque l haba progresado un poco, las maestras sentan que no era suficiente. Pensaban que era injusto para Dibs dejar que la situacin se prolongara indefinidamente. Ellas solo podan esperar que l saliera de su concha. Cuando hablaban de Dibs (y no pasaba ningn da sin que lo hicieran), siempre acababan igualmente desconcertadas y desafiadas por el nio. Despus de todo, solo tena cinco aos. Poda realmente darse cuenta de todo lo que pasaba a su alrededor y mantener todo encerrado dentro de s mismo? Pareca leer los libros sobre los que se abstraa; esto, se decan, era ridculo. Cmo poda un nio leer si no se poda expresar verbalmente? Podra un pequen tan complejo ser un dbil mental? Su conducta no pareca la de un retrasado mental. Viva acaso en un mundo de su, propia creacin? Sera autista? Estaba fuera de contacto con la realidad? Ms a menudo pareca que su mundo era una realidad hiriente, un tormento, una desdicha.El padre de Dibs era un conocido cientfico, brillante, decan todos, pero nadie en la escuela haba tenido oportunidad de conocerlo. Dibs tena una hermana menor. Su madre deca que Dorothy era una nia "muy inteligente" y "una criatura perfecta". La nia no asista a esa escuela. Cierta ocasin, Hedda se haba encontrado a Dorothy con su madre, en Central Park; Dibs no estaba con ellas. Hedda dijo a las otras maestras que a. ella le pareca que la "perfecta Dorothy" no era ms que una "nia mimada". Hedda estaba interesada en Dibs, por quien senta profunda simpata y admiti que su evaluacin de Dorothy no era imparcial; por otra parte, tena fe en Dibs y crea que algn da, en alguna forma, el nio saldra de su prisin de ira y temor. Finalmente, el profesorado haba decidido que algo debera hacerse con Dibs. Algunos de los otros padres de familia se18haban estado quejando de su presencia en la escuela, especialmente despus de que haba araado o mordido a algn nio.Fue, en este punto, cuando se me invit a asistir a una conferencia acerca del caso, dedicada a tratar los problemas de Dibs. Soy sicloga clnica, y me he especializado en trabajar con nios y padres de familia. O hablar de Dibs por primera vez en esa conferencia, y lo que he escrito aqu fue relatado por las maestras, la sicloga de la escuela y el pediatra. Me preguntaron si vera a Dibs y a su madre para despus darles mi opinin antes de que decidieran despedirlo de la escuela y catalogarlo como uno de sus fracasos.La reunin se llev a cabo en el plantel. Escuch con inters todos los comentarios que se hicieron. Me haba impresionado el efecto que la personalidad de Dibs haba causado en estas personas; se sentan frustradas y continuamente desafiadas por su conducta dispareja: solo haba coherencia en su antagonismo, en su rechazo hostil contra todos aquellos que se le acercaban demasiado; su obvia desdicha preocupaba a estas personas sensitivas que sentan el fro desolador del pequeo.Tuve una entrevista con su madres la semana pasada me dijo Mis Jane. Le indiqu que con toda probabilidad tendramos que despedirlo de la escuela, pues sentamos que habamos hecho todo lo que podamos por ayudarlo y que nuestros mejores esfuerzos no haban sido suficientes. Se alter mucho, es una persona muy difcil de tratar. Estuvo de acuerdo, luego, en dejarnos llamar a un especialista y en que tratramos de evaluar a Dibs una vez ms. Despus dijo que si no lo podamos mantener aqu, nos agradecera que le diramos el nombr de alguna institucin privada para internar a nios dbiles mentales. Dijo que ella y su esposo han aceptado el hecho de que quiz sea Dibs un retrasado mental o est daado del cerebro.Este comentario provoc una explosin de Hedda.Ella prefiere creer que es un retrasado mental, que admitir que tal vez est perturbado emocionalmente, y que quiz es ella misma la responsable de esto! exclam.

Parece que no podemos ser muy objetivas acerca de l dijo Miss Jane. Creo que es por eso por lo que hemos te- 19

nido a Dibs con nosotras tanto tiempo y por lo que hemos exagerado el poco provecho que ha logrado. No podamos soportar la idea de rechazarlo y de no haber tomado parte en su defensa. Nunca hemos podido discutir acerca de Dibs; sin sentirnos involucradas en nuestras propias reacciones emocionales en lo que a l concierne y a las actitudes de sus padres. Y ni siquiera nos sentimos seguras de que nuestras actitudes acerca de estos sean justificadas.Estoy segura de que Dibs se halla a punto de salir del atolladero dijo Hedda. No creo que pueda mantener firmes sus defensas por mucho ms tiempo.Obviamente haba algo acerca de este nio, que haba cautivado el inters y los sentimientos de las maestras. Yo poda sentir su compasin por el pequeo; poda advertir el efecto de su personalidad, y la abrumadora conciencia de nuestras limitaciones para comprender en trminos claros, concisos, inmutables, las complejidades de una personalidad. Me percataba, yo, del respeto que hacia l sentan los integrantes de la conferencia.Se decidi que yo vera a Dibs en una serle de sesiones de terapia de juego, si sus padres estaban de acuerdo con la idea. No tenamos manera de saber en qu forma esto habra de sumarse a la historia de Dibs.2De nuevo, afuera, dentro de la noche en donde la opaca luz oscurece las lneas decisivas de la realidad proyecta sobre el mundo inmediato una vaguedad amable. Ahora, no todo es cuestin de blanco y negro. No es cuestin de "ahora es cuando" porque no hay luz deslumbrante de evidencia inequvoca en la que se ve una cosa como es y se conocen las respuestas. El cielo oscurecido proporciona espacio cada vez mayor para juicios suavizados, procesos suspendidos, cobijo emocional. Lo que es, visto en esa luz, parece tener tantas posibilidades que lo definitivo se vuelve ambiguo. Aqu el beneficio de la duda puede florecer y sobrevivir por tiempo suficiente como para forzar consideraciones sobre los alcances y las limitaciones de la evaluacin humana; pues cuando los horizontes crecen o disminuyen dentro de una persona, las distancias no pueden ser medidas por otras. La comprensin crece a partir de la experiencia personal que permite a alguien ver y sentir en formas tan variadas y tan llenas de significados variables, que el propio estado de conciencia de uno mismo es el factor determinante. Aqu se puede admitir desde luego que los pensamientos, actitudes, emociones, necesidades, proyectan las sustancias de un mundo de sombras. Tal vez sea ms fcil entender que aunque no tenemos la sabidura de enumerar las razones para la conducta de otra persona, podemos conceder que cada individuo tiene su mundo privado de signi-2122ficados, concebido por la integridad y la dignidad de su personalidad.De aquella reunin llev conmigo un sentimiento de respeto compartido y el anhelo para conocer a Dibs. Haba capturado el contagioso elemento de impaciencia con la cmoda complacencia que abandona toda esperanza sin tratar una vez ms (siempre, solo una vez ms) de abrir la puerta de nuestras actuales respuestas inadecuadas para tales problemas. No conocemos las respuestas para los problemas que entrecruzan el campo de la salud mental. Sabemos que muchas de nuestras impresiones son frgiles. Reconocemos el valor de lo objetivo y del estudio tranquilo y ordenado. Sabemos que la investigacin es una combinacin fascinante de corazonadas, especulacin, subjetividad, imaginacin, esperanzas y sueos, mezcladas precisamente con hechos recogidos de manera objetiva y atados a la realidad de una ciencia matemtica. Una sin la otra no son completas; juntas, avanzan paso a paso a lo largo del camino en la bsqueda de la verdad, dondequiera que esta se encuentre.As as que pronto habra de conocer a Dibs. Ira a la escuela a observarlo en el grupo, con los otros nios. Tratara de verlo a salas por un rato. Despus visitara su casa para entrevistar .a su madre. Decidiramos acerca del horario para otras citas en el cuarto de juegos del Centro Infantil de Gua Sicolgica (Child Guidance Center). Ese sera nuestro punto de partida.Buscbamos la solucin a un problema y todos sabamos que esta experiencia adicional solo sera un leve atisbo en la vida privada de este nio. No sabamos lo que podra significar para Dibs Era una oportunidad adicional de tratar de apresar la punta de un hilo que habra de desenredar algunos nudos y que permitira ver algo que nos ayudara a comprender.Al caminar hacia abajo del East River Drive pensaba en muchos de los nios que haba conocido, pequeos infelices, cada uno frustrado en sus intentos de lograr una identificacin propia que pudieran reclamar con dignidad, seres incomprendidos, pero luchando una y otra vez por ser personas por derecho propio. De los sentimientos, pensamientos, fantasas, sueos y esperanzas proyectados, surgan nuevos horizontes 23para cada pequeo. Yo haba conocido nios que haban sido dominados por sus temores y ansiedades, luchando en defensa propia contra un mundo que por muchas razones les resultaba insoportable. Algunos haban emergido de la lucha con fuerzas renovadas y con capacidad para hacer frente a sus mundos en forma ms constructiva. Otros ms no haban podido soportar el impacto de sus atroces destinos. Y no hay fciles explicaciones; decir que se le rechaz y no se 1e acept, no quiere decir nada en la comprensin del mundo interior del nio. Muy a menudo esos trminos son solo etiquetas convenientes, colgadas como coartadas para disculpar nuestra ignorancia. Debemos evitar clichs, interpretaciones y explicaciones rpidas y hechas a la medida. Si queremos acercarnos ms a la verdad debemos investigar ms profundamente dentro de las razones de nuestro comportamiento.Ir a la escuela maana por la maana, decid. Telefonear a la mam de Dibs para concertar una cita en su casa tan pronto como sea posible. Ver a Dibs el prximo jueves en el saln de terapia de juegos del Centro Infantil de Gua Sicolgica. Y en qu terminar todo? Si no logra romper ese muro que ha erigido tan fuertemente a su alrededor y es muy posible que no lo logre, tendr que pensar en transferirlo a otra persona para un tratamiento diferente. Algunas veces una cosa resulta muy bien con un nio, pero no tan bien con otro; pero no nos damos por vencidos tan fcilmente. No eliminamos un caso como "intil" sin probar al, menos otra cosa.Algunas personas piensan que esto es muy malo: mantener la esperanza viva cuando no hay base para ello. Pero no estamos buscando un milagro; estamos buscando comprensin, creyendo que la comprensin nos llevar hasta el umbral de las maneras ms efectivas de ayudar a la persona a desarrollar y utilizar su capacidad, en forma ms constructiva. Esta bsqueda contina y seguiremos investigando hasta encontrar un camino fuera del desierto de nuestra ignorancia.A la maana siguiente llegu a la escuela antes que los nios. Las habitaciones ocupadas por el jardn de nios eran alegres y brillantes, con equipo apropiado y atractivo.Los nios estarn pronto aqu dijo Miss Jane. Me interesa mucho saber qu opinin se forma de Dibs. Espero24que se le pueda ayudar. Ese nio me preocupa profundamente. Usted sabe, cuando un nio es un verdadero retrasado mental hay un patrn de conducta, total y constante, que se observa en sus intereses y en sus actos. Pero en Dibs? Nunca sabemos de qu humor va a estar; solo sabemos que nunca habr sonrisas: ninguna de nosotras lo ha visto sonrer alguna vez o que ni siquiera se ver remotamente feliz. Es por eso que hemos sentido que su problema va ms all del simple retardo mental. Es demasiado emocional. Aqu llegan ahora algunos de los nios.Y los pequeos se aproximaban. La mayora de ellos entraban con miradas de alegre expectativa. Ciertamente parecan relajados y cmodos en esta escuela. Se llamaban saludndose alegremente unos a otros y a las maestras. Algunos de ellos se dirigieron a m, me preguntaron mi nombre e inquirieron por qu estaba yo ah. Se quitaron sus sombreros y abrigos y los colgaron en sus gavetas. El primer periodo era de libre eleccin. Los nios buscaban los juguetes y actividades en que estaban interesados y jugaban y platicaban juntos de manera espontnea en extremo.Entonces lleg Dibs. Su madre lo gui hasta la habitacin; slo pude darle un vistazo porque habl brevemente con Miss Jane, dijo adis y dej a Dibs. Este llevaba puestos un abrigo de lana' gris y una gorra. Se qued de pie ah donde su madre lo dej. Miss Jane le habl, le pregunt si querra colgar su abrigo y su gorra. El no contest.En verdad, era grande para su edad; su rostro estaba muy plido. Cuando Miss Jane le quit la gorra pude ver que tena cabello negro y rizado. Los brazos le colgaban lacios a los la- dos. Miss Jane le ayud a quitarse el abrigo. Pareca no querer cooperar. Ella colg el abrigo y la gorra en su gaveta.Al acercarse a m me dijo en voz baja:-Bien, ah est Dibs. Nunca se ha querido quitar el sombrero y el abrigo l mismo, as es que nosotras ya lo hacemos de rutina. Algunas veces tratamos de que se una al grupo en determinada actividad, o le damos algo especfico para que lo haga; pero l rechaza todas nuestras ofertas. Esta maana lo dejaremos solo y usted podr ver lo que l haga. Puede ser que se quede ah parado por mucho tiempo, o que empiece a moverse de una cosa a la otra. Algunas veces 25revolotea de una cosa a la otra como si no tuviera capacidad para concentrarse; otras veces, se concentra en algo, por espacio de casi una hora. Todo depende de cmo se sienta.Miss Jane se acerc a otros nios. Yo observ a Dibs, tratando de pasarle inadvertida.Se qued ah, de pie. Despus se dio vuelta, muy despacio y deliberadamente; levant las manos en un casi intil gesto de desesperacin, y luego las dej caer a los lados. Se dio vuelta nuevamente. Ahora yo quedaba en su lnea de visin, si es que quera mirarme. Suspir, se mordi los labios, se qued parado.Un niito se le acerc corriendo:-Hola, Dibs! dijo. Ven a jugar!Dibs quiso golpearlo. Lo habra rasguado, pero el nio brinc rpidamente hacia atrs: Gato! Gato! Gato! grit el nio, molestndolo.Miss Jane se acerc y mand al nio a jugar en el otro extremo del saln.Dibs se movi hacia la pared, cerca de una pequea mesa en la que haba algunas piedras, conchas, trozos de carbn y otros minerales. Permaneci de pie junto a la mesa. Lentamente, levant primero un objeto y luego otro. Pas los dedos alrededor de ellos, se toc la mejilla con ellos, los oli, los prob con la lengua. Despus los dej en su lugar cuidadosamente. Dirigi los ojos hacia la direccin en que yo me hallaba. Me mir fugazmente. Se agach, se arrastr bajo la mesa y se qued ah sentado, casi completamente oculto.Entonces me di cuenta de que los otros nios traan sus sillas a formar un pequeo crculo alrededor de una de las profesoras; era la oportunidad que tenan de mostrar a sus compaeros lo que haban trado a la escuela y de relatarles las noticias que para ellos eran importantes. La maestra les cont un cuento. Cantaron algunas canciones.Dibs, bajo la mesa, no estaba muy lejos. Desde su posicin ventajosa poda or lo que estaban diciendo y ver lo que estaban mostrando, si hubiese querido. Haba acaso anticipado esta actividad del grupo cuando se escondi bajo la mesa? Era difcil asegurarlo. Se qued ah hasta que el crculo se deshizo y los nios se dedicaron a otras actividades. Entonces l tambin escogi otra actividad.26Gate por la habitacin, mantenindose junto a la pared, detenindose a examinar muchas de las cosas que encontraba a su paso. Cuando lleg al amplio alfizar de la ventana, en donde se encontraban el terrario y la pecera, trep junto a ellos y se qued mirando fijamente dentro de los grandes recipientes cbicos de vidrio. Ocasionalmente meta la mano y tocaba algo en el terrario; cuando lo haca su toque era hbil y ligero. Permaneci ah por espacio de media hora, aparentemente absorto en su observacin. Despus sigui gateando, completando su viaje alrededor del saln. Tocaba algunas cosas, rpida y cuidadosamente, luego continuaba hacia otra.Cuando lleg al rincn de lectura, toc los libros que se hallaban sobre la mesa, escogi uno, tom una silla, la arrastr a travs del saln hasta un rincn y se sent en ella, con la cara hacia Reparad. Abri el libro al principio y examin lentamente cada pgina, volviendo las hojas con mucho cuidado. Estara leyendo? Estara siquiera mirando las ilustraciones? Una de las maestras se le acerc.Ah ya veo! dijo, ests viendo el libro de los pjaros. Quieres contarme algo de l, Dibs? pregunt con voz amable y gentil. I

Dibs arroj el libro lejos de s. Se tir al suelo y permaneci ah tieso y rgido, boca abajo, inmvil.Lo siento dijo la maestra. No fue mi intencin molestarte, Dibs, Recogi el libro, lo puso en la mesa, camin hacia m.Eso es 'caracterstico dijo. Hemos aprendido a no molestarlo. Pero yo quera que usted lo observara.Dibs, en su posicin boca abajo, haba vuelto la cabeza de manera que pudiera observar a la maestra. Fingimos no verlo; al fin, se levant y camin lentamente por los extremos del saln. Toc las pinturas, las crayolas, el barro, los clavos, el martillo, la madera, el tambor, los cmbalos. Los levantaba y los volva a dejar en su lugar. Los otros nios se ocupaban de sus diferentes; quehaceres, sin prestarle mucha atencin. El evitaba todo contacto fsico con ellos, y ellos lo dejaban en paz. Ms adelante lleg la hora de salir a jugar. Una de las maestras me dijo:Tal vez salga, tal vez no. Yo no apostara. 27

Anunci que era la hora del recreo. Pregunt a Dibs si quera salir.No salir expres el nio, en tono apagado y pesado. Dije que yo pensaba salir, pues era un lindo da. Me puse mi abrigo.

Dibs salir! exclam sbitamente aquel.

La maestra le puso el abrigo; l camin, torpemente hacia el patio de recreo: su coordinacin era muy deficiente. Pareca como si estuviera todo atado en nudos, tanto fsica como emocionalmente.Los otros nios jugaban en la caja de arena, en los columpios, en la changuera, en las bicicletas; jugaban pelota, cachadas, escondidillas; corran, brincaban, trepaban, saltaban. Pero Dibs, no. Se encamin hacia un rincn remoto, recogi una varita, se sent en cuclillas y se dedic a rascar la tierra con ella: de arriba a abajo, de arriba a abajo, haciendo pequeos surcos en la tierra, sin mirar a nadie, mirando fijamente la varita y el suelo, agachado sobre esta actividad solitaria, silencioso, encerrado en s mismo, remoto.Decidimos que cuando los nios regresaran al saln y despus de su periodo de descanso, yo llevara a Dibs al saln de juegos que se encontraba al final del vestbulo, si es que quera ir conmigo.Cuando la maestra toc la campana, todos los nios entraron, incluso Dibs. Miss Jane le ayud con su abrigo. El mismo le dio su gorra esta vez. La maestra puso un disco de msica suave en el fongrafo. Cada nio sac su tapete y lo extendi en el piso, para descansar. Dibs sac el suyo y lo desenroll; lo coloc debajo de la mesa de la biblioteca, lejos de los otros nios. Se acost boca abajo en el tapete, se meti el pulgar a la boca, y descans con los otros nios. Qu pensaba, en su pequeo mundo solitario? Cules eran sus sentimientos? Por qu se comportaba en esta forma? Qu le haba ocurrido a este nio, que haba causado en l ese tipo de alejamiento de las personas? Podramos lograr llegar hasta l?Despus del recreo los nios guardaron sus tapetes. Dibs enroll el suyo y lo guard en el espacio correcto, en el estante. Los nios formaron varios grupos pequeos. Un grupo iba a tener un periodo de trabajo y a construir cosas con trozos de madera; otro grupo iba a pintar o a jugar con barro.28Dibs estaba de pie junto a la puerta. Me le acerqu y le pregunt si; quera venir un rato conmigo al pequeo cuarto de juegos que estaba al final del vestbulo. Le tend la mano. Dud por un momento, despus tom mi mano sin una palabra y camin hacia el cuarto de juegos conmigo. Cuando pasbamos frente a las puertas de algunas de las otras habitaciones, murmur algo que no entend. No le ped que repitiera lo que haba dicho; solo hice el comentario de que el cuarto de juego estaba al final del vestbulo. Esa respuesta inicial del nio me interes profundamente: haba salido del saln con una persona extraa sin dudarlo un momento. Aunque al sostener mi mano sent el fuerte apretn, estaba tenso; a pesar de esto, y en forma sorprenden e, deseoso de ir.En el extremo del vestbulo, debajo de las escaleras de la parte posterior del edificio haba una pequea habitacin destinada al cuarto de terapia de juego. No era un lugar atractivo; la falta de color y de arreglo daban al ambiente una impresin de montona frialdad. La angosta ventana dejaba entrar un poco de sol, pero el efecto total era deprimente, a pesar de que las luces estaban encendidas. El color de las paredes era un amarillo descolorido, sucio, con manchas disparejas de zonas lavadas aqu y all. Algunas de las manchas estaban rodeadas con manchas de la pintura que se haba pegado a la spera superficie del yeso; el piso, cubierto con linleo de color caf, opaco, marcado con rayas de un trapeador que haba pasado por encima con rapidez y no muy limpio. Flotaba en el ambiente 911 acre olor de barro hmedo, arena mojada, y acuarelas rancias.Haba juguetes en la mesa, en el piso, y en algunos de los estantes ubicados alrededor de la habitacin; adems, una casa de muecas en el piso, cada uno de cuyos cuartos estaba parcamente equipado con muebles resistentes hechos de cubos de madera. Una familia de pequeos muecos yaca en el piso, enfrente de la casa de juguete, todos amontonados ah: la mam, el pap, el hijo, la hija y los bebs, y cerca, una caja abierta que contena otras muecas en miniatura. Haba tambin unos cuantos animales de hule: un caballo, un len, un perro, un gato, un elefante, un conejo; algunos coches de juguete y algunos aeroplanos. Sobre el piso haba una caja de 29cubos de madera; en la caja de arena algunos cuencos, cucharas, unos cuantos trastecitos de hojalata. En la mesa se vea un recipiente con barro, y en el caballete algunas pinturas y papel para dibujar; sobre el estante, un bibern lleno de agua. Una gran mueca de trapo estaba sentada en una silla. En un rincn estaba una figura de hule inflado, alta; y con un contrapeso en la base para que recuperara una posicin vertical despus de que la tiraran. Los juguetes estaban hechos para durar, pero se vean usados y descuidados.No haba nada en la habitacin o en los materiales que esta contena, que tratara de restringir las actividades de un nio. Nada pareca ser ni muy frgil ni muy fino para que se le tocara o se le diera un cierto trato rudo. La habitacin proporcionaba tanto espacio como algunos materiales que pudieran prestarse a la eclosin de la personalidad de los nios que habran de pasar algn tiempo ah. Los ingredientes de la experiencia haran a ese lugar singular y diferente para cada pequeo. Aqu, alguno de ellos podra buscar en el silencio viejos sonidos, gritar sus descubrimientos de un yo capturado momentneamente y, as, escapar de la prisin de sus incertidumbres, ansiedades y temores. El nio trae a este ambiente el impacto de todas las formas y sonidos y colores y movimientos, y reconstruye su mundo, reducido a un tamao que l puede manejar.Al entrar a la habitacin dije:Pasaremos aqu una hora juntos. Puedes ver los juguetes y los materiales que tenemos.Me sent en una sillita, exactamente cerca de la puerta. Dibs se qued de pie en medio de la habitacin, dndome la espalda y retorcindose las manos. Esper. Tenamos que pasar una hora en este saln. No haba urgencia de hacer nada. Jugar o no jugar. Hablar o estarse en silencio, aqu, daba lo mismo. El cuarto era muy pequeo; as, fuese a donde fuese Dibs, no poda alejarse mucho. Haba una mesa bajo la cual poda arrastrarse, si tena ganas de esconderse; una sillita junto a la mesa, si se quera sentar, y juguetes con los que poda jugar, si lo deseaba.Pero Dibs solo se qued de pie en medio de la habitacin, suspir, se dio vuelta lentamente y camin vacilante a travs28Dibs estaba de pie junto a la puerta. Me le acerqu y le pregunt si quera venir un rato conmigo al pequeo cuarto de juegos que estaba al final del vestbulo. Le tend la mano. Dud por mi momento, despus tom mi mano sin una palabra y camin hacia el cuarto de juegos conmigo. Cuando pasbamos frente a las puertas de algunas de las otras habitaciones, murmur algo que no entend. No le ped que repitiera lo que haba dicho; solo hice el comentario de que el cuarto de juego estaba al final del vestbulo. Esa respuesta inicial del nio me interes profundamente: haba salido del saln con una persona extraa sin dudarlo un momento. Aunque al sostener mi mano sent el fuerte apretn, estaba tenso; a pesar de esto, y en forma sorprendente, deseoso de ir.En el extremo del vestbulo, debajo de las escaleras de la parte posterior del edificio haba una pequea habitacin destinada al cuarto de terapia de juego. No era un lugar atractivo; la falta de color y de arreglo daban al ambiente una impresin de montona frialdad. La angosta ventana dejaba entrar un poco de sol, pero el efecto total era deprimente, a pesar de que las luces estaban encendidas. El color de las paredes era un amarillo descolorido, sucio, con manchas disparejas de zonas lavadas aqu y all. Algunas de las manchas estaban rodeadas con manchas de la pintura que se haba pegado a la spera superficie del yeso; el piso, cubierto con linleo de color caf, opaco, marcado con rayas de un trapeador que haba pasado por encima con rapidez y no muy limpio. Flotaba en el ambiente un acre olor de barro hmedo, arena mojada, y acuarelas rancias.Haba juguetes en la mesa, en el piso, y en algunos de los estantes ubicados alrededor de la habitacin; adems, una casa de muecas en el piso, cada uno de cuyos cuartos estaba parcamente equipado con muebles resistentes hechos de cubos de madera. Una familia de pequeos muecos yaca en el piso, enfrente de la casa de juguete, todos amontonados ah: la. mam, el pap, el hijo, la hija y los bebs, y cerca, una caja abierta que contena otras muecas en miniatura. Haba tambin unos cuantos animales de hule: un caballo, un len, un perro, un gato, un elefante, un conejo; algunos coches de juguete y algunos aeroplanos. Sobre el piso haba una caja de 29cubos de madera; en la caja de arena algunos cuencos, cucharas, unos cuantos trastecitos de hojalata. En la mesa se vea un recipiente con barro, y en el caballete algunas pinturas y papel para dibujar; sobre el estante, un bibern lleno de agua. Una gran mueca de trapo estaba sentada en una silla. En un rincn estaba una figura de hule inflado, alta, y con un contrapeso en la base para que recuperara una posicin vertical despus de que la tiraran. Los juguetes estaban hechos para durar, pero se vean usados y descuidados.No haba nada en la habitacin o en los materiales que esta contena, que tratara de restringir las actividades de un nio. Nada pareca ser ni muy frgil ni muy fino para que se le tocara o se le diera un cierto trato rudo. La habitacin proporcionaba tanto espacio como algunos materiales que pudieran prestarse a la eclosin de la personalidad de los nios que habran de pasar algn tiempo ah. Los ingredientes de la experiencia haran a ese lugar singular y diferente para cada pequeo. Aqu, alguno de ellos podra buscar en el silencio viejos sonidos, gritar sus descubrimientos de un yo capturado momentneamente y, as, escapar de la prisin de sus incertidumbres, ansiedades y temores. El nio trae a este ambiente el impacto de todas las formas y sonidos y colores y movimientos, y reconstruye su mundo, reducido a un tamao que l puede manejar.Al entrar a la habitacin dije:Pasaremos aqu una hora juntos. Puedes ver los juguetes y los materiales que tenemos.Me sent en una sillita, exactamente cerca de la puerta. Dibs se qued de pie en medio de la habitacin, dndome la espalda y retorcindose las manos. Esper. Tenamos que pasar una hora en este saln. No haba urgencia de hacer nada, Jugar o no jugar. Hablar o estarse en silencio, aqu, daba lo mismo. El cuarto era muy pequeo; as, fuese a donde fuese Dibs, no poda alejarse mucho. Haba una mesa bajo la cual poda arrastrarse, si tena ganas de esconderse; una sillita junto a la mesa, si se quera sentar, y juguetes con los que poda jugar, si lo deseaba.Pero Dibs solo se qued de pie en medio de la habitacin, suspir, se dio vuelta lentamente y camin- vacilante a travs30del cuarto, luego alrededor de las paredes. Pes de un juguete a otro, tocndolos tentativamente. No miraba de modo directo hacia m. En ocasiones diriga sus miradas hacia donde yo me encontraba, pero rpidamente desviaba los ojos si nuestras miradas se cruzaban. Aquello fue un viaje tedioso alrededor del cuarto. Su paso se senta pesado; no pareca haber risa o felicidad en este nio. La vida, para l, era un asunto despiadado.Camin hacia la casa de muecas, pas la mano por el tejado, se arrodill junto a ella, y atisb el interior para mirar los muebles. Lentamente, pieza por pieza, fue levantando cada mueblecito; al hacerlo, murmuraba los nombres de los objetos con un tono de pregunta, vacilante. Su voz sonaba montona, apagada: Cama? Silla? Mesa? dijo. Cuna? Tocador? Radio? Tinta? Excusado?Levant cada artculo de la casa de muecas, dijo su nombre, y volvi a colocar cuidadosamente cada cosa en su lugar. Se volvi hacia la pila de muecas, y busc lentamente entre ellas: Escogi un hombre, una mujer, un nio, una nia, un beb. Era como si las identificara tentativamente al ir diciendo:Mam? Pap? Hermana? Beb?Despus orden los animalitos. Perro? Gato? Conejo?Suspir profunda y repetidamente. Pareca como si se hubiera echado a cuestas una tarea difcil y dolorosa.Cada vez que l nombraba un objeto, yo intentaba comunicarle mi reconocimiento por sus palabras habladas. Entonces yo deca: "Si, esa es una cama", "Creo que es un tocador" o "S; parece un conejo". Trat de mantener mi respuesta breve, en lnea con lo que l deca, y con suficiente variacin para evitar la monotona. Cuando levant el mueco pap y dijo:"Pap?" Le respond: "S, podra ser pap". Y as sigui nuestra conversacin, con cada objeto que l levantaba y nombraba. Me pareci que esta era su forma de empezar la comunicacin oral. Nombrar los objetos resultaba un principio bastante seguro.Despus se sent en el piso, frente a la casa de muecas; la contempl en silencio por mucho tiempo. No lo anim a se- 31.guir. Si lo que l quera era sentarse ah en silencio, pues entonces tendramos silencio absoluto. Deba haber alguna razn para lo que estaba haciendo. Yo quera que l tomara la iniciativa en cuanto a estructurar firmemente nuestra relacin; muy a menudo, esto lo hace por el nio algn adulto ansioso.Entrecruz sus manos apretadamente sobre el pecho y dijo una y otra vez:No puertas cerradas. No puertas cerradas. No puertas cerradas... su voz adquiri un tono de urgencia desesperada. A Dibs no le gustan las puertas cerradas dijo. Haba un sollozo en su voz.

No te gustan las puertas cerradas con llave asent. Dibs pareci deshacerse; su voz se convirti en un ronco murmullo:A Dibs no le gustan las puertas cerradas con llave. No le gustan las puertas cerradas con llave. A Dibs no le gusta que haya paredes a su alrededor.

Era obvio que haba tenido algunas experiencias desagradables con puertas cerradas simplemente, o con llave. Reconoc los sentimientos que expresaba, Empez a sacar las muecas fuera de la casa en donde las haba colocado. Sac a la madre y al padre. Vyanse a tienda! Vyanse a tienda! dijo. Vyanse a tienda! Vyanse! Ah!, se va mam a la tienda? coment. Y tambin pap?, y hermana?Rpidamente las sac y las alej de la casa.Despus descubri que las paredes de las habitaciones podan quitarse.No gustan paredes deca mientras las sacaba. A Dibs no gustan paredes Quita todas las paredes, Dibs!Y en el cuarto de juegos, Dibs quit algunas de las paredes que l haba erigido a su alrededor.As lenta, casi dolorosamente, Dibs jug. Cuando pas la hora, le dije que el tiempo de jugar casi se haba terminado y que regresara a su saln de clases.Quedan cinco minutos le dije. Despus nos tendremos que ir.32Se sent en el piso frente a la casa de muecas. Ya no se movi ni dijo nada. Yo tampoco. Cuando trascurrieron los cinco minutos, regresamos al saln.No le pregunt si quera irse. En realidad, no haba decisin que l tuviera que tomar. Tampoco le pregunt si le gustara regresar. Podra no querer comprometerse; adems, a l no le corresponda decidir. No le dije que lo vera la semana prxima porque todava no completaba los planes con su madre. Este nio haba sido ya bastante lastimado sin que yo introdujera promesas que quiz podran no realizarse. No le pregunt si haba pasado un buen rato. Por qu habra de obligrsele a evaluar la experiencia que acababa de tener? Si el juego es la forma natural de expresin de un nio, por qu hemos de encerrarlo en el rgido molde de una respuesta estereotipada? Un nio solo se siente confuso por cuestiones que ya han sido contestadas por alguien ms, antes de que a l se le preguntaran.Ya es hora de irnos dije levantndome cuando pasaron los cinco minutos, Dibs.

Se levant lentamente, me tom la mano, y dejamos el cuarto, echando a andar por el vestbulo. Cuando bamos a medio camino le pregunt si crea que pudiera hacer el resto del camino l solo.Est bien dijo. Me dej caer la mano y camin por el vestbulo hasta la puerta de la habitacin, l solo.

Hice esto porque esperaba que gradualmente Dibs se volviera ms y ms seguro de s mismo y responsable. Quera comunicarle mi confianza en su capacidad para poder hacer lo que yo esperaba de l; estaba segura de que l poda hacerlo; si hubiera dudado o dado seales de que era mucho esperar de l en' este primer da, lo habra acompaado un poco ms por el camino; lo habra llevado hasta la puerta, si hubiera parecido necesitar ese apoyo. Pero se fue l solo.! Adis, Dibs! le dije.!Est bien! respondi. Su voz tena una calidad suave, tierna. Camin vestbulo abajo. Abri la puerta de su saln luego mir hacia atrs. Lo salud con la mano. La expresin de su rostro era interesante. Se vea sorprendido, casi complacido. Entr en la habitacin y cerr la puerta tras 33

l, firmemente. Era la primera vez que Dibs iba solo a alguna parte.Uno de los objetivos que yo tena al construir esta relacin con Dibs, era ayudarlo a lograr la independencia emocional. No quera yo complicar su problema formando una relacin de apoyo, hacerlo tan dependiente de m que ello retrasara el desarrollo ms completo de sus sentimientos de seguridad ntima. Si Dibs era un nio despojado emocionalmente y eso pareca en verdad, el tratar de desarrollar una adherencia emocional a tales alturas, aunque podra parecer estar satisfaciendo una ntima necesidad del pequeo, creara un problema que necesariamente tendra que ser resuelto por l al final.Al salir de esa primera sesin de juego con Dibs, pude comprender por qu las maestras y los otros miembros de la mesa directiva no podan decidirse a declarar a Dibs como caso perdido. Yo senta respeto por su fuerza interior y su capacidad. El era un nio muy valeroso.3Llam por telfono a la madre de Dibs y le ped una entrevista tan pronto como fuera posible. Dijo que haba estado esperando mi llamada y que le agradara que yo fuera a tomar el t a su casa, quiz al da siguiente a las cuatro. Le agradec la invitacin y acept.La familia viva en una de las viejas casas de piedra caf que haba en el alto lado oriente de la ciudad. El exterior luca mantenido con meticuloso cuidado; la puerta estaba muy pulida; las molduras de latn, brillantes. La cesa, situada en una hermosa calle antigua, pareca haber conservado la esencia de los das en que tales bellas mansiones solan erigirse. Abr la reja de hierro forjado, sub por la escalinata, y toqu el timbre. A travs de la puerta cerrada pude or gritos apagados:No cierres puerta! No cierres puerta! No! No! No!La voz se perdi en el silencio. Era claro que Dibs no compartira el t con nosotros. Una doncella uniformada abri la puerta. Me present. Me invit a pasar a la sala. Era una mujer muy arreglada, muy seria, que tena el aspecto de haber estado al servicio de la familia durante muchos aos; se antojaba remota, precisa, formal. Me pregunt si alguna vez sonrea o si llegara a sentir que hay cosas ligeras y divertidas en el mundo. Si as era, estaba bien disciplinada y ocultaba cualquier identidad o espontaneidad individuales.353637La madre de Dibs me salud graciosamente, aunque con seriedad. Intercambiamos los comentarios usuales de introduccin acerca del clima y de qu agradable era poder tener la oportunidad de realizar esta visita. La casa estaba amueblada con buen gusto y precisin. La sala no pareca haber acogido a un nio ah ni por espacio de cinco minutos. De hecho) no haba seales de que alguien realmente viviera en esta casa.El t lleg. El servicio era precioso. La seora no perdi mucho tiempo estructurando la situacin.Entiendo que se le ha llamado a usted como consultora para estudiar a Dibs dijo. Ha sido algo muy amable de su parte. Y quiero que sepa usted que no esperamos un milagro. Hemos aceptado la tragedia de Dibs. S algo acerca de la reputacin profesional de usted y siento un gran respeto por la investigacin en todas las disciplinas, incluyendo la ciencia de la conducta humana. No esperamos que haya cambios en Dibs; pero, si al estudiar a este nio, usted puede dar un paso adelante en la comprensin de la conducta humana, aunque sea corto, estamos ampliamente dispuestos a cooperar.Era increble. Aqu estaba, con la mejor manera cientfica, ofrecindome algunos datos para estudiar; no a un nio con problemas, no a su hijo; slo datos descarnados. Y dej bien establecido que no esperaba que hubiera cambios en los datos; al menos, ninguno para mejorar. Escuch mientras me dijo muy brevemente las estadsticas vitales de Dibs, su fecha de nacimiento, el lento progreso, el obvio retraso, la posibilidad de complicacin orgnica. Se sent en su silla, casi sin moverse, tensa, terriblemente controlada; su rostro estaba muy', plido, sus cabellos, grises, partidos a la mitad por una raya y restirados hacia atrs, formaban un chongo en la nuca. Sus ojos eran de un azul claro; sus labios, comprimidos en una lnea; en ocasiones, morda nerviosamente el inferior. Su vestido era color gris acero, de una clsica sencillez. Aunque fra, era,', una mujer muy hermosa; resultaba difcil calcular su edad. Pareca como si tuviera ms de cincuenta aos, pero podra haber sido mucho ms joven. Hablaba en forma precisa e inteligente. Se dira que deseaba aparentar valor; pero, quizs era tan profunda y trgicamente infeliz como Dibs.Despus me pregunt si querra yo estudiar a Dibs all, en su cuarto de juego, arriba, en la parte de atrs de la casa.Est arriba, en la parte posterior de la casa -me dijo-. Nadie los interrumpira ni los molestara ah. Tiene muchos juguetes, y con gusto conseguiremos cualesquiera otros

materiales que usted quiera o necesite.Gracias dije. Ser mejor si lo veo en el cuarto de juegos del Centro de Gua Sicolgica Infantil. Las sesiones sern una vez a la semana, por espacio de una hora.Este arreglo la perturb de modo visible; as, trat una vez ms:El tiene muchos lindos juguetes en su cuarto. Con gusto le pagaremos una cuota mayor si viene usted aqu.

Lo siento, pero no puedo hacerlo le dije. Y no voy a cobrar ninguna cuota.

Ah!, pero podemos pagar lo que sea contest ella rpidamente. Insisto en que le pagaremos honorarios por el estudio que va usted a realizar.Es usted muy amable, pero no habr cuota. Todo lo que pido es que usted se encargue de que llegue al Centro a tiempo y de que asista con regularidad; a menos, por supuesto, que est enfermo. Y' le agradecera que me otorgara su permiso por escrito para, grabar completamente todas las entrevistas necesarias para nuestro estudio. Y yo le dar una constancia escrita de que en el caso de que este material llegara a usarse para lecciones o reportajes o publicaciones de cualquier forma, toda la informacin identificable se disfrazar de tal manera que nadie sabr o podr adivinar la identidad de Dibs.Le di la constancia, que haba sido formulada antes de esa reunin, y la estudi cuidadosamente.Muy bien -dijo al final. Puedo conservar esto?S. Y seran tan amables usted y su esposo de firmar esta forma, dndonos su autorizacin para grabar todas las entrevistas, con la condicin de que el material se disfrace completamente si llega a publicarse?

Tom el papel y lo estudi detenidamente. Puedo tambin conservarlo y discutirlo con mi esposo y envirselo por correo, si decidimos seguir con esto? 38Por supuesto le dije. Le agradecera si me hace saber su decisin, en una o en otra forma,, en cuanto sepa.Sostuvo cautelosamente el papel. Se moj los labios. Esta haba sido una entrevista muy diferente de las que yo sola tener con otras madres. Quiz me senta tan incmoda como ella, por lo que tocaba al trato de ver a su hijo en el cuarto de juegos;, pero me pareci que este era un riesgo que tena que correr, o Dibs no vendra al Centro.Le har saber en cuanto decidamos me dijo.

Me sent descorazonada. Quiz deca esto solo para zafarse; pero si ellos consentan, se comprometan a llegar hasta el final Estaba yo segura de que, si firmaban, cumpliran con su parte del trato; pero si no aceptaban esa responsabilidad, no podramos contar con la asistencia regular que era necesaria.No entiendo dijo despus de una larga pausa por qu si una familia puede pagar una cuota elevada para que usted vea a litro nio cuyos padres no puedan pagar, usted rehusa la cuota.Porque mi trabajo es primordialmente de investigacin, para aumentar nuestra comprensin de los nios expliqu. Se me pagan honorarios por el trabajo que hago. Esto elimina! el factor de capacidad para pagar o para sentir que est usted recibiendo un servicio por el que algunos pagan y alguno no. Si usted quiere contribuir en alguna forma a las investigaciones que el Centro lleva a cabo, y de modo enteramente aparte de cualquier liga con este caso particular, queda a su voluntad. Generalmente, la investigacin se financia de esa manera.

Ya veo dijo. Pero a pesar de eso, estara yo dispuesta'- pagarle a usted.Estoy segura de que usted lo hara le dije. Y le agradezco que se preocupe por ello; sin embargo, yo solo puedo ver a Dibs bajo estas condiciones.

Ya estaba hecho. Me hallaba en la rama y ella la poda cortar con la velocidad de una sierra elctrica. Sent, de hecho, que si capotebamos esta pequea controversia, habramos logrado algo de importancia respecto a la necesaria responsabilidad inicial de la madre. Seguramente en muchas 39ocasiones haba podido eludir la parte de responsabilidad que la comprometa respecto a Dibs. Decid que era importante eliminar dicho factor, en la mejor forma en que pudiera yo hacerlo en esta ocasin.Permaneci quieta durante algunos minutos; sus manos" estaban fuertemente entrelazadas en su regazo. Ella las miraba fijamente. De sbito record a Dibs, tirndose boca abajo en el piso, tendido en el suelo, rgido, quieto. De nuevo pens que ella resultaba tan triste y remota como ,su hijo.Finalmente levant la vista y me mir por un momento. Alej de m su mirada y evit verme a los ojos;'Debo decirle esto: para otros detalles de la vida de [liba solo puedo referirla a usted, a la escuela. No hay nada ms que yo pueda aadir. Y no podr asistir a entrevistas respecto a m misma. Si esa es una de sus condiciones, nos olvidaremos del asunto. No hay nada ms que yo pueda aclarar. Es una tragedia; una gran tragedia. Y Dibs? Bien, l no es ms que un retrasado mental. As naci. Pero yo no puedo acudir a ninguna entrevista ni responder a ninguna pregunta.

Me mir otra vez. Se vea aterrorizada por la idea de tener que pasar por ese trance.Entiendo contest. Respetar sus disposiciones; pero me gustara decir algo: si en alguna ocasin usted siente deseos de hablarme de Dibs, puede hacerlo desde luego. Eso lo dejar a su eleccin. Pareci tranquilizarse un poco.

Mi esposo tampoco quiere ser entrevistado me dijo.

Est bien respond. Lo que ustedes decidan.

Cuando lleve a Dibs al Centro, no podr quedarme y esperarlo ah. Tendr que regresar cuando pase la hora aadi.No importa le asegur. Puede usted llevarlo y dejarlo ah, y recogerlo cuando haya pasado la hora; o puede usted enviarlo con otra persona, si lo prefiere.Gracias replic. Luego de otra pausa muy larga, aadi : Le agradezco que haya comprendida.

Terminamos nuestro t. Hablamos de algunas otras cosas sin importancia. Se mencion a Dorothy solo como una estadstica vital y como a "una nia perfecta". La madre de Dibs 40haba demostrado ms temor, ansiedad, y pnico en esta entrevista que los demostrados por Dibs en su primera sesin. No se ganara nada en tratar de persuadirla de que obtuviera ayuda para s misma, pues eso era demasiado amenazante, y muy expuesto; podramos perder a Dibs. Adems, tena yo la intensa sensacin de que con Dibs lograramos una mejor respuesta que con su madre. El pequeo haba protestado contra el hecho de cerrar puertas con llave pero algunas puertas muy importantes en la vida de ella haban sido ya cerradas a piedra y lodo. Casi era demasiado tarde para que ella protestara; de hecho, en esta breve entrevista haba estado tratando desesperadamente de echarle cerrojo a otra puerta.Al despedirme, me acompa al vestbulo,Est segura de que no prefiere verlo aqu, en su cuarto de juegos? pregunt. Tiene tantos juguetes bonitos!... y le compraramos cualquier otra cosa que necesitara. Cualquier cosa.Pareca verdaderamente desesperada. Sent una punzada de lstima por ella. Le agradec la oferta, y otra vez le dije que solo podra verlo en el cuarto de juegos del Centro.ILe avisar en cuanto decidamos repiti, moviendo ligeramente el papel que tena en la mano.Gracias contest.Me fui de ah. Caminando calle abajo hacia mi coche, sent el peso abrumador de esa familia afligida. Pens en Dibs y en su cuarto de juegos hermosamente equipado. No tena que entrar a ese lugar para saber, de cierto, que todo lo que el dinero pudiera comprar estara ah. Y estaba segura de que haba una Puerta slida y muy pulida, tambin, as como una fuerte cerradura a la que se le echaba llave con mucha frecuencia.Me pregunt qu habra podido ella aadir a la historia de Dibs, si alguna vez se decidiera a contarla. Desde luego que no haba respuestas fciles para explicar la dinmica de las relaciones familiares all. Qu pensara y qu sentira verdaderamente esta mujer, con respecto a Dibs y a la parte que ella tena en esa tierna vida, para que se aterrara ante el prospecto de ser entrevistada e interrogada acerca de la situacin? Me pregunt si habra yo manejado aquella circunstancia de la manera ms efectiva, o si solo haba puesto pre- 41Sin que la hiciera rechazar el estudio de este nio. Me pregunt qu decisin tomaran ella y su esposo. Consentiran en llevar a cabo el arreglo propuesto? Vera a Dibs otra vez? Y si as fuera, qu resultara de la experiencia?4En varias semanas no tuve noticias de la madre de Dibs. Llam a la escuela y pregunt a la directora si haba sabido algo de los padres del nio; me dijo que no. Pregunt por Dibs. Ella me dijo que las cosas seguan ms o menos como de costumbre. Dibs haba estado asistiendo a la escuela regularmente. Ellas estaban mantenindose a la expectativa, esperando que las sesiones de la terapia de juegos pronto empezaran.As estaba la situacin, cuando una maana recib la forma firmada por los padres, dndome permiso de grabar las sesiones. Haba tambin una breve nota en la que participaban sus deseos de cooperar en nuestro estudio del nio y en la que sugeran que los llamara para ponernos de acuerdo en las citas semanales para ver a Dibs.Fij la entrevista para la tarde del jueves siguiente, en el cuarto de juegos del Centro. Ped a mi secretaria que llamara a la madre de Dibs y le preguntara si la hora era conveniente. La seora contest que s, y que lo llevara al Centro.Varios de nosotros respiramos tranquilos. Era claro que esta familia no tomaba tales decisiones a la ligera; as, solo se poda especular sobre el posible significado de la demora en aceptar la terapia de juego e imaginar el torbellino y las dudas que aquellos padres sortearon al estudiar el siguiente movimiento que habran de hacer. Y qu pasaba con Dibs mientras tanto? Habran estado dirigindole miradas pensativas,4344"tratando de medir los posibles resultados de cualquier evaluacin de su capacidad? Era muy probable que hubieran estado sopesando todos los aspectos involucrados en esta aventura. Haba sido una verdadera tentacin llamar a la madre y urgirla a que trajera a Dibs, o preguntarle si haban tomado una decisin. No lo haba yo hecho porque pens que no tenamos nada que ganar tratando de forzar una decisin (si es que no se haba ya tomado una), y s mucho que perder, si todava estaban considerando lo que habran de hacer. Haba sido aquella una espera larga y frustrante.Dibs lleg al Centro puntualmente, con su madre, quien dijo a la recepcionista que regresara por l en una hora y lo dej en la sala de espera. Entr a saludarlo. Estaba de pie en el lugar en que su madre lo haba dejado, con el abrigo puesto, sus guantes, y sus botas. Camin hacia l:Buenas tardes, Dibs le dije. Qu agradable verte otra vez. Vamos al saln de juegos. Est al final de este patio.

Dibs extendi la mano y me la dio en silencio. Caminamos juntos hasta el saln de juegos.Este es otro cuarto le expliqu. Se parece al que est en tu escuela: en el que nos vimos hace unas semanas. S me respondi con voz vacilante.

Aquel saln se encontraba en la planta baja. Estaba lleno de sol. Era un lugar ms atractivo que el otro, aunque el equipo resultaba esencialmente el mismo. Las ventanas daban a un estacionamiento, a cuyo lado haba una gran iglesia.Cuando llegamos al saln de juegos Dibs lo recorri todo lentamente, tocando los materiales, nombrando los artculos que habla en l, con la misma inflexin interrogante que haba usado en la primera visita al cuarto de juegos anterior:Caja de arena? Caballete? Silla? Pintura? Coche? Mueca? Casa de muecas? y as sigui nombrando cada objeto que tocaba. Despus vari un poco el sistema: Es este un coche? S, este es un coche. Es esto arena? S, esto es arena. Es esto pintura? S, es pintura.

Despus de haber completado el primer circuito de la habitacin, le dije:S. Hay cosas diferentes en este cuarto, verdad? Y has tocado y nombrado casi todas. 45

S dijo suavemente.

No quera apresurarlo. Deseaba yo que tuviera tiempo de mirar y explorar: cada pequeito necesita tiempo para explorar el mundo, a su manera.Se detuvo a mitad del cuarto. Al cabo de un rato le pregunt: Oye Dibs!, no quieres quitarte el sombrero y el abrigo?S me dijo. T te quitas tu sombrero y tu abrigo, Dibs. T te quitas tu sombrero. T te quitas tu abrigo, Dibs.

No hizo el menor movimiento para ejecutar alguna de estas cosas.Entonces, te gustara quitarte el abrigo y el sombrero? pregunt. Pues bien, Dibs. ndale. Qutatelos.Tambin los guantes y las botas dijo.

Est bien repliqu. Qutate tus guantes y tus botas tambin, si quieres.

Bueno dijo casi en un susurro. Se qued ah de pie, jaloneando intilmente, con ademanes inquietos, las mangas del abrigo. Empez a lloriquear. Se qued parado frente a m, la cabeza colgando, lloriqueando.Te gustara quitrtelos, pero quieres que yo te ayude... Si? pregunt.

Est bien dijo. Haba un sollozo en su voz cuando replic.Me sent en una sillita y le dije:Bueno, Dibs, si quieres que te ayude a quitarte el abrigo y el sombrero, ven ac y te ayudar.

Esto tambin lo hice con un propsito. Ofrec ayudarle, pero me sent en tal lugar del saln a fin de que l tuviera que dar unos pasos para llegar hasta m.Camin vacilante hasta mi lugar:Las botas tambin dijo, roncamente.De acuerdo: quitaremos tambin las botas le respond.Y los guantes dijo, alarg las manos hacia m.Muy bien. Y los guantes tambin repliqu. Le ayud a quitarse guantes, sombreros, abrigo, botas. Puse los guantes en la bolsa del abrigo, le di este y el sombrero. Los dej caer en el piso. Los recog y los colgu de la perilla de la puerta.46Vamos a dejarlos ah, hasta que sea hora de que te vayas le dije. Pasaremos una hora juntos aqu; despus regresars a casa.No me contest. Se dirigi hacia el caballete y mir las pinturas. Se qued ah inmvil por mucho tiempo; despus pronunci los nombres de los colores que haba en el caballete. Lentamente los reacomod: coloc el rojo, el amarillo y el azul en la repisa del caballete. Con mucho cuidado, los separ y en los espacios adecuados aadi otros tonos para completar los seis colores primarios del espectro. Luego puso el color terciario en los lugares correctos, agreg el blanco y el negro, y tuvo ,en la repisa del caballete la escala completa de colores con sus tonalidades. Esto lo hizo en silencio, lenta y cuidadosamente;)Una vez que los tuvo todos alineados en orden, tom uno de los frascos y lo examin: mir hacia el interior, mene con precaucin la pintura con el pincel que haba adentro, levant el frasco hacia la luz y pas los dedos ligeramente sobre la etiqueta.pinturas Favor Ruhl dijo. Rojo: Pinturas Favor Ruhl. Amarillo: Pinturas Favor Ruhl. Azul: Pinturas Favor Ruhl. Negro.Esta era una respuesta parcial a una de las preguntas. Resultaba obvio que estaba leyendo las etiquetas. Eran desde luego, Pinturas Favor Ruhl, y haba arreglado y nombrado los colores correctamente.Bueno dije. As es que puedes leer las etiquetas de los frascos de pintura. Y sabes todos los nombres dedos colores,S dijo con voz vacilante.Despus se sent ante la mesa y alcanz la caja de crayolas. Ley el nombre impreso en la caja. Luego tom la roja y escribi con ntidas letras de imprenta, rojo. Hizo lo mismo con todos los otros colores y los us en la misma secuencia ordenada, en un crculo. Al irlas escribiendo las deletreaba, nombrando letra por letra.Lo observ. Trat de responder verbalmente reconociendo el intento que haca por comunicarse conmigo en esta actividad. 47Vas a deletrear los nombres de cada color y a escribirlo con ese mismo color? S? Mira: r-o-j-o; dice rojo, verdad?S... dijo lenta y temblorosamente.Y ests haciendo una rueda cromtica, verdad? S... murmur.Tom las acuarelas. Ley la marca de fbrica grabada en la caja. Con el pincel pint manchas de color en un pedazo de papel para dibujo; lo hizo, siguiendo la misma secuencia deliberada y rgida.Trat de mantener mis comentarios en lnea con la actividad, procurando no decir nada que indicara cualquier deseo de mi parte de que l hiciera una cosa determinada, sino ms bien tratando de comunicarme, entendindolo y manteniendo mi reconocimiento (con sencillez) dentro del marco de referencia. Yo quera que l trazara el camino: yo lo seguira. Quera que desde el principio supiera que l marcara el paso en esa habitacin y que yo reconocera sus esfuerzos para establecer una comunicacin mutua con alguna base concreta de realidad en la experiencia compartida por ambos. No quera exagerar ni proclamar acerca de su habilidad de hacer todas estas cosas. Era obvio que poda hacerlas. Cuando la iniciativa se deja al individuo, este seleccionar aquello dentro de lo que siente mayor seguridad. Cualquier aspaviento de sorpresa o de alabanza podra ser interpretado como indicacin de la ruta que l debiera tomar, y cerrarse as otras reas de exploracin que podran resultar mucho ms importantes para l. Todos procedemos con una cautela que protege la integridad de nuestra personalidad. Nos estbamos conociendo. Estas cosas que Dibs mencionaba, esos objetos de la habitacin, que no implicaban ningn afecto serio, eran los nicos ingredientes compartidos a esas alturas para establecer la comunicacin entre nosotros dos. Para Dibs, estos eran conceptos seguros.De vez en vez miraba hacia m, pero cuando nuestras miradas se encontraban, inmediatamente las diriga hacia otro lado.En verdad, sus actividades iniciales haban sido una revelacin. Hedda tena buenos fundamentos para su fe en Dibs. El48se hallaba, desde luego, no solo a punto de surgir, sino que estaba emergiendo: cualesquiera que fuesen sus problemas, podamos descartar el del retraso mental.Se meti a la mesa de arena. Aline los soldados, emparejndolos de dos en dos. La arena se le meti en los zapatos. Volte a verme, seal sus zapatos, llorique.Qu pasa? pregunt. Se te est metiendo la arena en los zapatos?Asinti con la cabeza.Si quieres quitrtelos, puedes hacerlo le dije.Si -replic con voz ronca. Pero no se los quit; en vez de eso, se qued ah sentado, mirndose los zapatos fijamente, lloriqueando. Esper. Finalmente habl: t te quitars los zapatos dijo, hablando con grandes esfuerzos.Quieres quitrtelos, pero que yo te ayude repliqu. Es eso lo pie quieres?

Asinti, con la cabeza. Lo ayud, desatando las agujetas y quitndole los zapatos. Toc cuidadosamente la arena con los pies y en unos cuantos minutos ms se sali de la caja.Camin hacia la mesa y contempl los cubos. Entonces lenta y deliberadamente, hizo una torre con ellos. La pila de cubos tembl y se desplom. Dibs apret las manos.Miss A! grit, dndome el nombre que habra de usar de ah en adelante siempre que se refera a m: aydeme. Pronto.

Te pista que te ayude, verdad? coment.

S -dijo, dirigindome otra de sus miradas huidizas.

Bueno, qu quieres que haga? le pregunt. T dmelo, Dibs.

Permaneci de pie junto a la mesa, mirando hacia los cubos, con las manos todava fuertemente apretadas contra el pecho.Se qued en silencio. Yo tambin.Qu estara pensando? Qu estaba buscando? Cul sera la ayuda ms eficaz para l en ese momento? Yo quera comunicarle mis intenciones sinceras de comprenderlo. Yo no saba lo que l estaba buscando. Probablemente l tampoco lo saba, en este punto de nuestra incipiente relacin. Ciertamente, no era apropiado hurgar en su mundo privado y tratar 49de extraerle las respuestas. Si yo pudiera hacer llegar hasta Dibs mi confianza en l como persona que tena buenas razones para hacer todo lo que haca, y si yo pudiera trasmitirle la idea de que no haba respuestas escondidas que l tuviera que adivinar, ningunas normas de conducta o expresin que no estuvieran abiertamente declaradas, ninguna presin para que l leyera mis pensamientos y diera con la solucin que yo haba escogido, ninguna prisa para hacerlo todo hoy, entonces, quiz, Dibs captara ms y ms una sensacin de seguridad y de la correccin de sus propias reacciones, de modo que las pudiera aclarar, comprender, y aceptar. Esto llevara tiempo, un verdadero esfuerzo, y una gran dosis de paciencia por parte de ambos, y siempre debera ser bsica y fundamentalmente sincero.Sbitamente se inclin sobre la mesa, tom un cubo en cada mano, y los hizo chocar con fuerza:-Un choque dijo.Ah! coment. Fue eso un choque?S... replic. Un choque!Un camin de carga entr al estacionamiento y se detuvo frente a la ventana abierta. Dibs se acerc a la ventana y empez a cerrarla. Aun con la ventana abierta haca mucho calor dentro de la habitacin; a pesar de ello, Dibs dio vuelta a la manija para cerrarla.Cierra la ventana dijo.Quieres cerrar la ventana? le pregunt. Hace mucho calor aqu, aun con la ventana abierta.Est bien respondi Dibs. T la cerrars, Dibs.Ah! dije. La quieres cerrada de todos modos.S dijo. !Dibs la cierra! Hablaba con firmeza.T sabes bien lo que quieres, verdad? coment.Con un ademn brusco se frot la carita manchada de lgrimas. Habra sido tan fcil tomarlo en mis brazos y consolarlo, alargar la hora, tratar abiertamente de darle demostraciones de afecto y simpata. Pero qu valor habra tenido aadir otros problemas emocionales a la vida de este nio? El tena que regresar a su hogar sin que importara cmo se sintiera por ello. El hecho de evitar hacerle frente a este factor de realidad no lo ayudara: necesitaba desarrollar fuerza para50enfrentar a su mundo y esa fuerza debera surgir de l y l tena que experimentar personalmente esa habilidad para encarar su mbito tal y como este era. Todos los cambios de importancia deberan salir de l. Nosotros no podamos influir en su mundo exterior para cambiarlo.Al fin estuvo listo para partir. Me tom de la mano y camin conmigo hacia el cuarto de recepcin. Su madre ya estaba ah esperndolo, tan parecida a l: incmoda, tensa, insegura de s misma y de la situacin. Cuando Dibs la vio, se tir boca abajo', en el piso y patale y grit su protesta. Me desped de l, dije a su madre que lo vera la prxima semana, y me retir. Hubo un alboroto en la sala de espera cuando la seora trat de hacer que se levantara para partir. Ella se senta perturbada y exasperada por su conducta.Este acontecimiento me entristeci, pero no atin a hacer otra casa ms que dejarlos ah para que resolvieran el problema a su modo. Me pareci que si me quedaba ya fuera para contemplarlos o para intervenir, solo lograra confundir y complicar la situacin. Yo no quera aparentar tomar partido, ya fuera en favor o contra Dibs o de su madre; no quera hacer nada que implicara crtica de la conducta de cualquiera de ellos, Q de apoyar o rechazar a la madre o al nio. As es que me pareci que dejar la escena sin comprometerme personalmente en ella era lo mejor.5A la semana siguiente Dibs regres al. Centro. Lleg sumamente puntual a la cita. Estaba yo en mi oficina cuando la recepcionista toc la seal que anunciaba la llegada del nio. Me dirig al saln de recepcin enseguida. Su madre lo haba llevado hasta ah, haba hablado brevemente con la recepcionista, y se haba ido.Buenas tardes, Dibs le dije mientras me acercabaa l. No contest. Permaneci ah de pie, con los ojos bajos.Vamos al cuarto de juegos lo invit mientras le daba la mano. El la tom y juntos fuimos all. Me hice a un lado para que entrara. Empezaba a hacerlo, cuando, sbitamente, se ech hacia atrs y se agarr con fuerza de la orilla de la puerta, en la que haba un cartel reversible. Dibs lo alcanz y quit la cartulina de su lugar."No molestar" ley. Dio vuelta al cartel y mir laspalabras del otro lado. Toc varias veces con su dedo la que all haba una palabra nueva para l: Terapia: La estudi cuidadosamente: Te-ra-pia dijo.Se dice terapia remarqu, dndole la pronunciacin correcta.Cuarto de terapia de juego? pregunt.Si respond.Cuarto de terapia de juego dijo de nuevo. Despus entr a la habitacin y cerr la puerta tras nosotros: Te quitars tu abrigo y tu sombrero dijo.515253Me qued mirndolo. Saba que se estaba refiriendo a si mismo, aunque empleaba el pronombre de segunda persona. Nadie haba odo a Dibs referirse a si mismo, como "yo".Quieres que me quite mi abrigo y mi sombrero? lepregunt.Est bien respondi.Pero yo no tengo puestos ni sombrero ni abrigo le dije. Dibs me mir.

T te quitars el sombrero y el abrigo dijo, jalndose el abrigo.Quieres que te ayude a quitarte tu abrigo y tu sombrero? Es eso lo que quieres? le pregunt. Haba tratado de concentrar la atencin del nio en el pronombre yo, pero este era un problema confuso y complicado.S me dijo.

Te ayudar y as lo hice, con ms ayuda de su parte que la vez anterior. Tend abrigo y sombrero hacia l, despus de habrselos quitado.

Me mir, los tom, y camin hacia la puerta con ellos:Los colgars aqu dijo, colgndolos de la perilla. , Yo los colgu ah la semana pasada expliqu. T los colgars hoy.

Est bien contest.Se sent en la orilla de la caja de arena y nuevamente emparej a los soldados por pares y los aline. Luego se dirigi a la casa de muecas y los muebles que haba en ella.I Dnde est la puerta? Dnde est la puerta? pregunt, sealando el frente abierto de la casa de muecas.Creo que dentro de la cmoda que est all dije.Dibs se dirigi a la cmoda y sac el tablero de enfrente denla. casa de muecas.. Al caminar alrededor de ella la golpe con el tablero y una de las paredes se cay. La enderez, encajndola en la ranura correcta. Despus trat de acomodar el tablero en su lugar, en el que estaban pintadas la puerta y las ventanas. No era fcil de hacer. Lo intent varias veces y en cada ocasin fracas al conectar los ganchos. Llorique.Cirrala con llave murmur. Cirrala con llave..

Quieres que la casa quede cerrada con llave? pregunt.

Cerrada con llave replic. Hizo un nuevo intento. Esta vez tuvo xito.

Ah est anunci. Bien cerrada.Ya veo. La pudiste acomodar y la cerraste con llave dije.

Dibs me mir. Me dedic una breve, fugaz sonrisa:Yo lo hice me indic, balbuceante.

T lo hiciste, claro. Y t solo coment. Sonri. Pareca muy complacido de s mismo.Se dirigi a la parte de atrs de la casa de muecas y cerr todas las persianas de las ventanas:Todo cerrado dijo. Todo bien cerrado. Todo cerrado y con llave.S. Ya veo que as es dije yo.Se ech sobre manos y pies y se asom a la parte inferior de la casa. Haba dos puertas embisagradas en. esta seccin de la casa; las abri.Bien dijo. Este es stano. Las quitamos. Paredes, ms paredes y divisiones. Paredes sin puertas.En la parte de abajo haba otras divisiones y ms mueblecitos de juguete.Has una perilla para la puerta dijo. Se me acerc, tom mi lpiz, y dibuj muy cuidadosamente una perilla en la puerta de la casa de muecas.

Crees que debera haber una perilla en la puerta? le pregunt.

S murmur. Dibuj un cerrojo en la puerta.

Ya tiene tambin su cerradura.

S, ya veo: has puesto una perilla y una cerradura en esa puerta.Una cerradura que se cierra bien con una llave dijo. Y paredes altas y duras. Y una puerta. Una puerta cerrada con llave.

Lo veo coment.La casa se tambale ligeramente al tocarla Dibs. La examin. Sac una de las divisiones y trat de encajarla bajo una esquina, para fijarla. Despus de tratar de insertar la divisin debajo de las dos esquinas, la empuj bajo la tercera esquina y la casa ya no se tambale.5455Listo dijo. Ya no se tambalea; ahora ni se mece ni se tambalea.Levant una parte del tejado practicable y movi algunos de los muebles. La divisin se resbal fuera de donde estaba y la casa empez a tambalearse nuevamente. Dibs se retir de ella hacia atrs y la mir con detenimiento.Miss A, ponle algunas ruedas, y entonces ya no se tambalear ni se mecer dijo.Crees que eso resolvera el problema? pregunt. Si replic: desde luego que s.

As es que, obviamente Dibs, tena muchas palabras en su poco usado vocabulario. Poda observar y definir problemas y poda resolver estos problemas. Por qu habra dibujado una cerradura en la puerta de la casa de muecas? Las puertas de su vida, cerradas con llave, en verdad haban dejado una profunda impresin en Dibs.Camin hacia la caja de arena y se meti en ella. Tom algunos de los soldados de juguete que estaban regados por la arena. Al tomar cada unidad la examinaba.Dibs recibi unos como estos en Navidad dijo, mostrndome un soldado.=Recibiste unos soldados de juguete como esos en Navidad? repet.1-S, exactamente como estos replic; bueno, no del todo. Pero de la misma clase. En Navidad. Estos tienen rifles en las manos. Estos son los rifles. Disparan. Los rifles, los rifles de verdad, disparan. Este lleva su rifle sobre el hombro. Este lo tiene en posicin de disparar. Mira: estos cuatro se parecen mucho. Y aqu hay cuatro ms. Aqu hay tres con rifles que apuntan hacia ac. Y aqu hay otro como esos. Cuatro y cuatro son ocho. Aade tres y uno ms y eso es 12.Ya veo dije, observndolo mientras agrupaba a los soldados: Puedes sumar los grupos de soldados y obtener la respuesta correcta.S dijo Dibs, Despus, temblorosamente, aadi: Yo.... Yo... Yo puedo.

S. T puedes, Dibs afirm.

Estos dos hombres tienen banderas dijo, indicando otras dos figuras. Las aline a todo lo largo de la orilla de la mesa de arena: Todas estas tienen rifles aadi=. Los estn disparando; pero tienen las espaldas as coment.Quieres decir que todos ellos estn disparando en la misma direccin? pregunt, apuntando en forma ms bien vaga en direccin de los soldados.Dibs levant los ojos y me mir. Mir hacia los soldados. Dej caer la cabeza.No te estn disparando a ti dijo roncamente. Entiendo dije. No me estn disparando a m. Est bien dijo.Pas su mano por la arena y encontr otros soldaditos de juguete. Los tom y los form. Meti los pies con todo y zapatos en la arena.Qutate los zapatos dijo repentinamente. Se desat las agujetas y se quit los zapatos. Despus reacomod los soldados. Ya quedaron listos dijo. Ya estn todos formados juntos. Ya estn todos juntos.Escogi tres soldados, y los coloc en hileras.Cuidadosa y deliberadamente, los fue enterrando, de uno en uno, en la arena. El tercero no estaba bien enterrado como para satisfacerlo: lo sac y volvi a enterrarlo profundamente, levant un puado de arena y la fue regando sobre los tres soldados enterrados.El ya se fue! anunci Dibs.Te libraste de l, verdad? coment.

S dijo Dibs. Tom una pala y llen de arena una cubeta y despus la vaci sobre los soldados enterrados.

Las campanas de la iglesia al otro lado del estacionamiento empezaron a tocar un tema musical y despus a dar la hora.Dibs suspendi su actividad.Escucha dijo: Una... Dos... Tres... Cuatro... Son las cuatro.S, son las cuatro. Pronto ser hora de que regreses a casa aad.

Dibs ignor mi comentario. Se sali de la mesa de arena y fue hacia la mesa rpidamente. Mir los frascos de color para pintar con los dedos.-Qu es esto? pregunt.5657Pintura para los dedos le contest.

Pintura para los dedos?, cmo es eso?

Le mostr cmo usarla:- Primero, moja el papel. Luego pon un poco de la pintura encima del papel mojado. Despus extindelo con tus dedos, o con tu mano. As. Puedes extenderla en la forma que quieras. Escuch. Observ la breve demostracin.Pintura para los dedos? pregunt.S. Pintura para los dedos.Meti un dedito indeciso en la pintura roja.Extindela alrededor y alrededor dijo. Pero no poda soportar el hecho de tocar la pintura. Traz crculos con sus manos muy cerca del papel mojado. Despus tom una esptula de madera, la sumergi en la pintura, y extendi esta sobre el papel.Yo creo que esta es pintura para los dedos dijo. S.

T dijiste que es pintura para los dedos. Extindela con ellos.Otra vez toc la pintura. Ah, limpiatela! dijo. Le di una toalla de papel. Se limpi la pintura.No te gusta mancharte las manos con la pintura? le pregunt.

Es pintura sucia dijo. Pintura sucia que mancha. Levant el frasco y ley la etiqueta:.Esta es la pintura roja para pintar con los dedos anunci. Ro-la. Dej el frasco en la mesa y traz crculos con las manos extendidas sobre la pintura y el papel, muy cerca de ambos, pero sin tocarlos. Rpidamente, toc la pintura con la punta de los dedos.Extindela dijo. Toma la pintura roja, Dibs, y extindela. Extindetela en un dedo, dos dedos, tres dedos. Primero el rojo. Luego el amarillo. Despus el azul. Pntelas en orden.Te gustara tratar? pregunt.-Estos son todos los signos de lo que dice que es dijo Dibs, mirndome y apuntando hacia las etiquetas.S. Esas son las instrucciones.Volvi a meter los dedos en la pintura.Ah, qutatela! dijo. Tom otra toalla de papel y se limpi vigorosamente la pintura.Como que te gustara hacerlo, y como que no te gustara coment.Es que las crayolas son diferentes explic. La Compaa Americana de Crayolas hace esas. Y esta es la Pintura Shaw para pintar con los dedos. Las acuarelas son marca Prang.

Si dije.Estas son pinturas para pintar con los dedos repiti Dibs. Meti los dedos en la pintura amarilla y lenta y deliberadamente la extendi sobre cada uno de ellos. Despus se los limpi con una toalla de papel. Meti luego los dedos en la pintura azul. Puso la mano en el papel y se inclin, muy absorto en lo que estaba haciendo. Extendi la pintura cuidadosamente sobre cada dedo.

Ya est dijo de modo triunfal; levantando sus manos: Mira!Ahora s lo hiciste, verdad? coment.Mira dijo; dedos todos llenos de pintura azul. Se mir las manos.Dedos todos azules ahora. Ahora estn todos verdes dijo mientras cambiaba el color. Primero, los hice a todos rojos; luego, amarillos; luego, azules; luego, verdes; luego, cafs... Lo puse en cada dedo. Lo limpi. Limpi cada dedo y lo puse de otro color. As que esto es pintura para dedos! Ah, qutatela Dibs! Es una pintura tonta. Qutatela!Se limpi la pintura de los dedos y tir las toallas al basurero. Sacudi la cabeza disgustado.Pintura para dedos dijo. No me interesa. Pintar un cuadro.Crees que prefieres pintar un cuadro? dije. Si-contest, con las acuarelas.Slo quedan cinco minutos le dije. Crees que puedas hacer un cuadro en cinco minutos?Dibs pintar anunci.Sac la caja de las acuarelas.Dnde hay agua? pregunt.Apunt hacia el fregadero. Llen un cubito con agua. Tendrs tiempo de pintar solo con un color dije. Despus ser hora de irnos.5859Mi afirmacin era algo arriesgada: l poda extender el tiempo para pintar ese cuadro, todo lo que l quisiera, ya que, por mi palabra, el lmite resultaba ahora flexible; pero puesto que yo haba indicado "cinco minutos", deba sostener ese lmite y no permitir que se complicara la situacin al introducir mi elemento nuevo. Sin embargo, Dibs ignor lo que yo haba dicho.La pintura se corre dijo. La atajar con la toalla de papel. Eso la secar. Esto ser un cuadro.Con rasgos rpidos, diestros, empez con la pintura roja e hizo en el papel lo que al principio parecan manchones regulares, colocndolos en varios lugares de la superficie, aadiendo cada color segn la secuencia de la rueda de tonalidades. Al ir aadiendo ms colores, el cuadro comenz a surgir. Cuando lo complet, se poda ver la escena de una casa, un rbol, cielo, pasto, flores, el sol. Us todos los colores. En el cuadr terminado haba relacin, forma, y significado.;As. .. As... tartamudeaba y jugueteaba con el pincel, la cabeza colgante, apareciendo sbitamente como si fuera muy tmido.Esta es la casa de Miss A dijo. Miss A, te voy a regalar esta casa.Quieres drmela? respond, apuntando hacia la pintura. Asinti con la cabeza. El propsito de esta respuesta, en lugar de una expresin de gratitud y alabanza, era mantener nuestra comunicacin abierta y prolongarla. Entonces, si l quisiera, podra aadir ms de sus pensamientos y sentimientos y no verse abruptamente inhibido por mi respuesta envolvente y mis valores o normas de conducta.Dibs tom el lpiz y muy cuidadosamente dibuj una cerradura en la puerta. Dibuj unas ventanas pequeas y enrejadas en la parte ms baja de la casa. Haba una gran ventana que haba pintado de amarillo vivo; en esa ventana haba puesto una maceta de flores rojas. Era en realidad una pieza de arte creativo bastante sorprendente, y la haba logrado en forma muy especial.Me mir. Sus ojos se vean muy azules. La expresin de su rostro era de desdicha y temor. Seal la puerta de su pintura:Tiene un cerrojo dijo. Se cierra bien con una llave. Tiene un stano que es oscuro.Mir hacia el cuadro, y luego hacia l:Ya veo coment. Esta casa, tambin, tiene un cerrojo y un stano oscuro.Se qued mirando la casa del cuadro fijamente. Toc la cerradura de la puerta. Volvi a mirarme.Esta casa es para ti dijo. Empez a torcerse los dedos: Esta es ahora tu casa aadi. Respir profundamente. Luego, haciendo un gran esfuerzo: Esta casa tambin tiene un cuarto de juegos seal la brillante ventana amarilla y las flores rojas de la maceta.!Ah s!, ya veo. Esa es la ventana del cuarto de juegos, verdad?

S asinti Dibs.

Se dirigi hacia el fregadero y vaci el cubito. Abri bien la llave y el agua sali con fuerza. Nuevamente las campanas de la iglesia empezaron a sonar.Escucha, Dibs le dije. Ya es hora de irnos. No oyes las campanas?

Dibs no hizo caso.El caf hace que el agua se ponga caf y la pintura anaranjada pone al agua color naranja dijo.

-S, as es repliqu. Yo saba que l haba odo lo que antes dije sobre la hora. No era mi intencin actuar como si creyera que no me haba odo.Esta es agua c-a-l-i-e-n-t-e. Caliente dijo. Y esta es agua f-r--a. Fra. Caliente. Fra. Abierta. Cerrada. Abierta. Cerrada.

Encuentras el agua fra y caliente interesante tambin ahora? pregunt.

Si dijo.Pero, y lo que te dije de nuestra hora, Dibs? pregunt.

Torci de nuevo sus manos y se volvi hacia m, con aspecto profundamente desdichado:-Miss A decir pintar un cuadro de una casa y luego dejarte -dijo roncamente. Not qu confuso se haba vuelto su lenguaje. He aqu un nio capaz de grandes logros intelectua6061les, cuya capacidad se vea dominada por su perturbacin emocional.Eso es lo que dije, Dibs repliqu tranquilamente. Y t has terminado de pintar la pintura y es hora de irnos tranquilamente a casa.

-Necesito poner ms pasto aqu y algunas flores dijo sbitamente.-Ya no hay tiempo para eso le dije. Nuestra hora de hoy se ha terminado.

Dibs se dirigi hacia la casa de muecas.-Tengo que arreglarla. La tengo que cerrar aadi. -Puedes acordarte de varias cosas que hacer para no tener que irte, verdad? Pero el tiempo ya se termin Dibs, ytienes', que irte a casa.--No. Espera! Espera! grit Dibs.-S que no quieres irte, Dibs. Pero nuestra hora d