0349 Necesidades Hidricas Banano Platano

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MINISTERIO DE EDUCACIÓN SUPERIOR CENTRO UNIVERSITARIO DE LAS TUNAS FACULTAD DE CIENCIAS AGRÍCOLAS MONOGRAFÍA Título: “Necesidades Hídricas del Banano y el Plátano” Autor: DrC Ing. Esteban Peña Peña Profesor Auxiliar Centro Uniiversitario Las Tunas Departamento Producción Agrícola Coautor: DrC. Ing. Lorenzo Eddy Camejo Barreiro Profesor Titular Universidad de Ciego de Ávila Centro de Estudios Hidrotécnicos Coautor: MsC. Ing. Leyder Santana Peña Profesor Asistente del Centro Universitario Las Tunas. Las Tunas, Año 2005 © Editorial Universitaria, 2005 Calle 23 No. 667, e/ D y E El Vedado, Ciudad de La Habana, Cuba ISBN: 959-16-0349-5

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MINISTERIO DE EDUCACIÓN SUPERIOR CENTRO UNIVERSITARIO DE LAS TUNAS

FACULTAD DE CIENCIAS AGRÍCOLAS

MONOGRAFÍA

Título: “Necesidades Hídricas del Banano y el Plátano”

Autor: DrC Ing. Esteban Peña Peña

Profesor Auxiliar Centro Uniiversitario Las Tunas

Departamento Producción Agrícola

Coautor: DrC. Ing. Lorenzo Eddy Camejo Barreiro

Profesor Titular Universidad de Ciego de Ávila

Centro de Estudios Hidrotécnicos

Coautor: MsC. Ing. Leyder Santana Peña

Profesor Asistente del Centro Universitario Las Tunas.

Las Tunas, Año 2005

© Editorial Universitaria, 2005 Calle 23 No. 667, e/ D y E

El Vedado, Ciudad de La Habana, Cuba ISBN: 959-16-0349-5

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PRÓLOGO DEL AUTOR.

Los antecedentes acerca de los requerimientos hídricos del banano, indican que los mismos

están condicionados a la región donde se desarrolle el cultivo y que es altamente exigente al

déficit de humedad en el suelo. En Cuba, la mayoría de las experiencias investigativas que

tratan este aspecto, se han desarrollado fundamentalmente en zonas del occidente y centro del

país, bajo suelos ligeros y condiciones de clima caracterizadas por bajas láminas de

evapotranspiración y una distribución regular de lluvias en el año, amén de que la mayoría de

ellas se han realizado empleando técnicas de riego por aspersión y gravedad.

Un aspecto clave para poder satisfacer adecuadamente las necesidades hídricas del banano es

conocer los mecanismos mediante los cuales el vegetal toma agua y nutrientes del suelo,

teniendo las especies del género Musa características sui generis al respecto, comportándose

de forma ineficiente ya que sus raíces son muy superficiales y extraen poca agua, mientras sus

hojas poseen gran cantidad de estomas que la hacen transpirar en exceso. La información

existente sobre estos aspectos se encuentra dispersa, a veces inaccesible para el personal

interesado en abundar sobre ellos, y en ocasiones se refiere a resultados de experimentos de

carácter regional realizados en diferentes partes del mundo.

El objetivo de esta monografía es ofrecer una panorámica sobre el tema abordando resultados

obtenidos en investigaciones hechas en los principales países productores de plátano fruta y

vianda que puede servir a investigadores agrícolas, estudiantes y profesores universitarios, así

como a productores en general como material de consulta bibliográfica sobre el tema.

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1-Relación agua-suelo-planta.

La cantidad variable de agua contenida en una unidad de masa o de volumen del suelo y el

estado de energía del agua en el mismo son factores que afectan el crecimiento y desarrollo de

las plantas, de ahí lo necesario de su conocimiento. Por otra parte, esta información es

imprescindible si se quiere obtener valores experimentales de la tasa de evapotranspiración

(Ramos, 1992; De Santa Olalla y De Juán, (1993); Hillel, 1994; Henríquez y Cabalceta, 1999;

Tuñón; et al, 1999).

Saxton, et al, (1985), estudiaron las relaciones entre la composición textural de varios tipos de

suelo, y el contenido de humedad encontrando que en la mayoría de ellos, cuando el suelo se

encuentra con una humedad correspondiente a la capacidad de campo, la energía conque

retiene el agua es de 30 kpa, exceptuando de ello los suelos de textura arenosa en los cuales el

valor de tensión de humedad correspondiente a ese estado es de 10 kpa. Para todos los suelos

estudiados estos autores encontraron que con una humedad igual al punto de marchitez

permanente se retiene el agua con una fuerza de 1500 kpa (15 MPa); Ramos, (1992); Hillel,

(1994); Olavarrieta, (1993 y 1995); Herrera, et al, (2001), han encontrado resultados similares,

mientras De Santa Olalla y De Juan, (1993) por el contrario indican que el agua utilizable no

está demasiado correlacionada con la textura y aunque generalmente los suelos de texturas

gruesas suelen poseer los valores más pequeños del intervalo de humedad disponible, pueden

darse casos de suelos con texturas fuertes con menos cantidad de agua disponible que suelos

de textura media, así como que los aportes de materia orgánica pueden incrementarla… Lo que

verdaderamente influye en los procesos de transpiración y crecimiento, es la tensión hídrica de

la planta, que no sólo depende de la tensión hídrica del suelo, sino también de la demanda

atmosférica del agua.

Se han realizado innumerables investigaciones, tendentes a responder cuál es el valor óptimo

de humedad del suelo en el que a la planta le es más fácil vencer la energía (tensión) conque el

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suelo trata de retener el agua. En la mayoría de los casos se ha considerado que el límite

superior está cercano a la capacidad de campo, valor éste relativamente fácil de determinar y

poco variable en suelos iguales aun ubicados en regiones diferentes.

Sin embargo respecto al establecimiento del límite inferior de humedad para el riego, existen

diferencias de criterios respecto a los valores recomendados, siendo una de las tesis más

aceptadas la que sostienen Richards y Waldleigh, (1952); Stanhill, (1957); Millar y Gardner,

(1972) citados por De Santa Olalla y De Juan, (1993) de que el agua está menos disponible

conforme su contenido disminuye por debajo de la capacidad de campo.

Teniendo en cuenta estos criterios y considerando el vegetal como unidad de producción, el

mismo posee un rango de energía para la extracción de agua del suelo que cuanto menor sea,

mayor disponibilidad energética tendrá para la producción del bien a explotar. El limite a partir

del cual la planta disminuye su producción motivado al esfuerzo que para ella representa la

extracción de agua, se define por el término tensión crítica que significa el valor de tensión para

el cual el cultivo comienza a disminuir su producción por el esfuerzo que representa la

extracción de agua para sus procesos vitales (Olavarrieta, 1995).

La condición físico - química o estado del agua en el suelo se caracteriza en términos de su

energía libre por unidad de masa, magnitud llamada "potencial" (Hillel, 1982). Éste está formado

por varios componentes, siendo uno de los más empleados el "potencial matricial", que caracteriza

la retención del agua por las partículas minerales y orgánicas del suelo (matriz).

El valor numérico del potencial matricial está relacionado con la capacidad de las raíces de un

cultivo para extraer agua del suelo. Esta extracción puede ser descrita mediante funciones semi

empíricas del potencial (Feddes, 1978; Hoogland, 1981).

1.1-Curvas tensión-humedad (CTH).

La humedad y el potencial matricial pueden relacionarse funcionalmente y a su representación

gráfica se le llama "curva característica" y también “curva tensión-humedad" (CTH). La curva

característica de humedad del suelo puede obtenerse basado en un grupo de puntos medidos

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determinados en el laboratorio o el campo. Debido a que su determinación consume tiempo,

para calcularla se han introducido modelos que se basan en las características físicas del suelo

(Hartman, 2002).

Entre los modelos más utilizados a nivel mundial se pueden mencionar Brooks y Corey, 1964 y

1966; Gardner, 1970; Campbell, 1974; Brutsaert, 1966; Vauclin, et al, 1979; King, 1965; Visser,

1968; Taylor y Luthin, 1969 y Van Genuchten, 1978 y 1980 (María Elena Ruíz, et al, 2002).

Los trabajos de Dane, (1980); Nielsen, et.al, (1983); Hack-ten Broeke y Hegmans (1996); Van

Genuchten, et al, (1992) que comparan diferentes modelos para la descripción de las curvas

de retención, señalan el de Van Genuchten (1980) como el de mejor ajuste para las curvas

características.

En las condiciones de Cuba María Elena Ruíz, et al, (2002) reportaron trabajos hechos por María

Elena Ruiz, et al, (1991) y María Elena Ruiz y Utset (1992) en los que se procesaron curvas

correspondientes a los agrupamientos Ferríticos, Ferralíticos, Fersialíticos, Pardos, Oscuros

Plásticos, Aluviales y Arenosos encontrando que el modelo de Van Genuchten brindó el mejor

ajuste para las curvas tensión-humedad analizadas coincidiendo además esto con lo planteado

en el ámbito internacional.

A nivel mundial ha sido utilizado con éxito por Dane (1980); Field, et al, (1984) y

Sakellariou-Makrantonaki, et al, (1987) para la estimación de la conductividad hidráulica. Nielsen,

et al, (1983) obtuvieron para el mencionado modelo el mejor ajuste en comparación con el de

Brooks y Corey. Pachepsky y Zbarschuk (1984) emplearon esta ecuación para elaborar un modelo

matemático para el movimiento del agua en suelos expansivos. Stephen (1985) demostró la

validez del modelo para suelos arenosos y Van Genuchten y Nielsen (1985) lo utilizaron para más

de 200 curvas tensión humedad obtenidas tanto "in situ" como en laboratorio, para suelos de

diversas texturas, obteniendo mejor ajuste en comparación a Brooks y Corey.

La ecuación que describe el modelo de Van Genuchten, (1980) es la siguiente:

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r( )s Τr +

Τ − Τ ………………………………………………………………..1.1

m = 1 − 1n

1 + ( )[ ]α h n

m

Donde α , n y m son parámetros de ajuste a los datos experimentales de tensión y humedad; θs y

θr son la humedad a saturación y residual respectivamente y h es el potencial mátrico o

simplemente tensión.

1.2-Funciones de Pedotransferencia (FPT).

Los modelos referidos, en general, utilizan información relativa a las propiedades de retención

de humedad del suelo. Sin embargo, la medición directa de estas propiedades a nivel de campo

o laboratorio, a menudo es de alto costo en términos de tiempo y dinero, con resultados no

siempre precisos (Rawls, et al, 1982). Además, la variabilidad espacial propia del suelo obliga a

disponer de un elevado número de muestras para representar adecuadamente un área de

grandes dimensiones (Williams, et al, 1992). Esta situación muchas veces limita la posibilidad

de verificar y validar estos parámetros (Schaap, et al, 1998).

Autores como Child (1940); Richards y Weaver, (1944) y Salter y Williams, (1965) han

observado que las propiedades físicas del suelo como textura y estructura son los factores que

gobiernan la CTH, además del contenido de sustancia orgánica.

Por ello, una alternativa para estos estudios es el uso de las denominadas funciones de

pedotransferencia (FPT), que estiman las propiedades hidráulicas del suelo a través de

correlaciones con datos de fácil medición, normalmente disponibles (Van Genuchten y Leij,

1992). Durante los últimos años se han desarrollado diversas FPT, basadas en distintas

propiedades del suelo. La mayoría de ellas establece un análisis de regresión múltiple entre el

contenido de humedad a una tensión dada y la textura, densidad aparente y contenido de

materia orgánica del suelo (Gupta y Larson, 1979; Rawls, et al, 1982 y 1983), o en la utilización

de uno o más puntos medidos de la curva de retención de humedad, ya sea a 33 kPa o a 1500

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kPa (Ahuja, et al, 1985; Rawls, et al, 1982). En particular, y por su empleo en los grandes

modelos hidrológicos y de calidad de agua, tales como EPA (Carsel y Parish, 1988), OPUS

(Smith, 1992) y WEPP (Flanagan y Livingston, 1995), las ecuaciones de regresión desarrolladas

por Rawls, et al (1982 y 1983) se han hecho ampliamente conocidas, las mismas se basan en

descripciones provenientes de suelos de los Estados Unidos.

Por lo tanto la CTH de cualquier suelo podía obtenerse a partir de la composición mecánica del

suelo y la medición de algún par (, h). Este procedimiento es útil cuando no se dispone de la

CTH. Las limitantes de esta aproximación están en la validez del modelo de Brooks y Corey para

representar fielmente la CTH para un suelo dado (María Elena Ruíz, et al, 2002).

En la ecuación 1.2 se muestra la expresión general empleada para calcular las humedades

correspondientes a los diferentes valores de tensión mientras que en el Anexo X aparecen los

valores de los coeficientes obtenidos por Rawls et al. (1982), para los diferentes potenciales. ⎝ = a + b * arena

+ c * limo + d * arcilla + e * MO + f *ρ b …………………………….1.2

De Jong et al. (1983) emplearon muestras alteradas de 32 suelos tomados a diferentes

profundidades y provenientes de campos con diferentes historias en sus cultivos, textura y

contenido de materia orgánica, para la determinación de la CTH entre 5 y 104 kPa, la composición

mecánica y el contenido de sustancia orgánica. Un modelo de regresión lineal formado por dos

líneas rectas resultó el de mejor ajuste a los datos de tensión y humedad gravimétrica. El análisis

de correlación realizado demostró que la textura y el contenido orgánico influyen significativamente

en los parámetros de la CTH lo que permitía obtenerlos a partir de las propiedades físicas antes

señaladas.

Ahuja, et al, (1985) emplearon las ecuaciones presentadas por Rawls et al. (1982) para estimar la

variabilidad espacial de la CTH en una región de 1,6 ha. Como método adicional emplearon el

"scaling" (ver Jury, et al, 1987). Los mejores resultados se obtuvieron para el tercer nivel y para el

"scaling", o sea, incluyendo además de los coeficientes que correlacionan la textura, contenido de

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materia orgánica y densidad aparente, los que afectan el contenido de humedad volumétrico a 33 y

1500 Kpa.

A pesar de los múltiples trabajos realizados se ha demostrado que las ecuaciones de

pedotransferencia dependen fuertemente de los datos que fueron utilizados para su obtención

(Shaap and Leij, 1998). Esto implica que no existen ecuaciones de pedotransferencia

“universales” y que por lo tanto, aunque pueden encontrarse en la literatura múltiples

ecuaciones, siempre es necesario chequear su validez (María Elena Ruíz, et al, 2002).

Bonilla y Cancino, 2001 de acuerdo a resultados obtenidos estudiando la factibilidad de la

utilización con fines predictivos del contenido de humedad del suelo de varias funciones de

pedotransferencia aseveran que estas surgen como una alternativa interesante para la

caracterización hidrodinámica de suelos, particularmente para el empleo de modelos de

simulación hidrológica y transporte de contaminantes a nivel de grandes cuencas hidrográficas.

2-Particularidades de la relación agua-suelo-planta para el banano y el plátano.

2.1-Características de la nutrición hídrica del banano y el plátano.

De acuerdo al criterio de Lecompte, et al, (2003), en monocotiledóneas la exploración del suelo

por las raíces es debida principalmente a las raíces primarias.

Para el cultivo del banano, el conocimiento del balance hídrico es esencial pues su ciclo de

desarrollo es relativamente corto; además sus reservas hídricas son mínimas y pueden ser

gastadas en algunas horas de transpiración normal, lo cual obliga a la planta a equilibrar

constantemente las pérdidas de agua del follaje mediante la absorción radical (Aubert, 1968).

En el caso específico del banano, éste tiene un sistema de raíces muy débil (Foord, 1993;

Robinson, 1995; Brisson, et al, 1998). Si a esto se suma que el mismo tiene un alto índice de

área foliar (Robinson, 1995), se explica la extrema sensibilidad de la planta al déficit hídrico.

Según Shmuelli (1953) en el caso de un enraizamiento superficial hay variación brusca de la

presión osmótica en las raíces y las hojas cuando el agua útil es inferior a los 2/3 de la

humedad equivalente.

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Aubert, (1968) asevera que si el enraizamiento es profundo, el fenómeno no es tan marcado y

ha observado que la disminución de la transpiración es progresiva y no sigue necesariamente la

regla del 2/3 de Shmuelli, pues el horizonte superficial se puede encontrar en un estado de

desecación avanzado sin que los síntomas aparentes de sequía se manifiesten en las plantas.

Haddad y Leal, (1996) aseveran que obviamente se observa que existe una estrecha

concordancia entre una buena nutrición y la condición del sistema radicular. Este se desarrolla

vigorosamente desde su inicio hasta la diferenciación floral, en ese momento disminuye la

formación de raíces (solo siguen desarrollándose aquellas que se habían preformado antes de

la diferenciación). Las raíces de las Musaceas pueden alcanzar de cinco a diez metros de

longitud si no existen factores limitantes que obstaculicen su crecimiento. En términos generales

del 60°/a al 70% de las raíces se encuentran en los primeros 30 cm del suelo; no obstante,

debe considerarse al menos una profundidad de 120 cm para que estas crezcan normalmente.

Se ha constatado que el desarrollo de la planta es muy pobre cuando la profundidad efectiva del

suelo es menor de 60 cm. A pesar que, como se mencionó anteriormente, se considera que

existe una gran cantidad de raíces a los 30 cm de profundidad (no necesariamente las más

activas).

También se ha verificado (López y Espinosa, 1995) que la localización de la zona de

alimentación alrededor del cormo varía con la edad de las plantas, así en plantas jóvenes la

zona de absorción se localiza en la zona que presenta mayor cantidad de raíces, pero conforme

avanza la edad de la planta, este comportamiento cambia, pues en plantas de dos meses de

edad la zona de absorción se ubica en un radio de 150 cm, mientras en las de cinco meses de

edad se ubica en un radio de 230 cm.

Existen diferentes factores que afectan el desarrollo del sistema radical de las Musáceas: entre

las que se puede mencionar el suelo (Tropismos, profundidad efectiva, textura, estructura,

niveles freáticos y fertilidad); insectos - plagas (Gorgojo negro: Cosmopolítes sordidus);

enfermedades (Nemátodos, hongos y bacterias); uso inadecuado de productos químicos

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(herbicidas); exceso de humedad: La saturación del suelo por períodos continuos por más de

tres días, provoca daño irreversible en el sistema radical de la planta y consecuentemente

elevadas pérdidas económicas. El exceso de agua por falta de drenaje desplaza el aire del

suelo limitando el intercambio gaseoso y por ende el oxígeno atmosférico indispensable para el

proceso de respiración, y evita la salida de dióxido de carbono que constituye un producto de la

respiración. En ausencia de oxígeno las raíces pueden sufrir grandes daños e incluso morir.

Bajo las condiciones de mal drenaje el aprovechamiento de los fertilizantes es muy bajo, debido

a que existe muy poca energía para su absorción (Haddad y Leal, 1996; Colina, 1997; Dorel y

Lafontaine, 1998). Rodríguez, (1990) y Becerra, (1991) encontraron afectaciones al desarrollo

de las raíces por el efecto de la salinidad del suelo y del agua de riego.

Champion, (1968) anota que la sequedad lleva aparejadas por lo menos dos consecuencias

graves: la primera es el cierre temprano de los estomas durante el día lo cual ocasiona una

disminución de la actividad fotosintética con las consecuencias a su vez de un retraso de la

vegetación, una salida más lenta de las hojas (y aún obstrucción foliar) y disminución del

crecimiento de los órganos foliares y florales seguida de una desecación acelerada de las hojas

más antiguas, que parecen no resistir a los déficits hídricos temporales.

En caso de déficit hídrico el banano tiende a doblar los semilimbos hacia adentro. Si el déficit es

prolongado, se alarga el ciclo vegetativo, al retardarse el ritmo de emisión foliar, además la hoja

puede sufrir un desecamiento progresivo en su margen. (Morello citado por Champion, 1968;

Calabrese, 1993).

Haddad y Leal, (1996) aseguran que no existen evidencias de la respuesta al fotoperíodo en

bananos, pero la longitud del ciclo se extiende a baja intensidad lumínica; aún cuando, nuevas

hojas puedan emerger y abrirse en total oscuridad. La actividad fotosintética de las hojas de

banana aumenta rápidamente a iluminaciones entre 2.000 a 10.000 lux, y mas lentamente entre

10.000 y 30.000 lux cuando las lecturas eran hechas en la haz. Si las intensidades de luz son

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muy altas, las frutas pueden quemarse, especialmente si la alta intensidad es acompañada de

altas temperaturas

2.2-Relación agua suelo planta en banano y plátano.

Distintos autores en varias partes del mundo han encontrado que el efecto del buen abasto de

agua al banano y al plátano se manifiesta en un aceleramiento en el ritmo de emisión foliar y en

la emisión de la inflorescencia (Summerville, 1944 y Moreau, 1965); mejor crecimiento y

desarrollo del hijo seguidor, menor cantidad de racimos perdidos y aumento de la producción

(Eastwood y Jester, 1949); mayor número y distribución total de raíces (Aubert, 1968 y 1973;

Socarrás, 1977, 1981 y 1982 citado por Camejo, 1983); mayor peso del racimo (Williams, 1967);

aumento en el rendimiento y sus componentes, diámetro del pseudotallo en floración y cosecha

(Manica, et al, 1975; Holder y Gumbs, 1982; Anónimo, 1986); mayor número de frutos y

aumento de su peso, número de hojas y mejoras en la calidad del racimo (Trochouillas, 1976).

Lassoudiere y Charpentier (1971) y Lassoudiere, (1971) constataron que el factor hídrico es el

parámetro que mayor influencia tiene en el crecimiento de la vaina foliar; observando, que

después de aplicarse 25 mm de agua, durante los dos primeros días, el crecimiento de las

raíces se limitó debido al exceso de agua y falta de aireación. Melín y Marseault, (1972)

reportaron que cuando las lluvias son menores de 60 mm en un período de 15 días

consecutivos, es necesario aplicar 33 mm por riego. Comparando parcelas regadas y no

irrigadas durante cinco ciclos de producción, observaron en las plantas irrigadas, mayor

precocidad, mejor calidad del fruto e incrementos en los rendimientos.

Stolen y Wert, (1973) encontraron que independientemente de la altura de la planta y

profundidad del sistema radicular se debe regar cuando el pF en el suelo alcance un valor de

2,7. Ghavami, (1973 y 1974) encontró altos rendimientos en el cultivo del banano, en suelos

cuyas tensiones de humedad estaban comprendidas entre 30 y 40 cb notando que en los

diferentes estratos del suelo, cuando estos comienzan a ser desecados, las raíces tienden a

profundizar.

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Krishman y Shanmugavelu, (1979) para las condiciones de la India, probaron varios niveles de

humedad del suelo, concluyendo que la altura de la planta, circunferencia del pseudotallo, área

foliar total, número de hojas en floración y peso del racimo, aumentaron significativamente con

el incremento de humedad del suelo, mientras que no se observó efecto en la emisión de los

hijos. El tiempo entre la floración y la cosecha disminuyó a medida que el riego fue más

frecuente.

Holder, (1982) concluyó que con el riego de 0-60 días y de 60-120 días después de la

plantación no se obtiene efecto significativo en la altura final, circunferencia del pseudotallo y el

rendimiento final en comparación con un testigo sin riego; además que regar en los primeros

180 días a partir de la plantación proporciona un incremento altamente significativo en la altura

y circunferencia del pseudotallo. Observó además que regando en los primeros 180 días y de

120-180 días después de la plantación, se obtiene una emisión más rápida de los racimos, así

como estos alcanzan mayor peso y calidad.

Martínez, (1984) trabajando con el clon Cavendish gigante en suelos Ferralíticos rojos

compactados, encontró en plantas regadas una mayor concentración de raíces (98,34 %) de 0 a

40 cm, y en plantas no regadas el 89,26 % de las raíces se encontraban en la capa de 0 a 30

cm de profundidad.

Madramootoo y Jutras, (1984) midieron aumentos en el rendimiento de la planta madre y el

segundo sucesor, en la producción de hojas y el ritmo de cosecha en plantas bajo riego

localizado comparándolas con otras en secano o bajo riego por aspersión.

Martínez, (1986) estudiando el efecto del riego sobre el crecimiento y desarrollo del banano, en

un suelo Ferralítico rojo compactado en las condiciones del occidente de Cuba encontró que las

variantes más frecuentemente regadas (85 % CC en los primeros 45 cm de superficie)

alcanzaron mayor altura, más rápida emisión de las hojas, así como mayor precocidad en

alcanzar el momento de la floración y la cosecha, así como encontró incrementos en el peso del

racimo y el rendimiento. Comprobó también que independientemente del nivel de humedad

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mantenido en el suelo, en fase inmediata a la floración, los parámetros de desarrollo (área foliar,

velocidad de emisión de las hojas y crecimiento general) disminuyen sensiblemente.

Martínez, e Idalmis León, (1988) probaron los niveles de humedad del suelo 90 % CC, 80 %

CC, 70 % CC y sin riego en el clon Cavendish gigante sobre suelo Pardo con carbonato, en las

condiciones climáticas de la Provincia Camaguey. Encontraron incrementos en el rendimiento y

sus componentes, en los tratamientos regados respecto al testigo. El tratamiento regado al 90

% CC, presentó diferencias significativas con los demás tratamientos en cuanto al peso del

racimo, número y peso de los dedos y rendimiento final. Los dos restantes tratamientos que se

regaron, no presentaron diferencias significativas entre si en casi ninguno de los componentes

del rendimiento. Todos los irrigados difirieron con el testigo respecto al rendimiento final y

presentaron un mejor desarrollo fisiológico.

Wagner y Haddad, (1985) probaron que frecuencias de riego bajas propiciaron mejor

comportamiento en parámetros fisiológicos tales como altura y perímetro del pseudotallo a 20

cm de altura, área foliar de la primera hoja, ángulo de repliegue y despliegue de la primera hoja.

Socarrás y Martínez, (1990) trabajando con dos clones de banano sobre suelo Ferralítico rojo

compactado, comparó dos tratamientos (uno regado y otro regado sólo hasta los cuatro meses

de edad). En ambos la mayor concentración de raíces se presentó en la capa entre 30 y 50 cm,

la cual se incrementó en el momento de la floración, siendo mayor su cantidad en las plantas

regadas.

Socarrás y Martínez, (1990) estudiando el efecto de diferentes niveles de humedad en el

plátano vianda encontraron que la misma tuvo gran influencia sobre el crecimiento de las

plantas, obteniéndose resultados superiores en cuanto a peso del racimo, manos por racimo,

número de dedos total y rendimiento final en plantas irrigadas. Concluyeron que mantener un

nivel de humedad por encima del 85 % CC beneficia más a la planta que cuando se riega al 75

% CC o no se riega.

Landa, et al, (1990) y Cevik, et al, (1998) reportaron rendimientos superiores para el plátano

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con riego localizado que con técnicas de riego por bandas y aspersión.

Wagner, et al, (1991), aplicaron láminas de riego de 20, 40 y 80 mm cada 7 días en una

experiencia con banano. Estos niveles de humedad según los autores representaban en todos

los casos valores muy por debajo del 50 % del agua utilizable del suelo, lo que trajo consigo que

no se presentaran diferencias significativas entre los tratamientos en cuanto al peso de racimo

Elisa Zamora, et al, 1997 sostienen que para el banano se consideran muy críticas (cuando es

imprescindible mantener la humedad como mínimo a un 85 % CC) las fases de formación inicial

y desde el final de la fase vegetativa hasta el 50 % de la floración. Por otra parte señalan que el

cultivo es tolerante, con pequeñas afectaciones en el rendimiento en los inicios de la fase

vegetativa y después de iniciada la cosecha y que a partir del 3º o 4to ciclo, que el platanal tiene

planta en todos los estadíos de crecimiento, pueden suspenderse los riegos durante la época

lluviosa.

Según Crane y Balerdi, (1998) el banano requiere de grandes cantidades de agua y es muy

sensible a la sequía, la que se manifiesta en el incremento en el tiempo hasta la floración y

fructificación, reduciéndose el tamaño y número de los frutos, así como el rendimiento total. El

cultivo necesita de 4-6 pulgadas (102-152 mm) de agua por mes para un normal desarrollo y

producción.

Goenaga e Irizarri, (1995 y 1998) encontraron mayor rendimiento (30 % más) y de mejor calidad

en plantas a las que se le dio el 100 % del agua perdida por evapotranspiración, que en

plantaciones sólo mojadas con la lluvia.

Dorel y Lafontaine, (1998) en un ensayo que tuvo como objetivo la búsqueda de indicadores del

estado hídrico del cultivo en dos tipos de suelo en Guadalupe, concluyeron que el

mantenimiento de una humedad del suelo próxima a la capacidad de campo parece

indispensable para un crecimiento óptimo del banano. Por su parte, Lahav y Lowengart, (1998)

afirman que entre las prácticas culturales, el agua es el factor más importante en la producción

bananera.

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Goenaga e Irizarri, (1998) estudiaron los requerimientos hídricos del banano en un Oxisol,

probando a su vez la respuesta de dos clones diferentes en este aspecto. La producción

comercial más alta (79,7 t / ha) se obtuvo en el segundo retoño del cultivo cuando a las plantas

se le suministró el 125 % del agua perdida por evapotranspiración. Esto representa un 53 % de

incremento respecto a las que sólo se les satisfizo el 25 % de las pérdidas. Concluyen que las

plantas que se desarrollen sobre este tipo de suelo deben ser regadas con no menos del 25 %

del agua que se evapotranspire y que el uso de menos riego puede reducir la producción en

más del 25 %, siendo afectada también la calidad del fruto.

Según Lagerwall, (2000) en las condiciones de Sudáfrica, una lluvia de 100 mm por mes es el

requerimiento mínimo para el banano, y cuando este aporte no se recibe, se hace necesario por

tanto mantener el riego.

El Instituto Hindú de Investigaciones Hídricas (Krishiworld, 2002) reportó que regar al plátano

cuando el potencial hídrico del suelo esté entre 0,25-0,45 bares es lo óptimo, y si se hace

cuando el valor está entre 0,65-0,85 bares, se reduce significativamente la producción, similar

opinión sostiene Maciel, (2003).

2.3-Estudio de la evapotranspiración y sus particularidades en el banano y el plátano.

2.3.1-Generalidades sobre evapotranspiración.

La opinión generalizada en la literatura revisada indica que la evapotranspiración incluye no

sólo el término de evaporación directa desde la superficie del suelo, del aire y de la cubierta,

sino también el agua absorbida por la planta y transpirada a la atmósfera (Aidarov, et al¸ 1985;

Liliana Tzenova y Pavón, 1985; Dueñas, 1985; De Santa Olalla y De Juan, 1992; Pacheco, et

al, 1995; Salgado, 2001; Muñoz, 2001).

La magnitud de la evapotranspiración depende de la energía térmica determinada por la

posición geográfica de la tierra irrigada, de la humedad del suelo y del tipo de cultivo agrícola

(Israelsen y Hansen, 1965; Aidarov, et al, 1985; De Santa Olalla y De Juan, 1992; Moreno, et al,

1993; Paz, et al, 1996; Merriam, 1996; Classen y Halm, 1996; Prueger, et al, 1996).

22

Page 16: 0349 Necesidades Hidricas Banano Platano

Por la relación que tiene para el presente trabajo es necesario aclarar algunos conceptos

relacionados con los tipos de evapotranspiración que se han definido en la literatura.

evapotranspiración máxima (Etm) se define como la evapotranspiración de un cultivo

específico en condiciones de densidad y de fertilización de suelo óptimas, que crece y

se desarrolla en un suelo bien aprovisionado de agua (de forma que esta no sea un

factor limitante de su intensidad de crecimiento), ubicado bajo condiciones advectivas

despreciables y en las condiciones climáticas habituales de la región considerada

(Perrier citado por De Santa Olalla y De Juan, (1993).

evapotranspiración del cultivo de referencia (Eto) es la que para unas condiciones

climáticas dadas experimenta un césped en buenas condiciones que cubre

completamente el suelo, de altura uniforme entre 8 y 15 cm y no carece de humedad

(Smith, et al, 1990; Allen, 1998).

evapotranspiración potencial (Etp) es la que puede ocurrir sobre una superficie cubierta

por vegetación cuando el suministro de humedad es ilimitado. La Etp para un cultivo se

puede estimar a partir de la Etr multiplicando ésta por unos coeficientes específicos para

ese cultivo (Kc) que dependen de su estado fenológico (de crecimiento) en cada

momento, ETp=Kc.Eto (Smith, et al, 1990).

Por último se definen la evapotranspiración calculada (Etc) como el resultado de todo

cálculo de la ET por medio de fórmulas (Perrier, 1984 citado por De Santa Olalla y De

Juan, 1992) y la evapotranspiración real (Et) como la que ocurre en un cultivo normal

que se riega a intervalos y, por tanto, la oscilación de la humedad en rangos más o

menos amplios impide que alcance los valores máximos para cada fase de desarrollo

(Pacheco, et al, 1995).

El método del evaporímetro tanque Clase A se recomendó para ser aplicado en las condiciones

de Cuba (Rey, et al, 1978), en la determinación de la evapotranspiración calculada, debido a

que otros métodos aunque son más exactos, requieren de una mayor cantidad de datos

23

Page 17: 0349 Necesidades Hidricas Banano Platano

climatológicos, lo que les limita en su uso. Sin embargo son numerosos los autores que han

reportado que el mismo presenta grandes diferencias considerables respecto a los valores

reales de evapotranspiración. Acosta y Luis, (1986) trabajando en Caña de Azúcar encontraron

desviaciones del método en comparación con otros aplicados. Jensen, et al, (1990) destacaron

que el método sobrestima la evapotranspiración real en un 14 y un 21 % en regiones húmedas

y áridas respectivamente.

La FAO ha venido recomendando desde el año 1990 el método de combinación de Penman

Monteith modificado (Smith, et al, 1990; Allen, et al, 1998), así como algunos otros métodos

secundarios en el caso en que no halla posibilidad de aplicarlo, debido a la gran cantidad de

datos climatológicos que este método requiere. Entre estos últimos se destacan: el FAO-Blaney-

Criddle, Thorntwaite y el FAO Clase A.

El método FAO clase A, según Jensen, et al, (1990), sólo presenta desviaciones de un 5 % por

encima del valor real y un 5 % por debajo del valor real en zonas húmedas y áridas

respectivamente.

La evapotranspiración calculada de un cultivo, en cierto momento de su ciclo vegetativo, puede

expresarse según la ecuación descrita en Allen, et al, (1998) :

Etc = ETo * Kc …………………………………………………………….1.2

Donde:

Etc: Evapotranspiración real del cultivo.

ET0: Evapotranspiración del cultivo de referencia.

Kc: Factor que corrige el cultivo según su fase vegetativa.

La estimación de la evapotranspiración del cultivo de referencia en función de la evaporación de

bandeja (FAO Clase A ó FAO Cubeta) se basa en la relación siguiente (Allen, et al, 1998):

ETo = Kt * Ev ………………………………………………………………1.3

24

Page 18: 0349 Necesidades Hidricas Banano Platano

Donde:

Ev: Evaporación del tanque clase A.

Kt: Coeficiente del tanque.

2.3.2-Estudio de la evapotranspiración y los coeficientes biológicos en el banano y el

plátano.

De forma general las investigaciones que han abordado el estudio del tema en diversas partes

del mundo donde se desarrolla la producción bananera coinciden en afirmar que la tasa de

evapotranspiración real del cultivo está directamente relacionada con las condiciones de

humedad prevalecientes en el suelo, viéndose favorecida por el aumento de las temperaturas,

de ahí que varíe a lo largo del año alcanzando valores bajos durante los meses fríos que se

elevan en el verano. La aplicación de niveles crecientes de humedad hasta niveles óptimos

también es una causal del incremento en las láminas. Otro factor que influye en la obtención de

un determinado consumo es la fase fenológica en que se encuentre la planta; viéndose esto

muy marcado durante el primer ciclo. En cuanto a los valores los reportes encontrados los

enmarcan en un amplio rango que oscila desde 1-10 mm con totales anuales cercanos a los

1000 hasta más de 2000 mm (Morello, 1953; Shmuelli, 1953; Rishell, 1958; Champion, 1968;

Arscott, et al, 1965; Aubert, 1968; Trochouilas, 1973 y 1975; Haddad y Borges, 1974; Haddad y

Meredith, 1975; Manica, et al, 1975; Meyer y Snoch, 1976; Meyer, 1980, Da Silva, et al, 1977;

Krishman y Shanmugavelu, 1979 y 1980; Hardman, 1984; Robinson y Alberts, 1989; Hedge . y

Srinivas, 1990; Gall, 1998; Goenaga e Irizarri, 2000)

Álvarez, (1978) reportó un consumo promedio diario de 3,27 mm para un límite inferior de la

humedad en el suelo del 85 % de CC en el plátano vianda y estableció la relación entre la

evapotranspiración real del cultivo y la evaporación desde un evaporímetro Clase “A” con un

valor de 0,36 como coeficiente medio anual.

25

Page 19: 0349 Necesidades Hidricas Banano Platano

Rey, (1980) concluyó que en la profundidad de 0-40 cm del perfil de suelo se realiza el mayor

consumo de agua del cultivo; aproximadamente un 85 % del consumo total.

Holder, (1982) indicó que la evapotranspiración varía entre 4,5 hasta 5,74 mm / día, en

dependencia de la época del año y estado vegetativo del vegetal para las condiciones de la

India.

Socarrás, (1982) citado por Camejo, (1983) encontró un consumo total anual del plátano vianda

para el fomento entre 12493 a 16032 m3/ha. Además que la fase más exigente en cuanto al

consumo de agua fue inflorescencia-floración-desarrollo del fruto con 36-46 y 39-50 m3/ha/día

respectivamente. Por otra parte concluyó que el 44-64 % del consumo total lo suple el riego y el

35-55 % la lluvia y una ínfima cantidad del 0,8-2,1 % la humedad presente en el suelo. Obtuvo

un coeficiente biológico global en fomento de 0,5-0,71 en función del nivel de humedad del

suelo y en producción de 0,54-0,69, obteniéndose los coeficientes biológicos más altos en los

meses desde Septiembre a Noviembre para el fomento y en producción en los meses desde

Agosto a Octubre coincidiendo en ambos casos con la fase inflorescencia-floración-desarrollo

del fruto.

Young, et al. (1985) reportaron que la evapotranspiración anual del banano oscila en un rango

amplio que va desde 1200 hasta más de 2500 mm, cuando el cultivo se riega con coeficientes

en el rango de 0,2 a 1,8.

Martínez, (1986) estudiando la influencia del riego en el crecimiento y desarrollo del banano

destacó que los consumos totales oscilaron en el fomento desde 1027 a 1404 mm siendo el

mayor valor el correspondiente a los niveles más altos de humedad del suelo. En producción el

rango fue de 862 a 1030 mm anuales, correspondiendo también el mayor valor al tratamiento

más húmedo. En un tratamiento que se regó sólo durante los primeros 4 meses de vida las

cifras fueron mucho más bajas: 845 y 753 mm/año en el fomento y producción respectivos.

Doorembos y Kassam, (1986) reportaron que para el banano los valores de evapotranspiración

anual oscilan desde 1200-2800 mm y que durante los estadíos iniciales del fomento los valores

26

Page 20: 0349 Necesidades Hidricas Banano Platano

presentados se deben en su mayor parte al factor evaporación, siendo la evapotranspiración del

cultivo en estos momentos casi igual a la evapotranspiración de referencia. En el período de

brotación hasta los 3 meses de plantación se alcanzan valores promedio de 2-4 mm; en la fase

Floración-Fructificación se alcanzan valores promedio diarios de evapotranspiración 6-8 mm.

Martínez, (1987) encontró valores promedio de evapotranspiración de 3,40 mm/día, 2,89

mm/día y 2,40 mm/día, regando al 85 % CC, 75 % Cc y sin riego respectivamente para el

plátano vianda y halló coeficientes biológicos globales de 0,63 para el 85 % CC, 0,53 para el 75

% CC y 0,43 sin riego.

Martínez y Ortega, (1987) regando los clones de banano “Cavendish gigante”, “Parecido al Rey”

y “Tetraploide 64-2596” al 85 % CC, encontraron valores máximos de coeficientes bioclimáticos

entre 0,82 y 1,18 en el momento en que las parcelas estaban florecidas entre el 51-66 %.

Martínez e Idalmis León, (1988) estudiaron en las condiciones de la provincia Camagüey el

efecto del riego sobre el banano en un suelo Pardo con carbonatos y hallaron que a medida que

el nivel de humedad se elevaba en el suelo, era más alto el consumo total de agua de la

plantación, lográndose valores comparativamente muy bajos cuando no se regaba o cuando el

nivel de humedad era del 70 % CC. Ellos reportaron 13790 m3/ha/año para un 90 % CC de

humedad, 13590 m3/ha/año para el 80 % CC y por último 12860 m3/ha/año y 12040 m3/ha/año

para el 70 % CC y sin riego respectivamente con promedios de 3,0 mm/día y coeficiente global

de 0,59 para el nivel más húmedo, mientras en el seco estos valores fueron de 2,46 mm/día y

0,47 respectivamente. En los dos restantes tratamientos regados los valores promedio de

evapotranspiración y Kg fueron de 2,83 mm/día y 0,55 regando al 80 % CC y 2,68 mm/día y

0,52 regando al 70 % CC. La distribución diaria de la evapotranspiración y Kg en el tratamiento

más húmedo tuvieron dos momentos pico, uno alrededor de los cinco meses de plantado el

cultivo con 5,3 mm/día y Kg = 0,86 y otro al tener el 58 % de plantas florecidas con 5,0 mm/día

y Kg = 0,95.

27

Page 21: 0349 Necesidades Hidricas Banano Platano

MINAG, (1988) recomendó para el banano, independientemente de la talla, clon o época de

plantación que se apliquen coeficientes bioclimáticos con valores máximos de 1,00-1,15 entre

los 6 y 9 meses, durante el fomento y 0,93 como valor más alto en el mes de Junio y los

valores mínimos van de 0,4-0,6 al principio y a finales del ciclo de fomento, mientras que al

inicio y final de la fase de producción, se alcanzan valores respectivos de 0,56 y 0,49.

Lahav y Kalmar, (1988) aplicaron volúmenes de agua diferenciados al banano, partiendo de

varios coeficientes de cultivo. Encontraron que con el coeficiente 1,0 se obtienen buenos

resultados económicos. Durante la campana, se suministro un promedio anual de 10 370 m3 de

agua. La evapotranspiración en varió entre 4 y 7,5 mm de marzo a noviembre, con un máximo

en julio-agosto.

Socarrás y Martínez, (1989) investigando en plátano vianda CEMSA ¾ en la zona occidental

sobre suelo del tipo Ferralítico, obtuvieron en una variante de riego al 85 % CC coeficientes

biológicos globales de 0,58 en fomento y 0,55 en producción y valores de 0,69 y 0,61

respectivamente regando cuando la humedad llegaba al 95 % CC.

Robinson y Albert, (1989) indican que dependiendo de las condiciones climáticas

prevalecientes, los estimados de la evapotranspiración anual de la banana oscilan en el rango

desde 1200 a 2690 mm.

Socarrás y Martínez, (1990) probando diferentes niveles de humedad del suelo (85 % CC, 75 %

CC y sin riego) en el plátano vianda CEMSA ¾, sobre suelo Ferralítico rojo compactado en la

zona occidental del país encontraron en la variante más húmeda una evapotranspiración total

de 1540 mm/año en el fomento y 955 mm/año en producción, para un promedio de 3,48 y 3,53

mm/día respectivamente. Estos valores decrecieron en la otra variante bajo riego (menos

húmeda) alcanzándose valores de 1530 mm/año en el fomento y 910 mm/año en producción

para promedios respectivos de 3,40 y 3,37 mm/día. Lo más notable es que en la variante sin

riego sólo se alcanzaron 1260,3 mm/año y 635,3 mm/año en producción, con promedios

respectivos de 2,68 y 2,64 mm/día. El mayor porcentaje de agua evapotranspirada se obtuvo en

28

Page 22: 0349 Necesidades Hidricas Banano Platano

la capa de 0-40 cm, siendo más acentuado este consumo en los primeros 10 cm de la

superficie. Al igual que la evapotranspiración, los coeficientes bioclimáticos tuvieron valores

promedios que se incrementaron con el nivel de humedad mantenido; el tratamiento más

húmedo alcanzó valores pico en la fase inicial de crecimiento (0,86 en fomento y 0,87 en

producción) y durante la fase de floración (1,13 en fomento y 0,91 en producción).

Carmen Suárez, (1995) reportó para las condiciones de Islas Canarias coeficientes de cultivo

máximos en Enero y Octubre con valores respectivos de 1,2 y 1,4, mientras el mínimo es de

0,43 y se alcanza en Marzo.

Allen, et al, (1998) recomendaron coeficientes de cultivo (Kc) en el banano para ser aplicados

en regiones de clima subhúmedo (Hrmed Ε 70 % y Velocidad del viento Ε 2 m/s) en el cálculo

de la evapotranspiración del cultivo partiendo de la evapotranspiración de referencia

determinada según la ecuación de Penman-Monteith que oscilan desde 1,00 hasta 1,20.

Plantearon que para otras condiciones se determinen los Kc partiendo de un gráfico, el cual

está en función de las características del clima. No obstante aclaran que en el caso de áreas

donde se riegue con alta frecuencia el Kc inicial puede elevarse sustancialmente y debe

afectarse entonces por un coeficiente cuyo valor oscila de acuerdo a la técnica de riego.

Santana y Suárez, (1998) estudiaron en las condiciones de Islas Canarias, la conducta del

banano con respecto a las cantidades de agua aplicadas a través del riego de alta por goteo y

microjet. Bajo estas condiciones se encontró que los valores de evapotranspiración total anual

han llegado hasta 1038,06 mm en lisímetro; siendo 1,4 mm/día y 5,0 mm/día los valores

mínimos y máximos registrados en Abril y Septiembre respectivamente. En estas mismas

condiciones Santana, et al, (1998) encontraron que las bajas temperaturas de Enero y Febrero

tienen un efecto negativo sobre la evapotranspiración del banano; indicando que la tasa diaria

promedio de consumo oscila desde 2,10 a 4,56 mm/día y el coeficiente de cultivo va desde 1,1

a 1,4.

29

Page 23: 0349 Necesidades Hidricas Banano Platano

En Canarias, un Informe del INIA, (2000) reportó que los coeficientes de cultivo mensuales

obtenidos a través de la evapotranspiración ocurrida en lisímetro de cultivo y los valores de

evaporación, se encuentran entre 0,43 en el mes de Marzo y 1,40-1,22 para Octubre-

Noviembre. Se indica que los valores mínimos de evapotranspiración de la platanera en

Canarias, se presentan en el mes de Enero y los máximos en Agosto, oscilando entre 1,5 y 4,6

mm/día.

Dueñas, et al, (1999) reportaron en suelos Ferralíticos rojos de Villa Clara, que la

evapotranspiración real promedio varío de 4,8-6,3 mm/día para la etapa de fomento y de 6,4-8,3

mm/día en etapa de producción. Según Dueñas, (2001) en Villa Clara los valores siempre

están cercanos a los 8 mm/día con promedios durante todo el ciclo de 6-9 mm/día. Camejo,

(2000) ha observado valores pico en la etapa floración-fructificación de hasta 7,5 mm/día, en las

condiciones de Ciego de Ávila.

Un reporte de Islas Hawaii (Anónimo, 2002), señala que estudios hechos en cuanto a la

evaporación del tanque mostraron que el banano logra un desarrollo satisfactorio y alta

producción de frutas cuando se riega con un coeficiente de tanque igual a uno y que el riego

con cantidades mayores a la evaporación del tanque no necesariamente incrementa los

rendimientos, pero los mismos son afectados adversamente cuando se riega con menos agua

que la indicada por el tanque.

De Castro, et al, (2002) estudiaron en Petrolina (Brasil) el consumo hídrico y el coeficiente de

cultivo en el banano, irrigado por microaspersión. La evapotranspiración acumulada desde los

120 días de la plantación hasta el término de la cosecha del primer ciclo (437 días) fue de 1210

mm, con un promedio de 3,8 ± 1,1 mm/día; en 120 días que duró el segundo ciclo, el consumo

fue de 880 mm, con promedio de 4,0 ± 1,2 mm/día. Los valores mínimo y máximo fueron 1,7

mm/día y 6,3 mm/día, ocurridos el primero en Junio a los 140 días de plantado y el segundo en

Septiembre a los 580 días (cosecha del segundo ciclo). Los coeficientes de cultivo presentaron

valores desde 0,6 a 1,1 y 1,1 a 1,3 en el primero y segundo ciclos respectivamente.

30

Page 24: 0349 Necesidades Hidricas Banano Platano

Maciel, (2003) recomienda para las condiciones de Brasil emplear un coeficiente biológico de

0,6 en regiones húmedas y de 0,85 a 1,0 en las semiáridas. Este autor sostiene que el consumo

del banano en el fomento para regiones húmedas y subhúmedas del Brasil, alcanza el 28, 70 y

77 % de la ETo. a los 70, 245 y 310 días después de plantado respectivamente, mientras para

las regiones áridas el consumo es del 20, 85 y 110 % de la ETo. a los 70, 210 y 300 días

después de la plantación en orden respectivo.

En el Cuadro 1.2 se ofrecen resumidos algunos de los valores de coeficientes biológicos y de

cultivo, que han sido recomendados para ser aplicados en el riego del banano, factibles de ser

aplicados en las condiciones cubanas, incluidos los recomendados por la FAO para ser

aplicados en las condiciones de clima tropical

Cuadro 1.2 Coeficientes biológicos recomendados para el cálculo de la

evapotranspiración por métodos empíricos en el banano. Autor y año

Fase del

ciclo

Mes

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

Rey, et al,

A 1978

F 0,45 0,51 0,48 0,59 0,73 0,88 0,84 0,85 0,88 0,94 0,93 0,92 P 0,93 0,42 0,76 0,77 0,78 0,76 0,86 0,85 0,88 0,86 0,90 0,89

MINAG, B 1,50 1,50 0,70 0,70 0,70 0,70 0,70 1,09 1,09 0,96 0,96 0,79

31

Page 25: 0349 Necesidades Hidricas Banano Platano

1994

C 1,50 1,50 0,87 0,87 0,87 0,87 0,87 0,95 0,95 0,84 0,84 0,82 D 1,50 1,50 0,70 0,70 0,70 0,70 0,70 0,9 0,90 0,79 0,79 0,79 E 1,50 1,50 0,66 0,66 0,66 0,66 0,66 0,79 0,79 0,70 0,70 0,61

P 0,9

Coeficientes de cultivo (Kc) recomendados por la FAO

Autor

Inicial

Fase del ciclo vegetativo

Desarrollo

Inicio Medio Tardío

Total

FAO (Doorembos y Kassam, 1979)

Cosecha 0,4- 0,5 0,7 a 0,85 1,0-1,1 0,9-1,0 0,75-0,85 0,7-0,8

FAO (Allen, et al, 1998) 1,00* 1,2* 1,2* 1,2* 1,00* 1,00*

*Para ser utilizados utilizando la evapotranspiración de referencia calculada por

Penman-Monteith.

A: Plantación en Marzo (F: Fomento; P: Producción)

B: Fomento plantado en Febrero-Marzo-Abril.

C: Fomento plantado en Mayo-Junio-Julio.

D: Fomento plantado en Agosto-Septiembre-Octubre.

E: Fomento plantado en Noviembre-Diciembre-Enero.

32

Page 26: 0349 Necesidades Hidricas Banano Platano

3-Normas e intervalos de riego en el plátano.

Stoler citado por Shmuelli, (1953) significó que irrigaciones con intervalos de 6 días aumentan el

rendimiento de 13-17 % en relación con riegos cada 12 días.

Arscott, et al, (1965) reportaron que realizando aplicaciones de 65 mm/semana el peso del

racimo se incrementaba de 40 a 69 libras (18 a 27 kg) y con aplicaciones de 142,5 mm/semana

el peso de fruta obtenido no tenía significación con respecto a 65 mm/semana.

Oppenheiner, (1968) estimó que en Israel, es necesario aplicarle al banano 1500 mm en el Valle

del Jordán y cerca de 800 mm en las planicies de costa, durante el año.

Jagirdar, y Bhuto (1963) investigando tres intervalos de riego, obtuvieron que las plantas

irrigadas cada 6 días eran más altas y vigorosas produciendo más hijos y sus frutos maduraron

más precozmente que los de las plantas con intervalo de riego cada 14 días.

Teoetia, et al, (1969) compararon tratamientos de riego con intervalos de 2,4 y 6 semanas entre

aplicaciones con un testigo sin riego; observaron que los tratamientos irrigados daban mejores

resultados y mayor producción que el no irrigado y que el irrigado cada dos semanas fue

superior significativamente a los demás tratamientos cuando las plantas eran jóvenes y con un

sistema radicular pequeño; observaron además que con plantaciones establecidas la frecuencia

de riego fue importante.

Dueñas, (1970) investigando sobre el plátano vianda Macho ¾ la respuesta del cultivo a

diferentes límites productivos, para las condiciones de Villa Clara, reportó como mejor variante,

regar cuando la humedad del suelo alcance un 80 % CC, con intervalos de riego que oscilan

entre siete y 12 días de acuerdo a la época del año y fase de desarrollo del cultivo,

recomendando siete días de intervalo de riego con un total de 23 riegos anuales y norma total de

riego 8921 m3/ha.

Sinmmonds, (1973) en experiencias llevadas a cabo en Guinea demostró que los mejores

resultados en este país durante la estación seca se obtienen con la aplicación de 30 mm a

intervalos de riego de 5 días y una media semanal de 180 mm. Citando varios autores reportó

33

Page 27: 0349 Necesidades Hidricas Banano Platano

variaciones en las dosis de aplicación según las zonas productoras plataneras. Sus resultados

aparecen en el cuadro 6.

Stolen y Wert, (1973) proponen de acuerdo a los tipos de suelo en que se cultiva el plátano en

Surinam, intervalos de riego que varían entre 5 y 12 días.

Ghavami, (1974) en experiencias con el cultivar Valery, regando con láminas de 25, 44, 64 y 83

mm y frecuencia de uno y dos riegos semanales encontró que el peso de los racimos fue

significativamente mayor cuando se usó una lámina de 44 mm por semana, en comparación

con el logrado aplicando 25 mm semanales. Sin embargo el rendimiento final no fue diferente

con estos regímenes concluyendo que las mayores aplicaciones de agua no tuvieron efecto

alguno sobre los caracteres productivos del plátano. También encontró evidencias de que dos

aplicaciones semanales tienden a producir mayores rendimientos que una sola. Trochouilas,

(1971; 1973 y 1975) trabajando sobre la eficiencia del riego en el plátano en Nueva Gales del

Sur recomienda regar cuando la humedad del suelo alcance un 90 % de la capacidad de

campo, aplicando normas pequeñas (alrededor de 10 mm) con intervalos de 3-5 días.

Manica, et al, (1975) propusieron para las condiciones del nordeste brasileño normas totales de

riego entre 3888-4779 m3/ha/año oscilando el número de riegos entre 9 y 33, recomendando

regar cuando se halla consumido el 50 % del agua aprovechable.

Lahav y Kalmar (1980) observaron el efecto de aplicaciones de 6600 m3/ha y 5500 m3/ha

entrega anual a intervalos de 3 días y estas mismas dosis con aplicaciones diarias en forma de

impulsos con 5 aplicaciones por día. Comprobaron que el método de impulsos, reduce la

tensión del agua en el estrato superior del suelo, estimula la asimilación de nitrógeno y el

enraizamiento superficial. Los mejores resultados en rendimientos durante 3 años de

investigación se obtienen con aplicaciones anuales de 6600 m3/ha a intervalos de 3 días

(práctica comercial).

Rey, et al, (1981) reportaron investigaciones en régimen de riego desarrolladas en Islas Hawai,

empleando el riego por goteo, con aplicaciones que variaron desde 1 galones/planta/día (3,76

34

Page 28: 0349 Necesidades Hidricas Banano Platano

litros) hasta 9 galones/planta/día (33,8 l) cuando la evaporación es de 0,1 pulgada/día (2,54

mm/día) y desde 2 gal/planta/día (7,57 litros/planta/día) hasta 18 galones/planta/día (68,2

litros/planta/día) si la evaporación es de 0,2 pulgada/día (5,08 mm/día). Informan que

aplicaciones de 8 galones/planta/día (30,3 litros/planta/día) y 16 galones/planta/día

(60,6litros/planta/día) según sea la evaporación promedio diaria ha dado los mejores resultados

en cuanto a la respuesta del cultivo y rendimiento por planta.

Camejo, (1982) investigando dosis de 45 mm con intervalos de aplicación de 7, 10 y 15 días y

un tratamiento sin riego en el plátano vianda Macho ¾ para las condiciones de Ciego de Ávila,

reportó que no existe diferencia significativa en el peso del fruto cosechado y demás

parámetros fisiológicos evaluados regando cada 7 y 10 días y si entre estos intervalos y regar

cada 15 días y secano, señalando que existen evidencias para indicar aplicaciones de riego

cada 10 días en este clon con un total de 21 riegos anuales, distribuidos 18 en el período seco

(Nov.-Abril) y tres en Julio-Agosto, con norma total de riego de 9450 m3 / ha / año.

Socarras y Martínez, (1989) en un estudio en el que compararon dos niveles de humedad (95 %

CC y 85 % CC) y la suspensión de algunos de los riegos planificados en plátano vianda,

tuvieron que aplicar una norma total de 10818 m3/ha y 102 riegos en el nivel más húmedo que

fue el de mejores resultados biológicos.

El MINAG, (1994) recomendó para las empresas donde se cultiva el banano en Las Tunas, en

suelos Pardo con carbonatos aplicar 18 riegos anuales con norma parcial y total de 40 mm y

720 mm respectivamente. Dichos riegos recomiendan aplicarlos en el periodo Noviembre-Abril

con un máximo de cuatro riegos en Abril, tres en Noviembre, Enero, Febrero y Marzo, así como

dos en Diciembre. En suelos tipo Fersialítico pardo rojizo típico, aconsejan aplicar 13 riegos en

el mismo período con norma parcial de 52,5 mm y una total de 682,5. Las aplicaciones también

se recomiendan hacer en los meses señalados anteriormente, pero distribuidos tres en

Noviembre y Abril, dos en Diciembre, Febrero y Marzo y uno en Diciembre.

35

Page 29: 0349 Necesidades Hidricas Banano Platano

Se plantea además en este reporte que desde la plantación hasta los tres meses de edad debe

dársele a la planta el 15 % del agua total, de ahí hasta el 50 % de la floración el 50 % de la

norma total y el 35 % restante debe aplicarse desde el 50 % de la floración hasta la cosecha.

Según este reporte, el rendimiento de una plantación de banano puede decrecer en un 27 % si

el intervalo de riego varía de 7 hasta 15 días, en un 24,2 % si cambia de 7 a 10 días y en un

49,2 % si se cambia de un intervalo diario a 7 días.

Indica además que las funciones agua-rendimiento más apropiadas para regar el banano en el

país son las siguientes:

Y= 0,000768 * X + 16,171711

Y= 0,00000008*X2 + 0,000374 * X + 16,898332

Y= 0,001593 * X – 0,107674 * X1/2 + 19,282672

Elisa Zamora, et al, (1997) recomiendan para todas las Empresas de Cultivos Varios de Las

Tunas que al banano en fomento se le apliquen 47 riegos anuales con una norma total de 11782

m3 / ha y 41 riegos y una dotación anual de 10989 m3 / ha en producción sin especificar a que

técnica de riego se refieren.

Gushiken, (2001) analizando los resultados de un proyecto de extensión del riego en Hawaii,

indica que se necesitan aproximadamente 120,000 litros diarios de agua para irrigar durante el

pico del mes de Agosto. Los volúmenes aplicados se basan en estimados hechos a partir de

datos del evaporímetro de cubeta, y alcanzan un valor anual de 1650 mm. El coeficiente de

cultivo tiene un valor de uno. La demanda de agua es igual o ligeramente superior a la estimada

en el tanque. Las aplicaciones mensuales van desde 0-122 mm.

Krishiworld, (2002) señala que en la mayoría de las regiones productoras de la India el intervalo

de riego aplicado es de 7-10 días, siendo además muy importante para mantener producciones

altas, no sólo regar en el momento que la planta lo necesite, sino también aplicar el drenaje.

Un reporte de experiencias de riego conducidas en el Campo Experimental de Waimanalo

indica que con la aplicación de 10 galones de agua por planta por día se han obtenido

36

Page 30: 0349 Necesidades Hidricas Banano Platano

producciones sobre las 80 mil libras de banano comercial por acre por año pueden, mientras

que aplicando dos galones de agua por planta por día, se pueden realizar producciones de 40

mil libras anuales de banano comercial por acre (Anónimo, 2002).

Bonneau, (2002) evaluando la influencia de dos tipos de sistemas de microaspersión (por

encima y por debajo del follaje) sobre el ritmo de emisión foliar y el tamaño y peso del fruto del

banano, esbozó que claramente se aprecia que el cultivo responde al estrés hídrico, reduciendo

el desarrollo y por tanto la productividad.

Maciel, (2003) cita que en Brasil el banano, debe regarse cada 12 y 18 días en regiones áridas

y húmedas respectivamente si la técnica es superficial y los suelos arcillosos, si se riega por

aspersión cada siete y 10 días y por último si el método es localizado y los suelos con más del

30 % de arcilla como máximo habrá que regar cada tres días y por lo menos dos veces al día si

el suelo presenta menos arcilla.

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