03 - Robert Englund

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Robert Englund

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    uede que ya est pasando: RobertEnglund, rodeado de fans, simula elgesto de atacar con unas garrasimaginarias, con la boca abierta, en

    la actitud de quien, en vez de estar a punto deeviscerar a su vctima, le est contando unabroma. Englund, Maestro del Fantstico porderecho propio en la realidad y en la hoja im-presa, es, adems de persona, personaje. FreddyKrueger, fundamentalmente, o el amable la-garto Willie, no pueden concebirse sin pensaren el actor. Englund est (o estar, si el lectorvido an lee este artculo sin que se haya cele-brado el festival Nocturna) en Madrid para re-coger el premio retrospectivo a una carrerarutilante, tan amplia que estas lneas tan slopueden soslayarla. El mito Englund acapara losfocos de atencin all donde va, es imn deaplausos, de flashes, que encaja siempre conuna sonrisa de sus espdicos rasgos.

    Robert Barton Englund nace en Glendale,California (ciudad en la que se licenciara, yhara sus primeros pinitos cinematogrficos,John Wayne), el 6 de junio de 1947. Sus padreseran Janis Macdonald y C. Kent Englund, inge-niero aeronutico que desarroll el avin espaLockheed U-2, modelo que el ejrcito estadou-nidense empleara en varias misiones durantela Guerra Fra, y, actualmente, y en versinms mejorada, en campaas de reconoci-miento de la OTAN. Por parte de madre, tenaancestros escoceses; los Englund mezclabansangre danesa y sueca. No hay grandes gestasen su infancia, pero s sabemos, gracias a susimptica locuacidad, que de pequeo le obse-sionaba el terror. De hecho, a los nueve aos

    vera la primera pelcula de este gnero, du-rante una fiesta de cumpleaos. Se trataba deLa mala semilla (The Bad Seed, 1956), de Mer-vin LeRoy: no era la pelcula programada lospequeos esperaban ver una de vaqueros,pero su impacto fue tan grande que le tuvomeses aterrorizado. Durante mucho tiempo,desconfi de las chicas con coleta, dice con suproverbial ingenio quien ha destripado en laficcin a muchas de ellas. Su inters por el cinele llevara a estudiar interpretacin a tempranaedad: a los 12 aos compagina sus estudios desecundaria con los de actuacin. Para darlesconsistencia, se trasladar a la Universidad deOakland, en Michigan, donde ensayar en unteatro hermanado con la Real Academia deArtes Dramticas londinense. Su formacinser muy clsica. Uno de sus dramaturgos pre-feridos, y que ms interpretar durante ese pe-riodo, ser el ruso Anton Chejv.

    Sus tiempos de principiante estn llenos deancdotas jugosas. Por ejemplo, en 1973, antesde empezar su carrera filmogrfica, ser ef-mero profesor de arte dramtico. Impartir cla-ses sobre escenas de accin, de pelea, enparalelo a su actividad profesional en un teatrocercano. Pero la ancdota ms famosa de susinicios, con unas pocas pelculas ya rodadas asus espaldas y unos cuantos papeles minsculosque le han permitido codearse con ArnoldSchwarzenegger, Catherine Deneuve o CharlesBronson, es su participacin en el casting de laprimera de todas las pelculas de Star Wars, en1977. Englund se present a las pruebas para elmercenario Han Solo. Como es bien sabido, noobtuvo el papel; sin embargo, su presencia sera

    EL SEOR DE LAS PESADILLASpor Joaqun Torn

    MAESTROS DEL FANTSTICO

    ENGLUNDROBERT

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  • tor, que es homenaje claro a Isaac Asimov, y unposo a Los jugadores de No-A (1956), novela deAlfred Van Vogt, en las lneas maestras de suargumento. Los actores estn dirigidos de ma-nera deplorable. Las criaturas son, como es ha-bitual en el cine de Corman, hilarantes: elalien es tanto una cucaracha movida por ca-bles que no se disimulan como una especie dezanahoria con ojos amarillos y una boca cua-jada de dientes. Los exteriores son una pobreemulacin de los realizados por H. G. Giger yBava. El montaje est lleno de incoherencias.Robert Englund, jovencsimo, hace de Ranger,uno de los miembros de la tripulacin que haido al planeta Morgantus a hacer no se sabebien qu (salvo morir de maneras bochorno-sas). En su escena final, Ranger lucha contra sureflejo maligno, y apostilla una sentencia quemarcar el tono posterior de su carrera: Noexiste el horror si no lo creamos nosotros. El re-parto lo componen algunos rostros conocidosdel fantstico, como Bernard Behrens, el capi-tn de polica de Al final de la escalera (TheChangeling, Peter Medak, 1980), o Sid Haig,cuyo personaje no enmascara la evidente refe-rencia de la que nace: Quuhod suena de ma-nera muy similar al arponero Queequeg deMoby Dick. Como l, tambin se dedica a ras-gar carnes y a contener la lengua.

    Muertos y enterrados, por su parte, es mag-nfica. OBannon se asoci con Ronald Shusett,su compinche en Alien, para escribir un argu-mento que bebe de dos fuentes inmejorables:H. P. Lovecraft y Richard Matheson. Del Soli-tario de Providence toman su terror ms os-curo, la anttesis de su horror csmico, aquelque le emparenta con el gnero en su acepcinms pura y clsica. La pelcula es, como se su-pondr, de zombis, pero tiene ms de HerbertWest, reanimador (1922), que de los cuentos deHenry S. Whitehead. Para que una cinta de estatemtica funcione ha de tener un fuerte compo-nente misterioso, de suspense, que site a unprotagonista ante un enigma que vaya supern-

    ble de produccin (tambin ejerci de directorde la segunda unidad), se encarg James Came-ron. Construy las paredes de la nave Quest, es-cenario mayoritario de la pelcula, a base deenvoltorios desechados de hamburguesas deMacDonald. La proeza luce bien, incluso cono-ciendo el apao. (Apunte al margen: La galaxiadel terror influira, por cierto, muy poderosa-mente en el aspecto de la venidera Alien II, de1984, que dirigira el propio Cameron)

    El guin roba sin ninguna vergenza algunaspremisas desarrolladas en Alien: la nave, de tri-pulacin escasamente guerrera, que se internaen un planeta inhspito y toma contacto conespecies extraterrestres; el ciborg traicionerocon intereses propios Hay una capitana Tran-

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    fundamental para el devenir del proyecto: com-parta habitacin con un tal Mark Hamill. Alregresar de las audiciones, le coment lo que es-taba haciendo y le anim a presentarse. El re-sultado es historia del cine. A Englund referir laancdota le hasta, de tantas veces como ha te-nido que contarla(1). Prefiere quedarse con otra:a punto estuvo de participar en ApocalypseNow (Francis Ford Coppola, 1979). Su juventudimpidi hacerse con un papel dentro de labarca que arrastra a Martin Sheen al corazn delas tinieblas. Le hubiera gustado mucho: En-glund, magnfico surfero, habra disfrutado enlas escenas de playa con Robert Duvall.

    PRIMEROS PASOS FANTSTICOS.EL LAGARTO WILLIE

    Su trayectoria fantstica empieza en 1981,con dos hitos: Muertos y enterrados (Dead &Buried, Gary Sherman), pelcula con guin deDan OBannon, y La galaxia del terror (Galaxyof Terror), escrita y dirigida por el director neo-zelands Bruce D. Clark, del que no se suponada ms desde que rodara esta su ltima pel-cula. La galaxia del terror tiene dos nombrespropios: James Cameron y, sobre todo, RogerCorman. El productor es la clave.

    Corman (para saber ms sobre l os remiti-mos al nmero 72 de esta misma revista) pro-duca desde New World Pictures, films baratosque explotaban el filn de grandes xitos delcine. Si Piraa (Piranhas, Joe Dante, 1978) erauna versin cutre, pero muy digna, de Tiburn(Jaws, Steven Spielberg, 1975), La galaxia delterror era el cruce pobre pauprrimo entreAlien, el octavo pasajero (Alien, Ridley Scott,1979) y Terror en el espacio (Terrore nello spa-zio, Mario Bava, 1965). Fue rodada en escena-rios que estaban a punto de ser demolidos latcnica es muy del agrado del productor, si-guiendo una esttica anticuada, cercana al brovisual del imaginativo Bava aunque con unpunto de serie B convencional. Los interiorestienen truco: de su diseo, en cuanto responsa-

    La carrera de Englund seafianzar gracias al lagartoWillie, el invasor que sepone al lado de los humanos

    Robert Englund como el aliengena Willie en V: Los Visitantes.La galaxia del terror (Galaxy of Terror) de Bruce D. Clark, 1981

    Trampa Mortal (Eaten Alive) de Tobe Hooper, 1977.

    Muertos y enterrados (Dead & Buried) de Gary Sherman, 1981.

    48 | SCIfIWORLD | MAYO 2015 (1) Para conocerla con profusin de detalles, se recomienda consultar su libro autobiogrfico Hollywood Monster. A Walk Down Elm Street with the Man of your Dreams, Simon & Schuster, 2013.Est muy bien hecho y es una Fuente inagotable de ancdotas, opiniones y secretos.

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  • dole progresivamente, y ante el que se sienta in-defenso y superado (no hay ms que pensar enNo profanars el sueo de los muertos o lacumbre La noche de los muertos vivientes): nopor nada, los zombis se caracterizan por su ca-rcter colectivo, por su condicin de plaga.Muertos y enterrados engancha desde su pri-mer minuto y est lleno de sorpresas muy bienllevadas, que pueden anticiparse mediante laspistas inteligentes que sugieren, ms que ense-an, los guionistas. Los tonos grises, tristes, dela fotografa, incrementan la desolacin a la quese enfrenta el sheriff (James Farentino) de unpueblo pesquero ms pequeo que un sello,pero colindante con Providence, en el que vanproducindose asesinatos de forasteros. En-glund es Harry, gruista de Potters Bluff, locali-dad imaginaria que podra ser Innsmouth, yque est presidida, como aquella, por todo unNoah. El maquillaje, del gran especialista StanWinston, luce a un nivel buensimo. Winstonejerce, como William B. Dobbs (Samuel Albert-son), de embalsamador eficaz. Brujera y vudson los ejes de una pelcula altamente recomen-dable, una joya capaz de jugar en la primera di-visin del fantstico y que todo amante delterror y del cine especializado debera ver sindilacin. La msica, conducida por Joe Ren-zetti, es apropiadsima: podra escucharse encualquier ttulo de cine negro de alto nivel.

    La carrera de Englund se afianzar gracias allagarto Willie, el invasor que decide ponerse dellado de los humanos y traicionar a su raza enLos visitantes (V, 1983-1985). El personaje esmuy interesante habida cuenta del sustrato pol-tico de la serie: Kenneth Johnson, su creador, aligual que de la posterior y esplndida Alien Na-tion (1988-1990), es un claro activista pro-dere-chos humanos y un ntido militante antifascista.Sus creaciones versan sobre el encuentro y elrespeto hacia el otro. Johnson propuso inicial-mente al canal NBC una serie sobre el auge deun partido de extrema derecha, nazi, en EstadosUnidos, pero los productores desecharon, teme-

    rosos de meterse en camisas de once varas, laidea embrionaria. No obstante, le pidieron quela reciclara en una serie de ciencia-ficcin, pueshaba que aprovechar el tirn de Star Wars (yporque, como bien saba Stanislaw Lem, no haygnero que se preste tanto a la crtica poltica ca-muflada como aquel). As, gest una tramasobre invasores de intenciones perversas, apoca-lpticas, liderados por una versin femenina deldoctor Josef Mengele y representados por unemblema con visos de esvstica. Sus acciones deexterminio, y el ideario que ponen en prctica,recuerdan a los actos deleznables de las huestesde Adolf Hitler. Willie es ese invasor que se re-bela contra las atrocidades de los suyos para de-fender a los indefensos, el crtico que clama por

    acabar con la barbarie. No es extrao que Losvisitantes tenga como base un texto muy severode Bertold Bretch contra las maldades del TercerReich. Willie es en el fondo ese humanista, eserebelde, que, al oponerse a su naturaleza, enseaescrpulos y humanidad. Su lucha, en modo al-guno silenciosa, es smbolo de esperanza.

    El cadete Willie ser uno de los fijos de laserie en sus tres temporadas clsicas, atpicaspara los cnones clasificadores y merecedoras,por tanto, de una puntualizacin. La primera,era un telefilm (sin sentido peyorativo) que sefragment y emiti en dos partes; la segunda,La batalla final, tena tres episodios y se consi-dera a todos los efectos una mini-serie; la ter-cera cont con 19 captulos que quedaroninconclusos. Como pasara con Kolchak (verScifiworld 68) los productores calibraron mal elxito y acabaron cancelndola contra todo pro-nstico. Tenan motivos, no obstante, para pro-ceder con entusiasmo: V fue el primer productoque cre hype y adems se convirti en todo unfenmeno popular. Miles de carpetas fueron fo-rradas con imgenes de sus protagonistas; sepublicaron revistas; lbumes de cromos Mi-chael Ironside o Jane Badler pasaran a ser sm-bolos del fantstico.

    ROBERT ENGLUND ES FREDDYKRUEGER. GESTACIN, INTERPRE-TACIONES Y CARACTERSTICAS

    En la pausa que le concede el rodaje de V,Englund se postular para un papel que le cam-biar la vida. Su agente le conseguir unaspruebas para hacer de monstruo en la nuevapelcula de Wes Craven. Al cineasta le urge cu-brir la vacante dejada por el veterano actorDavid Warner (La profeca, The Omen, RichardDonner, 1976), para quien ha pensado el papel;Warner ha llegado incluso a hacer pruebas demaquillaje, pero ha terminado desentendindosedel proyecto por problemas de agenda. Englundse presenta e impresiona a Craven. Pareca unpoco pazguato, asegurar ste en el documental

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    En la pausa que le concedeel rodaje de V, Englundse postular para un papelque le cambiar la vida

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  • brir que se deshizo de los somnferos que stosle suministraron, y que guardaba en el cajn desu mesilla una cafetera. La idea, tan de pelculade terror, fascinar al director, y la incorporaral guin de su primera pelcula sobre ElmStreet(2). El segundo foco informativo ser tam-bin siniestro: en los das en que se rueda elfilm, un terrible caso de abusos y maltratos amenores en una guardera salta a las principalescabeceras de los medios. Dadas las preferenciasdel personaje de Freddy, se opt por matizar lasexualidad de sus acciones, pasando de soslayopor sus motivaciones profundas y ofreciendouna esttica razonablemente casta.

    Freddy Krueger es, en sustancia, un pede-rasta. Aqu reside su primera gran diferenciarespecto al resto de psicpatas del slasher. AKrueger le mueven tanto la venganza como eldeseo. No es una mera mquina de matar comoMike Myers o Jason Voorhees, tiene un pasado.Cuando los padres de sus vctimas supieron loque Freddy les estaba haciendo, lo quemaronvivo en el stano de su casa, en el 1428 de ElmStreet. Al regresar, como ngel exterminador yheraldo de venganza, decide atacar a sus agre-sores por la va indirecta, matando a sus hijos.La concepcin del pecado es bblica: la culpa delos padres la asumen los hijos(3). En la saga deElm Street, los padres son siempre castradores,humillan a sus hijos, no los comprenden. Estapremisa ser obsesin en la filmografa de Cra-ven: la misma culpa paterna ser motor tam-bin de la saga Scream. Por lo tanto, paracombatir a Freddy Krueger, los muchachos per-seguidos slo pueden confiar en sus iguales.Los protagonistas de Elm Street son adolescen-tes marginados, incomprendidos. Craven, li-cenciado en Psicologa, ha ledo a los clsicosdel estudio de las conductas: la pubertad es unaetapa de cambios fsicos y de bsqueda de iden-tidad, que prefiguran al futuro adulto pero quea la vez desorientan a quien la atraviesa. Los j-venes de Elm Street maduran por la va de ur-gencia: Freddy Krueger sublima su lucha por

    Angeles Times el caso de un grupo de adoles-centes asiticos, principalmente camboyanosque han huido del rgimen del terror de los je-meres rojos, que rehusaban dormir porque te-man sus sueos y que, cuando al final lohacan, moran entre terribles espasmos. Hoy,el hecho tiene una causa diagnosticada, se co-noce por sndrome Brugada, y alude a unaserie de reacciones nerviosas y psicosomticas;entonces, el asunto generaba un gran misterioy llevaba el enigmtico nombre de sndromede la muerte asitica. Craven recuerda enNever Sleep Again el episodio de un joven ja-pons que, tras pasar dos noches en vela, esobligado por sus padres a dormir. Morir du-rante el sueo: al levantar el cadver, se descu-

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    Pesadilla en Elm Street: Desde dentro (NeverSleep Again: The Elm Street Legacy, Daniel Fa-rrands y Andrew Kasch, 2010), en el que alabartambin sus rasgos aniados. Por su parte, elactor se sorprendi positivamente por quiensera su jefe: ante l se sentaba un hombre impo-nente y culto, con un punto de pijo Ralph Lau-ren. Englund particip en la audicin y obtuvoel papel por inteligencia: mientras que muchosotros aspirantes, alguno consagrado, lo interpre-taban con una cierta benevolencia (a fin decuentas, Freddie Krueger era un asesino de jve-nes, alguien turbio con quien costaba empatizary que requera una faceta amable que rebajarasus asquerosos crmenes), Englund desarroll unFreddy que tena el punto histrinico de KlausKinski y la potencia de James Cagney.

    Freddy Krueger, el universal hombre delsaco (Englund) personificado, es hijo de dostraumas infantiles de Wes Craven. Su nombreprocede de un matn de instituto que haca lavida imposible al joven Craven y a sus compa-eros. Tan hondo calado dejara en l que en laanterior La ltima casa a la izquierda (TheLast House on the Left, 1972), a la sazn su pel-cula de debut, el manaco llevaba el nombre deKrug. Su imagen se debe a un episodio que sequed grabado a fuego: una noche oscura, oirmurmullos al pie de la ventana de su habita-cin. Al asomarse, ver entre las sombras, ape-nas iluminado por la luz de las farolas, a unextrao hombre con gabardina y sombrero. S-bitamente, sintindose observado, ste alzar lacabeza hacia la ventana del pequeo Craven,que se ocultar rpidamente. Al volver a ace-char el exterior, el muchacho se encontrar to-dava al hombre con la vista fija en su ventana.Sus miradas se cruzarn: el director afirmarque aquellos ojos posean la infinita malicia dequien disfruta atormentando a un nio.

    Adems de nutrirse de estos dos recuerdosde infancia, el universo de Elm Street se vercondicionado por dos sucesos informativosque ocupan los peridicos. Craven leer en Los

    Freddy Krueger es, ensustancia, un pederasta,le mueven tanto lavenganza como el deseo

    50 | SCIfIWORLD | MAYO 2015 (2) Ms adelante, cuando escriba el guin de la tercera parte de la saga, incorporar la idea de unas drogas inhibidoras del sueo, que sern empleadas a modo de defensa por las vctimas propiciatorias del des-tripador de Springwood. (3) La culpa, tal y como la concibe Craven, tiene que ver con sus actos. Los padres quemaron a Freddy, tomndose la justicia por su mano (justicia vigilante) y luego hicieron unaconspiracin de silencio con la que pretendieron olvidar su accin. Pero al olvidarla y no comunicrsela a sus hijos, los dejaron indefensos ante Krueger, pues supieron tarda y fatdicamente cmo combatirle.

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  • imponerse en el mundo de los mayores, porsalir del limbo entre la infancia y la adultez.Krueger ataca, no en vano, su esfera ms n-tima, ms privada, la de sus sueos.

    El monstruo se diferencia tambin de otrosasesinos del slasher porque no oculta su rostrobajo una mscara. Freddy Krueger se presenta acara descubierta, porque entraa una pesadillanominal y personalizada. Krueger es una le-yenda urbana que pasa de boca a boca, de mur-mullo en murmullo. Mientras se cree en l,existe (sobre esta base pivotar el argumento deFreddy contra Jason, Freddy Vs. Jason, RonnyYu, 2003). Y para creer en l, hay que asustarsecon sus rasgos: con su sombrero ajado, su su-ter deslucido (de rayas rojas y verdes, los doscolores que ms tensan la retina, como sostieneCraven tras haber ledo un artculo cientfico alrespecto), su guante con cuchillas. Krugerabandona el tradicional cuchillo de carnicerode sus colegas de matanzas. Su arma es su sm-bolo. El legendario guante fue una idea feliz delresponsable de efectos especiales Jim Doyle. Elartefacto pesa: la primera vez que se lo poneEnglund, la mano se le inclina hacia abajo, conlo que su hombro izquierdo se vence ostensible-mente. Lejos de corregir el defecto, Englund loexplotar, confirindole a Freddy un andar, yuna pose, particulares. Freddy posee un rostroquemado, cuya prtesis se moldear, en pri-mera instancia, a partir de una pizza de salchi-chas, y una voz cavernosa, avernal.

    Los jvenes que padecen el suplicio de estehombre del saco de nombre propio, suelen sa-lirse de la norma habitual del slasher. Tieneniniciativa la lucha contra Freddy y su desam-paro les obliga a tenerla, son inteligentes, msmaduros de lo que dicta la tradicin tcita; ellasestn llenas de recursos. Las heronas de ElmStreet, sean personajes principales como secun-darios con impacto profundo, como Lisa Web-ber (Kim Myers), la amiga del inslito JesseWalsh de la segunda pelcula, son mujeres fuer-tes que no se amedrentan ante las adversidades,

    que las afrontan de cara y las superan por su te-nacidad, inteligencia y carcter. La herona porantonomasia es Nancy Thompson (HeatherLangenkamp), la guapa chica normal, perfectavecina de enfrente, estudiosa, aplicada, virginale inocente que acaba con Krueger en el primerfilm, se ala con los internos psiquitricos deltercero y hace de s misma en la sptima pel-cula. La madre, smbolo protector y de seguri-dad, triunfa sobre el Mal, sobre Freddy, sobrelos miedos ms recnditos y profundos, y salvaal final a los chicos, a sus chicos. Esa madre, sellame Nancy, Lisa, Kristen (jovencsima PatriciaArquette(4)), Alice o Maggie, no permitir queel pederasta toque, o se acerque, a los nios. Lasverdaderas madres de Elm Street tienen entre

    15 y 18 aos, a veces unos cuantos pocosms. Curiosamente, no suelen ser sacrificadas;su lucha no es inmolacin, no son las heronasaccidentales y efmeras del slasher. Como tie-nen vida, y personalidad, la hacen brotar es-pontneamente a su alrededor. Trascienden alMal, al propio Krueger, a los defectos de losnios y los pecados de sus padres. Tienen uncarcter mesinico, mstico, como la tenienteRipley en Alien. Al igual que ella, tienden tram-pas al enemigo, le engaan, le vencen. El reper-torio de Nancy en la primera pelcula hacepalidecer al de Kevin McCallister en Solo encasa (Home Alone, Chris Colombus, 1990).

    ltima consideracin general sobre la saga:es imposible concebir Elm Street ms all desus coordenadas geogrficas. Es decir, Pesadi-lla en Elm Street es un producto genuinamenteestadounidense. La verdadera calle Elm atra-viesa Potsdam, en Nueva York, lugar en el queCraven ejerci de profesor. Springwood se lo-caliza en Ohio, uno de los estados ms genui-nos del american way of life. Sus habitantes,con todos sus secretos, sus miedos y sus espe-ranzas, son nativos de clase media del Medio-Oeste americano. Los lugares en que Freddyataca son tpicos de ciudad/ pueblo de drive-in.No es descabellado suponer que sus comisa-ras, sus bibliotecas, escuelas, parques y hospi-tales, influyeran poderosamente en losguionistas y desarrolladores de los Silent Hill.Aquello que palpita en Elm Street, que se am-biciona y se teme, es al cine lo que las novelasde Stephen King a la literatura: reflejan un es-tado de cosas, y hasta un estado de nimo, depas que cree en s mismo pero que no se ter-mina de gustar. Pas que en la dcada en quese ambienta la saga est gobernado por unaadministracin Reagan que constituye una in-volucin de valores, de libertades, de dere-chos. Esta realidad se percibe en seispelculas; la segunda, el patito feo de la saga,pero a la vez la de mayor personalidad, parececongelada en los albores de la Guerra Fra.

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    Krueger es una leyendaurbana que pasa deboca a boca, de murmulloen murmullo

    MAYO 2015 | SCIfIWORLD | 51(4) No ser el nico nombre conocido del reparto juvenil: Johnny Depp debut en la primera pelcula de la saga, haciendo de Glen, el novio de Nancy. Por aquel entonces, Depp tena una banda de m-sica. Le debe el papel a la hija de Craven y a una amiga: cuando Wes les pidi consejo, pues tena dudas sobre dos actores que podan hacer del perfecto chico bien que tiene xito entre las mujeres, eligie-ron al joven sin pensrselo.

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  • sexta entrega (1991), la pelcula concluye conuna retrospectiva de sus mejores momentos,como si acabara de fallecer una celebridad. Unaimagen esttica del personaje anuncia su decesoy no es extrao acompaarla de un rquiem ode un minuto de silencio. La imagen no es so-lemne, es traviesa y macarra.

    En verdad, las cosas empezaron a torcersepara Freddy cuando se escribe atropellada-mente y con prisas (en opinin de HeatherLangenkamp, que rehus participar en ella alno tomrsela en serio) el guin de la secuela,Pesadilla en Elm Street 2 (Nightmare on ElmStreet 2: Freddys Revenge, 1985). Ms oscura ysexualmente explcita, con continuas connota-ciones homosexuales muy del gusto de su di-rector (el guionista, David Chaskin asegurque Sholder explicit lo que tendra que habersido subliminal), es principalmente la pelculaque le da a Robert Englund ms lneas de di-logo y, en consecuencia, ms chistes. Pesadillaen Elm Street 2 es la historia de una posesin,de la penetracin dentro de un cuerpo, y de laambigua lucha de su protagonista, el nicohroe varn de la saga (al menos por nombre:su aspecto es asexuado), por no dejarse con-trolar. Freddy, sujeto activo, domina a JesseWalsh (Mark Patton), sujeto pasivo, con su in-contenible labia y con sus chistes. El humornegro se convertir de ahora en adelante enrasgo de carcter. Krueger matar con una r-plica ingeniosa en la boca, incluso cuandosabe que est haciendo el ridculo.

    Pesadilla en Elm Street 2 es la pelcula msoscura de la saga. Tambin es involuntaria-mente psicolgica: Freddy Krueger tiene visosde demonio interior, de patologa antes que deamenaza. El monstruo, interpretado de maneraprovocadora por Englund, parece una prolon-gacin de las inseguridades de Jesse. Por esarazn, su esttica es la ms siniestra, y la quems entronca con la visualidad del slahser. Hayque achacarla, no obstante, un profundo desco-nocimiento de las claves aportadas por Craven

    Porque a partir de Pesadilla en Elm Street 4 (ANightmare on Elm Street 4: The Dream Master,Renny Harlin, 1988), Freddy Krueger cae ya enla parodia (e incluso en la autoparodia). Laspelculas siguientes, con aquella incluida, dejande tener guin; su nico aliciente, atractivo yjustificacin es el psicpata de las garras. Todoslos guionistas, y los equipos tcnicos, se ponenal servicio del lucimiento sangriento de Freddyy del incontenible histrionismo de Englund,desatado, sabedor de que es la estrella indiscuti-ble del show, ya sin unas bridas que lo conten-gan, por muchas antagonistas, cada vez msdifusas, que le pongan por delante. Hasta talpunto llega la impunidad del personaje, quecuando muere, al parecer definitivamente, en la

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    Quizs no ande tan desencaminada de la ver-dadera alma de los Estados Unidos de aqueltiempo, menos maduros y ms temerosos delmundo. Ms adolescentes de lo que sera pol-ticamente correcto reconocer.

    ROBERT ENGLUND ES FREDDY.EL MITO

    Robert Englund contribuy poderosamente aconvertir a Freddy Krueger en un mito. Su voz,sus ademanes, su manera de andar y de enten-der al manaco, hicieron que, ya desde la pri-mera pelcula, se hiciera imposible disociar alactor del personaje. El hecho result evidentecuando, constatado el monumental xito de ta-quilla de la primera Pesadilla en Elm Street(Nightmare on Elm Street, 1984), que permitirecuperar toda la inversin en una semana, sepens en hacer una secuela no prevista Cra-ven escribi su primer guin con vistas a quelas andanzas de su demonio personal acabaranall, a modo de exorcismo de antiguos fantas-mas. Englund no entr en los planes de la pro-ductora New Line, porque peda, a travs de suagente, un salario desorbitado que el pequeoestudio no estaba en condiciones de permitirse.Se pens en su sustitucin, aduciendo queFreddy Krueger no era ms que un actor bajocapas de maquillaje. Pero las escenas con unsustituto enfadaron al director Jack Sholder, ycon razn: el intrprete se mova con los acar-tonados andares de un Frankenstein. Englundvolvi as para mantenerse. Qued claro que lera Freddy Krueger. A partir de entonces, surostro maquillado aparecer en todos los carte-les de las pelculas de la saga. Su imagen ser elprincipal reclamo. Krueger se transformar enicono popular, en seor de las pesadillas, en elprimer gran monstruo de la gran pantalla sinantecedentes literarios. Hasta forrar carpetasgticas, como antes hiciera el lagarto Willie.

    Esta fama tendr un doble rasero, de conse-cuencias a largo plazo calamitosas: el xito delpersonaje acabara siendo su condenacin.

    Krueger se transformar enel primer gran monstruode la gran pantalla sinantecedentes literarios

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  • en la obra seminal; varias decisiones discuti-bles, como la masacre en la fiesta al aire libre,generaron enconadas polmicas y agrias discu-siones entre miembros del equipo. Al hacer deFreddy un ser omnipotente, casi sin limitacio-nes (pues su poder reside en los sueos), setrasgredieron las bases fundacionales del perso-naje, complicando su continuidad y provo-cando un debate sobre la pertinencia de lassecuelas que se circunscribi a crticos y aficio-nados, pero no a New Line: la continuacin su-per en un 150% las recaudaciones en taquillade su antecesora y fue un xito colosal en Eu-ropa. Estas buensimas cifras terminaron deconvertir a Elm Street en franquicia. Aunqueno despejaron del todo las dudas.

    FREDDY KRUEGER,RENTABLE FRANQUICIA

    Los excelentes resultados en taquilla deambas pelculas convirtieron al personaje en unfenmeno popular. Mientras fueron acompa-ando los beneficios, los films sobre FreddyKrueger, todos ellos interpretados por Englund,se fueron sucediendo. Cada uno fue peor que elanterior. La fama de Freddy trascendi sumedio natal, para probar fortuna en otros for-matos: de octubre de 1988 a marzo de 1990,protagonizara la serie Freddys Nightmares,compuesta por 44 captulos de sesenta minutosde duracin. Estas pesadillas suelen tener tra-mas independientes y autoconclusivas, y ponenel foco en los estragos del psicpata sobre la po-blacin de Springwood. Algunas de las tramasse incorporaran a una especie de canon oficialde la biografa del personaje, como la del episo-dio piloto, No More Mr. Nice Guy, que girasobre el juicio, absolucin (por un defecto deforma) y asesinato de Fred Krueger por partede los padres del pueblo. El captulo lleva lafirma de Tobe Hopper: se percibe su pulsofirme, esa tensa contencin de su estilo queacaba conduciendo a un estallido violento desus tramas, su cmara inquisitiva. Mick Garris,

    Dwigth Little o el mismsimo Englund (en unpar de episodios, uno por temporada) dirigirnestas piezas breves, llenas por lo general de unsentido del humor gamberro y absurdo. Comocuriosidad, sealar que una de las vctimas delmanaco ser un joven Brad Pitt.

    En paralelo a su divismo cinematogrfico,Freddy ser tambin personaje literario. Lascinco primeras pelculas sern novelizadas conextremada fidelidad, por negros de la edito-rial St. Martin Press; tan slo el tercer film ins-pirar una versin arriesgada en papel, en laque cambia el trasfondo de Freddy y varios delos acontecimientos. En 1992, finiquitada lasaga cinematogrfica, otra editorial decidesacar un nuevo conjunto de novelas que siguen

    con cuidado milimtrico las tramas originales.Ninguna de ellas excede de las 100 pginas. Lasdos pelculas posteriores del canon, Pesadillaen Elm Street 7 (Wes Cravens New Nightmare,Wes Craven, 1994) y Freddy contra Jason, con-tarn tambin con fidedignas novelizaciones;en el ltimo caso, se alterar el final para ajus-tarlo a los estndares literarios. En cmic, nu-merosos sellos alojarn al personaje.Precisamente en este medio, se producirn losmejores crossovers.

    Freddy Krueger generar una ingente canti-dad de mercadotecnia, que Wes Craven nopodr rentabilizar en primera instancia trashaber hipotecado los derechos de sus persona-jes para sacar adelante su embrionaria Pesadi-lla en Elm Street sin tener ninguna secuela enmente. Muecos, marionetas, tazas, pelu-ches llevarn los rasgos de Freddy. A modode ejemplo, una ancdota real acontecidamientras se escriba este artculo: en la partetrasera de un coche, estacionado en una cn-trica calle madrilea, un busto de Freddy salu-daba a los transentes.

    LA DECADENCIA DE FREDDYRobert Shaye, productor de la saga, recono-

    ci a posteriori que la segunda parte no fuebuena, y transigi en contratar de nuevo a Cra-ven, con quien no se hablaba, para enderezar eldesbarajuste por el que estaba internndoseFreddy Krueger. Craven escribi un primer tra-tamiento de guin, junto con Bruce Wagner, to-dava ms oscuro y profano del de Chaskin;Frank Darabont y Chuck Russell, por entoncesunos principiantes, le dieron el retoque final, eltono humorstico que desde entonces imitaranlas pobres continuaciones siguientes, cada vezcon menor fortuna. Tanto Russell como Dara-bont incidieron en las relaciones entre los mu-chachos. La cooperacin entre todos ellos es laclave del film: la cuadrilla de Pesadilla en ElmStreet 3: los guerreros del sueo (Nightmareon Elm Street 3: The Dream Warriors, Chuck

    ROBERT ENGLUND | MAESTROS DEL FANTSTICO

    A partir de Pesadilla en ElmStreet 4 Freddy Kruegercae ya en la parodia (eincluso en la autoparodia)

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  • duelo y tristeza. Rachel Talalay comparecicon gafas de sol y cabeza gacha. El ambienteprocur ser lgubre. La maniobra de marke-ting, con la que se quiso promocionar el sextocaptulo de una saga ya exhausta, queda comouna de las ms imaginativas reuniones entreaficionados que haya dado una creacin fan-tstica, y sirve de muestra al poder de convo-catoria, y de influencia, del que goz Freddyen la dcada de los ochenta y principios de los90: Freddy tena que marcharse por la puertagrande. El mensaje de que no iba a volvertena que ser meditico. Por si no fuera sufi-cientemente claro, Talalay se encarg de negarante la prensa hasta en seis ocasiones que nohabra regreso de entre los muertos.

    DESMINTIENDO A LOS MUERTOS. LANUEVA PESADILLA DE WES CRAVEN

    Robert Shaye era ya por entonces un hombrefeliz, y moderadamente rico. Empresario porencima de todo, olfate una posibilidad de esti-rar los beneficios ante la cercana del dcimoaniversario de la primera pelcula de Elm Street.Sinuosamente, compens a Craven con parte delos ingresos generados por mercadotecnia y lereconoci sus derechos como creador de la saga,restaurando su control sobre los personajes.Shaye dio entonces a entender al director que, apesar de las negativas pblicas y las promesas, laproductora no vera con malos ojos una nueva ydefinitiva incursin en Elm Street que cerrara elcrculo. Craven qued agasajado no slo por lasddivas econmicas sino tambin por el detalledel jefe mximo de la New Line de darle la posi-bilidad de rubricar su creacin: nadie mejor queel padre para matar al hijo. El cineasta decidientonces volver a los orgenes y hacer una pel-cula sobre todas las personas que participaronen la embrionaria Pesadilla en Elm Street. Hea-ther Langekamp, John Saxon y Robert Englund,entre otros, se interpretaran a s mismos.Freddy Krueger sera una entidad indepen-diente, separada ya de Englund.

    1991), son productos pensados para los fansms recalcitrantes del personaje y de su uni-verso de referencias cansinas y onanistas.

    Entre medias de la ms interesante captarnuestra inmediata atencin Pesadilla en ElmStreet 7, tambin llamada La nueva pesadillade Wes Craven, y su antecesora, se celebr elsimblico funeral por Freddy Krueger en elHollywood Forever Cementery. Se conservanfotos del acto, en clave de broma, porque laprensa fue convocada para la ocasin: losmiembros del equipo, con la directora de la l-tima infamia a la cabeza, posaron ante el fre-tro que contena los efectos personales delasesino de Springwood. Actores de partes an-teriores desfilaron ante los restos, simulando

    MAESTROS DEL FANTSTICO | ROBERT ENGLUND

    Russell, 1987) es la mejor de toda la saga. El ca-rcter colectivo de esta pelcula, ya presentedesde su ttulo, motiv que esta vez Krueger tu-viera que dividir a sus enemigos para triunfar.La nueva generacin de chicos Elm Street de-mostr la vulnerabilidad de un monstruo co-barde, que se crece en la escaramuza pero queescapa ante el olor de la cacera. Englund trans-mitir a su criatura una sensacin palmariade ira e impotencia. Freddy est atnito, casipodra decirse que teme, si tal sentimientofuese posible; se descubre vulnerable. El actoratisbar esa debilidad en Freddy y procurarresolverla en secuelas posteriores, con una re-gocijante crueldad. La cuarta entrega es unajuste de cuentas con los chicos que han humi-llado a la pesadilla de Springwood.

    Uno de los aspectos destacados de la sagadesde sus orgenes, y que fue magnificndoseconforme iba madurando, fueron sus efectosespeciales. Posiblemente, muchas de las muer-tes producidas por Freddy pasen hoy por retor-cidas o excesivas. La treta onrica, segn la cualcualquier cosa resultaba factible, dio grandesmomento al terror flmico, sobre todo en tresentregas de una saga legendaria, pero ofrecitambin motivos para el bochorno. Los efectosespeciales casi siempre brillaron a un grannivel: los especialistas intervinieron con entu-siasmo en su realizacin, buscando superarse acada instante. La saga Elm Street era generosacon su trabajo hasta el extremo que sus ideassolan influir en los guiones ms flojos. A lalarga, esa fue la raz de los problemas: cadanuevo captulo fue un tour de force por ir mslejos, por superar las barreras de lo posible. Lasestpidas quinta y sexta pelcula(5) se entiendenslo al tomar en consideracin este razona-miento, que la saga hizo precepto. Por eso, co-rreremos sobre ellas un tupido y merecido velo.Pesadilla en Elm Street 5 (Nightmare on ElmStreet 5: The Dream Child, Stephen Hopkins,1989) y Pesadilla en Elm Street 6 (FreddysDeath. The Last Nightmare, Rachel Talalay,

    Pesadilla en Elm Street 7es, de todas cuantascomponen la saga, la pelculafavorita de Robert Englund

    54 | SCIfIWORLD | MAYO 2015 (4) Esta ltima, un puro slvese quien pueda en el que todo estaba permitido, porque ya el pblico y las recaudaciones acompaaban cada vez menos, contiene una de las escenas ms abominablesque haya dado el cine fantstico, y que es justo destacar aqu para prevenir al lector que desconozca la pelcula: Freddy mata a uno de los muchachos introducindolo en un videojuego, a lo SuperMario. Los chistes de Englund/Krueger son sonrojantes y para ms inri, la directora se recrea en esta ocurrencia.

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  • La sptima pelcula parte en su concepcinde un nuevo hecho real: Heather Langekampcolaboraba en una sosa y familiar serie televi-siva, por la que tambin pasaran otras chicasElm Street (en el plat tenan bromas privadasal respecto), hasta su cancelacin. Empez en-tonces a recibir llamadas annimas de un segui-dor de la serie molesto por su abruptainterrupcin; Heather escap a Londres cincomeses, pero la ancdota abon la imaginacinde Wes Craven, tornndola premisa de sunueva pelcula sobre la pesadilla de rayas rojasy verdes. El cineasta pidi adems permiso aEnglund para escarbar en su vida personal, conel fin de trasladar algn hecho a la pantalla; elactor se lo concedi y Craven le reserv unagran escena, de irona psicolgica, que provoclas risas del biografiado.

    Pesadilla en Elm Street 7 es, de todas cuan-tas componen la saga, la pelcula favorita deRobert Englund. Ahonda, con agudeza y bri-llantez, en los miedos ms intrnsecos. A dife-rencia de sus hermanas, es contenida, y basa suencanto en el retrato de personajes y en laconstruccin de la historia. Freddy es unavuelta a sus orgenes ms estrictos: luce estavez gabardina, es, al fin, ese icono del miedoque asust al nio Craven en su habitacin. Elcineasta consigue enfrentarse a aquel demoniopropio, sin mscaras, ya que l mismo es perso-naje determinante en la funcin, y sin sublima-ciones. Su tranquilidad se contagia a un repartoque se lo pasa esplndidamente. Freddy, pri-vado del sarcasmo pernicioso de aparicionesanteriores, es ahora Mal puro e incontenible.

    En 2003, la productora New Line, ya absor-bida por el gigante Time Warner, financiar uncrossover con sus dos mascotas, Jason Voorheesy Freddy Krueger, protagonistas de ms dequince pelculas entre ambos. Jason, dotado delpoder de la inmortalidad, y Freddy, pesadillametafsica, convergirn y se enfrentarn en unapelcula que mira en exceso a los fans ms re-calcitrantes. La cinta, dirigida por el hongkons

    Ronny Yu, con una trayectoria especializadaen remakes de nfima categora y con una per-sonalidad cinematogrfica nula, complacientecon los deseos de la productora de turno,ofrece a los seguidores de ambos monstruosun espectculo a la altura de las expectativas.El enfrentamiento ni siquiera tiene morbo,pues termina en tablas. Hasta la resolutiva es-cena final es previsible. Polticamente correctapara los fans e intranscendente, pero divertida,para el resto, es una pelcula cuyo mayor ali-ciente es su escena de apertura, en la que lospadres justicieros achicharran a Freddy Krue-ger. Es el nico instante de la saga (cinemato-grfica) en el que Englund interpreta alpersonaje sin maquillaje.

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    Jason Voorhees y FreddyKrueger han protagonizadoms de quince pelculasentre ambos

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    LA CARRERA POST-FREDDY KRUEGERLa ajetreada dcada de los ochenta, que ha

    apuntalado definitivamente la carrera de En-glund y le ha catapultado como mito, con-cluye con una meritoria adaptacin de Elfantasma de la pera, a cargo de Dwigth H.Little (director de Liberad a Willy 2, de lacuarta entrega de Halloween, o de captulossueltos de series como Expediente X, 24 oPrison Break). Englund har de fantasma yde su identidad secreta, Erik Destler. A dife-rencia de la novela de Gaston Leroux, de laque toma varios elementos, Destler no es unalma atormentada rencorosa sino un psic-pata sin paliativos, un artista de la carne quedespelleja a sus vctimas tras matarlas. Yadesde su primera aparicin resulta evidenteque al actor le cae el papel por haber sidoFreddy Krueger: se injerta trozos de piel queconserva en formol en un rostro chamuscado,terriblemente mutilado. Adems, suele haceracto de presencia en situaciones que tienenmucho de onricas. El fantasma que caracte-riza Englund no posee mscara, quizs por-que el atractivo de sus personajes estriba ensus caras deformadas, alteradas por prtesis ymaquillaje; en su lugar se emboza en unacapa. En una escena, a la hora de metraje,irrumpe en un baile de mscaras convertidoen trasunto de Muerte Roja poeana. El film esde los mejores de su trayectoria: la escenogra-fa est muy cuidada; las interpretaciones sonbuenas; los dilogos no son ridculos y lospersonajes son slidos. Posee una sensibilidadespecial. Produce nostalgia por remitirnos aun tipo de cine sin pretensiones pero con ofi-cio que ya no se estila ms.

    Erik Destler impondr tambin un puntode inflexin en la carrera del actor. A partirde aqu, los papeles que aceptar, una vezmuerto Freddy, sern mayoritariamente dedandy, de depravado, o de dandy depravado.Su porte, sus rasgos, se ajustan bien a ambosestereotipos. Parece que Englund se meta en

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  • maltrato (hoy da, la escena de lucha final entrelos dos protagonistas sera vapuleada, de ma-nera muy justificada, por asociaciones y mediosde comunicacin). Englund interpreta al direc-tor de un campo de prisioneros al aire libre: vistey se peina como Hitler, es un erotmano y unaprendiz de sdico. Creemos firmemente que lanica explicacin para justificar su presencia enel reparto se deba a que el rodaje en Espaa lepermiti vivir una temporada en un pas que re-conoce admirar. Cualquier otra razn, ademsde incomprensible, se nos antoja siniestra.

    Englund se redimir con uno de sus siguien-tes films, Wishmaster. El argumento explota,de manera convencional, aspectos de mitolo-ga semtica y rabe: el monstruo de la funcines un maligno djinn que, si concede tres de-seos a su amo (ama: Tammy Lauren), desenca-denar el fin del mundo. Robert Englund esRaymond Beaumont, un coleccionista dile-tante y jefe de la protagonista, a la sazn des-encadenante de la trama. Terminar fatal, enuna escena que no puede ocultar su deuda conla ira divina de En busca del arca perdida(Raiders of the Los Ark, Steven Spielberg,1981). La cinta es gore, de calidad bastante de-cente, y est resuelta de un modo muy hbil.

    RESPETO POR EL TERRORWes Craven me ense a respetar el gnero

    de terror y me alegro de haberlo escuchado,sostiene el actor, agradecido con sus orge-nes. Englund se ha involucrado en numero-sas pelculas de gnero aceptables, malas ypeores. El cambio de siglo ha mantenido suincesante actividad. A veces, ha sido el re-clamo para sacar adelante proyectos atroces,casi amateurs, cuyo nico aliciente ha sidosu presencia (Inkubus, Glenn Ciano, 2011).El intrprete tiene la fortuna de seleccionarsus papeles en funcin de su divertimento. As,interviene en Strippers vs. Werewolves (Jona-than Glendening, 2012) o en la televisiva Avis-pas asesinas (Black Swarm, David Winning,

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    la piel de aristcratas crueles y viciosos, depropietarios de tugurios, como oposicin alpsicpata Krueger; sin embargo, un poso in-evitable su sombra es demasiado alargadatras siete pelculas y una serie de xito sepercibe en cada uno de estos retratos. Los jue-gos que plantean sus criaturas emanan de unaretorcida fantasa que semeja sueo y a la vezpesadilla. Destler, con el cadver del pederastade Springwood an caliente, es el primero deesos casos de distancia-analoga. Seguirnotros: Alianza Macabra (The Mangler, TobeHopper, 1995); Night Terrors (Tobe Hopper,1993); Whismaster (Robert Kurtzman, 1997),vern a un Englund con medios, influencias ypoder puestos al servicio de la truculencia, dela degeneracin; ser autoridad corrupta en2001 manacos (2001 Maniacs, Tim Sullivan,2005) y en La lengua asesina (AlbertoSciamma, 1996), y proxeneta en ZombieStrippers! (Jay Lee, 2008) o Dance of theDead (Tobe Hopper, 2005). Freddy Krueger,eptome de la inmoralidad, es el crneo deZeus del que salen los dems. Su adltere En-glund los interpreta con un patetismo deshowman en horas bajas, lo que refuerza elcarcter pardico y lamentable de cada unode ellos. Y tambin su condicin inquietante,pues todos, desde puestos de mando, empleanrecursos para pervertir al prjimo. Incluso enFear Clinic (Robert Hall, 2014), en donde in-terpreta a un simple psiquiatra muy alejadode estos prototipos, encontraremos a un semi-dis con capacidad decisoria, casi de vida omuerte, sobre los dbiles, a los que corrompecon sus experimentos.

    De 1996 es una de las mayores basuras enque haya intervenido Englund (y que se hayanideado jams). Por desgracia, es espaola: Lalengua asesina, dirigida y escrita por AlbertoSciamma, se interna a cada toma en cauces delms casposo esperpento. La cinta, rodada enAlmera y con banda sonora de Fangoria (quees lo nico salvable de tan atroz conjunto),

    Wes Craven me ense arespetar el gnero de terrory me alegro de haberloescuchado (ROBERT ENGLUND)

    El fantasma de la pera (The Phantom of the Opera) de Dwight H. Little, 1989.La lengua asesina (1996).

    Como William 'Bill' Gartley en Alianza macabra: The Mangler (1995).

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    empieza de manera muy sugerente, con la pro-tagonista, la muy guapa Melinda Clarke, diri-gindose al espectador con frases con ganchoque incitan a mantenerse pegado a la pantalla.El hechizo de sus palabras y sus ojazos terminasegundos despus, con un plano en coche en eldesierto que podra haber dirigido MarianoOzores, por la estupidez de los personajes queencuadra y el grosor de su neandertal sentidodel humor. En esa dinmica se mantiene unapelcula que es una vergenza para la industria,plagada de los tpicos ms ruborizantes, conchistes ertico-homosexuales que parecen fir-mados por el ms viril de los guionistas habi-tuales de las pelculas de Pajares y Esteso, y conun enconado machismo que cae en el abierto

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  • 2007). El nuevo siglo le pilla interesado por loszombis y por la psiquiatra. Uno de sus perso-najes ms destacados es el doctor Andover.

    Protagonista de la serie de 2009 Fear Clinic,dio con l el salto a la gran pantalla, en unacinta en la que comparte cartel con una de lashijas de Brad Dourif. La pelcula, que veremosen Nocturna, entronca con proyectos del pa-sado: Andover es un cientfico obsesionadocon controlar los sueos. En verdad, el guinexplica que Andover, a travs de la manipula-cin de la amgdala cerebral, es capaz de con-trolar los miedos y las fobias. Justifiqumoslocomo sea: Englund vuelve a ser catalizador depesadillas. Aunque esta vez necesite de unamquina parecida a una dama de hierro y nolleve suter a rayas verdes y rojas.

    Dentro del Apocalipsis zombi, reseable essu ensima participacin, la cuarta, con TobeHooper: el responsable de La matanza deTexas (The Texas Chain Saw Massacre, 1974)quien dirige a Englund en el primero de susepisodios para la serie Master of Horror (elsegundo ser The Damned Thing, 2006).Dance of the Dead, con guin del hijo de Ri-chard Matheson, presenta una sociedad en laque los no-muertos son espectculo. RobertEnglund es un siniestro maestro de ceremo-nias que ofrece un divertimento especial. Elcaptulo es de un sopor inabarcable, a pesarde que su idea de partida sea buena. Hooperno comulga con la historia y rueda para cum-plir el expediente: ni siquiera se da cuenta deque la tenebrosidad del captulo se debe a unailuminacin histrica y no a una ambienta-cin lgubre. El actor campa a sus anchas.Tan slo debe modular su hipntica voz, por-que no sale mucho y cuando lo hace est se-pultado por un maquillaje engorroso queresalta, cuando quiere, la luz mortecina. En-glund, arrastrado por los mejores instantesdel libreto, hace gala de un humor irnico quenos lleva a recordar, inevitablemente, a sualter ego de Springwood.

    Precisamente su papel inmediatamente ante-rior, el de mayor Buchman en el remake de2001 manacos, es una de sus mejores creacio-nes del cambio de siglo, por lo que tiene de di-vertida. El director permite a Englund darrienda suelta a su registro de muecas y de tonosvocales. Buchman es el lder de una comunidadque se ha quedado congelada en 1861, antes dela Guerra de Secesin Estadounidense. La ban-dera confederada pende en cada asta. Eli Rothproduce un remake innecesario el original haenvejecido muy bien y sigue siendo muchoms original, hormonado y torpemente gore.La violencia extrema debera de ser su puntode fuerza, y su razn de ser, pero slo generacansancio, aburrimiento. Cada muerte es ms

    rocambolesca que la anterior; por supuesto, nose escatima ni uno solo de sus fotogramas.Cuestin balad para Englund tras siete Pesadi-llas en Elm Street y derivados.

    Cmodo en televisin, aparecer en seriescomo Matrimonio con hijos (1997, haciendodel mismsimo Lucifer), Bones (2010), Sobrena-tural (2010: su personaje se llamar doctor Ro-bert), Los Simpson (1998: en La Casa-rbol delterror IX, doblando a Freddy Krueger) o Mentescriminales (2012), por citar slo las ms conoci-das. Trastear con su privilegiada voz para darentidad a villanos de series animadas: a EdwardNygma/El Acertijo, en The Batman (2005-2007), a Adrian Toomes/ Buitre en The Specta-cular Spiderman (2008- 2009) o a Felix Faust enLa Liga de la Justicia (2002- 2005). Todos ellos,como se observar, salidos de cmics. NuestroMaestro del fantstico es un apasionado del no-veno arte, y un notorio coleccionista. Es asis-tente fijo de la Comic-Con de San Diego ysabemos que tiene un ejemplar de la descatalo-gada Pesadilla de Francisco Ibez, la ltimagran aventura de Mortadelo y Filemn, y una delas poqusimas en gravitar en torno a un perso-naje de ficcin ajeno al universo Bruguera.

    Cuando Englund muera, los obituarios detodo el mundo jugarn con la noticia de que hafallecido definitivamente Freddy Krueger. Elfuneral ser esta vez real. Robert Englund lotiene asumido, y anticipa esta broma cada vezque se desplaza a un plat. No es para menoscuando ha tenido una doble y siniestra perso-nalidad durante una larga dcada. FreddyKrueger, segn reconoce su identidad pacfica,le soplaba las frases cuando se pona su uni-forme de matar. Cuando interpretas a un perso-naje durante mucho tiempo, llega un momentoen el que lo conoces mejor que nadie, adquieresun sexto sentido sobre lo que est bien y estmal, sentencia. Robert Englund est (o estar)en Madrid. Por si acaso, trasnochemos un pocoms y evitemos dormirnos. Nunca se sabequin podra acudir a visitarnos. SfW

    ROBERT ENGLUND | MAESTROS DEL FANTSTICO

    Nuestro Maestro delFantstico es un apasionadodel noveno arte, y unnotorio coleccionista

    Zombie Strippers! (2008).

    Inkubus (2011).

    Como el Dr. Andover en Fear Clinic (2014).

    Wishmaster (1997).

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  • dos, y los pocos que aguantan el tipo o se sostie-nen en parrilla sean disfrutados por consumido-res cada vez ms independientes, que con tal dever su episodio en su tablet, mvil o porttil deturno tienen ms que suficiente, mientras nadieles moleste. Y si no, hagamos memoria y refle-xionemos cuando fue la ltima vez que se senttoda la familia a ver algo juntos en la tele, pormucho que me pese, tendra que remontarme alIniesta de mi vida! que todos conocemos o enel peor de los casos, cualquier vertedero televi-sivo donde la Princesa del pueblo haga acto depresencia. En cualquier caso, ninguno de los dospertenece al gnero que nos ocupa.

    El caso, es que no ser yo quin se queje de laoferta televisiva actual, a veces si me quejo de lacalidad, pero no de la cantidad, pues est claroque cuanto ms tengas donde escoger, ms po-sibilidades tienes de encontrarte con algo salva-ble. Mucho menos me puedo quejar de las

    posibilidades que ofrecen los nuevos mediospara poner a nuestro alcance el ingente catlogoque forma parte de la historia televisiva, perono puedo evitar sentir cierta morria deaquellos tiempos en los que todo gran estrenoera un acontecimiento nacional y al da si-guiente de su emisin era el tema de conversa-cin en el cole, y que nos transporta a cada unode nosotros a nuestro oasis familiar particular.

    Para terminar esta reflexin inicial, recorde-mos que en el momento del estreno de V: LosVisitantes en la televisin patria, la entonces re-cin estrenada revista Tele Indiscreta se apuntal carro con una incesante campaa de promo-cin. Fue tal el vuelco de la publicacin quehasta se permiti el lujo de incluir en sus pginasuna adaptacin en forma de cmic obra de JosMara Bellalta Surez y nadie era alguien hastaque no tena todos los cromos, adhesivos o in-cluso banderas que aparecan en sus pginas.

    HUEVO DE LAGARTODespus de haber adelantado algunos acon-

    tecimientos, conviene situarnos realmente en elnacimiento del fenmeno, as que vayamos alpadre de la criatura, que no es otro que Ken-neth Johnson, de quin ya hablamos el mes pa-sado por su aportacin a las series binicas deEl hombre de los seis millones de dlares y Lamujer binica y de quin a buen seguro volve-remos en un futuro no muy lejano por otrasdos de sus grandes obras televisivas: El incre-ble Hulk y Alien Nacin.

    Antes de nada, hay que dejar claro que V: In-vasin Extraterrestre es para Kenneth Johnsonla nia de sus ojos, pues si bien, otras de sus se-ries han tenido xito y reconocimiento, no handejado de ser adaptaciones del material deotras personas, pero en V, Johnson es el m-ximo responsable creativo y la idea ha sido pa-rida nica y exclusivamente por l. Idea que enun principio iba a ir por otros derroteros quede salir las cosas como el quera, la serie no hu-biera tenido presencia aliengena.

    A principios de los ochenta, Johnson expuso ala gente de la Warner su idea sobre una posible in-vasin a los Estados Unidos por parte de una gran

    ste ao se cumplen 30 aos del es-treno en la televisin espaola deuno de los fenmenos ms impor-tantes que ha vivido su televisin.

    En realidad da igual que la produccin que nosocupa tenga ya 32 aos a sus espaldas, pues eranotros tiempos donde no exista la red de redes ni se le esperaba y la informacin televisiva delexterior vena con cuentagotas. Puede que poreste motivo, cuando V: Invasin Extraterrestrese asom por primera vez en TVE (dos aosdespus de su estreno en USA) aquello pill porsorpresa a todos convirtiendo a la serie en elxito de masas que fue, marcando como fechadel origen del fenmeno en febrero de 1985.

    En aquellos aos era inimaginable que una seriese emitiese en Espaa tan slo un da despus de latransmisin en su pas de origen. Lo que ocurrehoy da con The Walking Dead sera entoncesfruto de la ms frtil de las imaginaciones.

    Cada cual tendr ciertos momentos en susvidas que funcionan a modo de ancla de la me-moria, situaciones del tipo: que estabas haciendotu cuando..., pues bien, me juego lo que no tengoa que muchos de los que hoy leis esto podrisrecordar exactamente donde, como, cuando ycon quin vsteis por primera vez V, eso seores,es la magia de la televisin, y muy pocas seriesson capaces de semejante proeza. Hay que recor-dar que en aquellos tiempos el gesto de sentarsedelante de la televisin era un acto de comuninfamiliar, bien sea porque existan solamente doscanales, o porque en cada casa haba tan slo unaparato receptor, pero el caso es que un evento te-levisivo de aquella magnitud no pasaba desaper-cibido. Nada parecido a como se disfruta hoyde un producto televisivo; adems de una ampl-sima oferta de contenidos, las plataformas se handisparado generando una oferta imposible de asi-milar por cualquier televidente haciendo quemuchos sean los ttulos que pasan desapercibi-

    por Ral Gil Toural

    E

    Este ao se cumplen30 aos del estreno enla televisin espaolade V: Los Visitantes

    NI SON TUS AMIGOS, NI VIENEN EN PAZ, NI CRISTO QUE LOS FUNDLOS VISITANTES

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  • travs de una miniserie de dos partes que entreambas juntaran cuatro horas de emisin bajoel escueto ttulo de V (ms adelante conocidocomo V: The Original Miniseries en su edicindomstica). Despus de su exitosa emisin, lahistoria contino dos aos ms tarde con V:The Final Battle, otra miniserie de tres partesesta vez estrenada en mayo de 1984 a la que si-gui la infame decadencia en forma de serie re-gular tan slo cinco meses despus. Si bien enla segunda miniserie, Johnson se haba apar-tado de la produccin donde iba a figurar ni-camente como supervisor de los guiones, ya enla serie su desentendimiento fue absoluto. Portal motivo, y a modo de honra a su coherencia ya que sobre todo, estoy totalmente de acuerdocon l, pasaremos muy de puntillas por la serieregular prestando mucha ms atencin a las dosminiseries, sobre todo a la primera.

    V: THE ORIGINAL MINISERIESParto de la base de que todos sabemos de que

    va la historia de V: Invasin Extraterrestre, y siya no fuera suficientemente esclarecedor el t-tulo, el largo prlogo ha tenido que dar ms deuna pista. An as hagamos un ejercicio de su-posicin e imaginemos como sera un da cual-quiera en nuestras vidas, si en el trasiegocotidiano de la maana aparecen as, sin ton nison, unos gigantescos objetos voladores noidentificados que se sitan encima de las ciuda-des ms importantes del planeta (cuanto debeel Independence Day de Roland Emmerich aestas secuencias!), para descubrir al pocotiempo que los tripulantes los visitantes vie-nen en son de paz y que adems de necesitarnuestra ayuda vienen a ayudarnos.

    T, como parte de la poblacin humana,entre incrdulo y curioso no has terminado desalir de tu sorpresa. Poco a poco y de la formams aparentemente inofensiva, vas cambiandoesa estupefaccin por una cotidianidad de lacual no terminas de fiarte. Los visitantes, que seencargan de gestionar los residuos de las ciuda-

    americanos, oculta su verdadera intencin decrear una sociedad totalitaria a imagen de las eu-ropeas pero con rasgos norteamericanos.

    Conociendo esta influencia literaria, es fcilcomprender la preocupacin de Kenneth John-son por dotar a su nueva produccin de unmarcado tinte poltico y social. Decidido amostrar a la audiencia una incmoda situacininaudita en la televisin de entonces, slo querevestida con la ptina del gnero fantstico. Afin de cuentas, es una de las grandes bazas delgnero, mostrar a modo de ficcin otras posibi-lidades que nadie creera o deseara ver.

    Se podra decir que de esta forma naci V:Invasin Extraterrestre. El siguiente paso fuedar forma a la historia y se decidi que sera a

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    potencia extranjera, que bien podra ser China ola Unin Sovitica. En aquella reunin los repre-sentantes del Estudio dijeron que eso sera impo-sible en los tiempos que corran y que nadie secreera semejante cosa que se lo digan pues alAmanecer Rojo (Red Dawn) de John Milius, es-trenada en cines tan slo un ao despus que V:Los Visitantes en la TV americana. De formaque Johnson le dio la vuelta a la tortilla, y ante lasreticencias de los directivos de Warner, les espetque s, que sera una invasin en tierras america-nas, slo que perpretada por seres de otro planeta.

    Por aquel momento Kenneth estaba bastanteinfluenciado por la novela Eso no puede pasaraqu (It Cant Happen Here) de Sinclair Lewis,un libro de 1935 que relataba de forma muy de-tallada que pasara si los Estados Unidos fueseuna dictadura. La sinpsis oficial del libro diceas: Stira poltica que describe la Amrica ruraly provinciana que surge tras el crac burstil de1929. Los personajes y los hechos que se relatan enla novela son como juegos de espejos de los realesen una Amrica en la que Roosevelt pierde laselecciones presidenciales, y un partido totalitariotoma el poder en un momento decisivo de la histo-ria del siglo XX, con el auge de los totalitarismosen Europa y el New Deal an sin terminar de im-plantarse. La novela cuenta la historia del directorde un peridico de Vermont, Doremus Jessup, y desu oposicin al candidato a la presidencia BuzzWindrip, quien detrs de un discurso populista ydemaggico, sustentado por los supuestos ideales

    Kenneth Johnson dotaa su nueva produccinde un marcado tintepoltico y social

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    Marc Singer con Kenneth Johnson en el rodaje de V: The Original Miniseries.Johnson en Woodley Avenue, Encino.

    Kenneth Johnson cmara en mano durante el rodaje.

    Rodaje de V: The Original Miniseries.

    Johnson junto a el diseador de produccin Chuck Davis.

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  • des transformndolos en aquello que han ve-nido a buscar y que tanta falta les hace para sal-var su civilizacin, ganan cada vez mspresencia en tu comunidad. Ves como los go-bernantes por costumbre siempre recelososreciben con los brazos abiertos a los nuevos ve-cinos. Puede que entonces, en ese momento, seempiecen a encender todas tus alarmas aunquetu mismo no seas consciente de ello.

    Una vez asentados cmodamente en todos losestamentos, descubres en la televisin que hayuna conspiracin en contra de los visitantes amanos de los cientficos. No te lo puedes creer,pues tu padre es antroplogo y tu madre bilogae investigadora mdica, y sabes a ciencia cierta(nunca mejor dicho) que es imposible que tusviejos estn metidos en semejante fregado. Anas, tu vida empieza a complicarse, tu familia esahora proscrita y adems de tener que huir parasalvar la vida, tienes que ver como tu hermana,una adolescente insoportable con las hormonasrevolucionadas se encapricha del visitante gua-peras de turno, lo que despierta la envidia devuestro vecino, que siempre ha estado prendadopor ella. Ese vecino, un adolescente mezquino ysolitario, embriagado por el poder de ser alguienen las filas de las juventudes visitantes, los de-nuncia en un ataque de celos.

    No es hasta que eres apresado que empiezas adescubrir las verdaderas intenciones de tusnuevos amigos, esos que se encargaron de ta-pizar las paredes de tus calles con mensajes pro-pagandsticos diciendo que la amistad esuniversal, que ellos son tus amigos y que os es-pera un gran futuro juntos. Para entonces yasabes que todo es mentira cochina, que los visi-tantes en realidad son lagartos enfundados enpiel humana y que su misin principal en laTierra es llevarse todo el agua de tu planeta y acuantos humanos puedan transportar. Ambos,la base principal de su alimentacin.

    Por los pelos puedes escaparte del cautiverio,perdiendo la pista de tu familia y al pocotiempo das con un grupo de otras personas,

    que como tu, han descubierto las intencionesde los extraterrestres y poco a poco empezis aplantar cara a los invasores en plan guerrilla.

    As a grandes rasgos se podra describir V: In-vasin Extraterrestre, una gran aventura deciencia ficcin que impact a todos por su inte-ligente dosificacin de espectculo, poltica so-cial, accin y aventura, engalanado con unosefectos especiales muy por encima de los estn-dares televisivos de la poca. Pero si tengo queescoger alguna de sus virtudes, he de quedarmecon la advertencia social, muy presente en estaprimera miniserie. Hecho que queda reflejadoen el reciente ejercicio de suposicin que hemoshecho, y de forma ms clara en varios pasajes alo largo de todo el metraje. A estas alturas no

    debe sorprenderte que Kenneth Johnson hayalogrado colarte una historia de paranoia en lostiempos de la guerra fra, pero que muy triste-mente est de la ms rabiosa actualidad si locomparamos a hechos que ocurren hoy da.Para dar a entender esto de la forma ms claraposible no tengo ms que citar una conversa-cin entre Mike Donovan, el hroe humano quedescubre por primera vez la naturaleza lagartade los visitantes y Martin, uno de los pocos visi-tantes que discrepa con la misin de arrasar elplaneta, cuando hablan sobre el mximo lderde los visitantes y su diablico propsito:Mike: Como pudo alguien as llegar a servuestro lder?Martin: Carisma, circunstancias, promesas,...Nadie se atrevi a oponerse hasta que fue dema-siado tarde. Ocurre tambin en tu planeta no?

    Y vaya si ocurre! Si no que se lo digan al pueblovenezolano y sus ms de quince aos de chavismo.

    Tales aires de actualidad no se cien sola-mente a cuestiones polticas, sino tambin a lapropia ejecucin e impacto de la miniserie. Lonormal sera pensar que una serie con ms detreinta aos tendra un muy mal envejecer. Yosoy bastante permisivo con estas cosas, pero re-conozco que a ms de uno le chirra el look delos aos ochenta, y el simple hecho de ver unahombrera o escuchar una batera electrnica(syndrum) les pone los pelos de punta. De-fiendo la teora de que este asunto es ms bienuna cuestin generacional. Os contar mi caso;

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    La serie impact a todos porsu inteligente dosificacinde espectculo, polticasocial, accin y aventura

    Jane Badler, Faye Grant y Marc Singer.

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  • tiene ms de una connotacin) sino porque elpersonaje adems de ser una bicha extraterres-tre, despiadada, y con mucha mala baba, suma asu repertorio los peores valores del ser humano,lo dicho, una lagarta en toda regla. Acojona!

    En el bando terrestre destaca casi de formaomnipresente Mike Donovan (Marc Singer),aguerrido cmara curtido en mil y un conflictosblicos, que movido en un principio por la curio-sidad periodstica, es quien saca a la luz la verda-dera naturaleza de los extraterrestres paraterminar siendo uno de los lderes de la resisten-cia contra los visitantes. Tambin de la resisten-cia, y al principio, muy a su pesar, tenemos a JulieParrish (Faye Grant), bioqumica y estudiante demedicina que termina siendo la mandams de laresistencia terrestre en la ciudad de los Angeles.

    An sin ser uno de los grandes protagonistaspero desde luego que con presencia a lo largode todas las partes de la serie tenemos a Willie,un visitante disidente que no simpatiza paranada con la misin de exterminio extraterrestrey que termina siendo de gran ayuda a la resis-tencia. No podamos dejar de mencionar a estepersonaje protagonizado por Robert Englund,pues adems de ser la figura a la que se le de-dica el Maestros del Fantstico de este nmerode Scifiworld, ser el invitado de honor de latercera edicin del Festival Internacional deCine Fantstico de Madrid, Nocturna, con locual podremos contar con su asistencia en estemes de mayo en Madrid. Todo un lujazo!

    V: THE FINAL BATTLEGracias al gran xito de la primera miniserie

    no se hizo esperar la continuacin, slo queesta trajo consigo bastantes amarguras al almamater de todo el tinglado. Ya desde el principioV: The Final Battle fue un dolor de cabeza paraKenneth Johnson y su equipo, que teniendo yaa punto los guiones para las tres partes de la se-gunda miniserie, tuvo que ver como aunque laNBC estaba conforme con el resultado, la War-ner no daba el visto bueno al material, provo-

    ya sabis, a poco que vivis, aprenderis a valo-rar las cosas de otra manera, a los que tenis laedad suficiente no har falta que os diga nada, ya los otros, que os pilla an muy pronto, ospuedo asegurar que as ser. Tiempo al tiempo.

    Retomando la cuestin de si la primera mini-serie ha envejecido bien o mal, est claro que sele ven las costuras por aqu y por all, pero enlo bsico, est tan vigente como estuvo hace 32aos. Para ser lo ms grfico posible os cuentocomo fue el revisionado de V: The Original Mi-niseries de cara a escribir este artculo. Tal ycomo se haca entonces, nos juntamos toda mifamilia, mis dos hijos menores (8 y 6 aos) y miesposa. La mayor de los peques, siempre muyatenta a todo lo que vemos no despeg ojo de lapantalla, sin grandes muestras de emocin,pero atenta a todo lo que ocurra, pero no fuehasta la famossima escena en que Diana sezamp el tentempi en forma de coballa quela cra no reaccion sorprendida e incrdula, yque conste, que mi nia est acostumbrada aver de todo y para ella, una obra mayor y muyde nuestro tiempo como Avatar, ella la conocecomo la peli de los chicos azules, y la vio unavez y nunca ms, pero al terminar el primerepisodio del piloto la cra peda ms.

    Aparte de su mencionado compromiso so-cial, esta primera miniserie dibuja de formaprofunda y concisa un gran repertorio de per-sonajes de todo tipo que hacen de ella una pro-duccin claramente coral, tanto as que paraevitar los tpicos problemas de ego, el cast eramencionado por orden alfabtico para evitarrencillas de figuracin entre los actores. Otravez dando por supuesto que todos sabis quines quin en la serie, mencionaremos los perso-najes ms importantes que sirven de hilo con-ductor a lo largo de toda la vida del show.

    De esta forma nos encontramos con Diana(Jane Badler), la oficial cientfica de la nave no-driza y la ms prfida y malvada de todos lospersonajes que nos podremos encontrar en laserie, y no slo por su condicin de lagarta (esto

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    en los aos ochenta no entenda muchas su-puestas glorias de los aos setenta y vea concierta gracia la cultura de los sesenta. En los no-venta empezaba a ver cosas negativas de losochenta que antes no perciba, y los setenta pa-saban a ser un nuevo y vigorizante descubri-miento, y de as en adelante, dcada tras dcada,hasta llegar al punto actual donde doy el valorque se merece a cada poca y meto todo dentrodel saco de los valiosos tesoros vintage. As que

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  • cando la salida de Johnson alegando las tan re-curridas diferencias creativas, que no es otracosa ms que si no me dejas hacer las cosascomo se deben y encima me das menos dinerodel que necesito, que ten bien dao!.

    Lo cierto es que la Warner puso cinco millo-nes de dlares menos encima de la mesa y bus-caba un enfoque ms aventurero y de accin endetrimento de tanto rollo social. Crasso erro!,pues en mi opinin se cargaron lo que hacagrande a la serie, centrndose en la superficiali-dad de la aventura por la aventura, y la accinpor la accin, recortando adems la inversinen el apartado tcnico rescatando todos losefectos especiales que pudieron de la primeraminiserie, haciendo si se quiere, ms notorio elbajn de la calidad. Pero por increble que pa-rezca, la formula funcion y el pblico volvi aresponder. Puede que nunca sepamos si por lainercia de la primera entrega o por que cierta-mente la continuacin aport ciertos elementosacertados a la historia, adems de dar cierre a lainvasin extraterrestre, pero siempre me pre-guntar como hubiera sido si V: The Final Bat-tle siguiera los pasos de su creador.

    V: LA SERIEPero si la segunda miniserie fue un dolor de

    cabeza, la serie regular fue ya un despropsitoen toda regla. El presupuesto inicial de1.100.000 dlares para cada uno de los veinteepisodios de la proyectada primera temporadaregular fue recortado drsticamente sin previoaviso, provocando que el aprovechamiento delos efectos especiales de las dos miniseries ya erapuro y duro canibalismo, impregnado a cada ca-ptulo de un repetitivo hasto visual difcil de so-portar. Para colmo, las historias se convirtieron

    en folletines de soap opera de tercera divisinque terminaron lastrando la produccin a mni-mos de audiencia. Inebitablemente llego el finde la produccin con el mayor de los irrespetoshacia la audiencia, pues no dieron cierre al l-timo captulo emitido, que aunque terminabacon un cliffhanger, no tuvieron siquiera el deta-lle de rodar la conclusin en el proyectado epi-sodio nmero veinte que jams vio la luz.

    UNA SERIE HERIDA DE MUERTEDespus del descalabro de la serie regular, la

    serie necesit tomarse un respiro durante unosaos, pero al cabo de cierto tiempo, tanto la NBCcomo la Warner quisieron volver a terreno visi-tante. Para ello contaron con el mismsimo J. Mi-chael Straczynski, que en 1989 (cuatro aos antesde su Babylon 5) escribi un tratamiento para loque sera una nueva miniserie en forma de trilo-ga llamada por aquel entonces V: The NextChapter del cual su primera parte llevara por t-tulo The Rebirth. La cadena y el estudio termina-

    ron desestimando la propuesta de Straczynskipor considerar que se alejaba del espritu de laserie original quedando el relaunch en el limbo.

    THE SECOND COMINGY EL REMAKE DE 2009

    El propio Kenneth Johnson ha continuado lahistoria donde la haba dejado despus del finalde la primera miniserie en V: The Second Gene-ration, una novela publicada en el 2008 quesigue las aventuras de la resistencia humanaveinte aos despus de los hechos ocurridos enV: The Original Miniseries, obviando por com-pleto lo ocurrido en V: The Final Battle y laserie regular. Y cuando todo estaba casi listopara que la NBC sacase adelante la adaptacinen una nueva miniserie de dos partes, la War-ner, quin posee los derechos de explotacin te-levisiva, evito que el producto prosperase endetrimento de su propio remake que lleg a laspantallas en el 2009. La nueva propuesta deWarner, sin ser un desastre (de hecho, resultser bastante disfrutable) no pudo pasar de su se-gunda temporada regalndonos una vez ms uncliffhanger de fin de temporada que adems, deremate, nos dejaba con la miel en los labios puesMarc Singer volva a la franquicia de cara a unahipottica tercera temporada que nunca lleg.

    Actualmente, Johnson sigue luchando porsacar adelante su visin de V: The Second Co-ming, slo que esta vez su intencin es adaptarlacinematogrficamente en forma de triloga,donde la primera parte sera un remake de V: TheOriginal Miniseries y las dos restantes contaranlos hechos que tienen lugar veinte aos despus.Para ello necesita conseguir inversores que apor-ten los 60 millones de dlares necesarios. Por lacuenta que nos trae le deseamos la mejor de lassuertes, pero tal y como estn las cosas con la ac-tual crisis econmica global, puede que lo tengaalgo difcil. Si fuera fcil ya estaramos disfru-tando de su nueva propuesta pues nos consta queganas y empeo no le faltan. Ojal que finalmentevea la luz, y si es pronto, mejor. SfW

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    Actualmente, Johnsonsigue luchando por sacaradelante su visin de"V: The Second Coming"

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  • ya que estamos, el mismo Wesley Dodds, el Sand-man original, ese hroe pulp de la Sociedad dela Justicia, armado con sendas pistolas que deja-ban KO a sus enemigos inducindolos a un pro-fundo sueo; o incluso Promethea, con la queAlan Moore nos ense el mundo de las ideas, laimaginacin y, por ende, los sueos; o alegresaventuras en mundos de fantasas infantiles, comolos que tena la pequea Kitty Pryde, de los X-

    Men, soando que, junto a sus compaeros, vivaviajes llenos de barcos, princesas y piratas; o cmoWarren Ellis, en su magna obra Planetary, redefi-ni el Sueo como La ltima frontera...

    Sueos alegres, sueos oscuros, msticos ybanales, realistas y abstractos, surrealistas ysimblicos pero ninguno tan terrible, tanprimitivo y tan asfixiante, como el miedo asoar con Freddy Krueger. El miedo a teneruna pesadilla en Elm Street.

    MARVEL COMICSAunque la primera aparicin de Elm Street en

    cmics fue en La Casa de las Ideas, lo cierto esque no tuvo demasiada suerte. Aparecido en1989 con el ttulo Freddy Kruegers A Night-mare on Elm Street, en formato revista y solo enblanco y negro, la historia Dreamstalker fueescrita por Steve Gerber y dibujada por RichBuckler. Aunque Amanda y Freddy aparecan, ytena lugar en Springwood, en Ohio, la historiano se corresponde de manera cannon a las pel-culas, llegando a tener bastantes contradiccionescon la saga cinematogrfica. Aun as, tuvo unxito arrollador, colocndose en los primerospuestos de ventas, y superando a la otra revistabest-seller de Marvel: Savage Sword of Conan.Pero quiz lo ms extrao fue quiz la muerte dela misma cabecera casi antes incluso de empezarsu andadura. Cuando los distribuidores ya ha-ban comprado hasta la quinta entrega, la serie secancel en su segundo nmero. Los porqus si-guen siendo an hoy un misterio aunque sehayan hecho varias declaraciones a lo largo delos aos, pero, segn Steve Gerber, una de las

    stamos en poca de exmenes, en labiblioteca, en la mesa de nuestro dor-mitorio, en el sof con los apuntes,estudiando e intentando memori-

    zarlo todo para el gran da. Pero el caf, el t, lasbebidas energticas, no nos hacen ya nada. Nues-tro organismo se ha hecho inmune a ellas de lacantidad que hemo ido ingiriendo las ltimassemanas. No podemos ms. Los prpados secierran. Nuestra mente viaja al mundo de lossueos y entonces somos completamentesuyos. Ya sea paseando por una oscura calle,pasndolo en grande en un parque de atraccio-nes, tumbados en la hierba del parque o soandoque estamos en nuestra propia cama, las garras demetal de ese asesino de nios que muri entre lasllamas, desgarrarn la realidad en busca de nuevasvctimas, abrindose paso por nuestra psiquis ynuestra carne, hasta llegar a nuestro corazn. Yentonces sabremos que Freddy Krueger ha vuelto.

    La relacin entre cmic y sueos (o pesadillas)no es algo aislado, todos recordamos al pequeoNemo y sus aventuras en esa tierra del Sueo lla-mada Slumberland gracias al buen hacer del granWindsor McKay, o la multipremiada The Sand-man, donde Neil Gaiman reelabor al personajehomnimo de la Golden Age de DC Comics en laforma de un supradis que reinaba en el mundode los sueos con un poder cuasi omnipotente; o

    por Rafael Ruiz-Dvila

    E

    Aunque la primera aparicin deElm Street en cmics fue en LaCasa de las Ideas, lo cierto esque no tuvo demasiada suerte

    LA HISTORIA DE FREDDY KRUEGER EN VIETAS

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  • versiones que ms parece conven-cer (Reading for Pleasure, 1990)es que a finales de los 80 y princi-pios de los 90, surgieron movi-mientos contrarios a la violenciaexplcita en los cmics. En base aello, Marvel, una editorial cuyotarget principal eran los jvenes yadolescentes, habra preferido an-ticiparse a la cruzada que mstarde se pondra en marcha, noslo contra las vietas, sino contraotras formas de entretenimiento.

    INNOVATION PUBLISHINGEste hecho fue aprovechado por

    una pequea editorial que se hizocon la franquicia en 1991 y, hasta labancarrota de la misma tan solo unao ms tarde, public tres series,todas escritas por Andy Mangels:Nightmares on Elm Street (#1-6)Aparecen la mayorade los persona-jes de las pelculas. Los dos primerosnmeros estn centrados en Nancy,pero los cuatro siguientes estn si-tuados entre A Nightmare on ElmStreet 5: The Dream Child y Fre-ddys Dead: The Final Nightmare.

    Freddys Dead: The FinalNightmare (#1-3). Adaptacinde la pelcula del mismo ttulo,cuyo tercer nmero se publiccon una edicin especial en 3D.A Nightmare on Elm Street:The Beginning (#1-3). Constru-do como una secuela directa dela anterior Freddys Dead: TheFinal Nightmare.

    TRIDENT COMICSLa siguiente vez que una editorial

    se hizo con un ttulo de la franqui-cia fue cuando, en 1992, la brit-nica Trident hizo un batiburrillo dereediciones anteriores de Marvel eInnovation, las cuales slo se publi-caron en el Reino Unido, con el t-tulo de Freddys Nightmares que,como se ha dicho, nada tena quever con la serie de TV de 1988.

    AVATAR PRESSPARA NEW LINE CINEMA

    La productora New Line Ci-nema cre un subsello de terrorllamado House of Horror parasacar a la luz publicaciones dedi-

    cadas a sus franquicias de terror.La editorial Avatar Press, famosapor tener tanto a grandes autorescomo Alan Moore o Garth Ennis,como por publicar historias deuna violencia extrema y unosguiones muy explcitos, se hizocon esta franquicia de New Line.El famoso autor de Lady Death,Brian Pulido, se hizo cargo en-tonces del ttulo dedicado aKrueger A Nightmare on ElmStreet Special, en 2005. A esta si-gui A Nightmare on Elm Street:Paranoid, continuada por Fear-book, en 2006, como ltimo t-tulo en aparecer antes de queAvatar Press, debido a la irregula-ridad de salida de estos cmics,perdiera la licencia para editarlos.

    WILDSTORMPRODUCTIONS (DC Comics)

    El mismo ao 2006, DC Co-mics se hizo con la licencia parasu subsello Wildstorm, publi-cando la serie regular A Night-mare on Elm Street con historiasoriginales prcticamente durante

    un ao hasta que la compaacancel sus series regulares deterror para pasar a editarlas enformato de miniseries autocon-clusivas. fueron escritas porChuck Dixon y fueron continua-das por una serie de historias decrossovers de personajes de pel-culas de horror.

    CROSSOVERSDE PESADILLA

    New Line Cinemas Tales of Ho-rror (septiembre 2007, DC Comics- Wildstorm): Un crossover entreFreddy Krueger y Leatherface (TheChainsaw Massacre), realizada porChristos Cage y Peter Milligan.

    Freddy vs Jason vs Ash (#1-6,2008, DC Comics - Wildstorm /Dynamite Entertainment): Crossoverinter-editorial con Dynamite, hechocomo secuela tanto de Freddy vsJason como de La triloga Evil Dead.

    The Nightmare Warriors (#1-6, 2009, DC Comics - Wildstorm /Dynamite Entertainment): Conti-nuacin y secuela de la anteriorFreddy vs Jason vs Ash. SfW

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    A NIGHTMARE ON ELM STREET | LA HISTORIA DE FREDDY KRUEGER EN VIETAS

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