00Comunicación Congreso de Ontología
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Comunicación Congreso de Ontología.
Deseo, emociones y voluntad en Baruch de Spinoza.
Por: Ruperto Arrocha González
Afectos, pasivas son pasiones y activas acciones/ Deseo y apetitos/ Voluntad
1 Spinoza (1632 -1677).
El tema de las pasiones será abordado por Spinoza en los tres capítulos finales de su
Ética. En ella establecerá una interpretación de las pasiones en oposición a la
desarrollada por Descartes en Tratado de las pasiones del alma. En el Prefacio de la
Parte III de esta obra expone lo que se propone demostrar al afirmar que: “(...) les
parecerá extraño que yo aborde la cuestión de los vicios y sinrazones humanas al
modo de la geometría…Pero mis razones para proceder así son éstas: nada ocurre en
la naturaleza que pueda atribuirse a vicio de ella; la naturaleza es siempre la misma,
en todas partes; es decir, su eficacia y potencia de obrar es siempre la misma, …Así,
pues, trataré de la naturaleza y fuerza de los afectos, y de la potencia del alma sobre
ellos, y consideraré los actos y apetitos humanos como si fuese cuestión de líneas,
superficies o cuerpos>>.1
En este sentido procuraremos primero aclarar lo que Spinoza entiende por afectos,
para poder explicar la relacion entre afectos y pasiones, entre adecuaciones e
inadecuaciones. La anfibología del término afecto, en la ética de Spinoza se remonta a
la manera aristotélica de tratar las pasiones, por ello a la hora de precisar su
significado debemos actuar con cierta prudencia. La Ética de Spinoza se presenta como
una relacion permanente de interdependencia entre afectos y afecciones. En su
primera acepción podriamos decir que el afecto se presenta como condición de
posibilidad, como un estado que comprende una afección corporal y una modificación
mental (emociones-sentimientos). En su segunda acepción, las afecciones humanas
deben ser entendidas como el resultado de los efectos (digo efectos y no afectos) de
las impresiones de los cuerpos entre sí, teniendo como modelo o punto de referencia
el movimiento y las reacciones que se derivan del encuentro de los cuerpos (alegría-
tristeza).
1 Spinoza, B. E.III. Prefacio. pág. 182.
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En principio habrá que tener en consideración el hecho de que Spinoza, hable de
afectos adecuados e inadecuados. Los afectos adecuados serán aquellos que
establezcan una concordancia entre su perseverar, su conatus, su deseo y la
autonomía de ese esfuerzo. Lo adecuado se manifestará como el resultado de la
potencia de obrar del cuerpo a partir de sí mismo; lo inadecuado, por el contrario, será
lo que lo haga desde una causa exterior, desde una causa desconocida para sí misma.
La potencia de actuar se manifestará como la demostración de que somos afectados,
en consecuencia la adecuación solo podremos reconocerla mediante la acción,
mediante la actividad. En la adecuación, para decirlo con un poco más de claridad,
somos dueños de nuestras acciones, en la inadecuación somos sus siervos pues
dependemos de causas que desconocemos. En este punto, sin embargo, resultará
bien significativo que Spinoza reconozca que los seres humanos nos movemos entre la
adecuación y la inadecuación, experimentado y aprendiendo, potenciándonos,
alegrándonos.
En las Definiciones, y en concreto en la número tres del Prefacio de la Parte Tercera de
la Ética, Spinoza indicará que el afecto se manifiesta como la potencia de obrar, con lo
activo, mientras que la disminución de su potencia se coliga con la pasión. El afecto se
podría decir que es equivalente a lo activo, a la acción; mientras que la afección lo
sería a la pasión. Esto no obstante, no significará que no existan afectos inadecuados
sino que de cara al incremento de la potencia estos no resultarían tan eficaces y
enriquecedores como los afectos adecuados.2 No debe pues extrañarnos que en su
texto, se refiera o hable a veces de pasiones activas ya que las pasiones en el hecho
mismo de su existencia expresan una situación, un estado, un movimiento. Afectos y
pasiones desde su concepción formal deben ser entendidos en el contexto general de
la obra de Spinoza, antes que nada como posibilidad de afectar o ser afectado, de
mover o ser movidos. En su escrito la noción de pasión deberá ser concebida más bien,
desde su neutralidad axiológica, esto es especialmente como posibilidad y capacidad
de experimentar.
De ahí que Spinoza afirme que: “Por afectos, entiendo las afecciones del cuerpo, por
las cuales la potencia de obrar del cuerpo mismo es aumentada o disminuida,
2 Spinoza, B. E.III. Prefacio. Definiciones, p. 183.
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favorecida o contenida, y al mismo tiempo las ideas de estas afecciones…Si por lo
tanto podemos ser causa adecuada de algunas de esas afecciones, entiendo por
afecto una acción; y en los casos inadecuados, una pasión”.3 En estos apartados o
capítulos habrá que tener presente que tanto los afectos como las pasiones deben ser
entendidas desde el complejo juego de fuerzas y potencias que representa la relación
alma-cuerpo.
En Spinoza el “alma” humana se forja por su relacion con el cuerpo, de manera que la
posibilidad de hablar del alma como fundamento cognoscitivo del ser humano
“separada” del cuerpo no tiene cabida en su concepción filosófica. “El alma y el
cuerpo – dirá Spinoza-- son una misma cosa, concebida ya bajo el atributo
Pensamiento, ya bajo el atributo extensión…De donde se sigue que cuando los
hombres dicen que tal o cual acción del cuerpo proviene del alma, por tener ésta un
imperio sobre el cuerpo, no saben lo que se dicen y no hacen sino confesar, con
palabras especiosas, su ignorancia acerca de la verdadera causa de esa acción”.4
Cuando en la obra de Spinoza nos encontramos con la noción de alma, esta deberá ser
interpretada como el resultado de su interacción y composición con el cuerpo. El alma
en este contexto deberá ser comprendida como la idea cuyo contenido objetivo es el
cuerpo con el que está unido, por lo que no podrá ser concebida sin los afectos y la
dinámica de los encuentros que provienen del cuerpo.5
En este contexto G. Kaminsky, (1998), en su obra: “Spinoza: la política de las
pasiones”, señalará que: “Para Spinoza, el afecto no puede ser tomado solamente
como un estado de un cuerpo afectado por otro, sino como una verdadera relación,
constitutiva, de las variaciones continuas y correlativas de dos o más cuerpos
afectados-afectantes”.6
Se puede afirmar que Spinoza llamará afectos o acciones adecuadas a aquellas
relacionadas con lo que las origina, la inadecuación corresponderá en cambio, al
desconocimiento de lo que la origina.
3 Spinoza, B. E, III, Prefacio, Def.3. p 183.4 Spinoza, B. E, III, 2, Esc. P. 186-187.5 León Florido, L. La sabiduría del cuerpo (potentia naturae y metafísica de las pasiones en Spinoza) A Parte Rei, p. 20. 6 Kaminsky, G. (1998), Spinoza: la política de las pasiones, Gedisa, Barcelona, P. 34.
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El afecto, o affectus, en su acepción amplia deberá ser entendido como duración, la
duración vivida, como una vivencia diferencial de estados y no como un mero ejercicio
intelectualista ya que el contenido de su realidad se derivará de la relación o
encuentro con otros cuerpos. En este sentido Spinoza afirmará que mientras seamos
causa inadecuada de nuestras afecciones, el afecto deberá ser entendido como una
pasión, como “affectio”. El affectus, la afección affectus, deberá ser entendido como
algo dinámico que va a influir o determinar nuestra potencia de obrar ya sea incluso
para conducirnos a una menor perfección.
Deleuze en su Cours Vincennes (20/01/1981), dirigido a explicar este tema, afirma
que Spinoza distingue con mucho rigor el afecto de afección.
“¿Qué es el afecto? Se pregunta Deleuze --y responde-- para Spinoza es algo que la
afección envuelve. La afección es el efecto instantáneo de una imagen de cosa sobre
mí. Por ejemplo las percepciones son afecciones. Y, sin embargo, hay una diferencia
de naturaleza entre el afecto y la afección. ¿Qué es lo que envuelve? Toda afección
instantánea envuelve un paso o una transición…La duración es el paso vivido, el paso
de una cosa a otra, como vivido...El paso es necesariamente un aumento o una
disminución de potencia...A los afectos que son aumentos de potencia los
llamaremos alegrías; a los afectos que son disminuciones de potencia los llamaremos
tristezas…”7
En Spinoza una afección no es una pasión sino cuando no se explica por la naturaleza
del cuerpo afectado, esto es por la influencia de otros cuerpos. Cuando las afecciones
se explican a partir de la naturaleza misma del cuerpo afectado, entonces podríamos
decir que, se trataría de afecciones activas, de acciones, y no de pasiones.
En, “Spinoza y el problema de la expresion”, Deleuze afirmará que: “Las afecciones de
los cuerpos son ante todo primero pasiones y luego afecciones activas…No se ve
cómo un modo finito, sobre todo al comienzo de su existencia, podría tener otra cosa
que ideas inadecuadas…Un sentimiento del que no somos causa adecuada es
necesariamente una pasión. Nuestro poder de ser afectado se encuentra desde el
comienzo de nuestra existencia colmado por ideas inadecuadas y sentimientos
7 Deleuze, G. Cours Vincennes (20/01/1981),
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pasivos…la potencia de actuar es la única forma real, positiva y afirmativa de poder
ser afectado”8
La existencia desde la perspectiva spinoziana, es entendida como un entramado
compuesto no solo de aciertos o adecuaciones sino especialmente también de errores,
equívocos y ficciones. Ante la propuesta de los que afirman la racionalidad o la
barbarie natural del ser humano desde el punto de vista de la naturaleza, Spinoza dirá
que se equivocan completamente porque este juicio corresponde a una opinión y no
en sí mismo a la naturaleza. La imaginación y la razón constituyen al ser humano
spinoziano, el hecho que nos inclinemos muchas veces hacia la primera no significa
que esta no nos aporte nada positivo ya que el ser humano –como él mismo afirmará -
no se equivoca solo a causa de su imaginación, sino todavía más principalmente a
causa de su voluntad y forma de razonar.9
La aspiración de lo racional no significa que las pasiones (en su sentido amplio lo
irracional) no formen parte de nuestra vida, ya que nuestra existencia si bien se
encuentra conformada por el esfuerzo de perseverar esto no quiere decir que siempre
va a poder evitar los “malos encuentros”.
Deleuze en su Cours Vincennes (20/01/1981), no recuerda que: “La tristeza es un
afecto envuelto por una afección. La afección es la imagen de cosa que me
entristece…La cosa que me entristece es la cosa de la que las relaciones no
convienen con las mías...En términos de afecctio, (como percepción) yo diría que la
cosa tiene relaciones que no se componen con las mías y que tienden a descomponer
las mías. En términos de affecto, (sentimiento) yo diría que esa cosa me afecta de
tristeza y entonces, por eso mismo, disminuye mi potencia…El afecto es pasión o
pasivo mientras sea provocado por algo distinto a mí mismo”.10
En su obra la alegría y la tristeza se manifestarán como modos del deseo. El deseo
antes que nada debe ser concebido como el esfuerzo por perseverar en el ser. De esta
manera se manifestará como una forma especial de “aprehensión” que toma nota de
nuestros estados más confusos, inadecuados o imaginarios, (creencias, ilusiones, bajas
8 Deleuze, G. Spinoza y el problema de la expresion. (p.212 a 217).9 Kaminsky, G. Ob. Cit. P. 36.10 Deleuze, G. Cours Vincennes (20/01/1981),
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pasiones, etc.,) hasta aquellos que ayudan a aumentar la potencia de obrar.11 Se
puede afirmar por otra parte que el deseo, en la obra de Spinoza, aparecerá con mayor
contenido que la voluntad, es cierto que la voluntad nutre al deseo, pero el deseo es
el esfuerzo incesante e infinito que busca perseverar en el ser, es la esencia del
hombre.
En este momento resulta necesario recordar lo que Spinoza señala acerca de la
relación entre voluntad y entendimiento. Acerca de esta relación dirá, oponiéndose a
aquellos que afirman la supremacía de la voluntad sobre el entendimiento que –
voluntad y entendimiento son uno y lo mismo, son voliciones singulares De modo
que quede claro que aquellos que sostienen que la voluntad tiene más extensión que
el entendimiento se equivocan. Es decir que los que consideran la extensión del
entendimiento como finita y la de la voluntad como infinita pretenden convertir su
opinión en leyes de la Naturaleza. En sus objeciones a los que sostienen la infinitud de
la voluntad Spinoza nos va indicar que: “no ve por qué la facultad de querer (esto es la
voluntad-añadido mío) tenga que ser más infinita que la facultad de sentir.12
El nudo de la relacion entre el deseo y la voluntad será desarrollado en la tercera
parte de la Ética. En ella Spinoza advertirá (permítanme que haga esta larga cita) que :
“cuando el esfuerzo, esfuerzo de perseverar, se refiere al alma sola, se llama
voluntad, pero cuando se refiere a la vez al alma y al cuerpo se llama apetito. Escolio:
este esfuerzo, este apetito; no es otra cosa que la esencia misma del hombre, de
cuya naturaleza se siguen necesariamente aquellas cosas que, por, el hombre está
determinado a realizar. Además, entre <apetito> y <deseo> no hay diferencia alguna,
si no es la de que el <deseo> se refiere generalmente a los hombres, en cuanto que
son conscientes de su apetito, y por ello puede definirse así : el deseo es el apetito
acompañado de la conciencia del mismo . Así pues, queda claro, en virtud de todo
esto, que nosotros no intentamos, queremos, apetecemos ni deseamos algo porque
lo juzguemos bueno, sino que, al contrario, juzgamos que algo es bueno porque lo
intentamos, queremos, apetecemos y deseamos”. 13 El deseo se presenta como un
11 Kaminsky, G. Ob. Cit. P. 43.12 Spinoza, B. E.III, P XLIX (49), p. 170.13 Spinoza, B. E.III, Proposición IX, Esc., p. 194.
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fluir incesante, permanente, cuya única intencionalidad es la de perseverar, y
fortalecer la potencia de ser.
Agamben, G., en su obra titulada, La inmanencia absoluta, aseverará que: “La teoría
spinoziana del conatus como deseo de perseverar en el propio ser, expresa
perfectamente la idea de un movimiento inmanente, de un esfuerzo que permanece
obstinadamente en sí mismo. Es decir, en el conatus, deseo y ser coinciden sin
residuos”14.
El deseo entendido como conatus, expresa una satisfacción o concordancia con lo que
hacemos. En este escenario, Spinoza se referirá al alma, dando por supuesto su
interacción con el cuerpo, en los siguientes términos: “El alma, --dirá Spinoza-- ya en
cuanto ideas claras y distintas, ya en cuanto las tiene confusas, se esfuerza por
perseverar en su ser con una duración indefinida, y es consciente de ese esfuerzo
suyo./ Demostración: La esencia del alma está constituida por ideas adecuadas e
inadecuadas...15 Así en Spinoza para que el alma alcance su determinación “será
necesario que conozca objetivamente las afecciones de su cuerpo, afecciones que
serán más razonables cuanto más sean producidas por las acciones exteriores
comunes a toda la naturaleza”.16
De modo que se puede decir que el deseo aparece como el movimiento dinámico en
donde el proceso de potentación desempeñará un papel fundamental. Es en este
contexto que debemos entender el deseo como constituyente de la esencia del
hombre, como esfuerzo por perseverar en sí mismo. El deseo dirá Spinoza, es lo que
constituye la esencia del hombre. (E. III. Def. De los afectos I). Así cuando se dice que
este nos alegra es simplemente porque aumenta nuestra potencia, en cambio cuando
ocurre lo contrario, cuando nos entristece disminuye la misma. El deseo debe
entenderse como el esfuerzo lógico y propio del cuerpo. Una de las tesis centrales de
la ética spinoziana reside en la idea siguiente: “Cada cosa se esfuerza, cuanto está a su
alcance, por perseverar en su ser”. Esta ley del conatus es general para toda la
naturaleza, aunque sólo en el hombre alcance la dimensión <psicológica> que la
14 Agamben, G., en su obra titulada, La inmanencia absoluta,15 Ídem, p.193 y 194. 16 León Florido, L. La sabiduría del cuerpo (potentia naturae y metafísica de las pasiones en Spinoza) A Parte Rei 20. P. 26.
![Page 8: 00Comunicación Congreso de Ontología](https://reader038.fdocuments.mx/reader038/viewer/2022100601/55725c1d497959da6be88f82/html5/thumbnails/8.jpg)
palabra <esfuerzo> parece conllevar. 17 Ese conatus, ese esfuerzo que como
manifestación de la fuerza de la naturaleza verá limitada su potencia por las cosas
singulares que le rodean necesitará para afirmarse oponerse «a todo aquello que
pueda privarle de su existencia» (E. III. 6. Dem).
Es importante recordar que en el libro III de la Ética comienza por diferenciar dos
formas de un mismo deseo que no son en definitiva sino dos posibilidades de
existencia: una activa cuando somos la causa de lo que sucede en nosotros o fuera de
nosotros, y otra pasiva cuando la causa de lo que nos ocurre es exterior a nosotros. (E
III Def. 2).
Así se puede decir que la voluntad, en Spinoza se manifiesta en un primer momento
desde una perspectiva unilateral, convencida de su propia certeza, pero en cuanto
expresion concreta de la interacción alma--cuerpo, como conciencia de sí, pasará a
colocarse al lado del deseo. En este situarse al lado, la voluntad se manifestará para
decirlo con las palabras de Spinoza; “como esencia de las cosas, como una fuerza viva,
como el esfuerzo por potenciar la existencia, la vida misma como apetencia de
ser...Este esfuerzo resulta indispensable para el fenómeno de la vida, pues no se
limita a la "conservación de sí mismo, sino que se manifiesta como voluntad de
hacerse cada vez más vigorosa y más fuerte." 18
Así habrá que reiterar que Spinoza llama bueno a aquello que incrementa nuestra
potencia, la perseveración de nuestro ser. No podría ser de otro modo ya que para
Spinoza el bien se funda en el deseo, no el deseo en el bien –recordemos sus
palabras-“nosotros no nos esforzamos, queremos, apetecemos ni deseamos algo
porque juzgamos que es bueno, sino que, por el contrario, juzgamos que algo es
bueno, porque nos esforzamos por ello, lo queremos, apetecemos y deseamos”.
En su planteamiento el alma (eso que llamamos alma) no será concebida en ningún
momento como algo independiente, capaz de dirigir, guiar y dominar al cuerpo por si
sola. Por eso al Conatus referido a la vez al alma y al cuerpo lo llamará Spinoza apetito
y al apetito con la conciencia del mismo Deseo. Este apetito autoconsciente (el Deseo)
–dirá Spinoza– es lo que constituye la esencia del hombre19 El deseo es potencia, es el
17 Spinoza, B. E. Ob. Cit, III, Proposición VI. p. 19118 Spinoza, B. E. IV. Proposiciones LIX y LX. Pp. 324-325.19 Chaui, M. Spinoza, La filosofía política moderna, Cap. V. poder y libertad. Pp. 136-137.
![Page 9: 00Comunicación Congreso de Ontología](https://reader038.fdocuments.mx/reader038/viewer/2022100601/55725c1d497959da6be88f82/html5/thumbnails/9.jpg)
movimiento que se abre paso, busca, este perseverar incesante es lo que constituye la
confirmación de su existencia. Si la esencia del hombre es el deseo, es decir, el
esfuerzo que busca aumentar la potencia de existir, es la búsqueda de la alegría, ya
que ésta es la conciencia de tal aumento. La alegría y la tristeza no son afectos
derivados del deseo sino que son modalidades concretas del deseo, las únicas formas
bajo las cuales puede darse.20
En este sentido y para finalizar, siguiendo a Deleuze, podemos afirmar que su Ética, es
una «ética de potencias» y no una «moral de deberes» su ética significa sobre todo,
comprender lo que uno vive, o, si se quiere mejor, como uno vive. En esta dirección
podemos afirmar que la propuesta ética de Spinoza se encuentra distanciado del
enfoque de los filósofos que sostendrán la idea de que existe una idea, un alma o un
poder superior que nos dirige. En su ética reconocerá que si bien el finalismo, la
trascendencia, el antropomorfismo, etc., consuelan a los hombres resultan repugnante
y contrarias a la potencia del hombre que se encuentra sometidas a ellas. Concluyo
con las siguientes palabras de Spinoza expresadas al final de su Ética: “la mayor parte
de los hombres –afirma Spinoza-- no se siente existir sino cuando padecen, porque
no soportan la existencia sino padeciendo, apenas dejen de padecer, dejan al mismo
tiempo de ser”.
20 Ezquerra, J., La Laetitia en Spinoza, Revista de Filosofía, Vol. 28 Núm. 1 (2003): 129-155, ISSN: 0034-8244. P. 36.
![Page 10: 00Comunicación Congreso de Ontología](https://reader038.fdocuments.mx/reader038/viewer/2022100601/55725c1d497959da6be88f82/html5/thumbnails/10.jpg)
Apéndice.
Su Ética, enseña de que modo han de ser gobernados y dirigidos los ciudadanos, a
saber: no para que sean siervos, sino para que hagan libremente lo mejor.21 Por medio
de la distinción entre lo activo y lo pasivo, Spinoza reintroduce el tema de la ética, la
oposición del bien y del mal, sin hacerlo sobre fundamentos teológicos. En el Apéndice
a la Parte I de la Ética, cuestionará el finalismo y el antropocentrismo al explicar–“que
la naturaleza no tiene fin alguno prefijado, y que todas las causas finales son,
sencillamente, ficciones (invenciones o creaciones) humanas”22
Chaui, M. Spinoza, La filosofía política moderna, Cap. V. poder y libertad. Pp.36-37.
Entonces, ¿qué son lo posible y lo contingente? Llamamos posible, explica Spinoza, a
lo que vemos que ocurre, pero desconocemos las causas verdaderas y necesarias de
su producción. Lo posible es nuestra ignorancia con respecto a la causa de algo.
Llamamos contingente, explica el filósofo, a aquello cuya naturaleza es tal que nos
parece que podría tanto existir como no existir, pues desconocemos la esencia de la
cosa y no sabemos si debe o no existir. Lo contingente es nuestra ignorancia con
respecto a la esencia de algo. Lo posible y lo contingente son, así, meramente
subjetivos. 116
Si el deseo es la esencia de un hombre singular en tanto que determinado a hacer
algo, ello significa no sólo que esta esencia es una causa que produce efectos, sino
también que estar determinado a hacer alguna cosa no es señal de ausencia de
libertad. 136-7
Jesús EZQUERRA GÓMEZ, La Laetitia en Spinoza, Revista de Filosofía, Vol. 28 Núm. 1
(2003): 129-155, ISSN: 0034-8244. El Conatus, antes que el mantenimiento inerte del
propio estado es el impulso que aumenta la potencia de existir. 36..
Scharfstein, Ben-Ami. Spinoza, la insurrecta razón de las emociones. Como Aristóteles,
Spinoza define la voluntad no como deseo y suspensión (anulación), sino como
21 Spinoza, B. E. III. p. 17722 Spinoza, B. E. I. Apéndice, pág. 92.
![Page 11: 00Comunicación Congreso de Ontología](https://reader038.fdocuments.mx/reader038/viewer/2022100601/55725c1d497959da6be88f82/html5/thumbnails/11.jpg)
afirmación y negación de lo que es verdadero o falso: la voluntad es el juicio que
precede e informa al deseo (que experimenta atracciones y repulsiones irracionales).
Para Spinoza, la voluntad es sólo cierto modo de pensamiento, el cual, como un
modo, no puede ser la causa libre de sus propias acciones, sino que está
determinada por una causa particular, que es determinada por otra causa, etc.
La voluntad se comportaría como la razón observante o informante de Hegel a medio
camino entre la certeza sensible y el entendimiento, el deseo en cambio se encontraría
más en consonancia con la razón activa, más que con la conciencia se encontraría
relacionado con la autoconciencia que en este caso estaría representada por la alegría.