MÁS ALLÀ DE HAY DRAGONES

Cuando los descubridores del pasado llegaban al límite del mundo conocido y tenían miedo a seguir escribían: Mas allá hay dragones! Cuando otros exploradores con más valor y espíritu de aventura se adentraban a esas tierras o mares, no encontraron dragones, sino lugares fascinantes y seres desconocidos.

En la historia de la ciencia sucede algo similar, muchos pensadores, filósofos y científicos han necesitado imaginar que existen cosas que no siendo apreciables a simple vista, son necesarias para mantener la estabilidad o para explicar las observaciones o creencias del momento.

En cada época el mundo se ha visto de un modo distinto, a esto se le llama cosmogonía, Todas la culturas han tenido sus propios mitos para explicar la existencia de algo o de alguien para separar el cielo de la tierra.

Los egipcios tenían al Dios del aire Shu que mantenía a la Diosa del cielo Nut encima de Geb el Dios de la tierra.

En el génesis fue el propio creador quien puso cada cosa en su lugar, separo el cielo de la tierra y creo la luz y la oscuridad.

Los griegos tenían el mito de que Atlas fue condenado por Zeus a sostener los pilares de los cielos.

Ellos mismos intentaron dar más explicaciones racionales al cosmos, al ver el cielo por noche comenzaron a cuestionarse de donde salían las estrellas, Así descubrieron los planetas mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno, así como a la luna y el sol.

Después Aristóteles imagino un sistema de esferas concéntricas, cada una de ella arrastra un planeta. Científico Tycho desmintió esta teoría.

Las teorías se pueden plantear por hechos o apariencias, pero necesitan experimentos para saber si son verdaderas o falsas, por eso es necesario ir más allá de lo evidente.

Como se puede ver la imaginación es crucial en la ciencia y en cualquier otro campo del conocimiento, poseer una mente abierta y no tener miedo a intentar cosas nuevas o a experiencias nuevas.

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