Post on 04-Jan-2016
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VOCERRANTE (20)
Mágica
Apertura (Sobre “White Man Sleeps II”, por Kronos Quartet):
(Andante tranquilo)
“Las palabras vagan, yerran, buscan. Van y vienen por ahí hasta que encuentran
un refugio. En las manos, en los ojos, en cualquier cosa que las rescate del
olvido.”
Raúl
Este es el vigésimo programa de
VOCERRANTE.
Bienoídos y bienoídas.
Raúl
Alguien despierta donde no estaba.
Algo aparece donde no podía.
Cursos interrumpidos de las causas,
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Causas interrumpidas en su curso.
Las acciones cambian las reglas.
Los hechos obedecen a las acciones.
Lo que debiera ser no es,
Y ahora las cosas se mueven como no debieran.
Tiene lugar
La magia.
Daniel
Lo roto se recompone
Lo perdido se recupera.
Lo marchito rejuvenece.
Lo sólido se levanta.
La magia es un esfuerzo denodado contra toda la entropía.
Raúl
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Volver al sitio donde el todo es reunido, a fin de hallar los lazos de cada
cosa.
Hallar los lazos que unen al elefante con el piolín; al sombrero con la flecha,
al herrero con el barro, a la mano con la pluma.
Porque hay un punto en el que cada cosa toca a cada cosa.
Y se puede mover una estrella soplando el ala de una mariposa.
Daniel
“La sustancia corpórea se distingue de una tal sustancia de pensamiento,
de alma, de espíritu sublime, en esto: la totalidad corpórea está toda entera en el
universo entero, mientras que la otra sustancia está toda entera en cualquier
parte, constituyendo una especie de todo y restituyendo la imagen del todo (…) Es
lo que puede observarse fácilmente en un gran espejo, que restituye una imagen
única de una cosa única, y que, aún roto en mil pedazos, continúa restituyendo
esa misma imagen, indivisa, en cada uno de sus fragmentos. (…)
“Retornemos ahora hacia la cuestión del múltiple vínculo de los espíritus,
donde estará contenida toda la doctrina de la magia.
“El primer vínculo por el cual los espíritus están ligados es un vínculo
general en virtud del cual, metafóricamente, el perro tricéfalo de Trivia, Cerbero,
portero del infierno, es representado atado. En efecto, una triple facultad es
requerida en el brujo vinculador o el mago: física, matemática y metafísica. Sobre
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la primera descansa la base, sobre la segunda, los escalones, sobre la tercera, la
cima de la escalera. La primera comporta la razón de los principios activos y
pasivos (…); la segunda, la razón de los tiempos, de los lugares y de las causas;
la tercera, la razón de los principios y de las causas universales. (…)
“El segundo vínculo es triple, por el hecho de que es requerido en la
persona que opera, en eso sobre lo que opera, y en eso que está junto a lo que se
opera; consiste en la fe, o creencia, y en la invocación, el amor y la afección
ardiente asociados a la aplicación de los principios activos a los pasivos. Pues es
al alma a quien incumbe cambiar efectivamente un cuerpo o un compuesto, pero
es al cuerpo a quien el incumbe cambiar materialmente el alma. (…)
“El vínculo III tenido por eficaz es el número de los principios, distribuidos
en los cuatro puntos cardinales del universo, para esas operaciones que reclaman
del cielo y de la naturaleza. Además de esos cuatro, hay principios que no poseen
lugar determinado para producir efectos voluntarios y sobrenaturales.
“El vínculo IV es el alma del mundo o el espíritu del universo que empareja
y junta todas las cosas entre sí; existe por tanto una vía de acceso de todas las
cosas hacia todas las cosas” (…)
Giordano Bruno, “De la magia”.
Raúl
Había una vez dos magos mentirosos. Hacían magia con sus mentiras.
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Decían saber y no sabían, pero sabían.
Decían poder y no podían, pero podían.
Decían hacer y no hacían, pero hacían.
Todo se daba a la vez: El sombrero en la copa, la copa en la mano, la
paloma en el sombrero.
¿Para qué mentiría un mago?.
Para hacer creer en algo más que en sí mismo.
La magia no está ni en el mago ni en el truco. Está en la mirada del
asombro.
Daniel
Cuando la ciencia y la magia no estaban separadas. Cuando todos los
fenómenos podían ser explicados desde cada mano, palabra, raíz o forma de los
vuelos, nada quedaba reducido a la mera causa. Salvo los rituales, repetidos y
constantes, siempre exactos, de las Lunas y las matemáticas.
Y sin embargo, el infinito fue definido por un matemático como aquel
conjunto formado por partes iguales al todo.
Raúl
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Un libro de conjuros secreto ya es magia.
La magia está en la posibilidad de la magia.
Cuando toda lógica es cercenada, a fin de lograr algo imposible,
Cada varita es un salto de fe.
Daniel
Existen caminos mágicos, que no te llevan a donde vas, sino a donde
quieres ir.
Existen paisajes mágicos, que no te muestran dónde estás, sino donde
anidan tus palabras.
Existen palabras mágicas, que no dicen lo que significan, sino que dicen lo
que son.
Raúl
Los verbos mágicos son:
Aparecer,
Convertir,
Transformar,
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Trasladar,
Componer.
Los verbos mágicos son aquellos que deshacen la irreversibilidad de los
procesos.
Daniel
Existen sombras que no reflejan la materia sobre la que impacta la luz.
Existen ecos que no repiten los sonidos pronunciados.
Existen espejos que no reflejan los objetos que tienen enfrente.
Existe el humo sin calor, el fuego sin chispa, la huella sin pie.
Ya que existe el horizonte en la mirada, debe existir la mirada en el horizonte.
Desde donde todas las cosas aparezcan cercanas.
Primer Tema: “Van den Budenmayer”, Concierto en si menor, versión de 1798, de
Zbigniew Preisner, banda de sonido de la película de Krystoff Kieslowsky “La doble
vida de Verónica” (04:30)
Acabamos de escuchar, de Van den Budenmayer, un compositor creado por Zbigniew
Preisner, para la banda de sonido de la película de Krystoff Kieslowsky, “La doble vida de
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Verónica”, un fragmento del inexistente “Convierto en si menor”, en la imposible versión
de 1798.
Daniel
La música crea imágenes que antes no estaban allí.
Las imágenes crean sonidos no producidos por ninguna materia.
El tacto trae sabores a la boca sin que estén en ella.
El aroma trae texturas sin asirlas con la piel.
La música crea formas que pueden tocarse,
El tacto crea imágenes que pueden recorrerse,
El aroma trae sonidos que se pueden atrapar con la boca.
El agua tiene todos los sabores, todos los aromas, todos los sonidos, todas
las texturas.
Con el agua
se hace vino, sangre, miel, aceite o
hielo.
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Raúl
La ciudad de Sadram está llena de magia imperceptible.
Pequeños intersticios llevan el agua al interior de la roca.
Unas hojas de roble crecen en los alerces.
Una mariposa traza un vuelo inmortal.
Entre la flor y la raíz nada se yergue, nada se dobla, nada se planta, se
mueve o agoniza.
Alguien canta con la voz de otro.
Alguien mira con los ojos del otro.
Las palabras son todas viajeras, ajenas, lejanas.
Vienen llegando de las distancias de la historia.
Se escuchan las notas de un piano que nadie toca.
Se escucha el viento soplando al interior de una caja hermética.
Se escuchan las voces pronunciadas anteayer.
Se leen los labios de las bocas dormidas.
Se leen las nervaduras de la hojarasca.
Se leen las grietas del ladrillo.
Se escuchan las campanas enterradas.
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Los troncos, los grandes troncos de los árboles añosos, crepitan como si ya
estuvieran ardiendo.
Las bestias recorren la pradera como si fueran atrapadas por un cerco.
Hay quien bebe los silencios que derrama una nube.
Y quienes afirman que por allí anduvo descalza la Luna.
Daniel
Druma, la ciudad refugio de los runes, que debieron huir de las Cuatro
Invasiones, se encontraba llena de magia deshecha, perdida u olvidada.
Los runes tuvieron que levantar una a una todas las formas del asombro,
Para volver a verse cara a cara.
Raúl
La magia secreta es un anatema.
Ya que la magia está siempre a la vista.
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Lo otro es mero poder, mero dominio. Si la obediencia es debida, si el
efecto es el tantas veces esperado y ensayado. Si la reacción sucede a la acción.
Si nada más hay debajo y más debajo sobre la superficie de un plano inclinado…
Entonces magia es desandar los cauces necesarios, para sustituirlos por
los improbables, los descartados, los removidos.
Entonces magia es reparar los mundos perfectos.
Daniel
En Siguria, ciudad de barcos encallados, es natural quedar entumecido en
un rincón de la bodega.
En Figuria, ciudad de arenas levantadas, es natural ser lascerado con sólo
levantar la cabeza.
En Saludia, ciudad levantada sobre sus propias ruinas, es normal aparecer
desencajado entre dos piedras.
En Enjundia, ciudad de latas oxidadas, es normal pudrirse los labios en un
jugo de banana.
En Siguria, en Figuria, en Saludia, en Enjundia, puede entumecerse,
desencajarse, lascerarse… Salvo la magia.
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Entonces magia es reparar los mundos naturales.
Entonces magia es reparar los mundos normales.
Raúl
Percepción de la magia como locura consciente.
El refugio en la intemperie. El sostén en el vacío.
Magia como paradoja, no como dominio.
El dominio es la perversión de la magia, su deshacimiento, su desaparición.
La magia no domina ni controla. Toca. Sólo toca. Sólo toca sutilmente,
desde lejos, desde ahora, desde entonces.
Daniel
Lo importante para armar una poción, es exigir componentes imposibles, en
medio de otros tantos cotidianos.
Diez gramos de azúcar, medio kilo de pan y la escama del párpado de un
dragón dormido durante un eclipse de Venus.
O un frasco chico de aceite de oliva, dos cucharadas de jugo de cereza, y
una lágrima de ninfa sobre el lago de los muertos.
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O un vaso de agua, tres gramos de polvo de jengibre, tres hojitas de menta
y las cenizas de la memoria de un ogro que atisba hacia el oeste.
En todos los casos, se trata de garantizar que sea irrepetible.
En todos los casos, se trata de recetas de un solo y único uso.
Raúl
Uniones de cosas no juntas ni aproximadas.
Leyes que rijan la casualidad, el azar o la ineficacia.
Ciencias que estudien lo que no puede saberse.
Magia como nexo de lo que no se dice.
Nexos sueltos. Lazos arrancados como historias aún no sucedidas.
Horizontes como puentes.
Segundo Tema: “Cantos Populares IV”, de Carlos Guastavino, por Luis
Ascot, en piano (03:14).
Acabamos de escuchar “Cantos Populares IV” de Carlos Guastavino, por Luis
Ascot, en piano.
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Daniel
Valadio Arcoff al fin pudo obtener las botas mágicas. Después de años y
años de búsqueda y penuria.
Atravesando desiertos, acantilados y tormentas. Infinitas desesperaciones,
aventuras exasperantes, arroyos secos, montañas aplastadas, terremotos quietos,
huracanes inmóviles… Finalmente las obtuvo. Detrás de la puerta que no puede
cerrarse, en el interior del arcón que no puede abrirse, envueltas en papel que no
puede doblarse, allí estaban.
Arcoff se puso las botas mágicas y echó a andar.
Iba orgulloso y enhiesto, exultante y animado.
Avanzaba a grandes pasos sin perderlas de vista. La mirada fija en las
botas mágicas.
A su alrededor, a cada paso cambiaba de paisaje. Pie izquierdo, bosque
recogido; pie derecho, selva tropical; pie izquierdo, desierto; pie derecho, tundra;
pie izquierdo hielos continentales; pie derecho, jardín…
Arcoff, sin embargo, no notaba cambios, con la mirada fija en las botas
mágicas. Así que se las sacó, arrojándolas al aire…
Y le cambiaron el cielo cuando a media cuadra dio contigo.
Raúl
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La magia es el lazo suelto. El lazo extendido. El lazo aéreo, flotante,
suspendido.
El lazo que no ata. Nada más le alcanza con tocar con un extremo y el otro,
dos o más miradas con un gesto.
La mirada de un legionario entrando en un pueblo a ser arrasado.
La mirada de un cirujano que va a operar a un desamparado.
La mirada de un banquero que deniega una limosna.
La mirada de una liturgia.
La mirada de una pena, de un dolor, de una amenaza.
La mirada de una espera, de un calor, de una añoranza.
Hay miradas que sólo una historia puede hacer tocar entre sí.
Daniel
Se buscaba la transmutación del alma, no la del oro.
La del oro era simplemente una estación en ese esfuerzo.
Estación en un camino de estaciones. Cuyo objeto era más atravesarlo que
alcanzar la meta.
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Así, para el Rosarium Philosophorum, el proceso alquímico consistía en la
reunión de los opuestos, allí, en la máxima tensión de los lazos; luego tenía lugar
la generación de lo límpido a partir de lo pútrido, de lo luminoso a partir de lo
oscuro, hasta que “el otro de sí se transforme en sí mismo”.
¿Y por qué debería llamarnos la atención este hecho de las
transmutaciones, si nuestros átomos, los átomos que conforman esta opacidad de
nuestro cuerpo se renuevan por completo cada año?
No te quedes en vos.
No estás en vos.
Cada parte de vos es peregrina.
Ha venido desde otro.
Va camino hacia otro.
Magia es todo lo que enlaza.
Todo lo que inquieta.
Todo lo que vibra.
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Magia en la música es la generación de silencios. O la identificación de
silencios. Por la proliferación de silencios. La música debe transmutar tu silencio
de forma tal que ya o sea el mismo antes que después de interpretarla.
Lazos como voces, como vientos, como ruidos.
Lazos que actúen como cintas en el aire. Haciendo que cada una de sus
puntas toque, apenas toque, dos o más miradas, dos o más escuchas, dos o más
silencios.
Daniel
A fin de poder enlazar los rostros, caminos, vías, cuevas y refugios más
dispersos, separados y distantes, Dumier se alejó a la montaña; Sivier al desierto;
y Proclamón al ancho mar.
Desde donde ver y tender al mismo tiempo un grito que a todos atraviese.
Tercer Tema: “Angélico”, del Cuaderno Primero de Música Callada de
Frederic Mompou, por Javier Perianes en piano (02:05)
Acabamos de escuchar: “Angélico”, del Primer Cuaderno de Música Callada de
Frederic Mompou, por Javier Perianes en piano.
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Raúl
Uno de los ancianos languidece en su mirada seca y angustiada.
Garrión, mago de la luz, comprime el ácido rocío con las manos. Le insufla
hebras de sal y reflejos de violetas.
El viejo implora, los ojos abiertos e inmóviles, mirando morir una estrella. El
mago le entrega una lágrima, con la que viene su alivio. Entonces pude echarse a
dormir, tranquilamente.
Garrión protege el silencio de la noche, bajo unos párpados tenuísimos.
Teje rastros entre las hierbas, para que arrullen el sueño. Sopla por detrás de los
cabellos. Y mantiene, en el viento, las palabras pronunciadas a medias en los
camastros.
Mas, desde esta lluvia, siente Garrión sobre su pecho una huella ansiosa.
Daniel
Observa Garrión las marcas del cincel sobre la arena. Dibuja signos suaves
y herméticos. Rasgos de garra atávica, muescas peregrinas. Lentamente va
apartando con una rama de abeto, los granos amarillos. Los finos polvos
crepusculares. Toma un pedrusco reseco al que desmenuza tibiamente hasta
hacerlo impalpable. La sustancia se disipa. Luego, se la acerca a la boca en un
puñado, y frotando con dureza sus palmas duras, se deja esparcir, cálido, paciente
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y generoso. Ahora sabe que sus manos son parte del aire. Puede asir en el viento
los granos de su tierra, confundidos con esquirlas diminutas de su piel.
Raúl
Examina Garrión los ecos que pronuncia el tibio atardecer en el fondo de la
cueva. Voces de frecuencia sostenida. Donde penetran brotes de sones como
luces. Donde reposa el rubor enrojecido y pulsan hondas vibraciones conmovidas.
Las paredes condensan su tono amanecido, y lo celebran en constantes acordes
descansados. Garrión palpa, sumergido en los acordes, las húmedas rocas, donde
armónicos sensibles se agudizan. Y acaricia la aspereza en que átonos cencerros
penetran engarzados a ese arrullo, como insectos voladores a la vista del extático
horizonte.
Percibe sin embargo un tono verdinegro, desgarrando suaves trazos del
pincel sonoro. A los que debe contestar con resueltos amarillos de trompeta, que
provoca con rotundo esparcimiento de virutas. Un dulzor absurdo, le deja en la
boca esa empastada mezcla de óleos resonantes. Puede adivinar la boca de
Misérula en ese gusto congraciado.
Daniel
Garrión, vara en mano, dibuja un surco sobre la arena, que el agua
subterránea seguirá debajo. Corriente secreta, húmeda, sencilla. Abriéndose
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camino por entre las rocas. Fuente deliciosa, curso límpido. Ramificándose
enraizándose, en milenario transcurrir. Murmullo cerrado y misterioso. Buscando
surtir por una piedra que abrirá, más tarde, quebrada por un ansia. Levanta la
vara, dejando que la vera se dé paso, empujada por el hálito de arena.
La rama de roble descansa en el costado de la gruta. Allídonde la lluvia
alcanza a demorarse, dos, tres gotas, que marchan hacia un sendero oculto, por
una corriente delicada.
Raúl
Las voces de Garrión, agolpadas en el ruedo del silencio. Lanzadas a
marea despeñada, en vuelo horizontal, generosamente repartidas. Pronunciadas,
como el eco de las cosas. Como el hálito entregado de las ramas de los bosques,
con el rito emergente de los huecos numerosos; cuencas deliciosas, labios
sonrojados. Así, frugales a la ventisca, raudos con el viento, dispersos en el cielo,
seminando soplos de sincera soledad. Ávidas de ser parte de su boca.
Humedades que devuelvan su nombre a la esperanza.
Enlazadas sus voces a la roca, irrumpen como un trueno poderoso. Nada
más que con el fin de atraer suspiros desplegados, como lévitos de tela fina y
elegante. Tules de suspiros. Velámenes etéreos de un temblor sensible. Algas
azuladas sobre un mar torrente, montuoso, acantilado.
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Engarzadas a las burdas raíces, aferradas a la tierra, levantan ecos
profundos, guturales; que a veces quedan en el centro de las piedras, como gritos.
Secretos que resuenan sobre el lomo del caracol, que ajeno y silencioso, se
arrastra en la sonora sombra.
Hendidas en las grietas, gorgoteando los reptares de una fuente
subterránea. Sostenidas por el soplo miserable, arrastran hojas desprendidas.
Y empujan la cortina de tu ventana.
Daniel
Como levantar la mano y rozar el ala de la mariposa. Como hendir el aire
descubriendo el hombro. Como dar la mano y hallar el beso dentro. Como abrir los
labios y decir con tus palabras. Como el que descansa mirando dormir a una
paloma.
Como el que llora con sensibles cascabeles. Como el que encuentra una
sortija en el cuaderno. Así, adherida a la cera, apagada, inerte, una dorada
brillantina. Misérula y Garrión, entramados en dramática espiral, sustentados en
engarces del acecho. Atraídos por un suave, errante movimiento, que los acerca.
Abrazo por venir.
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Raúl
Aspira Garrión un aire cálido. Como de un oscuro tacto, de atmósfera
palpable. Piedras como nervios, agolpados, se deshacen en la tierra, penetrando
en las raíces. Absorbidas por el nervio savia vegetal. Y retiene el tiempo con
doblar el cuello. La cabeza ladeada hacia el hombro izquierdo. Los ojos cerrados.
Misérula acaba de reír. Él puede saberlo. Mas, con un sonido que es más bien el
eco de una risa. Envuelto en unas alas sucias, carcomidas. Habitante de un
terrible simulacro. Luego, vuelve los oídos a la tierra, para hallar el lado de la
lluvia. Destejida, cae sobre hierbas peregrinas. Y les da su aroma de cabellos,
húmedos y lánguidos.
Daniel
Garrión toma entre sus dedos la arcilla pegajosa. Forma con ella una esfera
silenciosa. Es un mínimo pálpito. Una perfecta soledad. Doquier posa su mirada,
encuentra más maleables los lechos de su fuente. Cuenca redondeada. Lisa,
suave, campesina. Donde el agua descanse el transcurrir inmersa. Sangre tibia
por la vena tenue. Miel por los graves surcos de la garganta. Un cauce fácil, sin
meandros, vetas o menudas filtraciones. Reverberos de sí mismo. Espejo lúcido.
Raúl
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Garrión tiene los labios suspendidos en el aire, para perseguir aromas como
gustos. A grandes bocanadas comprende los efluvios de cada cosa. Y bebe sin
querer los tibios alientos de Misérula. Dulzones, nacarados. Como flama fría, barro
delicioso. Lluvia densa, yesca contagiosa. Palpa con la lengua su tersura blanda, y
la sorbe con algún escozor de la garganta. Ella escupe contra el suelo una
arenisca masticada. Que luego enfría, violentamente, y se vuelve piedra
endurecida. Su boca huele a mar escondido. Gruta fresca.
Daniel
Esfuerza Misérula un canto en espiral,
una verde pulsión, un ciervo negro.
Garrión sólo puede defenderse
oponiendo las garras de otro círculo,
el frenesí de un pañuelo,
los brazos en alto, el pecho atento.
Y una primavera de vientos desata
su juego desesperado.
Arrastran tras de sí las voces lentas,
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los muros arañados,
la sal pesada y la mala siembra.
los surcos afiebrados.
Arrancan de su sitio las lloviznas,
los caminos, las cavernas.
Levantan los secretos y las ruinas,
y las pesadas sepulturas
y las naves naufragadas.
Misérula la Bruja y Garrión el Mago
dejan sólidos racimos de ternura
aferrados al desvío de su vuelo.
Y sólo son dos movimientos
dos otros amputados, dos gritos bellos.
Dos feroces agonías de un durazno.
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Dos trozos desprendidos de un estrépito de cuerpos.
Dos fragmentos demorados,
Uno del otro
y ambos del misterio.
Persiguiéndose las manos
y mordiéndose los besos.
Raúl
Sea por ejemplo “Abracadabra”.
Un “buenos días” es suficiente como conjuro.
¿Se crea la magia o la magia es, por definición, increada?
Si hay algo que la varita no puede transformar es la varita misma.
Si hay algo que un conjuro no puede crear es la palabra.
La palabra lazo, no apropiada. La palabra navegante, no asentada. La
palabra volátil, no inmóvil.
Como una cicatriz que vaya en busca de la herida.
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Como una herida que vaya en busca del ser.
Estamos allí donde nos nombren. Estamos donde puedan recordar estas
palabras.
Estamos donde no somos.
Somos donde se escuchen estas voces.
Sea la palabra. Luego, extiéndase la voz. Hágase la voz en donde estuvo la
ley,
Habiten las voces en el aire.
Y hagan magia del silencio.
Cuarto Tema: “Salmo 23”. De y por Bobby McFerrin, en coros con otros
Bobby Mc Ferrin. (03:06)
Acabamos de escuchar “Salmo 23” – De y por Bobby McFerrin, en coros con otros
Bobby Mc Ferrin.
Cierre
(Sobre “L´inverno” Segundo Movimiento – Antonio Vivaldi, por Il Giardino
Armonico):
(Lento - Grave)
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“Siguen vagando las palabras, criaturas del aire, harinas de tiempo, hurgando por
las cuerdas, y los labios y la boca, para vibrar de nuevo.”