Post on 15-Dec-2015
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VOCERRANTE (12)
Voces como labios
Apertura (Sobre “White Man Sleeps II”, por Kronos Quartet):
(Andante tranquilo)
“Las palabras vagan, yerran, buscan. Van y vienen por ahí hasta que encuentran
un refugio. En las manos, en los ojos, en cualquier cosa que las rescate del
olvido.”
(Raúl)
Este es el duodécimo programa de
VOCERRANTE.
Bienoídos y bienoídas.
Las voces que alguna vez se exhalaron siguen ahí.
Las voces que alguna vez se agotaron siguen ahí.
Las voces que alguna vez se pulsaron siguen ahí.
Acompañan las secretas y constantes vibraciones.
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Irrumpen, se disuelven, se desarman, se aguantan, se sostienen, se
multiplican. En acordes de voces, en palabras vibradas.
Voces como labios. Labios como cuerdas. Cuerdas como el aire.
El aire, el agua, la materia fluida, aérea, viscosa o granular, las sostienen y
transportan. Durante mucho, mucho tiempo más allá de cuando fueron
pronunciadas.
Las voces se desprenden de sus emisores. Alcanzando lugares y
momentos divergentes, convergentes, habitables o inhóspitos.
Un túmulo de arena, una tela de araña, una membrana, un manojo de
granos, una corteza descascarada, una nuez, una veta de mármol. Todo puede
ser depósito o reposo de esas voces acuciantes.
Las voces en el aire vuelan, se disipan y propagan, formando nuevas y
generosas contorsiones, asociaciones y entrelazamientos.
Las voces se encuentran, independientes de sus rostros, sentidos y
funciones. Funciones y pulsiones e intenciones desandadas, descargadas y
perdidas. Sentidos olvidados o caídos. Las voces solas, levantadas como algas
sueltas en un océano dormido.
En el programa de hoy, oiremos esas voces, esas palabras sueltas,
desarmadas, alejadas de todo centro, fuente o emisor.
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Voces que fueron rescatadas del sopor, del olvido, del hastío o de la
indolencia. Voces que fueron revividas por el roce de una mano descuidada, el
sonido de la rotura casual de un cristal, o por una melodía extraviada.
Voces arañadas de una roca, voces arrancadas de una pared. Voces
adheridas a los huesos y a las sombras.
Voces que se despiertan entonces en un mundo extraño. Al que han sido
lanzadas, sin embargo, a la sobrevida.
En el pequeño drama de volver a asirse.
Paola
Lejos, fuera, todo ajeno. No hay un sitio que nos levante, que nos
pronuncie, que nos frecuente. Todo es un rodeo. Un inmenso rodeo en el que
estar buscando.
Y el único objeto de ese movimiento persecutorio es el anhelo.
Objeto y distancia a la vez. Fui o soy la voz de alguien, sin el alguien a
quien pertenecerle. Voz que recuerda un aire confuso, con mezcla de cirios y
sangre, mezcladas en la materia del sonido.
Castigo y resistencia a la vez. Fui o soy la voz de alguien, afirmada contra
todos los fuegos encendidos.
Alrededor, alrededor, como una sombra.
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Sin sitio donde volver,
arrojada a la
sentencia.
Daniel
Quisiera volver a la noche que me dio estas palabras. Aunque sea la noche
sola, sí, sólo la noche. Aunque sea sin el cuerpo y sin la carne. Volver a compartir
ese rocío que me dio la húmeda materialidad del sonido.
Volver a la noche, aunque sea sólo a la noche, si no es posible a la boca, o
a los labios, o a la garganta.
Fernando
Recuerdo una mirada distraída sobre el mar. Y no recuerdo si la mirada o el
mar era más inmensa o inmenso.
Recuerdo la sal del grito descalzándose en la bruma. Un grito que me dio la
sed y la forma.
Raúl
Es una trampa. No hay ya nada más que voces. Pronunciadas fuimos hace
siglos, milenios, eones… Y las bocas antiguas ya no son nada.
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Solamente voces sueltas. Voces sueltas como vientos, levantando la arena.
Y lo que creemos son los cuerpos que nos pronuncian, no lo son, sino arena.
Paola
Recuerdo el viaje desde y hacia los pulmones. Un inmenso y violento
llenarse de aire y de sabores, dulces, amargos, agrios y rupestres. Y luego el
lanzamiento, tibio y feroz contra las cuerdas vocales. Para habitar la cuenca de la
boca. Y rozar la trama áspera de los labios, en un mareo de lenguas y de dientes.
Las palabras amorosas, temblorosas… y audaces.
Lanzadas como flechas sobre el orden del silencio.
Fernando
Recuerdo más bien las nervaduras. Los cordeles firmes y sucios y ajados.
Pero ninguno de sus extremos. No sé ya bien qué cosa ataban a qué cosa en los
navíos por los que me criaron, fuerte, orgullosa, supersticiosa y paciente. Voces
de babor a estribor, voces de furor y de espanto.
Voces abrazadas a una tormenta, y voces enfrentadas a un tifón.
Daniel
Un halo rodeaba la Luna esa precisa y perdida noche de otoño.
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Un halo parecido al modo en que fui parida.
Una voz largamente trabajada, modelada, construida.
Esta voz que como una persignación aún sola peregrina.
La voz que partió de un sitio que no estaba en la boca de donde fui
extraída.
No, una voz que formaba parte de algo que no era aquello que pulsaba por
nombrarse, sino el pulso. El mismo pulso que hacía imposible retenerla.
Raúl
Emisiones de radio que se cruzan en la atmósfera. Compartiendo el espacio
de las alas y la lluvia.
De aquí y de allí, en este o en aquel idioma. En todos los idiomas. Voces
sueltas, descarnadas, descastadas, desprovistas de emisor y de destinatario.
Voces como labios, labios como nervios, nervios como el aire.
Voces como verbos. Verbos sueltos reclamando órganos. Verbos sueltos
entregando toda su montura por un soplo de piel.
Paola
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Puedo recuperarme desde los costados de un dolor, que todavía persiste. O
desde los límites de una alegría que no cesa.
Soy el texto desangrado y la voz genuina. Soy el tiempo desechado, pero la
niebla disipada.
Fernando
El vigía en el extremo del mástil superior, no busca el dibujo de la costa
recortado contra el mar.
Busca la palabra “Tierra”. Busca la frase “¡Tierra a la Vista!”.
Raúl
Soy en donde
Sueno.
Ni campana, ni badajo. Sólo el tono. El tono,
Y la tensión.
Paola
Buscar un cuerpo es buscar el sitio en el que la memoria.
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Pero la memoria es ubicua.
No tiene centro, locación ni efeméride.
Aquello que recuerdo puede no haber pasado nunca.
Y sin embargo doler.
Fernando
El navío no habla. Pero mis sonidos tienen el chirrido de sus tablones sobre
la brea.
Llegar a tierra es poder partir de nuevo.
Hay corrientes de sonido así como las hay de los océanos.
Corrientes de sonido que nos levantan y pronuncian y disipan.
Corrientes de sonido que a veces impactan contra los acantilados. O caen
vencidas en los surcos del camino.
Daniel
Esa noche había un ruego. Un ruego que se estiraba y repetía.
Un ruego insistente que
llegaba
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por los descuidados intersticios de las sombras.
Raúl
Buscan las palabras un dónde que es un quién que es un cuándo.
Pero las voces no pueden andar sin perseguirse, destejerse y enredarse.
Vuelo de labios sueltos de la cara.
Vuelo de lenguas sueltas de la boca.
Vuelo de raíces anudadas.
Primer Tema: de “Musica ricercatta”, de Gyorgy ¨LIgety, el N° VII, “Cantabile
molto legato”, por Pierre Laurent Aimard (03:50)
Acabamos de escuchar de “Musica ricercatta”, de Gyorgy ¨LIgety, el N° VII,
“Cantabile molto legato”, por Pierre Laurent Aimard
Paola
Voy arrastrada en el eco de mi grito. Para hallar el origen del silencio.
Allí donde pueda no haber más.
Allí donde pueda no haber más llanto, golpe, pena y desconsuelo.
La memoria es lenta y abundante.
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Como una lluvia de gotas pesadas y viscosas.
La memoria muerde, tiembla, late,
Tiene la mirada de una vértebra musgosa.
Daniel
Volver no es igual que haber estado.
Volver ahora es atravesarse.
Volver, dejar volver, es permitirse, arrancarse, confundir el ser con el deseo.
Hay una cadena de brazos que tienden hacia mí su súplica.
Tiro de ellos pero
nunca
sobreviene la cabeza.
Fernando
Ahora que el mar es parte de mí, puedo empujar hacia la costa mi navío.
Si alguien llama, desde cualquier sitio, si alguien requiere mi llegada a
tiempo, es que soy el héroe.
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Raúl
Los principios trágico, épico y romántico, se buscan, se entrelazan, se
pronuncian.
Uno tras otro tienden sus trampas, sus vicios, y agonías.
Baltazar
Un origen retiene a estas voces.
Un origen que al mismo tiempo los atrae y los espanta.
Paola
Fui (soy) seré arrojada a un saco en compañía de un gallo, un perro y una
serpiente. Fui (soy) seré arrojada en una hoguera. Fui (soy) seré abandonada en
las calles. Fui (soy) seré arrastrada por caballos. Fui (soy) seré lanzada al agua
atada a una piedra. Fui (soy) seré encerrada en calabozos, marcada a fuego,
lacerada, lapidada, forzada, escondida.
Porque dudé al momento de seguir al hombre y abandonarlo todo a una ira
que castiga lo mismo que provoca, vuelvo mi cabeza hacia atrás, ofreciendo el
cuello al descubierto...
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…Fui (soy) seré la efigie de sal.
Daniel
Para esa Luna, trajeron ante mí a la condenada.
Luna y condena eran las dos una sola palidez.
Las dos tenían signos de ya haber sido castigadas.
Las dos tenían signos de una espera enorme.
Vi en sus ojos que, sin embargo, no esperaba nada de mí.
Así que levanté mi mano…
Fernando
El héroe es la palabra a tiempo. El viento que tira de las velas en el
segundo en el que el navío naufraga. La caída de una lluvia abrupta sobre el
depósito de pólvora. El desplome de todos los muros sobre cada pelotón de
fusilamiento.
Raúl
La lógica es lineal, y por lo mismo, ausente.
Las voces se procuran los caminos del hallazgo, más que los recorridos del
espacio y el tiempo.
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Sobre “Abbey of St. Peter´s…
Si el sueño de la razón engendra monstruos,
lo nuestro es la vigilia del deseo.
La espuma del mar amanece.
Trae un sonido distinto, como el de un nuevo nacimiento.
Es el mar ahora el que mueve las campanas.
Paola
No lo agradezco.
No agradezco el perdón que nace de la ofensa,
de la sumisión,
o de la agonía.
No agradezco la indulgencia del que acompaña la culpa.
No agradezco la magnanimidad del que puede liquidarme.
Daniel
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¿Cómo aceptamos que un gesto tan insignificante, como el de un trazo en
un papel, un dedo en el aire, puedan decidir entre la vida y la muerte?.
¿Cómo aceptamos que un atavío confiera el poder de descorrer todos los
cerrojos de una vida?
¿Cómo aceptamos que una palabra
transforme a una voz en un hato de imprecaciones?
Así que quité de mí los atavíos del cargo, la misión y los honores, aparté de
mí los signos y los pliegos del proceso, y puse mis manos abiertas en el aire,
expuestas a lo que ella pudiera sostener.
Fernando
Un acantilado recibió el desplome de las olas.
Las amarras del navío se desaferraron.
Sólo la espuma. Sólo la espuma ofrecía líneas, trazos, rasgos como venas
en las que defenderse.
Una madera rota flotando, al costado del naufragio.
Ese es el héroe.
Raúl
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Ella, ante la mano levantada de él, al verlo allí, al verlos allí, cada uno de
sus dedos flacos, nudosos, acicalados, perfectos, como diez verdugos
desarmados, como diez raquíticos hambrientos, apuntó al que parecía estar
ahogado, hinchado, padeciendo… Y le mordió el dedo del anillo.
Segundo Tema: Bagatela N° III, de las Seis Bagatelas para Quinteto de
Cuerdas de György Ligeti., por el London Winds. (02:38)
Acabamos de escuchar la Bagatela N° III, de las Seis Bagatelas para Quinteto de
Cuerdas de György Ligeti., por el London Winds.
Daniel
No existe el mal, sino la vergüenza. Y a ésta hay que buscarla entre los
trastos escondidos y apartados. Donde sea el mando un disimulo de la ignorancia,
y el triunfo la desaparición de la víctima.
El poder es el ocultamiento del poder. El nervio de su látigo está en sus
miserias. Nadie quiere exhibir sus basurales; hacer una vasta exposición de sus
malos olores. Por eso una moral lava la otra, y las dos lavan el nombre. La
vergüenza se violenta, porque no entiende el humor. No encierra, esconde. No
entiende, aparta. No cura, justifica. No mejora, explica. Detrás de los muros, se
encierra la mala consciencia de los que aún permanecen afuera.
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La beneficencia nunca ha sido vista, ni puede serlo, como revolucionaria.
Así que es la única dirección posible hacia el derrotado. La lástima es el gesto con
que se arrinconan las culpas.
Conquistar los palacios y los templos no es el modo de apropiarse de los
mandos de un gobierno. Sí acaso, tomar las cárceles, lazaretos, albergues para
ancianos, cementerios, cotolengos, hospicios y reformatorios, sea poner al
descubierto todas sus debilidades.
Quien amenaza con la risa de un monstruo, ejecuta ante el imperio un acto
subversivo. Que no exige al poder, sino que lo pone en evidencia. Allí está el
lodoso arsenal con que construye su hegemonía. Levantar las límpidas paredes y
hallar debajo los gusanos que las sostienen.
Mostrar los basurales como un bastión, una conquista, un compromiso. Que
la hipócrita inmovilidad disfrute de sus deshechos. Y se celebre el desprecio, y se
organicen fanfarronas soledades.
Lo no-otro del poder. La quiebra de la voluntad. La decepción por
abundancia.
Los restos de las comilonas como toda experiencia del dominio.
Paola
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Haciendo un círculo en rededor de la mesa, nos tomamos las manos,
pulgares contra meñiques, como alguien que sabe lo que hace, y comenzamos a
realizar la invocación.
Oscura, paciente, medulosamente se van trazando y disponiendo los signos
y fonemas. Las luces apagadas. El miedo descorriendo uno a uno los pesados
telones de la noche. Largas vibraciones encogidas, fluctuaciones de lo agudo a lo
grave, en las que poco a poco vamos coincidiendo. Una nítida, contusa tela cae
sobre nosotros, reteniendo en su áspero tacto la tensión de los órganos. Un olor
dulce y quemado interviene como un turbio resquemor de leños húmedos. Poco a
poco el delicado azufre se perdiga entre junturas, goznes y bisagras. Vibra la
mesa, se agitan las cortinas. Extrañas formaciones de sombras enmohecen sobre
las paredes. Señales de un silencio cavernoso y tremulante.
Se dibuja, tenue, un contorno, apenas desteñido el aire de un rosa viejo.
Continúan vahos y sentidos percibidos entre lodos deshilados. Tierra vieja,
descubierta y carcomida. Todos buscamos retener esa forma que agoniza en las
pupilas enfrentadas. En medio de la mesa, a unos veinte o treinta centímetros de
la tabla, una figura acrece en remolinos zigzagueantes. Detenida, mas, como
arrastrada a esa permanencia innatural.
Constreñida, de pie, perdida y desencajada.
Algunos minutos después cobra lugar la substanciación del
chancho.
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Raúl
En una época que los ságiros llaman Elocuente, proliferaban los milagros.
Entonces era costumbre llegar al extremo del abismo para ser recogido en
el aire. Quien padecía de un dolor de hombros, arrancábase el brazo, con la
seguridad de su reintegro. Los sedientos golpeaban la roca. Los hambrientos
mascaban la raíz de su propia lengua. Quienes iban a caerse se arrojaban.
Quienes iban a injuriarse se mataban.
En salvaje soledad vivían los necios. Y en excitado devenir los penitentes.
Quien no veía, se arrancaba el ojo. Quien dormía, confiaba despertar. Aquellos
que se herían, sin más se desangraban. Por cualquier padecer se moría. Todo el
aire te inundaba. Se reía perdiendo la razón, y encontrándola más calma a su
término. Se reía perdiendo identidad, esparcidos los nervios y expandidas las
entrañas.
Luego vinieron las especialidades, la representación, la medicina; y con
ellas la morosidad, la distancia y el letargo.
Fernando
¿Un mundo antigramatical?. Poblaciones o geografías donde los adverbios
modifiquen a los sustantivos, y los adjetivos a los verbos. Poblaciones o
geografías donde no se acompañen el género y el número.
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Sitios, excavaciones, profundidades, recodos, donde pueda comenzarse
una oración con una coma. Descubrir en los estratos minerales un verbo
inconjugable.
Hallar debajo de la corteza, artículos que designen modos o lugares,
preposiciones errátiles, adjetivos neutros. Concebir un sistema donde cada
sustantivo sólo pueda ser usado como objeto indirecto. Encontrar, con cuchara de
espeleólogo, cadenas de tres o cuatro verbos, uno después del otro.
Que el predicado de un sujeto sea otro sujeto. Dar explicaciones con los
paréntesis hacia afuera. Insertar guiones cuando nadie va a hablar. Una narración
discontinua, sin otro sostén que la mirada. Descripciones donde nada pueda
asirse. Diálogos donde nadie pueda culminar una oración. Movimientos que
posean nombres propios. Cualidades que transformen la sustancia. Accidentes
que definan la constancia. Enunciados que interroguen. Gestos que conformen el
cuerpo.
La risa es contradicción. Forma en acto.
Acto en ser.
Es posible la antigramaticalidad, pero sólo en el decurso, no en el discurso.
Las reglas no alcanzan a los sucesos.
Y sólo lo impreciso resulta habitable.
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Daniel
Así como se puede oír una hilvanada melodía a ciertas horas de la siesta o
de la noche, en la conjunción y sucesión de los ruidos pasajeros… Una puerta,
una ventana, un perro; una bocina, unos chicos corriendo, un silbato, un tren que
pasa a lo lejos, un chirrido, una caída, el viento atravesando los intersticios de las
ventanas…
Así también se puede construir una hilvanada historia, en la conjunción de
gestos, impulsiones y miradas.
Paola
Alguien de pie sobre una pila de escombros, sonríe. Alguien, de pie frente a
una puerta, ignora el timbre y golpea tres veces. Alguien cruza la calle en puntas
de pie. Alguien revisa la página de un periódico tirada en el suelo.
Alguien da un paso de baile en la calle. Alguien se da vuelta para ver a
alguien. Alguien repasa mentalmente una absurda melodía. Alguien atiende su
teléfono.
Todo ocurre de manera improvisada, pero conexa.
Todo ocurre de un modo preciso y coreográfico.
Confluencia de contingencias.
Quien sonríe sonríe al que se da vuelta.
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Quien golpea tres veces marca el ritmo de la melodía.
Quien cruza la calle arrojó el periódico que lo difamaba.
Quien atiende el llamado choca con el bailarín.
Fernando
Hojas sueltas de viejas agendas.
Fragmentos desasidos de citas nunca concretadas.
Datos vencidos de una revista de moda.
Fotos ajadas de antiguas y fugaces personalidades.
Labios sueltos. Desprendidos de sus voces.
Voces vagabundas. Desprendidas de sus textos.
Como recordar el aria de una ópera perdida.
Tercer Tema: Zefiretti, che susurrate, aria de una ópera desconocida, de
Antonio Vivaldi, por Cecilia Bartoli (07:40)
Acabamos de escuchar Zefiretti, che susurrate, aria de una ópera desconocida, de
Antonio Vivaldi, por Cecilia Bartoli
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Raúl
Los sirevaines practican la disección del vacío. Cada época límite (cambio
de las cosechas, renovación de Lunas), se dirigen al Pozo de Bir-Salaim, una
depresión profunda a pocos kilómetros de la aldea, y colocando un hacha de
ampuloso filo horizontal, al bisel de su diámetro, comienzan a trazar un corte del
través, al que atribuyen propiedades epistemológicas:
A partir de allí se dan el permiso de pensar en blanco y negro, fin y
principio, mal y bien.
Se cuenta que en cuanto el hacha quede suspendida sobre el vacío,
todo lo seguro desaparecerá
y sólo podrá apoyarse cada cual sobre la herida del otro.”
Fernando
El viento desplaza el horizonte.
Su soplo deshace
la boca partida
en sus dos labios,
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Desencarna las voces pronunciadas
Y las pone a temblar en los candiles,
A rodear los campanarios.
Terribles tenuidades
Tejiendo rastros en la calle
Adhiriéndose a las hojas
Y a los bordes de todas
las caídas.
Fibras susurrantes,
Niebla murmurada.
Una memoria difusa, distante, como
La memoria de haber muerto.
Una huida y un regreso al mismo instante.
Deslizándose por las entradas y salidas de un desierto.
Daniel
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Sobre lo que quede de nosotros:
No ya la palabra, sino la voz.
La voz como sentido, verbo, vibración.
O sólo el timbre.
El timbre de una voz que dejara testimonio
De una presencia.
No ya el timbre, sino el temblor,
La raíz de tu sonido, el canto, la emoción.
O sólo el gesto.
El gesto de un silencio que pudiera
Pronunciarse.
No ya el temblor, sino la boca.
La boca como huella, herida o cicatriz
De los sonidos que creemos hacer con ella.
Un viento arcilloso nos moldea
Como el soplo vital.
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Paola
El milagro de la voz dormida
El secreto del guijarro lleno de versos.
Esta lluvia estará llena de regresos.
Esta voz será habitada.
Fernando
Las palabras hallarán las voces, buceando entre los textos y los cantos y las
llamas.
Las voces hallarán los labios.
Los rastrojos están llenos de miradas.
Esta voz será habitada.
Daniel
Esta colina llega hasta su roca más baja.
Paola
Este árbol trepa hasta su raíz.
26
Fernando
Este barco está hecho de espuma.
Raúl
Esta voz será habitada.
Fernando: En las voces habitan las voces.
Paola: Las voces son habitadas por las voces.
Raúl: Las voces son la habitación de las voces.
Paola: Esta
Daniel: Voz
Fernando: Será
Raúl: Habitada.
Cierre
(Sobre “L´inverno” Segundo Movimiento – Antonio Vivaldi, por
IlGiardinoArmonico):