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UNIVERSIDAD DE GRANADA
FACULTAD DE FILOSOFA Y LETRAS
DEPARTAMENTO DE LINGSTICA GENERAL Y TEORA DE LA LITERATURA
TESIS DOCTORAL
MITO Y RAZN EN CIEN AOS DE SOLEDAD
Sylvia Koniecki
Directora: Dra. Sultana Wahnn Bensusan
Granada 2011
Editor: Editorial de la Universidad de GranadaAutor: Sylvia KonieckiD.L.: GR 55-2013ISBN: 978-84-9028-263-2
A mis padres
Mito y razn en Cien aos de soledad
1
NDICE
NDICE.......p. 1
INTRODUCCIN.....p. 11 Esquema de la tesis.........p. 14
Mi interpretacin textual..p. 16
1.- CAPTULO PRIMERO: ESTADO DE LA CUESTINp. 19
1.1.- CIEN AOS DE SOLEDAD COMO TEXTO MTICO..p. 20
1.1.1.- La estructura mtica...p. 20
1.1.2.- Diversidad de mitos...p. 31
1.1.3.- Mitos concretos..p. 37
1.1.4.- Lagunas crticas....p. 42
a) La relacin con la naturaleza.......p. 43
b) La muerte....p. 46
1.2.- TEMTICA MTICA EN CIEN AOS DE SOLEDAD...p. 49
1.2.1.- El tiempo.p. 49
a) El tiempo lineal....p. 49
b) El tiempo cclico..p. 51
c) El tiempo circular.p. 53
d) El tiempo de la simultaneidad...p. 56
e) El tiempo detenido..p. 57
2
f) Las transformaciones temporales.p. 59
g) Contraposicin de tipos de tiempo...p. 62
h) Coexistencia de diversos conceptos de tiempo.....p. 66
i) Importancia del recuerdo.p. 68
j) Otras reflexiones vinculadas con el tema del tiempo.p. 69
1.2.2.- La soledad..p. 70
a) El vnculo entre la soledad y la incapacidad de amar...p. 70
b) El vnculo entre la soledad y la falta de solidaridad..p. 73
c) Otras explicaciones de la soledad....p. 76
d) La soledad como condena.p. 77
e) Las caractersticas de la soledad.....p. 78
1.2.3.- El tema del incesto....p. 79
a) El incesto como tema principal de la novela..p. 80
b) El tratamiento mtico del incesto..p. 80
c) El incesto como pecado de la familia..p. 81
d) Valoracin positiva del incesto.p. 83
e) Otras interpretaciones del incesto...p. 85
1.2.4.- Fuentes mticas.p. 87
a) Edipo rey y la tragedia griega..p. 87
I. El destino.p. 87
II. El herosmo trgico...p. 90
III. El mito edipiano....p. 91
b) El folklore y las creencias locales...p. 94
I. Mitos y costumbres locales..p. 95
II. Mitos precolombinos....p. 98
c) Las tradiciones bblicas.p. 99
I. El esquema bblico....p. 99
II. La referencia bblica como parodiap. 109
III. Mitos bblicos concretos..p. 113
a. El mito de Adn....p. 113
3
b. El mito de Can.p. 118
c. El Demonio....p. 118
d. Plagas y otros castigos.....p. 119
e. El Apocalipsis..p. 122
f. Otros mitos bblicos....p. 125
IV. La tradicin judeocristiana como caracterstica social..p. 127
1.2.5.- El sentido del finalp. 129
a) La relacin entre los manuscritos de Melquades y la novela....p. 130
b) El final de la estirpep. 135
1.3.- CONCLUSIONES DEL CAPTULO 1p. 139
2.- CAPTULO SEGUNDO: CONFORMACIN DEL UNIVERSO NARRATIVO......p. 145
2.1.- CONFIGURACIN DE LA REALIDAD FICTICIAp. 147
2.1.1.- El problema de Dios.p. 147
a) Existencia de Dios en la realidad ficticiap. 147
b) La creencia en un Ser Superior...p. 151
c) La tradicin judeocristianap. 161
I. Presencia de la Iglesia Catlica en Macondo..p. 162
II. Motivos de la erosin de la influencia de la Iglesia Catlica.p. 166
III. La educacin catlica.p. 174
IV. Los rituales catlicos..p. 181
V. La Virgen de los Remediosp. 188
VI. La Divina Providencia.p. 191
VII. Evocaciones de las Sagradas Escrituras...p. 195
2.1.2.- El problema del tiempop. 204
a) La delimitacin temporal...p. 204
4
b) Saltos en el tiempop. 208
c) El tiempo cclico..p. 219
d) Fallas en el tiempo.p. 223
e) El desgaste del tiempo..p. 227
2.2.- LA POSICIN DEL HOMBRE EN EL MUNDOp. 231
2.2.1.- El problema del destino...p. 231
a) Presencia del destino en la novela.p. 231
b) Las predicciones del futuro..p. 234
2.2.2.- El problema de la muertep. 250
a) Las muertes violentasp. 251
b) Las muertes por amor...p. 257
c) Otras muertes prematurasp. 261
d) Las muertes naturales...p. 264
I. Jos Arcadio Buenda...p. 264
II. rsula.p. 265
III. El coronel Aureliano Buendap. 266
IV. Amaranta..p. 268
V. Rebeca..p. 271
VI. Fernanda..p. 273
VII. Otras muertes naturales...p. 274
VIII. Macondo.p. 279
e) Los fantasmas....p. 280
f) Misterios en torno a la muerte..p. 287
2.2.3.- La ruptura con el realismo..p. 290
a) Hechos inverosmilesp. 290
I. Fenmenos sobrenaturales.p. 290
II. Poderes particulares de los personajesp. 298
III. Eventos fantsticos....p. 303
IV. La alquimia..p. 305
5
V. Conocimientos cientficos..p. 308
b) Actitudes excntricas y creencias de los personajes..p. 311
I. Las empresas descabelladas.p. 311
II. Las supersticiones...p. 315
III. Los sortilegios..p. 323
IV. La creencia en fantasmas.p. 325
V. La explicacin de hechos inverosmiles..p. 328
VI. Actitudes msticas..p. 332
2.3.- LA ESTIRPE BUENDA..p. 334
2.3.1.- La repeticin de eventos en la familia..p. 334
a) La importancia de los nombres de los personajes..p. 334
b) Rasgos de carcter comunes a todos los Buenda.p. 341
c) La aparicin de cambios en la tendencia a la repeticinp. 344
2.3.2.- Los lazos familiares.p. 349
a) La importancia de la sangre.p. 349
b) El sentimiento de pertenencia a la estirpe.....p. 352
2.3.3.- El amor..p. 359
a) Las relaciones familiares.p. 359
I. La primera generacin.p. 360
a. Jos Arcadio Buenda...p. 360
b. rsula...p. 364
c. Pilar Ternerap. 372
II. La segunda generacin...p. 377
a. Jos Arcadiop. 377
b. El coronel Aureliano Buenda...p. 379
c. Amaranta..p. 386
d. Rebeca.........p. 393
e. Remedios Moscote.....p. 395
f. Pietro Crespi..p. 396
6
g. El coronel Gerineldo Mrquez......p. 397
III. La tercera generacin....p. 398
a. Arcadio.p. 398
b. Aureliano Jos....p. 399
c. Santa Sofa de la Piedad...p. 400
d. Los 17 Aurelianos...p. 401
IV. La cuarta generacin..p. 402
a. Remedios, la bella..p. 403
b. Aureliano Segundo.p. 405
c. Jos Arcadio Segundo...p. 409
d. Fernanda del Carpio...p. 412
e. Petra Cotes..p. 415
V. La quinta generacin..p. 418
a. Jos Arcadiop. 418
b. Memep. 420
c. Amaranta rsula.p. 423
d. Mauricio Babilonia......p. 426
e. Gastn..p. 427
VI. La sexta generacinp. 428
a. Aureliano Babilonia.p. 428
b. Nigromanta...p. 432
b) La amistad...p. 433
c) Las relaciones sexualesp. 440
I. La vigencia de valores machistas en lo concerniente al sexo...p. 440
II. El sexo concertado ..p. 444
III. Unilateralidad en el sexo.p. 449
IV. La naturalidad ante el sexop. 454
V. El incesto...p. 457
d) La soledad..p. 464
I. La vocacin solitaria.p. 464
II. La soledad no buscada...p. 471
III. La incapacidad para el amor..p. 475
7
2.4.- CONCLUSIONES DEL CAPTULO 2...p. 489
2.4.1.- Configuracin de la realidad ficticia...p. 489
2.4.2.- La posicin del hombre en el mundo........p. 492
2.4.3.- La estirpe Buenda...p. 495
3.- CAPTULO TERCERO: MITO Y RAZN EN CIEN AOS DE SOLEDAD...................................................................................................p. 507
3.1. EL MUNDO DESE STRUCTURADO DE CIEN AOS DE
SOLEDAD....p. 511
3.2. EL REINO DE LA AMBIGEDAD.........p. 521
3.2.1. Indicios de una realidad trascendente: el mito y su desestructuracin..
.......p. 521
a) La tradicin cristiana..p. 521
I. El mito de Adn.....p. 522
II. El mito de Can..p. 526
III. El castigo divino...p. 529
a. Los inventos de los gitanos...p. 530
b. La peste del olvido..p. 532
c. La violencia..p. 536
d. La fiebre del banano y el diluvio...p. 538
e. El calor y la muerte de los pjaros...p. 541
f. El huracn final....p. 545
IV. El Apocalipsis..p. 552
V. Otros elementos de la tradicin cristiana.p. 556
b) El pensamiento mtico..p. 561
I. La creacin de un mundo: La fundacin de Macondop. 570
II. La tierra..p. 579
a. El vnculo de los patriarcas con la tierra.p. 579
8
b. Otros comportamientos hacia la tierrap. 586
c. El entierro de los muertos.....p. 593
d. La ruptura de la armona...p. 596
III. La muerte.....p. 597
a. El momento de la muerte..p. 599
b. Presencia de rituales vinculados con la muerte....p. 603
c. Iniciacin para la muerte...p. 611
d. La vida posterior a la muertep. 620
IV. El tiempo...p. 626
a. Coexistencia de concepciones temporalesp. 626
b. El tiempo cclico como refugio..p. 629
c. El tiempo detenido..p. 632
V. El destino..p. 640
a. La intervencin humana en el plan de la fatalidad....p. 640
b. La condena a la soledadp. 645
c. El sentido del final...p. 652
3.2.2. La lectura historicista: la razn y su desestructuracin.....p. 657
a) El microcosmos como centro del universo.p. 657
b) La razn como principio ordenador del mundo.p. 667
c) El progreso en Macondo...p. 669
d) La participacin en la Historia..p. 674
3.3. LA CIUDAD DE LOS ESPEJISMOS..p. 680
3.3.1. La colisin de cosmovisiones.....p. 680
a) La colisin de dos concepciones temporalesp. 680
b) La posibilidad de trascendencia..p. 685
I. La promesa del mito..p. 685
II. La promesa de la razn...p. 689
3.3.2. Las claves ontolgicas del universo narrativo.p. 695
a) La intuicin de la desgracia.p. 696
9
b) La ineficacia de las cosmovisiones vigentesp. 698
c) El smbolo del hielo...p. 700
d) El vicio de hacer para deshacer..p. 702
e) El tiempo de los manuscritosp.703
f) Las revelaciones ontolgicas...p. 704
g) La inviabilidad de la estirpe..p. 705
3.4. CONCLUSIONES DEL CAPTULO 3p. 707
CONCLUSIONES.p. 727 Aspectos mticos de Cien aos de soledad.p. 728
Bases ontolgicas de la realidad ficticia...p. 729
a) La creacin de un mundop. 729
b) La muerte...p. 732
c) Los vnculos afectivos..p. 734
d) La injerencia del destino..p. 737
Coexistencia de paradigmas de pensamiento....p. 741
a) El problema del tiempop. 741
b) Los paradigmas de pensamiento y sus promesas.p. 744
c) El smbolo del hielo..p. 748
BIBLIOGRAFA...p. 751 Obras de Gabriel Garca Mrquez....p. 751
Comentarios crticos sobre la novela, entrevistas y perfiles p. 752
Bibliografa terica sobre el mito...p. 763
10
11
INTRODUCCIN
La idea inicial de este trabajo de in vestigacin se fragu mucho tiempo
atrs y se basaba en planteamientos mu y distintos a los que finalmente dier on
forma al estudio: cuando viva en Lima y realizaba una Tesis de Licenc iatura
sobre Federico Garca Lorca, el uni verso dramtico de Bodas de Sangre puso
ante m un mundo totalmente regido por el mito, per o profundamente europeo.
Al mismo tiempo cursaba estudios de postgrado que me permitieron ahondar
en la liter atura latinoamericana, una creacin fuer temente enraizada en
Occidente pero en bsqueda c onstante de una expres in particular. En efecto,
gran parte de los autores latinoameric anos del siglo XX persigue fundar una
nueva literatura a partir de una sensibilida d comn, en la qu e se plasme una
cosmovisin supuestamente compartida por los pase s hispanohablantes del
continente, y la forma que adopt an estas obras de intencin fundacional est
frecuentemente basada en estructuras m ticas. La pr etensin que subyac e a
este fenmeno es evidente: los escritores buscan llama r la atencin s obre la
emancipacin de la cultur a de Amrica Latina, cuya creacin se libera de
ataduras de la tradicin europea y reclama el derecho de inco rporar elementos
autctonos. Esta creacin se pla sma en muchos de estos casos a travs del
12
mito, pues gracias a l se logra un doble propsito: resa ltar el carcter indito
de estas obras y recordar que la cosmovisin presentada no repos a
exclusivamente en la raci onalidad europea. La dedicaci n diaria al estudio
tanto de la obra lorq uiana como de la literatura latinoamericana despert mi
curiosidad por comparar ambas creaci ones y evaluar cmo se distinguan los
planteamientos mticos presentes en ellas, para descu brir hasta qu punto se
liberaban de la razn heredera de la Ilus tracin e ingresaban con la obvia
reinterpretacin de un autor del siglo XX- en el pensamiento mtico. E n el
contexto de este proyecto, estudiar el mundo macondino de Gabriel Garca
Mrquez pareca una opcin fascinante, q ue me permitira acotar el anlisis
profundizando en una propuesta lit eraria muy representativa e influyente en el
continente americano.
Este punto de partida puso mi mir ada en un pos ible trabajo doctoral en
Granada, idea que s e concret definitivamente gracias al cont acto con la Dra.
Sultana Wahnn Bensusan, a quien expus e por correo electrnico el esbozo
del posible trabajo acadmico. La Dra. Wahnn no solo me contest c on
rapidez, sino que adems mostr gran inters por mi propuesta, a pesar de que
esta reposaba an s obre una argumentacin muy incipiente e insegura. Este
respaldo me anim a seguir adelante con mi propsito de hacer un doctorado
en Espaa, y posteriormente, c uando la conoc personalmente-, una
conversacin con ella me convenci de la pertinencia de seguir la lnea de
Teora de la Literatura y el Arte y Literatura Comparada, gracias a lo cual
podra reforzar mi formacin terica y contar, adems, con su apoyo tutorial.
Quiero destacar y agradecer muy especialmente la gran libertad de la que goc
durante todo el proceso de escritura de la tesis: durante estos aos ha habido
grandes periodos de silencio por mi parte que la Dra. Wahnn ha sabido
comprender y respetar, sin presionarme en ning n momento y demostrando
siempre su inters por mis avances en el trabajo de in vestigacin. Sus
comentarios y sugerencias jugaron un papel invaluable en el estudio, pues me
ayudaron a resolver importantes dudas y a descubrir debilidades en la
argumentacin; adems, contribuyeron a orientar y afia nzar la lnea
13
interpretativa y me brindaron s eguridad en el anlis is que estaba llevando a
cabo.
El ambicioso trabajo comparativo ent re los mundos de Garca Lorca y
Garca Mrquez se transform en un estudio sobre el mito en Cien aos de
soledad. La razn principal de esta reduccin del material de anlisis me la dio,
obviamente, la envergadura del mismo: ingresar en el universo de Macondo
supuso enfrentarme a una realidad plaga da de det alles que deba estudiar
detenidamente. En primer lugar era necesario demarcar los lmites de esta
localidad ficticia, presente en diversas obras del autor colomb iano. Entre estas
narraciones, que comparten ancdotas y personajes, hay tambin graves
contradicciones, que fui recogiendo para valorar si podan encajar dentro de un
orden que aceptara estas incongruencia s aparentemente insa lvables. Aunque
la mayora de las inc ompatibilidades pareca carecer de importancia, pues no
pona en cuestin la conformacin del mundo presentado, al no poder dar una
interpretacin a las diferencias entre lo s textos ac ab optando por limitar m i
anlisis a la ms importante de ellas, una novela que sign ific un cambio
abrupto en la percepcin mundial de la literatura latinoamericana: Cien aos de
soledad.
Aunque hubiera sido deseable utilizar la edicin princeps de la novela (de
la Editorial Sudamericana), texto de referencia de gran cantidad de exgetas, o
la edicin publicada por la Real Academia de las Letras con motivo de los 40
aos de Cien aos de soledad, -que ha sido revisada por el propio Gabriel
Garca Mrquez-, lo cierto es que al iniciar mi estudio no tuve acceso a ninguno
de estos dos textos en el caso del segundo, por el hecho de que an no haba
visto la luz- y, en espera de encont rar un ejemplar de la Editorial
Sudamericana, me fui adentrando en la inv estigacin hasta que el volumen de
anotaciones fue tan extens o que acab por resignarme a usar el texto de
referencia que se seala en la bibliogra fa general. No obstant e, al no tratarse
de un es tudio filolgico sino de un t rabajo crtico, considero que las
conclusiones no se han visto af ectadas de forma determinante por la elec cin
14
de esta edicin. Dada la gran cantidad de c itas textuales incluidas en el cuerpo
de la tesis , en las referencias a la obra estudiada aparece nicament e el
nmero de pgina, prescindindose, para evitar una car ga lxica excesiva, del
nombre del autor y del ao de la publicacin.
Esquema de la tesis
El estudio crtico presentado est di vidido en tres captulos, cada uno de
los cuales cumple una funcin muy especfica. El primero de ellos es un estado
de la cuestin que rene investigaciones c entradas en el aspecto mtico de la
novela. La mayor parte de la bibliogr afa encontrada procede de distintas
bibliotecas de Granada y de la Biblioteca Nacional de Madrid, y probablemente
existen importantes omisiones de autores a los que no he tenido acceso. No
obstante, se rene una im portante cantidad de trabaj os cuyos contenidos h e
reproducido de forma temtica, para poder confrontar con mayor claridad las
diferentes interpretaciones de determi nados aspectos del libro. Adems de
recoger los valiosos aporte s de numerosos crticos de la novela, este primer
captulo sirve de referencia al m omento de contrastar, ms adelante, mi propia
lectura de Cien aos de soledad con la de los exgetas presentados. Un primer
apartado de esta sec cin agrupa los estudios que postulan una estructura
mtica de la novela y aquellos que plante an la aparicin de mitos concretos en
el mundo narrativo, mientras que la s egunda parte compara las diferentes
conclusiones a las que llegan los autor es en torno a ciertos ejes temticos
vinculados con la construccin del universo mtico: el tratamiento del tiempo, la
funcin que cumplen la soledad y el incesto, las fuentes mticas reflejadas en la
obra y el sentido del final.
El segundo captulo es una lectura crtica de la obra fuertemente ceida al
texto, en la que no se aventura ningu na interpretacin de los distintos
elementos del mismo. Al tratarse de una novela pl agada de detalles, juz gu
imprescindible realizar este estudi o inmanente, destinado a elaborar un
material de anlisis convenientem ente ordenado para su posterior
15
interpretacin en la ltima seccin del tr abajo. Con v istas a un a clasificacin
ms funcional de los elementos de la obra, divid esta primera lectura en tres
grandes reas: la conformacin de la realidad ficticia, la posicin del hombre en
el mundo y naturaleza de la estirpe Buenda. Considero que estos tres
aspectos de la ficcin permiten ahondar en una visin mtica del mundo, pues a
travs de ellos se pueden abarcar algunos de los fundamentales misterios de la
existencia, a los que cada comunidad in tenta dar respuesta a travs de
explicaciones religiosas o cientficas. As , este anlisis estudia cmo solucio na
la novela las preguntas acerca de la posible existencia de una instancia
superior que ordene el universo, del s entido que tiene la presencia del ser
humano en este orden y de la injerencia de la fatalidad en las vidas de los
individuos.
Finalmente, el ltimo captulo de la tesis se apoya en los anterior es para
plantear una interpretacin particular de Cien aos de soledad. En un principio,
con la hiptesis de que la novela contaba con una estructura mti ca, hice uso
de textos tericos sobre el tema par a evaluar qu element os textuales se
ajustaban a los modelos expuestos por los autores. No obstante, un estudio
detallado de la narracin fue evidenc iando que, si bien es indudable la
presencia de numerosos elementos mtico s, no parece acertado concluir que
todo el texto se organice sobre la base de este par adigma de pensamiento.
Adems, puesto que la verosimilitud de la obra se apoya sobre princip ios
distintos a los de la realidad extral iteraria, la introduccin de sucesos
extraordinarios en el universo narrativo desplaza la posicin del ser humano en
el cosmos, de forma que los relatos mti cos procedentes de la tradicin se
vuelven ineficaces para explic ar un mundo con bas es ontolgicas diferentes.
Esto implica que hay que realiz ar un anlis is inmanente del text o que revele
cul es su propia co ncepcin del mito; lo s textos tericos se utilizarn p ara
delimitar los alcances del mismo, per o solo a pie de pgina se realizar n
comparaciones entre estos y los pasajes mticos de la obra. As, este lti mo
apartado de la tesis estudia la propuesta mtica de la novela, as como las
fisuras de este planteam iento, para exponer final mente una interpretacin
16
propia del texto, bas ado en la difcil coexist encia de distintos par adigmas de
pensamiento en la ficcin.
Mi interpretacin textual
Como he sealado ms arriba, decid r ealizar un estudio inmanente de la
obra con el objetivo de determinar los al cances del pensamiento mtico porque,
al no haber una coinc idencia entre los pr incipios ontolgicos que sostienen el
texto y la realidad del le ctor, los modelos mticos existentes no resultan
funcionales y es nec esario analizar cul es la concepcin mtica particular que
propone el texto. Esta lectura inm anente se apoya naturalmente en los
conocimientos tericos que he adquirido a lo largo de los aos, pero es la
propia novela la que va orientando mi estudio y abre paso a las diver sas
hiptesis de lectura.
Al desechar mi primera hiptesis sobre una supuesta estructura mtica del
texto, llam mi atencin la pres encia fragmentada de difer entes concepciones
del mundo entre ellas la del mito-, entrelazadas en el mismo espacio narrativo.
Ahondando en este aspecto del libro de scubr el carcter ambiguo de la
realidad ficticia, que no otorga respuesta s claras sobre la pertinencia de cada
uno de estos paradigmas de pensamiento par a explicar eficazmente el mundo
ficcional. Los personajes se debaten entre distintas concepciones de la realidad
y pierden, de este modo, la segur idad que brinda una visin del mundo
inequvoca: las respuestas a las dudas existenciales de los seres humanos dan
paso a la perplejidad y a la angustia causada por la posib ilidad de que la vida
humana sea absurda, de que su presencia en el mundo carezca de sentido. Un
anlisis ms exhaustivo me brind una nueva hipt esis de lec tura, segn la
cual ciertos comportamientos de lo s protagonistas se explican como
consecuencia de la prdida traumtica del paradigma de pensamiento que
daba sentido a la realidad. Las diversas visiones del mundo no se limitan a s er
explicaciones abstractas de la existenc ia, sino que cobran forma y se
manifiestan en el univ erso ficcional como realidades concretas, lo que dific ulta
17
an ms su convivencia, y su choque provoca una cr eciente decadencia que
solo culmina con la destruccin de la ficcin en su conjunto.
Las cosmovisiones dominantes en el universo ficcional el mito y la razn-
van mostrando sus fisuras a lo largo de la narracin, ya que ninguna de las dos
tiene alcance suficiente para explicar coherentemente todos los hechos de la
realidad ficticia. Des echados ambos modelos de pensamient o, los ltimos
pobladores de Macondo se ven desprovistos de toda explicacin y despojados
de identidad y de memoria- observan c mo la realidad cir cundante se va
desdibujando lentamente. Al final del libro, cuando se produce el desciframiento
de los m anuscritos de Melquades, el lector descubre con el ltimo
superviviente de la estirpe, Aureliano Babilonia, q ue no hay espacio par a la
libertad humana y que la n ica explicacin del mundo vlida requiere de una
mirada externa y abarcadora de toda la hist oria familiar, por lo que nin gn
Buenda antes de l hubiese podido desentraar el misterio de la existencia. La
impotencia humana fr ente a lo s designios del destino se acrecienta ms an
por el hecho de que, a pesar de esta reve lacin, no existen respuestas sobre
los factores que podran haber evitado la desaparicin de la estirpe.
18
19
1.- CAPTULO PRIMERO: ESTADO DE LA CUESTIN El reconocimiento de la literatura latinoamericana a nivel m undial se
produce a finales de los aos 60 con el llamado boom latinoamericano, un
fenmeno editorial que se caracteriza por la fuerte presencia de ciertos
escritores del continente Julio Cortzar , Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y
Gabriel Garca Mrquez, principalmente- en el mbito literario norteamericano y
europeo. El inters que despiertan estos cuatro autores hace pos ible, adems,
el descubrimiento de muchos otros escr itores de Amrica Latina por parte del
pblico general. Cien aos de soledad logra un s orpresivo xito ed itorial,
transformando de una vez por todas la percepcin de la literatura
latinoamericana tanto dentro c omo fuera de Amrica Latina, puesto que
comienza a consider arse una literatura con voz propia, capaz de crear una
tradicin particular e independiente. Dado el entusias mo que despierta la obr a
de Garca Mrquez, los crticos literari os se dedican a abordar la novela desde
numerosas perspectivas, originndose un amplio corpus crtico en torno a la
novela, que consta de estudios de muy diversa calidad.
En el presente trabajo expongo las idea s aportadas por aquellos estudios
que analizan en alguna medida el aspect o mtico de la narrac in. Si bien m i
idea inicial consista en presentar una primera parte dedicada a la historia de la
crtica de Cien aos de soledad en la que se diera fe de la evolucin que ha
sufrido la exgesis dedicada a lo mtico en la novela- y una s egunda parte
20
centrada ya propiamente en los diversos aspectos del mito, me he visto forzada
a cambiar esta estructura del anlis is por el hecho de que no se puede rastrear
una verdadera evolucin crtica a travs de los distintos estudios. Esto sucede,
en mi opinin, porque la novela no se es tructura en torno a una definic in
terica de mito determinada ni se aj usta totalmente a fuentes mti cas
especficas, sino que toma elementos de di versas tradiciones y los transforma
parcialmente. Por este motivo no sur ge un consenso crtico en torno a la
estructura mtica todo intento de es tructurar la novela con la ayuda de un
nico esquema mtico se revela insufici ente- y los an lisis se dedican, en su
mayora, a aspectos concretos de la obra v inculados con el mito los c uales s
generan una disc usin entre lo s diversos estudiosos de la nov ela-. As, para
presentar de forma ordenada las ideas de los numerosos textos dedic ados a
este tema, he optado por exponer en primer lugar aquellos planteamientos que
consideran la obra en su totalidad un te xto mtico, ya s ea porque asumen que
posee una estructura mtica o porque estiman que contiene una gran diversidad
de mitos que generan un ambiente que transforma la novela misma en un mito.
En la segunda parte del trabajo expongo los aportes crticos en relacin con
temas concretos relacionados c on el aspecto mtico de la obra: el tratamiento
del tiempo, los temas de la soledad y el incesto, las fuentes mticas (Edipo rey y
la tragedia griega; el folklore y las creencias locales, y las tradiciones bblicas) y
el sentido del final de la novela.
1.1.- CIEN AOS DE SOLEDAD COMO TEXTO MTICO 1.1.1.- LA ESTRUCTURA MTICA
Ya desde los primeros es tudios crticos sobre Cien aos de soledad se
comienza a postular la idea de que la nov ela posee la estructura de un mito,
adems de contener numerosos element os que contribuy en a un ambiente
mtico. Aunque no es posible reconocer u na evolucin crtica a travs de los
diversos aportes de los estudiosos que asumen este planteamiento, expongo a
21
continuacin, de forma cronolgica, un resumen de las investigaciones m s
relevantes realizadas hasta el momento.
Sergio Benvenuto [1971] opina que en el universo ficcional de la novela
encontramos infinidad de mitos, fantasas universales arrancadas de su antiguo
tiempo. Incluso lo s ociolgico (o histrico), aunque parece ausente, est
concentrado en el mito central: la alegora de la involucin, personificada por la
estirpe de los Buenda, la cual es t fundada en tiempo de leyenda por un
Prometeo colonial c onductor de su pueb lo y v isionario del pr ogreso-. La
simiente de esta fam ilia sufre la mald icin de la endogamia campesina, una
maldicin que se consumar tiempo despus, en la invo lucin de la especie,
con la llegada del animal mitolgico que dar fin a la estirpe. Este mito central
es una representacin de Amrica Latina; se trata de la visin del propio atraso,
del subdesarrollo: es la autoconciencia subhumana hablando por s misma, con
su lenguaje mgico. As, la realidad es m tica porque la historia es impos ible:
no hay his toria o la que hay no les pert enece a los personajes, es regresiva
para ellos. Al ser absurda y deshumaniz adora, la historia est cifrada por
adelantado en los manuscritos de Melquades, de forma que Prometeo, el dios
del progreso, instaur a una especie, y el monstruo biolgico, incestuoso y
regresivo, la termina. En vez de marchar de la animalidad a lo humano
(evolucin), vamos de lo humano a lo animal (involuci n): es el curso inv erso
de la historia. Sobre el trasfondo real de la historia latinoamericana, el m ito
central es solo uno: inversin, espejo, involucin, profeca, y la extincin
babilnica de la historia en la ciudad de los espejos.
Rubn Cotelo [1971] afirma que, como toda gran nov ela, Cien aos de
soledad recrea un mito; es decir, es una estructura que permite comprender un
mundo catico: se trata de un model o que instaura un orden inteligible
dividiendo y clasificando la heterogeneidad del mundo natural, incluyendo al
hombre. Esta organizacin tiene como objetivo otorgar un sentido a la realidad,
estructurndola para revelar los mecanismos invisibles que la rigen y dotarla de
claves de comprensin. El libr o recrea el tab del incesto y las terribles
consecuencias que trae consigo el quebranta miento del mismo. El incesto, que
22
une en su remordimiento de conciencia a la pareja de fundadores, Jos Arcadio
Buenda y rsula, ya exista como precedente en sus antepasados, con la
terrible consecuencia del hijo c on cola de cerdo. Mientras la t entacin de la
unin de la consan guinidad persigue a la familia, la ltima pare ja Aureliano
Babilonia y Amaranta rsula- se convierten en amantes sin saber que son ta y
sobrino. De esta unin es fruto el hijo con cola de cer do, hecho que no alarma
a los padres, que n o conocen el prece dente familiar. No obsta nte, Amaranta
rsula muere desangrndose a consecuencia del parto y el nio, descuidado
por su padre, es devorado por las hormigas: es en ese preciso instante cuando
el ltimo Aureliano comienza a entender la s claves de la histor ia de la familia.
Cuando comprende la clave, el ltimo Buenda descifra el manuscrito que narra
la historia de la familia y as iste a su propia concepcin, descubre quin es s u
madre y los primeros indicios de su ser, y alcanz a el conoc imiento de s
mismo.
Eduardo Lpez Morales [1971] descubr e que exist e cierto tratamiento
mtico en la narracin de la evoluc in socio-econmica de Macondo. La aldea
arcdica llega a su fin con la irrupc in del orden externo: cuando don Apolinar
Moscote llega a Macondo para ocupar el cargo de corregidor est iniciando, sin
saberlo, el fin de la edad de oro, de la justa comunidad, y el orden precario que
impone este personaje da lugar al deso rden, al lev antamiento liberal. M s
adelante, al llegar la compaa bananer a, Macondo es presa del dest ino
impuesto por las nec esidades de explotacin econmica y de consumo de la
metrpoli: consecuencia de la explotaci n del trabajo asalariado son las luc has
sindicales y la masac re, la cual ser cuidadosamente ignorada por el apar ato
explicativo del rgimen. No es casual, sin embargo, que tras la masacre de la
compaa bananera sobrevenga el diluvio que dar paso a la terrible sequa
que destruir el pueblo con su huracn b blico, pues esta mi crohistoria no
olvida que Latinoamrica tiene mucho ms que contar que el mero regocijarse
ante lo ins lito de s u flora y su fauna. Al contrario, al leer la novela se debe
tomar en cuenta que la explic acin prodigiosa es un recurso natural del
hombre para aprehender la r ealidad, ya que la taumaturgia no es un recurso
23
metarreal, sino una integrante consustancial de la realidad ficticia que se ejerce
porque se trata de una urgencia mtica que reclama la realidad objetiva.
Para Ernesto Volkening [1971], la novela Cien aos de soledad constituye
un triunfo sobre el olvido, al s er un esfu erzo por integrar las gestas de s eis
generaciones: es un acto recordatorio cuya fuerza evocadora se hace ms
intensa a medida que la estirpe de los Buenda s e va desintegrando. No
obstante, el autor no se resigna a consentir sin ms la fatal progresin hac ia el
ocaso y el cumplimiento de lo escrito en los manuscritos de Melquades, motivo
por el cual opone a la fragilid ad de lo finito su voluntad de levantar u n
monumento literario en conm emoracin de las pretritas glorias y miserias. La
conciencia histrica alienta en s la tendencia de tras cenderse a s misma; es
decir, de volver, ms all de lo histricamente verificable, a los or genes de la
cultura (o, en este caso, del clan cuya epopeya se cuenta en el libro): para ello,
el narrador retrocede hasta aquel momento trascendental en que el genio de la
estirpe encarnado en las figuras de Jos Arcadio Buenda y rs ula Iguarn-
emergi de las sombras e ingres en el es cenario de la realidad histrica. Los
tiempos que evoca se distinguen del nues tro por representar una era similar a
la edad de oro de Hesodo o al illud tempus del cual habla M ircea Eliade: en
aquel entonces, cuando la pareja ancestr al viva en Riohacha, la vida era
distinta y los hombres er an ms esplndidos. En las capas profundas del alm a
de los descendientes sobrevive una concienc ia de estirpe: una memoria
supraindividual capaz de recordar la gr andeza de aquella edad mtica y de sus
protagonistas, que son en cierto modo in mortales, aunque su inmortalidad se
reduzca a reencarnarse en s us descendientes mortales hasta e l agotamiento
de su semen. El relato narra el proces o a partir del cual la historia de l os
Buenda queda conv ertida en un mito integral cuya imagen ya se hallaba
prefigurada en aquel pecado original de los mticos an tepasados: si la hist oria
de la estirpe comienza con un incesto y la fundacin de Macondo es precedida
por un fraticidio, las guerras civiles del coronel Aureliano Buen da no son ms
que fraticidios de magnas dimensiones y las inclinacione s incestuosas de
Amaranta culminarn en el incesto consumado de Amaranta rsula y Aureliano
Babilonia.
24
Segn Ricardo Gulln [1973], la casa de los Buenda y Macondo s on
representaciones de un universo vastsimo en el cual todo se incluye, incluso el
tiempo. El espacio inicial es anterior a la Creacin, ya que se trata de un
espacio desordenado al no haber ll egado an el Cre ador para llamar a los
objetos por su nombre, y ser Jo s Arcadio Buenda el primero en
conceptualizar este mundo, abar cndolo intelectualmente en su plenitud (pues
posee la capacidad de abarcar el espaci o interior sin abandonar su gabinet e).
Por otro lado, Macondo no se limita a ser un equivalente a Latinoamrica, pues
aunque est fuertemente arra igada en la realidad colombiana- la novela
trasciende toda geografa y propone una par bola de la Creacin y, partiendo
de ella, la historia gener al de los hombres y la nat uraleza que comparten. De
ah la circularidad estructural de la novela, que conduce desde el momento en
que el caos se ordena hasta aquel en que todo acaba y se resuelve en la nada.
Carmen Arnau [1975] ve en la idea de Mario Vargas Llosa de Cien aos
de soledad como una novela total el indicio de un tratamiento mtico de l a
realidad ficticia. Segn la crtica, el mundo de la novela pued e considerarse un
universo mtico por el hecho de s er un mundo autnomo (y por tanto diferente
al mundo real) y por que se puede considerar una narracin anaggica ( por
poder ser una visi n global y total de la civ ilizacin). En este lib ro, el narrador
conoce de antemano todos los hechos que van a suc eder; conoce des de el
principio la destruccin de Macondo, a la que asiste de manera impasible. Esta
impasibilidad es posible porque el narrador est en otra dimensin espacial; del
mismo modo, se narra todo en pretrito se conciben los sucesos como algo ya
pasado-, pues el narrador est tambin en otra dimensin temporal. As, la
posicin del autor hacia la creacin es la de un suplantador de Dios, la de un
creador de una realidad total.
Germn Daro Carrillo [1975] otorga una gran importancia al e lemento
mtico de la novela, el cual considera fundamental para la comprensin de la
misma, ya que, segn el autor, el rela to se funda en el c oncepto del eterno
retorno que presenta Mircea Eliade. La prehistoria de los Buenda posee
25
caractersticas similares a la historia de Jos Arcadio Buenda y rsula, ya que
el mercader aragons Iguarn tambin huy e de su pasado para comenzar en
un nuevo lugar en un estado de inocenc ia pura, pero se da un caso de incesto
que funciona como prdida de la inoc encia. Del mis mo modo, el sentido de
culpa de Jos Arcadio Buenda y r sula Iguarn causado por el comn
remordimiento de concienc ia de ser prim os entre s y por el asesinato de
Prudencio Aguilar- les obligar a salir del corrompido edn, completndose as
la cada: en el nuev o edn que ser Macondo se sienten de nu evo inocentes
para comenzar otro ciclo de prdida y hallazgo de la inocencia. Pero la cada o
prdida del gnero humano no se detiene con la conclusin de la novela: la
destruccin final de M acondo y de los Buen da es tambin el principio de otr a
estirpe de hombres que ya conllevan desafortunadamente las huellas de su
perdicin. De este modo, el proceso del olvido y de la recuperacin del olvido
iniciar otra cada que, al llegar su momento, habr de ser desterrada de la
memoria de los hombres.
Katalin Kulin [1980] parte del concept o de mito de Lvi-Strauss y seala
que este le habla tanto a la gente primitiva como a la de culturas desarrolladas,
ya que lo que parece ser un elemento maravi lloso le ofrece al hombre primitiv o
una explicacin para los fenmenos inc omprensibles y es para el hombre
moderno un smbolo autntico de la compleja realidad. En Cien aos de
soledad, Garca Mrquez construye un mi croescenario para transmitir un
mensaje csmico: escoge un rincn perdi do y de dimensiones reducidas c omo
escenario para la nar racin y M acondo este pueblito imaginario y de poc as
casas- es reducido adems a la casa de los Buenda, llegando a sus mnimas
dimensiones en el cuarto de Melquades, que sirve para sealar la subida o la
cada de la buen a estrella de la familia. Los distintos persona jes del relato
unidos por una comn condicin humana, la s oledad- configuran un nic o
hroe mtico colectivo a travs del c ual se simboliza una experiencia de la
realidad. Este carcter histrico del mi to proviene de una experiencia conc reta,
de algo que no va bien, vivido siempre en un momento temporal concreto: por
ello, es necesario conocer de Colomb ia, de Latinoamrica y del s iglo XX en
general aquello que nos permita comprender la experiencia de la calamidad
26
como fuente de inspir acin del mito cr eado por Garca Mrquez. Dentro de la
ficcin, los dos acontecimientos anteriores a la fundacin de Macondo son un
incesto y un asesinato: ambos fragment os mticos figuran en los ms distintos
mitos del mundo y por tanto son invariables. Mientras que el incesto es
calificado en todas las sociedades como pecado y t ab, el as esinato es un
fragmento mtico en que caben dos interp retaciones: por un lado representa el
mal principal (el caos, la violencia que termina por matar), pero por otro lado es
fuente del orden cs mico, de la creacin y mantenimiento de la vida humana
(por ejemplo, en los ritos babilnicos un joven dios debe matar a los dioses
ancestrales y concluir as con el caos , para que nazca el cosmos ). Dada esta
ambigedad del ases inato ancestral, de estos dos fragmentos mticos de la
prehistoria de Macondo solo s e rememora el incest o en la destruccin del
pueblo: esto sucede porque del incesto emana la s oledad, puesto que no se
trata del encuentro con otro, sino de la bsqueda de seguridad dentro de las
propias fronteras del individuo. Por otra par te, la atmsfera mtica se logra, as
Kulin, a travs de los siguientes recu rsos narrativos: el empleo de lo
maravilloso, la prosa hipntic a y la presencia de un narrador incompetente. Lo
maravilloso surge para interpretar los fen menos que estn fuera del domin io
de nuestro conocimiento, y los acontecimientos inve rosmiles se encajan en
circunstancias cotidianas, lo que evidencia que lo maravilloso est
profundamente enraizado en la realidad. La prosa hi pntica lograda en la
novela a tr avs de la enumeracin y la repeticin de elementos- se esfuerza
por limitar las actividades intelectuales para intensificar la sensibilidad
emocional: adems de crear una atmsfera de mister io, esta tcnica de
encantacin cumple la misma funcin que tiene en los ritos; es decir, la de
hacer que el lector se comprometa, no solo intelectualmente, sino tambin
emocionalmente, en una histor ia que, por su carct er representativo, es a la
vez la hist oria de la humanidad. Finalmente, el nar rador incompetente es
incapaz de comprender los ac ontecimientos, ya que el tradic ional narrador
omnisciente ha sido r eemplazado por una especie de cma ra cinematogrfica
que funciona al az ar. Es, por tanto, el lector quien tiene que descubrir las
interrelaciones y resolver el enigma del universo narrativo.
27
Jos Ivn Bedoya [1987] dedic a un im portante estudio a la estructura
mtica en la obra de Gabriel Garca Mr quez, en el que sostiene que es a nivel
del lenguaje donde encontramos la vigen cia del mito, puesto que lo mtico
aparece en Cien aos de soledad fundamentalmente por el lado de lo
imaginario y por la relacin que se establece entre lo fantstico y lo real. Es en
el entrecruzamiento de las dos dimensiones, lo real y lo mtico, donde debemos
ver la eficacia del mito, tratado desde el punto de vista de lo literario, pues los
personajes se sitan entre estos dos ex tremos: existen diversos momentos en
que estos personajes sufren una inadecuacin con la realidad, de modo que el
mito parece ser un intento de salida o de explicacin consciente que tiene
quien no puede explicarse toda la comple jidad de lo real y cotidiano; es un
intento por trascender o super ar la contradiccin entre lo real y lo imaginar io.
Por otra parte, Bedoya expone c on claridad el tratamiento mtico de la historia
de la estirpe, la cual comienza con Jos Arcadio Buenda huyendo del
fantasma de P rudencio Aguilar, momento en el que ini cia un viaje que debe
entenderse como un pasar de l caos al cosmos, pues implica la organizacin
que luego se dar al entorno, la dominacin de la tierra para habitarla y
posteriormente explotarla. El ac ceso al lugar donde se va a f undar la aldea
como centro signific a, dentro del cont exto mtico, el a rribo a lo que se
comprende como repeticin de l centro del mundo. Despus de la fundacin
comienza la creacin del lugar, y Jos Arcadio Buenda aparece como el
demiurgo primordial que or ganiza la construccin y orienta las labores,
dirigiendo la obra primi genia: la construccin de Macondo es, entonces, la
continuacin del acto fundador y se vive un tiempo nuevo; es el momento de la
instauracin de lo real. A partir de entonces, las acciones narradas como
primordiales en el tiempo mtico se tor nan como referencia o criterio para la
validez de lo que ocurre en la nueva dimensin temporal histrica- en la que
ya se percibe el tiempo cronolgicament e, pues los personajes de la segunda
generacin repiten los hechos arquetpic os. Ms adelante, en el perodo del
tiempo cclico, tiene lugar la repetici n acentuada y obsesiva de las categoras
y los modelos arquetpicos: es el gran rito que tiene lugar en la historia de la
familia, el ritual del mito primitiv o que y a haba sido vivid o por los seres
primordiales. La repeticin hasta el des enfreno que encontramos en el tiempo
28
cclico aparece con cierto aspecto de ridiculez y abs urdo, porque se tiene la
impresin de que se est haciendo algo s olo para deshacerlo. La repeticin sin
sentido termina en una dispersin del sentido, en un caos, en una confusin de
las cosas, y se vive la vida como un crculo vicioso, sin fin en s misma.
Tambin Michael Palencia-Roth [1983, 1987] estudia con mucho cuidad o
la dimensin mtica de Cien aos de soledad y presenta la hiptesis de que
Garca Mrquez ha estructurado el libro comenzando c on un m ito
cosmognico, para continuar con mitos histricos y terminar cerrando el crculo,
con un mito apocalptico. Los mitos cosmognicos narran la creacin del
universo y de los primeros hombres, el paraso y los c omienzos del
conocimiento racional: en este sentido, la obra no presenta un mito
cosmognico, pues no describe la creaci n del universo, sino la fundacin de
una sociedad humana en un univ erso ya ex istente. No obstante, desde una
perspectiva ms bsica y estructural, los inicios de la sociedad y del univer so
son paralelos e idnticos, ya que t oda gnesis humana forma parte de la
gnesis csmica, en tanto que repite o rehace la csmica. En la primera
imagen de Macondo se mezclan caractersticas ednicas, utpicas y arcdicas:
al parecerse Macondo ligeramente al Paraso Terrenal, Jos Arcadio Buend a
se presentara como un segundo Adn; al ser fundado por los hombres y s er
una aldea en vez de un jardn, se parece a una utopa, y, finalmente, se parece
a una arc adia porque est ais lada y porque la c onvivencia es pacfica y
primitiva (y su ambiente se refleja en el nombre de su fundador). Mientras que
los mitos cosmognicos son mitos prehist ricos, los mitos histricos que
comienzan despus de la prdida de la in ocencia primordial- narran lo que les
sucede a los dioses y a los hroes; dado que en el libro no exis ten dioses, los
mitos histricos de la novela des criben lo que les sucede a los hroes. El text o
concluye con el mito apocalptico: segn Palencia-Roth [1983], el enigma que
esconde no est en sus temas, sino en la forma circular de la novela, puesto
que el ltimo incesto hace pensar en el de los fundadores y en el inic io de
Macondo, y al final de la novela todo parece regresar al principio. No obstante,
el principio y el final de la novela no son idnticos, sino homl ogos, lo cual se
debe a que como en los grandes mitos del mundo- la nov ela relata el
29
comienzo y el fin de todas las cosas. Existe, por lo tanto, una estructura
circular, ya que al final del libro, la ci udad vuelve a ser una aldea, y la casa, la
selva de donde sali: el mito apocal ptico es tambin el mito del Uroboros el
dragn que se muerde la cola-, pues de una destruccin total nace otro mundo
nuevo.
Al igual que Palenc ia-Roth, Benjamn Torres Caballero [1990] postula la
existencia de una est ructura urobrica en la obra del escrit or colombiano. El
crtico mantiene que la novela posee un final abierto y que, de m odo
consistente con las predicciones de Melquades acerca del futuro de Macondo,
aparecer una nueva estirpe que trascender la vocacin solitaria de los
Buenda, alcanzando un nuevo e stado de conciencia colectiva. Los frecuentes
episodios que se muerden la cola en la novela cumplen una funcin
trascendente, ya que el uso repetido de est a estructura circular la convierte en
smbolo de un opus alqumico que paulatinamente va transformando la psiqu e
de los Buenda, dado que en alquimia, el uroboros el dragn que se muerde la
cola- es un smbolo de la autosuficienc ia paradisaca o post-apocalptica. Es,
sin embargo, necesario diferenciar entre los episodios que se muerden la cola y
el ciclo que abarca toda la hist oria de la estirpe (ciclo csmico ): mientras que
las estructuras circulares abren y cierr an con el mismo evento, la estructur a
cclica comienza con la fundac in de Macondo y termina con su destrucci n.
No obstante, tanto el primer captulo como el ciclo csmico de la estirpe cierran
con el mismo tipo de evento: una revelacin. Mientras que en el caso del primer
captulo, la revelacin presente en el momento en que el patriarca va a
conocer el hielo con sus hijos- es intu ida, pero no plenamente comprendida, en
el ltimo captulo, Aurelia no Babilonia intuye la revelacin y finalmente la
comprende a cabalidad en la lectura de los pergaminos de Melquades-. Si las
tentativas anteriores de descifrar los manuscritos fueron prematuras, l a de
Aureliano Babilonia no lo es, lo cual se explica, en trminos alqumicos y
psquicos, por sus conocimientos de hombre medieval y porque dejando de
lado la prohibicin familiar- consuma el incesto con su ta Amaranta rsula: d e
esta forma alcanza la integracin a rmnica de la psi que consciente y el
inconsciente, el s mismo o huevo filosfico de la alquimia. El opus alqumico
30
explica el crtico- es un proceso lento y repetitivo, cuya meta es designada con
la misma palabra que la sustancia inicial: la prima materia (este concepto est
encarnado simblicamente en el uroboros, el dragn que se muerde la cola) .
De este modo, los captulos que se m uerden la cola resultan anlogos al opus
alqumico, repetido hasta que Au reliano Babilonia alcanza la piedra filosofal, la
revelacin.
Otra investigacin int egral sobre la estructura mtica de Cien aos de
soledad corre a cargo de Vctor Ivanovic i [2003], quien parte de l a acepcin de
mito de Andr Jolles como una forma simp le que recrea el mundo a partir de
una pregunta y su respuesta. Esta defin icin cubre una clas e determinada de
mitos, llamados etiolgicos, que son aquellos que nos proporcionan una
respuesta fantstica a fenmenos nat urales y csmicos, o nos hablan del
origen de las instituc iones y de los usos y las costumbres humanas. Es
precisamente en este sentido que el mi to ofrece a la obra de G arca Mrquez
un fundamento y un modelo est ructural: este autor construye un guin mtico,
en el que todos y c ada uno de los acont ecimientos ficticios de la historia de
Macondo adquieren un sentido arquetpico, mientras que el conjunto se ajust a
a un doble modelo etiolgico, cosmogni co (sobre el origen del mundo) y
sociognico (sobre el origen de la humanidad y sus instituciones).
Ontolgicamente hablando, la serie cosmognica y la soc iognica estn
desfasadas entre s, ya que, a diferenc ia del Cosmos, que s ha conocido un
estado de inocencia prim igenia, el mundo de los hombres lleva des de un
principio el estigma de su pecado origin al, que es la violenc ia. El entramado
mtico de Macondo c omprende tres acontec imientos ejemplares: la fundacin,
un cambio de rumbo que estrena un per odo de decadencia y la destruccin.
En la serie cosmognica, la fundacin es un comienzo absoluto, un grado cero
ednico del mundo y la natur aleza, antes de que el Co smos se convierta en
universo habitado, y una idea de ello nos la da el aspecto de la selva y de otros
lugares atravesados por los personajes que van a fundar Macondo. En la serie
cosmognica, la fundacin v a precedida por un hec ho de s angre, dado que
Jos Arcadio Buenda abandona su ranchera natal perseguido por el fantasma
de Prudencio Aguilar. La llegada de la compaa bananera norteamericana se
31
identifica con el segundo momento del gui n mtico el cambio de rumbo o la
ruptura-, a partir del cual se inic ia la Edad de Hierro en Mac ondo: se trata de
una ruptura, pues despus de este moment o ya nada puede seguir igual. En la
serie sociognica, la contemporaneidad es una poca de terror y dictaduras, de
corrupcin poltica e intervenciones extranjeras: se forma la espiral de violencia
creciente seguida de represin creciente, la cual se desliza a niv el cotidiano y
se banaliza, de forma que el terror lo inv ade todo y la gente aprende a conv ivir
con el. A este nivel conserva s u validez el arquetipo del sacrificio de una
vctima inocente, cuya ex pulsin o inmolacin ha de lavar supuestamente los
males y pecados de la comunidad: el chivo expiatorio, ejemplificado en el Judo
Errante. En el orden cosmognico, este momento de ruptura se manifiesta
como hybris: la compaa bananera peca de exces o y desmesura ya que
modifica el rgimen de lluvias, apresura el ciclo de las cosechas y cambia de
lugar al ro-, pero sobre todo por impiedad, porque emplea recursos reservados
a la Divina Providencia, de forma que saca la tierra de su estado ednico, para
arrastrarla al ciclo ec onmico propio a la Edad de Hierro. Roto el tcito pacto
inicial sellado por la f undacin, la nat uraleza ultrajada se venga del hom bre
iniciando una era de calami dades (sequa, diluvio), tras la cual la cosmogona
derrota a la sociogona. Esto da lugar al tercer momento del guin mtico la
destruccin, cuando el univ erso deja de ser un Cosmos y el humano una
oekoumene (universo habitado), para regresar ambos al caos inicial.
Paradjicamente, este acto final de la s cosmogonas y sociogonas cclicas
nunca es definitivo sino recurrente, pues en muchos mitos el fin del mundo es
seguido por una nueva creacin y el de la civilizacin por una nueva fundacin.
1.1.2.- DIVERSIDAD DE MITOS
Otros exgetas, ms que hacer un estudio crtico de la novela siguiendo el
esquema del mito, conciben la misma como un lugar de confluencia de distintos
mitos procedentes de la tradicin univ ersal o des cubren la posibilidad de
interpretar mticamente nicamente al gunos de los pasajes del libro. En la
32
exposicin de los planteamientos de esto s autores tambin seguimos un orden
cronolgico; en ella no tomamos en cu enta las referencias a los mitos
judeocristianos, puesto que el tratamient o de los mismos se presentar ms
adelante, en una seccin aparte.
El primero que destaca la presenci a de elementos mticos, aunque niega
especficamente que la narracin equival ga a un esquema religios o, es Julio
Ortega [1968, 1969]. Para l , el mundo y tiempo mtico s de la f undacin de
Macondo anuncian una suerte de bsqueda del paraso perdido, pues en este
momento se anuncia sobre todo un impul so de reencuentro con el mundo de
conquistar ese mundo en una identidad primordial- y el sueo de restablec er
una realidad original. Por este motivo , el viaje que la precede y la fundacin
misma reconocen el contexto del rito: Jos Arcadio Buenda se expulsa a s
mismo del pueblo en que viva despus de haber matado a Prudencio Aguilar,
y ya en est a expulsin se insina el rito, que adqui ere mayor resonancia en el
hecho de que rsula sea prima de Jos Arcadio Buenda, lo que supone una
equivalencia de la pareja primordial . Por otra parte, un sue o arquetpico
anuncia al patriarca el hallazgo del l ugar perseguido y da origen a la fundacin
de Macondo. En esta zona primordi al el mundo est configurado
arquetpicamente, pues los objetos impone n sus presencias por primera vez,
Jos Arcadio Buend a descubre por s mismo que la tierra es redonda y se
ignora la muerte. Tambin es mtica la desaforada aoranza por conocer la
necesidad de la c iencia- de que es presa es te personaje, motivo por el cu al es
parablica la peste del insomnio, pues ref leja esta experiencia del mundo: la
realidad amenazada por el olv ido por una idiotez sin pasado- anuncia que
parablicamente la peste del insomnio la rescatar en el conocimiento,
hacindola tangible y viva. As, el pasad o empieza a construirse a partir de esa
conquista de la realidad.
Benvenuto [1971] observa que existe una gran cantidad de mit os a lo
largo de toda la nov ela, pero solo des taca de ellos los que considera ms
evidentes: Jos Arc adio Buenda co mo Prometeo encadenado al castao;
Melquades como Nostradamus; la Asuncin de la Vir gen de los Remedios, la
33
bella; el diluvio, y la de struccin de Babilonia. El autor sea la que, devaluados
por el uso y el abus o milenario, los mi tos reviven aqu en la traduccin y
adaptacin libres de un localis mo folclrico que, al adoptarlos, rompe sus
propios lmites y deviene tambin mito fantstico.
Para comprender la estructuracin de l universo ficcional, Mario Vargas
Llosa [1971b] propone un ordenamient o del material que compone lo
imaginario en cuatro planos distintos: lo mgico, lo mtico-legendario, lo
milagroso y lo fantstico. Lo mgico un hecho real imag inario provocado
mediante artes secretas por un hombre (mago) dotado de poderes o
conocimientos extraordinarios- aparece en el hecho de que los gitanos (con los
prodigios) y Pilar Ternera (con las barajas) tienen poderes extraordinarios; en
las virtudes mgicas que poseen otros per sonajes como Petra Cotes (con la
proliferacin de animales), el coronel Aur eliano Buenda (con sus presagios),
Mauricio Babilonia (y sus mariposas amarillas) o Jos Arcadio Bu enda
(cuando, poco despus de morir, provoca una lluvia de flores a marillas), y en
los conocimientos de la compaa bananera que, ms que cientficos, son
mgicos. Lo milagroso un hecho imaginario vinculado a un cr edo religioso y
supuestamente decidido o autorizado por u na divinidad, o que hace suponer la
existencia de un ms all- se pres enta en sucesos como los siguientes :
Francisco el Hombre derrot al diablo en un duelo de improvisacin; el padre
Nicanor Reyna levita como prueba de l poder de Dios; Fernanda ve a su
bisabuela muerta ir hacia el oratorio; la cruz de ceniza indeleble de l os
Aurelianos expresa la voluntad de Dios o del diablo; la ascensin de Remedios,
la bella, se considera en Ma condo un milagro; el diluvio remite al del Antiguo
Testamento, y la descripcin de la vi da despus de la muerte supone una fe,
dado que las experiencias de los muertos son todas milagrosas. Lo mti co-
legendario un hecho imaginar io que pr ocede de una realidad histrica
sublimada y pervertida por la literatura- su rge en el universo ficcional gracias a
la mencin de ciertos personajes: el J udo Errante, que tiene que ver ms con
una tradicin literaria que con una creencia religiosa; el fantasma de la nave
corsaria de Victor Hughes (personaje tomado de El siglo de las luces, de Alejo
Carpentier); el coronel Lorenzo Gavil n (que ya tena una realidad mtico-
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legendaria en La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes), y el cu arto
donde haba de morir Rocamadour (que t ambin exista ya en otra realidad
ficticia, Rayuela, de Julio Cortzar). Finalmente, Mario Vargas Llosa observa la
presencia de lo fantstico un hecho imag inario puro, que nace de la est ricta
invencin y que no es producto ni del arte, ni de la divinidad, ni de la tradic in
literaria: el hecho real imaginario que ostenta como su rasgo ms acusado una
soberana gratuidad- y apunta que los suce sos fantsticos son una buena par te
de la materia del libro, siendo los principales: nios que nacen con una cola de
cerdo, agua que hierve si n fuego y objetos domsticos que se mueven solos,
una peste de insomnio y una de olv ido, huesos humanos que cloquean como
una gallina, sueos en los que se ven la s imgenes de los sueos de ot ros
hombres, un hilo de s angre que discurre por Macondo hasta dar con la madre
del hombre del que esa sangre mana, un nio que llora en el vientre de s u
madre, manuscritos que levit an, un teso ro cuyo resplandor atraviesa el
cemento, un burdel zoolgico cuyos an imales son vigilados por un p erro
pederasta, un huracn que arranca a un pueblo de cuajo de la realidad.
Sergio Bollettino [1973] expone, en un anlisis con numerosas
imprecisiones de lec tura de la novela, la presencia de diversos mitos
procedentes de la literatura universal. Para este crtico, Melquades es la figura
de Prometeo o de Fausto, pero otras veces se sita por encima de la existencia
de los personajes y observa a sus ttere s en su incapacidad de buscarse una
razn en la vida. Por otra parte, el mito de Ssifo de Al bert Camus con el
concepto del absurdo se ajust ara estupendamente a la exis tencia de los
Buenda, ya que los fundadores de la estirpe tendrn hijos que seguirn la s
mismas huellas y tendrn los mismos vicios que los padres: se trata de l a
muerte sin fin de la exist encia humana. En este sent ido, Jos Arcadio Buenda
es consciente del l mite que la exis tencia le impone, y cuando llora de
resignacin no lo hac e por no poder ab andonar Macondo, sino por sentir se
culpable de la vida que les queda en un mundo sofocado por el sofocante olor
de sangre. Del mismo modo, Aureliano, al llorar en el vientre de su madre,
posee la s abidura del salvaje, el c onocimiento prelgico del que carece el
hombre civilizado. Finalmente, el viaje de Melquades a los lugares vedados es
35
simblico: es el mismo viaje de Ulises y de Eneas a las regiones infernales o el
descenso de Don Quijote a la Cueva de Montesinos , donde se enfrenta a la
realidad. Este personaje ya conoce el destino de sus criaturas y lo ha escrito en
los pergaminos, pero vuelve a Macondo a atestiguar la fatalidad.
Ricardo Gulln [1973], cuya lectura crtica de Cien aos de soledad ya ha
sido recogida ms ar riba, tambin pone n fasis en la presenc ia de diver sas
figuras mticas en la obra. Para l, la ms evidente es la de Melquades, a la
que no puede asignrsele una dimensin funcional determinada, pues pasa de
una a otra encarnacin, cambiando en func in simblica: es Fausto cuando
rejuvenece, Lzaro cuando resucita , Nostradamus cuando estimula y
deslumbra a los habitantes de Macondo con sus artes m gicas, Prometeo
cuando libera al hombre trayndole hielo (en lugar del fuego, pues es ms
necesario el fro para el dominio de la Naturaleza del trpico), augur en todos
los momentos y San Juan c uando escribe sus profecas y vaticina el
Apocalipsis tal como suceder. Jos Arcadio (el hijo del fundador) es el
vencedor del Dragn (l mismo cuenta que en una de sus vueltas alrededor del
mundo venci a un dr agn) y adems un Garganta, un tragaldabas. Tambi n
Jos Arcadio Segundo se enfrentar a otro dragn (el dragn multicfalo de los
soldados que llevan a cabo la masacre de los trabajadores), pero fracasa y solo
salva milagrosamente su vi da. Amaranta es la tejedora de la muerte, la parc a
negada al amor que vive en el odio: sm bolo de la s oledad total, zarpar una
tarde en el navo de la muerte (la barca mtica de Caronte) y ser mensajera de
los vivos para los muertos. No obsta nte, las aguas de l ro que nav egar
Amaranta no tienen la virtud de las del Leteo, pues aqu los muertos conservan
la memoria, condenados a otra vida que es la muerte.
En un estudio rec iente, Seymour M enton [2003] presenta la innovador a
idea de que uno de los ejes estructura ntes de la novela son los cuatro
elementos bsicos en que consista el mundo segn la creencia que prevaleca
en los tiempos de los griegos y antes: el agua, el fuego, la tierra y el aire. La
relacin entre agua y fuego apar ece claramente en el momento crucial en que
Jos Arcadio Buenda lleva a sus hijos a conocer el hielo (una forma de agua) y
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Aureliano afirma, despus de tocarlo, que est hirviendo: esta imagen precede,
adems, a aquella en que, al principio del captulo siguiente, la bisabuela de
rsula se sienta en un fogn encendido (la yuxtapos icin de es tas imgenes
establece una relacin entre las mismas). El segundo captulo de la novela est
repleto de alusiones al fuego (una fiesta de bandas y cohetes, olor de humo en
las axilas, una cama solitaria que parece tener una estera de brasas, un
reguero de desperdicios entre las cenizas todava humeantes de los fogones
apagados) y al agua (tazones de agua, aguas que parecen un torrente de vidrio
helado, una cazuela de agua colocada en la mesa que hirvi sin fuego durante
media hora hasta evaporarse por completo). Las alusiones a estos dos
elementos continan a lo largo de toda la obra en las imgenes emparentadas
con el fuego (la pros tituta que debe ent regarse a ese trabajo por haber sido
responsable del incendio de la casa de su abuela; el olor a plvora del cadver
de Jos Arcadio, aun muc ho despus de su muerte; el sudor de hielo con el
que Jos Arcadio Segundo pres encia la masacre de los trabajadores) y con el
agua (la fbrica de hielo soada por Jo s Arcadio Buenda e instalada por
Aureliano Triste; los baos de Rem edios, la bella, que enloquecen a los
hombres; la lluvia de cuatro aos, once meses y dos das provocada por la
compaa bananera; el ahogamiento en la alberca de Jos Arcadio, el
seminarista). Pero tambin son muy frec uentes en el libro las m enciones a la
tierra (Rebeca come tierra, Jos Arc adio, su marido, se convierte en un
terrateniente voraz y Aureliano Segundo r ealiza excavaciones por toda la casa
buscando un tesoro) y el aire (existen esteras voladora s; Remedios, la be lla,
sube al cielo levantada por un delicado viento de luz; Amaranta rsula vuelve a
Macondo empujada por brisas de velero, despus de hacer el amor con Gastn
en su biplano a 500 metros de altura, en el aire dominical de las landas, y la
novela termina con un pavoroso remolino de polvo y escombros centrifugado
por la clera del huracn bblico). Segn Menton [2003], los cuat ro elementos
ayudan a alcanzar una de las metas prin cipales del autor: la presentacin
enciclopdica de la c ivilizacin occidental. Tambin al servicio d e la totalid ad
est el uso de los nmeros, puesto que, en trminos del simbolismo numrico,
el cuatro un nmero de frecuente aparici n en la novela- indica a menudo la
totalidad: los cuatro puntos cardinales, las cuatro estaciones del ao, los cuatro
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evangelios y los cuatro lados iguales de un cuadro geomtrico. En Cien aos
de soledad, Jos Arcadio, el seminarista , es ahogado por cuatro muchachos;
Jos Arcadio Buenda llev a a la pequea Amaranta a ser amamantada cuatr o
veces al da; durante el auge de la compaa bananera hay cuatro cocineros en
la casa de los Buenda; la supos icin de que Remedios, la bella, posee
poderes de muerte es sustentada por c uatro hechos ir rebatibles; Fernanda se
ve rodeada por tres fantasmas vivos y el fantasma muerto de Jos Arcadio
Buenda, Meme llega de vacaciones con cuatro monjas y sesenta y ocho
compaeras de clase; Jos Arcadio Segundo escapa de milagro a cuatro tiros
de revlver, y Aureliano Babilonia tiene cuatro amigos que frecuentan la librera
del sabio cataln. Otro aporte de este es tudio es la interpretacin del castao
en el patio de la casa de los Buenda, el cual podra considerarse el smbolo del
rbol genealgico de la familia, puesto que al padre fundador Jos Arc adio
Buenda- lo amarran a l despus de que pierde el juicio, mientras que tambin
su hijo, el coronel Aureliano Buenda de todos los personajes el que ms se
aproxima al de protagonista- se recuesta contra el castao poco antes de morir.
1.1.3.- MITOS CONCRETOS
Existen ciertos anlisis de Cien aos de soledad que no asumen el tema
del mito c omo un aspecto central del estudio crtico que realiz an, pero
mencionan, sin embargo, ciertos elementos mticos interesantes.
Uno de es tos estudios es el que realiza, poco tiem po despus de la
publicacin de la nov ela, Miguel ngel Oviedo [1969], para quie n Macondo es
un lugar mitolgico y maldit o, donde se manifiesta el Mal a travs de diversas
obsesiones: el hecho de que los fundadores sean primos entre s lo que
funciona como un pecado original de la familia-, el que los Buenda traten de
derrotar las profecas de Melquades acer ca de un futuro Macondo en el que
no habr rastro alguno de la estirpe- y la obsesin d e la soledad. Estas tres
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obsesiones configuran una sola imagen: el Mal, el Destino infame que los
Buenda tienen que cumplir.
Lois Parkinson-Zamora [1982] plantea que la nov ela es una exploracin
de la historia y del mito de Amrica: la historia de la fa milia Buenda reitera la
experiencia arquetpica americana de dej ar atrs el pasado para crear un
mundo nuevo e inoc ente en un a naturaleza salvaje ajena al tiempo, y reitera
tambin la experiencia americana de descubrir que esta natural eza virgen
puede contener tanto el mal como la inocencia.
Jacques Joset [1984] centra su atencin en el Bestiario, qu e podra
clasificarse en la obr a de Garca M rquez de la siguiente manera: anima les
reales (ej. las hormigas), decoracin an imal (ej. los animalitos de caramelo),
comparaciones animales (ej. Amaranta era liviana y acuosa como una
lagartija), metforas animales ( ej. Jos Arcadio se convirti en un enorme
animal de trabajo) y animales mticos. Al gunos animales no remiten
directamente a un mundo mtico, pero s alegorizado, como sucede con la nube
de mariposas amarillas que acompaa a Mauricio Babilonia, y tambin
aparecen una serie de animales mitolgico s clsicos, como l as sirenas, la
ballena de Jons y tal vez la ballena de Moby Dick (a la que s e podra hacer
referencia en un recuerdo como ballenas que se alimentaban de barcos con
tripulaciones). Muy relevante en la configur acin de este mundo mtico es la
creacin de seres h bridos hombres y bestias a la vez-, que son sustit utos
hiperblicos del nio con cola de cer do: el hombre-vbora, un nio-iguana y un
nio-armadillo, y tambin hay que cita r el relato del Judo Errante un hbrido
de macho cabro con hembra hereje-, que podra representar la encarnac in
del demonio. No obstante, el ser mitolgic o por excelencia es el nio con c ola
de cerdo, fruto del incesto y maldicin permanente que pesa sobre los Buenda:
este animal mitolgic o es como el pecado original de la estirpe, su obsesin
fundamental, aunque no dejan de caer en la culpa cuyo castigo es el monstruo,
de modo que la cola de cerdo estructura la obra.
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John Incledon [1986] postula que Cien aos de soledad deconstruye la
oposicin filosfica de civilizac in y barbarie, demostrando su in sostenibilidad.
En la bas e de este planteamiento encontr amos la siguiente reflexin: para
controlar y unificar los diversos reinos que componan su nuev o imperio, los
Reyes Catlicos hic ieron una ta jante distincin entre lo interno (aquello que
estaba permitido en el sistem a poltico y social) y lo externo (aquello que
pareca peligroso: los moros, los judos, lo hertico y, por lo tanto, brbaro). Al
trasladarse al Nuev o Mundo, estos va lores acabaron formando la base de la
sociedad latinoamericana, y siguieron te niendo vigencia incluso despus de la
independencia de Espaa. Trasladadas estas ideas al texto literario, se plantea
que Jos Arcadio Buenda y rsula fundan Macondo como un refugio del
barbarismo que acos sus v idas con anterior idad (el incesto, el asesinato, la
cola de cerdo); no obstant e, sern incapaces de salvaguardar el pueblo del
incesto, pues no podrn impedir la unin de lo interno y lo externo entre
civilizacin y barbarie-. As, la dest ruccin de Macondo apunt a hacia el final
predecible de la herencia cultur al e ideolgica de Espaa en el Nuevo Mundo,
lo cual implica que se trata de una novela profundamente revolucionaria.
Robert Sims [1986, 1988] interpreta la obra desde el punto de v ista de los
modelos de organizacin social y familiar. A diferencia de lo que suceda en las
ficciones anteriores de Gabriel Garca Mrquez donde se presentaba o bien
un modelo patriarcal tradicional (La hojarasca) o bien un modelo estrictament e
matriarcal (Los funerales de la Mam Grande), en Cien aos de soledad se
combinan ambas lneas en un todo mtico que disuelve la lnea divisoria entre
matriarcado y patriarcado. Este patrn corresponde, segn Lvi-Strauss, al del
pensamiento mtico, el cual siempre progresa desde la conciencia de la
contraposicin de opuestos hacia la reco nciliacin de los mismos. En el libro,
las acciones y el comportamiento de Jos Arcadio Buenda no corresponden al
de un prototipo patriarcal, ya que su autoridad queda fuertemente disminuida
bajo la influenc ia de Melquades s e olvida de s us deberes de patriarca,
desaparece su sentido de familia y se ve absorbido por sus experimentos y su
imaginacin-, adems de que su acto fundacional no es definitivo, puesto que
l mismo propone irse a otro lugar y lo hu biera llevado a cabo si rsula no lo
40
hubiese impedido-. Del mis mo modo, en cada generacin, los hombres
desobedecern el imperativo patriarcal, y la nica actividad de la que participan
los hombres Buenda con regularidad es la del intento de desciframiento de los
manuscritos de Melquades. Adems, en la lnea f emenina, las funciones
tradicionales atribuidas al matriarcado no estn tan bien definidas: la funcin de
rsula en la fundac in de Macondo es tanto matriarcal como patriarcal y la
capacidad de trabajo de esta mujer es igual a la de su marido. Por otra parte,
as como rsula as ume las funcione s del patriarca cuando los hombres
abandonan sus deberes, Pilar T ernera asume su funcin de iniciadora sexual,
ejerciendo en cuestiones sexuales el mismo poder sobre los hombres que
rsula en la vida cotidiana. Genera ciones ms adelante, Meme y Amaranta
rsula abandonarn la casa par a asumir roles masculinos el estudio-, y en el
caso de Amaranta rsula se sintetiz an las caractersticas de las mujere s
Buenda y reviven las preocupaciones pa triarcales que se vean en r sula
acerca de la necesidad de hacer que la estirpe contine y prospere.
Para Daro Puccini [1995], el libr o es una inmensa alegora cuyas claves
debe desentraar el lector: la llegada de los gitanos y de Melqu ades parece
simbolizar la llegada de la Historia a un lugar sin Historia, a un lugar
configurado fuera de las nociones base del saber humano (ya que es el mismo
patriarca de Macondo quien des cubre que la tierra es redonda). Puccini [1995]
expone las ideas del ensay o de Hctor A. Murena, El pecado original de
Amrica (publicado en 1954), donde se as egura que los habitantes de Amrica
estn marcados por una misteriosa culpa geogrfica y cultural ineludible debida
al desarraigo, y los sentimientos de miedo, inseguridad e incomunicabilidad, el
temor a la enfermedad a la muerte, la neg acin del amor y la sustitucin de la
cultura por informacin superficial son una parte del precio pagado por es te
pecado de los orgenes. Frente a ello, lo s latinoamericanos o bien vuelv en la
espalda a la realidad latinoameric ana para deleitarse en una masoquista e
infecunda nostalgia por la Arcadia perdida (E uropa) o bien ac eptan
demonacamente el pecado y as umen los riesgos del Nuevo Mundo, negando
violentamente la matriz europea. Aunque no es seguro que Garca Mrquez
haya ledo este ensayo, el ncleo central de la vis in antiutpica y antiarcdica
41
del escritor arranca, segn el crtico, de este tipo de planteamientos: se podra
describir la estrategia narrativa de Cien aos de soledad como una operacin
consistente en cargar de mi tologa arcdica y utpic a la materia novelstica
para ir vacindola pos teriormente de forma sistemtica, hasta las desoladoras
pginas finales del libro. La novela es una pica del fracaso, del derrumbe y de
la autodestruccin: en este sentido, la ltima frase del libro enlaza con la
primera parte de la novela como conclusin con su ex ordio, como la nmes is
con la gnesis, porque Macondo se prec ipita en el olvido del que haba surgido
ms de cien aos antes.
Franco Moretti [1996] observa que el nico tipo de nostalgia que existe en
la obra es nostalgia al desorden: el mundo era hermoso cuando estaba lleno de
gitanos y revueltas m ilitares. Al lleg ar los gitanos, co n inventos que parecen
venir del f uturo, la historia comienz a a ponerse en marcha en Macondo y s e
produce una interaccin entre distin tos tiempos, que supone tambin una
interaccin de es pacios distintos: tele scopios escoceses, papiros asiticos,
sextantes britnicos, hielo trado de cualquier parte. Desde este punto de v ista,
la novela narra la historia de una incorporacin, dado que una comunidad
aislada es atrapada por el sistema del mundo moderno, cayendo as en una
aceleracin inesperada y extremadamente violenta. Como suc ede
frecuentemente en narrativa, el mito es en este caso signo e instrumento de
resistencia simblica contra la penetracin occidental: un evento se rescribe de
forma mtica, hacindolo familiar y comprensible; es liberado del mundo
profano de causas y efectos y proyect ado hacia la r iqueza simblica de los
arquetipos. Por otro lado, mientras que en los textos de numer osos escritores
contemporneos (Asturias, Carpentier, Rushdie o Guimares Ro sa) la magia
es algo perteneciente al pasado, en Garca Mrquez pertenece al futuro, al
occidente, al sistema mundial: comparadas con el comps y la pianola
mecnica, las alfombras voladoras y las almas en pena son irrelevancias. As,
en la novela, la verdadera magia no es magia; es tecnologa.
Gilda Rocha Romero [1999] lee la novel a desde el prisma del tema de la
nostalgia; segn ella, este concepto en su signific ado de regreso y dolor-
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atraviesa el libro, ya que la imagen primigenia de Macondo va siendo olvidada
por los personajes y evocada por el narrador: el regreso al origen no es posible
y ello produce dolor. La narracin comi enza con la descripcin de un mundo
aislado y armnico, porque el narrador le s quiere brindar a lo s personajes la
posibilidad de olvidar sus culpas (expiadas por ellos mismos) y comenzar de
nuevo en un lugar idneo para vivir en paz. No obstante, este esfuerzo del
narrador no ser recompensado, pues los personajes no desean restringirse al
espacio otorgado por el narrador y quieren entrar en contacto con el exterior, el
cual los arrastra hasta destruir por co mpleto las c ondiciones que hicieron de
Macondo un lugar ednico. Se puede adv ertir en ello una visin pesimista del
mundo, aunque el mismo hecho de poner en evidencia que el problema de que
la soledad es consecuencia de la incapacidad humana de mantener un mundo
como el Macondo inicial revela que el ob stculo que se debe superar es la
soledad del hombre y la de los otros.
1.1.4.- LAGUNAS CRTICAS
Llama la atencin, en el contexto de los estudios de la naturaleza mtica
de Cien aos de soledad, que dos temas de gran importancia en relacin con el
mito, como lo s on el vnculo de lo s seres humanos con la naturalez a
circundante y la concepcin de la mu erte, tengan poca presencia en la
exgesis de esta obra literaria. Al haber pocos trabajos interpretativos acerca
de estos aspectos del universo narrati vo, expongo brevemente aquello que se
ha afirmado sobre los mismos, aunque sin respetar el orden cronolgico de los
estudios. Considero, sin embargo, que es relevant e incluir estos temas en
relacin con la estructura mtica de la obra, pues am bos representan
inquietudes humanas creadoras de mitos: tanto la angustia e incertidumbre
frente a la muerte como el vnculo armnico con el cosmos o la ruptura del
mismo- estn en el origen de una gran parte de la mitologa universal.
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La relacin con la naturaleza
El tema del vnculo entre los s eres humanos y el ord en natural que lo
rodea es abordado por algunos estudiosos, como Arnau [1975], Beltrn Almera
[1995], Faras [1981], Kline [2003] y Palencia-Roth [1983, 1987]. Carmen Arnau
[1975] observa que en Cien aos de soledad, la materia asume el
comportamiento de un ser animado y se identifica y suma a las vivencias de los
Buenda (el mismo Mel quades afirma que las cosas tienen viva propia y que
solo es cuestin de despertarles el nima). As, la sangre de Jos Arcadio
adquiere vida propia y atraviesa el pueblo para buscar a rsula, la casa de l os
Buenda se precipita en una crisis de senilidad e incluso las personas pueden
influir en la materia, como es el caso de Petra Cotes, cuyo amor tena la virtud
de exasperar a la naturaleza. La Naturaleza y la materi a son un refl ejo de la
vida de los Buenda y estn ntimamente ligadas a ellos. Por ello, la materia
anuncia el regreso de rsula y la muer te de este mismo personaje se anuncia
con eventos extraos en la Naturaleza; la muerte de Jos Arcadio Buenda va
acompaada de una lluvia de flores amar illas; las aparicio nes de Mauricio
Babilonia van precedidas de mariposas amarillas, y el olor adquiere el valor de
una caracterstica de los persona jes (Pietro Crespi tiene un hlito de lavanda,
Pilar Ternera se rec onoce por el olor de humo, Mauricio Babilonia es un
hombre oloroso a aceite de motor, Santa Sofa de la Pi edad se distingue de
Pilar Ternera porque no ola a humo sino a brillantina de florecitas, Remedios,
la bella, despide una fragancia mortal y el cadver de Jos Ar cadio
desprender un fuerte olor a plvora).
Beltrn Almera [1995] pl antea que en el Macond o inicial existe una
proporcionalidad directa entre valores y dimensiones: t odo lo bueno crece,
porque el crecimiento es cons ustancial a su naturaleza, mientras que lo malo
degenera y perece, se empobr ece y com pensa su disminuc in por medio de
falsos ideales, provenientes de la i deologa de monetarismo que destruye e
invade el mbito natural de la aldea. Esa proporcionalidad directa entre valores
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y dimensiones se funda en la c onfianza excepcional en el espacio y el tiempo
terrestres, en la profunda unidad orgni ca entre el gnero humano y la
naturaleza. Por este motivo, solo la ausencia total de desconfianza hac ia los
dems seres humanos podra restitui r la comunin del hombre con la
naturaleza con la tierra y el tiempo-.
Vctor Faras [1981] tambin hace refe rencia a esta ruptura de la armona
con la naturaleza, pues apunta que la historia de Macondo es la historia de una
desintegracin, de una comunidad que destruye su mundo a causa de sus
antecedentes anti-humanos; es decir, anti-naturales: Macondo se descompone
por ser una sociedad de clases, irracional y anti-solidaria, que se desintegr a de
la forma en que esta sociedad tena que hacerlo. En un inic io, el pueblo s e
asienta en una geogr afa sin his toria cuyos elementos ms visibles (como los
huevos prehistricos) sealaban un ti empo y un espacio c smicos que
transcurran desde siempre, sin origen ni memoria: se trata de naturaleza pura.
Con los f undadores aparece la historia y el tiempo histrico: las c osas,
fsicamente inmemoriales, son a la vez absolutamente nuevas porque recin
entonces son incorporadas por esos hombres a un conjunto sistemtico que es
llamado mundo reciente. Esta paradoja (cosas inmemoriales y mundo reciente)
apunta hacia la diferencia cualitativa entre la naturaleza y el mundo histric