Post on 23-Jan-2020
UN DIA LLUVIOSO :
El viernes pasado fui al colegio. Estaba lloviendo mucho y le pedí prestado el paraguas a mi padre, así puede ir al colegio sin mojarme.
En el recreo aunque estaba el suelo mojado nos dejaron jugar al fútbol en el patio.
Al salir todavía estaba chispeando y también utilicé el paraguas.
Por la tarde en el entrenamiento, al principio no llovía mucho, solo era calabobos.
En mitad del entrenamiento, empezó a llover mucho y estuvimos aguantando hasta el final aunque la hierba estaba muy mojada, pero así es la vida de un jugador de fútbol.
A la hora de marcharnos todavía seguía lloviendo, me di cuenta porque caían gotas en los cristales del coche de la madre de Daniel G.
Finalmente dentro de mi casa ya no llovía, pero creo que me he constipado porque estoy venga estornudar.
En resumen, un día lluvioso es incordioso.
Sergio P.
UN DÍA DE LLUVIA
Hoy me he levantado y lo primero que he hecho ha sido mirar por la
ventana. El día está gris y lluvioso, ¡no me gustan estos días! Me
ponen triste porque no solemos hacer nada especial.
Tendré que planear qué hacer sin salir a la calle, claro. ¡Claro!, puedo
llamar a mis amigas para que vengan a jugar. Ya les he llamado,
dentro de un rato vendrán.
Mira, ya están aquí, hemos jugado a muchos juegos. Después de un
rato es hora de que se vayan, pero al final sus padres les dejan quedarse
a dormir. Nos lo estamos pasando en grande pero a mitad de la noche
se oyen ruidos extraños. Nos despertamos todas a la vez un poco
asustadas pero decidimos ir a investigar.
Después de lo asustadas que estábamos solo era un gatito, estaba
abandonado así que nos lo quedamos. Hemos pasado todo el día juntas
pero después de un rato se han ido a sus casas. ¡ lo hemos pasado genial!
ANDREA E.
UN DÍA DE LLUVIA
Un ruido contra los cristales me despertó. Eran las tres de la
mañana. Me asusté. Salté corriendo de la cama y miré por la ventana.
Llovía. Casi granizaba. Apenas se veían las calles. Volví a dormir un rato.
Nos esperaba un día largo y especial. La lluvia nos obligaría a estar en
casa.
Era la ocasión de jugar en familia y cocinar. Nos gusta mucho hacer
repostería. Después de las obligaciones de la tarea podríamos hacer
algo.
Mi hermana y yo decidimos hacer bizcochos y magdalenas.
Teníamos todos los ingredientes. Seguir la receta fue fácil y el resultado
riquísimo, aunque lo más difícil fue dejar la cocina tal y como nos la
habíamos encontrado.
La tarde fue maravillosa. Transcurrió entre parchís, Gestos, Wii y
mucha diversión. No nos dio tiempo a jugar a todo lo que nos hubiera
gustado. Había que cenar pronto porque al día siguiente había colegio.
Fue un día espléndido. No nos imaginábamos que iba a ser tan
divertido. La lluvia nos ayudó, no solo a nosotros, supongo que al campo
también. El verano había sido muy seco y caluroso y todos
necesitábamos este día gris y húmedo.
Rebeca I.
UN DÍA DE LLUVIA
Un día estaba lloviendo y mis primos y yo nos aburríamos
bastante. Mirando por la ventana se me ocurrió una idea. Fuimos
a la cocina y cogimos un plato, un vaso, una cacerola, una
cuchara, una tapa y una grabadora.
Cuando ya teníamos todo nos fuimos a la terraza de mi casa y
colocamos todas las cosas en el suelo en forma de circulo y nos
pusimos debajo del toldo para no mojarnos y esperamos.
Enseguida vimos que las gotas de lluvia caían más rápidas y eran
más gordas. Mis primos y yo nos miramos y en ese momento le di
al botón del play de la grabadora. Entonces empezó la música y
nos dimos cuenta que los sonidos eran diferentes, no era igual el
golpe del agua en el vaso que en la cacerola o cuando el agua
golpeaba en el plato.
Empezamos a llevar el ritmo con la palmas fue muy divertido. A
los diez minutos de estar grabando paramos la grabadora,
recogimos todas las cosas y fuimos a mi habitación a escuchar lo
que habíamos grabado.
Al terminar de escucharlo nos dimos cuenta que parecía el sonido
de una batería. Mis primos y yo cogimos tres instrumentos que
tenia, uno el piano, otro la flauta y yo la viola y compusimos una
canción con los instrumentos y el sonido de la lluvia que
habíamos grabado.
Fue una experiencia muy bonita y me di cuenta que hasta el día
más triste de lluvia puede ser el día más divertido.
Adriana L.
Una tarde de lluvia.
En una tarde de lluvia pueden ocurrir muchas cosas, como la que le pasó a mi
prima.
La última tarde de lluvia del invierno, mi prima estaba en casa bastante
aburrida sin saber qué hacer. Se le ocurrió que podía escribir un cuento. Lo
intentó pero no se le ocurría nada.
Cuando vio que dejó de llover bajó porque le estaban esperando sus amigas.
De tanto que había llovido no pudo bajar porque el ascensor se había
estropeado y las escaleras estaban inundadas.
Cuando vio esto se quedó muy triste. Pero esto al final de la tarde lo compensó
viendo una película y jugando a la wii.
Erika Z.
UN DÍA DE LLUVIA
Los días de lluvia son un poco aburridos. Sobre todo
porque me tengo que quedar todo el día en casa sin poder
bajar a la calle.
Lo bueno es que algunos días que llueve puedo ir al cine o
a la bolera. Entonces sí que me lo paso bien porque no
suelo ir y es especial.
Pero los días que llueve se me hacen muy largos. No
puedo ver a mis amigos. Tampoco puedo jugar en la calle.
Tengo que quedarme jugando con los juguetes o con la
Play.
A pesar de todo, como sólo es un día no es para tanto.
Así son los días lluvia.
David T.
Un día de lluvia.
Erase una vez una niña llamada Aisea a la que su madre Paqui le dijo: -No salgas hoy de casa que hace mucho frío. La niña asintió y dijo: -No te preocupes mami hoy no tengo ganas de salir. Su madre salió a trabajar. Entonces su amiga Amaya llamó y le dijo: -¿Bajamos a jugar a la plaza? Aisea contestó: -Pues..eh...vale voy. Cuando las dos niñas ya estaban en la calle pensaron en llamar a Nico un amigo suyo que tenía un año más (doce años).Los chicos se pusieron en marcha pero empezó a llover mucho y se hicieron muchos charcos. Aisea cayó en uno y se empapó hasta el pelo. Amaya y Nico se fueron a casa porque llovía mucho y Aisea subió a casa para secarse antes de que subiera su madre, pero cuando entró... su madre estaba en casa y le dijo: -¿Aisea que hacías en la calle? - Eh...pues...cuando...perdón... La madre dijo: - No pasa nada pero a la tarde no salgas que llueve mucho. La niña respondió: -No te preocupes mami si no tengo ganas de salir. La madre se fue Amaya llamó y.....
FIN Rebeca M.
Un
Día
De
Lluvia
Cuando me levanté, miré por la ventana; llovía a mares. No
paraba de caer, las gotas chocaban contra la ventana y se
oía un ruido sorprendente. Hacía frío, nos abrigamos bien y
salimos a la calle con paraguas porque no paraba de llover.
Al volver de hacer la compra nos tuvimos que duchar ya
que así entraríamos en calor por la lluvia y el frío que hacía.
Después de comer teníamos cumpleaños, claro que al ir no
pudimos bajar a la calle porque seguía lloviendo, así que
nos quedamos en casa jugando. Comimos palomitas
mientras veíamos una película.
Cuando termino la película cenamos con nuestros primos y
regresamos a casa porque al día siguiente había colegio.
Seguía lloviendo.
Andrea G.
UN DÍA DE LLUVIA
Los días de lluvia no me gustan, porque no puedes hacer la
mayoría de las cosas que te gustaría hacer. Como quedar con los
amigos, ir a la piscina, ir a la playa…
Por otra parte puedes hacer otras muchas cosas. Si te quedas en
casa viendo la televisión, no puedes evitar mirar por la ventana
simplemente para ver cómo llueve o para ver a la gente que pasa.
Cuando va terminando el día seguro que has hecho algún
comentario sobre la lluvia. Y cuando llega la hora de irse a la
cama para intentar descansar, yo no puedo, al oír como caen las
gotas de agua sobre el borde de la ventana. Así que espero hasta
que me entra el sueño y no puedo más.
Al día siguiente, si sigue lloviendo te alegras un poco y sales a la
calle.
Y así es un día de lluvia para mí, a veces aburrido y otras no
tanto.
Míriam M.
Un día de lluvia. El sábado 20 de octubre se pasó todo el día lloviendo en mi pueblo, cuando me desperté fue por culpa de los truenos, desayuné, hice
las tareas, bajé a la calle y vi que estaban inundadas. Subí y me fui a jugar a la wii y a la playstation 2. Me fui a comer y comí guisantes, filetes con hongos y de postre yogurt de melocotón. Estuve viendo la tele, luego fui a jugar con mis hermanos y amigos a la calle. Para merendar chocolate caliente que estaba riquísimo y luego fui a
ver la tele, después cené y me fui a la cama.
Raúl I.
Un día de lluvia Esta mañana me he despertado y he visto cómo la lluvia seguía cayendo en la
calle. Los días de lluvia no me gustan. Son grises y fríos, como un nubarrón que te
persigue y no te deja en paz. Oigo en la radio las noticias sobre las inundaciones que
está provocando la lluvia, y veo cómo el río tiene cada vez más agua, y cómo las
personas se encierran en sus casas, porque en un día como hoy no se puede salir a
pasear, a patinar o a andar en bici.
Mientras miro por la ventana busco figuras y dibujos en las nubes, sigo el
recorrido de las gotas de agua en el cristal y pienso que tal vez no sea tan malo. De
repente se me ocurren un montón de cosas que hacer en un día lluvioso: ver películas,
jugar o ir a casa de tus amigas, y me imagino en la calle jugando con la lluvia y
saltando en los charcos con las botas de agua y el chubasquero.
Cuando mi madre me llama para ir a comer, pienso lo bien que me lo he
pasado, y… lo mucho que me gustan los días de lluvia.
Fin
Leyre G.
UN DÍA DE LLUVIA
Nahia y Sergio son dos hermanos a los que les gusta mucho jugar en el
jardín de su casa. Viven en una casa de campo apartada de la ciudad. Pero
les gusta mucho, porque a pesar de que es pequeña, es muy cómoda, y
además no tienen vecinos. Tienen un perro l lamado Thor y se pasan casi
todo el día jugando con él, su adorada mascota.
Un día, como cualquier otro, los dos hermanos salieron a jugar al jardín
con el perro y como si de un jarro de agua se tratara, empezó una lluvia
torrencial que les caló al instante. Su madre, Ana, que así se llamaba, les
dijo que entraran rápidamente, que estaban empapados y se iban a coger
un resfriado. Ellos obedecieron, y mientras entraban, pensaban en que se
iban a aburrir muchísimo.
Ana les dijo que se tenía que ir a comprar al mercado y que llegaría sobre
las siete y media.
Los dos hermanos se quedaron solos en casa, y pusieron la tele, pero
pronto se aburrieron. Instantes después se pusieron a corretear con Thor
por el pasillo, cuando de repente… ¡brrooommmm!, oyeron un es truendo.
¡Eran los truenos que sonaban atemorizadamente! Sin perder ni un
segundo corrieron a esconderse, ¡estaban asustadísimos! En cuestión de
minutos la tormenta cesó.
Seguían sin saber a qué jugar, pero de repente, algo se les ocurrió.
Dibujarían el paisaje, y harían una redacción sobre el día de lluvia tan
espantoso que habían vivido. Se trataría de un concurso entre hermanos,
Ana, la madre, sería la juez.
Cuando Ana llegó del mercado, ya habían terminado sus trabajos y le
contaron la idea que habían tenido. A ella le pareció fascinante. Y a
continuación le enseñaron sus dibujos y redacciones.
Como no podía elegir a un solo ganador, optó por hacerlo de la siguiente
manera; Nahia ganaría el dibujo y Sergio la redacción .
Contentos los tres, finalmente llegaron a la conclusión de que un día de
lluvia, también puede ser un día divertido si sabes a qué jugar de forma
imaginativa.
IRIA V.
UN DÍA DE LLUVIA
Para mí un día de lluvia es diferente a los demás.
Los días que llueve me recuerdan a cuando éramos mi hermana y yo
pequeñas, saltando los charcos, mojándonos y me siento bien. Aunque
me hagan sentir mal nadie podrá quitarme la sonrisa de la cara.
Un día lluvioso a la gente le puede parecer horrible, ya que no se puede
hacer nada, pero para mí es un día genial.
Cuando llueve me gusta oír la lluvia y también ver como todo se moja y
la gente corre para no mojarse…, me divierte simplemente por los
recuerdos que me trae.
Un día de lluvia es sinónimo de día feliz.
Leyre M.
Un día de lluvia
Hoy es sábado, por fin es fin de semana y me levanto mas tarde.
Hoy mis planes son hacer la tarea y luego llamar a mis amigas para
jugar; pero miro por la ventana y está lloviendo un montón; así que no
llamo a nadie porque no se puede estar en la calle.
El día está muy oscuro, llueve con fuerza y hace frío, se ve poca gente
por la calle, normal.
Oigo un ladrido y es mi perro que quiere bajar a pasear.
Bajamos y se pone todo empapado, porque le encanta la lluvia, también
se ensucia todo, tenemos que subir a casa porque es una lata estar en
la calle lloviendo tanto, pero como dice todo el mundo la lluvia es muy
buena para todos menos para salir, claro.
Ya saldremos cuando haga bueno.
Paula V.
Un día de lluvia Era jueves día 25 de octubre. Me levanté, me duché y me di
cuenta de que estaba lloviendo.
Mi padre me trajo a las ocho y veinte, cogí un paraguas. Eran las
nueve cuando entré al colegio, tenía mates y lenguaje. En el
recreo no jugamos al balón porque estaba lloviendo. Después
tuvimos plástica tres cuartos de hora e ingles otros tres cuartos
de hora. En ingles nos portamos mal y nos castigaron.
Luego me fui a casa, comí y volví antes de las dos porque tenía
inglés. A las tres tuvimos conocimiento del medio y a las cuatro
educación física, teníamos un examen y Daniel nos explicó que si
corríamos veinte minutos sacábamos un seis y los otros cuatros
puntos nos lo puso durante la clase. A las cinco estábamos
jugando y vimos a las jugadores de Osasuna en el colegio, nos
firmaron unos autógrafos y por fin fui casa a hacer la tarea.
A la noche cené, vi la tele y me fui a la cama.
Este ha sido mi día de lluvia.
Alejandro B.
UN DÍA DE LLUVIA
Erase una vez un chico llamado Mikel. Mikel vivía en una grande
y vieja casa a las afueras de la ciudad, con sus padres, Mari
Carmen y José Manuel. Mikel tenía tres hermanos y una hermana:
Javier, Jon, Iñaki y Uxue. Todos los hermanos eran más pequeños
que Mikel, ya que él tenía diecisiete años.
Un día de verano fueron a Zarauz, para ir a la playa. Estuvieron
en la playa bañándose, jugando con la arena, con las palas…etc.
En ese momento vieron aparecer una negra nube, como la toalla
de Javier. Luego empezó a hacer mucho más frío, tanto que bajo
la temperatura de veintitrés a once grados. Tuvieron que entrar en
una cafetería porque llovía mucho, además con truenos y
relámpagos. La pequeña Uxue tenía mucho miedo y estaba todo el
rato llorando y tiritando de frío.
De pronto, recordaron que la mochila de Jon estaba en la playa,
Mikel fue corriendo a cogerla, pero se lo impedía el viento y la
lluvia. Pero se esforzó, se esforzó, hasta que consiguió coger la
mochila. Eso sí, a la vuelta para ir al bar era mucho más fácil
andar porque iba a favor del viento y de la lluvia.
Cuando llegaron a su casa celebraron una fiesta ya que no
pudieron disfrutar de la playa.
María M.
Una tarde lluviosa
Marta Henderson, había quedado una tarde con sus amigas.
De repente empezó a llover. Llovía fuerte y hacía mucho frío.
De pronto empezaron a formarse muchos charcos. En uno de
ellos, Ann Learson, la amiga de Marta Henderson, se resbaló y
se cayó dentro de él.
De repente surgió del charco una chica de agua. Era una
dama de la lluvia, que parece ser se llamaba Rainy. Les dijo
que tenían que ayudarla, ya que a ese paso se iba a acabar
por inundar todo. Las niñas dijeron que le ayudarían.
Entonces Rainy les dijo:
-Tenéis que hacer varias cosas. Primero tenéis que subir a la
montaña Illinois, la montaña más alta, y tocar una nube.
Traedme en este frasco nubón un cacho de nube. Después
traedme un relámpago en este frasco de luz, y también
traedme un trueno en este frasco sonoro. Luego lo echaremos
todo en un caldero, y lo esparciremos montadas en una
avioneta. Caerá una tormenta de dos minutos, tras la que
saldrá el sol acompañado por un bonito arco iris.
Así lo hicieron, aunque tuvieron dificultades para coger el
cacho de nube, ya que eran bajas; pero por lo menos eran
listas y lo consiguieron. Pasaron una tarde genial, mejor de
lo previsto.
Leire G.
Un día me levanté de la cama y vi que estaba lloviendo. La lluvia
caía muy fuerte, el cielo se puso negro y todo oscureció. Al mirar
por la ventana vi que en la calle había poca gente, la que se veía,
iba muy deprisa y con sus diferentes paraguas. Los coches al
pasar por baches salpicaban mucha agua.
Los cristales de mi ventana estaban empapados y las diferentes
gotas unas con otras parecían que estaban haciendo carreras.
A mí me gusta los días de lluvia para sacar mi paraguas. Los días
que hay tormenta se escuchan los truenos y relámpagos, me
parece divertido porque cuando se va la luz, mi madre saca una
vela y nos alumbra. Los vecinos nos llaman al timbre al ver que
no hay luz y que tarda mucho tiempo en volver.
Una vez la vecina del tercero A se quedó un rato jugando con
nosotras porque su madre se fue a comprar una linterna. A mí
me hizo mucha ilusión que se quedara mi vecina por que
estuvimos jugando toda la tarde. Este es un día de lluvia para mí.
FIN
Nerea G.
UN DIA DE LLUVIA:
Hace unos días me levanté de la cama muy
contenta y miré por la ventana esperando que
fuese un día fantástico pero me disgusté al ver
que estaba lloviendo. Ya no podría ir al
parque de atracciones.
Me senté en la cama para llamar a mis
amigas y preguntarles lo que íbamos a hacer.
No íbamos a hacer nada durante todo el día.
Pero se me ocurrió una idea podríamos hacer
una fiesta. Llamé a mis amigas, cada una se
encargaría de una cosa una de la
decoración, otra de las luces, otra de la
música, otra de la comida… Y asi, poco a
poco, todas fuimos preparando la mejor fiesta
de un dia de un dia de lluvia. A la noche
todas me dieron las gracias y al final fue la
mejor fiesta de un dia de lluvia de todos los
tiempos.
Alaia P.
UN DÍA DE LLUVIA
Era 7 de abril, era un día lluvioso, cayó en sábado, así que no tuvimos que ir al colegio. Todos
los planes que teníamos, por ejemplo, andar en bici se nos echaron a perder, pero ese día
aproveché a hacer la tarea. Ese mismo día, mientras estaba comiendo con mi familia oí en las
noticias que las lluvias habían hecho toda clase de inundaciones, se cayeron casas, se
desbordaron ríos…
Cuando miré por la ventana corría agua por medio de la calle. Entonces llamaron al timbre:
¡era mi prima Teresa! Me dijo que como no sabía qué hacer con tanta lluvia vino a jugar
conmigo. Estuvimos jugando un buen rato hasta que terminamos unas cuantas partidas.
En ese momento empezó a chispear con poca gana, por lo que decidimos salir a recoger
caracoles. Cogimos unos cuantos, así que para cenar, cenamos caracoles y estaban muy ricos.
Ya llegaba la hora de despedirnos y antes de que se fuera, jugamos un par de veces a ese juego
que tanto nos gustaba. Cuando se fue, me lavé los dientes y me fui a la cama. Cuando pillé el
sueño, fue por el sonido de la lluvia.
Y así fue mi día de lluvia.
NOELIA G.
UN DÍA DE LLUVIA.
Aquel día me levanté de la cama, abrí la persiana y vi que estaba lloviendo.
Me disgusté mucho y me enfadé porque había planeado ir con mi familia y los amigos al
campo a pasar el día.
Estuvimos hablando y al final decidimos no ir y quedarnos en casa.
Mi disgusto iba aumentando, estaba triste y pensé que iba a ser un día muy aburrido y que no
haría nada divertido. Pero no fue así:
A la mañana mi hermano y yo jugamos con el ordenador. Después ayude a mi madre a
preparar un bizcocho. Mis padres prepararon una comida especial con las cosas que nos
gustan.
Después de comer vimos un rato la televisión, una película que nos gustó mucho. A media
tarde preparamos tazas de chocolate con bizcochos para merendar.
Nos pasamos un buen rato jugando a juegos de mesa y nos reímos mucho, mientras comíamos
palomitas.
Al final del día me di cuenta de que el aburrido día de lluvia se había convertido en un día
divertido en familia.
AINHOA A.
UN DÍA DE LLUVIA
Los días lluviosos no me gustan nada, sobre todo si son en fin de semana
porque no puedo salir a jugar con los amigos.
Si llueve me quedo en casa, o mis amigos y yo vamos a la sociedad de mi
pueblo, donde jugamos a cartas, al parchís u otros juegos o vemos lo que
hay en la tele.
Si deja de llover un poco salimos a jugar a la calle, aunque nos mojemos.
Es mucho más divertido estar afuera y nos lo pasamos mejor. Pero si ha
llovido, lo que ocurre es que si subimos al frontón a jugar a fútbol está
lleno de charcos y si vamos al parque, como el suelo es de tierra, se ha
formado barro y nos ensuciamos mucho.
Casi siempre terminamos saliendo a la calle, y nos mojamos y nos
ensuciamos. Después mis padres se enfadan conmigo, sobre todo si es
domingo y tenemos que volver a Barañain, porque me he mojado el
pantalón y voy a mojar el coche.
A pesar de que los día lluviosos me gusten menos, sé que son necesarios
para el campo y las personas.
Rubén F.