Post on 31-Jan-2018
Tema 9 “La España del siglo XIX (1789-1923)”
La crisis de la Monarquía de los Borbones
Si recuerdas lo que vimos en el tema 3, con Carlos III (1759-1788) se desarrolló una época
de estabilidad en España. Recuerda que era un déspota ilustrado, con lo que llevó a cabo
reformas a nivel económico (fisiocracia, Reales Fábricas, libertad de precios del trigo,
etc.), pero no a nivel político. Aún así, el país prosperaba y se acercaba poco a poco a las
potencias de aquel momento, como Inglaterra o Francia.
Sin embargo, a la muerte de este monarca le sucede
su hijo, Carlos IV (1788-1808).Con él se inicia una
grave crisis política debido al inicio de la Revolución
Francesa. El Gobierno español comenzó una reacción
conservadora contra los acontecimientos
revolucionarios en aquel país. Las medidas que se
tomaron fueron el “cordón sanitario” (control de
personas y mercancías de origen francés en fronteras
y puertos para evitar que las noticias revolucionarias
llegaran a España).
Por otro lado España entró en guerra contra la
Convención (1793-1795) para acabar con los
revolucionarios. Sin embargo, la guerra fue un
desastre para España y Godoy (primer ministro de
Carlos IV y persona de mucha influencia) busca una paz honrosa, la Paz de Basilea (1795).
Godoy es nombrado Príncipe de la Paz, pero España pierde el Rosellón y parte de la isla de
La Española (actual Haití y República Dominicana).
Como se puede comprender, estos acontecimientos en Francia generaron muchos conflictos
políticos internos entre partidarios del liberalismo y los defensores del absolutismo. A la
vez, la guerra contra la Convención llevó una nueva crisis económica al país, frenando el
crecimiento de la época de Carlos III.
La intervención francesa en España
Desde que en 1796 se firmara el Tratado de San Ildefonso, España estableció una nueva
alianza con Francia para frenar el poderío de Gran Bretaña. Ese pacto llevó a
enfrentamientos como el de Trafalgar (1805), que supuso una dura derrota francoespañola.
Entre 1800-1804 Napoleón se proclama cónsul primero y se corona emperador después.
Esto va unido a unas ideas de expansión territorial y de bloqueo comercial a Gran Bretaña
(¿recuerdas el “bloqueo continental”?) con la Europa continental. Sin embargo, Portugal
(tradicional aliado inglés) se niega a seguir el bloqueo. Por esta razón Francia pidió a España
que tomara medidas contra los lusos. Por esta razón se desató la “Guerra de las Naranjas”
(1801), un conflicto prácticamente incruento en el España ocupó algunas localidades
fronterizas portuguesas.
Como Portugal seguía comerciando con los ingleses, en 1807 se firmó entre España y
Francia el Tratado de Fontainebleau, acuerdo por el cual se autoriza a Francia a pasar a
Portugal para invadirle y forzarle a seguir el bloqueo continental. El problema surgió cuando
Napoleón fue dejando tropas en el país mientras iba a Portugal, sobre todo en el Norte
(Cataluña, Navarra,...).
La presencia de soldados franceses provocó un descontento social que desembocó en el
Motín de Aranjuez (1808). En este levantamiento, incitado por algunos nobles y
supuestamente por Fernando (hijo de Carlos
IV), se unió ese descontento popular y la
desconfianza política contra Godoy (se creía
que mandaba más que el rey). El motín
termina con la huida de Godoy y la abdicación
de Carlos IV en Fernando VII.
Dentro de estas turbulencias políticas
Napoleón aprovechó para citar a Carlos IV y
Fernando VII en Bayona (Francia) y consiguió
la abdicación de Carlos IV (a quien
previamente Fernando VII le había devuelto
la corona, convencido por Napoleón) en el
emperador francés, que nombra rey a su
hermano José.
José I fue un rey de talante liberal que no
fue aceptado por la sociedad española
(algunos sí aceptan sus ideas, los
afrancesados), ya que intentó aplicar ideas
de la Revolución Francesa: p. ej. redacción de
una Carta Otorgada (similar a una Constitución, pero elaborada por un rey, no por una
Asamblea Constituyente), entre otras medidas.
En este clima de inestabilidad en mayo de 1808 se inician levantamientos populares muy
destacados en Madrid (a causa del miedo a que la familia real huya) y en Móstoles el día 2.
La represión del día 3 fue dura, y la reacción de la población fue levantarse en armas
contra la ocupación francesa: empieza la Guerra de la Independencia.
Guerra de la Independencia (1808-1814)
La Guerra de la Independencia supuso el primer ejemplo de identificación de la nación
española, en este caso frente a un ocupante extranjero. Como el ejército francés estaba
mejor preparado para luchar en campo abierto, la resistencia popular se organizó por medio
de las guerrillas (grupos armados que atacan por sorpresa a ejércitos franceses) y sus
jefes: El Empecinado, el Cura Merino, El Charro, etc. Aunque el ejército español también
consiguió alguna victoria relevante como la primera derrota de un ejército napoleónico en
Bailén (1808).
Como respuesta, en una primera fase Napoleón lanza una ofensiva (1808-1812) y consigue
importantes avances: sitios de Gerona y Zaragoza (destaca Agustina de Aragón), victorias
en Somosierra, Ocaña,...
En una segunda fase (1812-1814) se suceden las victorias anglo-españolas aprovechando la
división del ejército napoleónico, que combatía a la vez en Rusia: Los Arapiles, Vitoria, San
Marcial. Todas estas batallas resultaron decisivas y consiguieron que Napoleón devolviera
la corona a Fernando VII y se retirase mediante la firma del Tratado de Valençay (1813).
Las Cortes de Cádiz
Volvamos a 1808. Fernando VII y
Carlos IV estaban en Bayona, y
José I no era reconocido por
parte de la población y los
gobernantes del país. En esta
situación, para cubrir ese vacío de
poder se crean Juntas locales y
provinciales de defensa,
coordinadas por una Junta
Central, que actúa como órgano de
regencia mientras el rey
considerado legítimo no volviera.
En 1810 se convoca una reunión de Cortes constituyentes en Cádiz (zona de resistencia en
plena ocupación francesa), con una mayoría de diputados liberales. En estas Cortes por
primera vez se reconoce la soberanía nacional, aunque mujeres, negros, esclavos y criollos
(descendiente de españoles en América) no son reconocidos.
Dentro de estas reuniones de Cortes constituyentes en 1812 se aprueba la primera
Constitución de la Historia de España, “La Pepa”. Esta Constitución reconoció la soberanía
nacional, separación de poderes, sufragio universal masculino, declaración de derechos
(prensa, propiedad, igualdad ante la ley,...), etc.
Junto a la Constitución de 1812 las Cortes aprobaron diversa legislación liberal: supresión
de los señoríos (los señores pasan a ser propietarios) y de la Inquisición y la tortura,
abolición de los gremios, libertad de industria y comercio...
La labor de las Cortes fue efímera ya que cuando Fernando VII regresó a España restauró
el absolutismo y persiguió a los liberales, obligándoles a ir al exilio o a entrar en la cárcel.
La independencia de la América hispana (1808-1826)
Mientras que en territorio peninsular la
Guerra de la Independencia causaba estragos,
en las colonias americanas se desató un
movimiento de independencia iniciado por los
criollos (y apoyado por indios y mestizos)
debido a diversas causas:
- Fuerte influencia de las ideas liberales que
ya habían triunfado en EEUU (1776) y en
Francia (1789)
- Sensación de los criollos de estar
infravalorados dentro del nuevo sistema
liberal en España: no hay suficientes
representantes en Cortes, no hay igualdad de
condiciones a la hora de comerciar...
- Cargos políticos coloniales en manos de
personas de la Península, quienes cobran
impuestos excesivos a habitantes de las
colonias
- Apoyo de Inglaterra y Francia a movimientos independentistas ya que en las colonias veían
grandes posibilidades económicas
Las fases del movimiento de independencia de las colonias americanas se pueden reducir a
dos:
1ª fase
1808-1814: en esta fase se inician los movimientos de independencia; de este modo en 1809
aparecen las primeras Juntas de autogobierno en Buenos Aires y Caracas. En 1814, la vuelta
de Fernando VII detiene el movimiento de las Juntas y se vuelve a una cierta “normalidad”
institucional, salvo en Venezuela y el Río de la Plata (Argentina)
En este periodo destacan militares como Simón Bolívar (Venezuela), Antonio José de
Sucre (Venezuela) y José de San Martín (Argentina).
2ª fase (1816-1824)
A partir de 1816 las distintas colonias se van independizando: Argentina (1816), Chile
(1817), Gran Colombia (1821-1830, que después se separó en Venezuela, Colombia, Ecuador
y Panamá), México y Centroamérica (1821), etc.
En 1824 se produce la derrota final española en Ayacucho. Este hecho supuso que todas las
colonias obtuvieron la independencia salvo Cuba, Puerto Rico y Filipinas. La pérdida de todos
estos territorios supuso una etapa de crisis para la Hacienda española al no obtener
materias primas y mercados preferentes como antes.
La guerra carlista (1833-1839)
Tras la breve etapa del Trienio Liberal (1820-1823) en la que Fernando VII se vio obligado
a jurar la Constitución de 1812, el absolutismo seguía intacto en España. A partir de 1830
se inició un conflicto sucesorio ya que Fernando VII decidió que la heredera al trono sería
su hija Isabel, abandonando la ley sálica (ley que da prioridad en la línea de sucesión al
trono a los varones) que había regido en la Monarquía española hasta ese momento.
Obviamente al heredero masculino Carlos María Isidro (hermano del rey) no le convencía
esta nueva situación, así que a la muerte del monarca (septiembre de 1833) se inició un
enfrentamiento entre dos bandos:
- Carlistas, partidarios de d. Carlos: campesinado, clero, nobleza de regiones del N. Este
grupo tiene ideas absolutistas tales como la defensa de la monarquía absoluta, de los
señoríos y de la religión católica y los fueros.
- Isabelinos, liberales, apoyan a la infanta Isabel: sectores tradicionales (monarquía, altos
mandos del Ejército y del Estado, nobleza cortesana...). Defienden las ideas liberales como
las Constituciones, la Monarquía parlamentaria, la separación de poderes, el libre comercio,
etc.
La Guerra fue especialmente activa en el norte y este de España (País Vasco, Navarra,
Cataluña, Aragón, Valencia), donde los carlistas tienen más apoyos, especialmente en el
campo. Incluso en algún momento llegaron a estar muy cerca de Madrid, pero la falta de
apoyos en esta zona les impidió que la contienda se decantara de su lado.
En 1839 se dio fin a la primera
Guerra Carlista con el Convenio o
Abrazo de Vergara, por el que el
conflicto termina “en tablas”: los
principales generales de cada
bando, Maroto (carlista) y
Espartero (isabelino), pactan
puestos militares para carlistas y
el liberalismo finalmente se impone
en España.
La revolución liberal (1833-1843)
Reformas liberales
Desde la muerte de Fernando VII el liberalismo político y económico poco a poco se fueron
imponiendo en España. La razón fue que la reina María Cristina de Borbón se apoyó en
liberales moderados para mantener en el trono a su hija Isabel. Los liberales más
progresistas protestan y se levantan en armas (Sucesos de La Granja, 1836), llegando al
poder.
En 1836-1837 por primera vez manda un gobierno progresista, se aplican ideas liberales
como:
- Constitución de 1837, sufragio censitario y sistema bicameral (Senado y Congreso de los
Diputados), la Corona comparte la soberanía con las Cortes
- Desamortización de Mendizábal (1836), por la que se venden propiedades de la Iglesia
(tierras, iglesias y conventos con poco uso) para poder financiar la guerra carlista
- Abolición de aduanas interiores y de los gremios,
- desarrollo de organización provincial (comenzado por Javier de Burgos en 1833) que
perdura hasta nuestros días
Entre 1837-1840: los moderados vuelven al poder, y se produce un enfrentamiento con
progresistas. Este conflicto lleva a María Cristina a dimitir en 1840.
La regencia de Espartero (1840-1843)
Tras la dimisión de María Cristina, y hasta que Isabel pudiera ser reina, Espartero (un
héroe de la guerra carlista) se convierte en regente del reino. Su labor fue complicada
debido a que intentó aplicar ideas librecambistas en un país aún atrasado en su industria,
por lo que se enfrentó a su propio partido y a defensores del proteccionismo. Este
enfrentamiento llegó incluso a extremos como bombardeo de Barcelona en 1841 por
protestas del sector algodonero.
En 1843: hay un levantamiento del sector moderado del liberalismo junto con el ejército,
por lo que Espartero se ve obligado a dimitir, y se adelanta la mayoría de edad de la reina
Isabel II para que pudiera gobernar.
La etapa isabelina (1843-1868)
Isabel II llega al trono en 1843, con 13 años de edad.
Por lo tanto, se hacía necesario buscar apoyos
políticos para gobernar. Y la reina los buscó
especialmente en el partido moderado (liderado por
Nárvaez) de manera consciente, lo que provocó
conflictos con el Partido Progresista, que se vieron
apartados del poder.
Con el partido moderado se consolidó un sistema
político conservador y centralista (p. ej.
administración municipal y provincial sin poderes
autónomos, salvo en el País Vasco y Navarra y sus
derechos forales), apoyado en los sectores
privilegiados (alta burguesía, clero, aristocracia) y caracterizado por:
- Inestabilidad en los Gobiernos debido a la falta de reformas estructurales (p. ej. nuevo
sistema fiscal más adaptado a las nuevas necesidades económicas) que modernicen
verdaderamente el país
- Constitución de 1845: Modelo de Constitución moderada: soberanía compartida Rey-
Cortes; sufragio censitario muy restringido; fuerte defensa del derecho de propiedad
(1844, nace la Guardia Civil para defender ese derecho); Estado confesional muy marcado:
el Concordato de 1851 asegura el mantenimiento del culto y del clero y el fin del proceso
desamortizador
Las claves del reinado de Isabel II
- Influencia de la corte (“camarilla”) en la política de Isabel II: militares (O'Donell, p. ej.),
Iglesia (padre Claret, sor Patrocinio de las Llagas),...
- Influencia de la Corona en la vida política, sobre todo apoyando a los moderados
- Injerencia del Ejército, que ejerce un papel fundamental a la hora de que gobierne un
partido u otro por medio de pronunciamientos
- Elecciones falseadas que debilitan el parlamentarismo a través de mayorías que se
preparan a medida del partido que va a gobernar
El Bienio Progresista (1854-1856)
En 1854 los progresistas, hartos de
estar marginados políticamente, buscan
al Ejército y llevan a cabo un
pronunciamiento en Vicálvaro
(Vicalvarada). Obligada por las
circunstancias, Isabel II otorga el
poder a los progresistas, dirigidos por
Espartero.
Este gobierno progresista intentó
recuperar la Constitución de 1837,
primero, y elaborar otra nueva: Constitución “non nata” de 1856: soberanía nacional,
sistema bicameral, tímida tolerancia religiosa, sufragio censitario,...
Pero los dos grandes hitos del Bienio Progresista fueron la desamortización de Madoz
(1855, venta de terrenos propiedad de los ayuntamientos) y la Ley de Ferrocarriles (1855),
que permitió la entrada de capital extranjero para construir las nuevas líneas de
ferrocarril tras las de Barcelona-Mataró (1848), Madrid-Aranjuez (1853) y Gijón-Langreo
(1853).
La crisis del reinado de Isabel II (1856-1868)
En 1856 se produjo otro pronunciamiento, esta vez moderado, de modo que los progresistas
vuelven a la oposición. Ya que se veían alejados del juego parlamentario, decidieron que la
única forma de gobernar
era por medio de
conspiraciones y, en último
término, destronando a
Isabel II.
En el “juego
parlamentario”, entre
1856 y 1868 se da una
alternancia de moderados
y del partido de la Unión
Liberal (moderados y
progresistas escindidos y
liderados por O'Donell).
En esta época la política
interior se caracteriza por
políticas autoritarias y
alejadas muchas veces de las Cortes, de modo que surgen cada vez más grupos sociales
descontentos (demócratas, republicanos). El descontento se agrava con la crisis económica
de 1866, que supuso un freno a la construcción del ferrocarril y una ruina para pequeños
inversores y bancos que habían puesto dinero en el tren.
En cuanto a la política exterior hay que destacar las “guerras de prestigio” de O'Donell:
intervenciones militares en el extranjero (Marruecos, México, Indochina, Guerra del
Pacífico vs. Chile y Perú) para exaltar el ánimo de la población y aparcar problemas
internos. Estas guerras tuvieron pocos resultados positivos
El Sexenio Democrático (1868-1874)
Revolución de 1868
Causas
- Grave crisis económica (1866-1868) que incita a movimientos populares para protestar
por la subida de precios, desempleo, etc.
- Control del poder por moderados con la aceptación de la reina, lo que llevó a los
progresistas a buscar alternativas más radicales para llegar al poder
- Descrédito de la monarquía por la camarilla que rodea a la reina, su parcialidad, su vida
personal...
- Difusión por toda Europa de nuevos ideales democráticos basados en el sufragio universal
masculino y la ampliación de derechos y libertades
Los orígenes de la revolución están en el Pacto de Ostende (1866). Por medio de este
acuerdo progresistas, demócratas y miembros de la Unión Liberal presentan una alternativa
más democrática al sistema, en la que habría que destronar a la reina
Desarrollo de la revolución (1868-1869)
En septiembre de 1868 se desata la insurrección de La
Gloriosa con un pronunciamiento en Cádiz por parte de
militares como Topete, Prim y Serrano. Al mismo tiempo
aparecen Juntas Revolucionarias en diversas ciudades, y el
ejército sublevado derrota a las tropas reales. Lo que
obliga a Isabel II a marchar al exilio en París.
El nuevo Gobierno dirigido por Prim y Serrano llevan a cabo
reformas democráticas y organizan una Asamblea
Constituyente que terminó aprobando la Constitución de
1869, que recogía los siguientes aspectos: soberanía
nacional, sufragio universal masculino (por primera vez en
España), derechos individuales y colectivos (libertad de
prensa, tolerancia religiosa, derecho de asociación,…),
separación Iglesia-Estado, etc.
Monarquía Democrática (1870-1873)
La búsqueda de rey en diversas dinastías europeas
(Portugal, Francia, Alemania, carlistas) supuso un
gran reto para el Gobierno por la necesidad de no
crear conflictos internacionales. Finalmente Prim
impone su candidato, el rey italiano Amadeo de
Saboya
En diciembre de 1870 Amadeo I de Saboya llega a
España a la vez que Prim, su principal valedor,
muere en un atentado. Por lo tanto, falta de
apoyos en su reinado (progresistas, unionistas y
demócratas, a la vez enfrentados entre sí) y los
graves problemas como las guerras en Cuba
(1868-1878) y otra guerra carlista (1872-1876)
provocaron que en febrero de 1873 Amadeo I
abandonara el trono y un Congreso de mayoría
monárquica terminara votando por la República por falta de acuerdo sobre un heredero al
trono.
I República (1873-1874)
La I República, como hemos dicho, nació sin demasiado apoyo político, y el apoyo popular se
redujo a las ciudades, sin que las élites (pensando en un heredero al trono como el futuro
Alfonso XII) y otros países (solo EEUU y Suiza).
Por lo tanto, la I República fue un periodo de permanente inestabilidad debido al
enfrentamiento de dos facciones republicanas: los unitarios (que proponen una organización
del Estado formado desde arriba, desde el Gobierno) y los federales (partidarios de
uniones libres desde abajo, desde los municipios, formando cantones o provincias
federales). Este conflicto llevó a una guerra que impedía trabajar al Gobierno.
El Gobierno republicano era débil, incapaz de hacer frente a las guerras y a la falta de
ayuda de los monárquicos; de este modo hubo cuatro presidentes en un año (Salmerón,
Figueras, Pi y Margall y Castelar).
Uno de los acontecimientos más importantes de la I República fue la aprobación de la
Constitución de 1873, que se caracterizaba por: una amplia declaración de derechos; un
Estado laico y tolerancia religiosa; sufragio universal; soberanía nacional; organización del
Estado en Estados federales, Estados regionales y municipios
En enero 1874 un golpe de Estado del general Pavía prácticamente acaba con la I República,
ya que Serrano se hace con el poder y busca un sistema republicano más conservador. Sin
embargo la clase política en general ya había optado por la Monarquía como forma de
Gobierno. Finalmente, en diciembre de 1874 el hijo de Isabel II, Alfonso de Borbón, se
postula como rey (Manifiesto de Sandhurst) y el general Martínez Campos da un golpe de
Estado en Sagunto (Valencia) y le proclama rey.
La Restauración monárquica (1874-1898)
Este periodo se llama así porque supone la
restauración o vuelta de los Borbones al
trono buscando un sistema político estable
y de orden social; para ello, en primer lugar,
se consigue la paz en Cuba (1878) y con los
carlistas (1876).
La Restauración fue un sistema ideado por
Antonio Cánovas del Castillo, inspirado en la
alternancia pacífica de partidos, como en
Gran Bretaña (liberales y conservadores). El
objetivo era evitar que el Ejército
interviniera en la vida política por medio de
pronunciamientos.
El sistema de la Restauración se apoya en la Constitución de 1876: soberanía compartida
Rey-Cortes (el Rey disuelve Cortes y nombra a los ministros y jefes de Gobierno); Estado
confesional; sufragio y derechos no recogidos, se elaboran con el tiempo; sistema bicameral
Funcionamiento del sistema
La Restauración se basa en el bipartidismo que se alterna de forma pacífica en el poder a
partir de la designación real, el caciquismo y el falseamiento electoral. Este bipartidismo se
organiza desde el encasillado, de manera que antes de cada proceso electoral se decide
cuántos diputados va a tener el partido ganador, asegurándose amplias mayorías.
Los partidos de la Restauración son los que se llaman partidos del “turno”. Son grupos
políticos defensores de la Monarquía, la Constitución, el Estado centralizado y unitario y la
propiedad privada. Estos partidos son:
- Conservadores, dirigidos por Cánovas del Castillo, más cercanos a las élites (alta
burguesía, altos mandos militares, clero) proteccionistas e inmovilistas
- Liberales, dirigidos por Sagasta, cercanos a clases medias (mediana burguesía,
comerciantes, medianos y pequeños propietarios), más librecambistas y reformistas
Los partidos ajenos al “turno” son los republicanos, demócratas, socialistas, nacionalistas
(PNV, Unió Catalanista, Lliga Regionalista).
La crisis del 98
En 1895 estalla la insurrección en
Cuba por la falta de autonomía y de
reformas para convertirla en una
provincia española con más derechos.
Entre 1895 y comienzos de 1898 se
desarrolla una guerra sin grandes
avances ya que los españoles controlan
las ciudades y los cubanos el campo.
En febrero EEUU, con grandes
intereses económicos en la isla,
declara la guerra a España a causa de la explosión del acorazado Maine La guerra duró
pocos meses y finalmente los estadounidenses derrotan y controlan las antiguas colonias
españolas (Cuba, Puerto Rico y Filipinas).
La gran consecuencia de esta derrota fue la aparición de movimientos regeneracionistas (p.
ej. Generación del 98, Joaquín Costa,...) que piden apertura política, fin del caciquismo,
reformas económicas (p. ej. fomento de cultivos de regadío, más comerciales)
La crisis de la Restauración (1902-1923)
La muerte de los dos grandes creadores de la Restauración, Cánovas del Castillo (asesinado
por un anarquista en 1897) y Sagasta (1902) dio paso a una etapa política muy convulsa que
en 1923 terminó con el sistema de la Restauración. Las causas de esta crisis son varias:
- Progresivo peso electoral (sobre todo en las ciudades) de los partidos republicanos,
nacionalistas y socialistas; de este modo cada vez es más difícil falsear los resultados de
las elecciones, especialmente en las ciudades
- Los líderes de los dos grandes partidos (Canalejas, Dato, Maura,…) cada vez tienen menos
peso y tanto liberales como conservadores se desangran en disputas internas. Aunque
algunos políticos como Maura intentaron modificar el sistema de la Restauración
(“revolución desde arriba”) pero no consiguieron acabar con el sistema caciquil
- Gran peso del Ejército, lo que unido a la participación activa de Alfonso XIII en las
decisiones políticas cotidianas provocó que las mayorías parlamentarias terminaran por
durar poco y los cambios de ministros y presidentes de Gobierno fueran habituales
- Aumento de importancia del movimiento obrero y los
sindicatos (especialmente en sectores como la minería o la
siderurgia) que protesta contra Gobiernos que no les
apoyaban. Además, sucesos como la Semana Trágica de
1909 (dura represión contra madres barcelonesas que
protestaban en contra de que sus hijos fueran a la guerra
de Marruecos) hicieron a los políticos cada vez más
impopulares.
Estas causas y el progresivo deterioro de la clase política
de la Restauración provocaron que en septiembre de 1923
el rey Alfonso XIII permitiera que el general Miguel Primo
de Rivera diera un golpe de Estado con el objetivo de
acometer profundas reformas para modernizar el país.
Ejercicios
1. ¿Por qué el reinado de Carlos IV supuso un cambio tan drástico en el desarrollo
de la política y la economía españolas?
2. Explica las dos fases de la Guerra de la Independencia
3. Explica las causas por las que las colonias americanas se independizaron de
España
4. Define a los dos bandos que se enfrentaron en la guerra carlista
5. ¿Por qué se dice que la guerra carlista terminó en tablas?
6. ¿Cuáles fueron las reformas liberales de 1836-1837?
7. Define las características del reinado de Isabel II
8. ¿Qué fue el Bienio Progresista?
9. Compara las Constituciones de 1845 y 1869
10. Define las siguientes palabras: cordón sanitario, Carta Otorgada, criollo,
encasillado, ley sálica, cantón, afrancesado
11. ¿Cuáles son las bases de la Restauración?
12. ¿Qué es el regeneracionismo?
13.¿Cuáles fueron las causas que acabaron con el sistema de la Restauración?