Post on 09-Mar-2021
Cuando se espera con ilusión a una persona, todo se prepara y se ordena; se limpia y se adorna.
Adviento es la espera gozosa de Cristo que viene a estar con nosotros. La iglesia, durante cuatro
semanas seguidas, respira ambiente de expectación. Y como Madre que es de todos los
creyentes, nos invita a que prepararemos el corazón para recibir bien al Señor.
Para ello, sugerimos preparar una Corona de Adviento y reunir a toda la familia en torno a la
Corona para compartir un momento de oración en familia.
Significado de la Corona:
o EL CÍRCULO DE LA CORONA, es símbolo de la eternidad, porque no tiene ni principio ni
fin: así como Dios, que no tuvo ni principio ni tendrá fin. La forma de la Corona nos
recuerda la realeza de Jesús.
o EL COLOR VERDE, es símbolo de la esperanza en la venida de Cristo al mundo: su
nacimiento histórico en Belén, su presencia entre nosotros y la esperanza de su retorno
glorioso al fin del mundo.
o EL LAZO DE COLOR ROJO; significa el amor que nos une, nos hace familia, hermanos de
Jesús.
o LAS CUATRO VELAS, representan las 4 semanas de Adviento en que conmemoramos los
siglos que el pueblo esperaba la venida del Salvador, y nuestro tiempo de preparación
para el nacimiento de Jesús en esta Navidad.
o La luz de las velas, que se van encendiendo cada domingo representa a Jesús, Luz del
Mundo.
(La familia se reúne alrededor de la mesa con la Corona de adviento. Preferible que sea al
anochecer. Se procurará que todos participen)
GUIA: Adviento significa VENIDA, es decir, venida del Señor. Nosotros como familia
debemos preparamos para la venida de Jesús en la Navidad. Cada semana
encenderemos una vela más para darnos cuenta que se está acercando el día del
nacimiento de Jesús y aumentando la luz de nuestro amor a Dios y a los demás.
CANTO: “Ven, ven Señor no tardes”.
Ven, ven Señor no tardes. Ven, ven que te esperamos
Ven, ven Señor no tardes. ¡Ven pronto Señor!
El mundo muere de frío. El alma perdió el calor.
Los hombres no son hermanos. El mundo no tiene amor.
Lector 1: Cuando no hay luz no podemos ver a los demás. Cuando no hay luz, tampoco encontramos el
camino. Cuando no hay luz estamos en tinieblas.
(A continuación, se apagan las luces y se procede con la bendición de la Corona de Adviento)
BENDICIÓN DE LA CORONA:
Lector 2: “Señor Jesús, queremos hoy armar la Corona de Adviento y encender la primera vela morada,
para reconocerte como la luz del mundo.
Lector 3: Señor Dios, bendice con tu poder nuestra corona de adviento para que, al encenderla, despierte
en nosotros el deseo de esperar la venida de Cristo practicando las buenas obras, y para que así,
cuando Él llegue, seamos admitidos al Reino de los Cielos.
GUIA: La bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre esta Corona y sobre todos los
que con ella queremos preparar la venida de Jesús.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén.
ENCENDIDO DE LA PRIMERA VELA:
Lector 1: Lectura de la primera Carta de Juan 4, 7-13
Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios. Y todo el que ama ha nacido de Dios y
conoce a Dios. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió a su Hijo
único. A Dios nadie lo ha visto nunca, pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece
en nosotros.
Palabra del Señor.
Te alabamos Señor.
(La persona designada enciende la primera vela de la Corona de adviento)
Lector 2: Encendemos, Señor, esta luz, como aquel que enciende su lámpara para salir, en la noche, al
encuentro del amigo que ya viene. En esta primera semana de Adviento queremos levantarnos
para esperarte preparados, para recibirte con alegría.
Lector 3: Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre es la luz del mundo. Nosotros estábamos en tinieblas, no
podíamos ver bien a los demás. Pero cuando viene Jesús entonces hay luz, hay calor. Hemos
encendido la primera vela. (Pausa) Contemplen (pausa)… Piensen: así como esta vela ilumina,
exhala calor y se consume, así debemos también cada uno de nosotros irradiar luz y dar calor a
los demás.
GUIA: Lectura del Santo Evangelio según Marcos 13, 33-37
Estén preparados y vigilando, porque no saben cuándo llegará ese momento. Cuando un
hombre va al extranjero y deja su casa, entrega responsabilidades a sus sirvientes, cada cual
recibe su tarea, y al portero le exige que esté vigilante. Lo mismo ustedes: estén vigilantes,
porque no saben cuándo regresará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto
del gallo o de madrugada; no sea que llegue de repente y los encuentre dormidos. Lo que les
digo a ustedes se lo digo a todos: Estén despiertos.
Es Palabra de Dios
Gloria a ti Señor, Jesús
(Reflexión. Breve pausa para meditar. Hacer la siguiente pregunta ¿Cómo hemos amado este
año en nuestra familia? El que desee responder en alto, lo puede hacer.)
Lector 1: Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tú traes la luz más clara, la paz más profunda y
la alegría más verdadera. ¡Ven, Señor Jesús! ¡Ven, Señor Jesús!
PETICIONES:
GUIA: Responderemos a cada petición:
Señor escucha nuestra oración
(Se recomienda que todos los miembros de la familia preparen sus peticiones con anterioridad
y puedan expresarlas en este momento)
Lector 2: Nos tomamos de la mano y rezamos juntos la oración que Jesús nos enseñó:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu
reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada
día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Amén.
CONCLUSIÓN
GUIA: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
Todos: Y seremos salvados. Amén.
Oración Final – Todos: Dios Padre, gracias por darnos una familia. Te pedimos que, ahora que comienza el adviento, en
nuestra familia podamos demostrarnos el amor que nos tenemos y vivamos cada día más
unidos. Te pedimos llenar nuestro hogar de tu amor divino. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro
Señor. AMÉN
(Se encienden las luces y se canta una canción)
SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO
GUIA: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
(Se enciende la vela del domingo anterior, se apagan las luces)
Canto: Ven, ven Señor No Tardes
Ven, ven, Señor no tardes, Ven, ven que te esperamos,
Ven, ven Señor no tardes, Ven pronto Señor.
Envuelto en sombría noche, el mundo sin paz no ve,
Buscando va una esperanza, buscando, Señor, tu fe.
Lector 1: En los tiempos antiguos los hombres querían aprender a amar. Muchas veces se equivocaron,
se amaron más a sí mismo, amaron de manera equivocada o no amaron suficiente. Estaban en
tinieblas porque muchas veces odiaron a sus semejantes.
Lector 2: Dios amó tanto al mundo que envió a su propio Hijo para que sea a luz del mundo, y para
enseñarnos a amar de todo corazón, con todas muchas fuerzas. Cuando uno regala amor éste
no disminuye, al contrario, crece y aumenta la luz.
Lector 3: Señor Jesús, estamos cerca de vivir un gran acontecimiento: tu nacimiento en medio de
nosotros. Juan el Bautista anunció tu llegada pidiendo a los hombres que se arrepintieran de
corazón. Hoy, nosotros, arrepentidos, te pedimos perdón a Ti, que vives y reinas por los siglos
de los siglos. Amén
Lector 1: Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel. Nosotros, como un símbolo,
encendemos estas dos velas. Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes,
para que florezcas, para que nazcas y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza.
¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador!
Se encienden la segunda vela de la Corona de Adviento
GUIA: Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 1, 1-8
Este es el comienzo de la Buena Nueva de Jesucristo (Hijo de Dios). En el libro del profeta Isaías
estaba escrito: “Mira, te voy a enviar a mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino.
Escuchen ese grito en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos.” Es
así como Juan el Bautista empezó a bautizar en el desierto. Allí predicaba bautismo y conversión,
para alcanzar el perdón de los pecados. Toda la provincia de Judea y el pueblo de Jerusalén
acudían a Juan para confesar sus pecados y ser bautizados por él en el río Jordán. Además de la
piel que tenía colgada de la cintura, Juan no llevaba más que un manto hecho de pelo de camello.
Su comida eran langostas y miel silvestre. Juan proclamaba este mensaje: “Detrás de mí viene
uno con más poder que yo. Yo no soy digno de desatar la correa de sus sandalias, aunque fuera
arrodillándome ante él.” Yo los he bautizado con agua, pero él los bautizará en el Espíritu Santo.”
Palabra de Dios.
Gloria a ti Señor, Jesús
(Reflexión. Breve pausa para meditar. Hacer la siguiente pregunta: En nuestro hogar ¿cómo
nos ayudamos unos a otros diariamente? Cada miembro de la familia, si lo desea, puede
responder en voz alta.)
PETICIONES:
GUIA: Responderemos a cada petición:
Preparemos el camino del Señor
(Se recomienda que todos los miembros de la familia preparen sus peticiones con anterioridad
y puedan expresarlas en este momento)
Lector 2: Te pedimos Señor que sepamos limpiar el camino de nuestro corazón para poder recibirte con
alegría esta Navidad. Roguemos al Señor…
Lector 3: Por la paz en nuestro país tanto por las personas que sufren por causa de la violencia, como por
las personas que la ocasionan. Roguemos al Señor.
GUIA: Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tú traes la luz más clara, la paz más
profunda y la alegría más verdadera. ¡Ven, Señor Jesús!. ¡Ven, Señor Jesús!
Lector 1: Nos tomamos de la mano y rezamos juntos la oración que Jesús nos enseñó:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu
reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada
día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Amén.
CONCLUSIÓN
GUIA: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
Todos: Y seremos salvados. Amén.
Oración Final – Todos: Padre, tú que nos has dado una familia en la que todos nos ayudamos y somos felices, te
pedimos bendecir nuestros trabajos y tareas de todos los días para que cumplamos con más
ganas y alegría la tarea que nos toca hacer a cada uno de los miembros de esta familia en nuestro
hogar. Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tú traes la luz más clara, la paz más
profunda y la alegría más verdadera. ¡Ven, Señor Jesús!
AMÉN
(Se encienden las luces y se canta una canción)
GUIA: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
(Se enciende las velas de los domingos anteriores, se apagan las luces)
Canto: Ven, ven Señor NO Tardes
Ven, ven, Señor no tardes, Ven, ven que te esperamos,
Ven, ven Señor no tardes, Ven pronto Señor.
Al mundo le falta vida, al mundo le falta luz,
Al mundo le falta el cielo, al mundo le faltas Tú.
Lector 1: Hay muchas personas que viven en la oscuridad porque no saben nada del amor de Jesús. Pero
cuando creemos en Cristo, entonces estamos llamados a vivir como Él nos ha enseñado, y
cuando sabemos amar como Él, entonces se hace luz alrededor nuestro.
(Un miembro de la familia entra desde afuera con una vela encendida. Pasamos la vela de mano
en mano mientras el Lector 2 lee).
Lector 2: Cuando hacemos que otros conozcan a Jesús, entonces pasamos la luz de Cristo a los demás.
Podemos hacer conocer a Jesús de palabra y de obra, dando ejemplo de amor y caridad para
con los demás.
Lector 3:
Señor Jesús, no dejes que la alegría de tu presencia se borre de nuestro corazón, a pesar de los
acontecimientos dolorosos que estamos viviendo en nuestra patria. Que la razón de nuestra
alegría sea siempre el sentirnos amados por Ti. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Se enciende la tercera vela de la Corona de Adviento
Lector 1: En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz. Se anuncia la buena noticia:
el Señor va a llegar. Preparen sus caminos, porque ya se acerca. Adornen su alma. Cuando
encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles,
llama para que calientes. ¡Ven, Señor, a salvarnos, envuélvenos en tu luz, caliéntanos en tu
amor!
GUIA: Lectura del Santo Evangelio según San Juan 1, 6-8, 1,19-28
Vino un hombre, enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino para dar testimonio, como testigo
de la luz, para que todos creyeran por él. Aunque no fuera él la luz, le tocaba dar testimonio de
la luz.
Este fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén
para preguntarle: “¿Quién eres tú?” Juan lo declaró y no ocultó la verdad: “Yo no soy el Mesías.”
Le preguntaron: “¿Quién eres, entonces? ¿Elías?” Contestó: “No lo soy.” Le dijeron: “¿Eres el
Profeta?” Contestó: “No.” Le preguntaron de nuevo: “¿Quién eres, entonces? Pues tenemos que
llevar una respuesta a los que nos han enviado. ¿Qué dices de ti mismo?”
Juan contestó: “Yo soy, como dijo el profeta Isaías, la voz que grita en el desierto: Enderecen el
camino del Señor.”
Los enviados eran del grupo de los fariseos, y le hicieron otra pregunta: “¿Por qué bautizas
entonces, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?”
Les contestó Juan: “Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno a quien ustedes no
conocen, y aunque viene detrás de mí, yo no soy digno de soltarle la correa de su sandalia.”
Esto sucedió en Betabará, al otro lado del río Jordán, donde Juan bautizaba.
Palabra de Dios
Gloria a ti Señor, Jesús
(Reflexión. Después de la lectura anterior, se guardan unos minutos en silencio y se hace la
siguiente pregunta: ¿qué hago yo para que mi familia sea mejor? Cada miembro de la familia
puede responder en voz alta si desea)
PETICIONES:
GUIA: Responderemos a cada petición:
Guía nuestros pasos por el camino de la luz
Lector 2: Padre amado, Tú que concediste a Juan el poder de reconocer al Cordero de Dios y anunciarlo,
haz de nosotros pregoneros de tu Reino.
Roguemos al Señor…
Lector 3: Dios nuestro, Tú que con Juan nos llamas a la conversión, dispón nuestro corazón para que
salgamos al encuentro de Jesús y le acojamos con fe a través de todos los que sufren. Roguemos
al Señor.
Peticiones espontáneas…
Lector 1: Nos tomamos de la mano y rezamos juntos la oración que Jesús nos enseñó:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu
reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada
día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Amén.
CONCLUSIÓN
Lector 2: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
Todos: Y seremos salvados. Amén.
Lector 3: Padre, en nuestra familia crecemos y aprendemos a ser mejores, te pedimos hoy que
nos ayudes a ser una familia cristiana y ser un buen ejemplo para los que nos rodean, Te pedimos
fuerzas para mejorar o cambiar lo que sea necesario de nosotros para que nuestra familia sea
mejor cada día.
GUIA: Padre, tú que nos has dado una familia en la que todos nos ayudamos y somos felices, te
pedimos bendecir nuestros trabajos y tareas de todos los días para que cumplamos con más
ganas y alegría la tarea que nos toca hacer a cada uno de los miembros de esta familia en nuestro
hogar. Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tú traes la luz más clara, la paz más
profunda y la alegría más verdadera. ¡Ven, Señor Jesús!
AMÉN
Oración Final – Todos: Querida Madre de Dios, que viviste con alegría los nueve meses de tu Adviento llevando al Niño
Dios en tu seno, ayúdanos con tu oración para que no se borre nunca de nuestro corazón la
alegría que nos trae Jesús. Amén.
(Se encienden las luces y se canta una canción)
CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO
(Para esta oración se sugiere colocar junto a la Corona de Adviento una imagen o estatua de la
Virgen con una pequeña vela diferente a las de Corona)
GUIA: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canto: “Santa María del Camino”
Mientras recorres la vida, tú nunca solo estas,
Contigo por el camino, Santa María va.
Ven con nosotros a caminar, Santa María ven (bis)
Aunque te digan algunos que nada puedes cambiar lucha por un mundo nuevo, lucha
por la verdad
Lector 1: Los hombres oraban y le suplicaban a Dios que envíe al Salvador. Y cuando llego la plenitud de
los tiempos, Dios escogió a una mujer virgen para que sea la madre de su Hijo. Por medio de ella
Dios quiso que llegará la luz al mundo.
Lector 3: Padre, que nos has dado una familia en la cuál te hemos conocido y amado, ayúdanos a vivir
teniéndote siempre presente en nuestras vidas. Te pedimos que en esta Navidad nos regales el
quedarte con nosotros en nuestros corazones y sentir que vives en nuestro hogar, en nuestras
familias.
Tomando la luz de la vela de la Virgen
se encienden las 4 velas de la Corona de Adviento
GUIA: Querido Jesús, al encender estas cuatro velas, en el último domingo de Adviento, pensamos en
la Virgen, nuestra madre. Nadie te esperó con más ansia, con más ternura, con más amor. Nadie
te recibió con más alegría. Te sembraste en ella como el grano de trigo se siembra en el surco.
En sus brazos encontraste la cuna más hermosa. También nosotros queremos prepararnos así:
en la fe, en el amor y en el trabajo de cada día. ¡Ven pronto, Señor. Ven a salvarnos!”
Lector 1: Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 1, 26-38
Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a
una joven virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre llamado José, de la
familia de David. La virgen se llamaba María.
Llegó el ángel hasta ella y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.” María quedó
muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo.
Pero el ángel le dijo: “No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en
tu seno y darás a luz un hijo, al que podrás el nombre de Jesús.
Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su
antepasado David; gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reina no terminará jamás.”
María entonces dijo al ángel: “¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?” Contestó el ángel: “El
Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el
niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel está esperando
un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes del
embarazo. Para dios, nada es imposible.”
Dijo María: “Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho.” Después la dejó el
ángel.
Palabra de Dios…
Gloria a ti Señor, Jesús
(Reflexión. Guardar unos minutos en silencio y hacer la siguiente pregunta: ¿De qué manera se
ha manifestado la presencia de Dios en nuestra familia durante el año? ¿Lo hemos dejado
actuar o le hemos estorbado? Cada uno podrá responder si desea.)
Lector 2: Oración:
Amadísimo Señor, queremos agradecerte el poder estar juntos hoy. Pocas veces nos hemos
reunido para rezar y alegrarnos como ahora. Consérvanos en la alegría de vivir juntos, de
ayudarnos y de conocernos. Pero también ayúdanos a ser capaces de compartir está unión y
alegría con los demás, especialmente con aquellas familias que no conocen esta dicha y no
tienen esta suerte. Señor, que no nos falte nunca una mano amiga y que sepamos tender la
nuestra a los más necesitados.
Lector 3: Padre, que nos has dado una familia en la cuál te hemos conocido y amado, ayúdanos a vivir
teniéndote siempre presente en nuestras vidas. Te pedimos que en esta Navidad nos regales el
quedarte con nosotros en nuestros corazones y sentir que vives en nuestro hogar, en nuestras
familias. Amén.
Todos: ¡Gracias Señor!
PETICIONES:
GUIA: Responderemos a cada petición:
Guía nuestros pasos por el camino de la luz
Lector 1: Para que a ejemplo de María vivamos esta Navidad con verdadera alegría y esperanza.
Roguemos al Señor…
Peticiones espontáneas…
Lector 2: Derrama Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la
encarnación de tu Hijo, para que lleguemos por su pasión y su cruz a la gloria de la resurrección.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Lector 3: Querida Madre de Dios, te pedimos que nos hagas sentir aquella misma alegría y gozo que
sentiste al dar la vida humana a Jesús. Nuestra familia quiere llevar esta felicidad a todas las
personas que más sufren. Amén.
GUIA Rezamos en familia: Dios te Salve María…
Oración Final – Todos: Dios nuestro, tú que acogiste a la Santísima Virgen María para que Tu Hijo Amado viniera a este
mundo; concédenos, a imitación de ella, abrir nuestros corazones, para que Jesús nazca en cada
uno de nosotros esta Navidad, y para que podamos aceptar con humildad Tu voluntad en
nuestras vidas. Bienvenida Señor Jesús.
(Se encienden las luces y se canta una canción)