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Seminario Cátedra UNESCO-AGUA
Montevideo, 26 de agosto 2014
¨Sierra de Santa Marta, Veracruz, México. Conflictos por agua en una de las regiones
más lluviosas de México¨
MC Carlos Robles Guadarrama1-Dra. Alejandra Pacheco Mamone
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La sierra de Santa Marta, ubicada en el sureste del oriental estado mexicano de Veracruz,
de cara al Golfo de México, es una de la regiones más biodiversas de México. Integra
cuatro cuencas, las de los ríos Huazuntlán, Pilapa, Guazinapa y Laguna del Ostión.
Imagen 1. Ubicación
La región es también una zona mítica para las culturas mesoamericanas que identifican en
“Los Tuxtlas” la entrada al inframundo, así como el lugar desde donde Quetzalcóatl habría
partido hacia el mar prendiéndose fuego en una barca y dejando abandonadas las “piedras
vivas”, que al perder al Dios se habrían vuelto inertes. La sierra se encuentra poblada desde
hace más de cinco siglos por diversos grupos zoque-popolucas y nahuas3 (Báez-Jorge 2005,
García de León 2011, Delgado Calderón 2004) La región se mantuvo en relativo
aislamiento hasta bien entrado el siglo XX, cuando sus recursos (agua, biodiversidad,
madera, minerales, fuerza de trabajo, paisajes, entre otros) fueron demandados por el
creciente desarrollo de las ciudades petroleras y comerciales que la rodean (Guevara 2010,
García de León 2011)
1 Representante Legal de la Asociación Desarrollo Comunitaria de Los Tuxtlas, A.C./Est Doctorado Tutorial
Ciencias Sociales COLMICH, A.C. 2 Asesora científica DECOTUX, A.C.-Coordinadora Línea sociedad-naturaleza-cosmovisión./ Doctora en
Ciencias Sociales por COLMICH, A.C. 3 La diversidad étnica de México abarca a 68 etnias que hablan igual número de lenguas indígenas
Istmo de Tehuantepec
Estado de Veracruz
Tuxtlas-Sierra de Santa Marta
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En la sierra de Santa Marta conviven en territorios diferenciados, desde hace al menos 500
años, dos etnias: los nahuas del Golfo (municipios de Mecayapan, Pajapan y Tatahuicapan)
y los Zoque-Popolucas (municipio de Soteapan). Ambos grupos convirtieron a los volcanes
de Santa Marta (1,750 msnm) y San Martín Pajapan (1,110 msnm) en “Regiones de
Refugio” (Aguirre Beltrán: 1967) frente a la presión que significó la conquista y la
presencia de piratas ingleses, francés y holandeses en las costas del Golfo de México. Los
pobladores mantuvieron la propiedad comunal de su territorio hasta la década de los años
sesenta cuando la presión del gobierno mexicano los obligó a parcelar sus territorios,
proceso que culminó, no sin violencia e infinidad de problemas y tensiones entre los
propios miembros de los pueblos indígenas, en el año 20004 (Velásquez 2006). En paralelo
al proceso de cambio en la tenencia de la tierra, desde la década de los años cuarenta se
alentó la actividad ganadera, cuyo gran crecimiento se vivió entre la segunda mitad de la
década del sesenta, y la primera mitad de los noventa, periodo en el que la sierra de Santa
Marta perdió 51,770 hectáreas de selvas y bosques (Paré et al: 1997: 15). Por su parte el
geógrafo Rafael Gutiérrez registró la reducción del volumen de agua en más de un 50%.en
el mismo lapso (Citado por Robles: 2008).
Imagen 2: La sierra de Santa Marta y las ciudades
Zona
indígena rural
Zona Urbana
Reserva de la
biosfera «Los
Tuxtlas»
Acayucan Minatitlán
Coatzcoalcos
Soteapan
Mecayapan
Tatahuicapan
Pajapan
4 Desde los años cuarenta el gobierno presionó a comunidades con propiedad comunal de sus tierras para que
aceptaran la propiedad ejidal, en la cual la nación es la figura constitucionalmente aceptada con derechos
sobre la tierra que es entregada en usufructo a los campesinos (ejidatarios) quienes deben decidir y acordar en
una asamblea el manejo del territorio ejidal. Esta forma de propiedad ha sufrido, a su vez, transformaciones
con las reformas estructurales de inicios de los noventa.
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Los cuatro municipios se encuentran en un gradiente de altitud de que va de 1,750 a 0
msnm, y se ubican en una de las regiones más lluviosas del país (más de 4,500 mm anuales
en las partes altas de los volcanes) y de selvas más septentrionales de América. Los
municipios indígenas tienen una población de 70,1355 habitantes y, a pesar de su riqueza en
recursos naturales, se encuentran identificados entre los más pobres del país, mientras que
el municipio de Coatzacoalcos es el segundo en inversión industrial en el país después del
Valle de México (zona metropolitana de la ciudad de México).
Los puntos rojos en la imagen 2 indican la ubicación aproximada de dos plantas
potabilizadoras: “El Platanillo”, situada en Soteapan, toma agua del río Huazuntlán y
abastece a la ciudad de Acayucan y sus municipios conurbados de Oluta y Soconusco, fue
construida en la década de los setenta y; la “Yuribia”, ubicada en el municipio de
Tatahuicapan de Juárez, capta los escurrimientos de los arroyos Texizapan y Xonoapan
(subcuencas del río Huazuntlán) que abastece a las ciudades de Coatzacoalcos y Minatitlán,
fue construida en 1984. El agua que se capta en la sierra se destina al consumo humano –
aproximadamente quinientas mil personas la consumen-, mientras que las necesidades
industriales se satisfacen con agua del río Uxpanapa proveniente de la región de Los
Chimalapas en el Istmo de Tehuantepec.
En 1984, cuando la planta Yuribia fue construida, los pobladores de Tatahuicapan se
movilizaron para reclamar mejores condiciones de vida a cambio del agua que el gobierno
del estado de Veracruz, y el del municipio de Coatzacoalcos, tomarían para dar viabilidad a
las inversiones realizadas en los diversos complejos petroquímicos6. Aunque se extraía
agua del subsuelo (y se sigue haciendo), y los cuerpos subterráneos se han clasificado desde
entonces como sub-explotados, muchos de ellos se encuentran contaminados por intrusión
salina o por lixiviados de desechos de la industria petroquímica. Así, el agua de la sierra ha
ofrecido desde ese año una mayor calidad y un menor gasto para su potabilización, además
de la posibilidad de ser transportada por gravedad considerando la diferencia de altitud.
La movilización de los pobladores nahuas de Tatahuicapan impidió la construcción de la
planta “Yuribia” hasta que no se resolvieron demandas relacionadas con la construcción de
escuelas, caminos y centros de salud. La urgente necesidad de agua ante la creciente
inmigración que llegaba de diversas regiones del país a las ciudades a trabajar, obligó a las
autoridades a negociar y aceptar las demandas indígenas. El compromiso del entonces
presidente municipal Juan Hillman Jiménez, fue convertir a Tatahuicapan en “un
Coatzacoalcos chiquito”7.
La planta fue nuevamente tomada 10 años después (1994) cuando los tatahuicapeños
decidieron independizarse del ayuntamiento de Mecayapan del que formaban parte, y
convertirse en municipio. Con los años la planta ha sido ‘tomada’ en diferentes ocasiones
5 Censo de Población y Vivienda de 2010. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI)
6 “La Cangrejera” y “Pajaritos” en Coatzacoalcos, así como en la refinería “Lázaro Cárdenas” en Minatitlán, y
las plantas de producción de fertilizantes y química básica ubicadas en diversos municipios conurbados. 7 Esta versión es recogida de innumerables testimonios de pobladores de Tatahuicapan, incluidos todos los
presidentes municipales con los que hemos conversado. No ha sido identificado un documento que registre
esta declaración y el Sr. Hillman no ha sido consultado sobre esta frase que es usada por los pobladores
locales cada vez que cierran las válvulas.
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en nombre de los indígenas nahuas y popolucas de la sierra para conseguir obra pública,
servicios y otros beneficios. En últimos 10 años (entre 2004 y 2014) la planta ha sido
tomada una o dos veces al año. Los cierres del fluido generan cada vez más tensión en las
ciudades, principalmente en Coatzacoalcos: cierres de calles demandando agua, secuestro
de camiones cisterna, pleitos y tensiones entre vecinos en las pocas llaves donde llega el
agua. Los gobiernos estatal de Veracruz y municipal de Coatzacoalcos han establecido un
flujo de dinero para evitar que las válvulas sean cerradas, pero no han logrado evitar que
esto ocurra8.
Aunque en las ciudades existe la creencia de que todos los pueblos indígenas de la sierra
participan en los cierres de válvulas, en realidad son sólo los pobladores de Tatahuicapan
los que han desarrollado esta práctica. No participan ni pobladores indígenas ni mestizos de
Mecayapan, ni de Pajapan, ni de las comunidades del propio municipio de Tatahuicapan
fuera de la cabecera municipal. Si bien los popolucas tendrían la oportunidad de hacer lo
mismo con la planta “El Platanillo” (ubicada en el municipio de Soteapan), las presiones
ejercidas por los miembros de este grupo étnico no pasan por cortar el agua a la ciudad de
Acayucan. En general, en la mayoría de las comunidades de la sierra, y en particular en las
del municipio de Tatahuicapan y las que están situadas en las cuencas que abastecen a la
presa Yuribia, existe la percepción de que los líderes de la cabecera municipal se quedan
con los recursos y que la cabecera centraliza las obras. Los dirigentes y pobladores de
Tatahuicapan a su vez, reclaman para sí los beneficios que la ubicación de la presa les
permite atraer.
En síntesis, la problemática de la cuenca de abasto atraviesa por diversos problemas y
conflictos:
a) La pobreza, uno de cuyos efectos más dramáticos es la migración –por periodos de ocho
y nueves meses al año- de familias enteras a los campos agrícolas de exportación en los
estados de Sinaloa y Sonora a trabajar.
b) El deterioro ambiental generado por sucesivas políticas públicas gubernamentales -desde
los años cuarenta hasta nuestros días- entre cuyas consecuencias más directas y visibles,
además de la pérdida de selvas y biodiversidad, se encuentra la creciente escasez de agua
con una población no deja de crecer y demandar servicios.
c) La jerarquización territorial en función de la infraestructura disponible (en este caso la
planta “Yuribia”) que, en un contexto de pobreza, implica un enorme obstáculo para tomar
acuerdos entre pueblos que compiten por los potenciales beneficios que el agua puede
traerles
d) Un manejo político basado en una estrategia de administración y no solución del
conflicto, lo que ha facilitado su profundización (expresada en cada vez más frecuentes
tomas de presa). Además, desde el gobierno del estado se facilita el crecimiento de
organizaciones políticas corporativas afines al partido oficial (PRI), y se margina a las
organizaciones de la sociedad civil, o se les relega a papeles menores.
8 Tan sólo en este año la planta ha sido cerrada tres veces dejando sin agua a las ciudades por tres y cuatro
días. A inicios del mes de mayo había “cola” para tomar la presa. Los ejidatarios esperaban a que los maestros
(que se manifestaban contra la reforma educativa) terminaran su protesta para entrar ellos con otros reclamos.
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b) El Subcomité de Cuenca
En este contexto, surgió una experiencia en el año 2004 cuando los representantes de cuatro
comunidades serranas –dos popolucas y dos nahuas-, se reunieron para integrar una
organización que diera cauce a gestiones ante la ciudad de Coatzacoalcos y el gobierno del
estado para gestionar el mejoramiento de un camino de acceso a sus pueblos.
Así, Ocotal Grande, Plan Agrario, Ocotal Texizapa y Encino Amarillo fundaron una
organización que actualmente reúne a grupos de 25 comunidades de tres municipios
(incluidas la cabecera y otras comunidades del municipio de Tatahuicapan de Juárez), que,
con apoyo de una organización de la sociedad civil9 ha generado el Plan de Restauración y
Conservación de las Cuencas de la Sierra de Santa Marta. Además han abierto canales de
gestión en dos de los tres niveles de gobierno (gobierno estatal y federal) y han constituido
un amplio equipo de técnicos campesinos y profesionistas rurales que administran el
proyecto y los recursos que gestionan desde un espacio de participación denominado
Subcomité de Cuenca del río Huazuntlán y que este 2014 cumple 10 años de reunirse
ininterrumpidamente.
El grupo pasó de cuatro a siete comunidades, todas de la cuenca del arroyo Texizapa-
Huazuntlán donde toma el agua la planta “Yuribia”, y definió en varias reuniones, los
alcances del trabajo y la organización. Se trabajaría para restaurar las áreas relacionadas
con el agua (zonas riparias y manantiales) porque se consideró que éste era el tema que más
interés podría despertar en el gobierno del estado y las ciudades consumidoras de agua. En
coordinación con Decotux, se realizó un diagnóstico participativo de las áreas de
vegetación ribereña10
y se diseñó una propuesta de restauración para las áreas más
deterioradas así como se elaboró un estudio de percepciones de riesgo e impacto
socioambiental (Pacheco y Robles, 2007). Este fue presentado en marzo de 2006 en la
casa ejidal de Tatahuicapan ante funcionarios del gobierno del estado de Veracruz y de las
ciudades, despertando el interés gubernamental.
El 29 de Junio de 2006 una tromba cayó en la sierra desprendiendo parte de los peñascos de
la parte alta del volcán de Santa Marta, cuya arena y piedras se encauzaron en los arroyos
que abastecen a la planta Yuribia. La devastación sobre los ecosistemas riparios fue
devastador, y el impacto sobre la planta impidió enviar agua a las ciudades por casi cinco
días. Esto se sumó a los daños causados semanas antes por el huracán “Karl”. A pesar del
impacto fue sorprendente que ninguna institución ni gobierno municipal de la sierra reportó
los daños causados por el fenómeno.
La organización comunitaria se puso en marcha con el desastre y, en coordinación con el
equipo asesor visitó las zonas de desastre y elaboró un informe de daños, narrativo y con
imágenes. En el informe se señalaron el diagnóstico realizado y las propuestas contenidas
9 Desarrollo Comunitario de los Tuxtlas A.C. (Decotux)
10 Se distinguió entre zonas riparias y nacimientos de agua para hacer el diseño de restauración. La Dra.
Alejandra Pacheco recuperó la propuesta de Reis y Bechara para Brasil y la adaptó a la región. Para el caso de
los nacimientos de agua, Lorenzo Arteaga trasladó una propuesta de restauración que había experimentado
con grupos del municipio de Catemaco.
6
en él. El informe y la propuesta fueron tomados en cuenta por el director de desarrollo
forestal que alentó la participación y apresuró la gestión de recursos del Fondo de Desastres
Naturales (FONDEN). El ejercicio de los fondos fue puesto bajo la responsabilidad del
Subcomité de Cuenca, es decir, de las propias comunidades y sus asambleas11
. Esto obligó
a generar una propuesta más sistemática para la restauración de las cuencas (Robles,
Pacheco: 2007) que organizara las actividades con una perspectiva de impacto ecológico,
pero también de participación y desarrollo. El resultado es lo que los participantes conocen
como “plan de manejo”, pero que en realidad es una propuesta de restauración con
perspectiva de cuenca cuyo eje es la reconstitución de los complejos procesos que permiten
la recarga de los mantos freáticos.
El esquema de la Imagen 3 intenta sintetizar el plan de restauración tomando como el eje el
flujo del agua y como objetivo facilitar la recuperación de la recarga de los mantos
freáticos. Tomando en cuenta la importancia de la recuperación de cubierta vegetal, se
considera que el vivero es el “corazón” del proyecto pues extrae semilla de las áreas de
vegetación primaria y secundaria, las germina y las envía convertidas en planta a los sitios
donde se sembrarán para restaurar. Este proceso es identificado como “manejo de
germoplasma”. Diversas comunicaciones y publicaciones se han venido realizando tanto
desde los aspectos de resultados científicos que integran el proyecto como reflexivos sobre
acción social. (Pacheco Mamone y Robles Guadarrama 2014, Robles Guadarrama y
Pacheco Mamone 2013, Pacheco Mamone 2012, Pacheco Mamone y Robles Guadarrama
2008; Robles Guadarrama y Pacheco 2008) así como diversas colaboraciones y tesis con
otros actores sociales. Actualmente se está consolidando una nueva línea, el enfoque de
etnocuenca que recupera estudios de años anteriores e integra nuevos enfoques de corte
etnohistórico y socioambiental.
La idea es que estos procesos sean capaces de detonar algún tipo de desarrollo más
sustentable. La propuesta contempla la participación de los usuarios del agua que aportan
recursos a través de sus recibos de pago, para financiar todas las actividades del plan, algo
que aún no ocurre.
11
Es importante reflexionar sobre lo “irreductible personal” de funcionarios que pueden orientar (y de hecho
lo hacen) los mandatos institucionales en un sentido o en otro. En un contexto donde recursos de este tipo no
están a disposición de organizaciones sociales o de la sociedad civil, el apoyo otorgado por el director forestal
para que campesinos de once pueblos (que habían formado cooperativas) manejaran dos millones de dólares,
muestran la necesidad de considerar los elementos subjetivos que subyacen a ciertas decisiones.
7
Imagen 3.- Esquema del plan de Restauración Ambiental de las Cuencas de la sierra de Santa Marta, propuesto por el Subcomité de Cuenca y Decotux
8
El Subcomité de Cuenca ha incorporado a actividades de su Plan de Restauración cerca de
tres mil hectáreas además de las dos mil cuatrocientas cuarenta hectáreas que tiene dentro
de un programa de Pago de Servicios Ambientales. Ha desarrollado además un programa de
vivienda y una página web en coordinación con la ONG que los asesora (Decotux).
Asimismo el padrón de beneficiarios y participantes alcanza los mil ejidatarios (y sus
familias). Entre los factores que habrían permitido al subcomité permanecer durante diez
años es:
a) La confianza construida sobre la base de la participación y consulta permanente a los
grupos de trabajo y de la transparencia en objetivos y manejo de fondos gestionados
b) La eficacia en la gestión que ha logrado ´bajar´ recursos directos a las comunidades por
más de cuatro millones de dólares.
c) La conformación de un espacio de participación, planeación y toma de decisiones en
donde participan los representantes de 27 comunidades y a la que todos los involucrados en
el proyecto, incluyendo la asociación civil que los asesora, se someten
d) La disposición de un plan de acción con base científica que regula las actividades, y el
hecho de que las actividades, todas, han sido propuestas por los pobladores de las
comunidades
e) La capacitación y entrenamiento de un equipo técnico integrado por profesionistas
originarios de las comunidades donde se trabaja, y un equipo campesino que realiza tareas
de monitoreo y verificación. Esto facilita una comunicación más fluida entre los grupos y
entre los grupos y el equipo técnico asesor, además de ayudar en la comprensión del
conocimiento local y la percepción de los problemas.
Uno de los principios básicos del Subcomité es que las actividades de restauración y
conservación ambiental implican un trabajo que debe ser pagado. Esta posición se asume
ante la opinión prevaleciente de “la conciencia ecológica” que reclama trabajo voluntario
para resolver los problemas del deterioro ambiental. Así, el gobierno asigna presupuestos
raquíticos al medio ambiente exigiendo a los productores que pongan el trabajo de la
siembra mientras el gobierno entrega planta y algunos insumos. Si bien la Comisión
Nacional Forestal –entre otras instituciones- proporciona apoyos para estas actividades, son
tan bajos que los productores suelen no participar.
A pesar de los avances que el Subcomité ha logrado, la estrategia de conformar un espacio
de participación y planeación “campo-ciudad” para el manejo y la administración de las
cuencas y el agua, se antoja complicado mientras los grupos de Tatahuicapan mantengan la
amenaza de cierre de válvulas en la ciudad. A Pero tal vez los obstáculos más importantes
para la construcción de un espacio que asuma a la sierra como la única fuente viable de
agua para las ciudades y genere una política integral para su restauración y conservación
ambiental y social son;
1) La dificultad para lograr acuerdos entre las comunidades que se ubican en la sierra
considerando la forma en que la infraestructura es apropiada
2) La perspectiva gubernamental de manejo de conflictos que atiende, principalmente a
los grupos políticos de su partido y cuyas perspectivas se centran en “proyectos
rentables” económica y políticamente (electoralmente), y no en facilitar procesos
locales de gobernabilidad.
9
Enfrenta, además diversos problemas entre los que podemos identificar:
i) La falta de una política ambiental y del agua integral y coherente. La visión de los
organismos operadores de agua empieza en los tubos de captación y termina en las llaves
domésticas. El resto “no es nuestro problema, sino de la Secretaría –ministerio- de Medio
Ambiente” declaró un director de la comisión de agua de Minatitlán12
ii) Una intensa “partidización” política en prácticamente todas las gestiones realizadas
caracterizada por un acusado clientelismo político
iii) La enemistad y desconfianza de los gobiernos municipales indígenas y urbanos que ven
en el Subcomité una fuerte competencia (los primeros) y una fuente de potencial subversión
(los segundos)
iv) La profunda escasez de recursos para realizar actividades ambientales
v) Una burocratización excesiva en la gestión que generalmente requiere de dos a tres años
para recibir fondos que también son insuficientes y llegan a escenarios completamente
diferentes a las que dieron origen al proyecto.
vi) Los prejuicios racistas que sectores de clases medias y urbanas tienen respecto de los
campesinos y muy particularmente de los indígenas: ignorancia, brutalidad, violencia, etc.
Actualmente se mantienen como parte del esquema medular vertebral en apoyo del
proceso: proyectos coordinados por DECOTUX relacionados con gestiones ambientales en
base a dos modelos de restauración ecológica, diseño de matrices de riesgo socioambiental,
intervenciones de monitoreo comunitario de clima, avifauna, áreas de restauración diversa,
proyectos productivos así como un proyecto actual de evaluación del impacto social de la
aplicación del modelo, y otras líneas relacionadas con el enfoque de etnocuenca, que
involucran el análisis de corte etnográfico, así como enfoque procesual y de riesgo para la
evaluar la asimilación y transformaciones de los campesinos en los procesos de generación
de conocimiento. También se ha iniciado la revisión de temas ligados a memoria y
patrimonio tangible e intangible, contándose ya con una base de registros orales de más de
250 entrevistas así como otro tipo de materiales visuales. Por otra parte se tiene en lo
ambiental constituida una base de datos en proceso de integración que núclea monitoreos
climáticos y biológicos con períodos de 6-7 años en algunos casos y de 3 en los monitoreos
incorporados más recientemente, además de las bases cartográficas provenientes de
parcelas experimentales, monitoreos de puntos en toda la sierra, y datos del vivero
comunitario. Se están en proceso de instalar en red 3 estaciones fijas completas de clima,
lo que permitirá también establecer un sistema de alerta temprana y capacitación específica
para campesinos y jóvenes profesionales indígenas.
A pesar de todos los elementos complejos que subyacen a estos procesos citados, el
subcomité continúa encontrándose cada martes desde hace diez años. Y se ha transformado
desde el momento inicial con 6 comunidades fundadoras a la actualidad en que participan
grupos de 27 pueblos que no pierden la esperanza de que el trabajo ambiental en sus
1212
Sin embargo es importante reconocer que, aunque sin ninguna posibilidad de gestión de recursos, el
subcomité de cuenca de la sierra ha sido incorporado como área operativa del Consejo de Cuenca del río
Coatzacoalcos (encabezado por la Comisión Nacional del Agua). Este reconocimiento formal en un espacio
de participación gubernamental, facilita el uso de la voz y de un voto en ese espacio, además del acceso a
diversas fuentes de comunicación y prensa.
10
parcelas evite la terrible experiencia de la migración al norte del país y que buscan nuevas
formas de relacionamiento con diversas instituciones, e intercomunitarias.
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11
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