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Director//Editor: Romina Zolloromina@gruposietecontenidos.com
Producción general: Irene Condorelli irene@gruposietecontenidos.com
Jefe de redacción: Juan María Fernández juan@gruposietecontenidos.com
Director de marketing y comercial:Patricio Gándolapatricio@gruposietecontenidos.com
Asistente de marketing: Rodrigo Cataldirodrigo@revistag7.com
Dirección de arte: Furia World
Diseño: Estudio 24
Foto de tapa: Nora Lezano Retoque digital de tapa: Mr. Pixel
Administración: Miriam Apariciomiriam@gruposietecontenidos.com
Colaboran en fotografía: Sofía López Mañan, Patricio Campini, Soledad Fernández Arana, Felipe Zabala.
Colaboran en redacción:María Florencia Sanz, Martín E. Graziano, Rusky, Andrés Pinotti, Felisa Blaquier, Rodrigo Cataldi, Santiago Corso.
Prensa y Comunicación:Jenkpress / www.jenkpress.com.ar
Agradecimientos: Tommy Pashkus Agencia
Suscripciones: suscripciones@gruposietecontenidos.com
Impresión:Buschi Artes gráficaswww.buschi.com.ar
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; REVISTA G7Av.del Libertador 2783 . Olivos.Provincia de Buenos Aires (C.P. 1636)Domicilio legal: Lanza 2283 - Ciudad autónoma de Buenos Aires (C.P. 1437)E-mail: info@gruposietecontenidos.com
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ISSN: 1666-5929Propiedad intelectual: 1992764
Staff
Melingo se hace linyera.Esteban Lamothe abre puertas.Monochrome crea.Taretto y Vázquez hablan de más.Gaspar Libedinsky se compromete. Eduardo Hoffmann no descansa.Graciela Borges dice: “Yo soy muy niña. Creo que eso es bueno para sobrevivir”.Nosotros no podemos estar más de acuerdo. El invierno se termina. G7 entra en imprenta.
Juan María Fernández
::Editorial
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Más alláde los límites Philips AmbilightSu exclusivo sistema de iluminación LED, proyectaen tiempo real sobre la pared detrás del televisor,los colores predominantes de la imagen en pantalla.Philips Ambilight lleva tu experiencia a algo muchomás allá de lo común.
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LA BRÚJULA
ELEGIDOS
12 . Planeador14 . Música16 . Libros18 . Arte20 . Publicidad
22. Melingo
30. Esteban Lamothe
36 . Graciela Borges
50. Monochrome
56 .Vázquez y Taretto
68. Eduardo Hoffmann
74. Gaspar Libedinsky
.SumariRevista G7- Número 113
DOSSIER
44 .Couleur Printemps
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74.
30.
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De italia con amor
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AL DENTE! Revista G7 Planeador
DESPUÉS DE UNA EXITOSÍSIMA PRIMERA EDICIÓN EN 2013, EL 28 DE SEPTIEMBRE VUELVE A BUENOS AI-
RES EL FESTIVAL QUE CELEBRA LAS RAÍCES DE LA CULTURA Y LA GASTRONOMÍA ITALIANA. UNA VEZ MÁS,
PALERMO SE VESTIRÁ DE FIESTA CON ACTIVIDADES PARA TODA LA FAMILIA.
Bonpland, se vestirá de verde, blanco y rojo para plasmar la identidad rica, alegre e intensa que caracteriza a los “tanos”. Con el impulso de los creadores de Il Ballo del Mattone –a esta altura, un clásico de Palermo–, la zona se poblará de puestos de comida italiana que ofrecerán aperitivos y degustaciones para mantener entretenido al paladar. También habrá un pequeño mercado para que los visitantes puedan llevarse una muestra de la “italianidad” a su casa. Peperino Pomoro, Tom Lupo, Diego García Tedesco, Fandango, Fernando Entin y Pietro Sorba son algunas de las figuras que ya confirmaron su presencia en el festival. Además, durante la tarde, habrá DJ’s, bandas en vivo, performances y exhibiciones de fotografía y diseño. Para los chicos habrá un taller recreativo, inflables y otras actividades. También pasará por allí Bondi Gallery, un colectivo Mercedes Benz 911, totalmente intervenido por Alfredo Segatori, que circula por la ciudad a modo de galería ambulante.Con el objetivo de que Al Dente! se renueve cada año y se convierta en una cita tradiciona en la ciudad, el evento cuenta con el apoyo de la Embajada de Italia, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, de instituciones de origen italiano –como la Accademia Italiana del Peperoncino y el diario L’Italiano–, y de empresas como Campari, Fiat, La Toscana, Villa del Sur, Finca Las Moras, Illy, Divella y Knorr, entre otras.La entrada es libre y gratuita.
l domingo 28 de septiembre se realizará una nueva edición de Al Dente!, el festival cultural que propone celebrar la “italianidad” con la gastronomía como eje. Ese día, partir de las 10 de la mañana, la Pequeña Italia de Palermo celebrará sus raíces con actividades para toda la familia. Una vez más, la calle Gorriti, entre Ravignani y
::MOVISTAR FREE MUSIC
::VIVÍ FRANCIA
::FRANZ FERDINAND
Después de su última –y exitosa– visita a Argentina en 2013, Franz Ferdinand, la banda escocesa liderada por Alex Kapranos, regresa a Buenos Aires para tocar el viernes 26 de septiembre en el Complejo Al Río, en la localidad de Vicente López. En esta ocasión, el grupo presentará su más reciente disco, Right thoughts, right words, right action (2013) un conjunto de diez cancio-nes audaces y de un esteticismo perfecto, que representan de la mejor ma-nera la propuesta ecléctica que impulsó a Franz Ferdinand del mundo inces-tuoso de Glasgow Art School a todo el mundo. Las entradas están a la venta a
través de www.tuentrada.com.
El encanto de la cultura francesa vuelve a engalanar Buenos Aires, en la sexta edición de Viví Francia. “La semana francesa” se llevará a cabo del 14 al 21 de septiembre, organizada por la Cámara de Comercio e Industria Franco-Argentina (CCIFA), y comprende una agenda completa de actividades para vivir la cultura francesa en todos sus ámbitos. Entre otras actividades, habrá ópera, teatro, cine, clases de idioma, gastronomía y visitas guiadas por lugares de Buenos Aires con estilo francés. Uno de los eventos más esperados de este año es, sin duda alguna, la apertura de la Embajada Francesa, por primera vez luego de su remodelación: durante dos días, todos los que se acerquen podrán conocer por dentro el emblemático edificio de Buenos Aires.
Más información: www.vivifrancia.com.ar.
El festival que trajo de manera totalmente gratuita a nuestro país a artistas de la talla de Franz Ferdinand, M.I.A., Jack Johnson e Interpol, entre tantos otros, tendrá una nueva edición el 21 de septiembre. En esta oportunidad, se presentarán en vivo Fito Páez, Los Tipitos, Kinky, Rosal, Coki & The Killer Burritos, Indios y Ministerio de Energía. El ingreso será gratuito para los miembros de la Comunidad Movistar y los artistas, además de deleitarnos con su repertorio, ofrecerán un show que celebrará al histórico músico argentino Charly García. Sumado a esto, existirá un condimento sorpresa: el reencuentro sobre el escenario de una banda que supo ser un emblema de la música en los años noventa.
Más información: http://eventosencomunidad.movistar.com.ar.
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.Músic texto
Martín E. Graziano
::SOMOS LIBRES / MARTÍN BUSCAGLIA / LOS AÑOS LUZ
::HYPNOTIC EYE / TOM PETTY & THE HEARTBREAKERS / WARNER
::REMOLINO / ACORAZADO POTEMKIN /OUI OUI RECORDS
Con algunas cosas no hay medias tintas. Los penales, por ejemplo: son o no son. La muerte. También los discos en vivo: son baladíes (la abrumadora mayoría) o son históricos (la minoría selecta de Kick out the jams y Mateo y Cabrera). Somos libres tiene todo para pertenecer a esa segunda categoría. Inspirado por la aparición de una guitarra Valeriano Bernal, Buscaglia dio una serie de conciertos alejado de los Bochamakers y su formato de hombre-orquesta. Minimizó su histrionismo y dejó de lado la paleta tímbrica de sus discos para concentrarse en la guitarra. Mejor aún: en la danza que danzan su guitarra y su voz. Una coreografía espontánea que, durante dos noches en Café Vinilo, recorrió el repertorio del propio Martín, las colaboraciones con Kiko Veneno y canciones de su fami-lia afectiva (Mandrake Wolf, Spinetta, Jonathan Richman, Mateo). Ya en la sala de edición, quitó un apéndice dedicado a su padre y la recta final del concierto. “El ambiente de fonda, los cantos de la gente eran hermosos, pero también maelstrómicos”, explica en las liner notes. “Subía demasiado la energía y el agite, y preferí no perder esa cualidad delicada, de celebración noctámbula cascada pero satisfecha”. El resultado de esa decisión, en apariencia menor, es la distancia que separa un souvenir de un disco.
Todavía no está en la planilla de los censos, pero debe haber millones de bandas de rock & roll en el planeta. Parece sencillo: guitarras eléctricas, testosterona y un puñado de acordes. Sin embargo, después de medio siglo de historia, tocar rock como si fuera una lengua viva es un arte reservado a algunos maestros. Tom Petty es uno de ellos. A sus 63 años, el rubio de Gainesville no toca para pegar minitas ni mantener la franquicia en activo: Hypnotic Eye, su flamante disco junto a los Heart-breakers, es la expresión de un tipo entusiasmado con su madurez. “Déjame decirte la verdad”, confiesa en “The sins of my Routh”, “te amo más que a los pecados de mi juventud”. Claro que tratándose de Tom Petty, las voces están repartidas entre su galería de personajes del Sur Profundo. Ahí está la chica vudú que tiene un Jesús 3D en su portarretratos (“Red river”), el fugitivo que ve fantasmas en la ruta (“All you can carry”) y el hombre olvidado que pierde hasta sus “pensamien-tos perversos” (“Forgotten man”). Todos subidos al galope de los Heartbreakers, que bien pueden remitir la British Invasion, el blues de Chicago o la psicodelia, pero siempre encuentran un desplaza-miento, un giro, una idea. Un sentimiento.
Los que tuvimos la fortuna de verlos en vivo tenemos, por lo menos, un par de certezas: a) que Acorazado Potemkin es una de las grandes bandas del momento; y b) que por culpa del volumen y las condiciones estructurales, las letras de Juan Pablo Fernández suelen perderse en el magma eléc-trico. Sus discos, por esa razón, son una experiencia diferente. Mugre lo fue y el flamante Remolino vaya si lo es. No sólo por los matices tímbricos (el piano de Manza Esaín en “Y no hace tanto”, la voz de Cardenal Domínguez en “Reconstrucción”), sino por la elocuencia de su canto. Ese murmullo maniático que usan para pintar “la década ganada” como si fuera un cuadro de Quinquela Martín: desde la clase media educada con Clarín (“Pan del facho”) hasta la tragedia de Once y las deudas pendientes (“Miserere”). El corazón del asunto, sin embargo, es el mismo en vivo y en estudios. Sí: la alquimia entre Fernández, Federico Gazharossian y Lulo Esaín, un grupo con motor a implosión, inventiva y una gran disciplina rítmica. “Cerca del sol”, en ese sentido, parece cifrar la música que drenan estos tipos: “London calling” transfigurada en las calles de Buenos Aires. Como diría Cabrera, “el empedrado está tapado, pero ahí está”.
Revista G7 La brújula
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.Libros texto
Rusky
::COMPILACIONES A PEDIR DE BOCAEscritos sobre la mesa. Literatura y comida (Adriana Hidalgo), compilado por Mariano Gar-cía y Mariana Dimópulos, es una hermosa y cuidada colección de relatos de artistas clási-cos de la literatura universal, que abordan todos los puntos de vista sobre la noble (y diaria) tarea de alimentarse. Protocolos, ritos y recetas para todos los gustos. El parrillero cientí-fico. Trucos y secretos para hacer el fuego, asar la carne, preparar la ensalada y tomar el vino (Siglo XXI), como bien dice su título, es un estupendo compilado de artículos realizado por Diego Golombek para entender de manera amena pero científica todos los pormeno-res y avatares que ocurren cuando uno prepara, degusta y digiere la comida nacional ar-gentina por excelencia: el asado. Y si uno no quiere quedarse en casa, un listado extendido de los clásicos, los nuevos (y algunos raros) Bodegones de Buenos Aires (Planeta) se puede encontrar en este compilado del multimediático crítico de cocina Pietro Sorba.
:: ARTISTAS A PEDIR DE BOCA
La editorial La bestia equilátera nos sigue entregando perlas ocultas destinadas a ser nuevos clásicos. En este caso, presentamos Uno es un número solitario, de Bruce Elliot, una novela negra atrapante, que se devora en una noche o dos viajes (o tres) en colec-tivo. Todo lo que hay (Salamandra), de James Salter, es una novela norteamericana clá-sica sobre un ex combatiente de la Segunda Guerra Mundial que se desarrolla con éxito en el mundo editorial moderno, mas no logra estabilizarse emocionalmente en una Nueva York competitiva. Por último, un clásico entre clásicos de la literatura de ciencia ficción en una edición muy linda: 1984 (Lumen), de George Orwell: para atesorar.
Cómo acabar de una vez por todas con la cultura (Tusquets), del famoso cineasta Woody Allen, es un mordaz compilado de sus mejores artículos para el New Yorker, ideal para quienes se divierten en complicidad con los libros. No menos famoso, el italiano Giuseppe Tornatore nos entrega la novela que dio origen a su última película, La mejor oferta (Ana-grama), sobre un curador de arte y un amor tan singular como extraño. No tan famoso aún –pero no menos reconocido por la crítica–, el prolífico cantante y compositor argen-tino Martín Elizalde nos deleita con su excelsa primera novela de iniciación: No hay nada de romántico en Buenos Aires (Otro Contar), un retorno romántico de un exilio quizás imaginario.
::ENSAYOS A PEDIR DE BOCASnowden, sin lugar donde esconderse (Ediciones B), de Glenn Greenwald, nos cuenta la historia de la mayor filtración de seguridad de los servicios de inteligencia norteamerica-nos, así como sus valores para la libertad de información. Enamorados de la distracción (Edhasa), de Alex Soojung-Kim Pang, nos enseña, como bien indica el título, a obtener la información que necesitamos sin enfurecer a amigos, colegas y extraños con nuestra falta de atención y el exceso de celo por las nuevas tecnologías que nos absorben. Más allá de los consejos, una serie de preguntas filosóficas respecto de la vida contemporánea. Por último, para los amantes de la historia, 1914, Argentina y la primera guerra mundial (Aguilar), de Ramón D. Tarruella, recrea el contexto, los hechos y el lugar de nuestra nación en el mundo, en una de las épocas fundacionales de nuestra desgarrada humanidad contemporánea.
::CLÁSICOS A PEDIR DE BOCA
::COMPILACIONES A PEDIR DE BOCA
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::CONSTRUCCIÓN DE SU MIRADA::EDGARDO MADANES
::LO CLÁSICO EN EL ARTE
“Las pinturas, dibujos, tintas, estudios y apuntes que se exhiben en esta muestra permiten aden-trarnos en el universo creativo de uno de los ar-tistas argentinos más importantes del siglo XX”, sostiene Oscar Smoje, director del Palais de Glace. Este recorrido por el legado del fallecido Carlos Go-rriarena incluye obras que pertenecen a coleccio-nes privadas y a espacios públicos, algunas de ellas hasta ahora jamás exhibidas públicamente, como Las alas del deseo, una pintura realizada en 1989 y que pertenece al patrimonio del Museo de la Casa Rosada – Museo del Bicentenario. Más allá de su increíble versatilidad como artista, para Gorriarena la figura humana fue el motivo principal de sus obras. Pero una figura que siem-pre representaba la realidad y era transfigurada fuera de su contexto original, tal como lo descri-bió el propio artista en 1998: “Parto casi siempre de una imagen realista: puede ser un objeto, una persona o simplemente una fotografía. Esto me da pie para ensayar una imagen que es figurativa en la superficie pero abstracta en el interior (…) Esas dualidades dificultan una lectura textual de mis cuadros. Y eso es precisamente lo que pretendo, que finalmente se vean como lo que son: pintu-ras”.
Fundación Proa, en colaboración con la Galería de Arte Moderno y Contemporáneo de Bér-gamo, presenta una exposición que retrata la persistencia de la tradición clásica en el arte moderno y contemporáneo. A través de un amplio conjunto de obras per-tenecientes a diversos períodos históricos des-de la antigüedad hasta el presente, la muestra pone en primer plano el diálogo que los artistas contemporáneos mantienen con sus ancestros a través de la apropiación de ciertos temas, géneros y recursos que constituyen “lo clási-co” en el arte.Así, en esta exposición se yuxtaponen obras de artistas contemporáneos como Vanessa Beecroft, Kiki Smith, Charles Avery con piezas clásicas de Belvedere, Michelangelo y Milo. También se presentan obras de autores del Re-nacimiento italiano como Giulio Paolini, Gio-vanni Contarini y Michelangelo Buonarroti, en-tre otros. Como señala el propio curador de la muestra, Giacinto Di Pietrantonio: “Se trata de una conexión que, de hecho, hace que lo anti-guo sea copiado y vuelto a copiar, entre repe-ticiones e innovaciones, en un arco temporal que se extiende desde Grecia hasta nuestros días”.Hasta noviembre, en Fundación Proa (Av. Pedro de Mendoza 1929).www.proa.org
Esta muestra presenta un conjunto de obras que exploran la idea de graficar y analizar relaciones interpersonales. Cada varilla de mimbre –que el ar-tista piensa como análoga al individuo– posee una identidad particular, a pesar de que a simple vista parezcan iguales. Algunas son rectas, otras curvas y otras tienen las puntas cortadas o se bifurcan… y todas ellas expresan alguna vivencia, sabiduría o sufrimiento. “Las varillas tienen la capacidad de ser flexibles y de adaptarse a la curva que requie-re la forma, sin embargo muchas se quiebran y son descartadas sin que formen parte de la trama. Construyo sociedades que, a través de líneas, crean volúmenes que fragmentan al espacio”, describe Madanes.
De Edgardo Madanes.
Varios artistas.
Hasta fines de octubre, en ELSI DEL RÍO Arte Contemporáneo (Humboldt 1510). www.elsidelrio.com.ar
Hasta el 21 de septiembre, en Palais de Glace (Posadas 1725). www.palaisdeglace.gob.ar
Revista G7 La brújula
.ArteDe Carlos Gorriarena.
texto
Felisa Blaquier
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¿SOS_VIRGEN?
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::CASTA DIVA
Casta Diva Buenos Aires suma a su roster de directores a Vittorio Sacco, el prestigioso director internacional especializado en Table Top. Vittorio, de origen italiano, es un artista que trata de captar el contenido y la esencia de los productos, los analiza, redescubre y re-interpreta, para luego darles vida y mostrar sus mejores características. “Todas las recetas de Vittorio Sacco son deliciosas, trasmite apetito y tentación, de una manera única. Cons-truye un guión visual excepcional, desde un enfoque innovador, seduce desde la explosión de sabor y enciende un gran deseo de consumo del producto”, dicen desde la productora. En los últimos tiempos, Vittorio realizó trabajos para compañías líderes en Estados Unidos y Europa, como McDonald’s, Nesspreso, Chivas Regal, Tía María, Lindt, Suchard, Fernet Branca, entre otras grandes marcas de la categoría alimentos, bebidas, infusiones, snacks, golosinas, galletitas, etcétera. Con Casta Diva Buenos Aires acaba de firmar un acuerdo de exclusividad para toda la región.
Revista G7 La brújula
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Más información en: www.castadivaargentina.com.ar.
Los premios Small Agency of the Year otorgados por Ad Age ya se posicionan como los más deseados por las agencias pequeñas y medianas de todo el mundo. Este año se incorpo-ró la categoría Internacional, en la que +Castro resultó la única agencia latinoamericana entre las tres elegidas, conquistando el premio de Plata. “Lo lindo de ganar este premio es que no reconoce a una campaña en particular sino a la agencia como un todo. A su crea-tividad, a su cultura y filosofía y a su forma de encarar el negocio. Siendo un proyecto in-dependiente, local y de un país periférico como Argentina, para nosotros un premio como éste es mucho más importante que ganar un León en Cannes para una pieza en particu-lar”, comentó entusiasmado Nicolás Pimentel, fundador de +Castro junto a Pedro Saleh.
Más información en: www.castroinnovation.com.
Coca-Cola presenta la campaña Comer juntos alimenta tu felicidad, que busca resaltar la importancia de comer en familia para reforzar la conexión con nuestros seres queridos. “En Coca-Cola queremos inspirar a las personas a compartir un buen momento durante las comidas. Creemos que es importante no sólo compartir esta instancia, sino también aprovecharla para dialogar, intercambiar y reforzar los vínculos que nos unen con nues-tros familiares, ya que lo que se enseña en la mesa nos hace mejores personas”, declaró Stephan Czypionka, Director de Marketing de Coca-Cola de Argentina. La nueva campaña integral se presenta con los comerciales de televisión, “Adopción” y “Volver”, creados por la agencia McCann España, junto con piezas gráficas, presencia en vía pública, acciones digitales y en redes sociales.
Más información en: www.coca-cola.com.ar.
::+CASTRO
::COCA COLA
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Una corona en la basura
texto
Martín E. Grazianofotos
Patricio Campini
DESPUÉS DE SU ÉXITO EUROPEO, UNO DE LOS SOBREVIVIENTES DEL ROCK ARGENTINO EDITA
LINYERA, SU NUEVO DISCO DE TANGOS. “UN REFLEJO DE MI CARÁCTER, SOFISTICADO Y MU-
GRIENTO”, DICE. LA SÍNTESIS POSIBLE PARA UN VIAJE DESDE LAS CANTINAS REBÉTICAS HASTA
EL CAFÉ EINSTEIN, PASANDO POR LOS ESTUDIOS LONDINENSES Y LA ACADEMIA PORTEÑA DEL
LUNFARDO.
Nn el constante sube y baja de la industria de la música, son pocos –muy pocos– los g“No sabés lo que son las cantinas rebéticas en Tesalónica”, dice Daniel Melingo. “¡Se te ponen los pelos de punta!”. Lo que sigue es un descenso a los bajos fondos griegos de la mano de un Virgilio con chambergo. Un paseo por los boliches donde, al compás del
::DANIEL MELINGO Revista G7 Música
Egeo. “La rebética es un paralelo contemporáneo a nuestro tango”, explica. “Sólo que no explotó de la manera glamorosa en la que explotó el tango en los grandes salones. Perma-neció en los bajos fondos. Ese es el diamante que tiene”.Esa tensión desvela a Melingo. Desde la edición de Tangos bajos, este sobreviviente del rock argentino se ocupó de desenterrar el corazón barroso de la música ciudadana para devolverle sus reflejos. Su capacidad de hablar en presente. Tal como hacía en la primera mitad del siglo pasado, cuando era el centro de la fiesta y podía dialogar al mismo tiempo con la fuente rural (milongas, huellas, estilos), la música académica o el pop del momento (shimmies, rumbas, swing).No casualmente “La canción del linyera”, el foxtrot anarquista compuesto por Ivo Pelay y popularizado por Antonio Tormo, es la punta de lanza de su nuevo disco. Doce piezas que, si bien parten tierra adentro, tienen el acabado camarístico y fantasmal de su ensamble (Muhammad Habibi el Rodra Guerra, guitarra eléctrica; Gustavo Paglia, bandoneón; Juan Ravioli, guitarra y coros; Pablo Carmona, contrabajo; Hernán Reinaudo, guitarra; Javier Ca-salla, violín) y algunos invitados notables como Pepo Onetto, Jaime Torres o el mismísimo Skay Beilinson.
o sabés lo que son las cantinas rebéticas en Tesalónica”, dice Daniel Melingo. “¡Se te ponen los pelos de punta!”. Lo que sigue es un descenso a los bajos fondos griegos de la mano de un Virgilio con chambergo. Un paseo por los boliches donde, al com-pás del bozouki y el sabor anisado del ouzo, se cocinó esa música carcelaria del Mar
#melingog7
¿Qué referencias tenías antes de empezar a
grabar?
No vamos preconcebidos. Para mí, es muy
importante no saber lo que vamos a hacer.
Tenemos que asombrarnos. Así que fuimos
acercándonos con la prueba y el error. Llegué
con las piedras en bruto, que son las canciones.
Los carozos, las semillas. Tiramos alrededor
de 42 temas a la parrilla y entramos a ION con
un plan de laburo: grabamos la mitad de esas
cuarenta y pico. Después las mismas canciones
se van simpatizando y llamando las unas a las
otras. Como las camadas de chanchos: al más
chiquito lo van dejando atrás los más potentes.
película con él, Manuel Vicente y Gabriela Tos-
cano. Se va a llamar Insepulto.
¿Cómo te diste cuenta de que la punta del ovillo era
“La canción del linyera’?
Costó. Instintivamente fui a eso: todo el pro-
yecto comienza ahí. Después viene un largo
recorrido con las maquetas, unos seis meses
de grabación en estudio –donde no sé qué voy
a cocinar, entonces me dejó llevar por la mú-
sica– y tres meses más con diferentes artistas
gráficos. Para fin de año no tenía título y ya es-
taban los cañones napoleónicos apuntándome:
estaba por faltar a una fecha de entrega y los
franceses, en ese sentido, son muy rigurosos.
Entonces le mandé el material a [el diseñador]
Alejandro Ros sin ningún comentario. Le había
escrito un mail larguísimo y lo borré todo. Lo
escuchó y me respondió: “¡Fantástico, me en-
canta! ¿Cómo se llama?”. Le iba a explicar toda
la trayectoria, pero me quedé: “Ehhhhhh”. De
repente, dije: “Linyera”.
Tormo era “el cantor de los cabecitas negras”;
Ivo Pelay era un platense bohemio y cosmopolita
del sainete. ¿Te sentís más cerca de alguno de los
dos?
Me siento cerca del linyera que plasmé yo, que
es una tercera posición. Mi gran tarea es darle
vida propia. Ser piloto de mí mismo, ir con el
llamado interno. Esa es un poco la premisa: al
hacer música, intento interpretar lo que pien-
so. Y, justamente, lo que marco es un reflejo de
mi carácter: sofisticado y mugriento. Vuelvo
a Ale Ros porque dio en el clavo: “una corona
arriba de la basura”. Príncipe y mendigo. La
galera: el linyera glam.
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Revista G7 Música DANIEL MELINGO
“LA PREMISA ES DEJAR EL TRABAJO AHÍ
DONDE LA EMOCIÓN PERMITE QUE EL TEMA
SE TERMINE EN EL OÍDO DEL QUE ESCUCHA.
ES MUY NECESARIO DEJAR ESE ESPACIO, DAR
ESA MOTIVACIÓN. TIENE QUE QUEDAR OLOR
A PINTURA FRESCA”.
ESTA ES MI PRESENTACIÓN
En 1998, cuando Melingo editó Tangos bajos,
tomó por sorpresa al público. El fundador de
Los Twist y Lions in Love, miembro honorable
de Los Abuelos de la Nada y Las Ligas (la ban-
da de Charly García circa 1986) presentaba un
puñado de tangos y milongas que lo conecta-
ban con la tradición carcelera y prostibularia.
Sin embargo, su llegada al tango no era una
línea de fuga: era una parábola Un regreso a
las raíces. La familia de Melingo tenía una lar-
ga conexión con el género que se corporizaba
en letristas, bailarines, vocales de la Academia
del Lunfardo y hasta un padrastro manager de
Edmundo Rivero. No casualmente, buena par-
te de las canciones de Ufa! (2000), su segundo
disco en esa dirección, estaban firmadas en co-
laboración con Luis Alposta: el letrista –y ho-
meópata– que trabajó con el cantor de Valentín
Alsina. Esa parcería, que le otorgó legitimidad
dentro del mundillo tanguero, daría muchos
frutos. Pero fueron esos primeros dos discos
–y los primeros trabajos de La Chicana– los
que sentaron las bases de la escena que hoy ali-
menta sitios como el Club Atlético Fernández
Fierro.
¿Qué timbres fueron apareciendo?
Resulta un poco como un cuadro al óleo: vas
tirando un color y tenés que dejar secar. Por
eso demoramos tanto tiempo en el estudio. No
porque no laburamos todos los días, sino por-
que dejamos que se asiente. La premisa es dejar
el trabajo ahí donde la emoción permite que el
tema se termine en el oído del que escucha. Es
muy necesario dejar ese espacio, dar esa moti-
vación. Tiene que quedar olor a pintura fresca.
Es la diferencia que existe cuándo leés algo y te
da ganas escribir, y cuando leés algo y sos con-
templador: en el último caso podés decir “qué
lindo”, pero no te involucrás sentimentalmen-
te. Porque hay algo que trasciende la manera y
son esas herramientas sutiles que son los sen-
timientos. Los hilos que manejan todo y no se
ven.
¿Es muy grande la distancia que hay entre el perfor-
mer y vos?
Tengo un esquema delineado y encriptado, que
es la música. La estructura que me permite ju-
gar con un montón de quehaceres que apenas
conozco: la actuación, la impronta gestual. La
marcación me la da la música. Yo juego con una
serie de movimientos y de gestos que hago de
manera casual y espontánea. Dejo fluir. Dejo
que suceda. Porque tengo una estructura seria
que es la música: es la red para todo el delirio
que hago arriba del escenario.
Esa informalidad resulta un buen balance con esa
música que, muchas veces, puede ser ominosa o
nostálgica.
Dentro del equilibrio típico está tocar un tango
y hacer un chiste. Pasa mucho eso, porque de
alguna manera hay que cortar el ambiente sór-
dido y acartonado: el tablero no soporta más
de veinte minutos de tango. En mi familia o
en las milongas bailaban tangos y, dependien-
do de la época, se cortaba con un rock & roll,
una cumbia. Siempre se alternó con una mú-
sica contrastante para que haya una dinámica
ambiental. Yo lo corto con diferentes ritmos
(como el chamamé lento y romántico, que me
encanta), pero intentamos que no sean bande-
ras diferentes. Se va mimetizando y haciendo
todo una misma cosa.
El rock siempre subestimó la labor del intérprete.
En el tango, esa figura es fundamental. ¿Cómo
equilibras ambas facetas?
Es que hay varias maneras de componer. En el
tango, por ejemplo, nunca se encuentra al can-
tautor. Charlo, quizás. Gardel era más bien un
melodista… De hecho, para mí el gran misterio
siempre fue cómo había hecho esas melodías,
pero tuve la suerte de compartir una mesa de
los premios ACE con [Eduardo] Morera, el ci-
neasta que le hizo los primeros clips a Gardel.
Un señor de 96 años con saco de lino claro y
corbata de palabras cruzadas que, mientras
todos cenaban, se tomaba un whisky. Sutil-
mente le fui preguntando y me dijo: “El gor-
do (siempre que me hablaba de Gardel era “el
gordo”) tenía un pianista que lo hacía vocalizar
para calentar la voz”. Parece que cuando se le
ocurría una melodía, la silbaba o la tarareaba,
el pianista la armaba con la armonía y se las pa-
saba a los guitarristas. Los guitarristas le hacían
acompañamiento y después venía Le Pera que,
como un sastre, le hacía la letra a medida. No es
la única manera de componer de Gardel, pero
“Volver” y todas las grandes canciones nacen
con la melodía. Chiflando. La vida propia está
en la melodía. ¿Cuál es el hilván, el lenguaje?
La música. Ninguna palabra. Ningún género. El
ambiente que produce la música.
Revista G7 Música
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Revista G7 Música DANIEL MELINGO
¿En qué momento sentiste qué podías decir en
términos de tango algo que no era posible de-
cir en otro código?
Era el comienzo mi carrera protagónica y te-
nía que buscar mi identidad sin escudarme
en ninguna banda: encontrar un lenguaje que
me identificara. Fui buscando, aunando lo que
sabía, encontrando qué decir… ahí fue conflu-
yendo. Hice Tangos bajos un poco por el im-
pulso de Fernando Samalea, que me instó a
grabar esas canciones que tenía. Y con el co-
nocimiento que yo tenía de hacer canciones,
los dos de grabar, dimos con ese experimento:
no sabíamos hacer lo que estábamos haciendo,
pero sí todo lo que lo circundaba.
¿Alguna vez renegaste del tango?
Cuando era chico, el rock era un refresco. Mis
primos estaban con los Rolling Stones, los
Beatles y eso era toda una algarabía sonora al
lado de la sordidez del tango. De su cosa oscura
y húmeda. En esa época el tango ya se estaba
reinventando porque la orquesta típica no se
podía mantener: los grandes cantores tuvieron
que bajar a los grupos reducidos de guitarras.
Cambió. No fue la muerte de nadie. A mí me
tocó mamar ese momento del tango y ese flo-
recimiento del rock.
Atravesaste la primavera alfonsinista a bordo del
rock. Con esta perspectiva, ¿cuál fue el legado más
importante de esos años?
La punta de lanza que fue el rock en el sentido
social. Ser parte del rock era ser parte de algo
diferente. Ser rockero era pertenecer a una je-
rarquía que iba por otro lado. No eras una per-
sona común. Era una lucha día a día. Hoy en día
el rockero está más absorbido por la sociedad:
dejó de ser parte de la contracultura para ser
parte de la cultura. Y yo viví toda esa sensación
física que era ser parte de la contracultura. Ser
diferente. No disimular, pero tampoco explo-
tar del todo frente al vecino… Musicalmente,
todo ese laboratorio que hubo previo al gobier-
no democrático –ese primer período del ‘80 al
‘83– fue un gran caldo de cultivo. En el Einstein
tocábamos con Luca [Prodan], venían el Cuino
[Scornik] y Andrés [Calamaro], estaba [Omar]
Chabán… era un movimiento donde interac-
tuábamos todos. No éramos tantos, tampoco:
era un guetto. El otro día estuve en la radio con
Roberto [Pettinato] y nos acordábamos de esa
época de Sumo donde eran la Hurlingham Re-
ggae Band. En esa época tocaba con ellos y ha-
cíamos los saxos entre los dos hasta que le dejé
la posta porque yo ya estaba con Los Twists,
Los Abuelos… y Roberto venía bárbaro para
Sumo, para lo que pensaba Luca. Por otro lado,
el Einstein fueron dos meses: un pedo en una
canasta. Realmente fue muy corto. Después se
magnificó con el tiempo.
Tu estadía en Europa durante los ‘90, ¿te permi-
tió tener otra perspectiva de tu música?
No. Era un momento para desarrollar todo lo
que había aprendido acá. Me sentía útil: tenía
trabajo y al mismo tiempo aprendía. Mi oficio
de productor lo aprendí laburando en estudios
de Londres y Madrid, con técnicos españoles
e ingleses. Acá, nosotros escuchábamos Clash
y nos preguntábamos: “¿Cómo lo grabarán?”.
Tratábamos de imitarlos y nos salía lo que nos
salía: mi primera producción fue Bares y fon-
das (1985), el primer disco de los Cadillacs. Si
bien musicalmente íbamos un pasito adelante,
estábamos un pasito atrás a nivel tecnológico.
Y en Europa pude absorber todo ese conoci-
miento de los productores ingleses, con los
que también había una diferencia a la hora de
experimentar. El inglés es muy inquieto. Y ahí
están los resultados: ¿cómo es qué cada vez
que graban, además de grabar bien, descubren
algo? Están todo el día buscando la prueba y el
error, la prueba y el error… A los seis meses,
algo siempre aparece.
Aquello que vos, La Chicana y otros intuyeron a fines
de los ‘90, hoy es una escena con sus códigos. En ese
momento, ¿fue difícil salir a tocar ese tango?
Era sorpresa. Caras de asombro. Yo estaba ro-
deado de mesas que, en el Club del Vino, esta-
ban ocupadas por psiquiatras y psicólogos que
analizaban lo que pasaba. Me pasó algo similar
cuando grabamos La dicha en movimiento.
Estaba toda la plana mayor (García, el Flaco
Spinetta, David Lebón, etcétera) agarrándo-
se la cabeza atrás del vidrio. Era descubrir el
asombro en el otro y hacer la teoría después.
Siempre digo la frase de mi profesora de armo-
nía: “Melingo, primero improvise y después
analice”. Porque no podés analizar antes de
crear algo. Primero lo escupís y después ves
qué es. En vez de mirar hacia adentro, vomitás
y ves qué sale. Después lo organizás para co-
municar mejor: ahí va la técnica de canto, los
conocimientos de morfología, la armonía, or-
questación, etcétera. El oficio.
A partir de tu colaboración con Alposta, recuperaste
una vieja tradición de la música popular: la parce-
ría. ¿Cómo ha evolucionado esa relación?
Yo laburo con Luis a la tarde y aprendo mucho:
tenemos infinidad de tangos y cada uno está en
lo que sabe. Porque al cancionista del rock, de
la mano de Bob Dylan, a veces se le infla mucho
una rueda y queda medio de costado [risas].
Además, el encuentro con Alposta fue, para mí,
el verdadero encadenamiento generacional. Yo
lo conocí por su obra, por Rivero cantando sus
milongas. Así que después de musicalizar una
de sus letras, lo localizamos por medio de la
guía telefónica. Lo invitamos a la presentación
de Tangos bajos y, según cuenta él, las prime-
ras estrofas del “Tango del Vampiro” las com-
puso entre que sale del Club del Vino y que llega
al lugar donde tenía estacionado el coche.
Esa sociedad te dio legitimidad en el mundo del
tango.
Es estar ahí adentro. Igual Luis, que es de la
escuela de Cadícamo, va por la colectora del
tango. Nunca fue un oficialista, sino un “out-
sider”… Ojo, también quiero decir que fue ca-
sual. No fue buscado tipo: “Ahora me voy aga-
rrar de Alposta, que tiene la posta”. Para nada.
Fue surgiendo. Si lo pensabas, no salía. Yo creo
que el tiempo acomoda las cosas. Sólo hay que
estar atentos.
Bueno, con el tiempo fue apareciendo una ternu-
ra inédita en tu música. ¿Qué pasó?
Nació mi hijo.
“ERA EL COMIENZO MI CARRERA PROTAGÓ-
NICA Y TENÍA QUE BUSCAR MI IDENTIDAD
SIN ESCUDARME EN NINGUNA BANDA:
ENCONTRAR UN LENGUAJE QUE ME IDENTI-
FICARA. FUI BUSCANDO, AUNANDO LO QUE
SABÍA, ENCONTRANDO QUÉ DECIR…”.
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A toda velocidad
texto
Juan María Fernández
NACIÓ EN AMEGHINO, PROVINCIA DE BUENOS AIRES, Y LLEGÓ A CAPITAL SIN SABER QUÉ HA-
CER. DE CASUALIDAD, LLEGÓ A UNA CLASE DE TEATRO Y COMENZÓ UNA INESPERADA CARRERA
COMO ACTOR QUE LO LLEVÓ DEL ÉXITO DE EL ESTUDIANTE A TIRAS DE TELEVISIÓN COMO SOS
MI HOMBRE, FARSANTES Y GUAPAS.
H
::ESTEBAN LAMOTHE Revista G7 Cine
Hoy es lunes y el bar de Colegiales está movido. Adentro, la gente va y viene. Afuera, los colectivos pasan rugiendo. Desde hace un tiempo, Lamothe –que aprovecha la hora de al-muerzo de las grabaciones de Guapas para hacer la entrevista– vive en un ajetreo similar. Pero no todo es culpa del bebé. Hace cálculos: “Desde que Julieta quedó embarazada, estoy trabajando en la tele e hice un par de películas. Así que hace tres años que no descanso”. Por estos días, el actor intercalará sus grabaciones en Pol-ka con viajes relámpago a Misio-nes. Allí filmará una remake de la película La patota, de Daniel Tinayre, dirigida por Santiago Mitre –el mismo de El estudiante, la película que en 2011 consagró a Lamothe como la gran promesa del cine independiente–. Si el actor accedió a hacer un alto en su trajín cotidia-no para esta nota es, sobre todo, porque a fines de septiembre se estrenará El cerrajero, película de Natalia Smirnoff en la que interpreta al dueño de una cerrajería que, un día, comienza a tener percepciones extrasensoriales.
ay bebés que duermen, pero el de Esteban Lamothe y Julieta Zylberberg no es uno de ellos. Lo dice el padre, sin ánimo de reproche. “Es una pavada, pero cuando sos papá, pasa algo muy concreto: te das cuenta de todo lo que se fumaron tus viejos y empezás a respetarlos un poco más”, dice y sonríe. Si está cansado, no se le nota.
fotosSofia López Mañan
#lamotheg7
Es evidente que pasás buena parte de su vida frente
a cámaras. ¿Qué hacés cuando no estás grabando ni
filmando?
Paso tiempo con su hijo, lo lleva a la plaza. Tam-
bién vamos a Ameghino, el pueblo donde nací,
en la provincia de Buenos Aires. Nunca dejé de ir,
así que allá tengo mis amigos, asados…
¿Te convertiste en “el famoso de Ameghino”?
Sí, como Sergio Denis en Coronel Suárez [risas].
No, mentira. Allá todos me conocen de toda la
vida, así que es muy tranqui. No soy One Direc-
tion. Claro que es un pueblo muy chiquito y a la
gente le gusta que haya alguien conocido en la
tele. Y, de alguna manera, a mí me gusta repre-
sentarlos. Es lindo. Cuando era chico y veía el
nombre de mi pueblo en algún lugar, me ponía
contento. Así que, cuando puedo, lo nombro. Lo
quiero mucho.
¿Sentís cierta nostalgia?
Extraño porque me gusta la vida de pueblo. No es
que me fui porque quería vivir en la ciudad: me
fui porque allá, a determinada edad, no hay nada
para hacer. A menos que tengas plata, un nego-
cio familiar o un campo, no hay muchas oportu-
nidades para la gente joven. Ahora, por ahí, hay
un poco más de movimiento porque están más
extendidas las universidades y hay opciones más
cerca de Ameghino, pero en el ‘94, cuando ter-
miné el colegio, no había nada. Entonces me vine
para acá, y fue muy difícil. Ahora estoy súper
adaptado y hago un trabajo que no podría hacer
en ningún otro lado: ni en Ameghino ni en Rosa-
rio ni en La Plata. Es en Buenos Aires o nada. Así
que me acostumbré, pero extraño aquella vida;
en algún momento me gustaría volver a tenerla.
Ahora mismo es imposible, pero fantaseo con la
idea de hacerme una casa allá, de ir y venir.
34 ·
¿Cómo elegís los proyectos en los que te invo-
lucrás?
Cuando hago cine, me guío por la admiración
que me puede despertar el director, por el
guión o por la calidad humana del equipo. En
la televisión uno se mete en los proyectos que
parecen ser los mejores, pero la verdad es que
uno también se fija en el dinero. No me voy a
hacer el loco: si me ofrecen el triple de lo que
gano para hacer una novela medio pedorra, es
probable que agarre [risas]. En el cine, en cam-
bio, no hago eso. Primero porque no hay tanta
plata y, después, porque quiero mantenerlo
como un espacio propio, más personal. Obvio
que si me pagan más, mejor [risas].
¿Te costó el pase a la tele?
No. Al contrario: hubo algo que me gustó en
esa velocidad, en el poco tiempo que hay para
todo. Y, de alguna manera, usé a mi favor todo
eso. Creo que mi mayor acierto fue, justamen-
te, captar rápido los códigos de la tele. No sé si
actúo bien o mal, pero entendí las reglas. Podés
ser un gran actor, tener muchos premios ACE y
estar acostumbrado a ensayar una escena du-
rante seis meses en el teatro San Martín, pero
cuando llegás a las 8 de la mañana a la graba-
ción de una tira, te dan la letra, te cambian la
ropa, te hacen un jopo y arreglate. Entonces,
si no te sacás de encima toda tu teatralidad,
cagaste, no trabajás más. Yo tuve la suerte de
adaptarme rápido. Además, en Pol-ka siempre
me acompañaron y me fueron llevando de a
poco. En ese sentido, me saco el sombrero ante
Adrián Suar y Diego Andresnik, que siempre
me recontra cuidaron, me ofrecieron lo mejor
y me dieron tiempo para desarrollarme en la
tele, que era un lenguaje nuevo para mí.
¿Desarrollaste una técnica de actuación o es
un trabajo más bien intuitivo?
No, no tengo una técnica específica. Todo de-
pende del guión, del personaje, de la química
con el director, del momento que esté pasando
en mi vida. En resumen, depende de un mon-
tón de cosas. Con el tiempo, por supuesto, uno
entiende que hay herramientas propias que
funcionan, pero confío mucho en la gente con
la que trabajo. Siempre trabajo de a dos con el
director. No sólo porque no confío lo suficiente
en mí, sino porque sería un despropósito y una
muestra de de mala educación no hacerlo. En-
tonces, trato de que sea un trabajo de a dos. Lo
que no cambia nunca es que lo más importante
es producir verdad. Después, en el montaje y
en la edición, el director es quien termina de
moldear tu trabajo.
¿Cómo llegaste a la actuación?
Mientras trabajaba como mozo, a los 23 años,
me anoté en un curso de narrativa y artes
combinadas en el Centro Cultural Rojas. Ahí
tuve una clase de teatro y, como me gustó, me
inscribí en un taller de teatro. Lo hice, bási-
camente, porque no sabía qué hacer. No seguí
ningún criterio más que el de ocupar mi tiempo
en algo más que no fuera trabajar de mozo. No
sabía qué quería ni si era bueno en algo. Estaba
tirando al montón: a algo le iba a pegar [risas].
Revista G7 Cine
Hoy te dedicás a esto, un poco, por el éxito
que tuvo El estudiante. ¿Te sorprendió lo que
se generó alrededor de la película?
Sabía que era buena. Santiago Mitre es un di-
rector increíble y, además, había escrito un
guión buenísimo. Pero muchas veces hay un
gran director y un buen guión y, sin embargo,
no pasa nada. Por suerte El estudiante se con-
virtió en un fenómeno. Eso sí me sorprendió y
me encantó. Me sirvió mucho como actor, para
despegar, para que la gente me conozca. Todo
lo que pasó, la película lo merecía. Más allá
de que era muy buena, fue hecha con mucho
amor y compromiso.
Muy pronto se estrena El cerrajero, otra pe-
lícula independiente, dirigida por Natalia
Smirnoff. ¿Qué tan difícil es sacar adelante
una película de esas características?
El sistema de distribución atenta contra las
producciones chicas, tanto por la cantidad
de copias que se pueden estrenar como por el
tiempo que las mantienen en cartel. Y tampo-
co hay muchas salas alternativas como las del
Malba o la Lugones. Entonces, es muy difícil
atraer a la gente. Al igual que las obras de tea-
tro, hay películas que necesitan cierto tiempo
de maduración, de hacerse conocidas por el
boca en boca. Y no lo tienen. Entonces, es muy
difícil. Después de una o dos semanas en cartel,
te dan una patada en el culo. Entiendo que se
está trabajando para cambiar eso, pero todavía
no se ve un cambio.
“HUBO ALGO QUE ME GUSTÓ EN ESA VELOCID-
AD DE LA TELEVISIÓN. MI MAYOR ACIERTO FUE,
JUSTAMENTE, CAPTAR RÁPIDO LOS CÓDIGOS
DE LA TELE. NO SÉ SI ACTÚO BIEN O MAL, PERO
ENTENDÍ LAS REGLAS”.
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¿Y cuándo sucedió ese cambio de vida?
Cuando trabajaba en la parrilla en Puerto Ma-
dero. Ahí conocí a un amigo –que hoy es guio-
nista– que empezó a darme libros de autores
como Raymond Carver, John Cheever, Dos-
toievski, William Blake. También me pasó las
películas de John Cassavettes, Andréi Tarkovs-
ky, los hermanos Cohen. Me llevó a ver obras
de teatro de Ricardo Bartís, de Federico León.
Él me formó más que cualquier maestro. Fue
un momento de mucha excitación, de descu-
brimientos. A los veintipico descubrí la litera-
tura, el buen cine, el teatro... De hecho, fue él
quien me dijo que tenía que actuar.
Decías que no había mucho arte en tu casa,
pero te gusta la música y tuviste una banda
con tus hermanos, ¿no es cierto?
Sí, mi gusto por el rock nació gracias a un pri-
mo que vivía acá, en Buenos Aires. Cuando te-
nía 14 años, me trajo a ver a los Redonditos de
Ricota a Obras. Para ser un chico de pueblo, te-
nía bastante acceso a la música gracias a él. Mi
papá también me llevó a ver a Soda Stereo en
el ‘89. Y, con mis hermanos, toqué durante 10
años en un grupo que se llama Cabeza Flotante.
Hoy ellos siguen tocando y yo los ayudo en lo
que puedo. Incluso dirigí sus videoclips.
Además de la música, te gusta el boxeo.
Sí, me parece el mejor deporte del mundo.
Veo boxeo desde muy chiquito. Con mi abuelo
agarré toda la época de los cuatro fantásticos:
“Mano de Piedra” Durán, “Sugar” Ray Leo-
nard, Thomas Hearns y Marvin Hagler. Desde
entonces, vi muchas peleas, hice el curso de
director técnico, leí mucho. Me convertí en
un estudioso del tema. Y también lo practiqué,
aunque no puedo considerarme boxeador.
¿Qué te atrae tanto del boxeo?
Me gustan los deportes individuales que re-
quieren mucha fortaleza física y mental. Hay
que tener mucho de eso para subir a un ring
a pelear. Además, me gustan la técnica, los
movimientos, la caballerosidad… todo. Lo que
no me interesa para nada son las artes combi-
nadas: me parece una mierda. Son simios pe-
gándose patadas cuando el otro está en el piso.
Nada que ver con el boxeo. Incluso, creo que
genera una violencia que no está buena. Y lo
pasan por televisión a las 9 de la noche. Des-
pués, las peleas que ves en la calle son así: hay
cuatro tipos pegándole a uno que está tirado en
el piso, sin ningún código. Y eso es una mierda.
Ahora que sos padre, ¿te cambió un poco la ca-
beza en ese sentido?
Indefectiblemente, cuando sos padre te conec-
tás con algo más. Igual siempre fui así, medio
paternal. No cambió mucho mi forma de pen-
sar. Pero seguro que es difícil aprender a acom-
pañar a tu hijo y no meterte demasiado en su
vida. Es difícil, pero estoy en eso. Igual, todas
las maneras de ser padre son incorrectas: uno
se va a equivocar sí o sí. Hace un tiempo leí en
algún lado que la paternidad es fallida por na-
turaleza: hagas lo que hagas, va a estar mal. Yo
estoy tratando de arruinarle lo menos posible
la vida a mi hijo. Igual, nacen para destruirte
[risas]. Aunque seas Lou Reed, en algún mo-
mento van a pensar que sos un pelotudo.
Revista G7 Cine
¿Antes, en Ameghino, no habías tenido nin-
gún contacto con la actuación, con el arte?
No. De hecho, en el colegio, me quería morir
cuando me tocaba actuar. Cuando estaba abu-
rrido en casa, a veces, me ponía frente al es-
pejo y me fijaba cuánto tardaba en llorar. ¡Y
me salía rápido! Quizás algo de eso me haya
servido después, pero no vengo de una casa
donde se consumiera arte. Cero contacto con
eso. No había muchos libros, ni discos. Ahora,
en cambio, tengo un montón de amigos músi-
cos y escritores que admiro. Pero, no importa
eso: si hicieran malas películas o fueran poe-
tas de mierda, igual los querría porque son un
amor. Me gusta haberme encontrado con esa
gente. Hacerse amigo de gente que uno admi-
ra es un milagro. Para mí, la amistad es igual
que el amor: encontrar amigos es tan impor-
tante como encontrar una mujer, un hombre o
lo que a uno le guste. Por eso le dedico mucho
tiempo a la amistad.
“ES DIFÍCIL APRENDER A ACOMPAÑAR A
TU HIJO Y NO METERTE DEMASIADO EN SU
VIDA. ES DIFÍCIL, PERO ESTOY EN ESO. IGUAL,
TODAS LAS MANERAS DE SER PADRE SON
INCORRECTAS: UNO SE VA A EQUIVOCAR SÍ
O SÍ”.
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::GRACIELA BORGES Revista G7 Cine
Ser niña
texto
María Florencia Sanzfotos
Nora Lezanoretoque digital
Mr Pixelmake up y pelo
Marina Nougues Guemes para Sofi Klei Studio con productos Givenchy
asistentes de fotografía
Phillipe Caillon
agradecimientos
Gino BoganiAdriana CostantiniSoledad Lareo
UN DÍA DE SOL EN PLENO INVIERNO, UNA DE LAS ACTRICES MÁS RECONOCIDAS DE ARGENTINA RECIBIÓ A
G7 EN SU CASA. LA INFANCIA, LA VEJEZ Y TODO LO QUE HAY EN EL MEDIO, EN UN ENTREVISTA ÍNTIMA CON
UNA DE LAS GRANDES ARTISTAS DEL PAÍS. “SOY MUY NIÑA. CREO QUE ESO ES BUENO PARA SOBREVIVIR”,
DICE.
de madera, estilo campo, pero pintados de colores vivaces: rojo, verde, azul. Nos presenta a sus dos perros, Enzo y Clarita, que ladran durante un rato. Le preocupa que casi todas las plantas del jardín estén quemadas; insiste en que abramos la heladera si queremos algo.Por alguna razón, uno esperaría que una de las artistas más importantes de Argen-tina, que se ha codeado con los mejores y a la que el mismísimo Jorge Luis Borges le prestó su apellido, tenga una actitud distante. Pero sucede todo lo contrario. En-seguida, ella te hace sentir que la conocés de toda la vida y se transforma en una de esas tías que todos querrían tener: cómplice, canchera, con mil anécdotas increí-bles para contar. De hecho, una entrevista –de una hora, de dos– no alcanza. Cuenta todo con lujo de detalles. En su voz viaja un sinfín de experiencias y recuerdos.cos Son (2006) y Un día (2008) Ya la conozco. No es que no me guste más, sino que
C uando llegamos al country, Graciela Borges ya está en la puerta de su casa, esperando como una nena ansiosa. Nos saluda desde lejos y su voz incon-fundible desata en la cabeza de todos un huracán de escenas de películas. Vestida de entrecasa, con un jogging negro y una remera, avisa que com-pró empanadas para almorzar. Adentro hay pocos muebles. La mayoría son
¿Cómo fue tu infancia?
No fue la mejor del mundo, pero sobreviví. Mi
padre era muy severo y no quería que fuera
actriz, pero con el tiempo hicimos las paces.
Mi mamá era muy creativa y viajera. Viajamos
juntas por todo el país y el mundo. También le
gustaban mucho los caballos y me contagió esa
adoración. Cuando tenía 4 años andaba a caba-
llo a mil y odiaba que me tuviera que llevar un
paisano a upa. Quería ir sola, me parecía que
era lo que yo merecía.
Ya eras brava.
Sin embargo era quedada y no me comunica-
ba mucho con la gente. Además, tenía la voz
muy grave y las chicas se reían de mí. A los 7
años me mandaron a estudiar declamación (el
arte de decir versos), porque eso ayudaba a las
niñas a desinhibirse. Con el primer verso que
tuve que aprender sufrí mucho, creía que si pa-
saba al frente me moría. Pero fue mágico: sentí
que a través de las palabras de otros me comu-
nicaba mejor con los demás. Después, me em-
pezaron a elegir para protagonizar las obras de
teatro del colegio. Un día hice de Virgen María
y ¡todas las que se reían de mí tenían que estar
arrodilladas, mirándome!
¿A partir de ahí te seguiste formando en
actuación?
Hice teatro infantil, donde tuve de compañera
a Marilina Ross, que siempre sacaba los per-
sonajes protagónicos. Con una de esas obras
debuté en el Teatro Colón y me pasaron cosas
muy graciosas. Primero me colgaron de un ar-
nés cuarenta y cinco minutos porque hacía de
ángel y me agarraron unos vómitos terribles.
En la segunda parte de la obra, me tocó hacer
de árbol y aparecían dos perros en escena. ¡Pa-
rece que fue tan buena mi interpretación que
uno de los perros me hizo pis! Más tarde seguí
estudiando declamación en el Conservatorio.
¿Y cuándo comienza tu carrera profesional?
En el Conservatorio, a los catorce años, me vio
Hugo del Carril. Buscaba chicos para hacer de
alumnos en una película protagonizada por
Gilda Lousek y me eligió. Al día siguiente, le
pedí a la chica que trabajaba en casa que me
acompañara a lo de Hugo. Ahí me preguntó si
me gustaría trabajar en una de sus películas y
yo le dije que dependía del papel que me diera.
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Tenías aspiraciones.
Sí, pero si te dijera que pensaba en ser actriz, se-
ría mentira. Lo hacía como hago todas las cosas
en la vida: con prolijidad. Antes de esa pelícu-
la no pensaba en nada de eso, y después ya no
paré.
¿En ningún momento sentiste el llamado de la
vocación?
Nunca, no quiero mentirte. La actuación apare-
ció y sentí que tenía que hacerlo. Al principio no
era un trabajo, sino más bien un juego y lo que
me parecía que sabía hacer. Tampoco fui muy
feliz haciendo todos mis films. Creo que en las
últimas películas, de Pobre mariposa (1986) a
esta parte, fue cuando empecé a tener concien-
cia de la felicidad y la emoción que causa hacer
algo bien. Recién ahora comprendo que era mi
destino.
¿Entonces, qué sentías antes?
Siempre hablo con China Zorrilla, que es una
especie de mamá para mí, y le pregunto qué
siente cuando sale al escenario. Ella me respon-
de que es inmensamente feliz, pero yo siento
miedo y nunca soy muy feliz con eso. Siempre
quiero irme a mi casa. De todas formas soy una
agradecida, porque conocí gente maravillosa en
este mundo, que te hace circular la sangre y las
ideas. Albert Camus decía que el único lujo son
las relaciones humanas. Yo fui rica en eso.
¿Nunca te importaron los lujos?
No soy muy gozadora de la riqueza, soy más
austera. Si me llevan a un restaurante paquete
me encanta, pero si voy a una fonda donde la
comida es rica y está bien hecha, me da mayor
felicidad aún. Además, me divierte ir a un lu-
gar donde hay otros compañeros, porque ahí se
engrandece todo. Soy mucho más feliz con las
cosas pequeñas de la vida.
¿Cuál es tu relación con la literatura?
Empecé a leer a los cuatro años. Estaba muy sola
y triste porque mis padres se habían separado
y una amiga de mi padre me enseñó a leer. El
primer libro que leí fue David Copperfield, de
Charles Dickens, y aunque no entendía todo,
me alegró. De ahí en más no puedo vivir sin leer.
Siempre me pregunto qué haríamos sin la lectu-
ra y sin el cine. Te abren la cabeza y te hacen ir a
otros mundos. Ahora estoy leyendo los cuentos
de Fogwill y un libro de José Pablo Feinmann
que, más allá de sus pensamientos políticos, me
parece un erudito y un gran filósofo.
¿Y vos escribiste alguna vez?
Hice poemas y algún cuento, pero no los mostré
nunca. Me pidieron varias veces hacer un libro
de mi vida con fotos. Quizás algún día me anime
a escribirlo y a contar anécdotas.
Como la del día que conociste a Dalí y Coco
Chanel. ¿Cómo fue eso?
Conocí a Dalí viajando con Fangio y mi mari-
do. Estábamos comiendo los tres en un restau-
rante muy paquete y de pronto entró Dalí con
Coco Chanel del brazo. Cuando Dalí lo vio a
Fangio, empezó a gritar que era el hombre que
más admiraba en el mundo. ¡Fangio ni siquie-
ra sabía quién era Dalí! Finalmente se sentaron
con nosotros y yo me quedé en silencio. Tenía
puesto un sombrero y Coco me dijo que debía
llevar siempre sombrero, porque tenía una ca-
beza perfecta para usarlos. Con Fangio también
conocí a Grace Kelly porque lo habían invitado
a cenar al palacio y él nos invitó a nosotros. Mi
marido no quería ir, pero yo le insistí porque
quería ver a Grace. ¡Caímos de colados y tuvie-
ron que agregar los platos en la mesa!
CAER ES HUMANO
Sobre una biblioteca hay una foto en sepia de
Graciela cuando era joven, con el pelo batido.
Cuando empieza a posar para la fotógrafa, su
mirada y su porte son los mismos que en aquel
retrato. La magia se mantiene intacta.
En su juventud, la revista norteamericana Vo-
gue la nombró una de las mujeres más lindas del
mundo junto a Sophia Loren y otras. Aunque
ella parece no hacerse cargo: “Estuve horas de-
bajo de un ombú en el campo haciendo las fo-
tos. Así cualquiera podía ser una de las mujeres
más lindas del mundo. ¡Entre las mil fotos que
me sacaron, una tenía que estar buena! Además,
mi nombre no apareció. Me pusieron ‘Miss Juan
Manuel Bordeu’”.
Enseguida, cuenta que anoche no durmió pen-
sando en las fotos. Pero cuando posa, parece ol-
vidarse de todo. Obedece a cada orden de la fo-
tógrafa sin quejas: se sienta sobre el tronco de un
árbol y el viento hace volar su vestido de Gino
Bogani. Sus movimientos son suaves y lentos.
Su elegancia se mezcla con lo salvaje de la natu-
raleza. Y, otra vez, vuelven sus películas.
A la hora de ser mamá, ¿tuviste que renunciar
a algo?
Después de perder dos embarazos y hacer un
tratamiento muy largo y difícil de transitar, en
un viaje por Europa, quedé embarazada de Juan
Cruz. No dudé un solo segundo de que era varón.
Al poco tiempo que nació, hice un film. Empecé
a filmar en forma más discontinua, pero seguí
mi tarea. Según Freud, la infancia es el padre de
la vida. Por eso, incluso después de separarnos,
con Juan Manuel quisimos que nuestro hijo se
criara con el afecto de ambos y fuimos padres
muy presentes.
¿Y es cierto que a los nietos se les dan todos
los gustos?
Con la otra abuela de María Jesús [su nieta de
tres años], fuimos a un curso para abuelas y nos
dijeron que teníamos que hacer lo que quisiéra-
mos. No hay imposibles para las abuelas. Así que
les avisamos a los padres que vamos a hacerle
todos los mimos del mundo. Jesús es muy inte-
ligente, adorable y brava.
Deben ser los genes…
Hace muchos años, un conocido que sabía leer
las líneas de las manos me dijo que iba a tener
una nieta que no iba a ser parecida a mí física-
mente, pero que iba a tener mi misma energía
y sentimientos. ¡Y es verdad que esta nena tiene
muchas cosas mías!
¿No te peleás con el paso del tiempo?
No, lo acepto porque lo que veo me parece bue-
no. Una vez me dijeron que yo soy una de esas
mujeres sin edad, y me gustó. Hay muchas per-
sonas que no tienen edad y otras que son viejas
desde jóvenes. Es raro lo que pasa con el alma de
la gente. Yo soy muy niña. Creo que eso es bueno
para sobrevivir y también para actuar, porque
mantenés siempre la capacidad de asombro.
“CONOCÍ A DALÍ VIAJANDO CON FANGIO Y
MI MARIDO. ESTÁBAMOS COMIENDO LOS
TRES EN UN RESTAURANTE MUY PAQUETE
Y DE PRONTO ENTRÓ DALÍ CON COCO
CHANEL DEL BRAZO. CUANDO DALÍ LO VIO
A FANGIO, EMPEZÓ A GRITAR QUE ERA
EL HOMBRE QUE MÁS ADMIRABA EN EL
MUNDO”.
Revista G7 Cine
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Revista G7 Cine GRACIELA BORGES
¿Y cómo se logra mantener siempre esa acti-
tud juvenil?
No sé bien. Hace nueve años que no me hago
ninguna cirugía profunda. Creo que eso da una
frescura que otras personas no tienen ponién-
dose tantas cosas. Además, como saludable,
hago gimnasia tres veces por semana, camino
todos los días una hora, trato de fomentar los
buenos pensamientos y medito desde hace 30
años. La meditación es una sanación. Tenía in-
somnio y, desde que medito, desapareció. La
gente cree que es algo especial, pero sólo se tra-
ta de observar lo que entra en la cabeza y dejar
pasar los pensamientos sin retenerlos, que es lo
que solemos hacer.
¿Te sirvió también para conocerte más?
Más que autoconocerse, hay que quererse y te-
ner piedad por uno mismo.
¿Sos exigente con vos misma?
Muchísimo y tengo que parar eso. Además, ten-
go un ego muy bajo. Mi maestro espiritual me
pide que suba mi ego, porque también sirve para
muchas cosas. Por ejemplo, cuando tenés un
ego elevado y ves cosas que hacen los otros y te
gustan, buscás la manera de generar eso mismo
para tu vida. Pero como empecé de muy chica,
no tengo sentimientos de competencia y adoro
a mis compañeros.
¿Nunca sentiste envidia por un papel que le
dieron a otra actriz?
Sí, es algo normal. Me pasó con Betibú: me había
gustado el libro y finalmente le dieron el papel a
Mercedes Morán. Lo primero que pensé fue que
yo lo hubiera hecho muy bien. Después, la llamé
para felicitarla y desearle lo mejor. No existe la
envidia si la procesás.
¿No creés que el artista ya tiene un ego eleva-
do por el solo hecho de estar pendiente de la
mirada del otro?
Es importante el feedback, pero todo tiene que
ser ligero y suave. A los premios no hay que dar-
les más importancia de la que tienen. A veces, lo
que parece un fracaso, termina siendo un éxito.
Cuando se estrenó El dependiente, una película
que hice con Leonardo Favio, no la vio nadie, y
ahora está catalogada en Europa como uno de
los veinte mejores films de todos los tiempos.
¿Todo es relativo?
Todo. Imaginate qué terrible sería creer que
siempre hay que tener éxito. No suelo mirar de
nuevo mis películas, pero a veces no me gusta
cómo estuve. Hay que revisar el trabajo de uno
mismo. A mí me aterra cuando un actor está
espectacular en cuatro films seguidos. Caer un
poco es humano.
DON DE FLUIR
Con más de 50 películas en su haber, Graciela
trabajó con los directores y actores más talen-
tosos del mundo. Además de los éxitos en cine,
televisión y teatro, la actriz se permitió probar
suerte en la conducción radial. En 1978 debutó
en radio en Belgrano show, para pasar luego por
diferentes programas en los que siempre impu-
so su voz y su personal estilo a la hora de hacer
entrevistas.
Hoy, Graciela sigue imparable. Continúa con su
programa de radio Una mujer, por Radio Nacio-
nal (que muchas veces graba en su casa), hace
un espectáculo junto a Rita Cortese y tiene en
carpeta tres proyectos de películas: entre ellas,
la segunda parte de Dos hermanos y una de la
mano del director Marcos Carnevale.
Fuiste una de las pocas actrices que participó
en una película prohibida durante la demo-
cracia.
Eso fue una idiotez social de una señora. Era la
película Kindergarten, de Jorge Polaco. Ganó
nueve festivales internacionales y acá no se es-
trenó. Yo la hice porque me interesaba trabajar
la toma secuencia, que son tomas muy largas,
de cinco minutos, sin primeros planos. Cuando
estábamos en Palermo filmando una escena con
unos chicos tapados con hojas, pasó una señora
y le pareció pornográfico. En realidad era una
escena muy bucólica. El problema siempre está
en la mirada.
¿Siempre estuviste en cosas transgresoras?
A esta altura de la vida y con las cosas que se ven,
no sé si fueron tan transgresoras las que hice yo,
pero me parece que sí y me gusta.
También hiciste teatro de revista, algo que
muchas hubieran rechazado por pudores o
prejuicios.
Y fue lo más me gustó hacer en el rubro de es-
pectáculos. Justo se había muerto mi madre y
cuando me lo propuso Nito Artaza, quise pro-
bar. Crearon un cuadro de veinte minutos con
la historia de mi vida. Caía del techo una caja
enorme de donde salían cámaras, maquillado-
ras, directores, de todo. Trabajé con gente a la
que le tenía mucho cariño y había mucha cama-
radería. No sé cómo será ahora.
Otro de los ámbitos en los que incursionaste
es la radio.
La radio es como ir a un psicoanalista que te
abraza y te dice que va a estar todo bien en la
vida y que vas a ser muy feliz. Es como estar
charlando acá, entre nosotras: ni me acuerdo
de que estoy grabando, estoy relajada y fluyo.
La televisión a mí me descentra, en cambio en
radio se crea un tiempo, una intimidad y una
magia que no tienen otros medios. La radio es
desmenuzadora de cabezas y de corazones.
¿No te gusta la televisión?
Todos son formatos distintos. La televisión es
masiva y es el arte de la improvisación: todo hay
que resolverlo rápidamente, y eso es muy atrac-
tivo. En cambio, el cine es más paciente, más
elaborado, y hay que entrenarse en la proble-
mática de la continuidad. En cine es muy difícil
la continuidad para el actor porque a veces fil-
mamos la última toma el segundo día de rodaje
y hay que tener mucha concentración.
Después de tantos años de carrera, ¿el público
argentino sigue siendo fervoroso?
El público me agradece por ver las cosas que
hago, las mujeres sobre todo. Eso es sorpren-
dente. Desde hace dos años tengo Twitter y es-
cribo cosas del alma o cosas que me gustan, pero
no lo que estoy haciendo en el día porque me da
pudor. Sólo en dos ocasiones me escribieron al-
guna cosa más insultante. Yo les contesté bien,
porque creo que si miramos al otro con piedad,
empatía y afecto, la gente no es mala con uno.
No conozco un ser humano terriblemente malo.
¿Alguna vez te apabulló la fama?
No, pero hay momentos en que siento que ya
cumplí, que está bueno lo que hice. No sé si ten-
go tantas ganas de seguir mucho tiempo más.
Aunque Raúl de la Torre me decía que yo nunca
iba a dejar esto, que cuando me estuviese mu-
riendo, rodeada de mi familia y mi gente que-
rida, él iba a entrar por una puerta y me iba a
decir: “Gra, cámara”. Y yo iba a volver a sonreír.
¿No es lindo?
“HAY MUCHAS PERSONAS QUE NO TIENEN
EDAD Y OTRAS QUE SON VIEJAS DESDE
JÓVENES. ES RARO LO QUE PASA CON EL ALMA
DE LA GENTE. YO SOY MUY NIÑA. CREO QUE
ESO ES BUENO PARA SOBREVIVIR”.
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::CHAPELCO Revista G7 Empresas
Más alla de lo conocidoPasar el horizonte, cruzar del otro lado, ir más allá de lo conocido. Eso propone Chapelco Ski Resort en 2014, para tentar a quienes quieran descubrir el mundo del esquí o el snowboard fuera de pista.Hay otro mundo detrás de la cumbre y, para conocerlo, Chapelco organizó el programa Back Bowl. En él, grupos de esquiadores o snowboarders de nivel avanzado salen a la nieve junto al coordinador Maxi Cataldi, asistidos por la Escuela de Esquí de Chapelco y el Cuerpo de Patrulleros. Los participantes toman la Silla del Mallín, que los lleva a la cumbre del cerro, a 2.000 metros de altura, y realizan descensos en nieve virgen. Para participar no hace falta ser un esquiador extremo, sino que se trata de un programa familiar en el que puede participar cualquier esquiador con un buen nivel sobre la nieve. Al comenzar la actividad, el coordinador de Back Bowl, Maxi Cataldi, les da a los participantes consejos técnicos y de seguridad, colocándoles dispositivos de rescate e instruyéndolos sobre su uso. Las bajadas se hacen por tramos, de manera organizada y controlada. En total, el programa dura entre tres y cuatro horas, y culmina con una picada y bebidas muy cerca de la laguna. “De alguna manera, es como volver el tiempo atrás para vivir lo que sentían los pioneros de Chapelco, cuando trepaban la montaña a pie con las tablas al hombro para disfrutar de esta increíble bajada en nieve virgen”, concluye Maxi.Este año, además, el sitio web www.chapelco.com ofrece la posibilidad de adquirir clases y alquiler de equipos, además de pases para los medios de elevación. Quienes realicen la compra anticipada vía web, al llegar a la base de Chapelco retirarán los servicios contratados de manera rápida y cómoda en el exclusivo Point 2.0.Por otro lado, en 2014 Chapelco selló una alianza comercial con Aspen Snowmass, de Colorado, Estados Unidos, por lo que todos los esquiadores pueden adquirir sus paquetes a través de Nieves del Chapelco para viajar a Aspen durante el verano del hemisferio sur, y esquiar en sus cuatro montañas: Aspen Mountain, Aspen Highlands, Snowmass y Buttermilk.Estos beneficios se suman a las aplicaciones para dispositivos móviles y tablets, las webcams para ver en tiempo real todos los rincones del cerro, los paseos en carros tirados por perros huskies y los paradores gastronómicos con cocina de montaña. Y, como si eso fuera poco, el año próximo habrá un nuevo medio de elevación en el área de Pradera del Puma y Cerro Mocho, para disfrutar aún más de Chapelco.
www.chapelco.com.ar
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Revista G7 Empresas
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.DOSSIER.
FOTOS Y RETOQUE /FELIPE ZABALA
ESTILISMO/ JESICA CAMELINO
MODELOS/DANIELA SKIDELSKY PARA ARGMODELSMERI JANTUS PARA ARG MODELSNADINA VALLINA PARA ARG MODELSVALENTINA DITTBORN PARA EP BOOKERSYAMILA COUTOUNÉ PARA EP BOOKERS
MAKE UP + PELO / POLA AMENGUAL
Couleur Printemps
Couleur Printemps
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::MONOCHROME Revista G7 Empresas
Sobre ruedasDESPUÉS DE UNA TEMPORADA EN AUSTRALIA, EL DISEÑADOR INDUSTRIAL NATAN BURTA
VOLVIÓ A BUENOS AIRES PARA CREAR UNA MARCA QUE LE CAMBIÓ LA CARA AL MERCADO DE
LAS BICICLETAS. CON UN LOCAL EN PALERMO Y EL APOYO DE UNA RED DE TALLERES Y PROV-
EEDORES, OFRECE UN PRODUCTO QUE SE DESTACA POR SU DISEÑO Y CALIDAD.
¿Cuál es tu primer recuerdo vinculado a la bicicleta?
Tuve una infancia muy vinculada con la bicicle-
ta. Vivía en Martínez y, en esa época, todavía se
jugaba mucho en la calle. Entonces, me pasaba
todo mi tiempo libre andando en bici. Los fines
de semana, por ejemplo, iba en bicicleta, con
toda mi familia, a disfrutar del río.
¿Cómo nació Monochrome?
Monochrome nació en 2009, después de un estu-
dio de mercado de ocho meses, a través del cual
detectamos que en Buenos Aires no había una
oferta de bicicletas urbanas de diseño y calidad.
En su mayoría, el mercado estaba copado por
bicicletas deportivas de alta gama y playeras de
baja calidad. Por otro lado, también localizamos
en todo el país lotes de bicicletas en desuso que
se estaban utilizando como relleno de terreno –
lo que suponía, además, un daño enorme para el
medio ambiente–. A partir de esos dos hallazgos
nació Monochrome Recycled Bikes, que propone
reciclar cuadros y horquillas de bicicletas anti-
guas de muy buena calidad, y fabricar manubrios
y asientos propios. Así logramos generar una
identidad propia a través del producto final, pre-
tendiendo no sólo crear un medio de transporte
sino también un objeto de diseño y de culto.
E le brindara la posibilidad de hacer algo que le gustara. Así, luego de hacer un minucioso estudio de mercado –“nada quedó librado al azar”, dice–, abrió las puertas de Monochrome Recycled Bikes, un emprendimiento que proponía reciclar –y, más tarde, producir– bicicletas de calidad que no fueran valoradas sólo como medio de transporte, sino también como un objeto de diseño. La idea llegó en el momento justo y prendió enseguida: de la mano del boom de las bicicletas en Argentina y el mundo, Monochrome se estableció como una compañía pionera y referente en una industria que no para de crecer. Hoy, el equipo de Monochrome está compuesto por el propio Natan, su socia –y mujer– Luciana, el staff de ventas, un grupo de armadores que trabajan en el taller de la marca y una amplia red de talleres y artesanos que los acompañan desde hace años. El proyecto va sobre ruedas y, según adelanta Natan, ya tienen en mente expandirse a otros países.
sta historia comienza varios años atrás, antes, incluso, de que las bicisendas empezaran a poblar la ciudad de Buenos Aires. Nacido y criado en Argentina, el diseñador industrial Natan Burta vivía en Australia, donde trabajaba en un estudio de diseño y urbanismo. Todo iba bien, pero en 2009 decidió volver a su país para emprender unproyecto propio que, además de ofrecerle una fuente de trabajo,
texto
Santiago Corsofoto
Sofía López Mañan
#monochromeg7
¿Tomaron algún proyecto como modelo?
No. La verdad es que todo surgió a partir de un
estudio de mercado serio que nos permitió de-
tectar una necesidad muy específica.
¿Cómo es el proceso de producción de una bici?
Es un proceso complejo porque cada bicicleta tie-
ne más de 200 partes. Hay algunas piezas –como
el asiento, el manubrio, los cuadros– que fabri-
camos y diseñamos nosotros de manera integral,
y que producimos en diferentes talleres especia-
lizados. Otras piezas –frenos, cajas de pedales,
cadenas– las compramos a diferentes proveedo-
res e importadores. Luego, algunas partes pasan
por el taller de blastinado y pintura, de acuerdo
al diseño elegido por el cliente. Y, finalmente, el
armado y el ensamble final de la bicicleta se ha-
cen en el taller a la vista que tenemos en nuestro
local de Gorriti.
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Sobre ruedas
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“MÁS ALLÁ DE TODAS LAS DIFICULTADES,
ES POSIBLE HACER LAS COSAS BIEN EN EL
PAÍS: EN ESTE TIEMPO, NOS HEMOS EN-
CONTRADO CON MUCHOS FABRICANTES,
ARTESANOS E INDUSTRIALES QUE TIENEN
GANAS DE PROGRESAR Y DE HACER
COSAS NUEVAS”.
¿Qué tan difícil es producir piezas en Ar-
gentina?
Bastante… Por empezar, es imposible produ-
cir el 100 % de las piezas en el país porque
no se cuenta con la tecnología necesaria para
hacerlo y cumplir con ciertos estándares de
calidad. Hay piezas que se puede fabricar
a nivel local, pero hay que luchar contra la
desmotivación que a veces tienen los indus-
triales para hacer cosas nuevas o de calidad.
Hay pocas ganas de invertir en tecnología:
por el cambio de reglas de juego constante,
muchas fábricas se fundieron muchas veces
y no quieren invertir para no correr riesgos.
Además, influye la gran informalidad que
nos caracteriza a los argentinos. Hay muchas
promesas y tiempos que no se cumplen. Ade-
más, los costos de fabricación en Argentina
son altos y, por lo tanto, cuesta mucho com-
petir con artículos importados que acaban
siendo más baratos. Pero más allá de todas
esas dificultades, es posible hacer las cosas
bien en el país: en este tiempo, nos hemos
encontrado con muchos fabricantes, artesa-
nos e industriales que tienen ganas de pro-
gresar y de hacer cosas nuevas, que son muy
profesionales, hacen productos de calidad y
cumplen los compromisos asumidos.
::MONOCHROME
¿Cuál dirían que es el diferencial de la marca?
El diseño y la calidad del producto, sobre
todo. Cada detalle de nuestras bicis es dise-
ñado especialmente, cada parte del proyecto
tiene un porqué y es consecuencia de mucho
tiempo de trabajo. No hubo improvisación:
no levantamos la cortina de un día para el
otro y nos pusimos a vender bicicletas por-
que era un negocio de moda y podía funcio-
nar a nivel comercial. Eso es lo que nos di-
ferencia.
¿Qué estrategia de comunicación implemen-
taron para difundir el proyecto?
En los comienzos, cuando sólo teníamos los
prototipos de las bicis, nos presentamos en
diferentes concursos y ganamos. Ganamos
el proyecto Embajadores Nokia 2010, el BID
Challenge –como empresa con mayor po-
tencial de crecimiento– y Buenos Aires Em-
prende. Todo eso nos dio bastante visibilidad
y prensa. Más allá de eso, nuestra estrategia
fue siempre cuidar mucho la imagen de Mo-
nochrome. La realidad es que toda la pren-
sa que tuvimos, tanto a nivel nacional como
internacional, no fue paga, sino que fueron
notas espontáneas solicitadas por los me-
dios. Por nuestro lado, siempre accedimos a
participar con la mejor onda y profesionalis-
mo en todas las propuestas que nos hacen…
Creemos que todo sirve para difundir nues-
tro trabajo.
¿Cómo cambió el mundo desde que nació Mo-
nochrome hasta hoy?
A nivel mundial, el uso de la bicicleta en la
vida cotidiana creció mucho, y también ha
cambiado el tipo de usuario de bicicleta y
el fin con que se la usa. Antes era un instru-
mento de recreación exclusivamente; hoy se
la utiliza, cada vez más, como un medio de
transporte para moverse en la ciudad de ma-
nera cotidiana. Asimismo, cuando comen-
zamos, éramos muy pocos los que hacíamos
bicicletas urbanas. Más tarde, con el boom
del uso de la bici, abrieron muchas bicicle-
terías y muchas fábricas, que en un principio
no querían saber nada con volver a fabricar
ciertos modelos o insumos, hoy están traba-
jando a full.
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¿Es Buenos Aires una ciudad amigable para los ci-
clistas?
A ver… En primer lugar, más allá de la infraes-
tructura que pueda ofrecer la ciudad, creo que
lo más importante es que haya un cambio cul-
tural. Es necesario que, como sociedad, poda-
mos desarrollar un mayor respeto por el otro
en la calle. Y hablo tanto de los peatones como
de los ciclistas como de los automovilistas.
Vamos camino a eso y lo cierto es que, en ese
sentido, es una ciudad más amigable que cin-
co años atrás. Lo más importante, me parece,
es la educación de los usuarios, la creación de
normas y, por supuesto, el correspondiente
control. Todavía queda muchísimo por hacer,
pero soy positivo: hay que mirar lo que se hizo
y seguir trabajando por lo que falta.
¿Qué planes tienen para el futuro?
Muy pronto vamos a lanzar la campaña Vera-
no 2014/15. Estamos trabajando en productos
nuevos –distintos modelos, colores, acceso-
rios, etcétera– para completar la nueva tem-
porada, como hacemos siempre. También
queremos expandirnos a nivel regional y, más
adelante, ¡vamos por Monochrome en el mundo!
::MONOCHROME Revista G7 Empresa
Más información en: www.rewindbikes.com.
¿Por qué creen que se difundió tanto el reci-
clado de bicicletas en los últimos años?
Las nuevas generaciones están empezando a
tomar conciencia de la importancia del cui-
dado del medio ambiente en el que vivimos.
Además, a nivel mundial hay una tendencia
hacia lo “green” en todos los aspectos: la
gente trata, cada vez más, de llevar una vida
sana, consumir alimentos orgánicos, inclu-
so ropa orgánica. Y muchas empresas lo han
adoptado como estrategia de marketing.
Entonces, ¿cuánto hay de consciencia ecoló-
gica y cuánto de moda en el consumo de bici-
cletas recicladas?
Creo que hay de ambas. Es una combinación:
uso una bicicleta que me gusta y colaboro con
el medio ambiente al mismo tiempo. Hoy en
día, el consumidor es más responsable, más
consciente. Por supuesto, en esto también
se pone en juego la nostalgia, la vuelta a la
calidad de la vieja industria, a las cosas que
duraban. Y, a todo eso, se suma la moda del
estilo vintage.
En tu caso, ¿cuándo nació la inquietud por el
cuidado del medio ambiente?
Es algo que estuvo siempre presente. Desde
muy chico mis padres me inculcaron la im-
portancia del cuidado del medio ambiente y
el amor y respeto por la naturaleza.
“A NIVEL MUNDIAL HAY UNA TENDENCIA
HACIA LO ‘GREEN’ EN TODOS LOS ASPEC-
TOS. Y MUCHAS EMPRESAS LO HAN ADOP-
TADO COMO ESTRATEGIA DE MARKETING”.
Más información en: www.rewindbikes.com.
::TARETTO & VÁZQUEZ Revista G7 Publicidad
Ideas que refrescanDESPUÉS DE LAS COSAS COMO SON, LA CAMPAÑA QUE DESDE EL AÑO 2005 SE CONVIRTIÓ
EN UN EMBLEMA DE SPRITE, LA DUPLA CREATIVA DESARROLLÓ EL ÚLTIMO TRABAJO PARA LA
MARCA: HABLÁS DE MÁS. “HABLAMOS DE MÁS TODO EL TIEMPO. ES UN RIESGO CON EL QUE
UNO CONVIVE”, DICEN.
¿Cómo es trabajar con Coca-Cola después de tanto
tiempo?
VÁZQUEZ: Es siempre muy interesante. Nuestra
relación con Coca viene de VegaOlmosPonce,
después pasó por Ogilvy y ahora trabajamos con
JWT para esta campaña. Coca tiene cantidad de
marcas, muchos procesos en distintas regiones.
Tuvimos que aprender a trabajar sin eso que tenía
el oficio en nuestros comienzos, que era termi-
nar un proyecto y verlo al poco tiempo. Con estas
marcas, por ahí soltás el comercial terminado y
en algún momento te vuelve a encontrar, pero
no sabés cuándo. Sprite es una marca con la que
hace mucho tiempo trabajamos y le tenemos un
especial cariño.
TARETTO: Lo gratificante es cuando el cliente te
viene a buscar porque necesita retomar el curso
de una campaña que fue exitosa y que le dio mu-
cha personalidad a la marca.
¿Por qué los siguen eligiendo?
VÁZQUEZ: Supongo que porque algunas cosas no
las hemos hecho tan mal. De todas maneras, no
somos los únicos en esto ni a los únicos a los que
suelen buscar. La marca arma equipos de gente
muy buena para trabajar, es decir, hay también
una competencia interna. Trabaja gente que co-
nocemos del mercado argentino y que es sobre-
saliente: los chicos de Santo, Martín Mercado,
Madre, Leandro [Raposo] en España. Es un elogio
participar de esos proyectos. Nosotros seguimos
teniendo en nuestros reels material de hace mu-
cho tiempo y material nuevo, pero la verdad es
que lo que hemos hecho para Coca está entre lo
que más nos gusta.
TARETTO: Conocemos la marca. Supongo que
les da tranquilidad saber que vivimos varios pro-
cesos. Los clientes van cambiando a lo largo del
tiempo, se suman managers, se suma gente nue-
va, y nosotros conocemos el origen de las cam-
pañas, todos los testeos, las cosas que no salieron.
Y, además, una particularidad que encuentra
Coca en nosotros es el buen manejo del target al
que ellos apuntan. Porque el tono de la campaña
es siempre muy delicado: es transgresor, pero
está bajo el paraguas de The Coca-Cola Company.
¿Cómo se trabajó la campaña?
VÁZQUEZ: Esta es una campaña regional. Ellos
querían volver a las fuentes de Las cosas como
son. Hubo un período en que, si bien se usaba ese
concepto en algunos países, la marca se despegó
un poco de esa historia que ponía el foco en decir
cómo son las cosas para pibes. Lo que hicimos fue
G Sus trabajos para Coca-Cola y otras marcas se han destacado a nivel local y regional, lo que los ha llevado a ganar premios y a ser uno de los dúos más reconocidos en el ambiente publicitario. Después de tantos logros, sin embargo, Taretto y Vázquez conservan la chispa de los primeros años. No tienen inconveniente en contar, por ejemplo, que la idea de Hablás de más, su última campaña para Sprite, surgió de su propia cotidianeidad: ellos, como todos, suelen hablar de más. “Hay situaciones en el comercial que uno lo tocan de cerca, errores que uno ha cometido. Y, profesionalmente, hablamos de más todo el tiempo. Es un riesgo con el que uno convive”, dicen. “Con Sprite todo es más fácil, porque ellos promueven que nosotros hablemos de más. Es una marca que todo el tiempo busca llegar al límite, al borde de las cosas”.
ustavo Taretto y Gabriel Vázquez se conocen desde hace más de 20 años. Han compartido trabajos, viajes, reuniones, fiestas y más. A simple vista se los adivina como una dupla que se complementa perfectamente: uno es extrovertido; el otro respeta los silencios, responde corto y claro. Uno lleva un look sencillo y el otro se anima a un estilo más informal.
texto
Andrés Pinottifoto
Soledad Fernández Arana
#t&Vg7
identificar qué es lo que puede funcionar con los
chicos y qué es lo que para ellos puede ser media-
namente relevante. Sprite es una de las marcas
más transgresoras que tiene Coca y también una
de las más divertidas a la hora de laburar. El ADN
de Las cosas como son estuvo en nuestro primer
brief, así que es algo que conocemos. De todas
maneras, siempre exploramos distintas alterna-
tivas a eso, ya que las cosas van cambiando y los
pibes crecen.
¿Por qué creen que el mercado interno perdió fuer-
za y que las ideas empezaron a apuntar a lo global?
TARETTO: Las cosas son al revés que cuando
empezamos a trabajar. Allá por el ‘94, las mar-
cas fuertes eran las locales. Y después, hacia fines
de los ‘90, empezaron las ventas de las agencias
argentinas de publicidad y, en general, todas las
empresas –supongo que por una cuestión eco-
nómica y de control– apuntaron al medio global.
En casi 20 años de trabajo nos han tocado, sobre
todo en los últimos 10, un montón de trabajos lo-
cales, pero también muchos otros globales. Ayer,
uno de nuestros creativos nos mostró la versión
holandesa de Hablás de más. Se derrumbaron
ciertos mitos, como que los proyectos locales no
cruzan fronteras. Nos dimos cuenta de que las
60 ·
“LOS BRIEFS SE PARECEN CADA VEZ MÁS PORQUE LOS
CLIENTES TIENEN MIEDO DE DIFERENCIARSE. Y LO QUE
GENERAN ES UN GRAN RUIDO, PORQUE CON TODOS
ESOS COMERCIALES ÉPICOS LA GENTE TERMINA CON-
FUNDIENDO LAS MARCAS”.
GUSTAVO TARETTO.
“NUNCA TRATAMOS DE PONERLE NUESTRA IMPRONTA
A LAS MARCAS, SINO QUE BUSCAMOS ENTENDER CUÁL
ES EL TONO DEL CLIENTE Y, A PARTIR DE AHÍ, HACER UN
LABURO QUE SOBRESALGA, QUE LLAME LA ATENCIÓN Y
DEL QUE SE HABLE”.
GABRIEL VÁZQUEZ.
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referencias que usan, hay un montón de da-
tos que uno, luego de tantos años, aprendió
a decodificar. También hay clientes con los
que tenemos una gran química y confian-
za, que toman riesgos y no tienen miedo. Lo
malo es cuando algunos quieren dar marcha
atrás cuando ya no hay posibilidad de hacerlo.
Cuando ya estás en el rodaje, por ejemplo.
¿Se pueden hacer cosas buenas con un presu-
puesto bajo?
VÁZQUEZ: Sí, claro, se pueden hacer cosas in-
teresantísimas con poco dinero. El problema
es cuando el espejo que vos te ponés enfrente
no tiene nada que ver con el presupuesto que
manejás, cuando no hay relación entre el obje-
tivo y el dinero disponible. Hace muchos años,
en plena crisis, hicimos una campaña para Te-
lefónica que funcionó muy bien y costó diez
veces menos de lo que normalmente costaba
un comercial. De todas maneras, el verdadero
costo de las campañas está siempre puesto en
los medios. El negocio en esta profesión pasa
por los medios. Más ahora, que hay toda una
reconversión de la era digital.
TARETTO: En nuestro reel tenemos comercia-
les que costaron un millón de pesos de produc-
ción y otros, como el caso de Teléfonica, que
costaron 20 mil. Lo bueno, cuando hay un pre-
supuesto grande, es saberlo antes de presentar
las ideas.
¿Trabajan con muchos clientes a la vez?
TARETTO: En algún momento llegamos a te-
ner hasta 16 equipos creativos a cargo. Pero
aunque ahora trabajamos más selectivamente,
nos acomodamos perfecto a cualquier tipo de
trabajo. Ahora estamos armando la campaña
para el HSBC, que es un proceso largo y que re-
quiere el consenso y el visto bueno de muchas
regiones. También estamos colaborando en un
trabajo para Royal Caribbean, otra campaña
global. Lo que no tenemos últimamente, pero
que podríamos hacer sin inconvenientes, es el
día a día destinado a una marca.
VÁZQUEZ: También estamos con algunos pro-
yectos digitales. Una marca que estamos labu-
rando es Avón. Les hemos desarrollado prácti-
camente una cuestión de negocio, un producto
nuevo vinculado con el Mundial y que no se
llegó a terminar por un tema de logística y pro-
ducción, pero el cliente compró la idea y logró
implementarla.
A propósito, ¿qué les parecieron las publici-
dades que se hicieron para el Mundial?
TARETTO: Se hicieron muchas, pero fueron
todas iguales.
VÁZQUEZ: Todos usaron los mismos recursos:
el de la garra, el corazón. Daba ganas de decir:
“¡Pará, no se nos va a ir la vida en esto!”. Tal vez
haya algo que se rompió con la crisis y todavia
Revista G7 Publicidad
cosas locales pueden terminar siendo univer-
sales.
¿Cómo hacen para captar el código de otras
sociedades cuando trabajan para clientes
extranjeros?
VÁZQUEZ: Las preocupaciones y los intereses
de los “teens” son similares en todas partes:
el conflicto con los viejos, el futuro, los ami-
gos. Por ahí hay especificidades vinculadas
al humor, pero en general son cosas bastante
universales. Coca es una marca universal. Sin
ser americanos, podemos decir que todos nos
hemos educado con esa y otras marcas.
TARETTO: Hace poco, Gaby viajó a Hong Kong
a buscar un brief con el que estamos trabajando
para la campaña global del banco HSBC. Es un
proyecto que parte desde Asia, pero las emo-
ciones se reducen y son universales.
VÁZQUEZ: Yo nunca había estado en Hong
Kong ni conocía la cultura asiática. Pero llegué,
empezamos a hablar en inglés y en 10 minutos
estábamos trabajando el brief. Eso te da la pau-
ta de esa universalización.
¿Cómo es trabajar en dupla durante tan-
tos años?
VÁZQUEZ: En nuestro caso fue fácil. El ejer-
cicio de este laburo es muy solitario, así como
también el proceso de elaboración y el cierre
de las ideas. Tener un buen socio con quien
cotejar criterios y con quien intercambiar pen-
samientos es genial. En la medida en que vas
conociendo a esa persona, resulta más fácil.
Además, en este último tiempo los dos hemos
crecido en nuestras carreras y hemos incorpo-
rado conocimientos, formas distintas de ver el
trabajo. Eso va enriqueciendo el laburo.
¿Cómo definirían la filosofía de la dupla?
VÁZQUEZ: No creo que tengamos una filoso-
fía… Aunque podría decir que nunca tratamos
de ponerle nuestra impronta a las marcas,
sino que buscamos entender cuál es el tono del
cliente y, a partir de ahí, hacer un laburo que
sobresalga, que llame la atención y del que se
hable.
¿Las marcas se animan a experimentar?
TARETTO: Sí, hay marcas que esperan justa-
mente eso. Aunque también hay otras que pi-
den experimentar y después se arrepienten…
Sucede que te “briefean” con la necesidad
de destacarse y cuando les llevás el trabajo se
asustan un poco. Hay de todo. Una habilidad
que hemos desarrollado después de tantos
años, tantas reuniones y tantos clientes, es leer
lo que quieren decirnos las marcas –que no es
necesariamente lo que dicen explícitamente–.
En una reunión, en la forma de hablar, en las
no pudimos salir de ahí. Esa idea de pegarnos
en el pecho y gritar el himno. Habría que salir
un poquito de eso y avanzar. Incluso le pasó la
Selección Argentina: la figura fue un tipo que
puso huevos. Pero yo eso no lo celebro. El co-
mercial que fue muy lindo fue el de Coca-Cola.
TARETTO: Hay una cosa muy dramática en la
publicidad: los briefs se parecen cada vez más
porque los clientes tienen miedo de diferen-
ciarse. Y lo que generan es un gran ruido, por-
que con todos esos comerciales épicos la gente
termina confundiendo las marcas. A veces un
brief se pone de moda y lo usa desde una marca
de protectores diarios femeninos hasta una de
autos.
¿Qué le estaría faltando, entonces, a la publi-
cidad argentina?
VÁZQUEZ: Tener propuestas no arriesgadas,
sino diferenciadoras. No es lo mismo una leche
que un auto. No puede apuntar todo a un target
de entre 15 y 25 años. Las marcas llevan la im-
pronta de quienes las dirigen. Las compañías
son personas. Entonces, dependemos de que
esas personas quieran asumir un rol distinto y
progresar. El gran desafío es cruzarse con esa
gente que se la quiere jugar. Lamentablemente,
son poquísimos.
¿Qué desafíos se plantean para el futuro?
TARETTO: Seguir trabajando. A nosotros nos
gusta muchísimo, nos seguimos entusiasman-
do como cuando empezamos. Este trabajo es
muy rico porque te obliga a resolver desafíos
todo el tiempo.
VÁZQUEZ: La que manda es la idea. Los crea-
tivos decimos las cosas de otra manera. Lo di-
vertido es comunicar lo que tenés para contar
y hacerlo de una forma clara y precisa. Creo
que todo ese proceso nos sigue entusiasman-
do. Pretendemos seguir adelante y hacer lo que
nos apasiona.
62 ·
Revista G7 Publicidad
· 63
Catarsis creativatexto
Rodrigo CataldiCOMO CANTANTE DE SANCAMALEÓN, VIVIÓ LA EXPERIENCIA DE ESTAR AL FRENTE DE
UNA BANDA DE ROCK Y, SEGÚN DICE, CUMPLIÓ SU SUEÑO ADOLESCENTE. AHORA,
MIENTRAS ENCARA UNA GIRA ACÚSTICA, YA PIENSA EN SU SEGUNDO DISCO SOLISTA.
“EL SENTIMIENTO Y LA ACTITUD NO SON COSAS MENORES EN UN MÚSICO”, DICE
::FEDE CABRAL Revista G7 Música
¿Cómo viviste esa época de Sancamaleón?
Fue una época muy linda. Fueron 11 años de
estar tocando, girando, viviendo la experiencia
de tener una banda de rock. Tocar en Cemento,
La Trastienda, El Teatro de Colegiales, girar por
el país, todo lo que quería hacer de adolescen-
te. Como cumplir un sueño. La banda fue con-
siderada como una gran promesa y no pudo
pasar a la siguiente etapa. Básicamente, creo
que no pudimos sobrevivir a esa herida que fue
Cromagnon, que significó un golpe muy gran-
de para todas las bandas de esa generación. Se
hizo muy difícil tocar y crecer acostumbrados
a otra estructura. Pero rescato el compromiso
artístico y ético que tuvimos siempre, el haber
trabajado de manera independiente y el hecho
de haber podido cerrar un círculo: anunciamos
un último show y pudimos disfrutarlo con la
gente. Fue épico.
¿Cómo surgió la idea de lanzarte como solista?
Creo que en todo cantante existe un solista. El
hecho de que pueda cantar mis canciones solo,
ya me transforma en eso. Me pareció que era
el momento. Podría haber formado otro grupo
–algo que no descarto en el futuro–, pero el he-
cho de ponerle tu nombre al proyecto lo define
de otra manera, lo marca a fuego. Sos vos.
¿Qué diferencias encontrás en el día a día?
La libertad para moverse, para decidir y eje-
cutar ideas con más rapidez. Por supuesto que
es hermoso estar en un grupo, pero no es mi
momento para eso. Por otro lado, uno va aso-
ciándose creativamente con los músicos con
los que toca y eso está buenísimo también, son
las relaciones puras que te da la música.
¿Considerás importante haber adquirido una fa-
ceta de productor además de la de músico?
Sí, sobre todo haber empezado a manejar cier-
tas herramientas. Uno siempre es productor
en su cabeza, pero bajar las ideas es otra cosa.
Además, es una manera de organizarse, de po-
der verse desde afuera. Grabarse, hacer demos
y, en mi caso, producir mi propio disco en mi
casa. En esta época es lo más común: como los
discos no se venden, no hay grandes presu-
puestos. Poder hacer discos en estudios caseros
implica una gran libertad.
¿Cómo te definirías como músico?
Soy un cancionista. No sé tocar muy bien nin-
gún instrumento, pero toco varios. Me animo
y me gusta. Creo que hago buenas melodías y
letras. Y el sentimiento y la actitud no son cosas
menores en un músico.
fotoSofía López Mañan
VestuarioAy not dead
Hace algunos años, partiendo de la idea de que en todo cantante existe un solista, Federico Cabral dejó atrás su pasado en Sancamaleón y cambió el rumbo de su ca-rrera musical. Por estos días, no sólo se destaca al frente del micrófono, sino que también ha podido desarrollarse como productor. Sí, su primer disco solista grabado y producido en su propio estudio, es el reflejo de su gusto por la canción.
¿Y como productor?
Me gusta trabajar las canciones con el artista,
encontrar un groove, un ritmo, un clima, y re-
gistrar todo eso. Me interesan los errores en la
música, nos muestran otra parte, otras ideas.
Quiero aportar una visión sin ponerme ade-
lante de los deseos del artista. A la vez, es un
gran aprendizaje producir un disco. De alguna
manera, es como hacer un curso.
¿Es difícil producir lo que uno hace?
A veces, sí. Es difícil tener la disciplina y la
frialdad para trabajar con uno mismo. Pero,
a la vez, me gusta mucho la idea de tener un
taller donde hacer catarsis creativa. Luego, es
importante ser prolijo y meticuloso a la hora
de ordenar todo ese caos. Esa es mi forma de
trabajar. A veces, también es difícil no traba-
jar bajo presión. La presión puede ayudar a
ordenarte.
¿Cuáles son tus próximos pasos?
Ahora estoy comenzando una gira acústica.
Acabo de tocar en el Konex, que fue, de algu-
na manera, el puntapié inicial. Seguiré por La
Plata, Martínez, Montevideo, Tucumán y Santa
Fe. Además, ya estoy preparando mi segundo
disco, y trato todos los días de ser feliz, que no
es poca cosa.
Más información en: www.fedecabral.com.
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::VIDRIERA Revista G7 Moda
Nueva temporada
VOLCOM
SOFÍASARKANY
Nueva temporada
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PENGUIN
LEE
CARLADANELLI
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ADIDAS
PAEZ
::VIDRIERA Revista G7 Moda
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CLARA
JEFFREYCAMPBELL
CERINI LAB
CHER
DOMA
ANTIALL
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CHER
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::EDUARDO HOFFMANN Revista G7 Arte
con cinta scotch en las paredes de su taller: son los dibujos de su hijo de 7 años.El destino o el azar convirtieron a Hoffmann en pintor, sin que él pudiera imaginarlo ni desearlo. Cuando tenía 14 años, Hoffmann era amante del deporte y jugaba al rugby. Sin embargo, por un problema de salud, le prohibieron que siguiera practicándolo. Frente a esa gran frustración, fue su mamá quien lo incentivó para que empezara a dibujar y desarrollara sus aptitudes en esa disciplina.“Iba todos los fines de semana al zoológico para hacer algunos trazos. Al principio, el dibujo fue un salvavidas, un plan B. Me tenía que agarrar de algo porque, si no, me iba a ahogar. Es como si ahora me dijeran que tengo que dejar de pintar. Después conocí a un académico que me hizo amar al dibujo. Viajaba a Buenos Aires cada tanto para mostrarle mis trabajos y él me los corregía”, recuerda.Después de terminar sus estudios en la Universidad de Bellas Artes en Mendoza, Hoffman empezó a viajar. Durante tres años vivió en una finca con otro grupo de artistas. Más tarde formó un grupo de arte callejero experimental llamado Poroto, con el que terminó preso varias veces. Pero su gran experiencia llegó a los 27, cuando se instaló durante tres años en París con el artista Julio Le Parc. “Yo era una especie de asistente. Le Parc me presentaba galerías y yo le hacía dulce de membrillo típico de Mendoza. No aprendí tanto de la obra en sí misma, sino de sus movimientos: qué hacía en vacaciones cuando no trabajaba, cómo bocetaba las muestras, el trato con los artistas más jóvenes. Incluso, me gustaba cómo atendía el telé-fono o cómo caminaba. Él unía a los artistas jóvenes en París y nos cobijaba”.Desde hace 20 años, Hoffmann lleva un inventario de sus obras: hasta hoy, tiene registro de casi 4 mil. Además de la pintura, incursionó en la escultura, la instalación y la fotografía, entre otras disciplinas. En la actualidad, desarrolla junto a su mujer proyectos donde la arquitectura y el arte son pensados como una unidad.Próximo a inaugurar muestras en Líbano, Singapur y China; y en M Gallery The Brick Hotel Buenos Aires, Hoffmann no descansa y dice estar trabajando con agua y acrílico para cuidar su garganta, expuesta a los barnices durante tantos años.una cita, pero ella debía sentir que era mi babysitter [risas]. Cuando ya era más grande, quise ir a un concierto con los chicos del colegio. Había dos al mismo tiempo, así que había que elegir: uno era de los Bee Gees y el otro, de Jimi Hendrix. Y fui a ver a los Bee Gees. Creo que me gustaban porque eran de Manchester. Podría mentir y decir que vi a Hendrix, pero no fue así [risas].
La verdad de la belleza
texto
María Florencia Sanzfotos
Sofía López Mañan
NACIÓ EN MENDOZA, RECORRIÓ EL MUNDO Y TRABAJÓ EN PARÍS JUNTO A JULIO LE PARC. SUS OBRAS –SEGÚN SU
INVENTARIO PERSONAL, SON UNAS 4 MIL–, FORMAN UN CONJUNTO HETEROGÉNEO QUE ATRAE POR SU COMPLE-
JIDAD. “DE A POCO, LA ESQUIZOFRENIA DE CAMBIAR SE TRANSFORMÓ EN ALGO QUE ME IDENTIFICA”, DICE.
E duardo Hoffmann camina por la casa con unos jeans manchados de pintura roja. Aunque vivió en distintos lugares, todavía conserva algo de su tonada mendocina. Su casa está llena de obras de arte: Fontana, Kuitca, Le Parc, Fader y más descansan en distintos rincones. Sin embargo, los trabajos más importantes están pegadas
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Revista G7 Arte EDUARDO HOFFMANN
¿Qué debe tener un artista para ser con-siderado como tal? Van Gogh trabajó 10 años en la pintura y Pi-
casso pintó durante 80. Me parece que los
dos coinciden en la voluntad. No quiere de-
cir que eso garantice que seas bueno, pero la
constancia y la disciplina han sido denomi-
nadores comunes en los artistas que he po-
dido conocer, que he honrado y que tengo
como referentes. Por otra parte, si no exis-
tiera el otro como receptor de la obra, no sé si
estaríamos todo el día haciendo esta pavada.
¿Un artista trabaja siempre para la mira-da de otro? Yo me quedo ligado al espectador desde el
momento en que se detiene frente a una de
mis obras. Un día encontré en una muestra
a una chica llorando en el centro de la sala.
Me llamó la atención que fuera mi obra la
que detonara eso. Cuando me acerqué por
curiosidad y me presenté, ella me abrazó y
me contó que se ponía muy mal porque no
podía pintar. Sacó un cuaderno Rivadavia del
bolso y me mostró unos dibujos pequeños y
hermosos. Era imposible que yo lograra esa
belleza. Le dije que tenía que seguir por ese
camino. Más tarde me llamó su padre para
agradecerme, porque la chica había llegado a
su casa y no paraba de dibujar y de pintar. Le
dije que el arte se trataba de salvar una vida
y en ese momento me contó que la hija había
intentado suicidarse varias veces. Todo eso
que pasó es imposible de pronosticar. Picasso
lo resume muy bien, porque decía que no hay
una gran obra si no tiene una gran historia
detrás.
¿Sigue habiendo prejuicios acerca de lo que implica ser artista?Hubo una época romántica, con Van Gogh y
el impresionismo, en la que los artistas sólo
eran aceptados por sus colegas. Ahora, los
curadores o los directores de museos van de-
lante de la obra: ellos ya saben lo que se va
a hacer. No se perdonan ese momento en el
Entonces, ¿te cuesta tener una rutina para trabajar? NNo, porque somos de la misma generación.
Es como decirle a alguien que no me gustan
los pies de su novia: al otro no le importa,
salvo que seas muy amigo. Pero no tenemos
ese grado de intimidad y amistad. Somos co-
legas con buena onda. Sólo en el caso de [Luis
Felipe] Noé teníamos un maestro con una
mirada analítica.
Estuviste rodeado de muchos maestros a lo largo de tu carrera.Mis papás se separaron muy jóvenes y mi
papá desapareció un buen tiempo de mi
vida. Cuando eso sucede, alguien ocupa esa
vacante inmediatamente. La vida me dio pa-
dres que tenían que ver con mi profesión y
mis gustos. Creo que yo también fui padre de
muchas personas.
¿Cómo empezaste a incursionar en otras disciplinas?Con el colectivo artístico Poroto ya había en-
contrado otra manera de expresarme. Des-
pués, con la aparición de la computadora,
mucha gente joven me decía que tenía que
empezar a trabajar con ella. Cuando descubrí
que no se usaba solamente para chatear, me
metí en otro mundo.
No te pusiste ningún límite ni barrera en tu profesión.La muerte no discrimina. Se murió gente
que parecía inmortal, como John Lennon o
Steve Jobs, por eso hay que hacer lo que uno
quiere. Es ahora o nunca. A mí me gusta el
laboratorio, la prueba y error. A veces este
compromiso conmigo mismo es incómodo,
porque al público o a la galería no le gusta que
les cambies las cosas. Muchas veces querían
un Hoffmann igual al que vieron en la pared
de otra casa. De a poco, esta esquizofrenia de
cambiar de muestra en muestra se transfor-
mó en algo que me identifica.
que la teoría iba por detrás del artista y no a
la par. Lo que sucede es que en el siglo XXI,
antes de que exista un movimiento, el teórico
lo crea. Los grandes artistas parecen ser los
curadores o los teóricos.
¿Entonces cualquiera podría llegar a ser artista?El artista que busca serlo, no consigue nada.
Es como la chica que sale a buscar novio y
vuelve sola: la que lo consigue es la que sale
a divertirse. Conocí tipos brillantes, pero
que estaban inhabilitados para crear. Tenían
toda la historia del arte en sus casilleros y no
podían hacer una sola línea si no era la línea
perfecta de Mondrian, por ejemplo. Yo no era
el que mejor dibujaba, sin embargo algunos
accidentes de la vida me trajeron hasta acá.
EL MAPA Y EL TESORO
Mientras charlamos, la mujer de Hoffmann
entra al estudio y él le dice que más tar-
de quiere ir a un bar. Al rato, pasa corrien-
do su hijo, vestido para jugar al fútbol, y le
pregunta a Hoffmann si Mascherano usa el
número 14. “Esta es la vida. Uno cree que el
artista está pintando en una torre, pero esto
es más parecido a hacer el amor con la puerta
abierta. En mi caso, me acostumbré a ser in-
terrumpido, porque cuando iba el zoológico
a dibujar, a la gente le llamaba la atención y
se acercaba para preguntarme qué estaba ha-
ciendo”, recuerda.
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“EL ARTISTA QUE BUSCA SERLO, NO
CONSIGUE NADA. ES COMO LA CHICA QUE
SALE A BUSCAR NOVIO Y VUELVE SOLA:
LA QUE LO CONSIGUE ES LA QUE SALE A
DIVERTIRSE”.
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Más información en: http://eduardohoffmann.com.
¿Y lograste no repetirte después de tantas
obras hechas?
Cambia el soporte, pero es la misma obra y hay
tics que se repiten. Aunque el arte tampoco
tiene que ser un tratado narcisista, porque no
sirve. Muchas veces estamos todo el día mirán-
donos al espejo, hasta que nos cansamos y es
el momento de dedicarse a los casilleros des-
conocidos, a ese Eduardo que yo mismo des-
conozco.
¿Alguna vez tuviste miedo al síndrome del
lienzo en blanco?
Para mí, el mapa es el tesoro. Me gusta mucho
mi trabajo y la rutina de mi estudio es como
embarcarme en un viaje. Eso me permite un
sinfín continuo, y me retiro del taller cuando
más o menos sé cómo seguir al día siguiente.
Es como un trabajo de oficinista o de obrero,
hay que llegar y ponerse a trabajar. Algunos
días son muy buenos y otros no tanto. Por todo
esto, cuando veo una tela en blanco, lejos de
paralizarme, quiero desposarla.
Cuando terminás una obra, ¿te quedás pega-
do a lo que hiciste o podés soltarla?
Uno dialoga con la obra muy poco tiempo.
Mientras la realizo, es un monólogo. Cuando
me siento a mirarla dos o tres minutos, es ella
la que me indica cuál es el próximo paso, lo que
sobra o el gesto que podría estar faltándole.
Después, que se vaya y que se la banque por sí
misma, que cuente lo que tenga que contar. En
general, es la gente la que ve su propia vida y
pensamiento ahí plasmado. Cada uno tiene una
percepción, como una huella dactilar: nadie
puede ver igual a otro.
¿Por eso no titulás tus obras?
No, les pongo números a modo de inventario
para llevar un orden. No quiero condicionar al
espectador. Los pintores, en general, ponen tí-
tulos para confundir o para mandarse la parte
de que también son poetas. Cézanne decía que
hay que desconfiar del pintor que necesita de la
palabra. Sólo al arte conceptual le vienen bien
algunos títulos, porque cierran la idea.
Con un artista de tu talla siempre uno siempre
tiene expectativas. ¿Te importa cumplirlas o
querer hacerlo limita la creación?
Mi talla como artista no es tan elevada, pero
sí la de mi esperanza y mi voluntad. No es lo
mismo jugar en el patio de tu casa que en un
estadio lleno, por eso creo que siempre un poco
de presión no viene mal.
Revista G7 Arte EDUARDO HOFFMANN
¿Cuáles son tus fuentes de inspiración?
Cualquier cosa puede llegar a inspirarme: des-
de una revista científica o el pensamiento de
un escritor hasta una mancha en el piso. Todo
puede ser bello.
¿Y qué es la belleza para vos?
Siempre recuerdo que, cuando era chico, mi
mamá tenía una amiga muy bella que dejaba la
taza de café marcada con lápiz labial. Cuando
ella se iba, yo me acercaba a besar la taza. Para
mí, el uso de la belleza llegó mucho antes que el
uso de la razón. La belleza es una verdad que no
se explica y es una verdad que me sirve. Ningún
tratado de pintura me puede aclarar algo acer-
ca de la belleza. Me considero un gran estudio-
so de la belleza sin palabras.
¿Cómo ves el mercado del arte en nuestro
país?
Es reflejo de lo que está pasando. La gente se
tira a lo seguro y creo que el curador, el galeris-
ta y el crítico llevan agua para su molino. Mu-
chas obras son un buen producto de mercado.
¿Cómo entraste en el circuito de los remates?
Ya hace 15 años que participo en remates. Por
lo general, son coleccionistas que tuvieron
obras mías o que le piden a la galería. Muchos
de los compradores son anónimos, pero con la
mayoría se crea un vínculo que no puede lle-
gar a generar el galerista. Sucede lo mismo que
con el médico que te opera –salvando las dis-
tancias–, porque tenés un vínculo de por vida.
Con la mayoría de los coleccionistas termina-
mos siendo socios en la vida.
Debés tener mil historias…
Sí, porque primero llega la obra y después el
artista. Me acuerdo que cuando la princesa
Máxima se casó, le regalaron una de mis obras
y quiso conocerme. En una visita a Argentina,
hizo una cena y asistimos con mi mujer. Cuan-
do me presenté, lo primero que me dijo fue:
“Hoffmann, te tengo en mi cuarto”. En el ‘90,
vine a este mismo barrio a dejar una obra que
me habían comprado y me pregunté cuándo
iba a poder vivir como mis cuadros. ¡Era injus-
to que mis cuadros vivieran bien y yo mal!
Si recorrés tu obra desde los comienzos hasta
ahora, ¿con qué te encontrás?
La distancia entre aquel primer dibujo que hice
cuando estaba en la cama y deprimido hasta
hoy, me genera esperanza en todo lo que pueda
suceder en adelante. Me siento un deportista
que llegó a las grandes competencias. Fui cre-
ciendo de a poco, pero sigo siendo el mismo.
Estoy ocupado en hacer algo bueno, en sacar
alguna cosa buena de mí.
“LOS PINTORES, EN GENERAL, PONEN TÍTU-
LOS PARA CONFUNDIR O PARA MANDARSE
LA PARTE DE QUE TAMBIÉN SON POETAS.
CÉZANNE DECÍA QUE HAY QUE DESCON-
FIAR DEL PINTOR QUE NECESITA DE LA
PALABRA”.
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::GASPAR LIBEDINSKY Revista G7 Diseño
En el límite
texto
Santiago Corsofotos
Sofía López Mañán
ARQUITECTO, ARTISTA Y DISEÑADOR, SE SIENTE CÓMODO TRABAJANDO DONDE LOS LÍMITES EN-
TRE ESAS TRES DISCIPLINAS SE CONFUNDEN. CON EL FOCO PUESTO EN EL VÍNCULO ENTRE EL CUER-
PO Y EL ESPACIO PÚBLICO, REALIZÓ OBRAS A PARTIR DE TRAPOS Y ALFOMBRAS, Y FUE EL DISEÑA-
DOR PRINCIPAL DEL PARQUE HIGH LINE, EN NUEVA YORK. POCO DESPUÉS DE PARTICIPAR EN EL
ENCUENTRO LATINOAMERICANO DE DISEÑO DE LA UNIVERSIDAD DE PALERMO, CHARLÓ CON G7.
Ddispositivo urbano: lograba que el flujo de gente se detuviera, como un se-máforo. Siempre me interesó esa cohesión social, esa plasticola que hace que un grupo de gente se pare en medio de la calle por un momento”. Aquella experiencia impactó en la vida de Libedinsky, por lo menos, de dos maneras. Primero, comenzó a hacer malabares con tapitas de Coca-Cola. Después –mucho después–, desarrolló una carrera como arquitecto, artista y diseñador, en la que el vínculo entre el cuerpo y el espacio público urbano ocupa un lugar fundamental. Apenas terminó el colegio, Libedinsky empezó a estudiar Arquitectura en la UBA, pero nunca logró interesarse del todo por el programa. Un día, de ca-sualidad –en un evento donde él hacía malabares–, conoció a un holandés y, a través de él, llegó hasta Rem Koolhaas, un reconocido arquitecto que decidió contratarlo como pasante en su estudio, en Róterdam. Libedinsky siguió sus estudios en la Architectural Association de Londres, vivió en Bar-celona y, más tarde, se mudó a Nueva York, donde participó en el diseño del High Line, un original parque elevado en Manhattan que hoy es uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad. Cuatro años atrás, finalmente, decidió volver a Buenos Aires para poner el foco en su carrera como artista: participó en la prestigiosa Beca Kuitca, ofrece workshops en la Universidad de Harvard y en la Architectural Association y, por estos días, se prepara para mostrar su trabajo en la tienda Renascente, en Milán, y en la Bienal de Rennes, Francia.
e chico, Gaspar Libedinsky sentía fascinación por los artistas calle-jeros. En especial, por uno que conoció en Punta del Este y que se hacía llamar El Chony. “Era uno de los primeros breakdancers calle-jeros y yo me pasaba horas fascinado por lo que generaba en el pú-blico”, recuerda. “Ahí vi cómo un hombre se podía convertir en un
espacial, conceptual e ideológico. Uno debe
apropiarse de esos componentes que hacen
una obra y dejar en claro que uno tiene una
maestría en cada uno de ellos.
Pero ¿de qué depende que te embarques en un proyecto artístico o arquitectónico?Las etiquetas y los rótulos son más una necesi-
dad de los circuitos comerciales que de los hace-
dores. Intento trabajar sin exigirme esos rótulos
porque, eventualmente, alguien lo va a hacer
por mí y la obra va a circular por un circuito de-
terminado. Hay obras que son pensadas para un
determinado circuito y, sin embargo, terminan
en otro.
¿Cómo combinás tus facetas como ar-quitecto, artista y diseñador?El taller tiene una esencia renacentista: opera
con el mismo rigor en la escala doméstica de un
par de pantuflas que en una obra monumental.
Para mí, el rol del artista (el más amplio) exige
que uno establezca y manifieste los parámetros
sobre los que interviene su obra. Cada uno tie-
ne que volverse un especialista en el tema que
trata. Y me refiero tanto al nivel material como
¿Por ejemplo?
Por ejemplo, Arquitectura para el cuerpo con-
sistía en una alfombra de pie de cama, de la cual
corté dos siluetas aladas, plegué el material, lo
cosí y las convertí en pantuflas con estaciona-
miento propio. Originalmente, surgió como
una obra única, como una escultura. Sin embar-
go, cuando el Malba me invitó a hacer una inter-
vención en el museo, quise usar el espacio que
más público tiene: la tienda, que al igual que en
todos los museos, tiene una circulación mucho
mayor que cualquier sala. Entonces llevé la obra
a la disciplina del diseño: pasó de ser una obra
única a una edición de 80 unidades. Me gusta
· 77
78 ·
jugar en esos límites que se corren al cambiar
una de las variables. Me parece muy interesan-
te. Finalmente, mi obra es acerca de los límites.
Tiene como foco la ciudad y cómo la obra me-
dia entre la escala íntima, ligada al cuerpo, y la
escala urbana. Pero los límites son la temática.
Tu iniciativa Mister trapo tiene mucho de eso.
Me interesa la ciudad como fenómeno y como
sistema, y en particular mi ciudad, Buenos Ai-
res. Me fascina cómo ciertos sistemas informa-
les se institucionalizan y pasan a formar parte
del sistema urbano. Lo extraordinario de los
cuidacoches es que lograron desarrollar una
identidad urbana a partir de una máxima eco-
nomía de recursos: su uniforme es un trapito.
Eso es lo que los identifica, aunque también les
sirve para direccionar el tráfico. Así, un ele-
mento doméstico pasó a ser una herramienta
de señalización urbana. Me interesa esa trans-
formación.
¿Cómo surgió ese proyecto?
de Argentina. Finalmente, por lobby, se logró
Para Mister Trapo, primero hice la pieza Vi-
traux con 84 trapitos que compré a cuidaco-
ches. Los cosí hasta completar una superficie
de 5 x 2.5 metros, que es la misma de un es-
tacionamiento de auto. Así descubrí esa varie-
dad extraordinaria de las franelas, una riqueza
material que sólo se encuentra en la industria
textil argentina. Estos trapos tienen, incluso,
algo de bandera: tienen que ver con la apro-
piación del espacio público. Entonces empecé
a recorrer los supermercados y a pensar en el
poder de los trapos, en cómo transformarlos.
Y encontré que el paño para piso quería ser un
cardigan inglés, que el trapo para piso quería
ser un traje de vestir... Terminé haciendo una
colección de 12 uniformes que son piezas úni-
cas y que se exhiben como instalación.
Uno de tus trabajos más conocidos fue tu partici-
pación en el diseño del High Line, en Nueva York.
¿Qué fue lo más interesante de aquel proyecto?
High Line es un proyecto acerca de la percep-
ción. Es una estructura elevada de un tren de
carga, construido en 1930 y que dejó de funcio-
nar en 1980. A partir de entonces, la naturaleza
–el viento, los pajaritos que llevaron semillas–
generó un ecosistema propio de la ciudad. No
hubo un paisajista ni un diseñador, sino sólo
las fuerzas de Manhattan. Tanto las autorida-
des como los vecinos querían demoler esa es-
tructura porque sólo veían una de sus caras, lo
que pasaba debajo: goteras, palomas, venta de
drogas y prostitución. La idea, entonces, fue
cambiar esa percepción y que la gente dejara de
ver esa construcción como un obstáculo para
el desarrollo. Un par de vecinos que, desde sus
departamentos, tenían la posibilidad de ver
el jardín secreto que se había formado arriba
–una pradera perdida en pleno Manhattan–,
crearon la ONG Friends of the High Line, que
hizo un trabajo extraordinario para cambiar
la opinión de los alcaldes, los desarrollado-
res y los vecinos. Y lo hicieron diseñando una
infraestructura social: fue un proyecto que se
realizó de abajo hacia arriba; y eso es lo más ex-
traordinario. Todos los meses, presentábamos
los avances del proyecto ante los vecinos, que
participaban. Hacían cenas de gala para juntar
dinero, festivales callejeros para que todos se
comprometieran. Es decir, el High Line era un
espacio público aun antes de inaugurarse como
tal.
¿Cuál es la importancia de este tipo de proyectos?
La arquitectura está en peligro de extinción:
caminamos las calles mirando la pantalla de
tres pulgadas de nuestros teléfonos y el en-
torno es cada vez más irrelevante. Entonces,
para sobrevivir, la arquitectura tiene que ser
tan creativa como, por ejemplo, las redes so-
ciales. Tenemos que generar la misma fantasía,
la misma ilusión, pero centrándonos en la cul-
tura de los roces y la sitio-especificidad: hay
que ver qué se puede hacer acá que no se puede
hacer en ningún otro lugar. Y, además, hay que
entender que la ciudad debe ser un espacio de
fantasía, disfrute y placer, no un lugar del cual
escapar apenas llega el fin de semana.
¿Se podría lograr algo parecido en Buenos Aires?
Cada ciudad tiene distintas capacidades de
desarrollo y, por lo tanto, debería tener una
estrategia de intervención particular. Por su-
puesto, siempre entendiendo que el espacio
público es la fuerza fundamental con que cuen-
tan las autoridades para generar comunidad fí-
sica y cohesión social. En Buenos Aires propuse
hacer una versión vernácula del High Line, a
partir de estructuras de autopistas que queda-
ron truncas y que sobrevuelan la ciudad. Una
vez más, propongo la transformación de es-
pacios obsoletos en espacios públicos en altu-
ra, con una vegetación inspirada en la Reserva
Ecológica, que vendría a ser la autóctona. Pero
es un proyecto difícil de desarrollar por cues-
tiones de jurisdicciones compartidas entre la
ciudad de Buenos Aires y el gobierno nacional.
En Argentina hay que generar propuestas de
Revista G7 Diseño GASPAR LIBEDINSKY
“LA ARQUITECTURA ESTÁ EN PELIGRO DE
EXTINCIÓN: CAMINAMOS MIRANDO LA
PANTALLA DE NUESTROS TELÉFONOS Y
EL ENTORNO ES CADA VEZ MÁS IRRELE-
VANTE. ENTONCES, PARA SOBREVIVIR,
LA ARQUITECTURA TIENE QUE SER TAN
CREATIVA COMO, POR EJEMPLO, LAS
REDES SOCIALES”.
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Revista G7 Diseño GASPAR LIBEDINSKY
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¿Eso es responsabilidad de los artistas?
Contrariamente a la idea difundida de que el
artista puede hacer o decir cualquier cosa, yo
creo que el artista tiene un tremendo compro-
miso. Si la obra no opera sobre esas premisas,
entiendo que no es arte contemporáneo. Así
como no toda obra firmada por un arquitecto
es arquitectura, tampoco toda pintura o escul-
tura es arte. Para ser arquitectura, tiene que
haber cierta maestría material, técnica y es-
pacial que quede plasmada. Si no, es vivienda,
construcción. Lo mismo pasa en el arte. En-
tonces, al reconocerme como artista, asumo
un profundo compromiso. Y en ese sentido, mi
obra es política, toma partido. No comenta el
diario del día, pero observa fenómenos sociales
y los resignifica, sin actuar como juez.
mucha innovación en una mínima superficie.
En ese sentido, tengo un proyecto –que, estoy
seguro, en algún momento se va a concretar–
de hacer una estructura temporaria alrededor
del Obelisco para que la gente pueda cumplir la
fantasía de ver la ciudad desde la altura y tener
una nueva perspectiva, algo que nos falta a ni-
vel físico, pero también conceptual.
El hecho de recuperar espacios obsoletos en lugar
de demolerlos y generar algo nuevo también podría
ser considerado un gesto conservador.
En realidad, no hay fórmulas. Por ejemplo,
cuando un grupo de vecinos se queja porque
van a tirar abajo una casa vieja: lo que impor-
ta, en realidad, es qué van hacer después en ese
lugar. Si la propuesta es hacer algo igual o me-
jor, no hay problema. No creo en la preserva-
ción como un valor superior a cualquier otro.
El caso del High Line planteaba una situación
irrepetible en la ciudad, una experiencia ini-
gualable. Por eso fue una buena decisión con-
servar esa estructura. La superposición de la
estructura original de 1930 con un diseño de-
sarrollado en 2005 generó la fantasía que noso-
tros queríamos.
Tus proyecto artísticos también involucran ele-
mentos que suelen ocupar un lugar marginal en la
sociedad: los trapitos, las alfombras…
Mi trabajo busca operar sobre la percepción
y transformar algo marginal en un objeto de
deseo y placer. Mi trabajo como artista está
en diálogo con el movimiento del arte povera
[arte pobre], ya que hay una resignificación de
lo que para algunos es inservible. El hecho de
tener un taller itinerante, que se establece en
espacios marginales, desocupados, también
tiene que ver con eso. Entiendo el espacio como
materia: así como puedo trabajar con trapos o
alfombras, puedo dar una nueva vida a estos
espacios. Pasé de la beca Kuitca a un edificio en
demolición, a una vieja fábrica, al hotel Biarritz
en Punta del Este –incendiado por completo–,
a un espacio a medio camino entre la Villa 31
y Palermo Chico. El lugar donde posiciono mi
taller es una declaración de principios. En una
microescala, hago lo que las autoridades debe-
rían hacer: ofrecer espacios culturales de ca-
lidad que sirvan para vincular, como puentes,
distintas realidades socioeconómicas.
“AL RECONOCERME COMO ARTISTA,
ASUMO UN PROFUNDO COMPROMISO.
Y EN ESE SENTIDO, MI OBRA ES POLÍTICA,
TOMA PARTIDO. NO COMENTA EL DIARIO
DEL DÍA, PERO OBSERVA FENÓMENOS
SOCIALES Y LOS RESIGNIFICA”.
Más información en: www.gasparlibedinsky.com.
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BAF WEEK '14
MODA
fotos Ricardo Bach
TODO CAMBIA: EL CLIMA, LOS COLORES, LAS MODAS, LAS TEMPORADAS, LAS MODELOS, LAS FORMAS, EL PÚBLICO, LOS
MEDIOS, LAS TEXTURAS, LA(S) BELLEZA(S). TODO CAMBIA, PERO LA BUENOS AIRES FASHION WEEK SIGUE AHÍ, COMO UNA
CITA INELUDIBLE DEL UNIVERSO DEL DISEÑO EN ARGENTINA. AQUÍ, UN REPASO FOTOGRÁFICO DE LA ÚLTIMA EDICIÓN, QUE
SE REALIZÓ ENTRE EL 12 Y EL 15 DE AGOSTO EN LA RURAL.
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NousNousNous
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Hombre Lobo
Roma Renom
Giacobbe
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Levi's
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Levi's
Sofia Sarkany
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::BIENAL ARTE JOVEN BUENOS AIRES Revista G7 Arte
Un envión hacia el mundoA PARTIR DE LA CONVOCATORIA DE VIDEO, INICIATIVA CONJUNTA DE LA BIENAL ARTE JOVEN
BUENOS AIRES Y EL CENTRO MATUCANA 100, DE CHILE, 14 ARTISTAS EMERGENTES PODRÁN
MOSTRAR POR PRIMERA VEZ SU OBRA A NIVEL INTERNACIONAL EN LA MUESTRA VIDEO JOVEN
ARGENTINO / BIENAL ARTE JOVEN BUENOS AIRES.
“Generar puentes que vinculen a la ciudad de Buenos Aires y a sus artistas con el mundo es uno de los objetivos centrales de la Bienal Arte Joven. Por eso celebramos este espacio de diálogo y trabajo conjunto que se abre hoy con Santiago de Chile”, comenta Luciana Blasco, directora de la Bienal Arte Joven Buenos Aires, a la hora de reflexionar respecto la Convocatoria de Video que atrajo a más de 250 artistas emergentes. El concurso, que mantuvo abiertas las inscripciones desde el 9 de junio hasta el 18 de julio, fue lanzado con el propósito de promover y difundir internacionalmente las producciones audiovisuales de jóvenes creadores tanto argentinos como extranjeros residentes en el país. La única condición fue generacional: los artistas o colectivos de artistas que se presentasen debían tener entre 18 y 32 años. La propuesta fue sencilla y el premio es contundente: el conjunto de obras seleccionadas formará parte de la exposición Video Joven Argentino / Bienal Arte Joven Buenos Aires en el emblemático espacio de la Galería Concreta del Centro Cultural Matucana 100 (http://www.m100.cl/), en Santiago de Chile, que se extenderá entre el 23 de septiembre al 26 de octubre del 2014. En Matucana, las artes visuales ocupan un papel preponderante, tal es así que la Galería se adaptó para reformularse en tres salas con proyectores adecuadas para el formato de videoarte. “Con un trabajo de autoría”, sostienen desde Matucana 100, “buscamos generar reflexión tomando en cuenta el contexto social en el que estamos insertos, al tiempo que pensamos en los públicos especializados y en los neófitos”. A la vez, en 2015 los artistas seleccionados exhibirán sus trabajos en Buenos Aires, en el marco de la próxima edición de la Bienal Arte Joven.El comité de selección estuvo integrado por Javier Villa (licenciado en Artes, curador del MAMBA), quien además será el curador de la muestra; Aili Chen (artista y directora de arte y escenografía en cine); y Pablo Mazzolo (realizador audiovisual, montajista y guionista). “Se trató de una convocatoria con una importante respuesta. Me sorprendió gratamente que la respuesta viniera de circuitos diversos, como el del cine, el cine experimental, las artes visuales, la música y la danza, entre otros. Esto marca un panorama en el que las disciplinas se acercan entre sí gracias al formato, coqueteando con registros que tradicionalmente no les son propios. Por ejemplo, un artista visual jugando con el formato documental o un documentalista quebrando una narrativa y acercándose al video arte. Ese comercio es un sinónimo de buena salud, ya que los cruces abren las disciplinas llegando a resultados que pueden ser el inicio de algo novedoso o refrescante”, comenta Villa.Aunque el trabajo de evaluación resultó arduo por la diversidad y calidad de las propuestas, el jurado eligió como finalistas las obras de los siguientes 14 artistas: Magdalena Primo – Sin título; María José Sánchez Chiappe – Día X; Cam4 (Mariano Blatt e Isaac Díaz) - Ahora; Alejandro Martín Montaldo – Sin título; Diego Ezequiel Zoffoli – Infinito punto rojo; Cinthia Romina Mussi – Sensaciones recordadas; Manuel Embalse – La historia universal de la realidad; Dana Ferrari - Ardía; Jazmin Soledad Giordano – Solo quiero que me quieran (placeres sensuales) ; Martín Gustavo Bernstein – Best Case Scenario; Mariana Gabriela Maceira – Blueberry Hill Putin; Joel Navas – 55.555; Nele Wohlatz – La mochila perfecta; y Nicolás Agustín Zukerfeld – La distancia entre las cosas. Los autores de dichos videos contarán además con la oportunidad de acceder a una beca para participar de una clínica intensiva de video dictada por miembros del Comité de Selección e invitados especiales. La misma se llevará a cabo en el Distrito Audiovisual de la ciudad de Buenos Aires en el mes de septiembre, previo a la muestra en Chile.Pero lo que vuelve más atractiva a esta convocatoria abierta trasciende la particularidad de los premios: lo que destaca, ante todo, es la posibilidad que les da a los jóvenes artistas de dar un salto cualitativo en su carrera. Para la gran mayoría de los seleccionados, esta será la primera vez que su obra cruce las fronteras, llegando a otros públicos, culturas, espacios. La convocatoria se traduce en un contundente envión para exhibir su trabajo fuera del país. Y es que en definitiva, la Bienal Arte Joven logró construirse a sí misma como una plataforma no sólo de formación, producción y exhibición para los artistas emergentes, sino también como una estructura puente que busca vincular y darles un espacio a los artistas tanto en el circuito local como en el internacional. A tan sólo días de que abra al público la muestra Video Joven Argentino / Bienal Arte Joven Buenos Aires", 14 artistas estarán incursionando en Santiago de Chile.
texto
Jacqueline Rosenbach
Más información: www.buenosaires.gob.ar/labienal.
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Un envión hacia el mundo
Revista G7 Arte
Alejandro Martín Montaldo - Sin título
María José Sánchez Chiappe – Día X
Nele Wohlatz – La mochila perfecta
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::INFLUENCIAS
Inluencias 2014G7 Influencias es la posibilidad de conocer el pensamiento y la visión a futuro de referentes de distintos mundos conectados al arte, la creatividad y la innovación. A través de ellos –de sus miradas–, buscamos acercarnos a la musa, al pensamiento que los llevó a convertirse en líderes en su campo. En cada entrevista, repasamos sus proyectos, su camino, las claves de su trayectoria, con el único objetivo de obtener una nueva perspectiva. Una vez más, ahora a través de Influencias, G7 te acerca a las personas que hacen de este mundo un lugar más interesante.
PRODUCCIÓN / MERGEADVMERGEADV.COM
COLLAGE / LOBO VELAR
FOTO CORA/ ALDO BRESSIFOTOS ILUSTRATIVAS/MATÍAS SINIGOIKARINA MENDOZA
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Revista G7 Influencias CORA GROPPO
Más alláAUNQUE ES UNA REFERENTE EN EL DISEÑO DE INDUMENTARIA, ENTIENDE SU PRO-
FESIÓN COMO UN UNIVERSO MUCHO MÁS AMPLIO. POR ESTOS DÍAS, DE HECHO,
ESTÁ BUSCANDO EXTENDER LOS LÍMITES DE SU LABOR: SUMANDO TRABAJO TEXTIL,
PROYECTANDO PRENDAS PARA HOMBRES Y SOÑANDO, TAMBIÉN, CON EL DISEÑO
DE OBJETOS Y MOBILIARIO.
¿Cómo describirías tu estilo?
Mi estilo está muy marcado por lo morfológi-
co. A la hora de trabajar, el punto de partida en
el que me siento más cómoda es la moldería.
Ahora estoy incorporando bastante lo textil,
tratando de que no pase todo por lo morfoló-
gico: tratando de tomar mi fórmula y sumarle
lo textil.
¿Qué aspectos de una prenda son los más importan-
tes para vos?
La morfología. Después, me gusta mucho tra-
bajar las proporciones. Cada temporada tra-
bajo las bases nuevas y veo cuáles van a ser las
proporciones de la ropa, pero en general mi
trabajo está muy atravesado por lo morfológi-
co. La construcción también me interesa mu-
cho, porque hay muchas maneras de resolver
una prenda. Yo siempre busco la industrial. Me
gusta que todo esté hecho con máquinas, me
gusta ir por ese lado.
¿Qué influencias fueron esenciales para desa-
rrollarte como diseñadora?
Hubo una persona que marcó mucho mi traba-
jo, una señora que me enseñó una manera de
encarar el trabajo que iba más allá de mi for-
mación en la facultad. Buscaba estudiar mol-
dería –que en la facultad, en ese momento, no
era una especialidad– y tomé un par de clases
con una señora española que había estudiado
afuera. Ella me mostró todo un universo nue-
vo. Tuve muy poquitas clases, pero me enseñó
a hacer transformaciones de moldería de una
manera muy intuitiva y la verdad es que esa es
la manera en que trabajo hoy.
¿Qué elementos te inspiraron para hacer tu últi-
ma colección?
Generalmente, me inspiro en la naturaleza. Me
gusta buscar cosas que no hayan sido trabaja-
das por otros, así que no suelo poner el foco en
la obra de un pintor ni en movimientos artísi-
cos –cosas hechas por el hombre–. Me gusta
mucho investigar la naturaleza: es muy mor-
fológica y se vincula bastante con mis ideas, así
que me sirve. Y en esta temporada, observando
las cebras, caí en las rayas. En realidad, termi-
né trabajando de una manera muy óptica: fue
meterme en el mundo de las rayas. Y fue muy
interesante lo que pasó porque, al trabajar en
el maniquí, las rayas salieron para todas par-
tes. Cuando uno no trabaja en el plano sino de
manera tridimensional, las rayas empiezan a ir
para todas partes. Por eso la colección se llama
Desalineada.
Créase o no, Cora Groppo no tiene un interés especial en el diseño de indumentaria. Si bien se enamoró de la profesión a medida que fue haciendo la carrera, y que hoy es un referente indiscutible en la materia, para ella, el diseño como una disciplina global. “No es que la moda me interese de manera particular. Siento que soy diseñadora y que puedo aplicar ese conocimiento a muchas disciplinas porque la formación lo permite”, aclara.
En un mundo lleno de estímulos, ¿cómo logra
uno hacer algo original?
Creo que tratando de dejar de lado esos estí-
mulos. Por lo menos, lo mío es un encuentro
con el maniquí, con los materiales y la espon-
taneidad de ese momento. Como dejar todas
esas imágenes en el background, que queden
en la mente, pero no quedarse en la textualidad
de las imágenes. Me parece que eso es impor-
tante para poder crear algo diferente.
¿Cómo te gustaría que siga la marca?
Me gustaría que evolucione en diferentes lí-
neas. Tengo el proyecto de hacer indumentaria
para hombres y también me gustaría mucho
desarrollar objetos y mobiliarios. Me encanta-
ría, más que para la marca, como desafío per-
sonal. En algún momento me gustaría cambiar
de soporte, dejar de trabajar con el cuerpo para
pasar a otra cosa, encontrarme con otros ma-
teriales. Sería muy interesante aplicar este len-
guaje a otro tipo de materiales, a otro soporte.
No sé... otra cosa. Pero, como decía, se tata más
que nada de un desafío personal. En cuanto a la
marca, espero que crezcan las colecciones, que
crezca comercialmente, abrir locales en distin-
tas ciudades del mundo. Mi proyecto apunta
más a eso que a ser una marca de shopping.
¿Y qué te gustaría que suceda en el mundo del di-
seño de indumentaria en Argentina?
Me gustaría mucho que la industria nos acom-
pañe. La verdad es que, en ese sentido, es todo
bastante rudimentario: la profesionalización
en la confección, en los zapatos, la sastrería…
La verdad es que hacemos mucho con muy
poco. No hay una industria que nos apoye. En
ese sentido, Argentina está bastante atrasada
en comparación a otros países. Está muy buena
la plataforma de diseño que armamos y cómo la
disciplina creció en todas sus ramas, pero nos
falta profesionalizar la industria de la indumen-
taria que, en definitiva es eso: una industria.
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Más allá
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