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Revisión de los casos de Somalia y Ruanda en la década de los 90 ¿Porqué en
Somalia si hubo intervención humanitaria y en Ruanda no?
Presentado por:
Daniela Palacio Hernández
Carrera de Ciencias Políticas
Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales
Pontificia Universidad Javeriana
Bogotá D.C.
Lunes 21 de Noviembre de 2011
TABLA DE CONTENIDO
I. INTRODUCCIÓN
II. JUSTIFICACIÓN DEL PROBLEMA
III. OBJETIVOS
1. Objetivos generales
2. Objetivos específicos
IV. MARCO CONCEPTUAL
1. El concepto de Intervención humanitaria
V. MARCO TEÓRICO
1. La Intervención humanitaria
1.1. Teorías sobre la ética de las intervenciones
1.2. Teorías sobre la justicia de las intervenciones
2. Instrumentos de intervención
VI. HIPÓTESIS
VII. METODOLOGÍA
VIII. LOS CASOS: SOMALIA Y RUANDA
1. El caso de Somalia
1.1. Orígenes del conflicto
1.2. Efectos del colonialismo
1.3. Intentos de independencia
1.4. La intervención
1.5. Estado actual de Somalia
2. INTERVENCIÓN HUMANITARIA EN SOMALIA
2.1. Orígenes del conflicto
2.2. Efectos del colonialismo
2.3. Intentos de independencia
2.4. La intervención
2.5. Estado actual de Ruanda
3. PLANO COMPARATIVO DE LOS DOS CASOS
3.1. Factores sociales
3.2. Factores políticos y económicos
3.3. Factores en el momento de la intervención
3.4. El rol de Estados Unidos en la intervención humanitaria
IX. CONCLUSIONES
X. LITERATURA CITADA
I. INTRODUCCIÓN
La problemática humanitaria de los países en conflicto despierta cada vez más el
interés de la comunidad internacional. La intervención de organismos mundiales
como la ONU en la resolución de dichos conflictos ha generado un fuerte debate,
pues hay quienes consideran que este tipo de acciones ponen en juego principios
éticos, legales y políticos de los países intervenidos y de los demás estados que de
una u otra manera se ven involucrados.
Para comenzar con esta investigación es necesario conceptualizar que es una
intervención humanitaria; de esta manera, se va a utilizar la definición de Kardas por
ser la que incluye la mayor cantidad de características de estas operaciones, de
esta manera “Una intervención humanitaria es la acción que utiliza la fuerza para
prevenir o terminar con violaciones masivas de los derechos humanos con el fin de
beneficiar a personas que no son los propios nacionales a través del uso de fuerzas
armadas, sin el consentimiento del gobierno país intervenido y con la autorización
de las Naciones Unidas, Kardas 2001.
Las intervenciones humanitarias a lo largo del tiempo siempre han tenido tres
puntos: la conservación de la paz, la consolidación de la paz y la ayuda humanitaria.
Los tres puntos son fundamentales en el momento de la intervención de las
Naciones Unidas en un conflicto, pero aun así siempre en las operaciones se ha
resaltado la parte humanitaria de estas, ya que lo más importante es velar por los
ciudadanos, sin dejar atrás los otros objetivos.
El continente africano es sin duda uno de los lugares del mundo más devastados
por las guerras civiles y por consiguiente, por la violación de los derechos humanos.
Casos como el de Somalia y Ruanda despertaron las alertas de los organismos
internacionales pues en ambas situaciones la ONU se vio incapacitada para lidiar
con la gran cantidad de problemas de estos dos países, y su intervención no logró
evitar la muerte y el desplazamiento de miles de personas.
En el caso de Somalia se hizo la intervención en tres etapas donde se puede decir
que se paso por una etapa básica que sería UNOSOM I en el momento en que esta
dejo de dar resultados y no fue suficiente para la magnitud del conflicto se creó
UNITAF operación en la cual ya se estaba entrando a intervenir de una manera más
fuerte porque no solo se iba a buscar dar la ayuda humanitaria sino buscar el
ambiente adecuado para poder dar esta ayuda humanitaria, entre los objetivos de
esta operación ya estaba recuperar el orden en la parte sur del país. A pesar de que
esta fue una etapa media por decirlo de alguna manera no tuvo resultados positivos
con respecto al conflicto así que se le tuvo que dar paso a UNOSOM II siendo la
primera vez en la historia que se creaba una plan de acción basados en el capítulo
VII de la Carta de las Naciones Unidas, que tenía como fin lograr el mantenimiento
de la paz y desarmar a los clanes somalís, estos eran los objetivos principales pero
también se proponía apoyar la rehabilitación de las instituciones políticas y
economías y la creación de un ambiente seguro en todo el país incluyendo el norte
así ya se hubiera declarado independiente.
Es claro que por más que se crearon tres diferentes estrategias para solucionar y
mantener la paz en Somalia la situación simplemente empeoraba con el tiempo en
UNOSOM II la situación llevo a tener la cantidad de bajas y heridos de parte de la
ONU más grande de la historia, también la evidente falta de control del territorio
genero la retirada de los Estado Unidos, principal interventor, dándole fin a la
operación sin haber logrado los objetivos de la intervención y dejando un conflicto
que continuaba y empeoraba con el paso del tiempo, como se sabe el conflicto llega
hasta el presente y no se ha llegado a una solución convirtiéndose en una constante
en el tiempo donde muchas personas se ven perjudicadas.
En el caso de Ruanda su conflicto se creó por la diferencias entre dos etnias los
Hutus y los Tutsis, en este caso el genocidio se cometió en contra de los Tutsis por
parte de los Hutus que hacían parte del gobierno hegemónico del momento en
Ruanda. Millones y millones de Tutsis y Hutus, que se opusieran al gobierno, fueron
asesinados sin ningún tipo de compasión, este genocidio fue tan fuerte que las
milicias se entrenaron con el fin de exterminar a la etnia completa.
De esta manera es importante resaltar la indiferencia de la comunidad internacional
ante el destino de todas las personas que estaban siendo víctimas de este conflicto,
esta indiferencia fue confirmada cuando se pidió el retiro de las tropas de la ayuda
internacional por las propias fuerzas de mantenimiento de paz de las Naciones
Unidas, por las bajas internacionales que se había tenido en este conflicto, porque
los gobiernos no estaban dispuestos a tener más víctimas en manos de este
conflicto armado.
A partir de la retirada de las tropas los Hutus se fortalecieron empeorando la
situación muchísimo más y poniendo en manos de la oposición la vida de los pocos
Tutsis que quedaban, aunque la esperanza de una intervención todavía estaba en el
aire, ya que había sido pedida por los mismos ruandeses. La esperanza se perdió
del todo cuando el Consejo de Seguridad ordeno la retirada de las tropas dejando
este conflicto en manos de los actores internos. De esta manera el fin de este
genocidio se dio por la milicia de los rebeldes el RPF quienes en el cambio de
gobierno de los Hutus lograron reclutar un ejército más grande gracias a la
desconfianza que había generado el posicionamiento del nuevo líder acabando con
el genocidio.
En este documento se realizará un plano comparativo entre los casos de Somalia y
Ruanda para entender cuáles fueron los factores que llevaron a que se diera la
intervención en Somalia y en Ruanda no en la década de los 90.
II. JUSTIFICACIÓN DEL PROBLEMA
Organizaciones internacionales, como la ONU, tienen entre sus facultades la de
velar por la seguridad y la paz internacional, y en muchos casos de intervenir
directamente en los conflictos con el fin de proteger los derechos humanos de las
víctimas. Según la carta de las Naciones Unidas en el capitulo 1 se establece que
el propósito principal de la ONU es “mantener la paz y la seguridad internacional, y
con tal fin: tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la
paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr
por medios pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho
internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales
susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz” de esta manera es
apropiado cuestionarse lo sucedido en los casos de Somalia y Ruanda donde estos
deberes de la comunidad internacional no se cumplieron a cabalidad o simplemente
no se cumplieron.
Basandose en los actos sucedidos durante los años 90 donde varios países
africanos se vieron envueltos en uno de los episodios más sangrientos de la historia
por las guerras civiles en los países que intentaban organizarse políticamente
después de liberarse de sus colonizadores tuvieron como consecuencia la perdida
de la vida de miles de víctimas, a pesar de que la ONU y otros organismos
internacionales intentaron intervenir, no lograron evitar las devastadoras
consecuencias del conflicto. En este estudio se realizará un plano comparativo entre
los casos de Somalia y Ruanda para entender cuáles fueron los factores que
llevaron a que sólo se diera intervención en Somalia y no en Ruanda para así tener
una visión más clara de cómo se maneja el dilema internacional que existe entre la
protección de los derechos humanos y la soberanía de los países intervenidos.
III. OBJETIVOS
1. Objetivo general:
Analizar por medio de una revisión de literatura cuáles son los factores sociales,
económicos, políticos e históricos que determinan porque la comunidad
internacional decidió lleva a cabo, o no, una intervención humanitaria en Somalia y
Ruanda a partir de una comparación de los dos casos.
2. Objetivos específicos:
Estudiar el concepto de Intervención
Hacer una revisión histórica de los conflictos de Somalia y Ruanda
Realizar un marco comparativo entre los casos de Somalia y Ruanda
IV. MARCO CONCEPTUAL
1. El concepto de Intervención humanitaria:
No existe una definición legal o estándar de la intervención humanitaria; el campo de
análisis (como la ley, la ética y la política) generalmente influencian la definición
escogida (Goodman 2006).
Una de las primeras definiciones concretas de Intervención fue formulada en el
siglo XVII por Hugo Grocio, considerado el padre del derecho internacional. Grocio
cuando plantea “como legal el uso de la fuerza por uno o más Estados para detener
el maltrato por parte de un Estado de sus propios nacionales cuando la conducta
fuera tan brutal y a tal escala que impacta la conciencia de la comunidad
[internacional]” (Weiss y Collins 2000).
(Coady 2002) define las intervenciones como un “acto internacional por parte de un
estado, grupos de estados o una agencia internacional con el objetivo de colocarse
por encima de la autoridad en lo que normalmente son políticas internas de otro
estado o grupos de estados”.
La definición adoptada por la NATO (North Atlantic Traty Organization) dice que “la
intervención humanitaria es una intervención armada en otro estado, sin que ese
estado este de acuerdo, para asistir un desastre humanitario, en particular causado
por violaciones graves y a gran escala de los derechos humanos fundamentales”,
Según Kardas 2001 La mayoría de las definiciones tienen en común varios puntos:
a. El uso de fuerza militar.
b. La ausencia de permiso del estado intervenido.
c. Se da con el ánimo de ayudar no nacionales.
d. Las agencias internacionales como la ONU son las que generalmente
dirigen la intervención.
Para el desarrollo de este documento se tomará como base una definición
modificada de la propuesta por Kardas 2001 que unifica todos los puntos
anteriormente mencionados.
“la intervención humanitaria es la acción que utiliza la fuerza para prevenir o
terminar con violaciones masivas de los derechos humanos con el fin de beneficiar a
personas que no son los propios nacionales a través del uso de fuerzas armadas,
sin el consentimiento del gobierno país intervenido y con la autorización de las
Naciones Unidas” esta es la definicion usada para esta investigación por ser la más
completa en el sentido que especifica las características que tiene una intervención
y el procedimiento que se lleva a cabo en estas.
V. MARCO TEÓRICO
El marco teorico de esta investigación se va a basar en la teoría de la
responsabilidad de proteger, que es un texto hecho por la Comisión Internacional
sobre Intervención y Soberanía de los Estados. Este informe se centra en el
denominado “derecho de intervención humanitaria” porque es evidente la polémica
que ha generado que se tomen medidas coercitivas, o no, contra otro Estado para
proteger a sus nacionales. Este tema ha generado controversia a través del tiempo y
aunque se busquen las intervenciones esto no deja de lado las diferencias que se
dan por el como, cuando y si hay posibilidad de intervención.
En 1999 el Secretario General Kofi Anann ante la Asamblea General de las
Naciones Unidas hizo un llamamiento a que se generara un consenso sobre los
temas fundamentales de procedimiento con la siguiente frase:
Si la intervención humanitaria es, en realidad, un ataque inaceptable a la
soberanía, ¿Cómo deberíamos responder a situaciones como la de Rwuanda o
Srebrenica y a las violaciones graves y sistematicas de los derechos humanos que
trasgreden todos los principios de nuestra humanidad común? (CIISE 2001)
Con este planteamiento de Annan es evidente el dilema que hay entre respetar la
soberanía de los Estados o la protección de los derechos humanos, ante este
llamado se estableció la Comision Internacional sobre Intervención y Soberanía de
los Estados (CIISE) para que creara un informe a partir de las diferentes posiciones
para llegar a un consenso sobre las cuestiones jurídicas, morale, políticas y
operacionales.
De esta manera la CIISE crea la teoría de “la responsabilidad de proteger” que es “la
idea de que los Estados soberanos tienen la responsabilidad de proteger a sus
propios ciudadanos de las catástrofes que pueden evitarse – de los asesinos
masivos, las violaciones sistematicas y la inanición – pero que si no quieren o no
pueden hacerlo, esa responsabilidad debe ser asumida por la comunidad de los
Estados”.(CIISE 2001)
Así el dilema que se le presenta a la comunidad internacional es si intervenir en
conflictos de otros Estados o abtenerse, manteniéndose al margen puede ver pasar
antes sus ojos violaciones a los derechos humanos, o al intervenir puede tener dos
concecuencias solucionar el conflicto o lo que es más grave generar cambios en las
dinamicas del Estado al violar la soberania.
La soberanía en muchos casos es el método de defensa de muchos Estados contra
otros más poderosos, pero la soberanía no es solo un método de defensa, en la
ética representa el reconocimiento de algunos estados como iguales y es la que da
la jurisdicción del Esatdo sobre su territorio. Sin embargo la soberanía “conlleva una
doble responsabilidad: el deber externo de respetar la soberanía de otros Estados y
el deber interno de respetar la dignidad y los derechos básicos de toda la población
del Estado.” (CIISE 2001).
La comisión ante el dilema entre la protección de los derechos humanos y la
soberanía crea el concepto de “la responsabilidad de proteger” para ayudar a que no
se cree esta tesion entre la violación de la soberanía y la protección de los derechos
humanos, sino concentrar todos los esfuerzos en proteger a la población que se ve
afectadas ante conflictos que su Estado es incapaz o le es indiferente manejar. El
temor a las intervenciones sigue latente por esto es necesario que la comunidad
internacional elabore normas consizas que regulen esta práctica, una de las normas
establecidas es la legitima defensa, que esta consagrado en el Articulo 51 de la
Carta de las Naciones Unidas, la ONU siempre ha sido partidario de defender la
soberanía celosamente, pero dado que los conflictos actuales son dentro de los
mismos Estados y no entre ellos es la principal complicación que tiene el concepto
tradicional de esta manera se pasa de una soberanía como control a una soberanía
como responsabilidad.
Al pasar a un concepto de soberanía como responsabilidad se le da la cabida a las
intervenciones con “fines de protección humana” y si es necesario de carácter militar
con el objetivo principal de proteger a la población que se pueda ver afectada
aplicando “la responsabilidad de proteger” esta teoría implica no solo una
intervención sino prevención, reconstrucción y sobretodo darle prioridad a los
principales interesados que es la población afectada más no a los Estados que tiene
deseos de intervenir. Solo se dara una intervención en el caso que el Estado sea
incapaz de cumplir o no le interese hacerlo. La teoría usada en este texto se dio
depues de los casos de Somalia y Ruanda el fin de esto es esclarecer porque no se
intervino en Ruanda y porque no se hizo de manera correcta en Somalia y así
mismo plantear las soluciones teoricas a este problema
Teniendo clara la teoría de “la responsabilidad de proteger” es necesario definir una
serie de conceptos que se van a ver a lo largo de la investigación y son necesarios
para entender la investigación son los siguientes:
1. Intervención humanitaria:
El “derecho” de la comunidad internacional para intervenir militarmente en países en
conflicto es un tema que genera gran polémica pues no son claros los mecanismos
de intervención y la legislación vigente es ambigua (Holzgrefe 2003).
La Organización de las Naciones Unidas ONU, creada en 1945, es el ente
internacional encargado de establecer la legislación en el mundo concerniente al
mantenimiento de la paz y la seguridad internacional. La carta de las Naciones
Unidas firmada el 26 de Junio de 1945 en San Francisco, Estados Unidos, contiene
varios puntos en los que se refiere al manejo pacífico de conflictos, pero no se trata
de manera explícita el tema de las intervenciones. Esta falta de especificidad en la
legislación internacional ha llevado a que se genere un debate en cuanto al tema de
cuando una intervención se considera legal o no.
El artículo 39 de la carta de las Naciones Unidas dice que el Consejo de Seguridad
puede autorizar el uso de la fuerza en respuesta a “cualquier amenaza a la paz,
incumplimiento de la paz o en respuesta a un acto de agresión” al darle la potestad
al Consejo de Seguridad en intervenir en casos de “amenaza de la paz” se le
permite intervenir en los casos de violaciones de los derechos humanitarios que
puedan tener efectos transfronterizos. Las posiciones en contra de las
intervenciones afirman que la violación a los derechos humanos no representa
obligatoriamente una amenaza a la paz y la seguridad mundial, y por lo tanto no en
todos los casos sería legal la realización de una intervención (Coady 2002). Los
seguidores de esta propuesta afirman que las sanciones económicas y otras
medidas que no impliquen el uso de la fuerza serían las adecuadas para responder
en estos casos (Coady 2002).
Existen otros puntos de la carta de la ONU que generan polémica en el tema de las
intervenciones humanitarias. Por ejemplo el artículo 2(4) establece que “todos los
estados en sus relaciones internacionales deben abstenerse del uso de la fuerza
contra la integridad del territorio o la independencia política de cualquier Estado”, y
el articulo 2(7) que plantea que “nada en el Carta puede autorizar a las Naciones
Unidas a intervenir en temas que son de jurisdicción domestica de cualquier
Estado”. Evidentemente, los opositores de la Intervención humanitaria se aferran a
estos artículos para defender su posición, pero existen estudiosos de la Ley que
intentan reconciliar el derecho a la intervención con la Carta de las Naciones Unidas
afirmando que el artículo 2 (4) no prohíbe el uso de la fuerza simple, es decir, que si
no se afecta la integridad territorial o la independencia política de un estado,
entonces si es posible realizar una intervención (Coady 2002).
1.1. Teorías sobre la ética de las intervenciones
Debido a la gran cantidad de implicaciones que tienen las intervenciones
humanitarias, se han desarrollado diferentes corrientes de pensamiento que intentan
definir cuándo es ética o legal la realización de una intervención. (Holzgrefe 2003)
en su obra clasifica las diferentes posiciones sobre la ética de las intervenciones
humanitarias en 4 divisiones.
- La primera división contiene dos tipos de teorías fundamentales. Las teorías
Naturalistas que afirman que las normas morales internacionales son una
característica inherente del mundo y las consensualistas que proclaman que la
autoridad moral de cualquier norma internacional deriva del consentimiento tácito o
explícito de los agentes sujetos a dicha norma.
- La segunda división ética contiene las teorías Individualistas que se preocupan
únicamente por el bienestar de los seres humanos de manera individual, y las
teorías colectivistas que dicen que los grupos humanos (étnicos, raciales,
nacionales, etc) son los objetos de la preocupación moral y no los individuos.
- La tercera división ética se basa en el peso de la preocupación moral. Las teorías
Igualitarias de justicia internacional claman que los objetos de preocupación moral
deben ser tratados igualmente. Las teorías No igualitarias, en contraste, requieren o
permiten que los objetos de preocupación moral se traten de manera desigual.
- La última división ética divide las preocupaciones morales según su amplitud. Las
teorías universalistas aseguran que todos los agentes relevantes, donde sea que
existan, son los objetos de la preocupación moral. Las teorías particularistas por su
parte, aseguran que solo ciertos agentes (algunos humanos) son los objetos de la
preocupación moral.
El tratamiento ético de las intervenciones es un tema complejo pues la diversidad de
teorías al respecto conlleva que no sea claro para los organismos internacionales
cuando una intervención es moralmente aceptada o no.
1.2. Teorías sobre la justicia de las intervenciones
En cuanto a la justicia de las acciones de intervención existen también varias teorías
o visiones propuestas por Holzgrefe 2003. Este autor habla de cinco tipos de
teorías: utilitaristas, de ley natural, de contractiarismo social, de de comunitarismo y
de positivismo legal.
- Las teorías utilitaristas aseguran que se debe realizar una acción de intervención si
sus consecuencias son más favorables que desfavorables.
- La teoría de la ley natural afirma que los seres humanos tienen ciertas tareas
morales en virtud de su humanidad común. Para algunos teoristas de la ley natural,
nuestra naturaleza común genera deberes comunes, incluyendo en algunas
versiones, el derecho a la intervención.
- La teoría del contractiarismo social dice que las normas morales derivan su fuerza
del conceso mutuo de las personas que están a su cargo.
- La teoría del comunitarismo es la doctrina consensualista que dice que las normas
son morales o no dependiendo de las creencias y prácticas de las comunidades
específicas.
- Por último, las teorías del positivismo legal afirman que las normas son justas si
son legales, es decir, si se basan en procedimientos aceptados por la comunidad
internacional.
2. Instrumentos de intervención
La Organización de las Naciones Unidas tiene dos instrumentos que le permiten
intervenir en la resolución de un conflicto humanitario, estos son las sanciones
económicas y el uso de la fuerza.
El ideal en la mayoría de los casos es que se llegue a la solución del conflicto a
partir de las sanciones económicas pues tienen menos consecuencias tanto para el
país al que se le está haciendo la intervención como para los mismos interventores.
Chantal De Jonge, en su obra “Intervention in Internal Conflicts: Legal and Political
Conundrums” plantea una serie condiciones para el uso de los instrumentos de
intervención que se enumeran a continuación:
1. Los objetivos que los interventores deben estar claros, y las sanciones o el uso
de la fuerza no deben generar más problemas.
2. Se debe evaluar la situación económica, política y militar del objetivo, es
necesario resaltar que los objetivos en algunos casos pueden ser actores no
estatales.
3. Es necesario que un país o una organización internacional sea el líder de la
intervención.
4. Los líderes de la intervención deben construir una coalición fuerte para así tener
acogida internacional, porque entre mas países intervengan se puede llegar a
mejores resultados.
5. Se deben tener los recursos necesarios para la intervención, estos recursos
deben ser necesarios tanto para la intervención como para compensar las pérdidas
de algunos de los Estados en el proceso.
6. Se deben adoptar estrategias apropiadas, es decir evaluando la situación. Es
decir se debe mirar si es necesario intervenir inmediatamente o imponerlos
gradualmente; esto depende de la evaluación de las características políticas
económicas y militares del objetivo.
VI. HIPOTESIS
“El contexto histórico del continente africano durante los años 90 y la ausencia de
una legislación clara generaron una tensión entre la protección de los derechos
humanos y la soberanía de los Estados lo que puso el bienestar de los paises y la
población afectada en un segundo plano lo que llevo a que la comunidad
internacional interveniera en Somalia y no en Ruanda”
VII. METODOLOGÍA
Los devastadores casos de Somalia y Ruanda fueron elegidos para la realización de
este trabajo pues reflejan la problemática mundial en cuanto a la violación de los
derechos humanos, y sobre todo, porque ponen al descubierto la ausencia de una
legislación clara y concreta sobre el tema de las Intervenciones en el mundo.
Para cumplir con los objetivos planteados en este documento se realizará un estudio
comparado de la historia de los conflictos y las intervenciones en estos dos países
para analizar los factores que produjeron el fracaso de la ONU y de los demás entes
internacionales su resolución y en la protección de la población civil.
En un estudio comparado, se observan dos (o más) casos, especímenes o
acontecimientos para examinar relaciones, semejanzas y diferencias con la
intención de extraer determinadas conclusiones (Reyes, 2009). Las conclusiones
obtenidas del estudio y comparación de los casos de Somalia y Ruanda serán los
criterios que permitirán argumentar si se apoya o no la hipótesis planteada.
VII. CASOS: SOMALIA Y RUANDA
1. EL CASO DE SOMALIA
1.1. Orígenes del conflicto
Somalia es un país árido en forma de hoz que se encuentra ubicado en el cuerno
de África. Durante siglos este territorio ha estado ocupado por tribus nómadas
que recorren su extensión en busca de comida y agua. A pesar de que la
población de Somalia tiene la misma lengua y religión nunca ha alcanzado su
estabilidad debido a la limitada cantidad de recursos naturales y también debido a
las disputas internas entre sus clanes. Los problemas en cuanto a la organización
política de este país han llevado a que se genere una crisis del sistema
gubernamental y por consiguiente a que se desarrolle un estado de anarquía
total. (Wam 2005)
Parece irónico que en un país unificado por la creencia de que todos son
descendientes del mítico hombre Samaale, tenga tantas dificultades para
organizarse bajo una misma legislación estatal. Las disputas entre los diferentes
grupos de nómadas por las tierras aptas para el pastoreo generaron una división
muy fuerte entre ellos, y produjeron rivalidades y conflictos. (Wam 2005)
Durante los años 90 la situación llegó a tal punto que la supervivencia de la
población somalí estaba en juego, y se temía que el conflicto pusiera en peligro la
seguridad de los países vecinos. Las hambrunas, la destrucción y la innumerable
cantidad de refugiados amenazaban con traspasar las fronteras. (Muñoz 2006)
1.2. Efectos del colonialismo
Durante el siglo XIX Somalia se convirtió en colonia de los ingleses, quienes
ocuparon la parte norte, y de los italianos que ocuparon la parte sur. Para evadir
los conflictos que generaba la irrupción del poder europeo en África se realizó en
1884 la conferencia de Berlín con el fin de regular las reglas de colonización en
dicho continente. Con las resoluciones creadas en la conferencia, y especialmente
desde 1890, se firmaron varios acuerdos que regían la distribución del territorio de
los países africanos, pero desafortunadamente nunca se tomó en cuenta la unidad
de los diferentes grupos étnicos que conformaban la población somalí, lo que
afectó seriamente a su gente (Wam 2005).
Las primeras ideas de unidad nacional provinieron de Sayyid Muhamad Abdile
Hassan un gran líder de los nómadas somalíes. En 1891 regresó a su país desde
el protectorado británico en la costa sur del golfo de Aden para oponerse a la
expansión del cristianismo que amenazaba el mundo árabe. Hassan y sus aliados
generaron resistencia lanzando ataques en contra de los países vecinos en los
territorios de Ogaden que comprenden la región suroriental de Somalia. Más tarde
Hassan y sus aliados fueron retirados después de haber sido declarados como
ilegales por los británicos. Hassan quien murió en 1920 no pudo heredar su
legado independentista debido a que no tuvo descendencia y por lo tanto sus
planes de unificación quedaron estancados (Wam 2005).
Desde ese entonces, el interés político de la región nororiental de África se enfocó
en el gobierno fascista italiano que quería conquistar el reino de Etiopía. El
conflicto por estos territorios comenzó en 1934 restableciendo la disputa por los
límites entre Etiopía y Somalia en la región de Ogaden. El emperador etíope
Haile Salassie apeló ante la Liga de Naciones y obtuvo el apoyo de Francia y Gran
Bretaña pero falló al mostrar suficiente determinación para enfrentar la agresión
(Wam 2005 & Muñoz 2006).
En 1936 Mussolini completó la conquista de Etiopía cumpliendo así el sueño
italiano de poseer el imperio de África oriental conformado por Eritrea, Etiopía y
Somalia. La colonización por parte de los italianos a estas tierras duró cerca de
cinco años y trajo consecuencias nefastas para las comunidades de África (García
2011 & Muñoz 2006).
En 1941 Etiopía se independizó gracias a la acción de las tropas británicas pero
en la misma campaña dos antiguas colonias de Somalia y Eritrea fueron
conquistadas y quedaron bajo el mando del gobierno británico durante la segunda
guerra mundial (Muñoz 2006). .
Después de gran cantidad de disputas, Somalia fue asignada nuevamente a Italia
en 1950 por las Naciones Unidas (García 2011).
1.3 Los intentos de independencia
El 26 de junio de 1960 la Somalia británica obtuvo la independencia y la parte
italiana pasó al mando de la ONU creándose así la República de Somalia con las
dos partes unificadas. Sin embargo, debido a que esta unión era más ficticia que
real, el 29 de octubre de 1969 el General Siad Barre realizó un golpe de estado y
proclamó un nuevo gobierno socialista que derivaría en un régimen dictatorial
(García 2011 & Muñoz 2006).
El 27 de enero de 1991, como consecuencia del fin de la Guerra Fría, el dictador
Barre es derrotado por una coalición de movimientos militares que, al dividirse,
hacen estallar una guerra civil entre diferentes grupos étnicos (Muñoz 2006).
Existen tres causas principales para entender esta fragmentación del país en
diferentes regiones controladas por los señores de la guerra:
- La primera sería la propia historia del país que a principios del siglo XX se
encontraba dividido en 5 Somalias diferentes controladas por Francia, Italia,
Etiopía, y dos del Reino Unido (Muñoz, 2006).
- La segunda es debida a la dictadura de Barre, ya que aplicó una política de
“divide y vencerás”, además de una represión que ha generado una desconfianza
de la población con respecto al Estado (Wam 2005).
- La tercera y última se basa en la concepción somalí de sociedad: el
individualismo basado en los clanes (Wam 2005).
En 1991 y 1992 Somalia padece una grave crisis humanitaria a consecuencia de
la hambruna provocada por los diferentes clanes en guerra que llevó al presidente
de los EEUU, George Bush, a iniciar una intervención militar (“Restore Hope”,
diciembre de 1992) para frenar la catástrofe. En mayo de 1993 la dirección pasará a
manos de la misión de la ONU (ONUSOM), que se acabará retirando en marzo de
1995 sin conseguir ni el restablecimiento de una autoridad nacional, ni la
consecución de la paz (Muñoz 2006).
1.4. La intervención
En 1992 más de la mitad de la población de Somalia (casi 4,5 millones de
personas) fue amenazada por el hambre, la malnutrición grave y otras
enfermedades relacionadas. Se estima que 300.000 personas, incluidos muchos
niños, murieron y que más de 2 millones de personas fueron desplazadas
violentamente de sus lugares de origen. Todas las instituciones de gobierno, y por
lo menos 60 por ciento de la infraestructura básica del país, se desintegraron
dejando a Somalia en una situación crítica. Ese mismo año la ONU desplegó la
operación de paz ONUSOM I y, un año más tarde, la ONUSOM II para intentar
solventar la infortunada situación del país africano (Allard 2002).
ONUSOM I: fue la primera operación establecida para supervisar la cesación de
fuego y escoltar la entrega de suministros de ayuda humanitaria a los centros de
distribución. Más tarde se ampliaron el mandato y la dotación de la misión para
que esta pudiera proteger al personal humanitario y a los centros de distribución
en toda Somalia. La ONU trabajó con la UNITAF (Fuerza de Tareas Unificada)
para la distribución de asistencia humanitaria (Allard 2002).
El plan contaba con ocho objetivos principales:
1. La infusión masiva de ayuda alimentaria.
2. La expansión agresiva de la alimentación complementaria.
3. La prestación de servicios básicos de salud e inmunización en masa contra el
sarampión.
4. El suministro urgente de agua potable, saneamiento e higiene.
5. El suministro de materiales para construir refugios, mantas y ropa.
6. La entrega simultánea de semillas, aperos y vacunas para animales con raciones
de alimentos.
7. La prevención de nuevas corrientes de refugiados y la promoción de programas
de repatriación.
8. La creación de instituciones y la rehabilitación de la sociedad civil.
ONUSOM II: Segunda operación humanitaria desarrollada entre marzo de 1993 y
marzo de 1995. Fue liderada por los Estados Unidos en cooperación con otras
naciones pertenecientes a la Organización de las Naciones Unidas, entre ellas
Pakistán. El Consejo de Seguridad en marzo decidió en una transición de la
Fuerza de Tareas Unificada una nueva operación de mantenimiento de la paz de
las Naciones Unidas que le autorizaría a los Estados Unidos utilizar la fuerza si
fuese necesario para garantizar su mandato y así asegurar un medio ambiente
estable para la prestación de asistencia humanitaria. Pero mientras patrullaban
las Fuerzas de Tareas Unificadas, había menos de la mitad del país, con 37.000
soldados bien equipados, los 22.000 cascos azules de las Naciones Unidas
recibieron el mandato para cubrir todas las tareas de Somalia. Las facciones, sin
embargo, no respetaron el alto el fuego. En junio de 1993, 24 soldados de la
UNOSOM II de Pakistán fueron asesinados en un ataque en Mogadiscio, más
adelante en octubre del mismo año murieron de forma violenta 18 soldados
americanos caso que conllevó la retirada de las tropas de la Marina estadounidense
de Somalia en 1993, dejando a la UNOSOM en un estado de gran vulnerabilidad.
Posteriormente, los enfrentamientos entre la UNOSOM y milicianos somalíes en
Mogadiscio causaron más víctimas entre los civiles e integrantes de la UNOSOM
(Allard 2002).
El consenso común acerca de la intervención estadounidense en Somalia con la
operación “American-Led” que comenzó con la llegada de la Marina Americana a las
playas de Mogadiscio en Diciembre de 1992 fue que la misión en Somalia cambió
mucho con respecto a lo que se venía haciendo. El argumento principal fue que la
extremadamente limitada operación anteriormente mencionada iniciada por el
entonces Presidente Bush para alimentar y socorrer a la población somalí y a las
Fuerzas de Tareas Unificadas UNITAF, fue un éxito en un principio, pero la
operación comenzó a hundirse cuando la UNOSUM II tomó el control en Mayo de
1993 pretendiendo la reconstrucción de las instituciones básicas del estado, es
decir, la “construcción de una nación”. El Secretario Asistente de Estado para los
asuntos en África, Chester Crocker, por ejemplo, argumenta que hubo una
“deliberada y ambiciosa resolución para la construcción de una nación” adoptada
por el Consejo de Seguridad en Mayo de 1993 que marcó una gran ruptura entre las
misiones de la ONU y los Estados Unidos en Somalia. El diario The New York
Times reconocía y a su vez lamentaba este hecho afirmando que “la esencia de la
misión cambió radicalmente en Junio de 1993 después de que Washington le
devolvió el control a la ONU.” Muchos reclamaron después de este hecho que
hubiera una diferencia clara entre intervención humanitaria y la “reconstrucción de
nación” en gran parte por la ambigüedad en la interpretación que se le dio al caso de
Somalia por la ONU y el hecho de querer hacer más de lo que podía controlar. En
otras palabras como lo mencionó Richard Haass, consejero de asuntos de
seguridad nacional del Presidente Bush, debe haber una clara diferencia entre
intervenciones humanitarias cuyo proposito es el de “proveer protección y otras
nesecidades básicas” y misiones mucho más complejas como lo son la
“construcción de una nación” lo que implica la reconstrucción de las institucines del
estado. Por esto mismo Haass afirmó que la ONU pecó por ambición (Clarke and
Herbst, 1996)
Con el paso del tiempo se ha reconocido que la intervención en Somalia no fue del
todo un fracaso. La operación que iniciaron los Estados Unidos salvó por lo menos
100,000 vidas, esto se puede ver como un logro en comparación con la apática
respuesta del resto del mundo en las diferentes crisis humanitarias de la década de
los 90. Sin embargo se reconoce que el final de esta misión quedó lejos de los
objetivos deseados; se perdieron muchas vidas que bajo una iniciativa altruista
llegaron a Somalia con las mejores intenciones con el fin de salvar vidas humanas.
Todo sumado, haber tenido óptimos resultados en esta misión hubiera sido
extremadamente difícil incluso en las mejores circunstancias. (Clarke and Herbst,
1996)
La ONUSOM acabó con su misión en 1995 sin haber restablecido una autoridad
nacional en el país y, todavía hoy, la silla de Somalia en las Naciones Unidas
permanece vacía. De esta manera, Somalia es un país sin Estado que existe de
manera indeterminada y que desarrolla sus actividades políticas y económicas de
forma diferente en función de la guerra que controla la región. (Allard 2002)
En cuanto a la guerra civil iniciada en 1991, ésta continúa librándose sobre todo
en el sur entre varios promovedores de la guerra que obtienen sus beneficios con
la perpetuación de un conflicto que ha causado más de 300.000 muertos y más de
1,5 millones de desplazados internos. (Allard 2002)
1.5. Estado actual de Somalia
La situación que se vive en Somalia en la actualidad es la de un país sin Estado
dividido en tres regiones cláramente diferenciadas:
- El norte: Se divide en las regiones del Noroeste que corresponden al
autoproclamado Estado de Somaliland y las regiones del Noreste que constituyen
el autoproclamado Estado de Puntland semitribal. (Prendergast 1995)
- El sur: Se encuentra en una difícil situación debido a una autoridad política
fragmentada y contestada que ha paralizado todos los negocios (Prendergast
1995).
- El resto del país: Sobre todo en el centro, se vive una fase de transición con una
autoridad política local rudimentaria, pero que cumple unas funciones básicas y la
economía genera lo suficiente para la supervivencia y un comercio mínimo.
(Prendergast 1995)
En cuanto a la finalización del conflicto, el Acuerdo del Cairo de 1997 firmado por
todas las fracciones, excepto por el autoproclamado presidente de Somaliland,
obligaba a crear un gobierno de “unión nacional” que dio sus frutos en agosto de
2000, cuando se celebró una conferencia de paz en Djibouti, sede del parlamento
somalí en el exilio, en la que se eligió presidente de Somalia a Abdiqasim Salad
Hassan. Su gobierno de transición, instalado en la capital, Mogadiscio, cuenta con
el respaldo de las Naciones Unidas, la UE y la Liga Árabe. (Prendergast 1995).
Sin embargo, este gobierno es rechazado y el conflicto continúa actualmente entre
los enfrentamientos y las conversaciones de paz que no terminan de consolidarse.
Entre las más destacadas tenemos las que se iniciaron el 27 de octubre de 2002
en Eldoret (Kenya) y que posteriormente se trasladaron a Nairobi (Kenya) en
febrero de 2003. (Prendergast 1995)
Posteriormente volvieron a darse negociaciones en septiembre de 2003 que se
rompieron a finales de mes por el abandono de ciertos líderes tribales que no
aceptaban las propuestas esgrimidas. (Prendergast 1995)
El 29 de enero de 2004, finalmente el Gobierno Nacional de Transición, presidido
por Abdiqasim Salad Hassan, firmó un acuerdo con el resto de facciones somalís.
El acuerdo, firmado en Nairobi (Kenia), contemplaba el método de elección de los
parlamentarios, quien a su vez eligió a Yusuf Ahmed Presidente del país. Después
de cinco años, y unas elecciones, se redactará una nueva constitución para el país
(Prendergast 1995).
Con desconfianza, pero con la esperanza de que la implementación del acuerdo
sea satisfactoria, tanto las Naciones Unidas, como los Estados Unidos y la UE,
saludaron el acuerdo como una buena noticia. A pesar de ello, la experiencia y la
trayectoria de las diversas conversaciones entre las facciones somalís nos dice
que no será un proceso fácil, y se debe esperar a que la situación evolucione.
2. EL CASO DE RUANDA
2.1. Orígenes del conflicto
La república de Ruanda se encuentra ubicada en el centro de África y abarca un
territorio de 26.338 Km2. El 90% de su población se dedica a la agricultura y es el
país más densamente poblado del continente. La sociedad de Ruanda está
constituida por tres grupos étnicos, los Hutus 84%, los Tutsis 15% y los Twa 1%.
Esta división social que se remonta hasta antes de la colonización europea ha sido
determinante en cuanto a las decisiones políticas, sociales y económicas del país.
Las diferencias entre estos grupos étnicos han generado grandes guerras internas
que dejaron como resultado la muerte y el desplazamiento de miles de personas
(Muñoz 2006)
Los primeros en habitar el territorio de Ruanda fueron los Twa y posteriormente
arribaron los Hutu que constituyeron la mayor parte de la población. La llegada de
los Tutsi se dio antes del siglo XV quienes pacífica y silenciosamente se fueron
expandiendo por el territorio. Al parecer, antes de la invasión colonial los grupos
Tutsis y Hutus tenían un sistema de organización jerárquico y clientelar en el que
los Hutus se encargaban de la agricultura y los Tutsis se encargaban de la
ganadería. Como la ganadería era considerada la actividad económica más
importante los Tutsis presentaban un estatus superior a los Hutus y por lo tanto
tenían que ofrecerles sus servicios y obedecer a sus posiciones políticas (Muñoz,
2006).
Este sistema clientelar de las estructuras sociales y políticas existente antes de la
invasión colonial, fue determinante para los orígenes del conflicto ya que de este
surgió un sistema de relaciones basadas en la subordinación entre estos dos
grandes clanes, los Hutus y los Tutsis, lo que comenzó a generar sentimientos de
resentimiento entre los mismos que después se iban a cobrar por medio de la
violencia. (Hilda Varela, 2000)
Con dicho sistema, donde los Hutu practicaban la agricultura, los Tutsi se vieron
aventajados por la práctica de la ganadería que les otorgaba un mayor bienestar y el
control político y social. Esto llevó a que los Hutu a pesar de su mayoría poblacional
se encontraran en una condición de subordinación ante los Tutsi por la nececidad de
adquirir su producto que era de gran importancia dentro de la región, esto implicaba
ceder las tierras de cultivo a la ganadería y la prestación de servicios personales y
militares a los Tutsi que terminó dándoles todo el poder político y económico de la
región. (Roger Louis, 1963).
2.2. Efectos del colonialismo
Alemania fue el primer país en ocupar el territorio de Ruanda en donde realizaron
la construcción de un estado colonial tomando el modelo de Estado-nación
europeo. Los alemanes pensaron en su momento que el sistema de jerarquización
que existía en el país era útil, y por lo tanto promovieron su fortalecimiento
aumentando la dominación de los Tutsis sobre la población mayoritaria de los
Hutus (Kuperman 2001).
Después del fracaso de Alemania en la segunda guerra mundial, el control del
país pasó a manos de Bélgica. Durante este periodo se aumentó la polarización
entre los dos grupos étnicos convirtiendo el sistema jerárquico en un régimen
centralizado y explotador. Las leyes de los colonizadores contribuyeron
enormemente a aumentar las diferencias entre los Tutsis y los Hutus obligando a
la población a registrarse como perteneciente a una de las dos etnias. Además de
esto los europeos afirmaban que los Tutsis se parecían más a ellos y que por lo
tanto pertenecían a un linaje social más privilegiado. La idea de los europeos al
generar estas distinciones sociales entre los grupos étnicos de Ruanda se dio con
el fin de que estos dos grupos no se unieran para luchar juntos contra el poder
colonial (Kuperman 2001).
La acumulación de resentimientos y odios entre los Tutsis y los Hutus desde 1950
conllevó a que posteriormente en 1994 se diera una de los peores genocidios de
la historia (Kuperman 2001).
2.3. Los intentos de independencia
El proceso de independencia de Ruanda estuvo marcado por los efectos que
dejaron tanto el periodo pre-colonial como colonial. La ONU redefinió a Bélgica
como un fideicomiso temporal con el fin de dar inicio al proceso de independencia
de Ruanda. (Peter Langford, 2005).
Ruanda logró su independencia en julio de 1962 con Kayibanda como como jefe de
Estado. Su mandato estuvo claramente definido por una política en contra de los
Tutsi y un gobierno que centralizó el poder en un solo partido, una sola etnia y una
sola región. El goberno de Kayibanda puso en marcha este tipo de administración
obteniendo la legitimación que buscó en el campesinado Hutu por medio de un
discurso que prometía el fortalecimiento y el desarrollo rural, pero al final los
trabajadores del campo se encontraban en la misma situación en la que estaban
durante la colonia. El dominio de los Hutus se dio porque tenian el control del estado
y del ejército, lo que les generó poder y enriquecimiento; como concecuencia de ello
aumentó la tensión entre las regiones y a pesar de que algunos Tutsis seguian en
cargos importantes los ataques violentos en contra de ellos no cesaron durante este
periodo. (Peter Urivin, 1996).
Algunos miembros de la etnia Hutus que habían logrado educarse gracias al
apoyo de la iglesia católica comenzaron a interesarse en sus derechos y en la idea
de instaurar un gobierno legítimo. Para este fin los Hutus crearon dos
organizaciones de gran importancia APROSAMA (Asociación por la Promoción
Social de Masas) creada por el líder Habyarimana y el Movimiento Social Hutu
dirigido por Greodire Kayibanda. (Mayra Rodriguez, 2002)
En principio, los belgas apoyaron los movimientos sociales de la nueva clase de
Hutus educados para evitar que estos se levantaran en contra del gobierno
impuesto. Incluso firmaron un manifiesto en el que se aseguraba que los Hutus
eran los verdaderos dueños del territorio pues habían llegado primero a la región.
En 1957 para reforzar sus ideas crearon el Movimiento de la Emancipación Hutu
(PRAMEHUTU) con el objetivo primordial de este organismo solucionar las
desigualdades entre las etnias (Kuperman 2001 & Muñoz 2006).
Los Tutsis por su parte crearon dos partidos políticos, La Unión Nacional
Ruandesa (UNAR) y la Reunión Democrática Ruandesa (RADER) por medio de
los cuales querían lograr la liberación colonial pero con la continuación del sistema
jerárquico. Las ideas de independencia de los Tutsi provocaron que todo el apoyo
belga se dirigiera a los Hutus, y esto provocó que se generaran las primeras
masacres en el país. Entre 1972 y 1973 se desencadenó una nueva ola de
violencia que tuvo como antecedente el genocidio de Hutus en manos de Tutsi en
la región de Burundi, provocando un mayor resentimiento contra los Tutsi. (Hilda
Varela, 2000).
Los eventos violentos que se vivieron durante este periodo en las diferentes
regiones, sumado a los problemas económicos que enfrentaba el país y a la
precencia de Tutsis en cargos influyentes fueron generando una anarquía que
derivó en un golpe de Estado liderado por el General Juvenal Habyarimana el
primero de julio de 1973 creando la segunda República bajo su poder. Sus
promesas de paz, unidad y desarrollo nunca se llevaron a cabo pero sí continuaron
las divisiones étnicas radicales y además un regionalismo marcado debido a que el
general Habyrimana era dirigente de la parte norte del país, favoreciendola
inequitativamente sobre las demás regiones y provocando la marginalización y por
consiguiente la pérdida de poder de los Hutu que habitaban otras zonas menos
favorecidas. (Arnualt Akodjenou, 1995).
La violencia con la que los Hutu asumieron el poder generó el desplazamiento de
más de 120.000 personas, y durante la estadía de Habyarimana en el poder se
aumentó este número casi hasta alcanzar el 6% de la población (480.000
personas) en su mayoría Tutsis y Hutus moderados. En 1988 los exiliados de
Ruanda formaron el Frente Patriótico Ruandés (FPR) con el objetivo de derrocar a
Habyarimana y regresar a sus tierras (Muñoz 2006).
La gran cantidad de problemas del país entre los que se encontraban la
corrupción, la represión, la explotación y la insuficiencia alimentaria crearon las
condiciones ideales para el colapso de la nación. El 1 de octubre de 1990 el F PR
realizó un importante ataque en el norte de Ruanda con lo que se dio inicio a la
guerra civil que antecedió el genocidio de 1994. El avance del FPR también dejó
miles de víctimas y alrededor de 300.000 desplazados dentro del territorio
Ruandés. (Gerald Caplan, 2007).
En 1991 gracias a la presión internacional se creó una constitución que permitiría
la implementación de un sistema multipartidista y la introducción de un primer
ministro, sin embargo continuaban los sabotajes contra el establecimiento del
gobierno. Además de esto surgieron grupos paramilitares dirigidos por Habyarimana
que llevaron a cabo las matanzas de más de 2000 Tutsis tan solo en 1992, y
también participaron en el genocidio de 1994 (Kuperman 2001 & Muñoz, 2006).
En agosto de 1993 se firmó el Acuerdo de Paz de Arusha gracias al esfuerzo de la
Organización de la Unidad Africana (OUA) y otros gobiernos de la región. Este
acuerdo establecía el fin de la guerra civil entre los Hutu quienes estaban en el
poder y los Tutsi de la oposición. En este momento se crea por parte de la ONU la
Misión de Asistencia de las Naciones Unidas para Ruanda (UNAMIR) con el
propósito de hacer cumplir los acuerdos, pero la paz nunca llegó debido al odio y el
resentimiento entre las partes en conflicto encrudecidos desde 1990, que llevó más
bien a una de las peores masacres jamás vistas por la comunidad internacional.
2.4. La no intervención
Cuando los Hutus más extremistas ya estaban planeando el exterminio sistemático
de los Tutsi y de los Hutu moderados, ocurrió un hecho que desencadenó el
comienzo del genocido: el atentado en el que murió el presidente Habyarimana junto
con su homólogo de Burundi Cyprien Natyamira. El atentado ocurrió el 6 de abril de
1994 cuando el avión en el que viajaban fue derribado por un misil. Las matanzas
las iniciaron miembros de las milicias Hutu, conocidos como los Intehamwe y los
Amipuzamugbmi, además de la Fuerzas Gubernamentalesde Ruanda. (Romeo
Dallaire, 1998).
En un principio la ONU contaba con una operación de mantenimiento de paz que se
llamo la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas para Rwanda (UNAMIR) que
contaba con 2500 efectivos, estas personas cuando vieron el conflicto que se estaba
generando debieron impedir o limitar el genocidio que se estaba desatando, pero
por el contrario, esta fuerza se fragmento y la UNAMIR terminó retirándose “algunos
fueron masacrados, otros corrieron el peligro de ser asesinados. La retirada del
grueso de la Misión dejo atrás sí un gran resentimiento en Rwanda” (Acta Concejo
de Seguridad S/PV 4127 del 2000)
Después del atentado, la RTML autoproclamó el gobierno interino Hutu en la linea
más extremista y su estación de radio acusó del hecho a la oposición Tutsi y a los
soldados de la UNAMIR de haber ayudado a la FPR a llevar a cabo el hecho.
Posteriormente los Hutu cobrarían venganza contra las fuerzas de la UNAMIR
asesinando a 10 soldados belgas lo que provocó el retiro de ese país y de
Bangladesh, el Concejo de Seguridad redujo el personal de de 2500 a 270
integantes. (Monique Alexis e Ines Mpambara, 2003).
Los Hutu realizaron las matanzas en un lapso de tres meses, entre el 6 de abril y el
19 de junio de 1994 con gran eficiencia y rapidez. Por medio de actos atroces y el
uso de la violencia extrema los Hutus extremistas pretendieron exterminar por
completo a los Tutsi y Hutus moderados. (Departament of State, 2002).
Otro hecho relevante, fue la participación de la población civil en la masacre,
intimidados por sus líderes extremistas, además de la gran influencia
propagandística por parte de los medios de comunicación que incitaban al odio y a
la exterminación de los Tutsi. (Hilda Varela, 2000).
Las Naciones Unidas por medio de la resolución 872 de 1993 establecieron la
Misión de Asistencia de las Naciones Unidas para Ruanda (UNAMIR), enfocada a
ayudar a las dos partes a implementar acuerdos, sin embargo, no se pudo lograr la
paz pues el odio generado entre las dos etnias permitió el desarrollo de una de las
peores masacres del mundo (Kuperman 2001 & Muñoz 2006).
La ONU entraría al conflicto como una fuerza internacional neutral para supervisar
el cese al fuego entre las partes, contribuir a la seguridad y brindar asistencia
humanitaria. La misión de la ONU tuvo varias falencias desde su inicio en
equipamiento personal, inteligencia y entrenamiento, así como carecía de un plan
político y militar. Las fuerzas que se autorizaron no llegaron sino hasta Febrero de
1994 y el personal disponible no tenía experiencia en enfrentar crisis humanitarias
de tal dimensión (Kuperman 2001 & Muñoz 2006).
Debido a todas estas carencias fue poco lo que se pudo hacer cuando
comenzaron los asesinatos a gran escala en abril de 1994. Un grupo de 2500
efectivos debía enfrentarse a más de 60.000 soldados del gobierno y a los
rebeldes, por lo que las acciones de la ONU se dirigieron a la asistencia de la
población atrapada en la guerra (Muñoz 2006).
A pesar de todas las advertencias de lo que se veía venir antes de abril de 1994,
realizadas por los organismos gubernamentales y las altas esferas de la misión de
paz, no se realizó una intervención humanitaria. La ONU y el Consejo de Seguridad
se mostraron realmente apáticos y pasivos para comprender y actuar eficazmente
ante la gravedad del conflicto. Esto se interpretó como uno de los fracasos más
grandes de las Naciones Unidas y la comunidad internacional. (Mayra Rodriguez,
2002).
La Comision de Investigación de las Naciones Unidas expreso que aunque UNAMIR
fue criticado por su retirada la responsabilidad también recae sobre los paises que
vieron pasar ante sus ojos el genocidio y no mandaron tropas a intervenir, así se
podría establecer que este tipo de sucesos se dan por falta de voluntad política que
es lo que lleva a que este tipo de sucesos se den e imposibilite el mantenimiento de
la paz. Centrándose en el tema de UNAMIR algunos la han llamado una operación
huérfana ya que se creó después de las operaciones en Somalia, era muy pequeña
y con poca capacidad para lidiar con lo que estaba por suceder en Ruanda, de esta
manera la operación tenía vacíos en la parte de control, disciplina y falta de
coordinación. (Acta Concejo de Seguridad S/PV 4127 del 2000).
Ruanda fue una lección a aprender tanto para las Naciones Unidas como para la
comunidad internacional que dejo varios puntos para tener en cuenta en futuras
interveciones que son los siguientes: La primera es que no puede haber neutralidad
ante la amenaza de genocidio o de violación masiva de los derechos humanos y la
segunda es que no puede haber una intervención sin tener en cuenta la protección a
los civiles, la población en estos casos debe sentir que las Naciones Unidas están
para protegerlos no como en el caso de Ruanda que se generó un mal sabor con
UNAMIR. (Acta Concejo de Seguridad S/PV 4127 del 2000).
Por último entre las diversas fallas de la ONU durante la misión en Ruanda, tal vez
la más grave fue la mala interpretación y la incomprensión del contexto, si el
cablegrama del 11 de enero del General Dellaire mostrando su preocupación no
hubiese sido ignorado, tal vez se hubiera abarcado la situación de otra manera el
organismo diplomático solo lo entendió como un conflicto mutuo entre las etnias, por
lo que solo se interesó por buscar un cese al fuego más que salvaguardar las vidas
civiles. Esto impidió tomar medidas coercitivas más contundentes por parte del
Concejo de Seguridad; tal vez una razón para ello, fue el temor a repetir la
experiencia de Somalia de unos meses atrás que significó un gran fracaso para la
ONU. (Ian Martin, 1998).
2.5. Estado actual de Ruanda
Ruanda es hoy en día uno de los países menos desarrollados del mundo. Sin
embargo después del fatal genocidio de 1994 más de medio millón de hutus
regresaron al país desde julio de 1995 han recibido gran cantidad de ayudas
económicas por parte de la comunidad internacional. Para salir de la crisis se
sembraron gran cantidad de cultivos alimenticios, sin embargo en 2001 estos
fueron sustituidos por café. En zonas como Butare el comercio ha permitido que
aparezcan tiendas, más casas y hasta un cibercafé alrededor de pueblos
cafeteros. A pesar de que el país se encuentra en paz, unido y en reconstrucción,
más de la mitad de la población sufre hambre y se encuentra en el umbral de la
pobreza (Kuperman 2001 & Muñoz 2006).
3. PLANO COMPARATIVO DE LOS DOS CASOS
Después de realizar una comparación éntre los conflictos de Somalia y Ruanda se
detectaron varios factores en común que llevaron a que la intervención en Somalia
fracasara y a su vez, este fracaso fue determinante para que no se realizara una
intervención humanitaria análoga en Ruanda. A continuación se hará una detallada
explicación de cada uno de ellos:
3.1. Factores sociales:
Fragmentación de la población de Somalia y Ruanda: uno de los factores
que llevó al desarrollo de las guerras civiles en los dos países es el hecho de que
los grupos humanos que ocupan estas tierras están divididos en varios clanes,
tribus y etnias. La fragmentación de las creencias culturales, políticas y sociales
llevaron a que la unificación de ellos como un solo estado se tornara en una guerra
sin precedentes.
Hay influencias negativas de los europeos en las relaciones de los grupos étnicos
de Somalia y Ruanda: algunos países influenciaron de forma negativa en las
relaciones entre las etnias promoviendo la jerarquización entre los grupos y los
conflictos con el fin de evitar que surgieran ideas de independencia. En el caso de
Ruanda por ejemplo se genero una creencia que entre las dos etnias había
diferencias del tipo físico, y según esto los podían reconocer para asesinarlos y e el
caso de Somalia se dividió el territorio según la ocupación que se dio en la
colonización.
Las condiciones infrahumanas de la población: desnutrición, falta de agua potable,
saneamiento y educación, influyen mucho en el tema de la inconformidad de la
población lo que lleva a que tenga una tendecia más fuerte hacia el conflicto para
cambiar la situación de su pueblo a este fenómeno hay que sumarle que hay una
ausencia de un sentimiento de pertenencia: no existía un sentimiento de nación.
Cada una de las diferentes etnias quería alcanzar el poder.
3.2. Factores políticos y económicos
El colonialismo europeo: la historia del colonialismo en África es un factor
fundamental en el desarrollo de las trágicas historias de Somalia y Ruanda. El
nuevo Imperialismo europeo entre la década de 1880 y el comienzo de la Primera
Guerra Mundial generaron la llamada “disputa por África” en la que países como
Alemania, Reino Unido, Francia, Bélgica e Italia realizaron una repartición de
los territorios de este continente sin tener en cuenta a la población que allí
habitaba. Somalia y Ruanda no estaban exentas de tal situación, y durante la
década de los 90 ambas naciones realizaron sus primeros intentos de
independencia..
En los dos casos hay una diferencia que puede marcar la no intervención en Ruanda
y es la inexistencia de un gobierno organizado y propio en Somalia por el
hecho de que fue colonia por mucho tiempo no tenía los mecanismos claros
para imponer un sistema de gobierno, a diferencia de Ruanda que aunque sufrió los
efectos de la colonización en el momento que se desato el genocidio si había un
gobierno claro en el país, de esta manera se puede pensar que la violación de la
soberanía de este país podría tener consecuencias más fuertes en la comunidad
internacional.
3.3. Factores en el momento de la intervención
Una intervención tardía en ambos conflictos: la decisión de hacer una intervención
en Somalia y Ruanda tuvo que haberse tomado antes de que el desarrollo de
ambos conflictos llegara a su punto límite. La demora en la llegada de las
ayudas y de las fuerzas armadas provocó que los conflictos se agrandaran tanto
que fuera imposible para la ONU solventar la situación.
La diferencia entre los dos casos es que la intervención en Somalia fue dos años
antes del genocidio en Ruanda, este hecho implica que al ver que en Somalia no se
logro un éxito rotundo en la intervención, en Ruanda la comunidad internacional
estaba exceptica ante una intervención en un genocidio de esta magnitud y prefirió
antes de verse involucrado en una operación fallida más ver pasar antes sus ojos
una de la violación a los derechos humanos más grande de la historia.
La falta de legislación: la ambigüedad de la Carta de las Naciones Unidas en
cuanto a cómo, cuándo y dónde se debe hacer una intervención humanitaria
llevaron a que estas dos intervenciones de desarrollaran de manera
desorganizada y según la conveniencia de quienes tienen el poder de decisión
en el concejo de seguridad de la ONU. La intervención en Somalia tuvo más
esfuerzos por parte de las Naciones Unidas y la comunidad internacional por lo
menos se dieron tres intervenciones humanitarias diferentes y se tenia una cantidad
de efectivos altos a comparación de Ruanda donde solo se dio un intento de
intervención humanitaria con un minimo de efectivos los cuales fueron retirados ante
el asesinato de uno de ellos por la falta de organización y control de la operación.
Por la no planeación y estudio de los casos antes de que se diera una
intervención el el personal humanitario y militar que envió las Naciones
Unidas a estos países durante la guerra civil no estaba preparado para la
magnitud del problema, y además fue insuficiente para dar una cobertura
adecuada al conflicto. En el caso de Somalia por lo menos se tenia más
información de las causas del conflicto y de la magnitud del conflicto a
diferencia de Ruanda que se mandaron efectivos pensando en mediar entre
dos etnias, si se hubiese tenido en cuenta el cablegrama del 11 de enero del
General Dellaire mostrando su preocupacion, tal vez se hubiera abarcado la
situación de otra manera. Pero la confidencialidad del tema en el consejo de
seguridad lo que permitió fue que se ignorar datos fundamentales para la
operación sin mencionar la gravedad que en ese momento Ruanda era parte
de los miembros no fijos del consejo de seguridad.
3.4. El rol de Estados Unidos en la intervención humanitaria
La retirada de EEUU dejó un gran vacío, que la UNOSUM II por sí misma no estaba
en la capacidad de cubrir, condenando así al fracaso inminente de la misión, ya que
no contaban con las fuerzas altamente especializadas de los estadounidenses, que
hubieran sido las únicas con la capacidad de afrontar el reto. Posteriormente esto
puso en evidencia las falencias y debilidades de una ineficiente administración
interna de la ONU, todo esto llevó a que su retirada de Somalia en 1995 pusiera en
tela de juicio su capacidad para afrontar otro reto similar, condenando desde un
comienzo la posibilidad de una intervención humanitaria propiamente dicha en
Ruanda, cuando comenzó el genocidio en abril de 1994. Esto, entre otros factores,
fue uno de los principales motivos que limitó a la ONU a una casi inocua ayuda
humanitaria. Si en el caso de Somalia, como dijo el General Richard Hass, la misión
de la ONU fracasó por el exceso en sus ambiciones dentro del conflicto, ya que no
tuvo en cuenta los límites de sus capacidades, se puede decir que en el caso de
Ruanda, la ONU fracasó precisamente por lo opuesto. Una ayuda humanitaria que
en el contexdo de la gravedad de la problemática en Ruanda fue completamente
insuficiente para sus capacidades dejando en evidencia la falta de ambición para
lograr una meta más concreta y coherente con lo que se esperaría estuviera dentro
de las capacidades de la ONU.
VIII. CONCLUSIONES
La comparación entre los casos de Somalia y Ruanda permitió establecer cuáles
fueron los posibles factores que llevaron a que la ONU no lograra sus objetivos de
de paz y protección de derechos humanos en ambos países. Con el análisis
realizado se corrobora la hipótesis de que el contexto histórico del continente
africano durante los años 90 y la ausencia de una legislación clara fueron los
factores causantes del fracaso de las intervenciones humanitarias en Somalia y
Ruanda. El contexto histórico incluye los hechos sociales, económicos y políticos
de la década de los 90 en el continente africano, en particular en Ruanda y
Somalia, y la ausencia de legislación se refiere a la desorganización de los entes
internacionales en el momento de hacer una Intervención internacional.
El arrivo de las tropas Americanas a las costas de Mogadisco en diciembre de 1992
que permitia el uso de la fuerza militar para controlar el conflicto y proteger las
ayudas de la comunidad internacional que estaban siendo robadas por los jefes de
los clanes para ser intercambiadas por armas sigue afectando el polémico debate
sobre las intervenciones humanitarias. Posteriormente el anuncio de la retirada de
los Estados Unidos de Somalia después de la muerte de 18 de sus militares en
octubre de 1993, debido en parte a presiones del congreso y del pueblo americano,
con el argumento de la injustificación de bajas americanas en un conflicto externo,
sumado a la precedente muerte de 24 paquistanies que hacían parte del grupo de
apoyo de la ONU, llevó a que la administración Clinton no actuara cuando comenzó
el genocidio en Ruanda en abril de 1994. Este fue un factor determinante para la no
intervención humanitarian en Ruanda por parte de la ONU.
A pesar de que las intenciones plasmadas en la carta de las naciones unidas son
muy buenas, es inevitable que los intereses políticos y económicos influyan en una
intervención humanitaria y más aún si la legislación vigente es ambigua y permite
ser acomodada de acuerdo a los intereses de quienes tienen el poder mundial. La
voluntad política sin lugar a duda tiene un papel muy importante en el tema de
las intervenciones humanitarias, esta voluntad puede ser la que vele por el
mantenimiento de la paz.
En todo caso lo único que queda de estas dos tragedias son lecciones para
futuras intervenciones que invita a tomar medidas más contundentes para la
protección de los derechos humanos. Ante estas lecciones también es clara la
necesidad de que se genere un consenso en el tema de cómo, cuando y quien debe
intervenir para que de esta manera los dilemas entre la soberanía y la protección de
los derechos humanos no descuiden a la población afectada que es la que más
protección debe recibir por encima de los intereses de los mismos Estados.
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