Post on 02-Nov-2015
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El reto formidable que enfrenta el equipo
de reanimacin cuando aborda un paciente
vctima de trauma cuyas caractersticas han
conducido al colapso cardiorrespiratorio
exige el seguimiento de una secuencia
crtica cuyo punto de partida es el conoci-
PLHQWRPiVDPSOLRSRVLEOHGHODVLRSDWRORJtD\VXUHVSXHVWDFRGLFDGDLPSOLFDel enlace entre el A B C D E del manejo
del trauma y el procedimiento bsico y
avanzado del manejo de la reanimacin.
Conceptos como la ley de Starling, las
presiones de perfusin coronaria en sstole
o distole, las presiones intratorcicas, la
actividad elctrica sin pulso y la hemodi-
namia especial del traumatizado vctima
de colapso deben hacer parte del conoci-
miento bsico de aquellos que manejen
una situacin cuyo pronstico es siempre
muy reservado y sus posibilidades de xito
suelen ser muy limitadas.
Precisamente por el sombro resultado que
arrojan un alto porcentaje de los intentos de
reanimar a un paciente vctima de trauma
que entra en paro cardiorrespiratorio, la
desicin de iniciar o no la reanimacin y
cmo conducirla es algo que reclama la
intervencin de equipos con experiencia o
de criterios muy precisos en aquellos que
aun sin experiencia, deben seguir el mejor
camino posible.
Reanimacin cardiopulmonar en el paciente con trauma mltiple
Gloria PosadaJos I. Guerra
Laureano Quintero B.
Debemos aclarar que este captulo no se
orientar a lo que usualmente entendemos
por reanimacin inicial del paciente con
trauma, es decir, no nos referiremos a todos
los pasos diagnsticos y teraputicos que
implica tratar a pacientes traumatizados.
Vamos a centrarnos en algo ms complejo
y ms difcil. Nos enfocaremos en cmo
abordar a un paciente traumatizado que se
encuentra in extremis o en paro cardiorres-
piratorio declarado.
El escenario en el que se encuentra el
paciente traumatizado que colapsa es un
WHUUHQR KRVWLO DJUHVLYRVLROyJLFDPHQWHy limitado en cuanto a posibilidades. Mu-
chos factores juegan en contra suya. La
volemia se ve seriamente comprometida;
el aporte de las compresiones cardacas
est por debajo de lo que se logra en un
paciente en colapso que no ha sufrido
trauma; en muchos casos las compresiones
torcicas para reanimar no solo no sirven
sino que se contraindican pues perjudican
ms la situacin; y, por si fuera poco, con
frecuencia el nico camino de salida es
una intervencin quirrgica mltiple que
abarca la toracotoma de resucitacin y el
PDQHMRGHODVOHVLRQHVHVSHFtFDVEn el paciente traumatizado el evento que
desencaden el cese de la actividad car-
diorrespiratoria suele, la gran mayora de
CAPTULO 25
452
r e a n i m a c i n c e r e b r o c a r d i o p u l m o n a r
las ocasiones, tener relacin directa con el
trauma asociado. Por este motivo inves-
tigar la cinemtica del trauma es un paso
VXPDPHQWHLPSRUWDQWHTXHDOQDOMXJDUiun papel decisivo no solamente en el tipo
de tratamiento que recibir el paciente sino
tambin en el resultado que obtengamos
por nuestra intervencin. El pronstico de
un paciente traumatizado in extremis, cuyo
evento involucra un trauma cerrado mlti-
ple, por ejemplo, es mucho ms reservado
que el pronstico de un paciente traumati-
zado in extremis vctima de un trauma pene-
trante. Este hecho, olvidado frecuentemente
cuando nos aproximamos a un paciente con
paro cardiorrespiratorio, debe ser el punto
inicial a considerar al desplegar nuestras
KHUUDPLHQWDV\QXHVWURVHVIXHU]RVDQGHemplearlos de una manera ms racional para
ofrecer un mejor pronstico a la vctima.
Un poco de historia
En la ltima mitad del siglo xix, y como
consecuencia de los paros circulatorios en
pacientes con reacciones idiosincrsicas a
los anestsicos, el inters de los mdicos en
desarrollar tcnicas efectivas de resucita-
cin cardiopulmonar incentiv una oleada
GHLQYHVWLJDFLyQHQHVWHFDPSR(Qutilizando la tcnica de Schiff, consistente
en compresin cardiaca a corazn abierto,
Nichaus comunic el primer intento de
resucitacin cardiopulmonar en un ser
humano, aunque sin xito.
(QSRU SULPHUD YH] XQPpWRGRGHcompresin cardiaca externa fue descrito
SRU.RHLQJ\HQVHUHSRUWDURQGRVaplicaciones de esta tcnica con xito. En
SRUSULPHUDYH]ODWpFQLFDGH6FKLIIse aplic con xito.
Pero realmente fue en la dcada de los aos
sesenta, despus de que Kouwenhoven y
FRO GHPRVWUDUDQ OD HFDFLD GHOPDVDMHcardiaco externo, cuando esta tcnica se
expandi por el mundo. Posteriormente,
y gracias a la aceptacin por parte de gru-
pos de larga trayectoria en este mbito, la
tcnica se adopt en el mundo como una
PHGLGDVHJXUD\HFD]HQHO WUDWDPLHQWRdel paro cardiorrespiratorio. El masaje
cardiaco externo ha cambiado poco desde
entonces; sin embargo, son muchas las
investigaciones que al respecto se han
realizado y se han dado grandes pasos
KDFLDHOHQWHQGLPLHQWRGHODVLRORJtDGHla reanimacin cardiopulmonar y su apli-
cacin en diversos escenarios, tal como lo
veremos ms adelante.
Peter Safar, de origen austraco y nacio-
nalizado norteamericano, por su parte,
IXHHODUWtFHUHFRQRFLGRGHOFRPSRQHQWHYHQWLODWRULRGHODUHVSLUDFLyQDUWLFLDOdel soporte boca a boca, que unidos a
las compresiones dio forma a la RCP que
conocemos hoy en da.
El corazn como bomba:
ciclo cardiaco
La funcin del corazn consiste en enviar
sangre oxigenada a los tejidos perifricos y
sangre desoxigenada a los pulmones que se
encargarn de su oxigenacin. Todo esto en
el contexto de un gasto cardiaco (volumen
de sangre bombeado cada minuto por el
corazn) adecuado a las necesidades del
organismo.5,8
Debe destacarse que la circulacin es un
circuito cerrado en el cual la funcin car-
GLDFD \PiV HVSHFtFDPHQWH OD IXQFLyQventricular, es recibir y enviar un bolo de
sangre con una presin y velocidad de-
WHUPLQDGDVDQGHTXHWRGRVORVWHMLGRVperifricos reciban los nutrientes y oxgeno
necesarios para sus funciones vitales. El
corazn es, entonces, un msculo estriado
453
que debe vencer un juego de resistencias
DRUWD\DUWHULRODVDQGHYDFLDUVXFRQtenido (sangre) en la circulacin.6
6WDUOLQJHQGHVFULELyODFDSDFLGDGGHadaptacin del corazn mediante la ley
de Starling o de dilatacin cardiaca:
La energa mecnica liberada al pasar
del estado de reposo al estado de contrac-
FLyQ GHSHQGH GH OD ORQJLWXG GH OD EUDmuscular.6 En otras palabras, la fuerza
de contraccin y el volumen bombeado
por el corazn dependern de la presin
existente en el msculo, producto del
HVWUpVLPSXHVWRDOHVWLUDUODVEUDVSRUXQdeterminado volumen.
El perodo de contraccin muscular durante
el cual el corazn enva la sangre al sistema
arterial o pulmonar se denomina sstole. El
perodo de relajacin durante el cual ocurre
el llenado ventricular se llama distole.
El ventrculo derecho enva la sangre al
sistema pulmonar, mientras que el ventr-
culo izquierdo lo hace al sistema arterial.
Teniendo en cuenta la ley de Starling es
fcil entender que el volumen de sangre
(vol. sistlico) enviado por el corazn
depender de varios factores:
a) Del volumen que llegue al ventrculo
durante la distole y que determinar al
QDOGHpVWDODSUHVLyQGLDVWyOLFDQDORpresin de llenado que corresponder a
la precarga.
b) De la resistencia arterial impuesta, o
sea la postcarga.
c) De la funcin del msculo cardiaco en
s, debido a sus propiedades intrnsecas,
esto es, su contractilidad.
El corazn slo enva lo que recibe; por
ello en condiciones normales el volumen
minuto o gasto cardiaco es idntico al
retorno venoso.6 Sin embargo, el gasto
cardiaco estar determinado por las ne-
cesidades del organismo y sern stas las
que determinarn el volumen, no la bomba
cardiaca, que desempea en la circulacin
un papel de demanda; el retorno venoso
constituir la expresin de esta demanda.
Para cumplir con las necesidades del orga-
nismo, el corazn dispone de varios meca-
nismos de adaptacin, los ms importantes
de los cuales son:
D (O UHWRUQR YHQRVR GHQLGR FRPR ODcantidad de sangre que regresa a la aur-
cula derecha cada minuto, y constituye
la precarga. Esta est determinada por
la capacitancia venosa, el volumen san-
guneo circulante, y lo ms importante:
por el gradiente de presiones entre el
sistema de alta presin arterial y el
sistema venoso, de baja presin, que
GHWHUPLQDUiHOXMR 6HFDOFXODTXHFHUFDGHOGHODYROH
mia total se encuentra dentro del sistema
venoso; esta volemia puede considerarse
como ubicada en dos compartimientos.
El primero contendr la fraccin del
volumen que contribuye a la presin
venosa sistmica. El segundo, menos
importante, encierra el volumen que no
HMHUFHLQXHQFLDDOJXQDHQHVWDSUHVLyQes decir, la cantidad que se quedara en el
sistema con una presin de cero. Es as
como este sistema puede considerarse
como uno de los principales mecanis-
mos de reserva cardiaca, pues mediante
el juego de presiones y volmenes el or-
ganismo regular la cantidad de sangre
que llegar minuto a minuto al corazn
y por ende la cantidad de sangre que ste
enviar a los tejidos perifricos segn la
demanda impuesta.4,6
r e a n i m a c i n c a r d i o p u l m o n a r e n e l p a c i e n t e
c o n t r a u m a m l t i p l e
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b) La frecuencia cardiaca es otro de los
mecanismos que desempean un impor-
tante papel en la adaptacin del corazn
a diversas situaciones. La actividad
cronotrpica (nmero de latidos por
minuto) estar determinada por el ritmo
impuesto por el marcapasos natural, o
sea por el ndulo sinusal que a su vez es
LQXLGRSRUHOVLVWHPDQHUYLRVRDXWyQRmo; este, mediante sus dos componen-
tes, controla la frecuencia cardiaca: el
simptico es el responsable de acelerarla
y el parasimptico, de reducirla.6
Existen muchos otros mecanismos de regu-
lacin de la funcin cardiaca. Sin embargo,
los dos mencionados son los que cumplen
una funcin primordial en la adaptacin del
corazn ante eventos agudos de rpida apa-
ricin, tales como el trauma, y que pueden
en determinado momento comprometer la
vida del individuo.
Causas del paro cardiorrespiratorio
en el paciente con trauma mltiple
El paro cardiorrespiratorio en el paciente
con traumas mltiples tiene varias causas
posibles; todas ellas asociadas general-
mente con el mecanismo del trauma y la
lesin consecuente. Estas causas son con
frecuencia:
a) Dao directo y grave de estructuras
vitales tales como corazn, cerebro y
grandes vasos.
b) Lesin grave del sistema nervioso
central, que llevara al cese de la fun-
cin cardiorrespiratoria, por ejemplo,
al ocurrir algn dao en los centros
reguladores de dicha funcin, ubicados
en el bulbo del tallo cerebral.
c) Lesiones por congelacin, y en general
cualquier trauma complicado con hipo-
termia. Debe recordarse que el ritmo
cardiaco se reduce proporcionalmente
al grado de frialdad. La irritabilidad
FDUGLDFD VHPDQLHVWD D ORV & Dtemperaturas menores de 28C aparece
ODEULODFLyQYHQWULFXODU\ODDVLVWROLDse presenta generalmente cuando la
temperatura cae por debajo de los 25C.
Por ltimo, no debe olvidarse que el
corazn es refractario a tratamientos
realizados para restablecer su ritmo,
tales como la administracin de drogas
RODGHVEULODFLyQVLODWHPSHUDWXUDHVPHQRUGH&
d) La hipoxia es otro mecanismo impor-
tante y comn asociado al paro cardio-
rrespiratorio en este tipo de pacientes.
Esta puede ser consecuencia de varios
eventos, tales como quemadura de la
va area por inhalacin, la obstruccin
de la misma, la ruptura de la trquea
(asociada ms a grandes traumas en el
trax), la lesin neurolgica, un neu-
motrax gigante, etc.
e) Disminucin aguda del gasto cardiaco,
como consecuencia de un aumento, por
ejemplo, de la presin intratorcica, lo
cual ocurre en el taponamiento cardia-
co y el neumotrax a tensin; eventos
relativamente frecuentes en el trauma
torcico.
f) Hipovolemia por heridas exsanguinan-
tes e incontrolables que rpidamente
disminuirn la precarga cardiaca y con
ello la entrega de sangre oxigenada a
los diferentes tejidos, especialmente
el cerebro y el mismo corazn. Es una
de las causas ms frecuentes de paro
cardiaco traumtico.
Estas son las causas ms comunes del
paro cardiorrespiratorio en el paciente
traumatizado. Existe otro caso, que aunque
menos frecuente no debe obviarse, y es
aquel del paciente con previa enfermedad
455
cardiocoronaria de base, que entra en
paro cardiorrespiratorio y a consecuencia
de ste sufre algn tipo de trauma.9 Sin
embargo, generalmente este hecho lo po-
dremos averiguar mediante un adecuado
y cuidadoso estudio de la cinemtica del
trauma y de las circunstancias que rodearon
HODFFLGHQWHSXHVHOODVUHHMDUiQFXiOHVHOevento primario y cul su consecuencia.
RCP: Mecanismo de accin
'HVGHTXHHQVHGHPRVWUyODHFDFLDde la resucitacin cardiovascular externa,
sta se disemin por el mundo a una veloci-
dad asombrosa; incluso mucho antes que se
HVFODUHFLHUDWRWDOPHQWHVXVLRORJtDEn un principio se pens que la sangre
durante la RCP externa era bombeada
fuera del corazn y hacia el organismo
por compresin directa del corazn entre
el esternn y la columna vertebral. Esta
teora no pudo ser comprobada por expe-
rimentos u otros medios. Posteriormente se
llevaron a cabo estudios diferentes y esta
teora hoy en da cuenta con muy pocos
adeptos.
La teora aceptada hoy por hoy, despus
de estudios y experimentos comprobados,
HVDTXHOODTXHSRVWXODTXHHOXMRVDQJXtneo se produce como consecuencia de la
elevacin de la presin intratorcica, y es
entonces el trax y no el corazn el que
acta como bomba. As mismo se demostr que una elevacin en la presin
intratorcica podra aumentar las presiones
en la aorta y en el sistema carotdeo; por
lo cual hoy se acepta la hiptesis de que es
la elevacin de la presin intratorcica y
no la compresin cardiaca la responsable
GHOXMR(OXMR VDQJXtQHR VH FRQVLJXH HQWRQFHVpor:
/DSUHVHQFLDGHYiOYXODVHQHOVLVWHPDYHQRVRTXHSUHYLHQHHOUHXMRGHVDQgre hacia ellas.
2. Una resistencia al colapso mayor en
las arterias que en las venas, lo que
ocasiona que estas ltimas se cierren
al aumentar la presin intratorcica
durante las compresiones, mientras las
arterias permanecen abiertas.
3. El gradiente de presiones, al ser mayor
la presin en el sistema arterial que
en el venoso para un mismo volumen
GDGRHVORTXHLQGXFHHOXMRDFLUFXODUde arterias a venas y no a la inversa.
Sin embargo, hace falta mencionar un fac-
tor determinante: la circulacin coronaria,
que es la encargada de irrigar el corazn.
La presin efectiva de perfusin coronaria
depende del gradiente de presin entre las
arterias coronarias y la presin diastlica
de la aurcula derecha, principalmente. La
presin en las arterias coronarias estar deter-
minada por su estado de vasodilatacin y por
la presin diastlica en la aorta. Puesto que
durante la sstole ventricular en condiciones
normales se produce una estrangulacin de
dichas arterias debida a la alta presin presen-
te en el ventrculo, sobre todo el izquierdo, es
durante la distole cuando el corazn recibe
VXPD\RUDSRUWHVDQJXtQHR5,6Durante la RCP externa, al elevarse la pre-
sin intratorcica se igualan virtualmente
las presiones en la aurcula derecha, la
arteria pulmonar, el ventrculo izquierdo y
la aorta. De este hallazgo se entiende que
el riego sanguneo al corazn no ser tan
efectivo si se aumenta aun ms la presin
intratorcica, puesto que desaparecer el
gradiente que impulsa la perfusin cardia-
ca; razn de ms para no efectuar alterna-
tivamente la ventilacin del paciente y las
compresiones.
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c o n t r a u m a m l t i p l e
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RCP: Su papel en el paro cardiaco
postraumtico
El colapso circulatorio o paro cardaco
traumtico generalmente se debe, como
se mencion anteriormente, a hemorragias
masivas que llevan al paciente a un estado
de choque hipovolmico grave. Es tambin frecuente que sea consecuencia
de una disminucin del gasto cardiaco,
asociada a taponamiento pericrdico o
neumotrax a tensin, entidades comunes
en los traumatismos mltiples. Debi-do a la efectividad del masaje cardiaco
externo en paros cardiacos no traumticos
este procedimiento se convirti tambin
en un componente de la reanimacin del
paciente con trauma mltiple y colapso
cardiovascular secundario. Sin embargo,
existen varias diferencias cardiovasculares
entre estos dos grupos de pacientes.
Primero, el colapso hemodinmico de
origen cardiognico suele acontecer con
un volumen de sangre circulante normal,
y especialmente con volmenes normales
o elevados en el ventrculo izquierdo. Por
ello la elevacin de la presin sistlica, y
por ende la perfusin de los tejidos perifri-
cos ser ms efectiva en esta situacin. Se habla de un aporte sanguneo de 25%9 de lo
normalmente aportado por el corazn y un
GHORTXHUHJXODUPHQWHOOHJDDFHUHEURy corazn. Debido a este mnimo aporte, el masaje cardiaco externo en estos
pacientes muestra una clara relacin entre
HOUHVXOWDGRQDOVREUHYLGD\HOWLHPSRGHUHVXFLWDFLyQ\HVHVFDVDDORVPLQ\SUiFWLFDPHQWHQXODDORVPLQLos efectos hemodinmicos del masaje
cardiaco externo en casos de paro postrau-
mtico han sido estudiados extensamente
en modelos animales. As, se han logrado
dilucidar los siguientes hechos:
En situaciones donde hay reduccin
del gasto cardiaco como consecuencia
de hipovolemia o de los eventos antes
mencionados el masaje cardiaco externo
consigue elevar la presin sistlica, pero
en una proporcin mucho menor que en
el paro cardiognico puesto que en este la
causa inicial del colapso fue un volumen
disminuido en el ventrculo izquierdo. Aun
ms preocupante que una elevacin tan
pequea de la presin sistlica es la reduc-
cin observada en la presin diastlica por
las compresiones torcicas que resultan en
una an ms pobre perfusin coronaria.
Es incluso posible que durante las etapas
iniciales del choque, cuando el corazn se
contrae aunque sin pulso perceptible, el
masaje cardiaco externo reduzca aun ms
la circulacin hacia el corazn.
Merece especial atencin el gran aumento
de la presin intrapericrdica que tiene lugar
debido al masaje cardiaco en el taponamien-
to cardiaco. Como es conocido en estos
casos, incluso un leve aumento en la presin
dentro del saco pericrdico puede reducir
considerablemente el gasto cardiaco. Se ha
establecido que en casos de taponamiento
cardiaco agudo cualquier elevacin de la
presin intratorcica traer efectos delet-
reos sobre el llenado ventricular y por ende
sobre el volumen sistlico.
Es as como se ha llegado a la conclusin
de que el masaje cardiaco externo en el
paciente traumatizado sirve tan slo para
ganar tiempo, mientras se resuelven los
problemas de base que llevaron al evento
cardiaco. Puesto que no produce los cam-
ELRVKHPRGLQiPLFRVEHQpFRVREVHUYDGRVen pacientes con paro cardiaco de origen
distinto, el masaje cardiaco no debe de-
morar la correccin de la causa original
del paro cardiorrespiratorio en estos pa-
cientes.
457
Manejo del colapso cardiovascular
postraumtico
Teniendo en cuenta lo mencionado ante-
riormente, no debe sorprender que el ma-
nejo del paro cardiaco asociado a trauma
sea en primera instancia el tratamiento y
correccin de la lesin que llev a la falla
de la bomba cardiaca.9 Esta generalmente
ser una disminucin del gasto cardiaco
secundaria a hipovolemia en la mayora de
las veces, aunque existen otras situaciones
no infrecuentes como el taponamiento
cardiaco.
Con esto en mente, debemos comprender
que salvo pocas excepciones tales como
el paciente vctima de un paro cardiaco
secundario a obstruccin de la va area,
para el cual las maniobras bsicas general-
mente darn buenos resultados, la mayor
parte de los pacientes requerirn un rpido
transporte a un hospital, o si estn en el
hospital, un rpido traslado al quirfano,
con un equipo entrenado en atencin del
trauma. No se ha demostrado que las maniobras realizadas en el paciente
H[WUDKRVSLWDODULDPHQWHVHDQEHQpFDV\PiVD~QODWDUGDQ]DHQXQPDQHMRGHQLtivo de la lesin suele traer consecuencias
letales.
Una persona con trauma mltiple que entra
en paro cardiaco es un paciente delicado,
con un pobre pronstico, a menos que sea
llevado rpidamente a un centro hospi-
talario; exige por lo tanto nuestra mayor
GHVWUH]D\UDSLGH]DQGHLQWHQWDUVDOYDUsu vida.
En hemorragias externas lo til es efectuar
hemostasia con la compresin directa. Sin
embargo, las hemorragias que producen
exsanguinacin generalmente sern inter-
nas. Los pacientes que se exsanguinan HQ D PLQXWRV WHQGUiQXQD WDVDde
SpUGLGD GH VDQJUH GH D POPLQaproximadamente. Con una prdida del GHOYROXPHQVDQJXtQHRVHSURduce el paro cardiaco. Se hace prioritario
entonces ejecutar acciones inmediatas aun
de tipo quirrgico que permitan controlar
las fuentes internas de sangrado si es este
el origen del problema.
Por diversos estudios se ha estimado que
el promedio de tiempo calculado para
obtener una va intravenosa segura es
GHPLQ FXDQGRTXLHQ OR LQWHQWD WLHQHexperiencia en esta tarea. Esto resultara
HQXQDSpUGLGDGHPOGHVDQJUHmientras se obtiene acceso venoso. Si adems recordamos que solo pueden
LQIXQGLUVHFFGHVROXFLyQVDOLQDantes del arribo al hospital (con un sistema
GHHPHUJHQFLDRUJDQL]DGR\HFD]\TXHGHpVWDVRORSHUPDQHFHHQHOHVSDFLRintravascular, entenderemos que en el
mejor de los casos slo se repondr la
sangre que el paciente perdi mientras se le
canalizaba una va venosa. En casos como este es preferible transportar rpidamente
el paciente al centro de atencin de trau-
mas, puesto que su vida depende en estos
casos de un rpido traslado a un centro con
posibilidades quirrgicas.
Existen incluso estudios que han demos-
WUDGRXQUHVXOWDGRQDOPHMRUHQFXDQWRDsobrevida del paciente, si la restitucin de
volumen se retarda hasta la sala de opera-
ciones. Estos estudios, materia an de un amplio debate puesto que la restitucin
de volumen lo antes posible ha sido un
principio tradicional en el manejo inicial
del trauma, indican el efecto deletreo que
OD DGPLQLVWUDFLyQGHXLGRV SXHGH WHQHUpara la vctima con una hemorragia incon-
trolable. De acuerdo con estos reportes, el
aumento del volumen intravascular como
consecuencia de la infusin de lquidos in-
r e a n i m a c i n c a r d i o p u l m o n a r e n e l p a c i e n t e
c o n t r a u m a m l t i p l e
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r e a n i m a c i n c e r e b r o c a r d i o p u l m o n a r
travenosos eleva la precarga y la poscarga
e incrementa as el consumo de oxgeno
por el msculo cardiaco.
$SHVDUGHODXPHQWRHQHOXMRFRURQDULRse reduce la entrega de oxgeno al corazn
por disminucin del hematocrito (volumen
de glbulos rojos). Esta reduccin lleva a un
balance negativo de oxgeno que es el punto
de no retorno, a partir del cual el paciente
se torna insalvable. Adems, se ha observado
que la prdida de sangre en el paciente con
una hemorragia masiva va disminuyendo
su velocidad al tiempo que merman el gasto
cardiaco y la presin arterial. La infusin de
lquidos, segn estos estudios, al mantener la
presin arterial y el gasto cardiaco perpetua-
ra la prdida sangunea.
Por todos estos motivos se ha propuesto
que los esfuerzos de resucitacin en un
paciente gravemente herido sin pulso pal-
pable no se lleven a cabo en el lugar del
accidente, puesto que el mejor tratamiento
ser transportarlo de la forma ms rpida
posible a un hospital con atencin en trau-
ma y quirfano disponible.
Existen casos en que no puede dilucidarse
la causa inmediata del paro cardiorrespi-
ratorio o casos en los cuales una hemorra-
gia exsanguinante no parece ser la causa
del colapso cardiaco que experimenta el
paciente. Un manejo racional de estos
pacientes incluir:9
a) Si encontramos un paciente cuyo ritmo
GHSDURHVXQDEULODFLyQYHQWULFXODUse tratar el ritmo inicialmente como
si fuese ste la causa primaria del paro
cardiorrespiratorio y el accidente su
consecuencia. Esto significa que se
SURFHGHUiDGHVEULODUDOSDFLHQWHXQmnimo de tres veces (siguiendo las
normas explicadas en el captulo. So-
porte avanzado de vida). Si el pacien-
WHSHUVLVWHHQEULODFLyQYHQWULFXODUHOmanejo de sta se debe continuar una
vez en camino al hospital.
E (QJHQHUDOGHEHQLGHQWLFDUVH\WUDWDUVHlas lesiones potencialmente reversibles.
Esto incluir una va area segura y
GH VHU SRVLEOH GHQLWLYD HYDOXDU ODventilacin y tratar sus complicaciones
como en cualquier vctima con trauma
mltiple; as, si identificamos, por
ejemplo, un neumotrax a tensin su
manejo racional ser descomprimirlo,
como se explic en el captulo sobre el
manejo inicial del paciente con trauma
mltiple.
c) Se evitar la hipotermia durante el trans-
porte, y de existir sta se iniciar terapia
de recalentamiento en el camino.
d) Se intentar esclarecer qu ritmo tiene
el paciente, y de ser posible, si la causa
se ha corregido simultneamente du-
rante el transporte, se har el manejo de
dicho ritmo segn las normas expuestas
en el captulo sobre Soporte avanzado
de vida.
(VGLItFLO GHQLU XQ ~QLFR WLSR GH WUDWDmiento para el paciente con paro cardiaco
postraumtico. Son muchos los estudios
que se han llevado a cabo para intentar
DFODUDU\GHQLUXQDVHFXHQFLDHVSHFtFDpara su manejo. An existe controversia
respecto a la decisin de estabilizar al
paciente en el lugar del accidente o trans-
portarlo inmediatamente. Es claro que el
masaje cardiaco externo realizado por un
tiempo prolongado no traer ningn bene-
FLRDOSDFLHQWH\ODGHPRUDHQHOPDQHMRGHQLWLYRGHODOHVLyQWUDXPiWLFDVXHOHVHUfatal. Sin embargo, varios estudios han demostrado tambin que el soporte de la
va area, y de ser posible la instauracin
GHXQDGHQLWLYDDGHPiVGHOWUDWDPLHQWR
459
osado de las lesiones potencialmente fa-
tales, son efectivos en la reanimacin. El
JUXSRGHSDFLHQWHVTXHSDUHFHEHQHFLDUVHespecialmente del transporte inmediato ya
fue mencionado anteriormente y no existen
discusiones al respecto. En los dems tipos
de pacientes con colapso cardiaco postrau-
mtico la evidencia parece inclinarse hacia
una evaluacin inicial rpida y cuidadosa,
que incluira establecer una va area de-
QLWLYDPDQHMDU ODV OHVLRQHV UHYHUVLEOHVy transportar velozmente al paciente a un
centro especializado en atencin del trau-
ma, como medidas esenciales para ofrecer
un mejor pronstico.
Pronstico
El pronstico de los pacientes con paro
cardiorrespiratorio y trauma asociado
suele ser sombro.9 La sobrevida larga de
un paciente que experimenta paro cardiaco
secundario a una hemorragia exsanguinan-
te no es frecuente, a menos que el dao sea
de un solo rgano, esto es, unisistmico,
\ODLGHQWLFDFLyQ\WUDWDPLHQWRGHODKHmorragia se realicen de manera inmediata.
Otros factores que se han asociado a un
mejor pronstico son:
7UDXPD~QLFRSHQHWUDQWH WUDWDGRYHlozmente con toracotoma de resucita-
cin.
2. Trauma cerrado aislado de cabeza.
3. Establecimiento temprano de una va
DpUHDGHQLWLYD4. Transporte rpido al centro hospitala-
rio.
La combinacin de paro cardiaco con
trauma craneoenceflico penetrante, trau-
ma de cuello penetrante o trauma cerrado
(a excepcin de trauma craneoenceflico
aislado) es generalmente letal.
La recuperacin completa, esto es, un
individuo neurolgicamente funcional, es
extremadamente rara, pero puede ser posi-
ble en los pacientes con trauma penetrante.
En pacientes con trauma cerrado este
hecho parece ser menos frecuente. Sin embargo, los estudios que se han
realizado respecto a este tema suelen ser
contradictorios, salvo en los aspectos arriba
enumerados; por ello un tratamiento audaz
y el aprovechamiento de los recursos que
tengamos disponibles deben ser medidas a
emplear en todo paciente que encontremos
con paro cardiorrespiratorio; ms si puede
FODVLFDUVH GHQWUR GH XQRGH ORV JUXSRVantes mencionados, pues hasta la fecha no
existe modo alguno de conocer cul ser
HOUHVXOWDGRQDOGHQXHVWUDLQWHUYHQFLyQToracotoma de resucitacin
El captulo siguiente, autora de Ricardo
Ferrada y William Meja, ofrece una deli-
ciosa revisin de este apasionante tpico.
La toracotoma de resucitacin es, de
acuerdo con la situacin, parte del gold
standard de la reanimacion cardiopulmo-
nar en trauma y le invitamos a revisarlo.
Consignamos aqu solamente algunos
elementos generales.
Este procedimiento ha mejorado drs-
ticamente el pronstico de las vctimas
con paro cardiorrespiratorio secundario a
herida penetrante en trax y taponamiento
cardiaco y en muchos casos ha mejorado
HOUHVXOWDGRQDOGHORVSDFLHQWHVFRQKHmorragias exsanguinantes.3,7
Los avances en la atencin prehospitalaria,
as como en el transporte ms veloz de
los pacientes al hospital, han aumentado
el nmero de pacientes que llegan a los
centros de atencin del trauma en condi-
ciones agnicas. Para este tipo de pacientes la toracotoma de resucitacin se
r e a n i m a c i n c a r d i o p u l m o n a r e n e l p a c i e n t e
c o n t r a u m a m l t i p l e
r e a n i m a c i n c e r e b r o c a r d i o p u l m o n a r
muestra como una ltima esperanza para
salvar sus vidas. La toracotoma se lleva
a cabo en la misma sala de urgencias o en
el quirfano, de acuerdo con las pautas
del equipo de trauma de cada institucin,
en condiciones que generalmente no
renen los requisitos de asepsia exigidos
para un abordaje quirrgico de semejante
magnitud. Sin embargo, debe recordarse
que es una medida utilizada solamente en
pacientes que por su crtica condicin no
dan tiempo de ser llevados al quirfano o
para ser sometidos a lavado prequirrgico
con todos los lineamientos del caso, por el
equipo de trauma; esta medida es en ellos
su nica opcin para sobrevivir.3,7
La toracotoma suele ser ms productiva
en heridas cardiacas que amenazan la vida,
especialmente si estn acompaadas de ta-
ponamiento cardiaco, as como en pacien-
tes con traumas exsanguinantes que llegan
con ritmo cardiaco detectable en el monitor
pero sin pulso. Sin embargo, en pacientes con trauma cerrado sta no suele
ser una medida efectiva, y muestra hasta
un 98% de mortalidad.3,7 Los objetivos de
este procedimiento son:3,7
/LEHUDU HO FRUD]yQ GHO WDSRQDPLHQWRpericrdico. (Cuando lo hay)
2. Controlar la hemorragia masiva o em-
bolia area.
3. Proveer acceso para el masaje cardiaco
directo o abierto.
5HGLVWULEXLUHOXMRKDFLDHOFHUHEUR\HOcorazn mediante clampeo de la aorta
torcica, adems de reducir la prdida
de sangre infradiafragmtica.
Las indicaciones para realizar este proce-
dimiento heroico sern:
a) Paro cardiaco post-traumtico, como
se expuso anteriormente, en pacientes
con heridas penetrantes en trax o
hemorragia exsanguinante y actividad
elctrica sin pulso.
b) Taponamiento cardiaco: la elevacin
de la presin intrapericrdica trae con-
secuencias que amenazan la vida del
paciente al deteriorar an ms su estado
hemodinmico. Adems, este mismo
aumento en dicha presin reducir la
perfusin coronaria, lo que conlleva
LVTXHPLD FDUGLDFD \QDOPHQWH SDURcardiorrespiratorio. Solamente una r-
pida decompresin podr revertir estos
eventos.
c) Hemorragia torcica masiva: El control
del hemotrax masivo suele requerir
una rpida intervencin, pero gene-
UDOPHQWHGDHO WLHPSRVXFLHQWHSDUDllevar el paciente al quirfano.
d) Choque refractario debido a hemorra-
gia abdominal masiva.
e) Embolismo areo: La presentacin
tpica es el paciente que entra en un pro-
fundo choque inmediatamente despus
GHODREWHQFLyQGHXQDYtDDpUHDGHQLtiva. El choque se produce por isquemia
cardiaca debido al embolismo areo de
las arterias coronarias. La toracotoma
inmediata es la medida salvadora.
Al realizar la toracotoma de resucitacin,
dos son los procedimientos que permitirn
salvar al individuo. Uno de ellos, como ya
se mencion, ser la oclusin de la aorta
descendente, con lo que se previene la pr-
dida de sangre por debajo del diafragma y
adems la sangre se redistribuir hacia el
corazn y el cerebro.3,7
La otra medida ser el masaje cardiaco
abierto.3 Si, como se mencion antes, el
masaje externo tan slo aporta un 25%
GHOJDVWRFDUGLDFRGHEDVH\XQGHla perfusin coronaria, el masaje abierto
prometer mejores resultados. De hecho se ha demostrado que este tipo de
masaje rinde un mejor gasto cardiaco y
provee mejor circulacin hacia el cerebro
y el corazn. Hoy en da se acepta que
este tipo de masaje es superior al masaje
externo.
La toracotoma es entonces un procedi-
miento osado, que debe ser realizado por
cirujanos entrenados. Ofrece, sin embargo,
una excelente oportunidad para pacientes
en paro cardiorrespiratorio de origen trau-
mtico, si la herida fue penetrante. Los
pacientes con trauma cerrado, como ya se
PHQFLRQySRFRRQDGDVHEHQHFLDUiQGHesta opcin.
Historia
Las primeras referencias concernientes al
masaje cardiaco abierto (MCA) datan de
FXDQGR HO VLyORJR DOHPiQ6FKLIIexperiment en perros a los cuales indujo
paro cardiorrespiratorio (PCR) con clorofor-
mo inhalado. Obtuvo resultados positivos
hasta once minutos y medio despus del
PCR, aunque nunca logr una respuesta
totalmente satisfactoria (ninguno vivi).
Posteriormente, en otro experimento, ex-
trajo el corazn de perros, los congel, los
OOHQyGHXMRVOHVDSOLFy0&$\REWXYRen ellos contracciones cardiacas.
1LHKDXVHQIXHHOSULPHURHQLQWHQtar la resucitacin de un corazn humano
con MCA, pero en vista de que el resul-
tado fue insatisfactorio este caso no fue
reportado.
(OSULPHUUHSRUWHIXHGH7XIHU\$JLOLRQHQSHURHVWHSDFLHQWH WDPSRFRVREUHYLYLy0DDJHQUHVWDEOHFLySRUonce horas las pulsaciones y respiraciones
de un paciente con MCA, luego de lo cual
ste falleci.
(Q,QJHOVEUXGUHVXFLWyDXQDSDFLHQWHen PCR con MCA, pero este hecho solo fue
reportado tres aos despus.
(Q6WDUOLQJ\/DQHPHGLDQWHPDVDMHsubdiafragmtico, fueron los primeros en
reportar la resucitacin satisfactoria de un
paciente.
(Q*UHHQUHSRUWyFDVRVGH0&$Nueve de ellos tuvieron resultados com-
pletamente satisfactorios y ocho fueron
parciales.
A partir de este momento hay reportes ais-
lados de pequeas series de casos que en
%DUEHU\0DGGHQFRPSLODQXQWRWDOGHGH ORVFXDOHV WXYLHURQresultados totalmente satisfactorios.
(Q=ROO\FROVLQWURGXMHURQODEULODcin externa y sta, con el masaje cardiaco
externo (MCE), virtualmente eliminaron
la prctica del MCA en los PCR de tipo
mdico.
(Q%HDOO\FROVFRQHOUHQDPLHQWRde las tcnicas quirrgicas cardiotorcicas,
tuvieron un argumento convincente para
promover la importancia del MCA.
Distintos estudios han mostrado que el
MCC provee aproximadamente el 25% del
gasto cardiaco total, generalmente PAS de
PP+J\3$'PP+JSHURla perfusin coronaria y cerebral es slo
GHOGH ORVYDORUHVEDVDOHVSRUHVWDrazn la sobrevida es muy rara despus de
PLQXWRV\JHQHUDOPHQWHQRKD\VREUHYLYLHQWHVOXHJRGHPLQXWRVA diferencia de las anteriores considera-
ciones, un paciente traumatizado presenta
un gasto cardiaco inadecuado debido a una
reduccin marcada del volumen del ventr-
culo izquierdo (VI) secundario a un volumen
sanguneo inadecuado (hipovolemia) o a un
llenado ventricular marcadamente restringi-
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c o n t r a u m a m l t i p l e
462
r e a n i m a c i n c e r e b r o c a r d i o p u l m o n a r
do (taponamiento), lo que llevara a una dra-
mtica reduccin de la perfusin de rganos
vitales al haber una reduccin marcada de la
volemia a la salida del VI. De esta manera
Luna y cols. en un estudio experimental en
animales mostraron cmo, haciendo MCC
en pacientes con taponamiento cardiaco,
se produca un incremento dramtico en la
presin intrapericrdica, lo que hace que
haya reduccin del gasto cardiaco; adems,
los efectos sumatorios del taponamiento y el
MCC comprometen mucho ms el llenado
ventricular; pero tal vez lo ms importante
que mostr su estudio es la consistente dis-
minucin de la PAD durante el masaje, con
lo que se disminuir aun ms la PPC.
Por todas estas razones es importante en-
tender que el MCA es al menos dos veces
superior al MCC en el mantenimiento del
gasto cardiaco, as como en la capacidad
de proveer una mejor perfusin coronaria
y cerebral.
'HQLFLRQHVSignos de vida: pacientes con esfuerzo
respiratorio, reaccin pupilar y actividad
cardiaca.
Signos vitales: pacientes con FC, TA y
pulso.
Resultados de estudios clnicos
Harnar y cols. obtuvieron en cien pacientes
que llegaron sin TA y/o en paro cardiaco, a
quienes se les realiz TR, una sobrevida del
24% globalmente. Fue mayor la sobrevida
en el trauma penetrante (TP), 45% vs solo
HOHQHO WUDXPDFHUUDGR 7&'Himportancia es anotar que el 42% de los
sobrevivientes tenan actividad electro-
FDUGLRJUiFD D VX LQJUHVRPLHQWUDV TXHninguno sobrevivi si no la tenan; adems
encontraron que la sobrevida fue mayor
en pacientes con trauma torcico que con
abdominal aislado, probablemente por
la facilidad de ingreso a esa cavidad y el
rpido reparo de daos.
Shimazu y Shatney presentan 267 pa-
FLHQWHVFRQWUDXPDFHUUDGR\FRQtrauma penetrante, que llegaron sin signos
vitales al hospital. Tuvieron una sobre-
YLGDJOREDODODUJRSOD]R!PHVGHSDFLHQWHV D SDFLHQWHV VH OHVKL]R0&&\VRORGRVVREUHYLYLHURQDTR y 5 sobrevivieron (todos con trauma
WRUiFLFRVLJQLFDWLYR/RVSDFLHQWHVFRQtrauma penetrante mltiple tuvieron mejor
desarrollo que aquellos con trauma cerra-
GRYV(QORVSDFLHQWHVFRQtrauma penetrante no hubo sobrevivientes
en los que tuvieron lesin de cabeza o
cuello; ni tampoco en los de trauma pene-
trante hubo pacientes que tuvieron lesin
abdominal, de cuello o lesin sea troncal.
3RUHVWHPRWLYRORVDXWRUHVUHHUHQTXHORVpacientes que lleguen sin signos vitales no
deben ser reanimados, con excepcin de
los que tienen trauma penetrante a trax,
pues fueron los nicos sobrevivientes, tal
como lo muestra la literatura.
&RJELOO\FROVHQSDFLHQWHVSRUWUDXPDFHUUDGR\GHWUDXPDSHQHWUDQWHORJUDURQXQDVREUHYLGDHQGHHOORVSHURVyORSDFLHQWHVWXYLHURQXQDfuncin neurolgica intacta. Todos ellos
haban tenido trauma penetrante. De los
cuatro sobrevivientes con lesiones neuro-
lgicas ninguno tuvo signos de vida a su
OOHJDGDDXUJHQFLDV'HSDFLHQWHVTXHllegaron a urgencias sin seales de vida, 4
GHHOORV VREUHYLYLHURQVLQVHFXHODVQHXUROyJLFDVWRGRVFRQ73'HSDFLHQtes con TC que llegaron a urgencias sin TA
no hubo sobrevivientes neurolgicamente
LQWDFWRV+XERSDFLHQWHVDTXLHQHVVHOHV FODPSHy OD DRUWD HQ GH HOORV OD
463
3$6QRDXPHQWy!PP+J\QRKXERsobrevivientes. Solo un paciente de los
FRQ7&VREUHYLYLySHURVHOHFRQVLder un invlido neurolgico. Los autores
SURSRQHQXQXMRJUDPDGHPDQHMR FRQlo que la aplicacin de este procedimiento
de manera selectiva va a redundar en una
mejor sobrevida.
)HOLFLDQR\FROVHQSDFLHQWHVFRQTP y 53 con TC, obtuvieron una sobrevida
GHO/RVGH73REWXYLHURQXQDVREUHvida del 8.9% y por TC de solo el 3.8%.
Encontraron que en pacientes que llegaron
sin TA a urgencias la mortalidad fue del
98.5%. El mayor nmero de sobrevivientes
ocurri en el grupo de trauma torcico por
arma cortopunzante (ACP), especialmente
los que tenan lesin cardiaca.
/RUHQ]\FROVHQSDFLHQWHVFRQ7&\con TP (total 463) obtuvieron una sobrevida
JOREDOGHSDFLHQWHVSDFLHQWHVcon TP y solo 3 con TC. De los pacientes
con TP la mejor sobrevida la tuvieron los que
tenan lesiones cardiacas y pulmonares. De
SDFLHQWHVTXHOOHJDURQVLQVHxDOHVGHYLGDa urgencias no hubo ningn sobreviviente
SRU7&\SRU73SHURDSHVDUGHQRhaber sobrevivido este grupo recibi en pro-
medio 37 unidades de productos sanguneos.
/RVDXWRUHVUHHUHQTXHORVSREUHVUHVXOWDGRVde la TR para los pacientes con TC soportan
el principio de que en pacientes con PCR
por TC esta es una contraindicacin relativa
al procedimiento.
Kavolius y cols. en 284 pacientes, 75%
con trauma penetrante y 25 con trauma
cerrado, obtuvieron una sobrevida del 27%
y 6% respectivamente. En los pacientes
con TP no cardiaco la sobrevida fue del
PLHQWUDVTXHSDUDORVGH73FDUGLDco fue del 32%, y fue mejor la producida
por ACP que por ADF. La razn para esto
segn los autores, es el ACP que produce
taponamiento cardiaco, lo que previene la
exanguinacin. De los pacientes con TC
slo uno de 57 que llegaron a urgencias
sin signos vitales sobrevivi, pero tuvo
lesin cerebral anxica grave; en contras-
WHGHSDFLHQWHVFRQ7&TXHOOHJDURQcon signos vitales sobrevivieron. Los
autores concluyen que la TR debe ser un
procedimiento para trauma penetrante y
debe considerarse en pacientes con trauma
cerrado y con algn signo vital presente.
Mazzorana y cols. en 273 pacientes obtuvie-
URQXQDVREUHYLGDGHWRGRVHOORVcon trauma penetrante en el tronco. Ocho de
ellos con signos de vida en el hospital y 2
con signos de vida en el lugar del trauma. De
los 242 que no sobrevivieron con TP, 49 tu-
vieron signos de vida ya sea pre-hospitalaria
u hospitalariamente. Los autores analizaron
los costos del procedimiento para los 273
SDFLHQWHVTXHHVWLPDURQHQ86pero si se hubieran limitado a los pacientes
que tuvieron TP + signos vitales (+) en algn
SXQWRHOFRVWRVHUtDGH86/RVautores sugieren que la TR se debe reservar
a los pacientes con potencial de vida y que
no debe hacerse en pacientes con TC, con lo
que se lograran reducir los costos de este
procedimiento.
9HOPDKRV\FROVHQSDFLHQWHVSRUTC y el resto por TP, obtuvieron una sobre-
vida de 8.3% para heridos por ACP, 4.5%
SRU$')\SRU7&(OJUXSRTXHWXYRla mayor sobrevida fue el que sufri trauma
WRUiFLFRHOGHWUDXPDDEGRPLQDOslo fue de 6.8%. Entre los pacientes que
presentaron paro cardiorrespiratorio a su
ingreso a urgencias hubo una sobrevida
GHGHSDFLHQWHVTXHLQJUHVDURQa urgencias con algn signo de vida la so-
brevida fue de 5.9%, mientras que de los
VLQQLQJ~QVLJQRGHYLGDDVXLQJUHVROD
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c o n t r a u m a m l t i p l e
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r e a n i m a c i n c e r e b r o c a r d i o p u l m o n a r
VREUHYLGDIXHGH/RVDXWRUHVHQFRQtraron que su estudio se correlaciona con
las apreciaciones de la literatura en que los
pacientes con TC moribundos tienen una
posibilidad limitada de sobrevida: slo un
sobreviviente pero neurolgicamente im-
pedido. Los autores concluyen que la TR
est plenamente indicada dado que la tasa
GH VREUHYLGD HV MXVWLFDEOH&RQVLGHUDQTXH ORV SDFLHQWHV TXHPiV VH EHQHFLDQson los que han sufrido TP principalmente
torcico y que hayan mostrado signos de
vida durante su transporte al hospital.
Branney y cols. en 23 aos analizaron 868
pacientes, 45% de ellos con TC y 55% con
73+XERSDFLHQWHVTXHVREUHYLYLHURQpero 7 de ellos neurolgicamente inca-
pacitados, por lo que 34 (3.9%) fueron
dados de alta sin complicaciones. Ellos
encontraron que los pacientes con sobre-
vida neurolgica intacta con signos vitales
(+) y (-) en el sitio del trauma fueron 9.5%
\UHVSHFWLYDPHQWH5HSRUWDQFyPRslo 2 pacientes con TC + signos vitales (-)
en el sitio del trauma sobrevivieron, pero
ambos tuvieron compromiso neurolgico
importante a su salida. En cuanto al sitio
del trauma encontraron cmo los pacientes
con TP por ACP en trax tuvieron mayor
sobrevida que los que sufrieron lesin por
$'9OHVLyQFDUGLDFDWDSRQDmiento cardiaco, 33.3% lesin intercostal
YVVRORFRQOHVLRQHVFDUGLDFDV\taponamiento cardiaco), respectivamente.
Los autores discuten cmo la sobrevida
neurolgicamente intacta del 2.5% de 435
pacientes con TC + y signos vitales (+) en
el sitio del trauma no puede considerar este
procedimiento como una contraindicacin
absoluta para este tipo de pacientes; sin
embargo, para pacientes sin signos vitales
y asistolia en el sitio del trauma por TC, la
TR no se debe realizar segn sus hallazgos
y su concordancia con la literatura. De los
pacientes con TP sin signos vitales en el
sitio del trauma, el 3.6% sobrevivieron y
stos comprenden el 26.5% de los sobre-
vivientes neurolgicamente intactos, por
lo que esto soporta que tienen una oportu-
nidad real de sobrevida, a pesar de ser pe-
quea. Por otra parte, en los pacientes con
trauma penetrante que llegan a urgencias
sin signos vitales, segn estudios previos,
se considera que la actividad elctrica es
factor fundamental para decidir realizar la
TR ya que este es un fuerte predictor de
sobrevida. En su estudio, 4 pacientes que
sobrevivieron neurolgicamente intactos
tuvieron asistolia en urgencias, pero todos
con trauma penetrante torcico. Concluyen
que a los pacientes que llegan sin signos
vitales a urgencias y en asistolia no se les
debe practicar el procedimiento a menos
que tengan TP torcico.
Finalmente, Rhee y cols. revisaron los ar-
tculos publicados en los ltimos 25 aos y
encontraron 24 estudios que reunieron sus
criterios de inclusin. Con una poblacin
WRWDOGHSDFLHQWHVKXER VREUHvivientes (7.4%). Por TP la sobrevida fue
GH\SRU7&IXHGH&XDQGRHOmecanismo por trauma penetrante fue ACP
ODVREUHYLGDIXHGHO\SRU4$')IXHde 4.3%. Si se discrimina el lugar del trauma
penetrante, los que presentaron heridas tor-
cicas, abdominales, mltiples y solamente
FDUGLDFDVWXYLHURQXQDVREUHYLGDGH \ UHVSHFWLYDPHQWHLos pacientes que llegaron con signos de
vida al hospital tuvieron una sobrevida del
DGLIHUHQFLDGHTXHQRWHQtDQseales de vida. Reportan que el 92.4% de
los pacientes a quienes se les dio de alta del
hospital estaban neurolgicamente intactos.
Los autores consideran que a pacientes con
TC mltiple sin signos de vida no se les debe
realizar el procedimiento por la rareza de
que haya sobrevivientes.
465
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c o n t r a u m a m l t i p l e
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