Post on 21-Mar-2016
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Junta Nacional Directiva AMECIP
José Manuel Luque Rojas
Presidente de la Junta Nacional Directiva
Efraín Eric Poot Capetillo
Vice-Presidente de la Junta Nacional Directiva
Margarita Argüelles Gómez
Secretaría Ejecutiva de la Asociación
Víctor Alarcón Olguín
Secretario de Organización
Jesús Tovar Mendoza
Secretario de Relaciones Interinstitucionales
Ernesto Hernández Norzagaray
Secretario de Relaciones Internacionales
Lerins Rafael Varela Castro
Secretario de Coordinación de Eventos Académicos
Víctor Manuel Reynoso Angulo
Secretario de Publicaciones y Revista Institucional
Víctor Manuel Muñoz Patraca
Secretario Académico
Octavio Moya Delgado
Secretario de Membresías y Registro de Asociados
Francisco Serrano González
Secretario de Estudiantes de Pregrado y Postgrado
Jorge Alberto Chan Cob
Secretario de Comunicación, Imagen Institucional y Redes Sociales
Susana Candelaria Pech Campos
Secretaria de Capacitación y Actualización Académica y Metodológica
Gabriela Yolanda Castañón García
Secretaria de Distinciones Académicas, Becas y Promoción Científica
Gustavo López Montiel
Secretario de Evaluación de la Enseñanza y Evaluación de la Ciencia Política
Comité Juvenil AMECIP
Asuntos Editoriales
Baja California
Cristhian Jesús Hernández Cervantes
Responsable de la sección: “Eventos”
Hidalgo
Juan Enrique Hernández Carmona
Responsable de la sección “Interviú”
Nuevo León
Ana Gabriela Farías Calderón
Responsable de la sección “En debate”
Querétaro
Alan Raúl Sánchez Perdomo
Responsable de la sección: “La ventana”
Sinaloa
Emilio Sinue Vladimir Reyes Cabrera
Responsable de la sección “Así lo escribió”
Coordinadora General de Asuntos Editoriales
Elizabeth Valdez Alvarez
Revista Radiografía Política©
Primera Edición Marzo-Abril 2013 Tijuana, México
Foto de Portada original de ©Marie Aschehoug-Clauteaux/Flickr.com Todos los textos incluidos en la Revista Radiografía Política de los Comités Juveniles AMECIP están protegidos por derechos de autor. Conforme a la ley, está prohibida su reproducción por cualquier medio, mecánico o electrónico, sin permiso escrito del Comité Editorial. Los textos completos de los artículos son de acceso abierto, esto es: se pueden leer, descargar, copiar, distribuir, imprimir, buscar o vincular. Las opiniones expresadas en los artículos publicados son las de los autores y no coinciden necesariamente con las del Comité Editorial ni las de los Comités Juveniles de la Asociación Mexicana de Ciencias Políticas.
• PRESENTACIÓN 4
• Descentralización Fiscal en México Carolina Pineda Chávez/UABC, Baja California 5
• La Ciencia Política del origen a la situación actual Christhian Jesús Hernández Cervantes/UABC,
Baja California 13
• En defensa de la claridad, contra el virus del formalismo Ana Farías Calderón/ITESM, Nuevo León 17
• El Neoinstitucionalismo de North Alan Sánchez Perdomo/UAEQ, Querétaro 23
• A 500 años del Príncipe/Dr. Carlos Barra Moulain Juan Enrique Hernández/UAEH, Hidalgo 26
• La ciencia política: una entrevista con José Ramón López Rubí Ana Farías Calderón/ITESM, Nuevo León 30
• Congreso Internacional de Ciencias Políticas/AMECIP 37
• Presentación del Comité Juvenil AMECIP en Hidalgo 38
• Poema: A partir de ahora Mariano Madrid Soto/UAEH, Hidalgo 39
• CONVOCATORIA 41
La Revista Estudiantil AMECIP: Radiografía Política es una publicación mensual,
en formato electrónico, vinculado a temas de interés especializados en el análisis
político y social del ambiente juvenil en México.
Su objetivo es promover la participación de los jóvenes mexicanos en la
esfera pública, a través de los Comités Juveniles AMECIP, lograr la integración de
una red juvenil nacional que impulse la cooperación y la formación de
profesionistas más competitivos y activos en su entorno.
La Revista Radiografía Política es un trabajo colectivo que integra una
gran diversidad de temas (enfocados a ciencias políticas o ciencias afines); en
esta primera edición el eje temático es: “La Ciencia Política frente a la juventud
mexicana”, ofreciendo a los jóvenes una ventana de entretenimiento e identidad.
Radiografía Política esté enfocada a la población juvenil ávida de
conocimiento, interacción, cooperación e identidad, intenta convertirse en un
medio de expresión de los jóvenes, en el cual se compartan experiencias y al
mismo tiempo es un espacio de retroalimentación con la participación de los
Comités Juveniles en cada entidad federativa.
Comité Juvenil AMECIP
Asuntos Editoriales
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Descentralización Fiscal en México
Carolina Pineda Sánchez
A continuación se muestran las diferentes posturas de la descentralización fiscal y su desarrollo en la historia reciente de México. Históricamente, México ha adoptado el régimen federal bajo la figura representativa y democrática. Así, en el artículo 25 de la Constitución se describe que sólo al Estado corresponde la rectoría del desarrollo del país. Es precisamente en este punto donde se evidencia la centralización y la limitación de las instituciones locales.
A pesar de que en papel el país tiene carácter federal, las políticas en este siglo
dieron al federalismo un dinamismo centralizador, favoreciendo el crecimiento económico y un desarrollo social, pero también frustrando el fortalecimiento de las instituciones locales. En ese sentido, se han implementado medidas como el aumento de las participaciones tributarias federales y las transferencias de recursos a los gobiernos locales (González: 2009).
A lo largo del tiempo, se ve cada vez más una marcada polarización entre regiones, al tener un Distrito Federal muy desarrollado, un norte avanzado y un sur cada vez más estancado en relación con las otras dos regiones. Esto es muestra de cómo en países en vías de desarrollo, existen grandes desafíos para lograr un equilibrio en la división de funciones y recursos financieros entre los diferentes ámbitos de gobierno.
Esquemáticamente, existen dos modelos de ordenamiento fiscal: el centralista y el descentralizado, (Oates, 1972: xiii-xvi; también Bahl y Linn, 1992: 394). En el primer caso, el gobierno central recauda la mayor parte de los fondos públicos y los distribuye entre los órdenes de gobierno. En cambio, en el modelo descentralizado, tanto el gobierno central como los gobiernos locales, recaudan cada uno la mayor parte de sus propios fondos. Así, las transferencias intergubernamentales son mínimos o compensatorios (Pineda: 2011).
Hay que entender, primero, que la descentralización fiscal es la devolución de
funciones específicas de autoridad administrativa y fiscal que hace el gobierno central a gobiernos estatales (Kee Edwin: 2004). La descentralización tiene diferentes enfoques. Uno de ellos, el de la economía, está muy relacionado con la eficiencia y equidad. El de la administración pública se refiere a la distribución de poder, contabilidad, competencia
El sistema federal se creó con
la intensión de combinar las
distintas ventajas resultantes
de la magnitud y pequeñez de
las naciones.
Alexis de Tocqueville
Democracia en América
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fiscal y coordinación. Este sistema tiene ventajas importantes pero limitadas, en el sentido de que los gobiernos locales son menos independientes para otorgar protección y dar respuesta a los ciudadanos.
En la década de los ochenta, resurgió el interés por fortalecer los gobiernos
estatales y municipales. Según el Banco Mundial, en los años noventa, 62 de 75 países en vías de desarrollo con población mayor a 5 millones, iniciaron programas de descentralización fiscal. En la actualidad, este proceso es parte integral del desarrollo económico y de estrategias gubernamentales para economías en vías de desarrollo y en transición (Bahl: 1999).
La principal razón para tender a la descentralización fiscal, es la imposibilidad de
los gobiernos centrales de satisfacer las demandas locales. Con este proceso, se busca construir capacidades para delegar responsabilidades a los gobiernos regionales. Un ejemplo del problema que se busca combatir, es la limitación en la forma de comercializar dólares en las zonas fronterizas. Dichas restricciones afectan al comercio local, pero como esta medida es tomada por un gobierno tan lejano de la dinámica regional, no considera los impactos de dichas medidas.
Lo ideal es que los gobiernos locales y regionales apoyen las estrategias
nacionales de desarrollo económico, dada la inmensidad del territorio y la dificultad de llegar a la gente para conseguir que se sigan los lineamientos de unidad nacional. En cuanto a los líderes políticos locales y regionales, es necesario que adquieran una mayor autoridad en la recaudación de impuestos y la ejecución del gasto. Richard Mosgrave (1959) propone un marco de referencia para las funciones gubernamentales en materia fiscal:
� Función de estabilidad. Se refiere a la ejecución de políticas monetarias y de gasto para la administración de la actividad económica asignada al gobierno central.
� Función de distribución. Hace referencia al papel del gobierno de hacer más equitativa la distribución del ingreso, riqueza u otros indicadores de bienestar económico. Se deben considerar dos aspectos: 1) Que el poder de ingreso del gobierno federal pueda, efectivamente, distribuir el ingreso más fácilmente que otras dependencias locales; 2) la habilidad que tienen los contribuyentes de cambiarse de una jurisdicción a otra, debilita la facultad de los gobiernos locales para realizar la redistribución del ingreso.
� Función de asignación. El gobierno decide la cantidad de bienes públicos y privados que se utilizan en la economía, bajo el supuesto de que cada orden de gobierno puede ser más eficiente para la prestación de determinados bienes y servicios públicos.
De los puntos anteriores, se desprende que la descentralización fiscal promueve la participación política en otro nivel, representa un potencial para aumentar los valores democráticos y la estabilidad política a nivel local.
Carolina Pineda Sánchez
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Hasta este punto se han analizado teorías que apoyan un incremento en las participaciones locales. Ahora se presentan los argumentos en contra de este sistema administrativo gubernamental. Una de las principales críticas fue realizada por Tanzi (1995), quien señala que la descentralización puede generar resultados menores a los óptimos. Las razones para ello son las siguientes:
� Los contribuyentes pueden contar con poca información para realizar algunos trámites.
� Los políticos locales pueden ser más corruptos que los nacionales. � La calidad de la burocracia nacional tiende a ser mayor a la de la burocracia
local. � Los gobiernos locales generalmente carecen de sistemas adecuados de gestión
del gasto público que los ayuden en sus elecciones de impuestos y presupuesto. � La descentralización fiscal puede limitar la habilidad del gobierno federal de
manejar los balances fiscales estructurales
En América Latina, los gobiernos locales y regionales tienen mayores responsabilidades de gasto, que ingresos para enfrentarlas. En un estudio de la Comisión Económica para América Latina, se plantea que para que la descentralización política favorezca la eficiencia, se requiere que el gasto local esté vinculado con los respectivos esfuerzos fiscales, y que los procesos a través de los cuales se adoptan decisiones sobre los bienes públicos sean democráticos, pero pocas veces se cumple con esas condiciones básicas en esta región. (Mandujano, 2011).
Para analizar el caso mexicano, se obtuvieron datos de los ingresos públicos para
el periodo que va de 1989 a 2010. Con esta información del INEGI, se realizó un comparativo de la recaudación total, a partir de las participaciones y aportaciones federales, así como de los impuestos recibidos. Existen dos formas de medir la descentralización fiscal (Oates, 1977:14): través de los ingresos propios de cada orden de gobierno (recaudación), y a través del gasto.
Si analizamos la siguiente tabla de acuerdo al enfoque de Oates, podemos ver que los ingresos federales presentan una tendencia positiva en la recaudación fiscal. En lo que respecta a los ingresos no petroleros y no tributarios, permaneces sin variaciones significantes.
Carolina Pineda Sánchez
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TABLA 1
FUENTE: Elaboración propia con datos de INEGI. Estadística de finanzas públicas estatales y municipales.
TABLA 2
FUENTE: Elaboración propia con datos de INEGI. Estadística de finanzas públicas estatales y municipales.
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INGRESOS ESTATALES
Impuestos Participaciones federales Aportaciones federales
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INGRESOS FEDERALES
Total de Ingresos Petroleros Ingresos Tributarios Federales
Ingresos no petroleros No tributarios b/
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TABLA 3
FUENTE: Elaboración propia con datos de INEGI. Estadística de finanzas públicas estatales y municipales.
En las tablas 2 y 3, se aprecia claramente la importancia que tienen las participaciones y aportaciones federales en los ingresos locales. La recaudación fiscal representa una mínima cantidad del ingreso necesario para solventar los gastos de cada orden de gobierno.
TABLA 4
FUENTE: Elaboración propia con datos de INEGI. Estadística de finanzas públicas estatales y municipales.
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En la tabla 4, se aprecia que el gasto del gobierno federal está destinado, en mayor medida, al gasto corriente y a la destinación de las participaciones y aportaciones que se envían a los estados.
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INGRESOS MUNICIPALES
Impuestos Participaciones federales y estatales Aportaciones federales y estatales
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EGRESOS FEDERALES
Gasto Federal, participaciones y aportaciones Gasto Federal, Gasto de Capital
Gasto Federal Gasto Correinte
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TABLA 5
FUENTE: Elaboración propia con datos de INEGI. Estadística de finanzas públicas estatales y municipales.
TABLA 6
FUENTE: Elaboración propia con datos de INEGI. Estadística de finanzas públicas estatales y municipales.
En los gastos municipales y estatales, se ve la inversión en obras públicas y sociales. Una mala recaudación puede estar generando un incremento en el déficit del balance financiero del sector público. No basta, entonces, con la redistribución…
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EGRESOS ESTATALES
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EGRESOS MUNICIPALES
Subsidios, transferencias y ayudas Obras públicas y acciones sociales Deuda pública
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TABLA 7
FUENTE: Elaboración propia con datos de INEGI. Estadística de finanzas públicas estatales y municipales.
A lo largo de este texto, se presentaron dos enfoques sobre la descentralización fiscal y los retos que entrañan uno y otro. Para el caso mexicano, el principal obstáculo para crecer, es que no se lleva a cabo una correcta recaudación fiscal.
En cuanto al proceso de la descentralización fiscal en México, se ha visto que
existe una tendencia a controlar el gasto local desde el centro, con el fin de dirigirlo a las acciones sociales más prioritarias.
El país tiene gobiernos locales con instituciones débiles, y esto representa un freno para la descentralización eficiente. Los altos niveles de corrupción dentro del orden local forman parte de esa debilidad. Ante ese panorama, creo que las ventajas atribuidas a la descentralización en los países desarrollados, difícilmente se presentan en los países en desarrollo.
México tiene condiciones geográficas y poblacionales que llaman a la apertura
económica, y esto, a su vez, incentiva el desarrollo social y económico del país. Sin embargo, a pesar de que en el papel se ha trabajado mucho en la descentralización, el grado de centralización es similar al de países de menor desarrollo. Finalmente, se puede concluir que los gobiernos locales siguen dependiendo en gran medida de los recursos federales, mostrando que no tendrían solvencia individualmente.
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Balance sector público
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FUENTES DE INFORMACIÓN
• INEGI, Estadísticas de Finanzas Públicas Estatales y Municipales. Dirección de internet. http://www.inegi.org.mx/sistemas/bie/
• Descentralización Fiscal: Teoría de la Reforma. Kee Edwin James, 2004.
• La Descentralización Fiscal en México, Pineda Pablos Nicolás, COLMEX
• Los Dilemas de la Descentralización Fiscal en México, Hernández Trillo Fausto, División de Economía, CIDE.
• Federalismo y Descentralización Fiscal en México. Mandujano Ramos Nicolás, Dimensión Económica, Instituto de Investigaciones Económicas, UNAM. Vol. 2, número 5, Enero-abril 2011.
• Decentralization Local Government and Markets, Bennet, R. J. London Claredon Press. 1990. Visto en internet
• http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/rap/cont/110/art/art32.pdf
• Democracia en América, Tocqueville de Alexis
• Fiscal Decentralization as Development Policy, Bahl, Roy. Public Budgeting and Finance 1999.
• Fiscal Federalism and Decentralization: A Review of Some Efficiency and Macroeconomic Aspect. Tanzi Vito. 1995. Banco Mundial.
• The Theory of a Public Finance: A study of Public Economy, Musgrave Richard, New York, McGraw Hill.
• Fiscal Federalism, Oates Wallace, 1972, Harcourt Brace Jovanovich. 1977 “An Economist Perspective on Fiscal Federalism” Lexington, Books.
• La Descentralización Fiscal en México, Pérez Torres Javier, González Hernández Ignacio, Serie Política Fiscal, Comisión Economica para America Latina y el Caribe. Visto en internet http://www.cepal.org/publicaciones/xml/5/7775/LCL1138.pdf.
*Carolina Pineda Sánchez carolina.pineda@uabc.edu.mx
UABC, Baja California
Carolina Pineda Sánchez
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La Ciencia Política, del origen a la situación actual
Cristhian Jesús Hernández Cervantes
El estudio de los hechos y procesos políticos ha estado presente en la cultura occidental desde hace ya más de 2,000 años. Para encontrar el origen, cabe situarse en el siglo IV antes de Cristo, cuando Aristóteles reflexionaba en torno a la etapa histórica de crisis de las polis griegas. Dichas reflexiones se convertirían en su obra “La política”, con la cual “denomina y define inicialmente el campo de estudios de la disciplina” (Pinto, 1997). Más allá de lo anterior, Aristóteles inaugura entonces una larga discusión que, con sus matices y cambios lógicos, perdura en lo esencial hasta nuestros días.
Poder clasificar la evolución que ha tenido el estudio de la teoría política desde su nacimiento hasta la actualidad, no es un asunto sencillo ni libre de discusiones. Generalmente se puede dividir en tres grandes etapas: la primera desde los griegos hasta el renacimiento; la segunda comprendería la teoría política de lo que llamamos modernidad, hasta el siglo XIX; y, por último, tendríamos la etapa propiamente contemporánea, que abarca desde los inicios del siglo XX, hasta la perspectiva de los más actuales debates (Moreira et al., 2011:21). Esta clasificación, aunque muy general, permite arrojar luz para abordar los temas de la teoría política. En particular permite acotar lo que es considerado “contemporáneo” y es especialmente útil para los recién iniciados o con poca experiencia en la disciplina, principalmente los estudiantes de grado, ya que la pueden emplear como una perspectiva referencial e histórica.
Debemos ahora fijar nuestra atención en la tercera etapa, la contemporaneidad del pensamiento político. Es en esta etapa donde emerge el estudio de los fenómenos políticos con una perspectiva propiamente de Ciencia Política, que constituye la posición dominante en el actual estudio de lo considerado político. La filosofía, en cambio, pertenece sobre todo a las dos primeras etapas y, aunque no es exclusiva de ellas (es una importante fuente de conocimiento incluso para la visión “científica”), es durante éstas que domina el pensamiento político.
Este es, en parte, el origen de la gran dicotomía Filosofía Política – Ciencia Política, que aún prevalece en las discusiones. Sin embargo, existe cierto acuerdo en que mientras “la ciencia política se ocupa de las cuestiones políticas desde el punto de vista de su validez fáctica […] la filosofía política se ocupa de los asuntos políticos pero desde
“Todo pensamiento
cuerdo puede haber sido
pensado siete veces.”
Ernts Bloch.
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perspectiva de la validez normativa”. (Garzón Vallejo, 2009: 316- 317) Si bien es importante considerar esta separación tanto histórica como intelectual, esta no es una frontera infranqueable ni precisa. De hecho, Pasquino afirma que:
La ciencia política es el producto de un conjunto de contribuciones, reflexiones, análisis, de los fenómenos políticos madurados, cabalmente, en el curso de la experiencia política occidental. […] se han enfrentado con estos fenómenos apelando a los métodos entonces disponibles y estudiando concretamente las temáticas más significativas. Entonces, ninguno de ellos ha nunca sabido o querido […] mantener esmeradamente distinguidos el momento descriptivo del prescriptivo, los hechos de los valores. (Pasquino, 1986)
No se puede entender la Ciencia Política actual sin comprender -he incluso perdería sentido si lo eliminásemos o rechazáramos- la importancia de ese “conjunto de contribuciones, reflexiones…” que menciona Pasquino. Sobre esto se pretende ahondar más adelante.
A pesar de que las fronteras tanto históricas como epistemológicas son, incluso
en la actualidad, bastante difusas en ciertos puntos, esto no es de extrañar ya que no fue sino hacia la mitad del siglo pasado cuando se perfila verdaderamente la Ciencia Política en su concepción actual. Por ejemplo, Sartori (2004) menciona que aunque en el siglo XIX y hasta la Segunda Guerra Mundial, se llamaba Ciencia Política a la disciplina, es hasta la década de 1950 donde tuvo un “nuevo comienzo”.
Dicha década es un punto importante, donde a través de la llamada “revolución conductista”, prominente en la Ciencia Política estadounidense, se sentaron las bases del actual sentido de la disciplina (Garzón Vallejo , 2009). Estas bases, según Sartori (2004), indican una predilección por el conductismo en detrimento del institucionalismo, volviéndose progresivamente más estadística y cuantificable. El mismo autor critica que la disciplina es “dada a privilegiar la vía de la investigación teórica a expensas del nexo entre teoría y práctica” (Sartori, 2004:351).
La Ciencia Política actual ha estado transitando hacia la búsqueda de nuevos procedimientos, métodos, proposiciones empíricas y teorías sistémicas que puedan ser comprobables a través de la observación de los acontecimientos políticos reales (Garzón Vallejo, 2009). Por lo tanto, no es de extrañar que el Estado pierda su centralidad como objeto de estudio frente al estudio del sistema político. Éste desplazamiento nos lleva a los temas actuales de la discusión política, como los conceptos sobre ciudadanía, legitimidad, gobernabilidad, competencia de partidos y las instituciones, que, según Retamozo (2009:85), son “focos de la ciencia política liberal”.
Para poder entender la teoría política actual, hay que considerar un aspecto
trascendental y que tiene que ver con esa transición del estudio del Estado hacia temas más “prácticos”. Lo anterior no cobra sentido sin tomar en cuenta un punto histórico fundamental para entender la transición de la ciencia política hacia esos “temas
Cristhian J. Hernández Cervantes
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prácticos”: el posicionamiento de la democracia liberal como el paradigma hegemónico en el pensamiento político occidental. Este posicionamiento resulta fundamental, sobre todo después de la virtual eliminación de la única forma de dominación política sistémica que podía, en cierto sentido, competir con la democracia: las “democracias populares” propios de los sistemas socialistas/comunistas (Camou, 2001).
En el contexto de la democracia y su general aceptación como el mejor sistema de gobierno, han surgido nuevas preocupaciones más específicas y que explican los cambios en el objeto de estudio. Aunque la idea sobre democracia ha existido desde las raíces del pensamiento de lo político, fue consolidado como paradigma en el siglo pasado; más aún en sistemas reales y no meras concepciones teóricas. Es a partir de este momento en que vive su mayor esplendor y cuando recibe también sus mayores críticas, provenientes de teóricos y ciudadanos de sistemas democráticos que requieren verdaderas muestras de la funcionalidad de la democracia para cumplir demandas sociales. “[…] a las democracias establecidas no les bastará simplemente con ser mejores (que otro sistema). Tendrán que ser buenas” (Camou, 2001).
Las grandes cuestiones hoy día de la discusión política, sean académicas o prácticas, ocurren a la luz de procesos ideados en la democracia occidental y en las problemáticas y retos que esto conlleva, en una visión donde el desarrollo se concibe a partir del nivel de consolidación democrática de un país, con sociedades y procesos globales cada vez más complejos, demandas e identidades poco generalizables; la lucha política se da a través de demandas mucho más concretas que antes, relacionadas con aspectos culturales y civilizatorios (Curzio, 1998). De forma más específica, podemos hablar del análisis del funcionamiento de los sistemas democráticos y sus problemáticas como un –cuando no el- objeto de estudio de la Ciencia Política moderna.
Todo análisis de la cuestión democrática hoy ha de tener en cuenta las grandes transformaciones en curso. Recordemos en primer lugar el doble procesos de globalización […] y, por otra parte la creciente segmentación en el interior de cada sociedad. Un segundo rasgo es el desplazamiento del Estado por el mercado como motor del desarrollo social, dando lugar a una verdadera sociedad de mercado en nuestros países. Finalmente, cabe destacar el nuevo clima cultural, habitualmente resumido bajo la etiqueta de ‘posmoderno’ […] (Lechner, 2001:87)
Para teóricos, estudiantes y, en general, para la Ciencia Política, los retos actuales se enmarcan en un contexto de grandes cambios y complejidades no observadas anteriormente, donde se debe avanzar en aportes sistémicos cada vez más confiables y empíricos, pero sin perder ni desdeñar el bagaje construido a través de más de 2,000 años de discusión política.
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Cristhian J. Hernández Cervantes
FUENTES DE INFORMACIÓN
• Camou, A., (2001) Los desafíos de la gobernabilidad. Plaza y Valdés Editores.
• Curzio, Leonardo. (1998) “Toma de decisiones” Cuadernos de orientación
Metodológica, Nº 3, Instituto Federal Electoral, México. Disponible en http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/libro.htm?l= 516
• G. Pasquino (1998) “Natura e evoluzione della disciplina" en G. Pasquino (comp.) Manuale di scienza della politica, Il Mulino, Bologna.
• Galindo Cáceres, Jesús. (1996) Cultura de información, política y mundos posibles. Estudios sobre las Culturas Contemporaneas, num. junio, pp. 9-23. Disponible en http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=31600302#
• Garzón Vallejo, I., (2009) ¿Ciencia política vs. filosofía política?. Acerca de una
interminable disputa epistemológica Revista Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, Vol. 39, Núm. 111, Universidad Pontificia Bolivariana Colombia. Redalyc Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal [en línea] Disponible en
• http://redalyc.uaemex.mx/pdf/1514/151412839005.pdf
• Lechner, Norbert, “Cultura política y gobernabilidad democrática”, en Camou, Antonio, Los desafíos de la gobernabilidad, Plaza y Valdés Editores.2001 pag87.
• Moreira, C.; Barbosa, S. y D. Raus (2011) Teoría política contemporánea.
Perspectivas y debates. 1ª edición. Remedios de Escalada: De la UNLa- Universidad de Lanús.
• Pinto, Julio (compilador) (1997) Introducción a la Ciencia Política. (Compilador) Disponible en http://profesvm.ucoz.com/Segundo/-Jul io-Pinto-La-ciencia-politica.pdf
• Retamozo, M., (2009) La ciencia política contemporánea: ¿Constricción de la ciencia
y aniquilamiento de lo político? Apuntes críticos para los estudios políticos en
américa latina. Andamios. Revista de Investigación Social [En línea] Disponible en http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=62812720004#
• Rubio Carracedo, J., (1995) Democracia mínima. El paradigma democrático. Revista
de Estudios Políticos (Nueva Época) [En línea] Núm. 89.
• Sartori, G., (2004) ¿Hacia dónde va la ciencia política? Política y Gobierno. Disponible en http://revistas.pucp.edu.pe/sobreelpoder/files/sobreelpoder/teopol%2010-29-07%20sartori.pdf
• Zolo, Danilo. (2004) Norberto Bobbio: el aliento de la libertad y los riesgos de la
democracia. Bajo el Volcán, num. Sin mes, pp. 129-138. Disponible en http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=28640809
*Cristhian Hernández Cervantes
cristhian.hernandez@uabc.edu.mx UABC, Baja California
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En defensa de la claridad, contra el virus del formalismo
Ana Farías Calderón
Me atrevo a pensar que todos los que nos dedicamos a las Ciencias Sociales hemos padecido o conocido a alguien que padece la enfermedad del formalismo. Es común que el formalismo se confunda con la formalidad. El formalismo implica equivocar las formas por el fondo. La formalidad, en cambio, se refiere a los requisitos que se deben acreditar para llevar algo a cabo.
Sólo el primer concepto hace referencia a un virus que, a la larga, se traduce en
enfermedad. El segundo es una necesidad. El virus se transmite de persona a persona, ya sea en aulas o en textos, y es muy contagioso. Afecta, sobre todo, a quienes suelen refugiarse en las formas con el argumento de la especialización o la complejidad. La única forma de curarse de él (y de protegerse, si fuera el caso) es teniendo una digestión saludable. Esto implica masticar bien la información antes de procesarla, y hacerse de una buena dosis de conocimiento antes de emitir una opinión.
Son conocidos diversos casos en los que científicos de renombre, publicaron
artículos en revistas de gran prestigio y terminaron siendo exhibidos por falsear datos y conclusiones. También está el ejemplo de un grupo de investigadores que publicaron un texto sin sentido, aunque bien escrito, bajo pseudónimos, para probar la poca seriedad de una revista arbitrada1.
En los primeros casos, la mentira se descubrió porque, al tratarse de investigaciones replicables, quienes intentaron repetir el experimento se percataron de que algo andaba mal. En el segundo caso, los propios autores denunciaron el hecho. En estos ejemplos, la falsación resulta relativamente sencilla, puesto que se trata de ciencias que se prestan para la experimentación.
En el caso de las ciencias sociales, comprobar la veracidad de un enunciado es
mucho más complicado. Ya sea porque el estudio es casuístico, porque está fundado en
1 Una revisión de los siguientes nombres, en algún buscador de Internet, puede dar una idea más
clara de los casos y sus implicaciones: Woo Suk Hwang, Diederik Stapel; Jeremy Stribling, Daniel Aguayo y Maxwell Krohn.
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principios que remiten a cuestiones filosóficas poco claras, o, bien, porque los tiempos y los contextos cambian y el principio de ceteris paribus no aplica, hay mucho espacio para hacer creer cosas que no son verdad.
¿Cómo se relaciona todo esto con el formalismo? El formalismo puede ocultar no solamente la falta de conocimiento, sino también información deliberadamente falsa. Esto es particularmente grave puesto que las ciencias sociales lidian con problemas de la vida real. Una teoría mal fundada, o un mal fundado uso de una teoría, puede tener impactos de largo aliento en la vida de muchas personas. Tras un velo de conceptos elevados, se puede esconder un despropósito mayúsculo.
Ahora bien, el virus del formalismo tiene varias cepas. Una de ellas vive en el
esqueleto de los trabajos científicos. Otra, en el cerebro, en el razonamiento. El portador del virus puede o no estar consciente de su existencia. Como con cualquier enfermedad, el primer paso para curarla es estar consciente del padecimiento.
El virus del formalismo que por lo general se contagia en las aulas, se puede
crear a partir de un exceso de rigor en los requisitos formales. Anteriormente se dijo que las formalidades son una necesidad. Ayudan a poner orden y a estandarizar una serie de mínimos indispensables con los que debe cumplir todo aquello que se haga llamar científico. Se debe prestar atención a la palabra mínimos. El marco no debe ser tan ancho que no deje ver la pintura. El marco depende de la pintura, no al revés. Con ello no pretendo decir que se puede hacer ciencia sin método. Sería absurdo asegurar tal cosa.
Para combatir el formalismo en su modalidad de exceso de formalidades, se
requiere, precisamente, de un buen método. Por ejemplo, en el caso de un proceso legal, existen formalidades del procedimiento que deben llevarse a cabo o, de lo contrario, el juicio o procedimiento puede anularse. Hace sentido: si se llega a “c” sin pasar por “a” y “b”, algo se está haciendo mal. Lo mismo sucede en una investigación científica. Aderezar un texto con palabras poco claras, partir de preguntas ídem, o citar abigarradamente, no es cumplir con las formalidades del procedimiento.
¿Cómo se llega a este desorden? Hay varias posibles respuestas. Una de ellas
tiene que ver con el proceso de formación de los futuros científicos. Una de las primeras preguntas que se hace un estudiante cuando está a punto de escribir un trabajo académico es, ¿cuántas páginas debo escribir? Por lo general, la respuesta la da el maestro al pedir un máximo de hojas. Después, probablemente se pregunte qué textos debe consultar. Si no se le enseña al alumno que un buen texto difícilmente puede ser construido a partir de dos referencias, lo más probable es que éste vaya por la vida pensando que sí.
Quizá los trabajos del estudiante no terminen publicados en una revista
arbitrada, pero el daño puede ya estar hecho: el virus pasa del maestro al alumno, del esqueleto del trabajo al cerebro del científico en potencia. En ese punto, el virus muta y
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se puede volver parte de la forma de pensar del estudiante. La consecuencia es que el portador no piense ya en términos de calidad, sino de forma. No se molestará en agotar las fuentes, sino que se detendrá en cuanto crea haber encontrado una respuesta.
Un autor define un concepto de cierta forma, el portador del virus se topa con
esa definición, que encuadra bien en su trabajo. ¿Existen otros autores que critican esa definición? Quién sabe y a quién le importa. El trabajo avanza. Lo importante es terminar, llenar las hojas, comprobar la hipótesis a como dé lugar. Y todo porque, cuando empezó a aprender sobre el tema que le interesaba, sus profesores le hicieron redactar ensayos a partir de un puñado mal hilado de bibliografía y atender el rígido criterio de la extensión de páginas.
Dado lo anterior, hay tres escenarios para el futuro del portador del virus: a)
deja de interesarse por la investigación porque ¿cómo puede apasionarse por algo que se asemeja tanto al llenado de formularios?; b) se dedica a la academia y contagia a otras personas; c) se percata de que ha sido contagiado y sigue las recomendaciones para su tratamiento.
Los incisos a y b presentan un panorama muy desalentador. Se trata de un
desperdicio de capacidades. Se puede argumentar, con justa razón, que quienes realmente se apasionan por el conocimiento, no lo hacen de repente, un buen día por la mañana. En algunos casos pueden tener razón; su interés viene desde antes de elegir una carrera y seguramente fue alimentado por quienes los hayan criado. Me atrevo a pensar que, en otros casos, un buen maestro puede hacer toda la diferencia.
Otra posible respuesta a la pregunta de dónde viene tanto desorden, es la falta
de formalidad y exceso de formalismo de quienes difunden información equivocada, como se ejemplificó en los primeros párrafos de este texto. En estos casos, el virus no está en quien presenta información falsa, sino en quienes aprueban la publicación y difusión de textos infectados con éste. Si no se dejaran apantallar por las formas y cuidaran que el procedimiento fuera el adecuado, no ocurrirían cosas así.
Resulta evidente que en muchas ocasiones, es difícil descubrir cuando el virus
está presente. La revisión de pares académicos anónimos es una buena opción para quienes publican textos académicos, pero los editores no son los únicos responsables de acabar con esa práctica. Quienes escriben, opinan y dictan conferencias o clases sobre cualquier materia, deben estar conscientes de que pueden estar contagiados o contagiarse del virus.
A veces, sobre todo cuando se está empezando, da miedo enfrentarse a una página en blanco. ¿Cómo llenarla? Los profesores suelen establecer criterios que limitan la creatividad. Un tema da lo que tiene que dar. Dos, veinte o doscientas páginas, la extensión es lo de menos. La calidad no se mide en páginas. Lo que debe tomarse en cuenta es la solidez del marco metodológico y de la utilización de fuentes, cómo se hilvanan las ideas y se utilizan los conceptos. En fin, las formalidades básicas.
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Si lo que se escribe es para una publicación, la lógica es distinta. Ahí existen
criterios editoriales que, por cuestión de economía (de recursos y de páginas), deben atenderse. No se trata de abolir las reglas editoriales. Alguien que escribe para una publicación académica, tendría que ser capaz de atender este tipo de normas sin que afecte la calidad de su trabajo.
A estas alturas, vale la pena mencionar un factor que ha sido tratado sólo de
paso en este texto: los conceptos. La forma en la que se define un concepto implica varias cosas. La primera habla de qué tanto sabe quién define. Si sus referentes son pocos o inadecuados, su construcción de conceptos probablemente no sea la ideal. El resultado es el mismo cuando el propio autor no tiene claro a qué se refiere. Puede intuir que sabe el significado de algo, pero si no puede expresarlo de forma clara, probablemente se deba a que esa intuición no es mucho más que eso. Los límites del lenguaje son los límites del pensamiento, dice José Emilio Pacheco.
La conciencia de la ignorancia propia es fundamental para saber si se trata de un
autor enfermo de formalismo, o no. Si sabe que no tiene claro de lo que está hablando, no está contagiado, sólo le hace falta ética profesional. En cambio, si no está consciente, es probable que crea lo importante no es cuidar la investigación, sino llenar de formas la hoja en blanco. Si no sabes a dónde vas, cualquier camino te llevará ahí.
La segunda implicación de la definición de conceptos, es el sentido del texto
mismo. Un concepto se hila con otro y se forma un entramado de significados, que son los bloques con los que se construye el cuerpo del texto. Se pueden dar orientaciones muy distintas a éste, dependiendo de los conceptos que se empleen. Estas distintas orientaciones pueden producirse en el texto mismo, lo que genera confusión en el lector. Se puede, incluso, optar por no definir un concepto o, bien, hacerlo a través de otros conceptos no definidos previamente. Otra opción es emplear términos tan generales o abstractos, que puedan englobar cualquier cosa. Por último, aunque no taxativamente, está el perro-gato, de Sartori.
La última implicación es lo que se entiende al leer el producto final. Esto
dependerá, en buena medida, del significado que se le haya atribuido a los conceptos empleados. Si un concepto o conceptos están mal construidos o son poco claros, el proceso mental de agregar ideas y construir conocimiento, no podrá ser llevado a buen término.
No pido que se deje de emplear terminología especializada. Eso sería un despropósito. Entre más particular sea un tema, más difícil resulta utilizar lenguaje común. Lo que quiero dejar en claro es que es muy distinto usar argot politológico (o de cualesquier otra disciplina), a confundir al lector. En cuestiones de conocimiento, la forma no hace el fondo, pero sí puede empantanarlo.
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En ocasiones he leído textos tan oscuros, que me hacen dudar de mi capacidad intelectual. ¿Cómo es posible que no haya entendido el sentido del texto, si se trata de un tema que conozco? Quizá en algunas ocasiones se deba a mi falta de sueño, pero creo que las más de las veces se trata de escritos infectados con el virus formalista. Si el lector se ha enfrentado a una situación parecida, debe tener cuidado de no contagiarse. Que el autor sea un personaje reconocido, no lo hace inmune, ni un modelo a seguir.
Si hablamos de los efectos negativos que tiene el formalismo en las ciencias
jurídicas, el panorama es aún peor. Anteriormente se dijo que en un proceso legal, existen formalidades del procedimiento que deben llevarse a cabo o, de lo contrario, el juicio o procedimiento puede anularse. Esto no obedece a un capricho. En el ámbito jurídico, el debido proceso es un derecho. Sin éste, la presunción y la defensa adecuada, entre otros, no existirían. No atender las formalidades, ya sea por carencia o por exceso, equivale a coartar derechos.
¿Cómo se pretende garantizar los derechos de las personas si los criterios de
interpretación legal son formalistas? No se puede asegurar su progresividad si se parte del supuesto de que la ley tiene un sentido único y literal. Para evitar esos desatinos, se incluyó el principio pro persona en la Constitución. Si dos normas que pueden aplicar para un mismo caso tienen implicaciones distintas, la que debe preferirse es la que favorezca más a la persona. Hace falta que todos los usuarios del derecho tomen esto en cuenta. Las leyes son redactadas por personas. Éstas viven en contextos cambiantes y sus derechos deben tender a expandirse, no a contraerse. Si todo cambia, la interpretación del derecho debe hacerlo también.
Los valores de una cultura son creados por individuos, no por grupos. Los grupos
adoptan dichos valores y estos pasan a formar parte de cómo la colectividad entiende e interpreta el mundo. En el caso de la comunidad científica, el formalismo no debe ser parte de los valores, ni de las prácticas de sus miembros.
La aceptación de las prácticas se da cuando los pares las llevan a cabo una y otra
vez, sin que exista una oposición considerable. Esto quiere decir que los profesores, investigadores, conferencistas y, en general, todos los interesados en las ciencias de cualesquier tipo, tienen la responsabilidad individual de acabar con el virus del formalismo. Si exigimos y damos claridad, y aprendemos a diferenciar la formalidad del formalismo, el virus puede ser contenido.
*Ana Farías Calderón fariascalderon@gmail.com
ITESM, Nuevo León
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El Neoinstitucionalismo de North
Alan Sánchez Perdomo
Economista de profesión, Douglass North, es uno de los mejores científicos del país vecino, EEUU. Su obra más reconocida Instituciones, Cambio Institucional y Desempeño
Económico (1990) lo catapultó a la fama internacional y lo colocó como un científico de renombre, tanto, que en 1993 fue galardonado con el Premio Nobel de Economía.
Su análisis sobre las instituciones lo hace único, ya que exploró otras áreas que anteriormente no se habían hecho y como el mismo menciona, le resultó un marco teórico que no solamente sería útil para los economistas sino también a los científicos sociales. Así pues, rompiendo con el enfoque institucionalista clásico sobre el poder que tienen las reglas formales ante nosotros, North indaga hasta la fecha, en lo que pasaría a llamarse, el neoinstitucionalismo.
En su libro, North empieza a describir lo importante que significa las instituciones para el comprendimiento de la evolución de nuestra civilización, ésto es ya que las generaciones se desvanecen pero las instituciones se mantienen. Así como el derecho consuetudinario (usos y costumbres) ha evolucionado a lo largo de la historia, las instituciones lo han hecho de manera simultánea. Lo que explica, bajo su lógica, que en el DF, por ejemplo, los matrimonios entre personas del mismo sexo se puedan celebrar, cosa que sería impensable hace diez o veinte años. De igual modo el marco institucional informal, aquel que nos limita en usos y costumbres, evoluciona, de manera que hoy en día una mujer divorciada no es excluida y discriminada, caso contrario en los años sesenta.
Hasta aquí, su visión recolecta las bases teóricas y todo el pensamiento clásico sobre el institucionalismo de las décadas de los setenta y ochenta. Incluso North llegó a escribir bajo el enfoque del institucionalismo clásico (North y Thomas, 1973). No obstante, el autor agrega un valor mayor al individuo y lo coloca como agente principal de la evolución de las instituciones.
Así pues, al agregar como variable independiente al individuo, se vio obligado a reforzarla con una teoría sobre la conducta humana, al cual considera como un ser totalmente racional y económico. Es decir, un individuo que maximiza sus utilidades; tiene la habilidad de procesar información y actuar bajo la lógica de costo-beneficio y que sólo emprende acciones en las que el ingreso marginal excede el costo marginal.
Sobre el actor racional, North adopta una perspectiva similar a la de Anthony Downs (1957) al criticar la teoría neo clásica económica, la cual considera el interés particular
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beneficia el equilibrio de demanda y mercado. La crítica recae principalmente en que en su modelo se considera que el individuo tiene información completa, lo cual para los autores citados anteriormente, es totalmente falso. Alegan que el individuo vive en un modelo de información incompleta debido a que la información es costosa, lo cual implica de facto un primer filtro económico. Lo costoso y difícil que resulta obtener información no es el mayor filtro, sino los modelos subjetivos y construcciones mentales que conforman las ideologías son, en mayor parte, las limitaciones para que el individuo tome decisiones bajo un modelo de información sesgada e incompleta.
Resumiendo, la teoría de North es una combinación de una sobre la conducta humana, basada en los principios de la escuela de la elección racional, y una económica (sobre costos y desempeño económico). Es importante mencionar que agrega un punto muy importante en su teoría conductual, lo cual lo diferencia de Downs y de todos los supuestos conductuales de los economistas hasta entonces. North considera que el individuo no siempre actúa maximizando sus utilidades y que incluso puede ejercer acciones que no superen los costos de transacción, lo que North justifica así, el altruismo.
Lo que de igual manera lo separó de los demás economistas –como por ejemplo a: Yoram, Bates, Buchanan, Miller y Coase- es la incursión de la informalidad del marco institucional como variable. Anteriormente, como él mismo detalla, pocos economistas habían querido manipular la informalidad debido a su subjetividad, dejándolo como un factor que tenía poca o nula trascendencia teórica. Menciona, que como en un juego de fútbol soccer, las reglas informales son tan importantes como las formales. El hecho de jugar limpiamente, de meter mano sin que se de cuenta el árbitro, fingir una falta, en fin, un colectivo de normas que limitan las decisiones y por ende dirigen el actuar del jugador.
El autor entiende a las instituciones como una construcción de la mente humana, lo cual hemos materializado y hecho propio, para dar incertidumbre y rumbo a nuestras vidas cotidianas. Como tal, tenemos la capacidad de cambiar y forjar esas instituciones a nuestra medida, a lo que se conoce como cambio institucional. Sin embargo, ese cambio no es tan fácil ya que implica a terceros y costos de transacción que conforman todo un círculo de interrelaciones que conforma una sociedad. El cambio institucional solo es posible en la medida en que el agente (ser racional que maximiza sus utilidades) aproveche las oportunidades que surjan de la retroalimentación constante entre otros organismos. Es decir, las organizaciones son creadas para aprovechar las oportunidades que ofrece el marco institucional, cuando lo haga, surge el cambio institucional.
En fin, Douglass North nos ofrece un marco analítico donde el agente es un ser racional donde maximiza sus utilidades, sin embargo, a diferencia de la teoría económica neoclásica, se toma en cuenta la informalidad del marco institucional lo cual explica el actuar altruista (donde los costos de transacción –perdida- superan el beneficio). Un marco que no solamente podría ser utilizado para el cual fue elaborado, cambio institucional, sino también para el análisis de comportamiento electoral. Beatriz Magaloni, quien se ha reconocido por sus trabajos en análisis electoral por la teoría de la
Alan Sánchez Perdomo
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elección racional, incluso ha tomado la perspectiva sobre la inclusión de la informalidad y su importancia en el marco institucional.
Si bien la escuela del neoinstitucionalismo es considerada joven, su trayectoria dentro de la ciencia política empezó con el pie derecho al ser aceptada y reconocida por la comunidad científica en tan poco tiempo. El camino que empezó indagar North ha ganado terreno en diferentes líneas de investigación. Lo que empezó como un análisis de cambio institucional, ha llegado hasta el anális is de partidos políticos y de comportamiento electoral.
Alan Sánchez Perdomo
FUENTES DE INFORMACIÓN
• Downs, Anthony (1957) An Economic Theory of Democracy¸ Harper, EEUU
• North, Douglass (1990) Instituciones, Cambio Institucional y Desempeño
Económico, Fondo de Cultura Económica, México DF
• North, Douglass, y Thomas, Robert (1973) The Rise of the Western World: A new
Economic History, Cambridge University Press, EEUU
*Alan Sánchez Perdomo alansanchez.perdomo@gmail.com
UAQ, Querétaro
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A 500 años de “El Príncipe”
Juan E. Hernández Carmona
Entrevista realizada al Doctor en
Humanidades y Filosofía Política Carlos
Patricio Barra Moulain.
¿Cuál es su opinión acerca de la Ciencia
Política respecto a los 500 años del
trabajo literario de Maquiavelo, “El
príncipe”?
Yo diría en primer término que hay que
trazar una frontera entre la Ciencia
Política y el príncipe. El príncipe, como tal,
es uno de los primero estudios que genera
las condiciones de aproximación a la
autonomía de un objeto de estudio, que
es la política como esfera del orden
público y entender que el libro, no es un
libro que hable necesariamente del poder,
sino del poder político, que son dos
condiciones distintas.
Por su parte la Ciencia Política,
como tal, tiene ese carácter a partir de
finales del siglo XIX, no con Maquiavelo, el
solo le da autonomía al objeto de estudio
y empiezan a existir algunas condiciones
como es el uso del método retrospectivo,
post – facto, para poder explicar las
condiciones del poder dentro el uso de las
comunidades políticas, pero no me parece
que la Ciencia Política sea una Ciencia tan
antigua, me parece que es una Ciencia
moderna y la Ciencia Política como señala
“Bent Flyvbjerg” finalmente nace a partir
del siglo XIX donde empiezan a existir los
primeros análisis de tipo comparativo, que
es la línea que traza la posibilidad de
construir una hipótesis a través de sus
condiciones expresas o derribar, buscando
a través de varias realidades, poder tener
hilos conductores que afirmen o desechen
una hipótesis como tal, y la Ciencia Política
actual tiene ese sentido; es decir, la mayor
parte de los análisis que se realizan casi
siempre son análisis de corte comparativo.
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¿Piensa usted que es esta la obra más
sustancial de Maquiavelo?
Primero habría que decir que la obra es
una sola, me parece que no se puede
parcelar el pensamiento de un científico o
de un teórico de lo social.
De repente he oído hablar cuando
alguien señala, por ejemplo, con respecto
a Marx mencionan al joven Marx como
poniendo una parcela entre el grado de
madurez de sus primeros escritos con el
grado de madurez de sus escritos finales y
me parece que esa es una condición
bastante perversa del conocimiento.
En primera instancia habría que
decir que es una sola obra, que no está
disociada de su vida, quiero decir que su
vida está inmersa en la obra, que eso es
una situación importante, y en un
segundo momento me parece que uno de
los escritos vitales de su obra es discursos
sobre la primera década de Tito Libio,
donde perfila abiertamente esta condición
del método retrospectivo.
Después, el príncipe realmente no
es un almanaque o recetario del poder
político, se ha leído así, pero no lo es, yo
pienso que el príncipe es un manifiesto
político, así como Marx hace manifiesto
comunista, Maquiavelo hace el manifiesto
de la unidad Italiana, y ese es el punto
motriz del escrito, más allá de que se
pueda discutir en el radio de discusión de
la autonomía del poder político del no
mezclar a la filosofía, de o mesclar a la
ética, de no mezclar cuestiones teologías;
es decir, más allá de eso, me parece que el
valor que tiene el príncipe en su época es,
que este es un manifiesto que busca
abiertamente la unidad Italiana para hacer
frente y crear un estado sólido frente a los
estados europeos, ese es el valor
histórico que tiene la obra y que pocos
hablan de ese valor, se pierden más en
esta concepción del consejo inmediato, de
la cuestión de tender un nexo entre
pasado y presente, pero no
necesariamente de esta función orgánica
que pretendió hacer Maquiavelo y que
después Gramsci va a discutir y va a decir,
finalmente el príncipe no puede ser una
figura de carne y hueso, sino que es una
figura dentro de la metáfora social que
implica la fuerza orgánica o el intelectual
orgánico que es capaz de conducir las
fuerzas sociales.
Y lo mismo pensaba Maquiavelo,
solamente hay que tratar de tener la
prudencia de hacer la lectura de la
realidad de cómo eran las relaciones
sociales dentro del ejercicio del poder, en
esa época, hacia el año 1500 respecto a lo
que es el 1900 o 2000, entonces ese es un
valor importante yo me quedo con la
premisa que este es un manifiesto político
y de ahí parte la idea, quiero decir que
tanta vehemencia, tanta pasión dentro de
los escritos no es gratis, porque
responden a un compromiso histórico
frente a él y su nacionalismo con respecto
a su Italia y más allá de sus propios radios
de acción.
Hay que recordar que cuando el
escribe “El Príncipe”, Italia es un estado
dividido y sin embargo él tiene la
capacidad de entender que Italia es más
haya de principados, que es una
posibilidad de amalgamar en un sentido
de lo nacional, está naciendo en Europa, la
construcción social del nacionalismo, hay
un corte cualitativo de lo que implica los
estados no nacionales, que están viendo y
están perfilando poderes coactivos
institucionales y no necesariamente
Juan E. Hernández Carmona
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regidos por dadivas o regidos por
condiciones de orden económico, eso es
lo que está pasando, y mientras otros
estados, como el estado español, que
inclusive llega a intervenir en el estado
Italiano, Maquiavelo tiene una depresión
fundamental histórica, de cómo
construyo, que mecanismos, que
elementos se pueden articular para
incubar este nacionalismo, Italia no puede
hacer frente a los desafíos de Europa
mientras no se convierta en un estado
nacional.
¿Cómo piensa que sean las condiciones
de la Ciencia política frente a la juventud
mexicana?
A mí lo que me preocupa son las modas
dentro de la ciencia y no solo dentro de la
ciencia, dentro del quehacer cultural de
un pueblo, las modas siempre me han
parecido poco favorable para cualquier
área del desarrollo de conocimiento y para
cualquier tipo del desarrollo del área
social o cultural, me parece que la moda le
quita la esencia a la posibilidad de
entender el sentido particular del hombre,
porque el hombre nace en un ejercicio de
la particularidad, con la posibilidad de
afianzar esa particularidad dentro de las
condiciones colectivas y en este sentido lo
que quiero decir con esto, es que la
Ciencia Política se pone en boga en
determinado momento, sobre todo en los
años 90´s y el año 2000, por un déficit que
tiene la esfera pública al orden social, esto
permite entender esta situación de querer
desarrollar un aspecto de orden científico
sobre el aspecto de la esfera pública y
concretamente sobre las condiciones del
poder político.
El arribar a una actividad con
frecuencia, le quita el peso sustantivo de
una ciencia que se puede abordar, porque
la realidad parece empujar a esta
situación.
Una de las cosas por las que me he
preocupado y lo he dicho en el salón de
clases es que, como la carrera suena
rimbombante más le gusta a la gente,
pero me topo con realidades difíciles y
poco expresas de las presiones que los
jóvenes que entran a la carrera o que
estudian la carrera porque habitualmente
la mayor parte no quiere estudiar la
carrera , esta es segunda opción, tercera
opción, una posibilidad donde de repente
de 100 alumnos que presentaron el
examen quedaron 5 fuera, entonces niega
la posibilidad de este sentido vocacional
que tiene una persona y que debe
enfrentar una persona, me parece que
todos los que estudiamos algo lo hacemos
precisamente porque tenemos ciertos
tipos de cualidades que permiten
desarrollarse en este ámbito más allá de
las empatías, lo referente al orden
cognitivo que podemos tener, y ahora veo
a la carrera devaluada en este sentido,
porque de repente la gente entra con
convicciones de condiciones que no me
parecen sensatas, como por ejemplo, he
escuchado comentarios de que alguien
entra a la carrera porque algún conocido
está en la esfera pública y me parece que
esa no debería ser la condición, porque si
tienes la relación expresa no necesitas la
carrera, puedes no estudiar, inclusive para
los puestos de elección popular no
necesitas una carrera, entonces yo creo
que el espíritu entendido como cultura de
aproximación a la Ciencia debe ser un
acto de conciencia social de convicción
social, de que, si yo estudio tal o cual
carrera, no importa si sea ingeniería o
antropología tiene que estar guiado a una
posición histórica como sujeto social que
Juan E. Hernández Carmona
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me permite ser y que me permite
interiorizar de la mejor manera lo que
quiero realizar, pero caer en falacias como
lo que me han dicho que el poder
corrompe, cuando el poder es una
condición inerte, una condición que
generamos nosotros, que nosotros le
damos el ánimo de vida, el poder no
corrompe, el poder político ha sido
constituido como una forma de hacer
inteligible el desarrollo de una sociedad,
dejando un lado los intereses que pueda
haber sobre este, me parece que sobre
sale este empuje de orden social de
querer crear mejores condiciones de vida
para los sujetos sociales, y eso es lo que la
gente no entiende, por eso no me gustan
las modas, si sigues los patrones pierdes el
camino y el camino es más importante
que solamente el transitar.
Entonces la vida social tiene otro
tipo de entendimiento, los genios de la
historia de la humanidad, fueron genios
porque no fueron uniformes, porque no
fueron lo mismo que era todo el tejido,
sino porque tenían la capacidad de
interiorizar una realidad, de escudriñarla,
someterla a juicio y esa es la condición
histórica, los demás se perdieron en el
camino, son números en la historia, pero
no necesariamente la significación de
transformar la realidad o como diría Marx,
lo importante no es comprender la
realidad sino transformarla y eso es lo que
se intenta hacer dentro de la Ciencia en
general, no solo en las ciencias sociales.
*Juan Enrique Hernández Carmona
UAEH, Hidalgo
seaside_16@hotmail.com
Juan E. Hernández Carmona
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La Ciencia Política: una entrevista con José Ramón López Rubí
Ana Farías Calderón
Quienes se interesan por la Ciencia
Política, frecuentemente tienen
opiniones propias, bien o mal fundadas,
sobre una gran cantidad de temas que
le atañen a esta disciplina. Esas
opiniones, basadas en los pocos o
muchos referentes que se tengan, están
sujetas al cambio, a menos, claro, que
se trate de un fundamentalista.
Un auditorio poco crítico,
celebrará las opiniones de café
pronunciadas con ínfulas de autoridad y
creerá entender un tema tras haber
leído un poco al respecto. Por el
contrario, un auditorio crítico buscará
informarse de lleno antes de formarse
una opinión, porque sabe que el
conocimiento parte de la duda y ésta
sólo puede atemperarse cuando los
elementos que la constituyen en cada
caso, han sido valorados
adecuadamente.
Todo esto viene a cuento
porque la entrevista que se presenta a
continuación, sólo le será de interés al
segundo tipo de auditorio. Brinda
algunas pistas sobre qué implica ser
politólogo, pensar en y practicar la
Ciencia Política, pero, sobre todo, en la
calidad de preguntas y respuestas que
hacen falta para robustecer los temas
que le competen a los politólogos y, por
extensión, al país.
1. Perfil
Cuando eras niño, ¿qué te veías
haciendo de grande? ¿A qué te querías
dedicar?
Quería ser jugador de futbol. De futbol
verdadero o “soccer”.
¿Por qué terminaste estudiando
Ciencia Política? ¿Por ser un futbolista
demasiado analítico para volverse
trabajador en un mundo demasiado
politizado como el del futbol
profesional?
No. Eso me gustaría decir. Aunque sí soy
analítico, en todos los sentidos, y el
futbol como profesión está cruzado por
la “grilla” y lo peor de la política
igualmente profesional, lo cierto es que
tenía, como sigo teniendo, al futbol
como un deporte para jugar, algo a
hacer para distracción y diversión
amistosa, sobre todo.
Y desde muy chico tuve interés
en leer y en satisfacer pensando una
curiosidad sobre la historia de los
humanos y lo que está dentro y fuera
de “las noticias”. Desde mi punto de
vista, la Ciencia Política podía unir todas
estas cosas. Así fue. Quiero decir la
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Ciencia Política, y no necesariamente
los lugares a los que se iba a tomar
clases, con todo lo que eso implica.
¿Fue lo que esperabas? ¿Por qué?
En un agregado, sí. Ni en mi pasado ni
en mi presente he esperado mucho de
la educación –formal, tanto pública
como privada- en México. Dicho de
paso: en general, no espero demasiado
(todo, todo lo bueno o que casi todo
sea bueno, por poner ejemplos) de ella,
donde sea. Y estoy convencido de que
en la formación exitosa o la buena
formación de uno, cierto grado de serio
autodidactismo es un factor inevitable,
necesario, relevante, y a veces decisivo.
Pero tampoco espero demasiado del
autodidactismo.
Entonces, espero que
estudiantes, profesores, programas de
estudio, y contextos, sean factores y
variables. Ustedes deben saber qué
significan esas palabras.
¿A qué te dedicas?
Al análisis político, esto es, politológico,
y a las publicaciones académicas. Lo que
en mi caso incluye ser también, entre
otras cosas, consultor independiente y
Coordinador de Publicaciones,
Documentación e Información del
Instituto de Ciencias de Gobierno y
Desarrollo Estratégico (ICGDE) de la
BUAP. En la página de Internet del
ICGDE se puede encontrar un resumen
de mi visión y trabajo sobre el publicar.
¿Por cuáles medios te informas sobre
lo que está pasando en el país y en el
mundo?
Prácticamente no por el radio y la
televisión, sin caer en la payasada
mamona de algunos que dicen que
nunca ven la tele, entre los que desde
luego hay muchos mentirosos.
Mencionados sin ningún orden, los
medios que suelo usar o revisar son
periódicos, como Reforma, New York
Times, El País; el semanario The
Economist; revistas de varios tipos,
como Este País, The Atlantic, The New
Yorker, Journal of Democracy, Scientific
American, Proceso; y blogs, como
Crooked Timber, The Monkey Cage y
Why Evolution is True. Y algunos sitios
de agencias de prensa.
¿Te gusta la línea editorial de algún
diario mexicano? ¿De cuál?
Siempre he preferido El Universal.
¿Quién es tu columnista favorito?
Supongo que politólogo y mexicano.
Mauricio Merino –análisis, ética pública,
democracia, buena cultura, algunas de
las palabras clave relacionadas.
¿Cuál es la pregunta o comentario más
irritante que te han hecho cuando
dices que eres politólogo?
La pregunta más frecuente, y al mismo
tiempo confundida: “¿entonces quieres
ser político?” No resisto repetir aquí
que la política y la Ciencia Política, y el
político y el politólogo, no son lo mismo.
El comentario no más irritante
pero sí más tonto puede ser: “es bueno
aprender muchos idiomas”. Digo, los
mejores politólogos conocen más de un
idioma pero un politólogo y un políglota
tampoco son lo mismo. Ahora yo hago
un comentario que podría ser irritante:
Ana Farías Calderón
31
qué tantas personas, incluidos no sólo
taxistas sino diversos universitarios y
periodistas, no entiendan qué es y qué
hace un politólogo, y por qué y cómo,
es en parte culpa de los politólogos (y
politólogas, claro), que no de la
Politología, que tampoco aquéllos (y
aquéllas…) y ésta son exactamente lo
mismo. Habría que hacer algo al
respecto, ¿no?
Sabes el nombre de tu diputado local?
¿Y federal?
Por supuesto. ¡Conste que no me
preguntaste quiénes son o cómo se
llaman!
¿En qué institución pública confías
más?
Con todo, o, si quieren, a pesar de todo,
en el IFE. La pregunta y mi respuesta
están definidas por una relatividad
directa.
2. Algunas consideraciones sobre la
política y la política como ciencia
¿Qué debates deben estar en la agenda
pública nacional?
Que deben estar, regresar o seguir: el
deterioro político-institucional y su
reversión y la consolidación de la
democracia con Reforma del Estado,
mejor si con perspectiva de calidad
contextualizada. Una reforma
institucional que no deba faltar:
“reelección legislativa inmediata”, o lo
que llamo “posibilidad ciudadana de no
reelegir” y sus efectos. La legalización
de drogas. No sólo de la marihuana.
“Ingreso Ciudadano Universal” o “Renta
Básica” (vean toda la sección “Diálogo y
debate” del número enero-abril 2008
de la revista Estudios de Política y
Sociedad).
El estado real de la educación
universitaria. A veces parece que
“discusión pública de la situación
educativa” y “la primaria” son
sinónimos de hierro en México. Hay que
acabar con eso.
A México le hace falta un presidente
que sepa ____.
Que México ha cambiado, y que no
todo ha cambiado, y que hay cosas que
deben cambiar, y otras no si se mira
hacia atrás. Que como presidente no es
todo ni lo puede todo.
Que puede beneficiarse como
político y presidente beneficiando
democrática y adecuadamente a la
ciudadanía, a mayorías y minorías,
desde la acción legislativa y de política
pública.
Que él y su presidencia tienen
fecha de caducidad y que lo que sí
queda es “la posteridad”. También que
sepa sobre historia mexicana e
internacional, y qué es y qué no puede
ser la democracia. Y que la democracia
es hoy y mañana menos costosa
políticamente, por no decir
socialmente.
Que sepa sobre “las leyes
fundamentales de la estupidez
humana”, de Carlo Cipolla, sería un gran
extra. Ahora bien, ¿por qué no hacen la
misma pregunta para el caso del poder
Legislativo? No es evidente que la
transición institucional del
autoritarismo
presidencialista/presidencialismo
autoritario a la democracia presidencial
tenga un correlato cultural.
Ana Farías Calderón
32
Los plurinominales son ________.
Un tema sobre el que Pedro Ferriz de
Con no sabe nada. Una figura (los
legisladores de RP, no Ferriz) en sí
incomprendida, mal entendida, por la
gente. Posiciones que pueden ser
democráticamente necesarias. Una
parte de los congresos mexicanos que
tiene que ser reformada, no eliminada.
En mi blog hay argumentos sobre el
tema y sus coyunturas. Finalmente, es
un asunto para trabajo politológico, es
decir, para su investigación de base
empírico-lógica, y (pro)democrática.
¿Qué es la democracia?
Qué es, no lo que debería ser o lo que
más me gustaría que fuera. Ok. Es un
régimen político. Un régimen político es
una estructura de instituciones formales
e incluso informales que regulan los
conflictos por y para conseguir,
conservar, usar y maximizar el poder.
Esos conflictos constituyen la política.
Las instituciones son,
básicamente, reglas. Los regímenes
políticos y la política, así como las
relaciones que existen entre, pueden
ser democráticos o no. Así, digo que las
democracias realmente existentes son
sistemas institucionales, con –lo que no
necesariamente se da en regímenes
autoritarios- formalización de sus
reglas, que distribuyen y limitan
funcional, espacial y temporalmente el
poder, entre ciudadanía y X
organizaciones y agentes individuales, y
cuyo mínimo común denominador
sistémico se encuentra en lo electoral
sin garantía de buen o mal gobierno.
Lo mejor de la democracia es
________.
Que, para empezar, no es lo peor que
hay y puede haber. Sí, Churchill tiene
razón, y no hay que olvidarlo. Tampoco
hay que confundir con la imposibilidad
y/o indeseabilidad de mejoras. Ya que
andamos por estos rumbos, mejor les
recomiendo leer libros como de The
Priority of Democracy. Political
Consequences of Pragmatism, de Jack
Knight y James Johnson.
Lo peor de la democracia es
_________.
En un sentido, aunque suene raro, que
precisamente es democrática y puede
ser una víctima múltiple de su propia
realidad y de realidades que puede
producir, albergar, permitir o no
impedir.
El libro de Knight y Johnson
también tiene que ver algo aquí.
¿Podrían ustedes invitarme a escribir
sobre esto que vale la pena desarrollar?
Democráticamente me propongo para
escribirlo.
¿Cuántos partidos políticos necesita
México?
Me parece una mala pregunta. Cuando
menos, no es la pregunta correcta e
importante. La verdad es que no creo
que pueda haber una respuesta
verdadera y realmente válida,
especialmente a partir de la lógica de
“la necesidad de México”. Si me
presionas, diría que al menos tres.
La deuda pública tiene a México
__________.
Como uno de sus casos, y a su Estado
viendo a una pared, lo que es
Ana Farías Calderón
33
33
(i)responsabilidad de estados dentro de
él.
Los programas mexicanos contra la
pobreza están ______.
Desfasados, equivocados, caducos,
vencidos contra/por lo que pretenden
vencer, y enriqueciendo no a sus
“beneficiarios” sino a los argumentos a
favor de alternativas universalistas.
Describe la política nacional en tres
palabras.
Que se haga buena política; en este
caso particular, entonces, negociando
podemos llegar a un punto en el que o
todos ganan o nadie pierde: 6 palabras.
¿Cuáles? Corrupta, corruptora, ineficaz,
mezquina, contumaz y criticable.
En cuanto a los grupos de autodefensa
que han surgido últimamente, pienso
que ________.
Hay que pensar la cosa y primero lo
primero: conocer tan bien como se
pueda cada caso y sus contextos. Como
dicen algunos juristas, “la hipótesis no
se actualiza” en mi caso.
La cultura política nacional es _______.
Interesante; en una mayoría, no
democrática, ni verdaderamente liberal;
afortunadamente, si bien
complicadamente, reformable; y un
tema de y para “nuestra” Ciencia
Política.
¿Cuál es el común denominador de los
líderes sindicales mexicanos?
Es triple: la riqueza, la simulación, y ser
la envidia de sus “representados”.
El petróleo debe tener inversión
_________.
Pública y privada. Pública-estatal
mayoritaria, como con el control de
activos, y privada regulada
públicamente. La privatización y la
“nacionalización” (estatización, pues el
sujeto-objeto no es “la nación” sino la
columna política del Estado-nación), sea
como procesos o como circunstancias,
no son por sí mismas buenas o malas,
errores o aciertos, ni mejoramientos o
empeoramientos automáticos y
garantizados. Mantener “nacionalizado”
a PEMEX no es una política o decisión
que baste, ni es igual a gran estatura y
visión políticas. Asimismo, se trataría de
argumentar qué hacer puntualmente
con PEMEX si no es privatizarlo de
verdad. Fue y sigue siendo empresa
“nacional” y el hecho ni nos ha servido
mucho ni está sirviendo de mucho. ¿O
sí? No privatizar no basta;
“nacionalizar” no es suficiente. Dejar a
PEMEX como estaba o como está no
puede ser hoy solución nacional, para
nada.
La política pública que le hace falta a
México es _______.
Entre otras, una “Renta Básica”: un
ingreso, diferente al salario mínimo que
se conoce, garantizado estatalmente
para todos los ciudadanos,
incondicional y suficiente en términos
de bienestar material y calidad de vida.
NO es un imposible. Claro está, en este
momento se necesitan mejores políticas
en materia de salud, pensiones y
desempleo.
Ana Farías Calderón
34
34
Garantizar los derechos humanos es,
sobre todo, responsabilidad de
_________.
El Estado.
¿Consideras que hay temas que no
pueden someterse a consulta pública?
¿Cuáles?
Considero que no se debe ni se tiene
que someter a votación “popular”,
mucho menos si es una especie de
proceso vinculante, la “seguridad
nacional”, ni los derechos humanos, la
existencia de libertades, la creación o la
cancelación de derechos individuales.
Rechacemos el democratismo,
antidemocrático caballo de Troya de la
democracia. En realidad, que “la gente”
vote todo no puede ser democrático
finalmente; la democracia no puede ser
que la gente vote para todo. ¿Tu familia
y tus amigos son perfectos? ¿Quién?
Los individuos como tales y las minorías,
¿no serían nunca parte de “el pueblo”?
Piensen bien y mucho esta pregunta.
¿Cuál fue el desempeño del IFE en las
pasadas elecciones presidenciales?
Aceptable.
¿Qué contenidos le hacen falta a las
carreras de Ciencia Política? ¿Qué les
sobra?
Las licenciaturas mexicanas, privadas y
públicas, tienen mucho qué mejorar, y
tienen que mejorar mucho. Algunas
hasta tendrían que empezar a enseñar
Ciencia Política… En general, a mi juicio,
faltan cursos de la fundamental y vital
Lógica. Las matemáticas son lógica, pero
la Lógica no es las matemáticas.
Faltan otros varios elementos.
Cursos de métodos cuantitativos
sensatos que conecten contenidos de
los métodos mismos con contenidos
sobre su utilidad específica para el
politólogo y ejemplos relativos de
aplicación exitosa y fracasada. Más y
mejores clases de política comparada.
Reconocimiento del valor y la urgencia
real(ista) del pluralismo teórico y
metodológico, del dominio del inglés y
de la enseñanza y sostenimiento de una
ética universitaria y profesional.
Sin duda, no sobran buenos
profesores que además sean
practicantes politológicos. En más de
dos lugares, por decirlo de alguna
manera, sobran, por un lado, “grillas”
idiotas, hechas por “maestros” y
estudiantes, y, por otro lado, malos a
pésimos profesores y seudopolitólogos -
es que “el hábito no hace al monje”; y
“la mona”, aunque se vista de
politóloga… No es todo lo que habría
que decir, pero ahí lo dejo.
El politólogo más subestimado es
_____.
Subestimados internacionalmente, hay
varios. Henry Farrell es uno. Charles
Ragin, otro. Tal vez, Gary Goertz.
Recomiendo informarse y conocerlos.
No todos son gringos y ninguno de ellos
es “ratchoicero” cuantofrénico. Lo digo
ahorita mismo porque sobran quienes
ven nombres así y de inmediato se les
aparece el fantasma total del
imperialismo tanto de la política de
Estados Unidos como de la teoría de la
elección racional y sus métodos.
Por favor, ya dejen de citar a _______.
Ana Farías Calderón
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35
Gary King, Robert Keohane y Sidney
Verba por Designing Social Inquiry.
Mejor citar, y leer, obviamente, la
respuesta coordinada por Henry Brady y
David Collier a ese libro. La obra de
Brady y Collier se llama Rethinking
Social Inquiry; por cierto, no tiene
edición en español, a diferencia de la de
King, Keohane y Verba.
Tres libros imprescindibles para la
formación de un politólogo.
El político y el científico, de Max Weber;
Lógica y método en las ciencias sociales,
de Giovanni Sartori; Passion, Craft and
Method in Comparative Politics, de
Gerardo Munck y Richard Snyder. Más.
Casi cualquiera de Robert Dahl sobre
democracia. La famosa y pionera
colección de Guillermo O´Donnell,
Philippe Schmitter y Laurence
Whitehead sobre transiciones. ¿Las
Cartas a los estudiantes de ciencia
política?
¿Qué debe saber un politólogo que
recién se enfrenta con la vida laboral?
Que no va a ser fácil. Que el título no es
mágico ni garantía de nada. Debería
saber con claridad, él o ella, qué sabe
hacer muy bien y qué no, para poner
ahí un acento, sin renunciar a seguir
aprendiendo y perfeccionar.
Obviamente, debería saber
antes qué puede y qué no puede hacer
en realidad un verdadero politólogo y,
por lo mismo, qué es la Ciencia Política.
Me gustaría que supieran que la ética
no es para pendejos, dicho con más de
un sentido. Lo dejaría de tarea.
Déjame hacer un último comentario:
¡digan no al plagio!
Puedes leer más de José Ramón López
Rubí en:
cratoscopio.blogspot.com
jrlrc.tumblr.com
Ana Farías Calderón
fariascalderon@gmail.com
ITESM, Nuevo León
Ana Farías Calderón
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Congreso Internacional de Ciencia Política en México
Cristhian Jesús Hernández Cervantes
Dentro de las actividades de la Asociación Mexicana de Ciencias Políticas destaca la
realización del 1er Congreso Internacional: “Hacia la institucionalización de la ciencia
política en México” el cual tendrá lugar los días 26, 27, 28 de agosto del 2013 en la
ciudad de Guanajuato.
El congreso contará con la asistencia de distinguidos académicos reconocidos a nivel
mundial.
Para asistir en el congreso puedes ir como:
• Asistentes en general.
• Estudiantes de licenciatura
Además se puede participar dentro de las mesas temáticas del congreso como: RIPCIÓN Y PAGO:
• Ponentes o Cartelistas
Dentro de la página oficial de la asociación podrás encontrar todos los informes,
detalles, ponentes, así como la convocatoria para participar dentro de alguno de los
ejes temáticos.
Aquí puedes encontrar más información detalles sobre la AMECIP así como de las
actividades que realiza, Incluyendo el congreso anual. http://amecip.org.mx/
Presentación del Comité Juvenil del Estado de Hidalgo
“El día 12 de febrero del año en curso a las 12:00hrs y 17:00hrs se llevó a cabo las
presentaciones de la AMECIP dentro de la Universidad Autónoma de Estado de Hidalgo
(UAEH), en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSHU), en el cual se
encuentra la carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública (C.P. Y A.P.) y carreras
afines.
Se citaron a los alumnos de la carrera C.P. Y A.P. principalmente para que
asistieran al Auditorio principal del Instituto a la presentación de la AMECIP, la cual tarto
temas principales como: antecedentes, integración de la organización, la presencia en
otros estados, ejes temáticos y por último la invitación para el congreso a Guanajuato.
En el desarrollo de dichas presentaciones se contó con la presencia de la Dra.
Gabriela Castañón García, maestra de nuestra carrera e integrante de la AMECIP,
brindando apoyo para realizar la presentación de la AMECIP (con los puntos
anteriormente mencionados).
El ex alumno de la carrera Luis J. Selfa Casados, quien es pionero dentro de la
organización e integrante de la misma, participó en los eventos explicando la
experiencia que se tiene dentro de la organización y por qué es importante pertenecer a
la misma.
Agradeciendo el apoyo de la coordinación de la carrera, bajo la tutela del Dr. Edgar
Manuel Castillo Flores.”
Comité Juvenil AMECIP Hidalgo.
38
A partir de ahora
Mariano Madrid Soto
Acostumbrados al proceso y al sistema
Vamos todos hablando de un solo tema
Cuando nos responderá el político
Y actuará en lugar de hablar como perico
En búsqueda de una respuesta nos dirigimos al pasado
Y la respuesta hayamos en palaras de un libro usado
Desgastado por el olvido y la falsa interpretación
Se encuentra Maquiavelo y nos muestra el sendero de acción
No hay nada como la ciencia para entender lo desconocido
A partir de ahora la política no será un caso perdido
En las manos de los jóvenes esta su uso
Y con ello poder cambiar nuestro curso
El final se acercaba en la ignorancia del deber ser
Ahora el futuro es mejor con la seguridad que da el saber
Conocer, participar, exigir y trabajar serán nuestras doctrinas
A partir de ahora lograremos todo lo que imaginas
Mariano Madrid Soto
marianomadridsoto@gmail.com
UAEH, Hidalgo
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LA REVISTA ESTUDIANTIL DE LA ASOCIACIÓN MEXICANA DE CIENCIAS POLÍTICAS [AMECIP]
A LOS ESTUDIANTES, ACADÉMICOS O INVESTIGADORES A PRESENTAR COLABORACIONES PARA PUBLICARSE EN LA
SEGUNDA EDICIÓN DEL MES DE ABRIL-MAYO 2013.
La Revista Estudiantil AMECIP: Radiografía Política es una publicación mensual, en formato electrónico,
vinculado a temas de interés especializados en análisis político y social del ambiente juvenil en México.
Las colaboraciones se dividirán en las siguientes categorías:
*Colaboraciones tipo artículo, ensayo o reportaje: cuyo objetivo sea explorar sucesos importantes o
coyunturales a nivel nacional o internacional sobre asuntos enfocados a la ciencia política o ciencias
a fines.
*Colaboraciones tipo artículo: producto del análisis de autores o textos clásicos de las ciencias
políticas y/o ciencias afines, desde una perspectiva juvenil, haciendo una comparación con los
aconteceres actuales.
*Colaboraciones tipo entrevistas: resultado de conversaciones con especialistas en temas de ciencia
política o ciencias hermanas sobre temas de actualidad.
*Colaboraciones libres: poemas, fotografías y reseñas en la línea de ciencias políticas y/o ciencias
afines.
1) Sólo se publicaran trabajos inéditos y originales.
2) Las colaboraciones serán sometidas a dictamen por parte de la Comisión Editorial de la Revista
Radiografía Política.
3) Los trabajos que hayan sido aceptados y que por razones editoriales no alcancen a publicarse en el
número progresivo de la revista, se reservaran para el siguiente.
4) Las contribuciones deberán ser entregadas con una hoja anexa en la cual se indique:
a. Nombre completo
b. Institución a la que pertenece
c. Correo electrónico
5) Todas las colaboraciones se entregarán en versión electrónica con las siguientes características:
a. Letra Calibri 11 puntos
b. Interlineado de 1.5
c. Título de la colaboración en Calibri 12 puntos
CONVOCA
REQUISITOS FORMALES PARA LA ENTREGA DE COLABORACIONES
41
d. Para las 2 primeras categorías que marca la presente convocatoria los artículos, ensayos o
reportajes tendrán una extensión mínima de 5 cuartillas y máxima de 8.
6) Las colaboraciones deberán contener referencias bibliográficas según sea el caso y citas en formato
HARVARD.
Las colaboraciones deberán ser entregadas a la Coordinación de Asuntos Editoriales de los Comités
Juveniles AMECIP, con atención a Elizabeth Valdez, editora responsable, señalando que desean ser
publicados en la Revista. Para ello ponemos a su disposición los siguientes correos electrónicos:
aeditorialescj@gmail.com / evaldzalvarez13@gmail.com
Comité Juvenil AMECIP Asuntos Editoriales Baja California
Cristhian Jesús Hernández Cervantes
Responsable de la sección: “Eventos”
cristhian.hernández@uabc.edu.mx
Hidalgo Juan Enrique Hernández Carmona
Responsable de la sección “Interviú”
seaside@hotmail.com
Nuevo León Ana Gabriela Farias Calderon
Responsable de la sección “En debate”
fariascalderon@gmail.com
Querétaro Alan Raúl Sánchez Perdomo
Responsable de la sección: “La ventana”
alansanchez.perdomo@gmail.com
Sinaloa Emilio Sinue Vladimir Reyes Cabrera
Responsable de la sección “Así lo escribió”
Aser68@hotmail.com
Coordinadora General de Asuntos Editoriales Elizabeth Valdez Alvarez
Valdez.elizabeth@uabc.edu.mx
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