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PSICOLEGAS EN LíNEA
Psicología para la Liberación en El Salvador del Tercer Milenio
Año 1, Nº2 Octubre-Diciembre 2009
AA NNAACCHHOO NNUUEESSTTRROO MMAAEESSTTRROO
Estimados y estimadas colegas:
El segundo número de PSICOLEGAS en
línea es un homenaje a nuestro maestro el
Dr. Ignacio Martín-Baró, a 20 años de su
martirio. El pensamiento de Nacho
expresado a través de la Psicología Social
de la Liberación, dejó una huella en el
pensamiento latinoamericano y mundial.
Nosotros albergamos la disposición de
asumirlo, desarrollarlo y hacerlo realidad en
nuestra acción y práctica profesional, donde
sea que esta se realice. Y que ello nos
permita desarrollar el espíritu gremial y
solidario entre profesionales de las
diferentes especialidades de la Psicología.
Queda con ustedes muestro segundo
boletín, enriquecido por dos ponencias: La
primera de Priscilla Cervellón, una
Psicolega y alumna de Nacho; y la segunda,
presentada por Manuel Escalante, que
recoge el planteamiento de la nueva
generación de estudiantes de psicología
comprometidos con su profesión y con su
pueblo. Finalmente, Rocío Fuentes presenta
una crónica del ―HomeNacho‖ un evento
desarrollado por PSICOLEGAS en el 68
aniversario de su nacimiento.
PUNTOS DE INTERÉS ESPECIAL: · PSICOLOGÍA SOCIAL PARA LA LIBERACIÓN.
- COMPROMISO SOCIAL
- IDEALISMO CRÍTICO
CONTENIDO Pág.
A NACHO NUESTRO
MAESTRO
1
IGNACIO MARTÍN-BARÓ: 20
AÑOS DE VACÍO
(PRISCILLA CERVELLÓN)
2-7
EL CAMBIO SOCIAL
COMO DESAFÍO DE LAS
NUEVAS
GENERACIONES A
TRAVÉS DE LA
PSICOLOGÍA DE LA
LIBERACIÓN ( MANUEL ESCALANTE,
ARMANDO ARITA, BEATRIZ
CHÁVEZ, EMILIA ELENA PÉREZ,
OSCAR ARNULFO AYALA Y
RAÚL PALENCIA)
7-11
NOSTALGIA QUE SE
CONVIERTE EN DESAFÍO
(ROCÍO FUENTES)
11-12
DISEÑO Y EDICIÓN DEL
BOLETÍN:
Patricia Silva,
Othmaro Menjivar,
José Luis Henríquez,
César Mejía
NOTA: Los conceptos vertidos en este boletín, son
de exclusiva responsabilidad de sus autores y autora
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IIGGNNAACCIIOO MMAARRTTIINN--BBAARRÓÓ::
2200 AAÑÑOOSS DDEE VVAACCÍÍOO Por: Priscilla Cervellón
Hace 20 años estabas aquí
aún con tu sonrisa abierta,
con tu trabajo firme,
con tu amor de niño,
con tu Ser de amor.
Hace 20 años
nos dijiste: cuidado, cuidado,
no salgan, quédense en casa.
Hace veinte años
que te extraño Nacho.
Pero hace 20 años
que te vivo vivo
en cada rincón.
Hablar de Ignacio Martín-Baró, es hablar de
un hombre, un científico, un ser humano
excepcional. Hablar de su obra es
igualmente excepcional: es atreverse a
soñar con una psicología humana y
humanizadora, una psicología atrevida,
nueva y llena de amor; es replantearse y
replantearle a la ciencia nuevos paradigmas
que marcan una nueva acción de cara a la
liberación.
De acuerdo con De la Corte (1989) y
Blanco (1998) me parece que la visión
psicosocial de Martín-Baró (Ver: Acción e
Ideología 1983 y Sistema, grupo y poder
1989), se ve claramente delineada en los
siguientes puntos:
1) Es una psicología que se ha atrevido a
cuestionar el reduccionismo de la
psicología social tradicional y que
planteó la dialéctica como sendero y
horizonte. Una psicología liberadora
que se atrevió a ver profundamente la
interacción estrecha entre la estructura
psíquica y sus productos (patológicos o
no) y las relaciones sociales imperantes
en un contexto social determinado.
2) Una psicología que da un salto en el
foco de análisis centrándose más bien
en la acción del ser humano,
atreviéndose a no quedar anclada en la
explicación de la conducta, trasciende
los postulados conductistas de la
psicología norteamericana y más bien se
adhiere a la comprensión del accionar
del ser humano como una conducta
dotada de significados, referidos éstos a
un sistema social específico.
3) Una psicología que comprende que esos
significados atribuidos a cada acción no
son sino ideológicos (Ver "Acción e
Ideología",1983). Entendiendo la acción
humana como ideológica. En el sentido
marxista, como "un sistema de valores,
ideas y normas que regulan la vida
social -la cultura establecida- que se
orienta a satisfacer única o
fundamentalmente las necesidades y los
intereses de la clase social dominante y,
en consecuencia, deviene en mera
ideología que encubre la radical
desigualdad entre clases" (De la Corte,
2001). En ello encontrará toda la certeza
para plantear que una de las más
grandes tareas del psicólogo/a es la
desideologización de nuestro pueblo,
pues sólo liberándolo de la visión
dominante avasalladora y generadora de
pasividad, fatalismo, dominación y
Nacho, simbolizado en un paraguas, Priscilla Cervellón y Manuel Escalante, ponentes durante el ―HomeNacho‖.
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violencia; sólo logrando esta libertad
podrá pensarse en una psicología de,
para y desde las mayorías (Martín-
Baró,1983).
4) Es una psicología que no deja de lado el
gran tema del poder. Se finca desde las
relaciones de poder para entender el
accionar humano en su contexto (Ver
―Sistema, Grupo y Poder‖, 1989). Un
poder producido en unas relaciones
sociales específicas, en donde el abuso
de éste por parte de las minorías
dominantes necesita ser
desenmascarado desde nuestra ciencia
y asumir el reto de no ser más cómplice.
Atreverse a romper con los postulados
clásicos que sostienen el status quo que
pierden de vista el ámbito histórico,
contextual de las acciones del ser
humano y con ello ha intentado
generalizar planteamientos que reducen
la realidad. En este sentido, Martín-
Baró plantea un reto para los/las
psicólogos/as Latinoamericanos/as: la
búsqueda de una práctica que re-mire el
poder como ente constitutivo y
constituyente de toda relación humana
(según lo plantea Foucault 1990,1992);
siendo éste producto y productor de la
conducta y la acción del ser humano.
Un poder ejecutado en una estructura
social determinada con una
significación específica que puede
contribuir a la dominación o la
liberación.
Desde este planteamiento, la tarea
desideologizadora del psicólogo queda
clara. Nos invita a mirar el ejercicio del
poder abusivo de unos pocos sobre unos
muchos y a contribuir desde nuestra
ciencia a desenmascararlo. En palabras
de Michael Foucault, (citado por
Matiarena, 1995)..."hay en el entramado
social, exclusiones muy específicas que
producen formas particulares de
subjetividad. Esto es, hay relaciones de
poder, a partir de las cuales se
constituyen dominios de objeto y se
producen subjetividades determinadas‖.
―Hay entonces una necesidad de
liberación de la palabra de la gente (que
la gente hable); el reconocimiento de los
múltiples saberes y el estudio del poder
no a partir de quien lo instituye sino de
las resistencias al poder mismo y de los
enfrentamientos de estrategias que se
dan dentro de las relaciones de poder‖
(Foucault, 1970, 1992). Este mismo reto
entrañará entonces la obligación de
acompañar a nuestro pueblo a descubrir
sus potencialidades y fortalezas (Ver:
Boletín de Psicología No. 2, 1986).
5) Finalmente hablar de Martín-Baró es
retomar la dimensión histórica ignorada
por la psicología clásica. Se trata de
hacer una psicología centralizada en el
contexto, el momento, su significado y
sus consecuencias; es renunciar a una
psicología formalista, atemporal y optar
por un ejercicio de la psicología que se
atreva siempre a contextualizar el
comportamiento. En palabras de Amalio
Blanco (1998), ―es remitir la estructura
psíquica que sustenta el
comportamiento humano, a parámetros
que se sitúan fuera de la piel del
individuo, situados pues, en un orden
macro y micro social dentro del cual se
encuentra el sujeto psicológico,
llevarlos al ambiente social y
comunitario en el que hacen acto de
presencia, no importa que tengan
manifestaciones individuales‖.
Hablar de Ignacio Martín-Baró es descubrir
a un hombre científico comprometido con
la transformación social en miras de un
horizonte más humano y justo. Es saberse
iluminada/o en el camino, por alguien que
hasta el final tuvo una férrea y consciente
opción por la libertad y la liberación de los
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oprimidos, de los pueblos y, para ello, de la
psicología, los psicólogos, sus teorías,
enfoques y prácticas clásicas. Es
experimentarse envuelta/o en un abrazo
humano y teorético integral e íntegro, en el
cual se puede percibir el corazón
comprometido del hombre amante de la
justicia y la libertad, pero también a un
científico sólido dialogante de forma
excepcionalmente integradora con la
filosofía, la sociología, la política, la
teología, entre otras ciencias. Es saberse
confrontada/o por la decidida opción de una
psicología que va desde la práctica hacia la
teoría y nunca al contrario. Implica ser
científica/o comprometida/o con un análisis
crítico histórico de la realidad.
Hacia una psicología de la liberación...
Cuando Ignacio Martín-Baró plantea que
debemos optar por construir una psicología
liberadora (1986,1983, 1989, 1990),
reconoce que el aporte de la psicología para
los pueblos latinoamericanos ha sido
extremadamente pobre y aclara que no se
refiere solo a la psicología social, sino a
toda la psicología que, según él, en su
mayoría, ha mantenido no solo una
dependencia servil a la hora de plantearse
problemas y búsqueda de soluciones, sino
que ha permanecido al margen de los
grandes movimientos e inquietudes de los
pueblos latinoamericanos.
Martin-Baró concluye que si se busca que
la psicología aporte de manera significativa
a la historia de nuestros pueblos,
necesitamos replantearnos nuestro bagaje
teórico y práctico, pero desde la vida de
nuestros propios pueblos. Es decir, una
psicología de la liberación que no es una
tarea simplemente teórica, sino primero y
fundamentalmente una tarea práctica
(Martín-Baró, 1986).
Plantea la necesidad de un nuevo horizonte,
desde y para los pueblos; una nueva
epistemología, o sea una nueva forma de
buscar el conocimiento, lo cual queda
expresado claramente cuando nos
dice:"...debemos buscar no en el presente de
opresión, sino en el mañana de libertad. La
verdad de las mayorías populares no hay
que encontrarla hay que hacerla. Ello
supone una nueva perspectiva y una nueva
práctica" (Martín-Baró, 1986). Finalmente
también nos plantea la necesidad de una
nueva praxis: "una actividad
transformadora de la realidad que nos
permita conocerla en lo que es y lo que no
es y, ello suceda en la medida en que
intentamos orientarla hacia aquello que
debe ser" (Martín-Baró, 1986, 1977).
Desde esta visión nos plantea tres tareas
urgentes:
1) La recuperación de la memoria histórica:
como un ejercicio que nos ayude a no
repetir los errores cometidos, a recuperar
raíces de identidad y a rescatar las
fortalezas desarrolladas en el pasado.
2) La desideologización de las experiencias
cotidianas, asumiendo que el conocimiento
es una construcción social y que sobre él se
va configurando un ficticio sentido común,
engañoso y alienador que moldea las vidas
concretas de los pueblos. Entonces
desideologizar será esa acción que rescata
la experiencia original de los grupos y
personas y les devuelve una conciencia de
su propia realidad verificando la validez del
conocimiento adquirido (Martín-Baró,
1986, 1990). Esta desideologización debe
realizarse, en lo posible, en un proceso de
participación crítica en la vida de los
sectores populares, lo que representa una
cierta ruptura con las formas predominantes
de investigación y análisis.
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3) Finalmente, nos incita a trabajar por la
potenciación de las virtudes de nuestros
pueblos. Haciendo referencia a El Salvador,
señala: "…rescatar su insobornable
solidaridad en el sufrimiento, su capacidad
de entrega y de sacrificios por el bien
colectivo, su tremenda fe en la capacidad
humana de transformar el mundo, su
esperanza en un mañana que violentamente
se le sigue negando." (Martín –Baró, 1986).
¿Y nosotros/as qué hemos hecho 20 años
después?
Nacho, a veinte años no tenemos las
alforjas totalmente vacías, aunque la
realidad nos inunda, nos sobrepasa a veces
y entonces nos haces falta.
Nos faltan redes sólidas de comunicación y
acción conjunta entre colegas, nos faltan
esfuerzos consistentes por teorizar lo
realizado; nos falta una vinculación efectiva
y sólida comprometida en la acción. Nos
faltan muchas, muchos y mucho.
Sin embargo, a 20 años de tu ausencia ya
podemos hablar de tu presencia infinita, de
tu innegable vida en la vida, en las prácticas
que con clara conciencia han optado de
forma preferencial por los pobres. En
nosotras/os Nacho, que estamos aquí.
Queda claro que ya hay una porción de la
psicología salvadoreña, que hoy se hace con
clara opción preferencial por los pobres,
trabajando por desentramar las redes del
poder hegemónico (patriarcal, político,
económico, social, etc.) rescatando las
potencialidades y virtudes de la gente en su
contexto.
Habemos muchos Nacho que hoy en El
Salvador, hemos construido opciones
metodológicas incluyentes, dignificantes,
participativas y de resistencia al poder.
Desde el ámbito de lo comunitario, lo
político, lo social y desde las aulas
universitarias. Nacho, tú estás vivo.
También habemos las y los que en la
soledad de la práctica clínica asentados en
tu hacer y en tu luz, hemos generado un
modelo de atención comprometido con la
contextualización de los sufrimientos en
una red social particular; las/os que desde
allí hemos mostrado una opción
inquebrantable por la justicia y la verdad,
delimitando con aplomo los límites y
alcances de la práctica clínica, cuidando de
no patologizar lo que es normal dentro de
un contexto anormal que nos aprisiona y
violenta. Las/os que reconocemos el poder
de nuestro saber y el riesgo de ejercerlo
para "el dominio de los cuerpos" (como
diría Foucault, 2001) a favor del status quo.
Nosotras/os que estando solas/os nos
sentimos acompañadas/os por una red poco
visible de trabajadores de la salud mental,
que de forma inquebrantable seguimos
forjando caminos de justicia y cultura de
paz para este pueblo harto de tanto dolor y,
al mismo tiempo, con una irrenunciable
vocación de esperanza.
Por eso estoy aquí Nacho, dando cuenta que
soy tu alumna, que te evoco, te revalúo y te
actualizo a cada paso de mi acción.
Soy tu alumna Nacho y hoy he marcado una
línea de diferencia desde tu enseñanza
cuando enseño, animando, incitando a todo
alumno cuanto he tenido por delante a
revivir tus palabras y hacerlas vida,
preguntando constantemente psicología
desde quién, para qué y para quién.
Soy tu alumna Nacho y he combinado
parámetros claros de tu enfoque psicosocial
de liberación con la clínica sistémica y con
el compromiso claro de una espiritualidad
que no es nada si no vuelve su práctica al
mero centro de la vida cotidiana y la
desenmascara con la verdad.
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Soy tu alumna Nacho y no puedo ver nada
en mí hacer si no hago una lectura clara de
interconexión indisoluble entre el
psiquismo individual, sus síntomas y el
espacio social histórico en el cual se
desarrolla.
Soy tu alumna Nacho y desmontar los
contenidos ideologizados desde el
machismo, la violencia política, el abuso
sexual y el atontamiento de la
desinformación, entre otros, ha sido mi
estandarte en mi práctica clínica. Nacho, te
lo dije, se podían juntar la psicología clínica
y la social.
Soy tu alumna Nacho y cada vez que piso
una comunidad, sí, recuerdo los dulces en
Jayaque, pero también recuerdo el
compromiso total. He rescatado las
fortalezas de la gente, he trabajado por
escuchar más y con ello construir caminos
de diversos colores de contexto nacional.
No olvido el poder desde sus diferentes
ángulos y lo ideológico de la acción. No
olvido el investigar, escribir y devolver para
construir. No olvido rescatar la memoria de
los olvidados/as por el poder. Tampoco
olvido mi propia memoria, mi propia
historia, mi dolor y mi fe.
Querido Nacho, no dudamos a 20 años de
ti, que la necesidad de afrontar la realidad
desde un pensamiento y una práctica
comprometida sigue siendo tan vigente
como cuando lo planteaste por primera vez.
A 20 años Nacho, aquí seguimos estando
presentes tus alumnos: los/as que te
escuchamos y miramos, los/as que nos
desvelamos con tus tareas, los/as que
trabajamos junto a ti y, los/as que hoy,
jóvenes benditos que no te vieron y
creyeron, hoy creen en ti. Todas/os los que
hoy creemos en que este pueblo merece su
libertad. Aquí estamos Nacho, a 20 años
somos un poco más.
Y para finalizar, cierro con las propias
palabras de Ignacio Martín-Baró,
expresadas en Guadalajara el 24 de mayo
de 1989, a 6 meses antes de su martirio:
"…yo les invito a todos ustedes, en
palabras de García Márquez (1983), a
optar por una nueva y arrasadora utopía de
la vida, donde nadie pueda decidir por
otros hasta la forma de morir, donde de
veras sea cierto el amor y sea posible la
felicidad, y donde las estirpes condenadas a
cien años de soledad tengan por fin y para
siempre una segunda oportunidad sobre la
tierra."
BIBLIOGRAFÍA.
Blanco, A. (1998). “Psicología de la liberación:
Ignacio Martín-Baró”.Madrid: Editorial Trotta.
Martí-Baró, I. (1977). “Psicología Ciencia y
Conciencia”. San Salvador: UCA Editores.
Martín-Baró, I. (1983). “Acción e Ideología:
psicología social desde Centroamérica”. San
Salvador: UCA Editores.
Martín–Baró, I. (1986). "Hacia una psicología de la
Liberación". Boletín de Psicología No.2.
Martín-Baró, I. (1989). “Sistema Grupo y Poder:
psicología social desde Centroamérica II.” San
Salvador: UCA Editores.
Martín-Baró, I. (1990). “Psicología social de la
guerra”. San Salvador: UCA Editores.
De la Corte I, L. (2001). “Memoria de un
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Baró.” Bilbao: Descléede Brouwer, S.A.
Foucault, M (2001). “Vigilar y Castigar”. México.
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Foucault, M. (1970). “La arqueología del saber”.
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subjetividad”. Argentina: El cielo por Asalto
Ediciones.
Matiarena, O. (1995). “Michael Foucault:
historiador de la subjetividad”. México: ITESM-
CEM/EL EQUILIBRISTA.
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Ponencia de estudiantes de psicología de la
UCA 2009.
Equipo de trabajo.
Escritores y colaboradores: Manuel Escalante (escritor y expositor, cuarto año)
Armando Arita (escritor, tercer año)
Beatriz Chávez P. (escritora, segundo año)
Emilia Elena Pérez (escritora, primer año)
Oscar Arnulfo Ayala (colaborador, cuarto año)
Raúl Palencia (colaborador, tercer año)
Hoy invitamos a todos y todas ustedes a que
hagamos una reflexión con miras a obtener
un El Salvador mejor, una sociedad no
perfecta pero, sí, funcional para las
mayorías. Una realidad hecha por nosotros
y nosotras dentro de la cual, si nos
equivocamos, tengamos la satisfacción de
que son nuestros errores y no los de otros.
Han pasado casi 20 años de la muerte física,
de Ignacio Martín-Baró, uno de los mejores
psicólogos del siglo XX, que ahora está más
vivo que nunca.
Están vivos sus sueños y su legado como
hombre, religioso y científico, de eso no
queda duda aunque algunos han querido
olvidarlo (una mala palabra para nosotros),
pretendiendo que profesionalmente
volvamos la mirada hacia una realidad
plagada de ilusiones materiales, en la cual
no importa pasar sobre los demás con tal de
obtener lo que queremos. Esto evade el
compromiso profesional y social dirigido al
bien común, que para el Padre Nacho,
debería ser el principal objetivo de todo
quehacer científico.
Por eso, este día, invitamos a reflexionar
sobre el compromiso histórico de las
generaciones que nacieron años después de
la partida del Padre Martín-Baró. Debemos
estar atentos a no creer en el idealismo
metodológico, como lo llamaba el padre
Nacho, el cual plantea que todo lo racional
es real y que todo lo real es racional. No
cabe en las ciencias sociales el limitar
nuestros criterios sobre los fenómenos que
estudiamos a lo que nuestros ojos ven, es
naturalizar las desigualdades y las
injusticias sociales sin cuestionarlas ni
cambiarlas.
Tal idealismo metodológico, que no nos
permite ir más allá de lo que se ve, impide
nuestra propia construcción de
conocimientos a partir de nuestra realidad
salvadoreña y nos convierte en
importadores y consumidores de modelos
teóricos que no siempre nos son útiles para
contribuir a resolver los problemas que
aquejan a los y las salvadoreños. Por eso, es
momento en que confiemos en nuestras
capacidades y empecemos a crear nuestro
conocimiento apuntando a lo que el Padre
Martín-Baró decía: que sea nuestra realidad
la que busque a los conceptos teóricos, y
que sean nuestros problemas los que
reclamen y exijan su teorización.
Realizar nuestras propias construcciones
pasa por desarrollar en nosotros mismos
una conciencia crítica del mundo, que nos
permitirá no sólo cuestionar el status-quo,
sino trabajar por su transformación en un
mundo más humanizante; es decir, esto
también pasa por cambiar el idealismo
metodológico por un idealismo crítico.
Participantes en el HomeNacho, cantan “Ni
chicha ni limoná”, canción favorita de Nacho
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Hablamos de un idealismo crítico que
permita reflexionar y entender que todo
ejercicio en cuanto acción gira en torno a
una ideología, así como rechazar la vieja
tesis de la neutralidad de las ciencias
sociales, no sólo por irreal, sino porque al
creer en ella nos volvemos cómplices con
quienes, beneficiándose de la misma,
oprimen y explotan a las mayorías de
nuestro país.
Conviene recordar, también, que
históricamente los psicólogos hemos sido
orientados por una psicología hegemónica
cuyos objetivos han sido dirigidos, sobre
todo, a mantener el status-quo, ignorando
que éstos deberían estar en función de la
liberación personal y social. Por eso, el
segundo paso que sigue al compromiso de
las nuevas generaciones, es definir nuestros
objetivos de cara a nuestro contexto
histórico actual, dejando de avalar desde la
ciencia, la ideología deshumanizante (de
discriminación y desigualdad) impuesta por
la psicología hegemónica.
De ahí que la tarea siguiente es realizar una
praxis psicológica con una ética liberadora
orientada al cambio integral, tal como decía
el padre Martín Baró, una psicología de la
liberación no sólo se limita a la rama social,
sino que se puede liberar desde cualquier
otra trinchera profesional que se elija,
(llámese clínica, educacional,
organizacional, comunitaria).
La pregunta ahora recae más en cómo
hacerlo y para eso divisamos algunos
objetivos a alcanzar y realizar en estos
nuevos tiempos.
Un primer objetivo gira en torno a la
recuperación de nuestra memoria histórica
ya que como menciona Oliver Sack ―en ella
consiste nuestras vidas, sin memoria la vida
no es, ella es nuestra coherencia, nuestra
razón, nuestros sentimiento, incluso
nuestra acción‖ Nuestro pueblo y, nosotros
mismos como resultado histórico no
podremos avanzar a estadios mejores si
nuestras historia es enterrada y olvidada;
negarla es negar lo que como salvadoreños
y salvadoreñas somos, y en eso, como
psicólogos, podemos jugar una papel
importante.
Hay que potenciar la vida, construir una
nueva historia más justa y digna haciendo
memoria histórica, aprendemos de nuestros
errores para ya no cometerlos, ese es el fin
práctico del ejercicio. Comprender que la
injusticia, la discriminación y la violencia
son formas de vida que socialmente han
sido avaladas y como resultado han dado el
derramamiento de sangre y la lucha,
situaciones que en algunos casos pudo ser
evitada pero que al mismo poder no le
importó en lo mínimo. Construir una
sociedad en la que se exalte más la
cooperación y no la competencia, la
flexibilidad de pensamiento sobre la
rigidez, el dialogo sobre la violencia para la
resolución de conflictos, y la equidad frente
a la desigualdad darían paso a unos nuevos
ciudadanos salvadoreños.
Estar conscientes de nuestro papel histórico
en una sociedad que pide a gritos nuestro
accionar, un sociedad basada en una
ideología de consumismo, que aprueba un
estilo de vida que dice ―si no tienes, no
eres‖. Debemos entender, y cada quien
tendrá su tiempo para hacerlo, que la
psicología no debería ser una forma más de
lucrarse, de abordar el ascensor social. Urge
un cambio de modo que nuestro quehacer
no sólo esté en función de nuestros
intereses personales, sino también ponerlo
al servicio de los demás, contribuyendo a
transformar la realidad de vida
deshumanizante.
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Entendiendo nuestro papel en una sociedad
como la nuestra en la cual hay mucho
trabajo por hacer, debemos evitar los
reduccionismos científicos, conviene
visualizar los problemas desde una
perspectiva interdisciplinaria, enfocándolos
desde diferente ángulos de mira, con un
enfoque no sólo psicosocial, sino
haciéndonos acompañar del aporte de otras
ciencias, a fin de que nuestro aporte sea
más objetivo y efectivo. Si logramos esto
superaremos esa atrofia que la psicología
hegemónica nos ha impuesto, atrofia
encaminada a reducir la percepción de los
académicos a lo que al sistema e intereses
dominantes les conviene sea percibido.
Lo primero es desideologizarnos nosotros,
quitarnos todas aquellas cadenas culturales,
sociales e individuales que no nos permiten
asumir nuestro verdadero rol, el cual pasa
por contribuir a desenmascarar los aparatos
ideológicos del estado (tales como los
medios de difusión social, algunas iglesias,
el sistema educativo, entre otros), para
luego ayudar a nuestros hermanos y
hermanas a desarrollar conciencia crítica
que les conduzca a ser sujetos de su propio
proceso de liberación, ya que como decía el
padre Nacho la cultura, la iglesia y las
estructuras económicas antes de ser reflejo
de un contrato social o una elaboración
simbólica e intelectual, suelen ser medios
de dominación y de la imposición objetiva
de los intereses particulares del sector
dominante, produciendo pues en la
colectividad una falsa conciencia que
perpetúa y justifica el orden establecido.
Pero desideologizar es solo la primera
piedra para empezar a generar el cambio.
Queremos insistir en que como psicólogos y
psicólogas debemos dejar de ser un grupo
pasivo y desorganizado, y tomar conciencia
de nuestro papel decisivo en cada proceso
social. Dejar de ser apáticos y tomar un rol
más activo. Estamos conscientes que la
denuncia es sólo el primer paso, pero ya no
debemos conformarnos únicamente con
criticar y hablar, siendo revolucionarios de
café, debemos dar paso siguiente que
actuar, ese es el gran desafío.
Si en este momento están analizando
nuestro discurso, y divisan muchos sueños
y se dan el lujo de criticarnos por ser
soñadores, pues créannos que eso somos,
hemos aprendido que la magia del creer y
soñar no puede perderse pues la vida está
llena de sueños que se trasformaron en
realidades. Ahora bien, el acto de soñar es
sólo el primer paso, Nuestro momento
histórico todavía se está maquinando pero
desde ya déjennos decirles y hablo con toda
la autoridad que mis compañeros y
compañeras me han delegado, somos una
generación comprometida, somos jóvenes
nietos de la guerra, comprometidos con un
solo objetivo, buscar día con día a través de
nuestro ejercicio profesional un El Salvador
mejor para todos y todas. Estamos
conscientes, que el reto es grande; pero,
nuestra inteligencia y capacidad sobrepasa
la grandeza de dicho reto.
Si eres profesional de la psicología puedes ser parte
de PSICOLEGAS, ingresando a:
http://espanol.groups.yahoo.com/group/psicolegas/
Debes tener una cuenta de yahoo y entrar con esa
información.
La utopía es una llama siempre encendida. PSICOLEGAS
en el evento ―HomeNacho‖ del martes 3 de noviembre de 2009 en el Auditurium Ignacio Ellacuría de la UCA.
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NNOOSSTTAALLGGIIAA QQUUEE SSEE
CCOONNVVIIEERRTTEE EENN DDEESSAAFFÍÍOO
Por: Rocío Fuentes
En celebración de la vida del P. Ignacio
Martín-Baró, quien cumpliría 68 años el
próximo 7 de noviembre, se llevó a cabo un
acto cultural-testimonial, organizado por el
Departamento de Psicología y
PSICOLEGAS, un grupo de profesionales
de la psicología unidos por las ideas y
pensamiento de Baró. La actividad se
realizó el martes 3 de noviembre en el
Auditorio ―Ignacio Ellacuría‖.
Para iniciar con el homenaje, el P. José
María Tojeira, rector de la Universidad,
comentó un poco sobre su experiencia junto
a ―Nacho‖ —como cariñosamente llamaban
amigos y conocidos a Martín-Baró—. Para
el Rector, ―Nacho nos deja una sensación
de vacío mayor por la brillantez que él
tenía. Hoy en día, hay bastante gente que ha
seguido transmitiendo los ideales de Nacho.
Por eso, no nos fijemos tanto en el vacío,
fijémonos más en el desafío‖.
Por su parte, César Mejía, de
PSICOLEGAS, habló sobre la importancia
de rendirle homenaje y recordar a personas
que, como Martín-Baró, cambiaron el
rumbo de la historia con su entrega, trabajo
y ejemplo para futuros profesionales. ―En
este evento buscamos ofrecer una
oportunidad para fortalecer el compromiso
de seguir trabajando para la liberación de la
psicología‖, dijo Mejía.
Luego de las palabras de apertura, se
proyectó una presentación fotográfica y
textual sobre diversos aspectos de la vida
del psicólogo y mártir jesuita, como su
afición por la guitarra, su vivencia como
párroco en el municipio de Jayaque y su
experiencia como catedrático y fundador
del Instituto Universitario de Opinión
Pública (IUDOP) de la UCA. Como
complemento de esta reseña multimedia,
varias personas que lo conocieron en
diversos momentos de su vida dieron
testimonio. Uno de ellos, José Hugo
Granadino, amigo cercano de Martín-Baró,
interpretó Nacho, pieza musical de su
autoría.
Uno de los momentos más especiales de la
jornada fue cuando la voz ronca y serena de
Martín-Baró se escuchó a través de los
parlantes del auditorio: era la grabación de
una clase que el sacerdote impartió en
México. Escuchar su voz y su mensaje
provocó que varios de los asistentes,
emocionados, se pusieran de pie al finalizar
la pista.
Con este homenaje se inauguró la serie de
actividades que se llevan a cabo en la
celebración del XX aniversario de los
mártires de la UCA.
(Tomado de: http://www.uca.edu.sv/web_martires en
el XX Aniversario de los Mártires de la UCA, Nota
publicada 05/11/2009)
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