Post on 10-Aug-2015
Propuestas de intervención con niños con TDHA
Tienen dificultad para controlar sus impulsos. No todos los niños tienen las mismas
conductas. Rasgos comunes: Dificultades de atención,
impulsividad e hiperactividad
Un diagnóstico temprano. Una educación coherente por parte de la
familia. La transmisión de valores positivos y
estabilidad familiar. El conocimiento por parte de los maestros y
la adaptación de las actividades educativas. La colaboración entre la familia y la escuela.
Existen varios factores que ayudan a una buena
evolución del trastorno
• Conocer e informarse del trastorno • Buscar apoyo de otros docentes y
especialistas • Comunicación con el hogar • Emplear estrategias de enseñanza
creativas, interactivas e interesantes • Hablar de manera individual con el niño • Sentarle en un lugar adecuado • Plantear actividades flexibles
Los docentes pueden hace mucho desde la escuela:
Trabajar mucho a partir de juego Afirmar normas y darle órdenes simples y
breves: Estar siempre dialogando y reflexionando sobre cada acontecimiento positivo o negativo que suceda. Tener las normas escritas y colocadas en un lugar visible.
No permitir que deje las cosas a medio hacer. No se le puede exigir todo a la vez. Se debe
descomponer la conducta a modificar en pequeños pasos y reforzar cada uno de ellos.
Darle ánimos continuamente y premiar las
conductas positivas (haber atendido, contestar sin equivocarse…). Estas conductas pueden ser reforzadas mediante privilegios de clase (borrar la pizarra, repartir el material, hacer recados, lo que además le permite moverse que es lo que necesita) o mediante comentarios positivos en público, notas para casa destacando aspectos positivos, una felicitación de la clase etc.
En la escuela, la falta de atención que, en ocasiones,
muestran en tareas que requieren un esfuerzo suele interpretarse como pereza y
además podemos encontrarnos que a veces, estos niños son
capaces de estar en el aula sin mostrar ni uno de los síntomas
del TDAH cuando,
por ejemplo se encuentran con una situación nueva, cuando existe mucho control, o ante actividades muy interesantes
(tipo videojuegos), lo que hace que en muchas ocasiones, los
educadores piensen que el comportamiento anómalo es
voluntario, “que para lo que le interesa sí que se fija” y esto
complica aún más el problema
Ejercicios de control viso-motor y atencional.
Les decimos que deben inspirar muy
lentamente e ir dejando que entre el aire por sus pulmones y abdomen (respiración diafragmática). Éste último se va a ir convirtiendo en un globo que se va hinchando a un ritmo lento, después les pedimos que vayan dejando escapar el aire y sintiendo cómo el globo se va desinflando poco a poco hasta quedar vacío.
El Globo
(relajación muscular progresiva). Tumbados
boca abajo, les decimos que son una tortuga que va a ir escondiendo su cabeza y replegando sus patas, hasta que sólo se vea el caparazón. El niño/a debe haber encogido y tensado los músculos de los brazos, piernas y cuello. A continuación sale el sol y el animal vuelve a asomar muy despacio su cabeza, al tiempo que va estirando las extremidades, dejándolas distendidas y relajadas.
La tortuga que se esconde
El adulto y el pequeño/a van a competir en
una carrera, como si fueran caracoles. Pero como es una prueba muy especial, el ganador es el que llega el último, de manera que irán avanzando a cámara lenta, ejercitándose en movimientos sumamente lentos y en el autocontrol de la impulsividad. Paradójicamente en esta ocasión aprenderá que la recompensa llega cuando uno es capaz de enlentecer sus movimientos y ser consciente de los músculos que hay que tensar en cada tramo.
Carrera de caracoles