Post on 26-Jan-2017
LA MUERTE Y OTROS MITOS
La escasa lectura y escritura de las nuevas generaciones es una crítica constate de muchos
docentes, padres y teóricos, argumentan esta falta casi siempre responsabilizando las
nuevas tecnologías, no obstante es justo desde el cine, la música, la fotografía y otros
formatos audiovisuales que se generó la motivación dentro del proceso de producción
textual de estudiantes de bachillerato.
Los relatos, fotografías, dibujos y obras teatrales construidos, están orientados dentro del
tema de los mitos, en tanto manifestación colectiva del inconsciente que se materializan en
ritos, y se convierten en portavoz de la cultura, del sistema de tradiciones y costumbres de
la sociedad. De esta manera surgen seis categorías, seis ciudades, que nacen en algunos
textos de tradición literaria. Al iniciar cada clase se destina un momento para dichos fines,
se rastrean algunos contextos (videos musicales, películas, canciones, comics,
cortometrajes) donde están puestas las temáticas.
LA CIUDAD Y LOS DÉMONESLas almas vienen y van
Las almas vienen y van, en línea recta, en espiral, suben, bajan, se fusionan, se separan.
Las almas vienen y van, cargadas de angustia, tranquilidad, temor, certidumbre, pesares,
alegrías, desesperanza, esperanza.
Las almas vienen y van, en un continuo girar, negras, rojas, blancas, matizadas,
contrastadas.
Se detienen, continúan, se esconden, se revelan, un tanto angelicales, un tanto demoniacas,
las almas vienen y van.
Elizabeth
Cenaida Tabares Otalvaro - 18 años
EL BRAZALETE DEL DIABLO
Aquella noche fría y lluviosa, ocurrió en la vereda La Madera un hecho no creíble, un
joven se encontraba en una fiesta que hicieron sus amigos, agotado de bailar salió a
respirar fuera, se llevó una sorpresa, vio un cofre que contenía una pulsera de oro, la
tomo y se la puso, de inmediato sintió un palpito en el corazón, sintió miedo y furia.
Ensillo el caballo y bajo al pueblo, compró un arma de fuego, regresó a la fiesta injurió y
maldijo a los que llamaba sus amigos, empuño el arma con la mano donde tenía el
brazalete y se dio un disparo en la cabeza, uno de los espectadores reconoció el brazalete
y recordó una vieja historia contada por sus abuelos, acerca del brazalete poseído por el
diablo, decían que todo aquel que lo usa se suicida sin vacilar, comprobaron ese día que
era más que realidad.
Damir Soel Arboleda
13 años
Damir Soel Arboleda García -14 años
LA CIUDAD DE LOS CONDENADOS
El Juicio
En la sala se siente verdadera tensión y ansiedad, tantas preguntas sobrevuelan la cabeza,
pero nadie se atreve a mencionar palabra, se acerca el acto solemne. Revestido de negro y
con su singular martillo, el juez es el último en entrar al recinto, ante su presencia, el
público se pone en pie y el custodio dirigiéndose a la audiencia, puntualiza acerca de las
privaciones, no reírse, no aplaudir, no hablar, sin que el juez así lo autorice, parece más
bien un verdugo a punto de matar que un policía guardián.
La ansiedad lentamente se convierte en temor, el silencio es sepulcral, tras unos segundos
empieza la descripción de la atrocidad que los convoca. El fiscal empieza su intervención,
asegurando que es imposible que dos personas a su edad y con sus características se
suiciden, una pareja con una economía estable, sin hijos, con más de 40 años de
matrimonio.
El día de la visita todo encajaba a la perfección, la puerta no había sido forzada, y en la
mesa dos vasos con agua a medio llenar, eran creyentes y tenían buenas relaciones con la
comunidad, por tanto el veneno que les produjo la muerte tuvo que venir del indiciado.
Cómo no ser él, cuando procede de la más absoluta pobreza, fue la pareja la que le dio de
comer, vistió y costeó los estudios que lo convirtieron en un abogado prestante; la
herencia claramente quedaría a su nombre, él tuvo que matarlos, su señoría.
Casi de inmediato el juez da por terminada la diligencia encontrando el sentenciado
culpable, era como si desde el inicio estuviera previsto el final.
Elizabeth
Laura Duque Cardona – 13 años
Después de la muerte
Dos horas después de un accidente, sentí que mi alma salía de mi cuerpo, se dirigía hacia
un túnel de color negro, me causaba miedo y escalofrío.
En la mitad del túnel apareció un joven con una corona en su cabeza, era resplandeciente
alguien que jamás había visto e imaginado pero por lo que habían mencionado en la tierra
supuse que era un ángel.
Él se acerco y con una voz suave dijo que lo siguiera, asombrada con tanta belleza no
reparé el resto del camino. Al final del túnel había una puerta grande que estaba dividida
en tres, la parte del lado derecho era de oro, la de la mitad de bronce y la del lado
izquierdo de hierro oxidado.
Antes de pasar por una de las tres puertas el ángel me llevo a una habitación donde
habían varias almas y un señor sentado en una silla mirando un libro en el cual estaba
escrita la vida de cada uno de los que estaban en esta habitación.
Cuando seguía mi turno vio en el libro que la mitad de mi vida había sido buena y la otra
mala, el ángel me saco de allí, llevándome por la puerta de oro, al abrirla salió una luz
resplandeciente, al principio no veía nada, luego todo aclaró, este lugar era hermoso,
blanco, ordenado, con decoraciones valiosas, con muy pocas almas, Dios estaba allí por
lo que pude darme cuenta que estaba en el cielo, él miró el libro de mi vida y dijo que
había hecho varias cosas buenas pero este no era mi lugar.
Al salir de allí estaba nerviosa y preocupada, acompañada de ángel entré por el ala de la
puerta correspondiente al hierro oxidado y al abrirla me asuste al ver el fuego que salía de
allí, muchas almas desesperadas pedían ayuda, el miedo se adueñó de mí, estaba presente
satanás por lo que pude deducir que era el infierno, al ángel entregarle el libro satanás se
rio a carcajadas y dijo que yo tampoco correspondía a este lugar, me tranquilicé.
Continúe el camino, estaba confundida porque no sabía a dónde pertenecía, el ángel
ordenó que entrara por la puerta de bronce, no era el mejor lugar pero tampoco el peor,
aquí habitaban varias almas con diferentes estados de ánimo, nuevamente el ángel entregó
mi libro a un señor que vigilaba este lugar, él lo revisó y dijo que debía quedarme,
puesto que mis acciones en la tierra no se podían catalogar totalmente buenas o malas, el
ángel desapareció, entendí que mi lugar era el purgatorio y que todo lo que se hace en
vida se cobra en muerte.
Claudia Milena Álvarez
16 años
Laura Duque Cardona – 13 años
LA CIUDAD DE LOS MUERTOS
A la muerte de un amigo
Era medio día, estaba como siempre en clase, nada alteró el normal curso del día, no
sentía tristeza, tampoco ningún dolor corporal, reía, deliberadamente con los estudiantes
de séptimo grado, por más que me esforzará, no lograban ver el lado oscuro de las
cruzadas, por lo menos no desde la óptica católica, los musulmanes seguían siendo los
crueles y despiadados. Ninguna señal sobre natural, ni presentimiento anunció su muerte.
Olvidé silenciar el celular por lo que sentí vergüenza con los estudiantes cuando sonó
ruidosamente la canción del tri “todo me sale mal”, anunciando una llamada no de mucho
interés para mí, mi hermana, después de interrumpir la clase, que más daba contestar, no
podría calcular el tiempo que duro la corta conversación, pero creo que no ascendió a un
minuto, no respondí nada, solo escuche, colgué y salí llorando del salón.
Una hora más tarde me encontré haciendo maletas para el funeral, el viaje a Bogotá seria
largo, pero eso me preocupaba muy poco, estaba afanada con los preparativos, pero no
tanto como para no tomar un café y fumar un cigarrillo, cogí las gafas de sol, y me dirigí
al parque, halle debajo de las sombrillas azules, contiguas a la iglesia, el lugar para
recordar, pensé con lujo de detalles en el día que lo conocí, las cartas que semana tras
semana recibí con la mayor alegría que cabe en el corazón, su voz en la cinta del cassete,
enviado un septiembre con motivo de amor y amistad, recordé la cabaña de San Gil y a él
con guitarra en mano entonando una vieja canción de Bárbara y Dick. No podía
comprender como un accidente lo rebataba de este mundo, pero más aún, no entendía por
qué permití que el tiempo y la distancia nos alejaran de tal modo, a medida que mi cuerpo
perdía sus fuerzas, la culpa acrecentaba.
Recordé la manilla azul que me regalo varios años atrás, me pareció un símbolo, recorrí
en mi mente los espacios de mi casa donde podría encontrar un recuerdo suyo y lloré
lamentando su ausencia, no su muerte.
Apague el tercer o cuarto cigarrillo, con un gran esfuerzo me puse en pie, tome las
maletas en silencio, un carro, luego otro, por fin en la parada del bus, tenía que tomar el
carro de las 8:0 p.m. sin embargo llegue como una hora antes, temía que no lo alcanzará,
además no habría otro lugar donde quisiera estar, la espera fue eterna, sentada en una
cafetería, casi inmóvil, por un momento creí tener la mente en blanco.
Finalmente el bus llegó, tome el primer asiento, la cabeza me dolía muy fuerte, dentro del
bolso encontré una píldora, la pase con agua, me acomode como mejor pude en la silla,
pocos minutos después estaba dormida.
Sentí una tonada del Tri entre sueños, comprendí que era el celular, una llamada, era casi
media noche, nuevamente mi hermana, esta vez para desmentir la noticia de la llamada
del medio día.
Elizabeth
Juan José Gómez Mejía – 16 años
LA VIDA DE LA MUERTE
Estaba frente al espejo, mirándome con necesidad impetuosa, extraño, no acostumbraba
hacerlo, menos antes de acostarme, pero aun así no podía parar, esto me llenaba de
satisfacción, quede así por unos minutos, de repente sentí un frio aterrador que estremeció
mi cuerpo, y una voz de ultratumba decía que ya era mi hora, no estaba asustada, sentía
más serenidad que nunca, no entendía por qué seguía mirándome, ya era hora de
abandonar este mundo, dejé mi mente en silencio por algunos instantes, entonces fue
cuando comprendí que aquel espejo representaba mi muerte y todo lo que sucedía detrás de
ese frio vidrio era mi mundo, un mundo vacío y lleno de penumbras, descubrí lo ausente
que estaba y que sin saberlo ya había muerto en vida.
Laura Duque Cardona
13 años
Juan José Gómez Mejía – 16 años
LA CIUDAD DE LOS SUEÑOS
Trasegares
Un hombre y una mujer de gran estatura y cuerpos cansados, caminaban por caminos
empedrados con olor a montaña.
Un hombre y una mujer de mediana estatura y cuerpos vigorosos,
Caminaban sobre los escombros de una calle con olor a muerte.
Un hombre y una mujer de pequeña estatura y cuerpos ligeros,
Correteaban por calles de colores con olor a golosina.
Hombres y mujeres de grande, mediana y pequeña estatura perseguían un sueño, el sueño
de su vida.
Elizabeth
Noche Inesperada
Estaba solo en mi cuarto, era una noche oscura y lluviosa, de pronto una ventana de
madera que estaba justo en la mitad de la pared de mi cuarto se abrió, a lo lejos una voz
repetía lentamente mi nombre, me pare de la cama muy cautelosamente, tome la linterna y
camine hacia el exterior de la casa, no tenía otra opción cada que intentaba dormir, la voz
se hacía más y más fuerte, la manga estaba mojada y escarchada, con miedo pero
decididamente recorrí los alrededores y no encontré nada, regresé a la cama, cuando
intenté conciliar el sueño, sentí algo muy frio que paso por mis pies, vi una sombra, era la
voz que me llamaba, el miedo me agobió, de la voz empezó a emanar una canción de cuna,
me arrullo y durmió lentamente, cuando desperté aun asuntado comprendí que todo había
sido un sueño.
Hernan David Duque Cardona - 14 años
David Duque Cardona - 15 años
LA CIUDAD DE LOS RECUERDOS
El abuelo
No puedo negar que recordar produce en mí cierto placer, quizá ésta sea la causa de la
frustración frente a nuestra corta relación, tengo pocos recuerdos que me conectan con él,
imagino de manera vaga su rostro, piel trigueña, ojos negros, cabello oscuro, la sombra de
su barba desordenada, aunque respecto a este último detalle no estoy muy segura, no sé si
es del todo real o producto de mi imaginación.
Los extensos relatos de mi madre, me producen una ansiedad por recordar, casi
incontrolable, sus mencionadas habilidades para la música, composición y el tango, lo
hacen a mi vista un personaje interesante, siento impotencia de no poderlo recordar con
guitarra en mano, o bailando del brazo de la abuela.
En cambio recuerdo aquel día, lo vi ahí, acostado sin poderse mover, la cama parecía una
camilla de hospital, pero mucho más alta, tendida con sabanas totalmente blancas, su
mano suspendida en el aire temblaba, llevaba conmigo unas galletas sultanas que mi
madre compró para regalarle, eran sus favoritas, al acercarme al lecho, me miró y sonrió
con desgano, sentí miedo, me retire sobresaltada sin entregarle las galletas, fue la última
vez que lo vi, la única que recuerdo , ese mismo día, o al día siguiente mi abuelo murió.
Yesica Idarraga
Laura Duque Cardona
David Duque Cardona
TÚ ME RECUERDAS…
Tú me recuerdas la noche fría en la que te besaba
Tú me recuerdas el otoño en el que te pensaba
Tú me recuerdas los arboles de los bellos paisajes
Tú me recuerdas las flores que crecían en el alma
Tú me recuerdas el aire que jugaba con mi cuerpo
Tú me recuerdas al sol que cubría mi piel cada mañana
Tú me recuerdas el poema que hablaba del fuego
Tú me recuerdas la primavera roja que arde en mi pecho.
Yesica Milena Idarraga. 15 años
Verónica Gómez 14 años
CONTENER
Por el desfiladero
Por el interminable desfiladero van uno a uno, conducidos a la nada, aunque en sus
enmarañadas mentes creen saberlo todo, recorren caminos manchados de sangre de hace
no mucho tiempo, que recuerdan a algunos las innumerables carnicerías humanas, otros
tal vez se extasíen con el olor de las montañas, el pasto verde, el bosque espeso que da
inicio al camino veredal y al final del túnel la luz, el sol todavía con rallos muy débiles
pero sin duda ilumina el valle, aquel que tiene el poder de enmantar la mente y hacer creer
que estamos dentro de un paisaje retratado por el pincel del mejor de todos. Caminan
como borregos al matadero, hombres y mujeres, con sus trajes azulados con algunos visos
escandalosos verdes, unos tantos sonrientes, otros con dolor y agitación en el rostro,
reflejan el cansancio del peso del día, no porque este por terminar sino porque aunque
apenas empieza, despertaron mucho antes del amanecer para cumplir con sus quehaceres:
alimentar el ganado, ordeñar y cambiar las reses de potreros.
Frente el sonido represor del timbre se agota lentamente las risas y las charlas y empieza a
reinar el silencio, todos están sentados para empezar a soñar con un mundo mejor o para
morir con sus sueños.
Laura Duque Cardona
David Duque Cardona
CONTENIDO MÁS CONTENIDO IGUAL A UNIVERSO INCONTENIBLE
Silbaba, silbaba, silbaba, la cúspide quebrantada en un ánimo insólito y además inexistente, todo se contiene en un elemento y nada en todo.
Termino implacable en una anomalía del espacio tiempo segmentada en pedazos dispersos por todo el universo, pero el universo no está contenido para ser expresivo.
Olvidaba que el mundo contenía algo de mí mismo, pero recordaba que de nada servía.
Adjuntaba un poco de eso que contiene una pequeña parte del universo, pero la consecuencia a tomarlo requiere quitarlo y ese requerimiento resulta abrumador, sonrojoso e irresistible, pero ¿Tendré la capacidad de alterar las leyes incompletas del universo? La pregunta suele resultar algo fascinante porque no la entiendo.
Una dimensión se fusiona con otra dando paso a la dimensión más otra pero ¿Cómo se puede fusionar dos dimensiones? La respuesta es universo porque en este se contienen todas las dimensiones y estas contienen todo hábito de existencia requerida para la contención de la misma.
Generamos vida para que contenga otra, pero ¿Cómo una vida contiene a otra? La física invertida se distribuye por medio de los átomos, pero ni exactamente somos atómicos, simplemente un espíritu armado en el universo.
Quebrantamos el universo haciendo que parezca grosero, pero el grosero es el que piensa esto ¿Tu eres grosero? En determinación y clasificación todos somos groseros.
Miro las nubes, contienen agua pero ¿Por qué el agua está arriba como si se burlara de la gravedad y la gravedad sin más ni quién se queda en el centro tan presumida y holgazana? No sé qué decir, tal vez mi cerebro contiene lo suficiente para contener una porción del incontenible universo.
Juan José G15años
Cristian David López - 16 años