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SALVADOREÑO
Antología esmeradamente seleccionada
de los mejores poetas de la pública del Salvador
POR
$Solxr«LClo;r H,. Eraíjo
BARCELONACASA EDITORIAL MAUCCI
Gran medalla de oro en las Exposi' iones de Viena de [903, Madrid 1907,
Budapest 1907 y gran premio en la de Bu 1910
Callo tic Mallorca, nú 111. ltiti
Beños Aires, Maucci Hermanos, Sarmiento, 1057 ;il 10G5
ES PROPIEDAD DE ESTA CASA EDITORIAL
DOS PALABRAS
Rico es el venero intelectual de la gaya ciencia
en El Salvador. Su literatura perpetuamente exu-
berante y rica, llena de luz, de vida y de color,
en que las audacias de la más brillante fantasía
y las galas de la más viva imaginación de sus
poetas, ha volado siempre con la fiebre del es-
tro, con una inspiración tan poderosa, que se
ha remontado y se remonta como los cóndores
por el infinito azul de los cielos.
El oro de nuestra poesía, vigorosa y vibrante,
tiene el perfume de lo eterno y fulge como un
diamante con resplandores imperecederos, a ma-
nera de las Vestales que llevaban perennemente
en sus manos el fuego sagrado.
La poesía de El Salvador, que lleva el sello
imborrable de la belleza, se ha conquistado un
puesto de honor, entre las naciones más cultas
SALVADOR I. I
de America, ocupando alto rango entre los tesoros
rítmicos de la lengua castellana.
Las huellas luminosas de nuestros antepasados,,
han sido brillantemente seguidas por las gene-
raciones que hoy ilustran las letras nacionales.
La fertilidad y amplitud de estos bellos talentos
poéticos, se han manifestado brillantemente en
todos los géneros de la poesía con tal perfec-
ción, que ha nierecido los elogios de los más
eminentes críticos del orbe.
Este libro, efcj a modo de un palacio encantado
donde el visitante va de sorpresa en sorpresa,
admirando los prodigios de arte, o algo así como
un gran museo, el del Vaticano, por ejemplo,
donde el artista va de belleza en belleza, ya
encontrándose con los frescos de Rafael, ya con
las esculturas de Miguel Ángel, o ya con los
admirables retratos de Velázquez; conjunto gran-
dioso de la obra perfecta del artista.
Esta antología se compone de dos partes, la
primera contiene los poetas antiguos, o sean los
primeros cultivadores de ]a poesía en El Salva-
dor, a los ,que pudiéramos llamar nuestros clá-
sicos, y la .segunda, la de las nuevas genera-
ciones, encauzadas en las corrientes modernistas.
Estas poesías elevarán los corazones a lo su-
blime \ ¡aran sedi aritos de idealismo, con
PARNASO SALVADOREÑO
el deseo de saborear más lo bello, tal como el
que pone sobre Jos labios una gota de néctar.
Este libro, pues, en el que campean nuestros
ilustres porta-liras ya consagrados por la fama,
es el exponente más alto de nuestra capacidad
y cultura literaria, y, desde luego, será recibido
con el aplauso y la veneración de los grandes
espíritus que gustan de la buena literatura.
Salvador L. Erazo
San Salvador.
PRIMERA PARTE
Francisco Gavidia
KICAB EL GRANDE
La unión hace la fuerza
Antigua sentencia.
En tiempo de Kicab (Kicab el Grande
de la Cronografía)
la autocracia en el Istmo se extendía
alrededor del Ande,
desde el Usumacinta a los azules
grandes lagos de Oriente,
su imperio era formado
por multilingüe gente.
Pero el Rey se moría.
En su estera de tules
se extinguía KLcab, cuando la sexta
visita a sus dominios
hacía, y reclinaba su alba testa
sobre algodones blancos, como arminios.
Estaba en el alcázar-fortaleza
del Ocelot (o el tigre). Circundábanle
príncipes, hierofantes, capitanes,
Id sai VADOR I . ER VZ( I
gentes de la realeza,
y SU naliual, que era un quetzal crinado,
verde, oro y escarlata,
de loa Cuchumatanes.
El Hades, como al Rey, también lo mala.
Rígido, enfermo y seco,
cotoníes con bálsamo lo ciñen,
bálsamo que le enviara de presente
su amigo, el soberano
del país Cuscatleco,
quo es su aliado y su hermano.
Purifica el ambiente
aroma de tabaco copantleco.
A comandar ejércitos su manofuerte, avezada; a conservar tesoros,
—
su silueta de cóndor y de anciano,
—
sagitario en la pugna
y andarín en La pampa,
—
resalta en el frondaje y policromas
flores de la chinampa:
le rodean bandadas de palomas,
redes de colibríes y de loros,
en que hay dulces pinzones oropéndola,
>n, golondrina o rondiuela,
y .el de nombres sonoros
ruiseñor, acdón o filomela,
o «zenzontle», o lueinia,
o rosiñol, o naLtingal canoros.
Dábanle allí conciertos
tañedores de ílautas y de acordes
syringas y maderos,
y violoncelos monocordes
y címbalos guerreros.
Un gran Synodo asiste a! soberano
y opta por ver al rey la liora postrera.
Admitido ante el Rey, en la explanada
peroró el más .un uno,
que COndUCe a Cien pueblo; como greyes,
• I Ahaus-Apop, Señor de Cuba,
Guardad;
jefe de una '_m.hi casa, Rey de Reyes,
PARN '
que dice el Popol-Vuh:
—¡Apop! ¡A favo!
Del gran Votan, Quetzalcohuatl y Zamnnaa!Escucha a Comizáh, tu último esclavo!
El gran Synodo espera
que escucharéis su voz la hora postrera.
Tus legiones de bravos
conquistaron a Chuva,
Xielahú, Xacabá, Chuvi-Megena,
y fueron sus señores como esclavos;
venciste a Zaculeu,
a los Mams y a los nobles Kachiqueles,
y tus duras saetas
traspasaron los miembros maniatados
de fieros enemigos,
al tronco de los árboles atados;
por quien' los bosques viéronse poblados;
de tu valor y tu poder testigos!
las murallas famosas
de la fuerte Utatlán son obra tuya;
las minas ahondaste
y colinas rocosas;
los montes de sus pinos despojaste,
los cauces de la ro^a viva suya.
Poblaste de vigías las fronteras;
formaste tus rebaños de leones,
y las selvas poblaste y espesuras,
y cosa tuya fué sembrar las eras
de maíz; y en mi! sabias posiciones
coronar las alturas
de fortificaciones,
puesto que el hado ingrato
hoy del Hades te llama al centro frío,
que tu última palabra con su aliento
conjuré ese hado impío:
ella será para el Quiche lloroso
credo, oráculo y voto y testamento.
¿Cómo conservaremos el legado,
y en haz el sacro imperio
de tanta monarquía y principado,
ducado, marquesado, landgravato,
SAI VADOR i . i
en la marca, en el monte y en el río;
condado, burgravato y margravato,
baronía feudal o señorío?
porque todos, con todo,
gimen, lloran y dicen con misterio,
que sólo tú que hiciste el gran imperio
sabes cómo guardarlo y de qué modo.
Mas crece la ambición con la grandeza;
tal es ¡oh Rey! la sombra o el anverso
de la humana flaqueza.
SóLo al gran Gucumatz le es concedido
no ambicionar ya cosa, y le contenta,
pues tiene el Universo,
lo que será, lo que es y lo que ha sido.
Hoy el jefe de cada fortaleza,
no quiere mano ser, sino cabeza.
La plebe que en la guerra se ha ilustrado
aspira a ser nobleza.
Iximché, la ciudad que era un aliado
ya os capital y reino independiente;
quiere ser jefe el capitán valiente:
capitán el soldado.
todos tiemblan, Con todo;
gimen, lloran y dicen con misterio
que sólo tú que hiciste el grande imperio
sabes icómo guardarlo y de qué modo.
Calló; y con la ironía que revela
lo que tiene de maya el soberano,
(lija (y tendió la poderosa mano):
—Ahaus, trae esa stella.
Del alcázar de bloques
ciclópeos, que en un monte se endereza,
en la áspera pendiente de granibo
que hace frente a la ruda flortaleza,
mírase un monolito.
Para que oomneinore la visita
de] aracianio Kicab al Ocelote,
un escuadrón d<- artistas que ejercita
un maestro famoso y avezado,
a la vez escultor y sacerdote,
tnó largjos día- por hacerlo.
PARNASO SALVADORnÑO
La (obra se ha terminado.
Mas Jo que manda el Rey les ha asombrado.
n<o es posible moverlo.
Dias ha que él estudia el modo y forma
ao|n la grúa, palanca y cabrestante,
de subirlo a la ruda plataforma.
Qonsagra el monopolio al Rey glorioso.
Es él un monumento tan grandioso
oomo Ja roca Petayab,—cortada,
dice el pueblo,—de un tajo de su espada,
frente al mar tempestuoso.
o como la que ostenta
la ciudad de Colché, que fué otro ensayo
de los filos de su hacha que es el rayo.
Tres veces el grande Helios,
Quezalcoatl, circunvaló la esfera,
y otras tantas había
faena vocinglera
recomenzado en torno
del bloque de granito. Todo en vano,
el primero, el segundo y tercer día.
Atónito del Rey en la presencia,
el Ahans-Apop, señor de Cuha,
contemplaba al anciano,
y alchacó sus palabras a demencia.
¡ Haicer lo que los cables y la grúa
no podrían, y el recio cabrestante!
El silericio reinó por un instante.
De nuevo con la sorna que revela
lo que tiene de maya el soberano,
dijo (y tendió la poderosa mano):
—Ahaus, trae la stella.
Obedelció el magnate, silencioso,
grave, maquinalmente,
más que todo, por hábito, indolente,
cual si fuese imposible
resistir a la voz irresistible
dell anciano glorioso.
Quiso atear el granito, mas en vano,
el. Ahaus; dejóle el tiempo ingrato,
el dorso sin acción, yerta la mano.
SALVADOR l. i
De Kifeab al mandato
Los grandes del imperio descendieron
lientos, graves, solemnes, uno a uno,
hieráticios ; ninguno
rehusó. .Mas La piedra no movieron,
—Bueno!, Kicab exclama.
¿No conocéis vosotjros
el juego que se llama
del «cuerpo muerto», enfre otros
ijue -' juega en La arena
del juego de pelota?
—Vucub-Caquix! amigo!
Ordenó a mi corpulento
sagitario su guarda,
—
haga i 'I .suelo de cama,l icnilete tú en el duro pavimento;
ora los cuatro grandes del Imperio
dkns de un lado, dos de otro,
con lia punta del dedo que se llama
el índice, veréis como se mueve.Alzad al flechero: ora
andando con él! Leve
Fué Llevado el gigante
como una p] ama. -Ahora,i'- il<l/ Consejo y la realeza,
con la punta del índee
Levantaréis en peso el monolito;
que he de verlo de pie en la fortaleza,
símbolo en su grandeza de granito
de mi fama^ mi nombre y mi grandeza.
I ii golpe de señores,
a! uno y otro lulo
rodearon con presura el obelisco,"
y ed bloque Eué llevado,
por las pendientes y de risco en risco.
Fué entonces que la cabria y cabrestante,
tirando de un extremo,
sobre -u base descansó el gigante;
v pueblo lo admiró asombrado;
uon el semblante;
PARNASO SALVADOREÑO 15
fué un Instante supremo.
El había expirado.
LOS VIENTOS DEL ODIO
AJ salir el luminar
de la estrella vespertina,
iba una veda latina
-<>!>" La extensión del mar.
Viendo di fulgor del lucero
tan puro que alegra su alma— mal tiempo; noche de calma;
dijo a bordo un marinero.
—Peca briisa, mucho lastre
y la vela nada presta:
hay grandes calmas como ésta,
que equivalen a un desastre.
Es de noche. Sobre el murodel horizonte lejano,
espiando ai triste océano
fosforescente y obscuro,
una ráfaga, asomadaen el firmamento inerme
a la caverna en que duermela tempestad sosegada,
apercibió que en aquellas
soledades, oscilaba
una vola, que blanqueaba
al fulgor de las estrellas.
Y aquel viento al descubrirla
varada sobre eF abismo,
habló así consigo mismo:—no anda; pues yo voy a hundirla.
Y en el silencio renació,
del cielo a los suaves brillos
desataba a dos carrillos
su soplo sobre el espacio.
1G SAI VADOR L. CRAZO
La vola oscilando sola,
serena y grande, veía
que cada vez más subía
i! vórtice de cada ola;
hasta que, en la obscuridad,
y por las rachas herida,
se halló de fuerzas henchida,
surcando la inmensidad.
Cuando hecha la travesía,
aL amanecer, anclaban
los marineros, y hablaban
con la gente de la ría,
—la barca, les dice, vuela:
no se esperó en tal momento,
y ellos:—Es que hizo buen viento.
—Buen odio! sonó en la vela.
BALADA
Por el negro sendero
galopa un caballero
como visión fatal':
Arde en su diestra una rojiza tea,
y la llama destrénzase y flamea,
y lia quiebra a su soplo el huracán.
De noche, con Las sombras, la floresta
es un mar negro que Los vientos mecen;
en las obscuras noches los zarzales,
como un sembrado de tinieblas, crecen.
Sombras. Sus alias la luciérnaga abre
y sus Llamas en tétrico espejismo,
i-M un jardín espléndido y macabro,
revientan, como flores del abismo.
PARNASO SALVADOREÑO 17
II
Una mujer, un dia,
que tierna le amaría
para siempre juró:
ora en la selva en brazos de otro amante,
solitaria mansión, fué a hallar distante,
y que hoy prende su tea el vengador.
Negra de la espesura
suelta la tierra y tiende hacia la altura
sus vaporizaciones
:
bajo de ios sombríos
agrestes pabellones,
están los ojos de ascuas y las garras,
mientras sueltan al orbe las cigarras
sus estridulaciones.
III
Guardando la salida,
la espada enfurecida,
riñe con su rival,
y aun no cesa el estruendo del acero,
ya el incendio soterra al caballero,
y al amante dichoso, y a la mujer desleal.
Allá, sobre los montes,
como piedra preciosa de la obscura
diadema de los tristes horizontes,
deshaciéndose en aguas y destellos,
como chispa de amor que se ve arder
—
cual si fuese la mística pupila
de Dios, viendo a través de los cabellos
de la negra y tranquila
noche,—resplandecía Lucifer.
Parnaso Salvadoreño,-
18 SALVADOR L. ERAZO
FRANCISCA DE RIMINI
ducción directa del episodio de Francisca <lr Rímini,
de la Divina Comedia'» <l< Dante Alighieri
Argumento.—Segundo círculo del Infierno: el Dante encuentra en
él el tormento de los lujuriosos, que son arrastrados por horribles
huracanes en una región lóbrega. Entre estos condenados re-
conoce a Francisca y Pablo.
/labia Dante:
—Deseo, dije yo a Virgilio, siento
de hablar a esas dos almas que volando
ligeras van al ímpetu del viento.
Y él respondióme:—Estenios esperando
que ante nosotros ia pareja arribe,
y a nombre idel amor que están penando,
Llámalas y vendrán.— ¡ Oh, en quienes vive
profunda pona; oh almas! acercaos
si nadie mal mi súplica recibe.
—
Grité en esa región llena de vahos,
dejando el grupo en que se hallaba Dido
eiuzaron el amibienti de aquel caos,
cual tíos palomas que el amor ha herido
las alas tienden tersas y lascivas
y el aire cortan hasta dar al nido.
—¡Oh tú, mortal, de entrañas compasivas!
¿Vienes tíe los que el mundo hemos manchadocon sangre, a las moradas aflictivas?
¡Oh! si el Roy de los mundos ablandado
me oyera, pediría tu ventura,
ya que en tí nuestro mal piedad ha hallado.
Mientras la calma de este viento dura,
te oiremos y hablaremos en reposo,
s¡ esta al llamarnos tu intención procura.
PARNASO SALVADOR
I
19
La tierra en que nací está en el tortuoso
golfo, Idonde el Erídano aumentadoIde otros ríos, desagua fatigoso.
Amor que hiere el pecho delicado,
a éste, con mi hermosura le encadena,
que ya he perdido y tanto me ha dañado.
Amor que al ser amado a amar condena,
tanto me enamoró que todavía
sufro con éste aquí la misma pena.
Amor nos trajo hasta la tumba fría
a ambos a dos: Caín está esperando
a aquel que nos matara en hora impía.—Estuve estas palabras escuchando,
de aquella alma infeliz quejas inten
con el rostro en las manos y callando.
Virgilio, en fin, me interrogó:—¿Qué piensas?
Respondí:—¡Qué de plácidos ensueños;
qué tíe amor, les trajeron a estas densas
sombras, y fueron de sus almas dueños!
Y volviéndome hacia ella:—¡Tu castigo
me puebla el alma de angustiosos sueños!
Cuando vosotros suspirabais, digo,
¿con qué indicios, y modo ingenuo y diestro,
tu oculto amor se reveló enemigo?
—
Y respondióme:—«No hay (como lo muestro)
mayor dolor que recordar el goce
en la desgracia», ha dicho tu maestro.
Mas si tu afán el trance no conoce
que nos llevó a este amor y falsa gloria,
lo diré, aunque .el decirlo me destroce:
Un día, que yo guardo en la memoria,
leíamos los dos a horas perdidas
de Lancelote la amorosa historia.
Solos, confiados... Al leer, rendidas
nuestras almas, buscaban inmutadas
mis pupilas las suyas encendidas,
diciéndose mil cosas ignoradas;
mas un punto, no más, dejó cautiva
nuestra alma en ligas al honor vedadas:
Cuando al leer que el amante en su ansia viva,
20 SALVADOR L. ERAZO
con un ardiente, apasionado beso
apagó una sonrisa incitativa,
este mi inseparable, escuchando 1 30,
trémulo de pasión que ambos sentimos,
la boca me besó con todo exceso.
En el ardor de un libro nos ardimos:
Galeotto fué, como su autor, la historia...
ya más en aquel día no leímos.
—
Mientras Francisca hacía esta memoria,
Pablo sollozaba sin concierto,
tal, que sentime en aflicción mortuoria,
y caí como cae un cuerpo muerto.
PSIQUIS Y EL AMOR
Argumento I.—El Dios del Amor, que siempre había ejercido
su imperio sobre los sentimientos sensuales, es atraído una vez por
algo superior a los sentidos, por Peiquis, es decir por el Alma.Psiquis, a su vez, desde su altura espiritual, espera un ser a quien
unirse, tal vez de gerarquía inferior a la suya, pero con quien en-
tenderse en el mundo de los sentimientos: este ser a quien espera
se le presenta; es el Amor.II.— Deüpósanse. Se describe su ascenso al Olimpo.
III.— Los pastores, en las colonias griegas del oriente del Medi-
terráneo, creían ver en la nieve de las montañas, a estos dos tipos
de los dioses que elevaron el nivel espiritual de la humanidad
:
Prometeo, que dio al hombre el ingenio para las artes, y Psiquis,
que le dio el amor que está por sobre los sentidos ; el uno atado
por fuertes cadenas a las rocas del Cáucaso y la otra, pensativa,
en la cima del Parnaso.
Se refiere las persecuciones que padeció Psiquis de parte de las
antiguas diosas del amor sensual; así las faunesas mandan a que la
punce la avispa del amor silvestre ; Venus la obliga a que vea el
cuerpo de su esposo en la alta noche y ella, inadvertida, deja caer
algunas gotas ardiendo de la resina de su tea, en las carnes del
Amor, el cual se transforma en una niebla y desaparece; otras
diosas, queriendo darle el conocimiento de las cosas terrestres ypreparar su paciencia a los males, esparcen cien yugadas; de mostaza,
para que las recoja grano por grano; por dicha vienen en su socorro
todas las hormigas y le ayudan en su trabajo; finalmente la diosa
PARNASO SALVADOREÑO 21
del amor sensual, Citeres, quiere participar de la espiritualidad dePsiquis, quien desciende, para complacerla, al infierno, y allí llena
una copa con agua del río Leteo, en la cual, la antigua diosa del
amor, bebe la inmortalidad.
Por lo que hace a las Venus de Siria, le profesan un odio descu-
bierto.
El dios Pan debido a su influencia, por primera vez, siente dejos
y asomos de pudor.
La esfinge, en quien todavía alienta y existe algo de la fiera,
adivina, aunque no lo comprende del todo, el amor espiritual, y lanza
rugidos en el desierto.
Ved al fin, al Amor, enamorado;
sus aceradas flechas misteriosas
durante todo el tiempo se han clavado
al seno do las flores y las diosas.
Filomela gorgeando en sus desvelos;
el león que cansa sus velludas piernas
cuando, errante, en el tiempo de los celos,
visita en la montaña las cavernas;
las vírgenes guerreras que en la linde
de la Escitia, batallan arrogantes,
y cuando, acaso, la pasión las rinde,
despedazan furiosas sus amante-¡
el bravo Aquiles, que a los pies de Onfalia
toma la rueca y su pasión suspira,
y Hércules que ha limpiado la Tesalia
de monstruos y a quien vence Deyanira;
Los dioses-aires y los dioses-ríos;
el océano que en las costas rueda;
los infernales númenes sombríos,
el fauno Pan y el seductor de Leda;
todos, heridos por su alada flecha,
que entrega a Venus la creación sumisa,
son ludibrio del dios que los acecha,
y que alimenta en el dolor su risa.
Más, por hoy, hele allí... ¿Cómo sería
el amor del Amor esclavizado
22 SAI VÁDOR L. l RAZO
jior Psiquis, que no ha amado todavía,
v espera ;i un ser incognoscible, increado?
Pues tal era el idilio de la diosa:
aun no ha visto a su amante, \ ya lo aína;
inmaculada, arisca mariposa,
que, empero, vuela en torno de la llama.
11
Despósase al Amor. A su camino
santifican sus pasos la naturaleza,
y aclamada inmortal por el Destino,
tiendo al azur, se transfigura:
Canta la alondra, Trémula cortina
vela el azur con su indecible gasa,
y es al alba, y la estrella matutina,
irradiando purísima, traspasa
la negra ondulación de la colina;
la hoja temblando en los lámele-; gime;
viene del mar el errabundo alisio
que un beso frío en la arboleda imprime,
y en la graa Che «pie a la tierra oprime
se ensancha nacarado frontispicio;
V en él penetra el desposorio alado;
de la deidad el cuerpo delicado,
de (pie el marfil del África es remedo,
sostiene el gran efebo aprisionado;
así, impensado, su amoroso dedo
en los arranques al azar tropieza
dd geno de la virgen pudoroso,
pezón, como nectarea fresa,
cubre ella con su brazo luminoso,
desvanecida la inmortal cabeza;
así en la dejadez de sus amores,
ella SUS alas irisadas guarda.
colibrí deteniéndose en Las flores,
v que abito de miel, el vuelo atarda ,
9uelta su tul,- que en d espacio,
la luz qui na a los confines,
PARNASO SALVADOREÑO 23
descorre con sus flechas de topacio;
y se abre en su regazo de jazmines,
unida al recio flanco de su amigo,
cual se une el arco en el trofeo al dardo,
el seráfico enigma de su ombligo,
como el cáliz purísimo de un nardo.
Y la diosa, sonriendo con insania
que el deleite y el éxtasis aduna,
tiende sobre sus formas de Titania
un velo de fulgor de luz de luna...
III
Cuando la noche en el azur se espacia
y asoma el rostro frío de la luna.
Flécate que preside a la desgracia
y esparce los fantasmas en la duna,
—
el mendigo tesalio (1) desde el campo,
vuelve la vista a Oriente y a Occidente,
y en Occidente resplandece un lampo,
y un punto negro agítase en Oriente;
la luz, que irradia como al sol la nieve,
sobre un monte pelasgo reverbera,
y la sombra terrífica se muevede! Cáucaso en la adusta cordillera.
La noche pasa así, según es fama
;
y el paria ve, mientras el sueño evoca,
hacia un lado lo blanco de la llama,
y hacia el otro lo negro como roca;
hasta que, cuando canta la cigarra,
y que los astros van palideciendo,
y el día el tul noctivago desgarra,
y la luna en Ocaso se va hundiendo,
se estampan a la vez en la llanura,
a los pies del hambreado peregrino,
los rayos de la llama que fulgura
y el perfil del espectro levantino;
(i) En este pasaje hay una imitación del franeds.
SALVADOR L. ERAZO
y entiende el siervo que detiene el paso,
que aquel doble fantasma giganteo,
son Psiquis pensativa en el Parnaso,
y en el peñón del Asia, Prometeo;
él que robara a Júpiter el fuego,
milagroso y terrífico tesoro,
y que dio al hombre miserable y ciego
el Arte, el hierro, la esmeralda, el oro;
y ella gentil que de la ronca pauta
del mundo antiguo en el horror dormido,
tornó y puso en el hueco de la flauta,
la nota musical, perla de ruido;
el que porque en la mano puso el hacha
a! lacustre, al hurón, al troglodita,
quemado por el cierzo y por la racha
sus fríos hierros con torsión agita;
gigante mártir, víctima sombría,
desangrado del mundo en los confines,
que oye silbar con hórrida porfía
al redor clamoroso querubines;
santo titán, de entrañas amorosas
que escarba y osa y arrancar procura
con el pico y las uñas rencorosas
el buitre del tirano de la altura;
y ella, a quien, porque triunfa del terrestre
instinto y odia al sátiro plebeyo,
punza la avispa del amor silvestre
y el áspid de la risa de Apuleyo;
que obligada por Venus a que vea,
en la alta noche el cuerpo de su amado,
lo abrasa con las gotas de su tea,
y lo ve blanca niebla evaporado;
que porque el mundo a lo infinito enlaza,
penada por deidades enemigas,
recoge cien yugadas de mostazacon la ayuda de todas las hormigas;
que trae,—como el Cristo y como Orfeo
descendiendo al infierno de los seres,
—
una copa con agua del Leteo,
do la inmortalidad bebe Citeres.
Por eso mientras brilla en el sereno
PARNASO SALVADOREÑO 25
cielo, sobre la cumbre del Parnaso,
el iris de sus alas de faleno
movidas por el céfiro de paso;
cuando su leve cuerpo diamantino,
flor de aquel sacro monte, libélula
de candido vapor, lirio argentino,
forma de luz, como la llama ondula,
la Venus de la asiática floresta,
la calipiga del boscaje sirio,
que impacienta los leones en la siesta
y pone a las bacantes en delirio;
que derrocha las .savias y la goma •
y hace a las flores concebir el fruto,
y aspira, loca, el penetrante aromaprimaveral, de la creación tributo,
—
deshoja airada, entre las verdes ramas,
faunesa enorme a quien embriaga el Mayo,
su corona de pámpanos y lamas...
y clava en Psiquis su mirar de rayo.
Y la diosa prolífica, siniestra,
clama al sagrado Olimpo con sus voces:
—¡Psiquis ahoga en su divina diestra
a la madre del mundo y de los dioses!
Y por eso es que Pan, la vez primera,
mira una desnudez con desconcierto,
y que, mitad mujer y mitad fiera,
ha rugido la esfinge en el desierto.
EN LA ULTIMA PAGINA DE «MARÍA»
POR JORGE ISAAC
I
Habla EIrain.
Formó Naturaleza, un busto hermoso;
dando a la frente virginal destello,
perfumes al undívago cabello,
imán a la mirada, poderoso.
26 SALVADOR I. ERAZO
Aquel semblante puro y cando:
alzó en la espiga de un torneado cuello.
Y el todo descansó en un pecho bello
a que algún ángel se acogió amoroso.
Murió. Todo su ser, dulce, impregnado
de misteriosa y honda simpatía
aún me hace sollozar enamorado.
Y la llamó, como iba en aquel día
llevando por los cuartos desolado
en mis manos, las trenzas de María.
II
Cuando su nombre a resonar acierta
seinto yo mis potencias conturbadas:
hoy mismo me suspenden las miradas
que tenían los ojos de mi muerta.
Aquí en todo mi ser está despierta
la niña de mis ansias malogradas:
sólo para mi amor no están cerradas
las puertas frías de su tumba vería.
Porque por ella mi alma enternecida,
lloró con la ansia de un amor divino
mi alma está en su recuerdo engrandecida;
porque a su ser encadenó el Destino
lo más profundo y noble de mi vida,
acompaña su soinbra mi camino.
ROMANZA
Sus pestañas cargadas de sombra
velaban los ojos profundos y negros;
el amor como luz de una estrella
cintilaba lánguido rompiendo su velo.
PARNASO SALVADOR! 27
Era aquella una noche de luna.
La luz de la luna que alegra los sueños
dilataba con vaga tristeza
mi cansado espíritu en el firmamento.
Yo le dije:—La noche se mecellevada en los brazos del vasto silencio:
allá arriba en los cielos azules
hay estrellas pálidas que ven lo que hacemos.
En la selva las aguas dormidas;
en el largo río las aguas gimiendo;
y la espiga temblando en el llano,
y el alta montaña callada a lo lejos;
y los ruidos ahogados del bosque
y la roca informe que orilla el sendero;
y la sombra del árbol que canta
trovador inmóvil mirando a los cielos;
son, le dije, son cosas muy tristes;
son cosas que dejan una ansia en mi pecho;
que despiertan los hondos suspiros,
soplos de esperanzas, sombras de recuerdos.
Respondióme:—¡Qué bella es la luna!;
yo siento y no puedo decir lo que siento.
En las noches como ésta ¿no sabes
cuál es la palabra que agrada al silencio?
—En las noches como ésta, le dije,
se siente en el alma murmullos de versos;
los que dicen «yo te amo» esta noche,
dicen lo que dicen la tierra y [os cielos.
28 SAI \ \DOR l .'
SAFO
(DE CORNELIUS FRICE)
En las rocas sentada que el mar aullando azota,
Safo, la poetisa de Lesbos, delicada,
ve hacia el Sur,—como ondula volando la gaviota,
alejarse una nave por la verde ensenada.
La nave hiende el agua que en torno se alborota:
Safo siente en su pecho, febril y enajenada,
desgarrarse una a una por el Destino rota
cada ansia de sus ansias de loca enamorada.
Pues ese que huye, a que ella ruega que no se vayapor siempre de la Grecia, llamándolo a la playa,
es Faón por quien llora, que no la quiso amar.
la ola a sus pies entona su cariñoso acorde,
y cuando ya la vela pasa el último borde,
Safo se da el abrazo, que la ahoga, del mar.
ELEGÍA
La última noche en que estuvimos juntos,
óyeme, José Antonio,
no tenía estas lágrimas
asomando a mis ojos.
Hablábamos tan sólo de mi viaje,
sin pensar... en el tuyo;
no sentía mi pecho fatigado,
y estaba en paz con Dios y los sepulcros.
PARNASO SALVADOREÑO 29
Ni pensando en tu trágico destino
se arrugaba mi frente,
ni tenía delante esa figura
la faz con sangre y palidez de mu
De la alborada al resplandor escaso,
triste con el dolor de mi partida,
al estrechar mi pecho con el tuyo,
se unió tu alma a la mía.
Lleno estaba tu pechode ardor y vida y fuerza...
¿Por qué en tus ojos, me parece ahoraque vi asomar tu despedida eterna?
Y al par que me alejaba me volvía
para hallar tu mirada cariñosa,
y al fin... Nos separaba para siempre
la triste lividez de aquella aurora.
La última vez... Te miro todavía,
con aquella mirada...
So quedaba contigo, pobre hermano,
el genio ordenador de las desgracias.
Con que ya nunca he de volver a virio;
¿ya no he de hablarte nunca?Y va a venir la noche a tu sepulcro,
van a venir los vientos y las lluvias.
Y allá en aquella casa en que vivimos,
yo sé que está un anciano
que llora y que te espera...
Quizá ha pensado hasta en seguir tus pasos.
Yo no quiero quedarme con esta almahuérfana, triste, sola,
buscando a los que me aman y se ausentan
para siempre, en la sombra.
30 SALVADOR L. ERAZO
SONETO
¡Como el ardor del entusiasmo engaña!...
Y tú. soñando, con audacia loca,
intentabas salvar de roca en roca,
la sombría altitud de esa montaña... •
Aquí él súbito escarpe, allí la huraña,
hunda caverna de espantable boca;
mucha la asperidad, la fuerza poca...
¡Y subir apoyado en una caña!
Y bien, si es la verdad; sépalo el mundo;sientes sangrar tus pies, sientes vacío
tu cielo azul; y tu dolor, profundo:
Noche en tu frente; en tus entrañas, frío;
flaca tu fe; lu esnfritü, iracundo...;
ya es tiempo de gritar: ¡Valor, Dios mío!
EL HOMBRE Y EL MUNDO
A Vicente Acosta
En el principio, amigo, del fondo de su gruta,
el hombre vio extenderse, como un cuadro admirable,
la campiña, las selvas,—manto de la inmutable
naturaleza bruta.
Espejo rutilante donde la luz tranquila
reflejaba los cielos, la montaña, el desierto,
la estrella, el mar, la bruma, el fuego, el aire incierto,
—
insondable pupila.
PARNASO SALVADOR! .'11
Caja de honda armonía, dondi- el eco, vehemente,
del bien o el mal, la huella, hace que vibre, y deja
la alegría sonora o la doliente queja,
—
su corazón ardiente.
Mas cuando así descorre de Natura los velos,
—¿qué haré, dice, que digno de su grandeza sea?,
—
y Dios:—Dale tú, en cambio de su tierra y sus cielos,
La chispa de tu idea.
A APOLO
Mi verso es verso llano,
en que suenan la voz y en que el acento
del hombre se hace oir y el eco humano.
Apresurado o lento,
como de un • río la sonante plata
cuyo espejo retrata
gentes, bosques, viviendas y animales,
arboles, rocas, vida y movimiento,—
corre en libres raudales,
llevando al par, idea y sentimiento.
Como lo debo sólo
al rubio Apolo, y porque en mi no fuera
propio que elogios propios escribiera,
son estos versos en loor de Apolo.
EN EL ÁLBUM DE MARÍA
Nada se iguala a tu poder, María,
todo se rinde do tu reino empieza.
Tu frente es Alba. Tu mirada, día,
el cetro que esclaviza, tu belleza.
.'>!> - \l .VADOR L. ERA20
sin corana, sin trono, 3in cerrojos
Aprisionas, subyugas. Toda ciencia
palidece ante el brillo de tus ojos,
indo se luice oblación a tu presencia,
Las perlas son para ir en tu cabello,
los diamantes para ir sobre tu frente.
La púrpura para abrazar tu cuello
y cubrir tu hermosura omnipotente.
Se t<' admira, María. Se te ama,
tu cuerpo es una lámpara. Rutila,
tu alma está allí irradiando comí" llama,
llama blanca, seráfica, tranquila.
uuuoaauuuuuuuuunnws
José Batres Montúfar (i)
LAS FALSAS APARIENCIAS
Si me dicen que el sol, que por el cielo
descubrir un gran círculo se mira,
camilla en torno de él con raudo vuelo,
como sé que la tierra es la que gira
sobre sus mismos polos, sin recelo
digo que lo que dicen es mentira
aunque la vista así lo represento:
¿poi qué? porque el discurso lo desmiente.
Si sumerjo en un líquido una caña
y la veo quebrada desde afuera,
entonces digo que la vista engaña,
por que sé que la caña estaba entera.
Si encuentro al regresar de la campañaa mi mujer con un galán cualquiera,
en alguna no lícita entrevista,
digo también que me engañó la vista.
Pues mal pudiera una mujer honrada,
siendo yo su legítimo marido,
recibir a un galán en su morada,
dando al diablo mi honor y mi apellido.
(i) Nació este predilecto de las musas el 18 de marzo de 1809
en la capital de El Salvador, hijo de padres guatemaltecos y está
reconocido ciudadano de Guatemala.Parnaso Salvadoreño.—
3
SALVADOR L. ERAZO
Autos creyera yo tenor turbada
la vista, y el olfato y el oído,
que creer que mi casta y "digna esposa
fuese capaz dé semejante i o
Y to lo el que se precie de prudente
debe pensar lo mismo que yo pienso
si quiere tener paz entre la gente,
como voy a probarlo por extenso,
con un suceso de don Juan del Puente,
contrabandista rico, y muy propenso
a la desconfianza y a los celos,
a que debió mil llantos y desvelos.
Don Juan frecuentemente se ausentaba
de casa, de repente aparecía,
sin anunciar jamás cuándo marchaba
y mucho menos cuándo volvería,
porque en el fondo ól mismo lo ignoraba;
y era la causa de esto que tenia
fincado su comercio en ir comprando
sedas, tabaco, y ron de contrabando.
Compraba muy barato en el camino,
y por un extravío conocido
traía el cargamento a su deslino,
y a media noebe entrábalo escondido
a la tienda de un socio su vecino,
de la cual se pasaba sin ruido
a su mansión por mía angosta puerta
que babía allí lias un tapiz cubierta.
Hubo siempre y habrá contrabandistas
que al gobierno defrauden sus caudales,
a pesar de los guardas, de los vistas,
de los administradores, los fiscales;
inútilmente los economistas
con su ciencia y sus fórmulas legales
el medio de evitarlo van buscando:
¡mientras más leyes hay, más contrabando!
PARN/ VDOREÑO 35
Y yo de sopetón, sin que se entienda
que en materia? que ignoro me entrometo,
a la dificultad hallo la enmienda;
y la quiero callar con el objeto
de colocarme al frente de la hacienda:
cuando lo obtenga se sabrá el secreto
qué, en reserva, sin tropas y sin balas,
consiste en suprimir las alcabalas.
¡Cara y desventurada patria mía!
con razón barre el polvo tu diadema.
con razón tu existencia es agonía,
con razón tu destino es anatema!
¿por qué no dejas la fatal porfía,
por qué no abjuras el mortal .sistema
de hacer que el sabio en un rincón se oculte
y en la inacción su mérito sepulte?
El brillo dé tu gloria VÍ empañadopor los traidores que tu seno encierra,
y vi escupir en tu blasón dorado,
y vide hollar tu pabellón por tierra.
Más de un gobierno, más de un diputado
en vez de hacerte bien, te hicieron guerra,
y quisieron pintar, ¡oh escarnio crudo!
lagartos y colmenas en tu escudo.
El nombre de la patria me enardece
porque la adoro, estando persuadido
de ser ella quien menos lo merece
de cuantas patrias hay, habrá y ha habido;
mas como otra no tengo, me parece
que debo amarla como el ave al nido,
y1 a los diablos me doy si considero
que la quieren vender al extranjero.
Cual nubécula a discreción del viento,
o cual barca a merced de la laguna,
asi vagando va mi pensamiento
sin que pueda fijarse en cosa alguna;
36 SALVADOR L. F.RAZO
en mis Lectoras Bf, gue ni un momentolas sé olvidar; mas tengo la fortuna
de que aunque a veces al turbión secumbo,
torno a seguir el primitivo nimbo.
Una noche que a casa regresaba
nuestro contrabandista muy contento,
después de acomodar lo que llevaba,
acercóse al tapiz y con gran tiento
quitó la llave, levantó la aldaba,
abrió la puerta, entróse en su aposento
y se llegó a la cama de su esposa,
que era una morenilla deliciosa.
¡Cómo duerme, decía, cómo duermemi hermosa, mi querida Mariquita
!
¡cuál demuestran su ardor para quererme
los suspiros que da, lo que se agita!
grande es el gusto que tendrá de verme
y de darme un abrazo¡pobrecita
!
yo te adoro también, querida mía,
más que el Inca adoró la luz del día.
Decir esto, quitarse su capote,
inclinarse a besar la esposa amada
y dar un furiosísimo rebote,
cosa fué casi a un tiempo ejecutada;
y ¿por qué? porque dio con un bigote,
en lugar de la boca delicada
de su cara mitad, y oyó un bufido
al resuello de un loro parecido.
Se deduce de aquí por consecuencia,
que el galán que a una cita se prepara
debe tener presente la advertencia
de no llevar bigotes en la cara,
ni botas que rechinen: la experiencia
junto con la razón nos lo declara,
y por eso mis bellas compatriotas
detestan los bigotes y las botas.
PARNASO SALVADOREÑO 37
Cuando una jovenalla por el prado
vaga corlando y recogiendo flores,
puesta la mente ajena de cuidado
si al cortar un pimpollo salpicado
de varios y bellísimos colores,
en el dichoso fin de sus amores;
toca un áspid ocullo la doncella,
se asusta el áspid y se asusta ella;
pero más se asustó don Juan del Puente
y el dueño del bigote malhadadoque en el supuesto de que estaba ausente
en su lugar habíase acostado.
¡Cómo se quedaría el delincuente
al sentir aquel beso tan bien dado;
y el bueno de don Juan, por vida mía,
pensad un poco cuál se quedaría!
Ardía en im rincón del aposento
un angosto candil con débil llama
del cual don Juan se apoderó violento
y lo acercó a la orilla de la cama:miráronse las caras un momentolos suspensos rivales y la dama,
sin decirse palabra, como muertos,
con los ojos extáticos y abiertos.
El marido por fin habló primero
con furor dirigiéndose al amante:
¿qué hace usted en mi casa, caballero?
y aquel volvió su estúpido semblante •
(porque era un animal, un majadero)
a la dama que estaba allí delante,
con turbación y duda manifiesta,
como quien le consulta la respuesta.
Yo digo que don Juan estaba loco
al preguntar al otro qué venía
a buscar en su casa: ved un poco
si es fácil acertar lo que quería;
.'5X SAI \ \I>< IR I . 1 RAZO
es como preguntar a un pez, a un troco
qué busca por el agua: ¡niñería!
o qué busca en los bosques un camello:
¿qué hace usted en mi casa?.., ¡que resuello!
Repitió la pregunta el impaciente
don Juan, con voz sonora a su enemigo,
diciéndole: canalla, últimamente
responde usted, o a responder le obligo:
¿qué hace aquí? y el amante balbuciente
dijóle: eso es lu mismo que yo digo,
¿qué hago yo aquí? yo mismo no lo sé:
pues yo, dijo don Juan, se lo diré.
Y ccliando a su mujer una mirada
con los ojos de tigre que tenía,
crujió los dientes y sacó la espada.
En vano le juró doña María
que no le habían ofendido en nada,
que era equivocación, que no sabía
que estuviese aquel hombre allí encubierto,
y el del bigote le decía: ¡es cierto!
La astuta dama en medio de su apuro
discurría por cientos las mentiras:
mira que es todo falso, te lo juro,
le decía a don Juan, calma tus iras:
es falso eso que piensas, te aseguro
que no es mas de apariencia lo que miras,
perezca yo, si miento, en un cadalso:
y repetía el del bigote; ¡es falso!
Mira, querido Juan, que yo ignoraba
que aquí se hubiese este hombre introducido,
tal vez q ló la puerta sin aldaba,
o \o ao 3é por dónde se ha metido;
y el hombre del bigote replicaba
(tal estaba asustado y aturdido)
rto: dice bien I >oíLa María,
que yo tamj Lo sabía,
PARNASO SALVADOREÑO 39
No niego que tuviese fundamento
don Juan, para pensar alguna cosa
que pudiera entenderse en detrimento
del honor y pureza de su esposa;
pero, ¿qué más quería aquel jumento
que verla asegurar toda llorosa
que el hombre se introdujo sin su ausencia?
¿podía estar más clara su inocencia?
Pues no, señor, el terco del marido
se arrojó sobre el hombre del bigote,
tirándole un revés, que a no haber sido
porque topó la espada en un barrote,
sin remedio le deja allí tendido;
mas él hurtóle el cuerpo, y dando un bote,
y saltando por cima de una banca,
corrió a la puerta y agarró la tranca.
Con tranca el uno, el otro con espada
trabaron un combate semejante
en el tajo, el revés y la estocada,
al que suelen contar del elefante,
con aquella su trompa ponderada
contra el cuerno que tiene hacia adelante
su rival el feroz rinoceronte,,
cada vez que se encuentran en el monte.
Al patio se salieron con presteza,
lidiando cuerpo a cuerpo y brazo a brazo:
iguales en la fuerza, en la destreza,
en el valor y en el desembarazo;
el del bigote, al fin, con gran fiereza
en una pierna le acertó un trancazo
a don Juan, que le trajo medio mudoa tierra, y se largó por donde pudo.
Yo me recuerdo allá lejos de una cosa,
y es que don Juan, ya ciego de un ojo,
muy viejo, con la frente muy canosa
y algunas hebras de cabello rojo,
JO SALVADOR L. ERAZO
tenía tienda frente a Santa Rosa;
usábanle llamar don Juan el cojo,
y arrugaba la cara todavía
cuando algunos bigotes descubría.
Así que vio correr aL del' bigote
se fué arrastrando en busca de madamala cual no estaba armada de garrote;
mas ya don Juan no la encontró en la cama,
porque cogió la ropa y el capote
del galán, y si creemos a la fama
se escapó por la puerta de la tienda
:
Dios la lleve con bien y la defienda.
No digo yo que siempre que estén juntos
un mozo y una joven en un lecho,
se ocupen sólo en discurrir asuntos
de historia, de moral, o de derecho;
todo tiene sus comas y sus punios,
mas no se debe asegurar un hecho
si no es que de tan claro y de tan llano
se toque, como dicen, con la mano.
Porque a veces engaña la apariencia,
y yo he visto ocasiones repetidas
aparecer culpada la inocencia
con pruebas alteradas o fingidas;
mas en teniendo un poco de paciencia
dichas pruebas se encuentran desmentidas,
cual verbigracia, en el siguiente caso
que por final referiré de paso.
Al entrar en mi casa cierto día
vT a mi mujer en brazos de un extraño,
o se me figuró que la veía,
porque ella es incapaz de mal tamaño:
y así luego pensé que aquel sería
como son otros muchos, un engaño
de los ojos turbados, y al instante
me puse entrambas manos por delante.
PARNASO SALVADOREÑO
Y así que me los hube restregado
por cinco o seis minutos de seguida,
vi a mi mujer sentad;; en el estrado,
sola y orí su labor entretenida.
¿Qué tal? si yo me hubiera gobernado
por la vista falaz y fementida,
¿en qué viene a parar mi matrimonio,
mi casa y mi mujer? en el demonio.
Y así, vuelvo a mi tema y aconsejo
que imiten mi conducta los casados
que no se quieran ver en el espejo
de don Juan; tras cornudo apaleados.
A vuestro juicio y discreción lo dejo,
lectoras de ojos bellos y rasgados:
don Juan del Puente quiero que me llamen
si no aprobáis vosotras mi dictamen.
YO PIENSO EN TI
Yo pienso en tí, tú vives en mi mente,
sola, fija, sin tregua, a toda hora;
aunque tal vez el rostro indiferente
no deje reflejar sobre mi frente
la llama que en silencio me devora.
En mi lóbrega y yerta fantasía
brilla tu imagen apacible y pura,
como el rayo de la luz que el son envía
al través de una bóveda sombría,
al roto mármol de una sepultura.
Callado, inerte, en estupor profundo,
mi corazón se embarga y se enajena,
y allá en su centro vibra moribundo
cuando entre el vano estrépito del mundola melodía de tu nombre suena.
SALVADOR L. 1 R \ .0
Sin lucha, sin afán y sin Jámenlo,
sin agitarme en ciego frenesí,
sin proferir un solo, un leve aconto,
las largas horas de la noche cuento...
¡Y pienso en II !
Tus fastos publican, sin más monumentosni rotas columnas que marquen tus eras,
tus ceibas que arrancan con raíces los vientos,
o heridas del rayo tus altas palmeras:
Mortales aromas tus auras derraman,
tu ambiente es ponzoña, tu brisa huracán,
tus trovas de amores las hondas que braman,
tus luces la hoguera que arroja el volcán.
Tus hojas devoran la luz de la luna,
al suelo robando sus luces de plata:
distante, dormida, la clara laguna
su disco refleja, su imagen retrata.
Tu nombre tenía mi amigo, mi hermano (1)
sohre él derramaste tu odioso veneno,
apenas bebiendo su aliento lozano
el hálito impuro que brota tu seno.
¡Por él te maldigo! ¡por él te saludo!
mis lágrimas guarda, maldito desierto,
de prados, de mieses, de flores desnudo,
de fieras poblado, de selVas cubierto.
(i) Alude a la muerte de don luán Baires, hermano del autor
ida en San Juan de Nicaragua.
oaauaauauñwwmBowwí
Rafael Cabrera
LA CEIBA DE MI PUEBLO
¡Anciana ceiba de mi pueblo amado!¿Si volveré a soñar bajo tus ramas,
sentado en tus raíces muellemente,
a la luz que nos dice «hasta mañana»?
A veces triste, conmovido y loco,
me finjo estar bajo tu sombra escasa,
en una de esas tardes voluptuosas
en que se siente, se delira y se ama...
Allá, a mi. izquierda, el encendido ocaso,
pintando flores en cendal de gualda,
y la hondulada cumbre de los cerros
perfilándose en fondos de escarlata.
En rumbo opuesto el San Miguel truncado,
en tul se vela de azulino nácar,
cual el genio infeliz de los ausentes,
perdido en el turbión de las distancias.
Allá también el San Vicente adusto
su majestuosa cumbre dentellada,
engolfa aitivo en la región sidérea,
como un sarcasmo a la soberbia humana.
SALVADOR I. ERAZO
Las nubes ciñen La severa frente,
cual leves ropos de errabundas gasas,
y acaso el yermo de su bronca cima
el campo sea de feroz batalla,
En donde el cóndor contra <-l cóndor Lucha,
con curvo pico y prepotentes garras,
sobre el jirón de palpitante presa,
¡de un cóncavo a los bordes disputada!
¡Quién sabe si mañana el gran coloso
conmueva de mi valle las entrañas,
y al tronar estridente de sus fauces,
se inunde Cuscutlán de ardientes lavas!
¡Quién sabe, muda efigie de los siglos,
si el dulce techo d"' mi buena anciana
vayas a. sepultar, fonante y fiero,
en mar inmenso de encendidas llamas!
Mejor mil veces que arrogante y mudoseas del valle espléndida atalaya,
refrescando tu frente ron neblinas,
y haciendo hervir las fuentes a tus plantas.
Que sientas adormirse dulcemente,
al rumor melancólico del aura,
la ciudad legendaria que en un tiempo
¡libertad! ¡libertad! clamó a tus faldas;
Y el brazo armado de sus nobles lujos,
la fe por guía y por pendón la. audacia,
humillaron la testa del tirano
de los valientes lujos de Tlaxcala...
PARNASO SALVADOREÑO 45
Y frente a mí... del carcomido templo
la pintoresca mole se levanta,
donde oraron los padres de mis padres,
ante el altar del tiempo de la España,
El verde llano y el amate umbrosodonde de niño candido jugaba,
¡y la calle mil veres recorrida
en las austeras procesiones santas...!
II
¿Si volveré con húmedas pupilas
a contemplar las míseras parásitas,
que nacen, crecen, aman y se muerenal calor fecundante de tu savia?
¿0 si juguete de los largos siglos,
que han dejado tus cepas deshojadas,
te irás a ver muy pronto a sus embates
sobre el suelo por siempre derrocada...?
Las golondrinas que tus ramas pueblan
son más felices que quien hoy te canta:
ellas contemplan aquel pueblo míoque las ruines pasiones despedazan;
el riente pueblo que me vio en la cuna,
y entre alegrías escondió mi infancia;
que guarda lodos mis recuerdos dulces.
¡y en otro tiempo me brindó esperanzan
!
Ellas contemplan revolando alegres,
el pueblo aquel cuya ilusión me alhaga;
que no prospera, pero siempre bello,
nidos de amores y perfumes guarda.
Í6 VDOR 1 . ERAZO
Ellas le miran cuchicheando alegres;
yo con húmedos ojos le mirara;
¡y tal vez le veré cu, nulo de muerte
enferma sienta desmayarse el alma!
si decretado está cuando la vea,
ansiosa acaso la filial mirada,
que en vano, en vano de mi abuela busquelas venerables y apacibles canas;
bajo Las sombras caras y tranquilas
del techo aquel, donde cuando ella oraba,
yo, mis alegres tiempos recordando,
reía con los niños de la casa.
¡Mi pobre abuela! si de lu hijo inquieto
las alegrías muertas retoñaran,
volvería al hogar, v de tus labios
¡con fe n'i ogería las palabras!
Pero aquellas horribles tempestades
que oías rebramar en tus entrañas,
¡aun rugen con los ecos de la muerte
en las noches funestas de su alma!
¡Tal vez no existirás cuando yo vuelva!
y vuelta escombros fu modesta estancia,
mi padre, mis hermanos, mis amigos...
¡también en polvo para siempre yazgan!
III
¡Añosa ceiba! dime si en las tardes,
cu. indo la luz crepuscular te baria,
precio ¡o enjambre de morenas lindas,
acude a sonreír bajo tus ramas.
PARNASO SALVADOREÑO 17
Esas beldades, mis amigas fueron,
también futre ellas escogí una hermana
que me supo alentar miando moría
el último fulgor de mi esperanza.
Sus labios para mí vertieron mieles,
y hermanos en el arte y en la patria,
junios cantamos, y sintiendo juntos,
la misma nota estremeció las arpas.
Lloroso un día me llegué a sus puertas,
y por última vez dejé a sus plantas
elegiaco cantar de despedida,
¡porque un hado fatal nos separaba!
Ella me dijo que en la casta lumbre
que el astro de la noche nos enviara,
los llantos de la ausencia se unirían,
cual sollozos de tórtolas que se aman.
Yo he cantado las hondas conmociones
con que la ausencia el pecho nos desangra,
y han ido hasta el alcázar de la luna
mis notas tremulentas y cansadas...
A su recuerdo inmarcesible y sanio,
hay cuerdas que mi cítara consagra,
que suspiran el eco de sus himnos,
y chispean la íe de sus palabras;
Y en su música vaga e infinita
el moribundo corazón empapan,
¡y más allá de la vital miseria
el pensamiento en abstracción espacian!
Di si la has visto ¡ceiba de mi pueblo!
sentarse y suspirar bajo tus ramas,
y volviendo sus ojos al poniente,
verter de pena sus preciosas lagrima?.
SAI VADOR L. ERA'ZO
Y si bañada en rayos do la luna
la oísteis sollozar cual la torcaza
en las gratas calladas de los sauces,
cuando los sueños su sopor derraman.
¡Ah! yo la he visto lánguida y tranquila,
descender hasta mí, tímida y blanca,
como el santo candor de la pureza
y la primera luz de la mañana;
¡Siempre la veo! de mi mente nunca
sus encantos purísimos se apartan,
y me habla en el lenguaje de los dioses,
y me infunde la fe de sus plegarias...
Y la siento vivir en el latido
del corazón que en lecho de esperanzas,
duerme y sonríe como, niño candido,
¡o sueña y llora la ilusión pasada!
IV
¡Quién pudiera volver a los parajes
en donde tú penosa te levantas,
y exbalar en el grito de los cisnes
la triste inmensidad de la nostalgia!
Sentir, amar, correr como en los días
de fiestas y placer, luz y fragancias,
que el cáliz de la vida, exuberante
y lleno hasta los bordes derramaba
!
¡Quién pudiera escalarte y coger nidos,
en infantil dulcísima algazara.
o cortar los capullos y las flores
con que le adornan miles de parásitas!
PARNASO SALVADOR! l
(
.)
¡Quién recorrer pudiera uno por unotanto nielo de amor donde dejaran,
el corazón sus poemas de alegría,
y sus tristezas pálidas el alma!
Y aparecerse a ver en el paisaje,
la de mi madre sombra veneranda,
y hablarla en el idioma de los niños,
y esperar y morir al escucharla!
Y quién en fin ¡oh ceiba de mi pueblo!
escuchar el sollozo de tus ramas,
formar con ellas una cruz mortuoria,
¡y en la foaa dormir bajo tus planta-!
DESPUÉS DE LA ORGIA
¡Pasó la orgía... Calcinantes besos,
chocar de copas, blasfemar de labios...
¡ Profanar el amor con los excesos,
la hermosura manchar con los agravios!...
¡Todo pasó! Levántase sombría
la voz de la pureza mancillada,
y truena Dios dentro del alma impía,
¡que en sí tornó sedienta y desolada!
Silencio, soledad, noche, martirio...
ansia de redención, ansia de cielo,
sed por la luz... ¡fantástico delirio
que el alma hiela en abrasante vuelo!
Luego dirá la sociedad mundanaque yo me río, cuando el alma loca,
¡ semeja el redoblar de una campanaestremecido en cóncavos de roca!
\o Salvadoreño.—
4
50 SAI V vi» iR l . I RAZO
Luego dirá la sociedad impía
que V" no sufro, en. nulo en lenta angustia,
¡soy la tétrica flor de la agonía
sobre un sepulcro doblegada y mustia!
Luego dirá la so ¡edad de co
que el corazón arrastro sobre escoria,
cuando de amor hambriento y de amor pobre,
me consagro a sentir en la memoria!
¡Almas de cieno! corazones ruines
que ni sentís, ni amáis, ni recordáis,
hundios del averno en los confines,
¡y a turbar mis deliquios no volváis!
¡Almas corruptas! ¡en hedionda orgía
soltad vuestras atroces carcajadas,
y dejadme vivir en la agonía
de mis muertas memorias adoradas!
Sufrir, amar, sentir en lo pasado
gloria^ marchitas y memorias muertas;
¡.perderse, cual en lienzo abandonado
los perfiles de flores entreabiertas
!
¡Escuchar que el amor rejuvenecí',
cuando ha quedado yermo el corazón!
¡\ ver que en el confín desaparece
• I postrero fulgor de la ilusión!
Palpar la garra que en el pecho hundida
jama-; desmaya mi su candente guerra,
y mientras más desangra nuestra herida,
¡con más ahinco a! corazón se aferra!
Palparla, y no poder, desventurados,
arrancarla del alma moribunda,
y sentir al luchar desesperados
que nuesira vela el báratro fecunda!
PARNASO SALVADOREÑO 51
Y volver a soñar... volver al cielo,
por la fe perdurable redimidos,
remontar con los ángeles el vuelo,
y llegar hasta Dios, puros... ¡dormidos...!
SI' AMOI!
Era una tarde en (pie el cielo
copiosa lluvia vertía:
yo por la calle corría,
en su hogar me guarecí;
y el frío de aquel invierno
me dejó una llama que arde,
al recuerdo de la tarde
en que yo la conocí.
Llegaron ledas las horas
de la hermosa primavera,
y la promesa primera
de sus labios recogí.
Entre esperanzas y flores
dos estaciones pasaron,
cuando a mis puertas llamaron,
y yo a mis puertas corrí.
—¿Quién es? Yo soy el deslino
y te ordeno que te ausentes.
— ¡Partir cuando sonrientes
cielos de amor entrevi
!
—¿Qué importa, si yo lo mando?—¡Cruel! ¿mi llanto no te mueve?—¿Quién contra mi ley se atreve?...
La abrace''... ¡y ohedecí
!
Otra vez, y en una tierra
donde vivía extranjero,
tocó a mi puerta un viajero,
y yo temblando le abrí:
")2 SALVADOR l. ERAZO
—¿Quién es? El invierno cano
que te trae malas nuevas;
si tú en el alma la llevas,
ella se olvida de tí!
—¿Me olvida?... ¡cuando en el sueño
todas las noches me ríe,
diciéndome que confíe,
que ello, siempre piensa en mí!
¡(.'liando juego con sus bucles
junto a la vela que arde,
recordando aquella tarde
en que yo la conocí!
—Pero tus sueños son humoque las tormentas destruyen;
son estrellas que se huyen
de su cielo de turquí.
—¡Y yo en mis sueños creía
con fe ciega y candorosa
!
¡El corazón de una hermosa
es voluble y baladí!
—¡Triste anciano! resta sólo
que tú a compasión te muevas
¡toma mi alma y se. la llevas,
y no tornes por aquí
!
pero en tu yermo sudario
por siempre envuelto me dejas,
y te alejas... y te alejas
sin acordarte de mí...
Y volvió la primavera
trayendo entre sus aromas
quejas de amantes palomas
(¡ue traduje en el verjel:
BUpe que mi dulce niña
PARNASO SALVADOREÑO 53
tornó a estos lares su dedo,
y expiró diciendo quedo:—«Va mi espíritu tras él»..
A veces vagando a solas
sorprendo entre las violetas
conversaciones secretas
en que se trata de mí:
mi nombre a medias murmuran,mi seno agitan y alhagan.
y en los ecos que se apaganoigo exclamar: ¡vivo en tí!...
DCSOOOOODQQnDQODDQDa
Francisco Castañeda
EN EL ÁLBUM
Flores, amor, placeres y armonía,
los corazones por doquier te ofrecen,
v el ángel celestial de la poesía
en sii Lenguaje y dulce melodía,
te da las flores que en sus campos crecen.
Porvenir, ilusiones, esperanzas,
luz y celajes, perlas y topacios,
hoy venturosa a divisar alcanzas,
al través de risueñas lontananzas,
bajo el a/.ul turquí de los espacios.
¡olí, qué dulce es la vida!... V cuan veloces
pasan las horas, para tí ligeras,
hoy que el cáliz apuras de los goces,
y del dolor la sombra no conoces,
al divino fulgor de oirás esferas!
Tierna, apacible sin afán inclinas,
sobre un mundo de sueños la cabeza,
y en éxtasis sublime te imaginas
que tus glorias futuras adivinas,
llenas de amor y de inmortal terneza.
V en alas de fantástico deseo
ves la luz de los cielos encendida,
y en tu febril y loco devaneoves a su cárdeno esplendor febeo
otro sol, otras flores y otra vida.
PARNASO SALVADOREÑO
¡Bello es vivir! si es sueño la existencia
y si tranquilo el corazón palpita:
si en horas de suprema complacencia
libamos del placer la grata esencia,
sin bien perdido ni ilusión marchita.
¡Bollo es vivir! si H inundo en sus paisajes
espléndido nos brinda un paraíso,
en donde el alma encuentra en sus mirajes,
vestidos de riquísimos ropajes,
formas y mundos que forjarse quiso.
¡Bello es vivir! sin penas ni dolores,
en dulce paz y venturosa calma,
como tú vives deshojando flores,
al dios de la ilusión y los amores.
tranquilo el pecho y encantada el alma.
Mas, si la venda de los ojos cae
y de la triste realidad palpamos
la negra noche que a la muerte trae;
si las fibras ternísimas nos rae
el recuerdo del bien que disipamos;
entonces ¡ay! la vida es un tormento,
sombras, tristeza, lágrimas, pesares:
apágase la luz del pensamiento
y el eco de la voz, es un lamento
que exhala el corazón, llorando a mares.
¡ No dejes de soñar ! Y nunca quieras
palpar la realidad de nuestra vida:
acaricia mejor a tus quimeras,
y en tus horas dichosas y ligeras
no veas nunca la ilusión perdida.
¡No dejes de soñar! Y en tu locura,
cuando te halles de tu ángel ai abrigo,
un recuerdo consagra de ternura
a quien llora su triste desventura,
tu plácido cantor y amante amigo!
56 SALVADOR 1 .
DILE QUE...
Brisa que tierna en el pensil florido
>s ufana con tu voz amores;
tú que acaricias de mi bien la frente)
oye mi canto
Oye las notas que del alma mía
entro sollozos el dolor arranca,
y en tu Lenguaje arrobador, mis quejas
dile al oído.
Dile que absorto el pensamiento vive
fijo en su imagen apasible y tierna;
dile que sueño con su amor, y loco
quiero adorarla.
Dile que en vano mi razón adusta
quiere este afecto sofocar en germen:
dile que sordo el corazón palpita
férvido al verla.
Dile que es pura mi pasión ardiente,
como la luz que en sus pupilas brilla:
dile que en fuego sacrosanto el pecho
arde por ella.
Dile que a solas mi ilusión la mira,
como sublime aparición del cielo:
dile que en horas de ansiedad la nombratrémulo el labio.
Dile que es nada para mí la vida,
si no ha d<- unirse mi existir al suyo:
dile que en ella mi 'speranza cifro
sobre La tierra.
PARNASO SALVADOREÑO 57
Diln que glorias, porvenir, fortuna,
pompa, grandezas, esplendor, placer'-.
cuanto hay daría por vivir en su almasólo un instante
!
Dile que sólo por su amor deliro,
di le que sólo por su amor yo sufro,
y que si ingrata mi pasión desecha.
¡dile que muero?
AMOR
Vivo reflejo del azul del cielo,
faro divino, manantial fecundo,
bálsamo suave, celestial consuelo,
fuente de inspiración, alma del mundo;
¡eso es amor!... Ese hondo sentimiento
rrue en nuestro ser con efusión palpita:
ese dulce, eternal arrobamiento
en que sensible el corazón se agita.
Cándido cuaL la virgen inocente
un mundo de ilusiones alimenta...
Por él el hombre renacer se siente,
y hasta el empíreo remontarse intenta.
De la sonrisa del Criador nacido,
es cual su origen misterioso y santo:
destello de los cielos desprendido,
sobre la tierra poderoso encanto.
El a su influjo todo lo domina
y nuestros sueños con su luz colora:
plácido cual la lumbre matutina,
de nuestra dicha es fuente encantadora.
58 SAI VADOR L. ! R \/<>
La brisa que susurra pasajera,
el ave que se queja solitaria,
la fuente que murmura plañidera
su cadenciosa, férvida, plegaria:
Las flores que entreabren sus corolas
al despertar la aurora sonrosada,
el llanto gemebundo de las olas,
el eterno rugir de la cascada:
Dos almas que palpitan encendidas
y en su ardorosa vaguedad se abrasan;
dos almas que en un rayo confundidas
inseparables por el mundo jpasan:
La llama que difunde la existencia,
la fuerza que sostiene el universo...
Todo revela su inmortal esencia,
doquier yo veo su poder disperso!
¡Amor, y siempre amor!... Eso es la vida,
el divino fanal con que soñamos,
la corona de luces bendecida
que en nuestros días de ansiedad forjamos.
¡Amor y siempre amor!... Ese es el grito
que eternamente el Universo entona...
«¡Amor, amor!» nos dice lo infinito.
«; Amor, amorh la eternidad pregona.
¡Amemos siempre!... Con febril locura
que lata el corazón estremecido:
fijemos nuestra plácida ventura
en la ilusión que el alma se ha fingido.
Coronemos de mirto y azucenas
las sienes de otro ser idolatrado:
llevemos del cariño las cadenas,
busquemos nuestro sueño realizado.
PARNASO SALVADOREÑO ')')
Las diosas que el deleite nos inspira,
el eterno placer, el paraíso;
la luz porque el espíritu delira,
con que el Criador divinizarlo quiso!
Y pasen insensibles nuestros días,
cual de un arroyo cristalinas linfas;
que sean nuestras voces armonías,
cual las que entonan celestiales ninfas.
¡Amemos siempre!... En éxtasis divino
que viva nuestra mente adormecida:
que es anuir nuestro espléndido destino,
pues es amor la esencia de la vida!
yoooopoposMooorarao
Antonio Guevara Valdés
DE LKJUS, DE CERCA, POR Ii ERA Y POP DENTRO
Machas cosas hay bonitas
SÍ de Lejos se miraran,
j de cerca repugnaran
hasta al mismo Lucifer;
y por fuera otras cositas
son muy bellas y graciosas,
mas por dentro muy odiosas;
no quisiéronse ni ver.
¿Veis aquella flor' que ostenta
en <-l cáliz su corola?
Los colores tornasola
de la púrpura y turquí.
Si de cerca se presenta,
mil espinas y gusanos
mirarías en tus manos
y exclamaras ¡ay de mí!...
DeJ .Mar Muerto las manzanasdesde lejos son tan bellas,
que parece que con ellas
gustaría el paladar;
pero míralas de cerca
y por dentro, son ceniza,
que maldita los bautiza
la onda amarga de aquel mar!Esa niña que se asomaal balcón tan adornada,
PARNASO SALVADOREÑO 01
desde lejos qué agraciada,
y por fuera cual se ve!
y de cerca ni una comaque no sea superpuesto,
y por dentro un recompuesto
de varillas de corsé.
Ese joven de levita,
buen bolero y bello guante,
desde lejos qué elegante!
y por fuera, un figurín!
y de cerca, ¡Sión bendita!
es prestado cuanto tiene,
y por dentro no contiene
su bolsillo ni un chelín.
Ese sabio literato
desde lejos, qué elocuente!
y por fuera, cuan ardiente
partidario del saber
!
y de cerca, su retrato
es de un necio presumido,
y por dentro muy henchido
con el tono del toser.
Ese tipo de estudiante
desde lejos con talento,
que por fuera es un portento
de saber y erudición,
y de cerca un ignorante
que no vale más que cero,
y por dentro un majadero
que no entiende una lección!
y el joven que ahora se lanza atrevido
sin numpn ni gracia del poeta a la esfera,
es nada, en resumen, es humo perdido
de lejos, de cerca, por dentro y por fuera!
62 SALVADOR L. F.RAZO
EPIGRAMA
La ley so acata por mucho?
y se ataca por algotros;
pero acá para nosotros,
se dice, sin vacilar,
la / y la c en la materia
sólu cambian de Lagar.
A I NA NUBE
¡Oh, tenue barquilla, que vas navegando
que humas cambiando, del aire en hi^ alas;
ornada graciosa Je místicas galas
al águila igualas, su vuelo imitando:
Dejando poff huellas purpúreo.-; celajes,
aéreo> encajes su: ¡I remedando,
coqueta caminas, el éter cruzando,
en pos dibujando cerúleos paisajes.
Al Norte encaminas tus pasos, ¡oh, nuhe!
Cual rayo que sube de luz vespertina
a ver una hermosa de tez purpurina,
gentil, peregrina, cual vivo querube.
Es bella y risueña, cual rosa temprana
que ostenta lozana su esbelta corola;
es virgen velada de célica aureola
que casta enarbola su manto de grana.
Su aliento es aroma, de ondina es su planta,
su ebúrnea garganta, flexible y airosa,
sus ojos son luces, su risa es graciosa,
su andar es de diosa, su voz suave encanta.
Va llegas... ¡Oh, nube!.. ¡ Ay dile que lloro!...
que ella es mi tesoro, que suya es mi vida,
que Biempre será ella mi fe prometida,
la luz tan querida, ¡la virgen que adoro!
PARNASO SALVADOREÑO G3
TE AMO
Te amo... No... es muy poco, yo te adoro,
con delirio, con fe, con arrebato;
te idolatro más bien como insensato,
estoy loco tal vez de tanto amor:
tu aconto me estremece, tu sonrisa,
va derecha a buscar el corazón,
tu pupila es un foco de pasión...
tu mirada es un rayo abrasador.
La inmensidad de! mar y del espacio,
la sucesión del tiempo... nada son:
círculo estrecho, mísera extensión,
un segundo no más, ante mi amor;
el fuego de los astros y del sol,
el calor de los mundos condensado,
chispa fugaz o rayo reflejado
fulgor de luna, leve resplandor.
Cuando se unen y oprimen nuestras manos,
cuando roza tu aliento mi semblante,
¡no sé lo que me pasa!... vacilante,
ebrio de amor, me siento desplomar.
Cuando encuentran mis ojos tu mirada,
me deslumhra su luz... y el mismo cielo
rasga un momento para mí su velo,
y veo a los arcángeles cruzar.
A tu sólo recuerdo, desbordada,
salta veloz, rugiendo la pasión,
desciende sobre mí la inspiración
y mi sangre inflamada siento arder:
en tus alas de fuego arrebatado
se levanta mi espíritu atrevido,
y un placer sin igual, desconocido,
se filtra, gota a gola por mi ser.
Yo ignoro como llaman a este fuego
que ni un instante su calor mitiga,
6 I SALVADOR L. ERAZO
'•l peso atroz que mi corazón fatiga,
esta que siente inmensa sensación:
Sólo comprendo que basta te gravita
el alma mía sin cesar inquieta,
cual si fueras mi musa de poda,
-cual si fueras mi centro de atracción,
No he sido siempre asi; antes de ahora
he buscado el amor de o, ras mujeres;
he creído encontrar usos placeres,
sublime fuente de latente ardor;
pero todo pasó cual humo leve,
cual hoja seca que arrebata el viento,
y al caer la venda se apagó al momentola débil llama de mi antiguo amor.
Mientras que el tuyo incomparable, eterno,
irá con eL errante peregrino:
ignoro que me guarda mi destino,
sólo sé que tu amor no pasará,
y aunque la nada rompa con su aliento,
mi frágil estructura terrenal,
»4 alma nunca muere... es inmortal,
y te ofrece su amor aun más allá.
RAYOS Y BESOS
Al tibio rayo de la luz naciente
y a Los besos del aura cariñosa,
abre su cáliz la gallarda rosa
y llena de fragancias el ambiente.
Su vida es muy fugaz, resplandeciente,
brilla un momento sobre el tallo airosa,
y se inclina, marchita y tembloro i
al apagarse el sol en Occidente.
¡Así es La juventud! El corazón
se abre al rayo del sol de la esperanza
j a. Loa besos primeros de ilusión,
PARNASO SALVADOREÑO 05
¡ama una vez con juvenil confianza
y marchito después por la pasión
ve perderse su ideal en lontananza!
Nació entre sombras y sus padres fueron
el sórdido interés y la venganza,
le dio el mal su satánica destreza
y los vicios esa obra concluyeron.
Los genios del averno le infundieron
de su esencia maldita la impureza,
odió la libertad por su grandeza
(y a los hombres que culto le rindieron.
¡Nunca de amor la blanda simpatía
sintió su corazón galvanizado,
sólo amó la cobarde tiranía
y al crimen victorioso y descarado
que pasea doquier su altanería
al par de la virtud del hombre honrado!
Pdintta Sulvtá+rtHe.—
5
ESQOOSSOQODanQQDDQQQSI
Juan José Bcrnal
EL DOLOR
Y encontré mi ilusión desvanecida
y eterno e incansable mi deseo
:
palpé la realidad y odié la vida
;
sólo en la paz de los sepulcros creo
EsPRONCEDA.
Hartas desgracias, sufrimiento y pena
han destrozado mi existencia ya;
está la. copa de amargura llena,
hasta Los bordes rebosando está.
Noches ciernas de dolor y duelo,
horas nefandas de ansiedad sin fin,
ae han deslizado con tardío v.uelo
sobre mi frente despreciable y ruin.
¡Nada me resta! mi esperanza ha muerto
con las amantes ilusiones mías,
sólo me quedan, cual despojo yerto,
de mis recuerdos las cenizas frías.
Aun no he pasado la feliz edad
en que se sueña porvenir y amores,
edad bendita por el cielo asaz,
edad de, reen ia, de entusiasmo y flores;
PARNASO SALVADOREÑO 07
y ya me veo desgraciado y triste,
soJo y perdido en [a miíad del mundo,dudando acaso si en el mundo existe.
dolor que iguale a mi dolor profundo.
Rico en un tiempo de esperanza y fe,
con mano incierta preludié mi lira,
y en mi entusiasmo con ardor canté
las dulces trovas que el amor inspira.
Creí que eterna mi pasión sería
como una peña en la mitad del mar.
que va sus olas a estrellar bravia
al pie de aquélla con furor audaz.
Y delirante en mi pasión sublime,
lágrimas tiernas derramé de amor,
y cual el nenio, que en la noche gime,
lancé un su-piro desgarrante, atroz.
• Fueron muy gratas las visiones suaves
que en mis ensueños amorosos tuve,
dulces cual trinos de canoras aves,
puras cual blanca y transparente nube.
Tú no alcanzaste a comprender jamás
la noble idea de mi amor tan tierno;
¡oh! nunca, nunca comprender podrás
¡ese infinito sentimiento eterno!
Por eso oíste con desdén mis quejas,
por eso risa te causó mi llanto,
cuando, entre brumas, a tus pardas rejas,
iba a ofrecerte mi afligido canto.
Tú me juzgaste impostor: mentira
creíste acaso mi sublime amor;
y es que tu inquieto pensamiento gira
en otra esfera de ambición mayor.
68 SALVADOR L. ERAZO
Vislo en mi fronte marchitada y mustia,
de los pesares la tremenda huella,
adivinaste mi interior angustia
y te espantó mi moribunda estrella.
Te sorprendiste al contemplar la suerte
de la mujer que se consagre a mi;
temiste acaso por mi amor perderte,
¡y en duda horrible vacilar te vi!
¡Oh! no te culpo, virginal criatura,
nada tenía que ofrecerte yo;
la suerte impía, con su mano impura
hasta mis sueños de placer rasgó.
Nada valia mi cantar tan triste,
ni de mi lira el moribundo son;
indiferente, serafín, oiste
mi vago acento, mi fugaz canción.
No era tu sino atravesar los mares
de la existencia, sin timón ni guia,
sólo escuchando lánguidos cantares
y el ronco estruendo de la mar bravia.
Era más alta tu misión, debía
ser tu belleza idolatrada aquí:
estás dotada de tan gran poesía,
¡que rru'us pareces oeLesfcLal hurí!
Goza, pues, niña, tu amoroso ensueño,
busca en la tierra tu supremo bien;
y entre los brazos de tu amante dueño
dobla tu blanca y perfumada sien.
No te importune la fatal memoriade mi pasión desventurada y triste;
olvida, olvida tan funesta historia,
la desventura para tí no existe.
PARNASO SALVADOREÑO f>9
Sólo iin favor en mi agonía quiero
que bondadosa me concedas tú,
divina virgen de mi amor primero,
¡blanco lucero de benigna luz!
Quiero que el día que infeliz sucumbaal grave peso de mi suerte impía,
visites tú la solitaria tumba,
donde descansa mi ceniza fría.
Y si el destino me persigue atroz,
y de los mares a merced me entrega,
Lánguida eleva tu plegaria a. Dios,
y por mi dicha compasiva ruega.
Ruega amorosa por el triste poeta
que sus cantares te consagra así;
él en presencia de la mar inquieta
tierna plegaria elevará por tí.
Y cuando exhale en extranjera playa
de su garganta el postrimer gemido,
tal vez en alas de los vientos vaya
flébil y triste a importunar tu oído.
Y allá en la noche, cuando tú, despierta,
quieras en vano conciliar el sueño,
verás entrar por la entornada puerta
vago un espectro de ademán risueño.
Será mi sombra que a tu alcoba llega
sin un sudario de fatal crespón;
no vengadora, convulsiva y ciega,
sino cual blanca sideral visión.
Irá a rendirte su homenaje tierno
de gratitud, sinceridad y amor;
y allí sabrás el sacrificio interno,
que de mi vida te ofrecí en la flor.
SALVADOR I . ERAZO
¡Ali! no te asaste mi doliente sombra,
cuando se acerque vagarosa a tí;
¡con leve paso cruzaré la alfombra
y tu albo sueño velaré hasta el fin!
Doquier que vayas seguiré tus pasos,
sin que lo sepas a lu lado iré,
cuando desmayes te tendré en mis brazos,
siempre tu genio tutelar seré.
¡Siempre! ya sea que te halague el ruido
de los festines que los nombres dan,
entre la turba vagaré perdido,
e iré gozando de tu ardiente afán;
o bien ya sea que doliente llores
entre las nieblas de la noche fría,
sobre los restos de marchitas flores,
con que prendiste tu cabello un día;
allí estaré para aliviar tu pena,
tendré palabras que te den consuelo,
hasta que vuelvas con la faz serena
a ver ya limpio y transparente el cielo.
Siempre seré tu cariñoso amigo,
y en tu agonía sostendré tu sien,
hasta que vayas a vagar conmigo
por los jardines del florido Edén.
ÉL CIPRÉS
Los que arrastran con frente serena
el rigor de su adversa fortuna,
y al escaso fulgor de la luna
han llorado su amarga aflicción;
los que han visto a una madre adorada
descender a La tumba horrorosa,
y han grabado, llorando, en su losa
una triste y piadosa inscripción;
PARNASO SALVADOREÑO 71
los que han visto pasar sin sentir
de su infancia La dicha ilusoria,
y aun conservan la grata memoriade su hermosa y fugaz juventud
;
esos solos comprenden el mudoy sublime lenguaje del alma,
cuando miran con mística calma,
la asombrosa creación en quietud.
¡Cuan "hermosa se ofrece a mis ojos
revestida de pompa salvaje,
con su verde y obscuro ropaje
de la blanca neblina al través
!
Pero yo que padezco y que lloro,
acosado de acerbos dolores,
aborrezco sus vividas flores,
y prefiero el sombrío ciprés.
Sí, prefiero tu fúnebre pompa,
¡oh ciprés melancólico y triste!
porque sé que en tus ramas existe
algo que habla a mi crudo dolor;
porque prestas tu sombra a las tumbas
y amoroso sobre ellas te inclinas,
y entre negros escombros y ruinas
dejas oir tu confuso rumor.
¿Quién al ver tu gigante figura
levantarse entre arbustos dolientes,
en el alma al instante no siento
una tierna y secreta emoción?Nadie puede mostrarse insensible
de tu aspecto a tan mágico encanto;
tú eres fiel simulacro del llanto,
triste imagen del fiero dolor.
Cuando veo en la sombra noel urna
destacarse tu forma elevada,
como torre ruinosa, olvidada
Je su noble y antiguo señor;
72 SALVADOR L. ERAZO
me pareces e-sp'^ctro sangriento
del sepulcro terrible evocado,
y en La noche a vagar condenadode la luna al temblante fulgor.
Y si acaso se chocan tus ramasal impulso fugaz de los vientos,
creo oir los lejanos acentos
de una virgen que muere de amor;o que escucho los tristes acordes
de mi laúd que suspira armonioso,
a la par del cantar melodioso
-del errante, infeliz trovador.
Otras veces oyendo el susurro
de tus ramas unidas y obscuras,
me imagino que triste murmuras,fervoroso, una triste oración,
o que sombras de amantes dolientes,
que en la noche el Elíseo abandonan,
a tu abrigo confusas entonan
misteriosa y extraña canción.
Revestido de eterna verdura
no te agosta el rigor del estío,
ni te aterran La escarcha ni el frío,
ni te abate el tremendo huracán;
pues resistes su bárbaro empuje
cual si el aura fugaz te moviera,
y te meces cual alta palmera
de los truenos al grave compás.
En tu copa las aves nocturnas
que aborrecen las luces del día,
a favor de la niebla sombría
van sus cantos extraños a alzar,
cual si al mundo quisieran medrosas,
indicar su existencia precaria,
y arrullar con su voz funeraria
de la muerte el descanso final.
PARNASO SALVADOREÑO 7.'i
lil canario, el sensontle y eJ guarda:i tu aspecto sombrío enmudecen,porque el canino frondoso apetecen,
porque mandan su trino a la flor.
Solamente la tierna paloma
en tus ramas dolientes se posa,
y cual viuda que gime llorosa
triste arrulla su pena y su amor.
Yo también que derramo afligido
una lágrima ardiente, en memoriade mis muertos ensueños de gloria,
de mi amor desgraciado y fatal;
yo que arrastro mi amarga existencia
de mis lares a inmensa distancia,
sin gozar la silvestre fragancia
de los bosques del suelo natal;
siempre he amado, ciprés, tus encantos
desde una época atrás, desde niño;
y este inmenso y profundo cariño
hasta el día yo siento por tí.
Aun ahora que triste te miro
en la tarde, en silencio profundo,
me imagino que habito otro mundodonde soy venturoso y feliz.
Y me place en tu tronco apoyado,
cuando el mundo en silencio dormita,
evocar la memoria bendita
de mi loca y audaz juventud;
y elevar mi monótono canto
que al rumor de ^tus ramas unido,
se asemeja a un extraño gemido
exhalado del negro ataúd.
En tu tronco de musgo cubierto,
palpitante de amor y ternura,
con mi mano temblante, insegura,
una cifra de amor grabaré:
SALVADOR L. ERA/O
una cifra que escrita con fuego,
en mi pecho en secreto he llevado^,
y es el nomhre sublime y sagrado
del arcángel divina que amé.
¡Ojalá que la mano del tiempo
cuya furia ninguno resiste,
respetando los votos de un triste,
esas letras respete también;
que una mano profana no venga
a borrar esa cifra ignorada,
algún día ¿quién sabe? ¡mi amadala leerá conmovida tal vez!
¡Ay! es triste, no hay duda, muy triste,
ver marchitas las flores del alma,
y desear del sepulcro la calma
cuando apenas se empieza a vivir.
¿De qué sirven entonces los goces
que nos brindan falaces mujeres...?
¡son quimeras virtud y placeres,
sólo es cierta la paz del morir...!
Me he sentado al festín de la vida
con eL alma sedienta de gloria,
demandando una dicha ilusoria
que la tierra no puede ofrecer;
y en lugar de marchitos laureles,
de guirnaldas perfumes y flores,
sólo he hallado quebranto y dolores,
y tristeza y angustia doquier.
Es la vida una carga -pesada:
ya mis débiles fuerzas no pueden
por mas tiempo llevarla, ya ceden
del cansancio al influjo fatal!
Tengo el alma gastada, es forzoso
que por fin en la lucha sucumba,
y me siente en el borde la tumba
el momento terrible a esperar.
PARNASO SALVADOREÑO
Yo no temo los hondos misterios
que en su seno fatídico encierra;
bajaré, y en su almohada de tierra
mi cabeza cansada pondré;
tendré entonces sublimes ensueños,
gozaré de celestes amores,
y por premio de tantos dolores
una palma de mártir tendré.
Sólo quiero cuando eso suceda,
que una mano cristiana y piadosa,
sobre el musgo que cubra mi fosa
de madera coloque una cruz;
que cobije un ciprés funerario
esa huesa del mundo olvidada,
y la bañe en la noche callada
de la luna la trémula luz.
VOTOS DE UN PROSCRITO
Lejos de aquí, muy distante,
más allá de esas montañas,
que cubiertas de verdura
al oriente se levantan,
semejando en el espacio
gigantescas esmeraldas,
con su corona de nubes
de una blancura extremada,
que se ofrecen a la vista
del estío en las mañanas,
entre vapores sutiles,
airosas siempre, azuladas;
hay un pueblo, cuya historia
de todos es ignorada,
76 SAI VADOR ! .i
cuyo nombre melodioso
a nadie la atención llama;
poro que yo llevo escrito
en el fondo do mi alma.
En un. valle delicioso,
cual los valles de la Arcadia,
está situado ese pueblo
de memoria dulce y grata:
flores de todos los climas
crecen allí descuidadas,
y con sus gratos olores
el aire puro embalsaman:
fuentes que corren ligeras,
como serpientes de plata,
en sus aguas cristalinas
su bello cielo retratan:
pájaros de mil colores
escondidas en las ramas
de sus florestas umbrías,
himnos melifluas le cantan,
y sus trinos y sus pios
enamorados le mandan,
en las alas invisibles
de las auras perfumadas.
En ese rincón del mundomi cuna fué acariciada
por las brisas murmurantes
de sus agrestes montañas;
mi paso primero di
en esa tierra sagrada,
sostenido entre los brazos
de mi madre tierna y cara...
¡ Pobre madre ! era tan buena,
¡era una mujer tan santa!
Allí vi correr las horas
deliciosas de mi infancia.
que pasaron tan serenas
como esas nubes de gasa
que cruzan el firmamento,
nacaradas y sin mancha.
En la orilla de las fuentes,
PARNASO SALVADOREÑO
bajo una veiáe enramada,
sobre una alfombra de flores,
mi cabeza reclinada,
teniendo dulces ensueños
en que entrevia la magaque después ha presidido
mi juventud desgraciada.
Yo he dejado en esos valles
mis queridas esperanzas,
mis ilusiones de niño,
mis afecciones más caras;
he dejado allí una tumba,
que esas montañas me guardan,
la tumba donde hace tiempo
mi tierna madre descansa...
Por eso, siempre que elevo
en la noche mi plegaria,
por mis pálidas mejillas
corren a mares las lágrimas,
porque traigo a la memoria»
a mi querida Santa Ana.
¡Inextinguible en el fondo
de mi corazón, siempre arde
el amor tierno y sincero
que profeso a esos lugares
!
¡Ojalá que siempre el cielo,
en todo tiempo engalane
con las flores más vistosas
sus colinas y sus valles
!
¡Ojalá que dé a sus fuentes
murmurios dulces y suaves,
como la voz armoniosa
de suspirantes náyades!
¡Ojalá que inspire trinos
siempre nuevos a las aves,
SALVADOR I.. El
para ijue en grande concierto
entre -<:1 follaje le canten,
llenando con sus gorjeos
la inmensidad de los aire-!
Esto será un gran consuelo
para el corazón amantedel infeliz desterrado,
que suspira inconsolable,
al recordar la alegría
de sus queridos hogares.
¡Ay! hace tiempo que triste
dejé, llorando, esos valles,
para vivir entre el ruido
de otras ciudades más grandes,
donde debía ver muertas
mis glorias harto fugaces,
y apurar después la copa
de amarguísimos pesares!
El corazón se me llena
de una tristeza insondable,
cuando la vista dirijo
al oriente por las tardes,
y veo en el cielo azul
los purpurinos celajes
que me recuerdan mi infancia
y la ca,sa de mis padres...
111
Melancólica y sombría
como la noche está mi alma,
porque alimenta hace tiempo
un amor sin esperanza;
de esos amores que roban
la venturanza y la caima,
que marchitan y que quemancon el ardor de su llama,
las flore, de la existencia
y del corazón las alas:
PARNASO SALVADOREÑO 70
una pasión inocente,
desinteresada y casta,
¡de esas pasiones sublimes
que entristecen y que matan!Era un niño, cuando un día,
con el alma contristada,
entré en un templo, cansado
de la vanidad mundana
:
iba a pedirle a María
que calmase la borrascas
que tan temprano, iracundas
mi corazón agitaban;
iba a pedirle me diese
una compañera casta,
que, con sus risas de miel
y sus ardientes miradas,
el acibarado cáliz
de mi existencia endulzara.
Todo era paz y silencio
en la capilla cristiana;
ya las sombras de la noche
a descender comenzaban,
y los rayos macilentos
del sol de una tarde helada,
ton melancólico tinte
el recinto iluminaban;
ni el más ligero ruido
aquel silencio turbaba;
sólo se oía la voz
aflictiva y destemplada,
oon que doblaban a muerto
en triste son las campanas.
Estuve por largo rato
con la cabeza inclinada
sobre el pecho, meditando
en la pobreza y la nada
de los goces con que el mundonuestros sentidos halaga;
hasta que un triste suspiro,
como el sonido de un arpa
con que sus sentidas quejas
80 SAI VADOR L. ERA/O
un trovador acompaña,
me arrancó de mis profundas
meditaciones amargas;
volví los ojos y vi
que La que así suspiraba
era una joven hermosaque ante la imagen sagrada,
cuino el ángel del dolor,
sus lágrimas enjugaba.
Una atracción misteriosa
mé hizo fijar la mirada
en el semblante divino
de aquella visión tan rara!
¡ Ay ! era aquella criatura
la ilusión más pura y blanca
que alimenté en mi niñez
con el alma enamorada
:
¡era la virgen bendita
de los sueños de mi infancia...!
Lo que sigue es una página
de la historia de mi alma,
llena de tristes recuerdos,
de suspiros y de lágrimas,
cuya acérrima memoria
el corazón despedaza...
¡Esa mujer ya no existe;
La eternidad nos separa
!
Por eso, triste y sombrío,
paso mi vida ignorada,
sin ilusiones de gloria,
sin amor, sin esperanza,
¡miL veces más infelice
que el paria que tal vez ama
!
Mas puede ser que volviendo
a esos valles, con la calma,
mis ilusiones ya muertas
gloriosamente renazcan:
PARNASO SALVADOREÑO
puede suceder ¿quién sabe?
que Las flores marchitadas
del corazón, nuevamentebroten frescas y lozanas,
si yo vuelvo a respirar,
como en épocas pasadas,
¡el ambiente perfumadode mis queridas montañas!
/•«;««• Xmli-aitreñ».
anaBQoaanDOQOQQQQQQ
Juan J. Cañas
A LA SALIDA DEL VAPOR «GOLD Hl'NTER»
No hallan mis ojos mi patria,
humo han sido mis amores.
EsrRONCF.DA
Se va el vapor para la patria mía,
se va y un pocho de pesar se llena;
96 va el vapor, y mi fortuna impía
sólo a verlo partir cruel me condena.
Se va el vapor: escucho la campanaque con su son a navegar convida;
es su aviso final, porque mañanano estará aquí deJ sol a la salida.
Se va el vapor: el último silbido
(!•• despedida con el pito da;
tercera \f/. repite su sonido,
¡a. bordo! ¡a bordo! ¡que <! vapor se va!
ira <-l vapor: ya lento se retira
del grande muelle do lo vi posar,
y su preseru ia al corazón inspira
tristes recuerdos de su patrio hogar.
PARNASO SALVADOREÑO 83
Se va el vapor: Jas ruedas en su giro
baten Las ojas en confuso afán;
¡se va! ¡se va! ¡y en mi dolor suspiro
sólo por tí, mi bella Cuscatlán ! 1
Se va el vapor: veloz como saeta
por el gran tubo que lo deja huir,
y al disiparse al soplo de la brisa,
mi esperanza como él veo morir.
Se va el vapor: v«*-!oz cuino saeta
las ondas surca, y deja en su cristal
la espumosa parodia de un cometa
que allá lejos se pierde en espiral.
Se va el vapor: ¡adiós, ligera nave
los desiertos marinos va a cruzar,
como los cruza con quietud el ave
que prefiere en las aguas habitar!
Se va el vapor: sublime panoramatriste contemplo al declinar el sol;
su tibia luz sobre la mar derrama
y embellece el bajel con su arrebol.
Se va el vapor: desplega su bandera
mas destroza también mi corazón,
saluda al puerto por la vez postrera,
y truena a bordo intrépido ed cañón;
¡Se fué el vapor! allá en el horizonte
a mi débil mirada se ocultó,
al penetrar en el espeso monteque de nubes monstruosas se formó.
¡Se fué el vapor! ¡a cuántos mano en manocon envidia miré decirse adiós,
al lanzarse tal vez en el océano
de esperanzas quiméricas en pos!...
(i) Nombre indígena de la República del Salvador.
SALVADOR I. BRAZO
Es muy triste suspirar
en un lugar extranjero
por la tierra do primero
la luz del sol se miró;
tener que sufrir las penas
con que se oprime la mente,
al comparar el presente
con el tiempo que pasó.
Es tristísimo vagar
cuando a una mujer se adora,
si cobarde siempre llora
lejos de ella él corazón.
Y tener dentro del alma
su bella imagen grabada,
y la razón agobiada
por imperiosa pasión.
Y en fin, entre tormentos,
dudas, amor y esperanza,
semejante a una balanza
perpetuamente oscilar;
no hay vida, no, más ingrata
que la del pobre que vaga,
pues si un recuerdo le halaga
tal vez le impele a llorar.
UN RECUERDO
A...
¡Oh noche confusa,
sombría, espantosa,
al alma medrosa
le inspiras horror.
Tu mamo cobija
la tierra y el cielo,
y aumenta mi duelo,
mi pena y dolor!
PARNASO SALVADOREÑO
Tú fúnebre sombraque pasa tranquila,
mi débil pupila
pretende romper.
No hay luz... nada veo,
no hay bellos colores,
¡oh noche! no hay flores,
no ofreces placer!
Tan sólo se escucha
discorde murmullo,
cual lúgubre arrullo
se siente rodar;
un choque imponente
del trueno parodia,
solemne salmodia
que entona la mar.
Las negras montañas
los ecos modulan,
que en ellos circulan
gimiendo al morir,
que absorto me dejas,
repite las quejas
¡oh inmenso fantasma,
de mi hondo sufrir!
De nave flotante
sentado en la popa,
bebiendo en la copa
de rudo dolor;
invoco en mi auxilio
marchitas memorias,
risueñas historias,
recuerdos de amor.
¡Venid con la luna
y estrellas brillantes,
cual ricos diamantes
también rutilad!
86 SALVADOR I. i
¡Vi oíd ! y fu mi seno,
reflejos del alma,
con mística calma
benignos posad.
El recuerdo es un perfume
con que el alma se adormece,
blanco lirio que aparece
cuando el tedio nos consume.
Es pintada mariposa
que, vagando entre las flor<
roba de ellas los olores
qxie mo* brinda cariñosa.
Es un eco desprendido
de concierto misterioso,
blando, suave, melodioso
y entre sombras escondido.
Es la luz que entre nublados
nos descubre mil placen -
serafines y mujeres,
y festines olvidados.
/•.'// otro tiempo, se dice,
porque otro tiempo es el poema,
es la historia, es el emblema
de cuando uno fué felice.
Yo. también, ¡ay vive Dios!
escuché con alegría
cuando, te amo, me decía
en otro tiempo una voz.
Era un ángel cuyo acento
dulce, claro celestial,
como el canto del turpial
avasalló el pensamiento.
PARNASO SALVADORI X7
Una noche... el resplandor
de la luna y las estrellas
alumbró nuestras querellas,
nuestros delirios y amor.
¡Pobre niña!... ¿por qué amara tajr triste marinero,
que en tierra vive extranjero,
pues que su patria es la mar?..
¿No sabes tú que el marino
cuando recio sopla el viento,
pone amor y juramento
en alas del torbellino?...
¿No sabes, di, que se entrega
inconstante a otra esperanza
cuando a otro mundo se lanza,
cuando las velas desplega?...
¿Ignoras que con afán
tiernos suspiros exhala,
solamente si no iguala
su bajel al huracán?
¡Pobre niña! y ¿por qué amar
al ingrato marinero
que con ansia va ligero
nuevas bellas a buscar?
Mas no creas, no, mi bien,
tú que vives en mi mente,
que yo pose blandamente
en otro seno la sien.
No debes nunca temer
que por cariño bastardo,
cambie un recuerdo gallardo
como el sol, bello al nacer.
88 SAI VADOR I.. F.RA/O
Porque eres tú, dulce muja.
de iruna.cnlada hermosura,
blanca flor, estrella pura
que mis ensueños halaga.
Kres tú quien mis enojos
y mi negra pesadumbre,
sabes destruir con la cumbre
de tus lindísimos ojos.
Bella y candida azucena
impregnada de fragancia,
que a tan inmensa distancia,
piadosa alivias mi pena:
yo le ofrezco mi pasión,
recuerdo, fe y esperanza,
mientras a llegar alcanza
% tas pies el corazón.
BOBBEIBBeiESSSESCSCSESSiCSCSESiES
Joaquín Aragón
LA MI'.IKK
A la señorita Dolores Irrjzari
Fuerte es el hombre, la mujer hermosa:
nace la tentación, habla y espera...
¡Y la infeliz sin luz!... El hombre es fiera
si no educa a la madre y a la esposa.
Dios hizo a ía mujer de miel y rosa
para que dulce y agradable fuera:
dióle, para que el vuelo alzar pudiera
con alas de ángel, ímpetus de diosa.
¿Y cómo en las tinieblas sumergida
podrá cumplir con su misión sagrada?
¡ Pobre alondra entre rejas, no alza el vuelo
!
Mas dadle libertad, la vida,
y la veréis de estrellas coronada
ángel y diosa remontarse al cielo.
00 SALVADOR 1 . FRA/O
rus ojos
Me dijo una voz un sabio:
con lo-; ojos habla amor
mucho más que con el labio,
¡guarda de un ojo traidor!
Mas yo por ti i i mala suerte,
su consejo despreciando.
siempre los tuyos mirando
en ellos bebí la muerte.
¡Lila, por Dios, esos ojos...
Yo no sé qué haga con ellos
:
me anonadan sus destellos,
me aniquilan sus enojos!
Alma y vida me arrebatan
y sólo crueldad respiran,
si no me miran me matan,
y me matan si me miran.
Mas ¿qué es morir, si el consuelo
tengo de verlos lucir?
¡Morir por mirar el cielo!...
¡Cuan dulce es así morir!
Mas ya me ves con enojos:
¿por qué me miras así?
¡ Ay ! cierra, Lila, esos ojos,
o no respondo de mí.
Que en ellos veo el furor
en toda su inmensidad,
que tiene la tempestad,
la tempestad del amor.
PARNASO SALVADOREÑO 01
Ya está fu rostro sereno;
mas, ¿por qué en llanto revienta?
¡Es verdad que en pos del trueno
siempre viene la tormenta!
Sartas de líquidas perlas
manan ya de tu pupila...
No llores, que siento, Lila,
tentaciones de beberías.
Tú con tus ojos me asombras:
imidos están allí
junto con la luz las sombras,
junto con un no. un sí.
Ora veo el iris, ora
la borrasca miro en ellos:
¡ bien haya, Lila, la hora
en que me perdí por vellos!
Que aunque no verlos, quisiera,
porque me causan sonrojos,
¿quién no ha de ver unos ojos
que miran de tal manera?
Echada está ya mi suerte,
no hay poder que me contenga:
¡venga en buena hora la muerte,
como de tus ojos venga
!
TfcCUM IMÁN (*)
¿Y por qué no? ¿acaso no están llenas
de la valiente sangre generosa
de la raza quiche todas mis venas?
¿Por qué no he de cantar la muerte honrosa
(*) Príncipe de la sangre real del Quiche, que murió en un
desafio con Don Pedro de Alvarado, conquistador de Guatemala,
cuando se übraba la batalla de Xelahuh.
02 SAI VADOR l . ERAZO
del ardido fecum, míe én Las arenas
de la llanura de Xelahuh (1) gloriosa
defendiendo al Quiche, fué derribado
por la lanza de Pedro de Alvarado?
Tú que le viste ¡oh Dios! caer herido
como al ceibo que airoso y arrogante,
desafía a las nubes, atrevido,
y el rayo le derriba on un instante,
dame, Señor, de hinojos te lo pido,
una centella de tu luz brillante,
que ilumine mi pobre pensamiento
para cantar del indio el ardimiento.
Descansa Don Pedio de Alvarado
en Xelahuh, ciudad fuerte y hermosa,
cuando por sus espías fué avisado,
que una falange de indios numerosa,
le enviaba Oxib-Qüeh, ..' el desgraciado,
y que Tecum el de la mano briosa,
comandando el ejército venía
y qpue al teule (3) arrojar se proponía.
A esperar a Tecum salió el guerrero
español, en tres cuerpos dividiendo
sus tropas, y cedió a Portocarreño,
el mando de uno de ellos, ofreciendo
a Hernando Chávez otro y el postrero
se reservó para él, el centro haciendo
del castellano ejército esforzado,
por indios tla.seallecas reforzado.
(i) Ciudad fuerte del reino del Quiche, situada cerca de la actual
Quezaltenango, en la República de Guatemala. ¡
(2) Oxib-Qüeh y Beleb-Tzy, últimos reyes del Quiche, que pere-
cieron en la hoguera, por orden del bárbaro Don Pedro Alvarado, el
día viernes santo de 1525.'
(3) Los aborígenes llamaban teules a los españoles, palabra equi-
valente a dioses, como llamaban a Alvarado Tonatiuh, esto es sol.
(N. del A.)
PARNASO SALVADOR!
Igual distribución Tecum había
hecho en sus fuerzas. Entre nubes de oro
asomaba en oriente el rey del día:
con roncas voces e! clarín sonoro
a la hueste española prevenía
que Tecum se acercaba, haciendo coro
al clarín, con sus gritos, los millares
ilc belicosos indios auxiliares.
Llegó Tecum-l man : era un valiente,
que apenas treinta y nueve años contaba,
mirada audaz, altivo continente,
ancho de espaldas: su cabeza ornaba
una diadema de oro refulgente,
manto de plumas de quetzal llevaba;
y en su frente serena se leía
la nobleza, el valor y la energía.
La lucha se empeñó: el dios de la guerra
miraba complacido los estragos
que causaba la lid : dejó en la tierra
la sangre del Quiche profundos lagos,
estremecióse la vecina sierra
al mirar de la muerte los amagos,
y era tanta la atroz carnicería,
que el suelo un mar de sangre parecía.
El castellano goza en la matanza,
el arcabuz los aires ensordece;
resiste el indio, el castellano avanza,
y la carnicería crece y crece:
lluvia de dardos al espacio lanza
el Quiche, que a la cólera obedece...
Lidian, forcejean, hácense pedazos,
y a los aves responden cañonazos.
Los ochenta ginetes de Alvarado,
que no habían tomado todavía
parte en la lucha, al indio desgraciado
atacan con furor: la gritería
'•I SALVADOR L. F.RAZO
y confusión aumentan; e indignado
Tecum Imán al ver tanta osadía,
dominando los gritos y algazara,
a Pedro de Alvarado, a hablar se [tara.
Tonatiuh, dijo, que de luenga tierra
a usurparnos La nuestra habéis venido,
con vos trayendo destrucción y guerra,
¿qué derecho para ello os ha asistido?
En el valle, en el llano y en la sierra,
furioso, nuestra sangre habéis bebido:
¡yo no pensaba que los blancos, siervos
del rey, Illanco, serían tan protervos!...
Vivíamos tranquilos recogiendo
el fruto de la paz, nuestras esposas
vivían nuestras túnicas tejiendo
y amamantando tiernas y amorosas
a nuestros tiernos hijos, bendiciendo
a los dioses del cielo y a las diosas
;
pero venisteis vos y un tributo
nos arrancáis de lágrimas y luto.
Vos habéis nuestro lecho profanado,
robado nuestro pan, habéis vendido
como esclavos al niño, al encorvado
anciano, al sacerdote bendecido
y, a la doncella; en fin, habéis quemadonuestros templos y hogares; y habéis hecho
muchos males ¿y aun no osláis satisfecho?
Varias veces el sol ha aparecido
desde que vos ¡oh Jonatiuh inhumano!
a nuestra pobre tierra habéis venido:
nosotros os tendimos nuestra mano,
y vos y vuestros teules habéis sido
para nosotros látigo tirano.
Como a un Dios os tratamos y hoy en pago
en nuestra raza hacéis tamaño estrago!
PARNASO SALVADOREÑO 95
Vuestro aliento letal cual la canjura 1
1
y más que el manzanillo venenoso;
nos trajo Tonatiuh, la desventura,
así como en sus alas el furioso
huracán suele traer la peste impura.
¡ Engendro de La muerte, hijo orgulloso
del Dios del mal, de lo que hacéis alarde,
venid, lidiad conmigo ¿o sois cobarde?
Así dijo Tecum; y en ira ardiendo
le contestó Alvarado : Perro, ahora,
lo juro por el Dios que me está viendo,
probarás de mi diestra vencedora
el furor espantoso. Estrago horrendo
en tus tropas haré : llegó la hora
en que mueran a manos de mis bravos,
y que venda a tus hijos como esclavos.
Y el indio contestó : no con la muerte
queráis amedrantarnos, no os tememos,
que en nuestro corazón ardido y fuerte
nunca moró el temor: si perecemos
culpa será de nuestra ingrata suerte,
no de nuestro valor: venid, lidiemos;
mas no vengáis cual niño o cual anciano,
venid como guerrero, lanza en mano.
Calló Tecum-Uman; y Alvarado
sin hablar, de coraje enardecido,
avanzó contra el indio denodado,
como león africano que han herido.
Llega... se acerca... y con ojo airado
se contemplan los dos. Nadie atrevido
osó evitar la singular batalla
:
el campo todo se estremece y calla.
(i) Canjura y manzanillo, plantas venenosas de la familia de las
euforbiáceas. (X. del A.)
9G SAI VADOR I . ERAZO
Así como el rabio bircano
cuando se encuentra con el león, rugiendo
contra él .se lanza ron furor insano,
abierta la ancha fauce, despidiendo
rayos de ira y el valle comarcano
con su bramido horrísono aturdiendo,
y escarbando furioso el alma tierra
y haciendo estre cer toda la sierra.
Asi Tecum Umán sobre Alvarado
se lanzó, respirando odio y venganza,
y le arrojó brioso y denodado
uno tras otro golpe, con su lanza,
a los que contestaba el esforzado
ibero campeón. Con más pujanza
arremetió Tecum y con su acero
matar logró el caballo del ibero.
El valiente Alvarado, de ira ciego,
se arrojó contra el impío que arrogante,
la frente erguida le esperó; y luego
Tecum, al pensamiento semejante,
tiró a Don Pedro dos lanzadas: fuego
despedía de entrambos el punzante
acero, y retemblar la tierra hacían;
¡tan grande era el furor con que reñían!
Forcejaba Don Pedro, pero en vano,
por herir al indígena, y rabioso
fulminaba contra él el hierro insano;
Tecum se defendía valeroso;
cansado empero, al Marte castellano
iba presto a ceder, cuando airoso
quetzal (1) enorme vio que descerní ía
del cielo y a su lado se ponía.
(i) Ave de visioso plumaje que abunda en lo-, basques de Gua-
temala y Honduras.
PARNASO SALVADOR! 97
Nuevos bríos cobró Tecum al verlo,
pues conoció que era eL nahual (1) querido
que del Teule bajaba a defenderlo
:
y arremetió otra vez contra el temido
castellano, adalid que, sin quererlo,
retrocedió; el quetzal osó atrevido
atacar a Don Pedro a picotazos,
mientras lo hacía el príncipe a lanzazos.
Al mirar que el quetzal le acometía,
el airado Don Pedro sin tardanza,
mientras que de Tecum se defendía,
logró clavar al pájaro su lanza;
y al ver el indio al ave que yacía
bañada en sangre; a recogerla avanza,
respirando furor; pero Alvarado
la lanza le clavó por un costado.
Caliente sangre borbotó la herida,
la vista le empañó tinjebla obscura;
y por tierra cayó Tecum sin vida.
Estremecióse toda la llanura
con el golpe fatal de la caída
que llenó a todo un pueblo de amargura,
y del Quiche los cerros agitaron
la cabeza, y así se lamentaron:
Tecum-Umán, valiente entre valientes
y grande entre los grandes, no el olvido
te envolverá en sus sombras inclementes:
pregonará tu nombre esclarecido
la Fama augusta; y las futuras gentes
irán diciendo así: «gloria al vencido
y oprobio al vencedor», y a tu memoriaconsagrará sus páginas la historia.
(i) Había entre los indígenas Centro-Americanos la costumbre
de que llegados a cierta edad, escogían un animal cualquiera, al
que llamaban su nahual, y creían que él era su compañero y amigo
que les defendía y ayudaba en todas las ocasiones de su vida,
y que cuando moría debían morir ellos también. Esa creencia re-
pugnante era lo que constituía el nahualismo. (N. del A.)
Parnaso Salvadoreño,—
7
98 SALVADOR L. ERAZO
Mas ¡ay Quiche infeliz! ¡aj desgraciados
hijos de Gucumatz! (1) ya no los píos
sacrificios haréis a los amadosdioses: ya no los frágiles navios,
de seculares cauros fabricados,
las aguas surcarán de vuestros ríos,
cual en mejores tiempos: pronto errantes
vagaréis por las selvas más distantes.
Ya no seréis guiados por la manode vuestro rey Oxih-Qüeh; al fuego
condenará el terrible castellano
templos, palacios y ciudades: luego
al niño, a la doncella y al anciano
degollará Tonatiuh, de ira ciego;
y llenos de pavor por los barrancos
huiréis por la fiereza de los blancos.
Sufriréis largo tiempo esos extraños;
pero día vendrá en que valerosos,
a la Iberia digáis: ya no los daños
que causaron vuestros hijos orgullosos,
¡queremos tolerar; y_a muchos años
hace que les sufrimos silenciosos;
mas hoy nuestros derechos pediremos:
hombres nacimos; libres viviremos.
Y seréis libres. Y tendréis asiento
en la asamblea augusta de naciones
civilizadas; donde quiera al viento
libres tremolarán vuestros pendones.
Y seréis grandes: nadie atrevimiento
tendrá para manchar vuestros blasones,
que respeto os tendrán, tanto en la guerra,
como en la paz, los pueblos de la tierra...
¿Habéis acaso visto una manadade tímidos corderos que paciendo
(i) Gucumatz, caudillo de los quichés a quién, después divi-
nizaron.
PARNASO SALVADOREÑO 99
están, la verde yerba en la explanada,
ajenos de temor, cuando rugiendo
el lobo, al ver la presa codiciada
se avalanza contra ella; y ellos, viendo
al lobo, en tropel huyen y en la huidaél a muchos despoja de la vida?
Así los pobres indios al mirarse
sin su jefe, y al ver al de AJvaradocual hinchado torrente, avalanzarse
contra ellos, orgulloso de haber dadola muerte al gran Tecum. para salvarse
huyeron en tropel desordenado;
pero él los alcanzó y en ese día
hizo en ellos atroz carnicería.
Al sol cubrió de polvo nube obscura;
y el genio del Quiche, al ver la derrota
de los indios, con voces de amargura,
así empezó a decir: la sangre brota
de tu pecho, la regia vestidura
mira ¡oh Quiche! en mil pedazos rota:
idura es contigo la inflexible suerte!,
mas la vida te da al daros la muerte...
Vosotras brisas de la tarde ardientes,
que oreasteis la sangre de millares
de magnánimos indios inocentes,
que por su rey lidiaron y sus lares,
y el ibero mató: a esos valientes
campeones de su patria y sus hogares
decidles: que el Quiche ya está vengado,
y es pueblo libre, culto y esforzado.
f?¡raf3ESBS3E3E3QnE8S3S3nsaQES!3fra
Ignacio Gómez
ELEGÍA
ESCRITA EN EL CEMENTERIO DE UNA ALDEA
Traducción del inglés, de Gray
The curfew tolls the knell of parting day &
Ya eL bronce anuncia el moribundo día,
torna aL redil la grey con ronca queja,
el rústico a su hogar la planta guía
¡V' a las sombras y a mí la tierra deja.
La noche cubre con su manto el mundo:
reina el silencio, excepto do se mece
el insecto con vuelo vagabundo
y el cencerro las cabras adormece.
Desde esa torre, envuelta en yedra, exilio
de horror el buho, quéjase a la luna
del que turba su añoso domicilio
y en su lúgubre imperio le importuna.
A la sombra de ese olmo y de esos tejos,
bajo el césped que el túmulo rodea,
del vano mundo y de los hombres lejos,
duermen los rudos padres de la aldea.
PARNASO SALVADOREÑO 101
El dulce canto de la nueva aurora,
la voz del gallo en el pajizo techo,
O la caza con trompa atronadora
no llegarán hasta su humilde lecho.
El doméstico hogar para ellos no arde,
ni emplea esposa sus cuidados tiernos,
ni hijos aguardan al caer la tarde,
a disputar sus ósculos paternos.
A los filos de su hoz la mies cedía
y la tierra a sus surcos su regazo:
¡cuan ufanos araban algún día!
¡cuál cedían los bosques a su brazo!
No escarnezca ambición con ligereza
su obscura gloria y plácido destino,
ni con desden escuche la grandeza
los anales del pobre campesino.
Cuanto el mortal sobre la tierra halaga,
la belleza, el poder, el genio, el arte,
todo a la muerte su tributo paga:
nada su hora a evitar un punto es parte.
No les culpe el orgullo si en su tumbala memoria obeliscos no levanta,
si su elogio en el templo no retumba
ni adulación su antífona les canta.
¿Puede la urna o el busto, por ventura,
reanimar su cadáver macilento?
¿Ablandará la voz la Parca dura,
desde el marmóreo frío pavimento?
Bajo estas losas duerme acaso helado
pecho que ardiera en generosa pira,
manos que el cetro hubieran empuñadoo pulsado las cuerdas de la lira.
102 SALVADOR L. ERAZO
Mas para ellos no abrió la madre ciencia
sus arcanos preñados de despojos
:
su ardor heló la estéril indigencia
y los rayos de luz negó a sus ojos.
Preciosas perlas bajo la onda yacen
al hombre ocultas en ignota estancia:
risueñas flores en el yermo nacen
y al vago viento exhalan su fragancia.
Aquí algún Hámpden, que a opresión osado
supo oponer incontrastable frente,
algún Milton sin gloria está enterrado,
algún Cromwell, de estragos inocente.
Su hado vedóles fatigar la gloria,
la desgracia arrastrar, verter los dones
de abundancia en su patria, y leer su historia
a la atónita faz de las naciones.
Ni sólo las virtudes ahogó acaso:
los crímenes también la suerte adusta,
les vedó en sangre a un trono abrirse paso,
y la tierra oprimir con mano injusta.
Apagar el pudor que al rostro asoma,
sofocar la verdad, y en holocausto
tributar de las musas el aromaal necio orgullo, al ostentoso fausto.
Lejos del mundo y su ilusión mentida,
no fué su anhelo de su esfera indigno,
y en los obscuros valles de la vida
llenar supieron su tranquilo signo.
Para librar su féretro de Ln.sullo.
feble memoria, alzada aquí a su nombre,con tosca rima y con buril inculto
pide un tributo de dolor ul hombre.
PARNASO SALVADOREÑO 103
Su edad, su nombre, en rudo cenotdfio,
ei hueco suplen de elegía y fama,
y la moral de rústico epitafio
el poder de la muerte allí proclama.
Pues ¿quién, víctima nunca del olvido,
dejó los gozos que la vida encierra
sin lanzar con espíritu abatido
largo suspiro a la risueña tierra?
De aquel brazo que en vida fuera caro,
natura se ase hasta el postrer momento,
y en las cenizas del sepulcro avaro
arde su llama, anímase su aliento.
Y tú que cantas en laúd, de verde
ciprés ceñido, su modesta historia,
tal vez un día el caminante acuerde
mía pregunta vaga a tu memoria.
Y algún zagal respondiérale triste:
«vímosle un tiempo cuando apenas dora
la luz el prado, que la yerba viste,
barriendo ansioso el llanto de la aurora.
Bajo ese fresno, que alza sobre el suelo
su caprichoso tronco, se tendía,
contemplando las ondas del riachuelo
cuando el sol se acercaba al mediodía.
Junto aquel bosque, cuya voz se esrucha
como en escarnio, triste y pensativo,
cual quien padece borrascosa lucha,
vagaba solo con semblante esquivo.
Faltó su huella en la alia cumbre un día,
junto al arroyo y árbol frecuentado:
volvió la aurora, y ni en la selva umbría,
ni en la colina, el páramo, ni el prado...
101 SALVADOR L. ERAZO
AL tercer día, con plegarias graves,
vimos llevarle en féretro mezquino:
Uega a leer su epitafio, pues que sabes,
bajo la sombra de ese añoso espino.»
En eL regazo de la tierra fría
duerme ignoto a La fama y la fortuna.
La ciencia vio aL nacer, melancolía
por hijo suyo Le marcó en la cuna.
Fué generoso, sincero; y el cielo
premio le dio de sus virtudes digno.
A la desgracia no negó un consuelo,
y un amigo debió al hado benigno.
Sus flaquezas encubra obscura losa,
su asilo vele su memoria inerme:
allí esperanza trémula reposa,
y con su padre y Dios tranquila duerme.
LA CANCIÓN DE MEDORA
TRADUCCIÓN DEL CORSARIO
Poema de Byron
Hondo en el alma mía, para la luz perdido,
devora su gemido mi secreto fatal:
si tu mirada acaso su sobresalto excita,
el temblor que la agita torna al punto a callar.
Oculta allí en su seno brilla sepulcral llama
y por siempre derrama su exánime esplendor:
no ya cual otro tiempo, que en vano hoy resplandece;
pero no la obscurece la sombra del dolor.
PARNASO SALVADOREÑO 10.)
fío me olvides, no estampes cu mi tumba tu huella
sin pensar en aquella que yerta duerme allí;
que el único tormento que hiela mi energía
es que se borre un día mi memoria de tí.
Oye mi ardiente ruego, mi postrera plegaria:
si en la urna funeraria es lícito el dolor,
una lágrima sólo es todo lo que quiero,
único y postrimero premio de tanto amor.
A JUAN JACOBO ROUSSEAU
Rousseau inmortal, tu mágica elocuencia
vistió el dolor con ilusiono manto,
y en las pasiones derramó el encanto
del místico ideal de la demencia.
Del sentimiento la genuina esencia
que en tus ficciones hace dulce el llanto,
te forjó la cadena del quebranto
que hizo infeliz tu mísera existencia.
De tí partió aquel rayo que debía
romper el cetro del poder sangriento,
a pesar de la hoguera y de los reyes:
Tú en el caos de la opresión impía
diste a los pueblos, con tu ardiente ejemplo,
entre rayos de luz... ¡derechos, leyes!
^OOBHBBSOUMOOTEO»
Enrique Hoyos
TE CONOCÍ Y LLORE
¡Oh, cuan, triste es vivir, vivir penando
y sentir siempre ardiente el corazón,
y en lo íntimo del alma estar luchando
contra el poder de indómita pasión!
¡Mas yo te vi, mujer!... vi tu hermosura
y tus hechizos celestiales vi,
y desde entonces, ciego y sin ventura,
todo es pesar, tristeza para mí!
Es triste todo para el alma mía;
triste miro del alba el arrebol;
triste veo pasar el claro día,
¡y triste miro al fin ponerse el sol!
Llega la noche... y adormece al mundo;descansan todos, todos menos yo,
porque mi pena y mi dolor profundo
no me dan tregua ni un instante, ¡no!...
I
PARNASO SALVADOREÑO 107
LORENZANA
SONETO
De la vida en el áspero camino
fui feliz, venturoso al encontrarte,
pues entonces, mi bien, llegué a jurarte
mi fiel amor, hasta el sepulcro fino.
Ahora en tu cumpleaños, me imagino
que ya te amaba aun antes de formarte
el eterno, que quiso reservarte
para aliviar mi bárbaro destino.
Por eso en tan feliz, alegre día
yo te ofrezco de nuevo mi ternura
y te ofrezco el amor del alma mía;
y gocemos aquí de la ventura,
mientras los dos, con mística alegría
despleguemos el vuelo hacia la altura!
SONETO
Para la tumba del benemérito Coronel José A. Carvallo, que murió
en la campaña de 1845
La patria, en llanto amargo sumergida,
fija sus ojos en la humilde losa
bajo la cual exánime reposa
el hijo que esforzado le dio vida.
De negro luto viste, y afligida
de su trono desciende; y de hermosa
cabeza aparta una guirnalda hojosa
de fúnebre ciprés entretegida;
y al colocarla en la modesta huesa
de los valientes que morir supieron
antes que ver la patria envilecida,
así nos habla a todos: «aquí empieza
vida inmortal que aquestos adquirieron,
¡mitad su virtud esclarecida»!
108 SAI VADOR I . I RAZO
CA.YKl IMllMLAI!
Mira cuan bella la luna
se encamina hacia el zenit,
ostentando su 'hermosura
en su carro de marfil
:
Mira la luciente estrella,
que vagando en el zafir,
sigue sus pasos y alumbracual encendido rubí:
Pues esa luna eres tú,
esa estrella soy yo,
que también sigue tus pasos
como el persa sigue al sol.
Mira la modesta flor
que se mece en el pensil.
Recogiendo el suave olor
de la rosa y el jazmín.
:
Y mira volar inquieta
una abeja por allí,
ansiosa buscando el cáliz
que apenas se ve entreabrir:
Pues esa flor eres tú,
esa obejita soy yo,
que camina en pos del día
de ver pagado mi amor.
Mira la pintada alondra,
que festiva en el Abril,
atraviesa el ancho espacio
cantando su ser feliz!
Y fija en ella sus ojos
sin osar su labio abrir;
Pues esa alondra eres tú,
esa ovejila soy yo,
que al preludiax mi laúd
lanza al aire triste son.
PARNASO SALVADOPI 1(1!)
Mira el bajel majestuoso
que se pierde en el confin,
dejando en pos ancho surco
de blanca espuma y turquí;
y mira como a lo lejos
aquel dorado delfín,
luchando entre amargas ondas,
procura al bajel seguir;
pues esa nave eres tú
y ese delfin soy yo,
que en vano sigo los pasos
de quien nunca me esperó.
Mira, por fin, ¡oh, Delina!
Por tu amor cuanto sufrí,
¡mira cuánto eres ingrata
y cuánto soy infeliz!...
Tú eres la luna que alumbras
mi desgraciado existir;
tú eres la flor que embalsamalo amargo de mi vivir.
El ancla de mi esperanza
eres tú; y si mi amorpagas fina, ¡tú serás
mi puerto de salvación
!
QOQQOQOQQQQBQQSQQOfjS
Doroteo José Guerrero
LA VOZ DE LA MUJER
Para mitigar las penas
del hombre, ¡triste proscrito!
y cual bálsamo bendito
al humano padecer;
Dios creó una lira sublime:
toda ella ritmo, armonía,
toda cadencia, poesía,
y es la voz de la mujer.
¿ Has oído entre las brisas
un rumor grato armonioso,
que nos saca del reposo
con promesas de placer?
Es eco de una arpa mágica:
¡bella ilusión de la mente,
es una dicha sonriente,
es la voz de una mujer!
Goza el alma y se extasía
cuando el ave enamorada,
canta con nota inspirada
al alba, al amanecer;
pero de un modo mas bello
y más grato aún la hiriera,
si en esa canción se oyera
el eco de una mujer.
PARNASO SALVADOREÑO
El desterrado infelice
a caminar condenado,
lejos de su suelo amadoque jamás volverá a ver;
tregua a su dolor le -diera
y un rayo más de vida,
la vibración condolida
de la voz de una mujer.
Se conmueve el alma toda;
(Pero el ánima sensible,)
al influjo irresistible
de un. dominante poder;
si oímos en desventura
lánguida sentida y bella,
la sollozante querella
del labio de una mujer.
Más, si en medio al sufrimiento
o congoja que nos mata,
se escucba una nota grata
que enajena nuestro ser;
es vibración celestial
que ha descendido a este suelo,
es la canción del consuelo,
es la voz de una mujer.
Cuando en hora inesperada
trae en sus alas el viento,
un emocionante acento
que nos hace estremecer;
es del ángel del amorsinfonía dulce y suave,
es el gorgeo de una ave,
es la voz de una mujer.
Pero hay mía voz suprema
casta, amorosa y bendita,
que nunca el rencor suscita;
pues no sabe aborrecer.
112 SALVADOR L. ERAZO
Esa es la voz maternal:
la Vínica que bien nos quiere;
fénix de amor que no muere
es la voz de esa mujer.
Solo tiene bendiciones;
y si alguna' vez reprende,
su acento jamás ofende;
porque allí anida el querer.
Bendice cuanto queremos:
porque más que ama, ella adora:
cuando suspiramos, llora;
el labio de esa mujer.
En el momento postrero
mudo, solitario y triste,
de abandonar cuanto existe
con rumbo al Supremo Ser;
menos cruel el trance fuera
si escuchara en mi tormento,
el materno y casto acento,
la voz fiel de esa mujer.
LO QUE ES UN RIZO
¿Sabes tú lo que es un rizo?
Un hechizo
que Dios le dio a la mujer;
y si rubios los ostenta,
acrecienta
de su hermosura el poder.
Si los rizos nos atraen
cuando caen
en lindísima espiral,
es que imitan al incieso
grato y denso
PARNASO SALVADOREÑO 113
provocando a venerar.
De esa abundante madeja
que semeja,
ondas de la mar azul,
cada bucle fué fundido
por Cupido,
de haces rubios de la luz.
Para mí el rizo es tesoro
que ni el oro,
puede igualar en ^alor,
cuando es reliquia preciosa
que una hermosa
nos dá en prueba de su amor.
L'na eterna o transitoria
pena o gloria
nos hace a solas narrar,
que debiera cada hombrecon su nombre,
en su tumba sepultar.
Cuando un haz de luz refleja
tu madeja
desafiando al mismo sol,
cada hebra es un hilo de oro
insonoro;
más de invaluable valor.
Si tu regia cabellera
no tuviera
tan bellos bucles allí;
Lisi, yo siempre te amara;
más buscara
blondos rizos para tí.
Porque es para el hombre el rizo
un hechizo
que Dios le dio a la mujer:
I'arnaíu ¿¡alcadortño,—
8
114 SALVADOR L. ERAZO
que si airosa los ostenta,
mas aumentala pasión en nuestro sor.
A Cl BA
CON" MOTIVO DE LA MUERTE DEL GENERAL AXTOXIO MACEO
(Petición del doctor I. Domingo Arce)
Murió en la arena el gladiador cubanobajo la corva garra enfurecida,
del león que advierte que será perdida
la presa débil que retiene en vano.
Saldrá otro Mario audaz como el Romanode la sangre plebeya basta boy vertida,
que en la titánica lueba boy fratricida
dome el altivo orgullo castellano.
Xo desfallezcas, Cuba, ante esa muerte,
que enardece al indómito soldado:
escrito está :
—
España ha de perderte
dentro el siglo del hombre emancipado (1)
libre en su origen fué la humanidad,
debes tú conquistar tu libertad.
(i) En 1898, antes de acabarse el siglo, España perdió a Cuba.
Cuando en 1897, pasó por Sonsonate don Joaquín Arciniegas, reco-
giendo autógrafos de escritores centroamericanos, le escribí con
la fecha de ese año este soneto. El lo tiene. El señor Ariciniegas
me exigió la condición de que yo no publicara esta composición
antes que él. Yo he cumplido. Pero como a esta fecha, hace 17 años,
me creo desligado de mi compromiso y con libertad para publicarla.
San Salvador, julio 7 de 1914.
PARNASO SALVADOREÑO 115./N/N/S^-V/V. -
MARAVILLAS DEL PROGRESO DEMOCRÁTICO
Cual yergue la joven democracia
sin pompa ni atavíos recargados,
y cuan serena la mirada espacia
por el confín de mundos ignorados.
Bella y gentil, tranquilo continente,
clámide azul y .túnica albicante,
pura y feliz, camina alta la frente
en su carro triunfal y dominante.
Lleva en la diestra el Código sublime,
o magna carta, escrita con fulgores,
decálogo que al hombre le redime
del irritante yugo de opresores.
En la otra, con la oliva entrelazado,
el mirto fraternal amante ostenta;
el grillete a sus pies va destrozado,
aureola de iris conjura la tormenta.
La plúmbea nube que su paso marca
es del vapor indómito y fecundo,
que a la barbarie ilustra en la comarca
derramando el progreso por el mundo.Tras ella van los Cíclopes modernos
los elementos todos domeñando
y cual astros de brillos sempiternos
la sombra de ignorancia iluminando.
Allí van Franklin, Morse y Edison
que a José arrebatáronle su rayo,
y seaitado en el aire va Dumontconvirtiendo a Eolo en su lacayo.
Y madama Curie en un mineral
sorprende y roba a la Naturaleza,
el radio, de igniscencia perennal
cual haz de un Sol, que a desgastarse empieza.
Y ei joven Fulton con audacia sumaa Neptuno arrebátale el tridente,
y forja el aspa que vomita espuma
y la férrea caldera efervescente.
11G SALVADOR L. ERAZO
Y Marconi, la ráfaga invisible
de eléctrica substancia volandera,
cual sabio nigromante incomprensible
la transforma en su dócil mensajera.
Son estos, como Dioses. Luz encienden,
en jirones de espesa obscuridad;
y como cóndores el éter hienden,
o cual Tritones juegan con el mar.
El poeta griego concibió la idea
del Tonante, el Pegaso y de Neptuno,
y cuanto el mito heleno antiguo croa,
estos hoy lo realizan de consuno.
Son ellos los fanales que han surgido
del abismo de cielos liberales, (1)
desque la Libertad ha suprimido
egoísmos estériles, mortales.
La Diosa Libertad,¡cuanto portento
riega doquier con mano bendecida,
cuál se espande y sublímase el talento
para dar a lo ideal materia y vida
!
Dentro la jaula el pájaro no canta
,con júbilo y vibrante variedad,
sino en la libre rama de la planta
o vagando en la azul inmensidad.
El reloj de los tiempos marcó la hora,
el carro marcha con veloz carrera;
va a cumplir su misión benefactora
de redimir la humanidad entera.
Será la decoración el porvenir,
de genuinas naciones imperiales:
de esa Alemania y Rusia va a surgir
el Genio de los pueblos liberales.
(i) Todos estos célebres inventores son subditos de Nacionea
Republicanas, a excepción de Marconi; pero la monarquía Italiana
ta constitucional y altamente democrática.
ESK3DaBBQ83QCII3830S883i!3Q^¡0
Joaquín Méndez
LO QUE DIJO UNA NIÑA
Se hablaba ayer, en íntima tertulia,
de que el gran Víctor Hugo había muerto,
y cada cual, entre asombrado y triste,
así le consagraba sus recuerdos:
—¿Quién es y- qué merece?—exclama un joven:
Mucho amor en la tierra y en el cielo
al amigo constante del que sufre,
al defensor del débil y del bueno.
Una madre.—Es Jesús que ama los niñas.
Un emigrado.—Es Dante en el destierro.
Un poeta.—A la vez es Víctor HugoDante y Virgilio, Calderón y Homero.
Un artista.—Es el Fidias de la estrofa.
Otro.—Goya y Rafael del pensamiento.
Un marino.—Colón de la poesía.
Un justo.—El Aristides del ingenio.
—¿Yace en el Panteón?—Le ha puesto Francia
en el Arco de Triunfo.—¡Bien!—¡Soberbio!
—Por blandón ese túmulo reclama
la estatua de Bartholdi.—En bronce.—En hierro.
118 SALVADOR L. ERAZO
—No ha menester su gloria nuevos lampos.
—Al siglo actual la historia del progreso
«le llamará ¿de Napoleón o de Hugo?»— El Arco de la Estrella ha de saberlo.
Unos le dan coronas de laureles,
oíros por epitafio el firmamento;
los rumores del mar por elegía,
y por culto el cariño de los pueblos.
Un anciano le ofrece a su memoriael corazón, más noble como templo;
y mientras un hipócrita sonríe,
dice una niña:—¡Yo le diera un beso!
NOTAS
Acabo de escuchar una leyenda
con el ardor del corazón escrita,
y, ante esa del amor sagrada prenda,
siento en mi corazón ansia infinita.
¡Cómo al través de interminables años
tiene ese amor la fe del primor día,
y, a despecho de crueles desengaños,
agitarse le veo todavía!
Aún palpita, convulso y sollozando,
de un duro corazón ante el reproche,
como el rayo de luz que va temblando
en las primeras sombras de la noche.
Ella le ama, él la adora! y es el mundopara sus almas candidas estrecho,
desde que son, en su éxtasis profundo,
un sólo corazón y un sólo pecho.
Mas la pasión que a lo infinito aspira
realizarse no puede aquí en la tierra,
do siempre la maldad y la mentira
mueven a la virtud infanda guerra.
PARNASO SALVADOREÑO 119
Y ese cariño fiel que me conmueve
y de ofrecerle un canto me da anhelo,
a desplegar las alas no se atreve
y espera realizarse... allá en el cielo!
¡Ingrata humanidad! ¡Cuan vanidosa,
llevas de orgullo el pensamiento lleno,
buscas lo grande, y de lo bueno ansiosa,
no comprendes lo grande ni lo bueno!
Buscas la redención siguiendo el dolo
que obscurece tu espíritu sublime,
y no peneüas que el amor tan sólo
a la cansada humanidad redime.
Proclamas la virtud y no conoces
esa aureola del Dios que no comprendes,
y entre el estruendo de mentidos goces,
dices—¡virtud!— y la conciencia vendes.
De jazmín y azucenas no se viste
erial do crece moribunda palma;
ni hay virtud sin amor, como nu existe
calor sin luz, aspiración sin alma.
¡Yo creo en el amor! Mi joven frente
no ha enfriado aún el vil materialismo,
ni jamás se ha inclinado, torpemente,
ante el ídolo imbécil del cinismo,
y de esa inmensa religión en nombre,
te interroga mi acento tremebundo:
—
¿Por qué negar al corazón del hombrelo que da vida al corazón del mundo?
¡Vé! el amor es el pájaro que canta,
la violeta que el céfiro perfuma,
el sol primaveral que se levanta.
el beso que a la roca da la espuma.
¡Oye! son los rumores de la fuente
cuando el día se aduerme en el ocaso,
voz que cae en el alma, suavemente,
como perlas de Ofir en áureo vaso.
¡Escucha! es lo que dice la arboleda
cuando de hojas y flores se engalana
y, diamante en zafiro, ostenta leda
el rocío feliz de la mañana.
120 SALVADOR L. ERAZO
¡Siente! lo que en el alma percibimos
cuando pin voz y sin palabra hablamos,
y al calor de otro pecho sonreímos
y un cielo arrebolado atravesamos.
Con su soplo benéfico y fecundo
le da a las aves y a los asiros vuelo;
y sin él no tendríamos el mundo,ni mas allá de esfa región el cielo.
¿A qué, pues, evitar lo que otro día
el mismo Dios santificó en la tierra,
lo que dio nacimiento a la Poesía
y lo más grande que la vida encierra?
¡Lo que en su vuelo el infinito abarca,
le dio al Tasso aureola deslumbrante,
eternizó la gloria de Petrarca
y dio el poder de un semidiós al Dante!
¡Tanto vale cortar a la palomalas blancas alas que al volar despliega,
y arrancar el rosal, porque su aroma
presta a la brisa, que en sus hojas juega!
¡Tanto vale quitar luz a los ojos,
vibración necesaria a los oídos,
y al hombre dar inútiles despojos
en vez de corazón y de sentidos
!
¡Pero ello es imposible! ¡No podemosen su camino detener al orbe,
ni jamás en el mundo alcanzaremos
a apagar esa luz que al mundo absorbe!
¡Nada importa ese cálculo que eleve
sonríe haciendo el corazón ceniza;
y a despecho del siglo diez y nueve,
se alzará en cada pueblo una Eloísa!
Vosotras las que amáis, almas dichosas,
aunque apuréis el cáliz de la duda,
siempre esperad un porvenir de rosas,
si la virtud ingénita os escuda.
Si sois tan desdichadas que en el mundono lográis que se expanda vuestro anhelo,
esperad el momento tan fecundo
de abrir las alas y volar al cielo.
PARNASO SALVADOREÑO
En la sacra región 3el Bien divino
que en el amor fundió sus hermosuras,
gozosas cumpliréis con el destino
que Dios le señaló a las almas puras.
Seréis cual las errantes golondrinas,
que cuando el austro marchitó las flores,
presintiendo las pálidas neblinas,
se elevan a buscar nuevos fulgores.
La avecilla modesta del verano,
no vive sin calor, y tiende el vuelo;
el alma, en su destino soberano,
no vive sin amor, y sube al cielo.
Sube risueña a la celeste altura;
y al resplandor de la región distante
parece el cáliz de la flor más pura,
en un rayo de luna, vacilante...
¡Almas que amáis! La vida es sólo un paso
y en él no muere el corazón ardiente:
si el amor aquí abajo tiene ocaso,
allá arriba no tiene más que oriente.
Iris tiene el rocío,
rocío la corola,
corolas el ramaje,
y los ramajes tórtolas:
yo que tengo todo eso,
pues mía es tu alma toda,
llevo siempre en mis labios
canciones amorosas.
Ingenua como el cántico del ave,
como la luz que espléndida ilumina,
cual el vago rumor del arroyuclo,
es la alma Poesía.
122 SALVADOR L. ERAZO
Espontánea so exhala de las cuerdas
vibrantes de la lira,
cual el aroma casto de las flores
y el efluvio suave de la brisa.
Brota del corazón, amable y pura,
como del manantial la clara linfa,
y la flor cuando viene la mañana,
y la áurea estrella al ocultarse el día.
En la canción que sin querer se aprende
y el alma nunca olvida,
y hasta en el verso que temblando queda
en el alma que canta o que suspira;
en la frase, en la voz, en el acento
que a todo humano corazón hechizan;
donde hay algo que es de uno y es de todos,
está la Poesía.
Sus ojos... yo no sé si son dos soles
o dos abismos que de negros brillan;
tienen muchas tinieblas para noche,
y demasiada lumbre para día:
sólo sé que esos ojos envidiados
muerte dan más hermosa que la vida,
y que deseara hundirme en esos caos
o abrasarme en la luz de sus pupilas.
¡Allí va! Me saluda y la saludo
más que con la palabra, con los ojos:
algo en nuestra mirada está diciendo
que hay algo entre nosotros.
Vedla, con que melancolía inclina
la faz pálida y bella!
Se lee en su languidez que va muy triste,
porque de otra región ella se acuerda.
La breve planta imprime sobre el césped,
PARNASO SALVADOREÑO
y así en su paso trémulo
bien se ve que, nacida entre querubes,
no se habitúa a recorrer el suelo.
¡Sí! Mirad su ademán sobrecogido,
su lánguida mirada;
temerosa parece, y en sus hombros
se ve el lugar en donde tuvo alas.
Yo la diré con la mirada triste
que a su patria feliz torne ora mismo,
y al ascender festiva y soñadora
que me lleve consigo.
Te has vengado, de mi como inspirada:
humillaste mi orgullo con tu amor,
mi olvido con tu lánguida mirada,
mi frialdad con tu ardor;
y cuando yo creí que tú eras mía,
pues tuyo era mi ardiente corazón,
quise implorar perdón dándote un besoj
y hallé sólo el cadáver de una virgen,
y un hombre que lloraba... ¡y era yo!
¿Por qué me llaman joven? Porque saben
que tengo cuai.ro lustros;
porque ignoran que una alma cual la mía
envejecerse puede en un segundo.
He visto al inocente perseguido,
loado al malo, escarnecido al bueno,
en la cátedra altivo al ignorante,
y al sabio convertido en pordiosero:
121 SAI VADOR I . ERAZO
be visto en almoneda la hermosura,
la virtud puesta a vergonzoso precio,
la amistad posponerse a la ganancia,
y hasta el amor soñando con ser Creso:
persiguióme sin tregua la calumnia,
y aunque sus dardos arrostré sereno,
sentí en nii corazón algo espantoso,
cual lucha entre el empíreo y el infierno:
llegué a dudar de la Clemencia suma,
vi en el alma, no aurora, si no cieno,
y también como aquellos que me herían,
desconfié de los hombres, torpe y necio;
pero algo me reanima en este instante
haciéndome creer; un algo siento
que en mi pasa cual soplo matutino
y me da ansias de amar y de ser bueno:
busco en tus ojos salvación, cual busca
en los cielos el náufrago un lucero:
¡dime que me amas ! Si me quieres, niña,
voy a reconciliarme con el cielo.
Cuando tú me dijiste que me amabas,
me devoraba negro escepticismo,
dudaba del amor y la esperanza,
no creía en la paz ni en los amigos;
pero al oír tu fra.se inmaculada,
sentí en mi pecho renacer el brío,
hice mis confidentes a las flores,
y les confié mi dicha y mi delirio
a los cielos y a el aura, y con orgullo
me los conté ye mismo.
Debajo de esta lápida mortuoria
un joven corazón reposa inerte:
amó la Poesía, ansió la Gloria,
y al encumbrarse en pos de la victoria,
entrambas alas le arrancó la Muerte.
PARNASO SALVADOREÑO
Cayó como la alondra que despliega
sus plumas al fulgor del sol de Mayo,
por los aires sus cánticos riega,
y cuando cerca de una nube llega,
la arrastra el aquilón, la ahoga el rayo.
¡Triste sepulcro! ¡Cuántas ilusiones
han descendido hasta tu fondo obscuro!
Se han poblado tus lúgubres regiónos
con siluetas de espléndidas creaciones
que iba a animar la luz de lo futuro.
Cuando posa su labio descarnado
sobre una joven sien llena de ardores,
la Muerte de placer ha palpitado:
tú eres noche polar, y has devorado
de una aurora boreal los esplendores.
Siembra el rudo huracán los esparcidos
frutos que arranca al árbol que desmayagritando de dolor en sus crugidos,
y el peñón repercute los bramidos
del mar domado, en la sonante playa.
Tú, ¿qué haces sepulcro? Mudo y frío,
¿aún envías las almas a los cielos,
como la flor sus gotas de rocío?
Lleno está el mundo de maldad y duelos,
y afirma que el empíreo es un vacío.
Cae la lluvia, júntase la tierra;
nace la ortiga; en derredor la grama
lanza sus hojas, la raíz sotena;
pero del corazón que el polvo encierra,
no surge más la abrasadora llama.
Luce aljófar después en las corolas
que abren al despuntar claveles rojos,
blancos lirios y rubias amapolas,
y se nutren quizá sus espongiolas
en las húmedas cuencas de unos ojos.
Pero... ¿son esas lágrimas el llanto
que ha templado las cuerdas de una lira?
¿imitan, como aquel, el triste canto
que forma en el ciprés del camposanto
el aura misteriosa que suspira?
126 SALVADOR L. ERAZO
Natura es muy gentil ; mas sus colores
quedan en su mágica paleta
sin un pincel bañado en resplandores;
e inútiles serían sus rumores
sin la lira vibrante del poeta.
¡Genio! no es tu destino caer rendido
y alimentar las yerbas sepulcrales:
¿eres Verdi ? haz la iliada del sonido;
¿Edisson? mantón al orbe unido;
¿Víctor Hugo? ¡esculpe himnos inmortales!
Cuando concibe el pensamiento humanola vida eterna sólo en la memoria;
¡triste es ver al ingenio soberano
morir con áurea pluma en una manoal acercarse al libro de la Gloria!
EL PARRICIDA
(Víctor Hugo.—Leyenda de los siglos)
Era una noche obscura y silenciosa
cuando Kanut mató a su padre Swenoque dormía, decrépito y sereno,
sin uno solo de su inmensa grey.
Sin más testigo que la ciega noche
y al verle para siempre ya dormido,
dijo Kanut: «Ni él mismo lo ha sabido;»
y fué en seguida poderoso rey.
Doquiera vencedor, su gran fortuna
brillaba como el sol del mediodía;
la nación respetuosa le aplaudía
y su presencia dábale valor.
Con vínculos de leyes y costumbres
y para engrandecer a Dinamarca,
nuevas tierras ganábale el monarca,
cuyo trono crecía en ^esplendor.
PARNASO SALVADOREÑO
Venció a sajones, vándalos y pictos,
celtas, borusos, nómadas y eslavos,
y cual rindió en la lid a los más bravos
los ídolos siniestros abolió;
los menhires y runas terminaron
al regio resplandor de su victoria;
y al ceñirse la aureola de la gloria,
tan grande como César se creyó.
Veinte años recorrió sobre laureles
soberbio el deslumbrante caballero,
a quien todos con júbilo sincero
le amaban y temían a la vez;
y en medio del poder y la grandeza
que el áureo cetro que usurpó le daba,
él mismo de su crimen se olvidaba,
y seguía reinando en su altivez.
Murió. Sobre su féretro de oro
el obispo ofició en los funerales
y dijo con acentos sepulcrales:
¡ como él no existen en la tierra dos
!
Llamóle justo, proclamóle santo,
bendijo, por celeste, su memoria,
y le puso sentado allá en la gloria
a la derecha del Eterno Dios.
Vino la noche; el órgano enlutado
fué extinguiendo sus fúnebres gemidos,
y salieron con rostros compungidos
los prestes de la inmensa catedral.
Quedóse el templo solitario y triste
en medio del dolor de Dinamarca,
y descendió a la tumba del monarca
el más hondo silencio sepulcral.
Mas despertando el rey abrió los ojos,
tomó su cetro, lúgubre y callado,
y salió del sepulcro apresurado,
y a la puerta del templo caminó;
128 SALVADOR L. ERAZO
cruzó el mar que las cúpulas refleja
de las torres de Elseneur y de aliona;
en las sienes llevaba la corona,
y la sombra sus pasos escuchó.
Al monte Savo dirigióse altivo
y le pidió unos copos de su nieve
para hacer un sudario blanco y leve
que el monte no podíale negar.
Kanut sacó la espada no vencida,
quitó un girón al manto del coloso,
y al ponérselo encima presuroso,
por Dios, al Savo, preguntóle al par.
No sé el camino, respondióle el Savo,
y le dejó Kanut entre sus hielos:
buscó la ruta de los altos cielos
y de frente miró la inmensidad.
Rodeado por aquella eterna noche
más fría y silenciosa que es osario,
llamó el rey, bajo el frígido sudario,
y no le respondió la eternidad.
Avanzó con audacia, y de repente
algo vio desprenderse de la altura,
y en su manto de nítida blancura
una gota de sangre percibió.
Alzó la frente, en su atrevido orgullo
por los temores nunca dominada,
perdióse entre las sombras su mirada
y ¡adelante! impertérrito exclamó.
Una segunda lágrima de sangre
cayó donde ya estaba la primera;
el jefe cimbrio interrogó a la esfera,
y nada entre las sombras pudo ver.
Siguió el sendero con valor terrible
como a romper el horizonte breve,
y en su manto blanquísimo, de niere,
una tercera gota vio caer.
PARNASO SALVADOREÑO 129
Desque subió las gradas de su trono,
jamás sus pasos por temor contuvo;
pero allí aquella gota le detuvo,
cambió de rumbo y rápido pasó.
Mas por la nueva senda, tan obscura,
que .tüiiebla sin límite envolvía,
en la mano que el cetro retenía
otra gota de sangre le cayó.
Kanut retrocedió, con ese miedo •
que sólo siente el alma solitaria,
quiso volver a la urna funeraria
y nueva sangre pudo percibir.
Lívido se detuvo aquel guerrero
y una oración sus labios ensayaron;
nuevas gotas la altura abandonaron
y en su manto se fueron a reunir.
Expiró la plegaria entre su pecho
cual un aroma en ráfaga pujante,
y el héroe confuso y vacilante
volvió, sin rumbo fijo, a caminar.
Del fondo de aquel cielo tenebroso
nuevas gotas de sangre descendieron,
unas tras otras sobre el rey cayeron,
y el niveo manto fueron a manchar.
¿De quién era ese. llanto formidable
sino del corazón del infinito?
Kanut vagaba trémulo y contrito
entre las sombras por buscar a Dios.
Vio por fin una lumbre misteriosa,
que enviaba lampos desde allá muy lejos,
y entre aquellos purísimos reflejos
oyó de los arcángeles la voz.
Quiso comparecer ante el Eterno,
y hacia él con humildad se encaminaba;
mas la luz misteriosa le alumbraba
el manto que la sangre enrojeció.
Parnaso Salvadoreño,—
9
130 SALVADOR L. F.RAZO
Ansió retroceder; pero doquiera
implacable la sangre le caía;
Kanut comprendió entonces lo que hacía
cuando al anciano rey asesinó.
Van pasando los años y los siglos,
y el monarca invencible no se atreve
a ver a Dios, ni a desgarrar la nieve
con que quiso su crimen ocultar;
vaga es la obscuridad que le rodea
bajo un cielo falídico y horrendo,
de donde gota a gota está cayendo
en su frente la sangre sin cesar.
LA MÚSICA
A la señorita Adriana Arbuó
SONETO
Toca, Adriana, disipa con el piano
la tristeza que anubla mi semblante;
es la música, alegre o sollozante,
de las almas el canto soberano.
Mas no hieran las notas de tu manomi recuerdo de amor agonizante,
quiero olvidar, amiga, un sólo instante
ese de llanto misterioso arcano.
La música es placer, melancolía,
es recuerdo y dolor, tormento y calma,
y hace nacer a veces la alegría
j a veces, niña, despedaza el alma:
foca, pues, del placer con el acento,
mas no remueves ¡ay! mi sufrimiento.
nauanuununununununfá
mz Arrué de Miranda
A MI MADRE
Bendita seas tu, madre adorada,
dulce consuelo de la infancia mía;infatigable y amorosa guía,
hoy te bendice mi alma entusiasmada.
Siempre en mi mente vivirá grabada
la memoria terrible de aquel día,
cuando inocente y candida vivía
fui del hogar paterno arrebatada.
Hoy triste canío al son de mi arpa de oro
recordando mi amor y mi ventura
y de mi alma el bellísimo tesoro;
el corazón a veces con tristura
en las pasadas sombras ve tu lloro,
y a comprender empieza tu amargura.
132 SALVADOR L. ERAZO
A El,
(I ni Unción de Hoyos)
Mira el sol resplandeciente
elevándose al zenit,
derramando rayos de oro
por el cielo de zafir
y mira la roja nube
que le procura seguir,
sin advertir que sus rayos
la condenan a morir:
El sol de mis ilusiones
eres tú que huyes de mí,
la nube desventurada
soy yo que muero por tí.
II
Mira el cristalino río
por la falda resbalar
de la encumbrada montaña
basta perderse en el mar;
y mira la sensitiva
que el verano va agotar,
y al influjo de sus aguas
su verdura a recobrar;
pues ese arroyo eres tú,
la sensitiva soy yo
que el verano de tu ausencia
mi existencia marchitó.
PARNASO SALVADOREÑO l.'i.l
III
Y mira el sauce flexible
su fresca sombra extender
sobre el esmaltado césped
que brota junto a su pie.
y mira a la golondrina
fatigada de volar,
venir de apartado clima
en su sombra a descansar;
pues esa sombra eres tú
y esa golondrina yo,
que descanso en la ternura
que tu afecto me brindó.
IV
Tú eres el sol generoso
que de luz baña mi ser,
tú la cristalina fuente
do voy gustosa a beber.
Eres el amado sauce
que a su sombra me acogió
al transitar por la senda
que mi estrella me trazó.
Tu amor es la ilusión grata
que habita en mi corazón,
oye, pues, leda y sencilla
mi tiernísima canción.
CSQOESOQBQOQOQDanDQBO
Ana Dolores Arias
MIS PRIMERAS ILUSIONES
Mis ilusiones primeras
fueron purísimas flores
de unas mágicas praderas,
que las tempestades fieras
no turban con sus rigores.
Fueron la dulce armoníaexhalada de un laúd,
cuando el hombre en su alegría,
cantando su juventud,
no piensa en la tumba fría.
Fueron mágicas visiones
que cruzaron por mi mente,
cual sublimes concepciones
que el poeta finge, inocente,
en sus primeras canciones.
Fueron brisas perfumadas
de melódicos rumores,
fueron ninfas encantadas
en alcázares de flores,
y del sol enamoradas.
PARNASO SALVADOREÑO 135
Fueron del blando arroyuolo
el murmurio silencioso;
hadas que emprenden el vuelo,
y un suspiro lastimoso
nos envían desde el cielo.
Rápidas exhalaciones,
sonidos que se extinguieron
en las etéreas regiones;
esto tan sólo fueron
¡MIS PRIMERAS ILUSIONES!...
RECUERDOS DE MI INFANCIA
A mis amjgai
I
Son mis recuerdos
quejas, gemidos,
que al mundo lanzo
con triste afán;
y entre mi pecho,
nunca dormidos...
siendo tan gratos,
no morirán.
II
Cuando mis ojos
elevo al cielo,
y blanca nube
veo cruzar,
136 SALVADOR L. BRAZO
me dioe el alma,
con desconsuelo:
¡así la infancia
senlí pasar!
III
De la palomala. blanda queja
al aire envía
vago rumor;así la infancia
presto se aleja,
como el perfume
de nivea flor.
IV
La de las flores
suave esencia;
las armonías
de algún laúd,
dulces evocan
de mi inocencia,
recuerdos dé oro,
grata quietud.
Cuando en las tardes
el sol declina,
hacia el ocaso
para morir,
también mi frente
mustia se inclina;
¡que acaso mi almabusca el sufrir!
\SO SALVADOREÑO 137
VI
Y si en la noche
que calma goza,
oigo los cantos
del trovador,
vuelve a mi mentela edad hermosa,
en que inocente
sonreía amor.
¡Oh cuan dulce es recordar
nuestra infancia candorosa,
que se ausentó presurosa
y que jamás volverá!
Edad en que sonreíamos
sin saber que lloraremos,
que sonrisas devolvemos
a quien placeres nos da!
Mis ilusiones de niña
aún las conservo en mi mente,
y me obligan dulcemente
con tristeza a sonreír;
los ósculos maternales
aún felice yo los gozo,
mas tras horas de reposo
vendrá tal vez el sufrir.
Juguetona, infatigable,
mariposas perseguía,
y una lágrima vertía
al no poderlas tocar;
138 SALVADOR L. ERAZO
atraída por las flores
que ostentaban su hermosura,
me arrojaba con locura
su perfume a respirar.
¡Todo es encanto y belleza
en esa edad venturosa
en que una madre amorosa
nos arrulla con su voz,
y, solícita y constante,
a nuestro lado la vemosque nos enseña elevemos,
tiernas súplicas a Dios!
¡Ay, amigas! ¿qué se hicieron
aquellos dorados días
de continuas alegrías,
de placer y de ilusión?
¿Dónde huyeron los instantes
que a vuestro lado gozaba,
cuando alegre yo cifraba
en vosotras mi afección?
¿ En dónde podré encontrar
el amor puro y ardiente
de aquella edad inocente
en que mi alma se adurmió;
y las flores, los encantos
y los juegos infantiles
de mis primeros abriles?
¡Todo, amigas, todo huyó!
Como el eco de una trova,
tan fugaz como la nube
de incienso, que al éter sube,
es del hombre la niñez.
Viene después otra edad
de continuas emociones...
¡Bellas son las ilusiones,
pero ya sin candidez
!
PARNASO SALVADOREÑO 130
Yo me encuentro en esa edadque llamamos juventud,
y al compás de mi laúd '
entono triste cantar;
y al recordar de mi infancia
la inocencia, la alegría,
se sonríe el alma míaolvidando su pesar.
Son mis recuerdos
quejas, gemidos,
que al mundo lanzo
con triste afán:
y entre mi pecho,
nunca dormidos,
siendo tan gratos,
siendo tan gratos,
no morirán.
MIS TRISTEZAS
IYo agonizo de amor y de tristeza,
ante esa azul inmensidad vacía!
| Como un sauce se dobla mi cabeza
lánguidamente al declinar el dial
Fernaxdo Velarde.
Es de la tarde el postrimer momento;gimen las aves y suspira el viento,
la noche empieza ya;
1 10 SALVADOR L. ERAZO
es la hora en que mi espíritu agobiado
por los gratos recuerdos del pasadolanguideciendo va.
Es la hora misteriosa del encanto,
de infinitas tristezas y de llanto,
y deliquios de amor;en que incierto vagando el pensamiento,
parece adormecido el sentimiento
y olvidado el dolor.
Reina el silencio. La ciudad dormita...
¡Sólo en mi pecho sin cesar se agita
de fuego un corazón
!
¡Un corazón que lucha y siente tanto,
al ver desaparecer el dulce encanto
de plácida ilusión!
11
Como la noche que, enlutado velo
tiende en la tierra, y nos oculta el cielo
tras densa obscuridad,
¡así tendió su manto la tristeza
sobre este corazón, que a amar empiezala negra soledad
!
Ayer no más, alegre y bulliciosa,
cantaba de mi infancia venturosa
las horas de quietud;
hoy como el ave entristecida canto,
y se marchita y languidece en tanto
mi ardiente juventud!
Ayer vivía en plática sabrosa
unida con la amiga cariñosa
que ciega idolatré;
hoy solitaria, silenciosa y triste,
recuerdo a mi Delfina que no existe...
¡que nunca olvidaré!...
PARNASO SALVADOREÑO
Ayer, en fin, el alma enardecida,
soñaba un paraíso do la vida
pasara sin sentir;
y hoy que ya poro a poco languidece,
ni glorias ni venturas apetece...
¡Es triste así vivir!
Carlos Bonilla
DIOS
Yo te veo, Dios mío, por doquiera;
en la estela ladéalas nebulosas
que dejaron las ruedas fulgurosas
de tu carro en el caos al cruzar,
cuando quiso tu mano omnipotente
arrojar las estrellas a millones
a las negras, terríficas
que de lumbre te plugo decorar.
Y te veo en los astros que girando
sin luz propia al redor de fija estrella,
van marcando en sus órbitas su huella
con La luz que refleja de su sol;
y en la nube, el relámpago y la lluvia,
en el iris de fúlgidos colores,
del celaje en sus vésperos fulgores,
de la aurora en el nítido arrebol
:
En la inmensa estación de los espacios
donde el cóncavo azul del firmamentoes el fondo del torso paramentode tu excekso, celeste pabellón;
y en la tierra, en el mar, en el torrente,
en el brusco vibrar del terremoto,
en la brisa, en el ábrego, en el noto
y en el rudo bramar del aquilón;
PARNASO SALVADOREÑO
en el fuego de tempestad horrenda,
en Las olas gi^antesca-s del Océano,
en eL fuego que el antro plutoriano
arroja por el cráter del volcán;
en la montaña que se yergue altiva
con su capuz de sempiterna nieve,
y a desafiar La tempestad se atreve
allá en la altura de las nubes van;
en La selva, morada de las aves
de brillante plumaje y voz canora;
en el prado que esmalta y que decora
de verdura y de flores el Abril;
en la margen galana del arroyo
y en el aljófar que abrillanta el prado,
do si no vagan fabulosas ninfas
Natura ostenta su belleza allí;
de los insectos de pintadas alas,
alegres revolando entre las flores,
embriagados de néctar y de amores
convidan con deleite al colibrí;
y en tanto que libando el dulce jugo
se agita la esmaltada mariposa,
entre el follaje de la encina añosa
canta y se mece eL tropical tití:
Donde con eL color de la esmeralda
brilladoras luciérnagas relucen.
y en la noctura obscuridad producen
lagos de luz en óptica ilusión;
y en el aljófar que abrillanta el prado,
sobre alfombras del césped reluciendo,
cuando almo sol la frente descubriendo
La lumbre envía al suelo en profusión:
En las aguas inquietas de los ríos
y en el terso cristal de la laguna,
donde rielan los rayos de la luna
y reflejan los cielos su turquí
:
que por doquiera que la mente vaya,
en el cielo, en la tierra o en los mares,
¡encontrará Dios mío, tus altares
para rendirte adoración allí
!
144SALVADOR L. ERAZO
Todo muestra tu gran sabiduría:de La luna hasta e! sol y las estrellasdo tu poder, tu infinitud destellasen sus moles, su número y fulgoreshasta el feble vibrión y hasta la" mónadaque envolviera la gota de rocíoque reluce cual perla en atavíode la planta en el cáliz de su flor.
El espíritu humano en tí espaciadoen tu obra, Señor, te reconoce-y embebecido en inefable «oce'sobre límpidos campos de zafirde tu carro, esplendente su roda,,de brillantes, rubíes y topacios,ve en los astros que pueblan los espaciosque no alcanza la mente a definir
Todo en tí ¡oh Señor! osla gnuul,,,,todo en ti es inmenso, es infinito;¿hos existe doquiera se ve escrito-por doquiera tu faz se ve brillar'tA ateísmo no existe on la concienciael ateísmo es ficción, vana teoríaque destruye grandiosa la armoniaque en el orbe doquier se ve reinar
EN LA MI ERTE DE MI HIJA MERCEDES DE ZALDIVAH
t EL 9 DE FEBRERO Di 1903
Nuevo pesar mi corazón desgarrael alma mía dolorida está,la muerte despiadada con 'su garraotra hija mía al cementerio da.
¿Cómo pudiera, trémula mi plumacon el negro licor en que se baña,pintar la pesadumbre que me abrumasi un hahto mortal mi mente empaña ?
PARNASO SALVADOREÑO
¿Por qué a la juventud hiere la muerte,
cuando tan sólo a la vejez gastada
debiera conducir fría e inerte
a la postrera sepulcral morada?
La ley de selección es con frecuencia
por la cruel segadora conculcada,
ultimando lo bueno con violencia
por sus accesos de furor llevada.
¿Y qué le importan de paciencia mustia
el ¡ ay ! agudo del dolor profundo,
y la congoja, la sin par angustia
de dejar sus amores en el mundo?
¿Qué importa a la despótica homicida
de tierna prole la orfandad temprana?
¿Qué el enlutado hogar y triste vida
de amante esposo en viudedad tirana?
¿Qué de total familia la tortura
del llanto acerbo en abrumante duelo,
si goza del humano en la amargura,
cáliz de acíbar propinando al vuelo?
Fatal destino contra mi se enseña,
mi suerte negra es hórrido sufrir,
y el torcedor del sufrimiento daña
mi corazón ya en lánguido latir.
Más en tanto que yo viva, amada hija
vivirás en mi mente y mi memoria;
fuiste virtuosa, en tu deber prolija,
y por tal gozas ya de eterna gloria.
Gózala, sí, mientras aquí lloramos
de nosotros tu ausencia prematura,
y coronas y flores te ofrendamos
en tu lóbrega eterna sepultura.
San Salvador, 1903.
BBBBBBBBBBBBBBBBBBB
Vicente Acosta
LAS GARZAS
Va, como desatado ramillete
de azucenas, un grupo imaculado
de garzas por el aire sosegado
que al ritmo de su vuelo se somete.
Va hacia el palmeral que amor promete,
si un pájaro se interpusiese extraviado
contra él esgrime el escuadrón airado,
de su pico de ámbar el florete.
¡Ya va muy lejos! Sus radiantes galas
divisa a penas la mirada inquieta,
del vuelo en las armónicas escalas.
Y cuando muere el sol, ¡regio poeta!
se ve el paJio de lino de sus alas
en el fondo de un cielo de violeta.
LEMPIRA
(Personoje Iridio)
Vastago fiel de la indomable raza
que sustentó la savia de esta tierra;
león en la lid, como huracán de guerra,
BÍembra la muerte por doquier que pasa.
PARNASO SALVADOREÑO
Rudo, salvaje, con valor rechaza
las enemigas huestes; no le aterra
la bravura española, porque encierra
su pecho sed de libertad que abrasa.
Cesa un momento el belicoso estruendo:
el negro engaño el español prefiere,
y al gran Lempira, su puñal blandiendo,
en las tinieblas, la traición le hiere...
Y entre la indiana multitud gimiendo,
en su peñol, como Espartaco, muere!
LOS PINARES
(Fragmento de un poema)
¿Te acuerdas de esa tarde, cuando al morir el día,
envueltos del crepúsculo con el rosado velo,
la cumbre coronamos de la alta serranía
en donde el pino erige su copa, rumbo al cielo?
Caían de la altura radiosas claridades,
se alzaban de los valles esencias y rumores,
mientras el alma inmensa de aquellas sociedades
hablarnos parecía de todos sus dolores.
Abrían los pinares sus rústicas arcadas,
como las vastas naves de un templo milenario:
las musicales ramas, temblando entrelazadas,
a nuestro paso enviaban perfumo de incensario.
¡Qué asunto para un cuadro! La tarde que moría
entre ondas de celajes de mágicos colores;
luciendo la hondonada, en muda lejanía,
románticos declives de pinos tembladores.
SALVADOR I . F.RA7.0
La luz quo s<- filtraba como una lluvia de oro
tras las cortinas verdes del trémulo follaje;
brotando de repente más de un raudal sonoro
a interrumpir la calma del poético paisaje.
Hundían los picachos sus frentes en el cHo,al descender en ráfagas la niebla, blanca y pura.
y todo qufidó envuelto como en plateado velo,
¡que iluminó la luna con plácida dulzura!
CLEMÁTIDE
¡Mira el cielo qué gris!
Las brumas pálidas
de otoño tienden sus crespones blancos
sobre el dormido espacio donde apenas
parpadea una estrella; sopla un hálito
de muerte que entumece los botones
vírgenes y hace enmudecer los pájaros.
En vez del soplo tibio del perfume
que emerge del rosal, va el viento helado
cerrando con sus dedos temblorosos
los cálices en flor.
Los rojos labios
en su cárcel de púrpura aprisionan
la enamorada música del canto
y el tropel argentino de las risas;
sobre los hombros blancos torneados
cae el sedoso abrigo, y las arañas
derraman de su luz el oro pálido,
en un florecimiento cristalino
por la callada estancia donde el piano
espera silomioso qne rlesate
su carcajada rítmica el teclado.
PARNASO SALVADOREÑO 149
Es la hora misteriosa en que los sueñossacuden, al pasar, el suave raso
de sus temblantes alas en la frente
de la dormida virgen, que, en letargo
de amor, entreabre la camelia roja
de su boca que oprime un beso alado,
mientras sueña que estrecha dulcementea un amado invisible entre sus brazos...
Es la hora de los tristes pensamientos,
de los rumores hondos y lejanos;
la hora de la plegaria de las hojas,
la hora en que gime y se estremece el árbol;
la hora en que las flores que se cierran
se coronan de lágrimas, temblando;
la hora de las ansias melancólicas
en que sueña el poeta enamoradocon una mujer pálida y hermosa¡que en el alto balcón le está esperando!
ORIENTAL
Mi fogoso alazán de espesas crines,
de arqueado cuello y de robustas ancas,
más veloz que una flecha, ¡oh reina mía!
nos espera. Partamos, que te aguarda
quien por tu amor no teme ni a la muerte.
Prisionera en mis brazos, mi sultana,
las tostadas arenas del desierto,
que han visto, al sol, brillar mi cimitarra
muchas veces—ginete victorioso
—
habremos de cruzar antes del alba.
Y mi blanco albornoz, que al viento flota
como pompón de lino o como el ala
de un cisne, para tí será albo palio,
nube que te acaricie enamorada,
velo de novia que tu frente ciña.
150 SALVADOR L. FRAZO
En lejana, bellísima comarca,
que perfuman floridos limoneros,
de los pájaros siempre alegres cantan
y aman con más ardor los corazones,
vas a reinar, divina y soberana.
El príncipe esto dijo,
y cayó atravesado por la lanza
del viejo padre de la bella Amira...
¡y en Oriente empezó a clarear el alba!
A UNA Rl MÍA
Perdona, Livia, pero tengo antojos
de saber si es el sol el que ba fundido
tu melena triunfal de oro encendido,
que a runa aurora de mayo diera enojos.
Dime: ¿en qué sangre de claveles rojos
el botón de tus labios se ha teñido?
¿En qué rayo de luna se han dormido
las húmedas turquesas de tus ojos?
¿Qué divino cincel ha modeladoel mármol ideal de tu escultura?
Tú pasas y el deseo enamoradose pierde en tu eucarística blancura...
¡Alma que aún al amor no ha despertado,
maravilloso iirio de hermosura!
ÁRBOL DE FI'EGO
Árbol bajo la púrpura florida
de tu copa que mayo ha engalanado,
acaso alguna vez mi bien amadollegue a buscar tu sombra apetecida.
PARNASO SALVADOREÑO 151
Para entonces la música seutida
de tus pájaros guarda enamorado
y en el soplo más fresco y perfumadoenvuélvela que es vida de mi vida.
En tu manto imperial de tinta roja
envuelto, la canción de los amores,
de sus labios es bueno que recojas.
Bríndale tus tesoros y esplendores,
bésala con el beso de tus hojas
y báñala en la lluvia de tus flores.
DQnBC)l3ISDI3ESOnDD830Bn!9
Román Mayorga Rivas (i)
INVOCACIÓN
(Versión libre del inglés de Newman)
Oh benéfica Luz del almo cielo!
guíame en esta noche en que camino,
que está lejos mi hogar, que es mi consuelo;
oh benéfica Luz, guíame tú!
Mis vacilantes paso.s cuida y vela:
10 quiero ir tras espléndido destino;
basta, a mi. corazón lo que él anhela,
la senda recorrer ríe la virtud.
Antes no era yo así!—Nunca pedia
que me alumbrase tu fulgor fecundo,
y al caminar, cual loco discernía;
pero hoy te ruego que me ¿uíes tú.
0) Román Mayorga Rivas, es Nicaragüense; muy joven se en-
caminó a las playas Salvadoreñas donde fundó el «Diario de £1Salvador» que es el primer diario del país y el primero que se
fundó; pues cuando Mayorga vino a esta República no se conocía
el diarismo. Poco tiempo después publicó la «Guirnalda Salvadoreña»
donde dio a conocer a los poetas de aquel entonces. Últimamente
ha publicado «Viejo y Nuevo», libro de versos delicadísimos y bellos.
Mayorga Rivas está considerado como Salvadoreño.
PARNASO SALVADOREÑO 153
antes amé fingidos resplandores
de La falaz ventura de este mundo,confiado en la mentira y sin temores:¡perdona, por piedad, mi juventud!
La senda celestial que tú señalas
me alumbrarás, como lo hiciste un día,
antes que huyera con veloces alas
el custodio ángel que me diste tú.
¡Guíame en estos bosques y fangales,
mientras pasa la noche, y me sonría,
—
en medio de fulgores celestiales
de una aurora infinita, el cielo azul!
BESO NUPCIAL
Cerca, los dos muy cerca, aquella noche
la niña de mi amor estaba pálida;
y sus manas cogí... dentro las mías
yo las sentí temblar, como las alas
de ave que se aprisiona por cansada.
Se las colmé amoroso de caricias,
y ciego ante el fulgor de su mirada,
en un rapto de dicha, sus dos brazos
llevé a mis hombros, y en su frente casta
puse en un beso apasionado el alma.
A mi cuello enlazó sus manos trémulas,
brotaron rosas en su faz nevada,
y un ósculo nupcial le di en los labios,
ai sentir qxie mi triunfo coronaba
de aquellas dulces brazos la guirnalda!
154 SALVADOR L. ERAZO
VEN I S PUDK
A
El agua en el estanque está dormida
y la coronan pétalos de rosa,
a la indecisa claridad hermosa
de una aurora triunfal que vierte vida.
Dejáronla para e] baño prevenida,
límpida y enflorada y olorosa,
y ya llega la niña pudorosa
al borde del estanque, desvestida.
Toca la Unía con el pie, y al frío
beso que siente, a echarse no se atreve;
mas al mirar en el boscaje umbrío
que la contempla un cazador aleve,
al punto entrega al estancado río
su cuerpo virginal de rosa y nieve.
ODOR DI FEMINA
A Anthero de Figueiredo
Era austero y sesudo: no existía
fraile más ejemplar en el convento;
en su escuálido rostro macilento
de lágrimas un poema se leía.
Una vez que en la extensa Librería
hojeaba triste un libro amarillento,
cayó, convulso y <torvo, de su asiento,
sin vida en la marmórea losa fría.
De qué el fray moriría?—No hay historia
en el claustro que de ello haga memoria,
y velan la verdad misterios hondos;
PARNASO SALVADOREÑO ].")",
mas cuentan que un biblófilo comprarael libro extraño, y que, al abrirlo, hallara
«nos cabellos de mujer muy blondos...
RAY
!
Llegó tu ruego a mí, como un sollozo
apasionado y tierno. Dentro el almasentí una ansia infinita y amorosa,
mezcla de desconsuelo y esperanza.
El extranjero idioma a mis oídos
trajo cadencias misteriosas, raras;
y al triste corazón trajo el enigma
de un ruego que es una orden que se acata.
Algún día, tal vez, del ruego tuyo
has de decirme la imperiosa causa;
mientras tanto, en el íntimo santuario
que te he erigido aquí dentro del alma,
adornaré de flores tu recuerdo
entre luces de amor y de esperanza!
ANA RITA TRUJiLLO
(En Neto-York)
Estaba el cielo gris, y descendía
silenciosa la nieve. El viento alado,
al rozar la vidriera, atribulado
en lagrimas el hielo deshacía.
156 SALVADOR L. ERAZO
En la brillante estufa el fuego ardía
como en magno incensario. Aunque velado,
se sentía allí a Dios en el callado
hogar en que la virgen se moría.
Ese hogar era templo. Altai Je flores
el lecho fué de la cabana muerta;
oficiaron en él santos amores,
y el paterno dolor halló consuelo,
pues vio que a los proscritos está abierta
siempre la entrada de una patria, el cielo!
CEIBA AMERICANA
Ceiha añosa, testigo de cien generaciones!
En tu espeso fallaje suena un hondo clamor,
confuso son de voces de guerra y de oraciones,
y gritos de venganza y quejas de dolor.
Ante ti desfilaron las indianas legiones
a defender sus lares, con salvaje estupor,
y a tu sombra medrosa los viejos bravos leones
de España, descansaron del épico fragor.
Como lenguas tus hojas, con acenlos extraños,
me relatan la historia de los remotos años
en que fueron heridas por flecha o arcabuz;
y armoniosas tus ramas en movimiento blando,
parece que salmodian un himno como cuando
la primer vez bajo ellas fué plantada la Cruz!
PARNASO SALVADOREÑO 157
EL SF-NSONTE Y YO
Designado en la jaula, el azteca seiusont»
preso con otros pájaros, en pleno medio día
remeda el canto de ellos, olvidado del monte
nativo, do exhalara su propia melodía.
Con fingidas gorjeos oculta su tristeza
bajo el sol del estío, cuya luz le importuna;
pero los trinos suyos de amor y de terneza,
los modula en la noche, al fulgor de la "luna.
Yo soy como el sensonte : entre el social ruido,
prisionero mi espíritu, canta un canto aprendido,
que, aunque sale a mis labios, no es de mi corazón.
Tan solo en la sonora soledad de mi noche
estrellada de amores, sincero hago derroche
de mis hondas ternuras, con mi propia canción.
Calixto Velado
EL PERIODISTA
A Joaquín Méndez
En esta edad batalladora, inquieta
el periodista es la potencia viva,
qufe, a la ignorancia de su altar derriba,
con fe de niño y corazón de atleta.
Jamás, la lucha del .combate esquiva,
y ora se llama Rochefort, Gambetta,
ora perore a la nación, o escriba,
ni privilegios ni poder respeta.
El tiene un corazón que en el combate
sólo la voz de la razón escucha,
recobra fuerzas y palpita y late
y por las santas libertades lucha.
Sólo el calor de nuestro siglo pudo
forjar esta alma varonil, propensa
a esa combate de la idea, rudo:
¡luchador incansable de la prensa,
una hoja de papel tiene de escudo,
y en ella llora, profetiza y piensa!
PARNASO SALVADOREÑO 159
DEBER DEL POETA
Cuando en los pueblos la maldad domine
y la nación raquítica y menguadaa su completa perdición caminecomo la Roma de la edad pasada;
¡oh! cuando el virus corruptor la invada,
cuando su misma corrupción la mine,
entonces el poeta, de su frente airada
el rayo de su cólera fulminé.
Predique la verdad, y la mentira
condene con enérgica entereza:
¡ contra el vicio procaz estalle en ira
no acatando en los grandes la vileza,
si al golpe rudo de su férrea lira
quebranta de los malos la cabeza!
A LA SOCIEDAD
¿ Por qué miras con fría indiferencia
al que suspira en la orfandad y llora,
desoyendo la voz de tu conciencia
que te dice: Prodígale indulgencia
porque el cariño maternal ignora?
Si una vez comprendiste esa tortura
y si comprendes lo que vale el llanto,
no te rías por Dios, de esa criatura,
porque es la mano del destino dura
quien la ha privado del amor más santo.
No le muestres infame, endurecida,
con quien su cuna solitaria vio
y por manos extrañas fué mecida;
¡es impío lastimar la herida,
¡ ay ! que la muerte inexorable abrió
!
ICO SALVADOR L. i
¡No esquivo» el consuelo al afiijido
cuando camina de esperanza en pos,
porque siempre el que ayuda al desvalido
encuentra un corazón agradecido
y allá en el cielo le sonríe Dios
!
No desprecies al pobre a quien la suerte
los bienes de fortuna le negó;
tal vez mañana llegaras a verte
empobrecida, miserable, inerte,
recordando la dicha que pasó.
No incesante veneres la riqueza
estableciendo un culto monetario;
si esa diosa aparece sin cabeza,
sólo tendrá por única belleza
el esplendor de un cirio funerario!
Con esto te transformas en judía
que tiene la riqueza por Talmud,
y cuanto ¡oh, sociedad! mejor sería
que adoraras cual Inca noche y día
al astro del saber y la virtud.
Porque su luz que irradia eternamente,
nunca ofuscada nuestra vista deja:
luz que hasta el cielo miserable siente,
pues se desprende de una augusta frente
y aquel Dios sacrosanto la refleja...
No distingas el brillo de la cunaque en la infancia tranquila nos meció,
que no merece admiración ninguna
aquel fulgor naciente de la luna,
cuando después sombría se tornó...
La humanidad, recuerda en tu ceguera,
siempre llora con dolor profundo
aquella culpa del Edén primero,
si en un mísero establo no naciera
el Hijo Santo, Redentor del mundo!
PARNASO SALVADOREÑO 161
Sí TREMA LEY
¡Oh, cómo apocan el caudal del río
los calores terribles del verano!
¡Cómo al cedro, le arranca, en el Estío,
todas sus hojas la invisible mano!
¡ Cómo traspasa el corazón, el frío,
y en todo el orden natural y humanoel bienestar es punto tan lejano
de la suprema aspiración, Dios mío!
¡ Feliz quien inmutable ante la suerte,
al sentir la violenta sacudida
de un contratiempo desgraciado, advierte,
que, en el azar constante de la vida
el que pierde una vez una partida
ias puede perder todas si no es fuerte!
¡CAVE NE CADAS!
¡Paso triunfal! La aldeana
viene desde su alquería,
ostentando la alegría
y el candor de la mañana,
tan fresca como Susana
cuando del baño salía.
Pasa como mensajera
de aquella ilusión primera
que se fué, y, allá, muy lejos,
les agita su bandera
a los que van siendo viejos.
Parnaso SalindorcRo. 11
lt^ SALVADOR L. bRAZO
Cuello mórbido y erguido;
seno como brote nuevoque a describir no me atrevo
porque quizás no es debido;
pero diré que su brote
dilatar hace el escote
como la paloma el nido.
¡Qué conjunto tan cabal
donde el arte griego impera!
¡ La comba de su cadera
es una arcada triunfal
!
Las palabras de su bocatienen dejo de campanasde aldea, que a misa toca
y que de oiría de gana.
¡Adiós! la digo al pasar;
que Dios que te quiso dar
donosura y gentileza,
te dé luz en tu camino,
y que te dé fortaleza
con el tiempo, como al vino.
De tantos tesoros cuida
y guardarlos bien procura,
que cuesta mucho en la vida
defender tanta hermosuraque es por tantos perseguida.
—¿ Flores para desposada
vas a vender?—¡Ten fortuna!
véndelas todas... ¡sólo unanunca la vendas por nada
!
¡Que en la senda de la vida
afirmes muy bien la planta,
porque es cosa bien sabida
que el mundo nunca levanta
a una aldeana caída!
PARNASO SALVADOREÑO 163
A SPENCER
Vas descendiendo ya de las colinas
de la vida, por la última pendiente,
y llevan, tu cabeza las neblinas,
y los ultrajes de la edad, tu frente.
Desde el punto moral más eminente;
los venideros siglo* iluminas:
¡si ha fecundado el Sol mucha simiente,
has fecundado, tú, muchas doctrinas!
Noble ejemplar de la vejez austera,
Sol de la humanidad que paso a paso,
has recorrido la brillante esfera:
Tu fracaso final, es el iraca,-*),
del astro que se oculta entre la hoguera,
de púrpuras, que incendian el Ocaso.
EPIGRAMA
I
Los que suelen contemplar
las joyas de tu garganta,
se dicen quedo, muy quedo:
¿no 3erán como ella falsas?
11
Tienes facundia pasmosa;
y buen talento; con todo;
escribes de cualquier modotratando de cualquier cosa.
104 SALVADOR L. ERAZO
III
Los famosos usureros
en negocios consumados,
dividen muy bien enteros
y multiplican quebrados.
ARPA BÍBLICA
Cuando en los pueblos la maldad domina,,
y la nación raquítica y menguadaa su completa perdición camina
como la Roma de la edad pasada;
cuando el ojo de Dios ya no ilumina
las Tablas de la Ley, con su mirada,
porque todo es horror, vergüenza y ruina
y nada queda de su alteza, nada,
el bardo, como el Justo del Calvario,
aunque pierda su voz en el desierto
cual pierde su perfume el incensario,
¡ ay ! ¡ con la mano el corazón cubierto,
debe clamar, cual clama el campanario,
con profundo dolor tocando a muerto!
OOOQOQDQSQBQOBOOOOQ
Carlos A. Imendia
LA NUEVA LIBERTAD
Decid al pueblo que no más consienta
en inclinarse ante njngún magnate;
que es amplio su derecho y que es afrenta
el respeto a la ley; que muera o mate.
Decid al periodista ponga en venta
su pluma contra el bien; que siempre trate
el orador, con expresión violenta,
de injuriar al contrario en el combate.
La calumnia, el ridículo, el engaño,
que el interés envuelve y eslabona,
son armas poderosas para el daño,
hay que usarlas : con ellas se corona
el triunfo personal que exige amaño...
Esta es la libertad que hoy se pregona.
A DORA
No hay amor criminal. Recto sentido
nadie ha dado a esta voz indefinible:
afecto fiel, del corazón nacido,
no ha de ser criminal, será imposible.
166 SALVADOR L. LRAZO
Obra de Dios es el amor: se siente,
porque del cielo al corazón le vino.
A veces grato don o cruel presente,
¿podrá ser criminal lo que es divino?
Hay amor desgraciado, amor que brota
como la fuente que no tiene flores,
porque va su corriente oculta, ignota,
sin que nadie perciba sus rumores.
Hay amor imposible: el que la palma
jamás alcanzará de la ventura;
el que aparece tímido en el alma,
y es el alma su cuna y sepultura.
Pero amor criminal... Así lo llama
quien en manchar lo noble tiene empeño
:
¿es criminal el pájaro que amaal ave hermosa que ya tiene dueño?
Culpable no es quien sin quererlo sienta
invencible atracción, pena profunda:
no es culpable el volcán porque revienta,
ni culpable es el río porque inunda.
Fué una noche... Después solo tristeza
sentí en mi corazón enamorado:
¡ No podía acercarme a tu grandeza
a ofrecerte un amor tan desgraciado!
El tiempo amortiguó tantos dolores;
pero algo quedó siempre de mis cuitas,
como el vago perfume que las flores
conservan mucho tiempo ya marchitas.
Hoy vuelvo a verte, y la pasión primera
la siente renacer mi alma sensible,
y no puedo borrar esa quimera
ni vencer ese amor, que es imposible..,
PARNASO SALVADOREÑO 167
Sí, te amaré, aunque jamás me atnes
siempre te buscaré, aunque te ofendas,
te llamaré, por más que no me llames,
¡te hablaré de mi amor, aunque no atiendas!
No importa, Dora, que a tus labios rojos
no se acerquen las míos: sé, mi amada,
«que el alma que hablar puede con los ojos,
¡también puede besar con la mirada!»
Si juzgas criminal mi amor ardiente,
si me maldices por amarte tanto,
yo te bendeciré, mientras mi frente
¡doblo ante tí para ocultar mi llanto!
EN EL BAILE
A Abraham Rirera
Espléndido el salón; todo animado...
semblantes que revelan alegría;
variados movimientos de los cuerpos
que van y vienen y que airosos giran.
¡Sublime orquesta!... Y luego ¿qué le pasa?
Tiene en la alfombra la mirada fija,
y en sus labios carmíneos ya no juega,
como hace poco su genial sonrisa.
Y él a su lado no se encuentra: lejos
lo miro del salón. Su faz indica
que alguna pena lo apartó del goce,
que huyó del pecho su preciosa dicha.
Y'o sabré la verdad. -Calla, me dijo
en ese instante una muchacha linda
que llegaba del brazo de un mancebo
en busca de descanso en su fatiga.
168 SALVADOR L. ERAZO
¿Y bien... ose misiono? Tú no ignoras
agregué ya muy cerca de la amiga
y junto de mi oído olla poniendo
su boca perfumada j pequeñita.
Respondió temerosa: es un secreto
que tú debes guardar. ¡ Pobre la niña
!
El pudo al fin decirle con los labios
lo que antes con los ojos le decía...
Y luego ¿esos semblantes...? Y repuso:
ella quiso probarlo y muy altiva
rechazó sus protestas; él desiste,
y hoy se encuentra la pobre arrepentida.
En esto empieza a ejecutar la orquesta
un vals que a todos a danzar convida:
él, serena la frente, entra a la sala
a buscar en el vals filosofía.
LOS PRIMEROS PASOS
jSoltadla con cuidado! que se vengaen esa dirección hacia mis brazos:
ved que no haya un objeto que detenga
¡sus imperfectos y graciosos pasos!
¡Muy bien! Para que llegue falta poco;
¡un paso más! ¡Que no haya retroceso!
¡Bravo, hija mía! Si me vuelvo loco
al verte caminar... ¡Toma este beso!
Estoy alegre por el buen empleo
que tú has sabido darle al primor año;
mas ¡qué ansiedad! al ver tu balanceo,
temí que te causaras algún daño,
PARNASO SALVADOREÑO lfiO
Pero pronto, pensando en el mañana,exclamé, con el alma entristecida:
jay! que estos pasos de la edad temprana¡fueran como los otros de la vida!
Entonces el placer que en un momentosenti en mi corazón de padre amante,
cedió el lugar al bárbaro tormento,
que si me deja es por un breve instante.
Al mirar como estás y como creces,
tu incierto porvenir me aflige tanto,
¡que al besarte, hija mía, cuántas vec«3
por mis mejillas ha corrido el llanto!
Plegué a Dios que sin penas ni temores
sigan siendo los pasos de tu vida:
,Yo quiero que camines sobre flores
por ángeles sonrientes conducida.
Enero 22 de 1803.
ADlLTERA
Oye, mujer... En venturoso día,
y en medio de tristeza y alegría,
te hallaste al pie de perfumado altar:
cubierta estabas por un blanco velo,
y adornaba los rizos de tu pelo
un signo de pureza: el azahar.
Allí, a tu lado, se encontraba un hombre,
que te daba sus bienes y su nombre,
confiándote el tesoro de su honor;
no exigía de ti más que una cosa:
que la vida le hicieras tú dichosa
con las dulzuras de constante amor.
170 SALVADOR L. LRAZO
Y llegaste al hogar que Dios bendijo,
y en él tu esposo, con afán prolijo,
quiso verte rodeada de placer.
j Y cómo no, si tú eras su adorada,
su aspiración más bella realizada,
el ser, en fin, que completó su ser!
Si te vio sonreír, sonrió contigo;
cuando lloraste, como buen amigo,
solícito tus lágrimas secó:
contemplarte contenta fué su sueño;
se convirtió en esclavo siendo dueño,
y por tu bien de todo se olvidó.
¿Y qué has hecho, mujer, dime, qué has hecho?
¿Por qué has herido el cariñoso pecho
que fué contigo tan amante y leal?
¿Por qué ¡infame! le brindas amargura,
en cambio del afecto y la ternura,
que tú acaso juzgaste como un mal...?
Mira, mujer... Rasgado y por el suelo
se encuentra el blanco y trasparente velo
que el día de la boda te cubrió;
y la corona que adornó tus rizos
ya no tiene su aroma, sus hechizos,
y ajada por tus manos acabó.
Mira, allí está: los dilatados ojos,
que el continuo llorar ha puesto rojos,
Vuelve infelix al tálamo nupcial;
y pálido y convulso se adelanta,
hasta llegar con insegura planta
a caer sobre el blando cabezal.
¡Quién sabe si tan bárbara tortura
le llegue a conducir a la locura,
o le haga algún crimen cometer,
y .cueste tu maldad más de una vida,
y haya sangre de amante y de suicida,
que se mezcle con sangre de mujer..,!
PARNASO SALVADOREÑO 171
¡Oh! qué cuadro de horror el que has formado!si aun vive tu conciencia, ese pecado
te va siempre a roer el corazón!
la conciencia... ¡si tú ya la has perdido!
si en vez de corazón llevas un nido
en que tiene una sierpe su prisión...!
La virtud, el honor, no los conoces;
tú sólo buscas los mundanos goces,
6¡n importarte nada tu deber;
ese deber sagrado que respeta
la buena esposa que se cree sujeta,
de las leyes divinas al poder.
Tú no tienes perdón: la callejera,
esa que lleva el nombre de ramera,
no es como tú, mujer, tan criminal:
esa infeliz entre los vicios crece;
es ciega: sólo campasión merece...
acaso no es culpable de su mal...
Pero tú, mala esposa, que sabías
la grande obligación que contraías
al enlazarte a un hombre ante el altar;
tú que faltaste, por capricho necio,
mancillando el honor, sólo desprecio,
Bolo aversión sin duda has de inspirar.
Quien sea honrado i y sepa tu bajeza,
volverá, al encontrarte, la cabeza
para no leer el crimen en tu faz;
la esposa fiel huirá de tu presencia,
y si en alguien no ves indiferencia,
será en quien viva como tú... ¡no más!
Llora, adúltera, llora, reflexiona
que has profanado la nupcial corona
que el esposo en tus sienes colocó.
Ocúltate del mundo: en tu mirada,
que fué siempre apacible, inmaculada,
hoy arde el fuego que Luzbel prendió.
172 SALVADOR !.. ERAZO
Llora, mujer, has ofendido al cielo:
no será el llanto para ti consuelo,
pero te hará palpable tu traición.
Llora, nías nunca, creas que tu cuita
borre La mancha: vivirás maldita,
¡sin que tal vez alcances el perdón!
f.A AVISPA NEGRA
En el cañón de cobre de mi plumaha construido su celda
una avispa gentil y silenciosa,
que con sus alas negras
acaricia mi mano cuando escribo
alguna estrofa bella,
y se oculta después en 3U agujero.
y espiándome se queda.
Es un misterio para mi: quién su-be
si esa compañera,
que está conmigo cuando pienso y lloro
en mi alcoba secreta,
sea una musa que en extraña forma
tal vez a darme venga
eso que sienten los que aquí en el mundose llaman los poetas.
La he llegado a querer con gran cariño,
como una amiga buenaque sabe de mi vida de inquietudes
la profunda tristeza,
y que si gozo de fugaz contento,
goza y se alegra,
y sus alas extiende y se dirige
en torno de mi mesa,
PARNASO SALVADOREÑO 173
Si alguna vez yo mis sencillos versos
escribo cuando ella
liba la miel de las cercanas flores,
siento su ausencia
;
guardo el papel porque la rima huye,
y huye la idea;
y temeroso del regreso ansiado,
mi alma se apena.
¡Es un misterio para mí! No há mucho,
en estrofas ligeras,
Ensalzaba virtudes: el civismo,
la gratitud eterna,
la lealtad, el honor... De su agujero
salió zumbando, inquieta,
la silenciosa avisna, y en la plumamojó sus alas negras;
las sacudió sobre lo escrito, y luego
voló con ligereza,
y fué a esconderse, con temor sin " duda,
al fondo de su celda.
Quedé sumido en graves reflexiones
sobre lo que es virtud aquí en la tierra;
leí los versos que manchó la avispa,
dudé de mi obra, y la arrojé con pena.
LAS PLUMAS DEL INDIO
A Francisco A. Gamboa
Las plumas que hace tiempo nos sirvieron
de abrigo y de arma en la mortal pelea,
no existen ya, que al fin se convirtieron
en las plumas creadoras de la idea.
1"1 SALVADOR L. EKAZO
Esas plumas salvajes que en un día
fueron del hombre la oprobiosa afrenta,
hoy conmueven con rítmica poesía,
hoy se entretienen en difícil cuenta.
Ya la Europa vetusta se detiene
ante esas plumas de valiosa artista,
y a nuestras playas con sus fardos viene,
pero en son de amistad, no de conquista.
Pues el indio no vive entre las brumasde la horrible ignorancia: ya palpita
su noble corazón, no bajo plumas,
sino debajo el frac o la levita.
l3nQQSQBQBOnQSnBQO¡£
José María Gomar
A MORAZAN
Aun están nuestros pueblos divididos
y componen aún cinco naciones,
que entre sí se amenazan con cañones
sin olvidar sus odios maldecidos.
No se juntan aún compadecidos
y llenos de piedad los corazones,
y sigue la bandera hecha . jirones
y siguen aumentando los partidos.
Tú de la Patria la unidad quisiste,
luchaste siempre porque grande fuera
la patria idolatrada en ¿jue naciste;
mas no es pasible contemplarla entera,
y hoy vemos con dolor que sólo existe
rota en pedazos tu triunfal bandera.
RKDKNCION
—¿Por qué te besan todos, madre mía,
y te dejas besar tan amorosa?¿Por qué, dime, te pones ojerosa
y no te muestras a la luz del día?
17G salvador l. era;:o
Esto a su impura madre le decía,
contemplándola triste y cariñosa,
una chiquilla, cuya faz hermosa
el vicio respetaba todavía.
Sonrió la madre, llena de amargura,
y la niña, acercándose ligera
para abrazarla con filial ternura,
besó en su faz la lágrima primera;
y fué aquel beso de la niña pura
la redención de la infeliz ramera.
ETERNA LUCHA
¡Hiere, Dolor! Sufriendo resignado
voy por el mundo, sin llorar mi suerte
que cuando fué peor, fué cuando inerte
vi de mi madre el cuerpo amortajado.
¿Qué sufrimiento a ese fué igualado?...
¡Hiere, Dolor! que no serás más fuerte
que quien pudo mirar tan triste muerte
sin morirse también desesperado.
Tu aguijón implacable no me rinde
y es imposible que mi ser se abata,
aunque dichas el mundo no me brinde.
Siempre luché con la Fortuna ingrata
y de luchar el fuerte no prescinde
hasta que Dios la vida le arrebata.
EN EL CAMPO SANTO
Cipreses de este campo silencioso
donde moran sin ser los que ya fueron;
melancólicos sauces que pusieron
I03 que ahora a su sombra hallan reposo.
PARNASO SALVADOR! 177
Palmeras donde el pájaro armonioso
vierte a cantar los que su amor nos dieron;
gramales do se postran los que vieron
con vida a tanto ser triste ó dichoso,
decidme si en las noches apacibles
oís conversaciones d olorosas
de seres de otros mundos invisibles.
Porque yo creo que bajo estas losas
se lamentan las madres más sensibles
¡por estar con sus hijos en las fosas I
MI RETRATO
Me pides mi retrato, vida míaen la carta que ahora me has enviado;
con mucho gusto yo te lo daría,
pero ni uno siquiera me ha quedado.
Eso no obstante, van estos renglones
mi retrato a formar de cuerpo entero,
describiendo, además de m¡3 facciones,
el ser moral que remitirte quiero.
Dices tú que mis versos te han gustado,
que aunque no me conoces ya me quieres,
y ese amor en mi pecho ha penetrado
mucho más que el amor de otras mujeres.
Fija, pues, la atención, desde este día
en mi modesto pero fiel relato,
y grábalo en tu^ pecho, vida mía,
que es el álbum que quiere mi retrato.
Voy a empezar: no temas mi? engaños
porque nunca de joven he mentido;
pero antes, refiriéndome a los años,
debo decir que treinta no he cumplido.
Soy alto, flaco, de mirada triste,
pálido rostro y algo narigudo:
mi pobre cuerpo con modestia viste
y más que de hablador, peco de mudo.Pariíjso SaUaJoreño. — 12
178 SALVADOR L. fcRAZO
Negros tongo los ojos y el bigote,
que es fino porque nunca lo he cortado,
y apenas siento de mi mano el frote
porque en él mi ventura no he cifrado.
Grande es mi boca pero no ordinaria,
no conservo muy bien la dentadura,
mas con ella, con fuerza extraordinaria,
rompo la carne aunque resulte dura.
Grandes mis pies, parecen dos cruceros
que uno a otro se llevan a remokiue,
sin que nunca en sus varios derroteros
haya peligro de que alguno volque.
Tengo los ojos en perfecto estado,
es fino y abundante mi cabello,
no parece mi estómago abultado,
pero largo, larguísimo es mi cuello.
Mis canillas son grandes, pero rectas,
y mis brazos también. Punto por punto,
tengo en mi cuerpo cosas imperfectas.
m-as resulta simpático el conjunto. (¿¿¿-???)
Si algo olvidé, tú puedes suponerlo
y sin vanos temores agregarlo,
que así el retrato entero podrás verlo
y por siempre amorosa conservarlo.
Mis defectos son varios, pero tengo
(valga lo humilde) muchas cualidades:
a vivir de sablazos no me atengo
ni en pueblos, ni en villorrios, ni en ciudades.
Hablo poco, muy poco, escribo mucho,
a pesar de que cartas no contesto;
lo que hablan los demás nunca lo escucho
y jamás a un amigo le hago gesto.
Me complace a menudo la lectura,
y son mis novelistas predilectos
la Bazán y Coloma, que es un cura
que brilla entre los curas más perfectos.
Me gusta Claretie, Daudet me encanta,
deliro por Balzac, Galdós me alienta,
y Pereda mis ánimos levanta
y repaso los libros de Dicenta.
PARNASO SALVADOREÑO 179
He leído diez veces el Quijote
y ahora voy en la lectura undécima,
aunque no falte un desgraciado zote
que diga que es una lectura pésima.
No dejo de leer las poesías
de los bardos del viejo y nuevo mundo,
ora dejen placeres y alegrías,
ora dolor y malestar profundo.
La poesía en mi cerebro esparce
cierto esplendor en que mis tristezas brilla,
y no dejo jamás a Núñez de Arce,
n¿ a Campoamor, ni a Flórez, ni a Zorrilla.
Batres no falta nunca de mi mesani falta mi querido Vital Aza,
y siempre leo con delirio a Peza
sin olvidar a Víctor Hugo y Plaza.
A Calderón devoro con empeño,
sacando siempre de sus libros jugo,
y triste pienso que la vida es sueño,
pero ¡ay! un sueño que al Señor le plugo.
No dejo los autores nacionales
cual sucede a menudo entre nosotros,
porque hay lectores, sí, tan animales
que miran a los nuestros como a potros.
Voy al teatro con ferviente anhelo,
en general no falto a mis deberes,
y sólo en Noche Buena me desvelo
porque soy poco amigo de placeres.
Como mucho, eso sí : los macarrón»*
van siempre con mis platos favoritos;
pero tengo muy buenas digestiones
aún tragándolos todos enteritos.
De la música soy apasionado,
amigo soy de pájaros y flores,
y me gusta un buen sitio retirado
con árboles y fuentes y esplendores.
Adepto sin iguai del matrimonio
a todos mis amigos io predico,
aunque sé que a menudo va el demonio,
y la pata le mete y el hocico.
180 SALVADOR 1. ERAZO
Me pediste, Enriqueta, mi retrato,
y mejor que en fugaz fotografía,
te doy con placer en el relato
que con cariño el corazón te envía.
Si como soy me quieres por esposo,
dilo pronto, carísima Enriqu'-Ui.
mas te advierto, rendido y cariñoso
que no tengo jamás una peseta.
ADELA
(La letra)
Escribir una zarzuela
se me antojó cierto día,
y sin ver como saldría
escribí mi pobre «Adela».
De padre con los afectos
presenté a la pobrecilla,
sin contar que mi chiquilla
nació con grandes defectos;
porque nunca padre ha habido
—y yo lo mismo he de ser
—
que pueda defectos ver
en niño recién nacido;
además, en la hija mía
desde que al mundo nació,
noté placentero yo
que una cualidad tenía:
Dicen que nacen llorando
los hijos; más desconfiad,
pues yo aseguro en verdad
que Adela nació cantando.
Practicado cierto día
el bautizo de cajón,
hice su confirmación
'•n et templo de Talía.
PARNASO SALVADOREÑO 181
Para acto tan religioso
y de tal solemnidad
asistió con ansiedad
un público numeroso.
Y es lo cierto que gustó
la chica a la concurrencia,
pues con sobrada indulgencia
muchas veces la aplaudió.
Mas a ello ha contribuido
que la niñita parlera
es sin duda la primera
que aquí cantando ha nacido.
Por ella el cariño crece
en mi triste corazón,
pues como padre, es razón
amarla cual se merece.
Sus defectos corregir
procuraré poco a poco,
que de momen'o, es un loco
quien lo crea conseguir.
Y aunque no vista de gala
y aunque bonita no se^a;
yo la quiero linda o fea,
vo la adoro buena o mala.
BBBBBBBBBBBBBBBBBBO
María Teresa de Arrué
LA NIÑA DEL JARDÍN
(En el álbum de María Rivera Paz)
Era el jardín de un alma. Cierta día
al jardín penetró
un angélico niño, y sonriente
las flores atisbo.
De la áurea aljaba que el rapaz lucía,
¡ cosa rara ae ver
!
sacó, fulgiendo al sol, unas tijeras
de las flechas en vez.
Y claro indicio dio de que anhelaba
lindas flores cortar;
mas del jardín la dueña llegó al punto,
y preguníó :—¿ quién va?
El intrusillo audaz fuese a su encuentro,
la miró y sonrió...
Ella exclamó con susto:—¡di! ¿quién eres?
y él la dijo:—el Amor.
—¿Qué quieres, niño dulce, hermoso niño?—Unas flores cortar...
—¿Cortar mis flores, las que son mi vida?
¡si te viera mamá!
PARNASO SALVADOREÑO 183
—Pero soy el que en todos los jardines
bellas flores corté...
¿porqué fe opones a que forme un ramoque para tí ha de ser?...
—Oye: es que encierran especial aromalas flores que hay aquí
:
las marchita tocarlas y evapórase
su fragancia sutil.
¿No miras? yo las cuido con esmero;
me las sembró mamá,y no es justo que venga un ser extraño
a quererlas cortar.
— ¡ Son tan lindas y frascas ! y más que ellas
solo, tan solo tú!
(Al oir esto tiemblan niña y flores
con extraña inquietud,...)
—No las toques, por Dios, que se desmayan,
¡y de mi qué será!
¡Corre, niño, a otra parte y ya no vuelvas,
que te pueden mirar!
—No me hables de partir; aquí me quHo,
jardinero he de ser,
y aquestas flores del jardín de tu alma
yo las cultivaré.
Te adoro, jardinera de los cielos;
te haié y me harás feliz...
¡Mira arriba qué azul!... Cortemos flores,
¡que serán para tí
!
(Sonó trémulo el viento en los ramajes;
ruido de aves se oyó;
las flores balancearon sus corolas;
y la niña con voz,
184 SALVADOR L. ERAZO
dulce cotino un suspiro de ternura,
como miel de panal.
y, como una plegaria, suplicante,
se La oyó murmurar:
—
—Cállate, oh niño ensoñador y bello;
flores no te daré,
ni aquí te quedarás; quiera ser Evasola, sola en mi edén.
Tú pareces un ángel, tienes alas,
volar debes de aguí
y dejadme en la paz de mi pureza
;
sofy mujer, ¡sí'- gentil!
(Sonó más fue,rte el viento en los ramajes,
el niño sonrió
con amoj y tristeza... abrió las alas
y se perdió en el so!...
La nubil niña, absorta, por la senda
florecida se fué,
y irna Lluvia de pétalos de rosas
cayeron a sus pies...)
Es fama que al nacer sonriente el día,
el rapazuelo Amor,brillante de rocío a atisbar llega
del jardín en redor.
Y cuentan que la niña, aunque es dichosa,
se la mira vagar
inquieta en el jardín, como en espera
de alguien que llegará.
Y en diálogo amoroso con sus flores,
tímida se la ve
y les pregunta quedo, y con tristeza:
¿Al fin irá a volver?
San Salvador.
PARNASO SALVADOREÑO 185
.MADRE DOLOROSA
EN EL CALVARIO
I
Del semioscuro dol paisaje,
se destaca la pálida figura
de la madre d<> friso sin ventura,
que llora su dolor.
De sus divinos ojos oscurece
la luz, el duelo que su pecho siente
al ver que muere de la Cruz pendiente
el hijo de su amor.
II
Ella cruzó la dolorosa vía
junto al mártir, convulsa y sollozante,
hasta llegar al pavoroso instante
en que negro capuz.
Cubrió la faz del luminoso día,
al exhalar su aliento postrimero
el Redentor del mundo, en el madero
sangriento de la Cruz.
III
Y está del hijo al pie, doliente y triste,
símbolo fiel del sacrificio eterno
de que es capaz el corazón materno,
fuente inmensa de amor.
«¡Hijo de mi alma!» exclama sollozante,
y cruzando las manos sobre el pecho,
al cielo mira y dice: «Ya está hecho;
¡el amor es dolor!»
186 SALVADOR I.. ERAZO
A DIOS
Tuyo es mi corazón, tuya es mi alma
y solo tú, comprendes mi martirio .
solo tú sabes, que no tengo calma
y que estoy sumergida en ua delirio.
Que son mis sueños negros, muy horribles
que espantan a mi alma inmaculada
porque son imposibles, sí, imposibles
y me hacen aún, más desgraciada.
No he faltado al deber que me impusiste
por que tu voluntad es infinita;
siento dentro mi ser lo que resiste;
ya lo traje al nacer, y en mi palpita.
Traje de tí la gracia, yo la siento,
ella del mal me libra por doquiera;
me ha dado siempre un puro sentimiento,
siendo mi inseparable compañera.
Corre mi llanto sin cesar, amargo
y no tengo una mano que lo enjugue;
es el camino de mis penas, largo,
y está cubierto por la densa nube.
En ella la tormenta se desata
y hace temblar la senda ya escabrosa,
¡si pudiera matar!... pero no mata,
y hace mi jornada más penosa.
PARNASO SALVADOREÑO 187
Yo pude ser feliz, tu no has querido;
la Dicha tan hermosa, se cubrió
me abandonaste en el eterno olvido...
y ¡oh Dios! la desgracia me envolvió.
Nadie sabe lo horrible de mi vida
por que es más dura de lo que parece;
llevo en el pecho una profunda herida,
¡mi desventura cada día crece!...
¿Quién para guiarme me dará su mano?sola en el mundo, sin apoyo cierto;
como la nave en medio del Océano...
¡sin divisar el tan soñado puerto!
ATLANTIDA
Más tengo un alma en el dolor templada
(Tú la conoces bien, tu ser la mira)
alma que no vacila, y elevada,
no desciende jamás; sólo suspira.
Apura un cáliz de amargura lleno
con la resignación que la acompaña:
No teme de enemigos dura saña
que tu recuerdo alienta siempre al bueno.
Te ofrezco mi dolor por los pecados
que yo haya cometido sin querer,
y cuando todos sean perdonados
quiero a tus pies, Señor, permanecer.
SALVADOR I . I KA/O
Para besar la orilla de fu maniópara que me bendigas sin cesar;
tú enjugarás. Señor, todo mi llanto
y tu grandeza yo podré cantar.
Noviembre de 1909.
A EL ÁLBUM DE LOL1TA NUÑEZ
(Después de su muerte)
Voy a escribir sobre tus blancas hojas
hoy que huérfano estás,
y quisiera decirte... ¡tantas cosas!...
que mi mente se ofusca, y ya no sabe
por dónde comenzar.
Yo sé que lloras sin cesar la ausencia
de un ser espiritual,
de un ángel que encogió sus niveas alas
para abrigarte en ellas amoroso
y librarte del mal.
Para confiar a tí sus impresiones
su dicha y su jjesar;
para escribir idilios en tus hojas,
para poner allí, los pensamientos
que la hacían gozar.
Para besar tus páginas queridas
con el supremo amorcon que besan las madres a sus hijo3
cuando en las vastas luchas de la vida
les agobia el dolor.
PARNASO SALVADOREÑO 189
II
¿Quién te ha de prodigar dulces caricias,
y quién te ha de arrullar?
Si la divina Diosa que adorabas
ha volado hace tiempo a utra-¡ regiones
¡sin poderte llevar!...
Mas te dejó en el alma su recuerdo
¡eterno debe ser!
La impresión de sus besos en tus hojas,
el sagrado perfume de su aliento...
cual hálito gimiente de candor...
¡y en él llora en eterno sentimiento,
el casto, puro incomprensible amor!
A .RIJO FLOREZ
(Improvisación)
Cuando era feliz, siempre cantaba
mía de tus estrofas,
Hoy que soy desgraciada la repito
y alivia mis congojas.
Siento y al pronunciarla dulcemente
vuelven mis ilusiones
pero al callar... se avivan en mi alma
muy hondas impresiones.
Ella es el recuerdo de mi dicha,
también de mis enojos...
siempre la cantaré y aunque ella deje
muy húmedos anis ojos.
Sonson de Julio de 1906.
eSSSODSSDO^SSODQaODESBDa
Juan Antonio Solórzano
ODIO ROMÁNTICO
A la tuna
(Tema de Giossué Cardiieci)
Luna pálida y triste, que, cual lámpara
funeraria, iluminas desde el cielo
a un mundo que parece que descansa
bajo mágico velo,
sólo te agrada poetizar las ruinas
y los lugares de silencio y luto,
y al fulgor de tus rayos melancólicos
la flor desmaya y languidece el fruto.
Tu luz fría, llegando a mi ventana
penetra audaz hasta el rincón sombrío
en donde duermo... sí;
porque despierte
y sienta al despertar tristeza y frío.
Después, desde el cénit, cual diosa altiva,
iluminas los altos campanarios
y, coqueta, acaricias los laudes
de gemebundos bardos perdularios
Y cobrando tu luz mayores bríos
en la mansión sagrada de los muertos,
te gozas alumbrando pobres cruces,
marmoles fríos y despojos yertos.
PARNASO SALVADOREÑO
Luna pálida y triste, no te quiero;
odio ese frío y ceniciento velo
que te cubre, infecunda cortesana
de la corte nocturna de ese cielo.
FLORES MARCHITAS
Cuando entreabro la urna que guarda
las viejas reliquias
de pasados amores, que fueron
mis dulces delicias,
y leo las cartas ¿jue escribió temblando
la pálida niña,
que fué reina absoluta de mi almaen mejores días,
y contemplo los rizos obscuros,
atados con cintas
que la mano implacable del tiempo
dejó desteñidas,
y beso el retrato, retrato en que vaga
su dulce sonrisa,
¡ay! entonces yo siento que vienen,
en las alas de húmedas brisas,
rumores de besos, sollozos, suspiros
y tiernas caricias,
y suaves aromas
de flores marchitas.
RIMA
Todas las tardes cotí la brisa errante,
mi alma te envía ima canción, mi bella:
un suspiro de amor forma la música
y tu nombre la letra.
192 SALVADOR L. ERAZO
ENSUEÑO
Serena era la noche. Por el cielo
salpicado d<- estrellas argentinas
una blanca mujer atravesaba,
sobre nubes de rosa sostenida.
Llevaba en la siniestra una corona
de hermosas siemprevivas
y en la diestra, cubierta de crespones
y con las cuerdas rotas, una lira.
Parpadeaban llorando los luceros
al mirarla pasar. Y la seguían
enlutados arcángeles que tristes
entonaban solemnes elegías.
Al llegar al zenit, la misteriosa
puerta se abrió, y apareció, circuida
por un halo de luz esplendorosa,
una candida niña,
por lo bella y lo casia, a una virgen
del Cauca parecida.
—¡Oh Musa del Dolor y la Tristeza!
¿Dónde está mi Efraím? ¡Dame su lira!
¡Esa lira cubierta de crespones
y con las cuerdas rotas!...
—¡Oh María!:
tu Efraím, tu ternísimo poeta
traspasó los linderos de la vida
terrenal; su alma pura,
desligada del cuerpo, va tranquila,
y en raudo vuelo hacia el lugar dichoso,
allá donde tú habitas.
.Recibe la corona de laureles,
adornada de blancas siemprevivas,
y esta lira armoniosa
que dio notas dulcísimas.
¡ V al recibir las prendas adorables
aquella hermosa niña,
se oyó un suspiro que llenó el espacio,
PARNASO SALVADOREÑO 193
y en medio de las dos vi que surgía
la figura apacible del poeta,
que lentamente ascendiendo iba,
al son de las antífonas de gloria,
en brazos de su Musa y de María,
hasta perderse en el azul del cielo
salpicado de estrellas argentinas!
CELOS
Cuando a mi bella le conté la historia
de mi primer amor,
—
¡ De aquella rubia que adorarme supo
con todo el corazón!
—
Al referirle que en su lecho de muerte
miraba en derredor,
llamándome con ansia, enamorada,
para decirme adiós,
Ella, mi amada, con acento triste
que a mi alma conmovió,
—Tengo celos, me dijo, tengo celos
de aquélla que murió,
pues desde el cielo, sin piedad, me roba,
me roba un corazón!...
—¡Oh mi virgen, mi novia idolatrada,
no tengas celos, no!
Aquella rubia, convertida en angel-
en sueños la vi yo—con sus alas purísimas de armiño
del cielo descendió,
> dirigiéndose hacia tí, en sus brazos
divinos te estrechó,
y, con acento de ternura lleno,
mirándome exclamó
:
(Le devuelvo a tu amada aquellos besos
de tu primer amor»...
Farua*o Salvadoreño.—13
194 . SALVADOR L. ERAZO
Y en tus labios de rosa, dulcemente
sus besos imprimiii ..
Y perdióse en los cielos murmurando«¡ Rogaré por los dos !»
CANTARES
Si Dios, en sus allos juicios,
del habla el don nos quitara,
nos quedarían los ojos
y se hablarían las almas.
Por tu amor, te dije, soy
capaz de besar los cielos,
hoy he besado tus ojos,
¡y luego dices que miento!
A UNA ARTISTA
Ya trinos de senzontles que cantan a la- aurora,
ya arpegios armoniosos de dulcido turpial,
ya cuitas lastimeras de tórtola que llora
o ya tiernos suspiros de un pecho virginal:
Murmurios de las ondas de cristalino río,
que, amado de las flores, suspira sin cesar,
susurros de las brisas en el boscaje umbrío,
gemidos de las ola.s azules de la mar.
Todo eso, niña, imita fu sonoroso piano,
al sentir las caricias de tu sedeña mano...
y brota de armonías dulcísimo raudal.
Entonces llega al alma purísima fragancia
en alas de las notas que vuelan por la estancia
como aves invisibles de un sueño matinal.
uunaaauuusuuuuauuun
SEGUNDA PARTE
Manuel Alvarez Magaña
ALMA
Iba yo por el éxodo, imprevisto,
sintiendo del amor ansia infinita,
sin saber—en mi afán—cuando te be visto
ni en qué lugar nos dimos esta cita...
¡Oh alma de mis glorias imposible?,
de saudades que fueron idealismo!
¡Oh musa mía de alas intangibles
que Insinuaron mi pauta de lirismo!
Visión de ensueño, realidad humana,hoy como ayer—del universo dentro
—
fragante y fresca como flor tempranaen el sendero—-por mi bien—te encuentro.
Como un rayo de luz en las umbrosas
metempsícosis en que te hube amadosurge el vago recuerdo de las cosas,
de espíritus y seres del pasado...
¿Fuiste una flor que perfumó la fronda,
el ave musical de un bosque ameno,
ninfa de un lago de apacibles ondas,
o náyade sutil de un mar sereno'?
19G SALVADOR L. ERAZO
Sílfide aérea, misteriosa ondina,
hada gentil que acarició mi ensueño,
arcángel o deidad extradivina...
Yo no sé donde... ¡pero fui tu dueño!
¿He sido en el pasado algún trovero,
ujier que anuncia, el paje que te nombra,
un heraldo del príncipe guerrero
o el bufón—junto a tí—sobre la alfombra?
EL INDIO
Pobre del indio, que perdió el linaje
de las plumas, del arco y de las flechas,
que herido como león en el boscaje,
a solas va, por ignoradas brechas
;
Ora triste, ocultando su coraje,
sobre el polvo de ruinas ya deshechas,
recuerda de su América salvaje
sublimes glorias de pasadas fechas;
ora sañudo, pensativo y franco,
aislado en una lobreguez amarga,
de la gentil ciudad va por el flanco;
y tal vez, en la pena que le embarga,
por no mirar sobre su patria al blanco
baja la frente al peso de su carga...
TRÍPTICO PATRIÓTICO
PATRIA
Vuelta hacia el mar, de cara al Sol naciente
que refulge en el cielo cual j^rodigio
de gloria en luz; cantada, eternamente,
por el piélagos azul de tu prestigio.
PARNASO SALVADOREÑO \\h
Olímpica al soñar; alta la frente,
la sien ceñida por el gorro frigio,
puesta de pie sobre el ruinal yacente
de una torre feudal hecha vestigio.
Con gesto de desdén para la inopia
y siempre en el futuro pensativa,
con la esperanza de cualquier utopia.
Así quiero que estés : imperativa,
cabe la desbordante cornucopia
viendo a la nave comercial que arriba.
ESCUDO
Cinco banderas juntas, exornadas
por verdes ramas de laurel unidas,
sin las armas de heráldicas pasadas
que exaltan los corajes fratricidas.
Ur. triángulo en el centro, recortadas
las barras de color allí reunidas,
de las cinco Naciones federadas
que no fueron aún liberticidas.
De los altos volcanes el esquema,
la fecha de un espléndido periodo,
y Dios y Unión y Libertad por lema.
El gorro excelso, que refulge a modo
del Sol que alumbra el inmortal emblema,
y el iris en azur por sobre todo.
BANDERA
Insignia del honor y de la gloria,
de la fe, del Derecho y la esperanza:
al través de los tiempos y la Historia,
apóyate en el triunfo de lu lanza.
108 SALVADOR L. KRAZO
Lábaro insigne de inmortal memoria,símbolo augusto de feraz bonanza:Altivo siempre, on campos de victoria,
sirve de guía al lidiador que avanza.
Ostentes, al flotar, todo el anhelo
con que el patriota en el combate aterra
a quien pretende profanar tu suelo.
Y muestras en la paz, sobre la tierra,
espumas de la mar, claros del cielo,
y sangre de tU3 héroes en la guerra.
APELACIÓN
Oídme señor Juez: si ella es perjura
y él en la causa resultó ladrón,
y resultando la sentencia dura
como Fiscal yo pido apelación;
retírese el mentido juramento,
devuélvase el robado corazón,
y declárense libres al momento .
obligados al beso del perdón.
SÍMBOLO
Dos fémures cruzados, a manerade floretes o de aspas de molino
semejando una equis, cual si fuera
un gran problema que trazó el destino.
Arriba, una siniestra calavera
que, al aspirar a coeficiente, vino
a quedar como un cero que estuviera
retando a Dios y a su poder divino:
PARNASO SALVADOREÑO 199
Restos de un ser que ahora so convierte
en la incógnita cruel de algún arcano,
puesto en enigma por su propia suurte;
realidad filosófica, que en vano
plantea de la vida y de la muerte
fórmula triste del misterio humano.
ESPIRITA
«Ved tu abanico, cerrado existe»
junto al espejo del tocador,
desde aquel día que tú me diste
un largo beso: ¡beso de amor!
Las blancas plumas de tu abanico
ya nunca, nunca, vendrás a abrir,
que como un ave de blanco pico,
cerró las alas, para morir...
Fué el confidente, rnejox amigo,
en nuestras pláticas junto a los dos,
el no comprende que fué testigo,
éramos cuatro: yo, tú, él y Dios.
Por eso ahora que del recuerdo,
junto al espejo del tocador,
del primer beso de tí me acuerdo
¡La noche aquella de tanto amor!
¿ Y mañana ? Val vez cuando la muerte
epitalamie nuestro amor bendito,
en átomos de tierra habré de verte,
en ráfagas de luz en lo infinito...
¡Oh alma de mis glorias imposibles,
de saudades que fueron idealismo!
¡Oh musa mía de alas intangibles
que insinuaron mi pauta de lirismo!
200 SALVADOR L. ERAZO
ODA
A su Majestad la Reina de los Juegos Florales
(Premiada con la Flor Natural)
Oh, Reina, ¿ quién me diera
del dulce trovador el canto regio,
que en música ascendiera
y luego desceñe! i f-ra
disuelto en un divino florilegio?...
Sabed que vos, Señora,
con esa Corte de divinas galas
que el festival decora,
hacéis que extienda ahora
la Musa del pasado, aquí sus alas.
¡Ah! tiempos mediovales
en que iban los poetas de melenas
con versos ideales
al pie de los feudales
castillos, en las noches más serenas;
en horas que callada
la Luna va del Sol tras de las huellas,
cual reina enamorada,
de nimbos coronada,
con su cortejo fúlgido de estrellas;
En horas que elocuente
vibra la voz en musicales giros,
en esas que el ambiente
se impregna dulcemente
de besos, de fragmentos y suspiros...
PARNASO SALVADOREÑO 201
Cuan bien, ¡oh Reina hermosa!en los Florales Juegos vuestra Alteza
evoca deliciosa
aquella edad pomposadel Arte, en homenaje a la Belleza:
Emergen del ensueño
recuerdos que dilatan sus siluetas,
trazando en el diseño
fantástico y risueño
perfiles de los líricos poetas
:
Provenza con sus glorias,
como un tirso de flores levantado,
ostenta las memoriasde clásicas historias
y de dulces leyendas del pasado...
¿Qué mucho que os asombre?cuando la noche en sombras se despeina
escribe triste un hombre,
clamando vuestro nombre,
pensando sólo en consagraros Reina.
Soñaba delirante,
de la lid en artístico trofeo,
a vos llegar triunfante,
llamado en ese instante
el ujier de la Reina del torneo;
dar paso aquí a los versos,
donceles que se acercan y levantan
un himno, en los diversos
ritmos que van dispersos
cuando a su digna "Majestad le cantan.
Alados trovadores
os mandan de los campos un poema;
y os tejen con primores
de variedad de flores
las lindas hadas imperial diadema.
202 SALVADOR L. ERAZO
Tenéis, por fia, señora,
un trono y un dosel de seda y raso;
por cetro, en esta hora,
la flor que te decora,
del vate soñador que va de paso...
Sumiso a la grandeza
que en vuestra Corto sin igual admiro,
ujier de vuestra Alteza,
saludo a la Belleza
y pensando en la Reina me retiro!...
Rafael García Escobar
INVOCACIÓN
Al eminente poeta Amado Ñervo
Venid a mí,¡oh, musa confidente
que en mis sueños de loca fantasía
te espera ansioso mi cerebro ardiente
y con un rayo de tu luz fulgente
ha de extinguirse la tiniebla mía!
No tardes más que Triste y vacilante
quiero pulsar las cuerdas de mi lira,
quiero sentirte en ellas palpitante,
porque mi pobre corazón amante
solo contigo sin cesar delira!
Venid a mí, ¡oh, musa precursora,
emblema de mi amor, luz de mi alma,
que con tu beso nítido de aurora
has de alumbrar mi mente soñadora
y han de encontrar mis sufrimientos calma!
Venid a mí y con tus alas de oro
cubre mi frente pálida y sombría,
que en largas horas de ansiedad te imploro
y si eres tú la virgen que yo adoro
ven a extinguir esta tiniebla mía!
204 SALVADOR L. ERA/O
HIMNO A LA PATRIA
(Dedicado a mi estimado amigo don Manuel Enrique Araujo)
(Con motivo del Centenario)
COKO
Hoy la patria de glorias se llena
y se mira orguüosa y feliz:
ya no siente la tétrica pena t
de la dura, afrentosa cadena
a que esclava la hiciera infeliz
!
Ya los héroes altivos y fieles
que lucharon con plácido empeñopor sacarla de vil opresión,
coronada la sien de laureles
duermen todos el fúnebre sueño
delirando con bélico ardor!...
II
Salve, ¡oh Patria! Tus hijos te aman
y en tu manto de amor y bonanza
vienen todos su dicha a buscar
y alegres sonriendo te aclaman
con placer y sentida esperanza
entonándote un himno de paz!
1911.
PARNASO SALVADOREÑO 205
III
Centro-América triste dormía
arrullada por hórridos mares
cuando heroica una voz resonó
atacando la audaz tiranía
y entre vivas y bellos cantares
despertó de su sueño opresor...
IV
Sea siempre la Unión tu bandera
protegida de efecto infinito
y tu escudo el trabajo tenaz,
porvenir muy felice te espera
tras el muro de hierro y granito
donde guardas tu honor nacional!
MISA VIEJA
A Inés Núñez Gaudra, ilustre escritora Argentina
Por el desierto de la vida, errante
voy tras la sombra de un ideal risueño,
cuanto más me aproxime, más distante
tal vez esté de realizar mi sueño...
Sigo la marcha por sendero estrecho
sin desmayar en mi constante empeño,
y cuando creo estar más satisfecho
se desvanece todo como un sueño!...
20C SALVADOR L. ERA/.O
Pero surge en el alma nuevamenteel ideal, otra vez, apetecido
como surgiera de un cerebro ardiente
un recuerdo exhumado del olvido!
Y en marcha por sendero tenebroso
voy sin fuerzas, quizá desvanecido;
a veces soy en el dolor dichoso
y de cada ilusión nace un olvido!...
LEJOS DE LA TIERRUCA
A la renombrada periodista Argentina, León Toro Richard
Todas las noches pienso en mis horas de angustias,
en mis horas de tedio y de amargo sufrir,
y veo mis esperanzas tan pálidas y mustias
que pienso entristecido, que pienso entristecido
que es mejor el morir!
Mis noches son muy largas, muy largas y muy tristes,
y en mi cerebro enfermo se agita la ansiedad:
destácanse del tedio las fúnebres tormentas
y cae sobre mi alma y cae sobre mi almala densa tempestad!
Yo vov por esln mundo como el Judío Errante,
sin encontrar remedio para mi acerbo mal;
y quiero verme lejos, muy lejos y distante
de aquel país de ensueños, de aquel país de ensueños
de mi tierra natal...
V voy por el desierto de la existencia humanasin encontrar oasis en donde descansar:
arreando lentamente la humilde caravana
de mis tristezas hondas, de mis tristeza hondas
y He mi hondo pesar!
PARNASO SALVADOREÑO 207
EL VERDADERO PERIODISTA
Af Dr. don Befisario Porras, en Panamá, respetuosamente
¡Paladín triunfador! En el combatea la vanguardia vas de las naciones
y tu espíritu fuerte no se abate
ni ante el hondo vibrar de los cañones!
Por ejército llevas las legiones
de múltiples ideas que en tu mente
se agitan pregonando tus blasones,
cuando Febo salúdate en Oriente!...
Firme, impasible, altivo y resignado,
soñando en el futuro de tu gloria,
en el carro de luz de la victoria,
como un atleta varonil y osado,
por la senda florida del progreso
caminas aplastando al retroceso!...
HORA CREPUSCULAR
Al Principe del verso castellano, Rubén Darío
Ya la tarde en su tálamo de seda
envuelta en resplandores de escarlata
se desvanece alegre y placentera
en un lago de luz, de ópalo y plata...
Risa crepuscular que se dilata
por los anchos y azules horizontes
es la nocturna y alegre serenata
que las aves entonan en los montes.
Y la noche en su carro se aparece
eesn su manto de nieblas invernales
y todo muerto y sin color parece;
de repente la sombra se estremece;
es la luna que en rayos siderales
tras la montaña con vigor florece!...
208 SALVADOR L. ERAZO
15 DE SEPTIEMBRE
Al poeta Salvador Turcioa R., fraternalmente
Noventa y dos años no máshan transcurrido hasta ahora
desde que la patria herniosa
recobró su libertad;
y siempre por este día
con singular alegría,
se recuerda aquella fecha,
fecha radiante de gloria
que escribió con sangre indiana
en el libro de la Historia!
Centro América dormía
el sueño del coloniaje
bajo el túnel del ramaje
de sus selvas seculares,
arrullada Dor dos mares
soñando con libertad
y aL despertar de ese sueño,
al parecer placentero,
sonó la voz del guerrero
y el mundo se estremeció:
se obscureció el horizonte,
pero tras del alto monte
un nuevo sol alumbró:
el sol de la libertad
!
Entre destellos de gloria
se celebró la victoria,
PARNASO SALVADOR! 209
Centro América ferviente,
ser libre, independiente,
grande, altiva, soberana,
ante sus liéroes juró!
Y ahora, en este insta ule,
de gratas recordaciones
entre vivas y canciones
renacen en nuestras mentes,
esos nombres eminentes
de Barrundia y de Delgado,
de Aguilar y de Molina,
Arce, Rodríguez, Candína,
y el sabio más celebrarlo
José Cecilio del Valle.
II
Hermoso día aquél
en que la patria
apareció radiante de victoria,
coronada de nardos y de rosas
en el hermoso carro de la gloria.
en medio de la pública alegría,
de la entusiasta y loca gritería
de la soberbia
muchedumbre ignara
y del suave vibrar de la campanaque en su lenguaje de metal decía:
«Ya la patria
es libre y soberana;
la extranjera ambición que le oprimía
respetará su santa autonomía
y seguirá la senda del progreso
altiva, grande,
cariñosa, ufana,
sintiendo, acaso, el palpitante beso
que al despertar le prodigó la fama»!
Parnaso Salvadoreño,-— 1 -1
210 SALVADOR L. ERAZO
DESMAYO
Al insigne prosista don Salvador L. Erazo, fraternalmente
Siento que ya mi corazón desmaya,
que mi fuerza vacila y se derrumba,
y cual la ola, que al besar la playa,
se aleja sollozante y moribunda!
No sé ni a donde el porvenir me lanza;
ya no puedo luchar, estoy vencido!
he perdido la fe y la esperanza:
¡déjame descansar, estoy rendido!...
Tan sólo ansio en mi dolor profundo
dormir e! sueño eterno del olvido
y verme libre y lejos de este mundodonde tan triste y desgraciado he sido!...
Siempre en la vida procuré ser bueno,
hacer el bien sin vanidad ni alarde,
y en cambio recibí hiél y veneno
del vulgo necio, estúpido y cobarde!
La envidia austera me ofreció su saña
y la calumnia su asqueroso cieno;
mas no con eso mi honradez se empaña:
¡nunca puede ser malo lo que es bueno!
Siento que ya mi corazón desmaya
que mi fuerza vacila y se derrumba,
y cual la ola, que al besar la playa,
¡se aleja sollozante y moribunda!
ESPEJISMO
Cuando sufro la negra pesadumbre
de esa duda fatal que ya mo cansa,
de la ilusión en la empinada cumbre
aparece risueña la esperanza!
PARNASO SALVADOREÑO
¿Por qué te amo y con tu imagen sueño?
¿Por qué deliro con tu amor latente?
¡ Es que eres tú mi amor, mi único ensueño
a quien venero con pasión ardiente!
Y sé que del amor en el exceso
se llega, al fin, hasta perder la calma,
y te amo sin cesar con embeleso,
con todo el corazón, con todo el alma!
Bríndame el cáliz de tus labios rojos
para endulzar en él mis sinsabores,
quiero juntar mis ojos con tus ojos
para calmar mis íntimos dolores!
Es el amor un bálsamo que cura,
con la dulce expresión de una sonrisa,
de la existencia todos los rigores
y hasta el dolor en él se diviniza!...
El corazón que no ama es un desierto
sin oasis, sin calma, sin ventura,
donde todo se ve pálido y yerto
rebosante de tedio y de amargura!...
La vida es una sombra pasajera
un suspiro fugaz de un moribundo;
y es el amor un tren a la carrera
en donde alegre naja lodo el mundo!..
EN SI" ALBL'M
A la señorita María Rufina Brown
La belleza que en tu alma se aureoliza
se refleja en tu rostro encantador,
con la tersa expresión de una sonrisa
que unida diviniza
las flores de tu amor...
De tu rostro de seda, a los fulgores
desfallecientes y últimos del sol...
transfórmase en dos ros;i»,
sin cambios ni rigores,
bañadas de arrebol!...
SALVADOR L. ERAZO
Así del corazón idolatrizas
con el rico joyel de tu hermosura,
llevando hacia el collar de tus sonrisas
las almas que idealizas
con tu suave ternura!...
Mi musa fe saluda alegremente
y desgrana sus notas de cristal,
para que unidas vayan al torrente
de aquella clara fuente
de tu voz orquestal!...
Dedicado cariñosamente a la célebre escritora Condesa de Castellá,
en Barcelona
Ya los sueños infantiles,
dulces sueños de mi alma,
se alejaron de mi menté
cual efímera visión;
las tristezas infinitas
que me tienen ya sin calma
son las únicas que habitan,
¡son las únicas que habitan en mi pobre corazón!
cuántas veces en mis noches insoniales y sombrías
en mis crueles agonías yo me pongo a meditar
y se acerca ese fantasma de mis muertas alegrías...
Le pregunto de! pasado... ¡No me quiere contestar!
He querido varias veces olvidar esas quimeras
que me tienen siempre triste, taciturno, y macilento;
me imagino que son ellas ilusiones pasajeras
y tan sólo así se calma mi pesado sufrimiento!
¡Cuántas veces en mis sueños
de poeta delirante,
con mis ansias, con mis dudas
he soñado ser feliz!...
PARNASO SALVADOREÑO
¡Oh, delirios! ¡Oh, recuerdos
de mi espíritu anhelante
que se esfuman y me dejan
desgraciado e infeliz!
¡Cuántas veces he soñado
con la gloria y la ventura,
!a que en olio tiempo hermoso
ocupó mi corazón,
y hoy tan solo me he quedado
la terrífica amargura
que me está ya señalando,
el camino del panteón!
¿Qué me importa que la suerte
caprichosa me atormente,
que me arrastre por el mundocon sarcástico furor?
¿Cuando yo todo lo miro
con desdén... indiferente;
si en la lucha como he sido
soy altivo y vencedor?
LA CARIDAD
Virgen humilde cariñosa y santa
que llevas el consuelo al desgraciado:
tu voz es himno que le fe levanta
en el lecho del ser atormentado.
Siente un alivio a su dolor profundo
y con empeño sacrosanto lucha,
¡el triste y fatigado moribundo
cuando tu voz encantadora escucha!
Tu voz es fuerza de atracción sublime
que une a la humanidad en lazo estrecho,
¿quién con tu poder no se redime
y se siente a tu lado satisfecho?
SALVADOR L. ERAZO
¿Qué sería del huérfano doliente
si en este mundo caridad no hubiera,
del anciano sin pan, del indigente,
que sólo peua encuentra por doquiera?...
¡Oh caridad radiante y seductora
que del cielo a la tierra descendiste
con tus reflejos nítidos de aurora,
para alumbrar este desierto triste!
¡ Bálsamo que del Creador, en su clemencia,
le vino, acaso, al alma dolorida:
hermosa luz que alumbra la conciencia
en esta obscura noche de la vida!
VELOZ
Al poeta y escritor Rafael H. Valle, fraternalmente
La vida pasa veloz...
¡adiós
nos dicen las ilusiones
con melancólica queja!
Deja,
cuando la fe se aleja,
el dolor en nuestro pecho
no se que mal sin remedio,
misterio
profundo e incomprensible
que atormenta la existencia!
Paciencia
debemos todos tener
para emprenderel escabroso camino...
Vino
para todo ser humanola esperanza redentora
y mora,
PARNASO SALVADOREÑO 215
hasta el día de partida,
en el alma del que sufre,
de! que llora;
pero una vez ya perdida
se termina en un instante
la comedia de la vida!...
Al dr. José María Vid«i
¡Tú no has muerto! ¡Lo único que has hecho
es libertar tu espíritu errabundo,
que se encontraba en un recinto estrecho
atadd a las cadenas de este, mundo!Ya tu cuerpo quedó en el cementerio...
Entanto que tu espíritu se lanza
a las hondas regiones del misterio,
en pos de amor, de luz y de esperanza...
Cuando está el alma a la materia atada,
semeja a un ave triste, prisionera,
que dirige su tétrica mirada
al intenso verdor de la pradera...
Los seres que se alejan de este mundovan a gozar de sempiterna calma;
¡pues es dolor muy triste, muy profundo,
tener a la materia unida el alma
!
PAGINA DE ÁLBUM
A la señorita Elvira Silva
He visto tu retrato ¡qué elegante!
¡Cómo en él se refleja la hermosura
de ese tu terso y nítido semblante
donde un poema de beldad fulgura!
21 fi SALVADOR L. RRAZO
Bu tu mirada oentéUeante y pura
se adivina del alma la grandeza,
compañera 3in par de !a ternura,
que integra por completo tu belleza!
Eres joven, amable y placentera,
que, de! mar de ]a vida, en lontananza,
un esplendente porvenir te espera
que ha de surgir, tal vez, de la ribera,
como surge del alma la esperanza
cuando tolo en el mundo desespera !...
MENSAJE
A la señorita Rosario Arango, reina de la belleza de Cuba
De esa mirada, altiva y penetrante
que ai inundar de luces' tu semblante
un universo de beldad campea,
me pareces a. Venus • Citerea!
El alma del poeta se recrea
al contemplar tu angelical figura,
que tiene los perfiles de la hebrea,
de la cubana singular ternura!
En pos de ü mi pensamiento avanza
para ofrecerte admiración completa
y aspirar de tus flores la fragancia;
la musa inspiradora del poeta
también se llega fatigada, inquieta,
en las alas de luz de la esperanza!...
¡NUNCA!
...Y has vuelto a renacer en mi cariño
como una flor de ensueño hecha de gloria;
pero mi pobre corazón de niño
ya no puede creer en la victoria!...
PARNASO SALVADOREÑO 217
He de borrarte, al fin, de mi memoriapara seguir por mi camino incierto
despreciando tu amor misera escoria
encontrada en las pampas del desierto!
¡Déjame por piedad! ¡Déjame en calma
porque el recuerdo de tu amor me aterra
y hace que, a veces, se estremezca el alma!
Está mi fe desvanecida y trunca:
quiero vivir con mi deseo en guerra;
pero ceder a tus reclamos, ¡nunca...
LA NIÑEZ Y LA ESCUELA
Al valiente luchador Matías Oviedo, fraternalmente
Es la escuela la nave del progreso
donde navega la niñez querida,
haciendo guerra a muerte al retroceso
en este mar inmenso de la vida!
Siempre veréis a la niñez unida,
afahle, bulliciosa y placentera,
caminar por la senda apetecida
del porvenir que con empeño espera!...
Con débil paso—soñolienta—avanza
por la ruta que marca la victoria,
llevando fe ardiente, amor y esperanza,
y sigue vocinglera y no se cansa .
en esta lucha dura y transitoria
hasta verse en los brazos de la gloria!...
FLORES DE ENSUEÑO
Eres una risueña y angélica promesa,
de púdicos ensueños, de celestial amor;
eres una encantadora y célica princesa
que haces vibrar el alma y olvidar la tristeza
de este pobre poeta que vive en el dolor!
SALVADOR L. ERAZO
Tienen tus ojos grandes la mística belleza
de los astros que brillan en toda plenitud
y se adivina en ellos de tu alma la grandeza
y de tus formas rítmicas toda la sutileza
que hacen sentir la fiebre de la sensualidad!...
UNA TARDE DE ENERO
(DESDE EL «CERRO PELÓN») (1)
Al eximio poeta José Santos Chocano
Es ya de Urde... El sol en el Ocaso
con roja cabellera destrenzada,
como triunfante rey prosigue el paso
hasta llegar al fin de su jornada...
En luz crepuscular se baña el monte,
el bosque, el prado y la feraz llanura;
de escarlata se tiñe el horizonte
el Cielo azul y la empinada altura...
Ya la noche despliega sus cortinas;
el toro muje en el boscaje umbrío;
se ven las juguetonas golondrinas
volar por el tejado a su albedrío...
«El gallo canta en el pajizo techo;»
el ave inquieta en el ramaje anida
y un campesino alegre y satisfecho
sugeta a su caballo por la brida!
Al noble esposo en la casita espera
la esposa amable, compasiva y grata...
Allá se ve la hermosa carretera
cual una cinta de bruñida plata!...
(i) Lugar muy dominante que está en la ronda de la ciudad de
Sensuntepeque, Dep. de Cabanas, de donde se divisan algunos cerros
y volcanes de El Salvador y países hermanos en la América Central.
PARNASO SALVADOREÑO 219
Y en la pendiente de La loma verde
la vaca lame al temer i to overo,
y en la llanura, atónita, se pierde
la voz chillona del feliz vaquero!...
A lo lejos destácase imponente
el «San Miguel» altivo y arrogante
cual desafiando al alto «San Vicente»
que allá se yergue en el cofín distante!
Y de Honduras la inmensa serranía
se pierde lentamente en lontananza,
«a los destellos últimos del día,»
como se pierde en mi alma la esperanza!.
Mas la luna de súbito se asomaahuyentando las sombras de la noche,
el lirio esparce delicado aromade su rosado y perfumado broche,
y alegre sigue su camino errante
por el piélago azul del firmamento,
cual una novia virgen, palpitante,
llena de amor, de luz y de contento!...
Todo lo vuelvo a ver como en el día;
todo luce de nuevo ante mis ojos:
el bosque, el prado y la alta serranía,
cual de un recuerdo lívidos despojos
!
y en La pendiente de la loma verde
la vaca lame al temer i to overo,
y en la llanura, atónita, se pierde
la voz chillona del feliz vaquero!...
FLORES DE PASIÓN
Tu voz es dulce, afable y vibradora:
cuando hablas, niña, mi dolor transformas,
pero es más dulce la voz encantadora
del divino lenguaje de tus formas!
220 SAI VADOR i . ! RAZO
Las curvas de tu cuerpo alabastrino
son cual lenguas de Euego que me llaman,
son las flores de luz de mi camino
que ya la fiebre pasional reclaman!...
Al través de ese traje que las cubre
tiemblan de amor en compasados giros
y un tesoro de Venus se descubre
al compás de sus íntimos latidos!
Quiero sentirme prisionero en ellas
cual gamo sutil por sierpe impía
y de tus senos arrancar querellas
con estremecimiento de agonía!...
FLORAL
PARA EL ÁLBUM DE JUANITA MAKTlX
Hay en tu cabellera arrebolada
lampos de sol al despertar el día
y en el suave fulgor de tu mirada
destellos de pasión y de poesía.
De tus labios la plácida ambrosía
ríe en tu bella boca de cereza
y de esa risa franca la armonía
disipa de las almas la tristeza!
De tu alma juvenil en los albores
agítase un enjambre de ilusiones
mensajeras de dicbas y amores
y sigues—por la vida sin rigores,
entre sueños febriles y canciones
—
por una senda de fragantes flores!
PARNASO SALVADOREÑO 221
PELÍCULAS campestres
AI sabio maestro de la Juventud don Francisco Gavidia
DE NOCHE
I
Se ve un collar de fuego en la montaña
que circunda La cúpula altanera
a donde habita solitaria, huraña.
el águila caudal. En la ribera
del mar atronador que reverbera,
se ven los cervatillos asustados
que huyendo van de sofocante hoguera
con los ojos llorosos, inyectados...
Pasan después los ágiles venados
rompiendo los bejucos y las breñas
de los espesos montes y collados
y algunos ocultados tras las peñas
se quedan por momentos abismados,
con sus miradas tristes y sedeñas!...
II
El mar sigue rugiendo indiferente
por incendio voraz iluminado;
se retuerce feroz como serpiente,
o cual tigre gigante encadenado!
Las aves del boscaje han despertado
creyendo, acaso, próxima la aurora
y en los verdes manglares se lian posado
para entonar su charla arrobadora.
La blanca garza su plumaje admira,
retratado en las ondas del estero
y parece que viéndolo suspira;
,mas del incendio el luminar postrero
ya lentamente en derredor expira
y de sombras se viste el bosque entero!
222 SALVADOR L. ERAZO
MATINAL
III
El sol, por fin, su- túnica desflora
anunciando en oriente un nuevo día,
y las alturas con su lumbre dora
causando de las nieblas la agonía.
Las vacas al redor de la alquería
lamen con avidez en las baldosas
la blanca sal : ¡ magnífica ambrosía
que hace sus pieles tersas y sedosas
!
Las ardillas brincando en los manglares
ocúltanse juguetonas y hurañas,
de La selva en los secos matorrales;
el viento muge entre las verdes cañas
y sus telas de encajes siderales
tejen con entusiasmo las arañas
!
IDILIO
IV
Las ramas de los árboles se besan
y se unen y se quejan y deliran;
cuando amorosas su pasión expresan
parece que son almas que suspiran.
Las aves que en sus cóncavos anidan
soñando con un mundo de delicias
a los placeres del amor convidan
en el tálamo azul de sus caricias.
El río se despeña entre clamores,
surcando altivo la arboleda umbría,
y añorando sus íntimos dolores
cruza por la azulada serranía,
y d^ciende, otra vez, por los alcores
como sierpe, de plata, en agonía!...
PARNASO SALVADOREÑO
FILIGRANAS
Al poeta Alonso A. Brito, frarernalmente
Envuelta entre los rayos de la luna
pasaste junto a mítímidamente
como una estrella fugaz y transitoria
al surcar el cristal de la laguna!
Radiante de victoria te seguí con el alma y con los ojos
Debiéndome la luz de tus sonrojos;
ávido de placeres y de gloria
quise aprisionarte entre mis brazos
lleno de fe,
de amor
y de bonanza;
pero caíste, al punto, hecha pedazos
y murmuró una voz en lontananza:
«iluso
has muerto tu esperanza»...
,Y la visión huyó con lastimera queja,
como unaestrella fugaz
que se refleja,
en un ziszás,
por el terso cristal de la laguna.
PAGINAS DE ÁLBUM
CUANDO NACISTE
Dios te dio el encanto de las flores,
ese tu encanto celestial que hechiza:
en tus labios se aduermen las amores
al beso arrullador de tu sonrisa.
224 SALVADOR I . ERAZO
i i VNDO HABLAS
Todo palpita alegre y se estremece;
todo respira amor con grato empeño:La luna en el espacio se aparece
cual ave mensajera del ensueño!...
CUANDO RÍES
En la floresta rústica y hermosamodula el viento plácidas querella-:
se tiñe eL cielo de color de rusa
«y se inclinan a verte las estrellas».
si SUSPIRAS
Se oye del bosque en la extensión desierta
cual de un arpa nota palpitante,
que en la región del éter se despierta
melancólica, dulce y sollozante!...
CUANDO DUERMES
Un ang^l celestial vela tu sueño,
en tanto que tu espíritu inocente
vaga por los países del ensueño
a todo lo mundano indiferente!...
CUANDO DESPIERTAS
Llegan los ruiseñores a tu estancia
con su charla de amor arrobadora
y los lirios te bañan de fragancia
a los besos primeros de la aurora...
I I ANDO SALES
Calman del sol los vividos fulgores
y te brindan los árboles su sombra
arrojando sus hojas y sus flores,
para que sirvan a lus pies de alfombra!
PARNASO SALVADOREÑO 225
CANTARES Y EPIGRAMAS
Al ilustre poeta Narciso Díaz de Escovar
Desde que murió mi madre(murieron mis ilusiones,
niurieron mis esperanzas
y nacieron mis dolores
!
*
Mi vida es como un océano
:
llena está de tempestades,
llena de tempestades,
como un cielo sin estrellas
o como un nido sin aves...
Si ella supiera mis penas
tal vez las mitigaría:
yo no quiero que las sepa
porque ellas sólo son mías!...
Me dices que tu cariño
ha sido siempre constante
y sin embargo no niegas
que en un día me olvidaste
!
*
Ya tu amor está probado
como un amor verdadero;
no hay mujer que sea fiel
ante el brillo del dinero!
Parnaso Salitdoreño,—lj
220 SALVADOR I. ERAZO
Kl aro del pobre es cobre
y fl cobre del rico es oro;
hay honores para el rico
y para el pobre desdoro
!
Sin dinero es el talento
como una noche sin luna
y vale más un jumento...
cuando el dinero le aduna!
*
Tío León va muy ufano
con una verde levita
que le heredó don Cipriano
el tío de su abuelita;
pero otros dicen que no,
según afirma don Pío
esa levita compróde ganga en el Montepío!...
El mono ya es abogado,
fué a Guatemala a estudiar
y como es tan desgraciado
lo más p^ue se le ha quedado
es por solfa rebuznar!
y ahora que ha regresado
con título de doctor
no sé qué empleo le han dado
¿y si supieras lector
que é! título fué comprado?...
PARNASO SALVADOREÑO 227
OYENDO LA SERENATA
(Al distinguido escritor y sabio naturalista Salvadoreño,
doctor D. David J. Guzmán)
¡Oíd... Oíd... Qué música tan grata!
¡Cómo se qnjejan y en tropel se alejan
las notas sollozantes,
al empezar la dulce,
la triste y doliente «Serenata»!
¡Y cómo en el ambiente se dilata
ese rumor de alas invisibles
que recuerdan a mi alma entristecida
una historia de amores imposibles
que avivan tas nostalgias de la vida!...
Envuelto entre los pliegues de la brisa
danza el recuerdo de un amor perdido
y por el espacio inmenso se desliza
y pasa muy de prisa,
como pasa veloz una sonrisa
«a perderse en las tumbas del olvido»!
Y prosigue... y prosigue
la música divina!...
La noche desplegando su cortina
cubre a la ciudad triste y desierta
que semeja a una muerta,
envuelta entre la pálida neblina!...
¡Oíd... Oíd... Qué música tan grata!
Trae a mi pecho fraternal consuelo
y en las rosadas alas de su anhelo
el alma por el Cosmos se dilata
al escuchar la dulce,
la triste y doliente «Serenata»
y el ronco sollozar del violoncelo!...
¡Cuánta, alegría en los semblantes leo,
y qué tristeza sepulcral yo siento!
228 SALVADOR L. ERAZO
Dejo vagar mi pobre pensamiento
y en su correr fugaz— tal halagüeño —se remonta por el ancho firmamento
hasta el país ignoto del ensueño!
Entanto que mi espíritu errabundo
medita en las tristezas de este mundo,en la amarga caricia de un deseo,
en la difunta fe de mis amores;
s<e acrecentar) mis íntimos dolores
y hecha cadáver mi esperanza veo!...
¡Oíd... Oíd... Qué música tan grata!
¡Cómo se quejan y eu tropel se alejan
las notas sollozantes,
al terminar la dulce,
la triste y doliente «Serenata»...
EL TRABAJO
(A los obreros Hispanoamericanos)
¿Qué es el trabajo? Talismán sagrado
que hace en la tierra un semi Dios del Hombre:vuelve dichoso al ser desventurado
y le da gloria, bienestar y nombre!...
De Outenberg la fama no te asombre,
ni que Homero y Colón surjan de abajo,
porque se encuentra paz, vida y renombre
en las fuentes divinas del Trabajo!...
Hay un himno triunfal que nos fascina
y que en su música bella y argentina
enamorado tiembla el Universo:
es el himno vibrante del Obrero;
es que al choque del hierro y del acero
el carro del. progreso se fulmina!...
PARNASO SALVADOREÑO 220
¡MADRE MÍA!
Ha mucho tiempo que el Destino adverso
cerró tus ojos a la luz del día
y desde entonces veo el Universo
sin luz, sin esperanza ni alegría!
La noche de tu ausencia ¡madre mía!
es noche de tristezas y de llanto,
donde todo es dolor, todo agonía,
desolación, angustias y quebrantos !...
Del casto hogar se oscureció el santuario,
ai ocultarse mi polar estrella
tras la negra montaña del osario...
Mas, hoy que triste vengo aL cementerio
sintiendo, otra vez, de mi pesar la huella
florece una esperanza en el misterio!...
PARA ENTONCES
Cuando la muerte candorosa y bella
cierre a la vida mis dolientes ojos,
para horrar toda mundana huella
que incinerados sean mis despojos,
más versos, mis recuerdos y mis cosas,
que en un tiempo formaron mi ventura,
que fueron la fragancia de mis rosas
y que ahora son hiél de desventura!...
Yo no quiero de nadie remembranzas,
que nadie compadezca mis dolores,
porque murieron ¡ ay ! mis esperanzas
de la infamia sufriendo los dolores
!
¡Tengo asco de la vida! ¡Asco de todo!...
De todo lo que es malo o es adverso:
del gusano que vaga por el lodo
y del conjunto, en fin, del Universo!...
^SSBQnOOOOBOOQODDDiDEl
Armando Rodríguez Portillo (1)
VERSOS A TOTO
«Te amo, poeta, tuya soy,—dijiste;
»mi vida serás tú... yo seré buena...
»Mi existencia es muy triste
»y el vaho de esta vida me envenena.
»Yo quiero amarte,, pero con el fuego
»que purifica el alma...
»Sé buena...»
Los ecos de tu ruego
despertaron la calma
honda, muy honda que en mi pecho había;
y en vuelo silencioso
llegaron a mi espíritu luctuoso,
cual pájaros enfermos, la Alegría,
la Esperanza y la Fe.
Tus tristes ojos
leyeron en los míos el poemade un gran amor; y yo, en tus labios rojos,
bebí La miel suprema.
(i) Muerto t rágicamente en San Salvador el 16 de junio de 1915.
PARNASO SALVADOREÑO 231
ENTONCES
No sentirás bajo tu mano fría
del corazón el último latido,
ni juntarás tu boca con la mía,
ni el eco tuyo vibrará en mi oído.
No habrás de ver cuando mi fosa se abra
y me trague y encierre en sus horrores,
sin una cruz que diga una palabra,
sin coronas, ni lápida, ni flores.
Pero sabrás, que amándote he sentido
el fatídico beso de la Muerte,
como un adiós hacia el eterno olvido,
sin la dicha inmortal de poseerte.
Y entonces me amarás... Al Camposanto
te llevará el amor, aunque tardío,
y buscarás para verter tu llanto
las soledades del sepulcro mío.
ÁNGELUS
I
\aí. tarde azul se borra en el Orienta
y un tono lila en el Ocaso arde
como un amén de luz en la silente
agonía serena de la tarde.
Hay vaga languidez en el alarde
tembloroso de Vésper y se siente
llorar el corazón en la cobarde
añoranza de un ángelus dolieni
232 SALVADOR L. ERAZO
Fué así la vespertina trasparencia
de aquel cielo purísimo de raso
cuando, dolidos de futura ausencia,
ceñida a mí, ' cogida de mi brazo,
contemplamos con muda reverencia
la lividez sombría del Ocaso.
II
Hoy que lejos está, la remembranzade aquel idilio mágico y risueño,
como una rosa lánguida de ensueño,
se copia en el cristal de la esperanza.
La fantasía de mi loco empeñofinge acercar la triste lontananza
donde ella está y a descubrir alcanza
su imagen pura en ideal diseño.
¡Demencia del amor! La estoy mirando,
pero la imagen se evapora cuando
pálido el oro de la tarde muere;
despierta enfermo el corazón; y entonces,
en el clamor doliente de los bronces,
oigo gemir un hondo miserere.
AÑO LÍRICO
Año nuevo igual a todos,
ya llegas, yo te esperaba
para mirar en el cielo
tus tardes y tus mañanas.
Al llegar la media noche
la ciudad, alborozada,
cantará su epifanía
de dichas y de esperanzas,
PARNASO SALVADOREÑO 233
¡Amor! ¡amor! dirá el mundo;¡ amor ! dirán las campanas,
dando al viento, vocingleras,
su- melodía metálica.
Los que en la dicha nacieron
más dicha en tí, año, aguardan,
y creen en tí los que sufren,
los que suspiran y aman.Para mí, año que vienes,
al año viejo te igualas;
año de amor para otros,
a mí no me traes nada.
Año nuevo igual a todos,
ya vienes, ya te esperaba:
sólo veré como siempre
tus tardes y tus mañanas.
VENUS IMPÚDICA
AI poeta R. Mayorga Rival
De la florida y lujuriante fronda
llegas al baño, y nubil tu figura
tiembla al copiarla, virginal y pura,
el señoliento espejo de la onda.
Ante el rubio milagro de tu blonda
cabellera y tu blanca arquitectura,
como aliento de amor, en la espesura
detiene el blando céfiro su ronda.
Todo está, por mirarte, silencioso:
calla en la rama el pájaro, armonioso
y el sol con rayo tímido te espía;
sólo al mirar que al beso de la fría
onda, entregas tu cuerpo luminoso,
para besarte resplandece el día
!
23 I SALVADOR l . ERAZO
TU ERES POESÍA
A. D.
¿Por qué me pides versos? ¿Puedo acaso
decir lo que tu voz dulce dijera
suave y sutil como el fru fru Je! raso?
No hay música, ni pauta
para la rima que escribir quisiera,
caprichosa y difícil como fuera
la fuga milagrosa de una flauta.
Aunque no te has dado cuenta
que arrullas al hablar con la armonía
de una égloga de amor que se instrumenta
en un tema que dice: «Poesía.»
Ere3 cual rima sacra e imposible,
como el verso moderno y decadente,
vaporosa y elástica y flexible;
pura y limpia cual cielo transparente.
¿Para qué quieres versos, si tú eres
un manojo de rimas musicales
donde pudieran todas las mujeres
para ellas escoger sus madrigales?
Canta, pues, con la lira melodiosa
que cuando hablas se inicia en tu garganta;
dime a mí cualquier cosa...
lo que quieras decir, hcáblame, canta.
PARNASO SALVADOREÑO 230
LA SIEMBRA
Bajo un sol matinal de primavera,
que de áureos toques el follaje borda,
se abre la arada en la gentil pradera,
junto al torrente bramador que asorda.
Se apoya el labrador en la manceradel tosco arador y con la yunta gorda
va esponjando la ubérrima ladera
que en negras floraciones se desborda.
Detrás regando la simiente, a pasos,
sobre la amelga de fecundos trazos,
va el fornido gañán de anchas espaldas,
mientras cruza los ámbitos sonoros
gárrula banda de fugaces loros
como un collar de verdes esmeraldas.
RIMA
Has visto ya la triste lejanía
del ancho mar, a la hora gemebundaen que agoniza el día,
y una ave solitaria y errabunda
que va cruzando la extensión sombría?
Vieras también el interior de mi alma,
como ese mar, inmensamente triste,
envuelta en honda calma
desde o;ue tú te fuiste,
y cual pájaro azul, silente el vuelo
y con la ala herida,
tu amor, que va, como visión de duelo,
cruzando el horizonte de mi vida...
236 SALVADOR L. LRAZO
HUMO
Fumemos; en el humo veo surgir la vida
que en el mísero cuerpo locamente consumo;las vagas languideces del alma adormecida,
su sueño desperezan en las espiras de humo.
Como el votivo incienso de elásticas volutas,
el alma del tabaco tiene santas piedades,
tiene la faz solemne de todas las cicutas
con un raro deleite de voluptuosidades.
Tienen los copos de humo personificaciones
de mundanos remedos, como cuando se miraque se arruga una falda llena de tentaciones
sobre la forma nubil con que el alma delira.
Yo he cerrado los ojos; pero el humo implacable
se ha apoderado entonces de mi cerebro enfermo
y me ha fingido toda la visión adorable
que sacude mi espíritu desfallecido y yermo.
La quietud y el silencio de mi asolada estancia
se juntan al capricho perezoso del humo:se ha llenado el ambiente de femenil fragancia
y el roce de un vestido cerca de mi presumo.
Liviandades de antaño, corroídas de olvido,
vuelven a mí veladas por el ambiente opaco,
donde un recuerdo alegre, ya medio desteñido,
revive en la embriagante languidez del tabaco.
En la sutil madeja del ensueño azulino
la alegría se mece picaresca y beoda,
con las provocaciones y el encanto felino
de una mujer alegre que ¡¡e nos brinda toda.
PARNASO SALVADOREÑO 237
¡Oh, mis buenos amigos! fumemos, que la vida
nos ha engañado a todos, a pesar de ser buena;
como la opaca nube medio desvanecida,
la vida es un ensueño de alegría y de pena.
Bella cuando se enciende, triste cuando se apaga,
la vida, amigos míos, nos ha puesto beodos,
y la vemos marcharse como la niebla vaga
del humo alucinante que nos engaña a todos.
Salvador L. Erazo
KN EL SENDERO
Yo te he visto radiante de hermosura
en medio de la calma del sendero,
oyendo con angélica dulzura
el canto del zenzontle montañero.
Yo te he visto en la falda de las lomas
siguiendo con tu lánguida mirada,
el vuelo de las candidas palomas
en la serena bóveda azulada.
Te he visto, mas, al asomar la aurora
en medio de la gloria del paisaje,
recogiendo con gracia seductora
las flores perfumadas del boscaje.
¡ Oh, fresca y sonrosada campesina
!
¡Oh, flor, la más hermosa del sendero!
Más bella que la luz y más divina
que las tardes radiantes de Febrero.
MADRIGA]
(A Jeanette)
Cuenta, mi reina, que un hada,
miel en la fuente rosada
de tu boca fué a libar;
y desde entonces, ansiosas
abejas y mariposas
quieren tus labios besar.
PARNASO SALVADOREÑO 239
EL ARROYUELO
A la ilustre escritora, la condesa de Castelli, en Barcelona
Corre parlero entre la selva hojosa
el arroyuelo de agua cristalina,
rimando con su cantiga argentina
la música del viento sonorosa.
Ya se oculta en la fronda misteriosa,
o se pierde en la exúbera colina,
reflejando en su linfa diamantina
la bóveda del cielo majestuosa.
Ya se riega travieso en la cañada
y salta de un peñón al verde llano
formando una bellísima cascada.
Luego veloz se escurre en el lejano
valle florido; y va por la azulada
extención a perderse en el océano.
AÑORANDO
Al eminente poeta Rubén Darío
Risueña y olorosa mañanita
que me haces añorar tan dulcemente,
en aquellas de Mayo en que musita
con más gracia su cantiga la fuente.
En aquellas de Abril, cuando en el monte
revientan las rosadas clavellinas
y desgrana entre el manto de neblinas
su rosario de trinos el zenzonte.
210 SALVADOR L. ERAZO
Oh azul mañanita en que las flores
esparcen su perfume en los senderos,
y cantan dulcemente sus amores
los vistosos chiltotcs montañeros.
¡ ¡Mañana de Diciembre ! mañanita
que cubre de neblinas todo el monte,
mañanita fragante en que musita
su canción el indígena zenzonte.
A UNA ARTISTA
Hacia qué puerto gitana
te lleva ahora el Destúio?
Dónde soñarás mañana,
a la vera de un camino
o en una playa lejana?
Tu voz tan espiritual
en qué comarca apartada
vibrará como el cristal?...
¡ Oh, artista nunca olvidada !
¡Oh, vagabunda ideal!
En la hora evocativa
recordamos con pasión
tu mirada pensativa
y tu voz tan sensitiva
que nos tiembla el corazón!.
uBsaaouuuauuQBunü>Mñ
Gustavo A. Ruíz
LA GITANA
En el muelle solitario. Frente al mar. En la umbríasoledad del crepúsculo taciturno y huraño,bajo la incertidumbre de una vaguedad fría
cual si flotase el alma triste de un desengaño.Una gitana, al punto, surge entre la indecisaclaridad que pudiera ser como una ternura,
y abrió una mariposa de luz en su sonrisa:era la mariposa de la Buenaventura.Asióme de la diestra la gitana: en sus grandes,pupilas fatigosas cruzaron las visiones,
y a modo de un lejano desfile de los Andes,pasaron mis ensueños y sus evocaciones.Sueñas, me dijo—líricamente triste—como el mar que gemía,
y yo en sus grandes ojos mis dos ojos hundía;
y hallé en el fondo mismo raras afinidades
entre sus pensamientos y entre mis soledades.
Algo que nos unía, frente aquel mar doliente,
acaso un mismo ensueño debajo de la frente.
Así me miró un largo rato con la miradasiniestramente bella, cual la hoja de una espada.Y dócil a la fuerza de aquel áureo hipnotismo,
fui "haciendo delaciones: me delaté a mi mismo.Parnaso Sa'rariortño,—16
212 SA1 VADOS i..I
Ella hablaba me hablaba quizás de esa manera
tierna, insinuante, bella, romo quien dice cosas
que Fuesen el retorno de alguna Primavera
y que hoy tienen el vago perfume de sus rosas.
Yo la escuchaba. Me habló «le hondos misterios,
de imposibles anuir''- que mi gran alma abriga,
de ansias, sueños, tormentos,
y de mi pensamiento que es como un viejo auriga
que fustigara el látigo de todos mis lamentos.
Me recordó la historia, vieja, sencilla y Triste
del tierno amor huraño que en mi dejó su rostro
y que hoy es como un vano recuerdo que peí
Dijérase en las aunas el resplandor de un astro,
me habló de la ternura de una mujer, del día
en que sus amorosos brazos sobre mi cuello
ungieron los ungüentos de su melancolía.
Me recordó sus manos, donde el cristal de roca
hallé sus transparencias. Me habló de su cabello
y de la miel dorada de la ubre de su boca.
V mientras el acento de su voz se desmaya,
como la melodía de un orquestal desvelo,
fijó- sus grandes ojos en la remofa playa,
cual si la interrogase; después miró hacia e) cielo,
y prosiguió: la patria, que es vuestra desposada,
une todo- los lazos dé los cariños buenos
y os ofrece, al retorno, como la madre amada,
para vuestras heridas la leche de sus senos.
Volvéis, señor, de lejos, y sois el peregrino
que carga con su tienda' por el blanco camino
donde florece el mirto de las idealidades
y donde los espectros surgen de otras edades.
Hubo un largo silencio.. Después cruzó como una
claridad por sus labios, y en la penumbra incierta,
era aquella sonrisa como un claro de luna
que envolviese el cadáver de otra sonrisa muerta.
Yo la hablé entonces, díjela: Gitana
que sabes el futuro y el pasado, responde;
enséñame La (¡ave que aprisiona el mañana;dime cual es el rumbo de mi futuro. ¿A dónde
encontraré los oleo- del amor, en mi vida,
dónde hallaré la mano que ha de curar mi herida?
PARNASO SALVADOREÑO 243
Sacudió la cabeza de una extraña negrura;en sus labios marchitos puso el índice en cruz
y con un gesto digno de una griega escultura
el silencio me impuso...
Naufragaba La luz...
Aguas del Pacífico, 1911.
ANIVERSARIO
Iban los dos hermanospor el fácil camino que cortaba los llanos;
y La tarde, doliente madrigal de tristezas,
fatigaba Los oros de una acidua armoníasobre limbo dorado de sus rubias cabezas;
a lo lejos, e! viejo sol de Octubre, moría.
Y e! hermano, le dijo, a la hermana : han pasadodos inviernos, que el padre bajo tierra reposa,
floreciendo los mirthos que tú misma has sembrado,
el rosal de su tumba ya ha iniciado una rosa.
Y la hermana callaba; que el silencio es como unasepultura; el recuerdo abatía su vuelo,
y en el gran azul triste, se dijera la luna,
una lágrima sobre las ojeras del cielo.
Parecía el camino prolongarse, callado,
el camino es lo mismo que un amor olvidado.
Y la hermana, le dijo, al hermano: ha faltado
nuestra madre, que un día exprimió su ternura,
y el hermano de pronto, quedóse callado
como en el silencio de una sepultura.
De muy k'jos las sombras venían...
y sobre el camino que corta los llanos,
blancas velas del mar, parecían
las vagas siluetas de los do^ hermanos.
211 SALVADOR L. I
A LA LUNA INDO-ESPAÑOLA DE ENERO
Lima blanca, luna buena,
luna de prístino albor,
¿eres acaso azucena
del Señor ?
Luna de tonos dorados,
como una ánfora, luciente;
luna de los emparrados,
negligente.
Luna aurífera y divina,
dime «sí» o dime «no»
quizá fuiste la piscina
en donde alguna menina
se bañó.
Luna acrobática y sola,
quién te mira te ha de amar;
¿dónde irás de carambola,
bola
de billar?
Luna pálida de Enero
que vas nevando el sendero
y entristeciendo el camino:
¿Eres acaso un cordero
divino?
¿Serás áurea margarita
que Amor, pétalos arranca?
¿o eres cofiecita, blanca
coiiecita ?
Globo de herrumbre y cristal
en donde los vinos tuyos
se escancian en el misal,
¿o eres, oh luna, un nidal
de cocuyos ?
PARNASO SALVADOREÑO 245
Nupcial y solemne la hora
haces con tu casto brillo^
cuando la novia es la aurora,
tú, el cestillo.
Luna pálida de Eneroque nievas sobre el sendero
y entristeces el camino...
eres, sin duda, un romeroperegrino.
Luna anémica y andante
de América de Colón,
triste luna, interrogante
del amantecorazón...
SIC...
Suave y cruel aburrimiento
de la heredad natal,
en que el espíritu vive
como en jaula de cristal,
para ver pasar el tiempo
triste, lento, pertinaz,
por la mancha del paisaje
íntimamente rural.
Está abierta la ventana
de mi vida que se va...
mientras pone telarañas
la tristeza de esta paz,
entre la estrella remota
y el interior manantial
en que debió reflejarse
el fondo del ventanal
Las cordiales vecindades...
La niña que toca mal
el piano. La despedida
del amigo que se va.
246 SAI \ AD< »R i. ER \/"
El sol que derrite plonio
hostilmente singular,
y en el tósigo del tiempo
un;i pena que soñar...
ROSAS GALANTES
( En el álbum de Juanita Martín)
Cuando llega la luz sutil en gamas
y se fragmenta en lirieos antojos,
como rayos de sol entre las ramas
se asoman las sonrisas a tus ojos.
Y íu boca desgrana notas bellas,
frágiles, breves, aunas, temblorosas,
porque al par que son luz de tus estrellas
son también el perfume de tus rosas.
A DOÑA CLARA RÓBLETE CABRAL (1)
Composición premiada con medalla
de oro por el Ateneo de Guatemala,
en el concurso centroamericano del cen-
tenario de Batres Montúfar.
Señora: desde anoche, a vuestra pleitesía
pensé escribir la carta que os mando. Mi poesía
no es huraña con vos, ni es émula de quejas:
llega como la luz de la luna a las rejas;
hace recordaciones de otros tiempos mejores,
en que eran las palabras ramilletes de flores;
Y evoca tiernamente- los infieles desvíos,
porque sabor al fruto disteis de otro cercado,
cuando noviembre lírico trajo sus aires fríos;
a la ciudad del reino de Pedro de Al varado.
(i) Heroína del Relox.
PARNASO SALVADOREÑO 217
Erais la dama entóneos de las murmuraciones,
todos en vos pensaban; y las galanterías
iban en la asechanza de sus persecución»
entre los cabeceos y las zalamerías
¡oh! ¡de las entumidas huecas aristocracias!
¡Oh, los jóvenes tiempos de las viejas edades,
en que erais vos la dama que adunaba más gracias
en los saraos frivolos dé las ingenuidades!
¡Hermosos tiempos...! Todo era un fiel misticismo
Todo era un egoísmo
plácido. En el misterio del conventual sosiego,
una sonrisa empieza donde termina un ruego;
Y hubo siempre escondida para alguna novicia
tras el confesonario la miel de una caricia;
y bajo los halcones, envuelto en la española
capa de terciopelo, cruzar alguien
en alta noche, vuestra calle dormida y sola
(era éste don Alejo, tal un don Luis Mejia.)
Os hablaba señora
de vuestra tentadora
Belleza sugestiva
;
de vuestra encantadora
cabeza pensativa.
Besaba respetuoso
vuestras ensortijadas
manos, con amoroso
deleite aprisionada-.
Y hablando quedamente, su voz algo tenía
de esas modulaciones que el labio hace en los rezos,
y era aquella una clase rítmica de poesía
que usa un alfabeto de veintisiete l>cso<.
Noches frías, muy frías, tiernamente serena-;,
en que las celosías semejaban colmenas;
y en que la luna huraña tras de nube indecisa
para dejar besaros, allá en la alta cornisa
escondía su cara lívida y taciturna,
en eL deshojamiento de su gloria nocturna.
¡Cuánto tiempo ha pasado!
Cuánto tiempo há señora que murió esa poesía,
en la ciudad del reino de Pedro de Alvarado
cuando era don Alejo tal un don Luis Mejía.
248 SALVADOR !.. ERAZO
AL RETORNO
Aquella noche era
como de Primavera,
el minuto un romance de amoren que hubo una rosa
y hubo un ruiseñor.
El árbol un psahno parece
y la hoja, eu pagina leve:
canta el ave diciendo amanece,
y murmura la rosa : llueve.
Tras de los cristales
de los ventanales
su cabeza asoma,
como en los raudales,
ojos de paloma.
Yo soy quien acecha,
y espera que se abra
la ventana, que venga la flecha
de su dócil palabra.
El jardín como un psalmo parece,
soy yo el iniciado.
Amanece, amanece, amanece...
y el balcón está siempre cerrado.
ASI ES LA RUBIA CABECITA DE ELLA.
Lluvia de miel, cristal iluminado,
flor de cañaveral, polen de estrella,
así tiene el cabello el bien amado,así es la rubia cabecita de ella.
PARNASO SALVADOREÑO 249
Cuando en mis hombros cae adormecida,
y en su boca los ósculos florecen,
me parece que el gajo de su vida
está en aquellos labios que se ofrecen.
¡Oh juguetito de mis ilusiones
qué encanto, y qué sabor de cuento tienes
!
Eres como una caja de bombonesen que son dulces hasta los desdenes.
Y así, al paladar sus labios rojos
entre alados rubores encendidos,
vacío por mis ojos en sus ojos
mi corazón con todos sus latidos.
NOCTURNO
Es alta noche. Solo en mi estancia medito
de pletéritas cosas añoranzas de pena,
y presiento en mi vida una sed de infinito
en la angustia" de la hora de la noche serena.
Seco ruido de pasos en la calle dormida,
es acaso un mancebo que a una cita acudió,
y que trae en los labios el sabor de la vida
que dentro de una reja otra boca le dio.
En el cuarto vecino alguien duerme. Yo velo,
mistifica mis sueños un rosario fugaz,
y en la sombra, el recuerdo, va tejiendo el desvelo
con un signo doliente de tristeza y de paz.
¡ Solo ! ¡ solo ! Siempre solo. Mi vida
es a modo del alma de una gran soledad:
es como una cruzada, es como una partida,
¡estoy solo Dios mío! ¿Dónde esta tu piedad?
2~>() SAI VADOR I . ERAZO
En un vaso se guardan rosas nuevas. Hespirá
su agonía el perfume que idealiza el dolor,
y en mi estancia parece que olra vida suspira,
otra vida que vive de ternura y de amor.
Rumia el tiempo mi pena. El silencio cautiva
un suplicio de cosas de una hosca expresión,
y la luz de la luna dolorosa y esquiva
entra como un mensaje por el viejo balcón.
LA MISIVA NOCTURNA
Triunfa el perfume en el salón. Un dejo
de nostalgia se- duerme en el teclado
de su piano, y está frente a un espejo
una dama que exorna su peinado.
Son sus grandes pupilas dos ovales
marcos, donde la noche hubo cautiva.
Está el jardín detrás de los cristales;
ronda una brisa tibia y fugitiva.
De improviso en el aire hay un silbido;
se abre el balcón como un nidal florido,
descorriendo una mano la cortina,
y rueda por la estancia constelada,
en el resguardo de una cinta fina
una amorosa esquela perfumada.
LA GOLONDRINA BLANCA
Se apaga el día en pleno rn¿r. La ondina
juega a besar en el cristal violado,
y se desnuda pérfida y felina
con el beso de un cielo enamorado.
PARNASO SALVADOREÑO 251
Yo pienso en tu cariño. El mar intenso
como mi alma, se pierde en las remotaslejanías borrosas de ese lienzo
que manchan en bandadas [as gaviotas.
Aquí sola^ en el mar, nace la angustia
de mis recuerdos que salvó el olvido:
la taxde es una inmensa rosa mustia
que se deshoja en el cristal dormido.
En el muelle, la luz de las farolas
inicia el rito de la umbría espera
mientras mandan sus ósculos las olas
con mensajes de espuma a la ribera.
Cae la noche en tanto, a la prístina
agonía de un sol que se devana.
Y mi recuerdo es una golondrina
que vuela de este barco a tu ventana.
1915.
mooooooyraogM¡N«fiyH«
José C Mixco
PAGINA DE DOLOR
La vi pasar con indecible angustia
en el blanco ataúd; pálida y fría
como una rosa mustia,
iba la niña que admiré yo un día
bermosa, y arrogante, y seductora,
la niña soñadora
que llena de ilusiones y delirios,
avasallando juveniles almas,
daba envidia, por grácil, a los lirios
por esbelta, a las palmas...
Y pensé con espanto inexplicable
y abrumadora angustia,
viendo) a la niña blanca y adorable
un día, ahora macilenta y mustia
cual una rosa por el cierzo herida,
en todo lo mudable de la suerte,
en la terrible lucha de la vida
y en la serena calma de la muerte!
CALÉNDULA
¡Oh, no lloréis por mí cuando yo muera!
el buque surto en aguas de lo eterno
no atracará jamás a la ribera
do terminan las brumas del invierno.
PARNASO SALVADOREÑO 253
¡Oh, no lloréis por mí, que en el olvido
tal vez se extinguirán las remembranzasde tantas ilusiones que he perdido
de todas mis difuntas esperanzas!...
¡Oh, no lloréis por mí! Tal vez un día
si en mi tristeza inagotable muerome tenga compasión la dueña mía,¡esa niña gentil que tanto quiero!
RENAISSANCE
¡Te he vuelto a ver! Triunfante resurgiste
de entre las nieblas del ayer, señora;
y hubo en mi alma dolorida y triste,
¡como un furtivo resplandor de aurora!...
De nuevo ante tus gracias hechiceras
se bañaron en dulces radiaciones:
¡libélulas de oro, mis quimeras;
mariposas de luz, mis ilusiones!
Feliz el trovador desconocido,
hoy que cruzaste, rápida a su lado,
¡porque entreabriendo el velo del olvido
renovó las venturas del pasado!
¡Feliz! Porque cobrando nuevo aliento,
sólo con verte, vida de mi vida
ha sentido aletear el pensamiento.
y volver la esperanza, ya perdida!
¡ Mas ah ! que las antiguas esperanzas
no revolaron de mi alma en torno,
¡ni columbré futuras venturanzas,
al cantar el poema del retorno!...
No he alcanzado de tí ni una mirada,
y si tal vez sonriérame el consuelo:
¡ son más tristes las sombras de la nada
tras entrever la claridad del cielo!...
Que no te asalten nunca los dolores
en la senda vernal donde caminas,
¡son para tí las aromadas flores,
y para mí—¡María!—las espinas!...
254 SALVADOR L. ERAZO
MUSA POSTRERA (1)
Te fuiste. Siempre a solas con mi duelo,
aislado en mi nostálgica locura,
sentí, al desvanecerse tu hermosura,
sombra inmensa en el campo de mi i-i^lo.
Yo sé que el triste, el ignorado anhelo
que en mi enfermizo corazón perdura
no alcanzará, en mi inmensa desventura,
¡ay! ni un poco siquiera de consuelo.
.Si a tu lado me ves y estoy risueño;
si no sabes las penas que devoro,
yo el amador errante del ensueño;
en secreto mis ansias atesoro,
¡porque te adoro con febril empeño
y no puedo decirte que te adoro!...
(i) Estos versos fueron escritos un día antes de su trágica muerte.
bmbbwbbuqqdresc^síss
David Cornejo
LA MARIMBA
Oigo el ritmo soLlozanle de esos giros,
su cadencia fugitiva y su lamento,
cual enjambres de recuerdos y suspiros
que se escapan del indígena instrumento.
Son las glorias aborígenes pasadas,
la nostalgia de los indios que se siente,
el recuerdo de opulencias olvidadas,
la agonía de los sueños de su mente.
Es el reino cakchiquel que ve perdidos,
sus dominios de abolengo y su grandeza,
en cenizas sus ideales convertidos
y su gloria señorial hecha pavesa.
Es el sueño del quetzal allá en el monte,
tiernos ayes ahogados en la calma,
nimbo oscuro que ennegrece el horizonte,
decepciones infinitas en el alma.
25G SALVADOR 1. i
Es el raido del carcaj y de sus flechas,
es el grito de protesta de los mames,contemplando sus moradas ya desechas
al impulso de unos hombres tan infames.
Utatlán es, quien observa entristecida
su cacique moribundo en una hoguera,
es aquella muchedumbre regicida
que pronuncia esta palabra: ¡muera! ¡muera!
Es el indio que no olvida que era fuerte,
y que en medio de sus selvas seculares,
disputó su independencia, mas, la suerte,
reservó la esclavitud a sus hogares.
Es, en fin, el postrimer combate recio,
es el cúmulo de tristes emociones,
el sonar de las metrallas: bajo precio
en que compran los tiranos las naciones.
Es el mundo así: sus glorias engañosas.
todo tiene una existencia transitoria,
caen del trono las testas poderosas
y después, nada... esa es la humana historia.
Todo muy luego perece: todo muere:
la existencia tiene sus fulguraciones,
va en pos del placer el triste miserere,
y la cripta a donde van las ilusiones.
Y entretanto nuestras bellas congregadas
en artístico salón con sus donceles,
no recuerdan las historias ya pasadas
y conversan de sus perlas y joyeles.
Y al par que vuelan fugaces esos giros,
pienso en la vida sarcástica, inclemente,
mientras huyen presurosos los suspiros
y agonizan los ensueños de mi mente1
.
PARNASO SALVADOREÑO 257
MADRE
!
A veces el hastío de la vida,
cuando falta la calma y la bonanza,
y náufraga se ve la fe perdida
en un mar cuyo fondo no se alcanza;
cuando las penas forman nuestra egida,
y el dolor nos acecha sin templanza,
y ya nuestra alma de sufrir transida
no concibe un reflejo de esperanza;
entonces, en demanda de consuelo,
alzamos pensativos la mirada
por la silente inmensidad del cielo.
Y a fe que la encontramos, constelada
miramos al través de niveo velo,
la dulce imagen de la madre amada.
CREPUSCULAR
Un lucero embellece el almo cielo,
un nenúfar flotando sobre el lago,
un sauce pesaroso y somnoliento
y a su sombra un murmullo dulce y vago.
Un cisne que se posa en el velamen
de un barquillo que cruza allá a lo lejos,
dos sensotles que se posan en el sauce
ya del Sol a los últimos reflejos.
Un sonido de orquesta muy lejano,
un gemido de alondra que se queja,
en trémulas palabras un «yo te amo»
y un adiós de la tarde que se aleja.
PamafO Sahadorrño.— 1/
258 SALVADOR L. ERAZO
Y ya cuando la oseara noche esparce,
su hálito de tinieblas con que asombra,
arpegios melodiosos en el sauce
y un ósculo de amor bajo su sombra.
NANON
(De A'awá de Emilio Zola)
Flor de lascivia de sin par belleza,
encarnación de dulce simpatía,
es tu rostro de olímpica princesa,
tu cuerpo es tentador y tu alma es fría.
Hay en tu andar cadencia y gentileza,
y en tus ojos que hechizas a porfía
hay destellos de clásica nobleza
y lampos de letal melancolía.
Y aunque en la vida tus admiradores,
derroche hicieron de fragantes flores,
y de sus mimos tú, la reina fuiste.
Ya venía el cortejo de dolores,
y después de la orgía en que viviste,
mueres abandonada; sola y triste.
ES DE LA LLUVIA
Las llanuras están reverdecidas,
húmedas brisas soplan en las lomas,
en las hojas hay gotas suspendidas,
y de sus nidos vuelan las palomas.
PARNASO SALVADOREÑO 230
Los pajarillos de alas policromas,
al volar con sus caudas extendidas,
aspiran de las flores los aromas
y preludian sus trovas más sentidas.
Cual triste y fatigado peregrino,
contemplando las aves en su vuelo,
asoma un labrador por el camino.
Descórrese al instante el denso velo,
luce en la altura un tierno azul marino,
y el Sol brilla en la cúpula del cielo.
LOS AÑOS QUE VIENEN
Los años que vienen nos traen promesas,
de muelles sentires en el porvenir;
nos hablan de triunfos, de faustas grandezas,
de límpidos cielos de grana y zafir.
Nos hablan de encantos, de dichas supremas,
nos pintan el mundo cual si fuera edén,
poblado de nardos y de crisanthemas,
y de brisas leves en grato vaivén.
Nos dicen de glorias o dulces quimeras,
nos llenan el alma de santa emoción,
mas no recordamos que son primaveras,
que nunca han llegado, que han sido ilusión.
Pensamos qué traen de las esmeraldas,
en sus carros de oro de pompa triunfal
;
el brillo encantado; que regias guirnaldas
exornan las Vestas de faz inmortal.
Pensamos que traen, de gélidos climas,
preciados tesoros de inmenso valor;
y les saludamos con mágicas rimas,
soñando venturas, cantando al amor.
260 SALVADOR L. ERAZO
Sería muy beLlo que todo en la vida,
así cual la mente concibe al soñar,
fuera un paraíso de sombra florida,
de suaves deliquios, de eterno gozar.
Mas ¡oh desencanto!, temblé destino,
la rosa más bella de nuestro jardín
conviértese en cardo, punzanto, asesino^
que asecha la vida, que mata por fin.
Mas, siempre soñemos, que viva latente
la grata esperanza vertiendo su luz,
y así cuando llegue la Parca inclemente,
nos halle soñando con cielos de tul.
DOS PERSONAJES DE «QUO VADIS?»
SAN PEDRO
Varón humilde, apóstol de una idea,
de grave unción y de valor provisto,
anduvo el pescador de Galilea
predicando la ley de Jesucristo.
Roma fué su escenario y su presea,
la fe era el arma de que estuvo listo,
la visión de la gloria fué su Dea,
su futuro... un Calvario como Cristo.
Fué su voz cual la miel de los panales,
era* rima de dulces madrigales,
elocuencia de amor embellecida;
pues por él, en las tristes catacumbas,
que de los vivos fueron como tumbas,
la religión de Cristo fué esparcida.
PARNASO SALVADORKÑO 2(>1
NERÓN
Oscura 3ombra de la vi«ja historia,
que al través de los siglos se presenta,
cual infame baldón, o como afrenta,
de aquellos tiempos sin honor ai gloria.
Nerón es esa sombra, infecta escoria,
símbolo de maldad y de tormenta,
todo lo malo su reinado ostenta,
la moral en su tiempo fué ilusoria.
En su vida de impuros bacanales,
donde crecía la Hidra de los males,
entre rosas de torpe sensualismo,
llegó a ser aquel loco temerario,
de su madre asesino; e incendiario
de la antigua ciudad del cesarismo.
:í^í^'ju^'.¿m^m-m^^^^-;íis^^;í^^.^^
Alfonso Espino
EL CARÁCTER
Jamás los canlos de su férrea lira
brotan a impulsos torpes o villanos,
porque la sacra musa que le inspira
sólo ama el bien y la virtud hermanos.
Canta lo noble, y si al cantar suspira
y en piadosa actitud alza las manos,
también estalla en tempestades de ira
para azotar el rostro a los tiranos.
Y siempre en franca lid, como lo hiciera
un dios inexorable de la historia,
el vicio ataca en su cubil de fiera;
y al entonar el himno de victoria,
cubre a los predilectos de su gloria
con el palio de luz de su bandera.
SOBRE EL LAGO
Del lago azul, al declinar el día,
los dos cruzaban las traviesas olas;
la luna en el cénit, aun sonreía
y el insecto zumbaba en las corolas.
PARNASO SALVADOREÑO
Sobre encajes de nítidas espumas,
como flores de nieve encantadoras,
agitaban las linfas con sus plumas,
en bandadas, las aves pescadoras.
Del monte, entre la niebla adormecido,
emergen ondas de puríume, suaves,
mientras se eleva del caliente nido
el quejumbroso canto de las aves.
Y al beso de la luz que Febo envía,
hecha jirones, se remonta al cielo
la bruma, que cual sabana, cubría
la superficie espléndida del suelo.
La nave corre. El viento en la arboleda
desplegando sus alas rumorosas,
sobre las aguas, sollozante, rueda
y murmura al pasar, ¡no sé qué cosas...!
Ella cantaba. El, loco, estremecido,
de ternura y pasión en un exceso,
la oprime con amor, lanza un gemido
¡y acalla sus cantares con un beso!
Por fin ya llegan. La risueña playa
toca la nave con ligero paso...
Ella, en los brazos de él, de amor desmaya,
¡mientras el sol se oculta en el ocaso!
A UNA ARTISTA
De tu violín la música insinuante
toca del corazón la última fibra,
como la voz del aura sollozante
qu« en el cordaje de las frondas vibra.
264 SALVADOR L. ERAZO
Sumida el alma en reflexiones graves
bajo el imperio de sus limpias notas,
piensa que tu violín os nido de aves
que en él se quejan con las alas rotas.
Y absorta y transportada ,en los sedeños
ritmos que al dócil instrumento arrancas,
vuela el alma al alcázar de los sueños,
donde a la luz de riente poesía
aletea la gárrula armonía,
como bandada de palomas blancas.
AL DESPEDIRTE
A Enriqueta
Qué horrible angustia el corazón sentía
cuando vi quo a lo lejos, como un a3tro;
tu figura gentil desparecía,
dejando apenas luminoso rastro!
Cuando por entre las curvas de la senda,
con la diestra agitando tu pañuelo,
vi que me enviabas, de cariño en prenda,
íntimo adiós para calmar mi duelo!
Que tu pálida faz encantadora,
como nivea corola de azucena,
a mí tornabas, como blanca aurora,
midiendo acaso mi profunda pena.
Y cuando vi por fin que una sonrisa,
promesa de consuelo y venturanza,
asomaba a tus labios, indecisa,
como un trémulo rayo de esperanza...
PARNASO SALVADOREÑO 205
Y no poder seguirte... Ansiar en vano,
arrasados en lágrimas las ojos,
oir tu acento y estrechar tu manoy contemplar tu faz puesto de hinojos!
Sentir en nii alma la fruición intensa
de la gloriosa luz de tu mirada,
que alegra más que en la extensión inmensaLa sublime explosión de una alborada!
Aspirar el aroma de tu aliento,
que difunde en mi ser savia de vida;
escuchar de tu pecho el ritmo lento,
y a tus plantas poner, estremecida,
toda mi fé, cual rosa desprendida
del verjel inmortal del pensamiento!
PAISAJE DEL TRÓPICO
GRIS, MAS GRIS.
Brota llamas la tierra. En sus rigores
el astro rey la convirtió en hoguera;
y el campo que antes se exornó de flores
es hoy erial donde la muerte impera.
La fuente, que pobló con sus rumores
ai pasar entre guijas la pradera,
la consumieron ígneos resplandores,
acallando su voz dulce y parlera.
Y en la monotonía del paisaje,
tras Las nubes de polvo que alza el viento,
no hay una pincelada de írondaje
ni de azul en el amplio firmamento:
sólo hay gris y más gris... tono sombrío
que abruma y mata el pensamiento mío!
2G6 SALVADOR L. 1
II
ANTES DE LA LLUVIA
Estaba oscuro el cielo, parecía
una roñosa lámina de acero,
bajo la cual ni un ala se movíani se escuchaba un ritmo placentero.
Y nada esa quietud interrumpía;
que ni siquiera el aire pasajero
las hojas de los árboles hería,
dejando oir su canto vocinglero.
Mas, de repente, aquella inalterable
y triste soledad, aquel mutismo,
su faz cambiaron fosca y miserable:
apuñaleando de la sombra el velo
un enorme zigzag encendió el cielo
y un trueno ronco estremeció el abismo!
III
LA LLUVIA
Al fin volcó sus ánforas el cielo
sobre la tierra, que secó el estío;
un manto de verdura alfombra el suelo
y al bochorno estival sucede el frío.
Escúchase en la fronda el ritornelo
conque al fúlgido sol saluda el chió,
y cual sierpe de blanco terciopelo
se despereza, murmurando, el río.
Parece que la tierra alborozada,
sacudiendo la frente calcinada
de un ensueño de horrores se despierta;
y al entreabrir los ojos soñadores,
cambia su vieja túnica empolvada,
por una veste de fragantes flores
!
PARNASO SALVADOR! 267
IV
DESPUÉS DE LA LLUVIA
La mañana está azul, brillan las lomasa los besos de luz de la alborada,
y hay explosión de músicas y aromascomo señal de fiesta en la enramada.
En la heredad de mangos y de pomasse escucha de los loros la algarada,
y en sus nidos de plumas las palomasdesflecan su canción enamorada.
Sopla un céfiro tibio que semejauna fugaz caricia de ternura,
murmurando al oído amante queja:
y en la verde extensión que se dilata
corre el río a perderse en la espesura,
como una sierpe de bruñida plata.
IRIS
Sobre los flancos de las colinas (1)
que al valle sirven de antemural,
tiende su manto blancas neblinas,
tenues despojos del temporal.
Sus nidos dejan las golondrinas
y el aire surcan, que es un cristal,
buscando insectos y golosinas
sobre el follaje del matorral.
(i) El autor se refiere a las colinas que circundan el valle de
Siguatehuacán, donde está Santa Ana.
268 SALVADOR L. ERAZO
La brisa trae vagos rumores
y esencias suaves de los alcores,
que al alma inspiran triste ansiedad;
mas, Iris muestra sus esplendores
^ a la sonrisa de sus colores
huye a lo lejos la tempestad
!
ODA A CENTRO AMERICA
Cantar tu independencia ¡ oh patria mía
!
en tus horas más trágicas de angustia;
entonar ditirambos de alegría
cuando te inclinas desmayada y mustia
a los golpes de negras decepciones,
con que tus hijos sin piedad te hirieron...
eso un sarcasmo criminal sería
que sólo los malvados repitieron
cuando entre el polvo vil, hecho jirones,
y tinto en sangre tu estandarte vieron...
Una densa humareda cubre el cielo,
cual hosca tempestad que al alma aterra.
¿La veis, oh pueblos? La sagrada tierra
que fué de vuestros manes el anhelo,
las hordas rubias, de mirar de hielo,
pisan audaces al clamor de guerra.
Y sus acorazados, a las puertas
de la patria han anclado, y atrevidos,
cual leones que lanzan alaridos,
con las fauces inmensamente abiertas,
quieren tragaros... porque estáis dormidos!
¡Dormidos, sí ! Jamás en la defensa
de vuestra cara patria habéis pensado:
el tesoro de honor y de vergüenza
que fué de vuestros padres el legado,
PARNASO SALVADOREÑO 209
junto con todo lo que siente y piensa,
os arrancó traidor el despotismo,
que vuestra cobardía ha fomentado
y sostiene el odioso servilismo.
¿Dónde el valor está, dónde la hazañaque imitaras a ejemplo de Lempira,
cuando en Coyucutena,
de ardiente patriotismo el alma llena,
a las legiones humilló de España,
con el pecho inflamado en santa ira?
Vuestro valor, si acaso habéis tenido,
las armas al blandir en vuestras manos,
en lucha inflamatoria se ha extinguido,
combatiéndose hermanos contra hermanos.
¿Por qué no uniros y al traidor que intenta
venceros como a débiles esclavos,
con altivez probarle que esa afrenta
no soporta jamás pueblo de bravos?
¿Por qué de vuestro seno,
fuerte, avasalladora,
con la potente' voz de ronco trueno
no estalla la protesta redentora?
Porque al fuego del sacro patriotismo,
que antes ardió cual lava en vuestros pechos,
con torpe indiferencia disteis muerte,
alzando un tabernáculo al cinismo
y entregando ¡ cobardes ! al más fuerte,
como a un Breno de odioso cesarismo,
patria, vidas y todos los derechos!
No fué así en otros tiempos. Cuando España
lanzó sobre esta tierra sus legiones
y al sordo retumbar de sus cañones
derribó de los indios la cabana,
270 SALVADOR L. ERAZO
no se oyeron gemidos ni oraciones;
se oyeron roncos gritos de combate
en la fértil llanura, en la montaña,
del indio que, aun vencido, no se abate.
No desmayó su indómita bravura,
porque el indio, a pesar de su inocencia,
amaba con delirio y con ternura
su suelo, libertad e independencia.
Por ellos sucumbió. Ma3, si vencido,
en lucha desigual halló la muerte,
jamás su esfuerzo cubrirá el olvido;
que no siempre las glorias son del fuerte,
sino de aquel que en la tenaz contienda
su honor y vida y libertad defienda...
¡Patria! yo te saludo en este día;
y al dulce ritmo del laúd sonoro,
bate sus blancas alas la Poesía
para cantar tu libertad que adoro!
Mas no vengo a cantar la independencia
ni gloria ni derechos,
con que, en días de luto y decadencia,
arrullan tu agonía infames pechos.
Bien sé que exangüe y angustiada expiras
al fúnebre rumor de tus cadenas,
y que tu manto espléndido, hecho jiras,
se empapa con la sangre de tus venas;
bien sé que entre sicarios y sayones
juegan tu porvenir, con otros Judas
sin conciencia ni amor, espúreos hijos.
Pero ¡ay! de los malvados
que, en vez de unión, sembraron divisiones,
crueles interrogantes y hondas dudas,
PARNASO SALVADOREÑO 271
porque para ellos, de furor prolijo?,
lanza la Historia horrendas maldiciones
¡Patria, despierta! Aun puedes levantarle,
como un moderno Lázaro, a la vida,
y redimirte puedes y curarte,
¡oh madre bendecida!
Que arrojando a la sima del olvido
el oprdbioso epíteto de histérica
con que a la faz del mundo te han herido,
puedes aún, en digna lucha homérica,
reconquistar ante los pueblos grandes
tus antiguos prestigios, Centro América:
desplegando en la cumbre de los Andes
tu bandera sagrada, esa bandera.
que, en ínclitas hazañas,
fué del gran Morazán y de Cabanas
hermosa insignia que flameó altanera
como aurora de triunfo en tus montañas,
y que eterna brillar debe en la historia,
entre destellos fúlgidos de gloria!
MONOLOGO DE LA MÚSICA
Al maestro José Kes6cls
Perdida entre las sombras del misterio
vagué por los espacios estelares
muchos siglos, contados por millares;
solo vibré en las cuerdas de un salterio:
en el de los querubes,
con que a Dios entonaban sus cantares
sobre colchones de flotantes nubes.
Pero agitando el ala,
sintiendo de expansión sagrado anhelo,
hacia otro rumbo enderecé mi vuelo;
y haciendo de armonías una escala,
unií a la Tierra con el almo Cielo.
272 SALVADOR L. ERAZO
Del mundo, en las desiérteos soledades,
cuando aun no había pájaros ni flores,
cabalgando en las roncas tempestades
hice vibrar mis ritmos triunfadores.
Hice del trueno nota soberana;
y al sollozar en las marinas ondas,
el himno alcé de la primer mañanaen que surgieron pájaros y frondas.
Canté después en vastas oquedades,
en las arpas gemí de los alcores;
y hoy como ayer, en todas las edades,
destilo miel sobre odios y rencores.
Cuando el Creador en íntimo embeleso
hizo el Edén para la humana cuna,
hablé el lenguaje con que canta el beso,
en el aura flotante, como en una
voz de ternura en el ardiente exceso.
Con mi flauta armoniosa,
dulce como el rumor de una caricia,
me acerqué a la pareja silenciosa
y aumenté la delicia
de su tranquila y plácida existencia.
Y cuando ellos, del sueño de inocencia
a otra vida más grata despertaron,
por la luz alumbrarlos de la Ciencia,
se abrieron del Edén las blancas flores
al flébil roce de mis notas suaves;
y en las verdes rotondas resonaron,
en las gargantas de canoras aves,
epitalamios nítidos de amores.
Del vasto Edén poblaron el vacío,
como enjambres de aladas mariposas,
mis notas de cristal ; el claro río
destrenzó sus cascadas rumorosas,
cual collares de perlars irisadas;
1'AkNASO SALVADOREÑO 2lS
y hasta las bestias de encendidos ojos
y zarpas aíi huías
morigeraron sus anhelos rojos
de mí voz ai conjuro...
El poderío
que' en el mundo ejercí siempre y ejerzo^
es mayor que el de cetros y de espadas;
pues cuando lloro de emoción o río
para imprimirle mi expresión al verso,
se inclinan a mis pies, arrodilladas,
el alma del virtuoso y del perverso.
Soy de la humanidad que sufre y llora
la ardiente fe que alienta Prometeo;
de la piedad que ante el altar implora,
la musa que el dolor calmo y recreo;
y fui la tempestad arrolladura
en los marciales cantos de Tirteo.
Cuantas veces al rayo de la luna
que triste avanza en la extensión del cielo,
vibro en los bosques de tupidas hojas;
y junto a humilde o esplendente cuna,
arrullo al niño en medio a sus congojas,
de la madre en el dulce ritornelo.
Cuando el enorme tedio de la vida,
cual un buitre siniestro, horrible y honda
abre en las almas incurable herida,
la noche del dolor dejo vencida
cuando sacudo mi cabeza blonda.
Y así avanzo triunfante por la tierra
en vuelos soberanos:
es mi santa misión destruir la guerra
y el odio combatir de los humanos
que al progreso y la paz la vía cierra.
Parnato S¡ilf^dorrüo m— 18
27 1 SALVADOR L. ERA.ZO
V al agitar mis triunfadoras palmas
para unir a los hombres como hermanos
y en dulces lazos estrechar las almas;
y al vibrar en las vastas oquedades
y gemir temblorosa en los alcores,
hoy como ayer, en todas las edades,
destilo miel sobre odios v rencores.
LAUREL SOLARIEGO
Al egregio poeta y maestro de la juventud, don Francisco Gavidia
En tus cantos magníficos, que brotan cual sonoro
manantial que fluyera de una virgen montaña,
hay milagrosas gemas engarzadas en oro
que son para los miopes de contextura extraña.
Tu obra inmensa de cíclope, que es abismo y que es cumbre,
porque es obra del genio que cual los dioses crea,
es insondable arcano • para la muchedumbreque vive distanciada del Mundo de la Idea.
Jamás a los videntes a comprender alcanza
la estulticia asfixiada bajo la noche intensa:
no fué para los ciegos la luz una esperanza...
¿qué puede ser entonces el que labora y piensa?
Del cóndor que en las nubes fabricara su nido,
¿qué ha de saber la oruga que se arrastra en el suelo,?
¿qué, el buho miserable que s© queja escondido
y ve* no puede nunca la inmensidad del cielo?
En las aguas profundas de tu filosofía
no abrevará la inopia sus ardorosos labios,
porque en ella sólo habla la excelsa Poesía
hecha de luz, que es tinta con (pie escriben los sabios.
PARNASO SALVADOREÑO 271)
Nacido bajo el cielo diáfano do la Américaquo dos mares arrullan con rugido imponente,no hay en tu musa altiva la carcajada histérica,
sino el clamor dantesco, inspirado y vehemente.
En la vibrante música de tus versos divinos
palpita el alma toda de la Naturaleza:
hay en ella aleteos de vuelos aquilinos
y formidables gritos de heroica Marsellesa.
Forjada fué tu lira en ed fuego que brota
de Titea fecunda, madre de los Titanes,
y por eso en tus cantos resuena cada nota
con el eco soberbio de trombas y huracanes.
Sobre el Tabor del Arte te alzas transfigurado,
prediciendo a las razas el triunfo del Derecho;
y al pie de tu bandera ¡oh lírico cruzado!
muestras las cicatrices que llevas en el pecho.
Cuando hablas de la Patria, de esa Patria que unida
nos legaron los proceres de nuestra Independencia,
tu musa de albas alas se yergue conmovida
y de tu plectro brotan raudades de elocuencia.
Y tu veibo iracundo que en el Olimpo fuera
como un trueno de Júpiter, cuando maldice el crimen,
tiene diafanidades con que tu alma quisiera
Libertar a los pueblos que separados gimen.
Tú, que como un apóstol, la excelsa Unión proclamas;
que has prodigado el oro de tu cerebro fuerte,
y el Ideal fortificas como un árbol que amas,
porque bajo su sombra salvarán de la muerte.
Los cien pueblos hermanos que viven siempre en lidia,
serás después un símbolo: tu sacrosanto nombre
no será simplemente el maestro gavidia,
será: francisco el grande, de glorioso renombre...
276 SALVADOR L. ERA70
Los seres exfrahumanos son las constelaciones
que en la Historia fulguran cumpliendo su destino;
que a los pueblos levanta, y on sus lucubraciones
les marcan del progreso el más fácil camino...
Taumaturgo sublimo, que en estepa infecunda
La simiente arrojaste mental de tu alma bella;
prosigue, como el río que los campos fecunda...
tu misión es sagrada... alumbra, ¡eres estrella!
rannnonnnonnsESESEsnnEsra
Salvador Turcios R. (i)
BRONCES PATRIOS
EL ALMA DE LOS PROCERES
(SoneAoft laureados)
JOSÉ MATÍAS DELGADO
I
Llevaba Centro América el pesado
bagaje de esclavitud afrentosa,
cuando surgió la Libertad gloriosa
al conjuro del verbo de Delgado.-
El apóstol—vidente de la idea
—
que ansiaba la Justicia y el Derecho,
levantó una muralla en cada pecho
en la santa cruzada gigantea.
di Salvador Turcios R., eJ autor de los diez sonetos seguientes,
si bien nació en la capital de la hermana República de Hon-duras, ha hecho de El Salvador su segunda Patria, y es precisa-
mente aquí en donde ha delineado con claros perfiles su personalidad
de poeta y de escritor de relevantes méritos. Es, pues, en tal sen-
tido, que no creemos demás insertar en esta Antología de Poetan
Salvadoreños, el nombre y las hermosas producciones poéticas de este
distinguido portalira.
Salvador Turcios R., es actualmente Director de la Revista ilustrada
del Ateneo de El Salvador y activo Secretario de la Institución de
este nombre, que está dando prestigio a la Patria Salvadoreña.
278 SALVADOR L. i
Para él son los laureles de la Historia
y el prestigio inmortal del heroísmo
con que exalta la Patria su memoria.
¡Ah! Plegué a Dios que su alma siempre vibre
como estrofa divina de civismo,
y que aliente a este pueblo, grande y libre!
MANUEL JOSÉ ARCE
II
El joven paladín de férrea cota
y de brazo potente de campeón,
tremolaba el lumínico pendón
en su épico delirio de patriota.
El férvido entusiasmo legendario
con que animó sus proezas de soldado,
aun perdura en la noche del pasado
cual símbolo de ejemplo extraordinario.
Y aquel bravo cachorro de la gloría
que amaba los secretos de la suerte
y que besó en la frente a la Victoria,
fué el mártir de su ingénita grandeza
que descifró el misterio de la muerte
con un gesto de olímpica belleza!
JUAN MANUEL RODRÍGUEZ
III
Ante el deber del patriotismo heroico
de los hijos del pueblo esclavizado,
éL fué como un romántico cruzado
que dio su vida con valor estoico.
PARNASO SALVADOREÑO 270
Caballero sin tacha en la contienda
que enardeció a los nobles paladín
ruando flotaba en todos los confines
la enseña de la bélica leyenda.
Cristalizaba en su- alma la pureza
del ideal de la causa redentora
que alzó el Derecho en su viril gra
Y en tanto que las rubia.? claridades
alumbren a la Patria triunfadora,
no morirá a través de las edades!
DOMINGO ANTONIO LAl.'A
IV
La indómita altivez de la hidalguía
con que ofrendó su sangre fecúndame,
se levantó cual lábaro triunfante
al grito de la santa rebeldía.
El fardo de las viejas servidumbres,
que afianzaba en la Patria sus rig<
despertó en su alma todos los dolores
de las esclavizadas muchedumbres.
No marchitó en su frente los rosales
que le otorgó en sus lides la Justicia
cuando fueron las gestas inmortales.
Y prefirió en su amor de visionario
estrangular su herocidad poiricia
antes que ser un hijo victimario!
280 SALVADOR L. ERAZO
PEDRO PABLO CASTILLO
Para el alma del ínclito insurgente
es el ritmo de la estrofa delirante
y el laurel de la gloria fulgurante
(fue perdura en el mármol de su frente.
Un huracán de la crueldad humanaazotaba a las sacras libertades,
cuando brotó en las yermas soledades
eí perfil de su proeza soberana.
¿Y qué timbre mejor para su elogio
ya que la Patria guarda agradecida
la añoranza de su martirologio?
¡Nunca será para él la indiferencia,
pues hizo el sacrificio de su vida
en aras de la santa Independencia
!
LOS PADRES AOUILAR
VI
Para ellos es la mística plegaria
y el canto de los coros arcangélicos,
ya que alzaron, en sus ensueños bélicos,
el pendón de la causa libertaria.
PARNASO SALVADOREÑO 281
Asi perdura el triunvirato raro;
el noble Nicolás, siempre vibrante,
y el fiel Vicente, en su ceguez radiante,
junto a Manuel de corazón preclaro.
Y mientras que en la magna epifanía
se inmortaliza al grupo legendario
eme desterró a la vieja Monarquía,
ha pasado una racha de mutismoque evoca el patriotismo centenario
del alma de los Proceres del Istmo!
BOLÍVAR
(A Salvador Martínez Flgueroa)
Fué un paladín de la leyenda homérica,
que alzando al cielo su potente brazo,
juró ante Dios la libertad de America
desde el niveo crestón del Chirnborazo.
Como rudas cuadrigas de Centauros
iban tras él las jóvenes legiones,
para ceñirse los heroicos lauros
bajo el triunfo de bélicos pendones.
Y aquél genio inmortal entre los grandes,
que tiene un pedestal sobre los Andes
y los rojos laureles de la Historia,
murió en el duelo del dolor profundo,
después de ser el semi-dios de un mundoque üurninan los soles de su gloria
!
282 SALVADOR L. ERAZO
EL SONETO
(Para Alfonso Espino)
Levanta su armoniosa arquitectura
con la altivez de un lírico baluarte,
y emerge del perfil de su hermosura
la sagrada Basílica del Arte.
Son sus versos las púdicas vestales
que alimentan el fuego de la gloria
y el culto de los máximos ideales
que dan al numen la inmortal victoria.
Desata en el secreto de su forma
la gracia de la artística presea
que imprime al ritmo musical la norma.
Y simboliza, en su expresión discreta
el ara milagrosa de la idea
donde oñcia el espíritu del poeta!
EL VIOLIN
(Para Andrés S. Dalmau)
El espíritu ideal de la armonía,
que aprisionó la caja sonorosa,
ya finje en el cordaje la agonía
o canta la esperanza milagrosa.
PARNASO SALVADOREÑO
Paxa el triunfa del artista divino
es un Jordán de lírica ternura,
que tiene el sortilegio peregrino
contra el mal de la trágica amargura.
El eco de la nota fugitiva
emerge del raquítico instrumento
como el dolor de un alma sensitiva.
¡ Por eso es que el violín tiene la gracia
de exaltar el poder del sentimiento
en un ritmo de fiel aristocracia!
LÁBOREMUS
(A mis hermanos en ideales)
Es con el golpe de las férreas mazas
como se hace en el yunque palpitante
el milagro del porvenir triunfante
que anima la existencia de las razas.
Es con el verbo de los bravos hechos
como vive en el bronce de la Historia
el ideal que dio al hombre en la victoria
la conquista de todos sus derechos.
Es con el peso de los rudos músculos
del "brazo que derriba cuando toca,
como ha cedido hasta la enorme roca,
y se ha tornado en átomos minúsculos
para exaltar la planta de los grandes
en el inmenso dorso de los Andes!
BBSBBOBBBBnSOTHSOBH
Jorge F. Zepeda (i)
SKLVA SAGRADA
A Alberto Ku rz.
¡Es vasto el panorama crue contemplo;
y son el bosque y el sonante río,
el milenario templo,
en donde oficia el pensamiento mío
!
Los átomos del alma se dilatan
en éxtasis supremos de grandeza;
y los nervios son arpas que arrebatan
los ritmos de la gran naturaleza.
La mirada, atónita se pierde
escudriñando el fin de la espesura
imponente y salvaje, donde el verde
se fuga y se amalgama en la negrura.
(i) Jorge F. Zepeda, nació en el Valle de los Angeles, De-partamento de Tegucigalpa, República *de Honduras; pero muy niño
vino al Salvador, donde recibió los primeros besos de las musas
;
se soñó poeta y ha cantado admirablemente las bellezas de esta
tierra, que es su segunda patria, nada más justo, pues, que aparezca
en el «(Parnaso Salvadoreño.»
PARNASO SALVADOREÑO
Las ramas que se anudan vigorosas,
arcos son florecidos y triunfales,
que forman grandes naves caprichosas
de inmensas y solemnes catedrales.
Hasta el fondo intrincado,
del boscaje magnífico y sonoro,
de Lianas exornado,
del sol penetran cual puñalea de oru
sus temblorosas flamas
;
y en los pinos gallardos y altaneros,
ocultos en la urdimbre de sus ramas.
Erizan los jilgueros
sus églogas de miel en flébil coro.
En el cristal del agua que se arruga,
y lenta corre entre peñascos grises,
la arboleda bravia,
su ramazón refleja y sus matices
de vivida poesía;
y luego pasan en sonora fuga
las candidas perdices
que reman en lo azul del ancho cielo,
y el aire cortan con tremante vuelo
bajo la luz aurisolar del dfa!
Entre troncos, y rocas
negras y afiladas,
se rompen borbollantes las cascadas
que audaces corren cual serpientes locas
por un potente Látigo azotadas.
Alto levantan sus caudal de espumas
en Líricos penachos,
hasta formar picachos
que coronan las brumas;
y así, saltan bramando
sus olas irisadas,
y en su escape, rodando, van rodando
a La oquedad siniestra del abismo,
ty fingen al caer alborotadas.
28G SALVADOR L. ERAZO
que mil y mil de bocas ¡aflamadas
de juventud ardor y patriotismo,
cantan alborotadas
hurras y marsellesas de heroísmo.
Escápanse de fértiles cañadas,
aromáticas brisas, que en las mieles
de los liquidambares y laureles
se bañan sosegadas,
¡hay en la selva extrañas armonías;
surgen gritos de pájaros salvajes,
que abanican airosos sus plumajes
al desatar sus vuelos susurrantes,
que esplenden con el sol cual pedrerías
de raros y miríficos cambiantes
!
¡ Aquí en la vasta soledad del monte,
donde del hombre no hay, eco, ni rastro,
en la más alta cumbre,
que impide al horizonte
mostrar su tenue lumbre
y dialoga en la noche con los astros
!
Hay una virgen selva, dilatada...
de simbólicos árboles gigantes,
una selva sagrada,
de donde surgen voces, que vibrantes
en la amplitud resuenan,
y vagan misteriosas,
suaves y melodiosas
y el bosque secular de trinos llenan.
La encina con el roble, a un tiempo mismo,
como una soberbia clarinada,
con su voz estremecen el abismo,
y la cima escarpada...
De fulgores se baña el firmamento...
y el éter claro inflaman,
las voces de ardimiento.
PARNASO SALVADOREÑO
sonoras y aguerridas
que potentes exclamanen las crines del viento suspendidas.
LA ENCINA Y EL ROBLE
Vigor y fuerza somos, y en el bosque reinamos;
y somos de estos árboles los hermanos mayores,
en nuestras cumbres sienten vértigos los cóndores,
y el vuelo gigantesco de las nubes paramos.
En nuestros brazos sólo, al Águila arrullamos;
en ellos sueña el triunfo de sus presas mejores,
y primero que nadie del sol con sus fulgores
nuestras altivas testas en iris las bañamos.
En los fornidos músculos de nuestras ramazones,
el viento huracanado viene a romper sus alas,
y somos confidentes de las cconstelaciones...
¡Cantamos con el trueno titánicas grandezas;
cuando chocan los rayos, nos brindan con sus galas,
coronas imperiales para nuestras cabezas!
EL LAUREL
Guardad, hermanos míos, vuestras rudas saetas;
que yo soy de vosotros el símbolo primero;
ufanos me han ceñido desde Apolo y Homero,
hasta Virgilio y Dante, lo- divinos poetas.
288 SALVADOR 1. ERAZO
Me sueñan los artistas, los sabios, los estetas;
en. sangrientas batallas me conquista el guerrero;
y al terminar la frase (llenóse el bosque entero,
de fanfarrias sonoras de bélicas trompetas.)
Sagrado es mi coturno, nobles son mis trofeos,
en mí se simbolizan las victorias del fuerte,
y doy honor y fama, al Numen en torneos.
¡Por mí vibran las liras, las músicas triunfales;
mi poder es inmenso, doy la gloria o la muerte,
y están bajo mi sombra los humanos ideales
!
El. OLIVO
Ni lauros, ni preseas, blasono en mi linaje;
y puedo ser de todos eL má3 noble ascendiente;
en la prosapia puede mostrarme altivamente
sin mengua de su orgullo, el soberbio boscaje.
Yo visto del Apóstol el sencillo ropaje;
no hay a mi paso vítores de la plebe inconciente;
Jesús en su amargura me buscó dulcemente,
y en el bíblico Monte me embriagó su lenguaje.
Yo soy heraldo sacro de paz sobre la tierra;
los pueblos y los hombres, los uno como hermanos,
y estoy donde no hay sangre, ni hay encono, ni guerra.
¡Y cuando guillotinen con mano justiciera
la ambición y el odio, que entrañan los tiranos,
habrán de tremolarme como única bandera!
PARNASO SALVADOR f. 289
EL PINO
Yo soy el arpa eólica de inmensas soledades;
traduzco en melodías los clamores del viento;
en las noches azules a la luna le cuento,
en un temblor de ritmos mis profundas saudades.
Soy romántico y triste; amo las claridades
lejanas e indecisas del vasto firmamento;
las brisas me columpian, y en éxtasis me siento
cual si mecido fuese por manos de beldades.
Arden en pebeteros mis áuricas resinas;
hay trinos y fragancias en mi copa sonora,
y alumbro con mis llamas las chozas campesinas.
Tegió mi verde túnica una amable sirena;
soy príncipe y poeta, las rosas de la aurora
deshójanse en los riz03 de mi glauca melena.
EL SAUCE
Trema el viento en mis ramas cual doliente salterio;
lloro lánguidamente mi congoja sombría,
soy hermano gemelo de la melancolía,
y habito en el obscuro rincón del cementerio.
¿De qué sirve el orgullo de vuestro vano imperio?
si bajo de mi sombra que es funeral y fría,
abrigo soy de tumbas que guardan la hidalguía
del fuerte, y la sapiencia del sabio, en el misterio.
Por mí los taciturnos de la pálida frente,
hilan sus negras rimas al dolor arrancadas;
Musset, que era un gran triste, me cantó tristemente.
Parnato Salvadoreña.—19
12W) . Uiok i . ERAZO
¡Trocado en polvo veo los poderes inciertos,
y en noches espectrales, profundas y calladas...
en el vasto silencio dialogo con los muertos!
EL POETA
El poeta, de pie, sobre una enorme roca,
hundiendo las pupilas en el éter vacío...
con olímpico gesto contestó al vocerío,
y en un sagrado oráculo se convirtió su boca.
¡ Oh árboles hermanos ! Mi fantasía loca
recorre en el Pegaso con milagroso brío
las latitudes todas, y al corazón más frío
da calor, y vida a cuanto con su magia toca.
Sin mi poder divino, ni gracia de vidente,
sin el prestigio sacro de mi plectro sonoro,
anónimo seríais del bosque solamente.
Yo rimo con el ritmo de la naturaleza;
soy el dueño absoluto de las estrellas de oro,
y el Pontífice Sumo de la Santa Belleza.
Y lue'go que el poeta terminado ya había,
su espiritual discurso de parábolas suaves,
desataron el vuelo rumoroso las aves,
y cantaron hosanas a la dulce Poesía.
Los árboles simbólicos de la selva bravia,
sacudieron sus copas florecidas y graves,
y las nubes pasaban cual sonámbulas naves,
perdiéndose en la inmensa, cerúlea Lejanía..;
El sol ya moribundo terminó su carrera,
,y reclinó su enorme cabeza de coloso,
sobre la abrupta almohada de la gran cordillera...
Las pálidas neblinas, las novias de los lirios,
tegiéronle el sudario que le cubrió piadoso,
y los astros ardieron cual funerales cirios...
PARNASO SALVAhoPí 291
RÍE y canta
Olvidad vuestras nostalgias,
no lloréis ya tus dolores,
y vuestro corazón se abra
a los infinitos goces.
De la copa del Ensueño,
escanciad las ilusiones,
y embriagaos de ese vino
misterioso,¡mas no llores
!
¿A qué amargar la existencia,
si el más allá no conoces?
la alegría es de los fuertes,
del hombre sano, sed hombres
!
Ríe y que tus risas sean
cual las más fragantes brotes
con que sabe engalanar
la Primavera a los bosques.
Ríe cuando el sol levanta
su liuninar sobre el monte,
y cuando la luna llena
como una argentada torre
en mitad del cielo alumbra
los jardines de la noche.
Cuando los mares se inflaman
y hay músicas en sus choques;
cuando las selvas sonoras
son arpas llenas de acordes
;
cuando todo se despierta
a la vida, y hay entonces
de vivir hondo deseo,
ríe y cania, ¡mas no llores,
¡que la Tierra siempre prodiga,
vuestro espíritu alboroce;
ríe y canta que ella en pago
os dará miel y sus flores.
BS3BBBBBBBBBBBBBBBBB
O. Cerna Sandoval
MUSA NUEVA
DOLOR DE AMAR
¡Me estás desesperando! De qué modopodré hacerte sentir como lo intento...
Hacerte ver que en mí lo tendrás todo:
placer, dolor, amor, vida y tormento.
¿Cómo anhelas que te ame? ¿Cómo quieres?
con la dulzura de la luz cristiana,
con el encanto triste de biteres
o con la gracia de la fe pagana?
¡Yo he recorrido todas las escalas
en el amor... ! Para tu amor pudiera
—bien lo podría si en amar me igualas
—
almidonarme a lo que tu alma quiera
sacar las garras o tender las alas,
¡amarte cual paloma o como fiera!...
PARNASO SALVADORI
MUSA ANTIGUA
MELANCOLÍAS
Ni porque el tiempo es de rosas.
Ni porque el jardín se viste
de flores y mariposas
deja el alma de estar triste.
No alegra el alma dormida
ni un día de sol siquiera.
¡Y recordar que en la vida
sólo hay una Primavera
!
Primavera, Primavera
tu vida de mariposa
agoste el ansia postrera
junto con tu última rosa.
¡Ah, si pudiese alegrar
al alma: la luz, las flores,
la brisa suave, el cantar
del agua en los surtidores!...
¿Mas sin dolor que le abrume
qué fuera de su existencia?
Quién sabe si en su perfume
esté su misma dolencia.
Pero una vez de alegría
que llegase—haciendo alarde
de alegrarla—con el día
y muriese con la tarde.
Un día de sol siquiera
llegue hasta el alma dormida
en brazos de su guimera.
Acuérdate que en la vida
sólo hay una Primavera...
201 SALVADOR I . ERAZO
AUTUMNAL
Deshojó la tristeza de tus rezos
una caricia sacrosanta y buenasobre la laxitud de mis excesos
besó la herida y perfumó mi pena.
Tu oración... la piedad que ella atesora
sahumó el recuerdo de un amor lejano,
y al fulgor tenue de su nueva aurora
mi gran dolor me pareció liviano.
Lo envejecido el corazón revive;
y su afán de perennes soñaciones
en las saudades de tus rezos vive.
hoy que al contento de tu amor exiguo
la suprema fragancia de lo nuevoen lampos surje del jarrón antiguo.
uuuuuuuñmmmmaaaua
Alberto Rivas Bonilla
SALUTACIÓN
A LA REINA DE LOS JUEGOS FLORA]SEÑORITA MARGARITA
Deja qnie hoy a tus plantas
vejiga a volcar el ánfora galante de mis rimas,
oh, tú, la más fraga.nte y hermosa Üe las flores,
oh, Reina Margarita
!
Para ti es el tesoro de mieles que ella encierra,
más dulce (fue las mieles que con empeño liba
'la abeja de oro. Guarda para ti los perfumes
que llegan a ofrendarte las juguetonas brisas
al estampar un beso de amor sobre tu Ere
oh, Reina "Margarita!
Recibe cariñosa
las notas fugitivas
que han de hablar a tu oído de aquel edén risueño
donde corren las horas fugaces de tu vida.
Ellas son los rumores de aquel pueblo querido
que reflejó en el fondo de tus negras pupilas
el derroche de luces
de sus tardes. Mis ri¡
son los murmullos vagos del rincón bendecido
que en tus negros cabellos ha dejado prendido
las sombras de sus noches
calladas y tranquilas.
290 SALVADOR 1 . F.RAZO
Tú eres el más preciado tesoro do aquel suelo,
¿qué fLor entre sus flores tiene tu gallardía?
¿cual ave entre sus aves atesoró tus gracias?
¿ qué ardiente fantasía
vio en sus locos ensueños tu serena hermosura?
oh, blanca Margarita!
Si como eres hermosa eres clemente y buena,
vuelve hacia mí tu^ ojos y escucha complacida
la voz del más rendido de tus vasallos todos,
que a ti liega y te dice, doblando la rodilla:
—Yo quiero de tus manosrecibir el. trofeo de mi grata conquista:
yo quiero que tú seas
la que el laurel me ciña,
Y en cambio, te he ofrecido
ese florido emblema de tu soberanía,
ese fragante cetro que ostentas en tus manos,
oh, Reina Margarita!
FIN
«una»»— > | —«» » «» »•
ÍNDICE
Pág*.
"Dos Palabras.
PRIMERA PARTK
Francisco Gavidia
Kicab el Grande. 9
Los vientos del odio. 15
Balada. 16
Francisca de Rímini. 18
Psiquis y el amor. 20Fn la úítima pagina de «María». . ...... 25
Romanza. 26
Safo.—Elegía. 28
Soneto.—El hombre y el nrundo. .... 30
A Apolo.—En el álbum de María. ....... 31
José Batrf.s Montúfar
Las falsas apariencias. ............ 33
Yo pienso en ti. ........ 41
Rafael Cabrera
La ceiba de mi pueblo. ........... 43
Después de la orgía. 49
Su amor. . ........ 51
Francisco Castañeda
En el álbum.
Dile crue...
Amor.
54
56
57
298 ÍNDICE
Paga:
Amonio Guevara Valdés
De tejos, de cerca, ¡x>r fuera y por dentro. .... 60
Epigrama. A una nube. ........... 62
Te amo. ............. 63
Hayos y besos. 64
Juan José Blrnal
-
E1 dolor. 66
El ciprés. 70
Votos de un proscrito. ............ 75
Juan J. Cañas
A la salida del vapor «Gold-Hunter». ...... 82
Un recuerdo. . .............. S4
Joaquín Aragón
La mujer. 89
Tus ojos. .........h
. 90
Tecum Umán. 91
Ignacio Gómez
Elegía. . 100
La canción de Medora. 104
A Juan Jacobo Rousseau. ........... 105
Enrique Hoyos
Te conocí y lloré. 106
I^orenzana.—Soneto. 107
Canto popular. .108
Doroteo José Guerrero
La voz de la mujer. ............ 110
Lo que es un rizo . . . 112
A Cuba. ..114
Maravillas del progreso democrático. ....... 115
Índice
Joaquín Mendi-:z
Lo q*ue dijo una niña. ... 117Notas. .118El parricida. 126La música. ........ , 130
Luz ArmJé de Miranda
A mi m;idre. ........... . 131
A él. ........ . ... 132
Ana Dolores Arias
MÍ3 primeras ilusiones. . . 134
Recuerdos de mi infancia. 135
Mis tristezas. .139
Carlos Bonilla
Dios. . . 142
En la muerte de mi hija Mercedes de Zaldívar. 144
Vicente Acosta
Las garzas.—Lempira. .14 ti
Los pinares. .147
Clemátide. . . 148
Oriental. 149
A una rubia.—Árbol de fuego. 150
RomAn Mavorga Rivas
Invocación. . 152
Beso nupcial. 153
Venus púdica.—Odor di femina. ........ 154
Ray!—Ana Rita Trujillo. 165
Ceiba americana. 156
El sensonte y yo. . .157
300 Índice
Págs.
Calixto Velado
El periodista. .158Deber del poetó. -A la sociedad. ........ 159
Suprema ley.—¡Cave ne cadas! ....... 161
A Spencor. Epigrama. 163
Arpa bíblica. . .164
Carlos A. Imendia
La nueva libertad. —A Dora 165
En el baile. ..... 167
Los primeros paso»". ....... ..... 168
Adúltera. 169
La avispa negra. 172
Las plumas del indio. 173
José María Gomar
A Morazán.—Redención. 175
Eterna lueba. - En el campo santo. ....... 176
Mi retrato. 177
Adela. 180
MarIa Teresa de Arrué
La niña del jardin. 182
Madre dolorosa. 185
A Dios. . . .... 186
Atlantida. 187
A el álbum de Lolita Núñez. ...... 188
A Jubo Florez. .189
Juan Antonio Solórzano
Odio romántico. 190
Flores marchitas. -Rima 191
Ensueño. . 192
Celos. ... ....... 193
Cantares.— A una artista. . 194
¡NDiCC 301
Págs.
SEGUNDA PARTE
Manuel Alvarez Magaña
Alma. 195
El indio. -Tríptico patriótico. 196
ición -Símbolo,. 19S
Espiríia. 199
Oda. 200
Rafael Gar&a Escobar
Invocacióu. 203
Himno a ia patria. 204
Musa vieja.
Lejos d<- :aca.
El verdadero periodista. Hora crepuscular 207
15 de Septiembre. 208
Desmayo.—Espejisnu 210
En su álbum. 211
;.....? 212
La caridad. 213
Veloz. 2UPagina de álbum.
Mensaje.— ¡Nunca! 216
La niñez y La escuela.- Flores de eruueño. 2
Una tarde de Enero.
Flores de pasión. . .
Floral. .
220
Películas campestres.
Filigranas. —Páginas de álbum. 223
Cantares y epigramas. 225
Oyendo la serenata
EL 'trabajo. .....¡Madre mía ! -Para entonces 229
Armando RodrIolez Portillo
Versos a To:o. .
Entonces.— Ai. j
230
231
302 ÍNDICE
Págs.
Año lírico. 232Venus impúdica. 323Tú eres poesía. -. . 234La siembra. -Rimú. 235Humo. 236
Salvador L. Frazo
En el sendero.—Madrigal. 238
El arroyuelo. Añorando 239
A una artista. 240
Gustavo A. Etulz
La gitana. . 241
Aniversario. . . . 243
A la luna indo-esj>añola de Enero..
244Sic... . .... 245
Rosas galantes. A doña Clara Róblete Cabral. . . 246
Al retorno.—Así es la rubia cabecita de ella... . . 248
Nocturno. 249
La misiva nocturna. La golondrina blanca. .... 250
José C. Mixco
Página de dolor.- Caléndula 252
Renaissance. 253
Musa postrera. 254
David Cornejo
La marimba 255
¡Madre!—Crepuscular. 257
Nanón.—Después de La lluvia 258
Los años qnie vienen. 259
Dos p-rrsonajes de «Quo Vadi.s?;. ........ 260
Nerón. 261
Alfonso Espino
El carácter. Sobre el lago. 262
A una artista. . . 263
ÍNDICn
Págs.
Al despedirte. . . 264Paisaje del trópico. 2G5Oda a Centro Anfc
. . 269
.Monólogo de la música 271
Laurel solariego. . 274
Salvador Turcios i¡.
Bronces patrios. ... 277
Bolívar. . . ...... 281
El soneto.— El viulín. 282
Laborennis..
. 283
Jorge F. Zepeda
Selva sagrada. 284
La encina y el roble. KJ laurel. ... 287
El olivo. 288
El pino.—El sauce 289
El poeta. .... ... 290
Ríe y canta. .291
0. Cerna Sandoval
.Masa, nueva. 292
Musa antigua. ........ 293
Autumnal. 294
Alberto Rivas Bonilla
S üutación.. .
-95