Post on 14-Mar-2016
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UNIDOS HOY PARA UN MAÑANA
SALUDABLE
AMA
VIVE
RIE
EJERCITATE
POR: Andrea Sani y Tamara Gavilanes
EDUCACIÓN PARA LA SALUD1
OBESIDAD EN NIÑOS Y ADOLESCENTES SPS-ESPOCH
Introducción:
El sobrepeso y la obesidad infantil
constituyen un problema en el mundo
desarrollado y en los países emergentes,
con importantes implicaciones sociales,
psicológicas y sanitarias. Su crecimiento
ha sido vertiginoso a lo largo de las tres
últimas décadas y por ello su prevalencia
ha alcanzado una altura inesperada. Las
consecuencias negativas de esta
situación se harán más evidentes dentro
de unas décadas, cuando en torno a un
70% de los niños que hoy tienen algún
grado de sobrepeso lleguen a ser adultos
obesos.
Esta rápida evolución del sobrepeso
descarta la posibilidad de cualquier
explicación en términos genéticos y
subraya la importancia de las
condiciones actuales de vida como
determinantes del problema. Entre las
consecuencias para la salud de la
obesidad infantil destacar los sorprendentes casos de diabetes tipo II no insulina-dependiente,
trastorno que hasta la fecha había sido extremadamente raro en la infancia. Así mismo, los
problemas del colesterol elevado ya no son exclusivos de las edades adultas. Por su parte, las
consecuencias psicológicas de la obesidad en la infancia, nada tienen que ver con la imagen
del gordito feliz. Por el contrario, los niños, y sobre todo las niñas, con sobrepeso suelen
mostrar, insatisfacción corporal, afectación de su autoestima y son, en algunos casos, las
candidatas ideales a comportamientos alimentarios inadecuados como el ayuno o el atracón.
Nose debe olvidar que el estereotipo de la obesidad en nuestra cultura es el de falta de éxito,
de popularidad, de atractivo, de incapacidad para controlarse durante la ingesta y de pereza.
Generalmente, cuando se plantean las causas de la obesidad infantil se pone el énfasis en un
elemento: la alimentación.
Sin embargo, siendo este factor un elemento importantísimo, no se deberían obviar otros
hábitos no estrictamente alimentarios que configuran lo que se podría denominar el estilo
de vida obesógenico de la infancia y que, a la fruta, es el determinante de la actual epidemia
de sobrepeso.
EDUCACIÓN PARA LA SALUD2
OBESIDAD EN NIÑOS Y ADOLESCENTES SPS-ESPOCH
Contenido Introducción: ......................................................................................................................................... 1
EVALUACIÓN DEL SOBREPESO Y LA OBESIDAD EN LA INFANCIA ................................................................ 3
El IMC en la infancia .................................................................................................................................... 4
CAUSAS DE LA OBESIDAD INFANTIL ............................................................................................................ 1
El número de horas delante del televisor ............................................................................................... 1
Recomendaciones ............................................................................................................................... 1
Un número de horas de sueño insuficiente ............................................................................................ 4
Recomendaciones ............................................................................................................................... 4
Saltarse el desayuno ............................................................................................................................... 6
Recomendaciones ............................................................................................................................... 7
Falta de actividad física ........................................................................................................................... 7
Recomendaciones ............................................................................................................................... 8
Comer solo y abusar de las chucherías ................................................................................................. 10
Recomendaciones ............................................................................................................................. 11
Comer para aliviar el aburrimiento y el malestar emocional ................................................................ 11
Recomendaciones ............................................................................................................................. 12
Alimentación inadecuada ...................................................................................................................... 12
¿Sirven las dietas para perder peso? ........................................................................................................ 13
¿Pueden afectar las dietas al crecimiento de los niños? .......................................................................... 13
¿Pueden ganar más peso los niños haciendo dietas? ............................................................................... 14
¿Pueden llevar las dietas a los atracones? ............................................................................................... 14
Recomendaciones ............................................................................................................................. 14
LA OBESIDAD EN EL ECUADOR COMO AFECTA A NIÑOS Y ADOLECENTES ........................ 19
TRATAMIENTO .......................................................................................................................................... 23
LUEGO DE UN DIAGNÓSTICO DE OBESIDAD O SOBREPESO ................................................................. 23
Los cambios en general apuntan a: .................................................................................................. 24
La acrobacia y los ejercicios de cintura previenen el sobrepeso .............................................................. 26
BIBLIOGRAFIA ............................................................................................... ¡Error! Marcador no definido.
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EVALUACIÓN DEL SOBREPESO Y LA OBESIDAD EN LA INFANCIA
El sobrepeso y la obesidad no son más que un exceso de grasa acumulado en el organismo.
Sin embargo, definir el grado de sobrepeso es algo más controvertido de lo que a primera
vista puede parecer. No se debe olvidar que en una cultura en la que el exceso de peso es
muy raro, una persona occidental con un peso normal, se la calificaría como una persona
“gorda”.
Y de hecho, la curva normal de distribución del peso en el mundo occidental se ha ido
desplazando, durante las últimas décadas, hacía cifras cada vez mayores. En este contexto,
una de las estrategias más adecuadas para evaluar el exceso de peso, es el conocido índice de
masa corporal (IMC). Este índice pone en relación los kilos con la altura de la personay
permite establecer un pronóstico válido de los riesgos para la salud a los que estánexpuestos
las personas. El IMC sirve como un criterio de comparación estable a partir de los dieciocho
años de edad y a lo largo de la vida del adulto. Permite establecer un rango de normalidad
del peso dentro del cual la salud, en principio, no está comprometida y permite obviar, en
cierta medida, la obsesión del llamado peso ideal.
Fórmula para el cálculo del IMC Índice de Masa Corporal = Peso en Kg. / (Altura en m.)2
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En los adultos, existe un amplio consenso respecto a su utilidad del IMC para valorar su
impacto sobre la salud a pesar de algunas matizaciones que no son necesarios plantear en
este contexto.
El IMC en la infancia CÁLCULO DEL SOBREPESO Y LA OBESIDAD INFANTIL SEGÚN EL IMC
Sin embargo, el IMC sufre importantes
cambios a lo largo de la infancia y la
adolescencia. Asciende rápidamente a lo
largo del primer año de vida,
posteriormente desciende hasta la época
del rebrote adiposo a partir de los 5 ó 6
años, a partir del cual vuelve a aumentar
hasta la pubertad. Para solventar estas
variaciones del índice, se ha desarrollado
un baremo específico para evaluar el IMC
hasta los dieciocho años. En él se establece
los valores del IMC que, en función sexo y
la edad, determinarían el sobrepeso y la
obesidad a lo largo de estos años de la vida.
De acuerdo a este baremo, por ejemplo,
una niña de 10 años que midiese 1,41
metros y cuyo peso fuese de 32 kilogramos
tendría un Índice de Masa Corporal de
16,16, por lo que podría llegar a pesar
hasta 7 kilogramos más sin alcanzar el
límite del sobrepeso para su edad
(IMC=19,9) y sin que ello representase, en
principio, un riesgo significativo para su
salud.
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CAUSAS DE LA OBESIDAD INFANTIL El sobrepeso infantil, tal y como quedó
dicho, es el resultado de un estilo de vida
obesógenico. Esto significa que el IMC es
reflejo de un modo de vida. Es por ello que,
en este capítulo, se describirán aquellos
hábitos que configuran la forma de vivir que
se relaciona con un peso elevado.
El número de horas delante del televisor
Tanto los niños como los adultos que pasan
más horas delante del televisor tienen, en
general, un IMC más alto y una mayor
probabilidad de padecer sobrepeso u
obesidad. Existen al menos dos razones
fundamentales que explican este fenómeno.
Por una parte, los niños que pasan delante
más tiempo delante de la televisión muestran
una alimentación menos saludable. Comen
menos fruta y verdura, toman más bebidas
azucaradas y snacks repletos de calorías,
además de saltarse con mayor frecuencia el
desayuno. Por otro lado, son estos niños
precisamente los que menos se comprometen
en una actividad física cotidiana. Parece que
la relación entre consumo de televisión y
sobrepeso mantiene una relación dosis
respuesta y que disponer de TV en la habitación predice el sobrepeso infantil.
Recomendaciones Por todo ello, se debe enseñar a los niños a comer en un lugar sin grandes distracciones y,
obviamente, sin televisor. Aprovechar para charlar con ellos sobre lo acontecido a lo largo
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del día puede ser una buena alternativa que facilite el control estímulos. Cuando se adquiere
este hábito se ha ganado mucho, porque el niño habrá aprendido a discriminar ambas
actividades, de forma que ver la tele no le provocará con tanta probabilidad ganas de comer
ni comer será la ocasión para sentarse
delante de la tele.
Un número de horas de sueño insuficiente
Cada vez se acumulan más datos que
ponen de manifiesto la relación entre la
falta de sueño y el sobrepeso o la obesidad.
Por un lado se ha observado que los niños
de entre 5 y 10 años que duermen menos
horas muestran un IMC más alto que los
niños que duermen más, entre 10 y 12
horas. Además, los chicos que duermen
menos tienen una cintura
significativamente mayor.
La investigación experimental ha puesto
de manifiesto que la falta de sueño
inducida en jóvenes voluntarios provoca
una alteración en dos hormonas
fundamentales relacionadas con la ingesta:
la leptina que informa al cerebro de la
saciedad y la grelina que estimula la
sensación de apetito. Las personas
sometidas a de privación de sueño tienen
más apetito y más dificultades para
sentirse saciados. Además, el deseo de
alimentos es, específicamente, de dulces y
galletas, patatas fritas o comidas saladas,
mientras que el deseo de frutas o verduras
apenas aumenta
Recomendaciones
Por todo ello, una norma frecuentemente
ignorada que ayuda a mantenerse dentro
de un peso normal es conseguir un hábito
de sueño suficiente que pasa,
inexcusablemente, por la regularidad a la
hora de meterse en la cama y apagar la luz.
La hora de acostarse debe garantizar que el
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niño duerma en torno a unas diez horas en
función de su edad. Para ello, puede ser de
gran utilidad establecer una rutina ligada a
un estímulo temporal horario, que se
establecerá en función de la hora que tiene
que levantarse el niño. No es adecuado
permitir que sea el final del programa de
televisión que está viendo o el uso de
Internet el que marque la hora de dormir.
En este sentido, sería bueno que el
televisor e, incluso, el ordenador se
instalasen en un lugar común de la casa.
Saltarse el desayuno Entre los cambios en los hábitos
alimentarios que se han producido en las
tres últimas décadas se encuentra la
tendencia a suprimir una de las comidas
fundamentales del día, el desayuno.
Muchos niños salen de casa sin desayunar y
en consonancia con esta práctica el
sobrepeso infantil no ha dejado de crecer.
En concreto, se estima que en la actualidad
en torno a un 10% de los niños no desayuna
y otros muchos no lo hacen correctamente,
ya que no consumen lácteos, cereales y
fruta.
Este hecho tiene una enorme importancia en
relación a la evolución del peso y así, se ha
demostrado que los adolescentes que no
desayunan regularmente tienen mayores
probabilidades de padecer algún grado de
sobrepeso. En principio este dato puede
parecer contradictorio, ya que se podría
suponer que la supresión de una comida
fundamental en la que se pueden llegar a
consumir hasta un 20% de las calorías
totales del día, supone un ejercicio de
restricción que favoreciese el
mantenimiento de un peso. Aunque cuando
al inicio del día no se tenga sensación de
apetito o debilidad, a pesar de no haber
desayunado, a las dos o tres horas esas
sensaciones aparecerán cada vez con más
fuerza lo que impulsará a comer, no sin
cierta voracidad, un alimento alternativo al
desayuno. Lo que se encuentra
habitualmente disponible a esta hora de la
mañana suelen ser productos de bollería
industrial, ricos en grasas y azúcares, que
contienen más calorías que un desayuno
normal. En personas que sufren el llamado
trastorno por atracón, se ha observado que
los episodios de atracón son más frecuentes
entre aquellas que evitan el desayuno. Es
decir, la probabilidad de que los niños que
no desayunan regularmente tengan
sobrepeso es particularmente alta en
aquellos que, además, son sedentarios y no
en los que son físicamente activos. Estos
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datos refuerzan la necesidad de entender el
sobrepeso infantil como resultado de una
interacción entre hábitos que se potencian o
debilitan entre sí. Pero quizás otro efecto
más sutil de la tendencia a no desayunar
tiene que ver con el condicionamiento del
gusto.
Recomendaciones Por todo ello habrá de tenerse en cuenta que
saltarse cualquier comida, lejos de ayudar a
controlar el peso como pudiera parecer,
suele terminar asociándose a un incremento
del mismo. Esto es especialmente cierto si
nos referimos al desayuno. Establecer este
hábito requiere llevar una vida ordenada en
otros aspectos. Los niños tendrán que
levantarse con el tiempo suficiente para
prepararse para ir al colegio y tener diez o
quince minutos para desayunar. Esto
significa que si hay que despertarse algo
más temprano, también deberían irse a
dormir un poco antes.
Falta de actividad física El ocio sedentario basado en la TV,
ordenador y videojuegos mantiene, como
ya se comentó, una relación directa con el
sobrepeso infantil. Y éste también
mantiene una relación inversa con el nivel
de actividad física, por lo que potenciar el
ejercicio físico es un excelente medio de
control del peso a cualquier edad.
Ahora bien el efecto del ejercicio sobre el
peso no es tan evidente como pudiera
parecer. Existe la creencia común de que
practicar algún deporte servirá para perder
peso. Sin embargo los resultados de las
investigaciones no apuntan en esa
dirección. Para obtener una pérdida
significativa de peso realizando
exclusivamente ejercicio físico y sin
modificar ningún otro hábito, sería
necesaria una práctica aeróbica intensiva
de, al menos, una hora de duración durante
cinco o más veces a la semana. Por debajo
de esta pauta de actividad, que es inviable
para la mayor parte de la población infantil,
dicha pérdida no empezaría a producirse.
Puesto que el ejercicio físico no sirve para
perder peso, cabría preguntarse entonces
¿por qué es necesario? Los datos indican
que si bien el ejercicio per se no es
suficiente para perder peso, resulta
fundamental para prevenir su peso.
La ganancia de peso es un proceso gradual
durante el cual, a lo largo de los años, se va
consolidando el desequilibrio entre la
energía que se consume y la que se gasta.
Fruto de ello y, a cualquier edad, se inicia
una ganancia de kilos que puede conducir
desde el más ligero sobrepeso a la obesidad
más llamativa. Incorporar en la vida diaria
cierta dosis de ejercicio físico es utilizar la
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primera barrera natural de que dispone el
organismo para mantenerse dentro del
llamado normo peso.
La actividad física moderada amortigua el
apetito, y sirve también para controlar los
estados emocionales como la ansiedad, el
aburrimiento o el desánimo que pueden
conducir al consumo de chucherías u otros
alimentos muy calóricos especialmente rico
en grasas y azúcares.
Es importante subrayar que cuando
hablamos de actividad física infantil no nos
referimos en absoluto al deporte de
competición al estilo que se práctica
mayoritariamente en el ámbito escolar o
federado. Es más, la promoción tan
insistente del deporte de competición, -aun
siendo éste necesario por la función social
que cumple-, suele crear una amplísima
bolsa de niños que se sienten
emocionalmente alejados de la práctica
regular de la actividad física, justamente por
la frustración que produce no poder
alcanzar los altos requisitos propios de ese
tipo de deporte. La insistencia en la
actividad física de competición, unida a la
falta de habilidades deportivas o su mal
aprendizaje, ayuda a que muchos niños se
aparten de todo tipo de actividad física y se
acerquen a otras actividades sedentarias de
las que no salen derrotados, simpatizando y
uniéndose a otros niños que tampoco
alcanzan las metas de sus compañeros
deportistas.
El deporte de competición no debe ser el
único modelo de ejercicio para los niños.
Tanto los padres como los profesionales de
la educación física deberían velar para que
todos los niños realicen juegos y actividades
físicas recreativas, con un sentido lúdico.
Este tipo de actividad hace que el ejercicio
físico cobre sentido por sí mismo y consigue
que los niños tengan una ocasión idónea
para cooperar en un juego y practicar ciertas
habilidades dentro de unas reglas
predefinidas
Recomendaciones Por todo ello, con vistas a mantener la
motivación en los programas de actividad
física dentro de la escuela, sería muy
importante que los niños no fuesen
valorados exclusivamente en función de su
posición en la clase o por su marca respecto
a otros. Esto, como se ha expuesto, suele
llevar a que aquéllos que están situados en
las últimas posiciones traten de evitar este
tipo de actividad. Frente a esto, los niños
deberían ser valorados también en función
de su progresión individual y obtener
reconocimiento cuando mejoran su
rendimiento personal en una u otra
actividad al margen de cuál haya sido el
rendimiento de los demás, tal y como desde
la Teoría de Orientación de Metas recogen
(Duda, 1992; García-Mas y Gimeno ,2008).
En la figura 1 se recogen dentro de la
pirámide de la actividad física las
actividades diarias y semanales
recomendadas para los niños.
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Comer solo y abusar de las chucherías Comer ha sido siempre y en todas las
culturas un acto social. Tan sólo en las
últimas décadas y dentro del marco de la
cultura occidental muchas personas de
todas las edades comen solas. Este hecho es
muy relevante en términos nutricionales, ya
que se ha observado que comer sin
compañía se traduce en comer más rápido,
peor y de un modo
menos saludable,
tendencia que se
vuelve más acusada
en el caso de los
hombres que entre las
mujeres.
Por razones laborales
de los padres, este
fenómeno también se
ha empezado a
extender a los niños y
los adolescentes. En
concreto, se ha
constatado que los
niños que no cenan
regularmente en
familia comen más
chucherías, más
comida rápida y
muestran una alimentación más
desequilibrada nutricionalmente que los
niños que comen de manera regular con su
familia. Aproximadamente la mitad de los
niños de 9 años siempre cena con su familia
mientras que ese porcentaje se reduce a un
tercio a la edad de 14 años. Cenar con la
familia se ha asociado a patrones de ingesta
más saludables, incluyendo un mayor
consumo de fruta y vegetales, menos
consumo de bebidas azucaradas y grasas
trans y más fibra.
Estrechamente vinculado con el hecho de
comer solo se encuentra la tendencia a
comer únicamente lo que al niño le guste.
Obviamente, cuando se comparte mesa hay
que ajustarse al gusto de la mayoría y
aprender a degustar
alimentos (como la
verdura o el
pescado) que no
suelen ser de
primera elección en
muchos niños. De
este modo, saciando
el hambre con todo
tipo de alimentos se
adquiere el gusto
por los mismos.
Cuando los niños
comen en el colegio
y no tienen más
opciones que las del
menú que se les
ofrece, su consumo
de frutas y verduras
es
significativamente
mayor que cuando tienen otras opciones
(máquinas expendedoras y cafetería) donde
están disponibles otros tipos de alimentos.
Asimismo, no se debe olvidar que los
alimentos preparados suelen tener
potenciadores del sabor que, en una etapa de
la vida en la que se está formando el sentido
del gusto por los alimentos, va a ejercer una
notable influencia sobre las preferencias
alimentarias de las personas a lo largo de su
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vida. Esos sabores intensificados son
mucho más atractivos para los niños y
adolescentes que otros alimentos más
adecuados. El estudio de la evolución del
consumo de alimentos a largo de esta
últimas décadas ha puesto de manifiesto que
la cantidad de snacks salados y bebidas
azucaradas consumidos por los niños se ha
elevado dramáticamente. A ello habría que
añadir una cierta preferencia innata del ser
humano por los alimentos dulces y salados.
Por otra parte, también forma parte del
comportamiento habitual de los niños, el
consumo de golosinas. En torno a un 25%
de ellos las consumen a diario Esto puede
tener más influencia de lo que podemos
pensar sobre el condicionamiento del sabor,
ya que, si se sacia parcialmente el apetito
antes de sentarse a la mesa, pocos son los
alimentos realmente nutritivos y necesarios
que le llegarán a gustar. Para evitar esto, es
imprescindible que el picoteo entre horas
sea una excepción bastante excepcional y
que lo habitual sea respetar un horario
pautado de comidas. De este modo, estamos
educando un paladar hacia los alimentos
esenciales, además de prevenir la
preferencia por otros, generalmente ricos en
grasas y azúcares.
Recomendaciones Debido a la ocupación laboral de sus padres muchos chicos tienen que realizar alguna de las
comidas principales solas, lo cual tiene consecuencias tanto sobre la calidad de lo que se
come como sobre el modo de comer. Intentar comer en familia en la medida en que las
posibilidades laborales, escolares o de cualquier otro tipo lo permitan, es la mejor manera de
paliar este problema. Respecto a las chucherías, es obvio que no se trata de eliminarlas o
prohibirlas. Se trata de nuevo de enseñar a los niños que no es necesario consumirlas a diario.
Que tienen su momento y su lugar. Por ejemplo, algún día a la semana después del colegio o
de alguna actividad extraescolar.
Comer para aliviar el aburrimiento y el malestar emocional Los estados emocionales tienen un efecto
muy importante sobre la ingesta de
alimentos. La mayor parte de las personas
cuando están bajo el efecto de estados tales
como ansiedad, depresión o, incluso el
aburrimiento, tienden a comer más y, a
veces, descontroladamente. Si ese
comportamiento se transforma en un
hábito puede contribuir de un modo
importante al incremento de peso. Los
alimentos, especialmente los ricos en
calorías, grasas, azúcares se hacen así más
reforzantes, al reducir la actividad del eje
hipotalámico-hipofisario suprarrenal
activado ante una situación de estrés
crónico. Es decir, se hacen más deseables
porque después de su ingesta las personas
consiguen un alivio de la tensión
emocional y del estado de ánimo, aunque
sea a muy corto plazo. Uno de los
alimentos más característicos que provoca
este efecto es el chocolate.
El recurrir a la ingesta como modo de
manejo del malestar emocional sitúa a la
persona dentro de un círculo vicioso del
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que luego resulta difícil escapar. La
ingesta alimentaria puede ser una
respuesta exitosa de afrontamiento
emocional a corto plazo. Sin embargo, a
largo plazo, puede llegar a convertirse en
un hábito disfuncional para el control de
los estados históricos que facilite la
ganancia de peso a largo plazo. En general,
las investigaciones que han establecido la
relación entre la alteración de los estados
emocionales y el consumo de alimentos se
han realizado con adultos, sin embargo,
hay datos que señalan que los niños que
manifiestan problemas psicopatológicos y
de ansiedad muestran también problemas
en la alimentación.
Recomendaciones Es importante educar a los niños para que
aprendan a superar los momentos de
aburrimiento de la vida sin recurrir de
manera continuada a cualquier forma de
consumo, especialmente, el consumo de
alimentos de gran contenido calórico.
Presentarse como un modelo que sabe
aceptar el aburrimiento como algo natural
de la vida, pero sobre todo que sabe salir
de él a través de un ocio activo, es una
buena forma de facilitar que nuestros hijos
adquieran ese mismo autocontrol y eviten
convertir el alimento en una fuente de
alivio del tedio. Del mismo modo, intentar
controlar las emociones con la comida
favorece la obesidad y, muy
especialmente, no resuelve las causas de
los problemas que nos están provocando la
ansiedad o la tristeza. Una escucha atenta
y comprensiva de las emociones de los
chicos, y el aprendizaje de estrategias de
solución de los problemas que afectan a
nuestras emociones, son algunas de las
pautas educativas generales que pueden
ayudar a evitar un consumo desordenado
de alimentos altamente calóricos.
Alimentación inadecuada A pesar de las excelentes posibilidades
nutricionales de las que se disponen en la
actualidad, la dieta del mundo occidental
se caracteriza por ser desequilibrada y
excesivamente calórica. En general, los
niños toman más cantidad de alimentos de
la que precisan y su alimentación es rica en
grasas, azúcares sencillos y en
consecuencia en calorías, con un
predominio de la carne, los precocinados,
los dulces y un consumo insuficiente de
verduras, legumbres, frutas y pescado. A
todo ello, habría que sumar la
disponibilidad económica de muchos
niños para adquirir chucherías que en
muchos casos llegan a consumirse a diario.
Bollería industrial, golosinas, snacks,
bebidas azucaradas son, en muchos casos,
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calorías que se les denomina “vacías” por
qué no son esenciales para el desarrollo del
organismo y facilitan enormemente la
ganancia de peso.
En principio, se podría pensar que el
problema de la obesidad infantil sería
abordable mediante el uso temprano de
dietas que restrinjan el consumo de
calorías y ayuden a la normalización del
peso. Sin embargo, este tipo de
intervención está lejos de ser una solución
efectiva, y puede traer consecuencias más
problemáticas de las que trata de resolver.
¿Sirven las dietas para perder peso? Todos los tipos de dietas hipocalóricas,
aun cuando parten de principios diferentes
en cuanto a la cantidad y al tipo de
alimentos que permiten consumir,
provocan una cierta pérdida de peso
mientras se siguen estrictamente. Esa
pérdida de peso que se consigue es muy
similar con cualquier de ellas, es decir,
ninguna funciona mejor que otra. De
hecho, todas las dietas hipocalóricas
conducen de distintos modos (reduciendo
el consumo de los hidratos de carbono,
reduciendo el consumo de grasas y
proteínas, evitando las combinaciones de
alimentos, etcétera) a una reducción en el
consumo total de calorías, que es lo que
explica su efecto. Sin embargo, y esto es lo
más importante para reseñar aquí, es que
una vez que se abandonan, la vuelta al peso
inicial es inevitable a corto o medio plazo.
¿Pueden afectar las dietas al crecimiento de los niños? Conviene no olvidar que, a diferencia de lo
que ocurre en la edad adulta, una parte
considerable de la energía que los jóvenes
obtienen mediante su alimentación se
destina a producir su crecimiento corporal.
Cualquier dieta que se siga durante la
infancia y la adolescencia reducirá esos
nutrientes y esas calorías que los niños
emplean para crecer. Se podría pensar, por
tanto, que la limitación a los chicos de lo
que pueden comer podría tener como
consecuencia directa una limitación en su
crecimiento. Pues bien, los datos que
conocemos hoy a este respecto parecen
indicar que durante el tiempo que se
realiza la dieta los niños y los adolescentes
reducen significativamente el ritmo de
crecimiento de su estatura. Además,
también se reduce el ritmo de crecimiento
de su masa muscular en relación a los
niños que no se someten a dieta. Sin
embargo, estas ralentizaciones del
desarrollo físico muscular y la estatura no
parecen dejar huellas irreversibles o
definitivas. Al final de su etapa de
crecimiento, los niños que han sido
sometidos a dieta a lo largo de su infancia
o pubertad muestran el nivel de desarrollo
esperado en función del sexo, la edad, la
altura que alcanzaron en la infancia.
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¿Pueden ganar más peso los niños haciendo dietas? Uno de los efectos secundarios que menos
se comentan en relación a las dietas tiene
que ver con la posibilidad de que a su
término el joven recupere más peso del que
de hecho perdió durante el cumplimiento
del régimen, provocándose así que el niño
o el adolescente, al volver a su forma
habitual de comer, termine pesando más de
lo que pesaba en el momento en el que
comenzó la dieta hipocalórica. Esta
consecuencia fue descrita ya hace muchos
años en una investigación muy interesante
sobre los efectos de una dieta que se
acercaba al ayuno. También se ha
observado entre las adolescentes cómo
aquellas chicas que se someten con
frecuencia a dietas suelen acabar pesando
más que aquéllas otras que, con un mismo
peso al principio, han mantenido una
alimentación regular durante esos años.
Cuando se ha seguido estrechamente los
comportamientos alimenticios de las
jóvenes a lo largo de un periodo de tres
años, desde los 14 a los 17 años, se ha
constatado que aquéllas que hacen
esfuerzos extremos para no ganar peso a
través de dietas severas, consumo de
laxantes, supresores del apetito e, incluso,
forzando el vómito, son las que más
posibilidades tienen de tener sobrepeso.
Anecdóticamente, también se ha
observado algo similar en algunos niños.
Cuando se les impone una dieta, los
alimentos comienzan a desearse de una
forma mucho más intensa de como se
hacía antes de su prohibición. Si el niño
vive el régimen como un elemento más de
una autoridad de la que quisiera librarse,
no es extraño que se las ingenie para
terminar consumiendo una mayor cantidad
de la que consumía habitualmente y llegue
a ganar peso estando a dieta.
¿Pueden llevar las dietas a los atracones? Muy relacionado con lo anterior se
encuentran los atracones. Por “atracón” se
entiende el consumo muy rápido de una
gran cantidad de alimentos, sin tiempo
para degustarlos, y teniendo presente la
persona la sensación de que no puede parar
de comer y de que ha perdido el control.
Cuando se ha estudiado la amplitud de este
problema entre las jóvenes se ha
observado que alrededor de un 10% de las
chicas que tienen un peso normal y
alrededor de un 20% de las chicas que
tienen algún grado de sobrepeso se dan
atracones al menos una vez por semana.
Sin embargo, lo más llamativo de estos
datos es que las chicas que más sufren este
problema son las que suelen ponerse a
dieta con frecuencia, son las más
sedentarias y las que muestran niveles más
elevados de depresión.
Recomendaciones Adaptarse a una alimentación no
demasiado calórica y que contenga la
proporción de nutrientes adecuada para
EDUCACIÓN PARA LA SALUD15
OBESIDAD EN NIÑOS Y ADOLESCENTES SPS-ESPOCH
facilitar el control del peso, supone
establecer una alimentación variada y
saludable que debe incorporarse al estilo
nutricional de toda la familia y en el que
ningún alimento quede prohibido. Se
podrá moderar su cantidad pero nunca
eliminarlo totalmente de nuestra dieta, ya
que eso sólo contribuiría a fortalecer el
llamado efecto “manzana prohibida” en
virtud del cual lo prohibido adquiere un
valor añadido. Los ingredientes que
caracterizan la alimentación más saludable
y que se asocia con el control más efectivo
del peso son conocidos desde hace muchas
décadas. De los tres nutrientes básicos que
se encuentran en los alimentos, al menos el
50%-55% de las calorías que se consuman
deben provenir de los hidratos de carbono;
alrededor del 30% deben proceder de las
grasas (preferentemente grasas
insaturadas, como el aceite de oliva o el
pescado azul) y entre el 15%-20% restante
de las calorías se deben consumir en forma
de proteínas.
Esta distribución de los porcentajes suele
chocar con la creencia firmemente
establecida de que los alimentos que
EDUCACIÓN PARA LA SALUD16
OBESIDAD EN NIÑOS Y ADOLESCENTES SPS-ESPOCH
engordan son aquellos ricos en hidratos de
carbono. Nada más lejos de la realidad.
Para deshacer este malentendido es
necesario realizar la siguiente precisión.
Los hidratos de carbono o carbohidratos se
dividen en: monosacáridos como son la
glucosa o la fructosa que se encuentran
respectivamente en la miel y en la fruta; los
disacáridos como son el azúcar doméstico
o la lactosa y, finalmente, los polisacáridos
que se encuentran en las legumbres,
cereales, arroz, pasta, patatas y en menor
medida en las verduras. Los
monosacáridos y disacáridos son los que
se conocen como hidratos de carbono
simples o carbohidratos de cadena corta.
Los polisacáridos son los que se conocen
como hidratos de carbono complejos o
carbohidratos de cadena larga. El cuerpo
asimila de un modo muy diferente cada
uno de los distintos tipos de carbohidratos.
Tanto los monosacáridos como
disacáridos (p. e. fructosao azúcar) no
tienen que ser descompuestos para ser
asimilados por el organismo y su
aportación energética es inmediata. Esta
asimilación instantánea conduce a una
elevación del azúcar en sangre (glucemia)
lo que provoca la liberación simultánea de
insulina. La insulina contrarresta la subida
de azúcar en sangre apareciendo de nuevo
la sensación de hambre. Este mecanismo
es el que posiblemente explique que el
consumo excesivo de refrescos
edulcorados altere el sistema metabólico
propiciando la aparición del sobrepeso. Y,
en particular el sobrepeso infantil, ya que
son los niños los consumidores preferentes
de este tipo de bebidas. Sin embargo,
cuando las calorías provienen de los
hidratos complejos (legumbres, arroz,
cereales, pasta o verduras), el nivel de
glucemia sube más lentamente, permanece
más tiempo constante y cae poco a poco.
Esto hace que la sensación de hambre tarde
más tiempo en aparecer. Este tipo de
hidratos tarda más tiempo en absorberse y
su efecto saciante es más prolongado. Por
lo tanto, mientras el consumo de azúcares
debe hacerse con moderación, los hidratos
complejos deben estar en la base de la
pirámide de la alimentación. De hecho, las
personas que consumen la proporción más
baja de hidratos de carbono complejos en
su dieta tienen una probabilidad cuatro
veces mayor de ser obesos que las
personas que consumen en su dieta una
proporción más alta de este tipo de
hidratos de carbono. En un estudio
denominado CARMEN (manejo de la tasa
de carbohidratos en las dietas nacionales
europeas) se puso a prueba el efecto de
modificar el porcentaje de nutrientes en la
dieta sin alterar significativamente la
cantidad de alimentos. Para ello se redujo
de un 40% a un 30% el porcentaje de
grasas que consumía un grupo de personas,
sustituyendo ese 10% por hidratos de
carbono complejos. El resultado fue que
estas personas perdieron 2 kg de media sin
modificar sustancialmente la cantidad de
alimentos que ingerían. Por el contrario, el
grupo control, al que no se modificó su
alimentación, no mostró cambio alguno en
su peso.
EDUCACIÓN PARA LA SALUD17
OBESIDAD EN NIÑOS Y ADOLESCENTES SPS-ESPOCH
La alimentación saludable es, por lo tanto,
un ejercicio de variedad proporcionada.
Para conseguir respetar la proporción de
un 55% de hidratos de carbono, 30% de
grasas y 15% de proteínas, bastaría
ajustarse a los que podríamos denominar la
regla de un 1/3 que proponen las agencias
nacionales de alimentación. Según esta
regla, del total de calorías que consumimos
a diario 1/3 deben provenir de diferentes
tipos de fruta y verdura, otro 1/3 de
alimentos como las legumbres, el arroz,
los cereales, el pan, las patatas cocidas o la
pasta y un 1/3 restante de la carne o el
pescado y productos lácteos.
Un programa de alimentación que recoge
esa proporción saludable de nutrientes se
expone en la tabla 6. Como puede
observarse un aspecto muy importante es
que la alimentación hay que distribuirla en
cinco ocasiones al día. Esto puede chocar
con los hábitos de muchas personas que
han basado todos sus esfuerzos para
controlar su peso en restringir su
alimentación, llegando a saltarse algunas
comidas para evitar la ganancia de peso.
Tal y como hemos ya señalado, nada más
ineficaz para perder peso que la restricción
alimentaria que incluso puede llevar a
ganar algunos kilos.
La distribución de la alimentación en al
menos cinco momentos distintos al día, es
una estrategia muy útil, ya que facilita
enormemente el control de las sensaciones
de hambre y, por lo tanto, hace menos
probable el descontrol y la voracidad al
sentarse en la mesa. Esta experiencia es
muy común. Baste recordar un día que por
alguna razón retrasamos inesperadamente
la hora de comer una o dos horas. Cuando
esto ocurre, la persona se sienta a la mesa
no con apetito sino con una intensa
sensación de hambre que le lleva a comer
de un modo en el que no se reconoce así
misma por la rapidez y voracidad con la
que lo hace. Además, tal y como ya hemos
señalado, cada ingesta de alimentos
supone poner en marcha todo el aparato
gástrico y metabólico que provoca un
gasto energético adicional cada vez que se
arranca. Este plan de alimentación recoge
las características básicas de un programa
alimentario saludable y que, además,
permite el control efectivo del peso, ya que
aporta en torno a unas 1900 kcal/día y con
ello se cubren totalmente las necesidades
energéticas de la mayor parte de los niños
sedentarios y poco activos que son en los
que el problema de la obesidad tiene más
incidencia (véase tabla 3). Los niños
activos o muy activos tendrían que
consumir una mayor cantidad de alimentos
para satisfacer sus necesidades
energéticas. Si se maneja con eficacia, ni
siquiera haría falta pesar los alimentos,
bastaría con servirse un plato y retirar las
fuentes para no repetir y, de este modo,
asegurarse un cumplimiento satisfactorio
del mismo.
Ahora bien, este programa, a pesar de ser
ya muy general, ha de ser ajustado al estilo
de vida y al tipo de alimentación de cada
persona en particular. No puede ser un
corsé que no deja de apretar, porque al
final uno se lo quitaría. Lo importante es
EDUCACIÓN PARA LA SALUD18
OBESIDAD EN NIÑOS Y ADOLESCENTES SPS-ESPOCH
respetar la lógica fundamental del mismo.
Comer cuatro o cinco veces al día.
Procurar en cada comida incorporar todos
los tipos de alimentos que se mencionan.
No obstante, en un único plato se pueden
combinar todo esos alimentos, respetando
eso sí la proporción señalada. El desayuno
puede adoptar la forma de la ración de
media mañana, siempre y cuando la ración
de media mañana se parezca más al
desayuno. Y así sucesivamente. No se
debe olvidar que esta nueva directriz de
alimentación tendrá que ser permanente
para ganar el control que es posible sobre
el cuerpo. Como se puede observar en la
figura 2, este programa es también
coherente con la llamada pirámide
alimentaria que ordena los alimentos en
función de su frecuencia óptima para su
consumo diario. El agua debe ser la bebida
de referencia para el control del peso y
promoción de la salud, ya que garantiza la
hidratación sin aporte calórico alguno. En
este sentido, se debe tener una especial
prevención con todas las bebidas
endulzadas con fructosa tales como los
refrescos, las colas o los zumos envasados.
Cuando se ingieren de modo regular,
llevan a producir una alteración en el
metabolismo que se traduce en una
reducción de la capacidad para sentirse
saciado y, por lo tanto, en la tendencia a
comer más. De ahí que su consumo pueda
contribuir directamente al incremento de la
obesidad infantil. La fructosa también se
encuentra en la fruta, sin embargo, cuando
se consume directamente a través de este
tipo de alimentos sólidos resulta muy
beneficiosa porque se ingiere en menor
cantidad y contiene una gran cantidad de
fibra que, en este caso, sí favorece la
saciedad.
Siguiendo esta propuesta y en función de
la diferencia entre el gasto energético total
y el número de calorías que se ingieran, se
puede empezar una perdida lenta y gradual
de peso que se estabilizará en un
determinado momento. El mantenimiento
de esa pérdida, al margen de lo
pronunciada que sea, es el mejor indicador
de que en el futuro se seguirá perdiendo
peso y no tendría que recuperarse.
EDUCACIÓN PARA LA SALUD18
OBESIDAD EN NIÑOS Y ADOLESCENTES SPS-ESPOCH
NUTRIENTES Y ALIMENTOS DE UNA DIETA SALUDABLE
Distribución óptima de los nutrientes de una dieta óptima
Distribución óptima de las clases de alimentos de una dieta óptima
Frutas y verduras 1/3 de las calorías totales consumidas
Legumbres, arroz, cereales, pasta o pan 1/3 de las calorías totales consumidas
Carne, pescado, lácteos y aceite de oliva 1/3 de las calorías totales consumidas
EDUCACIÓN PARA LA SALUD19
OBESIDAD EN NIÑOS Y ADOLESCENTES SPS-ESPOCH
LA OBESIDAD EN EL ECUADOR COMO AFECTA A NIÑOS Y
ADOLECENTES
Hasta comienzos del Siglo XXI en el
Ecuador no había un solo estudio
nacional representativo que
informara de la magnitud y
características del exceso de peso
(sobrepeso y obesidad) en niños,
adolescentes, jóvenes, adultos, ni
ancianos. Es a partir del año 2.000
que se realizaron en el país los
primeros estudios de carácter
nacional, para establecer
específicamente la prevalencia del
sobrepeso y la obesidad en escolares
(15, 19). El estudio en escolares, del
año 2.001, tuvo como universo,
93.105 niños y niñas entre 7,5 a 8,5
años de edad matriculados en 2.121
escuelas públicas y privadas de las
ocho principales ciudades
ecuatorianas de la Costa y la Sierra:
Ambato, Cuenca, Guayaquil, Manta,
Machala, Santo Domingo de los
Colorados y Quito. La muestra
representativa nacional estuvo
conformada por 1.866 escolares. En
ese estudio se demostró que la
prevalencia de exceso de peso fue
del 14%: 8% con sobrepeso y 6% con
obesidad. El exceso de peso fue más
común en los niños de las escuelas
privadas (20,6%) que en los de las
escuelas públicas (10,4%) y también
fue más frecuente en las mujeres
(15,4%) que en los varones (12,2%).
Es de interés anotar que en ese
EDUCACIÓN PARA LA SALUD20
OBESIDAD EN NIÑOS Y ADOLESCENTES SPS-ESPOCH
estudio con escolares, los problemas
de malnutrición por exceso se
acercaron en magnitud a los de
deficiencia nutricional: 16% en los niños
de la muestra (15,19).
Es evidente entonces que el bajo peso
era en el año 2.001 el problema
dominante en los escolares
ecuatorianos; no así en los
adolescentes del presente estudio, en
quienes el exceso de peso superó al
bajo peso. Sin embargo, en ambos
grupos etarios coexisten los dos
problemas, bajo peso y exceso de
peso, tornándose así los problemas de
malnutrición por déficit y por exceso en
una doble carga para las familias, la
sociedad y el Estado.
Tanto en los niños como en los
adolescentes ecuatorianos, el exceso
de peso es más frecuente en aquellos
que estudian en escuelas y colegios del
régimen privado, pertenecientes
generalmente a estratos socio-
económicos medios y altos, pero está
presente también en los niños y
adolescentes que provienen de familias
de estratos bajos, pobres en su
mayoría, que asisten a las escuelas y
colegios fiscales. Consideramos que la
obesidad en la pobreza (22) es un
hecho manifiesto en el Ecuador. Diez
de cada cien escolares y casi
diecinueve de cada cien colegiales que
estudian en escuelas y colegios fiscales
(gratuitos), en su gran mayoría hijos de
familias empobrecidas, tienen exceso
de peso.
Es también evidente que la mayor
prevalencia de exceso de peso, tanto
en escolares como en adolescentes,
corresponde a las ciudades de la Costa
ecuatoriana. Estudios puntuales
realizados por la Sociedad Ecuatoriana
de Ciencias de la Alimentación y
Nutrición –SECIAN- señalan que el
elevado consumo de bebidas
azucaradas, el escaso consumo de
frutas y verduras y los hábitos
sedentarios (más de 28 horas
semanales de mirar televisión), que
caracterizan a los niños y adolescentes
de la región costanera, podrían estar
involucrados en la elevada prevalencia
del exceso de peso en dicha región,
cosa que es significativamente menor
en la Región Andina (23-25).
Es de interés comparar los presentes
resultados con la situación
epidemiológica de los países vecinos
con el propósito de establecer
semejanzas y diferencias que permitan
prevenir y tratar el problema de exceso
de peso. Aproximadamente el 15% de
adolescentes venezolanos tienen
exceso de peso. El sobrepeso afecta
más a las adolescentes mujeres (16%)
que a los varones (14%) mientras que
la obesidad es mayor en los varones
(2%) que en las mujeres (1,6%). En
Venezuela el exceso de peso
predomina en las zonas urbanas,
particularmente en las áreas
metropolitanas de Caracas y Zulia (26).
Datos del 2005 indican que en
EDUCACIÓN PARA LA SALUD21
OBESIDAD EN NIÑOS Y ADOLESCENTES SPS-ESPOCH
Colombia, el exceso de peso en
adolescentes (10 a 17 años) alcanzó al
10,3%. El exceso de peso fue más
frecuente en las áreas urbanas (11,6%)
que en las áreas rurales (7,2%) y fue
más común en adolescentes mujeres
(12,3%) que en los varones (8,1%; 27).
En un estudio reportado en el 2.003 en
el Perú, se demostró que el sobrepeso
y la obesidad fueron mayores en las
ciudades de la Costa peruana que en
las ciudades de la Región Andina y la
Amazonía. La mayor prevalencia de
exceso de peso se presentó en Lima en
donde el 31,6% de adolescentes
varones tuvieron sobrepeso y el 7,2%
obesidad, mientras que el 20,8% de
adolescentes mujeres tuvieron
sobrepeso y 18,8% obesidad (28). En
ese estudio también se determinó que
el exceso de peso fue más frecuente en
las adolescentes de nivel socio-
económico alto. Ciertamente que no es
posible hacer una comparación que
refleje con fidelidad las particularidades
del sobrepeso y obesidad de los
adolescentes ecuatorianos frente a sus
pares de los países andinos
mencionados, puesto que hay
diferencias metodológicas evidentes
entre los respectivos estudios. En todo
caso destacamos que el problema está
presente en todos estos países,
predominando en área urbana, por lo
cual proponemos realizar esfuerzos
conjuntos para homologar
metodologías tanto para el diagnóstico
como para el diseño de las estrategias
más aconsejables para prevenir el
exceso de peso en los niños, niñas y
adolescentes de la región.
EDUCACIÓN PARA LA SALUD22
OBESIDAD EN NIÑOS Y ADOLESCENTES SPS-ESPOCH
TABLA 3
Estado nutricional de los adolescentes ecuatorianos de ambos sexos, de 12 a <19 años,
habitantes de área urbana. Ecuador 2006
TABLA 1
Estado nutricional de los adolescentes ecuatorianos de ambos sexos, de 12 a <19
años, habitantes de área urbana. Ecuador 2006
TABLA 2
Prevalencia de sobrepeso y obesidad en adolescentes según sexo, región geográfica en
que habitan y tipo de colegio al que asisten. Ecuador, 2006
O.R.= razón de productos cruzados I.C. = intervalo de confianza
EDUCACIÓN PARA LA SALUD23
OBESIDAD EN NIÑOS Y ADOLESCENTES SPS-ESPOCH
TRATAMIENTO ¿Un niño puede “hacer dieta”?
El mejor tratamiento de la obesidad es PREVENIRLA cuando vemos que el niño tiene madre
y/ o padre obesos o con sobrepeso, detectamos hábitos alimentarios “obesógenos” o hay
antecedentes de ECNT (ef. Crónicas no transmisibles)
Cuando recién empiezan a comer podemos recomendar:
Respetar los horarios de las comidas, para generar un buen hábito en este sentido
Proponer porciones coherentes a la edad, un solo plato con diferentes alimentos
No agregar azúcar o miel a las comidas
Evitar los refrescos y jugos como bebidas
Cuando son más grandes:
Si no quiere un alimento no se lo cambiemos por otro.
Intentemos implementar más ejercicio y menos televisión.
Propongamos pocas golosinas y en ocasiones puntuales
No relacionemos los premios con postres
No cambiemos todo el tiempo la fruta por helado
Tengamos fruteros en la casa
Pongamos ensalada en la mesa
Propongamos desde casa por lo menos 3 meriendas a la semana y negociemos las
otras dos.
LUEGO DE UN DIAGNÓSTICO DE OBESIDAD O SOBREPESO Como la obesidad es el resultado de la interacción de factores genéticos, ambientales,
nutricionales y emocionales, es recomendable buscar ayuda profesional y apuntar a todas las
causas.
En general decimos que podemos plantear dos tipos de estrategias nutricionales:
Intentar que el niño no aumente de peso y que crezca. Se espera que en 2 años retome
el canal de crecimiento adecuado con los cambios alimentarios y físicos necesarios.
Si fuese necesario buscar un descenso de peso se armará, entonces, una propuesta
reducida en calorías con respecto a la ingesta actual. Contemplando el aporte de
proteínas, vitaminas y minerales, apoyado de la motivación y educación nutricional que
permitan al niño y a la familia llevar adelante con éxito el plan.
EDUCACIÓN PARA LA SALUD24
OBESIDAD EN NIÑOS Y ADOLESCENTES SPS-ESPOCH
Los cambios en general apuntan a:
Modificar la calidad de los alimentos para obtener un menor aporte de energía: lácteos
enteros por descremados, carnes y quesos con grasa por magros, azúcar por endulzantes
naturales, pastas y galletas rellenas por simples
Controlar el tamaño de las porciones: gradualmente llevar al niño a que consuma la
cantidad de alimento que realmente necesita y no más
Ordenar los tiempos de comida, evitando picoteos y salteos de comidas principales
Cuidar la forma de preparación de los alimentos, por ejemplo evitar las frituras
Manejar como excepciones los cumpleaños, fines de semana y salidas.
Incorporar y optimizar la actividad física de manera que sea efectiva pero disfrutable
para el niño.
Estas condiciones afectan, como mínimo, a
uno de cada dos adultos y hasta un tercio de
niños en edad escolar. Estos datos son del
Ministerio de Salud. En el país, como en la
región, hay una mayor preocupación por
estas enfermedades, que según la
Organización Mundial de la Salud (OMS)
desencadenan otros padecimientos, como
diabetes, hipertensión y problemas
cardiovasculares. La tendencia es a
EDUCACIÓN PARA LA SALUD25
OBESIDAD EN NIÑOS Y ADOLESCENTES SPS-ESPOCH
combatirla. Por ejemplo, hace dos semanas,
el Ministerio de Educación estableció dentro
de la malla curricular la opción para que los
planteles educativos impartieran cada
semana cinco horas de clase de educación
física. Antes eran dos. Entrenadores
consultados por este Diario consideran que el
aumento de horas de educación física es
importante, aunque recalcan que estas deben
estar focalizadas para que sean productivas.
Armando Núñez, preparador físico, cree que
se deben realizar ejercicios que ayuden a
bajar de peso y eliminar grasas, como las
acrobacias, el hula-hula, las carreras...
Además, sugiere que una de las horas esté
acompañada de clases prácticas de nutrición.
Pero, ¿cuáles son las afectaciones para los
niños por padecer sobrepeso y obesidad?
Según el diabetólogo Gerardo Armendáriz,
esta enfermedad que se presenta por etapas
de la 1 a la 3 es riesgosa y puede ser mortal,
pues causa diabetes casi inmediatamente. Y
se asocia con los problemas del corazón por
la acumulación de grasa en las venas y
arterias, puede generar hígado graso,
arritmias, insuficiencia renal y ciertos tipos
de cáncer. Las universidades también
realizan sus proyectos de forma
independiente, ya sea por trabajos de tesis
que buscan ejecutarse o con programas de
salud. En la Universidad de las Américas,
por ejemplo, se realizó un estudio de cuán
efectivo sería construir con la Facultad de
Arquitectura un centro de ejercicios para
niños y jóvenes con sobrepeso y obesidad. La
Universidad Salesiana hizo un análisis sobre
los beneficios preventivos de la actividad
física. En el informe se explica que esta
desarrolla el aparato locomotor,
cardiovascular y neuromuscular, aparte de
tener efectos psicológicos beneficiosos en
niños y adolescentes. Sergio comía papas
fritas a diario al salir del colegio. Hasta los
12 años su peso era normal, pero al ingresar
a octavo de básica su anatomía comenzó a
cambiar. La comida rápida, y sobre todo
llena de grasa y azúcares, eran parte de su
rutina alimenticia por las tardes. Liliana es
otro caso. No quiere ir a clases.
Para la pequeña de 11 años es difícil afrontar las burlas de sus compañeros por su sobrepeso.
Tiene casi 30 libras de más y su situación la ha deprimido. Asiste una vez a la semana a un
psicólogo infantil. Germán Rosero es cirujano baríatrico de Colombia, y en charlas dictadas en
Quito ha manifestado que el ganar peso de forma exagerada genera también discriminación en
escuelas y colegios, que a su vez ocasiona dificultades de adaptación, depresión... Pero el
problema es en la región. De hecho, la OMS reportó que los países atraviesan por un problema
EDUCACIÓN PARA LA SALUD26
OBESIDAD EN NIÑOS Y ADOLESCENTES SPS-ESPOCH
de salud pública grave y alertó que el sobrepeso y la obesidad son el quinto factor principal de
riesgo de defunción en el mundo. Cada año fallecen por sus consecuencias 2,8 millones de
personas, por lo que sugirió que dentro de los planes educativos y a través de campañas se
conciencia a la población y se ejecuten programas de acción preventiva. En Quito también se
han realizado. El año pasado se efectuó la campaña Haz tu vida con el deporte, la impulsó el
Gobierno de Pichincha. Por medio de esta, en la que participaron deportistas nacionales, se
buscó concienciar a los niños y adolescentes sobre la importancia de realizar ejercicio y
alimentarse sanamente. Jacinto
Espinoza, ex futbolista, participó en ella. Dice que el proyecto empezó en 12 planteles y ahora
ya se contabilizan 15. La meta para este año será llegar a 30. Deportistas reconocidos,
psicólogos y pedagogos dictan talleres para estudiantes y para sus padres, pues según el plan,
la actividad física y la alimentación nutritiva deben también implementarse en casa.
La acrobacia y los ejercicios de cintura previenen el sobrepeso
(Foto: Jenny Navarro / EL COMERCIO TIEMPO DE LECTURA: 5' 11'' NO. DE PALABRAS:
855 PAMELA PARRA. REDACTORA Jueves 03/04/2014)
EDUCACIÓN PARA LA SALUD
OBESIDAD EN NIÑOS Y ADOLESCENTES SPS-ESPOCH
27
La acrobacia y los ejercicios de cintura
previenen el sobre peso
Ampliar Los estudiantes realiza ejercicios de
cintura en las canchas de los planteles
educativos. El sobrepeso limita que Sergio
M. pueda usar pantalones de su talla. A sus
14 años pesa 140 libras y mide 1,60 m. La
ropa para su edad no le queda y Elena, su
madre, debe comprarla en locales para
adultos. Preocupada por la obesidad tipo 1
que padece su hijo, contrató hace dos meses
a un entrenador personal, consultó a un
especialista y le programó una dieta rigurosa.
Según ella, el peso del menor tampoco le
permite desempeñarse bien
académicamente, pues permanece con fatiga
y le dan calores. Según datos del Ministerio
de Inclusión Económica y Social (MIES),
actualmente en Ecuador el 14% de niños y
niñas en edad escolar tienen exceso de peso,
al igual que el 21% de los adolescentes.
EDUCACIÓN PARA LA SALUD
OBESIDAD EN NIÑOS Y ADOLESCENTES SPS-ESPOCH
28
Estos datos son del Ministerio de Salud.
En el país, como en la región, hay una
mayor preocupación por estas
enfermedades, que según la Organización
Mundial de la Salud (OMS) desencadenan
otros padecimientos, como diabetes,
hipertensión y problemas
cardiovasculares. La tendencia es a
combatirla. Por ejemplo, hace dos
semanas, el Ministerio de Educación
estableció dentro de la malla curricular la
opción para que los planteles educativos
impartieran cada semana cinco horas de
clase de educación física. Antes eran dos.
Entrenadores consultados por este Diario
consideran que el aumento de horas de
educación física es importante, aunque
recalcan que estas deben estar focalizadas
para que sean productivas. Armando
Núñez, preparador físico, cree que se
deben realizar ejercicios que ayuden a
bajar de peso y eliminar grasas, como las
acrobacias, el hula-hula, las carreras...
Además, sugiere que una de las horas esté
acompañada de clases prácticas de
nutrición. Pero, ¿cuáles son las
afectaciones para los niños por padecer
sobrepeso y obesidad? Según el
diabetólogo Gerardo Armendáriz, esta
enfermedad que se presenta por etapas de
la 1 a la 3 es riesgosa y puede ser mortal,
pues causa diabetes casi inmediatamente.
Y se asocia con los problemas del corazón
por la acumulación de grasa en las venas y
arterias, puede generar hígado graso,
arritmias, insuficiencia renal y ciertos
tipos de cáncer. Las universidades también
realizan sus proyectos de forma
independiente, ya sea por trabajos de tesis
que buscan ejecutarse o con programas de
salud. En la Universidad de las Américas,
por ejemplo, se realizó un estudio de cuán
efectivo sería construir con la Facultad de
Arquitectura un centro de ejercicios para
niños y jóvenes con sobrepeso y obesidad.
La Universidad Salesiana hizo un análisis
sobre los beneficios preventivos de la
actividad física. En el informe se explica
que esta desarrolla el aparato locomotor,
cardiovascular y neuromuscular, aparte de
tener efectos psicológicos beneficiosos en
niños y adolescentes. Sergio comía papas
fritas a diario al salir del colegio. Hasta los
12 años su peso era normal, pero al
ingresar a octavo de básica su anatomía
comenzó a cambiar. La comida rápida, y
sobre todo llena de grasa y azúcares, eran
parte de su rutina alimenticia por las
tardes. Liliana es otro caso. No quiere ir a
clases. Para la pequeña de 11 años es
difícil afrontar las burlas de sus
compañeros por su sobrepeso. Tiene casi
EDUCACIÓN PARA LA SALUD29
OBESIDAD EN NIÑOS Y ADOLESCENTES SPS-ESPOCH
30 libras de más y su situación la ha
deprimido. Asiste una vez a la semana a un
psicólogo infantil. Germán Rosero es
cirujano baríatrico de Colombia, y en
charlas dictadas en Quito ha manifestado
que el ganar peso de forma exagerada
genera también discriminación en escuelas
y colegios, que a su vez ocasiona
dificultades de adaptación, depresión...
Pero el problema es en la región. De
hecho, la OMS reportó que los países
atraviesan por un problema de salud
pública grave y alertó que el sobrepeso y
la obesidad son el quinto factor principal
de riesgo de defunción en el mundo. Cada
año fallecen por sus consecuencias 2,8
millones de personas, por lo que sugirió
que dentro de los planes educativos y a
través de campañas se conciencia a la
población y se ejecuten programas de
acción preventiva. En Quito también se
han realizado. El año pasado se efectuó la
campaña Haz tu vida con el deporte, la
impulsó el Gobierno de Pichincha. Por
medio de esta, en la que participaron
deportistas nacionales, se buscó
concienciar a los niños y adolescentes
sobre la importancia de realizar ejercicio y
alimentarse sanamente. Jacinto Espinoza,
ex futbolista, participó en ella. Dice que el
proyecto empezó en 12 planteles y ahora
ya se contabilizan 15. La meta para este
año será llegar a 30. Deportistas
reconocidos, psicólogos y pedagogos
dictan talleres para estudiantes y para sus
padres, pues según el plan, la actividad
física y la alimentación nutritiva deben
también implementarse en casa.
¿Cómo incide esta situación en la
cantidad de muertes asociadas?
Comparando datos de los años 1990 y
2010, las enfermedades no transmisibles o
crónicas relacionadas con el sobrepeso han
tenido un aumento importante a nivel
mundial. Específicamente, las muertes por
enfermedades cardiovasculares subieron
de 12 millones a 16 millones y aquellas por
complicaciones derivadas de diabetes se
duplicaron, de 1 millón a 2 millones.
-¿Qué factores determinan el peso
de una persona?
Son varios. Genéticos, ambientales y,
obviamente, ingerir más energía de la que
se gasta. Hasta ahora, los factores de riesgo
de presentar sobrepeso y obesidad se han
visto con un enfoque lineal, de causa a
efecto. Pero en general, las enfermedades
no transmisibles son una interacción de
múltiples factores.
¿Cómo se trabaja con pacientes
obesos o con sobrepeso?
Se recomiendan acciones que se pueden
agrupar en grandes categorías: identificar,
informar y recomendar. Lo primero es
identificar a quienes necesitan perder peso,
midiendo el perímetro de su cintura y
calculando su IMC. Los actuales valores
EDUCACIÓN PARA LA SALUD30
OBESIDAD EN NIÑOS Y ADOLESCENTES SPS-ESPOCH
de la Organización Mundial de la Salud,
que definen a una persona como con
sobrepeso (IMC mayor a 25,0 hasta 29,9
kg/m2) u obesidad (IMC igual o mayor a
30 kg/m2).
¿Qué información se entrega al
paciente?
Que cuanto mayor sea su IMC y su
perímetro de cintura, más alto es su riesgo
de sufrir enfermedades cardiovasculares,
diabetes tipo 2 y mortalidad por múltiples
causas. Junto con ello, informar a
pacientes que además tengan factores de
riesgo cardiovascular, como hipertensión
arterial, hiperglicemia e hiperlipidemia,
que si pierden peso, aunque sea poco, pero
sostenido en el tiempo, lograrán mejorías
significativas en sus índices de
triglicéridos y azúcar en la sangre, así
como una baja en el riesgo de desarrollar
diabetes tipo 2.
¿Cuáles son las recomendaciones?
Hay dos grandes grupos. El primero se
refiere a la dieta necesaria para perder
peso. Una de 1.200 a 1.500 calorías diarias
para mujeres y de 1.500 a 1.800 para
hombres, cifra que varía caso a caso. O una
de “déficit calórico”, consistente en
reducir en 500 a 750 calorías,
respectivamente, la ingesta calórica
considerada “normal” para el paciente. Lo
otro es recomendar un cambio más amplio
en el estilo de vida, incentivando a realizar
alguna actividad física acorde a su
condición y ser apoyado, por un mínimo
de seis meses, en sesiones individuales o
con otras personas.
¿Es útil aumentar la actividad
física? Sí. La inactividad física tiene un
impacto en la salud pública comparable al
tabaquismo. El riesgo de muerte por
enfermedad cardiovascular en personas
con peso normal, sobrepeso y obesidad es
significativamente mayor en quienes
hacen poca o nula actividad física respecto
de quienes, bajo estas mismas condiciones
de peso, se ejercitan regularmente. Lo
ideal es combinar ejercicios con una
alimentación más sana y otros cambios en
el estilo de vida, como evitar las
situaciones de ansiedad.
¿Qué consejo le da usted a quienes
ya lograron bajar de peso?
Que participen en programas, por al menos
un año, para mantener su nuevo peso, con
controles médicos y que los comprometa a
mantener un nivel de actividad física
relativamente alto: 30 a 45 minutos diarios
en promedio.
EDUCACIÓN PARA LA SALUD
OBESIDAD EN NIÑOS Y ADOLESCENTES SPS-ESPOCH
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BIBLIOGRAFÍA Ops, N. y. (1997). WWW.MSP.GUP.
Rodrigo Yépez, Fernando Carrasco, Manuel E. Baldeón
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