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BIBLIOTECA IBEROAMERICANA DE ENSAYO/8COLECCION DIRIGIDA POR MANUEL CRUZ, JULIANA GONZÁLEZ y LEON OLIVÉ
1. Fernando Salmerón - Diversidad culturaly tolerancia2. Isabel Cabrera - Ellado oscuro de Dios3. Luis Villoro - Estado plural. pluralidad de culturas4. Mercedes de la Garza - Rostros de 10 sagrado en el mundo maya5. Ezequiel de Olaso - Jugaren serio. Aventurasde Barges6. León Olívé - MulticulturaJismo y pluralismo7. Ernesto Garzón Valdés - Instituciones suicidas. Estudios de ética y política8. Fernando Broncano - Mundos artificiales. Filosofía del cambio tecnológico9. Fernando Escalante Gonzalbo - La mirada de Dios. Estudio sobre la cultura
del sufrimiento
Fernando Broncano
Mundos artificiales
Filosofía del cambio tecnológico
Facultad de Pnosoña y LetrasUniversidad Nacional Autónomade México
cultura LibreJI'edición, 2000
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D.R. © Ediciones Paidós Ibérica, S.A.Mariano Cubí 92,08021, Barcelona
Coeditan: Editorial Paidós Mexicana, S.A.,y Facultad de Filosofía y Letras,Universidad Nacional Autónoma de México
ISBN: 968-853-450-1
Impreso en México - Printed in Mexico
SUMARIO
Prólogo.......................................................... 11
Introducción..................................................... 15
La mirada de Ulises: la racionalidad tecnológica y sus críticos... 19iEn qué consiste el problema de la racionalidad
tecnológica?........................................... 19El determinismo tecnológico o el sueño de la razón que
produce monstruos.................................... 28Pierre Menard, inventor de la bicicleta o la frivolidad del
constructivismo........................................ 39La pregunta por Heidegger: el desasimiento de la técnica
y el control democrático de las alternativastecnológicas............................................ 55
La racionalidad como astucia de la razón. . . . . . . . . . . . . . . . . 71Resumen.................................................... 77Sugerencias bibliográficas.................................. 79
Mundos artificiales.............................................. 81La tecnología y sus alrededores: la ciencia, las técnicas,
las ciencias de lo artificial. .. .. .. . .. .. .. .. . .. . .. . . .. . .. . 83De la división entre lo natural y lo artificial. . . . . . . . . . . . . . . 99Diseñando mundos artificiales................ .. .. .. .. .. .. 116Resumen.. . . .. . .. . . .. . . .. . .. .. . .. .. .. . .. . . .. . .. .. . . . . .. . .. .. 129Sugerencias bibliográficas.................................. 130
La lógica del diseño yel sujeto de las decisiones tecnológicas... 133La tensión entre innovación y riesgo...................... 135iQuién diseña los objetos?................................ 139Los diseños: ¿árboles o redes'.............................. 154
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8 MUNDOS ARTlPICIALES SUMARIO 9
¿Tienealguna lógica el cambio tecnológico? Lainteracciónde los patrones y las habilidades en los diseños.... . . ... 165
Resumen. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 170Sugerencias bibliográficas......... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171
El cambio técnico y la evolución. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173Algunos problemas en la explicación del cambio
tecnológico............................................. 175Laperspectiva evolucionista: cambio, evolución, progreso
yel problema de Elster.. . 185Lateoría económica evolucionista......................... 193La teoría culturalista del cambio tecnológico:
la tecnología como conocimiento. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 210La evolución de los artefactos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 219Resumen. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 223Sugerencias bibliográfícas.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 224
El control social de la tecnología y los valores internos delingeniero. . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 225
Los dilemas del control social de la tecnología. . . . . . . . . . . 225Las bases normativas del sujeto tecnológico: el punto de
vista del ingeniero..................................... 231La emergencia de una tradición interna................... 235El diseño participativo y las tensiones internas entre
valores. . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 248Resumen.................................................... 256Sugerencias bibliográficas.................................. 257
Controversias tecnológicas y racionalidad colectiva. . . . . . . . . . . 259La invención de las controversias tecnológicas............ 259Entre la discusión y el conflicto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 263Bienes (y males) públicos en el desarrollo tecnológico. . . 268Dilemas de acción colectiva en el caso de bienes
públicos..... 272Dimensiones de la gestión colectiva del desarrollo
tecnológico............................................. 275Lascontroversias y los costos de segundo orden:
la institucionalización del cambio tecnológico...... 279
Resumen. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 282Sugerencias bibliográficas... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 283
Epílogo: los viejos cacharros nunca mueren. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 285Los espacios olvidados.... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 285Acerca de la conservación de especies y sus argumentos. . 287La cultura de los artefactos................................. 293Los objetos también están sometidos a evolución. . . . . . . . 296La conservación de los artefactos.......................... 299
Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 305
PRÓLOGO
• QUIÉN SE ACUERDA DE LA COMIDA DE ALGAS? Dos décadas
l de investigación para obtener proteínas de las algas llevaron a una vía muerta: sabían mal y eran
muy caras de obtener. Otra oportunidad perdida. Otras veceshay suerte y se consigue: alguien inventa el clip y de prontodescubrimos que teníamos necesidad de ordenar los papelesde la mesa. En el principio fue la rueda, la palanca, el planoinclinado y poco más. Todo se fue enredando: el tornillo, larueda de molino, los batanes... y después los ingeniatores, lasescuelas politécnicas, la revolución industrial, los movimientos ecologistas, los cyborgs, el miedo, la carrera por lo último. Latecnología es la parte que más ha cambiado del ser humano.
Este libro es una reflexión sobre varios aspectos del cambiotecnológico, sobre lo mucho que ignoramos y sobre lo dificilque es integrar el cambio tecnológico en la sociedad democrática. Sobre lo fácil que es la manipulación del miedo y del deseoy sobre lo dificil que es la reflexión sensata acerca de las posibilidades y las alternativas tecnológicas. Hay una moralina protecnológica y una moralina antitecnológica, Lasdos son gratis, sonotros los que pagan los costos: los riesgos y las oportunidadesperdidas. Es desesperante tener que recordar que la tecnologíano es otra cosa que la transformación colectiva de la realidad,que no se transforma hacia ningún lugar, hacia ningún mundoperfecto, sino desde este tiempo y lugar Ydesde este mundo imperfecto. Yque lo hacen seres imperfectos, que tienen que ir aprendiendo sobre la marcha, aprovechando los muchos errores y losocasionales aciertos.
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12 MUNDOS ARTIFICIALES PRÓLOGO 13
El punto de vista es filosófico. Pero el filósofo no tieneun punto de vista privilegiado, no se ha subido en una escalera y ve desde arriba el salón y la reunión. Pasea, habla conunos y con otros, pregunta, escucha y de vez en cuando levanta las cejas: su punto de vista es el del curioso que se mueve de uno a otro corrillo y no se queda definitivamente enninguno. Al final de la fiesta levanta acta y dice lo que ha visto: lo que ha podido ver y escuchar. Hegel decía lo mismocon mejores metáforas: el búho de Minerva levanta su vueloal atardecer de la historia, pensar el tiempo presente con categorías de lo universal, etc. Al fin y al cabo, intentar dar cuentade lo que pasa, interpretar los signos, poner palabras a nuestros temores y a nuestras mejores intenciones. Su voz es unavoz más. Bienvenida si tiene algo que decir; prescindible si esuna voz engolada que suelta sartas de tópicos adornados detérminos abstrusos. Conocí a uno que cuando se liaba siempre acababa la parrafada con la misma predecible sentencia:«j Esto es episternológico!» Pensaba que así añadía profundidad a su discurso. Aquí se adopta una actitud diferente, la dela filosofía analítica. Que no es otra cosa que pelearse con ellenguaje y el pensamiento para decir las cosas claramente: todo lo que se puede pensar, se puede pensar claramente, todolo que se puede decir, se puede decir con claridad. El filósofoanalítico es el que toma la actitud contraria al que leía el texto a la señora de la limpieza y si ella lo había entendido, locorregía para oscurecerlo un poco. Al contrario: si la señorade la limpieza no lo entiende, es que tú tampoco lo has entendido. No se excluye el uso de algunos términos técnicoscomo «epistemológico», «metafísico», etc., pero no hay quedarles demasiada importancia.
Para acabar, mi agradecimiento a aquellas personas queme han ayudado a pensar más claramente sobre estas cuestiones. Miguel Ángel Quintanilla, Jesús Vega, Bruno Maltrás,son los más cercanos y con los que necesito discutir continuamente. A Jesús le reitero mi agradecimiento: su ayuda se va
convirtiendo en imprescindible. Manolo Liz, Margarita Vázquez, Javier Aracil, Jesús Ezquerro (a quien debo una cuidadosa revisión), Pepa Toribio, Alfonso Bravo, Mikel Olazarán:con ellos aprendí a pensar sobre la técnica. Más recientemente, Javier Echeverría, Eulalia Pérez Sedeño, Toni Doménech,Camilo Cela Conde, Eduardo Albar, Santiago López Carcía:gracias a ellos el océano de mi ignorancia tiene algunas islas.Ernesto Sosa, Marcelo Sabatés, Eduardo Rabossi, David Sosa,León Olivé, han sido de excepcional ayuda en los últimosmeses y lo han sido mucho más en los últimos años. ManuelCruz, con su apoyo constante, y Laura Lecuona, con su cuidado profesional, han hecho posible y gratificante el procesode edición. Quedan muchos otros, quedan Paquita, Alicia,Fernando.
INTRODUCCIÓN
Esm LIBRO SE ORGANIZA EN SEIS CAPtTuLOS más un epílogo.Consiste en una reflexión filosófica sobre la tecnologíacomo fenómeno histórico e institucional que aparece
con la Revolución Industrial. Puede ser leído alternativamente como un ensayo o como un manual sobre filosofía de latecnología.
Elprimer capítulo reconsidera tres líneas de pensamiento filosófico sobre la tecnología a cuyo trasluz vamos a delinear lastesis principales del libro. Estastesis son, en primer lugar, el determinismo tecnológico, base fundamental del pesimismo queha sostenido a muchas filosofías, aunque también base implícita del optimismo del que hacen gala muchas versiones propagandísticas; en segundo lugar, el constructivismo social, deorigen filosófico posmoderno, una corriente que goza de unacreciente popularidad en numerosos círculos; en tercer lugar, laconcepción «situada» de origen heideggeriano. Sopesamos susargumentos y los mensajes que han aportado al dominio común y criticamos aquellas tesis de las que discrepamos. Esuncapítulo que tiene un cierto carácter histórico como desarrollode las aportaciones filosóficas más importantes, pero es sobretodo una guía para delimitar las posiciones siguientes. Elcapítulo termina con una propuesta sobre la lógica de la tecnologíaen la historia o, si se quiere, sobre su racionalidad, que se resume en la capacidad de crear y aprovechar oportunidades. Estaidea es el eje central de todo el libro, que discurrirá alrededor deella desde varias posiciones.
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16 MUNDOS ARTIFICIALES INTRODUCCIÓN 17
El segundo capítulo es una teoría sobre la naturaleza delos artefactos tecnológicos y una demarcación de la tecnología frente a otros fenómenos culturales como la ciencia. Latesis central es que los artefactos tecnológicos tienen una propiedad, la composicionalidad de sus partes y funciones, queexplica la capacidad de crear continuamente nuevos artefac~osa partir de un trasfondo limitado de recursos. La composicionalidad establece una relación entre la estructura abstracta delos artefactos, su diseño, y las operaciones de innovación yproducción que dan nacimiento a los artefactos.
El tercer capítulo desarrolla la idea de diseño en tantoque actividad social. La emergencia de la capa~idad de dis,;ñar como operación abstracta fue lo que separo la tecnologíade las técnicas artesanales, supuso una revolución en la división social del trabajo que condujo al complejo sistema contemporáneo y creó un nuevo dominio cultural y profesional.La capacidad de crear colectivamente nuevos artefactos fueposible por la emergencia de nuevas formas de le~guaJe y representación de los objetos futuros. Se propone la Idea de patrones como concepto que categoriza y ordena los recursosde los que se dispone para diseñar nuevos objetos y procesos.
El cuarto capítulo aborda el problema de la forma delcambio técnico. Debido a un compromiso determinista implícito en la mayoría de las aproximaciones (optimistas y pesimistas) a la tecnología, el cambio técnico se ha tratadogeneralmente como algo no proble~áti~o, sin mayor in~erésteórico. La llamada corriente evolucionista en economía seha encargado de mostrar los aspectos contingentes, histór~cosdel cambio técnico y la enorme sensibilidad de este cambio apequeñas variaciones en el medio. En este capítul.o anali~amas el concepto de cambio técnico, su forma y vanas teorías,entre ellas la de la economía evolucionista, que han tratadoeste concepto. En general sostenemos un patrón neoevolucionista que deriva de la idea de que la tecnología, como otrossistemas culturales, está sometida a procesos de cambio que
pueden iluminarse y entenderse tomando algunas nocionesde la teoría de la evolución biológica.
Los capítulos quinto y sexto se dedican a los problemasnormativos y sociales que plantea el cambio tecnológico. Sedefiende la idea de que la tecnología contemporánea ha descubierto de manera irreversible la necesidad de formar consensos y estructuras sociales estables de reflexión y controlsobre el cambio técnico. En el debate social sobre las opciones tecnológicas no todos los intereses son iguales. Una condición de legitimidad es separar los intereses de cada grupo yobservar las normas a las que obedecen. En el capítulo quinto planteamos la perspectiva del ingeniero, o si se quiere, delos sistemas de innovación, como una de las perspectivas involucradas en el desarrollo tecnológico. Planteamos la ideade que la capacidad de consenso y negociación no excluye laatención, el respeto y la legitimación del punto de vista interno de los ingenieros.
En el capítulo sexto proponemos un modelo de controversia y consenso social que, por un lado, concede crédito alpesimismo de la razón en lo que a las capacidades reales deformación estable de consensos se refiere y, por otro lado, nodesmaya en un optimismo de la voluntad de construir el hábito institucional de la controversia.
El epílogo, por último, es una llamada desesperada alcultivo de la cultura tecnológica, lejos de la admiración reverencial y del desprecio a todo lo que tradicionalmente se haconsiderado bajo y de poco interés para la «alta cultura». Ladefensa del «medio ambiente artificial» es una metáfora sobre la urgente necesidad de extender la sensibilidad socialhacia nuestras propias realizaciones técnicas. Del mismo modo que el humanismo renacentista propagó el respeto a losobjetos de arte, se aboga por una nueva forma expandida dehumanismo que reconcilie a la cultura con sus propias producciones.
LA MIRADA DE ULISES:LA RACIONALIDADTECNOLÓGICA Y
SUS CRÍTICOS
El navegante Odisea engaña a las divinidades naturales como en un tiempo hacía elviajero civilizado con los salvajes, a quienesofrecía piedras de vidrio multicolor a cambio de marfil.
M. HORKHEIMF,R y T.W. ADORNO,
Dialécticade la Ilustración
¿EN QUÉ CONSISTE EL PROBLEMA DE LA RACIONALIDAD TECNOLÓGICA?
Pensar la racionalidad en el ojo del huracán
Treinta años después de la revolución tecnológica, de la extensión universal de las tecnologias de la información, de latransformación del mundo en un sistema complejo de interacciones, del acceso inmediato y cotidiano a cualquierhecho lejano en los estrechos intervalos de tiempo que permiten los medios de comunicación, de la duda escéptica sobre los proyectos sociales de liberación que dominaron elsiglo, de la emergencia de nuevos imaginarios sociales comolos cyborgs y los mundos después del desastre, treinta años
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20 MUNDOS ARTIFICIALES tA MIRADA DE UUSES 21
después del 68, la tecnología se ha ganado el puesto de problema filosófico de primer orden. La tecnología ha desbancado al mundo físico y al mundo social de su lugar de objetosprivilegiados de reflexión que ocuparon en las edades clásicas de la filosofía y en épocas más recientes (el siglo XIX) respectivamente. Y se ha alzado a ese puesto por la cercanía delos sistemas tecnológicos en todos los intersticios de la vida:cotidiana, social, histórica. El horizonte que nos rodea, elpaisaje que observamos todos los días e incluso lo que permanece oculto, como lo están las ondas electromagnéticasque .traen la información a nuestros aparatos, conformanuestra nueva naturaleza y el ámbito de nuestras preguntasúltimas.
Lo que nos es más inmediato no es por ello lo más sencillo y accesible al pensamiento. La cercanía ciega: es aleccionador que a Marx, el pensador de más larga y aguda vista delsiglo XIX, se le escapara precisamente el marco que estaba determinando el siglo siguiente, la nueva importancia del Estado y de la sociedad civil, de modo que el marxismo nuncallegó a tener una teoría del Estado. De modo análogo, la granfilosofía de nuestro siglo (la epistemología y metafísica) haestado dominada por el fenómeno de la ciencia, por la omnipresencia del lenguaje, de las estructuras representacionales yde los marcos conceptuales, y ha sido incapaz de pensar loque precisamente estaba transformando la ciencia contemporánea: la creciente dependencia de la tecnología, de lasprácticas no lingüísticas, de los procesos de institucionalización y colectivización que son la marca de agua de la tecnología contemporánea.
La tecnología significa la irrupción de grandes sistemasen los que están implicados técnicas, conocimientos, instituciones sociales, investigadores e ingenieros y patrones deuso. Es un producto de transformaciones industriales, económicas, políticas y científicas que han situado el desarrollotecnológico como la fuerza económica más importante, aten-
diendo a la dimensión de sus consecuencias económicas, sociales, ambientales o científicas. Si bien es cierto, por citar este último caso de la ciencia, que el desarrollo tecnológicosería imposible sin la ciencia, no es menos cierto que ninguna de las investigaciones científicas avanzadas serían posiblessin la tecnología contemporánea. La tecnología ha convertido la ciencia en un sistema masivo de investigación que depende de los analizadores automáticos, de los procesadoresde información, de los materiales avanzados, de los grandessistemas de observación, de las redes informáticas. Esta capacidad de impregnar el conjunto de todas nuestras dimensiones culturales y sociales nos obliga a repensar su naturaleza ya reflexionar sobre la novedad de su creciente dominio.
La primera de las cuestiones filosóficas es la racionalidadtecnológica. Daniel Bell, uno de los economistas que estudiaron en los años sesenta y setenta las nuevas característicasde la sociedad nacida de la tecnología dice en su libro másconocido, El advenimiento de lasociedad postindustrial:
La tecnologíaha creado una nueva definición de racionalidad,una nueva forma de pensamiento, que pone de relieve las relaciones funcionales y las cuantitativas. Sus criterios de actuaciónson los de la eficiencia y la optimización, o sea, una utilizaciónde los recursos con el mínimo costo y el mínimo esfuerzo. Estanueva definición de la racionalidad funcional encuentra sutransferencia en nuevas formas de educación, en las que lasnuevas técnicas cuantitativas de la ingeniería y la economíadesbordan a los métodos más viejos de la especulación, la tradición y la razón [p. 222).
La afirmación de Bell es doble:1) La forma de la racionalidad tecnológica es la racionali
dad instrumental.2) La racionalidad tecnológica es nueva en la historia.
22 MUNDOS AltTIFICIALES LA MIRADA DE ULlSES 23
Sospecha y escepticismo
Esta alegada irrupción de una nueva definición de racionalidad ha desembocado en el más agrio de los debates filosóficos. Unos han celebrado la nueva forma de racionalidad,otros han dedicado sus esfuerzos a su aclaración y otros, porfin, han desarrollado una nueva forma de escepticismo. Pordebajo de muchas filosofías contemporáneas que han estudiado el fenómeno tecnológico subyace una actitud de sospecha acerca de la propia racionalidad de la técnica: aun silas decisiones tecnológicas concretas son racionales, puedeocurrir que la misma práctica de la tecnología no searacional. Es-
o ta sospecha, signo de un nuevo escepticismo, sostiene la tesisde que la tecnología es racional sólo en apariencia, mas noen la realidad: el creciente dominio de la tecnología implicaría la expansión correlativa de la racionalidad instrumental;pero esta aparente extensión de la racionalidad instrumental, optimizadora y cuantitativa, ocultaría una paralela extensión de la incapacidad para hacemos cargo de nuestrodestino, bien a causa de que la tecnología se haya convertidoen una fuerza autónoma, bien a causa de que haya amplificado y al mismo tiempo ocultado las relaciones de poder, bien
; a causa de que nos haya cegado filosóficamente para hacernos incapaces de pensar nuestro puesto en el mundo.
y esta sospecha se extiende a todos los que pretendenuna reflexión menos apocalíptica sobre la naturaleza de latecnología. Se sospecha, para decirlo en dos palabras, que sehace una «filosofía pagada por la empresa»! y que los soció-
1 La expresión es de Staudenmaier; y se refiere a quienes cultivan elmodo «whig}) (liberal) de escribir la historia de la tecnología. Se aplica estecalificativo a los historiadores de la ciencia que reconstruyen la ciencia desde las categorías del presente, y todo el proceso anterior como un procesoque conduce al estado actual, de manera que resulta en una historia almargen de todo contexto y que pierde por tanto su carácter histórico. Loaplicamos por extensión a los historiadores de la tecnologfa que escriben
lagos, economistas o filósofos que no denuncian radicalmente el fenómeno tecnológico, lo que de verdad hacen es ocultarbajo el lenguaje aséptico del cambio tecnológico, entendidocomo un desarrollo autónomo de artefactos y procesos, la espesa mezcla de intereses políticos y económicos que son laverdadera explicación de la tecnología en las sociedades contemporáneas. De manera que la cuestión de la no racionalidadde la tecnología llevaría incluida la denuncia de la ocultaciónculpable de este hecho por quienes se consideran abanderados de la nueva racionalidad. Así, la tarea del intelectualauténticamente crítico sería denunciar a los teóricos de la racionalidad para que por fin el pueblo se dé cuenta de que elemperador está desnudo y que su ropaje racional no era másque una ilusión.
La forma más importante de escepticismo contemporá- 'neo es la que considera imposible distinguir las razones técnicas de otras razones económicas, sociales o políticas. Unode los más conspicuos defensores del llamado «constructivismo socia¡", Michael Callan, lo expresa de esta forma:
Lo que estoy cuestionando aquí es la afirmación de que es posible distinguir durante el proceso de innovación fases o actividades que son distintivamente técnicas o científicas de otrasque están guiadas por una lógica económica o comercial [Callon 1, p. 83].
¿Por qué es escéptica esta forma de pensar? La razón no estáen lo que afirma, sino en lo que niega. El escéptico respectoal conocimiento no es el que postula la presencia de factoressociales en el conocimiento, lo que no puede ser negado, sino el que niega que, además, la verdad tenga también algo
la historia como una historia de artefactos y genios inventores. Se diría deellos que habrían sido pagados por la empresa para ocultar detrás de losartefactos todos los conflictos.
24 MUNDOS ARTIFiCIALES loA MInADA DE lIL1SES 25
que ver con nuestra aceptación justificada de las teorías. Elescéptico respecto a la tecnología es, análogamente, el queniega que la eficiencia tenga que ver con el cambio tecnológico, no el que afirma que en el desarrollo de la tecnología losfactores tienen una índole diversa.
Razones para no serescéptico
¿Tenemos razones para no aceptar estas posiciones escépticasde sospecha sistemática?, ¿se puede ser lúcido y crítico sinnecesidad de adoptar una actitud desesperada ante toda justificación racional de las decisiones tecnológicas? Al contrario, solamente el abandono del escepticismo nos capacitarápara la comprensión crítica de la tecnología.
El escéptico puede serlo hacia la teoría o hacia la práctica:el escepticismo teórico se refiere al conocimiento en generaly al conocimiento científico en particular; el práctico puedereferirse a instituciones como la política o el Estado, de forma indiscriminada o, en nuestro caso, hacia el sistema tecnológico en su conjunto. En primera instancia aparece comouna actitud crítica y se presenta a sí mismo como una suertede terapia, pero en realidad es una actitud que nos incapacitapara la crítica. Pues el escéptico por principio es como aquelque en el contexto de discusiones sobre la justicia o la injusticia de acciones o sucesos particulares siempre afirma cosascomo «aquí cada uno va a lo suyo» o expresiones similares.Lo malo de esta actitud, en apariencia crítica, es que evita dehecho el rendir cuentas de las acciones y consecuencias concretas que han sido expuestas para su discusión. El escepticismo general acerca de la tecnología socava cualquier propuestatecnológica y cualquier intervención racional en una controversia tecnológica, abriendo la puerta para que tal controversia degenere en una polémica en la que ganará quien tenga el
poder de la fuerza sin importar que los medios destruyan laesfera pública de la controversia.
Pero además de su impotencia práctica, el escepticismose basa en muchos casos en afirmaciones confusas y generales sobre la racionalidad tecnológica que impiden analizarcon detalle los sistemas tecnológicos. Y ésta es una de las tareas más urgentes pues, mientras que la cultura nos ha dotado de instrumentos teóricos muy potentes para el estudio delos sistemas intelectuales, la práctica humana y el complejode prácticas que llamamos tecnología en particular han quedado al margen de la reflexión filosófica. En esta situaciónlos pronunciamientos de principio y en términos generalesnos impiden enfocar los detalles sobre los que tal vez podríamos realizar una evaluación racional de los pros y los contrasde los sistemas tecnológicos contemporáneos.
Por último, el escepticismo no resuelve, sino que aumenta, el temor (O su contrario, la admiración) irracional por lasinnovaciones tecnológicas. Adoptar un punto de vista tan general impide una transformación de la conciencia pública.
En definitiva, el escepticismo de principio acerca del fenómeno de la tecnología tiene problemas de compatibilidadcon una actitud racional en las controversias tecnológicas yes incapaz de hacer propuestas acerca de cómo decidir democráticamente las estrategias tecnológicas más adecuadas.
La racionalidad colectiva como proyecto
Lacuestión de la racionalidad de la tecnología no es más que lacuestión de la racionalidad de las opciones tecnológicas sobre las que nos cabe decidir democrática y colectivamente. y,como en cualquier decisión individual o colectiva, podemosrazonar a favor y en contra de las razones que nos mueven aesta decisión, pero no podemos dejarnos caer en el escepticismo generalizado. El núcleo de la cuestión es cómo pueden
26 MUNDOS ARTIFICIALES LA MIRADA DE ULlSES 27
ser racionales las decisiones tecnológicas en las que están involucrados muchos y muy heterogéneos actores.
La racionalidad es una propiedad que puede predicarsede las decisiones individuales o colectivas, de las decisionesatómicas o de los planes complejos, de las acciones puntuales o de las trayectorias históricas. A medida que vamos ascendiendo en la escala de la complejidad ascendemos hastael nivel hegeliano de la racionalidad en la historia. Así, enuna escala grande, hablamos de la racionalidad del desarrollo científico para referirnos a trayectorias largas en la historiade la ciencia en las que están involucrados cambios teóricosprofundos. Pero los grandes episodios están compuestos pordecisiones rápidas adoptadas sobre la base de la informaciónrelevante en el contexto inmediato. Son decisiones que toman agentes motivados por los más variados intereses, entrelos que no siempre destaca 'la búsqueda de la verdad como elprimero de la agenda. El problema de la racionalidad del desarrollo científico se puede reescribir así: cómo estas decisiones de corto alcance pueden componer una trayectoria en laque, en términos generales, aumente la verdad de nuestrosconocimientos y disminuya la falsedad. En el caso de la tecnología el problema es similar, aunque centrado en la eficiencia, con el añadido de que involucra agentes mucho másheterogéneos, intereses mucho más variados y acciones queno son, o al menos no prioritariamente, epistémicas.
La racionalidad no excluye la existencia de valores, pormuy instrumental que se quiera. Es el ordenamiento de losvalores lo que está en juego y lo que hace racional la empresade la tecnología. Al igual que en la ciencia existe un código devalores, también hay valores intrínsecos que componen elethos particular de la tecnología, que no siempre es admitidoy reconocido, un ethos que, al igual que sucede con la cienciaen lo que respecta a la búsqueda de la verdad y la prevencióndel error, no puede olvidarse sin salir del terreno interno de latradición tecnológica. La racionalidad de la tecnología, desde
este punto de vista, se puede entender también como la cuestión de si las trayectorias tecnológicas promueven a largo plazo los valores incluidos en el ethos de la tecnología.
La noción de racionalidad es normativa, es decir, permitecriticar las decisiones no racionales, pero no tiene por qué serabsurdamente normativa, «utópica», en el sentido de quesolamente pueda ser ejercida por seres perfectos, porque entonces conduciría a una teoría hipócrita de las acciones humanas. La tensión entre lo descriptivo y lo normativo es ydebe ser constitutiva de cualquier teoría de la racionalidad.Una teoría de la racionalidad que tuviera como consecuenciaque la gran mayoría de las decisiones son irracionales seríauna teoría hipócrita; paralelamente, una teoría que por serconsentidora de los errores nos impidiera la crítica de las decisiones y llevase a la consecuencia de que todo lo real es racional sería igualmente ciega e inútil. La racionalidad, para iravanzando conceptos, se parece mucho al concepto de salud:es borrosamente normativo pero no nos impide las decisiones precisas. No tenemos una idea de qué puede ser la saludperfecta pero sí tenemos las percepciones claras de la enfermedad' pace Foucault y todos los que creen que la enfermedad es una mera construcción social del poder.
En este capítulo no vamos a exponer positivamente cuáles la noción de racionalidad tecnológica que consideramosadecuada. Haremos más bien un negativo de esta nocióncontrastándola con las concepciones que han sido dominantes en la filosofía de la tecnología de los últimos años:
1) El determinismo tecnológico o la tesis de que la tecnología es autónoma y modela la sociedad al margen delas intenciones de sus miembros.
2) El constructivismo social, o la tesis de que los objetos ylos sistemas tecnológicos son un conglomerado de intereses indistintos en los que priman los sociales.
3) La visión heideggeriana de la tecnología como un modometafísico de ser.
28 MUNDOS ARTIFICIALES LA MIRADA DE ULISES 29
Cada una de estas visiones tiene un mensaje que hay queescuchar y un conjunto de hipérboles y exageraciones con lasque no tenemos por qué cargar necesariamente.
EL DETERMINISMO TECNOLÓGICO o EL SUEÑO DE lA RAZÓN
QUE PRODUCE MONSrRUOS
Los hijos de MaryShelley
El monstruo «creado» por el doctor Frankenstein es una criatura verdaderamente exigente. Una vez que comenzó a tomarconciencia de las cosas y observó la felicidad de los pobresexigió a su creador que le «construyera» una compañera, y sucreador supo que si cedía a sus deseos habría creado una especie que odiaría a los humanos. Mary Shelley nos recuerdaen su novela el relato del Génesis, precisamente en el momento en que Dios descubre que ha hecho las cosas mal ytiene que arreglarlas a toda prisa con una costilla de Adán.Lascreaturas que uno crea se vengan pidiendo y pidiendo sinparar. Cuando Mary Shelley escribió El doctor Frankenstein lanueva tecnología, fruto del encuentro entre los modos de investigación científica y la innovación artesana en el nuevomarco del protocapitalismo, recorría y transformaba Europay América a toda velocidad. Se habían descubierto tipos nuevos de fuerzas, el universo se había llenado de fluidos luminosos, magnéticos, calóricos, eléctricos y algunos pensabanque la vida no era más que un tipo de fuerza entre otros, unfluido vitaJ.2 Cabría imaginar que el descubrimiento y la ma-
2 No se ha observado sino hastamuyrecientemente que Mary Shelley refiereen su libro experimentosreales que pudo observar en Londres. Charlctte Sleighha reconstruido los experimentos que realizó GiovaniAldini, sobrino de Galvani, durante el año 1802 en la Royal Humane Society. Entre ellosse incluía «resucitar» cadáveres mediantecorrientes galvánicas. Se aplicaronalos miembros del cadáver de George Póster, al poco de ser ahorcado por la
nipulación del fluido vital era ya sólo cuestión de tiempo. Yen ese contexto nació el monstruo creado por el doctor Frankenstein, un objeto/sujeto que cobraba vida autónoma y quetomaba sus propias decisiones dirigidas por un lógica implacable que producía un terror hasta ahora desconocido entretodas las fuentes anteriores de inseguridad, plagas, hambrunas, rayos, inundaciones, guerras. ¿Estaba loco el doctorFrankenstein o era simplemente inmoral?, ¿quizás simplemente estaba haciendo algo ilegal o políticamente incorrecto?, o tal vez sólo se dejaba llevar por una lógica implacablede causas encadenadas.
Un influyente núcleo de pensadores de este siglo ha extendido la sospecha sobre la irracionalidad del cambio tecnológico. La posición es conocida por el término de «determinismotecnológico». Iacques Ellul, Lewis Mumford y recientementeLangdon Winner son los filósofos más conocidos defensoresde esta forma de determinismo. La tecnología se habría convertido en un sistema autónomo, en una especie de nuevo ypeligroso Levíathan que arrasa con su dinámica todos los sistemas humanos, económicos, políticos, culturales y cualquier tipo de relación entre individuos y grupos. Ellul escribe«La técnica se ha convertido en el nuevo y específico milieuenel que se obliga a existir al hombre [... 1. Es artificial, autónoma e independiente de toda intervención hurnana.»>
La tesis del determinismo tecnológico se presenta en dosformatos: en primer lugar como una tesis de contenido ético,político y en general normativo; en segundo lugar como unatesis de contenido empírico, como una teoría de la historia."
justicia británica. Les resultaba ilustrativo al parecer observar cómo lasmandíbulas se contraían en horribles gestos y las manos agarraban confuerza al experimentador o al público.
3 Ellul [p. 10) citado en Roe Smith [p. 47).4 Esta distinción es analizada por Bimber, aunque su trabajo refiere
más bien a la vieja discusión acerca de si Marx era o no determinista tecnológico.
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El determinismo de carácter normativo consiste en una crítica de la falta de control social de la tecnología y en las amenazas a la autonomía individual. Lewis Mumford y IacquesEllul han sido los pioneros de esta interpretación; LangdonWinner, su más conocido defensor en la actualidad, sostiene
Los seres humanos tienen todavía una presencia nominal en elsistema, pero han perdido su papel activoy dirigente.Tiendena obedecer a pies juntillas las normas y requerimientos de lossistemas que supuestamente gobiernan. Aquí tiene lugar unarevalorización de valores que Nietzsche habría encontrado detestable: por la necesidad técnica [Winner 1, p. 381·
La esencia de esta formulación deriva de la afirmación deque la tecnología moderna impondría una forma de racionalidad imperiosa, la racionalidad económica o racionalidadinstrumental. y esta imposición sería desastrosa: «más allá deun cierto nivel de desarrollo tecnológico -afirma Winner- elcontrol de los fines libremente articulados y firmemente defendidoses un lujo que ya no es posible permitirse» [1, p. 234]. Este juicioexpresa un elemento normativo acerca de la tecnocracia queha sido desarrollado entre otros autores por Habermas: latecnocracia ocultaría autoritariamente la libre discusión dealternativas y fines bajo una ilegítima extensión de los argumentos «técnicos» a terrenos que no lo son [véase Habermas1]. Sin embargo, los defensores del determinismo tecnológico añaden un postulado de necesidad: es la lógica interna deldesarrollo de los grandes sistemas tecnológicos la que conduciría necesariamente a esta «adaptación inversa» de losfines a los medios [véase Winner 1, pp. 234 Y ss.]. Esta afirmación de facto distancia a los defensores del determinismotecnológico de autores como Marcuse y Habermas en los quela crítica política al capitalismo se distingue de las tesis acercade la naturaleza de la tecnología." Mientras que Marcuse y
5 Es un tanto discutible si Marcuse y Habermas quedan exonerados
Habermas proponen cambios sociales, políticos y culturalesque liberen a la tecnología del dominio que sobre ella ejerceuna representación ideológica, en las tesis del determinismotecnológico solamente un cambio en la tecnología es aceptable. El control político y moral debe llevar a tecnologías alternativas, no a sociedades alternativas.
Crítica del determinismo tecnológico.
En el balance de esta forma de determinismo, que tiene originalmente un impulso político emancipador, está el haber señalado cómo muchos sistemas tecnológicos aumentan elcontrol social y el autoritarismo, cómo el poder se centralizay hace más fuerte por el hecho de que las alternativas tecnológicas hayan sido unas y no otras. En su contra está el elemento de necesidad que originariamente encontramos en lastesis de Max Weber sobre los procesos de racionalización enlas sociedades avanzadas y que un amplio espectro de autores han convertido en una especie de ley natural ante la queno cabe resistencia alguna. «Sólo un dios puede ayudarnos»,decía Heidegger en la entrevista para Der Spiege1. mostrando
del determinismo tecnológico. Particularmente Marcuse, quien en El hombre unidimensional a veces habla de la tecnología en términos deterministas:«Hoy la dominación se perpetúa y se difunde no sólo por medio de la tecnología sino como tecnología, y la última provee la legitimación del poderpolítico en expansión, que absorbe todas las esferas de la cultura» IMarcuse, p. 187], pero está claro que está hablando de una dominación políticaante la que caben alternativasque liberen las potencialidades que la propiatecnología crea, hasta un punto que pueden ser leídos hoy sus textos comouna defensa de utopías tecnológicas y científicas: «La civilización industrial ha alcanzado el punto en el que, con respecto a las aspiraciones delhombre por una existencia humana, la abstracción científica de las causasfinales se vuelve anticuada en los propios términos de la ciencia. La mismaciencia ha hecho posible que las causas finales sean el dominio propio dela ciencia» [pp. 260-2611.
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bien claramente las consecuencias no queridas de esta formade aparente crítica de la sociedad contemporánea: la resurrección del fatum y de la providencia como filosofía y agendaoculta de la historia.
Hay una segunda forma de determinismo tecnológico quese presenta más como una explicación del cambio socialque como un programa de reforma de la tecnología contemporánea. Esta segunda posición convierte al cambio tecnológico en un motor del cambio social poderoso que se imponea las demás fuerzas sociales. En 1967 Heilbroner escribió unfamoso artículo en Technology and Culture, «¿Son las máquinas el motor de la historial», que comienza con la cita deMarx de La miseria de la filosofía: «El molino manual trae lasociedad feudal; el molino de vapor, la sociedad capitalistaindustrial.s En este trabajo Heilbroner [11 defiende una versión nomológica del determinismo tecnológico en el sentidofuerte que establecen estas dos proposiciones:
1) Dado un estado de la tecnología en una región espacio-temporal determinada, sólo existe un futuro socialposible.
2) El futuro tecnológico es predecible, al menos parcialmente mediante la prospectiva.
Estas tesis del determinismo tecnológico están ocultaspero activas en al menos dos tradiciones contradictorias enapariencia: la primera es la tradición marxista denominadaen otros tiempos «rnecanicista», la segunda es la tradiciónpropagandística del progreso tecnológico que encontramosdifundida en todo tipo de iconografía publicitaria desde losmás viejos tiempos de la propaganda comercial. 6
6 Roe Merrit Smith tiene un interesante trabajo de esta iconografía enEstados Unidos desde el siglo pasado. Ojeando las láminas del siglo pasado uno siente rápidamente el efecto de déjii vuque encuentra en la publicidad actual. Sobre el uso de la iconografía para el estudio del desarrollotecnológico es muy interesante también H. Nielsen.
Según Bimber, todavía quedaría una tercera forma de determinismo tecnológico, la que denomina de «consecuenciasno deseadas de la tecnología». Se trata, más que de una formade determinismo, de una descripción de los mecanismos porlos que los sistemas tecnológicos entrelazan sus necesidadesproduciendo la apariencia de tener una dinámica autónoma.En su fórmula más débil, «toda innovación tecnológica tieneefectos no deseados», no es una versión del determinismo, sino una apreciación que todo sociólogo hace respecto de lasacciones humanas y en su fórmula más fuerte, en la quelas consecuencias no deseadas siguen una misma dirección ytrayectoria, sumando sus efectos para producir un sistemaautónomo, se reduce a las versiones anteriores del determinismo. En esta forma de determinismo cabe incluir una observación cotidiana de extremada importancia para estudiarel cambio tecnológico: las dependencias que genera una innovación tecnológica cuando se extiende socialmente: la comunicación entre ordenadores genera una necesidad urgentede cables o medios rápidos de transmisión de información,las compañías deben ponerse de acuerdo para desarrollartransmisiones de «banda ancha», para ello deben introducirtransformaciones técnicas y económicas que terminan cambiando la gestión de la comunicación, etc. Si observamos lasgrandes transformaciones históricas como la introduccióndel vapor, de los tintes sintéticos y otras similares, observaremos que estas dependencias son la regla y no la excepción.Pero esta observación no implica directamente el determinismo; lo que nos lleva al determinismo es la forma en la queconsideramos que estas interdependencias modifican las trayectorias de desarrollo tecnológico. Por último, el propioHeilbroner [2J ha postulado un «determinismo blando» queen realidad se reduce a la idea de que la tecnología es unafuerza de cambio social entre otras. Estas formas de determinismo son más bien formas de autonomía de un dominioque no son incompatibles con la acción intencional, sino
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que son producto de la estructura funcional y de la arquitectura de los artefactos. No les alcanza nuestra crítica puestoque son posiciones razonables, no diferentes del autonomismo que presenta toda obra humana en la que existe unatradición acumulativa de cambios, desde la ciencia al arte pasando por las propias instituciones como el derecho."
La primera apreciación acerca de! determinismo es que setrata de una tesis empírica que debe ser contrastada con losdatos que tenemos de los historiadores, pues como interpretación de la historia entra en e! capítulo de cualquier otra forma de determinismo llamémoslo «metafísico», en el viejosentido positivista de irrefutable. Un determinismo de estaclase siempre encontrará un modo de escapar a cualquier argumento empírico. En esta línea, A. C. van der Valk ha propuesto un test social para comprobar empíricamente si e!determinismo tecnológico es correcto:
El advenimiento de la tecnología de clonación parece ser elúltimo caso de test de la tecnología moderna. Dado el hechode que una gran mayoría de la gente aborrece la idea de la clonación, el imparable desarrollo de esta tecnología probaríadefinitivamente la existencia de una fuerza detrás de la propulsión de la tecnología moderna [Van der Valk, p. 11·
No sabemos muy bien cómo sería posible saber si la gente aborrece la clonación hasta e! punto y en la cantidad queafirma Van der Valk, ni las razones en las que se basa para hacer tal afirmación, pero supongamos que sea así: en este casotendríamos una comprobación empírica de si es cierto queuna tecnología se impone por encima de la voluntad mayoritaria. No vamos a dilucidar aquí las numerosas zonas oscuras
7 Jesús Vega ha subrayado la distinción entre determinismo y autonomismo. Aunque estoy de acuerdo con ella, no creo que el autonomismosignifique ningún determinismo: el determinismo no admite grados.
de este presunto argumento empírico, lo importante es poner de manifiesto hasta qué punto se encuentra en grave riesgo ahora la noción de racionalidad. Si todos los ciudadanosdesean algo distinto de lo que tienen y a pesar de ello ocurrealgo no deseado, no podemos decir de ellos que sean agentesproductores de su existencia, sino seres dirigidos por fuerzasciegas a las que ni siquiera cabe resistir. Si fuera cierto, e! problema entonces no sería tanto de la tecnología en sí mismacuanto de los mecanismos por los que la sociedad puede expresar colectivamente su voluntad.
Pero si nos referimos al terreno de los hechos, Io cierto esque hasta e! momento todos los datos de los historiadores de laeconomía más importantes, si bien han' señalado la importancia de! desarrollo tecnológico en la configuración de las sociedades, han mostrado mucho más claramente la sensibilidad quetiene el desarrollo tecnológico a factores sociales como e! apoyo financiero, político y cultural," Es decir, la tecnología es mucho más dependiente de la voluntad social que a la inversa.Pensar que dada una situación tecnológica el futuro ya está determinado puede resultar consolador tanto para las ideologíasanti como pro desarrollistas, pero lo cierto es que nos dejanigual que estamos ante lo que Rosenberg [2J ha llamado e! problema de la caja negra, e! de cómo se relacionan los cambioscientíficos, tecnológicos y sociales. Por citar un caso sumamente conocido y citado, e! de la tecnología china: no podemos explicar cómo habiendo desarrollado prácticamente las mismasinnovaciones que la Europa de los siglos XVI y XVII, su trayectoriadiverge tanto de la europea. Lomismo podemos decir de la cultura japonesa entre los siglos XVII y XIX. Y lo que es más reciente:casi todas las predicciones de los teóricos de la tecnología autónoma acerca de cómo se habrían de desarrollar los grandes
8 Los datos más elaborados acerca de la tecnología contemporánea seencuentran en los ya hitos de Manuel Castells 1 y 2, pero también en clásicoscomo Rosenberg 2, Mokiry E. L. Iones 2 y 3.
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complejos tecnológicos de los años sesenta y setenta se han observado claramente falsas. Que la tecnología nuclear, por citarun ejemplo cercano, esté en clara recesión por la voluntad política de muchas sociedades y estados, refuta de forma flagrante el determinismo.
Eldeterminismo y la raz6n en la historia
Pero el determinismo es mucho más grave como filosofía dela tecnología porque, como intentaremos mostrar en este libro, los artefactos abren pero no determinan las trayectoriasfuturas de la sociedad. El hilo conductor que da coherencia aeste libro nos lleva a una conclusión contraria: el futuro estáabierto y está constituido por las posibilidades disponibles oaccesibles. La innovación tecnológica es, precisamente, unmedio de transformación colectiva del futuro que nos cabeesperar: cada innovación abre posibilidades que pueden sero no aprovechadas por las sociedades y los grupos y las sociedades. Sólo está escrito nuestro pasado.
Desde e! punto de vista moral y político las tesis de! determinismo son aún mucho más graves puesto que socavantoda responsabilidad con el futuro. Bajo una apariencia crítica se esconde a veces un simple pesimismo o escepticismosobre las capacidades de cambio histórico de las sociedadesque en realidad equivale, conceptual y éticamente hablando,a la exoneración de toda responsabilidad con e! futuro aquienes se sitúan en esta perspectiva." Al contrario de lo que
9 El determinismo tecnológico nos conduce a otra cuestión: ¿cuál es lanaturaleza de la reflexión filosófica sobre la tecnologíat. jcual es el lugarde la filosofía de la tecnología? Es una cuestión marginal y situada en unmetanivel del discurso en el que queremos movemos, pero que merece lapena considerar brevemente en esta circunstancia. La importancia que almenos en tamaño ha ido adquiriendo la filosofía de la tecnología tieneque ver sin ninguna duda con la preocupación que ha ido produciendo la
se piensa en el contexto de muchos movimientos sociales,la resistencia social a los efectos autoritarios de una nuevatecnología puede ser articulada sin acudir al determinismotecnológico. Andrew Feenberg ha sido uno de los pocos filósofos de la tecnología contemporáneos que ha separado claramente el proyecto emancipador y crítico del análisis de la
tecnología en las últimas décadas: ha surgido el pensamiento, la actitud yla actividad ecológica y han crecido movimientos que en algunos paísestienen relevancia política. Por otro lado, todos los gobiernos consideran lacapacidad tecnológica como la mejor preparación en la competencia económica. La tecnología ha sido el factor determinante en las transformaciones económicas después de la primera crisis energética y las tecnologías dela información han transformado definitivamente nuestras sociedades enlo que tiene mucho de parecido con una nueva revolución «industrial». Esaimportancia tendría que notarse en la filosofía, que al fin y al cabo sigue laregla hegeliana de levantarse al atardecer del día, pero no es lo más relevante desde nuestro punto de vista: la filosofía de la tecnología es importante porque los sistemas tecnológicos, los artefactos, la instrumentalidad,las prácticas, la capacidad de transformar la realidad, el poder de las instituciones sociales y las microinstituciones, y otros factores que iremosconsiderando, se han convertido en parte de una transformación más profunda en la filosofía contemporánea, que ha girado hacia las prácticas y laacción humana convirtiéndolas en el territorio privilegiado que en otrostiempos tuvo el pensamiento y la actividad puramente intelectual, ajena ala corporalidad y ajena a la socialidad del otro y de lo otro. De manera que lafilosofía de la tecnología es importante porque es parte de la teoría dela acción, de la acción humana, intencional y racional. Pero, ¿cabe hablarde racionalidad en un proceso en el que no somos agentes intencionales?Las tesis del determinismo, en lo que respecta a la racionalidad tecnológica, son las tesis de la racionalidad cero: es como hablar de la racionalidadde la historia natural. Yen ese preciso momento abandonamos también eltema que nos había congregado, la acción humana. Porque el determinismo es al fin y al cabo la idea de que la tecnología es parte de otra historiaen la que nosotros no contamos. Pero si no hay problema de racionalidadni de intencionalidad ni de límites de la acción ni de responsabilidad civilo penal, ¿para qué continuar hablando? Escurioso que muchos partidariosdel determinismo lo hagan en el contexto de un debate ético o político sobre la tecnología, sin reparar en que la ética y la política presuponen ya laracionalidad de los agentes.
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tecnología. En su análisis, tanto Marcuse como Habermas,Foucault, y por supuesto todos los defensores del determinismo, han caído en un fatalismo injustificado [véanse A. Feenberg 1 y 2]. Lo más grave no es que hagan un mal análisis dela tecnología sino que hacen un mal análisis de la sociedad,que deja de considerarse como un campo tenso en el que diversos grupos luchan por liberarse de sus ataduras o por mantener sus privilegios para convertirla en un mero apéndice dela burocracia o la tecnocracia. Ahora bien, la extensión de lademocracia a la tecnología, según Feenberg, no sólo es posible, sino cada vez más urgente, y precisamente en los primeros momentos del diseño, no cuando las tecnologías se hanimpuesto y estabilizado. Las tecnologías implantadas, al igualque las leyes aprobadas, son restos de batallas (perdidas oganadas, según por qué parte) que, una vez establecidas, legislan y determinan los comportamientos. Es antes de su implantación cuando la democracia es imprescindible.
Concluyamos ya este análisis de las tesis deterministas: elproblema de la racionalidad de la tecnología, si no aceptamosel determinismo, se convierte en el problema de si es posibleracionalizar el propio desarrollo tecnológico, en el problemade cómo hacer que las decisiones tecnológicas sean a la vezracionales y democráticas, en el problema de cómo evaluarlas opciones emprendidas en un contexto amplio de intereses y, por último, en el problema de cómo lograr que esta racionalidad sea colectiva, intencional, libre del miedo y de lasconstricciones del poder, pero también audaz en los proyectos de transformación.
En el siguiente apartado vamos a tratar la segunda corriente escéptica sobre el desarrollo tecnológico: el constructivismosocial. Si el determinismo fue la ideología dominante en losgrandes movimientos ecologistas de los años ochenta, el constructivismo ha sido el representante de la cultura posmodemade los noventa.
PIERRE MENARD, INVENTOR DE lA BICICLETA o lA fRIVOLIDAD
DEL CONSrRUCTIVISMO
El constructivismo social es la traducción posmoderna, en elterreno de la filosofía de la tecnología, de la teoría de la construcción social del texto en el terreno de la literatura:
Es una revelación cotejar el don Quijote de Menard con el deCervantes. Éste, por ejemplo, escribió (Don Quijote, primeraparte, noveno capítuloJ:
1... ] la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lopresente, advertencia de lopor venir.Redactada en el siglo XVII, redactada por el «ingenio lego»
Cervantes, esa enumeración es un mero elogio retórico de lahistoria. Menard, en cambio, escribe:
l... ] la verdad, cuya madre es la historia, émuladel tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lopresente, advertencia de lopor venir.La historia, madre de la verdad; la idea es asombrosa. Me
nard, contemporáneo de William James, no define la historiacomo una indagación de la realidad sino como su origen 11. L.Borges, Pierre Menard, autor del Quijote].
Pierre Menard, autor del Quijote, escrito por Borges, es unade las reconocidas primeras reivindicaciones de la intentio receptoris, del papel del lector en la «construcción» del texto, másallá de la mera interpretación. El texto deja de ser un objetocuyo sentido está exhaustivamente constituido por la intentiaauctotis, por las motivaciones y vivencias del autor, tal comodefendía la hermenéutica clásica, o por la intentio operis o estructura formal y semántica del texto, tal como defendió el estructuralismo: ahora el texto es una construcción del conjuntode sus lectores y del contexto histórico en el que vivieron.
Esta misma idea, que ha dado origen a toda la posmodernidad en crítica literaria, se ha traducido en el campo de los
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estudios sobre ciencia y tecnología en una forma de entenderel cambio sociotécnico: el texto científico y el artefacto tecnológico son una «construcción social», No está muy claro quése quiere indicar bajo este rótulo, pero el núcleo común esque no tiene sentido, a juicio de estos autores, estudiar lostextos científicos desde el punto de vista de sus propiedadesformales, de su significado o de su posible verosimilitud, nilos artefactos y procesos tecnológicos desde el punto de vistade su diseño y eficiencia en la práctica. En términos positivos, sin embargo, unos autores se refieren a la «construcciónsocial» como al conjunto de intereses sociales que causan laproducción del texto o el artefacto y otros al conjunto de intereses y agentes que «interpretan» el texto o artefacto.
El papel del razonamiento y los métodos de contrastación y prueba en la génesis de las teorías o innovaciones loejercen ahora las controversias. A diferencia de un razonamiento, que es algo que no puede ser entendido sin entenderlos pasos y las inferencias, las controversias son procesos sociales externos que puede observar un sociólogo sin necesidad de captar su significado. Su función será la del notarioque levanta acta de los agentes implicados y de sus intereses ydiscusiones, sin descender a las posibles razones que tenganen sus argumentaciones.
La posmodernidad en los estudios sobre la tecnología seha convertido con una pasmosa rapidez en la industria demayor crecimiento en los ámbitos de la filosofía y la sociología. Se han abierto institutos, programas, departamentos, revistas y se ha formado una multitudinaria comunidad deinvestigadores que aparecen bajo las siglas SSK (Social Studiesof Knowledge), sss (Social Studies of Science) o 81'S (Science,Technology and Society};'? El núcleo común a las varias co-
10 Marta González r., losé A. López Cerezo y losé L. Luján (comps.) 1 Y2 son dos fuentes magníficas para una visión panorámica de los temas, losautores y las bases filosóficas de estos estudios.
mentes que conviven en este nuevo espacio es el constrnctivismo, que puede ser más estrecho, cuando se limita a unconstructivismo social de los objetos de un dominio de investigación, o más amplio cuando aparece en la forma de redes de actores que no son necesariamente agentes humanostradicionales. En lo que se refiere al cambio tecnológico noslimitaremos a las tesis del constructivismo amplio defendidopor Bruno Latour, Michel Callon y Wiebe E. Bijker, entreotros numerosos estudiosos de los sistemas sociotécnicos. 11
El principio fundamental en lo que respecta al estudio delcambio técnico es el principio de simetría. Es un principio quetiene su origen en un grupo de investigadores en sociologíadel conocimiento, originarios de la Universidad de Edimburgo, autodenorninado Programa Fuerte [véase Bloor]. Esteprograma defendía la idea de que el investigador de la ciencia, sociólogo, historiador o filósofo, debe permanecer indiferente ante la verdad o falsedad de las teorías a la hora deexplicar causalrnente los orígenes de tales teorías.'? En lo querespecta al constructivismo sociotécnico, este principio se expande en otros tres: 13
11 Wiebe E. Bijker,Thomas Hughes y Trevor Pinch (comps.); Wiebe E.Bijker y l. Law (comps.); Wiebe E. Bijker; Bruno Latour, Aodrew Pickering,Iohn Law (comp.) y Michael Callon 2 son algunas de las más importantesreferencias de esta corriente y en cualquier caso una fuente para el resto.
12 Elotro componente característico del programa fuerte es el principiode causalidad que especifica que han de estudiarse los orígenes causales delconocimiento buscando estas causas en las estructuras sociales. Este principio no es sostenido necesariamente de manera tan fuerte en la forma deconstructivismo a la que nos estamos refiriendo.
13 Bijker discute la extensión del principio de simetría de la sociologíadel conocimiento de D. Bloor a los principios que expresamos aquí[pp. 272-273] Bijker encuentra que esta expansión contradice en parte elprograma sociologista, puesto que la sociedad también es una construcción a veces de actores no intencionales como los artefactos.
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1) Principio de simetría epistémico: la explicación del conocimiento debe ser indiferente a su verdad o falsedad.
2) Principio de simetría pragmático: la explicación de! cambio técnico debe ser indiferente al éxito o fracaso delos programas o marcos tecnológicos.
3) Principio de simetría ontológico: la explicación del cambio técnico debe ser indiferente a si los agentes causales son intencionales (individuos) o no (estructurassociales o artefactos).
El principio de optar porlo mejor
Para entender mejor las implicaciones de estos tres principiosdebemos detenernos brevemente a ver qué es lo que niegan:
Los principios epistémico y pragmático afirman, en realidad, dos cosas distintas. Laprimera es una observación metodológica con la que es difícil mostrarse en desacuerdo: que el historiador, e! sociólogo o e! filósofo deben atender por igual a loséxitos que a los fracasos. Es más, si de los éxitos podemos aprender algo acerca de la lógica del cambio tecnológico es seguroque, al menos desde un espíritu popperiano, podemos aprendermucho más de los fracasos. Y esta observación sirve por igual alprincipio epistémico. Pero nuestros dos principios afirman, además, algo más fuerte: el éxito noexplica nada, e1 mismo debe ser explicado. Este principio es una herencia del programa fuerte de sociologia del conocimiento contra las formas de contar la historiade la ciencia o explicar su desarrollo en las que las teorías verdaderas se explican como resultado de operaciones internas, epistérnicas, mientras que las teorías falsas se explicarían por la interferencia de factores externos como los intereses sociales (o enla epistemología clásica las pasiones, los compromisos ideológicos o metafísicos y otras fuentes de perturbación).
En e! caso de la tecnología, supone e! abandono de laidea de que los artefactos y procesos se introducen y extien-
den, entre otros muchos factores, a causa de sus propiedadestécnicas, preferibles a otras alternativas. Supongamos que tenemos tres modelos posibles de un diseño, por ejemplo, deun nuevo modelo de automóvil: A, B Y C tales que sus propiedades técnicas los ordenan de menor a mayor así, A>B>C.Supongamos que ahora observamos e! patrón de innovaciónde estos modelos y encontramos que, efectivamente, A fue e!elegido para ser producido masivamente, o que, en el caso deque todos ellos hubieran sido producidos, A es el mayoritario en ventas, B e! segundo y C el tercero. Si algún día escribiéramos la historia del automóvil explicaríamos e! éxito deA, entre otras razones, porque fue preferido por sus propiedades.!"
Este modo de explicar las decisiones tecnológicas, obsoleto según e! constructivismo, supone que la gente (ingenieros, empresarios, políticos, usuarios, etc.) elige entre lasopciones disponibles la que se adecua mejor a sus intereses.A este patrón explicativo subyace un supuesto en el que laoptimalidad de los diseños coincide con la racionalidad delas elecciones [véase Elster 1J: el agente racional elige no solamente la alternativa que cumple sus objetivos sino la quemejor cumple sus objetivos. Tradicionalmente se ha creídoque la racionalidad y la optimalidad son supuestos para poder interpretar, explicar y reconstruir la historia de las acciones humanas. Y cualquier posible desviación de lo que esteprincipio nos haría esperar sería lo que demandaría alguna«causa» explicativa que interfiere en la racionalidad de losagentes. Así, en e! caso de los automóviles, una desviación dela ordenación de preferencias podría acudir, por ejemplo, a
14 El ejemplo es abstracto, pero tengo en la cabeza la película Tuc1ler,de Francis Ford Coppala, en la que se narra la historia de un ingeniero deautomóviles innovador cuyos diseños fueron rechazados en los años cincuenta, pese a ser, o precisamente por ello, muy superiores a los producidos por las grandes marcas.
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que el agente podría haber estado ofuscado por la propaganda, que no conocía todas las alternativas disponibles, que fueobligado por el poder a elegir en un orden diferente, etc. El sociólogo, historiador o filósofo racionalista busca en el entornodel agente o en mecanismos psicológicos internos explicaciones a lo que se ha convertido en un problema explicativo: cómo es posible que el agente no haya elegido lo mejor.'!
En resumen, el sistema racionalista de explicar el cambiotecnológico o de reconstruir la historia consiste de la aplica-oción de un patrón de explicación intencional que presuponeque los agentes son racionales, y que esta racionalidad es máxima. La unión del principio de racionalidad máxima con elcarácter intencional de las decisiones implica que el abandono de la asimetría entre las explicaciones de las tecnologíasque tienen éxito y las que no las tienen no pueda hacerse impunemente: es necesario abandonar o al menos reformar laidea de que las explicaciones intencionales son intencionales
15 Es posible e incluso probable que no coincidan las decisiones delagente y la optimalidad de la alternativa. La microfísica del historiador osociólogo puede entonces dirigirse hacia varias opciones [véase Elster 1,pp. 74-76]: puede que las opciones estén mal definidas, en cuyo caso esexplicable cualquier desviación de lo que cabría esperar, en segundo lugar,puede que sea intrínsecamente imposible ordenar A, B, e tal como habíamos supuesto al principio, por ejemplo, por el hecho de que la ordenaciónse hace relativamente a objetivos que compiten entre sí y que todos ellosson categóricos desde el punto de vista del agente. Pensemos en objetivoscomo la potencia, el bajo consumo, el bajo costo, consideraciones ecológicas como la emisión de gases o la reciclabilidad, etc. Si ocurre que el ordende las alternativas cambia respecto a cada uno de estos objetivos, y que elorden es relativo a la estructura interna del agente, nos encontraremos conque no existe ninguna salida intrínsecamente óptima. En tercer lugar cabe que exista lo que Elster ha denominado «mecanismos» y que son patrones causales que obligan al agente a ser irracional. independientemente delo que él haría en circunstancias ideales: las limitaciones cognitivas, las determinaciones sociales, la ideología, en el sentido marxista de sesgo de la información a causa de la propia posición en el entramado social, etcétera.
si y sólo si son racionales. Es necesario abandonar o modificar el concepto de racionalidad.
El construetivismo social de la realidad, y por extensióntodo tipo de constructivismo que use el principio de simetríaepistémico o pragmático, abandona o reforma necesariamente la idea de racionalidad y en nuestro caso la idea de racionalidad tecnológica. No puede acudir a la explicación clásica delas ideologías, puesto que las ideologías, al menos en la tradición marxista o en la de Manheim, son visiones distorsionadas de la realidad que presuponen la radical racionalidad delos agentes: el que está abajo en la escala social, puesto queno tiene nada que perder salvo sus cadenas, ve las cosas comoson, sin interferencia, mientras que el resto está coaccionadoy sesgado por los mecanismos causales que derivan de su posición en la arquitectura sociaL El constructivismo consideraque este tipo de explicaciones son todavia excesivamente racionalistas para su gusto. Pero lo que en realidad ha abandonado es el supuesto de racionalidad: de hecho reconstruye lahistoria, cualquier historia humana, adoptando criterios simétricos respecto a si los agentes son racionales o no lo son.
Pero veamos ahora qué ocurre cuando tenemos en cuenta el tercer principio de simetría, el ontológico.
De aClantes a cyborgs
Algunos autores, precisamente los que han tenido mayor éxito popular, se han adherido a un principio más fuerte, quecae bajo el rótulo de principio de simetría ontológico:
Así, Bruno Latour puede haber elegido estudiara Louis Pasteur,pero el objeto del estudio no es tanto celebrar como deconstruir al sujeto.ParaLatour, Pasteur es un efecto, un producto deun conjunto de alianzas, de materiales heterogéneos. En lamedida en que Pasteur «es>¡ un «hombre» necesitamos ver que
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esto es un producto más que algo inherente a Pasteur [Law(comp.), p. 12J.
Todos somos redes heterogéneas, productos de solapamientosconfundidos. ¡Habrías encontrado realmente nuestro caminoen la última semana sin máquinas?, ¡desde luego que no! Túeresen parte máquina [p. 17].
Las entidades hacen la historia, pero no en las condiciones queellas mismas eligen [p. 18].
Esta última paráfrasis de Marx'" establecía originalmenteun dilema entre las intenciones de los hombres y las consecuencias no queridas de sus actos. Pero este texto parece llevarnos obligatoriamente a un solo polo de la tensión: la historiase hace por medio de agentes que no tienen por qué ser ni siquiera humanos.
Michel Callan [21 ha popularizado la noción de redes sociotécnicas en las que los humanos y sus artefactos entran porigual en e! complejo de sistemas causales que e! historiadordebe reconstruir:
un objeto técnicopuede ser tratado como un programade acciónque coordina una red de roles. Estos roles son ejercidos por nohumanos (laspropias máquinas y otros objetos como accesorioso suministros de energía) y «humanos periféricos» (tales comovendedores, consumidores, reparadores, etc) [p. 136).
Andrew Pickering propone los cyborgs, mezcla de organismos y máquinas, no sólo como metáfora, sino como modelo
16 «Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su librearbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos.» La cita, muy conocida y repetida, está en el segundo párrafo de El dieciocho Brumario de LuisBonapaite, uno de los textos a los que hay que acudir para estudiar el modoen el que Marx entendía y reconstruía la historia.
real de reconstrucción histórica. El historiador posmodernobusca e! cyborg en la historia con el mismo interés que el historiador de! XIX buscaba e! héroe o el genio.
Los estudios tradicionales sobre la ciencia son asimétricos acerca de la agencia y reconocen la agencia genuina solamente enel campo humano pero no en la naturaleza, que es contemplada como materia inerte esperando pasivamente la representación. Así, los filósofos de la ciencia han tenido miedo de laagencia humana (deseos, querencias, motivos) y han queridodominarla vía la Razón entendida como método. Los sociólogos han buscado más bien entender la agencia humana (intereses) como causas genuinas de creencia y extensión cultural.De nuevo y en común con otros, mis estudios me convencende que esta distribución asimétrica de agencia es insostenible,especialmente cuando las cuestiones sobre la ciencia y la tecnología están en el candelero. Más obvio me parece que las máquinas hacen cosas que no pueden hacer sin ayuda de las mentes ylos cuerpos humanos, esto es, las máquinas sonagentes performativosen un sentido análogo a los agentes humanos, esto es, agentes humanos disciplinados. Quizás es menos obvio, pero pienso quedebemos dejar a la agencia salir a la superficie en nuestra comprensión de la ciencia, la tecnología y la sociedad [Pickering,p. 40; el subrayado es mío j.
Un agudo crítico de esta corriente, Robert Nola, ha calificado el posmodernismo de «Chernobil cultural» de la filosofíafrancesa, a la par con Disneylandia y otra serie de desastres culturales que le han ocurrido últimamente al país de la culturauniversal. El hecho de convertir las máquinas en actantes a la parque cualquier ser humano, aunque aparentemente puede serleído como una frívola boutade de intención retórica, es sin embargo un grave suceso cultural, mucho más grave que e! de losprincipios de simetría sociológicos: epistémico y pragmático.
A fin de cuentas, e! sociologismo de! programa fuerte ensociología de! conocimiento no es más que e! último, más
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ingenuo y fácilmente refutable que cualquiera de los demásreduccionismos. El reduccionismo sociológico considera quehay «causas» sociales, en el sentido de que hay hechos sociales que tienen influencia causal sobre las acciones humanas.Nadie sabe, sin embargo, dónde reside el poder causal de loshechos sociales, como no sea en los patrones individuales deconstrucción de la acción, en el miedo provocado por la expectativa del castigo o en el deseo sembrado por la propaganda o libremente decídído.'? Hay reduccionismos hacia abajo,como ocurre cuando se afirma que todo hecho social se reduce a intenciones de los individuos, o quizá a otras instanciasaun inferiores, y reduccionismos hacia arriba, como el implicado por la afirmación de que un individuo, o la intención deun individuo es una construcción social. Pero, a diferenciade los reduccionismos hacia abajo, que al fin y al cabo pretenden buscar la causalidad en niveles más profundos deexplicación, los reduccionismos hacia arriba convierten la explicación de la conducta humana en algo misterioso: ¿cómoes posible que la sociedad «cause» algo?
La enfermedad infantil del constructivísmo
Pero el reduccionismo hacia arriba no es el menor de los problemas del constructivismo. Es más curioso el dilema ante elque se encuentra cuando se enfrenta a lo que parece ser unade las causas mayores de su éxito: su capacidad para el com-
17 Foucault, un autor sin el que no pueden entenderse las actitudesposmodernas, se presentaa sí mismo como un descubridor de la microflsica del poder,pero dejando a un lado la cuestión del carácter de estas metáforas físicas (algo que Sokalha puesto ya abiertamente sobre el tapetede ladiscusión (véaseSokal y Bricmont]), Foucaulthabríahecho bien en meditar sobre los mismos problemas que ya se planteó Spinoza cuando reflexionó sobre la naturaleza del poder, acudiendo a mecanismos causalesmucho más plausibles y humanos como el miedo y el deseo.
promiso político con propuestas de resistencia a la tecnología nacidas en los movimientos sociales como son los variosecologismos. feminismos o antimilitarismos.
El constructivismo es un poderoso instrumento de críticapor cuanto permite descubrir el sesgo que introducen en ellenguaje y los diseños los intereses sociales. La actitud feminista, por ejemplo, ha permitido analizar cómo existen sesgos de género en numerosas ciencias, particularmente en labiología, y cómo se perpetúan actualmente en las biotecnologías de reproducción asistida [véanse Pérez Sedeño y Longino l. La existencia de formas de traducción del poder decontrol sobre la ciencia y la tecnología es un hecho reconocido y sin embargo difícil de detectar. En eso estriba el interésde la crítica intelectual de la tecnología: en hacer visible loque el tiempo y la estabilización de los artefactos convierte eninvisible. Tal como ocurre en la sociedad en general, una desigualdad en el poder es fácil de reconocer cuando estamos enun periodo de discusión o controversia, pero cuando se estabiliza en forma de un hábito o ley tiende a desaparecer elelemento desigualitario para dejar visible únicamente el funcional. Nadie suele reparar en las barreras arquitectónicas delas ciudades, donde «nadie» se refiere al ciudadano medio,salvo cuando se comienza a pertenecer al grupo minoritariode los ciudadanos con minusvalías motrices, por ejemplo, aquienes tienen que mover las sillas de sus hijos pequeñosa través de las aceras, las escaleras múltiples, los accesos a losmetros y autobuses, etc. Esto ha sido descubierto y puesto demanifiesto claramente por los mejores estudios de caso como los de Bijker sobre el desarrollo de un artefacto como labicicleta, en donde el hecho de que fuera usado por varonesde clase alta o por mujeres se tradujo en una controversia social sobre los mecanismos de seguridad como los frenos.Una vez que el artefacto se estabiliza, esos orígenes se pierden o transforman.
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Esta función social, política e intelectual es responsablede la bienvenida que han tenido los estudios sociales de laciencia y la tecnología. Pero el constructivismo, pese a quesea mayoritario entre los profesionales de esos estudios (como lo es el platonismo entre los matemáticos) es una formade entender el significado político de tales estudios, y aquí seencuentra ante un dilema: ¿tiene algún compromiso el teórico de estos estudios con los movimientos de emancipación osimplemente con el proyecto de extensión universal de la democracia a ámbitos como el diseño?
. En un artículo que produjo cierto malestar entre losteóricos constructivistas, Langdon Winner [3] criticó la incapacidad de compromiso social del aparentemente hipercriticismo sociologista. Muchos constructivistas se han dado poraludidos [Bijker, Aibar y Bijker] y han sostenido que los estudios constructivistas tienen implicaciones para la política dela tecnología. Pero Collins, uno de los más destacados defensores del constructivismo, en una controversia suscitada porSocial Studiesof Science, órgano privilegiado del sociologismode la escuela de Edimburgo, ha reivindicado en tono sarcástico la neutralidad política de los estudios sociales de la ciencia contra los defensores del espíritu sesentayochista de losmovimientos internos de reforma de la ciencia como fueron,por ejemplo Science for the People y otros similares. Collinsafirma cosas como: «Aunque ya no tenemos razón algunapara creer que un sistema político en particular es vital parael crecimieno del conocimiento científico, todavia sabemos,sin embargo, cómo queremos que se haga nuestra ciencia»[Collins 4, p. 2321.
Collins, un sociólogo abiertamente relativista y uno delos más radicales en la crítica a las formas racionalistas, creeque al estudioso de la ciencia solamente le interesa la ciencia,sea cual sea su posición política, y además especifica este deseo acerca de cómo queremos que sea la ciencia:
Sabemosque preferimos una ciencia informada por algocomolas normas mertonianas [... ). Descubrir que las normas de laciencia son a veces más honradas de palabra que de obra no lashace menos dignas: simplemente destruye el lazo con la práctica del conocimiento que RobenMenan y sus seguidores intentaban establecer [p. 232).
Robert K. Merton inició en los años cincuenta y sesenta lasociología de la ciencia, pero su aproximación es lo contrariodel «sociologismo». Consideró que la ciencia había sido históricamente el producto de un compromiso con valores morales como el comunitarismo, el universalismo, el desinteréspara todo lo que no sea la verdad y el escepticismo organizado para combatir la credulidad ingenua [véase Merton).Siempre ha sido considerado por los constructivistas como elparadigma de la forma de estudiar la ciencia antirrelativista,de manera que las palabras de Collins son más bien curiosasen boca de quien ha defendido abiertamente el relativismo, mucho más en lo que respecta a las normas del métodocientífico.
y es que la queja de Collins señala rápidamente cuál es eldilema al que se enfrenta el filósofo constructivista: si se tratade una persona comprometida con alguna causa social o política, su interés básico es mostrar que la causa puede llevarsea buen término en la práctica, que no existen determinismosirreversibles, que se deben descubrir los sesgos del poder allídonde los filtros de la costumbre los ha hecho invisibles yque, por consiguiente y en conclusión, serían necesarios losmejores estudios (en el mejor sentido científico del término)para descubrir exactamente el grado de penetración de la desigualdad social en la práctica de la ciencia, de la tecnología oen general de la economía, la política y la sociedad.
Helen Longino lo ha expresado claramente en una frasereferida al compromiso social del movimiento feminista enfilosofía, en epistemología en este caso: hacer filosofía de la
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ciencia como una feminista, no hacer filosofía feminista dela ciencia. Porque solamente son útiles los estudios cuandoson lúcidos y permiten una práctica racional. De manera quesi a un militante le preguntamos qué trabajos le vienen mejorpara su causa, preferirá que sean aquellos que le sean másútiles por la información que contienen, y aquellos que noimpidan la práctica, convirtiendo al sujeto, a todo sujeto, incluido aquel que pretende cambiar las cosas, en un mero instrumento, o como se ha dicho, en los órganos sexuales dereproducción de las máquinas. De modo que por su propiointerés rechazará la filosofía constructivista en lo que se refiere a los trabajos que tiene que usar, incluso para defender e!constructivista.
Pero es que incluso e! filósofo constructivista que no deseaun compromiso político abierto, como es e! caso del sociólogo Collins, al que acabamos de citar, para defender la independencia de la ciencia y la política, lo hará con argumentoscomo los que acabamos de leer, que son, siento decirlo, unade las más lúcidas refutaciones del constructivismo, pues loque afirman es que e! compromiso de! sociólogo lo es tan sólo con una buena ciencia (aunque lo haga defendiendo e! relativismo) .
Queda, por último, una tercera opción que no es la delcompromiso político ni la neutralidad, sino la de formar alfilósofo o al sociólogo como gestor o árbitro de la ciencia y latecnología. Así, Steve Fuller, otro de los más ardientes defensores de una filosofía constructivista, ha reconocido que laagenda oculta es «volver a la idea del siglo XIX de la intervención de los filósofos con el fin de mejorar el curso de la producción de! conocimiento». Fuller critica en consecuencia lafilosofía de la ciencia y la tecnología contemporáneas y másbien alejadas de toda prescripción sobre la política científica,precisamente por su poca audacia normativa:
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Desgraciadamente, las prescripciones propuestas en nuestrotiempo (es decir, desde la aparición del positivismo lógico)han estado más cerca del espíritu del maestro de escuela poniendo notas que del gestor político tratando de mejorar el espíritu de investigación [Fuller, p. 94).
Nada hay que objetar a las aspiraciones a colaborar en unamejora de la política de la ciencia y la tecnología; es parte delcompromiso político, incluso de la mejor parte de! compromiso político, pero Fuller, en la mejor tradición burocrática,propone que los filósofos se dediquen a un trabajo prácticocomo éste:
Los investigadores, por ejemplo, pueden ser colocados en competición mutua directa en situaciones en las que previamenteno competían. Es más, puede requerírseles que incorporen losintereses de otra disciplina, incluyendo a los practicantes deesa disciplina, a fin de recibir una financiación adecuada. Finalmente los investigadores pueden ser forzados a dar cuentade sus resultados, no sólo a los practicantesde su propia disciplina, sino también a los de otras disciplinas y puede que incluso al público en general. Al manipular estas variables de laproducción del conocimiento, el epistemólogo social puedeasegurarse de que los límitesdisciplinaresno se solidifiquen en«géneros naturales»y que la comunidad científica no adquieraintereses de claserígidamentedefinidos [p. 94).
Esta vocación administrativa del filósofo constructivistaya fue propuesta curiosamente por Feyerabend, para quien elanarquismo metodológico que promovía respecto al desarrollo de la ciencia dejaba de ser tal respecto a la función de!filósofo que se convertía, al igual que promueve Puller, en ungarante de los intereses sociales dentro de la comunidadcientíflca.l" En otro lugar he mantenido la sospecha de que
111 Fuller incluso especifica con algún detalle las tareas que reserva a
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Feyerabend esconde un trasfondo más cercano al proyectoautoritario del idealismo alemán [véase Broncano 6) y ahoralo afirmo claramente respecto a la propuesta de Fuller: no tiene mucho sentido recorrer un camino de crítica radical a lasfilosofías tradicionales de la ciencia, como el positivismo lógico, para terminar defendiendo una mera reforma administrativa de la función de los filósofos en la programaciónsocial de la ciencia y la tecnología.
Concluyendo nuestra valoración del punto de vista constructivista sobre la racionalidad científica: debemos distinguir tajantemente entre el interés social, político, filosóficoque tiene descubrir los velos que enmascaran muchas diferencias sociales, un logro que a veces consiguen los mejoresestudios constructivistas, de la obsesión metodológica pornegar la importancia de factores internos, como la verdad enel caso de las teorías científicas o la eficiencia en el caso de latecnología, que se expresa en el principio de simetría o neutralidad ante la verdad y la falsedad, la eficiencia y la inoperancia. Pero esta neutralidad sólo lo es en apariencia: esneutral en lo que respecta a la racionalidad de los actores humanos, individuales o colectivos. Ocurre, sin embargo, queal abandonar el supuesto de racionalidad, la historia huma-
los filósofos, pues sus prescripciones, afirma, «se convierten en inútiles sino tienen como objetivo último el guiar el curso de la investigación presente y futura» [Puller, p, 94). Así propone que sea obligación (y derecho)del epistemólogo: 1) «tratarla clase de asuntos que van a ser decididos porinercia institucional» [p. 93]; 2) «determinar el valor relativo de la investigación producida por las disciplinas académicas» Ip. 93J; 3) elevar la quejacontra el hecho de que (dos investigadores en política del conocimiento notienen función alguna en el descubrimiento o la construcción de los temasque tratan de resolver» Ip. 931; 4) «reestructurar periódicamente los ambientes en los que los investigadores compiten por los recursos» [p. 931.De modo que se trata de una agenda que hace temer que le deje al filósofopoco tiempo para seguir siendo filósofo, o sea, para reflexionar con ciertadistancia sobre el conocimiento, incluida su participación en el proceso.Pero, claro, esto para Fuller significa abandonar la responsabilidad.
na se convierte en un absurdo, incluidos los esfuerzos por corregir la irracionalidad. No es lo mismo mostrar el mismo interés de investigación hacia los éxitos que hacia los fracasos(esa neutralidad es una de las mejores recomendaciones metodológicas que pueden hacerse a quien estudie el cambio tecnológico: ambos han de ser estudiados), que demostrar elmismo desinterés hacia el éxito que hacia el fracaso: estaneutralidad es una de las peores recomendaciones que puedehacerse a quien tiene o desea tener algún tipo de responsabilidad sobre el futuro.
LA PREGUN'IA POR HEIDEGGER: EL DESASIMIEN'!D DE lA 'lí!CNICA
y EL CONTROL DEMocRÁnco DE lAS AITERNA11VAS TECNOLÓGICAS
La tercera familia de objeciones contra la racionalidad tecnológica está enraizada en la tradición fenomenológica y tienesu origen en Heidegger. Distinguiremos entre el pensamientode Heiddeger en Ser y tiempo, que ha sido fecundo en ideasacerca de los sistemas tecnológicos, incluso en nuestros días,de las críticas que expresa en la posguerra en «La preguntapor la técnica» y otros escritos contemporáneos. Este segundo Heidegger ha tenido una influencia muchísimo mayor. Esel Heidegger que se adscribe a una corriente profundamentepesimista junto con Iacques Ellul y Lewis Mumford.!? Es unatradición que confronta el nuevo universo de la tecnologíacontemporánea con el mundo cotidiano en el que discurrennuestras vidas,
Nuestro mundo familiar se compone de prácticas, hábitos y tradiciones que trazan los límites de nuestra identidadde grupo y, quizás por ello, se convierten en algo más quedescripciones de cómo somos, adquiriendo un estatuto casi
1') Ellectorpuede encontraruna buena historia de la filosofía de la tecnología en los escritos de Carl Mitcham. especialmente en Mitcham 1 y 2.
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normativo, al menos en cuanto sirve para diferenciarnos ydistanciarnos de otros que no comparten esa identidad. Enlas civilizaciones tradícíonales-" la relación con el mundo yla inserción en él a través de los objetos técnicos se produceen medio de un equilibrio dirigido por el discurrir «naturaldel mundo natural. Los cambios, cuando ocurren, son lentosy no tienen efecto en el tiempo de las vidas de la gente, noafecta a sus expectativas psicológicas sobre el mundo ni a loslazos que les atan a los otros. El cambio técnico en esas sociedades es indistinguible en velocidad e importancia de losotros factores que configuran el cambio social. La irrupciónde la tecnología contemporánea habría producido una ruptura de esta situación originaria de equilibrio. Los grandes sistemas tecnológicos y el cúmulo de artefactos que nos rodeaestarían perturbando estas formas de vida normativamenteconstitutivas y llevándonos a otras en las que nos sentiría
. mas extraños y que, para decirlo en términos heideggerianos,cada vez nos alejarían más incluso de comprender la propiaesencia de la técnica.
El arte del mantenimiento de la motocicleta y la instrumentalidadheideggeriana
Probablemente la mejor ejemplificación de la filosofía heiddegeriana de la tecnología se encuentre en una novela bestseller de los años en que estaban comenzando los primerosmovimientos ecologistas, Zen yel artedel mantenimientode lamoto de Robert M. Pirsig. Narra un viaje a través de las llanuras centrales de Estados Unidos en una motocicleta que el
20 Entenderemos por tradicionales las anteriores o simultáneas peroenfrentadas al proceso de globalización: véase Castells 2. Castells ha señalado la paradoja que resulta de que el proceso de globalización impliqueun renacimiento de los movimientos sociales basados en señas de identidad.
autor realiza acompañado de su hijo. El cuidado de la motocicleta es el objeto de los pensamientos y las reflexiones delpadre, que ejerce de narrador a lo largo de las interminablesjornadas a través de las Creat Plains del Oeste Medio estadounidense y extiende esta meditación on the road a una meditaciónsobre la relación que establecemos con la tecnologia. Losgrandes sistemas tecnológicos nos convierten en extranjerosen un paisaje ajeno, cambian nuestra vida y transforman enextraños a nuestros propios instrumentos; por el contrario, lamotocicleta, en medio de las praderas, sin talleres de reparación, sin otra mediación que nuestra habilidad, metáfora delcaballo del antiguo pionero, nos reconcilia con la más viejade nuestras relaciones con los instrumentos. la de cuidarnos deellos porque dependemos mutuamente unos de otros.
Atraviesas un área de industria pesada de una gran ciudad y ahíestá toda la tecnología. Enfrente están las cercas de alambre depúas, los portones con candados. los letreros diciendo NO PASE,
Ymás allá, a través de la atmósfera de hollín, ves extrañas, feasformas de metal y ladrillo de propósito desconocido y cuyosmaestros artesanos nunca ves. No sabes qué tienes tú que vercon eso ni por qué está ahí, no hay nadie para decírtelo y entonces te sientes alienado, extraño, como si tú no pertenecierasaquí Ip. 15].
Cuando nos enfrentamos a los artefactos con otra actitud, con la de aquellos que saben que son cosas nuestras, delas que debemos cuidarnos, la tecnología se convierte en otracosa muy diferente. en algo que nos pertenece; cuando unose ocupa de su moto por sí mismo descubre hasta qué puntonuestra cultura ha aceptado la enajenación como un hechoconsumado:
Mientras trabajaba pensaba sobre esta misma falta de cuidadoen los manuales de los ordenadores que estaba editando. Escribir y editar manuales técnicos era lo que había estado haden-
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do para vivirlos últimos once mesesdel año, y sabía que estabanllenos de errores, ambigüedades, omisiones y de informacióntan resumida que tenías que leerlo seis veces para conseguirdarle algún sentido a aquello. Pero lo que me asombró desdela primera vez fue el acuerdo de esos manuales con la actituddel espectador que había visto en la tienda: estaba incorporadaen su formato. En cada línea estaba implícita la idea de que«aquí está la máquina, aislada en el tiempo y en el espacio detodo lo demás del universo. No tiene ninguna relación contigo, tú no tienes ninguna relación con ella diferente a la deapretar botones, mantener niveles de voltaje, comprobar lascondiciones de error... », y así todo lo demás. El mecánico notomaba realmente ninguna actitud diferente de la actitud delmanual hacia la máquina, o de la actitud que yo tenía cuandola compré. Yse me ocurrió que no hay ningún manual que tenga que ver con el objetivo real del mantenimiento de la moto,el aspecto más importante de todos. Tener cuidado de lo queestás haciendo es algo a lo que no se le concede importancia oque se da por supuesto.
En este viaje tendríamos que darnos cuenta, explorarlo unpoco, para ver si en esta extraña separación entre lo que elhombre es y lo que el hombre hace podemos obtener algunasclaves de lo que ha ido infernalrnente mal en este siglo xx. Noquería darme prisa, es una venenosa actitud del siglo xx. Cuando uno tiene prisa por algo quiere decir que no se va a preocupar mucho por ello y se va a dedicar a otras cosas [p. 25].
Pirsig nos habla pues de este extrañamiento de nuestracultura ante los objetos que nos rodean, no ya, como postulaba el determinismo tecnológico, porque nos dominan yconvierten en sus objetos, sino porque han dejado de ser algo nuestro para travestirse en meros medios de uso de los queno hay que cuidarse más que en tanto sirvan a su objetivo. Entérminos de Heidegger, son «emplazados» por su objetivo.
Para algunos autores [véase, p. ej., Mitcham 2] Heidegger es,con Ortega, el gran filósofo de la técnica, con quien coincide,curiosamente, en no haber escrito poco más que algún opúscu-
lo sobre el tema. Sea cual sea nuestro juicio sobre la posiciónheideggeriana, su influencia filosófica ha sido decisiva (en elcampo de la filosofía de la técnica, en los demás no tiene sentido resaltar su importancia), y lo curioso es que se ha extendidomucho más allá de la filosofía a ciertas formas de ingeniería como la arquitectura o la inteligencia artificial. Encontramos citasde Heidegger en textos de arquitectura, en manifiestos ecologistas, en manuales cristianos de bioética y en textos de ingenierosde robótica e inteligencia artificial «situada».
No hay en Heidegger, como es bien sabido, una actitudmuy proclive o defensora de la tecnología. Los años de maduración filosófica de Heidegger coinciden con la reacciónanticientífica y antitecnológica de la República de Weirnar."Muchos intelectuales, siguiendo la línea de La decadencia deOccidente de Spengler, achacaron a la ciencia y la técnica laderrota que la orgullosa Alemania había sufrido en la primera Guerra Mundial. La crítica de la tecnología alcanzó losmás profundos niveles filosóficos de orden ontológico, aunque su influencia se extendió por numerosos aspectos dela cultura, de la ciencia y del arte. Se acusaba a la ciencia y a latecnología, para decirlo rápidamente, de haber sido contaminadas por el materialismo. El historiador de la ciencia PaulForman ha reconstruido el impacto que tuvo esa actitud en laciencia alemana y cómo los científicos reaccionaron antela enorme presión de los intelectuales ocultando sus creencias filosóficas y abjurando de cualquier manifestación quepudiera ser malinterpretada como cercana al materialismo.La metafísica tuvo serias consecuencias políticas y culturales.No fue la única actitud ante la tecnología, pero sí fue ladominante en Alemania durante los años de la posguerra yconfiguró de forma esencial una tradición filosófica muy in-
21 La ciencia de esta época y la influencia que recibió del entorno intelectual anticientífico han sido estudiados por el historiador de la cienciaPaul Forman y por Sánchez Ron.
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fluyente a lo largo de todo el siglo. En su origen encontramosuna crítica en la que, quizá no por casualidad, coinciden Heideggery la escuela de Prankfurt.F La tecnología, se argumenta,está contaminada del espíritu dominador de la naturaleza. Elpecado original de la técnica no está en ella misma sino enese espíritu prometeico que se le achaca.
Heidegger hereda en parte esa tradición, pero añade algomás, su compromiso metafísico con una forma de entenderla tecnología: la tecnología es metafísica por otros medios. Laidea de la racionalidad técnica como racionalidad instrumental, para Heidegger, impide que seamos capaces aun decaptar la esencia de la tecnología,
de este modo damos testimonio de este estado de necesidad:que nosotros, con tanta' técnica, aún no experienciemos loesenciante de la técnica; que nosotros, con tanta estética, ya noconservamos lo esenciante del arte [véase Heidegger 1, p. 37).La técnica no es lo mismo que la esencia de la técnica [... ). Laesenciade la técnica tampoco es en manera alguna nada técnico. Por esto nunca experimentamos nuestra relación para conla esencia de la técnica mientras nos limitemos a representarúnicamente lo técnico y a impulsarlo, mientras nos resignemoscon lo técnicoo lo esquivemos [p. 9).
y Heidegger nos propone una definición de esta esencia:
Si nos preguntamos paso a paso lo que es propiamente latécnica, representada como medio, llegaremos al salir de looculto. En él descansa la posibilidad de toda elaboración productora.
La técnicano es pues un mero medio, la técnicaes un modo de salir de lo oculto. Si prestamos atención a esto se nos
22 Me refiero fundamentalmente a Dialéctica de la Ilustración, que aefectos de lo que estamos debatiendo es una especie de manifiesto de revisi6n de la actitud ilustrada.
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abrirá una región totalmente distinta para la esencia de la técnica. Es la región del desocultamiento, es decir, de la verdad[Heidegger 5, p. 15).
Que la técnica no sea un mero medio es un descubrimiento notable. Heidegger va a mostrar una comprensión dela racionalidad técnica que llega más allá de la mera racionalidad instrumental a la que aludíamos en la cita de DanielBell al comienzo. En Ser y tiempo Heidegger establece una reflexión metafísica sobre la instrumentalidad que tiene mucho que ver con el análisis que hace Wittgenstein de lasformas de vida. La separación del mundo de la conciencia yel mundo objetivo no se reunifica en la vieja solución idealista, sino a través de un nuevo análisis del mundo-a-mano enel que se realiza la existencia:
Los griegos tenían un adecuado término para (cosas», pragmata,esto es, aquello con lo que se tiene que ver en el «andan> que"se cura de» (praxis). Perodejaron ontológicamente en la oscuridad junto al carácter específicamente "pragmático» de lospragmata y los definieron inmediatamente como (meras cosas»[Heidegger 1, p. 81).
Esta reivindicación de las cosas como ptagmata ha dadopie a que Richard Rorty y Hubert Dreyfus, dentro de la ola dereivindicación actual de las identidades filosóficas estadounidenses, reivindiquen a su vez a Heidegger como pragmatista[véanse Rorty y Dreyfus 2J, pero quizás Heidegger esté diciendo algo ontológicamente más fuerte que lo que el pragmatismo de James o Dewey pretendían. Heidegger está hablandode un mundo constitutivo humano en el que no cabe hablar delo natural como opuesto a lo artificial, y mucho menos de lointerno y representacional como opuesto a lo externo causal:
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Enel «andan> se encuentra un útil para escribir o el palillero,elútil para cosero la aguja, el útil para hacer algoo el instrumento, el útil para caminar o el vehículo, el útil para medir o el instrumento de medida [p. 81].
Un útil es «algo para» [... j, en la estructuraexpresada conel «para» «hayuna referencia» de algo a algo [p. 81].
El útil, respondiendo a su (ser útil», «es» siempre por laadscripción a otro útil: palillero, pluma, tinta, papel, carpeta,mesa, lámpara, mobiliario, ventanas, puertas, cuarto. Estas «cosas» jamás se muestran inmediatamente por sí, para llenar como una suma de cosasreales un cuarto [p. 811·
si observamos estos textos encontraremos en los objetospropiedades que tradicionalm~nte se han aplicado a los conceptos, como es la referencia a otra cosa, la intencionalidad yla capacidad de componerse en unidades mayores. No es porcasualidad: Heidegger está analizando el «mundo-a-mano» delos objetos mediante categorías que, como más tarde comprobaremos, son propiedades que tienen los diseños: la referenciaa una función y la dependencia en su funcionalidad de otrosdiseños que completan su identidad, del mismo modo que latuerca necesita ser completada con el tornillo. Y esta cornposicionalidad de los útiles «compone» un mundo en el que lo natural existe como materia que es conformada en el diseño. Loque Heidegger piensa de los útiles se aplica en parte también alas representaciones conceptuales en el modo en el que se relacionan con el mundo. Heidegger, como Wittgenstein, se alejadel representacionalismo cartesiano que separa lo «interno» omental de las habilidades corporales: las representaciones, aligual que la materia, solamente existirían en cuanto corporeizadas en las habilidades que permiten al sujeto tener una existencia en el mundo. De ahí que los descubrimientos en lo querespecta a la técnica en Heidegger resulten tan novedosos, puesconectan con una de las formas recientes más interesantes enel estudio de aquello que el lenguaje y los artefactos comparten, el modo de conectar con el mundo.
Este territorio intermedio es un dominio ontológico queHeidegger con toda la razón no quiere reducir a la antropología, al contrario, es el lugar en el que tiene que construirse el dominio del hombre. «Enel útil usado es codescubierta por mediodel uso la "naturaleza", la "naturaleza" a la luz de los productosde la naturaleza» [p. 84]. Se trata de un espacio de interaccióny de posibilidades que emergen a la luz, con lo que adquieresentido la idea de la técnica como un aparecer, puesto que constituye un ámbito en el que tiene lugar la existencia, que no essino una realización temporal de posibilidades.
En la siguiente sección veremos a modo de ejemplo cómo estas ideas de Heidegger han sido recuperadas en unaaproximación recientísima a algunas de las tecnologías másimportantes contemporáneas, la Inteligencia Artificial y larobótica.
Inteligencia sin representación
Esta interpretación que hacemos de Heidegger nos muestraun criterio de racionalidad tecnológica lejano respecto de lascaricaturas de la «racionalidad instrumental- que solemosencontrar en muchos textos tecnófilos y tecnófobos. Pues siel mundo-a-mano es un mundo que el hombre hace y en elque al tiempo se hace, la racionalidad es una propiedad quedefine algunas de las trayectorias posibles, algo sobre loque el análisis de Heidegger no tiene en principio una posición comprometida en términos del propio análisis.
De hecho esta interpretación es la que ha influido en unaregión de la tecnología tan aparentemente lejana a la filosofía heideggeriana como es la inteligencia artificial, que no creoinoportuno traer a colación [véanse Brook y Steels (comps.).Clark, Dreyfus 1, Dreyfus y Dreyfus, Winograd y Flores]. Estos autores comparten independientemente de sus diferenciasun profundo malestar con la inteligencia artificial clásica, no
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ya sólo como tecnología sino como proyecto teórico para estudiar la inteligencia. La inteligencia artificial clásica habríaestado dirigida, desde el punto de vista de esta concepción,por el paradigma cartesiano representacionalista con la únicapeculiaridad de haber trasvasado el representacionalismo internalista mental al nuevo lenguaje del procesamiento de información: los conceptos tradicionales serían ahora objetos enun lenguaje mental que, en principio, no establecería diferencias ontológicas entre lo que ocurre internamente en unamáquina procesadora y lo que ocurre en el cerebro. El cuerpoy el contexto de acción sería únicamente un lugar o circunstancia donde se produce la acción causada por los estadosinternos, cuya esencia son sus relaciones informacionales ocomputacionales, que determinan su carácter computacional. Éstas son a grandes rasgos las principales característicasdel paradigma computacional en inteligencia artificial y porextensión en filosofía de la mente. Dreyfus [1] ya protestócontra la imagen del hombre que se derivaba de esta concepción, y desde hace años ha sido materia de controversia en elterreno de la filosofía de la mente. No es sin embargo el terreno al que queremos llevar nuestro ejemplo. Dentro de lapropia inteligencia artificial y especialmente en los autoresdedicados al diseño de robots y agentes artificiales preparados para sobrevivir en contextos abiertos y no predecibles, seha producido en los últimos años una reivindicación de lasideas heideggerianas de la situacionalidad en un «mundo-amano» de actividades."
23 Hasta tal punto se declaran continuadores de la tradición heideggeriana que Winograd y Flores, y en panicular Winograd, padre en cierta medida de los programas capaces de comprender mundos externos, dedicanel capítulo 3 de su libro a (explicar» la filosofía heideggeriana. Y lo mássorprendente es lo recomendable de su lectura para alguien ajeno al pensamiento de Heidegger. No solamente Heidegger ha influido en esta concepción. Como reconoce Andy Clark, también Merleau-Ponty, Píaget, Vigotskyy todos aquellos que han concebido la actividad mental como una activi-
Rodney Brooks ha dado un nombre propagandístico a estacorriente que no hubiera desagradado al propio Heidegger: «inteligencia sin representación». Consiste en el proyecto de concebir la inteligencia como una interacción mediada, continua,temporal entre el cerebro, el cuerpo y sus órganos, los instrumentos y el mundo, de modo que la actividad resultante es unproducto cooperativo de la interacción de todos estos elementos. Laracionalidad no es tratada como una propiedad internay mucho menos representacional en donde los cálculos determinen cada uno de los movimientos. Siusamos la metáfora deun tango, que no puede ser bailado individualmente, podríamos hablar de la racionalidad como de una propiedad parecida a la armonía de los movimientos del baile. Hay muchas formas de bailar, algunas de ellas son armónicas y otras no: laracionalidad sobrevendría sobre la forma de la interacción «situada» en el mundo. De acuerdo con esta interpretación de la filosofía heideggeriana, el carácterdel mundo técnico, su carácterontológico, sería independiente de cualquier noción de racionalidad que podamos considerar. Se trata tan sólo de una formade superación de la concepción representacionalista, la concepción en la que las técnicas son representaciones en forma de reglas, y postular una situacionalidad o «armadura» (algo quequizás tiene que ver con el Gestell de «La pregunta por la técnica»), una mirada dirigida al proceso, antes que al Estado. La racionalidad, instrumental o no, nada tiene que ver en una orientación que pretende ser ontológica.
Pero estas ideas no agotan todo lo que Heidegger sostuvoacerca de la técnica. Junto a este Heidegger que aporta una visión positiva de la habilidad técnica encontramos al Heidegger de la posguerra irremisiblemente pesimista respecto a latecnología.
dad «situada» han influido en esta concepción, pero lo que a nosotros nosimporta en este momento es cómo se relaciona con la propuesta metafísica heideggeriana.
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Técnica y destino
Después de la guerra, hacia 1959, Heidegger desarrolla unaversión alejada de las ideas sobre la instrumentalidad de1927 y cercanas a las que Horkheimer y Adorno estaban difundiendo:
Ahora el mundo aparece como un objeto al que el pensamiento calculador dirige sus ataques y a los que ya nada debe poderresistir r...j. La naturaleza se convierte así en una única estación gigantesca de gasolina, en fuente de energía para la técnicayla industria modernas [Heidegger 3, p. 23].
La pregunta fundamental de la ciencia y de la técnica contemporáneas no reza ya: ¡de dónde se obtendrán las cantidadessuficientes de carburante y combustible? La pregunta decisivaes ahora: ¡de qué modo podremos dominar y dirigir las inimaginables magnitudes de energía atómica y asegurarle asi a lahumanidad que estas energías gigantescas no vayan de pronto-aun sin accionesguerreras-e- a explotar en algún lugar y aniquilarlo todo? [p. 23].
Pero Heidegger, pese a algunas interpretaciones, no es unecologista avant la lettre, sino que nos propone algo diferente,una especie de desasimiento de los objetos técnicos, un modo de estar en donde
nuestra relación con el mundo técnico se hace maravillosamente simple y apacible. Dejamos entrar objetos técnicos ennuestro mundo cotidiano y al mismo tiempo los mantenemosfuera, o sea los dejamos descansar en sí mismos como cosasque no son algo absoluto, sino que dependen ellas mismas dealgo superior [... ]. Denomino la actitud por la que nos mantenemos abiertos al sentido oculto del mundo técnico laaperturaal misterio [Heidegger3, p. 27].
Dreyfus ha encontrado en esta actitud de Heidegger unallamada a una relación libre con la técnica, una manera deusarla sin quedar atrapado por ella, Dreyfus considera queesta actitud es la que encontramos en la cultura japonesa[véase Dreyfus 3, p. 99], Y es también la actitud que encontramos en el ensayo-relato de Pirsig que por algo se titula ElZen yel arte del mantenimiento de la moto. Puede que sea cierto, en cualquier caso el argumento que desarrollamos aquíno tiene que ver con cuál haya sido la verdadera actitud deHeidegger, sino con las consecuencias que tienen algunasideas que han sido influyentes después de él. Es más, concedo que esta interpretación ecologista puede ser la correcta.Pero incluso así, precisamente en esta forma, se muestra ya loque me parece que reside el aspecto más dañino, más sutilmente dañino y peligroso: es una forma de pensar la técnicaesencialmente antidemocrática y antihumana.
y no porque Heidegger personalmente no tuviera mayorinterés por la democracia, que es sabido que no lo tenía, nipor su compromiso con el nacionalsocialismo, que sabemoshoy que nunca abandonó, pese a tantos intentos de salvarlo,sino porque de un modo esencial su comprensión metafísica, y de su tesis de la técnica como desvelamiento de undestino al que la acción intencional es ajena, lleva necesariamente a un desinterés por la cuestión de la transformacióndel presente como producción del futuro. Porque la comprensión de la técnica como un aparecer no puede desligarsede un pensamiento en el que el destino es inhumano, es ajeno y en el que sólo cabe una actitud poética de desasimiento,una actitud que es aparente y superficialmente religiosa perorealmente hipócrita: no prohíbe el disfrute, incluso el disfruteirrestricto de los bienes de la técnica, no prohíbe el uso delpoder, prohíbe el querer, el deseo, sobre todo el más profundode los deseos, el de no someterse al destino,
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porque todo análisis de la situación se queda corto al interpretar por adelantado el mencionado todo del mundo técnicodesde el hombre y como su obra. Se considera lo técnico, representado en el sentido más amplio y en toda la diversidad desus manifestaciones, como el plan que el hombre proyecta yque finalmente le obliga a decidir si quiere convertirse en esclavo de su plan o quedar como un señor.
Mediante esta representación de la totalidad del mundotécnico, todo se reduce al hombre, y, como sumo, se exige unaética del mundo técnico. Atrapados en esa representación, nosreafirmamos en la opinión de que la técnica es sólo una cosadel hombre. Se hace oído sordo a la llamada del ser que hablaen la esencia de la técnica.
Dejemos de una vez de representar lo técnico sólo técnicamente, esto es, a partir del hombre y de sus máquinas. Prestemos atención a la llamada bajo cuyo influjo se encuentran ennuestra época, no sólo el hombre, sino todo ente, naturaleza ehistoria, en relación con su ser [Heidegger 2, p. 811.
Este texto de Identidad y diferencia me parece sumamenteilustrativo y aleccionador para todos aquellos que pretendenuna recuperación de Heidegger con propósitos éticos y aunpolíticos. Quienes creen que acabando con la forma de representar «lo técnico sólo técnicamente» ya han hecho las pacescon Heidegger se equivocan: en e! mismo paquete están todas las demás instancias, las éticas, las políticas, las antropológicas. Porque las exigencias del ser son inhumanas, en e!sentido de que las cosas humanas, tan humanas como e! fríoo e! calor, no cuentan en el camino de! destino de! ser.
Quisiera traer a colación un texto más bien anecdótico enlo que respecta a las ideas de Heidegger sobre la técnica. Noencontraremos muchas propuestas concretas en Heidegger(salvo su programa de acción en e! rectorado, pero mejor lodejamos a un lado). Sin embargo, en «Construir, habitar,pensar» entró en la consideración de un problema tan con-
creta como la falta de vivienda al que aplicó su método y estrategia filosófica y concluyó en estos términos:
iQué pasa con el habitar en ese tiempo nuestro que da quépensar? Se habla por todas partes, y con razón, de la penuria deviviendas. No sólo se habla, se ponen los medios para remediarla. Se intenta evitar esta penuria haciendo viviendas, fomentando la construcción de viviendas, planificando toda laindustria y el negocio de la construcción. Por muy dura y amarga, por muy embarazosa y amenazadora que sea la carestía deviviendas, la auténtica penuria del habitar no consiste en primerlugar en la falta de viviendas. La auténtica penuria de viviendases más antigua aún que el ascenso demográfico sobre la tierra yque la situación de los obreros en la industria. La auténtica penuria del habitar descansa en el hecho de que los mortales primero tienen que volver a buscar la esencia del habitar, de quetienen que aprender primero a habitar. iQué pasaría si la falta desuelo natal del hombre consistiera en que el hombre no considera aún la propia penuria del morar como la penuria? Sin embargo, así que el hombre considera la falta de suelo natal, ya nohay más miseria. Aquélla es, pensándolo bien y teniéndolobien en cuenta, la única exhortación que llama a los mortales alhabitar [Heidegger 4, p 142).
Leído este texto como una llamada al espacio vital se llena de connotaciones terribles, si atendemos al uso que hizoe! nazismo de ese término; pero leído ateniéndonos únicamente a los términos filosóficos demuestra una llamada auna esencia del espacio de habitación difícilmente comprensible o bien terriblemente «conservadora». El problema quesubyace nace de la contradicción interna en el pensamientode Heidegger.v' Mientras que ha determinado correctamen-
24 Esta tensión tiene también su correlato en la actitud estéticade Heidegger. siempre paralela a la actitud hacia la técnica. Molinuevo ha insistido en la separación de los varios aspectos de la filosofía de Heidegger ysobre qué cosas son y no son recuperables. Su análisis, creo, puede trasladarsea la filosofía de la técnica.
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te que no podemos separar a la gente de los lugares, en tantoque espacios que habitan, porque son parte de su constitución diríamos nosotros, Heidegger abandona de pronto elproblema real, técnico, político y moral de qué, cómo, paraquién, para qué, dónde, etc., construir y se retira a un lugarque llama el pensar que a) en primer lugar deja sin respuesta los problemas centrales antropológicos (y también metafísicos) y b) en su lugar da una respuesta que, consideradacon los ojos más compasivos, suena a tautológica: habitar eshabitar.
No resisto la tentación de comparar este texto de Heidegger con este otro del más radical de los arquitectos de la Bauhaus, Hans Meyer:
Construir es la organización de los procesos vitales. Construires sólo en parte un procedimiento técnico. El diagrama económico son lasdirectrices que determinan el esquema del proyecto de la construcción. Construir no es ya una tarea individual,en la que se realizan las ambiciones arquitectónicas. Construires un trabajo de un conjunto de artesanos e inventores. Únicamente el que sabe dominar los procesos vitales trabajando encolaboración con los demás puede considerarse realmente unbuen constructor. Construir, si antes representaba un negocioindividual (favorecido por la desocupacióny por la escasez devivienda), ahora es una empresa colectiva de toda la nación[Meyer].
Meyer, director unos años de la Bauhaus hasta 1930,cuando en Alemania ya era imparable la marea del fascismo,hizo explícito un programa y un proyecto para la tecnologíaque explica perfectamente por qué la Bauhaus sufrió tantaspersecuciones desde su nacimiento en los consejos obrerosde 1919, y que, también hay que decirlo, por qué ahora se rechaza tantas veces bajo la acusación de funcionalismo, tecnologismo, etc., olvidando este componente político y moralsin el que no tiene sentido.
LA RACIONALIDAD COMO ASTUCIA DE lA RAZÓN
Es el momento de reconsiderar las críticas de la racionalidadinstrumental y plantear claramente ya cuál es nuestra opción,que iremos desarrollando a lo largo de los demás capítulos.
Lafiabilidad de la racionalidad
¿Aqué estamos llamando racionalidad? No tenemos una buena caracterización de la racionalidad aunque no nos faltan sistemas de normas racionales. La noción económica, instrumental,tecnológica de racionalidad prescribe, en un mundo de recursosescasos, alcanzar los objetivos buscados con el menor costo posible. La racionalidad nos ordena ser eficientes en nuestras acciones." Pero no está muy claro qué significa: numerosos filósofos han protestado contra la restricción de la racionalidad a laelección de medios dejando a un lado la deliberación de finesy la discusión de normas, muchos economistas han señalado lainsuficiencia de la teoría de la decisión clásica para explicar ypredecir la conducta económica correcta sin introducir normasmorales de conducta-" Todas las críticas se resumen en dos:la racionalidad instrumental es muchas veces insuficiente (sepuede ser instrumentalmente «racional», pero completamentetonto y ciego como agente que toma decisiones) y en no pocas
25 Véanse Quintanilla 5 y la discusión que hacemos más adelante.26 Los economistas y matemáticos han desarrollado la teoría de la de
cisión y la teoría de juegos como modelos de decisiones racionales en contextos de incertidumbre y dependencia de las acciones de muchos agentes,sin embargo, hay una queja universal contra el formalismo matemático dela teoría de la decisión. Los psicólogos han observado que los sujetos ncrmales (subrayamos el «normales»] no siguen las normas de la teoría de ladecisión cuando realizan juicios intuitivos sobre las situaciones en las quedeben tomar decisiones. H. Simón. y después de él numerosísimos teóricos de la ciencia cognitiva, han propuesto una noción «satisfactora» más
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ocasiones es innecesaria, puesto que bastan criterios menos exigentes para adoptar decisiones correctas e intuitivamente racionales.
No sabemos si hay un criterio adecuado de racionalidad,pero sí podemos recoger muchas de las críticas en una nociónque no abandona el componente normativo que usualmenteadscribimos al término «racional», y al tiempo relativiza elcomportamiento racional a los contextos en los que tomamos decisiones: la racionalidad es la facultad que tenemospara adoptar las decisiones correctas y, como tal, exigimosque sea simple y llanamente una facultad fiable.
1) La fiabilidad es siempre relativa a la exigencia del contexto: no es lo mismo tomar una decisión en un contexto enel que las alternativas están bien definidas, los objetivos determinados y consensuados y los medios contrastados, queen los contextos más habituales en los que faltan algunas deesas condiciones. Tendríamos, desde este punto de vista, contextos que son más o menos exigentes y que nos piden normas equivalentes de racionalidad. No exigimos que sea unaracionalidad máxima ni nos conformamos con lo que a vecesse denomina «racionalidad mínima», sino que exigimos quetenga las garantías adecuadas al contexto. Ser racional en lavida cotidiana, en asuntos pequeños, no exige la misma reflexión que cuando dependen bienes o vidas ajenas de nuestrasdecisiones.
La racionalidad es, para decirlo en pocas palabras, la propiedad que describe la calidad de los controles de calidad que adoptamos respecto a nuestras inferencias y decisiones.
2) En segundo lugar, es concreta y «situada»: recuperamos la idea de la racionalidad como capacidad para crear y
que maximizadora de racionalidad: el agente es racional cuando toma ladecisión que le parece mejor relativamente a su conocimiento y sus capacidades, no la absolutamente mejor.
aprovechar las oportunidades, de la racionalidad tecnológica como astucia: 27
El mito de Odisea el astuto ha sido convertido por Horkheimer y Adorno, en la Dialéctica de la Ilustración, en el paradigma de la racionalidad ilustrada en la Antigüedad. Odiseaengaña a los hombres y a los dioses, sobre todo a los dioses,que ahora quedan puestos al descubierto en su impotenciaante la capacidad de simulación de Odisea. Horkheimer yAdorno estaban preocupados por la capacidad de la ilustración griega para destruir los mitos, sustituyendo, según ellos,los viejos mitos por el nuevo mito que representa Odisea. Pero hay muchos más aspectos en Ulises que los que Horkheimer y Adorno han resaltado, incluso creo que han ocultadoprecisamente los más relevantes desde el punto de vista de laracionalidad. Ulises es quien está más harto de la guerra y delas venganzas. Ha acudido a Troya por obligación, pero resuelve la situación actuando como estratega hábil e inventaun artefacto y un engaño que ayuda a ganar la guerra. No es unpacifista, claro, pero no es el militar y militarista profesionalAquiles, ni el poderoso Agamenón que es capaz de desencadenar una guerra para satisfacer su orgullo de amante herido.Ulises se encuentra con la violencia y trata de resolver la situación de la forma más racional posible. Insisto en los dostérminos. En su posterior viaje es perseguido por los dioses,cómo no, a quienes la inteligencia les molesta. Y en variasocasiones nos muestra Ulises las terribles contradicciones yparadojas de la racionalidad, cómo para ser racional a veceshay que ser irracional, por ejemplo, ordenando a sus hombres que no cumplan sus órdenes cuando el canto de las sirenas haga insoportable la llamada.
27 Debo esta noción a JesúsVega [2], quien la ha desarrollado históricamente y quien ha dirigido mi atención hacia el mito de Odisea. Jesús insiste más en la capacidad de ser hábil en las acciones situadas, mientrasque la noción que aquí presentamos incluye un momento más amplio dedescubrimiento de las alternativas.
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Laracionalidad de Ulises es cualquier cosa menos una racionalidad plana e instrumental, al menos según las caricaturas que de la racionalidad instrumental se hacen. Su historiaes una historia de contingencias ante las que su razón reacciona aprovechando las circunstancias favorables. La racionalidad de Ulises integra aspectos morales, sin los que noentenderíamos su capacidad para convencer a los compañeros de proseguir el viaje, pero no es mera moralidad, no se reduce a ella. La racionalidad de Ulises es su habilidad paraexplotar las posibilidades. La habilidad en situaciones contradictorias, tensas, de incertidumbre y riesgo, la mezcla deaudacia, prudencia y capacidad para el éxito son los componentes esenciales de la racionalidad.
La.s dimensiones extendida.s de la racionalidad tecnológica
El agente aprovecha las oportunidades que le brinda el contexto, y al hacerlo es racional cuando toma la decisión másadecuada a sus intereses. Pero los intereses no son necesariamente meros instrumentos. La decisión puede tomar encuenta varias dimensiones [véase Nozick]. De hecho sin ellasno podriamos entender el cambio técnico. Solamente la primera de ellas corresponde a lo que tradicionalmente hemosentendido como racionalidad instrumental:
1) Eficiencia. Quintanilla [5] propone un análisis de lanoción de eficiencia tecnológica que recoge de un modo sensato y más realista la idea de racionalidad del ingeniero y eleconomista sin reducirla a la mera relación entre costo y beneficio. Distingue entre los objetivos conscientemente propuestos y los resultados realmente conseguidos. De esamanera se puede establecer una noción de eficiencia comoadecuación de los medios a los objetivos. La idea tradicionalingenieril es la eficacia «termodinámica» o relación entre potencia y gasto en términos de unidades de energía, es decir, la
efectividad y capacidad de alcanzar resultados o el que losobjetivos buscados estén incluidos en los resultados. Pero,como dice Quintanilla, no se deben matar moscas a cañonazos, por lo que podemos distinguir también la adecuación deuna acción que mide el grado de distancia entre los objetivospropuestos y los resultados conseguidos. Por último, la eficiencia de una acción consiste en la relación entre la intersección de los objetivos y los resultados dada la unión deresultados y objetivos, es decir, la adecuación entre objetivosy resultados obtenidos.
2) Valor. Puede que no sea suficiente que las acciones seaneficientes para que sean racionales, pues una acción puede tenerun valor, más allá de los resultados que se obtengan en esa acción, por el hecho de que esa acción «significa» algo, o comoNozick propone, porque su valor es el valor de todas las acciones de una clase. No se puede limitar la racionalidad de las acciones tecnológicas a lo que propone un utilitarismo restrictivo.Muchas de ellas incorporan la intención de mostrar que así sedeben hacer las cosas, que las hacemos de esta forma porque asíse deben hacer." Más adelante (en el capítulo «El control socialde la tecnología ... ») analizamos cómo esta idea permite incorporar los valores, entre ellos los valores internos del artesano yel ingeniero, pero también los valores sociales consensuados odecididos. Esta normatividad interna no es ajena a la racionalidad y debe ser recogida por ella. Por ejemplo, cuando un artesano, ingeniero o técnico insiste en que las cosas hay que hacerlas con un alto nivel de calidad, la decisión no es solamente
28 Nozick se refiere por ejemplo a la utilidad interpersonal: pensemosen la utilidad de no mentir o de ser fiel a la pareja: el hacerlo así ahora recoge la idea de que si violara la regla haría mucho más verosímil la próxima violación. Lo mismo ocurre con la utilidad estratégica interpersonal:superar la desidia en este instante hace más verosímil que pueda hacerloen otras ocasiones. La idea de utilidad extendida que aplicamos aquí no serefiere solamente a estos aspectos, sino a un concepto mucho más ampliode racionalidad tecnológica.
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instrumental, sino que incorpora un valor extendido que recogemos en esta idea del valor de significado de la acción.
3) Referencia simbólica. Hoy sabemos que las catedrales ylos relojes se extendieron en parte por necesidades técnicasyen parte por los efectos simbólicos de la decisión tecnológica.Un reloj señalaba elementos de identidad profunda del sujeto que toma la decisión. y la función simbólica de las decisiones tecnológicas no es un elemento ajeno a la racionalidad, alcontrario, es uno de los elementos que suele formar parte enlas controversias tecnológicas. Es racional incorporar a las decisiones el hecho de que representan nuestras fronteras comoindividuos, grupos o comunidades. De esta manera puede recogerse en cierta forma la idea de estilo que no solamente esimportante en arte sino también en tecnología, especialmente en los sistemas tecnológicos contemporáneos.
Estas dimensiones configuran la decisión del agente o están dadas por la naturaleza de la acción. En la tecnología seconfiguran estas tres dimensiones de manera interna en la lógica de su desarrollo. Si las ignoramos nunca entenderemoslas decisiones tecnológicas, o, peor aún, tendremos que reconocer que casi todas son irracionales.
Pero el elemento que quisiéramos resaltar es la contingencia que recoge el concepto de oportunidad. Las oportunidades son a la vez subjetivas y objetivas: son los cursosdisponibles de acción que el sujeto tiene que valorar. Estánahí, pero el agente debe descubrir y saber que están disponibles. Son posibilidades sobre las que hay que razonar. No todos los objetivos son posibles, ni representables siquieraantes de disponer de los medios adecuados, no todos los objetivos son realizables, no todos los objetivos son legítimos, ylo más importante, no todos los objetivos están dados: hayque descubrirlos, hay que proponérselos y hay que ser capazde organizar los medios para llevarlos a cabo. Esta situacionalidad de las oportunidades dentro de un espacio de posibilidades hace que no sean los elementos fijos como suponen
los economistas. Los contextos reales de acción y decisiónson procesuales, interactivos, narrativos, y las decisiones nosólo tienen que ser correctas, adecuadas en el sentido estructural, sino que han de tomarse en tiempo real, a tiempo y deben adaptarse a la situación concreta.
No hay nada más irracional que un tonto con un manualde instrucciones. La imagen del ingeniero calculador con laregla de cálculo y el cálculo de la regla no es más que una caricatura hecha por gente alejada de las decisiones reales. Elestudio histórico de la innovación tecnológica nos resaltapor el contrario lo habitual que es encontrar elementos denormatividad interna, de simbolismo y sobre todo de capacidad para ver más allá que los demás las oportunidades en unmundo de posibilidades. Yde ser hábil para realizarlas, astuto para engañar a la naturaleza y a los dioses.
Este difícil equilibrio de contingencia y elementos estructurales es el que se recoge en la idea de racionalidad como astucia, como virtud de aprovechar la situación. Incorporaelementos morales pero no es mera aplicación de un código,incorpora elementos de identidad, pero no es mera propaganda. No es racionalidad máxima ni mínima, es racionalidad fiable, suficiente.
RESUMEN
En este capítulo hemos analizado tres corrientes muy importantes del pensamiento contemporáneo sobre la tecnologíaen lo que respecta a la noción de racionalidad tecnológica.
De la discusión del determinismo tecnológico podemosseparar la cuestión de que los problemas tecnológicos seentrelacen y formen un tejido inseparable con problemas sociales y psicológicos, de la tesis determinista. Un problematécnico rápidamente trasciende lo técnico puesto que se inserta en una red de cuestiones de relaciones con un medio
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técnico en el que esa solución tiene lugar, con un ambienteeconómico, que la hará posible, y con un ambiente socialy de uso, que le dará sentido. La complejidad explica que toda decisión tenga consecuencias (a veces no queridas) endiferentes niveles y en lugares alejados del campo de decisión. Pero esta observación no implica el determinismo. Lafilosofía determinista produce el abandono del problema dela racionalidad: no hay racionalidad cuando sólo intervienencausas. Pero necesitamos la racionalidad porque vivimos en unmundo de incertidumbre y riesgo, y son los problemas realmente duros los que exigen que nuestra razón funcione conlucidez: si la razón fuera mero cálculo no la necesitaríamos.Por último, es falso que la tecnología determine las sociedades: es un factor más entre los otros que las configuran, peroella misma depende para su subsistencia de lo que estas sociedades decidan.
En cuanto al constructivismo, también hay una observación correcta que no puede soslayarse: la flexibilidad interpretativa de todos los sistemas técnicos. La identidad de losartefactos es inestable y está sometida a discusión en los primeros momentos de la innovación y el diseño. Posteriormente la interpretación se fosiliza en la costumbre, y unasolución contingente se convierte en lo que antes era solamente una opción que había que discutir frente a otras. Deahí que necesitemos un sujeto colectivo democrático y lúcido: no basta reconocer el carácter social de las decisiones técnicas, antes bien se plantea el problema de cómo construir elsujeto social que tome las decisiones de manera que las opciones del futuro dependan de lo que se decida colectivamente. Yeso no es ajeno a la racionalidad, por el contrario,la racionalidad colectiva es una de las formas más difíciles deconseguir de la racionalidad y uno de los proyectos de másdesesperanzada urgencia. Aunque, sin duda, para conseguirlanecesitamos abandonar la frivolidad posmoderna del constructivismo.
Por último, Heidegger: de él aceptamos en primer lugarque el hombre y su medio técnico están para siempre imbricados, )\ en segundo lugar, que las formas de vida son normativas, que si abandonamos la referencia a nuestras formasde vida hemos abandonado también el problema originariode lo técnico. Pero no podemos aceptar la existencia de unnivel de pensamiento originario anterior, posterior o transcendente a los problemas reales y directos cotidianos: no haysentido en la historia que haya que desvelar. Hay que dar sentido todos los días a nuestras historias particulares. Si estamos más próximos a Heidegger que a todos los demás enuno de los aspectos, nos separa de él una zanja mucho másprofunda que con el resto porque recorre la noción mismade racionalidad. Nunca puede ser un trasunto pálido de unplan oculto en la historia que no acabamos de desvelar loshumanos. No hay destino, somos los únicos responsables dela historia, los únicos; y necesitamos la racionalidad para queesa responsabilidad no se disuelva en disculpas.
Frente a estas tres nociones proponemos una noción deracionalidad como capacidad para descubrir y aprovechar lasoportunidades. Una noción que recoge la contingencia de lacircunstancia y la habilidad para aprovecharla, pero tambiénla norma de que la decisión sea la más adecuada posible. Estanoción es la que desarrollaremos en los siguientes capítulos.
SUGERENCIAS IlIBJ.JOCRÁFlCAS
Sobre el determinismo tecnológico, Smith y Marx presentanuna muy recomendable antología de estudios sobre el concepto. El representante contemporáneo más conocido esLangdon Winner [1 Y2], aunque ya encontramos varios elementos en Mumford, uno de los grandes clásicos de la historia y filosofía de la tecnología. Una crítica muy acertadadesde el punto de vista político se encuentra en Feenberg. En
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cuanto al constructivismo, la antología de M. González, J. A.López Cerezo y J. L. Luján recoge algunos de los trabajos másimportantes. Latour [1 y 2] representa la posición más extrema. Una posición más matizada se encuentra en Bijker y enla antología ya clásica de Bijker, Hughes y Pincho Las consecuencias del pensamiento heiddegeríano para la tecnologíahan sido desarrolladas especialmente por Agre, Dreyfus [1] Ypor Winograd y Flores en lo que se refiere a los campos dela inteligencia artíficial y la robótica, pero extensibles a toda latecnología. Sobre la noción de racionalidad extendida, Nozick es una buena introducción. Nudler (comp.) recoge varios estudios sobre la noción de racionalidad relevantes paranuestra presentación.
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ENEL CAPrIlIl.o ANTERIOR liEMOS SOSrENIDO que las tres grandes tradiciones en filosofía de la técnica de nuestro siglo, la tradición crítica, la sociológica y la hermenéutica,
tienen elementos valiosos que pueden ser mantenidos yelementos rechazables de los que debemos distanciarnos. Esunaafirmación que ahora pondremos a prueba exponiendo quéconcepto de tecnología nos permite tal conclusión. Buscamos una característica que nos explique la creatividad, lacapacidad de extenderse a todos los rincones, la transformación que introduce la tecnología, en definitiva, un criterio dedemarcación. Un criterio así es una frontera conceptual quetrazamos en un fenómeno histórico y cultural. Hablamos dehistoria del arte, de historia de la ciencia y de historia de latécnica como fenómenos parcialmente autónomos 1 y nos referimos a tradiciones culturales que se mantienen vivas entanto se preserve la memoria de procedimientos, objetos y resultados que, observados a lo largo de intervalos temporaleslargos, configuran una trayectoria parcialmente autónomarespecto a otras regiones de la cultura.
1 Nótese, sin embargo, que no siempre necesitamos criterios de demarcación: si queremos contar la historia de la cama, no necesitamos másque identificar el objeto (cama» y situar cada ejemplar en un marco de referencia temporal. No existe ninguna relación interna en el proceso decambio. Un criterio de demarcación se aplica a fenómenos culturales cuyahistoria adquiere una cierta autonomía respecto a otros, aunque interactúecon ellos, como ocurre, por ejemplo, con el artey la filosofía, la ciencia y latécnica, etcétera.
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No tenemos una definición clara del territorio de la tecnología: no ha recibido aún la atención cultural que han merecido otros fenómenos culturales. El reciente libro de CarlMitcham [21 es un volumen de tamaño normal que recogecasi todo lo importante en la historia del pensamiento sobrela tecnología. Pues bien, para hacerse una idea de cuán oceánica es la laguna de nuestra ignorancia, compárese, sólo entamaño, con la bibliografía sobre fenómenos como la ciencia, el arte o el Estado y se tendrá una medida de la falta detradición analítica sobre la tecnología. Quizás estemos enuna situación similar a la de los filósofos del siglo XVIII que reflexionaban sobre el Estado moderno: ellos mismos formaban parte del proceso de constitución de la nueva forma deEstado. Quizás es lo que ocurre con la tecnología: se trata deun nuevo modo de organizar socialmente la transformaciónde la sociedad que se está constituyendo al tiempo que reflexionamos; y no es despreciable la posibilidad de que también lo haga con materiales de nuestra propia reflexión.
Si comenzamos preguntándonos ¿por qué la gente, lasempresas, los Estados, buscany desean la tecnología? o ¿porqué la temen?, tendremos una buena pista para determinar quées la tecnología contemporánea. Y esta característica, en laque encontramos el núcleo de valor de la tecnología y porla que juzgamos los sistemas tecnológicos, es la capacidad deabrirposibilidades y crear oportunidades. El horizonte de expectativas cambia al aparecer un cambio tecnológico por pequeño que sea y esta modificación no se reduce a los efectos quede hecho tenga este cambio, sino que se amplía a cuáles puede tener. Los sistemas tecnológicos tienen muchos efectos:transforman las sociedades, hacen ricos a algunos, pobres aotros muchos, acaban con las tecnologías obsoletas, peromuchas otras posibles consecuencias (y oportunidades) sequedan en el territorio de lo que podría haber sido. La tecnología es ante todo un espacio de alternativas posibles: es ellugar desde el que se puede configurar el futuro en lo que de-
pende de la acción humana. A diferencia de las técnicas, latecnología es un sistema de instituciones que no ha existidosiempre, es un producto de la sociedad contemporánea constituido con los materiales de otras instituciones cercanas.'
En primer lugar distinguiremos la tecnología de tres dominios cercanos: la ciencia, las ciencias de lo artificial y lastécnicas artesanales. En segundo lugar especificaremos una característica de lo artificial que nos permite relacionar estastres instancias con la tecnologías: la complejidad de niveles. Porúltimo, consideraremos la idea de las posibilidades pragmáticasconstruidas colectiva y críticamente como el territorio específico de la tecnología.
LA TECNOLOGÍA Y susALREDEDORES: lA CIENCIA, LAS TÉCNICAS,
LASCIENCIAS DE LO ARTIFICIAL
Lafrontera entreciencia y tecnología
Hay dos modos de estudiar las relaciones entre ciencia y tecnología. La primera es interna, se refiere a elementos constitutivos y definitorios de la actividad de la ciencia y latecnología. La segunda es externa, se refiere a las relacionesy distinciones que podemos establecer entre los sistemas sociales de la ciencia y la tecnología. Ambas recogen dos dimensiones constitutivas de la ciencia y la tecnología: comoactividades características de la cultura y como institucionessociales.
Veamos en primer lugar la distinción en lo que respecta asu naturaleza como actividades. A su vez, hay dos maneras deenfocar esta distinción: refiriéndonos al método y refiriéndonos a la naturaleza del conocimiento característico de ambas."
2 Sobre esta afirmación del carácter histórico de la tecnología, véasemás adelante el capítulo «Elcontrol social de la tecnología... »,
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La tradición moderna ha establecido que el criterio deidentificación de la ciencia es el método: lo que distingue alconocimiento científico de otras formas de conocimiento yotros dominios culturales es ser un producto que ha sobrepasado los más rigurosos controles de calidad en lo que respectaa la justificación de sus enunciados y teorías: los experimentos, las pruebas matemáticas, etc. Si queremos aplicar a la tecnología un esquema similar debemos buscar algún criteriológico o metodológico para caracterizar la tecnología de manera unívoca. Las dos posiciones que encontramos comopuntos de referencia son:
1) La posición que considera que la tecnología y la ciencia difieren en el método.
2) La posición que considera que, no siendo la tecnologíaotra cosa que ciencia aplicada, no hay ninguna diferencia esencial entre ciencia y tecnología en lo que respecta al método.
La primera concepción sostiene sus argumentos sobrela base de la distinción entre los objetivos respectivos de laciencia y la tecnología. Es una posición defendida por los seguidores más o menos ortodoxos del falsacionismo popperiano [véase Agassi]. La tecnología, se afirma, persigue lafiabilidad de sus artefactos mientras que la ciencia persiguela capacidad explicativa que nace de la audacia de las hipótesis.' De estos dos objetivos resultan métodos contradictorios:
3 Véase el número monográfico que TecJmology andCulture [no. 6, 1966]dedicó a esta discusión, en particular los trabajos de Agassi y el de M. Bunge[1l.Labibliografía sobre el tema, como puede suponerse, es muchísimo másnumerosa,pero estasdos posiciones son las más representativas.
4 En la filosofía popperiana la audacia de una hipótesis se mide por elgrado de sorpresa que produce respecto a un trasfondo de conocimientosadmitidos en una comunidad. Los grandes descubrimientos, los que segúnPopper caracterizan la buena ciencia, son primeramente hipótesis que predicen hechos que contradicen lo que cabría esperar. La historia de la física
la ciencia aprende de los errores, postula hipótesis en los sectores de mayor riesgo y restringe los márgenes de error permisibles en sus predicciones; la tecnología, dirigida a laconstrucción de artefactos eficientes que hacen menos peligroso y más habitable nuestro medio ambiente natural, nopuede, por el contrario, permitirse los lujos conjeturales quela ciencia se permite. La tecnología no permite la falibilidadde sus prospecciones: los aparatos tienen que funcionar enlas condiciones normales, los puentes no pueden caerse. Poresta razón su trasfondo teórico son teorías que han sido biencorroboradas. Mientras que en la ciencia no tienen ningunaimportancia las verificaciones, sólo las falsaciones -se arguye desde esta posición-, en la investigación tecnológica la ve-
está llena de ejemplos que corroboran esta noción popperiana: la idea deosciladores que emiten energía en paquetes discretos, que Plank tuvo queconjeturar para resolver el problema del espectro de emisión de energía deun cuerpo negro/por ejemplo, fue una hipótesis física que añadió al aparato matemático y que contradecía profundamente toda la ciencia clásica,basada en que todos los procesos naturales eran continuos. Entre septiembre de 1900 y enero de 1901 Plank se atrevió a formular una hipótesis quecambió radicalmente toda la física posterior. El propio Plank estaba asombrado de la audacia de su propia hipótesis (Kuhn 1 es un monumento dela historia de la ciencia que reconstruye con precisión este episodio). En elcaso de la tecnología los grandes descubrimientos serían aplicaciones deciencia bien conocida. Así, la radio, por ejemplo, es un descubrimiento poco notable en lo que respecta al conocimiento. Cuando Hertz «descubre»las ondas de radio en 1888 en realidad solamente comprueba lo que ya había sido predicho por la teoría de campos electromagnéticos de Maxwellmás de diez años antes. Marconi en 1895 extiende la emisión de ondas deradio desde unos pocos metros (tal como había hecho Hertz) hasta 2.4km. En 1901 transmite señales desde Cornualles hasta el otro lado delAtlántico en Terranova, superando la curvatura terrestre. Desde el punto devista tecnológico la transformación fue radical, tanto como para pensarque es una fecha clave en la historia de la tecnología (y de la sociedadJ, pero desde el punto de vista de la audacia cognoscitiva, afirmaría Popper, yaestaha todo hecho.
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rificación, la corroboración y la aceptación sólo de riesgosmínimos son la base fundamental de los procedimientosevaluativos.
El desarrollo del conocimiento se contempla desde estaperspectiva como un proceso que se mueve en una doble dimensión. Por un lado las teorías científicas convergen haciauna mayor verosimilitud, por otro lado, en la medida en quenuevas y más poderosas teorías nos permitan establecer loslímites de aplicación de las anteriores, se genera un procesode convergencia hacia la mayor fiabilidad y eficiencia. Conviene en este momento recordar que estamos hablando de latecnología en cuanto conocimiento, no en cuanto conjuntode acciones que usan conocimiento. La fiabilidad en este caso también es proporcional directamente a nuestro conocimiento del modus operandi de los sistemas implicados.
En el extremo opuesto se encuentran quienes no distinguenentre ciencia aplicada y tecnología. Según esta posición, desdela ciencia más teórica hasta la más simple tecnología existe uncontinuo sin soluciones. Quienes defienden esto no niegan queexistan diferencias entre la tecnología, la ciencia aplicada y laciencia básica. Estaúltima se ocupa de las leyesque rigen clasesmuy grandes de sistemas de los que se han abstraído todas lascaracterísticas individuales que nacen de su particular estructu.ra o ~us relaciones con el entorno. La ciencia aplicada se ocupaprecisamente de la aplicación de las teorías generales a estos sistemas particulares, aplicación que no tiene por qué entendersecomo una tarea trivial o poco creativa,ya que suele ser necesario construir modelos complejos en los que intervienen teoríasde muy diferente caráctery muchas vecespertenecientes a disciplinas diversas. Entre ambas no existe, empero, ninguna diferencia metodológica.
La tecnología se diferencia de la ciencia aplicada al menos en una cosa, algo que no debe olvidar ninguna concepción: en la tecnología aparecen reglas nomopragmáticas queordenan o prescriben acciones sobre un sistema para cense-
guir un objetivos Este componente, sin embargo, no es suficiente para hacer abandonar la posición que acabamos deexplicar. Quienes la defienden practican una especie de naturalismo prescriptivo: las reglas se derivarían del conocimientoque tenemos de los estados futuros de un sistema de acuerdocon nuestra ciencia aplicada, más ciertos fines que le son dados a la tecnología desde fuera." El conocimiento que tenemos del sistema nos proporciona una jerarquización de finesinstrumentales de modo que las reglas pragmáticas se infieren directamente del camino que la ciencia aplicada nos hatrazado. Así pues, en último extremo, tampoco existe ninguna diferencia apreciable entre ciencia aplicada y tecnología.
Estas dos posiciones tienen una parte de verdad y otra deerror. La primera tiene razón cuando insiste en que la cienciay la tecnología se distinguen radicalmente por sus distintosobjetivos, la explicación en un caso y la transformación práctica en el otro; tiene razón también cuando insiste en los diversos valores que usamos para evaluar una y otra, pero yerracuando afirma que se produce una diferencia en el método.Al contrario, laforma de innovación que introduce la tecnología esla aplicación del método científico a la praxis humana.
5 Sobre la naturaleza de las reglas nomopragmáticas. véanse Toribio yQuintanilla 3.
6 Niiniluoto ha establecido varias distinciones entre ciencia básica yaplicada dentro de un continuo que son relevantes aquí: la más importante y definitiva es la que existe entre utilidades epistémicas (verdad, simplicídad, p. ej.}, que caracterizan los objetivos de la investigación científicabásica y utilidades pragmáticas (ergonomía, ecología, Utilidad económica,etc.], que caracterizana la ciencia aplicada. La distinción entre ésta y la tecnología no es de naturaleza sino del hecho de que las proposiciones descriptivas se conviertan en normas prescriptivas, Así, una proposiciónaplicada tendría la forma: «el objetivo O en la situación S se alcanza haciendo A». Esta proposición puede predecir un hecho o prescribir una acción dependiendo de cómo la consideremos. Sobre la semántica de lasreglas tecnológicas, véase el trabajo de JosefaToribio.
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Decía Marx que la diferencia entre el perfecto trabajo dela abeja y el imperfecto trabajo del artesano consiste en queeste último se representa en la cabeza lo que quiere hacer. Escierto, pero no significa nada todavía, ya que la representación previa es lo que comparten en común todas las accioneshumanas: la artesanía, la técnica y la acción cotidiana quenos permite sobrevivir como individuos día a día. La tecnología significa un modo especial de representación de laacción futura: la representación puesta a prueba, sometida aconjeturas y refutaciones'? Al igual que ocurre en la investigación científica, en la tecnología contemporánea también seconstruyen modelos y prototipos fundados teóricamente que,sobre todo, se someten al control de funcionamiento con elobjeto de asegurar sus márgenes de fiabilidad. Si entendemosmétodo como batería de controles de calidad, teóricas enuna, prácticas en la otra, las diferencias entre ciencia y tecnología no se encontrarán en el método: no al menos en mayorgrado del que las distintas ciencias difieren entre sí. Si no es,pues, en el método, veamos qué ocurre en relación con el tipo de conocimiento que incorporan.
La ciencia produce conocimiento, la tecnología cambia larealidad, transforma la materia en nuevas formas, así que uncandidato potencial para encontrar una clara demarcación estaría en el conocimiento que poseen los agentes. En ambas -la
7 En los próximos capítulos insistiremos en cómo los diseños sonconjeturas sometidas a una y otra contrastación, basados a su vez en un conocimiento común de trasfondo. Constant 11, uno de los más esforzadosdefensores de la similaridad metodológica de la ciencia y la tecnología, vamás allá y sostiene que la racionalidad de las ciencias de la ingeniería sigueel mismo patrón de inferencia bayesiana que las inferencias científicas(véase 3 J. Lomás estimulante de este recomendable trabajo es el modo enel que recoge el reto del constructivismo social para admitir la implicaciónde lo comunitario en la ciencia. Pero insiste en el papel esencial de la fiabilidad como base de la racionalidad de las decisiones tanto en ciencia comoen tecnología. Hay que añadir que además su ejemplo acerca de la ingeniería del petróleo es sumamente convincente.
ciencia y la tecnología- aparecen proposiciones descriptivas,leyes, regularidades, hechos y proposiciones prescriptivas,reglas. En las dos aparecen también valores,s e igualmente encontramos las mismas discrepancias entre valores incompatibles.? Pero hay una diferencia: en la tecnología se transforma larealidad mientras que en la ciencia solamente se transforman lasrepresentaciones. La capacidad de transformar el medio, desdeesta perspectiva, afectaría también al conocimiento necesariopara hacerlo.
Quintanilla [3] ha postulado que la capacidad de transformación de la realidad es la principal diferencia entre ciencia y tecnología. Y es cierto, la transformación del mediocomo resultado de la tecnología no puede ser dejada a un lado. Quintanilla define las técnicas como sistemas de acciones dirigidas a la transformación de la realidad. Si es así.desde el punto de vista de las acciones deberíamos encontrarentonces algún tipo de distinción en el conocimiento necesario para llevarlas a cabo. Porque lo cierto es que también laciencia es un sistema de-acciones: acopio de información, experimentación, cálculos, etc. [véase Hacking]. Pero el hechode la transformación induce algo más. Jesús Vega [11 ha encontrado aquí una profunda diferencia. Las reglas tienen uncomponente proposicional. lingüístico, y un componente noproposicional. que en inglés se denomina know-how, sabercómo y que fue resaltado por el filósofo de la mente CilbertRyle. Las habilidades técnicas, desde el punto de vista de Vega, incluirían algo que no tienen las habilidades científicas,una referencia a un trasfondo de esquemas corporales y de
8 Echeverría [31 incluye un tratamiento sistemático de los valores en laciencia. Su tesis, correcta, es que el pluralismo de valores es la norma, másque la excepción.
9 Véase más adelante el capítulo 3 para la tensión entre el valor de lainnovación y el valor del control del riesgo. La tensión paralela en la ciencia es la que existe entre la búsqueda de la verdad y la evitación del error:una y otra nos producen estrategias metodológicas distintas.
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conocimiento no conceptual que enlaza con el modo en elque están hechos nuestros cuerpos [véase Vega 1, cap. 2],nuestro ser en el mundo, para expresarlo en términos heideggerianos.
Este criterio de demarcación nos lleva a una concepciónde la tecnología muy relacionado con las filosofías de la técnica de comienzos de siglo que subrayan una notable propiedad que la teoría de la acción ha olvidado tradicionalmente. Sinembargo, no lo considero un criterio suficientemente fuertede distinción. Es verdad que hay una distinción entre el conocimiento proposicional de un cosmólogo, pongamos porcaso, a quien le preocupan los extremos de grandes y pequeñas dimensiones del universo, y el de un bioingeniero quediseña micro cámaras para explorar' el organismo. Pero en losterritorios intermedios la distinción se borra o nos obliga aconvertir en tecnologías demasiadas ciencias aplicadas. Además, en ciencias conviven también elementos esencialmenteprácticos: una buena parte de la biología descriptiva, la taxonomía, la fisiología animal, la anatomía, etc., comparten conla ingeniería precisamente este componente. Maynard Smith,el biólogo evolucionarlo, por ejemplo, cuenta que cuandointentó encontrar un buen criterio de clasificación morfológica de aves tuvo que comenzar a leerse tratados de diseño deaeromodelismo. Otras ciencias como la geografía o la psicología nos muestran que sus representaciones exigen una referencia a estos esquemas corporales.
Existe una diferencia entre la ciencia y la tecnología, esverdad: la tecnología transforma la realidad, la ciencia no, oal menos no como objetivo. Pero esta diferencia no se encontrará en el conocimiento necesario para la transformación,en el conocimiento implicado en las acciones, sino en las características de los productos de esas acciones, en las características de los artefactos.
Insistimos para acabar esta comparación con la cienciaen nuestra afirmación acerca de la tecnología: es la aplicación
del método científico a la transformación colectiva de la realidad. No hay pues diferencias en el método o en la naturaleza del conocimiento. Las diferencias están en los productos.
Las ciencias de lo artificial y la tecnología:el artede modelar la realidad
Mayor dificultad de diferenciación existe entre la tecnología y elnuevo complejo de ciencias y de técnicas que Herbert A.Simon[31 ha denominado «ciencias de lo artificial». Veamos algunosejemplos: teorías matemátícas de la planificación económica ysocial, como la teoría de juegos, la investigación operativa, laprogramación lineal, la teoría de la elección colectiva; cienciasde la computación, inteligencia artificial y ciencias cognitivas,teoría de sistemas y de la simulación, teorías de la «arquitectura de la complejidad», teorías del diseño. Son instrumentos quese emplean habitualmente en la ingeniería, desarrollados encontextos de investigación ingenieril y que se estudian en las escuelas técnicas, pero que no pueden ser considerados estrictamente como tecnología. Hay muchas razones para ello. Laprimera es que trabajan con objetos abstractos como son losmodelos matemáticos, los programas de ordenador, las lógicas,etc, que no entrañan generalmente, o no lo hacen como objetivo primario, la transformación del conocimiento, sino latransformación de la información. En segundo lugar, porquedesarrollan instrumentos que tienen aplicación por igual enciencia y en tecnología.
Del mismo modo que las ciencias tradicionales producenteorías basadas en leyes naturales, dirigidas a dar explicaciones causales, estas nuevas ciencias construyen ciertos objetosabstractos que llamamos modelos. Lo interesante de las técnicas de modelado es que no solamente nos ayudan a transformar la realidad, también nos ayudan a entenderla. Lasteorías científicas contienen también modelos, de hecho las
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teorías científicas son conjuntos de modelos, tal como postulala concepción estructuralista de la ciencia. Pero existe una diferencia entre los modelos de simulación y los modelos deteorías científicas. Aunque ambos son estructuras matemáticas, los modelos que incluyen las teorías estándar tienen unapretensión de verdad literal que no tienen estos nuevos instrumentos. Así, un modelo de un sistema mecánico no solamente pretende predecir la conducta del sistema sino, en lamedida de lo posible, capturar y representar la estructura delsistema. Los modelos de simulación están orientados directamente a la predicción y sólo de manera derivada nos proporcionan un conocimiento de la estructura.
Javier Aracil, Manuel Liz y Margarita Vázquez [véanseAracil 1 y 2, Liz 1, Vázquez, Vázquez y Liz] han estudiado lasdimensiones epistemológicas de las nuevas técnicas de simulación, especialmente de los modelos que emplean las técnicas de sistemas dinámicos. El origen de una simulación sueleser una estructura de datos compleja, en la que no cabe descubrir a primera vista una regularidad simple: la predicciónmeteorológica, la previsión de perturbaciones en sistemascomplejos como redes eléctricas o redes de comunicaciones,las interacciones de un sistema económico en su conjunto, eldesarrollo urbano, un sistema ecológico, etcétera.
Para simular un sistema el ingeniero necesita, primero,los datos empíricos relevantes, segundo un'} hipótesis provisional, que le facilitan los expertos en ese sistema acerca decómo se relacionan las propiedades que pueden actuar causalmente en el sistema complejo, así como ciertos datos sobresu composición y algunas perspectivas sobre su evolución. Elmodelador no espera, sin embargo, a tener una teoría del sistema en cuestión, elabora un primer boceto de modelo cualitativo que posteriormente se convertirá en una estructuramatemática cuando aplique sus técnicas particulares. 10 El pri-
10 Pueden ser técnicas de sistemas dinámicos (no lineales, particular-
mer producto es una estructura abstracta que computa otransforma información: predice datos que representan laconducta del sistema real que estamos tratando de representar. A partir de este modelo se construyen progresivos refinamientos que tratan de aproximarse de manera continua a laestructura de datos y ser cada vez más fiables en sus predicciones. El resultado final es también una estructura complejaabstracta que ahora ya podemos emplear como instrumentode controlo predicción de la realidad, pero también comoinstrumento de conocimiento. Si funciona predictivamente,es que hemos capturado algo nuevo acerca de la estructura dela realidad.
El principio metodológico que rige en las ciencias de loartificial es el principio de simulación: «si parece un pato, .anda como un pato y hace ¡cuál, ¡cuál, no hay duda, es un pato». Las ciencias de lo artificial se basan en la hipótesismetodológica de que ciertas regularidades funcionales pueden ser descritas y capturadas en un nivel abstracto aunqueno conozcamos cuáles son los mecanismos causales que subyacen. David Marr, un matemático de Essex, que desgraciadamente para el desarrollo de las ciencias de lo artificial murióde leucemia a los 35 años, desarrolló en 1979 un trabajo deinvestigación sobre el sistema visual humano, ejemplo paradigmático desde entonces de lo que son estas ciencias. Leinteresaba simular y construir un sistema de visión equivalente alsistema humano, no importaba que estuviese implantado enun ordenador con un robot o en un cerebro humano; deberíade dar cuenta de las mismas capacidades en uno y otro caso,incluidas las ilusiones perceptivas. En su trabajo desarrollóuna batería de cálculos y modelos que intentaba aproximarse
mente, si nos enfrentamos a sistemas dinámicos de alto grado de complejidad), pero pueden ser teorías formales como la teoría de la decisión, lateoríade juegoso, en el caso de la inteligencia artificial y la cienciacognitiva,técnicas de programación dirigidas a la representación del conocimiento.
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al sistema tridimensional de la visión humana. No vienen alcaso aquí sus características, aunque sigue siendo interesantísimo releer su proyecto, lo importante fue la teoría de la distinción de niveles de representación que se ha convertido yaen una definición clásica de las ciencias de lo artificial.
En el nivel 1 tenemos una teoría del cálculo: ,,¡Cuál es elobjetivo del cálculo?, ¿por qué es apropiado?, y ¡cuál es la lógica de la estrategia mediante la que se le puede llevar acabo?» [véase Marr, p. 33]. En el nivel 2 encontramos la representación y el algoritmo: ,,¡Cómo puede implementarse estateoria del cálculo? En particular, ¡cuál es la representación dela entrada y la salida y cuál es el algoritmo para la transformacióni- [p. 33]. En el nivel 3 se sitúa la implementación en elsoporte fisico: «¡Cómo pueden realizarse físicamente la representación y el algoritmo?» [p. 33J.
Si comparamos estos niveles con el proceso de modelación que describen Aracil, Liz y Vázquez, descubrimos paralelismos robustos: el primer nivel corresponde al modelocualitativo que a rasgos generales tomamos del conocimiento experto o del conocimiento de los expertos. El segundonivel es propiamente el modelo y el tercer nivel es una realización física que corresponde ya propiamente a la tecnología. Es en el segundo nivel en el que encontramos el núcleode estas ciencias. No son ciencias genuinas porque sus explicaciones no son causales." El sistema de visión de Marr, aunquellegue a funcionar no nos dice nada sobre los mecanismosconcretos de la realidad. Pero tampoco son proyectos tecnológicos porque están dirigidos a conocer las interaccionesabstractas que se dan entre diversos roles funcionales de unsistema. Y al mismo tiempo nos descubren algo de la realidad, la arquitectura funcional, al tiempo que también nos
11 La bibliografía sobre la causalidad en las explicaciones funcionalesdesborda cualquier intento de referencias. En Broncano 4 he propuesto mivisión personal. Una buena introducción en español es Liz 2.
descubren una estructura que cualquier proyecto tecnológicodeberá realizar en el diseño de un artefacto concreto.
Al menos de una forma conceptual debemos distinguirla tecnología de las ciencias de lo artificial, a pesar de que en lapráctica estén profundamente relacionadas. Ytambién de unaforma conceptual debemos distinguirlas de las ciencias clásicas.Pero tampoco debemos confundirlas con ciencias aplicadas,puesto que su investigación puede ser en ciertos momentos tediosamente básica y abstracta. Piénsese en los lógicos que investigan lógicas no monotónicas o en las especulaciones de losmatemáticos que se dedican a la teoría de la decisión: a pesar deformar parte de estas nuevas ciencias, su nivel es probablemente uno de los más básicos de la actualidad.
Tecnología y técnicas
La tecnología es la aplicación del método científico a la satisfacción de las necesidades humanas mediante la transformación del medio ambiente: en realidad también el métodocientífico es la aplicación al conocimiento cotidiano de unanueva forma de racionalidad basada en la curiosidad y la innovación, en la cuidadosa comprobación de resultados bajoel arbitrio de jurados teóricos y empíricos y, ante todo, unaracionalidad producto del trabajo cooperativo, aunque también competitivo y crítico. No hay diferencia entre tecnologíay ciencia respecto al método: las tecnologías surgen de la innovación de nuestros sistemas de transformación del medio,en particular, en el momento en que se acepta la idea de queel mundo puede ser transformado de muy diferentes formaspara satisfacer nuevas necesidades.
Son los mismos orígenes ideológicos que los de la ciencia: los que encontramos en Bacon, en Descartes, en las utopías renacentistas y, en general, en todos los movimientos derenovación social. No es casual que sea la Revolución France-
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sa la primera institución de formación tecnológica.J2 Ambas,la ciencia y la tecnología, son producto de un proceso de institucionalización y división del trabajo.t ' Pero la tecnología,a diferencia de la ciencia, tarda aún varios siglos en constituirse socialmente a pesar de que las expectativas sociales nole pueden ser más favorables. Su despegue definitivo exigiráque maduren ciertas condiciones circunstanciales: tiene queacumularse antes un amplio conjunto de técnicas sobre elque construye el acceso al estadio superior de la planificacióntecnológica de la acción. Las técnicas surgen de las artesanías.Artesanos inquietos que buscan nuevos métodos, inventoresen el sentido más folklórico del término, científicos interesados en mejorar sus aparatos de medida, todos ellos introducen una dinámica de cambio en el pacífico mundo de laartesanía. Nacen las técnicas de la artesanía, en primer lugar,como innovaciones en busca de mejores resultados y, en segundo lugar, como aplicación de ideas científicas. (Con laciencia la relación es más compleja en los comienzos: sonmuchas las leyes,naturales que se descubren a partir de lastécnicas, e incluso alguna ciencia completa. Tal es el caso conocido de la termodinámica sobre la larga experiencia en ingenios de vapor [véase Cardwell].)
La relación que existe entre la acumulación de descubrimientos técnicos y la tecnología es la misma que existe entre elconocimiento que se desarrolla mediante un ciego proceso deensayo y error y el conocimiento científico maduro, organizadoen complejos programas de investigación que articulan investigaciones de naturaleza muy diversa en periodos muy amplios.O si se quiere, también, en la relación del trabajo artesanal con
12 vérin estudia la emergencia de un nuevo tipo de actor social, el ingeniero, en los siglos xvn y XVIII, siglos en los que se produce la revolucióncientífica. Véase también Rogers.
n Sánchez Ron realizó un buen estudio de la importancia que tiene lainstitucionalización tanto en ciencia como en tecnología.
la gran industria. La tecnología significa el paso de un modosimple de comportamiento racional a un complejo institucional en el que la planificación, la innovación y el control ya noson patrimonio de personas particulares sino en cuanto éstasforman parte de instituciones. Lasdiferencias están en la escala,en la división social del trabajo, en la composición de los pIanes, en el conocimiento incorporado y en la complejidad delsujeto que produce la tecnología.
Este cambio estuvo profundamente relacionado con laemergencia de la actividad del diseño. El diseño, que estudiaremos más adelante, implica un lenguaje abstracto simbólico, de dibujos y representaciones precisas que permitenvarias transformaciones en las técnicas artesanales. Recojo algunas que han sido señaladas en un lúcido artículo de DavidMcGee aplicado a la arquitectura naval:
1) El artesano trabaja directamente con materiales, mientras que el diseñador lo hace con representaciones.
2) El artesano tiene que ajustar las piezas una a otra porun lento trabajo de modelado y acoplamiento: en eldiseño se hace a través de la prefiguración de la formaexacta de las piezas.
3) El diseñador puede modificar una y otra vez sus representaciones, el artesano solamente puede modificar los artefactos. Cuando se trata de algo tan grandecomo un barco de guerra, esta propiedad se convierteen una ruptura determinante.
4) El diseñador crea un lenguaje esotérico que exige nuevas habilidades que ya no son solamente prácticas.
5) Un diseño exacto y preciso permite cálculos matemáticos y por consiguiente puede aplicarse la ciencia,cosa que no ocurre con la artesanía.
En la revolución científica las matemáticas se convirtieron en el nuevo lenguaje de la naturaleza que permitió unanueva forma de pensar las leyes mediante modelos abstractos que se aplican a muchos fenómenos de muy diversa natu-
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raleza. Un modelo matemático de flujo de fluidos, por ejemplo, se puede aplicar a las corrientes eléctricas en un medioconductor, al aire en la superficie del ala de un avión o alagua en una turbina. En la revolución tecnológica se produjoun proceso muy similar: los borradores y esquemas que usaban los artesanos, los mecánicos y los «ingeniatores. dan paso progresivamente a representaciones cada vez más precisasde los artefactos. Aparecen los planos: representaciones enlas que cada parte del dibujo representa una parte de la máquina, del barco o el edificio. Poco a poco aparece un lenguaje abstracto de representación: las piezas se dibujan endiversas perspectivas, se introduce el plano a escala, que permite medir con precisión la forma de las partes en el plano.
El nuevo técnico puede ahora cambiar un papel, imaginar nuevas formas, corregir defectos, calcular resistencias ycomportamientos sin necesidad de realizar el objeto. Un plano lleva tiempo, formación, horas de trabajo. Pero introduceun cambio sustancial: se mueve en un mundo abstracto queprogresivamente se hace más concreto y termina (o no) enun artefacto concreto. McGee observa que en este proceso losintereses sociales y políticos pudieron ser importantes. Suejemplo es el de la arquitectura naval militar en la Inglaterradel XVIII YXIX: el Parlamento quería buenos barcos para la Armada pero no pagar más impuestos, de ahí la presión porcalcular lo máximo posible el comportamiento de un barcoantes de construirlo. Los arquitectos comienzan a desarrollarrepresentaciones cuidadosas del casco y a calcular el comportamiento. Antes de 1860, observa McGee, apenas se puedeprever más que los centros de gravedad, y apenas un poco delcomportamiento dinámico. Pero aunque solamente fuerapor reproducir los barcos cuyo comportamiento se mostróexcelente, ya estaba justificado un lenguaje abstracto que yano podían leer los carpinteros navales de los astilleros.!" Un
14 Lahistoria posterior ya se complica demasiado, es la historia del di-
ejemplo gráfico de este cambio lo muestran los varios casosen que alguna cultura sin medios industriales han reproducido objetos sofisticados como armas o automóviles. La reproducción se ha hecho mediante una costosísima reproducciónexacta de cada una de las partes, sin mediación de planos yespecificaciones técnicas. La habilidad técnica indudable desus herreros solamente puede ejercerse mediante un derroche increíble de tiempo, materiales y mano de obra. Podemos hacernos una idea de cómo el nuevo lenguaje abstractoimplica una irreversible separación del mundo de la técnicaartesanal y una organización social de la distribución del trabajo técnico.
Concluyendo, la tecnología, sus instituciones, los sistemas tecnológicos y sus productos, los artefactos, conformanun territorio cultural profundamente relacionado con la ciencia, con las ciencias de la modelación artificial y con las técnicas, pero es un territorio que tiene una cierta autonomía enla historia, sus propias tradiciones y reglas.
DE lA DIVISIÓN E"mE LO NATURAL Y LO ARTIFICIAL
Algunos criterios de distinción
La distinción entre lo natural y lo artificial sigue siendo unade las cuestiones más debatidas y es una importante divisiónque afecta a otras también muy importantes, como es la distinción entre aspectos normativos y descriptivos. El caso esque, como tantas veces suele ocurrir, tenemos muy clara ladivisión mientras nadie nos pregunte por ella. Necesitamosun criterio que cubra los casos paradigmáticos y que nos ilumine también en los casos difíciles.
seña contemporáneo. Véase Banharncomo una buena introducción a lahistoria del diseño moderno.
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terio que establece qué partes del mundo natural son artificiales. No siempre está clara esta idea. Así, José Sanmartín [2]afirma «La distinción, en suma, entre lo natural y lo artificial suele serbastante sencilla. Loaproductosde.Ia.cultura. fácilmenteidentificables, se superponen ala-naturaleza, no.entran.a formar parte de ella» [2, p. 78]. Ocurre, sin embargo, que esadistinción tan fácil supone otra equivalentemente difícil, como es la distinción entre naturaleza y cultura. No podemosreferirnos fácilmente a ella sin una cierta sospecha de estarcometiendo un círculo.
Tomemos pues e! primer candidato: objetos artificiales sonobjetos producidos porla cultura y objetos naturales son los producidos por la naturaleza. Si tuviésemos un criterio claro de distinción entre naturaleza y cultura, estaríamos ante una buenadistinción entre lo natural y lo artificial. Por ejemplo e! criterio biológico de distinción entre naturaleza y cultura: naturaleza es la información transmitida genéticamente, cultura es lainformación transmitida nogenéticamente [Mosterín]. El criterioes muy interesante pues se aplica a todos los casos normales,aunque tiene un problema de cierta gravedad: no nos permitediferenciar productos animales de productos humanos, pues,como muchos biólogos han estudiado [véase Bonner], son
Manue! Liz [véase 3] cree que no podemos encontrar uncriterio claro. Si bien admite que lo necesitamos, piensa quecualquier criterio que adoptemos para dividir lo natural de loartificial tendrá que usar otras dicotomías que él cree que sonaún más confusas o están aún en mayor peligro. Por ejemplo,los objetos artificiales son objetos fabricados intencionalmente mientras que los naturales han sido producidos porcausas. Pero si somos escépticos respecto a alguna de estasdistinciones se pone rápidamente en peligro la posibilidadde establecer una distinción clara entre los dos mundos. Y dehecho es cierto que la dicotomía entre intenciones y causases una de las más controvertidas de la filosofía actual, 15 porlo que no tendría mucho futuro e! proyecto de establecer unafrontera seria entre objetos diseñados intencionalmente y losque no lo han sido. La estrategia de Manue! Liz es encontrarobjeciones de este tipo para cualquier distinción posible, porlo que concluye que es un tipo de antinomia como las quedenunciaba Kant, una distinción que estamos obligados ahacer pero que no podemos hacer. La conclusión es precipitada aunque sí es cierto que depende ~e otras distinciones,incluso distinciones problemáticas. Pero eso le ocurre a todadistinción conceptual: depende de otras distinciones conceptuales. Lo incorrecto en e! esquema de Liz es que sospechaque la distinción debe demarcar dos mundos separados. Noconcibe que es una distinción entre e! mundo natural y unaparte característica suya.
Obsérvese en la figura las dos formas de distinguir lo natural y lo artificial: un criterio para demarcar lo artificial noes un criterio que separe lo artificial de lo natural, sino un cri-
15 Así,un filósofocomo Jaegwon Kim ha criticado lanoción de propiedades funcionales y porextensiónde propiedades representacionales como propiedades reales, puestoque no son propiedades causales. Sólo laspropiedadesintrínsecamente causales son propiedades que conforman la arquitectura de larealidad, las demás son propiedades de segundo orden que no entendemosbien hasta que no conocemos su basecausaL
Objetosnaturales
Objetosartificiales o
Objetos artificiales
Objetos naturales
FIGURA 1
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numerosas las especies que dependen para su supervivenciade técnicas y artefactos que son transmitidos culturalmente,por aprendizaje individual mediante imitación. Los felinosenseñan a sus crías a cazar, los chimpancés fabrican bastoncillos para extraer termitas y pequeñas esponjas para empaparlas con el agua de los huecos de los árboles en las épocas desequía. Si no observasen a sus semejantes hacerlo no lo aprenderían. Podemos decir que los animales fabrican artefactos ytienen técnicas, pero abandonamos entonces la intuición querespalda nuestro criterio, el que lo artificial pertenece al dominio esencialmente humano.
Un segundo candidato, que se acercamás a esta intuición, esel criterio de intencionalidad: objetos artificiales sonaquéllos producidos intencionalmente. Es el criterio de Marx para diferenciarlos productos del arquitecto de las construcciones de la abeja. Elarquitecto se representa previamente lo que quiere realizar y actúa siguiendo un plan dirigido por esta representación. Comoel anterior, también es un criterio intuitivamente aceptable y establece una condición suficiente de la tecnología. Pero igualmente nos deja sorprendidos ante muchos productos que tendríamos dificultades para calificar como tales. ¿Qué es lo quenos representamos?, ¿es el objeto?, ¿es su formal, ¿es su materia?, ¿esel modo en el que llegamos a construirlo? Pensemos enun grupo de cazadores y recolectores que vuelve todas las tardesa su aldea. Se representan el final de su camino, se representanlos paisajes que deben atravesar, quieren llegar del modo mássencillo y rápido y todos los días hacen el mismo trayecto. El resultado es un sendero que es un subproducto de sus accionesintencionales, pero que en sí mismo nunca fue intentado comotal. ¿Sería artificial de acuerdo con el criterio de intencionalidad? Y, por otro lado, observemos los instrumentos de piedrade las culturas de guijarros que realizaron homínidos anteriores. Apenas podemos distinguir en ellos elemento alguno de artificialidad, a pesar del duro esfuerzo que exigió su elaboración.
Un tercer criterio es el criterio de control. No basta la intencionalidad. El grado de artificialidad de un objeto lo produceel grado de control que tenemos sobre él. También es un criteriointuitivo que identifica como artificiales los objetos paradigmáticamente artificiales. El reloj, por ejemplo, que desde elsiglo XIV se convirtió en el objeto que apuntaba a la existenciade un constructor y diseñador. Pero igualmente nos deja sorprendidos ante casos que no quisiéramos eliminar. El másclaro son los grandes sistemas técnicos en los que se debatenlas más duras controversias tecnológicas contemporáneas.Son objetos complejos, cuyas partes están controladas, probablemente con el mayor grado de control que podamosimaginar, pero cuya composición ya no lo es. Precisamentelas discusiones sobre riesgo aceptable en las nuevas tecnologías provienen de esta razonable sospecha. 0, como ha analizado Javier Echeverría [véanse 1 y 31, las nuevas tecnologíasde la acción y la comunicación a distancia, internet, porejemplo, controlable en sus elementos, pero no en cuanto«objeto», mucho más parecido a un medio o a un paisaje.
Los anteriores criterios establecen condiciones necesariaspero no suficientes para encontrar objetos artificiales. El criterio que propondremos establece una distinción desde dentro: se trata de encontrar una propiedad que identifique unacaracterística de nuestras técnicas y de los artefactos que fabricamos con ellas. Este criterio es la composicionalidad delas técnicas y los artefactos. Para desarrollar este conceptovamos a referirnos brevemente al modo en el que comprendemos sistemas complejos como los organismos o los artefactos: la ingeniería inversa.
Paisajes de eficacia
La intencionalidad del diseño es un criterio que subraya elorigen de los artefactos, el control se dirige al éxito en nuestra
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empresa, pero necesitamos alguna característica que dependadel propio objeto, algún criterio de artificialidad que dependa del propio hecho de la técnica y sus resultados. Pues bien,una pista para este criterio nos lo facilita un conocido argumento antievolucionista que busca demostrar así la existencia de un creador del mundo y las especies:
Supongamos que, al cruzar un zarzal, mi pie tropieza con unapiedra, y se me pregunta cómo esa piedra ha llegado hasta allí;probablemente podría contestar que, por lo que yo sabía, había estado allí siempre: quizá tampoco sería fácil demostrar loabsurdo de esta respuesta. Pero supongamos que hubiese encontrado un reloj en el suelo, y se me preguntase qué había sucedido para que el reloj estuviese en aquel sitio; yo no podríadar la misma respuesta que antes, de que, por lo que yo sabía,el reloj podía haber estado allí desde siempre.
Este argumento fue escrito por William Paley, en su Natural Theology - or Evidences of the Existence and Attributes of theDeity Co/lected from the Appearances of Nature, en 1802. Su argumento se basa en un argumento a la mejor explicación,que infiere que cierto grado de complejidad estructural en losefectos no sería posible sin cierto grado de complejidad estructural en las causas." Independientemente de que sea muyconvincente como demostración de la existencia de Dios, síes efectivo como criterio para delimitar el territorio que lossistemas biológicos comparten con los artefactos dentro de lanaturaleza. Es un territorio en el que reinan la complejidad y
16 Sober [3, pp. 63 y ss.] estudia la estructura lógica de este argumentodistinguiendo entre lo que es un argumento a la mejor explicación y lo quees una inducción: muchas de sus consideraciones están supuestas en la aplicación que vamos a hacer a los objetos técnicos de la teoría de las funcionesbiológicas. Otras consideraciones pueden encontrarse en Beth Prestan,1998, quien compara eluso de la noción de función en los artefactos y enlos organismos. Manuel Liz dirigió mi atención a este trabajo en una provechosa sesión de discusión sobre la distinción entre artificio y naturaleza.
el diseño. Los sistemas artificiales son un tipo específico desistema que pertenecen al orden de lo complejo, un ordenque podemos especificar así:
Sistemascausales> Sistemasbiológicos> Sistemas artificiales
No hemos resuelto todavía nuestro problema de encontrar un criterio claro de «artificíalidad», pero hemos descubierto algo nuevo en la distinción entre naturaleza y artificioque emerge del argumento del relojero.
Daniel Dennett [3] ha traducido esta tricotomía en estadicotomía:
1) Orden: estructura física causal puramente nómica.2) Diseño: estructura física causal que exige un tipo es
pecial de explicación.La idea es que ciertas estructuras en la naturaleza necesi
tan ser interpretadas y no meramente explicadas medianteun tipo especial de perspectiva que es la ingeniería inversa operspectiva del diseño. No es suficiente conocer exhaustivamente el complejo causal de un reloj como lo haría un físicopara saber que ese objeto es un reloj: necesitamos algunoshechos más. Laforma física solamente adquiere «sentido» solamente cuando adivínamos que un proceso sistemático haorganizado así la materia para que se realicen ciertas funciones: la rueda de escape, el péndulo, los engranajes, la esfera ylas manillas, etc. Imaginemos un ser de otro planeta (o un arqueólogo industrial) que encuentra el reloj en la playa: debe«interpretar» las partes, la forma, como partes y formas adecuadas a ciertas funciones. Este proceso de interpretación quellamamos ingeniería inversa se somete a ciertos principios opresupuestos. El más importante es un supuesto de optimización de recursos: en el reloj no sobran tuercas, cada parte estáahí porque cumple una función en el sistema y si no, no estaría. El supuesto de optimización tiene un doble componente:
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un supuesto de buena estructura o de máximo en un paisajede eficacia, y un supuesto de economía causal.
Principio de buena estructura: la relación estructura/función esla mássimple y eficiente de las posibles
La buena estructura es relativa a un marco físico que constriñe las posibilidades: por ejemplo, el material del que está hecho el reloj. En términos económicos significa que nosencontramos ante un óptimo que puede ser absoluto o relativo, global o local. Podemos entender mejor esta idea en elmarco del concepto de paisajes de eficacia. En el Colegio Mayor «Arzobispo Fonseca» de Salamanca se expone una preciosa colección de relojes que abarcan los siglos XVI al XVIII. SUSformas, mecanismos y materiales varían enormemente: madera, papel incluso, marfil, diversos metales y aleaciones. Todos miden el tiempo pero lo hacen con diferente precisión,fiabilidad, robustez, etc. Algunos son más manejables ytransportables que otros, unos sirven para el mar y otros parael bolsillo, otros son ornamentos domésticos. Hasta que nose ve la colección no se puede uno imaginar cuán grande esla variedad de formas de los relojes. Imaginemos ahora quetenemos una cierta forma de medir su valor de eficacia.'? Nonos importa si es fácil o no hacerlo o si la eficacia es una propiedad singular o el resultado de un complejo multidimensional de otros valores. A cada reloj le podemos dar un valorde eficacia y representarnos de forma abstracta el espacio enel que se expone la colección, una preciosa sala del XVI, comoun espacio geométrico en el que cada punto representa el valor de eficacia. Las trayectorias en el espacio podemos considerarlas como paseos por la habitación explorando las variassoluciones al problema de medir el tiempo. Pensemos ahoraen una sala borgiana infinita en la que estuvieran expuestos
17 Véase en el capítulo siguiente la propuesta por Quintanilla [4}.
todos los relojes posibles, algunos de ellos existentes, algunosque nunca existirán, otros que se han perdido para siempre.Su representación geométrica configura un paisaje de eficaciay las trayectorias de un punto a otro podemos entenderlas como paseos de exploración en este paisaje de eficacia, comoexploración en el horizonte de posibles diseños de relojes.l"
El principio de buena estructura nos dice que los objetosque encontraremos ahí constituyen máximos locales en laeficacia funcional: relojes que funcionan o han funcionado,aunque no sean los mejores posibles, pero sí mejores quecualquier otra configuración de partes, de tuercas, tornillos yvolantes que podamos hallar en los alrededores cercanos deeste espacio.
Supuesto de progreso de las trayectorias adaptativas: las trayectorias históricas siguen la línea de aumento del valor de eficacia
No hay milagros en la historia de los artefactos. Losorganismosy artefactos nacen después de largos procesos de adaptación enel que la selección natural, en un caso, la inteligencia en otro,van mejorando las partes o inventando nuevas."? Los diseñoscon buena estructura que han producido la forma y la arquitectura funcional de un artefacto exploran las trayectorias en el paisaje de eficaciayfie suceden en la historia «subiéndose» a las alturas de eficacia de los diseños anteriores. De manera que las
18 La teoría de los paisajes de eficacia ha sido desarrolladapor los teóricos de la complejidad del Instituto de SantaFe: Kauffmann, Kauffmann yLevin, Cowan, Pines y Meltzer (comps.). Dennett 3 discute el significadofilosófico de estas propuestas. En español se encuentra ya abundante bibliografía sobre este tema. Como introducción es interesanteel libro colectivo de entrevistas La tercera cultura, Barcelona: Tusquets. 1997.
1<) En los dos capítulos siguientes trataremos del proceso de diseño yde cómo se producen los cambios que realizan estas líneas de progreso. Elprincipio que consideramos aquí es solamente un principio metodológicoque debe desarrollarse en una más amplia teoría del cambio técnico.
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trayectorias posibles, nos dice este principio, se restringen aaquellas que siguen la dirección del diseño adaptativo. Enla evolución de los organismos se traduce en el principio deque la adaptación es una (quizás la más importante) de las fuerzas evolutivas, en los diseños artificiales se traduce en el principio de que el artefacto se ha producido racionalmente siguiendo un plan, y que los cambios han seguido la línea de aumentarla eficacia de los artefactos anteriores.
Estos dos principios se aplican a todos los sistemas dotados de diseño, sean sistemas naturales o sistemas artificiales.Son dos supuestos metodológicos que nos permiten aplicarla estrategia interpretadora que llamamos de ingeniería inversa: decodificamos las partes, la forma, la materia de los organismos y sistemas bajo la hipótesis de que cumplen unafunción, y que el hecho de que la cumplan explica que esaparte, materia o forma esté ahí. Insisto en que son principiosmetodológicos. Como tales, son análogos al principio decausalidad que aplicamos al estudiar las regularidades físicasdel universo: suponemos que la realidad está dotada de unaestructura causal-? y, como también ocurre en nuestras conjeturas sobre los mecanismos causales naturales, podemosequivocarnos, lo que hemos tomado por una relación causalbien puede ser una relación contingente, casual. Lo importante es que sin suponer que el mundo tiene una estructuracausal no investigaríamos científicamente nada, del mismomodo que sin suponer estos principios racionales de diseñono lograríamos comprender los artefactos, ni siquiera losmás cotidianos como la cuchara o el tenedor, ni tendría sentido la ingeniería como una profesión racional.
Repárese en que todavía no hemos distinguido los arte-
20 Obsérvese la diferenciaentredos regularidades: «no existe una esferade oro del tamaño de la Tierra» y «no existe una esferade uranio del tamaño de la Tierra». La primera es una meraregularidad, la segunda es unaleycausal: está prohibida por las disposiciones causalesdel uranio.
factos de los objetos naturales, pero ya hemos logrado distinguir un grupo formado por organismos y artefactos de los sistemas causales. Ambos son sístemas funcionales, son productode una trayectoria pasada cuyo resultado es un buen diseño.
Todavía tenemos que añadir una nueva característica encomún de los organismos y los artefactos: su complejidadfuncional.
La complejidad funcional
Los artefactos y los organismos son sistemas funcionales, enlos que la conducta de las partes es interdependiente y sólomediante esta interdependencia podemos caracterizar sucomplejidad. Una montaña tiene partes, pero no tiene complejidad funcional. La complejidad que encontramos en lanaturaleza de los organismos y artefactos técnicos tiene undoble componente: el primero es la heterogeneidad de laspartes, el segundo elemento es la composicionalidad. La heterogeneidad se refiere a la variedad de tipos y categorías queencontramos en los elementos constitutivos de un sistemacomplejo. En algún nivel de la estructura de un sistema debemos encontrar heterogeneidad: puede ser en el nivel de losmateriales, puede ser en el nivel de las formas, pero con elementos homogéneos no, encontramos un sistema complejo.La composicionalidad.se refiere al hecho de que tanto los organismos como los artefactos son sistemas que muestran unailimitada variedad de formas construida con elementos finitos. Este hecho se debe a que combinaciones diferentes deelementos, siguiendo pautas y constricciones apropiadas nospermiten construir elementos completamente diferentes. Unreloj está formado por elementos muy simples, como ruedasdentadas, muelles o contrapesos, palancas, etc., los mismoselementos organizados de otra forma nos permiten construirobjetos completamente distintos: una máquina calculadora
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por ejemplo. En el Science Museum de Londres se exhibenmodelos mecánicos de las primeras máquinas de computación de Charles Babbage.?' Si uno observa estas máquinaspodrá notar que la complejidad de las máquinas calculadoras es solamente producto de la composición ordenada deruedecillas dentadas. Algo tan complejo como los cálculosdiferenciales puede nacer de algo tan simple como las ruedasdentadas. Es el poder de la complejidad.
La complejidad se produce en tres niveles: la materia, laforma y la conducta de las partes.
Complejidad material La vida está formada por un complejísima arreglo de unos pocos materiales básicos que están ahídesde el principio de la vida. Los cuatro nucleótidos, adenina, guanina, citosina y timina, se combinan y a través delARN, formado también sólo por cuatro componentes (sustituyendo la timina por otra pirimidina, el utracilo) codificanveinte y sólo veinte aminoácidos. Toda la vida sobre la tierraestá constituida por esos elementos tan simples. Pero los veinte aminoácidos se combinan en cadenas de cientos de elementos que llamamos proteínas y que están codificadas encadenas de «letras» del código genétíco.P Toda la complejísima variedad de la vida se sostiene sobre una sorprendentemente pobre variedad de elementos componentes. En el caso
21 Charles Babagge (1792-1871) fue un matemático inglés al quese considera el padre de la computación mecánica. En 1822 construyóuna calculadora mecánica. En 1823 comenzó un nuevo modelo con elapoyo del gobierno que habría de constar de 25 mil piezas, de las que logró montar dos mil de ellas en 1832. No consiguió el apoyo necesario paraotro tercer modelo que diseñó en 1847. En 1991 Doron Swade consiguióreconstruir una máquina en el Museo de la Ciencia que funcionó exitosamente.
22 Hofstadter [cap. 16} es una magnífica e insuperada demostracióndel carácter de código que tiene el código genérico. El hecho de que las ribosimas hayan fijado la sisternaticidad (semántica) del mapa de las «palabras» de ADN en aminoácidos específicos y las cadenas de ARNen cadenas de
de los artefactos el cambio técnico a diferencia de la vida síha implicado un cambio en los materiales básicos. Hace unmillón de años los utensilios de nuestros antecesores fueroncinco materiales básicos: madera, hueso, piedra, cuerno ypiel. En el neolítico la gama se enriqueció con materiales animales, como la lana, fibras vegetales y con minerales, como laarcilla, posteriormente le tocó el turno a los metales. Actualmente, quienes han intentado contar los materiales disponibles hablan de 70000, pero especulativamente [véaseManzini, pp. 37-39] porque nadie sabe cómo hacerlo. Los primeros automóviles empleaban menos de cien materialesdiferentes, hoy posiblemente más de cuatro mil [véase Manzini, p. 38]. El diseño no es ya sólo reordenación de la formade los materiales, sino búsqueda y «diseño» químico de nuevos materiales de manera intencional.
Complejidad formal Podemos entender la forma en un sentido estricto como forma geométrica del material o en unsentido muy lato del término forma, que alcanzaría hasta loselementos simbólicos de los programas de ordenador. Aunque en un sentido profundo no hay tantas diferencias comocabe pensar: dos símbolos básicos de un ordenador solamente son distinguibles por su forma, Si los objetos físicos,las configuraciones de las puertas de los microchips no reconocieran la forma física, no reconocerían tampoco la información transportada. Nuestra era de la información es sobretodo una era de manipulación y equivalencia de formas: lainformación puede viajar de los circuitos eléctricos de un microchip a 'las capas de un disco óptico ya los pulsos electromagnéticos de una fibra óptica para terminar en los pulsosmecánicos de un altavoz, a causa de la posibilidad de interconectar y construir equivalencias en las formas de los mate-
aminoácidos es una especie de accidente congelado que caracteriza a la vida, a toda la vida sobre la Tierra.
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riales. Como el hecho de la información nos informa, la relación entre materiales y formas es múltiple: un martillo es unaforma (o una pequeña variedad de formas) hecha de numerosos e ilimitados materiales. La evolución de los materialespuede ir en direcciones nuevas: búsqueda de materiales quesoporten formas muy diferentes, plásticos, aleaciones, cerámicas nuevas.P Una máquina compleja es un complejo deformas elementales cuya conducta depende de la composición anatómica de las partes. Varíese la composición formal yla máquina variará de conducta o simplemente no tendráconducta alguna.
Complejidad funcional Lasfunciones son conductas de las partes de un sistema que explican la existencia de esa parte. Enrealidad tenemos dos nociones de función que han producidonumerosas discusiones a lo largo de la reciente historia del concepto:24 la noción sistémica que recoge nuestro supuesto debuena estructura, es decir,el que las partes se conduzcan de manera que la conducta total del sistema sea óptima, y el histórico, que recoge nuestro supuesto sobre la adaptación, a saber,que el hecho de que haya sido beneficioso o adaptativo explicapor qué está ahí ese componente. El lector puede realizar un
23 En19991a prensaespañolase hizo eco del centenario del nacimientode Eduardo Torroja (1899-1961 l,una de nuestras glorias de la ingeniería: fueun maestrode lasestructuras de hormigón y del diseño de arquitecturas y cubiertasque eliminaron la tradicional separación en lascubiertas y bóvedasdedos materiales, uno estructural y otro de cerramiento. Diseñé láminasde pequeño espesorque realizaban las dos funciones. Losdiseños de TOIToja sonuno de los grandes ejemplos de esta línea de la evolución de materiales: labúsqueda de materiales plásticos que integren la forma y la función, quemuestrenlacomplejidadfuncionalporqueson capaces de asimilar múltiplesformas, paralela a la diversificación de materiales.
24 ABen, Bekoffy Lauder (comps.) es una recopilación casi exhaustivade todas las perspectivas relevantes sobre la noción de función. Para cualquiera interesado en la noción de diseño se trata de una «biblia» que debeser leída y cuidadosamente meditada.
«sencillo» ejercicio para entender la complejidad funcional: intente desarmar y volver a armar uno de los viejos despertadores.Si al volver a armar el mecanismo le sobran piezas, entenderárápidamente esta relación: la pieza estaba en su lugar porquecumplía su función. Si no, no estaría. Lacomplejidad funcionalestá expresada en lo que constituye la arquitectura funcional delorganismo o del artefacto, su diseño, que debe recoger en un solo plan los tres niveles.
Las mismas funciones pueden ser realizadas por formasmuy diferentes, como las formas pueden conformar materiales muy diferentes. También es una característica que tienen encomún los artefactos y los organismos. Obsérvese la función de«volar», moverse por el aire como medio: los pájaros lo hacenmediante las alas, los murciélagos mediante membranas en susdedos, las ardillas voladoras mediante pliegues en la piel, lospeces voladores mediante aletas [véase Dawkins 2]. Las causas por las que evolucionan las funciones no siempre son lasque hacen evolucionar las formas." Este convencimientoha cambiado sustancialmente el evolucionismo como marcoconceptual: no puede ya emplearse como sustrato básico parafuncionalismos ingenuos, como les ocurrió a varias corrientesantropológicas y sociológicas. También y sobre todo en los artefactos, se instauran procesos de cambio técnico desigual: losmateriales, las formas y las funciones tienen sus'propios ritmosde cambio, aunque haya interacciones entre ellos. Lacomplejidad de cada uno de los tres niveles de realización sostiene for-,mas de inercia específica. Por razones que es interesante estudiar, la vuelta a materiales, formas y funciones anteriores seproduce con regularidad sorprendente: en la época de la construcción en acero se construyen catedrales neogóticas, en la época de los desastres ambientales se rodean las habitaciones de
25 Las discusiones sobre la relación entre las formas y las funcionesqueda dignamente representada en estas antologías: Sober 4, Rose y Lauder, Ridley.
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madera, en la época del Estado laico los museos y los estadiosrecuperan la función del templo.
La instrumentalidad de segundo ordeny la naturaleza de lo artificial
Es precisamente la comunidad de propiedades que comparten artefactos y organismos lo que nos permite estableceruna característica específica de las técnicas humanas. Se basaen la correlación que existe entre la complejidad de los artefactos y la complejidad de las causas. Son muchos los animales que disponen de técnicas, es decir, de patrones estables deconducta que transforman el medio, y son también muchoslos animales que fabrican artefactos. Sabemos que las dos especies de chimpancés fabrican auténticos instrumentos [véase Gooda1l3, Mosterín, Gibson e Ingold]. Fabrican pequeñosbastones con los que hábilmente extraen las termitas de lostermiteros, y estos bastones tienen formas específicas que varían de cultura a cultura, fabrican pequeñas esponjas de fibras con las que extraen agua de los huecos de los árboles enlos meses de sequía, fabrican nidos en los árboles, y si noaprenden a hacerlo, como ocurre con los chimpancés criadosen cautividad, son incapaces de sobrevivir. No son las técnicas, no es la instrumentalidad lo característico de la técnicahumana. Es el hecho de que sean composicionales de segundo orden, que solamente puedan ser producidos medianteracionalidad instrumental compleja.
El antropólogo Steven Mithen ha propuesto que empleemos este criterio para reconstruir la historia de la mente humana. Pues bien, hay un salto cualitativo en la evolucióncuando se comienzan a construir instrumentos para fabricar instrumentos. Hoy sabemos que la cercanía de la inteligencia delos chimpancés a nuestra especie es muchísimo mayor que laque existe con el resto de las especies. Lo mismo ha ocurrido
con otras varias especies con las que hemos convivido. Peroel cambio cualitativo ocurre cuando se produce la composicionalidad de segundo orden en el diseño de instrumentos.
Desde los primeros momentos de la especie encontramos algunos artefactos simples que solamente se pudieronhaber producido mediante técnicas complejas: las hachas depiedra. Las hachas de piedra sólo se pueden fabricar habiendo fabricado antes instrumentos de piedra o hueso paraobtener lascas, o instrumentos de pulido. Tenemos posteriormente ya artefactos que tienen complejidad en los tres niveles: una lanzadera de azagayas, con las lanzas, el instrumentoesencial de caza del Paleolítico, muestra heterogeneidad demateriales: piedra, madera, fibras vegetales, complejidadde formas y complejidad funcional: hay que usar dos bastones, uno como lanzadera, con una forma especial de apoyo,otro como soporte de la punta para formar la lanza. Los instrumentos para fabricar instrumentos, las técnicas que hacenposible otras técnicas denotan instrumentalidad de segundoorden. No es el tejer telas de lino lo que hace de los humanosuna especie técnica, es el plantar campos de lino para tenermateriales disponibles. Sólo los humanos de entre las especies supervivientes parecen haber tenido esta capacidadestratégica. ,,
y ahora ya podemos volver sobre los criterios de divisiónentre lo natural y lo artificial: la cultura, la intencionalidad,el control no son suficientes." Esnecesario cierto tipo de cultura, de inteligencia e intencionalidad, de control, para queexistan técnicas y sistemas artificiales. La cuestión ahora es:¿cuáles son las condiciones de inteligencia y cultura que hacen posible los artefactos y las técnicas cómposicionales desegundo orden? Es necesaria la intencionalidad estratégica:
26 Insisto en que mis críticas a los criterios que hemos examinado serefieren a que son insuficientes. En lo demás acepto que se trata de características necesarias que investigan propiedades profundas de los artefactos.
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acciones compuestas en planes, es necesaria una cultura consuficiente división social del trabajo, es necesario el controlparcial de los productos: es necesaria y suficiente la existenciade diseños, la acción planificada y cooperativa.
Un brevísimo caveat: alguien podría aducir que los organismos también tienen «diseño». Desde hace dos siglos laexistencia de un «plan» de formación del organismo esla gran fuente de resistencias al evolucionismo. Y es ciertoque hubo un salto cualitativo en la historia cuando aparecieron ciertos genes y adquirieron una función controladora deldesarrollo: hay organismos porque los genes se «expresan»ordenadamente. Pero no hay composicionalidad de segundoorden que se sustente sobre la intencionalidad estratégica. Laintencionalidad estratégica exige fabricar instrumentos parafabricar partes, es una composicionalidad que exige evolución cultural, el que los «mernes-.t? los patrones de acciónsometidos a transmisión, imitación y cambio, sean tambiéncomposicionales, Es precisamente lo que ocurre cuando aparecen los diseños.
DISEÑANDO MUNDOS AlrnFICJALES
La racionalidad práctica, individual o colectiva, no se reducea un cálculo de consecuencias de acciones tomadas una auna y concebidas atómicamente. La racionalidad se predicade grandes conjuntos de acciones articuladas en forma deproyectos. Incluso las acciones más triviales como ir al cine ohacer una tortilla exigen la formación de microproyectos, tal
27 La noción de «meme» fue inventada por Richard Dawkins comoanálogo del gen. Es un patrón de conducta o una idea que se transmite porimitación y que se reproduce en la medida en que supone algún beneficioo placer para el imitador. La cultura, según Dawkins, es el conjunto de memes que adopta cada población en la historia.
como se ha encargado de mostrar la psicología cognitiva y lainteligencia artificial. Comprendemos el mundo y actuamossobre él mediante esquemas y patrones que nos remitenunos a otros: el patrón general «ir al cine» activa otros como«mirar la cartelera», «buscar un autobús», quizá «llamar a unamigo» 28 Estas redes de esquemas y guiones forman el trasfondo del que está hecha nuestra experiencia vital. Con másrazón, la forma sofisticada de racionalidad que ejemplifica latecnología no puede reducirse a unidades tan pequeñas como las que están implicadas en la concepción tan extendidadel razonamiento instrumental medios-fin aplicado a la acción. y además no debemos olvidar el carácter colectivo ycooperativo del sujeto de la investigación, la aplicación y eldesarrollo tecnológicos. Las comunidades de ingenieros quetrabajan en laboratorios, empresas Yotros centros de investigación y producción sostienen una compleja estructura derelaciones sociales y de división del trabajo. A su vez, los resultados de su trabajo se organizan en grandes unidades queestructuran otras más pequeñas. Llamaremos a las unidadesmás grandes proyectos tecnológicos y a las unidades más pequeñas diseños tecnológicos.
Un diseño es un plan de acción cuyo resultado es un artefacto o sistema artificial (a propósito dejamos a un lado elinteresantísimo problema de cómo delimitar los sistemasnaturales de los artificiales). La estructura de este plan escompleja, pues, como más adelante veremos, no puede entenderse simplemente como una secuencia jerarquizada linealmente de órdenes y fines.
28 El de R. Schank y R. P.Abelson es uno de los libros ya clásicos sobrela relación entre la acción en forma de planes y la comprensión de la realidad. La filosofía, salvo en algunos trabajos muy técnicos dentro de la filosofía de las ciencias cognitivas o del lenguaje, no ha desarrollado aún elpotencial que significa esta manera de ver la relación entre el pensamiento,
la acción y la realidad.
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Losproyectos son grandes unidades que perviven a lo largode la historia. Contienen fases de investigación y fases de aplicación y desarrollo. Constituyen el marco en el que tiene sentido la evaluación de las tecnologías. Losdiseños tomados uno auno pueden ser aceptados o rechazados, corregidos o sustituidos por otros nuevos a los que se añaden innovaciones localeso totales. Es también a escala de proyectos como podemosmedir el alcance y el efecto social de la tecnología o compararproyectos alternativos que persigan similares resultados. Porejemplo, dos proyectos diferentes de tecnologías biológicas quepretendan adecuar característicasfenotípicas de cierta especie alas necesidades humanas: uno, el tradicional, basado en la genética de poblaciones y el perfeccionamiento por selección, yelotro, basado en la identificación de genes de ruptura de la cadena ADN y reproducción del gen en un organismo. 0, por ejemplo, dos proyectos de simulación del pensamiento inteligente,uno basado en el perfeccionamiento de programas que seimplementen en los medios existentes en la actualidad, y otrobasado en la construcción de ordenadores con nuevos materiales orgánicos que simulen el comportamiento neuronal. Estosgrandes proyectos constan de multitud de diseños que son sustituidos y perfeccionados, sea en la fase de investigación comomodelos que se corrigen antes de ponerse en práctica, sea en lafase de aplicación a partir de las deficiencias o problemas observados.
Los diseños cumplen en las tecnologías una función similar a la que las teorías cumplen en la ciencia. En esencia setrata de una secuencia de operaciones con el resultado de unobjetivo prefigurado previamente. Consta de órdenes de acción o de preposiciones nomopragmáticas con una estructura articulada compleja. La estructura proposicional tal vezpodría hacernos llevar la analogía más allá del nivel metafórico, pero la lógica de la tecnología es muy diferente de la dela ciencía; se mueve dentro del mundo de lo artificial. paradistinguirlo de los otros mundos.
Laarquitectura funcional de un diseño
Un diseño se define por su arquitectura funcional: un plan deacción siempre se forma mediante una descripción funcionalque es independiente del medio o del sistema físico que lo realice o ponga en marcha. Tomemos por caso una máquina que,como cualquier otra, tiene por objeto una forma determinadade transferencia o transformación de energía: el diseño es elplan cuyo objetivo final es la realización física de esa máquinay su funcionamiento con el grado de eficiencia previsto. Al diseñar un artefacto establecemos mediante mapas, cálculos acerca de los materiales, diagramas de flujo, etc., la conjetura de queel artefacto es posible. Esesencial que este diseño, presentado endiversas formas y modalidades de proyecto, sea traducible,en una primera aproximación, a una secuencia de objetivos parciales que habrán de constituir los componentes de un plan general de acción. Estos subplanes, a su vez, se pueden describirde una manera meramente funcional -en el diseño de unamáquina, por ejemplo, los diversos componentes forman a suvez objetivos de diseños que, por tanto pueden comenzar arepresentarse funcionalmente-. La organización del plan seva haciendo progresivamente más y más precisa hasta que ladescripción funcional se convierte en reglas de procedimiento fundamentadas en el conocimiento científico de las leyesque rigen los materiales y los sistemas físicosconcretos con quetrabajamos.
La estructura de un diseño, tal como lo hemos representado, es la de un árbol jerarquizado de planes formado porreglas que contribuyen a la consecución de objetivos quepueden entenderse como nudos de la red que articula el árbol."? Esta primera aproximación a la arquitectura de un di-
2~ En el siguiente capítulo modificaremos esta idea de la estructura deldiseño como árbol para acercarla a la realidad práctica, y hablaremos másbien de retículos.
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seña nos muestra, como es fácilmente observable, una formade razonamiento instrumental simple y lineal: los objetivosestán prefijados y el conocimiento disponible nos permiteestablecer, en principio, la fundamentación de las operaciones. El modelo admite una representación formal medianteel espacio de estados determinado por las propiedades relevantes del sistema concreto que queremos transformar. Undiseño, en esta primera aproximación, constituiría la elección de un camino entre los diversos estados posibles. Laelección determina los fines del proceso y los cambios de estado son causados por la intervención de un agente intencional, bien directamente o mediante el uso instrumental de unartefacto.
Un diseño, tal como nos aparece en este modelo, podríaser realizado y ejemplificado por algún programa experto deinteligencia artificial: un jugador de ajedrez, por ejemplo. Este concepto de diseño es correcto en esencia pero, si consideramos que la racionalidad tecnológica es una propiedad muysofisticada de sistemas de acciones colectivas, el modelo nosresulta excesivamente simple. No contempla varias cuestiones que deberían ser tenidas en cuenta.
En primer lugar, el hecho de que la transformación de unsistema de un estado a otro, cuando la transformación es elresultado de una acción intencional, no depende solamentede posibilidades legales, ni siquiera del conocimiento o lasintenciones del agente sino también de sus capacidades prácticas para llevarlo a buen término. En realidad se trata de uncaso de un problema más general que debe tenerse en cuentaen el diseño, a saber, la existencia de recursos suficientes parala realización del plan. Una primera corrección que deberemos imponer a nuestro modelo es que el diseño debe teneren cuenta ciertas condiciones de ligadura que no dependende la estructura interna del producto sino de sistemas externos que interaccionan con él. Ligado el problema que plantean las interacciones con el medio sobre el que debe actuar
el plan de transformación, nos encontramos con la existenciade obstáculos que en muchos casos no son predecibles, demodo que el plan debe contemplar mecanismos de reacciónante las dificultades y los obstáculos. Un obstáculo en la realización de un plan impone al agente la tarea de razonar hacia atrás buscando, entre los medios disponibles, un nuevofin parcial no formulado antes en el plan: el de la superacióndel obstáculo. En tercer lugar, el diseño tiene que enfrentarsea un problema más arduo: hemos supuesto hasta el momento que siempre es posible no sólo formular, sino hasta jerarquizar los diversos objetivos que constituyen los variosestadios de la acción. La tecnología, sin embargo, como cualquier otra forma de acción, tiene que enfrentarse al hecho deque muchos objetivos, y por consiguiente los planes asociados a ellos, entran en relaciones de solapamiento, oposicióny, a veces, cooperación. El hecho de aumentar la seguridad deun mecanismo puede afectar su eficiencia o su costo, el diseño más perfecto puede no ser el más comerciable, etc., lacompetencia entre objetivos, la vieja decisión entre cañones ymantequilla es el primer problema que se aprende en los manuales de teoría económica. Es también el primer problemade teoría del diseño.
Las posíbilidades pragmátícas: la tecnologíaen la historía de la humanídad
La idea de diseño ejemplifica dos elementos diferentes: lacomplejidad estructural de los artefactos y la racionalidad estratégica de quienes los producen. Esta doble dimensión nospermite una nueva forma de mirar la tecnología en la historia, el qué es y qué es lo que la hace valiosa, si es que hayalgo. Y de esta forma contestar a la pregunta a la que hemosdedicado este capítulo, ¿qué característica o característicasdefinen la tecnología y sus productos?
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Posibilidades ffsicas
FIGURA 2
Como se dijo al comienzo, esta pregunta, aplicada a cualquier campo de la cultura, nos permite clasificaruna región concierta autonomía, la literatura, la religión, la ciencia. Por ejemplo, en la ciencia consideramos las teorías valiosas por su contenido empírico o clase de estados que las teorías explican ypredicen. El contenido empírico de una teoría científica al serformulada consiste en un conjunto de estados que, según las leyes de la teoría, son posibles. En la tecnología el contenido de undiseño tecnológico (en el momento de su formulación) tambiéndetermina un conjunto de estados posibles. Son los estados delos sistemas que abarca esa particular tecnología, sistemas quecumplen la misma función que los modelos físicos de una teoría. Los diseños tecnológicos, a diferencia de las teorías científicas, abren una clase de posibilidad diferente: la posibilidadpragmática. Una tecnología en general y un diseño en particular delimita un conjunto de estados y cosas pragmáticamente posibles. A diferencia de lo que ocurre con las teorías científicas,que establecen leyes indiferentes a nosotros, las posibilidadespragmáticas son relativas a una cultura, a un grupo humano enuna situación determinada. Para situar adecuadamente el lugarde la tecnología es conveniente tratar, aunque de forma no técnica, ciertas nociones de posibilidad [véase la figura 21·
Nuestro lenguaje y nuestro mundo conceptual, en primerlugar, determinan lo que es conceptualmente posible. No esposible, por ejemplo, un círculo cuadrado: no es algo quedependa del mundo, sino de lo que significan «círculo» y«cuadrado». En segundo lugar, dentro de lo que es posibleconceptualmente hay un conjunto más pequeño, lo nomológicamente posible, o lo físicamente posible. Depende de cómoestá hecho nuestro universo. Las leyes naturales establecenqué estados están prohibidos: por ejemplo, es posible, aunqueseguramente no existe, una esfera de oro de diez toneladas,pero no es posible una esfera de uranio de diez toneladas: está más allá de la masa crítica de la reacción en cadena de fisiones nucleares. Un subconjunto de lo físicamente posiblees lo pragmáticamente posible: son las posibilidades capaces deser realizadas en cada grupo y estadio cultural. Hay ademásotras posibilidades que deben ser tenidas en cuenta: la literatura, la imaginación establece mundos imaginativamente posibles. No están limitados a lo físicamente posible, aunque sí alo conceptualmente posible (en otro caso serían inintelígibles), Forman «la materia de la que están hechos nuestrossueños», el trasfondo de nuestra creatividad, e intersectan continuamente con la ciencia y la técnica. Por último, aunque nomenos importante, está lo legítimamente posible, lo que depende de nuestras convenciones legales y nuestras convicciones morales. También es relativo a culturas y grupos y cambiaa lo largo de la historia, aunque lo hace mediante una dinámica de reflexión propia. La tecnología ocupa un lugar de intersección de todas estas posibilidades. Las posibilidadespragmáticas son las posibilidades imaginadas física y legítimamente posibles, que además somos capaces de actualizar.
El espacio de estados nomológicamente posibles es elmarco más importante en el que se mueve la tecnologíapuesto que define el ámbito en el que cabe buscar satisfacción a los objetivos prácticos. Sea lo que sea lo que buscamosno nos cabe esperar más que aquello que es físicamente posi-
posibilidades
pragmáticas
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ble, aunque podamos imaginar viajes en el tiempo, navesque escapan a velocidades superiores a la luz, galaxias pobladas de seres inteligentes y una larga serie de objetos que sehan convertido en parte de nuestros mundos familiares a través de la literatura y el cine. Por otra parte, de entre las cosasposibles, muchas veces ignoramos qué es lo que nos es accesible pragmáticamente, qué es lo que podemos hacer, y nosolamente por ignorancia de los medios que están a nuestradisposición sino, mucho más importante, por no tener objetivos determinados, porque nuestros deseos no han cobradoforma. Pero las posibilidades pragmáticas están ahí, aunqueno hayamos reparado en ellas. Forman nuestro horizonte deexpectativas prácticas en el que se configura el futuro.
Es habitual pensar en la ciencia y la tecnología como ámbitos negativos y restrictivos. Sin embargo, conforman el espacio de lo que nos cabe esperar y lo que podemos hacer.Píndaro, en uno de sus Epinicios, nos ofrece una fórmula profunda y exacta de racionalismo práctico: «Agota, alma mía, elcampo de lo posible, pero no aspires a la inmortalidad.»
Ahora bien, una larga tradición nos hace pensar que lasnecesidades y los deseos son algo dado, algo que emerge espontánea e incondicionadamente, y que el arte y la técnicason los esclavos instrumentales para la satisfacción. En estaconcepción lo primero en el orden es el deseo y sólo después,al descubrir la realidad y los medios, momento de la satisfacción o, en su defecto, el acomodo y la resignación. Hay sinembargo otra manera de entender la relación entre la representación de los medios y la representación de los fines quese adapta mucho mejor a la realidad de nuestras deliberaciones prácticas.
Siempre me ha sorprendido la frase de Marx: «La humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, pues, bien miradas las cosas, vemos siempre queestos objetivos sólo brotan cuando ya se dan o, por lo menosse están gestando, las condiciones materiales para su realiza-
ción.»3o El contexto de la cita de Marx es el de la relación entre el cambio histórico de las diversas formaciones sociales ylas fuerzas o posibilidades que se dan dentro de ellas, perome parece que tienen un alcance más profundo como filosofía de la historia y como reflexión sobre el horizonte de expectativas de cada época. El mensaje de Marx es que los finesy los medios, o mejor dicho, la representación de los fines yvalores, y los medios que los realizan (la representación deellos) son interdependientes. En los fines, valores y deseoshay un elemento volitivo y emotivo y uno representacional.Éste es el componente que no es ajeno ni a nuestro conocimiento del mundo ni a nuestro conocimiento de nuestras capacidades y habilidades. En esta concepción en la que losfines y los medios se hacen mutuamente dependientes, ni lasleyes naturales ni las técnicas artesanales o tecnológicas tienen por qué entenderse como restricciones. Por el contrario,en la medida en que nuestro conocimiento y nuestra habilidad se amplían, no sólo se hace más extenso el horizonte denuestras expectativas, sino que el campo de nuestros fines,de lo que deseamos y de lo que valoramos como bueno, sehace más amplio al compás y, si nuestra reflexión lo consigue, más lúcido y ajustado.
Cada desarrollo técnico, cada innovación, abre un conjunto de posibilidades pragmáticas: amplía el horizonte delo pragmáticamente posible. Pero eso no implica que seamosconscientes de esas posibilidades. Tener los medios no significa que hayamos descubierto un problema que esos mediospueden ayudar a resolver. La creatividad puede estar tanto enlos medios como en la capacidad correcta para descubrir losfines, para detectar objetivos en el medio. En el momento enque somos capaces de descubrir objetivos pragmáticamente
30 Prólogo a la contribución de la economía política, en Marx y Engels,Obras escogidas, vol. 1 [p. 348 de la versión de Editorial Ayuso (Madrid,1975), sobre la edición de Editorial Progreso).
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posibles los medios se convierten en oportunidades. El descubridor del clip para papeles no figurará entre los grandesdescubridores de materiales, pero sí entre los grandes descubridores de problemas.
Los diseños no son pues -o no son sólo- la respuestainstrumental a necesidades o deseos preexistentes, en buenamedida son a veces el instrumento mediante el cual descubrimos nuestras propias necesidades y problemas prácticos. Yesesta capacidad para hacer visible las necesidades en donde reside la fuerza formativa de la técnica en la historia de la humanidad. Las oportunidades son elementos contingentes:son ventanas en nuestras capacidades que solamente tienensentido contra el trasfondo de capacidades técnicas de cadaépoca y cultura. Lasoportunidades forman la perspectiva quetenemos sobre nuestras posibilidades pragmáticas, de ahí susignificado antropológico como horizonte de expectativas. Junto con la imaginación constituyen el trasfondo de los fines.
Aprovechar la oportunidad: las habilidades y las posibilidades
Volvamos a la noción de diseño: cuando un diseño estableceque un objetivo es pragmáticamente posible, realiza un juicio acerca de su realizabilidad. Se detecta en primer lugar unobjetivo, se compara con otros objetivos y se delibera sobresu incompatibilidad." El proceso de diseño es primariamente una deliberación sobre fines. Cuando se juzga que un ob-
31 La deliberación sobre la incompatibilidad de objetivos es una característica central de la racionalidad tecnológica. Muchas de las críticas a laracionalidad tecnológica se basan en una oposición entre la racionalidaddeliberativa, que se supone que pertenece al dominio de la ética y la política, frente a la mera instrumentalidad de la racionalidad tecnológica. Lapropia estructura del espacio de posibilidades pragmáticas hace imposibleesta estructura plana de la racionalidad de los diseños. Éste será el hiloconductor del siguiente capítulo.
jetivo es alcanzable no se atiende sólo al encadenamiento deobjetivos parciales, sino que se delibera en un contexto másamplio: por ejemplo, se tiene en cuenta la habilidad de losagentes para llevar a cabo la transformación diseñada. Uninstrumento no es un simple objeto físico: exige un sujetoque sepa para qué sirve y cómo utilizarlo y que realmentepueda utilizarlo. Las consideraciones de «saber cómo» sonesenciales para juzgar la realizabilidad de un objetivo. El «saber cómo», las habilidades y destrezas, están esperando aúnla atención teórica que merecen: son capacidades cognitivasque median entre el mundo de los objetos y artefactos ynuestro mundo conceptual, son la forma en la que las posibilidades pragmáticas se convierten en oportunidades reales.
En el primer capítulo hemos avanzado la idea de racionalidad tecnológica como astucia, como habilidad para aprovechar las oportunidades. Es el momento de aclarar el conceptode oportunidad a la luz de la teoría anterior de las posibilidades tecnológicas.
El mundo en el que discurre nuestra existencia personal ysocial, mental y cultural, es un mundo de posibilidades. Nuestra memoria está constituida por lo que fue y por lo que no pudo ser, por lo que se actualizó y por las posibilidades no realizadas, cuyo no realizarsedejó huella en nuestro recuerdo personalo en la memoria colectiva. Nuestro mundo representacional,subjetivo o intersubjetiva es, pues, un universo de mundos posibles. Por otra parte, el mundo actual, real, está formado poruna estructura causal que determina haces de posibilidad. Eneste marco la racionalidad exige, en primer lugar, la determinación de las trayectorias posibles, de las alternativas y oportunidades, y después en la elección adecuada. En las teorías de la racionalidad vigentes, por ejemplo en la teoría económica de laracionalidad, la teoría de la decisión, se deja fuera de la deliberación el espacio de oportunidades; se toma como algo dado, aligual que las metas, valores, utilidades, etc. Pero de acuerdo conlo que venimos diciendo acerca de las posibilidades pragmáti-
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cas y de su percepción, este espacio no está dado, es parte delproceso de diseño o del establecimiento de un plan de acción.Esmás, la parte más ardua de los problemas que nos plantea elcambio técnico proviene del hecho de que las oportunidadesno están dadas: ¿cuáles son las condiciones que hacen que unacultura determinada sea capaz de percibir y después aprovecharlas oportunidades que ofrecen sus posibilidades pragmáticas?Es probablemente el reto más importante que se ofrece a losteóricos del cambio técnico. ¿Porqué unas sociedades son capaces de percibir y aprovechar estas oportunidades mientras queotras sociedades no lo son?
Cada innovación tecnológica, por leve y mínima que sea,establece una bifurcación en las trayectorias posibles en loque anteriormente hemos denominado paisajes de eficacia. Semodifica así el espacio de posibilidades. Estas posibilidadesestán dadas en un sentido objetivo, pero no siempre son percibidas subjetiva o intersubjetivamente. Los ingenieros deAlejandría desarrollaron los rudimentos de la tecnologíade vapor, pero esta tecnología no fue percibida como unafuente de energía, quizás porque los objetos que se fabricaron solamente fueron percibidos como juguetes curiosos,quizá porque no existía la necesidad de fuentes de energíaque surgió un milenio más tarde. .
Necesitamos teorías del cambio técnico precisamente para dar cuenta de estos efectos. Pero la cuestión filosófica es ladistancia que existe entre lo que objetivamente es posible ylo que se percibe. Las posibilidades se convierten en oportunidades relativas a la cultura tecnológica3 2 La cultura tecnológica es un repertorio de habilidades y conocimientos, untrasfondo que filtra las capacidades de percepción y realización de oportunidades [véaseVega 1] y en esta medida modifica la idea formal de racionalidad como una capacidadabstracta e independiente del contenido al que se aplica. La
32 la ideade cultura tecnológica ha sido desarrollada porQuintanilla 15].
idea básica de racionalidad es la que exige economía de costos para alcanzar resultados, pero es una facultad inútil si nosomos capaces de percibir las oportunidades y si no somoscapaces de dilucidar las trayectorias en los espacios de eficacia tecnológica. Hay, pues, una profunda interacción entrenuestras capacidades de representación de oportunidades yla racionalidad tecnológica. La astucia es una habilidad, peroes una habilidad educable. También en el terreno de la racionalidad debemos abandonar el esencialismo: ¿por qué nohablar también de progreso en la racionalidad? Como si laracionalidad no fuese algo que hay que conquistar y defender y como si ya estuviéramos dotados de un mecanismoinsensible a los cambios en nuestro sistema cognitivo individual y en nuestra organización colectiva del conocimiento yla transformación del mundo.
RESUMEN
Hemos dedicado este capítulo a los conceptos de tecnologíay de lo artificial. Es un capítulo dedicado a los aspectos ontológicos de la tecnología, pues sobre ellos podemos dilucidarmás tarde los aspectos más concretos y prácticos de la racionalidad, del cambio técnico y de los valores. La tecnología sedefine como un territorio cultural parcialmente autónomorespecto a la ciencia, aunque también respecto a las técnicastradicionales, con respecto a las que supone una ruptura y,por último, respecto a las nuevas «ciencias de lo artificial». Laseparación respecto a estos tres dominios culturales no excluye una íntima relación ni una interdependencia con ellos pero el hilo conductor de todo el capítulo es que la tecnologíasupone la existencia de un espacio de posibilidades pragmáticasque no es necesaria en los otros aspectos. Esun dominio cultural basado en la ampliación de las posibilidades pragmáticas y la apertura de nuevas oportunidades.
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La ampliación de las posibilidades pragmáticas se produce a través de la transformación artificial del medio. Por ellodedicamos una parte del capítulo a dilucidar las características de lo artificial. Encontramos la característica esencial enlo que denominamos composicionalidad de segundo orden,o capacidad para fabricar instrumentos que produzcan instrumentos. Es una característica específicamente humana. Latecnología convierte esta capacidad en una institución social.Esta característica nos lleva a la noción de diseño como plande acciones complejo que es realizado en un artefacto o queexplica su producción. La capacidad tecnológica coincidecon la capacidad de diseño. Los diseños son a la tecnologíalo que las leorías a la ciencia.
La última parte del capítulo se dedica al concepto de posibilidad pragmática y de oportunidad. Se define un espacio objetivo, las posibilidades pragmáticas, y un espacio subjetivo, lasoportunidades. La cultura tecnológica se convierte entonces enla capacidad social para captar y aprovechar las oportunidades,algo relacionado profundamente con la noción de racionalidadtecnológica propugnada en el capítulo anterior.
SUGERENCIAS BIBI.lOGRÁI:ICAS
El concepto de tecnología se desarrolla en Quintanilla 3,Bunge 3 y Mitcham 2. En los artículos incluidos en Broncano(comp.) 3 se desarrollan varios de los aspectos de la nociónde tecnología. Algunas ideas expuestas suponen una ciertanoción de diseño que nace en la inteligencia artificial: Simon3 es un libro clásico para la idea de «ciencias de lo artificial»,pero también de la idea de diseño. Schank y Abelson es unlibro básico para la noción de diseño como plan de acciónbasado en esquemas, al igual que Marr, donde se pone en práctica un diseño. Sobre las relaciones entre la idea de diseño entecnología y en biología, la recopilación de ABen, Bekoff y
Lauder es, si no exhaustiva, casi imprescindible. La noción decomposicionalidad de segundo orden se debe a Mithen, yaunque es un libro de antropología, o quizás por ello, debería tenerse en cuenta en cualquier filosofía de la técnica. Aunque no es citado en el texto, la concepción de la tecnologíade este capítulo debe mucho a la idea de Ortega.
LA LÓGICADEL DISEÑO Y EL SUJETO
DE LAS DECISIONESTECNOLÓGICAS
EN ESTE CAPrruLO DESARROLlAREMOS una idea central del capítulo anterior: los artefactos son complejos de partes yfunciones y los diseños son el lenguaje que permite
crearlos y producirlos. La tecnología nace al organizarse socialmente la producción de artefactos mediante un lenguajeabstracto de representación del objeto, de predicción de sucomportamiento y de construcción regulada. La apariciónhistórica de los diseños permitió una creatividad y una innovación desconocida en las épocas basadas en la artesanía. Elcambio tecnológico sucederá a partir de ahora transformadoen la historia de los diseños, desde que nacen como nebulosos objetos mentales hasta que, transformados en artefactos,se difunden en un contexto social que, a su vez, los cambia ytransforma.
Los diseños son los análogos de los modelos científicos.De modo análogo también, la lógica de la tecnología es la lógica de los diseños, del mismo modo que la lógica de la ciencia es la lógica de los modelos físicos de los objetos. Comoobjetos culturales, los diseños son algo más que un plano odibujo: son la forma en la que se producen los objetos técnicos. Por esta razón la racionalidad tecnológica ha de estudiar-
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134 MUNDOS ARTIfiCIALES loA L(ÍGICA DEL DISENO Y EL SUJETO DE LAS DECISIONES 135
se en el marco de los procesos de diseño. Nos enfrentaremosa dos concepciones igualmente peligrosas: la tecnocrálica yheroica, según la cual el diseño es un proceso en el que solamente interviene una elite de «conocedores», y la constructivista, según la cual la «sociedad» en abstracto construye yda forma a los objetos. Entre ambas cabe una concepciónmás sofisticada y adecuada a lo que realmente ocurre con losobjetos.
Por diseño entenderemos varias cosas que están profundamente interrelacionadas, por lo que, salvo que e! contextolo exija, no separaremos conceptualmente:
. 1) Un diseño es una representación abstracta de un objeto que está codificada generalmente en un lenguajesimbólico como e! de la geometría proyectiva, aunquepuede estarlo también en otro lenguaje abstracto desímbolos como son los sistemas de ecuaciones matemáticas. Lo importante es que represente la forma decada una de las partes del objeto en relación con lafunción que va a cumplir. Es e! sentido de diseño como representación.
2) Es también una especificación de reglas para la producción del objeto: escala, materiales, etc. Así, podemos concebir un plano, bien como una representación, o bien como un proyecto para la construcción de un objeto. Es elsentido de diseño como proyecto o plan.
3) Un tercer sentido hace referencia al proceso de producción de la representación en cuanto proceso creativoque se realiza en la mente del diseñador. Es el sentidode diseño como creación mental.
4) Un cuarto sentido se refiere a la arquitectura (o estructura) de forma y función de un objeto en cuanto complejo de funciones. Así, hablamos de! diseño de! ala deuna gaviota o de un reactor. Es e! sentido en el que e!objeto realiza lo que ha sido establecido en el plan
abstracto. Es e! sentido de diseño como estructura funcional.
5) Un quinto sentido hace referencia al proceso de transformación de la estructura funciona1 que puede sero no intencional. Así, la evolución diseña los organismos, pero no los planifica, de! mismo modo, losobjetos son diseñados por la sociedad o los grupos implicados en su producción y uso. Es e! sentido de diseño como transformación de una estructura primitiva.
En todos estos senlidos están implicados los procesos representacionales, como e! medio representacional o simbólico, los sujetos que los crean, los llevan a la existencia y losusan, y las expectativas y constricciones bajo los que se producen. Al proceso general le podemos asignar una lógica oforma de desarrollo que es lo que consideramos racionalidadtecnológica en tanto que capacidad para hacer posible la realización de los deseos e intereses o, como hemos sostenido,para crear y aprovechar las oportunidades. El hilo conductorde este capítulo será la idea de que la racionalidad se puedeejercer también, o sobre todo, cuando e! sujeto es colectivoy plural.
LA TENSiÓN ENTRE INNOVACiÓN Y RIESGO
La racionalidad como astucia, la habilidad de explotar las circunstancias para hacer posibles las oportunidades, dependede! éxito de nuestras capacidades de transformación de larealidad cuando se ejercen en circunstancias favorables. Losgriegos llamaban virtudes a la excelencia en e! ejercicio denuestras facultades, de manera que no está fuera de lugar llamar virtud a la racionalidad. Es una característica que estáasociada al hecho de que nuestras decisiones y acciones noson arbitrarias ni casuales, sino que siguen patrones que denominamos métodos. Los métodos regulan nuestras creen-
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cias y acciones intencionales: las creencias y las acciones sonracionales en virtud de que siguen métodos que tienen estavirtud de la racionalidad; los métodos, por su parte, se pueden entender como sistemas de controles que lleva a cabonuestro cerebro o la comunidad de sujetos. Las acciones noson racionales o irracionales en sí mismas, sino como resultado de haber sobrepasado ciertos controles, por e! hecho deque han tenido cierta historia adecuada en e! proceso de elección de esa alternativa. Es entonces cuando decimos que laracionalidad explica e! que la acción haya alcanzado su objetivo con éxito.
Como ya vimos en e! capítulo anterior, la tecnología esuna forma fiable de transformar el medio, la forma más fiable que hemos logrado poner en práctica. Al transformar elmedio se transforman también las posibilidades futuras: sepuede conseguir lo que se buscaba, pero al tiempo se abrenespacios de posibilidad que no estaban presentes. Ahorabien, las posibilidades son eso, posibilidades, algunas buenas y otras malas. De ahí que la racionalidad tecnológicasea necesariamente un concepto tenso entre dos dimensiones que no siempre, casi nunca, se complementan: la novedad y el control. La novedad entraña abrir posibilidades ypor ello entraña riesgo. De manera que la racionalidad consiste en una adecuada mezcla de habilidad innovadora yprudencia de control. Debemos subrayar que la racionalidad es necesaria porque no estamos programados, porqueno hay manual de instrucciones para la vida: nos movemosen un territorio de incertidumbre y riesgo en el que puederesultar tan irracional la audacia como e! miedo.' La racio-
1 El mayor peligro de la tecnología está en nuestros mecanismos deirracionalidad. Laavaricia ciega: los ingleses llaman a este fallo de la racionalidad wishful thinking, pensamiento desiderativo [véase Elster 2]. Es unfallo de lucidez producido por la interferencia del deseo o el miedo sobrela estimación de la probabilidad de un suceso: el deseo de que ocurra, o eltemor de que lo haga, aumenta la estimación de las probabilidades de que
nalidad es precisamente la habilidad para moverse en eseterritorio.?
En la noción de racionalidad que proponemos, la innovación y e! control forman parte sustancial de! proceso completode desarrollo de cualquier producto tecnológico. La mezcla adecuada de control de riesgo y de audacia innovadora es un pro-
ocurra. la interferencia puede también producirseen la dirección opuesta,como ocurrecuando la estimación de la dificultad de un objetivo produceun decaimiento del deseo de alcanzarlo. Es el efecto que Elster [21 ha denominado uvas verdes (la zorra deja de desear las uvas porque le cuesta alcanzarlas). Tanto uno como otro son errores gravísimos de la racionalidady ambos son parte de una familia de fallos en la inferencia y la decisión racional en los que se sustentan en cierta medida muchas formas de poder ydesigualdad. Pues el poder es siempre poder sobre estos mecanismos, seacomo inteligente «gestión» del deseo, sea como administración del miedo.Estos mecanismos son estables y permanentes en todos nosotros, incluidos los propios técnicos que creen estar alejados de los sesgos. El único remedio es el control cuidadoso y prudente de todas las decisiones. Laracionalidad se ejerce individual o colectivamente en medio de peligros internos que nacen de nuestros propios sesgos y mecanismos. El estudio delos mecanismos irracionales como mecanismos sistemáticos ha crecido exponencialmente desde que los psicólogos sociales Amos Tvershyy D. Kahneman comenzaron a estudiarlos en la década de los setenta [véanse Stichy Elster 2, los trabajos de Wason y Iohnson-Laird recogidos en CarreteroyGarda Madruga, 1983]. En Broncano 7 he realizado una valoración de lasmuchas discusiones que ha suscitado la sospecha acercade nuestra irracionalidad constitutiva. Lo importante del asunto es que los mecanismos sonsistemáticos e independientes de la cultura y la educación del sujeto. Científicos y técnicos expertos en estadística cometen los mismos fallos de estimación que los legos (o los niños) cuando se enfrentan a problemas encontextos no familiares. El carácterde mecanismos que tienen estos sesgosproviene de su origen evolutivo, como las ilusiones perceptivas. Y estosmecanismos siguen funcionando también en los niveles de sofisticacióntecnológica: no hay otro remedio racional que extremar racionalmenteel control sobre nuestras propias debilidades. Incluso, como hizo Ulises,atándonos a un mástil (mediante normas y leyes) para evitar la seducciónde las sirenas.
2 Marta Nussbaum discute en su libro sobre racionalidad y ética enGreda la tensión entre la noción platónica de una tejnegenerala universal
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blema de racionalidad tecnológica, pero no de racionalidad estrecha, en el sentido de que haya normas y reglas para tomar decisiones inapelables. Si algo nos ha demostrado la historia de latecnología de las últimas décadas ha sido el fracaso sistemáticode todas las promisorias «técnicas» de prospectiva que optimistas como Daniel Belly otros autores de los años sesenta dabanpor bien establecidas. Lascontroversias tecnológicas no han sido desde entonces la excepción sino la regla.Yhoy todos sabenque la racionalidad debe incorporar la dimensión colectiva dela controversia y la negociación, de manera que cuestiones queanteriormente se han concebido como externas, políticas, hoylas consideramos internas, y sólo los malos ingenieros se atreverían a despreciarlas como externas. Pero la incorporación delriesgo y del impacto nos conduce directamente al tema del sujeto de la tecnología.
Desde hace décadas, cuando comenzaron los primerosmovimientos sociales de discusión y rebelión social frente aalgunas aplicaciones tecnológicas, la controversia ha ascendí-
sobre todas las tejnai que coincidiría con la racionalidad, aplicada por iguala la ciencia, la técnica o la ética (concebida ella misma como una tejne). Esta técnica coincidiría con un cálculo numérico de las consecuencias de unaacción respecto a un orden de objetivos bien establecido. Por el contrario,Aristóteles cree que es imposible una tal tejne universal puesto que la acción humana se enfrenta generalmente a objetivos que compiten entre sí, yentre los que hay que deliberar, más que aplicar un cálculo. Desde entonceseste enfrentamiento parece haberse instalado en la historia de la noción deracionalidad. La pregunta es, sin embargo, si es incompatible la deliberación aristotélica entre objetivos con la aplicación de reglas rigurosas derepresentación, tal como quería Platón. Una gran cantidad de filósofos[Horkheimer y en general la Escuela de Frankfurt han sido los más influyentes) ha considerado que la incompatibilidad es evidente pero no haofrecido ningún argumento aceptable para sostenerlo. Pero la racionalidadtecnológica no es ajena a la racionalidad deliberativa que se supone rige elmundo de la ética y la política. Quizá porque no se ha reparado suficientemente en este carácter prudencial de las decisiones entre objetivos contradictorios, que es precisamente el origen de la deliberación sobre fines.
do desde la cuestión de si hay que aceptar o no ciertos riesgoshasta la cuestión misma de cómo y quién estima el riesgo.No se trata ya tanto del riesgo de la tecnología sino del riesgo de irracionalidad de quien la evalúa: quién custodia a lospropios guardianes. Ahora bien, no podemos responder a esta pregunta sin haber considerado antes la constitución social del proceso de diseño de los objetos y procesos.
¿QUIl~N DISEÑA LOS OBIElDS?
La tecnología contemporánea no consiste en acciones básicas yatómicas sino en sistemas gigantescos de acciones realizadaspor numerosos agentes de manera cooperativa, empleando conocimientos y útiles heterogéneos. Los productos de la tecnología son transformaciones en el medio que son fruto de accionesque fueron realizadas de tal forma y en tal secuencia que produjeron esa transformación y no otra alternativa. Una vez que losobjetos han alcanzado su existencia material y están en el mundo pueden usarse para aquello que fueron «diseñados», perotambién pueden ser «aprovechados» de manera algo o muy distinta para lo que fueron diseñados. Así, al cabo de un tiempo,objetos que surgieron para unos fines terminan cumpliendootros muy diversos: los ordenadores apenas ordenan nada, nicomputan, ni hacen nada de lo que les dio origen, los mercedes'" son otras muchas cosas además de medios de transporte ynadie sabe qué fueron o para qué servían los círculos de piedrade Stonehenge o de los Pirineos (los eromlech). El caso es que,observando la forma de ese objeto, incluso a veces su funcionamiento, no podemos saber cuál es su instrumentalidad o identidad técnica. Los artefactos son como los textos," no bastaconocer la estructura física, hay que entenderlos y para ello ne-
3 Dennett [L]. con un título tan sugerente como «Interpretando textos,gente y otros artefactos», explota las similitudes entre textos, artefactos y
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cesitamos saber quién y con qué intenciones los diseñó, cuál esla forma del diseño y quién los usa y para qué.
La naturaleza de los artefactos, los diseños y la naturalezadel sujeto individual o colectivo en el que transcurre su existencia están profundamente relacionados en la tecnologíacontemporánea. Distinguiremos en primer lugar los sujetos alos que adscribiremos esta facultad: los sujetos colectivos; ensegundo lugar las unidades o entidades básicas de las quevamos a predicar la racionalidad: los sistemas de acciones.~uestra tesis es que la racionalidad tecnológica se predica desistemas de acciones ejercidas y evaluadas por sujetos colectivos y cooperativos.
Un sujeto colectivo
La tecnología comparte con la ciencia el carácter social: lasinstituciones científicas son al conocimiento ordinario loque los grandes sistemas tecnológicos a las técnicas artesanales. En ambos casos la racionalidad tiene que desarrollarse enun medio social complejo en el que la racionalidad individual no es suficiente.. La racionalidad de los sistemas tecnológicos es una rela
ción que un artefacto establece entre un conjunto de agentesque lo han producido en ciertas circunstancias y otro conjuntode a~ente~ que lo u~an en otras circunstancias.' Cualquier determmación o cualificación que hagamos de la racionalidad
conductas como sistemas que necesitan todos ellos de capacidad de interpretación, en la medida en que las propiedades visibles no son suficientespara captar el sentido o la función en el caso de los artefactos.
4Las . . dCIrcunstancias tanto e producción como de uso establecen lasrestricciones en las que nacen los artefactos. Son restricciones económicasde materiales, de medios de producción, de conocimiento, etc., en lo que
resp~etaa la ~)[oducción. En lo que respecta al consumo y uso hay circunstancias parecidas, de recursos, conocimiento, medio geográfico, etc. Los fa-
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de un sistema tecnológico debe tomar en cuenta esta naturaleza relacional, temporal, sistémica y cooperativa de los sistemas. Fuera de esta relación los artefactos son objetos físicoscomo otros cualquiera, pero no objetos técnicos. Y las acciones, independientemente del sistema en que se integran, sonacciones sin sentido de las que poco cabe decir. Este doblepunto de vista contextual, sistémico y cooperativo indica queestamos en un nivel diferente al de la racionalidad prácticaindividual y atómica. Puede darse el caso de que, dado unconjunto de acciones, todas ellas sean racionales, tomadasuna a una, sin que lo sea el resultado cuando las unimos sistémicamente.
En las técnicas tradicionales el sujeto es individual. El intercambio social sucede después: un artesano fabrica artefactos que intercambia con el consumidor. Puede que coincidanel productor y el consumidor. Así ocurre en las sociedades enlas que la división social del trabajo no se ha generalizado.Pero el medio en el que se desarrolla la tecnología es el de actividades tan complejas como el diseño, la producción porelementos, el control de productos, la protección jurídica delos diseños, la comercialización, etc. El sujeto de la accióntecnológica es un sujeto colectivo, agente responsable deacciones que son realizadas y evaluadas en forma cooperativa. Las actividades de los individuos se organizan en estasempresas complejas porque se realizan en el marco de instituciones industriales, económicas, de investigación, jurídicas, de mercado y muchas otras que crean el medio en el quepuede desarrollarse la tecnología. Las instituciones nacen primero como de hábitos sociales que derivan con el tiempo enformas institucionales ocasionales o permanentes. Los hábitos dan lugar a sistemas de reglas y convenciones que cons-
bricantes de automóviles saben muy bien que un mismo modelo tiene queser rediseñado para destinarlo a un mercado diferente.
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tituyen la institución. 5 Este patrón de desarrollo sirve para todo tipo de instituciones, y por ello también para la tecnología." Lo que llamo aquí «sujeto colectivo» corresponde a losgrupos organizados en estas instituciones y que son los creadores y transformadores de los objetos tecnológicos. Lossistemas tecnológicos no constituyen instituciones en unsentido jerárquico sino reticular. Están constituidos por redesde microinstituciones sociales que incluyen artefactos, conocimientos y, por supuesto, gente. En tanto que institucionesson sistemas de acciones [véase Quintanilla 31. Pero son acciones llevadas a cabo cooperativamente en instituciones. Laidea institucional añade un elemento, el de la existencia depatrones y normas de acción estables."
') En una institución hay dos tipos de reglas: reglas constitutivas y reglasde acción. Las primeras determinan el estardentro o fuera de la institución,las segundas los comportamientos aconsejables. Piénsese en un juego deajedrez: las reglasde movimiento son constitutivas, la reglaque nos aconsejaenrocarcuanto antes es regulativa.
6 Pensemos por ejemplo en el Tribunal de Aguas que reguló durantesiglos el riego en la huerta valenciana: es plausible pensar que en el comienzo hubo un sistema de acuerdos y convenciones sobre el tiempo y lacantidad de riego que le corresponde a cada vecino; con el tiempo, se forma un sistema de normas y reglas que se traduce en la institución del tribunal. El tribunal tiene autoridad porque el sistema de hábitos se mantiene ydeja de ser una institución real cuando desaparece ese sistema de hábitos.El dinero o las letras comerciales, los códigos de la circulación, son instituciones que nacen de esta forma. En varios casos el entramado culturalda lugar a macroinstituciones que perseveran autónomamente a lo largo dela historia creando sus propias tradiciones. Los sistemas educativos (no laeducación, que puede basarse en formas de enseñanza y aprendizaje familiares o grupales no institucionales), las religiones, la ciencia, son instituciones de esta clase. La tecnología es una de ellas.
7 En algunas instituciones permanentes se desarrollan además elementos que podemos llamar de (memoria colectiva» sin los cuales es imposible que el sujeto colectivo como tal desarrolle mecanismos deaprendizaje: son las tradiciones que constituyen líneas históricas en el desenvolvimiento tecnológico.
La emergencia del diseño abstracto de los artefactos solamente se puede llevar a cabo en sociedades con una arquitectura institucional compleja. Imaginemos el diseño de unnuevo modelo de automóvil. Es algo más que un medio detransporte: tiene que encontrar un equilibrio entre costosde producción y rendimiento, debe ser ligero, potente, bajoen consumo, bello, amplio, etc. La determinación de objetivos, el propio proceso de diseño, de diseño de producción,de venta y publicidad, de captación de necesidades, valoressociales e intereses instrumentales, son partes del diseño general que son posibles solamente si el complejo institucionalen el que nace tiene la suficiente estabilidad institucional como para llevar a buen fin el proceso. Pocas sociedades soncapaces de realizar esta tarea. En el caso de las compañías deautomóviles, pocas son capaces de desarrollar un nuevo modelo. Compárese con un caso muy diferente: el Canal de Castilla, la obra civil más importante de la España Ilustrada, quecomunicaba las ricas zonas cerealistas de Tierra de Campos,llevó varias décadas. La planificación, la recolección de fondos, la excavación, etc., entrañaron una movilización socialdesconocida en la Castilla sin apenas tejido social del XVIII YXIX. Cuando por fin se pudo poner en funcionamiento, suexistencia ya no tenía sentido económico.
La tecnología, en resumen, supone la emergencia de unproceso de constitución y división del trabajo que nace originariamente en las técnicas artesanales y conduce al entramadocontemporáneo responsable del cambio técnico: ingenieros,científicos, gerentes, usuarios. En este camino cualquier modificación en uno de los componentes afecta al todo: la educacióntécnica, las organizaciones de consumidores, las técnicas deproducción, el entramado institucional de investigación y desarrollo. Siendo la tecnología una forma social de la transformación del medio, su sensibilidad a los cambios institucionales esalgo que no admite la menor discusión.
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Elescepticismo organizado
Una segunda condición que la tecnología comparte con laciencia, puesto que comparten el método, es el escepJicismoorganizado. La idea se resume en que las relaciones de autoridad siempre están someJidas a escruJinio. La confianza y laautoridad son importantes en la ciencia, pero los argumentosde autoridad no tienen ningún valor: la autoridad interna yel prestigio se debe a que quien los posee demuestra en lapráctica cualidades de investigador. Pero cualquiera puededesafiar sus conclusiones y convencer a la comunidad de locontrario. Lo esencial es que los argumentos, los experimentos, las teorías, y en nuestro caso los diseños, están sometidosa un escrutinio colectivo.
La base de la racionalidad del desarrollo científico y tecnológico se sustenta sobre la capacidad de someter las unidades básicas, teorías o diseños a una batería de evaluacionescríticas o controles de calidad. Estos controles comienzandesde el primer momento de la gestación o el descubrimiento tecnológico, continúan en las cuidadosas puestas a pruebaque sufre el diseño, bien porque se fabrique un prototipo oen un diseño matemático del mismo, y no terminan con laaplicación práctica del producto, al contrario, es entoncescuando sufren los controles a los que los usuarios y técnicosde mantenimiento les someten para contrarrestar si en lapráctica se corroboran las expectativas previas, o, si acaso,hay que modificar las expectativas, que todo puede ocurrir.David McGee ha explicado muy convincentemente cómo esta necesidad de contrastación está en el origen histórico deldiseño. Pone como ejemplo histórico la arquitectura navaldel imperio británico en el siglo XVIII. La construcción de unbarco es una decisión que ha de tomarse con cuidado puestras costosas inversiones y trabajos es muy posible que nocumpla su objetivo: tal vez sea lento o, si es rápido, cabeceedemasiado y sea inútil en la batalla, etc. El diseño previo na-
ció a causa de las conslricciones de orden práctico, económico y político que presentaban los grandes artefactos, Asínació el hábito de someter a prueba los planos, a pesar deque los cambios en cada plano eran en sí mismos costosísimos en tiempo y cálculos. Pero siempre son menos costososque los errores del artefacto real. La historia posterior es unproceso de complejidad creciente en los controles a los quese somete a los objetos. La intervención de grupos sociales deusuarios de movimientos sociales y organizaciones de consumidores ha sido uno de los últimos capítulos de esta historia.
La división social del trabajo y el escepticismo organizado se han ido convirJiendo en el marco en el que se ejerce laracionalidad del sujeto colectivo de la tecnología al compásdel proceso de esas formaciones sociales que consJituyenla naturaleza de tal sujeto. Si insistimos en este carácter es acausa de la complicación que supone la coordinación deperspectivas. La racionalidad colecJiva es como bailar un tango: no bastan las buenas intenciones de cada uno, no basta lahabilidad individual, no basta una orquesta precisa y acopiada. Es aquí donde los sistemas tecnológicos se muestran másexigentes incluso que los científicos. Si en la ciencia bastacon una comunidad científica excelente, en la tecnología no.La tecnología exige la coordinación de un sujeto más complejo que el de la comunidad de científicos (ingenieros y diseñadores en este caso), de manera que los grupos sociales olas propias sociedades que disfrutan o sufren la tecnologíaparticipen con una función interna dentro del proceso de desarrollo tecnológico. Y no sólo mediante el control externoque les permite el dominio de los medios de financiación, ode las decisiones últimas de aplicación tecnológicas, sino enun sentido más profundo que involucra a todos en el proceso de desarrollo tecnológico. Castells ha explicado cómola extraña colaboración de recursos científicos, técnicos ysociales ha permitido que ciertas regiones muy específicasse hayan convertido en núcleos de revolución tecnológica,
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mientras que grandes centros industriales han perdido la función que tuvieron en otro tiempo [véanse Castells 1, Castellsy Hall]. Cómo estas regiones han acertado en la coordinaciónes algo que merece la pena estudiar cuidadosamente, perosobre todo es necesario reparar en esta forma emergente deracionalidad que exige la coordinación de perspectivas. Es unacondición normativa: sin ella la tecnología todavía no es unsistema de transformación racional colectiva de la realidad.
Lacreatividad del receptor
El uso no es mero uso. Bijker considera que dos usos o dosgrupos sociales que realizan usos sistemáticamente distintostransforman los objetos primitivos en dos artefactos distintos. Su ejemplo favorito es el de los grupos distintos (gentlernen y damas) que transformaron los primitivos diseños debicicletas en dos direcciones distintas." Sean o no aceptableslas conclusiones de Bijker, lo cierto es que si no estudiamos latrayectoria de los usos sociales no entenderemos nunca losobjetos de la tecnología y los procesos. El uso sistemático rediseña el instrumento, lo transforma a veces en direccionesdistintas a las intenciones del constructor y crea el medio enel que los artefactos y las técnicas sobrevivirán, de forma queno es inusual encontrar en la historia que determinados con-
8 Véase Bijker y en general la bibliografía sobre el constructivismoa laque nos referimos en el capítulo anterior. Como ya hemos analizado másarriba, Bijkery los constructivistas dicen algo más fuerte que lo que aquíproponemos: afirman que dos interpretaciones sociales distintas implicandos objetos tecnológicos distintos. Lo que supondremos aquí es que dosusos sociales sistemáticos diferentes rediseñan los artefactos en dos direcciones diferentes. No tiene que ver con la mera operación de interpretadon. Las máquinas de vapor no son caballos de hierro, como dicen losindios de las películas, pero las bicicletas de montaña sí pueden llegar a serobjetos de una variedad distinta que las bicicletas.
textos de uso poco favorables impiden el desarrollo de unatecnología en particular. Jesús Vega ha estudiado cómo el hecho de que las primeras máquinas de vapor desarrolladas enel Museo de Alejandría solamente tuvieran una recepción como objetos ornamentales explica el que la oportunidad tecnológica de la tecnología del vapor tuviese que esperar variossiglos más [véase Vega 1]. Los ingenieros alejandrinos solamente construyeron juguetes, máquinas maravillosas quenadie empleó como fuentes de energía mecánica en las necesidades cotidianas. Probablemente hubo otros factores, esseguro, pero lo interesante es que ese uso ornamental es responsable de que no se percibiese como una posibilidad defuente de energía, más que la falta de teorías ingenieriles adecuadas como las que surgieron en el XVIII. En el Mediterráneoromano y helenístico parece haber existido una barrera parala difusión de la energía de vapor. Pero esta barrera no estabaen el conocimiento de los ingenieros, ni en su habilidad, sino que se encuentra en las expectativas de uso de la sociedad,que hace invisible esta tecnología.
Las tradiciones y las comunidades ingenieriles, las instituciones empresariales y otras instituciones del proceso tecnológico, nacieron y se desarrollaron en el siglo pasado. Laincorporación de la perspectiva del usuario, a través de nuevas formas institucionales, es algo novedoso: poco a poco vacalando la idea de que el usuario debe incorporarse activamente al proceso de producción de la tecnología aunque todavía no se hayan encontrado los medios adecuados parahacerlo. Y en cualquier caso, podemos estar seguros de queun ingeniero no será un buen ingeniero a menos que seatambién un buen usuario del producto. Así por ejemplo, unteórico de los métodos de diseño como J. Christopher Ionesnos cuenta esta experiencia:
Al diseñarpor ejemplo un edificio, una casa o un hospital o algo [... ], tú sabes desde el principio que será bastante parecido
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al hospital corriente, a la casa corriente. Entonces es una tontería emplear métodos complejos. [... ] Pero a veces estás intentando diseñar algo que nadie ha hecho nunca [... ]. Nadie sabecómo hacerlo. De modo que no puedes usar un proceso existente [... j. Entonces tienes que «diseñarel diseño» [... ], así como diseñar el resultado del diseño. [... ] Si trasladastu atencióndel productor al consumidor eludirás esta dificultad. Los consumidores están más ligados a la vida real [... ]. Todos somosusuarios [... ], sé que somos especialistas y todos los demás istas, pero antes que nada tenemos que desayunar y dormimos»[l. Ci Iones, p. 43].
El diseñador tiene que adquirir de algún modo ese conocimiento de uso y de las expectativas de recepción sin el cual sudiseño está condenado a ser un juguete inútil, un mero ejerciciode transformación de la materia, pero no de innovación tecnológica. En el ejemplo de Iones, puede que la familiaridad con elcomer y el dormir le dé ese conocimiento, pero lo más lógico esque sean los propios usuarios los que definan sus necesidades.y así el proceso puede ser interactivo, no lineal, un proceso enel que, como explica Christopher Iones, el proceso de diseño seconvierta en un proceso de diseño del diseño. Diseñar es comobailar un tango: exigepráctica de acomodación a los movimientos, a la música y al compañero.
Un sujeto creativo
Una tecnología, en el sentido mayor del término, por ejemplo en el sentido en el que hablamos de biotecnologías o detecnologías de energías renovables, es un conjunto de proyectos con objetivos similares que se desarrollan, evalúan yaplican en un periodo limitado o determinable. Las tecnologías, en este sentido, tienen fases de invención y descubrimiento, en las que cuenta ante todo el conocimiento empleado en
el desarrollo, y fases de aplicación, en las que el componentefundamental es la acción y los instrumentos de la acción. Hablaremos de descubrimiento tecnológico cuando existe unamodificación sustancial de algún proyecto. Hablaremos deinnovación cuando la modificación no es sustancial." Lasfronteras entre ambas fases son borrosas, sin que, por ello,carezca de interés distinguirlas. A nadie se le escapa, por otraparte, que los descubrimientos no suelen tener un origen milagroso: una condición esencial es la existencia de una previatradición de soluciones parciales o problemas parciales, único marco en el que se adquiere la destreza suficiente coJI.1opara resolver o plantear creativamente nuevos problemas. Esta es la conclusión, al menos, que vamos extrayendo de loque vamos conociendo sobre la creatividad humana. 10 Laexistencia de una larga tradición de pequeñas innovacioneses generalmente una condición esencial de la invención."
La emergencia de descubrimientos tecnológicos radicalmente nuevos presenta un problema serio para las teorías dela racionalidad más consagradas, en particular aquellas quese han cavado una división irreconciliable entre la razón según los fines y la razón instrumental. La diferencia entre losfines que son meros fines instrumentales y los fines universales o universalizables sólo tiene sentido cuando podemosdistinguir claramente unos de otros. El problema surge de
'J La distinción entre innovación y descubrimiento es un lugar comúnen la bibliografía sobre diseño. Véase, por ejemplo, Quintanilla 2.
lO La tecnología, junto con el arte, es uno de los reductos donde todavía desarrolla su vida salvaje el mito de la creatividad como proceso irracional que marca la distancia entre el genio y los demás seres humanos.Poco a poco vamos encontrando muchas más regularidades de las que sepodía imaginar uno en los procesos de creación. Casi todos los caminosnos llevan a una misma conclusión: para ser un genio hay que estar muyfamiliarizado con los problemas a través del trabajo. Véase por ejemploBoden y Wiesberg.
11 Esta idea ha sido desarrollada en la noción de cultura tecnológica deBravoy Quintanilla.
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que los fines o valores más importantes, al menos en lo querespecta a la tecnología, no serían siquiera representables amenos que exista ya una representación de los medios paraalcanzarlos. La cuestión que planteo es que no se trata de unproblema de, o sólo de, racionalidad sino fundamentalmente de límites de representación. Hay un sentido profundo yno determinista en el que tiene razón Marx cuando relacionalas formas con las cuales las sociedades producen y reproducen su existencia y las formas en las que se representan losfines de esa existencia. Este sentido profundo está basado enuna no menos profunda reflexión sobre la naturaleza humana:somos seres que vivimos en mundos posibles, de posibilidades abiertas y de posibilidades no realizadas, de capacidadesy, por ello, precisamente por ello, de desigualdades en el poder,"? Pero esta capacidad no es abstracta, se realiza en elmarco de las posibilidades que configura el medio: en qué seemplea el tiempo depende del medio artificial. Los sistemastécnicos son algo así como nudos que configuran trayectoriashistóricas posibles.
Cuando se desarrollan proyectos tecnológicos fundamentales -aquellos que calificamos sin dudar de grandes descubrimientos: el motor de explosión, el hormigón armado, lafibra óptica, la píldora anticonceptiva- se generan nuevasposibilidades o futuros accesibles ante los que las sociedadesdeben responder haciendo aparecer nuevos valores regulati-
12 Una definición neutra de poder es «poder hacer cosas), capacidadpara transformar. En el otro extremo está la noción metafóricamente físicade Poucault, del poder como un tipo de «campo de fuerzas» que todo lopenetra. Si la primera peca de ingenua, la segunda de ininteligible. DavidAnisi define el poder de un modo lúcido: poder como poder usar el tiempo de otros. Mediante la autoridad (la jerarquía), comprándolo (el mercado) o convenciendo a los otros de que les conviene trabajar para nosotros(los valores). Me parece que esta idea de poder como capacidad de movilización podría completar la idea de poder como capacidad de transformación. Con la ventaja de que permite discutir las desigualdades de poder.
vos. Del mismo modo, la superación de la división del tiempo productivo entre trabajo yacio, una de las más importantes reivindicaciones de la época contemporánea, ni siquierapudo ser pensada en sociedades anteriores a la formalizacióndel trabajo como trabajo asalariado.
La extraña forma de racionalidad que inaugura la tecnología radica precisamente en esta capacidad para transformarnuestras percepciones y valores al tiempo que transforma lanaturaleza. Por eso mismo, los sistemas de control a los queestá -debe estar- sometida la tecnología no son independientes del propio desarrollo tecnológico, sin que eso noslleve a la conclusión pesimista de Winner de que la tecnología se ha convertido ya en un proceso autónomo.
El control colectivo de los diseños
La naturaleza compleja de la racionalidad tecnológica comienza a entenderse ahora más claramente. Tenemos, en primer lugar, la tensión entre creatividad y riesgo, en segundolugar nos encontramos ante circunstancias que ponen suscondiciones de tiempo, recursos, capacidades, etc., y en tercerlugar tenemos un sujeto colectivo que se forma en una creciente red de instituciones. En este marco la racionalidadadquiere dos características. La primera es que es necesariamente deliberativa. A veces se opone racionalidad instrumental, que supuestamente regiría en el mundo técnico, frentea racionalidad deliberativa que regiría en el mundo de losvalores y la política. Pero el modo complejo de desarrollotecnológico nos lleva a repensar esta división. La argumentación técnica es una parte más del largo proceso de desarrollotecnológico en el que se oyen otras voces igualmente relevantes. En próximos capítulos nos ocuparemos de esta idea, demodo que no continuaremos más en la exposición de losmodos en los que se realiza y debe realizar la deliberación.
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En segundo lugar la racionalidad tecnológica es, como indicamos al principio, una virtud colectiva para la producciónde artefactos fiables. La fiabilidad es un núcleo esencial de laracionalidad técnica. No se trata de producir cosas solamente, de transformar el medio, sino de que esa transformaciónsea exactamente la que queremos colectivamente o lo másaproximada posible. La forma en la que la fiabilidad se fortalece es a través del establecimiento de un sistema riguroso decontroles en todas las fases del desarrollo tecnológico.
Los diseños pasan el filtro de múltiples controles desde elmomento en que son imaginados hasta que se convierten enfuturos productos de uso. Ya se somete al diseño a un sistemade controles cuando su existencia es aún meramente conceptual. Se trata de controles que evalúan la compatibilidad deldiseño con nuestro cuerpo de conocimientos cientificos yprácticos al tiempo que con nuestros valores y deseos: notodo lo pragmáticamente posible es deseable, ni todas las posibilidades deseables son legítimas. Repárese en que los proyectos tecnológicos actuales, piénsese en proyectos como losde la exploración espacial o el reactor de fusión, entrañan talcantidad de recursos humanos y materiales que, de hecho, laevaluación previa se convierte ya en una de las partes másimportantes del propio desarrollo del diseño.
A esta segunda evaluación le sigue una no menos importante. La existencia del diseño es, hasta el momento, no sóloconceptual sino también conjetural: no tenemos la seguridadde si el diseño es factible pragmáticamente. Es ahora cuandodebe comprobarse la realizabilidad del plan en relación conestos tres elementos: los conocimientos científicos, los conocimientos prácticos necesarios para realizar el diseño y los recursos instrumentales suficientes.
Un tercer conjunto de controles intentará someter al diseñoa pruebas de fiabilidad a priori que estudian el comportamientofuturo del sistema bajo ciertas condiciones cambiantes. Paraello establecemos una representación matemática del diseño y
estudiamos su dinámica variando sucesivamente las condiciones iniciales, llevando al sistema a sus condiciones límites depermanencia. En algunos casos el modelo matemático no es suficiente y es necesaria la construcción de un modelo a escala, oincluso un prototipo, sobre el que estudiaremos en condicionesreales el funcionamiento del sistema.
En el caso improbable de que el diseño haya sobrepasado todos los controles sin sufrir transformaciones, quedatodavía un cuarto conjunto de controles que se efectuaránantes de generalizar nuestro diseño, convirtiéndolo en unproyecto que pasa a la aplicación industrial y al uso social: seevalúa entonces el impacto ambiental, el impacto social, asícomo la recepción que, independientemente o no de losimpactos anteriores, va a tener el producto en la sociedadconcreta en la que se pretende aplicar. Incluso después derealizado el proyecto, se someterá a un duro control de seguimiento en el que se evaluará si nuestras conjeturas sobre loscostos y beneficios eran acertadas, si las consecuencias noqueridas, ni probablemente previstas, son o no aceptables osi, a pesar de todo, la sociedad sigue rechazando el producto.
La idea de control a la que nos referimos no debería reducirse a lo que suele entenderse por tal desde el punto devista reducidamente ingenieril. Ni tampoco a los controlesque realmente observamos. Puesto que son una parte constitutiva del proceso de diseño, incrementan el costo del artefacto o del sistema. De ahí que volvamos a la tensión entrenovedad y control. La racionalidad nos insiste en que sometamos a control nuestros artefactos, pero no tenemos reglasincondicionadas sobre cuánto control necesitamos. Por elcontrario, lo que hace de la racionalidad una difícil virtudhumana y no un mecanismo algorítmico es que nos exigeuna sutil y adecuada mezcla de control y audacia.
El control de la tecnología tiene la ventaja de que es elmedio por el que se aumenta la fiabilidad. Si tomamos unavión con cierta confianza no es porque conozcamos perso-
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nalrnente al piloto, a la tripulación y a los técnicos de mantenimiento, sino porque confiamos en un sistema colectivode controles. La desventaja es que el control es algo que incrementa el costo de los artefactos y la complejidad social.Del mismo modo que los diseños produjeron un aumentode costos, los costos de diseño, y una división social de conocimientos y grupos, el control es algo que se añade a la tecnología contemporánea y que muchas veces molesta a losempresarios y a los inversionistas, pero que es parte delmétodo racional de desarrollo. La propia racionalidad deliberativa se aplica a la decisión de cuánto tiempo y cuántosrecursos debemos invertir en control y cuántos en producción. De nuevo nos remitimos a capítulos posteriores, pero laidea es que estas decisiones se generan en contextos colectivos, tensos, de controversia y discusión. Hay sociedades cuidadosas con la fiabilidad y otras que son menos. Cuál es lamedida correcta es parte también de la deliberación sobre cómo queremos transformar el futuro. 13
Los OISEÑOS: ¿ÁRBOLES o REDES?
La lógica del desarrollo de la tecnología es el resultado dela aplicación de los métodos de innovación de la ciencia a lapráctica artesanal: se comienza con un problema, se elaborauna conjetura, el diseño, y, en caso de aceptación, se desarrolla el artefacto o el plan diseñado. Podemos hablar de descubrimiento cuando, además de resolver de forma más efectivaproblemas anteriores, se crean nuevos problemas más intere-
13 Piénsese como ejemplo en las diferentes perspectivas que existen enlos países de la Comunidad Europea y Estados Unidos respecto al controlde los productos agrícolas modificados genéticamente. La fiabilidad de estos productos, en sus varias dimensiones, entra en conflicto con la búsqueda de nuevos productos rentables o rápidamente rentables.
santes. Este criterio de novedad que emplea Lakatos para demarcar el método nos explicaría, aplicado a la tecnología, surápido desarrollo en los últimos dos síglos.t"
Elsentido de los objetos
Los diseños son los objetos conceptuales que hacen de los artefactos construidos objetos útiles. Para decirlo en términosfilosóficos, los diseños constituyen el sentido de los objetos tecnológicos. Captamos el sentido de un sistema de accionescuando comprendemos la estrategia a la que obedece, es decir,el conjunto articulado de medios y fines que hace coherentey razonable cada una de las acciones. Lo mismo podemosafirmar de los objetos tecnológicos. El diseño es un objetoconceptual realizado pero no observable directamente en laforma de un objeto a menos que conozcamos cómo ese objeto entra en relación con otros objetos y a menos que conozcamos su uso correcto. Un instrumento puede ser utilizadode muchas formas, pero dentro de un conjunto de prácticasculturales es en donde recibe un uso correcto. Es necesaria lafamiliaridad con esas prácticas y con la cultura que las produjo para identificar el diseño realizado en un objeto o en unsistema estratégico de acciones.
Cuenta Craham Creen en Nuestro hombre en La Habanauna divertida historia que ejemplifica las dificultades de losexpertos para identificar los diseños. El personaje de Creen esun inglés vendedor de electrodomésticos en La Habana conalgunos apuros económicos al que los servicios secretos desu majestad le obligan a aceptar un trabajo. Presionado porla falta de resultados, decide enviar a Londres los planos delúltimo modelo de aspiradora que ha llegado a la tienda, indicando que es el alzado de unas extrañas construcciones en
14 Véase, para un modelo amplio, Bunge 3.
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la selva. Los expertos de la City se apresuran a identificaraquello como una rampa de misiles que una potencia extranjera está construyendo con sigilo. Cuando el engaño se descubre, los dirigentes del espionaje no tienen otro remedioque condecorar a su héroe, a menos que el verdadero fracaso,el de su «destreza», quede en manifiesto ridículo. El cuentonos muestra que ante cualquier cacharro no hay otro modode adscribirle un diseño que el hacer una conjetura sobre eluso, la intencionalidad o la función. Las conjeturas, ante lafalta de datos, son tan improbables como pueden ser las conjeturas del biólogo en los comienzos de su investigación.
No debe sorprendernos la opacidad que muestran a vecesnuestros cachivaches tecnológicos. Se trata de una propiedadheredada de las acciones intencionales que los constituyen:las conductas humanas son transparentes solamente paraquienes comparten un mismo sistema cultural, o formas devida, para usar un lenguaje wittgensteiniano. En los casosde interpretación radical, las hipótesis que hagamos sobre lasintenciones de los agentes se apoyan en la doble base delacuerdo con la conducta observada y en la piadosa atribución de racionalidad a los sujetos.P No existe imposibilidadfísica que prohíba la existencia de una civilización tecnológica cuyos objetos sean irracionales, por ejemplo una sociedadcomo la descrita por Stanislav Lewen Ciberiada. Que haya undiseño racional detrás de los artefactos tecnológicos, inclusocuando no funcionan, es una conjetura de «tecnología inversa» que Dennett [3] nos indica como condición para la comprensión de su diseño y a la que nos hemos referido en lossupuestos del capítulo anterior.
El sujeto que comprende un artefacto realiza una operación mental equivalente a la de quien formula un plan parahacer funcionar correctamente el aparato, del mismo modoque comprender una acción es postular un plan en el que la
15 Véanse Davidson 1 y 2.
acción tenga sentido.!v Se podrá argüir, con razón, que siel conocimiento del diseño es necesario para comprender elobjeto, la comprensión del objeto se convierte en imposiblepara la mayoría de los objetos que nos rodean. Y ciertamentelo es si pensamos en el diseño como algo que está en la cabeza de alguien, pero no lo es si pensamos en él como en unobjeto cultural cuya existencia depende de la división socialdel trabajo, que ahora ya no es solamente una condición desu producción, sino también de su comprensión."? La división, al menos la división técnica, es otro modo de caracterizar el sujeto productor de la tecnología: el diseño será elproducto total del conocimiento y las habilidades empleadaspor todos aquellos que intervienen en el desarrollo y la aplicación del sistema tecnológico.
Los diseños como árboles
Un diseño admite varios niveles de descripción en funcióndel grado de conocimiento o de control que tengamos o pretendamos tener sobre el sistema. Los niveles de descripciónfuncional se corresponden simétricamente con los sucesivosgrados de finura en el plan que debe llevar a la producción'del objeto o desarrollo de un sistema de acciones. No es necesario que un ingeniero diseñe todos los elementos del sistema, puede emplear elementos prefabricados y limitarse alajuste general. No es necesario que quienes se encargan deldiseño macroscópico sean expertos en el diseño de los elementos parciales.
]6 La equivalencia entre comprensión y formulación de un plan esuno de los postulados más interesantes de la inteligencia artificial y una desus aportaciones a la teoría del significado: Schank y Abelson, Wilensky yEzquerro.
17 Véase Cross. Jesús Vega [11ha desarrollado esta tesis casi exhaustivamente.
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En el capítulo anterior insistimos en la composicionalidad de los artefactos: son complejos de partes que, a su vez,se dividen en partes. El diseño en tanto que plan de construcción o innovación es el acto por el que se organiza el plan deacción complejo que produce la arquítectura funcíonal. Sepuede representar en una primera aproximación un diseñocomo un árbol de alternativas que van resolviendo los problemas secuencialmente. Esta primera aproximación es suficiente en casos de aplicación, no de descubrimiento, con losque existe una completa familiaridad, a saber, los casos deproblemas para el adiestramiento de carácter mecánico ocuasimecánico.
El modelo deja de funcionar para otros problemas técnicos más interesantes. Cuando el problema deja de ser trivialel número de alternativas crece exponencialmente, de formaque incluso los sistemas expertos deben adoptar estrategiasheurísticas que van más allá del modelo de árbol si se quiereque cumplan uno de los requisitos elementales, el de trabajaren tiempo real. Un sistema heurístico debe ser capaz de usarel conocimiento del pasado para plantear estrategias futuras,debe hacer, por otra parte, ciertas operaciones no contempladas en el modelo de árbol: así, cuando encuentra un obstáculo, el diseño debe ser lo suficientemente flexible como paraque el sistema experto razone sobre fines intermedios (superar el obstáculo mediante un subplan); el sistema debe también saber comparar la discrepancia entre el objetivo y elestado alcanzado, de manera que pueda corregir la trayectoria; debe, además, comparar objetivos que compiten entre sípara alcanzar un razonable compromiso. Desgraciadamenteun plan de acción diseñado para agentes normales, empíricos, humanos, no puede representarse, si no es idealizadamente, como árbol de alternativas.
Los diseños como redes de interdependencias
Que un diseño no sea representable en un modelo tan simple no se debe tanto a la incertidumbre del sujeto cognoscentecuanto a la estructura material y sustantiva de los productosde la tecnología. Consideremos a efectos prácticos provisionales que un diseño es un conjunto de soluciones funcionales a ciertos problemas, pues bien, una de las característicasesenciales de los objetos tecnológicos es la interdependencíafuncional de las soluciones. La interdependencia es, en muchas ocasiones, mucho menos obvia de lo que parece. NigelCross estudia las dificultades que surgen a la hora de analizarlas funciones que cumple un objeto artesanal. Apunta el casodel diseño de las ruedas de un carro rural estadounidense cuyos radios tienen la curiosidad de no ser perpendiculares al plano de la rueda sino que mantienen un cierto ángulo respectoal plano de giro [véase la figura 3]. El conjunto de interdependencias que genera la concavidad de la rueda no es fácilmente deducible atendiendo únicamente a la figura del carro.
FIGURA 3
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Una primera conjetura acerca del motivo que llevó a esteextraño diseño es la de su origen en la práctica de entallar larueda con un aro de hierro para aumentar su resistencia y duración: se sujetaría perfectamente, así es como lo hacen también los cuberos. Precisamente por la contracción tal vez larueda presionase sobre los radios elevando un poco el eje.Pero Cross. quien a su vez sigue los estudios de G. Start, unhistoriador de la artesanía, nos muestra la insuficiencia de esta razón: una concavidad casual, mal calculada posiblementeprovocaría una rápida ruptura de la rueda. La concavidad,pues. debe obedecer a otra u otras razones adicionales. Unaprimera es la de evitar la ruptura de la rueda a causa de losgolpes que sufre como consecuencia del peso de la caja queel caballo, al caminar, carga alternativamente sobre una yotra rueda. Esta segunda función es menos obvia en la medida en que no depende del proceso de producción, sino deluso del artefacto. Pero hay además otro conjunto de interdependencias que nos vamos a permitir indicar para ejemplificar nuestra tesis:
1) permite aumentar el volumen de la caja del carro porarriba, influyendo como consecuencia en el diseño delos asientos;
2) obliga a que el eje de sujeción se incline para conseguiracoplar la rueda;
3) por esta misma razón el peso de la rueda puede disminuir puesto que, inclinando el eje de sujeción en lamedida justa, se consigue que los radios inferiores dela rueda caigan verticalmente sobre el suelo de modoque los radios soportan todas las fuerzas sucesivas y nosimultáneamente;
4) el eje del carro puede elevarse, aumentando la capacidad de movimiento en terrenos accidentados;
5) la longitud del eje puede disminuir por la misma razón que aumenta la caja, permitiendo un radio de giromenor;
6) se aumenta la sujeción de la rueda puesto que el pernoque la sujeta al eje, por la misma inclinación, la empuja hacia adentro.
Nos hemos distraído con un objeto que, aunque técnico,pertenece a una era no tecnológica, pero ahora sabemos de lacomplejidad e interdependencia funcional de los sistemas aunmás cotidianos. Si echarnos una mirada a nuestro alrededor podríamos decir cosas similares de cualquiera de los objetos quenos rodean. Claro que la interdependencia aumenta con lacomplejidad de la estructura del artefacto. En esta interdependencia funcional de los elementos radica la desesperante autonomía que parecen cobrar los productos tecnológicos sobre lasintenciones de quienes los construyeron: pensemos en una fábrica, en un hospital o en un fragmento del sistema educativo;no son pocos los que piensan que estos sistemas sociales generan una autonomía basada en leyescasi naturales, lo que induce a una doble respuesta ideológica, la de quienes culpan a losartefactos tecnológicos del sistema de relaciones sociales y la dequienes las justifican precisamente por la autonomía generada.Pero descubrir la densidad de relaciones que establece un artefacto puede ser desconsolador si eso nos lleva a reconocer queno sabemos ni sabremos nunca cómo manejarnos con estascomplejidades. Nuestras acciones, incluso tecnológicas, se realizan sobre los fragmentos de los sistemas, pero son todos losque tienen importancia, a vecesde supervivencia,para nosotros.La pregunta es ¿cabe una tecnología que sea a la vez fragmentaria y holística?Si encontramos una vía estaremos fundamentando las bases de la racionalidad tecnológica. La respuesta, tal esnuestra conjetura, es que la propia tecnología ha generado en lapráctica esta forma de comportamiento, al menos en términoslocales, otra cosa es que la ideología del ingeniero experto, como en otro tiempo ocurrió con la del científico empirista, esconda y distorsione el sentido de muchas prácticas reales. Éstaes la propuesta que analizaremos a continuación.
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Escalando el montede lo perfecto: los diseños como redesde patrones
Las nuevas tecnologías y artefactos que continuamente nosinvaden o los nuevos planes sociales a los que debemos desometernos nos resultan ajenos por la novedad y misteriosos,cuando no amenazadores, por la ignorancia que tenemos desu sentido. Por el contrario, los objetos e instrumentos de lasartesanías provocan en nosotros la nostalgia de una vida másperfecta y equilibrada.l" La causa está en que, durante muchotiempo, se han comportado como soluciones casi inmejorables a muchos problemas humanos. Los objetos artesanosson el resultado individual y apenas modificable que catalizaun conjunto de soluciones a problemas sociales que tambiénson interdependientes. Pensemos en cosas como los senderos, el queso fermentado, el arado de vertedera, el porrón, latécnica de barbecho, la vivienda con el corral en la planta baja, el cepillo de carpintero, el huso y la rueca, la cerámica debarro resistente al calor, etc. Cualquiera de estos objetos tieneun aura de perfección y no perfectibilidad en su contexto querecuerda a los productos de la evolución biológica, tambiénsoluciones en el tiempo a sucesivos desafíos de circunstancias ambientales. Un producto artesano resulta al final de unlargo proceso en el que se mezclan variaciones mínimas enlas técnicas de producción o de uso que se imponen y sobreviven como soluciones a problemas ambientales. La artesanía no resulta de variaciones genéticas al azar, como ocurrecon las especies, sino de microsoluciones intencionales aproblemas de uso, sin embargo, el tiempo es una dimensiónfundamental en el desarrollo artesano.
18 Duque emplea esta distinción presente en todas las sociedades paradiferenciar conceptualmente la naturaleza, que sería lo familiar, de la técnica, que sería lo innovador.
La tecnología, en cuanto es producida por la aplicacióndel método científico a las técnicas artesanas, sustituye enparte el tiempo por la inteligencia. Acelera el cambio. La tecnología introduce en el pacífico dominio de las técnicas tradicionales la innovación permanente, la innovación por lainnovación, mediante el método de diseñar previamentelos productos, someterlos a contrastación y posteriormenteaplicarlos. Se genera una dinámica en la que los productostecnológicos existentes crean problemas que sólo puedenarreglarse ya mediante nuevas soluciones tecnológicas. Mas,pese a las diferencias, un diseño sigue siendo un productoúnico que responde a una configuración singular de problemas, relacionados unos con otros y con los usuarios que loshan planteado. ¿Cómo es posible el conocimiento que los hace llegar a ser soluciones aplicables?
La propuesta que formulamos proviene de dos camposmuy distintos, si bien no es improbable que haya una profunda relación, que nace de percepciones culturales propiasde nuestra época más contemporánea. Se trata de las cienciascognitivas, de una parte, en particular de las que se ocupande la comprensión, y de la arquitectura, de la teoría del urbanismo, de otra: la propuesta consiste en subdividir las configuraciones complejas de problemas en unidades discretas quepueden ser estandarizadas y a las que adscribiremos nombrescomo patrones, en caso de urbanismo, o esquemas, en el casode las ciencias cognitivas. Nos importa menos el nombre queel aprovechamiento de una buena idea y una intuición común. La propuesta urbanística se debe al teórico ChristopherAlexander y a su escuela [véanse Alexander; Alexander, Ishikawa y Silverstein 1, la cognitiva y la corriente procedimentalque sigue a Minsky, Schank, Abelson y otros."? Reparemos enlas reflexiones de Alexander.
1'J Dos trabajos fundamentales en esta línea son los de Marvin Minsky[1 y 21.
164 MUNDOS Aln"IFICIAnS LA LÓGICA DEL DISEÑO Y EL SUJETO DE LAS DECISIONES 165
Las ideas de Alexander nacen de la conciencia del carácterinteractivo e interdependiente que tienen los sistemas y espacios humanos. Señala la contradicción que existe entre laestructura «arbórea» que adoptan las representaciones de muchos sistemas sociales, una ciudad, por ejemplo.F'' y el carácter de interrelaciones constitutivas que existen entre lo que enla representación arbórea son ramas. Piénsese, pongamos porcaso, en un semáforo y en un quiosco de prensa; en el esquema arbóreo pertenecen a dos sistemas diferentes e independientes, los cuales son el sistema de regulación de tráfico y dedistribución comercial de los productos culturales, pero sabemos bien que si colocamos el quiosco aliado de un semáforovamos a generar un espacio de relaciones sociales e interdependencias que a ningún urbanista consciente debería escapársele. Cualquier sistema técnico se caracteriza por generarun alto grado de interdependencias entre objetos, usos, elementos e instituciones, de manera que sería una ingenuidaddescribirlos en forma de árbol de componentes, como si losdiversos elementos pudiesen caracterizarse aisladamente. Pero este punto de vista sistémico y holista, a poco que nos descuidemos, nos lleva a la impotencia al comprobar quecualquier pequeña transformación práctica afecta al todo derelaciones sociales, de manera que estaríamos generando unaespecie de dilema del asno de Buridan sólo que a la inversa:nos abstendríamos de actuar por la cantidad de cosas que hacer. La propuesta de Alexander es partir como base de trabajoy de diseño de ciertas unidades que, a la vez que tienen un tamaño accesible para la transformación práctica, son núcleosque articulan un sistema permanente de relaciones e interde-
20 Léase el precioso ensayo «La dudad no es un árbol» en Alexander.Aunque parezca que está hablando de urbanismo, lo cierto es que sus conclusiones son generalizables inmediatamente a cualquier sistema social.Mucho me temo que la concepción sistémica de Bunge [2], con la que enotras muchas cosas estaría de acuerdo, debiera de modificarse para incluirlas interacciones entre sistemas como núcleos constitutivos.
pendencias. A estas unidades las llama patrones. Cada patrónconstituye una configuración de problemas que han de ser resueltos conjuntamente. Por otro lado, los patrones se articulan entre sí mediante relaciones que van desde la interseccióna la inclusión de soluciones. Algunos patrones propuestospor Alexander para la arquitectura son: red de transportes públicos, paseo, casas alineadas, comunidad de trabajo, enlacede calzadas, aparcamiento cerrado, entrada principal de vivienda, cuarto de baño, rincón de juego.
Los patrones propuestos nacen más que de los desarrollosteóricos del saber práctico que acumula el ingeniero, el arquitecto, el sociólogo, el urbanista o el diseñador en su trabajo diario.Esto es importante porque, si no, es muy difícil de justificar porqué se eligen estos núcleos como patrones de diseño y no otros.Lacuestión es que podemos ir formando lo que Alexander llama, un poco pomposamente, un lenguaje de patrones, en realidad un listado de patrones que mantiene entre sí relaciones deprogresivamenor generalidad. Utilizando este lenguaje, el urbanismo está capacitado para abordar la complejidad de problemas subdividiéndolos en unidades más tratables.
La propuesta de Alexander, por discutibles que sean sussoluciones, nos permite dos cosas: en primer lugar, una aproximación al problema de las interdependencias de un diseño, que ahora se configura como un conjunto articulado depatrones, en segundo lugar, lo que más nos importa en estetrabajo, una aceptable solución al problema del conocimiento práctico que hace posible diseñar sistemas y, por consiguiente, la racionalidad tecnológica.
¿TIENE AI.GUNA LÓGICA EL CAMBIO TECNOLÓGICO? LA INTERACCiÓN
DE LOS PATRONES Y LAS HABILIDADES EN LOS DISEÑOS
Laidea de subdividir los diseños en patrones, en tanto que elementos que mantienen una cierta estabilidad en las soluciones,
166 MUNDOS ARTIFICIALES tA LÓGICA DEL DISEÑO Y EL SUJETO DI; lAS DECISIONES 167
nos permite también abordar la epistemología de la tecnologíade manera que fundamentemos en algún lugar la racionalidad.Como veremos, esta base será pragmática, pero no por ello insuficiente para justificar las pretensiones de racionalidad paradígmátíca" que reclama para sí la tecnología.
Según una concepción muy grosera y primitiva, mas porello profundamente enterrada en nuestras intuiciones comunes sobre la tecnología, la lógica del desarrollo tecnológicovendría a producirse aproximadamente de esta forma: se parte de la preexistencia de necesidades o al menos se suponeque Ia dinámica que aquéllas siguen en la conciencia sociales independiente de la tecnología; se organizan y ordenanlos fines en fines últimos e instrumentales sobre la base de losdeseos y valores presentes en la conciencia social; es entoncescuando entra en acción el tecnólogo quien, sobre el pie forzado de los objetivos que le propone la sociedad, formula elproyecto más económico para alcanzar los fines previstos.Por elemental que parezca, ésta es la lógica del desarrollo tecnológico que se emplea cuando se hace depender el desarrollo de la tecnología de otras lógicas sociales, la económica yla militar, para decirlo claramente. Lo que no significa quepor negar la anterior teoría del desarrollo tecnológico neguemos las vinculaciones de la tecnología con otros sistemas.
Uno de los varios problemas que presenta esta concepción es que convierte el desarrollo y la innovación tecnológicaen procesos irracionales, ya que impide cualquier conexiónentre los fines sociales y los proyectos tecnológicos. La mayoría de las veces la «genialidad» del inventor o la casualidadson las que soportan la dura tarea de encontrar el caminomás racional para los fines, pero, ¿cómo vamos a confiar enla racionalidad de unos medios que han sido generados tanirracionalmente? Si adscribimos racionalidad a la tecnología
21 Ésta es la opción de Quintanilla [1], de la que no disentiría si nosponemos de acuerdo en qué entendemos por un sistema técnico.
debemos adscribírsela también a la actividad y el conocimiento que se desarrollen en el nivel metatecnológico, es decir,al nivel en el que planteamos tanto la producción como elcontrol de la tecnología. Porque una de las tesis que defendemos es que ambas, la producción y el control tecnológicos,son actividades que no deben ser consideradas ciegas y autónomas, sino procesos profundamente relacionados entre sí ydesenvueltos siguiendo ciertas vías de racionalidad, aunqueno sea una racionalidad perfecta ni completa. Las estructurasde patrones nos pueden guiar en este camino.
Concebimos los patrones como micromundos en losque se plantea un conjunto limitado de relaciones y de objetos y, por consiguiente, también de problemas. Lassolucionespueden estar total o parcialmente rutinizadas y la creatividadnecesaria para encontrarlas se explica de varias formas a partir de la estructura de patrones:
1) puede modificarse un patrón preexistente;2) pueden articularse de una manera novedosa dos o más
patrones que anteriormente estaban relacionados, oencontrar una relación que no existía;
3) puede transferirse estructuras o soluciones de un patrón a otro, incluso entre campos completamente distintos;
4) puede crearse un nuevo patrón.La cuestión fundamental. desde el punto de vista de la ra
cionalidad del desarrollo tecnológico, es que el tecnólogo, alcomienzo de su trabajo, no se encuentre perdido en una selva de problemas sino que, por el contrario, desarrolle su investigación abordando parsimoniosamente los problemas talcomo éstos están determinados por los patrones. La nociónde patrón incluye la idea de que el patrón, en tanto que retículo de problemas y soluciones, tiene una estabilidad mayorque los diseños concretos que se desarrollen siguiendo suguía. El ingeniero que diseña una planta química, aun cuando el producto que va a procesar o el método de procesa-
168 MUNDOS ARTIFICIALES LA LÓGICA DEL DISENO Y EL SUJETO DE LAS DECISIONES 169
miento sean completamente nuevos, propondrá un diseñoque habrá sido el resultado de encontrar progresivas soluciones a varios patrones preexistentes. Es precisamente este método el que confiere a la tecnología su asombrosa capacidadde innovación, piénsese si no en el modelo de desarrollo queresultará bajo la constricción de que todos los ingenierossean tan creativos como Marconi o Eiffel, la capacidad de innovación de la tecnología no se opone al supuesto de que noes posible la creatividad absoluta: no hay objetos o planesque sean absolutamente nuevos. Podría ocurrir, pero meatrevo a discutirlo también en ese terreno.F
El sujeto explota la información contenida en una situación en la que se encuentra. Esta capacidad depende de losplanes que el sujeto alcanza a formular en esa situación. Laconstrucción de planes se efectúa acudiendo al almacén de lamemoria ordenadamente y «pidiendo» historias que puedanencajar en esa situación. La experiencia técnica contiene leyescientíficas y normas pragmáticas, pero también y sobre todorespuestas concretas a situaciones-problema. Las historiastienen estructuras internas tales que podemos acceder a varios grados de resolución en la descripción de las escenas, altiempo que podemos acceder de una a otras siguiendo conexiones muy específicas, la explotación resultante dependerádel número, la calidad y la riqueza de los patrones almacenados en la memoria del sujeto.
Estemodo de estudiar la creatividad nos permite al tiempoabordar uno de los más espinosos problemas de la filosofía dela técnica: la función interna que tienen las habilidades y destrezas en la tecnología. Si en cualquier actividad humana son importantes las habilidades, en la tecnología desempeñan un
22 Emst Gombrich hace una aportación a la historia del arte, desde mipunto de vista, definitiva: no todo es posible en toda época. Por ejemplo,un escorzo en una pirámide faraónica.
papel constitutivo ya que se trata de transformar la realidad siguiendo sistemas de acciones efectivos.
Los teóricos de la tecnología han mantenido numerosaspolémicas sobre esta cuestión desde hace varios años" resaltando o restringiendo el papel de las habilidades [véanse Feibleman 1 y 2). No se pone en cuestión su importancia, peronadie se atreve a integrarlas dentro de una concepción racionalista de la tecnología. Pesan mucho aún las opiniones dePolanyi-? y de Wittgenstein,23 quienes, al tiempo que señalanel carácter último de habilidad que tienen todas las actividades humanas, incluidas la ciencia o el lenguaje, resaltantambién que las habilidades contienen un elemento inexpresable, casi místico, que las convierte en inefables, incluso enimpensables, puesto que son condiciones del propio pensamiento. Pues bien, a partir de los patrones podemos abordarlas habilidades, si no superando el abismo que existe entreellas y la razón teórica, sí, al menos, tendiendo un puentemetodológico entre ambas.
Una habilidad es un comportamiento instrumental quese ha rutinizado por alguna razón, de manera que el organismo realiza ciertas acciones que exigen un comportamientointeligente sin que necesariamente el cerebro realice de manera consciente las operaciones mentales que se requierenpara ello, y, a veces, sin que sea posible acceder a las operaciones de computación que realiza el cerebro al actuar (lospsicólogos cognitivos se ocupan por profesión de desentrañar este nivel extraño de conocimiento). El punto interesantepara nosotros es la gran especificidad que presentan en cuanto capacidades de acción: una persona hábil en un grupo deoperaciones no lo es en otras que aparentemente no exigenmás empleo de inteligencia, de forma que no podemos ha-
23 Véanse Polanyi 2, Wittgenstein 2 y Lakatos 1. El trabajo de Lakatospermitirá al lector adquirir una necesaria distancia crítica con las posiciones, tan sugestivas por otra parte, de Polanyi y Wittgenstein.
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blar de alguna capacidad general de resolución de problemas.Por otro lado, en las actividades cooperan de manera interactiva todas las capacidades, como la memoria, la coordinación sensorio-motriz, etc., aunque también de una maneraespecífica. La combinación de especificidad de objeto y totalidad de actuación es posiblemente una de las causas quehan inducido a muchos filósofos, Polanyi el primero deellos, a adoptar una posición reverencial respecto de las habilidades, hasta el punto de llegar a reivindicar una autonomíade ciencia tan exagerada como la que presenta en Larepúblicade la ciencia,>4 donde reivindica que el poder de las decisiones corresponde solamente a quienes posean la peculiar sabiduría práctica que nace de la habilidad del científico. Lacuestión es importante desde el punto de vista de la racionalidad tecnológica, puesto que está involucrado el problemadel control de la tecnología y la ideología del experto.
RESUMEN
En este capítulo hemos ampliado dos características de la racionalidad tecnológica que aparecían ya en el capítulo anterior. Consideramos que la racionalidad del cambio técnicoderiva del modo en el que una colectividad compleja crea ytransforma diseños de artefactos y sistemas. La base de nuestra argumentación es que la racionalidad de cualquier accióntecnológica es una relación entre un contexto de produccióny un contexto de uso. En cada contexto hay circunstanciasrestrictivas y un sujeto que produce o usa el artefacto. La racionalidad deriva del éxito de esta relación. Un aspecto alque le hemos dedicado atención es a la naturaleza colectivadel sujeto de la tecnología, en la que se encuentra una de lasmás profundas diferencias con el cambio técnico de otras
24 Polanyi 2, cap. 4.
culturas y épocas. La coordinación de los intereses de las muchas partes implicadas en el desarrollo tecnológico hace quela racionalidad sea necesariamente deliberativa. Así, el conocimiento que los implicados en el desarrollo tecnológico deben poseer incluye dimensiones económicas, sociales, éticasy políticas.
La segunda parte de este capítulo se dedica a la naturaleza compleja del diseño y del proceso de diseño de los artefactos. Se expande la idea de composicionalidad que aparecióen el capítulo anterior y se desarrollan dos ideas. La primeraes la idea de que el diseño como planificación implica el manejo de esquemas de procesos progresivamente más abstractosen la medida en que ascendemos en la escala de generalidady progresivamente pormenorizados a la hora de ponerlos enpráctica. La segunda idea es la naturaleza interdependientede las partes. La conclusión de ambas ideas nos lleva a la noción de patrón desarrollada por el arquitecto Christopher Alexander: los patrones son redes de interdependencias quepueden ser formalizados y controlados por el diseño.
SUGERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Sobre la naturaleza colectiva de la tecnología un trabajo pionero y fundamental es el de Cross y Elliott. Constant 1I [1] estudia con gran cuidado histórico el ejemplo de la revoluciónen la industria aérea. Douglas es una buena introducción alos problemas de sujetos colectivos. La obra compilada porBijker, Hughes y Pinch se ha convertido ya en un punto de referencia de la complejidad social del proceso de diseño y, dejando a un lado los compromisos constructivistas de muchosde los colaboradores, es un libro imprescindible. Sobre la noción de diseño, además de las referencias del capítulo anterior, especialmente Sima n [3], Boden amplía muchas ideassobre la creatividad. Pero sobre todo nos referimos a la obra
172 MUNDOS ARTIFICIALES
de Christopher Alexander, cuyas nociones de diseño tuvieroncierto impacto hace dos décadas pero que merece una lecturafilosófica aún no realizada. El libro de J. c. Iones contienetambién ideas muy sugerentes. La noción contextual del proceso de diseño se encuentra en obras como las de Winograd yFlores, Hutchins, Smith y Clancey. Todas ellas pertenecen alas nuevas ideas que han nacido de la inteligencia artificialllamada «situada».
EL CAMBIO TÉCNICOY LA EVOLUCIÓN
EL CAMBIO ES CONNAIURAL A LA CULTURA HUMANA Yel cambiotécnico ha sido la regla desde los tiempos profundosde nuestros orígenes. En las culturas preindustriales el
cambio seguía las pautas erráticas de la innovación parsimoniosa que se difundía lentamente; en la cultura industrial, latecnología impone una forma distinta de desarrollo: la creatividad se convierte en un fin, la novedad por la novedad, elcambio permanente. La emergencia del proceso artificial dediseño, del conocimiento técnico y de los lenguajes abstractos de diseño conforma un marco en el que la creatividad seconvierte en norma. Ya ocurrió algo muy similar cuando laaparición de la escritura permitió la literatura como actividadesencialmente creativa, proceso que se acelera con la imprenta. La tradición oral alcanza muy rápidamente sus límites decreatividad, que son eliminados por la capacidad de memoria,la corrección reiterada y la difusión que permiten la escrituray, posteriormente, la imprenta. Los sentimientos estéticos ysimbólicos pueden ser los mismos en las dos tradiciones, pero los efectos de escala hacen que las culturas con tradiciónescrita adquieran una dimensión que no tienen las que permanecen en estadios de transmisión oral. Pero la mala nuevaes que el proceso de cambio rapidísimo se convierte él mismo en un nuevo medio en el que crece y se desarrolla la tecnología, por no decir los demás aspectos de la economía y la
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174 MUNDOS ARTIFICIALES EL CAMBIO TÉCNICO Y LA EVOLUCJÓN 175
cultura. Ya no cuenta solamente que la tecnología cambie, loesencial comienza a ser cuál es el lugar que cada agente lograen la nueva carrera del cambio tecnológico.
La competencia por la mejor información, la habilidadpara estar en el momento preciso en el lugar adecuado, la capacidad tecnológica de una sociedad, su cultura tecnológica,la lucidez para comprender las trayectorias de lo que está ocurriendo, son ya los nuevos escenarios en los que discurre lahistoria. Viejos imperios lucharon durante siglos por la posesión del secreto de la seda o al menos por el control de las rutas de comercio; nuevos imperios lucharon a comienzos delsiglo xx por el control de las fuentes de las materias primaspara sus conglomerados industriales. Estas formas de competencia han cambiado radicalmente en el marco de los procesos contemporáneos de desarrollo tecnológico. La lucha noes tanto por poseer cuanto por estar: en el lugar preciso, en lacorriente de información necesaria. Las relaciones de asimetría y poder abandonan las viejas formas de la propiedad paraadoptar las nuevas formas de control del cambio tecnológico.Los nuevos señores no son ya los que poseen los medios deproducción de los bienes sino los que poseen la capacidadde transformación de los medios de producción de los bienes. Quien tiene la capacidad de imponer un «estándar» tienela capacidad de someter la capacidad de cambio. Cuando escribo estas líneas la última tripulación de la Mir ha vuelto a laTierra. Se plantea ya cómo ayudar a Rusia a recuperar la estación espacial, pues todo el mundo ha entendido que el fin dela Mir es la segunda caída del muro de Berlín, el verdadero final de siglo en el dominio de la tecnología. Una de las gloriasde la capacidad humana de transformación ha interrumpidosu trayectoria porque el medio que la produjo había cambiado radicalmente. Una trayectoria perdida.
ALCUNOS PROBLEMAS EN LA EXPLICACIÓN DEL CAMBIO mCNoLÓCICO
La lógica del cambio técnico es uno de los problemas más urgentes en lo que respecta al estudio y a la praxis de control: lasdecisiones tecnológicas tienen consecuencias ambientales, tienen consecuencias sociales y también económicas. Una decisión equivocada en tecnología amplifica la equivocación en elfuturo. Una empresa de larga trayectoria puede finalizarla si sudecisión es equivocada o si es incapaz de reorganizarse adecuadamente, una decisión tomada sin precauciones por los efectosen el sistema de empleo puede conducir a que una gran parte dela población quede sin capacidades de adaptación a las nuevasexigencias. 1
Al tiempo que las consecuencias se entrelazan unas conotras ha crecido la conciencia «metatecnológica» de reflexionar previamente sobre las decisiones tecnológicas. Las luchaspor la exigencia de estudios de impacto previos a cualquierdecisión ya es una práctica normal de muchas legislaciones;no lo es tanto la exigencia de que los estudios sean fiables ysuficientemente comprensivos. De modo que hay ya muchoen juego para que el cambio técnico no sea objeto de reflexión y debate público en todos los niveles de decisión."
El control social del cambio tecnológico exige, de maneraideal, saber y poder: conocimiento de los mecanismos de lainnovación y capacidad para controlarlos. Desgraciadamen-
1 De la Torre y Conde, y Castells 3 presentan buenas aproximacionesal impacto social y económico de las nuevas tecnologías. En ambos casosse adopta una posición sistémica, en donde buena parte de los problemassurge de la falta de preparación específica para el cambio técnico, sea en lafase de proyecto, sea en la fase de gestión del cambio. El problema del empleo, por ejemplo, es el problema de la preparación para la nueva estructuradel empleo, que, a su vez, es un problema de comprensión de las consecuencias de una decisión tecnológica en un sistema social de red.
2 Como introducción a la política tecnológica pueden consultarse Pavitt y Quintanilla {coord.).
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te, sabemos muy poco, si es que sabemos algo, acerca de losfactores que determinan el cambio tecnológico como paraorientarlo racionalmente en la dirección adecuada." Sabemos, por ejemplo, que hay correlación entre el desarrolloeconómico y el tecnológico, pero no sabemos repartir lascausas y los efectos de esa correlación. Sabemos que hay relación entre el desarrollo científico y el tecnológico, pero tampoco sabemos repartir las causas y los efectos. y sabemostambién que hay correlación entre el cambio social y el cambio técnico, pero tampoco sabemos repartir las causas y losefectos. Se han realizado buenos estudios de los casos recientes de éxito tecnológico como Japón y los «dragones asiáticos» y comenzamos a tener un acervo de estudios históricos,pero, frente a lo que suponía Daniel Bell, la prospectiva tecnológica es todavía un sueño irrealizado.
Son muchas las cuestiones que plantea una teoría del desarrollo tecnológico, algunas de orden técnico y otras de orden conceptual o filosófico. De entre éstas segundas, las que
3 Eugenio Moya [p. 2141 me critica por decir que el control del cambiotecnológico es de suyo un problema tecnológico y no moral (o no sólo moral). Mi posición no es como insinúa «tecnopornogréfíca»: todo vale a favorde la técnica, sino que se atiene a dos principios de sentido común, el primero es moral: el «debe» presupone el «puede» y el «puede) presupone el«sabe cómo», el segundo es que existen en el mundo ya varias morales comprensivas incompatibles y todas ellas razonables [véase RawIsJ. Las decisionesmorales deben ser acompañadas de decisiones políticas suficientementecompartidas por todas las posiciones. Moya propone como alternativas«morales» un principio de autonomía y un principio de respeto que no leimpiden la petición de que intervenga el Estado (por ejemplo contra los padres testigos de Jehová, p. 206) como petición «moral», no política. Que elEstado intervenga por criterios morales, sabiendo que no estamos de acuerdo en ellos (él mismo rechaza casi todas las alternativas más extendidas), esalgo que desde Felipe 11 a las guerras de religión yugoslavas hemos sido muchos los que nos permitimos poner en duda como solución y sí, porel contrario, consideramos como problema. Independientemente de quecompartamos, como es el caso, los principios que propone Eugenio Moya.
siguen son las que, a mi modo de entender, resultan másasombrosas y difíciles de tratar, pero también son piedras detoque para cualquier teoría posible del cambio tecnológico.
1. El caso QWERIT o la contingencia del desarrollo tecnológico
El proceso de aparición, desarrollo y difusión de una innovación parece tener cierta lógica bien definida, al menos prima[acie y siempre que nuestra historia sea de grano grueso y nomaticemos demasiado los detalles. Pero si seguimos investigando nos aparece un mundo de casualidades y sucesoscontingentes que han determinado las trayectorias de esa innovación tanto como las necesidades, el conocimiento, lafinanciación y otros factores que suelen aparecer en las historias de cambio técnico.
Las macroinvenciones no obedecen, al parecer, a leyes evidentes/ no responden necesariamente a incentivos y se resisten atodos los intentos por relacionarlas con variables económicasexógenas. Muchas de ellas son el resultado de golpes de ingenio, casualidad y buena suerte. La historia de la tecnología, portanto, contiene un componente imposible de explicar en términos puramente económicos [Mokir, p. 30; el subrayado es mío).
Muchos descubrimientos tecnológicos tuvieron una historia que comenzó antes de que fueran reconocidos como «invenciones» [Mokir, p. 30J.
El caso es que las macroinvenciones son las que realmente tienen un gran impacto económico, puesto que las microinvenciones y pequeñas mejoras, que han sido defendidaspor los seguidores de Schumpeter como la base de la transformación económica del cambio técnico, son difíciles de explicar en términos puros de racionalidad económica."
4 López García ha recordado los diversos estudios de economistas que,
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Algunos casos han sido estudiados por los economistascomo un ejemplo de acumulación de contingencias: la difusión del teclado QWERIY es un caso curioso estudiado por David [1 Y 2J y Gould: el nombre proviene de las teclas dela primera fila. En las primeras máquinas del siglo pasado, laexcesiva rapidez producía que las palancas de las teclas se enredasen entre sí, por lo que G. 1. Sholes patentó el actual teclado en 1860. Eligió la configuración QWERIY, precisamentepor la dificultad de teclear, dada la estadística de aparición deletras en el inglés. Originariamente fueron DHIATENSOR, quepermiten teclear más de 70 por ciento de las palabras inglesas,así como otros ordenamientos, todos ellos más eficientesque el actual. En QWERlY, por ejemplo, la letra A ha de teclearsecon el meñique de la mano izquierda, lo que es una torturapara una mayoría de diestros. QWERIY se introdujo un poco antes de 1880 por G. 1. Sholes, precisamente para retrasar la velocidad de tecleado en máquinas que se detenían numerosasveces porque los tipos se enganchaban. En 1880 una academia de escritura de Cincinnati, en la que se enseñaba un método de ocho dedos desarrollado por LouisTaub, retó a velocidadde escritura a cualquier otra alternativa a QWERIY en competición pública. Fue ganada por Frank E. McGurring. mecanógrafo ducho en este método, un suceso tan fortuito y banalcomo el que más, que determinó sin embargo la continuidaddel teclado. En 1890 existían aproximadamente cinco mil máquinas y no habría supuesto ningún problema la sustitución;cien años después, la sustitución es técnicamente imposible ynunca merecerá los costos del acuerdo para llevarla a la práctica. Este caso no es la excepción sino la regla que encontramoshabitualmente en el cambio tecnológico, desde las fases de la
desde comienzos de siglo, han señalado los límites que teóricamente tieneel cambio técnico: el beneficio de una innovación decrece con el tiempo amedida que hay que invertir más y más en su mejora. Sólo las grandes innovaciones cambian completamente el marco económico.
invención hasta las de difusión o estandarización, como fueel caso de QWERIY. No hay necesidad histórica en el cambiotécnico: es una extraña suma de inteligencia y contingenciacomo en cualquier otro ámbito de la historia humana.
2. ¿Por qué innovamos?
Estamos tan habituados al progreso tecnológico que no reparamos en que no resulta fácil de explicar en términos psicológicos, ni sociológicos, ni económicos. Las personas, lasempresas, las sociedades y las culturas difieren en su tasa deinnovación y creatividad, mientras que unas exploran y cambian constantemente sus técnicas y métodos, otras confíanen el tiempo y hacen los mínimos cambios imprescindiblespara ir tirando. Lo curioso es que no existe una explicaciónsencilla para el hecho de la innovación ya que, aunque cuando una innovación tiene éxito todos se benefician de ella, noestá claro que sea razonable asumir el riesgo del propio trabajo invertido en innovar. Como bien sabemos, en algunasculturas el «que inventen ellos» ha tenido alguna receptividad social. incluso entre intelectuales a quienes se les suponela máxima capacidad de razonamiento. Y lo grave es que esuna posición que tiene cierto fundamento si nos atenemos alas normas de racionalidad a corto plazo. Santiago López recuerda que algunos economistas, como Wolf en 1912, yasubrayaron los altos costos que para una empresa tiene lainnovación tecnológica y cómo el hecho de que exista innovación no puede explicarse con las normas de la racionalidad económica. A muchas empresas o países les resulta másrentable esperar a que sean otros los que inventen para aprovecharse de la innovación. Es más, la misma renovacióntecnológica, la introducción de artefactos y técnicas ya disponibles y probadas no está justificada económicamente. Enrealidad no está claro que haya que admitir la tesis marxiana
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de que la burguesía está condenada a revolucionar continuamente las fuerzas de producción.
Las varias revoluciones tecnológicas desde hace dos siglosson producto de algunos hechos históricamente contingentes:la creación de tradiciones tecnocientíficas, la emergencia de sistemas de innovación sostenidos públicamente, la acumulaciónde cultura tecnológica. Las pautas de cambio tecnológico debenmás a estos hechos que a la fuerza ciegade la mano invisible delmercado.
Pese a esta creciente evidencia son muchos los economistas, gobernantes, intelectuales e incluso gente corriente quetoman como un hecho incuestionable la inevitabilidad delcambio tecnológico. 5
La innovación en cualquiera de sus etapas tiene costos. Ylo más importante, nos recuerda Santiago López, es que tienerendimientos decrecientes: los beneficios que ofrece una innovación decrecen a medida que la innovación se inserta enun complejo sistema de producción- para llegar a convertirse
.'; Miguel Ángel Quintanilla suele referirse a esta actitud como el Principiode don Hilarión: «[Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad!»
6 Brooks calcula la siguiente división de esfuerzos en I+D: esfuerzo enconocimiento básico y en concepción de una nueva idea, 5%, diseño delproducto y concepción ingenieril en general, entre 10 y 20%, preparación ydesarrollo de la manufactura del producto, entre 40 y 50%, gastos asociados a la puesta en marcha de la producción, eliminación de problemas,etc., entre 40 y 60%, determinación y desarrollo del mercado, entre 10 y20%. Como puede observarse la mera necesidad psicológica de innovación no explica apenas el esfuerzo que debe realizarse en la puesta enmarcha de una nueva producción. Mokir ha estudiado, además, lo que denomina «Ley de Cardwell». que Seencuentra en la historia de la tecnologíade este autor: la gran mayoría de lassociedades que han disfrutado de periodosde gran creatividad tecnológica lo han hecho pormuy cortos periodos. Y sin embargo, como han señalado muchos otros historiadores, Rosenberg [2] oE. L. Iones [11, la creación de los estados significa también la percepciónde que han de innovar más rápidamente que los demás para mantenersedonde están. La contradicción entre estas dos observaciones históricas es
en un producto rentable. Hay que modificar las cadenas deproducción, iniciar campañas de venta, buscar nuevas formasempresariales de fabricación del producto, y otra larga listade obligaciones que exigen comparativamente muchísimosmás costos que los que supuso el diseño del artefacto en tanto que creación conceptual. A veces se responde, cuando seplantea este problema, que es la curiosidad humana la queexplica la innovación científica y tecnológica. Es una respuesta que sirve solamente en algunos contextos, y aun así no estájustificada: siempre es más rentable la imitación que la creatividad. Tengamos en cuenta que los sistemas de recompensatanto en la ciencia como en la tecnología siguen la ley de «elganador se lo lleva todo»:" de todos los implicados en la carrera competitiva por un descubrimiento, por una patente opor un nuevo producto, solamente una minoría se llevará elpremio. ¿Por qué va a ser racional competir en esta loca carrera si nuestras probabilidades a priori están claramente ennuestra contra? Dasgupta y David, en un conocido ensayo sobre la economía de la investigación, llaman la atención sobreel peso de este argumento y sobre lo sorprendentemente frágiles que son los sistemas de innovación.
uno de los más urgentes problemas de la historia de las relaciones entretecnología, economía y sociedad.
7 Toni Dornénech ha llamado mi atención a la importancia que tieneel sistema «el ganador se lo lleva todo». Es eficiente como sistema de recompensas pero es poco eficiente desde el punto de vista de la inversión encapital humano: es un desperdicio de recursos sociales. Repérese en que esuno de los casos en los que la sociedad aplica inconscientemente un sistema seleccionista dado que lo que interesan son los resultados del sistema(ciencia o tecnología en este caso) y no otros aspectos como pudiera ser larentabilidad individual del esfuerzo hecho en formación como científico.El mismo sistema se aplica en otros casos, por ejemplo, en el mundo delespectáculo, del arte y otros similares: s610 uno o una entre un millar llegarán a ser modelos de revista, y, sin embargo, el esfuerzo personal ha sidoenorme.
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De modo que cualquier explicación del cambio técnico debe comenzar por explicar el propio hecho del cambio técnico.
3. La variedad de sistemas tecnológicos
Hasta el momento no tenemos una clasificación aceptadauniversalmente de las categorías que abarcaría una taxonomía de los objetos tecnológicos; tan asombrosa es la variedadde formas, funciones, procesos y relaciones que encontramosen la historia, y especialmente de la variedad que se producea partir del desarrollo de la tecnología en el siglo XIX. Sea cualsea el parámetro elegido -las técnicas, los tipos de artefactos, los materiales- sigue una línea de crecimiento explosivoen la multiplicidad y diversidad. El descubrimiento de la variedad es también, y sobre todo, el descubrimiento de cómo losrecursos limitados y finitos de las capacidades humanas intelectuales y motoras han podido producir tal variedad de resultados.
4. El imperativo tecnológico y la aparente autonomía del desarrollo
La aparente autonomía del cambio tecnológico, que ha sostenido en buena medida las tesis deterministas que hemoscriticado en el primer capítulo, es un producto de la composicionalidad de las técnicas y de los artefactos, que se extiende de una forma ilimitada, pero también impredecible, a lolargo y ancho de todos los dominios tecnológicos. La interdependencia de los sistemas tecnológicos tiene una extrañapropiedad que podría calificarse de isotropía: cualquier partedel sistema puede estar en relación de interdependencia concasi cualquier parte. Es algo que ha sido señalado en la detecdón de riesgos tecnológicos, pero que es en verdad una regla delos sistemas tecnológicos contemporáneos. La interdependen-
cia isotrópica produce una extremada sensibilidad en regiones muy lejanas a cualquier cambio en cualquiera de las regiones de la tecnología."
5. La naturaleza y lafunción de los artefactosy los procesos tecnológicos
Los artefactos, sean objetos o procesos, son sistemas físicosque tienen una estructura determinada por la función parala que han sido diseñados y construidos. El problema es queno siempre hay armonía entre el desarrollo de la estructura, laevolución funcional y, lo que es más importante, el cambio yla evolución de los usos, es decir, el ejercicio real de la funciónprevista. Así, nadie hubiera sospechado que unos esquíes yuna bicicleta, objetos diferentes donde los haya, terminasenempleándose para el mismo deporte de descender por las pistas de salto de las estaciones invernales. Los sociólogos de lacorriente constructivista han subrayado' este hecho, hasta elpunto de que algunos piensan que un artefacto que es interpretado de dos maneras diferentes por dos grupos sociales diferentes, son en realidad dos artefactos diferentes [véanse Bijkery Pinch]. De ser correcto, este punto de vista sociológico convertiría toda la evolución de la tecnología en algo dependiente de la perspectiva, pero dejaría de lado aspectos normativosde la racionalidad de las decisiones sobre alternativas tecnológicas: sería racional lo que de facto hubieran decidido los
R La interdependencia de las técnicas de almacenamiento de información y conexión de redes informáticas con el Proyecto Genoma Humanoes uno de los casos que confirman esta regla: el eca nadó como un proyecto de cartografía del genoma de muchos seres vivos, incluido el hombre.Para llevarlo a cabo era necesaria la creación y conexión de enormes basesde datos. De hecho es un proyecto de información distribuida. Tuvo dosefectos sobre la informática: ayudó a desarrollar métodos de análisis automático e impulsó la conexión de bases que hoy ya es tan usual.
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usuarios implicados. Su perspectiva habría determinado losusos que, a su vez, determinarían la función, que, a su vez, determinaría la descripción física de los sistemas. Lo cierto esque este sociologismo se distingue poco de un idealismo debaja calidad que no es capaz de integrar las constricciones yligaduras que imponen las estructuras físicas y funcionalescon nuestras decisiones técnicas o económicas.
6. La esencia de la novedad
Toda la cultura humana es un producto de la creatividad y elaprendizaje, pero la tecnología tiene una especial función enla historia puesto que modifica el espacio de expectativasque los agentes se hacen acerca de su propio destino. Al crearnuevos instrumentos, se están creando de hecho nuevosfines determinados por las posibilidades abiertas por esosnuevos medios. La pregunta es así una pregunta por la novedad esencial en la historia: icómo pueden surgir sentidosesencialmente nuevos de los viejos sentidos?, icómo llegó ainventarse (y difundirse) la locomotora de vapor, partiendodesde la máquina de Newcomen? [véase Basalla], icómo lamáquina de Newcomen llegó a inventarse desde los molinosde agua?
Estascuestiones diferencian a la tecnología de otros aspectos de la cultura. La ciencia, por ejemplo, no tiene el problema de la indeterminación de uso que tienen los artefactos;por el contrario, presupone una constancia en el significadode los términos a través de las generaciones. La innovación continua es también otro de los aspectos esenciales dela tecnología, aunque sea éste un rasgo que comparte con laciencia.
LA PERSPECTIVA EVOLUCIONISTA: CAMBIO, EVOJ.UCIÓN, PROGRESO
y EL PROBLEMA DE ELSl'ER
Elevolucionismo extendido
Una forma de encontrar respuesta a estas preguntas es buscaren la concepción evolutiva de la tecnología respuestas que lamera concepción económica del desarrollo o del equilibriono es capaz de darnos. Se trata de una concepción radicalmente histórica y antiesencialista que, desde mi punto de vista, es nuestro mejor punto de partida actual para explicar yentender por qué el cambio tecnológico se nos aparece conlas anteriores características, aun si esta concepción, desgraciadamente, no nos ofrece una buena respuesta a todas laspreocupaciones que suscita. Pero quizás una cosa sea teneruna teoría lúcida del cambio tecnológico y otra muy distintatener una teoría normativa del cambio social. A diferencia deotras concepciones, la evolucionista no nos evita las responsabilidades y nos deja tajantemente solos ante las decisiones.
La concepción evolucionista no sólo parte de una analogía con el evolucionismo biológico, sino que también hayuna correlación histórica con el contexto de problemas quedio origen al evolucionismo darwiniano en relación conotras concepciones del cambio biológico. También la biología moderna comenzó planteándose como un objetivo primero el dar cuenta de la variedad y el aparente orden yautonomía del cambio a lo largo de la historia y a través de lacadena del ser. Durante los siglos XVII y XVIII las numerosas expediciones geográficas, el uso del microscopio y la extensióndel coleccionismo habían hecho descubrir la inmensa variedad de los seres vivos, la variedad de especies, y también deestructuras y órganos, variedad que acababa, una tras otra,con las concepciones taxonómicas que pretendían dar cuentade ella (que se habían configurado en terrenos poco más extensos que el jardín del botánico). Al tiempo que la variedad
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en el espacio, se descubrió también la variedad a lo largo deltiempo. El registro fósil mostró a los asombrados habitantesde los siglos XVIIly XIX la evidencia de seres vivos pasados conuna estructura absolutamente distinta que la actual. En tercerlugar, los paleontólogos, los fisiólogos y los embriólogosdesvelaron la asombrosa adecuación que existía en los seresvivos entre la forma física de los órganos y la función biológica que cumplían, así como la interdependencia sistemáticade las formas, de manera que el cambio de una parte entrañaba la reagrupación de las otras partes para preservar la unidad funcional del todo [véase Ruse].
Todo ello dio origen a las más variadas tesis explicativas,casi todas guiadas por la idea de que existía algo así comouna jerarquía u ordenación entre todos los seres vivos, jerarquía clasificadora en lo que respecta al corte sincrónico yjerarquía u ordenación asimétrica en el orden del tiempo.Surgió la idea de plan o diseño evolutivo, que sería algo asícomo el principio rector del cambio a lo largo de la historia.La idea tiene su origen en la embriología: la existencia de undiseño explicaría el orden en el desarrollo de los órganos deun ser vivo a partir de la mínima estructura observable en elóvulo o la semilla; y lo que sirve para explicar la ontogenia. odesarrollo del individuo, se trasladó a la filogenia o desarrollo de la especie a partir de otras anteriores (según esta teoría,más primitivas y menos desarrolladas). Con mucha mayorfuerza, las concepciones del cambio cultural estuvieron determinadas por la idea de progreso y, siguiendo el modelobiológico, reconstruyeron la historia de cada campo de lacultura como una línea dirigida por principios rectores basados en concepciones estáticas, constitucionalistas y a prioride la naturaleza del campo considerado, cualquiera que éstefuese.
Hay un perfecto paralelismo entre la teoría del plan biológico y la teoría del cambio cultural. No es por casualidad:la filosofía idealista alemana -Goethe en lo que respecta
a la biología, Hegel en lo que respecta a la cultura- fue elprincipal referente de la cultura del XIX. Algún autor [véaseBowler] ha dicho, con sobrada razón, que la revolución biológica del siglo XIX no fue darwiniana, como tampoco la revolución física fue newtoniana en el siglo XVII. Lo fue en el siglosiguiente. De este modo la revolución biológica es ahora darwiniana, un siglo más tarde.
Laconcepción evolutiva de un sistema es una descripcióna la que llegamos solamente cuando accedemos a un nivel deprofundidad más abajo de la mera observación superficial,sea del cambio, sea del cambio en una cierta aparente dirección, como pudiera ser la complejidad. Desarrollaremos algunos detalles que singularizan la descripción evolucionista.
Introducir la historia en la teoría del cambio tecnológico
El primero es la diferencia entre la mera experiencia de cambio y la descripción propiamente evolutiva. La mayoría de lasreconstrucciones descriptivas del cambio tecnológico recogen las variaciones en las técnicas, los artefactos o los sistemas que se dan en un espacio o a lo largo del tiempo, en unacierta época. Al historiador puro, empírico y empirista, le interesan solamente las categorías de novedad y diferencia. Suobjetivo es describir las variaciones sobre la situación anterior, encontrar precedentes o señalar las diferencias entre diversos ítems en diversos contextos, contar cómo aparecierony cómo se difundieron las innovaciones. Para el historiadores legítimo restringir su búsqueda a la descripción detallada ycuidadosa de cómo ocurrió de hecho una novedad. Esta modesta autolimitación convierte la historia de la ciencia, de latécnica y de la sociedad, de la economía, etc., en puntosde partida de cualquier teoría evolucionista, ya que son fuentes de datos y origen de la constatación asombrada de la explosiva variedad de las realizaciones técnicas a lo largo de la
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historia, en especial después del desarrollo moderno de latecnología. Pero la historiografía solamente llega a mostrarnos la variedad en el tiempo, la evidencia del cambio. Empero, el cambio no debe ser confundido con evolución, comotampoco tiene que ver con la evolución la idea de algunos deoponer evolución como cambio lento a revolución comocambio rápido.
La perspectiva evolucionista entraña algo más. En primerlugar es una teoría histórica del cambio. Afirma que los tiposactuales se han formado a partir de tipos anteriores, y aportala idea de que existe un hilo conductor que nos remonta a variedades del pasado. La teoría evolucionista, en lo biológicoo en cualquier otro campo, establece que la novedad es unproducto de variaciones sobre tipos anteriores, y que estaexplicación es suficiente para explicar la asombrosa ramificación de formas y funciones. y además establece que la preservación de formas es un hecho contingente e impredecible, unsubproducto epifenoménico de los azares del tiempo.
Algunos piensan que el evolucionismo entraña el compromiso con una concepción del cambio lenta y parsimoniosa. Es cierto que en la concepción darwiniana es esencial quelas variaciones sean numerosas, aunque muy pequeñas: nohay grandes revoluciones, a diferencia de las cosmovisionesde los catastrofistas. La parsimonia es esencial para el naturalismo [véase Saber 2], es lo que hace explicable y no irracionalun cambio. Esto ha llevado a algunos teóricos evolucionistasdel cambio tecnológico, como Basalla.? a insistir en el extremo contrario, de forma excesiva a mi parecer, a saber, en lacontinuidad de los tipos de objetos tecnológicos. Hay algo deverdad en ello, pero también es cierto que la concepción evo-
9 Basalla señala, por ejemplo, que se observa una continuidad de patrones de diseño desde el molino de agua hasta el motor de explosión através de los diseños de las primeras máquinasde vapor. Mokir matiza estacontinuidad, no obstante los reparos, las observaciones históricas de Basana son sugerentes y merecen ser tomadas en cuenta.
lucionista admite la existencia de crecimientos rápidos, porejemplo cuando algún cambio entraña o afecta a otros (poliploidia). De hecho algunos neodarwinistas heterodoxos, como Gould y Eldredge, han defendido una especie de síntesisentre la concepción catastrofista y la parsimoniosa. Pero locierto es que las grandes transformaciones son difíciles de encajar en la concepción evolucionista, de manera que no sepuede ser kuhniana ortodoxo y evolucionista con facilidad eirreflexión.
Los mecanismos de la evolución
En segundo lugar, la existencia de un cambio que siga patrones evolutivos exige integrar en su explicación al menos lossiguientes tres mecanismos. El primero es un mecanismo devariación o innovación continua independiente. En la evolución biológica hay varios mecanismos de cambio genético:cambios en la copia reproductora, deriva genética y otros varios. Son mecanismos ciegos, o casi ciegos, en el sentido deque no están afectados por presiones funcionales del medio.Además es esencial que el mecanismo produzca variacionescontinuas. 10
El segundo, un mecanismo de selección que opera a causade que no todas las variedades pueden ser viables. La competencia y la selección natural surgen en la evolución por lalimitación de los recursos por los que compiten los organismos o las unidades de evolución. La competencia por los re-
10 Las teorías irradonalístas de la evolución cultural, como la popperíana, abogan por que la creatividad, al igual que los genes, sea un mecanismo ajeno a la teoría, que no puede ni debe explicarse dentro de ella. Sinembargo, no me parece esencial a la concepción evolucionista el hecho deque el cambio sea al azar, como postula esa teoría, o, por el contrario,el que existan sesgos probabilísticos, como se postula en las llamadas lógicas del descubrimiento para el caso de la creatividad.
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cursos (de subsistencia, económicos, computacionales o detiempo) es una restricción física universal en los sistemas sometidos a crecimiento con variación. No es por casualidadque se ha dicho que la evolución se parece más a un economista repartiendo recursos que a un ingeniero. La selecciónopera sobre las características que hacen más apto a un objeto para tener descendencia, en el caso de la evolución biológica, o para ser transmitido en el caso de la evolución culturalo técnica. Una cuestión diferente, tanto en la evolución biológica como en otras, es si la selección natural es el único mecanismo explicativo, lo que conduciría a la conocida crítica alevolucionismo como una explicación panglosiana (por eldoctor Panglos del Cándido de Voltaire), en la que las características seleccionadas habrían sido las óptimas y las óptimashabrían sido las seleccionadas. Pero, en primer lugar, la selección es solamente uno entre varios otros mecanismos, demanera que, como señala Sober [1], podríamos considerar laevolución, en analogía con la física newtoniana, como unateoría de fuerzas indeterminadas, en las que la resultante esuna extraña propiedad que llamamos eficacia biológica (fitness). Eso no implica, no obstante, que la selección no seanecesaria: es una constricción fundamental en todo sistemaen crecimiento en una mundo de recursos limitados y rápidocrecimiento de la población.
Eltercer mecanismo es un mecanismo de transmisión de las variaciones. En la evolución biológica es la herencia a través de ladivisión cromosomática. La reproducción biológica entraña unmecanismo de copia y de dispersión de los alelos. La evolucióncultural tiene un mecanismo de transmisión diferente que es elaprendizaje, por imitación o por enseñanza.
El último detalle en el que debemos reparar es en cómose plantea la cuestión de la existencia de progreso en unaconcepción evolucionista.
La evolución yel carácter intencional de la acción técnica
Varios críticos de la concepción evolucionista han señaladoque la evolución de cualquier aspecto cultural no seguiría lospatrones del darwinisrno, sino los del adaptacionismo lamarckiano. En ellamarckismo hay una realimentación desdelas necesidades producidas por cambios en el medio al organismo o sistema que evoluciona. Esto es lo que ocurre con lamemoria y la capacidad de aprendizaje humanas, que haríanque el mecanismo ciego de la evolución no fuera aplicable alos asuntos humanos. En el lamarckismo se afirman doscuestiones distintas: por una parte las necesidades objetivas oproblemas, que se producen por un cambio en el medio, influyen en las variaciones, que ya no son al azar sino dirigidaspor tales necesidades o intereses y, en segundo lugar, estas variaciones serían transmitidas a la descendencia. Efectivamente, la existencia de memoria colectiva, la acción racional, elaprendizaje, impiden que la evolución genética sea un modelo isomórfico de la evolución cultural y técnica. Otra cuestión diferente es si ellamarckismo es el modelo de evolucióncultural. Con ello llegamos a la tercera cuestión, la del progreso y la intencionalidad, que los críticos del evolucionismoaducen contra los darwinianos.
La crítica más dura desde esta perspectiva lamarckiana ala extensión del evolucionismo al plano cultural, más alláde la analogía superficial, ha sido la presentada por Elster [1].Elster distingue entre la analogía evolucionista económica,de la que se declara simpatizante [p. 150], de las explicaciones funcionalistas en el terreno social, que convertirían laanalogía en algo más que analogía para transformarse en unmodelo de explicación de lo social. Elster [pp. 50 Yss.J señalaque un sistema sometido a un proceso evolutivo de carácterdarwinista, por ejemplo una máquina mutadora, 1) en primer lugar sería incapaz de aprender de los errores pasados,2) no podría realizar planes estratégicos del tipo un paso
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atrás, dos adelante, 3) sería incapaz de esperar para conseguiralgo en el futuro, 4) sería incapaz de adoptar compromisos opolíticas estables de conducta. Elster extiende esta crítica a toda explicación funcionalista de las instituciones sociales porque, según este autor, son incapaces de integrar la existenciade intenciones racionales estratégicas.
Pese a que está en lo cierto en cuanto a una extensiónirrestricta de la explicación funciona lista, creemos que noexiste incompatibilidad entre una explicación local de carácter intencional y una explicación global, histórica de tipoevolucionista. Lo cierto es que parece existir una compulsiónpsicológica a explicar la historia, incluso nuestra propia historia personal, como un producto intencional orientado hacia un fin, de ahí que la analogía biológica sea sustituida poruna analogía teleológica similar a la de los biólogos del siglo XIX. Es una interpretación insostenible. Aunque la acciónhumana sea intencional, aunque exista memoria colectivatransmitida y guardada en el conocimiento público, no hayninguna razón para pensar que los mecanismos históricosson mecanismos intencionales. Por ello no creo que sean incompatibles una explicación local de carácter intencionalcon una concepción funcionalista y evolucionista en lo querespecta a los grandes agregados.
La consecuencia para la noción de progreso es muy similar a la que nos podemos plantear para el problema de siexiste un sentido en la historia: hay progresos locales, delmismo modo que podemos darle sentido a nuestros planes yproyectos, pero es una pretensión inhumana pensar que hayalgo como el progreso aplicado a tan grandes sistemas comola ciencia y la tecnología. La pregunta por el progreso siempre es relativa a secuencias identificables de segmentos comoteorías, sistemas técnicos, etc. Precisamente adoptamos unaconcepción radicalmente histórica como la evolucionistaporque una pregunta de este tipo es incontestable.
Desde estas ideas generales examinaremos tres alternativas recientes que se presentan como explicaciones evolucionistas del cambio técnico con las que mantenemos unasimpatía profunda, aunque con dos de ellas sostendremosdiscrepancias en lo que respecta a las insuficiencias.
LA TEORÍA ECONÓMICA EVOLUCIONISTA
Recientemente se ha popularizado una forma de evolucionismo entre los economistas que se suele catalogar comoneoschumpeteriano. Schumpeter fue el economista que másinsistió en el papel de la innovación tecnológica en el desarrollo económico capitalista. La propuesta se debe a los economistas Paul David, Richard Nelson y Sidney G. Winter, ycomenzó a formularse en la década de los setenta [véanseDavid 2, Nelson y Winter 1 y 2], pero recientemente se hanadherido muchos otros economistas como Giovanni Dosiy otros influyentes investigadores del SPRU (Science PolicyResearch Unity, Universidad de Sussex). después de hacer algunas variaciones interesantes. En su modelo podemos distinguir dos cuestiones diferentes. En primer lugar la crítica alos modelos económicos neoclásicos y, en segundo lugar, lapropia propuesta evolucionista con sus variaciones.
La crítica al modelo o a los modelos neoclásicos de crecimiento económico contiene, a su vez, dos elementos fundamentales.
El primero, de origen schumpeteriano, señala la incapacidad de los modelos de equilibrio clásicos (neoclásicos) paraintegrar el cambio técnico que es, por naturaleza, un procesoque no puede reducirse a estados de equilibrio, pues modificacontinuamente la relación entre trabajo y capital, de maneraque, de acuerdo con estos economistas, habría que superar laidea de modelos de equilibrio, de naturaleza esencialmenteestática para pasar a modelos dinámicos de cambio.
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El modelo neoclásico es de los que tradicionalmente seha llamado de caja negra: partimos de una situación de equilibrio en el mercado en el que hay un cierto número debienes de consumo y una cierta oferta a precios dados. Supongamos que hay una modificación del presupuesto demodo que los consumidores pueden expresar sus deseosde manera más fina en otra banda de bienes. Ello se reflejaráen los precios que indicarán a los productores qué bienes sonmás apetecibles: tal situación llevará a formas de innovaciónque restauran el equilibrio del mercado. Como señalan loseconomistas schumpeterianos, este modelo no explica qué eslo que ocurre desde que el empresario nota las nuevas necesidades hasta que aparecen los nuevos bienes. Tampoco se reflejan las grandes rupturas que suponen las tecnologíasnuevas que se extienden por todos los sistemas productivos yde consumo.
La segunda crítica insiste en el factor histórico y de cambio.Nathan Rosenberg se ha hecho muy conocido y popular fueradel campo de los economistas señalando cómo la innovaciónes el factor fundamental del desarrollo tecnológico y cómo losmodelos de caja negra neoclásicos son incapaces de dar cuentadel proceso de interacciones que ocurren entre los cambios enla ciencia, la economía y la sociedad [véase Rosenberg 21· En lamisma línea, Freeman y los otros investigadores del SPRU hanterminado convirtiendo en un supuesto poco discutible la existencia de una correlación causal entre los cambios en la innovación tecnológica y el desarrollo económico. La crítica fundamental contra la economía neoclásica es que un procesocontinuo como es el de la interacción entre innovación y crecimiento no puede quedar reflejado en una teoría de naturalezaesencialmente estática, como es la Teoría general del equilibrio.La teoría alternativa debe encontrar la estructura fina del proceso, observando cómo los cambios en el sistema tecnocientíficose reflejan en cambios en la estructura y el desarrollo económico, tal como sugieren los datos empíricos.
La teoría alternativa es la concepción evolutiva del desarrollo económico basado en la innovación técnica. En el modelo más simple, partimos de una situación en la que lasempresas compiten en el mercado. A diferencia del modeloclásico, las empresas se encuentran ante posibilidades limitadas de elección en la sustitución de trabajo por capital. Sisu tasa de beneficios varía negativamente, exploran las posibilidades que existen en su medio relativas a su estructuraempresarial. La limitación de sus posibilidades está dadaporque una empresa está constituida, entre otras cosas, porun conjunto de procesos, rutinas y habilidades de producción que no son fácilmente modificables. Dichas rutinastienen una especie de inercia o momento que las hace difícilmente sustituibles, a menos que no exista más remedio. Laempresa no optará por un cambio en las rutinas a menos queexista una perspectiva clara de beneficio en la alternativa. Esto hace que las alternativas sean limitadas y, al tiempo, seanrelativas a la percepción de la empresa.
De manera que la función de elección que se aplicaría aquíno es la función clásica de la teoría de la decisión racional,sino alguna variedad de la función de satísfaccíón no maxirnizadora de H. Sirnon.!' dentro de una teoría de racionalidadlimitada. Una vez que la empresa ha introducido una variación de esta clase en el conjunto de sus rutinas, adquiere unadiferencia en capacidad potencial de beneficios en su relación de competencia con otras empresas. Son entonces lasfuerzas económicas del mercado las que se encargan de seleccionar aquellas empresas que han introducido las mejorasque mejor se adaptan al medio de intereses y necesidades delos consumidores.
11 En la función de Simon el agente no tiene delante todas las posiblesopciones de elección que cabría pensar dada la descripción de la situación,sino que limita su espacio a aquéllas con las que él se consideraría satisfecha, dadas sus actuales expectativas. La racionalidad resultante no es unaracionalidad perfecta, sino una racionalidad limitada. Véase Simón l.
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De esta manera tenemos un mecanismo de variación yun mecanismo de selección, lo que produce, según los defensores del modelo, un proceso evolutivo análogo al de la evolución biológica. En el modelo clásico de Nelson y Winteraparecía el concepto de trayectoria tecnológica como unidadde variación. Las trayectorias tecnológicas son conjuntos deconocimientos teóricos y prácticos que permanecen establesa lo largo del tiempo, aunque están sometidos a pequeñasvariaciones incrementales, que son las que adoptan las empresas. Se trataría del trasunto de los genes en la evoluciónbiológica.
Giovanni Dosi y otros economistas del SPRU han introducido algunas reformas sobre la misma base esencial del modelo de Nelson y Winter.l-' Estos investigadores tratan de darcuenta de la diferencia entre pequeños cambios incrementales que se producen continuamente en los procesos de producción y los cambios radicales que suponen las grandestransformaciones tecnológicas, particularmente aquellas queintroducen nuevas tecnologías que se aplican prácticamentea todos los campos, como han sido recientemente la microelectrónica y la informática. Mientras que el modelo de Nelson y Winter podría funcionar en épocas de ensayo y error delas empresas, no funciona en una situación de oligopoliosen las que las grandes empresas establecen programas tecnológicos a largo plazo. La propuesta de Dosi [2] es que latecnología cambia siguiendo los mismos patrones que la ciencia, y, a su vez, la ciencia sigue esencialmente el patrón decambio kuhniana, que establece periodos de crecimientonormal y periodos de crisis o revolucionarios que producenla instauración de nuevos paradigmas. En analogía con losparadigmas científicos, Dosi distingue entre las trayectorias,
12 véanse Clarky Juma, Dosi 2, Dosi y otros. Este último es una especie de manifiesto colectivo de la corriente evolucionista, en el que aparecenlos principales nombres, ideas y proyectos.
que corresponden a los periodos de innovación normal, delos cambios de paradigmas que siguiendo el modelo deKuhn, aparecen cuando emerge un nuevo ejemplar con unnuevo conjunto de estilos de trabajo, sistemas de resoluciónde problemas y de preguntas que pueden ser planteadas. Lainnovación sobre el modelo de Nelson y Winter está en queahora se justifica la limitación de las opciones de una empresa a las variaciones que permite y establece un paradigma tecnológico. Giovanni Dosi, llevando la analogía evolutiva unpoco más allá del modelo original, indica que existen dosmecanismos de selección, aunque exista un solo mecanismode variación. La variación estaría producida por la creatividad científica y tecnológica, los nuevos productos culturalespasarían un primer filtro dentro de las comunidades científicas, en el que se juzgaría la realizabilidad técnica del diseñopropuesto, y el subsecuente filtro de la innovación interna ala estructura de la empresa. De este modo la selección actuaría en un doble nivel de profundidad, por una parte sobre laestructura de las empresas, y, más allá, sobre el desarrollo tecnológico basado en la ciencia.
Freeman y Pérez llevan este esquema hasta el extremo degenerar una taxonomía de cambios como la siguiente:
1) Innovaciones incrementales, que se producen continuamente en la empresa, aunque a diferentes tasas dependiendo de sectores, mercados y otros factores socioculturales (en realidad son un índice de la creatividad y eldinamismo de un sector).
2) Innovaciones radicales, discontinuas, impredecibles y distribuidas desigualmente. Coinciden con lo que popularmente entendemos como invenciones.
3) Cambios de sistema de tecnología, son cambios ligados aun efecto de combinación de factores, organizativos, deinnovaciones radicales y de cambios incrementales. Suponen ya cambios en los factores económicos. Por últi-
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rno, esta dimensión sociotécnica abre la puerta a unnuevo tipo de cambio mucho más radical.
4) Cambios en los paradigmas tecnoeconómicos, en los que yano son distinguibles los factores económicos de los técnicos.
Freeman y Pérez tenían en la cabeza ejemplos como losproducidos por la introducción intersticial en todos los sectoresproductivos y sociales de las tecnologías informáticas, como antes ocurrió con la electrónica. De acuerdo con estos autores, estos tipos de cambios generan dinámicas de desarrollo muy distintas cualitativamente, pero con ciertos patrones observables:los ciclos de crecimiento-crisis serían un resultado causal decambios en diferentes estratos de profundidad.
Discusión sobre el evolucionismo económico
La concepción evolutiva económica es uno de los proyectosmás serios actuales en la determinación de las relaciones entre ciencia, técnica y sociedad. Promueve, además, lo quequizá sea su mayor mérito, una enorme cantidad de estudiosde caso sobre el crecimiento de la economía en relación condiversas políticas emprendidas por empresas, sectores industriales o gobiernos. En tercer lugar está demostrando un grandinamismo teórico, enriqueciendo continuamente las hipótesis con nuevos supuestos, de manera que tiene toda la apariencia de un auténtico programa de investigación en losmismos fundamentos de la economía. Por último, su principal hipótesis tiene un irresistible atractivo como base deinterpretación de fenómenos sociales, razón por la cual haganado tantos adeptos tan rápidamente. De forma que, pesea las dudas que siguen, hay que esperar que el programase desarrolle y genere nuevos trabajos. Sin embargo, no estáde más que reconsideremos los fundamentos teóricos sobrelos que se basa la analogía evolucionista, no por el prurito de
que toda analogía esté equivocada como fuente de hipótesisteóricas, o, peor aún, para señalar fallos en la analogía, comosi una analogía tuviese que ser un modelo isomórfico del otropolo, en nuestro caso de la evolución darwiniana de los seresvivos, sino porque lo que se pone en cuestión son los propios supuestos sobre los que se ha construido la analogía, yestos supuestos son los que dan valor al empleo de los conceptos evolucionistas. Éstas son las dudas más importantes.
La pérdida de la normatividad
Para comenzar, están las cuestiones relacionadas con lo quemuchos autores consideran su principal virtud teórica, elabandono de la teoría normal de la decisión racional comosustrato de la teoría económica para adoptar una función deracionalidad limitada basada en la noción de satisfacciónmás que en la de decisión racional máxima. Todos sabemosque la teoría de la decisión racional tiene graves problemasde fundamentación: los agentes normales raramente respetan todas las condiciones que establece la teoría de la decisión.P La teoría de la decisión, además, es flagrantementeincompleta para resolver problemas de racionalidad colectiva, sea en juegos de negociación, sea en casos de conflicto.
Buscando una mayor adecuación a los datos, HerbertSimon propuso en 1957 sustituir la función normal de decisión máximamente racional por una función de satisfacción,según la cual el agente elegiría aquella preferencia que lesatisficiera suficientemente dada la percepción sobre las propias posibilidades. La función goza de una mayor plausibilidad psicológica, es coherente con algunos resultados de las
1J Oardenfords y Sahlin y Moser son dos magníficas recopilaciones delos textos clásicos fundamentales sobre la teoría de la decisión y sus Pr'>blemas más importantes.
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ciencias cognitivas y resuelve viejos problemas de teoría de ladecisión; problemas como, por ejemplo, por qué es irracional que Tío Gilito se baje del Rolls para coger una peseta delsuelo, a pesar de que incrementa infinitesimalmente sus ganancias (Paradoja de Allais, en Moser). Pero si se opta por estafunción como fundamento de la teoría de la decisión hayque ser consciente de que ya no garantizamos la existencia deóptimos, aunque pueda haber máximos locales.
Se aduce, correctamente, que el proceso de desarrolloeconómico es un proceso y no es capturado en conceptos deequilibrio estático. De acuerdo, pero hay que ser conscientede que se abandona la normatividad de la teoría económicapara situaciones de mercado. La existencia de máximos, y laprueba formal de su existencia, es lo que hace que la teoríaeconómica basada en la decisión racional no sea simplemente una descripción de cómo se comportan los agentes ensituaciones de mercado más o menos puras, sino cómo deberían comportarse.
No hay nada que nos obligue a tener una ciencia económica prescriptíva, por el contrario, podríamos considerar quela economía pertenece a la clase general de la ciencias históricas, o de las ciencias en las que la historicidad es el entramado fundamental, pero quizá la intención de los defensores deeste programa no sea llegar tan lejos. Por el contrario, unade las motivaciones subyacentes a este programa es generarpropuestas de política científico-tecnológica para las empresas, y sobre todo para los gobiernos. Pero si se abandona lafuerza normativa de la teoría clásica, la fuerza prescriptivatendrá que basarse únicamente en argumentos inductivossobre las correlaciones observadas. Así observamos que losestudios de caso dejan de ser estudios históricos para convertirse, no sé si ilegítimamente, en ejemplos de lo que habríaque hacer. Con este propósito se han aducido los casos de Japón, de Alemania, etc. Pero, dejando a un lado la cuestiónmetodológica de la legitimidad de los consejos basados en
razones inductivas, me parece que lo más grave es que estasconclusiones son una inconsistencia flagrante con la concepción evolutiva que subyace a la teoría que establece de manera esencial el carácter singular de cada caso de selección.
La reconstruccíón de la razón hístórica o el síndromede La Fundación
Claro que esta conclusión es tan inevitable como desagradable para el programa, y no es por casualidad por lo que seobserva en la segunda mitad de la década de los ochentaun deslizamiento desde el darwinismo inicial a un cada vezmás descarado lamarckismo. El darwinismo, ya lo hemos señalado, fue muy difícil de aceptar pues abandonaba la esperanza de una dirección clara en la historia, de manera que,aún después de Darwin, muchos biólogos todavía seguían leyendo a Darwin en claves lamarckianas. El lamarckismo esuna variedad de la creencia en una dirección del desarrollobiológico en alguna línea de progreso, tal que permita ordenar las especies de acuerdo con su grado de perfección.Singularmente ellamarckismo aporta la idea (no completamente incorrecta) de que el motor de la evolución son las necesidades producidas por un cambio en el medio que rodea ala unidad de evolución, más un mecanismo de realimentación que hace variar la estructura del sistema dadas estas necesidades, de manera que se transmite el carácter adquirido ala descendencia, lo que es incorrecto desde el punto de vistade la evolución basada genéticamente, pero es perfectamentecorrecto cuando en lo que pensamos es en mecanismos deaprendizaje humanos que tienen un sistema de transmisiónque es la enseñanza (también algunos animales). Para trasladar esta teoría a grandes sistemas como los involucrados enel cambio tecnológico, sin tener que postular la influenciacausal de cosas como la memoria colectiva o el aprendizaje
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social o algo así, que no creo que estuvieran dispuestos apostular los defensores del programa, hay que adoptar alguna nueva mano oculta que no sea ni la de Adam Smith nila de Darwin, y ésta la han encontrado en toda la nueva bibliografía del caos, los sistemas no lineales, la autoorganización, etc., a partir de las especulaciones de Prigogine, Varela yotros, que le han añadido una injustificada generalizaciónmetafísica a la teoría matemática de los sistemas dinámicosno lineales.
La idea de esta línea de pensamiento es que a partir decierto grado de complejidad en la organización de los sistemas, sea por el número, sea por la riqueza de interacciones,aparecen o emergen nuevas propiedades que preservan la estructura del sistema más allá de las condiciones de equilibrioestático; por ejemplo, aparecen mecanismos de realimentación que actúan sobre el medio para mantener constanteuna variable interna. La idea que se sugiere subrepticiamente es que la complejidad produce (¿necesariamente?) máscomplejidad, de manera que se puede dibujar una línea deprogreso y finalidad allí donde no había más que cambiocontingente.
Es cierto que los modelos que simulan la conducta de unsistema son más realistas en la medida en que incorporanfunciones no lineales y una clara distinción entre parámetrosy variables internas del sistema; en estos sistemas puede simularse todo tipo de atractores puntuales en el espacio defases, que representan los cambios cuantitativos, e inclusocualitativos. Es cierto también que son simulables procesosde evolución darwiniana en los que se llegan a estabilizarpatrones de equilibrio de formas.t" Pero el propio hecho de
14 Incluso se han popularizado varios juegos de computadora que simulan estos sistemas, como el famoso «juego de la vida» de Dawkins yotros similares en los que la combinación aleatoria permite llegar a patrones estables. En el mismo sentido, los modelos de cambio técnico, según
que los sistemas vivos se autoorganicen en la realidad noañade nada a la fuerza normativa de nuestra teoría, a menosque introduzcamos subrepticiamente la necesidad histórica,como parece ser el caso.!> Porque mostrar la posibilidad deevolución de un sistema, dado un modelo, no significa queésa sea la trayectoria que vaya a seguir. Ni tampoco el modelonos indica normativamente que ésa sea precisamente la líneaque debe seguirse.
En este sentido, nuestra teoría poco a poco se ha ido deslizando desde una concepción evolutiva original a una concepción historicista que definitivamente criticó Popper. Dehecho, no es otra cosa la reciente inserción por parte de Freeman y otros de la teoría evolutiva en un esquema de cicloseconómicos basados en las correlaciones empíricas de los ciclos de Kondriatev [véase Freeman y Pérez]. Aun asumiendoque la existencia empírica de ciclos es un problema abiertopara la ciencia económica, la postulación teórica de tales ciclos como resultado de mecanismos ocultos en los que la innovación y el cambio técnico aparece como el motor de lahistoria, plantea -lo mismo que su correlato histórico dela teoría de las civilizaciones de Toynbee, que tanto éxito tuvo hace algunos años- divertidas paradojas prácticas, comolas que señaló Asimov en sus primeras y mejores novelas, latrilogía de La Fundación, en la que, por cierto, ya está implícitala teoría del cambio tecnológico defendida por este programa. En esta saga, un mundo tecnológicamente avanzado tra-
esta teoría, admiten simulaciones en computadoras, lo que nos suministrauna fuente de investigación empírica para hacer prospeetiva sobre sistemaseconómicos reales. De hecho la simulación de sistemas sociales mediantetécnicas de dinámica de sistemas es, quizá, una de las revoluciones metodológicas más importantes de este siglo. Todo esto es cierto y no hace másque añadir méritos a esta concepción como programa de investigación eneconomía.
15 ABen introduce de rondón la necesidad mediante la capacidad deaprender de los sistemas que eligen alternativas.
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ta de reconstruir un imperio en decadencia, detenido en sudesarrollo por una pesada burocracia y una cultura en la quela innovación científica ha dejado de ser el motor del cambio. Los héroes de La Fundación son ingenieros, científicos, comerciantes de un pequeño planeta que se desarrolla segurode su destino, que les está garantizado gracias a una supersimulación matemática de presuntas leyes de la psicohistoria.No conocen tal programa, celosamente ocultado, pero comprueban que hay periodos de expansión y de crisis, que cierran ciclos históricos. En cierto momento, la creencia en sudestino de progreso comienza a burocratizar su sociedad quese empieza a volver acomodaticia y poco creativa: llegado esemomento, son los agnósticos respecto a las leyes de la historia quienes restauran la creatividad perdida. La moraleja normativa se infiere sin dificultad.
Hace algunos años, cuando todavía tenía vigencia socialel marxismo, la creencia en ciclos necesarios de medios deproducción que se sucedían a lo largo de la historia llevó aciertos ingenieros sociales a realizar experimentos tan atrocescomo la NEP leninista en los primeros años de la revolución,o el maoísmo tercermundista, que nos hizo conocer la verdad de las leyes históricas en Camboya o en el Perú de Sendero Luminoso. No es éste, esperemos, el objetivo oculto de losdefensores del evolucionismo tecnológico, pero el marcoconceptual desde el que argumentan no es esencialmentedistinto, aunque se presente con muchísima más parafernalia matemática que la que el presidente Gonzalo pueda llegara comprender.
Para resumir, me parece que el programa evolutivo se encuentra ante un dilema: si sigue fiel a la analogía, debe abandonar el darwinismo para acercarse a la teoría del plan odiseño histórico; y si abandona la analogía no se distingue dela mano oculta de la teoría del equilibrio general.
La dudosa existencia de paradigmas tecnológicos
Hay una segunda línea de crítica que se refiere al traslado dela teoría kuhniana del cambio científico a la teoría del cambio tecnológico. La tesis de Dosi [2] es que el desarrollo tecnológico sigue en líneas generales el mismo patrón que eldesarrollo científico y éste, a su vez, sigue el patrón establecido por Thomas S. Kuhn de periodos de cambio normal,acumulativo e incremental, y periodos revolucionarios queconducen a la instauración de un nuevo paradigma. Ase buena parte de la crítica de Dosi a la teoría original de Nelson yWinter se fundamenta en la idea de insertar las trayectoriastecnológicas propuestas por Nelson dentro de estructurasmás complejas como son los paradigmas tecnológicos. Unparadigma tecnológico, en la versión de Dosi o en la de mayor alcance de Freeman [véase Freeman y Pérez] establece demanera normativa un conjunto de problemas que se puedenplantear, un conjunto de ejemplares y un conjunto de técnicas de trabajo transmitidas tácitamente en el aprendizaje. Lamotivación esencial de Dosi es la misma que dirige a Nelsony Winter: es muy poco realista pensar que las empresas tienen ante sí todas las opciones posibles para responder a lademanda del mercado. Se trata por ello de encontrar un modelo en el que las opciones se restrinjan a un número manejable, y que la restricción tenga cierta justificación teórica,claro está. La idea de paradigma funciona en este sentido como una especie de gafas que enfocan la mirada hacia un conjunto determinado de soluciones, aquellas y sólo aquellasque son soluciones a problemas «legítimos», dado el paradigma.!" Hay, establece Dosi, una correlación entre las tra-
Hi «Ijn paradigma es una perspectiva, un conjunto de procedimientos,una definición de los problemas relevantes. Cada paradigma tecnológicodefine su propio concepto de progreso basado en sus propias negociacionesentre tecnología y economía» [véase Dosi 2, p. 148j.
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yectorias tecnológicas de las que hablan Nelson y Winter y laciencia normal kuhniana. Consisten las trayectorias en rutinas e innovaciones incrementales que suponen soluciones aproblemas accesibles a una empresa. Tales soluciones sonextensiones de un conjunto de ejemplos que genera el paradigma y que, cuando se agota y surge otro, da lugar a una revolución tecnológica. Desde el punto de vista práctico, lapropuesta de Dosi es que un paradigma crea un efecto deexclusión [véase Dosi 2, p. 153] que consiste en que los ingenieros se encuentran ciegos [sic] frente a posibilidades tecnológicas que no sean las establecidas en el paradigmadominante. La propuesta de Dosi incorpora, además, unaextraña mezcla de la posición de Kuhn y la de Lakatos. Así,Dosi habla de heurísticas o reglas implícitas que dirigen elsentido de las innovaciones. En la misma línea, se habla deuna etapa primigenia de la innovación tecnológica, de ensayo y error, similar a la descripción de Popper del desarrollocientífico, y de una etapa madura de oligopolio en la que innovación tecnológica y dinámica económica se encuentranentremezcladas y ligadas profundamente en su dinámica.'?
La analogía entre innovación tecnológica y dinámica dela ciencia, hay que confesarlo, es tan sugerente que es difícilresistirse a emplearla. La teoría de Kuhn tiene tal fuerza quese ha convertido en un axioma sin apenas críticos entre los filósofos de la ciencia, y, desde luego, sin ningún crítico entrelos sociólogos de la ciencia. Durante los últimos treinta añosha servido como modelo para pensar en la evolución de unaenorme variedad de procesos culturales, además del científi-
17 «Cuanto un patrón tecnológico fundamental llega a establecersemás, el mecanismo de generación de innovaciones y de avances tecnológicos más parece que ha llegado a ser endógeno al mecanismo económico"normal"» [véase Dosi 2, p. 158}. Éstaes una de las razones por las que losdefensores de este punto de vista relacionan los ciclos económicos con ladinámica de las revoluciones tecnológicas.
co y ahora el tecnológico. Es cierto, pero eso no quiere decirque sea una verdad palmaria e indiscutible, porque tambiénes cierto que ningún historiador ha conseguido reconstruirla historia de la ciencia como un ejemplo de la dinámicakuhniana sin violentar los datos empíricos. Los primerosparadigmas postulados se han convertido en múltiples miniparadigmas que han terminado emborronando las tesiskuhnianas. Después de treinta años de reinado absoluto delas tesis kuhnianas, lo único claro es aquello que a él mismoconfiadamente le inspiró, la idea wittgensteiniana de juegosde lenguaje o complejos de actividades, reglas, reconocimientos mutuos y otras cosas que constituyen las institucionesprácticas [véase Wittgenstein 11. Pero nada había en Wittgenstein que tuviera que ver con los paradigmas kuhnianos.Sin embargo, la propuesta que comentamos ha tomado como eje de la dinámica económica una estructura demasiadoconjetural y sospechosa, aun cuando sea tan perfecta, teóricamente hablando.!"
La cosa se agrava cuando pasamos al campo concreto dela innovación tecnológica, puesto que hay varias preguntasque es difícil contestar desde la teoría de los paradigmas tecnológicos. En primer lugar, es consustancial a la tesis kuhniana la unicidad de un paradigma: la ciencia empieza cuandoacaba la crítica, afirma Kuhn. No hay coexistencia de paradigmas, salvo en el breve tiempo de una revolución y si hay programas en competencia, señala Kuhn, es un índice de que noestamos en un terreno científico sino filosófico o humanístico. Pero esa regla no parece seguirse en la tecnología, endonde lo normal es la coexistencia de diversas tecnologías,
1.'1 Parecería mucho más natural considerar suficiente la idea primitivade Nelson y Winter de trayectorias tecnológicas, mucho más próximas a lastesis wittgensteinianas iniciales, y mucho más próxima a la idea intuitivaque uno se hace de las decisiones que adoptan las empresas. Ésta no es, sinembargo, más que una apreciación marginal a nuestro argumento.
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aunque haya transformaciones de mayor alcance que otras.Por ejemplo, la tecnología de la energía motriz por carbónno fue abolida por la eléctrica, al contrario, la presupone enun tanto por ciento, como tampoco por los derivados del petróleo. Pero, en segundo lugar, si pretendemos salvar la analogía kuhniana, dejamos absolutamente indefinido qué esun paradigma tecnológico: ¿se refiere a un sector productivo?, ¿a todos los sectoresí. ¿a cierta clase de procesos?, ¿agrandes categorías de procesosi, ¿a una tecnología en el sentido tradicional? (la tecnología del acero, la microelectrónica.ietc.] o, ¿es intertecnológica? La tesis evolucionista nopermite una clara categorización de las tecnologías porqueinterfiere con los paradigmas, sin embargo, en la tesis kuhniana los paradigmas solamente son posibles en disciplinas ycomunidades ya constituidas. Y no es ésta una desviación superficial de la analogía: el soporte de la dinámica kuhnianason los mecanismos internos de autoridad en las comunidades, mientras que no parece que podamos extender el mismoconcepto a la dinámica económica sin una inflación incurable del término «comunidad». El problema esencial de laanalogía reside precisamente en que no hay un mecanismopsicológico claro que soporte la dinámica propuesta, algoque, contrariamente, sí tenía la teoría del equilibrio general.
La cuestión de las unidades de selección
La tesis del evolucionismo económico propone que las unidades sobre las que opera la selección no son las tecnologías o losartefactos, o lo que se quiera, como podría pensarse en una tesis evolucionista del cambio tecnológico, sino las empresas. Sonellas y no sus partes las que son seleccionadas en virtud de lasdecisiones de producción que han adoptado. No se acaba dever, sin embargo, por qué son estas unidades las elegidas comoel lugar donde opera la selección sobre la tecnología.
En efecto, las empresas son unidades básicas económicasy son ellas las que transforman, a través de la producción, elconocimiento y los artefactos tecnológicos en bienes de consumo, pero no son necesariamente las unidades de cambiotecnológico, al menos no en un sentido trivial, es decir, en elmismo sentido en que decimos que si no hay institucionestampoco hay tecnología. En primer lugar, los factores queconcurren en la decisión de la empresa impiden que podamos discriminar entre los que son internos y los externos aldesarrollo de una tecnología. Nunca sabremos, por ejemplo,si las consideraciones que toma en cuenta la dirección estratégica de la empresa son tecnológicas, económicas o jurídicas, tal vez. Pongamos por caso el que las regalías sean máscaras que lo que ella está dispuesta a pagar. Hay una selección sobre las empresas, pero no solamente en función desus decisiones tecnológicas. Por el contrario, parece másintuitivo pensar que la decisión se efectúa en términos de decisión económica, en la que los aspectos estrictamente tecnológicos obran como un aspecto más del cálculo, aun siadmitimos que la decisión no obedezca a las normas de lateoría de la decisión clásica.
Por otra parte, no está claro cómo habrían de categorizarse las empresas en relación con el cambio tecnológico, asaber, si como aquellas unidades productivas ligadas a unsector en el que se emplea una clase de tecnología, o comounidades de gestión, que pueden involucrar complejos transnacionales y que, de hecho, involucran muy diferentes sistemas tecnológicos.
Pensemos, en tercer lugar, en fenómenos tan intratablesdentro de la teoría económica evolucionista como el del parasitismo tecnológico: para muchas empresas la investigación puede ser la peor estrategia posible y, quizás, muchomás interesante la copia, e incluso tampoco la mera innovación y sí, por el contrario, la inversión en mayor control decalidad, pero de menor tecnología.
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En resumen, la teoría evolutiva de la economía en miopinión carece de fundamentación leórica; y su progresivahuida hacia teorías del cambio menos fundamentadas, cuando no casi místicas, indica -a mi ver-que este defecto esmás grave de lo que parece y que obedece, más bien, al deseoque todos tenemos de cubrir el agujero de nuestra ignoranciaacerca de los factores que concurren en el cambio tecnológico y económico. Mientras que el uso de la analogía evolucionista ha sido una de las más importantes innovaciones dela teoría económica de nuestro siglo, la tentación de resucitar los férreos mecanismos deterministas de los ciclos, las crisis, los sistemas de producción, etc., indica más bien que laanalogía todavía no ha calado suficientemente.
L\ TEORíA CUrIURALISIA DEL CAMBIO TECNOLÓGICO:
LA TECNOLOGÍA COMO CONOCIMIENl'O
Otra concepción, interesante tanto por su solidez teórica comopor su compromiso con la teoría evolucionista, deriva de la extensión del evolucionismo al hecho de la cultura, animal o humana. Los iniciadores de este proyecto fueron los biólogos Karlvon Prisch, Nikko Tinbergen y Konrad Lorenz, cuyo trabajo sereconoció con el premio Nobel en 1973, pero especialmenteLorenz, quien diseñó un programa de epistemología evolucionista en el que el conocimiento humano se consideraba unomás de los mecanismos biológicos de autopreservación de la estructura del propio ser transformando el medio.
El programa evolucionista respecto a la cultura tiene numerosos seguidores, entre ellos el que suscribe, y muy diversas orientaciones, pero, en lo que respecta a la tecnología y elcambio técnico, merece la pena examinar la presentaciónque Jesús Mosterín hace en su último y reciente libro, Filosofía de la cultura. La primera idea es que la técnica es parte dela cultura. La cultura es, según Mosterín, «la información
transmitida (entre animales de la misma especie) por aprendizaje socia!». Desde esta perspectiva la cultura no es unpatrimonio de la especie humana, por el contrario, hay numerosos casos de animales que transmiten información pormedio de aprendizaje social no determinado genéticamente.Han sido estudiados numerosos casos de variaciones culturales locales entre bandas de primates, y algunos ejemplos, como el de las herramientas usadas por los chimpancés delCombe, estudiados por la bióloga Iane Coodall, se han divulgado extensamente.
Toda la cultura es información pragmática. Lainformaciónpragmática, a su vez, se divide en información descriptiva, el saber qué, información práctica, las habilidades, el saber cómo einformación valorativa, las preferencias, metas y actitudes. Latécnica pertenece a la segunda clase de información pragmática.La cultura se organiza en fragmentos o rasgos culturales queDawkins llamó «rnernes», un neologismo que pretende resaltarla analogía con los genes. A diferencia de la dotación genéticade un individuo, la dotación cultural no es fija, cambia a lo largo del tiempo de su vida. Precisamente en el cambio está sufunción biológica, la de hacer plástico su comportamiento frente a cambios del medio. Los rasgos culturales se pueden aprender y asimilar, olvidar y crear. La creatividad, el aprendizaje, lamemoria y el olvido son, pues, los motores variacionales delcambio y la dinámica cultural. El aprendizaje a través de la enseñanza, por su parte, es el análogo a la replicación genética. Latransmisión genética se produce solamente mediante la transmisión generacional (transmisión vertical), mientras que la dotación cultural de los individuos se transmite también de manera horizontal, entre miembros de una población oblicua, entremiembros de diversas generaciones que no pertenecen a la misma línea genética. Esta presentación nos permite una formulación muy cercana a la de la evolución biológica. Lasmutacionesy las selecciones pueden ser naturales o por azar o artificiales,usando medios de decisión racional, o por creatividad inventi-
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va. Varios autores han postulado que este sistema admitiría unaformulación cuantitativa, similar a la genética de poblaciones,donde es posible dar un modelo de evolución de rasgos genéticos dada la eficacia biológica que inducen en los organismos.Cavalli-Sforza y Feldman, Boyd y Richerson proponen un modelo estricto de evolución cultural, mientras que Durham yLumsden y Wilson proponen un modelo conjunto de evolución genético-cultural.
La dinámica del cambio técnico sería, pues, parte de ladinámica general de la cultura. Lo que es transmitido y evoluciona son las técnicas. Las técnicas son información práctica[véase Mosterín, p. 121J. Como tal, afirma Mosterín, se distingue de las acciones concretas a que da lugar la información práctica, así como de los resultados de las acciones, porejemplo de los artefactos que son producidos por las acciones. Si nos preguntamos qué es información práctica o habilidades, Mosterín nos dice que son listas de instruccionescodificadas en forma física, en nuestro caso en el cerebro. Estas listas de instrucciones o programas son las que se transmiten culturalmente a través del aprendizaje verbal o porimitación. La ingeniería sería así una articulación de técnicaso programas prácticos con información descriptiva. Mientraslas técnicas son las recetas, la tecnología explica científicamente el éxito de la receta [p. 123]. La dinámica del cambiotecnológico involucraría, pues, además de la transmisión dehabilidades prácticas, la transmisión de información descriptiva. En resumen, la tecnología es conocimiento que setransmite culturalmente y que se distingue claramente de susrealizaciones fenotípicas, los artefactos y procesos que resultan de las acciones técnicas.
La concepción evolucionista de la técnica como conocimiento tiene varios partidarios entre los teóricos de la tecnología, como E. W. Constant II [1 Y2] yW. G. Vincenti [1 y 2],quienes han desarrollado varios interesantes estudios históri-
cos sobre el papel del conocimiento práctico en el desarrollode los diseños tecnológicos en la historia de la aeronáutica.
Dudassobre la concepción culturalista
Esta concepción que he denominado culturalista se encuadradentro del programa más general de la epistemología evolucionista [véase Broncano 2J. Tiene varias virtudes que la convierten en un programa muy atractivo. La primera es lanaturalidad con la que se inscribe dentro de la teoría evolucionista, de forma que no se trata simplemente de una analogía, sino de un auténtico proyecto naturalizador de la culturahumana que permite una concepción unitaria del mundo,no dualista como la que ha mantenido nuestra cultura portantos siglos. En segundo lugar remite el cambio culturala sus protagonistas, los agentes individuales, de manera quenos evita formas de determinismo económico que no tienenuna justificación nada clara. De llegar a ser realizado, particularmente en lo que se refiere a los modelos cuantitativos decambio cultural, sería una de las mayores conquistas culturales posibles. Su versión actual, sin embargo, suscita cuestiones de difícil resolución dentro del programa.
1. La noción de informacion
La primera se refiere a la noción de información de Mosterín. La tesis de que la cultura es información pragmática (descriptiva, práctica o valorativa) convierte en un eje central desu concepción evolutiva la noción de información, y de hecho, más allá de la concepción personal de Mosterín, es esencial para cualquier teoría evolutiva, incluyendo la biología,puesto que, no sólo metafóricamente, la información es loque está contenido en el código genético.
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Mosterín habla de tres formas (¿tal vez nociones?) de información: la información como forma o estructura, que puede ser cuantificada respecto a un nivel de descripción ocódigo mediante el número mínimo de decisiones que tenemos que tomar para determinar unívocamente el evento original, la información semántica, que Mosterín califica comocorrelación entre señales y eventos y la información pragmática, que exige además un receptor que es informado o cambiado de forma por la recepción de la señal. Según Mosterín,sólo la información pragmática puede ser correcta o incorrecta (verdadera o falsa en el caso de la descripción de algo, eficaz o ineficaz en el caso de la prescripción de algo). No senos dice, sin embargo, por qué la información pragmáticaadquiere esta extraña propiedad de la corrección o incorrección, aunque se nos aclara que la información pragmática«puede informar o desinformar (la creencia inducida puedeser falsa, la habilidad adquirida puede ser ineficaz, la preferencia puede no ser adaptativa]» [p. 231, de manera que la corrección o incorrección es algo que podría suceder en virtuddel hecho de que la señal transforma las creencias o representaciones en la cabeza del receptor, puesto que según Mosterínes esta capacidad la única diferencia que existe entre información semántica y pragmática. Pero, claro, la corrección nopuede nacer de este proceso, puesto que no hay nada en élque provoque a primera vista la emergencia de una propiedad normativa, como es la de tener una información correcta, amenos que lo que ocurra sea que las creencias o representaciones ya tienen ellas mismas esa propiedad, la de ser correctas o incorrectas, es decir, representar o no adecuadamentelos estados del mundo. Y el hecho de que una señal del medio active o desactive una creencia u otra es lo que provocaque la información pragmática que adquiere el receptor seacorrecta o incorrecta. Esto es seguramente lo que Mosteríntiene en la cabeza, pero para este viaje no necesitamos tantaalforja, porque esto es la historia que siempre nos contaron
de la señal enviada por el medio a nuestros sentidos que suscita una representación intencional correcta o incorrecta.
Desde este punto de vista, la noción informacional deMosterín sería claramente independiente de su teoría de lacultura, porque la cultura residiría en las propiedades intencionales de las representaciones, tal como cuenta la historiaoficial; y el hecho de que sean o no información es claramente accesorio, es como si fueran o no creencias de color verde.A menos que lo que quisiera proponer Mosterín es que lascreencias o representaciones son también información, o suser representacional consiste en ser estados informacionales.Esto sería lo realmente novedoso y naturalizador, y, de paso,lo que realmente nos permitiría incorporarlo a la perspectivaevolucionista. Pero la noción de información, con ser necesaria, es insuficiente para esos propósitos, porque no se noscontesta a la pregunta de por qué y de dónde surgen las propiedades normativas de corrección o incorrección. Aunque parezca una pejiguería técnica de filósofo, se trata de unacuestión central y de fundamento no sólo para la noción derepresentación o para la semántica sino también, como veremos más adelante, para la propia filosofía de la tecnología,en la medida en que los artefactos son también objetos interpretables, en la medida en que sean objetos de uso instrumental, correcto o incorrecto.
El caso es que una teoría informacional es necesaria parauna teoría de la cultura pero, lamentablemente para la versión de Mosterín, es insuficiente a menos que deflacionemostanto el significado de información (pragmática, en su caso),que la hagamos claramente intencional, en cuyo caso es innecesaria, porque ya teníamos, para ese propósito, la viejateoría de Brentano.'?
19 Hay varias teorías actuales que proponen soluciones al problemaque Mosterín no detecta. No es el caso de entretenernos en una cuestiónmuy discutida, pero al menos señalaré los posibles caminos. Lo que nece-
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No es que la teoría de Mosterín sea incorrecta: nadie niega que la cultura sea información, como nadie niega tampocoque su ser natural sea el de un proceso físico, lo importanteestá en la diferencia específica como un tipo especial de procesos físicos en la naturaleza. Lo que ocurre es que la nociónde Mosterín es insuficiente y sospecho que su insuficiencia,más allá de discusiones sutiles sobre propiedades semánticas, nos remite a su opción por una determinada concepcióndel proceso evolutivo, la de considerar los rasgos culturaleso mernes, aisladamente, como los sujetos y soportes de laevolución cultural. Esta concepción, y ésta será mi segundacrítica, contiene la misma dificultad que su concepción deorigen: la idea de que son los genes las unidades de la evolución biológica, a saber, una incorrecta idea de las explicaciones funcionales, explicaciones que son esenciales en todas lasciencias biológicas, incluyendo las ciencias humanas.
2. Los memes como unidades de seleccíón
La idea básica es que la información contenida tanto en losgenes como en los memes (o en la versión un poco más amplia de Lumsden y Wilson, los culturgenes, que incluyen tam-
sitamos es una relación que vaya más allá de la información para construiruna noción de contenido que permita la existencia de malrepresentaciones, sin acudir a una extraña propiedad no natural como la intencionalidad. Una opción posible es además de la correlación nómica de la quehabla Mosterín, establecer una relación de covariación modal abstractade caráctercontingente (ésta es la versión de Poder]. Otras teorías son losfuncionalismos de Dretske y Millikan, en los que el contenido nace de laexistencia de una relación de indicación [véase Dretske] adquirida poraprendizaje individual, o de una relación funcional transmitida históricamente (véase Millikan], o un punto de vista determinado conjuntamentepor la perspectiva del observador y los patrones de conducta del sistema[véase Dennelt 1].
bién artefactos) es lo que da cuenta causalmente del procesoevolutivo. En la tesis del evolucionismo culturalista son seleccionados ciertos objetos, los memes o rasgos culturales, acausa de sus propiedades informacionales. En lo que respectaal cambio técnico, lo que contaría, desde el punto de vista deMosterín, son las recetas o secuencias de órdenes, tal vez conlos contextos científicos que las acompañan. Y esta afirmación no es marginal sino esencial al concepto culturalista deevolución.P
Laefícacia (biológica en los genes, cultural en los memes)no es un producto único de la estructura o forma contenidaen ellos, sean reglas de conducta o disposiciones, sino unproducto mucho más complejo de la expresión funcional deesos genes o rnernes en los fenotipos (organismos) o conductas y artefactos a los que dan lugar. La evolución no operaúnicamente sobre los genes, sino sobre los organismos, entanto que productos funcionales de los genes. La cuestiónque subyace, dejando a un lado los detalles técnicos del debate sobre las unidades de la selección [véase Saber 1], es lade que las propiedades por las que un objeto dado es seleccionado (un organismo en el caso de la selección) no sonpropiedades intrínsecas y únicas de los rasgos culturales o representaciones (como tampoco lo son de los genes). Sabernos hace reparar en la distinción que existe entre qué objetosson seleccionados y cuáles son las propiedades por las que sonseleccíonados" La evolución, sea biológica o cultural, es un
20 Así, Mosterfn recuerda el experimento mental de Popper acerca dedos escenarios de la humanidad después de una guerra nuclear: en el primero desaparecen los científicos pero quedan los libros, en el segundo, desaparecen los científicos y los libros. Popper afirma que en el primer casose tardará menos en llegar al mismo estadio de partida.
21 Saber pone el ejemplo de un juguete formado por un cilindro quecontiene varios pisos con agujeros de radio decreciente en cada piso. Tenemos también un montón de bolas de distintos tamaños y colores. Si echamos las bolas en el cilindro, puede ocurrir que las de cada color se queden
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proceso complejo en el que podemos afirmar explicativamente que ciertos rasgos se explican porque incrementaronla eficacia de los organismos o íterns que los portaban en elpasado. Para decidir sobre qué nivel actúan específicamentelas fuerzas evolutivas debemos decidir qué propiedades soncausalmente eficaces para explicar la evolución. Si es el nivelde contenido informacional, será el nivel de las propiedadesinformacionales, como afirma Mosterín, puesto que desprecia las «propiedades fenotípicas» [p. 121] de los productoscausados por los memes o rasgos culturales. Serían únicamente estas propiedades de contenido cultural las que determina-
. rían la evolución de los objetos (los objetos de evoluciónpueden ser los propios rasgos culturales). Pero no son laspropiedades representacionales los estados mentales de lossujetos, sino las propiedades funcionales de los productos denuestras acciones las responsables de la selección y evoluciónen la historia. Por el contrario, el conocimiento humano haevolucionado a causa de las propiedades funcionales de lasconductas y los artefactos a que ha dado lugar, y no a lainversa. Al menos en lo que respecta al cambio técnico. Dehecho, nuestras capacidades representacionales han sido seleccionadas por la plasticidad de conducta que inducen, loque contribuye a aumentar la eficacia (fitness) de los orgamsmas que disponen de esta cualidad.
Las funciones son extrañas propiedades de carácter disposicionaI perfectamente legítimas como entidades explicativas,pero de las que hay que tener en cuenta sus características es-
peciales. . .Decimos que una propiedad P es una propiedad funcio-
nal o que, dado el sistema s, el tener s P cumple la función Fsi y sólo si,
en un piso diferente, pero la acción causal no ha sido por el color sino por
el tamaño de las bolas.
1) F es la disposición a que s realice la conducta A en lascircunstancias e (normales).
2) El ques con la propiedad P realice F explica que s tenga P.La explicación funcionalista en biología es que la selec
ción natural explica que los organismos tengan ciertos rasgosa causa de la función que cumplen esos rasgos. Ahora bien, lanoción de función, tal como la hemos definido, involucrala historia y el medio del organismo. Si la selección opera.sobre características funcionales, no puede ser definida solamente en función de propiedades de los genes del organismo, sino de propiedades relacionales e históricas de susestructuras fenotípicas. En la extensión de la concepción evolucionista de los genes a los memes en tanto que sujetos devariación, esta idea se nos aparece mucho más claramente. yesto es lo que hace interesante la explicación y la analogíaevolucionista, que precisamente nos permite insertarla en uncontexto funciona!.
En la concepción anterior eran las empresas las que evolucionaban a causa de las diferencias que inducían sus conocimientos técnicos en forma de paradigmas. En la concepciónculturalista lo que evolucionan son patrones representacionales a causa de sus propiedades representacionales. Ni unani otra teoría, pienso, puede dar cuenta de los interrogantesque nos planteábamos al comienzo, aunque sí puedan hacerlo de algunos aspectos parciales.
LA EVOI.UCIÓN DE I.OS ARTEFACroS
Queda una tercera posibilidad: la que insiste en los aspectosabiertos del cambio técnico, en la realización, como son losartefactos o procesos; no en la medida únicamente de suspropiedades físicas, sino en la medida en que son nodos deretículos de funciones. En la perspectiva que estamos proponiendo hay un compromiso filosófico con una forma de con-
220 MUNDOS ARTlrICIALES EL CAMBIO TÉCNICO Y I.A EVOLUCIÓN 221
cebir la cultura y las realizaciones humanas: insistimos en lastransformaciones del medio. La acción intencional humanaconsiste en que las representaciones causen movimientoscorporales y transformaciones. Pero desde el punto de vistaexterno lo que observamos son transformaciones físicas: movimientos, rituales, libros, cuadros, arados, acciones y objetos. El sentido de los objetos se fija sólo parcialmente por lasintenciones del autor o del diseñador. Varias décadas de crítica literaria nOS han enseñado, creo que definitivamente, quelas obras humanas cobran una autonomía que va mucho másallá de las intenciones de los autores. Pero lo que podemosdecir de los textos se aplica también a los objetos técnicos.Desde Newcomen a Watt, las máquinas de vapor «intentaban» ser molinos movidos por vapor en vez de por agua: noreparaban en que estaba apareciendo una categoría nueva demotores [véase Basalla]. La forma del objeto es también necesaria pero no suficiente para determinar el artefacto comotal artefacto: en primer lugar porque objetos de diversas formas pueden servir para los mismos usos. En segundo lugarporque la forma física exige además el conocimiento prácticopara usarlo. En tercer lugar, los usos, el conocimiento práctico de los usuarios es necesario pero insuficiente para explicarlos objetos. En primer lugar porque los objetos adquierenuna dimensión simbólica que puede influir mucho más enlos usuarios que su función técnica. En segundo lugar porqueel uso no puede determinar la función a menos que se dencaracterísticas técnicas adecuadas por parte de los objetos.Los artefactos, las técnicas, etc., son sistemas funcionales. Sonsistemas que tienen ciertas propiedades relacionales complejas que se transmiten a lo largo del tiempo. Podemos COncebir de manera muy estricta los objetos como prolongacionesfísicas del cuerpo humano. Tal vez sea sorprendente esta afirmación si pensamos en una refinería petrolera o en unabomba termonuclear, pero, ciertamente, los instrumentos sontransformaciones físicas del medio que continúan los siste-
mas funcionales que son asimismo los organismos. Ylas funciones, sea en el terreno biológico o en el cultural, sanpropiedades temporales, contingentes e históricas: cambiancuando cambian algunos de los polos de referencia de lasfunciones. La evolución actúa sobre los artefactos y sobrelas técnicas en cuanto modifica sus propiedades físicas a causa de que selecciona sus propiedades funcionales. y ademáslo hace en Un sentido estricto que convierte la evolución darwiniana en un esquema general más allá de lo biológico.
El progreso en la tecnología es básicamente un progresoen el control intencional de diseño, en hacer que la materiase adecue a la representación. Al introducir un sistema funcional, por otra parte, se modifican y crean patrones de acciónque pueden cambiar la función intencionalmente pensada,por eso es por lo que un sistema evolucionista interpreta mejor la historia que una explicación esencialmente intencionalista. La primera lección que un ingeniero debería aprenderes que no se puede diseñar todo: al aparecer una innovaciónhay una función pretendida que rápidamente se transformay, lo que es más importante, transforma las funciones de lossistemas a los que afecta.
Algunos creen ingenuamente que al desarrollarse la tecnología, al hacerse mucho más interdependientes los sistemas se produce algo así como una especie de emergencia dela autoorganización que hace que los sistemas tecnológicosgeneren sus propias condiciones de equilibrio. Pero éstaes una concepción metafísica, parecida a la Providencia cristiana, y que tiene tanta base empírica como su contraria, elcatastrofisrno, que profetiza que la tecnología camina de victoria en victoria hasta el desastre final. Lo único claro es queno podemos predecir el cambio tecnológico simplementeporque no existen regularidades observables, porque es unsistema evolutivo que puede ser reconstruido, pero no predicho. Se puede calcular la viabilidad o eficacia presunta deuna determinada innovación, como se hace en genética
222 MUNDOS ARTIFICIALES EL CAMRIO TÉCNICO y LA EVOLUCIÓN 223
de poblaciones, pero no podemos esperar que ese cálculonos ayude a ninguna conducta estratégica, simplemente porque los cambios en la vecindad funcional de la innovaciónpueden hacer variar radicalmente su eficacia prevista.
Hemos señalado ya la objeción más importante a nuestraperspectiva, la objeción propuesta por Elster [11 contra la explicación funcionalista en el terreno de la cultura, la acusación de olvidar el papel de la razón en la historia, del hechode que la memoria colectiva puede hacernos aprender denuestros errores y de que podemos conducirnos estratégicamente, más allá de la miopía del cambio evolucionista queactúa solamente sobre los problemas inmediatos. Hemos indicado también que una acción intencional local, como es eldiseño, incluso el diseño autoconsciente de la tecnología, noes incompatible con una explicación evolutiva más general, yla razón la acabamos de dar hace un momento: no es posibleel diseño y el control total, la ingenierización del mundo. Nisiquiera es posible eliminar o bajar los márgenes de descontrol más que relativamente a un sistema concreto. Pero lomismo podemos decir de la memoria y la conducta estratégica: la aparición de normas y políticas permanentes no entrañauna modificación esencial de la evolución sino simplementela aparición de sesgos sobre las innovaciones y los diseñoslocales. Cuando una sociedad se propone usar la energía deorigen nuclear no está modificando radicalmente la evolución, sino simplemente introduciendo una constricción entre otras muchas.
La moraleja es que el proceso evolutivo es un sistema complejo de fuerzas que están relacionadas, pero que no son controlables en términos globales. Necesitamos de la historia, de lamemoria colectiva, no porque haya un diseño o sentido único,no porque esté prefijado un fin al que debamos llegar,sino porque debemos ser conscientes de adónde queremos huir; es elhorror del pasado el que nos impulsa hacia el futuro y no lafuerza atractiva de algún fin no realizado.
RESUMEN
Comenzamos este capítulo con la constatación de que notenemos una buena respuesta a la pregunta de ¡por qué sededican tantos recursos a la innovación tecnológica? Sorprendentemente no hay una explicación dentro de las teoríasclásicas de la racionalidad económica, y hay que buscar la explicación en factores de orden psicológico, psicosocíal, político o histórico. Esta debilidad afecta a la explicación delcambio técnico, uno de los problemas centrales de cualquierteoría de la tecnología.
En este contexto se examina la respuesta que nos permitela concepción evolucionista de los sistemas complejos, seanbiológicos o de otro tipo. Esta concepción permite explicarmediante mecanismos causales muy sencillos, como la selección o el refuerzo mediante premios o castigos económicos,cómo se puede desarrollar heterogeneidad, orden y diseño apartir de la homogeneidad.
Introducimos algunos rudimentos de la concepción evolucionista tal como se acepta en la actualidad que son relevantes para su aplicación a la teoría del cambio técnico. Eneste contexto sopesamos algunas críticas habituales a laextensión de la metáfora evolucionista a otros sistemas, enparticular la acusación de que el evolucionismo socava la explicación intencional de la historia [véase Elster 1].
Una vez determinado el marco evolucionista nos extendemos sobre la concepción evolucionista más conocida, lateoría de Nelson y Winter de la evolución de las empresas através de la innovación técnica. Esta teoría cumple casi todoslos requisitos que hemos establecido anteriormente. Sin embargo, observamos un peligro serio de autocomplacenciaque puede llevar a una nueva teoría del destino histórico.
Bstudiamos también la aplicación a la evolución técnicade la idea de memes que surgió en el contexto de la sociobiología y que ha sido popularizada por Dawkins y Mosterín.
224 MUNDOS ARTIFICIALES
Introducimos igualmente algunas consideraciones sobre elexcesivo optimismo de esta idea: necesita aún una buena explicación de la acción intencional, como es el caso de la acción técnica.
La propuesta que hacemos es que una teoria centradaen la evolución interna de los diseños de artefactos y técnicas, que recoja, por supuesto, las circunstancias ambientales,podría soslayar las críticas que hemos hecho y recoger lasventajas de las varias concepciones evolucionistas.
SUGERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
La concepción evolucionista es relativamente reciente y supone una cierta familiaridad con los conceptos biológicosque la aleja de las viejas formas de darwinismo social queproliferaron a comienzos de siglo con terribles consecuencias. Respecto al cambio técnico un libro magnífico es e! conjunto de trabajos recogidos en la compilación de López yValdaliso. Torre y Conde es una buena exposición de los problemas que plantea el cambio tecnológico, así como Bravo.Elster 1 es la mejor exposición de las teorías económicas y filosóficas de! cambio técnico y de sus problemas respectivos.Es un libro esencial para este tema. Una buena y actualizadaintroducción a los problemas de la biología evolucionista esSober 3. Laconcepción evolucionista económica está explicada en López y en Mokir, como libros más accesibles, aunquelas «biblias» son Nelson y Winter 2 y Dosi y otros. La concepción «rnemética- o informacional de la evolución se encuentra en Dawkins 1 y Mosterín.
EL CONTROL SOCIALDE LA TECNOLOGÍA
Y LOS VALORES INTERNOSDEL INGENIERO
Los DILEMAS DEL CONfROL SOCIAL DE lA TECNOLOGÍA
Las decisiones tecnológicas configuran nuestro futuro conuna determinación que no tiene ninguna otra medida humana. Nos hemos instalado en una cultura en la que e! cambiotecnológico impone las reglas de la Reina Roja de Alicia en elpaís de las maravillas, correr mucho para quedarse en el mismo sitio. El cambio técnico permanente es la forma cotidiana de vivir la historicidad, sustituyendo en e! pape! dedestino a la meteorología y otros avatares naturales o socialesque configuraban las sociedades preindustriales.! La red de
1 No debe inferirseque esta nueva forma se vive psicológicamente como una liberación. Por el contrario, una nueva sensación de riesgo parecehaber sido una de las consecuencias de la modernidad, según la opiniónde algunos sociólogos. Por ejemplo, A. Giddens señala estos cambios en lapercepción del riesgo: 1) la globalización en intensidad del riesgo (la gue.ITanuclear o biológica, por ejemplol, 2) la globalización del riesgo comosuma de pequeños cambios contingentes, por ejemplo el cambio climáticoo en la btodiversídad inducido por los microcambios industriales y deconsumo, 3) el riesgo que genera el entorno creado por la incorporacióndel conocimiento al medio natural, 4) el riesgo institucionalizado (los
225
226 MUNIJOS ARTIFICIALES EL CONTROL SOCIAl. DE LA TECNOLOGíA 227
cambios es tan densa y su interacción tan determinante queesta categoría de fatum que ha adquirido el cambio tecnológico es el trasfondo que da sentido a muchos proyectosmorales y políticos contemporáneos. Por suerte, el determinismo tecnológico no es el único modo de vivir el cambiotecnológico. También es cierto que en una parte de la sociedad ha ido calando la esperanza y la creencia de que el control social de las alternativas tecnológicas es posible. Si lademocracia es el proyecto y la posibilidad de la determinación colectiva y libre del futuro, el control social de las decisiones tecnológicas es uno de los territorios donde se decideesa posibilidad.
El control social es la capacidad de tomar decisiones efecti-. vas sobre el curso del cambio tecnológico sometidas tanto a
normas de moralidad como de racionalidad. Algunas decisionesse adoptan porque son óptimas desde el punto de vista racional, otras porque lo son desde el punto de vista moral. En ambos casos aplicamos valores que serán legítimos en la medidaque su origen sea un proceso legítimo de construcción colectiva. La exigencia de legitimidad del proceso de toma de decisiones se extiende a todas las fases del desarrollo tecnológico. Puesel control social no se limita, no se debe limitar, a la negociación de conflictos originados por los proyectos tecnológicos queya se han puesto en marcha, cuando han completado yasu diseño, se han implantado o se encuentran en la fase última del debate público. Las posibilidades de reflexión, debate y determinación social en estas últimas fases apenas alcanza a otrasdeliberaciones que las que se refieren a la localización de espa-
mercados de inversión, por ejemplo), 5) la conciencia del riesgo como riesgo y no como destino, tal como ocurría en culturas regidas por visiones religiosas, 6) la conciencia ampliamente social del riesgo: los riesgos sonconocidos y compartidos por amplios sectores sociales y no solamente porlos expertos, 7) la conciencia de la imposibilidad de control total de lasconsecuencias de las acciones y por consiguiente de la incompleción radicalde cualquier programa de tecnologización socíal Ivéase Ciddens, p. 120).
cios, distribución de tiempos o compensaciones por daños. Porel contrario, el objetivo de control social se extiende cada vezmás al diseño participativo en todas las fases de desarrollo delproyecto. Hay informaciones y desarrollos de posibles escenarios y alternativas que solamente pueden obtenerse o imaginarse a través del debate social.
Pero el control social de la tecnología presenta dificultadesparticulares que son sensibles a varios de los problemas másprofundos de las democracias contemporáneas, de la propianoción de democracia en sociedades complejas. En nuestro caso son dilemas que tienen que ver con la naturaleza del sujetocolectivo implicado en las decisiones tecnológicas. Nos encontramos ante grupos e instituciones que son arrastrados a algunas dificultades bien conocidas de la acción colectiva: dilemasde cooperación, asimetrías temporales y asimetrías de información. En pocas palabras, ¡cómo es posible la democracia en unterritorio en el que las normas del derecho no son suficientes, nia veces necesarias, para permitir el control colectivo del futuro?,¡cómo es posible un control de la tecnología que sea a la vez de- ,mocrático. racional y moralmente legítimo? La democracia esuna exigencia normativa acerca de la naturaleza del sujeto queadopta la decisión y sobre las características del proceso de toma de decisiones.
El problema es que las condiciones mínimas de controldemocrático que afectan a todo tipo de decisiones políticas,en el caso de la tecnología, puede que no sean suficientes para garantizar su racionalidad, su moralidad y quizás tampocola democracia. Para citar rápidamente algunas de estas peculiaridades:
1) Las decisiones tecnológicas son miopes, están generadas por una racionalidad limitada que no alcanza a sopesar todas las iniciativas, sino tan sólo aquellas que selimitan a objetivos próximos. Las trayectorias tecnológicas, que nacen de la secuencia de decisiones, no forman las líneas de un plan perfecto sino más bien las
228 MUNDOS ARTIFICIALES EL CONTROL SOCIAL DE LA TECNOLOGIA 229
curvas casuales de un sendero montañoso que dibujael perfil de un territorio accidentado.
2) Las consecuencias de una decisión tecnológica estánllenas de externalidades: quien paga el costo no es siempre quien recibe el beneficio. y esta propiedad se aplica tanto al espacio como al tiempo: las decisionestecnológicas son adoptadas por actores del presente,pero serán generaciones futuras quienes sufran o gocen muchas de las consecuencias de esta decisión.Otro caso: no siempre los innovadores son los que obtienen el beneficio, o, como ha sido ya indicado en numerosas ocasiones, el medio ambiente puede sufrirdaños que no se dividen en partes proporcionales a lasresponsabilidades.
3) Lasasimetrías informativas pueden hacer que las decisiones sean democráticas en la forma pero no en la realidad, si ocurre que solamente una parte del colectivoestá en situación de adoptar un punto de vista racional.Es posible que todos deseemos un control popular dela tecnología pero, ¿estamos dispuestos a calcular yasumir los costos que este sistema de control exige eninformación y educación a nuestras democracias?
4) Las decisiones tecnológicas toman la forma de una decisión colectiva en la que el costo de la decisión paracada uno de los agentes implicados no se ve compensada con el beneficio que obtienen.
5) Las decisiones se toman en un marco irreversiblemente plural. Los valores defendidos por los diversos grupos y agentes involucrados en el proceso de decisiónpueden ser radicalmente distintos, motivados quizápor perspectivas, «teorías comprensivas»? o visiones
2 Eltérmino es de Rawls; se refiere a las grandesvisiones del mundo, lade las religiones, por ejemplo, que contienen sistemas morales completosjunto con concepciones de la sociedad, del hombre, etc. El problema
del mundo diferentes. Yademás no cabe la posibilidadde una eliminación o reducción del punto de vista deninguna de las partes a la otra.
Las tres exigencias de democracia, moralidad y racionalidad se constriñen mutuamente, para desmayo de fanáticos yfundamentalistas. Si falta una de las tres dimensiones el proceso carece de una base suficiente de legitimidad. Pero lascondiciones anteriores enfrentan a los agentes a dilemas serios: las asimetrías informativas presentan problemas para lademocracia, la diversidad irresoluble presenta problemas para la legitimación moral, y las externalidades y la no-divisibilidad del bien público respecto al costo invertido presentaproblemas para la racionalidad colectiva de la decísíón.!
Si bien es cierto que son muchos más los campos de decisión en los que están involucrados estas tensiones, además delcontrol social de los proyectos tecnológicos (el Estado de bienestar presenta problemas parecidos), es la importancia para elfuturo que tiene la tecnologia lo que convierte esta tensión enun problema esencial de nuestras sociedades. Pero no hay unpunto privilegiado de equilibrio en la tensión entre los tres polos que pueda calcularse matemáticamente: al final, es el consenso social el que determina la mezcla adecuada de valores. Yla necesidad de consenso nos lleva de nuevo al problema de laconstitución plural del sujeto de las decisiones.
El punto de vista que vamos a desarrollar se resume en laidea de que el sujeto plural solamente es legítimo si cada parte respeta los valores internos, constitutivos, de las otras par-
que plantea Rawls es el mismo que estamos considerando: las perspectivasson diferentes y lo van a ser durante mucho tiempo. Cómo es posible uncontrato social que sea democrático y estable. La dificultad, insiste Rawls.derivade la estabilidad: si las partesno están convencidas de que el acuerdo es legítimo, el pacto nunca seráestable, sino tan sólo una fase transitoriaparaderrocar al enemigo.
3 El capítulo siguiente se extiende acerca de esta tensión entre los trespolos de decisión.
230 MUNDOS ARTIFICIALES EL CONTROL SOCIAL DE LA TECNOLUGíA 231
tes, y si el acuerdo surge de un proceso público de formaciónde un consenso estable. El respeto a los valores internos esesencial. Las democracias contemporáneas son irreversiblemente plurales, y también irreversiblemente corporativas, ylas llamadas al interés general son estériles si no reconocenpreviamente este carácter definitivo de la pluralidad de perspectivas. La contrapartida del reconocimiento de la pluralidad es que se exige de las partes una exposición clara de losvalores de la propia tradición o del propio punto de vista altiempo que un compromiso inicial de no deslegitimación delos intereses de la(s) otra(s) parte(s). Los solapamientos, lasdiscusiones y los procesos de formación pública de consensose desenvuelven entonces siguiendo una dinámica de múltiples equilibrios de valores en tensión, que son examinados,sopesados y, finalmente, aceptados por el sujeto colectivo.
Para simplificar el modelo de consenso, supondremostres sujetos o tres puntos de vista diferentes: el punto de vistadel ingeniero, el punto de vista del empresario, el punto devista del usuario. Puesto que toda decisión está sometida aexternalidades, estos tres puntos de vista no agotan la discusión: están los otros, que no son ni serán usuarios, pero quizás paguen los costos de la decisión, están las generacionesfuturas (una parte de los otros que no puede estar representada en la discusión), están los compromisos con el pasado,los costos invertidos, etc. Pero la formación de consensosno es diferente en esencia. En el proceso de debate sobre latecnología, idealmente, cada parte representa la defensa deunos puntos de vista que son los de su perspectiva y situación particular. Los valores y objetivos de cada parte entranen la controversia junto a la discusión sobre los medios y lasalternativas concretas. La controversia será limpia y legítimasólo si se respetan, aunque no se compartan, los puntos devista e intereses de la otra parte y no se niegan sus pretensiones de legitimidad. El gerente propondrá criterios de presupuesto, de restricción de posibles diseños: tiene valores a los
que atenerse; el usuario, las organizaciones de usuarios, propondrán restricciones, cambios y limitaciones con un puntode vista igualmente legítimo y distinto. Yel consenso resultará al final en un proceso de mutuas constricciones y, en elmejor de los casos, de enriquecimientos mutuos.
En este capítulo consideramos un modelo aún más simple: nos fijaremos únicamente en el punto de vista del ingeniero. Es una de las partes implicadas que, a diferencia de lasotras, está conformada por tradiciones y valores internos alcambio tecnológico. No es tan habitual como parece el considerar la perspectiva del ingeniero: los economistas tiendena tomar como un dato la innovación y a aplicar simplementecriterios de rentabilidad; las perspectivas de los nuevos movimientos sociales no distinguen tampoco entre los interesesdel ingeniero y los del economista: el que los laboratorios deinnovación estén pagados por la empresa parece implicarque solamente son intereses económicos los que cuentan.También es cierto que sí es habitual lo contrario, deslegitimarlos intereses de los usuarios, de los movimientos ecologistas,feministas, movimientos de solidaridad, etc., por ser movimientos «interesados» políticamente. Pero estos modos dedeslegitimación del otro son precisamente los que impidenun acuerdo estable y legítimo.
LAS BASES NORMATIVAS DEL SUIIITO TECNOLÓGICO:
El. PUNID DE VISTA DEI. INGENIERO
El imperativo moral del ingeniero
A estas alturas el siglo toda reflexión sobre las relaciones entretecnología y valores tiene que dar por supuesto que las decisiones tecnológicas, como los juicios y decisiones científicas, están«cargadas de valores»: es una constatación que pertenece al trasfondo común de nuestra cultura, en la que se ha reflexionado
232 MUNDOS AltTIFlCIALES El CONTROL SOCIAL DE LA TECNOI.OCIA 233
largamente sobre la naturaleza de la axiología en actividadeshumanas con reglas internas que las constituyen y preservan suautonomía y especificidad. ¿Quién va a negar ahora que los juicios científicos estén no solamente cargados de compromisosaxíologícos, así como de compromisos éticos? Es difícil encontrar a alguien que crea todavía que existe una inseparable barrera entre la actividad intelectual pura y la actividad comprometida y dirigida por valores.
Ahora bien, una cosa es que haya valores y otra muy distinta es que todos los valores se mezclen en la misma categoría, que no haya una diferencia entre valores internos yexternos. Que unos y otros valores intervengan en distintogrado en todas las decisiones no implica que no haya queexigir un orden de valores. Esta distinción es algo que olvidan quienes insisten en la presencia de todos los valores e intereses en todas las decisiones. La exigencia de orden es sinembargo una exigencia normativa sin la que no se puede seguir hablando. Supongamos que un sociólogo constructivista, habitualmente lúcido respecto a la presencia de todo tipode valores, se ve involucrado por casualidad en un conflictojurídico en el que él mismo es parte interesada: ¿debería dedecaer en su derecho a exigir justicia porque esté conscientede que intervienen todo tipo de intereses en la decisión deljuez? No, está en su legítimo derecho a exigir al juez queordene sus propias motivaciones y coloque la justicia en elprimer lugar. Y si criticamos al sistema jurídico es porque tenemos una intuición de este orden de valores. Todas las parcelas de la cultura y la sociedad, en la medida que desarrollanuna cierta autonomía, desarrollan también un sistema de valores que son constitutivos respecto a esa región: la cienciarespecto a los valores epistémicos, el sistema educativo respecto a la formación, la prensa respecto a la información,"
4 El que las instituciones estén constituidas, entre otras cosas, por valores internos, no significa que haya un orden natural de estos valores, ni
etc. Pues bien, también la tecnología tiene una estructura devalores propia, que se asienta sobre fines autónomos no reducibles a intereses ajenos, aunque puedan entrar ocasionalmente en conflicto con otros fines, y que los casos difícilesnos obligan a considerar el grado de compromiso que tenemos con esos valores. Se trata de valores que legitiman unaactividad y una institución por sí misma, porque nacen de lanaturaleza de esa actividad de tal modo que lo que uno puede cuestionar es la propia actividad en sí, pero no los valoresque la instituyen y constituyen.
El imperativo de la tecnología es, para decirlo pronto yrápido, el de crear oportunidades. Es este imperativo el que determina una estructura de valores que no se limitan a la consideración y elección de los medios, sino que están dirigidosmás bien a preservar nuestra reserva disponible de medios y crearun espacio en el quesea posible identificar y proyectar nuevos objetivos. Es una estructura de valores que está dirigida, en primerlugar, a la ampliación de nuestras capacidades y posibilidades y, en segundo lugar, al alejamiento de los peligros o alcierre de las trayectorias peligrosas. La tecnología supone unconjunto de instituciones en las que se ha desarrollado la tra-
elimina el pluralismo. Una razón, entre otras muchas que cabría aducir, esla competencia entre valores internos. En el caso de la tecnología, comoejemplo, ya establecimos en el tercer capítulo el carácter tenso de la innovación y el riesgo. Los diversos proyectos y programas son propuestasacerca de los puntos de equilibrio entre estos valores constitutivos. lo importante es que negar la existencia de estos valores equivale, simplemente,a negar la existencia de esa institución. Ser consciente de este hecho esesencial: tal vez el futbol sea también espectáculo, ocasión para lavardinero negro, espacio para todp tipo de mitomanías, etc, pero si no ordenarnos los valores, simplemente nos resignamos a la desaparición del futbol,del mismo modo que los estadounidenses se han resignado a la desaparición de la lucha libre y la han sustituido por un circo aceptado socialmente. Que la ciencia, la educación, la prensa libre, la tecnología sigan estecamino es una alternativa histórica que no podemos excluir. Al contrario,lo sorprendente es cómo logran mantenerse.
234 MUNDOS ARTIFICIALES EL CONTJWL SOCIAL DE LA TECNOLOcíA 235
dición normativa de la ampliación del espacio de oportunidades como fin constitutivo.
Elcontenido moral de las posibilidades pragmáticas
En el capítulo segundo hemos propuesto la idea de que elcampo ontológico de la técnica está constituido por loque hemos denominado posibilidades pragmáticas. Mientras quenuestro sistema conceptual define las posibilidades lógicas(es decir, lo lógicamente posible, imposible y necesario relativo a un conjunto de proposiciones) y las leyes físicas determinan el campo de lo físicamente posible y lo físicamenteimposible, las técnicas determinan los estados que son realizables, dados nuestros recursos y capacidades. Es una restricciónde las posibilidades físicas: no podemos alcanzar objetivosque sean físicamente imposibles, aunque, por supuesto, podamos imaginarlos y representarlos en la medida en quecaen dentro de lo conceptualmente posible.
Las posibilidades pragmáticas que están abiertas por laexistencia de una técnica son posibilidades objetivas, en elsentido de que están más allá de la representación actual quede ellas se hace el sujeto. Al desarrollar una técnica creamosen cierto modo un conjunto de mundos posibles o de futuros realizables que no hubieran sido alcanzables de no existirla técnica, de manera que constituimos un conjunto de oportunidades de acción, algunas deseables y otras no, algunas legítimas y otras no.
Es en este sentido en el que podemos sospechar que la representación de los fines guarda una profunda relación conlas oportunidades que nos ofrecen los medios de los que disponemos. La relación no es sencilla, puesto que los fines están relacionados con nuestra imaginación, con la capacidadde representarnos futuros posibles, que lo son, por la propianaturaleza de la representación, relativos a nuestro dominio
conceptual. Pero la representación conceptual no es previa ala existencia de los medios, sino que en cierta forma se solapa con ella: a menos que reconozcamos que algo es un medio para algo, un objeto que puede ser utilizado, usado, paraconseguir un deseo, es difícil que el propio deseo se activecomo tal. En muchos casos ni siquiera puede existir representación del deseo sin el conocimiento práctico de los usos delinstrumento o medio. En resumen, la naturaleza de las técnicas no es meramente la de ser esclavas de los fines, sino la decrear un espacio de oportunidades que interactúa con nuestras motivaciones, deseos, miedos y valores, así como connuestros conocimientos y conjeturas del futuro para hacerposible la emergencia de objetivos y fines representados subjetivamente en la cabeza de los agentes.
Quiero reiterar que el espacio de oportunidades es objetivo y trasciende la representación subjetiva del sujeto. Esta trascendencia es la que hace que las técnicas sean parcialmenteautónomas respecto de los fines para los que fueron diseñadas, descubiertas O aprendidas.
Ahora podemos aclarar en qué sentido consideramosfuertemente normativa la perspectiva del ingeniero: es constitutiva de su tradición cultural, en el mismo sentido en quelos valores internos de búsqueda de la verdad y evitación delerror son constitutivos de la ciencia.
LA EMERGENCIA DE UNA TRA01C!ÓN INTERNA
Las comunidades tecnológicas
Los sistemas tecnológicos" son complejos en los que interactúan personas con artefactos guiadas por planes que involucran
5 La noción de sistema permite incluir objetos de naturaleza complejae interconectada, incluyendo aquellos componentes que pertenecen a ni-
236 MUNDOS ARTIFICIAU,S I'L CONTROL SOCIAl. DE I.A TECNOI.OGfA 237
un cierto número de técnicas. Lo importante de los sistemastecnológicos es que están dirigidos a la transformación de lanaturaleza a gran escala, mediante el reclutamiento y la organización de la cooperación de los agentes, siguiendo pautasfundamentadas en el conocimiento compartido, sea éste científico o técnico, y mediante un proceso de institucionalizaciónu organización social que no había sido realizado en anterioresculturas técnicas. La emergencia de este modo de organizar lastécnicas hubiera sido imposible sin grandes cambios en la sociedad. Tomemos como ejemplo la revolución industrial del siglo XIX centrada alrededor de la tecnología del vapor: es ésta unatecnología que involucra y reorganiza la siderurgia, la mineríadel hierro y del carbón, el diseño de máquinas de vapor, tecnología, que, a su vez, hubiera sido imposible sin una potente industria de máquinas, herramientas, etc. Ya hemos señalado enel segundo capítulo lo curioso que resulta el que las técnicas deuso del vapor como fuente de energía y movimiento hubieranestado disponibles por casi dos mil años, desde las máquinas deHerón de Alejandría. El imperio romano no llegó a desarrollaresta tecnología, que apenas si sobrevivió más que como curiosidad ornamental. Esun caso en el que las oportunidades abiertas por una técnica no son realizables bajo una determinadaformación social. La constitución de sistemas tecnológicos esuna parte del proceso de «estructuración» de una sociedad, queinvolucra formas de institucionalización, establecimiento deuna amplia división del trabajo y la creación de formas de expectativas racionales acerca del futuro previsible que subyacenal periodo de existencia de un sistema tecnológico.
En el caso de la ciencia, desde el siglo XVII se conforma latradición, basada en las relaciones de escuela o relacionesmaestro-continuadores, relaciones que muy rápidamente llevan a la conciencia de la tradición, en la medida en que los
veles muy distintos de organización, como son los artefactos y las personas. Sobre este punto, véase A. Pacey, «Technology: Practice and Culture».
pertenecientes a ella generan una historia interna para diferenciarse de otras tradiciones: de la filosofía escolástica, porejemplo, y de todas aquellas formas de conocimiento queahora se rechazan como diferentes. Como ha estudiado Merton, en un plazo crítico de cincuenta años se conforma enEuropa una nueva tradición que hoy identificamos con laciencia: la figura del sabio científico se convierte en este plazoen un modelo de éxito social, algo inusitado hasta entonces en las sociedades estamentales. En el caso de la tecnologíael proceso tiene sus peculiaridades, pero no es diferente enesencia: el inventor tradicional, a veces anónimo y otras vecescomo un reconocido artesano o artista va convirtiéndose enuna nueva «profesión», en una institución que en cierto modo exige profesar allego y el sometimiento a normas existentes en la profesión. Es la profesión de «ingeniero», que surgeen los siglos XVI y XVII al compás de la ciencia moderna. Hélene Vérin narra cómo la profesión de ingeniero nace de necesidades sociales de los nuevos Estados, que exigen ya unaestandarización de prácticas, así como una fundamentaciónmatemática que las tradiciones verbales de los artesanos noson capaces de satisfacer. El conocimiento privado transmitido directamente de maestro a alumno debe ahora hacersepúblico, para cumplir, por ejemplo, los márgenes de calidadque exige la sociedad. Las ordenanzas reales obligan a losconstructores de buques a dibujar previamente, y mostrar susdiseños a la autoridad, así como a efectuar después viajes endichos buques, para mejorarlos en sucesivos diseños." A lolargo del siglo XVIII va surgiendo la profesión en un lugar intermedio entre el Estado y la empresa privada, por un ladosometido a las fuerzas de la necesidad de estandarización, decontrol público, por otro, sometido a las presiones del beneficio económico. El resultado, en lo que a nosotros concierne, es la génesis de una tradición.
(,Véase vérin, pp. 341 Y ss.
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Repárese en que esta doble presión solamente es posiblemediante una reorganización total de las prácticas sociales:por ejemplo, el simple caso de organizar las armas de fuegoen categorías determinadas por los calibres, una tarea que seproponen en Francia los reyes de Luis XII a Luis XV!/ implicaalgo más que una mera orden, significa un auténtico ejerciciode ingeniería social, que entraña desde la movilización de artesanos e ingenieros hasta sistemas de acuerdo entre las fábricas y los talleres.
¿Por qué habría de generar este proceso un hilo conductor interno de génesis de una tradición con normas propias?De hecho no hay ninguna necesidad histórica. Es más bien elresultado de otras presiones sociales que conducen al mantenimiento de la tradición. Quizás la competencia internacional, quizás otras razones, lo cierto es que a lo largo del sigloXIX se observa un proceso claro de institucionalízación de latecnología y los sistemas tecnológicos. Aparece la concienciaprofesional del ingeniero, a veces en medio de profundas crisis:" emerge como una conciencia portadora de valores pro-
7 Véase Vérin, p. 397.R Gispen narra cómo los ingenieros alemanes, anteriormente a la pri
mera Guerra Mundial, adquieren una conciencia extraña de no pertenecerni a la clase dominante que dirige la empresa ni a la clase trabajadora. EnAlemania, la emergencia de la conciencia profesional del ingeniero seconstituye, según el autor, como una conciencia social que explica, entreotras cosas, el apoyo posterior al nazismo. Pursell explica cómo esta conciencia desgarrada se produce en el seno de una tensión bien diferente, entre la conciencia de género de las mujeres ingenieras en la Inglaterra de lasentreguerras y su conciencia profesional. En cuanto a la génesis de estaconciencia interna, no debemos olvidar que se produce tal vez comoinducción desde campos distantes aunque relacionados. Hacker explicacómo la ideología profesional del ingeniero está relacionada con la conciencia profesional de los militares, de los que es ciertamente heredero enbuena medida. Elaparato militar se configura como una institución profesional en el Estado industrial, encomendado ahora a los «ingenieros de laguerra».
pios, de un código deontológico que crea sus propias figurasejemplares? y sus mitos de grandes héroes inventores quecambian la sociedad. La figura prometeica del ingeniero atrajo desde los primeros momentos a los literatos, atrajo aHollywood, como no podía ser de otra forma, y se convirtióen parte de la conciencia pública, sustituyendo en buena medida a la figura del sabio o el científico.
Algunos autores han defendido la existencia de comunidades tecnológicas.'? siguiendo una tradición nacida en lafilosofía de la ciencia. Tales comunidades serían, análogamente a las comunidades disciplinarias de la ciencia, el sustrato institucional en el que se habrían desarrollado losvalores internos, del mismo modo que lo han hecho en lascomunidades científicas." Hay ciertas diferencias entre la tecnología y la ciencia que no debemos ocultar, sin embargo,para evitar que la analogía nos desborde. La ciencia es un sistema público de comunicación de resultados sometidos alcontrol público de los pares. Los científicos están motivadosen una buena medida por la búsqueda del reconocimientode sus iguales, a los que respetan y cuya opinión es una guíapara su trabajo tan potente o más que la respuesta de la natu-
'J Oig Y Billington narran de manera ejemplar el caso de Amman, elconstructor del puente de Washington en el Harlem de Nueva York. Es uncaso entre otros muchos de difícil navegación entre constricciones políticasy futuros técnicos posibles, pero el caso es especialmente aleccionadoracerca de la red de valores y constricciones que constituyen la tecnologíamoderna.
10 Especialmente Vicenti 2, pero en la misma línea está el ya clásicoLayton y Constant 11 1. La filosofía de la tecnología alemana, de la que esheredero el pensamiento original del Ortega de la «Meditación de la técnica», forma el marco conceptual que conforma también esta tradición, perocomo causa más próxima se encuentra sin duda la explicación kuhnianadel desarrollo de la ciencia.
J1 Broncano 5 es una propuesta acerca de cómo se desarrollan en laciencia los códigos deontológicos internos que categorizamos bajo el apartado de método científico.
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raleza.'? En la tecnología, pese a la creciente interdependencia con la ciencia, son los valores prácticos de los resultados,de uso o de valor, los que guían la actividad innovadora. Loscriterios internos de los pares no tienen la fuerza que tienen,pongamos por caso, las recompensas sociales o económicasque produce una patente.!' por otra parte, frente al sistemade comunicación pública de los resultados, e! secreto de lasinnovaciones y diseños es a veces más la regla que la excepción. Pese a todo, la tecnología moderna ha desarrollado unsistema de valores propios y una tradición que tiene todas lascaracterísticas de una tradición cultural. No es necesario queesta tradición reciba un soporte institucional autónomo, ene! sentido en e! que las disciplinas científicas y otras instituciones similares constituyen los vehículos que reproducen laconducta «metodológicamente correcta» de! investigadorcientífico. En la tecnología, en último pero no menos importante lugar, e! usuario de la tecnología o de su producto tieneun pape! que no tiene en la ciencia: es e! que conforma la capacidad de uso y por consiguiente quien garantiza la supervivencia de! sistema tecnológico.
En el caso de la tecnología, la tradición resulta construidapor la continuidad de lo que hemos denominado sistemastecnológicos. La propuesta nos remite a las formas en las quese desarrolla la tecnología en e! mundo occidental a partir dela Edad Media: el reclutamiento complejo de fuerzas económicas, culturales, sociales y de recursos intelectuales para formar complejos de tecnologías se produce en Occidente y se
l2 Sobre el carácter especial de los resultados científicos, Maltrás haaportado ideas interesantísimassobre el especial carácter de los resultadospúblicos en la ciencia.
13 Jesús Vega me ha señalado en variasconversaciones la obsesión deJames watt. uno de los casos paradigmáticos de esta nueva figura, por protegery ocultarsus descubrimientos bajo patentes. Un caso similar fue el deBrunelleschi, quien construía sus máquinas en lugares diferentesparaprotegersu autoría [véaseScaglia].
estabiliza como un medio válido de soporte de! cambio social y económico.
La tradición ingenieril: una solución a un problema,¿por qué se innova?
La idea que proponemos es que el imperativo cuasimoralque construye la tecnología como un dominio parcialmenteautónomo de la cultura no es ajeno, sino un producto consustancial de la naturaleza compleja de los grandes sistemastecnológicos. Los sistemas tecnológicos exigen la cooperación de actividades heterogéneas en su naturaleza y en susvalores. Consisten en inmensos complejos de solución deproblemas que involucran una extensa y profunda divisiónsocial del trabajo, desde los aspectos gerenciales y económicos, pasando por los políticos hasta los científicos y «puramente» tecnológicos. La tecnología en general. e! inventor yel ingeniero en particular, existen y se han reproducido porque han ejercido una función en el cambio social y porquelas sociedades han preservado esta tradición, permitiendo latransmisión de los valores que la constituyen.
Si bien es cierto que hay técnicos porque es necesario unsaber práctico especializado para el mantenimiento de laproducción en un sistema basado en la división social deltrabajo, la existencia de técnicos no explica por sí misma ladinámica de la tecnología en la tradición económica occidental. Hay otras sociedades en las que también hubo técnicos, como ocurrió en la cultura china, sin que se constituyeseuna tradición de tecnología. Esta dinámica debemos explicarla por la existencia de un cierto conjunto de perspectivas yvalores que son preservados en la tradición tecnológica. Yesta tradición nos permite resolver un problema que observamos en el anterior capítulo, ¿por qué innovar?
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Los economistas se han encontrado siempre en una situación paradójica cuando se han enfrentado al cambio tecnológico. Todos han reconocido su importancia, desde elAdam Smith que introduce la innovación técnica en el corazón de su explicación del cambio técnico!" hasta Marx, quienafirma que «la burguesía no puede existir sin renovar continuamente los medios de producción». Sin embargo, a lahora de explicar el cambio técnico, éste queda como una variable externa al equilibrio económico: da igual que hayacambio técnico o aumento de la explotación por disminución del valor de la fuerza de trabajo. La función de producciónque regula el equilibrio y por consiguiente la conducta de losagentes toma el mismo valor. Pero la intuición que tenemoslos que no somos economistas es que el cambio tecnológicointroduce una asimetría causal y temporal en la organizaciónde los sistemas sociales y económicos que no es capturadapor la teoría clásica del equilibrio. Es precisamente en estaasimetría en donde encontramos la fuente del valor de la tecnología.
14 La tesis de Aclaro Smith es que la innovación tecnológica es un producto y un motor a la vez de la división social del trabajo: «es mucho másprobable que los hombres descubran. métodos idóneos y expeditos paraalcanzar cualquier objetivo cuando toda la atención de sus mentes está dirigida hacia ese único objetivo que cuando se disipa entre una gran variedad de cosas. Y resulta que como consecuencia de la división social deltrabajo, la totalidad de la atención de cada hombre se dirige naturalmentehacia un solo y simple objetivo. Es lógico esperar que los que están ocupados en cada rama específica del trabajo descubran pronto métodos másfáciles y prácticos para desarrollar su tarea concreta, siempre que la naturaleza de las mismas admita una mejora de este tipo» [A Smith, pp. 40-411,aunque al tiempo reconoce que no siempre la invención es producto de lasmejoras incrementales de los usuarios: «otros (descubrimientos) han derivado de aquellos que son llamados filósofos o personas dedicadas a la especulación, y cuyo oficio es no hacer nada pero observarlo todo; por esomismo, son a menudo capaces de combinar las capacidades de objetosmuy lejanos y diferentes» [p. 41].
Hay innovación porque la existencia de una tradición y elconjunto de instituciones que conlleva significan una fuentede novedades e innovaciones permanentes, significa, dichoclaramente, la preservación del valor de buscar la novedadtécnica sin descanso. Y es esta existencia la que modifica latrayectoria de las demás instituciones. Las empresas tienenque tomar en cuenta quieran o no la innovación debido a quesi una de ellas no lo hace, seguramente otra lo hará. Y así seha creado una interdependencia: esta misma dinámica contribuye a sostener las instituciones que son la causa de la carrera por la innovación.
Lagenealogía de la creatividad
El obstáculo que se le plantea a alguien que postule que elbeneficio económico es el motor de toda la innovación tecnológica es que no siempre la innovación tecnológica tienebeneficio. No siempre los grandes innovadores tuvieron unpremio económico, y es posible que lo contrario sea más habitual de lo que parece. Se puede aducir el caso de Edison,quien fue un empresario-inventor, como también lo fue enparte James Watt, pero no constituyen la regla; ocurre, además, que su creatividad innovadora excede muchísimo a sucreatividad empresarial. Y, por cierto, también se arruinaronen alguna ocasión. Incluso para empresas enteras, la decisiónde innovar no siempre es rentable económicamente. Sí, quizás, la de incorporar nuevas tecnologías una vez que han probado su validez. Pero tomemos por ejemplo una empresainformática pequeña: siempre es mucho más productivo copiar la tecnología de otros y abaratar costos insistiendo en loscostos de trabajo o de gestión. En términos de decisión racional hay una fuerte prima para aquel que incorpore primerouna innovación que tenga éxito, pero no la hay tan clara paraaquel ingeniero o aquella empresa que decida perder el tiem-
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po y numerosas inversiones en la innovación. De hecho setrata de decisiones estratégicas que solamente llevan a caboempresas que crean un medio empresarial en el que tienensentido planificaciones estratégicas, o investigadores individuales que entran en una dinámica muy similar a las de loscientíficos, para quienes la recompensa no es estrictamenteeconómica, sino epistémica.
Como el propio Adam Smith reconoce, la creatividad humana está antes, es el impulso que crea la división social deltrabajo, por un sesgo que explicó muy bien Ricardo, por laventaja comparativa que produce la diferenciación. En eso noparece distinguirse la evolución cultural y social de la evolución biológica de las especies. Pero también en biología loscomportamientos altruistas no son fáciles de explicar, no sonadaptativos. Para algunos filósofos son el producto del oculto egoísmo de los genes." para otros, un producto de la elección de los individuos que mostraban esa conducta por partede quienes habían de reproducirse con ellos.l'' En este segundo caso tenemos que algunos comportamientos no sonreducibles a cálculo, sino que, una vez que aparecen, se mantienen y reproducen porque hay una selección positiva porsus efectos beneficiosos.
No sabemos cuál es el origen de la creatividad técnica enla especie humana. Sin embargo, no hay ninguna razón parapensar que los individuos creativos.fueran los que tuvieron la
15 Williams es el ya clásico expositor de esa tesis, que ha llegado a serpopular gracias al gran divulgador que es R.Dawkins.
16 Wilson y Saber han supuesto un renacimiento de la selección degrupo con el apoyo de un nuevo argumento: hay selección de grupo cuandolos organismos o genes tienen todos la misma eficacia biológica por el hecho de pertenecer al grupo.Elaltruismo se produciría, en primerlugar, porla generación de grupos de altruistas por el hecho de que son altruistas:son por ello elegidos por sus parejas para procreary, en segundo lugar, porla competencia de los grupos con un alta tasa de altruistas frente a los quetienen tasas más bajas.
recompensa social por su creatividad. Laespecie humana, como todas las que conocemos del mismo tronco evolutivo,son especies esencialmente sociales: la gran mayoría de losproblemas que debe resolver un individuo a lo largo del día,incluyendo los de supervivencia, son problemas sociales: deuna solución adecuada puede depender la supervivencia o lareproducción más, quizá, que de los avatares de la lucha conel medio. En este contexto social es en el que se producen lastransformaciones culturales que llamamos técnicas: el beneficio es para toda la comunidad, a pesar de que pueda no haberlo sido para el descubridor. El caso es, no obstante, que lacreatividad es una de las características de toda la especie,aunque puedan existir diferencias de grado y capacidad entrelos individuos. Parece que nos encontramos ante un casosimilar (si no es acaso del mismo tipo) que el del genuinoaltruismo moral: el de una conducta que beneficia a otrossin necesidad de una expectativa racional de beneficio o reciprocidad.
Puede que resulte extraño, si no cínico, hablar de altruismo aplicado a los ingenieros: lo es si estamos pensando enlos grandes ingenieros-empresarios. Pero nadie ha dicho quesean o hayan sido ellos los motores de la innovación: ellosson más bien sus beneficiarios, los poseedores de las patentes. Pero se ha atendido muy poco, desde mi punto de vista, a los conflictos que surgen diariamente entre los impulsoscreadores y los intereses empresariales. Y curiosamente algunas de las últimas transformaciones más importantes hansido producto de una actitud de rebeldía respecto a estos intereses. Castells [1J recoge algunos aspectos de la historia delas innovaciones informáticas de los años ochenta, que hancambiado como pocas el escenario económico y social denuestra época: han sido en buena parte producto de innovadores externos a las grandes empresas. No puede entenderseel fenómeno de creatividad que significa Silicon Valley entendiéndolo solamente en términos económicos: al contra-
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rio, el movimiento económico de centros geográficos comoéste está impulsado por un efervescente proceso de realimentación de la innovación que se produce fuera del mercado, enla educación, en la propia vida cotidiana, en los laboratoriosde innovación, en los restaurantes."? en las redes socialescreadas entre las universidades y los laboratorios, entre ingenieros y estudiantes. Puede estudiarse económicamente unfenómeno como Silicon Valley, como París Sur o como Boston, pero no puede explicarse económicamente.
El valor de la tecnología y la moral de Prometeo
La mera posibilidad de establecer futuros nos introduce enun nuevo campo normativo: el de la obligación de hacerlo.Se trata de una obligación que no está libre de debate. Alcontrario, son muchas las teorías morales que promueven laaceptación del destino y la consiguiente modificación delánimo para sobrevivir psicológicamente a esta aceptación.Podemos aducir además que el abrir mundos posibles noimplica abrir necesariamente mundos posibles deseables nimundos posibles legítimos. Una tecnología induce un nuevoespacio de probabilidades que se escapa siempre a las intenciones del sujeto creador, incluso a las intenciones de la sociedad receptora de la tecnología. Una tecnología, la másinocua de todas, crea un paisaje de riesgos que no es en elque nos movíamos antes de esa presencia. ¿Cómo podemosdecir, pues, que tenemos la obligación de crear futuros inexistentes?
17 LarevistaNer.v Scientist dedica un número especial (no. 2159, del 7 denoviembrede 1998) alestudiodel fenómeno geográfico de SiliconValley. Noes accidental que dedique parte del informe a los restaurantes donde uno puede encontrar disrutiendo por las noches a los investigadores de las muchasempresas y laboratorios: es la redsocial de innovación y no el mercado de losproductos lo que explica el éxito de esta zona de desarrollo.
La primera de las razones nos lleva a los mismos fundamentos de la moral: el deber, sea cual sea, implica un «puede»sin el cual la moral se vacía de contenido humano. Es en estesentido en el que el proyecto de autonomía humana adquiereuna dimensión moral. Lacreación de futuros posibles más alládel espacio de posibilidades determinado por las rígidas leyesde la naturaleza y las contingencias de la historia es parte de lapropia naturaleza normativa de la moral. No necesitamos moral si las alternativas están tan rígidamente determinadas quesolamente hay que obedecerlas. En el «Elogio de Epicuro», elLucrecio del De RetumNatura nos explica cómo el gran ejemplomoral de Epicuro había sido el elevarse a los cielos, cuando lahumanidad yacía en el suelo aterrorizada por el dominio de losdioses, y desde allí mostrarnos lo posible y lo imposible. Paraun moralista de la Antigüedad, el imperativo moral del conocimiento y la lucidez era el único sustrato que necesitaba parasostener el proyecto de la moral. No así en la Edad Contemporánea, en la que el descubrimiento de la historia como proyecto humano es el terreno en el que se realiza la moral. La meralucidez, aun si obligatoria, no es suficiente: terrible descubrimiento de que el destino no está escrito en ningún libro, ni siquiera en el libro de la naturaleza, que es, por el contrario, responsabilidad del presente.
Podemos contemplar la historia humana, en tanto queproyecto de autonomía, como un reino de fines que han derealizarse, por consiguiente, dirigida por un diseño divino ohumano, ejercido por alguna suerte de alma colectiva, o podemos entenderla, con mayor modestia, como una continuay persistente huida de las miserias naturales, biológicas, sociales. Si adoptamos esta posición, en la que la dialéctica negativa predomina sobre el ejercicio de alguna forma de razónhistórica, adquiere sentido el contenido moral que postulamos para la tecnología. Dicho en dos palabras, inventaríamosel futuro para escapar del presente y del pasado conocidos,temidos y largamente padecidos.
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EL DISEÑO PARllCIPATIVO y lAS TENSIONES INTERNAS ENillE VALORES
Decisiones en conflicto
Hemos considerado la tecnología a la luz de un solo valor: lacreatividad, la capacidad para desarrollar nuevos fines. No esel modo tradicional de entender la tecnología. Por el contrario, es habitual el que se resalte la eficacia como la dimensiónevaluativa que define lo tecnológico: el programa de controlar nuestra existencia convirtiendo la naturaleza en una naturaleza artificial, construida a escala humana, en la que losriesgos sean riesgos asumidos, conocidos y aceptados en lamedida en que nos fiamos de los ingenieros. El control esla capacidad que tenemos para imponer nuevas leyes. El imperativo adoptaría la forma de un principio de finalidad: controlar completa y exhaustivamente la existencia. Este precepto hasido en buena parte el origen de las críticas de raíz a la tecnología: el dominio de la naturaleza, como proyecto irrestrictoes en sí mismo, de acuerdo con estas tradiciones, moralmenterechazable. A esta larga (y creciente) tradición crítica debemos sumar otra fuente de problemas para nuestra racionalidad estratégica: el conflicto ineludible entre el precepto delcontrol y el precepto de la creación.
La existencia de este doble sistema de valores que impulsa a construir la realidad inventando nuevos futuros y quelleva a controlar la realidad es constitutiva de la tradición interna de la tecnología. Nos gustaría que ambos caminaran enarmonía, pero uno de los temas centrales de la teoría moralcontemporánea es el descubrimiento de que el conflicto seinstaura en el corazón de todo sistema de valores. Ejercemoscomo seres morales no tanto al reconocer la existencia de valores como al ser capaces de manejarnos en los casos difícilesde conflicto entre valores. Y aquí se nos presenta una doblefuente de conflicto: el conflicto entre valores internos mismos y el conflicto entre valores internos y valores externos.
La fuente de conflictos más ardua y menos debatida entrelos filósofos de la tecnología es la que nace de las exigenciasdel doble sistema de valores internamente tecnológicos. Enrealidad cualquier diseño es un ejercicio de equilibrio entrebienes que compiten: la fiabilidad, el costo, la eficiencia, elcontrol de calidad: son muy pocos los objetivos que cooperan entre sí. Al contrario, el investigador que produce innovaciones, el diseñador que las transforma en objetos útiles, elgerente que tiene que ponerlas en funcionamiento, el usuario que se beneficia o sufre las externalidades de las decisionestecnológicas, tienen que tomar continuamente decisiones acerca de valores en conflicto. La decisión tecnológica, como laeconómica, es una decisión acerca de cómo conseguir lo mejor con recursos escasos, información insuficiente y tiempolimitado.
Pero, como también ocurre con la acción humana, ladecisión racional sin el ejercicio de valores universales es insuficiente. En el caso de la tecnología hemos postulado laexistencia de ciertos valores que exceden el mero cálculo racional de maximización de costos/beneficios, la búsqueda denuevas alternativas y el control de la realidad. Ambos valoresfuncionan como programas o proyectos estratégicos, perotambién como valores regulativos que sirven para evaluar lasdecisiones, los artefactos, los procesos o las innovaciones engeneral. Pues bien, me parece especialmente interesante latensión que existe ente el objetivo de abrir nuevos caminos yel objetivo de controlar los procesos existentes. Las innovaciones señeras implican riesgos que derivan precisamente desu novedad, mientras que el control y la fiabilidad no siempre nos conducen por el camino de la innovación. El caminode la eficiencia y el control es el camino de someter todos losaspectos de un proceso dado al plan intencional del diseñador, de crear una «naturaleza- artificial en la que las consecuencias sean máximamente calculables en todos los nivelesdel diseño de un objeto. El camino de la innovación implica
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a veces crear la posibilidad de nuevos procesos que aún noexisten. La innovación entraña una disposición a reordenartodos nuestros recursos para poner en marcha una innovación que todavía es conceptual. Si ambos objetivos compiten,nos encontramos ante un dilema constitutivo, del mismomodo que en la teoría de la elección social nos encontramosen ocasiones ante dilemas en los que la autonomía y la libertad individual compiten con la igualdad de oportunidadespara todos los miembros del grupo.
Lo mismo que ocurre con todos los demás aspectos de lavida humana, no hay reglas a priori para resolver estos conflictos. Ni siquiera hay reglas. Estos conflictos nos desvelanun aspecto profundo de la naturaleza de los valores en la tecnología: la necesidad de un aprendizaje práctico para adoptar la decisión adecuada. Cuando nos encontramos en casoscomo éstos aparece la exigencia de lo que Aristóteles consideraba virtudes prácticas, o ejercicios de nuestras capacidadesmorales que se traducen en una especial capacidad para adoptar un rumbo adecuado en situaciones concretas. Pero estascapacidades o virtudes no se consiguen como resultado de laaplicación de reglas o métodos, sino en virtud del ejercicio delas capacidades de decisión en situaciones de conflicto.
El valor del diseño participativo
Los conflictos de valores se extienden a los desacuerdos entrelas perspectivas de todos los agentes implicados en los proyectos tecnológicos. Hemos considerado tres sujetos: el ingeniero,el empresario, el usuario. Cada uno de ellos está conformadopor un código interno de valores que resultan ser externosrespecto a cada uno de los otros, cada uno de ellos está sometido a las tensiones propias de los valores internos y a lastensiones que surgen de la confrontación con los externos,todos ellos están sometidos a una tensión esencial entre el con-
flicto y la cooperación. lB El ingeniero, como hemos dicho,está impulsado por un deseo de construir nuevas opciones,de imaginar mundos no presentes y someter a control losexistentes, el empresario tiene que innovar, es cierto, pero suobligación primera es la preservación de la empresa, que ensí misma es un objeto histórico al que una equivocada decisión puede conducir a una rápida extinción; el consumidortiene deseos de satisfacción de necesidades, pero tiene intereses más elevados que hacen que los contextos de riesgo pesenmás que los de incertidumbre e ignorancia. No sabe lo que ledepara el futuro y sin embargo es responsable de ese futuro yde las generaciones que lo habitan, que también le incluyena él mismo.
Los valores actúan como funciones de elección de alternativas, como elementos de decisión, pero también actúancomo filtros informativos y como elementos motivadores enla búsqueda de soluciones: diferentes valores permiten «ver»aspectos que a otras perspectivas le quedan ocultas. De ahíque los conflictos sean de raíz, porque no se discute solamente el valor de los datos sino también su relevancia. Son los datos que faltan lo que se pone en la mesa de las discusiones. Siel empresario pregunta cuánto cuesta el nuevo componenteque le propone el ingeniero, éste puede contestar que no leimporta, pero la necesidad del dato ya es irrevocable; si elconsumidor o el ciudadano pregunta por una estadística deriesgos o por los límites de error de la propia estadística, lanecesidad de respuestas se hace urgente para que el diseñopueda llegar a buen fin. La información que se obtiene en unproceso de diseño compartido es siempre diferente y mayor ala innovación fuera de todo contexto de aplicación.
El diseño colectivo no elimina la principal propiedad dela tecnología: que funcione, que obtenga los resultados bus-
18 Wilke y Brehmer son buenas extensiones de los problemas de laelección social a los contextos de controversias tecnológicas.
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cados mediante los medios más adecuados. Tampoco impideque la innovación tecnológica tenga pretensiones de alcancemayores que los del contexto inmediato: si se está tratandode diseñar una fuente de energía potente e instantánea paraservir de ignición a la fusión de deuterio, el contexto socialinmediato carece de importancia en esa fase, pero no en lasinmediatas, si se tuviera éxito en la empresa y el proyecto seconvirtiera en el diseño de centrales de energía.
El diseño consiste en descubrir oportunidades y en encontrar los medios adecuados para llevarlas a cabo. El espacio de oportunidades es siempre un espacio situado en eltiempo y en culturas y tradiciones concretas: muchas de lasdiscusiones sobre tecnologías alternativas podrían reenfocarse de otra forma, como formas alternativas de desarrollar latecnología. Desde el mismo momento del descubrimientode problemas hasta las fases de desarrollo de soluciones,el proceso de desarrollo de la tecnología puede convertirse élmismo en un proceso en el que se desenvuelva la capacidadde un grupo social para encontrar sus propios medios detransformación social. Reparemos en que hasta el momentola teoría económica ha tratado la tecnología como un datoexterior al proceso económico. Las nuevas formas de ver latecnología en un marco de trayectorias de habilidades y rutinas de transformación permiten reintegrar la tecnología enun nuevo marco: cómo descubrir problemas, cómo cooperaren el descubrimiento de los medios de innovación existentes en el entorno social, cómo generar los acuerdos de desarrollo necesarios, etc. Todo el mismo proceso es ya un procesoen el que el mercado es solamente un aspecto, pero no necesariamente el más importante en cuanto al desarrollo tecnológico.
Por parte de los grupos sociales ha sido también muycomún el tomar la tecnología solamente como un sistemade servicios y productos que pueden ser consumidos o rechazados. Pero no como un sistema de transformación de la
vida, incluido el proceso de mantenimiento de las formasde vida y de aspectos ambientales que se consideren valiosos. El control social de la tecnología no puede limitarse almero control político de los fondos de innovación tecnológica o a las decisiones de aplicación de talo cual proyecto.Hace un momento proponíamos un modelo de tres actores,el ingeniero, el empresario, el consumidor. Ahora podemosexplicar cuál es el papel del Estado en el proceso de desarrollo de las tecnologías: puede entrar en el proceso como unaparte, como financiadora de innovación, es decir como empresario que toma una decisión que afecta a su ámbito decompetencia, pero también puede entrar como un marcoconstituyente del proceso de acuerdo y desarrollo tecnológico. En este sentido el Estado no es una parte sino un medioque permite y facilita los acuerdos posibles entre los agentesimplicados en el desarrollo de las tecnologías. Los conflictosentre valores generan en la mayoría de los casos dilemas deracionalidad que no tienen solución fácil: los que puedencooperar a la solución no tienen por qué tener interés en hacerlo si no obtienen un beneficio inmediato. Cuando nosencontramos en marcos de conflicto como éstos las soluciones clásicas no funcionan: no funciona la autoridad ni funciona el mercado ni funciona la moral simple. La razón esclara: no existe una autoridad legítima por encima de las partes, y la solución autoritaria de los conflictos entre valorestecnológicos no garantiza que la solución sea eficiente o legítima. Lo mismo puede decirse del mercado: el mercado nofunciona en un espacio lleno de externalidades y de bieneso males colectivos como el que introduce la tecnología. Y encuanto a la moral, el problema es ella misma: cómo buscarun acuerdo en los valores que configuran una solución aceptable, legítima, estable al conflicto. En este escenario, el Estado tiene sentido como esfera pública de discusión, es máscomo creador de grupos y redes sociales de discusión y creación tecnológica.
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No existen aún muchas, pero no faltan experiencias decreación de redes sociales de diseño tecnológico compartido.La dificultad no es tanto social como de comprensión de lapeculiaridad de la creación tecnológica, y de pensar que la innovación es un elemento externo con el que hay que contar,no con un medio colectivo de transformación. Pero llegamosahora a un nuevo problema que nos muestra las limitacionesde las sociedades democráticas en lo que respecta al fenómeno de la tecnología: el déficit de cultura tecnológica. Poco apoco las sociedades democráticas han ido comprendiendoque la extensión universal de la educación es un medio degarantizar la propia supervivencia de las democracias, perono parece haberse llegado a la misma conclusión en el casode la tecnología.
La tecnología como cultura: adversus tecnócratas y ludditas 19
Repitamos en primer lugar nuestra constatación de que latecnología es un aspecto de la cultura humana. Lo es en unsentido amplio del término, en cuanto tradición que organiza socialmente técnicas y artefactos. En tanto que tal, lossistemas tecnológicos adquieren un lugar en su propia tradición, que tiene una autonomía parcial respecto a otros campos de la cultura. Esta autonomía no implica la separaciónde la sociedad, es decir, no implica la tecnocracia, al menos apriori: implica simplemente la constitución de un conjuntode valores que han de aplicarse internamente porque se exigeuna forma de conocimiento experto. Pero, por ser una parte
1<) En el último tercio del siglo XVIll hubo reiterados conflictos en Inglaterra entre los tejedores que temían que la introducción de los telares mecánicos creados a partir de la lanzadera volante de [ohn Kayen 1733 lesdejase sin empleo. Ned Ludd destacó en estos conflictos y a lo largo del siglo siguiente se llamo luddüe a los trabajadores que provocaron conflictosdirigidos contra la introducción de nuevas máquinas.
de la cultura, se convierte también en una obligación para elciudadano contemporáneo al no ser ajeno a esta dimensión.
Observemos que lo mismo nos ocurre si atendemos aotros campos de la cultura humana. Por ejemplo, el arte.¿Debemos asustarnos al descubrir que el arte está cargado devalores?, ¿debe llevarnos este descubrimiento a considerarmás aceptable, pongamos por caso, una novela porque coincide con nuestros valores particulares? o, quizás al contrario,¿tenemos que ser fieles a un ideal estético aunque perezca elmundo o, simplemente, aunque eso implique un daño manifiesto para alguien? Si establecemos un paralelismo entrela tecnología y el arte observamos que el problema es el mismo. Muchos humanistas tecnófobos son los más ardientesdefensores de la autonomía moral del arte, cuando no defienden la idea más peligrosa de la «esteticidad- de la «eticidad». Lo sensato es reparar en que los valores estéticos sonparcialmente autónomos, en tanto lo es nuestra tradición artística, sin la que seríamos incapaces de comparar a Barcelócon Gaya, por ejemplo, y sin la que seríamos incapaces dedescubrir ideales estéticos en los grandes clásicos. Pero nadieen su sano juicio estaría dispuesto a invertir los valores morales y estéticos. Y después de la triste experiencia del realismosocial, tampoco nos gustaría la imposición de valores políticos o morales a las reglas del arte. ¿Por qué, sin embargo, sedefiende lo contrario en el caso de la tecnología? No encuentro otra razón que la idea, defendida por muchos críticos dela tecnología, de que hay tecnologías malas y buenas. Peroesa transferencia de los valores desde las intenciones a losobjetos no solamente me parece un error filosófico, sino loque es más grave, una pretensión de legislar desde fuera lasdecisiones que deberían corresponder a los agentes.
Tanto tecnócratas como tecnófobos coinciden en que lacultura tecnológica es prescindible. La tecnocracia consiste endisfrazar de soluciones técnicas lo que son claramente soluciones políticas y morales, el luddismo consiste en disfrazar
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de soluciones morales y políticas lo que muchas veces no sonmás que soluciones técnicas que no se han sometido a los suficientes controles. El problema sigue siendo el de la constitución de una esfera pública de discusión tecnológica y de unsujeto colectivo de creación y control.
La tecnocracia es la idea de que deben ser los «expertos»quienes tomen las decisiones, pero ¡quién es experto en lasconsecuencias de las tecnologías más que los usuarios? Elideal que proponemos no es el de la legislación a priori acerca del valor moral de las tecnologías, sino el juicio a posterioripor parte de una sociedad tecnológicamente culta que decidaaceptar los riesgos libremente, no porque lo digan los técnicos, o no aceptarlos libremente, no aterrorizados por las alarmas no argumentadas. Como en el arte, como en la política,como en la ciencia, la moral no está antes, sino después de lailustración. Encontraremos entonces que la dimensión cultu-
~ ral implica un cierto equilibrio entre la sociedad que preservaeste aspecto cultural porque lo considera valioso y el conjunto de expertos sobre los que cae la tarea de reproducir ydesarrollar dicho aspecto. Una sociedad inculta tecnológicamente es el camino más rápido para la tecnocracia, pero también para deslegitimar a largo plazo la tecnología. Y unacomunidad de tecnólogos ajenos a los aspectos morales desu trabajo es el camino más rápido para el incumplimientode sus propios objetivos.
RESUMEN
Ya sabemos que el cambio tecnológico es un proceso complejo que está basado en la creación, la difusión y el posterioruso de diseños. En este proceso los diferentes grupos participan con valores, objetivos e intereses diferentes. Esto hace dela racionalidad tecnológica un concepto tenso sometido a dilemas que nacen de la pluralidad y colectividad del proceso
de discusión. En este capítulo abordamos la aparición histórica de una de estas perspectivas: las tradiciones ingenierilesque generan un conjunto de valores internos entre los quedestaca la capacidad de innovación. La tradición de innovación se transmite a través de las instituciones de formación,los colegios profesionales y otros medios por los cuales seconfigura un conjunto de normas que constituyen un puntode referencia de los ingenieros.
Estos valores y normas no excluyen la existencia de otros,ni la postulación de tales valores implica la negación de la legitimidad de otros. Al contrario, es la controversia y deliberación entre diversas perspectivas lo que permite el equilibrioentre racionalidad y legitimidad. Pero estos valores explicantambién el proceso de innovación de una forma que otrasperspectivas economicistas acerca de la tecnología son incapaces de hacer.
La constitución de estructuras sociales de diseño colaborativo, o al menos la creación de lazos y redes de colaboración no sólo es una exigencia de la racionalidad, es tambiénuno de los factores que explican la rapidez del cambio técnico en algunas sociedades contemporáneas. Estas redes se forman a causa de muchos factores, pero entre todos ellosdestaca la difusión de una cierta cultura tecnológica no limitada al saber experto. La difusión de esta cultura se conviertecada vez más en un requisito para que el control social de latecnología pueda ejercerse de una forma racional.
SUGERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Julio Verne es uno de los novelistas que más reflexionaronsobre la figura del ingeniero en la nueva sociedad industrial.Además de Veinte mil leguas de viaje submarino, que contienememorables textos sobre la figura del ingeniero como salvador de la sociedad, en La isla misteriosa, una de sus novelas
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más optimistas, un ingeniero estadounidense «diseña» unaisla salvaje sin más recursos que su conocimiento. En Los quinientos millones de la Begún, una obra tardía y pesimista queanticipa las guerras mundiales del siglo xx, dos ingenieros delviejo mundo, uno francés y otro alemán, diseñan desde cerodos ciudades, una regida por valores cívicos, republicanos, yotra dirigida por valores militaristas. Las cuatro obras merecen una relectura.
Sobre el problema de la racionalidad en contextos colectivos, Aguiar ha preparado una antología imprescindiblesobre este tema. Sobre la emergencia del ingeniero, la obrade Bertrand Gille es un clásico para los comienzos de la nueva figura. El estudio de Vérin sobre los orígenes de la profesión es fundamental. En el libro de Mokir se encuentrannumerosas y útiles referencias. La de Vincenti [1J es una apasionada defensa de la perspectiva del ingeniero. Sobre losproblemas del diseño compartido trataremos en el siguientecapítulo.
CONTROVERSIASTECNOLÓGICAS Y
RACIONALIDAD COLECTIVA
LA INVENCiÓN DE lAS CONTROVERSIASTECNOLÓGICAS'
Pagamos un precio por la responsabilidad colectiva en el desarrollo tecnológico: los conflictos y las controversias. Si hasta ahora no han sido más habituales quizás es porque losprincipales mecanismos de difusión de la tecnología se hansustraído al debate en la arena pública. La tecnología se haexpandido desde la revolución industrial impulsada por lasfuerzas de la autoridad y del mercado: o bien los poderes públicos han impuesto numerosas decisiones tecnológicas sinmás debate ni legitimidad que la que ellos mismos hayantenido como poderes, o bien ha sido el mercado el que hadecidido las trayectorias tecnológicas por el mecanismo de laoferta y la demanda, es decir, que las innovaciones se han difundido porque alguien las ha ofrecido y alguien las ha demandado. Pese a todo, la tecnología entra poco a poco, cadavez más, en el debate público y debería hacerlo aún más. El 9
1 Buena parte de lo que se desarrolla en este capítulo fue inspirado como respuesta a una previa conferencia de Albar, con quien comparto laconcepción básica de lo que es una controversia. Agradezco su ayuda asícomo la de ocasionales discusiones con José A. López Cerezo y José LuisLuján sobre estas cuestiones, a cuyos puntos de vista espero haberme aproximado con el tiempo y el desarrollo de las discusiones.
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de diciembre de 1998la ONU proclamaba la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos del Hombre,un hecho histórico en el largo camino de un amplio conjunto de controversias que han rodeado el desarrollo de las biotecnologías. La controversia sobre el genoma humano esparte de una más larga controversia sobre las biotecnologíasgenéticas, pero ha producido un acuerdo general sobre ciertas constricciones a las que deben someterse las futuras aplicaciones en el hombre generadas por el conocimiento delgenoma humano, algo que no ha ocurrido en las biotecnologías dedicadas a la producción de seres vivos alterados genéticamente. La efectividad de la declaración, como la de todaslas declaraciones, depende de la capacidad de las leyes queinspire y de la capacidad para hacer cumplir tales leyes porparte de la sociedad y los gobiernos, y, no obstante, demuestra que algunos consensos son posibles. Muestra, además, que las controversias tecnológicas se van a convertir enuna parte familiar de nuestro paisaje cultural, como lo hanformado las controversias científicas desde hace cuatro siglos. Porque, a diferencia de la ciencia, que se ha desarrollado en medio de controversias, en tecnología han sido laexcepción y no la regla.
La dinámica de las controversias en el caso de la cienciaha comenzado a ser estudiada por la historia y la sociología.?Son procesos que ocupan periodos dilatados, que involucrana comunidades y que, en ocasiones, implican varias generaciones de científicos, afectan a regiones muy amplias delcuerpo de conocimientos y pronto o tarde acaban por implicar también a las propias normas de lo que se consideraaceptable: son, en definitiva, episodios abiertos de discusiónque dividen a las comunidades durante el tiempo que dura la
2 La bibliografía sobre controversias en ciencia y tecnología es amplfsima, pero podemos señalar algunos de los trabajos más influyentes: Callins L 2 Y3; Shapin; Giere; Tristram. y Caplan y Thagard.
controversia y que terminan cuando se instaura un consensode carácter nuevo en la comunidad. En el desarrollo tecnológico, por el contrario, no existen comunidades estables en elmismo sentido que en la ciencia, lo que existen son conflictos y polémicas acerca de las opciones tecnológicas; sin embargo, en unos pocos casos, entre los que destacan la energíanuclear, el uso de sustancias químicas en la agricultura y, másrecientemente, las biotecnologtas, se han producido debatesy conflictos a lo largo de todo el mundo que han ido generando una cierta práctica social de controversia. Lo que fueron primitivamente conflictos en varios casos han producidoexperiencias de búsquedas colectivas de discusión pública yconsenso.
A pesar de que hasta el momento han sido casos esporádicos, son ejemplos de cómo el desarrollo tecnológico puedeentrar en la esfera pública. A medida que el desarrollo tecnológico se hace más complejo también son mayores las instituciones involucradas en su mantenimiento y mayor su·dependencia de la percepción y la discusión social. Y esta dependencia no solamente se extiende a los grandes sistemastecnológicos, como pueden ser los sistemas de comunicaciones, las redes de energía, etc., sino también a las pequeñas innovaciones que no pueden subsistir, por ejemplo, sin unadecuado sistema de normalización y estandarización mundial y de otras formas de decisión de carácter social.'
Una controversia es una movilización social de medios comunicativos y otras microinstituciones que deliberan, evalúany contrastan las posibilidades tecnológicas que introduce unainnovación, los riesgos, los costos, quiénes los van a pagar, y lasconsecuencias indeseables. La discusión es un proceso conversacional colectivo que implica a grupos de expertos, medios de
3 Sobre las consecuencias que tiene la complejidad contemporáneade la tecnología para una nueva concepción de cómo gestionarla, véanseKahn y Rycroft, La Porte, Vasi, Iansiti, Arora y Gambardella.
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comunicación, organizaciones permanentes o esporádicas deusuarios, agencias gubernamentales, departamentos universitarios, gestores de empresas, etc. El espacio y el tiempo son indeterminados, pero puede reconstruirse la dinámica una vez quela polémica se ha cerrado y entonces emerge como un procesounitario de consecuencias determinables. Las controversias terminan cuando se alcanza un consenso estable, lo que no implica necesariamente la resolución de! conflicto, puesto que cabeque el consenso consista en la necesidad de dejar a un lado lacuestión controvertida.'
A lo largo de estos episodios asciende a la superficie algoque normalmente está oculto en e! desarrollo «norma]" de unatecnología, e! hecho de que se produce y reproduce en el senode instituciones que se han originado en e! transcurso de la historia y que se sostienen por las microdinámicas sociales que lopermiten. Al desvelarse los mecanismos subyacentes se iluminan también los dilemas y las tensiones sobre los que se sostiene la institución y las cuestiones de fondo que están implicadasen su legitimidad. Se muestran entonces los intereses distintosde los agentes diversos y la heterogeneidad institucional dequienes participan en el desarrollo tecnológico: las empresas, losgobiernos, los ingenieros como individuos y como miembros detradiciones tecnológicas, las colectividades afectadas por e!desarrollo tecnológico, las nuevas organizaciones y movimientos sociales de discusión y control ciudadano de la tecnología.La propia existencia de una controversia nos dice algo sobre
4 En el caso de una controversia tecnológica que se cerrase sin consenso implicaría la postergación de la decisión colectiva acerca de esta opcióntecnológica hasta que nuevas informaciones permitan la adopción de unaopción consensuada. Hay que distinguir, desde este punto de vista, entrelo que es la dilación de una decisión porque no existe consenso en la deliberación colectiva acerca de la oportunidad, y lo que es un ejercicio positivo de no adoptar una nueva tecnología por el riesgo que supone. En estesegundo caso hay ya un consenso público acerca del uso de un principioprecautorio.
esas instituciones: que existen, tienen distintos puntos de vistay han aceptado una dinámica de resolución de conflictos limitada a la discusión pública de una cuestión tecnológica. Laexistencia de una controversia demuestra que no existe consenso,pero que al menos existe un consenso básico para limitar elconflicto y centrarlo en las fronteras de la arena pública. Lascontroversias, ésta es la tesis que sostenemos, son estadios superiores del desarrollo tecnológico: solamente son posibles en sociedades suficientemente complejas y suficientemente maduraspara aceptar el conflicto y a la vez limitarlo. Lo más importante es que generan una cultura de debate y deliberación y unapráctica social de institucionalizar la argumentación y contraargumentación, de forma que pueden considerarse medios deconstrucción de un sujeto colectivo tecnológico. Tiene razónHabermas [véase] cuando afirma que quien se involucra 'en laacción comunicativa tiene que asumir ciertos presupuestosinvolucrados en la propia acción, que deja de ser un acto de mera racionalidad práctica para convertirse en un proceso colectivo en e! que están implicados agentes intencionales.
Las controversias, por otra parte, son ellas mismas formasde inserción de la tecnología en el contexto más amplio de lasociedad, de manera que, en parte a través de ellas, en partegracias a ellas, los grupos sociales internalizan las opcionestecnológicas como parte de sus decisiones colectivas. Las,controversias no son formas de guerra o conflicto social porotros medios, al contrario, son el medio por e! que las colectividades eliminan los conflictos haciendo explícitos los intereses, intercambiando información, negociando objetivos,sopesando los miedos.
ENTRE lA DISCUSIÓN Y EL CONFLlCI'O
En una controversia nos encontramos con grupos y sujetosdiferentes que no comparten la misma perspectiva acerca del
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horizonte de posibilidades ante el que se encuentran. En elpunto de consenso se aproximan los criterios por los que sevan a guiar finalmente las decisiones tecnológicas. Pensemosen la larga controversia que desde los años cincuenta se desarrolla acerca de lo que se considera un riesgo aceptable enseguridad de las centrales nucleares." para los ingenieros nucleares, químicos o eléctricos, el fallo está en la divulgaciónde las asombrosas medidas de seguridad y de los medios desu evaluación, que causa una mala comprensión del problema del riesgo. Para los opositores, que distinguen entre riesgo e. incertidumbre y entre riesgo y vulnerabilidad de unsistema, por principio, la exclusión de los riesgos sociales (ignorancia, fallo humano, terrorismo) implica la exclusión delprincipal factor de incertidumbre y por consiguiente se socava toda evaluación subsiguiente de riesgos. En la controversiaaparecen numerosos factores económicos, políticos, emotivos, simbólicos, pero también perspectivas diferentes acercade cómo evaluar el riesgo y decisiones acerca de qué es unriesgo aceptable.f Para muchos ingenieros el riesgo se calcula
5 Carlisle y Martin son dos artículos que narran parte de la controversia y que al mismo tiempo participan en la controversia. Carlisle es unajustificación de los informes que postulan que el riesgo de desastre enuna central nuclear por fusión del núcleo es aceptable socialmente, en lamisma medida en que lo es el convivir con la posibilidad de la desaparición de la vida por el impacto de un meteorito. Martín, por el contrario,distingue entre el riesgo de un fallo del sistema y la vulnerabilidad del sistema en un entorno indeterminístico como es un medio social. Esto nosmuestra hasta qué punto en una controversia el primer acuerdo es elde concentrar la discusión sobre dominios coextensivos. Véase tambiénHetch, donde la controversia se extiende (en el caso francés) a los usosmilitares.
6 Una cuestión muy interesante, por ejemplo, fuela incorporación a lapolémica del problema del almacenamiento de los residuos radioactivos,que los ingenieros tecnócratas separaban del problema del riesgo de accidente nuclear: la discusión sobre los límites del sistema es el primer y másimportante punto de la controversia.
mediante productos de probabilidades de fallos de los distintos subsistemas del sistema más global, y se corrigen mediante redundancias o sistemas que actúan independientementede que los otros fallen; para los opositores a esta manera deevaluar los riesgos, un sistema técnico como una central nuclear es parte de un sistema social y geográfico que no puedeser evaluado en términos de probabilidades, como se hacecon un sistema «técnico». Lo que hace vulnerable a un sistema es precisamente la interdependencia que tiene con el medio social y geográfico: un medio político incierto puedeafectar a la seguridad mucho más que el diseño técnico, ciertos diseños de centrales nucleares admiten un doble uso como productoras de plutonio para bombas nucleares, etc.¿Bajo qué condiciones la controversia puede desarrollarse enel sentido de alcanzar un consenso social acerca del diseñode centrales nucleares o de su abandono?
Una controversia nos aparece aquí como una situaciónen la que hay un problema de racionalidad colectiva bajocondiciones de discrepancia radical de supuestos inicialesy probablemente con graves asimetrías y desigualdades deinformación y, por último pero no menos importante, de enfrentamiento de intereses. ¿Es posible la racionalidad colectiva bajo estos supuestos?
Hay una cierta inclinación a resolver esta cuestión enviándola al terreno de la política: una controversia tecnológica, se dice, siempre es un problema político. Volviendo alcaso de la controversia sobre la seguridad de las centrales nucleares, no es inusual que ambas partes coincidan en estaapreciación: desde el punto de vista de los «técnicos» en seguridad nuclear -permítasenos simplificar la clasificación delas partes- la controversia ya está resuelta, las centrales nucleares tienen mucho menor riesgo que cualquier otro queacepte la sociedad, incluido el impacto de un meteorito, yahora es un problema político, el de convencer a la sociedadque asocia las centrales nucleares negativamente con las ar-
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mas nucleares. Para la otra parte de la controversia, en numerosas ocasiones, el problema también debe ser reenviado a lapolítica: la controversia sobre centrales nucleares es parte dela batalla política por el cambio de nuestra sociedad haciaformas de energía no sólo más limpias, sino políticamentedescentralizadas.
No vamos a negar que una controversia tecnológica tengaun componente político, al contrario, siempre subyace unadimensión pública y política, pero no se desarrolla en el espacio que es habitual considerar: el problema político de unacontroversia es como sustentar el consenso suficiente paraque la controversia tenga una dinámica propia y no sea simplemente una táctica en un enfrentamiento político más amplio, una dinámica autónoma que se mueva en el espacio delas razones y que promueva una decisión basada en esta dinámica y no en causas externas.
Marcelo Dascal ha propuesto clasificar los conflictos colectivos en la ciencia y la tecnología en tres tipos respecto al gradode racionalidad involucrado en el conflicto. En la primera clase están las discusiones, en las que los oponentes simplementebuscan cómo llegar a la mejor solución cooperativa de un problema que ambos reconocen como soluble. En el extremoopuesto están lo que Dascalllama polémicas, en las cuales todovale para derrotar al contrario, incluyendo las formas menosmorales de estrategias y tácticas. En las polémicas solamentecuenta la derrota del adversario, y por consiguiente, la búsqueda de una información común está subordinada tácticamente aotros fines estratégicos. En una situación intermedia se encuentran las controversias, en las que se llega a una solución a travésde un conflicto en el que no todo está permitido, puesto que seconcede al oponente un respeto básico a sus capacidades y derechos epistémicos, a su información y a su capacidad de decidir autónomamente sus intereses.
En segundo lugar, e independientemente de esta clasificación, Dascal supone que en las tres formas de conflicto se
ejercitan tres formas distintas de racionalidad o irracionalidad. En la primera clase nos aparece una forma de racionalidad ideal en la que los conflictos se solucionan por mediosepistémicamente perfectos, como son el razonamiento impecable o la observación directa. En las polémicas, por el contrario, la racionalidad epistémica es nula, y se subordina aformas prácticas de racionalidad «maquiavélica». Por último,ésta es la tesis interesante de Dascal, habría una forma especial de racionalidad en las controversias de tipo conversacional, que habría de estudiarse con los medios de la retórica.
Podemos discutir separadamente las dos propuestas deDascal, por un lado la clasificación de conflictos y por otro latesis sobre la racionalidad. Para resumir mi posición, me parece que la clasificación de conflictos es correcta, mientras quedebemos matizar mucho su tesis respecto de la racionalidad.El punto central está efectivamente en el grado de racionalidad que se concede al contrario, que conlleva la aceptaciónde que posiblemente pueda llevar la razón y sus ideas y razonamientos sean los acertados, de modo que en los casos depolémica tal aceptación está completamente subordinada alobjetivo primero de derrotarle. Sin embargo, me parece innecesaria la división que Dascal establece entre racionalidadperfecta, que se ejemplificaría en las discusiones, y racionalidad conversacional, que se ejercitaría paradigmáticamente enlas controversias. En primer lugar, porque sabemos por muchos datos empíricos de la psicología que no hay tal cosa como racionalidad perfecta que sea el resultado de aplicarreglas, puesto que los sujetos fracasan habitualmente en suaplicación, y, por el contrario, nos encontramos ante unacierta gradación de calidad de las decisiones. y si nos encontramos ante esta situación de grados de racionalidad, no tiene mucho sentido separar las formas de racionalidad perfectade las conversacionales. Me parece mucho más interesante,y ésta es la tesis que proponemos, distinguir los problemasque presenta la racionalidad individual de los problemas que
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presenta la racionalidad colectiva. Desde mi punto de vista laespecificidad de las controversias no vendría únicamente dela necesidad de convencer retóricamente al contrario, lo cuales cierto -los teóricos de la pragmática, como Dascal, tienenque mostrarnos las peculiaridades del razonamiento conversacional-, sino que también, y previamente, tendríamosque mostrar cómo los sujetos se sitúan ante una posición enla que el resultado de sus decisiones depende de las decisiones que tomen otros.
Nuestra pregunta es, por consiguiente, ¿cómo es posiblela formación de consensos colectivos racionales partiendodesde situaciones en los que no existen?
BIENr,s (Y MALES) PÚBLICOS EN El. DESARROI.J.O TECNOLÓGICO
Para entender las dificultades que entraña, no ya el desarrollo de una controversia, sino el propio hecho de su existencia, debemos comenzar por identificar el origen de las
. tensiones que genera el desarrollo tecnológico. No es otroque el hecho de que el cambio en el espacio de posibilidadesnos enfrenta a tensiones de bienes y males públicos que nopueden ser medidos por el costo o beneficio de aquéllos aquienes benefician o perjudican las decisiones colectivas.
Sedebe al economista Mancur Olson la idea de que tras decada institución colectiva existe un problema de producciónde bienes públicos. Un bien o un mal público se define por seralgo valioso, o rechazable, de cuyo disfrute o padecimiento nopuede ser excluido nadie independientemente del costo que haya pagado para su consecución, provisión, preservación o, en elcaso de los males, evitación. El aire limpio es un bien público:para su preservación hay que pagar un costo, pero de él disfrutan tanto los contaminadores como los que no lo son.
Los bienes públicos son los que legitiman las instituciones humanas. Hay instituciones que además de existir deben
justificar la legitimidad de su existencia, independientemente de que uno pueda observar con mayor o menor escepticismo esta legitimación. Y en la medida en que la legitimaciónes necesaria, deberíamos distinguir el proceso de institucionalización de la legitimación de esa institución. A. Giddens yJ. Searle han descrito el proceso de institucionalización comoun proceso de internalización de hábitos de comportamiento. La legitimación alude sin embargo a las razones públicasque justifican esos patrones de conducta. Y las razones públicas están en íntima relación con los bienes públicos. En elcontexto del problema de la legitimación es en el que debemos analizar las controversias tecnológicas.
El riesgo tecnológico como un problema de bienes públicos:¡noen mi patio de atrás!
Lascontroversias sobre el uso de centrales nucleares como fuente de energía o sobre el desarrollo de nuevas variedades de seresvivos basadas en técnicas biotecnológicas discurren alrededorde los riesgos que corren grandes comunidades o la propia humanidad. Estos riesgos son asumidos por grupos que son diferentes a los que reciben los beneficios o por grupos para los queel cálculo de costos y beneficios es diferente del que realizan lospromotores de estas formas de desarrollo tecnológico. Haymontones de casos que muestran que la preservación de unbien o la evitación de un mal se convierte en uno de los problemas más difíciles de la racionalidad colectiva.
Russell Hardin usó precisamente un caso de riesgo paraejemplificar el concepto de bien público. Llamó a este ejemplotragedia de los comunes. Se refiere a las tierras que desde la EdadMedia muchos poblamientos conservaron durante siglos parauso colectivo, bien para pastoreo, bien, en el caso de los bosques comunes, como fuente de combustible y madera. Cada individuo tiene ante sí el dilema del uso del territorio común:
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puede introducir, pongamos por caso, cinco o diez ovejas parapastar en e! territorio. Si todos toman la misma decisión, rápidamente se acaba e! pasto y todos padecen la falta, pero si todoscolaboran restringiendo el número de ovejas la conducta insolidaria de uno o unos pocos ciudadanos no se nota. Enfrentados a este dilema en estado puro, sin instituciones de consensocomo son las regulaciones colectivas, e! resultado es catastrófico: e! comportamiento egoísta es la regla y no la excepción. Noimporta que sean individuos o colectividades. El caso más flagrante y cercano es el de los sucesivos fracasos de las conferencias mundiales para la reducción de las emisiones de COl paraevitar e! efecto invernadero.
El segundo ejemplo se refiere a las decisiones sobre asentamientos de depósitos de residuos peligrosos, uno de los casosmás frecuentes de conflictos contemporáneos ligados al desarrollo tecnológico. El depósito resuelve un problema colectivoal precio de un riesgo que debe padecer una parte de la comunidad o, a veces, una comunidad ajena a la que disfruta del beneficio. La experiencia de estos conflictos muestra que la dinámica es difícilmente limitable a una discusión racional: laimposición será siempre vista como autoritaria, los intentos decompensación como sobornos y corrupción y las evaluacionesde riesgo por los expertos pura y simplemente como engaños.
Elespacio de oportunidades como un problema de bienes públicos:¡queinventen ellos!
El espacio de oportunidades de una sociedad depende de sugrado de innovación tecnológica, pero la innovación tecnológica cada vez es más sensible a la acción colectiva. No bastan los intereses económicos y empresariales, no bastan losestímulos gubernamentales, no basta la acumulación de conocimientos y entidades académicas. El secreto de! cambiotécnico contemporáneo está en la coincidencia contingente
de redes espacio-temporales de interacción entre los trescomponentes. Es lo que ha ocurrido en las llamadas tecnopolis de las que depende en buena parte e! futuro desarrollo dela tecnología. Manuel Castells y Peter Hall han contado lahistoria de las grandes tecnópolis del mundo: Silicon Valley,la carretera 128 de Bastan, París Sur, Londres, Tokio, Kansai,Hsinchu [véase Castells y Hall]. En todas ellas se produceuna contingente coincidencia de intereses empresariales, académicos y gubernamentales que convierten a la innovaciónpor la innovación en un objetivo en sí mismo. Se crean redesinformales, ocultas, de ingenierías-empresarias-profesores queintercambian información y crean estímulos mutuos.
Lo curioso de las tecnópolis, que forman e! entramado dela innovación de la transición entre este siglo y e! siguiente,es que son producto de una actividad cooperativa que, a menos que coincida, no produce los frutos buscados. Han sidonumerosísimos los intentos de crear regiones innovadorasartificiales: las ciudades de la ciencia como Academgorodok,creada por Kruschov en Siberia [véase Castells y Hall, cap. 41,pero crean grupos de interés corporativo, e! académico en este caso; en otros casos, la simple acumulación de empresassolamente genera industrialización obsoleta y no competitiva. Santiago López, ha insistido en lo sorprendente que es laexistencia de innovación continuada. No solamente no existeuna explicación económica clara, ni siquiera la explicaciónsocial es sencilla. El caso de Silicon Valley es bien conocidopor lo que ejemplifica de heterodoxia económica, ingenierile incluso de inversión estatal: los miles de industrias que secrean en el condado de Santa Clara, al suroeste de San Francisco, se establecen por la iniciativa de jovencísimos ingenierosheterodoxos (en muchas ocasiones, como es e! conocidísimocaso de Bill Cates, sin haber acabado siquiera los estudios)con e! apoyo de capital de riesgo prestado por empresariosno menos heterodoxos y con e! apoyo del gasto militar empeñado en una loca carrera tecnológica contra Rusia.
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El carácter de bien público de la innovación no provienede que los fenómenos de las tecnópolis sean o no intrínsecamente un bien, sino de la dificultad de su sostenimiento: sonfenómenos improbables, contingentes, generados por el mutuo refuerzo de esfuerzos innovadores, que solamente se perciben como bien cuando están creadas, pero que en losmomentos de despegue se observan como esfuerzos inútilesyantieconómicos.
No es casual que el viejo «problema de la ciencia española» sea tan difícil de explicar. Y sin embargo, qué explícitosresultan los brevísimos episodios en regiones espaciales determinadísimas en las que se ha producido algún despeguede la innovación española: cuando los tres polos se apartanun poco de su triste, corporativo, adocenado, provincianoegoísmo de intereses.
DILEMAS DE ACCIÓN COLEClWA EN EL CASO DE BIENES rÚBI.ICOS
Estas dos dimensiones de la tecnología muestran los dilemasde la acción colectiva que hace más de veinte años señalaraMancur Olson. Pues, ¿qué es lo que motiva a los agentes paraprestarse al trabajo que implica la producción de este biencolectivo? Lo más racional, en ausencia de otros incentivos,es usar y aprovecharse del conocimiento y no pagar el costode su producción, copiar las patentes, financiar corruptamente los viejos intereses empresariales. ¿Qué es lo que motiva a la gente a investigar". ¿qué es lo que motiva a ciertosempresarios a embarcarse en proyectos de altísimo riesgo",'qué motiva a algunos gobiernos a estimular la creatividadl d ..más que el sostenimiento de los intereses crea os?, ¿que Im-pulsa a ciertas sociedades a negociar y compartir el riesgo? Enel análisis de Olson esta situación puede representarse demanera abstracta como un juego del dílema del prisionero jugado entre muchos actores [véanse Axelrod 1 y 2, Y Cole-
man]. Permítasenos emplear la representación de Heckarton[21, quien correlaciona el bien producido con el número deagentes involucrados en su producción [véase la figura 41. Lacurva representa la figura de producción de un bien, en el ejede las ordenadas se representa la cantidad del bien producido, en el eje de las abscisas la cantidad o proporción de agentes que se deciden a trabajar por el bien común.
Tasa de bien
Número de contribuyentes
FIGURA 4
Las condiciones en las que se produce el dilema delgorrónson las siguientes: la primera es que el bien producido sea necesariamente producido de forma conjunta (puesto que otrocaso no exigiría acción colectiva); en segundo lugar que laproducción confiera beneficios a todos los miembros, demanera que no puedan ser excluidos del beneficio, independientemente de la colaboración que hayan tenido en su producción; en tercer lugar que la producción exija costos. En talcaso los agentes consideran que no les conviene en absolutocolaborar, hagan lo que hagan los demás, pues si los demásno colaboran no pierden los costos de colaboración inútilmente, y si los demás colaboran, de todas formas obtendránel bien sin haber colaborado.
Las soluciones se dividen en dos tipos: la primera es laexistencia de ciertos incentivos, en forma de premios o castigos colaterales, que explican por qué los agentes se comportan de forma cooperativa. Pueden ser incentivos como la
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amenaza o el miedo al castigo, si existe una autoridad ajenaal grupo que obliga a la cooperación; puede ser por incentivos de mercado, porque la cooperación reciba un premio porotros resultados que los de la propia cooperación, puede serpor mecanismos psicológicos como el prestigio o por convencimiento moral. Otras soluciones dependen de dinámicasinternas del grupo, que generan autónomamente una estructura de incentivos o de contrato social para la preservacióndel bien o la evitación del mal: las redes débiles de agentes, laformación de subgrupos que interactúan entre ellos de manera «autocatalítica» y otras que no es el caso enumerar ahora.
Sin embargo, estas dos soluciones no son solucionescompletas: simplemente trasladan el problema de la cooperación a otro territorio, el de la existencia de una estructurasocial que posibilita la cooperación, pero que en si misma estambién un bien público." En la versión clásica de los dilemas de la acción colectiva, los agentes se limitan a las opciones de colaborar o desertar de la acción, pero los miembrosdel grupo pueden considerar también la posibilidad de influir en la conducta de los demás bien para obligarles a colaborar, bien para obligarles a desertar, o bien no influir enabsoluto en la conducta de los otros. Llamaremos a esta opción decisión de segundo orden. Es una opción que no estáexenta de costos. La fábula de Esopo de los ratones que decidieron ponerle un cascabel al gato ejemplifica muy bien estasituación. De hecho, puede que sea más costoso incluso elinfluir sobre los demás la simple colaboración en la acción.Las formas son muy variadas, dependiendo del sistema de incentivos o de solución del dilema de primer orden que hayamos elegido o con el que nos encontremos. Pueden sercostos de autoridad, o costos de prestigio, o costos de mante-
7 Mary Douglas, una antropóloga heterodoxa e intuitiva, ha explicadomuy bien cómo las soluciones aparentemente sencillas a los dilemas de lainstitucionalización no lo son tanto [Douglas, cap. 2).
nimiento de tamaño del grupo o costos de moralidad. Elproblema consiste en que la institución que estimula la colaboración ella misma es un bien de segundo orden. Pongamospor caso las soluciones morales. Normalmente se consideraque los costos de la moralidad son nulos. Pero todos sabemos que los costos de hacer que otros se convenzan de quees mejor para ellos hacer lo que nosotros consideramos quehay que hacer no son nulos en absoluto. Exigeinstituciones ytiempo de convencimiento y de modificación de conducta delos otros, etc. Encontramos en ocasiones a muchos autoresque proponen la solución moral sin indicar cuáles son loscostos de su mantenimiento y sobre todo quiénes van a pagarlos. Y el mismo reproche se extiende a quienes suponenla existencia de presiones sociales previas a las tensiones delos agentes.
DIMENSIONES DE LA GEsnÓN COI.ECIlVA DEL DESARROI.J.O TECNOLÓGICO
Encontramos varias estrategias de coordinación de interesestanto en la gestión del riesgo como en la expansión de los espacios de oportunidad. Tomemos como ejemplo las políticaspúblicas en el caso de asentamiento de depósitos de residuospeligrosos [véase Hisschernoller y Midden]: la elección estádeterminada generalmente por el modo en el que las autoridades públicas o las empresas perciben la realidad social. Setrata de un caso paradigmático de distancia entre quienes pagan el costo y quienes reciben el beneficio. En primer lugarestá el estilo tecnocrático, basado en la imposición gubernamental, que, a su vez, se fundamenta y legitima, además deen su propia legitimidad como autoridad, en los informesde los expertos, generalmente pertenecientes a las empresasimplicadas y en algunos casos a agencias gubernamentales.En esta aproximación en estado puro la participación públicaes indeseable o es vista como un mal inevitable que hay que
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sortear. Se considera que las reacciones ciudadanas son siempre fruto de miedos irracionales que no consideran los bajosniveles de riesgo y se confía en que la oposición desaparecerácuando el público se acostumbre a la nueva tecnología.
Lasegunda aproximación es la que supone que un problema de bienes públicos y de dilemas de racionalidad siemprepuede resolverse mediante la introducción de un mecanismode mercado: el bien público se divide en bienes privados y laaportación de cada uno se valora y paga por este mecanismo.Así, la tragedia de los comunes de Hardin se resolvería asignando a cada ciudadano una parcela del bien público de laque es responsable. En el caso de los asentamientos de depósitos que estamos considerando, se trata como un problemade costos y beneficios: depende de la relación entre la percepción de riesgos de la comunidad y el beneficio.
La tercera aproximación deriva de las correcciones almecanismo del mercado que supone la introducción de laperspectiva de la justicia distributiva: consiste en el establecimiento de sistemas de compensación por el riesgo o beneficiodesigual que perciben quienes pagan el costo o reciben el beneficio. El gobierno suele ser el que establece un principiocompensatorio por el riesgo o beneficio.
La cuarta estrategia se basa en el estímulo a la participación colectiva en la toma de decisiones, de manera que laresponsabilidad sea asumida voluntariamente cuando se alcance un consenso sobre la solución admisible y legítima. Laparticipación puede ser directa mediante referendos decisorios o de consulta o indirecta por medio de grupos que representan movimientos ciudadanos o intereses en pugna.
Las cuatro estrategias tienen beneficios y costos. En suforma pura no están exentas de problemas. La primera estrategia, la tecnocrática, aun en el caso de que la autoridad notenga la menor sospecha de ilegitimidad, aun si los expertosllevan toda la razón, tiene un problema de costos socialesque con el tiempo se convierten en insoportables: el público
lego simplemente no cree a los expertos y no cree en la voluntad imparcial de las autoridades. El problema de la imposición es, dejando aliado otras consideraciones, que produceconsecuencias indeseables no buscadas: disminuye la confianza en los sistemas de representación y la confianza en laautoridad técnica de los expertos. Y el problema es sumamente grave a partir de una masa crítica de acumulación de ladesconfianza, pues pone en peligro las bases sobre las que sesustenta el desarrollo tecnológico que exigen algo más quemeras relaciones de interés, exigen cierta transferencia de autoridad al otro que solamente se sustenta sobre la confianza.Este argumento probablemente no sirva para todas las situaciones, pero sí para aquéllas en las que se encuentra el desarrollo tecnológico contemporáneo sensibilísimo a cualquiercambio en las complejas relaciones sociales que lo sustentan.
Laestrategiade mercado, de igual forma, produce una especie de paradoja cuando el Estado es el que tiene que tomar lasdecisiones [véase Hisschernóller y Midden]: en tanto que Estado se supone que debe velar por los intereses generales, perocuando toma una decisión de incentivar mediante premios ocastigos una decisión actúa como una parte y mina su papelmediador. Por otra parte, aunque fuera posible la mercantilización de un sistema de bienes públicos como son los que queremos preservar con el desarrollo tecnológico sigue existiendo unproblema de bienes públicos: ¿quién garantiza que el mecanismo del mercado es un mecanismo de mercado limpio? La corrupción de las reglas de competencia mediante mecanismosocultos suele ser la fuente de críticasmayores ante los promotores liberales del mercado. Esbien conocido el caso de la política de Estados Unidos de protestar contra las ayudas estataleseuropeas para las empresas de alto interés tecnológico y no reconocer nunca que su sistema de grandes contratos militares esun sistema oculto de financiación fuera del mercado. La estrategia de justicia distributiva, pese a que se encuentra en un estadio superior de legitimación moral, no está exenta de proble-
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mas tampoco. Cuando las compensaciones se determinan demanera unilateral por la autoridad generan e! mismo problemade desconfianza que en e! primer caso. Es más, como han mostrado los numerosos casos de compensación en conflictos porasentamientos de depósitos, las compensaciones se perciben generalmente como corrupción y soborno de las autoridades locales, de manera que e! costo en desconfianza es aún mayor. Laestrategia de participación pública tiene ventajas notables,como es el hecho de estimular la corresponsabilidad y la confianza cuando se llega a un consenso, pero tiene también e! problema de cómo organizar una discusión racional mediantetransmisiones fiables de información. A menos que los expertosestén divididos y la polémica incorpore también expertos de varias posiciones, la desconfianza es la regla más que la excepción.Cualquier ocultamiento de información incrementa esta desconfianza de manera no lineal. De modo que nos encontramostambién ante un problema de costos de segundo orden queidentificamos en e! anterior capítulo: el de cómo poner en marcha un proyecto de cultura tecnológica suficiente para la participación. En realidad nos encontramos ante un núcleo detensiones que ha sido representado acertadamente en la figura 5[tomada de Vlek y Cvetkovicht].
Racionalidad colectiva I
Consenso
Dictadura
El triángulo nos muestra las tensiones en las que se desarrollan las decisiones tecnológicas. Nos encontramos antetres objetivos deseables: la capacidad de decisión, la racionalidad colectiva y la participación igualitaria en la discusión.Los tres objetivos se encuentran en cierta tensión, por lo quesolamente conseguiremos formas de compromiso entre ellos.La opción más generalizada en los casos de conflicto hasta elmomento ha sido la de la imposición jerárquica, que solamente tiene límites en la resistencia social ante la que se encuentran las autoridades. La opción de mercado no apareceaquí porque es una forma de decisión que tiene el precio dela racionalidad, puesto que nos encontramos ante problemasde bienes públicos esenciales.
El empleo de métodos de decisión democráticos como referendas que toman la decisión por mayoría tiene la ventaja deestimular la participación y por consiguiente e! grado de legitimación social de la decisión, pero no nos garantiza la racionalidad cuando están involucradas decisiones tecnológicas. Solamente introduciendo formas colectivasde discusión, que tienene! precio, claro, de la dilación de las decisiones, podemos además aumentar simultáneamente el contenido de racionalidadde la participación colectiva. Ésta es precisamente la función delas controversias en tanto que nuevos instrumentos de legitimación de las decisiones tecnológicas.
LAs CONTROVERSIAS Y LOS cosros DE SEGUNDO ORDEN:
lA INSITruCIONAI.I7ACIÓN DEL CAMmo 'mCNOLÓGICO
Decidibilidad IRegla de mayorías
FiGURA 5
I Participaciónigualitaria I
La división que hemos introducido entre costos de primerorden y costos de segundo orden puede ayudarnos a introducir alguna luz en la dinámica de las controversias. Las controversias tecnológicas no son un problema de! tecnológicocontemporáneo: son la solución.
280 MUNDOS ARTIFICIALES CONTROVERSIAS TECNOLÓGICAS Y RACIONALIDAD COLECTIVA 281
La propuesta que hago es considerar las controversias como procesos en los que están implicados los costos de segundo orden. Me estoy refiriendo aquí a las controversias quenacen de un conflicto radical en el que las partes no tienen unconsenso previo acerca del propio problema en discusión, orespecto a los límites del problema, ni respecto a los valoresimplicados ni a la fiabilidad de la información disponible.Existen, por supuesto, controversias en las que está resueltoel problema de segundo orden puesto que se ha llegado auna estabilización de los sistemas de autoridad, pero este extremo no demanda comentario alguno: se trata de discusiones que constituyen partes de la deliberación normal.
Las controversias no son solamente formas maduras dedesarrollo tecnológico, son también formas maduras de desarrollo democrático: algunas sociedades en momentos específicos deciden someter a discusión las opciones tecnológicas,"En estas micro instituciones cabe, como hemos venido considerando, una actitud «altruista», la del que está dispuesto aconvencer o ser convencido en virtud de las propiedades racionales del acto conversacional en el que se ha embarcado, yuna actitud «egoísta», la del que está dispuesto a convencer alotro utilizando estrategias de propaganda o de poder, porejemplo, cambiando su estado cognitivo mediante promesas, amenazas u otros mecanismos implícitos en la retórica.Probablemente las controversias no sean para alguno de losactores más que polémicas por otros medios. Tal vez hayanentrado en la polémica con el objetivo oculto de vencer porlos medios que sea y no les importe tanto el convencer o,peor aún, no estén dispuestos a ser convencidos. Muchos so-
8 Hayya una gran información sobre las experiencias que se han llevado a cabo en esta dirección. Lamentablemente hay más información queexperiencias, pero esta información es también parte de las experiencias.Véanse Levidow y otros, Luján y otros, Bechman, Laird, Toft, Ioss, Fixdal,Borrillo (comp.), Luján.
ciólogos de la tecnología tienden a pensar las controversiasen estos términos: lo único que les importa es quién moviliza los medios humanos y físicos a su favor, no si lo hace porrazones legítimas. Es más, no tiene sentido el término legitimidad. Pero entonces, i.por qué hayo debe haber controversias? Porque lo cierto es que otros medios son mucho másefectivos para la movilización de esfuerzos: la autoridad, si setiene, el mercado o, en caso de estar en desigualdad de condiciones de poder, el conflicto abierto, no la controversia. O lacontroversia no es ella misma un bien público deseable, ono puede admitirse que la controversia sea simplemente unmedio estratégico para engañar al otro. Una controversia esella misma un modo de generar redes de confianza y transmisión de información, de modo que el consenso se basarásimultáneamente en razones y en procesos de decisión librey colectiva.
La existencia de controversias es, pues, en sí misma, ungenuino caso de bienes públicos en donde el retorno que recibe cada agente es independiente de su colaboración, yen elque la fuerza por la que cada agente se implica en la acciónderiva de otras formas. No está excluida la hipocresía, puestoque la movilización solamente será posible en un contextoen el que se han generado estructuras permanentes de normas o autoridad y algunos actores pueden usar la propiacontroversia para sus propios fines. Pero lo interesante es quelas controversias no pueden entenderse ya como meros sistemas de negociación: son procesos de auténtica colaboración.La razón está en que los efectos sociales de la misma existencia de la controversia se extienden más allá de lo que losagentes obtienen subjetivamente de ella. No podemos evitarla existencia de pseudopolémicas, pero en la medida en quelas controversias auténticas se lleguen a establecer comopráctica habitual, se convertirán en procesos sociales que nopodemos considerar marginales en la tecnología contemporánea basada en la interdependencia social de la cultura, la
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sociedad, la ciencia, la política y las propias formas de vida.Hay controversias solamente cuando hay ya un sistema básico en el que los agentes, bajo un cierto velo de ideas, estándispuestos a convencer o ser convencidos por razones.
En las controversias genuinas, además, está implicadatambién la pretensión de que las razones tengan un grado intersubjetiva, y en cierto modo objetivo, suficiente, de aceptabilidad. Porque las controversias que exigen un consensoperfecto en realidad no llegan a ser controversias genuinas sino simples discusiones. Las controversias que consideramosimportantes a veces acaban en un consenso, como ocurrecuando una comunidad acepta mayoritariamente un nuevopunto de vista, pero en otras ocasiones son parte de la discusión social acerca de la producción del futuro, de las alternativas que consideramos deseables, de los riesgos queconsideramos inaceptables y de los males que intentamossobrepasar. No hay que ponerse de acuerdo necesariamente.Lo que hay que evitar entonces son las opciones irreversibles,los «trágalas» sociales impuestos por autoridad. Pero aquí latecnología se encuentra a la par con otras formas de transformar el mundo en el que vivimos. Mi propuesta, para acabar,es que consideremos las controversias como largos procesosen los que se genera una forma de equilibrio reflexivo, es decir,procesos en los que la dinámica del bien público se estableceen el doble plano de la producción de primer orden, perotambién en el terreno de las razones acerca de por qué hayque colaborar.
RESUMEN
Este capítulo es una expansión de la cuestión de los dilemasde racionalidad que expusimos en el capítulo anterior. Estosdilemas surgen del hecho de que la racionalidad debe ejercerse en contextos colectivos, en los que el acuerdo, la capacidad
de decisión y la racionalidad de la decisión se encuentran entensión. Precisamente por eso son dominios que constituyenun marco privilegiado para ejercer la racionalidad. En estoscontextos surgen las controversias: son fenómenos nuevos enel desarrollo de la tecnología que hay que considerar comonuevas formas de establecer el tejido de relaciones entre latecnología y la sociedad. Hemos establecido algunas condiciones para que una controversia sea aceptable. Hemos considerado también que las controversias son ellas mismas mediosdeseables de producción de decisiones en contextos socialmente complejos, como lo son los contextos tecnológicos.
Puesto que el acuerdo y el consenso es un bien deseable,la segunda parte del capítulo se ha dedicado a la exposiciónde los problemas que presenta la provisión de bienes públicos y los dilemas de racionalidad a los que se enfrentan loscolectivos. Las decisiones tecnológicas son casos paradigmáticos de bienes o riesgos públicos que no son proporcionalesa quienes han pagado los costos o producido los riesgos. Deahí que se presenten dilemas de acción colectiva. Hemos examinado las posibles soluciones y los propios problemas quepresentan estas soluciones y, dado que no hay una soluciónperfecta a estos problemas, lo más racional es aquí tambiénlo más legítimo: promover la discusión y la toma colectiva dedecisiones como un medio de aprendizaje y formación paraseguir tomando decisiones colectivamente.
SUGERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Respecto a los dilemas de bienes públicos, reiteramos la recomendación del anterior capítulo de la antología de Aguiar.Sobre controversias en ciencia y tecnología, Collins 3, Shapin,Giere,Tristram y Caplan, Thagard, son algunos ejemplos representativos de la creciente producción bibliográfica. Sobre lasnuevas experiencias que han surgido en algunos lugares como
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los foros de discusión de alternativas tecnológicas y algunas experiencias de diseño compartido, véanse Luján y otros, Bechrnan, Laird, Tofts, Ioss, Fixdal, y los trabajos coordinados tantopor Barrillo como por Luján.En España, e!grupo que dirige Emilio Muñoz en e! Instituto de Estudios Sociales Avanzados delConsejo Superior de Investigación Científica está realizandouna loable tarea de promoción de la discusión colectiva sobrela tecnología, en particular sobre biotecnologías. El grupo de!Instituto de Evaluación sobre Ciencia y Tecnología, impulsadodesde Valenciapor JoséSanmartín, ha desarrollado varios trabajos sobre participación pública en la discusión tecnológica. Enmi propia universidad, e! grupo de Evaluación de PolíticasCientíficas (EPOC), dirigido por Miguel A. Quintanilla, ha sidodesde hace años un promotor de la creación de institucionesdemocráticas de control de la ciencia y la tecnología. Revistascomo Research Palicy y Science and Pub/ic Palicy están dedicadasa la discusión teórica y práctica de experiencias de participación.
EpÍLOGO: LOS VIEJOSCACHARROS NUNCA
MUEREN
Lasconstrucciones casi en ruinasparecen todavía proyectos sin acabar,
grandiosos; sus bellas medidaspueden ya imaginarse, pero aún necesitan
de nuestra comprensión. y, además,ya sirvieron, ya fueron superadas incluso.
Todas estas cosas me hacen feliz.BEIDUI.:r BREellT
El texto que sigue] es un alegato filosófico en favor de la conservación y el cuidado de todo aquello que ha formado parte denuestro medio físico y que e! ecologismo ha olvidado por unincomprensible y fastidioso enfrentamiento entre naturaleza ycultura: las paredes, los carros, los lenguajes perdidos, todas lasherramientas, mi bicicleta.
Los ESPACIOS OLVIDADOS
Cerca de Ciudad Rodrigo, en la frontera entre España y Portugal, en un pequeño pueblo llamado Aldea del Obispo, en la ci-
1 Versiones previas de este capítulo fueron publicadas en Abril, 1995 Yen Cómez-Heras [comp.], Ética medioambiental, Madrid:Tecnos, 1997.
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ma de un otero que domina el valle de la aldea y las vecinas cotas, atravesando unas vallas de alambre de espino que quierenimpedir la huida de las vacas y el ocasional paso de visitantes, seencuentran los olvidados restos del Fuerte de la Concepción, laconstrucción militar más perfecta en su género de toda la ingeniería militar del siglo XVIII y hoy unas serenas ruinas que apenasdejan entrever la compleja estructura de una fortificación creada ya en la época de expansión de la artillería. Comenzó a construirse el año 1686 y fue terminado hacia 1740, el mismo periodo que abarca la revolución científica que dio origen a lamecánica racional. Sufrió el asedio del ejército inglés durantelas guerras napoleónicas y, después de la conquista, un primerintento de voladura premeditada que afectó a alguna de las partes más débiles de la obra. Debemos la preservación de estasruinas a un oscuro oficial de ingenieros que se negó a cumplirlas órdenes de una segunda y más sistemática demolición, prendiendo las mechas de las minas que habían sido colocadas alefecto una noche lluviosa. Cuando el propio regimiento de laguarnición española abandonó definitivamente la plaza, en pago de sus deudas a los lugareños, el coronel les animó a usar susviejas piedras en nuevas construcciones, y, en efecto, alguno delos nuevos ocupantes estableció un negocio de cantería que dispersó los sillares por toda la comarca de Ciudad Rodrigo, endonde aún son visibles en numerosas casas de varios pueblos.
Propongo este caso como ejemplo de la cuestión que nosconcierne: la conservación de espacios y especies naturales yartificiales. El Fuerte de la Concepción, para abundar en estaconjunción, se encuentra en una encrucijada de contrastes:físicamente está situado en medio de una zona de dehesas deencinas, uno de los ecosistemas más valiosos de Europa; alejadd de todo núcleo de civilización, en una de las zonas másdeprimidas de la Raya de Portugal, es un ejemplo preclaro dela tecnología más avanzada del Barroco. Los ingenieros quelo diseñaron eran expertos en varias de las artes mecánicasmodernas, en una España que había emprendido definitiva-
mente el camino del alejamiento de todas las corrientes científicas de la Ilustración. Para acabar, debemos a una mezclade intención conservadora e intención destructora el estadoactual de las ruinas. Que el Fuerte de la Concepción haya conservado algo de su pasado esplendor es un milagro si atendemos a la saña destructora que lo ha perseguido. Que aúnpermanezca olvidado y devaluado en el elenco de nuestro patrimonio cultural nos dice mucho acerca de una cultura quesólo valora las ruinas que son catalogadas por expertos en arte, pero desprecia los vestigios de nuestro pasado técnico.?
Por todo ello la casual preservación del fuerte es un casoejemplar para provocarnos la pregunta que queremos dilucidar: [estamos obligados moralmente a conservar espacios artificiales del mismo modo que estamos obligados a la conservaci6n deecosistemas y especies?
ACERCA DE LA CONSERVACIÓN DE ESPECIES Y sus ARGUMENTOS
Argumentos consecuencialistas
Dos grandes argumentos sostienen el conservacionismo de ladiversidad biológica. El principal, que constituye el género,descansa sobre el cálculo de recursos. Apela al uso de nuestra
2 Al cruzar la frontera nos encontramos el Fuerte de Almeida. su gemelo y vigilante enemigo. Está perfectamente conservado y periódicamentelimpiado por el ejército portugués. Un pequeño museo nos cuenta la historia del fuerte y varios de sus sótanos han sido restaurados y se ofrecen alvisitante curioso. Debo estos datos, imprecisos porque acuden a mi memoria desde los recuerdos de una pasada visita, al maestro del pueblo,quien a lo largo de varios años ha reconstruido la historia del fuerte y, loque es más difícil, su antigua estructurafuncional, en una enorme maqueta en la que han colaborado variasgeneraciones de alumnos y ha terminado por despenar la atención de todos hacia lo que es uno de los pocosrestos de una tecnología que solamente era posible con los nuevos métodos científicos del Barroco. No todo se ha perdido.
288 MUNDOS ARTIFICIALES EPflOGO: LOS VIEJOS CACHARROS NUNCA MUEREN 289
capacidad de racionalidad estratégica y propone moderar lasatisfacción de nuestras necesidades actuales para conservarrecursos en el futuro. La racionalidad estratégica parece serun patrimonio de la especie humana. Muchos animales guardan alimentos para el futuro, lo que indica que son capacesde resistir el impulso de comerlos en el momento, mas, pesea que esta conducta nos sorprenda en el mismo grado que lohace el evidente altruismo de otros comportamientos animales, no diríamos que tal conducta sea un caso de racionalidadestratégica sino más bien de comportamiento dirigido pormecanismos no intencionales. La racionalidad estratégica necesita la capacidad de representarse el futuro como futuro, esdecir, representarse una situación como una situación que noes ahora, pero que existirá como resultado causal de la situación presente. La racionalidad estratégica es difícil y tienealgo de inexplicable en su origen; la racionalidad colectiva,pongamos por caso, es siempre complicada de obtener, perola racionalidad estratégica lo es aún más porque exige una capacidad colectiva de representarse el futuro, primero; después, un acuerdo sobre la cadena causal que abrirá el caminohacia el fin deseado, y, por último, un acuerdo sobre las acciones que corresponde realizar a cada individuo. Tan difíciles que normalmente este cálculo no es fruto de acuerdo sinoque, o bien se impone por autoridad, o bien se genera de manera no intencional, como subproducto de alianzas menosgenerosas con el futuro.
La conservación de especies se reduce a un caso de racionalidad estratégica. El argumento aquí es un poco máscomplejo que el mero reconocimiento de recursos que seagotan por consumo, como son los recursos no renovables.El argumento básico consiste en la necesidad estratégica demantener la diversidad biológica y más concretamente la diversidad genética. Necesitamos aquí algo más que un merocálculo de primer orden sobre las consecuencias de nuestraacción y tenemos que aplicar algunos conocimientos de la
teoría de la evolución junto a otros considerandos externos.Así, afirmamos que
1) La diversidad genética es garantía de una mayor proliferación futura de especies;
2) La proliferación de especies es un bien, en la medidaen que la variedad es también mayor capacidad dea) automantenimiento, dada la complejidad de los nichos ecológicos, y b) aprovechamiento para la subsistencia humana. Un ambiente pobre en diversidad estambién un ambiente pobre en recursos potenciales,una vez que apliquemos nuestra capacidad inventiva.
El argumento no carece en absoluto de fuerza y, cuandoconstatamos el ritmo de especies que diariamente desaparecen como resultado de la intervención humana, adquiereuna nueva fuerza que le concede la evidencia empírica másinquietante. Desde un punto de vista ético, sin embargo, losargumentos de racionalidad estratégica pueden darnos comoconsecuencia una cierta norma prescriptiva de conducta,pero no tienen la fuerza suficiente para fundamentar unanorma o un conjunto de normas morales. Para ello necesitaríamos un plus que eleva el cálculo sobre las consecuencias avalor éticamente estimable, porque podría ser el caso que algo estratégicamente racional fuera no obstante moralmentereprochable.
Argumentos esencialistas no consecuencialistas
Existe un segundo grupo de argumentos que no tienen unmatiz consecuencialista, sino que tratan de fundamentar elcarácter de la diversidad biológica como fin en sí mismo. Estos argumentos se apoyan generalmente en consideracionesmetafísicas o religiosas. El argumento más importante considera que el ser humano tiene cierta responsabilidad sobre elmedio en virtud de motivos muy diversos, por ejemplo, de
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origen religioso, aunque también de origen metafísico, comoel que afirma que la capacidad intencional de destrucción debe incorporar una responsabilidad correlativa.
No creo que haya nada en contra o a favor de este tipo deargumentos, depende de la justificación que mantengan. Nocreo tampoco que merezca la pena juzgar si talo cual apuestapor la naturaleza humana está mejor fundamentada quecualquier otra. Dejaremos, pues, a un lado la vía de crítica alos argumentos conservacionistas basados en alguna intuición fundamental sobre la naturaleza humana. Me parece,sin embargo, que el principal problema que presentan talesestrategias argumentativas es que hacen muy difícil fundamentar morales de conducta conservacionista sobre éticas decarácter esencialista. La razón está en que la distancia queexiste entre una versión normativa de cuál es nuestra naturaleza como humanos, o como lo que sea, y la obligación deconservar los sistemas naturales es una distancia enorme: nonos permite más que un ambiguo precepto que en poco onada contribuye a orientar nuestra conducta. Supongamosque orientamos nuestra acción por la norma heideggeriana ybudista de contemplar la realidad antes que intervenir enella: como criterio regulativo bien puede sostenerse, pero como criterio normativo nada nos dirá sobre cuándo es buenoo malo intervenir en el curso natural. Una respuesta siempre onunca está prohibida, claro, por respeto a nuestra inteligencia; porque no se nos escapa que la preservación de sistemases un asunto de decisión controvertida y controvertible. Muypocos dudarían de que la desaparición de las especies de retrovirus del sida, o del más reciente y famoso ébola, no supone demasiada pérdida para la naturaleza, pero casi todosdudaríamos en la confrontación moral entre el valor intrínseco de un ecosistema determinado frente a cuestiones de vida o muerte de personas.
Una versíón naturalista del esencialismo
Hay un modo de hacer compatible el consecuencialismo y elesencialismo conservando las notables virtudes de cada unade estas aproximaciones: adoptar un punto de vista no esencialista sobre la esencia de las relaciones humanas con lanaturaleza. Y el modo más adecuado es comenzar reconociendo que la naturaleza humana, y por ello las culturas humanas, es parte del orden natural de las cosas.
Encontramos siguiendo esta dirección de argumentaciónun caveat que debemos sortear antes que nada, a saber, laextrema y extremadamente rechazable hipótesis Caía; deacuerdo con sus defensores, todos los sistemas están profundamente relacionados de manera que alcanzan un grado deequilibrio casi perfecto que se automantiene y autopreservacual organismo complejo a lo largo de los siglos, y que sólopor la extrema intervención humana podría ser destruido.Muchas son las razones para rechazar la hipótesis: la máscontundente es que el hecho de que los sistemas vivos se relacionan encadenadamente en sistemas que constituyen nichos ecológicos, no construye ninguna base para sostener queel planeta entero constituye un sistema orgánico, más allá delhecho trivial de constituir un sistema físico. Pero aunqueconstituyese un sistema de algún tipo especial, no hay ninguna razón para mantener que ftlogenéticamente ha alcanzadoun estado óptimo: ni la evolución implica necesariamenteóptimos globales, ni hay ninguna forma de explicar cómo latierra haya podido competir con no se sabe qué otros sistemas en la guerra de la selección natural.
Pero si abandonamos esta loca conjetura, todavía encontramos cierto atractivo en buscar nuestra identidad por lasenda de la evolución. Para expresarlo en términos heideggerianos, nuestra esencia ha de ser buscada en la temporalidad,mas sólo en cuanto la temporalidad nos permita alguna unidad; o quizás, en términos más positivos, nuestra identidad
292 MUNDOS ARTIFICIALES EPfLOGO: I.OS VIEJOS CACHARROS NUNCA MUEREN 293
histórica debe ser encontrada en el espacio en el que confluyen las huellas que permanecen de lo histórico y las posibilidades abiertas del futuro. Atravesamos ontogenéticamenteen nuestro desarrollo embriológico como fetos por fases queson huellas claras de nuestro pasado filogenético: somos peces en un cierto momento para ser reptiles en el siguiente ymamíferos después. Las contingencias de nuestra historia handejado su huella. Algunas formas determinan nuestro futuroen mayor medida que otras, pero nos constituyen en la medida en que forman parte de nuestro desarrollo epigenético, Enun cierto sentido somos lo que nos dejan ser las posibilidadesque han sido realizadas a lo largo de nuestro pasado, en la medida en que siguen determinando nuestro futuro.
Variosfilósofos del pasado, que pensaron nuestra identidaden términos históricos, como fue el caso del idealismo alemán,e incluso del marxismo, no pudieron sin embargo sustraerse ala idea de que lo permanente e idéntico solamente podría serexplicado admitiendo un plan en la historia. Por otro lado,quienes, como Heidegger, adoptan una concepción no teleológica de la historia, necesitan encontrar identidades aternporalesque terminan siendo vacías, cual termina siendo la mera contemplación del discurrir. Pero hay otro camino en la direcciónabierta por Darwin y la concepción genuinamente evolutiva dela historia: la historia, sea la historia filogenética de la especie, laontogenética del individuo o la histórica de la persona, es unasuma de casualidadesno predeciblesque marcan y determinan unespacio de posibilidades de desarrollo, pero no determinan unalínea predecible.
De acuerdo con esta concepción, el precepto de conservación de la variedad estaría unido a un precepto mucho másfuerte de dejar abiertas al futuro tantas posibilidades cuantosea posible. La uniformidad y el orden restringen el universode posibilidades y cierran puertas que de otro modo podríanservir de salida a nuestros problemas. El mantenimiento dela variedad es, s~ embargo, caro en términos de energía, es-
pacio, tiempo y computación, y hay que decidir a veces entrevariedad y cantidad, y la decisión no siempre es posible entérminos racionales, como no lo es la decisión entre gradosde libertad y niveles de igualdad. De ahí que intervenga ciertaexigencia regulativa, puesto que no hay ninguna constricciónque naturalmente conduzca al mantenimiento de la variedad. Preservar es obligatorio porque es bueno, porque nuestra identidad de puntos en un espacio de posibilidades quese articulan en el futuro de manera interdependiente, La ética, pues, comenzaría el punto preciso donde el cálculo se hace impotente. Vayamos ahora a los espacios artificiales.
LA CULl1JRA DE LOS AIITEFAcrOS
Los artefactos son objetos que resultan de la intervención humana. Son esencialmente productos de la capacidad de instrumentalización. La acción intencional humana se reduceen esencia a hacer A para hacer B, o hacer A para conseguir B.La acción instrumental generalmente exige la transformacióndel medio para crear posibilidades que de manera natural noestán presentes: el curso de la naturaleza no las prohíbe, demanera que son en un cierto sentido posibilidades nómicas,pero no son accesibles desde nuestras capacidades directas deacción, de manera que habría que modificar esta accesibilidad convirtiéndolas en posibilidades pragmáticas.
Desde este punto de vista podemos contemplar los instrumentos como nudos que articulan redes de posibilidadesde acción. Son, dicho de una manera muy rápida, extensiones de nuestro cuerpo que nos permiten alcanzar estados quede otra forma serían imposibles. La técnica es la capacidadpara desarrollar estas posibilidades de manera sistemática,mediante planes que se incorporan al conocimiento tácito enforma de acciones repetitivas, estandarizadas y sometidas anormas pragmáticas: para conseguir B haga A.
294 MUNDOS ARTifiCIALES EPILOGO: LOS VIEJOS CACHARROS NUNCA MUliREN 295
El carácter repetitivo de las técnicas muestra que las obrashumanas actúan como conservadores de las acciones en eltiempo: eso son los artefactos, objetos cuya permanencia esmayor que la de su uso. Un artefacto es por definición un sistema físico que puede ser usado. Persiste en el tiempo el mismo intervalo que permite su estructura física. Persiste en eltiempo en tanto que artefacto utilizable mientras persista lamemoria de su uso; cuando ésta desaparece, el artefacto seconvierte en un objeto cultural cuyo valor es independientede su estructura funcional. digno, si lo es, para conservarsecomo objeto estético o curiosidad, pero no como objeto denuestro conocimiento técnico.
Los artefactos, por último, tienen una cierta gramáticafuncional que depende de cómo están diseñados, de cómo seorganizan las formas en función del uso. Estos arreglos sonen un primer nivel funcionales, pero en un segundo nivelson físicos. El diseño comienza siendo funcional para llegar aniveles inferiores de carácter físico: uno empieza dibujando ytermina construyendo con lo que tiene a mano.
La división entre naturaleza y artefactos es una divisióninexistente en lo que respecta a la naturaleza humana, queestá sometida a la evolución cultural paralela a la evoluciónbiológica. La evolución cultural entraña la transmisibilidadde información por enseñanza y aprendizaje, no sólo por herencia, junto con los soportes físicos en los que se realiza talinformación, la palabra y las historias contadas, la escritura,los, discos, para la información teórica, los instrumentos ymáquinas para la información práctica. Cabría quizás pensaren una división entre naturaleza, como lo que es transmitidogenéticamente, frente a cultura, que es transmitida a travésdel aprendizaje individual. pero en el caso del hombre estadivisión tiene muy poco interés: lo que concede al hombresu naturaleza, en un sentido intuitivo, es el ser persona, loque nos lleva a una no diferenciación interesante de ambosfactores. Las culturas humanas, por otra parte, se pueden
considerar como culturas que están determinadas por los artefactos. Así, hablamos del horno habílis, por la «cultura deguijarros», o del Barroco o del Románico.
La cuestión que nos atañe es la cuestión de cómo la historia de los artefactos ha sido y es el medio que permite latransmisión de un tipo de información que en otro caso seperdería irremisiblemente, a saber, la información práctica, lashabilidades de uso que no podrían haber sido transmitidasde no mediar el sistema de uso, el artefacto. Señalamos así auna característica muy específica de la especie humana y talvez de algunas especies de primates: la existencia de culturastécnicas que exigen aprendizaje de uso por imitación, no portransmisión verbal. Todo aprendizaje es aprendizaje de uncierto grado de destreza y maestría que no puede reducirsea, ni expresarse en, una secuencia verbal. El maestro enseñaal aprendiz lo realmente importante mostrando su propiapráctica, no mediante órdenes o discurso. La destreza técnicaexige, como puede comprenderse, una adecuación física alartefacto que implica una relación corporal y física con el medio que no está tan claramente presente en el conocimientoteórico. Y es esta adecuación la que se recoge en la forma y eldiseño del instrumento, del artefacto de uso. Quisiera recordar aquí uno de mis filósofos de la técnica favoritos, Lovecraft, quien sabe emplear como nadie el recurso de formasimposibles para sugerir el misterio de habilidades desconocidas. Los cuentos de Lovecraft se vuelven amenazantes cuando se pueblan de objetos extraños en sus formas porquesugieren usos inefables.
Tal vez se objete que estamos pensando sólo en un tipode artefactos como los instrumentos de uso directo, y ciertamente son casos paradigmáticos de lo que estamos afirmando, pero, en cierto modo, todo artefacto, aun los máscomplejos y más autónomos son también complejos funcionales de relaciones que al final se sostienen sobre su utilizabiIidad. Incluso las grandes centrales nucleares, como un caso
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de complejidad, y los satélites espaciales como casos de autonomía se sostienen sobre una red de habilidades ocultas ensus barrocas formas técnicas y lejanía espacial. La cuestión esalgo metafísica, pero creo que argumenta en favor de la noseparabilidad entre aspectos de naturaleza y de artificio cuando nos movemos en el terreno de la historia de las técnicas,pues, como mostró Kubrick en 2001: una odísea en el espacio,cualquier objeto puede servir casi para cualquier cosa, si unodesarrolla la inteligencia de uso necesaria: un homínidocon un fémur se convierte en artesano de la muerte; cuandoabre un cráneo del osario en el que juega instantáneamentedescubre un mundo de posibilidades de poder.
Los OBJETOS TAMBIÉN fSJÁN SOME"I100S A EVOI.llCIÓN
Hay una correlación entre la fisiología y la evolución biológica, por una parte, y la estructura física y funcional de los objetos, por otra. La fisiología se genera por desarrollo de unembrión codificado genéticamente; asimismo, un objeto técnico nace como resultado de la acción humana particularque busca la instrumentalidad de ese objeto para conseguir'ciertos fines, pero lo que hace de un sistema fisiológico unsistema perteneciente a una categoría dada es el haber sidoproducto de un determinado desarrollo filogenético. queexplica que la estructura fisicoquímica de los órganos desarrolle cierta arquitectura funcional. Aunque parezca sorprendente, los objetos técnicos, como objetos funcionales, estánigualmente sometidos a una historia de desarrollo que explica en buena medida su arquitectura funcional. Basalla ha insistido con toda razón en el carácter histórico de los objetostécnicos, sin el cual no podríamos explicar algunos rasgos.
Los objetos están sometidos a variaciones que son cambios en su instrumentalidad, estas variaciones son productode muchos factores, entre los que no hay que desdeñar la
existencia de una selección sobre las características funcionales. No sabemos explicar la presencia de todos los rasgos,pero no hay que descartar la explicación por la selección natural. Tomemos, por citar un caso, la forma aplastada de ciertas vasijas de cerámica o barro cocido que aparecen enculturas muy diferentes: se pueden explicar por la presiónde la función que cumple esta forma. Así. en los trabajos decampo en verano, el encargado de traer el agua para los jornaleros debía de hacer viajes constantes para llenar los recipientes de cada trabajador, es fácil comprender que la formaaplastada facilitaba poder colgarse del hombro varias cantimploras, al tiempo que resistían mejor los golpes si adoptaban esta forma. Hoy sólo accedemos a su casi imperfectibleforma que nos seduce porque viene de un fondo perdido enla historia y olvidamos su función, que fue la que le concedióel diseño a través de siglos de minúsculas variaciones.
Aunque sólo es una conjetura, por otra parte, no creo quesea arriesgado pensar en algo así como una suerte de gramática de las formas artificiales, que sería la base de la invenciónde nuevos artefactos. Las formas complejas resultarían de algo así como una química de formas y habilidades básicas. Lacomposicionalidad de las formas proviene del hecho de queal fin y al cabo los artefactos deben diseñarse siguiendo patrones de uso que son específicamente humanos y nuestrascapacidades son a veces sorprendentemente creativas, peromenos numerosas de lo que la variedad que genera la división social del trabajo nos hace suponer.
Los objetos varían en la materia de la que están compuestos, en la forma en la que se articulan sus partes y en su arquitectura funcional. Y los tres niveles se desenvuelven en lahistoria en desarrollos desiguales y en historias entrelazadasque solamente al final del día pueden ser narradas, nuncapredichas [véase Manzini]. La variabilidad de los tres nivelesde constitución de los objetos no es menos compleja que lavariabilidad de los fenotipos de los individuos biológicos,
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ni menos compleja su subsistencia, puesto que los objetostécnicos solamente pueden sobrevivir en un ambiente especialmente favorable. Sería algo más que sorprendente que encontrásemos tecnología de vapor sin al mismo tiempo, en elmismo espacio y ámbito cultural, encontrar una tecnologíasiderúrgica avanzada. De manera que se generaría algo así como nichos ecológicos de artefactos que dependen necesariamente unos de otros, y de oficios y maestrías sin las que nosobrevivirían. Una supervivencia que exige división social delas habilidades en el espacio y una cultura de la enseñanza enel tiempo, puesto que la supervivencia es subsidiaria de supermanencia cultural, pero no por ello es menos rígida. Enresumen, la interdependencia de objetos y habilidades habría generado un imperativo tecnológico que obliga a los artefactos a sostenerse en otros sistemas de artefactos y a lashabilidades en otras habilidades, formando una red que seescapa en su totalidad a la mirada parcial del individuo o delgrupo interesado. Nichos, pues, en los que habitamos peroque no controlamos más de lo que controlamos el flujo de lavida, a pesar de que intervengamos sobre él.
La estructura funcional de los objetos permanece en sudiseño, del mismo modo que su instrumentalidad permanece esencialmente en el aprendizaje cultural. La supervivenciade la instrumentalidad de los artefactos, pues, se produce enfuerte dependencia de otras supervivencias, las de los artefactos y técnicas funcionalmente relacionadas con su instrumentalidad. Por ello cabe hablar de una cierta clase de holismofuncional de los objetos técnicos que en el discurrir de la historia se traduce en una extraña mezcla de casualidad y contingencia, y en el establecimiento de relaciones y dependenciassorprendentes. Lo casual puede depender de la innovación oquizá de otros factores, lo necesario de las dependencias envarios niveles que se establecen entre las materias, formasy funciones que identifican los artefactos. Cabe aquí traer acuento de nuevo la curiosa historia del orden de las letras en
los teclados de máquinas y ordenadores, QWERIY, lo que nosrecuerda que la técnica no es fruto del diseño perfecto en lamisma medida en que tampoco lo es nuestro cuerpo: la historia impone el valor de la contingencia en las encrucijadasde la evolución, y la interdependencia funcional hace el resto: introduce la necesidad. Yes precisamente esta dependenciafuncional, mezcla de lo singular y universal, de lo histórico ylo permanente, la que nos permite identificar las culturas ensu individualidad irrepetible. No tiene ahora mucho sentidodiscutir hasta dónde alcanza el holismo, si, como en el sueñohegeliano, engloba todos los aspectos de la cultura, o, en unosmás modestos términos, abarca solamente racimos de dependencias funcionales.
LA CONSERVACIÓN DE LOS ARTEFACroS
Llegamos ya, tras un largo rodeo, a lo que era el objetivo denuestra búsqueda, un argumento ético en favor del conservacionismo de los artefactos. Recordemos ahora el precepto ético al que habíamos llegado en nuestra discusión sobre elconservacionismo de la diversidad biológica: preservad tantasposibilidades como seaposible.
Los objetos técnicos, como las especies, desaparecen porevolución, están sometidos al mismo final previsible quecualquier objeto vivo: la muerte, sea por el proceso físico desu desgaste biológico, sea por el proceso cultural de su olvido. La muerte de los artefactos es el olvido. Olvido justificadoporque nuestra memoria individual es limitada: la divisióntécnica del trabajo es, entre otras cosas, un resultado de nuestras limitaciones de tiempo y de memoria. El saber y el producir, como ha señalado reiteradamente David Anisi, ocupantiempo. Son tiempo acumulado. De ahí que la evolución y elprogreso se vivan como olvido de lo que ya no se usa, de los
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instrumentos y técnicas que resolvían problemas que ya notenernos, que previsiblemente no tendremos.
¿Por qué conservar entonces lo que no es necesario, loque ya fue y no volverá a ser, si no es como curiosidad o como recuerdo cultural en un museo? Hablemos pues de museos: un museo es una institución de la memoria colectiva.Aunque son objetos muertos, algunos de ellos vuelven a vivircuando son vistos: es lo que ocurre con un museo de arte. Todo el poder que reside en la pintura resucita al ser vista por elojo inteligente: está viva porque la memoria educada la despierta de su largo sueño y vuelve a ser lo que fue en el primerminuto de haber sido pintada. Es el poder del arte y tambiénel poder del conocimiento: lo mismo ocurre con una biblioteca, es un almacén de objetos que se convierten en libros,revistas y documentos porque hay lectores. Recordemos lapiedra de Rosseta, los papiros egipcios y las inmensas bibliotecas enterradas de tablillas en escritura cuneiforme: una vezdesentrañada la clave del lenguaje perdido, se convierten enobjetos vivos que nos hablan del pasado, de las cuentas desus escribas, los cálculos de sus astrónomos, los preceptosde sus gobernantes y sacerdotes. Pensemos sin embargo enotra clase de museos: los museos de ciencias naturales, en losque encontramos a veces enormes y bellas colecciones deplantas y animales disecados, de objetos clavados por alfileres que algún día volaron entre los bosques y los prados de lamontaña. ¿Se resucitan a la mirada del observador?, no sinoen su imaginación o en su conocimiento. No son seres vivos,son instrumentos de conocimiento. Están ahí porque preservan su forma pero no porque hayan preservado sus funcionesnaturales. Son objetos definitivamente muertos.
Si queremos conservar las especies no hacemos museossino parques naturales, o zoológicos en último extremo. Preservamos sus funciones preservando la vida, aunque seaartificialmente, acotándola y cerrándola a nuestra propia voracidad de especie depredadora. Los parques naturales son
un cálculo de racionalidad estratégica más compleja que laagricultura o la ganadería: conservamos no el individuo, sinoel espacio de posibilidades que nos ofrecen nichos que sehan preservado hasta el momento. Y este cálculo está fundamentado en algo más profundo de origen moral que nosobliga a preservar la variedad para preservar las posibilidades, porque nuestra identidad como seres históricos está ligada de algún modo a dejar abiertas las puertas de la historia, ano considerar nada demasiado necesario y sí a agotar el espacio de lo posible.
y llegamos así a los artefactos como objetos funcionales:su preservación no puede ser como la de los museos de ciencias naturales, sino algo similar a las bibliotecas o a los espacios naturales. Los artefactos viven mientras vive la memoriadel uso y sobre todo del diseño. La conservación no es conservación de objetos físicos, sino más bien el uso de objetosfísicos, que permanecen más que nuestros cuerpos y mentescomo instrumentos de memoria del arte de resolver problemas, de transformar la naturaleza para abrir posibilidades anuestras vidas que de otra manera estarían cerradas.
Mas por qué conservar si lo superado ya está muerto precisamente por haber sido superado, por qué mantener lo queya fue resuelto si ya fue resuelto. Subyace a esta pregunta unaerrónea consideración del progreso técnico y de la novedad,pero sobre todo una ignorancia de lo que es un sistema contingente y evolutivo. La novedad en la técnica no es el fin delo anterior, es la respuesta nueva a problemas nuevos, o eldescubrimiento de un nuevo problema, y por consiguientede nuevas posibilidades que están en el espacio de soluciones, pero la novedad surge de la transformación de la materiaanterior. Basalla, el historiador de la técnica, ha insistido enlos elementos de transmigración horizontal en las técnicas:un reloj es, de algún modo, un ejemplo de los mecanismoscelestes, las primeras máquinas de vapor toman en sus comienzos los diseños de los molinos, el primer tren imita al
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carro, el primer motor de explosión a la máquina de vapor,las primeras aeronaves a los timones y a la forma de los barcos. Un artefacto es todos los artefactos que le precedieron, lanovedad es siempre resultado de la transformación de la variedad preexistente.
Imaginamos la evolución como un árbol que se abre desde un tronco único, pensamos en el pasado como una únicahistoria que conduce hasta nosotros, pero no es cierto, laevolución recuerda más bien a una colección de arbustos quese abren paralelos unos a otros. Muchos desaparecen, perodesaparecen de la variedad. Desaparecen especies, pero mucho más grave es la desaparición de troncos filogenéticos. Noes distinto el olvido de los viejos artefactos, su desapariciónde la memoria deja un lago de posibilidades no realizadasy ni siquiera realizables. La desaparición de técnicas y artefactos sólo es comparable como catástrofe a los lenguajesperdidos: cuántas historias ya no serán contadas, cuántascanciones ya no serán cantadas.
Nuestra historia cultural es aún más complicada que laevolución biológica por la deriva transversal de las soluciones que implica el aprendizaje. No sólo dejamos nuestra herencia genética a nuestros hijos, sino nuestras habilidades amiembros de la tribu que no tienen lazos familiares con nosotros. Por eso la cultura se conserva de manera más seguraque nuestros caracteres y capacidades físicas. Pero el olvidoes también por ello mucho más grave. Conservar apareceahora bajo la nueva luz que nos da la metáfora de la evolución biológica: la conservación es conservación de posibilidades abiertas, preservación de nuestra capacidad de resolverproblemas actuales y futuros. En un profundo sentido, el hecho de que nuestra cultura, como nuestras vidas, sea el producto necesario de contingencias posibles hace que la preservaciónde posibilidades esté profundamente ligada al tamaño denuestra memoria. Las culturas tradicionales apenas necesitaban la memoria por el mismo carácter repetitivo y lento de
las técnicas, pero una cultura de la novedad permanente esparadójicamente una cultura que necesita de la memoria paramantener la variedad. Llegados a un cierto grado la preservación de los artefactos pasados es la garantía de los artefactos ysoluciones del futuro.
«Agota, alma mía, el campo de lo posible, pero no aspiresa la inmortalidad», dice Píndaro en los Epinicios, pero el campo de lo posible puede llegar a ser una jaula si no guardamosen la memoria los límites que nuestros ancestros fueron ampliando, restando terreno a la ciega necesidad de las leyes naturales. Guardad los viejos cacharros, porque en ellos está lamemoria del futuro.
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