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CAPITULO I
DATOS HISTÓRICOS
1.1 LA CIUDAD DE QUITO ANTIGUO
Quito, ciudad en la que nació la señora María Augusta Urrutia de Escudero, era una
pequeña población de no más de 70.000 habitantes, la mayoría de los cuales se
ubicaba en lo que constituye actualmente el casco histórico. La imagen que nos
brinda algunos testimonios es la de una ciudad aislada del mundo, de un medio
conventual y poco cosmopolita.
Una variedad de fincas, huertos y vaquerías existía a las puertas mismas de la urbe.
“La gente iba a pasar las vacaciones en la Magdalena, en Cotocollao y en las
haciendas cercanas en la ciudad”, Al mismo tiempo, muchos elementos del mundo
rural estaban metidos en el espacio urbano: se daba un intercambio constante entre
ciudad y el campo, y la propia ciudad tenia mucho de rural. Los límites entre la
ciudad y el campo no eran suficientemente claros. Tampoco el porcentaje de la
población que podía considerarse plenamente urbana.
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1.2 LA POBLACIÓN INDÍGENA Y MESTIZA
Esta raza originaria proveniente de los alrededores de la ciudad, y de otras
provincias, era muy grande, a la que se sumaba, además, una fuerte presencia de
elementos de la cultura material y espiritual pertenecientes al mundo rural. No
obstante, justamente por estas razones, se generaba al interior de determinadas
capas sociales una preocupación por marcar límites con respecto a lo provinciano y
rural y construir una cultura urbana, de corte europeo.
Existía una fuerte preocupación por generar criterios de distinción al inferior de los
sectores sociales, así como por el ornato y la modificación de las costumbres. Por la
incorporación a lo que se calificaba culturalmente correcto: por la “urbanidad”, la
decoración de los ambientes, la adopción de determinados códigos
conversacionales, la sofisticación de los hábitos alimenticios y las maneras de
mesa. La forma como en esos años se percibían y clasificaban los espacios era,
posiblemente, mucho más diversa barrios y calles.
1.3 TESTIMONIO DEL PADRE RUBIANES
Yo viví en una cuidad distinta, donde todos nos conocíamos..... En esa época había
solamente tres automóviles que los ubicábamos por el sonido que hacían. Nosotros,
los muchachos, íbamos por la mitad de la calle, despreocupadamente, y cuando les
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oían llegar, les hacíamos una venia para que pasaran y luego continuábamos de
igual modo nuestro camino...
La mayoría de las calles terminaban en el campo: una quebrada, un sembrío, un
corte de camino podían marcar los límites de la ciudad. A partir de ahí comenzaban
los bosques, los huertos, los espacios de pastoreo, los usos agrarios y la vida de las
haciendas y las comunidades.
1.4 LA HACIENDA “LA GRANJA”
Que pertenecía desde tiempo atrás a la familia de María Augusta Urrutia, estaba
ubicada en lo que hoy es la Mariana de Jesús, en el corazón mismo del Quito actual;
no obstante, en ese tiempo ir a La Granja suponía una serie de preparativos y
mucho tiempo. Para los años veinte la ciudad se había desinficado, y buena parte de
sus edificaciones había cambiado sus usos. Sin embargo, las grandes casas
señoriales conservaban sus jardines, patios, traspatio y sus amplios corredores. Se
trataba de espacios corredores indispensables para recrear la vida en familia, que
constituía, de acuerdo con la mentalidad de la época, el fundamento del orden
social. A estos se añadían los salones, estudios, salas de espera, debidamente
decorados destinados a las relaciones en público. Las familias principales basaban
su existencia en la reproducción de vínculos de parentesco y afinidades de grupo
relativamente amplios.
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A pesar de que los señores de la ciudad debían su poderío y su prestigio,
principalmente, a las haciendas, su estilo de vida era más bien de corte urbano.
Quito era una ciudad señorial marcada por profundas fronteras étnicas, que
normaban las relaciones no sólo con el mundo con el mundo indígena sino con
comerciantes y artesanos mestizos, capas medias de profesionales y empleados
públicos. Alrededor de la tercera parte de la población de Quito estaba formada por
la servidumbre, la mayoría de la cual provenía de las haciendas. El aseo de las
calles y las obras públicas urbanas se basaban en el trabajo de los indígenas de las
comunidades de alrededor.
1.5 LA POBLACIÓN DE QUITO
Quito había pasado, de 40.000 habitantes en 1894 a 80.702 en 1922. Ese
incremento poblacional dio lugar a la formación de nuevos barrios populares hacia el
sur y hacia las lomas del Pichincha, mientras que una buena parte de los sectores
pendientes comenzó a abandonar el centro y a ubicar sus residencias hacia el norte.
Ahí donde había existido una compenetración de diferentes órdenes y grupos
sociales, así como de actividades de tipo diverso, se genera una fuerte tendencia a
la diferenciación, a la conformación de espacios separados y a la utilización de los
espacios como elementos de diferenciación. Valdría la pena registrar la historia de
las pocas familias aristocráticas que permanecieron en el centro.
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Para Luis Alfonso Ortiz Bilbao, que jugó un papel significativo en la acción social
católica, lo más importante parece haber sido seguir participando de la vida de
vecindario, cosa que tendía a romperse en los nuevos barrios del norte, mientras
que, para Mimí Gangotena, lo que le impedía alejarse era “la casa y las cosas que
había en ella” : no hay que olvidar que las antiguas familias estaban muy apegadas
a sus espacios y al conjunto de objetos heredados que formaban parte de ella y que
constituían parte de la tradición del linaje. Es posible que, entre las razones que tuvo
María Augusta Urrutia para no abandonar el centro, estuviere la relación que tenía
ese espació incluidas las casas de la García Moreno, la propia y la del Hogar Javier
con su mundo de acción social y espiritual
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CAPITULO II
LOS ORIGENES
2.1 EL PADRE
Su padre fue concesionario de la iluminación a kerosene y en 1898 formó,
conjuntamente con Jijón Larrea y Enrique Gangotena, la Compañía “La Eléctrica”,
que a comienzos de siglo instaló la planta de Guápulo y dotó de luz eléctrica a la
ciudad. Quizás, fue muy difícil abrirse campo en el medio estrecho y pequeño del
Quito de ese entonces, quizás la suerte no le fue propicia; lo cierto es que fracasó
económicamente, y le fueron embargados todos sus bienes.
La fortuna de la familia Barba Aguirre no sufrió menoscabo, pues su esposa María
previamente había hecho la separación de bienes; pero Julio de ese golpe no pudo
recuperarse nunca y murió tempranamente. Del padre no le quedó a María Augusta
sino un vago recuerdo, a más del retrato, una pequeña silleta de madera y la
primera bombilla eléctrica que ilumino la ciudad de Quito. También la relación con
sus familia colombiana, especialmente con su tío Francisco Urrutia Olano y con su
primo Francisco Urrutia Holguin, con quien mantendría correspondencia y amistad
durante toda su vida.
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El único retrato que conservó María Augusta de su padre nos muestra un ser
bondadoso, de facciones correctas, aunque quizás un tanto triste. Julio Urrutia Olano
perteneció a una familia originaria de Popayán, también descendiente de hombres
notables en el proceso independentista colombiano. En efecto, entre sus
antecesores, figuran Joaquín Mosquera y Arboleda.
2.2 LA MADRE
Según los testimonios, María Barba Aguirre, la madre de María Augusta, era una
mujer atractiva e inteligente, hija de Virginia Aguirre Klinger y de Rafael Barba Jijón.
Ellos dejaron en herencia a sus hijos varias propiedades: las haciendas Quinchuquí,
Coñaquí, Coñaquisito, Cotama, Peguche y el Puente, en Imbabura; Santa Bárbara,
en Sangolquí; La Granja y Rumipamba, cercanas a Quito, la casa de la Plaza
Grande y acciones bancarias. María tuvo por hermanos a Rafael muerto en 1911,
Alfonso casado con Beatriz Larrea Jijón, Carolina casada con Leonardo Freile
Gangotena, Inés, Virginia y Augusta Barba Aguirre. Está última, madrina del Bautizo
de María Augusta, también murió muy joven. Las fotografías de la niña María Barba
“Tomadas en París” la muestra bonita y vivaz
Los pocos recuerdos que quedan de ella nos devuelven la imagen de una mujer
voluntariosa, fuerte de carácter y con gran simpatía y poder de convencimiento.
Sociable y de mundo, fue también Dama de la Caridad. Sagaz en asuntos de dinero
y propiedades, dejó a María Augusta una sólida fortuna: las haciendas la Granja y
Rumipamba y la herencia de su padre Rafael Barba Jijón y la Carolina, comprada
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por ella, además de dinero, muebles y joyas familiares. Después de enviudar de
Julio Urrutia, volvió a casarse con Manuel Larrea Donoso, de quien también enviudó.
De este matrimonio tuvo dos hijos, que murieron muy niños. Hasta sus últimos años
vivió con su hija.
2.3 UNA FAMILIA DE NOTABLES
Los orígenes de María Augusta están estrechamente ligados con la historia de los
nobles de Quito y de la sierra centro norte. Entre sus antecedentes figuran el
Marqués de Selva Alegre, Juan Pío Montúfar y Frasso, quien llegó a Quito en 1753
como Presidente, Gobernador y Capitán General de la Real Audiencia de Quito y
que, una vez casado con la quiteña María Rosa Larrea y Santa Coloma, fue Padre
de Pedro, Ignacio, Joaquín y, en primer lugar, del segundo Marqués de Selva
Alegre, Juan Pío Montúfar y Larrea, Prócer de la Independencia y Presidente de la
Junta Soberana de Quito.
2.4 MARÍA AGUSTA URRUTIA
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María Augusta nació en Febrero de 1901, en el hogar formado por Julio Urrutia
Olano, de nacionalidad Colombiano, y María Barba Aguirre, perteneciente a una de
las familias de mayor linaje de la aristocracia serrana. El registro de su acta de
nacimiento no tendría interés, si no hubiera sido refrendada por el superior de la
compañía de Jesús, Orden a la que estaría vinculada a lo largo de su vida. El
bautismo y el acta de este sacramento, en esos años anteriores al Registro Civil,
constituían un hecho de gran significación. De ahí, el cuidado puesto en la elección
de padrinos, el lugar y la fecha y la designación del sacerdote encargado de su
administración.
2.5 LA PRIMERA INFANCIA Y ADOLENCIA
La mayor parte de su infancia transcurrió en la casa ubicada en la Plaza Grande
que perteneció originariamente a sus bisabuelos y que en la década del cincuenta
fue expropiada por el Municipio y derrocada, junto con otras edificaciones, para
construir el actual Palacio Municipal. El resto de su vida vivió en casas ubicadas en
la misma zona, cercana a la Plaza Mayor. Parece que no fue distinta a la de otras
niñas de su riqueza y condición social. Las fotografías familiares muestran una
preciosa niña rubia, vestida, posiblemente, con trajes parisinos. Se la ve muy dulce y
apacible. Ha posado con su perro. Demuestra, desde este momento, una
predilección que le durará toda la vida. Siempre vivirá rodeada de Titanes, Diógenes
generalmente San Bernardos y Coquis.
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Desde el momento mismo de la constitución de la ciudad colonial hasta inicios del
siglo XX, esta fue una zona privilegiada, por el tipo de familias que vivían en ella, la
sociabilidad que se desarrollaba en su entorno y la carga simbólica que guardaban
sus espacios. El Palacio de Gobierno y el del Cabildo, la Catedral y la Iglesia de La
Compañía a la que acudía diariamente María Augusta, estaban ahí. Existe una
coincidencia entre esos espacios tales como fueron utilizados por María Augusta y el
uso hasta cierto punto ritual que, siglos antes, les diera Mariana de Jesús.
2.6 SU EDUCACIÓN
De acuerdo con los testimonios, comenzó sus estudios en el Colegio de “La
Providencia”, pero ella no quiso quedarse ni estudiar allí, por ser consentida por ser
la única hija. Luego, cuando tuvo 9 años, viajó a Europa en compañía de su madre y
se educó en conventos de religiosas, donde generalmente se alojaban. Entre los
colegios, se recuerda el “Sacre Coeur” de París.
Podemos imaginar el tipo de educación que recibió. Para la Iglesia Católica de
comienzos de siglo, el ideal educativo era la formación de la mujer como esposa y
madre cristiana. La mujer es la que forma las costumbres y ejercer una eficaz y
poderosa influencia en el destino y porvenir de las sociedades. Años más tarde,
cuando tiene 18 años, María Augusta ratifica esta misma visión; los criterios que
esgrime con respecto a la formación de la mujer hacen recaer en ella la suerte de
sus hijos, sus familias y, por tanto, de la sociedad.
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2.7 LA ENSEÑANZA IMPARTIDA
En estos centros educativos se basaban en tres grandes campos de interés:
materias relacionadas con la instrucción pública y religiosas, con la propia de sus
sexo y de adorno femenino, propia de su condición social. La tercera parte de las
materias correspondía a instrucción general el resto era de instrucción religiosa:
Doctrina Cristiana, nociones de Historia Sagrada, nociones de Historia Eclesiástica
antigua y moderna; y de adorno femenino: Tal vez habría que añadir el aprendizaje
de alta cocina, al cual María Augusta fue especialmente inclinada. Aun cuando la
intención de su madre era que en lo manual, se ocupara con la pintura y en efecto,
se han logrado identificar dos cuadros de su creación, una de sus aficiones mayores
parece haber sido la cocina, y por eso a sabido cocinar también.
Las labores de mano, como la cocina y el bordado, aun cuando respondían a un
momento en la formación de la mujer, contribuyendo a dar cierto sosiego a su vida
cotidiana y a recrearla. Vivió en España, Italia y Francia, hecho que, posiblemente,
amplió sus horizontes de vida y le inspiró muchas de sus acciones futuras. Se dice
que hablaba a la perfección el Francés y el Italiano. En 1915, cuando María Augusta
tenia 14 años y residía en parís con su madre, sufrió una enfermedad. No sabemos
a ciencia cierta si se trató de una grave dolencia por la que tuvo que operarle el
famoso cirujano del Doctor Eduardo Villacís, médico de cabecera de María Augusta
durante 26 años, la madre le ofreció a San Francisco vestirla con el hábito
franciscano durante un año si le curaba, y así efectivamente sucedió. Según María
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Augusta, fue la única tracción que le hizo a la Compañía de Jesús. En todo caso,
existe, entre sus recuerdos importantes, un telegrama de ese año en el que
Monseñor Brissau le trasmite la bendición del Papa Pío X.
2.8 LA HACIENDA “EL OBRAJE”.
Juan Pío Montúfar fue un hombre multifacético, que reunía características de
diferente signo, ya que, además de político y patrocinador de actividades científicas
y literarias, productor agrícola e industrial. En su hacienda ubicada en el valle de los
Chillos, a sabido producir los mejores paños que se exportaban a otras naciones de
América. Casado con su prima Teresa Larrea, tuvo tres hijos que descollaron en el
proceso independentista: Rosa, Javier y, de manera especial, Carlos Muntúfar y
Larrea, insigne patriota de la independencia, fusilados en Buga por el ejercito realista
en 1816. María Augusta Urrutia conservó, en su Album Familiar, las “Fotos
Históricas” en blanco y negro de tres cuadros en los que están representados el
primer Marqués de Selva Alegre, su esposa y Carlos Montúfar y Larrea.
Fueron sus bisabuelos maternos Virginia Klinger Serrano y Carlos Aguirre Montúfar;
este ultimo, hijo de Rosa Montúfar Larrea y del General Vicente Aguirre Mendoza,
participe de las luchas por la independencia, amigo y confidente de Sucre y uno de
los hombres más ricos e importantes de Quito. Alejandro Holinski, un viajero que
llego al país en 1851, nos relata el esplendor con que se vivía en su mansión.
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2.9 ALEJANDRO HOLINSKI
Este hombre llegó al país en 1851, nos relata el esplendor con que se servía en la
mansión del General Vicente Aguirre:
“ … Me permitió apreciar la gastromia ecuatoriana en todo su esplendor; nos
sirvieron por los menos veinticinco platos, y el postre tenía una magnificencia de
cuento de hadas... Vicente Aguirre, Ministro de Guerra del Gobierno conservador,
me recordaba por su aspecto y su edad al venerable príncipe Adam Czartoryski. El y
Larrea, antiguó marqués de San José, Ministro de Relaciones Exteriores, son los
dos hombres más ricos del país. Sus familias daban tono a la sociedad de Quito:
formaban, con el cuerpo diplomático, el círculo en que yo pasaba mis veladas..... “
Esta fue, sin duda, una de las casas de mayor lujo de Quito. Según la tradición
familiar, Bolívar, Sucre y la Marquesa de Solanda bailaron bajo la luz de tres
hermosa lamparas de esos salones, una de las cuales fue el General Aguirre
apoderado y muy amigo de Sucre, y lo representó cuando se casó por poder con la
Marquesa de Solanda. Es posible que, por esa razón, María Augusto haya heredado
las cartas de Sucre que luego donó a la Biblioteca de los jesuitas. Efectivamente, el
16 de Agosto de 1957, recibió una del Padre Aurelio Espinosa Pólit agradeciéndole
la donación de manuscritos: no tengo palabras para agradecerle tan gran favor,
como que esta colección de cartas del Mariscal Sucre no tiene precio.
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CAPITULO III
LAS MUJERES DE LA FAMILIA
3.1 MARÍA AUGUSTA Y SUS ANTEPASADOS
Parece haber tenido una predilección especial por su bisabuela Virginia Klinger. Su
hermoso retrato, pintado en Europa presidía el salón principal de su casa, y entre
sus documentos hay varias referencias a ella. Según las crónicas, Virginia Klinger
era una mujer muy culta e inteligente, colaboradora, junto con su esposo Carlos
Aguirre fue Ministro de Haciendas de García Moreno de las obras garcíanas. En
1870 trajo a las monjas de la Caridad, y las instaló en el viejo Colegio de San
Buenaventura, junto a San Francisco, derruido por el terremoto, reconstruyéndolo y
adaptándolo para una Casa de Huérfanos. Lo llamó “San Carlos” en honor de su
hermano, quien murió en 1867, en viaje a Nueva York.
3.2 MUERTE DE CARLOS
Descansó en el Señor el 4 de noviembre de 1886. Su familia, Abril de 1941.
En la capilla de San Carlos hay una placa que dice: “Bienaventurado el que cuida del
necesitado y el pobre, en el día de la tribulación el Señor se acordará de él. Aquí
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reposan los restos mortales de Virginia Klinger de Aguirre Montúfar, que el 13 de
Junio de 1874 fundó esta casa de San Carlos de Quito, para noviciado de las
Hermanas de la Caridad y Asilo de huérfanos y Pobres”. Sus restos fueron traslados
a San Carlos desde la Capilla del Tejar, donde están enterrados los demás
miembros de la familia y que fue construida en el siglo XIX. La iniciativa del traslado
fue de su madre y su sepultura en la misma cripta, sin lápida alguna.
3.3 LAS MUJERES DE LA FAMILIA
Colaboraron activamente con comunidades religiosas y obras caritativas. Las
acciones de caridad en el Ecuador constituían básicamente un espacio reservado a
las mujeres. La tía de María Augusta, Carolina Barba Aguirre, contribuyó para la
llegada de las monjas mercedarias y al financiamiento de la construcción del colegio”
Nuestra Madre de la Merced”, de Quito. También otra tía, Laura Gómez de la Torre
de Urrutia, trajo a las “Siervas de María “ donó su casa de la Avenida Colón.
La Madre de María Augusta fue Dama de la Caridad, como también su amiga íntima
y pariente Mimí Gangotena Jijón, la su vez Presidenta de Acción Católica. La abuela
de esta última, Dolores Jijón de Gangotena, fundó la Asociación de las Damas de la
Caridad, “Con lo mejor de Quito”, tomando la idea en un viaje que hizo a Francia.
Pero, si bien existe una continuidad con las obras de sus antecesoras, creemos
que en María Augusta hay un rasgo especial: la perseverancia de la obra y un
sentido nuevo de la caridad, que va más allá de la actividad mundana.
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3.4 VIRGINIA KLINGER
Virginia Klinger fue la bisabuela de María Augusta y es posible que las obras de
caridad que ha sabido realizar le hayan servido de inspiración. A partir de este tipo
de acciones de determinados miembros de la familia, fundamentalmente, antes que
a partir de un linaje armado sobre la base de recursos genealógicos, María Augusta
Urrutia construye su formación en base a la memoria familiar.
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CAPITULO IV
SU FORMACIÓN ESPIRITUAL
4.1 EL AMBIENTE FAMILIAR
El ambiente familiar y el entorno inmediato que rodearon su infancia y juventud
fueron profundamente religiosos. El haber sido bautizada por el Provincial de los
Jesuitas es una evidencia de la estrecha relación de su familia con la Compañía de
Jesús. También, el ser recibida en los colegios europeos durante el largo recorrido
por el viejo mundo, en compañía de su madre. De acuerdo con los testimonios,
cuando viajaban, siempre llevaban recomendaciones de las mejores autoridades
eclesiásticas y se hospedaban en comunidades religiosas.
4.2 LA CARIDAD
La joven María Augusta distingue entre la caridad fundada en el amor sobrenatural,
y la seca filantropía materialista de los que no tienen fe, que dan dinero al que lo
necesita, como se da pan a un perro hambriento. Con esto marca tempranamente
un derrotero para su vida. El ejercicio de la Caridad no constituye una actividad
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mundana sino eminentemente espiritual, relacionada con el amor para con Dios,
para con el prójimo y para consigo mismo: la caridad se divide en tres partes; las dos
primeras únicamente espirituales.
4.3 LA HUMILDAD
Para María Augusta la humildad es la raíz de todas las virtudes, es la que les da
vida; sin ella pronto morirían como las plantas mueren por falta de agua. También
dice que los monumentos de virtud que contemplamos en los Santos se levantan
sobre fundamentos de humildad, por eso ni huracanes ni recias tempestades los han
podido abatir. Exalta una virtud cristiana que luego será para ella, una de los
puntales del pensamiento ignaciano, en el que se desarrollara su vida futura.
Posteriormente oirá de su director espiritual que el peor pecado es el orgullo.
Y una vez más, el modelo de María Augusta es la Virgen María por su pureza y
humildad: el Magnificat que cantó María Santísima es el Himno de la Humildad. Nos
dice que los soberbios serán humillados y los humildes ensalzados. Termina
diciendo “Jesús mío, hazme humilde, porque entonces estaré más cerca de ti, que
eres manso y humilde de corazón”.
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4.4 EL SACRIFICIO
El sacrificio concebido como servicio antes que como mortificación. el sacrificio
supone entrega y desprendimiento. Unicamente pueden entenderlo las almas nobles
y elevadas, ya que la materia no es compatible con él.
“La más grande que el hombre puede ofrecer a Dios, a su Patria y a las personas
que ama es el sacrificio. El estandarte de los héroes es el sacrificio. Jesucristo bajó
al mundo por amor a los hombres y por amor se sacrificó. No hay amor sin sacrificio,
y por amor es goce. Cuanto más puro es el amor, más completo el sacrificio. Las
almas nobles y elevadas son las únicas que pueden comprenderlo, pues lo material
es incompatible con él. Los Santos han llegado a santificarse por el sacrificio, y lo
amaban tanto porque sabían que era el lazo que les unía a su amado Jesús”.
Palabras sabias de María Augusta escritas en un cuaderno de borrador durante un
verano en Miracruz, en 1919 cuando tenía 18 años, y se trata de uno de pocos
documentos personales que nos permiten adentrarnos en el interior de su mundo
espiritual de aquella época.
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CAPITULO V
EL MATRIMONIO
5.1 ALFREDO ESCUDERO Y MARÍA AUGUSTA
No existen otros datos sobre la vida de la adolescente María Augusta. Los retratos
de esa época nos muestran una joven de belleza clásica, de estatura mediana y
esbelta. Parece que de Europa llegó al Ecuador en forma definitiva en 1921 a la
casa de la Plaza Grande, y a los 6 meses se efectuó allí su matrimonio con Alfredo
Escudero. Según los testimonios, se conocieron en París y enseguida simpatizaron.
Alfredo Escudero tuvo desde el comienzo el apoyo de la madre de María Augusta.
Era un hombre bueno y de una inmensa fortuna. Los matrimonios en esos años
eran, en gran parte, de conveniencia, armados dentro de un círculo social
relativamente cerrado, al interior del cual se conocían las parejas. Las fundiciones
propicias para un buen matrimonio.
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5. 2 INTERCAMBIOS DE RETRATOS
Antes que el interés por unir fortunas, existe una suerte de preocupación moral por
las virtudes de la pareja, con el fin de poder reproducir el ideal del hogar cristiano.
En intercambio de retratos, cuando eran novios, se dedican estas frases.
“Querido Alfredo:
Pido a la Virgen Santísima hacerlo tan feliz como usted se merece. María Augusta.
Quito, septiembre 8 de 1921”
Y ÉL:
“A mi amada María Augusta, en quien tengo la segura esperanza de encontrar la
inefable felicidad que me promete su virtud acendrada. Alfredo”.
Se casaron ese año, y el matrimonio recibió la bendición papal. Entre sus recuerdos
importantes, hay un telegrama del 3 de diciembre de 1921 que dice: “María Augusta
Urrutia, Quito. Soberano Pontífice imparte usted de corazón especial bendición
apostólica día del matrimonio, implorando para católico hogar gracias celestiales.
Cardenal Gasparini.”
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5.3 LA CASA DE LA GARCÍA MORENO
Una vez casados, fueron a vivir a la Casa de la García Moreno Número 760 que
Alfredo Escudero recibió como herencia de sus padres. Podemos imaginar la ilusión
y preocupación puesta en la decoración y el arreglo del nuevo hogar. En esa casa
María Augusta imprimirá su buen gusto, el refinamiento de su condición social y
también su preocupación espiritual. Los muebles europeos del siglo XIX, los
bargueños coloniales, los juegos de dormitorios y de comedor fueron colocados a
objetos familiares trasmitidos de generación en generación. Muchos de ellos de
gran peso históricos: la cama de bronce y el espejo de cuerpo entero que
pertenecieron a la marquesa de Solanda, la hermosa lámpara del comedor, que
iluminó, junto a otras dos, los salones de la familia Aguirre, utensilios de uso
doméstico algunos de origen colonial, vajillas de plata y otras con incrustaciones de
oro, a los que fueron sumándose objetos seleccionados con minuciosidad que
fueron adquiridos con el paso del tiempo.
5.4 UNA CASA DE LUJO PARA VISISTAS DE ETIQUETA
La salita roja para las visitas de “confianza”; el dormitorio, el gran comedor; el
oratorio con un calvario lindísimo, con el santo Cristo, la Magdalena, San Juan y
otros; el escritorio para arreglar los asuntos administrativos, en la parte delantera. Y
hacia atrás la cocina y lavandería y los cuartos de las servidumbre. El piso bajo
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estaba destinado al garaje y a grandes bodegas para los productos que llegaban de
las haciendas. Un gran árbol de magnolias presidía el patio principal de la casa, lo
que le daba un aspecto algo sombrío, pero de gran magnificencia. En cambio, en el
segundo patio había una pila de mármol.
5.5 EL VIAJE A EUROPA
María Augusta y su esposo habían viajado a Europa con el propósito de intentar
algún tratamiento médico para tener descendencia. No lograron tener hijos, lo cual
posiblemente empañó su felicidad. Pero el 1 de Marzo de 1931 Alfredo Escudero
murió con tifus, a los 35 años de edad, después de atender a un indígena de una
sus haciendas. Entonces María Augusta habría sufrido intensamente. A lo largo de
toda su vida evocó su memoria a través de sus acciones caritativas y pidió ser
enterrada junto a él en la cripta de la Iglesia de la Compañía de Jesús.
Este hecho doloroso marcaría definitivamente el curso de vida. Se encontraba sola,
con una inmensa fortuna heredada de su esposo: las haciendas “Solanda” en Quito
que antes se llamaba Tabaquería, “San Agustín” Y “La Umbría
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CAPÍTULO VI
PRINCIPALES DONACIONES
6.1 LA FUNDACIÓN MARIANA DE JESÚS
Tuvo sus antecedentes a mediados de 1939, en el intento de establecer la
“Fundación Barba Aguirre” y formar, en los terrenos de la hacienda “La Granja”, una
ciudadela compuesta de hasta cien casas, con el objeto de ayudar al mejor
desenvolvimiento de los hogares pobres. En cuanto al nombre, suponemos que, en
esa época, María Augusta perdió a su Madre y vio incrementada su riqueza con la
herencia de las haciendas: “La Granja”, “Rumipamba”, “La Carolina”, y una fortuna
en efectivo. Parte de estos bienes sirvió de base para construir la fundación.
En este mismo año María Augusta entrega al Municipio de Quito más de la mitad de la
hacienda “Rumipamba”, propiedad de la tía de la señora María Augusta, para levantar
allí un parque en servicio de la ciudad, con el nombre de “La Carolina” en honor a su
tía. Lo que hoy en día es el parque más grande de Quito la Carolina, que es un buen
beneficio para la Humanidad.
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6.2 SEGUNDA DONACIÓN EN 1944
La señora María Augusta dona la hacienda de “San Agustín”, ubicada en Machachi,
para la utilización como Casa de Ejercicios Espirituales. En este año el Padre Vázquez
Dodero empezó su acción como Director de la Casa de Ejercicios Espirituales en la
hacienda “San Agustín” en Machachi, Según las entrevistas, María Augusta le ofreció
varios sitios, al Padre Vázquez Dodero, pero él escogió Machachi. Posiblemente
pensó que no sólo la casa era apropiada, sino que el verdor y la pureza del paisaje
podían contribuir a un mayor recogimiento espiritual.
6.3 TERCERA DONACIÓN EN 1946
Entrega al Municipio de Quito un terreno de más de 5.000 metros cuadrados, en la
actual avenida 10 de Agosto y Mariana de Jesús Durante los años siguientes, la
Fundación entrega al Municipio de Quito cerca de 100.000 metros cuadrados de
terreno de la hacienda “La Granja”, para el equipamiento de instalaciones, talleres,
garajes, etc., de lo que fuera el departamento de agua potable.
Estos terrenos en la actualidad son ocupados como parqueaderos de la Empresa
Metropolitana de Obras Publicas, una parte de estos terrenos fueron vendidos para la
ocupación de casas comerciales como son la Chevrolet, y el Kia Motor.
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6.4 CUARTA DONACIÓN EN LOS AÑOS 70 Y 80
En estos años la Fundación inicia el levantamiento de la urbanización “La Granja”.
Pensada como un proyecto residencial, para los sectores medios de la ciudad, los
ingresos que produjo su venta fueron invertidos como parte del financiamiento de la
lotización popular Solanda y de su equipamiento.
En esos mismos años, la Fundación entrega una gran extensión de terreno en “El
Pedregal” para el uso de la “Liga Deportiva de Iñaquito”. Al mismo tiempo, hace
donaciones a varias instituciones de carácter social, así como también entregó terrenos
para la construcción del Colegio “San Gabriel” y de la Basílica la Dolorosa, en
homenaje a la obra apostólica y educativa de la Compañía de Jesús.
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CAPÍTULO VII
IMPORTANTES OBRAS
7.1 EL PLAN SOLANDA
A principios de los años ochenta, la Fundación dona más de 100 hectáreas de terreno
al sur de Quito, para la construcción de 6.000 viviendas destinadas a familias pobres
(Plan Solanda). Además, desarrolla un ambicioso plan de formación y capacitación de
sus pobladores, por lo cual destina 30 hectáreas de terreno para la construcción de
equipamientos comunitarios: un parque central, tres escuelas, un colegio, una
guardería, un jardín de infantes y casa comunales; un coliseo cerrado; un centro cívico
y comunitario; locales de mercadeos; el templo parroquial y sus anexos. Además, la
Fundación entrega terrenos para la construcción del colegio “Nacional Zaldumbide” y
para la escuela fiscal “Miguitas de Ternura”.
Desde el inicio de la Fundación “Mariana de Jesús”, se establecía el interés de
implementar un plan de vivienda para sectores pobres de la población. En sus estatutos
originales se declara que la Fundación se propone desarrollar obras para beneficio de
los más necesitados, así como orientarlos cristiana y culturalmente:
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a) Viviendas para familias trabajadoras, dando preferencia a las más numerosas y
más pobres.
b) Educación y formación complementarias.
c) Alojamiento apropiado para estudiantes pobres.
d) Alimentación a niños carentes de cuidado adecuado.
7.2 EL PROYECTO DE VIVIENDAS
El proyecto, en sí, establecía que cada casa tendría tres dormitorios, un salón común,
cocina y servicios higiénicos, un jardín y un hurto pequeño. El propósito que se
establece en la solicitud es que, “dentro de sus muros se consolide el tradicional
espíritu del hogar obrero de nuestra querida patria, basándose en el bienestar
humano, sana alegría, trabajo, espíritu cristiano y goce de las ventajas que reportan
las instituciones sociales modernas”. Las casa se entregarían a familias ecuatorianas
pobres, que no tuvieran bienes raíces, por el pago de una pensión de arrendamiento
no mayor del tres por ciento anual sobre el valor de la casa, y permanecerían en ellas
mientras durara su reducida situación económica y cumplieran con el reglamento
correspondiente.
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7.3 LA PROPUESTA DE MARÍA AUGUSTA URRUTIA
La propuesta fue bien recibida en el contexto de esos años. Sin duda, existía una
preocupación por la llamada vivienda obrera. La vivienda higiénica se constituye en un
espacio protector, mientras que el tugurio contribuye al deterioro de las familias y a la
desatención de la infancia. Desde la acción social católica, el Padre Inocencio Jácome,
dominico, había tratado de implementar en 1933 un programa de vivienda popular.
Pero había otro factor que llamaba a beneplácito y tenía que ver con la forma en que
se percibía ese tipo de acciones: entre los comentarios del editorialista de la Gaceta
Municipal, se menciona que, al fundar la Asociación y solicitar la autorización para
formar el barrio obrero, María Augusta ha querido “perpetuar el nombre de su madre,
María Barba Aguirre, y de sus nobles antepasados”. La beneficencia continuaba
percibiéndose como factor de distinción, algo ajeno a los propósitos de María Augusta
Urrutia, lo que posiblemente constituyó un motivo para el cambio de nombre de la
Fundación por ella creada.
No sabemos a ciencia cierta por qué no se consolidó el proyecto. Lo que sí se conoce
es que los estatutos de la “Fundación Mariana de Jesús”, propiamente tal, fueron
aprobados hacia finales del mismo año, el 8 de diciembre de 1939. Todas, las obras
posteriores se canalizarían a través de esta Fundación.
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7.4 MIEMBROS DEL DIRECTORIO
A partir de esa época, estuvieron a la cabeza de la Fundación personajes públicos
católicos que eran nombrados cada año o ratificados por el provincial de la Compañía
de Jesús y su presidenta vitalicia: María Augusta Urrutia de Escudero. Julio Tobar
Donoso, Julio Mancheno Lasso, José Crespo Toral, Guillermo Borja Enríquez, Eduardo
Carrión Eguiguren, Carlos Bustamante Pérez, Sixto Duran Balen, Carlos Ponce
Martínez, Jaime Martínez Espinosa, José Barahona Sáenz, José María Urbe Lasso,
Marcos Gándara Enríquez, fueron parte de la Fundación, entre otros.
7.5 LAS SESIONES DEL DIRECTORIO
Testimonio de José María Uribe Lasso: “Celebrábamos en su casa. Identifico
perfectamente la sala donde ella nos reunía. Las sesiones se iniciaban a las 11h00 de
la mañana y se extendía según las circunstancias, quizás hasta las 12h ó 13h, pero no
demoraban más. Era tan precisa en sus cosas, en su trato, que nos recibía con una
bondad extraordinaria, un sentido de agradecimiento, de confianza, porque era así,
una persona que se abría muy fácilmente, que trasmitía todas sus inquietudes, todas
sus preocupaciones a los directores...” Para poder llevar adelante sus acciones, la
Fundación suscribió el 8 de Diciembre de 1945 un convenio con la Compañía de
Jesús, que rige y opera hasta ahora:
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7.6 LA COMPAÑÍA DE JESÚS
Reconoció y aceptó esta determinación, y para lograr la necesaria unidad de acción en
el cumplimiento de este compromiso, aplica hoy en día una de las normas estatutarias
que confiere al padre provincial la presidencia de la Institución y la autoridad para elegir
y nombrar a los miembros del Directorio. Sin embargo, la Compañía de Jesús no
condiciona a sus beneficiarios, ni la declaración de un determinado credo religioso, ni la
sumisión a ninguna representación social o política en particular.
7.7 DEMORA EL PROYECTO SOLANDA
Según el testimonio del Doctor Eduardo Villacis, fue su gran preocupación y otro de sus
sueños. A veces ella decía: “quisiera acabar esto de solanda”. Entre sus papeles se
encuentran numerosas referencias y una serie de documentos que revelan este interés.
Tenemos en las manos, por ejemplo, una “Memoria del Instituto Nacional de Viviendas
Económicas“ del Uruguay, de 1942, a través del cual posiblemente María Augusta
trataba de recuperar esa experiencia. El modelo adoptado por los uruguayos era el de
la casa-jardín: viviendas individuales rodeadas de un pequeño jardín y de un huerto que
permiten a cada familia vivir su propia vida y “consolidar un tipo existencia hogareño,
reservada y autónoma “.En 1974, bajo su impulso y financiamiento, Sixto Duran Ballén,
Julio Mancheno, el P. Vázquez Dodero y José María Uribe Lasso viajaron a Chile y
México para observar los planes de vivienda y tratar de tomar ideas para aplicarlas en
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Quito. Ella, nos cuenta José María Uribe, controlaba todo y hacía el seguimiento de la
visita, a través del teléfono. La Fundación construyó 44 casas en “La Isla“, a un costado
de Solanda.
7.8 CONVENIO ENTRE FUNDACIÓN Y EL BANCO ECUATORIANO DE
VIVIENDA EN 1982
La AID y el Municipio de Quito, para llevar adelante el plan firmaron un convenio en
1982 para crear una Fundación que se responsabilizó de mantener servicios de
educación, promoción social y asistencia religiosa, gratuitamente, en beneficio de la
comunidad, aspectos a los que ha contribuido la Compañía de Jesús. No se ha
evaluado aún los alcances del plan Solanda. ¿Se seguía soñando todavía en la
“Ciudad de Dios”?. ¿En contribuir a la reconstitución de las familias y al mejoramiento
moral de los individuos, a partir de la organización racional de los espacios y la
modificación de los estilos de vida?
La idea de que es posible contribuir al desarrollo material y espiritual de los
individuos a partir de la constitución de espacios de convivencia, ha estado presente
de un modo u otro en el pensamiento de los jesuitas.
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CAPÍTULO VIII
ÚLTIMA ENFERMEDAD Y MUERTE
8.1 EL DOCTOR VILLACÍS
Había conocido a María Augusta tomando oxígeno permanentemente; habían
usado cortisona y habían tenido suerte... y eso había logrado superar el problema,
pero el remedio le había ocasionado que se produjera una diabetes. Había sido una
diabetes insolino-dependiente, por eso el Doctor Villacis le iba a visitar, a veces, tres
ocasiones al día: en su enfermedad final el le ponía todas las inyecciones que podía
recibir la señora.
El médico le había preguntado a María Augusta si tuvo tifoidea alguna una vez,
alguna bronquitis, pero la causa final de su muerte ha sido una perforación del
intestino a la vejiga de causa cancerosa. El médico le había operado, había salido
muy bien de la operación..., pero en la mañana del 5 de diciembre de 1987 había
llamado al médico la empleada más fiel, Olga Rosero, para indicarle que María
Augusta se sentía muy débil. Estaba en shock. Tuvo un infarto miocárdiaco, como
sucede en los diabéticos, sin dolor... María Augusta dice al Doctor: “Me siento muy
débil y no veo”; en ese momento le habían subido a terapia intensiva, pero ya no
respondió a las medidas. Según el testimonio de su médico, ella llevaba
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pacientemente su enfermedad, casi nunca se quejaba: Tal vez para morir dijo:
“Eduardo, que me duele aquí”, pero quejarse, no. tenía mucha entereza moral.
8.2 ÚLTIMA VISITA A LAS HERMANAS DEL CARMEN
Cuando, poco antes de morir, visitó a las hermanas del Carmen Alto, sentía muy
cercana su muerte. Posiblemente, les dijo, será ésta mi última visita. Ya estoy
golpeando las puertas del cielo. Pidan para que ese momento sea como describe
San Juan de la Cruz. Y San Juan de la Cruz describió a la muerte, en su poema
“Llama de Amor Viva” como un “dulce encuentro” con Dios.
“¡Oh llama de amor viva...
acaba ya si quieres,
romper la tela de este dulce encuentro!”
Y Dios quiso romper “la tela de este dulce encuentro” con la señora María Augusta
Urrutia de Escudero el cinco de diciembre de 1987. Sus restos fueron depositados,
junto a su marido, en la cripta de la Compañía de Jesús, bajo el altar Mayor. Su
lápida reza: “Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos más pequeños, a mi me lo
hicisteis”
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CONCLUSIONES
La conclusión es que María Augusta Urrutia a dejado su enseñanza su bondad, caridad,
humildad, ella a demostrado por medio de estas tres palabras mágicas que el dinero no
lo es todo en la vida.
Habla mucho de amor y sufrimiento por qué ella sentía que se iba quedando sola que
poco a poco sus seres mas queridos Dios se lo llevaba aun nuevo mundo.
María Augusta Urrutia deber que su fortuna se iba incrementando más y más, ella
prefirió compartir con la gente que necesitaba. Apoyando con el plan Solanda para la
construcción de viviendas y al Municipio Metropolitano de Quito ayudo con donaciones
de terrenos para la construcción de parques, colegios, escuelas.
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RECOMENDACIONES
Recomiendo a toda persona en general que visiten la casa que fue de María
Augusta Urrutia en el centro de la ciudad la que hoy es Casa Museo donde se
exhiben todos los lujos que ella tenía antes de su Muerte.
Lo más importante es que conocer las cartas de personajes importantes de esa
época de María Augusta las cuales son cartas originales del mariscal sucre, Gabriel
García Moreno que fueron dirigidas a sus padres.
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BIBLIOGRAFÍA
TESTIMONIOS DE: Olga Rosero, Alfredo Quilumba, Dr. Eduardo Villacis, Luís Erazo, José
María Uribe Lasso
TITULO DEL LIBRO: Vida y Obra de María Augusta Urrutia.
EDITADA POR: Fundación Mariana de Jesús
LUGAR Y AÑO: Quito, marzo del 2000
EDICIÓN: Primera
PÁGINAS: 76
PAGINA INTERNET: www.fmdj.org
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ANEXOS
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ANEXOS 1
MARÌA AUGUSTA URRUTIA Y MARÍA BARBA AGUIRRE SU MADRE
Perteneciente a una de las Familias de mayor linaje de la aristocracia serrana
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LA NIÑEZ Y ADOLECENCIA: Nació el 6 de Febrero de 1901, en el hogar
Formado por Julio Urrutia Olano de nacionalidad colombiana y de María
Barba Aguirre, perteneciente a una familia de mayor linaje serrano
ANEXOS 2
SU FORMACIÒN ESPIRITUAL
Es de 1919, cuando tenía 18 años, y se trata de uno de los pocos
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Documentos personales que nos permite adentrarnos en el interior de
su mundo espiritual de aquella época, en la caridad, la humildad, y el
Sacrificio.
ANEXOS 3
EL MATRIMONIO
María Augusta y su esposo Don Alfredo escudero
Se casaron el 3 de Diciembre de 1921
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ANEXOS 4
LA CASA DE GARCÍA MORENO N 760
Esta es la casa de María Augusta Urrutia, que hoy
Es casa museo en el centro de la ciudad de Quito.
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Donde se exhiben todas sus pertenencias de lujo
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