Manuel Elkin Patarroyo

Post on 12-Mar-2016

218 views 1 download

description

RETRATO contralamalaria,cediólapatenteala OMS.PremioPríncipedeAsturias,que recibióen1994. Aficiones.«Soycoleccionistadearte,me fascinalaplástica,soymuyvisual». Debilidades.«Mishijosymisnietas». Defectos.«Piensomuchoenlosdemásy pocoenmímismo». Virtudes.«Puedeserelpropiodefecto». ELMUNDO.LUNES27DEDICIEMBREDE2010 16 ManuelElkinPatarroyo,descubridordelavacunacontralamalaria. /ÓSCARMONZÓN BEATRIZPULIDO Impreso por Beatriz Pulido Flores. Prohibida su reproducción.

Transcript of Manuel Elkin Patarroyo

EL MUNDO. LUNES 27 DE DICIEMBRE DE 2010

M216

BEATRIZ PULIDODe una amabilidad apabullante, Manuel E. Pa-tarroyo parece inmerso en una cruzada contrala enfermedad. Descubrió la vacuna contra lamalaria pero no se conforma. Hace unos díasrecibía el Premio Haz Tu Acción, entregadopor AISGE. El doctor se mostraba encantado«Vine a dar las gracias, no sólo por el premio,sino por el apoyo que me ha dado España».

Pregunta.— ¿Qué anda buscando ahora?Respuesta.— Sólo tengo un proyecto de vi-

da: tratar de encontrar una metodología lógi-ca, racional y matemática para desarrollar to-das las vacunas. Ahí me moriré.

P.— ¿Y cómo va?R.— Este año entregaremos las primeras

reglas.P.— ¿Tiene usted sucesores?R.— Muchísimos. He educado a más de

1.000 investigadores en mi país. Desgraciada-mente allí no se dan las mejores condicionespara ello, algo que ha mejorado drásticamen-te en España desde hace 25 años.

P.— ¿Cuál es el mal del ser humano?R.— Se expresa a nivel de la envidia, la ava-

ricia, la rabia, y el resto de los pecados capita-les. Algo de eso nos toca a cada uno y algo tie-ne de genético, igual que la bondad.

P.— Reza, ¿a qué clase de Dios?R.— El mío no tiene forma. Creo en un Dios

superior, mi familia es católica, pero nunca nosadscribimos a ninguna iglesia en particular.

P.— ¿Y qué le pide?R.— Que me enseñe cuál es el camino co-

rrecto. Hasta ahora creo que no se ha equivo-cado (se ríe). Hace décadas lancé ideas que ensu momento eran revolucionarias. Tenía mu-chas dudas pero hace un par de años se de-mostró que eran acertadas.

P.— ¿La enfermedad es un negocio?R.— Desgraciadamente sí. Nunca debería

negociarse con la salud. Las multinacionalesnos vendieron las vacunas de la gripe h1n1(A)obteniendo unos beneficios morbosos, nosquieren vender la del papiloma, nos querránvender la de la malaria y todo lo que quieran.

P.— ¿Y qué es lo peor?R.— Lo peor es que se ha avisado tantas ve-

ces de que viene el lobo que cuando venga deverdad se va a poner seria la cosa.

P.— No tardaron mucho en aprobar la vacu-na de la gripe A.

R.— Para que obtuviera todos los permisosde mi vacuna me demoré 6 años y ellos tarda-ron 15 días en sacar la h1n1.

P.— Da la sensación de que a veces pareceno se quisiera investigar demasiado.

R.— Lo que ocurre es que la industria far-macéutica siempre busca comprar un pro-ducto terminado, que el costo de las investi-gaciones lo financien las universidades o losEstados y cuando ya esté hecho el productoentran a llevarse los beneficios.

P.— Es usted el azote de la industria farma-céutica.

R.— No, no me interesa azotar a nadie. Se-ría suicida ponerme en contra de un poder se-mejante. Yo camino al margen.

P.— Ha sonado usted para el Premio Nobelmuchas veces.

R.— Nunca lo he perseguido. El único pre-mio que quise ganar fue el Príncipe de Astu-rias, era un premio con el que se reconoce alos de casa. Uno triunfa ante los ojos de los se-res que ama, y ante ellos uno cae.

P.— ‘De las bacterias en adelante sólo busca-mos reconocimiento y afecto’, decía usted.

R.— Donde nos equivocamos es en la mane-ra de obtenerlo, el dinero tiene buena culpa.

P.— ¿Y los virus qué buscan?R.— (Se ríe) Son demasiado chiquitos; aún

no logré entender su psicología.P.— El hacer cosas por los demás dicen que

es una de las condiciones para la felicidad.R.— Es que es muy satisfactorio. Nunca qui-

se hacer algo distinto que tratar de resolver losproblemas universales para el bienestar de lahumanidad y en medio de eso logré avanzaralgo y eso me hace muy feliz, pero me olvidéde mí y me encontré con enfermedades a lasque no puse cuidado.

P.— ¿Qué le pasó?R.— La gente no sabe que estuve dos años y

medio rayando entre la vida y la muerte poruna enfermedad bacteriana que cogí y quedescuidé. Salí de ello hace año y medio.

P.— ¿Se moría?R.— Eso le dijeron a mi familia, pero yo pen-

saba que no tenía derecho a morirme porqueaún no he terminado lo que tenía que hacer.

P.— ¿Le ha cambiado algo esa enfermedad?R.— (Se ríe) Nada. Ha conseguido que yo

vaya más deprisa, que camine más rápido.P.— Si hubiera unos cuantos como usted

arreglábamos el mundo.R.— Pues no aspiro a ser ningún santo.P.— ¿Piensa usted alguna vez en las vidas

que ha podido salvar?R.— No porque no me dejaría vivir, pensa-

ría en las que aún me quedan por salvar. Nun-ca paso cuenta de cobro.

MANUEL ELKIN PATARROYO / MÉDICO E INMUNÓLOGO

«No aspiro a ser ningún santo»

CON MUCHA CARA / «Nunca debería negociarse con la salud» / «En la cuestión de lasepidemias se ha avisado tantas veces de que viene el lobo que cuando venga de verdad seva a poner seria la cosa» / «Los virus son demasiado chiquitos; aún no logré entender supsicología» / «Uno triunfa ante los ojos de los seres que ama, y ante ellos uno cae»

Origen. Colombia, 1946.Currículo. Es médico catedrático de laUniversidad Nacional de Colombia yprofesor adjunto de las Universidades deRockefeller de Nueva York y Estocolmoen Suecia. Fundador y actual director dela Fundación Instituto de Inmunología deColombia. Pese a las ofertas que recibiópor su descubrimiento de la vacuna

contra la malaria, cedió la patente a laOMS. Premio Príncipe de Asturias, querecibió en 1994.Aficiones. «Soy coleccionista de arte, mefascina la plástica, soy muy visual».Debilidades. «Mis hijos y mis nietas».Defectos. «Pienso mucho en los demás ypoco en mí mismo».Virtudes. «Puede ser el propio defecto».

RETRATO

«La gente no sabe que estuvedos años y medio rayando entrela vida y la muerte por unaenfermedad bacteriana»

Manuel Elkin Patarroyo, descubridor de la vacuna contra la malaria. / ÓSCAR MONZÓN

Impreso por Beatriz Pulido Flores. Prohibida su reproducción.