MANANTIAL TRANSPARENTE

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PEDRO FAVARON

MANANTIAL TRANSPARENTE

Manantial transparente©Pedro Favaron

Christopher Zecevich Arriaga Gerente de Educación y Deportes

Doris Renata Teodori de la Puente Subgerente de Educación

Juan Pablo de la Guerra de Urioste Asesor de Educación

María Celeste del Rocío Asurza Matos Jefe del programa Lima Lee

Editor del programa Lima Lee: John Martínez GonzálesSelección de textos: Alvaro Emidgio Alarco RiosCorrección de estilo: Margarita Erení Quintanilla RodríguezDiagramación y concepto de portada: Leonardo Enrique Collas Alegría

Editado por:Municipalidad Metropolitana de LimaJirón de la Unión 300, Lima. Lima.www.munlima.gob.pe

1a. edición - diciembre 2021

Depósito legal N° 2021-14532

Presentación

La Municipalidad de Lima, a través del programa Lima Lee, apunta a generar múltiples puentes para que el ciudadano acceda al libro y establezca, a partir de ello, una fructífera relación con el conocimiento, con la creatividad, con los valores y con el saber en general, que lo haga aún más sensible al rol que tiene con su entorno y con la sociedad.

La democratización del libro y lectura son temas primordiales de esta gestión municipal; con ello buscamos, en principio, confrontar las conocidas brechas que separan al potencial lector de la biblioteca física o virtual. Los tiempos actuales nos plantean nuevos retos, que estamos enfrentando hoy mismo como país, pero también oportunidades para lograr ese acercamiento anhelado con el libro que nos lleve a desterrar los bajísimos niveles de lectura que tiene nuestro país.

La pandemia del denominado COVID-19 nos plantea una reformulación de nuestros hábitos, pero, también, una revaloración de la vida misma como espacio de

interacción social y desarrollo personal; y la cultura de la mano con el libro y la lectura deben estar en esa agenda que tenemos todos en el futuro más cercano.

En ese sentido, en la línea editorial del programa, se elaboró la colección Lima Lee, títulos con contenido amigable y cálido que permiten el encuentro con el conocimiento. Estos libros reúnen la literatura de autores peruanos y escritores universales.

El programa Lima Lee de la Municipalidad de Lima tiene el agrado de entregar estas publicaciones a los vecinos de la ciudad con la finalidad de fomentar ese maravilloso y gratificante encuentro con el libro y la buena lectura que nos hemos propuesto impulsar firmemente en el marco del Bicentenario de la Independencia del Perú.

Jorge Muñoz Wells Alcalde de Lima

MANANTIAL TRANSPARENTE

A Chonon Bensho,ave humana de saludable amor,

de sueños visionarios y corazón puro.

De tus viajes por la selva tras la selvatraes al mundo el aroma vivificante,

luz que ilumina nuestros días.

En un rancho de humildadcuando el sol se inclinaba

el Padre me preñóde un canto claro y líquido

celebrando la existencia.(Nuevas moradas,

Fray Domenico Giribaldi)

Vana la palabra del poetaque no alcanza el corazón

para aliviarlo con el canto.(Poema a los doctores,

Paracelso)

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Estos poemas me fueron surgiendo, sin artificio, poco a poco, durante mis estancias en los bosques húmedos de la selva peruana. Se deben al influjo y contemplación de estas rústicas geografías, y a la amistad de quienes las habitan. Aún resuenan en mí los silencios musicales de San Miguel del Río Mayo y de la quebrada frente a la casa de don Cristobal Salas; también, las cascadas de Shanao y el canto de una agreste ave en las alturas de Sisa. Algunos versos los escribí en mi retiro en la quebrada termal de Mayantuyacu, afluente del Pachitea, en el oriente de Huánuco, entre sabios árboles y la hospitalidad del maestro Juan Flores. Y otros tantos en el territorio comunal de Santa Clara de Yarinacocha, comunidad indígena de la que soy comunero empadronado; mis pulmones se han dilatado con las madrugadas de su lago, el trino de sus aves pescadoras, la ciencia aromática de sus plantas de bajial y las risas sencillas de mis familiares, nokon kaybo. Algunos pocos llegaron a mí en bosques de Canadá y del noreste de los Estados Unidos, sobretodo en la región montañosa de Les Laurentides, en Quebec. Estas diversas latitudes y temperaturas impregnaron mi espíritu, calmaron mi mente y renovaron mi retina. Desde niño he amado el alejarme del vértigo urbano. Y también la quietud que da origen al verbo sabio. He saciado la

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sed que desde mi primera juventud me inflamaba. En aislamiento purgativo, con austeros alimentos, me liberé del entendimiento estrecho; ahora sé conversar con vegetales y garzas, con aguas y rocas, con la íntima anatomía de mis células y el fulgor de las estrellas. Antiguos iluminados visitan mis sueños afortunados. Las medicinas indígenas del Norte y las de mi vasta y múltiple patria, han abierto mis sentidos internos; y el viejo libro del Tao y algunos poetas Chan y Zen han acompañado mis peregrinaciones, diciéndome: el dedo que apunta a la luna no es la luna. La luz se despierta en los respiros y encauza el andar. Conocerse a uno mismo es conocer a Dios vivo en cada pálpito. Es conocer quienes fuimos antes del nacimiento y quienes seremos tras la muerte. Comprendo ahora que cada ser vivo tiene inteligencia, sensibilidad y habla a quienes, por don del Gran Espíritu, recobran el asombro casto y la conciencia original. Todo comparte una misma procedencia; y a ese común origen elevo mis plegarias. Todo viene de Dios; y hacia ese manantial aéreo vuelven las almas puras.

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1.

Nueve veces nueve

nuestra humanidadde rumbos abismados ha renacido desde su propia destrucción

purificada por carbonesencendidos y el diluvioque nos devuelveal olvido,

a la memoriade lo increado.

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Llegará la promesa del día impostergable

el despertar del sol interiorque nos precede.

El virtuosopone el pechofrente al rayoy se perfeccionaen el ardor

incinerandolo que nos distanciadel elemento puroe imprescindible.

Conmocionadas en su intimidad recién se abren las células al deleite

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de la luz que les es propia del canto depurado manantial aéreo que aviva el corazónde los que retornan.

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2.

No vayas a creerque anduve andadopor camino recto,ni ancho, ni corto.

Recorrí cautivo trochas abismadasagarrado a piedrascon pies y manos

solamente por beberel canto elevadodel oriol solar

néctar luminosoen las arduas sendasde los renunciantes.

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3.

Todo es efímerohundido en esta tierra.

La vida escapaarena hirvientequemando manos.

Aquellos a quienes amamoshan muerto o morirán…igual que nosotros.

Al final solo quedael corazón impasibledel desapego:

flor levitando serena sobre fuego

contemplando la fugade los rostros y las horas.

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4.

En el pasadoen el hoy y en el mañana

se sufren los deseos que inflaman las entrañas.

El ruido del mundoaturde la mentee incita las pasiones;

desde abajo llamael pesar encadenadode los amigos y parientesque siguen soñando. Liberadode los apegos opacosqueda la luz sencilla

la senda estrechadel sabio austero.

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Solitario es el caminode quien despierta.

Amada muerteanterior al deceso:hundirse en el océanodel desprendimiento

buscando un respirolibre del miedo…

Entregada la vidaal Uno primeronace del Espíritu un Adán nuevo:

los pulmones castos,la retina pura,la risa ingenua de un niño admirable…

Indestructible corona y sabiduría cierta:

el pensamiento buenose alza a lo eterno.

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5.

¿Podrás mirar tu vidacomo observas cualquier otra,

como la contempla Dios?

(Siro de Alejandría, Divina indiferencia).

No soy el que era,no el que seré;y ni siquiera soyquien lleva mi nombre.

No soy esta mentecolmada de opiniones,ni tampoco el musgoque empaña la gema.

No soy desta vidaen la que vivo sidopor un designiodel que todo ignoro;

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ni soy la muerte afiladaque aun sin morderríe a mi costadosu fiero silencio.

Yo soy cuando olvido las duras doctrinasy hundo en larena mis manos y respiro

el vacío libreen que me abismosin persigo ni poseoolvidando mi grado. Soy de la luz inmensa y del río ascendenteen el alma liviana.

No soy el que juzgosino tras el puentesoy mi procedencia:

brillo que no ha nacidoy nada sabe de la muerte.

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6.

Mi patria legítimano es esta, formadade piedra corrompiday barro resentido;

este rincón estérilgobernado por la envidiay la codicia inflexiblerevestida de elegancia.

Mi verdadero hogar

de jardines verticalesy cascadas eternas,

se despierta en la perfecta oraciónde los santos retirados

en la intimidad vegetalde la verde médulay el canto.

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Rústica sabiduríade la cortezadel árbol aéreo que se alzasobre las estrellas…

Quietud del corazónque se recuerda

gota atemporaldel luminoso mar.

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7.

Cae un relámpagoen el monasteriode la selva transparente.

El suelo tiemblay todo se ilumina.

Camino de luzentre cielo y tierra.

En medio de amboslos humanos prosperancuando contemplanel silencio de las plantas

y su ánimo se aquieta.

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8.

Morir sin morirrenaciendoal destiempocon fulgores

levitando levecomo un Solsobre la ruedade las horas

como un Solderramando vidaen el maízde la videncia

trayendo a tierrael aliento de Dios,sus pensamientosy su pureza.

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Volver a ser Sol innombrableen la matriz del resplandor,

ese Sol primerodel que nacieronlas estrellasy los ángeles.

Morir sin morirretornandoa la fuentede la claridad

a la fuentede la existenciacomo un Solque se disuelve

y renaceave triunfantedesde lo inadvertidodel océano.

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9.

Cuando brillael solen el cetrodel cielo

nada tan hermosoni consistente.

Pero si el solsiempre brillaen su máximoesplendor

calcinaríalas flores,las hierbasy los ríos.

El solse realiza

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cuando el airelo atempera

cuando las ramasdel algarrobole quitan fuego

y las nubesde lluvialo serenan.

Solo graciasa las lluviasel solda viday no la incinera.

Y graciasa la noche

las formasy certezasque aparecenfirmes y segurasen el día

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se revelanvulnerables,no tan ciertas.

Cuando caeel solde la tarde

se abrenlos mundosinvisibles

y el almaasciendepor el haloplateadode la luna

hasta hallarlo insondable del Misterio.

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10.

En los arrozales inundadosa la sombra de un árbolreposan las garzas.

Así mismo, el espírituen el vientre de silenciose olvida del deseo.

Sin apetito ni ajetreos recuerda su brillo aladoen la quietud del sueño.

Y su vuelo despiertaa la profundidad azul del ilimitado cielo.

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11.

De tantas penasy hondas soledadesentre los saciados

partí huérfano,hastiado por caminosde abundante pobreza.

Recorrí sendas secasy atravesé abismossostenido por la fe

dejando a cada pasoel ardor del apetitoy la sed de poder.

En círculos de fuegoardieron los intestinos de mi vanidad

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y solo quedó un corazón desnudo y humildeante lo inmenso.

Dios me ofrecióun vaso del fermentodel fruto innombrable

y una blanca túnicaque resplandecíasobre la oscuridad.

La fuente de la luz me recibió abiertacomo a casta amante:

absorbido en su seno de mí solo quedoel pulso de su Amor.

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12.

En la simplicidadde mi huerta

verdeo sobre el limo.(La huerta, Dao Tai)

Conservándoteen las raícesde la sencillezy la pureza

germinaen tu pechola flor del entendimiento.

La raízsin ocuparsey sin esfuerzonutre la flor

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el frágil diamante que resplandecesin cegar a nadie

y un canto de inasible bellezaconsagradoa la compasión.

En alejado ayunode reposo claro se gestan ojos nuevosque pueden vislumbrar

la fuente luminosael transparente manantial

aguas que nutrena todo cuanto vive.

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13.

¿Qué puedo ofrecerte, flor de mayo, si nada poseo? No es mío el viento que mueve mi vida, ni el aire que me abraza, nutre y me permite. No es mío el suelo que recibe mis pasos, ni el aliento que hace prosperar mi huerta. No es mía la quebrada que me sustenta, ni el río que limpia mis tristezas y me renueva. No son mías las vicuñas que corren las pampas, ni el ichu que mastican las llamas, ni los árboles de sombra y ciencia. Sí soy yo quien pertenece a las montañas, a la atmósfera, a la tierra. Y soy la hechura de su crianza, de su fiera ternura, de la templanza de los abismos; y de la rústica sabiduría del cactus amargo, que no precisa de mis cuidados. Soy yo quien a todo se debe, roca de la roca, fuego del fuego, hijo de las entrañas cálidas… ensalzando al Padre de los ciervos y de los cielos. ¿Qué puedo ofrecerte, más que mi aliento que no es mi aliento, mi palabra que no es mía, mi sangre y mi cuerpo? De Ti, océano a quien nadie adueña, viene mi sosiego. Y eres Tú quien canta y se regocija en mi pobre voz, que no cesa de alabarte; en mis palabras opacas que carecen del brillo suficiente para siquiera nombrar el más lejano de tus nombres. ¿Qué

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puedo ofrecerte, sino mi aliento que es Tu aliento, mi voz que es Tu voz? ¿Qué puedo darte que no sea Tuyo? No más que ofrendarTe cada respiro, cada pensamiento de mi corazón enamorado de Tu pureza indecible, de Tu piedad sin la que nada germina y fructifica.

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14.

Soy indigno de la humildad.(Fray Domenico Giribaldi)

La humildades ciencia de virtudgestando una estrellaque alumbra sin cegar.

La humildadno pretende la victoriapero ignora la derrotapermaneciendo en apertura.

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Los poderosos atrapadospor su orgullo edificantedesconocen la libertadde la humildad.

La libertadde la humildad desposeídaes no temer

pues nada tieneque otros quieran…

esa su abundancia,esa su riqueza.

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15.

La noche enteracroan las ranas

junto al río.(Arrullo, Dao Li)

La mesa generosa y campesinaque nada amontonacandados y alambres ignora:

sin temor al viajero extrañolo invita a comer y a descansarhasta su próxima partida.

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16.

Como enseñara Cristohe buscado a Diosentre los sencillos.

(Fray Domenico Giribaldi)

El pasoarraigadodel campesinoal pisarlas piedrasque sobresalenen las quebradas.

La risaunánimede quien ignorala escriturade los sabiosy la geometríadel tirano.

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La dichaemancipadaque nada anhelade la cortey se complacecon el maízde su querencia.

El silencioen el corazónde los humildes.

El río generosoque jamásha de agotarse.

La riquezasin posesionesde los aldeanos.

La libertadamanecidaal aclararlos deseos

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desordenadosy las nochesinsomnes.

La luzque se despiertaen el almacuando vuelveal origensin principiode los pálpitos.

El amorindesligableque vinculala tierracon el cielo,

y al hombrecon Dios.

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17.

¿Me preguntas, querido amigo, sobre la ciencia verdadera? En vano has de buscar la alquimia perfecta en el laboratorio de los sabios y en los objetos de falso brillante. Pues se halla, desde siempre, alejada de los banquetes y las riquezas aparentes; y reside en la simpleza y la raíz…

Observa al campesino hundiendo el arado. Así vincula su pálpito con el magnetismo de la tierra. Sus pies descalzos respiran los átomos del suelo, alimentándose de los restos vegetales y del viejo mineral; ese influjo asciende hasta su corazón y desde su corazón alcanza su entendimiento. Y lo renueva. Se trata de una cópula invisible, sublime y perfecta.

Cuando el campesino se aúna al aliento de la tierra, lo hace también a las frecuencias musicales del sol, de la luna y de todos los planetas; y así se entrelaza con el verso múltiple y sonoro de las galaxias que cantan a Quien todo supera. Y nada lo separa de Dios.

Al contemplar con claridad y sin mácula se comprende: el Amado vive en la hondura de cada

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existencia. Es aliento que anima toda vida. Fuente que mana desde un espacio más allá del tiempo,

desde un tiempo vacío de espacio. Cuando las distancias se disuelven,se recuerda la Unidad que nos contiene. ¿Todo esto te desconcierta y te parece oscuro? Sería

muy evidente si abandonaras las resistencias de tu mente y escucharas con un órgano honesto, vacío de opiniones y erradas doctrinas. Entonces te asombrarías de cuan simple resulta inspirar la luz que dio origen a la creación.

Y sabrías que el campesino, en su sencilla labranza, renueva el viejo pacto con las fuerzas invisibles que nutren su cosecha y avivan el fuego, engordan su ganado, desploman la lluvia y hacen soplar al viento.

El corazón agrariohabita en la verdad.La ley de la tierra es lo ilimitado del cielo. ¿A qué

se acopla lo ilimitado del cielo? El cielo solo responde a quien no alcanza a ser visto. «¿Cómo puedes entonces saber que existe?». Ese invisible influjo vigoriza el pecho, la ternura agreste de la piedra y la savia de los árboles; es el vientre de todo día y en toda vida es presencia y esperanza. ¡Cuán evidente me resulta ver a Dios en la clorofila de las plantas y en las aves fugaces!

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No hay ser en el que no resida su potencia. Pero nada puede abarcarlo, ni contenerlo. Tendrías entonces que descalzarte y dejar el ajetreo, para recuperar el aliento; y tener simples y buenos pensamientos. Entonces sentirías la vida de ese manantial aéreo expandiéndose en cada una de tus células.

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18.

Los piesdescalzosse enraízana la tierra

percibiendocon cada fibrala fecundidadde su cariño.

Y el corazónal desligarse de preocupacionesy asperezas

se acompasaal pálpitodel suelo materno. Luego respira en la corriente

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incolorae insípida

el más sutily puroalimento:

la palabracalladade Dios

emergeen la oraciónentre las plantas.

Y sin decir nadadona la vida

y los árbolesfructifican.

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19.

Quien nada acumulanada tiene que perder

(Fin del ego, Irishi Tajani).

Desapegarsedel apego

al nombre y al blasón siniestro

a lo aprendidocon tanto esfuerzo y diligencia…

Silenciarseante el leve rumordel hielo cumbreroal desprenderse

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en el arroyoque va al ríoque va al mar.

Aceptarsin honda penael despedirsede los seres

y contemplarsin engañosque la muertees solo un cambio.

Todo vuelvea su principio

al origensiempre nuevo.

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20.

Quitad eso de aquí, y no queráis hacer

de la casa de mi Padreuna casa de tráfico.

(Evangelio según San Juan)

Sálvamede la compray de la venta…

de esas palabras duras…

El hito,la frontera,el anónimo concretoy sociedad.

La palabraaceradaque designalos límites

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y los límitesque promuevencodicias y disputas

la sangrefraticida /

el látigoy la venganza.

Sálvamecon palabra alada

y más allá de la palabra el silencio abierto

refinandotoda inquietud.

Cuando los afanesreposany las órdenesse deshacen

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solo quedael verso frágilque impera nada;

y el pensamientoasciende por encimade los astros

hasta alcanzarlo inabarcable.

Corazónconvocadoa despertar

al aliento que no mengua a la huerta eterna, sin propiedad.

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21.

Las escuelas y doctrinasse aquietan con el rumor

del arroyo que nadie atiende.

(Contemplación, Chang Go Li)

Las inquietudesendurecen el cuerpo

y los deseosenturbianla videnciadel espíritu.

Alejadodel mercadoy sus apuros

el aromade los bosques

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alivianaa quien se aquieta.

La mente sosegadapor el canto

abandonalos afanescolgados de una rama

a la orilla del arroyo.

Las aguas corren clarasen la quebrada:

claros y calmosson los latidos de los árbolesy los ríos.

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22.

Las estacionesse sucedenunas a otras

y el árbol del otoñosabe nutrirsede las hojasque caen marchitas.

Cuando llegueel inviernoserenará sus latidos

y en sabia quietudha de atravesarel silencio frío.

Adaptándosea los cambiosdesconocela oposición.

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Crece asíhacia la luz

y bebe del cielo.

Sin abandonarnunca el reposoel árbol alcanzala longevidad

cantando el secreto canto de eternidad.

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23.

El musgo

oscuro y húmedo

sobre el árbol caído.

Segundo a segundo

día a díacasi imperceptiblese deshace el tronco

haciéndose tierra.

La sabiduría del bosque

56

es nutrirse a sí mismo

renovándose

desde su muerte.

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24.

Suena el hieloal derretirse arroyo y suena el río contra las piedras. Suenan los árbolesal roce del aire suenan las aves y el florecer suena.

Suenan las hojasal desprenderse secas cuando se ofrendan nutricia a la tierra.

Suena el calorsobre los cuerposdilatando los porostras el invierno.

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Suena el aguacuando se evapora y suena el ascenso del aliento al cielo.

Suenan calladaslas nubes que cambian vidas inestables que el viento arrastra.

Suena la lunacada una de sus fases y suena la tierra en torno al sol.

Las estrellas emananuna música perfectaen constante rotación.

La existencia suenaal transformarse canto siempre único en cada cantante.

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25.

Cuando llegala lluvia

las plantas liban verdor

tras el estío del oriente.

El cuerpo humanoagradece

junto a las semillas.

Bajo el techode palmerasinhala con asombro

60

el olor a mujer de la tierra mojada.

***

Cuando llegala lluvia

nada invalidael gozo vegetalde la madioca

y la ebriedad ligerade su lactancia…

El pechoabre su bocade surco

sabiendoque la graciadel cielono durará

61

más que el sueñode un picaflor.

***

Cuando llegala lluvia i i i a con su caricia

la flor en botón amanece al rocío

afirmandosu germinarpara luego marchitarse…

62

indestructible fragilidad:

aquello que persiste en lo que parte.

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26.

Hay un territorio que no hieren las herramientas de la industria

y un silencio que no acalla el motor de la doctrina.

Hay una fuerzaque desconocenlos ejércitos

y un espacio que no alcanza el ojo vigilante.

Hay un árbol que nadie tala en la matriz inmóvil del pálpito eterno

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y una quietudalegre y leve bajo el árbol que nadie nombra.

Hay una raízsabia y amarga que sabe al secreto (no hacer) de la tierra

y una lianaenroscada y gruesa por donde asciende la belleza del canto.

Hay un cantoque sube bajando puente tendido a las estrellas

y hay una estrellaen cada cuerpo que se recuerda parte del cielo.

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Hay otros cielostras el firmamento / hay otros sueños al despertar.

Hay un sueñoque es despertarcruzando tiempos

y un río en el que nadamos sobre piedras transparentes.

Hay un instanteen el que confluyentodos los instantes,

e hilos invisibles que vinculan todos los pálpitos.

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27.

Yo soy el bosque. Hundo mis raíces en la tierra y bebo el aliento geológico que remonta las eras y las sustenta, desde sus principios. En mi boca cantan las aves de mil colores; los troncos secretean sus arcanos y susurra el rocío su procedencia. Cada uno de mis árboles sabe la ciencia perfecta: acompasar sus respiros con el pulso inadvertido del planeta.

Las savias recorren mis arterias vivificándome, impregnando mis olores con perfumes vegetales de sutil entendimiento. Mis huesos se endurecen con raíces y cortezas. Los cantos prolongados y secretos me elevan a lo innombrable. La liana amarga revela los misterios o los fecunda. Despierta el resplandor de media noche. ¡Bendita luz que regenera!

El tigre negro baja de montañas indescifrables o emerge de lagos sin nombre; su garra protege mis sueños. Mi palabra es un río que todo lo traga, lo ahoga, lo arrastra y lo renueva. No es mía mi voz, ni soy yo quien se afirma; sino que a través mío se sucede la voz agreste de los renacos, y el cauce nutrido que desciende silbando y preña el mundo, haciéndolo florecer.

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Yo soy el bosque. Y en mi voz cantan los sabios antiguos; y brilla el conocimiento perfecto de los médicos de antaño. ¡Vengan los humildes a alimentarse! ¡Los pobres de espíritu! ¡Acérquense todos los cansados! En las sombras aromáticas hallarán brisa y alivio. Pues no toca mi suelo el sol de los opresores. Mi poema es nocturno y responde al aliento oculto, a la luz interior. Soy el oriente del oriente, la selva invisible, la fotosíntesis que diluye los pesares.

Yo revelo la hondura del instante múltiple y lo ilimitado del segundo que se expande. Desde la unidad de mi corona dorada y mis remedios, nace una copla que adormece a las fieras… Y da vida a los agonizantes. Mis aguas generosas son manantial de vida eterna, único alivio en la impermanencia.

A través mío corre un caudal luminoso de misericordia, capaz de consolar toda tristeza, de enmendar todo camino, de reponer todo desaliento. Y cada hoja mía, cada insecto, cada piedra y tallo, cada palmo de mí, no sabe otra cosa que alabar a la raíz inmaterial de la existencia.

Aquel que me preñó de amor.

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28.

Andandoun senderode sabiduría

contemplarcon vértigola erudición.

La ignoranciaes madredel silencio sabio

y nos liberade las rígidascertezas.

No gestael frío cálculoun corazón puro;

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nace en la risay el asombrodel maestro-niño.

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29.

Limpiarsedel miedo

purgarsedel ego

el hierro alambrando la vida.

Purificarlas propias transgresiones

y liberar la pupila de la venda y la rutina.

Exponersey abrir la bocadel valorpara beber

71

antigua flordel precipicioque germina.

Respira hermano y no te abandones sin haber visto

lo inquebrantable en lo fugaz

y el cauce sin límites,

sustento de la levitación.

72

30.

Corazóntorrentosode rabiay hastío.

Corazóndel miedosin iniciarvencido.

Corazónde la herenciade tiranosreprimidos.

Corazóncon apetitode bestiaacorazada.

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Corazóncivilizadosometiendoa sus hermanos.

Corazónmendigandosalvarsede sí mismo.

Corazóncansadode asesino

buscandola quebradadel olvido.

Corazónde peregrinoarrepentido.

Corazónsoñando

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la nutriciadel lirio.

Corazóna fuegode austeridadrenacido.

Corazónde averetornandoa su nido.

Corazónpulidodiamantetransparente.

Corazónanhelándosede purezacristalino.

75

Corazóndel origensin cesarde ser niño.

76

31.

El miedo es raíz amargade la desavenencia

edificando oscuridadesque nos encierran.

¿Has de morir muertosin descubrirte río

que generoso dasus aguas desnudasa los campesinos?

Dejando toda resistencia y resentimientoel corazón se confíaen las manos invisibles de su Creador

que del odio lo llevaal libre olvidoque permite el amor

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sin recelo ni reprensión.

Y el alma valienterecuerda en gozoel brillo sincero

y el amplio horizonte de la visión.

La canción compasivadel santo cantor

asciende sendas y brinda perdón.

El canto que nacelibre de maliciaemana un perfumeque alegra la vida.

Y sus versos silvestresvinculan orillasque opuestas creían no tener relación.

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Nada hay tan apartadoque no pueda amar al prójimo como a sí mismo.

Un puente diáfanose teje en los sueñosde los profetas

y por él bajan y suben ángeles resplandecientes

uniendo la tierra con el cielo inescrutable

y a cada respiro con la laguna celeste que gesta el aliento divino.

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32.

El amorfrágil flor de los vientos

desnudadándose al silencio.

El pulsojunto al prójimo se anima

al recordara Dios vivo en el amado,

y en el forasteroal que se acogesin reclamo

y en el llanto que se consuela con plegarias

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y en el pan que se comparte en la mañana.

No hay distanciaen el camino al origen

ni ruido que acalle los latidos generosos que se entretejen en la entrega

de dos que se rehacen un solo cuerpo bicardiaco.

La gravedad del planetaes amor.

Amor esel movimiento de los astros

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los hilos invisibles que nos mantienen indesligables

y el canto líquido de los arroyos que pierden su nombre cuando llegan al mar.

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33.

Los átomos son materia y vacío.Pero incluso en su vacío hay substancia.(El vínculo cuántico, Stephan Le Claire)

La tierrarecibe cada pasoy nos alimenta.

La atmósferaenvuelve los cuerposcon tibieza materna.

En el airesopla el alientoque todo lo sustenta

la nutricia en lo invisible

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los susurros estremecidos de la brisa

el verbo inadvertido que da vida.

Los ríosfecundan los vallesy limpian tristezas.

Los árbolesrespiran indesligablesa los hombres y a las águilas,a los corales y a los lirios.

En el afectode los amantes sencillossurge el recuerdode la voz compartida por todo lo vivo.

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Nada hay deshilvanadoy que no tengainteligencia y lenguaje, alma, risa y dolor.

Habla la montañay habla el ave,hablan las piedrasy cantan las estrellas

y al alma aldeana le revelan en sueños el secreto deleite que nos preserva

en unidad.

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34.

El brillo de Diosreside en el pecador

y él es quien retornahasta su diestra.

(Fray Domenico Giribaldi)

El corazónpalpita su gozo y lo expandea cada arteria

cuando dejaentre las llamaslas fronterasque lo separan

del alientode purezaque nos dio viday la sustenta.

86

El Espíritu es lumbre que depura al arrepentido

y lo devuelvea la inocenciadel casto retoño que todo ignora

sumergidoen el principiosin tiempoy sin maldad.

En el silencioy la quietudse abren las íntimas represas

y en el almacorren ríosde agua vivaque recuerdan

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la emisión primeraque inspiraquien se abrea la verdad.

88

35.

Las expectativasaturden la visión

y ni una gota entraen la botella llena.

En lo burdohay deseo hay ansiedad hay conflicto.

El oído turbadodeshoye el eco cristalino del presente.

Mas el ayunoque se absuelvedel pasado

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desconoce lo inculcado por el miedo

y despiertaa la honduradel instante.

La vida se reinventa sin ceso, aligeradaal elevarse

y respira el asombro oxigenante de las nubes que nada aferran.

Deriva el ríosin acumular nadahacia el océano

llevando consigoal viejo hombrey sus deseos.

90

El pensamientose apaciguay los rumbosse enderezan;

es el alma quien preserva la pureza.

Nuestra comúnprocedenciase despierta

en el corazónque se serena.

Y al fin inhalar sin inquietud la unánime presencia.

El ojo purificadopor el coliriode la misericordiacontempla al Gran Espíritu

91

urdimbrando los latidos

con hilos transparentes en el indiviso telar.

92

36.

Tenemos un cuenco decorado con fina pedrería, hecho por los más diestros artesanos. A los cortesanos deslumbra, ansiosos de poseerlo. Pero el cuenco no se realiza gracias a los bellos diseños de su exterior, ni por ese brillo que ha de oxidarse. Es merced a su vacío que todo recipiente es capaz de contener agua y cumplir su función.

El antiguo peregrino chino, que no asistía a las invitaciones de los señores feudales y se mantenía en lo bajo del valle, lejos de envidas y riñas, dijo:

«¿Es que acaso tengo una personalidad que debo preservar, una honra que defender, un linaje que encumbrar? Me he alejado de los ruidos del mercado, para ser purificado con ardor en la renuncia. ¿Emergeré del fuego brillante y afilado, semejante a la espada del general Hijo-de-todo-cuanto-existe? La tierra es un gran horno; el Rey del Cielo, un herrero inmejorable. ¿Cuántas muertes he vivido antes de morir? Es como si sucumbiera y volviera a nacer a cada segundo. ¿Qué cambio podría ocurrir que no he de aceptar? Llegado el momento, me dormiré: luego despertaré en un lugar mejor».

93

Negándose a uno mismo, indiferente a su mente y a sus deseos, sin caprichos, sin identificarse con el mundo, con lo que se come, con lo que se huele, con lo que se piensa, con lo que se cree ser, desapegado de esto y de aquello, se retoma el silencio interior y la quietud…

y gracias a ese silencio y a esa quietudel hombre cumple su misión sobre la tierraacoplándose sin dudas a la voluntad celeste. Libre de negación y rebeldía, de resistencias

y veneno, se vive el gran acuerdo. Y ese estado es conocido como segunda inocencia, renacimiento, iluminación, satori… pues en él solo cabe el Sí perfecto. Y el humano vuelve entonces a su condición primera, luminosa, incorruptible, a imagen y semejanza del Padre-de-las-diez-mil-cosas.

Quien mora en el vacío de su refugio íntimodescubre dentro suyo lo que no tiene principio ni fin: aquello que vive sin haber nacido y sin ir a morir.El humano, entonces, deja de ser su ilusión, su doble,

su sombra opaca de triste deriva y confusión; y vuelve a ser luz de la Luz. Se colma de la presencia y vibración de lo increado; se libera de pesares y endereza sus pasos. Saciado en beatitud, no volverá a quemarlo el hambre; y beberá de una fuente que calma toda sed: germen invisible, inagotable y generoso.

94

Por eso los santos afirman que en la quietud se sustentan los humildes. Y el que tenga oídos, que atienda al silencio;y con él podrá nutrir a todos los seres.

95

37.

Vivimos ilusiónel tiempo esteprisionerosde su quebrarse

los afanes de días venideros

los dolores de tiempos ya lejanos

la inquietud de lo que aún no ha acontecido

los estrechos lazos de lo irremediable y lo perdido

hasta despertar sin calendarios sin atadurascon ojos prístinos

96

al ahora, al aquí

que se desgrana maíz fertilizante, y agua fecunda sobre la tierra…

Nacedel grano el tallolas hojas y el frutoque dará de sía quien lo tome.

Todo en el instante.

La retama en el viento junto al río.

Se deshoja su perfume en la abeja.

97

Liba y vira el polen en miel.

El aliento creadorfluye y se transforma,adopta muchos rostrosy a todos ellos alimenta,

pero no disminuye y no sabe acumular.

Libre del pasadoy libre del mañana,

con una retina impecable

se contemplalo permanente en lo fugaz,

raíz que perdura en lo cambiante.

98

38.

Inspiroel liberarmede las ilusiones

del pasadoy del futuro

del tiempoque avanzasin remedio

e inhalarel lapsoque se vacíay se expandeen el instante

el presentecurativoque no dejade gestarseiluminado

99

como átomosde un solque nacencada vezmás brillantes.

100

39.

Existircon el pulso acompasadoa los elementos puros

alejadodel hostil aceroy el cemento

hundidoen el reposodel aliento vegetal.

Cada moléculase renuevacon la palabrasin palabras…

y nuevos sentidosnacen y escuchanla música de las esferas

101

sobre las hojasvibrantesdel viejo árbolque bebe del cielo.

En sabia desnudezal fin habitarel designio de Diospara los hombres:

sin afanesni ataduraselevarsehacia la luz

y ser fulgor ligerodel desapego.

102

40.

Ya no buscamañana o ayerni adentro ni afuera.

Ya no busca.

No persiguela rectitud supremani rechaza el engaño.

No se envanecesu pensamientotratando de develarlos misterios

del protóny las estrellas.

En su simplezavive sin esfuerzosin ansia o anhelo.

103

Ha retornadoa la rústicapureza del silencio.

104

41.

La compasióny la perseverancia

sin anhelos sin propósito sin expectativas

practicandola virtudpor ella misma

por el gozo de ser libre y auténtico.

Nada hay que indagaren el pasado

y nada que alcanzaren el futuro.

105

Solo quedael instanteabsuelto y puro

el frutoperfumadodel sigilo

derramandolo infinitode la vida.

106

42.

Cuando los porosse abren unánimesa la experienciapura del instante

cada respiroy cada pálpitorecuerdan que vivires don sagrado.

Se renuevanel cuerpo y el mundo,el adentro y el afuera,y la retina se libera.

Vuelven a volarlas aves edénicasen la orilla inestableque no deja de crearse.

107

Y uno solo se hacenel arriba y el abajoen los pulmonesque respiran como por vez primera

lejos del deseoy en santa convivenciacon la lengua silenciosade las plantas

traspasadospor el aliento de Dios que sube y desciendeen un solo tiempo

del cielo a la céluladel mar a lo altodel suelo a la cima

y de los árbolesa las raíces secretasde la íntima huerta.

108

La luz primerarecorre en silencio las arteriasde la sincera virtudy la segunda inocencia.

Un solo principio da vidaa la frágil semillay a los planetas;

ánima que no cesaincreada plenitud

abismo misterioso que todo lo genera.

109

43.

Alabadoel alientoque encinta

a la tierra,al vientoy las hogueras.

Alabadala savia que recorre

las arteriasde la hojay el tallo,

el perfumede jardinesvisionarios

110

y el Edéndel almasin quebranto.

Alabadoel océanoy el pulso…

el latidoinabarcabledel gorgojo

y el universoque se expandeentre las células.

Alabadala impalpablesubstancia

que nos elevasobre la muerte

111

y nos fecundadesde la nada.

Alabadoel nombreimpronunciable

el verbo eternoque no dejade gestar

en el núcleoque arde sin quemarse.

Alabadala fuentedel regocijo

que manatransparentey luminosa

112

para serenara los sedientos.

Alabadala vida y la esperanza

que no se apaganaun de noche

y el refugiosiempre abiertodel Espíritu.

Alabadoel espejode pureza

y la estrellaque alumbraentre tiniebla.

Alabadala corrienteilimitada

113

que nos concibey nos renueva.

Alabala palabrade alabanza,

la palabraliberadadel hastío,

la palabraagradeciday fervorosa

que despiertaen la oraciónde los sencillos.

114

44.

Deshacerel hacery la hacienda

desmontando de la lengua el engranaje.

Deshacersesin palabrasjunto al barro

balbuceandoel gran misterioimpronunciable…

Genuino silencioque gestatodos los sonidos

115

en una oscuridad tan oscura que resplandece.

116

45.

Cae sobre míesfera de fuegoincinerandomis temores.

Sé manantialdando aguaa mi sed de servoz de tu canto

grano de tu roca para edificarla morada inquebrantable.

Sé vientoque refresquemis heridas,

con tus besosdisuelvemis dolores

117

y transformaen floreslas tristezas.

Surge en míalumbrandopor entero

y rehazmeen tu resplandorque arde quieto,

en el vacíoinconfesablede estar vivo,

Gran Madre Gran PadreGestadora Fecundadorde los frutos de las tinieblas.

Ni hombreni mujer

alado brillo indefinido resplandor

118

raíz de raícesa nada enraizada

fundamentode la existencia.

119

46.

Realiza la inacción,cultiva el wu-wei.

(Sin hacer, Li Gong Fo)

Íntima y clara calmaacompasado aliento

antiguo y sutil ojose descubre en entrecejo

visionando el principiohumeante de los ríos…

La nutricia descendidadesdesferasagradas

en forma de espiralpenetra la coronilla

120

humedeciendo el vientrerefinado con sigilo.

La ausencia de deseosapacigua el cuerpo denso;

cada órgano depuradose transparenta ligero.

Sutil cultivo de lo internoesmero de viejo jardinero;

cuando el alma se aquietasurgen aromáticas esencias.

Resplandor germinarádesde la inocencia medular

depurando nuestro barroen su vuelta a la simiente.

La semilla es reminiscente y bebe del agua floral.

121

47.

La anchura del mundoes menor que su profundidad.

(Peregrino, Dao Tai)

Aquel que contemplalibre de impacienciay con profunda miradarenovada en el asombro

puede conocer

sin abandonarla paz de su morada

los diez mil mundosdensos y sutilesque se urdimbranen el fondo de cada existencia.

122

¿Cuántos firmamentosse despliegan desde los abismos de la conciencia y la genética del sueño?

El ser es cosmosen el que giran conmovidasgalaxias que se expanden

dentro de otro universo rotativo y misteriosoque parece no tener fin.

La mente más brillanteno alcanza a comprenderla inmensidad de Dios

y cae incinerada.

¿Podrás prescindirde libros eruditos e intuir la eternidadcon el ojo interiorde las almas delicadas?

123

Nada hay que comprender.Nada hay que alcanzar.

La libertad se realizaviva bajo el plexode los niños y los santos;

íntima certezaen la glándula enamoradade la ligerezaérea.

Cuando solo quedahumildad e instanteen el ahora sosegado

surge el poemasin palabras

apacible gozorigende estar sin imponercalmo bajo el viento

a la sombra de un gran árbol.

124

48.

El océanogran vientredel mundo

reposapor debajode las cumbres.

En el océanoque reposapor debajode las cumbres

confluyenlos ríos.

Los ríos se acomodan amorososen la humildaddel cuenco aldeano

125

y se disuelven cuando alcanzanla inmensidad del mar.

Sin ufanarseni lucharse da el retorno.

Sin intencionesde gananciase amplían los latidos.

Si gozaslo imposiblede los latidos

conocerás los confines

de aquellotan pequeñoque carecede interior

126

y de aquellotan grandeque desconoceel afuera.

Todo es unoen el tiemposuspendido del comienzosin comienzo

que no cesade comenzar.

127

49.

La medicina amargabrinda salud.

Las ilusiones refinadas turban el ánimo y lo envenenan.

El camino que se presentaliviano y fácilconduce a gran dificultad.

Mas la renunciay la senda estrechabrindan goces inquebrantables

y resulta luego espontáneoel desprendimiento.

Quien se engrandecequedará afueray el que acumula se engrilleta.

128

Por el ojo de la agujaentran quienes han muerto sin moriry su orgullo abandonaron.

De la putrefacciónde las hojas y troncosse nutren flores insólitas.

De la semilla pequeñacrece un árbolgrande y longevo.

¿Quién puede deciresto es lo inmensoy esto lo pequeño?

¿Y separarla vida del fallecimiento?

Los conceptos oscurosparecen muy interesantesa los eruditos.

129

Pero la conciencia originalse siente a gustoen el silenciosin separaciones.

En la parte más baja del valle corre el río.

Todos desprecian lo bajo…pero nada creceríasin el agua del río.

130

50.

Los ríosen sus caucesdesconocen el conflictoy la imposición:

cuando hallanpiedra durase ameandrany prosiguensin pérdidasu destinode retorno.

Los diseñosde los ríosson cantosde armoníaentre el cieloy la tierra.

131

Quien se alíaa los ríosse serenay no mengua:

en el oriente del oriente habita el nombre impronunciable.

132

51.

Los asesinosse limpianla sangre en los ríos

pero los ríosno se impregnande su culpa.

El ganadobebe de ellosal igualque los hombres

y los ríossacian la sed de todo cuanto vive.

Las aguasnunca juzgana quién dany a quién mezquinan…

133

se otorganuna y otra vezsin decaer.

Así mismoes el corazónde sabiduríay virtud:

sin cesar se renuevaen el fondode los valles.

Así mismoel poemaflorecedonde nadiese desea;

donde nadiese deseala vida del poema

134

es un cantoa la existencia.

135

52.

En una choza de la selva junto a una quebrada

el rumor del aguacorriendo sobre las rocas

serena mis pensamientos.

Surge entonces el poemavoz clara y elevada

como un ave perfumadaen el cielo del alma mansa.

136

53.

La bellezade la sencillez…

Coronarseniño desnudocon algasen una playa.

El pulsoacompasadoa las olas

y la vanidady la codicianaufragadas.

El versoque el sol impregna…

Vibración de las moléculas

137

al despertaresclarecidas.

Cantorústicoy alado.

Vueloafortunadode las gaviotas.

El ríoque no se nombra…

Aguassubterráneasy torrentesde altura.

Beberla pureza

y saciarse

138

del halocristalinoque nadie toca.

El resplandoren la oscuridad…

Vivir sin nacimientolo perdurableen lo fugaz.

La fe guía a través de la noche apretada

anunciandola convocacióndel alba.

139

54.

¿Quién no es abeja libando el fértil polenentre pétalosde amapola?

¿Quién nola tierrapenetradapor raícesde cedro?

¿Quién noel colibrítransgrediendoel tiempoen suspenso?

¿Quién nosolidariza,come y renueva

140

la existenciaal digerir?

¿Quién no es fragilidadabrazadaplena placentaa(t)mo(e)sférica?

¿Quién no es multitudesde átomosdesintegrándosey renaciendo?

¿Quién nocomparteprocedencia con las bacteriasy los planetas?

¿Quién no esatravesadopor el aliento

141

que dio vidaa la planta primera?

¿Quién novive hilvanadoal sutil trazadoque unelos afectos?

¿Quién no es polifónicagalaxia de esferas giratorias?

¿Quién noluminosidadconvocadaa las moradasde la iluminación?

142

55.

¿Dónde hallarel principio sin principio,el fin que nunca acaba,

el eterno vientreque gesta las aurorasy las calmas alegríasdel alma retirada?

¿Dóndeel origen sin desenlacede la simiente sin semilla,

de la planta en sí misma germinada y florecida?

¿Dónde el pálpito anterior al crepitar que dio inicio a lo creado

143

y el rostro inconcebibleque no caerá al fuego cuando ardan los mundos?

¿Dónde la fuentedel soplo en la nariz del barroque animó lo inerte

y lo invitó a andarerguido sobre la tierra?

¿Dónde el aliento en perpetuo crearsedesconociendo la muertey el dolor del agotarse;

el manantial transparentedando de sí sin negarsesin distinciones ni límites,sin mirar a quién?

144

56.

Las hermosaspalabrasse disuelven.

Las pisadassobre la tierrase disuelven.

La durezade la piedrase disuelve

ante la blandurapersistentedel arroyo.

Los planetasy el cosmos parecen eternos

145

mas tambiénhan de disolverse.

¿Podrás conocersin abandonar el mundo

aquello que nuncase disuelve?

146

57.

En el bosquehúmedo vientre

sobre la ramadelgadade una alta palmera

se posauna libélula.

Cuando el vientomueve la ramala libélulase conservaen equilibrio.

Frágil y volublela materia.

Imperturbable la conciencia apaciguada.

147

58.

Las palabrasse deshacenen la boca.

Una a unase deshacenlas palabras.

Y el poema asciendesilencioso

desde el sabiodesnudarsede imposturas.

Desaprendelo aprendidocon esfuerzo

148

y olvidalas exigenciasde los otros.

No seas másque tú mismoemancipado

de artificios,urgenciasy reclamos.

La palabraen el vacíonace alada:

cielo abierto es el poemadel aliento…

y su verbose desnudailimitado.

149

59.

En todo cuerpouna chispa diáfanahabla y canta

en un lenguajesin palabras,

que nos mantieneunidos a la luz.

¿Cuándo nacióese idioma inadvertidoy siempre abierto

que nada designay todo lo preservainacabado y sin encierro?

¿Y cuándo el maestroque predicó a cada célulasu innata pertenenciaa las cumbres deslumbradas?

150

La ciencia ilimitadade los ángeles del buen sueño

es el vuelo indescifrabledel alma al liberarse.

151

60.

El tiempodel poemaes el tiempoque se expande

y el reposo en el respiro del siempre en el ahora.

Cada átomose gestarenovadodesde su caída;

la materiano dejade rehacersea cada instante.

152

Pero la luzque nos animani creceni se agota.

En diversosy extraños mundosacontececada vida…

Como la plataa fuego altoDios nos fraguay perfecciona.

La humildad y la compasión enderezan nuestros rumbos

y el Espírituensanchay purificala inteligencia.

153

Lo que no nacetampoco muere…

y lo que no muerees lo únicoa lo que convieneapegarse.

El resplandoren tu interiores un recuerdo

del Amorque te engendró;

una gotaindesligabledel océano.

154

61.

El espíritu de verdad no logra decirsecon una lengualimitada y arbitraria.

Pero puede convocarse con la medicina tonalde los arroyos

y la frecuencia precisa del canto alado; con el verso que no pretendefijar el continuo movimiento

y se alza alabanza giratoria de los astros expansivos.

155

Desde el manantial en la quietud transparentedel alma ensimismada,

un sol que ennoblece nos inhala sin que nadie prenda su presencia.

156

62.

Un pensador griego, a la vera de un río, dijo que el sabio ama el devenir y lo alegra que nada permanezca.

Mas intuyo, sin ánimo de contienda, que incluso las flores pequeñas son alentadas por un aliento impalpable que se expande y se condensa, pero no decrece ni aumenta.

¿En verdad solo persiste la fugacidad de todo lo que anhela?¿O es que incluso la célulalleva en su interior un fuego inmortal?

Los antiguos videntes narraban sus desplazamientos a elásticas esferas, de sutil y cristalina materia. Y decían que los círculos del cielo son habitados por sabios de una naturaleza distinta a la nuestra. Seres que no pecan; y en su quietud comprenden que el cambio y la constancia no pueden dividirse. Y descubren hilos que mantienen a los seres vinculados.

157

Hay algo indefinible que gesta lo diverso,que contiene como posibilidad y potenciatoda pupila, todo ánimo y toda huella.

Un motor inmóvil, fuente de todo movimiento, de la que mana el árbol, el fruto y la luna, el hombre y el suelo de su querencia.

¿Quién sabrá evocar esa abundante carencia, que sin apegarse a nada, no hay nada que no se le adhiera?

¿Quién pulsará con la palabra rauda en el nervio exacto de la luz plena de fortaleza, que a los seres amamanta? ¿Y quién beberá de ese comienzo que calma por siempre la sed más severa?

Es posible que los dorados ángeles, absortos en la belleza, sean traspasando por vientos esenciales y perfumados. Y tal vez ellos mismos se pregunten, sorprendidos por la música que les brota, si no será Dios quien canta un mismo canto, de tono irrepetible, a través de cada cantante.

158

¿Dios es el silencio anterior al nacimiento? ¿Estamos vinculados a Dios por la piedado somos vida dentro de Dios mismo? ¿O Dios es vida en la intimidad del alma?

Esta mente mía, tan opaca y densa, tan estrecha y parca, no comprende estos asuntos sublimes y luego calla abrasada, ante la sensación biológica de estar sobre un planeta que gira en la inmensidad expansiva. Y le hiere la vastedad de la creación y su matemática de pulcra sintonía.

Mi espíritu sabe, desde ya, que le tocará el tiempo de despedirse y partir. Renunciará a latir en esta bolsa de nervios. Confía que retornará a su manantial pakarina; y que esa fuente es un océano, en el que no habrá temor ni quebranto. Encontrará entonces su consuelo, volviendo a ser

frágil rumor de lo increado, vida que vive sin haber nacido,reunión de los opuestos, cambio sin cambio y serenidad atemporal.

Silencioso y sencillo: música perfecta.

159

63.

Liberadoel cuerpode los sueños

se navegapor mundosinvisibles

reencontrandouna playade beatitudimpronunciable

en la que se puede

estirar y palparlos órganosde la videncia

en posicionessagradas

160

de concentraciónprofunda

abrazadopor la existenciacomo granosde arena

y reírla risa indesignada

entre ancestrosluminosos

vuelto a serimagen y semejanza

hombre originario.

161

64.

¿Quién sueña al hombre,su faz y su carencia,su anhelo que le quemapor alcanzar la clemencia y el gozo honesto?

¿Quién al soñador que sueña el sueñode los astrosoñantesque fecundan los delirios

de los amantesen madrugada?

¿Quién al que sueña bajo la sombra amarga del olivoel sueño de la separacióny los tormentos del apego?

¿Quién sueña al átomo,a su amistad y a su aliarsea la molécula que nos genera

162

y desde el vacío nos reinventaunas diez mil vecescada segundo?

¿Y quién al soñadorque sueña el sueño perfectodel que despiertaen medio de la flor

levitando en pazabsuelto de la ruedaque gira encendida de la vida a la muerte,de la muerte al nacimiento?

¿Y quién sueña la libertaden que ya nada se desea,y nada se pretende capturar;

cuando no quedan odiosy el amor amamanta al amordespierto en el seno de Diossoñándolo por dentro?

163

65.

Es posible que Diossea vida en la intimidadde sus infinitas criaturas.

Y que conocerse a uno mismosea contemplar a Diosen el húmero íntimo

hasta que nada quedede quien conoce y ha nacido salvo lo increado del respiro.

Es posible que sea DiosAquel que solo por sí mismoes gozado y conocido.

Y no siendo más que su latidoal fin ser nosotros mismos.

164

66.

En el olvido de lo dicho e implantado por los padres de la hipnosis, se rememora lo indestructible del alma. Y al abandonar el temor y las resistencias, la medicina puede crecer, expandirse y dar fruto. El cuerpo se apacigua con alimentos frugales, alejado del exceso; ni el ajetreo del mercado, ni el apego a lo inconstante, son ya causa de sobresalto. En medio del bosque construye el peregrino su morada. El rústico alejarse es propicio para escuchar el innato impulso a despertar. En su retiro, se baña con vegetales aromáticos que lo purifican, y transforman su olor, impregnándolo con savia; hasta que él mismo se hace planta enraizada en la tierra del presente, respirando con cada poro y calmo entusiasmo. ¡El amor siembra semillas en la hollada de su ser! ¡La lluvia de Dios vuelve fértil lo que hasta entonces fue pampa calcinada y salitre! El espíritu se realiza tornándose manante, río que se da a los sedientos. Surge en su huerta interna diversas plantas medicinales. Flores bendicen sus días, cantando bajo el sol de las tardes, regalando esencias aromáticas. Llegan los huérfanos a su sombra, y los caminantes hallan alivio bajo los árboles. Sin esfuerzo y en silencio, se revelan las

165

visiones de los cauces venideros. Y todas las promesas se realizan. Pasado y futuro se presencian en la memoria del tiempo absuelto de horas y ajetreos. Vuelve el hombre a su principio liberado; y se llena de los dones videntes, telepáticos, curativos, con los que son bendecidos quienes practican la ruta santa del retorno. Desde la humedad de su vientre emanan los luceros imprevistos por la ciencia; y nuevas constelaciones de la palabra revelada lo guían a través del devenir y los espacios. Hasta que reconoce, ya sin duda alguna, ser Hijo bien amado del Gran Espíritu. Hermano del Cristo transfigurado. Al abandonar lo prescindible, descubre dentro suyo el manantial vertical. Ha vuelto a la belleza serena de lo eterno. La iluminación no es otra cosa que ser uno mismo… retorno del hombre al hombre original.

166

67.

A Denis PechLuego de la luchael guerrero se confinasin celebrar la victoriaen la elipsis del bosque.

La soledad del almaal liberarse de los miedosse alza colibrí doradopor la vértice del cielo.

Remonta en sus sueñoslas distancias de la erascon el resuelto agitarsede sus alas en suspenso.

Con renovada ligerezaatraviesa los filos aceradosque separan nuestro mundode la sutil reminiscencia.

167

Donde crecen plantas sabias de las que mana austero gozo bebe miel del conocimientoque nada teme de la muerte…

Al regresar de tal alturatrae en su pico las cancionesque derramará como semillasen las almas de su pueblo.

Su poesía cantará aromática flores de entendimiento…voz preñada con el polende la elevada meditación.

Su canto impregnado de sol nos recuerda parturientonuestra vera naturaleza:somos polvo desa estrella.

Y toda esta revelaciónacontece sin dar un pasofuera de su impecable casa.

168

68.

Los cantosse esparcenluminosos

en el cielocristalinode los sueños.

Sus diseñosson los ríosque navegan

en canoalos antiguosiniciados.

Y por ellos desciendenlos comienzos

169

que no cesande alegrara los sencillos.

El pájarodel paraísocanta y vuelasobre selvasrumbo a oriente.

Vestidoscon sus plumasretornamos

a la casadel AbueloSol Primero.

Las visionesque nos vienende jardines venideros

170

recuerdan el origendel astro duradero:

latiendo bajo el pechode los santos

su destinoproviene de lo eterno

y a lo eternose dirigecon certeza

en su vueltaa ser librey verdadero.

171

69.

Los vendajesque no dejan verla plenitud de la misericordia

se disuelvenen las aguas de la renunciapurificadora.

El almase aligeracon ayunos

al entraren el fuegodel Espíritu

incinerando

172

los celosy la envidia,

las amarrasy las ansias.

Ascendiendoen espiralesel árbol solitario

se alcanzala frágil florde la videncia.

Quien asciendea la alturanecesaria

contemplael caminoilimitado.

El ave dorada

173

sin nada predicarenseña la senda vertical

que va de la célulaal cielo,

y del corazóndel hombre arrepentido al abrazoinsondabledel perdón.

Sumergidosen aguas de bellezapura y clara

174

somos como ángeles

que se recuerdantransparente beatitud.

Y solo eso importaal alma absortaen el divino amor.

175

70.

El techo de nuestro templo es de hojas de palmera. No tenemos copas de oro, ni cúpulas con vitrales. Tampoco campanarios que llamen a la oración. No hay nada lujoso entre nosotros.

Los pies descalzos del maestro están sucios con el barro de los días de tormenta. La tierra huele a mujer fecunda. El trueno hace temblar el suelo y las paredes de madera. La humildad de nuestro templo es insondable.

Tomados por el amargo de la liana, empezamos a cantar las plegarias aéreas. Llegan entonces a visitarnos los Inkas que no mueren, bailando y alegrando con su resplandor. Y sus voces revelan, en la intimidad de nuestras almas, el conocimiento solar.

Nuestro templo, en medio de la noche, empieza a brillar con una luz pura. Cae sobre nosotros una cascada de iluminaciones. En el jardín, entre los limoneros y el yuno perfumado, brota la fuente que regenera la existencia. Y sus aguas fluyen en las voces de nuestros cantos.

Sucede entonces lo impensado: es como si los cantos causaran un temblor. Y despertaran luego un

176

imán en el cielo, que empieza a magnetizarnos hacia lo alto. La maloca entera, con la huerta y nuestros animales, parece vibrar, oscilar, desapegarse de la tierra… Unos vientos intensos giran abajo nuestro, elevándonos cada vez más. Nuestra concentración, para no ceder al vértigo, debe hacerse más profunda y perfecta.

Las frecuencias vibratorias de la lengua primigenia aligeran lo denso y nos convocandesde la imprevista alturadel venturoso vuelo.

Estamos suspendidos sobre el Árbol del Viento, oscilando como hojas nutridas por las nubes. Nuestro Templo se halla ahora en el bosque invisible de alguna tierra más allá del cielo; y nos refrescamos gracias al manantial oculto en el néctar de los vegetales translúcidos.

Seguimos el soplo del espíritu, riendo y cantando ante la ternura de ser tan frágiles y alados. Girando y ascendiendo. Alabamos al Gran Espíritu con la palabra secreta del tiempo sin desgaste, vacío y pleno. Y nuestro canto sigue la partitura invisible, escrita en el aire, del verbo inconcebible que no cesa de pronunciarse, creando mundos entre sus sílabas.

177

Somos en verdad ingenuos como niños y sin ningún galardón. No es mucha nuestra inteligencia y tenemos una apariencia menesterosa. A pesar de ello, en nuestro pobre templo amanece la riqueza insuperable:

el goce eterno y la beatitud.

No hay gobernante que pueda comprar esos tesoros, ni ladrón con la astucia para arrebatarnos nuestra calma. Como sucede a las montañas, los minerales brillantes se nos gestan en la humedad oculta del vientre. Y no dejan de crecer y de expandirse, alcanzando cada célula.

Y cada célula se torna a su celeste ascendencia.

Nuestro oro es la gnosis vegetal, alegre y sencilla ciencia,que Dios ofrece a los humildeshijos de la indivisa luz.

178

71.

A Alberto Benavides

En un refugioen la montañapaso mis díasy mis noches

escuchandoel canto líquidode la agreste ave

y el lenguajehondo y callado de las plantas.

Sentado solobajo un árboljunto al arroyo

179

el deseo vano se disuelvecon las aguas

que sin prisani detenerse, van al gran río.

Cuán diferentesería el mundosi mis hermanos

escucharanel dulce rumorde la quebrada

manantialde amor en la raíz del corazón.

180

72.

Todo maestroanhela la llegadade un discípulocon la osadíay la soberbiadel Dragón.

Solo la soberbiay la osadíadel Dragónpueden penetraral corazón humeantede la selva.

En el corazónde la selvase atemperanla osadíay la soberbiadel Dragón.

181

El temordesparecey el orgullo, calla sabio;entonces nacela compasióny el amor ilimitado.

La compasióny el amor son afluentesde agua vivaque irradianluz y curaciónsobre los seres.

182

73.

En el medio de la liana hay un bosque que jamás ha sido profanado; en él solo crecen videntes vegetales. Una quebrada de agua fría y una de agua termal, convergen. Surge el vapor que abre los poros y nos depura, en un instante, de todos los engaños. Respirando ese influjo, en honda concentración, retornamos a nuestra condición original.

¿Cómo penetrar en ese monte húmedo, profundo y silencioso? Una anaconda de piedra y otra de fuego, resguardan el territorio inexpugnable. Los jaguares negros juegan libres y rugen cuando cae la lluvia. ¿Quién se atreverá a caminar por sus dominios? Aquel que ose adentrarse haciendo burla y dando rienda a su orgullo, será presa de la locura.

No puede el puerco imitar el rugido del jaguar, ni el silbido hipnótico de la gran boa. La ira del cielo se desploma sobre aquellos que ocupan un lugar que no les corresponde. Nadie ama a los usurpadores. Mas el humilde que penetra al monte sagrado con sigilo, luego de haber pasado su espíritu por los aros de fuego diáfano, será coronado.

183

Mucho anduvo errando sobre el calcinado suelo. Bajo la sombra de un árbol sanarán las heridas del caminante y su alma hallará sosiego. Cuando se alcanza la quietud, las ansiedades se apaciguan y surge luz en el silencio. Una solo noche en ese territorio oculto será suficiente para despertar de la ilusión y desechar las hechicerías. Y los pensamientos, livianos y buenos, ascenderán como agua que se evapora.

Por debajo de las nubes hay tormenta. Entre los humanos, agitación y sufrimiento. Cuando el alma se libera del error y de las transgresiones, se alza vertical y alcanza el cielo. Ya no tendrá necesidad de hacer grandes esfuerzos para respirar lo ilimitado. El oro de la perfecta sabiduría se despierta en el corazón puro. Y la luz de Dios renueva la existencia, y la aligera.

184

74.

He leídolos textos sagradosy he rezado en muchos templos.

Cien vidaspasé andandode norte a sur,

de las montañasal llano,

del desiertoa los bosques.

Solo cuando lleguéal monasterio ocultode la selva invisible

mis dudasse disolvieron.

185

Una clara luzbarrió toda supersticióny enderezó mis rumbos.

Ninguna palabraalcanza a decirlo inexpresable.

En el útero cardiacode la vida desnuda

se experimentalo increado.

186

75.

A Juan Flores

Desde la médulade la montaña

desde la selvainfranqueable

de lo profundode la verde quebrada

el renunciantebaja cantando

trayendo el alientoimperecedero

de los árbolessagrados

en beneficiode todos los seres.

187

76.

¿Quién no es como el ave que proviene de un lejano e indefinibleterritorio?

Surge de la brumay del vientrede espesura

y un viento imprecisola empuja

sobre un Árbol de fruto dulce.

Canta aladala clara caza

188

que prodigael alba generosa.

Y respira calmala brisa suavede la mañana

posadaen una ramasobre el lago.

Por las tardes siente nostalgiade las partidas.

¿Quién seráprimero en morirentre nosotros?

Porque las despedidasa veces tardanpero llegan.

189

¿Qué sueñoson los añosya vividos?

Y los añosque nos quedanson una chispaentre dos piedras….

El fruto dulcedel Árbol aquel cae y se marchita

y el ave raudase desvaneceen un segundo

se hundeen la laguna,

se disuelvey se le olvida.

190

Pero otra avetomará alientosobre el mismo gran Árbol

y el Árbolle recordaráde otras avesque cantaronen su copa.

¿De dónde vieneel ave que cantacada mañanay luego se disuelveen el silencio?

Vuelveun mismo latidocubiertode diferente plumaje

y sin partireleva su cantohacia la humedad

191

misteriosaque le dio aliento.

Cuando el avealza el vuelosobre las nubescontemplala tierra y el cielo.

Entoncescomprende:

la viday la muerteno son tan diferentes.

192

77.

En ausenciade deseos

ser colmadopor una Luz

que no enceguecey rige sin gobierno

sobre los 81 mundos,sobre cada criatura.

Alivio y retorno:voz del principio.

193

78.

La iluminaciónno precisade rituales

como sentarse en determinadasposiciones…

La iluminación solo requiereque conozcaslo increado

y amarlocon cada fibrade tu pensamientoy de tu alma

abandonándoteentre las olasde su aliento.

194

Como un rayo que r a y a la tarde

se despierta súbitala concienciaéreasobre la tierra.

Y recuerda en el temblor que viene del cielo

que el manantialalada y ligeropersiste vibración

en lo más íntimode nuestro pecho…

195

79.

El Amorque nos gestó

sin confusiónni apegos

antecedecada unode nuestros latidos.

La raízde los latidoses el amor

que todo ignora

y solo sabebrillar inagotablefuente de vida.

196

No te pierdasen las ramas…

consérvateen la raíz de lo ascendente

unificandolo temporalcon lo indeleble.

197

80.

Entonces, al contemplador le fue preguntado: «¿Qué es lo bueno y qué, lo malo; qué lo propicio y qué lo nefasto; cuál la pérdida y cuál la ganancia?». Y muchos de los reunidos esperaron la respuesta, con la respiración expectante. Pero el contemplador se mantuvo sentado, imperturbable, observando la punta de su nariz. Así sobrevivió a la noche helada y aspiró la madrugada. La mitad de las personas, decepcionadas por el silencio, se marcharon en busca de maestros y guías. Hasta que el contemplador se levantó y fue seguido por los pocos que quedaban a su lado, deseosos de escuchar su palabra, aun siendo incierta. En medio del camino señaló unas vísceras de pescado que alguien había abandonado. Y sobre esa putrefacción se posaba una hermosa mariposa de colores deslumbrantes. Y el contemplador dijo: «Cuando se aclara la mente, ¿cuál es la distancia entre la belleza y la fealdad? ¿Y entre nacer y perecer? Es mucho lo que ignoro. Pero un viejo maestro decía: levanta tu casa donde nadie se desea. Sin envidia, ni envidiado, respira. Véncete a ti mismo. Conoce en ti aquello que era antes de tu nacimiento y aquello que sobrevivirá a tu muerte.

198

Cruza el umbral del fallecer como quien camina por el bosque rumbo a un lago. Morir sin morir es la perfecta longevidad».

199

81.

¿Cuándo aprenderás la curación

liberarte del temor?

Convulsionala anatomíade los miedosal des(a)prenderte…

¿Cuándo empollarásel nada prendo

en el vacíode la mente?

Estás donde nadiese desea, expurgando

y ahí florecela iluminación.

Índice

Presentación 04

Poemas

1. 11

2. 14

3. 15

4. 16

5. 18

6. 20

7. 22

8. 23

9. 25

10. 28

11. 29

12. 31

13. 33

14. 35

15. 37

16. 38

17. 41

18. 44

19. 46

20. 48

21. 51

22. 53

23. 55

24. 57

25. 59

26. 63

27. 66

28. 68

29. 70

30. 72

31. 76

32. 79

33. 82

34. 85

35. 88

36. 92

37. 95

38. 98

39. 100

40. 102

41. 104

42. 106

43. 109

44. 114

45. 116

46. 119

47. 121

48. 124

49. 127

50. 130

51. 132

52. 135

53. 136

54. 139

55. 142

56. 144

57. 146

58. 147

59. 149

60. 151

61. 154

62. 156

63. 159

64. 161

65. 163

66. 164

67. 166

68. 168

69. 171

70. 175

71. 178

72. 180

73. 182

74. 184

75. 186

76. 187

77. 192

78. 193

79. 195

80. 197

81. 199

Pedro Favaron

Nació en Lima, Perú, en 1979. Es investigador académico, poeta, escritor, artista audiovisual y comunicador social.

Ha dictado conferencias, clases, seminarios y talleres en Argentina, Perú, Bolivia, Canadá e Inglaterra. Ha publicado libros de poesía, narrativa y de investigación académica en Argentina, Perú, Chile y México. Asimismo, artículos en revistas indexadas. Por otro lado, ha dirigido el mediometraje experimental Meraya (2019), el cual ha participado en festivales peruanos e internacionales de cine independiente.

En la actualidad, es comunero empadronado de la comunidad nativa de Santa Clara de Yarinacocha, región Ucayali, en la que ha fundado la Clínica de Medicina Tradicional y Centro de Estudios Ancestrales Nishi Nete.