Post on 03-Oct-2018
UNIVERSIDAD DE LA FRONTERA
FACULTAD DE EDUCACION Y HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES
PEDAGOGIA EN HISTORIA, GEOGRAFIA Y EDUCACION CIVICA
MALTRATO Y ASESINATO DE MUJERES.
VIOLENCIA DE GÉNERO AL INTERIOR DE LA FAMILIA
EN LA ARAUCANIA ENTRE 1880 -1940.
TESIS PARA OPTAR AL TITULO DE PROFESOR DE ESTADO EN HISTORIA, GEOGRAFIA Y EDUCACION CIVICA.
Estudiantes: Joselyn Hernández Matus Astrid Höger Pardo
Profesor Patrocinante: Jaime Flores Chávez
Profesor Copatrocinante: Jorge Pinto Rodríguez
Profesor Informante: Justo Ugarte Jajam
Temuco, Diciembre de 2009.
2
Dedicamos esta investigación a todas
aquellas mujeres que han debido soportar el peso de la
mano de un hombre, ocultando las heridas de su cuerpo
y de su corazón, y que producto de nacer en una
sociedad dominada por los hombres debieron olvidarse
de sus sueños.
3
AGRADECIMIENTOS.
La siguiente tesis representa la fase final de nuestra etapa de formación de
postgrado, la cual nos ha aportado distintas experiencias en diversos ámbitos. Si bien
requirió de mucho esfuerzo, no habríamos podido salir adelante y superarlos de no ser
por aquellas personas que nos brindaron su incondicional apoyo y cariño.
Comenzamos dando nuestros sinceros agradecimientos a ambas familias;
Hernández Matus y Höger Pardo. Nuestros padres y familiares fueron un soporte
emocional y económico desde los inicios de nuestra carrera universitaria y han sido
testigos de nuestras penas y alegrías a lo lardo de todo este tiempo, confortándonos y
empujándonos a dar siempre lo mejor, por ello MUCHAS GRACIAS.
A nuestra querida amiga Jenia Rosales Sánchez por su sincero cariño y
preocupación. Te deseamos un lindo futuro y que la suerte te acompañe, nunca
olvidaremos las lágrimas que derramamos0de tanto reír. Te queremos mucho.
A cada uno de nuestros amigos y compañeros de nivel, camaradas en los
momentos buenos y malos de estos cinco años, junto a quienes compartimos las
experiencias del crecer. A todos ellos muchas Gracias.
También queremos dar las gracias a nuestros profesores, especialmente al
profesor Justo Ugarte, por hacer de sus clases un momento agradable. Al Sr. Jaime
Flores, quien confió en nosotras y en nuestra investigación, guiándonos en este paso final
y al Profesor Jorge Pinto por su disposición para con nuestro tema de investigación.
Agradecemos también a los funcionaros del Archivo Regional de la Araucanía por
la paciencia a la hora de facilitarnos las 599 unidades de conservación, en aquellos fríos
días de invierno.
Finalmente, queremos dar las gracias a Dios por darnos fuerzas y acompañarnos
en este camino. Contamos con tu ayuda ahora y siempre.
Joselyn Hernández Matus y Astrid Höger Pardo.
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Abreviaturas.
ARA. Archivo Regional de la Araucanía.
BNSP. Biblioteca Nacional. Sección Periódicos.
FJCA. Fondo Juzgado del Crimen de Angol.
FPJCT. Fondo Primer Juzgado del Crimen de Temuco.
FSJCT. Fondo Segundo Juzgado del Crimen de Temuco.
UC. Unidad de Conservación
5
INDICE.
Pág.
Introducción777777777777777777777777777777 1
CAPITULO I:
PLANTEAMIENTO TEORICO-METODOLOGICO.
1.1. Planteamiento del problema777777777777777777777 5
1.2. Objetivos77777777777777777777777777777 6
1.3. Justificación del tema77777777777777777777777.. 6
1.4. Delimitación7777777777777777777777777777 7
1.5. Hipótesis77777777777777777777777777777 8
1.6. Metodología777777777777777777777777777.. 8
CAPITULO II:
MARCO REFERENCIAL.
2.1. Contexto general de la Araucanía para la década de 188077777777. 14
2.2. La historia de las mujeres y el género. Algunas consideraciones
conceptuales; Género, Violencia y Familia777777777777777. 18
2.2.1. La violencia de género77777777777777777777 21
2.2.2. La Familia como reproductor de cambios sociales77777777 25
2.3. El patriarcado occidental y sus reproductores sociales. Familia, Iglesia y
Estado77777777777777777777777777777777.. 27
2.3.1 La Familia7777777777777777777777777. 30
2.3.2. La Iglesia7777777777777777777777777. 32
2.3.3. El Estado; Educación y Leyes7777777777777777. 34
2.4. Concepción asimétrica del género en la sociedad mapuche7777777. 39
6
CAPITULO III:
PRINCIPALES FACTORES QUE INFLUYERON EN LA VIOLENCIA
DE GÉNERO AL INTERIOR DE LA FAMILIA
3.1. Malas condiciones de vida7777777777777777777777 53
3.2. Consumo de alcohol en exceso7777777777777777777.. 59
3.3. Mala convivencia familiar7777777777777777777777. 64
CAPITULO IV:
DEL MALTRATO AL ASESINATO.
CONSIERACIONES SOBRE EL CONTEXTO Y PROFUNDIDAD DE LAS
AGRESIONES.
4.1. Relación Víctima-Victimario777777777777777777777. 72
4.2. Contexto de la lesión777777777777777777777777. 78
4.3. Testigos777777777777777777777777777777 87
4.4. Armas777777777777777777777777777777.. 93
4.5. Gravedad de las lesiones7777777777777777777777. 101
CAPITULO V:
LA JUSTICIA EN LA ARAUCANIA CON RESPECTO
A LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN LA FAMILIA.
5.1. Procedimiento policial y judicial77777777777777777777 111
5.2. Principales justificaciones de los agresores77777777777777.. 124
5.2.1. Embriaguez777777777777777777777777. 127
5.2.2. Celos o traición de la mujer77777777777777777.. 128
5.2.3. Insubordinación o desobediencia de la mujer777777777.. 130
5.2.4. Negación de la acusación777777777777777777. 133
5.3. Sentencias77777777777777777777777777777 134
7
CAPITULO VI:
ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE VIOLENCIA Y SOCIEDAD
EN LA ARAUCANIA
6.1. Factores que retrasaban la denuncia77777777777777777. 156
6.2. Asesinatos de mujeres en la Araucanía según El Diario Austral777777 166
CAPITULO VI:
PROPUESTA EDUCATIVA.
7.1. Propuesta educativa para los estudiantes777777777777777. 178
7.2. Objetivos Fundamentales y Contenidos Mínimos Obligatorios777777. 179
7.3. Aprendizajes Esperados77777777777777777777777 182
7.4. Guía de trabajo777777777777777777777777777 184
7.5. Tabla de evaluación actividad individual7777777777777777. 192
7.6. Tabla de evaluación actividad grupal7777777777777777...... 193
7.7. Tabla de autoevaluación actividad grupal7777777777777777 194
Conclusiones777777777777777777777777777777 196
Bibliografía7777777777777777777777777777777 202
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INTRODUCCION.
El tema de la mujer en la historia ha ganado un espacio en esta disciplina durante
las últimas décadas, tras haberse producido una evolución considerable en cuanto a su
lugar en la sociedad. Esto es debido principalmente gracias a la historia social que ha
permitido representarla más allá de los temas considerados habitualmente como
pertenecientes a sus territorios tradicionales.
El inicio del movimiento feminista en el período de entreguerras y su posterior
ascenso en la década de los setenta, fue clave para otorgarle a la mujer un papel en esta
disciplina como sujeto histórico.
Así, la historia de las mujeres y del género se encuentra hoy en día con un
importante interés, sin embargo aún no es suficiente, pues existen carencias en el
aspecto metodológico que se deben ir resolviendo con el transcurso del tiempo y a través
del debate historiográfico.
Este trabajo investigativo hace referencia a “La violencia de género en la
Araucanía al interior de la familia, entre los años 1880 y1940” y se realiza como tesis para
optar al grado de Licenciatura en Educación de la carrera de Pedagogía en Historia,
Geografía y Educación Cívica de la Universidad de La Frontera. No obstante el tema
seleccionado responde a varias motivaciones personales, entre ellas: el realizar un trabajo
acerca de nuestra región y con ello contribuir a la conformación de su historia social y
local; por otra parte el hacer una investigación sobre las mujeres de la región es un aporte
a la reivindicación de nuestro género en la historia, a partir de un trabajo serio; y
finalmente, el rescatar del olvido a aquellas mujeres que sufrieron en silencio el peso de
nacer y vivir en una época dominada por los hombres y reforzada mediante la ideología
patriarcal, que si bien hoy ha sufrido modificaciones por la cada vez más importante
participación de la mujer en la sociedad, sigue presente.
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Esta tesis cuenta con siete capítulos, que intentarán abordar tanto desde el origen
histórico y temporal de la violencia de género y su evolución, hasta las características que
presentó en la Araucanía durante fines de siglo XIX y principios de XX.
El primer capítulo corresponde al marco teórico-metodológico, donde se plantean
las directrices que seguirá la investigación, siendo el principal objetivo: Contribuir al
conocimiento de la violencia ejercida por los hombres hacia las mujeres al interior de las
familias, desde la perspectiva histórica, en la Araucanía entre 1880-1940.
El segundo capítulo es el marco referencial, donde se definen los principales
conceptos que se utilizarán durante el estudio, tales como violencia, género y familia y se
exponen las características tanto del patriarcado occidental como mapuche y el contexto
en que se presenta la Araucanía entre dichos años.
Con el tercer capítulo nos adentramos de lleno a los resultados de la investigación,
abocándose éste a los principales factores que propiciaron la violencia de género en la
Araucanía.
El siguiente capítulo hace referencia a las principales características que tuvieron
las agresiones in situ, identificando el contexto, testigos, armas utilizadas y gravedad de
las heridas, entre otros.
Posteriormente, en el quinto capítulo se describirá el procedimiento policial y
judicial que debió seguir cada denuncia. Luego se identifican los justificativos alegados
por los acusados en su defensa y finalmente la sentencia dictada por el Juzgado y la pena
impuesta.
En el sexto capítulo se intenta comprender por qué las víctimas tardaron tanto
tiempo en denunciar a sus agresores frente a la justicia, mediante una serie de factores
que incidían en su indecisión. Y se analizan algunos asesinatos de mujeres a través de El
Diario Austral de la ciudad de Temuco, intentando con ello establecer algunos
antecedentes sobre el pensamiento social de la región en cuanto a la violencia de género.
10
Finalmente en el capítulo séptimo se presenta nuestra propuesta pedagógica para
la educación formal, la cual pretende acercar a los jóvenes a la valoración de la igualdad,
la equidad y el respeto por las diferencias de género.
Las principales fuentes para esta investigación fueron los Fondos del I y II Juzgado
Criminal de Temuco y del Juzgado Criminal de Angol, los cuales se obtuvieron en el
Archivo Regional de la ciudad de Temuco. También se acudió a la Biblioteca Nacional en
Santiago y a la Biblioteca Galo Sepúlveda de Temuco para revisar las publicaciones de El
Diario Austral en aquella época.
En cuanto a la bibliografía utilizada se revisó principalmente a autores como
Margarita Iglesia, Roswitha Hipp, Igor Goicovic, René Salinas, Rafael Sagrado, Eduardo
Cavieres, Cristián Gazmuri, Rolando Mellafe, Joan Scott, entre otros. Todo ellos
vinculados de alguna u otra forma a la temática en cuestión. Sin embargo, es importante
decir que una de las principales complicaciones para la realización de esta tesis fue la
escasa bibliografía histórica referida a la violencia de género, no así en cuanto a material
actual, ya que debido a la importancia que han adquirido en los últimos dos años los
casos de femicidios en nuestro país, la violencia intrafamiliar se ha transformado en un
interesante tema a analizar.
11
CAPÍTULO I.
PLANTEAMIENTO TEORICO-METODOLOGICO.
Esta investigación pretende ser un aporte
en cuanto a la reconstrucción de la mujer
en la Araucanía como sujeto histórico.
Joselyn Hernández y Astrid Höger.
12
1.1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.
El hombre y la mujer son seres complementarios, quienes se unen en pareja como
símbolo del amor. Sin embargo, la mujer durante siglos ha permanecido en las sombras
de la historia, siempre oculta tras el protagonismo del hombre y cuando han sido sacadas
a la luz -en escasas oportunidades- fue sólo para ser retratadas individualmente en su rol
de heroínas, mártires o reinas.
Diversas instituciones –Iglesia, Estado, etc.,– fueron legitimando un sistema
dominado por los hombres, donde la mujer tenía escasa relevancia social y la vida pública
estaba exclusivamente reservada para él, intentado con ello perpetuar dicho sistema de
jerarquías impuesto socialmente, por el cual los hombres detentan el poder.
Confinada a un segundo plano, el hogar era el único espacio donde ésta podía
desarrollarse –aunque escasamente- en cuanto a la educación de los hijos, el
mantenimiento del hogar y la armonía familiar, siempre sin embargo, bajo la estricta
supervisión de algún familiar masculino, pues la mujer era considerada una eterna menor
de edad.
Este sistema permitió al hombre utilizar medios violentos para contener a las
mujeres que se revelaban a ese limitado destino, arguyendo que era su deber corregir las
desviaciones femeninas y encauzar su rumbo, aun cuando esto significara violentarlas
física y psicológicamente. Bajo este contexto, la mujer ha debido ser por muchos años
víctima de violencia familiar, debiendo pagar -incluso muchas veces con su propia vida-el
haber nacido mujer en una sociedad eminentemente machista.
En la Araucanía la situación no fue diferente. Si bien el territorio se integró al resto
del país recién en la década de 1880, los mecanismos sociales que ya estaban
fuertemente arraigados en la sociedad chilena se reprodujeron en la Región de la mano
de los nuevos pobladores y se sumaron, en cierta medida, a la estructura social mapuche.
Sin embargo, con el correr de los años y el afianzamiento de los sistemas judiciales, las
mujeres comenzaron a denunciar las agresiones de las que eran víctimas, logrando con
ello detener -o por lo menos disminuir- los niveles de violencia y tal vez así salvar muchas
veces sus vidas.
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Esta investigación pretende analizar desde la perspectiva de género, la violencia
de la cual fueron víctimas las mujeres de la Araucanía al interior de sus familias entre los
años 1880 -1940 y cómo esta violencia fue vista por la sociedad de la época. A raíz de
esto, surgen entonces las preguntas acerca de ¿cuántas mujeres fueron continuamente
maltratadas por un familiar hombre en la región?, ¿qué familiares eran los principales
autores de la violencia?, ¿cuáles eran los motivos para las agresiones? y ¿cómo eran
castigados los acusados?
1.2. OBJETIVOS.
Objetivo general.
- Contribuir, desde la perspectiva histórica, al conocimiento de la violencia ejercida
por los hombres hacia las mujeres al interior de las familias en la Araucanía entre
1880-1940.
Objetivos específicos.
- Analizar la dinámica de las relaciones de género que a través de la historia fueron
configurando el rol de la mujer.
- Analizar las lesiones, asesinatos e intentos de asesinatos provocados por
familiares masculinos a mujeres a través de los Fondos de los Juzgados
Criminales de Temuco y Angol y artículos de El Diario Austral entre los años que
comprende esta investigación.
1.3. JUSTIFICACIÓN DEL TEMA.
Durante siglos la historia del mundo ha sido prácticamente la historia del hombre.
La mujer solo ha figurado en ella como su eterna consorte, quien cuida del hogar y la
familia, para raras veces surgir como la protagonista de las grandes leyendas, es más,
14
apenas aparece como la romántica heroína o la malvada antagonista de las hazañas de
él.
Si alguna vez la mujer quiso conquistar un espacio social mayor y llenar unas
cuantas páginas de la historiografía, el hombre se lo impidió a través de instituciones tan
poderosas como la Iglesia y el Estado. Es por ello que en escasas oportunidades leemos
la gran historia de “tal mujer” y no así la vida de “las mujeres”.
No obstante, el siglo XX trajo consigo una nueva visión de la mujer. A partir de
entonces la historia ha comenzado a reconciliarse con el “sexo bello”, integrando en la
historia social la perspectiva de género, entendida ésta como un instrumento interpretativo
de las relaciones hombre-mujer como reflejo de las dinámicas sociales a través del
tiempo.
Sin embargo y aun cuando se han desarrollado diversos estudios sobre la mujer,
dicha perspectiva de género necesita nutrirse de nuevas temáticas, especialmente en la
región, donde se pueda reconocer el valor historiográfico de ésta. Una de estas temáticas
es la violencia a la que eran sometidas las mujeres por parte de “sus hombres” en la
Araucanía, ya que hay escasos estudios locales y menos aún abordando también a la
sociedad mapuche.
Tomando en consideración dicha cuestión, esta investigación pretende ser un
aporte en cuanto a la reconstrucción de la mujer en la Araucanía como sujeto histórico.
1.4. DELIMITACION.
La investigación comprende el estudio de la violencia hacia la mujer por parte de
algún miembro masculino de su familia en la Araucanía entre los años 1880 y 1940, en
relación con la perspectiva de géneros. Dicho estudio considera la violencia en forma de
agresiones y asesinatos de mujeres tanto blancas como mapuche por parte de su pareja,
ya sean casadas o convivientes y de cualquier familiar directo, es decir, hijo, primo,
sobrino, nieto, etc., siempre y cuando se enmarque dentro de una relación de poder
asimétrica entre géneros e independiente de su clase social.
15
1.5. HIPOTESIS.
La violencia de la cual fue víctima la mujer de la Araucanía entre 1880 y 1940, por
parte de algún miembro masculino de su familia, fue producto de una visión asimétrica de
los géneros presente en la sociedad de finales de siglo XIX y principios del XX.
1.6. METODOLOGIA.
La investigación toma como base el estudio de la violencia de género dentro de la
familia en la Araucanía. Para ello se trabajará a través de la perspectiva de género,
entendida ésta como “la identificación y análisis crítico de las diferencias sociales y
culturales de una sociedad o grupo humano que han sido construidas en base a la
diferencia sexual, es decir, a partir de la existencia de mujeres y hombres” 1. Por tanto, la
incorporación de la categoría de género al análisis social e histórico alude a las
diferencias entre los sexos que se han construido culturalmente -y para este caso
únicamente dentro de la familia- y no a aquellas diferencias físicas y biológicas o que son
atribuibles a la naturaleza.
Este enfoque tiene como objetivo:
• Detectar inequidades de género: desigualdades o discriminaciones basadas en el
sexo de las personas.
• Brechas de género: diferencia cuantitativa entre mujeres y hombres correspondientes
a distancias ocasionadas por el tratamiento desigual de acceso, participación y control
sobre los recursos, servicios, las oportunidades y los beneficios del desarrollo.
• Barreras para avanzar en la incorporación de género: obstáculos o limitantes que
impiden desarrollar acciones o generar cambios para enfrentar situaciones de
inequidad de género (económicas, culturales, organizativas, legales u otras).
1 Joan SCOTT. “Género: Una categoría útil para el análisis histórico”. En Marta Lamas (Comp.). El género:
la construcción cultural de la diferencia sexual. PUEG, México.1996. Páginas 265-302. p. 22.
16
Este trabajo investigativo corresponde a un tipo de estudio exploratorio–
descriptivo.
Según Roberto Hernández, “los estudios exploratorios se efectúan, normalmente,
cuando el objetivo es examinar un tema o problema de investigación poco estudiado del
cual se tienen muchas dudas o no se abordado antes”.2 Por tanto, este trabajo es
exploratorio porque la temática de la violencia de género al interior de la familia en la
Araucanía entre fines de siglo XIX y principios del XX no se ha estudiado con anterioridad,
por lo cual se busca generar conocimiento en relación a esta materia.
En cuanto al tipo descriptivo, el mismo autor señala que, éstos “buscan especificar
las propiedades importantes de personas, grupos, comunidades o cualquier otro
fenómeno que sea sometido a análisis”.3 Por lo tanto esta investigación busca especificar
las características y comportamientos de la sociedad de la Araucanía en la época en
cuestión, en relación al análisis de la violencia de género.
Para este estudio se utilizaron como fuentes primarias los archivos judiciales de
dos departamentos de la región de la Araucanía; I y II Juzgado Criminal de Temuco y
Juzgado Criminal de Angol, disponibles en el Archivo Regional de la Araucanía y
publicaciones de El Diario Austral de la ciudad de Temuco entre los años que comprende
la investigación, más bibliografía en general.
En cuanto a la cantidad de unidades de conservación revisadas, éstas se pueden
ver en la siguiente tabla:
2 Roberto HERNANDEZ, Carlos FERNANDEZ y Pilar BAPTISTA. Metodología de la investigación. Tercera Edición. McGraw-Hill Interamericana Editores S.A. México. 2003. p. 59. 3 HERNANDEZ, FERNANDEZ y BAPTISTA. (2003). op. cit. p. 60.
17
Tabla Nº 1. Archivos Judiciales utilizados en la investigación.
FONDO CRIMINAL
AÑOS
REVISADOS
U.C.*
Nº de
casos por
U.C.
Nº de casos
seleccionados
I Juzgado del Crimen de Temuco 1880 - 1940 365 9.855 39
II Juzgado del Crimen de Temuco 1919 -1940 ** 170 4.590 25
Juzgado del Crimen de Angol 1880 -1940 64 1.728 9
TOTALES 599 16.173 73
Fuente: Elaboración propia.
Para esta investigación se revisaron 599 U. C., cada una de ellas tenía alrededor
de 27 casos, por lo que entre los tres Juzgados del Crimen existía un universo
aproximado de 16.173 expedientes, de los cuales se seleccionaron los 73 casos que
conforman la muestra.
Los criterios de selección de la muestra fueron: existir una demanda por agresión
física o asesinato por parte de un hombre hacia una mujer, donde se apreciara una
evidente relación desigual de poder, ya fuera entre esposo-esposa, hijo-madre, nieto-
abuela, hermano-hermana, convivientes o amantes.
Los archivos judiciales analizados nos muestran -en el caso del maltrato y
asesinato de mujeres entre 1880 y 1940- sólo una parte de la realidad analizada, puesto
que en aquella época la gran mayoría de los delitos no llegaban a instancias judiciales.
Esto es a lo que Igor Goicovic se refiere como “la cifra negra del crimen”. No obstante, a
través de éstos se nos permite conocer una gran cantidad de información. Las principales
potencialidades de los Fondos Criminales como fuentes para esta investigación son:
* Unidad de Conservación (U.C.) también conocidas como cajas, las cuales contienen una cantidad aproximada de 27 casos judiciales. ** En el II Juzgado del Crimen de Temuco se revisó Unidades de Conservación desde el año 1919 porque a partir de esa fecha se encontraba disponible en el Archivo Regional de la Araucanía.
18
- Permiten identificar los datos personales de los implicados en los hechos (víctima
y victimario); nombres, fecha de nacimiento, lugar de residencia, profesión y
estado civil.
- Entregan un orden cronológico de los sucesos ocurridos durante el procedimiento
judicial (fecha de la denuncia, presentación de testigos, comparecencia de
imputados, sentencia, entre otros).
- Nos permiten ver el seguimiento en la investigación de estos casos, ofreciendo
una clara visión de las normas legales que debían aplicarse en casos de violencia
de género, aun cuando este suceso no era considerado un delito como tal, por lo
que no existía un cuerpo legal que sancionara estos hechos, debiendo la justicia
adaptarse a la normativa disponible hasta la fecha en materia de violencia.
- Por medio de las justificaciones expresadas por los demandados, se puede inferir
la ideología patriarcal arraigada en dichos sujetos y, por tanto, lo que la sociedad
en general consideraba como correcto y legítimo en cuanto a las relaciones de
género al interior de la familia.
- Mediante la descripción de los acontecimientos, es posible dimensionar de alguna
forma el nivel de la violencia que podían adquirir las discusiones familiares, ya
sean conyugales o intrafamiliares entre un varón y una mujer y sus posibles
consecuencias.
- Al ser archivos judiciales, nos ofrecen la oportunidad de conocer el procedimiento
policial y judicial mediante el cual se debía actuar en casos de violencia de género,
específicamente lo que son conflictos domésticos.
No obstante, también existen limitaciones evidentes y que no se pueden dejar de
mencionar:
- Una de las principales debilidades de este tipo de fuentes es que en aquellos
casos de demandas por lesiones, no se nos permite obtener información acerca
de los sucesos acontecidos luego de cierre de la demanda, por lo tanto no se sabe
qué pasó posteriormente con esas mujeres que se atrevieron a hacer la denuncia.
- No se puede cubrir el universo completo de las mujeres que entre 1880 y 1940
fueron objeto de violencia de género puertas adentro, ya que como se dijo
anteriormente, no todas las víctimas acudieron a la justicia.
19
- No existe registro de la violencia psicológica sufrida por el sexo femenino, por lo
cual este estudio debió limitarse sólo a lo que es violencia física.
- En algunos casos, debido al mal estado de conservación de los archivos, se
dificultó la comprensión del texto.
- Debido al poco avance en materia de procedimientos judiciales e investigativos
para aquella época -en comparación a la actual- no fue posible contar, en muchas
ocasiones, con todos los antecedentes del sitio del suceso.
No obstante, una de las limitaciones más importantes de estas fuentes, es que no
nos permiten incluir una categoría tan relevante para la Araucanía como lo es la etnia,
para intentar establecer diferencias en cuanto a las particularidades de la violencia de
género en la región con relación al resto del país en el mismo período en cuestión.
Finalmente, también trabajamos con las publicaciones encontradas en El Diario
Austral de la ciudad de Temuco, cuyo principal aporte es en cuanto a la opinión pública
que se podía apreciar a principios del siglo XX en relación a los asesinatos de mujeres.
Luego de todo esto, es preciso comentar que este trabajo se planificó y organizó
considerando dichas limitaciones y potencialidades de las fuentes.
20
CAPITULO II.
MARCO REFERENCIAL.
Nada tengo, nada dejo, nada pido. Desnuda como nací me voy, tan ignorante de lo que en el mundo había. Sufrí y es el único bagaje que admite la barca que lleva al olvido.
Teresa Wilms Montt.
Madre ¿Qué cosa es casar? Hija; Hilar, parir y llorar.
Anónimo.
21
2.1. CONTEXTO GENERAL DE LA ARAUCANÍA PARA LA DÉCADA DE 1880.
La década de 1880 encuentra a la Araucanía casi exhausta frente a la intensa
lucha que significó su integración al Estado chileno, en el marco de la Ocupación de la
Araucanía comenzado casi 20 años atrás, en 1861.4
Desde 1873 el gobierno había comenzado a rematar las tierras del sur, debido en
gran parte, a la consolidación de la línea del Malleco y el avance de las comunicaciones,
lo cual permitió que el territorio ya no fuera visto como un “lugar lejano del sur, sino un
lugar al cual se podía llegar en pocas horas y con el cual la comunicación era inmediata.
Todo eso no hacía más que precipitar la ocupación definitiva del territorio”.5
En vista de esto, en 1881 se produce el alzamiento general de las tribus indígenas,
provocando gran alarma en el país, ya que los mapuche asolaron todos los pueblos
ubicados al sur del Bío Bío, rompiendo con ello todas las formas de comunicación y
violando parlamentos y acuerdos.
“El asalto de Traiguén, las incursiones en los campos de Collipulli y de Arauco, coinciden
con los ataques por sorpresa a los fuertes de la línea de Malleco (0) Felizmente la toma
de Lima, que prácticamente pone fin a la Guerra contra el Perú, deja disponibles a las
tropas. Se decide ocupar definitivamente la Región hasta el Cautín. Una división de las tres
armas, bajo el mando superior del Ministro Recabarren, parte de Angol en febrero de
1881”.6
Efectivamente, una vez terminado -exitosamente para el país- el conflicto en el
norte, la población comenzó a albergar sentimientos nacionalistas que justificaban y
exigían la ocupación definitiva del territorio. Fue entonces cuando7“se presentó a los
indios como una barrera que impedían alcanzarlo. Por lo tanto, se debía eliminarlos o
reducirlos a espacios en los cuales dejaran de ser un peligro”.7
4 NOTA: se utilizará el término Ocupación de la Araucanía, siguiendo el análisis de Leonardo León, el cual propone que la estrategia militar de anexión de las tierras de la Frontera al resto del territorio nacional, no puede definirse de manera simplista como lo supone el concepto de integración y/o pacificación, ya que este proceso histórico fue más bien involuntario y violento. 5 José BENGOA. Historia del Pueblo Mapuche Siglos XIX –XX. (6º Ed.). Santiago. LOM. 2000. p. 256. 6 Gustave VERNIORY. Diez años en la Araucanía 1889-1899. Universidad de Chile. Santiago. 1975. p. 56. 7 Jorge PINTO. La formación del Estado y la .ación mapuche, de la inclusión a la exclusión. Santiago. DIBAM. 2003. p. 151.
22
Dicha tarea la asume entonces el Ministro del Interior; Manuel Recabarren, quien
al mando de 1.746 hombres marchó hacia el corazón mismo del enemigo. Los nuevos
soldados, contando con armamento más moderno lograron contener el alzamiento en
1882, alcanzando con ello extender la línea de ocupación hasta Toltén y refundar pueblos
como Carahue, Nueva Imperial, Pillanlelbún, Lautaro, Curacautín, Temuco y Villarrica -
ciudad destruida por los indígenas en el siglo XVI y símbolo de la resistencia mapuche-
dando así por terminado el conflicto indígena e integrando definitivamente la Araucanía al
territorio nacional un año más tarde. El siguiente paso fue entonces ejercer soberanía
sobre el nuevo territorio conquistado. Para ello se toman medidas que tienen como
objetivo organizar y poblar las nuevas tierras. Una de ellas apunta a reunir a los indígenas
en pequeños espacios llamados reducciones, para poder contenerlos apropiadamente.
Cambia con ello la idiosincrasia mapuche. Mostrando una férrea capacidad de
adaptación, el indígena transformó sus costumbres milenarias para dar paso a una
sociedad agrícola de pequeños campesinos pobres.
“Al mapuche se los sometió al rigor de la civilización; se le entregaron pequeñas mercedes
de tierras, se los encerró en sus reducciones, se los obligó a transformarse en agricultores.
El guerrero debió trasformarse en ciudadano y el pastor de ganado en campesino,
productor de subsistencia (0) fueron años de temor, de pestes, de hambre, de pérdida de
identidad y reformulación de una nueva cultura como minoría étnica enclavada en la
sociedad rural chilena”.8
Tras la reducción de los mapuche en pequeñas áreas, quedaron extensas
hectáreas de terreno disponibles. El gobierno deposita entonces sus esperanzas de
progreso en los extranjeros. Comienza así a tomar forma la idea de colonización, la cual
atrae a la Región cantidades sustanciosas de inmigrantes tanto nacionales como
extranjeros, destacándose entre estos últimos sobre todo europeos. Así, desde fines de
1883, empezaron a desembarcar colonos europeos de todas nacionalidades; alemanes,
franceses, ingleses, suizos, belgas, españoles, italianos, rusos y diversos otros.
8 BENGOA. (2000). Op. cit. p. 239.
23
”0en marzo de 1889, había en las diversas colonias alrededor de 1.200 familias
compuestas por 5.000 personas. Si se agregan los chilenos y lo indios, se puede decir que
la Araucanía se ha convertido en una verdadera torre de Babel”.9
La llegada de los colonos trajo consigo un paulatino ordenamiento del territorio. La
abertura de caminos, construcción de redes viales, etc., permiten la transformación de sus
temporales asentamientos en pueblos, otorgado una nueva dinámica a la región. De esta
manera se crearon las provincias de Malleco y Cautín, las cuales se dividen a su vez en
departamentos y estos en subdelegaciones.
Con estas medidas poco a poco la Araucanía comenzó a desarrollarse. Más aún
cuando, al surgimiento del mercado triguero de Australia y California el gobierno volvió
sus ojos a la región y ésta comenzó a formar parte activa en la economía del país y de su
modelo de crecimiento hacia afuera. Lo primero que se realizó entonces fue la ampliación
del área agrícola. Para ello fue necesario rozar los bosques e integrar mayor tecnología.
Esto dio como resultado notables cosechas que tuvieron los colonos en su primer año de
trabajo. De ésta forma, la región entra al siglo XX con una producción relativamente alta
de trigo, convirtiéndose en el granero de Chile –uno de los principales motivos de la
Ocupación-. Asimismo otras áreas productivas se desarrollaron en la región, tales como la
ganadería y la industria maderera.
“En efecto, una vez que concluyó la fase militar de la ocupación estatal de los territorios
tribales, y cuando comenzaron a consolidarse las villas y ciudades que se fundaron por
doquier como cimientos de la nueva ‘civilización’, el antiguo paisaje de selvas y bosques de
los llanos centrales –con las pequeñas huertas cultivadas por los mapuches y mestizos–
fue reemplazado por la nueva economía agro-pastoril y forestal que, de modo masivo,
implementaban los propietarios de los grandes fundos, mientras que en la costa florecían
los yacimientos carboníferos y algunos ríos eran usados para el cabotaje con lanchones a
vapor. Estas actividades económicas modernas –en la medida que introducían tecnologías,
capitales y sistemas salariales– reemplazaban las antiguas prácticas recolectoras y
ganaderas que prevalecieron en la región por más de tres siglos, mientras que el comercio
establecido desplazaba el intercambio itinerante de los buhoneros fronterizos; en su
conjunto, constituían los cimientos de una nueva sociedad cuyos ejes económicos
fundamentales serían el latifundio, la industrialización y la actividad maderera. Producir
9 VERNIORY. (1975). op. cit. p.59.
24
para el mercado se hizo cada vez más imperioso para los agricultores y labradores que
poblaban la Tierra”.10
Finalmente, esta tecnologización de los sistemas productivos, sumado al
surgimiento de nuevos centros urbanos y sus símbolos de progreso, fueron configurando
un espacio donde se fusionó la modernidad con lo tradicional, expresado en la
particularidad que aportaba cada uno de sus habitantes; mapuche, chileno y extranjero.
Sin embargo, tal cual señala Leonardo León, dicha fusión no fue del todo
equilibrada. La Araucanía siempre guardó en las profundidades de su alma la tradición
que le quiso ser arrebatada, lo cual se reveló en forma de frecuentes explosiones
violentas, tanto sociales como individuales que, constantemente tenían lugar en la
naciente ciudad.
“Es cierto que una faceta de la nueva frontera miraba hacia delante y reverberaba bajo las
luces de la modernidad; sin embargo, su otra cara continuaba hundida en el pasado y
sumida en la antigualla y la ranciedad (0) Lejos de entrar la región en una era de
prosperidad con motivo de la ‘Pacificación’, lo que se registró en la Araucanía fue una
explosión de violencia social y popular, protagonizada -principalmente, pero no de modo
exclusivo- por una población mestiza que se había desarrollado, crecido y arraigado al sur
del río Biobío por más de tres siglos”.11
10 Leonardo LEÓN. “Tradición y modernidad: vida cotidiana en la Araucanía (1900-1935)”. Revista Historia Nº 40. Volumen II. Diciembre. Santiago. Chile. 2007. 12.08.09. p. 334. Extraído de http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-71942007000200004&lng=es&nrm=is o>.ISSN. doi:10.4067/S071771942007000200004. 11 LEÓN. (2007). op. cit. p. 337.
25
2.2. LA HISTORIA DE LAS MUJERES Y EL GÉNERO. ALGUNAS CONSIDERACIONES
CONCEPTUALES; GÉNERO, VIOLENCIA Y FAMILIA.
La historia de las mujeres es una de las corrientes historiográficas más jóvenes en
dicha disciplina. Esto principalmente, debido a la poca apreciación de la mujer como
sujeto histórico.
Durante la época colonial, si se consideró a algunas mujeres fue producto de su
valoración individual, ya sea por su religiosidad, heroísmo o moralidad, más no como un
colectivo. La mayoría de los autores coinciden en que los estudios sobre las mujeres
comenzarían en el período de entreguerras, durante la primera gran expansión del
movimiento feminista y que tuvo su consolidación en los años sesenta, “0cuando las
activistas feministas solicitaron una historia que proporcionara heroínas, pruebas de la
actividad de las mujeres, explicaciones de la opresión y móviles para la acción”.12
Según Ana Aguado13, la etapa inicial de la historia de las mujeres se caracterizó
por lo que se denominó historia contributiva, puesto que su objetivo principal era
recuperar a las mujeres de su invisibilidad histórica y rescatar su presencia en el
desarrollo de la historia.
“No interesa, por tanto, esta historia figurativa de mujeres heroínas, mártires o reinas,
monopolizadas por la historia positivista siempre tan sensible a las grandes hazañas o al
erotismo de lo atípico, sino reivindicar el papel de las mujeres como agentes movilizadoras
de la historia, presentes y participantes en la vida de las familias, trabajando en el ámbito
doméstico y/o público, participando en los motines o movimientos revolucionarios o
reivindicativos, educando y criando a sus hijos, cuidando enfermos”.14
Luego, a mediados de la década de los 80 según informa Aguado15, la historia de
las mujeres atravesó por un período de crisis, puesto que la conceptualización y
12 Joan SCOTT. “Historia de las mujeres”. En Bunker, P. (Comp.). Formas de Hacer Historia. Madrid. Editorial Alianza Universal. 1993. p. 60. 13 Ana AGUADO. “La historia de las Mujeres y del género”. En Teresa Ortega (ed.). Por una Historia
Global. El debate historiográfico en los últimos tiempos. Granada. Editorial E.U.G 2007. p. 112. 14 Margarita ORTEGA. “Una reflexión sobre la historia de las mujeres en la Edad Moderna”. .orba. Revista
de Historia. Nº 8-9. España. 1987-1988. Páginas 159-168. 05.06.2009. p. 161.Extraído de http://dialnet.unirioja.es/ servlet/revista?tipo_busqueda=CODIGO&clave_revista=1683. 15 AGUADO. (2007). op. cit. p. 113.
26
metodología ocupada por ésta hasta ese entonces, mostraba evidentes limitaciones y
síntomas de agotamiento. Sin embargo, en las dos últimas décadas, gracias al auge en el
desarrollo de la perspectiva social y relacional, en la cual se incorporaba el análisis de las
relaciones de género como relaciones de poder y el análisis cultural, se comenzó a
marcar un cambio teórico. Así, una historia que a la vez era política, social y cultural, fue
incorporando en ella aportaciones y reflexiones teóricas específicamente de género,
alejándose del movimiento feminista que la colocó en la palestra del debate
historiográfico.
La introducción del concepto de género como categoría de análisis en las ciencias
sociales y particularmente en la Historia, es reciente. Ya a finales de la década de los
setenta se venía desarrollando en las universidades norteamericanas y europeas
investigaciones referidas a esta temática. Desde ese entonces y producto de la presencia
de la perspectiva de género como un instrumento de análisis historiográfico, se ha
producido al interior de la disciplina histórica un debate constante acerca de cómo definir
este concepto.
Según la bibliografía consultada, una de las definiciones de género más aceptadas
es la propuesta por Joan Scott:
“El género es una construcción cultural y social que se articula a partir de las definiciones
normativas de lo masculino y lo femenino, la creación de una identidad subjetiva y las
relaciones de poder, tanto entre hombres y mujeres, como de la sociedad en su conjunto"16
Por otra parte, Ana Aguado lo define como: “la construcción cultural de la
diferencia sexual, como elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las
diferencias que distinguen a los sexos y como forma primaria de las relaciones
significantes de poder”. 17
Como se puede ver, ambas definiciones concuerdan en que el género es una
construcción social y cultural, que da forma a las interacciones sociales basadas en las
diferencias sexuales que históricamente han determinado el rol de lo femenino y
16 Joan SCOTT. “Género: Una categoría útil para el análisis histórico”. En Marta Lamas (Comp.). El género:
la construcción cultural de la diferencia sexual. México. PUEG. 1996. Páginas 265-302. p. 22 17 AGUADO. (2007). op cit. p. 111.
27
masculino y que ha sido de primera importancia para constituir las relaciones de poder al
interior de la sociedad, donde tanto hombres como mujeres son protagonistas, ya que en
palabras de Ana Aguado, “la historia de las mujeres no trata sólo de un colectivo
particular. Las informaciones sobre las mujeres son necesariamente informaciones sobre
los hombres, ya que un género implica a otro”18. La misma autora señala la importancia de
tener presente que el análisis de género pone de manifiesto un complicado sistema de
relaciones, en donde no sólo se debe tener presente el contexto, sino una gama de
variables como la clase social, la edad, la pertenencia a colectivos ideológicos y
representaciones simbólicas, entre otras. Estas representaciones construyen y legitiman
de un modo determinado el significado de la experiencia y el lugar que cada sujeto ocupa
en la sociedad.
En este sentido, la incorporación de la categoría de género al análisis social e
histórico alude a las diferencias entre los sexos que se han construido culturalmente y no
a aquellas diferencias físicas o atribuibles a la naturaleza. Como menciona Margarita
Ortega, “la perspectiva de género permite aproximarnos a las identidades y características
que han definido a hombres y mujeres a lo largo de la historia, a la par que se delimitan
sus diferencia y sus semejanzas”19. El aporte de esta perspectiva para la investigación
histórica internacional y nacional, ha permitido el análisis crítico del restrictivo papel social
que las élites políticas y culturales, los modelos económicos y el Estado y la sociedad en
su conjunto, han asignado a las mujeres en razón de su sexo. Igualmente, la perspectiva
de género ha estimulado la recolección de evidencias que demuestran la efectiva
presencia de mujeres en espacios “públicos” y en actividades tradicionalmente asociadas
a los hombres.
Dentro del debate historiográfico sobre género, muchos autores plantean que el
género es una herramienta interpretativa que ya no remite solamente a la comprensión
del pasado de las mujeres, ni propone “completar” el relato histórico, sino que más bien se
propone por una parte, cuestionar el conocimiento construido y socialmente aceptado
respecto de la historia y por otra, sugerir nuevas interrogantes que amplíen este
conocimiento en virtud de la incorporación de la dimensión sexual en el análisis histórico.
18 AGUADO. (2007). op cit. P. 114 19 Margarita ORTEGA. “Género e historia moderna. Una revisión a sus contenidos”. Revista de Historia
Moderna. Nº 11. 1998-2000. Páginas 9-32. 11.08.2009. p. 10. Extraído de http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=112446
28
A lo largo de la historia, las relaciones de género se han ido formando,
transformando y/o manteniendo a través de la cultura y para nadie es un secreto que
éstas no han sido simétricas, sino por el contrario, la mujer ha debido luchar en contra de
la subyugación masculina. “Al igual que a las ‘mujeres’, se consideró a los ‘hombres’ un
grupo de interés homogéneo cuya oposición a las demandas de igualdad se atribuían a
un deseo premeditado de salvaguardar el poder y los recursos que su dominio les
otorgaba”. 20
Al hablar de poder, se hace referencia a la perspectiva teórica del concepto de
poder de Foucault, el cual postula que el éste no es una propiedad sino una estrategia, es
decir, no se posee; se ejerce. En tal sentido, “7sus efectos nos son atribuibles a una
apropiación, sino a ciertos dispositivos que le permiten actuar plenamente”21. Será de gran
importancia para esta investigación dejar en evidencia cuáles son los mecanismos que
permitieron la dominación masculina y en consecuencia la subyugación femenina,
entendiendo al género como un elemento central en la construcción y legitimación de las
relaciones sociales y como un mecanismo constitutivo de las relaciones de poder. Es por
ello que se está frente a una historia que es social, cultural y también política.
La distribución desigual del poder entre hombres y mujeres se manifiesta, según
se podrá ver, como un instrumento de la dominación masculina, cuya máxima expresión
es la violencia.
2.2.1. La violencia de género.
La violencia ha hecho acto de presencia en la humanidad desde tiempos
inmemoriales, por lo tanto forma parte del comportamiento humano y para entenderla
como tal, se hace necesaria una breve revisión conceptual. “La raíz etimológica del
término violencia remite al concepto de fuerza. El sustantivo “violencia” corresponde con
verbos tales como “violentar”, “violar”, “forzar”22. En base a esta aproximación semántica
20 SCOTT. (1993). op cit. p. 77. 21 Francisco ÁVILA. “El concepto de poder de Michel Foucault”. A Parte Rei. Revista de Filosofía. Nº 53. ISSN 1137-8204, Septiembre 2007. 14.09.2009. p. 9. Extraído de http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo ?codigo=2786608 22 Jorge CORSI. “Una mirada abarcativa sobre el problema de la violencia familiar”. En Corsi, Jorge (comp.). Violencia familiar. Una mirada interdisciplinaria sobre un grave problema social. Paidós. Buenos Aires.
29
puede decirse que la violencia implica siempre el uso de la fuerza para producir un daño.
Y en un amplio sentido puede hablarse de violencia política, violencia económica,
violencia social, entre otras. En todas éstas, el uso de la fuerza remite inevitablemente al
concepto de poder. Según Jorge Corsi:
“En sus múltiples manifestaciones, la violencia siempre es una forma de ejercicio del poder
mediante el empleo de la fuerza (ya sea física, psicológica, económica, política0) e implica
la existencia de un ‘arriba’ y un ‘abajo’, reales o simbólicos, que adoptan habitualmente la
forma de roles complementarios: padre-hijo, hombre-mujer, maestro-alumno, patrón-
empleado, joven-viejo, etcétera”.23
Por otra parte, para Soledad Larraín y Teresa Rodríguez en su trabajo “Los
orígenes y el control de la violencia doméstica en contra de la mujer”, la violencia se
puede manifestar de dos formas posibles: Una violencia abierta y directa, donde un sujeto
ejerce su poder en contra de otro individuo mediante la agresión, las armas o la fuerza
física; y otra estructural o institucionalizada, la cual “7está presente en los sistemas
políticos, económicos y sociales que mantienen la opresión de determinadas personas, a
las que se les niegan beneficios sociales, políticos y económicos, haciéndolas más
vulnerable al sufrimiento y a la muerte”.24 Esta última sirve de base para la violencia
directa, pues influye en las pautas de socialización que llevan a los individuos a aceptar o
infringir sufrimiento. Para efectos de esta investigación se considerarán ambas. No
obstante, desde el punto de la construcción histórica de las relaciones de género,
adquiere mayor relevancia la violencia estructural que se dirige a las mujeres con el objeto
de mantener o incrementar su subordinación al hombre.
Queda claro entonces que la violencia se produce allí donde hay una diferencia de
poder entre dos o más sujetos, los cuales la utilizan como medio para la resolución de sus
conflictos. Las mujeres no han estado exentas de ello e históricamente han sido víctimas
de lo que hoy se conoce como violencia de género.
1994. 14.09.09. p. 23. Extraído de http://www.catedradh.unesco.unam.mx/SeminarioCETis/Documentos/ Doc_basicos/5_biblioteca_virtual/7_violencia/16.pdf. 23 CORSI. (1994). Op. cit. p. 23. 24 Soledad LARRAÍN y Teresa RODRÍGUEZ. “Los orígenes y el control de la violencia doméstica en contra de la mujer. Género, Mujer y Salud en las Américas”. Organización Panamericana de la Salud. Publicación Científica No. 541. Washington. US. OPS. OMS. 1993. 22.05.2009. p. 202. Extraído de http://www.paho.org/Spanish/DD/ PUB/PC541-202-209.pdf.
30
Según la “Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer”, la
violencia de género es “7todo acto de violencia basado en el género que tiene como
resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la
coerción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la
vida privada”. 25
Es decir, como violencia de género podemos considerar todas aquellas
manifestaciones de violencia en contra de la mujer por el hecho de ser tal. Según un
artículo sobre la violencia doméstica y asimetría del poder, escrito por Pilar Montañez y
Jesús Megías26, éstas pueden adoptar diversas manifestaciones: violencia doméstica,
violencia sexual, violencia de género en la comunidad, violencia tolerada o perpetrada por
el Estado o incluso formas de violencia más sutiles como el hostigamiento (los piropos, la
pornografía, la publicidad sexista o incluso las letras de las canciones) y el ideal de
belleza femenina.
En este trabajo se adoptarán diferentes términos par referirse a la violencia de
género, las cuales se relacionan con las formas que ésta adopta en el contexto de la
cultura patriarcal. Entre ellas está la violencia doméstica, violencia conyugal y violencia
familiar o intrafamiliar. Por lo tanto, resulta necesario detenerse a aclarar cada una de
ellas, para lo cual nos basaremos en las definiciones acuñadas por Jorge Corsi.27
La violencia doméstica, como su nombre lo indica es aquella que se desarrolla
en el espacio doméstico, pero que no alude exclusivamente al espacio físico de la casa u
hogar, entendiendo dicho espacio al delimitado por interacciones en contextos privados.
De ese modo, puede caracterizar una relación de noviazgo, una relación de pareja, con o
sin convivencia, o los vínculos con ex parejas.
25 Organización de Naciones Unidas. Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer. Resolución de la Asamblea General 48/104. 20 de diciembre de 1993. 17.08.09. p. 02. Extraído de http://www.acnur.org/biblioteca/pdf/1286.pdf. 26 Pilar MONTAÑEZ Y Jesús MEGÍAS. “Violencia doméstica y asimetría del poder”. Universidad de Granada. 2008. 14.07.09. p.01. Extraído de http://www.altavozparaelsilencio.net/index.php?option=com_ content&view=article&id=81&format=pdf&lang=es. 27 Jorge CORSI. La violencia hacia las mujeres como problema social. Análisis de las consecuencias y sus factores de riesgo. Fundación mujeres. (sin año). 14.09.09. Extraído de http://www.berdingune.euskadi.net/u89-congiz on/es/contenidos/informacion/material/es_gizonduz/adjuntos/ laviolenciahacialasmujerescomoproblemasocial.pdf.
31
En cambio cuando se hace referencia a la violencia conyugal, se habla
exclusivamente de aquella que se da sólo en las relaciones de pareja establecida dentro
del espacio del hogar, ya sean uniones matrimoniales o de convivencia.
Finalmente está la violencia familiar o violencia intrafamiliar, entendiendo ésta
como:
“Todas las formas de abuso de poder que se desarrollan en el contexto de las relaciones
familiares y que ocasionan diversos niveles de daño a las víctimas de esos abusos. En
este caso, los grupos vulnerables identificados por la investigación en este campo, son las
mujeres, las niñas y las personas mayores. (0) En definitiva, la violencia se dirige siempre
hacia la población más vulnerable, definida culturalmente como la ‘más débil’ (en realidad,
a quienes se les ha negado la participación democrática en el poder)”.28
Estas tres formas de violencia de género no son excluyentes entre sí, sino más
bien se complementan, por lo que a lo largo de la investigación se podrán encontrar
referencias a todas ellas.
La violencia de género hacia las mujeres no es nueva, por el contrario, ha ocurrido
en nuestra sociedad desde los inicios de la humanidad como reflejo de las relaciones de
poder asimétricas y de una sociedad que desvaloriza a las mujeres y legítima la violencia
como medio de relación humana. Sin embargo, por mucho tiempo permaneció oculta en
el mundo privado del hogar. “El maltrato a las mujeres es el crimen más oculto por su
difícil investigación al quedar relegado al espacio privado”.29
En definitiva, la violencia de género está asociada a una ideología basada en el
ejercicio del poder, en la cual se subordina a las mujeres, no se les reconoce y discrimina
constantemente. Esto señala la importancia que en ello tiene la cultura, para dejar claro
que esta forma de violencia es una construcción social y no una derivación espontánea de
la naturaleza del ser humano.
28 CORSI. (1994). op. cit. p.2 29 Miriam NÚÑEZ y José PULIDO. Violencia de género y pobreza rural: silencios que matan. (s/f). México. 05.08.09. p. 1.Extraído de http://www.rimisp.org/getdoc.php?docid=6519.
32
2.2.2 La Familia como reproductor de cambios sociales.
El espacio por tradición de reproducción y legitimación de la violencia es la familia.
Hoy en día el término familia se utiliza para reflejar diversas realidades, tales como el
matrimonio, la filiación, la descendencia, el linaje, entre otros. Una muestra de esto es la
definición que le otorga la Real Academia, donde familia es “un grupo de personas
emparentadas entre sí que viven juntas; conjunto de ascendientes, descendientes,
colaterales y afines de un linaje; hijos o descendencia”.30 Jean-Louis Flandrin (1979) en
“Orígenes de la Familia Moderna”, citado en la tesis de Lorena Loyola, la define como “las
personas emparentada que viven bajo el mismo techo y más especialmente el padre, la
madre y los hijos”.31 Según Federico Engels32 la familia no siempre fue lo que hoy
conocemos por tal, pues ha ido evolucionando constantemente a través de la historia de
la humanidad, pasando por el salvajismo y la barbarie hasta llegar a la civilización.
“La familia, hasta a su actual organización, ha debido sufrir diversos cambios. En los primeros
tiempos, ella no existía, los individuos vivían en un régimen de promiscuidad. Viene después
lo que los investigadores denominan el matriarcado, esto es el agrupamiento de los hombres
alrededor de la madre, lo que se explica fácilmente si se considera que la maternidad es un
hecho tangible, cierto y fácil de probar. Aparece después el patriarcado, en el cual el jefe de
familia es el padre, para llegar por fin, a la familia individual, basada en el matrimonio
monogámico”.33
Para Rolando Mellafe, la familia como institución básica de la sociedad ha
conformado a través de los tiempos, un elemento de primera importancia en la
reconstrucción de los procesos históricos de larga duración, ha sido uno de los peldaños
por donde influyen los cambios que experimentan los pueblos, pasando así a ser el origen
o destino final de los cambios sociales.34 Desde esta perspectiva, el estudio de la familia
es considerado un importante material de análisis dentro de la historia social, puesto que
30 Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española. 22a ed. Espasa Calpe. Madrid. 2001. 31 Lorena LOYOLA. Mujer, Matrimonio y Familia en el siglo XIX a través del Epistolario. Tesis de la Universidad de Chile. Departamento de Ciencia Históricas. Santiago. 1989. p. 6. 32 Federico ENGELS. El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. (1º ed.). Buenos Aires. Nuestra América. 2004. p.56. 33 Manuel SOMARRIVA. Derecho de Familia. Santiago. Editorial Nacimiento. (s/f). p. 10. 34 Rolando MELLAFE. Historia Social de Chile y de América: Sugerencias y aproximaciones. Santiago. Editorial Universitaria. 1986. p. 17.
33
permite explicar el comportamiento de los hombres y en especial el rol de la mujer en la
sociedad.
Desde el siglo XVIII hasta bien avanzado el XIX, se aprecia en Chile un tipo de
familia denominado por muchos autores como familia extensiva, la cual fue definida por
Rolando Mellafe como: “un grupo de personas que viven juntas y que están ligadas por
algún grado de parentesco o por algún tipo de relación, como por ejemplo compadrazgo u
otro parentesco ‘ficticio’”.35 Ésta no sólo consideraba a los padres y a los hijos, sino
también al resto de los parientes que descendían de un tronco común, es por esto que
también se le conoce como familia troncal o social.
No obstante, Lorena Loyola considera que desde mediados del siglo XIX la
sociedad comienza a ser testigo de un cambio en cuanto a la conformación interna de la
familia, lo cual identifica como un momento de transición entre dos épocas: de la tradición
colonial a la burguesía capitalista36. Este cambio hacia el estilo burgués, permitió el paso
de un nuevo tipo de estructura familiar denominada familia nuclear, conyugal o restringida,
definida como: “una familia compuesta por una pareja y los hijos solteros, que cuando se
casan abandonan la casa y fundan nuevas familias”37. Por lo tanto, ya no existe ni el techo
en común ni el parentesco “ficticio” propios de la familia extensiva. Sin embargo, este
cambio no fue repentino, hacia el último tercio del siglo XIX coexistieron en diferentes
proporciones ambos tipos de familia.
La familia ha sido considerada una de las instituciones sociales donde más
explícitamente se puede ver el poder de la ideología patriarcal y he aquí su importancia
para esta investigación.
35 MELLAFE. (1986). op. cit. p. 238. 36 LOYOLA. (1989). op. cit. p. 11. 37 LOYOLA. (1989). op. cit. p. 12.
34
2.3 El PATRIARCADO OCCIDENTAL Y SUS REPRODUCTORES SOCIALES. FAMILIA, IGLESIA
Y ESTADO.
El Patriarcado, fue un importante sistema social y cultural que, fundamentado en la
desigualdad de géneros, legitimó la dominación del hombre –en todo orden de cosas- por
sobre los más débiles, en este caso la mujer.
“El Patriarcado es una forma de organización política, económica, religiosa y social basada
en la idea de autoridad y liderazgo del varón, en la que se da el predominio de los hombres
sobre las mujeres, el marido sobre la esposa, del padre sobre la madre y los hijos e hijas, y
de la línea de descendencia paterna sobre la materna”.38
La palabra patriarca; la cual proviene del latín patriarcha, y éste del griego
patríarchês de patría (descendencia familiar) y archô (mandar), indica la dominación de
algún miembro sobre la familia. A su vez, patriarcado es definido –según la Según la Real
Academia Española- básicamente como una organización social primitiva, en que la
autoridad es ejercida por el varón jefe de cada familia. Dicho sistema social entonces,
basado históricamente en el androcentrismo, sostiene que el hombre por sus virtudes, es
quien debe sobreponerse y dominar a la mujer en consecuencia de su natural debilidad,
fundamentado en que
“0el primero representaba la racionalidad, objetividad, universalidad, aspectos que lo
validaban en la realización de las funciones hegemónicas de la sociedad occidental
moderna: la ciencia, la política y la economía. Por su parte, la mujer encarnaba el opuesto
al varón: el sentimiento, la subjetividad y la individualidad, características que la inclinaban
al mundo doméstico y familiar”.39
El patriarcado se configuró entonces, durante siglos, como un sistema de
dominación masculina y subordinación femenina, basado –intencionalmente- en las
desigualdades y funciones de dichos géneros, asumidas desde tiempos inmemoriales,
cuando el hombre se adjudicó la descendencia. Según Federico Engels7
38 Dolor REGUANT. Explicación abreviada del patriarcado. Barcelona. 2007. 23.08.09. P. 01. Extraído de http://www.proyectopatriarcado.com/docs/Sintesis-Patriarcado-es.pdf 39 Carlos, SANHUEZA. “El Problema de mi vida: ¡soy mujer!. Viaje, mujer y sociedad”. En SAGREDO, R., GAZMURI, C. Historia de la vida privada en Chile. El Chile moderno de 1840 a 1925. Tomo II. Santiago. Taurus. 2006. Pp. 333-334.
35
“el derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota histórica del sexo femenino en
todo el mundo. El hombre empuño las riendas de la casa; la mujer se vio degradada,
convertida en la servidora, en la esclava de la lujuria del hombre, en un simple instrumento
de reproducción (0) que se manifiesta sobre todo entre los griegos de los tiempos
heroicos, y más aun en los de los tiempos clásicos”.40
A este respecto, el debate acerca del origen del patriarcado es intenso e
inconcluso. Algunos estudios plantean que este sistema de dominación surge durante la
prehistoria, cuando en los primeros pueblos nómadas, por causa de su fortaleza física,
era el hombre quien salía a buscar y cazar el alimento, mientras que la mujer permanecía
en el hogar debido al cuidado de los hijos, la menstruación, el embarazo y el parto. A su
vez, otros investigadores como Gerda Lerner, plantean que el patriarcado encontró su
origen en la Mesopotamia del siglo 6.000 A.C., una vez que dichos grupos nómadas ya
habían descubierto la acumulación de bienes, la agricultura, los excedentes de producción
y por consecuencia se hicieron sedentarios.
No obstante, independiente de su inicio, sostiene Iñaki Gil, este sistema se afianzó
plenamente durante la sociedad de castas (3.000 A.C aprox.) cuando algunas de éstas -
especialmente la formada por el núcleo real (sacerdotes, escribas y militares)-
comenzaron a notar que podían dominarse unas a otras en base al control de la
producción y de sus excedentes, logrando con ello alcanzar y legitimar un sistema de
propiedad privada que, tras la imposición de la herencia familiar, será traspasada a sus
descendientes masculinos durante generaciones. Desde aquel momento, las castas se
transformaron en clases sociales y la mujer en parte de la propiedad privada del hombre,
quien podía comprarlas ya fuera como esposas o esclavas obtenidas de los pueblos
vencidos.
Durante los años venideros, especialmente en los siglos oscuros posteriores al
hundimiento del Imperio Romano de Occidente (476 D.C.), no se tienen referencias
respecto del orden patriarcal, solo se ha de suponer que se reprodujo en la sociedad
hasta permear y afianzarse en Europa -durante los siglos IX y XV- bajo el sistema feudal,
cuando se reactiva el comercio marítimo y empiezan a llegar riquezas desde África y
Oriente, donde se pone en marcha otra vez el mecanismo de explotar a las mujeres de
pueblos vencidos.
40 ENGELS. (2004). op. cit. p. 33.
36
“En Europa, con la difusión del sistema social conocido como feudalismo, el patriarcado se
consolida de forma decisiva, ya que tanto el poder feudal como la iglesia católica adquieren
gran capacidad para intervenir en la organización comunitaria. Tanto el poder del señor
feudal, como la autoridad "divina" propia de aquella organización eclesiástica que
determinaba buena parte de la vida cotidiana, eran prácticas que reforzaban los tics
propios del patriarcado de los llamados Pueblos Antiguos Europeos”.41
Efectivamente la Iglesia, basada en la Biblia, configuró un ideal de mujer que en
esencia duraría hasta bien avanzado el siglo XX, en el cual ésta debía ser un modelo de
virtud y honor, dulzura, servilismo, humildad y sumisión.
Con la edad moderna, la sociedad burguesa logra configurar un sistema donde
impera la riqueza y el estatus social. Como forma de hacer fortuna, subir de nivel o
mantener las grandes propiedades, muchos padres de familia comienzan a casar a sus
hijas con hombres acomodados económicamente o dueños de algún titulo, cargo, o
empresa, independiente de las preferencias de éstas, su edad y deseos. De esta manera,
las mujeres, obligadas por el honor familiar y por este ideal femenino que con el tiempo va
a trascender de la Iglesia a la sociedad, debieron soportar matrimonios muchas veces con
ancianos u hombres tiranos y violentos, bebedores, jugadores y mujeriegos y esclavizarse
en la educación de los hijos o soportar castigos y adulterios por no darles un varón que
recibiera la fortuna familiar.
Cuando finalmente llega el siglo XIX, la sociedad se encuentra fuertemente
marcada por el sistema patriarcal, el cual se reprodujo en América de la mano de los
conquistadores europeos, asumiendo claro sus propios matices, pero manteniendo
siempre su carácter asimétrico en relación al género, donde la mujer no tenía autonomía y
poder frente a la familia y consecuentemente frente a la sociedad, quedando confinada
irremediablemente al espacio privado del hogar.
En Chile la situación no fue diferente. La mujer estuvo muy limitada y contenida
durante generaciones, especialmente cuando importantes instituciones tales como la
familia, la Iglesia y el Estado, el cual mediante la educación y las leyes, sustentaron,
legitimaron y reprodujeron el sistema patriarcal decimonónico.
41 CAGIGAS. (s/f). op.cit. p. 309.
37
2.3.1 La Familia.
La familia fue uno de los principales motores sociales del patriarcado. Como ya se
vio, ésta fue en esencia la institución primera en incubar y desarrollar los preceptos
patriarcales, en cuanto hombres y mujeres asumieron roles de acuerdo a sus capacidades
físicas y psicológicas, para luego traspasarlos a las sociedades vecinas y divulgarlos
finalmente por todo el planeta.
No obstante, una vez superada esta fase considerada primitiva y asumidos los
principios de la sociedad civilizada, la Iglesia Católica -la institución más poderosa a partir
del siglo IV D.C.- al notar que la familia tenía su origen principalmente en el matrimonio,
orientó hacia éste en primer lugar su influjo dominador, trasmitiéndolo en forma de bases
fundamentales para dicha unión y reafirmando con ello la asimetría de géneros.
“En el plano de la formación social, la instalación del dispositivo matrimonial buscará dar
cuenta de una reproducción social bajo las normas occidentales que se irán perfilando en
su versión colonizada en las sociedades hispanoamericanas. El matrimonio como un
dispositivo que buscará normar los comportamientos sexuales para la reproducción”.42
Quedó establecido entonces que el matrimonio era, ante todo, una institución
nuclear de la sociedad que debía responder principalmente a la reproducción de la
especie, razón por la cual la Iglesia hizo fuerte hincapié en apaciguar las pasiones y
seducciones sexuales, especialmente de la mujer, considerada -por tradición- como un
ser lujurioso y posicionarla a la vez como un individuo netamente pasivo y absorto en las
necesidades de su familia. De hecho su significado etimológico ya nos da pistas acerca
de su carácter; “la palabra matrimonio, la cual proviene del latín “matris monium” significa
oficio de madre, porque a la mujer le toca la parte más pesada de él”.43
Pero ¿Cómo dominó la Iglesia a la familia? A través de diversos escritos moralistas
que circularon en la sociedad durante siglos y que estaban destinados a educar a la
42 Margarita IGLESIAS. “Dispositivos de poderes coloniales, sexuación de espacios y representaciones sociales”. Espacio Regional. Revista de Estudios Sociales. Universidad de los Lagos. Año 3, Volumen 1. Santiago. 2006. Pp. 91-92. 43 Alberto SANFUENTES. Estudios Sociales: la familia y su desarrollo. Tesis. Facultad de Derecho. Universidad de Chile. Santiago. 1916. Pp.21-22.
38
“buena esposa”. Como ejemplo de ello, es posible citar entre los más destacados a “La
perfecta casada”, obra escrita por Fray Luis de León en 1583, la cual influyó largamente
en la formación de las esposas, las cuales debían ser “obedientes a Dios y a sus maridos,
trabajadoras y útiles, piadosas, discretas, buenas madres y un largo etc”.44 No obstante,
en Chile, el Estado también quiso contribuir a la causa, para lo cual, Arturo Alessandri
Rodríguez a mediados de siglo XX redactó un tratado sobre las disposiciones legales a
las que debía apegarse la esposa, enfatizando especialmente la incapacidad de ésta para
manejar sus bienes y por lo tanto, su deber de sumisión al hombre, quien por defecto es
el llamado a dirigir cualquier aspecto relevante a su potestad.
De esta forma va tomando cuerpo la familia. Formada, según palabras de Igor
Goicovic45, por un padre tirano, autoritario y a la vez redentor y paternalista, por una
madre sumisa y eternamente abnegada y por múltiples hijos, de los cuales el primer
varón, una vez muerto el padre, asumía la dirección del hogar, de su madre y de sus
familiares.
“Como algunas lo dicen, primero una esta bajo la tutela de su padre, después de casarse
es al marido a quien se debe obedecer y de viuda son los hijos que te mandan. Sumisas
bajo la dominación de los hombres, las mujeres, igual que la virgen en su imagen
tradicional, están privadas de su autonomía”.46
Sin embargo y aunque algunas mujeres notaran su escasa libertad –como queda
expuesto- eran ellas mismas las que reproducían al interior de sus familias los
fundamentos de la sociedad patriarcal, al preparar desde pequeños a los hijos e hijas para
asumir el rol que su sexo les asignaba. De esta manera los varones, tradicionalmente
instruidos por un padre autoritario y estricto debían aprender de éste: “obediencia,
discreción, control de sí mismos, interiorización de los comportamientos, control de la
44 Itziar, LADO. “Relaciones de género y matrimonio en el siglo XVIII”. En PÉREZ, P. y POSTIGO, E. (eds). Autoras y protagonistas. Primer encuentro entre el instituto universitario de estudios de la mujer y la New York Unversity en Madrid. Ediciones de la Universidad Autónoma de Madrid. 2000. p. 285. 45 Igor GOICOVIC. Mujer y violencia domestica: conductas reactivas y discursos legitimadores. Chile, siglo
XIX. Santiago. CEME. Centro de estudios Manuel Rodríguez. (2001). 23.08.09. p. 03. Extraído de http://www.archivochile.com/ Ideas_Autores/goico/goico0019.pdf. 46 Rosemary RADFORD. “María: el rostro femenino de la Iglesia”. En RESS, M. Del cielo a la tierra.
Antología de la Teología feminista. Westminster. John Knox Press. 1994. p. 156.
39
afectividad”.47 Mientras que por su parte, la niña era instruida por la mamá o la señora del
hogar, quien orientaba sus primeros aprendizajes hacia las labores propias de una dama,
esposa y madre.
“Las niñas en el hogar tenían como misión aliviar el trabajo de las madres ya que por su
sexo eran las más indicadas para ello. Toda su formación estaba orientada a ayudar y
sustituir a la madre cuando fuese necesario, por lo que aprendían desde pequeñas a
ocuparse de los trabajos domésticos”.48
2.3.2. La Iglesia.
Reforzando a la familia en su rol transmisor del ideario patriarcal y por ende de la
asimetría sexual en la sociedad estaba la Iglesia. Aunque no únicamente como apoyo de
la familia, puesto que por sí sola ésta se constituyó como un importante agente generador
y fiel custodio del sistema patriarcal.
Desde la antigüedad, dicha institución alcanzó un gran poder sobre la población,
traspasando las fronteras de todo el mundo y consolidándose como la principal estructura
dominadora de todos los tiempos. Para alcanzar dichas cuotas de poder y dominación, la
Iglesia se fundamentó en diversos códigos, mitos y leyendas, que reproducían ciertos
ideales que mantenían a la población asustada y obediente. Para el caso de la
subordinación femenina, la Iglesia utilizó dos de los mitos más antiguos del mundo; el mito
de Eva y el Marianismo. El primero de ellos representa la ambición y desobediencia de la
mujer, en cuanto acepta comer el fruto prohibido por Dios, de manos nada menos que del
mismo mal, representado por la serpiente.
“Eva ha sido el símbolo del libertinaje, el orgullo, la seducción, la desobediencia, la
tentación y la debilidad espiritual de las mujeres. Eva es la mujer a la que más le temen las
demás mujeres; el símbolo de nuestra naturaleza negativa; de la profundidad en la que nos
podemos hundir a menos que seamos fieles a nuestra herencia religiosa. A pesar de las
enseñanzas del cristianismo según las cuales Cristo, por su muerte y resurrección, ha
47 Igor GOICOVIC. Relaciones de solidaridad y estrategias de reproducción social en la familia popular del
chile tradicional (1750-1860). Consejo superior de investigaciones científicas. Madrid. Instituto de Historia. 2006. p. 259. 48 GOICOVIC. (2006). op. cit. p. 260.
40
vencido el pecado, las mujeres no pueden sentirse libres de la “maldición de Eva”. Los
hombres, no importa cuanto alto hayan llegado en su sublimación espiritual, jamás podrán
estar seguros de su salvación mientras haya “Evas” a su alrededor”.49
Margarita Iglesias50 propone que el cristianismo asoció a las mujeres y
específicamente a sus cuerpos a la idea de lo incontrolable, de la seducción y el repudio,
lo cual inquietaba a hombres tanto laicos como religiosos, quienes veían en ellas un
peligro supremo. Temor que fue manifestado a través de diversas representaciones y
acciones que tomaron formas variables según las épocas, generando múltiples tensiones
en las relaciones entre hombres y mujeres. De esta manera, el hombre ve en la mujer un
constante peligro, en cuanto representa para él una gran tentación que puede llevarlo al
pecado mortal y por ende al infierno, imagen semejante a lo acontecido por Adán, el cual
tras dejarse llevar por la seducción de Eva, come de la manzana del conocimiento y es
por ello repudiado del paraíso y arrojado al infierno en la tierra, obligado a sufrir inmensos
martirios en busca de la supervivencia y debiendo cargar en su espalda – además- a una
sometida Eva por los siglos de los siglos.
“En consecuencia, la mujer que no comprendió el orden del Señor y el siervo, será
sometida a la servidumbre última, más radical, al dominio del marido-siervo (0)en estos
términos de sujeción femenina quedará asentada la cultura humana histórica al cerrarse
las puertas del paraíso; dividida además entre el sudor del trabajo masculino y el dolor del
parto femenino”.51
Por este peligro entonces que representa la mujer para el hombre, la iglesia en su
intento de salvar a la humanidad y de, sin duda, someter a la población a un estricto
control –especialmente a la mujer- va a rescatar del olvido a la siempre bien ponderada
Virgen María, imagen completamente opuesta a Eva, que por su castidad, pureza,
sufrimiento y abnegación representa a la mujer perfecta, poseedora de todos las
características y actitudes consideradas desde entonces como ideales femeninos, dando
origen así al culto mariano.
49 Mary CONDEN. Eva y la serpiente: el mito fundamental del patriarcado. En RESS, M. Del cielo a la
tierra. Antología de la Teología feminista. Westminster. John Knox Press. 1994. Pp. 209-210. 50 IGLESIAS. (2006). op. cit. p. 92. 51 IGLESIAS. (2006). op. cit. p. 90.
41
“En la tradición posterior a la Iglesia, Jesús vuelve a tener a tener una mujer fiel a su lado,
una mujer que lo entiende desde el principio y que le permanece fiel hasta el final, una
mujer que coopera especialmente con el drama de la salvación y es mediadora de la
salvación para los demás (0) María la madre, es un decoroso modelo tanto para la virgen
cristiana como para la madre cristiana. Es la casta virgen y también la madre amorosa que
intuye la grandeza de Jesús desde el principio. Lo apoya en silencio con sus oraciones y
finalmente aparece a su lado en la agonía final de la cruz”.52
De acuerdo con ello, la Iglesia perfila un modelo de mujer ideal basado en la
perfección de la Virgen puesto que7”obediencia, pasividad, receptividad son
características consideradas buenas para mujeres buenas”.53
Es así entonces como esta bondad de la mujer se vio fuertemente promovida y
celada por distintos órganos sociales a lo largo de la historia, y, aun cuando la
organización de la civilización alcanzó nuevas dimensiones en su evolución, los antiguos
preceptos existentes en la sociedad siguieron estando considerados en las nacientes
instituciones, esta vez en la conformación del Estado.
2.3.3. El Estado; Educación y Leyes.
El Estado, mediante la educación formal contribuyó a reafirmar las
funciones de cada género. Especialmente una vez que se dio cuenta de la utilidad que
tenían las mujeres para la creación del nuevo ciudadano que necesitaba el país, puesto
que eran ellas quienes comenzaban la instrucción de sus hijos. Esta razón sirvió de base
para que la educación masculina estuviera en primera instancia, mientras que la
formación de la mujer se relegara a un segundo plano.
“0la definición de lo masculino y lo femenino en el nuevo orden institucional adoptado por
Chile, dio prioridad a la formación del ciudadano-hombre que constituiría la nación. Por lo
tanto no se creyó tan urgente la educación femenina, ya que era compañera de
ciudadanos, más que ciudadana. No faltaron, por supuesto, aquellos intelectuales a lo
52 Rosemary RADFORD. (1994). op. cit. p. 156. 53 Ana KOK. La virgen María y la mujer popular en Chile. Santiago. Pastora popular. 1996. 21.07.09. p.29. Extraído de http://www.mujer.cn/pastoralpopular.net.html
42
largo del siglo, que vieron la necesidad de educar a la mujer, por ser ella la primera
educadora en el hogar”.54
Basándose en el argumento de que la vida pública estaba reservada para los
hombres y el hogar para las mujeres, “0la educación femenina fue un instrumento para
afirmar hogares, educar buenos ciudadanos y realizar eficazmente las tareas del hogar”.55
Así se fueron creando escuelas de señoritas que las preparaban para dichos fines.
En consecuencia, todo este desarrollo de la educación femenina estuvo orientado
a partir de los objetivos que se quisieron conseguir en cuanto al ideal de mujer, objetivos
que se relacionan con su condición de género y el servicio a otros. Así lo comprueba el
programa de estudio de la señora Delauneux, en el cual se incluía: “Religión y moral
cristiana, lectura, escritura inglesa y aritmética, por el método de enseñanza mutua;
costura y bordados de todas especies, lengua francesa, la gramática y la ortografía de la
lengua castellana y la geografía descriptiva. A tales asignaturas se les agregó
posteriormente el estudio del clave y del canto”56. Los conservadores no aprobaron
algunas de estas asignaturas, por lo que no incluyeron en sus colegios idiomas
extranjeros, geografía y el clave por considerarlo muy liberal. De igual modo, unos más
temprano que otros, liberales y conservadores le otorgaron a la mujer una formación
profesional. Para esto “se ha considerado como punto de partida central la dictación del
llamado Decreto de Amunátegui del año 1877, que habilitó a la mujer para hacer estudios
universitarios”.57 En definitiva, el colegio durante el siglo XIX y parte del XX actuó como
un factor reproductor de la sociedad patriarcal y no como un mecanismo de
transformación de ésta.
Por otra parte, la educación no excluyó de su seno las diferencias sociales, “0en
los primeros años de vida de los liceos, se tendió a favorecer la asistencia de niñas de la
aristocracia (0) Pero una vez entrado el nuevo siglo la educación secundaria se extendió
a la clase media y lentamente a la clase popular de nuestro país”.58 La clase popular se
54 Carolina TEJOS, Ximena MUÑOS y Gustavo MUÑOZ, El Discurso Educacional en la Conformación del
Género Femenino en Chile del siglo XIX. Tesis de grado Universidad de Chile. Santiago. 1996. p. 33. 55 TEJOS, MUÑOS y MUÑOZ, (1996). op cit. p. 34. 56 TEJOS, MUÑOS y MUÑOZ, (1996). op cit. p. 40. 57Diamela ELTIT, Crónica del sufragio en Chile. Servicio nacional de la Mujer SERNAM. Santiago. Editorial SERVIMPRES Ltda. 1994. p.10 58 TEJOS, MUÑOS y MUÑOZ, (1996). op cit. p. 44
43
fue incluyendo en la medida en que el Estado se fue haciendo cargo, en forma progresiva
de la educación del país. Así en el período en estudio, las mujeres eran mayoritariamente
analfabetas o someramente educadas y socialmente subordinadas al hombre. Tanto que,
como colectivo no lograron darse cuenta del poder que les otorgaba ser vistas como las
primeras educadoras de la sociedad y utilizar dicha situación a su favor.
Así la cosas, durante siglos, generación tras generación los varones reprodujeron
un antiguo esquema familiar y social basado en la dominación, el engaño, la violencia y
amparados ante todo por los imaginarios sociales (el mito de Eva, el marianismo, la buena
esposa, etc.), por la educación y finalmente por un sistema legal que no ejercía la justicia
de forma igualitaria.
Con respecto a esto último, el Estado -al igual que con la educación- en materia
legislativa, perjudicó notoriamente a la mujer en favor del hombre. Según la Constitución
de 1833, la mujer se consideró un ciudadano no activo, por lo tanto no tenían derecho a
sufragio, sólo conquistó el derecho a inscribirse en los Registros Electorales Municipales y
a participar en votaciones comunales en 1934, y a su vez, la ley Nº 9.292 de 1949,
reconoció el derecho de las mujeres a participar en la vida política, para elegir y ser
elegidas como Diputadas, Senadoras y Presidente de la República. Es por esto que las
mujeres en esta época fueron consideradas como las eternas menores de edad, pues
estaban siempre bajo la tutela del padre, del marido o de algún familiar.
Por el hecho de contraer matrimonio, la mujer se hacía jurídicamente incapaz para
ejecutar por sí sola los actos más insignificantes de la vida civil. Esta condición de la
mujer casada es consecuencia de la “potestad marital”, la cual según el Art. 132 del
Código Civil de 1855, citado por Arturo Alessandri Rodríguez, se define como “el conjunto
de derechos que las leyes conceden al marido sobre la persona y bienes de la mujer”59.
En virtud de ella, la mujer queda en una situación de dependencia o subordinación.
Además, “en el Art. 131 inciso 2 del Código Civil dice que el marido debe protección a la
mujer y la mujer obediencia al marido”.60
59 Arturo ALESSANDRI. Tratado práctico de la Capacidad de la Mujer Casada, de la Mujer Divorciada
Perpetuamente y de la Mujer Separada de Bienes. Santiago. Imprenta Universitaria. 1940. p. 02. 60 Eduardo ARRIAGADA. El Cuerpo Humano como objeto de Derecho. Santiago. Memoria de prueba para optar al Titulo de Licenciado en la Facultad de Ciencias Jurídicas y sociales de la Universidad de Chile. 1946. Pp. 99-100.
44
En cuanto a la justicia, existía otra discriminación hacia la mujer. Los artículos 171,
223, 356 y 497 del Código Civil establecían una diferencia notoria entre los efectos del
adulterio del varón y el de la mujer. Para ella, dicha falta traía consigo sanciones en las
cuales no incurría el varón. La más injusta consistía en que la mujer adúltera perdía el
derecho a los gananciales que se hubiera adquirido durante el matrimonio y aún
separados, el marido continuaba administrando los bienes propios de ella y gozando de
los frutos que estos bienes rindieran.
En el artículo 17 de la Ley de Matrimonio Civil, se expresa que en el caso de
adulterio “la mujer no podrá contraer matrimonio con su co-reo en el delito de Adulterio”61,
como se puede ver el impedimento sólo se refiere a la mujer pero no al marido,
considerando que el adulterio de ella reviste mayor gravedad que el de su consorte.
Según Manuel Somarriva, en materia penal, se ve más claramente dicha situación,
puesto que según los artículos 375 y 381 del código de esta materia, el marido sólo
cometía adulterio cuando yacía con una mujer casada, sabiendo que lo era, y cuando
tenía mancebas en su hogar, o fuera de ella “con escándalo”62. En cambio, la mujer
comete este delito cuando yace con cualquier varón que no sea su marido. Es más,
“el Art. 10 Nº 11 del Código Penal eximía de responsabilidad al marido que en el acto de
sorprender a su mujer en infragante delito de adulterio, daba muerte, hería o maltrataba a
ella o a su cómplice, eximente que no existía para la mujer en igual situación. La Ley Nº
11.138, de 10 de junio de 1953, eliminó esta existente de responsabilidad del hombre”.63
De esta manera el hombre, amparado por las leyes y por la misma sociedad, se
permitió ejercer casi libre e impunemente la violencia sobre su mujer, autoproclamándose
el eterno supervisor y corregidor de sus desviaciones, legitimando así el “derecho de
corrección”, es decir, la facultad de golpearlas y agredirlas siempre y cuando ello
significara castigar sus errores.
“0la sociedad consideraba aceptable que el marido mandara dentro de la casa y que
castigara a su mujer y a sus hijos para corregir sus faltas, siempre que lo hiciera con
61 Manuel SOMARRIVA. Derecho de familia. Santiago. Editorial Nascimiento. (s/f). p. 42. 62 Código Penal. Artículos 375 y 381. Derecho de familia. p. 135 63 SOMARRIVA. (s/f). op. cit. Pp. 134-135.
45
suavidad. Inclusive la violencia domestica era aceptada como parte legitima del ejercicio de
los fueros del marido y solo era mal visto que éste abusara de sus derechos”.64
Finalmente, a pesar de que Familia, Iglesia y Estado (básicamente a través de la
educación y la legislación) sustentaran y reprodujeran el sistema patriarcal, éste comienza
a perder fuerza en la cultura occidental a partir del siglo XX, el cual trajo consigo
importantes cambios para la mujer. Si bien no es posible distinguir el momento exacto en
cual este orden dejó de ser el predominante en la sociedad, resulta claro que el avance de
la ciencia y las comunicaciones, la mayor cobertura educativa, las reformas políticas, los
cambios sociales e incluso las guerras y crisis económicas, permitieron a la mujer acceder
a espacios cada vez mayores y conquistar para su género derechos impensados un siglo
antes.
“Actualmente el patriarcado no se presenta con las características de antaño, es un tipo de
dominación que no posee formas de concretarse tan explícitas y fuertes. Se plantea que el
capitalismo ha sido un factor que ha debilitado el patriarcado y ha propiciado el desarrollo
de la autonomía femenina. El cambio de la familia a partir de la fuerza de trabajo, provocó
también el cambio en el tipo de lazos que la cohesionaban. El afecto reemplazó a los lazos
económicos, y el papel de la mujer para preservar la unidad de la familia pasó a ser
preponderante”.65
No obstante, si bien en un par de décadas las mujeres alcanzaron lo que durante
siglos les estuvo prohibido y surgieron finalmente como seres totalmente capaces, el
patriarcado -arraigado por milenios de existencia- se aferró como pudo a los nuevos
tiempos y modificando sus bases tantas veces como fue necesario, sobrevivió a la
revolución que significó el XX y aun hasta el día de hoy nos es posible verlo día a día,
restregándole a la civilización en la cara que aun no ha llegado su fin7especialmente allí
donde tuvo su origen; el oriente.
64 GOICOVIC. (2006). op. cit. p. 233. 65 Hernán BELTRAN, Patricio VALLETTE. La mujer como jefa de hogar proveedora. (s/f). 30.10.09. p. 07. Extraído de http://medicina.uach.cl/saludpublica/diplomado/contenido/trabajos/1/Valdivia%202002/La_mujer _como_jefa_de_hogar.pdf
46
2.4. CONCEPCIÓN ASIMÉTRICA DEl GÉNERO EN LA SOCIEDAD MAPUCHE.
Aun cuando las ideas occidentales irrumpieron con fuerza en la Araucanía una vez
que el territorio fue anexado al resto del país, el espacio fronterizo ya contaba con su
propio cuerpo de ideas y tradiciones, provenientes del pueblo mapuche, entre las cuales
también se percibía una especie de sistema patriarcal que reproducía una categorización
asimétrica de los sexos en función de los roles que estos asumían en la sociedad, aun
cuando cabe decir que dicha sociedad no tenía una percepción acerca del género
entendida como tal.
Esta analogía entre ambas civilizaciones responde, según Sonia Montecino a que
la cultura es el concepto estratégico para entender lo que es ser mujer y hombre en una
sociedad concreta.
“La reflexión sobre la mujer ha entregado valiosos antecedentes para entender como la
cultura nombra, en su devenir, aquellos contenidos y prácticas que definen las diferencias
sexuales. Así la relación entre sexo y género será un asunto que se debatirá en cada
cultura con orientaciones distintas”.66
En otras palabras, cada cultura reconocerá los sexos y su rol en la sociedad de
acuerdo a la identidad o ethos que van acumulando a lo largo de su existencia y
reproduciendo en forma de tradiciones a las siguientes generaciones. Es por ello que
tanto la sociedad de occidente como la mapuche presentan un esquema basado en
premisas parecidas sin haber tenido contacto alguno que influenciara dicha situación, ya
que ambas, en momentos y a ritmos diferentes, desarrollaron ideas y espacios
determinados para los géneros según sus características físicas y sicológicas.
En virtud de esto es que el pueblo indígena, al igual que el patriarcado occidental,
consideraba legítimo que las mujeres realizaran las actividades domésticas, en este caso,
recolectando plantas y animales pequeños, confeccionando utensilios y traspasando los
conocimientos y que sólo los hombres pudieran heredar la tierra, dejando además la
66 Sonia MONTECINO. Madres y huachos. Alegorías del mestizaje chileno. Cuarto Propio- Santiago. CEDEM. 1991. p.21.
47
participación femenina en la política y sociedad sin mayor relevancia, puesto que sólo el
padre o el marido podían tomar decisiones acerca de la vida pública y privada.67
Para la cultura mapuche, estos roles sexuales se configuraron primeramente una
vez que el hombre asumió el poder de la guerra, es decir, cuando se transformó en
guerrero y su existencia se definió en relación con este acontecimiento y por
consecuencia, la mujer debió asumir la tarea de cuidar y mantener el hogar y la familia
mientras éste se preparaba y luchaba.
“La costumbre del conflicto armado como medio para ajustar cuentas estaba revestida de
un sistema de valoraciones que, en el plano del género, se traducía en una situación de
asimetría que disponía a la masculinidad en el nivel superior de la balanza: el monopolio
de la guerra y el uso de las armas se expresaba, al interior de la dinámica grupal, en una
jerarquizaron de la valoración social otorgada a los roles que desempeñaban hombres y
mujeres, valoración que guardaba una connotación de inferioridad para la esfera de la
mujer y que se materializaba en una manifiesta desigualdad entre ambos géneros”.68
Aun cuando la diferencia sexual entre hombres y mujeres o patriarcado mapuche,
se fortaleció indudablemente respecto a las funciones que asumió cada género, se
consolidó definitivamente cuando el hombre interrumpió la evolución natural del antiguo
matriarcado predominante y lo reemplazó por la patrilocalidad y posteriormente con la
patrilinealidad.
Antiguamente la sociedad mapuche -hasta la llegada de los españoles
aproximadamente- se regía por el matriarcado basado en el totemismo, el cual
consideraba al hombre posicionado en un segundo plano. Según dicho sistema, las
mujeres eran las verdaderas dueñas de la tierra y de la propiedad, ya que cuando el
hombre se casaba, era él quien se trasladaba a vivir a la agrupación de la mujer,
subordinándose a la familia de ésta, ya que “existe un principio tácito que rige las reglas
del intercambio matrimonial: el que se incorpora al grupo familiar, siendo ajeno a él, no
67 Marisela BREVIS, Luisa GUTIERREZ, Marianela JAQUE, Karina MONTECINOS. Representaciones
sociales de las mujeres mapuche acerca de la violencia en pareja. Tesis para optar al grado de licenciado en desarrollo social y familiar y al titulo de asistente social. Universidad Católica de Temuco. 2004. p. 78. 68 Francis GOICOVIC. “En torno a la asimetría de los géneros en la sociedad mapuche del período de la conquista hispana”. Revista Historia. Vol. 36. Santiago. Instituto de Historia. Pontificia Universidad Católica de Chile. 2003. 21.10.09. p. 2. Extraído de www.scielo.cl/pdf/historia/v36/art06.pdf
48
puede mandar”.69
Así, los hijos heredaban la propiedad, el tótem y el apellido de la madre
y no del padre.
El totemismo, a su vez, era un sistema de apellidarse y de parentesco que
consistía en que el antepasado fundador de la familia, al hacer una alianza con el tótem,
tomaba el nombre de éste, el cual lo transmitía a toda su descendencia como apellido de
la familia durante generaciones. En la tradición indígena, solo la mujer podía dar el
apellido a sus descendientes, de esta forma, el padre no era pariente de sangre con sus
hijos.
No obstante, con el tiempo los varones mapuche rompieron con el estado normal
de estructura social y reformaron con ello las bases jerárquicas de su organización. Así,
durante el siglo XVI más o menos,
“Los hombres habían ya reaccionado contra este estado de cosas, y en vez de irse a vivir
en los hogares de sus mujeres, llevaban a éstas a sus propias moradas. Para lograr este
cambio, y para recompensar a los parientes de la mujer por la ausencia obligada de dicho
miembro de la comunidad, comenzaron a pagarles indemnizaciones en animales u otros
bienes cuyo valor se fijaba en mutuo acuerdo”.70
De esta manera la sociedad mapuche se transformó –de la mano del hombre- en
polígama, patrilocal y patrilineal.
La costumbre de comprar a la mujer transformaría a la sociedad mapuche en
polígama, ya que permitió a los caciques e indígenas más ricos obtener más esposas,
puesto que no existía otro límite más que poder mantenerlas. Para ello asumió la
propiedad de la tierra, formando en ella sus propios hogares y llevando a las esposas a
vivir con él, rompiendo con la antigua tradición del matriarcado y estableciendo
consecuentemente la patrilocalidad o residencia masculina. La patrilocalidad se basa en
la retención de los hijos, la expulsión de las hijas y la incorporación de mujeres ajenas al
grupo. Al respecto José Bengoa expresa en relación al pueblo mapuche que7
69 Antonella FAGETTI. “Pureza sexual y patrilocalidad: el modelo tradicional de un pueblo campesino”. Revista Alteridades. Instituto de Ciencias sociales y humanidades. Benemérita Universidad de Puebla. 2002. 21.07.09. p. 03. Extraído de http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=74702403 70 Ricardo LATCHAM. La organización social y las creencias religiosas de los antiguos araucanos. Santiago. Cervantes. 1924. P. 286.
49
“El hombre retuvo para sí la línea del mando. No se movió de su localidad paterna, cuando
se asentó definitivamente en el territorio. Constituyó el régimen conocido como de la
patrilocalidad: el hijo varón reside en la casa de su padre”.71
De esta forma el modelo tradicional de familia mapuche se volvió dinámico,
transformándose según un ciclo preestablecido; la incorporación de nuevos miembros –
las mujeres- y la expulsión de otros –las hijas- ya que las primeras eran ahora traídas
desde sus tribus de origen a la casa masculina, situación que repetirán sus hijas una vez
que contraigan matrimonio.
Por consecuencia, se comenzó a dar prioridad a la patrilinealidad o paternidad y
finalmente se completó la instauración del patriarcado.
La patrilinealidad o la descendencia masculina, surgió cuando el hombre acabó
completamente con los resquicios que quedaban del poder de la mujer sobre la familia. Al
dominar la propiedad y llevar a las esposas a su hogar, el hombre posibilitó también la
eliminación del apellido materno, el cual estaba asociado al tótem del lugar de origen de la
mujer, que por lo tanto ya no tenía cabida en su nueva residencia. De esta forma, con el
paso del tiempo el hijo de la primera esposa, considerada la más importante, era quien
heredaba todos los bienes del padre y también a las otras mujeres de éste.
“Solamente después de la Independencia y cuando las leyes de la República no
reconocieron los derechos de la filiación materna, llegaron a establecerse los verdaderos
derechos paternales y los hijos comenzaron a usar el apellido de éste, formándose un
verdadero sistema patriarcal que duró hasta tiempos recientes”.72
Es así como el hombre mapuche se apoderó definitivamente de esta tradición y la
asoció con el mundo masculino, estableciendo con ello, hasta el siglo XIX más o menos,
la subordinación femenina y el dominio absoluto del sistema patriarcal mapuche.
Para afianzar esta transformación y preservarla en el tiempo, el pueblo mapuche
fue desarrollando una idea bastante peculiar acerca de la naturaleza femenina,
71 José BENGOA. La comunidad perdida. Ensayos sobe identidad y cultura: los desafíos de la modernización
en Chile. Santiago. Ediciones Sur. Colección de estudios sociales. 1996. p. 80. 72 LATCHAM. (1924). op. cit. p. 302.
50
asociándola al sistema de oposiciones complementarias que poseía la cosmovisión
mapuche, donde el antagonismo entre el bien y el mal era dominado por varias esferas;
joven-viejo, frío-calor, sol-luna, masculino-femenino. De acuerdo con ello7
“esta pareja de opuestos se distribuirá posicionando lo femenino al lado izquierdo y lo
masculino al lado derecho, es decir, lo femenino en el sitio donde reside el norte, el frío, la
noche, la luna; en el espacio donde habitan las fuerzas del mal, lo que amenaza el orden,
las potencias destructoras. Y, en consecuencia, lo masculino morará en el sitio del bien, del
sur, del calor, del día, del sol, ubicándose en el polo de las fuerzas constructivas y
bienhechoras. De esta forma en la organización mapuche se observa funciones propias del
hombre y de la mujer mapuche”.73
Una idea bastante parecida a lo que hizo el hombre y la Iglesia Católica en la
sociedad occidental al designar a la mujer como un ser pecaminoso, dotado del poder de
la tentación y destrucción del hombre y los principios sociales y que por lo tanto había de
ser contenida.
No obstante, Francis Goicovic sostiene que el pueblo mapuche no desvalorizó el
nuevo rol de la mujer, sino que más bien lo subvaloró puesto que
“0no es, como suele concebirse, que las labores femeninas estén privadas de un sistema
de valoraciones, lo que ocurre es que este sistema se ve opacado por un orden paralelo y
jerárquicamente superior desde el cual se estructuran ambos sistemas valóricos, tanto el
femenino –determinado por el sistema alternativo– como el masculino –que se
retroalimenta a sí mismo y que a su vez se define por el orden opuesto–. Así, en la medida
que este sistema generativo se asienta en la masculinidad y sus prácticas, las labores
propias de la mujer son situadas en un peldaño inferior que se traduce en su subvaloración
–y no en una “desvaloración”, como suele interpretarse- y, en consecuencia, en la
asimetría de los géneros”.74
De acuerdo con ello, Brevis y Gutiérrez entre otras, consideran que pese a las
distintas formas de organización familiar, la mujer fue valorada en la sociedad mapuche a
causa de su actividad doméstica y capacidad reproductiva e instructiva de la familia.
73 BREVIS, GUTIERREZ, JAQUE y MONTECINOS. (2004). op. cit. p. 20. 74 GOICOVIC. (2003). op. cit. p. 168.
51
Es por esta razón que en el nuevo estado de organización social al interior del
pueblo mapuche, la mujer asumió el “valor de objeto”, el cual se expresó en diferentes
dimensiones, consolidando con ello el patriarcado y por ende la asimetría sexual.
La guerra fue una de estas dimensiones reproductoras del nuevo valor femenino,
el cual estuvo asociado fuertemente a la victoria frente a los enemigos.
“El rapto y posesión de la mujer del adversario significaba detentar el “bien” más preciado
por los hombres, un “bien” que adquiría en tales circunstancias un valor considerable pues
era la señal inequívoca del triunfo, de una victoria y superioridad sobre el otro; por ello,
consideramos que la mujer cautiva debió ocupar un sitial de privilegio al interior de la
familia poligínica: conservar por un largo tiempo este trofeo de lucha era prolongar
indefinidamente la sensación de la victoria”.75
De esta manera entonces, las mujeres se convirtieron en una especie de botín que
daba prestigio a quienes las arrebataban y representaba ruina y humillación a los
desposeídos de ellas. Siguiendo con el planteamiento de Francis Goicovic, este valor que
adquiría la mujer se debía a su desempeño en tres áreas: una de ellas responde a que
eran ellas –por este rol doméstico que ostentaban- las que abastecían a los hombres de
los recursos necesarios durante sus campañas, por lo tanto sin mujeres, menguaba el
sustento de los guerreros. En segundo lugar porque las mujeres jugaron un rol estratégico
en la batalla, infiltrándose en las líneas enemigas y desarrollando un papel de espionaje.
Y finalmente porque eran ellas quienes recogían el botín de guerra dejado por los
derrotados en el campo de batalla. De esta manera, aunque dichas tareas no fueran de
relevancia primordial, en su conjunto facilitaban mucho el ejercicio bélico de los hombres
mapuche, los cuales según ya se dijo, valoraban precisamente este aspecto femenino,
por lo cual resentían verdaderamente la ausencia de las mujeres.
De acuerdo con este panorama, dentro del mundo mapuche las instituciones y
códigos sexualmente asimétricos encontraron su fundamento en los permanentes
conflictos intergrupales y en el monopolio masculino sobre las armas. Las continuas
confrontaciones exigieron entonces organizar las comunidades en torno a un núcleo
masculino centrado en la residencia de padres, hermanos e hijos.
75 GOICOVIC. (2003). op. cit. p. 08.
52
“Tal proceder determinaba el control de los recursos por los grupos de intereses paternos-
fraternos y el intercambio de hermanas e hijas entre esos grupos (patrilinealidad,
patrilocalidad y el precio de la novia serían instituciones emanadas de esta dinámica
cultural), así como la concepción de la mujer como botín de “guerra” (valoración y
subvaloración al mismo tiempo), la constitución de la poliginia y, en consecuencia, de los
códigos valóricos centrados en la masculinidad”.76
Es de esta forma como la familia reformó su organización en base a la
patrilinealidad y patrilocalidad. Precisamente es esta institución la segunda dimensión que
caracterizó a la mujer con este nuevo valor, sólo que esta vez y de acuerdo a su contexto,
ésta pasó a ser un objeto de intercambio, puesto que el hombre retribuía a su suegro
bienes materiales a cambio de consentir la unión, quedando ella desprovista de bienes,
herencia y apellido, siendo poseedora sólo de su cuerpo reproductor de hijos y productor
de bienes. Esto último debido a que también adquirió un valor económico, -al menos
durante la poligamia- puesto que más esposas eran más manos trabajando y
acrecentando su riqueza, de esta manera, “enclaustrada en esta marginalidad la mujer
cumplía, sin embargo, un papel significativo para el hombre como productora de los
bienes que consolidaban el estatus y prestigio del varón frente a la comunidad”.77
Fue solo cuando los mapuche notaron lo costoso que era la compra de muchas
esposas y sufrieron un proceso de aculturación debido a la cercanía con la sociedad
chilena, que la monogamia fue ganando terreno dentro de su cultura y con ello el hombre,
paulatinamente, se fue haciendo con el derecho de vida y muerte sobre la mujer,
conformando un sistema patriarcal donde ésta fue confinada al hogar y al cuidado de la
subsistencia de la familia, puesto que el matrimonio para el hombre no se basaba en el
afecto, sino más bien en la necesidad de atender las faenas domésticas en consideración
a que él había nacido para la guerra.
Fue así entonces como la mujer se volvió un objeto en sí misma. Se configuró
como una transacción que podía ser comprada por la agrupación conyugal, obsequiada
por el padre para formar alianzas, raptada como botín de guerra, etc., siempre vista como
76 GOICOVIC. (2003). op. cit. p. 09. 77 GOICOVIC. (2003). op. cit. p. 16.
53
un bien generador de bienes. A propósito de ello, Aracely Caro y Julio Terencán78
sostienen que para entonces, el rol de la mujer mapuche dentro del hogar se reducía a
una función reproductiva, tanto biológica como cultural dentro del ámbito familiar. Función
que se volvía primordial al interior de la familia, ya que ésta
“0era el centro de esta sociedad y prácticamente la única institución social permanente. Al
parecer se trataba de una familia muy amplia, extensa y compleja, en que convivían todos
los descendientes masculinos del padre o jefe de familia, abuelos, padres con sus
esposas, hijos con sus esposas, nietos”.79
Esta importancia tanto de la familia como de la mujer radica en que ambas
entidades reproducen la identidad, las tradiciones y las costumbres del pueblo,
preservando con ello la cultura y transmitiéndola a las siguientes generaciones.
Paradójicamente esta relación entre familia, mujer y cultura indígena tuvo lugar
precisamente por que era la mujer quien asumía al interior de la familia la transmisión del
ethos mapuche a los más jóvenes.
En relación a ello, las funciones que ejercía cada padre al interior de la familia en
cuanto a la instrucción de los hijos, son paralelas a las que asumieron los progenitores
occidentales, con lo cual reprodujeron -tal cual en dicha sociedad- una y otra vez las
normas patriarcales indígenas, manteniendo así hasta el siglo XX más o menos el sistema
patriarcal propio de la sociedad mapuche.
Al respecto, si bien la madre actuaba como la principal educadora de los hijos en
todos los procesos de la vida, adoptó un rol primordial durante la primera infancia, ya que
posteriormente el padre se encargará de la instrucción de los hijos varones, debiendo la
mujer enfatizar ciertos patrones conductuales a las hijas.
“El rol de la madre en la transmisión de la cultura, en los patrones de conducta, en los
aprendizajes de ser mujer, de cómo actuar dentro de la sociedad, entre otros aspectos, son
ámbitos de relevancia en la organización familiar mapuche (0) mientras el niño “aprende
haciendo cosas junto al padre” y se va identificando con éste hasta asumir totalmente la
78 Aracely CARO y Julio TERENCÁN. “El Ngülam en el discurso intrafamiliar mapuche”. Voces y contextos. Santiago. IBERO Forum. Primavera un.1. año I. 2006. 24.09.09. p.06. Extraído de http://www.uia.mx/actividades/publicaciones/iberoforum/1/pdf/caro.pdf 79 BENGOA. (2000). op. cit. p. 31.
54
imagen paterna, imitando gran parte de las conductas, especialmente aquellas que
concitan la atención preferente de su madre y de sus hermanas mayores. Algo semejante
ocurre con la hija y la madre”.80
Esta constitución familiar, basada en funciones específicas de cada sexo, tanto en
aspectos físicos como mentales, llevó a mujeres y hombres mapuche a mantener una
sociedad basada en fundamentos asimétricos del género, aun cuando no tuvieran clara
conciencia de ello y por ende a posicionar a los hombres por sobre las mujeres. Esta
visión jerárquica de los sexos, sumado a las normas tradicionales de la sociedad
mapuche en materia de propiedad –donde la mujer era parte de ella y por lo tanto
pertenencia del esposo- permitieron una cierta validación del ejercicio de violencia hacia
la mujer, fundado en los mismos principios del sistema patriarcal europeo; la corrección
de los errores.
En consecuencia, tal cual lo señala Tomas Guevara81, la violencia de la cual era
víctima la mujer indígena era considerada normal. Sonia Montecino señala a propósito de
ésta asimetría de géneros, que incluso desde su nacimiento la mujer indígena es víctima
de la violencia, si bien no física, estructural, precisamente a causa de la sobrevaloración
de las características masculinas.
“La familia del hombre se mostrará satisfecha con el nacimiento de un varón, descendencia
que permanecerá dentro del linaje. “No queremos mujer” es el signo verbalizado del
desprecio que recae sobre la nuera y por ende de sus símiles. Para el imaginario
masculino toda mujer puede ser robada en cualquier momento: bien desprendible,
posesión ambigua y por tanto objeto de discriminación”.82
Frente a la violencia, la mujer no tenía escapatoria ni acusación que valiera puesto
que el propio sistema patriarcal mapuche la legitimaba. Es por ello que cuando un
miembro masculino golpeaba a alguna mujer de su familia, ésta no recurría a su grupo
totémico o a una entidad en particular. Y aunque hubiera sido así, ninguna persona,
pariente o no, podía intervenir en beneficio de la víctima, puesto que al ser propiedad de
alguien más, solo su dueño tenía poder sobre ella. Razón más que suficiente para que la
80 CARO y TERENCÁN. (2006). op. cit. p.06. 81 Tomas GUEVARA. Costumbres judiciales y enseñanza de los araucanos. Santiago. Cervantes. 1904. p.20 82 Sonia MONTECINO. Mujeres de la tierra. Santiago. CEM-PEMCI.1983. Pp. 87-88.
55
violencia contra la mujer no fuera considerada delito y por ende castigada. De hecho en
términos generales, la sociedad mapuche no tenía un concepto definido para la justicia,
razón por la cual, aunque quisieran no podrían sancionar la violencia femenina, puesto
que no reconocían los crímenes como tales, solo diferenciaban lo bueno de lo malo,
confundiendo frecuentemente la justicia con venganza. Si alguien osaba inferir daño o
perjuicio a la propiedad de un hombre, entonces el afectado estaba en condiciones de
castigar al malhechor de la misma manera.
Este profundo sentido de lo propio que manifestaban los mapuche, era
precisamente lo que legitimaba incluso el asesinato de una mujer por parte de su esposo,
puesto que dicha trasgresión era una violación a la propiedad privada y por ende
correspondía ser castigado, aunque fuera con la muerte si así lo deseaba el afectado.
“En caso de flagrante delito, el marido podía herir o matar a los dos culpables, que era lo
más frecuente. Como ultima medida, cuando no tenía otra cosa que hacer la repudiaba
arrojándola a la casa de su padre. En ocasiones excepcionales la perdonaba, en particular
cuando se había desentendido de su infidelidad para sacar algún provecho del amante”.83
Este panorama general ofrece una visión bastante restringida del rol de la mujer
mapuche desde la perspectiva de su individualidad. Las limitaciones que debieron
aceptar, especialmente en el ámbito de géneros, tal cual la subordinación al padre, al
esposo y al guerrero, permitieron que se expusiera fácilmente a ser víctima de la
violencia, debiendo permanecer silenciosas frente a hechos de tal índole.
No obstante, es necesario agregar que con el paso de los años y con la paulatina
subordinación a las normas impuestas por el Estado chileno, el indígena fue dejando de
lado sus antiguas tradiciones para dar paso un sistema legal sobre el cual basar su vida.
Sin embargo este fue un cambio lento, un proceso largo que requirió un gran esfuerzo por
parte de la sociedad mapuche, puesto que una vez finalizado el siglo XIX y anexadas las
tierras de la frontera al resto del país y aun cuando los indígenas fueron reducidos,
mezcladas sus familias y reformuladas sus actividades productivas, algunas de sus
tradiciones sociales apenas sí se modificaron hasta bien entrado el XX.
83 Tomas GUEVARA. (1904). op. cit. p.46.
56
De esta manera, los mapuche mantuvieron la jerarquía social al interior de la
familia y por ende su condición patriarcal, lo cual permitió al hombre seguir ostentando el
rol protagónico que mantenía desde principios de la centuria anterior y en consecuencia
ejercer, por otro par de años más, el control sobre la familia y sobre la mujer y sus
capacidades.
57
PRESENTACION DE RESULTADOS.
Iba sola y no temía;
con hambre y sed no lloraba;
desde que lo vi cruzar,
mi Dios me vistió de llagas.
Mi madre en su lecho reza
por mí su oración confiada.
Pero ¡yo tal vez por siempre
tendré mi cara con lágrimas!
El Encuentro. Gabriela Mistral.
58
CAPITULO III.
PRINCIPALES FACTORES QUE INFLUYERON EN LA
VIOLENCIA DE GÉNERO AL INTERIOR DE LA FAMILIA EN LA
ARAUCANIA.
El ebrio siembra lágrimas,
miserias e infortunios.
El ebrio es mal hijo,
peor esposo y
Padre criminal.
Afiche en contra del Alcohol. Museo
Histórico.
59
En el contexto de la Araucanía, donde la introducción de la modernidad tuvo que
convivir con elementos de la tradición mapuche y el ajetreo de mestizos, indígenas y
colonos empobrecidos, la vida fronteriza comienza a ser azotada por constantes olas de
violencia y criminalidad social e individual, tanto en la vida pública como en la vida
privada.84
La familia no estuvo exenta de esto y también se vio afectada por relaciones de
agresividad y violencia, donde la mujer, por ser considerada como un ser inferior frente a
la ideología patriarcal imperante y por ende subordinado a la voluntad del hombre, debió
soportar por siglos el peso de la mano de su pareja como una práctica muy común y
aceptable por la sociedad. Así lo deja ver Richard Boyer (1991), citado por René Salinas
en su trabajo “Del maltrato al Uxoricidio”.
“La aceptación por la mujer de la autoridad masculina permite suponer la existencia de un
matrimonio socialmente aceptado y cotidianamente bien llevado, mientras que las actitudes
de rebeldía femenina no sólo ameritan el rechazo social sino que también el desarrollo de
un proceso marital identificable con la mala vida: agresiones, insultos, abandonos, abusos,
etc”.85
Según las fuentes, la forma más recurrente de la violencia hacia la mujer al interior
de la familia es la violencia conyugal, aquella que se desarrolla en el espacio específico
del hogar y cuyos protagonistas son exclusivamente un matrimonio o convivientes. Le
sigue la violencia familiar o intrafamiliar, la cual está dirigida hacia otros integrantes de la
familia como la madre, abuela, hermanas y suegras, es decir, hacia aquel grupo que
culturalmente son definidos como “los más débiles” producto de su no participación en la
toma de decisiones al interior del hogar. Y en un menor grado se aprecia la violencia
doméstica, la cual involucra ex-parejas y relaciones pasionales o de concubinato. Esto
queda demostrado en el siguiente gráfico.
84 Leonardo LEON. “Tradición y modernidad: Vida cotidiana en la Araucanía. (1900-1935)”. Historia
(Santiago) [online]. 2007, vol.40. n.2. [citado 2009-09-23], pp. 333-378. Disponible en: <http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-71942007000200004&lng=es&nrm=iso>. ISSN . doi: 10.4067/S0717-71942007000200004. páginas 333–378. p. 336. 85 René, SALINAS. “Del Maltrato al Uxoricidio. Violencia ‘puertas adentro’ en la aldea chilena tradicional. (siglo XIX)”. Revista de Historia Social y de las Mentalidades. vol.2. páginas. 95-112. 2003. 29.08.09. p. 5. Extraído de http://lasa.international.pitt.edu/Lasa2001/SalinasMezaRene.pdf .
60
Gráfico Nº 1. Porcentajes según los tipos de violencia de género.
Tipos de violencia ejercida en contra de la mujer en la Araucanía. (%)
81%
11%8%
Violencia conyugal Vio lencia familiar Vio lencia doméstica
Fuente: Elaboración propia según datos obtenidos en el Fondo del I y II Juzgado Criminal de
Temuco y de Angol.
En apoyo a lo dicho en el párrafo anterior, de los casos encontrados sobre
lesiones y asesinatos de mujeres, el 81% de ellos corresponde a violencia conyugal; un
11% a violencia intrafamiliar y un 8% de los expedientes judiciales hace referencia a la
violencia doméstica.
Puesto que la violencia en contra de la mujer se daba esencialmente al interior de
la familia, este capítulo se encargará de analizar los principales factores que facilitaron
ésta violencia de género en las familias de la Araucanía, entre los cuales encontramos
principalmente las malas condiciones de vida, el exceso de alcohol y la mala convivencia
familiar.
3.1. MALAS CONDICIONES DE VIDA.
Una de las razones que potenciará la conducta agresiva de los maridos serán las
malas condiciones de vida. La falta de trabajo y dinero hacía crecer la tensión al interior
de la familia y crear un entorno hostil, permitiendo que los hombres descargaran su ira
contra las mujeres en la casa, puesto que según las fuentes analizadas, la mayoría de los
casos de violencia familiar se encuentra en los sectores más bajos de la población.
61
Leonardo León revela como la Araucanía, luego de su ocupación por parte del
Estado chileno, quedó atrapada entre las fuerzas de la tradición propias de los mapuche y
criollos y la modernidad impulsada por los empresarios, latifundistas y burócratas
estatales. La confluencia de ambas generaba un choque de proporciones en la población
fronteriza, alentando nuevos focos de tensión y conflictos. 86 Uno de ellos es la pobreza
que invadió al pueblo indígena y que la gran mayoría de los colonos nacionales o
trabajadores que llegaron a la región no lograron superar. Jorge Pinto nos muestra esta
situación con mayor claridad.
“Los testimonios de los hombres de la época dejaron la impresión que una gran mayoría no
lo logró [superar la pobreza]. El empobrecimiento general que afectó a las economías
campesinas de todo el continente, repercutió también en la región. La conducta de los
propios trabajadores y colonos nacionales parecen confirmarlo (0) Varios de estos
trabajadores y colonos, no satisfechos con lo que producía la tierra o sus trabajos,
buscaron en el ejército y la policía otra alternativa laboral. En ninguna de las dos
encontraron solución a sus problemas”.87
La situación de pobreza y la falta de trabajo repercutieron fuertemente en los
conflictos familiares. Sin duda alguna, esto no es una justificación para la violencia
conyugal o familiar. No obstante, según las fuentes analizadas, las malas condiciones de
vida trastornaron a muchos individuos, los cuales estaba dispuestos a hacer cualquier
cosa para conseguir dinero, incluso si esto iba en contra de su propia familia.
En julio de 1936, Abdona Pérez acude al cuartel de policía de Temuco para
denunciar a su hijo Carlos Prussing bajo los cargos de tentativa de homicidio. Éste trató
de ahorcarla con las manos porque ella le reclamó por unos muebles que éste había
sacado sin su autorización y los había vendido producto de que no tenía trabajo.
En su declaración la señora Abdona expone: “Llegó a mi casa como a las 5.20 de
la tarde, y encontrándose solo con migo en mi dormitorio me quiso ahorcar, apretándome
con los dedos la garganta y despedazándome toda la ropa en los esfuerzos que hice para
86 LEON. (2007). op. cit. p. 340. 87 PINTO. (2003). op. cit. pp. 217-223.
62
verme libre de él”.88 En el momento en que el victimario estaba estrangulándola llegaron
Carlos y Luis Villagrán, vecinos que sintieron los gritos de la víctima y como Carlos la
insultaba groseramente. Posteriormente, cuando se citó a declarar a este último, aseguró
que no era la primera vez que ocurría un hecho de esta naturaleza, ya que en varias
ocasiones había tenido que auxiliar a la madre del imputado.
Al parecer, la presión y la necesidad de obtener dinero fácil y rápido llevaban a
muchos hombres a perder el control de sí mismos e intentar cualquier cosa con tal de
salir de sus apuros económicos. Al igual que en el caso anterior, la señora Emilia Harrich
y su hija Clara Tepper fueron víctimas de un hombre frustrado por su incapacidad para
buscar trabajo y ganar su propio dinero.
“El 5 del presente mes y año, como a las tres de la mañana, en circunstancias que todos
dormíamos tranquilamente, llegó hasta mi casa don Julio Prieto Correa, alterando el
silencio propio de estas horas y promoviendo el escándalo en mi hogar en forma que raya
lo inverosímil por la gravedad de los hechos producidos. En efecto, llegó a esta hora tan
inapropiada pidiéndome dinero porque no tenía y lo necesitaba, i porque es costumbre de
él hacerlo así debido a que no trabaja en nada. El, creyéndose con el derecho a pedirme
dinero i molestarme a estas horas fundado en que es yerno mío por estar casado con una
hija mía, llegó como digo, a mi casa de habitación. Como se le contestara que dinero no
tenía, este señor se indignó profiriendo espresiones injuriosas en contra mía i de mi hija i
mujer de él, doña Clara Tepper de Prieto, que también se encontraba en mi hogar i dormía
hasta esos momentos (0) Él, no contento con esto, recurrió a las vías de hecho
maltratándonos con golpes de palo y mano al estremo de dejarnos bastante heridas,
especialmente a mi que fui golpeada de palos por la cabeza, la cara i cuerpo en jeneral (0)
Ante los gritos de auxilio que yo e hija esclamábamos llegaron algunos vecinos de los
alrededores y en estas condiciones, viéndose Prieto amenazado con la presencia de otras
personas, cesó en sus ataques i propósitos criminales, tomando una criatura de un año e
hija de él para escudar su defensa de un posible castigo que pudiera haber recibido en
esos momentos”.89
La demandante exigía presidio para el acusado, sin embargo y a pesar de las
reiteradas citaciones por parte del I Juzgado de Temuco para que éste se presentara a
88 Archivo Regional de la Araucanía (en adelante ARA), Fondo Primer Juzgado del Crimen de Temuco (en adelante FPJCT), Unidad de Conservación Nº 283 (en adelante UC), Causa rol nº 10.395, julio, 36 de 1926. foja 1 (en adelante f.). 89 ARA, FPJCT, UC Nº 196, Causa rol nº 5.699, abril, 09 de 1929. f. 2.
63
rendir declaraciones, nunca apareció. Como se puede ver en los dos casos expuestos, la
necesidad de dinero era tan grande que a algunos hombres no les importaba descargar
su ira con cualquier familiar femenino, incluso llegar a cometer un asesinato producto de
su desesperación e impotencia.
El día 14 de septiembre de 1931 Custodio Belmar se presenta ante la comisaría de
policía de la ciudad de Temuco para ponerse a disposición de la justicia por que
momentos antes había matado a su esposa, la señora Juana Zapata Valenzuela. Belmar
asegura que hace bastante tiempo no ha podido encontrar trabajo.
“Mi situación y la de mi familia ha sido en extremo desesperada en el mes de agosto y en
los días transcurridos este mes. Contaba únicamente con la ayuda de mi hermano Pedro
Belmar Umaña, que es zapatero y vive en mi mismo domicilio, quien, como podía me daba
un peso al día para que tuviéramos que comer mi mujer, mis hijos y yo (0) tuvimos que
empeñar todo lo que teníamos para poder comer”.90
Frente a esta situación, su esposa comenzó a beber mucho y constantemente
discutían por la incapacidad de Custodio para encontrar trabajo, por lo que sus vidas eran
un constante infierno. El día de los hechos, Belmar se había encontrado con algunos
amigos y habían bebido bastante vino en dos o tres partes; a las seis de la tarde ya se
encontraba completamente ebrio por lo que se dirigió a su casa, en donde se encontró a
su esposa en el mismo estado que él,
“0Al verla en ese estado, yo le reproche su estado. Mi mujer me contestó que yo también
era un borracho, un flojo sinverguenza, un ocioso (0) Molesto por su actitud, le di una
palmada en la cara. Mi mujer me lanzó una tetera con agua, que no me alcanzó, y trató de
salir al fondo del sitio. Yo la seguí, y antes de que ella alcanzara a salir al patio, y con el
propósito de que no se pusiera allí a gritar y a formar escándalo, tomé el cañón de fiero
que U.S. me muestra en este acto, que sirve de tranca a la puerta y estaba a un lado, y con
ese cañón descargué un golpe a mi mujer, pegándole en la cabeza. Juana cayó en cuclillas
y así quedó en el rincón que hace la puerta con la pared”.91
90 ARA, FSJCT, UC Nº 218, Causa rol nº 6.618, septiembre, 14 de 1931. f. 2. 91 ARA, FSJCT, UC Nº 218, Causa rol nº 6.618, (1931) op. cit. f. 2.
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65
Después de eso Custodio se dirigió a la Cuarta Comisaría para entregarse,
mientras sus dos hijos -uno de ocho y otro de once años de edad- jugaban en la calle con
sus amigos. Luego de que el acusado se declarara culpable en el juicio seguido en su
contra por parricidio, el Juez lo sentenció a presidio perpetuo. Más tarde el acusado apeló
a su sentencia pero ésta le fue confirmada. El homicida confesó estar arrepentido del
delito cometido y aseguró que fue obra del alcohol.
Como se pudo ver en estos casos, producto de todos los problemas asociados a
las malas condiciones de vida (pobreza, falta de trabajo y dinero, entre otros), el agresor
presentaba una gran frustración por no poder cumplir con el rol protector y proveedor que
la sociedad le asignaba al interior de la familia, ya que según Soledad Larraín y Teresa
Rodríguez92 una de las características del hombre golpeador en sus relaciones de pareja
es la incapacidad para tolerar y resolver problemas, pues no existe un aprendizaje de
resolución de conflictos alternativo a la violencia. Por otra parte, las mismas autoras
también reconocen otra característica que se encuentra asociada a la primera: existen
problemas de autoestima, ya que generalmente expresan en el hogar la violencia que no
manifiestan en otras ocasiones, por ejemplo en el trabajo.
De esta manera, las difíciles condiciones de la época en la Araucanía y en todo el
país, donde la calidad de vida de los pobres era muy precaria, sumado a las dificultades
para encontrar trabajo y por lo tanto obtener dinero para sostener una familia,
contribuyeron a generar conflictos al interior del hogar que terminaban en violencia
conyugal e incluso con la vida de una persona y con ello la destrucción de toda una
familia.
Una de las formas que buscó la mayoría de los hombres y en menor medida las
mujeres de la Araucanía para olvidarse de sus problemas financieros y frustraciones
personales fue el consumo desmedido de alcohol. Tal cual fue el caso de Custodio
Belmar y Juana Zapata.
92 LARRAIN y RODRIGUEZ. (1993). op. cit. p. 208.
66
3.2. CONSUMO DE ALCOHOL EN EXCESO.
Durante siglos el abuso en el consumo de alcohol ha causado estragos en la
sociedad, especialmente en los sectores populares, ya que éste representaba para
muchos, un medio para escapar de sus problemas.
La Araucanía no estuvo exenta de esto. Para Leonardo León,93 la tranquilidad y el
silencio de la frondosa naturaleza del paisaje regional, fueron repentinamente
interrumpidos por la fundación de ciudades y el desarrollo del alcoholismo urbano. Por
otra parte, Roswitha Hipp considera de gran importancia para el análisis de la violencia
conyugal los comportamientos sociales típicos de los personajes fronterizos, como es el
marginado social, “0asociado al mestizo, principal componente de la sociedad austral, al
cual se le reconoce como un ser desclasado, sin familia permanente, con un lenguaje y un
modo de vivir propios, con una alta cuota de violencia física, provocada por el alto
consumo de alcohol”.94
Para María Fernández95, este vicio estaba tan arraigado en los individuos más
pobres, que la ebriedad era ineludiblemente un elemento que influía en las familias de
quienes lo consumían. Esto queda en evidencia con el gran número de casos judiciales
encontrados, donde el agresor actuó bajo los efectos del alcohol; para ser más exactos,
de los 73 casos analizados, en un 51% de los expedientes judiciales se especifica que al
momento de la agresión o asesinato el victimario se encontraba ebrio. Un ejemplo de esto
es la demanda interpuesta por la señora Berta Contreras Garrido en el II Juzgado de
Temuco el día 20 de julio de 1927. Según la declaración, su esposo; Arnaldo Latorre,
llegó a su casa totalmente ebrio y sin ningún motivo comenzó a golpearla, ocasionándole
lesiones de diversa gravedad. Pero esta no era la primera vez que ocurría, pues
continuamente debía soportar los golpes de su marido. Solo que en esta ocasión decidió
denunciarlo porque la amenazó de muerte con un revólver, lo cual la tenía muy
asustada.96
93 LEON. (2007). op. cit. p. 358. 94 Roswitha HIPP. “La violencia hacia las mujeres en Chile Austral. Siglos XVIII y XIX”. 2008. 03.05.09. p. 1.Extraído de http://historietas.bligoo.com/content/view/250058/LA-VIOLENCIA-HACIA-LAS-MUJE RES-EN-EL-CHILE-AUSTRAL-SIGLOS-XVIII-XIX.html. 95 María FERNANDEZ. Amor a Palos: Violencia conyugal en Santiago. 1900-1920. Tesis para optar al grado de Licenciado en Historia. Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago. 2006. p. 37. 96 ARA, FSJCT, UC Nº 29, Causa rol nº 1.597, julio, 20 de 1927. f. 1.
67
Algo similar le ocurría a la señora Carmen Pérez, mujer de 28 años que vivía en
Galvarino. Su marido Fernando Cea fue detenido en la puerta de su casa por la policía a
causa de una denuncia interpuesta por ésta, quien lo acusa de agredirla en estado de
ebriedad y provocarle diversas contusiones en el cuerpo. Además, luego de golpearla,
este individuo disparó diez tiros al aire con su escopeta como una forma de intimidación.97
Se evidencia que el alcohol transformaba a sus consumidores recurrentes y el
descontrol parecía adueñarse de ellos, un ejemplo de esto es el uso de armas de fuego,
lo cual resultaba muy peligroso y más aún en plena discusión conyugal.
A comienzos del siglo XX, el alcoholismo era un flagelo que afectaba
profundamente a la Araucanía, llegando a convertirse en un verdadero problema social, el
cual estaba presente en todos los estratos, pero que afectaba particularmente a los
sectores más pobres.98 Leonardo León expresa como7 “Mineros, leñadores y peones de
fundo, colonos pobres y desertores conformaban el grueso contingente popular que desde
las bocaminas y los caminos de tierra acudían en masa a los villorrios a gastar sus cortos
salarios en placeres efímeros”.99 Siendo lo que más consumían el vino, aguardiente y
chicha.
Muchas veces preferían gastarse el dinero en beber con los amigos que aportar
para los gastos del hogar. Este es el caso de Santos Cabrera, quien castigó a su señora
Inés Sanhueza, porque ésta le mandó a pedir dinero para comprar alimento a sus hijos.
Le propinó un rodillazo y luego continúo pegándole con las manos. La golpiza fue tal, que
la víctima tuvo que ser hospitalizada.100
La paz familiar quedaba en una situación muy vulnerable frente al abuso del
consumo de bebidas alcohólicas. Este escenario no le fue indiferente a las autoridades ni
a la sociedad en general, así lo demuestra un afiche contra el alcoholismo que retrata lo
que produce el alcohol en la familia: lágrimas, miseria e infortunio; transformando al
hombre en un mal hijo, al casado en un mal esposo y padre criminal (ver imagen Nº 2).
97 ARA, FSJCT, UC Nº 18, Causa rol nº 1.823, mayo, 15 de 1925. f. 1. 98 FERNANDEZ. (2006). op cit. p. 41. 99 LEON. (2007). op. cit. p. 358. 100 ARA, FPJCT, UC Nº 327, Causa rol nº 13.455, marzo, 29 de 1939. f.. 1.
69
“La familia de esta persona alcohólica se veía muy afectada por su actitud, ya que este
marido no era capaz de proporcionarles el sustento (0) En estos casos, era la mujer quien
debía trabajar para mantener a sus hijos, porque alguien debía alimentarlos. La labor que
debía cumplir socialmente el marido no era llevada a cabo por este individuo, quien
optaba por usar el dinero que recibía en obtener más alcohol para perpetuar su estado
etílico”.101
El alcohol era considerado por los medios como uno de los peores enemigos de la
familia y de la paz ciudadana. Al respecto, Leonardo León cita el diario El Chileno de
Pitrufquén, en su edición del 5 de marzo de 1922, el cual denunciaba los estragos que
causaba la ingesta desmedida de alcohol.
“Los males que ocasiona a la familia son desastrosos, pues en primer lugar provienen las
discordias que no hacen otra cosa que sembrar, en su maléfico camino, el crimen, el
suicidio, el deshonor, el divorcio, los escándalos. En segundo lugar, de padres carcomidos
por esta plaga, nacen hijos degenerados, que, cuando están más grandes, siguen la senda
trazada por sus padres, y acaban, por fin, por heredar las pésimas costumbres de
aquellos0 un alcohólico también puede (porque se le ha disminuido la intelijencia y la
razón), llegar a ser un asesino o un ladrón por falta de dinero, como se ve día a día. ¿Y por
qué no tienen dinero? ¿No tendrán trabajo o sus negocios marcharán pésimamente? No.
Muy a lo contrario. Tienen trabajo, pero también tienen un mal hábito: de dejar el dinero
ganado con el sudor de su frente en la cantina o en el despacho”.102
Muchas mujeres debieron soportar el vicio de su pareja e intentar mantener solas
una familia, puesto que el rol de padre no siempre fue cumplido y en muchas ocasiones
debió ser la madre quien cargara con esa responsabilidad, pero numerosas veces –como
lo demuestran las fuentes– bajo la sombra de una marido machista, violento y alcohólico.
Un día sábado después de haber estado tomando alrededor de 4 días con los
amigos en la comuna de Freire, llega Segundo Inostroza completamente ebrio a su casa y
sin causa alguna comienza a violentarse y a golpear a su esposa, la señora Sofía
Romero.
2
101 FERNANDEZ. (2006). op. cit. p. 41. 102 LEON. (2007). op cit. pp. 363-364.
70
“0de repente se enojó con migo y me dijo que me mandara a cambiar. En eso estábamos,
cuando de repente tomó la cuchilla cocinera, con la cual me tiró un corte al cuello. Levanté
la mano derecha para bajar el golpe y entonces me cortó en el brazo. Traté de alcanzar la
puerta de calle para arrancarme cuando Inostroza me alcanzó y tomando la tranca de la
puerta me dio tantos palos hasta que quebró la tranca en mi cabeza, dejándome mal
herida. Luego intervinieron algunas personas en mi favor, recuerdo que entre ellos Hernán
Catrian y un tal Toledo, y gracias a ellos me pude defender y mandar preso a mi
marido”.103
Sin embargo, esta bebida no solo afectaba a los hombres, sino también a algunas
mujeres. El alcoholismo femenino era rotundamente rechazado y criticado por la sociedad
de la época, puesto que esta inapropiada conducta rompía con todos los ideales sobre la
mujer y su rol en la familia, ya que el ser ebria la incapacitaba para cumplir bien con su
deber de madre y esposa.104
En abril de 1905 Eduardo Suárez agredió a su mujer, Carmen Cifuentes, porque
ésta se encontraba ebria y había golpeado al hijo de ambos sin medir la magnitud del
castigo. Carmen terminó con diversas lesiones de menor gravedad producto de los
palmetazos y las patadas que recibió de su marido.105
En muchas ocasiones una mala conducta femenina, como es el caso del consumo
desmedido de alcohol, actuaba como justificativo para la agresión hacia las mujeres, ya
que se consideraban adecuados lo golpes como una forma de corregir las desviaciones
de éstas. Por tanto, se puede inferir que el alcohol no solo incitaba la violencia en quien
lo consumía, sino que muchas veces la justificaba, en cierta medida, como forma de
enmendar las malas conductas de las mujeres bebedoras. “Algunos esposos
consideraban que la mujer debía ser ‘corregida’ de algún comportamiento desviado,
fundándose en la tácita aceptación social de que el marido tenía derecho a ejercer esa
corrección si el motivo era justo y lo hacía moderadamente”.106 Sólo que en diversas
103 ARA, FPJCT, UC Nº 307, Causa rol nº 11.611, marzo, 27 de 1937. f. 5. 104 FERNANDEZ. (2006). op. cit. p. 25. 105 ARA, FPJCT, UC Nº 16, Causa rol nº 221, abril, 18 de 1905. f. 1. 106 Eduardo CAVIERES y René SALINAS. Amor, Sexo y Matrimonio en Chile Tradicional. Serie monográfica Histórica. Universidad Católica de Valparaíso. Chile. Ediciones Universitarias de Valparaíso. 1991. p. 119.
71
ocasiones, dicha “corrección” sobrepasaba los límites de lo moderado y la mujer
terminaba muy mal herida o siendo asesinada por su propio esposo o conviviente.
El día 22 de diciembre de 1914 a la 9 P.M. Guillermo Cerda, quien se encontraba
bajo los efectos del alcohol, ultimó a su esposa Guiselda Sobarzo. Después de estar
varios días bebiendo, Guillermo llegó a su casa y sin decir palabra alguna le pegó un
moquete a su mujer, enseguida le dio un abrazo y se fueron juntos a la cama. Allí la
disputa habría comenzado porque ésta no había cancelado una cuenta de su esposo en
un determinado negocio. El tono de dicha discusión comenzó a subir cada vez más y
cuando el agresor manifestó que le daban ganas de pegarle un balazo, Guiselda
desafiante contestó “pégame no más, estoy dispuesta a que me mates”, acto seguido
Cerda sacó su revólver y le disparó en la sien izquierda. Después de un momento éste se
suicidó.107 Este caso es una evidencia clara del alto nivel de destrucción que podía
provocar en la familia el consumo de alcohol, a tal punto de poder acabar con ella.
Luego de todos estos ejemplos se puede concluir que existe una importante
relación entre el consumo abusivo de alcohol y los malos tratos en la pareja y en la
familia.
3.3. MALA CONVIVENCIA FAMILIAR.
Puertas adentro existían problemas en la pareja que eran propios del mundo
privado de la familia y que por ningún motivo debían salir a relucir a la sociedad, pero
éstos poco a poco iban mermando la relación y propiciando la violencia conyugal. Entre
ellos encontramos principalmente los celos -ya sean justificados o no-, el desacuerdo en
las amistades de la pareja y la “desobediencia” de la mujer, entre otros. Buena parte de la
violencia doméstica tiene lugar en un contexto de celos exagerados e incontrolados. De
hecho, el exceso de celos forma parte de una de las causas más frecuente de homicidios
conyugales.108
107 ARA, FPJCT, UC Nº 73, Causa rol nº 1.836, octubre, 22 de 1914. f. 2-3. 108 Enrique ECHEBURÚA y Paz DE CORRAL. “Violencia en la Pareja”. Facultad de Psicología. Universidad del País Vasco. s/f, 01.10.09. Extraído de http://www.institutodevictimologia. com/Formacion11e.pdf. p. 12
72
De los 17 casos de femicidios encontrados, en un 41% de ellos la discusión entre
la pareja comenzó a raíz de los celos de uno de ellos.
Margarita Infantes, dueña de casa, que hacía vida marital con el obrero Guillermo
Martínez Valdebenito; fue golpeada por este último a causa de los celos y el alcohol,
quedando con una lesión en la frente y otra en el cuero cabelludo, siendo la primera de
gravedad y la otra leve.109
Por lo menos Margarita continuó con vida, lo cual no fue el caso de Ana Luisa
Palacios, residente de Los Sauces, perteneciente al departamento de Angol, a quien su
esposo José Jara, dio muerte disparándole un tiro de revólver luego de haber tenido una
terrible discusión. José era constantemente celado por su esposa con una muchacha que
vivía al frente de su casa.
El día del asesinato, a las 19.00 hrs. comenzaron las discusiones rutinarias, pero
esta vez tuvieron un nivel de agresividad mayor a las otras veces, tanto que la víctima le
tiró a José varios objetos. En el momento en que Ana Luisa le tiraba una tetera con agua
caliente a su esposo, éste alcanzó una pistola y le disparó. Posteriormente el homicida
acudió a la policía y trató de hacer creer que su mujer se había suicidado, pero en el
momento en que el cuerpo policial hacía el peritaje correspondiente, se dio cuenta
inmediatamente que se trataba de un caso de parricidio.110
Como se puede entrever, los celos eran una patología que afectaba tanto a
hombres como mujeres, pero con mayores consecuencias para estas últimas, puesto que
en las fuentes encontradas, eran ellas quienes terminaban golpeadas y/o asesinadas, lo
cual no quiere decir que los hombres no hayan sido ultimados por sus mujeres a causa de
los celos u otros motivos, pero las fuentes analizadas nos limitan en ese aspecto, más no
queremos descartar dicha situación.
109 ARA, FSJCT, UC Nº 28, Causa rol nº 2.236, julio, 05 de 1928. f. 1. 110 ARA., FJCA, UC Nº 63 Causa rol nº 11.673, junio, 28 de 1940. f. 4-5.
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74
Los celos se encuentran relacionados con otra de las características del hombre
agresor en sus relaciones de pareja: “la falta de seguridad personal, que se
sobrecompensa con actitudes externas de autoridad”.111
Otros de los detonantes de conflictos conyugales muy recurrentes era la
“desobediencia” femenina, la cual era constantemente reprimida por medio de la violencia
conyugal o doméstica. El devenir de la pareja en aquella época estaba íntimamente ligado
al nivel de adaptación de los roles que la sociedad patriarcal asignaba tanto al sexo
masculino como al femenino.112 Es así como la mujer debía estar sometida a la voluntad
de su marido o conviviente, pues como ya se pudo constatar en el capítulo anterior,
existía una clara desigualdad de poder entre el hombre y la mujer, lo cual no permitía una
convivencia democrática al interior de la familia, ya que la autoridad en la casa era el
padre y su voluntad era ley. En una demanda presentada por la indígena Juana Anguita
Curilén, domiciliada en Calfuco, departamento de Temuco, se puede ver un claro ejemplo
de la represión hacia el no cumplimiento de la voluntad del varón.113
Juana estaba casada por el rito indígena con Ignacio Lincoleo, con quien tenía dos
hijos. En noviembre de 1937 denunció a este individuo debido a que, luego de que ella
vendiera un buey de su propiedad en novecientos pesos, Ignacio exigió que se le diera el
dinero. Como la víctima se negó la pateó en el suelo, le quitó las monedas y la dejó
amarrada, advirtiéndole que en casa quien mandaba era él.
Otro ejemplo de que la mínima actitud de insubordinación femenina, desataba en
su esposo la furia, es el de la señora Elisa González quien expuso ante la justicia:
“0vine a denunciar el siguiente hecho: que anoche como a las dos de la mañana llego a
mi casa mi marido Luis Mercado el que venía un poco curado, pero no mucho, me golpeó
la puerta y yo salí a abrirle, y cuando lo hice no lo vi, pero alumbrándome con una vela
pude verlo que estaba cerca de un peral, por lo que le dije “entra, no te estés haciendo el
tonto”, por estas palabras mi marido se enojó y me dio un puntapié, yo no le hice caso, sino
que me fui a acostar, pero mi marido me dijo que no me acueste sino que me vaya puerta
111 LARRAÍN y RODRÍGUEZ. (1993). op. cit. p. 208. 112 Igor GOICOVIC. “Mujer y violencia doméstica: Conductas recreativas y discursos legitimadores”. Chile siglo XIX. Universidad de Santiago de Chile. 2001. 02.06.09. p. 6. Extraído de http://www.archivochile.com/ Ideas_Autores/goicoi/goico0019.pdf. 113 ARA, FSJCT, UC Nº15, Causa rol nº 8.378, noviembre, 22 de 1937. f. 2.
75
afuera, y me dio palmadas en el oído izquierdo, enseguida me tomó y con las manos me
apretó la garganta y me estaba ahorcando cuando en ese momento llegó mi hermano
Rogelio, él me defendió”.114
Luis Mercado había golpeado a su esposa en otras ocasiones, pero nunca en la
forma en que lo hizo esta vez, ya que de no ser por su cuñado le habría dado muerte.
No se puede dejar de mencionar que existía una presión tácita por parte de la
sociedad patriarcal, por la cual el hombre no podía permitirse tener una esposa cuyas
conductas fueran consideradas impropias por una comunidad eminentemente machista,
sin ser castigada para corregir sus modales. Queda claro que uno de los comportamientos
que el hombre -especialmente del bajo pueblo- esperaba de su mujer era la sumisión y en
consecuencia, es importante notar que a los varones se les permitía tener reacciones
violentas en caso de que éstas no cumplieran con la actitud de obediencia que se les
exigía.
Otro de los conflictos recurrentes en las relaciones de pareja y que a la vez se
vincula con el anterior, era el desacuerdo del marido o cónyuge con respecto a las
amistades que tenía su pareja. En esta situación, el varón impone el derecho que la
sociedad le confiere de aplicar su voluntad con respecto a los otros miembros de la
familia, como cabeza central de ésta.
Este es el caso de una tentativa de homicidio sufrida por María Inostroza por parte
de su esposo Teófilo Molina, quien en estado de ebriedad habría golpeado y atacado a su
mujer con un cuchillo, por estar haciendo amistad con una vecina y haberle
desobedecido, producto que se lo prohibiera en reiteradas ocasiones. Esta situación se
repite en numerosos casos, en donde el poder de dedición del hombre hacia la mujer
incluía elegir con quien ésta podía o no juntarse.115
A partir de todos los casos expuestos se puede observar que en ciertas
circunstancias la mujer podía ser agredida por su pareja si le demostraba su disgusto por
celos o le hablaba en un tono que no le agradara. Pero también se vio que no era
114 ARA, FSJCT, UC Nº18, Causa rol nº 10.717, diciembre, 22 de 1939. f. 1. 115 ARA, FPJCT, UC Nº293, Causa rol nº 11.056, febrero, 22 de 1937. f. 2.
76
necesario que la mujer reprendiera al varón para que éste usara su fuerza para agredirla;
en algunas ocasiones sólo se necesitaba que ella se opusiera a alguna orden para que se
desatara toda la ira del hombre en su contra. Por lo tanto, la “provocación” de la mujer
podía ir de la desobediencia hasta el disgusto abierto por las recriminaciones en su
contra.
Esta convivencia familiar pudo deberse a las dificultades de comunicación
existentes en la pareja, especialmente en el hombre en cuanto a los afectos y
sentimientos, ya que según Soledad Larraín y Teresa Rodríguez116 estas dificultades
aumentaban la tendencia al uso de la violencia.
Todas estas situaciones de celos, insubordinación de la mujer y conflictos en el
diario vivir de un hogar, al igual que las malas condiciones de vida y el excesivo consumo
de alcohol deterioraban la relación conyugal, siendo percibida como único escape la
violencia.
116 LARRAÍN y RODRÍGUEZ. (1993). op. cit. p. 208.
77
CAPITULO IV.
DEL MALTRATO AL ASESINATO. CONSIERACIONES SOBRE EL
CONTEXTO Y PROFUNDIDAD DE LAS AGRESIONES.
El desespero y la agonía invaden la casa,
las cortinas retumban mis oídos.
Tocan la puerta, la soledad ha vuelto
a mi lecho,
el orgullo no la deja entrar,
discuten...
Plaf, un muerto ha caído,
la soledad se apodera de mi ser,
soy su esclava, no me quiere soltar,
grito, no hay nadie.
Infame soledad. Mario Peralta
78
En este capítulo analizaremos las demandas por lesiones, asesinatos y tentativas
en cuanto a la relación existente entre los involucrados, el contexto en el cual se dieron
las agresiones, la presencia de testigos y su reacción, las armas utilizadas para perpetrar
el delito, la gravedad de las lesiones, el procedimiento judicial, las excusas de los
criminales y finalmente la sentencia. Para lo cual es necesario sin embargo, partir
mencionado que las mujeres de la Araucanía soportaron diversos episodios de violencia,
los cuales fueron desde golpes hasta su propia muerte, ya que7
“muy a menudo, los conflictos que oponen a la gente terminan en hechos violentos, aunque
estos vayan en un orden gradual de intensidad, desde la injuria al homicidio, pasando por
la amenaza y los golpes”.117
Las fuentes demostraron que entre 1880 y 1940 existieron 53 demandas por
lesiones, 17 asesinatos y 3 intentos de asesinatos en total, correspondientes al 73, 23 y
4% respectivamente.
Gráfico Nº 2. Porcentaje de Lesiones, Asesinatos e intentos de asesinatos.
Fuente: Elaboración propia según datos obtenidos en el Fondo del I y II Juzgado Criminal de
Temuco y de Angol.
117 René SALINAS. “La pareja: comportamientos, afectos, sentimientos y pasiones”. En Rafael SAGREDO y Cristian GAZMURI. Historia de la vida privada en Chile. El Chile moderno de 1840 a 1925. Tomo II. Santiago. Taurus. 2006. p. 64.
Porcentaje de Lesiones, Asesinatos e Intento de Asesinatos.
73%
4%
23%
Lesiones Intento de asesinato Asesinato
79
Estas denuncias, hechas tanto por las víctimas como por parientes en el caso de
los homicidios, se relacionan íntimamente con casos de violencia familiar ejercida por
algún varón, en el marco de las relaciones de poder entre géneros en la sociedad
patriarcal de fines de siglo XIX y principios del XX. En otras palabras, todas estas mujeres
tenían un lazo que las unía con su agresor.
4.1. RELACIÓN VÍCTIMA-VICTIMARIO.
En su amplia mayoría las agresiones y asesinatos fueron ejercidos en un espacio
doméstico, es decir, la casa y los alrededores, tales como caminos y casas vecinas.
Principalmente porque, si bien la violencia familiar trascendía tarde o temprano la línea de
lo privado, generalmente era algo que debía mantenerse puertas adentro: “La violencia
física es cotidiana y omnipresente y forma parte de las relaciones habituales en el hogar y
en la comunidad”.118 Ya que quienes ejercían la violencia eran en todos los casos,
familiares directos de la víctima.
Respecto a esto, según el siguiente gráfico, al analizar las causas criminales se
percibe claramente que los agresores variaban tanto en su rol con respecto a la víctima,
como en el tipo de ataque que ocasionaron y en la frecuencia. De esta manera, dentro de
las lesiones es posible encontrar casi todo tipo de victimarios (hermanos, esposos,
convivientes, etc.), mientras que tanto en los asesinatos119 como en los intentos
encontramos algunos tipos, no a todos. Sólo esposos e hijos de las víctimas se registran
en los tres tipos de agresiones.
Según se aprecia a continuación, en la mayor parte de las demandas los
agresores fueron los esposos de las víctimas. También en muchas de las demandas
fueron convivientes, ex parejas, hermanos, hijos, nietos, yernos y enamorados (no
correspondidos), aunque claro cada uno en diferentes cantidades según sean lesiones,
asesinatos e intentos de asesinatos.
118 SALINAS, en SAGREDO y GAZMURI. (2006). op. cit. p. 64. 119 NOTA: Los asesinatos de mujeres ocasionados por el esposo son considerados por el Código Penal como Parricidios. Para efectos de esta investigación no se harán distinciones, sino que serán todos incluidos dentro de los asesinatos.
80
Gráfico Nº 3. Relación Víctima-Victimario en casos de lesiones, intentos de asesinato y
asesinatos.
Fuente: Elaboración propia según datos obtenidos en el Fondo del I y II Juzgado Criminal de
Temuco y de Angol.
Tal cual se mencionaba anteriormente, el gráfico Nº 3., refleja claramente que en
su mayoría fueron los esposos quienes infringieron más daños a sus mujeres. Resulta
probable que efectivamente los casos presentaran en gran parte lesiones y asesinatos e
intentos ocasionados por el marido, ya que para la época el matrimonio era esencial
debido a que se configuraba como la única institución nuclear de la sociedad y muchas
personas, fuertemente influidas por las ideas predominantes, decidían no transgredir sus
principios.
Por otro lado, una vez casadas las mujeres debían someterse a un principio propio
del matrimonio; el que decía que le pertenecía al hombre y que por ende éste podía
golpearla en razón de su derecho de corrección, más aún cuando, según Igor Goicovic,120
la relación entre esposos no era de iguales, sino que claramente jerárquica, donde los
maridos tenían una posición privilegiada y ostentaban la autoridad suficiente como para
controlar a la esposa y a sus hijos.
120 GOICOVIC. (2006). op. cit. p. 196.
8
32
24
13
1 11 1 33
2 1 1
0
5
10
15
20
25
30
35tipo de
relacion
Espo
sos
Con
vivien
tes
Mad
re-H
ijo
ExPareja
Herman
os
Relac
ión Pa
sion
al
Abue
la-N
ieto
Sueg
ra-Y
erno
Relacion victima-victimario
Relacion victima victimario en casos de lesiones, intentos de asesinatos y asesinatos
Asesinato Lesiones Intento de Asesinato
(Dato Absoluto)
º de
casos
81
Esta fue la razón por la cual el 28 de Junio de 1934, Felicinda Figueroa denunció a
su marido Eduardo Alarcón, con quien vivía desde hacía 38 años, alegando que sin
motivo alguno éste le dio de golpes con un palo, lanzándola al suelo donde se fracturó un
brazo, quedando por ello incapacitada de moverlo121. En este caso, el marido ni siquiera
apeló al mencionado derecho de corrección, puesto que en su declaración dijo que la
citada Felicinda se había caído y por ello era su lesión en el brazo.
Todo esto demuestra que al interior del matrimonio la violencia era probable y
aceptada. Más aún cuando las uniones eran forzadas por terceros. “En lo anterior influye
el que muchas de las desposadas concurrieran por primera vez al altar en un acto de
obediencia respecto de quienes ejercían sobre ellas algún tipo de autoridad”,122 es decir
cuando no había un lazo de amor o cariño que hiciera más llevaderas las fricciones
propias de la vida en común.
Por otro lado, tanto las lesiones como los asesinatos presentaron un alto nivel de
casos donde el victimario fue el conviviente, a saber; 13 y 4 demandas respectivamente.
El segundo porcentaje más alto, lo cual no es sorprendente ya que si bien el matrimonio
era una obligación, las transgresiones de este tipo eran comunes.
“Cabe consignar que el amancebamiento no solo se constituyó como una práctica muy
difundida en la sociedad tradicional, sino que además, alcanzó altos niveles de tolerancia
entre algunos sectores sociales. Efectivamente, las dificultades para superar las barreras
del matrimonio llevaron a numerosos solteros al amancebamiento. Esta actitud individual
hacia un tipo de relaciones ilegales terminó por socializarse, llegando a transformarse en
un comportamiento muy arraigado y bastante tolerado por un sector de la sociedad, que vio
en este tipo de relación una formula viable de alcanzar la felicidad afectiva”.123
Los motivos que podían llevar a las mujeres y hombres a romper con las
tradiciones sociales podían ser muy variados. Ya fueran de índole económica, afectiva, de
protección, etc., estas uniones, al ser más vulnerables a las diferentes circunstancias que
los matrimonios, estaban más expuestas a los celos, inseguridades y discusiones, lo cual
influía mucho en la frecuencia de los episodios de violencia.
121 ARA, FSJCT, UC Nº 05, Causa rol nº 5903, Junio 28 de 1934.1. f. 1. 122 GOICOVIC. (2006). op. cit. p. 196. 123 GOICOVIC. (2006). op. cit. p. 222
82
Elena Aravena expone un caso de esta naturaleza, en la demanda iniciada en
contra de su conviviente José Santos en febrero de 1932,
“con quien hace vida marital, que lo acusa que momentos antes la golpeó ocasionándole
contusiones en la cara y cuerpo al parecer de características de mediana gravedad por
haberse opuesto a ella a que éste violara a su hija adoptiva Gabriela Troncoso de 7 años
de edad, con la que estaba escondido en el dormitorio”.124
Sin embargo, si bien la demanda plantea tal estado de cosas, la posterior
declaración de la víctima sostiene que no era correcto el motivo expuesto y bajó el perfil a
las heridas ocasionadas por su conviviente.
En cuanto al agresor ex pareja, éste sólo se registra en 3 demandas por lesiones y
en 1 asesinato. En estas situaciones, si bien la relación ya no existía, ambos miembros
aún mantenían la dinámica que marcó dicha unión, es decir, conservaban los roles que
tenían como pareja, donde el hombre era el dominante y a quien debía obedecer la mujer.
Un caso de esta índole corresponde a Guillermina Lagos, quien perdió la vida a manos de
Zacarías Carrasco, “que hizo vida marital con la Guillermina y que ahora andaban
apartados por lo que se aprehendió, quien confesó de plano el delito esponiendo que le
dio la puñalada por que no quiso seguirlo a su casa”. 125 En este caso, el acusado confesó
haberle dado una puñalada en el pecho, la cual comprometió el corazón de la víctima, lo
que finalmente le costó la vida. El cadáver de Guillermina fue encontrado al día siguiente
a un par de cuadras de su casa.
Por su parte la relación madre e hijo está presente en todos los tipos de
demandas, aun cuando sólo en 1 caso tanto en lesiones como en asesinatos y tentativas
(ver gráfico Nº 3). Estos eran en su mayoría ocasionados por la superioridad que tenía el
hombre por ser tal, independiente de su rol en la familia y que le fue inculcada a partir de
de su infancia. Según lo plantea Goicovic126, fue en el hogar paterno donde el niño
percibió, desde su nacimiento, que hombres y mujeres asumían tareas y
responsabilidades de acuerdo con su sexo, preparándose así desde pequeños para
detentar el rol que éste les asignaba. En otras palabras, fueron éstas mismas mujeres
124 ARA, FSJCT, UC Nº 09, Causa rol nº 4333, Febrero 9 de 1932. f. 1. 125 ARA, FPJCT, UC Nº 08, Causa rol nº 2631, Agosto de 1927.f. 1. 126 GOICOVIC. (2006). op. cit. p. 258
83
quienes educaron y formaron a sus hijos para alcanzar el destino que las llevaría a ser
víctimas de ellos.
También están presentes aquellas demandas donde el agresor fue un hermano o
un yerno de la víctima. Sin embargo, ambas situaciones se encuentran nada más en
querellas interpuestas por lesiones. Para ejemplificar este último caso, es decir, la
agresión provocada por el yerno, utilizaremos el testimonio de Amalia Garrido, de 50
años, quien expone:
“Humberto Álvarez Laupe es yerno mío y vive en el Fundo “Niágara”. Este hombre le dio
mui mala vida a mi hija, razón por la cual se vino a vivir a mi casa, separándose de Álvarez
hace unos diez meses y este hombre no visita la casa. Ayer, a eso de las nueve de la
mañana llegó a la casa Álvarez quien armado con un palo como de metro y medio de largo
y bastante grueso. Álvarez trató de entrar a mi casa, a lo que me opuse y esto bastó para
que Álvarez descargara en mí el garrote que andaba trayendo, dándome golpes en la
cabeza y en el cuerpo botándome al suelo sin conocimiento. En eso intervino en mi favor
mi otra hija llamada Olga Gavilán, a la cual también le dio dos garrotazos, dejándola
también lesionada. Después Álvarez arrancó por los sitios vecinos saltando siete
cercos”.127
Casos como este no son únicos según lo demostraron las fuentes, si bien cada
uno tiene sus propias particularidades. Los hay por razones económicas, pasionales,
maritales, etc., pero en ellos siempre la mujer sale lastimada y con ella otras personas
presentes al momento del ataque. En esta causa sin embargo, se evidencia claramente
que el agresor iba predeterminado a atacar ya fuera a su mujer o a quien se interpusiera
en su camino.
Finalmente sólo los asesinatos dan cuenta de demandas donde el crimen fue
perpetrado en el marco de una relación pasional; a saber 2 casos128 y una sola querella
donde el agresor fue el nieto de la víctima. El primer caso corresponde a aquellos
hombres que, enamorados de una mujer pero sin ningún compromiso entre ambos se
sentían con derecho sobre ellas. Y en el caso del nieto que mató a su abuela, éste
127 ARA, FPJCT, UC Nº 292, Causa rol nº 10.986, Octubre 11 de 1937. f. 3. 128 ARA, FPJCT, UC Nº 27, Causa rol nº 02, Noviembre 22 de 1927., ARA, FPJCT, UC Nº 268, Causa rol nº 9.612, Octubre 01 de 1935.
84
Imagen Nº 4. Fotografía de Humberto Álvarez.
Fuente: Archivo Regional de la Araucanía, Fondo I Juzgado del Crimen de Temuco, U.C. Nº 292. Causa rol nº 10.986, Octubre 11 de 1937.
85
corresponde a motivos económicos, donde el asesino, influenciado por años de
supremacía masculina y por la debilidad social y física que presentaba la víctima,
descargó sobre ella su ira y acabó con su vida.129
Apreciándolas en su conjunto, las demandas demuestran que todo tipo de
familiares agredieron a estas mujeres. Ni siquiera las abuelas quedaron exentas de sufrir
malos tratos. Estos agresores eran tanto familiares directos como indirectos, es decir,
familiares sanguíneos y políticos. Todos actuando en conformidad a las tradiciones
patriarcales y los principios que éste transmitió a la sociedad generación tras generación.
4.2. CONTEXTO DE LA LESIÓN.
Al analizar las demandas de lesiones, asesinatos e intentos de asesinatos, se
observan claramente dos escenarios de violencia de género al interior de la familia; uno
donde se percibe que los golpes surgen inesperadamente sin mediar causa alguna y otro
donde la agresión en sí se enmarca dentro de una discusión previa.
Grafico Nº 4. Contexto de la agresión.
Fuente: Elaboración propia según datos obtenidos en el Fondo del I y II Juzgado Criminal de
Temuco y de Angol.
129 ARA, FPJCT, UC Nº 840, Causa rol nº 10.266, Enero 30 de 1911.
Contexto de la agresión (%).
61%23%
16%
Discusión previa Sin discusión previa Sin información
86
El gráfico Nº 4 expresa que del total de demandas analizadas, un 23% de ellas
corresponde a agresiones que no reconocen provocación alguna para la agresión. Un
16% hace referencia a querellas donde no hay registro alguno sobre el contexto en el que
se dio el episodio de violencia, por lo tanto no es posible determinar si hubo o no
discusión que motivara el ataque, razón por la cual no se profundizará más allá sobre este
particular. Y finalmente el 61% de las agredidas declaran que la lesión se produjo como
consecuencia de una pelea. En su conjunto esto explica que en su amplia mayoría las
agresiones tuvieron lugar en medio de una discusión previa que se salio de control.
Sin embargo, comenzando por aquel 16% correspondiente a demandas donde el
agresor golpeaba a la víctima sin haber ninguna provocación de por medio, es necesario
explicar que fueron precisamente éstas y los testigos –en el caso de haberlos- quienes
expresaron que el agresor las golpeó sin ninguna causa que justificara dicha reacción.
Cabe mencionar de todas formas, que en muchos de estos casos el alcohol fue la causa
expresa reconocida por víctimas y victimarios.
Por otro lado, si bien estas demandas son considerables, en la mayoría de ellas
efectivamente no se reconoce ni presencia de alcohol ni motivo alguno que justificara los
golpes.
Los casos de Eduvina Quezada y Juana Pabla Alvial reflejan bien ambas
situaciones. En el primero de ellos, Eduvina Quezada declara que su conviviente a causa
de su ebriedad, sin razón alguna la golpeó cruelmente.
“Llegó Juan Méndez a su casa con dos amigos de él y le ordenó que le sirviera la once, a
lo que ella respondió que inmediatamente, como lo notó que venía ebrio no le contesto
palabra alguna y sin decir nada le dio unas palmadas en la cara, continuando en seguida
bebiendo con los amigos que no conoce. A las 22 horas más o menos la invitó a salir a
dejar a los amigos a la calle y después que volvieron de regreso la venía castigando,
sacándole dos dientes de la parte posterior y dándole de puntapiés en el cuerpo por lo que
hubo de perder el conocimiento”.130
130 ARA, FSJCT, UC Nº 32, Causa rol nº 4.950, Noviembre 2 de 1932. f. 5.
87
Es posible que la razón de este brutal ataque de parte de Juan se haya debido a la
presencia de terceros, especialmente de amigos, lo cual supone que en su necesidad de
demostrar ser un hombre dominante a quien le deben obediencia, haya reaccionado
violentamente en contra de su mujer. Sea como fuere el caso, lo más significativo resulta
ser que Méndez dejó a su mujer sin conocimiento y se fue a la mañana siguiente sin
paradero conocido a la fecha de la demanda, lo cual supone que tampoco existió de su
parte ninguna consideración y preocupación hacia Eduvina y la familia de ésta que
convivía con ambos.
Por otro lado, el caso de Juana Pabla Alvial demuestra como sin motivo aparente y
sin estar influenciado por el alcohol, su marido la castigó severamente.
“Mi marido Pedro Pablo Jofré, sin motivo justificador me agredió de hecho, dándome de
bofetadas y puntapiés hasta hacerme perder el conocimiento, si no hubiera sido por la
intervención de mi hija Teorinda Tapia Alvial me habría muerto, pues cuando me tenía en
el suelo me daba de puntapiés”.131
En este caso, tanto en su declaración como en la de la mencionada hija y del
esposo agresor, es imposible encontrar una causa que desatara tamaña violencia. De
hecho el esposo de Juana alega que es falso que le haya pegado y que la demanda
responde más bien a que ésta quería distanciarse de él.
Resulta desconcertante sin embargo que estas demandas no tuvieran ningún
motivo, excepto claro en los casos donde había alcohol implicado, en los cuales es muy
probable que realmente no haya existido una razón más que la ebriedad, la cual por sí
misma por cierto, tampoco es una causa que justifique una agresión.
Es posible que esta situación se debiera a la falta de antecedentes, pues en
algunos casos, cuando la demanda la hizo un tercero que no fue testigo presencial de los
hechos, la víctima nunca se presentó a prestar declaración, por consecuencia sólo se
conserva la querella en sí, más no los detalles.
131 ARA, FPJCT, UC Nº 307, Causa rol nº 11.609, Agosto 22 de 1937. f. 3.
88
También es probable que por vergüenza las mujeres no quisieran expresar las
causas del ataque o por miedo a que el motivo rebajara la pena al acusado, pues tal cual
ya se vio anteriormente, el adulterio y otras situaciones daban pie para que se absolvieran
los cargos.
En fin, es muy difícil discernir las probables razones que llevaron a estos hombres
a golpear a mujeres de su propia familia sin tener antecedentes que den una luz al
respecto, por lo tanto sólo es posible mencionarlos como casos sin motivo aparente,
confiando en la palabra de las víctimas.
Cabe ahora analizar la mayoría de las lesiones, es decir, aquel 61% de demandas
que sí registran discusiones previas a la agresión. Para ello es necesario partir aclarando
que dichas peleas, ya fueran por asuntos emocionales como celos, desconfianzas,
desobediencias, etc., o de orden económico como el desempleo, el hambre, el
hacinamiento, entre otras, eran sólo el detonante que llevaba al hombre a desatar su ira
contra la mujer. En otras palabras, en ninguna demanda las discusiones en sí mismas
fueron la razón de la agresión, sino más bien éstas actuaron como el catalizador de la
causa real, es decir, el motivo por el cual discutían los implicados.
“En muchos casos las relaciones matrimoniales podían resultar particularmente duras,
especialmente cuando el vínculo se contraía sin ningún grado de afecto. Así, el estatuto
social, la posición económica, la condición laboral o relaciones personales, podían
convertirse en condiciones favorables para el conflicto y, de ahí, en causales para el
desacato del compromiso matrimonial”.132
De esto se desprenden dos cuestiones relevantes; aquellas causas donde las
mujeres expresan que si bien existía un largo historial de peleas intensas, nunca antes
hubo violencia física, por lo cual ésta sería la primera vez y aquéllas en que las víctimas
reconocen haber soportado años de maltratos y abusos psicológicos y físicos. 133
132 GICOVIC. (2006). op. cit. p. 231. 133 NOTA: cabe recordar que este estudio solo comprende la violencia física, por cual solo se menciona la violencia psicológica cuando está presente en las demandas, pero no se ahondará en ella.
89
Gráfico Nº 5. Demandas con presencia
de maltratos anteriores
Fuente: Elaboración propia según datos obtenidos en el Fondo del I y II Juzgado Criminal
de Temuco y de Angol.
A este respecto, el gráfico Nº 5., demuestra que en un 68% de las querellas no
existe registro acerca de la presencia de maltratos físicos anteriores. Esta es una cifra
muy alta, lo cual sólo nos permite establecer un panorama muy general y superficial sobre
lo que ocurría al interior de las familias. No obstante, dada la existencia de datos que
revelan efectivamente la presencia de maltratos anteriores, se tomará tanto el 25% que
reconoce abusos anteriores como el 7% que no y se trabajará con ellos en forma de
100%. Es decir ambas cifras serán nuestra base para analizar esta situación, dejando de
lado aquellos casos en que no existen evidencias. En consecuencia, según el gráfico Nº
6., un 78% de las demandantes declararon que ya habían sido víctima de agresiones en
el pasado, mientras que un 22% de ellas expresaron que esta era la primera vez que las
golpeaban.
Partiendo por esta última cifra, las mujeres que denunciaron a sus familiares por
agresión, lo hicieron por ser ésta la primera vez que sufrían tales niveles de violencia,
puesto que si bien reconocían la existencia de discusiones anteriores, éstas nunca
derivaron en peleas físicas. Cabe mencionar que las agresiones eran el punto cúlmine de
meses y hasta años de confrontaciones y humillaciones verbales, tras los cuales el
hombre perdía finalmente los estribos y estallaba en nuevos niveles de violencia, esta vez
física. Jimena Santa Cruz explica qué,
Presencia de maltratos fisicos anteriores (%).
25%
7%
68%
Maltratos Anteriores Sin maltratos anteriores Sin información
Gráfco Nº 6. Demandas con presencia de maltratos
anteriores según información existente.
Presencia de Maltratos Anteriores según informacion existente (%).
78%
22%
Maltratos Anteriores Sin maltratos anteriores
90
“cuando lentamente comienzan los desacuerdos, las peleas y la tensión entre ambos se
vuelven más intensas y cualquier cosa es mal interpretada por el otro. Poco a poco las
peleas y roces aumentan de volumen hasta que la tensión es tan insoportable que surge el
episodio violento y se producen las grandes agresiones”.134
Es el caso de la ya citada María Inostroza, quien recurrió a la justicia en 1937 a
causa del primer intento de asesinato de que fue víctima por causa de su pareja.
“Mi marido Teofilo Molina, con quien soy casada desde hace doce años el sábado en la
noche llegó un poco ebrio y tal vez por esto me amenazó con matarme por que me tiene
prohibido que valla donde una vecina que vive al lado. Por esta razón yo salí arrancando
para la calle y llamé los carabineros, por temor que mi marido me agrediera con alguna
cuchilla zapatera de las que tiene en su taller”.135
En este caso se ve, así como en muchos otros, que había un aliciente adicional
que motivaba tanto las discusiones como la agresión en sí; el alcohol nuevamente. Según
esta demanda, María hace referencia a que tal vez la bebida provocó la inesperada
violencia de su marido, el cual en doce años nunca la había golpeado. Es posible suponer
sin embargo, que dicha observación estuviera más bien orientada a justificar de alguna
manera la reacción de Teófilo y con ello disminuir la magnitud del hecho y a su vez el
castigo legal, más aun cuando el cargo en su contra es sobre intento de asesinato,
pensando en las consecuencias que más tarde traería la demanda para su vida conyugal
y familiar. Si este fuera el caso, se uniría al de muchas otras mujeres que por miedo a la
posterior reacción de los demandados para con ellas y sus hijos, restaron importancia a
los hechos o bien justificaron de alguna forma la agresión.
Jimena Santa Cruz136 plantea a propósito de esto que la violencia conyugal
produce un quiebre en la vida de la pareja, puesto que altera la razón por la cual la ésta y
la familia viven juntas, es decir que ya no es por protección y respeto mutuo, sino más
bien por temor y sumisión, lo que tiende a provocar una sensación de inseguridad
tremenda en los integrantes de la pareja y de la familia.
134 Jimena SANTA CRUZ. “Violencia en la pareja”, Ecovisiones, Santiago, 19.09.2009. 30.09.09. Extraído dehttp://74.125.113.132/search?q=cache:1t2oo6wwz00J:www.ecovisiones.cl/informacion/violenciaenlaparja.htm+peleas+intrafamiliares&cd=2&hl=es&ct=clnk&gl=cl&client=firefox-a 135 ARA, FPJCT, UC Nº 239, Causa rol nº 11026. (1937). op. cit. f. 2. 136 SANTA CRUZ. (2009). op. cit.
91
Finalmente en relación a aquel 78% de las demandas que efectivamente
presentaban años de maltratos físicos, cabe mencionar que todas ellas fueron hechas a
partir de 1916 en adelante, es decir en pleno siglo XX. Esto resulta un poco contradictorio
puesto que dadas las características del sistema patriarcal, que permitía cierto ejercicio de
la violencia al interior de la familia, parece más lógico que durante el siglo XIX se
denunciarán más casos de abusos físicos reiterados que durante el siglo XX, donde ya el
patriarcado comenzaba a notar signos de debilidad en la Araucanía con la llegada de la
modernidad y la amenaza del divorcio. Sin embargo, también es posible observar que
esta misma modernidad significó mayor libertad para las mujeres, en cuanto podían optar
por el divorcio, posibilidad que de alguna manera las hacía más valientes a la hora de
enfrentar a sus maridos de lo que pudieron ser décadas atrás, cuando esta alternativa no
existía y las mujeres debían volver inevitablemente a casa con sus familiares agresores.
Por otra parte, cabe considerar que para fines de 1800, el sistema judicial recién
estaba instaurándose en la Araucanía, comenzando a afianzarse solo una vez entrado el
siglo XX, lo cual puede haber hecho a las mujeres, por un lado, ignorantes de su derechos
y por otro, reticentes a arriesgarse con un sistema tan vulnerable por su poca experiencia
en la región, miedos que sólo comenzaron a disiparse una vez que la justicia alcanzó su
forma plena.
Sea como fuere, el 78% de estas mujeres y tal vez muchas más –puesto que no
en todos los casos se menciona- llevaban soportando al día de la demanda incluso hasta
décadas de golpes por parte de sus familiares y especialmente de sus esposos y
convivientes. Al respecto, el procedimiento de estos hombres, es decir el denominado
ciclo de la violencia, explica de alguna manera dicha situación.
“Después de los golpes viene la calma, como después de la tormenta, pero la tensión y el
enojo siguen. Y a continuación viene la "Luna de miel" en que el agresor (o los agresores)
pide disculpas al agredido y promete realmente de corazón no volver a agredir de ese
modo e intentar cambiar. El agredido, que generalmente ama al otro quiere creer en todas
las promesas de cambio y así se vuelven a reconciliar. En este período se llevan mejor,
pero lentamente se tiende a volver a relacionarse como están acostumbrados, y comienzan
nuevamente los roces, las peleas y la tensión vuelve a aumentar, para llegar nuevamente a
un episodio violento y otra luna de miel, y así nuevamente. Este ciclo de la violencia es lo
que mantiene a ambos integrantes de la pareja en la relación, esperando que los espacios
92
de "luna de miel" lleguen luego. Pero lamentablemente a través del tiempo las
reconciliaciones tienden a durar menos tiempo y a desaparecer, cuando la relación violenta
lleva muchos años. Además con el paso del tiempo los episodios de maltrato y violencia
tienden a agravarse y hacerse más fuertes y peligrosos”.137
Petrona Bascuñan, quien en una demanda iniciada contra su esposo Rómulo
Salinas el 23 de Noviembre de 1927, nos muestra dicha situación al declarar que éste
desde hacía mucho tiempo que la maltrataba.
“Hace nueve años que contraje matrimonio con por la Iglesia con Rómulo Salinas, i
últimamente estábamos viviendo en Huichahue. Durante todo este tiempo Salinas me ha
maltratado continuamente de obras i de palabras, sin que yo le diera el menor motivo. Es
así como el veintitrés de noviembre pasado, Salinas sin que mediara la menor causa, me
maltrató de obra dándome de goles con palos y con las manos en distintas partes del
cuerpo, dejándome en un estado tal que solo hace cuatro días que me levante de la cama
no bien aliviada de las lesiones que me dejó”.138
Las causas por las que Salinas maltrataba a su mujer desde hacía 9 años se
debían a que Petrona le reclamaba, desde su matrimonio, que éste no trabajaba y se
apropiaba de un herencia dejada a ella por su primer marido. La mujer declara además
que pudo haberla matado de no ser por la intervención de terceros.
Asimismo otra demanda, esta vez por parte de un familiar de la víctima demuestra
la violencia extrema que tenía lugar en la vida familiar y conyugal de la sociedad
patriarcal. El 1 de Julio de 1931 Zorobabel Mella inicia una demanda contra su cuñado
Gonzalo López, a quien acusa de golpear en tres ocasiones diferentes en un mismo día a
su hermana Juana Mella y posteriormente huir con ella y tenerla retenida en contra de su
voluntad. Afirmando esta declaración, vecinos y familiares de la mujer argumentaron que
todos los días Juana vivía episodios de violencia por parte de su esposo.
“Teofila Troncoso Carrasco (0) quien juramentada, espuso: “lo que se referente a los
hechos de actos, es que Gonzalo López, que es mi vecino, golpea casi todas las noches a
su mujer Juana Mella, y le da muy mala vida y el lunes veintinueve del presente sentí que
como a las once de la noche le empezó a dar golpes, por lo que Mella se quejaba y
137 SANTA CRUZ. (2009). op. cit. 138 ARA, FPJCT, UC Nº 89, Causa rol nº 2.249, Noviembre 23 de 1927. f. 16.
93
gritaba, habiéndola echado a la calle a media noche y estando lloviendo copiosamente.
Después López salió y esta volvió a la casa, regresando como a las dos de la madrugada,
y desde entonces volvió a castigar a su mujer, y desde entonces golpeándola hasta el
amanecer. No supe que lesiones le haría López a su mujer, pero oí decir que la estaba
ahorcando”.139
Otros testigos declaran en este caso, que efectivamente todos los días se
escuchaban los gritos de Juana Mella y que cuando ésta huía de su hogar, Gonzalo iba a
buscarla y le pedía disculpas y prometía no volver a maltratarla, lo cual ocurría nada más
al llegar a su casa.
En ambos casos, al igual que en la totalidad de las causas en las que se revela
una violencia constante al interior de las familias, no existía una querella previa, es decir,
todas las demandas son las primeras y únicas realizadas, incluso después de años de
malos tratos. Durante el período estudiado, los archivos no arrojaron ninguna demanda
donde la víctima fuera la misma en dos casos distintos en el tiempo. Es posible pensar
que muchas de estas no tendrían siquiera lugar, si la magnitud de las agresiones hubiera
sido menor. Es decir que sólo tras largos años de vejaciones y sólo cuando la violencia
fue extrema, llevándolas al borde de la muerte, las mujeres siglo XIX y XX decidieron
confrontar su situación y buscaron ayuda judicial.
Al respecto la Organización Panamericana de la Salud140, sostiene que lo que
impide el proceso de ruptura de una situación intolerable y buscar apoyo judicial, puede
ser atribuido a diversas razones: económicas (la dependencia del marido); sociales (la
opinión de los demás); familiares (la protección de los hijos); físicas (el agotamiento);
psicológicas (la baja autoestima, la vergüenza, el miedo, la resistencia a reconocer el
fracaso de la relación, la dependencia emocional) y del temor al futuro (precariedad
económica, falta de apoyo familiar y social, problemas de vivienda, porvenir incierto de los
hijos, etc.). Es por ello que muchas mujeres permanecen por largo tiempo en una
situación de maltrato y que la denuncia o el recurso a los servicios asistenciales coincidan
con algún momento crítico en el seno de la familia, que fue prácticamente lo que ocurrió
con muchas de éstas mujeres.
139 ARA, FSJCT, UC Nº 31, Causa rol nº 3696, Julio 1 de 1931. f. 5. 140 “Violencia en la pareja”. Organización Panamericana de Salud, PAHO, s/f. 01.10.09. p. 105. Extraído de http://www.paho.org/Spanish/AM/PUB/capitulo_4.pdf
94
4.3. TESTIGOS.
La violencia registrada en estos casos, al ocurrir principalmente en espacios
domésticos o sus alrededores (caminos, casas de familiares y vecinos, etc.), era muy fácil
de ser presenciada por terceros, especialmente familiares y vecinos. La importancia de
estos espectadores fue en muchos casos un elemento clave, tanto para detener el abuso
como para que sus declaraciones establecieran la verdad de los hechos y los acusados
tuvieran sus escarmientos y las víctimas la justicia que merecían.
En estas demandas es posible determinar que en más de la mitad de ellas
efectivamente hubo testigos que presenciaron los hechos tal cual fueron, los cuales dan
una valiosa pista para entender el proceder de las agresiones. De acuerdo al siguiente
gráfico, es posible determinar sin embargo, que en una escasa mayoría, las querellas no
evidenciaron presencia de testigos. Efectivamente de las 73 demandas analizadas, 35 de
ellas o el 48%, presentó espectadores durante la agresión, asesinatos y e intento de tal,
mientras que los 38 casos restantes (53%), reconocen que no hubo terceros al momento
del ataque.
Gráfico Nº 7. Presencia de Testigos en Casos de lesiones, asesinatos y tentativas.
Fuente: Elaboración propia según datos obtenidos en el Fondo del I y II Juzgado Criminal
de Temuco y de Angol.
38 (52%) 35 (48%)
27
26
26
1
11
05
10152025303540
Nº de casos
Con testigos sin testigo
Presencia de testigos
Presencia de testigos según tipo de agresión
Lesiones Tentativas de asesinato Asesinatos
(Dato Absoluto)
95
Por otro lado, queda expuesto que de estos 35 casos donde hubo presencia de
testigos, 27 corresponden a lesiones, 6 a asesinatos y finalmente 2 casos a tentativas.
Todos estos valores demuestran que en poco menos de la mitad de los casos existieron
testigos, lo cual nos ofrece cierta perspectiva acerca de la dinámica de agresiones, las
cuales, dados sus niveles de violencia no respetaban a hijos, suegras, vecinos y otros, los
cuales muchas veces también salían lastimados.
Con respecto a esto último es necesario diferenciar dos situaciones. Una, donde
los testigos sólo presenciaron los ataques más no reaccionaron, ya fuera por incapacidad,
miedo o cualquier otra razón. Y otra donde estas personas intervenían en defensa de la
víctima, deteniendo el ataque y con ello salvando, en ocasiones, la vida de las mujeres.
Según el gráfico a continuación, se desprende claramente que de las 35
demandas donde hubo testigos, en un 43% (15 casos), éstos reaccionaron deteniendo al
atacante y ayudando a la víctima, mientras que en los 20 casos restantes,
correspondientes al 57%, el testigo no tuvo reacción alguna frente a la agresión.
Gráfico Nº 8. Presencia de reacción de testigos según lesiones, asesinatos e
intentos de asesinatos.
Fuente: Elaboración propia según datos obtenidos en el Fondo del I y II Juzgado Criminal
de Temuco y de Angol.
15 (43%) 20 (57%) (Dato Absoluto)
13
2
14
6
0
2468
1012
1416
18
20
% de casos
Reaccion de los testigos Sin reaccion de testigos
Presencia de reacción
Reacción de testigos según tipo de agresión
Lesiones Intentos de asesinato asesinatos
Nº de casos
96
Cabe señalar además, que de estos 15 casos donde efectivamente hubo reacción
de los testigos, 13 corresponden a lesiones y los otros 2 casos corresponden a las únicas
2 tentativas de asesinatos donde hubo terceros presentes. Tal cual se aprecia no hubo
reacción de testigos en el caso de los homicidios, si bien éstos existieron en 6 de las 17
demandas según ya se mencionó.
Comenzando precisamente por esos 20 casos donde los testigos no reaccionaron,
cabe mencionar que se debía principalmente porque éstos fueron en muchos casos niños
o personas mayores de edad, quienes aunque quisieran ayudar, se sabían incapaces de
interceder a favor de la víctima. Muchos de estos eran tanto hijos como madres de la
mujer agredida.
Otra situación que evitaba que los testigos reaccionaran en beneficio de la
agredida era el miedo. El temor frente al agresor muchas veces impedía que los
presentes decidieran arriesgar sus vidas e intervenir en el ataque, aun cuando la
magnitud del mismo fuera tal que la vida de la mujer estuviera en peligro.
El caso del asesinato de Luisa Molina Durán sirve bastante bien para ejemplificar
dicha cuestión. En esta demanda realizada por la hermana de la difunta; Ester Molina, se
hace referencia a que Carlos Matamala, hombre con quien Luisa hacía vida marital, le
habría dado muerte por encontrarse ésta ebria, lo que disgustó mucho a Matamala pues
siempre lo estaba, razón por la cual comenzó a darle de bofetadas. En ese momento
Arturo Caro, huésped de la casa intentó detener al agresor, a lo cual este respondió
dándole un golpe en el pecho y amenazándolo para que no interviniera. Según consta en
la querella, la agresión fue de tal magnitud que dejó a la mujer inconciente en el suelo
hasta el día siguiente, cuando finalmente murió. Además Matamala dejó órdenes
expresas de no prestar auxilio a la mujer.141
He aquí el testimonio de Arturo Cid7
“Desde hace un mes estaba yo viviendo como pensionista en casa de Cárlos Matamala
Elgueta y Luisa Molina Durán, la cual era comadre mía. Mientras yo estuve allí pude
observar que la Molina era una ebria consuetudinaria. Todos los días se emborrachaba
141 ARA, FPJCT, UC Nº 198, Causa rol nº 5.763, Septiembre 22 de 1929. f. 1.
97
hasta quedar como un cuero de vino, y naturalmente, esa conducta no parecía bien a
Matamala, que a toda costa quería hacer que dejara ese vicio. El día 18 la Molina Durán
fue a las ramadas, sola, y en la tarde regresó a la casa completamente borracha. Como a
las diez de la noche llegó Matamala, también ebrio, al ver a la Molina tan curada le dió
rabia y le pegó algunas bofetadas. Yo quise interponerme en defensa de la mujer, pero
Matamala me dio una tremenda bofetada en el pecho y me echó a acostarme. No que
quedó más que obedecer y no pude salir a la calle, por miedo a Matamala, que había
cerrado la puerta. El día 19 la Molina amaneció sin habla y entonces Matamala me mandó
a buscar a su madre, mientras él fue a buscar a la madre de la Molina. Ambas señoras
acudieron y le hicieron remedios caseros. La Molina presentaba una contusión en el ojo
izquierdo, pero nunca me figuré que podía producirle la muerte. Como a las 5 de la tarde
del mismo 19, Luisa Molina Durán falleció, sin haber articulado palabra alguna”.142
Según las palabras de este testigo, el miedo fue el que lo impulsó a no prestar
ayuda a la víctima, si bien tal vez pudo haberle salvado la vida. Casos de este tipo hay
bastantes, donde la persona que presenció los hechos decide retirarse o permanecer sin
intervención alguna. No obstante, este es uno de los casos más emotivos puesto que la
mujer murió luego del ataque, tras haber agonizando durante toda la noche en el suelo de
su casa.
De esto se desprende la amenaza que significa para la propia vida el presenciar
una escena de este tipo. Muchos de los testigos que se ven envueltos en casos de
violencia en contra de una mujer, arriesgan también su integridad física, puesto que en tal
momento de descontrol el victimario pierde capacidad de razonar claramente y por lo
tanto es posible que arremeta en contra de cualquier persona que intente detenerlo,
incluso sus propios hijos.
En este caso Luisa Molina no corrió con suerte y el único testigo presencial de los
hechos se vio incapacitado de actuar en su beneficio, dominado por el temor y con ello
posibilitando indirectamente que la víctima perdiera la vida, aunque salvando tal vez la
propia.
Sin embargo a este respecto, el caso de Elena Fernández es el que mejor
evidencia el peligro que corren aquellos que intentan ayudar a estas mujeres víctimas de
142 ARA, FPJCT, UC Nº 198, Causa rol nº 5.763. (1929). op. cit. f. 4-5.
98
violencia. Según dicha demanda Manuel Marchant, conviviente de la Fernández, hirió a
ésta con un cuchillo provocándole una herida de poca gravedad. No obstante, al ir dos
guardianes de seguridad en su ayuda, Marchant los atacó a ambos dejando a uno con
heridas graves. Este es el testimonio de uno de ellos; Celedonio Manzano.
“Ayer como a las cinco de la tarde fue un niño a darme cuenta al retén que había llegado
Manuel Marchant a casa de su hermana Elena Fernández a quien quería pegarle i echarla
fuera de la casa. Fuimos con el guardián Avelino Poblete a casa de la Fernández i nos
encontramos con que el incidente que había entre ésta i Marchant quien hacia vida marital
con ella, se debía a que Marchant deseaba apartarse de la Fernández i deseaba retirar sus
cosas. Como el nombrado Marchant andaba ebrio a fin de evitar que el incidente tomara
otro rumbo le dijimos a Marchant que se retirara i que volviera otro día a buscar sus cosas.
Marchant entonces se enfureció i sacando un cuchillo agredió primeramente con él al
guardián Poblete infiriéndole varias heridas graves, i seguidamente acometió en mi contra
con el mismo cuchillo alcanzando solamente a herirme en un dedo de la mano derecha.
Las heridas que sufrió Poblete son graves i está con ese motivo actualmente en el hospital
de la ciudad”.143
Si bien en este caso, los testigos lograron detener el ataque de Marchant en contra
de su pareja, a consecuencia de ello arriesgaron sus vidas, pudiendo salir los dos
gravemente herido como en el caso del guardián Poblete. Se percibe claramente que la
intención de Marchant era precisamente infringir daños a estos hombres, puesto que no
se detuvo tras agredir a uno de ellos, sino que arremetió en contra de los dos.
No obstante en este caso, el alcohol debió haber precipitado en cierta manera su
accionar, puesto que tal vez con todos sus sentidos no habría cometido tal imprudencia
de atacar a oficiales de la ley. Como sea, los riesgos que toman los testigos al momento
de intervenir en una reyerta de esta naturaleza son elevados, más aún cuando el agresor,
fuera de sí, no es capaz de controlar las dimensiones de su ataque.
Frente a esto y siguiendo el planteamiento de Kelly Dedel144, las amenazas por
parte del agresor hacia los testigos son muy comunes y efectivas para que estos desistan
143 ARA, FPJCT, UC Nº 131, Causa rol nº 3.692, Julio 11 de 1924. f. 1. 144 Kelly DEDEL. “La intimidación de testigos”, Guías para la Policía orientadas a la solución de
problemas, serie de guías sobre problemas específicos, .º 42, Ministerio de Justicia de los Estados Unidos. 2006. 05.10.09. p.10. Extraído de http://www.popcenter.org/Problems/PDFs/espanol/pop_guia42.pdf.
99
de su intento. Según éste autor, la intimidación se puede dar de muchas formas, entre las
que se incluyen: amenazas, miradas, o gestos explícitos, amenazas implícitas de
violencia y finalmente violencia física concreta. Se percibe entonces, que en algunos
casos tanto la mujer como los testigos son potenciales víctimas de la violencia.
Sin embargo, existen también casos más afortunados, donde la mujer agredida,
gracias a la ayuda de terceros logró detener el ataque y salir con vida. En estos casos la
presencia de testigos fue crucial para la víctima pues contribuyó a salvaguardar su
integridad física y a sobrevivir. Según estos registros, no son pocos lo casos donde las
mujeres alegan que si no hubiera sido por la intervención de quienes se encontraban
presentes al momento del ataque, el agresor las habría asesinado.
El ya mencionado caso de Sofía Romero señala a este respecto que cuando fue
agredida de hecho por su marido; Segundo Inostroza, el cual según se recordará, trató de
quitarle la vida armado con un palo y un cuchillo7
“la defendió un ciudadano Hernán Catrian ayudado por un joven empleado en el Fundo
Campamento de apellido Toledo.- estima que sin mediar este ayuda habría sido ultimada
por su marido Segundo Inostroza Inostroza. Agrega que su marido Segundo Inostroza la
ha amenazado sin causa que lo justifique”.145
En esta querella por el delito de lesiones iniciada por Sofía Romero en contra de
su marido, ambos reconocen que sin mediar razón alguna y a causa del alcohol, Segundo
se enojó inesperadamente con ella y le intentó hacer un corte en el cuello con un cuchillo
para luego darle de golpes en la cabeza con una tranca hasta partirla en dos. Claramente
se percibe que la presencia de estos hombres fue crucial para salvaguardar la vida de la
mujer, puesto que de no mediar nadie en su favor, el ataque podría haber alcanzado
nuevas dimensiones.
Finalmente, cabe señalar que no en todos los casos donde el testigo reaccionó al
presenciar el ataque, lo hizo en favor de la víctima. Dentro de los archivos registrados se
encontró una situación muy particular que, si bien corresponde a un solo caso de todo los
estudiados, vale la pena analizarlo dadas sus especiales características.
145 ARA, FPJCT, UC Nº 307, Causa rol nº 11.611, (1937). op. cit. f. 1.
100
Dicho caso fue denunciado en agosto de 1929 por Rosario Ferreira, la cual expone
que su conviviente; Alfredo Vascur Iglesias, mientras ella se encontraba en medio de un
cuadro epiléptico, la golpeó con las manos dejándola incapacitada de mover el hombro
izquierdo. Los curioso de este caso es que una mujer que vivía con ellos identificada sólo
como Elena San Martín y que presenciaba los actos, también comenzó a golpearla. He
aquí la declaración de la víctima:
“El hecho ocurrió el siete del presente como a las seis i media de la tarde, sin que por mi
parte mediara provocación alguna. A consecuencia de los golpes que me dio Vascur, con
quien hago vida marital he quedado con el brazo izquierdo sin movimiento por lo que no
puedo trabajar. Además de éste me castigó también una mujer que vive en la casa de
Vascur, llamada Elsa San Martín i mientras lo hacía, un muchacho que es hijo de ella, cuyo
nombre ignoro me sustrajo veinte pesos que llevaba en las carteras de mi delantal”.146
Lamentablemente este caso no presenta mayores antecedentes, puesto que,
según se informa en el archivo de la demanda, la querellante nunca volvió a presentarse
ante el tribunal y los acusados no dieron ninguna otra declaración más que negar los
hechos, sin ningún otro particular al respecto. Por este motivo no es posible determinar la
causa que motivó a la citada Elsa San Martín a contribuir en la agresión de una mujer que
sufría una crisis epiléptica, en el caso que fuera tal realmente, puesto que cabe la
posibilidad que la declaración no fuera cierta. Sin embargo, si lo fuese, la testigo en este
caso no fue de ayuda para Rosario ni en el momento del ataque, ni evidentemente en el
curso de la investigación, lo cual evidencia que la presencia de terceros no fue siempre
una ayuda para la víctima.
4.4. ARMAS.
Una vez identificado el contexto en el cual se llevaba a cabo la agresión,
corresponde analizar las armas que utilizaron los agresores para golpear a las mujeres,
las cuales iban desde puños y pies hasta diversas herramientas del uso cotidiano,
principalmente caseras, lugar donde con más frecuencia ocurría el ataque.
146 ARA, FPJCT, UC Nº 199, Causa rol nº 5.803, Agosto 10 de 1929. f. 1.
101
Gráfico Nº 9. Tipo de Armas utilizadas por los agresores.
Fuente: Elaboración propia según datos obtenidos en el Fondo del I y II Juzgado Criminal
de Temuco y de Angol.
Según este gráfico, del total de las demandas hechas tanto por lesiones,
asesinatos e intentos, casi en la mitad de ellas (43%) los agresores golpearon a las
víctimas con pies y manos, es decir bofetadas y puntapiés según reconocían las
demandantes en sus declaraciones. Un 24% de las mujeres fueron atacadas con cuchillos
y puñales. Un 12% hace referencia a otros, lo que corresponde a diversos elementos que
el agresor encontraba a su alcance en el momento de la pelea, tales como echonas,
botellas, cuerdas trenzadas, picanas, manoplas, etc. Un 9% hace referencia a ataques
con palos, el cual generalmente correspondía a la tranca de la puerta o a maderos. El 7%
de las agresiones fueron hechas con fierros y finalmente un 5% pertenece a armas de
fuego, las cuales fueron utilizadas exclusivamente en los asesinatos. Cabe aclarar sin
embargo que en algunas demandas los agresores recurrían tanto a los puños como a
palos o a fierros, por lo tanto cada porcentaje no representa un solo caso en sí mismo,
sino muchas veces más de uno.
De cualquier manera, se ve que la gama de herramientas que utilizaban los
agresores era diversa pero casi estrictamente ligada al ámbito del hogar. Diversos autores
en relación a la violencia intrafamiliar, sostienen que las armas expresadas en el gráfico
anterior son precisamente las más habituales dentro de los episodios violentos, ya que “lo
Armas Utilizadas por los agresores (%).
Palos9%
Fierros7%
Otros12%
Cuchillo24%
Revólver5%
Manos y pies43%
102
más común es que la violencia intrafamiliar se manifieste físicamente mediante: golpes,
bofetadas, amenazas con arma blanca y puntapiés”.147
Según el estudio de las fuentes, la mayoría de las agresiones se provocaron
dentro de la casa habitación, ya fuera de la familia, de algún vecino o amigo y/o en las
afueras de éstas, por lo cual los implementos que el hombre podía encontrar a su
disposición no era muy sofisticados -a excepción del revólver claro- sino cosas que
siempre había en sus viviendas (cuchillos, trancas, palos, etc.), siendo en estos casos el
artículo que más llama la atención la manopla con la cual Santiago Navarro golpeó a su
ex conviviente Leonor Hidalgo, la cual en su declaración expuso lo siguiente:
“Como a las cuatro de la tarde llegó hasta mi casa mi ex querido Santiago Navarro y me
agredió primero con una picana y después con una manopla debido a que Domingo
Navarro puso su cabeza en mi falda, por ir completamente borracho en la carreta que yo
gobernaba. Con los golpes que me dio Navarro me hizo perder el conocimiento,
causándome lesiones en la cara y cuerpo”.148
No obstante estos casos eran los de menos. De acuerdo al gráfico Nº 9, la mayoría
de las lesiones y asesinatos se hicieron por pies y manos. A este respecto el caso de
Juana Pabla Alvial es un fiel reflejo de la magnitud de las lesiones que podía llegar a
inferirle un hombre a una mujer sólo con sus extremidades como arma, cabe recordar que
en este caso el agresor arrancó algunos dientes e hizo perder el conocimiento a la
víctima.
Con respecto al 24% de las agresiones hechas con cuchillos, las cuales están
presentes tanto en lesiones como en asesinatos, es necesario mencionar que éstos
siempre estaban ligados a alguna función dentro de la familia. En algunos casos
correspondían a implementos utilizados para trabajar y en otros eran parte de los
utensilios de cocina, aun así el daño que podían provocar era muy relativo. El caso de
Natividad Villagrán refleja muy bien la magnitud de los ataques con arma blanca, al
declarar que su marido Adán Escobar quien sufría de gonorrea y que se fue a tratar con
un médico yerbatero, al volver “0me tomó de repente el cuerpo, me botó al suelo con la
147 ECHEBURÚA y DE CORRAL. (s/f). op. cit. p. 12. 148 ARA, FSJCT, UC Nº 07, Causa rol nº 10.282, Mayo 27 de 1939. f. 3.
103
amenaza de que si gritaba me disparaba un balazo matándome, me amarró los brazos por detrás,
sacó un cuchillo muy afilado, me cortó la oreja derecha de raíz i en seguida también el pelo”.149
El motivo del agresor era que el médico le había dicho que ella lo tenía enfermo
y el ataque respondió a que Adán quería saber si eso era cierto. No obstante, no se
justifica que le haya cortado una oreja y amenazado con matarla con un revólver. Aun así,
este caso no alcanzó consecuencias mortales como lo fue para la mapuche María Paillao,
quien murió a causa de un ataque con cuchillo por parte de su pareja Moso Cona. Al
respecto, Juana Huala, hija de la primera y testigo presencial de los hechos, relata los
sucesos que causaron la muerte de su madre:
“Acompañaba a mi madre María Paillao que iba con Moso Cona su querido, cuando
volvíamos del entierro de un indíjena i sin darme cuenta ni saber por qué, el Cona me dio
una cuchillada en el cuello que casi me mata, arrancándome inmediatamente. Continuó
con mi madre a quien le dio otras cuchilladas i de las cuales murió fugándose en
seguida”.150
Según se informa en el archivo de la demanda, el acusado Cona se dio a la fuga y
nunca se presentó al Juzgado por lo cual la investigación se cerró al tiempo después, lo
que imposibilitó al tribunal determinar la causa del ataque. Es por ello que nunca
sabremos por que éste hombre atacó a las mujeres y causó la muerte de su pareja.
Otra situación de esta naturaleza es la que expresa el Sargento 2º Juan Pérez de
Temuco al respecto del asesinato de Audolia Acuña, la cual fue acuchillada por su pareja
Emilio Gutiérrez con una navaja de afeitar:
“La citada Acuña yacía en el suelo boca abajo con una profunda herida al lado abajo del
cuello, ya cadáver, y a su lado sobre la cama tocando con la cabeza el suelo se encontraba
Gutiérrez con otra herida mucho más profunda que la de la Acuña, en el cuello, el cual se
encontraba casi completamente divido en dos partes. Según averiguación practicadas por
el Teniente Sr. Alamiro Castro Arriagada, el protagonista de este hecho que es casado
legítimamente con otra mujer cuyo nombre por el momento se ignora, continuamente tenía
149 ARA, FJCA, UC Nº 116, Causa rol nº 3.252, Agosto 10 de 1908. f. 1 150 ARA, FPJCT, UC Nº 26, Causa rol nº 166, Noviembre 22 de 1919. f. 4-5.
104
disgustos con su amante, a la cual celaba a menudo y se cree que éste pudiera ser el
móvil del crimen”.151
En este caso, la peculiaridad es que junto a las declaraciones de todos los
implicados en el suceso, carabineros adjuntó un croquis del arma que acabó con la vida
de la pareja, demostrando con ello una evolución en cuanto a las investigaciones
anteriores.
Imagen Nº 5. Arma utilizada en el asesinato de Audolia Acuña.
Fuente: Archivo Regional de la Araucanía, Fondo Segundo Juzgado del Crimen de Temuco, U.C. .º 28.
Causa rol nº2.236, Julio 05 de 1928.
151 ARA, FSJCT, UC Nº 28, Causa rol nº 2.236, Julio 05 de 1928. f. 1.
105
En esta imagen se ve claramente la descripción del cuchillo utilizado por Gutiérrez,
el cual corresponde a una navaja de afeitar. La leyenda al pie de la página señala lo
siguiente: “Certifico que el presente dibujo corresponde a la navaja puesta a disposición
del Juzgado con el presente parte, jueves veinticinco de octubre de mil novecientos
treinta”.152
Por otro lado, es necesario mencionar que en dos de los registros por lesiones
existen amenazas con revólver, más en ninguno de ellos el agresor la utilizó sino para
amedrentar a la víctima. No así en el caso de los asesinatos, donde 4 mujeres murieron a
causa de heridas provocadas por pistolas. Sin embargo y aún de esta manera, la
presencia de armas de fuego es escasa. Esto puede ser consecuencia tal vez de las leyes
de la época referente la tenencia de dichos elementos. Si bien no hay datos concretos
referentes acerca la legalidad y habitualidad de la posesión de estas armas, se sabe en
las primeras décadas del siglo XIX, en algunas zonas del país se prohibió el porte de
éstas, especialmente de armas blancas. También ésta situación puede deberse
posiblemente a que los demandados no estaban en condiciones económicas de comprar
un arma, que para tal fecha deben de haber sido más difícil de adquirir y mantener.
Como sea, la muerte de Sara Muñoz se encuadra dentro de dichos delitos. Al
respecto, el archivo de la querella expone lo siguiente:
“Doña Sara Muñoz Andrade, 50 años, casada, rentista Antonio Varas, S/Nº, regresaba
desde la Catedral a la casa de su hermana, doña Elena de Sandoval (0) fue alcanzada
por su marido, el detenido Balmaceda, quien le disparó dos tiros de pistola, hiriéndola en el
cuerpo, y huyendo la señora hasta la casa ubicada en calle Portales 791, habitada por
Laura Fuentes Retamal, modista, donde falleció a los pocos instantes, en el hall de dicha
casa, hasta donde fue perseguida por Balmaceda, donde éste se disparó dos tiros de
pistola en la región del corazón; y uno en la sien derecha, quedando herido de suma
gravedad”.153
En este caso, el supuesto móvil del crimen responde, según la declaración de la
hermana de la difunta, a que ésta estaría tratando la nulidad del matrimonio entre ambos,
a raíz de la mala vida que le daba Julio Balmaceda, lo cual lo habría enfurecido y llevado
152 ARA, FSJCT, UC Nº 28, Causa rol nº 2.236. (1928). op. cit. f. 3. 153 ARA, FSJCT, UC. Nº 04, Causa rol nº 6.368, Junio 13 de 1935. f. 1.
106
a atacar a la mujer ocasionándole la muerte. Por otro lado, al igual que en este caso,
existen otros donde el agresor, tras ultimar a la víctima, intentó poner fin a su vida. En
algunos casos efectivamente lo logró, pero en muchos otros como éste, solo sirvió para
aumentar el dramatismo de la situación.
Tal cual sucedió con el caso de Audolia Acuña donde se presentaba un dibujo
del cuchillo con el cual se perpetró el delito, el ya citado asesinato de Ana Luisa Palacios,
expone en los archivos de su investigación un croquis del arma homicida, en este caso un
revólver. En dicho asesinato, su esposo José Jara disparó en su contra causándole la
muerte.154
Tal cual se aprecia, la representación del arma homicida en este caso es más
completa que en el de Audolia, puesto que ahora no solo se acompañan al dibujo las
dimensiones físicas de la misma, sino de las balas y hasta el tamaño de la herida dejada
por ésta. Un reporte mucho más exhaustivo que el anterior.
Sin embargo, ambos casos nos permiten hacernos una idea más acabada
acerca de las heridas que llevaron a estas mujeres a morir, al entregarnos una
información más gráfica y técnica sobre el arma utilizada.
Queda por último mencionar que en 60 años, las armas utilizadas para las
agresiones fueron las mismas, es decir el modus operandi de los agresores no varió en el
período estudiado. Enfrascados en los mismos parámetros, estos hombres descargaban
su ira en mujeres de su familia con los mismos utensilios y en los mismos espacios,
década tras década.
154 ARA, FJCA, UC Nº 63 Causa rol nº 11.673, (1940). op. cit. f. 18.
107
Imagen Nº 6. Arma utilizada en el asesinato de Ana Luisa Palacios.
Fuente: Archivo Regional de la Araucanía, Fondo Juzgado del Crimen de Angol, U.C. .º 63. Causa rol nº
11.673, junio, 28 de 1940.
108
4.5. GRAVEDAD DE LAS LESIONES.
Se desprende del estudio de las armas que las heridas que podían ocasionar los
agresores fueron considerables, puesto que como se vio hubo golpes con puños, fierros,
trancas de madera y cuchillos entre otros, las cuales en determinados casos causaron la
muerte de la víctima.
Las denuncias hechas por las mujeres acerca de agresiones inferidas por algún
miembro masculino de su familia, exponen que éstas fueron sometidas, ya fuera una o
cientos de veces, a padecimientos y lesiones que fluctúan entre distintos grados. Para el
estudio de estas causas criminales, la clasificación de las heridas corresponde a la
referida en las demandas por el médico que atendió a la víctima, las cuales van de poca
gravedad, mediana gravedad y graves.
Cabe destacar que sólo se analizaran las heridas inferidas a mujeres que
sobrevivieron al ataque, es decir, lesiones e intentos de asesinatos, mas no se analizarán
los femicidios, puesto que no existe rango alguno para clasificar las heridas que causaron
estas muertes, aun cuando algunas sean más impactantes que otras.
Grafico Nº 10. Gravedad de las Lesiones.
Fuente: Elaboración propia según datos obtenidos en el Fondo del I y II Juzgado Criminal de Temuco y de Angol.
Gravedad de las lesiones
Poca Gravedad
19%
Se Desconoce
5%
Graves37%
Mediana Gravedad
39%
109
En este gráfico se señala claramente que la tónica de las demandas era que las
lesiones fueran de mediana gravedad y graves. El mayor porcentaje corresponde a las
heridas de mediana gravedad (39%), le siguen las realmente graves con un 37%, a
continuación un 19% de lesiones escasamente importantes y finalmente un 5% donde no
se registra en las demandas la gravedad de las heridas.
Entre las primeras, es decir, las de mediana gravedad se consideran aquellas
heridas como esguinces, pérdida de dentadura, hinchazón de ojos, pérdida temporal de
algún sentido, etc., es decir lesiones que al cabo de un tiempo razonable sanarían y que
no comprometían órganos internos. Para ejemplificar un caso de esta índole se utilizará la
demanda de Eloiza Belmar, a quien su marido Luis Belmar “le dio de golpes con una
tranca de la puerta, a consecuencia de esto resultó con una lesión en la frente y otra en el
hombro izquierdo de mediana gravedad, según la reclamante esto lo hizo sin darle motivo
alguna para que tomara esa determinación”.155
No obstante en este caso, la agredida salió afortunadamente casi ilesa, puesto
que la tranca pudo haberle quebrado extremidades y hacerle bastante daño interno. Y así
como estas, existen muchas otras demandas similares, las cuales muestran todo tipo de
heridas.
Por otra parte, al analizar algunas declaraciones se observa que en algunos
casos las heridas expresadas por la víctima parecen más graves de lo que el parte
médico sugiere. Un caso de esta índole ocurrió en 1931, el cual tuvo de protagonistas a
Carlos Muñoz y Juana Martínez, donde el primero7
“La agredió ocasionándole heridas en la barba y el ojo derecho, de mediana gravedad
según diagnostico del Vice 1º practicante de esta Comisaría Eduardo Paris que la
atendió en los primeros momentos. La reclamante fue remitida al hospital para que se le
atendiera”.156
Efectivamente en esta demanda, el primer informe médico, formulado por el
practicante de la comisaría expresó tal cual se ve, que las heridas de Juana eran de
155 ARA, FSJCT, UC Nº 28, Causa rol nº 2.933, Julio 29 de 1929. f. 1. 156 ARA, FSJCT, UC Nº 31, Causa rol nº 3.696, Febrero 28 de 1931. f. 2.
110
mediana gravedad. Sin embargo, en el diagnóstico elaborado por el hospital al cual la
mujer fue derivada más tarde, se expresan heridas y lesiones que, a sentido común
parecen mucho más graves, según se puede ver a continuación en el informe médico de
dicha institución:
“Informo a usted que he examinado a Juana Martínez y constato una herida suturada y
cicatrizada de 4 cms., en la región fronto-nasal, otra herida suturada y cicatrizada de 31/2
cms., en el mentón, una contusión del cuero cabelludo en la región parietal derecha,
hemorragia subconjuntiva del ojo derecho, perdida visual del ojo derecho, por lo que ha
estado enferma treinta días contundentemente grave por el estado del ojo”.157
Si bien este parte médico no informa expresamente sobre la gravedad de las
lesiones, se ve claramente que algunas de ellas corresponden más a la clasificación de
heridas graves, tales como las hemorragias y la pérdida de visión. Surge entonces la
posibilidad de que esta situación fuera intencional por parte del primer médico. Es
probable que, férreo a los principios patriarcales, éste decidiera rebajar la gravedad de las
heridas, o bien que el acusado fuera conocido suyo y por esto interviniera en su favor. En
fin son muchas las suposiciones posibles en un caso como este, el cual no fue el único,
puesto que hay otros donde también se ven situaciones de esta naturaleza.
Otra demanda por heridas de mediana gravedad corresponde a Olga Araya,
quien en Octubre de 1939 denunció a su conviviente José Manuel Osses por golpearla sin
motivo aparente con un fierro y un palo, causándole “contusiones en nariz, cara y ambos
brazos, al parecer de mediana gravedad”158, según se reporta en el archivo de la
demanda, lo cual afirma el médico que examinó las heridas de la mujer, al declarar que “el
diagnóstico de dichas heridas es de mediana gravedad, tardando 15 días en sanar”.159
Por otro lado, en cuanto a las lesiones consideradas graves, se encuentran
aquéllas donde las víctimas debieron pasar largo tiempo en el hospital, o debieron
permanecer inmóviles durante días, ya fuera por fracturas, cortes profundos, pérdida de
conocimiento, golpes en órganos internos, pérdida de visión u otro sentido.
157 ARA, FSJCT, UC Nº 31, Causa rol nº 3.696, (1933). op. cit. f. 13. 158 ARA, FPJCT, UC Nº 59, Causa rol nº 11.080, Octubre 21 de 1939. f. 1. 159 ARA, FPJCT, UC Nº 59, Causa rol nº 11.080, (1939). op. cit. f. 3.
111
Uno de estos casos, es el ocurrido a Laura Zurita, quien expone:
“El martes ocho del presente, entre las doce i trece horas, llegó a mi casa mi marido Javier
2º Badilla, i sin mediar ninguna provocación de mi parte, me agredió de hecho dándome de
bofetadas i puntapiés hasta dejarme gravemente lesionada”.160
En consecuencia, el medico expresa que:
“He reconocido profesionalmente a Laura Zurita, quien presenta contusiones en los
parpados de los dos ojos i una contusión en la parte baja del abdomen complicada con
lesión del útero que ha provocado una metrorrajia”.161
Este caso plantea que Laura debió estar incapacitada de moverse dada su lesión
en el abdomen y también es probable que sufriera otros trastornos y daños en su sistema
reproductivo a raíz de la metrorragia, ya que7
“ésta aparece como una anormalidad del patrón menstrual normal. En otras palabras, el
sangrado cambia en frecuencia, duración y cantidad. En una primera instancia, el primer
rastro que puede dejar es la anemia, la cual será aguda si es brusca e intensa y crónica si
es repetitiva en cantidades toleradas. Además están las consecuencias relativas al
deterioro de la calidad de vida de las mujeres que la padecen, que ven trastornada su
actividad habitual por el sangrado frecuente y abundante (0) La única solución en tiempos
anteriores a los tratamientos hormonales era la extracción del útero”.162
Tal cual se ve, el daño de una u otra manera fue irreparable y de por vida para
Laura, ya que según la referencia anterior, antiguamente, al no existir los tratamientos
practicados hoy en día, la única solución para detener el problema y sus consecuencias
era extraer el útero, con lo cual la mujer perdía para siempre su fertilidad, de lo contrario
el problema persistiría hasta el fin de sus días.
Otro caso de extrema gravedad es el protagonizado por Emma Saavedra, el cual
fue denunciado por su padre en 1914 en los siguientes términos:
160 ARA, FPJCT, UC Nº 173, Causa rol nº 4.926, Mayo 23 de 1927. f. 1. 161 ARA, FPJCT, UC Nº 173, Causa rol nº 4.926, (1927). op. cit. f. 2. 162José CUADRI, José NAVARRO y Addi MOHAMED. “Metrorragias”.(s/f). 03.10.09. 15.10.09.Extraído de http://www.medynet.com/usuarios/jraguilar/Manual%20de%20urgencias%20y%20Emergencias/metrorra.pdf
112
“Pedro Ortiz, casado con su hija Emma Saavedra, le dio a esta de pinchazos con una
echona si haber provocación de parte de ella, infiriéndole varias heridas de carácter
graves, dos en el pecho, una en la espalda i cortaduras en el brazo izquierdo i en dos de la
mano derecha”.163
Por su parte, el medico expresa:
“Emma Saavedra presenta en su examen las siguientes lesiones: herida cortante del
antebrazo izquierdo, dos heridas punzantes del seno izquierdo, herida punzante en la
espalda, heridas cortantes dedo meñique, anular i medio de la mano derecha”.164
Tal cual se ve, las múltiples heridas de la víctima son de bastante consideración,
especialmente las de la espalda y seno, ya que de haber errado un par de centímetros
podrían haber comprometido diferentes órganos vitales, causando la muerte de la mujer.
Efectivamente muchas de las declaraciones de testigos en casos de violencia extrema
como estos, expresan que las víctimas pudieron haber muerto a raíz de la magnitud de
las golpizas a las que fueron expuestas.
A este respecto, el caso de Audolia Bustos, en contra de su yerno Alejandro
Palma por el doble delito de estupro y lesiones graves a su hija Hortensia Bustos, refleja
claramente la brutalidad del ataque, a lo cual se refiere la demandante en los siguientes
términos:
“Llegó a esta ciudad a refugiarse mi pobre hija. Al día siguiente, en medio de su
decaimiento llega el referido Palma Lagos, su corruptor y mal marido y ésta al verlo,
temerosa tal vez de que se repitiera el castigo que le había hecho días antes y por el temor
sufrió una crisis nerviosa tal, que junto a los golpes que éste le dio porque huía de su lado,
y las consecuencias de los recibidos anteriormente pudo haber muerto i la han hecho
perder la razón, estando en la actualidad en un manifiesto estado de enajenación mental y
locura”.165
En esta causa no obstante, no se percibe expresamente la magnitud del daño
físico, sino más bien el daño emocional que producen los años de agresiones corporales.
163 ARA, FPJCT, UC Nº 37, Causa rol nº 701, Mayo16 de 1910. f. 2. 164 ARA, FPJCT, UC Nº 37, Causa rol nº 701, (1910) op. cit. f. 18. 165 ARA, FJCA, UC Nº 198, Causa rol nº 5763, Mayo 06 de 1929. f. 2.
113
Es precisamente por ello que se quiso recordar esta demanda, ya que
demuestra claramente las dimensiones que puede tomar la violencia física en una
persona, incluso más allá de sus doloras consecuencias para el cuerpo. Como lo explica
Enrique Echeburrúa,
“Las mujeres sometidas a situaciones prolongadas de maltrato, en cualquiera de sus
formas, sufren un debilitamiento progresivo de sus defensas psicológicas, llegando a
presentar cuadros clínicos de difícil remisión, y pueden llegar a situaciones extremas”.166
Esto demuestra el daño que pueden alcanzar las lesiones de este tipo de no ser
detenidas y tratadas a tiempo. Estas mujeres sufrieron durante años malos tratos que
marcaron tanto su cuerpo como su mente y tal vez por ello es que tardaron tanto en
enfrentar a sus agresores en el marco del ciclo de la violencia.
Finalmente, sobre aquel 19% de demandas donde las heridas presentadas por la
víctima fueron de poca gravedad, cabe mencionar que en la mayoría de los casos, las
lesiones clasificadas como tales corresponden a cortes y golpes superficiales, extracción
de pelo, lesiones por intento de asfixia, etc.
A manera de ejemplo cabe citar nuevamente el caso de Carmen Cifuentes, quien
en 1905 hizo una denuncia en contra de su marido Eduardo Suárez:
“Ayer como a las seis de la tarde y por haberle pegado una palmada a un niñito hijo
nuestro mi marido Eduardo Suárez me pegó de guantadas y puntapiés ocasionándome
varias heridas en la cara y cabeza arrancándome pelo.- Efectivamente la compareciente
presenta lesiones en la cara que el juzgado calificó de leves”.167
Tal cual menciona la causa, el reporte medico expresa:
“En conformidad con la orden de usted, he reconocido las lesiones que manifiesta Carmen
Cifuentes. Presenta en el lado izquierdo de la cara dos contusiones de carácter leve, una
166 Enrique ECHEBURÚA. (s/f). op. cit. p.14. 167 ARA, FPJCT, UC Nº 16, Causa rol nº 221, Abril 18 de 1905. f. 1.
114
que le tomó el ojo y parte del labio superior y otra el pómulo y parte de la barba. Su
curación se operará de ocho a diez días”.168
Sin embargo, aun cuando médicamente las heridas puedan parecer superficiales,
son precisamente éstas las que ocasionan más vulnerabilidad por parte de la mujer frente
a la sociedad y a su propia familia, ya que estas marcas, especialmente las del rostro son
las que quedan expuestas a la vida pública y demuestran a todo aquel que quiera ver, las
humillaciones de las que tuvo ser víctima y quedar sometida encima a los prejuicios y
comentarios sobre los motivos que debió haber tenido su agresor.
Precisamente este es el caso de Pamela Aguilera Acuña, en el cual si bien no se
reporta el informe médico, se determina que las heridas a las que fue expuesta por parte
del conviviente de su madre son de escasa gravedad7
“Juan Bautista Olivero, pasa a disposición del Juzgado por inferirle una herida a cuchillo en
el cuello a Pamela Aguilera, de carácter no muy grave (0) dicha mujer se encontraba en
casa de Olivero en estado de ebriedad cuando éste la hirió. La herida quedó al cuidado de
sus vecinas por no ser muy grave la herida”.169
Cabe mencionar que en este caso Pamela corrió con bastante suerte, ya que una
herida infringida en el cuello con un cuchillo pudo haberle ocasionado serias lesiones e
incluso causarle la muerte, más aun cuando el agresor estaba bajo los efectos del alcohol.
El motivo de dicho ataque corresponde a que Pamela se fue a dormir con un vecino en la
casa donde su madre Carmen Parra y el tal Olivero hacían vida marital, sin pedir permiso
a ésta. En dicho caso la víctima no solo fue expuesta a los malos tratos sino también al
juicio público por sus actos, ya que había testigos presentes.
En fin, sea cual fuere la magnitud de las heridas ocasionadas a estas mujeres;
poco graves, medianamente graves o de extrema gravedad, es necesario aclarar que las
implicaciones que traen para la víctima son mucho más profundas que las huellas que
dejan en la superficie.
168 ARA, FPJCT, UC Nº 16, Causa rol nº 221, (1905), op. cit. f. 2. 169 ARA, FPJCT, UC Nº 168, Causa rol nº 4.769, Julio 15 de 1926. f.1.
115
“La lesión, sin embargo, no es el resultado físico más común del maltrato. Son más
comunes los “trastornos funcionales”, una gran cantidad de dolencias que a menudo no
tienen causa médica discernible, como el síndrome del colon irritable, la fibromialgia, los
trastornos del aparato digestivo y diversos síndromes de dolor crónico. Hay estudios que
vinculan sistemáticamente tales trastornos. Las mujeres que han sido maltratadas también
experimentan una mengua del funcionamiento físico, más síntomas físicos y permanecen
mayor número de días en cama por comparación con las no maltratadas”.170
Asimismo los años de maltrato y abuso físico y psicológico producen daños tales,
tanto al interior del cuerpo como del alma, deteriorando a la víctima física y
emocionalmente. Cada insulto y golpe que recibe una mujer, constituye un golpe a su
autoestima, a su seguridad y van ocasionando graves trastornos psicológicos en éstas,
contribuyendo a la progresiva pérdida de lucidez y reacciones coherentes.
“Hay casos en los que, paulatinamente, la mujer sometida a la violencia de su compañero,
va cayendo en la cuenta de que se encuentra completamente aislada de sus familiares y
amistades y prisionera en su propio hogar. Se siente desvalida, desamparada, impotente e
incapaz de resolver la situación (0) Cuando las mujeres víctimas de violencia intrafamiliar
permanecen durante muchos años conviviendo con el agresor, experimentan cambios en
su personalidad. Se vuelven temerosas, huidizas, inseguras. Se sienten cada vez más
débiles, debido a que se les van agotando las energías que necesitan para poder sobrevivir
en esas condiciones. Puede ocurrir que en su deseo de liberarse aparezcan fantasías de
suicidio. Pero ¿con qué fuerzas llevarlo a cabo? Es por este motivo que muchas mujeres
llegan a desear que el marido les dé muerte para poner punto final a su martirio”.171
170 “Violencia en la pareja”. (s/f). op.cit. p. 16. 171 Haydée GALLEGO. “la violencia masculina en la pareja y su impacto en la salud de la mujer”. (s/f). 03.02.09. 23.10.09. p. 15. Extraído de http://www.caminos.org.uy/Laviolenciamasculinanlapareja.pdf
116
CAPÍTULO V.
LA JUSTICIA EN LA ARAUCANÍA CON RESPECTO A
LA VIOLENCIA DE GÉNERO.
Hoy he decidido ser feliz
por que existe la mañana todavía
por que aún se me triza el corazón
y palpita en mi pecho la alegría.
Hoy he decidido. Marisol Baeza.
117
Ante la justicia, la violencia de género al interior de la familia no tenía cabida como
tal, puesto que para 1880-1940 no estaba reconocida legalmente, es más, en nuestro país
la legislación que se ocupa de este tema es muy reciente, ya que la primera ley al
respecto data de 1994. Es por ello la importancia de indagar cómo se penalizaban
aquellos casos de agresiones a la pareja u otro integrante de la familia donde existiera
una clara desigualdad de género.
Por lo tanto este tema no era nada fácil para los tribunales de justicia, donde
según María Fernández, “los jueces debían utilizar lo que estaba disponible en los
códigos legales para penar tales actos, haciendo uso de las leyes contenidas tanto en el
Código Penal como en el Procedimiento Penal”.172
En las fuentes encontradas en los fondos de los Juzgados Criminales de Temuco y
Angol, como ya pudimos ver, las denuncias por violencia familiar e intrafamiliar se
registraban de dos formas: como lesiones; las cuales implicaban cualquier tipo de maltrato
físico y como asesinatos, donde las causas podían aparecer como homicidios o
parricidios.173
Por la naturaleza del tema, en la violencia de género y más específicamente en
violencia familiar o conyugal, las fuentes a las cuales se puede recurrir son limitadas,
especialmente ya que la familia, percibida como la principal institución social de la época,
era especialmente cuidada, por lo que se debía evitar cualquier tipo de habladurías, no
habiendo peor escándalo –especialmente para las familias más acomodadas– que el
recurrir a tribunales por conflictos propios del hogar.
Para Eduardo Cavieres y René Salinas esta es una de las razones por las cuales
muchas mujeres no se atrevieron a denunciar hechos de violencia y, por ende, la razón de
que sea difícil encontrar información sobre ella.
172 FERNANDEZ. (2006). op. cit. p. 127. 173 NOTA: Parricidio es el asesinato de algún familiar cercano, ascendiente o descendiente propio o por parte del cónyuge. Según los casos revisados, judicialmente este calificativo era reconocido como el asesinato del cónyuge, ya fuera por parte de la esposa o esposo, es por esto que a lo largo de esta investigación se le reconocerá como tal.
118
“Por tratarse de una forma de violencia socialmente aceptada, y por caer en el ámbito de la
vida privada, poco o nada sabemos de ella. Esta conducta ha sido asimilada a una forma
de relación conyugal y ante el prejuicio de no herir la privacidad de la vida matrimonial,
tanto los estudiosos como las propias víctimas han terminado por silenciar el problema”.174
En este capítulo se intentará analizar de qué forma un delito como la violencia
intrafamiliar era castigado por el sistema de judicial de 1880 – 1940. Para esto se
indagará desde el momento en que la mujer agredida hace la denuncia hasta la sentencia
del acusado, ya que para que la justicia pudiese actuar existía todo un procedimiento legal
que debía ser cumplido.
5.1. PROCEDIMIENTO POLICIAL Y JUDICIAL.
Al ser la ley civil la que regulaba la vida matrimonial, era ésta la que le permitía a la
mujer demandar a su marido por maltratos graves, por abusos de sus bienes o para
obtener pensiones alimenticias.175 Sin embargo, era el Juzgado del Crimen quien debía
deliberar acerca de la gravedad de las lesiones de la demandante y la culpabilidad del
acusado.
Para llegar al Juzgado del Crimen, las denuncias de violencia familiar debieron
primero pasar por la policía. Su labor era primordial puesto que esta institución debía
aprehender al acusado y resguardar la seguridad de la víctima.
El primer paso a seguir era hacer una demanda por lesiones, intento de asesinato
u homicidio. Pero como se evidenciará a continuación, ésta podía ser iniciada ya fuera por
la mujer agredida como por otra persona.
174 CAVIERES y SALINAS. (1991). op. cit. p. 118. 175 CAVIERES y SALINAS. (1991). op. cit. p. 126.
119
Gráfico N º 11. Personas que denunciaron caso de lesiones e intento de homicidio.
LESIONES y TENTATIVAS DE ASESINATO. Personas que colocaron la demanda.
(%)
85%
5% 4% 4% 2% Víctima
Padres de la víctima
Hijo(a) de la víctima
Hermano de la víctima
Victimario
Fuente: Elaboración propia según datos obtenidos en el Fondo del I y II Juzgado Criminal
de Temuco y de Angol.
En lo que respecta a las lesiones y tentativas de homicidio, el gráfico nos muestra
que un 85% de las demandas fueron hechas por la víctima, siguiéndole un 5% donde el
demandante era uno de los padres de ésta, un 4% un hijo o hija; y en otro 4% algún
hermano y finalmente está el 2% donde quien acudía a la comisaría era el propio
victimario.
Como pudimos ver, generalmente era la mujer golpeada, ya fuera esposa,
conviviente, madre, abuela u otras, quienes se dirigían al cuartel de policía más cercano
para estampar una denuncia en contra de su agresor. No obstante, no podemos dejar de
considerar el 2% donde es el propio autor de los hechos quien da cuenta a la policía, ya
que si bien es un porcentaje mínimo y corresponde a un sólo caso, no deja de ser curioso.
Fue el gañan Abelardo Ramos Carrillo de 34 años, domiciliado en Los Sauces, quien
acudió a la comisaría y declaró lo siguiente:
“Hace como dos años que hacía vida marital con Laura Luz Salas Paredes, y el sábado de
la semana pasada después de un disgusto que tuve con ella le pegué dos cuchilladas,
120
estando en la casa de Sixto Pincheira, quien vino a dar cuenta de esto a los Sauces, y yo
me vine a Angol a donde venía a entregarme a los carabineros”.176
En los casos criminales por homicidio la situación es diferente, pues como es
lógico, la víctima ya no puede demandar a su asesino, por lo tanto son otras personas
quienes recurren a la justicia.
Gráfico Nº 12. Personas que denunciaban los hechos los casos de Homicidio.
HOMICIDIOS. Personas que colocaron la demanda.
(%)
46%
12%6%
12%
24% Carabineros de Chile
Hermano(a)
Hijo(a)
Amigo(a)
Otra persona
Fuente: Elaboración propia según datos obtenidos en el Fondo del I y II Juzgado Criminal de
Temuco y de Angol.
Como se puede observar en el gráfico, un 46% de las demandas eran interpuestas
por Carabineros para investigar los hechos; un 24% cualquier otra persona que fuera
ajena a la familia, en un 12 % fue un hermano o hermana o también algún amigo u amiga
y en un 6% un hijo.
Según las fuentes analizadas, la intervención del cuerpo policial se daba en dos
formas posibles: la primera de ellas corresponde a la mediación de la policía en pleno
conflicto entre víctima y victimario, ya fuera porque escuchaban los gritos o porque
176 ARA, FJCA, UC Nº 65, Causa rol nº 326, noviembre, 12 de 1940. f. 2.
121
alguien les daba aviso de la situación; siendo la segunda forma la más común, donde
después de la agresión, era la propia víctima quien se acercaba al cuartel más cercano y
denunciaba lo sucedido. En el primer caso, los policías debían escribir un informe sobre
los hechos; en el segundo, el guardián encargado redactaba un parte sobre la demanda,
donde debían registrarse ciertos aspectos que eran imprescindibles, entre ellos
encontramos: la fecha de los acontecimientos, nombres de la demandante y el
demandado con sus datos personales (edad, estado civil, domicilio) y relatar brevemente
los hechos acaecidos. Un ejemplo de esto es el caso por lesiones de la indígena Juana
Marinao Ancavil.
“Parte Nº 251. 2º Jdo. del C.
Doy cuenta a U.S. de haberse presentado hoy a las 15 horas 15 minutos a éste Escuadrón
Juana Marinao Ancayil, de 60 años, casada, domiciliada en Padres Las Casas y expuso:
que el día 10 del presente mes su marido Rómulo Molina Durán mismo domicilio, le dio de
golpes con un pedazo de palo, safándole la clavícula del lado izquierdo.
La reclamante quedó citada para comparecer mañana a as 10 horas.
Temuco, 25 de abril de 1930”.177
Cuando la policía intervenía en los hechos, generalmente se llevaba detenido al
agresor. De lo contrario, el Juzgado del Crimen era quien se encargaba de mandar una
citación al acusado para prestar declaraciones.
Una vez que el Juzgado quedaba a cargo, la parte acusatoria debía ratificar su
demanda y prestar mayores declaraciones. Cuando se capturaba al agresor, éste debía
mantenerse en prisión preventiva mientras se averiguaban los hechos. Si la causa judicial
no continuaba –como ocurrió en muchos casos de lesiones– éste debía ser dejado en
libertad. Más adelante se reflexionará acerca de por qué muchos juicios no prosperaron y
finalmente fueron cancelados o sobreseídos.
Si se analiza el comportamiento de los acusados frente a las citaciones, podemos
encontrar básicamente tres conductas: en una, el acusado cooperaba con la justicia y se
entregaba por sus propios medios; otros debían ser apresados por el cuerpo policial y
177 ARA, FSJCT, UC. Nº 4, Causa rol nº 3.281, abril, 26 de 1930. f.1.
122
finalmente están aquellos a los cuales se le enviaban reiteradas citaciones pero nunca se
presentaban y se les terminaba por declarar en estado de rebeldía.
Este fue el caso de Carlos Prussing, quien como ya se expuso anteriormente fue
acusado de intento de asesinato por su madre Abdona Pérez, lo cual fue corroborado por
dos testigos que presenciaron la escena y salvaron la vida de la mujer. Al acusado se le
enviaron reiteradas citaciones por parte del Primer Juzgado del Crimen del departamento
de Temuco, pero éste nunca compareció ante dicha institución por lo que finalmente se
sobreseyó temporalmente la causa.178
En cuanto al comportamiento de la víctima podemos decir que una cantidad
importante de ellas decidían bajar el perfil a lo ocurrido. Esto no es ninguna novedad, ya
que para Larraín y Rodríguez una de las conductas y sentimientos que desarrollan con
mayor frecuencia las víctimas de situaciones de violencia familiar, es una actitud
minimizadora del abuso, esto se puede deber a diversos factores: entre ellos está “el
temor, la falta de información y de confianza sobre lo que constituye una situación de
abuso y el deseo de creer que el victimario no es tan malo”.179 Otra de las actitudes de la
mujer golpeada es la internalización de la culpa, es decir, la mujer tiende a sentirse
culpable de la agresión y busca la causa en fallas de su comportamiento, lo cual según
las mismas autoras, se puede asociar a una baja autoestima producida por la situación de
violencia.
Otras mujeres simplemente retiraron la demanda. Esto pudo haberse debido a un
sentimiento de temor por parte de ellas, ya que este puede paralizar a las personas e
impedirles buscar ayuda.
Sin embargo, otro grupo decidió continuar con la causa hasta obtener una
sentencia. En esta situación se debió presentar testigos -en el caso de que los hubiera- o
cualquier prueba si el acusado no reconocía su responsabilidad en los hechos. Además el
Juzgado solicitaba a un médico que examinara a la agredida para constatar la gravedad
de las heridas.
178 ARA, FPJCT, UC Nº 283, Causa rol nº 10.395, julio, 36 de 1926. 179 LARRAÍN y RODRÍGUEZ. (1993). op. cit. p. 207.
123
Por otro lado, a diferencia de las lesiones, en el caso de asesinato el trámite
judicial se extendía mucho más, puesto que se trata de un proceso judicial bastante más
complicado, donde por una parte -según la situación- se acudía a abogados y por otra, la
cantidad de pruebas presentadas ante los tribunales eran considerablemente mayor en
número, especialmente cuando la parte defensora solicitaba la liberación de los cargos
del acusado o rebajar su condena.
Por otra parte, se le debía realizar la autopsia al cadáver. Para esto el Juzgado
designaba a un doctor que hiciera el examen médico legal e informara a esta institución la
causa precisa de la muerte de la víctima.
Algunos asesinatos de mujeres adquirieron mayor importancia pública que otros,
como por ejemplo los casos de parricidio, entendiéndose éste en la época en estudio
como el asesinato de la mujer o un hombre por parte de su esposo o esposa. Por lo tanto,
si víctima y victimario no estaban legalmente casados, es decir, por la ley del matrimonio
civil, no se podía emprender un juicio por parricidio, sino que debía quedar como una
causa por homicidio o sumario por muerte.
El asesinato cometido por Joaquín Tejedor, nacido en España, el cual fue acusado
de parricidio en contra de su esposa Eva Escalup, de nacionalidad francesa, fue según las
fuentes, muy comentado por la opinión pública, ya que además de ser un parricidio, el
acusado era un importante comerciante de la ciudad de Temuco.
La señora Eva Escalup le era infiel a su marido desde hacía tiempo y éste no
sabía nada hasta el día en que recibió entre su correspondencia un anónimo en el cual se
le advertía de esta situación. Su primera reacción fue mostrarle el anónimo a su señora,
pero ésta dijo que allí no decía la verdad. No conforme con la respuesta, Joaquín registró
la cómoda y encontró una carta dirigida a su mujer por un tal R. Pérez. Como no confió en
la explicación que ella le dio, fue a visitar a su amigo Francisco García, quien le confirmó
sus sospechas, diciéndole que el engaño de su mujer era de conocimiento público, pero
que él no había querido decir nada por miedo a su reacción. Al llegar a casa confrontó a
su esposa y ofreció perdonarla si le prometía no volverlo hacer e irse con él unos días a
Concepción, ciudad a la cual él debía ir por asuntos de trabajo.
124
Al volver de su viaje, Tejedor encontró varias cartas en las cuales Raimundo Pérez
declaraba su amor a Eva, por lo que a ésta no le quedó más que aceptar su culpa, frente
a lo cual el acusado la volvió a perdonar y se fue a visitar a un vecino. Pero cuando
regresaba a casa, a las nueve de la noche, vio como un hombre se escapaba por el
pasadizo a la calle, frente a lo cual su mujer dijo no tener idea al respecto. Al otro día él y
su amigo Francisco fueron a consultar su opinión al Vicecónsul español, el señor Amador
Estébanez, ya que Tejedor tenía nacionalidad española. Luego, cuando el acusado se
dirigía a su hogar en compañía de su amigo y el Vicecónsul, se desarrolló la escena del
crimen:
“Cuando abrí la mampara i entré al pasadizo, puede observar que un individuo estaba en
mi lecho con mi mujer, en fragante delito de adulterio. Al verse sorprendidos, ambos
huyeron por las piezas interiores en dirección al patio, yendo primero el individuo
mencionado. En la cocina alcancé i detuve a mi mujer i echándole en cara su mal proceder,
después de que le había perdonado su falta, me contestó que solo a él lo quería, o sea, al
individuo que en ese momento se hallaba con ella, i me expresó que a mí no me quería,
añadiendo con las manos algunos ademanes burlescos. Lleno de arrebato y obcecación,
disparé a mi mujer varios tiros de pistola (0) i perdí enseguida la razón, que recobré
cuando la sirviente la tenía en los brazos, a la cual me abalancé para abrazarla i besarla,
en cuya situación estaba cuando un oficial de policía me tomó del brazo”.180
Estos hechos hicieron noticia en toda la ciudad, incluso El Diario Austral publicó la
noticia en la sección de Crónica Policial, donde se recalcaba la honorabilidad de Joaquín
Tejedor y el deshonor de Eva Escalup (ver imagen Nº 7).
Mientras duró el juicio –alrededor de cuatro meses– una gran cantidad de
personas de la ciudad de Temuco fueron a declarar, en su mayoría para dar cuenta de la
infidelidad de la víctima. Mucha gente estuvo atenta al desarrollo y desenlace de este
proceso judicial el cual se analizará más adelante.
180 ARA, FPJCT, UC Nº 151, Causa rol nº 4.200, diciembre, 20 de 1923. f. 7.
125
Imagen Nº 7. Foto de una página de El Diario Austral
Fuente: El Diario Austral, viernes 21 de diciembre de 1923, Temuco. pág.5.
126
Otro caso bastante complejo que es importante rescatar –debido a sus
particularidades, donde la investigación comenzó 7 meses después de haber ocurrido el
crimen y el proceso judicial fue cerrado tres años más tarde– es el asesinato de Petronila
Parra, cuyo féretro fue encontrado por el carpintero Rosamel Montesinos, quien el 17 de
noviembre de 1922 se encontraba trabajando en la demolición de un edificio en la calle
Blanco de la ciudad de Temuco, cuando al desarmar un piso se encontró con el cadáver
de una mujer que estaba boca abajo. Inmediatamente dio parte a la policía y ésta
comenzó a investigar. Rosamel declaró que: “0una de las piernas estaba en la cabeza y
la otra suelta también, en la parte de abajo; el cadáver presenta un golpe en la cabeza y
estaba cuidadosamente cubierto con cal viva por lo que parece semi momificado”.181
Mercedes Parra al saber que habían encontrado un cadáver en la misma pieza en
que antes vivía su hermana Petronila con su conviviente Luís Cervantes, decidió ir a
reconocer el cuerpo, ya que hacía tiempo que no sabía nada de ella, pues este hombre le
había informado que su hermana se había ido de la ciudad, lo cual le causó mucha
sorpresa puesto nunca recibió noticias acerca de su paradero. Una vez frente al féretro,
Mercedes reconoció que efectivamente se trataba de su hermana.
La policía debió aprehender a Rafael Orellana, tío de Cervantes y a su esposa.
Éste declaró que a fines de abril de ese año su sobrino asistió a una fiesta realizada en su
casa y al otro día había vuelto para contarle que su mujer se había ido de la casa.
Posteriormente se detuvo a Carlos Cervantes, hermano del conviviente de Petronila y al
padre de éste, Vacunador Cervantes, con el motivo de esclarecer los hechos ya que se
desconocía el paradero de Luís.
Una vez detenido Cervantes –el principal sospechoso– siempre que declaraba
cambiaba la historia. Primero inculpó a una mujer llamada Rosa Castro, mujer con quien
hizo vida marital luego de la desaparición de la víctima, para luego señalarla como su
cómplice. Reiteradas veces cambió su declaración y en los careos continuamente se
contradecía, dificultando de esa forma el proceso judicial, hasta que finalmente confesó
que el crimen lo había cometido solo, declarando lo siguiente:
181 ARA, FSJCT, UC Nº 05, Causa rol nº 154, noviembre, 16 de 1922. f. 2.
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922.
128
Imagen Nº 9. Foto del Victimario Luis Cervantes.
Fuente: Archivo Regional de la Araucanía, Fondo Segundo Juzgado del Crimen de Temuco, UC Nº 05, Causa rol nº 154, noviembre, 16 de 1922.
129
“A medio día le pedí [a Petronila] que me hiciera almuerzo pero ella se negó exasperándome
yo; enseguida me dijo que yo era un maricón y que prefería irse con otro; mas exasperado
aún yó cojí el hacha, en el momento en que se agachaba para recojer leña y se la dejé caer
por dos veces en la cabeza, produciéndole una muerte instantánea, según lo comprobé al
agacharme y hablarle”.182
Finalmente y luego de pasar tres años en prisión preventiva, Luis Cervantes fue
declarado culpable de homicidio y sentenciado a cumplir la pena de presidio mayor en su
grado medio.
Este caso adquiere gran importancia puesto que, aparte de la crudeza de los
acontecimientos, el proceso para llegar a la verdad fue largo y confuso. A diferencia del
caso anterior, el acusado en una primera instancia no reconoció su autoría en los hechos,
luego involucró a una mujer como su cómplice, para finalmente confesar que él solo había
asesinado y mutilado a Petronila Parra. Sin duda el proceso judicial fue muy complejo,
puesto que involucró a muchas personas, por lo que se debió hacer careos entre los
testigos y el inculpado, interrogatorios donde constantemente este último se contradecía,
lo cual hizo pensar al Juez que efectivamente Luis Cervantes estaba mintiendo.
En cuanto a los adelantos que se van apreciando en el procedimiento de
investigación criminal, tenemos el ya nombrado caso de Ana Luisa Palacios, quien fue
asesinada por su esposo en el departamento de Angol en el año 1940. En este
expediente se encontraron dos croquis: uno del revólver utilizado por el homicida con
todas sus características y otro de la casa del matrimonio, lugar en donde se desarrolló el
crimen. Según el siguiente croquis José Jara; autor del homicidio, declaró que en el
momento en que le disparó a su señora, él se encontraba en el punto señalado con el Nº
1 -entre la puerta de salida al patio y la mesa- cuando debió indicar dónde estaba la
víctima, señaló el punto Nº 2, agregando que ella se hallaba con las manos apoyadas en
la mesa cuando disparó. Según los cálculos de los investigadores, entre la víctima y su
esposo había aproximadamente 1,50 mts. Una vez recibido el impacto de bala, la mujer
cayó en la dirección que indica la flecha del punto Nº 2, lugar en que se encontró una gran
mancha de sangre seca. Posteriormente, Ana Luisa, agonizando se
182 ARA, FSJCT, UC Nº 05, Causa rol nº 154, noviembre, 16 de 1922. f. 98.
13
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131
habría desplazado hasta el punto Nº 3, quedando con la mitad del cuerpo apoyado en el
catre, lugar en donde murió definitivamente.183
Posiblemente, debido a la complejidad de los sucesos criminales y para esclarecer
la verdad de éstos, se debieron ir implementando nuevos métodos de investigación. Al
parecer el croquis visto anteriormente remplaza lo que hoy en día se conoce como la
reconstrucción de escena, ya que en ninguno de los casos analizados en los años
anteriores aparece algo de ese tipo.
Sin lugar a dudas la labor realizada por Carabineros y por el Juzgado del Crimen
era de gran relevancia para aclarar hechos de violencia familiar, aún cuando en aquella
época ni siquiera se consideraba tal categoría como un delito criminal.
5.2. PRINCIPALES JUSTIFICACIONES DE LOS AGRESORES.
Según las fuentes analizadas, a aquellas mujeres que eran constantemente
golpeadas le costaba trabajo tomar la decisión de denunciar estos hechos y por tanto
pedir ayuda, pues como se dijo anteriormente, muchas de las víctimas llevaban años
soportando las agresiones físicas de sus maridos, convivientes o algún otro familiar
masculino, por lo que el registro encontrado era la primera demanda realizada. Esto
puede responder –posiblemente- a que en su gran mayoría las víctimas asumen una
conducta de aislamiento, “la mujer golpeada se distancia de las posibles redes sociales de
apoyo, inclusive su propia familia de origen. Esta conducta aumenta la dependencia del
golpeador y limita sus posibilidades de ayuda”.184
Otra de las razones por la cuales les costaba tanto dar ese paso se debía a que “el
discurso ideológico en que estaba inserta la violencia conyugal tendía a disminuir su
impacto negativo cohibiendo a la mujer del uso de cualquier recurso jurídico que le
permitiera quejarse”.185
183 ARA, FJCA, UC Nº 63, Causa rol nº 11.673, junio, 28 de 1940. f. 24. 184 LARRAÍN y RODRÍGUEZ. (1993). op. cit. p. 207. 185 CAVIERES y SALINAS. (1991). op. cit. p. 124.
132
Tal vez es por eso que, en el momento en que un hombre enfrentaba una
demanda por lesiones o asesinato de una mujer, intentaba bajar el perfil a la gravedad del
asunto. Esto se puede ver especialmente en las justificaciones que daban a la hora de
prestar declaraciones. Frente a las demandas por lesiones y por intento de asesinato, las
justificaciones o actitudes de los acusados eran básicamente cinco, las cuales se pueden
ver en el siguiente gráfico.
Gráfico Nº 13. Principales justificaciones de los acusados por lesiones
y tentativas de asesinato.
Fuente: Elaboración propia según datos obtenidos en el Fondo del I y II Juzgado Criminal de
Temuco y de Angol.
De las personas que enfrentaban cargos de este tipo, al momento en que se les
tomaba declaración y se les preguntaba por qué le habían pegado a la víctima, un 20% se
justificaba por medio del alcohol, es decir, manifestaba que producto de su ebriedad no se
acordaban o habían reaccionado más violentos de lo común; un 11% apelaba a los celos
– ya sean justificados o no– o a una infidelidad de su mujer; otros (16%) basándose más
en la cultura machista imperante en la época, hacían referencia a la ”insubordinación” de
las mujeres agredidas o al “desacato” de alguna orden dada por ellos; un 30% ni siquiera
se justificaba y optaba por negar los cargos que se le imputaban; finalmente en el 23%
restante los acusados nunca se presentaron a declarar.
Justificaciones y actitudes de los acusados de lesiones y tentativa de asesinato.
(%)
20%
11%
16%30%
23%
Ebriedad
Celos o traición dela mujer
Insubordinación odesobediencia dela mujerNegación de laacusación
No se presentóante al juzgado
133
Innegablemente un homicidio o parricidio tiene una connotación mucho más
relevante, tanto legal como socialmente, sin embargo, los justificativos utilizados por el
victimario eran prácticamente los mismos.
Gráfico Nº 14. Principales justificaciones de los acusados por Homicidio.
Fuente: Elaboración propia según datos obtenidos en el Fondo del I y II Juzgado Criminal de
Temuco y de Angol.
La mayoría (23%) de los acusados de homicidio negaron los cargos por los cuales
se les acusaba; un 18% dijo que su proceder había sido producto de los celos o por la
infidelidad de su esposa o conviviente, asimismo otro 18% de los acusados luego de
matar a la víctima acabó con su vida también; el 17% de ellos expuso que habían actuado
bajo la influencia del alcohol; el 12% no intenta justificarse y un 6% se fugó, por lo que
nunca fue interrogado y otro porcentaje similar apeló a la “rebeldía” y “desobediencia” de
la mujer.
Es importante mencionar sin embargo, que los justificativos dados por el agresor
no siempre fueron la razón real por la cual se produjo la discusión que derivó en violencia
física o en un asesinato.
A continuación se darán algunos ejemplos de justificativos:
Justificaciónes y actitudes de los acusados de homicidio.
(%)
17%
18%
6%23%
18%
6%12%
Ebriedad
Celos o traición dela mujer
Insubordinación odesobediencia dela mujerNegación de laacusación
Se suicida
Se fuga
No se justif ica
134
5.2.1 Embriaguez.
Como se puede notar, la ebriedad era uno de los justificativos más usados por los
hombres que golpeaban (20%) o asesinaban a sus mujeres (17%). Si bien se expresaban
los motivos por los cuales comenzaba la discusión entre el hombre y la mujer, era
producto del alcohol que habían actuado de esa forma.
Precisamente una de las personas que utilizó esta excusa fue Segundo Inostroza,
en cuyo expediente aparece:
“En Freire, a treinta de agosto de mil novecientos treinta y siete, compareció ante este
juzgado Segundo Inostroza, 47 años, casado, (0) quien expone: que no se da cuenta que
haya golpeado a su mujer, Sofía Romero y no tiene idea que le haya pegado con palo ni
cuchillo, por encontrarse en manifiesto estado de ebriedad y no se acuerda de nada de lo
que pasó”.186
Este hombre intenta liberarse de la culpabilidad de los hechos de violencia que
tuvo hacia su esposa, queriendo hacer recaer la responsabilidad de todo en el alcohol e
incluso manifiesta no recordar nada de lo sucedido. Argumento que también fue utilizado
por otros, entre ellos José Manuel Osses Gavilán, hombre de 28 años que residía en la
ciudad de Temuco y quien estaba acusado por Olga Araya Castro –mujer con la cual
hacía vida marital– por haberle pegado sin causa justificada con un fiero, ocasionándole
contusiones en la nariz, cara y ambos brazos. Además, lesionó a la señora Honoria
Salgado, mujer del mismo domicilio y que intentó defender a la agredida. Posteriormente,
cuando fue citado por el Juzgado del Crimen de Angol expuso:
“Hago vida marital con Olga Araya, y en la fecha a que se refiere la denuncia llegue
completamente ebrio a mi casa y no recuerdo absolutamente nada si le pegaría a mi mujer.
Tampoco recuerdo haberle pegado a Honoria Salgado que vivía en la misma casa. De
consiguiente no puedo afirmar de si le pegué o no”.187
Es así como muchos intentaron salir librados de toda pena judicial y aunque
parezca imposible por las limitaciones de las leyes disponibles para poder de alguna
186 ARA, FPJCT, UC Nº 307, Causa rol nº 11.611, agosto, 31 de 1937. f. 2. 187 ARA, FJCA, UC Nº 59, Causa rol nº 11.080, octubre, 21 de 1939. f. 8.
135
manera castigar este tipo de delitos, muchos lograron -legalmente hablando- salir ilesos
frente a una acusación por lesiones. El uso de este justificativo puede responder a otra
característica del hombre golpeador: “Falta de conciencia del problema, no se hace
responsable de sus actos de violencia, sino que busca responsabilidades fuera de su
persona”.188 Así, muchos hombres se convencen y tratan de convencer al resto de que la
culpa no era suya sino de otros factores, en este caso del alcohol.
En definitiva, un móvil permanente en la violencia de género al interior de la
familiar es y fue sin duda el alcoholismo. Los efectos del alcohol llevan a muchos
agresores a perder el control de sí mismos y pasar por sobre las prohibiciones
asumidas.189
5.2.2. Celos o Traición de la mujer.
Roswitha Hipp190 habla de cómo a menudo los culpables esgrimían razones para
justificar el castigo inflingido a la esposa y cómo esas razones permiten adentrarnos en la
concepción ideológica del matrimonio, del rol asignado a los sexos y de la condición
femenina. La sociedad patriarcal consideraba que la mujer debía ser “corregida” de algún
comportamiento desviado, fundándose en la tácita aceptación social de que el marido
tenía derecho a ejercer esa corrección cuando el motivo era justo y lo hacía dentro de los
límites.
En lo referente a los celos y/o traiciones de la mujer como justificativo frente a
casos de lesiones (11%) y asesinato (18%), es posible decir que7
“Hasta cierto límite muy difuso la violencia en el matrimonio estaba autorizada y era menos
objeto de reprobación ética, cuando se ejercía en mujeres de menor calidad y
honorabilidad; por eso los hombres buscaron defenderse de las acusaciones de agresión
que le formularon sus esposas desacreditando su honra con el fin de disminuir la
legitimidad de la acusación”.191
188 LARRAÍN y RODRÍGUEZ. (1993). op. cit. p. 208. 189 SALINAS. (2001). op. cit. p. 9. 190 HIPP. (2008). op. cit. p. 9. 191 CAVIERES y SALINAS. (1991). op. cit. p. 124.
136
Como se pudo constatar en las fuentes, algunas acusaciones por parte del
victimario hacia la víctima sobre infidelidades eran ciertas, algunas no y otras nunca se
pudieron comprobar, aunque por lo demás ese no era el objetivo de este trabajo.
Germán Pérez fue demandado en julio de 1938, por su esposa Julia Jordán por
haberle pegado con un palo, dejándole algunos dedos de la mano izquierda zafados y
lesiones en los ojos y la cabeza. Frente a lo cual él se defendió diciendo:
“0por razón de mi profesión tengo que venir a esta ciudad a entregarme y el día trece del
presente al llegar a mi domicilio me encontré con la noticia de mi vecina Amanda Pino, que
vive al lado, quien me dijo que había sorprendido a mi mujer lejítima durmiendo con otro
hombre llamado Segundo Godoy. Esto naturalmente me exasperó bastante por lo que
junto con preguntarle a mi mujer sobre el cargo que le hacía y en un momento de
ofuscación le di algunos golpes con las manos, y debido a eso quedó talvez lesionada”.192
De esta cita se puede inferir que los hombres que golpeaban a sus mujeres en una
situación de este tipo, donde se está poniendo en duda la moralidad de la esposa, ni
siquiera intentaban negar las golpizas o abusos, sino más bien, buscaban mostrar la
imagen de una mujer “poco virtuosa” y que por tanto era “merecedora del castigo”.
Sin lugar a dudas la reputación de la mujer era de gran relevancia y por tanto era
uno de los ámbitos más vulnerables para cualquier fémina, además de que, según
Cavieres y Salinas193 la legislación civil sancionaba rigurosamente el adulterio femenino,
mientras que acusar y castigar judicialmente el adulterio del marido era prácticamente
imposible.
Otro ejemplo de celos e infidelidades es el caso de Luis León, quien asesinó a su
esposa Santos Reyes cegado por los celos, ya que según el acusado ésta habría
intentado huir de su hogar para irse con su amante, hecho que nunca se pudo comprobar.
El homicida apuñaló 5 veces a su mujer, de las cuales 2 heridas ocasionaron su muerte
por ubicarse a la altura del corazón.194
192 ARA, FPJCT, UC Nº 323, Causa rol nº 12.534, febrero, 07 de 1938. f. 8. 193 CAVIERES y SALINAS, (1991). op. cit. p. 122. 194 ARA, FPJCT, UC Nº 08, Causa rol nº 8.221, febrero, 25 de 1892.
137
5.2.3 Insubordinación y desobediencia de la mujer.
La “insubordinación” o “desobediencia” de la mujer ante la autoridad del hombre,
como se graficó anteriormente, fue otro de los argumentos con los cuales los
demandados intentaron justificarse; 16% en las demandas por lesiones y 6% en
demandas por homicidio.
Claramente es un argumento que iba de acuerdo a la época, ya que la agresión de
la que eran víctima algunas esposas se fundaba en la falta de respeto que solían mostrar
ante el rol que la ideología patriarcal les asignaba al interior de la familia. En ese rol el
marido tenía la autoridad socialmente aceptada para encausar por medio de la violencia
cualquier desviación de su mujer, obligándolas a asumir su autoridad, administrando para
dicha sumisión incluso el castigo físico.
Un ejemplo de esto es el caso de Julio Luis Pardo, a quien Francisca Escobar; su
conviviente, demandó por haberla agredido físicamente. Frente a esta acusación Pardo se
defendió diciendo:
“El domingo 3 del presente tuve un disgusto con Francisca Escobar con quien hago vida
marital y primero le di un palmetazo por la cara. Como siguiera molestándome e
insultándome tomé unas riendas para pegarle y en ese mismo momento para bajarse del
golpe que se lo dirijía a la espalda, recibió el golpe en el brazo izquierdo. Creo que solo
tenga delicado el brazo, y que no sea ni fractura ni quebradura de algún hueso. Nadie
presenció los hechos puesto que nos encontrábamos solos”.195
El demandado reconoce abiertamente los golpes que le propinó a su mujer. Según
su opinión, es importante ver que cuando ésta continúa con una actitud de
“insubordinación”, él decide aumentar en nivel de violencia pegándole con unas riendas.
Otro caso parecido es el de Segundo Quiroz quien agredió a María (su esposa),
porque ésta lo desobedeció y discutió con él.
195 ARA, FJCA, UC Nº 58, Causa rol nº 10.464, septiembre, 06 de 1937. f. 4.
138
Imagen Nº 11. Fotografía de Julio Luis Pardo.
Fuente: Archivo Regional de la Araucanía, Fondo I Juzgado del Crimen de Temuco, U.C. Nº 58. Causa rol nº 10.464, Septiembre 06 de 1937.
139
“Es vedada que ayer le pegué a mi mujer María Alarcón de golpes con los puños y se cayó
en una caja (0) Ignoro la gravedad de la herida que se hizo, pero yo le pegué porque
discutió con migo y me desobedeció”.196
Con su declaración el acusado claramente se está justificando. No obstante, en el
transcurso de la investigación se descubrió que Segundo Quiroz no decía toda la verdad,
porque según los testigos que presenciaron los hechos, éste le habría pegado con ambas
manos a causa de que ella no quiso continuar bebiendo con él, luego la tiró en una caja y
una vez en el suelo le apretó la garganta para que no gritara, dejándola con contusiones
graves por lo que debió ser enviada al hospital.197
Otra agresión en donde el hombre intenta hacer prevalecer su autoridad es un
hecho ocurrido en 1934 en la ciudad de Temuco. Héctor Melo asegura que hace algún
tiempo se había instalado cerca de su hogar una casa de mujeres que parecía de dudosa
reputación y que su esposa; Inés Reyes, había estado haciendo amistad con éstas, lo
cual le tenía prohibido7
“0casi todos los días me la pillo metida allá en esa casa a pesar de que le tengo
estrictamente prohibido (0) el día sábado 10 del actual estando un poco picado llegué a mi
casa y después que comí me recosté sobre mi cama, donde me quedé dormido. Al
despertar para acostarme bien me encontré con que mi mujer no estaba en su casa ni
donde las vecinas. Salí en su busca y la encontré junto con las mujeres en el centro de
baile de la quinta Compañía. Allí sin decirme ninguna cosa mi mujer al verme se arrancó
para la casa. La seguí y viendo que esto era una burla le di de chicotazos con un cinturón
tanto en el cuerpo como en la cabeza”.198
En esta situación la conducta de la mujer desafía la autoridad del hombre, y es
esto lo que más enfurece a Héctor Melo, el cual seguramente pensó que al exponerlo de
esta forma podría de alguna manera poner en duda las virtudes de su esposa y con eso
incidir en la opinión del Juez y de la comunidad, ya que vistas las mujeres como personas
socialmente inferiores a los hombres, se les asignaba un rol en la vida conyugal de
sumisión y dependencia.
196 ARA, FPJCT, UC Nº 28, Causa rol nº 1.458, agosto, 20 de 1917. f. 2. 197 ARA, FPJCT, UC Nº 28. (1917). op. cit. f. 4. 198 ARA, FPJCT, UC Nº 246, Causa rol nº 8.376, marzo, 13 de 1934. f 2.
140
5.2.4. Negación de la acusación.
Si algunos acusados intentaron justificarse ante la justicia por medio de diversos
argumentos, otros optaron por negar los hechos. Un 30% en los casos por lesiones y un
23% en los de asesinatos.
Es el caso de Alejandro Palma. Éste fue acusado por su suegra, la señora
Audolina Bustos, por golpear a su hija Hortensia Bustos ya que a consecuencia de los
golpes ésta se encontraba totalmente perturbada. En respuesta a estas acusaciones,
Alejandro contestó: “no es efectivo que yo haya cometido el delito o delitos que me imputa
Audolia del Carmen Busto en este proceso. (0) Son pues absolutamente falsos los
hechos relacionados en la querella”.199
Otros hombres ni si quiera pretendieron buscar una justificación para sus actos,
como son los casos de homicidios de Ana Luisa Palacios200 y de Florentina Aguilera201,
cometidos por José Jara y José Cuevas respectivamente.
En los expedientes judiciales por homicidio que se encontraron, un 18% de los
victimarios una vez cometido el crimen se suicidó, por lo que no hay justificaciones que
analizar. Por otra parte, como ya se pudo ver en los gráficos 13 y 14, un 23% de los
querellados por lesiones e intento de homicidio nunca se presentaron a declarar y en los
casos por asesinato un 6 % se fugó, porcentaje que corresponde a un solo caso.
Al analizar los justificativos utilizados por los agresores, se pudo constatar que
existieron diversos comportamientos por parte de éstos frente a una demanda, la cual
generalmente era hecha por la propia víctima. Pero como se podrá ver más adelante, no
todas estas denuncias obtuvieron una sentencia satisfactoria para la demandante y
muchas no llegaron a concluirse.
199 ARA, FPJCT, UC Nº 198, Causa rol nº 5.763, mayo, 06 de 1929. f. 7. 200 ARA, FJCA, UC Nº 63, Causa rol nº 11.673. (1940) op. cit. 201 ARA, FPJCT, UC Nº 268, Causa rol nº 9.612, octubre, 01 de 1935.
141
5.3. SENTENCIAS.
Una vez terminada la fase indagatoria, presentadas las defensas de las partes
involucradas, los testimonios, las pruebas, los testigos y concluidos los juicios, el Juez,
analizando toda esta información estaba en condiciones de determinar si el acusado era
culpable o no.
Para ello el Inciso 1 del Artículo 2º del Código Penal202, estimaba que para ser
responsable de culpa era necesario que el reo hubiera podido prever las consecuencias
de sus actos. Una vez establecida esta conciencia del individuo frente a su acontecer, el
Juez procedía a dictar sentencia dependiendo de los delitos cometidos, los cuales, según
el artículo 3º del mismo documento “7se dividen en crímenes, simples delitos y faltas”.203
Para estos efectos, los homicidios y parricidios se enmarcaban dentro de los crímenes,
mientras que las tentativas de homicidio se percibían como crimen o delito frustrado y las
lesiones eran consideradas simples delitos o bien sólo faltas, según fuera la gravedad. Así
las cosas, la sentencia variaba dependiendo del ilícito perpetrado por el acusado.
Cabe aclarar que una sentencia es básicamente, “el momento cúlmine de la
jurisdicción. Acto procesal emanado del órgano jurisdiccional, mediante el cual éstos
deciden el conflicto sometido a su conocimiento”.204 En otras palabras, la sentencia
declara o reconoce el derecho o razón de una de las partes, obligando a la otra a
supeditarse a dicha decisión y a cumplir la pena impuesta según el delito cometido. No
obstante existen diversos tipos de sentencias, las cuales a su vez, tenían sus propias
penas.205
202 NOTA: Estos artículos del Código Penal fueron compiladas por Víctor Loewenwarter y Roberto Sánchez, en el Libro Repertorio de Legislación y Jurisprudencia chilenas. Código penal y leyes complementarias, de la Editorial Jurídica de Chile, cuya 1º edición fue en 1955. 203 Víctor LOEWENWARTER y Roberto SANCHÉZ. Repertorio de Legislación y Jurisprudencia chilenas.
Código penal y leyes complementarias. Santiago. Editorial Jurídica de Chile. 1955. 21.08.09p. 21. Extraído de http://books.google.cl/books?id=cafKGHUDqHUC&pg=PT1&lpg=PT1&dq=Repertorio+de+Legislaci%C3%B3n+y+Jurisprudencia+chilenas.+C%C3%B3digo+penal+y+leyes+complementarias&source=bl&ots=SjlAhftxhr&sig=DjiqW-1Mq_3U8zQg24mq1Rc91xY&hl=es&ei=iEwMS6bkPMa0tgf74dHsAg&sa=X&oi=book_ result&ct=result&resnum=3&ved=0CBAQ6AEwAg#v=onepage&q=Repertorio%20de%20Legislaci%C3% B3n%20y%20Jurisprudencia%20chilenas.%20C%C3%B3digo%20penal%20y%20leyes%20complementarias&f=false 204 Davor HARASIC. “Conceptos Fundamentales de Derecho Procesal”. Facultad de Derecho, Universidad de Chile, 2006, 10.10.09. p. 2. www.derecho.uchile.cl/profesores/harasic/apuntes/Conceptos.doc 205 NOTA: solo se definirán aquellas sentencias que corresponden a los casos estudiados, no todas las clasificaciones de sentencias existentes.
142
- Sentencia condenatoria: cuando el dictamen del juez es favorable al demandante o
acusador y por ende el acusado debe cumplir una pena.
- Sentencia absolutoria: cuando el juez da la razón al demandado o acusado, eliminando
los cargos en su contra.
- Sentencia inhibitoria: es aquella, que por falta o imperfección de los antecedentes sobre
el acontecer, se determina la imposibilidad de establecer una condena hasta la aparición
de nuevos y mejores datos.
Considerando esta definición será más fácil entender la dinámica de las
sentencias y los castigos que traían consigo. Entre las demandas analizadas es posible
encontrar los tres grandes tipos de sentencias mencionadas: las inhibitorias, las
condenatorias y las absolutorias.
Gráfico Nº 15. Tipo de Sentencias.
Fuente: Elaboración propia según datos obtenidos en el Fondo del I y II Juzgado Criminal
de Temuco y de Angol.
Según este gráfico, la mayoría de los acusados, independiente de si fueron por
lesiones, asesinatos e intentos de tal, tuvieron una sentencia inhibitoria; el 58%. El 38%
Tipo de sentencia (%).
Sentencia absolutoria
4%
Sentencia condenatoria
38%
Sentencia Inhibitoria
58%
143
fue efectivamente condenado según el delito cometido y solo un 4% de los imputados
fueron absueltos de sus cargos. Como ya se dijo anteriormente, cada una de éstas
clasificaciones engloba una diversidad de penas relativas a la gravedad del crimen, lo cual
estipula a su vez la magnitud del castigo a cumplir, es decir, la cantidad de días en prisión
o dinero que debieron pagar los inculpados.
Comenzando por las sentencias inhibitorias, cabe mencionar que en éstas se
registran dos tipos de penas, a saber; sobreseimiento temporal y sobreseimiento
definitivo. Según el siguiente gráfico, esta investigación arrojó que, de todos los casos con
sentencia inhibitoria, 32 de ellos o el 74%, pertenecen a sobreseimiento temporal, lo que
corresponde a aquellos casos que fueron cerrados por un espacio de tiempo determinado
debido a diferentes razones, pero con intención de reabrirlos cuando los requisitos
necesarios se vieran satisfechos.
Mientras que los 11 casos restantes o el 26%, corresponden a sobreseimiento
definitivo, lo que constituye aquéllos casos que como su nombre lo indica, se cerraron
terminantemente, sin forma de reabrirlos, ante la imposibilidad de determinar el acontecer
de los hechos.
Gráfico Nº 16. Sentencias Inhibitorias.
Fuente: Elaboración propia según datos obtenidos en el Fondo del I y II Juzgado Criminal de
Temuco y de Angol.
32
11
0
5
10
15
20
25
30
35
Nº de casos
Sobreseimiento temporal Sobreseimiento definitivo
Tipo de sentencia
Sentencias Inhibitorias
144
En el caso de los sobreseimientos temporales, las razones que llevaban a los
tribunales a dictar tales sentencias se debían principalmente a la ausencia de uno o de
ambos implicados a las citaciones para declarar, la incoherencia de las declaraciones, la
retractación de la demandante, la falta de pruebas y/o de testigos, etc., tal cual lo expresa
la sentencia dictada en la demanda iniciada por Margarita Infantes en contra de su pareja
Guillermo Martínez por lesiones en julio de 1928:
“Temuco, veintidós de Noviembre de mil novecientos veintinueve.
VISTOS: No estando suficientemente establecida en autos la existencia del delito de
lesiones a Margarita Infantes, y de acuerdo con lo dispuesto en el artículo nº 439 Nº 1, del
código de Procedimiento Penal, sobreseo temporalmente esta causa hasta obtener
mejores antecedentes de investigación”.206
Otra sentencia de similares características es la decretada por el Juez a Ladislao
Valenzuela por lesiones a su madre Celia Valenzuela7
“Temuco, Octubre de mil novecientos treinta y cinco.
VISTOS: se declara cerrado el sumario. Y no resultando completamente comprobada la
perpetración del delito de lesiones y hurto denunciado por Celia Valenzuela Ceballos, y que
ha dado origen a la formación de esta causa, con el mérito de los antecedentes, de
acuerdo con lo predescrito en los arts. 437 y 439 Nº 1 del Código de Procedimiento Penal y
Nº 2 del Decreto Nº 426 del Ministerio de Justicia de 28 de Febrero de 1927, de declara:
que se sobresee temporalmente esta casa hasta que se presentes nuevos y mejores datos
de investigación”.207
Si bien en ambas sentencias no se hace referencia a la causa que determinó que
el caso fuera sobreseído, cabe mencionar que ninguna de ellas presentaba testigos ni
pruebas del delito, sólo la declaración de los implicados, la cual era a su vez contradictoria
una de la otra, puesto que la demandante acusaba al hombre por lesiones en su contra,
mientras que éste alegaba su inocencia de los cargos que se le querían imputar. Esta
puede ser la razón de por qué los dos casos fueron sobreseídos temporalmente.
Asimismo el Juez determinó que la investigación podría ser retomada en cualquier
momento y no cerrada terminantemente, puesto que seguramente confiaba en la pronta
206 ARA, FSJCT, UC Nº 28, Causa rol nº 2.236, (1928). op. cit. f. 5. 207 ARA, FSJCT, UC Nº 28, Causa rol nº 2.236, julio, 05 de 1928. f. 19.
145
aparición de información que contribuyera a determinar los acontecimientos y
responsables.
En el caso de las demandas sobreseídas definitivamente, estas sentencias se
hacían respecto de las investigaciones que, una vez finalizadas, no arrojaban resultados
concluyentes. La determinación del Juez en la demanda de Zorobabel Mella en contra de
su cuñado Gonzalo López, respecto de lesiones y secuestro de su hermana Juana Mella,
da buena cuenta de ello.
“Temuco, siete de Julio de mil novecientos treinta y uno.
VISTO: y teniendo presente al mérito del auto que no hay antecedentes suficientes para
dar por establecido que se haya verificado el hecho que dio lugar a la formación del
sumario y de acuerdo con lo dispuesto en los arts. 437 y 438 de C. de P. Penal, se
sobresee definitivamente esta causa”.208
En este caso, Juana Mella no se presentó a las citaciones del Juzgado, por lo que
las declaraciones de su hermano quedaron sin comprobar, lo cual, sumado a la rotunda
negativa del acusado frente a los hechos que se le imputaban, imposibilitaron al tribunal
establecer la verdad de los hechos y por ende dictar sentencia. Otra razón para
determinar sin castigo al acusado, según consta en las demandas, es cuando la muerte
del acusado lo incapacitaba para cumplir su condena. Si recordamos el caso de Guiselda
Sobarzo, a quien su marido Guillermo Cerda, en diciembre de 1914 la ultimó dándole un
balazo en la sien izquierda para luego suicidarse de la misma manera, entenderemos las
razones que tuvo el juez del I Juzgado del Crimen de Temuco para sobreseer
definitivamente el caso.
“El auto en consulta de once de Marzo de mil novecientos diez y siete por el cual el señor
Juez de Temuco sobresee definitivamente en este sumario por muerte de Guillermo Cerda
a que alude el parte de policía, se encuentra arreglado a derecho y ajustado al mérito que
suministran los antecedentes”.209
Para Julio Balmaceda la situación fue bastante parecida. Tras asesinar a su
esposa Sara Muñoz con un revólver luego de salir ésta de la Iglesia, Balmaceda procedió
208 ARA, FSJCT, UC Nº 31, Causa rol nº 3.907. (1931). op. cit. f. 12. 209 ARA, FPJCT, UC Nº 73, Causa rol nº 1.836. (1914). op. cit. f. 17.
146
a intentar suicidarse dándose disparos sobre el corazón y la sien derecha, por lo cual fue
trasladado al hospital Regional, donde murió a causa de una hemorragia producida por
herida de bala, tal cual señala el parte médico. Por dicha razón el tribunal se vio
imposibilitado de sentenciar a este hombre, según consta en la demanda.210
“Temuco, diez de Julio de mil novecientos treinta y cinco.
VISTO: y teniendo presente el mérito del proceso y lo dispuesto en los arts. 93 Nº 1 del
Código Penal y 438 Nº 5 y 439 Nº 1del Código de Procedimiento Penal se sobresee
definitivamente esta causa, respecto del delito de parricidio perpetrado en la persona de
Sara Muñoz Andrade y temporalmente por el delito previsto y formado en el articulo 393 del
Código Penal. En cuanto al primero por haberse estinguido la responsabilidad penal del
inculpado Julio Balmaceda, con motivo de su muerte y en cuanto al segundo en razón de
que no está completamente justificada la ejecución de dicho delito”.211
En casos como estos, donde el acusado encontraba la muerte, se consideraba,
aparte de imposibilitado el cumplimiento de la sentencia, también como ya ajusticiado al
criminal, puesto que la muerte ya era castigo suficiente por los delitos cometidos. No
obstante, nunca sabremos si realmente la muerte fue verdaderamente la expiación de
estos hombres frente a sus errores.
Cabe pasar ahora analizar las sentencias condenatorias. Si se recuerda el gráfico
Nº 16, estas corresponden al 38% del total de sentencias, cifra nada despreciable si
consideramos los pocos avances técnicos con que contaba el sistema judicial en la
Araucanía para aquellos años. No obstante y sin ánimo de subestimar a la justicia
regional, es necesario explicar que muchas de estas demandas fueron exitosamente
resueltas –para la víctima- por que eran casos donde la culpabilidad del acusado, si no
era evidente, al menos podía determinarse fácilmente.
Dentro de las sentencias condenatorias existía una multiplicidad de penas, las
cuales respondiendo a la gravedad del crimen o delito, establecían el castigo a cumplirse.
Dentro de las demandas analizadas, encontramos las siguientes:
210 NOTA: esta demanda es por homicidio de Sara Muñoz y Suicidio de Julio Balmaceda, razón por la cual se emiten dos sentencias. 211 ARA, FSJCT, UC Nº 04, Causa rol nº 6.368, (1935). op.cit. f. 77.
147
- Muerte.
- Presidio perpetuo
- Presidio Mayor (en su grado máximo, medio y mínimo)
- Presidio Menor (en su grado medio y mínimo)
- Prisión (en su grado máximo y mínimo)
- Libertad bajo fianza
- Multa
Es necesario aclarar en primer lugar que el presidio – tanto mayor como menor-
variaba de acuerdo a la intensidad del delito. De esta forma se establecía una diferencia
de grados, a saber: máximo, medio y mínimo, los cuales determinaban la mayor y menor
cantidad de tiempo en prisión. En la tabla a continuación se ve claramente cuantos días
de prisión tenía cada una de estas penas por presidio.
Imagen Nº 2. Tabla de castigo según pena impuesta.
TABLA DEMOSTRATIVA
PENAS Tiempo que
comprende toda la pena
Tiempo en su grado mínimo
Tiempo en su grado medio
Tiempo en su grado máximo
Presidio, reclusión, confinamiento, extrañamiento y relegación mayores.
De cinco años y un día a veinte años.
De cinco años y un día a diez años.
De diez años y un día a quince años.
De quince años y un día a veinte años.
Inhabilitación absoluta y espacial temporales.
De sesenta y un días a cinco años.
De tres años y un día a cinco años.
De cinco años y un día a siete años.
De siete años y un día a diez años.
Presidio, reclusión, confinamiento, extrañamiento y relegación menores y destierro.
De sesenta y un días a cinco años.
De sesenta y uno a quinientos cuarenta días.
De quinientos cuarenta días a tres años.
De tres años y un día a cinco años.
Suspensión de cargo y oficio público y profesión titular.
De sesenta y un días a tres años.
De sesenta y un días a un años.
De un año y un días a dos años.
De dos años y un días a tres años.
Prisión.
De uno a sesenta días.
De uno a veinte días.
De veintiuno a cuarenta días.
De cuarenta y uno a sesenta días.
Fuente: Repertorio de Legislación y Jurisprudencia chilenas. Código penal y leyes
complementarias.
148
Esta tabla da clara idea de cuanto tiempo –años o días- debía pasar un reo en
prisión, dependiendo de su sentencia. También es necesario especificar que la diferencia
entre presidio y prisión es que la primera tiene una pena que puede ir desde un par de
meses hasta años en la cárcel, mientras que la prisión variaba de un par de días a meses.
Por otro lado, estas penas llevaban consigo, aparte del encierro o pago de dinero,
la prohibición o suspensión –dependiendo del caso- del ejercicio de cargos y oficios
públicos y/o profesiones titulares, la cuales algunas veces llegaban a ser impedidas de
por vida. Asimismo todas las sentencias debían pagar una cifra de dinero, denominada el
pago de costas, las cuales no eran más que el valor por los juicios y demás
procedimientos, así como también por los daños ocasionados a la víctima. Según el
artículo 24 de C. Penal “Toda sentencia condenatoria en materia criminal lleva envuelta la
obligación de pagar las costas, los daños y perjuicios por parte de los autores, cómplices,
encubridores y demás personas legamente responsables”.212 Es por ello que en muchas
de las demandas, aparte de encontrar la sentencia, se estipula también esta cuestión.
Haciendo una reflexión acerca de las condenas, cabe destacar que en la Araucanía la
mayor cantidad de ellas correspondieron a multas; un 29% para ser más exactos.
Gráfico Nº 17. Penas según sentencia condenatoria.
Fuente: Elaboración propia según datos obtenidos en el Fondo del I y II Juzgado Criminal de
Temuco y de Angol.
212 LOEWENWARTER y SANCHÉZ. (1955). op.cit. p. 53.
Penas segun Sentencia Condenatoria
Presidio mayor en su grado máximo
4%
Presidio mayor en su grado medio
11%
Presidio mayor en su grado mínimo
4%
Presidio menor en su grado medio
4%
Presidio menor en su grado mínimo
14%
Presidio perpetuo4%
Muerte4%
prisión en su grado máximo
11%
Prisión en su grado mínimo
4%
Libertad bajo fianza11%
Multa29%
(%)
149
A lo cual le sigue un 14% de presidio menor en su grado mínimo, un 11% de
presidio mayor en su grado medio, prisión en su grado máximo y libertad bajo fianza y
finalmente un 4% de presidio perpetuo, presidio menor en su grado medio, presidio mayor
en su grado máximo, presidio mayor en su grado mínimo, prisión en su grado mínimo y
muerte.
Comenzando por esta última pena, si bien corresponde a un solo caso, la
sentencia de muerte recayó sobre la persona de Luis León, quien en febrero de 1892 dio
muerte a su mujer Santos Reyes producto de los celos.
Según la declaración de una testigo presencial de los hechos; Herminia Santander
y más la de su esposo Domingo Urra, la mujer habría llegado de noche a su casa
pidiendo alojamiento, lo cual no se le negó por ser conocida del matrimonio. Al día
siguiente llegó hasta la casa el marido de ésta; Luis León, quien enfurecido por los celos
le recriminaba a la Reyes que se había ido de su hogar con la intención de entregarse a
sus amantes y acto seguido le dio 5 puñaladas en el pecho a la altura del corazón,
dejando a la mujer agonizante en el suelo para darse a la fuga.
Frente a este suceso, el Juzgado del Crimen de Angol determinó:
“En mérito de lo relacionado y teniendo presente que las declaraciones de Domingo Urra y
Herminia Santander son bastantes para formar en el ánimo del infractor la convicción de
que Luis León fue el autor del asesinato perpetrado en la persona de su mujer Santos
Reyes i en conformidad con lo preescrito por la lei de 3 de agosto 1776 y los arts. 390, 76 y
27 del Código Penal, fallo que debe condenarse al reo acusado Luis León como parricida a
la pena ordinaria de muerte, y si ella no se ejecutara quedará el reo absoluta y
perpetuamente inhabilitado para cargos y oficios públicos y derechos políticos”.213
En este caso, fueron suficientes para el Juez las declaraciones del matrimonio,
especialmente de la mujer, la cual fue testigo presencial de los hechos, puesto que con
ellas se formó un panorama explícito sobre los hechos ocurridos. No obstante, en el
archivo de la demanda no figura la declaración del acusado, el cual tras tres citaciones a
comparecer frente al tribunal fue declarado rebelde. Resulta curioso sin embargo, que sin
213 ARA, FPJCT, UC Nº 08, Causa rol nº 275, Febrero 25 de 1892. f. 17.
150
haberle tomado declaración a éste, el Juez se haya sentido en posición de emitir un edicto
tan radical como la muerte del sujeto. Al respecto, no sabemos tampoco si dicha
sentencia fue efectivamente cumplida, puesto que en la demanda no se registra si la
ejecución de Luis León fue llevada a cabo ni en que fecha se verificaría tal suceso.
No podemos dejar de mencionar que resulta un poco desconcertante que en 60
años de juicios y demandas, solo en este caso la sentencia decretada fuera la muerte del
acusado, más aun cuando el delito cometido, si bien correspondía a un parricidio, era
menos impactante en cuanto a sus dimensiones, que otros asesinatos cometidos durante
el mismo período.
En cuanto a la pena de presidio perpetuo, esta fue establecida únicamente a José
Jara en 1940 por el crimen de parricidio de su esposa Ana Luisa Palacios. Este caso,
dadas sus particulares características ha servido para ejemplificar diversas variables de
este estudio, ahora finalmente se conocerá su resolución.
Tras estimar el Juzgado del Crimen de Angol, que en el caso contra José Jara no
existían agraviantes, es decir, elementos que señalaran alevosía por parte del acusado y
que contribuyeran a aumentar la pena, y, que por motivo de su libre confesión, la cual
para ese entonces obraba como una atenuante a favor del acusado, es decir, una acción
que revelaba su arrepentimiento y ayudaba a rebajar la pena, la sentencia decretada fue
inferior a la que correspondía a un parricidio, es decir, la muerte.
Al respecto de la sentencia el Juez declaró que:
“0se declara que se condena al reo José Alberto Jara Jara, ya individualizado, como autor
del delito de parricidio cometido en la persona de su mujer Ana Luisa Palacios Gutiérrez a
la pena de presidio perpetuo y al pago de las costas de la causa. Se condena, además al
reo Jara a la pena de accesoria de inhabilitación absoluta perpetúa para cargos y oficios
públicos y derechos políticos por el tiempos de la vida del sentenciado”.214
Si bien la defensa del acusado apeló posteriormente esta sentencia, solicitando la
absolución de los cargos tras reiterar nuevamente la falta de agraviantes y la presencia de
214 ARA, FJCA, UC Nº 63, Causa rol nº 11.673, (1940). op. cit. f. 50.
151
las atenuantes que daban testimonio de la buena fe del imputado, el tribunal se manifestó
inflexible en su determinación, recordando a la Fiscalía que la sentencia original y
meritoria del caso era la pena de muerte, no obstante sólo lo sentenciaron a cadena
perpetua tomando precisamente en consideración dichos recursos.
He aquí el rostro de José Jara Jara.
Imagen Nº 12. Foto de José Alberto Jara Jara
Fuente: Archivo Regional de la Araucanía, Fondo Juzgado del Crimen de Angol, U.C. Nº 63. Causa rol nº 11.673, junio, 28 de 1940.
Continuando con las penas de presidio mayor, la cuales para efectos de este
trabajo y para mayor simplificación del mismo se tomarán en conjunto, independiente de
sus grados (máximo, medio y mínimo), cabe mencionar que se dieron en 5 casos (1 para
presidio mayor en su grado mínimo, 1 para presidio mayor en su grado máximo y 3 para
presidio mayor en su grado medio). Si recordamos la tabla Nº 2, veremos que estas penas
en su totalidad variaban de 5 años y un día a 20 años, dependiendo de la magnitud del
crimen.
152
Como ejemplo tomaremos la sentencia impuesta a Luis Cervantes por el crimen de
homicidio contra Petronila Parra. Este es otro caso que se ha citado en otras ocasiones,
por lo cual no queda ya más que develar su final.
Al respecto de dicha demanda, el II Juzgado del Crimen de Temuco determinó
que, tras tomar declaraciones a todos aquellos que pudieran aportar algo a la
investigación, de obtener definitivamente una declaración concreta y coherente del
acusado y de estimar que en su caso no obraban ni agraviantes ni atenuantes:
“0se declara al reo Luis Humberto Cervantes, ya individualizado en autos, como autor del
homicidio de Petronila Parra, a sufrir la pena de presidio mayor en su grado medio a diez
años i un día, a inhabilitación absoluta perpetua para cargos i oficios públicos i derechos
políticos y la de inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras dure su condena,
con costas”.215
En este caso la defensa también solicitó la reducción de la condena a 5 años y un
día, apelando a que “más vale que un delito quede sin castigo, antes que castigar a un
inocente”.216 A lo cual, el Juez respondió negando la petición en vista de que no existía
nada que considerar –haciendo referencia a la falta de atenuantes a favor del acusado-,
por lo cual la pena se mantuvo.
Al respecto de las sentencias con penas de presidio menor –las cuales también
serán analizadas en su conjunto217- cabe recordar que estas involucraban desde 61 días
hasta 5 años de cárcel. Estas sentencias también eran aplicables a casos por homicidios.
Es por ello los archivos regionales arrojaron tres causas por lesiones y dos por
homicidios.
Una de las querellas por lesiones donde el acusado fue sentenciado a presidio
menor en su grado mínimo, es la de Pedro Ortiz por el delito de lesiones a su esposa
Emma Saavedra. En este caso el Juez, considerando que las lesiones presentadas por
Emma eran de poca gravedad declaró que:
215 ARA, FSJCT, UC Nº 05, Causa rol nº 154, (1922). op. cit. f. 167. 216 ARA, FSJCT, UC Nº 05, Causa rol nº 154, (1922). op. cit. f. 170. 217 NOTA: dentro de las penas por presidio menor, solo se encontraron en los archivos regionales sentencias por presidio menor en su grado medio y mínimo.
153
“Condeno al reo Pedro Ortiz Sanhueza (0) como autor del delito de lesiones menos
graves inferidas a Emma Saavedra, a la pena de DOSCIENTOS SESENTA DIAS DE
PRESIDIO menor en su grado mínimo, debiendo además pagar las costas de la causa”.218
En las sentencias por presidio, tanto en su grado máximo o mínimo –según
arrojaron las fuentes- se encontraron 4 casos, 1 por el mínimo de días y 3 por el máximo,
es decir, de 1 a 60 días. Estas fueron en su mayoría por lesiones, consideradas también
simples delitos. Un ejemplo de ello es la sentencia cumplida por Segundo Quiroz, el cual
se recordará, golpeó e intentó asfixiar a su pareja María Alarcón. La pena decretada por el
Juez en este caso fue “a sufrir la pena de 50 días de prisión en su grado máximo como
autor de las lesiones leves a que se le hace mensión”.219
Esta es la tónica que asumirán los demás casos pertenecientes a esta
clasificación. La particularidad de estas sentencias es que las penas podían ser
conmutadas con dinero por la misma cantidad de días de presidio indicada. De esta
manera Segundo Quiroz tenía la posibilidad de pagar un peso por cada día de prisión,
cancelando un total de 50 pesos y liberándose de la cárcel.
Por otro lado, en los registros existen 3 casos sentenciados condenatoriamente
pero que fueron puestos en libertad bajo fianza. Cabe aclarar que si bien los acusados
eran efectivamente declarados culpables, eran exentos o perdonados de los cargos por
distintas razones, ya fuera por la presencia de atenuantes o la magnitud del caso, etc. No
hay que confundir esta sentencia con las absoluciones, las cuales determinaban la
inocencia del inculpado, ni tampoco con las multas, según se verá más adelante.
De los tres casos que salieron bajo fianza uno resulta particularmente atractivo. Es
el caso de Joaquín Tejedor, quien mató a su mujer; Eva Escalup por adulterio. En este
caso, si bien Tejedor fue encontrado culpable del asesinato de su esposa, puesto que él
mismo lo declaró así, el I Juzgado Criminal de Temuco lo eximió de dicho cargo,
decretando su libertad bajo fianza:
218 ARA, FPJCT, UC Nº 152, Causa rol nº 4.219, (1914) op. cit. f. 34. 219 ARA FPJCT, UC Nº 28, Causa rol nº 342, (1917). op. cit. f. 15.
154
“Temuco, nueve de Febrero de mil novecientos veinticuatro.
VISTOS: con lo espuesto por el Promotor Fiscal hoy en el dictamen que antecede y de
acuerdo con los establecido por el artículo 383 del Código de Procedimiento Penal,
concédase al reo Joaquín Tejedor su libertad provisional bajo fianza, fijándose el monto de
ésta en mil pesos”.220
En dicha sentencia influyó mucho el informe de la Fiscalía, tal cual se menciona en
esta cita. En ella, el Promotor Fiscal apeló en primer lugar al adulterio de la mujer de
Tejedor, lo cual según ya se ha visto a lo largo de toda esta investigación, se consideraba
como un elemento a favor del acusado, que por lo demás era ilegal, puesto que no se
hacia referencia en las leyes a dicho aspecto, pero no ilegítimo, por que estaba
fuertemente arraigado como concepción tradicional en la sociedad:
“De la infidelidad de la mujer de Tejedor para con su marido hay antecedentes que la
establecen en este sumario, tanto por las manifestaciones amorosas que muchas personas
habían observado en la Escalup y Raimundo Pérez, cuanto de hechos determinados que
presenciaron los vecinos de la casa como don José Robles y su mujer, Elena Mathieu y
otros”.221
Por otro lado, el Fiscal también hizo referencia a la pérdida de razón parcial de
Tejedor, lo cual actuaba como atenuante del castigo, es decir, a beneficio del acusado,
pudiendo bajar el grado de la pena. Para ello expuso que el imputado “7se desesperó y
en un momento de arrebato y obsecación le disparó su pistola sin darse cuenta del
número de disparos que le hizo, porque perdió por un momento la razón”.222
Al respecto, el inciso 5º del Artículo 11 del Código Penal, sostiene que son
circunstancias atenuantes; “la de obrar por estímulo tan poderoso que naturalmente
hayan producido arrebato y obcecación”.223 Se evidencia entonces que claramente la
intención del Fiscal era lograr una atenuante para rebajar así la pena a la que el acusado
fuera sentenciado.
220 ARA FPJCT, UC Nº 151, Causa rol nº 4.200, (1923). op.cit. f. 72. 221 ARA FPJCT, UC Nº 151, Causa rol nº 4.200, (1923). op.cit. f. 69. 222 ARA FPJCT, UC Nº 151, Causa rol nº 4.200, (1923). op.cit. f. 69. 223 LOEWENWARTER y SANCHÉZ. (1955). op.cit. p. 32.
155
Al respecto de esta sentencia, es posible pensar que las estrategias practicadas
por la defensa del acusado fueron efectivamente apropiadas, puesto que el culpable fue
perdonado del cargo de parricidio y puesto en libertad, nada más pagando una fianza
obligatoria. También es posible, yendo un poco más lejos, considerar que dada su
profesión de comerciante y sus respetables amistades –tales como el Vicecónsul de
España- Joaquín Tejedor tuviera ciertos contactos e influencias que contribuyeran a su
liberación de estos cargos, lo cual sumado a los argumentos anteriores dieron resultados
positivos para él. No obstante estas son solo suposiciones. La verdad en este caso es que
el acusado fue exento de su responsabilidad en el crimen, debiendo pagar nada más que
una suma de dinero por el asesinato de su mujer Eva Escalup.
Así como en este caso, los dos restantes -correspondientes a lesiones- presentan
las mismas características, aunque evidentemente no tienen el mismo impacto que éste.
Por otro lado, la pena más baja de las sentencias condenatorias era la multa. Esta
era aplicada en casos de simples delitos o faltas, cuando el tribunal estimaba que el
crimen no ameritaba presidio pero sí una compensación económica por los daños
ocasionados y el procedimiento practicado.
En 8 demandas pudimos encontrar este tipo de sentencia. Todas ellas por
lesiones. En el caso de Carmen Pérez el Juez dictó la siguiente sentencia:
“Temuco, quince de Mayo de mol novecientos veinticinco.
Vistos.- Fernando Cea, ya individualizado en autos, está confeso de haber causado
lesiones leves en su reclamante Carmen Pérez.-
Con arreglo a lo dispuesto en los arts. 49, 494 nº 5, el Código Penal, 509, 531 y 532 del de
Procesamiento Penal, lo condeno a treinta pesos de multa á beneficio municipal y al pago
de las costas. Si no pagara la multa sufrirá un día de presidio por cada peso”.224
Esta demanda se solucionó casi al instante. No hubo seguimiento en absoluto
debido a escasa gravedad de las lesiones, ni siquiera se tomó en cuenta el hecho de que
el acusado Fernando Cea disparó varios tiros de revólver al interior de la casa, pudiendo
herir a la víctima. Sólo se les tomó declaración a ambas partes y se dictó la sentencia.
224 ARA FSJCT, UC Nº 18, Causa rol nº 1.823, (1925). op.cit. f. 2.
156
Otro caso de similares características es el de Filomena Castillo, a quien su marido
Luis Molinett dio de bofetadas y puntapiés. En este caso, el Juez estimó que el acusado
siendo7
“confeso de haber lesionado levemente a su reclamante según consta del informe médico
que corre en autos (0) lo condeno a cincuenta pesos de multa á beneficio municipal, y
obligado a pago de las costas.- Si no pagara la multa sufrirá un día de presidio por cada
peso, como vía de sustitución”.225
Como se ve, este caso presenta muchas similitudes con el anterior, al igual que
con las restantes demandas que tuvieron una multa como sentencia, las cuales también
son por lesiones menos graves, no variando mucho de estos. Se aprecia en estas
condenas que, al igual que en el caso de la libertad bajo fianza, la pena era conmutable,
esta vez sin embargo por días en prisión, al contrario del caso anterior.
Respecto precisamente de estas dos últimas penas, es decir, libertad bajo fianza y
multa, si bien es cierto que eran delitos menores y no siempre la víctima salió muy
lastimada, los castigos no constituían un escarmiento de por sí. Al contrario, podemos
entender estos incluso como agraviantes de la situación de una mujer dentro de su hogar,
puesto que al denunciar un delito de estas características, corría el riesgo de que el
acusado, en caso de ser detenido, lo fuera solo por pocos días, y en el caso contrario, ser
condenado a pagar una cantidad de dinero, lo cual en las peores circunstancias podía
contribuir a aumentar la ira del hombre y volver a castigar a la víctima, esta vez con
peores consecuencias que las anteriores. Si esto fuera efectivamente así - ya que solo
podemos darlo por supuesto debido a las evidentes limitaciones de las fuentes- nos
ayudaría a entender por qué en 60 años hay solo 53 demandas por lesiones.
Finalmente en cuanto a las absoluciones, las cuales no tenían pena que ser
cumplida, cabe mencionar que éstas eran decretadas sólo cuando se comprobaba la
inocencia del acusado, no así las exenciones, las cuales eran más un perdón de los
cargos, por constituir éstos delitos menos graves y/o faltas o según la naturaleza del caso.
En cuanto a éstas solo se encontraron 3 querellas, lo cual corresponde a un 4% del total
de sentencias, siendo 2 demandas por lesiones y una por intento de asesinato.
225 ARA FSJCT, UC Nº 28, Causa rol nº 1.568, (1927). op. cit. f. 4.
157
Una de estas demandas por lesiones, corresponde a la querella iniciada por
Petrona Bascuñan en noviembre de 1916, contra su marido Rómulo Salinas. Según se
recordará, la mujer declaró que hacía 9 años que su marido la golpeaba, debiendo huir de
casa la última vez que le pegó. Tras abrirse un juicio por esta causa, donde Petrona dio
su testimonio y se presentaron testigos que confirmaron la declaración de ésta puesto que
intervinieron en el hecho, el I Juzgado del Crimen de Temuco dictó la absolución de los
cargos en contra del acusado. He aquí lo expresado por el juez:
“Considerando:
1º.- que si bien se encuentra comprobada la existencia del cuerpo del delito de lesiones
inferidas a Petrona del Carmen Bascuñan, no hai en autos antecedentes bastantotes para
condenar por él al reo Rómulo Salinas. 2º.- que nadie puede ser condenado por delito sino
cuando el tribunal que lo juzgue haya adquirido, por los medios de prueba legal, la
convicción de que realmente se ha cometido un hecho punible i que en el ha correspondido
al reo una participación culpable i penada por la lei. En virtud de estas consideraciones y
visto lo dispuesto en los arts. 484 y 487 del Código de Procedimiento Penal, absuelvo de la
acusación por el delito de lesiones a Petrona del C. Bascuñan, al reo Rómulo Salinas
Zapata”.226
En este caso, la gran encrucijada que impidió al tribunal condenar al sospechoso,
fue la contradicción entre las declaraciones de la víctima y del acusado, el cual alegó no
tener idea del por qué de las lesiones que presentaba su pareja, la cual -agregó- se había
ido tiempo atrás de su casa, por lo cual no la había visto hasta aquélla instancia. Por otro
lado, las declaraciones de los testigos –de los cuales algunos eran parientes de la
demandante, lo cual implicaba cierto riesgo- no se abocaban al momento del hecho, sino
a situaciones de la misma naturaleza pero ocurridas tiempo atrás. Todo ello llevó al
tribunal a establecer la imposibilidad de condenar al acusado y finalmente absolverlo de
los cargos, aún cuando el Fiscal solicitaba la pena de 3 años y 1 día de presidio menor. Al
respecto de esta sentencia, no se menciona en el archivo de la causa ninguna otra
estimación pertinente, es decir, nada que indique las razones que llevaron al Juez a
determinar dicho veredicto más que el testimonio ya expuesto. Sin embargo, cabe
reflexionar al respecto de por qué esta causa no fue simplemente sobreseída
temporalmente como lo fueron otras de la misma naturaleza.
226 ARA FPJCT, UC Nº 89, Causa rol nº 2.249, (1927). op. cit. f. 35.
158
El otro caso por lesiones responde a la demanda de Julia Jordan en contra de su
marido Germán Pérez, quien en febrero de 1938 la golpeó, dándole de bofetadas y
puntapiés y dejándola encerrada durante tres días en una habitación, producto de celos
injustificados. En dicha querella el Promotor fiscal solicitó la absolución del acusado
puesto que:
“No se encuentra debidamente acreditada en el proceso la existencia del delito de lesiones
menos graves, por el cual se ha condenado a Germán Pérez en la sentencia recurrida. No
siendo suficiente la confesión prestada por Pérez para dar por establecida su culpabilidad
en el delito de que se trata, debe absolverse a dicho reo”.227
A esta petición respondió el juez diciendo: “Temuco, veinte de Marzo de mil
novecientos cuarenta. VISTOS: se confirma, con constas del recurso la sentencia apelada
a fecha siete de octubre de mil novecientos treinta y ocho”. 228 En otras palabras, se
aceptó la solicitud de la defensa y finalmente el acusado fue absuelto de los cargos por
lesiones. Suponemos que, principalmente debido a que la demanda no presentaba
testigos que avalaran la acusación en su contra.
Finalmente, la demanda por homicidio frustrado corresponde a la iniciada por
María Pachada en contra Armando Inostroza en abril de 1937. La querellante declara al
respecto que su esposo; el citado Armando Inostroza, habría intentado asesinarla por
haber alojado en la casa de ambos a unas mujeres que a él no le gustaban por ser de
mala vida. El victimario habría intentado ultimar a la Pachada con dinamita, la cual se le
quedó pegada a la mano, según consta en la declaración de María, explotándole a él,
producto de lo cual perdió dicho miembro. Ante esto, el imputado respondió negando
completamente la acusación, alegando que la mano la había perdido por una imprudencia
debido al alcohol y que su mujer solo lo hacía por que quería tener motivo para separarse
de él229. He aquí la sentencia de este caso:
“(0) en consecuencia, es forzoso llegar a la conclusión que de que en autos no existen
antecedentes suficientes de convicción en contra del reo que permitan formarse el
concepto de que Inostroza al encender la dinamita tuvo en realidad la intención de ultimar a
María Pachada y que esto no se verificó por causas ajenas a su voluntad. De acuerdo con 227 ARA, FPJCT, UC Nº 16, Causa rol nº 221, Febrero 7 de 1938. f. 23. 228 ARA, FPJCT, UC Nº 16, Causa rol nº 221, (1938). op. cit. f. 35. 229 ARA, FSJCT, UC Nº 03, Causa rol nº 7.450, Abril 27 de 1936. f. 12
159
lo dispuesto en el art. 484 del Código del Procedimiento Penal, SE REVOCA la sentencia
apelada de 18 de Julio último, escrita a fs. 16, y se declara que Armado Inostroza Prines
queda absuelto de la acusación; y hallándose preso, ofíciese para su inmediata libertad”.230
Lo que en este caso jugó a favor del acusado, fue que la víctima no tuvo como
comprobar tangiblemente el intento de asesinato en su contra, puesto que no tenía
lesiones físicas que demostraran el ilícito y los testigos que se presentaron, si bien
declararon en beneficio de ésta, eran aquéllas mujeres de mala vida que no se llevaban
bien con el acusado. Todo esto en su conjunto dio como resultado la absolución de los
cargos y la libertad de Armando Inostroza.
Con todos estos antecedentes podemos establecer sin lugar a dudas, que más de
la mitad de los 73 casos que conforman nuestra población no fueron castigados. Es decir
que sólo un 38% de todos estos delitos (lo que corresponde a las sentencias
condenatorias) fueron efectivamente ajusticiados. En otras palabras, de 17 mujeres
asesinadas, 53 golpeadas y 3 sobrevivientes de asesinato, sólo 28 de ellas encontraron
justicia, unas sin embargo, demasiado tarde.
Esto da clara cuenta de la vulnerabilidad e inmadurez del sistema judicial de
entonces, el cual -en su defensa- puede decirse que recién estaba naciendo en la región
para fines de siglo XIX, sumado a que la legislación en materia de maltrato femenino
tampoco estaba establecida como tal. No obstante, resulta evidente que, independiente
de los esfuerzos que hicieran los juzgados regionales por imponer justicia, sus recursos
eran limitados y las leyes imprecisas, todo lo cual pudo haber influido mucho en la escasa
cantidad de demandas encontradas y en el silencio que tal vez guardaron muchas otras
mujeres, situación que evidencia el siguiente gráfico.
230 ARA, FSJCT, UC Nº 03, Causa rol nº 7.450, (1936). op. cit. f. 26.
160
Gráfico Nº 18. Evolución de las demandas por lesiones y asesinatos en 60 años.
Fuente: Elaboración propia según datos obtenidos en el Fondo del I y II Juzgado Criminal de
Temuco y de Angol.
Este gráfico señala claramente que, tanto lesiones como asesinatos, apenas sí
fueron demandados durante las últimas décadas del siglo XIX, lo cual expresa que existía
una ignorancia y una desconfianza de la población hacia el sistema judicial, puesto que
con el paso del tiempo y la consolidación del mismo, las demandas comienzan a
aumentar, si bien tímidamente durante los primeros años posteriores a 1900, con
sorprendente rapidez a partir de 1920, alcanzando su cuota más alta durante la última
década estudiada, aunque solo sean 30 demandas.
Esto refleja que las mujeres lentamente comenzaron a creer en la justicia regional,
aunque tal vez muchas de ellas sólo recurrieron a ésta debido a la magnitud del castigo
recibido o como último recurso a su desperada situación, puesto que aun en su mejor
momento, la cantidad de querellas iniciadas por féminas a raíz de violencia de género
siguió siendo escasa.
Evolución del número de demandas por lesiones y asesinatos
18
30
61 1
3
30
1
0
5
5
0
5
10
15
20
25
30
35
1880-1890 1891-1900 1901-1910 1911-1920 1921-1930 1931-1940
Rango de años
CantidadLesiones Asesinatos
161
CAPITULO VI.
ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE VIOLENCIA Y SOCIEDAD EN LA
ARAUCANIA. 1880-1940.
Prohibida estoy de librar los tentáculos de mi
mente,
las alas de mi lengua arquitectónica,
abrir el paracaídas de mis ojos
y lanzar mis deseos nocturnos a medio día.
Las miradas cercenan el sentido de este grito,
me sancionan si toco el mentón de la muerte,
si atento contra la moral y buenas costumbres
de esta sociedad disfrazada de charol.
Prohibida estoy. Silvia Rodríguez.
162
Si bien la incertidumbre que representaba el sistema legislativo al administrar
justicia en casos de violencia, mitigaba de cierta manera el que las mujeres denunciaran
este tipo de abusos, es posible apreciar que existían también otros factores que llevaban
a las víctimas a decidir no sacar a la luz su situación para no arriesgarse a consecuencias
peores que el castigo en sí y exponerse al juicio de la sociedad, la cual consideraba poco
correcto hacer pública una experiencia asociada íntimamente al ámbito privado de la
familia. A continuación abordaremos algunos de estos.
6.1. FACTORES QUE RETRASABAN LA DENUNCIA.
No obstante estos factores son reconocidos en distintos estudios actuales, cabe
suponer que la regla puede extrapolarse a la época en cuestión, puesto que explican el
por qué las mujeres demoraron tanto tiempo en enfrentarse a su precaria situación e
incluso porque en muchos casos nunca lo hicieron y continuaron al lado de su agresor.
Según dimos cuenta, ninguna de las mujeres estudiadas hizo una segunda denuncia en
contra del golpeador, aun cuando gran cantidad de ellas habían sido maltratadas
anteriormente en reiteradas ocasiones. En otros casos también se veía que los acusados
nunca llegaban a cumplir un castigo debido a que la demandante no continuaba adelante
con la querella y es más, había quienes incluso retiraban los cargos.
Para efectos de esta investigación nos es posible reconocer que hay ciertos
factores que explican mejor que otros la tardanza que demostraron estas mujeres en
detener el abuso, a saber: el miedo, la ambivalencia, la dependencia económica y la
vergüenza.
El miedo, sostienen algunos autores, inmoviliza desde distintos ángulos a las
mujeres, llevándolas inevitablemente a sentirse incapaces de enfrentar a sus agresores.
“El miedo se produce frente a las reacciones que puede presentar la pareja y a sus
conductas violentas, lo que produce una inhibición de acciones de autoprotección. Mientras
más miedo, más paralizadas se encuentran y más desprotegidas. Esta situación se ve
reforzada por alteraciones en la percepción del agresor y la sobrevaloración de su poder.
163
Creen que él siempre logra sus objetivos, que nada lo asusta, nada lo hace cambiar y
detener la violencia que ejercen”.231
Tal vez esto explique por qué el 25% de las mujeres abordadas en esta
investigación,232 esperaron a que la magnitud del castigo propinado por el agresor fuera
considerado más allá de los límites permitidos por el derecho de corrección para hacer
algo al respecto, ya que las agresiones pudieron haber sido cada vez más intensas y
llegar a un punto donde la violencia fuese tal que la víctima no tenía otra opción más que
reaccionar. Además, como en muchos casos el agresor se violentaba cuando estaba bajo
los efectos del alcohol, la víctima tenía ciertos períodos de tranquilidad, lo cual hacía
patente el miedo solo en determinados momentos, lo que puede haber influido en la
vacilación de la mujer y por consecuencia en la tardanza al enfrentar su situación de
violencia.
“0También se aprecia el miedo e intolerancia terrible a la soledad, a estar sin
él”.233 Este sentimiento hacia la ausencia del agresor –especialmente cuado se trataba de
la pareja- deriva en otro factor denominado ambivalencia. Este supone que la mujer
realmente siente que quiere a su agresor, pero cuando ocurren los episodios de violencia
no pueden evitar sentir rabia y deseos de venganza, lo cual convierte la relación entre
ambos en una situación emocional confusa y desgastante, lo que retroalimenta al ciclo de
la violencia. A lo largo de la investigación efectivamente nos encontramos con casos de
esta índole, donde las agredidas bajaban el perfil a la situación. Esta ambivalencia
permite entender por qué algunas mujeres, en determinados momentos están decididas a
apartarse del abusador y así terminar con la situación de violencia y en otros momentos
presenten vacilaciones y arrepentimiento.
María Inostroza retrata muy bien la mezcla de sentimientos que surgen a raíz de
una agresión provocada por un hombre que inspira cariño y/o amor, al intentar rebajar la
magnitud del intento de asesinato del que fue víctima por parte de su pareja Teófilo
231 Javier, CAREAGA, Soledad BORQUEZ y María, PEREZ. La violencia en la pareja un vinculo destructivo. Diplomado en salud pública y salud familiar. Modulo I: Tendencias en salud pública: salud familiar y comunitaria y promoción. Universidad Austral de Chile. Valdivia. 2004. p. 10. 232 NOTA: solo un 25% de mujeres hicieron explicito que hubo violencia anterior, mientras que el grueso de la muestra no registró tal situación, por lo cual no es posible determinar con exactitud cual fue la cifra de mujeres que fueron maltratadas con anterioridad a la demanda. 233 CAREAGA. BORQUEZ Y PEREZ. (2004). op. cit. p. 10.
164
Molina, causa iniciada por ella misma. Sus palabras al respecto fueron en defensa del
perpetrador, ya que colocó énfasis en cuanto era la primera vez que intentaba matarla y
todo era producto del alcohol. Asimismo hay muchos casos donde la víctima terminaba
defendiendo a su agresor.
Otro ejemplo de esto fue la demanda hecha por Mercedes Villa en Temuco el
año1936, quien acusa a su marido José Lumus de haberla dejado muy mal herida luego
de propinarle una golpiza a poco tiempo de que ella saliera de su maternidad. No
obstante, a los pocos días se presentó ante el Primer Juzgado del Crimen para retirar la
demanda, argumentando que “me desistí del reclamo que había interpuesto contra mi
marido, ya que éste me dio amplias explicaciones y por lo tanto no tengo ningún reclamo
que hacer en su contra”. 234 Nunca se sabrá si esta mujer realmente creía en lo que ella
misma estaba diciendo o lo hacía obligada por su pareja.
Por otro lado, también es probable que la dependencia económica jugara un
papel importante en cuanto a la decisión de no tomar un rol más activo durante los
primeros hechos de violencia y en dejar pasar un largo tiempo antes de enfrentarlos. Esta
situación era precisamente todo un tema para la época, puesto que como se ha
mencionado ya, el rol de la mujer se limitaba a los ámbitos domésticos y familiares, no
teniendo cabida en el mundo laboral. De esta manera, nacida para desarrollar un papel de
mantención e instrucción familiar, la mujer estaba prohibida por la sociedad para
desempeñar cargos profesionales y cualquier oficio que pudiera llegar a realizar –
independiente de las circunstancias que lo ameritaran- era fuertemente juzgado por sus
pares.
“No cabe duda que todas estas mujeres son dependientes de otros para su subsistencia
cotidiana y la de sus hijos, por lo que quedan expuestas a un cierto tipo de chantaje
económico. El modesto medio en que viven las deja desamparadas si el sostén de sus
hombres”.235
Por otra parte, las únicas áreas laborales donde éstas podían desempeñarse para
la época estaban también muy ligadas a lo doméstico; lavanderas, cocineras,
remendando ropa, en algunas fábricas textiles, etc., las cuales de por sí daban pie para 234 ARA, FPJCT, UC Nº 277, Causa rol nº 10.082. (1936). op. cit. f. 5. 235 GOICOVIC. (2006). op. cit. p. 240.
165
ser cuestionadas y a la vez no generaban los ingresos necesarios para mantener a sus
familias, las cuales tendían a ser numerosas. Todo ello hacía a la mujer conciente de la
necesidad de conservar al hombre sostenedor a su lado, tanto por la seguridad
económica y la supervivencia familiar, como por mantener el status quo existente al
interior de la sociedad.
Dentro de las demandas analizadas, si bien existieron casos donde las víctimas
pertenecían a familias acomodadas, el grueso de las denuncias se concentraba en las
capas más bajas socialmente. Varias de las mujeres que estudiamos efectivamente eran
dueñas de casa y el marido era el único soporte económico dentro del hogar y
coincidentemente era también el agresor.
Pero no solo los matrimonios y las relaciones familiares se desenvolvían en esta
dinámica. Asimismo la situación de concubinato que algunas mujeres mantenían con sus
parejas hacía que éstas estuvieran aun más expuestas y dispuestas a soportar la
violencia sin quejarse, ya que sin duda no tenían subterfugios legales que aseguraran su
situación frente a un episodio de tal índole, no así los matrimonios, lo cuales en
circunstancias extremas contaban con normas que velaban por la distribución de los
recursos dentro de la familia. De esta forma, ante la vulnerabilidad que significaba el
amancebamiento desde el punto de vista económico, estas mujeres debían asegurar su
permanencia al lado del varón jefe de hogar. Al respecto Igor Goicovic señala que,
“Los documentos muestran aquí y allá a mujeres y hombres manteniendo relaciones sin
casarse. Sin duda, muchas mujeres lo hacen por necesidades económicas o por presiones
sociales, ya que la situación social estimulaba relaciones de este tipo por la urgente
necesidad de salir de la miseria cotidiana, de relacionarse y de divertirse”.236
Todo ello plantea que estas mujeres asumieron un rol pasivo frente a la violencia, y
que si efectivamente intentaron algo para detener los golpes, lo hicieron sin realizar
mayores esfuerzos por cambiar la situación, ya sea por falta de motivación, ausencia de
apoyo económico o bien a raíz de la conformidad de éstas frente a la relación jerárquica.
236 GOICOVIC. (2006). op. cit. p. 185.
166
Según se ha visto a lo largo de este estudio, la mayoría de los agresores fueron
esposos y convivientes de las víctimas, los cuales concientes de su posición como
sostenedores económicos del hogar y de su rol socialmente predominante al interior de la
familia, demostraron el peso de este poder heredado y ejercieron la violencia contra estas
mujeres, en muchos casos sin siquiera ampararse bajo el derecho de corrección.
Finalmente aparece la vergüenza. Los hombres que agreden a las mujeres, al
externalizar la responsabilidad de sus conductas agresivas y situar el origen de la
violencia en ellas, activa en éstas la internalización de la culpa para la que han sido
socializadas. Ellas se hacen cargo y se culpan de lo sucedido, cuestión que permite que
el ciclo de la violencia se mantenga en equilibrio.
“Al internalizar la culpa, las mujeres hacen o dejan de hacer lo que supuestamente provoca
a sus parejas. La actitud de evitación refuerza en ellos el ejercicio de la violencia y
mantiene el circuito en una perfecta homeostasis. Lo anterior, las torna cada vez más
pasivas, débiles y sin fuerzas para salir de esta situación. La evitación, al transformarse en
una manera frecuente de reaccionar, adaptarse y vivir ante las situaciones de conflicto,
produce que las mujeres eviten hacer, decir u opinar cualquier cosa o idea que pueda
provocar en su pareja una reacción violenta y alterar la relación. Sin embargo, siempre hay
una nueva situación que generara un episodio de violencia, no importando todo lo que ellas
hayan dejado o no de hacer”.237
Una vez que las mujeres asumen esta responsabilidad que no les corresponde,
inevitablemente surge la vergüenza. Ésta tiene diversas modalidades desde donde se
hace visible. Primero aparece como sentimientos de impotencia por no ser ellas capaces
de estar a la altura de las expectativas que les reclama el hombre, el cual al adjudicarles
la responsabilidad de su agresión, posibilita una constante sensación de humillación y
vergüenza frente a éste y el entorno inmediato que lo rodea, ya sea amigos y familiares, lo
cual sólo contribuye a reforzar la idea de dominación que este posee y ostenta.
La vergüenza surge también en cuanto la mujer asume que, debido a su
incompetencia y a su falta de seguridad no brinda la protección adecuada a su familia,
especialmente a los hijos, lo cual la lleva consecuentemente a sentir vergüenza frente a
su propia familia y frente a sus parientes, los cuales siente que la juzgan por esta
CAREAGA. BORQUEZ Y PEREZ. (2004). op. cit. p. 11.
167
debilidad7”las mujeres se avergüenzan de su situación, callan para evitar comentarios y
juicios de terceras personas y en varias oportunidades se creen a si misma enfermas,
locas, es decir diferentes y únicas en lo que les sucede”.238
En muchas de las demandas analizadas no sólo las querellantes fueron víctimas
de la violencia, sino también lo fueron los hijos, la madre o hermanas de éstas.
En febrero de 1929 Emilia Harris inicia una demanda contra su yerno Julio Prieto
quien -según lo expresado por la demandante- no contento con agredirlas verbalmente a
ella y su hija Clara Tepper, las golpeó con un palo, causándole diversas heridas.239 Esto
demuestra claramente las dimensiones que podía tomar la agresión, siendo golpeados
otros presentes en la escena indistintamente de su edad, sexo e identidad.
Y no sólo golpeados. Susana Newman240 sostuvo en 1927 que su esposo Santiago
Sigrit aparte de golpearla desde hacía mucho tiempo, les negaba el alimento a ella y a su
hija, sometiéndolas a necesidades injustas. En este caso esta mujer no estaba solamente
sometida a una vergüenza acerca de su incapacidad para asegurar la calidad de vida de
su hija, sino también se veía dependiente económicamente de su esposo, debiendo
soportar sus caprichos y arrebatos violentos.
A raíz de todo esto surge finalmente la vergüenza frente a la sociedad. Las
mujeres que han sufrido violencia de género al interior de las familias, sienten que no sólo
los familiares directos las reprenden interiormente, sino también la sociedad a la que
pertenecen.
“Temen también a lo que dicta la sociedad (el miedo a las críticas y al que dirán, a dejar a
los hijos sin padre) y la iglesia que aborda la importancia de la unión familiar y desvaloriza
la separación, ya que es un bien que no debe negárseles a los hijos. Es decir, es un bien
para ellos, así la mujer debe ser una abnegada y sacrificarse por la familia y los hijos.
También en la sociedad, está influenciada por la parte cultural, donde se hace diferencias
de género, donde el hombre es el que tiene el poder, el que es más fuerte y que provee y
que tiene derechos sobre la mujer”.241
238 ECHEBURUA y CORRAL. (s/f). op. cit. p. 16. 239 ARA, FPJCT, UC Nº 196, Causa rol nº 5.699, (1929), op.cit. f. 2. 240 ARA, FPJCT, UC Nº 180, Causa rol nº 5.209, (1927), op.cit. f. 3. 241 CAREAGA. BORQUEZ Y PEREZ. (2004). Op. cit. p. 11.
168
La sociedad finisecular aun conservaba fuertemente arraigadas algunas
tradiciones, entre ellas la creencia del deber que se debían los integrantes de un
matrimonio; lealtad y respeto, especialmente de parte de la mujer al hombre, ya que éste
se configuraba como su proveedor y protector. Es por esta razón que se condenaba
fuertemente a las féminas cuando estas exteriorizaban situaciones consideradas propias
del ámbito privado, de la intimidad del hogar.
Dadas las características físicas de los espacios regionales, una vez que dichas
situaciones salían a luz, prontamente eran absorbidas por la sociedad más inmediata a
los implicados, es decir, vecinos y familiares, etc.
“En este contexto el objetivo de la vivienda, como espacio de intimidad se ve cuestionado.
Mucho más cuando las características de la casa no ofrecían garantías para un adecuado
ejercicio de dicha intimidad. La estrechez del espacio, la ausencia de puertas que aislaran
los cuartos interiores, la existencia de ranuras y boquetes, las separaciones interiores con
delgados tabiques, hacían que lo intimo fuera más una aspiración que una realidad. Con
ello la vida íntima de la familia pasaba convertirse en un fenómeno de conocimiento
público, respecto del cual la sociedad y sus instituciones tenían mucho que decir”.242
De esta manera, las mujeres sabiendo la precariedad de la intimidad que gozaban,
debieron estar evidentemente expuestas a todo tipo de comentarios acerca de su
situación y del por qué de la misma, generando la sociedad distintas teorías sobre lo que
hizo ella para merecer el castigo y emitiendo variados juicios de valor en contra de cada
una de las partes, siendo mucho peor para la mujer, la cual por su obligación de mantener
el honor, primero que todo de ella como fémina al servicio de su hombre y luego de su
familia, debía soportar estos episodios con valentía y estoicismo durante el tiempo que
fuera necesario.
El caso de Eva Escalup es el ejemplo perfecto acerca de la situación a la que se
exponía una mujer con relación a sus actos frente a la sociedad. En este caso, todo el
mundo condenaba abiertamente a la mujer por su infidelidad hacia el marido, el cual fue el
242 Igor, GOICOVIC. Ámbitos de sociabilidad y conflictividad social en el chile tradicional. Siglos XVIII XIX. Santiago. CEME. Centro de Estudios Miguel Enríquez. (s/f). 23.10.09. p. 04. Extraído de http://biblioteca.universia.net/htlm_bura/ficha/params/id/37809760.html
169
último en enterarse y que fue finalmente lo que permitió a este ser absuelto y puesto en
libertad, ya que se consideró que era una víctima de las circunstancias. Al respecto, un
testigo, Sr. Senador Estébanez Blasco expuso:
“En cuanto a ella debo manifestar, que por diversas versiones que llegaron hasta mí, se le
tenía en el concepto jeneral como una esposa que no le guardaba la debida fidelidad a su
marido, puedo agregar que en repetidas ocasiones la ví yo con algunos hombres en actitud
bastante sospechosa.- por otra parte, según informaciones que obran en mi poder, cuando
la señora de Tejedor estuvo en Concepción hace algún tiempo, a donde había ido a
operarse, la despidieron de la Pensión en donde se hospedaba porque cometía verdaderos
escándalos introduciendo toda clase de hombres a su pieza”.243
Esta declaración demuestra con precisión la magnitud del juicio que hacía la
sociedad acerca de las situaciones de los “vecinos”. Independiente de que en este caso la
infidelidad de la mujer haya sido efectivamente comprobada, sorprende el hecho de que,
tal cual lo dice el testigo, su situación fuera de conocimiento general y la valoración
negativa que hacían de sus actos (que por lo demás eran sancionados nada más en el
caso de los hombres), lo cual pudo comprobarse según las declaraciones de otros
testigos, las que sin embargo no se incluirán en este análisis debido a la precisión del
testimonio ya utilizado.
Esta vergüenza acerca del qué dirán, llevaba a las víctimas a muchas veces
ocultar el problema, sufriendo en silencio -en ocasiones durante años- los maltratos. El
miedo a la reacción y el juicio a que podían ser sometidas era más fuerte para estas
mujeres que la gravedad de la situación para ellas y sus familias y suponemos que fue lo
que en muchos casos las llevó a soportar largo tiempo antes de hacer una denuncia o
juntar las fuerzas necesarias para acabar con la violencia.
“Se ha visto que en un porcentaje importante de las mujeres, la violencia ocurre sin que su
entorno social se entere de la situación. Algunas parejas se han proyectado como un
matrimonio ideal, por lo se sienten avergonzadas de mostrar y contar su realidad. Al
proteger o esconder esta situación, al momento que ellas decidan solicitar ayuda a
243 ARA, FPJCT, UC Nº 151, Causa rol nº 4.200, (1923), op.cit. f. 21.
170
familiares o amigos, a estos le resulta difícil de creer lo que ellas cuentan, ya que siempre
han proyectado otra imagen muy distinta”.244
De esta manera se observa claramente el poder que tenía el juicio social sobre las
familias, especialmente para las mujeres, quienes eran finalmente las más vulnerables a
los juicios morales por parte de la sociedad.
A este respecto recordamos a Petrona Bascuñan, quien soportó nueve años de
maltratos por parte de su marido Rómulo Salinas. Su caso es el ejemplo más claro del
tiempo que podía pasar una mujer siendo víctima de agresiones por parte de un familiar y
permanecer callada ocultando la situación. Ella misma es quien reconoce que “Poco
tiempo después de reunirse conmigo empezó a darme malos tratos de palabra y de obra
(0) y últimamente golpeándome bárbaramente, me obligó a huir de mi casa evitando que
me casara la muerte”.245
Se evidencia en esta situación que Petrona, sólo una vez que se vio desesperada
ante el rumbo que tomaron los hechos, decidió enfrentar la opinión pública y tras nueve
años de violencia denunciar finalmente a su marido. Este sería también el proceder de
muchas otras mujeres, las cuales esperaban a la que la situación se volviera crítica para
atreverse a enfrentar los hechos.
Lo cual solo lleva a entender el temor frente a los juicios emitidos por la sociedad,
la cual influía en todo sentido de cosas. El patriarcado, según vimos utilizaba ciertos
métodos para interiorizar sus preceptos a la sociedad, uno de los cuales consistía en la
publicación de ideas consideradas correctas, destinadas a formar a las nuevas amas de
casa. Distintos manuales de cómo ser una buena esposa y madre comenzaron a circular
y con el paso del tiempo éstos ya ni siquiera fueron necesarios, puesto que las mujeres
absorbieron estos ideales y más tarde, serían ellas mismas quienes los transmitirían y se
encargarían de velar por su cumplimiento a las nuevas generaciones de mujeres.
244 CAREAGA. BORQUEZ Y PEREZ. (2004). Op. cit. p. 11. 245 ARA, FPJCT, UC Nº 89, Causa rol nº 2.249, (1927). op. cit. f. 16.
171
De esta forma, la configuración social y las normas establecidas en la época
dictaban que la mujer, haciendo referencia a la internalización de los valores propios de la
buena esposa que le fueron inculcados desde pequeña, hiciera acopio de fuerzas y
enfrentara cualquier situación delicada en el seno de su familia con toda la discreción
posible, apelando al viejo dicho “los trapos sucios se lavan en casa”. Por ende, lo correcto
en dichas situaciones era solucionar las fricciones al interior del hogar, tratando
insistentemente de mantener el problema alejado de parientes y vecinos que pudieran
hacer juicios de valor y perjudicar el buen nombre de la familia.
En una publicación de la revista Familia de la editorial ZIG-ZAG de 1911, un
artículo denominado “El matrimonio, su éxito o fracaso” hace referencia con precisión a
dicha situación. En aquél apartado, la autora pretende enseñar a los futuros esposos
aconsejando ciertos detalles y normas a seguir para alcanzar un matrimonio feliz. Es así
como a la nueva casada le aconseja:
“No quejarse jamás a extraños. No tener confidencias con nadie, si su Juan la ofende. Si
es que tiene agravios no los confíe, ni á madre ni á tía, ni á su amiga más querida. Su
hogar debe ser un santuario inviolable, y tenga presente que es profanar ese santuario
quejarse ante cualquier extraño de los defectos de su esposo ó cualquier
sufrimiento que él le ocasiona. Bien se yo que es muy difícil, pero también sé que desde el
momento que una esposa se permite quejarse de su marido a extraños, ella echa por tierra
un baluarte inexpugnable y abre camino para que entre toda clase de sinsabores al campo
del hogar”.246
Tal cual se observa, son las mismas mujeres quienes instruyen a sus congéneres
acerca de las características que deben desarrollar al interior del matrimonio y su posición
como esposas en relación a la esfera pública, haciendo fuerte hincapié en la urgencia de
no comprometer el honor del marido exponiendo sus problemas maritales bajo ninguna
circunstancia, incluso si éste le causaba sufrimiento, lo cual lleva inevitablemente a
suponer que para el caso de la violencia familiar, lo cual era aun más delicado y
complicado, esta regla era aún mucho más trascendental.
246 “El matrimonio, su éxito o fracaso”. Revista Familia. Santiago. ZIG ZAG. 1911.24.10.09. p 04. Extraído de www.memoriachilena.cl
172
En fin, como fuera, miedo, ambivalencia, dependencia económica y vergüenza,
fueron algunos de los varios factores que llevaron a las mujeres a someterse
silenciosamente a hechos de violencia, evidenciados en el transcurso de la investigación.
Si bien algunos de estos nunca fueron explícitos, sí se los pudo ver entre líneas en las
declaraciones de estas mujeres, en su conducta, en su reacción frente a la demanda, en
su tardanza. Si bien estos se expresaban como reacciones internas de la mujer frente a
sus circunstancias, respondían evidentemente a las presiones ejercidas por la comunidad.
En otras palabras, estos factores, aun cuando operaban en el subconsciente emocional
de las mujeres, tenían su origen en los principios patriarcales que reproducía la sociedad,
actuando como imposiciones y restricciones que pretendían impedir, por medio de la
intimidación, las trasgresiones femeninas.
6.2. ASESINATOS DE MUJERES EN LA ARAUCANÍA SEGÚN EL DIARIO AUSTRAL.
Una fuente que nos puede aportar información sobre cuál era la opinión pública
que existía en la Araucanía con respecto a la violencia en contra de la mujer es El Diario
Austral de la ciudad de Temuco247. Su importancia como fuente radica en que según Mar
de Fontcuberta248, el periodismo es un medio donde se encuentran o se dan cabida a las
diversas realidades y puntos de vista de una sociedad, las cuales se manifiestan en la
información que habitualmente circula en la prensa de tipo escrita y otras.
Es importante aclarar que la búsqueda de artículos de El Diario Austral se basó,
ante todo, en las demandas por lesiones y asesinatos de mujeres encontradas en los
Juzgados del Crimen de Angol y Temuco. Sin embargo, sólo se encontraron noticias
referentes a algunos de los homicidios, mientras que los casos por lesiones ni siquiera
fueron nombrados en este periódico. Esto pudo deberse principalmente a la importancia y
connotación social que podía tener el asesinato de una mujer, la cual seguramente era
mayor que la de una agresión. También debido a que la violencia familiar (lesiones), al
igual que todos los problemas familiares formaban parte de la vida privada y por lo tanto
no era bien visto que fueran publicados en la prensa.
247 NOTA: El Diario Austral fue fundado el 5 de marzo de 1916 por Guillermo Förster Gebauer. Eduardo PINO. Historia de Temuco. Biografía de la capital de La Frontera. Ediciones Universidad de La Frontera. 2a edición Imprenta Wosaldi. Temuco. 1998. 248 Mar de Fontcuberta. La noticia. Pistas para percibir el mundo. España. Ediciones Paidós. 1993. p. 18.
173
En cuanto a la primera razón, aquellos hechos de violencia que terminaban con la
vida de una persona podrían ser considerados de mayor importancia producto del impacto
que probablemente causaban entre sus lectores y en la sociedad en general.
Especialmente en una época donde los hechos de violencia formaban parte de cada día.
Así lo expresa Leonardo León249, quien plantea que la violencia e insubordinación,
al igual que el libertinaje y la criminalidad constituyeron durante las décadas siguientes a
la ocupación de la Araucanía, una parte importante de la historia de La Frontera. Por lo
que “la implantación del marco jurídico estatal chocaba con las sucesivas olas de
violencia social e individual que, de tiempo en tiempo, sacudían a las nuevas villas”.250
Esto tiene que ver con los criterios o factores que determinaban la selección de las
noticias, entre estos, según Tean Van Dijk 251, encontramos: la novedad; la actualidad; la
presuposición -donde las noticias deben ser contextualizadas- la consonancia, es decir,
estar en conformidad a normas; los valores y las actitudes socialmente compartidos;
relevancia de los acontecimientos; desviación y negatividad –las noticias sobre desastres
o calamidades son de primera selección– y por último la proximidad, o sea, referirse a lo
local, lo que sucede en las propias comunidades.
Por otra parte, como se dijo anteriormente, hay que considerar que los conflictos
de familia –-especialmente entre cónyugues y/o convivientes– que terminaban con
violencia física hacia la mujer, eran considerados cotidianos y parte del mundo privado de
la familia. Por lo tanto, lo más seguro, es que para la sociedad una denuncia por lesiones
hacia una mujer al interior del hogar no constituía un hecho de relevancia y mucho menos
algo para ser publicado en un periódico a disposición de la opinión de toda la comunidad,
puesto que según sostienen Pilar Montañez y Jesús Megías,252 el maltrato ejercido por la
pareja era considerado como una cuestión privada, consecuencia de la idea subyacente
de que en la intimidad del hogar no debían intervenir terceras personas. Esta
consideración propició que el ejercicio de la violencia se considerara un derecho del
marido y se viese como algo normal.
249 LEON. (2007). op. cit. p. 336. 250 LEON. (2007). op. cit. p. 337. 251 Tean VAN DIJK. La noticia como discurso. España. Ediciones Paidós. 1993. p 15. 252 MONTAÑEZ y MEGÍAS. (2008) op. cit. pp. 3-4.
174
Aún cuando solo se encontraron noticias sobre asesinatos de mujeres, no fueron
muchas. Solo se hallaron 5 hechos de esta naturaleza, entre ellos: los parricidios de Eva
Escalup por parte su marido Joaquín Tejedor y el de Luisa Molina por parte de Carlos
Matamala; el asesinato de Petronila Parra por Luis Cervantes; de Marciala Valenzuela por
Rafael Díaz y el homicidio de Ana Parra cuyo victimario fue Rodolfo Romero. Con
respecto a este último, se puede decir que fue el único caso que se encontró en el diario y
que no estaba su expediente judicial en los fondos revisados.
De todas estas noticias aparecidas entre 1916 (fecha en que se funda el diario) y
1940, se puede inferir, por la forma en que eran abordos estos hechos, que el objetivo de
cubrir un acontecimiento noticioso sobre el asesinato cometido por un hombre en contra
de una mujer, era únicamente dar cuenta a la población sobre un hecho que, debido a sus
características trágicas, podría interesar a la sociedad, más no como una forma de
reflexionar sobre lo acontecido. En otras palabras, la noticia era básicamente un mero
relato de hechos lo más objetivo posible. Un ejemplo de esto es la noticia que apareció en
la crónica del día martes 10 de junio de 1919, la cual daba cuenta del homicidio de Ana
Parra:
“Ayer nos informamos que mas o menos a las 8 P.M. de antenoche se perpetuó e Padre
Las Casa un homicidio que ha consternado al vecindario de esa localidad. El hecho ocurrió
en casa de un señor Rodolfo Romero y la víctima es Ana Parra, una mujer con quien éste
hacía vida marital, la cual recibió una herida a bala en el cerebro, muriendo poco después.
El Juez del Crimen, don Nicanor Leiva Pérez, se trasladó ayer mismo al lugar del suceso
para practicar las averiguaciones de estilo, después de lo cual ordenó detener en la Policía
a Romero y varias otras personas que se encontraban en la casa después del hecho.
Sobre este asunto tenemos importantes datos en cartera, pero no nos es posible darlos por
no entorpecer la acción de la justicia. Ojalá, que dado el indudable interés demostrado por
la justicia, se esclarezca cuanto antes este hecho criminal y se castigue severamente al
delincuente, a fin de terminar de una vez con la criminalidad que tanto desarrollo ha
tomado últimamente en la región”.253
Si bien, quien redacta la noticia expone su deseo de que se castigue severamente
al autor del delito, esto es debido a un anhelo más grande y global: “terminar con la
253 Biblioteca Nacional. Sección Periódicos (en adelante BNSA.).El Diario Austral, martes 3 de junio de 1919, Temuco. p. 2.
175
criminalidad de la región”. No así por el hecho de que sea una mujer la asesinada o
porque en cuanto a género existía una evidente desventaja en las relaciones de poder
entre la víctima y el victimario. Como se puede ver, no existe una reflexión sobre los
acontecimientos, sino sólo una descripción.
Esto podría tener que ver con la rigurosidad periodística del diario o simplemente
porque la desigualdad de géneros no era un asunto que interesase a la sociedad, más
aún cuando para aquella época ni siquiera era considerado un tema.
Por otra parte, la noticia en sí ocupaba un reducido espacio dentro de la página del
diario, lo cual no ocurrió con otros asesinatos que generaron más revuelo y que por lo
tanto se les asignó un mayor lugar en la plana.
Esto se puede ejemplificar con la noticia del hallazgo de un cadáver enterrado bajo
el piso de una habitación que se estaba demoliendo. Dicho acontecimiento corresponde al
caso ya analizado anteriormente sobre el asesinato de Petronila Parra por parte de su
conviviente Luis Cervantes, el cual apareció en El Diario Austral el día 17 de noviembre
de 1922, en cuya noticia aparece el siguiente tituló y bajada “SOBRE LA PISTA DE UN
CRIMEN SENSACIONAL. En el barrio Coilaco se hace un hallazgo macabro: El cadáver
de una mujer mutilado horriblemente.- El autor de este odioso asesinato sería un ex-furriel
de la policía”.254
Como se puede observar, el titular de la noticia alude a un hecho casi pintoresco.
Al leer la noticia completa, se pueden considerar diferentes ámbitos al interior de ella: las
primeras averiguaciones de los hechos, cómo se hizo el descubrimiento del cadáver,
quiénes son los principales protagonistas y algunos detalles sobre la investigación judicial.
Pero todos ellos a modo de descripción. No se encuentran juicios morales o éticos con
respecto al delito y al proceder del principal sospechoso, sólo se utilizan calificativos
como: “horrendo crimen”, “macabro descubrimiento”, “brutal crimen” o “horrible tragedia”.
Pero no se detienen a analizar el trasfondo de los hechos, como la violencia de la cual
eran objeto constantemente las mujeres y que en algunos casos terminaban siendo
asesinadas por sus parejas sin que nadie pudiera brindarles la ayuda necesaria para
romper con el maltrato.
254 BNSA.El Diario Austral, viernes 17 de noviembre de 1922, Temuco. p. 3.
176
En cuanto a este caso, la noticia volvió a aparecer en la edición del día siguiente.
Esta vez con nuevos antecedentes sobre la situación del acusado, quien fue encontrado y
aprendido en Osorno. Posteriormente, el día martes 21 del mismo mes aparece la noticia
de que Luis Cervantes confiesa ser el autor del crimen cometido en la calle Blanco. En el
artículo aparecen declaraciones del acusado, el cual señala que producto de los celos, el
rencor y la venganza, dio muerte a Petronila, a quien acusa de haberle sido infiel y
haberse fugado con otro hombre antes de los eventos que concluyeron con el asesinato
de ésta. El Diario Austral publica la siguiente declaración de Cervantes:
“0Y vino la desilusión acalorada y la mutua recriminación de nuestros actos. Yo le expuse
su infamante huida de mi hogar, las torturas de mi corazón. Ella me contestó con falsas
suposiciones imputándome delitos por mi no cometidos. Entonces, adentro, en mi pieza,
donde se desarrollaba esta escena, tuve un momento de turbación, de rabia y de locura.
Todas mis iras reconcentradas estallaron de pronto incontenibles frente esa mujer y ciego
de odio tomé un hacha y se la descargué en el cráneo matándola instantáneamente. (0)
Cervantes hace una pausa y como reconstruyendo la trágica escena se reconcentra unos
instantes y después continuó”.255
El viernes de la misma semana aparece otro artículo en la sección “Informaciones
del Día” sobre los avances de la investigación judicial y las declaraciones de los
involucrados en el hecho, siendo la principal novedad la acusación de una mujer llamada
Rosa Castro por parte de Cervantes.256 El 3 de diciembre de 1932 es el último día en que
se encontró una noticia al respecto del homicidio de esta mujer, con la gran diferencia de
que el espacio otorgado fue mucho menor a las que aparecieron en los días anteriores.
Esta vez el titular era: “LUIS CERVANTES PIDE LA DEFENSA DE UN ABOGADO”.
“No se han producido mayores novedades en el sumario levantado a raíz del descubierto
del crimen de la calle Blanco. La actuación judicial esta paralizada en espera que las
policías a quienes se les ha confiado la captura de Rosa Castro, proporcionen alguna luz
sobre el paradero de esta mujer a quien, como hemos dicho, Cervantes culpa del asesinato
de Petronila Parra. El reo Cervantes ha encomendado su defensa al abogado señor
Armando Zúñiga quien desde ayer comenzó a celebrar detenidas conferencias con el
presunto hecho de la trágica escena de la calle Blanco”.257
255 BNSA. El Diario Austral, martes 21 de noviembre de 1922, Temuco. p. 3. 256 BNSA. El Diario Austral, viernes 24 de noviembre de 1922, Temuco. p. 3. 257 BNSA. El Diario Austral, sábado 3 de diciembre de 1922, Temuco. p. 2.
177
Imagen Nº 13. Noticia sobre el crimen de Petronila Parra.
Fuente: El Diario Austral, martes 21 de noviembre de 1922, Temuco .Pág. 8.
178
El asesinato de Patronila fue seguido por la prensa por varios días, a pesar de
esto, según nuestra interpretación fue con el objetivo de ir poniendo al tanto a la población
sobre los hechos y adelantos en cuanto a su proceso judicial. Pero nuevamente no se
encontró ningún análisis estructural sobre la violencia y asesinato de mujeres, sino más
bien se concentraron en lo coyuntural.
Ocho años después, el lunes 3 de septiembre de 1930 El Diario Austral publica
otro asesinato de mujer ocurrido en la ciudad de Temuco. El titular era el siguiente: “EN
LA NOCHE DEL 19 FUE COMETIDO UN CRIMEN EN NUESTRA CIUDAD. Una
muchacha fue ahorcada.- El delito había sido hábilmente colocado.- La intuición femenina
dio la verdadera pista”.258 Se trata del homicidio cometido por Carlos Matamala en contra
de su esposa Luisa Molina, quien intentó hacer creer a la familia que se trataba de una
muerte natural, pero que las sospechas de una hermana de la víctima dieron un vuelco a
los acontecimientos, por lo que en esos momentos la policía se encontraba investigando
los hechos.
Una noticia en donde sí se pueden encontrar algunos indicios sobre una postura
más clara y subjetiva acerca de un asesinato, es el caso del parricidio cometido por el
comerciante español que residía en la Araucanía, Joaquín Tejedor, casado con Eva
Escalup, nacida en Francia, pero que al igual que su marido se había radicado en nuestro
país. En la sección “Crónica Policial” publicada el 21 de diciembre de 1923, aparece la
noticia de este crimen, la cual expone:
“Este caballero, hombre de honor y de una tranquilidad a toda prueba se exasperó con la
noticia, sufrió horriblemente, pero amante y cariñoso como era a pesar de la deshonra que
se abrigaba en su hogar formado al calor de un trabajo incesante y fructífero, tuvo un
rasgo de nobleza y perdonó a la esposa infiel. (0) de regreso al hogar recibió un nuevo
desaire, y fuera ya de juicio el señor Tejedor disparó su pistola contra la esposa que en
forma tan dura denigraba su nombre y se burlaba de la prestigiosa comisión de caballeros
que en esos momentos llegaban al hogar a fin de convencerla de que cambiara su sistema
de vida”.259
258 BNSA. El Diario Austral, lunes 22 de septiembre de 1930, Temuco. p. 7. 259 BNSA. El Diario Austral, viernes 21 de diciembre de 1923, Temuco. p. 5.
179
Como se puede inferir de esta cita, al parecer la noticia trata más de un hombre
engañado por una mala mujer que de la víctima y su relevancia en cuanto a la violencia
de género al interior de la familia, puesto que se insiste en recalcar la honorabilidad del
victimario y las faltas cometidas por la víctima, lo cual como se dijo antes, no formaba
parte de las noticias vistas más arriba. Finalmente da la impresión, al leer la crónica
completa, que se está haciendo un juicio moral sobre la infidelidad de la mujer, más que
sobre el asesinato propiamente tal.
Esto, de alguna forma se explica debido a que según Goicovic,
“El adulterio, y particularmente el adulterio femenino, era, sin lugar a dudas, una de las
manifestaciones de ilicitud afectiva más repudiada por la sociedad tradicional. Ello debido
al serio cuestionamiento que esta relación ilícita hacía del matrimonio y, por lo mismo, la
Iglesia y el Estado lo persiguieron duramente. Lo anterior se explica porque el adulterio era
conceptuado por estas instituciones como un delito y, además como un grave pecado”.260
Como se ha dicho en otras oportunidades, el adulterio, al igual que otras
transgresiones sexuales, no pasaban inadvertidas para la comunidad, por el contrario, la
misma se manifestaba siempre atenta a la conducta de los protagonistas de estos actos,
lo cual se demuestra por la gran cantidad de testigos que se presentó ante los tribunales
para dar cuenta de las infidelidades de Eva Escalup. Tal vez, es por esto que en la noticia
se puede observar un juicio moral sobre la infidelidad, lo cual refleja la opinión tanto de la
sociedad en cuanto a este tema, como la del cronista que escribió la noticia. Al día
siguiente, apareció nuevamente en la prensa un informe del hecho, esta vez siguiendo el
desarrollo judicial del caso, puesto que ese día prestaron declaraciones los testigos
presénciales de los hechos: la empleada del hogar y los señores Senador Estébanez y
Francisco García Gil.
Otro asesinato de mujer cometido en la ciudad de Temuco y que, según la opinión
del diario fue muy importante en materia periodística, es el homicidio de Marciala
Valenzuela, la cual aparece en los archivos judiciales con el nombre falso de Blanca
Yañez. Como ya se había explicado en otros capítulos, ésta mantenía relaciones
pasionales con Rafael Díaz, quien la asesinó disparándole con un revólver tres balas y
una vez que fue identificado por la justicia le disparó a un policía dejándolo muy mal 260 GOICOVIC. (2006). op. cit. p. 230
180
herido. El titular decía: “LA CALLE BASILIO URRUTIA FUE TEATRO AYER DE UN
DOBLE Y SALVAJE ASESINATO. Rafael Díaz recién llegado a nuestra ciudad mató
ayer de tres balazos a Marciala Valenzuela, dueña de un pequeño negocio”.261
Llama la atención que en esta noticia se hace énfasis en que durante el último
tiempo se habían cometido una serie de asesinatos de alta publicidad. Lo cual nos puede
llevar a pensar o inferir que este tipo de crímenes (homicidios de mujeres) podían hacer
noticias debido principalmente a las circunstancias en que se desarrollaban, pero no
porque implicara el tema de la violencia doméstica.
Es decir, como se puede ver en este caso y los que se nombraron más arriba, al
parecer no generaban tanto interés periodístico por el hecho de ser mujeres quienes
terminaron siendo asesinadas por sus parejas, como ocurre en la actualidad con el caso
de los femicidios, sino más bien porque factores como lo impresionante de los hechos al
matar a una mujer y luego dispararle a un policía; el encontrar un cuerpo mutilado y
prácticamente petrificado o si eran personas importantes las involucradas en los hechos,
entre otras, llamaban mucho la atención del público que leía la prensa escrita. Esto se
puede corroborar de alguna forma en la siguiente cita, la cual fue extraída de un artículo
publicado por El Diario Austral al siguiente día de cometido el crimen de la calle Basilio
Urrutia.
“En la mañana los diversos corralillos en que se leía nuestro diario, se hacían los mas
variados comentarios acerca de la forma como habían sido cometido este salvaje crimen,
se comentaba sobre todo, el espantable cinismo demostrado por Rafael Díaz Álvarez, el
asesino al prestar sus primeras declaraciones en el Cuartel del Segundo Escuadrón de
Carabineros, donde declaró que había actuado sólo impulsado por su mucha hombría”.262
261 BNSA. El Diario Austral, viernes 23 de noviembre de 1927, Temuco. p. 7. 262 BNSA. El Diario Austral, viernes 24 de noviembre de 1927, Temuco. p. 7.
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Esto refuerza la idea de que un hecho de esta índole generaba comentarios y
conmoción en la sociedad producto de lo lúgubre e impactante de los hechos en su
particularidad pero no como fenómeno social, por lo que es posible pensar que era
esperable que al diario le interesara publicar sucesos como estos, los cuales
impresionaban a la gente y por lo tanto aumentar sus ventas. No así demandas por
lesiones o maltratos hacia el sexo femenino, hechos que no escapaban a la cotidianidad
privacidad de la familia.
Finalmente podemos decir que El Diario Austral era un periódico básicamente
informativo, el cual se atenía a los hechos, dejando muy poco espacio para hacer un juicio
propio y si éste existía no se manifestaba de forma explícita.
183
CAPITULO VII
PROPUESTA EDUCATIVA.
Dime y lo olvido,
enséñame y lo recuerdo,
involúcrame y lo aprendo.
Benjamin Franklin.
184
7.1. PROPUESTA EDUCATIVA PARA LOS ESTUDIANTES.
La formación de los géneros es algo que hasta el día de hoy se desarrolla
particularmente en el ámbito del hogar y se fortalece a través de las relaciones
interpersonales que se generan desde la infancia; especialmente en la escuela. No
obstante, si bien este último espacio se configura como el primer lugar de interacción
entre niños y niñas, la educación no hace una integración explicita en sus enseñanzas de
esta parte del desarrollo de las personas. El curriculum escolar no reconoce como un
valor en si mismo la educación y formación de los géneros, dejando este aprendizaje al
libre albedrío de los implicados.
Una razón de dicha situación puede ser la escasa disponibilidad de información al
respecto a la identidad de la mujer. Desde hace algunas décadas la enseñanza de la
historia incluyó algunos aspectos de la evolución social de la mujer, especialmente en
cuanto a su participación en política, ya que fue un paso fundamental en la construcción
del género femenino, pero desde entonces no ha habido nuevas inclusiones en dicha
materia.
Actualmente, los estudios de género están haciendo visible lo invisible a través de
estudios, investigaciones y grupos de apoyo que se han traducido en importantes cambios
de la vida cotidiana y en los roles de cada género, tal cual la irrupción de la mujer en la
vida laboral, su acceso a la educación secundaria y universitaria, el inédito alcance de la
presencia femenina en el ámbito político, las transformaciones en las relaciones familiares
y conyugales y la reconfiguración de los diferentes roles domésticos, etc., lo cual ha ido
reformando también las costumbres y normas tanto sociales como legales frente a la
mujer y su nuevo campo de acción.
Sin embargo, la educación nacional aún no reconoce abiertamente la importancia
del aprendizaje de niños y niñas -desde temprana edad- en materia de construcción e
identidad de género. Es por ello que nuestra propuesta educativa no puede insertarse a
cabalidad dentro de un nivel escolar ni de una unidad en particular, sino más bien
integrarse y adaptarse a un curso y a un contenido en general, que de alguna manera lo
involucre en su estructura.
185
Por esta razón, nuestra propuesta pedagógica está dirigida a estudiantes de un
curso de 1º año de Enseñanza Media, mixto, de aproximadamente 35 personas y de alta
vulnerabilidad social. Precisamente porque en este nivel escolar se reconoce y estimula la
valoración de la individualidad e identidad de las personas, rescatando la importancia de
la cultura y de las complementariedades que brinda la heterogeneidad, tal cual se expresa
dentro de la planificación curricular.
7.2. OBJETIVOS FUNDAMENTALES Y CONTENIDOS MÍNIMOS OBLIGATORIOS.
El Ministerio de Educación define a los Objetivos Fundamentales (OF) como: “las
competencias o capacidades que los alumnos y alumnas deben lograr al finalizar los
distintos niveles de la Educación Media y que constituyen el fin que orienta al conjunto de
proceso de enseñanza-aprendizaje”. 263
En los OF del subsector de Historia y Ciencias Socales para 1º año de EM los
alumnos y las alumnas desarrollarán la capacidad de:
1. Reconocer los rasgos geográficos, económicos, sociales y culturales característicos de
su región, identificando relaciones entre ellos, y explorando su historicidad.
2. Valorar la preservación del medio ambiente, comprendiendo la interrelación entre éste y
la vida humana.
3. Vincular la realidad de su región con la realidad nacional y analizar la inserción de su
región en el país, identificando los rasgos que los hacen parte de una comunidad
nacional.
4. Conocer la institucionalidad política regional y nacional, los derechos y deberes
ciudadanos contenidos en la Constitución Política del Estado de Chile y manejar algunos
conceptos básicos de ciencia política.
263 Marco Curricular. Objetivos Fundamentales y Contenidos Mínimos Obligatorios de la Educación Media. Ministerio de Educación. Gobierno de Chile. Actualización 2005. p. 7.
186
5. Valorar la organización política democrática y pluralista y comprometerse con el
ejercicio de los deberes y derechos que ella implica, valorando la búsqueda conjunta del
bien común.
6. Conocer y analizar los rasgos distintivos de la economía nacional, comprendiendo
conceptos básicos de la ciencia económica.
7. Buscar, organizar y comunicar información sobre la región y el país, en forma oral,
escrita y gráfica, respetando criterios de rigurosidad en el manejo de las fuentes y en el
análisis.
8. Reconocer la diversidad de visiones que existen sobre los problemas sociales,
respetando el derecho de plantear y debatir diferentes puntos de vista.
9. Entenderse a sí mismos como parte de una comunidad local, regional y nacional, con
una institucionalidad y un territorio común, y problemas y responsabilidades compartidas.
Para nuestra propuesta educativa se abarcará tanto el Objetivo Fundamental
número 5 como el 9, puesto que ambos reconocen de manera más específica la
importancia de la identidad y de la interacción entre el ser individual con la comunidad
social, lo cual de alguna manera también involucra el concepto de género.
A la vez, la propuesta también apuntará hacia los Objetivos Fundamentales
Transversales (OFT), los cuales tienen un carácter más comprensivo y general, cuyo
logro se funda en el trabajo formativo del conjunto del currículum, es decir, que incluyan
más de un sector, subsector o especialidad. Los OFT que se proponen para la Educación
Media son:
• Formación Común
• Crecimiento y autoafirmación personal
• Desarrollo del pensamiento
• La persona y su entorno
• Acciones y actividades
187
Al respecto, nuestra propuesta responde principalmente a los OFT tanto de
Crecimiento y autoafirmación personal como de La persona y su entorno, puesto que
ambos involucran implícitamente la identificación e interrelación de los géneros,
especialmente cuando el primero (Crecimiento y autoafirmación personal) promueve
estimular los rasgos y cualidades que conformen y afirmen la identidad personal de cada
joven, el sentido de pertenecer y participar en grupos de diversa índole y favorecer el
autoconocimiento, el desarrollo de la propia afectividad y el equilibrio emocional.
Mientras que el OFT “La persona y su entorno” plantea7
“comprender y apreciar la importancia que tienen las dimensiones afectiva, espiritual, ética
y social, para un sano desarrollo sexual, y, apreciar la importancia social, afectiva y
espiritual de la familia y del matrimonio para el desarrollo integral de cada uno de sus
miembros y toda la sociedad”.264
En cuanto a los Contenidos Mínimos Obligatorios (CMO), estos se perfilan como
los conocimientos específicos y prácticas para lograr habilidades y actitudes que los
establecimientos deben obligatoriamente enseñar, cultivar y promover para cumplir los
objetivos fundamentales establecidos para cada nivel.
En base a ello, el tema de la violencia de género en la región de la Araucanía será
incluido dentro del siguiente CMO: Entorno natural y comunidad regional:
“Expresiones de diversidad cultural en la región: similitudes y diferencias de costumbres de
las personas del campo y de la ciudad, de diferentes credos religiosos, de distintos grupos
étnicos. Las diferencias culturales como expresión legítima de visiones distintivas del
mundo y cuestionamiento de estereotipos y prejuicios sociales: de género, edad, condición
física, etnia, religión y situación económica”. 265
En dicho contenido, la propuesta se insertaría específicamente dentro del análisis
de población que consideran los planes y programas; que involucran diversidad cultural y
social y estereotipos y perjuicios sociales, para desde esta perspectiva, expresar las
dificultades que ha atravesado la mujer por alcanzar nuevos derechos y respeto como
264 Marco Curricular. (2005). op cit. p. 23. 265 Marco Curricular. (2005). op cit. p. 99.
188
igual, contribuyendo a avanzar en la educación ética de los estudiantes, especialmente en
cuanto al respeto por los demás y por las diferencias. Todo esto basado en el principio
valórico del reconocimiento a la libertad, igualdad y dignidad de las personas, ya que
según el Informe de la Comisión Nacional para la Modernización de la Educación
realizado en 1994 y citado por el marco curricular de Enseñanza Media, se
“0 recordó un conjunto de principios de carácter ético, que deben enmarcar la experiencia
escolar. Ello supone ofrecer a todos lo niños y jóvenes, de ambos sexos, la posibilidad de
desarrollarse como personas libres, con conciencia de su propia dignidad y como sujetos de
derechos. Asimismo la educación debe contribuir a forjar en ellos el carácter moral regido por
el amor, la solidaridad, la tolerancia, la verdad, la justicia, la belleza, el sentido de nacionalidad
y el afán por la trascendencia personal”. 266
7.3. APRENDIZAJES ESPERADOS.
Tal cual se dijo anteriormente, los CMO son de especial importancia enguanto
permiten alcanzar los Objetivos Fundamentales, por lo tanto, los contenidos se agrupan
en tres grandes categorías de aprendizaje: conocimientos, habilidades y actitudes. Estas
categorías, traducidas en términos de objetivos, aluden respectivamente a capacidades y
competencias de carácter comprensivo, operativo y valorativo, que los estudiantes deben
lograr para su desarrollo y formación.
Por tanto, con nuestra propuesta se espera lograr los siguientes aprendizajes:
• Conceptuales: comprender el significado y relevancia de violencia de género y de
aquellos conceptos asociados al género.
• Procedimentales: Elaborar una campaña publicitaria para un medio de
comunicación en especial, incentivando y promoviendo la simetría de género y
presentarla al curso.
266 Marco Curricular. (2005). op cit. p. 3.
189
• Actitudinales: Generar conciencia acerca de la importancia de la igualdad entre
hombres y mujeres, valorando sus diferencias en cuanto a capacidades y
habilidades como parte de la complementariedad de ambos sexos y el respeto por
la integridad física y psicológica de los mismos.
Una vez propuestos los aprendizajes esperados que se pretenden conseguir con
la aplicación de este tema como contenido escolar, es necesario explicar que esta será
llevada a cabo en 6 horas pedagógicas, (3 clases), para lo cual se utilizará una guía que
incluye contenido, actividades individuales y una actividad grupal. Las tres primeras horas
pedagógicas serán de carácter teórico-práctico y expositiva-dialogada, mientras las tres
siguientes serán utilizadas en la actividad grupal.
190
Guía de trabajo.
Aprendiendo de la Historia: Violencia y discriminación de género en la Araucanía.
Conceptos Claves.
La violencia se puede manifestar de dos formas posibles:
- Violencia abierta y directa, en donde un sujeto ejerce su poder en contra de otro individuo mediante la agresión, las armas, la fuerza física, el maltrato verbal y el psicológico.
- Violencia estructural o institucionalizada: presente en los sistemas políticos, económicos y sociales que mantienen la opresión de determinadas personas, a las que se les niegan beneficios sociales, políticos y económicos, haciéndolas más vulnerable al sufrimiento y a la muerte.
Ésta última sirve de base para la violencia directa, pues influye en las pautas de socialización que llevan a los individuos a aceptar o infringir sufrimiento.
Género. La construcción cultural y social de la diferencia sexual, como elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen a los sexos y como forma primaria de las relaciones significantes de poder.
Violencia. Es una forma de ejercicio del poder mediante el empleo de la fuerza, ya sea física, psicológica, económica, política.
Hola nuestros nombres son Sara y Diego y vamos a acompañarlos en todas las actividades de esta guía, la cual pretende concienciarlos sobre la libertad, igualdad, dignidad de las personas, especialmente en cuanto a las diferencias de género, para esto analizaremos la violencia de género en la Araucanía a finales del siglo XIX y principios del XX, y de esta forma intentar comprender porqué la sociedad se comporta de determinada manera.
191
Violencia de género.
Según la “Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer”, la violencia de género es:
Dentro de la violencia de género al interior de la familia podemos diferenciar los siguientes tipos: Violencia doméstica: aquella que se desarrolla en el espacio doméstico, pero que no alude exclusivamente al espacio físico de la casa u hogar, entendiendo dicho espacio al delimitado por interacciones en contextos privados. De ese modo, puede caracterizar una relación de noviazgo, una relación de pareja, con o sin convivencia o los vínculos con ex parejas. Violencia conyugal: aquella que sólo se da en las relaciones de pareja establecida exclusivamente en el espacio del hogar, ya sean uniones matrimoniales o de convivencia. Violencia familiar o violencia intrafamiliar: Todas las formas de abuso de poder que se desarrollan en el contexto de las relaciones familiares y que ocasionan diversos niveles de daño a las víctimas de esos abusos. En este caso, los grupos vulnerables identificados por la investigación en este campo son las mujeres, las niñas y las personas mayores.
Violencia de Género: “…todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado
posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de
la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la vida privada”
192
¿Por qué la relación entre hombres y mujeres es desigual?
Una vez que la civilización adquiere la idea de propiedad privada, todos aquellos seres inferiores (esclavos, mujeres, niños, etc.) comenzaron a ser vendidos e intercambiados y obligados a obedecer a sus dueños. Esta misma idea de subordinación de un sexo al otro se arraigó en las relaciones de pareja, por lo cual la mujer pasó a ser parte de la propiedad del padre y luego del esposo, dando vida a un sistema social llamado patriarcado.
Durante los siglos IX y XV más o menos, el patriarcado se consolidó en Europa bajo el sistema feudal y la acción de la Iglesia Católica, entidades que mantuvieron fuertemente sometida a la mujer en cuanto a su reputación y honor, confiriendo autoridad al hombre de golpearlas cuando éstas cometieran un error, a lo cual se le denominó “derecho de corrección”. Desde entonces la desigualdad entre hombres y mujeres, junto con la violencia de género en el hogar se legitimaron y se volvieron normales en la sociedad.
Asimetría de Género. Es la superioridad de un sexo por sobre el otro, la cual puede estar fundamentada por diferencias físicas, mentales, de fuerza, etc., y que configuran una relación de desigualdad entre hombres y mujeres en todo orden de cosas.
Patriarcado. Es un modelo social basado en la idea de autoridad y liderazgo del varón, en el que se da el predominio de los hombres sobre las mujeres, las cuales no tenían derecho a herencia ni a dar el apellido a sus hijos y debían obediencia a los varones del hogar. Este sistema social nació en Asia en el 6000 A.C. aproximadamente y se propagó más tarde por Europa y América.
Desde la prehistoria hombres y mujeres han asumido funciones distintas de acuerdo a sus capacidades físicas y emocionales. En los primeros años de vida de la humanidad los hombres se dedicaron a las tareas de supervivencia más duras, tales como la caza y la guerra, mientras que las mujeres, debido a sus características físicas (menstruación, embarazo, lactancia, etc.) debieron permanecer largas temporadas en el hogar cuidando de la familia y de su alimentación. Con el tiempo, se daría de manera natural una dominación del hombre sobre la mujer, la cual estaría basada en su fortaleza y libertad de movimiento. Esta sería la primera forma de relación asimétrica de géneros.
193
Al respecto, en la Araucanía de los años 1880 a 1940 existieron 73 casos denunciados de violencia de género, algunos de los cuales incluso llegaron a la muerte de la víctima. Cabe destacar que esta cifra responde solo a aquellos abusos que registraron querellas, es decir que fueron denunciados. El gráfico demuestra que las denuncias por violencia contra las mujeres fueron en aumento entre los años mencionados, finalizando el período en estudio con 30 casos de lesiones y 6 asesinatos. Esto expresa que con el tiempo cada vez más mujeres se atrevieron a denunciar ante la justicia que eran víctimas de maltrato.
Principales factores que influyeron en la violencia de género en la familia. Malas condiciones de vida. Luego de la ocupación de la Araucanía, ésta quedó atrapada entre las fuerzas de la tradición propias de los mapuches y criollos y la modernidad impulsada por los empresarios, latifundistas y burócratas estatales. La confluencia de ambas generaba un choque de proporciones en la población fronteriza, alentando nuevos focos de tensión y conflictos, es así como la pobreza y la falta de trabajo y de dinero repercutieron fuertemente en los conflictos familiares debido a las malas condiciones de vida. Consumo de alcohol en exceso. Unido a los problemas anteriores, el alto consumo de bebidas etílicas en la población de la región trajo graves conflictos de violencia al interior de la familia, lo que afectó en su mayoría a hombres pero también a algunas mujeres. Mala convivencia familiar. Puertas adentro existían un montón de problemas en la pareja que eran propios del mundo privado de la familia y que por ningún motivo debían salir a relucir a la sociedad y que poco a poco iban mermando la relación y propiciando la violencia conyugal. Entre ellos encontramos los celos, el desacuerdo en las amistades de la pareja y la “desobediencia” de la mujer, entre otras.
Evolución del número de demandas por lesiones y asesinatos
18
30
61 1
3
30
1
0
5
5
0
5
10
15
20
25
30
35
1880-1890 1891-1900 1901-1910 1911-1920 1921-1930 1931-1940
Rango de años
CantidadLesiones Asesinatos
Evolución del número de demandas por lesiones y asesinatos
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1880-1890 1891-1900 1901-1910 1911-1920 1921-1930 1931-1940
Rango de años
CantidadLesiones Asesinatos
194
Principales justificaciones de los agresores.
Como puedes ver en los gráficos anteriores, los principales justificativos utilizados
por los agresores fueron: la ebriedad al momento de la discusión; celos por parte de ellos o alguna traición por parte de ellas; algún comportamiento de “insubordinación” o desobediencia de la mujer y que por tanto ponía en duda la dominancia del hombre en el hogar; una gran cantidad negó todo lo sucedido; y otros se fugaron de la justicia.
Principales sentencias que recibieron los agresores.
Entre las sentencias que fueron decretadas para los agresores podemos encontrar tres tipos:
Sentencia condenatoria: cuando el dictamen del Juez es favorable a la víctima y por ende el acusado debe cumplir una pena. Esta contempla diferentes años de cárcel según la gravedad del delito. Sentencia absolutoria: cuando el Juez da la razón al demandado o acusado, eliminando los cargos en su contra. Sentencia inhibitoria: es aquella, que por falta de información sobre los hechos, no se determina una condena y se suspende el caso hasta la aparición de nuevos datos, (se conoce también como sobreseimiento).
Justificaciones de los acusados de lesiones y tentativa de asesinato.
20%
11%
16%30%
23%
Ebriedad
Celos o traición de lamujer
Insubordinación odesobediencia de lamujerNegación de laacusación
No se presentó anteal juzgado
Justificaciónes de los acusados de homicidio.
17%
18%
6%23%
18%
6%12%
Ebriedad
Celos o traición de lamujer
Insubordinación odesobediencia de lamujerNegación de laacusación
Se suicida
Fuga
No se justif ica
195
Como puedes ver, la mayoría de los hombres que golpearon a una mujer recibieron una sentencia inhibitoria, es decir que salieron en libertad pagando una pequeña multa, esto se debía a las dificultades para seguir la investigación, dados los escasos avances técnicos de la época. Otro porcentaje importante fue para aquellos acusados que fueron encontrados culpables y recibieron diferentes días o años de prisión. Finalmente solo un par de ellos fueron puestos en libertad, principalmente debido a las causas que los llevaron a cometer el crimen en contra de la mujer.
El patriarcado mantuvo a la sociedad fuertemente regulada
por sus principios, especialmente a la mujer, a través de la familia –ya que los padres transmitían las normas a sus hijos- de la Iglesia; puesto que esta era una institución muy importante e influyente para las personas y finalmente por medio del Estado ya que éste, mediante la educación y las leyes reprodujeron en la sociedad las ideas patriarcales de honor, virtud y moral, principios que de ser desobedecidos eran castigados severamente.
Si bien el sistema patriarcal en Chile comenzó a perder importancia durante
principios del siglo XX, aún quedan algunos síntomas de su existencia y de la validez de la violencia, al menos de la estructural, en forma de discriminación laboral, desigualdad de sueldos, cuestionamientos deportivos, etc.,
Tipo de sentencia
Sentencia absolutoria
4%
Sentencia condenatoria
38%
Sentencia Inhibitoria
58%
Tipo de sentencia
Sentencia absolutoria
4%
Sentencia condenatoria
38%
Sentencia Inhibitoria
58%
La justicia en Chile para fines de siglo XIX y principios de siglo XX, estimaba que la causa por la cual se cometía un delito de agresión o asesinato en contra de una mujer, era suficiente para determinar si el acusado era culpable o si cometió el crimen para salvar su honor. Si el Juez consideraba que esto último era lo sucedido entonces decretaba la libertad del acusado. Es por ello que en algunos casos por violencia e incluso por asesinato, el autor de los hechos fue liberado sin cargos, puesto que el motivo por el cual reaccionaron de esa manera los justificaba, especialmente cuando se trataba de adulterio por parte de la esposa.
196
En la actualidadF
A diferencia de 1880 y 1940, hoy en día la violencia de género es un tema que está en el debate público, esto gracias principalmente a los medios de comunicación: radio, prensa, televisión.
Sabias que…
La violencia contra las mujeres “Constituye una violación a los derechos humanos y las libertades fundamentales y limita total o parcialmente a la mujer el reconocimiento, goce y ejercicio de tales derechos y libertades.
197
A continuación te presentamos el relato de dos víctimas que sufrieron diferentes episodio de violencia de género. Ambas son historias verídicas de mujeres que vivieron entre finales de siglo XIX y principios del XX. Léelas con atención y contesta las preguntas de acuerdo a tu parecer.
Yo soy Luisa Molina Durán. Hace ocho años que convivo con Carlos Matamala, quien el 18 de septiembre de 1920 me golpeó con los pies y las manos, hasta dejarme inconciente en el suelo de mi casa, donde permanecí durante toda la noche. Fallecí al día siguiente a causa de la golpiza. Contaba solo con 22 años de
edad.
Hola, soy Petrona Bascuñan, hace nueve años contraje matrimonio con Rómulo Salinas. Durante estos nueve años Salinas me ha maltratado continuamente, tanto verbal como físicamente. Es así como el 23 de noviembre de 1916 Salinas, sin que mediara la menor causa, me golpeó brutalmente con palos y manos en distintas partes de mi cuerpo, dejándome en un estado tal que solo después de cuatro días pude levantarme de la cama, no bien aliviada aun de las lesiones que me dejó.
Actividad Individual.
198
1.- Reflexiona sobre ambos testimonios y expresa tu opinión acerca de la violencia de género en la sociedad chilena.
2.- ¿Crees tú que la violencia de género ha sufrido algún cambio desde principios de 1900 hasta hoy?
3.- ¿Crees que los medios de comunicación han ayudado a combatir la violencia intrafamiliar? ¿Por qué?
Una vez terminada la actividad individual, forma un grupo mixto de 5 o 6 personas. Cuando hayan formado los equipos de trabajo: - Escojan un medio de comunicación específico (pueden hacer un comercial, un afiche, un anuncio radial, una presentación en power point, un artículo de diario, etc.).
- Realicen una campaña publicitaria corta de acuerdo al medio de comunicación escogido, destinada a incentivar el reconocimiento de la equidad e igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres, promoviendo el respeto y la integridad física y psicológica de ambos géneros. - Deberán exponer su trabajo la siguiente clase, explicando porqué escogieron ese medio en particular y cual fue el objetivo de su campaña. Para esto tendrán 10 minutos. Te recomendamos que cada integrante del grupo asuma una tarea específica dentro del grupo ya que se evaluará el trabajo en equipo.
Actividad Grupal.
199
7.5. Tabla de Evaluación actividad Individual.
Criterios de evaluación
Nota
Respeto por la Igualdad
Argumento
Valoración de los géneros
PROMEDIO FINAL
200
7.6. Tabla de Evaluación actividad grupal.
Criterios de evaluación
Indicadores
Nota
Promedios
Impacto
Originalidad e innovación
Creatividad
Estética
Coherencia y orden de las ideas
Presencia de introducción, desarrollo y conclusión.
Vocabulario formal
Capacidad de síntesis
Presentación
Desplante escénico
Entrega de trabajo en la fecha y la hora indicada.
Tiempos La presentación oral se limita al
tiempo estipulado.
Repartición de roles
Trabajo en clases
Asistencia de todos los miembros del grupo
Trabajo en equipo Respeto por las ideas y trabajos
los demás grupos
PROMEDIO FINAL
201
7.8. Tabla de Autoevaluación Actividad Grupal.
Indicadores
Nota
Tuve buena disposición para trabajar
Aporté ideas al trabajo
Respeté las ideas de los demás
Cumplí con mis tareas asignadas
Fui puntual
Cumplí acuerdos o normas grupales
PROMEDIO
202
CONCLUSIONES.
A través de este trabajo hemos podido apreciar que la violencia de género al
interior de la familia en la Araucanía ha estado presente durante muchos años, producto
de una concepción asimétrica del género, que fue asimilada tanto por los hombres como
por las mujeres de la región y que si bien no se puede constatar a través de las fuentes
utilizadas, existen autores que sostienen que esta visión también existía desde tiempos
inmemoriales en la sociedad mapuche y que por lo tanto, la unión de esta cosmovisión
con el patriarcado occidental fortalecieron las desigualdades entre ambos sexos en la
región.
La sociedad de la Araucanía entre 1880 y 1940 se encontraba viviendo un proceso
de adaptación e integración al Estado chileno, luego de siglos de una lucha intermitente
por mantener su independencia. Diversos autores señalan el difícil clima social que existía
en aquella época, producto de altos niveles de violencia social e individual.
En este contexto, la violencia de género tuvo un espacio importante dentro de la
región, la cual podía expresarse de forma tanto estructural como abierta. No obstante,
dadas las características de nuestras fuentes, esta investigación se centró
específicamente en la violencia abierta, es decir, en aquella que se manifestaba de forma
directa entre un hombre y una mujer fundamentada en la asimetría de género, donde la
esposa, conviviente, madre, abuela o hermana eran las receptoras. Sin embargo, este
tipo violencia no puede existir sin la presencia de la estructural o institucionalizada, la cual
la legitima y la sustenta, según la teoría, a través de sus instituciones más importantes: la
Iglesia y el Estado, mediante mecanismos como el matrimonio, las leyes, la educación,
tradiciones y códigos morales. Por tanto, la existencia de una forma de violencia va
inherentemente ligada a la presencia de la otra.
Esta violencia de género se centró principalmente al interior de la familia, debido a
que en la sociedad existía una esfera pública y una privada. En el primero eran los
hombres los protagonistas, quienes gobernaban este espacio a través de actividades
como la política, el comercio, las leyes y el trabajo con fuerza física. Mientras que la
familia formaba parte de lo privado, configurándose como un espacio marcado
203
principalmente por las actividades domésticas que debía realizar la mujer, pero siempre
bajo la autoridad del hombre, puesto que la sociedad -en el marco de la ideología
patriarcal- le otorgaba al padre el rol de proveedor y protector de la familia, no por nada
siempre se le ha llamado “jefe de hogar”, el cual legalmente podía ejercer el derecho de
corrección para sancionar algunas conductas impropias de su mujer. Ambos espacios no
debían confundirse y por lo tanto lo que ocurría entre las cuatro paredes del hogar no
debía salir a la luz pública. En definitiva, al interior de la familia existía una clara
desigualdad de poder entre sus integrantes, el cual por ser parte del mundo privado, no
permitía que personas ajena a ésta se inmiscuyeran en sus asuntos. Y esto hacía que la
familia se transformara en una institución propicia para la violencia de género.
La violencia de género al interior de la familia se puede manifestar mediante
violencia física o psicológica, no obstante, debido a la naturaleza de las fuentes utilizadas,
esta investigación se centró solamente en la violencia física, la cual incluye desde las
agresiones hasta los asesinatos de mujeres.
A la hora de definir cuáles eran los factores que facilitaban la violencia de género
en la Araucanía, hemos visto que por una parte, las malas condiciones de vida -producto
de la pobreza, la falta de trabajo y dinero- hacían crecer el nivel de frustración en el
hombre que no podía llevar a cabo su rol de proveedor, minimizándolo ante la sociedad y
su familia; y por otra, la mala convivencia al interior de la familia a raíz de conflictos por
celos, traiciones, problemas de desacato o “insubordinación” de la mujer, facilitaban la
aparición y la perpetuación de los malos tratos en la pareja o contra otro familiar
femenino. Sin embargo, el alcoholismo era el principal motor detrás de los golpes, puesto
que según lo visto en los diferentes casos de violencia doméstica, si bien podían existir
múltiples razones por las cuales detonaba la discusión, existía un alto porcentaje de casos
donde el agresor se encontraba bajo los efectos del alcohol al momento de la agresión.
En consecuencia, el alcohol se convertía en un factor importante e íntimamente
ligado a los malos tratos en la familia. El estado de ebriedad hacía que los hombres
fueran más violentos, ya que podían llegar a agredir sólo por el hecho de encontrarse
bebidos. No sin razón, el discurso de la época enfatizaba en las graves consecuencias del
consumo desmedido de bebidas alcohólicas, las cuales los convertían en bestias que no
razonaban y que arremetían en contra de sus mujeres sin medir las consecuencias de sus
204
actos, transformando al hombre en un mal hijo, peor esposo y posiblemente a un padre en
criminal. Esto queda demostrado en los casos en que se llegó a asesinar a una mujer.
Pero como pudimos ver, la presencia de alcohol no solo era un problema que
afectaba a la población masculina, sino también a algunas mujeres. Esto provocaba aún
más la indignación de la opinión pública, puesto que una madre alcohólica no podía
desempeñar bien su rol al interior del hogar. Si bien, no fueron más de tres los casos en
que la mujer se encontraba bajo los efectos del alcohol en el momento de la agresión, la
sociedad, y por lo tanto también los hombres, consideraban que era correcto que el varón
eliminara las malas conductas de su esposa a través de la violencia física. Bajo este
precepto, el alcoholismo no solo incitaba a la violencia, sino muchas veces actuaba como
un justificativo para ejercerla como medio para erradicar malos comportamientos de las
mujeres bebedoras. Sin embargo, la mujer no tenía las mismas prerrogativas a la hora de
mostrarle su reprobación al hombre por un comportamiento no acorde con su rol de
marido y padre de familia. A través de estos ejemplos quedaron en evidencia los distintos
papeles de cada uno en el matrimonio: el hombre tenía el poder y la libertad de hacer lo
que quisiera, mientras la mujer debía someterse (o ser sometida) a las reglas.
La violencia se ejerció principalmente en contra de la esposa o conviviente, es
decir, en relaciones de pareja. Pero eran los esposos, quienes mayormente se vieron
involucrados en procesos judiciales por violencia en contra de su mujer, ya sean
demandas por lesiones o asesinatos. Posiblemente, debido a que para la época el
matrimonio era esencial para configurar la única institución nuclear de la sociedad, por lo
tanto, una gran mayoría de las parejas decidía formalizar su relación. Por otra parte, no se
puede dejar de mencionar que legalmente sólo existían regulaciones en cuanto al
matrimonio, no así con aquellas personas que decidían cohabitar sin un papel firmado, si
no más bien por libre albedrío. Esto significaba una desventaja para ellos a la hora de
intentar resolver sus problemas por medio de la justicia.
Una de las cosas que más llama la atención es que, según las declaraciones de
las mujeres agredidas, ellas decidieron acudir finalmente a la justicia, no porque
consideraban injusto que les pegaran, sino más bien, porque en esa ocasión, el nivel de
agresión sobrepasaba lo que ellas consideraban los límites. Lo cual da cuenta del nivel de
asimilación y resignación por parte del género femenino acerca del rol que la sociedad les
205
asignaba, y, por tanto, que no existía una conciencia de género. Esto debe estar muy
ligado con el rol que la Iglesia Católica desempeñó en la comunidad, pues ésta, a través
de su culto al marianismo y su repulsión por Eva, creó una imagen de lo que la mujer
representaba para la sociedad, marcada por el pecado y la redención de sus culpas,
mediante el servilismo, la sumisión, obediencia y pasividad, convirtiéndola, bajo el ejemplo
de la Virgen María en un modelo de virtud y honor, pero siempre cargando con la
desgracia de ser descendiente de Eva. Convenciendo a las mujeres que parte de su
naturaleza era sufrir, lo cual era una cruz que debían cargar al igual que sus madres,
abuelas y posiblemente sus hijas. Así, muchas de las mujeres que se atrevieron a
demandar a su agresor, tenían un largo historial de malos tratos, pero aquélla, fue la
primera vez que decidieron romper con el límite de lo público y lo privado, para pedir
ayuda o protección al sistema judicial.
Sin embargo, como quedó evidenciado, la justicia no tenía las herramientas
suficientes para este tipo de conflictos, recordemos que en la década de 1880 recién se
estaba implementado un sistema judicial en la Araucanía. Es más, no se disponía de un
cuerpo legal que regulara sobre la violencia familiar, ya que esta ni si quiera existía como
delito. Por lo tanto, el sistema judicial debió recurrir a cualquier resquicio legal que le
permitiera considerar la violencia o el asesinato de mujeres por parte de su pareja u otro
integrante masculino de la familia. La inoperancia del sistema judicial a finales del siglo
XIX y principios del XX se evidencia en la gran cantidad de casos que quedaron con una
sentencia inhibitoria, puesto que se cerraron definitiva o temporalmente, mientras que
aquellos que sí lograron una sentencia condenatoria son bastante menos y muchas veces
con una pena muy liviana para el acusado, lo cual significaba que probablemente iba a
volver a agredir a la víctima. Esto es reflejo de que el sistema judicial se encontraba
limitado en diversos aspectos, puesto que, ya fuera por falta de recursos o por su reciente
instauración, hubo investigaciones que quedaron inconclusas y otras que simplemente
nunca se hicieron, además se aprecia que la justicia presentaba cierta inconsistencia
interna, puesto que para determinados casos, el motivo de la agresión era estimado como
agravante o atenuante para la sentencia, pudiendo hacer variar la pena, pero en otras
demandas el motivo ni siquiera era considerado, lo cual sumado a la poca definición legal
en materia de género pudo incidir en que el número de caso encontrados por lesiones,
homicidios o intentos de homicidio fueran tan pocos, apenas 73 expedientes en 60 años.
206
No obstante esto, a través del tiempo se pudo observar un aumento en el número
de demandas por este tipo de violencia, lo cual puede tener varias explicaciones: entre
ellas pudiera ser que las mujeres fueron paulatinamente adquiriendo una mayor
conciencia de género, de sus derechos y dignidad, atreviéndose cada vez más a
denunciar sucesos de violencia –proceso que por lo demás comenzó a tomar fuerza por
medio del movimiento feminista que se estaba gestando en varias partes del mundo a
medida que iba avanzando el siglo XX– por otra parte, es posible que el sistema judicial,
con el correr de los años se fuera fortaleciendo y teniendo mayor credibilidad ante la
población, lo cual sirvió para que las mujeres se atreviesen a acudir a la justicia. De
hecho, la gran mayoría de demandas interpuestas durante los años en estudios, fueron
realizadas por las propias víctimas, y en un menor porcentaje, por algún familiar o amigo.
Una de las principales características que notamos en el estudio de las fuentes fue
el alto impacto de la violencia ejercida contra mujeres. Un gran porcentaje de las
demandas demostraron un nivel de violencia extrema, que escapa con mucho de los
comportamientos agresivos considerados habituales o normales dentro de la sociedad. En
dichos casos, se observó que el hombre perdía el control de si mismo, haciendo que
bordearan la locura y sus ataques se volvieran muchas veces brutales, maltratando a las
víctimas de tal forma que quedaron en un estado físico y emocional lamentable a raíz de
las dimensiones de la golpiza, o bien incluso perdiendo la vida. Lo cual se puede
constatar en la magnitud que alcanzaron las heridas consideradas graves y
medianamente graves (siendo ambos los mayores porcentajes). Y también mediante los
instrumentos que utilizaron para cometer la agresión, los que según se vio en la
investigación, eran en su mayoría de uso cotidiano en el hogar, pero no así comunes en
peleas familiares; tales como hachas, palos, fierros, arma blanca y de fuego, además de
agresiones inferidas con manos y pies, las cuales si bien pueden ser consideradas más
usuales en episodios de violencia doméstica, también fueron brutales. En estos casos, lo
hombres no conformes con castigar a sus mujeres, descargaron sobre ellas niveles tales
de violencia que solo cesaron una vez que recuperaron la conciencia de sus actos.
Por otra parte, aún conociendo el estado en que había quedado la víctima luego
del ataque, la gran mayoría de los agresores insistían en justificarse ante la justicia,
apelando principalmente a su ebriedad, a los celos o a la traición y “desobediencia” de la
mujer, siendo estas últimas una forma de hacer recaer la responsabilidad de sus actos en
207
la propia víctima, evadiendo así su culpabilidad, ya que prácticamente ninguno de los
acusados manifestó arrepentimiento o sentimientos de culpa ante sus actos. Esto es una
clara evidencia de que dichos hombres, al igual que la sociedad en su conjunto,
consideraba la violencia doméstica como algo inherente a la vida familiar, ya que en sus
declaraciones mostraban un convencimiento absoluto en sus argumentos, especialmente
en el caso de “insubordinación” de la mujer, lo cual significaba la desestabilización del
equilibrio familiar propio del patriarcado, ya que la posición de ésta con respecto al
hombre se alteraba, amenazando con ello el estatus quo considerado correcto. Lo cual
hacía inaceptable una actitud de este tipo por parte de una buena esposa, transformando
a la violencia en un castigo legitimo.
Finalmente, a lo largo de toda la investigación hemos podido constatar que el nivel
de asimilación de las ideas patriarcales regulaba y dominaba a la sociedad en todos sus
aspectos, ya fuera político, legal, cultural, religioso y social, como en el propio
comportamiento de cada individuo, no reconociendo género ni edad o situación
económica. Al parecer no existía un cuestionamiento a los principios patriarcales por parte
de los miembros de la sociedad, los cuales -al menos hasta la primera mitad del siglo XX-
aceptaban pasivamente dichas normas, actitud que legitimaba y reproducía la existencia
de la desigualdad de género y el ejercicio de la violencia contra las mujeres, situación que
se ha manifestando a través del tiempo. No obstante, si bien la ideología patriarcal se ha
ido transformando según los requerimientos de la dinámica de los cambios históricos,
otorgando con ello una mayor consideración de la mujer dentro de la sociedad, su esencia
(desigualdad de géneros) continúa presente hasta hoy en día. Dando cuenta de que las
relaciones asimétricas de los géneros son un proceso histórico, cultural y social.
208
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