Post on 03-Jul-2015
Pst. Adriana Álvarez.
Un hábito es una acción que se hace por
costumbre, resultado del aprendizaje.
Para lograr instaurar un hábito es necesario ser
constante, repetirlo una y otra vez hasta que “esa
conducta” forme parte de la rutina diaria del niño.
Estructuran
Orientan
Forman
Proporcionan seguridad y predictibilidad.
Favorecen la convivencia.
Se requieren para formar nuevos aprendizajes.
Simplifican nuestro actuar.
Mientras más pequeños son los niños es más fácil
establecer los hábitos básicos:
alimentación, sueño, control de
esfínteres, limpieza, urbanidad, etc..
Los padres son un elemento clave en el desarrollo
de actitudes y destrezas de sus hijos, ya que son los
responsables de establecer reglas dentro y fuera del
hogar que a la larga se convertirán en hábitos.
Este proceso implica que los padres ayuden a sus hijos a canalizar adecuadamente la descarga de sus afectos tanto agresivos como libidinales.
Esto no puede darse si el niño pequeño (quien muchas veces no entiende con palabras, sino mas bien con actos) siente que sus padres no están con él para acompañarlo internamente en su desarrollo.
Para formar hábitos, los padres requieren:
Formación de hábitos
Aceptación
Buen humor
Compromiso
Acciones
Compartir con la pareja
Tolerancia para
manejar afectos
Cuando los padres logran tener un grado de comunicación adecuado con sus hijos, logran estructurar a sus hijos, este orden, que empieza por los hábitos, la rutina diaria y los límites, es internalizado y se convierte en un orden o en un límite interno.
El tener un orden interno permite al niño procesar más rápidamente toda la información que recibe del exterior.
Por el contrario cuando los padres no se sintonizan con
sus hijos el niño se siente solo y entonces empieza a
entrar en mucha angustia que se observa a través de
problemas cotidianos con el niño, como el ir mal en la
escuela (hábitos de estudio), peleas con compañeros y
hermanos (hábitos de urbanidad), problemas a la hora
de la comida (hábitos alimenticios), entre otros.
Esto provoca que el niño se sienta mal y se recrudezca
la crisis familiar, pues los padres se desesperan con el
niño y se culpabilizan el uno al otro.
De ahí la importancia de conocer algunas alternativas de
intervención de los padres en la educación de sus
hijos, recordando que la meta es buscar la distribución
adecuada de los afectos a partir de la transmisión de
las pautas culturales, es decir de los hábitos.
Para formar hábitos:
1. Se debe observar la conducta en otras personas (especialmente en su padre o su madre).
2. Imite la conducta.
3. Conozca cuál es la función o sentido del hábito (para qué sirve hacer determinada cosa)
4. Los padres deben ser constantes y apoyadores en su relación con el niño o la niña.
5. Profesores, padres y apoderados deben darle la responsabilidad de hacerlo solo y de que asuma las consecuencias de no hacerlo.
El padre con su investidura de autoridad y conocimiento, enseña al niño a aprender, esto es cuando el padre dirige la atención del niño hacia la realización de sus deberes escolares, tareas domésticas, juegos y actividades determinadas, hace que placer se oriente hacia lo productivo.
Los hábitos, la rutina diaria y los límites son “para los niños lo que las paredes son para una casa”, les da fronteras y dimensión a la vida.
“Es importante, en relación a los hábitos, que los niños los aprendan, pero es más importante que los adultos los practiquen.”
El Instituto de Investigación en Psicología
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