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INSTITUTO MEXICANO DE FORMACIÓN EJECUTIVA1er. Cuatrimestre de Maestría en Educación
FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓNAlumno: Obed Jiménez Cazales
LA GENEALOGÍA DEL PROFESOR URBANO
En este apartado hablaremos sobre el antepasado del profesor, es decir, como se ha venido
transformado su figura y uso a través del tiempo y que a la fecha aún no ha sido ubicado de
marea correcta en la transformación de la sociedad. Iniciando desde la era del micro castigo
hasta la explotación de numerosas y diversas técnicas para dominar los cuerpos y controlar
la población (biopoder).
La imagen del maestro desvalido
Inicia con la escuela de barrio, en donde se desarrollaba en ambientes diversos, se utilizaba
la casa del maestro como escuela, sin embargo no tenía ningún control, no había listas de
asistencia, sistema de calificación, horario específico, etc.
En la propuesta de cambio de este sistema, marco una nueva discusión al respecto, Adam
Smith había afirmado que la educación era demasiado importante para dejarla en manos de
corporaciones religiosas de beneficencia.
La propuesta era de Bentham, a principios del siglo XIX, que veían a la escuela como una
maquinaria que inculcaría científicamente hábitos morales, Dave Jones la define como una
máquina, la escuela, de instruir y manufacturar una sociedad disciplinada. Utilizando al
profesor como un panóptico ambivalente a través de un sistema de premios y castigos.
En este sistema pedagógico el rol del profesor era mínimo, en realidad para Bentham la
tecnología de la vigilancia y examen debería aplicarse por igual a profesores y alumnos.
El buen profesor
Ante el fracaso del sistema escolar funcionando como monitores, hizo que se replanteara el
rol del profesor. Aumentando la especulación sobre el beneficio que representa la escuela
en la vida moral del ciudadano pobre.
INSTITUTO MEXICANO DE FORMACIÓN EJECUTIVA1er. Cuatrimestre de Maestría en Educación
FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓNAlumno: Obed Jiménez Cazales
Y es así como la propuesta de la escuela urbana, donde el profesor era un instructor
mecánico pasa a ser ejemplo moral. Por ende la preocupación ahora era el carácter y la
preparación del profesor.
Existe una real lamentación de que los maestros provengan de una situación humilde, sean
hijos de comerciantes, alguaciles, criados o mecánicos, ya que establecieron un
entrenamiento ético como formación del nuevo profesor.
Comenta Dave Jones que los aspirantes a maestros tenían que observar una disciplina casi
monástica. He aquí la clave de la formación: debe enseñarse al maestro a que desee la
humildad.
Esta regulación llego a imponer cierta vestimenta al profesor. Tholfsen interpela que, el
nuevo, profesor virtuoso requería una meticulosa preparación para un curioso destino.
Tenía que ocupar “una posición humilde y subordinada y, aunque maestro en su escuela,
para sus alumnos ha de ser padre y, para sus superiores, un inteligente servidor y ministro”,
vistiendo “de pana”, de acuerdo con su oficio. Alineada a esta nueva figura del maestro, los
edificios escolares también debían sufrir un cambio en su arquitectura.
En este sentido se manifiesta la importancia que tiene el profesor en la escuela urbana, ya
que un maestro preparado podría difundir una moralidad científica y formar una población
ética.
Por lo tanto la escuela debe presentar un modelo de familia. Y es donde toman como nueva
acepción que la tecnología de la escuela serviría para transformar a “seres salvajes” en
sujetos éticos.
La receptividad ante el buen maestro
Estas circunstancias generan un nuevo fracaso en la escuela urbana, ya que se esperaba
demasiado del maestro, transformando esta expresión la genealogía del profesor.
Dos problemas se presentan a finales del siglo XIX. El primero se centra en el fracaso del
maestro para llevar a cabo esa transformación ciudadana y el segundo encubre la
preocupación del declive nacional. Ya que los maestros preparados abandonaron su
profesión por oficios menos exigentes y mejor pagados.
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FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓNAlumno: Obed Jiménez Cazales
Entonces la nueva disyuntiva es la eficiencia en las escuelas. Desde el punto de vista
estratégico, la insistente demanda de una enseñanza más eficiente desató el conflicto latente
entre la norma utilitaria y la norma médica de evaluación.
El biomaestro
A principios del siglo XX, el maestro ocupa una posición social difícil de mantener.
Maclure dice que el tamaño de las aulas de la escuela y la condición de los alumnos
convertían en irreal el código, “mediante el ejemplo, la influencia y la disciplina que el
alumno llegue a darlo todo por la pureza y la verdad”.
Cambia la visión del nuevo profesor, ahora en lugar de la misión secular del maestro
asilado, debían proyectar una imagen de autoridad moral pero con la complementariedad
del hogar y la escuela.
La nueva relación del docente con el alumno, lo sumerge nuevamente en una relación de
asistencia y consejo en el hogar, aunque ahora de forma menos directa, puesto que entran
en juego las figuras del funcionario sanitario y del psicólogo infantil. Es decir, ahora la
limpieza y sanidad del alumno es el centro de atención.
Naced nuevamente la figura de la maestra – mamá. A través de Margaret Macmillan, la
maestra es como una madre buena que junto con el hogar debía transformar al niño pobre.
Utilizando además campañas de a favor del baño en las escuelas.
La verdad de la maestra que cuida a sus alumnos se vincula con los efectos producidos en
la realidad que tratan de transformar la vida ética del grupo de personas que representa lo
más despreciable de la sociedad.
Por lo tanto, para Dave Jones, la genealogía del maestro de escuela urbano constituye un
panorama de un fracaso que, paradójicamente, lleva a un examen más amplio de la
necesidad de la enseñanza en la ciudad.