Post on 13-Aug-2015
LA FAMILIALa base de la sociedad
Esta es una frase que seguro todos hemos escuchado; pero si observamos el comportamiento de la sociedad hoy en día, entonces, algo anda mal con la familia.
La “medida” como ser humano se encuentra en los valores, y la familia tiene que ser una escuela de valores, es por eso que hoy quiero compartir con ustedes, algunos consejos que ayudarán a crear mejores seres humanos y una mejor sociedad.
Hablen con sus hijos
Piensen en el estilo de vida familiar que hay en su casa, y si es frecuente que unos y otros pasen muchas horas de hipnosis televisiva, quizá sea eso lo que impide esos ratos de conversación personal o de vida en familia.
Para educar bien a los hijos hay que entrar en su mundo, saber despertar su interés, saber motivarlos, saber interesarse en lo que a ellos les interesa.
Es importante escuchar con el deseo de hacerse cargo, con el deseo de comprender, para poder así aconsejar, consolar, animar o alegrarse con los hijos.
Se ejerce violencia evidente a través de palabras hirientes o descalificaciones abiertas a nuestro comportamiento; sin embargo, la falta de caricias psicológicas también dejan huella y es una forma de maltrato que no se nota pero igual afecta.
De acuerdo a la última investigación de violencia intra-familiar realizada por UNICEF, a niños y niñas de escasos recursos de entre 7 y 16 años, el 52% sufre violencia psicológica.
Eviten la violencia psicológica
De ellos cerca del 90% denunció recibir regaños constantes y el 52,5% afirmó que sus padres dejan de hablarles como forma de mostrar su enojo. Pero este tipo de violencia no afecta sólo a niños de estrato socioeconómico bajo, sino también a menores de nivel medio y alto.
Las consecuencias son: baja autoestima, malas calificaciones, dificultad para controlar la agresividad y relacionarse con los demás.
Eviten la violencia psicológica
Enseñen a sus hijos a darse cuenta de que no es malo equivocarse, puesto que la calidad humana no está en no fallar, sino en saber reponerse de esos errores.
Aprender a equivocarse
Son peligrosos los padres que educan a sus hijos en la neurosis perfeccionista. Nos educan para que nunca rompamos un plato o que jamás saquemos un 5, cuando más bien deberían educarnos para esforzarnos a ser buenos estudiantes y procurar que no se nos caiga el plato, y -sobre todo- para saber sacar fuerza de cada error y ser capaz de volver a estudiar con ilusión o de recoger los pedazos del plato roto.
Muchos padres sólo empiezan a preocuparse ante los signos de alarma de la adolescencia, y no valoran la educación de los niños de menos edad.
Educar a tiempo¿Han escuchado esta frase? "¡Cuando podía, no quise. Y ahora que quiero, no puedo!".
Cuando más se puede hacer, se nos consiente todo, enternecidos por nuestra infantil simpatía, y no se actúa. Y cuando por fin se quiere actuar, resulta que ya es demasiado tarde.
Nada es más triste que un padre o una madre que, cuando pretende enseñar, tiene que decir que no se fijen en la vida de ellos.
La educación no entra a voces en las personas, sino –como la semilla– sin hacer ruido al caer en tierra.
Echen una mirada a su vida
Si es doloroso ver cómo se pierde un niño por una mala compañía, es aún más cuando sus padres no pueden servirle de ejemplo por carecer de virtudes.
Más y mejor tiempo en familia
En la casa vemos cómo papá pasa la mayoría del tiempo conectado al televisor o a la computadora, mama al teléfono, los hijos mayores chateando en Internet y los menores con los video juegos.
Cada uno “conectado” a algún aparato, pero “desconectado” de sus seres queridos y allí queda un vacío enorme, que se llama soledad afectiva".