Post on 21-Jan-2016
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INTRODUCCION
La Educación Técnica Profesional (ETP) conocida en el ámbito internacional como
Educación y
Entrenamiento Vocacional Inicial (IVET, por sus siglas en ingles) incluye todas aquellas
modalidades educativas que combinan el aprendizaje teórico y práctico, relevante para
un campo
ocupacional específico y que son impartidas a los jóvenes durante su permanencia en el
sistema
educativo y antes de su ingreso al mercado laboral. Estas modalidades educativas se
imparten
normalmente en la educación secundaria superior1
y en la educación terciaria (OCDE, 2010).
El propósito principal de este tipo de educación es promover transiciones exitosas de
los jóvenes
desde el sistema educativo hacia el mundo del trabajo. Para ello se enfoca
principalmente en el
logro de aprendizajes que permitan a los personas ser adecuadamente productivas en
determinados sectores de la actividad económica. Sin embargo, la ETP también debe
desarrollar
otros aprendizajes que no son exclusivos de esta formación y que también se aplican a
otros tipos
de educación, como son los aprendizajes relativos a matemáticas y lenguaje, y
aquellos que se
asocian al desarrollo de capacidades de trabajo en equipo, comunicación efectiva,
iniciativa,
entre otros (
En los últimos años, la ETP se ha convertido en una de las prioridades de política de los países por
diversas razones. Entre ellas, el énfasis puesto en su potencial para apoyar la competitividad de los
países y la empleabilidad de las personas, y por este medio contribuir a la movilidad social de
quienes no prosiguen carreras universitarias. Otra razón es la toma de consciencia respecto a los
problemas estructurales que enfrenta este tipo de educación que le impiden cumplir
adecuadamente con su propósito y satisfacer las demandas que le realizan tanto los jóvenes y sus
familias, como el sector productivo. Como ejemplo de esta priorización estratégica en el ámbito
internacional, la OCDE entre el 2008 y el 2010 realizó un análisis comparativo de los sistemas de
ETP y sus políticas asociadas en 15 países (incluido Chile) los que se plasman en el Informe
Learning for Jobs, OECD Reviews of Vocational Education and Training. Este informe tuvo como
principal desafío el efectuar una comparación internacional de un sistema de formación cuya
estructura no es homogénea entre países y donde la falta de datos es una característica común
entre los sistemas. Su principal propósito fue el de realizar una serie de recomendaciones de
política enfocadas en reducir la distancia entre el aprendizaje y el empleo, estudiando de qué
modo se puede conseguir que la educación y la formación profesional inicial para jóvenes
responda mejor a las necesidades del mercado de trabajo.
En Chile, la constitución en el año 2008 de una Comisión Externa para
revisar los antecedentes
disponibles sobre la educación técnica profesional y la elaboración de
propuestas para
fortalecerla, puede considerarse como una de las primeras muestras de
interés de la política
pública por este tipo de formación. El resultado del trabajo de esta
Comisión se plasmó en el
Informe Ejecutivo “Bases para una Política de Formación Técnica
Profesional en Chile” que fue insumo fundamental para la elaboración del
documento posterior “Antecedentes y Estrategia para la Implementación
de la Política de FTP en Chile” elaborado en el 2009 por una segunda
Comisión Externa, también convocada por el Ministerio de Educación.