La anticipación del futuro. El tercer uso de la voluntad consiste en disponer del futuro mediante...

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La anticipación del futuro

El tercer uso de la voluntad consiste en disponer del futuro mediante la elección de aquello que está en nuestro poder.

Elegir amorosamente transforma la elección, la hace distinta. Por eso, amar es preferir.

Sin embargo, cuando se trata de otro ser humano, amar es ponerse en el lugar del otro, y elegir aquello que él elegiría

Amar es preferir

Ponerse en el lugar del otro es una de las claves para que el amor pueda consolidarse y crecer: cuando esto falta nace la discordia, pues no hay una donación recíproca entre los supuestos amantes.

A lo sumo hay una cooperación en el egoísmo. Pero eso no puede acabar sino en enfrentamiento.

Afirmar a la persona

La concordia es también comprensión, es decir, un conocimiento del otro que nos lleva a ponemos en su lugar y entender y apoyar sus decisiones, sus puntos de vista.

Amar es comprender. Pero no se puede comprender si no se dialoga, si no hay un intercambio inteligente, porque así es como conocemos los motivos y opiniones del amigo, su interioridad

Amar es comprender

A veces se reduce la amistad a la actividad que se comparte (camaradería, razones de oportunidad).

Cuando esa actividad acaba no hay motivos para seguir juntos se disuelve.

La amistad profunda no está en hacer, sino en ser con el otro

La manera de lograrlo es compartir la intimidad, y esto se lleva a fondo en el diálogo.

Ser con el otro

Y por eso amar es escuchar, dar nues tro tiempo al amado. El que no escucha, nunca se pone en el lugar del otro.

Para escuchar se precisa cultivar la atención hacia el amigo: el cariño es atento, nada le pasa inadvertido. El amor es receptivo, escrutador: amar es atender.

Amar es atender.

El amor y la concordia se viven también como unión e identificación de voluntades, mediante la cual queremos lo que el otro quiere, le hacemos caso

Este hacer nuestra la voluntad de aquel a quien amamos se convierte, por ejemplo, en obediencia.

Amar es obedecer, actuar gustosamente con la voluntad del otro

Amar es obedecer

Una verdadera obediencia es gustosa, porque sabe del bien que se busca, y que ése es un bien que se quiere.

Evidentemente, más difícil que obedecer es saber mandar: al hacerlo hay que respetar la realidad del otro y ayudarla a lograr lo mejor.

El capricho es lo más alejado del arte del gobierno. La preocupación por el súbdito es, en cambio, su realización más plena.

Amar es obedecer

Se puede elegir por anticipado, sobre todo si alguien a quien amamos nos lo pide con insistencia. Eso es hacer una promesa.

Que amar es prometer significa que entregamos nuestro futuro al amado, se lo damos.

Sin promesas el amor no podría ser duradero. Amar significa una elección reafirmada en el tiempo

Amar es prometer

1) Es futura, pues se refiere a un bien venidero y anticipa una decisión

2) Es desinteresada, pues se trata de un don espontáneo, que se da a cambio de nada: aunque el amado luego nos recompense, no se hace por la recompensa

3) Es incondicionada, pues uno se compromete, obliga al que promete respecto de algo futuro

La promesa tiene 3 rasgos

Un amor intenso es capaz de prometer, porque incluye en el amor también el futuro, y se arriesga a dar. Desde luego, lo que el amor promete es seguir amando.

«El amor es la vida de la voluntad que mantiene definitivamente la afirmación que se hizo en la elección. El amor supone día a día reafirmar la elección, la afirmación aceptadora inicial»

Amar es prometer

Seguir amando cuando el ser amado está ausente significa ser leal, actuar como si el amado estuviera presente.

El amante confía en el amado, le deja actuar como quiera, porque sabe que será fiel. Tener confianza en alguien es dársela, dejarle hacer lo que quiera, no fiscalizarle, no ser celoso

Confiar es dar libertad al amado, sabiendo que el uso de ella hará crecer el amor, en vez de disminuirlo

Amar es ser leal

Confiar es estar seguro de que el otro no me engaña. A ello se opone el recelo, que atribuye al otro un encubrimiento y una amenaza consiguientes para mí.

El recelo destruye el amor y la amistad, porque impide la presencia de la verdad en las relaciones interpersonales. Amar es confiar, lo cual exige decir la verdad. El amor no miente.

Amar es confiar